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DDA, ADD, ADHD, mel ustedes quieran El mal real y la construcci6n social Gustavo Stiglitz (compilador) ss EWICIOWCORRECIDA Pare eae DDA, ADD, ADHD, como ustedes quieran El mal real y la construccién social Gustavo Stiglitz (comPILADOR) Pitrevistas a: Herman Garcia Jaime Tallis Silvia Rivera Wan Felipe Arango Aine Bérard Bogino Pivic Berenguer Maudia Castillo " tillana Cazenave Maria Eugenia Cora Hraciela Giraldi fam Mandil Veronique Mariage Miedad Ortega de Spurrier Monica Prandi Santiago Rebasa Ana Lydia Santiago Hisela Smania 8s Sotelo Nivia Elena Tendlarz Victoria Vicente Perla Zelmanovich INGrAmE, Editores: ALEJANDRA GLAZE - DANIEL FEOO © GRAMA ediciones, 2006. Fondo de la Legua 2476, Edif. 3, Depto. 40 (1640) Martinez, Pcia. de Buenos Aires Tel.: 4962-4830 ¢ Comercializacién: 5031-2863 grama@gramaediciones.com.ar http: / / www.gramaediciones.com.ar DDK, ADD, ADHD, como ustedes quieran: el mal real y la consfruccién sotial ,/ compilado por Gustavo Stiglitz - Ja ed. corregida Buenos Aires : Grama Ediciones, 2006. 174 p. ; 21214 cm. ISBN 987-1199-30-9 1. Psicoandlisis. 2. ADD. 3. ADHD. |. Stiglitz, Gustavo, comp. CDD 150.195 Traducciones: Claudia Lazare y Ariel Barriviera Hecho el depésito que determina la ley 11.723 Queda prohibida la reproduccién total 0 parcial de este libro por medios graficos, fotostaticos, electrénicos 0 cualquier otro sin permiso del editor. IMPRESO EN ARGENTINA ___ Distripuye EN Espana: 4 Canoa EpiToria ¢ Teléfono / fax: 934 242 391 canoaeditorial@yahoo.es Indice Gustavo, STIGLITZ, Presentacién /{ i La clase ‘de los DDA 0 la rebelion de las singularidades . 3 Conversaciones Entrevista aGeRMAN Garcia / 21 Politica y clinica: a propésito de la hiperactividad (ADD) Entrevista al Dr. Jaime TaLLis / 35 “La medicacién desresponsabiliza” Conversaci6n con SInvIA Rivera / 43 La produccién del conocimiento se inicia no con evidencias sino con decisiones ~Cémo Ilegamos hasta aqui? El sindrome en la encrucijada. Clinica, ideologia, educacion, farmaco: ANNE BERAUD-BoGINO = / 55 Ritalina y suicidio en Québec Monica Pranpt / 61 ADHD. Un nombre para la falla de la funcién de inhibicién JUAN FELIPE ARANGO = / 69 Hiper-actividad sin productividad Sita ELENA TENDLARZ / 75 La atencién que falta y la actividad que sobra SANTIAGO Repasa / 83 De la respuesta farmacolégica al sintoma analftico Ram Manni, / 91 Biopolitica del Déficit de Atencién PERLA ZELMANOVICH / 99 Variaciones escolares CLAUDIA CaAsTILLO / 107 ADD, atencién con el déficit Del trastorno a la multiplicidad de la clinica Enric BERENGUER / 115 Un sujeto que no atiende (al significante) ‘ VERONIQUE MaRIAGE, / 121 Su hijo es un hiperactivo! Maria EuGENIA Cora / 127 ¢Seré un ADDO saber sobre la causa Victoria Vicente / 133 Lo que nos enpefia el TDAH { > 4 EI psicoandlista ante la demanda por DDA 4 InfsSoreto / 141 ‘y Del déficit al sintoma GracipLa Giratpl / 147 Prestando atencién al sintoma PrepaAb ORTEGA DE SPURRIER f 151 Los atolladeros de una herencia LILIANA Cazenave / 155 Del déficit de atencién al sujeto de la inhibicién, el sintoma y la angustia GISELA SMANIA [171 Una pastilla “marciana” ANA LyDIASANTIAGO / 175 Algunas consideraciones sobre el Trastorno de Déficit de Atencién e Hiperactividad 6 Indice onomastico / 135 Nota del editor EDICION CORREGIDA La presente edicién, titulada DDA, ADD, ADHD, como ustedes quie- ran, sustituye a la anterior del mismo nombre publicada por GRAMA EDICIONES en mayo del 2006, la cual fue retirada del mercado por la misma editorial debido a que se presentaron divergencias legales en torno a la originalidad autoral de uno de los trabajos incluidos en aquella edicién. Dichas divergencias fueron resueltas por mutuo acuerdo entre los autores involucrados y GRAMA EDICIONES. ~ | wvuaind s3q3zisn owo> ‘aHav ‘aay ‘vad Presentacion La clase de los DDA 0 la rebelion de las singularidades . 3 » GusTAVo STIGLITZ ‘ ‘ “Lo que cuentes va a depender de la teoria que ten- gas sobre lo que estds contando”. [AN HACKING Los nifios y los adultos con problemas de atencién y conductas hi- peractivas existen. No son una imaginerfa. gPor qué agregar “como ustedes quieran” a la lista del titulo de este libro? Porque cualquier variante de las siglas del Trastorno por Déficit de Atencién y Com- portamiento Perturbador (DSM IV) en circulacisn -DDA, ADD, ADHD, TDAH, etc.— portan una significacién vacia para nombrar distintos tipos de malestar, y segtin con qué se Ilene ese vacio, deter- minaré la decisién de tratarlo 0 no, y de qué manera. Todo el mundo sabe hoy que existe un diagndstico -DDA~ y un tratamiento medicamentoso que se dice especifico. No abundaremos en la descripcién del cuadro. S6lo nombraremos la triada destacada en los manuales de psiquiatria: déficit de atencién, hiperactividad, impulsividad. La retdrica en juego tiende a reducir al malestar al registro de Ja biologia y, en algunos casos, a patrones de conducta erréneos y ree- ducables. Leemos, por ejemplo: “la causa del DDA es cierto disfuncio- namiento! cerebral”. “Los estudios con neuroimagenes sugieren que los cerebros de los nifios con trastorno de hiperactividad y défi cit de atencién son diferentes de los cerebros de otros nifios. Estos fos manejan neurotransmisores (incluyendo dopamina, serotonina y adrenalina) en forma diferente a como lo hacen sus compaiieros”.* ISTAVO STIGLITZ es médico psiquiatra, psicoanalista, miembro de la Escue- la de la Orientacién Lacaniana (EOL) y de la Asociacién Mundial de Psicoa- nélisis (AMP). mail: gstiglitz@speedy.com.ar En este parrafo y en los que siguen el subrayado es nuestro. ADAM. Empresa prestadora de informacion y servicios de salud. Web. | Nvuaino saaaisn owo> ‘quay ‘aav ‘vad Gustavo StigLitz “El trastorno de hiperactividad y déticit de atencién a mentido es ge- nético y cualquiera que sea su causa espectfica (lo que significa que no se conoce), parece iniciarse muy temprano en la vida a medida que el cerebro se esta desarrollando”3 Nos preguntamos: zhabré un gen hiperactivo?, jalgtin investiga- dor habra hallado un gen desatento o de peligrosa impulsividad? “Cierto disfuncionamiento...”; “...sugieren...”; “a menudo...”; “cualquiera que sea...”: jcuriosa amalgama de certeza e impr cién! Consecuentemente con este tipo de planteos, el tratamiento Hiende a ser biolégico. Y el medicamento més utilizado es un deriva- do anfetaminico, el metilfenidato, comercialmente conocido como Ritalina. No es el tinico, pero es el mas difundido: A pesar de ser un estimulante tieng un efecto paradojal sobre la hiperactividad, porque estimula zonas cerebrales que ejercen control sobre otras También hay una droga no estimulante, la atomoxetina. Como con todos los psicofarmacos, se sabe que interviene en el metabolis- mo de los netrrotransmisores, pero nada se sabe de la relacién entre dicha intervencién y sus efectos clinicos. Hay alli un vacio homélogo al que anida entre Ias hipstesis y 1a causa. Pero este vacfo no impide que el metilffenidato, descubierto en los arios 40, haya multiplicado siete veces sh consunto desde 1990 hasta hoy. Segtin la publicacion inglesa New Scientist del 28/11/1998, el uso de Ritalina es une de los fendmenos farmacéuticos mas extraordina- tios de nuestro tierhpo. En algunas escuelas, el 15% de los nifios son diagnosticados con ADD 0 ADHD, y el reparto de Ritalina ya es par- te de la vida diaria de colegio Pero no todos estén de acuerdo en el campo psiquidtrico. Segiin el psiquiatra Americano Peter R. Breggin —participanie en el National Institutes of Health Consensus (NIH Consensus)- “no hay pruebas para la existencia de una enfermedad que pudiera causar el ADHD. No se han detectado nunca diferencias orgénicas en los cerebros de nifios hiperactivos. No hay reacciones bioquimicas diferentes. El tini- co ‘cuadro sintomatico’ en el que se apoyan los médicos para detec- tar Ia hiperactividad es el comportamiento.” Es interesante loer y de- tenerse en algunos pasajes de las Conclusiones del Consensus. Por ejemplo® “A pesar del progreso en la apreciacién, diagndstico y tra- tamiento del ADHD, este desorden y su tratamiento pesmanecen controversiales, especialmente el uso de psicoestimulantes para el tratamiento en corto como en largo plazo”. 3 Tbidem. * Citaremos siempre la misma fuente localizable a través de buscador W solicitando “NIH Consensus”. lado en confusion para las fami d politicos. La controversia toca cuestiones que conciernen literalmen- te a la existehaja del desorden, c6mo puede ser diagnosticado y qué tipo de interveneién serfa mas efectiva.” jios de investigaci6n clinica y de expe- “Finalmente, después de riencia con ADHD, nuestro conocimiente permanece mas que nada especulativo. Consecuentemente, no tenemos estrategias documen- tadas para su prevencién.” as y conflictivas opiniones sobre el ADHD han resul- s, educadores, agentes de salud y divers Corho se ve, se trata de una dura batalla: la cuestin es si tratar 0 no con férmacos algo que tiene una base cientifica tan débil. Se per- fila aquf un dilema ético ya que se trata de una decisi6n. DDA: Desorden por la Demanda del Amo ELDDA, verdadera vedette de la clinica infantil que comienza a in- filtrarse en el campo de los adultos, es un caso paradigmatico de los efectos que producen las exigencias del amo moderno en el campo de la salud mental. Ha generado un alboroto en el que no faltan elemen- tos de una ideologia de segregaci6n, ideales de eficacia e inter ses de mercado. Se trata de un fenémeno que hay que estudiar no sélo en las publicaciones cientificas de diversas d ciplinas sino, también, eA los periddicos y en internet. Los articulos periodisticos en general, y los que se refieren a este tema en particular, se han convertido en un acopio de sociologia en bruto que debemos saber leer. Nuestra lectu- ra destaca algunos ejes clinico-tedricos en la superficie y un trasfon- do que se puede leer entre Ifneas, de corte mas politico, econémico y sociolégico. En la superficie, este archivo nos muestra una clinica que refleja una concepcién deficitaria, representada en el concepto de trastorno’, opuesta a la de la orientacién psicoanalitica lacaniana del sfntoma’, del sintoma como produccién. Entre lineas, en cambio, en- contramos un tinte ideolégico segregativo. ; Jacques Lacan ya habia adelantado en 1967 que tanto el porvenir de mercados comunes® como el progreso de la ciencia®, nos llevarfa a tratar, cada vez mas y no s6lo como profesionales sino en la vida co- ' LACAN, Jacques: “Proposicién del 9 de octubre de 1967”, en: Momentos cruciales de la experiencia anatttica, Manantial, Bs. As., 1987. & Lacan, Jacques: “Discurso de clausura de las jornadas sobre las psicosis en el nifio”, en: El Analiticén, Correo-Paradiso, Barcelona, 1987. Nw¥aINd S3gaisn OWOD ‘GHaY ‘dav ‘vad ®| Gustavo Stie.itz tidiana, con los procesos de segregacin. F] tratamiento actual del te- ma del DDA es un ejemplo de ello. _Sin caer en la idea paranoica del complot que no es necesario que exista para que funcione como tal, el DDA es un significante nuevo (para algo viejo, viejisimo, como veremos en algunos de los textos de esta compilacién), en el que convergen intereses y efectos de la cien- cia y del mercado. . Ambos, ciencia y mercado; operan creando clases, uniformizan- do, como si estuvieran movidos por un terror a lo tinico, a lo singu- lar de cada uno, Lo inquietante del reduccionismo ya:sea de corte neurobiolégico, genético, econémico (ecuacin costofbeneficio) o politico de la clasificacién, e el ideal de dominio que sostiene. Ideal que descansa sobre la jlusiGn de que lo real va a dejar de sorprender- nos. éUna ideologia ritalinica? Lo que los meflios de comunicacién nos muestran es‘como se troduce en nuestr& temente apoyados los avane i sociedades esa orientacion segregativa. Aparen- in las modgrnas clasificaciones psiquidtricas, en s de la farmacologia, la genética y otras ramas de la cien- cia, los miles de artfeulodque-circulan siguen y fomentan una légica de clases. Por ejemplo, la clase de los DDA. La oferta de Ritalina -que ya no es el tiltimo pero sigue siendo el férmaco mas indicado- crea una clinica (“zelinica ritalinica?”) que si- gue esa l6gica de clases que reduce al sujeto a su pertenencia o no pertenencia a dicha clase. S6lo dos categorias pos ta -tiene el “trastorno’, bles ante el malestar que Hlega a la consul- 1 © no lo tiene- aunque siempre esta la comor- bilidad con otros trastornos al acecho, de manera que desaparece to- da particularidad subjetiva. Mas que una clinica seria una ideologia ritalinica, porque no estd sostenida s6lo por algunos profesionales, si- no también por los medios, padres, maestros, agentes sociales y de salud, etc, He aqui otro efecto de esta forma de pensat la clinica: cual. quiera que maneje los protocolos, los criterios del manual al pie de la letra, puede opinar al respecto ¢ incluso hay grupos de presién que apuntan a que puedan intervenir diagnosticando y, atin més, indi- cando la medicacién’. Eric Laurent explica muy bien esta situaci6n en su libro Lost in cognition, Coleccién Diva, Bs. As., 2005. Como veremos en algunos de Ios trabajos’, podemos decir “ideo- logia ritalinica” en tanto en algunos lugares ya se ha creado legisla- cion que regula la vida escolar y laboral. Es interesante, también desde el punto de vista ideolégico, lo que se plantea el psicoterapeuta Rafael Garoz: “Es una contradicci6n el intento de preservar la infaneia jurfdicamente, con principios univer- sales, y luego combatir los problemas de los nifios a base'de pastillas. Eso desembocara &ityn mundo més feo y deshumanizado”. “La fie- bre de este medicamento es tal que en muchas escuelas se ha popu- larizado la hdra R, para que los nifios aquejados de hiperactividad to- men la pilddra que a diario les suministra la profesora”.? Acordamos con la preocupacién de Garoz, pero quiz no sea tan contradictorio el proteger con principios universales y el medicar con los mismos principios. Es inherente a los discursos universalizantes del “para todos”, esa torsion por la cual lo que era un bien, protec- cién, cuidados, se torne en un instante en el ejercicio de un poder. La estafa psiquiatrica: angustia y mentira En el encuentro del viviente con el lenguaje se producen distintas relaciones y no-relaciones entre los registros simbélico, imaginario y real’, Jacques-Alain Miller, en su curso La experiencia de lo real ent la cura psicoanalttica'!, retoma el binomio que Lacan introdujo en la clase del 15/3/77 del seminario 24: lo realmente simbélico y lo simbdlicamen- te real. Punto de juntura y a la vez de exclusion entre simbélico y real. Extimidad, es el nombre que puso Lacan a la exclusién interna. Lo realmente simbélico es lo simbélico que se introduce en lo real. Lacan Tama a ésto mentira, porque ubica allf la naturaleza ilusoria, engafiosa, de lo simbdlico. En el otro término del binomio: lo simb6- licamente real, lo real que se introduce en lo simbélico, Lacan ubica lo que no engafia por excelencia en la clinica: la angustia. Estos térmi- hos, mentira y angustia, son llamados a responderse, dice Miller, De este modo, para nosotros, en el uso contempordneo de la pala- bra DDA y sus variaciones, se evidencia este llamado a responderse. "Juan Felipe Arango en este volumen. " En Diario El mundo, Espafia. 4/1/2004, '" Ver al especto de real, simbélico e imaginario, y DDA el texto de Enric Be- renguer en este volumen. "MILLER, J.-As La experiencia de lo real en Ia cura psicoanalitica, Paidés, Bs. As, 2005. | Nvuaind s30a1sn OWOD 'GHaY ‘dav ‘vad Gustavo Stigiitz La dimension retérica, mentirosa, ese uso del lenguaje en el que iHay niftos y adultos impulsivos, con tendencias a pasar al acto ‘DDA” pretende decir todo del paciente y no dice nada del sujeto, J con mas o menos niveles de riesgo? Evidentemente, sf, los hay. fesponxie alo real velando la angustia. Esta a su vez responde a la fa- jHay que juntar estos tres males, 0 manifestaciones del malestar, a simbdlica a nivel del sintoma, ya que “DDA, ADD, ADHD, ete.”, J en uno solo con la complicacién de tener que aclarar que es el mismo son ineficientes como envoltura formal del mismo en tanto no son § cuadro pero sin uno o dos de los males enumerados (Déficit de Aten- singulares, propias de cada uno, sino significantes amo en lo social, § cién con o sin Hiperquinesja...)? ¢Es necesario clinicamente? No, no masificadores. Entonces, es la cara.real del sfntoma la que aflora: na- J lo es da que decir, nada que pensar, Sélo déficit (atencidn) 0 exceso en el {Cudl es la regla ywe se sigue para juntar esos tres conjuntos en cuerpo (hiperactividad) y angustia. i uno? = La respuesta farmacolégica no tiene efectos univocos. $i bien por {Por qué hager bailartantos cuerpos al mismo son -o mejor dicho, lo general va en contra de la demanda de saber, es inseparable de un J sin ton ni sons i efecto sujeto. Y de esto testimonian los nifios que se preguntan por Pierre Legendre decia que la politica es el arte de hacer mover los qué sus padres les clan pastillas, qué significa eso. “zPor qué me dan J cuerpos!4. No vemos cada vez més nifios, padres y adultos danzan- S50 COMO Sf fuera un tonto?”, se preguntaba uno. “Soy un tonto para J do al ritmo del DDA, el TDAH, el metilfenidato, la atomoxetina y mis padres” dice de su posicién subjetiva, todo lo que no dice J otros ritmos adormecedores? Es la politica de la salud mental al ser- DDA... | é viclo de la politica de masas La oferta del medicamento miente si apunta a reducir el malestar Concluimos entonces que hay el mal real que podemos pensar en a lo biolégico; esa es la estafa psiquidtrica. (érminos de lazo y no-lazo con el Otro -la desatencién como un no- No es que los medicamentos no fengan efectos a veces beneficio- J |azo con la palabra del Otro-, 0 en términos de exceso pulsional —la S08, otras no. Pero gf como el psicoandlisis puede deslizar.a la esta- | hiperactividad y la impulsividad como manifestaciones de un cuer- fa de lo simbdlico' tla interpretacion infinita-, la psiquiatrfa puede J} po mal regulado por lo simbdlico-, pero nada de estos males que deslizar a la estafa de'lo bioldgico, desconociendo al sujeto como res- J afectan realmente al cuerpo autoriza a construir la clase de los DDA. Puesta de Jo real. Tal compo Jacques Lacan tuvo el coraje de abordar | Por eso hay que distinguir el mal real de la construccién social'5. CREAR, los practicantes ‘de la.psiquiatria deberian conocer el Ifmi- £1 DDA es una idea que se ha ido moldeando en algunas décadas, te de la intervencidn farmacolégica. pero a partir de antiguas observaciones!®. ‘lomemos lo que Nelson No estamos en contra del uso de psicofarmacos, por decreto. Sino Goodman Ilama el “nuevo problema de la induccién”. Este muestra Por su uso “con cautela”, como dice el Dr: Jaime Tallis quien ademas J} que siempre que alcanzamos alguna conclusién general a partir de la afirma que la medicacién desresponzabiliza."3 evidencia de sus muestras particulares, podriamos alcanzar una con- clusién opuesta usando las mismas reglas de inferencia, pero con di- ferentes preferencias en la clasificacién!”. Apliquemos este problema al DDA. En términos de Goodman, EI mal real y la construccion social $ DDA es una clase. zCémo se hace una clase? ;Cémo llega a existir? Una clase es efecto del poder configurador del lenguaje, utilizando eHay niftos y adultos con serias dificultades en gu atencién, lo que J ina semantica evaluatoria para designar un grupo de personas y ha- incide desfavorablemente de su rendimiento escolar y laboral? Si, los J eerlo problemAtico. Por lo general, cuando la ciencia produce el gru- hay. po X “de los que...”, uno tiene la sensacién de que preferiria no per- _dHay nifies y adultos con una motilidad hipereinética a veces J lwnecer a ese grupo. orientada, otras no? Si, sin duda, los hay. LUGENDRE, Pierre: El amor del censor. Ensayo sobre el orden dogmatico, Anagrama, Barcelona, 1979. Lacan, Jacques: “Palabras sobre la histeria”, en: L“insu que sait de l’une-be- HACKING, Ian: La construccién social de qué? Paidos, Bs. As., 2001. vue saile & mourre, Clase del 17 de mayo de 1977. Inédito. Ver textos de Jaime Tallis y de Silvia ‘Tendlarz en este volumen. Conversacién con Jaime Tallis, en este volumen HACKING, Ian: op. cit. 12 Nvuwaind s3qaisn OWOD ‘CHa ‘ddv ‘vad | GUSTAVO STiGLITz El DDA es un ejemplo de clase interesante en el que se cruzan cuestiones cientificas, pseudocientificas y 6ticas. Si decimos: “todo aquel que tiene problemas para mantener su atencién y/o presente hiperactividad y/o impulsividad pertenece a. la clase DDA”, a esa clase se le responde con medicacién adecuada para normalizar sus caracteristicas. Ahora bien, si acentudramos, por preferencia, alguna otra caracteristica de la clase, se formaria otra dis: tinta y también serfa otra la indicacién. Un ejemplo de ello lo tene- mos en que la preferencia por acentuar que el DDAes un cuadro pro- pio de la infancia, ha caido. Ya no se espera nada de la supuesta ma- duracisn, y se medica.de la misma manera a los adultos. Pero toda clasificaci6n se caracteriza por dejar fuera la considera- cién sobre el propiq modo de arreglarselas con la pulsién, de gozar. Es por el trabajo con el sintoma tomado como produccién subjetiva que el psicoandlists puede localizar algo de ese modo y operar sobre él. O en términog freudianos: ¢qué pasa con la libido que no se utili- za para prestar dtencién? ¢Qué pasa si retorna en el cuerpo y ste se torna inquieto sin responder al llamado del Otro? Por eso el psicoandlisis no hace clases. Podriamos decir “la clase de los analizaqos”, “la clase de los analizantes”, pero no lograrfamos uniformidad alguna, ya-gue el sintoma es lo més real que cada uno obtiene en su anilisis. El psicoanalista, mas bien, invita a la rebelién de los clasificados en la clase que sea. Invita a la rebelién de las sin- gularidades. ye La ciencia, la técnica y el mercado, haciendo clases, proporien un modo de vida que rechaza lo real singular, pero no por ello evita sus fetornos en angustia, inhibicién y otros fendmenos en el cuerpo. La reconquista del Campo freudiano se inscribe hoy en la convo- catoria a un modo de vida orientado a través del sintoma por el va- cio central en el universo de discurso: lo real. Conversaciones a Politica y clinica: a propdsito de la hiperactividad (ADD) ENTREVISTA A GERMAN GARCiA* (peiavo Sticuirz: Usted plantea en su libro El psicoandlisis y los deba- ty cullurales. Ejemplos argentinos!, refiriéndose al campo del psicoand- {is fundado por Freud, que siempre habria una experiencia que in- ‘hive modificaciones en los axiomas de los que se parte. Hin el caso de la amplia difusién medidtica que recibe el tema del DDA, xno le parece que mas bien se trata de una inyeccién de axio- fis para determinar una practica? UHMAN Garcia: Si, pero no hay que olvidar que si hay una eficacia del lenguaje no se detiene porque no se la tenga en cuenta. Como de- ia Freud, el hecho de que los médicos ignoren la transferencia, no quiere decir que deje de existir: la gente igual tiene transferencia con Jos médicos. El hecho de que alguien ignore la sugestién del lengua- je no quiere decir que la sugestién del lenguaje se elimine. Eso impor- { porque si no pareceria que el inconsciente funciona si el cliente co- foce algo sobre el inconsciente. ¢Los ferreteros 0 los taxistas no tie- fen inconsciente? Se supone que igual entran en transferencia. En verdad, la teorfa de la transferencia en el psicoandlisis es una res- puesta a la sugestion del lenguaje. Advertido de la sugestion del len- suaje el analista opera de una manera, mientras que los terapeutas * Pintrevista realizada por Gustavo Stiglitz el 1° de marzo de 2006. GYRMAN Garcia es escritor y psicoanalista, Director de enseftanza de la Fun- dacion Descartes, miembro de la Escuela de la Orientacién Lacaniana (EOL) y de la Asociacién Mundial de Psicoanélisis (AMP). ' Garcia, Germén: El psicoandlisis y los debates culturales. Ejemplos argenti- nos, Paidés, Bs. As., 2005. Nv¥aINd S3qd31sn OWO> ‘quay ‘day ‘vad GeamAn Garcia cognitivo-comportamentales no tienen problema en decir que traba- jan con la sugestion. No ignoran el problema, sino que usan la suges tin que nosotros analizamos y les parece muy bien trabajar con ella, Pero el problema es: ia qué responde todo esto? Vamos a explicitar algunos mitos, que deben ser los nuestros, & el campo del psicoanilisis. Hay un dato. La cuestién de la hiperacti vidad ha sido descripta en el siglo XIX; las primeras descripciones' son de Bourneville en Francia en 1897 y Demoor en Alemania e1 1901. Este dato sirve para no tirar, como se dice, al nifio con el agu de la baiiera. Es decir, puede ser que estemos en contra de cémo s trata, se manipula el fendmeno, pero no negaremos que existe. Aho: ra, el tema es si uno cree que ese fenémeno debe ser tratado 0 no. Hay un lado bueno de la hiperactividad, la energfa, la diversidad, la in vestigacién. Y hay un lado negativo, la dificultad para atender mini mas reglas de convivencia con el entorno, sea familiar 0 escolar, Quiere decir que sivuno acentia el lado negative, uno dice hay qu parar esto como sea, por la psicoterapia, la Ritalina, etc. Si uno acen: tia el lado positivo, tiene que crear una manera de resolver los evens tuales sufrimientos del nifio producidos por las dificultades en la in teraccién. Entoncés, ya hay una posicién tomada de antemano. Si mi terapeuta le gusta el ordén, va a acentuar la negatividad del fend meno. Otro puede decir: “jNo!-esté muy bien que se desordenen ui poco las reglas del juego”, y va a dramatizar menos. Esto es impor: tante marearlo. Hay famosos hiperactivos, el Marqués de Sade po ejemplo, de una hiperactividad formidable atin dentro de la carcel, Es decir que uno puede hacer una cosa 0 la otra con Ia hiperactivi: dad, serfa una decis i uno acenttia el lado positivo dice: “a est nifto lo que le falta es una especie de secretario, alguien que lo orien: te”. No es lo mismo que decir “esté enfermo, hay que tratarlo”. Acen: tuar el lado positivo se parece mas al psicoanilisis. En cuanto al tema de las causas, no se conocen, y lo que el psicoa: nilisis dice es bastante trivial*: perturbaciones del lazo materno, e in: cluso Winnicott hablaba de una relacién defectuosa con la madre, Diatkine de defensas manjacas contra la depresién, Bergés de una fa lla en el desarrollo corporal, Misés del dominio de la relacién dui madre-hijo y de un padre ausente, falta de seguridad interna. Otro hablan de hipstesis de anomalias de la estructura cerebral, tomadi de experiencias con animales, problemas en el metabolismo de | neurotransmisores, la dopamina famosa, 0 una carencia de ferritin, que no esta probada. Sciences Humaines N°168, febrero 2006. * Sciences Humaines. Los cognitivistas a su vez quieren mostrar un defecto de inhibi- vin de las respuestas, una falla de la funcién ejecutiva. La genética estudia en los gemelos 0 en los nifios adoptados la evidencia de que hy algo heredado en la hiperactividad que se sittia entre el 30% y el ‘), Numerosos genes entran bajo sospecha, especialmente los liga- slow al metabolismo de los‘neurotrasmisores, pero no se ha identifica do ningtin gen de la hiperactividad. A su vez el entorno ~y aqui esta lo conductual~ juega un rol, no solamente el contexto familiar y educativo, sino el entorno fisico, co- Mo el eventual tabaquismo de la madre durante el embarazo. Los co- Jprantes alimenticios fueron sospechados durante mucho tiempo, pe- te ahora se han declarado inocentes. En resumen, como lo muestra la abundancia de causas evocadas, no se noce la causa de la hiperactividad. Es decir, la justificacién de la causa # no conocemos la causa. RI término “hiperactividad” recubre perturbaciones distintas, ma- Ailestaciones que son vecinas, pero con causas diferentes. O sea que # relacién con la causa, uno podria decir que el psicoanilisis tiene fepuestas que las otras practicas no tienen, pero el problema es la ac- Mitud a tomar. Porque los sufrimientos del nifio no son “internos” solamente, si- #@ que son también producidos por el rechazo que su hiperactividad genera. Quiero decir que el drama del nifio hiperactivo no seria muy iiferente al del nifio llamado superdotado, que también es un ina- daptado en el colegio, la familia, ete. El] problema esta, entonces, en ese término: el sufrimiento, el *thome (con todo lo que este término antiguo implica en Jacques La- pan) El fracaso de las técnicas conductistas © Snicuirz: En relacién con el sufrimiento, en un trabajo suyo de los whos 804, dice que antes se culpaba a las madres del sufrimiento de sus hijos y que en la modernidad (la de los 80) se culpa a la sociedad “al padre. ZHoy estarfamos més alld de aquella modernidad? Con I hipotesis biologistas, conductistas y cognitivistas, zya nadie es fesponsable por el sufrimiento de un nifio? Ni él ni los otros? ) Garcia, German: “Infancia: Nifios Nifias”, en: Psicoamdlisis dicho de otra manera, Pretextos, Barcelona, 1983. & | Nvwgind saqaisn oWod ‘quay ‘aay ‘vad German Garcia G. Garcia: A mf me parece que es importante entender que lo que es- té ocurriendo es la verificacién del fracaso de las técnicas conductis: tas. Desde que se introduce el conductismo en las primeras décadas del siglo XX con Watson, se creé la oposicién entre internalismo y ex- ternalismo. Es la vieja version del par naturaleza/cultura. Con esa vieja oposicién los conductistas entendfan que los sujetos podian ser adiestrados por medio de premids y castigos. Evidentemente, el he- cho de que el conductismo conduce a teorias sobre reforma social en| auge en los afios ‘50 a través de la psicologia social, aparece hoy co- mo fracaso. Ese fracaso, se disfraza 0 se relanza, a través de una’ alianza ahora entre conductismo y algo que vagamente se Ilama cog- nitivismo, de donde salen las terapias cognitivo-conductuales. Hay) un aggiornamiento de las terapias conductistas en la practica y una es pera de encontrar la causa en lo biolégico. Pero no es una entrega to tala lo biolégico, eso no es verdad. No hay que confundir las ciencias cognitivas, donde hay cibernética, lingtifstica post-chomskiana, evo- lucionismo post-Darwin (Gould), las investigaciones neurolégicas. Ese conjunto no se puede confundir con la psicologfa cognitiva, que operé un desplazamiento conductista de algo de esas investigacio- nes. Ellos no acompanan la investigacién, la aprovechan para acom- pafiar una practica que es de adiestramiento. Entonces, para recapitular, tenemos el fracaso de las técnicas con= ductistas que lleva a uria alianza con la medicacién, con Ia finalidad de una adaptacién al medio familiar y escolar sin sufrimiento. G. STicuirz: ¢Se podria decir que hay politicas del sufrimiento? G. Garcia: Bueno, por supuesto. Lacan dice en “Kant con Sade” que la felicidad es un hecho politico, lo que ya es una vulgata en el siglo XVIII. Obviamente las politicas prometen eliminar algtin tipo de sue frimiento -econémico, social, de clase, etc. Por eso planteaba al co= mienzo que hay una dimensién ética, si uno toma la idea de “adap: tacin”, gquién tiene que adaptarse a quien? El hiperactivo Sade decia “lo que ha causado mi desgracia no e mi manera de pensar, sino la de los demas”. Si el sufrimiento del hi peractivo es la lentitud de los otros, gquién tiene que ceder? Aqui co- mienza el tema del caso por caso, porque un nifio puede ser hiperae tivo y muy decidido o hiperactivo y timido, y tendré que aprender pactar con su medio social. Por eso me interesé como estd armado este dossier’, Se preguntay gquées un hiperactivo?, y describe a un nifo hiperactivo, ;la hiperac Sciences Humaines. N° 168, febrero de 2006. lividad sigue en el adulto? Y se responde: si, sigue en el adulto. gC6- Ww se diagnostica? Y describe las dificultades para encontrar un Alayndstico claro, ZFs algo imaginario? No, no es imaginario, no es solo vender medicamentos; eso es lo que quiero decir. El mal real y la construccién social {) Sricurrz: Ian Hacking dirfa que existen el mal real y la construc- #60 social, © Garcia: Claro, exactamente, es el tema que plantea Hacking cuan- dy habla de “representar e intervenir”. Entonces, es importante la s\watién de la causa porque lo que se “representen” los jévenes psi- Mlogos, diciendo... “es el lazo social y la Ritalina...”, fuiede ser la ruina del psicoandlisis fin esto sigo a Eric Laurent, quien se informa primero y después feluta. Se dice por ejemplo que la Ritalina s6lo es eficaz en el 30. a 50% de J adultos. Para tomar otro ejemplo, hubo hace unos afos en EEUU 4 caso muy interesante. En el New York Times del 18/1/1999 se in- found sobre el siguiente affitire. Un grupo de padres hace una socie- dad de defensa de sus hijos contra la Ritalina, porque los medicaban yon) esa sustancia y gqué se descubre?, que habian recibido 900.000 slaves de otro laboratorio que vendia un medicamento similar. En- fences, como un grupo de padres habia recibido dinero de un labora- jorlo para combatir la Ritalina, la propuesta para salir del paso fue ue las medicaciones se hagan en comisiones con la Universidad. {Quien controla el dinero que va a recibir la universidad... para in- ‘estigar, por ejemplo? Fsto no tiene salida, porque si la politica se relaciona con el sufri- WMiento y la felicidad, a nuestras sociedades, se la asocia con el dine- #) Cuando uno quiere sacar el dinero de esto para ponerlo alla, va a speontrar el mismo efecto. Por ejemplo, que alguien en las universi- Jade falsificé algtin tipo de investigacién para darle la raz6n a tal la- heratorio, porque le permitfa ampliar el presupuesto del profesora- do el lazo social. Nv¥gINO s3aaisn OWO> ‘GHaY ‘aay ‘vad German Garcia #e atiende a la singularidad del nifto. Pero ahi se cae en una tram- también, porque si se argumenta asi, “la singularidad del nifio” es majestad el nifio” de Freud. Tendriamos a toda Ja familia, al aparato escolar-y a toda la sociedad al ~ wreleio de la singularidad del nino. 1Y qué es la singularidad del nifio? Por otro lado, alguien podria ‘erin no hay tal singularidad sin un trasfondo universal. Fntonces, gqué es lo que esta ocurriendo a nivel del universal, en steentido del universo de discurso, qué es lo que est ocurriendo pa- ‘Ps ijue haya que tener semejante aparato tan complejo para criar a un _ fio? Ese serfa el problema'de fondo. Un hiperactivo del siglo XIX seguramente era tratado mediante la fhiyelacion, como en los colegios ingleses: “si seguis molestando, tan- ‘ latigazos”. En cambio hoy se ha instalado una medicalizacién en Js sociedad, y sobre ese trasfondo empezamos a buscar causas, ima- 8.0 nd, a conductas que no se ajustan a los ideales sociales. Pisto Lacan lo habia planteado ya en su trabajo sobre la criminolo- . Si uno dice: “las personas que matan tendran pena de muerte, 0 J Watenta afios de carcel”, 0 lo que sea, est diciendo que no le impor- WW fiada la causa de por qué mato. Seria el vector positivista. No im- ‘porta la causa, sino que alguien hizo algo que no tenia que hacer se- | cédigo social. Ahi la sociedad no tiene mala conciencia, estd We el individuo y dice: “estoy castigando a esta persona porque no lo que debe”. Vero si digo: “No, esta persona maté porque el padre... porque la Wade... porque ete.”, estoy proponiendo un saber que podria susti- Juir el castigo por una modificacién del sujeto, mientras que la unica ‘Wodificacién del sujeto que la sociedad quiere, es que deje de hacer jy que hace, Lo argumente con la singularidad del niito, 0 lo argu- sgente con una teorfa médica, termina en una teoria de la adaptacién Als pociedad. Tiga es la trampa, porque uno puede decir: “a mi no me importa si ‘usted es lacaniano, use Ritalina o lo que use”. Lo que quiere es que wile nifio se deje de molestar. Esto es lo que demanda la familia, la es- ‘elo y el propio nifio que dice “no me aguanto a mf mismo”. Pero Wmotros, los psicoanalistas, decimos que no satisfacemos a la deman- We Quiero decir que no hay que tomar una posici6n triunfante. Jacques-Alain Miller dice que lo que importa del Libro negro del Peioanilisis® y de todo ese ataque, es que sacude a los psicoanalistas La hora 4Cémo se hace el diagnéstico de la hiperactividad? La identific cién del bacilo de Koch lleva répidamente al diagndstico de tubercul is, pero no es lo mismo en nuestro caso. Aqui, en la hiperactividad, I a es muy diferente. Se pone en juego desde si hay traumatismo, u falta crénica de suefo, depresién, si ct entorno tiene exigencias exces! vas en relacién a la edad del nifio, si los padres viven en condicion muy dificiles. El DSM IV no se limita a una enumeracién de sfntoma: sino que pone cuatro condiciones suplementarias al diagnéstico: * la aparicidn de sintomas antes de los siete afios, , * una duracién superior a seis meses, * que las alteraciones se presenten en dos o mas ambientes (la e: cuela 0 el trabajo y la casa), * manifestaciones clinicas en el campo social. En el examen clinico interesa el diagnéstico de perturbacion asociadas como dislexia, ansiedad, depresion, perturbaciones di suefio, tics, etc. En Francia habria entre 3 y 5% de chicos que responden a es diagnéstico. Es decir que no estamos ante un fendmeno epidémic pero sf es un fendmend de debate zEn qué consiste ese debate? Eso es lo interesante. Por ejemplo, en otro arffculo del New York Times en 1999, se des cribe a un enfermero escolar que ‘da vueltas por las clases llevand una bandeja con medicacién,.. G. Sticiirz; Lo que se llama en algunos lugares “la hora R”. G. Garcia: Si, el problema que subraya el diario es que si el niime de niftos sobrepasa los tres millones, ese enfermero corte el riesgo di no poder cumplir su tarea y tendria que delegar la distribucion del medicamento en un secretario, como se hace en ciertas escuelas. Francia hay un problema legal y es que la Ritalina no puede ser pre crita si no es por un psiquiatra o un servicio hospitalario. El articul seftala una deriva posible inducida por una tentacién: si se supon que un nifio es agitado en la clase o en la escuela porque no dispon de los medios necesarios, zpor qué no ser generoso con un medica mento eficaz, si se trata del suefio de la normalizacién, del nifio? La objeci6n psicoanalitica serfa que ése enfoque no tiene en cuen ta la singularidad del nifio, que seria una demanda de esta época que ama la velocidad, etc. Pero eso es un argumento débil. ;Qué puede decir un analista? Que se trata de un lazo madre-hijo y detras de eso se medica “porque estén apurados’. ‘Todo el mundo esta apurado y ) Van Rinaer, Jacques; PLEUX, Didier; Corrraux, Jean; BORCH-JACOBSEN, Mikkel; Meyer, Catherine: Le livre noir de la psychanalyse: Viore, penser et aller mieux sans Freud, Les Artnes, Paris, 2005, Wwusind saggzisn OWO? ‘QHaV ‘adv ‘vad z 27 y los obliga a pensar, Que no basta decir “el lazo materno..., el padi Vel adulto, hasta el juguete erdtico freudiano, o la fantasmagoria ausente”, sino que estamos en una trampa. “Yo satisfago la mismy ante delirante que describe Melanie Klein de la relacién madre- necesidad que el médico sin que usted gaste en medicinas”, no se est _ mas todas las metéforas del psicoandlisis de la vida cotidiana, el ta ofreciendo otra cosa, se entra en una rivalidad y se termina invengg Mill aparece exhibido socialmente como juguete erotico. En la televi- tando causas para un fenémeno que estamos de acuerdo que existelg Mil) €” todos lados, a la vez que se niega eso mismo. Y se resuelve El problema es cémo se trata. Yo digo, a nadie se lo ocurrié corregi Gr el lado de esa especie de identificacién estipida que lleva al aun delincuente (un hiperactivo no es un delincuente, lo tomo co! filto a hablar “el papa”, “la mama”. ejemplo porque es més claro), mientras estuvo seguro de que la so Claro, que es la ambigiiedad de Freud también, cuando dice ir6- ciedad tenia raz6n. mente: “si, hay que dar educacién sexual a los nifios, porque sus Es la mala conciencia de la sociedad la que desplaz6 las teorias dal jasfas son mucho mas peligrosas que lo que podemos decir noso- castigo a la correccién. Lacan lo dice en relacién con la criminologta, r ! pero se puede aplicar también a la pedagogja. Seria un “no te casti gO, te corrijo”. 1 Siicirrz: ZEsté de acuerdo con que los psicoanalistas retomemos y {eemos los nombres actuales del malestar, por ejemplo, DDA? Gancta: DDA no sé, porque es un c6digo profesional. Pero como Zygmunt Bauman: “soy socio de la prensa y me va bastante ’, Tomar términos como “hiperactividad” me parece mucho me- fesuena en cada uno. Esto no es una fantasmagoria norteamerica- que no sirve para nada. A eso me referfa cuando dije que no tire- 4l nifio con el agua de la bafiera. 1 problema, como decfa Gramsci, es que no importa tanto lo que cada uno, sino quién impone aquello sobre lo que se debe opi- Batonces, no es lo mismo cuando la carga de la prueba cae sobre giro que cuando cae sobre uno. No es lo mismo que le diga a un \uiatra “zy cOmo explica usted el goce de la madre?”, y el otro tra- para responder, a que el otra me diga “zy cémo explica usted el Jema cerebral de la psicosis?”, y sea yo quien tiene que explicar. decir, quién es el que impone el tema. Entonces, creo que hay que Shar una posicién dialéctica en el sentido de hablar de la hiperacti- Hace poco veia una pelicula en la que un chico de 8 afos le deet _ pero siempre tomando una distancia con eso. © hablar de la al novio de su madre: “;Qué diferencia hay entre ser amigo y ser no esiGn”, pero tomando una distancia. El problema esta en la dis- : H\a, en la relacin que uno tenga con el fendmeno que viene nom- vio? Porque yo tengo una amiga que me gusta pero no se cémo h es : : cerme novio”. Pone en aprietos al adulto que le responde: “Tu none ly desde afuera, Un nombre siempre esté sobredeterminado, cesitas atin ser novio en el mismo sentido en que yo soy novio de tug lliPfe &8 Polisémico madre”. Es una respuesta para un nifio de 8 afios, que es como deci= le “cuando lo desees sabrés”. Es muy dificil contestarle asf a un nifio Desde la tesis de Ferenczi del malentendido del lenguaje entre el ni El juguete erdtico freudiano G. StiGiitz: Como una forma de domesticar esa presencia inquietans te a la que usted se refiere en El psicoandlisis y los debates culturalest Allf se pregunta: “zqué angustia despierta la presencia inquietante del nifio, para que exista un psicoandlisis dispuesto a precipitarlo aquello que hay que.suponer inexorable?”. G. Garcia: Si, me refiero a toda la fantasmagoria y hechos sociales modernos, pero también a la frase de Freud, olvidada, que se refieré al nifio como juguete erético. Es decir, el lugar que el nifio ocupa e Ja economia libidinal de sus padres. Es algo inquietante para ellos, cosa que reaparece después con fuerza en la pubertad, en la medida en que se vuelven seres evidentemente sexuales. MGLITz: Es a algo de esto que Goodman, citado por Hacking, lla- ‘i “el nuevo problema de Ia induccién’. Este muestra que siempre Hlegamos a una conclusion general usando la evidencia de mues- particulares, podriamos alcanzar una conclusién opuesta usan- jis mismas reglas de inferencia, pero con diferentes preferencias, ‘on diferentes acentos en las referencias elegidas Gaxcta, Germén: El psicoandlisis y los debates culturales, op. cit. Se refiere al texto de Sandor Ferenczi “Confusién de lengua entre lo adultos y el nifto”, de 1933, en: Obras Completas, Tomo IV, Espasa Calpe, Madrid, 1984. German Garcia @ | Nvuaind saaaisn owo> ‘Guay ‘day ‘vad G. Garcta: Claro, es lo que étefa de acentuar el lado positive o el gativo del fenémeno de la hiperactividad. Si lo tomamos or el la positivo, podriamos decir: “Nifios inquietos, creadores ema ginal vos, estén siendo reprimidospor una tendencia a masificar a todo mundo y ponerlo en orden... 0, “en nombre de la libertad ylas Buridad del nifo..., etc.”, pmerse de acuerdo en medic que presenta tal problema. ‘ara todo ¢ gurador del lenguaj y el conflito de la distribucién del Saba G. SticLivz: Quiero leerle in parrafo de gL qué? de lan Hacking, En el aptulo “Hacer clases: el caso del ate infantil’, dice lo siguiente: “ixdemos asimilar bastante bier uae nuevas clases créan nuevas ptibilidades de accién y eleccién Pen el pasado, comé es obvio, es ako que ya esta fijo! No es asf. Tal cor diria Goodman, si se seleccionn clases nuevas, entonces el para puede tener lugar en un muni nuevo. Los sucesos que han tend lugar durantejuna vida se puden ver ahora como suicesos de uy nueva clase, una clase’que tl vez no ha estado conceptualizad cuando se tuvo experiencia deluiceso 0 se realizs el acto, Anuclle lo que tuvimos experiencia sercuerda otra vez y se piensaten una términos en los que rio se podi haber pensado en aquel moments Las experiencias no sélo se destiben de otto modo, sino que ae eran ten de otro modo. Esto afiade ua notable profundiclad 4 ty og Goodman de que se hacen-murtos al hacer-clasos” éNo le parece una buena exjieacisn sobre cémo un viejo fenéme- tio =recordemos la serie: LesisrCerebral Minima, Disfuncién Conn bral Minima, Hiperquinesia, y s primeras descripciones que usted nos tefirié— se puede leer de nuvas maneras? _ @ coustruccion social de sien a visibn de G, Garcia: Si, supongo que Si, porque equé es lo que ests dich ARCIA: Si, Su std diciendo Hacking? Es equivalente a a cuado nosotros decimos formalizar ef sintoma. 2Qué hacemos cuandoscuchamos a alguien en un anainise Algo que el otro considera deseptivo, lo convertimos en sine rane blematico: “;Como es que ustecieja a sus hijos solos para bat & ne?”. “Ah, pensaba que era un ho moderno é80 todo el tiempo, convertimos lo descilivo € significado habitual a Hacemos eso todo °n significante al sacudir su HacKING, Ian: ¢La construccién soi de qué?, Paidés, Bs. As., 2001 estamos destruyendo la naturaleza buena sin la cual no podemos padre Pere no hay que confundir con la magia. Hacemos eso porque, co WH dice John Searle, hay un mundo “en primera persona”, donde MH iifen casamientos, se tienen sintomas, alguno se suicida, etc. Hay Hi Mundo “en tercera persona” donde ocurren terremotos y se apa- #h eatrellas. Entonces, estamos hablando siempre de maneras de ha- ) Mundos en primera persona, es decir, en un mundo interactivo. §) Mien Hacking dice que hasta los microbios son interactivos, es ver- et que lo interactivo humano no tiene mucho que ver con lo inte- tivo del hombre ante la “naturaleza’”. Porque sino, no habria real. ' s nuestra diferencia con Goodman y toda esta gente. No podés opera, por ejemplo, interactivamente sobre la muerte. Podés modi +91 el pasado todo lo que quieras, pero no podés modificar el hecho fal de que tenés o no hermanos o que naciste en tal fecha. Hay algo teal que no se puede cambiar, si no pasamos del lacanismo a la pro- s/amacién neurolingiiistica. Por eso me parece que Searle trabaja Hen el tema cuando plantea que hay mundos en primera persona, ‘ve serfan los mundos interactivos en los que nos manejamos, don- osotros dirfamos lo simbdlico-imaginario y hay mundos en ter- fa persona, es decir que hay algo que escapa, que no espera lo que dleels, que sigue su curso: ahf esta la pulsién de muerte de Freud, y lo wal de Lacan. Es el gran tema del psicoandlisis, gqué pasa con’ese ursos de otra manera? Por ejemplo, si se cree que la naturaleza es una madre cruel, no es ly mismo que si se cree que la naturaleza es un jardin. Porque el jar- din no es sino el suefio de la naturaleza modificada, la naturaleza que entra al servicio de la economia. El sueno de la raz6n que domestica a la naturaleza pensada como madre terrible, entre otras metdforas, modifica las cosas. Pero de pronto, gqué pasa? Aparece la ecologia. Entonces se dice que no esta- tos dominando a la naturaleza cruel que nos hacia daiio, sino que o- wal cuando uno dispone los d brevivir. Se trata de los significantes amo de Lacan. Ahora no se tiene que dominar a Ja naturaleza terrible, sino que se haria bien en cuidarla, porque sin ella no se puede vivir, La ecologia aparece como un dis- curso que subvierte la certeza del siglo XVIII del dominio de la natu- raleza. Otro ejemplo, si convertimos la monogamia en un sintoma, la gente tiene que cuidarse de eso, y la monogamia pasaria a ser una or- ganizacion fébica-paranoica para destruir a los dems. La gente con- ultaria por eso y dirfan “lo que pasa es que segui los habitos de mi 0 “lo heredé de mi madre...”. El tema esta, en que el len aje tiene un poder configurador. Ese poder configurador del ima isn OWO ‘GHav ‘dav ‘vada wyuzind s3a3 ginario social hace que, como decia Freud, cuando se cede en las pi feniéndose a una distancia irénica de él. Es decir, como hacer re- labras se cede en las cosas. Venein a las autoridades sin alienarse a ellas. Es otra version de lo que decfa Gramsci -el que impone el te: Vo puede desplazar cualquier tema, invertirlo, llevarlo al cam- demuestra que es verdadero, Qué hace?, crea una grilla en la qi ® tratamiento y de representaciones en el que uno acttia. Porque por ejemplo, si se dice “economia politica” se crean tres carreras: un Ny ningtin tema, entre los que estamos mencionando, que perte- de economia, una de politica, més otra de economia politica. Si se dill Waa al campo de la ffsica o de la matemética. Sino que son temas ce que es la misma cosa la economia y la politica, se crea una, El conf syjiyocos en los que se ponen en juego tensiones que son clinicas y flicto de las facultades, como planteaba Kant, es en verdad el confli irae en el sentido mas genérico, no solamente cémo tratamos a to de la distribucién del saber segiin significantes amos que se co 4 persona o a muchas personas, sino cémo situamos nuestro dis- tradicen. Asi, las carreras se amplian, se cierran en la historia de een una sociedad donde no existe una financiacién de Dios pa- universidad, una historia de las luchas entre significantes amos. +) hirer las cosas, sino que lo que se hace crea la financiacién de lo » hace. Ahi tenemos ese ejemplo de los padres que crearon la s0- G. STIGLITz: Volvamos entonces a preguntarnos si a los psicoanalista Jad de defensa contra la Ritalina. les conviene o no tomar los significantes amo de la época. Porque el que decide qué se debate, el que impone qué se debate, demues| que eso es verdad... G. Garcia: Pero es que la pregunta deberia ser otra: gpara qué? El problema es el siguiente: gtenemos confianza en que la pobl cién actual de psicognalistas esté a la altura de lo que el psicoandlis podria hacer? Supongo que hay algunos psicoanalistas que podrf tomar la palabra “hiperactividad” e ir a congresos y terminar plan teando ese tema como una discusién sobre la infancia en el mund moderno. Y otros que simplemente van a hacerse aceptar por los q imponen esa palabra. Por eso mi reticencia esta ligada a que no co fio en que haya muchos psicoanalistas capaces de ir a un congreso transformar esa “hiperactividad” en la pregunta acerca de qué es nifio hoy... Y por qué este fendmeno que antes se trataba de una nera ahora se trata de ésta... y por qué hay que correr en una sod dad en la que ya ni siquiera tenés gusto como en el siglo XVIIL, s que te dicen “este yogurt lo alimenta mejor’, no que es mas rico. acabé el gusto. El discurso médico esté arrasando los significantes Cuando uno acepta que este yogurt alimenta mejor y que la mani na tiene cosas buenas, uno dejé de gustar de la manzana, del yogu y de todo. O subordiné lo que le queda del gusto a unas categoria médicas. La gente se alimentaba para no morirse de hambre y se mentaba segtin su gusto, que se supone que son las identificacio més arcaicas de cada uno. Bien, eso se ha eliminado. Ahora ya no § trata del hambre o del gusto, sino de la salud. Hay que ser saludab! Uno se puede matar de hambre para ser saludable. Volviendo al DDA, el fen6meno es demasiado amplio, y la ge que nosotros podemos formar no sé si puede discutir eso. Por 32 discutir eso consistiria, como dice Miller, en tratar el discurso aml GERMAN Garcia wg | wuaind saqzusn owo> ‘Guay ‘aay ‘vad “La medicacién desresponsa biliza” ENTREVISTA,AL Dr. JAIME TALIS™ “Para que ser padres’@ Meds fécil.... Ritalina” (Anuncio en la via piiblicat® Los Angeles, USA) (©) upia Lazaro: En su articulo “Neurologia y Trastrno por Déficit de Mencién”! usted dice que respecto del ADD el debate debe compro- jeter no sdlo a los profesionales, sino a la escuel &@ las instituciones sI{ticas y a los intereses de la industria farmacolSica, ;puede expli- arse? De. JAIME TALLIS: Existen presiones que hacen que Ste cuadro esté tan Jlifundido. Las estadisticas indican una incidenci® Mucho mayor que \o real, es decir que esté sobrediagnosticado. Cuando hablo de la escuela, planteo una tendencia a patologizar jas dificultades de los chicos desde las cuestiones COnductuales nega- livas. En mi experiencia de tantos aiios manejando estos problemas, he observado que en las escuelas se ha dado un fendM€no: en los afios se- enta, setenta, todo chico que tenia algtin problema iba al psicdlogo. Insidiosamente y paulatinamente, desde mediados de los ochenta has- ta hoy, cuando hay algiin problema lo mandan al Murdlogo. La accion de los docentes ha girado hacia la cuestion mas biolOgica y no tan emo- clonal. Por qué se ha dado este giro en los docent€s? Pienso que tiene que ver con las urgencias, ya que plantear el abordaje psicolégico fren- te a las dificultades conductuales implicaba un ti€™po mucho mayor que cuando se le da una pastilla, que prensan que cambia répidamen- Entrevista realizada por Claudia Lazaro el 17 de ene¥0 de 2006. EI Dr, JAIME TALLIS es neuropediatra y coordinador 4¢l equipo de “Apren dizaje y Desarrollo” del Hospital Durand. Mail: allis@intramed.net | En JANIN, Beatriz y otros: “Neurologia y trastorno por déficit de atencién: mitos y realidades”, en: Nizios desafenttos e hiperactivos, Ed. Noveduc, Bs, As, 2005 $3031SN OWOD ‘GHaV ‘dav ‘vad & | Jaime Tauiis te la situacion. Creo que los maestros presionados por aulas con ex so de chicos, y con dificultades econémicas, no pueden sostener alu nos que sean disruptivos en el aula. Entonces, si el chico tiene una P tologia, por lo que no se lo puede integra, si es una patologia de o den médico, tiene que ir al neurdlogo, Fl trastorno que aparece ind cando este problema es el ADD. Es el chico que se porta mal, se mux ve mucho en el aula, etc. Con respecto a la industria farmacolégica, pienso que ellos hacen I que tienen que hacer: su funcién es vender, su miéticr es vender su P ducto. Para ello, se utilizan todas las técnicas posible: se logra instalar de este modo que chicos que pasa por una medica © LAzaKo: :Por que dice que el ADD esté sobrediagnosticado? yCon #6 Olros cuadros se lo confunde? MW Tavis: Hay algunas patologias biolégicas que pueden pasar desi- petvibidas, algunas de origen neurolégico, pero lo mas habitual son les Hublemas psicolégicos, La inatencién, la hiperatividad y la impulsivi. wl deben tomarse, leerse corho sintomas Nor ejemplo, la tos es un sintoma. Se puede presentar en un chico ‘je Hene una angina, una neumonia, una bronquit fifo en la garganta. La tos 5, 0. UN cuerpo ex ho es una enfermedad, hay que leerla, dik Weldar a partir del sfntoma de qué se trata. Lo mismo deberfamos ha *¥f frente a estos sintomas: ver si son parte de un cuadro distinto, mas Minplejo, o si esa triada —inatencién, hiperactividad, impulsividad. ‘natituye este trastorno, de origen especitico neuroldgico en el cual se del marketing, ya existe una solucién facil para estos n, Y van a trabajar en esta linea, vai a generar congresos, jornadas, simposiums para ir induciendo a lo médicos a pensar que existe ese cuadro de manera muy difundida yh gai Investigando, se esté avanzando, se intenta dilucidar si tiene que que se puede solucionar con una pastilla. | 8 con los neurotransmisores, 0 con genes que no se han expresado Recientemente me mandaron la foto de un cartel publicitario qu@l sdecuadamente. Sin embargo, la mayor parte de las veces, son sintes aparece en las calles de'Los Angeles que dice: “Para que ser Padre seal iiiay que expresan otro tipo de patologia que tiene que ver con lo psi més facil... Ritalina”’ Wildgico Respecto de los estratos politicos, no hay una politica clara. Cuan do la secretaria de Salud Piiblica autorizé la inclusién del metilfenida: to dentro del plan basico de asistencia de salud para que las obras s ciales lo cubran, muchos profesionales firmamos un consenso en deca cuerdo, que salié por Internet. Picnso que esto es por ligereza. No quiero pensar allf una cuestién econémica, sino que se ha hecho por fa cilismo, aceptando el paradigma que viene del pais del norte sin hace estudios complejos. Pstos diagndsticos errados han tenido consecuencias muy severas fara el destino de chicos psiesticos que reciben psicotrépicos que los eetimulan y acentian mucho mas los sintomas. 51 tomamos una patologia que ahora estd tan de moda, la bipolari- tH, es decir la mania-depresion, hay una serie de articulos que estén #pHteciendo sobre la bipolaridad en la niftez, all muchos trabajos ad- Merten que muchos de los sintomas del ADD en realidad son manifes- Melones de las manias, de la fase maniaca de los bipolares. Los mismos pelquiatras norteamericanos estén advirtiendo que a veces hay lectu- fae muy “sencillas” de los sintomas y se estén enmascarando otras pa- fa SOM twlogfas mds severas, Psicosis reactivas a situaciones marginales, en el & anto a los pa ntexto de una escuela que no les da cabida. El aio pasado salié un articulo sobre las fabelas en Rio, donde estos sintomas de inatencién Niperactividad, aparecen en porcentajes mayores en los chicos que tie- fen muertes violentas en el seno de sus familias, asesinatos de padres, hermanos, ete. La violencia también puede generar estas conductas, estos sintomas. C. Lazaro: Usted cita a Fukuyama, que afirma que de alguna maner: hoy la medicacién viene a cumplir una funcién que antes se cre cial, y que debia responsabilizarse de esos problemas, t dres como a los maestros. iv ‘vad Da. Tatts: Fukuyama es una figura que nadie podria acusar de rebel de al sistema, es producto de él y genera ideas para el sistema, sin em- bargo en esto sefiala algo que no va, que va por mal camino. La medicacién dest ‘sponsabiliza. Para dar la Ritalina, el metilfeni. dato, tenemos que emitir una receta por triplicado, donde dice: medicar estupefacientes y drogas fuertes”, leyenda que deberia asus- tar a los padres, ya que se usa para narcéticos y estupefacientes, y sin embargo los chicos lo toman con una liviandad,,, Es mds facil pensar que una pastilla puede solucionar un problema que pensar que se trata de un proceso, “paral ©. L.AzaRo: ¢Cémo indica usted la medicacién? Dk, TALL Es muy flexible. Pertenezco a una serie de pediatras que en- (enclemos que tenemos que intervenir lo menos posible farmacolégica- mente. Pocos pediatras dan un antidiarreico, en general se indica una die- SJ) wewsine saaaisn owo ‘quay ‘ Jame TALUS tae hidratacién. Pocos dan antitusivos 0 antiespasmédicos, es decir medicacién sintomatica, tendemos a hacerla desaparecer porque oc tamos los sintomas sin ir al fondo de la enfermedad. Pertenezco a e escuela, a esa tendencia. Lo mismo ocurre con un chico que tiene tod los sintomas: inatencidn, impulsividad, hiperactividad, y luego de exploracién minuciosa, si podemos evitar medicarlo, lo vamos a evi tar. Finalmente, cudndo lo ‘hacemos? Si el equipo no puede trabaj con él, si no es posible sentarlo, no hay cémo concentrarlo.., entonces ahf probamos la medicacién. Con cautela. Porque como con toda m dicacién, hay efectos colaterales, si bien es cierto que el metilfenidal ~y la atomoxetina que es lo que se esté usando ahora~ tienen much menos que las anfetaminas que se usaban hace veinte aitos. EI metilfenidato tiene un poder adictivo mucho menor y los efect colaterales sobre el apetito y el descenso de peso, son mucho menore Hay otros efectos, que ya no son colaterales, que los podrfamos Ilam “efectos emanativos”. Asi, los resultados que se obtienen son porqut estan tomando la medicacién y no porque él esté haciendo un cambi Es el ejemplo de un nifio que viene tomando la pastilla y un dia se por ta mal, entonces la maestra le dice: “ghoy no tomaste la medicacién?” Uno intenta la medicacién y prueba, si no hay eféctos colaterales, el chico esté en un contexto de un equipo que lo sigue permanent mente, si se van obteniendo resultados, se va dejando la medicacis Se interrumpe sabado y domingo para que no haya acumulacién di medicamento, se hacen pausas vacacionales... y después de un tie po, si el chico mejoré, empezamos a suspender la medicacién, a v qué pasa. Puede pasar que el chico empeore un poco, pero que n vuelva a la situacién en que estaba antes, y entonces puede estar si medicacién, puede pasar que siga igual, o que haya un retroceso mu grande, entonces ahf tenemos que volver a medicarlo. Entonces, un va ensayando, uno no lo deja por afios. C. LAzaro: Usted decia que no hab/a estudios longitudinales.. Dr. TALUS: Hoy en dia se trata de la medieina basada en la evidencia En Canada hay un estudio en el que se hizo una revisin de los traba: jos publicados con el metilfenidato, y en realidad no habia seguimien tos mayores a los catorce meses, 0 sea que no sabemos despudés de es qué es lo que est pasando. Supongo que ahora apareceran otros estu dios, yo no hice una revisin tan reciente, No sabemos a largo plazo si sirve, si persisten sus efectos. Se prueba, se ve si se puede interrumpir) y sino se puede se vuelve; de todas maneras no pasa nada, no es qui se produzca un efecto adictivo. © LAzano: Como se tiene en cuenta, cémo se valora la opinion del vhieo frente a la medicacién? 1m. Tacs: Esto es algo que no siempre se tiene en cuenta. Uno esta seostumbrado al manejo con los padres y los docentes, a explicar bien |ye cosas, pero muchas veces se nos escapa hablar directamente con el shico, Porque el pibe empieza a depender también de su medicacién, siente que esté mejorando porque est4 medicado. Uno no termina de eaplicarle bien que esto es transitorio y todo lo demas. Esto es algo que eld pendiente. Usted considera en su trabajo que hay que pensar una pro- cualquier persona, sin © LAzare porcién del 35% de efecto placebo y adem s wslos problemas, digamos “normal”, la medicacién la ayudarfa a pres- jay mayor atencién, pero que sin “motivacién” no tiene el mismo efec- to, «Como lo explicaria? 1p. TALLIS: Hay un trabajo que llev6 a cabo la coordinadora del Insti- tuto Nacional de Salud Mental de los Estados Unidos sobre el control del abuso de drogas. Ellos trabajaron con el metilfenidato con cuatro poblaciones: una a la que se le daba un placebo con tareas sin motiva- (ion, otra que tenfa un placebo, pero motivada, otra a la que se le da- ba el metilfenidato sin motivacion y otra con el metilfenidato, motiva- ily, Los efectos sobre la liberacién de dopamina -supuestamente allf getuarfa— se obtuvieron con mucho mayor resultado entre el grupo motivado que usaba el metilfenidato. Es decir que usar el metilfenidato ¢ metodos educativos, en la motivacién, tampoco logra todos los tados. ; Con respecto a que el metilfenidato mejora el rendimiento de los in- dividuos normales, estoy convencido, y por eso, es todo un motive de preocupacién su uso en estudiantes universitarios y secundarios en Vstados Unidos que, sin ser ADD, utilizan esto porque saben de estos efectos, que los euforiza, y que mejoran el rendimiento, hasta tal pun- to que hoy en dia las consultas por uso indebido de esta droga estén alcanzando los mismos niveles que por el uso de cocaina. Con la gra- vedad de que se consigue mas {acilmente. Cualquiera sabe que si se to- ma una Ritalina para quedarse despierto, le va a provocar el efecto, gunque no sea un ADD. El efecto placebo lo tienen todos los farmacos, y eso hay que tener lo muy en cuenta. A veces el efecto placebo es indeseable para medir realmente la eficacia. Otras veces, acompafia al medicamento, es un buen efecto, es el valor de la palabra que acompafia al uso de la droga. in provocar un cambio en los sul Nvwaind saaaisn owoD ‘GHaY ‘dav ‘vad Jaime TALiIs & C. LAzaro: {Qué otra medicacién se usa para este tipo de trastorno? Dr. TALLIs: Hoy en dia se usa la atomoxetina. Ya Ilevamos mas de d afios con su uso: tiene un poco menos de efectos colaterales y los efe tos beneficiosos son un poco menores. Aparentemente, es un poco mi segura que el metilfenidato. Tiene otro mecanismo de accién. C. LAzaro: Respecto del ADD en adultos, qué nos dirfa? Dr. TALLis: No creo mucho. Siempre pensabamos, cuando aparecié e to hace muchos afios, que ésta era una patologia de la maduraci6: Cuando el chico maduraba, iba mejorando todos sus controles. Desde hace unos afios aparecié esto de los adolescentes; son comparacion que tienen doble lectura. Es decir, los chicos que tuvieron ADD en nifiez, luego de adolescéntes tienen mayor uso de drogas y conduct desajustadas socialmente: uno lo puede leer como la continuidad de k enfermedad en la adolescencia o como la induccidn al uso de drogas desde la medicacién que se les ha dado. Y esto de los tiltimos cinco seis afios del ADD de adultos me patece poco serio. Porque planteai que el adulto que seisepara 0 que cambia de trabajo es un ADD, no valido cientificamente. Me patece que no tiene sostén C. LAzano: El metilfenidato es un derivado de las anfetaminas. Tien un efecto paradojal: es un'‘psicoestimulante, pero el chico esté ma tranquilo y puede prestar mas atencién, ¢Cémo es esto? Dr. TALLIS: Esto se lee en funcién de la fisiopatologia de la enfermedad Se supone que existen distintos niveles de control de la conducta, de I atencién. Niveles que estén por debajo de la corteza cerebral, llamado subcorticales, y el nivel tiltimo de control de toda la actividad neuro- logica que esta dado por la corteza cerebral. Desde el punto de vista d Jo genético, desde lo ontogenstico, es lo que més tardiamente aparece, y produce un efecto de cincelado de toda la actividad neurolégica, Cuando uno pierde corteza, cuando tiene lesiones, se produce una dis- rupcién de toda la actividad neuroldgica. La atencién, el lenguaje, lal percepcién, son funciones corticales superiores. Estén centralizadas yi coordinadas por la corteza. Entonces, la corteza cerebral, su nivel de tegulacién de los estratos inferiores, subcorticales, lo hace a nivel de} conexiones neuronales que utilizan como mediador ineurotransmiso- res, fundamentalmente, la dopamina y la noradrenalina. Si esto esta fa- lando, porque se libera menos dopamina, porque se la expulsa répi~ damente de la sinapsis, entonces, la regulacién cortical es ineficiente. Por eso hay esta falla en las funciones ejecutivas. Cuando uno utiliza una medicacién que actta sobre la corteza, es- Hmulando la corteza, ese estimulo cortical paraddjicamente mejora el syntiol sobre los estratos inferiores. Una droga que deberfa estimular » qumentar la hiperactividad y la inatencidn, al mejorar el nivel de re- sulacién de la corteza, mejora este tipo de conductas. Histas experiencias empezaron empiricamente. Después se hicieron jus corroboraciones, ya que es muy dificil acceder a lo que pasa dentro de la sinapsis. Recién ahora estamos accediendo a metodologias diag- fWeticas en las que podemos ver cémo se segregan los neurotransmi- sores, con qué niveles. Antes habia una lectura indirecta a través de ovina, a través de sangre, a través del liquido cefalorraquideo, pero no elo que pasa exactamente a nivel de la sinapsis. Recién estamos acce- diendo a eso. Pienso que en el futuro eso puede ser un método diag- ‘etico més general, por ahora es parte de la investigacién. 1 LAzaro: {Qué nos puede decir acerca del valor social de esta patolo- gia y del uso de la medicacién en la Argentina, respecto de otros paises? De. TaLus: Estados Unidos es un monstruo, Todas las cifras hablan de 44 Ineremento enorme en los tiltimos afios del uso del metilfenidato, y «feo que allf hay una presién de la industria muy firme, una psiquia- frig que es muy agresiva. Hay una concepcién de que los trastornos Mentales se solucionan con medicacién. Esta es la idea central que ri- ye, Bote es un fendmeno aparte. Ahora, lo que pasa aqui: hay una co- lonizacion cultural y cientifica, que desde Estados Unidos cada vez ipradia més hacia Latinoamérica y hacia algunos paises de Europa es- {9 concepcién de la psiquiatria. Es absurdo, por ejemplo, que para que fosotros demos un certificado de discapacidad en Argentina, utilice- fos un manual que es de la Academia Americana de Psiquiatria. Pero atin asi, aqui, desde el lado de la psicologia, desde la psicope- dagogfa, hay un mayor equilibrio con la medicina y la tendencia a la medicacién. Y los padres escuchan tanto al médico como al psicélogo y al psicopedagogo y tienen que tomar decisiones, pero acepto que ca- da vez es mas dificil, cada vez hay mas tendencia a medicar a los chi- cos, Europa tiene altibajos, por ejemplo, Espaiia esté mas cercana a Es- tados Unidos. ©, LAzaro: En Europa, por ejemplo se utiliza el CIE 10, tal como se ve en el articulo de Véronique Mariage de nuestro libro. Dx. Tats: Si, allf lo califican -segiin el CIE 10- como “sindrome hiper- quinético”, le piden més requisitos y hay un poco més de cuidado en todo el diagnéstico. Nv¥aind saqaisn OWOD ‘qHay ‘dav ‘vad & Jaime TAus & En Francia, yo creo que por una posicién cultural histérica, en to lo que sea pro-yanquee, son mucho més cuidadosos, y en Inglater Italia, con la medicacién son més prudentes, En un articulo de Suiza, de Lausanne, hacen una revisi6n de los p cientes derivados por sindrome hiperquinético, Toman 30 pacient derivados a una clinica y les hace una nueva evaluaci6n, més pro! da y la cantidad que queda, que confirma el diagnéstico, son siete. los otros veintitrés aparecen otras patologias, emocionales 0 social justificaban los sintomas. : La produccién del conocimiento se inicia no con evidencias sino con decisiones CONVERSACION CON SILVIA RIVERA* Se asocia la Ritalina con alguna otra medicacién?, Dr. Tatts: Lo que ocurre ahora, cuando la Ritalina no resuelve, es q vemos aparecer ~sobre todo en chicos mal diagnosticados~ un arse de combinacién de otros psicotrépicos. En general, lo que observo Jos psiquiatras, es que si no andan con Ritalina, empiezan a cambiar, Hace poco via un paciente cuya madre me dejé una carta deses rada: alli me detallaba todo lo que le pas6 con el chico, con diagnést co presuntivo de ADD, al que en un aiio le habian cambiado diez dicamentos distintos. Le habian ido cambiando todos los meses medicamento diferente: Es algo horrible como campo de experimen cién humana. 7 Semavo Sticurz: En su articulo “Ludwig, Wittgenstein y la radicali- sacién del pragmatismo: la aplicacién cuestionada”!, usted aborda la sristencia de un giro aplicado en el pensamiento contemporineo. Pe- { euestiona la nocidn clasica de aplicacién entendida como “bajada We lo teoria a la practica. gCémo haria extensivo ese cuestionamiento 4 |i aplicacién de los conocimientos cientificos por ejemplo de la geuroquimica, la biologfa molecular, la genética-, al tratamiento de Ihe malestares en la infancia? C, Lazaro: {Cudl es su posiej6n respecto de los tratamientos conduc tuales? ‘ Dr. TALLIS: Con los tratamientos cognitivo conductuales, dirfa que t go un problema de piel. Me cuesta aceptar este tipo de tratamientos adiestramiento, en general, no solamente con el ADD. Si uno lee donde se origina todo esto, se trata de concepciones que ignoran el ps quismo, plantean que no existe una psiquis, sino que somos una mas de reflejos. Y algo que esta sostenido en una concepeién como esa, viamente, no va a tener respeto ni por lo subjetivo ni por lo individu Yo acepto que han recorrido un largo camino los conductistas, q ahora se llaman cognitivo-conductuales, desde usar reforzamiento negativos como choque eléctrico a pasar a usar solamente refor: mientos positivos, han humanizado bastante los tratamientos. Pienso que el tratamiento cognitivo-conductual no resuelve de font do las cuestiones. Pero estoy empezando a aceptar que en algunas pa: tologias muy severas donde no tiene acceso otro tipo de .terapia psic l6gica puede cumplir un rol. En los retardos mentales muy profund en autismos muy severos, en donde no se puede acceder con la palabr entonces, para algunas cuestiones elementales, manejar la agresién, au toagresiones, los habitos mas simples, los controles esfinterianos de tos chicos alli, algo de lo cognitivo conductual va a tener un papel. ivi Rivera: Si bien en el articulo que usted menciona el acento e { puesto en el plano ético, en el intento cle desmontar las bases mis- jay sobre las que se asienta la hoy de moda “ética aplicada”, sin du- li la critica al concepto de “aplicacién” resulta mas amplio y abarca- slor, alcanzando en consecuencia a otra dicotomia clasica, aquella es- yrimida como bandera por la posicién positivista en ciencia: la que escinde la “ciencia pura” de la “ciencia aplicada”. - Es importante recordar que la critica al concepto de aplicacién tal somo se presenta en las obras del llamado “segundo Wittgenstein’— * Hntrevista realizada por Gustavo Stiglitz el 3 de marzo de 2006. : Sivia Rivera es filésofa, especialista en epistemologia y axiologfa de la cien- via. Mail: silviarivera@ar.internet | Rivera, Silvia “Ludwig Wittgenstein y la radicalizacién del pragmatismo: aplicacion cuestionada’, en: FerNAnpez, Graciela (Comp,), El giro pragmuitico: las transformaciones en el pensamiento contempordneo, Ediciones de la Universidad Nacional de Lanus, Bs. As., 2003. Agradezco a Adria na Testa el haber llamado mi atencién sobre el texto de S. Rivera al que se hace referencia en esta entrevista. &| nvuaind s3qaisn OWO? ‘GHGY ‘Gav ‘vad | Suvia Rivera emerge precisamente del interior de la ciencia, del nticleo mas du mais formal, de la ciencia: el Ambito propio de la matemitica. El a lisis del proceso a través del cual seguimos reglas matemiticas le pel mite a Wittgenstein mostrar que la aplicacién no sucede a una p sunta comprension previa de la regla en cuestién?. Por el contrario, es la practica de seguir reglas (eso que habitual mente llamamos “aplicacién’) en su dimensin social, comunitari: aquello que funda el contenido de las reglas. Nada hay més alla de k aplicacién, de modo tal que la palabra pierde sentido, en tanto el con: cepto considerado en si mismo nos remite ya a un contenido previ a aplicar en momentos posteriores. Se trata de un suipuesto de cor metaffsico que nos garantiza la preeminencia de la teoria por encim de la praxis. Este supuesto, llevado al campo de las ciencias factica: fortalece la imagen de una desconexidn presente entre el conocimien: to cientifico y el proceso social y comunitario de su produccién. Ai como también entre ese conocimiento y los productos tecnolégicos construidos a partir de él. Enrique Mari habla de una “carga aplica tiva” de las teorfas cientificas, en un intento de revincular teoria praxis’. Oscar Varsavsky va més alld, impugnando el concepto d aplicaci6n en funcién de sus nefastas consecuencias en el plano de I politica cientifica. Toda’ la ciencia, nos dice Varsavsky, es cienci “aplicada”, en funcidn de la base material de la que surge, de las de cisiones que impulgan la investigacién cientifica sobre la base de cél culos de utilidades muy precisos. Sin embargo, y en funcidn de |. carga ideolégico-metafisica del concepto en cuestién, propon reemplazar “aplicada” por “orientada’’’, Si la ciencia pura no existe, si se trata de un mito sostenido por el concepto de “aplicacién’, en: tonces no hay ya espacio neutro de conocimiento que escape a la res- ponsabilidad ética y politica, “;Es posible una ciencia diferente?” —se pregunta Varsavsky- y reponde: “Por supuesto, slo hace falta una diferente asignacién de recursos”. Y eso es muy claro en el campo de las neurociencias. Las estadisticas del CONICET nos dicen que la ma- yor parte de ingresos se destinan a investigaciones en neurociencias, y la mayor cantidad de investigadores estan dedicados a este tema, Ahora bien gse debe esto a una espontanea evolucién de los saberes WITTGENSTEIN, Ludwig: lvestigaciones Filoséficas, Critica, Barcelona, 1988, pardgrafo 202 y ss. : Maki, Enrique: Elementos de epistemologia comparada, Punto Sur, Bs. As., 1990, pags. 34 y ss. 4 Varsavsky, Oscar: Ciencia, politica y cientificismo, Centro Editor de Amé- rica Latina, Bs. As. 1969, pags. 38 y ss. Varsavsky, O.: Op. cit iiie siguen algtin tipo de Ifnea evolutiva interna? En absoluto. Se tra- {a dle una demanda de la industria que con criterios mercantiles pro- ueve la investigacién basica en torno a temas cuya “transferencia” fomete ingresos importantes en tanto apunta a un mercado que dis- pone de los recursos necesarios -y la ideologia adecuada— para el “owumo de las innovaciones tecnoldgicas que no se siguen de, sino sue orienta a, la investigacién basica. (© Sncrrz: Si hay algo que usted seftala del pragmatismo filoséfico, que para dicha corriente lo evidente, no lo es tanto como parece. Yor ejemplo, la relacién entre una norma y su aplicacion. En el cam- pe “psi” nos encontramos actualmente con una supuesta cadena de evidencias: si un nifio no presta atencidn en la escuela, es inquieto e impulsivo, padece un Desorden por Déficit de Atencién (DDA), eso ~ trata con un farmaco especifico, hay que entrenar a padres y maes- tvs, etc. Estas evidencias, aparentes evidencias, zno le resultan im- prweisas? ‘guav ‘aay ‘vaa S) Siwvia Rivera sLivz: Yendo a nuestro tema, si digo que un problema de efica- ile falta de eficacia como es el DDA se arregla, se trata, con una Hla, la regla que nos rige es: trate su malestar con medicacién. w hace si uno no convalida esa posicién? Se inventan nuevas », digamos, alternativas? {De dénde provienen éstas? ¢Es parti- de un activismo 0 de esperar a que se desprendan de una res- a los efectos devastadores, por ejemplo, del uso de drogas? G. Sriciirz: Constantemente aparecen en los diarios (es decir, e cios generadores de opinién) articulos que dicen probar distintas potesis sobre el origen y el tratamiento adecuado del DDA. Toma do una de sus citas de William James: “la prueba tiltima de lo que nifica una verdad es la conducta que evita o inspira’, {No le pare que la presencia de esos trabajos en la prensa apunta mas a gene la aceptacién social de una ideologya, que la utilidad practica de lai formacién? nA: Precisamente a eso se dirige la critica al concepto de “apli- \ que desarrollo siguiendo los trabajos de Ludwig Wittgens- Una regla es unainorma, una indicacién para la accién. Tal co- wsted la expresa se trata de una proposicién descriptiva, no de yegla. De todos modos, es importante recordar que algunos siados descriptivos disfrazan prescripciones encubiertas. En es- » el imperativo de la medicacién puede leerse como una regla contenido ha sido fijado por redes de poder basicamente econé- . pero también epistemolégicas, que normatizan vinculos en 4 gramatica. En este caso la relacién gramatical entre malestar dicacion. Podriamos analizar si es esto equivalente al vinculo enfermedad y medicacién, pero es otra cuestién. En todo caso, ‘iltimo vinculo esta fuertemente anclado en la gramatica del len- que corresponde a nuestra forma de vida. La cuestién ahora es 4jué mecanismos han vinculado “malestar” con “enfermedad”. clasificamos el mundo en funcién de un lenguaje que se ins- como tal a partir de reglas que como ya sabemos son siempre widen practico. Surgen de la praxis y tevierten sobre ella. 14 cuestién no es inventar nuevas reglas a partir de un acto auto- 1», un decreto o algo asf. Porque las reglas anclan en los juegos Jenguaje y las formas de vida, y por lo tanto son las practicas las deben modificarse, para que poco a poco el contenido de las re- gh) se resignifique. Por supuesto no soy partidaria del status quo, si- de algo asi como una tarea micropolitica en el interior de las ins- jones en las que se forman profesionales: escuelas, universida- hospitales, ete. El trabajo micropolitico es un trabajo sobre el len- y sobre las practicas que le corresponden, Se trata de encontrar yay en los discursos hegeménicos, mostrarlas e incluso ahondar- para de este modo abrir el camino que permita la circulacién de fhe voces y otros saberes, aquellos “sometidos” por la ciencia que ‘) eadla caso se considera “normal”.!! S. Rivera: La afirmacién de James apunta al reconocimiento de ql la verdad no es una sustancia, algo autosubsistente, que esté ahf a independencia de las précticas que la instituyen. Desde la pers va pragmatica, la verdad no es una propiedad de las proposicio co-sociales. La funcién de ser “verdaderas” y esto se mide en relaci con los efectos que producen. Es decir que una proposicion es verd dera en tanto existe una comunidad que la considera como tal, y $ bemos que la considera como tal no por una declamacién explicita no por la decisién de utilizarlas como gufa del pensamiento y de acci6n. 7 De todos modos, la aceptacidn en cuestién no es algo esponta sino que requiere de,un complejo entramado de practicas que construyan y sostengan. Quizds en este sentido podemos hablar “ideologifa”, pero no como falsa conciencia sino como relacién e1 verdad y poder!®. La verdad al tiempo que instaurada por el pod tiene efectos de poder. Esto es lo que debe mostrarse en los difere tes medios, para que podamos actuar a partir de este reconocim to, de modo responsable, eligiendo los vinculos entre verdad y pod que consideremos mas justos, pero sin caer en la concepcién ingenu acerca de la existencia de alguna presunta verdad que escapa a Ik avatares del poder. Por eso no creo que pueda hablarse de “utilida practica de la informacién’”. Porque de este modo asimilamos “pré tico” a “util” o “conveniente”, cuando en realidad practica remite praxis, Sin duda los articulos que usted menciona van mas allé de | cuestion de las drogas especfficas para el DDA. Apuntan a fortalea una concepcién de la ciencia como conocimiento que puede dé prueba contundente, objetiva y aun universal 0 ahistérica de su ve dad, entendiendo verdad como adecuacién a los hechos. 1 hw WA, Silvia: “La ‘anticiencia’ foucaultiana como ejercicio de liberacién le los saberes oprimidos”. Ponencia presentada en las VIII Jornadas In- 10 Foucautt, Michel: Le verdad y las formas juridicas, Gedisa, Barcelona, 19 pags. 31 y ss. Dy | Nvu3INd $3q31sN OWOD ‘HOY ‘Gav ‘vdd IGLITZ: En su labor como filésofa que participa en comités de é ca, gqué espera del discurso del psicoandlisis? ¢Se sirve de él? S, Rivera: La verdad es que no he considerado al psicoandlisis com un discurso del cual “servirme”. En el marco de los comités de étic los diferentes discursos —no sélo el del psicoandlisis— son consider . dos como ventanas que contribuyen a iluminar escorzos de una tuacién compleja. Por otra parte, la relacién en el interior del cor es basicamente democratica. Esto quiere decir que ningun discurs tiene prioridad sobre otros, si bien es cierto que algunos no result compatibles con la dindiica propia de los comités. Si bien es verd i que algunos comités incluyen representantes de cleros religiosos ~Cémo llegamos hasta aqui? tre sus miembros, tengo serias reservas al respecto, porque no entiel do cémo alguien que detenta un saber dogmitico que cree establea . un vinculo privilegiado con la verdad, pueda estar abierto a El sindrome en la encrucijada practica dialdgica: participativa y democratica como la del comi ee . . 2 Hay saberes y hay personalidades dificilmente compatibles con i Clinica, ideologia, educacién, farmacos comités de ética. Aquellas personas, por ejemplo, que se s nistradores de yerdades trascendentes, ya religios no logran una iriteraccién adecuada. Para participar de un comité ética hay que reconocer en el otro un interlocutor vdlido y, adem hay que estar dispuesto a revisar los supuestos del discurso propio En este sentido, confieso que mis expectativas en relacién co: psicoandllisis son limitadas. Sin duda creo que puede ser de valios colaboracién a la hora de iluminar algunas situaciones complejas, p ro para eso debe renunciar a toda jerga que propicie alguna clase d elitismo. Y debe también desarticular toda relacién de poder, tal « mo en ocasiones se advierten en algunos tipos de terapias. Para pi ticipar en un comité, tanto las personas como los saberes, deben. sistir la tentacién de convertirse en administradores de la ley, 0 ¢ hermeneutas privilegiados de reglas a las que atribuyen contenié cognitivo fuera del contexto de las practicas comunitarias. ‘Stevia RIveRA ternacionales Interdisciplinarias de la Fundacién ICALA, sobre el tem “Libertad, Solidaridad, Liberacién”, Rio Cuarto, del 5 al 7 de noviembre d 2003. Publicado en actas. Ritalina y suicidio en Québec ANNE BERAUD-BOGINO ria parecer audaz querer relacionar Jos términos Ritalina y lio. Buscando dentro de la literatura, no he encontrado ningan en el que se encuentren asociados, de alguna manera posible, términos. Uno sélo puede observar el hecho inquietante de ‘ef Québec el porcentaje de suicidios es alto, y las prescripciones talina astronémicas. Planificacisn de consumo en masa ‘fin Québec, con 7 millones de habitantes, 70.000 nifios toman Ri- . Los farmacéuticos entregaros 215.000 prescripciones de Ritali- en 19991, De acuerdo a las estadisticas del Centro Estatal de Salud (Québee, dichas prescripciones aumentaron un 10% en 2003. El fe- weno es esencialmente norteamericano. En Francia, donde 3500 1) Ritalina, el medicamento no fue introducido sino hasta 1995, \tras que en Canadé fue usado durante 40 aitos*. BéRAUD-BOGINO es psicoanalista en Montreral (Quebec, Canada), bro de la Asociacién Mundial de Psicoandlisis (AMP) y de la New La~ 1 School (NLS), cofundadora de Pont Freudien en Montreal. [rouble déficit de I'attention et hyperactivité. Une démarche concertée, dos enfants mieux traités,” Lignes directrices du Collége des médecins du Québec et de l'Ordre des psychologues du Québec, Montréal, Sep- Hiembre 2001 (www.cmg.org/ Pages / sections / college /repPubli). Oumer, M.: “Les enfants du Ritalin,” en: CyberPresse, 11 abril 2001, en: www.cyberpress.ca. @ | wvuzind s3azisn OWO> ‘AHaV ‘dav ‘vad | Anne Béraup-Boaino El 6% de los nifios en edad escolar en Québec toman Ritalina. el caso de aquellos de condicién social baja, llega hasta un 12%. es extrafio encontrar aulas en las que 7 u 8 nifios toman Ritalina. 80% son varones. La Ritalina se prescribe a nifios en edad escolar cuyo diagnéstic es el de ADD presentando hiperactividad. Aun asi, el ntimero de tos en edad pre-escolar (2-4-afios) tratados con Ritalina debido a peractividad, crece continuamente. La Ritalina es un compuesto derivado de la familia de las anfets minas. Como la cocaina, estimula el sistema nervioso central pet paradéjicamente, “calma” a los nifios hiperactivos: La Ritalina co trola la hiperactividad durante un cierto perfodo de tiempo pero modifica el comportamiento a largo plazo. La manera en la que ciona no es todavia comprendida en su totalidad, pero esto es lo qu se escucha: “La Ritalina ayuda a los nifios hiperactivos a adaptarse nuestra sociedad’, Pero ga qué precio? La adaptacién como meta esté omnipresente. En los “Planes pa tratamiento” se recomienda el acercamiento “multimodal”, asociat do la Ritalina con la terapia de conducta cognitiva y un “aprendiz je de conducta socialmente adaptada”, mientras que se aconseja a lo: padres seguir un aprendizaje en las técnicas para tratar con nifo ADD*. Para los psiquiatras especializados en nifios en el hospital de r fios Saint Justine, en Montreal, el incremento de las prescripciones s debe al hecho de que ahora es posible elaborar un diagnéstico pre- maturo de las patologias de la hiperactividad. ;De dénde viene la hi peractividad? Otra vez, la respuesta es inequivoca: una predisposi- cidn genética a sefiales débiles entre ciertos neurotransmisores. Uni clinica interdisciplinaria (pediatria, neurologia, psiquiatria) especia: lizada en investigaciones de ADD, somete al nifto a una serie de tests Los especialistas basan sus decisiones en indicadores que parten de una observacién de la conducta, asf como también de las respuesta: de cuestionarios para padres y maestros. Pero, de hecho, nada di aquello toma en cuenta lo que el nifio dice. El hecho de que el consumo de Ritalina sea mayor en los nifios d baja condicién social, no detiene a los investigadores, quienes traba- jan para demostrar que las causas de la hiperactividad son, en reali- 3 Simarp, A.-M.: “Le Ritalin: ce qu’il faut savoir,” en: Québec Science, Sep- tiembre 1998, SauRrioL, D.: Director del Departamento de Psiquiatria Infantil y Adoles- cente del Centre hospitalier de l'Université de Montréal, entrevista en Ra dio-Canada, 16 Enero 2004. «i, neurobiolégicas y genéticas, no sociales, y sin duda, no psicolé- leas Existe una verdadera campafia a favor del use de este medica- jento y las escuelas en particular, son el motor qué Ja impulsa. Al- unas escuelas llegan hasta distribuir panfletos a los padres, donde Telogian” los efectos del medicamento. En Montreal, los docentes oxigen que sus alumnos mas inquietos tomen Ritalina, a riesgo de ser echados de clase. Practicamente, el docente es responsable del “diag- ostico” luego de completar varios formularios, asicomo también fi- has de observacion. Si la conducta del nifto presenta sintomas aso- siados con ADD, los docentes o directivos sugieren a los padres del fifo consultar un doctor. Un sintoma social La presién es tal, que uno puede experimentar siluaciones que pa- ecerian absurdas de no ser tan serias Por ejemplo, una mujer presents una peticion ante 14 Comisién de Jos Derechos Humanos, para dejar de darle Ritalina a su hijo de 8 afios, quien ha manifestado tendencias suicidas. gSe han vuelto los “problemas de atenci6n” un pietexto de los do- eentes para poner “camisas de fuerza quimicas” asus alumnos mas turbulentos? Algunos docentes hicieron un stock dela situacién: “La Ritalina, un paliativo facil de usar, si no es eficaz.akirgo plazo, a cor- to plazo y temporalmente ayuda a resolver un gran problema”. La pregunta esta formulada’. Entre mis pacientes, muchos son nifios: a algunos los trajeron esos pocos padres que se niegan a dar Ritalina a sus hijs, aun cuando La escuela a la que ellos concurren hace de dicho consumo, condicion si- he qua non para la permanencia del nifio dentro dele clase. Por otro Jado, hay una gran mayoria de padres cuyos hijos fueron medicados con Ritalina, que comenzaron a inquietarse ya que hubo manifesta- cién de sintomas que incrementaban el sufrimiento de] nie. Los pa- dres no se quejan de la Ritalina, pero si del hecho de que no solucio- na el problema. Asimismo, los nifios comentan sobre los efectos:spmnolencia, su- presién de ganas de vivir; ellos aseguran que la Ritalina actiia como un anestésico que los calma en su interior pero que losapaga por fuera, ) TrewLay, |. “Hors du Ritalin, plein de salut,” en: Nowzelles CEQ (Cen- trale de l'enseignement du Québec), mayo-junio 1998 | Nvuzind saq3isn owo> ‘qHav ‘aay ‘vad @ Anne Béraud-Bocino Un estudio hecho por Nadine Lambert revela que hay un pore taje significative de adultos que, habiendo tomado Ritalina de ni se volvieron drogadictos.® ;Hubieran sido estos adultos drogadic de todas maneras? O, el consumo de Ritalina: gpromueve el consu de drogas una vez que la medicacién es interrumpida? Los efectos a largo plazo son desconocidos, pero aun asi, el ab de estimulantes es denunciado. como potencial factor de ries; creando una dependencia fisica y sobre todo psicolégica. En Qué la tesis opuesta es la mas defendida: “Se observé que los nifios ADD son propensos a volverse drogadictos, alcohélicos, con condut tas antisociales, problemas de somatizacién y delincuencia. Afor' nadamente, parece que un tratamiento temprano es beneficioso disminuye el riesgo de problemas en la adolescencia o adultez”7 Es realmente sorprendente que atin no haya ningtin estudio a l g0 plazo acerca del consumo de Ritalina o de sus efectos secundarios En Canada, la cgntroversia alrededor de la Ritalina no es muchi El medicamento y sus efectos parecen haber adquirido consenso neral. Fs crucial cuestionarse acerca del futuro de aquellos que hi tomado Ritalina. . . Jovenes y suicidi 1500 personas por afio cometen suicidio en Québec, esa es la pri cipal causa de muerte en hombres de entre 20 y 40 aiios, y la cifra ai menté considerablemente en los tiltimos 10 afios. Québec posee la sa de suicidio mas alta del mundo (en tercer lugar, luego de Hung y Finlandia). Otro hecho a tomar en cuenta es que de 9 suicidios son hombres.® : Desde 1965, el mundo occidental presencié un aumento en la t sa de suicidio. A partir de 1990, esta decay en la mayorfa de los pat ses salvo en Québee, donde el fenémeno no dejé de crecer. Lo particular en Québec es la velocidad del incremento de la tas de suicidios en jévenes varones. © Informacién sobre Nadine Lambert y su trabajo, pagina de la Universi dad de California (Berkeley): http:/ / www.berkeley.edu/news /berkel yan/1999/0512/ritalin.html Lerepvre, L.: “Controverses. Ritalin®; pour ou contre?”, en; Bulletin d’in formation toxicologique, vol. 12, no. 1, Abril 1996. De acuerdo con el Instituto de Estadisticas de Québec (Institut de la sta tistique): www.stat.gouv.qc.ca. {Puede haber relacién directa con el consumo de Ritalina? 1964 es el afio bisagra. A partir de alli, dicha tasa sufrié un incre- ‘syento constante, a la vez que decrecié la tasa de natalidad. Justamen- Ween esa época fue cuando se comenzé a prescribir Ritalina, sefialan- do la direccién que la sociedad eligid como respuesta al descontento eivil , [in Québec, los afios ‘60 fueron marcados por la “revolucién silen- Sosa”, un periodo de cambios politicos, culturales y sociales, répidos » intensos. Los tres pilares de la sociedad ~familia, integracién social ywligién— desaparecieron en un breve perfodo. La sociedad de Qué- 4 est4 mareada por tin fuerte movimiento feminista, y “los afos que siguieron a a revolucién silenciosa parecieron ofrecer el mejor {uturo para la mujer, al mismo tiempo que dejaron una vaga crisis de identidad a los hombres”? El naimero de padres solteros aumenté, y los hombres comenza- yon a sentirse intitiles, aun como sostén de familia o esposos (Mon- fyeal es la ciudad con el mayor indice de mujeres que viven y crian a sus hijos solas), o como padres ~ya que la cifra de mujeres que erian 4 sus hijos por si mismas es considerable. El precio que se paga debido a la ausencia de psicoanalisis Uno no puede evitar preguntarse acerca del estado de una socie- dad que permanece sorda y ciega ante el Ianto desesperante de sus nifios. Ademas, de a poco la sociedad elimina esos extrafios lugares donde uno puede escuchar lo que ese Ianto de angustia oculta y, ala vez, revela. El psicoandlisis, evidentemente, nunca es convocado en este proceso. Es considerado -cuando se lo considera- como pasado de moda, ineficiente, obsoleto y no adaptado a una sociedad que ne- cesita soluciones rapidas sin tener en cuenta el dafio causado al suje- to. La ausencia del psicoandlisis es un sintoma social. Por este moti- Vo, la sociedad paga un precio muy alto, sin preguntarse lo que de- manda la confusién social: gqué es un padre?, squé es el deseo de aprendizaje en un nifio, de acuerdo al sexo de aquél?, gdeseo de emancipacién?, zde crecimiento?, gcdmo se puede poner en practica un espacio donde las preguntas que los nifios de hacen puedan ser escuchadas en vez. de ser lefdas de cuestionarios preestablecidos por behavioristas, donde la solucién al “desorden” se encuentra en la pre- ° De acuerdo con la Association Québécoise de Suicidologie. i | nyesind ss0aisn ono ‘aay ‘aay ‘vad S Anne Béraud-Bocino gunta?, zedmo puede ser que la respuesta de la sociedad sea mordaza que impide asf al sujeto expresarse claramente acerca d que le sucede? La misma sociedad, a través de la Corte Suprema de Canada, pulso la ley en la que se le permite a cada padre, en nombre de derechos de los niitos, castigar fisicamente a sus hijos cuando necesario, 2 ZEs también en nombre de dichos derechos que los nifios “tranquilizados” con Ritalina? ADHD Un nombre para la falla de la funcion de inhibicién Monica V. PRANDI Una solucién a la crisis del sexo opue: El malestar manifestado en nifios varones como hiperactivid silenciado con Ritalina, gtermina en suicidio? Entre aquellos que man Ritalina, un 80% son varones y entre aquellos que cometen cidio, un 80% son hombres. En conclusién, los varones se encuent mas expuestos y vulnerables que las mujeres. ;Deberfamos ver al resultado de la evolttcién de una sociedad en la que los hombres nen dificultades para encontrar su lugar y aun para sobrevit 2Existe una relacién directa entre.el consumo de Ritalina y el s dio? No parece haber una‘conclusién definitiva, pero ya es tiempo que se aborde el tema seriamente. Este fenémeno revela un profundo malestar en nuestra civili cidn. Es relevante a la relacién con el sexo opuesto y a sus consecu cias en los nifios. {Es la hiperactividad una respuesta del sujeto una crisis mayor en Ia relacién con el sexo opuesto? ZEs el uso de Ritalina una manera de compensar la desintegracién de la funci paterna? Todavia no se ha llevado a cabo ningtin estudio que permita e blecer relacién alguna entre la Ritalina y el suicidio; pero por otro do, es claro que la Ritalina no soluciona los problemas del sujeto. Enfrentados a un vacio y ausentes de ideal, gqué alternativas queda a ellos? Ja actualidad el trastorno de déficit de atencién con o sin hipe- (dad, forma parte del discurso corriente. Entre lo cultural y lo tivo, equé es lo nuevo en el ADHD? je la década del ‘80, el ADHD se anota como un sintoma so- Sin embargo, en la actualidad, el estado de situacién de estos sticos nos deja apreciar un matiz de sélido afianzamiento. bo un momento en que se crefa que el déficit de atencién con- una falla del nifio en su posibilidad de aprendizaje, es decir se lo consideraba un sintoma que afectaba al campo del conoci- 0, por lo tanto la misma escuela trataba de poner remedio den- tle su propio campo. Ja novedad es que hoy estamos ante una nueva forma de conce- Jo que otrora fuera un sintoma escolar; hoy ya no es un sintoma a del aprendizaje, sino que recae sobre el cuerpo del nifio y la for- de tratarlo ha dejado de ser competencia de la escuela, salvo pa- w las maestras colaboren administrando la medicacién al nifo. también de destacar el cambio semantico, ya que en nuestros hi siquiera se habla de fracaso escolar, como ocurrfa por 1980, si- {jue se nombra al déficit de atencidn, con o sin hiperactividad, co- wn trastorno. Cuando se lo Hamaba fracaso al menos se indicaba una minima sin que sefalaba la distancia entre el ideal y lo que no se ajus- TRADUCCION: ARIEL BARI JCA PRANDY e psicoanalista en Miami, miembro de la Escuela de la acion Lacaniana (EOL) y de la Asociacién Mundial de Psicoanilisis '), Mail; monicaprandi@letraurbana.com Nv¥aind s3qaisn OWOD ‘GHaY ‘dav ‘vad MONICA PRANDI taba a él, y el decir sobre el fracaso escolar de un nifio era un int de denunciar que algo alli no funcionaba.! Hoy asistimos a un efecto de rotundo nominalismo. Aquellos que retinen el conjunto de sintomas requeridos que p miten nombrarlos como ADHD, entran en un nuevo orden. Lacan situ6 este nuevo orden de hierro que da lugar a una degeneracién tastréfica, que en este caso toma la forma de la medicacién cor via regia para tratarlo. ADHD es sigla muda que no dice ya ningtin fracaso, sino tan lo que ha de medicarse. También terminé el tiempo donde se interrogaba‘a los diferent discursos que podrian tener algtin saber respecto a este sintoma, su momento, los psicopedagogos, los psicélogos y psicoanali eran convocados a-trabajar con los nifios que presentaran este défi¢ En nuestros dias, este trastorno sélo se dirige al discurso psiq trico y al discurso juridico, y la concurrencia del ambito psi es tan lo ervel sentido de un apoyo, siendo central la terapia farmacolég La consecuencia de estos cambios es que los nifios que hoy reeil mos con ADHD en nuestras consultas, ya Hegan medicados, No discusién al respecto. Los desajustes que se manifiestan en el amb de la escuela son llanamente orientados hacia la solucién del farn co, aunque quizis esto sea porque los interrogantes de la escena, colar hoy estin mas‘concernidos en torno a una preocupacién mat la violencia. . Hace tiempo que hemos entrado en la era en que él ADHD que definido como trastorno. Tal como ya lo presentara hace un tieny en nuestra cultura, una de las formas en que queda prometido el b nestar es diagnosticando lo que no anda como trastornos, reducie do a una pura descripcién que sosiaya la interrogacién subjetiva y consistencia a una ilusién que hace pareja con la medieacién. El t torno sittia una desviacién pero sin interrogar lo que anima di desvio.? Podriamos decir que el déficit de atencidn esté en el tratamient que se le otorga a este trastorno, ya que a nadie parece Iamarle | atencién que estos diagndésticos crezcan en ntimero y en edades. Hoy estamos en una época donde se ha corrido ia edad del diay de ADHD, no sélo incluyendo a los nifios muy pequefios co~ rid en la década de los ‘90, sino que en el presente, también vex més, los adultos son incluidos en dicha categoria. Asi, los uf que ocurren en las situaciones laborales, las peleas en el mar- una relacién de pareja, suelen comenzar a atribuirse a un 1) no diagnosticado,tempranamente. Muchos problemas de im- widad que se dan en la vida adulta comienzan entonces a orien- por el diagnéstico de este trastorno y en consecuencia no hay mis que interrogar. Es de notar que este modo de funciona- », no és sin consecuencias. un lado, se reduce la dimensién subjetiva al cuerpo, ya que se dera -aunque todavia no ha sido posible saberlo a ciencia cier- @ el trastorno responde a cierto desorden del funcionamiento | y la droga es el camino de resolucion. Una segunda conse- 1a se ubica a nivel de la responsabilidad, ya que si no hay suje- » hay quien pueda tomar responsabilidad en lo que sucede. Y imo, creo que el sistema mismo se ha visto obligado a tomar a » el intento de reintroducir algo de esta dimensién subjetiva aplana, y lo realiza por la via del sujeto del derecho. | discurso jurfdico toma lugar para velar por el derecho de las as a tener lugar en la vida civil y laboral, a no quedar discri- dos por portar este trastorno. Sin embargo, hay que senalar que po de la victimizacion dispara la ley, pero sigue dejando laten- ‘sujeto del inconsciente. Civil Rigths toman presencia para tratar de ajustar lo que no sha en cada quien, a la estructura social. Hoy hay més del 4% de personas adultas diagnosticadas con D y, en los Estados Unidos, quien porte ese diagnostico puede Mirse en un ambiente laboral concordante a’su condicién, porque Helen los derechos civiles contra la discriminacién. Desde hace unos afios ya se disponen en las escuelas de progra- especiales de aprendizaje para los chicos con déficit de atenci6n. iperactividad. Hoy se suma a ello, las condiciones especiales que que crear en los ambitos de trabajo, no siendo ya posible repren~ © sancionar a alguien que llega tarde o no cumple con las tareas nadas si es que media un diagndstico de dicho trastorno. Inclusi~ on los Estados Unidos, desde hace un tiempo, se han creado cier- ymarcos desde donde se empuja a declarar el ADHD como disca~ dad, con el consecuente resarcimiento econémico que ello impli- PRANDI, Ménica y otros: El fracaso escolar en el discurso analitico, Sexua v obras investigaciones, Editado por el Centro Pequefio Hans/'Tres A nas, Bs. As., 2001. PRANDI, Monica: “La alfabetizacién en psicoandlisis, algunas consider ciones sobre el ADHD”, en: Psicoandlisis con nifios, Silvia Salman (comp Grama ediciones, Bs. As., 2004. Vs una mueca de la realidad contemporénea que se solidariza com pultura de la victimizacin. Las victimas del ADHD van en cami se conquistar cada vez mas dispensas como sujetos del derecho Nvu¥aINO s3a31sn OWOD ‘GHGY ‘dav ‘vad £ Monica Pranoi civil, pero en una escala invertida a lo que abandonan como suj del inconsciente. Cada época ofrece sus propios recursos para dar tratamiento malestar que la caracteriza. La medicacién es hoy el recurso qi ciencia y la técnica han producido y con ella se intenta responder a sintomas de los hombres y nifios contemporaneos. Por ser el med mento un objeto del que se dispone en el mercado, tiene presencia ra ser demandado. Hoy las drogas que se usan para tratar los tras nos de la atenci6n e hiperactividad se promocionan por los canales| television norteamericanos; es posible ver dichos comerciales tanto las casas como en los aviones, asf como también en‘la prensa graf Por un lado, el discurso cientifico prescribe medicacién, y otro, los sujetos contempordneos no sélo que no lo rechazan, sino q demandan el milagro de la farmacologfa que la publicidad ofrece estéticamente. Hacer pareja con la medicaci6n es la consectiencia if vitable de las actuales administraciones de salud A partir de estas apreciaciones, es interesante que nos dete mos a pensar en el modo actual del funcionamiento de la demant En el discurso imperante la demanda esta impregnada del ra de su época} la inmediatez. Cuando se abre la hiancia que presenti ca la dimensién de la causa, emerge la angustia, y ella es tramita de manera urgente. Para ello viene muy al punto la “magia”de lan dicacién bajo sus’ropajes de eficacia a corto plazo. Quizés pode decir que es la maniobra posmoderna por la que se rebaja el dese la demanda. La hiperactividad es un sintoma que permite encontrar una da por la via motora, no espera. Por la anulacidn del tiempo en causa y el efecto el sujeto se precipita en la urgencia. La medicacién como respuesta al trastorno, sostiene la misma gica. Valiéndonos de las categorias del psicoanilisis, podemos de que se hace un uso contemporéneo de la demanda que no respet operacién de reflexion La medicacién es el objeto que obtura la hiancia que revela la visién que causa al sujeto. Su efecto inmediato acalla el sintoma de hiperactividad o el déficit de atencién a la vez que nos pone a ries de suprimir la instancia de la pregunta subjetiva. Cuando se nomina con hiperactividad se sostiene la idea de q hay algo en la actividad del nifio que es excesivo e inuitil. Lacan en los afios 70, en “La tercera”, afirmaba que el sintoma ne de lo real y revela un goce intitil. El sintoma en tanto real es lo qu no marcha para cada uno, es la singular manera de fallar, lo que a4 da uno le impide circular por las vias comunes, lo que no encaja lo que se espera segtin los ideales de cada momento histérico. ideales de nuestro tiempo empujan a creer que los hombres, 4yjeres y los nifios deben marchar por las vias de la produccién. decia que el discurso capitalista ubica el “todos proletarios”. sbargo los sintomas de nuestro tiempo se ponen en cruz con ese Walivo. ) medio de los ideales de produccién de la época, que reabsor- »{ deseo del sujeto, el ADHD revela un goce intitil. Los esfuerzos \iversalizacién y uniformizacion de los sujetos estallan contra el ya de una hiperactividad 0 de una falta de atencién que no per- producir. » otra parte entonces, gc6mo medir este /iper, ese quantum, pa- Jerminar si es excesivo? J | movimiento es consustancial al tiempo de la nifiez, su necesi- de jugar y la curiosidad infantil inquieta, y desplaza a los chicos aritemente. Mp embargo la infancia de hoy se inscribe en un contexto donde Je hace lugar al movimiento del nifio. Un ejemplo de ello son selegios norteamericanos, que en su mayoria no tienen recreo. En de la Florida, es por la implementacién de una reciente ley, que sas algunas escuelas comenzaron a considerar 15 minutos de re- para toda la jornada de estudio. El sistema escolar no hace lugar aetividad hidica y mas bien parece demandar un comportamien- shotico del nifio, que consiste en incorporar la mayor cantidad de macion sin ninguna marca subjetiva. Veen este contexto que muchos de los casos diagnosticados como sactividad, pueden repensarse a la luz de la actividad como un » vital del sujeto. ‘0, también es cierto que més alld de los abusos diagndésticos nifios que tienen una particular relacién al movimiento. Se trata shicos que tienen dificultad o imposibilidad para suspender la sirga motora, sus movimientos no estan orientados hacia un ob- en particular y en general, responde con acciones inadecuadas el contexto. J descarga motriz es un desorden del movimiento que no da in- ‘Wine de aliviar sino que necesita repetirse al infinito, y en este mo- “WAlento, el cuerpo del nifto queda tomado en un cortocircuito pul- yal. Hay algo que no se tramita adecuadamente, hay un goce que se contabiliza en el inconsciente y deja al cuerpo atrapado en mo- _ WHlentos desorientados, inadecuados, excesivos. Jal como ya ha sido planteado en un trabajo anterior’, queda pre- Pann, Monica: “La alfabetizacién en psicoandlisis, algunas considera~ Hones sobre el ADHD”, op. cit Nvyaind s3qaisn owod ‘quay ‘aay ‘vad Monica Pranbi s funcidn de la inhibicién es un hecho de lenguaje que hace j,. Jo, seré operando sobre el continuo de lalangue, lo que "Ya asta ja que el sujeto se apropie del lenguaje, o lo que tambiign p55. decir bajo la forma de que se pueda acceder al discursa, uncién de la inhibicién detiene el fluir de todos los 80M idog y Jos que se imponen en forma masiva, sustrae de ese tole a] gy introducir lo parcial van en “L/Tnsu...”, ubica a la inhibicién como lo simbolitcamen- yyinario, cuestién que no deja a la cuerda real en el buen jugar, envuelven lo imaginario y lo simbdlico, no hay agujera de yg a real que deje calzar el nudo. yd necesario rescribir el agujero de la cuerda real para que ng ge ya la funci6n simbélica a lo univoco, oa la metonimia infin jt palabra que no se constituye en dicho. gerd también disponiendo de la letra que escriba ese aguujera en da real, que la funcién del imaginario haga consistencia y que ede también el cuerpo, lanzado al movimiento continuo, cisamente indicado en la lectura que Lacan hace de Freud, que la sion de lo que hay que reprimir en la sexualidad, para mante principio del placer -la libido— permite el progreso del aparato tal y por ejemplo la instauracidn en el aparato de la posibilida carga que Tlamamos Aufmerksamkeit, posibilidad de atencién. Lo que no se constituye en este proceso no permite que los 0 tos de la realidad sean investidos adecuadamente y enlazados, | que funcionan aislados, de a tino y anulandose la dimensién te ral y espacial que deja al movimiento desorientado, sin sentido que no viene de ningtin pasado ni dirigiéndose a ningtin punto delante. ‘ Este desorden del movimiento emerge como una inhibicién. vel del yo, manifestandose en el acting out y también en el pa acto. Se trata de un actuar que muestra una rotunda separact saber, pura urgencia que trastoca el tiempo de comprender y det una falla en la constitucién del yo. Es porque el Yo queda impedido para alimentar catexias inter nales que se favorece la dispersién, sea para llevar a cabo el curso pensamiento, sea para encausar la accién. . Podemos sefialar que falla una operacién que anuda la es ra. La inhibicién a nivel del yo muestra que se expande el territ de la defensa, noel de la represion y sus efectos de retorno. El det miento del Padre en-nuestro’ dias no favorece la constitucién del toma y favorece la proliferacién de lo imaginario. A partir de lo que Lacan nos deja pensar con su “RSI”, poder situar que la expansién del imaginario, si de inhibin 88 tree 4, 8. “Proyecto de una psicologia para neurdlogos”, en: Obras Compler, que se define como simbélicamente imaginario. Amorrortu Editores, Bs. As., 1988. as, Sin embargo, Lacan precisa en el citado seminario, que la i Wi, Jacques: El seminurio, Libro 7, La ética del psicoandlisis, Paidds, Bs, a. cidn es una funcién que en alguna parte “...se detiene de entrome {008 Be se, de inmiscuirse en una figura que es figura de agujero, de aguje “Ay, Jacques: Seminario “L'Insu’, inédito. de lo simbélico”. ‘an, Jacques: Seminario “RSI”, inédito Si la inhibicién como funcidn que detiene el movimiento no se] “Ah, Jacques: El seminario, Libro 20, Aun, Paidos, Bs. As., 1996. va a cabo habré una falla que produce el goce de la inhibicion. AN, Jacques: “La significaci6n del falo", en: Excritos 2, Siglo Veintiuno egi. La légica de lo percibido que replantea J.-A. Miller, a partir de Joves, México, 1984. ; . fenomelogia de la percepcién” de Merleau Ponty, afirma que lo p Ay, Jacques: “La subversiGn del sujeto y la dialéctica del deseo en e} in. cibido tiene una estructura que le es propia y es del significante. vonsciente freudiano”, en: Escritos 2, Siglo Veintiuno editores, México, : 2 rf O84, Estas afirmaciones también releen los primeros modelos freudl ayes. an oe — ‘i maciones fen piirietos mocieles trem ivy, Jacques-Alain: "Entre articulacién e investidura”, Clase n°17 del oy, nos que nos sitvieron para saber que, es gracias a la insensibilid r ae ; so del afio 1997-98, La orientacién lacaniana Il, 15, pronunciado ey ¢| periédica del sistema perceptor que se accede a la realidad, es d tnarco del Departamento de Psicoandlisis de la Universidad de Paris y 11 &, Slavoj: “The obscenity or human rigths: violence as symptom”, pup; vado on line en www.lacan.com. Bibliogragig Esta discontinuidad es una operacidn de corte, tal como Freud afirma, que permite acceder a una representacién de tiempo, que no es inmediatez ni continuo. | Nvuaind s3qaisn OWO> ‘GHavy ‘dav ‘vad Hiper-actividad sin productividiad JUAN FELIPE ARANGO Asistir a una presentacién del ultimo medicamento de tiltima ge- neracion para el tratamiento farmacoldégicodel ADD y e1 ADHD, el Concerta, es algo que deja atonito. Se presenta también como un gran logro la reduccién en las muertes en los accidentes de tramsito, y esta informacién, entada en estadisticas cutiosamente interpretadas, desplaza las eriticas que se han presentado riterativamente sobre és- te y los medicamentos anteriores (como el Ritalina, Aderall, Stratte- fa), por sus nefastos efectos secundarios. Ademas, evade el cuestio- namiento que pesa sobre estos diagndsticos en la sociedad america- na. El sofisma funciona de mil maravillas entre los terapeutas invita- dos a la presentacién, quienes acenttian su funcién de sal-vavidas. Anteriormente, este tipo de eventos estaba dirigido sOo a los psi- quiatras, pero ahora se comienza a invilara otros profesionales del ‘rea de la salud mental, La raz6n es que algunas de las asociaciones que agrupan profesionales del la salud, come los Clinical Social Wor- kers 0 los Mental Health Counselors, vienen empujando en 14s lobbies es- latales y federales diferentes propuestas para adquirir la facultad de recetar algunos psicofarmacos. Ademas de que son quienes practican el ejercicio psicoterapéutico y estén facultades para remitir al psiquia- tra. Su insercién responde, entonces, a unaestrategia de Ventas, que busca la captura ¢ incremento del consumoen el mercado potencial. En los USA, con respecto al ADHD, los grupos de presién van ba- sicamente en dos direcciones. Una linea fuerte, esta representada por los organismos que buscan obtener el reconocimiento del ADD y el JUAN FELIPE ARANGO es psicoanalista en Miami tiembro de la Nueva Escue- la Lacaniana (NEL-Miami) y de la Asociacién Mundial de Psicoandlisis (AMP). | Nvugind sagaisn owo> ‘quay ‘dav ‘vad JUAN Fetipe ARANGO ADHD como discapacidad, lo que tiene ciertas implicaciones acord a las leyes federales. Bajo el amparo del “Individuals with Disabilitia Education Act”, las escuelas quedan obligadas a ofrecer programas es peciales de educacién para estos nifios, a los que se les asignan fo dos federales y estatales para su ejecucién, de acuerdo al ntimero dé estudiantes inscrito; por supuesto, a mas chicos diagnosticados, mat fondos son asignados a la escuela. De otro lado, el “Vocational Rehabi litation Act”, prohfbe la discriminacién a personas deshabilitadas quienes pasan a obtener en las instituciones educativas yen los luge res de trabajo, un cierto ntimero de prerrogativas especiales. Uno de estos grupos, tal vez el mas importante, e& el CHADD “Children and Adults with Attention-Deficit{Hyperactivity Disorder quienes recibieron para 1995 donaciones de casi 900.000 ddlares po parte de una reconocida farmacéutica. Ese mismo aiio, concentré sug esfuerzos en la reclasificacién del Ritalina para hacerlo pasar en fa li ta de la DEA a la categoria de Droga del Programa III, lo cual dist nuirfa el control y los requerimientos para su prescripcién y obtent cién. Se muestra asf la rentabilidad que implica para algunos la pro! liferacion del diagndstico, todo bajo la légica del constimo, sin mira mientos por consideraciones de orden ético, pero en nombre de la sat lud publica. Una politica donde tanto el DSM, las TCC (Terapia Cognitivo-Comportamentales) como la evaluacién, hacen consonan cia a la exigencia de una mentalidad contable de consumo. La otra vertiente la representan grupos como el CCHR (Citizen Conunission on Human Right), quienes consiguieron la aprobacién d “Children Drug Safety Aci”, ley federal que restituye a los padres e poder de negarse a suministrar medicamentos a sus hijos sados judicialmente por parte de las escuelas como negligentes. Son grupos opuestos al abordaje psiquiatrico, en su mayoria con un trase fondo religioso, sin que exista una contrapropuesta clara de aborda: je del problema. En Driven to Distraction, uno de los libros recomendados en su pa gina de Internet!, los Drs. Hallowell y Ratey escriben: “una vez qué uno comprende la naturaleza de este sindrome, tiende a verlo en to das partes”. Es asf que muchos advierten sobre la imprecisién del diagnéstico e incluso denuncian la inexistencia del nifto rebético o in formitico, que supone este modelo y que se instala como ideal, o nu vo mito, como una ilusién de la ciencia. El tratamiento ofrecido hasta ahora para el ADD produce efectos insospechados, no sélo en los nifos, sino también en los adultos quel van a contravia de la produccién. Lo que esta ocurriendo es que éstal ' http://wwwchreorg / esresponsabilizacién avalada por el consumo de la medicacién, y que instala al sujeto en un falso nombre, borrando la posibilidad de jormularse preguntas, retorna ahora en un segundo tiempo en con tha del proceso que lo produce. Asi, el ADHD empieza a ser un gran problema para los procesos de produccion de las empresas. The New York Times Magazine del 18 de julio del 2004, publica un articulo Hamado “Office Meses” donde habla del caso de una chica que se presentaba en su lugar de trabajo “descuidada y desalifiada; ra impuntual, llegaba tarde repetidamente, y su oficina era un de- systre, al igual que su vestido”. Ante un eminente despido, se defien- de al confesar que tres afios antes fue diagnosticada como ADHD. Para aquél entonces “la noticia fue um alivio para ella porque al fin lo explicaba todo, ella raramente parecfa encajar en un trabajo, eso ex plicaba por qué habia dejado nueve diferentes empleos en los tilti- s, el por qué, a pesar de sus dos Maestrfas y los afios de mos tres afi trabajo duro, no parecfa llegar a ninguna parte” Al confesar su condicién, toda amonestacién posible 0 toda ac- cién disciplinaria podia tomar tintes de diseriminacién, esto, ante un jnemo por el incumplimiento de una labor asignada, le permitfa res- ponder que sufria de una “incapacidad documentada” (Documented ilisabiliiy) ante lo cual tenia el derecho de solicitar un “Plan de acomo- dacién especial”. Agrega que ante el inminente posible despido, la chica ponia en juego la carta del ADHD (“I was playing the ADHD card”). Debido a lo anterior, las empresas empiezan a encontrar una seria dificultad con los empleados que alegan sufrir de ADHD, ya que las llegadas tardes, el aspecto personal, el incumplimiento de las tareas asignadas on los plazos previstos, los olvidos y toda conducta que de antafio hubiera causado un Hamado de atencién, ahora requieren no slo tolerancia sino incluso la creacién de condiciones mas apropia- das al ADHD (ADHD 's friendly enviroment) en el lugar de trabajo, y un acomoedo fisico razonable. Primero fue el ADD en los nifios. Inicialmente, los psiquiatras pensaban que desaparecia con la edad, pero mas del 60% de los ni- fos con ADD tendran la misma condicidn al Hegar a la mayoria de edad. Estudios realizados por Harvard University y la World Health Organization, presentan cifras de mas de § millones de adultos diag- nosticados con ADHD (otros estiman que 15 millones). La American Psychiatric Association dice que éste trastorno afecta el 4.4 por ciento de la poblacién de adultos. E] ADD se siti en segundo renglén des- pués de la depresién; sus cifras son ya de carécter epidémico. Es curioso que ninguno de los escritos revisados ni de una ni de otra tendencia interroguen la eficacia supuesta de los tratamientos wyezind s3a3isn oWo>? ‘GHav ‘dav ‘vad Juan Fevipe ARANGO = . stil é ermite fit, encajar, alojarse ,,, dispensados por las TCCs, dado que muchos de estos nifios son ea podrd cuestionar qué no le permite fi ' JASe en un tados en centros de salud bajo terapias de orden cognitivo-comp mental. Las estadisticas anteriores sin embargo son un cuestiot miento directo a sus resultados, dado que la condicion persiste y tintia en la adultez. Elestandarte del pensamiento liberal econdémico, Francis Fukuy ma, se ocupa con gran preocupacién del ADHD2. Es curioso cor tar que, tal vez el mds radical de los pensadores del liberalismo némico, coincida en un punto con nuestra preocupacién acerca de abordajes y tratamientos que se llevan a cabo en relacién a esta é dad clinica del DSM. Por razones muy diferentes, Fukuyama res: el efecto de desresponsabilizacién que promueve este sistema de sas y clama por la restitucién de la responsabilidad en juego en est pacientes. “Aquellos que creen padecer ADHD, suelen aferrarse ton desi peraci6n a la jdea de que su ineapacidad para concentrarse 0 re en alguna faceta de la vida no obedece, como se ha dicho a menud auna cuestidn de debilidad de cardcter o de falta de voluntad, si que viene determinada por una condicién neurolégica... apuntan un gen... como origen de su comportamiento, preferirian exonerar a si mismos de la responsabilidad personal de sus actos”. Esta pos tura queda plasmada en el best seller a favor del uso del Ritalin | mado: Nadie tiene Ja cutlpa. Fukuyama dice‘que una de las tres mas poderosas tendencias p Iiticas, efecto de la masificacién de los farmacos psicotrépicos, “ constituye el deseo por parte de la gente corriente de medicalizar lo posible su conducta y, de este modo, reducir su grado de respor sabilidad sobre sus propios actos.” Lo que le preocupa es que: “Li discapacidad esté sujeta a compensacién (econdmica) por parte di los organismos ptiblicos”. Aeste pensador le preocupan también los altos costos que esto re presenta a los presupuestos estatales, lo que es desde luego una preo cupacién para el sector privado, que se ve obligado a implement medidas y herramientas especiales para garantizar a sus empleados deshabilitados el entorno adecuado para el buen desempeno de sui labores. Tal y como dice la revista, “el diagnéstico es iluminante”, crea la ilusién de comprender al precio de excluir toda responsabilidad del sujeto en aquello que le sucede, dada la supiiesta y “probada” causa- lidad bioldgica. Fijada en un sentido que nombra su ser, esta mujer Lin acometido claro para el analista esta del lado de interrgsar el ido fijado en ese S, que no permite la apertu a ala pre: ita por lo que le sucede a ese s jeto en paced ar. Es necesarja una or de agujereado de esta creencia en la ciencia promovida anivel Jal, y problematizar la respuesta desde la suposicién de la causa- ioldgica. Fano ee de desenmascarar los mitos infundados de jas Be- wioral Sciences, que se encuentran al servicio del mercado ¥ del con- ‘yuo, para operar la inclusién del sujeto en cuanto particular y en ‘guanto sujeto responsable. Movimiento previo a Ia fnstalacign dele jyansferencia y que opera solo a partir del deseo del analista, E] ADHD representa una piedra en el zapato, an Obstacul al dis- surso que lo produce y que lo inserta en el pica? nib: del mer- sado. Pero también, en un segundo tiempo, representa Ta Dantomii= ga, un tanto del lado de respuesta del discurso de la histérico, de una jetividad que no sirve para producis, que hace obsticulo al imperati- §o de produccién, una actividad llevada hasta lo hiper. 2 Francis FuKUYAMA, Post human Society 3 Tbid., pag, 87. = wregind s3qzisn ow? ‘GHGv ‘dav ‘vaG La atencion que falta y la actividad que sobra Reflexiones sobre el ADD-ADHD ti 4 SWViA ELENA TENDLARZ 4 t Qué pasa cuando un nifio no aprende porque se desconcentra, perturba la clase, se olvida, se distrae, se desorganiza, no concluye sus tareas, y fundamentalmente no mantiene la atencién en sus acti- vidades escolares 0 en otras actividades? En la actualidad, el Manual SM IV tiene un nombre para ello: se trata de un “Trastorno por Dé- it de Atencién”, usualmente conocido como ADD por sus siglas en. lés (Atfention Deficit Disorder). Y sia eso afiade un gran despliegue actividad el cuadro se vuelve: “Trastorno por Déficit de Atencién Hiperactividad’, ADHD (Aflention Deficit Hyperactivity Disorder). La tendencia actual en Salud Mental produce un empuje al consu- ) de medicamentos, en este caso a la Ritalina, uno de los nombres erciales del metilfenidato. La generalizacién del diagnéstico de DD o de ADHD ha Ievado al aumento desmesurado de la medica~ i en los nifios, alarmando a los propt 6 sanitarios. En Es- los Unidos, por ejemplo, en 1987, se diagnosticaron con este cua- a 500,000 nifios. Diez afios después, en 1997, la cifra auments a ),000 nifios. [in realidad no se trata tan solo de un diagnéstico que levaria a discusién terminol6gica, sino que esta en juego tanto una ideolo- acerea de lo que se espera de un nifio, un efecto de mercado de umo por parte de los laboratorios, y una serie de tratamientos \luctistas y cognitivistas asociados que se apoyan en un mapeo ce- yal. Todo esto nos lleva a interrogarnos acerca de qué es este diag- ico y desde qué perspectiva puede examinarlo el psicoandlisis, A ELENA TENDLARZ es psicoanalista en Buenos Aires, miembro de la Es- la de la Orientacién Lacaniana (EOL) y de la Asociacién Mundial de Psi- Alisis (AMP), Mail: stendlarz@fibertel.com.ar ai | nvuaind saaaisn owo> ‘qHav ‘dav ‘vad SitviA ELena TENDLARZ 1. El nacimiento del ADD-ADHD 2. El uso del diagnostico El MBD es el diagndstico que de alguna manera diez afios antes absorbe estas problematicas y es considerado ya desde la perspecti- va del trastorno cognitivo. De hecho, en el CIE-10, clasificacién inter- nacional de enfermedades de uso habitual en Europa, se establece el diagndstico de Sindrome Hiperquinético que se aproxima al de Dis- funeign Cerebral Minima, y eso determina que el cuadro sea menos frecuere que en los Estados Unidos. {Qué afiade el ADD-ADHD y qué consecuencias conlleva? En ptimer lugar, en la etiologia del ADD, el dafto cerebral tiene un “fol menor. En su lugar aparecen los déficits neuroquimicos que se fonsidera que pueden ser tratados a través de una medicacién ade- sada. Los neurotransmisores del tipo catecolaminas, especialmente yradrenalina y dopamina, son los que acttian en la regulacién de la teza frontal. Ellos estén alterados, y se considera que los estimu- Jantes como el metilfenidato y la anfetamina modifican la concentra- n de los neurotransmisores y mejoran asf el rendimiento del nifio. La psicofarmacologia infantil hace su aparicién en 1937 cuando \dley muestra las “ventajas” del uso de la anfetamina en nifios con tornos de condueta. El metilfenidato se vuelve asi el partenaire gal del ADD-ADHD y del imperativo de restaurar al nifo en una acién normal con la conducta socialmente adaptada. La versién del DSM III presenta a la atencién como el trastorno cial del cuadro, La “hiperactividad” que introduce el DSM IV porta una doble entrada: cognitiva y comportamental. Para el nitivismo no se trata ya s6lo de un déficit de atencién sino de una yacién central. La hipstesis de origen genético también es estu- la. Lo hiperactividad y la impulsividad pueden predominar alterna- ente, La hiperactividad en los ninos pequefos es planteada como poder quedarse quieto o hablar en exceso; en los adolescentes, se nta como la dificultad que encuentra en las tareas sedentarias. No obstante, el diagnéstico diferencial también aqui se impone y DSM IV indica la necesidad de distinguir este cuadro de los com- amientos propios de la edad en nifios activos (sobre todo muy jiefios), el retraso mental, la injerencia de ambientes poco estimu- , y finalmente los cuadros de psicosis, denominados en este al “trastorno generalizado del desarrollo”. Por otra parte, la sci6n, la hiperactividad y la impulsibilidad tienen que aparecer de los siete afios y hacerse evidentes en dos ambientes diferen- mas, no en un solo lugar, por ejemplo, en la escuela y en la ca- ) significa que no alcanza con que el nifio tenga problemas sé- El diagndstico de ADD tiene su historia. El concepto de “ate cién” tempranamente fue considerado tanto en las elaboraciones lativas a la inteligencia del nifto (medicidn de la atencién del nifio més precisamente su “falta de atencién”) como en los diagnésticos e1 a infancia para eyaluar un posible autismo. Por otra parte, la “hiperactividad” también tiene sus anteced tes. La “inestabilidad motriz” (Ajuriaguerra), el “nifio turbulento (Wallon), el “sindrome hiperquinético” (Abramson), son algunos di sus predecésores. En realidad, la “agitacidn” de los “alienados” es I descripcién de la psiquiatria cldsica del cuerpo que desborda. A pattir de los afios 20 del siglo XX se han desarrollado dos rrientes opuestas. Por un lado, la francesa, que propone un estud psicodindmico y examina a la inestabilidad psicémotriz. tanto com una manifestacidn sintomatica de un trastorno ansioso © como defensa maniaca frente a la depresién. La corriente anglosajona desarrolla una concepcién neurolégit del que se desprende el diagndstico de “lesién cerebral minis (Stfauss y Lethinen, 1947). En un principio se consideré que un da orghinico cerebral de origen infeccioso o de otro origen llevaba a ob taculizar el proceso de aprendizaje y a trastornos neuromotores. ro las criticas de la concepeisn de la lesién cerebral_y la imposib dad de detectatla hicieron que el cuadro pasara a denominarse “ funcién cerebral minima” en 1962. Wender en 1971 hace confluir en ese diagnéstico (MBD, Min Brain Dysfunction) la hiperactividad, el trastorno de atencién y percepcién, las dificultades de aprendizaje, la impulsividad y ] trastornos afectivos. La disfuncién puede ser reactiva o sintométi¢ En 1980 surge el diagnéstico del sindrome de deéficit de atenell en el Manual de Psiquiatria DSM UI. El déficit de atencién e hipera vidad se incluye a partir de 1987 con el DSM III-R. EL DSM IV co dera una distincién de tres tipos de trastorno por déficit de atend con hiperactividad: con predominio de inatencién, de hiperacti dad-impulsibilidad y un subtipo combinado. El segundo y tercel po conforman la mayorfa de los casos de ADD-ADHD en los Esta concepcién incluye cuadros de ADD residuales en adultos experimentaron ADD en la infancia 0 en la adolescencia. Nv¥aInd sagaisn OWOD ‘qHay ‘dav ‘vad 7 asf dejar atras las explicaciones obsoletas del psicoandlisis, en nom- bre del avance cientifico que indica que el ADHD tiene como etiolo- gjla_un trastorno de la funcién ejecutiva derivada de la actividad del oirtex prefrontal. Y asi, la antigua ctiopatogenia orgdnica de la enfermedad de la “disfuncién cerebral minima”, retorna a través del cognitivismo, que mds que tratamientos propone mediciones, localizaciones cerebrales condjcionamientos que modifiquen la conducta. Todo esto sobre la 4 de fa informacién recopilada a través de los padres, maestros y ts disefiados especialmente para esos fines, que no toman en cuen- las subjetividades involucradas en aquellos mismos que tratan de antificar'la conducta del nifo. El planteo esencial es que las alteraciones cognitivas que produce la disfunci6n ejecutiva afectan la generacién de conductas con una fi- flidad, la resolucién de problemas, la habilidad para prestar aten- ein y su flexibilidad, la inhibicién de tendencias espontdneas que ducen a un error, la resistencia a la distraccién, la capacidad para antener una conducta durante un periodo de tiempo relativamen- largo y, finalmente, alteran la habilidad para organizar y manejar tiempo. Ahora bien, de acuerdo a esta perspectiva de Barckley, tedrico de ita orientacidén, los trastornos del lébulo frontal y de sus funciones oducen diversos sintomas por la falta de control sobre la conducta. e trastorno puede encontrarse también en otras patologias. Esto es licado como “comorbilidad”. A pesar del cuidado diagnéstico inicial de separacién de cuadros, sl concepto de comorbilidad que resulta del cognitivismo lleva a con undir el ADD-ADHD con algunos cuadros de psicosis que presenta DSM IV, tales como los trastornos generalizados del desarrollo, el drome de Aspeger y el autismo, entre otros. De hecho, existe una ie de sintomas que lo acercan al autismo, como las conductas este- lipadas, los trastornos del lenguaje, la poca flexibilidad mental y la cultad en la interaccién social. Asi, plantean que las estereotipias los nifios hiperactivos que mas se aproximan a las propias del au- 0 son: el aleteo de manos, el picar con los dedos, el balanceo de la beza y la repeticién mondtona de sonidos. Otras veces el nifio con DHD, en su forma de falta de atencién, en lugar de ser extremada- mite charlatan, es sumamente callado. Se aproxima asf al mutismo tivo, también relacionado con el sindrome de Asperger. Todas estas apreciaciones han conducido a la propuesta de que iblemente exista un continuo entre el autismo con retardo mental ro, el autismo clasico de Kanner y el ADHD. De hecho, la altera- de la funcién ejecutiva es planteada por el cognitivismo como 7, lo en el colegio para realizar el diagnéstico. Es necesario que esta’ perturbaciones aparezcan en otros lugares. En los casos estudiados, los distintos ftems del Manual son utiliza dos para separar cuidadosamente uno de otro, pero es aqui en dot de las fronteras entre los cuadros vacilan y los limites que intenta establecer tambalean. El llamado “trastorno disocial” se mezcla cot el “trastorno negativista desafiante” (que es su manifestacién leve) por ejemplo, en el nifio llamado “sin frenos” se lo distingue con di cultad del ADD. El caso paradigmatico que presenta el Manual es el de Eddie, nifio de 9 aiios que no para de moverse ni db hablar en clase. Desd pequefio no-fue aceptado en la guarderia por su comportamiento terminé enyun programa especial de conducta para nifos de primé y segundo grado. En el momento de la publicacién del Manual de c sos, el nifio cursaba una escuela normal pero era incapaz de espe su turng por su impaciencia, perturbaba continuamente la clase, podfa concentiarse y su atencién era inexistente. El resultado de esta evaluacién es la medicacion con un estin lante, metilfenidato, a dosis bajas, que ha mejorado su conducta y atenctin. ; El torolario’de,este examen es que el diagné rrelativo a la administracion de una medicacién especifica con la q se espera que el niito logre el rendimiento esperado y ya no molest Esto debe tomarse en cuenta ya que el uso indiscriminado de mec caciones en nifios diagnosticados come ADD-ADHD, sobre todo nifios pequefios especificamente contraindicados en el DSM IV, e puesto seriamente en cuestién por sus eventuales efectos colatera y por el sobrediagnéstico que no toma en cuenta el contexto de emergencia sintomatica ni la presencia de otras patologias mas sev ras (véase La Nacién on-line, 10 de septiembre de 2005). 3. Del fado del cognitivism El cognitivismo tiene una respuesta para el ADD: se trata de trastorno de la funcién ejecutiva. De allf que la propuesta neuroc nitiva parte de mediciones cerebrales y objetivables experimer mente. “De otro modo —dicen Artigas-Pallarés y sus colaboradores el texto Comorbilidad en el TDAH-, la posibilidad de especulacién ilimitada y sostenible tinicamente en base a sistemas cerrados, rf dos y dogméticos, como ocutre con el psicoandlisis y la versién inj nua del conductismo”. El método experimental cognitivo pretet SILVIA ELENA TENDLARZ | nwuaind s3031sn oWo> ‘qHaY ‘day ‘vad 3 Ey | SILVIA ELENA TENDLARZ una de las causas del autismo. De alli que Artigas-Pallarés y sus co laboradores consideren que estos déficit pueden servir para explicai tanto sintomas del autismo como del ADHD. Para resolver el proble ma del tratamiento, proponen que se le suministre metilfenidato a un nifio con el diagnéstico de autismo, si presenta manifestaciones tpi cas de TDAH. La dislexia también es considerada dentro de la co morbilidad, puesto que una parte de los nifios con ADHD muestra como primer sintoma dificultades fonoldgicas, retraso en el lenguaj © ambos problemas. Estos nifios tienen un elevado riesgo de presen: tar dificultades en el aprendizaje de la lecto-escritura. ‘Todo esto permite concluir que el déficit nunca fue un buen crit rio diagnéstico y conduce inevitablemente al uso de la medicacién a terapias comportamentales para paliarlo. Los niftos se vuelven “tos dos educables y medicables” en nombre de la cura del sintoma, s tomar en cuenta la causa y el tratamiento singular que convoca. 4. Un cyerpo que palpita por fuera de lo simbolic La proliferdcién contempordnea de un diagnéstico que conlleva uso necesario de medicacign psicofarmacolégica, es la expresion una medicalizaciéi? de la educacién y una transformacién de la co cepeidn acerca de en*qué-consiste educar y qué es un nifio, El ide de! éxito marca la lucha desenfrenada contra el fracaso escolar, of dandose en este recorrido que no hay un alé escolar a través del todo esté dicho acerca de una vida por venir. La presin de los laboratorios, el uso indebido de los psicofarmt cos, el empuje a la cuantificacién, la arbitrariedad diagnéstica confi da a cuestionarios suministrados por padres y maestros, no son que la expresion de una distorsion del sujeto que consulta o es traf ala consulta por su sufrimiento. Esta orientacion, de la que el cognitivismo por la via del tra miento cognitivo-comportamental se vuelve el baluarte del adiest miento y de la medicién, no se dirige ya al sujeto del inconsciente no aun sujeto del aprendizaje que hay que evaluar, educar y corre para que responda a los criterios de normalidad que impone el d curso amo. Una expresién contemporanea del peso del empuje norma ideal es el proyecto de ley actual francés que como modalit de prevencién contra la delincuencia pretenden establecer un di néstico precoz a través de un “carnet de comportamiento” (La } ciéu, martes 7 de marzo de 2006). El trastorno disocial (Conduct dis der), diagndstico que sigue al ADHD, es el antecedente de los “lad nes de cubos” futuros criminales. Ambos diagnésticos tienen 4 Mis- mo y tnico destino: la reeducacién para que subsista el ansiado “mundo feliz”. Lo esencialmente desatento en esta perspectiva es el sujet, que ho puede reducirse al tratamiento yoico educativo que sigue linea- mientos universalizantes. Antes bien, es una invitacién al consumo. La solucidn de psicofétmacos nos vuelve consumidores y nos e™pu- jo a apropiarnasde la solucién médica en forma indiseriminada sin vonsiderar cada c4so en particular. Reedueacién y medicamentos es Ja combigacién que forma parte de la formula que en nombre de la ciencia fgrcluye al sujeto. En verdad se trata de un nifio que se distrae por los significantes jue marcan su historia, sustrayéndolo de las tareas educati¥@S: ha- ciéndolo vagabundear en sus fantasias, dejandolo cautivo de la preg- ancia de las relaciones imaginarias con los otros, 0 transformando- Jo en la presa de un cuerpo de goce que lo desborda con una hiperac- jividad desenfrenada. El veredicto de ADD-ADHD nada dice acerca ‘le su coyuntura subjetiva, de su relacién con el aprendizaje, ni sobre odo acerca de un cuerpo que palpita por fuera del limite simb6lico. La dificultad en la operacién de separacién en el nifto llamado “hi- activo” retorna en lo real del cuerpo a la manera de una agitacion janfaca que traduce, segtin una justa expresién de Lacan, “Ja insu- ecién del objeto a”. La falla simbélica da lugar al exceso que se Jca en el cuerpo, impidiendo que el nifio mantenga su atencion o e pueda detenerse el tiempo suficiente para concluir sus tareas. “;Puede perderme?”, parafrasea Lacan el decir del niflo para ‘ombrar la operaci6n légica de separacidn. La verdadera pérdida en- ees no atafe tanto a la atenci6n nia la zozobra de actividad. An- bien, es el retorno en el cuerpo de un desarreglo simbélicO- Fl psicoandlisis invita a dirigirse al sujeto, uno por uno, pata que padecer encuentre una salida que le sea propia, por fuer de lo falta o de lo que sobra. | wvuzind s3a31sn oWo> ‘aHav ‘dav ‘vada S| Siwvia Elena TeNDLARZ Dr ATORIAGUERRA, Julian: Manual de Psiquiatria Infantil, Masson, Barcel 2000. ARnIGAS-PALLARES, J Garcia Novett, K. y RIGAU Rarera, E. “Comorbili en TDFHD”, If Congreso Internacional de Neuropsicologia en Intern Manual DSM-IV y DSM-IV. Libro de casos, Roy, Diy M.: “Hyperactivité: ordre ot désordre", La Cause frewdionnte 58, P, oct. 2004. Transt, R.: “The ordering of attention. The ory and ADD", véase en internet. Bibliograt iscourse of developmental De la respuesta farmacolégica al sintoma analitico SANTIAGO REBASA La relacion entre farmaco y sintoma Es un hecho verificable el avance de la psicofarmacologia, sus fonsecuencias en la clinica, sus flamantes bene! 3 y sus también huevos- problemas. Como tal, ese avance requiere ser pensado. Una de las euestiones a pensar es la compleja relacion entre farma- £0 y sintoma, y principalmente respecto del hoy difundido sindrome del ADD (Affention Deficit Disorder) 0 ‘Trastorno por Déficit de Aten- cién, que constituye una de las formas en que esta problematica rela- clon comienza a presentarse con frecuencia en la clinica con nifios. Dado que este sindrome nos remite al campo médico, diremos que al discurso médico nadie es ajeno. Con discurso médico me tefiero al or- den que excede y abarca la practica médica, determinando todo lo que se realice de acuerdo a sus coordenadas. Al respecto Jean Clavreul, en El orden médico!, observa que este discurso nos coloca en tuna posici6n subjetiva de divisién, porque Hegado el caso no pedi- mos sino someternos a este discurso, y esto no es sin rebelarnos ante la ideologia que ese discurso afirma. Clavreul ubica al discurso ana- litico como reverso del discurso médico, lo cual acerca este ultimo al SANTIAGO REBASA es psicoanalista, integrante del Servicio Infanto Juve- nil del Centro de Salud Mental N"3 “Dr. A. Ameghino” de la Ciudad de Bue- hos Aires. Mail: santiagorebasa@yahoo.com.ar VersiSn corregida y ampliaca del articulo “De la respuesta farmacoligica al sintoma analitico. Apuntes sobre el ADD” publicado en el periédico El Otro, Buenos Aires, Noviembre de 2001. ' CLavrrut, Jean: El orden médico, Argot, Barcelona, 1983. | nvuaind s3qaisn owo> ‘quay ‘dav ‘vad # | Santiaco Resasa discurso del amo, discurso de poder, donde Io propio del discur Médico es la sumisién del enfermo al poder del médico. Es propio discurso del amo que el sujeto quede en suspenso, reprimido. Adentréndonos en la problematica general de los psicoférmac podemos pensar que si los criterios para prescribirlos siempre pu den ser motivo de discusién tanto clinica como ética- cuando se tr ta de la medicacién de nifios hay en el horizonte un redoblamient de aquella sumisién. Por lo cual, la discusién deberta imponerse, De todos modos, a esta altura podemos pensar que la puesta Suestin del manejo de la prescripcidn farmacoldgica, de sus fund mentos clinicos, de su conveniencia en cada caso, esti cerca de pas @ ser una utopia. La interrogaci6n es en realidad descartadaen fav de una certeza que tiene, entre otras causas, la creencia que procura Saber cientifico -cuyo imperio es determinante en el poder de la m dicina-, asf como la pretendida eficacia que el propio efecto del ps Cofarmaco, ocultando sintomas, pareceria sugerir, La consec uencia el desvio de la mirada médica cuando la enfermedad, que es su obj to, ya no se daa ver2, * Cuando un nifio es medicado la resonancia de escenificacion fa lasmatica de esta frase no es casual-, surge la pregunta porel obje de esa medicacién®. Ya que seria extranio que el nifio por sf mismo di Mande ser medicado por el sufrimiento psiquico que lo aqueja. Perfil normativo del AD Examinemos ahora algunos elementos acerca del ADI ), que pr vienen de la drbita médica y que podrian ser titiles para situar es Stndrome como una construccién que nos muestra, si podemos leerk de qué modo el discurso médico resuena en lo social con un tinte no: Mativo. Esto podria entre tanto advertirnos de su valor performativ Es decir, aquello que este discurso eficazmente produce, ejecuta, g nera, en el tejido social, bajo la apariencia de una mera deseripciéi cientifica de tono naturalista: la descripcién e inventario que calific ~¥ daa luz~a un grupo de especimenes humanos que s 2 ajustan au Supuesto patrén CLAVREUL, Jean: Ob. cif Renasa, Santiago: “Farmaco y sintoma en nifios. Avatares de la pregun: {a”, en: Psicomndlisis-y el Hospital N16, E1 firmaco, Ed. del Seminario, Bs As, 1999, a En El Manual Merck* de medicina, ©] ADD es definido como: “pa Wn persistente y frecuente de falta de atenci6n e impulsividad ina propiadas para el grado de desarrollo, con o sin hiperactividad’’ (..) ‘Muchos expertos creen hoy que el ADD es una diferencia, mas que §n trastorno o un déficit, de la bioquimica sanguinea, que trae como fonsecuencia una diferencia de enfoque del aprendizaje”. Cabe pre- puntarse si es necesario reconducir a Ja “bioquimica sanguinea” lo {ue serfa sélo un “enfoque” distinto. Puesto que si se recondujeran a | “bioquimica sanguinea” los distintos enfoques para encarar cual- (uier otra clase de actividades, se abrirja la puerta a la medicacién in- lisctiminada, haciendo hineapié cn la medicacién de la diferencia. léase: la diferencia que no se ajusta a la norma social, 0 que de un modo u otro le hace obstéculo, 0 implica a su respecto alguna suerte de desvio. En cuanto a la etiologia del ADD se manifiesta alli que se desco- hoce, explicando que mas del 95% de los casos no presenta lesion neuroldgica, por lo cual esta debe excluirse, siendo la hipétesis més acepiada la alferacién de ciertos neurotransmisores, ;Qué significa es- to? Una alteracién funcional, un cambio, Una psiquiatra que proponta la Medicacién de este sindrome, aduciendo esta justificacién de la modificacién en los neurotransmi, sores, consultada por si esta variacién que se puede observar en los mapeos cerebrales era causa o efecto del sindrome, me aclard que #80, exactamente, es lo que no se sabia, Cuestién central que queda asf soslayada sin mas. Dado que esa alteracién en los neurotransmisores era similar a la de la depresién en adultos se comienza a tratar con farmacologia an- tidepresiva a estos nifios, prefiriéndose mag tarde psicoestimulantes derivados de las anfetaminas, como el metilfenidato (Ritalina), por su efecto paradojal sedante. Los sintomas y signos que conformarian el ADD van, segtin el Manual Merck desde la inquietud 0 impaciencia e impulsividad, pa- sando por la falta de atencién, y Iegando hasta Ja pasividad o letar- Bo, en una profusa gama de matices que diluye, a mi entender, la es- pecificidad del diagndstico, poniendo en cuestign al sfndrome como tal. En lo que respecta al discurso médico y su repercusién en lo so- cial como normativo, leemos en ese manual no sin progresivo asom- bro- las siguientes frases: “los sintomas deben aparecer en dos 0 mas Wa. EL Maniral Merck, Ediciones Harcourt §. A., Madrid, 1999, * Esta definicién es a su vez tomada por el Manual Merck del Manual diag ndstico y estadistico de los trastornos mentales, cuarta eiticién (DSM-IV) & Nvu3zino s3q3isn OWOD ‘quay ‘aay ‘vad & Santiago REBASA situaciones (por ej. hogar y escuela) y deben alterar el funcionamien to social 0 académico”. “La falta de atencién y la impulsividad tan el desarrollo de las habilidades académicas (...) la motivacion colar y la adaptacién a las demandas sociales”. El ADD guarda 1 laci6n con las tareas y con el entorno y las aulas tradicionales...” Pero eso no es todo. En ese texto figura el supuesto de que los cos con ADD “suelen ser desobedientes o desafiantes”. A partir d ello conjeturan para su futuro “dificultades para aprender un co portamiento social correcto”. En los EE.UU,, algunos médicos ya hace tiempo concernidos po este problema, también han_percibido cémo los patrones sqciales 1 son ajenos a este cuadro. Al respecto ha sefialado por ejemplo la Dra Julie Magno Zito, de la Universidad de Maryland: “debido a que creciente ntimero de nifios debe ser puesto al cuidado de guardert porque ambos padres trabajan, aumenta la necesidad de que se ajug ten estrictamente a los patrones sociales”.° Respecto al tratamiento, que es propue: coestimulantes combinados con asesoramiento”. “Los psicoestimu: lantes resultan mas efectivos en los nifios con ADD menos impulsi vos”. En ese sentido,,en un prospecto de metilfenidato se adviert que esta contraindicado en casos de ansiedad marcada, tensién y ag tacidn, ya que puede jagrayarlas! i Los efectos secundarios mas frecuentes del férmaco —minimi: dos en general en la bibliografia~ son los siguientes: insomnio, dep sién, cefaleas, acidez, anorexia, nerviosismo, y ascenso de la presiét arterial. Con dosis grandes: supresién cronica del apetito y disminu cién del crecimiento. Esté asimismo especificado que dosis bajas sue len favorecer el aprendizaje, y las altas, jla obediencia! Un paciente de 9 aiios, al que medicaban con esta droga, me ex: plicaba en presencia de sus padres, que la misma le era suministra da: “para no portarme mal”. Ejemplo de cémo este cuadro médica parece estar configurado en funcién de otras demandas, diferentes las del sujeto. Lo cual insiste en la siguiente frase del citado manual: “Muchas veces, el firmaco se prescribe slo para ayudar al nifio d rante las horas de clase. Se aconseja dar vacaciones medicamentosas (durante fines de semana o vacaciones escolares)”, aclarando a su vez que “no se ha demostrado que los farmacos, por sf solos, produz- can beneficios a largo plazo”. En el prospecto de esa droga se afirma que en menores de 6 afios la seguridad de su uso y efectos a largo plazo no fue establecida. © En Diario La Nacién, Argentina, 8/3/2000. El objeto faérmaco como respuesta El libro titulado El nifio que no podia dejar de portarse mal’, se dedi- (a justificar la existencia del ADD como sindrome y su farmacotera~ pia sobre todo. En él las alertas del prospecto de metilfenidato res: pocto a los casos reportados de merma del crecimiento, asf como de Jos riesgos de esta droga cori relacidn al abuso y Ia dependencia, son fwchazadas por el autor, para quien ambas cuestiones se inscriben en el campo de los mitos. Para argumentar contra los riesgos de adiccidn, cita una experien- cia en la que a un grupo de nifios le suministran metilfenidato y pla- cebos en forma alternada. Come los nifios no podian diferenciar cudn- do les daban la droga y cuando el placebo, coneluyen que no podian generar una adicci6n a una sustancia que no les producfa cambios que llos mismos pudieran percibir. Dejando de lado el valor de objeto que obtura del farmaco como respuesta, més alld de su poder quimi- co. En ese sentido es interesante lo que expresaba aquel paciente, ya no en presencia de sus padres, respecto al lugar que él mismo otorga- ba a la droga: “Yo no quiero tomarla. Me olvide. Mi mam me tiene que recordar, Me dice que la vaya a tomar pero me olvido, y mejor, No quiero acostumbrarme. Tengo que hacerlo yo sin pastillas. Porque si ho cuando sea grande voy a tener que tomar pastillas, y si no, me voy portar mal, y no voy a tener novia”. Aclaraba que las pastillas eran segiin esta segunda versin— para que no le agarren ataques de ner- vios. Nerviosismo que referfa sin embargo a las (para él mortificantes) diferencias que su madre hacfa entre él y su hermano. Se puede pensar que, actuando en el organismo, el efecto del far- maco sobre la subjetividad, al esquivar el territorio del sentido, con- Jleva un riesgo de destierro del sujeto. Asi como la elusién del transi- to siempre singular y dificultoso que toda verdadera experiencia im- plica. En ese sentido, puede ofrse a este paciente dar sus razones en la via opuesta, de rebelién respecto del férmaco. Por el contrario, en las experiencias cientificas tipicas, como las mencionadas més arriba, la escucha de la subjetividad es de antemano cercenada. El afan lucrativo de los nacientes centros de asistencia (gy promo- cién?) del ADD, sumado al negocio farmacéutico, parece apuntar ~en la via de la forclusién de Ja singularidad del sujeto~ a la instalacién progresiva de wn modo de respuesta. Modo con el que empalma un proyecto farmacolégico, si vale la expresién, de dificil control en la s tuacién actual del mercado. Tal como pensaba Lacan esa circunstan- Scanpar, Ruben O.: El iifio que no podia dejar de portarse mal, Distal, Bs As., 2000, Nvuazind s3a3isn OWO> ‘GHaV ‘dav ‘vad cia cuando indicaba i cie ‘ 5 ror ist que el sentido de la sociedad de consumido: lenciar. De esta manera la medicacién farmacolégica hace consistir ral equiva Loonie a saaat como suman se le p lo organico como causa, evitandose asi toda pregunta por la verdad nuestra industria, un plus de sae de hr ts ie fp cl sintoma pueda encarnar. . mS puede leer el oie Be ae ind nahi! - Y agregal {No aliena acaso el farmaco, en las profundicades neuronales mantiene a mucha gente entretontia? imular el plus de goce, sjue proponiendo su alteracién hace consistir como causa todo ac- Unos afiog después, en la conferen ei 4 ; a soso posible del sujeto a su propia verdad, tanto como. cuando un des cera” se preguntaba: ” Qué vos pies oe que * dio en Hamar “Lat jierro se propone mantener fuera, alejado, aquello que subvierte un ‘e Procura la ciencia (...)? Algo para orden para el amo?! traer el hambre e i ‘ a . , . en lugar de Io que nos falta en la relacién (...) Hay sin duda prescripeiones de psicofarmacos que son necesa- Dees ages. oe [a mayoria de la gente (...) se Ji. Pero si Io que se medica es la angustia, una cuestién a tener en de lo que advendra de ese real, a bon dese ree algo que depei suenta cuando se medica a nifios es con qué contamos, qué madre, los gadgets verdaderamente se tonwn epende por ejemplo, de qt qué padre, y qué de ese entorno se ests medicando en et nifto. Con lo te leguemos fosctros items ; ae “ que verdadera fual este col e el riesgo de sostener asf, a través de lo que en él se si Olietos.entsnces qud intent eat anima es por los gadgets’ lencia, el funcionamiento normal, en el sentido en que en el ADD po- dbturanda Ht'el devdemicn le iS ore valor ¢ le goce para tod diamos encontrar al farmaco a favor de la norma social, escolar, asf dvuno Id ete ee ae e Bove dik que atane a c gomo también el funcionamiento “normal” de lo que Lacan Hamé la facia de-plugd : nt P un objeto homogéneo de simi pareja familiar. Plus de goce, o semblantear el objeto para cada sujeto, Desde el psicoanilisis se trata de devolver al sintoma su dignidad, ud en “Recordar, repe- ,, “ese fragmento de su spigar algo va- ; yolverlo ese “digno oponente”, como Hamé F . tiry reelaborar” a los fenémenos de la neuro ser que se nutre de buenos motives y del que deberé 4 Objetalizacion del nifi lioso para su vida posterior”, Se trata, contra la politica del avestruz, Heel lngideabietoer qaetminte - en que nada se quiere saber de la castracién, ce una politica del sinto- desu constitucien irene a ee e quedar el nifo por lo S avatal ma, que ponga a trabajar aquello que en el sfntoma se propone como eran deat aati ie ea acn aun Otro primordial el q tratamiento de lo real, y de su afecto caracteristico, la angustia, Diets Su pent medieaciOn desde el lugar del Otro, puede ser red Dado que suelen ser los padres quienes demandan la medicacion ttuctOn apeenn an de sueto, ya no en suspenso, depende de la co del nifio, un semblante de sometimiento al discurso médico podria § toma, Se reece ae implica la emergencia de tm sujeto dels ser, segtin el caso, una forma de maniobrar con el modo en que esa > mies mary eal aches analitico como reverse del discu demanda perentoria suele presentarse. Oponerse podria representar > Picrew ee © en la prescripcién medicamentosa que el su rechazo, Por ello, mas alld de la medicacién, habria que apuntara_ ithe pissed itiedienarr as trabajar el estatuto de este modo de respuesta tal como se presenta en >, juego, coed eee sein Farmaco acude al lugar de la angusta los padres, dado que, si accedieran a suspender la medicacién sin ha~ eee Si aleeliag| eet gue de la demanda. En algunos casos, | ber desplegado algunas razones, habria que esperar en el horizonte, 5 nada en cl sintoma del in ee propia pregunta, la cual esta encar. dado el modo de respuesta a la angustia, un nuevo objeto para obtu- 3 a opal Sls medication del nifio es en estos ca rarla. Habré que escuchar entonces la demanda, permitir y favorecer_ @ alinito abjetatleate on d crery ia laque queda obturada, quedand su despliegue, tanto la del nifio como la de los padres, y rastrear en : F conn alles pa ae es.en su cuerpo donde se despliega la fan ellas qué del deseo, siempre novedoso, se va diciendo. Aunque la de & na, donde el sintoma estalla y donde se lo pretend: manda de los padres sea medicar a su hijo, podria ser conveniente § © © rm hacer lugar a eso para que pueda hacerse otra cosa con eso. 3 BASS: Hecques: Et seminaro, Libro 17, reverso del psiconnisis, Pail, € &Y TACAN, lace thee ota en Inter 0 Renasa, Santiago: Ob. cit # me Mew aes era”, en: Intervenciones y textos 2, Manantial, Bs, "| FReup, Sigmund: “Recordar, repetir y reelaborax”, en: Obras Complelus, |. * : XIL Amorrortu, Bs. As. 1979, pag. 154 ” ir 8| Santiaco Reeasa Epoca del farm En tiempos que -a riesgo de ser redundantes- podemos lam: globalizacién (es un hecho que el auge del ADD proviene de EE.UU., y es digna de notarse su capacidad y velocidad de ex sin, que le da verdaderas caracteristicas de epidemia'”) las res tas globales, totales, dejan por fuerala singularidad del sujeto, en de um funcionamiento cada vez mas eficaz y aceitado, que requi de la “solucién répida” (quick fix). Asf la designaba una maestra escuela primaria en los EE.UU., cuando me comentaba acerca motivo por el cual la Ritalina es allf usada habitual y profusame Esta cumple la funcién de lo que podria lamarse un “atajo” para qi un futuro “loser” (perdedor) tal es el destino que le otorgan a un fio diagnosticado con ADD-, pueda sumarse al horizonte de “51 cess” que su sociedad promete para todos. Esta docente, convent como la mayorfa en esa institucién educativa ~y sin mayores cuesti namientos al respecto- de la conveniencia del uso de esta droga, podia sin embargo dar cuenta de por qué, afios atras, esta habia si prohibida en el mismo pais, por las secuelas de adiccién alos esting lantes que dejaba eh sus antiguos consumidores. El difundido slogan “winners don’t use drugs” (los ganadores/e tosos no usan drogas), zno deja acaso las mismas para los supuest perdedores, como sucede con la Ritalina? Pero gno es aun mas inquit tante que la etiqueta de “perdedor” (loser) enmascare y esconda ( amo no desea saber nada, s6lo desea que la cosa marche") a aqui que encarna la pregunta por lo que en la uniforme “happiness” 1 funciona? 12 Pero conviene suspender la decisién sobre qué tipo de cosa es la que se expande; y pensar si no se trata justamente de los efectos del Saber pues- to en el lugar del Agente, tal como Lacan lo propone para lo que denomi- na Discurso Universitario, LACAN, Jaques: El seminario, Libro 17, El reverso del psicoandlisis, Paidés, Bs. As, 1992, pag. 22. 14 Repasa, Santiago: Ob. cit. 13 Biopolitica del Déficit de Atenci6n Ram MANDIL “EJ malestar en la cultura” (1930), Freud menciona una confe- jencia de Mark Twain, a la que se supone que habfa as jalmente, en la que el escritor americano hace una digre oul primera vez en que tob6 una sandia, alrededor de los 13 afios de tad: “Habra sido la primera?”, se interroga el escrito, La evocacién de este episodio serviré como ilustracién, para Yreud, de cémo la moralidad muchas veces es realzada como conse- eyencia de un infortunio: después del robo, el 1 fo, lleno de remor- dimientos, resuelve restituir la sandia al propietario, al constatar que a avia estaba verde... r ie referencia mas reciente a Mark Twain surgiré en un articulo publicado en 1993 en el periddico Development and Psychopathology publicado por la Universidad de Cambridge, donde los autores me {an acerca del modo como estaba siendo construida la nocién de [rastorno de Conducta (Conduct Disorder) en el entonces DSM I-R y su vinculacién casi inmediata a los trastornos mentales. Para ello yvocan las vidas de Tom Sawyer y de Huckleberry Finn que, por los criterios adoptados por el manual, ciertamente serian ene como portadores de trastorno mental. Aquello que en Ia ficcion de Mark ‘Twain es presentado en términos morales y sociales, pasa a gradualmente transformado en un problema de salud mental. ara Jos autores de este articulo, el DSM, antes que un documento cientt- fico, debe ser visto fundamentalmente como un sistema de clasifica~ cién administrativo de los problemas y condiciones tratados por los profesionales de la salud mental. Las bases del DSM deben ser bus: Ram MANDIL es psicoanalista, miembro de la Escuela Brasilera de Felons lisis (EBP) y de la Asociacion Mundial de Psicoandlisis (AMP). Mail: rmandil.bhe@terra.com-br =) wresind s2azusa owo> ‘GHav ‘dav ‘vad Ram MANDIL cadas tanto en su carécter pragmatico de construccién « je comin para el campo de la salud mental, como en wo neh como ctiterio legitimador de reembolsos, de seguros do «ty aspecto, segtin los autores, explicarfa en parte la amplia sti te del campo de este manual, como la inclusién cada Wan on nuevas condiciones.! semayee El llamado Déficit de Atencién, tal como esté caractey; DSM IV, también tiene su precursor literario, El manual aoa gran piblico por el National Institute of Mental Health sh undid no de Déficit de Atencidn e Hiperactividad (ADHD) inform oe la primera descripcién de ADHD” por parte de un medica sno del siglo XIX, Heinrich Hoffman, autor de un libro ilver gor 4 story of Fidgety Phillip- inspirado en su hijo de tres ano ado mantenerse quieto en la silla durante las comidas? 4 [is en ese sentido que podemos considerar la construccién de los f4ytornos mentales, presentados en forma de clasificaciones renova- Woy cl debate apuntando a Ja publicacién del DSM V ya se inici6, “$y conclusién prevista para el 2011-, como siendo del orden de una ‘Hlopolitica, esto es, de una politica que, para Foucault, pretende ha- {¥r de la vida el objeto de medidas reguladoras y correctivas, de mo- lo que ella pueda estar sometida, segiin Laurent, al “dominio de cal- Milos explicitos”.5 En esta perspectiva podemos considerar el ascenso del Déficit de Mencion al nivel de un problema de salud ptiblica como producto de ta biopolitica, en la cual las infracciones tienden a salir del registro dle una trasgresién para ser colocadas en el contexto del discurso mé- ico, como un disorder a ser identificado en términos poblacionales y Abordado en términos médicos. Para Foucault, eso es lo que caracteri- de dejar de ser una sociedad juridi- Ja ley. Nos tornamos una sociedad incapaz #4 “una sociedad que esté en vi © articulada esencialmente sobre Articulada esencialmente a la norma. Lo que implica otro sistema de Vigilancia y de control. Una visibilidad incesante, una clasificaci6n Permanente de los individuos, jerarquizacidn, cualificacién, el esta- blecimiento de limites y de diagndsticos. La norma pasa a ser el crite- tip de reparto de los individuos. En tanto lo que se viene cons| ‘ituyen- do es una sociedad de normas, la medicina, en cuanto ciencia por ex- @sJencia de lo normal y lo patolégico, se tornara la ciencia reina’”. Es en esta perspectiva que se debe entender la orientacién dada por el enombrado Center of Disease Controls and Prevention, del Departa- Mento de Salud del gobierno americano: el trastorno de Déficit de Atencién debe ser considerado, antes que nada, como “un serio pro- blema de salud piblica”, teniendo en cuenta su prevalencia, los dafios en Ja performance escolar y social, los costos para la economia, su cro- Nicidad y los limites de las intervenciones adoptadas hasta ese mo- Mento.’ Para que se pueda avanzar en el sentido de una investigacion EI Défict de Atencion en la sociedad de las norm: La emergencia y configuracién del Déficit de Atencign tant mo varios de los cubdros clasificatorios inscriptos en «| DSM ede set endi SI - puede ser entendida como un efecto del pasaje de la sociedad d alinan Eunsfamentan en la ley, hacia la sociedad de las horrnas fy jada sobre las nociones dé normal Sgico, prevists, non Ni < y patol6 vist ; Foucault. 7 PEROICBES, PEEVES por Mich Es en ese contexto de formaciin de una sociedad de nepmatizaci que la medicina y la biologia instan a la ereacién de merge tinuos, reguladores y correctivos para cuidar la vida, Eric Leneect ma la atencién sobre esta sociedad en la que interroga ante: »particiones clasifi i an conti mente las reparticiones clasificatorias, en la que las frontoras Tosi s y los mites estan en constante mutaci6n. Si en la sociedad di pacio politico podria ser pensado en términos de un adeyy, afuera (testimoniado por la expresién “fuera de la ley") eee dad de las normas vivimas en tun espacio sin interior ood demareados, sugitiendo una continuidad constante entre eee LAURENT, E. “Ni Ganymede, ni mude in gay”, En La cause freudienne, n. 55, pag. 47-55, octubre 2003. También en: Una priictiea de la época. El psicoand- lisis ent lo contemporineo, GLAzE, Alejandra (comp.), Grama ediciones, Bs. As., 2005. Idem, pag. 47. FOUCAULT, Michel: “L’extension sociale de la norme”, en: Dits et Eerits Ml, 1976-1988, Cuarto Gallimard, Paris, 2001, pags. 74-75. Ver el desarrollo dado a este tema por Eric Laurent en el articulo mencionado. ADHD: A public health research agenda. Centers for Disease Control anid Pre- vention. U.S. Department of Health and Human Services. March 15 2000, En http://www.cde,gov /nebddd / adhd / dadagenda.htm Ricinens, J. y Clecuern, D. Mark: “Twain meets DSM-II-R, Conduct di : uct di: sorder, development, and the concept of harmful dysfunctig,.” lopment and Psychopathology, 5 (1993) 5-29, Cambridge Unive, Ver: http: //www.nimh.nih.gow/ publicat/adhd.cfm Algunos de sus poemas coma sus ilustraciones pueden very http: / / www.lln.vcu.edu /struwwel/philipp_e html “ en: Deve University Press. en el site: SS wresind seezisn Ono? ‘GHav ‘dav ‘vad

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