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Resumen
A partir de trabajos realizados acerca de como administran los pequeños y medianos
productores: tabacaleros, horticultores, fruticultores y ganaderos en la Provincia de Jujuy, en
las entrevistas apareció como una queja permanente la falta de políticas y asistencia técnica
al sector.
El equipo de estudio se propuso como objetivo el estudio de impacto o no de las políticas de
agricultura familiar y otras implementadas desde el gobierno nacional desde la década de los
noventa a la fecha en las localidades de El Patacal y Tunalito en Purmamarca en la Provincia
de Jujuy.
La metodología consistió en el uso de documentos oficiales y entrevistas para indagar la
legitimización de estas políticas a nivel práctico y discursivo desde los pequeños productores,
profesionales y agentes estatales de la provincia y nación. Luego se procedió a la
triangulación de los datos y su correspondiente análisis.
Los resultados obtenidos muestran que tanto el gobierno provincial como nacional, de
alguna manera sostienen en su discurso que buscan en darle “ un mayor protagonismo al
pequeño productor”. Desde las entrevistas se observa que existe una zona de clarogrises
entre la visión de la administración estatal, los profesionales y los productores.
A manera de conclusión tenemos que existe desde los pequeños productores la capacidad
de organización, han ido generando nuevas expectativas y reclaman mayor participación en
el diagnóstico y diseño de las políticas del estado. Y defienden sus derechos a reivindicar el
derecho a la tierra, esto por cuanto, ellos observan que al no disponer de esta asistencia, se
ven obligados a vender la tierra a extranjeros para la construcción de hostales y ellos migrar
a la ciudad, causando cambios profundos en la estructura agraria de esas localidades.
1.1 Planteamiento del problema
Estudios realizados por nuestro Equipo sobre la administración en empresas tabacaleras-
hortícolas y ganaderas bovinas de pequeños y medianos productores en la Provincia de
Jujuy, permitió identificar los siguientes problemas: la venta de tierras a capitales extranjeros
ante la imposibilidad de continuar produciendo hortalizas, la dificultad en acceder al mercado
por desconocer las herramientas del mercadeo, ausencia de créditos, asistencia en la
producción y lineamientos políticos en la producción agropecuaria.
A través de las entrevistas realizadas a los productores, ellos sostienen que uno de los
mayores problemas está centrado en la falta de políticas para alentar a continuar en la
producción. Asimismo que las únicas probabilidades de acceder a algún beneficio es cuando
aparecen adversidades climáticas: sequías e inundaciones, recién entonces son tomados en
cuenta por el gobierno local, pero asistidos finalmente con subsidios desde el gobierno
nacional. Siempre aparece como una queja permanente la falta de políticas y asistencia
técnica a los productores desde el gobierno provincial. Ellos consideran que el gobierno está
mas interesado en el tabaco y la caña, por lo que desconoce sus actividades en el ámbito
económico, productivo y socio cultural. Manifiestan que no existen políticas en lo que
respecta al uso del suelo, créditos para realizar inversiones, el desconocimiento de que
ellos tienen que pagar al dólar paralelo los insumos para la producción y la inflación, por lo
que consideran que la empresa corre un peligro cierto de ser vendida a extranjeros.
Esto nos ha llevado a considerar y analizar las diferentes percepciones que tienen los
funcionarios y técnicos, relacionados con la producción y el desarrollo rural desde
instituciones tales como INTA, Dirección de Agricultura de la Provincia, Dirección de
Ganadería, la Secretaría de Agricultura Familiar, el INTA, el INAI, la Facultad de Agronomía
UNJU, Fondo Especial del Tabaco y programas desarrollados por la Provincia para los
pequeños y medianos productores.
Si bien existen políticas tendientes a favorecer la agricultura desde el gobierno por sobre
todo desde el trabajo de los técnicos y los funcionarios, casi siempre se ha buscado darle
una mayor importancia a las organizaciones de los productores desde una estructura
burocrática - administrativa sin incidir totalmente en ellas. Asimismo observamos que las
charlas con funcionarios y técnicos tienen una orientación política distinta a la de los
productores, es decir, los primeros se basan en cómo cada uno define su propia función
desde la institución e incluso desde el gobierno de turno que toma decisiones acerca del
sector y los segundos en las necesidades concretas para ser asistidos en su producción.
Por lo que nos planteamos las siguientes preguntas como ejes del trabajo: ¿Existen cambios
generados a partir de la nueva institucionalidad puesta en marcha a partir de 1990 - 2003
para los pequeños y medianos productores de Jujuy que afecten la estructura agraria ?
¿Cómo se articula la orientación política de los funcionarios nacionales y provinciales con el
trabajo técnico que se realiza para asistir a los productores a nivel local? ¿ Qué dicen los
productores acerca de las políticas implementadas desde el gobierno nacional y provincial?
Por lo que observamos que las políticas son un elemento necesario para elevar la
competitividad en los productores para que puedan enfrentar al mercado de un mundo
globalizado, donde mayormente las oportunidades comerciales se crean mediante las
intervenciones externas y las surgidas de las capacidades empresariales de los mismos
productores.
2. Metodología
El trabajo se realizó en el marco de dos proyectos de investigación realizados para la
SECTER UNJu, entre los años 2008 a 2014. Se investigó acerca de cómo administran los
pequeños y medianos productores tabacaleros-horticultores y ganaderos de valles y ramal de
Jujuy.
El estudio fue preparado y organizado en el marco de los objetivos propuestos y se ha
partido de la escasa existencia de investigaciones sobre la medición de la capacidad
empresarial en esta Provincia. Las herramientas utilizadas fueron la entrevista y la encuesta,
a los fines de poder definir desde el propio productor las características que lo definan;
asimismo se puede rescatar las características personales como aptitudes, actitudes,
motivaciones, intereses, entre otros.
En una primera etapa se realizó una revisión exhaustiva de la bibliografía por sobre todo la
existente a nivel país y luego provincial y algunos trabajos realizados por instituciones
públicas y privadas (INTA; AACREA; Sociedad Rural Argentina, etc). Un segundo paso
consistió en definir los productores, por lo que se convino que sean los mismos que
participaban de las entrevistas y encuestas que se realizaba para el trabajo de investigación
del SECTER UNJu, de esta forma se planteó trabajar Patacal en Purmamarca y Tunalito en
Maimará. El diseño de la entrevista a los fines de poder luego diseñar una herramienta de
análisis para las respuestas a nuestros interrogantes se encontraba en dos partes:
a) Una primera sección con datos socioeconómicos: edad, género, nivel de educación,
lugar de procedencia, ingresos familiares internos y externos, número de miembros
por familia, tamaño de la finca, acceso a servicios básicos, sistemas productivos y
organización de la misma.
3. RESULTADOS Y DISCUSIÓN
El sector agropecuario siempre ha jugado un papel importante dentro de la economía jujeña,
durante la dominación de los incas se producía quinua, amaranto, oca, papa lisa, yacón,
maíces, poroto, calabaza y ajíes. Luego durante la época colonial se cultivaban pasturas a
lo largo de la Quebrada de Humahuaca y en los valles las vides para producir agua ardiente
que llevaban los comerciantes al Alto Perú. Asimismo, los españoles introdujeron el cultivo
de trigo, cebada y frutales de España. Cuando apareció el tren avanzó el cultivo de
hortalizas y frutales en la quebrada para ser vendido en la ciudad capital de Jujuy. Mientras
en los valles se cultivaban vides, frutales como por ejemplo naranjos y pomelos y en las
yungas la caña de azúcar como cultivo de excelencia.
En año 1957 los valles introducen el cultivo de tabaco, en las yungas se consolida la caña
de azúcar y algunas hortalizas: tomate, zapallito y berenjena y en la quebrada hortalizas y
frutales. En la década de los noventa desaparece el tren y entonces en la quebrada los
productores replantean su producción, negociando con intermediarios poseedores de
camiones o caminonetas, quienes le compran la producción de hortalizas: lechuga, acelga,
espinaca, ajo, cebolla, zanahoria, pagando el 30 % de su valor en el mercado y mientras
tanto el tabaco y la producción de azúcar continuaron bajo la protección de estado provincial
en lo que respecta a la negociación del precio.
La localidad de Patacal se encuentra a unos dos kilómetros de Purmamarca, por el camino a
la Cuesta de Lipán y Tunalito a una distancia de 15 kilómetros. Ambas localidades se vieron
afectadas por la desaparición del ferrocarril, esto conllevó a la desaparición de pueblos,
circuitos de producción, ferias y se han tenido que replantear otras estrategias para llegar al
mercado con su producción.
La localidad de Patacal tiene aproximadamente unas 80 hectáreas, repartidas en unos seis
productores donde se cultiva frutales: manzanas, durazno, pera y hortalizas: zapallito,
tomate, haba, maíz para choclo y pasturas. También tienen ganado ovino y caprino para la
producción de quesos. El problema considerado por los productores es que para enviar sus
productos tienen que salir ruta en un ómnibus y de así poder llegar al mercado. Y otros
productores realizan ferias de trueque dos veces al año.
La localidad de Tunalito dispone de aproximadamente unas 45 has, repartida en unos siete
productores, al estar cerca de la Ruta Nacional N° 9 cruzando el Río Grande destinaron su
producción a cultivos como el tomate, cebolla, lechuga, pimiento y quesos de cabra. La
producción hortícola en este caso depende mucho de los factores climáticos: frío, altas
temperaturas, sequía, vientos desecantes o las crecidas del Río Grande. Cuando ocurren
heladas en la zona del ramal, es una buena alternativa de oferta en el mercado de productos
como el tomate, lo que implica un buen precio por cajón.
Si bien en el mercado se prefiere la hortaliza de la quebrada y el ramal, los precios que
recibe el producto no reflejan esta demanda. Esto ocurre por la existencia del intermediario:
camionero, camioneta que llegan hasta la finca, pagan un 30% de precio que luego recibirán
en el mercado.
En este escenario los productores con las reformas impuestas en la década del noventa ha
tenido importantes transformaciones, por un lado la actividad agropecuaria de estas
localidades necesitaron de un asesoramiento profesional para paliar el fuerte impacto sobre
la rentabilidad negativa provocada por la desaparición del ferrocarril y los precios en baja que
paga el intermediario.
Se puede señalar que en el marco del Plan de Convertibilidad se impulsaron políticas
crediticias para el sector agropecuario desde el Banco de la Nación Argentina al ampliar las
líneas para la compra tractores, capital de trabajo e inversiones, financiación de
exportaciones e importaciones, financiamientos para el sector lechero y de carnes,
programas para el desarrollo local y regional, etc. Y aumentó el crédito de los bancos
privados al sector, así por ejemplo aparecen las Cédulas Hipotecarias Rurales y se crea el
Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE) para el financiamiento del comercio exterior y
de proyectos de inversión, a tasas similares a las internacionales. Nada de esto llegó para
estas localidades al no reunir condiciones de una actividad rentable.
Asimismo la política de reestructuración del gobierno de Menem en los noventa impulsó una
serie de acciones que consistieron el ahorro, ajuste fiscal y la exigencia en una mayor
competitividad, por lo que se eliminaron las barreras aduaneras, las empresas y servicios
públicos pasaron a manos privadas y las contrataciones laborales se flexibilizaron. Estas
medidas se enmarcan en intento de buscar un modelo de acumulación que fue muy criticado
desde algunas organizaciones sociales. Esto por cuanto el Estado toma distancia de las
grandes decisiones o la planificación y se deja al mercado para que supervise las
producciones e intercambios comerciales.
En el tiempo de las políticas neoliberales, el Estado emergió como un instrumento de
desarrollo del mercado (Llambí, citado por Giarracca, 1996: 117) permitiendo el reemplazo
progresivo de sus funciones tutelar y correctiva por otras que dan impulso y garantizan las
reglas del libre mercado. De esta manera en nuestro país se implementa un modelo de
liberalización del mercado interno y se suprimen las juntas reguladoras y toda legislación
conexa que reglamentara los sistemas de producción y comercialización agropecuarias.
Cuando se aprueba esta normativa las representaciones gremiales expresaron su malestar
sosteniendo que las producciones regionales se verían sujetas al arbitrio de los vaivenes de
la economía y a la falta de protección de los pequeños y medianos productores.
Se impulsó en la década de los noventa, un modelo agropecuario estrictamente intensivo, es
decir, “ que comparativamente con la agricultura tradicional, se caracteriza por requerir –
para ser rentable-, cada vez de mayores cantidades de capital complementario a la tierra,
para mantenerse y expandirse; esto significa que, aún los cultivos “extensivos” como la soja,
demandan mayor cantidad de insumos de todo tipo: maquinaria de última generación,
genética adecuada, agroquímicos diversos, riego, modernos sistemas de acopio y transporte,
etc. De esta forma, al requerir mayor capital, son los productores más fuertes economica-
mente, en comparación con la pequeña y mediana producción, los que tienen posibilidad de
incorporar estos nuevos insumos costosos y, por tanto, desarrollar una agricultura rentable y
en mayor escala (D. Slutzky 2014)”.
Los programas que se cumplieron durante la década de los noventa y parte de la actual
surgieron de la Comisión de Desarrollo Rural de la Secretaría creada por la Resolución
SAGPyA Nº 122 del 4/3/99: el Programa Social Agropecuario (PSA); Proyecto de Desarrollo
de Pequeños Productores Agropecuarios (PROINDER); Programa de Desarrollo Rural de las
Provincias del Noreste Argentino (PRODERNEA)1; Proyecto Forestal de Desarrollo
(CAPPCA); Ley de Inversiones para Bosques Cultivados Nº 25.080; Proyecto de
Reordenamiento de las Areas Tabacaleras (PRAT); PROHUERTA; Programa Minifundio y
Programa Federal de Reconversión Productiva para la Pequeña y Mediana Empresa
Agropecuaria (Cambio Rural). De ellos, los orientados específicamente a los pequeños
productores son el PSA, el PROINDER, el PRODERNEA y el Programa Minifundio, se los
considera como una herramienta de la política estatal para mejorar las condiciones de vida
de las familias históricamente postergadas del medio rural a través del trabajo con sus
organizaciones, desde sus propias comunidades, en sus territorios.
El PSA se propone avanzar sobre los problemas del desarrollo de manera integral, actuando
sobre aspectos tales como los recursos naturales, el agua, la tierra, la salud, la producción, la
comercialización y la educación. Este programa se implementa en casi todos los
departamentos de la Provincia de Jujuy, con técnicos para trabajar en tres líneas de acción:
asistencia técnica, capacitación y asistencia financiera.
Dentro de la asistencia financiera destinada al sector de pequeños productores minifundistas
tenemos: a) Fortalecimiento del Autoconsumo: que consiste en la mejora de las condiciones
de vida de los productores, no sólo a través de la incorporación de nuevos bienes
alimenticios, sino también disminuyendo los gastos de la familia, lo que contribuye a mejorar
su nivel general de ingresos; b) Emprendimientos Productivos Asociativos (EPAs): Estimula
la reconversión productiva del sector a través del mejoramiento gradual del sistema
productivo del pequeño productor. Los técnicos participan en la realización de los
diagnósticos participativos, se elaboran los proyectos de acuerdo a las demandas que
plantean los productores. El espíritu del PSA era impedir que los productores pobres migren
a los centros urbanos y considera que desde la asistencia técnica y el financiamiento podían
mejorar su situación productiva.
Desde el gobierno provincial se impulsó este programa con mucha aceptación por los
pequeños productores desde el punto de vista de poder recibir asistencia técnica-financiera y
plantearon como queja el poco dinero que debían compartir para la mejora de sus
actividades agropecuarias era por asociativismo, donde unos cumplían y otros destinaban el
dinero para otras actividades
Para los funcionarios públicos el PSA demostró tener muy buenos resultados en cuanto a
política social, no sólo por los servicios provistos, sino por haber aumentado mediante su
intervención la "visibilidad" del sector de pequeños y medianos productores que -hasta inicios
de los noventa- fueron marginados de las políticas económicas y sociales en Argentina. De
todas maneras las entrevistas realizadas a funcionarios y a técnicos que trabajaron en el
programa nos muestran la existencia de heterogeneidades acerca de la ideología del PSA.
Esto se evidencia en la diversidad de opiniones y perspectivas existentes entre funcionarios y
técnicos desde las dependencias estatales. Los funcionarios consideran que el PSA fue
importante y estratégico para la provincia al poder disponer de la capacidad de asistir a
zonas donde no llegaba ningún tipo de asistencia crediticia a los productores locales sin
banderías políticas o de clientelismo. En contraposición, otros funcionarios afirman que este
programa a través de su personal directivo y técnico permaneció cercano a los lineamientos
políticos nacionales con el fin de articular acciones ligadas a fortalecer política y
económicamente a las organizaciones de pequeños productores con el gobierno del
menemismo.
Los técnicos se movilizaron para la organización de los grupos y a través de encuentros
armaron un diagnóstico para poder avanzar con un proyecto en el marco de los
Emprendimientos Productivos Asociativos (EPAs). La adopción de tecnologías y dicha
intencionalidad estuvo orientada por la concepción de tecnología apropiada, entendiendo por
la misma a “ aquella que le permite no poner en riesgo la subsistencia, maximizar el uso de
mano de obra familiar, promover el uso racional y sostenido de los recursos naturales e
incrementar en forma sostenida los ingresos de la familia rural”(Basco, M.1993). Por lo tanto
en el terreno los técnicos son los responsables del éxito o fracaso del mismo, esto significó
para los profesionales ingenieros agrónomos y veterinarios el problema de confrontar una
formación que favorece la producción agropecuaria industrial ante otra que busca la
conservación de los recursos existentes y su mejor utilización en las unidades de producción.
Los técnicos de Tunalito y Patacal nos dicen lo siguiente: “…esto fue una muy buena
experiencia. Los productores vieron en la organización del emprendimiento una alternativa
para plantear sus problemas. Así surgió la necesidad de una capacitación en proyectos y
esto ayudó a definir quiénes iban a participar, su compromiso y un plan con un presupuesto.
De esta manera iban surgiendo diversos proyectos, sumamente sencillos y adaptados a la
realidad local. Esta experiencia sirvió para que la gente, aún sin experiencia pueda hacer
muy buenos proyectos. Asimismo la gente se animó a participar, se apropió de los
proyectos que cada familia y grupo quería realizar. Todo esto generó una linda dinámica, un
aprendizaje muy importante y esto obligo a trabajar lo organizativo, desde la división de
tareas y responsabilidades, etc…”
Otros productores sostienen que: “…antes con el tren, trabajábamos sabiendo que nuestra
producción iba a ser vendida en el mercado a un buen precio, pues el tren es el único medio
de transporte. Ahora tenemos asistencia técnica, nos dan plata para comprar los insumos
pero no tenemos como llevar nuestra producción al mercado. Eso le planteamos al
ingeniero, pero nos dice que no hay plata para ayudarnos. Entonces para que hacer un
programa que no nos va a ayudar a producir bien si luego no podemos vender en el
mercado…” (Mateo, 42 años).
Se observa que los productores tanto de Patacal como de Tunalito han sentido la presión de
tener que vender y la única alternativa que han tenido fue la de disponer de un vehículo que
es el intermediario que les paga apenas el 30% del precio de mercado. Por lo que plantean
que el PSA no les ha solucionado el problema para ellos crucial que es la comercialización
de sus productos.
Otros señalaron la participación de los funcionarios públicos diciendo: “el problema es que
los representantes del gobierno no venían a las reuniones. Se hacía una al mes y nunca
estaban al tanto de nuestros avances en los proyectos y cuando tomaban decisiones siempre
estaban en contra de lo que pensaba el grupo a pesar de que el técnico nos daba la
razón…”.
Si consideramos que la política económica implementada en los años noventa ejerció una
fuerte presión sobre la rentabilidad de las pequeña y medianas unidades de producción y
esto ha llevado a la venta de tierras compradas por personas que al disponer de un dinero
por su jubilación o despido de las fábricas la compraban con la posibilidad de poder producir
para el mercado, esto ha producido cambios en la estructura agraria en el caso particular de
Patacal. Definimos el concepto de estructura agraria, como una dimensión de análisis que
nos acerca a la comprensión de los fenómenos que incidieron en la conformación del actual
territorio. Para ello, seleccionamos algunas variables que consideramos más significativas de
datos recogidos a campo. Para el estudio adoptamos el concepto de estructura agraria de
Oscar González Rodríguez (1977), quien la entiende “…como resultado de las relaciones
políticas, económicas y sociales, en un contexto de instituciones y normas que
históricamente han gobernado el acceso a y el uso de la tierra como recurso productivo. De
esta manera la forma de tenencia es el resultado y no la causa de una determinada
estructura agraria” (en Mónica Arroyo, 1990:151).
Siguiendo a Slutzky (2008) podemos observar las siguientes transformaciones en la
estructura agraria en el caso de Tunalito:
4. CONCLUSIONES
En este trabajo se ha pretendido describir cómo las políticas implementadas en los año
noventa y en los últimos diez años desde el estado han impactado sobre el sector de
pequeños productores en dos casos puntuales de la Quebrada de Humahuaca. Hoy
observamos una mayor concentración económica en manos de empresas europeas que
compraron la tierra y construyeron hostales, se ha profundizado la inequitativa distribución
de la riqueza, aumentando la pobreza rural y se ha precarizado las condiciones de vida en
estas localidades.
Desde el menemismo las políticas de desregulación, la privatización y la apertura económica
implementadas han impactado fuertemente en la producción y en la economía de mercado,
limitando las condiciones de producción de pequeños y medianos productores e
incrementando las estrategias hacia búsqueda del ingreso extrapedial y para lo cual se
vieron obligados a abandonar sus actividades productivas en sus propias tierras, por lo que
la entregaron a arrenderos capitalizados.
En el caso de los productores de El Patacal y Tunalito, los mas organizados lograron
quedarse con sus tierras al disponer además de un poco mas de capitalización y buscaron la
estrategia de vender como se pueda en el mercado o hacer trueque con su producción. Se
observa que los programas planteados desde el estado, han tenido una intervención muy
débil, su cobertura en algunos casos ha sido muy limitada, los préstamos insuficientes y los
efectos a nivel de ingreso y calidad de vida han continuado siendo bajos. De todas maneras,
es válido reconocer que estos programas han llegado a sectores olvidados, han permitido el
ingreso de técnicos en el campo y han fortalecido de alguna manera la organización de los
productores. Pero, no se ha tenido la ‘institucionalidad’ necesaria, ni han respondido a una
estrategia de desarrollo consensuada y articulada para con los productores y el sector
agropecuario en su conjunto.
Hoy los productores reclaman que en los programas se permita una mayor asignación de
recursos financieros, tecnológicos y naturales (por ejemplo tierra), para mejorar sus
condiciones de producción y poder persistir en la actividad. Para el caso particular de El
Patacal es necesario una nueva generación de políticas de desarrollo (de tipo ‘territorial’),
que articule diferentes organismos (públicos y privados). Esto por cuanto, los productores al
ver que no pueden subsistir, evalúan la posibilidad de vender sus tierras a capitales
canadienses, norteamericanos o europeos para que ellos destinen esas tierras a la
construcción de hostales.
Desde las entrevistas realizadas encontramos que los ejes centrales que hacen a la vida del
productor aparecen pérdidas y transformaciones de situaciones que en otra época se
consideran que fueron más favorables. Así por ejemplo, la desaparición del tren Belgrano,
los llevó a que su producción sea entregada a intermediarios y por lo tanto perdieron lugar en
el mercado de la ciudad y en el precio que reciben ahora por su producción que es el treinta
por ciento del precio real. En ambos casos, la estructura familiar ha buscado nuevos
horizontes a partir de migraciones, ellos sostienen que desean una mejor educación para los
hijos, salidas laborales y de relaciones sociales. Por lo que se observa disgregación de la
familia, quedando tan solo los viejos a seguir cultivando la tierra.
Los nuevos programas implementados luego de los noventa no lograron brindar la posibilidad
de mejoramiento en la unidad productiva e impedir el deterioro de la misma. Los productores
de Tunalito, trabajaron en sostener el grupo a lo largo del tiempo, a los fines de poder
resolver necesidades e intereses relacionados con el desarrollo de la producción agrícola. A
la fecha se vincula con el intermediario y casas comerciales de ventas de semillas y
agroquímicos. En esta misma línea, gran parte de las acciones no contemplan el acercarse
al estado por considerarlo como “buscador de clientes para los votos del comisionado…” y no
para las necesidades de una mejor producción.
Por lo antes mencionado, se puede decir que existe entonces una ausencia de canales de
comunicación y de espacios de encuentro entre los productores, funcionarios y técnicos que
les permitan reconocer la existencia de necesidades, intereses y motivaciones comunes.
Desde el discurso de los productores también se rescata que el gobierno local no manifiesta
una voluntad firme de vincularse con los productores, ni de promover espacios de
participación sustantiva que respondan a sus intereses y necesidades.
Un aspecto a considerar es que las escasas políticas definidas para el sector y la manera en
que los funcionarios ven su propio trabajo, estos creen tener su verdad sobre las
problemáticas y la realidad por la que atraviesan el sector productivo de la provincia, pero
esta visión está solamente acotada al sector tabacalero y cañero, a los cuales destina los
mejores esfuerzos desde negociaciones de créditos y políticas. Asimismo en el discurso de
los funcionarios y los técnicos aparece la preocupación de lograr desprenderse de los
pequeños y medianos productores para que sean independientes del Estado, en aspectos
tales como dejar de depender del financiamiento estatal para sus actividades productivas.
Olvidan que es una cuestión compleja, porque hay que tener en cuenta la formación de
organizaciones, las barreras culturales existentes, la inexperiencia en la realización de
proyectos productivos y la falta de recursos económicos y financieros que no se pueden
generar desde la producción que ellos realizan y entregan a intermediarios. .
Ante los desafíos mencionados, los funcionarios y técnicos tendrían que considerar que es
necesario que el Estado ponga en marcha distintas medidas y acciones para fortalecer la
formación de organizaciones de productores a través de programas que pueden ser llevados
a cabo por diferentes dependencias estatales e incluso la universidad. En algunas
provincias del noroeste apareció la figura de consorcios de servicios productivos rurales (15
productores) que tiene por objetivo el brindar servicios a sus asociados y realizar actividades
productivas. Es decir, el consorcio es una herramienta de la organización, el consorcio no
reemplaza a la organización, porque la organización es la que busca la reivindicación del
productor como tal. Asimismo facilita a sus miembros las posibilidades de adquirir
herramientas técnicas y servicios a un bajo costo, además, al contar con personería jurídica
les facilita la cuestión legal, la compra de insumos y agroquímicos y la comercialización de
sus productos. De esta forma y de alguna manera se estaría logrando que los productores
puedan tener autonomía y manejar su propia producción. Durante la investigación se ha
conversado con un funcionario de alto nivel y un técnico, ambos coinciden en que existen
serios problemas de coordinación y articulación, no sólo entre el nivel nacional y provincial,
sino entre las acciones que llevan a cabo desde el ministerio de la producción a nivel
provincial, al no existir una estrategia para integrar la visión del ministerio y lo que quieren
los productores, señalan que existe un trabajo con programas pero en forma fragmentada.
En resumen, desde el trabajo realizado podemos decir que los funcionarios y los técnicos
tienen una visión de la política distinta a la del productor y sobre la misma se basa en cómo
cada uno define su propia trabajo en los sistemas productivos. Se observa que cada gestión
reivindica su manera de haber trabajado y vinculado con los productores, es decir, todo
depende de la orientación política existente en el momento de su gestión. Por un lado, los
sobrevivientes del PSA sostienen que el uso de instrumentos de planificación y evaluación es
lo que hecho que el programa sea considerado “muy bueno” y los post PSA consideran
importante que los técnicos sean cercanos a los lineamientos políticos nacionales con el fin
de articular acciones que apoyen política y económicamente a las organizaciones de
pequeños productores. No obstante, los productores entrevistados coinciden en la necesidad
de políticas que ayuden a fortalecer y acompañar a las organizaciones en el ámbito político,
económico y productivo.
A través del trabajo de investigación que se realiza, se ha observado que los procesos de
innovación participativa con los productores tienen un considerable potencial para contribuir
al mejoramiento de las condiciones de sus actividades productivas desde la adopción de
nuevas tecnologías, el desarrollo de estrategias de inserción en los mercados y la incursión
en nuevas actividades y alternativas económicas se facilita cuando el productor participa
activamente en su diseño y ejecución. Ellos podrán mejorar su nivel y su calidad de vida si
adoptan nuevos modelos, sistemas y enfoques de producción y desarrollo, si toman en sus
manos el liderazgo de sus procesos de desarrollo y si para ello utilizan los conocimientos y
los avances científicos, tecnológicos y organizativos en el marco del concepto de
sustentabilidad.
Si bien, desde la política se han establecido algunas iniciativas para facilitar el acceso de los
productores al crédito, o a la tecnología, no ha existido una política explícita, ni mecanismos
para promover y apoyar programas de investigación con la participación de los productores.
Concluimos que el gobierno tiene que pensar en políticas que favorezcan la inserción del
productor y el diseño de mecanismos específicos de apoyo y fomento deben formar parte de
las prioridades, tanto de la política agropecuaria, como de la de ciencia y tecnología, es al
menos una alternativa para evitar cambios radicales en la estructura agraria de pequeños y
medianos productores agropecuarios en la Provincia.
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