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“El suicidio”.
Índice: Pág.
Dedicatoria 1
1. Introducción. 2
2. Desarrollo. 3
2.1. Perspectiva histórica filosófica. 3
2.2. Concepto y noción de suicidio. 7
2.3. Una mirada desde el Psicoanálisis y la Psiquiatría. 7
2.4. Un enfoque sociológico. 9
2.5. Sus causas biológicas y genéticas. 10
2.6. El efecto contagio del suicidio. 10
2.7. La familia del suicida. 11
2.8. Aportes de la criminología y la victimología 11
2.9. Desde una perspectiva jurídica. 12
2.10. El suicidio en nuestra ciudad. 14
3. Conclusión. 14
4. Bibliografía. 16
5 de diciembre de 2017
“Esta monografía está destinada a la memoria de todos aquellos seres humanos, que
tomaron la decisión más difícil de la vida, el final de su existencia. Seguramente habrá
muchas interpretaciones al respecto, algunos ocuparan el lugar de jueces y condenarán
dicha acción, otros absolverán esa trágica decisión. Tal vez, ponerse en la piel del
suicida es la mejor manera de comprender la difícil decisión de terminar con la propia
vida”.
1) La elección del tema para este proyecto monográfico surge a raíz de un
acontecimiento ocurrido en el año 1997, el suicidio de un familiar. La cercanía en esa
relación parental indujo a involucrarme afectiva y profesionalmente a ese suceso. Es
imposible poder olvidar aquél hecho ocurrido, cuando unos días antes habíamos
compartido un almuerzo familiar, en el que nadie pudo dar cuenta del desenlace que
luego iba a ocurrir, no hubo síntomas, solo risas, momentos gratos de una mesa familiar.
Este hecho provocó una profunda angustia, muchos interrogantes fueron aflorando y
entender aquella trágica decisión llevo mucho tiempo de comprensión, reflexión, de
análisis de por qué una persona, tan cercana quisiera quitarse la vida. La primera
reacción es un sentimiento de ira, de mucha bronca abriendo un abanico de preguntas:
¿por qué había tomado esa trágica decisión? ¿Cuáles fueron las causas que lo llevaron
al suicidio? ¿Cómo podía haber cometido un acto de tanta cobardía? ¿Cómo no di
cuenta que eso iba a ocurrir? ¿Podría haberlo evitado?
Apenas tenía 30 años, una vida por delante, un matrimonio recién constituido, un hijo de
once meses, un trabajo autónomo que le permitía tener tiempo libre para gozar de la
vida, una casaquinta de la que podía disfrutar, su situación económica resuelta, de
carácter fuerte, solidario, de buen humor, chistoso, alegre, irónico; y sin embargo, no
pudo evitar tomar una decisión de tanta crueldad no solo para él, sino para todos sus
familiares y amigos que lo rodeaban.
Después de dos décadas de aquél trauma familiar, hoy se abre la posibilidad de retomar
esta problemática humana, tan difícil de abordar, pero que tantos interrogantes abre para
seguir investigando, interpelando sobre las causas que lleva a un ser humano a tomar
esa trágica decisión. Por este motivo, el que sufre una pérdida de este tipo, se enfrenta a
una angustia radical del sinsentido o se pone a trabajar para remendar palabra tras
palabra el desgarro que el acto suicida provocó. La experiencia analítica y la escritura
son, sin duda, un gran remedio.
2) Martín Heidegger nos dice en su libro Ser y tiempo, que al ser arrojado el hombre al
mundo existencial, debe de ser obra de su propia construcción. El mundo se presenta
como una red de posibilidades y entre ellas está la posibilidad de su propia muerte,
situación que provoca profunda angustia. Algunos transcurren su vida esperando su
destino final. Otros deciden interrumpir arbitrariamente su vida por voluntad propia, a
ellos se los llama suicidas.
La Organización Mundial de la Salud define al suicidio como "todo acto por el que un
individuo se causa a sí mismo una lesión, o un daño, con un grado variable de la
intención de morir, cualquiera sea el grado de la intención letal o de conocimiento del
verdadero móvil".
En nuestro país, también es un problema, la tasa de suicidio se calcula que de cada cien
mil habitantes, entre un 7,2 a 8 %, de las personas mueren por causa de suicidio,
superando ampliamente la tasa de muertes por homicidios. Estos datos estadísticos lo
ubican en tercer lugar en los países de la región.
Séneca ve en el suicidio una práctica de libertad que posee el ser humano para
abandonar una vida que considera indigna e impropia de la razón. El honor y la libertad
son dos principios fundamentales de esta filosofía antigua que sustenta al suicidio como
un acto valiente y moral.
Para Séneca el suicidio no es ir contra Dios, porque es precisamente Dios quien destina
a las personas a la muerte. Es un acto totalmente racional y voluntario, una posibilidad
que Dios nos pone al alcance de la mano para salir de la vida cuando lo creamos
necesario. Al fin, es la manera de asegurar nuestra propia libertad frente a la vida.
San Agustín piensa lo contrario a Séneca y se inspira en las Sagradas Escrituras para el
“no matarás”, también hace referencia al suicidio . Santo Tomás de Aquino , respaldado
en el pensamiento de San Agustín, da sus fundamentos teológicos para desaprobar el
suicidio. En su Libro “La Suma Teológica”, agrega el argumento de Aristóteles y de San
Agustín, por lo cual habría tres motivos que rechaza al suicidio, ellos son: en primer
lugar, porque es contrario a la ley natural y la caridad; en segundo lugar, porque es
contrario a la ciudad o polis; y finalmente porque Dios es el único que tiene derecho a dar
vida y a quitarla.
Las propuestas filosóficas surgen a partir del pensamiento de Montaigne donde escribe
que era hora de morir cuando vivir acarrea mayor mal que bien y consideraba que es ir
contra las propias leyes de la naturaleza el conservar la vida para tormento e
insatisfacción propia, manteniendo la antigua regla de “una vida tranquila, o una muerte
feliz”. Es bueno morir cuando la vida es molesta. Vale más no vivir que vivir desgraciado”
.
Durante los siglos iluminados por la razón humana (XVII a XIX), surgen importantes
planteamientos filosóficos sobre el suicidio con grandes defensores y detractores del
mismo, a la vez que los castigos legales se atenuaron, sin embargo estaba prohibido
enterrar a los suicidas en el cementerio; y por otra parte, se otorgaba cierta solemnidad a
los suicidios por honor, sobre todo los de militares y los de duelos.
En el libro “Metafísica de las Costumbres”, Kant expresa que hay deberes para consigo
mismo, el hombre debe de tratarse como un fin y no como un medio. En varios libros
Kant hace referencia al suicidio desde el punto de vista ético. Hace una fuerte crítica al
estoicismo porque quien comete un suicidio olvida la dignidad humana, se debe de
respetar la humanidad honrando la propia vida siendo un deber ético cumplir con el deber
ser, las normas, la moral.
El más polémico y genial filósofo loco llamado Nietzsche, por su experiencia del dolor, su
carácter especial y su vitalismo filosófico no pudo escapar de reflexionar sobre el suicidio.
Acérrimo crítico de la moral cristiana, pone su mirada en el mundo griego y piensa al
dolor como resultado de un destino trágico que tiene que ser aceptado por el hombre y
justifica para algunos casos, atentar contra la propia vida como un acto puro de libertad.
Esta interpretación dio motivos suficientes para pensar que Nietzsche tenía una ideología
nazi. Sobran argumentos en Nietzsche que justifican la eutanasia voluntaria y el suicidio.
“mucho mejor es la decisión de optar por la muerte rápida y libre a través del suicidio”.
Albert Camus en su libro “El mito de Sísifo”, aporta su visión y desarrolla el concepto de
absurdo y el suicidio como categoría filosófica. Define al absurdo como el silencio con el
que el mundo responde cuando se le pregunta por su sentido y postula el suicidio como
una posible solución a lo absurdo, pues cuando algo pierde el sentido la reacción más
humana es casi siempre abandonarlo cuando la razón busca respuestas coherentes y
racionales, pero el mundo carece de ellas. Encontrar una razón para vivir es equivalente
a encontrar una razón para morir. Cuando la vida nos ha superado y no la podemos
explicar concluimos que no vale la pena vivirla.
En esta obra de Camus ve en Sísifo al héroe absurdo que vive su vida al máximo, odia la
muerte, y es condenado a una tarea inútil. Está presentada la incesante e inútil tarea de
Sísifo como una metáfora de la vida moderna, con el trabajo intrascendente en las
fábricas y oficinas. “El obrero actual trabaja durante todos los días de su vida en las
mismas tareas y ese destino no es menos absurdo. Pero no es trágico sino en los raros
momentos en que se hace consciente.”
2.2.) Según la Real Academia Española, el suicidio, proviene del latín sui (de sí mismo) y
caedere (matar). Es la “acción y efecto de suicidarse” o “la acción o conducta que
perjudica o puede perjudicar muy gravemente a quien la realiza”.
Otra definición semejante establece que el suicidio proviene del latín: sui (si mismo)
cidium (matar), “atentado contra la propia vida”, “matar-se”. Los griegos lo expresaban
como autokeiria de autos: sí mismo, y keiros: mano, lo que significaría: muerte elegida
por uno mismo, o sea ejecutada por mano propia. El término latino enfatiza la idea de
matar y el griego la del acto con intención o deliberado de quitarse la vida.
Este flagelo es un problema de salud pública que preocupa a nivel mundial. Las causas
que dan lugar al suicidio son múltiples y abarcan todos los ámbitos imaginables, desde
los sociales, hasta los psicológicos y psiquiátricos, ambientales e incluso culturales.
Tiene multiplicidad de causas. Comienza por una etapa de ideación, entendida como
pensamientos autodestructivos de acabar con la propia vida. Existen diversos grados
dependiendo de su planificación siendo algunos realizados con un orden metódico y
otros llevados a cabo de manera desordenada.
El suicidio es un grave problema de salud pública que constituye una de las causas de
muerte no natural más frecuentes en el mundo. Se estima que en los últimos 45 años la
prevalencia del suicidio se ha incrementado en un 60 %, convirtiéndose en la décima
causa de muerte en el mundo y una de las tres principales causas de fallecimiento en
personas entre 15 y 44 años de edad.
2.3.) La lectura psicoanalítica que Freud dio al suicidio, la hace en dos momentos
teóricos de su obra. El primero se encuentra en luto y Melancolía; el segundo deriva de la
consideración de las pulsiones Eros y Tánatos, contraponiendo el instinto de muerte al
de vida.
Para Freud en el suicidio hay un síndrome depresivo que motiva esa tendencia. En el
neurótico hay una tendencia homicida que lo induce a cometer su propio suicidio. En la
melancolía el yo puede dirigirse contra sí mismo y convertirse en objeto de hostilidad.
Demasiado complejo y largo sería entrar en el detalle de la dinámica psíquica que Freud
pone en la base del desarrollo del yo. Lo que interesa subrayar es el hecho de que a
través de un proceso de Identificación, puesto en acción por el suicida, en el
enfrentamiento con una persona hacia la cual existe una ambivalencia de amor y odio a
la vez, los sentimientos de hostilidad se resuelven hacia el propio sujeto. El impulso
agresivo, en lugar de dirigirse hacia el objeto externo, se dirige hacia su Yo, que ocupa el
puesto del objeto que falta.
Actualmente, hay otros factores psicológicos que propenden al Suicidio, tal vez no tan
acentuados como la depresión, pero están relacionadas a patologías como lo son la
esquizofrenia, la paranoia, trastornos bipolares, psicopatías específicas; y otras con
trastornos afectivos a causa de presiones o situaciones estresantes como presiones
familiares, académicas, abuso de sustancias tóxicas, enfermedades terminales,
sentimiento de culpa, vergüenza, alcoholismo y la desesperanza, la pérdida del sentido
de la vida es un factor más poderoso, cuando el futuro se ve desolado y el pesimismo
domina el estado de ánimo de una persona, es más probable que se intente el suicidio.
Los cuadros depresivos se dividen en leves, moderados y severos, la severa desde el
psicoanálisis se trata como una melancolía o depresión que es una patología que afecta
la voluntad (sin ganas de hacer nada, no disfrutar de las cosas, irritabilidad, intolerancia,
sentimiento de culpa), conductas que pueden llevar al suicidio.
Del testimonio otorgado por la Psiquiatra Soledad Danura, surge otra categoría de
suicidio denominada trastorno de impulsividad, cuyas personas tienen rasgos narcisistas.
Mencionó el caso de aquellas personas exitosas que tienen de todo, pendiente del que
dirán, de superarse, y de pronto pasa por una situación económica difícil de
endeudamiento. No lo puede soportar y viene la impulsividad, que se caracteriza porque
no hay pensamientos en el medio, no puede controlar los impulsos, no puede realizar un
análisis racional correcto y termina con el suicidio producto de esos impulsos
inconscientes.
Otro de los conceptos a los que hace referencia la Psiquiatra es que en el suicidio, el
juicio no está conservado cuando hay patologías psiquiátricas como lo son la
esquizofrenia, bipolaridad, psicopatías o neurosis, pero tampoco lo hay en la
impulsividad, no hay juicio, porque todo ocurre en segundos y no hay posibilidad de
análisis racional de los hechos, se torna impredecible. Un paciente puede estar en
tratamiento y de repente se suicida como consecuencia de un acto impulsivo. No se pudo
predecir, ni prevenir, porque el paciente no daba ninguna señal. Hay otras personas que
tienen una idea fija, crónica de la muerte, desea morirse porque perdió el sentido de su
vida y termina con ella.
Para la psiquiatra consultada detrás de todo suicidio hay una patología que puede ser
bien definida como las enumeradas con anterioridad o de rasgos de personalidad.
Lowen arriba a la conclusión que la causa de la depresión es porque las personas viven
ilusionadas en tener dinero, fama, poder. Esta vida ficticia les hace perder el contacto con
la realidad y junto con la pérdida de la fe se sienten desencantadas del mundo en el que
viven y muchas veces son el desencadenante de conductas suicidas.
2.4.) Uno de los investigadores más contundente en el estudio del suicidio desde un
enfoque sociológico es justamente Emile Durkheim, quién hace un análisis exhaustivo,
planteando la importancia de las condiciones sociales y culturales en la determinación del
suicidio y sostiene, la necesidad de promover la integración del individuo a la sociedad
evitando el aislamiento y la anomia o desorganización social.
1.- suicidio altruista: es lo contrario al suicidio egoísta, lo social es muy fuerte y desdibuja
la individualidad. Se produce cuando el sujeto asume la necesidad de su muerte como
acto heroico por el bien de la sociedad o del grupo del que forma parte, generalmente
con una marca fuerte de lo religioso en el amplio sentido de la palabra.
Otro de los ejemplos que podemos mencionar es el de los pilotos “kamikaze” japoneses,
que pertenecían a la Armada Imperial Japonesa, arrojándose con sus aviones contra la
flota Aliada en la Segunda Guerra Mundial.
Durkheim plantea que cada sociedad tiene una aptitud para el suicidio y que es esta
misma la que influye en mayor o menor grado en los individuos. Los actos individuales
serían una prolongación del estado social. En todas las sociedades hay un número
invariable de muertes voluntarias que se manifiesta en los tipos de “suicidio explicados” y
que no varía hasta que cambia el estado de la sociedad. Admite que podría entenderse
que ha de haber una predisposición individual pero explica que ésta es a su vez fruto del
medio social en el que viven, que se asimila dentro de las conciencias individuales. Y
sostiene que el incremento de suicidios es fruto de la miseria moral que reina en la
sociedad.
Los estudios revelan que aunque el suicidio tiene un componente genético, ese tan solo
es uno de muchos factores que pueden aumentar el riesgo personal, y ni siquiera entre
los que corren más riesgo de suicidio es posible predecir quién va o no a materializar sus
ideas suicidas.
2.6.) Una de las consecuencias más temidas del suicidio es el peligro de su repetición.
Así lo manifestaba en su frase célebre Emile Durkheim: “Ningún hecho es más
prontamente transmisible por contagio que el suicidio”. Está comprobado que los medios
de comunicación a través de difusión de noticias sobre suicidio y el uso de internet,
puede ser el desencadenante de nuevos suicidios por el efecto contagioso de la
información. Si bien el suicidio es el resultado de múltiples causas de las cuáles
estuvimos analizando con anterioridad, diferentes estudios epidemiológicos demuestran
que la imitación puede ser el detonante de una conducta suicida.
Este fenómeno también es denominado “efecto Werther”, porque en el año 1774 Goethe
escribió una novela “Las cuitas del joven Werther” , que además del increíble éxito que
tuvo, pasó a ser famosa por la cantidad de suicidios que ocurrieron en aquella época en
sus lectores que imitaban el final de Werther. Para el sociólogo David Phillip la conducta
mimética de la exposición excesiva de la información relativa al suicidio de una persona,
sobre todo si es famosa o un personaje público y que desencadena la imitación del
mismo.
Todas estas causas enumeradas pueden ser factor desencadenante del suicidio, cuando
estos problemas no son abordados por profesionales de la salud a tiempo.
2.9.) En nuestro país el suicidio no constituye delito. Toda causa penal en donde se
sospecha que la muerte fue ocasionada a raíz de un suicidio se inicia como averiguación
de causal de muerte, luego despejadas todas las sospechas y finalizada la recolección
de pruebas (nota escrita por el suicida o testimonios de familiares o amigos), y pericias
científicas que dan como causal de muerte al suicidio, se desestima la acción penal y se
archiva la causa por no ser considerada una tipología establecida en el Código penal. Si
constituye un delito la instigación del suicidio, el artículo 83 del CP establece: "la prisión
de uno a cuatro años, al que instigare a otro al suicidio o le ayudare a cometerlo, si el
suicidio se hubiese tentado o consumado"; si se obliga a la víctima a suicidarse mediante
violencia física o moral sobre personas cercanas, el delito se considera como homicidio”.
Este artículo integra la parte especial del código, o Libro Segundo y en ella se describen
todos los delitos en sus distintas modalidades y la graduación penal correspondiente.
Consta de 12 títulos y una sección de disposiciones complementarias que tratan.
Los delitos contra las personas ocupan los artículos 79 a 108. Y respecto a la instigación
al suicidio, según la jurisprudencia argentina, se trata de un delito doloso con dos
variantes: "la instigación, mediante amenazas, consejos, bromas, órdenes" y "la ayuda,
entendida como colaboración material".
En cualquiera de los dos casos, para que exista delito, la ley dice que es necesario que
se trate de "un suicidio consumado o de una tentativa idónea". En cambio, si se obliga a
la víctima a suicidarse mediante violencia física o moral sobre personas cercanas al
suicida, el delito se considera como homicidio.
Durante el siglo XIX, el suicidio era un delito y se aplicaba una pena para quien se
quitaba la vida, generalmente, el castigo recaía sobre los herederos del suicida, a
quienes se les privaba de la herencia de éste. A veces, la pena recaía sobre el propio
cadáver del suicida: se lo colgaba de una horca o de los pies, se lo dejaba sin sepultura,
se le amputaban miembros, etc.
La realidad nos dice que la instigación al suicidio es un delito que resulta difícil de ser
probado, por lo tanto, en la historia jurisprudencial argentina solo existió un caso de un
General del Ejército Argentino. Al enterarse de que uno de sus hijos era homosexual lo
convocó a su oficina y le dijo a su hijo que era una deshonra para la familia, por lo tanto,
le comunicó que él sabía lo que hacer, le dejó un arma sobre el escritorio y terminó su
hijo quitándose la vida. Su padre reconoció este hecho en el Tribunal y fue condenado.
Desde el ámbito del derecho civil, también tiene un tratamiento jurídico específico con
respecto si el suicidio tiene cobertura por seguro de vida. Generalmente en la Argentina
se rechaza el pago del seguro por causa de suicidio, aunque algunas compañías
aseguradoras establecen la diferencia entre el suicidio voluntario e involuntario. Una
persona podría estar pasando por una situación penosa, con su voluntad totalmente
alienada y en medio de su delirio, podría suicidarse sin realmente tener conciencia de lo
que estaba haciendo. No hay duda de que en este caso estamos ante un accidente y no
un suicidio y por lo tanto, sería la única excepción a la regla y el pago seguro se haría
efectivo. Aunque en la práctica es muy difícil que una empresa aseguradora efectivice el
pago.
2.10.) La intención de este trabajo monográfico era realizar una exhaustiva investigación
sobre el suicidio en nuestra ciudad, pero como consecuencia de lo apremiante del tiempo
para poder cumplir con la entrega de la presente monografía, quedará pendiente para
más adelante. Pero podemos decir que nuestro pueblo no escapa a este flagelo. De
acuerdo a la información surgida de la Ayudantía Fiscal local, hasta la fecha han
acaecido ocho suicidios que no discriminan edad, ni sexo. La estadística superó a los
años anteriores cuyo número llegaba a siete suicidios por año, superando a las muertes
cometidas por homicidio. La relación comparativa es de cada tres suicidios se produce un
homicidio. El último fue como resultado de un homicidio seguido de un suicidio a causa
de que el hijo se suicida luego de haber matado a su padre. El hecho llamó la atención a
las autoridades de la fiscalía por el alto grado de violencia y crueldad encontrado como
evidencia en la escena del crimen.
Otra investigación que quedará pendiente para el futuro es el denominado “Caso Arroyo
Dulce”. Esta localidad está ubicada en el partido de Salto y llama la atención la cantidad
de suicidios ocurridos dada la escasa densidad de población existente en el lugar.
3) La muerte de un familiar o amigo es una de las situaciones más estresantes por las
que puede pasar un ser humano. Pero cuando es causa de un suicidio, suele hacerse
todavía más complicada, ocasiona un dolor intenso, prolongado y vivenciado de forma
diferente, en cada persona que lo sufre. El sufrimiento atraviesa diferentes etapas; en la
primera fase es frecuente sentir rabia, confusión, angustia o aturdimiento, creer que lo
que está pasando no es real y se niegan sentimientos. También puede aparecer la
distancia emocional para protegerse o incluso sentir alivio. En una segunda fase, se pasa
por una inmensa soledad, tristeza y depresión. También son frecuentes algunas
emociones como desesperación, agresividad, culpa y sentir que la vida ha perdido su
significado. Aparecen síntomas que dificultan la alimentación y el descanso. En la tercera
etapa se produce una aceptación gradual de la pérdida, se comienza a sentir
anímicamente mejor, no se piensa tanto en lo ocurrido y los sentimientos son menos
intensos. Poco a poco se van desarrollando nuevas tareas que antes no se hacían y se
establecen nuevas relaciones.
En el análisis desde las diferentes perspectivas teóricas que motivan al individuo para
llegar a la autoeliminación, se puede concluir que el suicidio es una realidad compleja y
no explicable desde un solo punto de vista, sino desde un planteamiento
multidisciplinario, en donde cada una de las ciencias aporta lo suyo. Claro que cuando
sucede un hecho no hay explicación sanadora, sino solo la elaboración de un profundo
duelo que permita superar esa intensa angustia por la que se atraviesa ante la muerte de
un ser querido.
Pensar la muerte es una larga y tediosa explicitación de lo obvio. Todos al final sabemos
el destino que nos depara. Pero cuando una persona toma la difícil decisión de terminar
con su vida, solo queda la tarea de pensar, entender, comprender, reflexionar,
fundamentar racionalmente el hecho. Algunos pensarán que es una acción de valentía,
un acto de libertad. Otros un acto de cobardía, de no asumir la responsabilidad de los
desafíos que acarrea la vida, aunque nadie queda exento de padecer una fuerte
depresión, un trauma, un fracaso emocional, una enfermedad mental o terminal en el que
vida pierda sentido e induzca a una persona a cometer una tentativa de acabar con su
existencia. Desde el psicoanálisis sabemos que el inconsciente es manejado por los
instintos naturales más básicos y que en determinadas situaciones no puede ser
controlado por la razón humana. Tánatos, el instinto de muerte está presente en todos
nosotros. Somos conscientes de nuestra finitud y muchos eligen su final, eso dependerá
de cada individuo de acuerdo a su conciencia, sus creencias, valores, cultura, sociedad
en la que viva. Por lo tanto, es muy difícil condenar una acción suicida, solo Dios y la
conciencia de quien lo hace sabrá si ese accionar fue ético o no.
Frank V., (1999). “El hombre en busca del sentido”. Ed. Heller.
Libros digitales.
Salicrú Puigvert C. “Análisis del Suicidio”. Imp. Subiraba. Ed. Ponficio. Barcelona
1924.
Revistas Digitales.
Ensayos.
Baquedano Jer S. (2013). Situación Límite y Suicidio en Jaspers., Universidad de
Chile. Philosophia 73/1 I I pp. 45 a 60.
. Szasz, Thomas. Libertad Fatal. Ética y Política del Suicidio. Ed. Paidos.
Tasset JL. “Suicidio y fiesta del yo. El suicidio como transgresión moral definitiva. A
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Pérez Jiménez JC. La mirada del Suicida. El Enigma y el Estigma. Plaza y Valdés,
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Diarios Nacionales.
https://www.clarin.com/sociedad/argentina-paises-region-mayor-tasa-
suicidios_0_H1hleA2xZ.html.
http://www.lanacion.com.ar/1936255-hay-mas-suicidios-que-homicidios-en-la-
argentina
https://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/libros/10-2781-2007-10-28.html
http://www.perfil.com/ciencia/preocupa-la-suba-de-casos-de-suicidios-en
adolescentes.phtml
Reportajes.
1. Dr. Adolfo Zerbarini. Ayudante Fiscal. Ministerio Público Fiscal. Oficina Salto.
2. Dra. Sol Danura. Médica Psiquiatra. A cargo del Dpto, Psiquiatría. Hospital Municipal
Salto.