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Expediente de Casación 52
Registro Oficial 306 de 16-abr.-2001
Estado: Vigente
EXCEPCIONES A LA COACTIVA. Expediente 52, Registro Oficial 306, 16 de Abril del 2001.
En el juicio especial (Recurso de casación) No. 7 - 98 que, por excepciones a la coactiva, sigue José
Salen Bucaram, por sus propios derechos y por los que representa de Servicios y Mercados CA. en
contra del ahogado Francisco García Ortega, en su calidad de Intendente Especial de la Liquidación
del Banco de Descuento SA., se ha dictado lo siguiente:
VISTOS: José Salem Bucaram, por sus propios derechos y por los que representa de Servicios y
Mercados CA., interpone recurso de casación respecto de la sentencia dictada por la Sexta Sala de
la Corte Superior de Justicia de Guayaquil, dentro del juicio especial que por excepciones a la
coactiva sigue el recurrente contra el abogado Francisco García Ortega, en su calidad de Intendente
Especial de la Liquidación del Banco de Descuento SA. Dicho recurso es concedido, por lo que el
proceso sube a conocimiento de la Corte Suprema de Justicia, habiéndose radicado ha competencia
por el sorteo de ley en esta Primera Sala de lo Civil y Mercantil, y terminada la etapa de este proceso
de casación, para resolver se considera.-
SEGUNDO: El ámbito de competencia dentro del cual puede actuar este Tribunal de Casación está
dado por el propio recurrente en la determinación concreta, completa y exacta de una o más de las
causales señaladas en el articulo 3 de la ley de la materia, siéndole vedado el entrar a conocer de
oficio o rebasar el ámbito señalado en las causales citadas por el propio recurrente, en virtud del
principio dispositivo señalado en el articulo 194 de la Constitución Política de la República. En esta
virtud, en el caso sub júdice, la Sala se limita a analizar la acusación de que en la sentencia dictada
por el Tribunal de última instancia se han infringido las normas contenidas en los artículos 452, 478,
528 y 532 del Código de Comercio, 1067 del Código de Procedimiento Civil y 2439 inciso segundo
del Código Civil, así como las causales primera, segunda y cuarta del articulo 3 de la Ley de
Casación en las que se fundamenta el recurso.-
CUARTO: En lo que dice relación con el cargo de que en el fallo casado se ha incurrido en el vicio
tipificado en la causal cuarta del articulo 3 de la Ley de Casación, se anota: el recurrente se limita a
señalar esta disposición legal pero no justifica de que modo el fallo impugnado ha incurrido en infra o
cita petita, en ultra petita o en extra petita, que son los tres vicios de actividad en los que el juzgado
de instancia puede incurrir en su fallo y que constituyen el contenido propio de la cuarta causal de
casación, por lo que tampoco procede esta acusación y se la rechaza.-
SEXTO: Los juzgadores de instancia identifican la palabra acción "con el derecho subjetivo material
que sirve a la acción misma de fundamento y que en ella es invocado", optando por la doctrina
clásica según la cual "hay un solo derecho; el que se tiene contra un sujeto y que en el caso de ser
incumplido puede ser ejercitado en juicio. La distinción que se hace no es, por tanto, entre dos
derechos independientes (entre el llamado derecho subjetivo material y el derecho de acción), sino
entre el derecho material mismo y la posibilidad de deducirlo en juicio. A esto último, es lo que dentro
de este criterio, se llama "acción" (Avsolomovich - Lührs - Noguera: Nociones de Derecho Procesal,
Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 1965, p. 28). Los mismos autores citan a Goldschmith, quien
señala: "En el derecho romano coincidieron derecho privado y derecho justicial material, porque
fuera de la acción no hubo derecho. Tampoco la legislación española, bajo la tradición de las
Pandectas, reconoce la diferencia entre derecho y acción" (op. cit., p. 132,, nota 21.) Según esta
doctrina, a la que Guasp denomina "monista", "la acción no es más que la simple manifestación o
ejercicio del derecho de carácter material que se alega ante los Tribunales; así el propietario que
reivindica una cosa ante los Tribunales o el acreedor que reclama el pago de la deuda de la misma
forma no hacen más que ejercitar su derecho de propiedad o su derecho de crédito,
respectivamente. No se trata, sin embargo, muchas veces, de defender una equivalencia absoluta
entre ambas nociones; en ocasiones se habla, sí, de identificación, pero otras se dice que la acción
es un elemento del derecho material o una transformación del mismo derecho: el derecho "en pie de
guerra" o "elevado a la segunda potencia", o un medio puesto a su servicio. Pero, en todo caso, la
acción procesal es siempre una idea referida al derecho material subjetivo que seria el que
verdaderamente la explicara y justificase. Es esta, desde luego, la línea en que todavía se mueve
nuestro derecho positivo (Jaime Guasp, Derecho Procesal Civil, Instituto de Estudios Políticos,
Madrid, 1968, t. 1, p. 213). Precisamente nuestro Código de Procedimiento Civil, en su artículo 70, al
decir que "Demanda es el acto en el que el demandante deduce su acción o formula la solicitud o
reclamación que ha de ser materia principal del fallo" utiliza el vocablo "acción" en este sentido. Pero,
el citado Guasp, advierte: "Sin embargo, pese a la aparente claridad de esta doctrina, la idea
esencial que le da vida, esto es, la unificación del derecho material y la acción procesal, no resulta
en absoluto defendible. La acción y el derecho no coinciden ni en cuanto a los sujetos ni en cuanto al
contenido ni en cuanto a los efectos de una y otro. No en cuanto a los sujetos, porque en la acción
aparece el órgano jurisdiccional, que no figura en el derecho material, y en éste, en cambio, el
destinatario es el materialmente obligado que procesalmente ocupa sólo el papel de un mero sujeto
pasivo. Ni en cuanto al contenido, que en el derecho es una prestación de carácter material y en la
SEPTIMO: La doctrina procesal contemporánea, siguiendo a Guasp, una vez que ha marcado la
profunda diferencia ente derecho y acción, distingue a su vez entre acción y pretensión; así es como
emplea la palabra "acción" en el sentido de "poder jurídico de reclamar la prestación de la función
jurisdiccional" o de "un derecho subjetivo procesal y, por consiguiente, autónomo, instrumental" que
en consecuencia "se dirige al juez (como órgano del Estada) para solicitar la puesta en movimiento
de la actividad judicial y obtener un pronunciamiento (sentencia)" (Enrique Véscovi, Teoría General
del Proceso, Temis, Bogotá, 1984, p. 75). A su vez "pretensión" es "la declaración de voluntad hecha
ante el juez y frente al adversario", o sea "es un acto por el cual se busca que el juez reconozca algo,
con respecto a una cierta relación jurídica" según señala Véscovi (ibidem) quien añade "En realidad
estamos frente a la afirmación de un derecho y a la reclamación de la tutela jurídica para el mismo.
Se trata de la reclamación frente a otros sujetos de un determinado bien de la vida. La pretensión
viene a ser como el contenido de la acción. Aquella no se dirige al Estado (o al juez) sino a un sujeto
de derecho. Si el sujeto (activo) del derecho no tuviera ninguna pretensión que deducir, seguramente
no ejercería el derecho de acción (por más abstracto que este sea) pues nada tendría que pedir.
Concedido por el Estado el poder de acudir a los tribunales (acción), el particular puede reclamar de
otros sujetos cualquier bien de la vida (pretensión) promoviendo el proceso mediante la demanda. Es
decir, que ha acción se ejerce ante los órganos jurisdiccionales con el fin de obtener el
pronunciamiento sobre una pretensión, la que se deduce en juicio por medio de la demanda.
GUASP, como un fundamental aporte a la ciencia procesal, ha colocado a la pretensión como el
objeto del proceso" (op. cit., p. 76).-
OCTAVO: Diferenciados los conceptos de derecho, acción y pretensión, es necesario revisar el tema
de la clasificación de las acciones, que propiamente es según el tipo de pretensiones procesales
(Avsolomnovich - Lührs - Noguera, op. cfi., p. 30). Devis Echandía (Compemdio de Derecho
Procesal, Teoría General del Proceso, 1.1, 1.3 edición, Editorial Jurídica Dike, Bogotá, 1994, pp. 201
- 202), señala: "Aun cuando la "acción" es una misma siempre, entendida como petición para poner
en movimiento, con cualquier fin, la jurisdicción del Estado, con un criterio amplio puede aceptarse
que exista una clasificación procesal de las acciones. Pasaremos ahora a examinar esta clasificación
desde un punto de vista rigurosamente procesal. Entendemos por tal la que mira a la clase de
jurisdicción, al tipo de proceso (ordinario o especial) y a los fines para los cuales se impetra la
decisión del juez por el aspecto de su naturaleza procesal; es decir: fines declarativos, constitutivos,
de condena, ejecutivos, cautelares, que son las varias maneras de obtener la declaración o la
realización del derecho objetivo mediante la sentencia y las diversas clases de procesos. Por lo
tanto, no obstante que en sentido estricto la acción es única, y por ello sobra toda clasificación,
puede aceptarse con criterio amplio el distinguir procesalmente las acciones civiles, penales,
laborales, contencioso - administrativas, militares, eclesiásticas, fiscales, según la jurisdicción a que
pertenezcan. Y con el mismo criterio amplio, podemos distinguir las acciones ordinarias, cuando
inician un proceso ordinario, y las acciones especiales, cuando ocasionan un procedimiento especial:
éstas se subclasifican en tantas cuantos procesos especiales existan... Y por último una clasificación
que se refiere a los fines para los cuales se impetra la decisión o sentencia, por el aspecto de su
naturaleza procesal, entonces podemos hablar de acción de juzgamiento o conocimiento y de acción
ejecutiva, y subdividir aquélla en dispositiva y declarativa, de condena y de declaración constitutiva;
en el mismo sentido puede hablarse de acción cautelar. Se identifica entonces esta clasificación con
la de los procesos".-
NOVENO: Tomada la frase "acción ejecutiva" en el último sentido señalado, como "proceso
ejecutivo", es necesario precisar si en nuestro derecho positivo existe un único proceso ejecutivo, el
denominado juicio ejecutivo contenido en la sección 2a del titulo II del Libro II del Código de
DECIMO: Respecto de la naturaleza del llamado "juicio de jurisdicción coactiva", este Tribunal, en
sentencia NO.. 172 de 17 de marzo de 1999, publicada en el Registro oficial suplemento al 208 de 9
de junio de 1999, y en la Gaceta Judicial, serie XVI, NO. 15, pp. 4219 - 4223, dijo: "De conformidad
con lo que dispone el articulo 993 del Código de Procedimiento Civil, la jurisdicción coactiva se ha
creado con el objeto de hacer efectivo el pago de lo que, por cualquier concepto, se deba al Estado y
a las demás instituciones del sector público, a favor de las cuales se ha establecido esta jurisdicción,
entre ellas el Banco Central del Ecuador, los bancos del Sistema de Crédito de Fomento, por sus
créditos; y, el Instituto de Seguridad Social. Cierto es que el código de Procedimiento Civil, al legislar
el asunto, habla de "jurisdicción coactiva" y de "juicio de jurisdicción coactiva". De conformidad con el
citado cuerpo legal, en su articulo 61 se define al juicio como la contienda legal sometida a la
resolución de los jueces; de acuerdo con esta definición, la esencia del juicio es la existencia de dos
partes en contienda, pelea, lucha, cada una de las cuales esgrime amias de ataque y de defensa. En
el caso de la jurisdicción coactiva la misma es ejercida por los respectivos empleados recaudadores,
los cuales no forman parte de los tribunales de justicia, siguen siendo los sujetos de la administración
pública a los cuales se les impone una conducta, la determinada en la sección trigésima primera del
Código de Procedimiento Civil y las leyes orgánicas, estatutos y reglamentos de sus instituciones
respectivas; sin embargo, debe observarse que el empleado recaudador está facultado para decretar
un embargo y proceder al remate de bienes, facultades que si bien son privativas de los jueces pero
que, por expresa disposición de la Ley, he son atribuidas, es decir se les da una facultad
jurisdiccional según el artículo 1003 y siguientes del Código de Procedimiento Civil. Para el ejercicio
de su jurisdicción requieren la orden de cobro, general o especial, transmitida por la autoridad
administrativa correspondiente. En este juicio lo que existe es una actividad compulsiva, no existen
DECIMOCUARTO: El juicio de jurisdicción coactiva iniciada por el ahogado Francisco García Ortega,
en su calidad de Intendente Especial de la Liquidación del BANCO DEL DESCUENTO SA. contra
José Salem Bucaram, por sus propios derechos y por los que representa de SERVICIOS Y
MERCADOS CA., tiene como fundamento el pagaré a la orden suscrito por Servicios y Mercado CA.,
José Salem Bucaram e Isabel Bucaram de Salem a la orden del Banco de Descuento, el 25 de
DECIMOQUINTO: El artículo 1028 del Código de Procedimiento Civil dice: "En la sentencia, se
condenará al pago de daños, perjuicios y costas, al empleado recaudador que hubiere procedido
contra las prescripciones de esta sección" pero, en virtud del principio dispositivo, el accionaste debió
deducir esta pretensión para que sea admitida, cosa que no consta del libelo de demanda. Por las
consideraciones que anteceden, esta Primera Sala de lo Civil y Mercantil de la Corte Suprema de
Justicia, ADMINISTRANDO JUSTICIA, EN NOMBRE DE LA REPUBLICA Y POR AUTORIDAD DE
LA LEY, casa la sentencia dictada por la Sexta Sala de la Corte Superior de Justicia de Guayaquil el
26 de septiembre de 1997 y aceptando la demanda de excepciones a la coactiva propuesta por José
Salem Bucaram, por sus propios derechos y por los que representa de SERVICIOS Y MERCADOS
CA. contra el abogado Francisco García Ortega, en su calidad de Intendente Especial de Liquidación
del Banco de Descuento SA., declara que no procede el juicio de jurisdicción coactiva impugnado,
por no haberse dado cumplimiento a lo que disponen los artículos 997 y 1000 del Código de
Procedimiento Civil, lo que implica omisión de las solemnidades sustanciales en este juicio previstas
en los números 3 y 4 del articulo 1018 del mismo cuerpo legal. No se condena al abogado Francisco
García Ortega al pago de los daños y perjuicios, por no haberse reclamado en su oportunidad por la
parte actora. Sin costas. Notifíquese, publíquese y devuélvase.
Fdo.) Dres. Galo Galarza Paz, Santiago Andrade Ubidia y Ernesto Albán Gómez, Ministros Jueces.
RAZON: Las copias que anteceden son iguales a sus originales.- Certifico.- Quito, 6 de febrero del
2001.
f.) Dra. Isabel Garrido Cisneros, Secretaria Relatora de la Primera Sala de lo Civil y Mercantil de la