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Universidad Pedagógica Nacional


Licenciatura en filosofía
Filosofía de la educación
Comentario al texto de Kant - Tratado de pedagogía
Karen M. Lozano
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Tratado de pedagogía: la buena educación

En el presente escrito me propongo responder a dos preguntas que surgen del texto hecho por
las compañeras (Angie Bernal, Sandra Murcia y Paola Delgado) sobre el Tratado de
pedagogía de Kant. En primer lugar, expondré brevemente lo que para Kant es la educación;
luego, abordaré la pregunta ¿en qué consiste la buena educación?; finalmente, contestaré la
pregunta ¿Cómo aquellas personas que son mal educadas y educan a otros afectan el
desarrollo del ser humano?

Acerca de la educación

En la introducción del Tratado lo primero que se afirma es «El hombre es la única criatura
que ha de ser educada» (p.29) porque «Únicamente por la educación el hombre puede llegar a
ser hombre» (p.31), para Kant los hombres tienen un destino (la perfección de la naturaleza
humana) y este solo puede ser alcanzado por medio de la educación.

Ahora bien, la educación está compuesta por tres aspectos: cuidado, disciplina e
instrucción. Los tres primeros aspectos están orientados al desarrollo de las capacidades y la
satisfacción de las necesidades básicas de los humanos, es decir, a la adaptación del hombre a
la sociedad en la cual ha de actuar y someterse a las leyes que se han estipulado usando la
razón; la formación por su parte, está ligada a la educación moral y cívica. En ese sentido se
explicarán a continuación brevemente estos aspectos.

El cuidado hace referencia a «las precauciones de los padres para que los niños no hagan
un uso perjudicial de sus fuerzas» (2003, p. 29) estas precauciones no solo las deben tener los
padres también la nodriza y niñera que se encargan de la educación física de los niños.
Dichas precauciones involucran la alimentación que recibe el niño cuando nace y va
creciendo, el cobijo que recibe, el lugar donde duerme, los instrumentos artificiales que se le
ponen para moverse y los juegos en los que se involucra. Cabe señalar que, Kant es muy
específico en lo que se debe y no se debe hacer en cada situación pues para él ciertos
cuidados llevan a criar hombres fuertes. Así mismo, en esta primera etapa de la educación es
importante que la educación sea dura, es decir, Kant entiende una educación dura como el
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impedimento de la comodidad y dicha incomodidad es buena para el fortalecimiento del


cuerpo (p. 54-55).

En cuanto a la disciplina se dice que es aquella parte de la educación que «convierte la


animalidad en humanidad. (…) La disciplina impide que el hombre, llevado por sus impulsos
animales, se aparte de su destino, de la humanidad.» (2003, p.29-30). En términos generales
la disciplina es una coacción necesaria que le sirve al hombre para acercarse a su destino y
empezar a someterse a las leyes de la humanidad. Justamente, un recién nacido puede herirse;
y, para evitar esto, es necesaria la intervención de los adultos. Es necesario imponer un orden
y una medida a sus movimientos con el cuidado y posteriormente con la disciplina.

Ahora, la instrucción es (al igual que la disciplina) algo que solo necesita el hombre, esto
porque como ya se había visto antes el hombre tiene un destino, humanizarse, para llegar a
este destino el hombre necesita construirse un plan que lo lleve de la animalidad a la
humanidad utilizando la razón. Sin embargo, esta razón no nace con él porque el hombre
viene inculto al mundo y los otros hombres tienen que ayudarlo a ser razonable. La
instrucción dentro del plan educativo que plantea Kant es la guía en la práctica de lo que se
ha aprendido anteriormente y que lleva a construir un sujeto moral y razonable.

Dicho lo anterior, es claro ver que estos aspectos van de la mano en la educación de cada
ser humano, pues los hombres a diferencia de los animales no se mueven por instintos,
instintos que tienen un sentido en la existencia de los animales, los hombres se mueven por
impulsos múltiples y contradictorios con el destino de la humanidad, la razón. Siendo para los
hombres tan necesaria la educación cabe preguntarse si para Kant hay una buena educación y
está en qué consiste.

¿en qué consiste la buena educación?

Anteriormente vimos los aspectos básicos de la educación, con cada uno de ellos Kant
intenta guiar la mirada en el ideal de progreso humano, en donde generación a generación el
hombre de un paso hacia la perfección de la humanidad. En ese sentido, para Kant una buena
educación no solo debe estar pensada con la disposición de alejar los impulsos animales del
hombre también debe tener presente que «(…) no se debe educar los niños conforme el
presente, sino conforme a un estado mejor, posible en lo futuro, de la especie humana; es
decir, conforme a la idea de la humanidad y de su completo destino.» (2003, p.36).
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Así, la educación adquiere un matiz de método y no un fin en sí mismo siendo necesario


en la vida de todo hombre que se adscriba a las leyes y fines del ser humano, en otras
palabras, no se pretende que los hombres sean educados porque es importante los
conocimientos que se adquieren con la educación, sino la educación es importante porque
puede mejorar al hombre en tanto ser humano.

Igualmente, la buena educación o una educación con miras hacia el futuro también debe
tener un carácter universal, este carácter universal involucra postular leyes para las acciones y
pensamientos. Kant dice al respecto:

«Las bases de un plan de educación han de hacerse cosmopolitamente. ¿Es que el bien
universal es una idea que puede ser nociva a nuestro bien particular? De ningún modo; pues
aunque parece que ha de hacerse algún sacrificio por ella, se favorece, sin embargo, el bien de
su estado natural.» (2003, p. 36)

Esta universalidad de la educación es entendida más como unificación, es decir, que los
pensamientos y las acciones de los hombres puedan ser los mismos en todo momento y lugar,
pero, en el texto no es claro en afirmar si esta universalidad involucra que sea para todos, con
ello me refiero a que la educación sea tanto para hombres como para las mujeres, para todas
las clases sociales y para todas razas, etc.

Es probable que para Kant no era relevante establecer a quienes se refería con el termino
hombres, por las razones que fueren, no obstante, pensar en universalidad de la educación
para mejoramiento de la especie humana excluyendo a ciertas personas por su sexo, raza,
condición social, física, entre otras es contradictorio por un lado y problemático por otro.
Dicho lado problemático deja entonces la pregunta ¿hay un grupo de personas que están
destinadas a mejorar la especie humana, por tanto, la educación es solo para ese grupo
predilecto? Además, se podría también preguntar ¿Quiénes hacen parte de ese grupo y por
qué? Estas preguntas en el marco de que quizás Kant con el termino hombre se estuviera
refiriendo a un grupo específico y reducido de personas, de manera que estas preguntas no las
responderé en este texto, pero es importante tenerlas presentes para la discusión.

En contraste con lo anterior, hablar de una buena educación en términos kantianos es


pensar en progreso, en universalidad, en eliminar impulsos animales, ⁠porque en ultimas «una
buena educación es precisamente el origen de todo bien en el mundo» (2003, p.36). Pero
pensar en una buena educación implica además que en contraposición hay una mala
educación y a qué corresponde la mala educación, es propio afirmar que toda mala educación
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es precisamente esa que no corresponde a la universalidad, el progreso y el paso de la


animalidad a la humanidad, en otras palabras, la mala educación no contribuye al bien en el
mundo.

En consecuencia, si hay una mala educación cabe preguntarse ¿a quién corresponde que la
educación este encaminada de la mejor manera posible?, yo respondería que, en cierto punto
a los ayos, puesto que el esquema educativo propuesto por Kant deja al ayo en el final del
camino educativo, estando en primera instancia los padres, las niñeras y las nodrizas. Si los
primeros pasos fallan, es decir, sobreprotegen al niño, lo habitúan en ciertas prácticas y no lo
disciplinan difícilmente este niño será un buen ser humano y los intentos del ayo por
mejorarlo se verán opacados por la mala educción que recibió en un principio, sin embargo,
es al ayo a quien se juzgará duramente si el niño o el joven no es lo que se espera que sea
para la sociedad dado que, la causa del mal esta en no someter a los niños a las reglas para
que con tales reglas se desarrollen los gérmenes del bien.

¿Cómo aquellas personas que son mal educadas y educan a otros afectan el
desarrollo del ser humano?

Después de ver que, así como hay una buena educación hay una mala educación, es
necesario que alguien asuma la responsabilidad por cómo se encamina el proceso educativo y
si tal proceso aporta o no al destino del hombre, a saber, humanizarse. «Se ha de observar que
el hombre no es educado más que por hombres, que igualmente están educados. De aquí, que
la falta de disciplina y de instrucción de algunos, les hace también, a su vez, ser malos
educadores de sus alumnos.» (2003, pp.31-32).

Como dije anteriormente la responsabilidad de la educación recae sobre todo en los ayos,
claro los padres son modelos de sus hijos y muchas veces no son un buen modelo, pero al
pensar que la educación es necesaria para el mejoramiento del hombre y para llegar a su
destino se necesita dejar la educación en manos de las personas más ilustradas de la sociedad.

«(…) la Ilustración es un proceso de ampliación de los horizontes del entendimiento, en el que


la facultad de juzgar intelectual tiende a encontrar nuevos conceptos, los cuales definen nuevos
valores que, a su vez, revelan e inducen a un “modo de pensar” acorde con puntos de vista cada
vez más universales, sobre cuyas bases se fundan las aspiraciones de los seres humanos, se
consolidan sus metas, se configuran sus ideales y se conciben los medios técnicos y normativos
para alcanzarlos.» (Ríos, 2000, p. 104)
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De manera que, considerar a los ayos, hablando ya en términos actuales a los maestros, ser
los más ilustrados es un renombre que trae consigo una gran responsabilidad, sobre todo si se
les responsabiliza del progreso de los hombres y por ende de la humanidad. Los maestros
tienen el deber de educar a personas que más adelante educaran a otros (ya sea como padres o
como maestros), intentando que con cada generación la educación avance, eliminando con
cada generación errores que no permitan llegar al destino de todo hombre.

Pero qué pasa cuando lo que se está enseñando realmente no lleva al mejoramiento de la
humanidad, es más cómo discriminar entre una buena y una mala educación. Claro se podría
afirmar que según el proyecto pedagógico kantiano es contundente al establecer que se debe y
no se debe hacer en cuanto a la educación de los niños y jóvenes, no obstante, parece confuso
a lo que apunta Kant, por ejemplo, es difícil pensar en que a los niños no se les debe habituar
a nada y esto en cierta medida los hará disciplinados y cuando adultos deberán habituarse a
las leyes de la sociedad y actuar en función del deber, lo que por consiguiente los hará libres.

Los maestros tienen que aprender no solo lo que se le debe enseñar en cuanto a disciplina,
moralidad y leyes sociales a una persona, también debe aprender y distinguir en qué punto lo
que enseña es bueno o es malo para sus alumnos, debe hacer un ejercicio de reflexión frente a
los procesos que lleva y si sus ideales convergen con el imaginario kantiano de
universalización, si no claramente estaría llevando a los hombres tal vez no a un retroceso en
su camino a la humanización pero si un estancamiento en dicho camino.

Consideraciones finales:

Primero, considero que, en el proyecto pedagógico kantiano ni el cuidado, la disciplina, o


la instrucción resultan, suficientes para alcanzar el fin último de todo proyecto educativo, a
saber: la transformación y el progreso de la sociedad. Esto porque los humanos somos
contingentes y pensar la educación es solo esos tres aspectos es reducir al ser humano en
cuanto sus relaciones, sus emociones, sus ideales, sus necesidades y sus capacidades.

Segundo, es evidente que ese ideal kantiano de progreso en donde la educación es un


medio para ello no ha cambiado mucho a lo largo de los años, pues se mantiene al menos
implícitamente en cada proyecto pedagógico, en donde hay un ideal de ser humano que llega
a ser por medio de la educación convirtiendo por ello la educación en necesaria en cualquier
parte del mundo. Si se hiciera un diagnóstico del avance de la humanidad sería complicado
estipular criterios para evaluar dicho avance, pues el avance de la humanidad bien se puede
medir a nivel científico, económico, político, social y moral y en cada aspecto y desde el
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ideal de ser humano que se mire puede haber un avance, retroceso o estancamiento en cada
uno de ellos.

Finalmente, es oportuno considerar la importancia del maestro en todo el proceso


educativo, pues según lo que dice Kant de que «(…) el hombre no es educado más que por
hombres, que igualmente están educados.» (2003, p. 31), tenemos una responsabilidad muy
grande con quien educamos más allá del “destino del hombre”. La calidad de la educación no
está solo en los instrumentos que se usan, en los espacios que se ocupan, en las didácticas que
se utilizan también está en los fines a los que se adscribe la educación, ya sean fines políticos,
económicos, culturales incluso éticos, es necesario asumir que lo que se enseña puede o no
servir a mejorar la sociedad. En ese sentido, si al maestro se le va a poner dicha
responsabilidad cada persona que quiera ser maestro tendría que comprometerse con su labor
y socialmente debería tener el reconocimiento que merece una labor que está en pro del
bienestar y el mejoramiento de los seres humanos.

Referencias:

Bustamante, G. 2012. Pedagogía de Kant: ¿una filosofía de la educación? Magis. Revista


Internacional de Investigación en Educación [en línea], Nº 10, (Vol. 5), págs. 155-
171.

Kant, I. (2003). Pedagogía. Madrid: Akal. [1803]

Ríos, C. 2000. Un acercamiento al concepto de formación en Kant. Revista Educación y


Pedagogía. [en línea], Nº 26-27, (Vol. 12), págs. 93-105.

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