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La abrasión con chorro de arena

(sandblasting), nuevo riesgo profesional del


sector textil
(PL 68) RIESGOS EMERGENTES. RIEM-Sandblasting.doc. Manuel Domene. Palabras: 3.064

Puede generar silicosis aguda en tiempo récord, con un periodo de latencia


máximo de cinco años

Aunque puede considerarse que


el ‘sandblasting’ (limpieza con arena) es un riesgo emergente en el sector
textil, el chorreado con arena es un riesgo laboral conocido y regulado desde
mediados del siglo pasado. La paradoja es que, pese a ser conocido, se esté
utilizando el sandblasting para ‘gastar’ la ropa (especialmente la vaquera) y
darle ese aspecto usado y deslucido que piden los consumidores e imponen
los cánones de la moda.
La contrapartida en salud laboral es la silicosis, que se cobra sus víctimas con
pasmosa celeridad: unos meses chorreando ropa con arena equivalen a una
década de trabajo en la mina, que era -hasta ahora- el feudo natural de la silicosis.

Limpieza abrasiva
Es un hecho probado que el sandblasting o limpieza abrasiva con arenas que
contienen sílice cristalino puede ocasionar enfermedad respiratoria grave o mortal.
Como en cualquier otro riesgo, esta enfermedad profesional depende de
factores como la intensidad, frecuencia y duración de la exposición, así como
otros condicionantes individuales de la persona expuesta.
La aparición de casos de silicosis entre los acabadores de ropa vaquera ha vuelto
a poner en el candelero la necesidad de prevenir la silicosis y la muerte de los
trabajadores expuestos a la sílice cristalina en el aire durante la operación de
limpieza con máquina a presión. Los operarios de estas máquinas, los compañeros
de trabajo expuestos y sus empleadores necesitan urgentemente información
acerca de los peligros respiratorios asociados a esta técnica. Y la prevención
comienza por contar con la información pertinente. En las líneas que siguen
trazaremos el perfil del personal expuesto al riesgo, las consecuencias de la
exposición, así como las consideraciones de seguridad para abordar el riesgo.

Los chorreadores de arena


Esta limpieza consiste en proyectar con fuerza un chorro de partículas abrasivas
contra una superficie, con aire comprimido o vapor, generalmente. Debido a que la
arena de sílice se utiliza frecuentemente en este proceso, los trabajadores que
realizan la limpieza abrasiva se conocen frecuentemente como chorreadores de
arena. Su labor es necesaria en múltiples actividades industriales:
-Eliminar o pulir irregularidades de las piezas de fundición.
-Limpiar y eliminar la pintura del casco de un buque, edificios de piedra, puentes
de metal y otras superficies metálicas.
-Terminar lápidas, grabar o glasear vidrio y realizar ciertas labores artísticas.
-Acabar ropa vaquera dándole el aspecto envejecido y gastado por abrasión.
La arena de sílice utilizada en la limpieza abrasiva se fragmenta típicamente en
partículas finas y pasa al aire respirable que circunda al trabajador-chorreador. La
inhalación de dicho sílice parece producir una reacción pulmonar más aguda que
el sílice que no está recién fragmentado [Vallyathan et al. 1988]. Este factor puede
contribuir a la aparición de formas de silicosis agudas y aceleradas entre los
operarios de limpieza a presión de arena.
Las partículas más pequeñas (aero-transportadas) son las más peligrosas dado
que son las que pueden alcanzar los bronquios. Generalmente se considera que el
tamaño por debajo del cual se presenta el riesgo de sufrir silicosis se da para
partículas inferiores a las 5 micras. A medida que el polvo se acumula, los
pulmones sufren daños y se hace más difícil respirar. Uno de los síntomas típicos
es la disnea (sofoco por falta de aire) y, consecuentemente la astenia (fatiga,
cansancio y debilidad, que llega a ser invalidante).
No hay duda que el problema es bien conocido. Sin embargo, no contamos con
datos fiables sobre su magnitud a escala planetaria (especialmente en países en
vías de desarrollo, donde la actividad tiene particular incidencia). El conocimiento
de las empresas textiles sobre el sandblasting con respecto a las técnicas y la
arena utilizada, el punto de la cadena de suministro donde se realiza el tratamiento
o el país/es en que se localiza la producción, es escaso. Sorprendentemente, muy
pocas empresas han tomado medidas preventivas para afrontar este grave
problema de salud laboral. Algunas empresas (fabricantes de ropa vaquera) han
puntualizado que utilizan técnicas alternativas, otras -las menos- se han adherido a
la campaña “Ropa Limpia” (No sandblasting).

Efectos sobre la salud de la exposición a la sílice cristalina


Existen tres tipos de silicosis, determinados por la concentración aerotransportada
de sílice cristalina:
-Silicosis crónica. Suele aparecer después de diez o más años de exposición a la
sílice cristalina con exposición a concentraciones relativamente bajas.
-Silicosis acelerada. Resulta de la exposición a altas concentraciones de sílice
cristalina y se contrae de cinco a diez años después de la exposición inicial.
-Silicosis aguda. Se da cuando las concentraciones de exposición son muy
elevadas, pudiendo ocasionar los síntomas en una horquilla temporal que oscila
entre unas cuantas semanas a cuatro-cinco años después de la exposición inicial,
según consta en la literatura médica [Peters 1986; Ziskind et al. 1976].
La silicosis (en especial la forma aguda) se caracteriza por dificultad de
respiración, fiebre y cianosis (piel azulada por déficit de oxígeno); puede
diagnosticarse erróneamente como edema pulmonar (fluido en los pulmones),
neumonía o tuberculosis. Puede cursar con otras complicaciones, pues las
infecciones fúngicas o micro-bacterianas agudas complican a menudo la silicosis,
pudiendo llegar a ser mortales por sí mismas dichas manifestaciones.
Aproximadamente la mitad de las infecciones micro-bacterianas son ocasionadas
por Micobacterium tuberculosis, de ahí la posibilidad de un error diagnóstico inicial.
Las investigaciones muestran de ordinario los pulmones llenos de sales de sílice y
un material proteínico, evidencia médica que resulta concluyente para establecer la
etiología de la enfermedad.

Toxicocinética de la sílice cristalina


Cuando los trabajadores inhalan la sílice cristalina utilizada en la limpieza abrasiva,
el tejido pulmonar reacciona desarrollando nódulos fibróticos y produciendo una
costra alrededor de las partículas de sílice atrapadas. Esta condición fibrosa del
pulmón se llama silicosis. El crecimiento de los nódulos afecta directamente a la
respiración, que se hace difícil, y puede resultar en muerte. Las víctimas de
silicosis también están sometidas a alto riesgo de contraer tuberculosis activa
[Myers et al. 1973; Sherson y Lander 1990; Bailey et al. 1974].
Normalmente, al nivel de la pared membranosa de los alvéolos pulmonares se
establece la trasferencia de oxígeno-anhídrido carbónico, que provee el equilibrio
gaseoso indispensable para la vida (la respiración).
Cuando las partículas de polvo con granulometría inferior a 10 micrones de
diámetro entran en el aparato respiratorio, pueden llegar hasta los alvéolos, donde
provocan un importante efecto inflamatorio, generando ingente cantidad de células
y productos tóxicos que destruyen el parénquima (nivel microscópico). Al igual que
en otras afecciones pulmonares, el organismo repara la lesión con una cicatriz
(fibrosis), que no ‘respira’; es decir, no ejecuta la transferencia citada del oxígeno-
anhídrido carbónico. La pérdida de capacidad pulmonar se hace ostensible en
pruebas como la espirometría.
Llegados a este punto, el sistema respiratorio entra en un círculo vicioso sin vuelta
atrás: el tejido pulmonar, como medida de auto-defensa, captura partículas de
sílice, las engloba y fagocita, llevándolas hasta el parénquima, donde se auto-
destruyen segregando gran cantidad de productos que contribuyen a la
destrucción del tejido. Éste, finalmente, libera más partículas que repiten
nuevamente todo el proceso. De ahí la “auto-evolutividad” de la enfermedad
aunque cese la exposición al agente causal.
En definitiva, la fibrosis es una respuesta reparadora anatómica, que no tiene
resultados funcionales (o, mejor dicho, son adversos) desde el punto de vista
respiratorio.
Así pues, la inhalación de la sílice no sólo provoca la silicosis, sino también los
efectos celulares indicados, que deterioran aún más la función pulmonar. Salvando
las distancias con el amianto –otro polvo asesino-, existen evidencias de que la
sílice cristalina es un carcinógeno ocupacional potencial [NIOSH 1988; IARC 1987;
DHHS 1991]. En este sentido, la Monografía IARC (International Agency for
Research on Cancer), Volumen 68: Sílices, silicatos, polvo de carbón y fibras para-
aramídicas declara que existen pruebas suficientes en humanos sobre la
carcinogenicidad de la sílice cristalina inhalada en forma de cuarzo o cristobalita en
puestos de trabajo. La sílice cristalina se clasifica en la categoría “Grupo 1”, lo que
la IARC define como agente carcinogénico para humanos.
Otra conclusión definitiva es que la silicosis, enfermedad fibrósica-pulmonar, tiene
carácter irreversible.

Valores límite para la concentración de sílice cristalina


El valor aceptado por la OSHA (Occupational Safety and Health Administration,
autoridad de salud laboral de Estados Unidos) es de 100 microgramos por metro
cúbico de aire, como promedio ponderado de 8 horas (TWA). Dicho valor ha sido
cuestionado por NIOSH (Instituto Nacional para la Seguridad y Salud
Ocupacionales, también de los Estados Unidos), al manifestar que continúa siendo
‘silicogénico’ y que, por tanto, debe disminuirse a la mitad. El límite de exposición
recomendado por el NIOSH (REL) para sílice cristalino en el aire es de 50
µg/m3 como TWA para hasta 10 horas/día durante una semana de trabajo de 40
horas [NIOSH 1974b]. Las razones son obvias: cuanto mayor es la concentración,
tanto más precoz y grave es la enfermedad.
Ante la disparidad de criterio sobre las valores límite admisibles para las
concentraciones de sílice existe una solución salomónica, su prohibición,
circunstancia que ya se dio hace más de sesenta años. Debido al alto riesgo de
silicosis entre los limpiadores a presión de arena y la dificultad de controlar la
exposición, el uso de sílice cristalino para las operaciones de limpieza con chorro
se prohibió en Gran Bretaña en 1950 [Ley de Fábricas de 1949] y en otros países
europeos en 1966 [ILO 1972]. En 1974, NIOSH recomendó que la arena de sílice
(u otras sustancias que contuvieran más de 1% de sílice libre) se prohibieran como
material de limpieza abrasiva y que se utilizaran materiales menos peligrosos en
las operaciones de limpieza con chorro [NIOSH 1974b].
Con variaciones mínimas en los países europeos, la normativa española puede
consultarse en el INSHT (“Determinación de sílice libre cristalina -cuarzo,
cristobalita, tridimita- en aire”). También puede consultarse el Límite de Exposición
en el Trabajo (Occupational Exposure Limits, OEL) para estos contaminantes.

Consideraciones de seguridad para el chorreado de arena


Es un error que las operaciones con chorro de arena puedan pasarse por alto en la
preparación de planes de seguridad con la excusa de que son una pequeña parte
de un proyecto más amplio. Ello puede provocar que los trabajadores se vean
expuestos a los peligros del chorro de arena sin la protección adecuada. Incluso
cuando los equipos de chorro de arena están bien diseñados e inspeccionados
regularmente, los usuarios deben mantener la alerta frente a los riesgos de estas
actividades y tomar precauciones para evitar la exposición nociva.
Veamos algunos aspectos clave de la seguridad:
·Polvo en el aire
Este es uno de los peligros más graves asociados al chorreado de arena. Al
evaluar este riesgo, es importante tener en cuenta la concentración de polvo y el
tamaño de las partículas. Las partículas más grandes, consideradas como una
“molestia”, normalmente se filtran en la nariz y la garganta. Las partículas más
pequeñas (10 micrones o más pequeñas) pueden superar el sistema de filtrado de
los pulmones y penetrar profundamente en el sistema respiratorio, donde pueden
causar daños graves. Es necesario emplear equipos de protección respiratoria
cuando en el entorno de trabajo encontramos partículas pequeñas.
Junto al polvo de la sílice cristalina puede haber otras poluciones en suspensión
(polvo de metal, colorantes empleados en el tinte de la ropa, etc.).
·Arena de sílice
Constituye un peligro para la salud, por lo que no debe ser usada como abrasivo.
Al emplear materiales con niveles de sílice (cuarzo), los trabajadores deben usar
un respirador de presión positiva o de demanda de presión con un factor de
protección elevado. Incluso empleando métodos húmedos, el sílice puede acabar
polucionando el aire respirable.
·Suministro de aire
Se deben usar respiradores con suministro de aire cuando se trabaja en salas
confinadas para el chorreado, al emplear unidades portátiles en áreas sin
confinamiento, y en cualquier otra circunstancia que el operario no se encuentre
separado físicamente del material abrasivo. Obviamente, al emplear líneas de aire
y compresores, es preceptivo asegurarse que el tubo de admisión del aire está
localizado en una zona donde el aire es limpio. Conviene monitorizar este punto de
captación del aire limpio de forma permanente para asegurar la seguridad de los
chorreadores.
·Equipo de protección personal adicional
El chorro provoca altos niveles de ruido, lo que hace necesaria la protección
auditiva tanto para el operador como para los trabajadores cercanos. Los
operadores también deben usar guantes gruesos de cuero o tela, delantales o
polainas, así como calzado de seguridad.
·Precauciones de limpieza y manejo de productos abrasivos
El polvo acumulado debe eliminarse de forma segura evitando que pueda ser
inhalado por los trabajadores. En cuanto al manejo y almacenamiento de los
productos abrasivos, hay que tener presente que suponen una contaminación
localizada. Así, los trabajadores que manipulan productos abrasivos de forma
manual deben usar respiradores con filtro de partículas.
Protección respiratoria
Es la única alternativa; si bien, los datos indican que la mayoría de los operarios de
chorreadoras abrasivas siguen trabajando sin protección respiratoria adecuada.
Además, suele darse la paradoja que los trabajadores adyacentes a las
operaciones de chorreo no usen protección alguna.
·Máscaras respiratorias
Es una de las protecciones más frecuentes contra la inhalación de la
sílice cristalina respirable. Las máscaras respiratorias son una opción como equipo
de protección, pero se deben utilizar únicamente cuando los controles (como la
sustitución, la automatización, los sistemas confinados y la ventilación por succión
local) no pueden mantener las exposiciones en los límites de seguridad o por
debajo de los mismos.
En España, el INSHT recomienda, como mínimo, el uso de un filtro P2 para
partículas nocivas.
Con independencia del tipo de material abrasivo empleado, NIOSH recomienda
una máscara respiratoria que provea un suministro constante de aire limpio por
una línea conectada a una capucha o un casco que lleva puesto el trabajador. La
línea de aire de la máscara respiratoria debe estar separada de la línea que
suministra aire para el chorro abrasivo. Este dispositivo se conoce como máscara
respiratoria para operaciones con chorro abrasivo, de tipo CE, operada en modo
de flujo continuo.
Además, deben seguirse programas de protección respiratoria que contemplarán
desde medidas simples de higiene personal y del vestuario a controles de
ventilación, monitoreo de la calidad del aire (detección de polución), y un régimen
de mantenimiento de los equipos (EPI) para asegurar su eficacia protectora.
Como manual de referencia, es recomendable remitirse a la Guía NIOSH de
protección respiratoria en la industria (NIOSH Guide to industrial respiratory
protection. Publicación N. 87–116 (cuyo texto completo está disponible
en http://www.cdc.gov/niosh/docs/87-116/).
Para concentraciones de sílice cristalina superiores a 500 x PEL*, o entrada y
salida en concentraciones desconocidas, se recomienda el uso de un aparato de
respiración asistida con una máscara completa que funcione según la demanda de
presión u otro modo de presión positiva; o un respirador combinado que incluye un
respirador de suministro de aire Tipo C con máscara completa que funciona bajo
demanda de presión. *(Permisible Exposure Limit – Límite Permisible de
Exposición).

© Manuel Domene Cintas. Periodista.


DESPIECE 1
El sandblasting y sus razones
El tratamiento de pantalones vaqueros mediante la aplicación de un chorro de
arena a presión o sandblasting es el proceso de erosión / abrasión al que se
somete el denim o tela vaquera mediante el uso de compresores de aire que
aplican arena a altas presiones para blanquear y suavizar la tela vaquera.
La arena usada en estos procesos en muchos lugares del mundo llega a contener
hasta un 80% de sílice, cuando la legislación en Estados Unidos y Europa
establece niveles máximos de sílice del 1 y del 0,5%, respectivamente.
En países como Turquía, Bangladesh, Pakistán o India, el gastado de los
pantalones vaqueros mediante la aplicación del chorro de arena se hace de
manera manual. Así, cuando los trabajadores aplican el chorro de arena a presión
mediante tubos o pistolas, el polvo de sílice se libera en el aire.
El motivo de esta técnica es simple: las multinacionales de ropa demandan
pantalones vaqueros tratados mediante sandblasting. En comparación con otras
técnicas, el tratamiento con chorro de arena consigue un acabado desgastado muy
preciso. La aplicación del chorro de arena a presión permite tratar partes concretas
de la tela vaquera, dejando otras sin tratar. Así se consiguen diseños y efectos
concretos demandados por los diseñadores, mientras que el lavado a la piedra
genera un efecto de desgaste más homogéneo. Dado que los riesgos higiénicos
no se han tomado en consideración hasta ahora, la técnica del chorro de arena o
sandblasting es un proceso muy barato, ya que la arena rica en sílice no es cara y
la aplicación manual del chorro de arena es una técnica simple. Pese a ello, la
ropa vaquera así tratada se vende a precios elevados, despreciando el perjuicio a
la salud del personal que efectúa el trabajo insalubre.

DESPIECE 2
El sandblasting llega al Congreso de los Diputados
La denuncia de la peligrosa técnica para desgastar vaqueros, conocida como
“sandblasting” llegó al debate del Congreso en junio.
“Por parte de las inspecciones provinciales de Trabajo no se ha tenido
conocimiento del uso de dicha técnica en España, lo cual coincide con lo
manifestado por las organizaciones”, afirmó un portavoz del Ejecutivo en referencia
a la información publicada por SETEM y la Campaña Ropa Limpia. No obstante,
dicho portavoz reconoció que “en Europa se da el consumo de los productos,
aunque la fabricación tiene lugar en países asiáticos y de otros ámbitos fuera de
Europa”.
Los promotores de la Campaña Ropa Limpia critica la pasividad de los gobiernos,
“que deberían crear -manifiestan- vías para asegurar que también se dejen de
comercializar estos productos, que están dejando miles de víctimas de silicosis en
los países del sur”.

Pie de foto Sandblasting 1


Las tendencias de la moda en vestuario relativas al envejecido superficial
con chorro de arena plantean problemas de salud laboral

Pie de foto Sandblasting 2


Un trabajador de sandblasting en Bangladesh sin el equipo de protección
adecuado. Foto CCC Alemania

Pie de foto Sandblasting 3


El ennegrecimiento es un indicativo de la silicosis, que provoca un claro
deterioro pulmonar de carácter irreversible, con degeneración celular y
posible patogenia oncológica

Fuentes:
NIOSH. Instituto Nacional para la Seguridad y Salud Ocupacional. INSHT. Instituto Nacional de
Seguridad e Higiene en el Trabajo. IARC. International Agency for Research on Cancer. OSHA.
Occupational Safety and Health Administration.

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