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Sinopsis
Después de haber pasado la mayor parte de su último año volando bajo el radar,
lo último que esperaba Ella Lockhart era que un tornado pasase directamente
a través de su casa, dejándola sin hogar. Ya era bastante malo que ahora toda
la escuela la compadeciese, ¿pero sus padres tenían que dejar que sus vecinos
los acogiesen en su casa?
Ahora ella está compartiendo casa con Ethan Poe, su ex mejor amigo convertido
en enemigo. Todos esos sentimientos que solía tener hacia él están empezando
a diluviar sobre ella otra vez. Lástima que sea un idiota y su nueva novia tenga
problemas territoriales. Gracias a la madre naturaleza, la casa de Ella y toda su
vida se ha vuelto patas arriba.
Ethan no está del todo seguro de por qué Ella lo odia tanto, pero él sabe que
ella no quiere tener nada que ver con él. Nunca ha conseguido olvidarse del
enamoramiento que tenía con ella cuando era un niño, y ahora que está viviendo
al otro lado del pasillo es difícil mantenerse alejado. Su novia no está ayudando
a la situación y cuando muestra su verdadera naturaleza, él ya no quiere salir
con ella nunca más. Él quiere salir con alguien como Ella. Lástima que ella lo
odie.
1
Ella
Traducido por Coral Black
Corregido por Dai
La clase de arte del último año se supone que es un crédito fácil. Entonces, ¿por
qué la señora Cleary se encuentra delante de mí, con la mano en la cadera y
una mirada en su rostro que dice que piensa que mi pintura debería ser capaz
de curar la viruela cuando la haya terminado? Me muerdo el labio y levanto la
mirada hacia sus gafas de gato, el pincel vacilando en mi agarre.
—Todos tus tallos son exactamente iguales —dice, arqueando su mano—. Sabes
que en la vida real las flores no siempre son así de perfectas.
Levanto mis hombros. Una gota de pintura verde cae sobre el papel.
Me levanto y me giro hacia la parte de atrás del aula, que es una pared de cristal
que mira hacia el campo de fútbol.
—Santa mierda —dice Jack Grayson, pasando por delante de mí para estar
frente a la ventana—. ¡Es un tornado, chicos!
Las sirenas suenan por la escuela, dos veces más fuerte que la interrupción del
teléfono hace unos minutos. Las luces en la esquina de la habitación parpadean
y gimen y me pregunto por qué nunca antes me fijé en ellas. No son las pequeñas
alarmas de incendio rectangulares, sino algo más.
Continúa, hablando sobre cómo las otras aulas deben refugiarse en otro sitio,
pero la señora Cleary habla sobre él desde que estamos en un salón de clase
especial. Solo las clases de artes y optativas están en este extremo de la escuela
y todas tienen paredes con ventanas para inspirar la creatividad. La otra mitad
de la escuela se encuentra a salvo en sus paredes blancas y sin ventanas.
Con mi mochila agarrada con seguridad en mis brazos, salgo del aula, siguiendo
a todos los demás hacia el pasillo E. Mi teléfono vibra en mi bolsillo trasero,
pero estamos atascados como sardinas en el pasillo así que no lo tomo. En su
lugar, camino a través de las personas hasta llegar al pasillo E y luego me
detengo contra la pared y me deslizo hacia el suelo, mientras que todos los
demás pasan junto a mí.
April: Porque por la forma en que actúa la señora Graham aquí, TODOS
ESTAIS MUERTOS.
Yo: Todavía viva. A menos que sea un fantasma y no me haya dado cuenta
todavía. Volveré a informar si puedo caminar a través de las paredes.
Levanto la mirada y encuentro la fuente del hedor que viene del vestuario de
chicos. Ugh. Trato de contener mi aliento mientras pasan, ignorando en gran
medida las exigencias del entrenador de elegir un lugar en la pared y sentarse.
Las personas arrastran los pies alrededor, hablando y compartiendo las
imágenes del tornado que ya han alcanzado las redes sociales.
Levanto mis rodillas y descanso mis manos sobre ellas, soplando aire para
sacarme el cabello del rostro. No tengo exactamente un montón de amigos en la
secundaria West Canyon y los que tengo no están aquí.
Por supuesto, estaba enamorada de él, así que tal vez no me mira de la misma
manera. Tal vez su sorpresa es solo eso, no diez tipos de otras emociones todas
juntándose en una sola.
Muy caliente.
—No te preocupes.
Huele a sudor y canela y odio que sea algo así como sexy. El cabello oscuro de
Ethan coincide con sus ojos, ambos perfectos. Siempre olía a canela debido a
su obsesión por el chicle Big Red.
—Genial —dice con uno de esos asentimientos que los chicos hacen tan bien.
Las luces parpadean y el rugido del tornado que se aproxima llena el aire
repentinamente. Lo espeluznante de eso hace que el vello en la parte posterior
de mi cuello se levante.
Sé que estamos a salvo aquí, pero el gemido del tornado es espantoso, tanto que
hasta los deportistas que hacen bromas en el pasillo se han quedado en silencio.
—Maldita sea —dice Ethan, rompiendo el silencio que nos rodea—. Eso suena
horrible.
—Ni siquiera pensé en eso. Es mejor que mi camioneta también esté bien. —
Sacude la cabeza, pasando sus dedos por sus cejas—. Acabo de conseguir la
cosa.
Los Poe tienen dinero y esto solía beneficiarme mucho cuando era niña. Me
llevaban de vacaciones y de viaje a Sea World. Compraban dos de cada juguete
de piscina para que pudiera tener el mío propio. Mi corazón se aprieta y miro
hacia otro lado. No estoy de humor para recordar mi vida antes de que Ethan
Poe se volviera demasiado bueno para ser mi amigo.
—La entrenadora Tamara dijo que teníamos que quedarnos allí, pero me
escabullí
—dice, sonriéndole como si estuviera locamente enamorada.
—Estoy segura de que puedes deslizarte —digo—. Estoy un poco apegada a este
lugar particular en el suelo.
La entrenadora Tamara da un paso al medio del pasillo, con las manos en las
caderas.
Kennedy lanza una mirada sobre su hombro, sus ojos penetran en mi alma con
rabia, antes de que se vuelva a trompones por el pasillo.
El gemido del tornado llena el incómodo silencio hasta que Ethan se ríe entre
dientes. Puedo sentir su mirada en mí, pero no miro hasta que habla.
Miro sus oscuros ojos y siento cada memoria de la niñez que hemos tenido
volviendo a mi mente, y cayendo directamente a mi estómago.
Como quedan solo cinco minutos hasta que suene la campana, entro a los
vestuarios con el resto de mi clase de atletismo. Tomo una ducha rápida y me
cambio de nuevo a mis jeans y camiseta. Desafortunadamente, mi sudadera fue
robada esta mañana cuando Kennedy llegó a la escuela y se dio cuenta de que
hacía frío afuera. Le pregunté cómo demonios se las arregló para llegar hasta la
escuela antes de darse cuenta de que hacía frío y se encogió de hombros y dijo
que aparcaba en el garaje de su casa, así que por qué iba a saber el tiempo.
Ahora, gracias a ella fugándose con mi sudadera bajo las leyes de los beneficios
de la novia, me estoy congelando el culo mientras camino a través del
estacionamiento hasta mi camioneta.
Toby me alcanza.
—Parece que necesitaré encontrar un nuevo lugar para enrollarme con las
chicas este fin de semana —dice, sacudiendo la cabeza.
Sonríe.
Kennedy odia mi camioneta. La llama fea chupa gasolina y menciona una vez al
día que debería cambiarla por un coche deportivo, específicamente un Corvette.
Mi fea chupa gasolina no impide que salga conmigo, así que a quién le importa.
—Montones. Muchas personas perdieron sus casas y cosas. Mira esto. —Inclina
el teléfono hacia mí. Es una toma aérea de un vecindario, el rastro del daño del
tornado parece hecho a propósito. Hay una docena de casas y cuatro de ellas se
encuentran totalmente destruidas, dejando todas las otras casas intactas.
—Guau —digo, bajando para ver otras fotos del daño hecho a nuestra ciudad—
. Supongo que esto es mejor que los huracanes que destruyen barrios enteros.
Aun así es una mierda.
No sé por qué lleva tanto perfume, hemos estado saliendo durante un mes
entero y todavía no puedo pensar en una manera de sacar el tema
educadamente. Parpadeo las lágrimas y levanto mi barbilla para respirar un
poco de aire fresco.
—Tuve que ducharme —le digo, asintiendo a Toby que se dirige a su coche. Pone
los ojos en blanco y envuelve mi sudadera alrededor de su cuerpo mientras una
ráfaga de aire frío nos golpea.
—¿Así que querías hacerme esperar aquí como una idiota? Gracias, Ethan, de
verdad.
—Lo siento. Me olvidé. —Hago doble clic en mis llaves para desbloquear la
puerta del pasajero para ella—. Vámonos. Te lo voy a compensar.
Su mirada se vuelve sensual mientras bate sus brillantes pestañas hacia mí.
—¿Enorme? Te hice esperar como diez minutos más para marcharnos —digo,
escogiendo una emisora de radio que en realidad toca una canción en lugar de
cubrir el tornado—. Sobrevivirás.
—Uh no, eso es solo parte de por qué estoy enfadada contigo. —Pone en su
rostro esa mirada de decepción que he estado viendo mucho últimamente y su
mano sale de mi muslo. ¿Así que ahora que se encuentra de buen humor se
encuentra enfadada conmigo? Esto no será horrible en absoluto.
—¿Qué hice para merecer tu ira, señorita Price?
Exhala.
—¿En serio? —dice, lanzando sus manos en el aire—. ¿En serio no lo sabes?
—¿Me olvidé de contestarte un mensaje? —Esa fue la última vez que se enojó
conmigo. Olvidé responder un mensaje a las dos de la mañana.
—Si quieres una disculpa, dime qué hice mal. Porque no tengo nada.
Parpadea y toma una respiración profunda que luego empuja hacia fuera
lentamente como si estuviese haciendo algún tipo de técnica de relajación de
yoga en el asiento del pasajero de mi camioneta.
—Esa chica fue una perra conmigo en el pasillo —comienza, todavía hablando
con los ojos cerrados—. Y ni siquiera me defendiste.
—Oh, ¿así que te tuteas con alguna perdedora? —Kennedy bufa de nuevo,
sacudiendo la cabeza con tanta violencia que podría caerse y vomitar sangre por
todo mi interior de cuero—. ¿Quién eres? —pregunta, sus ojos ampliándose por
la irritación.
La cosa es, tal vez no creo que sea un monstruo en absoluto. Tal vez solo soy
un tipo normal que no lee mentes. Pero, de todos modos, desconecto y mantengo
la velocidad, deseando que no viviese tan lejos. El tornado claramente no golpeó
esta parte de la ciudad porque todo se ve bien.
Verla hoy fue como caer en una máquina del tiempo. No puedo creer que le
hubiera preguntado cómo estaba como si fuéramos amigos. Simplemente se me
escapó; un minuto me hallaba en una neblina, mi corazón seguía latiendo como
loco por el entrenamiento con el entrenador y luego, al minuto siguiente, me
dijeron que me sentara contra la pared mientras las alarmas atravesaban el
aire.
Tal vez fue por la locura de las alarmas del tornado, pero cuando la vi allí
sentada, con pantalones rasgados y una camisa de manga larga con algún tipo
de impresión extraña en ella, casi se sentía como en los viejos tiempos. Ella
siempre era sencilla y ella misma. Hacía lo que quería, usaba la ropa que creía
linda, sin importar cuántas veces se burlaran de ella por usar Hello Kitty en la
secundaria. Era ella misma y eso la hacía feliz. Así que sí, en toda la locura,
olvidé que ahora somos enemigos. Estoy en la carrera para ser el rey del baile
de graduación y ella… Bueno, ni siquiera sé lo que ha estado haciendo hasta
ahora. Conociéndola, es probable que todavía esté horneando sus cupcakes y
usando pijamas de Hello Kitty. Pero sé que no tiene nada que ver con mi círculo
de amigos. Ahora somos totalmente opuestos.
Lo recuerdo todo como si fuera una película casera que he visto una docena de
veces. Ella y yo pasando todo el verano antes del octavo grado nadando en mi
piscina y pasando el rato. En ese entonces quedábamos tanto que nuestros
padres nos dejaban dormir en mi sala de juegos.
Ese día en particular en que todo salió mal comenzó como el mejor día de mi
vida. Ella durmió en mi casa y nos quedamos hasta tarde viendo películas de
Harry Potter y luego nos tiramos al suelo en nuestros sacos de dormir.
Me desperté con ella en mis brazos, solo nuestros sacos de dormir entre
nosotros. No hablamos de ello, pero ambos parecíamos felices de despertar tan
juntos. Planeé besarla ese día. Como, realmente lo planeé, hasta lo que haría
exactamente cuando le pidiese permiso para besarla.
Y luego Corey me hizo a un lado y me dijo que ella le pidió que me dijera
personalmente que la dejara sola. Dijo que pensaba que era espeluznante y no
le gustaba como ella a mí y que debía retroceder.
Hoy regresaron todos esos sentimientos. West Canyon High no era una escuela
enorme, pero si te esfuerzas lo suficiente, puedes evitar a una persona durante
cuatro años. Casi tuve éxito.
—Sí, ¿qué pasa? —Giro en su vecindario. Ya hay tres coche familiares aparcados
al lado de la carretera frente a su casa. Parece que tenemos planes.
Aparco detrás del Mazda de Toby y apago el motor. Trato de no dejar que me
moleste que los chicos hicieran planes para reunirse en la casa de mi novia sin
decírmelo primero.
Se queda callada por un momento, el único sonido que se escucha es el del roce
de papeles y los ruidos aleatorios del hospital.
—Cariño, no puedo ponerme en contacto con tu padre. Traté de irme pero han
traído a un montón de personas heridas en el tornado. No me puedo ir. Necesito
que lo compruebes.
Mamá trabaja turnos de doce horas en el hospital que se encuentra a una hora
de distancia por lo que se encuentra fuera catorce horas al día. Incluso después
de sus más largos y estresantes turnos, nunca sonó tan estresada.
Papá es un paramédico y sus turnos son incluso más extraños que los de mamá.
A veces trabaja medio día, otras veces son veinticuatro horas seguidas. Cuando
se encuentra en casa durante el día, normalmente duerme.
Mamá suspira.
—Mamá, todo está bien —le digo—. Te llamaré apenas llegue a casa. Ahora ve
a atender a algunas personas.
El regreso a casa me lleva una eternidad. Una vez que estoy fuera de la zona
escolar, Main Street tiene un atasco de kilómetro y medio. Me asomo por la
ventana y veo las luces parpadeantes de un equipo de carretera arrastrando
árboles rotos fuera del camino. La valla a mi derecha se encuentra rota y hay
una vieja canoa boca abajo en medio de la zanja.
Mientras conduzco a lo largo, puedo ver el rumbo que el tornado tomó mientras
arrasaba a través de Hockley. A un lado del camino, todo se ve bien pero en el
otro, hay escombros de basura en el áspero suelo. Es inquietante, casi como si
estuviese manejando a través de una versión post-apocalíptica de mi pueblo.
El tráfico se pone un poco mejor cuando bajo por Cheery Street, pero el daño
todavía sigue en todas partes.
Una pequeña caravana que solía ser una oficina de bienes raíces se encuentra
en ruinas; el dueño, un hombre de mediana edad, se encuentra en el
estacionamiento con sus manos en la cabeza.
Media hora más tarde de lo usual, llego a Canyon Falls, mi pequeño círculo del
vecindario que rodea a un masivo rancho de caballos. Nuestro barrio era una
comunidad planificada que al parecer molestó a los dueños del rancho porque
querían acres de lindas tierras en lugar de un grupo de casas. Afortunadamente
para nosotros, sus ranchos nos dieron una hermosa vista de los caballos en
nuestros patios traseros.
Canyon Falls tiene un lago artificial en medio del camino circular. Todas las
casas se encuentran técnicamente “frente al lago”, pero no podemos nadar en
él ya que se encuentra vallado y lleno de fuentes de agua.
Mis padres compraron una de las primeras casas en ser construidas aquí
cuando yo era bebé. Cuando llegas al vecindario, nuestra casa es la primera que
ves si miras directamente a través del lago.
Mi casa es una pila de ladrillos y madera. Tejas y tuberías. Todo fuera de lugar.
Mi teléfono comienza a sonar pero apenas lo escucho. Otro terror hace que mis
ojos se llenen de lágrimas. Dejo mi teléfono en el coche y corro hacia lo que solía
ser mi puerta principal.
—¡Papá!
Mis pies crujen sobre el techo. Me tropiezo con el costado del marco de la puerta.
La pared derecha de mi casa sigue en pie, los muebles de la cocina abiertos y
los platos todavía en su lugar, como si esperaran a ser servidos.
—¡Papá! —grito otra vez y sigo de pie en las ruinas, esperando escuchar algo en
respuesta. Las sirenas se acercan. Las puertas de los coches se cierran. En el
lago escucho personas gritando y observo que otras casas han sido destruidas.
Las personas se reúnen alrededor, pero ninguna se reúne aquí.
Tal vez papá se encuentra sano y salvo. Tal vez se acercó a ayudar a los otros
vecinos.
Me agacho y agarro un control de juegos y agua sale de él. Jugar video juegos
es el pasatiempo favorito de papá. Es un mega nerd en esto. Juegos de PC, Xbox,
le gustan todos. Y ahora han desaparecido.
Camino a través de lo que solía ser el pasillo, algo de esta parte de la casa sigue
en pie. Hay paredes y puertas pero el techo se ha ido. El segundo piso entero se
ha ido, por lo que todo lo que era mi habitación ahora es solo aire.
—¡Papá! —grito, empujando una pieza de panel de yeso fuera del camino. Luego
lo veo. El baño del pasillo tiene un colchón sobre la bañera. Y se mueve.
Me apresuro y empujo el colchón fuera del camino.
—Oh, Dios mío, estás vivo. —Me arrodillo y agarro a mi padre en un abrazo, ni
siquiera importándome que algo filoso acuchille mi rodilla.
Normalmente no puedes ver el patio delantero desde el baño. Ahora puedes verlo
todo.
Todo ha desaparecido.
Un sollozo sube por mi garganta mientras saco mi teléfono del coche y miro
fijamente la pantalla.
Esta mañana comenzó como otro aburrido día de escuela. Y ahora mi casa es
una pila de basura.
Mis manos tiemblan y una lágrima baja por mi mejilla. Hay cinco llamadas
perdidas en mi teléfono, todas de mi madre. ¿Cómo se supone que le diga que
todo lo que llama hogar se ha ido?
4
Ethan
Traducido por Angela Camarena
Corregido por Coral Black
—Claro —le digo, mirando por encima de su cabeza para ver uno de los
televisores en la pared. Muestran una caravana destruida y entrevistan a un
anciano asustado. Una marca en la parte inferior de la pantalla dice que hasta
ahora no hay muertes, solo un montón de heridos.
—No.
—Si no quieres que sea tan rico, deja de comprar sus camisetas.
Uno de los chicos detrás de nosotros la llama cazafortunas y ella hace una
pequeña reverencia que estoy seguro piensa que es linda. Casi me molesta.
Todos venimos de familias adineradas, pero tenemos padres que quieren que
ganemos dinero por nuestros propios medios. Todos tienen un trabajo menos
Kennedy y mientras que sí, estoy feliz de pagar por mi novia porque es lo que
un caballero sureño hace, podría por lo menos decir gracias de vez en cuando.
Comenzó como una especie de broma. Hice este divertido diseño de nuestra
mascota de la escuela, el tiburón. Agitaba pompones y tenía los dientes
ensangrentados con una burbuja de diálogo que decía que los tiburones nunca
pierden. La cosa entera era una sátira, pero los profesores la amaron y la
quisieron en camisetas para el siguiente show de porristas. Me enteré de que se
puede subir el arte digital en línea a este sitio web y que puedes crear una tienda
donde puedes ganar una comisión por cada camiseta vendida. Las personas
piden la camiseta en línea, la compañía hace la camiseta y la envía. No tengo
que hacer nada aparte de seguir dibujando.
Ahora casi todos en la escuela tiene al menos una de mis camisetas. Kennedy
afirma que su popularidad se basa en su popularidad y dice que a nadie le
importarían si no estuviéramos saliendo. No le he dicho que las ventas no han
aumentado o disminuido desde que comenzamos a salir hace un mes. Se han
mantenido exactamente iguales.
Kennedy es el tipo de chica a la que le gusta tomar el crédito por las cosas, y
soy el tipo de persona a la que no le gusta que le griten por no estar de acuerdo.
Mamá llama, y como estoy en medio de dos hambrientos atletas que se han
convertido en uno con su comida, sé que no puedo pedirles que se levanten.
Kennedy mira por encima de mi hombro.
—¿Quién es?
—¿Hola?
—Hola, chico —dice mamá, dibujando sus palabras felizmente. Apuesto toda mi
compañía de camisetas a que se encuentra con su mejor amiga en Houston,
bebiendo más de una copa de vino.
—Solo saliendo con Melissa. Estábamos tan metidas en nuestra película que ni
siquiera nos dimos cuenta de que había un tornado allí. Supongo que te
encuentras bien, ¿verdad? Papá está atascado en el trabajo por una reunión así
que no volveremos por un tiempo. Me iré a casa pronto.
—Estoy bien, pero deberías estar sobria antes de conducir a cualquier parte,
mamá.
—Psh, no estoy tan borracha, querido. Estaré en casa pronto. ¡Ten cuidado! ¡Te
amo!
—¿Te dijo que te apresures y regreses a casa porque el tiempo va a ponerse mal
de nuevo? —Todo el mundo se ríe por la imitación de su propia madre, que es
sin lugar a dudas, muy sobreprotectora y tiene la voz más áspera del mundo.
—Nah —digo, agarrando una patata—. ¿Se supone que volverá a estar mal?
Miro la televisión, sigue mostrando noticias del tornado. Parece que la mayoría
de los daños fueron hechos a la ciudad contigua, pero entre algunos de los
edificios destruidos y casas reconozco Hockley. No muestran nuestro barrio, así
que supongo que nuestra casa se encuentra bien.
La última vez que recuerdo que un tornado se acercó tanto, tenía casi once años.
Fue durante el verano justo antes de que comenzara la escuela y Ella estaba en
nuestra casa. Siempre estaba en nuestra casa durante el verano cuando sus
padres trabajaban porque mi mamá se quedaba en casa con mi hermana y
conmigo.
El pensamiento de Ella, una vez más hoy, hace que mi apetito salga por la
ventana, pero sigo metiendo las patatas fritas en mi boca, aunque solo sea para
parecer normal.
Kennedy le dice a todo el mundo que las porristas estarán solteras pronto y les
da consejos a mis amigos sobre cómo invitarlas a salir. Mi mente se desliza una
vez más a ese día con Ella y el tornado, trato de alejar los pensamientos, pero
como ese maldito tornado, van a hacer lo que quieran hacer.
Ella me dio las gracias por protegerla. Y fue exactamente allí cuando supe que
estaba enamorado de la chica de al lado. Por supuesto, a los once años de edad,
no era exactamente sutil con las niñas todavía. En lugar de eso, me volví loco el
resto de nuestra infancia, tratando de encontrar oportunidades para protegerla
y hacerla sentir segura.
Años más tarde, cuando decidió que me odiaba, la protegí de Corey, quien la
seguía empujando a la piscina. Se lo hice saber, golpeándolo directamente en el
rostro y gritándole que era mejor que no lo hiciera nunca más porque podía
lastimarla. Supongo que en mi estúpida mente preadolescente, golpear al chico
que seguía provocándola haría que le gustara más.
En cambio, solo la alejó. Hizo que el mismo tipo loco me dijera que la dejara sola
al día siguiente.
Hasta allí llegó la caballerosidad. Nos hemos ignorado más que nada desde ese
día.
Y ahora, irónicamente, cuatro años más tarde, un estúpido tornado nos reunió
nuevamente en el pasillo de atletismo. Por supuesto, a diferencia de nuestra
vieja amistad, eso no duró mucho tiempo.
—¿Quieres venir a mi casa? ¿Tal vez el clima pueda llegar a ser muy malo y no
serás capaz de conducir a casa?
—No puedo —digo, tratando de parecer que estoy tan molesto como ella por la
oportunidad perdida—. Mis padres también me quieren en casa.
5
Ella
Traducido por Coral Black
Corregido por Light Feather
Le digo a mamá que nuestra casa sufrió “grandes daños” y que una vez que
haya terminado de salvar vidas, probablemente debería volver corriendo a casa.
No pude obligarme a decirle que nuestra casa de ladrillos de dos pisos, que una
vez fue una estructura rectangular, ahora solo tiene una pared y un baño de
invitados.
Los paramédicos aseguran que papá no tiene lesiones serias. Solo está un poco
golpeado, pero dijeron que probablemente fue el colchón en la bañera lo que
salvó su vida. No puedo creer que estuviera allí, dentro de la casa, cuando todo
se derrumbó. La comprensión de que he estado muy cerca de perder a mi padre
hoy es casi demasiado para soportar.
Los labios de papá se aprietan en una línea plana y mira a Marcus y a algunos
de nuestros vecinos que están alrededor.
—Lo resolveremos —dice. Los otros se unen, diciendo que todo saldrá bien. Pero
no conocen a mi padre tan bien como yo, por lo que no escucharon el tono de
desesperación en la voz de Ben Lockhart.
Puedo sentir lágrimas calientes brotando de mis ojos y ahora que toda la
preocupación por las heridas de mi padre se ha ido, es como si todo el problema
de la casa pesara cuatrocientos kilos más. Camino de regreso por la acera, hasta
donde solía estar la puerta principal. Nuestro patio trasero es ahora un oasis de
ladrillos rotos y madera. Incluso veo la caja de un DVD tirada en el pasto en la
parte posterior del patio. La valla de madera que separa nuestro patio del de
Ethan fue derribada, y nuestra mesa para el patio y las sillas están en su
piscina.
Hago una mueca y me giro. Odio la piscina de Ethan. Hay demasiados recuerdos
dolorosos allí. Decido ahora mismo que la reconstrucción de la valla debe ser
nuestra primera prioridad. Dormiré en un montón de escombros antes que tener
que ver el patio trasero de Ethan todo el día.
Quiero ir a casa.
Pero eso es lo único que no puedo hacer ahora mismo. No hay más casa. Ya no
hay 1224 Canyon Falls Road.
Trato de sonreír.
—Lo sé. No tenemos ahorros, Punk. No sé qué diablos vamos a hacer. Mamá
quiere conseguir un hotel para las próximas semanas. —Sus labios se aplanan
y sacude la cabeza—. No podemos permitirnos eso.
Una puñalada de terror frío me invade mientras veo la misma emoción en los
ojos de mi padre. Él es el padre aquí. Se supone que tiene un plan. Pero se
encuentra tan perdido como yo.
—¿A dónde vamos esta noche? —pregunto, manteniendo mi voz baja cuando
una pareja mayor se nos acerca desde la otra calle. Reconozco a la mujer como
alguien que a menudo saca a pasear a su perro por el vecindario.
—Vamos a conseguir una habitación de hotel por esta noche —dice papá,
sonriendo a los extraños—. Después de eso, no tengo idea.
Cierro la caja de pizza y me alejo. Llego hasta el buzón de los Poe en la puerta
de al lado y luego me detengo, sin querer pasar su parte de la acera. Casa
destruida o no, todavía pretendo que nuestro vecino de al lado no existe. Desde
el segundo en que llegué a casa, sabía que no era bueno. Pero no tenía ni idea
de lo mal que realmente era con respecto al dinero. La mayoría de las personas
en nuestra calle son gente de bien. Mis padres construyeron nuestra casa con
una herencia y han estado luchando para llegar a fin de mes desde entonces.
—Estas con tu novia ahora mismo. No necesitas enviar mensajes de texto a las
personas.
—Oh, por Dios —murmuro, pasando mi mano por mi cabello—. Estás loca.
Me da un puñetazo en el brazo.
Estoy de pie aquí preguntándome por qué estos chicos tratan de salir con las
amigas de Kennedy cuando todas son iguales a ella. Van a tocarme las pelotas
por el modo en que me trata cuando todas sus amigas harían lo mismo con
ellos. ¿Y qué exactamente me ha hecho salir con esta chica? Era tan dulce
cuando puso sus ojos en mí por primera vez después del baile de San Valentín.
Me salté el baile, por supuesto. Ese tipo de cosas son incluso más estúpidas
que el baile de graduación y yo estaba soltero en ese momento por lo que no
había razón para ir. Había estado con Toby y Jose en el Burger Barn cuando
Kennedy y unas cuantas de sus amigas entraron, todas arregladas y peinadas
profesionalmente. Les habíamos dicho a las chicas que debían descartar el baile
y salir con nosotros, Kennedy escribió su número en mi recibo y dijo que la
llamara.
—No tienes autoridad sobre mi teléfono, nena. —Levanto mi mano, con la palma
hacia arriba—. Entrégamelo.
Ella parpadea.
—¿Qué pasa?
—Amigo, esa chica la tiene agarrada contigo —dice, encogiéndose para apartar
el cabello desaliñado de sus ojos—. ¿Cómo la fastidiaste tanto?
—¿Ella? —dice Toby, reconocimiento en sus ojos. Hemos sido amigos desde la
liga infantil, así que es consciente de mi pasado con la chica de al lado—. ¿Cómo,
la Ella?
—Pero esa es con la que estabas obsesionado, ¿no? ¿Lo sabe Kennedy?
Asiente.
—Bien.
—¿Kennedy? Como si pudieras salir con alguien más alto en ese tótem —dice
con un resoplido—. Deberías aguantar todo el tiempo que puedas.
Me rasco la ceja.
—Lo hará. Solo hazle la pelota mucho. Cómprale un regalo o algo así.
Con la excepción de un par de citas aleatorias que fueron más incómodas que
románticas, no he salido exactamente con nadie en serio, así que esto es todo
nuevo para mí. Sé que la vida real no se parece en nada a las películas. Si fuera
así, Kennedy sería mucho más amable conmigo.
Me empuja lejos, las palmas de sus manos golpeando duro contra mi pecho.
—Solo estoy… —empiezo. Otra lágrima cae por su mejilla mientras me mira, su
pecho agitándose con cada respiración—. Solo estoy asegurándome de que estés
bien.
—No tienes que disculparte —dice con un suspiro—. Solo vete. No somos
amigos.
7
Ella
Traducción SOS por Coral Black
Corregido por Bella’
Llevo las sábanas blancas almidonadas del hotel hasta mi barbilla y me giro,
mirando hacia la ventana. El movimiento debía alertar a mis padres del hecho
de que estoy despierta y puedo escuchar todo lo que dicen, pero continúan,
ajenos a mi existencia. Hace tres noches, cuando nos registramos en esta
habitación de hotel, un dormitorio con dos camas, estuve asustada y un poco
preocupada por dormir a solo medio metro de mis padres. Quiero decir, han
aprendido a no hacer cualquier actividad de adultos conmigo alrededor, pero
todavía era raro.
No puedo culpar a mamá por estar enfadada con papá ahora mismo. Fue quien
dejó que el seguro de la casa caducara hace tres meses. Al parecer las cosas
han estado más apretadas de lo que me di cuenta, y el sueldo de mis padres
apenas sirve para pagar lo básico. Papá culpa al nuevo Lexus de mamá y el
creciente costo de la atención médica y mamá culpa a la tendencia de papá a
pedir comida para llevar del restaurante cuando trabaja.
—Lo entiendo, Ben, pero ¿adónde más vamos a ir? Nuestros padres viven
demasiado lejos para ir al trabajo.
—Mis padres piensan que podemos resolver esto nosotros mismos. Ya sabes
cómo son.
—No nos vamos a separar. Y esto es solo temporal, Ella. No tienes que
preocuparte. Nos pagarán pronto y deberíamos tener un reembolso de
impuestos en un par de semanas. Vamos a alquilar un apartamento o algo así.
Mamá asiente.
Pasamos el fin de semana en nuestra vieja casa, empacando todas las cosas que
podamos encontrar que siguen intactas. Encontré algunas prendas que todavía
son usables después de un lavado, algunos chicles y un esmalte de uñas.
***
Aunque mis padres se toman el lunes libre del trabajo, me obligan a ir a la
escuela. April se encuentra conmigo junto a la enorme estatua de tiburón que
protege la entrada cerca del estacionamiento de estudiantes. Mi mejor amiga es
alta y delgada lo que hace un gran contraste con mi pequeño y rechoncho
cuerpo. Me da un rápido abrazo, asegurándose de no estrellar su café contra
mí.
—¿Me trajiste uno por casualidad? —le pregunto, dándole una sonrisa grande
e inocente.
—Lo sé.
Todavía tenemos unos minutos hasta que suene la campana del primer período
y April quiere saber todo lo que ocurrió este fin de semana. No pude contarle
todos los detalles, ya que nunca estuve lejos de mis padres el tiempo suficiente
para hablarle en privado. Han sido unas cuarenta y ocho horas duras y solo
una parte de eso tiene que ver con perder mi casa.
—Es raro —le explico mientras caminamos hacia la primera clase—. Como,
miraba la televisión y mis pies estaban fríos, así que quería unos calcetines. Y
entonces me di cuenta que todos mis calcetines se han ido. O como, cuando
tuve un antojo de un bollo de miel y luego me di cuenta de que ya no puedo ir
a la cocina y conseguir uno.
—Eso apesta tanto. Toda tu vida se ha como, ido. —Hace un gesto de puf con
sus manos.
—Lo sé. Mamá lloró durante diez minutos cuando encontró el disco duro con
nuestras fotos familiares. Todavía funciona así que está enloqueciendo con eso.
—¿Por qué?
—Bueno, los rumores dicen que eres la única que perdió su casa. Un chico de
primer año perdió su granero y el abuelo de este otro chico se lastimó muy mal.
Pero eres la gran historia. Tu padre salió en las noticias y todo.
Dejo escapar un suspiro lento, viendo las manchas rojas en el suelo de baldosas
mientras caminamos. Mi padre es bastante conocido por aquí porque cuando
éramos más jóvenes, siempre se ofrecía como voluntario para el día de las
profesiones y contaba historias sobre los desagradables pacientes de
emergencias que tuvo a lo largo de los años. En una pequeña ciudad como
Hockley, todo el mundo conoce a mi padre.
April tiene seis hermanos y una casa de tres dormitorios. Solo he pasado la
noche allí una vez. El resto del tiempo viene a mi casa para que podamos tener
privacidad y nuestra propia habitación. Sonrío.
—¿Eres la chica que perdió su casa? —me pregunta un chico de primer año
mientras dos de sus amigos esperan la respuesta.
***
Los cuatro profesores de la mañana se esfuerzan por hablarme sobre lo que
pasó. No es como si hubiera perdido a toda mi familia en un suicidio/asesinato,
pero uno pensaría que fue dramático por la forma en que actúan. Me hacen un
montón de preguntas y muchas personas quieren saber si mi padre se
encuentra bien. He pasado los diecisiete años de mi vida mezclándome con la
multitud, así que de repente ser el centro de atención es como la idea de tortura
de la madre naturaleza.
¿Qué demonios?
Solo lo miro fijamente. No sé por qué. Tal vez estoy agotada por haber sido
forzada a hablar con tantas personas hoy, tal vez porque estoy con falta de
sueño por la desagradable habitación de hotel y no he sido capaz de tomar un
solo respiro en los últimos tres días sin tener el tornado en mi mente. Cualquiera
que sea la razón, solo lo miro.
—¿Estás bien?
No tengo que mirar a Kennedy para saber que me mira. El hecho de que no
quiere que su novio me hable, la chica que él piensa que es una acosadora
asquerosa, es suficiente para hacerme sonreír. ¿Por qué perder su tiempo y
preciosas células cerebrales siendo amenazada por mí? No soy nadie.
Me giro de nuevo a mis patatas fritas pero es obvio que esto es sobre mí.
Desde el otro lado de la cafetería veo el rostro enrojecido del señor Brown y
comienza a caminar hacia nosotros. Pero ahora Kennedy tiene los ojos de todos
en ella.
—Por favor, todos. Empecemos una donación de comida para Ella, ¿de acuerdo?
Estoy segura de que su familia podría usar toda la ayuda que puedan obtener.
La pobre chica parece que ni siquiera se ha duchado en días. Tal vez podamos
tomar turnos para comprar su almuerzo todos los días, ¿eh?
Todo mi cuerpo parece vibrar de ira. Las personas se ríen y otras regresan a
comer. Alguien grita algo que no puedo distinguir, pero Kennedy ha demostrado
su punto. Si hablo con su novio, puede avergonzarme fácilmente delante de la
escuela entera.
La cafetería entera se vuelve a callar una vez más y hago contacto visual con el
profesor que sigue caminando hacia aquí. Creo que tengo unos diez segundos
hasta que llegue a este lado de la sala, así que es mejor que sea rápida.
La señalo.
—Voy a recoger donaciones para ayudar a Kennedy Price a conseguir lo único
que no tiene. Una personalidad. Escuché que las venden en Japón, pero son
caras, especialmente desde que los doctores estarán trabajando en alguien tan
insulsa como nuestra líder de porristas. —Mi rostro se entume de los nervios,
pero me obligo a seguir hablando—. Las donaciones de cualquier cantidad son
apreciadas.
Él sonríe.
8
Ethan
Traducido por katherin
Corregido por Coral Black y Bella’
Kennedy tira de mi brazo, sus uñas largas se entierran en mi piel cuando intento
resistirme.
—¿Qué demonios fue eso? —pregunto mientras nos dirigimos hacia nuestra
mesa. Quiero dar la vuelta y pedirle disculpas a Ella, pero quién sabe qué clase
de ira nos infligiría Kennedy a ambos si lo hiciera. Por suerte la mayoría de las
personas han vuelto a su comida, demostrando que la capacidad de atención
de los adolescentes nunca es tan larga.
Él frunce el ceño.
—Solo mantén cualquier anuncio que puedas tener para ti, ¿de acuerdo?
—Por supuesto.
La miro, y luego al resto de mi equipo, y por primera vez me doy cuenta de que
Kennedy nunca ha invitado a una de sus amigas a sentarse con nosotros. Desde
el día que empezamos a salir, se mudó a mí mesa de almuerzo con los chicos,
haciéndose amiga rápidamente de todos ellos.
¿Dónde se sentaba antes de que empezáramos a salir? ¿Y por qué sus únicas
amigas son otras porristas que nunca parecen estar con nosotros a menos que
estemos en una de las asambleas motivacionales pre-partido?
—De acuerdo, todavía estoy decidiendo entre el vestido rosa y el blanco. Tu traje
solo tiene que ser negro y coincidirá con cualquier corbata que te dé.
—¿Por qué te encuentras tan empecinada en ser una perra con Ella? —
pregunto—. Ni siquiera sabías quién era hasta el viernes.
—¿Alguien podría decirme por qué mi novio se preocupa tanto por una estúpida
chica sin hogar que no es su novia?
Ah, mierda.
—Solíamos ser amigos cuando éramos niños. Hace años que no hablo con ella.
—¿De verdad? ¿Años? Porque los dos parecíais estar teniendo una gran
conversación cuando te vi en el pasillo el viernes.
—Ni siquiera quiero planear un baile en este momento —dice, como si fuera un
sacrificio épico.
Quiero romper.
Solo que no lo digo, no aquí delante de todo el mundo. Hoy he sido espectador
de una de las escenas públicas de Kennedy. No hay necesidad de una repetición.
—Oye, ¿todavía voy a tu casa a estudiar para el examen de matemáticas? —le
pregunto.
—Si quieres.
—Bien, genial.
La próxima vez que salga con alguien, me aseguraré de que sea más que un
rostro bonito. Tendrá que valer la pena.
***
Cuando la campana suena antes del último período, salgo rápidamente de física
y giro a la izquierda, tomando deliberadamente el camino largo al pasillo de
atletismo para poder evitar a Kennedy. Por lo general, caminamos juntos hasta
el último período ya que tengo atletismo y ella tiene animación, pero estoy tan
impulsado por romper con ella que me temo que voy a soltarlo antes de que nos
encontremos en su casa. Romper con ella en la escuela sería una idea terrible,
así que estoy recurriendo a esconderme como un criminal. Al menos este es el
último día que tengo que preocuparme por ella.
Cuando llego al pasillo E, se encuentra casi vacío. Eso hace que la mochila rosa
de Ella destaque brillando incluso más de lo habitual. Cuando la abracé en mi
casa, me dijo que me fuera y tal vez solo soy un idiota, pero tengo que hablarle
de nuevo.
Sacudo la cabeza.
Paso una mano por mi cabello. ¿Por qué es tan importante que le agrade de
nuevo? ¿Por qué me muero por hacerla sonreír? Ella es quien me odia y rechazó
mi enamoramiento todos esos años. Debo seguir adelante y alejarme, pero mis
pies siguen pegados en el suelo.
Sonríe ahora, pero no es del tipo dulce que he estado esperando. Es un insulto
velado cuando gira sobre sus talones y desaparece en el aula de arte, cerrando
la puerta detrás de ella.
Tal vez todo fue una mentira, o simplemente jugaba conmigo, y tenía mi número
después de todo. Mi corazón se acelera cuando alcanzo mi mochila, encontrando
mi teléfono. Abro el nuevo mensaje de texto y veo el nombre de mamá en la
pantalla en lugar del de Ella. Gimo y hago clic para leer el texto.
Todavía quedan tres meses de clases, pero la señora Cleary parece haber
renunciado a enseñarle a los de último año cualquier nueva habilidad artística.
Todos los días durante las últimas dos semanas han sido días libres, y sigo con
mis acuarelas a pesar de que apestan. No soy una artista. ¿Conoces esos lienzos
abstractos de los museos de arte que se venden por millones de dólares y las
personas los miran y dicen que podrían pintar lo mismo?
Pero ese no es el arte lo que llama mi atención. Son las colecciones de bocetos
en la pared, muy cerca del techo. Cinco piezas cuadradas, todas dibujadas por
el mismo chico. Veo los estampados en camisetas por toda la escuela. Los
trabajos de Ethan tienen la misma ironía de los bocetos que hacía cuando era
niño, pero ahora las bromas son más referentes a la cultura pop, como la taza
de café animada que tiene un rostro y una mano de palo que sostiene una varita.
Dice “Espresso Patronum” en la letra cursiva de Ethan y veo esa maldita
camiseta por toda la escuela.
No tengo ninguna de sus camisetas por razones obvias, pero hay varios de sus
diseños que me encantaría usar, si las cosas fueran diferentes.
Cerca del final de la clase, mis abismales habilidades de pintura han hecho algo
que realmente se parece a una puesta de sol. Añado algunos tonos morados y
rosas, mezclándolos en el horizonte. Tal vez una pizca de brillo la hará resaltar
y ser algo digno de colgar en la pared.
Abro el correo electrónico, que envió desde su cuenta de trabajo. Sus correos
electrónicos de trabajo son siempre molestos en todos los sentidos, ya que
utiliza mayúsculas para rellenar los formularios del hospital. Casi no me
molesto en leerlo hasta después de la escuela, pero la palabra Poe sobresale
como algo que mamá nunca escribiría. No le gusta la poesía clásica, entonces…
ELLA,
TE AMO,
MAMÁ
***
Los ojos de April se ensanchan cuando se encuentra conmigo dentro de mi
coche después de la escuela. Le mande un SOS y 911, y después cincuenta mil
emojis con cara de pánico. Realmente no hacen un emoji para definir cuando
tu vida ha sido completamente arruinada, así que tuve que ser creativa.
—¿Qué es? —dice, agarrando mis brazos y sacudiéndome. Es más alta que yo,
así que casi parezco una niña siendo abusada por su madre—. ¿Te estás
muriendo?
—Muriendo de mortificación, sí.
Su nariz se arruga.
Sacudo la cabeza y ni siquiera puedo decirle las palabras. Así que le doy mi
teléfono y dejo que lea el correo. No puedo dejar de mirar alrededor del
estacionamiento, esperando que ninguno de los estudiantes que caminan hacia
sus coches sea Ethan. No puedo soportar la idea de verlo ahora mismo. O en
los próximos minutos cuando llegue a su casa. O alguna vez.
—Porque sus padres y mis padres son amigos. No creo que comprendan
realmente el hecho de que no he estado allí en cuatro años. —Un sollozo se
atasca en mi garganta y me doy la vuelta, apoyándome en mi coche—. No puedo
hacer esto, April.
Acaricia mi espalda.
—Sí, puedes. Eres Ella Lockhart, la chica que se enfrentó a esa perra, Kennedy.
Piensa en cuánto odiará saber que duermes en la casa de su novio.
Me rio.
—Sí, eso podría ser divertido. Pero ver a Ethan todos los días va a ser lo peor.
—Nah. Solo evítalo y sigue ignorándolo. No dejes que sepa que te molesta. Eres
fuerte. Puedes hacerlo.
***
La señora Poe es el ama de casa perfecta y tiene un blog de madre para
demostrarlo. Es la reina de Pinterest y cocina una comida equilibrada casi todas
las noches. Por la apariencia de su puerta principal, con una corona de flores
con motivos primaverales, diría que solo ha mejorado sus habilidades
domésticas desde la última vez que estuve aquí.
Me trago los nervios y me obligo a no recordar esos tiempos. Salí de esta casa
llorando después de que Corey me diera la noticia. Sería tan fácil volver a esta
casa llorando nuevamente. Pero no lo haré. Me aferro a la mentira que April me
dijo en la escuela: que soy fuerte, y la utilizo como arma contra toda la ansiedad
que sacude mis piernas cuando presiono el timbre.
La señora Poe aparece un segundo más tarde, con el cabello cortado al estilo
bob y teñido de un fuerte rojo.
Dakota era una niña muy dulce cuando éramos más jóvenes. Me pregunto si
sigue siendo la misma, o si convertirse en una adolescente la cambió. Su casa
todavía huele a sidra de manzana caliente y me pregunto si ese olor está dentro
en las paredes o algo así. Además de algunos muebles nuevos, sigue siendo el
mismo lugar que recuerdo. Mi pecho se contrae con todos los recuerdos no
deseados que inundan mi mente.
—¿Dónde está Ethan? —pregunto, ya que es obvio que solo mencionó a uno de
sus hijos hace un segundo. Tal vez tenga suerte y la respuesta será que se mudó
a Fiji para estudiar en el extranjero y no volverá por meses.
Espera. ¿Qué?
¿Por qué cree que rompí el corazón de su hijo? Debe haberse perdido en la
traducción de lo que Ethan le dijo cuando dejamos de salir. Tal vez me confunde
con otra chica, pero no voy a preguntar y sacar todo de nuevo a la luz.
Corro mi dedo por el marco mientras que la señora Poe habla sobre su blog y lo
ocupada que ha estado manteniéndola. Al parecer, casi voló a Nueva York para
un programa de televisión, pero no funcionó.
Su cama individual fue reemplazada por una matrimonial, las sabanas de Star
Wars cambiadas por un edredón de color azul oscuro. Tiene sus trofeos de fútbol
en una estantería y un escritorio con un ordenador portátil y una colección de
iPods viejos. En cierto modo es exactamente igual a lo que solía ser, pero
también es diferente. Hay desodorante en la cómoda al lado de una pila de
camisetas de su empresa online. Me siento en su escritorio y doy vueltas en la
silla. Su habitación huele a canela; como las grandes cantidades de chicle Big
Red que siempre mastica. Supongo que algunas cosas nunca cambian.
Hay una tableta al lado de su portátil y veo un bloc de notas abierto en una
página en blanco. Lo recojo y hojeo los dibujos, todos son bocetos para diseños
de sus camisas. Se siente mal revisar sus cosas, pero no puedo detenerme.
Mi corazón duele por el mejor amigo que solía tener, pero el odio arde más fuerte
en mis venas. ¿Cómo pudo hacerme eso? Si no le gustaba, podría habérmelo
dicho. No tenía que hacer que Corey lo hiciera por él.
Pongo el bloc de notas exactamente donde lo encontré. El sonido de pasos
subiendo por las escaleras hace que el vello de mi nuca se erice. Mi aliento se
atasca en mi garganta. Tal vez sea solo Dakota. Creo que los de la escuela media
salen de la escuela al mismo tiempo que nosotros. Por favor, por favor, que solo
sea Dakota. ¿Cómo le explicaré por qué estoy aquí sin parecer un bicho raro?
¿Ah? Miro hacia arriba por las escaleras para encontrar a Kennedy con las
manos cerradas en puños mientras está en la puerta de mi habitación. Subo el
resto de las escaleras corriendo para ver qué sucede. Kennedy se me adelantó
porque mamá me detuvo en el pasillo para darme otra advertencia para que sea
amable con Ella. Como si sus cinco mensajes no fueran suficientes.
El rostro de Ella me mira fijamente mientras miro por encima del hombro de
Kennedy. Se ha puesto completamente pálida, sus dedos todavía descansan en
mi bloc de dibujo. Se pone de pie y mete la silla de mi computadora debajo del
escritorio.
—Me perdí —dice, sin mirarme a los ojos—. ¿Dónde queda la sala de juegos?
—No contestaste mi pregunta, perra. ¿Por qué estás en el cuarto de Ethan? ¿Por
qué estás en su casa?
—Puedo explicar todo esto pero no puedes seguir gritando. No quiero que mi
madre venga aquí.
—¿Mejor? —grita en susurros Kennedy. Señala con el dedo hacia el pecho de
Ella—. ¿Por qué está aquí?
—Se quedará aquí hasta que sus padres consigan una casa nueva.
—Sí, eso no sucederá —dice Kennedy. Se vuelve a lanzar hacia Ella, pero me
aferro a su brazo—. ¡Fuera! —grita, y no hay manera de que mi madre no haya
escuchado eso. Esto no es lo planeé para esta tarde. Se suponía que íbamos a
ir a la casa de Kennedy, pero luego insistió en venir a la mía. Entonces, iba a
sentarla y decirle exactamente por qué estábamos terminando. Parece que
Kennedy no va a escuchar mi discurso de ruptura bien ensayado ahora mismo.
—Ella es quien comienza el escándalo aquí, no yo —dice. Incluso más bajo que
yo, se las arregla para parecer aterradora—. Dijiste que no eras su amigo. ¿Por
qué está aquí?
Ella se mueve hacia adelante, empujando a Kennedy fuera del camino para que
pueda entrar en el pasillo.
—No somos amigos —dice, de pie junto a Kennedy, aunque es más baja que mi
futura exnovia—. Estaba en su habitación porque su madre me pidió que
revisara si había platos sucios. Confía en mí, este es el último lugar en el que
quiero estar.
Sacudo la cabeza.
—No era una pregunta. Estoy rompiendo contigo. —Mis ojos se deslizan de sus
ojos a su temblorosa mandíbula. Está a punto de llorar o gritar y no quiero lidiar
con ninguna de las dos, así que sigo hablando—. Hay muchas razones para ello,
pero ya no estoy en esta relación. Lo siento, pero hemos terminado.
Su lengua recorre su labio inferior y suspira. Cuando me mira, sus ojos se llenan
de lágrimas.
—¿Por qué me haces esto? Hace poco que estamos juntos, Ethan.
Sacudo la cabeza.
—No. No hay solución, ¿de acuerdo? Vamos a terminar ahora y seguir con
nuestras vidas.
No hay manera de que funcione así. Nunca he sido una persona de bailes y todo
este tiempo, supongo que estuve esperando que la nominación al rey del baile
de graduación no terminara conmigo como ganador. Todavía no estoy
entusiasmado con la idea de usar un traje, y mucho menos de ir con Kennedy.
Si me dieran la opción, me quedaría en casa holgazaneando y mirando Netflix
mientras como una gran pizza.
Me mira fijamente, queriendo una explicación. Tiene que haber una forma de
salir de esto sin que termine en una humillación total delante de mi madre, pero
me da pánico y hago exactamente lo que me prometí no hacer. Hago una falsa
promesa.
—Mira, tal vez las cosas estarán mejor para el baile, ¿de acuerdo? Vamos a
romper por ahora y ver cómo va.
Sacudo la cabeza.
Todas mis oraciones son contestadas cuando Kennedy se va sin causar una
escena épica delante de mi familia. El autobús de Dakota llega cuando estoy
caminando con Kennedy hacia su coche y no dice nada. No es que lo esperara,
ya que a Kennedy no le gusta mucho mi hermanita.
—Así que la familia de Ella se queda con nosotros, ¿escuchaste? —dice Dakota
mientras volvemos a entrar. Su largo cabello negro se encuentra en dos trenzas
que cuelgan sobre las correas de su mochila. Ha atado un lazo de cinta rosa
alrededor de cada trenza y pienso en cómo Ella hacía lo mismo hace mucho
tiempo. Tal vez eso es lo que inspiró el peinado de mi hermana.
—Sí —digo en voz baja cuando llegamos a las escaleras—. Realmente no quiero
hablar de ello.
—¿Vas a ponerte triste otra vez como lo hiciste cuando dejó de ser tu amiga?
—Shhhhhh.
—No es tan corto. —Está unos centímetros por debajo de sus hombros.
—Bueno, recuerdo cuando llegaba hasta tu trasero —dice Dakota. Luego deja
caer su mochila al suelo y envuelve a Ella en un abrazo—. Te extrañé.
Mi hermana sonríe.
Tomé una buena decisión al romper con ella. Ahora solo necesito encontrar a
una chica como Ella. Ya sabes, alguien que no me odie.
Asiente.
La sala de juegos también ha pasado por una renovación desde la última vez
que estuve aquí. Hay nuevos sofás de cuero marrón detrás de una magnífica
alfombra azul y gris que es tan esponjosa, que quiero quitarme los zapatos y
caminar sobre ella. Todavía hay una mesa de futbolín y la vieja máquina de
Pacman del señor Poe se encuentra en la esquina. El televisor ha sido
reemplazado por uno de pantalla plana montado en la pared y es al menos tan
largo como yo de alta. Al otro lado de la habitación se encuentra la puerta del
pequeño cuarto de baño y el suelo está cubierto de alfombra de caucho en lugar
de alfombra normal. Varios equipos de levantamiento de pesas llenan esa
esquina, haciendo de gimnasio personal de Ethan.
Me imagino que debe usar las pesas mucho, porque un pecho tan ancho como
el suyo no se mantiene sin dedicación. El calor corre hacia mis mejillas. ¿Estará
ejercitándose mientras me quedo aquí?
—Ven aquí —dice, poniendo las copas en la mesa de al lado—. Vamos a brindar
por lo extraño que es esto.
Camino, pero no me estiro por la copa. Le doy una mirada afilada, deteniéndome
por un momento mientras mi cerebro trata de averiguar lo que sucede aquí.
Se encoge de hombros.
Agh, el vodka me quema la garganta y me pica los ojos. Trato de actuar como si
no me afectara.
Ethan sonríe.
Empujó mi copa hacia él, haciendo un gesto de una más. Esta cosa es
asquerosa, pero si esto es lo que se necesita para estar alrededor de mi enemigo,
entonces supongo que voy a tener que tomar otro trago.
—He tomado tres tragos y tú solo dos —dice, señalándome. Todo lo que veo es
la forma sexy en que sus músculos del antebrazo se aprietan mientras su dedo
apunta directamente a mi pecho—. Me debes uno.
—¿Qué se supone que significa eso? —Juego con la costura del sofá, pasando
mi dedo por las puntadas—. Podría sacarte de una patada ahora mismo si
quisiera. Creo que tu madre me respaldaría.
—He estado esperando eso desde que entré aquí —dice—. Supongo que sigo
teniendo suerte cada minuto que no me dices que me vaya.
Lo miro, sin expresión. ¿Realmente vamos a hablar de esto ahora? Decido que
no.
—No dejaré que te mate —dice, mientras busca algo que ver. Pero cambia tan
rápido, que no creo que esté leyendo los títulos en la televisión—. Tendría que
entrar a hurtadillas en la casa y tengo un sueño ligero, así que la atraparé.
—Definitivamente no. Dios, habría sangre por todas partes. Mamá estaría
enfadada.
Se encuentra con mis ojos y los dos rompemos en una sonrisa. Una parte de mí
todavía puede ver al viejo Ethan flacucho bajo su mirada. El lío flojo de cabello
negro sigue siendo el mismo, solo que ahora lo mantiene más corto en la parte
de atrás, además de que tiene una barba oscura y desaliñada que se afeita cada
pocos días. No es que haya estado prestando atención. Ethan se pasa la lengua
por el labio y las mariposas se mueven en mi estómago.
Realmente podría necesitar más licor. Tal vez lo suficiente para hacerme dejar
de hablar, porque ahora mismo no puedo mantener la boca cerrada.
—No lo sé. No teníamos seguro de la casa, así que están totalmente jodidos. No
podemos alquilar un nuevo lugar hasta que consigan ahorrar algo de dinero e
incluso entonces, mamá está preocupada por cómo vamos a pagar el alquiler,
el depósito y manejar lo de sobrevivir sin muebles y cosas. —Aprieto mi mano,
deteniéndome solo unos centímetros de tocarlo—. No puedes decírselo a nadie
—le digo.
—No lo haré. Podéis quedaros aquí todo el tiempo que queráis. Sé que a mis
padres no les importará. —Levanta la mirada al televisor y lo detiene en un
canal que tiene una maratón de Twilight Zone1—. Además, parecía que Dakota
estaba emocionada de verte.
—Es porque tu hermana tiene una mente propia —digo, encontrando su mirada
por solo un segundo antes de apartar la vista—. Espero que se mantenga así y
no permita que la escuela secundaria la cambie. —Puedo sentir a Ethan
mirándome así que le doy una sonrisa y lo empujo en la rodilla—. A diferencia
de alguien que conozco.
Bajo la mirada a nuestras manos y él la aleja, dejando mi piel fría y deseosa por
más de su contacto. Mi pecho se aprieta.
Se ríe.
—Salías con Kennedy Price, amigo. Eso es tan popular como suena.
—Y era una persona terrible y me alegro de que haya terminado. —Su mano se
desliza sobre el asiento vacío entre nosotros, sus ojos enfocados en sus
pensamientos—. Cuando me uní al equipo de fútbol lo hice porque papá quería
que siguiera sus pasos y fuera de alguna forma el héroe del fútbol de la escuela
secundaria como lo fue él. No pensé que me haría subir en la escala social,
¿sabes? —Sus dedos trazan líneas invisibles en el cuero. Sería tan fácil alargar
la mano y tocarlo. Deslizo las manos entre mis rodillas, manteniéndolas seguras
donde no pueden hacer nada estúpido.
—¿En serio, Poe? —Pongo los ojos en blanco—. Los jugadores de fútbol
americano se encuentran en la parte superior de la escala social. No actúes
como si ese no fuera tu plan a la larga. Mi pequeño amigo tonto de hace cuatro
años se ha transformado bastante. Deberían hacer un reality show sobre ti.
—Bueno, estoy feliz por ti —le digo, cambiando de posición hasta que estoy
sentada con las piernas cruzadas en el sofá. Me vuelvo para mirarlo y tratar de
buscar esos pedacitos de él que son el mismo Ethan que recuerdo—.
Conseguiste escalar fuera del reino de los perdedores y convertirte en un atleta
famoso.
Tal vez sea el vodka, pero mi mano actúa por sí sola, se extiende y aprieta su
bíceps.
Sacude la cabeza, moviéndose hasta que su brazo se desliza por el respaldo del
sofá, sus dedos a solo unos centímetros de mi hombro. El músculo que acabo
de agarrar me mira fijamente.
—No, yo todavía soy la misma persona. —Señalo mi cuerpo y luego el suyo para
compararnos—. Soy una perdedora don nadie. Tu novia tenía mucho que decir
sobre eso.
—No es gran cosa, sin embargo. Estoy bien con quien soy.
—Deberías estarlo —dice, tamborileando los dedos en el sofá—. Ahora eres una
chica genial. Haces lo que quieres y no lo que las personas quieren que hagas,
y eso es respetable.
—Sí, no puedo hacer esto ahora mismo. —Levanto mis brazos y me pongo de
pie, necesitando estar lejos de él, de esto. No necesito su estúpida compasión ni
sus falsos cumplidos—. Voy a bajar —digo, girando a la derecha, aunque mi
visión gira repentinamente en todas las direcciones. Voy a dar un paso adelante
y tropiezo con la estúpida alfombra borrosa.
—Cielos —dice Ethan mientras me caigo hacia adelante, justo en sus brazos—.
Tal vez deberías sentarte un minuto —dice, poniéndome de nuevo en el sofá,
solo que ahora estoy a unos centímetros de él. El cuero es frío y el rostro de
Ethan es precioso y soy muy consciente de que dos tragos de vodka no son una
buena cosa cuando estás en una habitación con tu enemigo.
—No es justo que te volvieras tan caliente —murmuro mientras miro sus ojos
oscuros—. Es muy difícil odiarte.
—Siempre fuiste caliente —dice, bajando los ojos a mis labios—. Me mataste ese
verano.
Eso no tiene sentido, pero el hormigueo en los dedos de mis pies se arrastra por
mi cuerpo y no hay nada de lógica en absoluto. Puedo oler su chicle de canela,
mezclado con el vodka y el olor de su cuerpo me hace querer acurrucarme en
su pecho y nunca salir. Me inclino hacia adelante, pensando solo en el hecho
de que acaba de llamarme caliente.
Separo mis labios mientras la fuerte mano de Ethan me acerca a él. Cierro los
ojos y me derrito en sus labios.
El champú de manzana de Ella abruma mis sentidos mientras deslizo mis dedos
por su cabello, besándola como si nunca volviera a suceder. Sus labios son
suaves y gentiles y me vuelven loco. Esto no se parece en nada a besarse con
otras chicas. Besar a Ella es como ganar un premio. ¿Cómo ha cambiado mi
vida tanto en los últimos días? ¿Qué hice para merecer tener a una chica tan
maravillosa en mis brazos?
Sus rodillas se extienden a ambos lados de las mías mientras se inclina sobre
mí en el sofá. Dejo que mis manos vaguen ligeramente, sin querer empujar
algún límite que podría asustarla. Finalmente, acabo con una mano en su
cadera, la otra sosteniendo su rostro mientras nos besamos.
Aunque estaría muy feliz con más de esta chica, podría morir feliz con solo sus
besos como mi último momento de vigilia. Mi corazón late tan fuerte que temo
que podría lanzarla del sofá, enviándola volando contra la pared. Pero la
mantengo más apretada de lo que jamás he tenido a nadie y nos besamos como
si hubiéramos esperado cuatro años para hacer esto.
Ella se retuerce.
—¿Qué, esto? —murmuro contra sus labios mientras deslizo mis pulgares por
su cuello, y sostengo su cabeza por encima de la mía.
Sonríe y aprieta los ojos con fuerza. La piel de gallina se levanta en su cuello y
no puedo dejar de sentirme increíblemente orgulloso por conseguir ponerla tan
encendida.
Sus ojos se abren lentamente y se inclina sobre sus codos. La niebla que nos
rodea parece levantarse cuando vuelve la claridad mientras nos miramos el uno
al otro. Sus ojos se abren y se aparta de mí, poniéndose de pie.
—No podemos hacer esto. —Sus labios tiemblan mientras mira alrededor de la
habitación como si la viera por primera vez. Me señala con un dedo
tembloroso—. No somos amigos —dice, sin aliento.
—¿Tratas de convencerme a mí o a ti?
Froto mis pantalones mientras me inclino hacia adelante, apoyando mis codos
en mis rodillas. El mareo repentino por sentarme tan rápido tiene mi visión
girando.
—Lo siento, Ethan —dice, mirando al suelo—, no podemos hacer esto. Esto no
puede suceder.
—¿Por qué?
Sus ojos se encuentran con los míos y hay fuego detrás de ellos.
—Porque te odio.
—Sí, lo sé —digo, metiendo las manos en mis bolsillos. Supongo que en el fondo,
sabía que sus nuevos sentimientos no durarían—. Me iré ahora.
Ella
Despertar en la casa Poe es un recordatorio inmediato de todo lo que olvidé al
dormirme. El tornado, la vergonzosa mierda escolar con Kenendy… y Ethan.
Ruedo a un lado y el colchón de aire chilla. Jalo la manta prestada sobre mi
rostro y suspiro, deseando poder gritar.
¿Cómo pude haber sido tan estúpida? Ese beso fue un acto de pura lujuria.
Estaba un poco ebria, él es muy caliente, no podía evitarlo.
Lo único bueno que salió de ese épico error fue que hizo más fuerte mi decisión.
Ahora sé más que nada que quiero evitarlo en cada forma posible. No debería
ser muy difícil. Pasaré cada segundo despierta en esta habitación o en la casa
de la piscina con mis padres. O solo permaneceré alejada tanto tiempo como
pueda. Quizás conseguiré un pasatiempo después de la escuela o conseguiré
un trabajo, ya que no puedo hornear cupcakes los fines de semana sin gastar
dinero.
La puerta del dormitorio de Ethan está cerrada cuando me dirijo hacia las
escaleras, mi mochila colgada sobre mi hombro. Los jugadores de fútbol siempre
llegan tarde a la escuela. Cada jugador de fútbol que tenía en el primer período
siempre entraba corriendo justo cuando las campanas sonaban, o varios
segundos más tarde. Supuse que Ethan sería igual, así que desperté treinta
minutos más temprano de lo usual, así puedo salir de aquí como el diablo sin
verlo.
Sostengo el muffin.
No lo hace.
—Sí, pero tengo un proyecto en el que trabajar. Quería estar allí temprano.
—Se llama: Proyecto Evadir a Ethan.
—Uhm —dice papá, frotando su barbilla—. Temo que tengo que tomar tu coche
para trabajar desde ahora.
Mi corazón se detiene.
—Lo siento, Punk. —Papá frunce el ceño y puedo decir que realmente lo
lamenta. Probablemente más por tener que conducir mi femenino coche con las
pegatinas de Harry Potter en la parte trasera que porque estoy atascada sin
coche, pero aun así…—. Es solo hasta que pueda conseguir uno nuevo. El
seguro del coche estará pagando pronto, así que no te preocupes.
Quizás pueda conseguir un aventón de April. Lo último que haré será tomar el
autobús como una estudiante de último año. Prefiero robar una bicicleta y
pedalear todo el camino hasta la escuela que ser vista saliendo del gran taxi
amarillo de tontos.
—¿Por qué la llamas Punk? —Dakota arruga su nariz mientras entra al área del
desayuno y agarra un panecillo.
Papá ríe.
—Es un diminutivo de Punkin2. Ese era su apodo cuando era niña. —Dakota
asiente y arranca el molde de papel.
—Eso suena mejor. Creí que la llamabas por ser una verdadera punk.
—Funciona de ambas formas, creo —dice con un guiño. El señor Poe ríe y se
levanta de su silla.
—Me voy a trabajar. Ben, los del cable vendrán hoy para asegurarse de que el
televisor en la casa de la piscina funcione.
—No necesitas pasar por tantos problemas —dice papá—. Realmente, estamos
agradecidos por una cama en la que dormir. No necesitamos una televisión.
Lucho contra las ondas de nostalgia suscitadas por este simple gabinete.
Me dijo ayer que me dejó un nuevo cepillo de dientes y pasta dental en el baño,
—Samantha, sabes que nunca tuvimos permitido entrar allí. Fue una zona solo
para niños por años. —Entonces, se lanza a una historia sobre cómo el
contratista lo arruinó e hizo el baño medio metro más corto cuando la casa fue
construida.
—De acuerdo, seguro —digo. Entro al baño del pasillo y un estallido de aire
caliente me golpea. Ethan debe haber terminado de tomar una ducha, lo que
significa que probablemente apenas me perdí de verlo. Dejo salir un lento
suspiro, aliviada de que este baño tenga dos puertas, una que separa el área
del lavabo del área de ducha. Si hubiera dejado la puerta de la ducha abierta,
entonces toda la humedad habría arruinado mi cabello por completo.
El nuevo cepillo de dientes y una caja de pasta de dientes están sobre el lavabo.
Ignoro el gel para el cabello masculino y los otros dos cepillos de dientes en un
soporte cerca del lavabo, pero la cosa es que, una vez que veo el gel, es imposible
ignorarlo. El recuerdo de cuán bien olía su cabello la noche anterior me hace
apretar los dientes. ¿Por qué mi mejor amigo-que-se-volvió-enemigo tiene que
ser tan caliente? No sería tan fácil odiarlo si fuera asqueroso.
La segunda puerta del baño se abre y una nube de humedad llena la habitación.
Mi corazón da un brinco. Estuvo en la ducha todo este tiempo.
Demonios.
Agito mi mano.
—¿Cuál es el punto?
Sus hombros caen y se gira, dándome esta sonrisa que luce rara, porque solo
uno de sus ojos está delineado de negro.
—Escuché sobre cómo Kennedy le dijo a toda la escuela que usaste la misma
cosa dos veces.
—¿Qué? —Mis ojos se cierran con fuerza—. Pero estás en la secundaria. ¿Cómo
escuchaste eso?
Muerde su labio.
Dakota dice: —Es por eso que te llamé aquí. De acuerdo, sé que podría ser
estúpido y puedes decirme que me calle totalmente, pero, como que, creo que
somos de la misma talla.
Ella se toma una eternidad para escupir lo que sea que intenta decir. Levanto
una ceja.
—¿Entonces…?
Bajo la mirada a mi conjunto: los mismo vaqueros que usé el día que el tornado
destrozó mi casa hasta las ruinas, y una camiseta negra que compré por cinco
dólares en Old Navy este fin de semana.
Como sea, solo un problema del día resuelto. Todavía necesito llegar a la
escuela.
Ethan aparece en la cocina solo momentos después de que bajo para pedirle un
aventón a mamá. Sé que trabaja en la dirección opuesta a la escuela, pero estoy
desesperada.
Antes de que pueda preguntar, Ethan sale disparado hacia mí, de acuerdo, bien,
su brazo apenas toca el mío, pero se siente como si hubiera sido disparado, y
agarra un panecillo. Toma un enorme mordisco, y se voltea hacia mí.
—¿Lista?
—¿Escuela? Vamos.
13
Ethan
Traducido por SoulofRainbow
Corregido por Light Feather
Nunca en mi vida había visto a alguien tan horrorizado como cuando Ella notó
que estaba obligada a ir a la escuela conmigo. La expresión en su rostro fue
fugaz, pero le ganó a la de mi hermana cuando le pusieron una vacuna contra
la gripe. Creo que no le llego el aviso ayer. Anoche, el señor Lockhart me
preguntó si no me importaba llevarla en coche hasta que pudiera tener el suyo
de vuelta. Esta mañana, parecía como si todos fueran conscientes de ese hecho,
excepto ella.
Mi mente vaga a una fantasía de cómo podría haber sido la vida si Ella y yo
hubiésemos seguido siendo amigos durante la secundaria. Todavía hubiese
probado para entrar al fútbol a causa de mi padre, así que habría hecho los
mismos amigos. ¿Vendría conmigo a ver los juegos? ¿Estábamos destinados
hace mucho a crecer en grupos sociales separados o habríamos permanecido
juntos?
Con mi mano sobre el volante, extiendo un dedo para señalar hacia el frente.
—Donas.
Ella sonríe.
Se encoge de hombros.
—Bien. Puedes comprarme una dona. Y un café —añade con una sonrisa—. Y
todavía te odiaré.
Las cejas de la señora Kim se disparan al techo cuando entramos a Las Donas
Cuadradas de Kim.
Asiento, deseando tener una máquina del tiempo para borrar los últimos
segundos y regresar a cuando Ella se encontraba en mi camioneta, y decirle que
podía quedarse allí y esperarme. No hay forma de que no lo haya oído, porque
la señora Kim nunca habla en voz baja.
—Las donas son cuadradas —dice, levantando una ceja—. Eso es genial.
—Son más fáciles de hacer —dice la señora Kim—. Además, son más donas que
las redondas, por el mismo precio.
Ella asiente.
—Sí, a mí también.
Ella aclara su garganta. Cuando miro hacia allí, mira hacia sus zapatos, una
sonrisa del tamaño de Texas en su rostro.
—Esto es realmente bueno —dice Ella después del primer mordisco. Estamos
de regreso en la camioneta y a menos de un kilómetro de distancia de la escuela,
lo que realmente apesta porque no estoy listo para dejarla todavía.
—En serio son las mejores en la ciudad. Y la tienda es tan pequeña y oculta que
pocos saben sobre ella.
—Gracias por el desayuno —dice, mirando hacia mí con lo que parece ser una
sonrisa genuina, y no una de te odio.
—No puedo tomar tu dona de caridad y tu dinero del café. Solo es por esta vez.
Sacudo mi cabeza.
Ahora que la pregunta está fuera, me pregunto por qué no la hice antes.
Debimos aclarar las cosas hace años. Así que, ¿no le agrado? ¿Por qué?
Podríamos haber seguido siendo amigos.
—¿En serio preguntas eso? ¿En serio estamos hablando de esto ahora?
Asiento.
—Demonios, sí, lo estamos haciendo. He estado muriendo por saber qué pasó
con nosotros. Hubiese estado bien que siguiéramos siendo amigos, Ella.
—Vaya. —Levanto una mano para detenerla—. ¿De qué hablas? Nunca te llamé
acosadora. Nunca. Estaba enamorado de ti.
Sus ojos se amplían.
—Oh, Dios mío. ¿Te dijo eso después de que me dijo que no te gustaba?
—¿Te dijo eso? —Mira más allá de mí, como si estuviera mirando en sus
recuerdos en lugar del estacionamiento de la secundaria. Todo a nuestro
alrededor, los estudiantes llenando la escuela y nosotros sentados aquí en
nuestro pequeño mundo, revelando un infierno de historia y no creo que
ninguno de los dos supiera todos los detalles.
—Ese día en la piscina, el último día que fuiste. Fuimos adentro con Dakota a
conseguir una bebida, y me dijo que querías darme un mensaje, que no te
gustaba como novio, solo como amigo. Me dijo que querías que dejara de
fastidiarte.
—Ese hijo de puta —maldice. Sus manos apretadas mientras aferran las correas
de su mochila en su regazo—. Jugó con nosotros, con ambos. Me dijo que no te
gustaba. Lo que fue raro, porque ese verano estaba bastante segura de que nos
gustábamos. Cada día que iba allí pensaba que sería el día en que nos
besaríamos.
Asiento.
—Yo también, Ella. No tienes idea de cuánto quería pedirte una cita.
—¿En serio?
—No puedo creer que estuviésemos sufriendo todos estos años por una mentira.
—¿Por qué habrá hecho eso ese imbécil? —pregunto, apretando los dientes
mientras pienso en Corey y cómo ya no somos amigos en realidad. No he salido
con él en un par de años.
—Podría tener una idea —contesta. Sus hermosos rasgos se tuercen en un ceño
fruncido—. No mucho después de eso, hizo un movimiento conmigo. Trató de
besarme ese mismo día en realidad, pero estaba tan afligida por ser llamada
una acosadora que lo alejé. Trató de acercarse tres veces más en la fiesta de la
playa de April. —Se encoge de hombros—. Quizás dijo eso para separarnos, ¿así
podría tener una oportunidad conmigo? —Frunce el ceño y sacude su
cabeza—. No, eso es estúpido. Quizás solo no le agradabas.
—Debemos ir a clases.
—No hasta que estés bien. —Me estiro y agarro su mano, más porque sé que no
va a alejarme que por la necesidad de hacerla sentir cómoda. Quizás eso me
hace superficial, pero no me importa. Necesito tocarla, sentir sus latidos bajo
los míos. Estar cerca de Ella sana una parte de mí que olvidé que estaba rota.
Las primeras cuatro clases del día pasan borrosas como si estuviera atrapada
en una deformación del tiempo. Soy vagamente consciente de que estoy sentada
en los escritorios, mirando hacia adelante mientras mis profesores divagan con
sus lecciones. En el tercer período, incluso consigo tomar algunas notas,
utilizando letras y palabras que podrían tener sentido para alguien en su sano
juicio, así que, aunque mi cuerpo está presente y es tenido en cuenta cuando
mis profesores toman asistencia, mi mente se encuentra en un mundo
completamente diferente.
¿Es realmente posible haber pasado los últimos cuatro años y medio creyendo
una mentira?
Ethan y yo no tenemos ni una sola clase juntos, lo que hasta esta mañana
consideraba una bendición de los dioses de la programación. Ahora estoy
muriendo por estar más tiempo con él, pensando cosas estúpidas como lo
divertido que sería si pudiéramos vernos en clase y compartir miradas secretas.
Algo está muy mal conmigo. Acordamos ser amigos. Eso es todo. Y ahora estoy
exagerando todo dejándolo llenar cada pensamiento.
—Ella, existe esta nueva tecnología. Se llama teléfono. Y tiene esta herramienta
para llamar que es bastante asombrosa. —Estrecha sus ojos hacia mí, su altura
la hace parecer un poco intimidante—. Deberías haber usado esta tecnología
para llamarme y contarme todo sobre eso, idiota.
Bufo.
—Voy a necesitar más que una llamada telefónica para contarte todo lo que ha
ocurrido en las últimas veinticuatro horas.
—Oooh, estoy intrigada. ¿Cómo fue la ruptura? ¿Fue toda chillona y gritona?
—De hecho, no —le digo, estremeciéndome cuando me doy cuenta de que Ethan
y Kennedy ni siquiera han estado separados por un día entero cuando él y yo
ya nos hemos liado. ¿Qué clase de persona hace eso? Ugh.
—¿Por qué te preocupas por esto? Hemos pasado años sin preocuparnos por el
drama de la vida cotidiana de los populares —digo, agarrando una caja de
Cheerios del carrito de cereales de la cafetería. No estoy tan hambrienta y,
además, son solo setenta y cinco centavos.
—No me importaba hasta que mi mejor amiga empezó a vivir en la casa del
futuro rey del baile de graduación —dice, poniendo una mano en su pecho—.
Ahora estoy algo emocionada por ver qué pasa.
Pongo los ojos en blanco.
Nos movemos hacia adelante unos cuantos lugares en la línea de comida y mis
ojos se desplazan hacia la mesa de Ethan. Se sienta con sus amigos, con los
dedos entrelazados sobre la mesa. Kennedy a su lado, de costado en la silla, con
las rodillas tocando su muslo. No puedo escuchar lo que dice, pero habla
animadamente, moviendo sus manos. Quería decirle a April sobre el error de
anoche, pero ahora estoy pensando que debería guardarme eso para mí.
Claramente no significó nada para él.
Miro a April.
En el patio, estoy separada de Ethan y Kennedy por una sólida pared de cristal
y una docena de otros estudiantes. Todavía no es suficiente para bloquear los
pensamientos sobre él, pero lo será.
No vivimos en los viejos tiempos donde los chicos llaman a las chicas y las
cortejaban antes de proponerles matrimonio. No usamos enaguas y reverencias
y nos reímos bajo un abanico de tela. Entonces, ¿por qué se supone que debo
morir de emoción cuando se acerque la fecha del baile? Preferiría pasar la noche
viendo la televisión.
—Lo que sea que quieras hacer —le digo, dándome cuenta de que April todavía
espera una respuesta para nuestra aventura de compras.
Mis pensamientos van a un individuo alto, de cabello oscuro que se ve muy sexy
con solo una toalla. Sacudo la cabeza.
—Ni idea.
Pero no hay manera de que pueda decirle a April eso ahora, y arruinar sus
brillantes sueños del baile de graduación. Tal vez debería canalizar toda la
energía que he gastado pensando en Ethan y usarla para encontrar un trabajo
en su lugar.
15
Ethan
Traducido por Lobeth
Corregido por Light Feather
La última campana del viernes es como la canción de una sirena sobre la que
podría escribir poemas. Y eso es decir mucho porque, a pesar de mi poético
apellido, no tengo ni un hueso de creatividad literaria en mi cuerpo. Pero ha
pasado una semana entera desde que Ella y yo dejamos al descubierto nuestros
sentimientos y ahora estamos en una divertida rutina donde vamos y venimos
de la escuela juntos, pero no nos vemos mucho fuera de eso. Unos días atrás,
Ella y yo vimos Netflix con Dakota en la sala de estar y aunque no hablamos
mucho, fue el comienzo de lo que llamaría una verdadera amistad. No hay más
rencor hacia el otro, no más sentimientos heridos. Ahora solo estamos llegando
a un lugar en el que compensaremos el tiempo perdido.
Pone sus manos en sus caderas y su perfecta postura, más el uniforme la hace
ver en la desesperada necesidad de un par de pompones.
Mi lengua pasa por mis dientes y pese a toda la valentía que tuve hace un
segundo, no puedo encontrar la manera de decirle que eso no va a pasar. Así
que comienzo a caminar hacia el salón de arte, que por suerte está al otro
extremo del lugar a donde va Kennedy.
—¿Sí?
—Sé que le das un aventón a la chica sin hogar a la escuela porque es pobre,
pero realmente deberías deshacerte de ella pronto. Tu reputación sufrirá.
—Gracias por el consejo no solicitado —le digo sobre mi hombro—. Por favor,
borra mi número.
—No hemos terminado —dice, pero camino más rápido y no entiendo lo que
grita después de eso.
La señorita Cleary está absorta en una conversación con Ella cuando entro al
salón de arte. Están de pie sobre una pintura de acuarela que luce como una
puesta de sol súper amarilla.
—Ethan, hola —dice la señorita Cleary. Hace un gesto hacia la pared donde se
muestran algunos de mis lienzos del año pasado—. ¿Me trajiste más arte?
Niego.
Sus ojos se amplían por una fracción de segundo. Incluso los profesores no son
inmunes a los chismes de la escuela, pero debe estar atrasada con o el rumor
de Kennedy y yo rompiendo.
Esta vez sus ojos se amplían tan grandes que no puede esconderlo. Ella pone
los ojos en blanco y me da un puñetazo en el brazo.
—Ah, bueno, eso tiene sentido —dice la señorita Cleary—. Estoy contenta de
que seáis capaces de conseguir que funcione y lo siento, lo siento tanto por tu
perdida, querida.
—De acuerdo.
—Va bastante bien —digo—. Hice unos nuevos diseños esta semana que subiré
está noche.
—Yo diría que va mucho mejor que bastante bien —dice la señorita Cleary,
ondeando sus manos alrededor—. Por lo menos la mitad de mi clase usa uno
de tus diseños cada día. Estarás pagando la universidad en poco tiempo.
Asiento. Al otro lado del salón, la ceja de Ella se levanta. Muevo mis pies,
sabiendo que escucha todo lo que digo y por alguna razón quiero que siga
luciendo impresionada.
—¿Listo?
—Así que creo que tendremos que reconsiderar nuestro plan de escape
—digo, buscando en mi bolsillo mis llaves—. Kennedy me acorraló fuera de los
vestuarios hoy.
Ella me mira cuando caminamos. Es tan bajita y linda que quiero descansar mi
codo en su cabeza, pero estoy seguro de que patearía mi trasero por eso.
—Así que rompisteis, pero todavía vais a ir juntos al baile de graduación —dice,
negando—. Ni siquiera puedo conseguir una cita. Vosotros los populares tenéis
toda la suerte.
—No voy a ir al baile de graduación con Kennedy. Ella podrá pensar que lo haré,
pero eso no pasará.
—Pero, entonces, ¿qué le pasará a la pareja real? No podéis aparecer con citas
diferentes y ser coronados juntos, eso es una blasfemia al baile.
Se ríe.
Ella cambia las estaciones de la radio mientras conducimos a casa. Es una cosa
tonta, pero amo que se sienta lo suficientemente cómoda para meterse con mi
radio sin preguntar. Los primeros días de ir a la escuela fueron incómodos, pero
ahora tenemos una rutina y por fin es cómodo.
—¿Tienes que preguntar? —Me da esa sonrisa que hace temblar mis rodillas.
Compartir una gran orden de patatas fritas de camino a casa es tan importante
en la rutina como nuestra parada de donas por la mañana. Es nuestra manera
de disfrutar una buena comida antes de llegar a casa donde mi madre ha
cocinado algún alimento saludable o cualquier tipo de dieta que internet la ha
convencido de probar esta semana. La cocina de mamá es buena, pero cuando
nunca sabes cuantas toneladas de vegetales horneados tendrás que comer cada
día, es bueno disfrutar de un envase caliente de patatas fritas.
La miro mientras salimos a la carretera a través de la línea.
Niega.
—April tiene que cuidar a los niños y sobro cuando está con sus hermanitos,
así que no.
—Deberíamos hacer algo —digo todo en una exhalación rápida—. Alquilar una
película o algo.
No es que esté tratando de hacer cosas que nos impulsen a la zona de besos o
algo parecido, pero si se dirige hacia allí, sería más que feliz de tomar la
oportunidad y aferrarme a ella.
16
Ella
Traducido SOS por Coral Black
Corregido por Blaire R.
—¿Cuál?
Casi me rio porque la seriedad en sus ojos dice que se encuentra realmente
preocupado. Sostengo el cartón de patatas fritas, manteniendo mi expresión
seria.
—Solo queda una patata —le digo con un profundo dolor en mi voz—. Creo que
tendremos que luchar por ella.
—Oh, Ethan, eres un idiota adorable —digo a la ligera mientras sostengo la caja
de patatas en el aire como si fuera un trofeo—. No podemos tener un duelo por
las patatas en tu casa. Tu madre lo descubrirá seguro y luego nos degradará
por comer comida del lado oscuro.
—Ahora sí —dice con una sonrisa que hace que un escalofrío recorra mi espina
dorsal.
Lo agarro de su brazo derecho, que está en el volante, mientras con el otro brazo
se burla de mí con la última patata en la ventana.
—Mira lo que hiciste —digo, cruzando mis brazos sobre mi pecho—. Ahora
estamos en tu casa. Esa patata es oficialmente contrabando. A tu madre le gusto
más —le digo, extendiéndome sobre su regazo y agarrando su brazo. Es lo
suficientemente fuerte como para no dejarme llegar a ningún lado a pesar de
mis esfuerzos—. Deberías dejarme tomarla porque ella no se enfadará tanto
conmigo.
Sacude la cabeza y se inclina hacia la derecha para dejar que la patata se deslice
más lejos de mi alcance. Estoy prácticamente gateando en su regazo ahora, una
mano en su rodilla y la otra agarrando el envase.
—¿Por qué son tus brazos tan largos? —gruño mientras lucho por dominarlo.
—Parece que soy el ganador —dice. No, susurra. Sus labios a pocos centímetros
de mi oreja y me tiro un poco hacia atrás, todavía flotando por todo su lado de
la camioneta.
—Tengo una idea —digo, respirando hondo para calmar el ardiente deseo de
besarlo—. Vamos a dividirla.
—Diplomático. Me gusta.
—Tregua —dice.
—Tregua.
Nos miramos durante un largo momento, o tal vez solo son unos segundos. No
puedo saberlo porque mi cabeza está girando. Finalmente, las alarmas se
apagan en mi cabeza diciéndome que salga y vaya adentro. Me doy la vuelta y
me deslizo de nuevo a mi lado de la camioneta, mi mano alcanza la manija de
la puerta.
—¿Qué dem…? —dice Ethan justo antes de que su puerta se abra. Lo veo
caminar por el frente de su camioneta—. ¿Qué demonios haces aquí? —le
pregunta.
—Ella, quédate adentro —me dice Ethan, levantando una mano hacia mí—.
Kennedy, regresa a tu coche y vete. Estás siendo completamente ridícula.
—Rompí contigo porque no somos compatibles. No tiene nada que ver con Ella.
Y debes escucharme esta vez porque estoy harto de explicártelo.
Kennedy pone una mano en su cadera. El sabor rancio de las patatas fritas en
mi boca me da náuseas. Parte de mí piensa que nunca podría salir de esta
camioneta, que Kennedy seguirá dando vueltas alrededor de mí como un
tiburón esperando devorar su presa.
Ethan se ríe. Como que, en realidad se ríe, no solo esa cosa de burla que siempre
hace.
—No te voy a prometer nada. En serio, lo dije de verdad cuando te dije que
podíamos ser amigos, pero esto es una locura.
—Necesitas irte. El hecho de que pensaras que estábamos saliendo para elevar
mi estatus social dice que nunca estaremos en la misma página. La vida no es
un tipo de juego de popularidad para mí, Kennedy. Por eso terminamos.
Necesitas irte. Y encontrar una nueva cita para el baile.
Camino hacia Ethan y deslizo mis manos por su pecho, uniéndolas detrás de
su cuello. Sus ojos se asustan, su oscuridad muestra algo de sorpresa y
exaltación al mismo tiempo.
—No vuelvas a llamarme loca —sisea. Nos señala a los dos—. Lo sabía. No soy
una exnovia loca, Ethan. Sabía que iba a pasar y lo dije. Despídete de tu
popularidad. Mañana tendré a la escuela entera contra ti.
La ira se filtra detrás de sus ojos y luego se lanza hacia mí, su puño apuntando
directamente hacia mi rostro.
Salto de regreso cuando golpea el suelo y deja salir una ráfaga de palabrotas.
—Vi a Ella actuar en defensa propia. Ahora vete, por favor. Ya no eres
bienvenida en mi casa.
El fiasco termina tan pronto como empezó, pero creo que Ethan y yo sabemos
que este no será el final de tratar con ella.
—Lo siento mucho por eso —le digo a la señora Poe mientras la seguimos
adentro. Mi estómago se vuelca cuando me pregunto qué es exactamente lo que
vio. ¿Me vio besar a su hijo? ¿Vio mis brazos a su alrededor, burlándose de su
ex? Oh, Dios. Esto es mortificante.
—No te preocupes, Ella. —La señora Poe nos da una sonrisa mirándonos de
lado mientras deja su teléfono en una mesa cerca del sofá—. He estado
esperando que alguien ponga a esa chica en su lugar. Nunca ha tenido modales
por aquí.
—Eso fue jodidamente sexy —susurra—. Siempre seré feliz cuando te imagine
poniéndola en su lugar. —Sus manos agarran mis caderas y da un paso hacia
mí hasta que estamos frente a frente. Mi cuerpo se encuentra en llamas donde
me toca y el nudo en mi estómago se convierte en una agitación nerviosa que
no quiero perder nunca. Deja caer su frente contra la mía—. ¿Solo actuabas?
Me encojo de hombros.
—Bueno… sí.
Sus hombros caen y su agarre se afloja. Me empujo hacia adelante, apoyándome
en él hasta que su espalda se apoya contra la pared. Mis dedos se arrastran por
su pecho y sonrío.
—Chicos, ¿queréis pizza para cenar? —La voz de la señora Poe nos hace
alejarnos como si los dos nos volviéramos infecciosos.
—Esto va a ser divertido —le digo. Luego me vuelvo y subo las escaleras,
dejándolo empapado de toda esa tensión sexual que dejamos atrás.
17
Ethan
Traducido por katherin
Corregido por Bella’
Me encuentro con los ojos de Ella a través de la mesa del comedor. La expresión
de su rostro es educada pero un poco perturbada, lo que me hace sonreír.
Deberíamos haberlo sabido mejor que pensar que mamá quería decir pizza de
verdad cuando nos preguntó si queríamos pizza para la cena.
Mi propia mamá hace esa sonrisa como cuando habla de nuestros regalos de
cumpleaños en una manera disimulada así no descubriremos cuáles son.
—Acabas de llegar a casa, así que todavía no has escuchado hablar del drama
—le dice mamá.
Dakota levanta la vista de su teléfono. Podemos cenar juntos como una familia,
pero mis padres dejaron de quejarse de su teléfono hace mucho tiempo.
Supongo que tomarán lo que puedan conseguir, y tener a sus hijos en la mesa
es lo suficientemente bueno para ellos.
—¿Qué tipo de drama? —dice mi hermana. Mira entre Ella y yo—. Espera,
¿estáis saliendo?
—Todavía mejor —dice mamá. Pongo una palma en mi frente. No tiene sentido
intentar detenerlo—. Escuché gritos afuera y salí a tiempo para ver a la exnovia
de Ethan lanzarle un puñetazo a Ella.
La señora Lockhart baja su copa de vino y esta se tambalea sobre la mesa, pero
no se cae.
—No, lo bloqueé.
—Fue increíble —le digo. Ahora que todo está expuesto, un peso se levanta de
mis hombros. No puedo evitar explicarles toda la historia, dejando de lado solo
el pequeño detalle de que Ella se arrojó sobre mí y se declaró mi novia. Las
mamás me miran con interés y Dakota sonríe todo el tiempo, después de haber
encontrado algo más interesante que mirar fijamente su teléfono.
—Solo otro día en mi impresionante vida —dice—. Tal vez mañana humille al
mariscal de campo del equipo de fútbol.
***
Ella se ofrece a hacer la ardua tarea de buscar una película decente para ver en
Netflix, y tomo una ducha rápida antes de unirme a ella en la sala de juegos.
Me duché hoy después del gimnasio, pero estar cerca de Ella causó estragos en
mis axilas. Necesito oler bien si voy a acurrucarme con ella en el sofá toda la
noche.
Mantengo una sonrisa mientras me visto. Esta podría ser la mejor noche de
viernes. Además, la única llamada perdida en mi teléfono en las últimas tres
horas fue de Toby. Quería ir a una fiesta, pero le dije que estaba ocupado. No
preguntó por mis planes y estaba agradecido. No estoy listo para contarles a
todos sobre Ella todavía. Sobre todo porque no tengo ni idea de lo que somos
ahora.
Amigos, sí. Pero hay algo más en el horizonte y no puede ser pasado por alto.
Incluso nuestra familia lo ha notado.
—¿Qué pasa? —pregunto, cruzando mis brazos sobre mi pecho. Quiero que me
invite, aunque solo sea para escucharla decir que quiere estar más cerca de mí.
Se encoge de hombros.
—¿Puedo entrar?
Se deja caer a mi lado, en el asiento del medio. Esto ya va mejor que la última
vez que estuvimos aquí solos.
—De acuerdo, así que no hay muchas opciones de películas esta noche. Pensaba
que podríamos empezar una nueva serie de televisión. —Me mira expectante—.
Podría ser lo nuestro. Podemos elegir una con muchos episodios y verlos con el
tiempo.
—Funciona para mí. Estoy buscando más formas de pasar tiempo contigo.
La mirada tímida en sus ojos hace que mi cabeza gire. Mi corazón lucha con mi
cabeza sobre lo que debo decir para no asustarla.
—No tenemos que hacerlo. —Y lo digo en serio, lo sé, pero sé que la decepción
se filtra a través de mi voz.
Se inclina y pasa sus dedos por los míos. Giro la mano y su mano se mete en la
mía.
Tomo su mejilla en mi mano y acerco sus labios a los míos. Este beso es
diferente. Es dulce y anhelante, suave y apremiante.
Se inclina hacia mí, arrastrándose sobre mi regazo. Le doy la bienvenida con los
brazos abiertos y tomo su manta y la tiro sobre nosotros. Huele a flores de
nuevo, y la huelo profundamente, como si nunca pudiera llegar a estar tan cerca
de nuevo.
Le paso las manos por el cabello y la beso con fuerza, nuestras lenguas
saboreándose.
Se arrastra encima de mí, apoyando sus codos en mi pecho mientras mira mis
ojos. Algo triste oscila en sus rasgos y le paso las manos por la espalda.
—¿Qué sucede?
—¿Qué significa eso? —Está sobre mí, sus pechos apretados contra mi pecho,
sus labios apenas a centímetros de los míos. Saboreo su brillo labial. ¿Cómo
puede odiarme todavía?
—Lo sé. Ya no te odio. Es difícil. Esto se siente bien y mal al mismo tiempo.
¿Tiene sentido?
—Solo… ¿Cómo podemos saber que esto es real? Parece que lo estamos
haciendo solo porque podemos.
—¿Somos algo? ¿O esto es… nada? Quiero decir, estoy bien de cualquier
manera.
—No quiero ir lento. ¿Sabes cuánto tiempo quise que me quisieras de vuelta?
—Sonríe y es un gran cambio.
—Somos nosotros.
18
Ella
Traducido SOS por Coral Black
Corregido por Maga
Parece que nada puede arruinar mi subidón de Ethan hasta el lunes por la
mañana cuando llegamos al estacionamiento de la escuela. Todavía estoy
terminando mis buñuelos y Ethan acerca una inmensa mano a mi bolsa,
robando uno.
Lo abofeteo.
—Pero los buñuelos están tan buenos. Debería conseguirlos la próxima vez.
La sonrisa de Ethan llega a sus ojos y el momento de silencio que sigue nos
hace inclinarnos hacia adelante. Luego parpadea y retrocede, tamborileando
con las manos en el volante.
Suspiro.
—Sí, bastante.
Nerviosa ni siquiera empieza a explicar los sentimientos que corren por mis
venas ahora mismo. He tenido un novio o dos a través de los años, pero nunca
fueron tan serios. Nunca fue más allá de darles la mano en el pasillo y sentarnos
juntos en el almuerzo. ¿Realmente quiero la ira de Kennedy Price si aparezco
sosteniendo la mano de su exnovio una semana después de que se separaran?
Miro alrededor, comprobando que no hay nadie que nos observe, entonces me
inclino y le doy un rápido beso en la mejilla.
Su labio hace un puchero y tengo que besarlo ahora. No hay manera de negarle
cualquier cosa a este chico cuando se ve tan caliente.
—Eres un tonto.
—Igualmente.
—¡Poe! —Alguien lo llama desde el otro lado del pasillo. Es uno de sus amigos
deportistas que reconozco vagamente de su mesa de almuerzo—. ¿Me vas a
dejar copiar tus deberes o qué?
—Supongo que esa es mi señal para irme. No puedo dejar que Keith reciba otro
castigo por no tener sus deberes —dice, sacudiendo la cabeza—. Nos vemos
luego, ¿de acuerdo?
—Chica, tienes tres minutos para explicármelo todo —dice April, agarrándome
por el brazo y llevándome hacia la primera clase—. Algo me dice que no estabas
enferma el fin de semana pasado.
—No sé si debería estar feliz por ti porque él es tan caliente y ahora tendrás una
cita para el baile, o si debo ser una buena amiga y advertirte que esto podría
terminar terriblemente mal.
Abro la boca pero no puedo pensar en una buena excusa. Los pasillos parecen
un poco más llenos hoy, y me golpean con una sensación de déjà vu. Las
personas me miran. Y sonríen. Y hacen esa cosa donde te miran y luego miran
a sus amigos y empiezan a reír.
Quiero decir, supongo que sabía que las personas tendrían curiosidad por saber
que Ethan y yo somos una especie de cosa ahora, pero ¿realmente merece la
pena mirarme fijamente como si me hubiera crecido una cabeza extra? Ni
siquiera estoy caminando con él ahora mismo.
April se detiene entre las dos aulas vecinas que alojan nuestra primera clase.
Sacudo la cabeza.
—Puedo con esto. Además, es mejor que las personas me miren fijamente por
esto que por ese estúpido tornado.
—Um, ¿ambos?
Los pantalones caqui del señor Davis aparecen junto a nosotras. Levanto la
mirada para encontrarlo frunciéndome el ceño, un borrador seco oliendo como
productos químicos en su mano.
Paso la siguiente media hora tratando de echar un vistazo a mi teléfono sin que
el señor Davis lo vea. Finalmente, otra profesora llega a la puerta y él habla con
ella durante unos minutos. Deslizo mi teléfono fuera, inclinándolo en mi regazo
donde el escritorio lo cubrirá del punto de vista del señor Davis, y voy a
Facebook. No tardo mucho antes de bajar por la pantalla y ver algo compartido
en la página de porristas de West Canyon High School.
La foto fue publicada originalmente por Kennedy Price, anoche a las ocho y
media. Ha sido compartida trescientas sesenta y dos veces.
—Hija de… —murmuro bajo mi respiración. Bien, tal vez fue más un gruñido
enfadado en vez de un murmullo tranquilo.
—Ella —dice el señor Davis—. Lenguaje. —Cierra la puerta de su clase y regresa
al pizarrón—. Y deja el teléfono. No te daré una segunda advertencia.
Bombas de calor se disparan por mis mejillas hasta que mi nariz se entumece.
Deslizo el teléfono de nuevo en el bolsillo con cremallera de mi mochila, pero la
imagen que vi se ha enterrado en mi cerebro, el recuerdo perfecto de una foto
que nunca podría desaparecer.
Estúpido, sí.
No hay ni un solo elemento de humor, pero se las arregló para captar la atención
de toda la maldita escuela. Las miradas y susurros a mis espaldas continúan
durante el segundo y tercer período. Estoy llena de una mezcla de rabia y
humillación y ahora ambos compiten por el espacio en mi mente. Una cosa es
segura: todo el trabajo escolar ha sido completamente ignorado. Mis maestros
podrían estar enseñando el secreto para curar el cáncer y no lo sabría. Mi mente
está en otra parte.
Suspira, pasándose una mano por el cabello. Las ondas oscuras se hallan todas
estropeadas y tengo la sensación de que ha estado haciendo mucho eso esta
mañana.
Todos mis músculos se contraen al caminar. Todo lo que quiero hacer es dar la
vuelta y golpear a esa chica en el rostro, pero me obligo a caminar, usando la
mano de Ethan en mi espalda como guía.
—Voy a hablar con ella y conseguir que elimine la foto —dice, bajando su boca
hacia mi oído mientras caminamos. En cualquier otro momento, cualquier otro
día, tendría escalofríos de placer al caminar tan cerca de Ethan, sintiendo su
aliento en mi oído. Ahora solo me enfada.
—Hablar con ella no ayudará —le digo—. No se detendrá hasta que te tenga
devuelva.
Bufa.
Por alguna razón esto realmente me saca de mis casillas. Es como si mi corazón
y mi cerebro hubiesen pasado mucho tiempo en una batalla épica y, ahora,
cuando finalmente se encuentran de acuerdo en algo, el golpe resultante me
convierte en un monstruo. Tomo su mano y lo empujo a un hueco detrás de la
escalera. El repentino aislamiento de todos los ojos de mis compañeros
mirándome fijamente es un alivio bienvenido.
—No podemos hacer esto —le digo, respirando hondo y dejándolo salir
rápidamente—. Simplemente no podemos. No estamos juntos y probablemente
no lo estaremos nunca.
—¿De qué diablos hablas? —dice, alcanzándome. Le dejo tomar mis manos,
pero no encuentro su mirada.
Sacudo la cabeza.
—¿Y qué? —dice Ethan, su voz baja porque está a solo un par de centímetros
de mí ahora. Las yemas de sus dedos rozan mi mejilla—. La secundaria
terminará pronto. Comenzarás tu negocio de cupcakes y yo ramificaré mi
negocio de camisetas y nosotros estaremos a cargo de nuestras propias vidas.
La secundaria no importará más.
El mensaje es otra foto mía de mala calidad editada. Esta vez es una foto de una
estrella porno entre varios chicos, haciéndose cosas aterradoras entre sí. Mi
rostro pegado sobre el rostro de la chica y el subtítulo dice: ¡Mira todos los novios
que he robado!
—Es por eso que no funcionará —digo, parpadeando las lágrimas—. Tenemos
que terminar esto.
Sacudo la cabeza.
Ethan limpia una lágrima de mi mejilla y me alejo, caminando hacia atrás lejos
porque sé que me ayudará a mantener una cara de póker si hay alguna
posibilidad de tener una audiencia.
—Adiós, Ethan.
19
Ethan
Traducido por Lobeth
Corregido por Maga
Ella hace esta cosa no-tan-sutil de ignorarme los dos siguientes días. April es
ahora su aventón de ida y vuelta a la escuela y se ha ido en la mañana antes de
que esté incluso fuera de la cama. La sala de juegos es como una fortaleza
sellada, la puerta siempre cerrada, la chica de mis sueños al otro lado.
Sin ninguna clase en común, nunca veo a Ella a menos que vaya a buscarla, lo
que no hago. Si quiere tiempo lejos de mí, no voy a ser el tonto insistente y
desesperado, tratando de ganarla de vuelta. He estado recibiendo esa mierda de
Kennedy y no es divertido.
Nombre: Ella
Dirección: Ella
Secundaria: Ella
Gimo y me pongo de lado. Todo es mi culpa. Si solo hubiera hablado con ella
ese día en la piscina, llegado al fondo de las mentiras de Corey y hecho las cosas
bien entonces, tal vez estaríamos juntos ahora. No tendría una ex demente y
Ella no tendría años de odio contra mí.
Reflexiono por lo que podría ser una media hora y luego me levanto de la cama.
Se siente más lejos ahora que se encuentra en la habitación de al lado que
cuando vivía al lado. Solo necesito verla, incluso si me dice que me vaya al
diablo.
La puerta se abre unos pocos centímetros y parte del rostro de Ella aparece. Me
mira directamente y luego abre la puerta un poco más. Cabello marrón cae
alrededor de sus hombros, pareciendo unos pocos centímetros más largos de lo
que solía ser. ¿En serio no la he visto en tanto tiempo? ¿O solo luce diferente
porque es lacio y sedoso y no ondulado como lo es normalmente?
Baja la mirada.
Hace este pequeño gesto de encoger los hombros y puedo decir que quiere
terminar la conversación. Pero soy un idiota egoísta y no me voy a ir fácilmente.
—Estoy feliz de que sigas horneando —digo—. Deberías hornear aquí. Extraño
tus cupcakes.
—No has tenido ninguno de mis cupcakes últimamente. Son mucho mejor que
cuando estaba en la escuela. En ese entonces seguía las instrucciones de la
caja.
—Bueno, ¿qué haces diferente ahora? ¿De qué otra manera haces cupcakes?
—¿Por qué?
—¿Por qué no ahora? Me voy a volver loco sin tu compañía. —Asomo mi labio
inferior—. Manejar solo a la escuela apesta.
Ladea su pierna.
—Lo siento mucho por eso. No puedo imaginar cuán mierda es eso, pero no
puedes dejar que te moleste. Entonces ella gana.
—Pero podríamos ser almas gemelas, Ella. Y nos echas por la borda en lugar de
darnos una oportunidad.
Resopla.
—Ethan… pasamos cuatro años odiándonos el uno al otro. Sería fácil volver a
eso. Solo volvamos a eso.
—¿Por qué me rechazas? No puede ser solo por Kennedy. —Tomo la oportunidad
y deslizo mi brazo alrededor de su cintura, la sedosa tela de su camisola
sintiéndose tan bien como imaginé. No me empuja así que entrelazo mis brazos
alrededor de su espalda y presiono mí frente en la suya—. Si realmente no
sientes nada por mi entonces me iré. Pero parece que también te preocupas por
mí, y te rindes a la primera señal de problemas. —Cierro los ojos y respiro la
esencia floral de su perfume—. Te perdí una vez, no puedo perderte otra vez.
Suspira y se inclina hacia mí, pegando su cabeza contra mi cuello, sus manos
presionadas contra mi pecho desnudo.
—No sé qué hacer —dice, sus labios rozándose contra mi cuello. Me estremezco
y me mira, sus ojos reflejando el brillo de la televisión. Sus labios se alargan en
esa sonrisa tímida que acelera mi corazón—. Pero sé lo que quiero hacer justo
en este momento —susurra, deslizando sus manos hasta mi cuello.
—¿Qué es eso?
—Déjame mostrarte. —Toma mi rostro en sus suaves manos y tira hacía el suyo,
besándome de la manera exacta que me vuelve loco.
20
Ella
Traducido por Coral Black
Corregido Maga
Ethan retrocede hasta que sus pantorrillas tocan el sofá y luego se sienta,
conmigo a horcajadas sobre su regazo. Paso las manos por su cabello,
empujando las olas negras lejos de su rostro.
—No me des esa sonrisa —digo, presionando mis dedos sobre sus labios—. Solo
porque esté sentada en tu regazo no significa que hayas ganado.
—Pensé que no querías estar conmigo —dice, dándome esa sonrisa arrogante
antes de darme otro beso.
Frunce el ceño.
—No quiero volver a ser enemigos, Ella. Ni siquiera quiero ser amigos. Quiero
ser un nosotros. —La sinceridad en sus ojos casi me paraliza—. Quiero que
estemos juntos. Incluso iré al baile contigo si quieres.
—Guau, eso es… es una gran idea. —Me concentro en jugar con su cabello para
no tener que encontrarme en sus ojos—. No creo que salgamos de allí con vida
si vamos al baile juntos. Kennedy me acuchillará con sus tacones altos.
Resopla.
—Tal vez —digo, dejando que mis dedos desciendan por su pecho desnudo. Mi
tacto deja un camino de escalofríos en su piel oscura. No parece el momento
adecuado para decirle que el baile de graduación no es realmente lo mío.
Preferiría enrollarnos y olvidarme de todas las cosas que apestan, comenzando
por el baile de graduación y terminando con las imágenes editadas de mí en
situaciones embarazosas.
Mis dedos llegan a la cintura de sus pantalones de franela y Ethan toma una
respiración aguda. Sus ojos se cierran y deslizo mis manos hacia atrás, todavía
no estoy lista para llevar algo a ese nivel. Lo beso lentamente, disfrutando cada
segundo de estar con este chico, no importa cuántas piezas de nuestras vidas
no encajen exactamente. Se las arregla para saber como a canela incluso
cuando no mastica chicle y estoy segura de que el olor fresco de un chico salido
directamente de la ducha es el mejor olor en la tierra.
Las manos de Ethan se deslizan por mis lados, sus dedos resbalando debajo de
mi camisola. Mi aliento se detiene mientras sus dedos suben lentamente,
meticulosamente, más cerca de mis pechos.
Cada nervio de mi cuerpo está en llamas y puedo sentir, con un poco de timidez
de mi parte, exactamente cómo de excitado está Ethan en este momento. Me
congelo, mi aliento atascado en mi garganta. Nuestros labios juntos, nuestros
cuerpos tan, tan cerca. Sus manos alrededor de mis costillas y las mías
envueltas alrededor de su cuello.
—No creo que quiera llevar esto más lejos —susurro, mis mejillas ardiendo tanto
que entierro mi rostro en su hombro, no queriendo levantar la mirada y hacerle
saber lo patéticamente inexperta que soy—. Lo siento.
Sus manos se deslizan hacia abajo y se asientan sobre mis caderas, encima de
mis pantalones cortos.
—Gracias.
Cierro los ojos y caigo en un sueño cómodo, el sonido del latido del corazón de
Ethan mi canción de cuna.
21
Ethan
Traducido por a.Rene
Corregido por Coral Black
La señora Lockhart hace la cena para todos el viernes por la noche. Hace un
gran escándalo sobre cómo por fin está libre una noche de fin de semana y cómo
le gustaría pagarle a mi madre por todas las comidas caseras que ha hecho
últimamente. Ella y yo bajamos de la sala de juego después de terminar nuestra
tarea y de perder el tiempo (bueno, la mayor parte perdiendo el tiempo) e
inmediatamente nos damos una mirada atónita e incrédula cuando nos damos
cuenta de que en el menú de hoy no se encuentra la comida saludable de mamá.
Ella asiente.
—Huele como la famosa lasaña de mamá, y por famosa, quiero decir que es la
única comida elegante que puede cocinar. Pan con ajo, también. —Me toma de
la mano, pero la suelta antes de entrar a la cocina, asegurándose de que nadie
la vea.
Ambas parejas de padres están aquí esta noche, es la primera vez que comemos
todos juntos desde la primera noche que los Lockhart se quedaron aquí. El
señor Lockhart me da una palmada en el hombro cuando me siento junto a él.
—Eh, bueno —digo con voz ronca. Ella me mira de reojo. Me repongo y alcanzo
un pedazo de pan con ajo—. ¿Cómo está?
—Vaya, lo siento.
—Por eso no quiero tener como carrera nada que tenga que ver con ayudar a
las personas —dice Ella, mordiéndose los labios—. Voy a hornear cupcakes y lo
que hagan los clientes después será cosa suya, no mía.
Ella es escurridiza y mala, eligiendo una silla directamente frente a mí. Ahora
puedo ver su hermoso rostro todo el tiempo, pero no puedo hacer nada al
respecto frente a todos estos testigos paternos.
Mi padre se sienta al otro extremo de la mesa. Las arrugas en su frente son más
pronunciadas de lo normal y he escuchado suficientes conversaciones por
casualidad últimamente para saber que está estresado en su trabajo. Toma los
cubiertos de la servilleta de tela y la coloca en su regazo.
—Entonces, Ethan… —comienza con esa voz que significa que no se encuentra
nada contento conmigo. Mentalmente, reviso todas las cosas que se supone que
debo hacer diariamente. He sacado la basura, he clorado la piscina, cortado el
césped. Mis notas son buenas, por lo que solo puede significar…—. No has
estado ejercitándote mucho, ¿verdad? Perdiste algo de músculo.
—¿No quieres molestar a Ella? Eso es raro, porque estás ahí todo el tiempo.
—Tiene razón —dice papá, asintiendo hacia su hija más joven (y obviamente la
favorita)—. Ethan, ejercítate más. Ella, no te importa, ¿verdad?
Así que después de cenar, voy al banco de pesas mientras Ella me mira desde
el sofá, su expresión tanto cínica como feliz.
—Oh, pero quiero hacerlo. Confía en mí, quiero hacerlo —dice, inclinándose
hacia delante. Sus pies cuelgan del apoyabrazos en el sofá, colgando
despreocupados mientras me mira luchar para levantar tres kilos y medios en
la barra—. Me siento como una sexista total tratándote como un pedazo de
carne, pero esto es realmente caliente. —Hay un brillo en su mirada que me
hace trabajar más duro para impresionarla.
Estoy jadeando, las manos en las rodillas, agotado por las últimas repeticiones.
—¿Quién es?
—Dice… —Se aclara la garganta y pone una voz muy chillona—. ¿Todavía no
has cambiado de opinión? Junto con un puñado de emojis estúpidos.
—Bien, listo.
Gimo. Mi teléfono vuelve a sonar y Ella lo lee: —Es solo un baile, Ethan. ¿Por
qué te encuentras tan molesto por esto? No me hagas arruinarte. —Me mira—.
¿Arruinarte? ¿Y eso qué significa? ¿Tiene una guarida malvada donde realiza
espeluznantes experimentos científicos para revolver tu cerebro o convertirte en
pollo?
Me encojo de hombros.
—Estoy empezando a creer que mi madre tenía razón. La chica necesita que la
policía le llame la atención.
***
El viernes, Ella me deja llevarla a la escuela de nuevo. Las donas de la señora
Kim tienen un sabor extra dulce ahora que mi persona favorita vuelve a
comerlas conmigo en mi camioneta.
—Me siento muy bien acerca de esto —digo, haciendo estallar otro buñuelo en
mi boca. Ella es muy fina y los come en dos bocados, pero no sé cómo lo hace.
Son demasiado buenos, cálidos, azucarados y suaves como si alguna especie de
ángel los hubiera horneado.
—No estoy segura de que amenazar con arruinar a tu exnovia sea exactamente
la mejor idea. —Ella sale de un salto de mi camioneta y me espera frente a
ella—. Pero te apoyo.
Le tiendo mi mano.
—¿Qué puedo decir? —Hablo en voz baja, inclinándome hacia su oído—. Estoy
loco por ti.
—¿Vas a traer a algunos de tus amigos? —pregunta April. Ella le da una mirada.
Se encoge de hombros.
Puedo no ser un experto en cosas de mujeres, pero la mirada que la mejor amiga
de Ella me da me dice que estoy dentro, por lo menos eso dicen sus ojos. Ahora
todo lo que tengo que hacer es lograr que Ella esté completamente a bordo. No
quiero ser solo amigos que se enrollan después de que las luces se apagan y
todo el mundo se ha ido a la cama. Quiero algo legítimo con la chica que he
amado desde que era un niño pequeño. Después de todos estos años, todas las
cosas que pasaron entre nosotros, finalmente, se siente como que todo saldrá
bien.
Jason se ríe.
—¿Por qué no estáis todos en vuestros asientos? —grita con voz cantarina, y la
clase obedece cuando nos dejamos caer en nuestros escritorios uno por uno.
Solo tardo unos dos segundos en encontrar el perfil en línea de Kennedy, donde
ha lanzado su más reciente ataque virtual. La sensación de basura de antes se
siente más como ser golpeado con lava fundida en este momento.
No escucho ni una sola palabra de lo que dice la profesora cuando veo la idea
de Kennedy de “arruinarme”. Todos los buñuelos de antes amenazan con salir.
Me hundo en mi silla y trato de parecer lo más pequeño posible, pero con más
de un metro ochenta de altura, estoy seguro de que no funciona.
Mi corazón late en mi pecho mientras leo las palabras que escribí semanas
atrás. Fue después de nuestra primera cita y, posteriormente, nuestra primera
sesión de besos. Se quitó la blusa y rechacé sus avances, sobre todo porque se
sentía como si fuese lo que un caballero debería hacer.
Kennedy: Buenas noches.
Yo: Mira, lo siento si esta noche te ofendí. No quise herir tus sentimientos.
Solo pienso que, si voy a estar con alguien sexualmente, debería ser alguien
que realmente me interese, tal vez incluso ame.
Puedo sentir los ojos de todos en mí. Si esto es por lo que Ella pasó, es mucho
más fuerte que yo. Levanto la mano y pido tomar agua.
Cada ojo en el aula me sigue mientras salgo de la habitación tan rápido como
me llevan mis piernas. Una vez en el pasillo, estoy solo y finalmente soy capaz
de respirar.
Cuando terminé con ella, no fue por Ella. No dejé a Kennedy para enrollarme
con otra chica. La dejé porque era una persona horrible. Entonces, ¿por qué
siento que mi corazón está siendo atornillado mientras la culpa me consume
más con cada segundo que pasa? Kennedy puede ser malvada, pero también se
siente herida por haberme perdido. No quiero ser la causa del dolor de nadie, ni
siquiera de alguien como Kennedy.
Uh, bien.
"Gracias por el amor, xicos. Pero ya lo he superado. Tenía una cosa muy
pequeña si sabéis a qué me refiero. ¡Vamos por cosas mejores y MÁS
GRANDES! Xoxo!"
De acuerdo, ¿toda esa mierda que dije antes sobre no querer herirla? Olvídate
de eso. Se necesita toda mi fuerza de voluntad para no responderle y decirle que
mi cosa no solo A) no es pequeña, sino también B) no es como que la haya visto,
así que ¿cómo lo sabría?
Pero una discusión en línea con mi ex sería estúpida, así que me trago mi orgullo
y sigo caminando, con la esperanza de que una vuelta por los pasillos de la
escuela pueda ayudarme a calmarme antes de tener que hacer frente a mi
segundo período de clase de nuevo.
Asomo la cabeza por la esquina y encuentro a Ella y April sentadas con las
piernas cruzadas en el pasillo, una cartulina entre ellas y una docena de
marcadores de diferentes colores alrededor.
—Hola, guapo.
Cada músculo de mi cuerpo se siente atraído hacia ella y casi me olvido de por
qué estaba tan enfadado.
April me saluda: —Escucha, Ethan. ¿Es este el peor cartel que has visto o puede
salvarse?
—No, se ve terrible —dice April, colgando la cabeza—. Ugh, esto es una mierda.
—¿Para qué clase es esto? —le pregunto. Ella golpea el piso alfombrado junto a
ella y me siento, dejando que mi espalda se apoye contra la pared.
—Quizá pueda ayudar. —Me inclino y dibujo otro tiburón encima del de ellas,
haciéndolo lo suficientemente grande como para cubrir la mancha aterradora
en el centro del cartel. Después de unos minutos, sombreo el resto y utilizo un
marcador negro para darle más definición, algunos ojos y branquias.
—Ya era bastante malo antes del comentario del pene —digo, sacudiendo mi
cabeza.
—¿El qué? —dice Ella. Ella y April intercambian una mirada confusa.
Ella frunce el ceño mientras agarra su teléfono. Unos segundos después, April
murmura: —Guau.
Ella se ríe entre dientes.
—¿Qué quieres decir con eso? No voy a publicar una foto de mi cosa para debatir
con ella.
—No, esto termina ahora, Ethan. —Sus ojos brillan bajo las luces fluorescentes
y el tono de su voz envía un escalofrío por mi columna—. Si Kennedy Price quiere
guerra, le daré una.
22
Ella
Traducido por Lobeth
Corregido por Maga
Estoy sentada al lado de Ethan en una de las mesas de picnic que cubren el
patio fuera de la cafetería. Aunque le dije que no se preocupara por eso, compró
mi almuerzo así que no golpeo su mano cuando agarra una de mis patatas fritas.
—No hay problema. Amo sentarme al exterior —Toby destapa su Dr. Pepper y
toma un trago largo—. Además, Ethan dijo que sois geniales así que tenía que
venir a comprobarlo.
Toby niega.
—Exactamente.
Tomo la mano de Ethan y la giro para ver la hora en su reloj. Usa la oportunidad
de tener su mano tan cerca y aprieta mi muslo. Le doy un empujón.
El brazo de Ethan se tensa alrededor de mi espalda. Se ríe pero puedo decir que
no es genuina.
Los ojos de April están perdidos de forma soñadora y embelesada y aunque solo
ha conocido a Toby por veinticinco minutos, ya puedo imaginar los diez millones
de llamadas y mensajes que va a enviarme, toda embelesada y loca por él.
—Estoy hablando de esa hermosa chica sentada a tu lado. Necesita una cita.
—Sé de quién hablas —dice Toby, lanzando una sonrisa tímida a mi mejor
amiga—. Pero ya no necesita una cita.
April y Toby intercambian una mirada y de repente es como si fueran ellos los
que salen y no nosotros.
—Hablamos sobre el baile hace unos pocos minutos y Toby me pidió ir con él.
—Estabas justo aquí pero supongo que tú y Ethan estabais muy ocupados
haciéndoos ojitos de cachorro el uno al otro para daros cuenta.
April junta nuestra basura de la comida en una pila y se pone de pie, poniendo
su mochila sobre su hombro.
Asiente.
—Creo que esta es una joya, Ethan. Nunca te he visto así con otra chica.
—Suena bien.
—Estoy libre cualquier día, excepto el sábado —dice April. Parece haber crecido
unos trecientos centímetros ahora que tiene una cita para el baile—. Ella y yo
tenemos que hacer algunas compras para el baile.
—Deberíamos hacer algo después que hayan terminado de comprar —dice Toby,
soltando su agarre de nosotros—. Ethan y yo tenemos algunos diseños de
camisetas en lo que trabajar.
—Así que está resuelto —dice April. Llegamos a las puertas de la cafetería y
Toby la mantiene abierta mientras caminamos de vuelta a la multitud de idiotas
que les gusta mirarnos y reírse de nosotros—. Los chicos harán lo que sea que
vayan hacer mañana y nosotras iremos a comprar los vestidos para el baile.
Hace un pequeño meneo con sus caderas y camina al mismo ritmo de Toby
quien realmente parece interesado en caminar a clases con ella.
Entrelazo mi mano con la de Ethan, un acto que ahora se siente tan natural
como poner mi flequillo detrás de la oreja.
—No estoy segura de querer ir al baile —digo, ignorando obstinadamente todas
las miradas mientras nos dirigimos al quinto período.
—Así que esta cosa de empezar la guerra —dice Ethan como si no hubiera
escuchado lo que dije sobre el baile—. ¿Qué planeas exactamente?
***
Desde que papá no trabaja los sábados, en realidad llego a usar de lo que solía
ser mi coche. Toma unos minutos conseguir que el asiento y los espejos se
ajusten a mi gusto, pero una vez que estoy detrás del volante de nuevo, siento
la dulce prisa de tener el control de mi propia vida. Seguro, aceptar los
aventones de Ethan es divertido porque puedo sostener su mano, pero nada es
tan satisfactorio como salir a la carretera por tu cuenta, ir a cualquier lugar que
quieras.
Voy a la casa de April. Llegamos al centro comercial y April tiene la idea del
vestido para el baile resuelta en su cabeza. Llegamos a las primeras tiendas
especializadas, las que tienen diseñadores y vestidos de lujo que nunca
podríamos ser capaces de permitirnos, ni siquiera para el día de nuestra boda.
Según April, así nos enteraremos de qué se usa está temporada.
Luego, tomamos los estilos, colores y telas de las tiendas caras y miramos
vestidos similares en las tiendas más baratas.
Siento la suave tela y giro el vestido alrededor de la percha. La espalda cae hacia
abajo, nada sino tela desnuda cubiertas de filas de diamantes. Es tan hermoso,
la urgencia de probármelo es más profunda que mis fuertes sentimientos de no
ir al baile.
April sale del vestidor usando un vestido corto de color negro con un lazo de
satén grande en el trasero.
Arrugo la nariz.
—Creo que deberías poner esa cosa de vuelta a su lugar antes de que vomite.
Se ríe.
—Sí, creo que el vestido azul de hace dos tiendas es el vestido mágico. Solo estoy
haciendo la diligencia debida antes de comprometerme a algo. —Me apunta con
el dedo—. ¿Así que te vas a probar esa cosa, o qué?
Muerdo mi labio. El vestido es espléndido pero no hay manera de que mis padres
puedan pagarlo. Con los dedos temblorosos, alcanzo la etiqueta de precio. Se
vende por ciento cincuenta y cinco dólares.
Pongo los ojos en blanco y piso fuerte hacia el vestidor. En el momento que el
vestido cae sobre mi cuerpo, sé que es el vestido. Quiero decir, si había uno, si
estaba realmente segura de ir al baile. Se ajusta a mi cuerpo perfectamente y
sin importar la manera que dé la vuelta en el espejo de tres caras, parezco una
princesa Disney de la vida real. Y eso es decir algo porque no estoy usando nada
de maquillaje y mi cabello se encuentra en un moño desordenado.
Contengo un chillido.
Corre y toca los diamantes en los hombros. Todavía usando ese maldito vestido
negro.
—Es este. Y es súper barato. Oh, por Dios, tienes que comprarlo.
—Solo hornea más cupcakes —dice April—. Los gemelos cumplen años el
próximo mes. Conseguiremos que mi madre ordene y pague por adelantado.
—Sí, eso no va ser ciento cincuenta y cinco dólares, más el valor fiscal de los
cupcakes. Además, le doy un descuento porque es familia.
Me mira en el espejo.
Levanto un dedo.
April gime.
De camino a casa, April anda en su teléfono, examinando todas las selfies que
tomó de cada vestido que se probó.
Me acerco y apago la radio, desesperada por cambiar de tema. Este día comenzó
como un viaje aburrido para ver vestidos que no me importaban, pero terminó
conmigo anhelando como loca un impresionante vestido rosa que nunca seré
capaz de pagar.
Con la ayuda de Toby, diseño una camiseta para los niños de la guardería de
su madre. Quiere algo lindo e infantil para sus viajes de campo durante el
verano, así cada niño puede usar una camiseta que combine. Dibujar
caricaturas infantiles dándose la mano en un carrusel no es mi típico estilo de
obra artística pero, al final, quedan bastante bien. Definitivamente luce como
algo que usarían niños de guardería.
Fijo el precio lo más bajo posible así mi cliente puede pedir muchas camisetas
de forma barata.
Después, Toby observa mientras dibujo algunas ideas más que he tenido en mi
cabeza durante un tiempo. Trato de ceñirme a la cultura pop y cosas que son
populares en la escuela, aunque extrañamente, uno de mis diseños más
populares es lo que llamo la colección: Señales de tránsito. Dibuje un cartel
indicador verde y blanco en un poste, dándole un ambiente retro, y luego hice
uno para cada calle de la ciudad. Las personas las compran para representar
sus vecindarios y algunas asociaciones de propietarios me han encargado que
haga camisetas por encargo.
Las camisetas aburridas como esas no son exactamente lo que prefiero hacer,
pero traen dinero y, como futuro dueño de un negocio, estoy aprendiendo que
un ingreso constante no depende de qué te hace feliz.
Si tan solo pudiera convencer a mi padre de que sé lo que estoy haciendo y no
necesito enfocarme siempre en el maldito fútbol.
Cuando Toby por fin se va, estoy muriendo de ganas de salir con Ella. Regresó
de comprar hace unas horas, pero ha estado encerrada en la sala de juegos
trabajando en su proyecto político del presidente tiburón.
—Todo se ha ido ahora —dice, mirando la losa vacía que solía tener una casa
encima. Los equipos de limpieza han hecho un excelente trabajo eliminando
todos los rastros de la antigua casa.
Asiente.
Otro asentimiento.
Mira el vaso.
Se encoge de hombros.
—¿Cuánto cuesta?
—Demasiado.
—No.
Sonríe.
Sacude la cabeza.
—Aun así prefiero comprarlo yo misma, pero gracias por la oferta. Ni siquiera
estoy segura de querer ir al baile de graduación.
—Yo tampoco tengo muchas ganas de ir, pero después de ver esa foto, creo que
sería un crimen impedir que el mundo te vea con ese vestido. Además, es como
un rito final de la escuela secundaria.
—¿No te preocupa ser el rey del baile con tu ex? ¿Cómo va a funcionar eso?
Me encojo de hombros.
—Los chicos del equipo dicen que Decker Graham tiene más oportunidades de
ganar que yo. Así que estamos bien.
Me rio.
—Me han llamado cobarde3 tantas veces que la palabra ha perdido todo
significado.
—Sabes, no soy fan de usar la vagina de una mujer como insulto para un
hombre débil. —Sus fosas nasales se ensanchan—. Quiero decir, los bebés salen
de ahí. Las vaginas son fuertes y resistentes y son la única cosa que los hombres
aman más que cualquier otra cosa, así que ¿por qué demonios es eso un
insulto? —Pone una mano en mi hombro—. Deberías estar honrado de que te
llamen… bueno, no quiero decirlo.
—Bien.
Cuando éramos niños, Ethan tenía una lista de tareas que su madre hizo con
una pizarra magnética y pegatinas. Todos los días después de la escuela, Ethan
tenía que revisar la lista en la nevera para saber todas las cosas que debía hacer
antes de que pudiera jugar o ver la televisión. Una de las tareas permanentes
era poner sus platos sucios en el lavaplatos.
La señora Poe tiene este odio obsesivo hacia los platos sucios que quedan en la
encimera y en el fregadero. Me olvidé de todo eso hasta que Ethan toma nuestros
vasos vacíos de cerveza de raíz y los lleva a la cocina. Supongo que algunas
cosas nunca cambian. Puedes crecer y envejecer, ganar musculatura y conducir
una enorme camioneta, pero por debajo de todo eso, sigues siendo el mismo
niño que sigue las reglas de su madre. Sigue siendo el Ethan del que me
preocupaba hace tantos años.
—Aquí mi plan.
Me encojo de hombros.
Los ojos de Ethan brillan con una excitación que no he visto en años.
—Me gustan mucho más los pijamas de satén —dice. Mis pensamientos se
trastornan cuando me da un guiño—. Pero te sorprenderías. Las personas
compran todo tipo de cosas. —Añade un toque final al título de la imagen y
luego se inclina hacia atrás para admirar su trabajo—. Además, ya que sacamos
su nombre del diseño original y lo cambiamos por “chica humana”, esta
camiseta funciona para cualquiera. Personas de todo el país podrían ordenar
una para representar a la mega perra en sus vidas.
—Increíble. Me gustaría que vender cupcakes fuera tan fácil como subirlos
online —le digo con el ceño fruncido.
—Bueno, necesitas un sitio web para empezar. Entonces las personas pueden
pedirlos online y tú puedes hornearlos. Te lo digo, internet es la clave para tener
éxito en los negocios hoy en día.
Sacudo la cabeza.
—No puedo armar un sitio web hasta que tenga mi propia cocina. Además, hay
todo tipo de regulaciones de códigos de salud para los negocios de cocina. No
puedo hacer eso en tu casa, ni siquiera en mi propio apartamento después en
la universidad. —Hundo mi rostro en mis manos, mirando el suelo. Es tan fácil
dejarse atrapar por la idea de trabajar para uno mismo, empezar una panadería
y hacer realidad los sueños de repostería, un cupcake con glaseado de
mantequilla a la vez. Pero, en realidad, eso va a ser todavía más difícil que
sobrevivir a un ataque de tornado mientras estás sentada junto a tu enemigo
mortal.
—Ella, nada de fruncir el ceño —me dice Ethan. Rueda su silla de escritorio por
el suelo y me envuelve en un abrazo—. Podemos tener una descontrolada crisis
de carrera después de que nos graduemos. En este momento vamos a disfrutar
de la gloria de arruinar a Kennedy Price. ¿Quieres hacer clic en el botón de
finalizar?
Por lo que todo el mundo sabe, esta es solo una camiseta genérica para perras
genéricas.
—Oye, sabes que te vas a quedar con el dinero que gane, ¿verdad? —Ethan me
empuja con la rodilla.
—Pero es tu idea. Las camisetas dan cerca de cinco dólares cada una, así que
cualquier venta es tuya. —Sus ojos se iluminan—. Tal vez conseguirás suficiente
dinero para comprar tu vestido de fiesta.
Asiento.
—Acabas de vender tu primera camiseta, Ella Lockhart. —Sus ojos brillan con
travesura—. ¿Todavía te sientes mal?
Me muerdo el labio inferior. Su teléfono suena dos veces más mientras todavía
sigue en mi mano. Dos ventas más de la camiseta. Casi puedo imaginar la furia
de Kennedy cuando vea el nuevo diseño de la camiseta. Tal vez será finalmente
el punto de inflexión para hacerla darse cuenta de la persona egoísta y grosera
que es. Tal vez cambie su vida y la haga acceder a la parte de su cerebro que no
es una abusadora despreciable. O, incluso más probable, solo alimentará la
guerra que se inició entre nosotros, dándole más motivación para liberar todas
las municiones en su arsenal. ¿Tiene más mensajes embarazosos de Ethan para
compartir con el mundo? ¿O, Dios no lo quiera, fotos?
Ingredientes necesarios:
5 tazas de celos.
2¾ tazas de narcisismo.
17 años consentida4 (preferiblemente podrida).
1 chica humana.
Instrucciones: Mezclar los ingredientes con la chica humana. Añadir una dosis
pesada de prepotencia y privilegios antes de servirla a tus enemigos.
La beso antes del primer período y la observo girar en la esquina hacia su clase
de historia.
—Amigo —le digo a Toby, señalando su camiseta—. ¿Has pagado por el envío
urgente?
Asiente.
—Tengo que apoyar a mi chico, después de todo. Quería usarla antes de que
todos los demás tengan la suya.
—Genial.
—Estas camisetas son mucho mejores que la idea del cartel de Ella —dice April,
asintiendo hacia la camiseta de Toby—. Ya he escuchado a las personas decir
que van a comprar una. Parece que toda la escuela está de tu lado después de
tu pequeño desvarío social.
Pasamos junto a algunas chicas del consejo estudiantil colgando carteles del
baile en la pared.
—¿Sabes dónde venden ese vestido rosa? ¿Del que tiene una foto?
—Ya lo desearías.
Tomo una bandeja y la lleno con una rebanada de pizza, una soda, y algunas
patatas fritas con queso.
Ella pide patatas fritas con queso y agarra la botella de salsa, ahogando las
patatas en la cosa.
Voy a pagar por nuestra comida y ella extiende su mano para detenerme.
No voy discutir con ella en frente de la señora del almuerzo, así que pago por mi
comida y espero mientras paga por la suya. Es curioso que hace unas semanas
me molestara tanto que Kennedy esperase que le comprara todo. Ahora tengo
una novia que no necesita mi ayuda y todo lo que quiero hacer es regalarle todas
las cosas que quiera.
Afuera llueve, así que nos vemos obligados a sentarnos en la cafetería por
primera vez desde que somos pareja.
Toby aparece detrás de nosotros, su bandeja llena con tres perritos calientes y
pizza.
Me encojo de hombros.
—Sí, pero ahora tenemos a dos chicas hermosas con las que pasar el rato. Esa
mesa es un festín de salchichas que solo hablan del fútbol.
—Touché —dice April, levantando una mano con uñas rojas brillantes.
—Oh, Dios mío. —Ella finge atragantarse con su dedo, su bandeja de comida se
balancea en la otra mano—. ¿Quién eres?
April se ríe y mira a Toby. Algo pasa entre ellos y creo que es muy bueno que
parezcan gustarse tanto a pesar de ser una pareja extraña. Lo único que hice
fue elegir al mejor chico de mi grupo de amigos y presentarlos y ahora son una
cosa.
Mi rodilla toca la de Ella debajo de la mesa del almuerzo. Roba algunas de mis
patatas fritas a pesar de que tiene las suyas así que robo un trago de su té dulce
porque sé que puedo. Hemos vuelto a nuestras viejas costumbres de mejores
amigos, solo que ahora está el beneficio agregado (y más importante) de
conseguir enrollarnos.
—¿Qué cosa?
Hace girar la pajilla en su bebida y echa una mirada hacia Toby y April quienes
se ríen de un video en el teléfono de Toby.
—¿Kennedy tiene… otras cosas que podría usar contra ti? ¿Cómo más mensajes
o fotos sucias o algo así?
Asiento.
—Ah, ¿sí?
Le doy una mirada indefensa a Ella y lo sigo por el largo pasillo que conduce al
estacionamiento de estudiantes.
—¿Puedo preguntar qué sucede? —digo solo para romper el silencio—. ¿Estoy
en problemas?
Son las ventanas destrozadas las que llaman mi atención primero. Cada panel
de vidrio está roto. Los cuatro neumáticos cortados. Los faros se encuentran en
pedazos en el asfalto y el señor Reynolds tiene el descaro de decir:
—Sí. —Mi voz es pesada, mis puños me duelen de lo fuerte que los estoy
apretando—. Sé exactamente quién hizo esto.
26
Ella
Traducido SOS por Walezuca
Corregido por Dai
Pido usar el baño y luego corro a través del campus hasta la sala de ciencias.
Ethan camina entre dos aulas, sus hombros cerca de sus orejas y su expresión
lejana.
—Oh, no, ¿qué pasó? —Llego a mi bolsillo trasero, dándome cuenta demasiado
tarde de que dejé mi teléfono en mi mochila en clase—. ¿Qué publicó esta vez?
—Por supuesto que lo hizo. —El pecho de Ethan se levanta, con la mandíbula
apretada—. Sabes que lo hizo. Y, sin embargo, no hay ninguna maldita
evidencia para probarlo.
—Acabo de regresar de una reunión con el director donde dijeron que alguien
destrozó mi camioneta, pero no pueden saber quién. ¿Sabes esas cámaras de
los postes de luz? Resulta que no funcionan.
Me duele el corazón por Ethan, pero no puedo decir nada porque sé que ahora
se encuentra muy enfadado.
—Les dije que fue Kennedy e incluso llamaron a sus padres, pero se encuentra
en casa “enferma”, sí, claro. —Hace comillas en el aire con sus dedos—. La perra
se enfadó por nuestra camiseta y luego se vengó con mi camioneta. O tal vez
contrató a alguien más para hacerlo. Sabemos que lo hizo. Y ahora papá está
muy enfadado. Tuvo que conseguir una grúa para que remolcara mi camioneta
al taller.
Sus labios se presionan en una delgada línea mientras inhala una respiración
entrecortada.
—Aprecio el fuego en tus palabras, Ella. Eres una luchadora y eso es muy es
sexy. Pero tal vez deberíamos dejarlo pasar. Quiero decir, ¿qué sigue?
¿Contratar a alguien para que destroce mis rodillas con un tubo de metal?
Suspiro.
Niego.
Uso el teléfono de Ethan para revisar las redes sociales. Hasta ahora cada
aplicación que tiene se encuentra completamente libre de cualquier charla sobre
su camioneta destrozada.
Sonrío.
—No creo que nadie lo sepa. No se corrió la voz y tu camioneta se ha ido así que
nadie lo sabe. Y si Kennedy quiere publicar algo para decírselo a todos, la hará
parecer increíblemente culpable. —Le pongo una mano en el hombro y lo miro
a sus hermosos ojos oscuros—. No te preocupes. Esa perra no ha ganado nada.
***
La hora de la cena es un asunto estrictamente Poe esta noche ya que mis padres
trabajan hasta tarde. Papá tiene un turno de veinticuatro horas y mamá no sale
hasta las ocho. La tensión es alta cuando nos sentamos alrededor de la mesa,
y no es porque la señora Poe no nos dice todos los ingredientes de su pasta
vegetariana de berenjena.
El Señor Poe mira fijamente su tenedor de la cena como si hubiera hecho algo
para ofenderlo.
—Bueno, entonces tiene que ser un acto de violencia al azar —dice el señor Poe.
Sus cejas grises se unen—. Los chicos de hoy en día se sienten celosos de las
personas que tienen cosas bonitas. Probablemente ni siquiera les importa quién
es el dueño de la camioneta y solo querían ser salvajes.
Ethan suspira.
—Porque me odia por romper con ella. —Aparta el plato y deja caer el tenedor
sobre la pasta sin comer—. Sé que fue ella, pero dijeron que no hay pruebas,
así que no harán nada al respecto.
—Oh, cariño, no lo sabes con certeza. Probablemente fue al azar como dijo tu
padre.
Ríe sarcásticamente.
—Mamá, conozco mi vida. Fue Kennedy. Está enfadada conmigo por romper y
por no ir al baile de graduación con ella y ahora no es suficiente destruirme en
línea, tuvo que destrozar mi coche también. No tienes que creerme, pero es lo
que es.
—Háblale a tu madre con respeto —dice el señor Poe, su voz dominante retumba
sobre la mesa. Incluso Dakota se estremece y no es a quien le grita—. Puedes
pensar lo que quieras sobre quién destrozó tu camioneta, pero soy el que pagará
el seguro más costoso de ahora en adelante. Si realmente crees que la chica lo
hizo, entonces tal vez deberías dejar de salir con locas cabezas huecas.
—No hay necesidad de preocuparse por eso —dice Dakota. Toma un trago astuto
de su té dulce y nos mira a Ethan y a mí—. No creo que su próxima novia sea
tan loca como Kennedy.
—¿Próxima novia? —La señora Poe levanta una ceja—. ¿No sois vosotros dos…?
—Saliendo —dice, me lanza una sonrisa pícara—. Pero lo estamos tomando con
calma, por lo que no tenéis de qué preocuparos.
—¿Pensé que trabajabas hasta tarde? —digo al mismo tiempo que la señora Poe
dice:
—Oh, Dios mío, no hablemos de esto —digo, mirando el agua helada en el centro
de la mesa.
—No vamos a hablar de bodas, ¿de acuerdo? Sois demasiado jóvenes. Pero tengo
buenas noticias, Ella. Tu padre y yo encontramos una casa de alquiler.
Fuerzo una sonrisa. Hace unas semanas, hubiera estado en la luna por
mudarme de la casa de Ethan, pero eso fue, por supuesto, cuando lo odiaba.
Ahora la idea de no tenerlo en el pasillo por la noche me entristece. Por
supuesto, me doy cuenta de que las estudiantes normales de secundaria no
consiguen vivir con sus novios. Sin embargo, fue divertido mientras duro.
—¿Dónde? —pregunto, girando mi tenedor alrededor de mi comida.
—Genial —digo. Sé que mis padres se esfuerzan para que nos recuperemos.
Pero también sé que Kennedy tendrá un día de campo si descubre que estamos
viviendo en el lado oeste de la ciudad.
Ethan me abraza una vez que regresamos a la sala de juegos después de cenar.
La cercanía hace que todo mi cuerpo se caliente. Deslizo mis manos en las suyas
y dejo que mi cabeza caiga contra su pecho.
—¿Soy el único que piensa que es un poco raro cómo nuestros padres se
encargaron de descubrir que estamos juntos?
—No, eso definitivamente fue raro. —Me siento en el sofá y empujo mis rodillas
a mi pecho—. Es un poco raro que lo sepan. ¿Van a venir a interrumpirnos
constantemente para ver que no estemos enrollándonos?
—No sucederá.
—¿Y si hacemos más fácil que las personas consigan las camisetas? Tal vez
decirles a todos que las usen el mismo día, solo para hacerla enfadar.
—¿Segura?
Asiento.
—Tengo una mejor idea —dice Ethan, frunciendo el ceño ante la pantalla de la
computadora—. Tienen la opción de hacer que los beneficios vayan a la caridad.
Vamos a mantener el mismo precio, pero que los fondos sean donados a…
Una vez que todo se encuentra configurado, la página de compra en línea para
la camiseta tiene grandes logotipos de caridad por todas partes, lo que hace
claro al cien por ciento que los beneficios apoyaran a los animales del refugio.
Es catártico, ser una perra con la perra suprema, y mientras hago la publicación
en las redes tanto de Ethan como en todas mis cuentas, no me siento en
absoluto culpable.
¿Tu exnovia es una perra absoluta? Compra esta camisa y apoya a más
perros como ella. Pero la buena noticia es que, a diferencia de tu exnovia,
¡estos perros en realidad son capaces de ser amados!
27
Ethan
Traducción SOS y
corrección por Cat J. B
Pero no lo hice.
Así es como sucedió que escuché a Ella revelarle a su mejor amiga que estaba
indecisa porque aunque quería ese hermoso vestido rosa más que nada (incluso
más que suministros de cocina), pero no quería gastar todo ese dinero.
April le dio un montón de razones para comprar el vestido pero Ella dijo que no
tenía sentido gastar tanto dinero en algo que solamente usaría una vez. Luego
empezaron a hablar del baile de graduación y de cómo Ella sentía que no quería
ir si estaría todo el tiempo preocupándose por el dinero.
Así que sí, hice algo malo al escuchar una conversación privada, pero ahora
tengo una idea. Le envié un mensaje a Toby explicándole el plan así sabe que
tiene que seguirme la corriente con la mentira después de la escuela.
El día siguiente es bastante tranquilo. Hay un montón de ventas de camisetas
pero Kennedy sigue sin venir a la escuela, así que no he tenido que enfrentar
su ira todavía. Por supuesto, Ella y yo esperamos que haya aprendido su lección
y deje de molestarnos de una maldita vez.
—Así que, tengo malas noticias. —Dejo salir un suspiro y le doy una mirada
decepcionada.
—¿Qué tipo de malas noticias? No te sale humo por las orejas así que supongo
que no se trata de ya-sabes-quién.
—Nop, pero el entrenador va a extender la práctica de hoy como castigo así que
tengo que volver a la escuela después de dejarte en casa.
—Poe, ¿listo para ese entrenamiento extra? —dice, sonando exactamente como
si hubiera repetido nuestra mentira unas cincuenta veces en su cabeza antes
de decirla—. Hombre, va a ser un asco.
—Dímelo a mí —murmuro.
—Toby, no tienes que llevarme a casa. Puedo esperaros por aquí hasta que
hayáis terminado.
No parece estar de acuerdo con el viaje extra, pero no creo que sospeche que
soy un mentiroso.
—¿Seguro que es una buena idea? —Toby frunce el ceño cuando una canción
de Taylor Swift comienza a sonar en la radio y cambia de estación—. ¿Las chicas
no son malditamente complicadas con esas cosas?
—Ella no lo es. Ya sabe el vestido que quiere así que voy a comprárselo.
Toby sacude la cabeza como si ni siquiera pudiera creer lo raro que estoy siendo
ahora mismo.
Todas las dependientas nos ignoran mientras damos vueltas por la tienda,
probablemente asumen que hemos sido arrastrados aquí por alguna de las
chicas. Soy capaz de encontrar el vestido y después de mostrarle una foto de
Ella a una dependienta, nos señala la talla de vestido que necesita. Me siento
como el chico más genial del mundo cuando dejamos el centro comercial. ¿Y
qué si parezco un bicho raro llevando una bolsa con un vestido?
***
Ella finge tener arcadas cuando nos subimos a la camioneta de Toby el lunes
por la mañana.
—Dios, Toby, ¿qué hiciste aquí dentro para que huela tan mal?
—Accidentalmente dejé un poco de comida china ahí atrás anoche. No fue una
buena idea.
—Oh, qué asco —dice Ella. Aprieta su mochila con fuerza sobre su regazo y
pasea la mirada por el suelo del asiento trasero.
—No te preocupes, se ha ido —dice Toby con una risa. Apaga la radio—. ¿Cómo
van las ventas de la camiseta?
Aunque las últimas veinticuatro horas también han sido infernales porque no
le he contado toda la cosa del vestido. Toby piensa que debería decírselo pronto,
así no va a comprárselo, especialmente teniendo en cuenta que el baile es el
sábado, en solo cinco días.
Aunque estoy de acuerdo con él, nunca pude encontrar el momento correcto
para sacar el tema este fin de semana. Bien, quizás solo soy un cobarde. Parte
de mí teme que piense que soy raro o se enfade conmigo por comprar el vestido
en lugar de dejarla comprarlo ella misma. Pero en serio espero que piense que
es romántico. No tengo un montón de experiencia con el tema del romance y
estoy tratando de hacerlo lo mejor que puedo.
—Espero que no —digo, guiñándole un ojo a Ella—. Cuento con que este trabajo
sea mi carrera algún día.
Algo extraño pasa cuando entramos a la escuela. Generalmente los lunes son
perezosos. Los estudiantes se pasean por los pasillos como zombis, andando
con muy pocas horas de sueño después del fin de semana. Hoy, los pasillos
parecen iluminarse mientras camino. Me chocan los cinco, gritan de alegría, y
me dan medias sonrisas de superioridad como si compartiera un secreto con
cualquier persona que me mira.
—Tiene que ser eso —digo, notando lo mismo que ella. Un mar de camisetas
azules de exnovia loca. Están por todos lados.
—¿Qué cosa?
Algo sucede de camino al segundo período. Un frío fluye a través del aire,
relámpagos golpean a través del cielo y toda la felicidad es alejada para siempre.
De acuerdo, tal vez no sea tan dramático.
Una chica entra en nuestra clase a mitad del tercer período, entregando un
papel rosa al señor Martin. Él le echa un vistazo superficial y luego dice mi
nombre.
Se encoge de hombros.
Huelo su nube de perfume de bruja antes de verla y saber que está sentada en
el despacho del señor Reynolds. Bien. Todos estamos en problemas.
—Tomad asiento —dice el señor Reynolds. Gesticula hacia las dos sillas vacías
frente a su escritorio. Kennedy se sienta en la tercera. Una breve pausa se
produce cuando Ethan y yo tenemos un punto muerto, ninguno queriendo
sentarse junto a ella. Finalmente, cede.
—Ha llegado a mis oídos que los tres habéis estado participando en la
intimidación.
Kennedy jadea. No se parece a alguien que haya estado enferma toda la semana
pasada, pero supongo que nadie debía creer esa mentira de todos modos.
—No actúe inocente, señorita Price. Sé muy bien lo que ha estado sucediendo
en las redes sociales.
Ethan se aclara la garganta.
—Entonces sabrá muy bien que Kennedy ha estado intimidando no solo a Ella,
sino también a mí, y fue completamente no provocado. Todo lo que hice fue
romper con ella, amablemente podría añadir, y se volvió loca.
Los ojos de Reynolds se suavizan y casi parece estar de acuerdo con nosotros.
Pero luego se forman líneas profundas en su frente.
Ethan traga.
Ethan salta.
—Desearía que ese fuera el caso. Mi trabajo sería más fácil. Como yo lo veo, el
término intimidación se utiliza para definir todo tipo de acciones inapropiadas
y en el caso de tu tienda, creo que todos sabemos exactamente a quién apunta
con una camiseta específica. Es una camisa que he visto bastante en los
pasillos.
—Pero eso es… —dice Kennedy, moviéndose hacia atrás en su silla. Sus nudillos
blancos en los apoyabrazos.
—La noche del baile, sí, lo sé —dice Reynolds—. Los tres habéis perdido el
privilegio de ir al baile de fin de curso.
—¿Le importa si nos quedamos aquí un minuto hasta que se haya ido?
—pregunta Ethan. El señor Reynolds asiente.
Me cuesta respirar y mis lágrimas inundan mis ojos al pensar en la vida sin él.
Ethan deja de caminar y se vuelve hacia mí.
—¿Qué sucede?
Sacudo la cabeza.
—No, no te voy a dejar todavía. —Ethan toma mis mejillas en sus manos y esos
oscuros ojos misteriosos se vierten en los míos—. Estás llorando. Háblame.
—No pienses así —dice, retrocediendo para mirarme—. Baile o no, me gusta
este resultado mucho más que el otro, en el cual ya no éramos amigos.
—¿Sí?
Asiente.
—¿Decir qué?
—Uh, sí —digo, sin tener ni idea de adónde va con esto—. Es una buena cosa
que no lo comprara.
—Sí, lo es, porque, bueno —vacila, pasándose una mano por el cabello—. Este
no es exactamente el momento perfecto que esperaba, pero siento que debo
decírtelo ahora.
—Sí, debes porque me estoy volviendo loca por la anticipación. —Estrecho mis
ojos hacia él.
La campana suena, señalando el final del segundo período. Las puertas se abren
y los estudiantes salen corriendo y pronto estamos rodeados por el caos de la
escuela secundaria. Ethan se aferra a mis brazos, manteniéndonos cerca de los
armarios y hundiendo su cuerpo para protegernos de un ataque de brazos,
piernas y mochilas.
—De acuerdo, así que, sobre el vestido —dice de nuevo—. Lo compré para ti.
—¿Lo hiciste?
Asiente con ansiedad, como si estuviera más excitado por el estúpido vestido
que yo.
Se encoge de hombros.
—Primero —dice mamá, poniendo una mano en mi hombro—. Esa camisa era
divertidísima. Es una pena que te hagan quitarla.
—Era divertida. Pero sabéis que no podéis hacer eso. Sin embargo, el señor
Reynolds me habló de los mensajes en línea de Kennedy y eso es horrible.
Realmente es todo un personaje. Por supuesto, ¿quién puede culparla por estar
molesta porque el mejor chico de la escuela secundaria la dejó?
—Mamá, ew.
Ella sonríe.
—Bueno, tiene razón.
—Tienes que tener cuidado. Esa chica está enfadada y podría hacer que te
metan en más problemas.
—Sí, señora —digo, dejando caer mis hombros—. Este es un infierno con el que
hemos estado viviendo por unas semanas.
—Uf, ¡esto es tan estúpido! Siento que debo castigarte o algo así, ¿verdad? Pero
al mismo tiempo, no te culpo por lo que hiciste. Fue algo casi hilarante.
Me tiro en mi silla del ordenador e intento googlear ideas. Aunque sé que quiero
sorprender a Ella con una divertida y ultra romántica cita en la que pueda usar
su vestido, tengo exactamente cero ideas sobre cómo hacerlo. Afortunadamente,
tengo cuatro días para pensar en algo.
***
Mi alarma suena a las cinco de la mañana del sábado. Sabía que sería muy
penoso levantarse tan temprano, pero ahora que realmente sucede, es incluso
peor. Mis ojos duelen, mi cuerpo duele, y todo lo que quiero hacer es dormir.
Me quedé hasta muy tarde la noche pasada dando los toques finales a mi
sorpresa para Ella.
Aparto las sábanas cuando escucho que la alarma de Ella se dispara por el
pasillo. Tenemos que estar en la esquina de Main y Walnut Street a las cinco y
media para nuestro servicio comunitario. Lo único bueno de despertarse tan
temprano es saber que Kennedy tiene que hacerlo también. Ja.
Ella se frota los ojos y me mira, con la cabeza apoyada en el apoyacabezas del
Honda Accord de mamá.
Kennedy también está aquí, con un chándal negro y el cabello en una cola de
caballo. Nos evita como la peste y hacemos lo mismo. Ella y yo recibimos un
chaleco amarillo de la mujer a cargo. Su nombre es Pam y se parece
exactamente a una Pam, como alguien que ha visto mierda de la buena y alguien
con quien sabes que no quieres cruzarte.
Recuerdo cuando Kennedy me hundió las garras por primera vez. Había estado
solo y aburrido y se sentía como una buena cosa que hacer en ese momento.
Debería haber pensado más en ello. Investigarla con mis amigos para
asegurarme de que no estaba loca. Estoy seguro de que habría fallado esa
prueba y yo habría podido alejarla, evitando todo este drama en primer lugar.
Ella y yo elegimos una pequeña mesa de picnic y nos sentamos uno al lado del
otro.
—¿La has estado frotando en tu rostro? Sabes que solo se supone que lo tienes
que poner en la bolsa, ¿verdad?
Me da un puñetazo en el brazo.
Una sombra cae sobre nosotros y ambos levantamos la mirada para ver a la
misma abeja reina, con una bolsa de almuerzo de papel en su mano.
—Mira. Lo siento.
Pasan más segundos. Realmente no sé qué decir. Todo es demasiado raro para
las palabras y aparentemente Ella siente lo mismo.
Kennedy suspira.
—Sé que no merezco que aceptes mis disculpas o algo así, pero lo siento mucho.
Mis padres me hicieron ver a este terapeuta la semana pasada y supongo que
se podría decir que mis ojos se abrieron a lo horrible que fui con vosotros.
—Mira fijamente su bolsa de almuerzo y muerde su labio inferior—. Realmente
lo siento. Ethan, solo quería una experiencia perfecta en la escuela secundaria
y supongo que las presiones de ser popular fueron demasiado. No soportaba la
idea de no ser la mejor de la escuela. Cuando me dejaste solo… me rompí.
—Traga e inspira profundamente y, por primera vez, se ve realmente sincera—.
Lo perdí totalmente y no es tu culpa. Mi terapeuta dice que puse demasiado de
mi corazón en ser popular y me rompió. —Gira su mano en el aire—. Al parecer
les sucede mucho a las adolescentes. No lo sé.
—De nada. Realmente lo siento. Quiero decir, sé que nunca seremos amigos o
cualquier cosa, pero ¿podemos simplemente tener una tregua?
—Gracias. Aunque después de oler toda esta basura realmente no tengo mucho
apetito.
Todo lo que sé es que se supone que debo vestirme con el precioso vestido rosa
que me compró y estar lista para irnos a las seis. Dakota rebota alrededor del
dormitorio ayudándome a prepararme. Tiene una sonrisa incluso más grande
que la mía, sin embargo, la sinvergüenza no se molestará en decirme ninguno
de los detalles secretos que sé que sabe.
—¿Qué labial debo usar? —le pregunto a Dakota mientras sostengo dos
opciones. Son los dos únicos labiales que poseo ahora, ya que estaban en mi
bolso el día del tornado.
Dakota es una gran peluquera para tener solo trece años. Me peina con grandes
y ondulados rizos y rocía mi cabello con algún tipo de spray que promete la
apariencia de “el cabello de playa perfecto”.
—¿Por qué? —pregunto, estrechando los ojos—. ¿Por qué tendría que atarme el
cabello? ¿A dónde vamos?
—No puedo decírtelo. Ahora vete —dice, agitando las manos hacia la puerta de
su dormitorio—. Ve a mostrarle al mundo lo bien que te ves.
Pongo los ojos en blanco y respiro hondo. Ahora que estoy a punto de bajar las
escaleras y ver a Ethan, estoy un poco más que nerviosa. Estoy hiper-nerviosa.
Mierda.
Mis ojos nunca se alejan de Ethan mientras camino cuidadosamente por las
escaleras alfombradas. Mamá y la señora Poe inmediatamente me llenan de
elogios, pero eso es lo que hacen las mamás. Lo que realmente me importa es la
reacción de Ethan. Es perfecta; sus ojos se arrugan en las esquinas cuando
alcanzo a tomar su mano.
Ethan y yo gemimos al unísono, pero cedemos y dejamos que las madres hagan
lo suyo. Después de unas cinco millones de fotos, incluyendo algunas con
Dakota haciendo caras ridículas, nos permiten marchar.
Asiente y luego hace el mismo movimiento de cerrar los labios, como si todos
estuvieran de acuerdo en mantenerlo en secreto.
Miro a Ethan.
Se encoge de hombros.
El coche se aleja y una música suave comienza a sonar. Toby lanza un brazo
alrededor de los hombros de April.
—¿Sorprendida?
Toby y April están acurrucados al otro lado de la limusina, así que realmente
no me siento culpable por ello.
Después de un corto trayecto en coche, puedo ver el Lago Conroe por la ventana.
Nos detenemos en un puerto deportivo y el conductor aparca. Salimos de la
limusina y un chorro de aire caliente de verano sopla mi vestido y cabello por
todo el lugar.
—Sí, esto va a ser mucho mejor que el verdadero baile —dice Toby.
—Entonces, ¿qué hacemos aquí? —pregunto—. Por favor, dime que no vamos a
nadar con nuestros vestidos.
—¿Qué piensas?
Levanta un hombro.
—El mejor baile de graduación del mundo —digo, inclinándome para besarlo.
Sabe a té dulce y canela y cuando me alejo, un poco de mi lápiz de labios está
en sus labios. Me río y se lo limpio con los dedos.
—Gracias por esto —digo, apoyándome en él. Una canción lenta comienza a
sonar y Ethan y yo nos balanceamos con la música.
En algún momento, April dice mi nombre. Levanto mi cabeza del pecho de Ethan
y la veo apuntándonos con una cámara.
—¡Sonríe! —dice.
TRADUCCIÓN: CORRECCIÓN:
a.Rene Blaire R.
Angela C. Bella’
Coral Black Cat J. B
Katherin Coral Black
Lobeth Dai
MariiCH Light Feather
SoulOfRainbow Maga
SOS:
REVISIÓN:
Cat J. B
Dai & Coral Black
Coral Black
Walezuca
DISEÑO:
SiriumYem