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Lecciones en el arte de

vivir
La ética de Fernando Savater refractada por
sus obras juveniles
A rienda suelta y El gran laberinto

M.H. de Meijere

Tesina final del master Literatura y Cultura Occidentales


Universiteit Utrecht

Número de estudiante: 9803904

Lecciones en el arte de vivir 1


Profesora: Dr. S.I.M. Herpoel

Julio del 2006

Lecciones en el arte de vivir 2


Índice

1 Introducción 3
La paradoja de la posmodernidad 3
Savater demócrata 4
Savater escritor 5
Savater filósofo 7
Estructura e hipótesis del presente trabajo 8

2 La ética según Fernando Savater 10


2.1 Contexto socio-político 10
2.2 Definición ‘Savateriana’ de la ética 12
2.3 Aplicaciones principales de la ética 15
La verdad 16
El placer 17
La política 18
La educación cívica 19
La humanidad 20
Lo contingente 21

3 A rienda suelta como refractor de la ética 23


3.1 Contenido del relato 23
3.2 El tema de la libertad 24
3.3 Análisis a lo largo de las seis elecciones recomendadas 25
Actitud crítica ante la mentira 25
El juego como arma 26
Mensaje político 27
Falta de elementos educativos 29
Lo humano frente a lo animal 29
No acento sobre lo contingente 31

4 El gran laberinto como refractor de la ética 32


4.1 Resumen y estructura de las aventuras 32
4.2 Libertad de ser, pensar y expresar 33
4.3 Análisis a lo largo de las seis elecciones recomendadas 35
Buscando la verdad: razón contra miedo y prejuicio 35
El placer como arma contra el destino 37
Luchar por una política basada en libertad y verdad 38
Educar a los lectores: estimular a leer y pensar 39
Humanizar y humanizarse 41
Bello y significativo es lo contingente 42

5 Conclusiones 44
El mensaje moral en los diferentes libros 44
El desarrollo de las ideas 47
Las técnicas de comunicar las ideas 48

Bibliografía 50

Lecciones en el arte de vivir 3


1 Introducción

La paradoja de la posmodernidad
Vivimos una época curiosa en Occidente. Mientras los mass media nos
exponen a una corriente infinita de noticias, modas, tendencias e imágenes
y la nueva tecnología nos permite comunicarnos las 24 horas por día con
contactos conocidos y desconocidos en cualquier lugar del mundo, mientras
nuestro bienestar económico y político lleva a nuestro alcance la realización
de los proyectos más fantásticos como viajes a medida a la Antártida, y la
ciencia casi ha resuelto el misterio de la vida humana, o sea, en una época
en que hasta lo más absurdo se ha convertido en posibilidad, se habla de la
decadencia de la cultura occidental1. Y no sin razón, concluimos, tras hacer
una breve excursión mental por la esfera familiar en los domicilios donde
generaciones de niños crecen frente a la tele y donde padres no saben
enseñarles a sus hijos el significado de la palabra respeto. Añadimos que ‘el
40% de los progenitores reconoce no saber manejar los conflictos de
convivencia familiar’, como revela El País a partir de una encuesta de la
Fundación de Ayuda contra la Drogadicción, y que para colmo el planeta se
precipita hacia el ocaso por nuestro descuido y perturbación del sistema
ecológica de que formamos parte, y ya entendemos por qué el ensayista
Luis Racionero puso El progreso decadente como título a su libro sobre el
siglo veinte2.

¿Cuál es la causa de tal paradoja? Y, más importante, ¿cómo podríamos


mejorar la situación? ¿Acaso tengamos demasiadas libertades? Por cierto no
es fácil vivir con tantas libertades, con tantas posibles elecciones, y
además, aunque los derechos andan en boca de todo el mundo, no sabemos
muy bien cuáles son los deberes que estos mismos derechos implican.
Buscamos valores, una guía, una norma, una barandilla al lado de nuestro
camino, en esta época de las posibilidades infinitas más que nunca: he aquí
1
Eso no es nuevo: ya en 1918 anuncia el histórico alemán Oswald Spengler la
decadencia de la civilización occidental en su obra famosa Der Untergang des
Abendlandes. Causa y desarrollo de tales sentimientos de crisis podrían ser tema
interesante de otro trabajo.
2
Racionero, Luis. El progreso decadente. Repaso al siglo XX. Madrid: Espasa Calpe,
2000.

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el papel primordial que podría y debería desempeñar la ética, y sobre todo
una ética que arraiga en concienciación, compromiso y educación, como la
de Fernando Savater, filósofo y escritor de la escena pública española de
hoy.

En este escrito intentaré explicar en qué consisten según Savater la ética y


sus aplicaciones para vivir mejor. Pero sobre todo quiero investigar a lo
largo de estas páginas qué mensaje ético lleva su narrativa para los
jóvenes, y cómo emplea o utiliza el autor esos textos narrativos juveniles
como medio de comunicación para establecer un diálogo con una
generación que necesita aprender cómo vivir y convivir lo mejor posible en
nuestra sociedad actual y multicultural, asumiendo las responsabilidades
que implica la ciudadanía en una democracia posmoderna.

Savater demócrata
Ya desde la transición surge el nombre de Fernando Savater en los debates
y polémicas de la vida pública española. Durante años contribuía en el País,
y nunca duda a opinar sobre cualquier asunto de interés general, siempre
con una buena dosis de humor y acompañado por su sonrisa. Gracias a su
autobiografía Mira por dónde. Autobiografía razonada 3 conocemos las
respuestas a numerosas preguntas en torno a quién es ese hombre alegre y
agudo. En San Sebastián, donde nació Fernando Fernández-Savater Martín
en 1947, se despliega su infancia feliz, entre las peripecias de aventuras
reales y sobre todo imaginarias, a través de los numerosos tebeos y libros
de aventuras que leía. ‘No podría contar mi vida sin hablar de lo que he
leído. La lectura ha sido mucho más importante que otras muchas cosas’,
afirma el autor (Pereda:25). Ya en el bachillerato soltó su mejor conclusión
filosófica: que veníamos al mundo para ser felices (López:67), y él mismo
interpreta este meta ganándose la vida con lo que más le apasiona, es decir
leer, escribir y hablar.

Viviendo en el País Vasco, primero oprimido bajo el franquismo y después


aterrorizado por ETA, era imprescindible que despertara su interés por el
tema político. Aunque siempre ha sido ‘free floating intellectual’ (Smith:95),

3
Madrid: Taurus, 2003.

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es decir que nunca formaba parte de grupos políticos, sus modestas
acciones subversivas en su época universitaria, cuando fue ‘un
antifranquista declarado y confeso’ (López:65), resultaron en que le
mandaron tres veces a la cárcel. Esperando que el País Vasco adelantara en
la democratización de España, colaboró con Euskadiko Ezkerra, Herri
Batasuna y el diario Egin, pero pronto el nacionalismo de los vascos empezó
a molestarle. Savater era uno de los primeros que advertía en los años
setenta para el carácter terrorista de ETA. Los artículos que fue publicando
se volvieron cada vez más polémicos, y por lo tanto su posición en la
Universidad del País Vasco fue insostenible, y se fue a Madrid, donde ahora
es catedrático de filosofía en la Complutense. Miembro del foro de Ermua y
de la plataforma ¡Basta ya! sigue luchando contra el nacionalismo
(López:66), sobre el que tiene las ideas claras. ‘One caracteristic of Savater
is the privileging of geographical place over genealogical identity’, dice
Smith, basándose en Contra las patrias, ‘for Savater identity (…) should be
(…) based not on the fossilized past but on the unpredictable future’
(Smith:96,100). En efecto, sin sangre vasca el autor se siente plenamente
donostiarra.

Según Savater, no basta condenar la violencia de ETA, sino también apoyar


inequívocamente el Estatuto, la Constitución y el Estado de derecho español
(Posada:2). En 2001 publicó Perdonen las molestias. Crónica de una batalla
sin armas contra las armas4, en que Savater reflexiona sobre el problema
de los crímenes etarras e intenta movilizar la sociedad contra ellos. El libro
es un conjunto de escritos publicados originalmente en El País entre 1999 y
2000, que no sólo constituye ‘un lúdico discurso contra el terrorismo’
(Posada:2), sino que también forma una invitación universal a defender la
democracia que ‘no se circunscribe a la realidad española’ (Posada:1).

Savater escritor
Desde la edición de su tesis doctoral sobre el filósofo rumano Cioran en
1974, quien ganó fama en España por las traducciones de Savater, Savater
ha publicado decenos de libros. Más conocidas son sus obras filosóficas
sobre la ética, como La tarea del héroe, Ética como amor propio, Invitación

4
Madrid: Ediciones El País, 2001

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a la ética, El valor de educar y El valor de elegir, pero también escribió
novelas detectivescas y psicológicas, cuentos, teatro, ensayos, escritos
periodísticos y un gran número de textos difíciles de clasificar. Curioso es
por ejemplo el librito La infancia recuperada, algo entre narración, recuerdo
y ensayo, que trata de hacer volver la sensación gozosa que le provocaron
las novelas de aventuras de su juventud. Otro libro ‘ex-género’ es Criaturas
del aire, que consiste en una serie de monólogos de personajes ficticios de
la literatura. Cada voz habla desde su condición de personaje novelesco
sobre temas como el destino, la muerte y el amor. Pese a su gran
productividad, el autor ‘no duda a reconocer que le cuesta la creación
literaria’ y es consciente de que ‘la mayoría de sus libros llevan fecha
urgente de caducidad’ (López:66).

El constante en toda la obra tan diversa de Savater es su estilo claro y


abierto. ‘Steeds getuigen zijn boeken van een resoluut anti-dogmatisme,
een uitbundige vitaliteit, een politiek anarchisme en een groot zwak voor de
negatieve keerzijde van de filosofische traditie’, escribe Crego (Crego:36). Y
Espada añade que precisamente ese estilo ‘ha hecho de Savater uno de los
modelos literarios del castellano contemporáneo’. En la opción estilística de
Savater, que describe como ‘vivísima, limpia, toda fibra’, dice Espada que
‘hay también una ética.’ (Espada:9).

Para alguien que afirma la importancia impar que han tenido su infancia y
primera juventud en cuanto a su formación personal, y cuyos recuerdos
más felices están relacionados con la lectura en esa fase, parece inevitable
que se dedique más tarde o más temprano a la escritura para jóvenes. De
hecho, Savater ha publicado varios libros juveniles e infantiles, entre ellos A
rienda suelta y El gran laberinto. También cabe mencionar aquí dos libros
de tipo ensayo que dedicó a su joven hijo Amador, y con que dijo querer
estimular el desarrollo de ‘librepensadores’. Ética para Amador y Política
para Amador son destinados para lectores en la edad entre trece y
diecisiete años, y forman una especie de manual para aprender a pensar y
valorar independientemente.

Savater filósofo

Lecciones en el arte de vivir 7


Savater mismo no se considera filósofo de verdad, porque le repelan el
lenguaje opaco y los textos académicos rellenos de notas a pie de página:
‘Acabé siendo un simple profesor de Filosofía; no un creador ni un
verdadero filósofo como Spinoza y Nietzsche. No sé alemán ni griego… me
aburren las tesis y las notas eruditas’ (Mira por donde:66). Por lo tanto, no
escribe para una elite de intelectuales, sino que intenta hacer la ética
accesible para un público más amplio. Siempre ha ocupado una posición
más bien ambigua entre el mundo académico y el gran público: ‘Savater is
conspicuous not only for his contribution to philosophy proper (…), but for
his ambiguous position as a professional intellectual, charting and creating a
contested space between the university and the more general public sphere’
(Smith:94). Aunque diga: ‘no tengo ninguna propuesta revolucionaria’ y
‘tampoco he inventado nada’ (Savater, en Argueta:5), su gran mérito en
cuanto a la ética es la claridad con que explica el tema. Dice por ejemplo en
una entrevista: ‘Moral es nuestros valores y ética es la reflexión de esos
valores, la comparación con otros o con el pasado’ (Argueta:5). Es ‘esa
agudeza crítica fascinante y aclaradora, que ha convertido a Fernando en
una referencia irrenunciable de la vida civil española’ (Pereda:20).

Nuestras sociedades occidentales son sociedades de consumo, no sólo de


cosas, sino también de ideas, dogmas, eslóganes etc. Para contrarrestar
eso, Savater se dedica a introducir la filosofía en la sociedad, que hace
precisamente el contrario. Es decir, la filosofía estimula a la gente a
preguntarse cosas en vez de ofrecerles respuestas de tipo take-away. ‘Lo
que trato es de (…) despertar el interés en la reflexión de esos temas
[moral, ética] en los jóvenes,’ afirma Savater. ‘No darle a los jóvenes unas
normas o dogmas de lo que deben pensar, sino decirles que (…) es
importante valorar; que no es importante vivir de un modo o de otro, sino
que es importante buscar un arte de vivir’ (Argueta:5). La educación de los
ciudadanos, y no sólo de los jóvenes, le parece de una importancia
fundamental, ya que ‘la educación (...) es preparar a la gente para vivir en
sociedades que cambian y que desconciertan’ (Savater, en Pereda:28).
Nuestro mundo es cada vez más un mundo urbano, ‘un mundo de
desarraigados, de gente que ha venido’ (Savater, en Pereda:28), y esta
convivencia no es fácil.

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Estructura e hipótesis del presente trabajo
El presente trabajo trata por un lado de exponer las ideas de Savater
respecto al ‘arte de vivir’, o ¿cómo vivir lo mejor posible? Al explicar su
filosofía me basaré sobre todo en El valor de elegir, uno de sus ensayos
filosóficos. Elijo esta obra por que es el más reciente ensayo sobre la ética y
por tanto contendrá la visión más completa y up-to-date del autor sobre
este tema. De hecho, Savater comentó que El valor de elegir forma ‘el
núcleo en cuanto [ha] escrito’ 5. Adornaré las teorías éticas con ejemplos
que ha mencionado el autor con respecto al tema durante entrevistas o en
otros libros o artículos.

Tras trazar el mensaje ético de Savater, investigaré hasta qué punto y


cómo este mismo mensaje se exhibe también en dos de sus libros
destinados para un público juvenil: el relato infantil A rienda suelta y la
novela juvenil El gran laberinto. La opción por estas dos obras arraiga en el
hecho de que las dos son textos narrativos de ficción que cuentan una
historia desde el principio hasta el final, y son, en este respecto,
comparables. Y más, como se trata de un libro bastante temprano –A
rienda suelta se publicó en 1987- y del más reciente, podría presentarse un
cierto desarrollo temporal de las ideas éticas, lo cual puede interesarnos.

Las hipótesis de este trabajo de investigación son:


 Primero, los dos libros narrativos juveniles ‘refractan’ la ética de
Savater, es decir, el relato y la novela forman un medio para
transmitir y concretizar su filosofía
 Segundo, comparando las dos obras, se ve un desarrollo de dichas
ideas; en el relato encontramos el esbozo de ciertas ideas, que
vemos más elaboradas y más reconocibles en la novela.

El método que utilizaré para analizar los libros, será buscar en ellos, aparte
de una moraleja o un tema principal morales, los seis elementos de la ética
de Savater que explicaré en el siguiente capítulo.

5
En el forro de la edición de VE antes mencionada.

Lecciones en el arte de vivir 9


2 La ética según Fernando Savater

2.1 Contexto socio-filosófico

Para interpretar mejor la filosofía de Savater, y para entender que su


filosofía es tanto producto de como reacción a su tiempo, es útil considerar
el campo filosófico y sociológico actual en que el filósofo actúa.
Aproximadamente alrededor del 1980 el mundo del consumo entra en la
llamada era posmoderna, época que el sociólogo francés Gilles Lipovetsky
designa como ‘la era del vacío’6 y que se caracteriza por una ‘seducción
continua’ cuya estrategia ‘se identifica con la sobremultiplicación de
elecciones que la abundancia hace posible con la latitud de los individuos
sumergidos en un universo transparente, abierto, que ofrece cada vez más
opciones y selecciones libres’ (Lipovetsky:18). Esta seducción lleva a cabo
un proceso de individualización, ya que convence a cada individuo que sea
agente libre de su tiempo y que pueda modular su propia vida sin
‘imperativo categórico’ (Lipovetsky:19), eligiendo libremente las
combinaciones de la oferta infinita que mejor le convengan en la realización
de sus deseos. La seducción ‘construye nuestro mundo y lo remodela según
un proceso sistemático de personalización’ (Lipovetsky:19). Como veremos
en este capítulo, la ética de Savater precisamente tiene previsto tender una
mano a cada uno en su incesante confrontación individual con aquello
torbellino de opciones.

El propio yo, entonces, ha ganado mucha importancia a lo largo de las


últimas décadas: la moda es ser más uno mismo. Como afirma Lipovetsky,
Narciso ha llegado a ser el ‘símbolo de nuestro tiempo’, con el resultado de
que ‘la sensibilidad política de los años setenta ha dado paso a una
‘sensibilidad terapéutica’’ (Lipovetsky:49,53), que se manifiesta en un
entusiasmo por el conocimiento personal, ejemplos de lo cual son ‘la
proliferación de los organismos psi, técnicas de expresión y de
comunicación, meditaciones y gimnasias orientales’ (Lipovetsky:53). No

6
Título del ensayo que publicó en 1983 con el título original de L’ère du vide.
Lipovetsky, Gilles. La era del vacío. Ensayos sobre el individualismo
contemporáneo. Barcelona: Editorial Anagrama, 2002.

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sólo se trata de un protagonismo del yo psicológico, sino también del
cuerpo. ‘Su cuerpo es usted, existe para cuidarlo, amarlo, exhibirlo, nada
que ver con la máquina’ (Lipovetsky:30), dice Lipovetsky, describiendo ese
fenómeno. El ensayista Luis Racionero escribe:
‘Creo que el bienestar económico que han traído los noventa no tiene sentido si
no se usa como trampolín para el desarrollo de la persona total. Cada cual sabe
lo que le piden el cuerpo, la inteligencia, los sentidos, el alma, y, lo más
importante, todos ellos juntos. La economía y la política no sirven para nada si
no están al servicio del desarrollo del potencial humano, y no de las masas, sino
de cada uno en exclusiva. Particularizar la libertad, individualizar la democracia
es el uso civilizado del ocio que se nos viene encima’ (Racionero:177).

Esa tendencia, que acentúa el cuidado del propio cuerpo y el desarrollo


personal de cada uno, también se reconoce en la filosofía de Savater.

Surgen voces que advierten para los peligros de tal individualismo. Vicente
Verdú describe en su introducción de Síndromes modernos7 nuestra
sociedad como una que, ‘perdido su destino, se disgrega en un archipiélago
de individuos’ (Verdú, en Pérez:10). ‘¿Encontrar una razón que vuelva a
cohesionar la sociedad, que anime el porvenir, que conceda sentido a las
vidas? El autor [Pérez Jiménez] se inquieta ante la ausencia de ideas
capaces de sacar a la colectividad del armario, de dar vigor a la solidaridad
y la razón’ (Verdú, en Pérez:10). Parece que la sociedad actual ha perdido
la moral. Racionero afirma que en el siglo XX ‘hemos sufrido –o gozado-
ambas cosas simultáneamente: progreso en lo tecnológico, decadencia en lo
moral’ (Racionero:13).

También se nota en la sociedad contemporánea la tendencia a una


indiferencia, o hasta una apatía. ‘Dios ha muerto, las grandes finalidades se
apagan, pero a nadie le importa un bledo’ (Lipovetsky:36). Él lo explica por
el exceso de opciones: ‘Nuestra sociedad no conoce prelación, codificaciones
definitivas, centro, sólo estimulaciones y opciones equivalentes en cadena.
De ello proviene la indiferencia posmoderna, indiferencia por exceso, no por
defecto’ (Lipovetsky:39). Pérez Jiménez comparte la misma opinión: ‘No es
extraño que el proceso de llevar a los hogares más que quinientos canales
de televisión se haya frustrado a la vista del desinterés de los posibles
7
Pérez Jiménez, Juan Carlos. Síndromes modernos. Tendencias de la sociedad
actual. Madrid: Espasa Calpe, 2002.

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consumidores’ (Pérez:68). Con la desaparición de los grandes ‘métarecits’’ 8
han desaparecido también la autoridad del cuerpo docente en la enseñanza,
donde ‘los jóvenes vegetan sin grandes motivaciones ni intereses’
(Lipovetsky:39), y el interés auténtico en la política que, según Lipovetsky,
hoy en día se puede comparar con el interés por las apuestas, el parte
meteorológico y los resultados del fútbol. Esta es una tendencia a que
Savater se opone, con una filosofía que sugiere despertar intereses, sobre
todo en los jóvenes, y evocar una conciencia de la responsabilidad política
de cada ciudadano. Algo típico de Savater es que no recomienda
comprometerse con el mundo para un mundo mejor, sino para una vida
mejor. La ‘contradicción cultural del capitalismo’, que Racionero plantea en
la forma de las preguntas existenciales ‘a qué hemos venido, a trabajar o a
pasarlo bien, a sufrir o a ser felices?; ¿quién quiere mortificarse si puede
disfrutar?’ (Racionero:163), a Savater no le lleva lugar a dudas.

2.2 Definición ‘Savateriana’ de la ética

El diccionario de la RAE define la ética como ‘parte de la filosofía que trata


de la moral y de las obligaciones del hombre’. Si fuese unívoco qué es la
moral y en qué consisten esas obligaciones, la misma ética no existiría.
Durante miles de años los hombres han procurado dar su parecer sobre el
asunto, trabajando sobre las obras filosóficas de predecesores y dándole el
toque personal de sus propios ingenios. Sin lugar a duda, hay que
considerar la ética de Savater un eslabón en una cadena de pensamiento
filosófico, arraizado en la tradición occidental. Si escribo ‘según Savater’, en
muchas ocasiones seguramente no es sólo según Savater sino también
según Cioran, Heidegger, Nietsche, Voltaire, Platón y muchísimos más
pensadores renombrados o desconocidos; sin embargo, como este capítulo
trata meramente de exponer el contenido de las ideas filosóficas de Savater
y no de indagar sus orígenes, me baso sólo en la obra de él, sin referir a los
filósofos que sin duda le han inspirado.

8
Término de Lyotard. Lyotard, J.-F. La condition postmoderne. Paris: Les éditions
de minuit, 1979.

Lecciones en el arte de vivir 12


El núcleo de la ética según Savater es la noción de la libertad humana. En
su ensayo El valor de elegir9 explica este planteamiento partiendo de la
observación que las teorías sobre nuestros orígenes suelen presentar al
hombre como ‘sub-dios’ o ‘super-animal’, porque resulta difícil definir el
hombre a partir de un concepto que le sea específicamente propio. Al
comparar el hombre con los animales llama la atención la ausencia de una
especialización. Cada animal está perfectamente equipado para llevar a
cabo el comportamiento específico de su especie; el hombre sin embargo no
tiene un comportamiento específico. Estamos programados en cuanto la
parte biológica de nuestra vida, es decir, comemos y nos multiplicamos
(aunque incluso ahí influye la voluntad), pero la mayor parte de nuestras
acciones las hacemos sin cumplir ningún programa determinado. Ellas
brotan simplemente de nuestro libre albedrío. Esta libertad de elección es
precisamente lo que especifica el género humano frente a los animales. El
humano es el único animal que no sólo actúa a causa de la realidad, sino
que es pro-creador de la realidad misma, en que inventa proyectos teniendo
en cuenta posibles futuros. Basta considerar la mera existencia del
condicional y del subjuntivo en nuestra lengua para ver como los seres
humanos intentamos ‘prever jugando con lo imprevisible’. (VE:19)

La parte no-biológica de nuestra vida es el componente clave de la vida


humana que Savater llama ‘la vida simbólica’. Vivimos entre y a través de
símbolos, cuyo ejemplo más importante es nuestro uso del lenguaje.
Pretendemos preservar la vida no sólo en el sentido de perpetuar la especie,
sino también en el sentido de transmitir a las nuevas generaciones el
lenguaje y a través de él los logros de generaciones anteriores: leyes,
valores, conocimiento científico etc. En otras palabras, queremos perpetuar
también nuestra existencia simbólica, muestra de nuestra libertad. Con este
fin dejamos rastro en el mundo. Savater clasifica como obras maestras de
la libertad humana la norma social, la técnica y el lenguaje. La norma social
se refiere al conjunto de leyes y costumbres con que construimos un ámbito
en el que vivimos de modo protegidos y donde podemos por lo tanto
‘desarrollar elecciones que no sean siempre a vida o muerte’ (VE:90). La

9
Savater, Fernando. El valor de elegir. Barcelona: Editorial Ariel, 2003. Todas las
referencias a esta obra, abreviada como VE, se refieren a esta misma edición.

Lecciones en el arte de vivir 13


cultura es entonces tanto el producto de nuestra condición de seres activos
como el requisito de la misma, ya que permite que reservemos nuestra
capacidad cerebral para libremente elegir y inventar acciones. La sociedad
es ‘nuestra prótesis básica para luchar desde la libertad contra el destino’
(VE:90), donde el destino se define como nuestra temporalidad, o sea el
hecho de que vamos a morir. La técnica sirve la misma causa: es ‘un
conjunto de prótesis libremente elegidas e inventadas para resistirse al
menos parcialmente a nuestro destino’ (VE:96). El lenguaje, por fin, es la
institución que lo hace todo posible.

Para poder vivir esa vida simbólica hace falta aprender un arte de vivir, o
sea una ética, que según Savater consiste en dos partes: el cuidado de
nuestro organismo, y el reconocimiento de la humanidad de nuestros
semejantes para que ellos confirmen la nuestra. Los humanos, como no
estamos completamente programados, tenemos que proponernos fórmulas,
estilos y planes de vida, y eso continuamente exige decisiones entre ‘los
proyectos del menú’ (VE:35). Por lo tanto hemos inventado la ética como
una especie de guía: elegimos (por lo menos hasta cierto punto) lo que nos
parece ‘ético’, o sea ‘bueno’ para nosotros mismos y para el prójimo, ya que
el premio más grande que la vida puede ofrecernos es la alegría que viene
de relaciones afectivas con nuestros semejantes. Queda claro que esa ética
no determina por completo cómo hay que vivir: ‘las pautas del arte de vivir,
como las de cualquier otro, ofrecen un esquema orientativo y evaluativo
que, sin embargo, nunca podrá sustituir la proairesis del sujeto y – por
llamarlo así – el ‘toque personal’ con que afronta en ese preciso instante la
irrepetible y frágil singularidad de su existencia.’ (VE:61)

Sin embargo, pese a la existencia de tal ética, los humanos hemos optado
en innumerables ocasiones por ‘lo malo’. Volvamos al término ‘la moral’ de
la definición de la ética en el diccionario. Según Savater la moral podría
definirse como el conjunto de comportamientos y normas que aceptamos
como válidos; la ética es la reflexión sobre por qué los consideramos
válidos. Como no existen un Bien y un Mal absolutos, pero quedan lo bueno
y lo malo según qué y según para qué, la ética exige aprender a valorar. Y
la incertidumbre respecto al resultado de nuestras decisiones, no hay otro

Lecciones en el arte de vivir 14


remedio que aceptarla. La libertad de elegir acciones implica
responsabilidad para los resultados, aunque no podamos conocerlos
completamente en el momento de la decisión. Los humanos sufrimos con
esta fatalidad y siempre hemos querido sólo ser responsables en caso de
mérito, pero aliviar la responsabilidad en casos de culpa, diciendo que eran
las circunstancias que nos forzaron a optar por el mal. Este ‘determinismo
parcial’ ya lo encontramos en los escritos de Sócrates, que sostiene que la
esencia de la maldad reside en la ignorancia. Cuando el humano conoce lo
bueno, siempre lo prefiere a lo malo. Savater tiene una idea del hombre
menos inocente y opina que el sujeto humano, por una especie de debilidad
de la voluntad, opta conscientemente por lo malo, aunque sepa que hay
otra opción mejor. Él explica eso a partir de nuestra ‘existencia simbólica’
que nos somete a la venganza, la envidia, la ambición etc. como
motivaciones de actuar. ‘Nosotros no sólo deseamos, sino que también
deseamos desear ciertas cosas y no otras.’ (VE:79)

Con todo, la ética según Savater es un concepto bastante individualista, que


procura ayudarnos en asumir ‘la responsabilidad creadora de escoger
[nuestro] camino’ (EA:71)10, con el fin de ser felices. La ética, dice él, ‘no es
más que el intento racional de averiguar cómo vivir mejor’ (EA:76).

2.3 Aplicaciones principales de la ética

En este párrafo procuro destacar en qué consiste según Savater vivir lo


mejor posible, en práctica. Él nos lo enseña en El valor de elegir por medio
de seis ‘elecciones recomendadas’ (VE:101): seis ‘opciones libres
argumentadas’ (VE:12) con que explica cómo aplicar la ética en el mundo
que nos rodea. Esas elecciones recomendadas son la verdad, el placer, la
política, la educación cívica, la humanidad y lo contingente. Éstas
constituirán después la base de los análisis de las dos obras narrativas.

La verdad

10
Savater, Fernando. Ética para Amador. Barcelona: Ariel,1991. Todas las
referencias a esta obra, abreviada como EA, se refieren a esta misma edición.

Lecciones en el arte de vivir 15


La verdad, argumenta Savater, tiene adversarios de varios tipos: hay por
ejemplo quienes dicen que la verdad es una construcción social que, sujeto
al poder y al discurso predominante, cambia cuando éstos cambian de
mano; otros apoyan la opinión que no tenemos las medidas como para
jamás decir algo razonable sobre lo que es la verdad. Pero estos
argumentos sólo valen si el punto de partido es una Verdad Absoluta.
Savater se opone a ellos, explicando la noción de verdad como una
posición: ‘la verdad es siempre verdad aquí y ahora, respecto a algo’
(VE:108), y añade que el que una supuesta verdad puede resultar
equivocada no quiere decir que ‘la pretensión de verdad sea siempre
infundada’ (VE:115); todo lo contrario: ‘la posibilidad misma de
equivocarnos implica también que es posible acertar: si nada fuese verdad,
tampoco nada podría ser falso.’ (VE:116) Su consejo, entonces, se puede
resumir como: rechaza la mentira y elige la verdad.

Lo verdadero, según Savater, es lo real; es decir, lo que coincide o


corresponde con la realidad. Eso implica que, para poder hablar sobre
‘elegir la verdad’, hay que aceptar ‘algún tipo de realidad objetiva’
(VE:110), lo cual no quiere decir que sólo haya una. Al contrario, como
existen realidades distintas, hay varios ‘campos de verdad’ (VE:112).
Algunos de estos son muy estrechos, como por ejemplo el campo de verdad
de los datos históricos, los hechos físicos, cuyas ocurrencias pueden
verificarse. ‘Lope de Vega nació en Madrid en 1562’ (VE:111) es un ejemplo
de esa categoría. Lo verdadero de hechos de este tipo es casi indudable. Un
poco más impreciso ya es el campo de verdad a que pertenecen frases
como: ‘Lope de Vega es el autor de Fuenteovejuna’ (VE:111). Aquí hace
falta un consenso sobre lo que significa (o significaba en sus días) ‘ser
autor’; sin embargo, también en este caso podemos satisfacer el campo de
verdad con bastante nitidez. Un tercer campo que menciona Savater es el
de las emociones y opiniones. La frase ‘Lope de Vega es el mejor
dramaturgo de su época en España’ (VE:113) puede o no puede ser verdad,
pero incluso en casos como éste, un dictamen puede resultar ‘verosímil o
inverosímil’ (VE:113). Podemos, entonces siempre acercarnos a una verdad,
aunque sea optando por lo que menos falso nos resulta. A Savater le
molesta y hasta indigna el interés por los fenómenos paranormales que

Lecciones en el arte de vivir 16


últimamente rellenan la pantalla a base diario. No entiende la necesidad de
buscar milagros, lo sobrenormal y el rechazo de la física que estos
fenómenos implican, cuando, como dice él, el mundo tal como es ‘debería
bastar para mantener activo, asombrado y curiosa el espíritu cuerdo’
(VE:106).

El placer
Recomienda entregarse al placer, no para conseguir o huir de algo, sino
simplemente para disfrutar y así ahondar la vida. La noción del placer que
empleamos aquí es una muy amplia: Savater se refiere tanto a los placeres
‘intelectuales’ como el arte, el humor, la conversación, como a los placeres
‘corporales’11 como los efectos gozosos del alcohol, del tabaco, de las
drogas, del sexo, de la buena comida, etc. Incluso Séneca, dice,
recomendaba la ‘conveniencia ocasional del exceso’ (VE:128). Se opone con
fervor a los puritanos que temen el placer como algo inculto, culpable o
indecente, refiriéndose no sólo a la iglesia que, según el autor, hasta hace
poco prescribía y sancionaba los placeres respectivamente aceptados y
considerados groseros o perversos. También hoy en día, dice, existe la
tendencia de contrabalancear los goces con sus connotaciones negativas,
aunque vivimos ‘la institucionalización del hedonismo por vía del consumo’
(VE:132). Los ‘inquisidores’ de hoy son las instancias que promocionan las
dietas para siempre permanecer joven y delgado, las campañas contra el
tabaco, la guerra contra las drogas, y Savater menciona incluso algunos de
los remedios preventivos indicados contra el sida. Él, en cambio,
promociona el carpe diem, es decir la habilidad de encontrar todos los
placeres de hoy, sin olvidar que ‘lo placentero no es el huevo, ni la
hamburguesa, ni la salsa, sino lo bien que tú sepas disfrutar con lo que te
rodea.’ (EA:154)

Lo que le molesta en este sentido es el estado clínico, es decir, un estado


que nos impide tomar drogas y nos advierte constantemente de los efectos
peligrosos de tabaco, alcohol, grasas, la vida licenciosa etc., y que así
quiere garantizar la felicidad de los ciudadanos. Según Savater, eso sólo

11
Si es que se puede categorizar los diferentes placeres, ya que al final todo se
trata de péptidos.

Lecciones en el arte de vivir 17


sería preciso si la sociedad fuese una máquina que debe funcionar bien.
Entonces los particulares ‘cuerpos-máquinas’ tendrían que funcionar lo
mejor posible, por un período de tiempo más largo posible. Pero si
consideramos, como Savater, la vida como una aventura, un experimento,
cada uno puede hacer de su vida lo que quiera. Ensayista y crítica Charo
Crego dice: ‘Dat is een leven vol risico’s en zonder gegarandeerd resultaat,
maar juist aan die inzet ontleent het zijn waarde, en die gaat verloren zodra
het individu zijn vrijheid wordt ontnomen, of –erger nog- het zijn vrijheid
overdraagt aan een allesbedisselende, koesterende staat’ (Crego:38). Ese
estado clínico, opina Savater, ‘is gestoeld op de angst voor de vrijheid en
een geringschatting van de menselijke wil’ (Crego:39).

La política
Recomienda elegir la política, para aprovechar lo máximo de nuestra
libertad activa y para aumentar la libertad de más gente posible. En cada
sociedad libre se defienden ideas políticas que podemos suscribir o
rechazar, y ambas opciones implican intervención. Si nos sometemos a la
situación sociocultural en que hemos llegado favorecemos su consolidación;
si no, tomamos parte en su renovación. Savater estimula despabilarse y
optar por ‘aumentar lo más posible el consenso sobre las instituciones
sociales’ (VE:144) con la meta de ‘ciudadanía’: integración social basada en
compartir los mismos derechos. Él antepone esta noción con lo que
considera una tendencia actual peligrosa, la ‘etnomanía’. Es de opinión que
los diferentes grupos sociales sólo pueden convivir si reconocen la
humanidad como vínculo social común más fuerte que él de los lazos de
sangre o de una tradición cultural. No cabe dudar que el caso vasco haya
influido en esa convicción. Con todo, aconseja optar por un sistema político
que se empeña por globalizar la humanidad.

El sistema apto para conseguir eso es la democracia. ‘La democracia (…) es


un instrumento de la comunidad para defenderse de (…) los que quieren
volver a convertirnos en tribus a los que ya somos ciudadanos’ dice Savater
en una entrevista (Pereda:21). Mientras por todo el mundo los pueblos
luchan como para convertirles a los indígenas en ciudadanos con todos los
derechos que merecen, ‘en el País Vasco pasa un fenómeno

Lecciones en el arte de vivir 18


verdaderamente notable:(…) a los ciudadanos de pleno derecho se los
quiere convertir en indígenas’ (Savater, en Pereda:21). Y este fenómeno no
se confine al País Vasco sólo. También en otras regiones del país pasan
cosas parecidas, como ‘esos reconvertidos del bolchevismo, que se han
hecho musulmanes integristas y cosas así, porque en Andalucía te
encuentras muchos de estos defensores de las gilipolleces étnicas más
patéticas. Esa es la gente que luego tiene que educar…’ (Savater, en
Pereda:21). Con todo, es precisa defender la democracia contra esas
tendencias.

La educación cívica
Para conseguir lo anterior, o sea para ser y crear reformadores de modo
más eficaz posible, recomienda elegir la educación cívica. En la sociedad
democrática, todos practicamos política, somos todos gobernantes, y por
eso es imprescindible una educación cívica que prepare al ciudadano para
vivir con los demás en una democracia y que le enseñe poder distinguir
entre lo justo y lo injusto y deliberar sobre el rumbo político a seguir. Así se
combate y resuelve la ignorancia, que Savater considera la amenaza más
peligrosa de la democracia. Los ignorantes son aquellos que no saben
argumentar ni comprender los argumentos o demandas sociales de otros;
aquellos que carecen de ‘un mínimo sentido de los derechos y deberes que
supone – e impone – la vida en sociedad más allá de las adhesiones
patológicas a la tribu o la etnia.’ (VE:153-154) El peligro reside en que
ellos, con su derecho a voto, se opondrán a renovaciones que secundaran
algunos intereses o deseos de su grupo a los derechos humanos. Tolerancia
es una palabra clave en la sociedad democrática, pero no debe significar
que todas las opiniones son igualmente respetables. Lo que precisamente
tendría que procurar la educación es conseguir que los ciudadanos tengan
‘la capacidad de elegir, preferir y desechar.’ (VE:162) El objetivo de la
educación es la ‘reproducción social consciente’ (VE:158), para establecer
sólo lo mejor de la cultura democrática.

‘La educación’, dice Savater, ‘es preparar a la gente para vivir en


sociedades que cambian y que desconciertan’ (Pereda:28). Nuestro mundo
es cada vez más un mundo urbano, ‘un mundo de desarraigados, de gente

Lecciones en el arte de vivir 19


que ha venido’ (Pereda:28), y según Savater lo importante no es de dónde
hemos venido, sino a dónde vamos a ir juntos, y ‘con qué reglamento’. Por
eso, la mentalidad ‘etnicista’ a que nos referíamos antes le parece lo peor
que puede ocurrir en cuanto a la educación. ‘La educación hace falta porque
esa convivencia es difícil. Todos los niños y todos los seres humanos somos
racistas espontáneos. El racismo no es una cosa inhumana y monstruosa,
es lo normal. (…) ‘La educación es, precisamente, ir en contra de una serie
de espontaneidades incompatibles con la vida civilizada y suscitar otras,
sobre todo, en un mundo que cada vez es un mundo menos obviamente
natural’ (Pereda:29). Por lo tanto, la educación cívica tiene un papel
primordial en nuestra sociedad actual.

La humanidad
En el párrafo anterior ya refería a la reciprocidad de las relaciones
humanas: Savater plantea que nos hacemos humanos los unos a los otros,
y por tanto recomienda elegir la humanidad. La noción de humanidad, que
en el siglo pasado ha llevado a la proclamación de los derechos humanos, a
finales del siglo parece encontrarse en crisis. Surgen objeciones contra el
concepto de humanidad. Algunos críticos le atribuyen una ‘fijación
tradicionalista’, indicando la tendencia de llamar humano aquello que se
consideraba humano antes. Según esta opinión la humanidad sería nada
más que un fósil cultural de tiempos pasados. Otros, digamos los
ecologistas radicales, tienen dificultad con el ‘antropocentrismo’ que implica
el término, y abogan por una visión más modesta de los humanos como
animales entre los demás. Savater no tiene demasiado respeto para esta
opinión, y destaca en varias ocasiones que precisamente la pequeña
diferencia genética entre los humanos y los animales, muestra cuánto dista
el hombre de ser un animal como los demás. Elegir la humanidad significa
para Savater optar por la solidaridad ante el sufrimiento de semejantes, el
respeto ante el enigma de lo humano y su libertad de elección, y tercero la
‘autolimitación’ en cuanto a la tecnología. No deberíamos querer construir
todo sólo porque podemos, ya que la técnica ‘debe estar al servicio de
nuestros valores, no dictarlos.’ (VE:175) La tecnología siempre nos ha ido
desplazando, pero nunca debería eso llevar a que nos consideramos ‘meros
remedos de nuestros propios simulacros’ (VE:167). Recomienda ‘que lo

Lecciones en el arte de vivir 20


humano busque la humanidad bajo la pluralidad de sus manifestaciones
(…), que nunca los unos sean artificial manifactura de los otros’ (VE:177).

Con respecto a la tecnología, son sobre todo algunos aspectos de la


biotecnología a que el autor se opone, porque chocan con el misterio de lo
humano. Rechaza la clonación, ya que, según él, crea ‘una disimetría
fundamental entre los seres humanos, porque hay unos que programan y
otros que nacen programados’ (Savater, en Pereda:25), y eso ‘no tiene
nada que ver ni con el progresismo, ni con una sociedad mejor, ni con
nada’, según Savater. En general, no está de acuerdo con la tendencia de
realizar los deseos de cada uno – hay gente que quiere casarse con su
perro, hay quien come cadáveres de niños y quiere hacer un show en la
tele, hay lesbianas sordas que quieren tener un hijo sordo por clonación
(Pereda:24) – sólo por que no hay una ley que lo impide. Todo eso le
parece ‘un disparate y una aberración absoluta’ (Savater, en Pereda:24).
Aunque es verdad que no hay leyes sobre la permisión de cada acción
imaginable, debería haber una conciencia ética en cada humano sobre la
conveniencia de ciertas acciones.

Lo contingente
Recomienda, por fin, elegir lo contingente en vez de buscar lo absoluto.
Explica el afán por lo absoluto como una nostalgia, propia de nuestra época
posmoderna, a los grandes relatos de antes. ‘Despertamos de las religiones,
descreemos de los dogmas pero no perdemos su énfasis, la nostalgia
lacerante de su énfasis.’ (VE:179) Tendemos a hacer trascendental aquello
(el Amor, la Verdad, el Sentido etc.) cuyo encanto justamente reside en su
contingencia. Lo eterno no puede amarse, lo irremediable no puede
celebrarse. Si buscamos siempre el Sentido sin llegar a conocerlo nunca,
bloqueamos justamente la satisfacción de ‘las cosas que aportan sentido
limitado pero auténtico a la vida.’ (VE:183)

¿Cuáles son entonces esas cosas? Se trata precisamente de lo contingente,


de los disfrutes y retos a nuestro alcance. Para ilustrar cómo el hombre
suele imposibilitar su disfrute y boicotear los sentidos de la vida, Savater

Lecciones en el arte de vivir 21


cita a Odo Marquard, quien escribe que el hombre que busca el Sentido con
mayúsculo
‘no quiere leer, sino que quiere sentido, no quiere escribir, sino que quiere
sentido, tampoco quiere trabajar, sino que quiere sentido, ni quiere
holgazanear, sino que quiere sentido, ni quiere ayudar, sino que quiere sentido,
no quiere cumplir obligaciones, sino que quiere sentido, (…) no quiere familia,
sino sentido, no quiere Estado, sino sentido, no quiere arte, sino sentido, no
quiere economía, sino sentido, no quiere compasión, sino sentido, etc.’
(Marquard)12.

Está claro que semejante actitud nunca llevará a ningún sentido.

12
Marquard, O. Apología de lo contingente. Valencia: Institució Alfons el Magnànim,
2000.

Lecciones en el arte de vivir 22


3 A rienda suelta como refractor de la ética

A rienda suelta13 es un relato para niños desde los diez años, que se publicó
en 1987. Como suele ocurrir con libros infantiles, poca atención ha sido
prestada a su publicación y no existe material secundario. Sin embargo, el
relato nos interesa precisamente por su condición de libro infantil, dirigido a
un público abierto y receptivo. En este capítulo voy a investigar, tras dar un
breve resumen del contenido, si y cómo el cuento funciona como refractor
de la ética de Savater, a lo largo de su definición general de la ética y las
seis elecciones recomendadas.

3.1 Contenido del relato

El relato cuenta la historia del pueblo Nubelejos, cuyos habitantes viven sus
vidas tranquilamente sin preocuparse de lo que ocurre por el mundo.
Después de esbozar a dos personajes principales, el caballo perezoso
Alcornoque y su jinete Samuelín, Savater presenta al pueblo de Nubelejos
del Mar atendiendo su gran afición común, es decir unas carreras de
caballos. Virtuosamente dibuja en pocas páginas el ambiente entre los
espectadores y en los cuadros, presentando un par de neologismos típicos
del habla de los nubelejanos para poder citar mejor sus gritos de ánimo
durante la carrera. Todo esto se puede considerar como introducción de la
historia y los personajes. Luego viene otro capítulo de talante diferente, que
interrumpe un poco la trama, aunque ésta aún no haya empezado de
verdad. Se trata de una descripción del sistema político de Nubelejos, y
cuenta un incidente que ocurrió cuando el alcalde quería introducir un tipo
de nacionalismo entre los municipales. Volveré a este tema más adelante.

Después comienza la verdadera historia, con la llegada de invasores


desconocidos, ‘los Fantasmas Azules’, que aterrizan en Nubelejos con una
especie de OVNI negro de forma mariposa. Ellos anuncian que los
nubelejanos serán desde entonces su cómplice en la guerra contra ‘los
13
Savater, Fernando. A rienda suelta. Madrid: Anaya, 1987. Todas las referencias
de la obra, abreviada como RS, se refieren a esta edición.

Lecciones en el arte de vivir 23


Fantasmas Verdes’, y además apresan a cinco jóvenes que tendrán que
luchar. Tras este planteamiento de la situación problemática y la primera
reacción del pueblo sorprendido, lo que queda es la solución. El pueblo se
alza, aturde a los enemigos para salvar a los prisioneros y sabotea la
mariposa enorme. El gran final consiste en una carrera entre uno de los
invasores que ha logrado escapar con el mejor caballo del pueblo, y
Samuelín que, montado en Alcornoque, le persigue y derrota para así
devolverle la libertad al pueblo de Nubelejos del Mar.

3.2 El tema de la libertad

El fondo claramente ético del relato se advierte en el tema de la libertad. El


planteamiento principal es el de recuperar la libertad del pueblo, superando
el miedo. A través de un par de contrastes entre el pueblo antes y después
de la llegada del opresor, Savater destaca en qué consiste esta libertad. Es
decir, primero, en poder elegir quién es su líder en vez de aceptar a un
desconocido quien impone su poder por medio de la amenaza. El alcalde de
Nubelejos es ‘elegido cada año por votación’ en la que participan ‘todos los
nubelejanos mayores de edad’ (RS:25). El ‘coup’ de los desconocidos
consiste en aparecer de sorpresa con un objeto volante impresionante y
gritar en voz ‘enérgica y dominante’: ‘Quiero ver a todos aquí en seguida. Si
no, será peor…’ (RS:43-44), o sea que se trata de un poder impuesto.

En segundo lugar, la libertad consiste en tener una política que tiene


previsto el bienestar, el beneficio y la libertad misma de la gente, en vez de
una política que se dedica a mandarles a luchar en las guerras desconocidas
de otros pueblos desconocidos. O sea, una política que respete la libre
voluntad y la libre elección. Del alcalde los vecinos esperan en primer lugar
‘que organice relinchonamente las carreras de caballos de ese año’ (RS:27),
y el mismo alcalde se siente motivado de facilitarle a su pueblo lo que le
agrada, pensando que ‘si lograba inventar cualquier cosa realmente genial,
a lo mejor hasta volvían a elegirle alcalde al año siguiente’ (RS:29). El
comandante de los ‘Fantasmas Azules’, en cambio, utiliza su poder para
forzar al pueblo a servir su causa:

Lecciones en el arte de vivir 24


‘Oíd bien, oídme sobre todo los jóvenes que estáis en edad de empuñar armas:
os traigo la oportunidad de alistaros en el ejército de los invencibles Fantasmas
Azules. No desaprovechéis la ocasión. No os atreváis a desaprovecharla
¿entendido?’ (RS:52).

Aquí los deseos y gustos del pueblo no juegan ningún papel.

Y, tercero, la libertad del pueblo significa poder expresar sin miedo a castigo
una opinión, en vez de seguir órdenes. Aquí cabe mencionar el ejemplo de
la reacción del pueblo a la propuesta del alcalde de introducir una bandera
nubelejana. En vez de aceptar esa idea, que le parece equívoca, la gente
aparece el día siguiente con tantas diferentes banderas ‘como nubelejanos
hay en este mundo’ (RS:36). Este acontecimiento resulta en que se aceptan
todas las banderas como banderas de Nubelejos y por lo demás queda sin
consecuencias. Precisamente lo opuesto ocurre bajo el poder de los
Fantasmas. Un joven que expresa su disgusto sobre una decisión de éstos,
recibe el filo de una cimitarra bajo la barbilla y apenas se salva la vida. Por
medio de estas antítesis entre lo que se puede llamar una democracia y una
dictadura, A rienda suelta despierta en los jóvenes lectores una percepción
de lo que es la libertad.

3.3 Análisis a lo largo de las seis elecciones recomendadas

Actitud crítica ante la mentira


Aunque el libro no estimula directamente a elegir la verdad, lo que sí
predica es una actitud crítica ante la mentira, y sobre todo la mentira
política. Los vecinos de Nubelejos, los héroes o ‘buenos’ del relato,
obviamente no aceptan las mentiras con que los intrusos justifican sus
acciones, como la siguiente serie: ‘no tenéis nada que temer de nosotros. Al
contrario. ¡Os traemos la gloria y la fama!’ (RS:46), ‘habéis tenido la gran
fortuna de que os hayamos encontrado’ (RS:48), ‘hay que estar con ellos
[los Fantasmas Verdes] o con nosotros. ¡Y los que no están con nosotros
están con ellos, y recibirán también su merecido!’ (RS:51) , ‘¿verdad que
queréis conquistar el mundo?’ (RS:49) y ‘ganaréis la fama inmortal’
(RS:49). El hecho de que desde el principio la gente expresa su disgusto,
con silbidos reprobatorios (RS:50,56-57) o intentando dialogar (RS:50-52),

Lecciones en el arte de vivir 25


muestra que nadie resulta ser persuadido por esas palabras mentirosas.
Por lo demás, al relato le falta la profundidad como para contener o iniciar
una búsqueda de verdades.

El juego como arma


Recordemos que para Savater elegir el placer significa saber disfrutar con lo
que nos rodea, para aumentar la calidad de vida. Esto lo vemos reflejado en
A rienda suelta en un tipo de placer específico, es decir la transformación de
la realidad en juego, que desempeña en el relato el papel de un arma
contra todo lo desagradable. En el retrato del pueblo antes de la llegada de
los enemigos el elemento de juego está siempre presente y eso es lo que
más caracteriza el ambiente agradable. Varios ejemplos ilustran eso. La
afición del pueblo son las carreras de caballos, un juego en sí, que
‘juguetizan’ incluso más, haciendo apuestas. Juegan también con el
lenguaje, haciendo bromas de palabras y adornándolo con neologismos
derivados del mundillo hípico, como ‘relinchón’ y ‘coz’ (RS:16). Samuelín,
que antes había cruzado el mundo y montado en los mejores hipódromos,
‘cuando llegó a Nubelejos se sintió a gusto y decidió quedarse para siempre’
(RS:12), ya que el ambiente apacible y jugador del pueblo correspondía
bien con su carácter: ‘prefería sonreír amablemente a fruncir el ceño’
(RS:12). En el proceso de votación para elegir al nuevo alcalde los
pueblerinos participan ‘con más ganas de juerga que de redención’ (RS:25),
y además hay una extensa descripción de un grupo de niños jugando
‘cazadores y tigre’ con un perro pastor, que sirve para ilustrar que ‘todos lo
pasaban el mar de bien, empezando por Bocazas [el perro]’ (RS:40).

También se ve entre los nubelejanos la tendencia de trabajar lo menos


posible y disfrutar más, una filosofía que Savater en varias ocasiones ha
afirmado apoyar. Sobre el caballo Alcornoque se comenta por ejemplo que
‘a menudo, en pleno entrenamiento para las carreras, se dejaba caer
lánguidamente al césped y se estiraba a su placer; el entrenador corría hacia él,
preocupado, pensando si se había roto una pata, y se lo encontraba haciendo la
siesta’ (RS:10).

Las enfermedades que los que sospechan ser nombrados para el cargo de
alcalde se inventan es otro ejemplo de la misma tendencia, y le parece
absolutamente comprensible al narrador que ‘la mayoría prefieran disfrutar

Lecciones en el arte de vivir 26


como espectadores en el hipódromo que verse obligados a sudar y penar
para que todo funcione como es debido’ (RS:27).

Más preciso, para este pueblo sin armas ni ejército el juego resulta ser el
arma adecuada contra el nacionalismo y la violencia. El acontecimiento con
las banderas, que ya he mencionado antes, es la respuesta jugosa al lema
propuesto ‘unidos bajo nuestra bandera’ (RS:34) del alcalde. En vez de
expresar seriamente su desaprobación, la gente se reúne en una especie de
fiesta, con bandoleras de todos los colores y formas imaginables ‘que se
agitaban como bailando, mientras la gente gritaba: ‘¡Viva, viva! ¡Bravo,
bravo!’’ (RS:36). Más adelante en el relato no es la violencia la que derrota
los intrusos, sino el juego libre del ingenio: una niña lista pretende
colaborar en el juego del enemigo antes de lograr dormirle por medio de la
tentación irresistible del disfrute de una buena comida. Al final de la
historia, ganar una carrera de caballos, que no es más que un juego, resulta
ser suficiente como para desconcentrar al enemigo, que pierde el control
sobre el caballo y se cae del acantilado. En efecto, el elemento de juego en
la vida cotidiana no sólo enriquece la vida de los personajes, sino que
también les sirve como herramienta defensiva.

Mensaje político
Aunque pueda que los lectores de este libro sean demasiado jóvenes como
para estimularles a través de la lectura a preocuparse por asuntos políticos,
A rienda suelta les explica un par de principios fundamentales. El mensaje
político que el libro dirige a los jóvenes lectores es, primero, que la
democracia es preferible sobre la dictadura, a juzgar por la manera en que
se describe el pueblo antes del desastre - es decir, con el acento sobre las
cosas alegres, ejemplos de las cuales hemos visto algunas en el párrafo
anterior - en comparación con la descripción de los desconocidos desde su
primera aparición. Véase por ejemplo la siguiente serie de palabras que
elige Savater para describir el acercamiento del OVNI: ‘una peligrosa
sombra en el cielo’ (RS:37) que hace aullar a los perros ‘con tristeza de
muerte’ (RS:40), ‘algo oscuro y amenazador’ (RS:41), la ‘hoja desprendida
de algún ciclópeo árbol siniestro’ (RS:42), ‘de color tan negro como la
desesperación de un condenado a muerte’ (RS:42), ‘el monstruoso

Lecciones en el arte de vivir 27


lepidóptero’ (RS:42) con calaveras en las alas. Ya está claro que aquí se
trata del mal en persona.

El libro además enseña que cada uno tiene la responsabilidad de defender la


democracia contra cualquier dogma que limita la libertad de la gente.
Aunque al pueblo de Nubelejos no le interesa mucho meterse en política,
como muestran citas como éstas: ‘siento decir que en Nubelejos del Mar
hay muy poca preocupación política’ (RS:25) y ‘el mayor problema que
presenta esa elección [del alcalde] es que nadie quiere ser elegido’ (RS:25),
en cuanto se trate de recuperar su libertad se rebelan en masa, jóvenes y
mayores: ‘les cerró el paso una multitud de nubelejanos, encabezados por
don Fructuoso’ (RS:77), y con éxito. También contra la doctrina del
nacionalismo, representado como la introducción de una bandera y un
eslogan, se resisten (RS:34). Y aún más, en la lucha contra el enemigo
resulta que el hecho de que tienen miles de banderas diferentes no quita
nada de la unidad que forman cuando se trata de recuperar la libertad.

Al otro lado, es curioso que cuando todo va bien y no hay peligros


amenazando su sistema política, los pueblerinos no tomen muy en serio la
responsabilidad que implica vivir en una democracia. Nadie quiere ser
alcalde, por que
‘el alcalde de Nubelejos no tiene demasiadas ocasiones de ejercer su autoridad.
No puede meter a nadie en la cárcel, porque no hay cárcel; no puede presidir
desfiles con lujo de bayonetas y trompetas, porque no hay ejército; no puede
ganar o robar mucho dinero, pues durante su año de alcalde no cobra ni un
duro’ (RS:27).

Eso será un toque irónico del autor, ya que por supuesto las cosas
mencionadas no son motivos válidos para ser alcalde. La sensación de
responsabilidad para llevar a cabo lo que el pueblo desea y para vigilar el
bienestar del pueblo, esta vocación sólo la tiene don Fructuoso, cuyos
amigos se burlan de él por esa razón… Con todo, un mensaje dudoso para
los niños lectores.

También cabe dudar de si los nubelejanos han aprendido una lección de los
acontecimientos, que les pillaban tan ‘desprevenidos e indefensos (…) como
la entrada de la zorra en el gallinero dormido’ (RS:53). Savater comenta

Lecciones en el arte de vivir 28


que siguieron viviendo como si nada, ya que ‘temieron que el recuerdo de
acontecimientos tan heróicos trastornase para siempre sus sabias rutinas’
(RS:37). Todo indica entonces que el pueblo no se va a preocupar más por
la política tras lo que ha pasado. Se podría decir, por un lado, que en efecto
la política nubelejana mostró funcionar impecablemente, pero en realidad el
pueblo estaba muy cerca de estar anexado. Por tanto es sorprendente que
Savater no indique un cambio de actitud entre los personajes en cuanto al
cargo de alcalde o con respecto a lo que ocurre en el mundo exterior.

Falta de elementos educativos


Al analizar el libro en busca de elementos que promocionen o muestren la
educación cívica, no encontramos mucho. Se podría pensar en lecciones
claramente educativas dirigidas al joven lector o a uno o varios de los
personajes; lo único que podríamos destacar, sin embargo, es la lección de
que existen otros sistemas políticas que la democracia y que ésta es
preferible. El relato además no contiene mensajes de tipo educativo. Los
personajes no se desarrollan a lo largo de las peripecias, y tampoco
aparecen personajes en la escena que expresan palabras educativas o
sabias de cualquier tipo.

Lo humano frente a lo animal


Antes de que nos metamos a investigar hasta qué punto A rienda suelta
promociona elegir la humanidad, hagamos una breve excursión sobre cómo
destaca en el libro lo humano en comparación con lo animal, ya que los
protagonistas son tanto hombres como caballos. Aunque se subscriben
calidades humanas al caballo (Alcornoque es ‘vago’ (RS:20), de ‘carácter
apacible’ (RS:12) y hace la siesta (RS:10)), la diferencia enorme entre
humano y animal, que acentúa Savater en El valor de elegir (VE:174),
permanece intacta durante la historia, algo que en un libro infantil no es tan
lógico como podría parecer. Los caballos son propiedad de la gente y sirven
para su placer. Ningún elemento del libro implica lastima ante la falta de
libertad de los caballos y el hecho que les dan con la fusta o que a veces
cruzan la meta medio cojos. Al contrario, Savater presenta el trabajo de los
caballos como si fuese la cosa más natural del mundo. Sobre Samuelín
comenta por ejemplo que ‘nunca pegaba demasiado con ella [la fusta], sólo

Lecciones en el arte de vivir 29


la hacía oscilar enseñándosela al animal, para que supiera lo que le
esperaba si no se esforzaba como era debido’ (mis itálicas) (RS:11-12). A la
muerte del mejor caballo de Nubelejos, que es el precio de la libertad de la
gente, el relato no gasta ni una palabra de pena.

Cabe mencionar aquí que Savater mismo siempre ha sido gran aficionado
tanto de carreras de caballos como de corridas de toros, y por tanto
adversario de los que encuentran esos espectáculos bárbaros. ‘Keert
Savaters humanismo zich tegen de kneveling van de persoonlijke rechten
en vrijheid door de klinische staat,’ escribe Charo Crego, ‘evenveel bezwaar
tekent hij aan tegen de toekenning van deze rechten aan wezens die geen
rechtssubject zijn of kunnen zijn: de dieren’ (Crego:39). Según Savater, él
que quiere ver a un caballo ganar el Gran Premio Nacional, manifiesta más
amor hacia el animal que él que quiere ahorrarlo la carrera por miedo de
que rompa una pata (Crego:40).

Recordemos que, según el autor, ‘elegir la humanidad’ significa entre otras


cosas el respeto ante la libertad de elección y que nadie sea una copia de
los otros. El respeto ante la libertad de elección lo vemos reflejado en el
libro no sólo a través del rechazo de un poder que restringe las posibles
elecciones, sino también en la libre elección de banderas en vez de aceptar
una como la única válida (RS:36). Acerca del ente de que nadie sea
manifactura artificial de otra persona, no llegamos a saber mucho a lo largo
del relato. Lo que sí nos cuenta Savater es que en Nubelejos personas de
varios diferentes ‘fondos’ viven juntas sin que eso provoque problemas.
Sobre estos fondos no encontramos más información de que hay
nubelejanos de toda la vida, nubelejanos recién llegados y todo lo que hay
entre esas extremas de la escala, (RS:29) y que la gente no da mucha
importancia al hecho de ser nubelejano. Les parece trivial, y no les hace
falta verlo confirmado a través de eslóganes nacionalistas como (RS:29-31)
para sentirse comprometidos con el lugar geográfico que comparten. Aquí
vemos la idea de Savater de que lo importante no es (o no debería ser) de
dónde venimos, sino el que estamos aquí juntos y tenemos un reto común
que es la convivencia pacífica hoy y en el futuro (Pereda:29). Ilustrativo en
cuanto a eso es que el personaje que a final de cuentas salva el pueblo,

Lecciones en el arte de vivir 30


Samuelín, es un chino, y que no se presta ninguna atención a esta
información tras mencionarla una vez al principio. Lo importante,
obviamente, es el hecho de que Samuelín sentía la responsabilidad de
salvar el pueblo.

No acento sobre lo contingente


La idea de Savater de elegir lo contingente para vivir mejor, no se
encuentra específicamente en A rienda suelta. No hay ejemplos de las vidas
de personajes que ilustran esa convicción, y el relato como tal tampoco
expresa un mensaje de este tipo.

Lecciones en el arte de vivir 31


4 El gran laberinto como refractor de la ética

El libro que más recientemente 14 brotó de la inspiración de Savater es El


gran laberinto15, un libro juvenil que a primera vista se clasifica como novela
de aventuras, pero que esconde niveles significativos de diferente
profundidad. Veremos más acerca de este planteamiento a lo largo del
presente capítulo; por ahora hace falta un breve resumen del contenido y
unos apuntes sobre la estructura del texto.

4.1 Resumen y estructura de las aventuras

La trama principal se despliega en un ‘setting’ urbano en la España de hoy.


Los jóvenes Fisco y Jaiko se preocupan por la suerte de sus familiares que
llevan una semana sin salir del estadio de fútbol donde por lo visto están
completamente metidos en seguir el ‘partido del siglo’. Al entrar en el
estadio para echar un vistazo los chicos encuentran una situación
alarmante: en vez de jugadores el campo está ocupado por ‘psicófagos’,
seres monstruosos cuya meta es devorar las almas de la gente. El público
sin embargo ve un partido corriente aunque excepcionalmente enganchador
e, inconsciente del peligro, no está dispuesto a salir de su encarcelamiento
voluntario. Los chicos apenas logran salir del estadio, tras haber recibido
una indicación acerca de cómo liberar a los prisioneros, una cajita en que
encajan ocho letras, que los jóvenes tendrán que buscar. Para llevar a cabo
esta tarea los dos, en compañía de otra joven Sara y su hermano pequeño
Arno, se dirigen a la librería ‘El pozo y el péndulo’, cuyo dueño don
Pantaleón es un viejo amigo suyo que les ayudará en la búsqueda. En la
librería se halla un pequeño cuarto que resulta ser un medio para entrar en
los innumerables mundos de los libros, o sea una especie de máquina del
tiempo y de realidad. A través de ese cuarto los niños emprenden ocho
viajes a diferentes mundos para buscar respectivamente las ocho letras.

14
En el momento de escribir esto, es decir marzo 2006.
15
Savater, Fernando. El gran laberinto. Barcelona: Editorial Ariel, 2005. Todas las
referencias a esta obra, abreviada como GL, se refieren a esta misma edición.

Lecciones en el arte de vivir 32


A partir de ahí, la novela se divide en ocho capítulos que corresponden con
los viajes, y que constituyen cada uno un cuento en sí, con el planteamiento
de una situación problemática a cuya solución los jóvenes deben contribuir.
El esquema narrativo de entretejer varias historias en una narración
principal no sólo está inspirado por la larga tradición literaria que existe de
este modelo sino también, comenta Savater en el apéndice de la novela,
‘en el planteamiento de los juegos de rol para videoconsola. En éstos, un
personaje o personajes se proponen alcanzar un objetivo final y para ello deben
emprender aventuras parciales, en las que conseguirán armas, herramientas o
instrucciones, a través de peligros y de la relación con figuras adversas o
protectoras.’ (GL:326)

En cada cuento los chicos se ven enfrentados con un peligro que logran
superar con su propio ingenio y con la ayuda y los consejos de personajes
literarios e históricos. Conocen respectivamente a ‘un Don Quijote
modernizado que los salvará de los ogros; a Diderot y Sophie Volland
haciendo la Enciclopedia; a Simbad y Shanti Andía luchando contra la
esclavitud; a Leonardo da Vinci y César Borgia enfrentando la polémica de
la ciencia al servicio de la guerra; a Lao Zi y su parábola sobre la esencia de
la vida; a Otelo y su opresión de la mujer y al usurero Shylock; al Golem
combinado con Frankenstein y al filósofo-mártir Jan Patocka asesinado por
los comunistas en Checoslovaquia’ (Fuentes:1).16 Después de cada desafío
vuelven a la librería con la letra requerida, y con un trocito de sabiduría
vital.

4.2 Libertad de ser, pensar y expresar

La convicción de Savater que la ética radica en la noción de libertad


humana se encuentra en El gran laberinto en varios niveles. Primero, la
narración principal del relato trata de la libertad tanto física como
psicológica de la gente en el estadio. Significativo es el hecho que están
encerrados voluntariamente, no quieren ser salvados, y por tanto cuando lo
son, ni siquiera se dan cuenta. Savater advierte así a sus lectores que a
veces el encierro puede parecer una opción agradable y mucho más segura
16
Si en este trabajo refiero o cito a uno de esas personas, me refiero siempre al
personaje de El gran laberinto, y no a la persona histórica o al personaje novelesca
en su libro original.

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que la libertad, y reconoce la existencia, ligada con nuestra condición social,
de una fuerte tentación de formar parte de la masa en vez de ser
librepensador. Sin embargo, queda claro al leer el libro que el autor motiva
a su público que siempre procure liberar a un número más grande posible
de personas de la ignorancia. El peligro que enlaza con el deseo de ser
miembro de un grupo que piensa para ti es la pérdida de la propia alma, un
peligro muy literalmente representado por los ‘psicófagos’, que devoran las
almas de aquellos que les invitan, es decir los que no se han hecho un alma
sino que tienen una ‘prestada o imitada’ (GL:283). Al final de la novela
resulta que las ocho letras reunidas forman la palabra ‘libertad’, con que la
gente es salvada, pero el lector entiende que el peligro siempre estará
presente mientras cada uno no tome en serio su propia libertad y no asuma
la responsabilidad que ésta implica.

Además que la historia principal, también cada una de las ocho


‘subnarraciones’ proclama un mensaje más o menos directo sobre la
libertad. Se trata casi siempre de la libertad en el sentido más literal del
movimiento libre, pero muchas veces pasa algo más. Diderot afirma que los
psicófagos ‘aparecen siempre entre las sombras del Miedo y del Prejuicio,’
(GL:100) y son precisamente de estos dos obstáculos que los protagonistas
tienen que liberarse en sus aventuras. En las peripecias de la primera
acción, superar el miedo resulta ser la clave para salvar con ayuda de Don
Quijote y Sancho Pancha a Jaiko y Fisco de los gigantes, cuyo poder se base
únicamente en el miedo que inspiran por su tamaño. También en otros
casos el miedo es lo que causa el peor encierro: defensor de la libertad Jan
Patocka se siente más libre denunciando la injusticia desde la cárcel
checoslovaca que viviendo en un sistema social basado en el miedo, ‘sea el
miedo a la policía política o el miedo a la pobreza.’ (GL:285)

El prejuicio, otro gran enemigo de la libertad contra que luchan los


protagonistas, no sólo es causa del encierro de un grupo de africanos en el
barco negrero, sino también del secuestro de algunas niñas por parte del
fantasma rencoroso de una mujer que fue asesinada por su marido celoso
tras ver una actuación de Otelo. Ella piensa salvar a las niñas del poder de
los hombres, mientras en realidad les roba su libertad. Savater advierte con

Lecciones en el arte de vivir 34


esto que a menudo la instancia o la persona que reduce la libertad de la
gente, intenta justificar eso con el falso premiso de que está protegiendo a
la gente contra algún peligro. Se advierte la semejanza con la opinión de
Savater sobre el ‘estado clínico’ que subestima la capacidad de los
ciudadanos de valorar y elegir por su propia cuenta.

La libertad de pensamiento y de expresión es otro motivo principal en varias


de las aventuras. A los personajes que defienden su propia filosofía
razonada contra la corriente, o más bien que defienden la razón contra la
doctrina mentirosa de las autoridades, Savater les presenta en la novela
como héroes. Ejemplos son por supuesto Jan Patocka en su celda carcelaria
en Praga bajo el comunismo, y Diderot y d’Alembert que, contra la voluntad
de los poderosos puritanos de la iglesia, logran editar su enciclopedia para
dispersar conocimiento y razón crítica entre el pueblo francés del siglo
XVIII, como afirma don Pantaleón al volver los jóvenes de su aventura
parisiena: ‘¡Ahí la tenéis, muchachos! (…) Ésa es la Enciclopedia completa
de Diderot y d’Alembert. ¡El mayor esfuerzo intelectual de su tiempo,
gracias al cual los hombres se hicieron más sabios y más libres!’ (GL:106).

4.3 Análisis a lo largo de las seis elecciones recomendadas

Buscando la verdad: razón contra miedo y prejuicio


A los jóvenes protagonistas el autor atribuye un afán por conocer la verdad,
aunque sea a veces decepcionante o alarmante. Todos los personajes sabios
que aparecen en la novela para su ayuda les estimulan en ese afán, como
Don Pantaleón, que les aconseja entrar en el estadio para enterarse de la
situación pese al peligro y el miedo, porque ‘siempre es preciso que alguien
se atreva o todos estamos perdidos.’ (GL:26) Durante sólo un breve
momento se manifiesta en los chicos la tentación de huir de la verdad
diciéndose contra toda lógica que a lo mejor no hace falta actuar: ‘si ellos
decían que se lo estaban pasando muy bien, ¿por qué no creerles y se
acabó?’ (GL:25). Pero su afán por la verdad derrota el miedo.

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Sentados alrededor de un fuego en la China del siglo VI a.C. escuchan las
palabras de Lao Zi: ‘No os dejéis aterrorizar.’ (GL:182) A lo largo de la
novela queda cada vez más claro que es preciso superar el miedo para
poder hacerse una persona única, con carácter y alma propios. Aunque la
solidaridad y el trabajo en equipo han demostrado ser fundamentales, a fin
de cuentas ‘hacerse un alma’ es algo que tiene que hacer cada persona por
su cuenta. Son aquellas palabras del filósofo Jan Patocka que le dan el valor
a Fisco al final de la historia para decirle a Jaiko la verdad sobre sus
sentimientos.

Otra lección que aprenden los muchachos de sus experiencias es que


aunque la verdad no siempre se encuentre, nunca hay que dejar de
buscarla. Sigue buscando, eso puede ser la moraleja del relato. Al abordar
la búsqueda los muchachos no saben si el método elegido - es decir, el
método de los viajes con el ‘laberinto’ para buscar las letras - resultará
eficaz y aunque al cabo de un par de viajes parecen hallarse en el buen
camino, nunca saben si su teoría seguirá irrefutada: ‘Lo malo de esta teoría
es que, como tantas otras y tantos mitos que los hombres cultivamos para
ir tirando, no se basaba en ninguna certeza fiable sino sólo en la urgencia
psicológica de librarnos de la cruel incertidumbre…’ (GL:183) Sin embargo,
eso no debe implicar dejar de creer en la posibilidad de teorizar. Seguid
buscando y no dejéis de amarla, es el único consejo que reciben de
Sherlock Holmes tras perder a Sara en otro mundo anterior, y aunque esa
respuesta les desilusiona al principio, el ingenio del detective les inspira a
buscar más racionalmente y en efecto es el amor que resulta ser la clave
para la reunión.

También en sus travesías por iluminada Paris y Praga sometida al soviet


comunismo, los jóvenes aprenden lecciones de valor acerca de la elección
de la verdad, es decir cómo poder distinguirla. Aprenden que la razón crítica
es la única herramienta que los humanos poseemos con este respecto:
‘Para movernos por la oscuridad de la vida los seres humanos sólo tenemos
la luz de la razón, que es como una pequeña candela, una vela temblorosa
que trata de iluminar las tinieblas…’ (GL:97), les explica Diderot. Y Patocka
afirma que, aunque pueda ocurrir que no sepamos qué es la verdad,

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‘siempre hay una verdad a nuestro alcance: llamar mentira a la mentira. Es
mentira que haya razas humanas superiores a otras (…) Es mentira que
para instaurar justicia sea preciso abolir la libertad…’ (GL:281)

El placer como arma contra el destino


Elegir el placer para vivir mejor, otro de los pilares de la ética de Savater
que ya hemos descrito en el segundo capítulo, es un arte que los
protagonistas ya parecen dominar muy bien, quizás por su condición de
jóvenes, sin que ningún filósofo tuviera que enseñárselo. En cada situación
buscan elementos de juego y la posibilidad de reírse, sobre todo cuando las
circunstancias en que se encuentran no son de todo preferibles. Al entrar
por primera vez en ‘el Laberinto’ por ejemplo, aún ignorantes de qué
sucederá, ‘no dejaban de hacer comentarios jocosos para animarse,’
(GL:56) y al llegar en un desierto y una época desconocidos ‘se
intercambiaron bromas sobre el aspecto más bien maltrecho que
presentaba cada uno’ (GL:59). Las bromas y la risa son en esos casos un
arma contra el miedo, la seriedad y la muerte, ‘porque cuanto más se reían
Fisco y Jaiko más vivos estaban.’ (GL:14) Además disfrutan concientemente
de los pequeños goces que ofrece la vida, como una buena comida, una
manta calida después de sufrir frío, la cercanía de un cuerpo querido, un
paisaje precioso adornado con canto de pájaros, una vista impresionante, la
belleza de dibujos esbozados con talento, etc.

Espabilados y muy comprometidos con la vida, los protagonistas, con su


entusiasmo inagotable, experimentan en ningún momento del relato pereza,
pasividad o desinterés por lo que les rodea o con lo que les enfrenta. Él o
ella a quien toca quedarse en la librería mientras los otros emprenden otro
viaje (en el laberinto sólo caben tres) siempre protesta, porque todos tienen
ganas de la aventura. Esa actitud tiene fama de ser típico para jóvenes y
desaparecer con la edad, porque como dice la anciana al final: ‘como os
falta experiencia para temer lo probable, aún sois capaces de creer en lo
posible’ (GL:320). Y por haber hecho eso los héroes por fin reciben su
recompensa. Puede que, con el ejemplo de estos jóvenes comprometidos,
Savater quiere estimular a los lectores de adoptar o no perder una actitud
parecida.

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Los hedonistas que aparecen en la novela se retratan de manera muy
positiva, como por ejemplo Oscar Wilde con su alegría y generosidad, y
Pantaleón con sus historias apasionadas sobre amores y viajes. Se nota un
gran contraste con los que no saben disfrutar, personificado por don
Hilarión, el hermano cínico de Pantaleón, quien con sus comentarios
amargos inspira más lástima que coraje. A él se le presenta como un pobre
hombre, y por lo tanto no sorprende que caiga en manos de los psicófagos.
Un pique dirigido a los adversarios del placer lo da Pantaleón, al explicar
que a Oscar Wilde le encarcelaron 17: ‘Los intolerantes, los puritanos, esos
que no consienten que alguien pueda disfrutar con placeres que ellos no
comparten…’ (GL:229); otro ejemplo de la convicción de Savater que sobre
la conveniencia o la ética de placeres, cada uno debería poder decidir por su
cuenta.

Luchar por una política basada en libertad y verdad


Lo que pasa en el estadio se puede considerar un modelo de cualquier
sistema político en que las autoridades, con el pretexto de hacer feliz al
pueblo, le roban toda su libertad. El poder está completamente en manos
de los ‘tipos de traje azul’, es decir, los psicófagos en figura humana que
toman decisiones sin que la gente tenga la mínima participación en ellas. El
uso de teléfonos móviles por ejemplo se impide de un instante al otro, una
medida supuestamente en beneficio del público qué así podría concentrarse
mejor en el partido, pero que en realidad sirve para reducir la posibilidad de
que la gente se organice y se oponga al poder.

El mensaje está claro: pese a que la gente misma, sea por ignorancia,
miedo o tedio, no se da cuenta del encierro y hasta se cree pasándolo bien,
lo único moralmente correcto que se puede hacer es oponerse a tal
dictadura. Porque según el autor, como hemos mencionado antes, el único
sistema político que merece apoyo es el que aumente las libertades de la
gente en vez de reducirlas: ‘el sentido de la política es la libertad humana’
(GL:288), y que además se basa en verdades. Precisamente por eso se

17
El ‘verdadero’ Oscar Wilde, casado y padre de dos hijos, fue condenado en 1895
por tener una relación amorosa con un adolescente.

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opone Diderot a los gobernantes de su sociedad que quieren atontar y
dependizar al pueblo dejándolo en las tinieblas de la ignorancia: ‘No hay
peor tiranía que la que imponen los que se aprovechan con fábulas y
dogmas de la ignorancia ajena.’ (GL:96) Al argumento obvio de Fisco que
meterse en política no parece tener buenas consecuencias, refiriéndose a la
encarcelación, le contesta Patocka que si no lo hiciese, la política se metería
con él: ‘para salvarse de ellas [las mentiras políticas como el nazismo y el
comunismo] no basta desentenderse y esconder la cabeza. Contra la
mentira política no hay más remedio que intentar defender la política de la
verdad.’ (GL:281)

Mientras Savater recomienda así a sus lectores oponerse a la política si ésta


no merece su apoyo, también les advierte que eso no será fácil y que no
cuenten siempre con el agradecimiento de sus semejantes. ‘Hijo, por favor,
que vas a despeinarme,’ (GL:35) es la reacción de la madre al intento del
hijo de salvarla, y cuando al final todos salen del estadio Sara nota que ‘no
parecen sentirse salvados.’ (GL:320) La explicación viene por parte de la
anciana: ‘si a una bestia de carga le quitas de pronto las alforjas que tanto
le pesan, a lo mejor no te lo agradece. ¡Quizá suponga que le estás
robando…! En cualquier caso, vosotros habéis hecho lo que debíais hacer.
Porque tú sí que te sientes más libre, ¿verdad?’ (GL:321) Vemos aquí un
punto muy significativo: la justificación de lo que han hecho los jóvenes se
encuentra en su propia sensación de libertad.

Educar a los lectores: estimular a leer y pensar


El gran laberinto es sin duda un libro moral: según escritor Mikel Azurmendi
incluso ‘uno de libros más morales que haya yo leído nunca de Savater’
(Azurmendi:78)18. Seguramente, al optar por un público joven, Savater
pretendía contribuir a la educación de esa generación. Lo que ahora nos
interesa es averiguar cómo educa el autor a sus jóvenes lectores por medio
de la novela.

18
Azurmendi, Mikel. ‘Savater te lleva de viaje.’ En: Claves de razón práctica. 2005,
154.

Lecciones en el arte de vivir 39


En primer lugar les estimula a leer, atribuyendo a los héroes del relato una
pasión por los libros, explicando que ‘leyendo multiplicaban su vida y
descubrían con la imaginación nuevos sentimientos, aventuras y escalofríos.
Para ellos abrir un volumen era como beberse un elixir mágico que les
transformaba en seres desconocidos.’ (GL:16) Igual esta metáfora recuerda
a los jóvenes de hoy los videojuegos, en que también el jugador ‘cambia de
alma’ y explora ‘selvas inexploradas y mares tenebrosos’; queda claro sin
embargo que Savater recomienda leer como ocupación preferible. No es por
casualidad que incita la curiosidad de los lectores con retazos de obras
maestras, y si se fija en que todas las sabidurías y buenas lecciones que
aprenden los muchachos a lo largo del relato vienen de personajes
literarios, autores y filósofos, es cierto que Savater promociona la lectura
como fuente imprescindible de conocimiento y formación personal.

Segundo, estimula pensar, o mejor dicho, invita a pensar, sobre todo a


través de los temas que tocan los personajes ayudantes. Son temas como
la religión (habla Diderot):
‘A vos que lo tenéis todo tan claro me gustaría preguntaros si realmente creéis
que Dios detesta más a quienes dudan de su existencia que a los que le
describen como una especie de tirano celestial. Porque yo, perdonad la
inmodestia, preferiría que se dijese ‘Diderot no existe’ a que alguien me
describiera como injusto, colérico, violento, caprichoso o vengativo.’ (GL:93-94)

y la tolerancia (habla Sherlock Holmes):


‘Yo no creo que todas las opiniones sean respetables: sólo las personas lo son.
En cuanto a las opiniones, lo mejor es discutirlas y zarandearlas a fondo, para
saber si están bien fundadas. Es la única forma de aumentar nuestro
conocimiento sobre la realidad.’ (GL:205)

Esta última cita aparece casi literalmente en El valor de elegir.

Aparte de las palabras filosóficas o agudas de los personajes, también


invitan a pensar un gran número de observaciones aparentemente de
menor importancia para el despliegue de la historia. Véase por ejemplo una
frase como ésta, sobre el estadio: ‘Estaba adornado con muchas banderitas
de países reales e imaginarios (es decir, aún más imaginarios que los
corrientes)’ (GL:27), o la siguiente descripción de unos anuncios:
‘automóviles que volaban por el cañón del Colorado pilotados por rubias
impresionantes, televisores del tamaño de la fachada de un ministerio,

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frigoríficos llenos de alegres pingüinos, teléfonos móviles con más botones que
la cabina de un cazabombardero, salsas de colores chillones derramadas sobre
montañas de patatas fritas, detergentes capaces de volver fosforescente la ropa
más guarra…’ (GL:27)

Mientras el autor ridiculiza así un poco la sociedad del hombre, en otras


ocasiones subraya su esplendor, como en el caso de Venecia: ‘¡Qué cosas
tan extrañas, tan imprescindibles y admirables pueden hacer los hombres
cuando se lo proponen!’ (GL:244) De esta manera Savater casi exige de sus
lectores un momento de reflexión sobre el mundo que habitamos.

Humanizar y humanizarse
En la novela destacan claramente tres elementos de las reflexiones de
Savater sobre elegir la humanidad’: la noción de que los humanos nos
humanizamos a nosotros (o sea, que nos hacemos humanos unos a otros),
la necesidad de solidaridad ante el sufrimiento de semejantes, y el afán de
nunca ser ‘artificial manifactura de los otros’ (VE:177). La idea de la
humanidad recíproca la pone literalmente en boca de Pantaleón: ‘A mí me
parece que todas las relaciones humanas tienen siempre algo de recíproco.
Los adultos cuidan de los más pequeños, pero también los pequeños
protegen a sus protectores a su manera: además, nadie es adulto del
todo…’ (GL:24) La capitana del barco negrero, que durante su vida ha
tratado a hombres como si fuesen mercancías, se da cuenta en su lecho de
muerte que ha perdido su humanidad, al enterarse de que ya nadie conoce
su nombre de pila, sino que la llaman ‘la Leona Negra’.

La solidaridad con los semejantes se encuentra claramente en oponerse a la


discriminación, un tema a que pasa revista en varias de las ocho etapas. La
muestra más directa de la filosofía de Savater con este respecto, forman las
palabras sobre la humanidad del judío Shylock y el moro Danilo, que
proclaman fijarse en las razones que tenemos los humanos para vivir
juntos.
‘-¿Extranjeros?- Shylock pareció a punto de enfadarse-. ¿Qué quiere decir eso?
Los seres humanos nunca somos extranjeros unos para otros. (…) Lo importante
no es aquello en que los hombres somos diferentes, sino lo que nos hace
semejantes: nuestras necesidades y nuestro miedo, nuestra búsqueda de
amistad.’ (GL:246-247)

Lecciones en el arte de vivir 41


La idea de no ser una imitación de otros es una de las moralejas del relato y
se refleja a lo largo de toda la novela. Para los protagonistas, el sentido de
las aventuras es construir un propio yo: ‘su yo se fabrica como toma de
conciencia de la libertad en la peripecia de la acción’ (Azurmendi:78).
Siendo personas originales con almas propias serán a salvo, ya que, como
explica Patocka, ‘si el alma es verdaderamente tuya, nadie podrá quitártela.
Pero si llevas una prestada o imitada…’ (GL:283) Y precisamente esto es el
caso de las victimas de los psicófagos en el estadio.

Bello y significativo es lo contingente


Los jóvenes ya están concientes de un elemento fundamental de la filosofía
de Savater, es decir que el verdadero deleite de lo bello reside en su
contingencia. El calor acogedor de la hoguera y las mantas no les parecería
tan agradable si no hubiesen pasado miedo y frío antes, y si no les esperara
otros desafíos después. El caldo no estaría tan exquisito si nunca hubiese
hambre. Un buen partido de fútbol que cabe en una tarde les parece
preferible sobre uno que dura una semana o más, por mucho que les gusta
el fútbol. Contesta el enemigo: ‘Eso no es lógico. Piénsalo bien: si algo te
gusta, cuánto más tengas mejor. (…) ¡Lo importante es divertirse sin parar!’
(GL:28-29), pero los protagonistas entienden que la esencia del placer está
en su duración limitada. Si fuese eterno, se acabaría lo placentero. También
lo han entendido Oscar Wilde: ‘Creo que el cigarrillo es el placer perfecto:
delicioso y deja insatisfecho’ (GL:222), y Lady Arundel: ‘Basta que lo
poseído esté en peligro para que nos apeguemos a ello con renovado
entusiasmo…’ (GL:208).

La idea de que lo contingente aporta sentido a la vida se refleja en las


palabras del sabio chino Lao Zi:
‘actúa sin acción, ocúpate de desocuparte, saborea lo que no tiene sabor, ten
por grande lo pequeño, ten por mucho lo poco, paga agravio con virtud. (…)
emprende lo difícil partiendo de donde es más fácil, haz lo grande partiendo de
donde es más menudo.’ (GL:181-182)

En vez de esperar el Sentido o la Solución, esta lección aconseja ver lo que


hay, aunque parezca que no haya gran cosa, para cobrar conciencia sobre
lo que nos rodea. Así, nunca dejando de percibir y razonar, podemos

Lecciones en el arte de vivir 42


analizar mejor nuestros supuestos problemas y deseos; y a lo mejor
descubrimos que en realidad no existen.

Lecciones en el arte de vivir 43


5 Conclusión

El mensaje moral en los diferentes libros


En El valor de elegir Savater nos explica que la noción de la ética se basa en
la libertad de elección de los seres humanos. Como no estamos
completamente programados para llevar a cabo acciones específicas,
necesitamos elegir acciones. Este hecho, que nos define como especie,
exige valorar las diferentes opciones, estimar, reflexionar, ya que lo que
procuramos es elegir bien. Simplemente, porque queremos ser felices, vivir
lo mejor posible. El arte de vivir, como llama el autor la ética, es la guía que
nos ayuda en este proceso interminable. La condición fundamental para
poder ocuparnos de ese arte de vivir, es que seamos de verdad libres para
elegir. El miedo, el prejuicio, la política que reduce libertades en vez de
aumentarlas, la mentira; estos son sólo algunos ejemplos de los muchos
factores que existen y que obstaculizan nuestra libertad de acción,
expresión y pensamiento.

Precisamente eso es el tema principal de ambos libros que hemos


estudiado: conseguir o recuperar la libertad, luchando contra estos factores
impedimentos. La libertad de desarrollar nuestros propios artes de vivir, la
libertad de ser libre, la libertad entonces de ser humano. Este tema destaca
en A rienda suelta de manera muy básica y parcial. En el relato, Savater
sólo presenta el valor de la libertad comparándola con la opresión política,
es decir la libertad de optar por una política democrática y a la libertad de
expresión. Motivos como librarse del miedo y del prejuicio no o apenas se
plantean. En El gran laberinto el tema se ahonda mucho más. Aquí también
se trata de la libertad política, pero el autor además presenta la libertad
como algo personal, individual, que cada uno debe conseguir por su propia
cuenta. El peor obstáculo de la libertad lo somos las personas mismas, con
nuestros miedos, prejuicios y nuestra pereza, que nos impide hacernos
personas auténticas con un alma propia.

En la primera de sus seis elecciones recomendadas, Savater explica que el


hecho de que una verdad, como es siempre una posición, puede resultar

Lecciones en el arte de vivir 44


equívoca, no quiere decir que nunca sea posible acertar. La posibilidad
misma de equivocarnos implica que sí es posible. En A rienda suelta
encontramos la semilla de esta idea, en el mensaje que hay que ser crítico
ante la posible mentira. En El gran laberinto vemos lo mismo, que siempre
hay que oponerse a la mentira. Aquí, además, se trata de la verdad como
meta de una búsqueda individualista, para conocerse a sí mismo y al mundo
en que vivimos. Hay que buscarla siempre, aunque no sepas si la
encuentras jamás, y aunque te dé miedo conocerla. Por más miedo que te
dé, no vas a cambiarla, y para poder cambiarla, o activamente influirla, es
preciso conocerla.

La ética según Savater no es sólo el vivir bien con los demás, sino también
contigo mismo. Para cuidar el propio organismo, disfrutar y así vivir mejor,
optar por el placer es imprescindible. El disfrute es algo personal que tú
mismo valoras, y hay que vigilar esta libertad contra las instituciones que
procuran prescribir o sancionar placeres. En A rienda suelta el tema apenas
tiene puntos de contacto con esa idea; el placer no se elabora como algo
individual. De cierta manera lo que sí expresa el relato es el ‘carpe diem’.
‘Juguetizan’ lo que les rodea, para disfrutar más con lo que hay y además
como arma contra el mal. También en El gran laberinto el juego desempeña
el papel de herramienta contra el mal, sobretodo contra la incertidumbre y
el miedo. Además el libro retrata los hedonistas como mejores seres
humanos. No es ético impedir alma y cuerpo de disfrutar.

El tema de la política en los dos libros es el que más específicamente


coincide con el ensayo filosófico, en el cual Savater recomienda, primero,
preocuparse por la política, ya que pasividad implica suscribir las ideas del
poder en ejercicio; segundo, optar por una política que aumenta las
libertades de la gente, y, por último, oponerse a la ‘etnomanía’. En A rienda
suelta la tendencia es de hecho oponerse a la política que reduce las
libertades y optar por una democracia. También se opone al nacionalismo
que, aunque no es lo mismo que la ‘etnomanía’, puede considerarse un
peligro parecido. Luchar contra la dictadura para recuperar la libertad
también es uno de los temas principales de El gran laberinto. En esta novela
aparecen frases, enunciadas por personajes, que hubiera podido decir

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Savater en su ensayo, como las de Patocka: ‘el sentido de la política es la
libertad humana’ (GL:288) y ‘Si tú no quieres meterte en política, ya se
encargará la política de meterse contigo’ (GL:280). Las tendencias
‘etnicistas’ no aparecen en la novela como tales.

En una sociedad democrática, dice Savater, como somos todos


gobernantes, es imprescindible una educación cívica que enseña la
capacidad de valorar y elegir. Mientras en A rienda suelta apenas
encontramos elementos relacionados con la educación cívica, en El gran
laberinto la correspondencia con su filosofía es llamativa. Lo que hace la
novela es estimular tanto a los jóvenes protagonistas como a los lectores a
valorar y elegir, a través de (o por medio de) lectura, pensamiento y
reflexión sobre el mundo. Otra vez se encuentran frases que son copias casi
exactas de frases del ensayo, como ‘yo no creo que todas las opiniones
sean respetables: sólo las personas lo son’ (GL:205).

Como hemos visto, elegir la humanidad según la filosofía de Savater,


consiste en tres núcleos: la solidaridad ante el sufrimiento de semejantes,
el respeto ante la elección libre e individual de cada uno y el nunca ser
‘artificial manifactura’ (VE:177) ni de los demás ni de nuestros propios
desenfrenos tecnológicos. Relacionados con el tema de la humanidad,
Savater menciona además el tratar como humanos a los humanos, para
sentirse humano, y el no dar derechos humanos a los animales. Podemos
concluir que la solidaridad y el respeto para la libre elección son temas
bastante visibles en A rienda suelta. Los pueblerinos, pese a sus diferentes
‘backgrounds’, son solidarios como grupo ante la amenaza de los opresores
y respetan el derecho a voto y expresión libres. Otro parecido con la
filosofía de Savater es el acento sobre la enorme diferencia entre la vida
humana y la vida animal. Lo que en A rienda suelta permanece una cosa
más o menos superficial, en El gran laberinto se explica y ahonda. Se
explica la reciprocidad de las relaciones humanas por medio de varios
ejemplos, y se trata extensamente cada uno de los tres puntos, solidaridad,
respeto y no ser una imitación.

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En vez de hacer trascendentales los grandes temas y buscar la Verdad, el
Amor, el Sentido con mayúscula, y vivir amargados porque nunca los
hallamos, deberíamos ser concientes, según Savater, que es lo contingente
que nos ofrece el verdadero sentido de estos temas. El contingente, como
nuestra vida misma. O sea, su consejo puede resumirse como ‘no descuides
lo verdadero bello y bueno en tu alcance’. En A rienda suelta no hay
ninguna semejanza con esta idea; en El gran laberinto, en cambio, muy
claramente. Los jóvenes tanto como algunos de los personajes históricos
entienden que la esencia del placer reside en su duración limitada. Son
precisamente los malos de la historia, los viles comecocos, que ofrecen el
placer eterno, lo cual los protagonistas rechazan sin dudar. Hay varios
ejemplos en que disfrutan justamente por que saben que el lujo de que
están disfrutando es un lujo y no estuvo ni estará siempre presente.

El desarrollo de las ideas


Podemos concluir que hay un desarrollo en cuanto a las ideas refractadas
por los dos libros. Varios temas de la ética de Savater que en A rienda
suelta sólo se toca superficialmente, como las ideas sobre la verdad y el
placer, en El gran laberinto están elaborados mucho más profundamente.
Otros temas, como los de la libertad y de la humanidad, juegan un papel
importante en ambas obras, con la diferencia importante que en el primer
libro sólo se explica una parte del tema, y que el segundo libro todas las
facetas mencionadas en la filosofía pasan revista. Además, hemos visto que
hay elementos de la ética que en el relato no aparecen del todo, como la
educación y lo contingente, y que en la novela sí resplandecen, a veces
incluso casi literalmente. El tema de la política, por último, importante en
ambos libros, también expresa más literalmente las ideas del autor en El
gran laberinto que en el relato.

No sólo aparecen los temas de manera más reconocible y más elaborada en


El gran laberinto, además vemos que el acento en esta novela está sobre la
experiencia y la reflexión personales de los temas, lo cual corresponde con
la idea de Savater que formar una filosofía de la buena vida es algo que
cada uno tiene que hacer individualmente. Cuando reflexionamos un
momento sobre el título ya queda claro que éste refiere a mucho más que el

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pequeño cuarto mágico en la librería: refiere a nada menos que la parte no
programada de la vida misma. Léanse como ilustración las siguientes
palabras de don Pantaleón:
‘Yo creo que los seres humanos vivimos dentro de un gran laberinto, donde se
entrecruzan en vueltas y revueltas el presente y el pasado, el mal y el bien, la
nostalgia y la esperanza… Un laberinto de palabras, sensaciones, emociones y
recuerdos… pero sobre todo de palabras’ (GL:52).

La trama puede considerarse una búsqueda personal e individual del arte de


vivir esa compleja vida simbólica. ‘Estamos aquí pero no sabemos por qué
ni para qué’ (GL:180), anota Fisco, refiriéndose al mundo donde el viaje en
curso le ha llevado; sin embargo, tras pensarlo un poco mejor se da cuenta
de que no sólo se refiere al respectivo viaje , sino al viaje que es la vida
entera, y añade: ‘Lo que quisiéramos saber es cómo salvarnos. Y cómo
salvar a quienes amamos’ (GL:180-181), o sea: cómo vivir lo mejor posible.
Lo que los jóvenes protagonistas buscan, entonces, aparte de unas letras
para formar una palabra, es una ética. No es sorprendente, con todo, que
varios críticos han calificado el libro como manual de la ética. ‘El gran
laberinto de Savater, sembrado de ideas y valores admirables, es otro
excelente curso de ética’ (Fuentes:1), dice Fuentes, y Azurmendi afirma: ‘El
laberinto se ha convertido en un manual de ética para el amador de
aventuras’ (Azurmendi:79).

Las técnicas de comunicar las ideas


Las técnicas que aplica Savater para que los libros transmitan sus ideas
filosóficas, en A rienda suelta se limitan a sólo una: crear oposiciones entre
lo recomendable o bueno por un lado, y lo condenable o malo por otro. Es
decir, mientras los malos beligerentes mienten, los buenos disfrutan y
conviven pacíficamente, una actitud que recibe retribución al final de la
historia y así sirve como ejemplo. El gran laberinto implementa otras
técnicas. Aquí el autor pone su filosofía directamente en boca de los sabios
personajes que aparecen en la novela como ayudantes de los protagonistas,
y cuyos consejos además ganan fuerza de persuasión por el estatus que
tienen esos personajes, siendo héroes conocidos. También, como ya hemos
mencionado antes, los protagonistas pasan por su propia búsqueda de la
libertad y de la ética. Si suponemos que la actitud de los héroes de
cualquier historia, representada de manera tan positiva, les parece a los

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jóvenes lectores una actitud atractiva, esa búsqueda constituye un buen
ejemplo o estímulo para hacer lo mismo.

A pesar de que los dos libros juveniles obviamente reflejan las ideas del
autor, no podemos concluir que de tal modo también las concretizan. Eso no
se debe a que las ideas no estén inteligiblemente presentadas en las dos
obras juveniles, sino más bien a que Savater ya las explica tan
profundamente y de manera tan transparente en su ensayo, que no queda
nada que concretizar. Se puede incluso sostener que a un filósofo popular
como Savater no le hace falta escribir novelas si el fin de éstas es igual que
el de los ensayos: presentarle al lector su filosofía. Tanto el relato como la
novela, pues, ‘estripados’ del cargo moral, ya no son gran cosa. Las tramas
demasiadas inverosímiles de ambos libros son superficiales y no logran
despertar interés verdadero ni crear tensión. Los personajes no se desatan
de su representación plana, lo cual, sobre todo en El gran laberinto, es un
fallo. Ningún personaje de A rienda suelta logra resucitar o evocar cualquier
sentimiento, y en El gran laberinto los únicos personajes que sí superan la
condición dúo dimensional de las páginas, son los que no son creaciones de
Savater. Los cuatro protagonistas son tan obviamente herramientas para
transmitir el mensaje del libro, que su credibilidad como personajes
novelescos falla. Las escasas observaciones del autor o narrador sobre los
pensamientos o comportamientos de los cuatro, como el flechazo
adolescente de Jaiko y la preocupación maternal de Sara por los chicos,
resultan artificiosos.

Pese a todo eso, yo creo que deberíamos celebrar cada intento de


convencer al prójimo de la necesidad de reflexionar sobre temas morales.
Sin lugar a dudas, la literatura – y por cierto la narrativa dirigida a jóvenes
- desempeña un papel imprescindible en este sentido. Quizás en el caso de
Savater, cuyo mayor talento no se halla en la creación literaria, el mensaje
moral llegue al lector con más fuerza de convicción cuando no está envuelto
en las tramas inverosímiles de un relato infantil o una novela juvenil… Pero
para asegurar tales especulaciones hará falta una investigación de otro tipo.

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