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Cesárea Tinajero
Ensayo largo
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1. Luego de terminar el primer semestre académico del 2010 decidí tomarme un día
Entro a la sala del primer piso, y lo que veo, antes que nada, es una foto en primer
plano de un arma. Es una pistola real, usada, y la foto es impecable, como de un pliego
de grande, a color. Lo extraño del arma es que tiene inscritas en su piel frases cortas que
podían leerse con facilidad: “Quiero vender todas mis obras”, “Quiero violar a una
menor”, “Quiero hacer arte político”, entre las que ahora recuerdo. Luego veo en el
fondo de la sala una mesa con un mapa de Bogotá, con alfileres que señalan un
recorrido o un itinerario que iba desde el centro hasta Ciudad Bolívar, o al revés, de
Ciudad Bolívar al centro de Bogotá. Al lado del mapa y sobre la misma mesa están
colocados unos objetos, unas fotografías de objetos, y unos letreros escritos a mano que
funcionan a manera de pie de foto o ficha técnica de los objetos. Los textos describen
los distintos pasos de la operación del artista: cómo había accedido a un arma ilegal,
cómo la había intervenido con textos y cómo posteriormente la había devuelto al mismo
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Cerca de la salida de esa sala se encuentra, exactamente al frente de la fotografía del
licitación para compra de armas por parte de la policía, o del ejército. Entre los
presidencial con mayor opción de ganar en las elecciones del próximo 20 de junio de
2010. Entre los temas discutidos están los problemas de los términos de licitación, el
contrato a dedo, según entiendo, a uno de los amigos de infancia de Juan Manuel
Santos.
colocado sobre una base alta, era el punto más iluminado de toda la sala de tal forma
andamios que parecen impedir el paso hacia unos televisores y una pantalla grande
ubicada en la pared más lejana, en la que hay imágenes de guerrilleros, al parecer de las
Farc. Recuerdo inmediatamente el trabajo de Wilson Díaz expuesto en ese mismo lugar,
y en esa misma sala hace un poco de años. Me pregunto, por qué carajos no hay
camino estrecho que permite ingresar en la estructura de andamios, hay varios videos,
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guerrilleros empujándolo infructuosamente, un tercero reproduce imágenes de hombres
uniformados en un pueblo en el que se ven canecas con recipientes de gas, parece una
escena luego de una toma. La imagen del último video, la más grande de todas y que
ocupa toda la pared del fondo, muestra a unos guerrilleros contando fajos de billetes,
mientras la “voz en ‘off’” del video la constituye una entrevista, se le pregunta a una
Luego supe que los videos eran material confiscado por el ejército o la policía, y que
el artista los había conseguido con estrategias similares a las de la consecución del
arma.
3. Continuo hasta el final del corredor de la sala del tercer piso, en la pared se proyecta
un video conformado visualmente por una serie de dibujos naif, con la apariencia de
hechos por niños, que también narran o “ilustran” a su modo las historias y anécdotas
exparamilitares contactados por el mismo artista que contaban cómo era la forma en que
desaparecían cuerpos. A los lados de este video en las salitas laterales hay dos
esculturas hiperrealistas de un hombre y una mujer, a escala real, cada una en una
disposición corporal muy particular. El hombre está dispuesto como el conocido corte
través de un corte vertical en el vientre, las cuatro extremidades cercenadas y una de las
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manos sostenía la cabeza del sujeto. Me impresionó el naturalismo de la escultura, el
extrañamiento vino cuando al acercarme reconocí en la escultura el rostro del artista: era
misma técnica. Ella estaba parada apoyando sus manos en la cadera, también tenía
abierto su vientre por un corte en sentido vertical, y en él tenía incrustada una gallina:
una representación del conocido corte de gallo. Las dos esculturas me parecieron una
paraíso, pero en todo caso Adán y Eva. Hoy este conjunto de esculturas sumadas al
video me parecen una versión instalada de esos trípticos religiosos donde están los
santos o mártires en el centro, y sus tributos a los lados, ahora perversamente invertidos
por el artista.
Sánchez, le había dado al perito. Se había involucrado visceralmente con este trabajo, y
lo había hecho con agudeza y con una increíble experticia técnica y conceptual, me
Si bien conocía algunos de los anteriores trabajos de Sánchez a través de internet y uno
refiero al trabajo del ñoquito del “septimazo” que él tapa con una caja de cartón una y
otra vez, hasta que el discapacitado aprende por sí mismo a defenderse o a salir bien
camina por la séptima sigue indiferente, pensando en sus propios asuntos. Conocía
también el video en el que Sánchez decide ir a uno de estos lugares en el centro donde
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se invita a compartir experiencias sexuales colectivas y el artista ingresa con una cámara
de video escondida hace un registro de la experiencia y sale bien librado, a pesar del
susto de último momento en el que uno de los participantes descubre haber sido robado.
Pero de todos los trabajos que conocía, el que mejor recordaba y el que más me gustaba
porque lo vi en una exposición, era el de las clases con cuchillo. Sánchez, supe después,
le propuso a un “ñerito” amigo suyo que la parchaba cerca a la Tadeo donde Sánchez
estudió, que le diera clases de cómo defenderse de un atacante con cuchillo. El “ñero” le
dijo que listo, que de una, que no sólo le enseñaba a defenderse, sino a hacer y atacar
con cuchillo. Tras el acuerdo, no sé bien qué fue primero, le pide permiso para grabar
las clases. Y entonces el ñero le enseña a hacer cuchillos, o más exactamente a hacer
ataque.
conmovió. Y admito que pocas veces me emociono cuando voy a ver una exposición de
frecuente que me conmueva alguna de las que se realizan en Bogotá, que de por sí son
escasas. Hoy pienso que vale la pena reflexionar sobre esa pieza, o conjunto de piezas
Sólo conozco tres críticas de esta exposición: en Esfera Pública salió hace apenas un
par de semanas una corta reseña bajo la autoría de Laura Rubio, la otra reseña fue
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menos visible, y apareció publicada en el blog “Vistazos críticos” de Ricardo Arcos
embargo les falta agudeza descriptiva y crítica. En cambio la crítica en directo de Víctor
el autor logra realizar una densa descripción de la obra, sino que también hace un agudo
análisis e interpretación de la misma. Claro, con la ventaja de ser amigo del autor, de
estar más cercano a él y a su obra, es decir a las fuentes primarias fundamentales. Pero
lo que más me gusta de esa crítica de Albarracín es que él como autor y crítico se
identifica con la provocación que caracteriza a Edwin Sánchez, le interesa, como a éste,
artista les seduce poner en tela de juicio asuntos a veces naturalizados en este tipo de
arte, como la ética del artista, y ambos lo hacen dentro del propio campo del arte. Es
decir, ambos reivindican la posibilidad de hacer una crítica a ciertas prácticas artísticas,
En ese sentido Edwin Sánchez linda con las estrategias y operación de la artista cubana
Tania Bruguera, quien vino a Colombia el año pasado para el evento de Hemisférico. La
interés en el arte que genere política. Considera que el artista, a través del poder que la
política. Si bien respeta la posibilidad de la inutilidad del arte, ella apuesta por un arte
útil, cuyo objetivo es generar maneras de pensar y crear foros públicos. “El arte puede
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http://esferapublica.org/nfblog/?p=5085 consultado el 31 de marzo de 2010
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claro que la obra de Edwin Sánchez, o Puntos de Cruce en particular, no ha generado
Escuela de Artes Plásticas de la Nacional hace casi un año -Sin título (Bogotá, 2009) -,
hacerlo desde el mismo escenario del arte. Allí es que opera su crítica, y no hay
en particular, los medios o la prensa que dan cuenta de él, exceda el lugar de la obra.
que los separa es la manera en que cada uno se involucra en el trabajo. Es conocido que
para la realización de Sin título (Bogotá, 2009) la cubana reunió a tres personas ligadas
de una secuestrada por el ELN y un líder de los desplazados que por aquellos días se
también había sido contactado, pero que se acobardó a último momento y evito ir a un
escenario compartido como ese. Lo que se dice, y la misma artista admitió, es que para
lograr reunir a este grupo de personas sólo necesitó unas cuentas llamadas. Es decir,
sujetos que el público: poco o nada. Aunque hubiese habido un acuerdo previo sobre los
discursos que uno y otro referirían, y que se diese un diálogo con la artista, quien
propuso como punto de partida la pregunta ¿Qué es para Ud. un héroe?, Bruguera no se
del arte en Colombia, y que el mismo Sánchez pone en entredicho. Me refiero a que
realización de Puntos de Cruce. Desde la consecución del arma, su manipulación y
De otra parte quizá Sánchez, como Bruguera, termina siendo políticamente correcto. La
representa, es mínima. Pero su punto de partida es ese. Desde el arte se puede producir
política, generar opinión sobre los nexos entre los agentes de la ilegalidad -delincuencia
o paramilitarismo- y los agentes del Estado, o señalar el desgaste de una guerrilla que no
García. Espitia plantea una parodia del “arte político” a partir de una interpretación y
actualización del proyecto y estética política de Mao Tse Tung y su revolución cultural.
La artista lo hace a través de pinturas que apropian la estética del realismo social. Pero
Sair, que parece la otra cara de la moneda -incluso, es el tipo de obra que la obra de
obvios a más no poder, termina por ilustrar lo que de otras formas más poéticas el
muerto a pesar de que Mao haya muerto, de que el comunismo haya muerto, en suma,
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de que la izquierda blanca, patriarcal y racista del siglo XX haya muerto. La ética y la
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