La Visión Global del Desarrollo Sostenible

Por: Daniela Latorre Castaño (cód.: 1524505)

A lo largo de los años, el medio ambiente ha jugado un papel fundamental en la supervivencia de los
seres humanos. El medio ambiente proporciona los recursos naturales y las materias primas que
permiten la vida de todas las especies que habitan en la Tierra. Es tanto así, que en la actualidad se
ha sobre-explotado el ambiente, provocando el desequilibrio en los procesos naturales. Lo anterior es
consecuencia de la división entre los países del Norte y los países del Sur, que genera un impacto en
el ecosistema por las actividades realizadas en cada hemisferio dependiente del modo de vida y las
condiciones del entorno. Por lo tanto, según Jiménez Herrero (2000), se requiere de una nueva
conceptualización del desarrollo sostenible, en la que se relacionen directamente la sociedad
planetaria con el medio ambiente para garantizar la convivencia futura de todas las especies con la
biósfera. Es así como, mediante este concepto de desarrollo sostenible, el autor propone las
estrategias a seguir para conseguir un cambio global con el medio ambiente como eje central.

Por un lado, el proceso de cambio debe ser dinámico y progresivo, que conlleve a la evolución y el
bienestar humano, en donde hayan nuevas maneras de producir, consumir y distribuir los recursos.
Primeramente, para llevar a cabo esta proposición es necesario que la comunidad planetaria esté
abierta a las innovaciones y las transiciones hacia un mundo ecológica, social y éticamente
sostenible. Para lo anterior, el autor propone conformar una alianza mundial en favor del medio
ambiente y el desarrollo humano para orientar la toma de decisiones sobre este eje fundamental del
desarrollo sostenible. Es decir, cuando se tenga una nueva visión del mundo bajo el principio de
totalidad. Por tanto, se propone un sistema único, multidimensional, complejo y conformado por
subsistemas con interdepedencia entre ellos.

En segundo lugar, se debe procurar que el planeta se adapte a las transformaciones estructurales
para garantizar la solución de las problemáticas globales de las generaciones presentes y futuras.
Esta adaptación se llevará a cabo, según el autor, a medida que se restablezca el equilibrio del medio
ambiente. En otras palabras, se conseguirá el equilibrio cuando haya una autorregulación del sistema
y se distribuyan los recursos de manera equitativa. En la actualidad, por ejemplo, los países ricos
producen mayor impacto ambiental debido a excesos económicos, mientras que los países pobres
degradan la naturaleza por falta de desarrollo, hambre y necesidad de sobrevivir. Por otro lado, se
debe conocer la complejidad de los problemas actuales, en particular, las tensiones generadas por el
surgimiento de la globalización entre los países ricos y pobres. Lo anterior genera como
consecuencia no sólo una expansión capitalista, sino también la imposición de los sistemas de
producción y consumo por parte de los países del Norte, en los que se busca mayor productividad y
consumo en masa, que a su vez aumenta la desigualdad, favorece el individualismo y disminuye la
conciencia hacia la conservación de los recursos naturales.

En tercer lugar, este proceso debe potenciar las habilidades de los seres humanos y beneficiarse de
su ingenio para lograr la interdependencia entre los individuos y la naturaleza, es decir, lograr la
armonía vital de todas las especies. Por lo tanto, Jiménez Herrero (2000) afirma que se deben
generar estrategias de desarrollo comunes entre países pero diferenciadas en función de las
responsabilidades que tiene cada país dependiendo de sus fortalezas y oportunidades. Asimismo, el
desarrollo humano logrará el bienestar y la conciencia de las personas, que tienen una serie de
beneficios de carácter mundial. Principalmente, habrá un uso racional de los recursos naturales, se
procurará por el mantenimiento de la calidad ambiental y se conservará la biodiversidad.

En conclusión, este cambio debe estar comprometido con la coevolución, la equidad y la

sostenibilidad en el tiempo del planeta y las especies que habitan en él. Cabe aclarar que hay una
gran transición por hacer para lograr este cambio de los paradigmas del presente. Las divisiones
entre países, el surgimiento de la globalización, la mala distribución de la riqueza y la explotación de
los recursos son problemáticas actuales que deben de controlarse en gran medida para poder
empezar al camino hacia el desarrollo sostenible. Para terminar, es preciso reflexionar sobre algunos
cuestionamientos que plantea el autor: “¿se puede hablar de desarrollo humano si es a costa de
destruir el medio ambiente?, ¿existe tiempo suficiente para dejar el capitalismo y seguir la ecología y
la justicia social, cambiando el sistema económico?, ¿los países ricos podrán liderar el cambio para
mejorar las condiciones y la calidad de vida de la comunidad en armonía con la naturaleza?”
(Jiménez Herrero, 2000)... Sólo el tiempo podrá hacerse cargo de responder a tales preguntas, o
quizás ya sea muy tarde para frenar el daño que se ha causado al planeta.

Bibliografía
Jiménez Herrero, L. M. (2000). Desarrollo Sostenible: Transición hacia la Coevolución Global. Madrid:
Pirámide.