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EL GRAN RETO DE LA CONVIVENCIA ESCOLAR

EDUCAR PARA SER


REFLEXIONES COMPARTIDAS

RESUMEN

Este artículo propone una serie de reflexiones y aporta de forma clara algunas
metodologías llevadas a la práctica en este Centro que han tenido resultados
satisfactorios y que pueden utilizarse de forma sistemática en la resolución de
conflictos. Finalmente se aporta un cuestionario para evaluar dicha actividad tanto al
alumnado como al profesorado de dicho centro.

Una de las principales demandas de la sociedad actual, caracterizada por el


individualismo, la globalización, la falta de cohesión social, la desigualdad, la
intolerancia, etc., es APRENDER A VIVIR JUNTOS.
La educación del siglo XXI, no puede renunciar a la formación de una
ciudadanía libre, crítica y responsable, y los centros escolares, y más concretamente
los institutos, deberán convertirse en espacios idóneos para profundizar en los valores
de convivencia democrática.

Palabras clave:
Convivencia, conflicto, competencia social y ciudadana, reflexión, aula punto de
partida.

Introducción
La convivencia empática entre el alumnado que integra nuestras aulas
constituye un gran reto que afecta a toda la sociedad. Los conflictos que surgen de
forma natural en la vida de todas las personas pueden verse como oportunidades de
crecimiento y maduración personal a condición de que se desarrollen de forma
pacífica e inteligente.
Aprender a convivir en la escuela, a socializarse en valores como el diálogo, el
respeto, la tolerancia, a aceptar la diferencia del otro, es una tarea vital en nuestros
centros de trabajo.
En una sociedad tan superficial, con unos valores tan débiles y donde casi todo
está permitido, parece que el temor de los adultos a educar a las nuevas
generaciones está haciendo que se haya renunciado a la autoridad por miedo al
autoritarismo.
En definitiva, lo que pretendemos es, capacitarnos todos, tanto el alumnado
como el profesorado para gestionar los conflictos que puedan surgir de forma pacífica,
son aspectos centrales y comunes de interés en toda tarea educativa.

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Debemos reflexionar desde una perspectiva pedagógica y positiva, sobre estas
cuestiones, así como plantear líneas de actuaciones educativas y pedagógicas para
ayudar a avanzar en la convivencia por la que apostamos.
La convivencia escolar se ha convertido en el centro de atención no solo de toda
la comunidad educativa sino de la sociedad en general.
Reflexionar sobre la convivencia escolar implica entender que la
responsabilidad de educar para la convivencia no puede atribuirse solo a la sociedad
en abstracto, a la familia, a los medios de comunicación, a los profesores sino que se
trata de que todos y todas trabajemos con un proyecto de trabajo en común.
Algunas de las directrices que podemos utilizar seria el diseño de un plan de
convivencia, cada centro deberá conformar una comisión de convivencia para
establecer un plan de actuación y trabajo que sea coherente y lógico.

Este plan de convivencia tan necesario en los centros, aún no está


desarrollado en alguno de ellos e incluso no le dan ese carácter prioritario del que
debería de estar impregnado y créanme hablo desde mi experiencia docente.
La puesta en práctica de un Plan de convivencia redunda en evitar
intervenciones improvisadas que ayudan a crear desconcierto y a abrir grietas
en los pilares de la buena convivencia.

En este curso académico, éste planteamiento nace de la implicación de un grupo


de profesores y profesoras interesados de una forma muy especial con nuestro
centro, ya algunos compañeros, han sufrido algún altercado relacionado con este
gran problema, que a veces, el mismo equipo directivo no sabe como atajar.

Las actividades de convivencia deben ser planificadas a largo plazo y atañer e


implicar a todo el centro escolar.
Debemos tener en cuenta que un centro educativo no es una suma de aulas y
que el aprendizaje de la convivencia no es responsabilidad única de una asignatura o
materia, ni tampoco de los tutores. En este sentido, la acción tutorial tiene una
importancia crítica en la orientación personal, profesional, y académica del alumnado
y, muy especialmente en la atención a la diversidad y mejora de la convivencia.
Merece la pena desarrollar materiales específicos para que el espacio de tutoría
contemple objetivos relacionados con el ámbito de la convivencia. La formación en
valores, actitudes y normas debe ser asumida por todo el claustro de profesores
contribuyendo de esta forma al eje del currículo .La integración del centro docente en
el entorno que le rodea se presenta como un aspecto fundamental.

Todos los centros educativos deberían comenzar a trabajar en su plan de


convivencia pero no en uno cualquiera, que puede copiarse de algún sitio, sino de
trabajar en su propio Plan de convivencia. La Ley supone un respiro y una
oportunidad de comenzar o seguir trabajando por y para la convivencia.
Todos los colectivos deben tomar una decisión clara si queremos cambiar la
cultura escolar que late en nuestras aulas.

Como ya hemos dicho anteriormente, el comienzo del curso escolar trae a


nuestra memoria, a nuestra vida, a nuestro trabajo, a nuestra familia y sobre todo a
los medios de comunicación, el tema de la educación y los derechos y obligaciones
entre el profesorado y las familias que deben ser la fuerza complementaria ya que lo
que pretendemos es que nuestro objetivo a largo plazo sea fructífero.

Gran parte de las tareas, que hasta no hace mucho, eran asumidas por la familia
han pasado casi sin darnos cuenta, ya que esto no ha sido ni elegido ni
consensuado, a la escuela y a los docentes.

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Todo esto, en parte es debido, al ritmo frenético que llevamos de trabajo, de
estrés, etc. ésta situación a menudo lleva a reprocharnos y a acusarnos los unos a los
otros.
Merece la pena pararse a pensar y hacernos esta sencilla pregunta ¿Qué
espera la familia de la escuela?

De forma muy resumida podríamos señalar las siguientes:

 Una serie de datos o conocimientos que les van a servir para andar por
la vida o seguir estudiando a través de la oferta educativa que tienen a su
alcance.
 Una red social que le permita compartir su vida con la de los demás.
 Una formación en valores que evite los comportamientos anti-sociales,
por desgracia, tan arraigados y de moda en nuestros días.
 Y finalmente una prolongación de la seguridad que reina en el domicilio.

Si nos hacemos la pregunta de forma inversa, ¿Qué espera la escuela de la


familia?

 Un gran compromiso de padres y familias en cuanto a la toma de


decisiones y normas como horarios, aseos, vestimenta, asistencia.
 Una colaboración desinteresada con sus hijos basada en el apoyo de su
aprendizaje, inculcándoles hábitos necesarios e importantes para toda su
vida como la disciplina, el respeto, el hábito lector, etc.
 Una atención básica que los aleje del uso excesivo, que nuestro
alumnado hace de la TV e Internet, basado en una buena calidad y
cantidad de tiempo dedicado a juegos, diálogo, paseos, etc.
 Una colaboración real de padres y madres en las reuniones del centro
para contar con su opinión en temas que atañen a todo el entorno
educativo.

Una vez vista de forma muy resumida lo que espera la familia de la escuela y la
escuela de la familia deducimos que la primera responsabilidad de los padres es
la EDUCACION de los hijos, y esa responsabilidad no puede delegar en nadie
más .Se puede y se debe pedir ayuda a la ESCUELA pero esta tarea no puede
recaer en el centro educativo hablemos de la edad que hablemos.

Los padres tienen la obligación de complementar lo que la escuela y la


educación formal no pueden aportar.
Los padres y madres deben acomodar lo que se aprende en los centros
educativos a la vida cotidiana y familiar.
La educación no puede consistir como ya dijera Séneca en llenar un cántaro de
agua (de conocimientos) y evaluar su aprendizaje con una nota que reproduzca
lo dicho o leído en los libros de textos, sino que debe consistir en “prender un
fuego” que les lleve a reflexionar de forma crítica y autónoma.
El profesorado tiene la obligación de madurar y sacar a flote otras áreas como la
utilización práctica de esos conocimientos, la creatividad, la reflexión, la crítica,
etc.

Como ya he dicho con anterioridad, nuestra sociedad va cambiando de forma


vertiginosa y si nuestra tarea docente solo se queda en la idea conductista del
aprendizaje difícilmente vamos a dotar a nuestro alumnado de mecanismos para
adaptar lo aprendido a una situación concreta, para resolver problemas nuevos
que vayan surgiendo día a día.

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Es decir, la realidad no siempre es la suma de las partes que componen el
todo.

Si a nuestro alumnado le enseñamos algo que ellos hubieran podido descubrir


por sí mismos, en realidad, los estamos privando de poder descubrirlo ellos
mismos.
La tarea de los padres respecto de la escuela es la de apoyo y no la de policía
escolar.
Deberíamos depositar en nuestro alumnado la responsabilidad de su
rendimiento y las consecuencias de sus acciones.

El realizar o no la tarea debería ser una decisión que emane de su compromiso


de esfuerzo y no de una actitud generada por el miedo al castigo que vendrá de
los padres o del profesorado.
Como conclusión, podemos decir que “nuestra tarea” es formar personas
adultas, responsables, creativas, autónoma, respetuosas y eso va más allá del
rendimiento académico.
Asumir y valorar ese objetivo repercutirá de forma positiva en el futuro de
nuestros hijos e hijas y de nuestro alumnado y, sobre todo, en las generaciones
sucesivas y venideras.

Es algo evidente que el gran reto que tenemos al frente tanto para el
profesorado, padres, madres y alumnado es el de la convivencia escolar.
El alto nivel de conflictividad que desgraciadamente está presente en nuestras
aulas es una realidad que obliga a tomar medidas correctivas sin un gran valor
pedagógico ni corrector, pero que sirven en casos puntuales para controlar
situaciones de desacuerdos que se produce en el aula y como freno a las conductas
contrarias en el grupo clase.
La mayoría del alumnado que no encuentra su lugar en la escuela es porque ya
no lo tienen en la sociedad ya que, muchos de estos chicos y chicas provienen de
familias desestructuradas y con graves problemas. El centro, para este alumnado se
convierte en un lugar donde seguir fracasando. Pero lo más preocupante, es que en
el resto del alumnado se crea un malestar emocional, baja autoestima en el que se
sigue discriminando y marginando al más débil.

Las edades que atendemos son muy complicadas y las aulas necesitan no solo
más profesores (aunque también) sino de psicólogos o trabajadores sociales para
ayudar al alumnado o a las familias con problemas.
Es suficiente realizar una breve reflexión para ser conscientes de que el simple
“castigo” sin el acompañamiento de una actividad correctora, es decir, ese
comportamiento contrario a las normas del centro deberá tener una consecuencia en
el alumnado puesto que se trata de reconducir la conducta del alumnado.

En primer lugar, un centro educativo debe creerse y hacer suya la gran


necesidad de educar a favor de la convivencia pacífica en los IES, en el entrono más
cercano y en la sociedad. Convivir es mucho más que no interferir de forma negativa
en las tareas del Centro. Convivir es crecer con los demás, compartir, aprender a
quererse, a valorarse, a participar, a querer y respetar.
Los centros educativos no son islas aisladas sino que forman parte de un
entorno que debe ser estudiado y tenido en cuenta a la hora de diseñar un plan de
convivencia.

Durante el curso pasado y dada la problemática especial del Centro, conocida


por todos y todas a través de los medios de comunicación, trabajo en el IES Luís

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Carrillo Sotomayor de Baena (Córdoba), un grupo de docentes hemos pensado en la
creación del Aula de punto de partida, ésta Aula pretende no ser solo una medida
correctiva sino preventiva de conductas conflictivas.

Este Proyecto se desarrollará en horario de clase, es decir, en horario lectivo, y


fundamentalmente controlado por el Educador Social, el Equipo de Orientación y el
profesorado de guardia.
Una vez que el profesor o profesora haya rellenado el parte de incidencia y se le
prive al alumnado del derecho a clase, se señalan las tareas a realizar en el Aula de
punto de partida.

Cuando el alumnado acceda a dicha aula se establecerá un diálogo con el


educador/a social tratando de comprender y reflexionar de los errores cometidos en el
aula y se intentarán buscar caminos alternativos al conflicto.

Es muy importante el seguimiento del esquema:

Análisis de la situación conflictiva- Actitudes a cambiar para evitar el


conflicto-Comunicación con padres y tutores-Realización de la tarea.

El objetivo que pretendemos es que a partir de la repetición de esta pauta


terminaremos creando en el alumnado una capacidad para que ellos mismos traten de
prevenir y evitar las situaciones de tensión o conflicto que puedan aparecer entre
profesores y compañeros, logrando de este modo, la rectificación de ese
comportamiento negativo a corto plazo.

El profesorado en última instancia, intentará reconducir la situación y reforzar el


patrón creado, aprendiendo a conocer aquellas situaciones importantes para evitar la
situación y reforzar el patrón creado, aprendiendo a conocer aquellas cuestiones
importantes para evitar la situación de conflicto.

Posteriormente, los delegados y delegadas de cada grupo-clase asistirán en


horario lectivo, (o cualquier compañero o compañera que desee hacerlo, sería bueno
elegir algún líder positivo de cada clase) para que vayan formándose con la ayuda de
especialistas en la materia, de forma que en cada clase siempre haya alguien ya
formado.
Cuando surja un problema de forma aislada a un nivel mayor tanto en la clase,
como en el IES, a nivel de Centro etc, se requerirá de la ayuda de estos compañeros
y compañeras para que se resuelva el conflicto de forma pacífica, reflexiva, tranquila,
éstos compañeros escucharán a las dos partes en conflicto sin emitir ningún juicio.

El objetivo es que las personas en conflicto dialoguen, conversen, se serenen,


empaticen y finalmente lleguen a un acuerdo verbal, que luego posteriormente se
realizará por escrito. En dicho documento se comprometerán a realizar una serie de
reflexiones sobre el porqué del conflicto, cómo surgió, si pudo evitarse, porqué se
actuó mal, que habría hecho en este momento una vez que ha reflexionado y se ha
dado cuenta de los errores cometidos.

CONCLUSIONES

En definitiva, las medidas para mejorar la convivencia y los pilares desde una
perspectiva global serían:

 Más recursos humanos.


 Formación del profesorado en convivencia.

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 Equipos de mediación en el centro.
 Mayor coordinación entre equipos directivos, educativos y departamentos
didácticos.
 Creación de equipos de alumnos y alumnas para mejorar dicha
convivencia.

Para evaluar nuestro Proyecto presentamos un modelo de cuestionario para


conocer en que grado se han cumplido o no nuestros objetivos iniciales.

CUESTIONARIO DE VALORACIÓN DEL PROYECTO

1. GRADO DE CONSECUCIÓN DE LOS OBJETIVOS:

 FAVORABLE
 DESFAVORABLE
 MUY FAVORABLE

2. IMPLICACIÓN Y ACEPTACIÓN DEL PROYECTO ENTRE EL


ALUMNADO

 ESCASA
 BUENA
 MUY BUENA

3. IMPLICACIÓN Y ACEPATACIÓN DEL PROYECTO ENTRE EL


PROFESORADO

 ESCASA
 FAVORABLE
 DESFAVORABLE

4. ADECUACIÓN DE OBJETIVOS Y ACTIVIDADES DE DICHO


PROYECTO

 ESCASA
 BUENA
 MUY BUENA

5. LOS MÉTODOS UTILIZADOS HAN SIDO…

 ESCASOS
 ADECUADOS
 MUY ADECUADOS

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6. LA TEMPORALIZACIÓN HA SIDO……..

 ESCASA
 IDÓNEA
 MUY ADECUADA

7. LA PUESTA EN PRÁCTICA DEL PREOYECTO HA SUPUESTO….

 NO HA HABIDO NINGÚN CAMBIO IMPORTANTE EN LA


CONVIVENCIA DEL CENTRO.
 HA HABIDO ALGÚN CAMBNIO PERO NO HA AFECTADO A TODA LA
COMUNIDAD ESCOLAR.
 SE APRECIA UNA IMPORTANTE VARIACIÓN RESPECTO AL INICIO
DE CURSO

BIBLIOGRAFÍA:

 Amani (1995). Educación intercultural. Análisis y resolución de


conflictos. Madrid: Conserjería de Educación y Cultura, Dirección
General de Juventud.
 Porro, B. (1999). La resolución de conflictos en el aula. Buenos Aires:
Paidós.
 Sastre Villarrasa,G. y Moreno Marimon, M. (2002). Resolución de
conflictos y aprendizaje emocional. Barcelona: Gedisa.
 Segura, M. Y Arcas, M. (2004). Relacionarnos bien. Madrid : Narcea

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