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Resumen del libro:

Los retos de la educación en la modernidad líquida

Nombre: Marta Boronat Barbeta


Profesor: Francisco Javier Cano Montero
Asignatura: Sociología de la Educación
Curso: 2º- J
EL SÍNDROME DE LA IMPACIENCIA
La valoración del tiempo ha aumentado considerablemente, hasta el punto que la espera o la dilatación
de una actividad se ha transformado en un estigma de inferioridad, por tanto se valora la posición en una
escala jerárquica la capacidad para reducir o hacer desaparecer los espacio de tiempo de espera para alcanzar
el deseo de satisfacción, es decir, obtener lo que uno quiere ahora, sin demoras. Por esa razón las industrias
alimentarias tratan de vender productos fáciles de preparar para reducir todo el tiempo posible en su
elaboración, ya que consideran que deben atesorar y cuidar el tiempo en aquellas actividades que nos
producen placer y disfrute, produciéndose así "el síndrome de la impaciencia", es decir, celos de despreciar el
tiempo en actividades rutinarias, un ladrón de oportunidades para disfrutar de las recompensas, debido a la
paciencia, a regalar tiempo que disminuye nuestras posibilidades de obtener nuevas oportunidades de alegría y
placer.

EL CONOCIMIENTO
En lo que respecta al conocimiento, Myers consideraba un error el hecho de comprender la educación
como un producto y no como un proceso que dura a lo largo de toda la vida. Un proceso en el cual la persona
aprender a desarrollar una serie de aptitudes, habilidades, estrategias y conocimientos que debe aplicar a su
vida diaria y no por ello conformarse con lo que ha aprendido y ha aplicado, sino intentar siempre tener el
afán de aprender y mejorar aquellas ya adquiridas.
En la sociedad del consumismo que vivimos actualmente nos inculcan a base de una fuerte publicidad y
presión social al goce breve de las cosas. La capacidad de que dure un largo tiempo y sirva indefinidamente al
propietario ya no es una idea prioritaria en la sociedad. Se espera y se da por hecho que las cosas duren un
momento determinado y sean sustituidas de un momento a otro y si es de forma temprana, mejor. Por tanto, el
conocimiento tienen la misma concepción. Se ha adquirido como un producto de mercado que se puede
utilizar durante un periodo de tiempo y será remplazado por otro próximamente. De esta forma, la formación
se ha mercantilizado, a fin de ser remplazadas por otras versiones "nuevas y mejoradas" que pretenden aportar
nuevas características diferenciadas, pero que serán transitorias como los productos anteriores que se han
desechado.

EL CAMBIO CONTEMPORÁNEO
El aprendizaje está condenado a ser una búsqueda interminable de objetos siempre esquivos que
tienen la desagradable y enloquecedora costumbre de evaporarse o perder su brillo en el momento en que se
alcanzan. De modo que en un mundo como el de la modernidad líquida, ninguna estructura, incluida la
educativa, conserva su forma el tiempo suficiente como para garantizar su permeabilidad y como
consecuencia, se deben adaptar a los tiempos que corren.

LA MEMORIA
Anteriormente era un aspecto muy preciado, el aprendizaje y la educación fueron creados para un
mundo duradero, donde aquello que más lejos en el pasado logrará alcanzar su conservación, más valorado y
rico era. En cambio ahora en muchos casos se considera un aspecto inútil, dado que el trabajo arduo de
memorizar produce más desperdicios que usos, pues no se sabe en gran medida cuánto tiempo será de ayuda
ese conocimiento, por tanto, todo compromiso a largo plazo son un obstáculo que, ahora, hay que apartar del
camino.

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Así pues, el capitalismo sueña con vender cualquier cosa en forma de producto, original, único,
irremplazable... y para ello, es el empleado en funciones, quien debe vender aquel producto de manera
original, aportar ideas insólitas, proyectos excepcionales, fuera de lo común, a fin de despertar en el
comprador su atención y favorecer así a la empresa. Esto es, en definitiva, lo que la estructura educativa
quiere desarrollar en las personas que se están formando, es decir, tratar de despertar en cada persona su
propia personalidad, sus propios gustos, actitudes y aptitudes que están inmersas en las "fuerzas interiores" de
manera latente, unas fuerzas que esperan ser despertadas para ponerse a trabajar y desechar la cotidianidad, la
rutina, el estancamiento en un trabajo común. A día de hoy eso ya ha quedado obsoleto y se busca el
emprendimiento, algo que se ha puesto de moda para producir de forma autónoma.
El desconocimiento mueve una vitalidad constante que incita a la acción y despierta la curiosidad del
aventurero. En cambio, la masa impenetrable de información disponible al alcance de todos y accesible ahora
aumenta las complicaciones, el desorden y el caos en la calidad de la información, la relevancia de la temática
o la utilidad o aplicación que tiene a la vida, provocando en las personas el desconcierto, la confusión.

CONCLUSIÓN
Una de las tareas más complicadas y arduas de hacer es atribuir mayor relevancia a algunas informaciones que
otras. Sólo podemos guiarnos por la regla del éxito que alcanza en el momento, aunque éstas pueden perder su
relevancia mucho antes de lo previsto.
A pesar de que la educación siempre se ha adaptado a las circunstancias cambiantes, el momento actual tiene
una complicación mayor, la masiva información de conocimiento. Por ello, debemos preparar a las próximas
generaciones a convivir con estas complicadas mareas de información, enseñarles a administrarlas,
manejarlas, cotejarlas y seleccionar aquellas que sean útiles en el momento preciso, pues deben tener siempre
presente que sólo podemos vivir el ahora.

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