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REPORTES DE LECTURA 2:

“EL MÉTODO CIENTÍFICO Y LA NUEVA FILOSOFÍA DE LA


CIENCIA”

ASIGNATURA
Filosofía de la Ciencia

NOMBRE DEL ALUMNO


Beatriz Elena Gómez Agudelo

NOMBRE DEL CATEDRÁTICO


Dr. Juan Ávila Osornio

Marzo 27 de 2018
Ibagué – Tolima – Colombia
EL CONOCIMIENTO CIENTIFICO
¿A PARTIR DE LA FALSACIÓN O DEL PARADIGMA?

Mag. Beatriz Elena Gómez Agudelo


fps.jt2010@gmail.com

La comunidad científica exige que los procesos investigativos definan un método


que les permita, bien alcanzar la verdad, o por lo menos crear modelos para
aproximarse a ella, estableciendo un punto de encuentro entre el investigador y la
ciencia, de tal manera que el investigador pueda contribuir al crecimiento del
conocimiento científico que le permita a la ciencia acercarse a la realidad para
conocerla, transformarla y ponerla al servicio de la humanidad. En este sentido, el
producto de una investigación debe ser la generación de conocimiento; es decir,
un aporte a la ciencia.

“El problema central de la epistemología ha sido siempre y sigue siéndolo,


el problema del conocimiento. Y el mejor modo de estudiar el aumento del
conocimiento, es estudiar el del conocimiento científico” (Popper, K.,
1996).

Para ello, el método científico reúne todas las características que permiten al
investigador obtener un nuevo conocimiento que van desde la identificación y
formulación de problema, pasando por la formulación de hipótesis, recolección de
datos, para terminar en el análisis e interpretación de la información. Pasando por
cada una de esas etapas, el investigador centra su interés y esfuerzo en
comprobar la veracidad o falsedad de su hipótesis. La veracidad de su hipótesis
podrá dar lugar al surgimiento de una nueva teoría. Sin embargo, las teorías
deben someterse a todo el análisis lógico, matemático y técnico buscando
demostrar que las hipótesis son falsas. La teoría capaz de resistir la mayor
cantidad de contradictores es lógicamente la más fuerte y por ende tiene mayor
poder explicativo y predictivo, por tanto es considerada una buena teoría científica.

Los antiguos filósofos como Parménides, Husserl, Platón, Bacon y Descartes,


consideraban la ciencia como la hacedora de verdades absolutas y daban por
cierto toda teoría basada en hechos empíricos. A finales del siglo XX,
encontramos que la ciencia adquiere un carácter permanentemente revolucionario
ya que su progreso consiste en la reformulación constante y comprobación cada
vez de nuevas teorías. Por consiguiente, la ciencia ya no aparece tratando de
encontrar verdades absolutas, sino por el contrario, tratando de debatir dichas
verdades; dicho en otras palabras, falseando todo tipo de teorías, dando lugar al
surgimiento de nuevas ideas (Asensi, V. Parra, A., 2002).

Aparece entonces Karl Popper, propuso establecer la falsabilidad como criterio de


demarcación para definir entre lo que es ciencia y lo que no lo es. Pero el criterio
de demarcación funciona un poco como el sistema penal. Una afirmación científica
es cierta hasta que se demuestre lo contrario.

Popper llamado padre del falsacionismo, consideraba que las teorías científicas
basadas en hipótesis irían resistiendo la falsación hasta que apareciera un hecho
científico que le quitara su validez, entonces la hipótesis se revisaría y así poco a
poco iría avanzando la ciencia.

“No hay métodos infalibles ni ciencia segura. No hay espistéme, sólo


dóxa; no hay saber definitivo, solo conjeturas y provisionales” (Popper, K.
1996).

Pero Hans Kuhn consideró el método demasiado simplista y entonces planteó que
la ciencia funcionaba con base en paradigmas que son adoptados por grupos de
especialistas que comparten presupuestos, conceptos y métodos comunes, que
revisan el paradigma a partir de lo que él llamaba hipótesis ad hoc, hasta que la
evidencia refutando la teoría es tan grande que se forma una crisis paradigmática
y hay que hacer un cambio de paradigma científico con el que explicar un hecho
medido (Campillo, A., 2015). En este sentido, Kuhn no habla entonces de
progreso, sino de nueva mirada (Asensi, V. Parra, A., 2002).

A manera de conclusión, puede afirmarse que es imposible tener certeza de todo


cuanto se estudie, la verdad filosófica de la realidad como proceso evolutivo e
histórico, ofrecerá nuevas perspectivas y variables de las que dependerá la nueva
condición de estudio; ante esto, el científico tendrá o deberá tener la habilidad de
establecer rangos o márgenes de error no necesariamente estadísticos. La
experiencia confirma que dichas interpretaciones dependen de la diversidad de
puntos de vista y corrientes ideológicas y científicas. Como ya se ha dicho, lo
máximo que se puede lograr a través de la investigación son meras
aproximaciones a la realidad, algunas con mayor o menor medida de exactitud. En
este sentido falsación y paradigma dan lugar a la generación de nuevas ideas que
mantendrán vigente el espíritu del conocimiento científico.
Referencias Bibliográficas:

Asensi, V. y Parra, A. (2002). El método científico y la nueva filosofía de la ciencia.


Recuperado de: http://revistas.um.es/analesdoc/article/viewFile/2251/2241

Campillo, A. (2015). ¿Cómo avanza la ciencia? Falsabilidad y paradigmas.


Recuperado de: https://es.sott.net/article/37605-Como-avanza-la-ciencia-
Falsabilidad-y-paradigmas

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