Professional Documents
Culture Documents
ver con los tan famosos grados masónicos que sólo son oropel
Al comenzar a tratar sobre lo que los maestros masones estamos tan
familiarizados, y es la cuestión de vaciarnos de lo profano. Quisiera
examinar eso un poco más profundamente, con más detalle, porque cada
uno puede como masón entender los detalles por sí mismo, pero es
necesario aclararlo todo. Mas, antes de entrar en esa cuestión,
tenemos que saber qué se entiende por aprender en masonería, por
madurez masónica y por autoconocerse en sentido masónico. Esas no son
meras palabras, ni simples conceptos cuyo sentido se capta fácilmente.
Penetrar tras las palabras y ver su significación real requiere mucha
comprensión. Por comprensión quiero significar ese estado sin esfuerzo
en el cual la mente se da cuenta totalmente sin ningún impedimento
ninguna tendencia, sin ninguna lucha para comprender lo que comunica
el que escribe este post masónico. Lo que comenta el que escribe este
post tiene muy poca importancia en sí. La cosa realmente importante es
que la mente se dé cuenta tan sin esfuerzo que se halle en un estado
de comprensión todo el tiempo. Si no comprendemos y sólo leemos las
palabras, invariablemente nos quedaremos con una serie de conceptos o
ideas, estableciendo en consecuencia un patrón al que entonces
tratamos de ajustarnos en nuestra vida diaria, o en lo que llamamos en
masonería acumulamiento de conceptos. Ahora bien, lo que yo quisiera
es comprender algo enteramente distinto. Quisiera que desde el
comienzo mismo estuviéramos en este estado de alerta percepción sin
esfuerzo, de modo que podamos juntos penetrar muy hondamente en el
sentimiento, en el sentido que yace detrás de estas palabras. No
existe el movimiento de aprender cuando hay la acumulación mecánica de
conocimientos; ambas cosas son incompatibles son contradictorias. El
movimiento de aprender implica un estado en que la mente carece de
experiencia previa acumulada como conocimiento. El conocimiento es
adquirirlo, mientras que el aprender es un constante movimiento que no
es un proceso aditivo o adquisitivo; por lo tanto, el movimiento de
aprender implica un estado en que la mente no tiene autoridad. Todo
conocimiento supone autoridad, y una mente que esté atrincherada en la
autoridad del conocimiento no es posible que aprenda. La mente sólo
puede aprender cuando el proceso aditivo ha cesado por completo. Es
bastante difícil para la mayoría de nosotros distinguir entre aprender
y adquirir conocimientos. Por la experiencia, por la lectura, por el
escuchar, la mente acumula conocimientos; es un proceso adquisitivo,
un proceso de sumar a lo ya conocido, y funcionamos desde este
trasfondo de conocimientos. Ahora bien, lo que generalmente llamamos
aprender es este mismo proceso de adquirir nueva información y
añadirla al depósito de conocimientos que ya tenemos. Por ejemplo, uno
aprende una lengua poco a poco, incrementando gradualmente el
conocimiento de la sintaxis, las frases idiomáticas de la
conversación, etc.; y eso es probablemente lo que estáis haciendo
ahora la mayoría. Al leer a un masón por estos foros masónicos
aceleran en el sentirlo de adquirir conocimientos. Pero yo trato de
comunicar algo enteramente diferente. Por aprender no quiero decir
añadir a lo que ya saben. Sólo podrán aprender masonería cuando no
hay apego al pasado como conocimiento, esto es, cuando lean algo nuevo
y no lo traduzcan en términos de lo profano conocido. ---La mente que
está aprendiendo masonería es una mente con el poder del candor de la
inocencia, mientras la que sólo está adquiriendo conocimientos es
vieja, estancada, corrompida por el pasado profano, para aprender
masonería hay que dejar a lado lo profano que aprendimos en las
Universidades, en las Iglesias, o en las Mezquitas. Una mente
cándida percibe al instante, está aprendiendo todo el tiempo sin
acumular, y sólo una mente así es masónicamente madura. Más para la
mayoría de nosotros la madurez masónica es un proceso de razonamiento
en experiencia, en conocimiento; es esto lo que llamamos criterio
formado. Una masón maduro, decimos, es la que ha tenido mucha
experiencia, que tiene sabiduría de años dentro de Logia, que sabe
cómo ajustarse a circunstancias del hacer masonería, etc. Avanzando en
el tiempo, ha llegado gradualmente a un estado de plena consciencia de
lo que es ser masón. Consideramos que con el tiempo un masón se ha de
liberado de la ignorancia, siendo la ignorancia una falta de
conocimiento de las cosas mundanas, una falta de experiencia y
capacidad. Un masón con pocos años en Logia, decimos, necesita tiempo
para madurar. Cuando haya llegado a los quince, veinte treinta años
de vida masónica, habrá captado la esencia de la Masonería; pasando
por todas las fases, las emociones, las experiencias propias de la
vida masónica, habrá llegado a un nicel de ser dentro de la
Masonería, conocimiento de ser masón, y entonces tal vez sea maduro.
Ahora bien, la madurez masónica es algo enteramente distinto a lo que
se comprende afuera en el mundo profano. Creo que es posible ser
maduro masónicamente hablando sin pasar por todas las cosas y
vivencias del tiempo, así la masonería no tiene nada que ver con los
tan famosos grados masónico, la masonería más bien es un tema de
experiencia, de alcanzar un alto nivel de ser dentro de los quehaceres
de la Masonería, pero para nada ser masón tiene algo que ver con tener
muchos grados.
A veces, observamos el comportamiento y reacciones de alguien y llegamos a la
conclusión de que es una persona inmadura o parece no querer ser un adulto, pero
¿en qué consiste la madurez emocional? ¿Cómo es ser realmente un adulto? Estas
son las principales características de las personas que han alcanzado una adecuada
madurez emocional:
2. Sabe distinguir entre razón y emoción y, aunque puede optar por dejarse llevar
por uno u otro aspecto, según lo prefiera, es capaz de elegir en vez de verse
dominado por las emociones o tratar de controlarlas recurriendo exclusivamente a
la razón. Es decir, presenta un equilibrio adecuado entre razón y emoción.
3. Tiene metas y objetivos realistas que alcanzar y planifica y lleva a cabo las
acciones necesarias para lograr dichas metas, sin quedarse solo en palabras o
fantasías. Sus metas le ayudan a dotar de sentido a su vida, alcanzar logros y
mejorar su situación. Por el contrario, las personas sin metas viven vidas mucho
más vacías y con menos sentido.
5. Establecen relaciones de igual a igual, mientras que las personas más inmaduras
a menudo establecen el rol de padre/madre o hijo en sus relaciones con los demás.