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Conferencia día del arquitecto 27 de octubre

CREO QUE LA ARQUITECTURA ES EXPERIENCIA… EMOCIÓN y por qué no… un cuento.

De pequeña, creo haber recibido uno de los mejores regalos, no tenía ninguna envoltura, no lo
recibí en una ocasión especial y ni siquiera creo haberme dado cuenta de que era un regalo. No
tenía color ni textura, ni podía cargarlo o llevarlo conmigo, no tenía una materia específica. Era
más una experiencia, un juego. Los recuerdos no son como estrellas fugaces hay algo que logra
revivirlos es así como una experiencia recobra vida después de mucho y mucho buscar.

Mi cuerpo se encuentra en un espacio estrecho, limitado. Abro los ojos y sólo es una caja la que
me contiene, busco en sus bordes, algún filo que me permita ver alguna luz. No tengo manera de
escapar ni forma de gritar, porque nadie escucha. Entonces me sumerjo en otra realidad, quizás
hay espacio, quizás sólo es el infinito, pero… para que una forma exista debo moverme. Es mínimo
el movimiento que puedo realizar, pero a medida que lo ejecuto esta caja se expande, sus formas
dejan de ser filosas y sus superficies se hacen suaves, menos rígidas hasta que poco a poco toma
forma de un nido, es un espacio que me abraza. A lo lejos, ecos de melodías llegan… qué extraño,
aquí no hay viento y de repente comienzo a respirar un aroma colorido que hace palpitar mi
corazón más fuerte, toda su energía se traslada a mi mano, su ligero temblor poco a poco se
acrecienta y no para de moverse, de desplazarse, de romper los papeles con tinta carbonizada,
cómo puede mi mano tener vida propia, cómo puede mi cuerpo anhelar contagiarse de esa vida,
extenderse entre nervios y venas para en un impulso lograr convertirse en sombra y con un reflejo
lograr ser luz

Y mi cuerpo lo más cercano a mí, ha permanecido demasiado tiempo recogido, aprisionado,


aletargado y recluido convencido que la comodidad está en lo estático, en lo pasivo. De lejos, no
parece ser un cuerpo con sus propias preguntas, de lejos, no parece poseer su propia manera de
percibir y de leer lo que le rodea, y ahpi está en la caja, cómo si sólo fuera el limitado espacio que
ocupa. De repente un latido se proyecta como un grito amordazado, brama en silencio por los
poros de una piel insondable y sólo me percato de su sombra. Un umbral se aproxima, toma
presencia, su luz parpadeante disipa el velo de mis ojos y ese cuerpo comienza a atravesar el
umbral.

Es hora de regresar a casa y en mi camino una presencia en las esquinas se esconde Es un olor que
me llama. El viento amable y apacible me entrega sus historias. La tarde al caer, revive las
insonoras voces que conducen mi caminar. Las luces pendulares de aquel escenario ficticio
persiguen mis pasos, dibujan mi silueta y reviven una presencia desde hace tiempo extinta que
ahora toma vida, ese cuerpo atraviesa el umbral y se convierte en una presencia que serpentea, se
desliza, quiere trepar, quiere saltar, quiere encontrar en el espacio un reto, un desafío, pero lo
que busca parece no existir ni siquiera parece ser considerado una necesidad o algo por resolver.

Sí los pensamientos pueden coreografiarse, sí las ideas pueden narrarse, y sí las sensaciones
pueden representarse. Es así como comienzo a coreografiar mi propio pensamiento, mis procesos
y mis ideas en una danza que dibujan paisajes abstractos hechos de giros, pausas,
desplazamientos… así lo que está a mi alrededor se contrae y se expande, Y comienza la
reconciliación con un enclave interno, un nuevo territorio para la batalla poética aparece frente a
mí, una hoja en blanco de gran formato. Utilizo mis manos para dejar un camino de huellas, me
balanceo, me desplazo y siento la fuerza de la gravedad que me absorbe, pretendo producir líneas
vivas, nerviosas que se tensionan, se deforman y se superponen así me sumerjo en este juego…
sucede que si aquí no existe el espacio, puedo crearlo.

Dejo que me embargue la emoción de la libertad confundida con la incertidumbre de lo


desconocido. Cada espacio ficticio o instalación se convierten en la habitación de mi imaginación.
Me dedico a capturar sonoridades que retumban bajo la piel para que a través de mi movimiento
se conviertan en forma espacial, y recojo fragmentos para construir puentes con palabras,
comienzo a corretear a las líneas que tienen movilidad propia y es así como este laboratorio no
paraba de producir ficciones.

Parece una película sin fin, en la que cuadro a cuadro se leía la historia de mis preguntas, las
bitácoras dejaron de ser páginas archivadas para convertirse en los fotogramas que armaban las
secuencias de los vestigios que persigo. Con cada movimiento, una idea distinta de espacio se
despierta, con cada mirada los pasillos se ampliaban, aspi comenc{e a danzar para imaginar un
espacio en el que pueda ser y sanar.

Antes de abrir los ojos tengo la sensación de estar en casa.

Una voz detrás pregunta… recobró el sentido? y yo pienso que recobré el sueño.

Abro la puerta y esa poesía que me busca no me deja caer, pero ahora se esfuma entre lenguas,
códigos y palabras difíciles de pronunciar…. Y vuelvo al tiempo más atrás del umbral… En un
rincón, ella con sus ojos vendados, con su cuerpo pequeño, frágil con toda la sabiduría de la niñez
se enfrenta a la búsqueda, percibe un olor que la atrae pero no sabe dónde está, son los cálidos
perfumes de la tarde que la cautivan y su madre la toma de la mano y le relata a esa pequeña niña
una historia, con aquella voz que en el compás de un respiro logra mecer los sentidos. se trata de
un viaje, es una aventura que se reconstruye a través de sus palabras que hacen que los aromas
florezcan. Y esa niña está dispuesta a sumergirse en aquella historia, con cada paso se dibuja un
suelo ondulante tapizado con hojas color naranja anunciam la presencia de árboles que se
extienden y producen orlas con frutos de color magenta, la invitan a perderse entre sus ramas, en
los que descubre una memoria savia que se traslada a sus venas, siente su energía y es potente el
impulso que sacude su cuerpo pequeño, descubre a través de saltos los ecos de pensamientos
melodiosos que se dispersan. Al trepar, espanta mantos de sensaciones que revolotean, al
deslizarse fluye su cuerpo como agua de río y se sumerge en ondas producidas por armónicas
palabras, se esconde en cuevas esperando a que se evaporen las sombras y se deja caer por
toboganes, se pierde por laberintos y no deja de moverse, de tocar, de escuchar sin ver. Y así logra
habitar un territorio al que sólo tiene acceso con las sensaciones que la palabra produce. Al final
el viaje ha terminado, la niña se quita el velo y observa la caja.

Ahora lo comprendo, Este fue el regalo, que mis pdres de niña me dieron, me dieron una
habitación que era una caja y la llenaron con miles de paisajes, en aventuras que no tenían fin, en
tardes para sorprenderme y no parar de jugar sintiendo mi cuerpo, de tocar aquellas formas
extrañas que no reconocía. las sillas, mesas sábanas y cojines, todo dispuesto para crear un paisaje
que se completaba en mi mente, porque una voz describía qué eran y todo tenía sentido, porque
alguien me acompañaba porque no estaba sola y porque se puede ver con las manos y
escuchando el eco que retumba de los pasos. es así como empecé a coleccionar historias y es así
como siento el impulso de crear espacio con el movimiento de mi cuerpo. Despierto, aún respiro y
quiero mantener este recuerdo, quiero mantener viva la convicción de que la arquitectura es más
que una caja y que mi cuerpo no tiene que estar sometido a espacios reducidos, que la
arquitectura algún día le permitirá a mi cuerpo ser parte, interactuar, jugar y crear el espacio que
me rodea.

CONCLUSIÓN

Existen formas de pensar la arquitectura que involucran usar la herramienta que más tenemos a la
mano, el cuerpo, que tiene su forma de percibir que muchas veces no coincide con lo racional, con
el tipo de espacialidades que intentamos imponerle, hacer búsquedas desde lo corporal es
importante, para lograr una arquitectura donde el ser humano se sienta parte de ese espacio, que
puede interactuar con él y que puede encontrar en él su propia expresión.

Hay recursos por explorar en otras disciplinas, yo los encontré en el mundo del arte, que es una
forma valiosa de producir conocimiento

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