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El enfoque de la neurociencia cognitiva

El enfoque de la neurociencia cognitiva es el que predomina actualmente en la investigación del


lenguaje y sus trastornos. ¿En qué consiste este enfoque y cómo se diferencia del enfoque
tradicional?

A continuación se exponen tres ideas relacionadas que definen la aproximación de la neurociencia


cognitiva al lenguaje. Aunque estas ideas en un principio fueron premisas, o supuestos, que
dirigieron la investigación sobre el lenguaje de la neurociencia cognitiva, cada una de ellas ha sido
apoyada por una cantidad sustancial de datos (véase Patterson y Ralph, 1999; Saffran, 1997),

Premisa 1: Las conductas lingüísticas están mediadas por la actividad de aquellas áreas
particulares del cerebro que intervienen en los procesos cognitivos específicos que requieren las
conductas. El modelo de Wernicke y Geschwind postuló que determinadas áreas del cerebro
implicadas en el lenguaje estaban cada una de ellas dedicadas a actividades específicas, pero
complejas, tales como el habla, la comprensión o la lectura. Pero la investigación de la
neurociencia cognitiva ha encontrado que cada una de estas actividades puede descomponerse en
procesos cognitivos constituyentes, los cuales pueden organizarse en diferentes partes del cerebro
(Neville y Bavelier, 1998). En consecuencia, estos procesos cognitivos constituyentes, y no la
actividad general de Wernicke y Geschwind, parece ser el nivel apropiado al que se llevan a cabo
los análisis. Los neurocientíficos cognitivos por lo general dividen los procesos cognitivos que
participan en el lenguaje en tres categorías de actividad: análisis fonológico (análisis del sonido del
lenguaje), análisis gramatical (análisis de la estructura del lenguaje) y análisis semántico (análisis
del significado del lenguaje).

Premisa 2: Las áreas del cerebro que intervienen en el lenguaje no se dedican únicamente a tal fin
(Nobre y Plunkett, 1997). En el modelo de Wernicke y Geschwind, se suponía que amplias áreas de
la corteza cerebral izquierda estaban dedicadas únicamente al lenguaje; mientras que el enfoque
de la neurociencia cognitiva asume que muchos de los procesos cognitivos constituyentes
implicados en el Neurociencia cognitiva 16-Capítulo 16.qxd 28/9/10 07:22 Página 468 lenguaje
también juegan un papel en otras conductas (véase Bischoff, Grethe et al., 2000). Por ejemplo,
algunas de las áreas cerebrales que participan en la memoria a corto plazo y el reconocimiento
visual de patrones están claramente implicadas asimismo en la lectura.

Premisa 3: Puesto que muchas de las áreas cerebrales que ejecutan funciones lingüísticas
específicas también forman parte de otros sistemas funcionales, es probable que estas áreas sean
pequeñas, estén ampliamente distribuidas y estén especializadas (Neville y Bavelier, 1998). En
contraposición, se supone que las áreas del lenguaje del modelo de Wernicke y Geschwind son
amplias, circunscritas y homogéneas. Además de estas premisas, la aproximación de la
neurociencia cognitiva al lenguaje se distingue de la aproximación tradicional por su metodología.
El modelo de Wernicke y Geschwind descansaba largamente en el aná- lisis de pacientes con daño
cerebral, mientras que los investigadores que siguen el enfoque de la neurociencia cognitiva
tienen también a su disposición un creciente conjunto de técnicas —entre las más destacadas, las
de neuroimagen— para estudiar la localización del lenguaje en sujetos sanos. Neuroimagen
funcional y lenguaje Las técnicas de neuroimagen funcional han revolucionado el estudio de la
localización del lenguaje. Durante la última década, se han llevado a cabo numerosos estudios con
TEP y RMf de sujetos mientras realizaban diversas actividades lingüísticas (véase Bookheimer,
2002; Gernsbacher y Kaschak, 2003; Martin, 2003). Seleccionamos dos para describirlos. Como el
lector está a punto de comprobar, se han seleccionado porque están bien hechos, tienen
resultados interesantes y representan dos aproximaciones diferentes. El primero es el estudio de
RMf de lectura en silencio realizado por Bavelier y sus colegas (1997); el segundo es el estudio con
TEP de denominación de objetos, de Damasio y colaboradores (1996). Estudio de Bavelier con
resonancia magnética funcional sobre la lectura Bavelier y sus colaboradores utilizaron RMf para
estimar la actividad cerebral de sujetos sanos mientras leían en silencio. El objetivo general de los
investigadores no era descomponer la lectura en sus procesos cognitivos constituyentes o
elementos sino hacerse una idea de hasta qué punto está implicada la corteza cerebral en la
lectura. La metodología que siguieron Bavelier y sus colegas destacaba en dos aspectos. En primer
lugar, emplearon un aparato de RMf especialmente sensible que les permitió detectar áreas de
actividad con mayor precisión que en la mayoría de los estudios previos y sin tener que promediar
las puntuaciones de varios sujetos (véase el Capítulo 5). En segundo lugar, registraron la actividad
durante la lectura de frases —en lugar de hacerlo durante las actividades más simples,
controlables y ficticias empleadas en la mayoría de los estudios de lenguaje con neuroimagen
funcional (p. ej.,oyendo palabras aisladas). Los sujetos del estudio de Bavelier y colaboradores
veían frases proyectadas en una pantalla. Entre los períodos de lectura silenciosa se intercalaron
períodos de control, durante los cuales se les presentaban a los sujetos cadenas de consonantes.
Las diferencias de actividad durante los períodos de lectura y los de control sirvieron de base para
computarizar las áreas de actividad cortical asociada con la lectura. Dada la energía computarizada
que se requiere para un análisis detallado, solamente se registraron las superficies corticales
laterales. Comencemos analizando los hallazgos que se observaron en cada uno de los sujetos, en
cada uno de los ensayos, antes de que se hicieran promedios. De este análisis derivan tres puntos
importantes. Primero, las áreas de actividad eran muy irregulares, es decir, había áreas minúsculas
de actividad separadas por áreas de inactividad. Segundo, los retazos de actividad eran variables,
es decir, las áreas de actividad diferían de un sujeto a otro, e incluso de un ensayo a otro en el
mismo sujeto. Tercero, aunque se observó cierto grado de actividad en las áreas clásicas de
Wernicke y de Geschwind, está estaba dispersa por toda la superficie lateral del cerebro. La
actividad generalizada y desigual observada en la corteza izquierda es coherente con las premisas
básicas del enfoque de la neurociencia cognitiva y con las investigaciones previas —en particular
con los estudios del lenguaje mediante estimulación cerebral—. En la Figura 16.16, se ilustran los
aumentos de actividad relacionados con la lectura, promedios de todos los ensayos y todos los
sujetos, del estudio de Bavelier y colaboradores —tal como por lo general se relatan—. El
promedio da la falsa impresión de que durante la lectura estaban activas amplias extensiones de
tejido, de modo homogéneo; si bien los retazos de actividad que se produjeron en cada ensayo
sólo abarcaban entre el 5% y el 10% de las áreas ilustradas. Aun así, hay dos hechos claros: uno es
que aunque se dio un grado significativo de actividad en el hemisferio derecho, hubo mucha más
actividad en el hemisferio izquierdo; y otro, que la actividad se extendía mucho más allá de las
áreas que según el modelo de Wernicke y Geschwind están implicadas en la lectura en silencio (p.
ej., dicho modelo no predecía la actividad en el área de Broca y la corteza motora). Estudio de
Damasio con tomografía por emisión de positrones sobre la denominación En contraposición al
objetivo del estudio de Bavelier y colaboradores, que 16.6 Enfoque de la neurociencia cognitiva
del lenguaje 469 Neurociencia cognitiva 16-Capítulo 16.qxd 28/9/10 07:22 Página 469 era valorar
la extensión de la actividad asociada con la lectura en silencio, el objetivo de Damasio y sus
colegas (1996) era observar juzgar selectivamente la actividad del lóbulo temporal implicada en la
denominación de objetos pertenecientes a categorías concretas. Damasio y colaboradores
registraron la actividad TEP en el lóbulo temporal de sujetos sanos mientras nombraban imágenes
que se les presentaban en una pantalla. Las imágenes eran fundamentalmente de tres tipos
diferentes: caras de famosos, animales e instrumentos. Para obtener una medida específica de la
actividad del lóbulo temporal implicada en la denominación, restaron de la actividad registrada
durante esta tarea, la actividad registrada mientras los sujetos estimaban la orientación de las
imágenes. Los investigadores se centraron en el lóbulo temporal izquierdo de los sujetos para
lograr un análisis TEP más minucioso. El hecho de denominar objetos activó el lóbulo temporal
izquierdo más allá del área clásica del lenguaje de Wernicke. Sorprendentemente, el área precisa
que fue activada por la denominación dependió de la categoría: las caras famosas, los animales y
los instrumentos activaron cada uno de ellos un área ligeramente distinta. En general, las áreas
para la denominación de caras famosas, animales e instrumentos se disponen desde la zona
anterior a la posterior a lo largo de la parte media del lóbulo temporal izquierdo. Damasio y sus
colegas no han sido los únicos que han informado de actividad relacionada con la denominación
de categorías específicas en el lóbulo temporal (véase Gerlach, Law y Paulson, 2002; Löw et al.,
2003; Martin et al., 1996; Nobre y Plunkett, 1997). Además, el examen de pacientes con afasia que
tenían dañado el lóbulo temporal izquierdo ha ratificado la existencia de áreas léxicas de
categorías específicas en dicha área. Algunos pacientes tienen dificultades de denominación que
son específicas para categorías concretas (véase Kurbat y Farah, 1998), y se ha demostrado una
correspondencia entre alteraciones específicas en nombrar caras famosas, animales e
instrumentos se corresponden con las tres áreas del lóbulo temporal izquierdo que se
identificaron con el estudio con TEP (Damasio et al., 1996). Un último comentario sobre la
aproximación de la neurociencia cognitiva al lenguaje: ha habido tanto entusiasmo por el uso de la
nueva tecnología de neuroimagen para estudiar el lenguaje que se ha dado una tendencia a
ignorar el conocimiento adquirido mediante el estudio de lesiones cerebrales. Pero no es así como
mejor funciona la ciencia: la ciencia funciona mejor cuando se suman nuevos datos a los pasados,
más que suplantándolos. Por ejemplo, durante actividades lingüísticas prácticamente siempre las
técnicas de neuroimagen cerebral registran una actividad significativa en el hemisferio derecho, lo
que sugiere que el hemisferio derecho juega un papel importante en el lenguaje; ahora bien, las
lesiones del hemisferio derecho rara vez alteran este tipo de actividad, lo que sugiere que su papel
no es esencial. Está claro que se necesita tener en cuenta ambos tipos de investigaciones para
resolver este enigma (véase Price et al. 1999).

Áreas en las que se observó un aumento de actividad asociado con la lectura en el estudio de RMf
realizado por Bavelier y colaboradores (1997). Estos mapas se obtuvieron promediando las
puntuaciones de todos los sujetos, cada uno de los cuales presentó un aumento de actividad
disperso del orden del 5 al 10% en las áreas indicadas en un ensayo determinado

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