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Uno de los ámbitos en los cuales la psicología podría cooperar más ampliamente es en la
construcción, de casas, de departamentos, y más específicamente de unidades
habitacionales, pues debido a la falta de vivienda y de espacio para la construcción, la
edificación de grandes complejos habitacionales ha sido la vía para resolver estas demandas
de la población.
Puede surgir la duda del papel que puede jugar la psicología en la construcción de unidades
habitacionales, sin embargo sólo es necesario pensar en la gran cantidad de problemas que
enfrentan los habitantes de este tipo de construcciones, el ruido, la falta de privacidad, la falta
de espacios, el no respeto por los demás; todo esto conlleva al tipo de problemas que los
psicológicos estudian: el estrés, la agresión, el hacinamiento, etc.
Pero antes de solucionar este problema es necesario un diagnóstico, es decir, se tiene que
conocer la incidencia y gravedad de la problemática psicológica que enfrentan los habitantes
de las unidades habitacionales.
Todo ser viviente es influido por el medio ambiente en donde está situado y actúa sobre él
ejerciendo de modo continuo o discontinuo una acción transformadora. Las diferencias
individuales en la respuesta a las condiciones medioambientales están en función de la
cultura y la experiencia, así como de las necesidades físicas y sociales. Estas necesidades
se encuentran frecuentemente entrelazadas y pueden variar en términos del espacio
personal, la territorialidad, la privacidad y el hacinamiento. A este conjunto de elementos
Stokols (1978) lo ha denominado conducta espacial humana. (Mejía Escobedo, 1991, p. 6)
Hall (1966) sugirió cuatro zonas espaciales utilizadas por el hombre para regular la
interacción social:
Por ejemplo, los animales dominantes son propensos a tener mayores distancias personales
que los que ocupan posiciones inferiores en la jerarquía social, en los animales subordinados
se observa que ceden espacio a los dominantes. Esta correlación entre distancia personal y
jerarquía en una y otra forma parece darse en todo el reino de los vertebrados. (Mir Aguilar,
1977)
En la sociedad humana, la “élite” social dispone de mayor espacio bajo la forma de terrenos
habitables más grandes, de mayor número de piezas por casa, más de una propiedad, por
ejemplo casas de campo, etc.
De manera más clara se puede ver la diferencia entre estos dos conceptos al ver la
comparación que Sommer (1974) hizo, mencionando que:
b) Los límites del territorio generalmente se marcan mientras que los del espacio
personal son invisibles.
Altman (1975) clasificó los territorios en base a las actividades que se desarrollan en el
escenario, estos son:
a) Primarios, donde el propietario tiene el control absoluto del territorio y los demás
tienen el conocimiento de esa propiedad respetándola al no invadirla sin el permiso del
propietario, por ejemplo: la casa, la recámara, el baño individual.
b) Secundarios, son menos exclusivos y no hay propietarios, pero existe cierto control de
territorio cuando el usuario es el ocupante legítimo, por ejemplo en el salón de clase o
el club social.
c) Públicos, tienen una calidad temporal, cualquier persona tiene acceso y derechos
sobre el territorio, ejemplos de territorios libres son las calles, los parques, y los
jardines. (citado en Mejía Escobedo, 1991, p. 8)
De esto se desprende que la invasión territorial puede tomar diversas formas, como el uso
del territorio sin permiso del propietario, la presencia de otro en los límites del territorio o la
contaminación o profanación del territorio.
HACINAMIENTO.
Este término es utilizado entre los estudiosos de la conducta animal para designar la
reducción del espacio vital y estudiar sus consecuencias tanto biológicas como sociales. (Mir
Aguilar, 1977)
Muchos de los estudios efectuados acerca del hacinamiento se han realizado en animales
bajo condiciones de laboratorio por parte de etólogos, entre ellos Konrad Lorenz, en cuyo
libro, Sobre la agresión, hace una revisión de casos de conducta agresiva en diversas clases
de peces y mamíferos (especialmente ratas) que se encuentran en condiciones de
hacinamiento.
Un etólogo con estudios de patología John Christian en 1950 propuso la tesis de que el
aumento y la disminución de la población entre los mamíferos (ciervos sika) estaban
gobernados por mecanismos fisiológicos que respondían a la densidad. Presentó pruebas de
que, cuando el número de animales aumenta en determinada región, se van formando
tensiones estresantes hasta provocar una reacción endocrina que produce el desplome
demográfico. En escalas más elevadas en la evolución encontramos soluciones más
complejas como respuesta al hacinamiento. (Mir Aguilar, 1977)
Deam, Pugh y Gunderson (1977) afirman que el hacinamiento es un concepto complejo que
no puede ser reducido a una dimensión puramente física. El tamaño espacial, el número de
personas y las necesidades personales, aparentemente interactúan para determinar la
percepción de hacinamiento y sus consecuencias en el comportamiento. Así mismo Altman
(1975), indicó que el hacinamiento surge de la inhabilidad para controlar adecuadamente las
interacciones con otros y se experimenta cuando el nivel de privacidad deseado por un
individuo es mayor que el que realmente tiene. (Mejía Escobedo, 1991, p. 11)
El problema o los problemas, por tanto, que genera el hacinamiento se deben a la interacción
deficiente entre las personas que ocupan un espacio, es decir, depende de la percepción que
tenga el individuo acerca de la situación y la forma en que la experimenta.
PRIVACIDAD.
El concepto de privacidad es difícil de definir por dos razones: las diferentes concepciones
que existen del término provenientes de áreas diversas como son, por ejemplo, la psicología,
el derecho, la arquitectura y por su complejidad ya que en ella se enlazan conceptos como el
de espacio personal, territorialidad y hacinamiento.
a) Soledad, refleja el deseo de estar sólo y libre de ser observado por los demás.
La privacidad debe ser entendida como un proceso dialéctico, cambiante, es decir, hay
situaciones o personas donde un individuo requiera de privacidad, mientras que en otras
situaciones con las mismas personas o con otras, esa privacidad no será tan necesaria.
Mercado, Osorio y González (1985) evaluaron la relación ente la altura de los edificios, la
longitud de los corredores y la magnitud de las áreas anónimas sobre el número de
agresiones que sufrían los individuos y sus familiares, y la confianza entre los vecinos. En el
estudio se reporta que existe una relación directa entre la altura de los edificios y la
frecuencia de agresiones reportadas, es decir a mayor altura mayor número de agresiones.
(Mejía Escobedo, 1991)
BIBLIOGRAFÍA: