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Alumno: Tovar Pacheco Rodolfo Grupo: 1702

Televisión como agente socializador

Villegas de Posada, en la Comisión de Estudios sobre Televisión y Violencia señala que la


exposición a la violencia puede tener un efecto más duradero y peligroso que el aprendizaje de
comportamientos: la insensibilización frente a esta, la cuál puede llevar al individuo a
habituarse, a volverse insensible, y en consecuencia, menos susceptible a verse afectado
emocionalmente. La insensibilidad disminuye la capacidad del observador para actuar, para
prestar ayuda a las víctimas de la violencia y contribuye a experimentarla como algo natural.
Señala además, que la exposición repetida a un fenómeno o a una información, evidencian
frente a esta, el sentimiento de insensibilidad. Por otro lado, agrega además, que la pasividad
frente a la violencia como resultado de la insensibilidad es un hecho parecido al encontrado en
los estudios sobre conducta pro-social, dado que se ha observado que, para que alguien ayude
a otro, se requiere sentirse afectado por la necesidad o desgracia de este.

La psicóloga retoma las teorías explicativas de los efectos de la violencia en televisión, y


resalta el trabajo de la psicología en la observación de la violencia. Una de las primeras
explicaciones es el aprendizaje por observación, propuesta por Bandura y Walters en 1963, en
donde los autores afirman que la gente puede aprender nuevas respuestas agresivas como
resultado de la observación de la violencia. Los experimentos, que en su mayoría fueron
realizados con niños, no lograron explicar la razón de la reacción de un individuo con un
comportamiento agresivo que no se encuentra relacionado con aquellos comportamientos
violentos que fueron observados.

La explicación de la asociación cognitiva propuesta por Berkowitz plantea que los contenidos
agresivos sugeridos por una película violenta pueden activar otras ideas relacionadas
semánticamente, aumentando así la probabilidad de que el observador tenga ideas agresivas
que poco tendrán que ver con la agresividad observada. Así, cuando la situación en la que se
da violencia comparte características con la escena violenta observada, la violencia será
mayor. Aunque no está completamente establecida la forma en como la observación de la
violencia induce a comportarse de esta manera, parece que existen procesos cognitivos y
emocionales implicados.

Dentro de las conclusiones acerca de la relación existente entre violencia y televisión, Rey
señala que las programadoras suelen actuar con criterios comerciales y la televisión es
percibida esencialmente como un negocio y no como mediador social que exige criterios y
responsabilidades en la emisión y selección de los mensajes. La inadecuada selección de
programas, la falta de propuestas interesantes para niños y jóvenes, la inadecuación de los
tipos de mensajes a la franja horaria, la baja calidad de las realizaciones, la presentación
indiscriminada de programas violentos, son hechos comunes en nuestra televisión. Entre las
recomendaciones, se hace énfasis en la importancia de la transformación de la comunidad, de
un ente abstracto a un movimiento de diversos sectores actuantes capaces de expresar
diferentes puntos de vista sobre el manejo de la televisión, además de apoyar los movimientos
de análisis y reflexión críticos sobre el medio. Se menciona la necesidad de la generación de
una pedagogía de lo audiovisual, de la televisión y la imagen, en donde esta se convierta en un
punto de encuentro para el estudio de la televisión por parte de diversos sectores sociales.

En el más reciente estudio sobre violencia intrafamiliar, hecho por el Centro Nacional de
Consultoría para el Instituto Colombiano de Bienestar familiar, los espectadores opinan que la
televisión no cumple con una labor pedagógica. El 59% de los encuestados considera que la
violencia intrafamiliar es muy frecuente y el 80% afirma que la televisión tiene una gran
responsabilidad en ella. Cuando se midió el volumen de violencia en la televisión, se encontró
que hay un promedio de 27 agresiones por hora. Además de estos datos, es importante
agregar que los colombianos tenemos el índice más alto de confianza en los medios de
comunicación, mientras que países como Europa y Estados Unidos desconfía de ellos y
deposita su confianza en instituciones como la policía y las fuerzas armadas.

El televidente colombiano sitúa al medio de comunicación en el tercer lugar de influencia de los


comportamientos violentos después de la familia y los centros educativos y, mientras que a la
casa y a los profesores se les considera influencias positivas, al referirse a la televisión;
madres, padres e hijos opinan que esta fortalece la pedagogía del odio, estimula la
desconfianza y la crueldad, hace permanecer ausentes valores como el perdón y la tolerancia,
y señalan que respecto a la pedagogía de los sentimientos, la televisión envía un doble
mensaje: proclama la enseñanza de unos valores pero en realidad promueve otros. Para la
población; ni los empresarios, ni el gobierno, ni las empresas de televisión hacen lo que pueden
y deben para promover la armonía familiar. Esta apreciación varía de acuerdo al estrato de los
encuestados: los estratos mas altos son mas críticos con el gobierno y las empresas de
televisión, y menos críticos con los empresarios.

En cuanto a lo que la población espera de la televisión, se llegó a las siguientes conclusiones:


a) Se espera de la televisión cultura, información, educación, aprender a conocer y entender los
derechos y los deberes, diversión y recreación, rescate de los valores y del civismo,
aprendizaje recreativo de la moral y comportamiento social y enseñanzas para el trabajo y la
vida cotidiana, b) el objeto de la televisión debe ser el desarrollo del individuo y la sociedad c) la
población opina que recibe de la televisión un doble mensaje que termina por confundirlos,
dado que por una parte se mencionan los valores y necesidades del individuo en sociedad y
por otro, se continúa con la apología de la violencia en todas sus formas, d) la población se
declara consciente del gran poder de la televisión y de su potencial como instrumento
pedagógico, pero cree que principalmente enseña ideas y comportamientos distorsionados y
hace énfasis en lo negativo, e) Se pide unánimemente eliminar la violencia.

Según Yussen y Santrock, el papel de la televisión como agente socializador se fundamenta en


dos hechos: a) el porcentaje tan alto de tiempo libre que le dedican las personas, b) su
capacidad de simular la vida real y crear situaciones fantásticas. El estudio del Centro Nacional
de Consultoría señala que la violencia en la televisión se constituye en un problema en la
medida en que tenga efectos de tipo nocivo sobre el comportamiento, las actitudes y la
formación de normas y valores del televidente .

Algunas de las cifras obtenidas en este estudio son las siguientes: el 75% de los encuestados
considera que la televisión estimula la violencia familiar, el 82% opina que el medio de
comunicación no hace todo lo que debiera para ayudar a las familias a llevar una vida armónica
y, comparando la violencia que se da en el barrio con la que se observa en la televisión, el 83%
de las personas encuestadas dice observar un mayor índice de violencia en la televisión.

El Centro de Estudios de Periodismo de la Universidad de los Andes, realizó una investigación


referida a la relación entre Televisión, Violencia y Jóvenes para la Dirección General de
Prevención y Conciliación del Ministerio de Justicia del Derecho. El objetivo del estudio era
describir la relación Televisión - Violencia en Colombia, tomando como caso de estudio a la
población joven entre 15 y 20 años. Los resultados se obtuvieron por medio de una encuesta
aplicada a jóvenes en las ciudades de Barranquilla, Bogotá, Cali y Medellín. La encuesta
intentó describir el consumo de televisión por parte de jóvenes urbanos, las maneras en cómo
los jóvenes relacionan la televisión con las violencias sociales cotidianas y las formas en como
los jóvenes se perciben, y comprenden las violencias televisivas.

El estudio buscó romper la tendencia que existe por parte de los intelectuales, padres de
familia, educadores, políticos e investigadores de buscar demostrar un preconcepto acerca de
la relación entre televisión y violencia y se intentó plantear un estudio teniendo en cuenta el
polo de la recepción y el uso de la televisión por parte de los jóvenes, describiendo esta
relación en Colombia en 1996. No se pretendió medir una influencia directa en individuos y
grupos, ni se quiso establecer si la televisión violenta afecta o no a los jóvenes, sino explicar
cómo y qué tipos de relación existen entre violencia televisiva y violencia juvenil.

Fueron realizadas 402 encuestas entre los jóvenes de las ciudades escogidas y el 100% de
ellos veía televisión. Entre los resultados escogidos aparecen los siguientes: los jóvenes
colombianos perciben a la sociedad colombiana dentro de una perspectiva negativa: 89
respuestas describen nuestra sociedad como corrupta, 70 dicen que está llena de pobreza, 68
la explican como mediocre y conformista. En 64 respuestas se indicó que nuestra sociedad es
violenta y así mismo, 35 respuestas definen a la sociedad colombiana como problemática y
conflictiva, 30 respuestas como decadente, 25 como sin identidad, 20 como hipócrita y 21 como
sin educación. Se encuentran como valores positivos, que 40 respuestas manifiestan que la
sociedad colombiana es trabajadora y 25 explican que es amable y amistosa.

Entre los tipos de programas preferidos por los jóvenes, 249 respuestas señalan que prefieren
las películas. En un segundo lugar aparecen los musicales con 171 respuestas, los noticieros
con 140 y los dibujos animados con 132 respuestas. El 38.2% de los jóvenes considera que la
televisión no presenta programas que se parezcan a la vida cotidiana. Entre los programas
violentos de la televisión, los noticieros obtuvieron el primer lugar con 12.9%, seguidos por las
películas con 11.9%, los Simpson con 11.4%, Los Caballeros del Zodiaco con 8.5% y el
Renegado con 5.5%. En un segundo grupo aparecen programas como Hombres de Honor con
3.5%, los dibujos animados con 3.2%, los Power Rangers con 3.2%, el Correcaminos con 2.7%
y Fuego verde con 2.5%.

La razón mas mencionada que encuentran los jóvenes para clasificar un programa como
violento son "Las escenas de la guerra o escenas fuertes de violencia" en 312 oportunidades.
Así mismo, 237 respuestas indican que un programa es violento cuando expresa "violencia
juvenil o peleas entre pandillas", mientras para 182 explicaciones las violaciones y los golpes
significan violencia, y para 180 respuestas los asesinatos son lo mas violento.

Los jóvenes, en 249 respuestas, manifestaron que cuando observan un programa violento por
televisión, continúan observándolo, pero cambiar de canal o apagar el televisor es la alternativa
que se apunta en 178 respuestas. Los encuestados, señalaron cuarenta escenas violentas
como aquellas que más les han impactado: 88 no respondieron, 42 señalaron las escenas de
terrorismo y masacres, 30 las mutilaciones y el destrozo de los cuerpos, 28 señalaron las
muertes provocadas, 26 indicaron que las escenas más violentas son las imágenes de torturas,
24 respuestas comentan que la imagen que más les impresionó fue la incineración de los
cuerpos de los soldados de Pasto, 24 señalaron las muertes por cuchillos y 21 manifestaron
que las imágenes más impresionantes son las muertes por armas de fuego.

Los jóvenes consideran que nuestra sociedad es violenta cuando se violan los Derechos
Humanos y se atropella al individuo en 126 respuestas, del mismo modo observan violencia en
las acciones de los grupos guerrilleros, el terrorismo y los secuestros (105 respuestas), por
nuestra intolerancia (75 respuestas), en la corrupción (59 respuestas), por la agresividad (59
respuestas), en la falta de educación (52 respuestas), en las masacres (40 respuestas). La
violencia en cuanto tal, solo se reconoce como acción violenta por 37 respuestas y según 34,
en los asesinatos e impunidad.

La mayoría de los jóvenes afirman no saber o no recordar una escena de violencia que los
haya impactado. Sin embargo, cuando señalan alguna escena violenta, coinciden en nombrar a
aquellas que tienen que ver con acciones terroristas, masacres, muertes ocasionadas por
armas de fuego y armas blancas, torturas, incineraciones y mutilaciones ocasionadas por actos
de guerra. Para los jóvenes existe violencia en nuestra sociedad cuando ocurren acciones que
tiene que ver con la violación de los derechos humanos fundamentales de las personas. Así lo
manifiestan el 34.4% de los jóvenes de clase alta, el 30% de los jóvenes de clase media y el
31.1% de los jóvenes de clase baja. Según ellos, la violencia también tiene lugar cuando existe
intolerancia, corrupción, asesinatos, injusticia, falta de educación y la presencia de actores
armados al margen de la ley. Es importante destacar que para los jóvenes de las tres clases
sociales, los grupos guerrilleros representan un importante factor de violencia en nuestra
sociedad: las acciones de la guerrilla son consideradas como violentas para el 22.5% de los
jóvenes de clase alta, para el 29.47% de los jóvenes de clase media y para el 23.53% de los
jóvenes de clase baja.

Entre las opiniones de los jóvenes referidas a la manera en como se expresa la violencia en la
televisión aparecen las siguientes observaciones: "Yo creo que en la televisión colombiana en
el caso de los noticieros no forman una opinión, ni una cultura en los jóvenes, ni en la gente,
sobre la tolerancia, o de ver a los hombres de una manera más pacífica, sino que quieren crear
una opinión a través de identificar un bando, el de los buenos y otro el de los malos. Pero no
muestran la otra cara. Digamos en el caso de los campesinos del Guaviare, del Casanare y de
Putumayo, en donde puede que haya guerrilla infiltrada o intereses del narcotráfico, pero no se
muestra cómo han sido vulnerados los derechos de los campesinos".

El análisis de la investigación finaliza con la opinión de expertos en el tema de los medios de


comunicación y la violencia. El psicólogo Germán Rey señala que si bien no se puede achacar
la violencia a la televisión, tampoco se puede dejar de analizar su contextualización desde una
moral espectacularizada, la melodramatización del sufrimiento, la banalización de los
acontecimientos y el maniqueísmo en la presentación de los actores del conflicto, por no hablar
de la puesta en escena de la violencia, es decir, su "montaje como documento cultural".

El comunicador social J,I.Bonilla, manifiesta que en Colombia, hace rato que asistimos a un
posicionamiento de la violencia y de la crisis política como los temas principales de la agenda
informática de los noticieros de televisión. Que los noticieros sean considerados por los jóvenes
como los programas más violentos, tiene que ver, por una parte, con que la información
televisiva ha desempeñado un papel central en la presentación de la violencia como noticia de
interés público, logrando un protagonismo informativo capaz de organizarle y decirle a la
audiencia los temas de violencia sobre los cuales hay que pensar. Temáticas como los
Derechos Humanos y la corrupción política, han logrado una mayor visibilidad ciudadana, la
cuál no es atribuible exclusivamente a la consciencia democrática de la escuela, la familia y las
relaciones cotidianas, sino también a la teleinformación.

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