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 PAGINA DE PRESENTACION DEL GRUPO

NECROSIS POR ISQUEMIA


CICLO
ALUMNOS
CURSO
PROF.
FECHA

 OBJETIVOS
- Definir y diferenciar los conceptos de lesión isquémica e hipoxica.
- Detallar los mecanismos celulares por los cuales la isquemia genera necrosis.
- Sintetizar la necrosis por isquemia.

 CONTENIDO

ROBINS

LESIÓN ISQUÉMICA E HIPÓXICA

Se trata del tipo más frecuente de lesión celular en medicina clínica y se ha estudiado mucho en
las personas, los animales experimentales y los sistemas de cultivo. La hipoxia, que es una
reducción de la disponibilidad de oxígeno, se puede producir en diversas situaciones
clínicas, como se ha descrito antes. Por otro lado, en la isquemia el aporte de oxígeno y
nutrientes se reduce sobre todo porque disminuye el flujo de sangre como consecuencia de la
obstrucción mecánica en el sistema arterial. También se puede deber a una reducción del
drenaje venoso. A diferencia de lo que sucede en la hipoxia, durante la cual se puede mantener
la producción de energía mediante glucólisis anaerobia, en la isquemia se afecta el aporte de
sustratos para la glucólisis.
Por tanto, en los tejidos isquémicos no sólo queda comprometido el metabolismo aerobio, sino
que también la producción anaerobia de energía se interrumpe cuando se agotan los sustratos
para la glucólisis o cuando esta se inhibe por la acumulación de metabolitos que deberían
haberse eliminado por el flujo sanguíneo. Por este motivo, la isquemia suele provocar lesiones
celulares y tisulares más rápidas y graves que la hipoxia no asociada a isquemia.

Mecanismos de las lesiones celulares por isquemia


La secuencia de acontecimientos tras la hipoxia o la isquemia refleja muchas de las alteraciones
bioquímicas descritas antes para la lesión celular. Cuando se reduce la tensión de oxígeno dentro
de la célula, se pierde la fosforilación oxidativa y disminuye la producción de
ATP. Este agotamiento de ATP condiciona un fallo de la bomba de sodio, con pérdida del potasio,
entrada de sodio y agua, y edema celular. También se produce entrada de Ca+2 que se asocia a
muchos efectos perniciosos. Se produce una pérdida progresiva de glucógeno
y disminuye la síntesis de proteínas. Las consecuencias funcionales en esta fase pueden ser
graves. Por ejemplo, el músculo cardíaco deja de contraerse a los 60 s de la oclusión de la
coronaria. Sin embargo, debe recordar que esta pérdida de la contractilidad no implica la
muerte celular. Si persiste la hipoxia, el agotamiento progresivo del ATP produce un deterioro
mayor. El citoesqueleto se dispersa y esto condiciona una pérdida de algunas características
ultraestructurales, como las microvellosidades y la formación de «bullas» en la superficie celular.
Las «figuras de mielina», generadas por las membranas celulares en degeneración, se identifican
dentro del citoplasma (en vacuolas autofágicas) o a nivel extracelular. Se considera que se
producen por el desenmascaramiento de los grupos fosfatados, lo que induce la captación e
intercalado del agua entre las pilas laminares de las membranas. En este momento, las
mitocondrias suelen estar edematosas por pérdida del control del volumen
en estos orgánulos; el RE sigue dilatado; y toda la célula muestra un importante edema con
aumento de las concentraciones de agua, sodio y cloruro, y una reducción de la concentración
de potasio. Si se recupera el oxígeno, todos estos trastornos serán reversibles.
Si la isquemia persiste, se producen lesiones irreversibles y necrosis.
Las lesiones irreversibles se asocian morfológicamente a un edema importante de las
mitocondrias, daño extenso de las membranas plasmáticas (con figuras de mielina) y edema de
los lisosomas. Aparecen unas densidades grandes amorfas y floculentas en la matriz
mitocondrial. En el miocardio, estas lesiones indican un daño irreversible y se pueden encontrar
ya a los 30-40 min de isquemia. Se produce una entrada masiva de calcio a la célula, sobre todo
cuando la zona de isquemia se reperfunde. La muerte se produce sobre todo por necrosis,
aunque también participa la apoptosis. La vía apoptósica posiblemente se active de la liberación
de moléculas proapoptosis por las mitocondrias permeables. Los componentes
celulares se van degradando de forma progresiva y se produce una salida generalizada de las
enzimas celulares hacia el espacio extracelular, con entrada de macromoléculas extracelulares
desde el espacio intersticial a las células moribundas. Por último, las células muertas se
sustituyen por grandes masas de fosfolípidos en forma de fi guras de mielina. Estas son
fagocitadas por los leucocitos o degradadas a ácidos grasos. La calcificación de estos residuos de
ácidos grasos puede producirse y originar jabones cálcicos.
Como se ha comentado antes, la fuga de las enzimas intracelulares y otras proteínas a través de
una membrana plasmática con una permeabilidad anormal y hacia la sangre permite disponer
de indicadores clínicos importantes de muerte celular. Por ejemplo, el aumento de las
concentraciones séricas de creatina cinasa cardíaca MB y de troponina son signos precoces de
infarto de miocardio y se detectan antes de que el infarto se asocie a manifestaciones
morfológicas.
Las células de los mamíferos han desarrollado respuestas de protección frente al estrés por la
hipoxia. Las mejor definidas de las mismas son la inducción del factor inducible de la hipoxia 1,
que induce la formación de neovasos, estimula las vías de supervivencia celular y fomenta la
glucólisis anaerobia. Todavía falta por determinar si la comprensión de estos mecanismos
sensores del oxígeno permitirá desarrollar nuevas estrategias para la prevención o el
tratamiento de las lesiones celulares isquémicas o hipóxicas.
A pesar de las múltiples investigaciones sobre modelos experimentales, todavía no se ha
encontrado un abordaje terapéutico fiable para reducir las consecuencias lesivas de la isquemia
en clínica. La estrategia que parece más útil en las lesiones isquémicas (y traumáticas) cerebrales
y en las lesiones medulares es la inducción transitoria de una hipotermia (reducción de la
temperatura corporal central a 35,5 °C). Con este tratamiento se reducen las necesidades
metabólicas de las células estresadas, mejora el edema celular, se
suprime la formación de radicales libres y se inhibe la respuesta inflamatoria del anfitrión. Todos
estos factores pueden contribuir a reducir las lesiones celulares y tisulares.

ANEXO
LESIÓN POR ISQUEMIA-REPERFUSIÓN
La recuperación del flujo sanguíneo hacia los tejidos isquémicos puede fomentar la recuperación
de las células con lesiones reversibles.
Sin embargo, en determinadas circunstancias, cuando se recupera el flujo hacia células que han
tenido una isquemia, pero no han muerto, se produce una exacerbación paradójica de la lesión
y evoluciona de forma acelerada. En consecuencia, los tejidos reperfundidos pueden sufrir una
pérdida adicional de células, además de las que sufrieron lesiones irreversibles al final de la
isquemia. Este fenómeno, que se llama lesión por isquemia-reperfusión, es importante a nivel
clínico, porque contribuye a las lesiones tisulares durante los infartos de miocardio y cerebrales
y tras los tratamientos orientados a recuperar el flujo sanguíneo.
¿Cómo se producen las lesiones por reperfusión? La respuesta más probable es que se activan
nuevos procesos lesivos durante la reperfusión, que provocan la muerte de células que se
podrían haber recuperado. Se han propuesto varios mecanismos:
Pueden iniciarse lesiones nuevas durante la re oxigenación por el aumento en la producción de
especies reactivas del oxígeno y el nitrógeno en las células parenquimatosas y endoteliales y los
leucocitos que infiltran la zona. Estos radicales libres se pueden producir en los tejidos
reperfundidos como consecuencia de las lesiones mitocondriales, que determinan una
reducción incompleta del oxígeno, o por la acción de las oxidasas en los leucocitos, células
endoteliales o células parenquimatosas. Los mecanismos de defensa antioxidante de las células
se pueden ver comprometidos en la isquemia, lo que favorece la acumulación
de los radicales libres. Otros mediadores de las lesiones celulares, como el calcio, pueden entrar
también a las células reperfundidas y causar daños en diversos orgánulos, incluidas las
mitocondrias, aumentando la producción de radicales libres.
La lesión isquémica se asocia a inflamación por la producción de citocinas y el aumento de
expresión de las moléculas de adhesión por parte de las células parenquimatosas y endoteliales
hipóxicas, que reclutan a los neutrófilos circulantes hacia los tejidos reperfundidos.
La inflamación provoca daños tisulares adicionales. La importancia de la llegada de los
neutrófilos en las lesiones por reperfusión se ha demostrado de forma experimental
mediante la capacidad de las intervenciones antiinflamatorias, como el tratamiento con
anticuerpos inhibidores de las citocinas o las moléculas de adhesión, de reducir la magnitud de
las lesiones. La activación del sistema del complemento puede contribuir también a las lesiones
por isquemia-reperfusión. El sistema del complemento participa en las defensas del anfitrión y
es un importante mecanismo en las lesiones inmunitarias.
Algunos anticuerpos IgM muestran tendencia a depositarse en los tejidos isquémicos por
motivos desconocidos y, cuando se reinicia el flujo, las proteínas del complemento se ligan a los
anticuerpos depositados, se activan y provocan más lesiones celulares e inflamación.

 CONCLUSION
-
-

 BIBLIOGRAFIA
-Robbins y Cotran. Patología estructural y funcional. 8 Ed. España: Elservier; 2010.
Respuestas celulares ante el estrés y las agresiones. Pag. 36-39. (Citado el 1 de Abr. de
18)

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