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Absuelto el curandero del

joven que murió tras


abandonar la quimio
El juzgado de Valencia no considera intromisión la labor
del pseudoterapeuta, especialista en "medicina
ortomolecular", ni probada su vinculación a la muerte del
paciente

Julián Rodríguez, padre de Mario Rodríguez, el joven


valenciano que murió de leucemia. MÓNICA TORRES

"Papá, me he equivocado", dijo Mario Rodríguez, un joven


estudiante de Físicas, cuando con 21 años se vio cerca de la
muerte tras abandonar durante semanas el tratamiento contra
la leucemia que le habían propuesto en el hospital. "No te has
equivocado, hijo, te han mareado", le repetía su padre Julián
Rodríguez, poniendo el dedo acusador sobre el curandero José
Ramón Llorente, un hombre sin formación sanitaria que se
presentaba como especialista en "medicina naturista y
ortomolecular". Rodríguez, tras una larga lucha, consiguió
sentar a Llorente en el banquillo.

"No constituye el objeto de este procedimiento


(...) si la denominada “medicina natural” es una
alternativa real y eficaz a los tratamientos
médicos actualmente existentes contra el
cáncer", defiende el juez

Ahora, el juez ha absuelto a Llorente de los dos delitos de los


que se le acusaba, intrusismo y homicidio por imprudencia
grave. Rodríguez promete seguir plantando batalla y recurrir a
la Audiencia Provincial de Valencia: "No puedo flaquear, no
puedo flaquear ahora", repite. El caso de Mario llegóhasta el
Congreso de los Diputados, donde se debatió cómo conseguir
que no se repita una situación similar.

En su sentencia, el juzgado de lo Penal número 10 quiere dejar


claro desde el principio que no compra el relato de Rodríguez e
incluso le afea que haya usado los medios para convertir este
juicio en un proceso contra las pseudoterapias y quienes las
practican. "No constituye el objeto de este procedimiento (...) si
la denominada “medicina natural” es una alternativa real y
eficaz a los tratamientos médicos actualmente existentes
contra el cáncer", defiende el juez. "Lo que aquí se analiza es si
puede atribuirse la muerte del joven Mario a título de
imprudencia grave al acusado (...), lo que a la luz de las
pruebas practicadas y en base a las consideraciones expuestas
debe rechazarse", concluye.
El juez rechaza que pueda culparse al curandero de la muerte
de Mario Rodríguez. Primero, "porque en todo caso las
decisiones últimas relativas al tratamiento, acertadas o no,
fueron adoptadas de forma libre y consciente por el propio
joven". Segundo, porque no se puede "ponderar" hasta qué
punto el retraso en su tratamiento provocó su muerte. En tercer
lugar, porque "no parece que ninguna de las pautas
alimentarias o compuestos o productos vitamínicos que el
acusado prescribió al joven Mario hubiera podido influir
negativamente en la evolución de su enfermedad".

La sentencia recuerda los vídeos "divulgativos" en los que


Llorente defiende que, por ejemplo, hay una clínica en Tijuana
que cura el 70% de los casos de cáncer con el tratamiento que
dispuso para Mario. "La incidencia que opiniones como las que
en dicho vídeo expresa el acusado pudiera haber tenido en el
joven Mario a la hora de tomar una decisión en relación al
tratamiento que debía seguir para curar su leucemia es algo
distinto", dice el juez. Y reconoce: "No cabe duda de que, a la
vista de las decisiones que adoptó, Mario pudiera haberse
dejado seducir por la idea de curar de su leucemia sin tener
que acudir al desagradable tratamiento de quimioterapia". El
joven se sometió a la primera fase de quimioterapia, pero
retrasó varias semanas la segunda fase, como acreditó el
médico en el juicio, hasta que sus analíticas revelaron una
situación gravísima de la que no se repuso hasta su muerte el 3
de julio de 2013.

El juez reconoce que el acusado no tiene


titulación sanitaria, aunque resalta su título de
licenciado en Naturología por la Universidad
Internacional de Ecuador

Por último, el juez desliza una duda sobre el personal


especialista del hospital que trató al paciente cuando
finalmente aceptó el tratamiento médico tras semanas de
abandono: "Tampoco existe pericial alguna que determine en
qué medida el tratamiento adoptado a partir del segundo
ingreso del 24 de abril de 2013 fue el más indicado". Por todo
esto, el juez considera que no se puede imputar al curandero
Llorente la muerte del joven, porque no ha quedado probado
que le aconsejara el abandono de la quimio. "En ningún
momento le dijo a Mario que abandonara la quimioterapia para
curar su leucemia simplemente ingiriendo vitaminas o tomando
semillas de albaricoque. Que el joven albergara la esperanza de
que así fuera es una cosa totalmente distinta", reza la
sentencia. Además, en la sentencia queda acreditado el papel
que desempeñó la madre, fallecida en diciembre, a la hora de
adoctrinar al joven en la creencia de que las falsas terapias
sirven para curar.

El otro delito que se le imputaba al curandero es el de


intrusismo. Esto es, fingir capacidad y conocimientos para
diagnosticar y proponer tratamientos a clientes. En su
argumentación, el juez reconoce que no tiene titulación
sanitaria, aunque resalta su título de licenciado en
Naturología por la Universidad Internacional de Ecuador y
admite que en su falsa consulta contaba con un cartel que
rezaba "Medicina naturista y ortomolecular", que tuvo que ser
retirado por Sanitat tras la denuncia de Rodríguez. En todo
caso, el juez considera que lo que el acusado prescribió a Mario
no eran "medicamentos en los términos prevenidos" en la ley,
aunque reconoce que en dos casos los médicos del hospital
tuvieron que interceptar sus preparados porque estaban
completamente contraindicados con la quimio. Es decir, le
recetaba productos que podían poner en riesgo su salud sin
saberlo. De nuevo, el juez no considera que se pueda condenar
a Llorente por fingirse médico.

Julián Rodríguez anuncia que recurrirá a la Audiencia


Provincial de Valencia, que ya le ha dado la razón en dos
ocasiones, después de que en los juzgados le negaran el juicio a
Llorente. La Audiencia sí consideraba que "como mínimo", se le
debía juzgar por el delito de intrusismo: "Le prescribía a Mario
un tratamiento que decía ser contra el cáncer, que interfería en
su recuperación, por llevar algunos elementos
contraproducentes, como hongos o alcohol, o imponía su
autorización y visto bueno a los pasos del tratamiento médico
auténtico que precisaba Mario por su leucemia, pautándole
personalmente el programa de su tratamiento, ajustándole la
medicación", explicaron los magistrados de la Audiencia.

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