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Universidad de Costa Rica

Escuela de Filosofía
Seminario sobre el Pensamiento de Judith Butler
Prof. Dr. Camilo Retana

Titulo:
El quinto sexo

Elaborado por:
Ruth Hazel
Índice

Introducción...........................................................................................................................2

La génesis de otro sexo: el ser asexuado................................................................................3

Reivindicación del otro sexo:

sus diálogos con la asexualidad y la androginia....................................................................5

Valoraciones finales:

la irrealidad asexuada............................................................................................................9

Bibliografía...........................................................................................................................12

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Introducción

Para la concepción de una teoría feminista que desarticule al sexo como inamovible e
incuestionable ¿No vale la pena revisar la génesis corpórea del sujeto? Es decir, cuando
está en la matriz uterina, no es acaso un ser amorfo y asexuado ¿Cómo confluye esta
realidad dentro del texto de Butler? Y ¿cómo socaba esta noción la idea de que ya en un
origen se tiene a un pre ser humano, cuya corporalidad podría caer incluso en la categoría
de un quinto sexo?
Este trabajo pretende partir de las categorías denominadoras del sexo (asumido dentro de la
corporeidad del sujeto), entendidas dentro de sus acepciones ˂˂biológicas y
anatómicas˃˃ ; cuestionar la existencia de un quinto sexo. Es decir, se establece dentro de
los sexos existentes: la dupla, el hermafrodita o intersexual y transexual; un quinto sexo: el
asexuado.
Sin embargo, este trabajo no se queda en la conceptualización de la corporeidad del
asexuado como un sexo redescubierto, sino que problematiza la redefinición de la noción
no existente del sexo, con la androginia y la asexualidad, ya no desde la anatomía y realidad
˂˂biológica˃˃, sino metafórica, así como práctica dentro de la identidad del sujeto. Siendo
consecuente a su vez, esta transformación y reaparición del quinto sexo, dentro de la
configuración del ser andrógino y asexual, con los mecanismos que teorizan y pretenden
desestabilizar al binarismo imperante en el sistema sexo-género.
En su último apartado, se pretende articular o al menos enunciar la problemática que lo
asexual supone en tanto desestabilizador de la corporeidad, comprendida desde los juegos
de la anatomía tangible y la anatomía ilusoria. Así mismo, devela los paralelismos de su
manifestación, con los mismos juegos que el deseo, sexo, género y sexualidad
normalizados representan.
Dichos lineamientos, también responden a un eje que lo asexuado cuestiona y derriba
radicalmente: lo humano. En tanto, que esta noción, es al igual que el mismo sexo-género
un sistema categorial, auto legitimado, que no es consecuente, debido a la contingencia de
sus límites, mismos que son negados, cuando lo inexistente dentro de lo humano se vuelve
real, dejando en evidencia que la misma realidad que apela lo categorial es vulnerable.

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La génesis de otro sexo: el ser asexuado

Cuando un feto, aún en su novena semana (Audesirk & Audesirk, [1996] 1997, 228), a
pesar de su clara silueta antropomórfica, existe sin responder a la pregunta que
cuestione su sexo biológico, no se le considera un humano, es decir, es potencialmente
uno, sin embargo en ese preciso momento no lo es (Butler, [1990] 2007, 225). Ya que
es un "humano en construcción", un intento de humano, por ende, no tiene un sexo
definido, es decir: es asexuado.
El sujeto, entonces deviene humano, deviene completo, en tanto que está dotado de un
sexo. Responde esto además, a la consigna de que si no se tiene sexo, no se tiene género
y por lo tanto no se tiene cómo nombrarse.
Sin embargo ¿es posible que, el no tener sexo o la ausencia de un sexo, es decir ser
asexuado, sea una ruptura en el lenguaje para admitir a todo aquel sujeto, cuya
condición, no corresponda a llenar lo que se acepta como sexo? Siendo así ¿es el
término asexuado en función de otredad con el término "sexo", una denominación que
puede incorporarse a este sistema sexo-género, en tanto un sexo más o la categoría de la
ausencia de este?
Si tanto la norma, como las subversiones de esta, entendidas en parte, como la
existencia del hermafrodita o intersexual y del transexual se articulan dentro de la
producción de sexos ¿es posible, que el enunciarse asexuado, devenga como una
subversión aún más radical sobre este sistema? ¿O más bien, evidencia la noción de que
si existe una multiplicidad de individuos sexuados, quienes no encuentran cabida en las
pocas subversiones antes nombradas, evidencian la innecesaridad del término sexo?
(Butler, [1990] 2007, 237).
Aún cuando lo asexuado se transforme en una nueva categoría de sexo o niegue con su
enunciación la existencia del sexo, se corre con el riesgo de caer en una contradicción
ontológica, al intentar otorgarle un carácter liberador fuera de la norma. Ya que, al
establecerse lo asexuado más allá de lo impensable, se vuelve en lo imposible, es decir
lo inexistente. Tal como Butler critica a Wittig su idea de la lesbiana trascendental, en
tanto esta presupone una "(...) problemática metafísica de la presencia" (Butler, [1990]
2007, 247).

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Entonces, lo asexuado no se debe interpelar como una manifestación fuera de la norma,
sino más bien, al igual que las otras subversiones, un intento de recrear constantemente
aquello que es impensable, mismo que subyugado por la norma, la cual es el ˂˂pensar
mismo˃˃ supone como imposible para naturalmente devenir en lo inexistente.
Si la naturaleza del discurso, presupone al asexuado en tanto subversión más que en
categoría ¿es incorrecto nombrar al feto, según su corporalidad además, como asexuado,
ya que no es aún sujeto de subversión, ni humano dentro de la norma?¿O más bien, al
igual que el transexual o el intersexual, el feto no posee una corporalidad ya de por sí,
sin sexo, es decir asexuada?¿Es posible prescindir del feto para elaborar el discurso?
Si bien, el feto en tanto no políticamente humano, no es sujeto de subversión. Para
elaborar un discurso coherente de lo asexuado como sexo categorial, es necesario tomar
en cuenta a este ser anterior a lo humano. Pero, al mismo tiempo la separación de este
término en dos significaciones es imperante: el feto, como la ausencia palpable del sexo
y el sujeto asexuado, como el individuo político que renuncia a declararse sexuado, en
tanto ejerce una subversión misma de la norma y también sobre otras subversiones de
esta.

Reivindicación del otro sexo: sus diálogos con la asexualidad y la androginia

Si la subversión a la normatividad de la dupla sexual, ha derivado en afirmaciones tales


como concebir al ser humano en la categoría de especie multisexuada (Myers, 2009).
¿Bajo cuáles criterios, un individuo establece una relación de rechazo hacía esa opción
múltiple, que ofrece el sistema sexo-género en su modalidad de subversiones?¿Cómo se
estructura el no tener un sexo a modo de subversión?
Primero que nada, se deben tener claras las dimensiones del ser sexuado, sin lugar a
dudas más allá de una clara diferenciación de los genitales, cromosomas, hormonas y
rasgos, que bien pueden ser neutrales sin la norma calificándoles (Butler, [1990] 2007,
225); deviene la sexualidad.
Freud lo denomina como: "la tendencia sexual-la libido como nosotros decimos-
"( Freud, [1905] 1953, 33); lo que a su vez entiende dentro de la llamada vida sexual.
No es necesario exponer el por qué se presupone que, quien desarrolla dicha tendencia

5
sexual es posiblemente alguien con sexo, sin embargo ¿es posible tener un sexo y no
tener esa tendencia sexual? Y ¿qué ocurre con un sujeto quien reniega de poseer una
sexualidad en tanto no posee un sexo? Entonces ¿es posible que la sexualidad no sea un
binomio con el sexo?
Más bien, si la sexualidad pudiese tener muchos componentes y no necesariamente
interdependientes si no, fluctuantes y difusos, el conjugar tanto al sujeto identificado
dentro de los sistemas sexo-género, incluidas sus subversiones así como, aquel que
rechaza constantemente adoptar un sexo ¿cabrían dentro de las posibilidades de
sexualidad?
Al igual que lo asexuado rechaza la dinámica de "sexos" y las subversiones devenidas
en etiquetas, debido a su carácter nominador y constreñido por su reproducción en la
dinámica social, esta misma dinámica en la sexualidad también puede ser rechazada. Si
equiparamos lo asexuado como la renuncia al juego del sexo a partir de la norma, su
equivalente para el ámbito de la sexualidad puede ser lo asexual.
Pero como se entiende, el sujeto asexual no es necesariamente asexuado, caso contrario
del asexuado que no parte del sistema de sexos para nombrarse y por lo tanto no
participa de la vida sexual o sexualidad, en tanto no tiene sexo. La distinción que hace
el asexual, separando la libido de la atracción sexual (Sheehan, 2007, 11), es necesaria
para comprender la construcción tanto del asexuado como del asexual.
Si el discurso pretende englobar lo asexuado, es preferible suprimir el termino de
"libido" en tanto su carácter de "tendencia sexual", y abordarlo aún mejor en términos
del deseo para esto se debe entender al deseo no como concepto único si no, fluctuante
y dinámico.
La tendencia sexual, puede equipararse a la socialización del deseo, mientras que la
"atracción sexual" devendría, como un deseo fijado hacía un objeto distinto del sujeto
mismo, pero no socializado, es decir, unilateral. Por otro lado ¿el deseo puede tener
como objeto al sujeto mismo?¿Existen elementos inmanentes al desarrollo del
deseo?¿Es posible suprimir el deseo?¿Tienen todas las manifestaciones del deseo, el fin
único de otorgar corporeidad al placer1?

1
Así mismo, como señala Foucault, es errónea la premisa, según la cual: "el placer físico proviene siempre
del placer sexual y el placer sexual es base de todos los placeres posibles" (Halperlin,[1995] 2000, 114).

6
Si se entiende al deseo no como concepto inequívoco, si no como fenómeno psicológico
y afectivo, su despliegue no puede estar regulado enteramente por lo social, en tanto
que sí por lo individual. Dentro de este derecho que atañe lo individual, renegar de
sexualizar al deseo es opción para lo asexual y asexuado.
Más aún, lo asexual supone entender que bajo un término se acuñan múltiples
manifestaciones del deseo, teniendo este como objeto final la corporeidad del placer2,
no siempre en su forma socializada y mucho menos resumido a dicho enunciado. Ya
que se tiene la manifestación del deseo en periodos constantes, intermitentes o nulos,
todo esto sin estar planeado de alguna manera, como efecto del complejo entramado,
que entraña por símisma la afectividad emocional (González, 2014).
Por otra lado, el asexuado, no necesariamente el asexual, deviene como agénero,
entendiéndose que: "(...) si el género es la significación cultural que asume el cuerpo
sexuado, y si esa significación queda co-determinada por varios actos percibidos
culturalmente, entonces, es obvio que, dentro de los términos de la cultura no es posible
conocer de manera distinta sexo y género " (_______, [1990] 1998, 303). Entiéndase lo
agénero, como posible subversión de género o ¿por qué no? Recreación de la muerte
del género, en tanto constante interpretación del acto: ausencia de sexo.
Sin embargo, como bien expone Butler, el acto no enmascara un "yo" interior, si no que,
el acto siempre se legitima "afuera", puesto que se establece como real en cuanto se
actúa (_______,[1990] 1998, 310). Si el libreto ya está dado y según Butler rara vez,
por no decir nunca es original; lo que el agénero asexuado intenta actuar es un guion
novedoso en el cual, expresa que su cuerpo, sexuado inequívocamente, no existe.
Si el/la travesti establece un acto en donde cuestiona con su apariencia la inexistencia
de un sexo verdadero, en tanto que el performance es en sí, la realidad del género y por
lo tanto del sexo mismo (_______,[1990] 1998, 309), sería también, mediante este acto
que el asexuado puede volver real su inexistencia de sexo, articulando la apariencia de
dicha inexistencia.

2
Según Foucault el placer mismo, debido a su carácter libre: "El placer es algo que pasa de un individuo a
otro; no es secretado por la identidad. El placer no tiene pasaporte, ni documento" (Halperlin,[1995] 2000,
119), debe emanciparse, no así el sexo-deseo (Halperlin,[1995] 2000, 120). Sin embargo ¿se debe esto a una
visión foucaultiana muy rígida sobre el deseo constipado por el sexo?¿No se puede más bien, separar al deseo
del sexo como regulador y cargarlo de la significación voluntad-decisión?

7
Pero ¿mediante cuál/les herramienta/as, sería posible una apariencia asexuada?¿Es esta
apariencia aún concebible dentro de lo humano? Cuando Retana, parafrasea a Libis
(Retana, 2015, 7?), enunciando la estilización andrógina como "el negativo de la
sexualidad", dicho discurso se sustenta de la misma premisa con la que en este trabajo,
la categoría de los sexos se anula en tanto su multiplicidad.
Retana también expone, que lo andrógino, acumulando los sexos o más bien
superándolos debido a la síntesis, si se desea morfológica en su apariencia, entraña la
posibilidad de invalidar la misma representación del sujeto sexuado. Sin embargo,
según la premisa de lo asexuado, más que una conjugación de los sexos -en su acepción
binaria-, la ausencia radical de estos, sería consecuente con su enunciación.
Según Retana, si la apariencia andrógina no está supeditada a lo anatómico, en tanto
difiere con el hermafrodita o interesexo, y por qué no agregar, con el transexual,
permitiendo como rescata de Sontag "prevalecer la indeterminación y lo confuso
mediante un estética impresa en el propio cuerpo" (Retana, 2015, 32?) .
Lo que interesaría entonces, sería el potencial desexualizador del aspecto que conlleva
la androginia, en donde incluso el papel social, los rasgos de la personalidad son un
reflejo de la individualidad y no están determinados por el sexo (Retana, 2015, 19?).
¿Es entonces solo mediante un juego de indefinición de género y sexo, la única manera
para el asexuado de hacer visible su condición?

Quizá, radicalizando aún más el potencial de lo andrógino, se logre explayar un


discurso mediante el cual, no sea su carácter difuso, sino más bien productivo, del que
se adhiera el asexuado, mediante la producción de esas apariencias sin sexo. Es decir, lo
que una estilización radical de los cuerpos, permitiría crear seres no naturales 3 ,
anatómicamente antropomorfos, pero asexuados.
Este dilema, lleva a problematizar, nuevamente sobre como lo aparente, reconstruye lo
anatómico, fracturándose así lo que es real y lo que es realidad aparente. Es por esto
mismo que lo agénero, es subversión de género en tanto acto de anular los géneros, sin
embargo representa la idea misma de suprimir la contingencia del género mismo.

3
Como bien rescata Retana citando, “Lo natural no es necesariamente valor 'humano'” (Firestone, [1973]
1976, 19).

8
Si tanto la androginia, se presenta como un discurso que, evade una relación lineal con
lo presuntamente anatómico que representa el sexo y evade la identificación de la
realidad aparente de los cuerpos, con la delimitación corpórea de los mismos, la
asexualidad ensayaría en el asexuado la misma función.
En otras palabras, con la omisión de toda realización de la sexualidad, que es conferida
por el dote del sexo mismo, el asexuado permuta la no existencia de su sexo, mediante
el desuso de algo que posee, es decir un sexo corpóreo. Esto significa que tal y como
expone Butler, imaginar los cuerpos, también reconstruye los mismos, puesto que en
dicha imaginación se puede tanto añadir como omitir partes.
Dicha omisión de los órganos que lo biológico en tanto social, devienen en lo sexuado,
tiene su aplicación social o más bien nombrada, cuando imitando las regulaciones -
actos- del género, se concibe la actuación de lo agénero en tanto negación y ejercicio
público de lo individual. Al simplificar esta dinámica, se entiende entonces que la
asexualidad manifiesta, de forma privada en el asexuado, la realización plena de su
ausencia de sexo.

Valoraciones finales: la irrealidad asexuada

La consigna de este escrito, señala que existe una inquietante polaridad ilusoria que
entraña lo real y lo irreal. Como bien se puede observar, el sistema sexo-género, juega
con realidades ilusorias, una biología sesgada y anatomías constreñidas por las mismas
especificidades categoriales en las cuales, no tiene claro tampoco la dimensión real de
estas mismas (cita Butler).
¿Si el sexo mismo, categoriza lo inexistente, es decir la naturaleza, que califica lo real
como verdadero y lo irreal como falso, el sexo mismo deviene a ser Lo Real? Sin
embargo ¿no es también Lo Real, siempre lo humano? En tanto que lo humano, deviene
como tal en tanto se reconoce y se nombra, reproduce y legitima como Lo Real.
Es aquí cuando, el verdadero asexual, cuya corporalidad es perfectamente asexuada, en
todas sus dimensiones de realidad, el feto, quien no se reconoce como lo humano,
queda relegado como ser despreciado, cuya pérdida, carece de duelo (cita duelo). Por lo

9
tanto el feto como ser ambiguo, inconcluso, confuso y amorfo, es relegado a una etapa
en donde es un ser inexistente.
Esta inexistencia, dudosa pero inequívoca, evidencia que, sí todos los seres sintientes,
son despojados de su existencia categorial, dada por lo humano, dejan de existir. Esta
contradicción material, revela que lo humano, no tiene una delimitación fiable ni
consecuente, por lo tanto Lo Real, es apelable y maleable, valiéndose del poder que
supone la enunciación.
La situación enigmática de lo humano-real, permite a la irrealidad asexuada, existir en
tanto puede acceder tanto a los sistemas de sexo-género, como de sexualidad, para
valerse de los vacios que revisten los mismos. Si la identidad es una realidad aparente,
una realidad estilizada4, lo irreal devendría siendo igual, una irrealidad aparente, que en
el fondo también puede ser rea5l.
Esa irrealidad aparente, que constituye lo asexuado, puede ser posible en tanto: "el
cuerpo no es mera materia, si no una continua e incesante materialización de
posibilidades "(_______, [1990] 1998, 299). Dichas posibilidades, atañen a lo
imaginable, así como lo inimaginable, cuyos límites son aún más difusos que los que se
atañen a lo humano, que intenta también monopolizar lo que se puede imaginar o no
imaginar, para crear una dicotomía de Lo Real y Lo Irreal.
Lo asexuado, puede valerse de lo andrógino, en tanto "...enclave estilístico para la
crítica ontológica de las jerarquías que se siguen de dichas diferencias" (Retana, 2015,
20?). Puesto que si un cuerpo puede actuar géneros múltiples, asumir libretos inconexos,
accede a la irrealidad que representa la idea de un libreto único, e incluso a la irrealidad
de que existe el libreto mismo.
De igual forma este acceso a la irrealidad del sexo6, devendría en, como cita Retana:
"(...)una cultura andrógina que se remonte por encima de ambas corrientes e incluso por
encima de la suma de sus integraciones. Más que una unión, deberá ser una abolición de
las propias categorías culturales, una cancelación mutua (...)" (Firestone, [1973] 1976,
238).

4
"...una identidad instituida por una repetición estilizada de actos" (_______, [1990] 1998, 297).
5
Esta enunciación a su vez, clarifica la innecesaridad de construir realidades e irrealidades, en tanto, al ser
múltiples en su significación, al igual que las categorías de sexo-género, se invalidan.
6
Lo andrógino procede de la misma forma aludiendo al sexo: "...el esquema andrógino busca en cambio hacer
del binarismo de los sexos una realidad difusa y hasta cierto punto innecesaria" (Retana, 2015, 21?).

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Es por esto que la triada asexuado, andrógino y asexual, representan en su enunciación,
el refugio en donde, la irrealidad aparente, que lo humano intenta retratar con ellos, se
desarticula drásticamente, en cuanto la existencia misma del sujeto asexuado, andrógino
y asexual deviene posible.
La dimensión liberadora de la asexualidad, no solo se desprende de la necesidad de
invocar la sexualidad enunciada, si no que libera como bien hubiese querido Foucault,
al placer, desde su aspecto físico, hasta su metafísica subyugada al deseo. El deseo
confluye liberado, en tanto se manifiesta en lo asexual, no supeditado al sistema sexo-
género, debido a la existencia del deseo unilateral, cuyo objeto no tiene por qué ser lo
humano, entiéndase así que se puede tener el deseo del deseo mismo, el deseo de desear.
Un ejemplo claro de como el deseo, se ha intentando normalizar, atañéndole la
necesidad de un objeto que sea lo Otro7, lo humano, lo entraña el tabú narcisista: "(...)
pero yo no puedo amarme a mí mismo porque no soy capaz de encontrarme aún sin
distancia que me separe del objeto de mi Amor, y ni siquiera puedo morir por él sin
arrastrar también su vida conmigo" (narciso)
Con lo asexuado amalgamado a lo asexual, la irrealidad de la normatividad de los
genitales, es superada, en tanto que el cuerpo asexuado, prescinde del sexo
institucionalizado (Butler), es decir el cuerpo en su instancia total, puede dar y recibir
placer, si así lo desea, entendida esa disyuntiva errónea que concibe al placer
sexualizado inequívocamente.
Después de comprender la magnitud que supone la irrealidad aparente de lo asexuado,
se puede concluir que, la enunciación de este término dada su posibilidad radical de
enfrentar y develar el modus operandi tanto del sistema sexo-género, como de la
normatividad del deseo y del placer, entraña una potencial fuerza liberadora, en tanto
constante resistencia problematizada de la norma.
Lo asexuado, se abre paso lentamente para redibujar lo humano y por qué no, para
reanudar una lucha constante que pretende debatir constantemente la existencia de este
término, construyendo y derribando Lo Real y habilitando lo irreal, impensable e
inimaginable, con todo su potencial creador.

7
En este caso, el objeto del deseo que debe ser: corpóreo -sexualizado si se quiere- , diferente de quien desea
el objeto y por lo tanto social.

11
Bibliografía

1. Audesirk, T. & Audesirk G. ([1996] 1997). Biología 2. Anatomía y fisiología


animal. Naucalpan de Juárez: Prentice-Hall Hispanoamericana.
2. Butler, J. ([1990] 2007). El género en disputa. El feminismo y la subversión de la
identidad (Trad. M.A. Muñoz). Barcelona: Paidós.
3. _______. ([1990] 1998). Actos performativos y constitución del género: un ensayo
sobre fenomenología feminista (Trad. M. Lourties). Debate feminista, #18, 296-314.
4. Firestone, S. ([1973] 1976). La dialéctica del sexo (Trad. R. Ribe). Barcelona:
Kairos.
5. Freud, S. ([1905] 1953). El análisis profano y otros ensayos (Trad. L.L. Ballesteros).
En S. Freud, Obras completas, Vol. XII. Buenos Aires: Santiago Rueda.
6. González, G. (2014). Asexualidad, ruptura epistemológica en el feminismo.
Recuperado de http://arainfo.org/asexualidad-ruptura-epistemologica-en-el-
feminismo/
7. Halperlin, D. ([1995] 2000). San Foucault. Para una hagiografía gay (Trad.
Mariano Serrichio). Córdoba: Cuadernos de Litoral.
8. Myers, G. (2009). Allowing for cultural discussion of queerness and pansexuality:
sex/gender/sexual belief systems, the religion clauses, and the ideal of pluralism
(Tesis de Grado). Florida Atlantic University, Florida. Recuperado de
www.stetson.edu/law/lawreview/media/38-2myers-pdf.pdf
9. Retana, C. (2015). Las artimañas de la moda: una genealogía del poder
vestimentario. San José: Editorial Arlekín.
10. Sheehan, R. (2015). A-identity politics: asexual exceptionalism, precarity, and
activism (Tesis de Maestría). George Mason University, Fairfax. Recuperado de
digilib.gmu.edu/xmlui/bitstream/.../Sheehan_thesis_2015.pdf

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