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Rodrigo Hidalgo y Michael Janoschka


Editores
INDICE


       



 
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Michael Janoschka - Rodrigo Hidalgo. 

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Enrique Aliste. 


   


  
 
 

 
 
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Agua y pobreza en Santiago de Chile. Impacto de la privatización en

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Gustavo Durán. 


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contradicciones en la producción del espacio residencial.
Antoine Casgrain. 

Negocios inmobiliarios, cambio socioespacial y contestación


ciudadana en Santiago Poniente.
El caso del barrio Yungay: 2000 – 2013.
Alex Paulsen.

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transporte y dinámica urbana en la Región Metropolitana de
Buenos Aires.
Jorge Blanco - Alejandro Macagno. 
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   #
Jorge Blanco - Darío San Cristóbal - Luciana Bosoer. 

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en Buenos Aires. El caso de la villa de Retiro.
Bruno Salerno. 

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 #
Patricia Olivera. 


    ;

  

    
caso de la colonia Condesa.
Luis Alberto Salinas Arreortua. 


    
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y resistencia social.
Víctor Delgadillo. 

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.
Ricardo Méndez. 


         
 
  
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Jorge Sequera. 


   
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por la vivienda en Madrid.
Jacobo Abellán. . 




ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđǣ
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Michael Janoschka1 - Rodrigo Hidalgo2

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de la trayectoria de la gobernanza y delineado una desigual territorialización de los proyectos
    
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del discurso neoliberal. Sus consecuencias se observan a través de luchas urbanas y la
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)        
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estos estudios es la de una mirada global a los procesos de neoliberalización de las ciudades.
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     $      $#

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The results of the following investigations state that the neoliberal ideology has turned
into a speech that has been legitimated and applied in so various cities from Chile, Argentina,
    * # +    
 
 

  

 
 
  
   
    

 &
 
    
   
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geographic variable character, multiscalarity and interconnections. Real estate agents and the
new drawing of the town centers is a part of the consolidation of the neoliberal speech. Its
   
     


 ( 



  

  



 

  &
  
renewal of neighborhoods, as well as the privatization of mass transportation systems, public
water companies and the mobility of the working class. The perspective that these studies
establish is that of a global look to the processes of neoliberalization in urban studies.
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7
ĔĉėĎČĔ ĎĉĆđČĔǦĎĈčĆĊđ ĆēĔĘčĈčĐĆ
ĉĎęĔėĊĘ

Han pasado cuatro décadas desde que el golpe militar del general Pinochet, apoya-

 & $   
        
 
Estados Unidos de América, derrocara en Chile al gobierno democrático de Salvador
Allende. Lo que comenzó como un golpe de Estado, tan frecuente en esa época de lucha

    &  
   
      
y asiáticos, convirtió posteriormente a esa última nación en un modelo destacado, que

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    -
mentado la construcción práctica y reorganización sucesiva del proyecto de neolibera-
&  $  
   '

  
 
    $  
nivel mundial.

  $  


 $          -
pacidad de los actores dominantes por generar consenso y legitimación sobre la trans-
  $   
  
  
      '
    9   :
Mouffe, 2004 [1985]; Laclau, 2005). En términos de Antonio Gramsci (1971), ese pre-
      '    
 
  

económico, sino también la habilidad de proyectar sus formas de interpretar el mundo
de tal manera que se produzca una aceptación e incorporación de ella como sentido
común de todos los demás grupos sociales. Después de determinar y formar las condi-
  
 $     
   O     Q 

     
    &'   $   
latinoamericanos del arco bolivariano, como un fundamento naturalizado o, en otras
palabras, como la forma hegemónica en la cual los debates públicos se conciben y es-
tructuran. Para ello, los medios privados de comunicación, en su imparable entramado
con las élites económicas, son una pieza clave, ya que repiten hasta la saciedad los argu-
mentos espetados por unos dirigentes que en muchas ocasiones no son más que pupilos
de los actores económicos dominantes.

Sin embargo y a pesar de su profunda normalización, al neoliberalismo actualmente


existente9V:+ WXXWY     
 
automático, sino como un proceso territorialmente arraigado y realizado mediante la
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    $ 

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 $         -
   
 -
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   9Vet al.,
2010; Leitner et al. 2007). Pero es preciso destacar que se trata de un proceso impug-
nado y disputado por los altos costes que tiene entre las clases populares, que frecuen-
temente han tenido que ser disciplinadas mediante la fuerza militar y policial cuando
demostraban su descontento con las consecuencias de las decisiones macroeconómicas
aplicadas en nombre del libre mercado; no solamente en Chile, sino en la casi totalidad
     #

8
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

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 V 
  
   
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-
camente las condiciones sociales y económicas de acumulación de capital, restaurando
el poder de las elites económicas (Harvey, 2007a; Hackworth, 2007). Arraigado en la
acepción de la gubernamentalidad de Foucault (2007), Aiwa Ong (2006) demuestra que
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         &  $
como una nueva relación entre gobierno y saber, que aplica una des-politización de la
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sostiene que la gobernanza neoliberal implica el imperativo en el cual las instituciones
y los individuos habrán de conformarse a las normas de mercado.

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Rancière (2012) denomina esta constelación como post-política o anti-política. Traza

 &  $   ( (  
   
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      -

 
  

    9logos), mientras que el resto de los ani-
 )  

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logos  ( 
 
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   #*    
 
tradicional y de forma más acentuada desde la irrupción del neoliberalismo, los efectos
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' #0(    
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naturalizado de dominación es interrumpido, cuando desplaza a un cuerpo del lugar
 
              
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    (   
relaciones individuales privadas; la de los manifestantes de las luchas contemporáneas

    
  * ! -  (  O  ) Q 
las calles y plazas urbanas en pleno proceso de privatización y mercantilización; la que
 
-  &     
     $      
 -
ma general de las clases populares de los centros de las ciudades latinoamericanas; o la
de los que toman un inmueble para denunciar que se encuentra en desuso por procesos
especulativos.

9
ĔĉėĎČĔ ĎĉĆđČĔǦĎĈčĆĊđ ĆēĔĘčĈčĐĆ
ĉĎęĔėĊĘ

! 
      
   
           
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deshace las divisiones sensibles del orden establecido y otorga el logos a unos actores
     
 
 
  
 
   

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 -
sos supuestamente asépticos y técnicos de gobernanza. Pero a la vez también el espacio
   
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sƒÙ®ƒ—ƒÝ¦›Ê¦Ùƒ¥°ƒÝ—›½ƒěʽ®›Ùƒ½®þƒ‘®ÌÄçِƒÄƒ͗
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*                   
capitalismo contemporáneo que es tanto material como socialmente construido, pode-


    $   
    
  -

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$ -
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     -
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   #    &  
proceso de privatización de los servicios, a partir de las reformas estructurales propues-
tas por un grupo de economistas denominados los chicago boys – liderados por Milton
Friedman – y que implicaban el abandono del modelo de industrialización de sustitu-
ción de importaciones (ISI).

Durante mucho tiempo, los procesos de neoliberalización han sido interpretados


como un proyecto unidireccional de prácticas situadas que llevaron de forma lineal des-
  
  0 

  

    
pasando posteriormente por la Inglaterra y E.E.U.U. de Thatcher y Reagan respectiva-

       
'         V  
parte de la Europa central y oriental (Klein, 2007). Finalmente, en los años 2000 llega-
    
    * /         -
nes entre el capital y las fuerzas laborales también han sido drásticamente reformadas.
„(  
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subprime en
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10
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

       (        Z††X     WXXX  -


gir nuevas propuestas de protección social, mediante la (re-)construcción de un Estado
que nuevamente trata de paliar las falacias de la imperante agenda neoliberal.

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de polvo global que espera solamente para asentarse en un lugar para ser realizado en
       
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    Vet al., (2010:
1) mencionan como el desigual avance de proyectos de reestructuración neoliberal con
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    -
berales sin relacionarlas con las condiciones concretas del lugar de aplicación. En otras
    
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‰ :7 WXXŠY#0   '     
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das en las últimas décadas tanto en Europa como en América Latina ahondarán en los

  
 * 
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contiene un alto grado de policy mobility9 :|  WXZXY '

-
  
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     &  $   
      
         $# & -
tos argumentos, parece evidente que las diferentes velocidades de penetración capita-
lista (Janoschka et al.,WXZ\Y 

     $   -
  
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 $   
       
  $    
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       O
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Sin entrar en mayor detalle, la propuesta formulada tiene la capacidad de inspirar


 (          
  
 # !
 
  


    &                 
España durante el boom de la década pasada ha tenido tanto impacto dentro y fuera
 
   #„   
  
    
 
    
       '$      
viviendas o la manzana en un barrio cualquiera, hasta los programas de gobernanza

11
ĔĉėĎČĔ ĎĉĆđČĔǦĎĈčĆĊđ ĆēĔĘčĈčĐĆ
ĉĎęĔėĊĘ

urbana desarrolladas por la ONU y el Banco Mundial. Igualmente, nos ayuda a



     
       

no necesariamente implicará inmediata y lógicamente un cambio de tendencia en
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        $   
        -
 
  

 #*  (  
      

    
  $ 
    

   
enorme cantidad de publicaciones, diversas y continuas en el tiempo, con unos enfo-
ques tan variados como la dinámica transnacional e internacionalización de la produc-
 $   
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         -
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 (   $     9 5‘
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otros aspectos. Las investigaciones desarrolladas desde la década de 1990 hasta el 2010

 
             -
  
    $
  
^  (  
    -
 (   $4       


   (   $
 
   ^ 
     
   $   
en la emergencia de nuevas modalidades de formas urbanas y de provisión de infraes-
tructura; los niveles de acción de los agentes privados, dinámicas de la privatización y

   9    
 (   $  $-
nanza e inseguridad, entre otros; Sager, 2011).

La ciudad neoliberal se constituye en el resultado de la puesta en marcha, acción


   $       
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        &  $
  
 &  

   

    
   

(i) la creación de redes de negocios dirigidas por colaboraciones público-privadas; (ii)
     
     $   
   $
entre empresas; (iii) la implementación de programas basados en la comunidad para
     $ ^9 Y  $       $ 
 
-
tucional y creación de redes entre las distintas esferas anterior a la intervención estatal

12
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

local y (v) la formación de nuevas instituciones regionales que promueven la coordina-


 $ 
 
  5
 9V:+ WXXW4\‡’Y#

Igualmente, estos autores recalcan que la transformación del espacio institucional


a escala urbana no implica una transición lineal de un modelo de ciudad de bienestar
hacia un nuevo modelo de ciudad neoliberal, sino que estos procesos multifacéticos de
cambio institucional local están asociados a un proceso de búsqueda impugnada, por
ensayo y error, en el que las estrategias neoliberales se están movilizando en formas
    (      (   
  
de los muchos problemas regulatorios que han afectado a las ciudades del capitalismo
 & 9V:+ WXXWY#! $ 
 
“  
   (  
 
     ”

Para Ornelas (2000) la ciudad capitalista, sinónimo de neoliberal en la fase actual de


acumulación, es el resultado de la socialización tanto de las fuerzas productivas, como
de los medios de consumo colectivo3, en donde la ciudad es “para los propietarios del
 
    
   (     
partes consideradas por separado” (Ornelas, 2000: 53). Según este mismo autor, se debe
   
$  
       
   
   
   '    
(      
acontecen en estos lugares y la gestión urbana que los rige.

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     ~    
 
 
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   ( 
        


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1 &WXX†4‡Y#*       !
    
 -
formó, estableciendo la preponderancia del sector privado sobre la sociedad civil.

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9WXXŠY"    &  $(    (   -


&  $     
   
    
 9 -
vatización, liberalización y movilidad del capital), generaron las condiciones necesarias
para la circulación vertiginosa del capital. Con ello las ciudades se establecieron en el
foco de aquellos capitales, provocando la creciente mercantilización del desarrollo ur-
 #0 '


   &  $ 
   !


3
   
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     $#/  

   
      
      



diferenciable de los medios consumidos en su producción, el medio de consumo colectivo es inseparable de los medios
materiales que lo producen. Son por tanto, bienes que se consumen al mismo tiempo que se producen, como es el caso
     
      
 
˜™š9› WXX4’\Y#

13
ĔĉėĎČĔ ĎĉĆđČĔǦĎĈčĆĊđ ĆēĔĘčĈčĐĆ
ĉĎęĔėĊĘ

ente regulador y benefactor ocurre para dar cabida a un actor subsidiario. La gobernan-
&    
       
$   '

   
         

 
 
    
 
     
ciudad (De Mattos, 2006; 2007).

*     


   
       

     

     
#0 
 
debates, iniciados originalmente por Manuel Castells (1974) que hace ya cuatro décadas
(        
 
      
'
   
$    $ 
       $  $    -
   (  $    
   $   
      
     
     $  &  $ 
-  

         Z†‡X# (        
  
    $  $    O
Q  $ 9 
 Z†‡Y 
actualmente es suscrito por Neil Brenner (2013) cuando plantea la necesidad de estu-
     '     

(    
         
     -          
#
*)

 '     &  $      & 
cómo las meta-narrativas dominantes, urbano-céntricas, a través de diversas instancias
como estudios interdisciplinarios, publicaciones, conferencias, bienales, esfuerzos insti-
tucionales, han privilegiado el análisis de las ciudades como lugar particular con carac-


   
#

   V 


- 
         
    
-

  
 
  
      

   
acontecidas en el ámbito urbano contemporáneo. Una de las razones de la imposibili-
 

  
    
  


   
           $  
 #0
  
  
   
      
 
    (   $  
   & -

  &   


     
9VWXZ\Y#!  

imperante más que construir y transformar las ciudades -en el sentido de espacios di-
    


   

-  -
nerado una urbanización mundial donde las aglomeraciones se interrelacionan multi-
escalarmente con otros territorios y lugares que pueden o no ser entidades urbanas, de
   

 ‚   ‚   ‚   $   $‚
transformando el entorno en función de sus requerimientos de capital y recursos.

!
 
    
* 5 * 9Z†††Y

        
 
  
   
   
y la globalización, a partir de la conformación de las llamadas ciudades globales. Estas
actúan como nodos del poder económico mundial, con lo que reducen a las metrópolis
  
              &  $

14
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

de la integración local a la acumulación mundial y de correas de transmisión del valor


 
#       &  $      
         
para conformar los espacios necesarios para la circulación del capital (Pradilla, 2009).
!    

  (  
 (   $  
 
posee estabilidad, en comparación a otros sectores económicos. De esta manera se pro-
 (     $      

        $  
( #*    
  

-
raciones y nuevas organizaciones del espacio, el capital circulante debe comenzar a bus-
car nuevas formas de acumulación en ese mismo espacio, debido a que este al ser una
     &     
&  $    
debe crear, transformar y destruir para su revalorización y reinversión (Harvey, 2007b;
Harvey, 1990).

*     9WXX’Y       $   -

  
         &  $  & (    &  $  
 
 

      $       -
blación. Los efectos de estos procesos que Harvey llama destrucción creativa se han ma-
terializado en las crecientes inversiones inmobiliarias dentro de las ciudades, las cuales

       $  
     
&  $
     9 &WXZWY# 
          
 -      $       -

 
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 #!

  
       

   $   | *

 
  
  
$    | *

9 WXXŠ4Z†Y#!
     
patente con la crisis subprime de EE.UU. y sus coletazos en grandes partes del mundo, la
(    &  $  ' '   (   #  :œ
 

(2012:1911) resumen, cada ciclo o régimen crea nuevas formas de acumulación de ca-
pital cada vez que el potencial del anterior ha sido agotado. Con respecto a los procesos
  &  $      

 
  
  
          $           
 
inversión y especulación han sido elementos clave durante la década pasada (Stephens,
2007; Gotham, 2006). Y esto surgió a partir de las contradicciones de la creación ca-
pitalista del espacio, por cuanto las estructuras espaciales (recordemos, inmobiliario
   
 $ Y'(      $
   
  
    $ (     #!

' 
deben ser necesariamente destruidos, de otro modo el capital invertido en el entorno

   &   
    
  9 Y  #

*      
 $'(  
        
 
 
   
            -
ralización de los mercados de propiedad y del suelo urbano como caldo de cultivo para
 
  
  
 $#›
      

 $   
       
   $   
 

15
ĔĉėĎČĔ ĎĉĆđČĔǦĎĈčĆĊđ ĆēĔĘčĈčĐĆ
ĉĎęĔėĊĘ

de vivienda social hacia un sistema mercantilizado, la privatización de las unidades de


       
)     
 $  
  
  $  
   
 (   $  
las ciudades – tanto en América Latina como en España (Janoschka et al., 2013; para al-
    
 0  : WXXŠY#* 
  

presentados en otro lugar (Janoschka, 2011) es posible destacar que la conceptualiza-
 $     (    $   

 
que acompañan tanto su imposición como la generación de un discurso en que aparece
como la única alternativa para el desarrollo de un orden urbano que supuestamente
  (       
   

     
puede caracterizar como una mera falacia.

Como cabe señalar, todos los mencionados aspectos son solo una cara de la medalla
 
       $  
# 
  
  
reformas estructurales a nivel mundial, el neoliberalismo se apoyó en los procesos de
  &  $
'     #„(    0 9WXX†4Z-
15), es posible señalar que los obstáculos al despliegue de las actividades empresariales
han sido eliminados por la liberalización de los servicios y la desregulación económica
mediante la reducción del control del Estado sobre la industria. Por otro lado, median-

  -  $           (   &  $


 

         
 $   

contemporáneo. Los mismos procesos profundizan a la vez el abuso estructural que
  
   4  
   & 
  

 (  $     
      
 
  &   
  -
 &  $ 
    (      
" 
  -
       
   
   


 
    
 
              $   
 # *     (    &  $    $   
laborales es posible entender los efectos sociales y urbanos de la neoliberalización

   
#0         
de los precios de vivienda a niveles prohibitivos frente a los sueldos estancados, en el
         
      
gran parte de la población.

›
  
    &  $(   -

  $   

escalas del Gobierno y sus formas de actuar, un proceso que ha sido denominado por
Harvey (1989) en su ensayo pionero como empresarialismo urbano. Desde entonces
  
       
 
  (  
de los actores públicos que se pueden observar y para los cuales se ha generalizado el
término de la gobernanza urbana. Esa gobernanza, mediante criterios empresariales,
      

       

  

 5
   )   
        (      #  

todo ello, las ciudades se preparan simbólicamente para atraer a lo que Richard Flo-
rida (2002) llama las clases creativas. Sin embargo, detrás de este poderoso discurso

16
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

   
 $               

 (   $     #0        
la prevención de delitos y otras formas de gobernanza de la seguridad desempeñan
     
    
     
' #    (   -
malizar especialmente el comportamiento en el espacio público se está literalmente
acabando con el sentido socialmente compartido del espacio público y, de forma más
general, con las bases de la cohabitación urbana. Esa lógica es imperante durante los
   &  $   
    
&     

el valor de cambio como elemento central de la reproducción social, haciendo del con-
sumo la referencia básica de un campo de relaciones sociales cada vez más hedonista
   
9* :} 5 WXZWY# '      


 
 
   - - 
   
en los procesos de neoliberalización urbana que forman parte de la visión comparati-
va que se ha ido trazando en esta obra.

>ƒÝÖʽ°ã®‘ƒÝ—›½ěʽ®›Ùƒ½®ÝÃÊ›ÄÝٮ‘ƒ>ƒã®ÄƒùÝփǃ͗
çăƒÖÙÊø®Ãƒ‘®ÌÄÖم‘㮑ƒ

Como hemos desarrollado en los apartados anteriores, el neoliberalismo se ha ido


     $     
  
      
 
$  
  
    Z†‡X#/ 




modelo basado en el patrón oro como base material del valor de la moneda, a uno que
se caracteriza por la desmaterialización del sistema monetario (Harvey, 2003). Harvey

  
  
~   "      
durante los años setenta del siglo pasado fomentaron las preocupaciones de las cla-
ses dominantes, para establecer un modelo que favoreciera la acumulación del capital
9 WXX‡ Y#!
  
  &    

   
industrias de producción masiva y los problemas de aplicación del Estado de Bienestar
keynesiano (Theodore et al., 2009).

   $   


     
  ! 
   9            Y         -

  $  
 

  '
    

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9WXX‡Y   O5Q    
    $   
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Y
' 9 Y    $  
 

    
   $

-
  ^9 Y     $  
  &         $
-
rritorial de las inversiones por parte de los estados; (iii) tendencias mundiales de relo-
calización industrial y la transición de un Estado interventor al facilitador de la acción

17
ĔĉėĎČĔ ĎĉĆđČĔǦĎĈčĆĊđ ĆēĔĘčĈčĐĆ
ĉĎęĔėĊĘ

privada; (iv) la privatización de lo público, sobre todo de la infraestructura, los servicios


y la desregulación urbana (Pradilla, 2010).

V    |  


 
   $ 
supuestamente abierto, estable y liberalizado, considerando para ello la apertura de los
mercados y la disciplina macroeconómica como elementos centrales de aplicación de
 
#   $ 

 


 -
   
 $        
   
$ 
  
  (    O   Q Z†ŠX#0  &
 $
          &  $ 
      

  -
    (    

9 
&:*

WXZWY#„  ' 
 &     
   
   
     !   * '(  
   -
des españolas, con Madrid como referente destacado en esta obra, iremos viendo suce-
sivamente el potencial de lo que algunos autores llaman el nuevo comparativismo de las
 
   
 
O  Q 
     91 
WXZZY   
   
 
 
   
 # 0      &  
breve repaso de las pautas centrales de la aplicación del modelo neoliberal en cada uno
 
     
 ' 
       
colectiva, comenzando por la cuna del neoliberalismo que es Chile.

Podemos destacar, en primer lugar que en Chile, las reformas neoliberales comen-
zaron por un progresivo proceso de privatización de los servicios, a partir de las refor-
mas estructurales propuestas por los chicago boys, a partir del abandono del modelo
  
 &  $ 

 $  
 92*2Y#!
      
realizó por etapas en el caso de las privatizaciones de empresas públicas: primera etapa
entre 1974 y 1983; segunda etapa de 1984 a 1989; tercera etapa desde 1990 (Hachette,
WXXZY#
    
 
 
    
 $
 !
 
   ( 
(  #  
 $ 
   
  
   - 
   
&  $    
-
nidas y las empresas públicas y el desarrollo del mercado de capitales. Finalmente la
tercera etapa estuvo referida a la necesidad de liberar al Estado de su rol productivo
  

 (      
      $
(Hachette, 2001). En el modelo chileno, podemos apreciar no solamente como la crea-
ción de nuevos mercados en el sector de la sanidad y la educación implican la crecien-
te dominación sobre la población, sino también como, una vez agotados los efectos de
  $   $           
actuación, como lo han sido posteriormente la infraestructura urbana básica (i.e., abas-

  
      
  /'
 Y    $  
vivienda (incluso la vivienda social, cfr. Hidalgo 2005).

Para el caso argentino, los procesos de neoliberalización del Estado estuvieron mar-
cados por dos etapas que transcurren, en primer lugar entre 1976 y 1983, y en segundo
   (  Z†Š† 
WXXZ#/ 
   
     
  !-

18
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

         


(    &  $    
       $  
 
        
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      #!
  
     
  
  

            
  
 
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   !
 9‰ WXZWY#    
  $    
  -
    $(        $  
   #!
)
  
$  
 &  $    
    
  
“la apertura indiscriminada a las importaciones de productos que afectaron a la indus-
tria nacional provocando el cierre de numerosas fábricas, una fuerte reducción salarial”
(De los Reyes, 2003: 7). La segunda etapa de la consolidación del Estado neoliberal en

        '
  
)  
 
         

 
 
   -
quinaria institucional para profundizar el modelo. Con ello se lleva a cabo un proceso de
 
&  $   )    
     
   
  
  &  $   
   
   
    

 $    


9‰WXZWY# ~   &  $  
!
 
$    $ 
   (   
~   $  
grandes contribuyentes y la inoperancia de los entes reguladores que debieron y debe-
 
     
    

9/ 1WXX\4ZY#
De esta manera, los procesos de neoliberalización del Estado argentino, llevaron a cabo
su desindustrialización y el crecimiento del desempleo a partir de la importación de bie-
nes manufacturados y la apertura desmedida del mercado local a los capitales foráneos.
 '  (     &  
   $   

  
 $ 
&  $9} 5 WXXWY#*    
 
esta obra sobre Buenos Aires nos indicarán que los intentos de re-estatalización en Ar-

     
 )
     ( 
 
 
 
    -
    
 
   $  -  
 &  $   
 
 $ !
 
 
     
 
de la protección social de la población, la inercia del medio urbano implica que las con-
secuencias del modelo neoliberal mantienen cierta dominación en la estructuración de
    (   $    # "      
     
  
   

    
$  
V 
   "  
      
  -
nas a veces contradictorias a las del propio gobierno central.

0       (     &  $  !


    
partir del gobierno de Miguel de la Madrid (1982-1988) y culmina con el mandato de
!
x 
      
&  
       
    !   !
9Z††-WXXXY#   

   -
 
 $  
       !
 

 
remplazo del modelo de industrialización sustitutiva de importaciones, a partir de la
 &  $    $  
  (    9* & WXXY#
 
  (   

  
   ‰ 
-

19
ĔĉėĎČĔ ĎĉĆđČĔǦĎĈčĆĊđ ĆēĔĘčĈčĐĆ
ĉĎęĔėĊĘ

 2
    V         
 
   
       (   
 ~ 
 $ 
 
   
 $   
      


9 &Z††Š4{‡Y#0
    
     $-
            Z†ŠW     
   
tales como el Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT) en 1986 y el Tratado
  (  Z††\!
3   '  3 $
Europea en el año 2000. Estos acuerdos estaban orientados a funcionar como dispositi-
vos que dinamizaran las reformas estructurales tendientes a la liberalización comercial
(    97  Z††WY#!  
    
&  $
también fueron parte importante en esta neoliberalización, es decir, la banca estableció
sus tasas de interés, regidas por la lógica del mercado y además se llevó a cabo su pri-
vatización.

En España, la implementación del modelo neoliberal siguió un patrón ciertamente


     
 
     
' -

    $  
  !
 V 
97 Z††{^‰ 
WXX’Y  "      
   #„    
 $

   
 
(   
    


      
    
    
  
 
la ilusión de un reparto de la riqueza creada mediante la desposesión especulativa en
     ~   " 9$&:1 &WXZZY#*  
 
    
     
  7  5:* 5
(2009) denominan como socialismo municipal se usaron en Madrid como facetas claves
 
  
              
-
rritorial. Esto es especialmente el caso de las infraestructuras de transporte, agua, edu-
  $  #+      $  
         
& 
             $ 
 #
Mediante un uso estratégico de las licencias de televisión y radio se profundizó además
 
 $   )  
        ‚
método tradicional de construir la razón neoliberal (Peck, 2010) mediante la normali-
&  $   
 $$     $ 
(      -
tida.

Más allá de eso, el modelo de acumulación en España, descrito con mucho mayor de-
talle en la contribución que Ricardo Méndez efectúa en este libro, supuso una profunda
re-estructuración territorial, incluyendo el desarrollo de una estructura poli-céntrica
que profundizó la diferenciación socio-espacial. Y esa producción de un nuevo spatial
 (Harvey, 2007b) ha sido claramente estimulada por las diferentes administracio-
nes públicas. Inspirado por los resultados de la agresiva liberalización del suelo que se
aplicó a mediados de los 1990 en la Comunidad Autónoma de Valencia –el verdadero

    
      
  !-
 "      $ 
   
 
   

20
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

costero– una nueva Ley del Suelo alentó desde 1998 la base legal para un esquema de
   $   $ 
      

 '  
  
 O  &  Q 

     9$&:1 &
2011). Además, las autoridades regionales, que en el caso de Madrid es el Gobierno de
la Comunidad Autónoma de Madrid, no desarrollaron las directrices obligatorias para
 $    *     (    #„    
      
 
 
$  
      & 
! "         
      $ 
  
  
 #+    "  

  -
sitivos a la compra de viviendas y por un sector bancario que, al haberse visto reducidas
las tasas de interés por la inminente entrada de España en la moneda común europea,
     
 
    $     
pago e incluyendo, como ha quedado crecientemente patente a lo largo de los años de la
crisis española, cláusulas abusivas (Abellán et al., 2012). Pero cabe señalar que a pesar
   $       
   ( 
 
  

los años 1990 y 2000, y los patrones de segregación espacial cementaron los abismos
sociales en términos espaciales.

1      $     


 
  
 -
ne esta obra colectiva, podemos destacar por un lado que las cuatro ciudades de cuatro
                
-
  
 $      
 $   
  -
 #*     
(  
   $
 
 
 '  (          #
     $  -
puesta comparativa de las consecuencias urbanas del neoliberalismo urbano implica
destilar las riquezas conceptuales de la variedad de los estudios individuales, mediante
una propuesta que enfoca también en las diferentes escalas de la implementación del
modelo neoliberal. A continuación, iremos ahora presentando la estructura del libro.

dكþƒ—Ê—›½ƒʐك

    $ &     !  


(   -
torno a las condiciones y preguntas fundamentales que deben realizarse desde la geo-
 (   
     


 
$     
     
 (   $  $    '
 
 

      #2 
(    


  $ 

       

-
riales que emiten los distintos actores sociales, poniendo especial énfasis en los agentes
     $       
 #

21
ĔĉėĎČĔ ĎĉĆđČĔǦĎĈčĆĊđ ĆēĔĘčĈčĐĆ
ĉĎęĔėĊĘ

  
) ZW 
    

 
       
   4 
  ! " #!
efecto, este recorrido permite comprender las similitudes que adquiere la restructura-
 $       '  
(    
   -
 
  



  $      #
  $



   
 
  
 $  
modelo neoliberal, siguiendo una pauta común. Comenzando por una descripción den-
sa y un análisis del modelo neoliberal en cada lugar, se presentan estudios de caso acer-
ca de una de las consecuencias más destacadas del proceso de neoliberalización urbana,
  

    
 (   $  
'   #
En un tercer paso, se analizan y discuten las diferentes luchas en contra de ese modelo
  '  '(     - 
 '    

la actividad más bien institucionalizada de diferentes movimientos sociales.

La primera parte de la obra agrupa los estudios realizados por distintos autores en
Chile. El primero de ellos es el presentado por Gustavo Durán que aborda el impacto
     
&  $       
 $         -
 $  * 
  #
(   

  
&  $


 $    
 O Q     


   
 &       OQ  

  -
damente los efectos territoriales de la privatización. El autor acompaña el desarrollo de

 
 

 
 (  
 
  $

     
  
 
   '   
 
   
de Santiago de Chile en general.

0
 

   
  
     
impactos sobre la comuna de Santiago Centro de la producción inmobiliaria en el con-


        
 (   $  #
! 

 &     $       

   $ 
inversión inmobiliaria, para luego particularizar el análisis sobre la comuna indicando
          $  4    $ 
    
  
      ad hoc, el boom inmobiliario
favorecido desde la municipalidad y la aparición de nuevos bolsones de pobreza a la
    
 #    
 O  
  (  Q  '

  
 

   -
    
 
(   
 (   $$ 

vivo en el centro de la capital chilena.

+  
 $  
  $ &   0     
Santiago Centro, con especial atención a los cambios socio-espaciales y las organizacio-
  
   V  „ #!  
  &  

'         

       $
urbana que comenzaron a ser impulsados en la comuna hace más de 10 años. Asimismo,
  
$   
  
 
 (   $   

22
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

 

  )
  #
   
$   
 
 
  


 
  
       #!

impactos incluyen, principalmente, cambios en la estructura social y morfológica de los


  
 #   &  
   $   
  
 

     

  
        -
bana correspondiente a etapas urbanas anteriores, estos artefactos urbanos forman el


   $   
  
4  -

  &  $#+ 


$ 
 
)   ( 
  

    & 
 
   4 

 $   #
    
 

  $    


 
(  
la oferta inmobiliaria como la principal causa de estas dinámicas y describe detallada-

 ( 
$   #

   

 V  &  
  }
V         
         

    
  
  
 


#!  
 
 -
      
 $  
   
  
 
proceso de privatización y concesión en materia de transporte urbano en dos medios
especialmente sensibles: el ferrocarril y las autopistas metropolitanas. En el caso del
sistema de ferrocarril, indican los autores, se desmanteló el antiguo sistema lo que en
'
   ( $              

   
-
ma, además de la desaparición, hacia 1993, de los ramales interurbanos. En el caso de
   
 


 
( 
       $ 
   $#‰  
  
(       -
telación de la institucionalidad neoliberal desde el año 2003, proceso inacabado y aún
campo de disputas en materia de transporte metropolitano.

!   
  
  
   
  }V / *  -
tóbal y Luciana Bosoer. En esta investigación los autores plantean una interesante re-
 $
    $

  V    $  -

     


  
        &  
 
  )
   #   
  
   
movilidad en la construcción social del territorio y el carácter siempre dinámico de los
$

 # 
    
         
   1 $
Metropolitana de Buenos Aires, los autores pueden destacar los efectos de la mercan-

&  $             (   $   


 
   
  

 
         
       
  
 #

‰  
 
   V* 
    

     
  $   ' 
   
$  

  
 
urbanas neoliberales mediante el estudio del caso de Villa de Retiro en la ciudad de Bue-
 #  
 

 &  
  $   O   Q
V   
     $  #0
 

 

23
ĔĉėĎČĔ ĎĉĆđČĔǦĎĈčĆĊđ ĆēĔĘčĈčĐĆ
ĉĎęĔėĊĘ

   $   



O
1
Q
  
  -
banos, en algunas ocasiones omitiendo y, en otras, abarcando el territorio ocupado por
   
 
#‰  
        &  $ 
   )
 "

  

     


 "    $ 



 $#      
 
  
fue posible mediante el conocimiento de las trayectorias coyunturales únicas que per-

 
 
   

#

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      $    
    #-
 & 
 
  

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(  
      $       
          ‚ 
    $  
 
 
‚    


 4    &   
) -
co, incrementar la competitividad mediante la apertura comercial y eliminar el control
de precios y subsidios a través de la privatización de las empresas públicas. Luego la

 

 
    
 $      
  
destacando la polarización social en una ciudad dominada por las actividades tercia-
rias. En paralelo se relatan las distintas discusiones ideológicas que se dan en el seno
   &   
        
 #'  

 

   

 
 (   $  

     4

  &  $   (   $    
   &  ‚ * 
 ‰ ‚  
'   
     #‰  
 

     
   
  
   $ $     
-
temporáneo.

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  *  #!

   
 & 
 

 '        ' 
        
 
 (   $   #! 
   

  
  -
$      

  

 4      
 

   $  '(    $    $-
meno ocurrido. Asimismo, vincula las observaciones anteriores con el proceso global de
 
 $  
   
      #

! )
 
  
 
   
  Ÿ
/   & 
 
    
     #0  &   



 &      
 )
Z’ " 
   ~ 

por el Derecho a la Ciudad” de corte aparentemente progresista. Sin embargo, indica
rápidamente el autor, los proyectos impulsados a partir de esta carta –megaproyectos–
 &       
  
 &  $    
       
 (   $#  0
 
      -
    

  
 -
$ 4&    $ 
 $
  &  $       
    $     #!  

    


    
  
   -

24
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

      


  
  
  
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construcción de una ciudad efectivamente democrática e inclusiva. En efecto, se plantea
  
        

    
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      ( 
 
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movimientos sociales que, sin embargo, son rápidamente desarticulados y cooptados
 

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La primera de estas es una colaboración de Ricardo Méndez en la cual describe las prin-
    

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    #
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               - $
como la conocemos hoy y se sintetizan, por tanto, los aspectos históricos, normativos,
$  
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(       $   $  
   

modelo de desarrollo: Madrid instalado como un territorio ganador, con un sostenido
crecimiento económico y plenamente integrado a la globalización. Las principales con-
  
 '    $       
inmobiliario, la segmentación social y el acentuado aumento del sector terciario –en

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evitar la instalación –falaz– del discurso neoliberal.


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 (   $  
histórico de Madrid, particularmente en el barrio de Lavapiés. La renovación y revalori-
&  $  
 )
ZX "      

un verdadero caso de “manual”. Efectivamente, se entregaron subsidios selectivos para
la rehabilitación del parque de viviendas y fomentó la instalación de equipamientos de
carácter cultural para atraer nuevos estilos de vida y consumo. Además, se promovió la
tercerización del sector y se estimuló el desarrollo de ciertos patrones culturales que hi-
cieran atractivo el barrio de Lavapiés con miras a la instalación de Madrid en la constela-
 $      #!  

  
     
  
 
  
  
    
         
reproducir el actual modelo de acumulación de riqueza.

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25
ĔĉėĎČĔ ĎĉĆđČĔǦĎĈčĆĊđ ĆēĔĘčĈčĐĆ
ĉĎęĔėĊĘ

ción estudia particularmente los nuevos movimientos de lucha por la vivienda y se deli-
        

49 Y 
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los desahucios y la recuperación de la vivienda; (ii) la estructura –se trata de una red
heterogénea de colectivos, organizaciones, plataformas y asambleas; (iii) la escala –la
acción colectiva se desarrolla de modo multiescalar sobre el territorio. El autor conclu-
(      
     $ 
 
  
) 
a diferente escala, con diferentes medidas de presión, pero compartiendo una misma
reivindicación social.

De esta forma se completa el trazado de la obra, dando lugar, como se indicaba al


 &        $  


   
últimas tres décadas. Asimismo, permite entender la realización del proyecto neoliberal
en las ciudades y metrópolis de España y América Latina, lo cual impone una serie de
  (   
    '    

   
del Atlántico.

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ĔĉėĎČĔ ĎĉĆđČĔǦĎĈčĆĊđ ĆēĔĘčĈčĐĆ
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   2


 
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1 ‘WXZZŸ #{†‹o
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29
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ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

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ĔĉėĎČĔ ĎĉĆđČĔǦĎĈčĆĊđ ĆēĔĘčĈčĐĆ
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3 ‹  #3 7 WXX
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  x3‹2‹› # # 0‘ 


      - 5 4 ‹-  
techno-politicians; and authoritarian redevelopment in Santiago, Chile. Urban
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32
ėĊċĆĈĎĔǤ
ĕĚēęĊĘćėĊěĊĘĕĆėĆĕĊēĘĆė
ĚēĆČĊĔČėĆċŃĆĚėćĆēĆĈėŃęĎĈĆǣ
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ĎĚĉĆĉĊĔđĎćĊėĆđ
Enrique Aliste1

“Siempre acabamos llegando a donde nos esperan”


José Saramago

Z›ÝçÛÄ
Ž ’”‡•‡–‡ ‡•…”‹–‘ •‡ ‡Žƒ„‘”ƒ ƒ ‘†‘ †‡ ‡•ƒ›‘ › •‡ †‡•ƒ””‘ŽŽƒǡ ‡ ŽÀ‡ƒ• ‰‡‡”ƒŽ‡•ǡ
‡ –‘”‘ ƒ ’”‡‰—–ƒ• ”‡Žƒ–‹˜ƒ• ƒŽ ‘†‘ ‡ “—‡ ‘„•‡”˜ƒ‘•ǡ …Žƒ•‹ϐ‹…ƒ‘• › ’‘” Ž‘ ‹•‘
entendemos los procesos que interesan al debate sobre la ciudad actual, intentando ordenarse
‡–”‡•‡Œ‡•–‡ž–‹…‘•“—‡ϐ‹ƒŽ‡–‡‹–‡–ƒ—ƒ…‘…Ž—•‹×ƒ‘†‘†‡’”‘’‘•‹…‹×ǡ•‹‡’”‡
‡‡Ž…‘–‡š–‘†‡Ž‘†‹•…—–‹†‘‡‡Ž•‡‹ƒ”‹‘Ǥ‘•–‡ƒ••‘ǣ†‡•ƒϐÀ‘•‡–‘†‘Ž×‰‹…‘•’ƒ”ƒŽƒ
observación de procesos urbanos actuales; globalización, agentes, actores: discutir sobre los
movimientos sociales, y; procesos y conceptos en tensión. La idea de esbozar estos apuntes para
—ƒ‰‡‘‰”ƒϐÀƒ—”„ƒƒ…”À–‹…ƒ‡•“—‡‡•–ƒ•‡ƒ…ƒ’ƒœǡ’‘”Žƒ•‹•ƒ•”ƒœ‘‡•ƒ–‡•‡—…‹ƒ†ƒ•ǡ
†‡ •‹–—ƒ”•‡ ‡ Žƒ ƒ–—”ƒŽ‡œƒ †‡ Ž‘• …‘ϐŽ‹…–‘• “—‡ ‡•–ž ‡ ’Ž‡‘ †‡•ƒ””‘ŽŽ‘ ‡ Žƒ• …‹—†ƒ†‡•
contemporáneas y de los cuales estamos siendo testigos privilegiados.
ƒŽƒ„”ƒ•…Žƒ˜‡ǣ‰‡‘‰”ƒϐÀƒ•‘…‹ƒŽǡ…‘ϐŽ‹…–‘•ǡ‘„•‡”˜ƒ…‹×Ǥ

Ýãك‘ã
This paper is made on a trial and develops broadly around questions concerning the way
in which we observe, classify and therefore understand the processes that interest the debate
‘–Š‡…—””‡–…‹–›ǡ–”›‹‰–‘„‡‘”†‡”‡†‹–Š”‡‡ƒš‡•–Š‡ƒ–‹…ϐ‹ƒŽŽ›ƒ––‡’–ƒ…‘…Ž—•‹‘ƒ•
ƒ’”‘’‘•‹–‹‘ǡ‹–Š‡…‘–‡š–‘ˆ–Š‡†‹•…—••‹‘•‹–Š‡•‡‹ƒ”ǤŠ‡–Š‡‡•ƒ”‡ǣ‡–Š‘†‘Ž‘‰‹…ƒŽ
challenges for observing current urban processes, globalization, agents, actors discuss social
movements, and, processes and concepts in tension. The idea of these notes outline for a critic
urban geography is that this is able, for the same reasons set out above, to be in the nature of the
…‘ϐŽ‹…–•–Šƒ–ƒ”‡†‡˜‡Ž‘’‹‰‹…‘–‡’‘”ƒ”›ƒ†™Š‹…Š…‹–‹‡•ƒ”‡„‡‹‰’”‹˜‹Ž‡‰‡†™‹–‡••‡•Ǥ
‡›™‘”†•ǣ•‘…‹ƒŽ‰‡‘‰”ƒ’Š›ǡ…‘ϐŽ‹…–•ǡ‘„•‡”˜ƒ–‹‘Ǥ

1
”‘ˆ‡•‘” ‡ ‹˜‡•–‹‰ƒ†‘” †‡Ž ‡’ƒ”–ƒ‡–‘ †‡
‡‘‰”ƒϐÀƒ †‡ Žƒ ‹˜‡”•‹†ƒ† †‡ Š‹Ž‡Ǥ ‘””‡‘ ‡Ž‡…–”א‹…‘ǣ
ealiste@uchilefau.cl.
El autor agradece el proyecto FONDECYT 1120306 del cual es investigador responsable y que le ha permitido
avanzar en la discusión propuesta.

33
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Ž•‡‹ƒ”‹‘‹—†ƒ†‡‘Ž‹„‡”ƒŽ’‡”‹–‹×—‹–‡”…ƒ„‹‘…‘–—†‡–‡‡”‡ϐŽ‡š‹‘‡•
acerca de los diversos procesos actualmente en curso tanto en ciudades latinoamerica-
ƒ•…‘‘‡ƒŽ‰—ƒ•‡—”‘’‡ƒ•Ǥ—…Š‘•†‡‡•–‘•‹–‡”…ƒ„‹‘•ǡ‘‡š‡–‘•†‡‡…‡•ƒ”‹ƒ
›ˆ”—…–Àˆ‡”ƒ’‘Ž±‹…ƒǡ’‡”‹–‹‡”‘ƒ”–‹…—Žƒ”—ƒ†‹•…—•‹×”‹…ƒ‡ƒ–‡…‡†‡–‡•ǡ†ƒ–‘•›
miradas diversas a los diferentes procesos en curso. Pero más allá de ello, quizá lo más
interesante radica en la oportunidad que se generó para desarrollar una mirada abun-
dante en precisiones y elementos que de una u otra forma, van condicionando o a veces
incluso restringiendo nuestras formas de observar y argumentar en consecuencia sobre
Ž‘•’”‘…‡•‘•ƒƒŽ‹œƒ†‘•Ǥ—†‹‘••‡”–‡•–‹‰‘•ǡ’‘”‡Œ‡’Ž‘ǡ“—‡‡ŽŽ‡‰—ƒŒ‡…‘“—‡‘•
referimos a los diferentes procesos no se trata de un aspecto menor. Lo mismo que mu-
chas de las formas y estructuras de conocimiento con las que construimos nuestras ob-
•‡”˜ƒ…‹‘‡•ǡ’—‡•‡ŽŽƒ••‡ƒ”–‹…—Žƒ›‘”†‡ƒ„ƒŒ‘…‹‡”–‘•‡•“—‡ƒ•ƒƒŽÀ–‹…‘•“—‡˜ƒ
condicionando las formas de observar y por ello incluso, algunas de las conclusiones a
las cuales, por la misma razón, intuimos que vamos a llegar. No resulta poco frecuente,
’‘”‡Œ‡’Ž‘ǡ˜‹•—ƒŽ‹œƒ”“—‡–‡†‡‘•ƒ‹”ƒ”›‘”†‡ƒ”—‡•–”ƒ•‘„•‡”˜ƒ…‹‘‡•‡…ƒ-
pas que se sobreponen, o a reproducir ciertos discursos e insistir en el uso de conceptos
‘•‹‡’”‡’‡”–‹‡–‡•‡†‡–‡”‹ƒ†‘•…‘–‡š–‘•ǡ‘„‹‡—ƒ…‘’”‡•‹×†‡Žƒ‹–‡-
ligencia ligada a los aspectos económicos, sólo por señalar algunos aspectos.

En esta dirección de argumentos, se sostiene que resulta importante articular una


”‡ϐŽ‡š‹×‡†‘†‡ǡƒŽƒŽ—œ†‡Žƒ‡š’‡”‹‡…‹ƒ”‡…‘‰‹†ƒ‡‡•–‡•‡‹ƒ”‹‘ǡ•‡ƒ˜ƒ…‡‡
elucidar aspectos contenidos en nuestros discursos y sus estructuras, en nuestras for-
mas de representación de los problemas estudiados y en los imaginarios en que se sos-
tienen muchos de los diagnósticos y miradas en torno a estas temáticas, las que por
cierto y debido a su naturaleza propia, están (y estarán) cargadas de los aspectos ideo-
lógicos propios de quienes cuestionan y contestan a un modelo que con pretensiones
’—”‹•–ƒ•†‡‘„Œ‡–‹˜‹†ƒ†‡‹…‘•…‹‡–‡‡–‡…‘—…ƒ”ž…–‡”ƒ˜‡…‡•‘–‘Ž×‰‹…‘ǡ‹”ƒ
con cierto desdén este aspecto.

˜‹”–—††‡Ž‘ƒ–‡”‹‘”ǡŽƒ‹†‡ƒ†‡‡•„‘œƒ”‡•–‘•ƒ’—–‡•’ƒ”ƒ—ƒ‰‡‘‰”ƒϐÀƒ—”„ƒƒ
…”À–‹…ƒ‡•“—‡‡•–ƒ•‡ƒ…ƒ’ƒœǡ’‘”Žƒ•‹•ƒ•”ƒœ‘‡•ƒ–‡•‡—…‹ƒ†ƒ•ǡ†‡•‹–—ƒ”•‡‡Žƒ
ƒ–—”ƒŽ‡œƒ†‡Ž‘•…‘ϐŽ‹…–‘•“—‡‡•–ž‡’Ž‡‘†‡•ƒ””‘ŽŽ‘‡Žƒ•…‹—†ƒ†‡•…‘–‡’‘”ž-
neas, y de los cuales estamos siendo testigos privilegiados, pues se necesita de pronun-
ciamientos y cuando menos, esfuerzos por articular ideas de acción que permitan una
lectura de estos procesos en pleno curso.

‘†‘‰‡‡”ƒŽǡ‡•’‘•‹„Ž‡•‡ÓƒŽƒ”“—‡†‡Žƒ†‹˜‡”•‹†ƒ††‡–‡ƒ•‡š’—‡•–‘•ǡƒŽ‰—‘•
ƒ•’‡…–‘•‡…‘ï“—‡‡”‡…‡•‡”‡š’Ž‘”ƒ†‘•…‘ƒ›‘”†‡–‡…‹×ǡ†‹…‡”‡Žƒ…‹×
con las siguientes preguntas:

34
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

Ȉ Ǭ׏‘‡•“—‡•‡†‡„‡‘„•‡”˜ƒ”Ž‘•’”‘…‡•‘•†‡–”ƒ•ˆ‘”ƒ…‹×†‡Žƒ…‹—†ƒ†
ƒ…–—ƒŽǫ

Ȉ Ǭ‡“—±ƒ‡”ƒ›…‘“—±”‡…—”•‘•‡–‘†‘Ž×‰‹…‘•…‘–ƒ‘•’ƒ”ƒ‡•–—†‹ƒ”ƒŽ‘•
ƒ‰‡–‡•‹‘„‹Ž‹ƒ”‹‘•ǫ

Ȉ Ǭ׏‘‹”ƒ”Žƒ‡‡”‰‡…‹ƒ†‡…‘ˆŽ‹…–‘•‡Ž‘•‡•’ƒ…‹‘•—”„ƒ‘•ǫǬ‹•’‘‡‘•
†‡‡…ƒ‹•‘•ƒƒŽÀ–‹…‘•“—‡‘•’‡”‹–ƒ…‘’ƒ”ƒ”Žƒ•†‹ž‹…ƒ•ǡ’”‘…‡•‘•›
‡š’‡”‹‡…‹ƒ•…‘–‡‹†ƒ•‡Ž‘•†‹ˆ‡”‡–‡•‘˜‹‹‡–‘••‘…‹ƒŽ‡•—”„ƒ‘•‡Žƒ•
†‹ˆ‡”‡–‡•…‹—†ƒ†‡•…‘–‡’‘”ž‡ƒ•ǫ

Ȉ Ǭ—±•‹‰‹ˆ‹…ƒ‡‡Žƒ”…‘†‡Ž‘•—‡˜‘•’”‘…‡•‘•‡…‘×‹…‘•›’”‘†—…–‹˜‘•Žƒ
‘…‹×†‡”†‡ƒ‹‡–‘‡””‹–‘”‹ƒŽǫ

Ȉ Ǭ•–ƒ‘• Šƒ…‹‡†‘ — …‘””‡…–‘ —•‘ †‡Ž Ž‡‰—ƒŒ‡ › †‡ Ž‘• …‘…‡’–‘• …—ƒ†‘
‘„•‡”˜ƒ‘•…‘–‡š–‘•Š‹•–×”‹…‘•›•‘…‹‘…—Ž–—”ƒŽ‡•–ƒ†‹•À‹Ž‡•‡Ž‘•’”‘…‡•‘•
ƒƒŽ‹œƒ†‘•ǫ

Ȉ Ǭ ‡‘• •‹†‘ …ƒ’ƒ…‡• †‡ ‘„•‡”˜ƒ” ƒ†‡…—ƒ†ƒ‡–‡ Žƒ ‡‘”‡ …ƒ’ƒ…‹†ƒ† †‡
”‡‹˜‡–ƒ”•‡ › †‡ …‘Ž‘‹œƒ” –‡ž–‹…ƒ• “—‡ –‹‡‡ Žƒ ‹†‡‘Ž‘‰Àƒ ‡‘Ž‹„‡”ƒŽǫ Ǭ‘”
“—±—•ƒ‘•‡š’”‡•‹‘‡•…‘‘‘ƒͲǡʹ͹ ‘ͳͷǫ

Ȉ Ǭ‘†‡‘•‡•–”—…–—”ƒ”ǡ†‡•†‡—‡•–”‘•†‹•…—”•‘•ǡ†‹•’‘•‹–‹˜‘•ƒƒŽÀ–‹…‘•“—‡‘•
’‡”‹–ƒƒ……‡†‡”ƒŽ‘•‹ƒ‰‹ƒ”‹‘•“—‡–”ƒ„ƒŒƒ‡Žƒ†‡ˆ‹‹…‹×›”‡’”‘†—……‹×
de ciertas representaciones sobre el progreso, el desarrollo y el bienestar, de
‘†‘†‡…‘–”‹„—‹”…‘‘–”‘•‡ˆ‘“—‡•’ƒ”ƒ—ƒ‰‡‘‰”ƒˆÀƒ—”„ƒƒ…”À–‹…ƒǫ

De esta forma, el presente escrito se desarrolla de modo general en torno a las pre-
‰—–ƒ•ƒ–‡”‹‘”‡•“—‡•‡Šƒ‹–‡–ƒ†‘‘”†‡ƒ”‡–”‡•‡Œ‡•–‡ž–‹…‘•ǡ“—‡ϐ‹ƒŽ‡–‡
‹–‡–ƒ—ƒ…‘…Ž—•‹×ƒ‘†‘†‡’”‘’‘•‹…‹×ǡ•‹‡’”‡‡‡Ž…‘–‡š–‘†‡Ž‘†‹•…—–‹†‘
‡‡Ž•‡‹ƒ”‹‘Ǥ‘•–‡ƒ••‘ǣ†‡•ƒϐÀ‘•‡–‘†‘Ž×‰‹…‘•’ƒ”ƒŽƒ‘„•‡”˜ƒ…‹×†‡’”‘…‡•‘•
urbanos actuales; globalización, agentes, actores: discutir sobre los movimientos socia-
les, y; procesos y conceptos en tensión.

35
ėĊċĆĈĎĔǣ
ēėĎĖĚĊđĎĘęĊ

›Ýƒ¥°ÊÝ Ûãʗʽ̦®‘ÊÝ փك ½ƒ ʐݛÙòƒ‘®ÌÄ  —› ÖÙʑ›ÝÊÝ


çِƒÄÊ݃‘ã烽›Ý

El acto primigenio de observar, por tantos años despreciado por la intelectualidad


…‹‡–Àϐ‹…ƒ …‡”…ƒƒ ƒ Ž‘• ‡•–—†‹‘• †‡Ž –‡””‹–‘”‹‘ǡ –‹‡†‡ ’ƒ—Žƒ–‹ƒ‡–‡ ƒ ”‡…—’‡”ƒ” •—
•‹–‹‘‡‡Ž‡•’ƒ…‹‘†‡Žƒ•…‹‡…‹ƒ•Ǥ‘•‡–”ƒ–ƒ†‡—ƒƒ……‹×ƒ–‘Œƒ†‹œƒǢ‡•ž•„‹‡‡Ž
”‡•—Ž–ƒ†‘†‡—ƒ”‡ϐŽ‡š‹×‡†‘†‡—ƒ’ƒ”–‡‹’‘”–ƒ–‡†‡Ž‘•’”‘…‡•‘•—”„ƒ‘•†‡
Ž‘•‹‘•ƒÓ‘•ǡŠƒ˜‹•–‘‡‡Žƒ…–‘†‡‘„•‡”˜ƒ”Ž‘•’”‘…‡•‘•‡•’ƒ…‹ƒŽ‡•—ƒ†‹ϐ‹…—Ž–ƒ†
amparada en ver en un mismo lugar, fenómenos tan radicalmente diferentes: donde
—‘•˜‡’”‘‰”‡•‘ǡ…”‡…‹‹‡–‘ǡ†‡•ƒ””‘ŽŽ‘›‘’‘”–—‹†ƒ†‡•ǡ‘–”‘•˜‡ƒ”‰‹ƒ…‹×ǡ‡š-
…Ž—•‹×ǡ‹Œ—•–‹…‹ƒ›†‡•ƒ’ƒ”‘Ǥƒ•…‹—†ƒ†‡•ǡ’‘”‡Ž…‘–”ƒ”‹‘›ƒŽ‡‘•‡–±”‹‘•
‡•–”‹…–ƒ‡–‡ϐÀ•‹…‘•ǡ•‘Žƒ•‹•ƒ•ǤǬ‘”“—±‹”ƒ†ƒ•–ƒ”ƒ†‹…ƒŽ‡–‡†‹•–‹–ƒ•ǫ ƒ›
•‡•‰‘•ǡ‘•†‹…‡Žƒ‡š’‡”‹‡…‹ƒ†‡’ƒ”–‹…‹’ƒ”‡‡•–‘•†‡„ƒ–‡•Ǥ”‡‘“—‡’‘”‡Ž…‘–”ƒ”‹‘ǡ
y más allá de ello, lo interesante es precisamente el surgimiento de estas perspectivas
diferentes. Ello, de todas formas, representa una invaluable oportunidad para pensar en
—ƒ‰‡‘‰”ƒϐÀƒ—”„ƒƒ…”À–‹…ƒǤǬ—±‘„•‡”˜ƒ‘•…—ƒ†‘‘„•‡”˜ƒ‘•Ž‘•’”‘…‡•‘••‘…‹ƒ-
Ž‡•“—‡’”‘†—…‡‡•’ƒ…‹‘›ƒ”–‹…—Žƒ–‡””‹–‘”‹‘•ǫ

Algunos aspectos a tener en consideración respecto de lo planteado en el párrafo


ƒ–‡”‹‘”‘•ŽŽ‡˜ƒƒ”‡…—’‡”ƒ”—ƒ•‡”‹‡†‡˜‹‡Œƒ•†‹•…—•‹‘‡•ƒ…Žƒ†ƒ•‡Ž‘•ƒ’‘”–‡•
†‡ŽƒŠ‡”‡±—–‹…ƒǤ‡‡•–ƒˆ‘”ƒǡ’ƒ”‡…‹‡”ƒ“—‡—ƒ†‹ϐ‹…—Ž–ƒ†”‡Ž‡˜ƒ–‡‡‡Ž’Žƒ‘†‡
lo que buscamos analizar, es el modo en que construimos nuestras observaciones y la
dimensión interpretativa que hacemos de la realidad observada. Gadamer (1999) alude
ƒ“—‡–‘†ƒ…‘’”‡•‹×‡•‡•À‹•ƒŠ‹•–‘”‹…‹†ƒ†ǤŽŽ‘ǡ’‘”…‹‡”–‘ǡ‘•ŽŽ‡˜ƒƒ”‡•…ƒ–ƒ”
aspectos trascendentales que se han dado en el marco de la discusión del seminario,
’—‡•ǡǬ‡“—±‡†‹†ƒ—‡•–”ƒ•ƒ’”‘š‹ƒ…‹‘‡•ƒŽ–‡ƒ•‡˜ƒ–‹Ó‡†‘†‡Ž…‘Ž‘”†‡Žƒ•
ˆ”—•–”ƒ…‹‘‡•ǡ†‡Ž‘•†‘Ž‘”‡•“—‡˜‡‘•‡Žƒ•†‹ˆ‡”‡–‡•‡š’”‡•‹‘‡•†‡‹Œ—•–‹…‹ƒǡ†‡•-
‹‰—ƒŽ†ƒ†‘ƒ„—•‘•…‘–‡‹†‘•‡Ž‘•ƒ…–—ƒŽ‡•’”‘…‡•‘•—”„ƒ‘•ǫ‘ƒ–‡”‹‘”‘„—•…ƒ
desmerecer nuestras observaciones por estar mediadas de la sensibilidad inevitable
“—‡–‘†ƒƒ’”‘š‹ƒ…‹×’‘•‡‡Ǥ‘”‡Ž…‘–”ƒ”‹‘ǡ‡•†‡‘–ƒ”“—‡‡ŽŽƒ‡•‡˜‹†‡–‡‡–‡
’ƒ”–‡†‡Ž‘•†‹•’‘•‹–‹˜‘•ƒƒŽÀ–‹…‘•›…‘…‡’–—ƒŽ‡•…‘Ž‘•“—‡…‘•–”—‹‘•‡•–‡ƒ…–‘†‡
observar, de caracterizar, de diagnosticar. Pero por la misma razón, se convierte en un
†‡•ƒϐÀ‘“—‡•‡•‹–ïƒǡ‡…‘•‡…—‡…‹ƒǡ‡—ƒ†‹‡•‹×“—‡‡•‡’‹•–‡‘Ž×‰‹…ƒ›‡–‘-
dológica a la vez pues nos comunica con dimensiones que se cargan de lo fenomenoló-
‰‹…‘›†‡Ž‘Š‡”‡±—–‹…‘‡Žƒ‡Žƒ„‘”ƒ…‹×†‡—‡•–”‘•Œ—‹…‹‘•ƒŽ”‡•’‡…–‘Ǥ

De lo anterior, es importante considerar que entre las necesidades de ampliación de


—‡•–”‘•…ƒ’‘•†‡‡š’Ž‘”ƒ…‹×ƒƒŽÀ–‹…‘•ǡ‡•’”‡…‹•‘ƒ„”‹”‘•ƒŽƒ•…‹‡…‹ƒ•Š—ƒƒ•
en un sentido más amplio y considerar los recursos de que se dispone desde ellas. Esto
no quiere decir que en ellas estén las respuestas no encontradas a los temas que surgen
†‡•†‡Žƒ•†‹•…—•‹‘‡•‡Œ—‡‰‘ǡ•‹‘“—‡•‡’—‡†‡ž•„‹‡‡š’Ž‘”ƒ”…ƒ‹‘•—‡˜‘•

36
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

que ayuden a poner el acento en aquellos temas que siguen sin una claridad en sus res-
puestas. Entre ellos, por cierto, el revisar cómo es que observamos lo que observamos.

'½Êƒ½®þƒ‘®ÌÄ͕ƒ¦›Äã›Ý͕ƒ‘ãÊٛÝ͗—®Ý‘çã®ÙÝʐٛ½ÊÝ
ÃÊò®Ã®›ÄãÊÝÝʑ®ƒ½›Ý

La emergencia de los movimientos sociales en Chile, España, Argentina, Colombia


y Grecia, por señalar algunos de los más bullados desde el 2011, ha puesto sobre la
‡•ƒŽƒ†‹•…—•‹×•‘„”‡—‡˜‘••—Œ‡–‘••‘…‹ƒŽ‡•›‡Ž•—”‰‹‹‡–‘†‡—‡˜ƒ•†‡ƒ†ƒ•
democráticas referidas a educación, derecho a la ciudad, vivienda, pensiones, servicios
públicos, transparencia, abuso de poder, etc. Todo lo anterior, indudablemente, ha hecho
”‡’‡•ƒ”›•‹–—ƒ”Žƒ•…”À–‹…ƒ•‡—‘†‡Ž‘‡…‘×‹…‘“—‡‘‡•…ƒ’ƒœ†‡•‹–‘‹œƒ”…‘
Žƒ•‡…‡•‹†ƒ†‡•†‡Ž‘•…‹—†ƒ†ƒ‘•›“—‡‡šŠ‹„‡‡•’‡…‹ƒŽŠ‘•–‹Ž‹†ƒ†ƒ“—‹‡‡•‘†‡-
—‡•–”ƒŽ‘•ŽŽƒƒ†‘•‹˜‡Ž‡•†‡…‘’‡–‹–‹˜‹†ƒ†“—‡‡š‹‰‡‡Ž‘†‡Ž‘Ǥ‹“—‡”‡”ƒŠ‘-
†ƒ”‡‡•–ƒƒ–‡”‹ƒ†‡‡š–”‡ƒ…‘’Ž‡Œ‹†ƒ†•‘…‹‘Ž×‰‹…ƒǡŽ‘“—‡‡•”‡Ž‡˜ƒ–‡‡‡Ž•‡‘
de la discusión actual es que los procesos y mecanismos diseñados desde las estrategias
‡‘Ž‹„‡”ƒŽ‡•Šƒ’‡”‹–‹†‘‹”…‘ϐ‹‰—”ƒ†‘—ƒ…‹—†ƒ††‹ˆ‡”‡–‡›…‘…‹‡”–‘•ƒ–”‹„—-
–‘•›…ƒ”ƒ…–‡”À•–‹…ƒ•“—‡Šƒ•‹†‘ƒ’Ž‹ƒ‡–‡‡š’—‡•–ƒ•‡‡•–‡•‡‹ƒ”‹‘ǤŽ‰—‘•
de los aspectos en los que hay cierto acuerdo, dicen relación con la manera en que los
†‹˜‡”•‘•ƒ‰‡–‡•‹‘„‹Ž‹ƒ”‹‘•Šƒ•‹†‘…ƒ’ƒ…‡•†‡‹…‹†‹”‡Žƒ•’‘ŽÀ–‹…ƒ•—”„ƒƒ•’ƒ”ƒ
dar curso a los procesos que han implicado captura y apropiación de renta, procesos
migratorios particulares, nuevas estructuraciones urbanas, entre otros. Sin embargo,
Ǭ“—‹±‡•‘•”‡ˆ‡”‹‘•ƒŽŠƒ„Žƒ”†‡Ž‘•ƒ‰‡–‡•‹‘„‹Ž‹ƒ”‹‘•ǫǬ‡‡‘•…Žƒ”‹†ƒ††‡
“—‹±‡••‘‡ˆ‡…–‹˜ƒ‡–‡‡•–‘•ƒ‰‡–‡•ǫǬ‡‡‘•’‘•‹„‹Ž‹†ƒ†‡•…‘…”‡–ƒ•†‡”‡ƒŽ‹œƒ”
investigación social orientada entender el comportamiento y estructura de decisiones
“—‡‘’‡”ƒ‡‡•–‘•ƒ‰‡–‡•ǫǬ‡‡‘•Žƒ’‘•‹„‹Ž‹†ƒ†ǡ’‘”‡Œ‡’Ž‘ǡ†‡”‡ƒŽ‹œƒ”‡–‘‰”ƒ-
ϐÀƒ•†‡Ž‡’”‡•ƒ”‹ƒ†‘‹‘„‹Ž‹ƒ”‹‘‘†‡Ž‘•–‘ƒ†‘”‡•†‡†‡…‹•‹‘‡•‡‡Žž„‹–‘’‘ŽÀ–‹-
…‘“—‡–”ƒ„ƒŒƒ‡•‹–‘Àƒ…‘‡•–‘•ƒ‰‡…‹ƒ‹‡–‘•ǫ

ƒŽ…‘‘Ž‘•‡ÓƒŽƒ—‹‘ȋʹͲͲʹȌǡƒ‰‡…‹ƒ›‡•–”—…–—”ƒ’ƒ”‡…‡•‡”†‹•’‘•‹–‹˜‘•‹-
’‘”–ƒ–‡•ƒŽƒŠ‘”ƒ†‡‡š’Ž‘”ƒ”‡•–ƒ•ˆ‘”ƒ•†‡ƒ”–‹…—Žƒ”†‡…‹•‹‘‡•Ǥ†‹…Š‘•‡–‹†‘ǡ
‘••‡ÓƒŽƒ—‹‘ǡŽƒ’‡”•’‡…–‹˜ƒ†‡Ž’‘†‡”›…‘’”‡†‡”Žƒ…ƒ’‹Žƒ”‹†ƒ††‡±•–‡’ƒ”‡…‡
•‡”—ƒ‹–‡”‡•ƒ–‡Š‡””ƒ‹‡–ƒ’ƒ”ƒ‡š’Ž‘”ƒ”†‡…‹•‹‘‡•›ˆ‘”ƒ•‡“—‡‡Ž‡•’ƒ…‹‘•‡
‘”‰ƒ‹œƒǤŽ‘•…ƒ•‘•”‡˜‹•ƒ†‘•ǡ’‘”‡Œ‡’Ž‘ǡŽ‘•‡Ž‡‡–‘•…‘‹…‹†‡–‡•†‹…‡”‡Žƒ…‹×
con decisiones e intervenciones cuyos fundamentos, muchas veces ideologizados a tra-
˜±•†‡ƒ”‰—‡–‘•–±…‹…‘•ǡ†‡Œƒ˜‡”‡Ž’‡•‘“—‡‡Žƒ……‡•‘†‡Žƒ•”‡†‡•›ž„‹–‘•†‡
†‡…‹•‹×Šƒ’‡”‹–‹†‘“—‡Žƒ•†‹”‡…–”‹…‡•†‡Žƒ’Žƒ‹ϐ‹…ƒ…‹×›ž•ƒïǡŽƒ‹–‡”˜‡…‹×
—”„ƒƒǡŠƒ›ƒ’‡”‹–‹†‘…‹‡”–ƒ•ƒ‡”ƒ•‡“—‡•‡˜ƒ†ƒ†‘Žƒ•…‘ϐ‹‰—”ƒ…‹‘‡•†‡Žƒ
ciudad.

37
ėĊċĆĈĎĔǣ
ēėĎĖĚĊđĎĘęĊ

Los casos, hemos visto, muestran muchas similitudes sin importar mucho el dónde
éstos se generan. El dato común, dice relación con una paulatina disminución de direc-
–”‹…‡•’Žƒ‹ϐ‹…ƒ†‘”ƒ•›‡Ž’‘•‹…‹‘ƒ‹‡–‘†‡Žƒ•Š‡””ƒ‹‡–ƒ•†‡‡”…ƒ†‘…‘‘ƒ”–‹…—-
ladoras de las decisiones de carácter urbano. También, el reclamo común que hacemos
‡•‡Ž”‡‰”‡•‘†‡Žƒ•†‹”‡…–”‹…‡•’Žƒ‹ϐ‹…ƒ†‘”ƒ•…‘‘…ƒ‹‘’ƒ”ƒ”‡•–ƒ„Ž‡…‡”‡Ž‘”†‡
’‡”†‹†‘Ǥ‹‡„ƒ”‰‘ǡǬ–—˜‹‘•ƒŽ‰—ƒ˜‡œƒ“—‡Ž‘”†‡“—‡’‡•ƒ‘••‡Šƒ’‡”†‹†‘ǫ
Ǭ‡”ž“—‡‡•Žƒ’Žƒ‹ϐ‹…ƒ…‹×‡Ž…ƒ‹‘“—‡’”‡…‹•ƒ‘•Dz”‡…—’‡”ƒ”dzǫǬ‘†‡„‡”Àƒ—ƒ
‰‡‘‰”ƒϐÀƒ…”À–‹…ƒ•‡”…ƒ’ƒœ†‡”‘’‡”ƒ“—‡ŽŽƒ•‡•–”—…–—”ƒ•ƒ–ž˜‹…ƒ•ƒŽƒ•…—žŽ‡•‘•Š‡-
‘•ƒˆ‡””ƒ†‘ž•‡Žƒ…”‡‡…‹ƒ“—‡‡Žƒ”‡ƒŽ”‡ϐŽ‡š‹×ǫ

Algunos fantasmas que nos siguen rondando de manera inevitable a la hora de ordenar
›‡•–”—…–—”ƒ”—‡•–”‘•”ƒœ‘ƒ‹‡–‘•›…”À–‹…ƒ•ǡ†‹…‡”‡Žƒ…‹×…‘—ƒ’”‘ˆ—†ƒ…”‡‡…‹ƒ
en el desarrollo como idea. Pero es preciso a estas alturas preguntarnos si es el desarrollo
‡ˆ‡…–‹˜ƒ‡–‡‡Ž‘„Œ‡–‹˜‘“—‡•‡’‡”•‹‰—‡‡—ƒ’”‘’—‡•–ƒ†‡’‘ŽÀ–‹…ƒǡ†‡ƒŽ–‡”ƒ–‹˜ƒ‘
de proyecto de ciudad. Es cierto que seguimos, nos guste o no, anclados en la idea de un
bienestar asociado al proyecto civilizatorio que prometió al menos discursivamente la mo-
dernidad. Y dicho discurso se materializa en la promesa permanente de desarrollo para los
’—‡„Ž‘•Ǥ•–‡’”‘›‡…–‘’‘ŽÀ–‹…‘ǡ’”‘’—‡•–‘ž•…‘‘…”‡‡…‹ƒ“—‡…‘‘‘†‡Ž‘’‘”‹•–
ȋʹͲͲ͹Ȍǡ‡•–ƒ”ÀƒŠ‘›ƒ”–‹…—Žƒ†‘‰”ƒ’ƒ”–‡†‡Žƒ•ƒ……‹‘‡•›Œ—•–‹ϐ‹…ƒ…‹‘‡•’ƒ”ƒ†‡…‹†‹”
sobre el quehacer y propuestas en torno a lo urbano. Cabe preguntarse también a estas
ƒŽ–—”ƒ•ǡǬŠƒ•–ƒ“—±’—–‘‡•–ƒ‹†‡ƒǡ‘˜‹Ž‹œƒ†‘”ƒ›ƒ”–‹…—Žƒ†‘”ƒǡ‘•ŽŽ‡˜ƒ†‡ƒ‡”ƒ‹‡˜‹-
table a formas y mecanismo que no somos capaces de leer desde otros enfoques y nocio-
‡•ǫǬ‘†‡‘•‡ˆ‡…–‹˜ƒ‡–‡”‘’‡”…‘Žƒ’”‘‡•ƒ‘†‡”ƒ†‡—„‹‡‡•–ƒ”•‘„”‡–‘†‘
ƒ–‡”‹ƒŽ“—‡Žƒ•…‹—†ƒ†‡•„—•…ƒ‘–‘”‰ƒ”ƒ•—•Šƒ„‹–ƒ–‡•ǫ

No cabe duda que desde la lógica de clases, de opresores y oprimidos, de ganado-


res y perdedores, etc., seguimos observando y organizando nuestros razonamientos
‡†‹…Š‘•ƒ”…‘•ƒƒŽÀ–‹…‘•Ǥ‹‡„ƒ”‰‘ǡ’ƒ”‡…‹‡”ƒ“—‡’ƒ”ƒ’‡•ƒ”—ƒ’‡”•’‡…–‹˜ƒ
…”À–‹…ƒ†‡Žƒ‰‡‘‰”ƒϐÀƒ—”„ƒƒǡ•‡”‡“—‹‡”‡‹…Ž—•‘•ƒŽ‹”†‡‡•–‘•ƒ”…‘•‘’‡”•’‡…–‹˜ƒ•Ǥ
ƒŽ‹”•‡†‡ƒ“—À‘•’Žƒ–‡ƒ—†‡•ƒϐÀ‘ƒ›‘”’‡”‘“—‡‘‡•–ƒ‘”‹‰‹ƒŽ–ƒ’‘…‘Ǥ‘
Š‹œ‘ ‡ •— ‘‡–‘ ƒ•–‘”‹ƒ†‹• ȋʹͲͲ͸Ȍ ƒŽ ”‘’‡” …‘ Ž‘• ’”‡…‡’–‘• ƒ”š‹•–ƒ• ‡
‘‡–‘• ‡ “—‡ ‡ŽŽ‘ ‹’Ž‹…ƒ„ƒ †‡•ƒϐÀ‘• ž• ƒŽŽž †‡ Ž‘ –‡×”‹…‘Ǥ ‘› ’‘” Š‘›ǡ ƒ–‡
‡•…‡ƒ”‹‘•†‡†‡•…‘ϐ‹ƒœƒ‰‡‡”ƒŽ‹œƒ†ƒǡ†‡…”‹•‹•†‡”‡’”‡•‡–ƒ–‹˜‹†ƒ††‡Ž•‹•–‡ƒ
’‘ŽÀ–‹…‘ǡ †‡ ˆƒŽ–ƒ †‡ –”ƒ•’ƒ”‡…‹ƒ › †‡ ’‘•‹…‹‘ƒ‹‡–‘ †‡ Ž‘ ’”‹˜ƒ†‘ ’‘” •‘„”‡ Ž‘
’ï„Ž‹…‘ǡ’ƒ”‡…‹‡”ƒ“—‡’”‡…‹•ƒ‘•†‡‘–”ƒ•ƒ‡”ƒ•†‡‹”ƒ”’ƒ”ƒƒ’”‘š‹ƒ”‘•ƒŽƒ
comprensión de lo que hay tras el fenómeno de los movimientos sociales. De partida,
preguntarnos si las respuestas ciudadanas a situaciones determinadas responden o
no a movimientos sociales. Pareciera que al mismo tiempo que los movimientos socia-
les o los alzamientos ciudadanos toman forma y estructura, también lo hacen los me-
canismos coercitivos diseñados desde el mercado. Diferentes métodos y estrategias
•—”‰‡…‘‘”‡•’—‡•–ƒ“—‡•‘‡…‡•ƒ”‹ƒ•†‡‡š’Ž‘”ƒ”ž•‡’”‘ˆ—†‹†ƒ†ǡ…‘‘Žƒ

38
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

…ƒ’ƒ…‹†ƒ†“—‡†‡•ƒ””‘ŽŽƒ’ƒ”ƒ„ƒƒŽ‹œƒ”Ž‘•–‡ƒ•‡…‘ϐŽ‹…–‘2, mercantilizar cier-


tas reivindicaciones3 o bien diseñar dispositivos institucionales de emergencia4. En
‘–”‘•…ƒ•‘•›’ƒÀ•‡•ǡ‡”‡…‡Žƒ’‡ƒ–ƒ„‹±Žƒ”‡ϐŽ‡š‹×”‡•’‡…–‘†‡Ž‘•’”‘’ו‹–‘•›
ϐ‹ƒŽ‹†ƒ†‡•“—‡ŠƒŽŽ‡˜ƒ†‘ƒŽ‘•ƒŽœƒ‹‡–‘•…‹—†ƒ†ƒ‘•ǤŠ‹Ž‡Šƒ•‹†‘”‡Ž‡˜ƒ-
–‡•Žƒ•…ƒ—•ƒ•”‡‰‹‘ƒŽ‡•“—‡”‡‹˜‹†‹…ƒƒ—–‘‘Àƒ›’ƒ”–‹…‹’ƒ…‹×‡Žƒ•†‡…‹•‹‘‡•
ambientales y territoriales (casos como Hidroaysén5, Freirina6, Aysén7, Magallanes8,
Punta de Choros9, entre otros). En España han sido otras las causas y razones, evi-
dentemente asociadas a las condiciones de crisis económica de la coyuntura que han
’‡”‹–‹†‘’‡”‡ƒ”‘–”ƒ•”‡ϐŽ‡š‹‘‡•ȋ”‡ˆ‡”‹†ƒ•ƒŽƒ‡•–”—…–—”ƒ›‡…ƒ‹•‘•†‡Ž•‹•-
–‡ƒϐ‹ƒ…‹‡”‘ǡ’‘”•‡ÓƒŽƒ”ƒ’‡ƒ•—ƒȌ“—‡‹†—†ƒ„Ž‡‡–‡‘˜‹Ž‹œƒǡ‘…—””‡›•‡
articulan desde la ciudad a propósito de lo que la ciudad es en tanto testimonio vivo
†‡Ž‘•‡…ƒ‹•‘•“—‡ƒŽŽÀ‡•–ž‘’‡”ƒ†‘Ǥ

Lo que sin embargo se mantiene sin mucho análisis comparado, es si estas situacio-
nes, causas, mecanismos y procesos, son comparables, permiten avanzar en lecturas
…‘Œ—–ƒ•‘•‘’‡”–‹‡–‡•†‡Ž‡‡”…‘Ž‘•‹•‘•…׆‹‰‘•›†‹•’‘•‹–‹˜‘•ƒƒŽÀ–‹…‘•Ǥ
Es cierto que este seminario ha avanzado en ello, pero también es cierto que una de
las conclusiones a las que se puede llegar de los casos revisados en Santiago de Chile,
ƒ†”‹†ǡ‹—†ƒ††‡±š‹…‘ǡ—‡‘•‹”‡•ǡ‡–”‡‘–”‘•ǡ‡•“—‡—‡•–”ƒ•Š‡””ƒ‹‡–ƒ•†‡
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…‘Žƒ• ’ƒ”–‹…—Žƒ”‹†ƒ†‡•’”‘’‹ƒ•†‡…ƒ†ƒ…‹—†ƒ†‡•—‡•–”—…–—”ƒϐÀ•‹…ƒǡ‡…‘×‹…ƒǡ
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2
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promoviendo consumo banal, las locaciones eran marchas o manifestaciones sociales simuladas.
3
‡Œ‡’Ž‘…Žž•‹…‘‡‡•–‡•‡–‹†‘ǡ‡•Žƒ’”‘‘…‹×ƒ•‹˜ƒ†‡’”‘†—…–‘•˜‡”†‡•…‘‘•‹×‹‘†‡‡…‘Ž×‰‹…‘•Ǥ
ƒŽ ˜‡œ †‡ Ž‘• …ƒ•‘• ž• ’ƒ”ƒ†‘ŒƒŽ‡• ‡ ‡•–‡ •‡–‹†‘ǡ •‘ Ž‘• …‘””‡•’‘†‹‡–‡• ƒ ’”‘›‡…–‘• ‹‘„‹Ž‹ƒ”‹‘• ‡
áreas protegidas o de valor natural que venden precisamente una imagen ecológica o de sustentabilidad. Ver al
”‡•’‡…–‘ƒ”ƒȋʹͲͳͳȌǢŽ‹•–‡Ƭƒ„‹ȋʹͲͳʹȌǡŽ‹•–‡ȋʹͲͳ͵ȌǤ
4
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casos de corrupción referidos al mercado universitario, se ha persistido en mantener los mecanismos que
•‘•–‹‡‡Žƒ‡–”‡‰ƒ†‡”‡…—”•‘•’ï„Ž‹…‘•ƒŽƒ‡†—…ƒ…‹×’”‹˜ƒ†ƒȋˆ—‡”–‡‡–‡…—‡•–‹‘ƒ†ƒƒ”ƒÀœ†‡—‡”‘•‘•
hechos delictuales en proceso de investigación).
5
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en general debido a su alto impacto ambiental.
6
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de Freirina en el norte de Chile (región de Atacama), cuyos ciudadanos recurrieron a la resistencia civil para
‘’‘‡”•‡’‘”Ž‘•ƒŽ‘•‘Ž‘”‡•›ŽƒˆƒŽ–ƒ†‡„‡‡ϐ‹…‹‘••‘…‹ƒŽ‡•Ǥ ‹ƒŽ‡–‡Žƒ‡’”‡•ƒ†‡…‹†‡…‡””ƒ”Žƒ‹†—•–”‹ƒǤ
7
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Aysén en la Patagonia chilena.
8
‘˜‹‹‡–‘ †‡ Ž‘• Šƒ„‹–ƒ–‡• †‡ —–ƒ ”‡ƒ• ‡ Žƒ ”‡‰‹× †‡ ƒ‰ƒŽŽƒ‡• ‡ ‡Ž ‡š–”‡‘ •—” †‡ Š‹Ž‡ǡ …‘‘
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9
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de un área protegida marina en la región de Coquimbo (en el Norte chico de Chile).

39
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con que enfrentamos cada uno de nuestros análisis y desde donde realizamos nues-
–”ƒ•Ž‡…–—”ƒ•‡‹–‡”’”‡–ƒ…‹‘‡•†‡Ž‘•’”‘…‡•‘•Ǥ“—Àǡƒ‹’ƒ”‡…‡”ǡ—‘†‡Ž‘•’”‹…‹-
pales problemas a abordar en el mediano y corto plazo.

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…—›‘•‡–‹†‘†‡Œ—•–‹…‹ƒǡ”ƒ…‹‘ƒŽ‹†ƒ†›„‹‡‡•–ƒ”ǡ•À„‘Ž‘•‡•‡…‹ƒŽ‡•†‡Ž‰”ƒ’”‘›‡…–‘
de la modernidad, no parecen estar en la prioridad de las acciones y formas mediante la
cual la ciudad muestra sus signos de crecimiento. Ello, indudablemente, no se trata de
—ˆ‡×‡‘•‹’Ž‡›‡•–ž…ƒ”‰ƒ†‘†‡—ƒ•‡”‹‡†‡…‘’Ž‡Œ‹†ƒ†‡•†‡’‡“—‡Óƒ›‰”ƒ
escala.

Uno de ellos dice relación con los procesos a los cuales la ciudad es sometida por
Žƒ•—‡˜ƒ•’‘ŽÀ–‹…ƒ•‡‘Ž‹„‡”ƒŽ‡•Ǥ‡•–ƒ’‡”•’‡…–‹˜ƒ›‡•‹–‘Àƒ…‘Ž‘•‡ÓƒŽƒ†‘‡
los puntos anteriores, hay conceptos que se tensionan en la medida que nuestros me-
…ƒ‹•‘•ƒƒŽÀ–‹…‘•‘’ƒ”‡…‡†ƒ”…—‡–ƒ’Ž‡ƒ†‡Žƒ•‡…‡•‹†ƒ†‡•“—‡•—”‰‡†‡•†‡
‡Ž†‡•ƒϐÀ‘‹–‡Ž‡…–—ƒŽ“—‡‹’Ž‹…ƒ‡Žƒ’ƒ”‡–‡‡–‡•‹’Ž‡ƒ…–‘†‡‘„•‡”˜ƒ”Ǥ†‹…Š‘
…‘–‡š–‘ǡ•—”‰‡—‡˜ƒ•’”‡‰—–ƒ•ƒŽƒ•’Žƒ–‡ƒ†ƒ•‹‹…‹ƒŽ‡–‡›“—‡†‡…ƒ–ƒ†‡ƒŽ-
‰—ƒƒ‡”ƒƒ’ƒ”–‹”†‡Žƒ•”‡ϐŽ‡š‹‘‡•”‡ƒŽ‹œƒ†ƒ•Ǥ–”‡‡ŽŽƒ•ǡ—ƒ’”‹‡”ƒ“—‡•—”‰‡‡•
Ǭ…׏‘’‘†‡”ƒ˜ƒœƒ”‡Ž‡…–—”ƒ•“—‡’‡”‹–ƒ—ƒ…‘’”‡•‹×‡Žƒ’‡”•’‡…–‹˜ƒ†‡Žƒ
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aun si las escalas temporales que estamos empleando en estas lecturas son las adecua-
das para pensar en las ciudades, más aun considerando las drásticas transformaciones
de los últimos 30 años. En tal sentido, la idea de una larga duración para analizar proce-
•‘•—”„ƒ‘•ǡǬ’‡”ƒ‡…‡˜‹‰‡–‡ǫǬ—žŽ‡••‘›ƒ’ƒ”–‹”†‡“—±ƒ”‰—‡–‘••‡†‡ϐ‹‡
los criterios que pueden determinar las escalas de análisis temporal para los procesos
†‡–”ƒ•ˆ‘”ƒ…‹×—”„ƒƒǫǬ•’‡”–‹‡–‡’‡”•‹•–‹”‡Žƒ†‹•‘…‹ƒ…‹×‡–”‡’‘ŽÀ–‹…ƒ’”‹-
˜ƒ†ƒ›’‘ŽÀ–‹…ƒ’ï„Ž‹…ƒ‡Ž‘•…‘–‡š–‘•‡‘Ž‹„‡”ƒŽ‡•ǫǬ—±•—„›ƒ…‡‡Žƒ‡•‡…‹ƒ†‹•…—”-
•‹˜ƒ‡‘Ž‹„‡”ƒŽ…—ƒ†‘•‡ƒŽ—†‡ƒŽƒ•’‘ŽÀ–‹…ƒ•’ï„Ž‹…ƒ••‘„”‡Žƒ…‹—†ƒ†ǫ

‘ƒ–‡”‹‘”‘•ŽŽ‡˜ƒ’‘”Žƒ‹•ƒ”ƒœ×ƒ’‡•ƒ”‡‡Ž•‡–‹†‘›‘„Œ‡–‹˜‘“—‡•—„›ƒ-
ce en las estrategias y herramientas clásicas del ordenamiento territorial. En este senti-
†‘ǡǬ•’”‡…‹•‘ƒ˜ƒœƒ”‡—ƒ”‡•‹‰‹ϐ‹…ƒ…‹×†‡Ž‘”†‡ƒ‹‡–‘–‡””‹–‘”‹ƒŽŒ—•–‘ƒŠ‘”ƒ
“—‡…‘‡œƒ„ƒƒ’‡”‡ƒ”›…‘˜‡…‡”‡Žƒ•‡•–”—…–—”ƒ•†‡’‘†‡”ǫǬž•„‹‡ǡ‡ŽŠ‡-
…Š‘†‡Šƒ„‡”ŽŽ‡‰ƒ†‘ƒ…‘˜‡…‡”ƒŽƒ•‡•–”—…–—”ƒ•†‡’‘†‡”‡•ŽƒƒŽƒ•‡ÓƒŽ•—ϐ‹…‹‡–‡
…‘‘’ƒ”ƒ†‡•…‘ϐ‹ƒ”†‡Ž…‘…‡’–‘›Žƒ•‘”‹‡–ƒ…‹‘‡•“—‡‡•–‡’—‡†‡–‘ƒ”ǫ

40
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nario y los temas tratados, es que permite entender que lo que nos lleva a pensar en una
’‘•‹„‹Ž‹†ƒ††‡”‡‘˜ƒ…‹×‡ˆ‡…–‹˜ƒ†‡—ƒ’‡”•’‡…–‹˜ƒ…”À–‹…ƒ†‡Žƒ‰‡‘‰”ƒϐÀƒ—”„ƒƒǡ‡•–ž
anclado no sólo en el carácter reivindicativo de las investigaciones sobre las transforma-
ciones de la ciudad, sino por sobretodo cuestionar y hacer emerger elementos que están
actuando en el modo de pensar, de diseñar las investigaciones, de realizar las lecturas e in-
terpretaciones de los procesos y como ello permitirá en el corto y mediano plazo enrique-
cer nuestros horizontes de estudio de los procesos urbanos, recurriendo a una amplitud
de dimensiones convocando con mayor entusiasmo a las ciencias humanas.

Z›¥›Ù›Ä‘®ƒÝ®½®Ê¦Ù…¥®‘ƒÝ

ͻ ALISTE, E. Imaginarios, discursos, representaciones: la ciudad desde su espacio


˜‹˜‹†‘Ǥ ǣ Vǡ ǤǢ   ǡ ǤǢ Vǡ Ǥ ›  
ǡ Ǥ ȋ‡†‹–‘”‡•ȌǤ ƒ…‹ƒ —ƒ
’‘ŽÀ–‹…ƒ†‡†‡•ƒ””‘ŽŽ‘—”„ƒ‘‡Š‹Ž‡ǣ‹˜‡•–‹‰ƒ…‹×›˜‹•‹‘‡•†‡•†‡Žƒ‹˜‡”•‹†ƒ†
de Chile. Santiago de Chile: Editorial Universitaria, 2013 (en Prensa).

ͻ ALISTE, E. y RABI, V. Concebir lo socio-ambiental: representación y representatividad


de los discursos sobre el desarrollo. Revista Polis, 2012, N° 32, p. 307-327

ͻ ǡ Ǥ‡•ƒ„‹–‹‘•†‡ŽǯŠ‹•–‘‹”‡Ǥƒ”‹•ǣ2†‹–‹‘•†‡ ƒŽŽ‘‹•ǡͳͻͻ͹Ǥ

ͻ CARMAN, M. Las trampas de la naturaleza. Medio ambiente y segregación en Buenos


Aires. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2011.

ͻ CASTORIADIS, C. Una sociedad a la deriva. Entrevistas y debates 1974-1997. Buenos


Aires: Katz Editores, 2006.

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ǡ Ǧ
Ǥ‡”†ƒ†›±–‘†‘Ǥƒ†”‹†ǣ†‹…‹‘‡•À‰—‡‡ǡͳͻͻͻǤ

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Sciences Po, 2007.

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la ciudad. EURE, 2002, Vol. 28, N° 84, p. 103-116.

41
ČĚĆĞĕĔćėĊğĆĊēĆēęĎĆČĔĉĊčĎđĊ
ĒĕĆĈęĔĉĊđĆĕėĎěĆęĎğĆĈĎŘēĊēđĆĊĒĊėČĊēĈĎĆ
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Gustavo Durán1

Z›ÝçÛÄ
•–‡–”ƒ„ƒŒ‘†‡—‡•–”ƒ“—‡‡Ž•‡…–‘”•ƒ‹–ƒ”‹‘…Š‹Ž‡‘‡‰‡‡”ƒŽǡ›Ž‘••‹•–‡ƒ•—”„ƒ‘•
de agua potable en particular, son un tópico adecuado para establecer la emergencia de una
“nueva pobreza urbana” en Santiago de Chile. El argumento central de esta investigación
señala que -el acceso- como indicador ha sufrido para los estudios urbanos una suerte de
†‡•‰ƒ•–‡›“—‡‡Žƒƒ…–—ƒŽ‹†ƒ†‘”‡’”‡•‡–ƒ—†ƒ–‘•‹‰‹ϐ‹…ƒ–‹˜‘’ƒ”ƒ‡†‹”Žƒ•…‘†‹…‹‘‡•
de inequidad en una sociedad urbana como la chilena. De otra parte, -el consumo- sobresale
como un “nuevo” indicador que devela las circunstancias de vida de los pobres en esa ciudad
contemporánea, que si bien, les ofrece posibilidades de inserción en términos de acceso a las
”‡†‡•ϐÀ•‹…ƒ•†‡Ž•‹•–‡ƒǡŽ‡•‡š…Ž—›‡ƒ–”ƒ˜±•†‡‡…ƒ‹•‘•†‡‡”…ƒ†‘…‘‘Žƒ•–ƒ”‹ˆƒ•›Žƒ
relación de estas con sus ingresos, en un claro proceso de mercantilización (Swyngedow, 2006)
de un bien básico como es el agua en la ciudad.
ƒŽƒ„”ƒ•…Žƒ˜‡ǣ Nueva pobreza urbana, agua potable, privatización, Santiago de Chile.

Ýãك‘ã
This work shows that the Chilean health sector in general and urban drinking water
systems in particular, are an appropriate topic to establish the emergence of a “new urban
poverty” in Santiago de Chile. The central argument of this research indicates that –access– as
ƒ‹†‹…ƒ–‘”Šƒ••—ˆˆ‡”‡†ˆ‘”—”„ƒ•–—†‹‡•ƒ•‘”–‘ˆ™‡ƒ”ƒ†‘™ƒ†ƒ›•‹•‘–ƒ•‹‰‹ϐ‹…ƒ–
factor to measure the conditions of inequality in an urban society like Chile. Furthermore, –
consumption– stands out as a “new” indicator that reveals the life circumstances of the poor
people in that contemporary city, that while, offers integration possibilities in terms of physical
‡–™‘” ƒ……‡•• •›•–‡ǡ ‡š…Ž—†‡• –Š‡ –Š”‘—‰Š ƒ”‡– ‡…Šƒ‹•• •—…Š ƒ• –ƒ”‹ˆˆ• ƒ† –Š‡
”‡Žƒ–‹‘•Š‹’‘ˆ–Š‡•‡™‹–Š–Š‡‹”‹…‘‡ǡ‹ƒ…Ž‡ƒ”’”‘…‡••‘ˆ…‘‘†‹ϐ‹…ƒ–‹‘ȋ™›‰‡†‘™ǡ
2006) of a basic good such as water in the city.
‡›™‘”†•ǣ New urban poverty, drinking water, privatization, Santiago de Chile.

1
Académico FLACSO Ecuador y consultor en UN HÁBITAT ›Ǥ‘””‡‘‡Ž‡…–”א‹…‘ǣ‰†—”ƒ̷ϐŽƒ…•‘Ǥ‡†—Ǥ‡…

43

ĚĘęĆěĔĚėġē

—ƒ†‘ •‡ ‡š’Ž‘”ƒ Ž‘• ”‡‰‹•–”‘• Š‹•–×”‹…‘• †‡Ž •‡…–‘” •ƒ‹–ƒ”‹‘ …Š‹Ž‡‘ǡ •‡ Ž‘‰”ƒ
demostrar básicamente dos cosas; la primera de ellas, es que los indicadores de acceso
a las redes de agua potable y alcantarillado en las zonas urbanas, y concretamente en
la Región Metropolitana de Santiago, han estado muy cerca de la cobertura universal,
desde hace más de dos décadas; y por otra parte, el proceso modernizador que en el
‹•‘ •‡…–‘” •‡ ‹‹…‹× †‡•†‡ ‡Ž …‘‹‡œ‘ †‡ Žƒ †‹…–ƒ†—”ƒǡ •‡ Š‹œ‘ „ƒŒ‘ — ‡•“—‡ƒ
“—‡’”‡–‡†Àƒ”‡‘”‰ƒ‹œƒ”‡Ž•–ƒ†‘›Žƒ•‘…‹‡†ƒ†‡—’”‘›‡…–‘‡‘Ž‹„‡”ƒŽ—‹ϐ‹…ƒ†‘”
(Bauer, 2002). Esto, según la evidencia encontrada, tuvo un fuerte impacto en la ciudad
de Santiago, en su estructura socioeconómica, y la forma como ésta se articulaba con su
territorio.

La modernización del sector sanitario iniciada en 1977 (Figueroa, 2004), se da en un


…‘–‡š–‘†‡”‡†—……‹×†‡Ž–ƒƒÓ‘†‡Ž•–ƒ†‘›†‡ˆ‘”–ƒŽ‡…‹‹‡–‘†‡Ž”‘Ž†‡Ž‘•ƒ…–‘”‡•
’”‹˜ƒ†‘•‡Ž‘••‡…–‘”‡•‡•–”ƒ–±‰‹…‘•†‡Žƒ’Žƒ‹ϐ‹…ƒ…‹×†‡Žƒ•…‹—†ƒ†‡•Ǥ‡†‹ƒ†‘•†‡
Ž‘•‘˜‡–ƒ•‡†ƒŽƒ–”ƒ•ƒ……‹×†‡ϐ‹‹–‹˜ƒǡ›Žƒ•ƒ›‘”‡•‡’”‡•ƒ••ƒ‹–ƒ”‹ƒ•†‡Ž’ƒÀ•
son transferidas a grandes grupos económicos; la estatal Emos, que lideraba el mercado
de agua en Santiago de Chile fue adquirida por un consorcio hispano-francés “Aguas” y
pasó a llamarse “Aguas Andinas”.

 ”‡•—‡ǡ — •‡…–‘” “—‡ ›ƒ ‡”ƒ ‡ϐ‹…‹‡–‡ †‡•†‡ ‡Ž ’—–‘ †‡ ˜‹•–ƒ ‡’”‡•ƒ”‹ƒŽ
(Morandé y Doña, 1997), logró continuar esa senda y a través de la inversión privada fue
”‡•’‘†‹‡†‘ƒ—‡˜‘•†‡•ƒϐÀ‘•ǡ‡Žž•‰”ƒ†‡†‡‡ŽŽ‘•‡”ƒȋ›…‘–‹ïƒ•‹‡†‘Ȍ‡Ž‡˜ƒ”‡Ž
volumen de tratamiento de aguas servidas.

En términos generales, al privatizar un servicio de agua potable, las tarifas son


diseñadas para cubrir tres aspectos; los costos reales del servicio, las utilidades de los
propietarios y los planes de desarrollo de las empresas. La evidencia encontrada señala
que, desde la privatización de la Empresa Municipal de Obras Sanitarias (Emos), las
tarifas han tenido hasta la fecha un proceso de crecimiento continuo y por otra parte, los
‹˜‡Ž‡•†‡…‘•—‘†‘‹…‹Ž‹ƒ”‹‘†‡—‹†ƒ†‡•ϐÀ•‹…ƒ•‡‡Ž…‘–‡š–‘—”„ƒ‘†‡ƒ–‹ƒ‰‘
Šƒ„ƒŒƒ†‘–ƒ„‹±†‡ˆ‘”ƒ’”‘‰”‡•‹˜ƒǤ

Este estudio busca comprender de una forma detallada el resultado de ese proceso,
›’”‡–‡†‡”‡•’‘†‡”Žƒ•‹‰—‹‡–‡’”‡‰—–ƒ†‡‹˜‡•–‹‰ƒ…‹×ǣǬ׏‘Šƒ‡˜‘Ž—…‹‘ƒ†‘
la pobreza urbana en Santiago de Chile (1977-2009), a partir de las transformaciones
•‘…‹‘‡•’ƒ…‹ƒŽ‡• ‡ Žƒ• ‡•–”—…–—”ƒ• †‡ …‘•—‘ †‘‹…‹Ž‹ƒ”‹‘ǡ ‡ ‡Ž …‘–‡š–‘ †‡ —ƒ
‰‘„‡”ƒœƒ†‡Žƒ‰—ƒ†‡…‘”–‡‡‘Ž‹„‡”ƒŽǫ

‹•–×”‹…ƒ‡–‡ǡŽƒ”‡Žƒ…‹×‡–”‡ƒ‰—ƒ›’‘„”‡œƒ–‹‡‡’”‘ˆ—†ƒ•”ƒÀ…‡•‡•’ƒ…‹ƒŽ‡•ǡ‡•
†‡…‹”ǡ‡ŽDzŽ—‰ƒ”dz†‘†‡Ž‘•’‘„”‡•Šƒ„‹–ƒǡ‰‡‡”ƒŽ‡–‡Šƒ–‡‹†‘†‹ϐ‹…—Ž–ƒ†‡•†‡ƒ……‡•‘
al agua potable en alguna de las fases de provisión de este servicio. En el caso concreto
†‡ƒ–‹ƒ‰‘Šƒ•‹†‘ƒ•Àǡ›…‘ƒ›‘”ˆ—‡”œƒ†‡„‹†‘ƒŽ”‘Ž†‡Ž‡”…ƒ†‘‡Žƒ’‘ŽÀ–‹…ƒ†‡Ž
suelo que se viene implementando desde el gobierno militar hasta la actualidad (Tironi,
2003).

44
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ƒ……‡•‘ƒŽƒ‰—ƒ’‘–ƒ„Ž‡ǡ‡Žƒ†‡ϐ‹‹…‹×†‡Ž–‡Œ‹†‘—”„ƒ‘†‡Žƒ…‹—†ƒ††‡ƒ–‹ƒ‰‘›•—•
reconocidas realidades de segregación y fragmentación. Sin embargo, la universalización
†‡Ž•‡”˜‹…‹‘†‡ƒ‰—ƒ’‘–ƒ„Ž‡ǡŠƒ†‡•†‹„—Œƒ†‘‡•–‡˜À…—Ž‘‡–”‡ƒ‰—ƒ›’‘„”‡œƒǡ’—‡•
hoy la ciudad tiene cerca de un 100% de cobertura, y aparentemente las realidades de
‡š…Ž—•‹×”‡ˆ‡”‹†ƒ•ƒŽ•‡…–‘”•ƒ‹–ƒ”‹‘”‡“—‹‡”‡†‡‘–”‘•‹†‹…ƒ†‘”‡•’ƒ”ƒ•—‡†‹…‹×Ǥ

ƒ…‡ž•†‡ͳͷƒÓ‘•ǡ‘†”À‰—‡œȋͳͻͻͶȌ‡š’Ž‘”×——‡˜‘ž„‹–‘†‡Žƒ”‡Žƒ…‹×ƒ‰—ƒ
y pobreza: la equidad en el consumo. Al parecer, el diseño del nuevo modelo de gestión
del sector de agua potable, es funcional a la lógica del mercado, pero está desarticulado
de las verdaderas capacidades de la demanda.

‘†”À‰—‡œ ȋͳͻͻͶȌǡ ”‡…‘•–”—›‡ Žƒ ”‡Žƒ…‹× ‡–”‡ ƒ‰—ƒ › ’‘„”‡œƒ ‡ ƒ–‹ƒ‰‘ǡ ›
relocaliza el debate en torno a lo que él llama la “brecha de consumo”, la cual, en la
actualidad tiene plena vigencia y cuestiona la capacidad regulatoria del mercado del
ƒ‰—ƒ—”„ƒƒ’‘”’ƒ”–‡†‡Ž•–ƒ†‘ǡ‡‡Ž…‘–‡š–‘†‡‡•–ƒ’”‹˜ƒ–‹œƒ…‹×‡‘Ž‹„‡”ƒŽǤ

A partir de esta nueva comprensión de la relación entre agua y pobreza, con una
amplia base espacial y enfocada ya no desde la universalización de las redes sino de la
…ƒ’ƒ…‹†ƒ††‡…‘•—‘ǡ‡•‹’‘”–ƒ–‡ƒ‘–ƒ”ǡ‡–‘”‘ƒŽƒ”‡ϐŽ‡š‹×†‡™›‰‡†‘—™
ȋʹͲͲͶȌǡ“—‡‡‡Žˆ‘†‘†‡‡•–‡†‡„ƒ–‡’‡”•‹•–‡Žƒ†‹•…—•‹×•‘„”‡Žƒ…‹—†ƒ†ƒÀƒ›‡Ž
†‡”‡…Š‘ƒŽƒ…‹—†ƒ†Ǥ•‡‡•–‡…‘–‡š–‘–‡×”‹…‘†‘†‡•‡‹•…”‹„‡‡•–ƒ‹˜‡•–‹‰ƒ…‹×ǡ‡
Žƒ‡”…ƒ–‹Ž‹œƒ…‹×‘Dz…‘‘†‹ϐ‹…ƒ–‹‘dzȋ™›‰‡†‘—™ǡʹͲͲͶȌ†‡Žƒ‰—ƒ—”„ƒƒ›…׏‘
ésta es una muestra de la racionalidad que domina el desarrollo urbano actual que
afecta la capacidad de quienes habitan la ciudad en constituirse en ciudadanos.

Bakker (2001) complementa a Swyngedouw, en términos de que esa mercantilización


del agua en la ciudad se da aun con una presencia parcial del Estado, pues no se requiere
—ƒ ”‡–‹”ƒ†ƒ –‘–ƒŽ †‡ ±•–‡ ’ƒ”ƒ Šƒ…‡” ‡ˆ‡…–‹˜ƒ Žƒ ŽŽƒƒ†ƒ Dz…‘‘†‹ϐ‹…ƒ–‹‘dzǤ Ž …ƒ•‘
chileno pareciera responder a ese patrón, en el cual el Estado no desaparece, sino que
•‡”‡ˆ—…‹‘ƒŽ‹œƒ›‰‡‡”ƒ—ƒ”…‘‹•–‹–—…‹‘ƒŽ†‘–ƒ†‘†‡—‡˜ƒ•”‡‰Žƒ•†‡Œ—‡‰‘’ƒ”ƒ
Šƒ…‡”†‡Žƒ‰—ƒ‡Žƒ…‹—†ƒ†—ƒ‡”…ƒ…ÀƒǢ’—‡•Žƒ•…ƒ”ƒ…–‡”À•–‹…ƒ•“—‡ƒ‡”†‡•…”‹„‡
‡”‡Žƒ…‹×ƒ…—žŽ‡••‘Ž‘•ƒ…–—ƒŽ‡•’”‹…‹’‹‘•‘”†‡ƒ†‘”‡•†‡Ž•‡…–‘”•ƒ‹–ƒ”‹‘„ƒŒ‘
”ƒ…‹‘ƒŽ‹†ƒ†‡‘Ž‹„‡”ƒŽǡ…‘‘Žƒ‡ϐ‹…‹‡…‹ƒ‡…‘×‹…ƒ›Žƒ„ƒ•‡–‡…‘…”ž–‹…ƒ‡Žƒ–‘ƒ
†‡†‡…‹•‹‘‡•Ǣ•‘Ž‘•‡Œ‡•†‡Ž‘•’”‘…‡•‘•‘†‡”‹œƒ†‘”‡•“—‡…‘†—Œ‡”‘Žƒ•”‡ˆ‘”ƒ•
del sector en Chile desde 1977 hasta la actualidad.

”‡˜‹‘ƒŽƒ–‘ƒ†‡Ž…‘–”‘Ž†‡Ž‘•ƒ…–‘”‡•’”‹˜ƒ†‘•‡‡Ž•‡…–‘”ƒ‰—ƒǢ‡š‹•–Àƒ†‡ϐ‹-
…‹‡…‹ƒ•‡…‘‡…–‹˜‹†ƒ†›…ƒŽ‹†ƒ†ǡŽ‘•…—ƒŽ‡••‡–”ƒ†—…Àƒ‡–±”‹‘•†‡…‘•—‘ǡ‡
„ƒŒ‘•’”‡…‹‘•›ƒ›‘”ƒ……‡•‹„‹Ž‹†ƒ†˜Àƒ…‘•—‘ǡ•‘„”‡–‘†‘’ƒ”ƒŽ‘••‡…–‘”‡•†‡„ƒŒ‘•
ingresos. Y, a partir de los procesos de modernización dados en la fase neoliberal, tal y
…‘‘ƒ‹›‹ȋʹͲͲͻȌŽ‘ƒϐ‹”ƒǡ‡•–ƒ”‡Žƒ…‹×•‡‹˜‹‡”–‡Ǣ’—‡••‡†ƒ—’‡”ˆ‡……‹‘-
ƒ‹‡–‘†‡Ž‘••‹•–‡ƒ•‡–±”‹‘•†‡‡š’ƒ•‹×›—‹˜‡”•ƒŽ‹œƒ…‹×†‡Žƒ•”‡†‡•›Žƒ

45

ĚĘęĆěĔĚėġē

calidad del servicio se eleva de forma integral; pero esto tiene un efecto directo en la
…‘ˆ‘”ƒ…‹×†‡Ž’”‡…‹‘’ƒ”ƒ‡Ž…‘•—‹†‘”ϐ‹ƒŽǤ

Ž‘„Œ‡–‹˜‘†‡‡•–‡–”ƒ„ƒŒ‘‡•ƒ’”‘š‹ƒ”•‡ƒŽ‘•’”‘…‡•‘•†‡–”ƒ•ˆ‘”ƒ…‹×†‡Žƒ•
…‘†‹…‹‘‡•†‡’‘„”‡œƒ›‡š…Ž—•‹×‡—ƒ…‹—†ƒ†…‘‘ƒ–‹ƒ‰‘†‡Š‹Ž‡ǡ‡†‘†‡Ž‘•
‡•–—†‹‘•ƒϐ‹”ƒ“—‡Žƒ”‡†—……‹×’”‘‰”‡•‹˜ƒ‡‡Ž…‘•—‘†‡—‹†ƒ†‡•ϐÀ•‹…ƒ•†‡ƒ‰—ƒ
es aparentemente uno de los principales efectos de la privatización del sector sanitario,
“—‡‹‹…‹×ƒϐ‹ƒŽ‡•†‡Žƒ†±…ƒ†ƒ†‡Ž•‡–‡–ƒȋƒŽ‡œ—‡Žƒ› ‘—”ƒ˜Ž‡˜ǡʹͲͲ͹ȌǤ

Para lograr esto, es importante comprender que el consumo de agua en la ciudad


‡•–ž…‘†‹…‹‘ƒ†‘’‘”—ƒ•‡”‹‡†‡†‡–‡”‹ƒ–‡•ǡ›•‡…‘•–‹–—›‡ƒ•À‡—ƒ‡•–”—…–—”ƒ
…‘’Ž‡Œƒǡ‹–‡‰”ƒ†ƒ’‘”…‘’‘‡–‡••‘…‹‘‡…‘×‹…‘•›–‡””‹–‘”‹ƒŽ‡•Ǥƒ”ƒ‡’‡œƒ”ǡ
Ǭ’‘” “—± •‡ Šƒ„Žƒ †‡ ‡•–”—…–—”ƒ• †‡ …‘•—‘ †‘‹…‹Ž‹ƒ”‹‘ǫǡ †‡„‹†‘ ƒ ‡•–ƒ Š‹’×–‡•‹•
básica de Kayaga et al. ȋʹͲͲ͵Ȍǡ ‡ Žƒ …—ƒŽ ƒϐ‹”ƒ “—‡ǡ ’ƒ”ƒ …‘’”‡†‡” „‹‡ ‡Ž
comportamiento del consumo de agua en los hogares, es preciso descomponerlo en
’ƒ–”‘‡•ǡ’—‡•‡š‹•–‡ïŽ–‹’Ž‡•†‡–‡”‹ƒ–‡•“—‡ǡƒŽ‘†‹ϐ‹…ƒ”•‡ƒŽ‰—ƒ†‡‡ŽŽƒ•ǡ†‡
Žƒ‹•ƒˆ‘”ƒ•‡‘†‹ϐ‹…ƒ‡Ž”‡•—Ž–ƒ†‘ϐ‹ƒŽȋ‡Ž…‘•—‘ȌǤ

•”‡…‘‘…‡”ǡ…‘‘Ž‘Šƒ…‡Šƒ‰ƒ›”‘™„ȋʹͲͲͷȌǡ“—‡‡š‹•–‡—…Š‘•ˆƒ…–‘”‡•
que afectan la demanda y el consumo de agua residencial. Ellos distinguen variables
†‡ ’‘ŽÀ–‹…ƒǡ –‡…‘Ž×‰‹…ƒ•ǡ ƒ„‹‡–ƒŽ‡• › †‡‘‰”žϐ‹…ƒ•Ǣ ƒ ’ƒ”–‹” †‡ ‡ŽŽƒ•ǡ ’ƒ”ƒ ‡•–ƒ
‹˜‡•–‹‰ƒ…‹×ǡ•‡Šƒ†‡ϐ‹‹†‘–”‡•…ƒ–‡‰‘”Àƒ•‘˜ƒ”‹ƒ„Ž‡•“—‡˜ƒƒƒ›—†ƒ”ƒ…‘’”‡†‡”
‡Œ‘”Ž‘•…‘’‘”–ƒ‹‡–‘•†‡Ž…‘•—‘†‡ƒ‰—ƒ’‘–ƒ„Ž‡‡ƒ–‹ƒ‰‘‡‡Ž…‘–‡š–‘
de la privatización: 1. El sistema tarifario, 2. los ingresos y presupuesto familiar, y 3. el
hábitat urbano residencial.

La primera determinante del consumo es el sistema tarifario. Se trata de un acuerdo


–±…‹…‘Ǧ’‘ŽÀ–‹…‘‡•–ƒ„Ž‡…‹†‘’‘”‡Ž‘†‡Ž‘†‡‰‘„‡”ƒœƒ†‡Žƒ‰—ƒ‡‡Ž’ƒÀ•Ȁ…‹—†ƒ†ǡ›
‡‡Ž…‘–‡š–‘†‡Žƒ’”‹˜ƒ–‹œƒ…‹×‡Š‹Ž‡ǡ•—”‰‡†‡—ƒ‡‰‘…‹ƒ…‹×‡–”‡Žƒ‡’”‡•ƒ
privada y el Estado regulador. Kayaga et al. (2003) establecen una relación inversa entre
las tarifas y el consumo.

†‡ž•ǡƒ˜‹•ȋʹͲͲͷȌ‡•—”‡…‹‡–‡’”‘†—……‹×ǡŠƒ…‡—”‡…‘””‹†‘‡š–‡•‘’‘”Žƒ
historia de la participación de los actores privados en el sector sanitario, y es claro que a
medida que crece su liderazgo, las tarifas se han incrementado progresivamente; y esto
Šƒ–‡‹†‘—‡ˆ‡…–‘…Žƒ”‘‡Žƒ•…ƒ”ƒ…–‡”À•–‹…ƒ•†‡Ž…‘•—‘Ǣ‡Ž…ƒ•‘…Š‹Ž‡‘‘Šƒ•‹†‘Žƒ
‡š…‡’…‹×Ǥ•’‘”‡•‘ǡ“—‡ƒŽƒŠ‘”ƒ†‡†‡•…‘’‘‡”Žƒ‡•–”—…–—”ƒ‹–‡”ƒ†‡Ž…‘•—‘
†‘‹…‹Ž‹ƒ”‹‘ǡ‡•–‡‡•–—†‹‘˜ƒƒ‹‹…‹ƒ”‡•–ƒ„Ž‡…‹‡†‘Žƒ”‡Žƒ…‹×‡š‹•–‡–‡‡–”‡‡Ž”‡‰‹•–”‘
del consumo y el sistema tarifario.

La segunda determinante del consumo son los ingresos y presupuesto familiar. Los
ingresos de los hogares en el área de operación de la empresa prestadora del servicio,
Ž‘•…—ƒŽ‡•‡•–ž†‹”‡…–ƒ‡–‡ƒ•‘…‹ƒ†‘•ƒŽƒƒ…–‹˜‹†ƒ†‡…‘×‹…ƒ†‡Ž‘•Œ‡ˆ‡•†‡Š‘‰ƒ”Ǥ

46
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

Kayaga et al. (2003) establecen una relación positiva entre los ingresos del hogar y el
consumo de agua que registran.

•–ƒ †‡–‡”‹ƒ–‡ ”‡•—Ž–ƒ …”—…‹ƒŽ ’ƒ”ƒ ‡•–‡ –”ƒ„ƒŒ‘ǡ ’—‡• Šƒ› “—‡ ”‡…‘”†ƒ” “—‡ ‡Ž
‘„Œ‡–‘†‡‹˜‡•–‹‰ƒ…‹×‡•Žƒ’‘„”‡œƒǡ›‡’ƒ”–‹…—Žƒ”ǡŽƒ•—‡˜ƒ•ˆ‘”ƒ•‡“—‡±•–ƒ•‡
ƒ‹ϐ‹‡•–ƒǤŠ‹Ž‡ǡƒŽ•‡”—’ƒÀ•…‘—ƒ‡…‘‘Àƒ‡‡”‰‡–‡ǡ“—‡•‡—„‹…ƒƒŽƒ˜ƒ‰—ƒ”†‹ƒ
†‡Ž…”‡…‹‹‡–‘‡…‘×‹…‘†‡Ž‘•’ƒÀ•‡•‡˜Àƒ†‡†‡•ƒ””‘ŽŽ‘ǡ‡•—‹–‡”‹‘”…‘‡š‹•–‡
†‹˜‡”•‘• –‹’‘• †‡ ’‘„”‡œƒǤ ƒ• –‡‘”Àƒ• ƒ…‡”…ƒ †‡ Žƒ —‡˜ƒ ’‘„”‡œƒ —”„ƒƒ ȋ‹Ž•‘ǡ
1998), coinciden en que el elemento central que donde se cimientan las condiciones
ƒ…–—ƒŽ‡•†‡‡š…Ž—•‹×‡Žƒ…‹—†ƒ†ǡ•‡‡š’Ž‹…ƒƒ–‡–‘†‘’‘”‡Ž‡•–ƒ†‘†‡†‡•ƒ”–‹…—Žƒ…‹×
›’”‡…ƒ”‹œƒ…‹×‡“—‡•‡‡…—‡–”ƒ‡Ž‡’Ž‡‘ǡ•‘„”‡–‘†‘‡Žƒ•…Žƒ•‡•‡†‹ƒ•›„ƒŒƒ•
†‡Žƒ‡…‘‘ÀƒǤ

ƒ –‡”…‡”ƒ †‡–‡”‹ƒ–‡ †‡Ž …‘•—‘ ‡• Žƒ •—ƒ †‡ ‡Ž‡‡–‘• “—‡ …‘ϐ‹‰—”ƒ ‡Ž
Šž„‹–ƒ– —”„ƒ‘Ǧ”‡•‹†‡…‹ƒŽ †‡ Ž‘• Š‘‰ƒ”‡•ǡ › –‹‡‡ “—‡ ˜‡” …‘ Žƒ• …ƒ”ƒ…–‡”À•–‹…ƒ• †‡
la vivienda, el barrio, la comuna, y la ciudad en los cuales se emplazan estos hogares
…‘•—‹†‘”‡•Ǥ  Žƒ Ž‹–‡”ƒ–—”ƒ •‡ ‡…—‡–”ƒ ƒŽ ‡‘• †‘• …ƒ–‡‰‘”Àƒ• ȋƒ›ƒ‰ƒ et al.
2003) al interior de esta determinante que resulta muy importante en una Ciudad como
ƒ–‹ƒ‰‘ǡ†‘†‡‡š‹•–‡–ƒ–ƒ•–‹’‘Ž‘‰Àƒ•Šƒ„‹–ƒ…‹‘ƒŽ‡•›‡Ž…‘•—‘†‡•—‡Ž‘–ƒ„‹±
registra un alto grado de inequidad entre distintos grupos de ingreso. Por una parte, el
consumo “indoor», o “puertas adentro”, corresponde a ese tipo de consumo vital, el agua
potable para cocinar, beber, para el uso en duchas y sanitarios, para el aseo en general.
Y por otra parte el consumo “outdoor”, o “puertas afuera” que tiene que ver con el área
del predio no ocupada por la construcción de la vivienda, que en términos espaciales se
–”ƒ†—…‡‡Œƒ”†‹‡•ǡ’‹•…‹ƒ•ǡ‡–…Ǥȋ ‘”‰‡•‡et al., 2009).

•–ƒ•–”‡•†‡–‡”‹ƒ–‡••‡”ž‘’‡”ƒ–‹˜‹œƒ†ƒ•‡–‘†‘Ž×‰‹…ƒ‡–‡‡‡•–‡–”ƒ„ƒŒ‘
‹‹…‹ƒ†‘’‘”Žƒ’”‡•‡–ƒ…‹×†‡Ž”‡•—Ž–ƒ†‘†‡—ƒƒ’”‘š‹ƒ…‹×…—ƒ–‹–ƒ–‹˜ƒƒŽ’”‘…‡-
so de reducción del consumo de agua que se viene describiendo en el territorio de la
Región Metropolitana de Santiago en el marco de la privatización del sector sanitario,
y mediante un análisis espacial de las dos primeras determinantes de consumo se res-
’‘†‡ƒŽƒ’”‹‡”ƒ’”‡‰—–ƒ‘’‡”ƒ–‹˜ƒ†‡‹˜‡•–‹‰ƒ…‹×ǣǬ׏‘•‡‹•…”‹„‡‡‡Ž‡•’ƒ-
cio urbano del Gran Santiago este fenómeno de contracción del consumo domiciliario
†‡ƒ‰—ƒ’‘–ƒ„Ž‡ǫ

ŽƒžŽ‹•‹•‡•’ƒ…‹ƒŽ•‡”‡ƒŽ‹œƒ”ž‡–”‡•‘‡–‘•ǡ›•‡”žŽƒ˜ƒ”‹ƒ„Ž‡Ȃ‡•…ƒŽƒȂǡ•—‡Œ‡
estructurante. El estudio se va a focalizar en un intento por desagregar los promedios de
…‘•—‘†‘‹…‹Ž‹ƒ”‹‘ǡ›ƒ‡†‹†ƒ“—‡•‡ƒ’ŽÀƒŽƒ‡•…ƒŽƒǡ’ƒ”–‹‡†‘†‡Ž‘•‰”ƒ†‡•–‡””‹-
torios operacionales de las empresas sanitarias, pasando por indicadores de consumo
comunal, y llegando hasta niveles de detalle mucho mayor como es la manzana e incluso
los casos individuales localizados por dirección domiciliaria de los clientes; la intención
es por un lado, medir los niveles de desigualdad socioterritorial en el consumo de agua
’‘–ƒ„Ž‡›’‘”‘–”‘Žƒ†‘ǡƒ’”‘š‹ƒ”•‡ƒŽ‘•’ƒ–”‘‡•‡•’ƒ…‹ƒŽ‡•†‡Ž‘…ƒŽ‹œƒ…‹×†‡ƒ“—‡-
llos clientes que están consumiendo cada vez menos agua potable en Santiago de Chile.

47

ĚĘęĆěĔĚėġē

ƒ•‡‰—†ƒ’ƒ”–‡†‡‡•–‡–”ƒ„ƒŒ‘ǡ’”‡•‡–ƒ”žŽ‘•”‡•—Ž–ƒ†‘•†‡—‡•–—†‹‘…—ƒŽ‹–ƒ–‹-
vo acerca de la tercera determinante del consumo y responde a una segunda pregunta
‘’‡”ƒ–‹˜ƒ†‡‹˜‡•–‹‰ƒ…‹×ǣǬ׏‘•‡…ƒ”ƒ…–‡”‹œƒ‡ŽŠž„‹–ƒ–—”„ƒ‘”‡•‹†‡…‹ƒŽ†‡‡•–ƒ
“nueva pobreza” y qué relación se puede establecer con el infraconsumo de agua pota-
„Ž‡‡Žƒ’‡”‹ˆ‡”‹ƒ—”„ƒƒ†‡ƒ–‹ƒ‰‘ǫ

•–ƒ ’”‡‰—–ƒ •‡ ƒ„‘”†ƒ”ž ƒ ’ƒ”–‹” †‡ —ƒ ‡–‘‰”ƒϐÀƒ —”„ƒƒǡ …‘–‹—ƒ†‘ …‘ Žƒ
–escala- como hilo conductor, y cuyo desarrollo se divide en tres pasos. El primer paso
metodológico consistirá en sumergirse en la periferia de la Comuna San Bernardo (al
sur de Santiago), a través de una “descripción densa” (Geertz, 2001) del hábitat urbano
”‡•‹†‡…‹ƒŽ†‘†‡•‡Ž‘…ƒŽ‹œƒŽ‘•ž•„ƒŒ‘•…‘•—‘•†‡ƒ‰—ƒ‡Žƒ‘—ƒǤ—‡‰‘•‡
”‡ƒŽ‹œƒ”ž—ƒƒ’”‘š‹ƒ…‹×ƒ—ƒƒœƒƒƒ–”ƒ˜±•†‡—ƒ•‡”‹‡†‡‡–”‡˜‹•–ƒ•‡•–”—…-
–—”ƒ†ƒ•ǡ Žƒ …—ƒŽ …‘–‹‡‡ —ƒ ”‡ƒŽ‹†ƒ† …‘’Ž‡Œƒǡ “—‡ •‡ †‡ϐ‹‡ ’‘” Žƒ …‘‡š‹•–‡…‹ƒ †‡
†‹˜‡”•‘•–‹’‘•†‡ƒ……‡•‘ƒŽ‡”…ƒ†‘†‡Žƒ‰—ƒǢ›ϐ‹ƒŽ‡–‡ǡ†‡‡•–ƒƒœƒƒ†‡‡•–—†‹‘ǡ
se seleccionaron tres familias, y a mediante la reconstrucción se sus historias de vida se
”‡…‘‘…‹‡”‘‡•ƒ•†‹˜‡”•ƒ•ˆ‘”ƒ•…‘‘•‡‡š’‡”‹‡–ƒŽƒ’‘„”‡œƒ‡Žƒ…‹—†ƒ†Ǥ

DÊ٥ʽʦ°ƒ—›½ƒ®Ä›Ø算ƒ—›Ä½ƒ—®ÝãÙ®ç‘®ÌÄ—›ƒ¦çƒ
ÖÊバ½››Ä›½'كÄ^ƒÄ㮃¦ÊƒփÙã®Ù—›½ƒ‘ÊÃÖÊÝ®‘®ÌÄ
›ÃÖٛ݃ٮƒ½ùã›ÙÙ®ãÊÙ®ƒ½—›½Ûّƒ—Ê݃ĮãƒÙ®Êù›½
‘ÊÄÝçÃÊ—›ƒ¦çƒÖÊバ½››Ä½ƒZD^

El modelo de gestión por concesiones de los sistemas sanitarios urbanos en Chile


y, en particular en la Región Metropolitana de Santiago, está diseñado de una forma
“—‡Ž‡’‡”‹–‡ƒŽƒ…‘’ƒÓÀƒ…‘…‡•‹‘ƒ”‹ƒȋ’ï„Ž‹…ƒ‘’”‹˜ƒ†ƒȌ…‘…‡–”ƒ”•—ƒ…–‹˜‹†ƒ†
empresarial en un territorio de operaciones con una alta densidad poblacional;
†‡Œƒ†‘ƒ‘–”‘••‹•–‡ƒ•†‡‰‡•–‹×ȋ…‘—‹–ƒ”‹‘•‘‡•–ƒ–ƒŽ‡•ȌǡŽƒ‘„Ž‹‰ƒ…‹×†‡ƒ–‡†‡”
’‘„Žƒ…‹‘‡• ”—”ƒŽ‡•ǡ ‘ „‹‡ǡ ‡š’ƒ†‹” …‘„‡”–—”ƒ ƒ —‡˜‘• ƒ•‡–ƒ‹‡–‘• “—‡ “—‡†‡
’‘”ˆ—‡”ƒ†‡Ž‘•…‘–”ƒ–‘•‡š‹•–‡–‡•Ǥ

El Grupo Aguas (de origen hispano-francés) ha consolidado una presencia


empresarial en la Región Metropolitana de Santiago casi monopólica, controlando cerca
del 90% de la producción de agua potable; sin embargo, aunque cuatro de las siete
empresas más importantes que operan en este territorio pertenecen al mismo grupo
empresarial, no se ha desarticulado la antigua división empresarial que separaba los
territorios operacionales de la empresa estatal Emos, de las empresas privadas que
ƒ–‡†ÀƒŽƒ•…‘—ƒ•†‡ƒŽ–‘•‹‰”‡•‘•ƒŽ‘”‘”‹‡–‡†‡Žƒƒ‰Ž‘‡”ƒ…‹×Ǥ

Estas empresas, localizadas en los sectores de alta renta de la ciudad, aunque en tér-
minos comparativos atienden a una porción de la población mucho menor, registran un

48
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

consumo per cápita de agua potable mucho mayor que el promedio de la población que
atiende Aguas Andinas o la estatal de Maipú. El consumo por mes de los clientes de estas
…‘’ƒÓÀƒ••—’‡”ƒ‡ž•†‡ͳͲͲ3 el promedio general de la región (Figura N° 1).

Figura N° 1
Promedio de consumo de agua potable por comuna en el territorio operacional
de Aguas Andinas

Fuente: Elaboración propia con datos de la Superintendencia de Servicios Sanitarios (SISS).

Para el análisis realizado al interior del territorio operacional de Aguas Andinas


(Gran Santiago) la evidencia señala que en el Gran Santiago, las comunas que se desta-
can entre el grupo de aquellas que registran un promedio mayor de personas por hogar,
son las comunas tradicionalmente pobres del sur y del occidente. Y en contraste, las co-
munas de menor tamaño promedio de hogar, son las comunas donde se ha dado el desa-
rrollo inmobiliario en altura más importante del centro y nororiente de la aglomeración.

 …—ƒ–‘ ƒŽ …‘•—‘ †‡ —‹†ƒ†‡• ϐÀ•‹…ƒ• †‡ ƒ‰—ƒ ƒŽ ‹–‡”‹‘” †‡ Žƒ …‘…‡•‹× †‡
Aguas Andinas, la evidencia demuestra que en toda el área de operaciones, el promedio
†‡…‘•—‘’ƒ”ƒ–‘†‘‡Ž–‡””‹–‘”‹‘‘’‡”ƒ…‹‘ƒŽ†‡‰—ƒ•†‹ƒ•ǡ•‡…‘–”ƒŒ‘‡—͹Ψ
durante el periodo 2005-2009.

Los consumos por cliente (ver Figura N° 1) que están por encima del promedio de la
concesión, corresponden a comunas que se localizan en el nororiente de la ciudad, don-

49

ĚĘęĆěĔĚėġē

de según la encuesta Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (CASEN), se


encuentran los mayores promedios de ingresos autónomos por hogar. Y en oposición,
Ž‘•…Ž‹‡–‡•‡’”‘‡†‹‘…‘—ƒŽǡ“—‡…‘•—‡’‘”†‡„ƒŒ‘†‡Ž’”‘‡†‹‘†‡Žž”‡ƒ†‡
‡•–—†‹‘–‹‡‡…‘‘…ƒ”ƒ…–‡”À•–‹…ƒ‡•’ƒ…‹ƒŽǡ—ƒŽ‘…ƒŽ‹œƒ…‹×‡‡Ž’‘‹‡–‡†‡Žƒƒ‰Ž‘-
meración urbana, donde se localizan los menores promedios de ingresos autónomos
por hogar.

–±”‹‘•‰‡‡”ƒŽ‡•ǡ•‡˜‡—ƒ…‘””‡•’‘†‡…‹ƒ‡–”‡’”‘‡†‹‘†‡—‹†ƒ†‡•ϐÀ•‹-
cas de agua potable consumidas y el nivel de ingresos de los hogares que en promedio
componen las comunas analizadas.

En cuanto al análisis relativo a los montos facturados en las comunas pertenecientes


a la concesión de Aguas Andinas hay que iniciar concluyendo que todas las comunas de
forma independiente (algunas en mayor y otras en menor proporción) tienen un incre-
mento de su facturación durante el periodo 2005-2009. En promedio, para los clientes
de la concesión en estudio, la evidencia muestra que sus cuentas se incrementaron un
͵͵ǡͻΨ‡–±”‹‘•…‘””‹‡–‡•ǡ“—‡†‡•’—±•†‡…‘””‡‰‹”‡•–‡†ƒ–‘’‘”Žƒ‹ϐŽƒ…‹×”‡‰‹•-
trada en Chile durante ese periodo, el incremento real de las tarifas fue de un 9.9%.

Para los clientes de las comunas pertenecientes grupo de cosumidores de altos in-
‰”‡•‘•›„ƒŒ‘–ƒƒÓ‘’”‘‡†‹‘†‡Š‘‰ƒ”ǡ’ƒ‰ƒ”‡Ž•‡”˜‹…‹‘†‡ƒ‰—ƒ’‘–ƒ„Ž‡›ƒŽ…ƒ–ƒ”‹-
llado representa menos del 1% de sus ingresos y, en contraste, las comunas del grupo
†‡…Ž‹‡–‡•…‘„ƒŒ‘•‹‰”‡•‘•’‡”‘ƒŽ–‘–ƒƒÓ‘’”‘‡†‹‘†‡Š‘‰ƒ”ǡ’ƒ‰ƒƒ’”‘š‹ƒ†ƒ-
mente el 8% de sus ingresos por el mismo servicio público.

A propósito de la asignación del subsidio estatal para el consumo de agua potable


‡‡Ž
”ƒƒ–‹ƒ‰‘ǡ‡–±”‹‘•‰‡‡”ƒŽ‡•ǡ‡Ž”ƒ‰‘†‡Ž’‘”…‡–ƒŒ‡†‡…Ž‹‡–‡•“—‡”‡-
cibió subsidio estatal durante febrero de 2009 oscila entre el 1% y 25% del total de los
…Ž‹‡–‡•†‡Žƒ…‘…‡•‹×†‡‰—ƒ•†‹ƒ•ǤŽ’‘”…‡–ƒŒ‡†‡Ž‘•…Ž‹‡–‡•†‡Žƒ–‘†ƒŽƒ
concesión está en 8%.

Se observa una congruencia sólida en que los subsidios estatales para el consumo
de agua potable están siendo entregados mayoritariamente, en términos de cantidad
de clientes y en volumen de agua, a las comunas que menor promedio de consumo y
facturación describieron para febrero de 2009.

‘”‘–”ƒ’ƒ”–‡ǡƒ’‡•ƒ”“—‡‡Ž’”‘‡†‹‘†‡—‹†ƒ†‡•ϐÀ•‹…ƒ•…‘•—‹†ƒ•’‘”…Ž‹‡–‡
fue 21.08 m3, la medición de la brecha de consumo al interior de la concesión de Aguas
Andinas señala que, dentro de los territorios comunales, los diferenciales en consumo
•‘ƒŽ–‘•ǡŽŽ‡‰ƒ†‘ƒ—žš‹‘†‡„”‡…Šƒ†‡…‘•—‘†‡…ƒ•‹ͳͳͲ3.

En cuanto a los clientes que describen el 5% de menor consumo en la ciudad se pue-


de concluir, que los hogares con una estructura familiar de más de una persona, habitan
en comunas que describen una facturación entre 2,5 m3 y 3 m3 por cliente por mes.

50
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

—’”‹‡”‡Œ‡”…‹…‹‘ǡ‡‹‡–‡‡–‡‡•’ƒ…‹ƒŽǡ•‡’—‡†‡ƒϐ‹”ƒ”“—‡Ž‘•…Ž‹‡–‡•
pertenecientes al percentil 5 de consumo de agua potable, que registran un consumo
mensual de agua potable igual o menor a 3,2 m3, y están distribuidos en el trazado urba-
no de la sección de la comuna de San Bernardo que está incluida dentro de la concesión
†‡‰—ƒ•†‹ƒ•ȋ
”ƒƒ–‹ƒ‰‘Ȍǡ–‹‡‡…Žƒ”ƒ‡–‡—’ƒ–”א†‡Ž‘…ƒŽ‹œƒ…‹×‹†‡–‹ϐ‹-
…ƒ„Ž‡…‘—•‹•–‡ƒ‡•’ƒ…‹ƒŽ…‡–”‘Ǧ’‡”‹ˆ‡”‹ƒǡ†‘†‡Žƒ‰”ƒƒ›‘”Àƒ†‡‡•–‘•…Ž‹‡–‡•
se localizan en la periferia, sobre todo en el costado oriental de ese núcleo urbano.

 …—ƒ–‘ ƒ Žƒ †‡•‹†ƒ† ’‘„Žƒ…‹‘ƒŽǡ •‡ …‘…Ž—›‡ “—‡ ‡š‹•–‡ —ƒ …‘””‡•’‘†‡…‹ƒ
entre la localización de este grupo de clientes y las mayores concentraciones de pobla-
…‹×‡Žƒ…‘—ƒǢŽƒƒ›‘”Àƒ†‡‡ŽŽ‘••‡‡…—‡–”ƒŽ‘…ƒŽ‹œƒ†‘•†‡–”‘†‡ƒœƒƒ•
que registran promedios superiores a 187 habitantes por hectárea. Además, dentro del
–ƒƒÓ‘’”‘‡†‹‘†‡Š‘‰ƒ”†‡ƒ‡”ƒ”†‘ȋ͵ǡͺͶ’‡”•‘ƒ•ȌǡŽƒ‰”ƒƒ›‘”Àƒ†‡‡ŽŽ‘•
habitan manzanas que registran entre 4 y 5 habitantes por hogar.

En cuanto a la edad promedio de los habitantes de las manzanas donde se localizan


‡•–‘•…Ž‹‡–‡•†‡„ƒŒ‘…‘•—‘ǡ•‡’—‡†‡ƒϐ‹”ƒ”“—‡–‹‡‡—ƒ–‡†‡…‹ƒŽ‡˜‡ƒŽ‘…ƒ-
lizarse en manzanas donde en promedio vive más población entre 0 y 13 años que en
el resto de la comuna; situación que se radicaliza un poco con la población cuya edad
supera los 65 años. Además, se observó una clara relación entre la localización de los
clientes pertenecientes al percentil 5 de consumo de agua potable en San Bernardo, con
la concentración de manzanas en cuyo interior habita un número de personas con ac-
ceso a la educación superior considerablemente menor que en el centro de la comuna.

Cuando se hace referencia a actividades laborales que requieren una mano de obra
‡‘•…ƒŽ‹ϐ‹…ƒ†ƒǡ•‡‘„•‡”˜ƒ—ƒ…‘””‡•’‘†‡…‹ƒ‡–”‡Žƒ…‘…‡–”ƒ…‹×†‡‡•–‘•–”ƒ-
„ƒŒƒ†‘”‡•›Ž‘•„ƒŒ‘•…‘•—‘•†‡ƒ‰—ƒ’‘–ƒ„Ž‡Ǥ…‘–”ƒ•–‡ǡ…—ƒ†‘•‡‘„•‡”˜ƒƒ…-
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En términos de la caracterización de la vivienda donde habitan los clientes en es-


–—†‹‘ǡ•‡’—‡†‡‹‹…‹ƒ”ƒϐ‹”ƒ†‘“—‡Ž‘•ž•„ƒŒ‘•…‘•—‘•†‡ƒ‰—ƒ’‘–ƒ„Ž‡‡Žƒ
comuna, se encuentran estrechamente vinculados con los años de construcción de la
‡†‹ϐ‹…ƒ…‹×ǡ•‹‡†‘Ž‘••‡…–‘”‡•ž•Œ×˜‡‡•›‡‘•†‡•ƒ””‘ŽŽƒ†‘•ǡŽ‘•ƒ›‘”‡•”‡…‡’-
–‘”‡•†‡‡•–‘•„ƒŒ‘•…‘•—‹†‘”‡•Ǥ–”ƒ…‘•–ƒ–ƒ…‹×“—‡•‡’—‡†‡Šƒ…‡”ǡ‡•“—‡Žƒ‡†ƒ†
†‡Žƒ•‡†‹ϐ‹…ƒ…‹‘‡•‡Žƒ…‘—ƒ‘•‡”‡ϐŽ‡Œƒ‡…‡•ƒ”‹ƒ‡–‡‡‡Ž†‡•ƒ””‘ŽŽ‘˜‡”–‹…ƒŽ
de las mismas, pues San Bernardo es fundamentalmente una comuna que se ha desa-
””‘ŽŽƒ†‘‡—•‘Ž‘’‹•‘Ǣ›ƒŽ‹‰—ƒŽ“—‡…‘Žƒ…ƒŽ‹†ƒ††‡‡†‹ϐ‹…ƒ…‹×’”‘‡†‹‘–‘†ƒŽƒ
comuna tiene una calidad media, sin distinción para las manzanas donde se registra un
„ƒŒ‘…‘•—‘†‡ƒ‰—ƒǤ

En términos del factor vivienda, hay que resaltar que las zonas de mayor concentra-
…‹×†‡•—’‡”ϐ‹…‹‡†‡•–‹ƒ†ƒƒŽƒ’”‘†—……‹×†‡˜‹˜‹‡†ƒ„ž•‹…ƒ–‹‡‡—ƒƒŽ–ƒˆ”‡…—‡-
…‹ƒ†‡Ž‘…ƒŽ‹œƒ…‹×†‡…Ž‹‡–‡•†‡„ƒŒ‘…‘•—‘†‡ƒ‰—ƒ’‘–ƒ„Ž‡Ǥ‡…—ƒ–‘ƒŽ†±ϐ‹…‹–

51

ĚĘęĆěĔĚėġē

habitacional, San Bernardo es una comuna bastante heterogénea y, aparentemente, no


se evidencia una relación estrecha de este factor con los patrones de localización de los
menores consumos de agua potable.

En cuanto al acceso a servicios públicos, estos clientes del percentil 5 de consumo de


agua potable en San Bernardo, claramente pertenecen a un sector de la ciudad que está
…‡”…ƒ‘ƒƒŽ…ƒœƒ”—‹˜‡Ž†‡—‹˜‡”•ƒŽ‹œƒ…‹×‡Žƒ…‘‡š‹×ƒŽƒ•”‡†‡•—”„ƒƒ•†‡ƒ‰—ƒ
’‘–ƒ„Ž‡ǡƒŽ…ƒ–ƒ”‹ŽŽƒ†‘›‡Ž‡…–”‹…‹†ƒ†Ǣ‡š‹•–‡•Àǡ‡Žƒ…‘—ƒƒŽ‰—‘•ˆ”ƒ‰‡–‘•†‡Ž–‡-
rritorio con presencia de micro campamentos, pero estos frecuentemente comparten una
…‘‡š‹×†‡ƒ‰—ƒ’‘–ƒ„Ž‡‡–”‡˜ƒ”‹‘•Š‘‰ƒ”‡•ǡ›‡•–‘Šƒ…‡“—‡…‘‘•‡–”ƒ–ƒ†‡—•‘Ž‘
…Ž‹‡–‡ǡ–‡‰ƒ—ƒŽ–‘…‘•—‘›‡•–±’‘”ˆ—‡”ƒ†‡Žƒ’‘„Žƒ…‹×‘„Œ‡–‘†‡‡•–‡‡•–—†‹‘…—ƒ-
titativo2.

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ponde a viviendas independientes localizadas en manzanas con una estructura predial
asociada a unidades habitacionales básicas y, simultáneamente, una segunda situación
relacionada con otras localizaciones en proyectos habitacionales con una concepción de
la propiedad de carácter común, en propiedad horizontal. Ambas situaciones, suponen
—ƒ—›„ƒŒƒƒ•‹‰ƒ…‹×†‡•—‡Ž‘’ƒ”ƒ…ƒ†ƒŠ‘‰ƒ”Ǥ

Esto se complementa con el análisis de la ocupación promedio de los predios, que en


‡Ž…ƒ•‘†‡‡•–‘•…Ž‹‡–‡•‡•”‡Žƒ–‹˜ƒ‡–‡ƒŽ–ƒ‡Žƒœ‘ƒ—”„ƒÀ•–‹…ƒ‡–‡…‘•‘Ž‹†ƒ†ƒ
de la comuna San Bernardo. Esto, ante todo demuestra que se trata de viviendas con
—›„ƒŒƒ†‡•–‹ƒ…‹×†‡•—‡Ž‘ƒŽ—•‘†‡Œƒ”†‹‡•‘’ƒ–‹‘•Ǥ

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litativa, que tomó como referencia teórica el concepto de “los con techo” formulado por
‘†”À‰—‡œ›—‰”ƒ›‡•ȋʹͲͲͷȌǡ…‘‡Ž…—ƒŽ•‡‰‡‡”ƒ—†‡„ƒ–‡‡–‘”‘ƒŽ‘•—‡˜‘•†‡•ƒ-
ϐÀ‘•‡–±”‹‘•†‡‹…Ž—•‹×•‘…‹ƒŽ”‡ˆ‡”‹†‘•ƒŽ‘•‡ˆ‡…–‘•†‡Žƒ’‘ŽÀ–‹…ƒ†‡˜‹˜‹‡†ƒ•‘…‹ƒŽǡ
aplicada en las últimas décadas en Chile. Con la noción de “los con techo”, se abre una
˜‡”–‹‡–‡†‡‡•–—†‹‘•“—‡ǡ•‹†‡•…‘‘…‡”Ž‘•ƒ˜ƒ…‡•“—‡ŠƒŽ‘‰”ƒ†‘‡•–‡’ƒÀ•‡–±”‹‘•
de reducción de la pobreza, hace énfasis en esas nuevas manifestaciones de la desigualdad
que están emergiendo en esta fase del capitalismo global (Figura No 2). Esta segunda parte
†‡Ž‡•–—†‹‘ǡ…—›‘•—Œ‡–‘‡–‘‰”žϐ‹…‘•‘DzŽ‘•…‘ƒ‰—ƒdzǡ’”‡–‡†‡ƒ’‘”–ƒ”ƒ‡•–‡’”‘’ו‹–‘Ǥ

2
•–‘•…ƒ•‘•‡•’‡…‹ƒŽ‡•ǡ•‡”žƒ„‘”†ƒ†‘•‡•‡‰—†ƒ’ƒ”–‡†‡‡•–ƒ‹˜‡•–‹‰ƒ…‹×ǡ…—›ƒ‡–‘†‘Ž‘‰Àƒ…—ƒŽ‹–ƒ–‹˜ƒ
’‡”‹–‹”žƒ’”‘š‹ƒ”•‡ƒ‡•–ƒ••‹–—ƒ…‹‘‡•“—‡‡•…ƒ’ƒ†‡Ž‘•”‡‰‹•–”‘•†‡Žƒ•‡’”‡•ƒ••ƒ‹–ƒ”‹ƒ•Ǥ

52
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

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Ž‘Žƒ”‰‘†‡‡•–‡–”ƒ„ƒŒ‘•‡Šƒ‹•‹•–‹†‘“—‡Žƒ‡˜‘Ž—…‹×†‡Žƒ……‡•‘ƒŽƒ‰—ƒ‡ƒ-
tiago está llegando a un nivel de cobertura prácticamente universal desde hace más de
dos décadas, con niveles algo menores en el caso de la red urbana de alcantarillado y
„ƒ•–ƒ–‡ž•„ƒŒ‘•‡…—ƒ–‘ƒŽ–”ƒ–ƒ‹‡–‘†‡ƒ‰—ƒ••‡”˜‹†ƒ•Ǥ‘Žƒ‡–‡‡…ƒ’ƒ-
‡–‘•ǡŽƒ…ƒ–‹†ƒ††‡ˆƒ‹Ž‹ƒ•“—‡‡‡ŽƒÓ‘ʹͲͲ͹‘…‘–ƒ„ƒ…‘…‘‡š‹×ƒŽƒ”‡†
de agua potable en toda el área metropolitana de Santiago, no superaba las 2.5003; un
ï‡”‘ƒ•Àǡ—…ƒ†‡Œƒ†‡•‡”‹’‘”–ƒ–‡ǡ’‡”‘†‡—‡•–”ƒ“—‡‡Ž†‹•‡Ó‘†‡Ž‡”…ƒ†‘
†‡Žƒ‰—ƒ†‡Š‹Ž‡Šƒ•‹†‘—›‡ϐ‹…‹‡–‡ƒŽƒŠ‘”ƒ†‡‰ƒ”ƒ–‹œƒ”ƒ……‡•‘ƒŽƒ…‘‡š‹×ϐÀ•‹…ƒ
de este bien básico.

‡•†‡Žƒ’‡”•’‡…–‹˜ƒ†‡‡•–‡–”ƒ„ƒŒ‘ǡ‡•ƒ†‡…—ƒ†‘’”‡‰—–ƒ”•‡ƒ…‡”…ƒ†‡“—±ˆ‘”ƒ
•‡ŽŽ‡‰ƒƒ‡•ƒ‡š’ƒ•‹×›…—žŽ‡••‘•—•’‘•‹„Ž‡•‡ˆ‡…–‘•Ǥ–‡”‹‘”‡–‡•‡†‡•…”‹„‹×
que el formato institucional y de gestión elegido fue el de la privatización del servicio,
sin embargo, aunque dentro del esquema previo de la administración pública de los sis-
temas urbanos de agua potable se lograron muy altos niveles de cobertura, esta última
ˆƒ•‡†‡‡š’ƒ•‹×‡•–—˜‘‘”‹‡–ƒ†ƒ†‡•†‡—ƒ’‡”•’‡…–‹˜ƒ‡’”‡•ƒ”‹ƒŽ›†‡‡”…ƒ†‘Ǥ

Figura N° 2
División real entre vieja y nueva pobreza urbana, en
el Borde nororiente de la Comuna San Bernardo

Fuente: Colección personal de Marcelo Grez, 2010

3
 —‡–‡ǣŠ––’ǣȀȀ™™™Ǥ—–‡…Š‘’ƒ”ƒ…Š‹Ž‡Ǥ…ŽȀ•—„•‹–‹‘•Ȁ…‹•Ȁ™‡„Ȁ‹˜‡•–‹‰ƒ…‹‘‡•Ȁ…ƒ–ƒ•–”‘ǤŠ–Ž

53

ĚĘęĆěĔĚėġē

–”ƒ˜±•†‡‡•–ƒ‡–‘‰”ƒϐÀƒ”‡ƒŽ‹œƒ†ƒ‡Žƒ’‡”‹ˆ‡”‹ƒ…‘—ƒŽ†‡ƒ‡”ƒ”†‘ǡ†‘-
†‡•‡”‡‰‹•–”ƒŽ‘•ž•„ƒŒ‘•…‘•—‘•†‡ƒ‰—ƒ’‘–ƒ„Ž‡ǡ•‡…‘•–ƒ–ׇ•ƒ”‡ƒŽ‹†ƒ†“—‡
conceptualizan “los con techo”, desarrollos habitacionales interiores que cubren la ne-
cesidad básica de la vivienda, pero sin espacio público de calidad. En distintos grados
›…‘’Ž‡Œ‹†ƒ†‡••‡’‡”…‹„‹‡”‘’”‘…‡•‘•†‡’”‹˜ƒ–‹œƒ…‹×†‡Ž‡•’ƒ…‹‘’ï„Ž‹…‘’‘”’ƒ”–‡
†‡Ž‘•’‘„Žƒ†‘”‡•ǡ…‘‘‡•‡Ž…ƒ•‘†‡Žƒ•˜Àƒ•“—‡ƒ’ƒ”‡–‡‡–‡‡•—†‹•‡Ó‘—”„ƒ‘
‘”‹‰‹ƒŽŠƒ…Àƒ’ƒ”–‡†‡Žƒ‡•–”—…–—”ƒ†‡‘˜‹Ž‹†ƒ††‡Žƒ…‘—ƒǡ›ƒŠ‘”ƒ•‘…‘–”‘Žƒ-
†ƒ•’‘”Žƒ˜‡…‹†ƒ††‡—’ƒ•ƒŒ‡‘…ƒŽŽ‡ǤŽ‡–‘”‘˜‹ƒŽ†‡‡•–‘•Š‘‰ƒ”‡•‡•ƒŽ–ƒ‡–‡
†‡‰”ƒ†ƒ†‘ǡ…—ƒ–‹–ƒ–‹˜ƒ‡–‡•—ϐ‹…‹‡–‡…‘—ƒ„—‡ƒ•‡……‹×ǡ’‡”‘…—ƒŽ‹–ƒ–‹˜ƒ‡–‡
descuidado, sin diseño, un basural.

†‹˜‡”•‘•‘‡–‘•†‡Žƒ‘„•‡”˜ƒ…‹×•‡†‡•–ƒ…×—‰”ƒï‡”‘†‡ƒ†—Ž–‘•Œ×-
˜‡‡•‡‡†ƒ†Žƒ„‘”ƒŽƒ…–‹˜ƒ“—‡Šƒ…‡—•‘†‡Ž‡•’ƒ…‹‘’ï„Ž‹…‘‡†Àƒ†‡•‡ƒƒǡ‡
horarios “productivos”. Es latente en esta periferia la desarticulación que sus poblado-
res tienen de las estructuras laborales que ofrece la ciudad. La vereda es el espacio de
publicidad de las destrezas que ofrecen los pobladores para sobrevivir, como un claro
‡Œ‡’Ž‘†‡Žƒ•ïŽ–‹’Ž‡•‡•–”ƒ–‡‰‹ƒ•†‡ƒ†ƒ’–ƒ…‹×“—‡‹’Ž‡‡–ƒŽ‘•’‘„”‡•’ƒ”ƒ
articularse a los mercados marginales que se generan en estos territorios. En los con-
Œ—–‘•Šƒ„‹–ƒ…‹‘ƒŽ‡•–‹’‘DzBlockdzǡƒ–‡Žƒƒ—•‡…‹ƒ†‡ƒ–‡Œƒ”†‹‡•’”‘’‹‘•ǡŽ‘•‡•’ƒ…‹‘•
comunes de circulación son utilizados para actividades del hogar tipo “outdoor”.

La vereda es el espacio en disputa, entre el espacio público precario de esta periferia


comunal y el espacio privado que cada vivienda reproduce a lo largo del tiempo y la
historia familiar. El cerramiento es en este análisis, el hallazgo de una estructura móvil,
dinámica, que moldea una frontera borrosa entre el espacio público y privado. Además
…‘–‹‡‡‡•À‹•‘—Ž‡‰—ƒŒ‡†‡†‹•–‹…‹×ǡ‡±Ž•‡’—‡†‡‹–‡”’”‡–ƒ”‡Ž‰”ƒ†‘†‡
±š‹–‘‡…‘×‹…‘“—‡Šƒ–‡‹†‘‡ŽŠ‘‰ƒ”‡•—’”‘›‡…–‘†‡˜‹†ƒˆƒ‹Ž‹ƒ”ǤŽ‘•„Ž‘…•
†‡–”‡•’‹•‘••—”‰‡—‘•…‡””ƒ‹‡–‘•‹–‡”‘•‘’Žƒ‹ϐ‹…ƒ†‘•’‘”Žƒ’‘ŽÀ–‹…ƒŠƒ„‹–ƒ-
cional. Al igual que en los bordes de la periferia analizada, algunos departamentos se
Dzƒ’”‘’‹ƒdz†‡‡•’ƒ…‹‘•…‘—ƒŽ‡•ƒ’ƒ”–‹”†‡Žƒ•˜‡–ƒŒƒ•“—‡‘–‘”‰ƒ•—Ž‘…ƒŽ‹œƒ…‹×Ǥ

…‹‡”–‘•‡–‹†‘ǡ‡•–‘•ƒ–‡Œƒ”†‹‡•†‡•…‘‡…–ƒǡ›‰‡‡”ƒ‡†‹˜‡”•‘•‰”ƒ†‘•†‡
…‘’Ž‡Œ‹†ƒ†ǡž”‡ƒ•†‹•…‘–‹—ƒ•‡‡Ž•‡…–‘”ǡ‹Šƒ„‹–ƒ†ƒ•†—”ƒ–‡‡Ž†Àƒǡ›‘•…—”ƒ•›’‡-
ligrosas durante la noche. Pequeños mundo privados, ciegos, no hay nada que ver, en al-
‰—‘•…ƒ•‘•ƒ•‘ƒƒŽ‰—ƒ•”ƒƒ•†‡•—’—‡•–‘Œƒ”†‹‡•ǡ•—’—‡•–‘•’‘”“—‡‘•‡’—‡-
†‡˜‡”ǡ’‘”“—‡‘“—‹‡”‡•‡”˜‹•–‘•ǤƒŽ‰—‘•ƒ–‡Œƒ”†‹‡••‡†‡•ƒ””‘ŽŽƒ‡Žˆ‘”ƒ–‘
clásico de tienda de barrio que emerge en esta periferia, como una clara estrategia de
adaptación de estos hogares en búsqueda de insertarse marginalmente en los circuitos
económicos de la ciudad.

El grado de evolución de las fachadas marca una distancia respecto al punto de parti-
†ƒ†‡Žƒ˜‹˜‹‡†ƒ‡•—’Žƒ–‡ƒ‹‡–‘‘”‹‰‹ƒŽǤ‘–‹‡‡‡•‹‹•ƒ•—Ž‡‰—ƒŒ‡•‹-
bólico de distinción respecto a su entorno barrial. Los diseños originales de los blocks
•‘‘†‹ϐ‹…ƒ†‘•’‘”•—•Šƒ„‹–ƒ–‡•ǡ•‡‘…—’ƒž”‡ƒ•…‘—‡•’ƒ”ƒƒ’Ž‹ƒ”Ž‘•‡•’ƒ…‹‘•

54
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

’”‹˜ƒ†‘•†‡†‡’ƒ”–ƒ‡–‘•ǡŽƒ•ƒ’Ž‹ƒ…‹‘‡••‡Šƒ…‡…‡””ƒ†ƒ•ƒŽ‡š–‡”‹‘”ǡ‡Ž‘„Œ‡–‹˜‘
es incrementar el área original.

‘…‡–”ƒ†‘‡Ž‡•–—†‹‘‡–‘‰”žϐ‹…‘‡—ƒƒœƒƒ†‡Žƒ’‡”‹ˆ‡”‹ƒ…‘—ƒŽ†‡ƒ
Bernardo, se encuentra un territorio donde el Estado construyó una unidad sanitaria
“—‡Š‘››ƒ…‡‘…—Ž–ƒ„ƒŒ‘Ž‘•†‡•ƒ””‘ŽŽ‘•‹†‹˜‹†—ƒŽ‡•“—‡”‡ˆ—‡”œƒ‡•‡Dz…”‡…‹‹‡–‘
Šƒ…‹ƒ†‡–”‘dz‡…‘–”ƒ†‘‡–‘†‘‡•–‡‡•–—†‹‘‡–‘‰”žϐ‹…‘Ǥ‡•†‡‡•–ƒ’‡”•’‡…–‹˜ƒǡŽƒ
‹˜‡•–‹‰ƒ…‹×‡…‘–”ד—‡‡š‹•–‡ž•†‡—ƒˆ‘”ƒ†‡ƒ……‡†‡”ƒŽƒ‰—ƒ’‘–ƒ„Ž‡‡ƒ-
–‹ƒ‰‘†‡Š‹Ž‡ǡƒ•À…‘‘‡š‹•–‡ž•†‡—ƒƒ‡”ƒ†‡–‡‡”˜‹˜‹‡†ƒ‡Žƒ…‹—†ƒ†Ǣ‡‡•–‡
sentido, nos encontramos con pobladores, que a pesar de tener “resuelta” la situación
de la vivienda, en términos de propiedad y de acceso a servicios básicos, su mayor deseo
‡•‹‰”ƒ”ƒ‘–”ƒ•œ‘ƒ•†‡Žƒ…‹—†ƒ†‘†‡Ž’ƒÀ•Ǥ

–‘…‡•ǡ‡‡•–ƒ‡•…ƒŽƒ†‡ƒžŽ‹•‹•‡••—‰‡”‡–‡…‘–‹—ƒ”‡š’Ž‘”ƒ†‘‡Žƒ’‘”–‡“—‡
puede ser el estudio de los “con agua” en el debate actual sobre los “con techo”; pues al
parecer, discutir acerca de nuevas formas de pobreza urbana en Chile obliga a analizar
…‘†‡–ƒŽŽ‡‡Ž’ƒ’‡Ž“—‡Šƒ†‡•‡’‡Óƒ†‘Žƒ’‘ŽÀ–‹…ƒ†‡˜‹˜‹‡†ƒ•‘…‹ƒŽ›…׏‘±•–ƒŠƒ
”‡…‘ϐ‹‰—”ƒ†‘‡–±”‹‘•†‡ƒ…–‘”‡•’‘ŽÀ–‹…‘•›Žƒ•”‡Žƒ…‹‘‡•‡–”‡‡Ž•–ƒ†‘ǡ‡Ž•‡…–‘”
privado, y la sociedad civil.

Ante un desempeño del sector de agua potable que ha sido evaluado con un alto nivel
†‡‡ϐ‹…‹‡…‹ƒǡ•‡‘„•‡”˜ƒ‡…‘–”ƒ•–‡ǡ—’”‘‰”‡•‹˜‘†‡•˜ƒ‡…‹‹‡–‘†‡Žƒ’”‡•‡…‹ƒ†‡
las instituciones del Estado en este tipo de sectores marginales de la ciudad. La munici-
’ƒŽ‹†ƒ†ǡ“—‡‡‘–”‘•–‹‡’‘•…‘…‡–”ƒ„ƒŽ‘•‹–‡”‡•‡•…‹—†ƒ†ƒ‘•ǡ˜ƒ•‹‡†‘†‡•’‘Œƒ-
da de sus atribuciones para aportar en el desarrollo económico y social de sus electores.

Cuando el gobierno local es suplantado por instituciones del mercado en sectores es-
tratégicos como el agua y el saneamiento, es normal que en la cotidianidad de los pobres
vaya ganando más espacio el mercado en sus diferentes niveles de acción, y, simultánea-
‡–‡ǡ‡Ž•–ƒ†‘ǡŽ‘•†‡”‡…Š‘•›Žƒ…‘•–”—……‹×†‡…‹—†ƒ†ƒÀƒ˜ƒ›ƒ†‡•ƒ’ƒ”‡…‹‡†‘
poco a poco.

Es por eso, que en esta escala se hace evidente la contraposición de conceptos que
…‘‡š‹•–‡‡Žƒ”‡Žƒ…‹×ƒ‰—ƒȀ’‘„”‡œƒǤ”‘ˆ—†‹œƒ”‡Žƒ†‹ˆ‡”‡…‹ƒ“—‡‡š‹•–‡‡–”‡Žƒ
Ž×‰‹…ƒ†‡Žƒ‡š’ƒ•‹×›Žƒ’‡”•’‡…–‹˜ƒ†‡Žƒ‹…Ž—•‹×ǡ’—‡†‡†ƒ”Ž—…‡•’ƒ”ƒ…‘’”‡-
†‡”‡•–ƒ”‡Žƒ…‹×‡—ž„‹–‘‡•’ƒ…‹ƒŽž•‡•’‡…Àϐ‹…‘†‘†‡•‡Ž‘…ƒŽ‹œƒŽƒ’‘„”‡œƒ‡
Santiago.

Se constató el enorme peso que tienen las realidades de empleo e ingresos en la


forma cómo los pobres habitan la ciudad, y cómo, las diferencias que dentro de una
manzana pueden presentarse en este tema, tienen una gran incidencia en términos de
Žƒ…‘•–‹–—…‹×†‡Žƒ•˜‹˜‹‡†ƒ•ǡ‡–±”‹‘•ϐÀ•‹…‘•†‡Žƒ…‘•–”—……‹×›†‡Ž‘„‹Ž‹ƒ”‹‘Ǥ
Además, aunque apareció esporádicamente en el estudio, el desempleo y otras formas
†‡•—„‡’Ž‡‘ǡ‰‡‡”ƒ—‡˜ƒ•‘†ƒŽ‹†ƒ†‡•†‡’‡”ƒ‡…‹ƒ‡Žƒ˜‹˜‹‡†ƒ‡†Àƒ•›

55

ĚĘęĆěĔĚėġē

horas no habituales dentro de la lógica del empleo pleno, las cuales traen consigo, nue-
vas formas de consumo en general, y en particular del sector agua potable.

Para terminar, como resultado de las tres historias de vida que se reconstruyeron en
la manzana en estudio, se constató la naturaleza plural de la pobreza en la ciudad, en un
‡•’ƒ…‹‘—”„ƒ‘”‡ƒŽ‡–‡’‡“—‡Ó‘ǡ…‘‡š‹•–‡†‹˜‡”•‘•–‹’‘•†‡’‘„”‡œƒ•ǡ›’‘”Ž‘–ƒ–‘ǡ
diversas estrategias de adaptación hacia las mismas.

ƒ•ƒ’”‘š‹ƒ…‹‘‡•†‡–‹’‘‡–‘‰”žϐ‹…‘‘’‡”‹–‡‡•–ƒ„Ž‡…‡”‰‡‡”ƒŽ‹†ƒ†‡•ȋ‘
‡••—‘„Œ‡–‹˜‘ȌǡƒŽ…‘–”ƒ”‹‘ǡ‡‡•–‡‡•–—†‹‘Šƒ’‡”‹–‹†‘…‘•–ƒ–ƒ”Žƒ—Ž–‹’Ž‹…‹†ƒ††‡
valores que están involucrados en los estudios sobre pobreza urbana.

Cada historia de vida da cuenta de esas diversas estrategias de adaptación con las
…—ƒŽ‡•Ž‘•’‘„”‡••‡Šƒ‹†‘‡ˆ”‡–ƒ†‘ƒŽƒ•‘˜‡†‘•ƒ•˜‡”•‹‘‡•†‡‡š…Ž—•‹×›ƒ”-
ginación que la ciudad reproduce. El espacio microscópico del predio (de la escala hu-
ƒƒȀ…‘–‹†‹ƒƒȌǡ…‘‘—‹˜‡”•‘“—‡…‘–‹‡‡Žƒ—‡˜ƒ’‘„”‡œƒ—”„ƒƒǡ’—‡•‡•–ƒƒ’ƒ-
”‡–‡‡–‡•‡Dz…ƒ—ϐŽƒdz‡Žƒ…‹—†ƒ†…‘•–”—‹†ƒǤ

‡•–‡’—–‘…‘„”ƒ˜‹‰‡…‹ƒŽƒ‡…‡•‹†ƒ††‡…‘–‹—ƒ”‡•–‡–‹’‘†‡ƒ’”‘š‹ƒ…‹‘‡•
‡–‘‰”žϐ‹…ƒ•ǡ’ƒ”ƒ‡•…—…Šƒ”†‹”‡…–ƒ‡–‡†‡Žƒˆ—‡–‡‘”‹‰‹ƒŽǡ…‘‘Ž‘ˆ—‡‡‡Ž…ƒ•‘
†‡Žƒ•Š‹•–‘”‹ƒ•†‡˜‹†ƒ†‡Ž‘•‹ˆ‘”ƒ–‡•ǡŽ‘“—‡•‹‰‹ϐ‹…ƒ•‡”’‘„”‡‡Žƒ…‹—†ƒ†‡Žƒ
actualidad.

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permitido reducir la brecha de consumo, ni las inequidades en la producción de agua
por habitante entre las empresas que operan en la Región Metropolitana de Santiago.

Los altos consumidores de agua potable de la concesión de Aguas Andinas, registran


también los promedios de hogar más pequeños; además, en términos comparativos son,
a quienes en términos de sus ingresos, el servicio les resulta mucho más económico que
al resto de la ciudad en términos proporcionales; y por otra parte, los clientes que están
’‘”†‡„ƒŒ‘†‡Ž’”‘‡†‹‘†‡…‘•—‘†‡—‹†ƒ†‡•ϐÀ•‹…ƒ•†‡ƒ‰—ƒ’‘–ƒ„Ž‡‡Žƒ…‘…‡-
sión, pertenecen a un grupo de comunas con un tamaño promedio de hogar superior en
el área de estudio; además son comunas donde, respecto de sus ingresos promedio, el
agua les resulta mucho más costosa que al resto de Santiago en términos proporciona-
les.

De la misma manera, al caracterizar el hábitat urbano residencial de los menores


consumidores de agua potable (periferia comunal de San Bernardo), se observan unos

56
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

territorios con una fuerte vocación residencial, pero desarticulados de la estructura de


oportunidades que ofrece la ciudad, con precariedad en su red de servicios y usos com-
plementarios, describiendo una periferia comunal, que proporcionalmente es más den-
•ƒ›†‘†‡ƒ›‘”‹–ƒ”‹ƒ‡–‡•‡Ž‘…ƒŽ‹œƒŽ‘•„ƒŒ‘•‹‰”‡•‘•Ǥ

Por consiguiente, el empleo y su capacidad de constituir el proyecto familiar, sin duda


alguna, es el factor determinante en la construcción del concepto de nueva pobreza ur-
bana, pues aparentemente la ciudad capitalista resolvió el acceso al agua en términos
estructurales (distribución y recolección), pero profundizar en el ámbito del consumo,
y lo que esto representa para una familia pobre, puede ser otra clave para comprender
—‡˜ƒ•ˆ‘”ƒ•†‡‡š…Ž—•‹×‡Žƒ…‹—†ƒ†Ǥ

•À–‡•‹•ǡ‡ŽŠƒŽŽƒœ‰‘…‡–”ƒŽ†‡‡•–ƒ‹˜‡•–‹‰ƒ…‹×•‡ÓƒŽƒ“—‡Ǧ‡Žƒ……‡•‘Ǧ…‘‘‹-
dicador ha sufrido para los estudios urbanos una suerte de desgaste y que en la actua-
Ž‹†ƒ†‘”‡’”‡•‡–ƒ—†ƒ–‘•‹‰‹ϐ‹…ƒ–‹˜‘’ƒ”ƒ‡†‹”Žƒ•…‘†‹…‹‘‡•†‡‹‡“—‹†ƒ†‡
una sociedad urbana como la chilena. De otra parte, -el consumo- sobresale como un
“nuevo” indicador que devela las circunstancias de vida de los pobres en esa ciudad
contemporánea, que si bien, les ofrece posibilidades de inserción en términos de acceso
ƒŽƒ•”‡†‡•ϐÀ•‹…ƒ•†‡Ž•‹•–‡ƒǡŽ‡•‡š…Ž—›‡ƒ–”ƒ˜±•†‡‡…ƒ‹•‘•†‡‡”…ƒ†‘…‘‘Žƒ•
tarifas y la relación de estas con sus ingresos, en un claro proceso de mercantilización
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143-164)

ͻ BAUER, C. J. Contra la corriente: privatización, mercados de agua y el Estado en


Š‹Ž‡Ǥ…‘Ž‘‰Àƒ›‡†‹‘ƒ„‹‡–‡Ǥƒ–‹ƒ‰‘†‡Š‹Ž‡ǣ†‹…‹‘‡•ǡʹͲͲʹǤ

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ͻ
ǡ Ǥ  ˆ”ƒ‡•–”—…–—”ƒǡ •‡”˜‹…‹‘• ’ï„Ž‹…‘• › ‡š’ƒ•‹× —”„ƒƒ ‡
Santiago. En: DE MATTOS, C.;  ǡǤǤǢA
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19-40.

57

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ǡǤƬǯǡǤ ‘—•‡Š‘Ž†™ƒ–‡”—•‡„‡Šƒ˜‹‘”ǣ
integrated model. J. Environ. Manage, 2009, N° 91, p. 227-236.

ͻ 
ǡǤǢǡ ǤƬǡǤƒ›‹‰ˆ‘”™ƒ–‡”•‡”˜‹…‡•ǣ‡ˆˆ‡…–•‘ˆŠ‘—•‡Š‘Ž†
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‹•–‹–—…‹‘ƒŽ‹†ƒ† › ƒ•’‡…–‘• †‡ ‡…‘‘Àƒ ’‘ŽÀ–‹…ƒǤ ƒ•Š‹‰–‘ǡ Ǥ Ǥǣ ƒ…‘
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ƒ–‹ƒ‰‘†‡Š‹Ž‡ȋͳͻ͹ͲǦͳͻͻͷȌǤ—”‡ǡʹͲͲͺǡ‘ŽǤ ǡιͳͲ͵ǡ’Ǥͳ͵ͳǦͳͷʹǤ

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‡š’Ž‹…ƒ…‹×Ǥǣ ǡǤƒ•…‹—†ƒ†‡•†‡±”‹…ƒƒ–‹ƒǣ’”‘„Ž‡ƒ•›
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ͻ SISS Superintendencia de Servicios Sanitarios (De 1999 a 2007). Informes anuales


de gestión.

ͻ 
ǡ Ǥ  ‘…‹ƒŽ ’‘™‡” ƒ† –Š‡ —”„ƒ‹œƒ–‹‘ ‘ˆ ™ƒ–‡”ǣ ϐŽ‘™• ‘ˆ ’‘™‡”Ǥ
šˆ‘”†ǣšˆ‘”†‹˜Ǥ”‡••ǡʹͲͲͶǤ

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ͻ ǡǤ› ǡǤ‡”˜‹…‹‘•—”„ƒ‘•†‡ƒ‰—ƒ’‘–ƒ„Ž‡›ƒŽ…ƒ–ƒ”‹ŽŽƒ†‘
en Chile: factores determinantes del desempeño. Santiago de Chile: Serie: Recursos
naturales e infraestructura, CEPAL, 2007.

ͻ  ǡ Ǥ Ǥ   Š‡ ‘” ‹•ƒ’’‡ƒ”•ǣ ‡™ ’Ž‹…ƒ–‹‘• ˆ‘” ƒ…‡ ƒ† ”„ƒ
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London School of Economics, CASE paper, 1989.

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2009, N° 46, p. 2301-2327.

ͻ  
ǡ ǤƬǡǤ†‡”•–ƒ†‹‰—”„ƒ”‡•‹†‡–‹ƒŽ™ƒ–‡”—•‡‹‡‹Œ‹‰
ƒ†‹ƒŒ‹ǡŠ‹ƒǤ ƒ„‹–ƒ– –‡”ƒ–‹‘ƒŽǡʹͲͲͷǡιʹͻǡ’ǤͶ͸ͻǦͶͻͳǤ

58

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Antoine Casgrain4

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El centro y pericentro de Santiago está viviendo un intenso proceso de transformación
—”„ƒƒ…—›ƒ…ƒ”ƒž•˜‹•‹„Ž‡‡•Žƒ…‘•–”—……‹×ƒ•‹˜ƒ†‡‡†‹ϐ‹…‹‘•†‡†‡’ƒ”–ƒ‡–‘•‡ƒŽ–—”ƒǤ
ƒ• ‘’‡”ƒ…‹‘‡• ‹‘„‹Ž‹ƒ”‹ƒ• ƒ’”‘˜‡…Šƒ”‘ †—”ƒ–‡ Žƒ• ‹ƒ• †±…ƒ†ƒ• Žƒ ’Žƒ‹ϐ‹…ƒ…‹×
neoliberal de la ciudad que promueve la libre transacción del suelo. El marco reglamentario y
el sistema de subsidios habitacionales fomentaron la inversión de capitales inmobiliarios por
•‘„”‡ Žƒ ’Žƒ‹ϐ‹…ƒ…‹× †‡ Žƒ …‹—†ƒ†Ǥ ‘ — ƒžŽ‹•‹• …”À–‹…‘ †‡ Ž‘• ’”‘…‡•‘• †‡ ‰‡–”‹ϐ‹…ƒ…‹×
y producción inmobiliaria, se evalúa cuáles son los impactos sobre el territorio central de
Santiago y de sus habitantes.
ƒŽƒ„”ƒ• …Žƒ˜‡ǣ
‡–”‹ϐ‹…ƒ…‹×ǡ ’”‘†—……‹× ‹‘„‹Ž‹ƒ”‹ƒǡ ƒ–‹ƒ‰‘ †‡ Š‹Ž‡ǡ ˜‹˜‹‡†ƒǡ
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brightest side is the massive construction of high-rise apartments buildings. During the last
two decades, real-estate operations have taken advantage of the neoliberal urban planning that
promotes a free land market. Together the permissive regulation framework and the housing
˜‘—…Š‡”Ǧϐ‹ƒ…‹‰ •›•–‡ ‡…‘—”ƒ‰‡† –Š‡ ”‡ƒŽǦ‡•–ƒ–‡ …ƒ’‹–ƒŽ ‹˜‡•–‡– ƒ– –Š‡ ‡š’‡•‡
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Doctor © en Arquitectura y Estudios Urbanos, Universidad Católica de Chile. Correo electrónico: acasgrain@uc.cl

59
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En muchas ciudades latinoamericanas, la inversión inmobiliaria en la ciudad con-


•‘Ž‹†ƒ†ƒ•‡…‘˜‹‡”–‡‡—ƒ•—–‘…”À–‹…‘†‡Ž†‡•ƒ””‘ŽŽ‘†‡Žƒ•—”„‡•Ǥ—”ƒ–‡‡Ž•‹‰Ž‘
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corazón clásico de la ciudad. En sociedades atravesadas por desigualdades profundas
›—ƒ‡…‘‘Àƒ†‡’‡†‹‡–‡ǡŽƒ’”‘†—……‹×†‡Žƒ‡–”×’‘Ž‹•Žƒ–‹‘ƒ‡”‹…ƒƒˆ—‡”‡ƒ-
lizada en mayor parte por los esfuerzos de autoconstrucción y asentamientos irregula-
res en terrenos ocupados de facto. La construcción formal e inversión inmobiliaria se
…‘…‡–”ƒ„ƒ‡”‡•–”‹‰‹†‘••‡…–‘”‡•ƒ…‘‘†ƒ†‘•ǡ„‹‡†‡ϐ‹‹†‘•’‘”‘”ƒ••‘…‹ƒŽ‡•
†‡•‡‰”‡‰ƒ…‹×‡–”‡…Žƒ•‡••‘…‹ƒŽ‡•Ǥƒ—”„ƒ‹œƒ…‹×†‡Ž•‹‰Ž‘ ˜‡‡Žƒ—‡–‘†‡Žƒ
inversión privada en el territorio y la dispersión de los proyectos llevados por los pro-
‘–‘”‡•‹‘„‹Ž‹ƒ”‹‘•ǤŽ…‡–”‘•‡˜—‡Ž˜‡ƒ–”ƒ…–‹˜‘ǡƒ•À…‘‘–‡””‡‘•…‡”…ƒ†‡„ƒ””‹‘•
populares consolidados en la trama urbana. Eso trae dos consecuencias: la primera, es
‡ŽƒŽœƒ‰‡‡”ƒŽ‹œƒ†ƒ†‡Ž‘•’”‡…‹‘•†‡Ž•—‡Ž‘ǡ‹…Ž—•‘—…Š‘••‡…–‘”‡•“—‡ƒ–‡•–‡Àƒ
un mercado del suelo deprimido muestran una espiral alcista del valor del suelo; la se-
‰—†ƒǡ‡•——‡˜‘–‹’‘†‡…‘ϐŽ‹…–‘•‘…‹ƒŽ‡–”‡Ž‘•…ƒ’‹–ƒŽ‹•–ƒ•›Ž‘•Šƒ„‹–ƒ–‡•†‡•’‘-
•‡À†‘•†‡…ƒ’‹–ƒŽ…—›‘‘„Œ‡–‘‡•Žƒ‘…—’ƒ…‹×›Žƒ†‡ϐ‹‹…‹×†‡Ž‘•–‡””‹–‘”‹‘•—”„ƒ‘•ǡŽ‘
que determinará en buena medida que cuota de la renta del suelo podrá ser capturada
por la clase capitalista.

ƒ‡š’ƒ•‹×†‡Ž‡”…ƒ†‘†‡Žƒ˜‹˜‹‡†ƒ‡±”‹…ƒƒ–‹ƒ‡•‡šƒ…‡”„ƒ†‘’‘”Žƒ…”‹-
•‹•ϐ‹ƒ…‹‡”ƒ›Žƒˆ”‡±–‹…ƒ„ï•“—‡†ƒ†‡”‡ˆ—‰‹‘’ƒ”ƒ‡Ž…ƒ’‹–ƒŽ–”ƒ•ƒ…‹‘ƒŽǤ‹‡–”ƒ•
Žƒ•‰”ƒ†‡•’‘–‡…‹ƒ•‡…‘×‹…ƒ•„—•…ƒ—ƒ•ƒŽ‹†ƒƒŽƒ…”‹•‹•ϐ‹ƒ…‹‡”ƒ“—‡‡•–ƒŽŽ×‡
ʹͲͲͺǡ—‰”ƒï‡”‘†‡’ƒÀ•‡•Žƒ–‹‘ƒ‡”‹…ƒ‘•‰‘œƒ†‡—…”‡…‹‹‡–‘‡…‘×‹…‘
•‘•–‡‹†‘Ǥ•‡…”‡…‹‹‡–‘’‘‡‡–‡•‹×ƒŽ–‡Œ‹†‘—”„ƒ‘ƒ‡†‹†ƒ“—‡Ž‘•‡‰‘…‹‘•
‹‘„‹Ž‹ƒ”‹‘•ǡ‹ϐŽƒ†‘•’‘”Ž‘•…ƒ’‹–ƒŽ‡•“—‡…‹”…—Žƒ‡‡Ž—†‘ϐ‹ƒ…‹‡”‘‰Ž‘„ƒŽ‹œƒ-
do, penetran con fuerza en las ciudades. El capital se acumula con una intensidad cada
˜‡œž•‰”ƒ†‡‡Ž‘•…À”…—Ž‘•ϐ‹ƒ…‹‡”‘•“—‡Ž‘‘˜‹Ž‹œƒŠƒ…‹ƒŽ‘•Ž—‰ƒ”‡•†‘†‡ƒ•‡-
guran la rentabilidad más elevada. Dentro de esta estrategia, las inversiones en el desa-
””‘ŽŽ‘—”„ƒ‘•‘…‡–”ƒŽ‡•ǡ’—‡•‘ˆ”‡…‡—ƒ†‘„Ž‡˜‡–ƒŒƒǣŽƒ‹‘˜‹Ž‹œƒ…‹×†‡—ƒ
enorme cantidad de capital en las obras –las cuales internalizan un enorme cantidad de
–”ƒ„ƒŒ‘Ȃ›Žƒ…ƒ’‹–ƒŽ‹œƒ…‹×†‡Žƒ”‡–ƒ†‡Ž•—‡Ž‘ȋ ƒ”˜‡›ǡʹͲͳͲȌǤ

‘‡•ƒ†‹ž‹…ƒǡ‡•’ƒ…‹‘•“—‡Šƒ„Àƒ•‹†‘Dzƒ„ƒ†‘ƒ†‘•dz’‘”‡Ž…ƒ’‹–ƒŽ‡‡Ž’ƒ•ƒ-
do, se vuelven atractivos para la inversión de proyectos inmobiliarios a gran escala. Tal
…‘‘•‡‡š’Ž‹…ƒž•ƒ†‡Žƒ–‡ǡ‡Ž‡•’ƒ…‹‘‡–”‘’‘Ž‹–ƒ‘†‡ƒ–‹ƒ‰‘Ž‘‰”×”‡’”‡•‡–ƒ”
un espacio rentable para tales inversiones gracias a una gran libertad en construcción
y urbanización, una lógica empresarial en la gestión local y el fomento del sector de la
construcción por el sistema subsidiario del Estado chileno.

En este sentido, el Santiago neoliberal ha sido potente en construir nuevas viviendas


para las ganancias, pero no para la gente. La intensa actividad en la comuna de Santiago
afecta las formas tradicionales de vida en estos barrios centrales. La cara más visible
†‡Ž’”‘…‡•‘Šƒ•‹†‘‡Ž…ƒ„‹‘ϐÀ•‹…‘†‡Ž–‡””‹–‘”‹‘’‘”Žƒ‡†‹ϐ‹…ƒ…‹×‡ƒŽ–—”ƒǤƒ†‡•-

60
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ƒ’ƒ”‹…‹×†‡‡†‹ϐ‹…‹‘•’ƒ–”‹‘‹ƒŽ‡•›Žƒ‹˜ƒ•‹×‹‘„‹Ž‹ƒ”‹ƒŠƒ•‹†‘”‡•‹•–‹†ƒ’‘”Ž‘•
˜‡…‹‘•†‡•‡…–‘”‡•Š‹•–×”‹…‘•…‘‘ǡ’‘”‡Œ‡’Ž‘ǡ‡Ž„ƒ””‹‘—‰ƒ›Ǥ

La cara menos visible es la escasez de viviendas de calidad asequible para los habi-
tantes de clases populares. El centro de Santiago ha concentrado tradicionalmente una
gran cantidad de vivienda de alquiler. A diferencia de las poblaciones de la periferia
donde el arriendo representa apenas 15% de la población, la mitad de los vecinos de
los barrios populares de Santiago son arrendatarios. El arrendamiento y el subarrenda-
‹‡–‘†‡˜‹˜‹‡†ƒ•ǡ’‡•‡ƒŽƒ•ƒŽƒ•…‘†‹…‹‘‡•ǡŒ—‡‰ƒ—’ƒ’‡Ž‹’‘”–ƒ–‡‡Žƒ‡…‘-
‘Àƒ—”„ƒƒǡ’—‡•’‡”‹–‡ƒŠ‘‰ƒ”‡•Š—‹Ž†‡•ƒ…‡”…ƒ”•‡ƒŽƒ•ˆ—‡–‡•Žƒ„‘”ƒŽ‡•†‡Ž‘•
barrios centrales. Eso es particularmente importante para la población migrante pro-
˜‡‹‡–‡†‡‘–”ƒ•…‹—†ƒ†‡•…Š‹Ž‡ƒ•‘ǡ‡ï‡”‘…ƒ†ƒ˜‡œž•‰”ƒ†‡ǡ†‡‘–”‘•’ƒÀ•‡•Ǥ

ƒ’‘ŽÀ–‹…ƒŠƒ„‹–ƒ…‹‘ƒŽ†‡‡”…ƒ†‘‡Š‹Ž‡’‡”’‡–ƒ…”‹•‹•Šƒ„‹–ƒ…‹‘ƒŽ–ƒ–‘‡
los barrios céntricos como en la periferia. En pleno boom inmobiliario, hay una prolife-
ración del inquilinato en el centro y pericentro de Santiago, mediante la cual la inmigra-
ción reciente busca un espacio en casas antiguas y en nuevas formas de “conventillo”.
Pero no sólo los inmigrantes viven mal en el centro. Los programas de vivienda social
Šƒ•ƒ„‹†‘†‡•’Žƒœƒ”ƒŽƒ•…Žƒ•‡•’‘’—Žƒ”‡•Šƒ…‹ƒ’”‘’‹‡†ƒ†‡•—„‹…ƒ†ƒ•‡ŽƒŽ‡Œƒƒ’‡-
”‹ˆ‡”‹ƒǡ’‡”‘Ž‘••ƒ–‹ƒ‰—‹‘•“—‡‘“—‹‡”‡‘‘’—‡†‡ƒŽ‡Œƒ”•‡†‡•—ˆ—‡–‡Žƒ„‘”ƒŽǡ
de la red de transporte o de su familia deben arrendar a altos precios reprimiendo el
sueño de la casa propia.

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Chile en general y la metrópolis de Santiago en particular se han posicionado favo-


rablemente en ámbito de la “competitividad urbana”5. A nivel macro-económico, Chile
’‘•‡‡—ƒ”…‘‡•–”—…–—”ƒŽˆ—‡”–‡‡–‡‡‘Ž‹„‡”ƒŽ“—‡…‘Œ—‰ƒŽƒƒ’‡”–—”ƒƒŽ…‘‡”…‹‘
›ƒŽ…ƒ’‹–ƒŽ‡š–”ƒŒ‡”‘ǡ—ƒ‹’‘•‹…‹×ϐ‹•…ƒŽ‘†‡”ƒ†ƒǡ—ƒƒ‰‡†ƒ’”‹˜ƒ–‹œƒ†‘”ƒ›—ƒ
”‡‰Žƒ‡–ƒ…‹×À‹ƒ‡‡Ž…ƒ’‘Žƒ„‘”ƒŽǡ•‘…‹ƒŽ›ƒ„‹‡–ƒŽǤŽ†‡•ƒ””‘ŽŽ‘—”„ƒ‘
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ción (transporte, servicios básicos), concesión de autopistas urbanas y programas de
•—„•‹†‹‘Šƒ„‹–ƒ…‹‘ƒŽǤ‡Œƒ†‘ƒ–”ž•Žƒƒ…–‹˜‹†ƒ†‹†—•–”‹ƒŽƒ—ˆƒ…–—”‡”ƒǡ‡Žž”‡ƒ‡-
–”‘’‘Ž‹–ƒƒ†‡ƒ–‹ƒ‰‘•‹‰—‹×…‘…‡–”ƒ†‘‡Ž…‘ƒ†‘†‡Žƒ‡…‘‘Àƒ›’‘–‡…‹×•—
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Entre 1990 y 2011, el PIB por habitante (paridad de poder de compra) ha pasado de 6.900 a 15.250 $US (Banco
—†‹ƒŽȌǢŽƒ’‘„Žƒ…‹×‡•‹–—ƒ…‹×†‡’‘„”‡œƒ„ƒŒ×†‡͵ͺǡ͸ΨƒͳͶǡͶΨȋ‡…—‡•–ƒȌǤ‹Šƒ›’‘…ƒ•†—†ƒ••‘„”‡
Žƒ…ƒ’ƒ…‹†ƒ††‡Š‹Ž‡†‡ˆ‘‡–ƒ”‡Ž…”‡…‹‹‡–‘‡…‘×‹…‘ǡ‡Ž†‡„ƒ–‡‡••ƒ„‡”•‹‡Ž…”‡…‹‹‡–‘•‹”˜‡ƒŽƒŒ—•–‹…‹ƒ›
reduce las profundas desigualdades.

61
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ƒ†ƒ’–ƒ…‹×†‡ƒ–‹ƒ‰‘ƒŽ•‹•–‡ƒ†‡’”‘†—……‹×’‘•–Ǧˆ‘”†‹•–ƒ›Žƒ‰Ž‘„ƒŽ‹œƒ…‹×ϐ‹ƒ-
ciera (De Mattos, 2008; 2010).

La comuna de Santiago es el núcleo fundacional de la ciudad, la sede de gobierno y


el principal distrito de empleos. Para el año 2002 (Censo), la comuna de Santiago con-
…‡–”ƒ„ƒ ‡Ž ʹ͸Ψ †‡ Ž‘• †‡•–‹‘• †‹ƒ”‹‘• †‡ ˜‹ƒŒ‡• ‹–‡”…‘—ƒŽ‡•Ǥ ‘†”À‰—‡œ ȋʹͲͳʹȌ
ƒϐ‹”ƒ“—‡’‡•‡ƒŽƒ†‹•’‡”•‹×†‡ƒ…–‹˜‹†ƒ†‡•‡‡Ž‡•’ƒ…‹‘‡–”‘’‘Ž‹–ƒ‘ǡ‡š‹•–‡—ƒ
“ampliación de la centralidad histórica” hacia el nororiente. Las tres comunas del cen-
tro ampliado (Santiago, Providencia y Las Condes) concentran el 37,8% de los ocupa-
†‘•†‡Žž”‡ƒ‡–”‘’‘Ž‹–ƒƒǤƒ”–‹…—Žƒ”‡–‡ƒ–‹ƒ‰‘›”‘˜‹†‡…‹ƒ‡šŠ‹„‡‹˜‡Ž‡•†‡
atracción elevados con relación a su población residente. Al lado de la reproducción de
•—†‹•–”‹–‘…À˜‹…‘›†‡‡‰‘…‹‘•ǡƒ–‹ƒ‰‘‡–”‘‡š’‡”‹‡–ƒ˜ƒ”‹ƒ•†‹ž‹…ƒ•Ž‹‰ƒ†ƒ•
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da. El desarrollo rápido de empresas educacionales privadas ligadas a inversionistas
inmobiliarios creó nuevos enclaves estudiantiles. Finalmente, sigue viva la importancia
comercial de un centro donde las modernas multitiendas se integran a barrios de co-
mercio individual e informal.

En resumen, Santiago mantiene su importancia como el centro de la actividad la-


boral, comercial y cultural, particularmente para una nueva generación de clase media
‡•…‘Žƒ”‹œƒ†ƒǤ‡Ž…‘–‡š–‘†‡Žƒ…”‡…‹‡–‡‹’‘”–ƒ…‹ƒ†‡Žƒ‘˜‹Ž‹†ƒ†ǡ…”‡…‡Žƒƒ–”ƒ…-
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requirió de una actividad inmobiliaria en la cual privados, Estado y el gobierno local
ƒ•—‹‡”‘—’ƒ’‡Ž‹’‘”–ƒ–‡ǤŽ”‡•—Ž–ƒ†‘‡•—–‹’‘’ƒ”–‹…—Žƒ”†‡‰‡–”‹ϐ‹…ƒ…‹×’‘”
agentes inmobiliarios, donde la capitalización de la renta del suelo se basa en una per-
manente crisis urbana que podemos ilustrar con tres dimensiones.

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en el centro y pericentro de la ciudad.

2. Boom inmobiliario activado por un urbanismo pro-empresarial (Ló-


pez et al., 2012) basado en un sistema subsidiario de acceso a la propiedad,
—‘”†‡ƒ‹‡–‘–‡””‹–‘”‹ƒŽŽƒš‘ǡŽƒŽ‹„‡”ƒŽ‹œƒ…‹×†‡Ž‡”…ƒ†‘†‡•—‡Ž‘›Žƒ
constante competencia entre municipios locales encargados de la regulación
urbana.

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corresponden a la demanda de localización de habitantes de menores ingre-
sos que quedan a merced de una clase de pequeños y medianos propietarios
rentistas.

62
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‘‡Ž‡•“—‡ƒƒ–‡”‹‘”ǡ‡•–ž†ƒ†ƒ•Žƒ•…‘†‹…‹‘‡•’ƒ”ƒŽƒ‰‡–”‹ϐ‹…ƒ…‹×ǡ‡Ž…‹‡””‡
de la brecha entre renta capitalizada y la renta potencial mediante la re-inversión en
—–‡””‹–‘”‹‘†ƒ†‘ȋ‹–Šǡͳͻ͹ͻȌǤƒDz‰‡–”‹ϐ‹…ƒ…‹×dz‘‡•ƒ“—À‡Ž†‡•’Žƒœƒ‹‡–‘†‡
habitantes y la recuperación de sus antiguas casas. Se trata más bien de un proceso de
desplazamiento y de conquista territorial por agentes dominantes, desencadenados por
Žƒ‹˜ƒ•‹×†‡…‘•–”—……‹‘‡•—‡˜ƒ•“—‡„‡‡ϐ‹…‹ƒƒ‘’‡”ƒ†‘”‡•…‘†‡–‡…‹×†‡Ž…ƒ-
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gran escala en el centro de Santiago. Desde la escala territorial de la comuna, se observa
un proceso de transformación del uso del suelo que obliga el desplazamiento de los
residentes más pobres y permite la construcción de nuevas viviendas. Este salto en la
”‡–ƒ…ƒ’‹–ƒŽ‹œƒ†ƒǡ…‘–”‘Žƒ†‘’‘”’”‘‘–‘”‡•‹‘„‹Ž‹ƒ”‹‘•ǡ„‡‡ϐ‹…‹ƒ—›’‘…‘ǡ’‘”
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social no se efectúan en casas con valor patrimonial, aparente a los “browstones” de
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en malas condiciones, a veces abandonadas, cuando no eran simplemente sitios bal-
†À‘•Ǥ‡‰—†ƒ†‹ϐ‹…—Ž–ƒ†ǡŽ‘•“—‡…‘’”ƒ‘„‹‡ƒ””‹‡†ƒŽ‘•†‡’ƒ”–ƒ‡–‘•‘•‘
Žƒ±Ž‹–‡•‹‘“—‡Œ×˜‡‡•’”‘ˆ‡•‹‘ƒŽ‡•’”‘˜‡‹‡–‡†‡–‘†ƒ•…Žƒ•‡••‘…‹ƒŽ‡•ǡ‹‡–”ƒ•
Žƒ˜‡”†ƒ†‡”ƒ±Ž‹–‡•‹‰—‡’”‡ϐ‹”‹‡†‘Ž‘•„ƒ””‹‘•ƒŽ–‘•†‡Ž‘”‹‡–‡†‡Žƒ…ƒ’‹–ƒŽǤ‘‹‘
complica mucho a los que quisieran usar el término traducido “elitización”. Sin embar-
go, argumento, como se puede ver en la segunda parte, que los agentes que tienen el
’‘†‡”•‘„”‡‡Ž…ƒ„‹‘†‡…‘ϐ‹‰—”ƒ…‹×†‡Žƒ…‹—†ƒ†•‘Žƒ•‡’”‡•ƒ•‹‘„‹Ž‹ƒ”‹ƒ•ǡ
“—‡•—•’”‘†—…–‘••‘‘”‹‡–ƒ†‘•ƒ—•‡…–‘”Ž‹‹–ƒ†‘›‡š…Ž—›‡–‡†‡Žƒ’‘„Žƒ…‹×ǡ’‘”
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‡†ƒǤƒ–‡”…‡”ƒ†‹ϐ‹…—Ž–ƒ†’”‘˜‹‡‡†‡Ž†‹•…—”•‘†‘‹ƒ–‡ǣŽƒƒ””ƒ–‹˜ƒ†‡ŽDz†‡–‡”‹‘”‘dz
del centro de Santiago y la interpretación consiguiente según la cual el desplazamiento
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no al actual. Finalmente, el hecho de que varios lugares de las áreas centrales, muchas
˜‡…‡•…‘Ž‹†ƒ–‡•ƒŽƒ•˜‡”–‹‰‹‘•ƒ•–‘””‡•Ȃ…‘‘–ƒ„‹±†‡–”‘†‡ƒŽ‰—‘•‡†‹ϐ‹…‹‘•
de menor calidad – presentan signos de decadencia, subarriendo y tugurización que
impregna de dudas la evolución del centro de la capital chilena.

63
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porque los terrenos bien localizados tienen un uso que no corresponde al potencial eco-
×‹…‘”‡ƒŽ‹œƒ†‘‡–‡””‡‘•˜‡…‹‘•ǡ’‘”‡Œ‡’Ž‘Žƒ•”‡•‹†‡…‹ƒ•†‡—’‹•‘‡•‡…–‘-
res donde se pueden construir torres de condominios, o bien los pequeños negocios
individuales que están desplazados por la oferta comercial de las cadenas de multitien-
†ƒ•Ǥƒ‘„•‘Ž‡•…‡…‹ƒˆ—…‹‘ƒŽ…‘””‡•’‘†‡ƒŽ’”‘…‡•‘†‡†‡•—•‘†‡‡†‹ϐ‹…‹‘•…—ƒ†‘
se generan transformaciones en las actividades económicas y hábitos de la población:
las industrias, estaciones de trenes o grandes mansiones de la aristocracia de ayer. Fi-
ƒŽ‡–‡ǡŽƒ‘„•‘Ž‡•…‡…‹ƒϐÀ•‹…ƒ•‡‘„•‡”˜ƒ’‘”‡Ž†‡–‡”‹‘”‘ƒ–‡”‹ƒŽ†‡‹—‡„Ž‡•’ƒ”ƒ
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abandono de inmuebles y la inactividad de sitios eriazos. Los daños sufridos por las
casas en cités y antiguas casas populares durante los terremotos de 1985 y 2010 agudi-
œƒ”‘Žƒ‘„•‘Ž‡•…‡…‹ƒ†‡Žƒ‘ˆ‡”–ƒ”‡•‹†‡…‹ƒŽ‡…ƒ•ƒ•ƒ–‹‰—ƒ•›†‡Žƒ•…ƒ•ƒ•‡’ƒ•ƒŒ‡
de tipo “cités”.

No hay que olvidar que buena parte de la obsolescencia del sector residencial se basa
también en la estrategia del Estado de proteger el libre mercado del suelo. La pérdida de
valor de uso de los espacios urbanos tiene causas profundas. La desinversión en capital
ϐ‹Œ‘“—‡ŽŽ‡˜ƒƒŽ†‡•—•‘›ƒŽ—•‘†‡Ž‘•‹—‡„Ž‡•‡•—ƒ…‘†‹…‹×ˆ—†ƒ‡–ƒŽ’ƒ”ƒŽƒ
acumulación capitalista de la renta del suelo urbano (Smith, 1979). El desinterés de los
agentes económicos dominantes para los usos residenciales y la calidad de los barrios
no quiere decir que los suelos han sido “abandonados” por ellos. La obsolescencia ur-
„ƒƒ‡•’‘”Ž‘–ƒ–‘—ƒ‘„•‘Ž‡•…‡…‹ƒ’Žƒ‹ϐ‹…ƒ†ƒ‡Žƒ‡•’‡”ƒȋDz‡•’‡…—Žƒ…‹×dzȌ†‡—ƒ
mayor posibilidad de renta. El movimiento del capital de un espacio a otro es parte del
proceso de acumulación y de generación de ganancias.

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residencial para familias de clase popular. En ningún momento se pensó en los proyec-
–‘•†‡˜‹˜‹‡†ƒ•‘…‹ƒŽ’ƒ”ƒ’‘–‡…‹ƒ”Žƒ”‡Šƒ„‹Ž‹–ƒ…‹×†‡Žƒ…‘—ƒ…‡–”ƒŽǤŽϐ‹ƒ-
ciamiento para la renovación de casas populares ha correspondido a casos puntuales.
‹ƒŽ‡–‡ǡ•‘‹‡š‹•–‡–‡•Ž‘•’”‘‰”ƒƒ•†‡ƒ””‹‡†‘•‘…‹ƒŽ‡‡Ž’ƒÀ•Ǥ‘ƒ–‡”‹‘”
…‘–”‹„—›‡ƒ†‡Œƒ”Žƒ•—‡”–‡†‡ŽŠž„‹–ƒ–’‘’—Žƒ”‡ƒ‘•†‡’”‘’‹‡–ƒ”‹‘•ƒ””‡†ƒ†‘”‡•
que no tienen ni la capacidad ni la voluntad de asegurar la perennidad de la vivienda.
Los agentes ministeriales suponen que las familias de menores ingresos que viven en el
centro están destinadas a la casa propia sobre suelos más baratos en otras comunas. La

64
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‘„•‡”˜ƒ…‹×‡’À”‹…ƒ†‡Ž trade off ‡‘…Žž•‹…‘‡–”‡Ž‘…ƒŽ‹œƒ…‹×›–ƒƒÓ‘Ȁ…ƒŽ‹†ƒ††‡Žƒ


vivienda (Alonso, 1964) se convierte en norma obligada: o es localización con precarie-
dad o casa en un gueto suburbano.

En la comuna de Santiago se construyeron 70.000 nuevas unidades de vivienda sólo


entre 2002 y 2012. Un departamento de dos dormitorios cuesta entre tres y cuatro ve-
ces el precio de las viviendas sociales asequibles mediante los subsidios para familias
˜—Ž‡”ƒ„Ž‡•Ǥ†‡ž•ǡŽƒ˜‹˜‹‡†ƒ•‘…‹ƒŽƒ……‡•‹„Ž‡’ƒ”ƒŽ‘•Š‘‰ƒ”‡•†‡„ƒŒ‘•‹‰”‡•‘•‡
ubican en los bordes de la ciudad, y cada vez más fuera del radio urbano compacto (Hi-
†ƒŽ‰‘ǡʹͲͲ͹ȌǤƒ•‹ƒ•‡•–ƒ†À•–‹…ƒ•†‡˜‹˜‹‡†ƒ•‘—‡•–”ƒ‹‰ï…ƒ„‹‘ȋCuadro
No 1).

Cuadro N° 1:
Subsidios del Fondo Solidario a la Vivienda entre 2007 y 2010,
en Santiago de Chile (centro versus periferia lejana).

Comuna Construcción Subsidios Subsidios Total Familias Subsidios


directa para para Subsidios admisibles al por 1000
adquisición adquisición Fondo Solidario familias
de vivienda de vivienda de Vivienda1 …‘†±ϐ‹…‹–
nueva usada habitacional
Santiago y comunas pericentrales
Santiago 54 31 48 133 27367 4,9
Quinta Normal 169 58 90 317 26313 12,0
Recoleta 83 5 308 396 28750 13,8
Estación Central 553 4 262 819 21586 37,9
Independencia 299 86 97 482 11814 40,8
Total 1158 184 805 2.147 115830 18,5
‘—ƒ•†‡Žƒ’”‘˜‹…‹ƒ†‡‡Ž‹’‹ŽŽƒȋ’‡”‹ˆ‡”‹ƒŽ‡Œƒƒ›…‘—”„ƒ…‹×Ȍ
Padre Hurtado 327 3 50 380 10302 36,9
‡ÓƒϐŽ‘” 570 31 372 973 11000 88,5
Talagante 1205 93 268 1566 13604 115,1
Melipilla 2465 59 478 3002 23299 128,8
Isla de Maipo 1231 0 47 1278 6083 210,1
El Monte 1650 52 157 1859 6211 299,3
Total 7.448 238 1.372 6.056 47200 128,3
Comunas centrales o pericentrales
‘—ƒ•†‡Žƒ’”‘˜‹…‹ƒ†‡‡Ž‹’‹ŽŽƒȋ’‡”‹ˆ‡”‹ƒŽ‡Œƒƒ›…‘—”„ƒ…‹×Ȍ
ȋͳȌ ƒ‹Ž‹ƒ•‡ Ž‘• ”‡‰‹•–”‘• †‡ Žƒ ‹…Šƒ †‡”‘–‡……‹×‘…‹ƒŽǡ…—›‘ ’—–ƒŒ‡ †‡ …ƒ”‡…‹ƒ Šƒ„‹–ƒ…‹‘ƒŽ ‡•
‡‘”ƒͳͳǤ͹͵ͶǡŒ—‹‘ʹͲͳͲǤ
Fuente: Elaboración propia con datos del Observatorio Habitacional.

65
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pese a los esfuerzos para crear un subsidio adicional para la localización. En Santiago
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11.734 puntos. Siguiendo los criterios en vigencia de esos años, eran admisibles a un
subsidio habitacional del Fondo Solidario. Esa demanda potencial para vivienda social
en la comuna fue respondida, con 133 subsidios en los últimos años. Para ilustrar de
‡Œ‘”ƒ‡”ƒ‡•–ƒ•‹–—ƒ…‹×ǡ„ƒ•–ƒ…‘’ƒ”ƒ”Ž‘••—„•‹†‹‘•†‡Ž ‘†‘‘Ž‹†ƒ”‹‘’ƒ”ƒŽƒ
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•‡…‘•–”—›‡•‹‡–‡˜‡…‡•ž•˜‹˜‹‡†ƒ••‘…‹ƒŽ‡•’‡”…ž’‹–ƒ‡Žƒ…‘—”„ƒ…‹×Ž‡Œƒƒ“—‡
en la ciudad interior. Es evidente que los programas de acceso a la vivienda incentivan
a la población de escasos recursos a desplazarse fuera del radio céntrico de la ciudad.

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hablaban del deterioro del centro de Santiago. Sin embargo, esta realidad ha ido cam-
biando en la última década. De acuerdo a los datos del precenso nacional de 2011, 38%
de las viviendas nuevas del Gran Santiago se construyeron en las comunas interiores
(dentro de la circunvalación Américo Vespucio) desde 2002 al 2011, mientras que entre
ͳͻͻʹ›ʹͲͲʹ‡•ƒ’”‘’‘”…‹×‡”ƒ†‡•×Ž‘‡ŽͻΨȋƒžŽ‹•‹•†‡ ˜ž‘†—Œ‡‡ƒ‡”…‡”ƒǡ
ʹͲȀͳʹȀͳͳȌǤʹͲͳͳǡ͸ͷΨ†‡Žƒ•˜‡–ƒ•†‡˜‹˜‹‡†ƒ•—‡˜ƒ•ˆ—‡”‘†‡’ƒ”–ƒ‡–‘•›
͵ͷΨ…ƒ•ƒ•ǡ—ƒ–ƒ•ƒ‹˜‡”•ƒ•‡‘„•‡”˜ƒ„ƒŠƒ…‡˜‡‹–‡ƒÓ‘•ǤŽƒ‹•ƒŽÀ‡ƒǡŽ‘•†ƒ–‘•
”‡…‘’‹Žƒ†‘•’‘”‘–”‡”ƒ•ȋʹͲͳͳȌ•‘„”‡Ž‘•’‡”‹•‘•†‡‡†‹ϐ‹…ƒ…‹×‹†‹…ƒ“—‡Žƒƒ-
yor cantidad de unidades residenciales construidas se ubican en la comuna de Santiago
desde el año 2003 hasta la fecha.

Los proyectos inmobiliarios residenciales en torres de condominios en las áreas con-


solidadas de la ciudad se han convertido en uno de los negocios más rentables. En San-
tiago de Chile, las torres de departamentos en lugares con buena accesibilidad se han
…‘˜‡”–‹†‘‡—ƒ’‘”…‹×•‹‰‹ϐ‹…ƒ–‹˜ƒ†‡Žƒ…ƒ”–‡”ƒ†‡Ž‘•’”‘‘–‘”‡•‹‘„‹Ž‹ƒ”‹‘•Ǥ
•–ƒ–‹’‘Ž‘‰Àƒ†‡˜‹˜‹‡†ƒŠƒ–‘ƒ†‘—ƒ‹’‘”–ƒ…‹ƒ–ƒŽ“—‡•‡‘„•‡”˜ƒ—ƒ†‡•ƒ…‡-
Ž‡”ƒ…‹×‡Žƒ‡š’ƒ•‹×Š‘”‹œ‘–ƒŽ†‡Žƒœ‘ƒ—”„ƒƒ•ƒ–‹ƒ‰—‹ƒ›‡Žƒ—‡–‘†‡Žƒ
‡š’ƒ•‹×˜‡”–‹…ƒŽǤƒ…‘•–”—……‹×†‡‡†‹ϐ‹…‹‘•‡–”‡ͳͷ›͵Ͳ’Žƒ–ƒ•‡–‡””‡‘•—„‹-
…ƒ†‘•‡ž”‡ƒ•†‘†‡Žƒ•‡†‹ϐ‹…ƒ…‹‘‡•…—‡–ƒ…‘‹—‡„Ž‡•„ƒŒ‘•‡•—ƒ‘’‡”ƒ…‹×
que multiplica la renta capitalizada del suelo. Esa captación del diferencial del suelo es
particular, pues la realización de este potencial de renta queda en las manos de muy po-
cos operadores que tienen acceso, al mismo tiempo, a las capacidades de construcción
†‡ƒŽ–‘‹˜‡Ž–±…‹…‘ǡ…‘‘ƒ—…‘•‹†‡”ƒ„Ž‡ϐ‹ƒ…‹ƒ‹‡–‘ȋג‡œǡʹͲͳͳȌǤ•–‡–‹’‘†‡
‡†‹ϐ‹…ƒ…‹×•‡Šƒ˜—‡Ž–‘Žƒ’”‘†—……‹×‹‘„‹Ž‹ƒ”‹ƒˆ”‡…—‡–‡‡Žƒƒ‰Ž‘‡”ƒ…‹×•ƒ–‹ƒ-
guina, orientada hacia consumidores de estratos medios, cuyos gustos se inclinan hacia

66
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

departamentos anónimos, con buena accesibilidad, algunos espacios comunes privati-


vos y sistema de vigilancia.

•–‡–‹’‘†‡’”‘†—……‹×”‡•‹†‡…‹ƒŽŠƒ–‡‹†‘‡Žƒ’‘›‘†‡—ƒ’Žƒ‹ϐ‹…ƒ…‹×—”„ƒƒ
pro-empresarial (López et al., 2012). El primer escalón es el de un sistema subsidia-
rio que está a remolque de la oferta segregada de vivienda. El Ministerio de Vivienda
y Urbanismo tiene programas de subsidios que se otorgan de manera individualizada
a los potenciales compradores de viviendas de acuerdo a su estatus socioeconómico.
Este “subsidio a la demanda” ha sido incorporado a las estrategias de promoción in-
‘„‹Ž‹ƒ”‹‘•“—‡‡•–”ƒ–‹ϐ‹…ƒƒŽ‘•…‘•—‹†‘”‡•‡’”‘›‡…–‘••‡’ƒ”ƒ†‘•‡Žƒ–‹’‘Ž‘‰Àƒ
”‡•‹†‡…‹ƒŽ›‡‡Ž‡•’ƒ…‹‘—”„ƒ‘Ǥ‘”‡Œ‡’Ž‘ǡ‡Ž—„•‹†‹‘†‡‡‘˜ƒ…‹×”„ƒƒ‡•—
ϐ‹ƒ…‹ƒ‹‡–‘ƒ†‹…‹‘ƒŽ’ƒ”ƒŽƒ…‘’”ƒ†‡—ƒ˜‹˜‹‡†ƒ‡Dzœ‘ƒ•†‡”‡‘˜ƒ…‹×dzǤ —‡
utilizado para aumentar el potencial de compradores de viviendas en proyectos inmobi-
Ž‹ƒ”‹‘•‡ƒŽ–—”ƒ•‹…‘•‹†‡”ƒ…‹×’‘”‡Ž‹’ƒ…–‘†‡‡ŽŽ‘••‘„”‡‡Ž„ƒ””‹‘‡•—…‘Œ—–‘Ǥ

Eso se debe a que las directrices del ordenamiento territorial en Santiago está frag-
mentado entre una multitud de municipios locales. Esto tiene como consecuencia fo-
mentar la competencia entre las distintas municipalidades encargadas de regular la
ƒ…–‹˜‹†ƒ†…‘•–”—…–‹˜ƒǤƒ’‘ŽÀ–‹…ƒ†‡Ž‘•‰‘„‹‡”‘•Ž‘…ƒŽ‡•…‘•‹•–‡ǡ’‘”Ž‘‰‡‡”ƒŽǡ‡
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zonas determinadas de su territorio. La regulación constructiva y la limitación de altura
han venido posteriormente, cuando la saturación de los espacios empieza a generar re-
clamos por parte de los ciudadanos.

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pequeños. Ya en el Censo de 2002, pese a un balance negativo de 30.185 habitantes con
relación a 1992, el número de hogares en Santiago Centro estaba en aumento de 11,3%
‡…‘’ƒ”ƒ…‹×ƒͳͻͻʹǤ•‘•‡‡š’Ž‹…ƒ’‘”“—‡‡Ž–ƒƒÓ‘†‡ŽŠ‘‰ƒ”’ƒ•×†‡͵ǡͷƒʹǡ͸
personas, mientras que la proporción de hogares unipersonales aumentó de manera
significativa 15,3% a 28,9%. Es un dato importante que indica la trayectoria futura de
la comuna y su cambio de vocación residencial con la renovación urbana. Los datos
de la industria indican que la mitad de los departamentos construidos actualmente
corresponden a unidades de un dormitorio, muchos son de menos de 35 m2. Se trata
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provienen también de otras regiones de Chile. El carácter transitorio de la vivienda en
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presentantes de las inmobiliarias evalúan en un tercio los departamentos comprados
para tal efecto.

67
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afueras de la ciudad, las familias populares deben aferrarse a las últimas casas antiguas
que van quedando en los intersticios de las torres o en algunos barrios del sur de la
comuna hasta ahora libres del avance inmobiliario. Para poder acceder a los barrios al-
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de los vecinos de los dos primeros quintiles de ingreso nacionales viven en casa arren-
dada o cedida. Sin apoyo estatal, sus viviendas quedan en general en peor estado de
conservación que el promedio regional y pagan una porción importante de sus ingresos
en arriendo. Los más vulnerables son los inmigrantes latinoamericanos que recurren
frecuentemente al inquilinato de piezas subdivididas de casas antiguas, en gran parte
de manera informal, lo que contribuye a deteriorar los cités y las antiguas viviendas
obreras que quedan en los intersticios de las torres (Figura N° 1). Varios episodios de
incendios han afectado residencias de inmigrantes durante los últimos años.

Figura N° 1
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Santiago de Chile

Fuente: Colección personal del autor.

68
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Comparando a las poblaciones de ingreso similar, la población del centro y pericen-


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la relación entre la calidad y la localización de la vivienda. Muchos vecinos de la comuna
de Santiago están dispuestos a trocar la calidad, tamaño y privacidad de su vivienda a
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de mercados “persas” como el barrio Franklyn, al sur de la comuna de Santiago. Obreros
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Las autoridades locales por lo general tienen poco conocimiento de los arrendata-
”‹‘•†‡„ƒŒ‘•‹‰”‡•‘•›‘”‡ƒŽ‹œƒ‹‰—ƒƒ……‹×’ƒ”ƒŽ‹†‹ƒ”…‘•—•’”‘„Ž‡ƒ•Šƒ-
bitacionales. Su intervención principal se reduce a aplicar la Ficha de Protección Social
y orientar a los ciudadanos hacia los canales convencionales de acceso a la vivienda for-
mal en la periferia. Pero si las familias son inmigrantes –y no pueden postular a vivienda
social– o no quieren cambiar de comuna, el municipio no ofrece alternativas.

Por otra parte, las municipalidades se encuentran en general en una postura incómo-
da: son ellas las responsables de aplicar las normas de salubridad o de prevención de
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ros. En cambio, no tienen soluciones alternativas –ni siquiera transitorias– para ayudar
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dustriales de la comuna. A solicitud de los vecinos, participé en las asambleas de una
…‘—‹†ƒ†ƒˆ‡…–ƒ†ƒ‡Š‹…‡”‡’”‡•‡–ƒ…‹‘‡•ƒŽƒ•ƒ—–‘”‹†ƒ†‡•Ž‘…ƒŽ‡•Ǥƒƒ›‘”Àƒ†‡
los arrendatarios eran peruanos recién llegados a Chile. La organización colectiva de los
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contraron rápidamente en un dilema, pues la municipalidad multaba seguidamente al
propietario arrendador que, por su parte, empezó a presionar a los residentes para que
se fueran. Además, los arrendatarios empezaron a sufrir robos e intimidación por parte
de delincuentes del sector. Los vecinos se reubicaron progresivamente en otras piezas
de alquiler de la comuna, pero en condiciones bastante similares a la anterior.

Eso ilustra que ni la producción habitacional del mercado, ni la intervención pública,


en la actualidad, ofrecen soluciones a las necesidades más urgentes de los habitantes del
centro y pericentro. Se observa más bien un desplazamiento del arrendamiento barato
hacia manzanas que aún no han sido intervenidas. La tugurización se desplaza entonces
hacia nuevas calles residenciales. Para los propietarios ocupantes, el panorama es com-
’Ž‡Œ‘ǤŽ‡”…ƒ†‘†‡Ž•—‡Ž‘‹–‡”˜‡‹†‘’‘”‰”ƒ†‡•‘’‡”ƒ†‘”‡•ƒ–‹‡‡Žƒ•‡š’‡…–ƒ-
tivas de rentas altas, sin contar la molestia de ubicarse al lado de una torre de 25 pisos.

69
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Eso tiene como consecuencia el cierre del mercado residencial individual, condenando
Žƒ•…ƒ•ƒ•›Žƒ•’‡“—‡Óƒ•‡†‹ϐ‹…ƒ…‹‘‡•ƒ—ƒ‘„•‘Ž‡•…‡…‹ƒƒ…‡Ž‡”ƒ†ƒǤƒ•…ƒ•ƒ•ƒ–‹‰—ƒ•
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el precio de compra. De no ser comprada, la única manera de recuperar una renta de
esas propiedades es el arrendamiento por subdivisión. Los propietarios ocupantes que
quedan ven progresivamente su entorno cambiar y la calidad del barrio decaer, lo que
incentiva a hacer lo mismo.

Según la encuesta de caracterización socio-económica CASEN 2009, el mercado del


arrendamiento, en la comuna de Santiago, es más asequible en las casas que en los de-
partamentos, lo que responde a la antigüedad y el estado de conservación de los inmue-
bles. La media del precio de un arriendo mensual es de 160.000 pesos en los departa-
mentos y de 115.000 en las casas. Mientras tanto, 60.000 pesos es el precio medio para
arrendar una pieza o una “casa” de un ambiente. La oferta de viviendas de alquiler más
barata se ubica entonces en las casas antiguas, sean enteras o subdivididas. Sin embar-
‰‘ǡŽƒ…ƒ–‹†ƒ††‡…ƒ•ƒ•–”ƒ†‹…‹‘ƒŽ‡•†‡ˆƒ…Šƒ†ƒ…‘–‹—ƒ‡•–ž„ƒŒƒ†‘…‘–‹—ƒ‡–‡
debido a la renovación urbana.

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casas van subiendo, lo que incentiva un mayor hacinamiento, el precio medio de los
departamen–‘•Šƒ„ƒŒƒ†‘†‡ƒ‡”ƒ•‹‰‹ˆ‹…ƒ–‹˜ƒǤ•‘•‡†‡„‡ƒ“—‡Žƒƒ›‘”Àƒ†‡Ž‘•
nuevos departamentos son mucho más pequeños que los departamentos construidos
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Según las búsquedas que realicé con los vecinos de Recoleta en 2012, mientras los
arrendatarios pagaban entre 60.000 y 80.000 pesos chilenos6 para una pieza en inmue-
bles antiguos, un departamento nuevo de un dormitorio se arrendaba en alrededor de
160.000 pesos y uno de 2 dormitorios cercano a los 200.000 pesos. Los arriendos de
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tar las operaciones de subarriendo donde el arrendatario asume los riesgos.

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rentistas, más que por los criterios de calidad del hábitat.

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principalmente por la llegada de una población residencial ligada a la élite o al poder
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tria de la construcción e inmobiliaria, por sobre los habitantes tradicionales del centro
†‡Žƒ…‹—†ƒ†ǤŽ†‡–‡”‹‘”‘ϐÀ•‹…‘›Žƒ’±”†‹†ƒ†‡’‘„Žƒ…‹×†‡Žƒ…‘—ƒ‡Žƒ•‹ƒ•
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ción humilde. La desvalorización de los usos de esa población en sus barrios es propor-
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de departamentos destinadas a una población con mayor capacidad de endeudamiento.

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neoliberal es la crisis permanente de la vivienda. No se trata de una crisis causada por
la escasez de vivienda o el subdesarrollo. Es una crisis que proviene precisamente de la
’”‘†—……‹×ƒ•‹˜ƒ…ƒ’‹–ƒŽ‹•–ƒǡ†‡ŽŠ‡…Š‘“—‡Žƒ˜‹˜‹‡†ƒ‘•‡…‘•–”—›‡’ƒ”ƒ‡Œ‘”ƒ”
la calidad de vida de la gente. Es la abonanza de la vivienda que genera ganancias para
pocos y pérdidas a muchos.

Peter Marcuse (2012) advierte que si hay crisis de la vivienda no es porque el merca-
do de la vivienda no funciona, es precisamente porque funciona. La primera etapa para
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entre desarrollo y deterioro. El desarrollo inmobiliario actual no es una solución al de-
terioro o la tugurización, sino al contrario, el deterioro es parte de las consecuencias del
desarrollo capitalista.

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observatoriohabitacional.cl

71
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72
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”ƒƒ–‹ƒ‰‘ǫǣ˜‹†‡…‹ƒ‘˜‡†‘•ƒ’”‘˜‡‹‡–‡†‡Žƒ‡…—‡•–ƒ
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ǡǤȋ†‹–‘”‡•ȌǤƒ–‹ƒ‰‘ǣ—ƒ…‹—†ƒ†‡‘Ž‹„‡”ƒŽǤ—‹–‘ǣ
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73
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Alex Paulsen1

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Teniendo en cuenta la evolución de los proyectos inmobiliarios residenciales en el área
…‡–”ƒŽ†‡Žƒ…‹—†ƒ††‡ƒ–‹ƒ‰‘‡Žƒ‹ƒ†±…ƒ†ƒǡ•‡ƒƒŽ‹œƒŽƒ—‡˜ƒ‰‡‘‰”ƒϐÀƒ•‘…‹ƒŽ“—‡
ellos generan y las contestaciones ciudadanas que cuestionan las alianzas del gobierno local
…‘Ž‘•…ƒ’‹–ƒŽ‡•’”‹˜ƒ†‘•“—‡’‘–‡…‹ƒ•—†‡•ƒ””‘ŽŽ‘Ǥ•–ƒ•’‘ŽÀ–‹…ƒ•†‡Žƒ‰‘„‡”ƒœƒŽ‘…ƒŽ
que promueven y dirigen el desarrollo inmobiliario se traducen en un cambio de la base
social de importantes sectores donde ellas intervienen, lo que resulta en la llegada de estratos
socioeconómicos medio-altos. En paralelo a este proceso se levantan movimientos ciudadanos
que se han agrupado en torno al discurso patrimonial, la identidad barrial y la protección de
sus habitantes ante los desplazamientos provocados por dichas inversiones.
ƒŽƒ„”ƒ• …Žƒ˜‡ǣ negocios inmobiliarios, cambio social, contestación ciudadana,
‰‡–”‹ϐ‹…ƒ…‹×Ǥ

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Santiago in the last decade, we analyze the new social geography and the responses they
generate citizens who question local government partnerships with private capital that
enhance development. These local governance policies that promote and manage real estate
development translate into a change in the social base of important sectors where they are
involved, resulting in the arrival of upper-middle socioeconomic strata. In parallel to this
process are raised citizen movements that have been grouped around the heritage discourse,
neighborhood identity and the protection of its inhabitants to the displacement caused by such
investments.
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75
đĊĝĆĚđĘĊē

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proyectos inmobiliarios. En este sentido, De Mattos (2007) para el caso latinoamericano
ha establecido que con la llegada de este tipo de inversiones a dichas áreas, se ha gene-
rado una mercantilizacion del desarrollo urbano a través de politicas de desregulacion,
privatizacion y liberalizacion del mercado del suelo. Los arreglos institucionales entre
agentes públicos y privados han apuntado a un tipo de gestion urbana orientada a po-
tenciar la competitividad de las ciudades ligadas a los circuitos del capital, a través de
‡•–”ƒ–‡‰‹ƒ•†‡ƒ”‡–‹‰—”„ƒ‘ȋ —‡–‡•Ƭ”‡ŽŽƒƒǡʹͲͲͺǢ‡ƒ––‘•ǡʹͲͲ͹ȌǤ

En Santiago de Chile desde la década de 1990 las áreas centrales comenzaron, al


igual que los espacios periféricos de la ciudad, a ser destino de capital a través de la lo-
calización de proyectos inmobiliarios residenciales. Esas intervenciones tomaron lugar
en un espacio de la ciudad con una diversidad de usos y tradiciónes únicas e irrepetibles
‡‘–”‘•Ž—‰ƒ”‡•†‡Žƒ—”„‡Ǥ‘••‡…–‘”‡•…‡–”ƒŽ‡••‡…ƒ”ƒ…–‡”‹œƒ’‘”Žƒ‡š‹•–‡…‹ƒ†‡—
número considerable de estructuras patrimoniales, basadas en una trama urbana que
se remonta en ocasiones a los siglos fundacionales. Según Choay (2007) estos lugares
sufrieron un proceso de cambio en donde luego de la década de los ochenta, pasaron a
denominarse centros históricos fundamentalmente por su tradición arquitectónica y
cultural. En el tránsito del Estado de bienestar al neoliberal, la defensa y salvaguarda del
’ƒ–”‹‘‹‘Š‹•–×”‹…‘†‡Œ×†‡•‡”—ƒ–ƒ”‡ƒ‡š…Ž—•‹˜ƒ†‡Ž•–ƒ†‘ǡ’ƒ”ƒ…‘˜‡”–‹”•‡‡—ƒ
tarea que involucra al sector privado, sobre todo con el ánimo de generar nuevos opor-
tunidades de negocio. El patrimonio ha comenzado a percibirse no tan solo como un
”‡…—”•‘“—‡‘•’‡”‹–‡”‡…‘”†ƒ”‡‹†‡–‹ϐ‹…ƒ”—‡•–”‘’ƒ•ƒ†‘ǡ•‹‘–ƒ„‹±…‘‘—
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en el mercado inmobiliario.

Los negocios inmobiliarios, por su parte, se ven favorecidos en estas áreas debido
ƒŽƒ…‡–”ƒŽ‹†ƒ†…‘‡”…‹ƒŽǡ†‡•‡”˜‹…‹‘•ǡƒ†‹‹•–”ƒ…‹×ϐ‹ƒ…‹‡”ƒ›Ž‘•ƒŽ–‘•ϐŽ—Œ‘•†‡
personas y bienes que se producen en ella (Hidalgo, 2010). Sin embargo, el sector cén-
trico de Santiago se caracterizó, de modo aparente, durante la década de los ochenta y
•‡–‡–ƒ’‘”•—‘„•‘Ž‡•…‡…‹ƒ—”„ƒƒǡϐÀ•‹…ƒǡ‡…‘×‹…ƒ›•‘…‹ƒŽǤ

Esto último estuvo en las bases del diseño de los programas de renovación urbana,
los que buscaban fomentar el establecimiento de los negocios inmobiliarios, cuestión
que enfatizó la conformación de una imagen del centro como un lugar apropiado para
vivir e invertir (Contreras Y. , 2005). Con ello nacen conceptos tales como empresaria-
Ž‹•‘ —”„ƒ‘ ȋ ƒ”˜‡›ǡ ʹͲͲ͹Ȍ ‘ —”„ƒ‹•‘ ’”‘Ǧ‡’”‡•ƒ”‹ƒŽ ȋג‡œǦ‘”ƒŽ‡•ǡ
ƒ•‹…ǡ Ƭ
Meza, 2012), los cuales aluden a la conformación de un espacio propicio para las in-
˜‡”•‹‘‡•‹‘„‹Ž‹ƒ”‹ƒ•†‡Ž…ƒ’‹–ƒŽ’”‹˜ƒ†‘ǡ’”‘‘˜‹†‘‡…‘Œ—–‘’‘”Ž‘•‰‘„‹‡”‘•
locales y el sector privado.

Desde una perspectiva teórica parte importante de la discusión de dichos cambios


•‡Šƒ”‡ƒŽ‹œƒ†‘‡‡Ž…‘–‡š–‘†‡Žƒ‰‡–”‹ϐ‹…ƒ…‹×Ǥ‘•’”‘…‡•‘•ƒ•‘…‹ƒ†‘•ƒŽƒ”‡‘˜ƒ-

76
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

ción y rehabilitación urbana aparentemente se llevan a cabo cuando la brecha entre la


renta de la tierra capitalizada y la renta de tierra potencial es alta. El proceso señalado
anteriormente alude al concepto de rent-gap (brecha de renta), concepto ampliamente
–”ƒ„ƒŒƒ†‘’‘”ג‡œǦ‘”ƒŽ‡•ȋʹͲͳͲȌ’ƒ”ƒ‡Ž…ƒ•‘†‡ƒ–‹ƒ‰‘ǡ’‡”‘…‘ƒŽ‰—‘•’”‘-
„Ž‡ƒ•†‡ƒŒ—•–‡’ƒ”ƒŽƒ”‡ƒŽ‹†ƒ†…Š‹Ž‡ƒ‡‰‡‡”ƒŽ›‡’ƒ”–‹…—Žƒ”’ƒ”ƒ†‹…Šƒ…‹—†ƒ†Ǥ
Los argumentos que presenta este concepto hacen alusión a la siguiente contradicción
—”„ƒƒǣ‹‡–”ƒ•“—‡Žƒ•‡†‹ϐ‹…ƒ…‹‘‡••‘„ƒ””‡”ƒ•ϐÀ•‹…ƒ•›‡…‘×‹…ƒ•’ƒ”ƒ‡Ž…ƒ’‹–ƒŽ
invertido, estas a través del tiempo comienzan a desvalorizarse, lo cual conlleva una ob-
•‘Ž‡•…‡…‹ƒ›…‘‡ŽŽ‘‡Ž•—‡Ž‘…‘‹‡œƒƒ’‡”†‡”˜ƒŽ‘”Ǥȋ‹ƒ’’‹Ƭ‘Ž…Š‹ǡʹͲͲͺǢ”›•‘ǡ
1997).

Este marco interpretativo se ha realizado para una realidad distinta a la de Ame-


rica Latina y Chile, donde no se vivieron deliberada ni estrechamente las situaciones
†‡•…”‹–ƒ• …‘ ƒ–‡”‹‘”‹†ƒ†Ǥ –‡ ‡•–ƒ •‹–—ƒ…‹× †‡„‡‘• –‡‡” —ƒ ‹”ƒ†ƒ …”À–‹…ƒ †‡
‡•–ƒ•–‡†‡…‹ƒ•’‡•ƒ†‘“—±•—„›ƒ…‡‡‡Ž…‘…‡’–‘†‡‰‡–”‹ϐ‹…ƒ…‹×ǣǬ•‡”žƒ…ƒ•‘
una moda en los estudios urbanos contemporaneos referidos a transformaciones en las
ƒ”‡ƒ•‹–‡”‹‘”‡•†‡Žƒ…‹—†ƒ†ǫ•‡”žǡ…‘‘•‹‡’”‡‡ŽƒŠ‹•–‘”‹ƒ†‡Ž†‡˜‡‹”—”„ƒ‘ǡǬ
“—±Žƒ”‡–ƒ†‡Žƒ–‹‡””ƒ‡•Žƒ„ƒ•‡†‡Žƒ‘†‹ϐ‹…ƒ…‹×†‡•—•—•‘•ǫǡ‡–‘…‡•ǡǬ“—‡Šƒ›
†‡—‡˜‘…‘Žƒ‰‡–”‹ϐ‹…ƒ…‹×ǫ

Esta situación está plasmada de contradicciones y por lo mismo estos no son los
únicos procesos que viven las áreas centrales (rent-gap), sino que también en ella con-
ϐŽ—›‡—ƒ•‡”‹‡†‡ƒ•’‡…–‘•“—‡‡•‡…‡•ƒ”‹‘…‘•‹†‡”ƒ”‡—…‘–‡š–‘Ž‘…ƒŽ›‰Ž‘„ƒŽ
ȋ‘”•†‘”ˆƬ ‹†ƒŽ‰‘ǡʹͲͳ͵ȌǤŽ‡”…ƒ†‘‹‘„‹Ž‹ƒ”‹‘†‡Žž”‡ƒ…‡–”ƒŽ†‡ƒ–‹ƒ‰‘ǡ‘•
referimos fundamentalmente al municipio homónimo, es concentrado y fragmentado a
la vez. Según Contreras (2011) la producción de viviendas es liderada por la comuna de
Santiago, en donde actualmente esta representa el 35% de la oferta a nivel comunal, con
ͳ͵ǤͲͲͲ—‹†ƒ†‡•˜‡†‹†ƒ•ǡ†‡Œƒ†‘ƒ–”ž•ƒ…‘—ƒ•’‡”‹ˆ±”‹…ƒ•“—‡ƒ–‡”‹‘”‡–‡Ž‹†‡-
raban este mercado como Maipú, Quilicura y Puente Alto. Esta producción de viviendas
‡•–žˆ‘”ƒ†‘—‡•’ƒ…‹‘ˆ”ƒ‰‡–ƒ†‘ǣŽƒ•—‡˜ƒ•‡†‹ϐ‹…ƒ…‹‘‡••‡Šƒ…‘…‡–”ƒ†‘‡
barrios como Brasil, Yungay, Lira y Almagro, estableciéndose estos como verdaderos
polos de producción inmobiliaria (Contreras , 2011).

El desarrollo inmobiliario en la comuna de Santiago, trae consigo una serie de conse-


…—‡…‹ƒ•ƒ‹˜‡Ž•‘…‹ƒŽ›‘”ˆ‘Ž×‰‹…‘ǣˆ”ƒ‰‡–ƒ…‹×†‡Ž’ƒ‹•ƒŒ‡ǡ†‡•ƒ”–‹…—Žƒ…‹×†‡Žƒ•
”‡Žƒ…‹‘‡••‘…‹ƒŽ‡•’”‡‡š‹•–‡–‡•ǡ‡•…ƒ•ƒ’”‘–‡……‹×†‡Ž‘•‡†‹ϐ‹…‹‘•’ƒ–”‹‘‹ƒŽ‡•ǡ‡–”‡
otras. A ello se suman los emergentes movimientos sociales que hacen alusión a una
…‘–‡•–ƒ…‹×…‹—†ƒ†ƒƒ“—‡•‡‘’‘‡ƒŽƒ•Ž×‰‹…ƒ•†‡Ž…ƒ’‹–ƒŽ‹‘„‹Ž‹ƒ”‹‘ǤŽ‘„Œ‡–‹˜‘
†‡Ž’”‡•‡–‡ƒ”–À…—Ž‘‡•ƒƒŽ‹œƒ”Žƒ•Ž×‰‹…ƒ•’”‘’‹ƒ•†‡Ž…ƒ’‹–ƒŽǡƒ–”ƒ˜±•†‡Ž‘•‡‰‘…‹‘•
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partir de esto constatar las posibles grietas de un sistema que puede devenir en crisis.

77
đĊĝĆĚđĘĊē

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se han llevado a cabo en América Latina. Se han efectuado estudios que están entre la
–—”‹•–‹ϐ‹…ƒ…‹×›’ƒ–”‹‘‹ƒŽ‹œƒ…‹×†‡†‹…Š‘••‡…–‘”‡•…±–”‹…‘•ȋ•’‹ƒ‡†‹ƒǡʹͲͲͻȌǡ
‘–‘”‰ƒ†‘„ƒ•–ƒ–‡‹’‘”–ƒ…‹ƒƒŽ…‘‡”…‹‘Ȃƒ‹˜‡Ž†‡ƒŽ‘Œƒ‹‡–‘›•‡”˜‹…‹‘•†‡ƒŽ‹-
mentación– y sus consecuencias en el incremento de la renta de arrendamiento y los
…‘•–‘•†‡Žƒ•‡…‡•‹†ƒ†‡•„ž•‹…ƒ•ȋ‡Ž‰ƒ†‹ŽŽ‘ǡʹͲͲͻǢ–‡‡ŽƬŽƒ—ˆ—•ǡʹͲͳͲȌǤ

Esto ha llevado a crear espacios de consumo en torno a los barrios céntricos, los
cuales comienzan a ser invadidos por un cosmopolitismo que genera atracción en las
…Žƒ•‡•‡†‹ƒ•ȋƒ”„ƒŒƒŽǡʹͲͲ͵Ȍ›‘‡•’‡…‹ƒŽ‡–‡‡Žƒ•±Ž‹–‡•ǡ…‘‘’‘•–—ŽƒŽƒ–‡‘”Àƒ
†‡Žƒ‰‡–”‹ϐ‹…ƒ…‹×Ǥ‡•–‡•‡–‹†‘ǡŽ‘•ƒ•’‡…–‘•…—Ž–—”ƒŽ‡•–ƒ„‹±Šƒ•‹†‘–‘ƒ†‘•
en cuenta por parte de los investigadores, ya que se establece la hipótesis de que las
clases medias poseen nuevos estilos de vida asociados al consumo cultural, tanto a nivel
arquitectónico y escénico, como también las artes plásticas (Ley, 2003; Hamnett, 2003;
…ŠŽƒ…Ƭ—”„—ŽŽǡʹͲͲͻȌǤ•–ƒ’ƒ–”‹‘‹ƒŽ‹œƒ…‹×Šƒ…‘…‡–”ƒ†‘Ž‘•‡•ˆ—‡”œ‘•†‡Ž‘•
agentes públicos en revitalizar el espacio público y con ello ir incrementando los precios
del suelo y de esta forma atraer la inversión de los desarrolladores inmobiliarios. Estas
visiones se asocian al enfoque de la demanda cultural, debido a que se establece que los
•—Œ‡–‘••‡”ž“—‹‡‡•ŽŽ‡˜ƒ”ž…ƒ„‘Ž‘•’”‘…‡•‘•†‡‰‡–”‹ϐ‹…ƒ…‹×ǡ…‘ƒ–‹…‹’ƒ…‹×ƒ
los promotores del negocio inmobiliario, tanto públicos como privados (Barretto, 2007;
Moreno, 2010).

ƒ• ‹˜‡•–‹‰ƒ…‹‘‡• •‘„”‡ Žƒ ‰‡–”‹ϐ‹…ƒ…‹× ‡ ±”‹…ƒ ƒ–‹ƒ ƒ„‘”-


dan la problemática desde un punto de vista eurocentrista y reduccionista
›ƒ“—‡‡•—ƒ›‘”Àƒ•‡ƒ–‹‡‡ƒ˜ƒ”‹ƒ„Ž‡•“—‡•‘—›’ƒ–‡–‡•‡Ž‘•‡•–—†‹‘•†‡…‹—-
dades europeas y norteamericanas; es decir, al desplazamiento, las variables socioeco-
nómicas y los aspectos relativos al desarrollo inmobiliario. En tal sentido, se ha estable-
…‹†‘‡Ž…‘…‡’–‘†‡‰‡–”‹ϐ‹…ƒ…‹×Žƒ–‹ƒȋ œ—œƒǦ‘–ƒ”†‘ǡʹͲͳͳȌ’ƒ”ƒ†‹ˆ‡”‡…‹ƒ”Ž‘•
procesos del continente latinoamericano de los casos de estudio de otros continentes.
Este concepto alude a que en las ciudades latinoamericanas se ha dado un creciente pro-
…‡•‘†‡˜‡”–‹…ƒŽ‹œƒ…‹×†‡Žƒ•‡†‹ϐ‹…ƒ…‹‘‡•†‡Žƒ•ž”‡ƒ•…‡–”ƒŽ‡•ƒ’ƒ”–‹”†‡Ž…”‡…‹‡–‡
†‡•ƒ””‘ŽŽ‘‹‘„‹Ž‹ƒ”‹‘ǡŽ‘…—ƒŽŠƒƒ–”ƒÀ†‘ƒŽƒ•…Žƒ•‡•‡†‹ƒ•“—‡…‘•—‡…—Ž–—”ƒǡ
asociada a los lugares patrimoniales (Ley, 2003; Rousseau, 2009) y valorizan las ame-
‹†ƒ†‡•†‡Žƒ•ž”‡ƒ•…‡–”ƒŽ‡•ǣƒ……‡•‹„‹Ž‹†ƒ†ǡ‹ˆ”ƒ‡•–”—…–—”ƒǡ‡“—‹’ƒ‹‡–‘›…‡”…ƒÀƒƒ
Ž‘•‡”…ƒ†‘•†‡–”ƒ„ƒŒ‘ȋ œ—œƒǦ‘–ƒ”†‘ǡʹͲͳͳǢ—„‹‘ǡʹͲͲͻȌǤ

Según Janoschka et al.ȋʹͲͳ͵ȌŽ‘•’”‘…‡•‘•ƒ…‘–‡…‹†‘•‡’ƒÀ•‡•…‘‘•’ƒÓƒ›Ž‘•


†‡ ±”‹…ƒ Žƒ–‹ƒǡ Šƒ –‡‹†‘ ’—–‘• ‡ …‘ï –ƒŽ‡• …‘‘ Žƒ• ’‘ŽÀ–‹…ƒ• ‡‘Ž‹„‡”ƒŽ‡•
†‡‰‡–”‹ϐ‹…ƒ…‹×›Žƒ’ƒ”–‹…‹’ƒ…‹×†‡Ž‹„‡”ƒ†ƒ†‡Ž•–ƒ†‘Ǥ‘•‹†‡”ƒ†‘Žƒ•‹–—ƒ…‹×†‡
±”‹…ƒ†‡Ž—”ǡƒ“—À•‡Šƒƒ‹ˆ‡•–ƒ†‘ƒ•’‡…–‘•“—‡˜ƒ†‡•†‡‡Ž’ƒ’‡Ž†‡Ž—‡˜‘

78
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

mercado inmobiliario y sus consecuencias, hasta el patrimonio, el turismo y los meca-


nismos de control -discurso de la seguridad- entre otros aspectos (Janoschka, Sequera,
ƬƒŽ‹ƒ•ǡʹͲͳ͵ȌǤ

‘†‡Ž‘•ƒ•’‡…–‘•ž•”‡Ž‡˜ƒ–‡•†‡‡•–ƒŽÀ‡ƒ–‡×”‹…ƒǡ‡•–ƒ„Ž‡…‡“—‡Žƒ‰‡–”‹ϐ‹-
…ƒ…‹×Žƒ–‹ƒǡ’”‘’‹ƒ†‡Ž‘•’ƒÀ•‡•†‡±”‹…ƒ†‡Ž—”ǡ•‡†‡ϐ‹‡…‘‘Žƒ•—•–‹–—…‹×†‡
Žƒ–‹’‘Ž‘‰Àƒ”‡•‹†‡…‹ƒŽ‡š‹•–‡–‡ǡ—‘ǡ†‘•‘–”‡•’‹•‘•›…ƒ•ƒƒ†‘•ƒ†ƒǡ’‘”—ƒ–‡†‡-
cia de nuevas viviendas Ȃ‡†‹ϐ‹…‹‘•†‡‡†‹ƒ›‰”ƒƒŽ–—”ƒȂǡž•“—‡‡Ž†‡•’Žƒœƒ‹‡–‘
†‡’‡”•‘ƒ•†‡„ƒŒ‘•‹‰”‡•‘•ȋ œ—œƒǦ‘–ƒ”†‘ǡʹͲͳͳȌǢƒ…‡–—ƒ†‘‡ŽŠ‡…Š‘†‡“—‡
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†‡‡…‘–”ƒ”Žƒ•ƒ…–‹˜‹†ƒ†‡•Žƒ„‘”ƒŽ‡•ǡƒ”–À•–‹…ƒ•ǡ…—Ž–—”ƒŽ‡•›’ƒ–”‹‘‹ƒŽ‡•’”‘’‹ƒ•
de estos barrios.

‡Šƒ…‡Š‹…ƒ’‹±‡“—‡Žƒ‘‡š‹•–‡…‹ƒ†‡†‡•’Žƒœƒ‹‡–‘ǡ‘‡•‘–‹˜‘’ƒ”ƒ…ƒ-
Ž‹ϐ‹…ƒ”†‹…Š‘•’”‘…‡•‘•…‘‘…ƒ”‡–‡•†‡‰‡–”‹ϐ‹…ƒ…‹×ǡ•‹‘ž•„‹‡ǡ•‡ƒ•‘…‹ƒƒŽƒ•
•—…‡•‹˜ƒ•‘Žƒ•“—‡…ƒ”ƒ…–‡”‹œƒ”ÀƒƒŽ’”‘…‡•‘–‘ƒ†‘‡…—‡–ƒ“—‡‡•–‡ˆ‡×‡‘‡•
reciente en América Latina (Inzunza-Contardo, 2011; Lees, 2012). Este tipo de debate
teórico ha crecido de forma considerable en el último tiempo, desarrollándose toda una
†‹•…—•‹×…”À–‹…ƒ‡–‘”‘ƒŽƒ•—‡˜ƒ•‡•’ƒ…‹ƒŽ‹œƒ…‹‘‡•†‡Žƒ‰‡–”‹ϐ‹…ƒ…‹×ǤŽ’”‘„Ž‡-
ƒ‡’‹•–‡‘Ž×‰‹…‘›‡–‘†‘Ž×‰‹…‘“—‡•—’‘‡ƒ’Ž‹…ƒ”‡Ž…‘…‡’–‘†‡‰‡–”‹ϐ‹…ƒ…‹×ƒ
†‹˜‡”•ƒ•”‡ƒŽ‹†ƒ†‡•ǡŽŽ‡˜‘ƒ’Žƒ–‡ƒ”Žƒ‡š‹•–‡…‹ƒ†‡†‹ˆ‡”‡–‡•Dz‰‡‘‰”ƒϐÀƒ•†‡Žƒ‰‡–”‹-
ϐ‹…ƒ…‹×dzǤ

‘•’”‘…‡•‘•†‡–‡””‹–‘”‹ƒŽ‹œƒ…‹×†‡Žƒ‰‡–”‹ϐ‹…ƒ…‹×•‡†‹ˆ‡”‡…‹ƒƒ‡•…ƒŽƒ–‡’‘-
ral y espacial, por lo cual es de suma importancia considerar estas variables al momento
†‡ƒƒŽ‹œƒ”—…ƒ•‘†‡‡•–—†‹‘Ǥ‡•–‡•‡–‹†‘ǡ‡•’‘•‹„Ž‡†‡–‡”‹ƒ”Žƒ‡š‹•–‡…‹ƒ†‡
˜ƒ”‹ƒ•Dz‘Žƒ•dz†‡‡•–‡ˆ‡×‡‘ǡ‡†‘†‡…ƒ†ƒ—ƒ†‡‡ŽŽƒ•’”‡•‡–ƒ—ƒ…ƒ”ƒ…–‡”À•–‹…ƒ
†‡–‡”‹ƒ†ƒǤŽƒ‹ƒ†‡‡•–ƒ•‡–ƒ’ƒ•ǡŽƒ‰‡–”‹ϐ‹…ƒ…‹×’”‡•‡–ƒ†‹˜‡”•ƒ•ˆ‘”ƒ•†‡
espacializacion, por lo que aplicar este concepto indistintamente a las diversas realida-
des urbanas puede resultar en la distorsión del análisis (Figura N° 1).

š‹•–‡†‘•‡ˆ‘“—‡•“—‡‡š’Ž‹…ƒ”Àƒ‡•–‡’”‘…‡•‘ǣ‡Ž’”‹‡”‘ŽŽƒƒ†‘†‡Žƒ†‡ƒ-
da y el segundo de la oferta. El enfoque de la demanda surge con David Ley (2010),
“—‹‡•‡ÓƒŽƒ“—‡‡Žˆƒ…–‘”ž•‹’‘”–ƒ–‡†‡–”‘†‡Ž‘•’”‘…‡•‘•†‡‰‡–”‹ϐ‹…ƒ…‹×ǡ‡•-
–ƒ”Àƒ†ƒ†‘’‘”‡Žž„‹–‘…—Ž–—”ƒŽǤ‘•’—–‘•…‡–”ƒŽ‡•†‡Žƒ–‡‘”Àƒ†‡‡›•‡‡…—‡–”ƒ
‡Žƒ••‹‰—‹‡–‡•˜ƒ”‹ƒ„Ž‡•ǣ…—Ž–—”ƒŽǡ‡…‘×‹…ƒ›’‘ŽÀ–‹…ƒǤ•–‘‹’Ž‹…ƒ“—‡Žƒ‰‡–”‹ϐ‹…ƒ-
ción se deriva de un proceso de reestructuración económica, sociocultural y demográ-
ϐ‹…ƒǡ’”‘’‹‘†‡Ž’‡”À‘†‘†‡’‘•–Ǧ‹†—•–”‹ƒŽ‹œƒ…‹×Ǥ•–‘‹’Ž‹…ƒ“—‡Ž‘•ƒ‰‡–‡•ž•‹-
’‘”–ƒ–‡•‡•–ƒ”Àƒ†ƒ†‘•’‘”“—‹‡‡•ŽŽ‡‰ƒƒ’‘„Žƒ”‡•–ƒ—‡˜ƒ•ž”‡ƒ•…‡–”ƒŽ‡•ȋ‡›ǡ
1996).

El enfoque de la oferta es desarrollado por Neil Smith (1987) quien asevera que no
solo se deben tomar en cuenta los aspectos relativos a la demanda, sino que también
a la oferta, lo cual implica que los desarrolladores inmobiliarios, gobiernos y los capi-
–ƒŽ‡• ϐ‹ƒ…‹‡”‘• –ƒ„‹± •‘ ’ƒ”–‡ †‡ Ž‘• ’”‘…‡•‘• †‡ ‰‡–”‹ϐ‹…ƒ…‹× ƒ ’ƒ”–‹” †‡ •—•

79
đĊĝĆĚđĘĊē

intervenciones en el espacio urbano (Smith, 1987). En tal sentido, Smith (1996 y 2010)
ƒ‹ϐ‹‡•–ƒ“—‡—ƒ–‡‘”Àƒ†‡Žƒ‰‡–”‹ϐ‹…ƒ…‹×†‡„‡–‘ƒ”‡…—‡–ƒ‘†‡Ž‘•…—Ž–—”ƒŽ‡•
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1996; 2010; 2010b).

Para el siguiente caso de estudio, es posible aseverar que los procesos de reestructu-
ración de las áreas centrales surgen desde la oferta, es decir, desde los agentes públicos
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plazamiento y contestación ciudadana en Santiago poniente.

80
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A partir del terremoto de 1985, la comuna de Santiago sufrió un deterioro eviden-


te en sus estructuras urbanas, por lo que se hizo urgente tomar medidas para revertir
dicha situación. De esta forma se promulgó la Ley de Renovación Urbana N° 18.595, la
…—ƒŽ–—˜‘…‘‘‘„Œ‡–‹˜‘Dz’”‘‘˜‡”‡Ž‡Œ‘”ƒ‹‡–‘ǡ”‡‘˜ƒ…‹×ǡ”‡Šƒ„‹Ž‹–ƒ…‹×‘”‡‘-
delación en las áreas que cada municipalidad haya delimitado para tal efecto” (Bertrand,
et al., 1991: 28). En virtud de esta ley, se comienzan a generar acciones que promueven
la recuperación de los sectores centrales de la ciudad de acuerdo a los requisitos que
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1. El rol funcional que cumplen estas áreas, es decir, lugares que contengan
centros de equipamiento y una consolidación efectiva.

2. Que se encuentren con cierto grado de obsolescencia y antigüedad, a partir


de un evidente deterioro y una antigüedad mayor a los 40 años.

3. Condiciones de accesibilidad e infraestructura adecuadas de urbanización,


además de costos aceptables para el inversionista. (Bertrand et al., 1991).

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vención del deterioro urbano y conservación del patrimonio arquitectónico (Cordesan,
1997). Asimismo, se hace necesario señalar que esta entidad pretende fomentar la co-
Žƒ„‘”ƒ…‹×‡–”‡Ž‘•ƒ‰‡–‡•’ï„Ž‹…‘•ǡ’”‹˜ƒ†‘•›Žƒ…‘—‹†ƒ†ǡ’ƒ”ƒ‡Œ‘”ƒ”Žƒ…ƒŽ‹†ƒ†
de vida de quienes residen en la comuna de Santiago.

Posteriormente, en el marco del Programa de Repoblamiento, aplicado entre 1990


y 1994, se produce una alianza entre los agentes públicos y privados, es decir, entre la
Cordesan y las inmobiliarias. Esta alianza se genera a partir de las acciones de la agencia
’ï„Ž‹…ƒ‡Žƒ‰‡•–‹×›ƒ‡Œ‘†‡‹ˆ‘”ƒ…‹×•‘„”‡—‰”ƒ’‘”…‡–ƒŒ‡†‡Žƒ‘ˆ‡”–ƒ†‡
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dad para la inversión y el análisis del mercado inmobiliario (Contreras, 2005).

81
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de boom inmobiliario. Entre 1989 y 1999 se otorgaron cerca de 1.070 permisos de edi-
ϐ‹…ƒ…‹×†‡‘„”ƒ—‡˜ƒ‡Žƒ…‘—ƒ†‡ƒ–‹ƒ‰‘ǡ•‹‡†‘‡Ž•‡…–‘”’‘‹‡–‡—‘†‡Ž‘•
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misos entregados a nivel comunal. Entre los barrios que fueron el centro de este boom,
encontramos al sector de Brasil y Yungay, debido a que en el sector de Concha y Toro se
llevaron a cabo otro tipo de acciones referidas a la regularización y reconstrucción de
Žƒ•‡†‹ϐ‹…ƒ…‹‘‡•ǡž•“—‡‘„”ƒ—‡˜ƒǤ‡Ž„ƒ””‹‘ƒŽƒ…‡†ƒ•‡’”‘†—…‡Žƒ—–‹Ž‹œƒ…‹×
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consideraba la protección de estos bienes inmuebles de carácter histórico. En conse-
cuencia, se produce un proceso de legitimación patrimonial el cual se pone en marcha
‡ͳͻͻ͹ǡ…—ƒ†‘Žƒ Ž—•–”‡—‹…‹’ƒŽ‹†ƒ††‡ƒ–‹ƒ‰‘‡…‘Œ—–‘…‘‡ŽƒŽŽ‡”ƒ”‹•‹‘
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amplió el número de bienes culturales que antes eran considerados patrimoniales, ya
que se aumenta a un rango de 1.342 inmuebles de conservación histórica y a 2 zonas
–À’‹…ƒ•ǣœ‘ƒ–À’‹…ƒ—…”‡…‹ƒƒŽ†±•ǡ’ƒ•ƒŒ‡•Š‹•–×”‹…‘•›Žƒƒ’Ž‹ƒ…‹×†‡Žƒƒ–‹‰—ƒ‘-
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En este sentido, el barrio Yungay concentrará un 25,4% de los inmuebles declarados
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evidencia la presencia cuantitativa de un patrimonio cultural e histórico en la comuna
de Santiago.

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del párrafo 5°, en lo concerniente a los inmuebles declarados Monumentos Históricos
y de conservación histórica, que “en todos los predios emplazados en la misma man-
zana y los que enfrenten total o parcialmente a un inmueble declarado Monumentos
‹•–×”‹…‘ǡŽƒ•—‡˜ƒ•‡†‹ϐ‹…ƒ…‹‘‡•“—‡•‡’”‘›‡…–‡ǡ†‡„‡”ž•—’‡†‹–ƒ”‡Ž–”ƒ–ƒ‹‡–‘
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respectiva zona o sector” (Ilustre Municipalidad de Santiago, 2010: 25).

82
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

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—‡˜‘•’”‘›‡…–‘•‹‘„‹Ž‹ƒ”‹‘•ǡ›ƒ“—‡‡•–‘••‡†‡„‡ƒŒ—•–ƒ”–‘–ƒŽ‡–‡ƒŽƒ•…‘†‹-
…‹‘‡•ƒ”“—‹–‡…–א‹…ƒ•“—‡‡š‹•–‡‡‡Ž‡–‘”‘ǡ’ƒ”ƒ‘”‘’‡”…‘ŽƒŽÀ‡ƒ†‡‡†‹-
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patrimoniales.

Se aplica la normativa patrimonial en Santiago Poniente en el año 2003 y con ello los
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agentes privados del sector comenzaron a desplazarse a los barrios aledaños de Santia-
‰‘‘‹‡–‡ǡ†‘†‡Žƒ‘”ƒ–‹˜ƒ‡•‡‘•”‡•–”‹…–‹˜ƒǡ…‘‘’‘”‡Œ‡’Ž‘‡‡Ž‡Œ‡ƒ–ƒ
Isabel y Vicuña Mackenna, actuales barrios Lira y Almagro.

Los barrios de Santiago poniente fueron afectados en diferentes magnitudes, ya que


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metros cuadrados construidos de estos cuatro barrios, ya que si en el periodo 2000-
ʹͲͲͷ •‡ Šƒ„Àƒ …‘•–”—‹†‘ …‡”…ƒ †‡ ͶǤͻʹ͹Ǥ͹ͲͲ 2, estos pasaron a ser entre 2006 y
2011 cerca de 280.495,27 m2. Esto implica que se produce el desplazamiento de la ofer-
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De esta manera, los inversionistas consideraron al barrio Balmaceda como un sec-


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activación de la brecha de renta o rent gap (Smith, 2010), por lo que luego del 2003 es
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(ver Cuadro N° 1).

83
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Cuadro N° 1
% Metros cuadrados construidos en los barrios de Santiago Poniente. 2000 – 20112

Barrios 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011
Balmaceda 45,31 67,48 61,89 47,54 78,69 82,04 81,58 27,17 38,83 71,24 21,7 60,48
Brasil 23,96 26,76 19,27 52,46 14,79 - 0,72 19,62 46,21 1,78 59,83 1,79
Concha y Toro* - - - - - - - - 1,3 0,8 6,55 5,63
Yungay 30,73 5,76 18,84 - 6,53 17,96 17,7 53,22 13,66 26,19 11,92 32,09
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rrio Balmaceda. Esto se produce por la aplicación de la normativa patrimonial, la cual va
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que se localizaran preferentemente en los barrios mencionados.

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local, se llevaron a cabo con una racionalidad temporal (intencionalmente a través del
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través de la revalorización patrimonial (normativa patrimonial), la implementación de
sistemas de seguridad (establecimiento de casetas policiales), inversión pública en el
‡Œ‘”ƒ‹‡–‘†‡Ž‡•’ƒ…‹‘—”„ƒ‘›‡Žˆ‘‡–‘†‡Žƒ•ƒ…–‹˜‹†ƒ†‡•…‘‡”…‹ƒŽ‡•”‡ˆ‡”‹†ƒ•
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cional), lo cual genero la atracción del imaginario de las clases medias y medias altas a
barrios como Yungay y Brasil. A pesar de la revalorización patrimonial luego del 2003,
‡Ž’ƒ–”‹‘‹‘Š‹•–×”‹…‘†‡‡•–‘•„ƒ””‹‘•Šƒ„Àƒ•‹†‘‰”ƒ˜‡‡–‡†‡–‡”‹‘”ƒ†‘’‘”Žƒ‹…‡-
sante actividad inmobiliaria de la década de los noventa (Ibáñez, 2007).

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ya que debido a la coyuntura del terremoto sufrido el 27 de febrero del mismo año, estos permisos de obra nueva se
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gobierno local.
* En lo referido al barrio Concha y Toro, este no presenta mayor actividad entre el 2000 y el 2007 debido a que en
‡•–ƒœ‘ƒŽ‘•’‡”‹•‘•†‡‡†‹ϐ‹…ƒ…‹×•‡‡…—‡–”ƒ†‡•–‹ƒ†‘•’”‹…‹’ƒŽ‡–‡ƒ”‡’ƒ”ƒ…‹×›”‡Šƒ„‹Ž‹–ƒ…‹×ž•“—‡
a la construcción de obra nueva. Esto último se genera a partir de la alta carga patrimonial que posee este barrio en sus
…‘•–”—……‹‘‡•’”‘’‹ƒ•†‡Ž•‹‰Ž‘ ǡŽ‘…—ƒŽ‡•ƒ’”‘˜‡…Šƒ†‘’‘”Žƒ•ƒ…–‹˜‹†ƒ†‡•“—‡•‡‡•–ƒ„Ž‡…‡‡‡•–‡Ž—‰ƒ”ȋ…‘‡”-
cial y educacional).

84
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

Figura N° 2
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los metros cuadrados construidos 2000 – 2011.

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85
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to, el cual se aplicó en este sector de la comuna durante la década de los noventa. El
despoblamiento de estas áreas fue una situación patente en la década de 1980, por lo
“—‡ƒ–‹ƒ‰‘…‘‡œƒ„ƒƒ‘•–”ƒ”•‹‰‘•‡˜‹†‡–‡•†‡—ƒ„ƒŒƒ‡•—’‘„Žƒ…‹×Ǥ‡‰ï
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para luego en 1992 tener 230.977, en el 2002 200.792 y luego en el 2012, aumentar a
cerca de 308.027 habitantes. Entre el 2002 y el 2012, la variación intercensal represen-
tó un aumento del 43,8%, muy por el contrario de los sucedido entre 1992 y el 2002, en
donde la variación intercensal alcanzó los -9,4% (INE, 2012).

Por su parte, Santiago Poniente mostraba la misma tendencia que la comuna entre
los años 1982 y 1992, mientras que hacia el 2002 la población comenzará a aumen-
tar producto del creciente desarrollo inmobiliario y el programa de repoblamiento (ver
Cuadro N° 2).

Cuadro N° 2
Evolución de la población en la Comuna de Santiago y el sector Poniente.

Censo 1982 Censo 1992 Censo 2002 Censo 2012


Comuna de Santiago 232.667 230.977 200.792 308.027
Santiago Poniente 55.201 51.062 53.364 77.006

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En el sector poniente de Santiago, se dio la llegada de nuevos habitantes caracteriza-


dos por su condición socioeconómica media-alta y la valorización de las áreas centrales
(Redfern, 2003; Rérat, et al. 2010). Este fenómeno se atribuye a los procesos migrato-
rios que acontecen en el ciclo de vida del ser humano. Se debe considerar que el nuevo
…‘–‡š–‘ˆƒ‹Ž‹ƒ”‡‡Ž…—ƒŽ•‡‡…—‡–”ƒŽƒ‡•–”—…–—”ƒ†‡‘‰”žϐ‹…ƒ†‡Ž‘•Šƒ„‹–ƒ–‡•†‡
la región metropolitana, está relacionado con un cambio en los patrones de la movilidad
residencial de los individuos de esta nueva clase media. En este sentido, cada etapa de
vida ofrece una oportunidad de valorar de modo distinto el lugar donde se vive, cues-
tión que se relaciona con la situación económica y el estilo de vida (Contreras, 2012).

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86
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

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se encuentra un patrimonio cultural considerable. Según una encuesta aplicada por el
autor en el área de estudio, en la actualidad en el barrio Balmaceda la educación media
predomina en un 33,5% de los encuestados, seguida de educación básica con un 31%.
Cabe destacar que la educación universitaria en la población alcanza el 21,4%. Lo inte-
resante de constatar es que en el barrio Brasil, la educación predominante hacia el 2012
pasa a ser la universitaria con un 44,7%, seguida de la educación media con un 21,8%.
‹‡–”ƒ•–ƒ–‘‡‡Ž„ƒ””‹‘—‰ƒ›ǡŽƒ’‘„Žƒ…‹×‡•—ƒ›‘”Àƒ–‹‡‡‡†—…ƒ…‹×‡†‹ƒ
como último curso, con un 31%, seguido de un 28,6% de población que es universitaria.
En el barrio Concha y Toro, la educación universitaria representa un 40,9%, seguida
†‡Žƒ‡†—…ƒ…‹×‡†‹ƒ…‘—͵ʹǡͺΨǤ‘•…ƒ„‹‘••‘…‹‘†‡‘‰”žϐ‹…‘•‹†‹…ƒ“—‡Ž‘•
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sus años de escolaridad.

A partir de los datos recogidos en la encuesta, los ingresos mensuales familiares por
su parte establecen una clara diferenciación a nivel barrial, ya que en el sector de Bra-
sil, barrio Concha y Toro y en el barrio Yungay se tienden a concentrar gran parte de
quienes perciben ingresos de entre 451.000 pesos y más 1.000.000 de pesos chilenos3.
Mientras que en el barrio Balmaceda se concentran quienes poseen ingresos entre me-
nos de 250.000 y 450.000 pesos. En este sentido, en el barrio Balmaceda el 58,9% de
Ž‘•‡…—‡•–ƒ†‘••‡ÓƒŽƒ”‘“—‡–‡Àƒ—‹‰”‡•‘‡•—ƒŽˆƒ‹Ž‹ƒ”†‡‡–”‡ʹͷͳǤͲͲͲ›
450.000 pesos, mientras que en el barrio Brasil el 33,3%, declaro percibir entre 851.000
y 1.000.000 de pesos. Por su parte, en el barrio Yungay se constató que el 33,3% de los
‹‰”‡•‘•ˆƒ‹Ž‹ƒ”‡•‡”ƒ†‡‡–”‡ͺͷͳǤͲͲͲ›ͳǤͲͲͲǤͲͲͲ†‡’‡•‘•ǡƒ•À…‘‘–ƒ„‹±ǡ‡‡Ž
barrio Concha y Toro se evidencio que el 1,8% de quienes respondieron, señalaron que
’‡”…‹„Àƒ‡–”‡ͶͷͳǤͲͲͲ›͸ͷͲǤͲͲͲ’‡•‘•ȋ ‹‰—”ƒι͵ȌǤ

3
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87
đĊĝĆĚđĘĊē

Figura N° 3
Distribución de los ingresos mensuales familiares en Santiago Poniente, 2012.

Fuente: elaboración propia en base a encuestas realizadas en terreno.

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†‡‡Ž’ƒ–”‹‘‹‘…—Ž–—”ƒŽ–‹‡‡—ƒƒ›‘”†‡•‹†ƒ††‡‘‰”žϐ‹…ƒǡ•‘„”‡–‘†‘‡„ƒ””‹‘
como Concha y Toro, Yungay y Brasil. En estos mismos lugares se conformaron espacios
asociados a las actividades de recreación y ocio como los servicios de alimentación, ya
•‡ƒ”‡•–ƒ—”ƒ–‡•ǡ’—„›…ƒˆ±•ǡƒ•À…‘‘–ƒ„‹±•‡”˜‹…‹‘•†‡ƒŽ‘Œƒ‹‡–‘…‘‘Š‘–‡Ž‡•ǡ
‘–‡Ž‡•ǡ”‡•‹†‡…‹ƒŽ‡•›Š‘•–ƒŽ‡•Ǥ‡ŽŽ‘•‡•—ƒŽƒ‡š‹•–‡…‹ƒ†‡—‡•’ƒ…‹‘’ï„Ž‹…‘“—‡
ha sido renovado en virtud de estos nuevos habitantes, a través de la vigilancia, la reha-
„‹Ž‹–ƒ…‹×›‡Ž‡Œ‘”ƒ‹‡–‘†‡ˆƒ…Šƒ†ƒ•†‡‡†‹ϐ‹…‹‘•’ï„Ž‹…‘•†‡Ž•‹‰Ž‘ Ǥ

Los barrios de Santiago poniente presentan una diferenciación social y residencial


notoria. Mientras que en sectores como Concha y Toro, Brasil y Yungay han comenzado
a llegar estratos sociales con altos niveles de educación y un poder adquisitivo consi-
derable, en el barrio Balmaceda se han concentrado los estratos sociales con un menor
poder adquisitivo y nivel educacional, por lo cual se evidencia una ciudad dual. En este
•‡–‹†‘ǡ‡Ž’ƒ–”‹‘‹‘ŠƒŒ—‰ƒ†‘—’ƒ’‡Ž‹’‘”–ƒ–‡ǡ’‘”…—ƒ–‘‡•–‡•‡Šƒ—–‹Ž‹œƒ†‘
como un dispositivo de distinción social dirigido hacia estas nuevas clases medias, a
través de los espacios de consumo y recreación.

88
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

Instrumentos utilizados como la encuesta de Caracterización Socioeconómica Na-


cional (CASEN) hacia el 2011, ya daban cuenta de las transformaciones sociales en San-
tiago. De esta manera se presencia una disminución de los quintiles4ž•„ƒŒ‘•‡–”‡
el 2000 y el 2011, en contraposición del quintil más alto el cual aumenta un 14% en el
mismo periodo (ver Figura N° 4).

Figura N° 4
Porcentaje de variación de los grupos socioeconómicos a nivel de Quintil, 2000 - 2011

Fuente: elaboración propia en base a Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (Casen) 2000 y 2011.

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En este escenario marcado por un neoliberalismo patente en las ciudades de Latino-


américa, han surgido movimientos sociales urbanos que han manifestado una lucha y
‘’‘•‹…‹×ƒ†‹˜‡”•ƒ•‹Œ—•–‹…‹ƒ•ȋ‡•’ƒ…‹ƒŽ‡•ǡƒ„‹‡–ƒŽ‡•ǡ•‘…‹ƒŽ‡•ǡ’‘ŽÀ–‹…ƒ•ǡ‡–”‡‘–”ƒ•ȌǤ

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Los quintiles de vulnerabilidad se obtienen del ordenamiento de los hogares encuestados con Ficha de Pro-
–‡……‹×‘…‹ƒŽǡ†‡•†‡‡‘”ƒƒ›‘”’—–ƒŒ‡ǡƒ‰”—’ƒ†‘•‡ͷ–”ƒ‘•†‡‹‰—ƒŽ–ƒƒÓ‘Ǥ‡‡•–ƒƒ‡”ƒǡ‡Ž “—‹–‹Ž†‡
˜—Ž‡”ƒ„‹Ž‹†ƒ†ƒ‰”—’ƒƒŽʹͲΨ†‡Ž‘•Š‘‰ƒ”‡•…‘‡‘”’—–ƒŒ‡‡Žƒ ‹…Šƒ†‡”‘–‡……‹×‘…‹ƒŽȋž•˜—Ž‡”ƒ„Ž‡•Ȍ
›‡Ž“—‹–‹Žƒ‰”—’ƒƒŽʹͲΨ†‡Ž‘•Š‘‰ƒ”‡•…‘ƒ›‘”’—–ƒŒ‡ȋ‡‘•˜—Ž‡”ƒ„Ž‡•ȌǤ‹•’‘‹„Ž‡‡‹–‡”‡–ǣŠ––’ǣȀȀ
‘„•‡”˜ƒ–‘”‹‘Ǥ‹‹•–‡”‹‘†‡•ƒ””‘ŽŽ‘•‘…‹ƒŽǤ‰‘„Ǥ…ŽȀ‰Ž‘•ƒ”‹‘Ǥ’Š’͓

89
đĊĝĆĚđĘĊē

Luego de la entrada a la democracia (1990), estas resistencias urbanas comenzaron a


mutar en distintas estrategias y formas de organización. En este sentido, según Renna
(2010) los movimientos sociales urbanos en la actualidad se caracterizan por:

ͳǤ ƒ…‹‡”–ƒ…‘†‹…‹×†‡ƒ—–‘‘Àƒ

2. Su carácter plural

3. La territorialización múltiple (Renna, 2010)

El primer punto hace referencia a la transición de estos grupos desde demandas y


reivindicaciones dirigidas al Estado, a formas autogestionadas de producción de sus há-
bitats. El segundo aspecto tiene que ver con la superación de los discursos de lucha sobre
Žƒ˜‹˜‹‡†ƒǡ’ƒ”ƒ‡•–ƒ„Ž‡…‡”’”‘›‡…–‘••‘…‹‘Ǧ’‘ŽÀ–‹…‘•ž•ƒ’Ž‹‘•›†‹˜‡”•‘•Ǥ ‹ƒŽ‡–‡
‡Ž–‡”…‡”’—–‘’”‘’‘‡“—‡Ž‘•…‘ϐŽ‹…–‘•‡Žƒ‡–ƒ’ƒ‡‘Ž‹„‡”ƒŽ•‡Šƒ–‡””‹–‘”‹ƒŽ‹œƒ†‘‡
–‘†ƒŽƒ…‹—†ƒ†›‘‡•‡…–‘”‡•‡•’‡…Àϐ‹…‘•†‡‡•–ƒǣDzŽƒ•…‹—†ƒ†‡•‡•–ž‡•—–‘–ƒŽ‹†ƒ†‡
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se genere una reacción ciudadana; y en segundo lugar, están las consecuencias e impac-
tos que puede generar en la estructura social y urbana este tipo de movimientos. En este
caso de estudio, el barrio Yungay presenta acciones sociales y legales en contra de las
intervenciones en la estructura urbana llevada a cabo por los desarrollos inmobiliarios
‡…‘Œ—–‘…‘Ž‘•ƒ‰‡–‡•’ï„Ž‹…‘•Ǥ‹…Šƒ•‹–‡”˜‡…‹‘‡••‡˜‹‡‡‰‡•–ƒ†‘†‡•†‡
la década de los noventa hasta la actualidad.

El barrio Yungay se ha establecido como un espacio de resistencia a través de reivin-


dicaciones que hacen alusión a la destruccion del patrimonio, por parte de los proyectos
inmobiliarios, y tambien por los desplazamientos de vecinos generados por las acciones
especulativas.

En sus inicios este movimiento comenzó a ver como su patrimonio era destruido a
partir del incesante negocio y especulación inmobiliaria que se estaba llevando a cabo
’‘”’ƒ”–‡†‡‡•–ƒ•‰”ƒ†‡•‡’”‡•ƒ•ǡ‡…‘Œ—–‘›ƒŽ‹ƒœƒ…‘Ž‘•ƒ‰‡–‡•’ï„Ž‹…‘•
(Cordesan y gobierno local). Sin embargo el punto crucial que detonó la conformación
de una agrupación barrial, estuvo dada por cambios en el régimen de recolección de la
basura en este sector hacia el 2005, aplicadas por el gobierno local, generando con ello
consecuencias sanitarias en el barrio. Simultáneamente se estableció un proyecto que
’”‡–‡†‡‘†‹ϐ‹…ƒ”‡ŽŽƒ‡‰—Žƒ†‘”•‡……‹‘ƒŽ†‡‘”–ƒŽ‡•ǡ‡†‘†‡•‡ϐ‹Œƒ‘”ƒ•
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90
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

Frente a ello la comunidad se organizó a través de cabildos y asambleas que cambia-


”‘Žƒ•’‘ŽÀ–‹…ƒ•—”„ƒƒ•’—‡•–ƒ•‡ƒ”…Šƒǡ‡•†‡…‹”ǡ•‡”‡‰—Žƒ”‹œ×‡Ž”±‰‹‡†‡”‡…‘-
Ž‡……‹×†‡„ƒ•—”ƒ›•‡†‡–—˜‘—’”‘›‡…–‘‹‘„‹Ž‹ƒ”‹‘“—‡‘Šƒ„Àƒ•‹†‘…‘•—Ž–ƒ†‘ƒŽƒ
…‹—†ƒ†ƒÀƒǤ‘”‡•’‡…–‘ƒŽ‘•’”‘›‡…–‘•†‡‡†‹ϐ‹…‹‘•‡ƒŽ–—”ƒ•‡ƒ‹ϐ‹‡•–ƒŽ‘•‹‰—‹‡–‡
en una de las discusiones vecinales: “esto no lo podemos permitir porque indudable-
‡–‡…‘•–”—‹”–‘””‡•‡ƒŽ–—”ƒ‡•†‡•–”—……‹×ǡ†‡‘Ž‹…‹×›‡†‡ϐ‹‹–‹˜ƒ‡š’—Ž•‹×†‡
Ž‘••‡…–‘”‡•ž•Š—‹Ž†‡•†‡Ž„ƒ””‹‘ƒŽƒ’‡”‹ˆ‡”‹ƒ†‡Žƒ…‹—†ƒ†ǥƒ†‡ž•ǡŽƒ‡†‹†ƒ‘
ha sido consultada” (Bulnes, 2012: 56). A partir de estas declaraciones es posible iden-
–‹ϐ‹…ƒ”‡Ž‡‡–‘•‡‡Ž†‹•…—”•‘“—‡Šƒ„Žƒ•‘„”‡Žƒ…‘…‹‡…‹ƒ†‡‡•–‡‘˜‹‹‡–‘…‘
”‡•’‡…–‘ƒŽ‘•’”‘…‡•‘•†‡‰‡–”‹ϐ‹…ƒ…‹×ȋ˜‡” ‹‰—”ƒιͷȌǤ

Figura N° 5
Agrupacion de Vecinos por la Defensa del Barrio Yungay5

—‡–‡ǣ Š––’ǣȀȀ™™™Ǥ‡Ž•‹–‹‘†‡›—‰ƒ›Ǥ…ŽȀ‹†‡šǤ’Š’Ȁ—•‹‰ǦŒ‘‘ŽƒȀ‡š–‡•‹‘•Ȁ…‘’‘‡–•Ȁ…‘–‡–Ǧ…‘’‘‡–Ȁƒ”–‹…Ž‡Ǧ
…ƒ–‡‰‘”‹‡•Ȁʹͳ͵ͲǦ’

’ƒ”–‹”†‡‡•–ƒ•‡š’‡”‹‡…‹ƒ••‡…‘•–‹–—›‡Žƒ‰”—’ƒ…‹×†‡‡…‹‘•’‘”Žƒ‡ˆ‡-
sa del Barrio Yungay6, la cual establece como lineamientos de acción territorial a) la

5
……‹×†‡ƒ’‘›‘ƒŽƒ•͹ˆƒ‹Ž‹ƒ•“—‡•‡”ž†‡•ƒŽ‘Œƒ†ƒ•†‡Ͷ…ƒ•ƒ•†‡Ž„ƒ””‹‘—‰ƒ›ǡŽƒ…—ƒŽˆ—‡ŽŽ‡˜ƒ†ƒƒ…ƒ„‘
el 25 de marzo del 2013.
ϲ
En la constitución de esta agrupación han participado agentes públicos: Municipalidad de Santiago; Subse-
cretaria de Desarrollo Regional y Administrativo (Subdere); Dirección de Arquitectura, Ministerio de Obras Públicas
ȋȌǢ‘•‡Œ‘†‡‘—‡–‘•Ǣ‰‡–‡•’”‹˜ƒ†‘•ǣ•‘…‹ƒ…‹×†‡ ‡”‹ƒ•‹„”‡•†‡Š‹Ž‡ȋ•‘ˆȌǢ‘‡”…‹‘†‡ƒ””‹‘Ǣ
‹”…—‹–‘‰ƒ•–”‘×‹…‘Ǣ…‹”…—‹–‘–—”À•–‹…‘Ǣ‰‡–‡•†‡Žƒ•‘…‹‡†ƒ†…‹˜‹Žǣ —†ƒ…‹×À…–‘” ƒ”ƒǢͳͲ‡–”‘•—Ž–—”ƒŽ‡•Ǣ

91
đĊĝĆĚđĘĊē

conservación y rescate del patrimonio Natural y Cultural b) identidad y cultura c) ges-


–‹× …‘—‹–ƒ”‹ƒ › ’ƒ”–‹…‹’ƒ–‹˜ƒ †Ȍ ‡Œ‘”ƒ‹‡–‘ —”„ƒ‘ ȋǡ ʹͲͳͲȌǤ  ’ƒ”–‹”
†‡‡•–‘•‘„Œ‡–‹˜‘•ǡ‡•–‡‘˜‹‹‡–‘Šƒ…‘•‡‰—‹†‘ƒ–”ƒ˜±•†‡Žƒ’”‘–‡•–ƒ›’”‘’—‡•–ƒǡ
frenar proyectos en contra del patrimonio y la comunidad, y establecer una identidad
territorial a través del potenciamiento de los principales atributos barriales, tales como:
historia colectiva, patrimonio cultural y natural, turismo urbano y la conformación de
una agrupación vecinal que aboga por el derecho a la ciudad.

Las reivindicaciones y propuestas que se han generado en el seno de esta agrupación,


Šƒ–‡‹†‘…‘•‡…—‡…‹ƒ•‡‡Ž‡•’ƒ…‹‘—”„ƒ‘›Žƒ•’‘ŽÀ–‹…ƒ•—”„ƒƒ•ǡ›ƒ“—‡‡ƒ”œ‘
†‡ŽʹͲͲͻ•‡…‘•‹‰—‡†‡…Žƒ”ƒ”œ‘ƒ–À’‹…ƒͳͳ͵Š‡…–ž”‡ƒ•†‡Ž„ƒ””‹‘›…‘‡ŽŽ‘ˆ”‡ƒ”†‡
alguna manera la especulación inmobiliaria en la zona. Este proyecto nace como una
’”‘’—‡•–ƒƒŽ‘•‡Œ‘†‡‘—‡–‘•ƒ…‹‘ƒŽ‡•ǡ”‡ƒŽ‹œƒ†ƒ‰”ƒ…‹ƒ•ƒŽ‘•ƒ’‘”–‡•“—‡
fueron otorgados por el Fondo Nacional para el Desarrollo Cultural y las Artes (FON-
Ȍǡ‡Ž…—ƒŽϐ‹ƒ…‹×Žƒ‹˜‡•–‹‰ƒ…‹×”‡ƒŽ‹œƒ†ƒ’‘”Ž‘•’”‘’‹‘•˜‡…‹‘•‡‡Ž„ƒ””‹‘
(Bulnes, 2012; SUBDERE, 2010).

A pesar de lo anterior, los proyectos urbanos privados se relocalizaron en donde la


‘”ƒ–‹˜ƒ‘”‡•–”‹‰ÀƒŽƒƒŽ–—”ƒ†‡‡†‹ϐ‹…ƒ…‹×ǡŽ‘•…‘‡ϐ‹…‹‡–‡•†‡…‘•–”—…–‹„‹Ž‹†ƒ†ǡŽƒ
ocupación del suelo y el sistema de agrupamiento de los proyectos. Por tanto, estos se
trasladaron al sector de Santa Isabel con Vicuña Mackenna, actuales barrios Almagro y
Lira, en donde se ha establecido un nuevo polo inmobiliario. Esto se produce posible-
‡–‡’‘”Žƒ‡š‹•–‡…‹ƒ†‡ƒ…—‡”†‘•‡–”‡Ž‘•ƒ‰‡–‡•’ï„Ž‹…‘•›’”‹˜ƒ†‘•ǡ†‡‹’—Ž•ƒ”
una nueva zona de desarrollo inmobiliario a cambio de la protección patrimonial del
sector. A pesar de ello, las acciones del capital privado aún persisten en generar nego-
…‹‘•‡‡•–‘•„ƒ””‹‘•†‡„‹†‘ƒŽƒƒŽ–ƒ…ƒ”‰ƒ’ƒ–”‹‘‹ƒŽ›–—”À•–‹…ƒ“—‡‡‡ŽŽ‘••‡‡-
…—‡–”ƒǤƒ•…‘•‡…—‡…‹ƒ•ƒ‹ϐ‹‡•–ƒ•†‡‡•–ƒ•ƒ……‹‘‡••‡‡…—‡–”ƒ†‡–‡”‹ƒ†ƒ•
’‘”Žƒˆ‘”ƒ…‹×†‡—ƒ…‘•…‹‡…‹ƒ…‹—†ƒ†ƒƒ“—‡†‡ƒ†ƒŒ—•–‹…‹ƒ•‘…‹ƒŽ›–‡””‹–‘”‹ƒŽ
en el barrio Yungay.

ÊÄÝ®—›Ùƒ‘®ÊěÝ¥®Äƒ½›Ý

Los negocios inmobiliarios durante la década de los noventa, generaron una ingen-
–‡’”‘†—……‹×†‡—‡˜ƒ•˜‹˜‹‡†ƒ•ƒ–”ƒ˜±•†‡‡†‹ϐ‹…‹‘•‡ƒŽ–—”ƒ‡ƒ–‹ƒ‰‘’‘‹‡-
–‡Ǥ•–ƒ•ƒ……‹‘‡••‡ƒ’Ž‹…ƒƒ–”ƒ˜±•†‡Žƒ•ƒŽ‹ƒœƒ•’ï„Ž‹…‘Ǧ’”‹˜ƒ†ƒ•‡…‘Œ—–‘…‘
subsidios habitacionales que fomentaron la inversión de los grandes conglomerados de
empresas constructoras y la localización de nuevos habitantes con distintos niveles so-

‹—†ƒ†‹˜ƒǢ•‘…‹ƒ…‹×Š‹Ž‡ƒ†‡‡…‹‘•›‘ƒ•ƒ–”‹‘‹ƒŽ‡•ȋǡʹͲͳͲȌǤ

92
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

cioeconómicos. Sin embargo, este incesante desarrollo inmobiliario tuvo consecuencias


a nivel territorial, patrimonial, social y cultural en los barrios del área de estudio.

ƒ•–”ƒ•ˆ‘”ƒ…‹‘‡•–‡””‹–‘”‹ƒŽ‡•‡•–ž†ƒ†ƒ•’‘”——‡˜‘–‡Œ‹†‘—”„ƒ‘…ƒ”ƒ…–‡”‹-
œƒ†‘’‘”Žƒ†‡•‹ϐ‹…ƒ…‹×‡ƒŽ–—”ƒǡž•“—‡’‘”Žƒ…‘•–”—……‹×†‡˜‹˜‹‡†ƒ•—‹ˆƒ‹Ž‹ƒ-
res, lo cual ha generado un impacto en estos barrios debido a su alta carga patrimonial.
A partir de ello, se establece la normativa patrimonial en el año 2003 para proteger di-
…Š‘Ž‡‰ƒ†‘ƒ”“—‹–‡…–א‹…‘Ǥ‘‘„•–ƒ–‡ǡŽƒ’”‡‰—–ƒ“—‡…ƒ„‡Šƒ…‡”•‡‡•ǣǬ‘”“—±‡•–ƒ•
acciones de conservación y preservación del patrimonio no se llevaron a cabo antes de
ƒ’Ž‹…ƒ”Ž‘•’”‘‰”ƒƒ•†‡”‡’‘„Žƒ‹‡–‘›”‡‘˜ƒ…‹×—”„ƒƒǫŽ’ƒ”‡…‡”‡•–‘–‹‡‡—ƒ
lógica clara.

’”‹‡”Ž—‰ƒ”•‡ŽŽ‡˜ƒƒ…ƒ„‘–‘†ƒ‡•–ƒ’‘ŽÀ–‹…ƒ—”„ƒƒ’ƒ”ƒ’‘–‡…‹ƒ”‡Ž†‡•ƒ””‘ŽŽ‘
inmobiliario, establecer el marketing urbano y atraer a los nuevos habitantes, para pos-
–‡”‹‘”‡–‡ƒ’Ž‹…ƒ”†‹•’‘•‹–‹˜‘•†‡‰‡–”‹ϐ‹…ƒ…‹×ȋŽƒ‘”ƒ–‹˜ƒ’ƒ–”‹‘‹ƒŽȌ’ƒ”ƒ…‘-
ˆ‘”ƒ”—ƒ…‹—†ƒ†…ƒ”ƒ…–‡”‹œƒ†ƒ’‘”‡Ž–—”‹•‘—”„ƒ‘ǡŽƒ‰ƒ•–”‘‘Àƒǡ‡Ž’ƒ–”‹‘‹‘ǡ
los sectores bohemios y la identidad cultural de estos. Con ello se capta el imaginario
†‡Žƒ•…Žƒ•‡•‡†‹ƒ•‡‡š’ƒ•‹×›•‡’‘–‡…‹ƒ•—†‹•–‹…‹×†‡…Žƒ•‡ȋ‘—”†‹‡—ǡͳͻͺͺȌǤ

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—‡˜ƒ‰‡‘‰”ƒϐÀƒ•‘…‹ƒŽ…ƒ”ƒ…–‡”‹œƒ†ƒ’‘”Žƒ‡š‹•–‡…‹ƒ†‡‰”—’‘•‡†‹‘•›‡†‹‘•ǦƒŽ–‘•
en barrios como Concha y Toro, Brasil y Yungay, y sectores sociales de menor poder
adquisitivo en el barrio Balmaceda, lo cual dará lugar a una ciudad dual. Este último
„ƒ””‹‘’”‡•‡–ƒ”ž•‹‰‘•‡˜‹†‡–‡•†‡‘„•‘Ž‡•…‡…‹ƒ–ƒ–‘ϐÀ•‹…ƒ…‘‘•‘…‹ƒŽǡ†‡„‹†‘ƒ
Žƒ‡š‹•–‡…‹ƒ†‡—ƒ‘”ˆ‘Ž‘‰Àƒ—”„ƒƒ‡†‡–‡”‹‘”‘›ŽƒŽ‘…ƒŽ‹œƒ…‹×†‡Šƒ„‹–ƒ–‡•“—‡
†‡„‹†‘ƒ•—„ƒŒ‘’‘†‡”ƒ†“—‹•‹–‹˜‘˜ƒŽ‘”‹œƒ”ž‡•–‘••‡…–‘”‡•’‘”•—…‡–”ƒŽ‹†ƒ†›…‡”-
…ƒÀƒƒ•—ˆ—‡–‡Žƒ„‘”ƒŽǤ

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mento de otros. A partir de estas consecuencias territoriales, se movilizan agrupaciones
vecinales que se han coordinado para hacer frente a la destrucción del patrimonio y los
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contento social sobre el funcionamiento del sistema de transporte. Finalmente, se revisan las
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en particular, los efectos diferenciales que ferrocarriles y autopistas tienen sobre la construc-
…‹×ƒ–‡”‹ƒŽ†‡Žƒ…‹—†ƒ†Ǥ‡†‡Œƒ‡‡˜‹†‡…‹ƒŽƒ‡…‡•‹†ƒ††‡‡Žƒ„‘”ƒ”—’”‘‰”ƒƒ†‡ƒ”–‹-
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cies that have conditioned the processes of change and have not been reversed. The article re-
˜‹•‡•–Š‡’”‘…‡••‡•‘ˆ”ƒ‹Ž™ƒ›•ƒ†Š‹‰Š™ƒ›•…‘…‡••‹‘•ǡ–‘…‘…‡–”ƒ–‡‘–Š‡ƒ‹…‘ϐŽ‹…–•
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the transport system. Finally, the implications of the transport policies in the metropolitan ur-
ban dynamics are also revised. The differential effects that railways and highways have on the
material building of the city are particularly considered. The need to elaborate a program of
articulation of the mobility policies with the general urban policies is clearly stated.
‡›™‘”†•ǣTransportǡ Urbanism, Neoliberal Policies, Buenos Aires.

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101
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En la Argentina, las propuestas neoliberales se instalaron en el discurso de actores


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década de 1990 es cuando cristalizan como marco general para las decisiones en mate-
”‹ƒ†‡’‘ŽÀ–‹…ƒ•’ï„Ž‹…ƒ•ǡ…‘‰”ƒ‹’ƒ…–‘•‘„”‡†‹˜‡”•‘•’”‘…‡•‘•–‡””‹–‘”‹ƒŽ‡•ǡ–ƒ–‘ƒ
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do en la década de 2000 encuentra, como grandes condicionantes, transformaciones es-
–”—…–—”ƒŽ‡•ˆ‘”ƒŽ‹œƒ†ƒ•‡’Ž‡‘ƒ—‰‡†‡Žƒ•’‘ŽÀ–‹…ƒ•‡‘Ž‹„‡”ƒŽ‡•ǡ–ƒ–‘‡–±”‹‘•
de normativas y regulaciones como en procesos territoriales consolidados a la luz de
esas perspectivas.

La Región Metropolitana de Buenos Aires (RMBA) es un ámbito en el que se desa-


””‘ŽŽƒ”‘…‘’ƒ”–‹…—Žƒ”‹–‡•‹†ƒ†Žƒ•’‘ŽÀ–‹…ƒ•‡‘Ž‹„‡”ƒŽ‡•ǡ†‡‘†‘–ƒŽ“—‡Š—„‘—ƒ
instalación de la idea de mercantilización del desarrollo urbano (De Mattos, 2007), em-
pobreciendo las miradas que perciben a la ciudad como el ámbito de desarrollo de la
…‘’Ž‡Œ‹†ƒ††‡Žƒ˜‹†ƒ•‘…‹ƒŽ›…‘‘‘’‘”–—‹†ƒ†’ƒ”ƒŽƒ‡“—‹†ƒ†•‘…‹ƒŽǤ‹‰—‹‡†‘Žƒ
esquematización propuesta por Ong (2007), asumimos que el neoliberalismo se instala
‡…ƒ†ƒŽ—‰ƒ”‘…‘—ƒ‡•–”—…–—”ƒ”À‰‹†ƒ•‹‘–‘ƒ†‘‡Ž‡‡–‘•’”‘’‹‘•“—‡‡…ƒ†ƒ
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…ƒ„‹ƒ–‡“—‡‡•–‘ƒ†ƒ†‡‘†‘†‹ˆ‡”‡–‡‡…ƒ†ƒ…‘–‡š–‘’‘ŽÀ–‹…‘Ǥ–ƒ–‘Ž×‰‹…ƒǡ
el proceso de neoliberalización actúa como imposición prioritaria, es decir, como man-
†ƒ–‘’‘”•‘„”‡‡•–”ƒ–‡‰‹ƒ••‡…–‘”‹ƒŽ‡•‘–‡””‹–‘”‹ƒŽ‡•†‹•…—–‹†ƒ•‡•À‹•ƒ•ǡƒ—“—‡•‡
particulariza en cada uno de los casos. Una de las consecuencias de esta perspectiva es
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cesos urbanos, volviéndose el mercado el ámbito privilegiado para la gestación y eva-
Ž—ƒ…‹×†‡Žƒ•’‘ŽÀ–‹…ƒ•—”„ƒƒ•Ǥ‡•–‡ƒ”…‘•‡’”‘†—Œ‘—ƒ˜‡”†ƒ†‡”ƒ’”‹˜ƒ–‹œƒ…‹×
†‡Žƒ‰‡•–‹×†‡Ž‘••‡”˜‹…‹‘•—”„ƒ‘•ƒ‡•…ƒŽƒ‡–”‘’‘Ž‹–ƒƒȋÀ”‡œǡʹͲͲ͸ȌǤ•–‡’”‘…‡•‘
incluyó, entre otros, la privatización o concesión del servicio de agua y saneamiento, la
†‹•–”‹„—…‹×‡Ž±…–”‹…ƒ›†‡‰ƒ•ǡŽƒ–‡Ž‡ˆ‘Àƒ›Žƒ’”‡•–ƒ…‹×†‡Ž‘••‡”˜‹…‹‘•†‡–”ƒ•’‘”–‡Ǥ
•–‘•‹‘•ǡƒ•—˜‡œǡˆ—‡”‘ƒŽ…ƒœƒ†‘•’‘”—ƒ’Ž‹‘’ƒ“—‡–‡†‡’‘ŽÀ–‹…ƒ•‡…–‘”‹ƒŽ
-en todas las escalas-, de modo tal que constituyen un caso de particular interés en tanto
”‡ϐŽ‡Œƒ—ƒ†‘„Ž‡‹–‡•‹†ƒ†ǣ…‘‘…ƒ’‘•‡…–‘”‹ƒŽ›…‘‘•‡”˜‹…‹‘‡–”‘’‘Ž‹–ƒ‘Ǥ

La propuesta es abordar parte de las transformaciones del transporte metropolitano


a través de los procesos de reestructuración de la red de autopistas y de la concesión de
Ž‘••‡”˜‹…‹‘•ˆ‡””‘˜‹ƒ”‹‘•†‡’ƒ•ƒŒ‡”‘•Ǥ…–…‘‘ï…Ž‡‘•†‘•‹•–ƒ…‹ƒ•†‹ƒŽ×‰‹…ƒ•ǣ
por un lado, la preocupación por los modelos de movilidad; por otro, las implicancias
territoriales asociadas con estos modelos. En relación con el primer núcleo, los hechos
centrales son una creciente participación del automóvil particular en las estrategias de
movilidad y la acentuación de la diferenciación social de la movilidad. En relación con el
segundo, interesa reconocer la dispar relación de autopistas y servicios ferroviarios con
los procesos urbanos más dinámicos.

102
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

Žƒ”–À…—Ž‘’”‘’‘‡’ƒ”–‹”†‡—ƒ”‡ˆ‡”‡…‹ƒƒŽƒ”…‘‡•–”—…–—”ƒŽ†‡’‘ŽÀ–‹…ƒ•’ï„Ž‹-
cas territoriales y de transporte en la década de 1990, para luego reconstruir y analizar
los procesos de reestructuración de la red de autopistas metropolitanas y de conce-
siones ferroviarias. En todo caso, los hitos de esa reconstrucción se focalizarán en los
…‘ϐŽ‹…–‘•‡–”‡ƒ…–‘”‡•ǡ‡–”‡‹˜‡Ž‡•‡•–ƒ–ƒŽ‡•›ǡ‡’ƒ”–‹…—Žƒ”ǡƒ“—‡ŽŽ‘•˜‹…—Žƒ†‘•†‡
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…‹×†‡‹‹…‹ƒ–‹˜ƒ•”‡…‹‡–‡•ǡ˜‹…—Žƒ†ƒ•…‘Žƒ•—‡˜ƒ•‘”‹‡–ƒ…‹‘‡•†‡’‘ŽÀ–‹…ƒ’ï„Ž‹…ƒ
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estructurales derivadas de la inercia normativa y, sobre todo, territorial derivada del
…‹…Ž‘†‡’‘ŽÀ–‹…ƒ•‡‘Ž‹„‡”ƒŽ‡•ǡ›‡‹†‡–‹ϐ‹…ƒ”†‡•ƒϐÀ‘•…”À–‹…‘•‡ƒ–‡”‹ƒ†‡ƒ”–‹…—Žƒ-
…‹×‡–”‡’‘ŽÀ–‹…ƒ•—”„ƒƒ•›†‡–”ƒ•’‘”–‡‡‡Žž„‹–‘‡–”‘’‘Ž‹–ƒ‘Ǥ…‘Œ—–‘ǡ•‡
‡•’‡”ƒ“—‡‡Žƒ”–À…—Ž‘•‡ƒ—ƒ’‘”–‡ƒŽƒ‹†‡–‹ϐ‹…ƒ…‹×†‡Žƒ•˜ƒ”‹ƒ†ƒ•ˆ‘”ƒ•“—‡ƒ•—-
‡‡ŽDz‡‘Ž‹„‡”ƒŽ‹•‘”‡ƒŽ‡–‡‡š‹•–‡–‡dzǡ“—‡Dz†‡•–ƒ…ƒŽƒ‹•‡”…‹×…‘–‡š–—ƒŽ†‡Ž‘•
proyectos de reestructuración neoliberal y su dependencia de la trayectoria histórica”
(Theodore et al., 2009)

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Ž’”‘…‡•‘†‡’—‡•–ƒ‡ƒ”…Šƒ†‡Žƒ•’‘ŽÀ–‹…ƒ•‡‘Ž‹„‡”ƒŽ‡•‡”‰‡–‹ƒ•‹‰—‡ǡ‡
ŽÀ‡ƒ• ‰‡‡”ƒŽ‡•ǡ Žƒ ’‡”‹‘†‹œƒ…‹× ’”‘’—‡•–ƒ ’‘” ”‡‡”et al. (2009). Estos autores
†‹•–‹‰—‡—’”‹‡”’‡”À‘†‘ǡ‹‹…‹ƒ†‘‡Žƒ†±…ƒ†ƒ†‡ͳͻ͹Ͳǡƒ’‘›ƒ†‘•‘„”‡Ž‘•’—–‘•
†‡…”‹•‹•›Ž‘•…‘–‘”‘•†‹ˆ—•‘•†‡Ž‡›‡•‹ƒ‹•‘–ƒ”†À‘ǡ›—•‡‰—†‘’‡”À‘†‘ǡŠƒ…‹ƒ
la década de 1990, de neoliberalización profunda, que implica la imposición de marcos
generales destinados a favorecer sucesivos ciclos de reformas pro-mercado. Esta sin-
…”‘Àƒ…‘Žƒƒ…”‘’‡”‹‘†‹œƒ…‹×‘‘„•–ƒ’ƒ”ƒ“—‡Ž‘•’”‘…‡•‘•”‡…‘‘œ…ƒ’ƒ”–‹…—-
laridades, matices, variantes, propios de su inserción en una trayectoria histórica que
…‘†‹…‹‘ƒǡ”‡•‹•–‡›‘†‡Žƒ‡Žˆ‘”ƒ–‘›Žƒ•…‘•‡…—‡…‹ƒ•†‡Žƒ•’‘ŽÀ–‹…ƒ•Ǥ

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”ƒŽ‡•†—”ƒ–‡‡Ž‹‘‰‘„‹‡”‘‹Ž‹–ƒ”ȋͳͻ͹͸Ǧͳͻͺ͵Ȍǡ‡—…‘–‡š–‘†‡•—’”‡•‹×†‡Ž
ˆ—…‹‘ƒ‹‡–‘†‡Žƒ•‹•–‹–—…‹‘‡•†‡Žƒ†‡‘…”ƒ…‹ƒǡ†‡’‡”•‡…—…‹×’‘ŽÀ–‹…ƒ›•‹—ƒ
†‹•…—•‹×’ï„Ž‹…ƒ•‘„”‡‡Ž–‡ƒǤƒ–‡”‹ƒ†‡’‘ŽÀ–‹…ƒ†‡–”ƒ•’‘”–‡‘’”‘†—Œ‘—ƒ
reformulación integral de las normativas y condiciones de funcionamiento del sector,
que mantuvo una regulación intensa, y las principales empresas continuaron siendo de
’”‘’‹‡†ƒ†’ï„Ž‹…ƒȋ ‡””‘…ƒ””‹Ž‡•”‰‡–‹‘•›‡”‘ŽÀ‡ƒ•”‰‡–‹ƒ•ǡ’‘”‡Œ‡’Ž‘ȌǤ
…ƒ„‹‘ǡ•À•‡’”‘†—…‡‹–‡–‘•ƒ‹•Žƒ†‘•›’ƒ”…‹ƒŽ‡•†‡Ž‘“—‡•‡†‡‘‹ƒ’”‹˜ƒ–‹œƒ-
ciones periféricas, es decir, de fragmentos del proceso de producción de los servicios de
transporte en coincidencia con la tercerización, o sea, la transferencia de parte de las

103
ĔėČĊđĆēĈĔǦđĊďĆēĉėĔĆĈĆČēĔ

funciones que desarrollaban las grandes empresas estatales hacia empresas privadas
(Felder, 1994)

Žƒ†±…ƒ†ƒ†‡ͳͻͻͲǡ‡—…‘–‡š–‘†‡‘…”ž–‹…‘ǡ‡Ž’”‘…‡•‘†‡‡‘Ž‹„‡”ƒŽ‹œƒ…‹×
se profundiza, se constituyen nuevos marcos normativos generales y particulares y se
‡š–‹‡†‡ƒ–‘†ƒ•Žƒ•ž”‡ƒ•†‡Žƒ•’‘ŽÀ–‹…ƒ•’ï„Ž‹…ƒ•Ǥ–”‡Ž‘•ƒ”…‘•‘”ƒ–‹˜‘•‰‡‡-
”ƒŽ‡••‡†‡•–ƒ…ƒŽƒŽ‡›†‡‡ˆ‘”ƒ†‡Ž•–ƒ†‘ȋʹ͵Ǥ͸ͻ͸ȀͺͻȌǡ’”‘—Ž‰ƒ†ƒƒŽ’‘…‘–‹‡’‘
de la asunción del presidente Carlos Menem y en medio de una crisis económica, que
‡š’Ž‹…‹–ƒ‡Ž’ƒ’‡Ž†‡Ž•–ƒ†‘‡‡Ž—‡˜‘‘†‡Ž‘‡…‘×‹…‘›‡•–ƒ„Ž‡…‡—‡•…‡ƒ”‹‘
•‘„”‡‡Ž…—ƒŽ•‡˜ƒƒ†‡•ƒ””‘ŽŽƒ”Žƒ•’‘ŽÀ–‹…ƒ••‡…–‘”‹ƒŽ‡•’ƒ”–‹…—Žƒ”‡•Ǥ‡–”ƒ–ƒ†‡—
momento de particular intensidad del proceso de “destrucción creativa del espacio
’‘ŽÀ–‹…‘Ǧ‡…‘×‹…‘‡š‹•–‡–‡dzȋŠ‡‘†‘”‡et al., 2009), que implica la reformulación de
normativas, el desmantelamiento de instituciones y ámbitos de funcionamiento estatal
de estilo keynesiano, la creación de nuevas normas y reglas orientadas hacia el mercado
y la mercantilización de bienes y servicios, entre ellos las infraestructuras y los servicios
públicos urbanos. Con respecto a esta normativa del Estado neoliberal, Harvey sostiene
“—‡Dz•—’‘‡—ƒ˜‡–ƒŒƒ’ƒ”ƒŽƒ•…‘”’‘”ƒ…‹‘‡•dz›“—‡‡Ž‘•…ƒ•‘•‡“—‡‡š‹•–‡
consorcios público-privados, “el Estado asume gran parte de los riesgos mientras que
‡Ž•‡…–‘”’”‹˜ƒ†‘‘„–‹‡‡Žƒƒ›‘”’ƒ”–‡†‡Ž‘•„‡‡ϐ‹…‹‘•dzȋʹͲͲͷǣͺͶȌ‡Ž…ƒ•‘†‡Žƒ
”‰‡–‹ƒ‡•–ƒ–‡†‡…‹ƒ‰‡‡”ƒŽ•‡˜‡”‹ϐ‹…ƒ‡—‡”‘•‘•…ƒ•‘•Ǥ

ƒ–‡”‹ƒ†‡–”ƒ•’‘”–‡ǡ‡Ž‡š‘ †‡Žƒ‡›ʹ͵Ǥ͸ͻ͸–”ƒœ×—ƒ’Ž‹‘’”‘‰”ƒƒ†‡
’”‹˜ƒ–‹œƒ…‹‘‡•ǡ…‘…‡•‹‘‡•›–”ƒ•ˆ‡”‡…‹ƒ•Šƒ…‹ƒŒ—”‹•†‹……‹‘‡•’”‘˜‹…‹ƒŽ‡•›—‹-
cipales. Este programa alcanzaba a la Empresa Ferrocarriles Argentinos, Subterráneos
de Buenos Aires, las rutas y autopistas a cargo de la Dirección Nacional de Vialidad,
’—‡”–‘•ǡ ƒ‡”‘’—‡”–‘•ǡ ‡”‘ŽÀ‡ƒ• ”‰‡–‹ƒ• › Žƒ ’”‡•ƒ À‡ƒ• ƒ”À–‹ƒ• ”‰‡–‹-
nas. Puede apreciarse que una parte central de los servicios esenciales para el funcio-
ƒ‹‡–‘ —”„ƒ‘ǡ “—‡ †‡’‡†Àƒ †‡ ‡•–ƒ• ‡’”‡•ƒ• ƒ…‹‘ƒŽ‡•ǡ ’ƒ•ƒ”‘ ƒ Žƒ ה„‹–ƒ
mercantil, lo que implicó no solo la operación por parte de las empresas privadas sino
la incorporación decisiva de demandas de valorización del capital en la ecuación eco-
nómica general de la prestación de esos servicios y de sus estrategias territoriales de
modernización y ampliación.

Es necesario señalar la fuerte impronta que, desde el punto de vista institucional,


tiene la Nación sobre la RMBA. En efecto, la estructura institucional de ésta última es
•—ƒ‡–‡…‘’Ž‡Œƒ›…‘’”‡†‡†‹˜‡”•ƒ•‹•–ƒ…‹ƒ•’‘ŽÀ–‹…ƒ•ǣ‡Ž
‘„‹‡”‘†‡Žƒ‹—-
dad Autónoma de Buenos Aires, el gobierno de la provincia de Buenos Aires, los gobier-
nos locales de los municipios bonaerenses incluidos en la Región y el Estado Nacional.
Más aún, en el momento de profundización del proceso de neoliberalización la Ciudad
—–א‘ƒ†‡—‡‘•‹”‡•–‘†ƒ˜Àƒ‘‡”ƒƒ—–א‘ƒ›•—‹–‡†‡–‡‡”ƒ†‡•‹‰ƒ†‘†‹-
”‡…–ƒ‡–‡’‘”‡Ž”‡•‹†‡–‡†‡Žƒƒ…‹×Ǥ‡ƒŽŽÀŽƒ‹’‘”–ƒ…‹ƒ…‡–”ƒŽ†‡Žƒ•’‘ŽÀ–‹…ƒ•
ƒ…‹‘ƒŽ‡•ǡ“—‡•‡˜—‡Ž˜‡ƒŽ‹•‘–‹‡’‘’‘ŽÀ–‹…ƒ•—”„ƒƒ•ǡ…‘—‹’ƒ…–‘•‹‰‹ϐ‹…ƒ-
tivo en la dinámica general de la ciudad y en los procesos a escala local.

104
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

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El proceso privatizador y concesionador emprendido por el Estado Nacional se de-


sarrolló durante la primera mitad de la década de 1990 y estuvo signado, en casi to-
dos los casos, por una alta resistencia social. Casos paradigmáticos de tal resistencia
se encuentran en las concesiones a empresas privadas de los servicios de transporte
†‡’ƒ•ƒŒ‡”‘•†‡Ž‘•ˆ‡””‘…ƒ””‹Ž‡•›†‡Žƒƒ†‹‹•–”ƒ…‹×›ƒ–‡‹‹‡–‘†‡Žƒ”‡††‡
autopistas, ambos dentro de la RMBA. En el primer caso la oposición estuvo del lado de
Ž‘•–”ƒ„ƒŒƒ†‘”‡•ˆ‡””‘˜‹ƒ”‹‘•ǡ“—‡‘”‰ƒ‹œƒ”‘planes de lucha para evitar la concesión
†‡Ž•‡”˜‹…‹‘Ǥ‘”‡ŽŽƒ†‘†‡Žƒ•ƒ—–‘’‹•–ƒ•ǡŽƒ”‡•‹•–‡…‹ƒˆ—‡‡Œ‡”…‹†ƒ’‘”—•—ƒ”‹‘•†‡Ž‘•
†‹ˆ‡”‡–‡•…‘””‡†‘”‡•’‘”‘’‘•‹…‹×ƒŽ’ƒ‰‘†‡Ž’‡ƒŒ‡›’‘””‡•‹†‡–‡•†‡Ž‘…ƒŽ‹†ƒ†‡•
Ž‹†‡”ƒ•ƒŽƒ•–”ƒœƒ•ǡ“—‡ƒ˜‹œ‘”ƒ„ƒ–ƒ„‹±—’‡”Œ—‹…‹‘‡•—•…‘†‹…‹‘‡•†‡˜‹†ƒ
por el incremento del tránsito en las calles y avenidas de acceso a las autopistas.

ůĐĂƐŽĚĞůĨĞƌƌŽĐĂƌƌŝůŵĞƚƌŽƉŽůŝƚĂŶŽ

Las reformas en el sistema ferroviario comienzan en la década de 1960, con el Plan


ƒ”‹ǡ—ƒ’”‘’—‡•–ƒ†‡”‡†—……‹×†‡Žƒ”‡†›†‡Ž‘••‡”˜‹…‹‘•„ƒŒ‘‡Ž‘†‡Ž‘†‡Žƒ”ƒ-
…‹‘ƒŽ‹œƒ…‹×ǡ‡—‘‡–‘†‡…‘‹‡œ‘†‡Žƒ—‰‡†‡Žƒ‹†—•–”‹ƒƒ—–‘‘˜‹ŽÀ•–‹…ƒ‡‡Ž
’ƒÀ•ǤŽ‘•ƒÓ‘••‡–‡–ƒŠƒ›—’”‹‡”‡•„‘œ‘†‡’”‹˜ƒ–‹œƒ…‹‘‡•’ƒ”…‹ƒŽ‡•ǡ‰‡‡”ƒ†‘
nuevos negocios para fracciones del capital más concentrado (Felder, 2009). Pero es re-
cién en el marco de las reformas neoliberales de 1990 cuando se implementa el ya men-
cionado proceso de concesión de los servicios de la empresa Ferrocarriles Argentinos,
por parte del Estado Nacional. La estrategia consistió en separar los distintos compo-
‡–‡•†‡Ž•‡”˜‹…‹‘ǣ…ƒ”‰ƒ•ǡ’ƒ•ƒŒ‡”‘•‹–‡”—”„ƒ‘•›’ƒ•ƒŒ‡”‘•‡–”‘’‘Ž‹–ƒ‘•Ǥƒ•…ƒ”-
‰ƒ•ǡ…‘•‹†‡”ƒ†‘‡Ž…‘•‡‰‡–‘”‡–ƒ„Ž‡ǡ•‡…‘…‡•‹‘ƒ”‘„ƒŒ‘‡Ž‘†‡Ž‘‹–‡‰”ƒŽ
que otorga al mismo operador el mantenimiento de la infraestructura y la prestación
del servicio. Al mismo tiempo se liberó a estos operadores de la prestación del servicio
†‡’ƒ•ƒŒ‡”‘•‹–‡”—”„ƒ‘•ǡ“—‡ƒ•—˜‡œˆ—‡–”ƒ•ˆ‡”‹†‘ƒŽƒ•’”‘˜‹…‹ƒ•ǤŽƒ’”ž…–‹…ƒ
‡•–ƒ‘’‡”ƒ…‹×‹’Ž‹…׎ƒ•—’”‡•‹×…ƒ•‹–‘–ƒŽ†‡Ž‘••‡”˜‹…‹‘•†‡’ƒ•ƒŒ‡”‘•ǡ›ƒ“—‡’”ž…-
ticamente todas las provincias se negaron a hacerse cargo del servicio ferroviario por el
ƒŽ–‘†±ϐ‹…‹–“—‡‰‡‡”ƒ„ƒ•—‡š’Ž‘–ƒ…‹×Ǥ•–‘…‘†‹…‹‘×‡‰”ƒ‡†‹†ƒŽƒ‡ϐ‹…ƒ…‹ƒ†‡
Žƒ”‡…—’‡”ƒ…‹×†‡‡•–‘••‡”˜‹…‹‘•ǡƒ–”ƒ˜±•ǡ’‘”‡Œ‡’Ž‘ǡ†‡Ž…ƒ”‰‘†‡—…ƒ‘ƒ’ƒ‰ƒ”
ƒŽ…‘…‡•‹‘ƒ”‹‘›†‡—ƒ‘„Ž‹‰ƒ…‹×†‡ƒ–‡‹‹‡–‘†‡Žƒ•˜Àƒ•ƒ„ƒŒƒ•˜‡Ž‘…‹†ƒ†‡•ǡ
razonables para el transporte de cargas, pero poco apropiadas para la circulación de
–”‡‡•†‡’ƒ•ƒŒ‡”‘•ǤŽ…‹‡””‡†‡Ž‘•”ƒƒŽ‡•‹–‡”—”„ƒ‘•†‡’ƒ•ƒŒ‡”‘••‡’”‘†—Œ‘ϐ‹ƒŽ-
mente en marzo de 1993, con despidos de empleados y protestas sindicales.

ƒ”ƒ‡Ž•‡”˜‹…‹‘†‡’ƒ•ƒŒ‡”‘•‡‡Žž„‹–‘†‡Žƒǡ•‡ƒ•—‹×†‹”‡…–ƒ‡–‡Žƒ‡…‡-
•‹†ƒ††‡‘–‘”‰ƒ”•—„•‹†‹‘•‘’‡”ƒ–‹˜‘•’ƒ”ƒ…‘’‡•ƒ”Žƒ–ƒ”‹ˆƒ”‡‰—Žƒ†ƒǡ‹•—ϐ‹…‹‡–‡’ƒ”ƒ

105
ĔėČĊđĆēĈĔǦđĊďĆēĉėĔĆĈĆČēĔ

…—„”‹”‰ƒ•–‘•†‡‡š’Ž‘–ƒ…‹×ǡƒ–‡‹‹‡–‘ǡ‹˜‡”•‹‘‡•›—ƒ”ƒœ‘ƒ„Ž‡”‡–ƒ„‹Ž‹†ƒ†ǤŽ
•–ƒ†‘ƒ–—˜‘ƒ•—…ƒ”‰‘‡Ž†‹•‡Ó‘›ϐ‹ƒ…‹ƒ‹‡–‘†‡—’”‘‰”ƒƒ†‡‹˜‡”•‹×ǡ…‘–‹-
œƒ†‘›‡Œ‡…—–ƒ†‘’‘”Ž‘•‘’‡”ƒ†‘”‡•’”‹˜ƒ†‘•Ǥƒ•…‘…‡•‹‘‡••‡‘–‘”‰ƒ”‘ƒŽ‘•‘’‡”ƒ-
†‘”‡•“—‡ǡŽ—‡‰‘†‡’ƒ•ƒ”’‘”Žƒ•…ƒŽ‹ϐ‹…ƒ…‹‘‡•†‡ƒ’–‹–—†‡’”‡•ƒ”‹ƒŽ›†‡•‡”ƒ’”‘„ƒ†‘
su plan de gestión, solicitaron el menor subsidio, por un lapso de 20 años. Todo el proceso
‘‡•–—˜‘‡š‡–‘†‡…‘ϐŽ‹…–‘•†‡†‹˜‡”•‘–‹’‘ǡ“—‡†‡”‹˜ƒ”‘‡—ƒ…‘•–ƒ–‡”‡‡‰‘…‹ƒ-
…‹×†‡Ž‘•…‘–”ƒ–‘•ǡ•‹‡’”‡•—„‘”†‹ƒ†ƒƒŽ‘„Œ‡–‹˜‘’‘ŽÀ–‹…‘†‡ƒ˜ƒœƒ”‡Žƒ…‘…‡•‹×Ǥ
Ž’”‘…‡•‘–ƒ„‹±•‡…ƒ”ƒ…–‡”‹œ×’‘”—ƒƒ”…ƒ†ƒ†‡„‹Ž‹†ƒ†”‡‰—Žƒ–‘”‹ƒǡƒ‹ϐ‹‡•–ƒ’‘”
‡Œ‡’Ž‘‡Žƒ•†‡‘”ƒ•‡Žƒ…‘•–‹–—…‹×†‡ϐ‹‹–‹˜ƒ†‡Ž‡–‡”‡‰—Žƒ†‘”›‡Žƒ•Ž‹‹–ƒ…‹‘-
nes de sus capacidades efectivas de control (Felder, 2009; Perez, 2010).

‘•…‘ϐŽ‹…–‘•‰—ƒ”†ƒ”‡Žƒ…‹×…‘†‹ˆ‡”‡–‡•ƒ…–‘”‡•”‡Žƒ…‹‘ƒ†‘•…‘‡Ž•‡”˜‹…‹‘
†‡Žˆ‡””‘…ƒ””‹Žǡ–ƒ–‘–”ƒ„ƒŒƒ†‘”‡•…‘‘—•—ƒ”‹‘•Ǥ—’”‹‡”‘‡–‘ǡŽƒ†‡…‹•‹×
†‡…‘…‡•‹‘ƒ”Ž‘•”ƒƒŽ‡•’”‘†—Œ‘Žƒ”‡ƒ……‹×†‡Ž‘•‰”‡‹‘•ˆ‡””‘˜‹ƒ”‹‘•ǡŽ‘•…—ƒŽ‡•ǡ
•ƒ„‡†‘”‡•†‡Ž†±ϐ‹…‹–†‹ƒ”‹‘“—‡‰‡‡”ƒ„ƒƒŽ•–ƒ†‘Žƒ’”‡•–ƒ…‹×†‡Ž•‡”˜‹…‹‘ǡ˜‹‡”‘’‡-
Ž‹‰”ƒ”Žƒ…‘–‹—‹†ƒ††‡•—ˆ—‡–‡†‡–”ƒ„ƒŒ‘›†‹•‡Óƒ”‘’‘”…‘•‹‰—‹‡–‡—’Žƒ†‡”‡-
clamos. Sin embargo, las distintas actitudes de los diversos gremios del sector limitaron
la fuerza de las acciones, que se desarrollaron sin criterios ni estrategias de resistencia
…‘—‡•ǡ‡—ƒ”…‘‡†‹ž–‹…‘›’‘ŽÀ–‹…‘ˆƒ˜‘”ƒ„Ž‡’ƒ”ƒ‡Ž’”‘›‡…–‘‰—„‡”ƒ‡–ƒŽǤ
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con una fuerte vinculación con el servicio ferroviario por la presencia de talleres o por
ser la única posibilidad de acceso a una oferta de transporte.

En cuanto a los actores que participaron de las empresas concesionarias se desta-


…ƒ†‘•…ƒ”ƒ…–‡”À•–‹…ƒ•’”‹…‹’ƒŽ‡•Ǥ‘”—Žƒ†‘ǡŽƒ’”‡•‡…‹ƒ†‡ƒ…–‘”‡•’”‘˜‡‹‡–‡•†‡
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del propio sector, ya que varias empresas de buses participaron de los consorcios ad-
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de integración vertical de los consorcios en los que participan empresas constructoras
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debilidad de los controles que facilitan la reducción de los gastos operativos y limitan la
‹–”‘†—……‹×†‡‡Œ‘”ƒ•‡Ž‘••‡”˜‹…‹‘•ǡDz…”‡ƒ—ƒ•‹–—ƒ…‹×‡Žƒ“—‡Žƒ–”ƒ•ˆ‡”‡…‹ƒ
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vierte al servicio en un atractivo negocio para las empresas que participan en él” (Pérez,
ʹͲͳͲǣͳͲͺȌ—ƒ‘’‡”ƒ…‹×†‡•‡‡Œƒ–‡‡˜‡”‰ƒ†—”ƒ‘Š—„‘Ž—‰ƒ”’ƒ”ƒ”‡’‡•ƒ”‡Ž
rol del ferrocarril en la movilidad metropolitana, ni para incorporar una modernización
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para pensarlo integrado en un esquema de articulación modal que respondiera a las
—‡˜ƒ•‡…‡•‹†ƒ†‡•†‡‘˜‹Ž‹†ƒ†ǤÀ•‡‡˜‹†‡…‹×Žƒ•—„‘”†‹ƒ…‹×†‡–‘†‘‡Ž’”‘…‡•‘ƒ
los imperativos macroeconómicos.

106
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’—•‘‡Œƒ“—‡ƒ—’”‘…‡•‘“—‡›ƒŠƒ„Àƒ†‡‘•–”ƒ†‘•—•Ž‹‹–ƒ…‹‘‡•›’”‘„Ž‡ƒ•…‘
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‹‡–‘•”‡‹–‡”ƒ†‘•›’‘”†‡ϐ‹…‹‡…‹ƒ•‡Žƒ•’”‡•–ƒ…‹‘‡•3; ciertas nuevas inversiones en
renovación del material rodante y de las estaciones que, sin embargo, son notoriamente
‹•—ϐ‹…‹‡–‡•’ƒ”ƒ‡Œ‘”ƒ”Žƒ•…‘†‹…‹‘‡•†‡ˆ—…‹‘ƒ‹‡–‘Ǣ›—ƒ†‡…‹†‹†ƒ’‘ŽÀ–‹…ƒ
de congelamiento de tarifas y aumento de los subsidios como parte de una estrategia
redistributiva más general. Se han creado, además, dos agencias estatales, una encarga-
da de la Administración de las Infraestructuras Ferroviarias (ADIF) y otra encargada de
la operación ferroviaria (SOFSE). Vale la pena señalar que estas iniciativas representan
un cambio importante frente a las concesiones integrales y habilitan nuevas estrategias
†‡’‘ŽÀ–‹…ƒˆ‡””‘˜‹ƒ”‹ƒǡ’‡”‘ƒï‘Šƒ–‡‹†‘‡ˆ‡…–‘••‹‰‹ϐ‹…ƒ–‹˜‘••‘„”‡Ž‘•ˆ‡””‘…ƒ-
””‹Ž‡•‡–”‘’‘Ž‹–ƒ‘•Ǥ‘‘„‹‡•‡ÓƒŽƒ ‡Ž†‡”ȋʹͲͲͻǣ͹ȌǡDzǥŽƒ•…”À–‹…ƒ•›Ž‘•ƒ—…‹‘•
‘…‘•–‹–—›‡—ƒ”—’–—”ƒ‡–ƒ…‘Žƒ•’‘ŽÀ–‹…ƒ••‡…–‘”‹ƒŽ‡•’”‡˜‹ƒ•ǡƒ‡‘•“—‡‡•–±
acompañados por replanteos del sentido y de las orientaciones estratégicas del sistema
ferroviario y por transformaciones legales, institucionales y operativas acordes con es-
tos replanteos.”

ƒ•…‘–‹—‹†ƒ†‡••‡ƒ‹ϐ‹‡•–ƒ‡Žƒ•ŽÀ‡ƒ•‰‡‡”ƒŽ‡•“—‡‘”‹‡–ƒŽƒ•’”ž…–‹…ƒ•ǣ
debilidad del organismo regulador para controlar y para aplicar sanciones frente al
‹…—’Ž‹‹‡–‘†‡Ž…‘–”ƒ–‘ǡ†‡ϐ‹…‹‡…‹ƒ•‡‡Žƒ–‡‹‹‡–‘†‡Žƒ‹ˆ”ƒ‡•–”—…–—”ƒ›
en la prestación de los servicios que redunda en situaciones de inseguridad, incum-
’Ž‹‹‡–‘ †‡ ˆ”‡…—‡…‹ƒ• › …‘†‹…‹‘‡• †‡ ˜‹ƒŒ‡ ’±•‹ƒ•Ǥ •–ƒ •‹–—ƒ…‹× Šƒ ŽŽ‡˜ƒ†‘ ƒ
Žƒ‡š’Ž‘•‹×†‡†‹˜‡”•‘•…‘ϐŽ‹…–‘•ǡ—…Š‘•†‡‡ŽŽ‘•…‘ƒ‹ˆ‡•–ƒ…‹‘‡•†‡˜‹‘Ž‡…‹ƒǡ
ante episodios de cancelación de trenes o demoras prolongadas, trasvasando los cana-
Ž‡•‹•–‹–—…‹‘ƒŽ‡•†‡’”‘…‡•ƒ”Žƒ…‘ϐŽ‹…–‹˜‹†ƒ†ȋ±”‡œǡʹͲͳͲȌǤŽ‰—‘•†‡Ž‘•Š‹–‘•‡
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(2006), Constitución (2007) y Castelar (2008) con quema de trenes y destrozos en el
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’ƒ”ƒŽƒˆ‘”ƒŽ‹œƒ…‹×†‡Žƒ•”‡Žƒ…‹‘‡•Žƒ„‘”ƒŽ‡•†‡–”ƒ„ƒŒƒ†‘”‡•–‡”…‡”‹œƒ†‘•ȋʹͲͳͲȌǤŽ
accidente ferroviario ocurrido en la estación Once en febrero de 2012 marca una episo-
†‹‘‡š–”‡‘ǡ…‘ͷͳ—‡”–‘•›…‡”…ƒ†‡͹ͲͲŠ‡”‹†‘•…‘‘…‘•‡…—‡…‹ƒ†‡ˆƒŽŽƒ•‡‡Ž
sistema de frenos de un tren.

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ƒ……‹†‡–‡‘…—””‹†‘‡ˆ‡„”‡”‘†‡ʹͲͳʹ•‡”‡•…‹†‹‡”‘Ž‘•…‘–”ƒ–‘•†‡‘–”ƒ•†‘•ŽÀ‡ƒ•ǡ“—‡‡•–ƒ„ƒƒ…ƒ”‰‘†‡Ž‘’‡”ƒ†‘”
del servicio accidentado.

107
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‘•—•—ƒ”‹‘•Šƒƒ‹ˆ‡•–ƒ†‘”‡‹–‡”ƒ†ƒ‡–‡•—•’”‘–‡•–ƒ•ǡ‡Œ‡’Ž‹ϐ‹…ƒ†ƒ•‡ƒŽ‰—-
nos de los blogs que los agrupan y que suelen dar cuenta de las condiciones del servi-
cio4Ǥ•–‘•‡Œ‡’Ž‘••‡ÓƒŽƒƒŽƒ•…Žƒ”ƒ•Žƒ†‡”‹˜ƒ…‹×†‡Žƒ•†‡ϐ‹…‹‡…‹ƒ•‘„•‡”˜ƒ†ƒ•‡
Žƒ•…ƒ”ƒ…–‡”À•–‹…ƒ•“—‡–‘ƒ”‘Žƒ•…‘…‡•‹‘‡•†‡•‡”˜‹…‹‘•’ï„Ž‹…‘•†‡Žƒ†±…ƒ†ƒ†‡Ž‘•
noventa, que continúan prevaleciendo como modalidades generalizadas de prestación
del servicio. Señalan, al mismo tiempo, la necesidad y la urgencia de la adopción de
cambios en este sistema.

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El proceso de reestructuración de la red de accesos viales tuvo un impulso decidido


con la sanción de la ley de Reforma del Estado, que abrió la posibilidad de privatización
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…‡•‹‘‡•’ƒ”…‹ƒŽ‡•‘–‘–ƒŽ‡•‘“—‡’‘†”Àƒ•‡”–”ƒ•ˆ‡”‹†ƒƒŒ—”‹•†‹……‹‘‡•’”‘˜‹…‹ƒŽ‡•
‘—‹…‹’ƒŽ‡•Ǥ‡•–‡ƒ”…‘ǡŽƒ•ƒ—–‘’‹•–ƒ•‡–”‘’‘Ž‹–ƒƒ•ǡ†‡’‡†‹‡–‡•†‡ŽƒŒ—”‹•-
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construcción de nuevas autopistas.

En la mayor parte de las concesiones y privatizaciones referidas al sector transporte


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inmediatos. En el caso de las concesiones viales, los intentos más recientes databan de
1988 y ya denotaban la participación de los principales actores involucrados: las gran-
des empresas constructoras nacionales, muchas de las cuales forman parte de los prin-
…‹’ƒŽ‡•‰”—’‘•‡…‘×‹…‘•†‡Ž’ƒÀ•ȋƒ‡•et al., 1996). En 1992 se sanciona el decreto
“—‡‡•’‡…‹ϐ‹…ƒ“—‡Žƒˆ‘”ƒ†‡ƒ……‹×‡”‡Žƒ…‹×…‘Ž‘•ƒ……‡•‘•˜‹ƒŽ‡•‡–”‘’‘Ž‹–ƒ‘•
•‡”ž‡†‹ƒ–‡…‘…‡•‹×’ƒ”ƒŽƒ…‘•–”—……‹×ǡ‡Œ‘”ƒǡ”‡’ƒ”ƒ…‹×ǡ…‘•‡”˜ƒ…‹×ǡƒ-
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cesos a la Ciudad de Buenos Aires, en un todo de acuerdo con el régimen de concesión
†‡‘„”ƒ’ï„Ž‹…ƒ‡†‹ƒ–‡‡Ž…‘„”‘†‡’‡ƒŒ‡Ǥ

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ƒ…‹‘ƒŽ †‡ ‡‰—Žƒ…‹× †‡Ž ”ƒ•’‘”–‡ …‘‘ ƒ Žƒ ‡ˆ‡•‘”Àƒ †‡Ž —‡„Ž‘ †‡ Žƒ ƒ…‹× ’‘” — ‰”—’‘ †‡ ’ƒ•ƒŒ‡”‘•
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108
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

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“—‡ ‘ˆ”‡…‹‡”ƒ ƒŽ …‘…‡•‹‘ƒ”‹‘ —ƒ ”‡–ƒ„‹Ž‹†ƒ† ”ƒœ‘ƒ„Ž‡Ǥ Ž „‡‡ϐ‹…‹‘ ‘ ƒŠ‘””‘ “—‡
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nes de seguridad y una reducción de los gastos de combustible, cubiertas, lubricantes,
ˆ”‡‘•›…‘•‡”˜ƒ…‹×†‡Ž˜‡ŠÀ…—Ž‘Ǥƒ˜ƒ”‹ƒ„Ž‡†‡ƒ†Œ—†‹…ƒ…‹×†‡Žƒ•†‹•–‹–ƒ•‘„”ƒ•
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deberán pagar ningún tipo de canon al Estado por el usufructo de la concesión, pero
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producido una mayor presencia de empresas de origen nacional, en relación con otros
sectores como el energético (electricidad, gas), las telecomunicaciones o la distribución
†‡ƒ‰—ƒǤ‡Ž•‡…–‘”˜‹ƒŽƒ…‹‘ƒŽŽƒ’ƒ”–‹…‹’ƒ…‹×ƒ”‰‡–‹ƒ‡•’”ž…–‹…ƒ‡–‡‡š…Ž—›‡-
–‡ǡ‡–ƒ–‘“—‡‡Ž‘•ƒ……‡•‘•˜‹ƒŽ‡•‡–”‘’‘Ž‹–ƒ‘•Žƒ•‡’”‡•ƒ•‡š–”ƒŒ‡”ƒ•Šƒ–‡‹-
do una cierta participación. Esta presencia de empresas nacionales, probablemente se
†‡„ƒƒ“—‡Šƒ„Àƒ‡‡Ž’ƒÀ•—ƒƒ’Ž‹ƒ‡š’‡”‹‡…‹ƒ‡Žƒ…‘•–”—……‹×†‡‘„”ƒ’ï„Ž‹…ƒ›
las empresas involucradas, muchas de ellas fortalecidas al calor de los contratos estata-
Ž‡•ǡŠƒ„Àƒƒ†“—‹”‹†‘—ƒ•†‹‡•‹‘‡•–ƒŽ‡•“—‡Žƒ•…‘Ž‘…ƒ„ƒ‡’‘•‹…‹×’”‹˜‹Ž‡‰‹ƒ†ƒ
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formaban parte del grupo de empresas que inicialmente propuso e impulsó proyectos
de renovación de la infraestructura vial metropolitana (Yanes et al., 1996).

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‹ˆ‘”ƒ…‹×•—‹‹•–”ƒ†ƒƒŽƒ’‘„Žƒ…‹×ǡ•—ƒ†ƒƒŽƒ”ƒ’‹†‡œ…‘“—‡•‡’”‡–‡†Àƒ†ƒ”
…—”•‘ƒŽƒƒ†Œ—†‹…ƒ…‹×ȋ͸‡•‡•Ȍ›Žƒ•‡‰—”ƒƒ’Ž‹…ƒ…‹×†‡Ž…‘„”‘†‡Ž’‡ƒŒ‡ǡ‘–‹˜ƒ”‘
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nicipios que atraviesan las obras viales. Éstos, en particular, han sido los receptores de
las demandas de los vecinos en relación con problemas ambientales y de articulación de
Žƒ•˜Àƒ•”ž’‹†ƒ•…‘Žƒ…‹”…—Žƒ…‹×Ž‘…ƒŽǡ’‡”‘•—•ƒ–”‹„—…‹‘‡•‘’‡”‹–‹‡”‘”‡•’‘†‡”
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esos problemas.

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de vecinos, gobiernos locales e incluso el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires. Es
paradigmático lo ocurrido con referencia al Acceso Norte, donde la movilización ciu-
dadana y el apoyo local y provincial tuvieron como consecuencia la anulación de la
’”‡ƒ†Œ—†‹…ƒ…‹× ‡ˆ‡…–—ƒ†ƒǡ Žƒ ”‡ƒ†‡…—ƒ…‹× †‡Ž ’”‘›‡…–‘ǡ Žƒ …‘…‡•‹× †‡ Ž‘• ƒ……‡•‘•
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109
ĔėČĊđĆēĈĔǦđĊďĆēĉėĔĆĈĆČēĔ

de colectoras gratuitas a ambos lados de la traza en el sector troncal. A nivel de los go-
biernos locales, los intendentes de Vicente López y San Isidro (municipios involucrados
en el tramo troncal de la traza del Acceso Norte) fueron facultados por sus respectivos
‘…‡Œ‘•‡Ž‹„‡”ƒ–‡•’ƒ”ƒ‰‡•–‹‘ƒ”ƒ–‡‡Ž‹‹•–‡”‹‘†‡„”ƒ•›‡”˜‹…‹‘•‹…‘•Žƒ
anulación del proyecto de concesión por su oposición.

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numerosas protestas espontáneas de quienes estaban en contra de la iniciativa5. Los
vecinos y diversas empresas de los partidos afectados formaron una Comisión Inter-
˜‡…‹ƒŽŽŽƒƒ†ƒDz—Ž–‹•‡…–‘”‹ƒŽdzǡ…—›ƒ•’”‹…‹’ƒŽ‡•‘„Œ‡…‹‘‡•ˆ—‡”‘ǣŽƒ‹•–ƒŽƒ…‹×†‡Ž
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‹•‹‰‹ϐ‹…ƒ–‡•ǡŽƒ‘–”ƒ•’ƒ”‡…‹ƒ†‡Ž’”‘…‡•‘Ž‹…‹–ƒ–‘”‹‘› Ž‘•ƒ—‡–‘•†‡–”ž•‹–‘
“—‡ •‡ ˜‡”Àƒ ‡ •—• Œ—”‹•†‹……‹‘‡• ’‘” Žƒ ’”‡•‹× ‡…‘×‹…ƒ “—‡ •‹‰‹ϐ‹…ƒ”Àƒ ƒ …ƒ†ƒ
ƒ—–‘‘˜‹Ž‹•–ƒ ‡Ž ’ƒ‰‘ †‡Ž ’‡ƒŒ‡ǡ › “—‡ ƒ†‹…‹‘ƒŽ‡–‡ ‘–‹˜ƒ”Àƒ ƒ›‘”‡• ‰ƒ•–‘• †‡
ƒ–‡‹‹‡–‘˜‹ƒŽǤƒ•…‘•‡…—‡…‹ƒ•†‡Žƒƒ……‹×…‘Œ—–ƒ†‡‰”—’‘••‘…‹ƒŽ‡•ǡ—-
nicipalidades y Gobierno de la Provincia no tardaron en llegar, con una reelaboración
del proyecto por parte del gobierno nacional, contemplando parcialmente los reclamos.

Ž …ƒ•‘ ’Žƒ–‡× Žƒ ”‡Žƒ…‹× …‘ϐŽ‹…–‹˜ƒ ‡–”‡ Žƒ• †‹•–‹–ƒ• Œ—”‹•†‹……‹‘‡• ‹’Ž‹…ƒ†ƒ•
(Nación, provincia y municipios), denotando una faceta más de la fragmentación del go-
bierno metropolitano en Buenos Aires. Las concesiones fueron llevadas adelante por
el Estado nacional y el órgano de control del cumplimiento de los contratos (OCCOVI),
dependiente de ese nivel estatal.

‘”‘–”‘Žƒ†‘ǡ˜ƒŽ‡Žƒ’‡ƒ•‡ÓƒŽƒ”“—‡‘–”‘†‡Ž‘•ƒ•’‡…–‘•†‡Žƒ•’‘ŽÀ–‹…ƒ•†‡‡‘Ž‹-
beralización fue la sanción de un régimen de iniciativa privada, a través de un decreto de
ͳͻͻ͹ǡ’‘•–‡”‹‘”‡–‡”ƒ–‹ϐ‹…ƒ†‘›”‡ƒ…–—ƒŽ‹œƒ†‘’‘”—†‡…”‡–‘†‡ʹͲͲͷǤ•–‡”±‰‹‡
prevé la presentación de proyectos por parte de actores privados, que luego deben ser
declarados de interés por parte del Estado. Una vez obtenida esta declaración, el inicia-
†‘”…‘””‡…‘˜‡–ƒŒƒ•‡Žƒ•‹•–ƒ…‹ƒ•Ž‹…‹–ƒ–‘”‹ƒ•ˆ”‡–‡ƒ‘–”‘•…‘…—””‡–‡•Ǥ6 Implica,
de alguna manera, que empresas privadas marquen la agenda de desarrollo de obras
en materia de infraestructura de circulación, con privilegio para aquellas que puedan
brindar rentabilidad.

ϱ
‹‹Žƒ”‡•‘˜‹Ž‹œƒ…‹‘‡••‡’”‘†—Œ‡”‘‡†‹•–‹–‘•Ž—‰ƒ”‡•†‡Ž’ƒÀ•…—ƒ†‘Žƒ•”—–ƒ•ƒ…‹‘ƒŽ‡•…‘‡œƒ”‘ƒ
…‘„”ƒ”’‡ƒŒ‡•Ǥ˜ƒ”‹‘•…ƒ•‘•ǡŽƒ•„ƒ””‡”ƒ•†‡’‡ƒŒ‡•‡‡…‘–”ƒ„ƒ‡–”‡†‘•Ž‘…ƒŽ‹†ƒ†‡•…‘—ƒ‹–‡•ƒƒ”–‹…—Žƒ…‹×
funcional imponiendo una pesada carga a la movilidad cotidiana frente a la ausencia de caminos alternativos razonables.
ϲ
‹Žƒ†‹ˆ‡”‡…‹ƒ‡•†‡—ͷΨ‡…‘–”ƒ†‡Ž‹‹…‹ƒ†‘”ǡ±•–‡•‡ƒ†Œ—†‹…ƒ†‡–‘†‘•‘†‘•ŽƒŽ‹…‹–ƒ…‹×Ǥ‹Žƒ†‹ˆ‡”‡…‹ƒ
•‡‡…—‡–”ƒ‡–”‡‡Žͷ›‡ŽʹͲΨƒ„‘•‘ˆ‡”‡–‡•–‹‡‡Žƒ’‘•‹„‹Ž‹†ƒ††‡‡Œ‘”ƒ”•—•‘ˆ‡”–ƒ•Ǥ

110
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

ƒ•‹˜‡”•‹‘‡•”‡ƒŽ‹œƒ†ƒ•‡Žƒ•ƒ—–‘’‹•–ƒ•…‘•–‹–—›‡—‡Ž‡‡–‘•‹‰‹ϐ‹…ƒ–‹˜‘‡
Žƒƒ–‡”‹ƒŽ‹œƒ…‹×†‡Žƒ•’‘ŽÀ–‹…ƒ•‡‘Ž‹„‡”ƒŽ‡•Ǥ‘”—Žƒ†‘ǡˆ‘‡–ƒ—…ƒ„‹‘‡•–”—…-
tural en la posición que ocupa el automóvil particular en el modelo de movilidad me-
tropolitano, traduciendo la brecha social en una brecha en la movilidad, por las diversas
cualidades de acceso y velocidad en los desplazamientos y consagrando, en principio,
—ƒƒ”…ƒ†ƒ†‹ˆ‡”‡…‹ƒ…‹×†‡–‹‡’‘•”ž’‹†‘•›–‹‡’‘•Ž‡–‘•ǡŒ—–‘…‘—ƒƒϐ‹”ƒ-
ción de las respuestas individuales frente a los problemas colectivos de movilidad.7 Por
‘–”‘Žƒ†‘ǡŽƒ•ƒ—–‘’‹•–ƒ•ˆ—‡”‘—ˆƒ…–‘””‡Ž‡˜ƒ–‡‡Žƒ†‡ϐ‹‹…‹×›ƒ–‡”‹ƒŽ‹œƒ…‹×†‡Ž
‘†‡Ž‘†‡‡š’ƒ•‹×’”‘’‹‘†‡Ž…‘–‡š–‘‡‘Ž‹„‡”ƒŽ‡—‡‘•‹”‡•ǣ—”„ƒ‹œƒ…‹‘‡•
…‡””ƒ†ƒ•ǡ‡š’ƒ•‹×†‹•’‡”•ƒ›†‡„ƒŒƒ†‡•‹†ƒ†ǡ…‘ˆ‘”ƒ…‹×†‡—‡˜ƒ•…‡–”ƒŽ‹†ƒ-
†‡•ǡƒ”–‹…—Žƒ…‹‘‡•†‡•‡”˜‹…‹‘•†‡‡†—…ƒ…‹×›•ƒŽ—†’”‹˜ƒ†‘•‡”‡Žƒ…‹×…‘Žƒ‡š’ƒ-
sión residencial. En realidad lo que se materializa es un par urbanización – movilidad
en la que ambos son condición y producto de ese proceso social, cristalizando marcados
procesos de fragmentación y diferenciación social (Blanco, 2006).

/ěّ®ƒÝ͕ٛݮÝã›Ä‘®ƒÝ͕‘ÊÄ¥½®‘ãÊÝùÊÖÊÙãçÄ®—ƒ—›Ý

En gran parte de América Latina se han iniciado, en la década de 2000, procesos po-
ŽÀ–‹…‘•“—‡‹’Ž‹…ƒ…ƒ„‹‘••‹‰‹ϐ‹…ƒ–‹˜‘•‡Žƒ•–‡†‡…‹ƒ•Šƒ…‹ƒŽƒ‡‘Ž‹„‡”ƒŽ‹œƒ…‹×
desarrolladas en la década previa (Sader, 2009). Pero E. Sader también advierte sobre
Žƒ•Dzƒ”…ƒ•dz“—‡‡Ž‡‘Ž‹„‡”ƒŽ‹•‘†‡Œƒ›…‘†‹…‹‘ƒ•—•—’‡”ƒ…‹×ǡ›ƒ“—‡Dz‹‡–”ƒ•
“—‡‡Ž‡‘Ž‹„‡”ƒŽ‹•‘Šƒ•‡ÓƒŽƒ†‘Ž‘•ŽÀ‹–‡•†‡Ž…ƒ’‹–ƒŽ‹•‘ȋ–ƒ–‘’ƒ”ƒ’”‘‘˜‡”‡Ž
desarrollo económico como la distribución de la riqueza), ha simultáneamente reduci-
do las soluciones para superarlo” (2009:176), en tanto que ha minado las bases orga-
‹œƒ–‹˜ƒ•†‡Žƒ•‹•–‹–—…‹‘‡•‡•–ƒ–ƒŽ‡•ǡŽƒ•”‡Žƒ…‹‘‡•ˆ‘”ƒŽ‡•†‡–”ƒ„ƒŒ‘ǡŠƒ‹•–ƒŽƒ†‘
—ƒŽ×‰‹…ƒ‡‘Ž‹„‡”ƒŽ’ƒ”ƒ‹”ƒ”Žƒ‡…‘‘Àƒǡ‡Ž–‡””‹–‘”‹‘›‰”ƒ’ƒ”–‡†‡Ž‘••‡”˜‹…‹‘•
sociales, entre otras cuestiones.

Ž’”‘…‡•‘’‘ŽÀ–‹…‘‹‹…‹ƒ†‘‡ʹͲͲ͵‡”‰‡–‹ƒŠƒ†ƒ†‘ƒŽ‰—ƒ••‡ÓƒŽ‡•†‡”‡‘”‹‡-
tación de las tendencias implantadas en la década precedente. Este avance sobre las
’”‘ˆ—†ƒ•Š—‡ŽŽƒ•†‡Œƒ†ƒ•’‘”‡Ž‡‘Ž‹„‡”ƒŽ‹•‘Šƒ•‹†‘†‹ˆ‡”‡…‹ƒŽ’‘”•‡…–‘”‡•›ž”‡ƒ•ǡ
…‘‡Œ‡’Ž‘•†‹˜‡”•‘•“—‡ƒ„ƒ”…ƒ†‡•†‡Žƒ”‡‡•–ƒ–‹œƒ…‹×†‡•‡”˜‹…‹‘•’ï„Ž‹…‘•Šƒ•–ƒ
el mantenimiento sin cambios de los contratos de concesión de otros servicios, aún con
•‹‰‘•ƒ‹ϐ‹‡•–‘•†‡‹…—’Ž‹‹‡–‘†‡Ž‘•‹•‘•’‘”’ƒ”–‡†‡Žƒ•‡’”‡•ƒ•…‘…‡-
sionarias.8

ϳ
Decimos en principio, porque la profundización del modelo de movilidad individual lleva, en el corto plazo, a
una saturación de la infraestructura de circulación y a un nuevo ciclo de disputa por la ampliación de la infraestructu-
ra. A largo plazo queda en evidencia la insostenibilidad de este modelo.
ϴ
Ž‰—‘•‡Œ‡’Ž‘•†‡Dz†‡•–”—……‹×…”‡ƒ–‹˜ƒdz†‡ƒ†ƒ‹ƒŒ‡•‹•–‹–—…‹‘ƒŽ‡•’”‘’‹‘•†‡Ž’”‘…‡•‘†‡‡‘Ž‹„‡”ƒŽ‹-

111
ĔėČĊđĆēĈĔǦđĊďĆēĉėĔĆĈĆČēĔ

ƒ”‹‘•†‡Ž‘•–‡ƒ•‡Ž‘•“—‡ƒï‘•‡Šƒ†‡•‘–ƒ†‘‡Žƒ†ƒ‹ƒŒ‡‡‘Ž‹„‡”ƒŽ•‘
‘–‹˜‘†‡ƒ”…ƒ†‘•†‡„ƒ–‡••‘…‹ƒŽ‡•›’‘ŽÀ–‹…‘•‡Žƒ”‰‡–‹ƒƒ…–—ƒŽǡ†‡‘–ƒ†‘Žƒ’‡-
‡–”ƒ…‹×’”‘ˆ—†ƒ†‡Ž…‹…Ž‘†‡’‘ŽÀ–‹…ƒ•‡‘Ž‹„‡”ƒŽ‡•›Žƒ•†‹ϐ‹…—Ž–ƒ†‡•’ƒ”ƒ”‡˜‡”–‹”Ž‘Ǥ
Entre ellos se encuentran las discusiones en torno a la reforma de la Carta Orgánica del
ƒ…‘‡–”ƒŽǡ“—‡”‡˜‹‡”–‡Žƒƒ—–‘‘Àƒ›Ž‘ƒ”–‹…—Žƒž•‡•–”‡…Šƒ‡–‡…‘Žƒ•’‘ŽÀ–‹-
cas económicas; la rescisión del contrato de los operadores ferroviarios; y los modelos
†‡‡š’Ž‘–ƒ…‹×†‡Ž‘•”‡…—”•‘•‹‡”ƒŽ‡•…ƒŽ‹ϐ‹…ƒ†‘•…‘‘Dz‡‰ƒ‹‡”ÀƒdzǤ

En materia de transporte y movilidad, la remoción de las marcas neoliberales es una


–ƒ”‡ƒƒï’‡†‹‡–‡Ǥ‘‘›ƒˆ—‡•‡ÓƒŽƒ†‘ǡŽ‘•’”‹…‹’ƒŽ‡•ï…Ž‡‘•†‡…‘ϐŽ‹…–‘†‡”‹˜ƒ-
dos del proceso de concesión de 1990 en relación con el ferrocarril metropolitano son la
calidad y seguridad en la prestación del servicio y el destino de los cuantiosos subsidios
estatales otorgados para el funcionamiento del sistema. Pero quedarse en este nivel es
perder de vista la posibilidad de considerar de manera más amplia el rol del ferrocarril
‡Žƒ•‘˜‹Ž‹†ƒ†‡•‡–”‘’‘Ž‹–ƒƒ•Ǥ‡•–‡•‡–‹†‘ǡ‡š‹•–‡—…Žƒ”‘†‡•ˆƒ•ƒŒ‡‡–”‡Žƒ
†‹ž‹…ƒ—”„ƒƒ†‡Žƒ…‹—†ƒ†‡‘Ž‹„‡”ƒŽ›Žƒ•’‘•‹„‹Ž‹†ƒ†‡•ǡ’‘–‡…‹ƒŽ‹†ƒ†‡•ǡ˜‡–ƒŒƒ•
‡‹’Ž‹…ƒ…‹ƒ•†‡Žƒ‘†‡”‹œƒ…‹×›‡Œ‘”ƒ†‡Ž•‹•–‡ƒˆ‡””‘˜‹ƒ”‹‘ȋŽƒ…‘ǡʹͲͳͳȌǤŽ
ferrocarril es masivo, está asociado con densidades de población y de actividades relati-
˜ƒ‡–‡‡Ž‡˜ƒ†ƒ•ǡ‰‡‡”ƒ‡Œ‡•†‡†‡•ƒ””‘ŽŽ‘›…‘†‹…‹‘‡•†‡…‡–”ƒŽ‹†ƒ†ƒ•‘…‹ƒ†ƒ•…‘
‡Ž‡•’ƒ…‹‘’ï„Ž‹…‘Ǥ‘†ƒ•‡•–ƒ•…ƒ”ƒ…–‡”À•–‹…ƒ••‡…‘–”ƒ’‘‡…‘‡Ž‘†‡Ž‘†‡†‡•ƒ””‘-
ŽŽ‘”‡…‹‡–‡†‡Žƒ‡‰‹×‡–”‘’‘Ž‹–ƒƒ†‡—‡‘•‹”‡•Ǥ•À–‡•‹•ǡƒï‡•–ž’‡†‹‡–‡
—’”‘‰”ƒƒ†‡–”ƒ„ƒŒ‘’ƒ”ƒŽƒ”‡…—’‡”ƒ…‹×ˆ‡””‘˜‹ƒ”‹ƒ–ƒ–‘…‘‘—’”‘‰”ƒƒ†‡
articulación urbanismo – movilidad que lo incluya. En este sentido, las marcas normati-
vas y materiales son fuertes condicionantes de las posibilidades futuras, tanto como la
lógica predominante para mirar la ciudad. Desde el punto de vista discursivo, es claro,
contundente y prácticamente unánime el reclamo de diversos sectores (asociaciones de
—•—ƒ”‹‘•ǡ†‹˜‡”•‘•‰”—’‘•’‘ŽÀ–‹…‘•ǡ‘”‰ƒ‹œƒ…‹‘‡•‘‰—„‡”ƒ‡–ƒŽ‡•ǡ‡–…ǤȌ’‘”—ƒ
mayor intervención estatal en materia de prestación de servicios ferroviarios. En las
’”‹…‹’ƒŽ‡••‹–—ƒ…‹‘‡•†‡…‘ϐŽ‹…–‘‘•‡Šƒ‘À†‘˜‘…‡•’‘”—ƒƒ›‘”’”‹˜ƒ–‹œƒ…‹×Ǥ
Por el contrario, el reclamo por la ciudad que se está construyendo (y que deriva en gran
parte de los procesos de valorización del mercado) es mucho menos contundente y solo
‡Ž‘•‹‘•–‹‡’‘•…‘‹‡œƒƒ–‡‡”—‡•’ƒ…‹‘•‹‰‹ϐ‹…ƒ–‹˜‘‡‡Ž†‡„ƒ–‡’ï„Ž‹…‘Ǥ

En cuanto al desarrollo de la red de autopistas y sus consecuencias, ha quedado cla-


”‘•—”‘Žƒ”–‹…—Žƒ†‘”‡‡Ž’”‘…‡•‘†‡‡š’ƒ•‹×†‡Žƒ…‹—†ƒ†‡†‹ƒ–‡Žƒ–‹’‘Ž‘‰Àƒ†‡
—”„ƒ‹œƒ…‹‘‡•…‡””ƒ†ƒ•›ŽƒŽ‘…ƒŽ‹œƒ…‹×†‡—‡˜‘•‘„Œ‡–‘•†‡…‘•—‘›†‡”‡’”‘†—…-
…‹×•‘…‹ƒŽǤǡ‡‡•–‡•‡–‹†‘ǡƒŽ˜—‡Ž…‘†‡Ž–”ƒ•’‘”–‡†‡…ƒ”‰ƒ•›†‡’ƒ•ƒŒ‡”‘•Šƒ…‹ƒ
Žƒ”‡†˜‹ƒŽǡ‡”‡‡’Žƒœ‘†‡Žˆ‡””‘…ƒ””‹Žǡ•‡Ž‡•—ƒ—ƒ…‘–‹—‹†ƒ†‡Žƒ•’‘ŽÀ–‹…ƒ•†‡

œƒ…‹×•‘ǣŽƒ‡Ž‹‹ƒ…‹×†‡Žƒ•†‹‹•–”ƒ†‘”ƒ•†‡ ‘†‘•†‡ —„‹Žƒ…‹×›‡•‹×›Žƒ”‡‡•–ƒ–‹œƒ…‹×†‡Ž•‹•–‡ƒŒ—-


„‹Žƒ–‘”‹‘ǢŽƒ”‡‡•–ƒ–‹œƒ…‹×†‡Ž…‘””‡‘ǡ†‡‰—ƒ•”‰‡–‹ƒ•›†‡‡”‘ŽÀ‡ƒ•”‰‡–‹ƒ•ǢŽƒ‡š’”‘’‹ƒ…‹×’ƒ”…‹ƒŽ†‡ 
›Žƒ’ƒ”–‹…‹’ƒ…‹×ƒ…–‹˜ƒ†‡Ž•–ƒ†‘‡Ž‘•†‹”‡…–‘”‹‘•†‡‡’”‡•ƒ•‡Žƒ•“—‡–‹‡‡’‘”…‡–ƒŒ‡•†‡Ž…ƒ’‹–ƒŽȋ‡…Š‹–ǡ
ƒ’‡Ž”‡•ƒǡ‡”‘’—‡”–‘•”‰‡–‹ƒʹͲͲͲǡ’‘”‡Œ‡’Ž‘ȌǤ

112
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

inversión estatal en el desarrollo vial y postergación del sistema ferroviario. Respecto


de la RMBA, pueden señalarse los proyectos de duplicación de nuevas rutas que, trans-
ˆ‘”ƒ†ƒ•‡ƒ—–‘’‹•–ƒ•ǡ’—‡†‡ƒ’Ž‹ƒ”Ž‘•ŽÀ‹–‡•†‡Ž’”‘…‡•‘†‡‡–”‘’‘Ž‹œƒ…‹×†‡
ƒ‡”ƒ•‹‰‹ϐ‹…ƒ–‹˜ƒȋƒ”‹•–ׄƒŽǡʹͲͳͲȌǤ

†‹ˆ‡”‡…‹ƒ†‡‘–”‘•‘‡–‘•ǡ‡•–ƒˆ‘”ƒ†‡DzŠƒ…‡”…‹—†ƒ†dz‘’Žƒ‹ϐ‹…ƒ†ƒǡ†‡•-
†‡ŽƒŽ×‰‹…ƒ’—”ƒ†‡Ž‡”…ƒ†‘›ƒ’‘›ƒ†ƒ‡Žƒ‡š’ƒ•‹×†‡Žƒ”‡†˜‹ƒŽŒ‡”ƒ”“—‹œƒ†ƒǡ
Šƒ‘–‹˜ƒ†‘ƒ‹˜‡Ž‰—„‡”ƒ‡–ƒŽŽƒ…”‡ƒ…‹×†‡—ƒƒ‰‡†ƒ†‡–”ƒ„ƒŒ‘‡†‹ˆ‡”‡–‡•
estamentos del Estado. Dicha agenda se propone abordar el ordenamiento del desarro-
llo urbano, incluyendo aspectos de movilidad, equipamiento, servicios e inversiones.
Las principales iniciativas se desarrollan en el marco del Plan Estratégico Territorial
‹’—Ž•ƒ†‘’‘”‡Ž•–ƒ†‘ƒ…‹‘ƒŽ‡…‘Œ—–‘…‘Žƒ•’”‘˜‹…‹ƒ•ǡ‡Ž‘•Dz‹‡ƒ‹‡-
tos Estratégicos para la Región Metropolitana de Buenos Aires” y en los anteproyectos
de ley Nacional de Ordenamiento Territorial y de Promoción del Hábitat Popular de la
Provincia de Buenos Aires. En estos documentos se plantean los dilemas urbanos en
que se encuentra la RMBA y se aportan ideas de ordenamiento territorial y movilidad.
•–ƒ ‹…‘”’‘”ƒ…‹× ‡ Žƒ ƒ‰‡†ƒ ’ï„Ž‹…ƒ †‡ Žƒ ’”‡‘…—’ƒ…‹× ’‘” Žƒ ’Žƒ‹ϐ‹…ƒ…‹× › ‡Ž
ordenamiento territorial representa un comienzo auspicioso. Sin embargo, se trata de
iniciativas que aún tienen que recorrer un largo trayecto para desarrollarse y para des-
montar la construcción normativa y material y las lógicas urbanas consolidadas durante
‡Ž’”‘…‡•‘†‡‡‘Ž‹„‡”ƒŽ‹œƒ…‹×ǡ“—‡Šƒ…‘†—…‹†‘ƒ—ƒ†‹ž‹…ƒ—”„ƒƒ‡š…Ž—›‡–‡›
ˆ”ƒ‰‡–ƒ†‘”ƒǡ“—‡‹…”‡‡–ƒ†‡ƒ‡”ƒ•‹‰‹ϐ‹…ƒ–‹˜ƒŽƒ‹‡“—‹†ƒ†•‘…‹ƒŽǤ

Z›¥›Ù›Ä‘®ƒÝ®½®Ê¦Ù…¥®‘ƒÝ

Ȉ ǡ Ǥ‡Žƒ‘…‹×†‡‹’ƒ…–‘ƒŽƒ†‡’”‘…‡•‘•ƒ•‘…‹ƒ†‘•Ǥ‡ϐŽ‡š‹‘‡•ƒ’ƒ”-
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Studio Politiche ferroviarie, modelli di mobilità e territorio: le ferrovie italiane
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—„ƒǤƒ”ȀͲͲ͵Ͳ͹ͳͲ͵Ǥ’†ˆǤ

Ȉ  ǡ Ǥ ƒ ’”‹˜ƒ–‹œƒ…‹× †‡ Žƒ ‡š’ƒ•‹× ‡–”‘’‘Ž‹–ƒƒ ‡ —‡‘• ‹”‡•Ǥ 
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ĝĕĆēĘĎŘēĒĊęėĔĕĔđĎęĆēĆǡ
ĉĊĘĎČĚĆđĉĆĉĘĔĈĎĆđĞĒĔěĎđĎĉĆĉ
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Jorge Blanco1 - Darío San Cristóbal2 - Luciana Bosoer3

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‘• ’”‘…‡•‘• †‡ ‡š’ƒ•‹× —”„ƒƒ •‡ ‡…—‡–”ƒ ƒ•‘…‹ƒ†‘•  ƒ †‹ˆ‡”‡–‡• ‡•“—‡ƒ•
de movilidad cotidiana, cuyo análisis e interpretación permiten entender la dinámica de
construcción social del territorio. En las últimas décadas, el proceso de metropolización de
—‡‘•‹”‡••‡Šƒ…ƒ”ƒ…–‡”‹œƒ†‘’‘”•‡”†‡„ƒŒƒ†‡•‹†ƒ††‡’‘„Žƒ…‹×›‡Ž‡˜ƒ†ƒ†‹•’‡”•‹×
–‡””‹–‘”‹ƒŽǡ‡•–ƒ†‘ˆ—‡”–‡‡–‡…‘…‡–”ƒ†‘‡Žƒ”‡††‡ƒ—–‘’‹•–ƒ•‡–”‘’‘Ž‹–ƒƒ•ǤŽ‘„Œ‡–‹˜‘
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Región Metropolitana de Buenos Aires.
ƒŽƒ„”ƒ• …Žƒ˜‡ǣ metropolización, autopistas, urbanizaciones cerradas, movilidad por
–”ƒ„ƒŒ‘ǡ—‡‘•‹”‡•Ǥ

Ýãك‘ã
The modalities of urban sprawl are associated with different mobility patterns and the
analysis and interpretation of them allows us to understand the dynamics of social construction
of the territory. In recent decades, the metropolization process of Buenos Aires has been
characterized by combining low population density and high territorial dispersion, strongly
”‡Žƒ–‡†–‘–Š‡ƒš‡•‘ˆ–Š‡Š‹‰Š™ƒ›‡–™‘”ǤŠ‡ƒ‹’—”’‘•‡‘ˆ–Š‹•’ƒ’‡”‹•–‘ƒƒŽ›œ‡–Š‡
relationship between this pattern of urban sprawl and the emergence of new mobility practices
and strategies by workers in gated communities through a case study in the northwest of the
metropolitan area of Buenos Aires.
‡›™‘”†•ǣmetropolization, highways, gated communities, labor mobility, Buenos Aires.

1
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115
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rales en la Región Metropolitana de Buenos Aires (RMBA) es la conformación y
…‘•‘Ž‹†ƒ…‹×†‡——‡˜‘’ƒ–”א†‡‡š’ƒ•‹×—”„ƒƒǡŒ—–‘…‘—‹…”‡‡–‘
de los procesos de fragmentación, desigualdad social y segregación espacial. A
partir de la década de 1990 el tradicional patrón de suburbanización, comandado
’‘”•‡…–‘”‡•†‡‹‰”‡•‘•‡†‹‘•›„ƒŒ‘••‡…‘’Ž‡Œ‹œƒ›†‹˜‡”•‹ˆ‹…ƒ‡—’ƒ–”א
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…—Žƒ–‘”‹ƒǤ†‡ž•ǡŽƒ…‘ˆ‘”ƒ…‹×†‡ƒŽ‰—ƒ•…‡–”ƒŽ‹†ƒ†‡•˜‹…—Žƒ†ƒ•ƒŽ‘•‡Œ‡•
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donde los formatos residenciales más habituales son las urbanizaciones cerradas
ȋȌǡŽ‘•Ž‘–‡‘•’‘’—Žƒ”‡•ǡŽƒ•˜‹ŽŽƒ•›ƒ•‡–ƒ‹‡–‘•ǡ›Ž‘•…‘Œ—–‘•†‡˜‹˜‹‡†ƒ•
de interés social.

‹…Šƒ•…ƒ”ƒ…–‡”À•–‹…ƒ•†‡Ž‘†‘†‡‡š’ƒ•‹×—”„ƒƒ•‡˜‡ƒ•‘…‹ƒ†ƒ•ƒ†‹ˆ‡-
rentes esquemas de movilidad cotidiana, cuyo análisis e interpretación permiten
‡–‡†‡”Žƒ†‹ž‹…ƒ†‡…‘•–”—……‹×•‘…‹ƒŽ†‡Ž–‡””‹–‘”‹‘ǤŽ…‘–‡š–‘†‡—”„ƒ‹-
œƒ…‹×†‹•’‡”•ƒ•‡…‘•–”—›‡„ƒŒ‘‡Ž•—’—‡•–‘†‡—‘†‡Ž‘†‡‘˜‹Ž‹†ƒ†„ƒ•ƒ†‘
en el uso del automóvil particular, en un mecanismo bidireccional en el que la
configuración urbana resultante se transforma en un imperativo de movilidad
individual.

ƒ‹˜‡•–‹‰ƒ…‹×ŽŽ‡˜ƒ†ƒƒ…ƒ„‘‡Ž‘•‡Œ‡•‘”–‡›‘‡•–‡†‡Žƒ‡‰‹×‡–”‘-
politana de Buenos Aires se propuso indagar sobre las prácticas y estrategias
†‡ ‘˜‹Ž‹†ƒ† ’‘” –”ƒ„ƒŒ‘ †‡•’Ž‡‰ƒ†ƒ• ’‘” Ž‘• –”ƒ„ƒŒƒ†‘”‡• “—‡ •‡ †‡•‡’‡Óƒ
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–”ƒ˜±•†‡‡–”‡˜‹•–ƒ•”‡ƒŽ‹œƒ†ƒ•ƒŽ‘•–”ƒ„ƒŒƒ†‘”‡•Ǥ

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urbana de las últimas décadas de la Región Metropolitana de Buenos Aires, para luego –
‡—•‡‰—†‘‘‡–‘Ǧƒ„‘”†ƒ”…‘ƒ›‘”†‡–ƒŽŽ‡Žƒ†‡•…”‹’…‹×†‡Ž…‘–‡š–‘—”„ƒ‘
‡‡Ž“—‡•‡ˆ”ƒ‰‡–ƒ—”„ƒ‹œƒ…‹‘‡•…‡””ƒ†ƒ•›„ƒ””‹‘•’‘’—Žƒ”‡•Ǥ•–‡…‘–‡š–‘‡•
clave para la comprensión de las necesidades y posibilidades de la movilidad cotidiana.
En tercer lugar se presentan los resultados de la serie de entrevistas por medio de las
…—ƒŽ‡••‡‹†ƒ‰×‡Žƒ•’”ž…–‹…ƒ•›‡•–”ƒ–‡‰‹ƒ•†‡‘˜‹Ž‹†ƒ†’‘”–”ƒ„ƒŒ‘ǤŽƒ•‡……‹×
ϐ‹ƒŽ•‡”‡ϐŽ‡š‹‘ƒ•‘„”‡Žƒ•’‘–‡…‹ƒŽ‹†ƒ†‡•†‡Žƒ‹†ƒ‰ƒ…‹×‡Žƒ‘˜‹Ž‹†ƒ†…‘‘˜Àƒ
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116
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—‘ƒ—ƒÝ

El análisis de los procesos de suburbanización a lo largo de la segunda mitad del


•‹‰Ž‘–‹‡‡—ƒˆ—‡”–‡…ƒ’ƒ…‹†ƒ†‡š’Ž‹…ƒ–‹˜ƒ†‡Ž‘•ƒ…–—ƒŽ‡•”ƒ•‰‘•‘”‰ƒ‹œƒ–‹˜‘•†‡
ŽƒǤ’”‹‡”‡‹’‘”–ƒ–‡’”‘…‡•‘†‡‡š’ƒ•‹×‡–”‘’‘Ž‹–ƒƒ•‡†‹‘ƒϐ‹‡•
†‡Žƒ†±…ƒ†ƒ†‡ͳͻͶͲǡ‡š–‡†‹±†‘•‡Šƒ•–ƒŽƒ’”‹‡”ƒ‹–ƒ††‡Žƒ†±…ƒ†ƒ†‡ͳͻ͹Ͳǡƒ
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consolidan barrios de loteo económico en la primera y luego en la segunda corona de la
ƒ‰Ž‘‡”ƒ…‹×Ǥ•–ƒ•—„—”„ƒ‹œƒ…‹×ˆ—‡’‘•‹„‹Ž‹–ƒ†ƒ’‘”—ƒ’‘ŽÀ–‹…ƒ†‡–”ƒ•’‘”–‡’ï-
blico subsidiado que acompañó un generalizado proceso de loteo y ocupación paulatina
…‘ˆ‘”ƒ†‘—‡˜‘•„ƒ””‹‘•ȋ‘””‡•ǡʹͲͲͲȌǤƒ•ŽÀ‡ƒ•ˆ‡””‘˜‹ƒ”‹ƒ•ˆ—‡”‘—ƒ’‹‡œƒ
…Žƒ˜‡‡‡Žƒ˜ƒ…‡†‡Žƒ—”„ƒ‹œƒ…‹×ǡƒ”–‹…—Žƒ†ƒ•…‘ŽÀ‡ƒ•†‡„—•‡•“—‡˜‹…—Žƒ„ƒ
los distintos barrios con las estaciones ferroviarias. El desarrollo de estos barrios se
realizaba a lo largo de muchos años, tanto para la consolidación de la vivienda como
de los servicios urbanos. En materia de vivienda, el agregado de nuevas habitaciones y
la consolidación de frentes, cercas y veredas se realizaba de a poco, en un proceso ge-
neralizado de autoconstrucción. En materia de servicios urbanos, la agrupación de los
˜‡…‹‘•…‘•‡‰—ÀƒŽ‡–ƒ‡–‡‡Žƒ•ˆƒŽ–ƒ†‘†‡…ƒŽŽ‡•ǡ‡ŽƒŽ—„”ƒ†‘’ï„Ž‹…‘ǡŽƒ‡š–‡•‹×
de las redes de gas y, en un proceso aún no completado, la distribución de agua por red
›Ž‘•†‡•ƒ‰ò‡•…Ž‘ƒ…ƒŽ‡•Ǥ‘•„ƒ””‹‘•ƒ•Àˆ‘”ƒ†‘••‡ƒ”–‹…—Žƒ„ƒ—›‡•–”‡…Šƒ‡–‡
…‘Ž‘•…‡–”‘•…‘‡”…‹ƒŽ‡•›†‡•‡”˜‹…‹‘•†‡†‹˜‡”•ƒŒ‡”ƒ”“—Àƒ‘”‰ƒ‹œƒ†‘•‡–‘”‘ƒ
las estaciones ferroviarias, y de esta manera, se incorporaban al esquema general de or-
ganización metropolitano, en la medida en que “el urbio y el suburbio forman parte de
—–‡Œ‹†‘—”„ƒ‘…‘–‹—‘ǡ…‘—ˆ—‡”–‡’”‘–ƒ‰‘‹•‘†‡Ž‡•’ƒ…‹‘’ï„Ž‹…‘›Ž‘•‡†‹‘
públicos de transporte” (Abba, 2010:45). Las clases altas y medio-altas, por su parte, no
•‡•—„—”„ƒ‹œƒ”‘•‹‘“—‡…‘•‘Ž‹†ƒ”‘…‘‡†‹ϐ‹…‹‘•‡ƒŽ–—”ƒŽƒ•…ƒ”ƒ…–‡”À•–‹…ƒ•”‡-
sidenciales y los valores “urbanos” de otras zonas centrales y subcentrales a lo largo de
Ž‘•‡Œ‡•“—‡‘”‰ƒ‹œƒŽƒ…‹”…—Žƒ…‹×†‡–”‘†‡Žƒ‹—†ƒ††‡—‡‘•‹”‡•ȋ‘””‡•ǡʹͲͲͲȌǤ

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ϐ‹‡•†‡Žƒ†±…ƒ†ƒ†‡ͳͻ͹Ͳ’‘”†‹˜‡”•ƒ•”ƒœ‘‡•‡–”‡Žƒ•“—‡•‡‡…—‡–”ƒ—‡˜ƒ•
regulaciones para los loteos (ley 8.912 de la provincia de Buenos Aires) que limitan
la oferta de nuevos terrenos para los sectores populares, un deterioro creciente de las
prestaciones del transporte público y el desarrollo de la infraestructura de autopistas,
“—‡ ˆƒ…‹Ž‹–ƒ Žƒ ‡š’ƒ•‹× †‡ Žƒ• •‡‰—†ƒ• ”‡•‹†‡…‹ƒ• ‡ Žƒ• ž”‡ƒ• ž• ƒŽ‡Œƒ†ƒ• †‡ Žƒ
ƒ‰Ž‘‡”ƒ…‹×›‘”‹‡–ƒ—‡˜‘•‡Œ‡•†‡Ž‘…ƒŽ‹œƒ…‹×‹†—•–”‹ƒŽǤ‡ƒŽ‰—ƒƒ‡”ƒǡ‡•–ƒ•
–‡†‡…‹ƒ•’”‡ϐ‹‰—”ƒŽ‘•’”‹…‹’ƒŽ‡•”ƒ•‰‘•†‡Ž‘†‡Ž‘†‡‡š’ƒ•‹×—”„ƒƒ…‘•‘Ž‹-
†ƒ†‘…‘Žƒ•’‘ŽÀ–‹…ƒ•‡‘Ž‹„‡”ƒŽ‡•†‡Žƒ†±…ƒ†ƒ†‡ͳͻͻͲǤŽ‰—‘•†‡Ž‘•…‘’‘‡–‡•
centrales de este modelo son: la formación de urbanizaciones cerradas, la aparición de
—‡˜ƒ•…‡–”ƒŽ‹†ƒ†‡•…‘‡”…‹ƒŽ‡•›†‡•‡”˜‹…‹‘•ǡŽƒ‘†‹ϐ‹…ƒ…‹×†‡Žƒ•–‡†‡…‹ƒ•†‡Žƒ

117
ĔėČĊđĆēĈĔǦĆėŃĔĆēėĎĘęŘćĆđǦĚĈĎĆēĆĔĘĔĊė

localización industrial con la formación de parques especializados, la aparición en la pe-


”‹ˆ‡”‹ƒ†‡ƒ…–‹˜‹†ƒ†‡•Šƒ•–ƒ‡–‘…‡•Ž‹‹–ƒ†ƒ•‡š…Ž—•‹˜ƒ‡–‡ƒŽ…‡–”‘‡–”‘’‘Ž‹–ƒ‘ǡ
como los hoteles cinco estrellas y los espacios de actividades administrativas y profesio-
nales (Blanco, 2006). Estas tendencias se enmarcan en el amplio proceso descripto por
À”‡œȋʹͲͲ͸Ȍ…‘‘†‡Dz’”‹˜ƒ–‹œƒ…‹×†‡Žƒ‡š’ƒ•‹×‡–”‘’‘Ž‹–ƒƒdzǡ“—‡‡‰Ž‘„ƒ–ƒ–‘
la privatización de la producción del suelo urbano como de las infraestructuras urbanas.

—‹œž•—‘†‡Ž‘•ƒ•’‡…–‘•ž•‡ˆƒ–‹œƒ†‘•†‡Žƒ•—‡˜ƒ•…‘†‹…‹‘‡•†‡‡š’ƒ•‹×
urbana sea el referido a las modalidades residenciales. El despliegue de urbanizaciones
cerradas responde, en parte, a la transformación de segundas residencias en residen-
…‹ƒ•’‡”ƒ‡–‡›ƒ—‡š–”ƒ‘”†‹ƒ”‹‘’”‘…‡•‘†‡˜ƒŽ‘”‹œƒ…‹×‹’—Ž•ƒ†‘’‘”’”‘‘-
tores inmobiliarios, en un formato residencial dirigido a sectores de ingresos medio-
ƒŽ–‘•ȋ˜ƒ’ƒǡʹͲͲͳǢŽƒ…‘ǡʹͲͲ͸Ȍ‡–‘”‘ƒŽƒ‘†‡”‹œƒ…‹×›‡š’ƒ•‹×†‡Žƒ”‡†
de autopistas metropolitanas de Buenos Aires. Se trata de urbanizaciones con vallado
perimetral, control de acceso, seguridad permanente, que pueden tener o no equipa-
‹‡–‘•…‡–”ƒŽ‡•…‘’ƒ”–‹†‘•›ƒ†‘’–ƒ†‹ˆ‡”‡–‡•–‹’‘Ž‘‰Àƒ•ǣ„ƒ””‹‘•…‡””ƒ†‘•ǡ…Ž—„‡•
†‡…ƒ’‘ǡ’—‡„Ž‘•›…‹—†ƒ†‡•’”‹˜ƒ†ƒ•ǡ…Ž—„‡•ž—–‹…‘•ǡ…Ž—„‡•†‡…Šƒ…”ƒ•ȋœƒŒ„‡”‰ǡ
2005). A este modelo de urbanización difusa de los sectores de ingresos medio-altos
•‡Ž‘Šƒ…ƒŽ‹ϐ‹…ƒ†‘…‘‘†‡•’‹Žˆƒ””ƒ†‘”‡–±”‹‘•†‡•—‡Ž‘ǡ…‘•–‘•‘‡–±”‹‘•†‡
‡š–‡•‹×†‡”‡†‡•—”„ƒƒ•›†‡•‡”˜‹…‹‘•ǡ’‘…‘•—•–‡–ƒ„Ž‡‡–±”‹‘•†‡‘˜‹Ž‹†ƒ†
(Camagni et al., 2002).

Para los sectores populares, en tanto, las alternativas de residencia periférica se limi-
taron al completamiento paulatino de los loteos de décadas previas y la acción organi-
zada de toma de tierras y consolidación de asentamientos. El resultado ha sido un fuerte
“deterioro del hábitat popular, tanto en términos formales (localización ilegal en tierra y
‡†‹ϐ‹…‹‘•’”‹˜ƒ†‘•‘’ï„Ž‹…‘•ǡŽ‘–‡‘•…Žƒ†‡•–‹‘•ǡ‡–…ǤȌ…‘‘—”„ƒ‘Ǧƒ„‹‡–ƒŽ‡•ȋž”‡ƒ•
inundables y contaminadas, sin infraestructuras ni servicios, pésima accesibilidad, sin
…‘‡š‹×…‘ž”‡ƒ•…‡–”ƒŽ‡•ǡ‡–…±–‡”ƒȌdzȋÀ”‡œǡʹͲͲ͸ǣ͵ͺȌǤ

‡’—‡†‡–”ƒœƒ”Ž‘•…‘””‡Žƒ–‘•‡–”‡Žƒ•…ƒ”ƒ…–‡”À•–‹…ƒ•†‡Ž‘†‡Ž‘‡‘Ž‹„‡”ƒŽǡŽƒ‹-
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para los negocios. En todo caso, esto representa una variación notable con respecto a las
tendencias predominantes en la ciudad, ya que “durante todo el ciclo de la Buenos Aires
‘†‡”ƒŽƒ‹˜‡”•‹×’”‹˜ƒ†ƒ‘’”‘†—Œ‘‹–‡”˜‡…‹‘‡•…‘…‡–”ƒ†ƒ•†‡‡•ƒƒ‰‹–—†
›†‡–ƒŽ…ƒ’ƒ…‹†ƒ††‡…‘ϐ‹‰—”ƒ”…‹—†ƒ†Ǥ‘•†‹ˆ‡”‡–‡•‘†‘•†‡‹–‡”˜‡…‹×’”‹˜ƒ†ƒ
‡•–—˜‹‡”‘•‹‡’”‡†‡–‡”‹ƒ†‘•Ȃ›‡•–‘‡•—ƒ…ƒ”ƒ…–‡”À•–‹…ƒ“—‡†‹ˆ‡”‡…‹×ƒ—‡‘•
‹”‡•†‡‘–”‘•’”‘…‡•‘•…Žž•‹…‘•†‡‘†‡”‹œƒ…‹×Ǧ’‘”Žƒ‹‹…‹ƒ–‹˜ƒ‘Žƒ‰—Àƒ’ï„Ž‹…ƒǤdz
(Gorelik, 1999: 22) El mismo investigador sostiene que los cambios en este sentido
•‘ †‡ ‰”ƒ ƒ‰‹–—†ǡ ƒ –ƒŽ ’—–‘ †‡ …‘•–‹–—‹” Dz— ‰‹”‘ ‡’‘…ƒŽdz ’‘” Žƒ ‘†‹ϐ‹…ƒ…‹×
de tendencias de larga duración. Entre los componentes de esta nueva época se cuenta
la “urbanización del capital privado, es decir, la conversión en negocio de fragmentos
…‘’Ž‡–‘• †‡ …‹—†ƒ† ‘ ‰”ƒ†‡• ‡š–‡•‹‘‡• –‡””‹–‘”‹ƒŽ‡• ‘ …‘‘ ƒ•‹‡–‘ ‡—–”‘ †‡
inversiones, sino en tanto ciudad y en tanto territorio; una aplicación económica que

118
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

’”‡•—’‘‡‡•—’”‘’‹ƒŽ×‰‹…ƒ†‡”‡–ƒ„‹Ž‹†ƒ†Žƒ…‘ϐ‹‰—”ƒ…‹×ǡ‡Žˆ—…‹‘ƒ‹‡–‘›Žƒ
naturaleza propiamente urbanas de sus emprendimientos” (Gorelik, 1999:22).

…‘‡š‹•–‡…‹ƒ…‘Žƒ…‘–‹—‹†ƒ††‡‡•–‡‹‘’”‘…‡•‘†‡‡š’ƒ•‹×—”„ƒƒǡ’‡”‘
›ƒ„ƒŒ‘—ƒ”…‘’‘ŽÀ–‹…‘Ǧ‡…‘×‹…‘†‡…—‡•–‹‘ƒ‹‡–‘’ƒ”…‹ƒŽƒŽƒ•’‘ŽÀ–‹…ƒ•‡‘Ž‹„‡-
”ƒŽ‡•†‡Žƒ†±…ƒ†ƒ†‡Ž‘˜‡–ƒǡ•‡‡’‹‡œƒƒ’‡”ϐ‹Žƒ”‡Žƒ’”‹‡”ƒ†±…ƒ†ƒ†‡Ž•‹‰Ž‘ 
‘–”‘‘†ƒŽ‹†ƒ††‡‡š’ƒ•‹×”‡•‹†‡…‹ƒŽǡ„ƒŒ‘‡Žˆ‘”ƒ–‘†‡Ž‘•…‘’Ž‡Œ‘•†‡˜‹˜‹‡†ƒ
•‘…‹ƒŽǤ‘…”‡–ƒ‡–‡ǡŽƒ…‘•–”—……‹×‡•–ƒ–ƒŽ†‡˜‹˜‹‡†ƒ•’ƒ”ƒ•‡…–‘”‡•†‡„ƒŒ‘•‹‰”‡-
•‘•Šƒ•‹†‘’ƒ”–‹…—Žƒ”‡–‡‹–‡•ƒ†—”ƒ–‡Žƒ†±…ƒ†ƒ†‡ʹͲͲͲǡ„ƒŒ‘‡Žˆ‘”ƒ–‘†‡„ƒ-
rrios dotados de infraestructura y equipamiento pero, en muchos casos, con serias limi-
–ƒ…‹‘‡•†‡ƒ……‡•‹„‹Ž‹†ƒ†›†‡‹–‡‰”ƒ…‹×‡Žƒ–”ƒƒ—”„ƒƒȋ‡ŽÀ‘›—ƒ”–‡ǡʹͲͳͳȌǤ
‡•‡•‡–‹†‘ǡ‡Žž”‡ƒ†‡‡š’ƒ•‹×†‡Ž‘••‡…–‘”‡•†‡„ƒŒ‘•‹‰”‡•‘••‡’”‡•‡–ƒ…‘‘
‹–‡”•–‹…‹ƒŽ›†‡„ƒŒƒ†‡•‹†ƒ†ǡŽ‘“—‡†‹ϐ‹…—Ž–ƒŽƒ’”‘˜‹•‹×†‡•‡”˜‹…‹‘•†‡–”ƒ•’‘”–‡
’ï„Ž‹…‘ǡƒ—“—‡ƒ†‹–‡—’”‘…‡•‘†‡†‡•‹ϐ‹…ƒ…‹×“—‡›ƒ•‡‡…—‡–”ƒ‡ƒ”…ŠƒǤ

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ƒ‡•–”—…–—”ƒ›Žƒ‘”ˆ‘Ž‘‰Àƒ—”„ƒƒ•ǡ”‡•—Ž–ƒ–‡•†‡Ž’”‘…‡•‘†‡’”‘†—……‹×•‘…‹ƒŽ
†‡Ž–‡””‹–‘”‹‘ǡ”‡˜‡Žƒ—…‘Œ—–‘†‡ƒ•’‡…–‘•…Žƒ˜‡•’ƒ”ƒ…‘’”‡†‡”Žƒ…‘’Ž‡Œ‹†ƒ†
‹–”À•‡…ƒ†‡‡•–‘•’”‘…‡•‘•Ǥ—‡†‡†‡•–ƒ…ƒ”•‡–”‡•…ƒ”ƒ…–‡”À•–‹…ƒ•†‡Žƒ•ƒ…–—ƒŽ‡•‘-
†ƒŽ‹†ƒ†‡• †‡ ‡š’ƒ•‹× ‡–”‘’‘Ž‹–ƒƒ ‡ —‡‘• ‹”‡•ǡ …‘ ˆ—‡”–‡ ‹…‹†‡…‹ƒ ‡ Žƒ•
condiciones de movilidad.

ƒ’”‹‡”ƒ†‡‡ŽŽƒ•–‹‡‡“—‡˜‡”…‘Žƒ’”‡•‡…‹ƒ†‡—…‘–‡š–‘†‡„ƒŒƒ†‡•‹†ƒ†
poblacional. Esto se debe a la propia materialidad de los formatos residenciales más
Šƒ„‹–—ƒŽ‡•‡Ž‘•’”‘…‡•‘•†‡•—„—”„ƒ‹œƒ…‹×‹†‡–‹ϐ‹…ƒ†‘•ƒ–‡”‹‘”‡–‡Ǥ”„ƒ‹œƒ-
…‹‘‡•…‡””ƒ†ƒ•ǡŽ‘–‡‘•’‘’—Žƒ”‡•ǡ˜‹ŽŽƒ•›ƒ•‡–ƒ‹‡–‘•›…‘Œ—–‘•†‡˜‹˜‹‡†ƒ•†‡‹-
terés sociales fueron y van marcando una impronta distinguida de los propios formatos
residenciales de los procesos de suburbanización más clásicos.

ƒ•‡‰—†ƒ…ƒ”ƒ…–‡”À•–‹…ƒ‡•Žƒ‡Ž‡˜ƒ†ƒ†‹•’‡”•‹×–‡””‹–‘”‹ƒŽ…‘Žƒ“—‡‡•–ƒ•ƒ–‡-
”‹ƒŽ‹†ƒ†‡•…‘ϐ‹‰—”ƒ”‘‡Ž’ƒ‹•ƒŒ‡‡–”‘’‘Ž‹–ƒ‘‡Žƒ•‡‰—†ƒ…‘”‘ƒ‡–”‘’‘Ž‹–ƒƒ›
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†‹•…‘–‹—‹†ƒ†‡•ƒ”…ƒ†ƒ•…‘ˆ‘”ƒ‡•‡…‘–‡š–‘†‡†‹•’‡”•‹×Ǥƒ•—’‡”ϐ‹…‹‡‹˜‘-
Ž—…”ƒ†ƒ‡Ž‘•’”‘…‡•‘•†‡‡š’ƒ•‹×‡•—›ƒ’Ž‹ƒ‡‹˜‘Ž—…”ƒ–‡†‡…‹ƒ•†‡…‘•—-
mo de suelo urbano originadora de tensiones con otras actividades propias del espacio
periurbano.

119
ĔėČĊđĆēĈĔǦĆėŃĔĆēėĎĘęŘćĆđǦĚĈĎĆēĆĔĘĔĊė

ƒ–‡”…‡”ƒ…ƒ”ƒ…–‡”À•–‹…ƒǡ‡”‡Žƒ…‹×ƒŽ‘•ƒ–‡”‹‘”‡•†‘•…‘’‘‡–‡•ǡ‘„‡†‡…‡ƒŽƒ
propia fragmentación de la trama urbana, en profunda contraposición a la tradicional
grilla ortogonal con la que se conformó históricamente la urbanización de Buenos Aires.
De esta manera, la circulación encuentra ciertos obstáculos y necesidad de rodeos en el
recorrido de las diferentes distancias que separan residencias y lugares de acceso coti-
diano al empleo, la educación, el comercio y la recreación, etcétera.

’ƒ”–‹”†‡Ž‘†‡Ž‘†‡‡š’ƒ•‹×—”„ƒƒǡ—ƒ’ƒ”–‡•‹‰‹ϐ‹…ƒ–‹˜ƒ†‡Žƒ†‹ž‹…ƒ‡-
tropolitana actual se vincula con la red de autopistas y con la movilidad individual. Esta
red supone el uso del automóvil particular como modo de transporte privilegiado y tie-
ne importantes consecuencias desde el punto de vista de la conformación general del
sistema de transporte y de las alternativas de movilidad para amplios sectores de la
población. La importancia del automóvil particular en las condiciones de movilidad en
la RMBA no se limita al crecimiento de su uso y a su mayor participación en el total de
˜‹ƒŒ‡•ǡ•‹‘ƒŽƒ‡•–”‡…Šƒƒ•‘…‹ƒ…‹×‡–”‡—’ƒ–”א†‡‘˜‹Ž‹†ƒ†›ˆ‘”ƒ•‡•’‡…Àϐ‹…ƒ•
†‡—”„ƒ‹œƒ…‹×Ǥƒ•–”‡•…ƒ”ƒ…–‡”À•–‹…ƒ•‘”ˆ‘Ž×‰‹…ƒ••‡ÓƒŽƒ†ƒ•”‡•’‘†‡ƒŽ•—’—‡•–‘
de movilidad automóvil intensivo y al mismo tiempo condicionan las alternativas de
movilidad reforzando la necesidad del desplazamiento individual en automóvil. Esta
asociación urbanización – movilidad individual adquiere un carácter dominante, de lo
“—‡”‡•—Ž–ƒ“—‡‡Ž‘†‡Ž‘†‡‡š’ƒ•‹×—”„ƒƒ…‘•–”—‹†‘„ƒŒ‘‡•–‡•—’—‡•–‘•—„‘”†‹-
ƒ—ƒ’Ž‹‘…‘Œ—–‘†‡‘˜‹Ž‹†ƒ†‡•†‡‘–”‘••‡…–‘”‡••‘…‹ƒŽ‡•‘„ƒŒ‘‘–”‘•ˆ‘”ƒ–‘•Ǥ

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automóvil particular se trata de una dependencia elegida y no de una subordinación.
ƒ•…ƒ”ƒ…–‡”À•–‹…ƒ•“—‡ƒ†“—‹‡”‡Žƒ‡š’ƒ•‹×”‡•‹†‡…‹ƒŽ›Žƒ•—‡˜ƒ•…‡–”ƒŽ‹†ƒ†‡•
’”‡•—’‘‡›•‡”‡ƒŽ‹œƒƒ’ƒ”–‹”†‡Ž—•‘†‡Žƒ—–‘×˜‹Ž’ƒ”–‹…—Žƒ”ǡ’‘”Ž‘“—‡„ƒŒƒ•†‡-
sidades y largas distancias para realizar cualquiera de los trayectos que satisfacen las
‡…‡•‹†ƒ†‡•…‘–‹†‹ƒƒ•ȋ…‘‘‡Žƒ……‡•‘ƒŽƒ‡•…—‡ŽƒǡƒŽƒ•…‘’”ƒ•„ž•‹…ƒ•‘ƒŽ–”ƒ„ƒŒ‘Ȍǡ
•‡…‘Œ—‰ƒ†‡ϐ‹‹–‹˜ƒ‡–‡…‘—ƒ–”ƒƒ—”„ƒƒ‹–‡””—’‹†ƒǡˆ”ƒ‰‡–ƒ†ƒ›†‹•-
…‘–‹—ƒ“—‡”‡…‘”–ƒ…ƒ‹‘•’ƒ”ƒŽƒ…‹”…—Žƒ…‹×Ǥ‡•–‡…‘–‡š–‘—”„ƒ‘ǡ•‡†‡„‹Ž‹–ƒ
las condiciones para la generación de una red de transporte público sostenible, ya que
•‡–”ƒ–ƒ”Àƒ†‡—‡”…ƒ†‘†‹•’‡”•‘ǡ†‡„ƒŒƒ†‡ƒ†ƒ›…‘‡Ž‡˜ƒ†‘•À†‹…‡•†‡”‘†‡‘
‡ Žƒ• ‡•…ƒ•ƒ• ŽÀ‡ƒ• †‡ ƒ—–‘„—•‡•Ǥ •–‘ •‹‰‹ϐ‹…ƒ “—‡ …—ƒŽ“—‹‡” ‘˜‹Ž‹†ƒ† “—‡ ‘ •‡
realice en automóvil queda subordinada, ya sea que se trate de quienes no tienen otra
alternativa que el limitado transporte público o de quienes utilizan sus propias bici-
cletas y motos o realizan largas caminatas para los desplazamientos individuales. A su
vez, las calles de tierra y la ausencia de redes peatonales, las discontinuidades urbanas
y las propias limitaciones en el uso de las bicicletas (en función de las condiciones del
tiempo, de la edad o de la salud de los usuarios), hacen que todos los esquemas de mo-
vilidad queden subordinados al modelo automóvil-intensivo. En función de esto último,
•‡ ’”‘†—…‡ ‡ ‡Ž ’”‘…‡•‘ †‡ ‡š’ƒ•‹× ‡–”‘’‘Ž‹–ƒƒ —ƒ –‡•‹× ‡–”‡ Ž‘• –‹‡’‘•
lentos y los tiempos rápidos (Gutiérrez, 2008; Blanco y Garay, 2010), en que cualquier
análisis de los tiempos y los costos de desplazamiento en el ferrocarril o en buses revela

120
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

‡‘”‡•†‹ˆ‡”‡…‹ƒ•‡”‡Žƒ…‹×…‘‡Žƒ—–‘×˜‹Ž›•—•˜ƒ”‹ƒ–‡•ȋ…‘„‹•ǡ’‘”‡Œ‡’Ž‘Ȍǡ
siendo tales diferencias las que limitan el alcance espacial de los desplazamientos de
—‘•›‘–”‘•…‘ϐ‹‰—”ƒ†‘•‹–—ƒ…‹‘‡•†‡Š‹’‡”‘˜‹Ž‹†ƒ†›†‡‹‘˜‹Ž‹†ƒ†”‡Žƒ–‹˜ƒǤ

•‡‡•–‡ƒ”…‘…‘’Ž‡Œ‘†‡‡š’ƒ•‹×‡–”‘’‘Ž‹–ƒƒǡ“—‡Žƒ‹†ƒ‰ƒ…‹×ƒ…‡”…ƒ†‡
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tea interesantes cuestiones vinculadas con la construcción social del territorio y con las
prácticas sociales de uso del territorio. Desde el punto de vista de los centros de empleo,
—”ƒ•‰‘…ƒ”ƒ…–‡”À•–‹…‘†‡Žƒ‡š’ƒ•‹×—”„ƒƒŠƒ•‹†‘Žƒ†‹•–‹…‹×†‡†‘•ˆ‘”ƒ–‘•Ǥ‘”
un lado, un formato de empleo concentrado, representado por las nuevas centralida-
†‡•‡š’”‡•ƒ†ƒ•ƒ–”ƒ˜±•†‡—…‘Œ—–‘†‡‡“—‹’ƒ‹‡–‘•…‘‡”…‹ƒŽ‡•‘†‡‘…‹‘ǡž”‡ƒ•
‹†—•–”‹ƒŽ‡•ȋ’ƒ”“—‡•‹†—•–”‹ƒŽ‡•ǡ•‡…–‘”‡•‹†—•–”‹ƒŽ‡•’Žƒ‹ϐ‹…ƒ†‘•Ȍ‘…‘’Ž‡Œ‘•†‡
‘ϐ‹…‹ƒ•ǡ“—‡‡š’Ž‹…ƒŽƒ…‘…‡–”ƒ…‹×†‡’—‡•–‘•–”ƒ„ƒŒ‘Ǥ•–‘•‡’Ž‡‘•…‘…‡–”ƒ†‘•
están asociados estrechamente con las autopistas, situados en directo contacto con és-
–ƒ•ǡ›–‹‡‡Žƒ’‘•‹„‹Ž‹†ƒ††‡…‘•–‹–—‹”•‡‡—‡”…ƒ†‘†‡˜‹ƒŒ‡•ǡ’‘”•—‡•…ƒŽƒ›†‡-
sidad. Por otro lado, el formato de empleo disperso se constituye en las urbanizaciones
…‡””ƒ†ƒ•›ƒ†“—‹‡”‡—ƒƒ›‘”…‘’Ž‡Œ‹†ƒ†‡”‡Žƒ…‹×ƒŽƒ‘˜‹Ž‹†ƒ†’‘”Žƒ•’”‘’‹ƒ•
–‹’‘Ž‘‰Àƒ•†‡‡•–ƒ•ž”‡ƒ•”‡•‹†‡…‹ƒŽ‡•ǡ’‘”‡Ž‹˜‡Ž†‡†‹•’‡”•‹×–‡””‹–‘”‹ƒŽ“—‡’”‡•‡-
tan y por sus condiciones de accesibilidad. Es este último caso el que será abordado en
la sección siguiente.

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—›‘ƒÝÊ

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de Buenos Aires se propuso indagar sobre las prácticas y estrategias de movilidad por
–”ƒ„ƒŒ‘†‡•’Ž‡‰ƒ†ƒ•’‘”Ž‘•–”ƒ„ƒŒƒ†‘”‡•“—‡•‡†‡•‡’‡Óƒ‡—”„ƒ‹œƒ…‹‘‡•…‡””ƒ-
†ƒ•ȋȌǤŽ‰—‘•ƒ—–‘”‡•ȋ˜ƒ’ƒǡʹͲͲͳǢ
ƒ”…‹ƒǡʹͲͳͲȌ•‡ÓƒŽƒ“—‡‡š‹•–‡—˜À…—Ž‘
“—‡•‡‡•–ƒ„Ž‡…‡ƒ–”ƒ˜±•†‡Ž–”ƒ„ƒŒ‘ǡ‡–”‡Ž‘•Šƒ„‹–ƒ–‡•†‡Žƒ•›Ž‘•–”ƒ„ƒŒƒ†‘”‡•
que generalmente provienen de los barrios adyacentes a las mismas. De esta manera las
urbanizaciones se constituyen en un nuevo mercado laboral en el área de los servicios
’ƒ”ƒ–”ƒ„ƒŒƒ†‘”‡•‡•…ƒ•ƒ‡–‡…ƒŽ‹ϐ‹…ƒ†‘•Ǥ2•–‘•…‘ˆ‘”ƒ—˜‡”†ƒ†‡”‘Dz’”‘Ž‡–ƒ”‹ƒ-
do de servicios” (Svampa, 2001) para satisfacer las necesidades de los habitantes de las
UC. Generalmente, se trata de empleos precarizados que se mantienen en el sector in-
ˆ‘”ƒŽ†‡Žƒ‡…‘‘Àƒǡ›•‹„‹‡‡š‹•–‡—’”‡†‘‹‹‘†‡Ž–”ƒ„ƒŒ‘ˆ‡‡‹‘‡‡Ž•‡”˜‹…‹‘
†‘±•–‹…‘ǡƒ„ƒ”…ƒ—ƒƒ’Ž‹ƒ‰ƒƒ†‡–”ƒ„ƒŒ‘•…‘ï‡–‡”‡“—‡”‹†‘•ǡ…‘‘Ž‘•†‡
‹Ó‡”ƒ•ǡŒƒ”†‹‡”‘•›…—‹†ƒ†‘”‡•†‡’‹•…‹ƒ•ǡ•‡”˜‹…‹‘†‡ƒ–‡‹‹‡–‘›…‘•–”—……‹×ǡ
‡’Ž‡ƒ†‘•†‡˜‹‰‹Žƒ…‹ƒ›•‡‰—”‹†ƒ†ǡ‹•–”—…–‘”‡•†‡’‘”–‹˜‘•ǡ‡–…±–‡”ƒǤƒŒ‘ŽƒŠ‹’×–‡•‹•
†‡‘˜‹Ž‹†ƒ†•—„‘”†‹ƒ†ƒƒŽ‡•“—‡ƒƒ—–‘×˜‹ŽǦ‹–‡•‹˜‘›‡‡•–‡…‘–‡š–‘—”„ƒ‘

121
ĔėČĊđĆēĈĔǦĆėŃĔĆēėĎĘęŘćĆđǦĚĈĎĆēĆĔĘĔĊė

de diferenciación social, la investigación apunta a recuperar las prácticas de movilidad


’‘”–”ƒ„ƒŒ‘ƒ–”ƒ˜±•†‡‡–”‡˜‹•–ƒ•”‡ƒŽ‹œƒ†ƒ•ƒŽ‘•–”ƒ„ƒŒƒ†‘”‡•ǡ‡†‹•–‹–‘•ˆ‘”ƒ–‘•ǣ
presenciales en profundidad, telefónicas en profundidad y presenciales en cuestiona-
rios cortos.

‘• –”ƒ„ƒŒƒ†‘”‡• ‡–”‡˜‹•–ƒ†‘• ”‡•’‘†‡ ƒŽ ƒ’Ž‹‘ ƒ„ƒ‹…‘ •‡ÓƒŽƒ†‘ ’”‡…‡†‡-


temente, aunque hay un marcado predominio de entrevistas realizadas a empleadas
domésticas, por el propio peso de este colectivo en el sector, lo cual puede invitarnos
ƒ’‡•ƒ”‡ŽƒƒŽ‹•‹•‡•’‡…‹ϐ‹…‘†‡Žƒ‘˜‹Ž‹†ƒ††‡•†‡Žƒ’‡”•’‡…–‹˜ƒ†‡Ž‰±‡”‘Ǥ‘•†‹•-
–‹–‘•”‘Ž‡•“—‡•‡Ž‡•ƒ–”‹„—›‡•‘…‹ƒŽ‡–‡ƒŠ‘„”‡•›—Œ‡”‡•ǡ‡Ž’ƒ’‡Ž”‡’”‘†—…–‹˜‘
“—‡…—’Ž‡Žƒ•—Œ‡”‡•‡Žƒ‡•–”—…–—”ƒ•‘…‹ƒŽ‹’Ž‹…ƒ‘†‡Ž‘•’ƒ”–‹…—Žƒ”‡•†‡‘-
vilidad, que en muchos casos se evidencian en desplazamientos más cortos, cercanos a
Žƒ‡•ˆ‡”ƒ†‘±•–‹…ƒǡ…‘Š‘”ƒ”‹‘•ϐŽ‡š‹„Ž‡•›•—„‘”†‹ƒ†‘•ƒŽƒ•‡…‡•‹†ƒ†‡•ˆƒ‹Ž‹ƒ”‡•ǡ
y basados fundamentalmente en el transporte público colectivo.

‡•–‡…‘–‡š–‘‡•’‡…‹ϐ‹…‘†‡‡š’ƒ•‹×—”„ƒƒǡŽƒ…‘ϐ‹‰—”ƒ…‹×†‡Žƒ•”‡†‡•†‡Ž
transporte público y las restricciones que presenta en su cobertura temporal y espa-
cial impactan fuertemente en las estrategias de movilidad cotidiana de aquellos grupos
socialmente más desfavorecidos. Estas prácticas y estrategias de movilidad podrán ser
construidas y caracterizadas a partir de una serie de aspectos que fueron incorporados
‡Žƒ•‡–”‡˜‹•–ƒ•”‡ƒŽ‹œƒ†ƒ•ǡ–ƒŽ‡•…‘‘‡Žƒ……‡•‘ƒŽ‡’Ž‡‘ǡ…‘•–‘›†—”ƒ…‹×†‡Ž˜‹ƒŒ‡ǡ
ˆ”‡…—‡…‹ƒ›…ƒ”ƒ…–‡”À•–‹…ƒ•†‡Ž•‡”˜‹…‹‘†‡Ž–”ƒ•’‘”–‡’ï„Ž‹…‘ǡ…‘•–‘•›‡•ˆ—‡”œ‘•’‡”-
sonales para concretar la movilidad, entre otros, y cuyos primeros resultados se deta-
llan a continuación.

ůƉĂƉĞůĚĞůĂƐƌĞĚĞƐƐŽĐŝĂůĞƐĞŶĞůĂĐĐĞƐŽĂůĞŵƉůĞŽ

A la hora de acceder a un empleo los resultados obtenidos demuestran que, en el uni-


verso de estudio, tienen un papel fundamental las redes sociales que se establecen por
relaciones de parentesco, amistad, vecindad, etc. La reconstrucción de la dinámica del
funcionamiento de dichas redes sociales, a partir de los casos entrevistados, da cuenta –
’”‹…‹’ƒŽ‡–‡’ƒ”ƒ‡Ž…ƒ•‘†‡Žƒ•–”ƒ„ƒŒƒ†‘”ƒ•†‡…ƒ•ƒ•’ƒ”–‹…—Žƒ”‡•Ǧ“—‡‡Ž˜À…—Ž‘’‘”
el cual éstas toman contacto con un posible empleo se apoya en cadenas de recomen-
daciones. Otros casos entrevistados demuestran que la cadena de recomendaciones se
‡š–‹‡†‡ƒ†‹ˆ‡”‡–‡•‹‡„”‘•†‡—‹•‘ï…Ž‡‘ˆƒ‹Ž‹ƒ”ǡ›ƒ’ŽÀƒ‡Ž”—„”‘†‡ƒ…-
–‹˜‹†ƒ†‡•Žƒ„‘”ƒŽ‡•”‡“—‡”‹†ƒ•’‘”ŽƒǤ‘”‡Œ‡’Ž‘ǡ‹‡–”ƒ•Žƒ—Œ‡”‡–”‡˜‹•–ƒ†ƒ
”‡ƒŽ‹œƒŽƒ•–ƒ”‡ƒ•†‘±•–‹…ƒ•‡—ƒ…ƒ•ƒǡ•—ƒ”‹†‘‡•‡’Ž‡ƒ†‘…‘‘Œƒ”†‹‡”‘Ǥ
‘–”‘…ƒ•‘ǡŽƒ—Œ‡”‡•‡’Ž‡ƒ†ƒ’ƒ”ƒ”‡ƒŽ‹œƒ”–ƒ”‡ƒ•†‘±•–‹…ƒ•ǡ‡–ƒ–‘“—‡•—›‡”‘
está empleado en la seguridad de la UC. En otras entrevistas encontramos que la red de
”‡…‘‡†ƒ…‹‘‡••‡‡•–ƒ„Ž‡…‡›•‡‡š–‹‡†‡’‘”†‡–”‘†‡Ž’”‘’‹‘ž„‹–‘–‡””‹–‘”‹ƒŽ†‡

122
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

ŽƒǡŽ‘…—ƒŽ’‡”‹–‡“—‡ƒŽ‰—‘•–”ƒ„ƒŒƒ†‘”‡•ǡ’‘”‡Œ‡’Ž‘Œƒ”†‹‡”‘•›‡’Ž‡ƒ†ƒ•
domésticas, desarrollen sus actividades laborales en distintas casas de la misma UC.
•‹‹•‘ǡ‡‡Ž…ƒ•‘†‡Ž‘•Œƒ”†‹‡”‘•‘Ž‘•–”ƒ„ƒŒƒ†‘”‡•†‡ƒ–‡‹‹‡–‘‡–”‡˜‹•–ƒ-
dos, cuya actividad laboral requiere menos carga horaria que otros empleos, el esfuerzo
’‡”•‘ƒŽ“—‡†‡ƒ†ƒŽƒ’”ž…–‹…ƒ†‡Žƒ‘˜‹Ž‹†ƒ†’‘”–”ƒ„ƒŒ‘ƒ†“—‹‡”‡•‡–‹†‘…—ƒ†‘
la tarea laboral se desarrolla en más de una casa dentro de la misma urbanización.

>ĂŵŽǀŝůŝĚĂĚĐŽŵŽĨĂĐƚŽƌĚĞĐŝƐŝǀŽ

ƒ”ƒŽ‘•‰”—’‘•†‡‡•–—†‹‘ǡŽƒ…‡”…ƒÀƒƒŽŽ—‰ƒ”†‡–”ƒ„ƒŒ‘ǡŽƒ‘˜‹Ž‹†ƒ†›Žƒ‘ˆ‡”–ƒ†‡Ž
–”ƒ•’‘”–‡’ï„Ž‹…‘•‡…‘˜‹‡”–‡‡—ˆƒ…–‘”†‡…‹•‹˜‘ƒŽƒŠ‘”ƒ†‡ƒ……‡†‡”›Ȁ‘ƒ…‡’–ƒ”
—ƒ‘ˆ‡”–ƒŽƒ„‘”ƒŽǤŽƒƒ›‘”Àƒ†‡Ž‘•…ƒ•‘•‡–”‡˜‹•–ƒ†‘•ǡŽ‘•‡’Ž‡ƒ†‘•’”‡ϐ‹‡”‡Žƒ
…‡”…ƒÀƒ–‡””‹–‘”‹ƒŽƒ•—Ž—‰ƒ”†‡–”ƒ„ƒŒ‘ǡƒï…—ƒ†‘‡•–‘‹’Ž‹“—‡ƒ……‡†‡”ƒ–”ƒ„ƒŒ‘•
’”‡…ƒ”‹œƒ†‘•›Ȁ‘•ƒŽƒ”‹‘•ž•„ƒŒ‘•ǡ‘…‘ŽŽ‡˜‡”‡ƒŽ‹œƒ”‰”ƒ†‡•‡•ˆ—‡”œ‘•’‡”•‘ƒŽ‡•
en transferencias entre modos de transporte. De esta manera, el ámbito territorial don-
†‡•‡„—•…ƒ–”ƒ„ƒŒ‘•‡‡…—‡–”ƒŽ‹‹–ƒ†‘’‘”‡Žˆƒ…–‘”†‹•–ƒ…‹ƒ›Žƒ†‹•’‘‹„‹Ž‹†ƒ††‡
redes de transporte público, lo cual también impacta sobre la calidad de la oportunidad
Žƒ„‘”ƒŽƒŽƒ…—ƒŽŽ‘•–”ƒ„ƒŒƒ†‘”‡•’—‡†‡ƒŽ…ƒœƒ”ȋ–‹’‘†‡–”ƒ„ƒŒ‘ǡ…‘†‹…‹‘‡•ǡ‹˜‡Ž†‡Ž
salario, etc.).

ŽƐƚŽƐĞĐŽŶſŵŝĐŽƐLJǀĂƌŝĂĐŝŽŶĞƐĞƐƉĂĐŝŽͲƚĞŵƉŽƌĂůĞƐ

Los costos económicos demandados para concretar la práctica de movilidad al tra-


„ƒŒ‘’”‡•‡–ƒ—ƒ˜ƒ”‹‡†ƒ††‡”‡•—Ž–ƒ†‘•Ǥ‡–”‘†‡Ž—‹˜‡”•‘†‡Žƒ•–”ƒ„ƒŒƒ†‘”ƒ•†‡
casas particulares, tradicionalmente el costo de la movilidad estaba a cargo del emplea-
dor. Sin embargo, a partir de los resultados obtenidos, se desprende que la situación
˜ƒ”Àƒ‡…ƒ•‘•†‘†‡…‘””‡’‘”…—‡–ƒ†‡—ƒ—‘–”ƒ’ƒ”–‡ǤŽ‰—‘•‡’Ž‡ƒ†‘•ƒϐ‹”ƒ
Šƒ…‡”•‡…ƒ”‰‘†‡Ž˜ƒŽ‘”†‡Ž–”ƒ•’‘”–‡…‘Ž‡…–‹˜‘ǡ‘–”‘•’”‡ϐ‹‡”‡”‡ƒŽ‹œƒ”‡Ž˜‹ƒŒ‡‡„‹…‹-
…Ž‡–ƒǡƒŠ‘””ž†‘•‡‡Ž…‘•–‘‘‡–ƒ”‹‘†‡Ž–”ƒ•Žƒ†‘Ǥ†‡ž••‡Šƒ‹†‡–‹ϐ‹…ƒ†‘…ƒ•‘•‡
Ž‘•…—ƒŽ‡•ǡ’‘”Žƒ„ƒŒƒˆ”‡…—‡…‹ƒ†‡Ž•‡”˜‹…‹‘†‡–”ƒ•’‘”–‡’ï„Ž‹…‘ˆ—‡”ƒ†‡Ž‘•Š‘”ƒ”‹‘•
’‹…‘›‡†Àƒ•‘Žƒ„‘”ƒŽ‡•ǡŽ‘•–”ƒ„ƒŒƒ†‘”‡••‡˜‡‘„Ž‹‰ƒ†‘•ƒ”‡ƒŽ‹œƒ”’”ž…–‹…ƒ•†‡‘-
vilidad más costosas en servicios privados de remises (un tipo de automóvil de alquiler
…‘…‘•–‘•ƒ…‘”†ƒ†‘•‡–”‡…‘†—…–‘”›’ƒ•ƒŒ‡”‘ȌǤƒŽ‰—‘•…ƒ•‘•ǡ‡•–‘•…‘•–‘•Ž‘•
asumen los empleadores. Otros empleadores, tienen contratado un servicio de remises
“—‡„—•…ƒƒŽƒ–”ƒ„ƒŒƒ†‘”ƒ‡•—†‘‹…‹Ž‹‘ǡ‘‡ŽŽ‘•‹•‘••‡‡…ƒ”‰ƒ†‡Ž–”ƒ•Žƒ†‘‡•—
ƒ—–‘×˜‹Ž’ƒ”–‹…—Žƒ”Ǥ‡‰ïƒ‹ϐ‹‡•–ƒǡ‡•–‘Ž‡•’‡”‹–‡•‘”–‡ƒ”Ž‘•’”‘„Ž‡ƒ•†‡‹•‡-
guridad y de la frecuencia de los servicios del transporte público en ciertos horarios del

123
ĔėČĊđĆēĈĔǦĆėŃĔĆēėĎĘęŘćĆđǦĚĈĎĆēĆĔĘĔĊė

˜‹ƒŒ‡ǡ†‡‘–ƒ†‘—‡˜ƒ‡–‡‡Ž’‡•‘†‡Žƒ‘˜‹Ž‹†ƒ†‹†‹˜‹†—ƒŽ‡ƒ—–‘×˜‹Ž‡‡•–‡
…‘–‡š–‘—”„ƒ‘Ǥ–”‘•…ƒ•‘•†‡—‡•–”ƒ“—‡ŽƒŒ‘”ƒ†ƒ†‡–”ƒ„ƒŒ‘†‡Žƒ•‡’Ž‡ƒ†ƒ•
†‘±•–‹…ƒ••‡˜—‡Ž˜‡—›ϐŽ‡š‹„Ž‡ƒŽ‘•Š‘”ƒ”‹‘•›‘„Ž‹‰ƒ…‹‘‡•†‡Ž‘•‡’Ž‡ƒ†‘”‡•ǡ‡•
‡–‘…‡•…—ƒ†‘Žƒ•–”ƒ„ƒŒƒ†‘”ƒ••‡˜‡ˆ‘”œƒ†ƒ•ƒ†‡•’Žƒœƒ”•‡‡Š‘”ƒ”‹‘•…‘•‹†‡”ƒ-
†‘•‹•‡‰—”‘•ƒ–”ƒ˜±•†‡…ƒ‹‘•“—‡…ƒ”‡…‡†‡…‘†‹…‹‘‡•ƒ’”‘’‹ƒ†ƒ•ǡ’‘”‡Œ‡’Ž‘
en materia de iluminación. En estas ocasiones, se observó otra vez que los empleado-
”‡•ƒ•—‡‡Ž…‘•–‘†‡—•‡”˜‹…‹‘†‡”‡‹•‡•’ƒ”ƒ‡Ž–”ƒ•Žƒ†‘†‡Žƒ–”ƒ„ƒŒƒ†‘”ƒǤ‡Ž
”‡•–‘†‡Ž—‹˜‡”•‘‡–”‡˜‹•–ƒ†‘ǡ‡Ž…‘•–‘†‡Žƒ‘˜‹Ž‹†ƒ†ƒŽ–”ƒ„ƒŒ‘…‘””‡’‘”…—‡–ƒ†‡Ž
–”ƒ„ƒŒƒ†‘”“—‡Žƒ”‡ƒŽ‹œƒǤ•–ƒ•‹–—ƒ…‹×‡•…‘ï‡–”‡‡Ž‰”—’‘†‡Ž‘•Œƒ”†‹‡”‘•ǡŽ‘•
empleados de la construcción y de seguridad y vigilancia.

>ĂƐĞƐƚƌĂƚĞŐŝĂƐŝŶĚŝǀŝĚƵĂůĞƐ

La limitada cobertura espacial de la red del transporte público genera que las prác-
ticas de movilidad se resuelvan por estrategias individuales y presenten una amplia va-
”‹‡†ƒ††‡•‹–—ƒ…‹‘‡•‡…—ƒ–‘ƒŽ‘•‡•ˆ—‡”œ‘•’‡”•‘ƒŽ‡•“—‡•‡’‘‡‡Œ—‡‰‘’ƒ”ƒ
…‘…”‡–ƒ”‡Ž˜‹ƒŒ‡ƒŽ–”ƒ„ƒŒ‘Ǥ—ƒ†‘ƒ‡•–‘ǡŽƒ‡š’‡”‹‡…‹ƒŽƒ„‘”ƒŽ†‡Ž‘•–”ƒ„ƒŒƒ†‘”‡•
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„Ž‡•›ƒ…‘”†ƒ†‘•’—‡”–ƒ•ƒ†‡–”‘ǡŽ‘…—ƒŽ–ƒ„‹±†‹ϐ‹…—Ž–ƒŽƒ’‘•‹„‹Ž‹†ƒ††‡…‘•‘Ž‹†ƒ”
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prácticas de movilidad utilizando distintos modos de transporte (buses, servicio de re-
mises, bicicleta, transporte por parte del empleador). En algunos casos la práctica se da
a partir de la combinación de distintos modos, lo cual también implica largos tiempos
†‡˜‹ƒŒ‡›†‡‡•’‡”ƒǡ’‘”’”‘„Ž‡ƒ•‡Žƒˆ”‡…—‡…‹ƒ†‡Ž‘••‡”˜‹…‹‘•†‡Ž–”ƒ•’‘”–‡’ï-
„Ž‹…‘ǤŽ—•‘†‡Ž–‹‡’‘“—‡‹’Ž‹…ƒ…‘…”‡–ƒ”Žƒ‘˜‹Ž‹†ƒ†ƒŽ–”ƒ„ƒŒ‘†‡—‡•–”ƒ’ƒ”ƒŽƒ
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vidades personales (recreativas, estudio, comerciales, etc.) porque no les queda tiempo
’ƒ”ƒ”‡ƒŽ‹œƒ”Žƒ•ǤÀ•‡Šƒ”‡…‘‰‹†‘ƒŽ‰—ƒ•ƒ”–‹…—Žƒ…‹‘‡•†‡–”ƒ„ƒŒƒ†‘”ƒ•“—‡…‘„‹-
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recorrer desde la entrada de las mismas hasta la residencia donde desempeñan su ac-
tividad laboral -dependiendo del tamaño de la urbanización y la localización del lugar
†‡–”ƒ„ƒŒ‘Ǧǡ‡•˜‹•–ƒ…‘‘—’”‘„Ž‡ƒ’ƒ”ƒŽƒƒ›‘”Àƒ†‡Ž‘•…ƒ•‘•‡–”‡˜‹•–ƒ†‘•ǤŽ
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124
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

sición a condiciones meteorológicas desfavorables, la ausencia de aceras para realizar


los desplazamientos a pie, y la falta de transporte público u otro medio que asegure la
movilidad a quienes no disponen de automóvil en el interior de las UC. Por este motivo,
en las entrevistas que fueron realizadas en UC de mayor tamaño se destacan el número
†‡‡–”‡˜‹•–ƒ†‘•“—‡”‡•’‘†‹‡”‘“—‡Ž‡•‰—•–ƒ”Àƒ…‘–ƒ”…‘—•‡”˜‹…‹‘†‡…‘„‹‹-
terno o que se permitiese el ingreso del transporte colectivo público a las mismas. Esta
última alternativa revela una marcada contradicción con el carácter privado y cerrado
de las urbanizaciones, uno de cuyos pilares es el férreo control de acceso. A partir de
‡•–ƒ’”‘„Ž‡ž–‹…ƒ•‡‘„•‡”˜ƒ“—‡–”ƒ„ƒŒƒ†‘”‡•›‡’Ž‡ƒ†‘”‡•‰‡‡”ƒ†‹˜‡”•ƒ•‡•–”ƒ-
–‡‰‹ƒ•†‡‘˜‹Ž‹†ƒ†Ǥƒƒ›‘”Àƒ†‡Ž‘•–”ƒ„ƒŒƒ†‘”‡•”‡ƒŽ‹œƒ‡Ž–”ƒ›‡…–‘ƒ’‹‡ǡ“—‹‡‡•
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’‘‡†‡—•‡”˜‹…‹‘†‡…‘„‹•‡š–‡”ƒ•ƒŽ„ƒ””‹‘“—‡‹‰”‡•ƒŠƒ•–ƒ—Ž—‰ƒ”…‡–”ƒŽ
de la urbanización.

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para la movilidad dentro de las UC. Son limitaciones para su uso las condiciones me-
–‡‘”‘Ž×‰‹…ƒ•ǡŽƒŽ‘‰‹–—††‡Ž˜‹ƒŒ‡›Žƒ•…‘†‹…‹‘‡•ϐÀ•‹…ƒ•†‡Žƒ•’‡”•‘ƒ•Ǥƒ”ƒƒŽ‰—-
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movilidad porque los libera del sentido radial del trazado consolidado de la ruta y les
permite tomar caminos transversales de tierra o no consolidados. Les evita los tiempos
de espera para hacer las transferencias entre diversos modos y les resuelve la movilidad
Šƒ•–ƒŽƒ…ƒ•ƒ†‡–”‘†‡ŽƒǢ–ƒ„‹±Ž‡•ƒ’‘”–ƒ„‡‡ϐ‹…‹‘•‡…‘×‹…‘•‡‡ŽƒŠ‘””‘
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–ƒ”…‘•‡†‡”‘•‡•’‡…‹ƒŽ‡•’ƒ”ƒ„‹…‹…Ž‡–ƒ•ǡ‹‡š‹•–‡–‡•›‡…‡•ƒ”‹‘•’ƒ”ƒƒ……‡†‡”ǡ’‘”
‡Œ‡’Ž‘ǡƒƒ“—‡ŽŽƒ•—”„ƒ‹œƒ…‹‘‡••‹–—ƒ†ƒ••‘„”‡”—–ƒ•Ǥ

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ďĂũĂĚŽƌĞƐ

Los espacios de las UC presentan ciertos dispositivos de seguridad y de control por


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Estos dispositivos de control funcionan –entre otros- a través de las garitas de seguridad
en la entrada de las urbanizaciones donde se revisan las pertenencias (ropa, bolsos,
‡–…ǤȌ †‡ “—‹‡‡• ‹‰”‡•ƒǤ  ‡Ž …ƒ•‘ †‡ Ž‘• –”ƒ„ƒŒƒ†‘”‡• “—‡ —–‹Ž‹œƒ — •‡”˜‹…‹‘ †‡

125
ĔėČĊđĆēĈĔǦĆėŃĔĆēėĎĘęŘćĆđǦĚĈĎĆēĆĔĘĔĊė

combi para realizar el trayecto desde “el afuera” hacia el interior de la UC, los controles
‘„Ž‹‰ƒƒŽ‘•–”ƒ„ƒŒƒ†‘”‡•›˜‹•‹–ƒ–‡•ƒ„ƒŒƒ”•‡†‡Ž˜‡ŠÀ…—Ž‘‡Žƒ‡–”ƒ†ƒǤŽ‰—‘•†‡
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“—‡†‹ϐ‹…—Ž–ƒŽƒ’”‘’‹ƒ’”ž…–‹…ƒ†‡Žƒ‘˜‹Ž‹†ƒ†ǡ’‘”“—‡Ž‡•”‡’”‡•‡–ƒƒŽ‰ï‰”ƒ†‘†‡
‹…‘‘†‹†ƒ†›’‘”“—‡Ž‡•‹•—‡–‹‡’‘‡‡Ž–”ƒ•Žƒ†‘ƒŽ–”ƒ„ƒŒ‘Ǥ

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“—‹”‹×†‡Žƒ‡š’Ž‹…‹–ƒ…‹×†‡—ƒ•‡”‹‡†‡…‘–‡š–‘••—…‡•‹˜‘•ǡ’ƒ•ƒ†‘’‘”Žƒ•’‘ŽÀ–‹…ƒ•
urbanas, las dinámicas territoriales a escala metropolitana y la reconstrucción de ámbi-
tos precisos en los que esas prácticas cotidianas tienen lugar. Se ha enfatizado en varias
‘…ƒ•‹‘‡•ƒŽ‘Žƒ”‰‘†‡Ž–‡š–‘“—‡Žƒ’‡”•’‡…–‹˜ƒƒ†‘’–ƒ†ƒ’ƒ”–‡†‡Ž•—’—‡•–‘†‡—ƒ
relación estrecha entre los modelos de urbanización y los modelos de movilidad. Es en
el marco de esta relación urbanización – movilidad que se sitúa el estudio de caso y que
aporta algunos aspectos de importancia para avanzar en la comprensión de los proce-
•‘•†‡…‘•–”—……‹×•‘…‹ƒŽ†‡Ž–‡””‹–‘”‹‘Ǥ‡†‡•–ƒ…ƒ”ž‡‡•–ƒ•”‡ϐŽ‡š‹‘‡•ϐ‹ƒŽ‡•–”‡•
cuestiones consideradas centrales en el tema desarrollado.

Una primera cuestión es que la movilidad es parte constitutiva de la dinámica te-


””‹–‘”‹ƒŽǡ‘‡•’ƒ•‹˜ƒˆ”‡–‡ƒ—ƒ†‡–‡”‹ƒ†ƒ…‘ϐ‹‰—”ƒ…‹×ƒ–‡”‹ƒŽ†ƒ†ƒ•‹‘“—‡
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resultado de la mercantilización del desarrollo urbano o la ausencia notoria en el con-
–‡š–‘†‡Žƒ•’‘ŽÀ–‹…ƒ•‡‘Ž‹„‡”ƒŽ‡•†‡—ƒ‡•–”ƒ–‡‰‹ƒ†‡’Žƒ‹ϐ‹…ƒ…‹×—”„ƒƒ‹–‡‰”ƒŽǡ“—‡
considere las condiciones de acceso al suelo urbano, la orientación de las localizaciones,
Ž‘•’ƒ”ž‡–”‘•†‡‡š’ƒ•‹×†‡Žƒ—”„ƒ‹œƒ…‹×‘Žƒƒ”–‹…—Žƒ…‹×†‡’‘ŽÀ–‹…ƒ•—”„ƒƒ•
…‘’‘ŽÀ–‹…ƒ•†‡‘˜‹Ž‹†ƒ†ǤŽƒ”ƒ‡–‡‡•–‘••‘–‡ƒ•ƒŒ‡‘•ƒ—ƒ†‹ž‹…ƒ†‡’”‹˜ƒ-
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cuenta del papel y de las relaciones de los distintos grupos sociales. Se han distinguido
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posición a las movilidades dependientes y subordinadas, que implican esfuerzos mucho
mayores, en tiempos y calidad de los desplazamientos para un sector de los habitantes
del mismo territorio. En este sentido se entiende que el análisis de la movilidad es una
˜Àƒ†‡ƒ……‡•‘ƒŽƒ†‡•‹‰—ƒŽ†ƒ†•‘…‹ƒŽǤ

Por último, y considerando integralmente el camino transitado, la presente propues-


–ƒ‹–‡–×”‡…—’‡”ƒ”…׏‘Žƒ•’‘ŽÀ–‹…ƒ•—”„ƒƒ•‡‘Ž‹„‡”ƒŽ‡•ǡ“—‡…‘•‘Ž‹†ƒ”‘—ƒ†‹-

126
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

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…ƒ…‹×†‡—ƒƒ–‡”‹ƒŽ‹†ƒ†”‡•—Ž–ƒ–‡†‡‡•‘•Ž‹‡ƒ‹‡–‘•’‘ŽÀ–‹…‘•ǡ’‡”‹–‡Žƒƒ”–‹…—-
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centrales de la cotidianeidad de la vida social.

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Ciudades, 2010.

Ȉ ǡ Ǥ ‡ Žƒ ‘…‹× †‡ ‹’ƒ…–‘ ƒ Žƒ †‡ ’”‘…‡•‘• ƒ•‘…‹ƒ†‘•Ǥ ‡ϐŽ‡š‹‘‡• ƒ
partir de la relación autopistas-urbanización en la Región Metropolitana de
Buenos Aires. Revista Mundo Urbano, 2006, N° 28. Disponible en internet:
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Ȉ ǡ Ǥ›ǡǤ’”‘š‹ƒ…‹‘‡•ƒŽƒ‘˜‹Ž‹†ƒ†’‘”–”ƒ„ƒŒ‘‡…‘–‡š–‘•
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‡š’ƒ•‹× ‘”–‡ †‡ Žƒ ‡‰‹× ‡–”‘’‘Ž‹–ƒƒ —‡‘• ‹”‡•Ǥ ǣ ‡‹ƒ”‹‘
Internacional Movilidad y Cambio Social, 4 y 5 Noviembre 2011, Mar del Plata,
Argentina.

Ȉ BLANCO, J. y GARAY SANTALÓ, P. Autopistas y metropolización en Buenos Aires.


”–‹…—Žƒ…‹‘‡• › –‡•‹‘‡• ‡ –‘”‘ ƒ Žƒ —–‘˜Àƒ ͸Ǥ ǣ ͺι ‹‡ƒŽ †‡Ž ‘Ž‘“—‹‘
de Transformaciones Territoriales, 25 al 27 de agosto de 2010, Buenos Aires,
Argentina.

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Ecological Economics, N° 40, 2002, p. 191-216.

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ǡ Ǥ‡…‘ϐ‹‰—”ƒ…‹‘‡•†‡Ž—†‘’‘’—Žƒ”Ǥ
El Conurbano Bonaerense en la postconvertibilidad. Buenos Aires: Universidad
Nacional de General Sarmiento – Prometeo, 2010.

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 2ǡ Ǥ  ‘• †‡•’Žƒœƒ‹‡–‘• ‘–‘”‹œƒ†‘• › ‡Ž ‡•’ƒ”…‹‹‡–‘ —”„ƒ‘
ilimitado. En: HENRY, E. Megapolis, transportes y movilidades. Confrontaciones.
ʹͲͲͺǡƒ”À•ǡ ”ƒ…‹ƒǡ’ǤͳͶͷǦͳ͸Ͳ

127
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…‘‘Àƒǡ‘…‹‡†ƒ†›‡””‹–‘”‹‘ǡʹͲͲ͸ǡ‘ŽǤ ǡιʹͳǡ’Ǥ͵ͳǦͷͶǤ

Ȉ SVAMPA, M. Los que ganaron. La vida en los countries y en los barrios privados.
Buenos Aires: Editorial Biblos, 2001.

Ȉ  
ǡ Ǥ ƒ •—„—”„ƒ‹œƒ…‹×Ǥ ƒ”–‹†ƒ”‹‘• › †‡–”ƒ…–‘”‡• †‡Ž …”‡…‹‹‡–‘
urbano por derrame. Buenos Aires: Ediciones FADU, 2005.

Ȉ TORRES, H. Procesos recientes de fragmentación socioespacial en Buenos Aires:


la suburbanización de las élites. Revista Mundo Urbano, 2000, N° 3. Disponible
‡‹–‡”‡–ǣŠ––’ǣȀȀ™™™Ǥ—†‘—”„ƒ‘Ǥ—“Ǥ‡†—Ǥƒ”

128
ĊĔđĎćĊėĆđĎĘĒĔǡĕĔđŃęĎĈĆĘ
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ĈĊēęėĆđĊēĚĊēĔĘĎėĊĘ
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Bruno Salerno1

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esto, primero se pasa revista de la historia reciente de las villas de la ciudad y en particular
†‡ Žƒ ˜‹ŽŽƒ †‡ ‡–‹”‘ǡ †‘†‡ •‡ •—„”ƒ›ƒ Žƒ –‡•‹× ‡–”‡ Žƒ ”‡•‹•–‡…‹ƒ › Žƒ• ’‘ŽÀ–‹…ƒ• ‘ϐ‹…‹ƒŽ‡•
†‡ ‡””ƒ†‹…ƒ…‹×Ǥ  — •‡‰—†‘ ‘‡–‘ǡ ‡ ‡Ž …‘–‡š–‘ †‡‘…”ž–‹…‘ †‡ ’‘ŽÀ–‹…ƒ• —”„ƒƒ•
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formas de producción de la ciudad, que pasa a estar arbitrada por intereses particulares. El caso
del Proyecto Retiro, un Gran Proyecto Urbano pensado para el área de la villa, y el caso del Plan
†‡”„ƒ‹œƒ…‹×Ǧ”‘‰”ƒƒ†‡‡Œ‘”ƒ•ǡ’‡”‹–‡’‡•ƒ”‡•–‡’”‘…‡•‘ǤŽƒžŽ‹•‹•†‡‡•–‘•…ƒ•‘•
’‡”‹–‡˜‡”…׏‘‡Ž…‘ϐŽ‹…–‘’‘”Žƒ’‡”ƒ‡…‹ƒ†‡Žƒ˜‹ŽŽƒ•‡†‹„—Œƒ‡–±”‹‘•„‹ƒ”‹‘•ǡ’‡”‘
–ƒ„‹±…׏‘•‡–”ƒ†—…‡ƒ–”ƒ˜±•†‡‘–”‘•…‘ϐŽ‹…–‘•‡†‹˜‡”•‘•‹˜‡Ž‡•ǣ•‘Ž—…‹‘‡•–±…‹…ƒ•†‡
las propuestas de reconversión ferroviaria, poderes dentro del Gobierno de la Ciudad o tensiones
‹–‡”ǦŒ—”‹•†‹……‹‘ƒŽ‡•Ǥ ‹ƒŽ‡–‡ǡ–ƒ„‹±’‡”‹–‡’‡•ƒ”…׏‘—ƒ–”ƒ›‡…–‘”‹ƒ…‘ϐŽ‹…–‹˜ƒ’—‡†‡
”‡Ǧ•‹‰‹ϐ‹…ƒ”•‡…—ƒ†‘Žƒ‡””ƒ†‹…ƒ…‹×’ƒ•ƒ†‡…‘‘–ƒ”’”‘›‡…–‘•‘†‡”‹œƒ†‘”‡•’ƒ”ƒ•‹‰‹ϐ‹…ƒ”
negocios inmobiliarios.
ƒŽƒ„”ƒ•…Žƒ˜‡ǣ espacio urbano, neoliberalismo, villas, Buenos Aires.

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The paper aims to discuss the problem of the struggle over urban space in a neoliberal
…‘–‡š–Ǥ Š‡ …ƒ•‡ ‘ˆ •–—†› ‹• –Š‡ ‹ŽŽƒ †‡ ‡–‹”‘ǡ ƒ ‹ˆ‘”ƒŽ •‡––Ž‡‡– Ž‘…ƒ–‡† ‡ƒ” —‡‘•
‹”‡•†‘™–‘™ǡ™‹–ŠƒŽ‘‰Š‹•–‘”›‘ˆ…‘ϐŽ‹…–ƒ†‡”ƒ†‹…ƒ–‹‘•ǤŠ‡•–”—…–—”‡‘ˆ–Š‡ƒ”–‹…Ž‡‹•
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is considered. Here the focus is set on the tension between the government eradication policies
and the resistance of the informal settlements inhabitants. Secondly, the paper discusses how this
–‡•‹‘…ƒ„‡”‡†‡ϐ‹‡†‹–Š‡†‡‘…”ƒ–‹……‘–‡š–‘ˆ‡‘Ž‹„‡”ƒŽ—”„ƒ’‘Ž‹…‹‡•ǡ™Š‡”‡‡™™ƒ›•
‘ˆ’”‘†—…–‹‘‘ˆ–Š‡…‹–›‡‡”‰‡ǤŠ‡‡–‹”‘”‘Œ‡…–ƒ†–Š‡”„ƒ‹œƒ–‹‘Ǧ ’”‘˜‡‡–Žƒ•ǡ–™‘
‰”‘—’•‘ˆ’”‘Œ‡…–•‘”‹‡–‡†–‘™ƒ”†•–Š‡˜‹ŽŽƒƒ”‡ƒǡƒ”‡—•‡ˆ—Ž‹•–”—‡–•–‘–Š‹–Š‹•’”‘…‡••ƒ•
they show how the struggle over the permanence of the villa is structured not only in binary terms,
„—–ƒŽ•‘–Š”‘—‰Š‘–Š‡”•’‡…‹ϐ‹……‘ϐŽ‹…–•Ǥ˜‡”ƒŽŽǡ–Š‡ƒ”–‹…Ž‡ƒ›Š‡Ž’–‘–Š‹Š‘™ƒ…‘ϐŽ‹…–‹˜‡’ƒ–Š
…ƒ„‡”‡Ǧ†‡ϐ‹‡†™Š‡‡”ƒ†‹…ƒ–‹‘†‘‡•ǯ–‡ƒƒ›‘”‡‘†‡”‹œƒ–‹‘ǡ„—–”‡ƒŽ•–ƒ–‡ƒˆˆƒ‹”•Ǥ
‡›™‘”†•ǣ urban space, neoliberalism, informal settlements, Buenos Aires.

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129
ėĚēĔĆđĊėēĔ

En la Región Metropolitana de Buenos Aires (RMBA), más de un millón de sus casi


quince millones de habitantes vive en urbanizaciones informales. En el distrito central
de la aglomeración, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, los residentes en urbanizacio-
nes informales son más de ciento cincuenta mil sobre casi tres millones de habitantes.
Una de las villas más grandes de la ciudad está localizada en el área central (ver Figura
Nº 1), rodeada de grandes infraestructuras de transporte –atravesada por una autopis-
ta, la Presidente Arturo Illia-, y sobre los suelos más codiciados por los desarrolladores
‹‘„‹Ž‹ƒ”‹‘•Ǥ‡–”ƒ–ƒ†‡Žƒ˜‹ŽŽƒ†‡‡–‹”‘ǡǦ‘ϐ‹…‹ƒŽ‡–‡†‡ϐ‹‹†ƒ…‘‘†‘•˜‹ŽŽƒ•ǡŽƒ˜‹ŽŽƒ
31 y la villa 31 bis- con una población de cerca de treinta mil habitantes.

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construirla como un territorio particularmente disputado, aún más que el resto de las
‰”ƒ†‡•˜‹ŽŽƒ•†‡Žƒ‹—†ƒ†Ǥ”‡‡‘•“—‡•—Ž‘…ƒŽ‹œƒ…‹×…‡–”ƒŽ‡•—ˆƒ…–‘”…”À–‹…‘’ƒ”ƒ
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o apadrinadas por los diferentes niveles del Estado. También se hará referencia, en co-
‡š‹×…‘Žƒ•‹–‡”˜‡…‹‘‡•ǡƒŽ”‘Ž†‡•‡’‡Óƒ†‘’‘”Ž‘•˜‡…‹‘•Ǥ

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‡•–‡•‡–‹†‘ǡ•‹„‹‡Žƒ˜‹ŽŽƒ†‡‡–‹”‘•‡ƒ•‹‡–ƒ†‡–”‘†‡ŽƒŒ—”‹•†‹……‹×†‡Žƒ‹—†ƒ†
Autónoma de Buenos Aires, la propiedad de las tierras es en su mayor parte del Estado
Nacional2. Hay que recordar que la Ciudad de Buenos Aires, pese a ser el distrito central
†‡—ƒƒ‰Ž‘‡”ƒ…‹×ž•‰”ƒ†‡“—‡•‡‡š–‹‡†‡’‘”Žƒ”‘˜‹…‹ƒ†‡—‡‘•‹”‡•3,
constituye una entidad federal autónoma, de rango similar a las provincias.

Habrá dos momentos sobre los que se centrará la atención. En primer lugar, el con-
Œ—–‘†‡’”‘›‡…–‘•†‡Ž–‹’‘
”ƒ”‘›‡…–‘”„ƒ‘’ƒ”ƒ‡Žž”‡ƒ†‡‡–‹”‘ǦŽ‘••—…‡•‹˜‘•
Proyecto Retiro- propuestos por diversos agentes, algunos de ellos vinculados al ámbito
inmobiliario. Si bien ninguno de ellos fue llevado a cabo, constituyeron ensayos concre-
tos de intervención sobre el área donde se encuentra la villa. El segundo momento se
organiza alrededor de la ley de urbanización de la villa, aprobada en 2009. En este caso,
la aprobación de la ley por parte de la Legislatura de la Ciudad se dio de forma paralela
ƒ—…‘Œ—–‘†‡‹–‡”˜‡…‹‘‡•’—–—ƒŽ‡••‘„”‡Žƒ˜‹ŽŽƒŽŽ‡˜ƒ†ƒ•ƒ…ƒ„‘’‘”‡ŽŒ‡…—–‹˜‘
de la Ciudad, planteando interrogantes sobre la articulación entre estos dos tipos de
intervenciones y sobre sus diferentes supuestos y resultados.

Ϯ
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y hasta esa fecha, del ONABE (Organismo Nacional de Administración de Bienes del Estado, hoy Agencia de Adminis-
tración de Bienes del Estado); todos organismos del Estado Nacional.
ϯ
La Región Metropolitana de Buenos Aires comprende la Capital Federal y 44 distritos de la Provincia de Buenos Aires.

130
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

Figura N° 1
Villa de Retiro y Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Fuente: Google Earth, año 2012.

131
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•‡•†‡ϐ‹‡Žƒ’”‘†—……‹×†‡Ž‡•’ƒ…‹‘—”„ƒ‘ǡ“—±•‡…–‘”‡••‡ƒ’”‘’‹ƒ†‡Žž”‡ƒ…‡–”ƒŽ›
…—žŽ‡•‡Ž’ƒ’‡Ž†‡Ž•–ƒ†‘ǡ‡‡Ž…‘–‡š–‘†‡—’”‘…‡•‘“—‡ƒŽ‰—‘•ƒ—–‘”‡•ŠƒŽŽƒƒ-
†‘†‡’”‹˜ƒ–‹œƒ…‹×†‡Žƒ’”‘†—……‹×—”„ƒƒȋÀ”‡œǡʹͲͲͻȌǤ‡‡•’‡”ƒ“—‡‡•–ƒ•’”‡‰—-
tas aporten al debate sobre la forma concreta en que se estructuran –y potencialmente
…׏‘•‡’—‡†‡†‡•ƒ”–‹…—Žƒ”ǦŽƒ•’‘ŽÀ–‹…ƒ•—”„ƒƒ•‡‘Ž‹„‡”ƒŽ‡•Ǥ

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década de 1930. Surgida como un campamento establecido por el Estado Nacional para
albergar inmigrantes polacos desempleados, fue recién en la década de 1940 cuando se
constituyó en un asentamiento estable.

ƒ˜‹ŽŽƒ•‡—„‹…ƒ„ƒ‡–‡””‡‘•Ǯ˜ƒ…ƒ–‡•ǯ‡–”‡Žƒ•–‹‡””ƒ•†‡Ž—‡”–‘›Žƒ•†‡Ž ‡-
””‘…ƒ””‹Žǡ†‘†‡’‡”ƒ‡…‡Šƒ•–ƒ‡Ž†Àƒ†‡Š‘›ǤŽ‰‘•‹‹Žƒ”•—…‡†Àƒ…‘‡Ž”‡•–‘†‡Žƒ•
—”„ƒ‹œƒ…‹‘‡•‹ˆ‘”ƒŽ‡•“—‡‹”Àƒ•—”‰‹‡†‘’‘”‡•‘•ƒÓ‘•‡Žƒ‹—†ƒ†ǣ•‡–”ƒ–ƒ„ƒ†‡
–‡””‡‘•‘—”„ƒ‹œƒ†‘•ȋ‹—†ƒ„Ž‡•ǡ„ƒŽ†À‘•ǡ‡–…ǤȌ›‡‰‡‡”ƒŽǡ…‡”…ƒ‘•ƒˆ—‡–‡•†‡
–”ƒ„ƒŒ‘ȋ‡Ž’—‡”–‘›‡Žˆ‡””‘…ƒ””‹Ž‡‡Ž…ƒ•‘†‡‡–‹”‘ǡŽƒ•ˆž„”‹…ƒ•‡Žƒœ‘ƒ•—”ȌǤ

Las villas no eran un fenómeno muy visible en una ciudad con una amplia y homogé-
‡ƒ…—ƒ†”À…—Žƒˆ‘”ƒŽ“—‡’‡”‹–Àƒ†‡ƒ‡”ƒ”‡Žƒ–‹˜ƒ‡–‡‡š‹–‘•ƒ‡Žƒ……‡•‘†‡‰”ƒ
’ƒ”–‡†‡Ž‘••‡…–‘”‡•’‘’—Žƒ”‡•ƒŽ•—‡Ž‘ȋÀ”‡œǡʹͲͲͻȌǤƒƒ’Ž‹ƒ”‡††‡–”ƒ•’‘”–‡’ï„Ž‹-
…‘ǡŽƒ•–ƒ”‹ˆƒ••—„•‹†‹ƒ†ƒ•†‡•†‡Žƒ†±…ƒ†ƒ†‡ͳͻͶͲ›Žƒ†±„‹Ž”‡‰—Žƒ…‹×†‡Ž•—‡Ž‘Šƒ„Àƒ
’‡”‹–‹†‘Žƒ‡š’ƒ•‹×†‡Ž‘•‡•’‡…—Žƒ†‘”‡•‹‘„‹Ž‹ƒ”‹‘•“—‡ˆ”ƒ……‹‘ƒ„ƒ›˜‡†Àƒ
lotes, en una modalidad, dominante en los partidos conurbados de la RMBA, que se lla-
×ǮŽ‘–‡‘’‘’—Žƒ”ǯǤŽ•–ƒ†‘‹’‘ÀƒŽƒ…—ƒ†”À…—Žƒ‡†ƒ‡”‘4, en cuyos márgenes y
espacios intersticiales crecieron, de esta manera, las villas.

–±”‹‘•†‡–”ƒ›‡…–‘”‹ƒŽƒ”‰ƒǡ•‡’—‡†‡†‡…‹”“—‡‡Ž…‘Œ—–‘†‡Žƒ’‘„Žƒ…‹×†‡
Žƒ•˜‹ŽŽƒ•…”‡…‹×ˆ—‡”–‡‡–‡Šƒ•–ƒͳͻ͹͹Ǥ‹‡„ƒ”‰‘ǡ‡Žˆ‡×‡‘‡•ž•…‘’Ž‡Œ‘
†‡„‹†‘ƒŽƒ‹–‡”‹–‡…‹ƒ†‡ƒ‰”‡•‹˜ƒ•’‘ŽÀ–‹…ƒ•†‡‡””ƒ†‹…ƒ…‹×“—‡•‡‹’Ž‡‡–ƒ”‘
†‡•†‡ͳͻͷͷ›“—‡†‹„—Œƒ—œ‹‰œƒ‰‡‡Ž“—‡•‡ƒŽ–‡”ƒ’‡”‹‘†‘•†‡…”‡…‹‹‡–‘›
†‡…”‡…‹‹‡–‘“—‡•‡†‹•–”‹„—›‡†‡ˆ‘”ƒ†‡•‹‰—ƒŽ‡–”‡Žƒ•˜‹ŽŽƒ•Ǥ–”‡Žƒ•’‘ŽÀ–‹…ƒ•

ϰ
Hay que subrayar las diferencias entre los procesos de suburbanización que tuvieron como escenario el distrito
…‡–”ƒŽ ‡ Žƒ• ’”‹‡”ƒ• †±…ƒ†ƒ• †‡Ž •‹‰Ž‘ ǡ › Žƒ• ˆƒ•‡• †‡ •—„—”„ƒ‹œƒ…‹× ’‘•–‡”‹‘”‡•ǡ …‘ — •‘’‘”–‡ ’ï„Ž‹…‘
…”‡…‹‡–‡‡–‡†‡ϐ‹…‹‡–‡ǡ‡Žƒ’‘”…‹×’”‘˜‹…‹ƒŽ†‡Žƒƒ‰Ž‘‡”ƒ…‹×ȋ
‘”‡Ž‹ǡʹͲͲͻȌǤš‹•–‡ˆ—‡”–‡•†‹ˆ‡”‡…‹ƒ•‡
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‘”‡Ž‹ ȋͳͻͻͺȌ †ƒ —ƒ ‹’‘”–ƒ…‹ƒ
central.

132
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

de erradicación de esta época destaca el Plan de erradicación de villas de emergencia de


Capital Federal y del Gran Buenos Aires (PEVE) (1966-1973).

La trayectoria dio un giro con el advenimiento de la última dictadura militar (1976-


1983), que implementó un sistemático y masivo plan de erradicación forzosa de la po-
blación villera de la ciudad (1977-1982). Hasta este momento, las organizaciones ville-
”ƒ•ǡ†‡…—›ƒˆ‘”–ƒŽ‡œƒŽƒ˜‹ŽŽƒ†‡‡–‹”‘Šƒ„Àƒ•‹†‘’ƒ”ƒ†‹‰ž–‹…ƒǡŠƒ„Àƒ’‘†‹†‘•‘•–‡‡”
una importante resistencia, si bien parcial y con retrocesos, frente a la tensión con el
•–ƒ†‘Ǥ‡•ƒŠ‹•–‘”‹ƒ†‡”‡•‹•–‡…‹ƒ•‘„”‡•ƒŽ‡Žƒϐ‹‰—”ƒ†‡Žƒ†”‡—‰‹…ƒǡ’ž””‘…‘†‡
la villa, perteneciente al denominado Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo
y asesinado en 1974 por el terrorismo de Estado. La intervención de la última dicta-
dura, sin embargo, resultó cualitativamente diferente por su escala y alcance: en 1980
•‡ŽŽ‡˜ƒ„ƒ†‡•ƒŽ‘Œƒ†‘•ͳʹ͵‹Ž˜‹ŽŽ‡”‘•ǡ‡•—‰”ƒƒ›‘”Àƒ†‡•’Žƒœƒ†‘•ƒ—‹…‹’‹‘•
conurbados de la aglomeración.

ƒŽ …‘‘ Šƒ„Àƒ •—…‡†‹†‘ …‘ ‡Ž ǡ ‡Ž Šƒ•–ƒ ‡•‡ ‘‡–‘ ‹‘ ‰”ƒ ’Žƒ †‡
erradicación, la villa de Retiro tuvo una evolución relativamente diferente a la de las
demás villas5ǣŽƒ†‡‘‹ƒ†ƒ‘‹•‹×†‡‡ƒ†ƒ–‡•’—†‘•‘•–‡‡”—ƒƒ……‹×Œ—-
†‹…‹ƒŽ“—‡’‡”‹–‹×Žƒ’‡”ƒ‡…‹ƒ†‡Ͷ͵ˆƒ‹Ž‹ƒ•ǡ‡—…‘–‡š–‘†‡†‹•‘Ž—…‹×†‡Žƒ•
organizaciones villeras, de la mano de un implacable aparato represivo.

El balance poblacional total del periodo fue ampliamente negativo. Se pasó de una
población villera de 280 mil personas en 1977 a una de 12 mil en 1983. Ese último
año quedaban 13 de las 33 villas de 1962 (Clichevsky, 2003; Cravino ,2007; Di Filippo,
2008).

’ƒ”–‹”†‡Žƒ˜—‡Ž–ƒƒŽƒ†‡‘…”ƒ…‹ƒȋͳͻͺ͵Ȍ•‡’”‘†—Œ‘—”‡Ǧ’‘„Žƒ‹‡–‘’ƒ—Žƒ–‹‘
de las villas de la ciudad. La población villera creció de forma sostenida desde los 12 mil
Šƒ„‹–ƒ–‡•†‡ͳͻͺ͵Šƒ•–ƒž•†‡ͳ͸Ͳ‹Ž‡ʹͲͳͲȋǡʹͲͳͳȌǡ…‘‘•‡˜‡ǡ•‹–‘†ƒ˜Àƒ
alcanzar la población de 1977. Sin embargo, a diferencia del periodo anterior, se aban-
†‘ƒ”‘Žƒ•’‘ŽÀ–‹…ƒ•†‡‡””ƒ†‹…ƒ…‹×›•‡…‘•‘Ž‹†×—”‘„—•–‘…‘”’—•Œ—”À†‹…‘6 orien-
–ƒ†‘ƒ‰ƒ”ƒ–‹œƒ”‡Ž†‡”‡…Š‘ƒŽƒ˜‹˜‹‡†ƒǤŽƒ‹—†ƒ††‡—‡‘•‹”‡•Žƒ’‘ŽÀ–‹…ƒ“—‡
se tendió a adoptar fue la regularización dominial y la radicación, pensada como reloca-
lización in situ (Clichevsky, 2003; Cravino, 2007; Perspectiva Sur, 2012), si bien la villa
de Retiro no recibió intervenciones concretas. En los hechos, hasta la aprobación de la

ϱ
Durante la implementación del Plan de erradicación de villas de emergencia de Capital Federal y del Gran Buenos
‹”‡•†‡ϐ‹‡•†‡Žƒ†±…ƒ†ƒ†‡ͳͻ͸ͲǡŽƒ˜‹ŽŽƒ†‡‡–‹”‘ǡ’‘”Žƒˆ‘”–ƒŽ‡œƒ†‡•—•‘”‰ƒ‹œƒ…‹‘‡•ǡŽ‘‰”׏ƒ–‡‡”•‡ƒŽƒ”‰‡
de las acciones de erradicación.
ϲ
Estamos hablando, por un lado, tanto de la Constitución Nacional y de la Constitución de la Ciudad como de
Ž‘• –”ƒ–ƒ†‘• ‹–‡”ƒ…‹‘ƒŽ‡• †‡ Œ‡”ƒ”“—Àƒ …‘•–‹–—…‹‘ƒŽǡ …‘‘ ‡• ‡Ž ƒ…–‘ –‡”ƒ…‹‘ƒŽ †‡ ‡”‡…Š‘• …‘×‹…‘•ǡ
Sociales y Culturales (PIDESC). Pero también nos referimos a normativa urbana de la Ciudad, como es el Plan Urbano
Ambiental y el Código de Planeamiento Urbano.

133
ėĚēĔĆđĊėēĔ

Ley de urbanización de la villa de Retiro en 2009, esta fue la única de las grandes villas
†‡Žƒ‹—†ƒ†“—‡•‹‰—‹×’”‡•‡–ƒ†‘—‡•–ƒ†‘†‡‹†‡ϐ‹‹…‹×‡”‡Žƒ…‹×ƒ•—ˆ—–—”‘Ǥ

WƌŝǀĂƟnjĂĐŝſŶĚĞůĂĞdžƉĂŶƐŝſŶŵĞƚƌŽƉŽůŝƚĂŶĂLJƉŽůşƟĐĂƐŶĞŽůŝďĞƌĂůĞƐ

En la actualidad, las urbanizaciones informales son uno de los factores más dinámi-
cos de crecimiento poblacional de la aglomeración (Cravino, 2009). Esto no se puede
’‡•ƒ”•‹‘‡•‡‡Ž…‘–‡š–‘†‡’”‘ˆ—†‘•…ƒ„‹‘•‡Žƒ†‹ž‹…ƒ—”„ƒƒƒ•‘…‹ƒ†‘•
ƒˆ‡×‡‘•‡…‘×‹…‘•ǡ•‘…‹ƒŽ‡•›†‡”‡‰—Žƒ…‹×“—‡†‹„—Œƒ—’ƒ‘”ƒƒ†‡’‡”•‹•-
–‡–‡†‹ϐ‹…—Ž–ƒ†‡‡Žƒ……‡•‘ƒŽ•—‡Ž‘—”„ƒ‘’ƒ”ƒŽ‘••‡…–‘”‡•’‘’—Žƒ”‡•7.

‡†”‘À”‡œ…‘…‡’–—ƒŽ‹œƒƒŽ‰—‘•†‡‡•–‘•…ƒ„‹‘•ƒ’‡Žƒ†‘ƒŽƒ‹†‡ƒ†‡Žƒprivati-
zación de la expansión urbanaȋÀ”‡œǡʹͲͲͻȌǤƒ’”‹˜ƒ–‹œƒ…‹×†‡Žƒ’”‘†—……‹×—”„ƒƒ
implica su subordinación a decisiones que se orientan por intereses particulares. Se
puede tratar de la tasa de ganancia en los nuevos agentes productores de ciudad (como
‡Ž’”‘‘–‘”‹‘„‹Ž‹ƒ”‹‘Ȍǡƒ•À…‘‘†‡Ž˜ƒŽ‘”†‡—•‘‡‡Ž…ƒ•‘†‡Žƒ•…Žƒ•‡•’‘’—Žƒ”‡•Ǥ
•–‘•‹‰‹ϐ‹…ƒǡ‡—ƒ…‹—†ƒ†“—‡Š‹•–×”‹…ƒ‡–‡Šƒ•‹†‘’”‘†—…‹†ƒ’‘”’”‹˜ƒ†‘•ǡ“—‡
‡Ž•–ƒ†‘›ƒ‘‹–”‘†—…‡Ȃ‘Ž‘Šƒ…‡†‡ϐ‹…‹‡–‡‡–‡ǦŽÀ‹–‡•ƒŽƒƒ……‹×’”‹˜ƒ†ƒǡ‡
—ƒ‘”‹‡–ƒ…‹×“—‡ǡ…‘•—•…ƒ”‡…‹ƒ•ǡ•‡’”‘’‘Àƒ”‡•—Ž–ƒ†‘•†‡‹–‡‰”ƒ…‹×•‘…‹ƒŽ›
territorial.

Según Theodore et al. ȋʹͲͲͻȌǡ‡Ž‡‘Ž‹„‡”ƒŽ‹•‘•‡˜‹…—Žƒƒ—…‘Œ—–‘†‡”‡‡•-


tructuraciones regulatorias, descritas en términos de “destrucción creadora”. Podemos
–”ƒœƒ”—’ƒ”ƒŽ‡Ž‹•‘‡”‡Žƒ…‹×ƒŽ‘†‹…Š‘’‘”À”‡œǡ‡Žƒ‡†‹†ƒ‡“—‡‡•–‘•ƒ—–‘”‡•
hablan de la imposición de lógicas regulatorias competitivas que vienen a reemplazar
las redistributivas, propias de los Estados de Bienestar. Hay que subrayar que esta rees-
tructuración se da en forma procesual y ligada a las circunstancias e historias locales:
‡š‹•–‡ïŽ–‹’Ž‡•‡‘Ž‹„‡”ƒŽ‹•‘•”‡ƒŽ‡–‡‡š‹•–‡–‡•ǡ•‹‡’”‡ŠÀ„”‹†‘•›ƒ…Žƒ†‘•‡
trayectorias previas.

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†‡Žƒ…‹—†ƒ†ǡ…‘•–‹–—‹”ÀƒŽƒ†‹‡•‹×—”„ƒƒ†‡Ž‘•…ƒ„‹‘•”‡‰—Žƒ–‘”‹‘•‘”‹‡–ƒ†‘•ƒ
Žƒ‹’‘•‹…‹×†‡Ž×‰‹…ƒ•…‘’‡–‹–‹˜ƒ•Ǥ‡•–‡ƒ”…‘ǡŽƒ…‹—†ƒ†•‡”Àƒ’”‘†—…‹†ƒƒ’ƒ”–‹”
de la contraposición, superposición y lucha entre los proyectos de diferentes agentes
privados, e incluso a partir del mismo Estado, encarnando intereses particulares.

7
ƒ„‡‡…‹‘ƒ”‡‡•–‡•‡–‹†‘ǡ‡–”‡‘–”‘•ǡ‡Ž‡…”‡–‘‡›ͺͻͳʹȀ͹͹ǡ•ƒ…‹‘ƒ†‘†—”ƒ–‡Žƒ†‹…–ƒ†—”ƒ‹Ž‹–ƒ”›
–‘†ƒ˜Àƒ˜‹‰‡–‡ǡ“—‡†‡•ƒ…–‹˜ƒ‡Ž‘•Š‡…Š‘•‡Ž‡…ƒ‹•‘†‡Ž‘–‡‘’‘’—Žƒ”›”‡‰—Žƒ‡Ž†‡•ƒ””‘ŽŽ‘†‡Žƒ•”„ƒ‹œƒ…‹‘‡•
Cerradas (UC); la privatización del Banco Hipotecario; la reducción del Fondo Nacional de Vivienda; y la privatización
de los servicios públicos (privatización de los productos urbanos).

134
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

Hay consenso, en este sentido, sobre la importancia del capital inmobiliario en la


nueva dinámica urbana neoliberal (Cuenya, 2009; De Mattos, 2007). En particular, las
áreas centrales se constituyen en lugares privilegiados de disputa: son uno de los luga-
res más codiciados el capital inmobiliario y constituyen los puntos nodales de las estra-
tegias de marketing y competitividad urbanos. Al mismo tiempo, las áreas centrales con
su alta oferta de equipamiento y su elevada conectividad siguen siendo emblemáticas
en lo que respecta al ideal de Derecho a la Ciudad para las clases populares.

Žƒ†±…ƒ†ƒ†‡ͳͻͻͲǡ…‘Žƒ•’”‘’—‡•–ƒ•†‡Ž”‘›‡…–‘‡–‹”‘ǡ›ƒϐ‹‡•†‡Žƒ†±…ƒ†ƒ
†‡ŽʹͲͲͲǡ…‘‡ŽŽƒ†‡—”„ƒ‹œƒ…‹×†‡Žƒ˜‹ŽŽƒ›‡Ž”‘‰”ƒƒ†‡‡Œ‘”ƒ•ǡ•‡ƒ‰”‡‰ƒ”Àƒ
—‡˜‘•…ƒ’À–—Ž‘•ƒŽƒŠ‹•–‘”‹ƒ†‡Žƒ˜‹ŽŽƒ†‡‡–‹”‘ǤǬ‡“—±ƒ‡”ƒ‡•–ƒ•’”‘’—‡•–ƒ•†‡
‹–‡”˜‡…‹‘‡•’—‡†‡†‹„—Œƒ”Ž‘•…‘–‘”‘•†‡Žƒ†‹•’—–ƒ’‘”‡Žž”‡ƒ…‡–”ƒŽ†‡Žƒ‹—-
†ƒ††‡—‡‘•‹”‡•ǫǬ‡“—±‡†‹†ƒ’—‡†‡ˆ—…‹‘ƒ”‡•–‡…ƒ•‘…‘‘‡Œ‡’Ž‘†‡Žƒ•
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Žƒ•—‡˜ƒ•Ž×‰‹…ƒ•†‡”‡‰—Žƒ…‹×†‡Ž•–ƒ†‘ǫ

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propuestas del tipo Gran Proyecto Urbano presentadas desde diferentes ámbitos entre
1993 y 2006 que procuraban intervenir en el área adyacente a la terminal de trenes de
Retiro, y nunca llevadas a cabo.

El Proyecto Retiro original8 surgió en 1993 como resultado de una licitación interna-
cional impulsada por la entonces Municipalidad de Buenos Aires9 y la entonces estatal
‡’”‡•ƒ†‡ˆ‡””‘…ƒ””‹Ž‡•Ǥ‡„‹†‘ƒŽƒ•…”À–‹…ƒ•‡’ƒ”–‡ƒ•‘…‹ƒ†ƒ•ƒŽ…ƒ”ž…–‡”‹…‘•—Ž–‘
de la propuesta, el proyecto fue descartado. A partir de ese momento se sucedieron de
ˆ‘”ƒ‡•’ƒ•×†‹…ƒ—…‘Œ—–‘†‡’”‘›‡…–‘•ǡ…‘‘•‡’—‡†‡˜‡”‡‡Ž—ƒ†”‘o 1,
entre los cuales destacaron, por su desarrollo y alcance, el de 1996 y el Proyecto Retiro-
Puerto del 2000. En los demás casos se trató de propuestas menos articuladas y de
limitado impacto.

ϴ
El Proyecto Retiro original fue propuesto por la empresa canadiense CANAC Railway services en asociación con
‡Ž‡•–—†‹‘†‡ƒ”“—‹–‡…–‘•Ž‘…ƒŽ ƒ’–‘Ȁ‹˜‘‹”ƒǤ
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ƒ—‹…‹’ƒŽ‹†ƒ††‡—‡‘•‹”‡•†‡Œ×†‡‡š‹•–‹”…—ƒ†‘‡ͳͻͻ͸•‡ƒ’”‘„׎ƒ‘•–‹–—…‹×†‡Žƒ‹—†ƒ†—–×-
noma de Buenos Aires, según la cual se constituyó el Gobierno de la Ciudad.

135
ėĚēĔĆđĊėēĔ

Cuadro N° 1
Propuestas del Proyecto Retiro. 1993-2006.

Proyecto Año Ámbito


MCBA (Municipalidad de la Ciudad de Buenos
Proyecto Retiro 1993
Aires)-Ferrocarriles Argentinos
Gubernamental ONABE (Organismo Nacional de Administra-
Varas-Baudizzo-
1996 ción de Bienes del Estado)-SCA (Sociedad Cen-
ne-Lestard
tral de Arquitectos)
Instituto Argenti-
no de Ferrocarri- 1998 Ferroviario IAF (Instituto Argentino de Ferrocarriles)
les (IAF)
Proyecto Retiro- Gobierno Nacional (Corporación Antiguo Puer-
2000
Puerto to Madero)
Programa Ac- Gubernamental
tuación del PUA Gobierno de la CABA (Ciudad Autónoma de
2000-2001
– Nuevo Proyecto Buenos Aires)
Retiro
Alternativa “a ‘‹–±†‡Ž”ƒ•’‘”–‡†‡Žƒ•‘…‹ƒ…‹×‘‰À•–‹-
2001
favor del tren” ca Empresaria.
Propuesta Roggio, Ferroviario
‘‰‰‹‘ǡ ‡””‘˜Àƒ•›Ǥ
‡””‘˜Àƒ•› 2006
Propuesta Delmo Delmo
Proyecto Retiro
Gubernamental Corporación Antiguo Puerto Madero y ONABE
ʹͲͳͲȀ‡–‹”‘

—‡–‡ǣ‡Žƒ„‘”ƒ…‹×’”‘’‹ƒ‡„ƒ•‡ƒ‹ˆ‘”ƒ…‹×‰—„‡”ƒ‡–ƒŽǡ†‡‡’”‡•ƒ•›’‡”‹‘†À•–‹…ƒǤ

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desarrollo de un proyecto inmobiliario; por el otro, la intervención sobre infraestruc-
tura ferroviaria que, según el proyecto de que se tratara, era presentada como más o
‡‘•‘„•‘Ž‡–ƒǤ—–—ƒŽ‡–‡•‡–”ƒ–׆‡ǮŽ‹„‡”ƒ…‹×†‡•—‡Ž‘ǯ‡‡Žž”‡ƒ†‡’ƒ””‹ŽŽƒ•
ˆ‡””‘˜‹ƒ”‹ƒ•ǡ†‡Žƒƒ‘†‡ŽƒǮ”ƒ…‹‘ƒŽ‹œƒ…‹×ǯ†‡Ž‘••‡”˜‹…‹‘•ˆ‡””‘˜‹ƒ”‹‘•Ǥ–‡”…‡”
lugar, todos los proyectos trataron a la villa de Retiro, ubicada lindante o dentro de la
cambiante área de actuación, de forma ambigua.

Según Cuenya (2009), los Grandes Proyectos Urbanos (GPU) son operaciones de re-
‘˜ƒ…‹×‘”‡…—’‡”ƒ…‹×—”„ƒƒ‡‰”ƒ‡•…ƒŽƒ“—‡•‡ƒ•‘…‹ƒƒƒŽ‰—ƒ•‘†‹ϐ‹…ƒ…‹‘‡•
‡•’‡…Àϐ‹…ƒ•‡Žƒ‡•–”—…–—”ƒ†‡Žƒ…‡–”ƒŽ‹†ƒ†—”„ƒƒǤ•–ƒ••‡†ƒ‡–”‡•‡Œ‡•ǣ‘†‹ϐ‹-
…ƒ…‹×†‡Žƒ”‡–ƒ„‹Ž‹†ƒ††‡Ž‘•—•‘•†‡Ž•—‡Ž‘ǡ‘†‹ϐ‹…ƒ…‹×ˆ—…‹‘ƒŽ›ϐÀ•‹…‘‡•’ƒ…‹ƒŽ
†‡Žƒ…‡–”ƒŽ‹†ƒ†›‘†‹ϐ‹…ƒ…‹×†‡ŽƒŽ×‰‹…ƒ›†‡Ž‘•‡…ƒ‹•‘•†‡‰‡•–‹×’ï„Ž‹…ƒ†‡Ž
‡•’ƒ…‹‘ȋ—‡›ƒǡʹͲͲͻȌǤŽ‹•‘–‹‡’‘ǡ•‡‡•–”—…–—”ƒ‡–‘”‘ƒŽ…‘ϐŽ‹…–‘‡–”‡
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136
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

…‘’Ž‡‡–ƒ”‹ƒƒŽƒ’Žƒ–‡ƒ†ƒ’‘”À”‡œǡ‡‡Ž‡Œ‡†‡Žƒ†‹•’—–ƒ‡–”‡‡Ž‹–‡”±•’ï„Ž‹…‘
y el interés privado.

‡’—‡†‡’‡•ƒ”“—‡ǡ‡‡Ž…ƒ•‘†‡‡•–—†‹‘ǡŽƒ‘†‹ϐ‹…ƒ…‹×†‡Žƒ”‡–ƒ„‹Ž‹†ƒ††‡Ž‘•
usos del suelo asociados a las propuestas del Proyecto se estructura en la tensión entre
la dimensión inmobiliaria y la dimensión de transporte (ferroviaria) del proyecto. De
Š‡…Š‘ǡ…‘‘•‡˜‡‡‡Ž—ƒ†”‘ιͳǡ’‘†”Àƒ†‹„—Œƒ”•‡—†‹žŽ‘‰‘‡–”‡Ž‘•’”‘›‡…–‘•‡
general propuestos desde esferas gubernamentales y los proyectos propuestos desde
los ámbitos del transporte, que en general parecen discutir a los primeros, poniendo
±ˆƒ•‹•‡•—•Ž‹‹–ƒ…‹‘‡•‡”‡Žƒ…‹×ƒŽƒǮ”‡†‡ϐ‹‹…‹×ˆ‡””‘˜‹ƒ”‹ƒǯ•‘„”‡–‘†‘‡Ž‘“—‡
”‡•’‡…–ƒƒŽ–”ƒ•’‘”–‡†‡…ƒ”‰ƒ•Ǥ …Ž—•‹˜‡ǡ‡•–‡–‹’‘†‡…”À–‹…ƒ•‡’ƒ”–‡‡•–”—…–—”ׇŽ
surgimiento del Proyecto de la Sociedad de Arquitectos, que criticaba, entre otras cosas,
‡ŽǮ‡š…‡•‹˜‘•‡•‰‘‹‘„‹Ž‹ƒ”‹‘ǯ†‡Ž’”‘›‡…–‘†‡ͳͻͻ͵Ǥ‡•–‡•‡–‹†‘ǡ‡Žƒ›‘”‘‡‘”
desinterés en la resolución del transporte, en un área central donde se localiza uno de
Ž‘•…‡–”‘•†‡–”ƒ•„‘”†‘ž•‹’‘”–ƒ–‡•†‡–‘†ƒŽƒ‡–”×’‘Ž‹•ǡ’‘†”Àƒˆ—…‹‘ƒ”…‘‘
termómetro del interés inmobiliario.

ƒ•‹–—ƒ…‹×†‡Žƒ˜‹ŽŽƒ†‡‡–‹”‘ǡ‡‡•–‡…‘–‡š–‘ǡ‡•—›•—‰‡”‡–‡ǤŽ‘•Š‡…Š‘•ǡ
tanto en los proyectos propuestos desde los ámbitos gubernamentales como en aque-
ŽŽ‘•†‡Ž•‡…–‘”†‡–”ƒ•’‘”–‡Žƒ˜‹ŽŽƒ‘–‹‡‡—Ž—‰ƒ”…Žƒ”‘ǤŽƒƒ›‘”Àƒ†‡Ž‘•…ƒ•‘•‘
•‡‡…‹‘ƒ›Ȁ‘•‡‘’‡”ƒ•‘„”‡‡Žž”‡ƒ‹‰‘”ƒ†‘•—‡š‹•–‡…‹ƒǢ‡Ž‘•†‡ž•…ƒ•‘••‡
propone o erradicación o relocalización (Cuadro N° 2).

137
ėĚēĔĆđĊėēĔ

Cuadro N° 2
La villa de Retiro en los Proyectos Retiro

Proyecto Año Situación de la villa de Retiro


Proyecto Retiro 1993 No se menciona
Se presenta como un área indetermi-
ƒ†ƒ“—‡”‡“—‹‡”‡†‡—ƒ†‡ϐ‹‹…‹×
Varas-Baudizzone-Lestard 1996 ’‘ŽÀ–‹…ƒȋ•‹…ȌǤ‡”‘‡Ž‘•”‡†‡”•†‡Ž
proyecto ganador aparece el área de la
villa ocupada con autopistas
Instituto Argentino de Ferrocarri-
1998 No se menciona
les (IAF)
Proyecto Retiro-Puerto 2000 Se propone erradicación
Programa Actuación del PUA – Se propone “relocalización en predios
2000-2001
Nuevo Proyecto Retiro aledaños”
Alternativa “a favor del tren”
”‘’—‡•–ƒ‘‰‰‹‘ǡ ‡””‘˜Àƒ•› 2001 No se menciona
Propuesta Delmo
No se menciona. Se opera sobre el área
”‘›‡…–‘‡–‹”‘ʹͲͳͲȀ‡–‹”‘ 2006 †‡Žƒ˜‹ŽŽƒȂ”‡†‡ϐ‹‹…‹×ˆ‡””‘˜‹ƒ”‹ƒȂ‹‰-
‘”ƒ†‘•—‡š‹•–‡…‹ƒ

—‡–‡ǣ‡Žƒ„‘”ƒ…‹×’”‘’‹ƒ‡„ƒ•‡ƒ‹ˆ‘”ƒ…‹×‰—„‡”ƒ‡–ƒŽǡ†‡‡’”‡•ƒ•›’‡”‹‘†À•–‹…ƒǤ

Los habitantes de la villa realizaron una serie de acciones puntuales frente a los pro-
›‡…–‘•†‘†‡ž•…Žƒ”ƒ‡–‡ƒ’ƒ”‡…Àƒ†‹•…—–‹†ƒ•—’”‡•‡…‹ƒǤ‘†‡Ž‘•’—–‘•ž•
altos de la acción de los vecinos se dio entre 2006 y 2007, con dos grandes movilizacio-
‡•Šƒ…‹ƒŽƒ’Žƒœƒ†‡ƒ›‘ǡ…‡–”‘†‡Ž’‘†‡”’‘ŽÀ–‹…‘†‡Ž’ƒÀ•›†‡Žƒ…‹—†ƒ†Ǥ

138
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

Cuadro N° 3
Fragmento del petitorio entregado al Gobierno Nacional en la movilización de 15 de
marzo del 2006.

Señor Presidente de la Nación, Dr. Néstor Kirchner Presente De nuestra consideración:

‘•ƒ„ƒŒ‘ϐ‹”ƒ–‡•ǡ”‡’”‡•‡–ƒ–‡•†‡Ž—‡”’‘†‡‡Ž‡‰ƒ†‘†‡Žƒ•‹ŽŽƒ•͵ͳ›͵ͳ„‹•›˜‡…‹‘•†‡ƒ„ƒ•
˜‹ŽŽƒ••‡†‹”‹‰‡ƒ—•–‡†ƒ‡ˆ‡…–‘†‡‡š’”‡•ƒ”Ž‘•‹‰—‹‡–‡ǣ—”ƒ–‡‡ŽƒÓ‘ʹͲͲͷǡ†‡„‹†‘ƒ’”‡‘…—’ƒ–‡•
informaciones públicas para la Villa y todo el sector de puerto, tuvimos diferentes reuniones con le-
gisladores de la Ciudad, Diputados Nacionales, funcionarios del Instituto de la Vivienda del GCBA y los
”‡•’‘•ƒ„Ž‡•†‡Žƒ‘”’‘”ƒ…‹×—‡”–‘ƒ†‡”‘ǤŽ”‡•—Ž–ƒ†‘†‡‡•ƒ•”‡—‹‘‡•‘‘•†‡Œ×–”ƒ“—‹Ž‘•ǣ
Dz‘•Ž‡‰‹•Žƒ†‘”‡••ƒ„Àƒ“—‡‡š‹•–‡—‰”ƒ’”‘›‡…–‘‹‘„‹Ž‹ƒ”‹‘“—‡˜ƒ†‡•†‡ •Žƒ‡ƒ”…Š‹Šƒ•–ƒ…ƒ•‹
‡Ž‡”‘’—‡”–‘ǤDz‘•”‡•’‘•ƒ„Ž‡•†‡Žƒ‘”’‘”ƒ…‹×—‡”–‘ƒ†‡”‘‡–‡†Àƒ“—‡•—…ƒˆ—…‹×dz‡•
“facilitar” los proyectos inmobiliarios. Y el IVC dice tener un proyecto de radicación, pero tomando en
…—‡–ƒŽ‘ƒ–‡”‹‘”ǡ•‡•‘„”‡‡–‹‡†‡“—‡—ƒ‹ŽŽƒ‡–”‡†‡’ƒ”–ƒ‡–‘•†‡͵ͲͲ‹Ž†×Žƒ”‡•†‹ϐÀ…‹Ž‡–‡
sea un proyecto serio. Por otra parte, debemos aclararle que la Villa 31 tiene su propio proyecto de radi-
cación y urbanización que data del 2002, desarrollado entre vecinos y un cuerpo de arquitectos de la Fa-
cultad de Arquitectura de la Universidad de Buenos Aires. Este proyecto ha sido presentado en la Legis-
latura, en la IVC, en Desarrollo Social de la Nación y Ministerio de Infraestructura y aún hoy esperamos
”‡•’—‡•–ƒǤ–”‡ϐ‹‡•†‡‡‡”‘›’”‹…‹’‹‘•†‡ˆ‡„”‡”‘†‡‡•–‡ƒÓ‘•‡’”‘ˆ—†‹œƒ”‘Žƒ•‹ˆ‘”ƒ…‹‘‡•
públicas y declaraciones de funcionarios sobre el plan de infraestructura vial, la venta de tierras públi-
cas y los proyectos inmobiliarios y como tal, nuestra Villa comenzó un proceso de debate que concluyó
…‘Žƒ†‡…‹•‹×†‡˜‡‹”ƒ‡•–ƒŽƒœƒ†‡ƒ›‘›‡š‹‰‹”ǣͳȌƒ”ƒ†‹…ƒ…‹×›—”„ƒ‹œƒ…‹×†‡Žƒ‹ŽŽƒ͵ͳ›͵ͳ
„‹•ǤʹȌš‹‰‹”—ƒ‡•ƒ†‡…‘…‡”–ƒ…‹×‡–”‡
‘„‹‡”‘ƒ…‹‘ƒŽǡ†‡Žƒ‹—†ƒ†›Žƒ‡‰‹•Žƒ–—”ƒƒ…‹‘ƒŽ
›†‡Žƒ‹—†ƒ†ǡŒ—–ƒ‡–‡…‘Ž‘•—‡”’‘•†‡‡Ž‡‰ƒ†‘•†‡Ž‘•ƒ””‹‘•Ǥ͵Ȍ—‡‹‡–”ƒ•‡•‡…‘•‡•‘
‘‡š‹•–ƒǡ‘•‡”‡ƒŽ‹…‡‹‰—ƒ‘„”ƒ“—‡ƒˆ‡…–‡—‡•–”‘•„ƒ””‹‘•›“—‡‘•‡‹†—œ…ƒƒ—‡•–”‘•˜‡…‹‘•
ƒƒ„ƒ†‘ƒ”Žƒ‹ŽŽƒǤȋǥȌ ‹ƒŽ‡–‡“—‡”‡‘•‡š’”‡•ƒ”“—‡ƒ•À…‘‘‘•‘–”‘•”‡•’‡–ƒ‘•›…‘–‹—ƒ-
‘•Žƒ•Ž—…Šƒ•“—‡†—”ƒ–‡…ƒ•‹͹ͲƒÓ‘•ŽŽ‡˜×—‡•–”ƒ˜‹ŽŽƒƒ†‡Žƒ–‡›‡•’‡…‹ƒŽ‡–‡…‘Žƒϐ‹‰—”ƒ†‡
—‡•–”‘ƒ”Ž‘•—Œ‹…ƒǡ‡š‹‰‹‘•”‡•’‡–‘ƒ‡•ƒŠ‹•–‘”‹ƒ›ƒŽŒ—•–‘”‡…Žƒ‘“—‡ƒ“—ÀŠƒ…‡‘•Ǥ

Fuente: Petitorio entregado al Gobierno Nacional en la movilización del 15 de marzo del 2006.

Como se puede apreciar en el Cuadro N° 3, donde se plasma un fragmento del pe-


titorio entregado al Gobierno nacional en la movilización de 15 de marzo del 2006, la
re-emergencia del proyecto disparó los temores a la erradicación y sostuvo el reclamo
por la urbanización, que es la consigna central de las movilizaciones de esos años. Pero
Žƒ•ƒ……‹‘‡•†‡Ž‘•˜‡…‹‘•‡š…‡†ÀƒŽƒ…‘›—–—”ƒǤ‡•–‡•‡–‹†‘ǡ†‡•–ƒ…ƒŽƒ”‡ˆ‡”‡-
cia al plan de urbanización de la villa presentado a la Legislatura, en el que un grupo
†‡˜‡…‹‘•Šƒ„Àƒ‡•–ƒ†‘–”ƒ„ƒŒƒ†‘†‡•†‡ʹͲͲʹ…‘Žƒ ƒ…—Ž–ƒ††‡”“—‹–‡…–—”ƒ†‡Žƒ
‹˜‡”•‹†ƒ††‡—‡‘•‹”‡•ǡ…‘‘•‡˜‡”žž•ƒ†‡Žƒ–‡Ǥƒ”–‡†‡‡•–‡–”ƒ„ƒŒ‘•‡Šƒ„Àƒ
”‡‰—Žƒ”‹œƒ†‘‡Ž‹•‘ƒÓ‘†‡Žƒ‘˜‹Ž‹œƒ…‹×ǡʹͲͲ͸ǡ„ƒŒ‘Žƒˆ‘”ƒ†‡Žƒ†‡‘‹ƒ†ƒ
Ǯ‡•ƒ†‡”„ƒ‹œƒ…‹×ƒ†”‡—‰‹…ƒǯǡ…‘’—‡•–ƒ’‘”˜‡…‹‘•ǡ†‡Ž‡‰ƒ†‘•›‘”‰ƒ‹œƒ…‹‘-
‡••‘…‹ƒŽ‡•Ǥ‡˜‡ƒ“—Àǡ…‘‘—‡•–”ƒ‡Ž’‡–‹–‘”‹‘ǡ—ƒ”‡…—’‡”ƒ…‹×†‡‡Ž‡‡–‘•†‡Žƒ
–”ƒ†‹…‹×Ǯ†‡Ž—…Šƒǯ†‡Žƒ˜‹ŽŽƒǤ

Sin embargo, no es fácil advertir hasta qué punto la movilización popular constituyó
el motivo principal de la no realización de las propuestas, que en ningún caso alcanzó

139
ėĚēĔĆđĊėēĔ

aprobación parlamentaria ni en la Ciudad ni en la Nación. Se puede pensar, más bien,


“—‡ Žƒ• †‹ϐ‹…—Ž–ƒ†‡• ‡ Žƒ …‘…”‡…‹× †‡ Ž‘• ’”‘›‡…–‘• •‡ ˜‹…—Žƒ”‘ ‡ ‰”ƒ ’ƒ”–‡ ƒŽ
mecanismo de gestión. En concreto, el esquema general que fundamentaba todas las
’”‘’—‡•–ƒ• ‡”ƒ “—‡ Žƒ ˜‡–ƒ †‡ –‹‡””ƒ• ϐ‹ƒ…‹ƒ”Àƒ ‡Ž †‡•ƒ””‘ŽŽ‘ †‡Ž ’”‘›‡…–‘Ǥ ƒ ’”‘-
puesta de 1993 contemplaba una primera etapa de venta de 18 has de las parrillas con-
•‹†‡”ƒ†ƒ•‘„•‘Ž‡–ƒ•ǡƒ–”ƒ˜±•†‡Žƒ…—ƒŽ•‡‹„ƒƒ’‘†‡”ϐ‹ƒ…‹ƒ”Žƒ•‡–ƒ’ƒ••—„•‹‰—‹‡–‡•ǡ
que contemplaban, entre otras cosas, la infraestructura. Esta primera etapa de ventas
desapareció en el resto de las propuestas, de la mano de una simultánea reducción pau-
latina del área de intervención del proyecto10ǤŽ‡…ƒ‹•‘†‡ϐ‹ƒ…‹ƒ…‹×ǡƒ’ƒ”–‹”†‡
‡•‡‘‡–‘ǡ–‡†‹×ƒ•‡”‹…‹‡”–‘ǡ’‡•‡ƒ“—‡—…Šƒ•˜‡…‡••‡Šƒ„Ž×†‡ϐ‹ƒ…‹ƒ…‹×
en partes iguales Estado-Privados. En los proyectos del ámbito ferroviario de 2006, sin
‡„ƒ”‰‘ǡŽƒ‡Ž‡…–”‹ϐ‹…ƒ…‹×†‡Žˆ‡””‘…ƒ””‹Žƒƒ”–Àǡ“—‡‡”ƒŽƒ‰”ƒ‘„”ƒ’”‘’—‡•–ƒǡ
ƒ’ƒ”‡…Àƒϐ‹ƒ…‹ƒ†ƒ…‘Žƒ•ͳͺŠ‡…–ž”‡ƒ•˜‡†‹†ƒ•‡—ƒ’‘•‹„Ž‡’”‹‡”ƒ‡–ƒ’ƒǤ

Lo débil y ambiguo del mecanismo de gestión resulta llamativo si se tiene en cuenta


el papel central que presenta esta instancia en los GPU. Este punto diferencia de forma
estructural las propuestas del Proyecto Retiro del desarrollo Puerto Madero, el cual con-
tó, antes incluso que del masterplan, con un mecanismo de gestión en funcionamiento
-del cual el elemento central era la Corporación Antiguo Puerto Madero11.

>ƒçِƒÄ®þƒ‘®ÌÄ—›½ƒò®½½ƒ—›Z›ã®ÙÊù›½WÙʦك×›
Û¹ÊكÝ

–También necesitará que le cedan los terrenos de la villa 31 y la villa 20, ubicadas sobre
tierras del gobierno nacional. ¿Qué hará allí?

-Hay que urbanizar la 20, como también la mayoría de las villas. Ahí, mientras no nos
ceden las tierras podemos ayudar, pero en la 31, en cambio, no. A la 31 hay que erradicarla,
porque es una zona vital para resolver los problemas logísticos del puerto.

-¿No para un desarrollo inmobiliario?

ϭϬ
‹‡–”ƒ•‡Ž’”‘›‡…–‘†‡ͳͻͻ͵’”‘’‘ÀƒŽ‹„‡”ƒ”ͻ͵Š‡…–ž”‡ƒ•ǡ†‡Žƒ•…—ƒŽ‡•‡ŽͷͲΨ†‡„Àƒ•‡”‡•’ƒ…‹‘’ï„Ž‹…‘ǡ
en 1996 se iba proponer liberar 75 hectáreas, un 65% destinado a espacio público. A partir del proyecto de 2001,
cuando los planes ya eran menos ambiciosos, se iba a proponer cambiar el uso de solamente 18 hectáreas. Hay dos
‡š…‡’…‹‘‡•ƒ‡•–ƒ–‡†‡…‹ƒǣ’‘”—Žƒ†‘ǡ‡Ž’”‘›‡…–‘†‡Ž  †‡ͳͻͻͺǡ“—‡’”‘’‘Àƒ”‡ˆ—…‹‘ƒŽ‹œƒ”ͻͲŠ‡…–ž”‡ƒ•†‡
‹ˆ”ƒ‡•–”—…–—”ƒ›ƒŽ‹•‘–‹‡’‘ǡ…”‡ƒ”‡•’ƒ…‹‘ƒ±”‡‘•‘„”‡˜Àƒ•ȋͳʹŠƒȌǡ–‘–ƒŽ‹œƒ†‘ͳͲʹŠ‡…–ž”‡ƒ•Ž‹„‡”ƒ†ƒ•Ǣ’‘”‡Ž
otro, el proyecto Retiro-Puerto, de 2000, que contemplaba un área de actuación de 400 hectáreas. El Proyecto Retiro II
†‡ʹͲͲ͸’”‘’‘Àƒǡ…‘‘•À–‡•‹•†‡‡•–ƒ‡˜‘Ž—…‹×ǡŽƒ”‡ˆ—…‹‘ƒŽ‹œƒ…‹×†‡ͳͺŠ‡…–ž”‡ƒ•ǡ†‡Žƒ•…—ƒŽ‡•‡Ž͸ͷΨŠ—„‹‡”ƒ
debido destinarse a espacio público.
ϭϭ
‘„”‡‡Ž†‡•ƒ””‘ŽŽ‘†‡—‡”–‘ƒ†‡”‘ǡ˜±ƒ•‡‘À‰—‡œ‘…ƒȋͳͻͻͶȌǤ

140
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

–Eso puede ser en una pequeña parte, al lado de Avenida del Libertador. Pero el grueso
tiene que ir al sistema portuario.

Este es un fragmento de una entrevista que le hicieron al Jefe de Gobierno de la Ciu-


†ƒ†ǡ‡Ž ‰Ǥƒ—”‹…‹‘ƒ…”‹ǡ‡Œ—‹‘†‡ʹͲͲ͹12, antes de asumir el primero de sus dos
ƒ†ƒ–‘•Ǥ‘‘•‡˜‡ǡ‡ƒ“—‡ŽŽƒ‘…ƒ•‹×†‡…Žƒ”ƒ„ƒ“—‡Šƒ„Àƒ“—‡‡””ƒ†‹…ƒ”Žƒ˜‹ŽŽƒ†‡
Retiro. Una vez en el gobierno, las declaraciones fueron matizadas, hasta el punto de
invertir el discurso. Pero, como veremos a continuación, esto llevó tiempo.

En octubre de 2008, el Gobierno de la Ciudad inició una causa penal contra el Esta-
†‘ƒ…‹‘ƒŽDz’‘”Šƒ„‡”‹…—’Ž‹†‘†‡ˆ‘”ƒ’‡”–‹ƒœǡ”‡‹–‡”ƒ†ƒ›ƒ‹ϐ‹‡•–ƒŽƒ‘”ƒ
constitucional que regula los derechos a una vivienda digna, a la salud y a un ambiente
sano de los habitantes de las villas 31 y 31 bis”13Ǥƒ‹—†ƒ†Šƒ„Àƒ”‡ƒŽ‹œƒ†‘—”‡Ž‡˜ƒ-
miento encubierto –un arquitecto disfrazado de fumigador- a partir del cual supuesta-
‡–‡•‡‡˜‹†‡…‹ƒ„ƒ—Ǯ’‡Ž‹‰”‘†‡†‡””—„‡‹‹‡–‡ǯǤƒ•‡”‹‡†‡†‡—…‹ƒ••‡
…”—œƒ„ƒ ƒŽ ‹•‘ –‹‡’‘ ‡–”‡ Žƒ ‹—†ƒ† › ƒ ƒ…‹×ǣ Žƒ ‹—†ƒ† Šƒ„Àƒ †‡—…‹ƒ†‘
‡š–”ƒ‘ϐ‹…‹ƒŽ‡–‡“—‡Žƒƒ…‹×ˆ‘‡–ƒ„ƒŽƒ…‘•–”—……‹×‡Žƒ˜‹ŽŽƒ’‘”‡†‹‘†‡Žƒ
‡–”‡‰ƒ†‡ƒ–‡”‹ƒŽ‡•ǡƒ•À…‘‘†‡ƒ†ƒ„ƒŽƒ–”ƒ•ˆ‡”‡…‹ƒ†‡Žƒ’”‘’‹‡†ƒ††‡Žƒ•–‹‡-
””ƒ•ǢŽƒƒ…‹×†‡…Àƒ“—‡‡•–ƒ‹ƒ‘‡”ƒ‡…‡•ƒ”‹ƒǡ›ƒ“—‡Žƒ˜‹ŽŽƒ•‡‡…‘–”ƒ„ƒ‡
Œ—”‹•†‹……‹×†‡Žƒ‹—†ƒ†Ǥ

‡Ž…‡–”‘†‡—…Ž‹ƒ…‘ϐŽ‹…–‹˜‘‡•–”—…–—”ƒ†‘•‘„”‡Žƒ–‡•‹×‡–”‡Žƒ‹—†ƒ†›
la Nación, los vecinos procedieron cortando la autopista Illia, a lo que el Gobierno de
la Ciudad contestó convocando una serie de audiencias. El 24 de noviembre de 2008,
ϐ‹ƒŽ‡–‡ǡ‡Ž
‘„‹‡”‘†‡Žƒ‹—†ƒ†ŽŽ‡‰×ƒ—ƒ…—‡”†‘…‘Ž‘•˜‡…‹‘•’‘”‡†‹‘†‡Ž
…—ƒŽǡ…‘‡Ž…‘’”‘‹•‘†‡‘”‡ƒŽ‹œƒ”ž•…‘”–‡•ǡ•‡’”‘‡–ÀƒŽƒ—”„ƒ‹œƒ…‹×Ǥ‡‡•–‡
ƒ…—‡”†‘•—”‰‡’‘•–‡”‹‘”‡–‡‡Ž†‡…”‡–‘ͶͲͶȀͲͻǡ“—‡…”‡ƒ—ƒ—‡˜ƒ‡•ƒǡŽƒ‡•ƒ†‡
‘‘”†‹ƒ…‹×›”ƒ„ƒŒ‘†‡Žƒ•˜‹ŽŽƒ•͵ͳ›͵ͳ„‹•Ǥ

†‹…‹‡„”‡†‡ʹͲͲͻǡϐ‹ƒŽ‡–‡ǡ•‡†‡•‡•–‹×Žƒ…ƒ—•ƒ14, lo que no impidió que se


ƒ–—˜‹‡”ƒǡ’‘”‘”†‡Œ—†‹…‹ƒŽǡ—„Ž‘“—‡‘…ƒ•‹–‘–ƒŽƒŽ‹‰”‡•‘†‡ƒ–‡”‹ƒŽ‡•†‡…‘•-
trucción15Ǥ•‡‹•‘ϐ‹†‡ƒÓ‘ǡŽƒ‡‰‹•Žƒ–—”ƒ†‡Žƒ‹—†ƒ†ƒ’”‘„ׇŽ’”‘›‡…–‘†‡—”-
banización, a partir de la iniciativa de la oposición. A principios de 2010, y de forma

ϭϮ
Dz‘˜‘›ƒ’‡”‹–‹”“—‡Šƒ›ƒ…‘”–‡•†‡…ƒŽŽ‡•dzǡ†‹ƒ”‹‘ƒƒ…‹×ǡʹ͵Ȁ͸ȀʹͲͲ͹Ǥ
ϭϯ
Dz”‡…‡Žƒ’‡Ž‡ƒ‡–”‡ƒ…”‹›‡Ž
‘„‹‡”‘’‘”Žƒ˜‹ŽŽƒ†‡‡–‹”‘dzǡ†‹ƒ”‹‘ƒƒ…‹×ǡ͵ȀͳͲȀʹͲͲͺǤ
ϭϰ
ƒ…ƒ—•ƒˆ—‡†‡•‡•–‹ƒ†ƒ’‘”“—‡•‡‰ïŽƒ…‘•‹†‡”ƒ…‹×†‡Ž —‡œƒ›••‹ƒŽ•ǡ“—‹‡”‡‡’Žƒœ×ƒŽƒ–‡”‹‘”Œ—‡œƒŽ
ˆ”‡–‡†‡Žƒ…ƒ—•ƒǡƒŽ‘‡–‘†‡•—‹‹…‹‘‘•‡Šƒ„Àƒƒ‰‘–ƒ†‘Žƒ˜Àƒƒ†‹‹•–”ƒ–‹˜ƒǤ
ϭϱ
El bloqueo comenzó a aplicarse en enero de 2009, pero su efectividad fue desigual a lo largo del tiempo.

141
ėĚēĔĆđĊėēĔ

’ƒ”ƒŽ‡Žƒ‡‹†‡’‡†‹‡–‡ǡ‡Ž‘†‡”Œ‡…—–‹˜‘Žƒœ×’‘”†‡…”‡–‘‡Ž’”‘‰”ƒƒDz‡Œ‘”ƒ•
’ƒ”ƒŽƒ•˜‹ŽŽƒ•͵ͳ›͵ͳ„‹•dzǡ“—‡•‡…‘‡œ×ƒ‡Œ‡…—–ƒ”‹‡†‹ƒ–ƒ‡–‡Ǥ

>ĂƵƌďĂŶŝnjĂĐŝſŶĚĞůĂǀŝůůĂĚĞZĞƟƌŽ

ϐ‹‡•†‡ʹͲͲͻ•‡ƒ’”‘„׎ƒŽ‡›†‡Žƒ…‹—†ƒ†͑͵͵Ͷ͵ǡ’”‘—Ž‰ƒ†ƒƒ—–‘ž–‹…ƒ‡–‡
‡‡‡”‘†‡ʹͲͳͲǡ†‹•’‘‹‡†‘Žƒ—”„ƒ‹œƒ…‹×†‡Žƒ˜‹ŽŽƒ†‡‡–‹”‘ǡˆ”—–‘†‡Ž–”ƒ„ƒŒ‘
†‡Žƒ‘‹•‹×†‡‹˜‹‡†ƒ†‡Žƒ‡‰‹•Žƒ–—”ƒǡ„ƒŒ‘Žƒ’”‡•‹†‡…‹ƒ†‡—’ƒ”–‹†‘‘’‘•‹-
tor16. Además de disponer la urbanización, la Ley estipulaba que para llevarla a cabo
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Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires (FADU) y presentado por
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bandera en las movilizaciones de 2006 y 2007. El elemento central de la Ley, sin em-
„ƒ”‰‘ǡ…‘•‹•–Àƒ‡Žƒ…”‡ƒ…‹×†‡—‡…ƒ‹•‘†‡‰‡•–‹×‡…ƒ”‰ƒ†‘†‡Žƒ”‡ƒŽ‹œƒ…‹×
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Planeamiento Multidisciplinaria y Participativa, con representantes de múltiples orga-
nismos e instancias implicadas de la Ciudad y de la Nación.

Simultáneamente al proceso de discusión de la Ley, se intervino la villa por orden


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de ellas17Ǥƒ‹–‡”˜‡…‹×ǡ“—‡•‡‡š–‡†‹×†‡•†‡•‡’–‹‡„”‡†‡ʹͲͲͻŠƒ•–ƒϐ‹‡•†‡‘-
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requerimientos de la ley 148, sino también con el proceso de urbanización, en la medida
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do emitió el Dictamen para la urbanización de la villa, en donde se propuso, entre otras
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Gobierno de la Ciudad.
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elegidas por comicios regulares, si bien en su origen esto estaba vinculado con la selección de representantes para un
‘”‰ƒ‹•‘“—‡Žƒ‹•ƒŽ‡›…”‡ƒ„ƒǡŽƒ‘‹•‹×‘‘”†‹ƒ†‘”ƒƒ”–‹…‹’ƒ–‹˜ƒǡ…—›‘‘„Œ‡–‹˜‘‡”ƒ‹’Ž‡‡–ƒ”›†‹•‡Óƒ”
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†‡‡–‹”‘ǡŽƒ•‡Ž‡……‹‘‡•†‡†‡Ž‡‰ƒ†‘••‡”‡ƒŽ‹œƒ”‘ǡϐ‹ƒŽ‡–‡ǡ‡‘˜‹‡„”‡†‡ʹͲͳͲǤ

142
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conservación de los pasillos, como elementos idiosincráticos del barrio, si bien se reco-
noce la necesidad de apertura de cierto número de calles. Se consigna, asimismo, la ne-
cesidad de relocalizar una parte minoritaria de población -localizada en la porción más
”‡…‹‡–‡†‡Žƒ˜‹ŽŽƒ͵ͳ„‹•Ǧ‡‡†‹ϐ‹…‹‘•†‡‡†‹ƒƒƒŽ–—”ƒǡ•‘„”‡–‡””‡‘•Ž‹†ƒ–‡•ƒ•‡”
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†‡Žƒ–”ƒƒ—”„ƒƒǡƒ•À…‘‘—…‘Œ—–‘†‡‡•’ƒ…‹‘•’ï„Ž‹…‘•ǡ‡–”‡Ž‘•“—‡†‡•–ƒ…ƒ—
memorial al Padre Carlos Mugica.

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a principios de 2010. El decreto toma como considerando, entre otros, a la Mesa de
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segundo lugar, lo que resulta sugerente, a la ley de urbanización.

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…—ƒ–”‘‘„Œ‡–‹˜‘•‰‡‡”ƒŽ‡•ǡ…‘‘•‡’—‡†‡˜‡”‡‡Ž—ƒ†”‘ιͶǤ”‡Žƒ…‹×ƒŽ–‹’‘†‡
obras propuestas, estas están consignadas en el Cuadro N° 5.

143
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Cuadro N° 4
Objetivos del Programa según el anexo del decreto CABA 495/2010

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yecto de urbanización.

Ǧ‘–”ƒ„ƒŒ‘•ƒ”‡ƒŽ‹œƒ”•‡‡‡Ž•’ƒ…‹‘‹…‘ǡ…‘‘…‘˜‡”–‹”Žƒ•˜‹ŽŽƒ•‡„ƒ””‹‘•

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Cuadro N° 5
Trabajos previstos por el decreto CABA 495/2010

-Infraestructura subterránea (distribución cloacal, agua corriente y pluvial) en general y en par-


ticular en la calle 9.

ǦŽ‘ƒ…ƒ•‡Žƒ˜‹ŽŽƒ͵ͳ„‹•›…—’Ž‹‹‡–‘†‡‡†‹†ƒ…ƒ—–‡Žƒ”’ƒ”ƒ‡Œ‘”ƒ•‡…ƒŽŽ‡•ǡ˜‡”‡†ƒ•ǡ
pluvial y alumbrado en 4 manzanas.

Ǧ‡Œ‘”ƒ•†‡Žƒ•ˆƒ…Šƒ†ƒ•†‡•‡…–‘”‡•†‡Žƒ…ƒŽŽ‡ͻ›…ƒŽŽ‡…‘Ž‡…–‘”ƒǤ

-Armado de corredor verde en el lateral de autopista y calle colectora.

-Calles y Veredas de empedrado en calle 9 y calle colectora. Demarcación de nomenclatura de las


˜‹˜‹‡†ƒ•‡š‹•–‡–‡•Ǥ

Ǧ‡Œ‘”ƒ•‡–‘†‘•Ž‘•‡•’ƒ…‹‘•’ï„Ž‹…‘•†‡Žƒ˜‹ŽŽƒȋ…‘˜‡”‡†ƒǡ‹Ž—‹ƒ…‹×ǡ‡–…ǤȌǤ

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generalidad que el decreto. Según declaraciones de los funcionarios, la segunda etapa
†‡Ž’”‘‰”ƒƒ•—’‘Àƒ–ƒ„‹±Žƒ…‘•–”—……‹×†‡——‡˜‘‡•’ƒ…‹‘†‡•–‹ƒ†‘ƒŽ‡”-
…ƒ†‘…ƒŽŽ‡Œ‡”‘“—‡•‡ˆ‘”ƒ‡‡Žˆ”‡–‡†‡Žƒ˜‹ŽŽƒǡ†‡…‡–”‘•†‡”‹‡”ƒ ˆƒ…‹ƒǡƒŽ—†
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”‡Žƒ…‹×ƒŽƒ•‘„”ƒ•‡ˆ‡…–‹˜ƒ‡–‡‡Œ‡…—–ƒ†ƒ•Šƒ…‹ƒϐ‹‡•†‡ʹͲͳͳǡ–‘†ƒ•’‘”‡†‹‘
de cooperativas formadas por vecinos de la villa, estas se encuentran resumidas en el
Cuadro No 6.

144
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Cuadro N° 6
Síntesis de obras realizadas bajo el Programa de mejoras. 2010-2011.

Obra —ƒ–‹ϐ‹…ƒ…‹×
Plazas intervenidas 15 (incluyendo canchas de fútbol)
Fachadas (pintura de colores) 100 mil m2
Adoquinado 4 calles principales (entre ellas calle 9 y calle 7) y 10 secunda-
rias (2500 m lineales)
Obras pluviocloacales Al menos 3100 m

Fuente: elaboración propia.

‘•–”ƒ„ƒŒ‘•’”‡˜‹•–‘•‡‡Ž†‡…”‡–‘’ƒ”‡…‡’”‡•‡–ƒ”—ƒ•‡”‹‡†‡•‡•‰‘•Ǥ”‡-
lación al tipo de obras se puede decir que predominan aquellas enfocadas al espacio
público y a la estética de las viviendas, teniendo un peso limitado otras cuestiones como
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como un barrio más de la ciudad, no se desprende de las obras, ni del decreto del Pro-
grama, una mirada global que sitúe estas intervenciones en un marco más amplio. Por
‹‘ǡ’ƒ”‡…‡”Àƒ–‡‡”ž•’‡•‘…‘‘‘„Œ‡–‘†‡‹–‡”˜‡…‹×Žƒ˜‹ŽŽƒ͵ͳȂž•…‘•‘-
lidada y más antigua– que la 31 bis. Se puede pensar que hay una tensión entre obra
’”‘’—‡•–ƒ›‘„”ƒ”‡ƒŽ‹œƒ†ƒǣŽƒ•‘„”ƒ•ž•‡•–”—…–—”ƒŽ‡•“—‡ƒ’ƒ”‡…Àƒ‘˜‡†‘•ƒ•’ƒ”ƒ
‡ŽʹͲͳͳ‘•‡ŽŽ‡‰ƒ”‘ƒ”‡ƒŽ‹œƒ”ǡ‹‡–”ƒ•“—‡•‡’”‘ˆ—†‹œ×‡Ž‘•–”ƒ„ƒŒ‘•†‡ƒ†‘“—‹-
nado y fachadas.

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Ž’”‘‰”ƒƒ†‡‡Œ‘”ƒ•’”‡•‡–׃Ž‡‘•–”‡•Ž×‰‹…ƒ•Ǥƒpunteril, si se aceptan
las denuncias que aseveran que las obras eran asignadas a cooperativas relacionadas
sólo con algunos representantes de manzana -y que sólo puede aplicarse a lo sucedido
‡ʹͲͳͲ›ƒ“—‡‡ʹͲͳͳŽƒ•‡Ž‡……‹×–‡Àƒ‘–”ƒˆ‘”ƒǤ•‡‰—†‘Ž—‰ƒ”ǡŠƒ›—…‘Œ—–‘
de obras como las pluviocloacales y las de adoquinado que se concentran en torno a los
corredores de la calle 9, calle 7 y de la colectora de la 31 bis. Se puede pensar, por lo tan-
to, que hay una lógica de corredores actuando. También sobre estas calles se concentran
‹–‡”˜‡…‹‘‡•‡ˆƒ…Šƒ†ƒ•Ǥƒ‹ƒŽ×‰‹…ƒ’ƒ”‡…‡”Àƒƒ•‘…‹ƒ†ƒƒobras de gran impacto
visual y estéticoǡ…‘‘Žƒ•ˆƒ…Šƒ†ƒ•†‡…‘Ž‘”‡•‡Ǯ‡Žˆ”‡–‡ǯ›‡‡ŽǮ’Žƒ›×ǯǡŽƒ•’Žƒœƒ•
con equipamiento de madera y la cancha de césped sintético (hay que resaltar que en
el resto de las plazas de la ciudad no se encuentra este tipo de equipamiento). Todas
‡•–ƒ•‘„”ƒ••‡Šƒ”‡ƒŽ‹œƒ†‘‡ž”‡ƒ•…‘•‘Ž‹†ƒ†ƒ•›ˆ—‡”–‡‡–‡˜‹•‹„Ž‡•Ǥ…‘Œ—–‘ǡ

145
ėĚēĔĆđĊėēĔ

las lógicas de localización de las obras combinan aspectos estructurales con aspectos
estéticos, aunque el peso de cada uno de estos elementos está desbalanceado.

‘‘ …‘…Ž—•‹× †‡ ‡•–ƒ •‡……‹×ǡ •‡ ’—‡†‡ ’Žƒ–‡ƒ” “—‡ ‡Ž ”‘‰”ƒƒ †‡ ‡Œ‘”ƒ•
…‘•–‹–—›‡—’”‘›‡…–‘’ƒ”ƒŽ‡Ž‘ƒŽ†‡—”„ƒ‹œƒ…‹×ǡ‡Ž…—ƒŽǡƒ†‹ˆ‡”‡…‹ƒ†‡‡•–‡ǡ•À’ƒ-
rece contar con un planteo global y estructural. Sin embargo, la opinión de los vecinos
no es homogénea: algunos vecinos muestran mucha satisfacción por las obras realiza-
†ƒ•ǡ‹‡–”ƒ•“—‡‘–”‘••‡“—‡Œƒ†‡Žƒ…ƒŽ‹†ƒ††‡Ž‘•ƒ–‡”‹ƒŽ‡•Ǥ“—±‰”ƒ†‘’—‡†‡
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responder. Lo cierto, es que, pese al argumento de los funcionarios, esto es, que el Pro-
grama actúa en una escala temporal cercana mientras que la urbanización se orienta al
mediano plazo, no se trata de proyectos de igual alcance. Según algunas declaraciones
‘ϐ‹…‹ƒŽ‡•ǡŽƒƒ†‹‹•–”ƒ…‹×ƒ…–—ƒŽ‘‡•–ž†‹•’—‡•–ƒƒ‰ƒ•–ƒ”‡Ž†‹‡”‘“—‡Žƒ—”„ƒ‹œƒ-
…‹×”‡“—‡”‹”ÀƒǤ

ÊÄÝ®—›Ùƒ‘®ÊěÝ¥®Äƒ½›Ý

Como dicen Theodore et al. (2009), el conocimiento de las trayectorias coyunturales


únicas‡•Žƒ…ƒˆ‘”ƒ†‡ƒ……‡•‘ƒŽƒ•’‘ŽÀ–‹…ƒ•‡‘Ž‹„‡”ƒŽ‡•Ǥƒ–”ƒ›‡…–‘”‹ƒ…‘›—–—-
”ƒŽ…ƒ‡•Ž‘“—‡•‡‹–‡–׆‡Ž‹‡ƒ”‡‡•–‡–”ƒ„ƒŒ‘Ǥ

Los cambios regulatorios que posicionan la lógica competitiva en el primer plano


ˆ—‡”‘‡Ž…‡–”‘†‡Žƒ•’‘ŽÀ–‹…ƒ•‡‘Ž‹„‡”ƒŽ‡•‹’Ž‡‡–ƒ†ƒ•‡Žƒ•‹ƒ•†±…ƒ†ƒ•Ǥ
el caso del Proyecto Retiro, estos liberaron a los agentes privados de las limitaciones
“—‡—ƒ”‡‰—Žƒ…‹×…‘—ƒŽ×‰‹…ƒž•”‡†‹•–”‹„—–‹˜ƒŠƒ„Àƒ•‘•–‡‹†‘†—”ƒ–‡ž•†‡
‡†‹‘•‹‰Ž‘ǡǮŽ‹„‡”ƒ…‹×ǯ“—‡•‡‡•–”—…–—”ׇŽƒ˜‘Ž—–ƒ††‡‹…‘”’‘”ƒ”‡•–ƒ•–‹‡””ƒ•ƒŽ
‡”…ƒ†‘†‡•—‡Ž‘ǡ…‘—ƒ†‡ϐ‹‹…‹×ƒ„‹‰—ƒ†‡Žƒ•‹–—ƒ…‹×†‡Žƒ˜‹ŽŽƒǤ‡Ž…ƒ•‘†‡Ž
’”‘›‡…–‘†‡—”„ƒ‹œƒ…‹×›‡ŽŽƒ†‡‡Œ‘”ƒ•ǡ•‹‡„ƒ”‰‘ǡ‡Ž’”‘„Ž‡ƒƒ’ƒ”‡…‡†‡
forma velada: se trataba de una competencia entre “tratamientos del problema”, en un
…‘–‡š–‘†‘†‡Žƒ’‡”ƒ‡…‹ƒ†‡Ž„ƒ””‹‘‡”ƒ‘„Œ‡–‘†‡†‹•…—•‹×’ï„Ž‹…ƒǤŽ‘•†‘•
casos se hace referencia al problema de cómo se sitúa el Estado frente al dominio de los
intereses particulares.

En relación a esto último, se puede ver que según el caso, las distintas instancias de
gobierno se alinearon de forma diferente. En el caso del Proyecto Retiro, tanto el Gobier-
‘ƒ…‹‘ƒŽ…‘‘‡Ž†‡Žƒ‹—†ƒ†ƒ’ƒ”‡…‹‡”‘…‘‘’”‘‘–‘”‡•Ǥ‡˜‡ƒ“—ÀŽƒ…‘’Ž‡Œƒ
relación entre un interés particular, el inmobiliario, y el Estado. En el caso de la urbani-
œƒ…‹×›‡Ž”‘‰”ƒƒ†‡‡Œ‘”ƒ•ǡ‡Ž
‘„‹‡”‘ƒ…‹‘ƒŽˆ—‡†‡—…‹ƒ†‘…‘‘‹•–‹‰ƒ†‘”
del crecimiento del barrio, y al mismo tiempo, debido a la negativa del traspaso de tie-

146
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

rras, como retardador de la urbanización. Mientras tanto, pareció trazarse un desacople


entre Poderes al interior del Gobierno de la Ciudad.

‡’—‡†‡’‡•ƒ”ǡƒ’ƒ”–‹”†‡Ž‘˜‹•–‘ǡ“—‡’ƒ”ƒ†‹„—Œƒ”Ž‘•…‘–‘”‘•†‡Ž…‘ϐŽ‹…–‘’‘”
el área central se deben tomar los dos grupos de propuestas, que lo estructuran en for-
ma binaria: o permanece la villa o se implementa el proyecto inmobiliario. Pero también
•‡’—‡†‡ƒ†˜‡”–‹”“—‡‡•–ƒ†‹•’—–ƒ…‘„”ƒ‡–‹†ƒ†ƒ–”ƒ˜±•†‡‘–”ƒ•ˆ‘”ƒ•†‡…‘ϐŽ‹…–‘•Ǥ
Ž‡ˆ”‡–ƒ‹‡–‘‡–”‡ƒ…‹×Ȃ‹—†ƒ†‡•—‡Œ‡’Ž‘ǡ’‡”‘–ƒ„‹±Ž‘‡•Žƒ–‡•‹×
‡–”‡Ž‘•’”‘›‡…–‘•ˆ‡””‘˜‹ƒ”‹‘•›Ž‘•‹‘„‹Ž‹ƒ”‹‘•‡Ž‘•’”‘›‡…–‘•‡–‹”‘ǡƒ•À…‘‘Žƒ
misma competencia entre Poderes dentro del Gobierno de la Ciudad; y, por supuesto,
el enfrentamiento entre los vecinos y los distintos gobiernos (las distintas administra-
ciones, el Estado Nacional y la Ciudad), que incluyeron las movilizaciones a la plaza de
Mayo, los cortes de la autopista Illia y la negociación con los funcionarios.

Los procesos de las últimas décadas se anclan, sin embargo, en una trayectoria pre-
˜‹ƒ›‡—ƒ”…‘‹•–‹–—…‹‘ƒŽ›’‘ŽÀ–‹…‘‡•’‡…Àϐ‹…‘Ǥ‘•‡’—‡†‡‡–‡†‡”Žƒ•‹–—ƒ…‹×
actual de la villa de Retiro si no se hace referencia a la larga historia de erradicaciones y
…‘ϐŽ‹…–‘Ǥ‡ƒŽ‰—ƒˆ‘”ƒǡ†‡•†‡ͳͻͷͲ‡Žž”‡ƒ†‡‡–‹”‘•‹‡’”‡ˆ—‡†‹•’—–ƒ†ƒǤ‡•–‡
•‡–‹†‘ǡ•‡’—‡†‡ƒ’—–ƒ”–”‡•–‡ƒ•“—‡”‡‹–‡ƒ‡•–ƒŽÀ‡ƒ†‡–‹‡’‘Ǥ—’”‹‡”
lugar, se puede decir que los proyectos y propuestas estudiados arrastran problemas
˜‹‡Œ‘•ǡ•‹‡†‘‡Ž†‡ƒ…‹×Ǧ‹—†ƒ†—‘†‡‡ŽŽ‘•18. En segundo lugar, se pueden rastrear
hitos que sostienen posturas antagónicas: por un lado, una mirada gubernamental y de
parte de la sociedad históricamente recelosa de la villa y su localización; por el otro, una
historia reciente que inhabilita, por lo menos formalmente, las “soluciones” ya practica-
das. En tercer lugar, es claro que hay una historia de lucha que es retomada y actualizada
‡š’ŽÀ…‹–ƒ‡–‡ǡ—ƒ›‘–”ƒ˜‡œǡ’‘”Ž‘•˜‡…‹‘•Ǥ

ƒ•–ƒ‡Ž”‘›‡…–‘‡–‹”‘ǡ‹‰—ƒ’”‘’—‡•–ƒ†‡‡””ƒ†‹…ƒ…‹×Šƒ„Àƒ‹†‘†‡Žƒƒ‘†‡Ž
desarrollo de un proyecto inmobiliario. La lucha entre clases por el espacio urbano no
•ƒŽÀƒ†‡Ž‘•…ž‘‡•†‡—•–ƒ†‘…ƒ’‹–ƒŽ‹•–ƒ‘”‹‡–ƒ†‘ƒ‰”ƒ†‡•”ƒ•‰‘•’‘”‘„Œ‡–‹˜‘•
‘†‡”‹œƒ†‘”‡•Ǧ”‡†‹•–”‹„—–‹˜‘•Ǥ•–ƒ‡•—ƒƒ”…ƒ“—‡†ƒ…‹‡”–ƒ‡•’‡…‹ϐ‹…‹†ƒ†ƒ‡•–‡
momento. También lo es el hecho de que la villa más antigua, más combativa y la que
”‡•‹•–‹×‡Ž†‡•ƒŽ‘Œ‘†‡Žƒ†‹…–ƒ†—”ƒǡŠ‘›•‡ƒ†‡Žƒ•ž•‰”ƒ†‡•†‡Žƒ…‹—†ƒ†Ǥ

ϭϴ
Desde los tiempos de las guerras de Independencia, y atravesando la misma la constitución del Estado Nacional, los
…‘ϐŽ‹…–‘•—‡‘•‹”‡•Ȃ –‡”‹‘”’”‹‡”‘ǡ›—‡‘•‹”‡•Ȃƒ…‹×ǡ’‘•–‡”‹‘”‡–‡ǡ‡•–”—…–—”ƒ”‘—ƒ’ƒ”–‡‹’‘”–ƒ–‡
†‡Žƒ˜‹†ƒ’‘ŽÀ–‹…ƒƒ”‰‡–‹ƒǤ

147
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Ȉ CABA - CIUDAD AUTÓNOMA DE BUENOS AIRES. Resultados provisionales del


Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2010 en la Ciudad de Buenos
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Patricia E. Olivera1

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El neoliberalismo puede entenderse como una estrategia de consolidación del capital
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la ciudad un espacio atractivo para el capital global. Se aceleró la especialización de la ciudad
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inmobiliario, lo cual repercutió en la progresiva polarización social y en la privatización de
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to restore the conditions of accumulation, involves active mobilization of state power. In 1982,
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market ideology as the “unique way” to reach development and hence neoliberal policies were
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Reform”, making the city an attractive space for global capital. It accelerates the specialization of
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impacting progressive social polarization and the appropriation of central spaces associated to
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151
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durante las cuatro décadas de su vigencia, numerosos estudios muestran que la ra-
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poder a largo plazo, apuntaladas en instancias gubernamentales de decisión a escala
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neoliberalización.

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ciar el “desarrollo”. En la siguiente fase, entre 1988 y 1997, entraron capitales trans-
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na”, entre otros documentos que orientaron las estrategias neoliberales. La tercera fase
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Partido Revolucionario Institucional (PRI) perdió la presidencia de la nación durante
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por diversas alianzas, incluyendo un sector priista. En 2012 recuperaron la presidencia
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2002; Gómez Tagle y Valdés, 2000).

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zación, de ciudad industrial emergente a la ciudad de servicios polarizada. Los cambios
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se vincula con la temporalidad de la movilidad del capital a partir de los programas de

152
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tizando los espacios centrales para la circulación de capitales globales, la oferta inmobi-
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inversión y los espacios urbanos transformados, como parte de la fusión de los intereses
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El neoliberalismo postula la estrategia de los grandes capitales para recomponer las


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da de la tasa de ganancia. Se inició su instrumentación a partir de la reorientación de las
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restauración del poder de clase y la subordinación del estado. El retorno al liberalismo
se acompañó de una intensa campaña ideológica para lograr la implantación de medi-
das sociales recesivas “anti crisis”, sostenidas por los principios de la propiedad privada,
la libre empresa, el mercado como institución para la restauración del bienestar social
e individual y la limitación de la intervención del estado. Harvey señala que no obstante
se han presentado grandes variaciones en el papel del estado de un lugar a otro y en su
temporalidad, su carácter neoliberal implica la eliminación de aquellas instancias inter-
nas avocadas a la redistribución de la concentración de la riqueza producida socialmen-
te. En primer lugar el estado neoliberal se plantea el interés en crear un “buen ambiente
†‡‡‰‘…‹‘•dz‘Dzˆƒ˜‘”‡…‡”‡Ž…Ž‹ƒ†‡‹˜‡”•‹‘‡•dz‡†‘†‡’‘†”Àƒ†‡•‡˜‘Ž˜‡”•‡•—
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derechos laborales y sociales.

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Sociedad de Monte Peregrino (Societé du Mont-PèlerinȌǡŽƒ…—ƒŽ•‡‡š’”‡•×’‘ŽÀ–‹…ƒ‡–‡
…‘–”ƒŽ‘•‘˜‹‹‡–‘•†‡–”ƒ„ƒŒƒ†‘”‡•‡—”‘’‡‘•‡ƒ—‰‡ǡ‡Ž‹‰Ž±•ǡˆ”ƒ…±•‡‹–ƒŽ‹ƒ‘Ǥ
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los gastos sociales, debido a que consideraban que esto socavó la acumulación privada
(Anderson, 2006). La libertad que aún propugna el neoliberalismo se reduce a la de-
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circulación de los grandes capitales.

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Las premisas de Milton Friedman recogieron los intereses de las corporaciones en
‡š’ƒ•‹×Ǥͳͻ͸ʹƒ’”‘˜‡…Š×Žƒ…±Ž‡„”‡ˆ”ƒ•‡†‡Ž’”‡•‹†‡–‡ Ǥ Ǥ‡‡†›‡šƒŽ–ƒ†‘
‡Žƒ…‹‘ƒŽ‹•‘Dz‘–‡’”‡‰—–‡•“—‡’—‡†‡Šƒ…‡”–—’ƒÀ•’‘”–‹ǡ’”‡‰—–ƒ“—‡’—‡†‡•
Šƒ…‡” –ï ’‘” –— ’ƒÀ•dzǡ ‡•–ƒ •‡–‡…‹ƒ •‡ …‘˜‹”–‹× ‡ —ƒ …‘–—†‡–‡ ’‘•–—”ƒ ƒ–‹Ǧ
estatista:

“El alcance del gobierno debe ser limitado, su función más importante debe
ser proteger nuestra libertad, tanto de nuestros enemigos fuera de nuestras
puertas como de nuestros conciudadanos: preservar la ley y el orden, hacer
cumplir contratos privados, fomentar mercados competitivos. Más allá de esta
función principal, el gobierno puede permitir, a veces, para llevar a cabo en for-
ƒ…‘Œ—–ƒǡŽ‘“—‡”‡•—Ž–ƒ”Àƒž•†‹ϐÀ…‹Ž‘…‘•–‘•‘ŽŽ‡˜ƒ”ƒ…ƒ„‘‹†‹˜‹†—ƒŽ‡-
te. Sin embargo, tal uso del gobierno está lleno de peligros. No debemos ni po-
demos hacer uso del gobierno de esa manera. Al depender principalmente en
la cooperación voluntaria y en las empresas privadas, tanto en las actividades
‡…‘×‹…ƒ•…‘‘†‡‘–”ƒÀ†‘Ž‡ǡ’‘†‡‘•ƒ•‡‰—”ƒ”‘•“—‡‡Ž•‡…–‘”’”‹˜ƒ†‘‡•
un control sobre los poderes del sector gubernamental y una protección efectiva
†‡ŽƒŽ‹„‡”–ƒ††‡‡š’”‡•‹×ǡ†‡”‡Ž‹‰‹×›†‡’‡•ƒ‹‡–‘dzȋ ”‹‡†ƒǡͳͻ͸ʹȌǤ

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tuales, pensadores y sectores básicamente pudientes se convirtieron al neoliberalismo.
ƒ”˜‡›Šƒ„Žƒ†‡Žƒ•‹ϐŽ—‡…‹ƒ•‹†‡‘Ž×‰‹…ƒ•’‘†‡”‘•ƒ•“—‡…‹”…—Žƒ”‘ƒ–”ƒ˜±•†‡‡•ƒ•
‹•–‹–—…‹‘‡•ǡ…‘‘ ƒ›‡Ž‘Šƒ„Àƒ’”‡˜‹•–‘‡ͳͻͶ͹‡DzŽ…ƒ‹‘ƒŽƒ•‡”˜‹†—„”‡dzǡ
’ƒ”ƒ…”‡ƒ”—ƒ„‹‡–‡ˆƒ˜‘”ƒ„Ž‡‡Ž…—ƒŽ•—„›—‰ƒ”ÀƒƒŽ‘•’ƒ”–‹†‘•’‘ŽÀ–‹…‘•›ƒŽ’”‘’‹‘
Estado (Harvey, 2005:40). El discurso neoliberal ideologizó el pensamiento sobre la li-
bertad colocando mañosamente la orientación rectora del libre mercado al lado de la
Ž‹„‡”–ƒ††‡‡š’”‡•‹×ǡ†‡”‡—‹×ǡƒ•‘…‹ƒ…‹×ǡ†‡’‡•ƒ‹‡–‘ǡ†‡…‘…‹‡…‹ƒǡ‹…Ž—•‘
religiosa, como uno de los valores supremos de la sociedad civilizada. Detrás de esta
concepción por parte de los grupos dominantes, se ocultó el interés pragmático. El gol-
pe militar en Chile en 1971, la elección de Thatcher como primera ministra de Gran

154
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

Bretaña en 1979, de Reagan a la presidencia de los EUA en 1980, la movilización de


‰”ƒ†‡•…ƒ’‹–ƒŽ‡•†‡•’—±•†‡Žƒ…ƒÀ†ƒ†‡Ž—”‘†‡‡”ŽÀ‡ͳͻͺͻǡ•‘”‡•—Ž–ƒ†‘†‡‡•‡
˜—‡Ž…‘ƒŽ‡‘Ž‹„‡”ƒŽ‹•‘‹’Ž‡‡–ƒ†‘‡ˆ‘”ƒ•‡•’‡…Àϐ‹…ƒ•›’‘”‰”—’‘•†‡’‘†‡”
diferenciados, pero en dirección hacia una meta: la mercantilización y valorización del
valor o acumulación. Los conversos al neoliberalismo atacaron severamente al Estado
’Žƒ‹ϐ‹…ƒ†‘”›•—’ƒ’‡Ž‡Žƒ”‡†‹•–”‹„—…‹×†‡Žƒ”‹“—‡œƒ›–‘†ƒ•ƒ“—‡ŽŽƒ•‡†‹†ƒ•”‡‰—-
latorias del Estado de bienestar porque “ponen en riesgo la libertad”, asociándolo con
Žƒ•„—”‘…”ƒ…‹ƒ•‡‡Ž’‘†‡”‡Ž‘•’ƒÀ•‡•†‡Ž•‘…‹ƒŽ‹•‘”‡ƒŽ‡–‡‡š‹•–‡–‡Ǥ ”‡–‡ƒ
esto, antepusieron los valores supremos de la libre empresa y la propiedad privada, por
encima de la sociedad y del control del Estado. Esta visión utópica del papel del mercado
fue apoyada por las clases altas, pensadores de derecha, medios y gobiernos subordi-
ƒ†‘•ǡ‹’Ž‡‡–ƒ†ƒƒ–”ƒ˜±•†‡Žƒˆ—‡”œƒǡ…‘‰‘Ž’‡•†‡•–ƒ†‘‡Ž‘•…ƒ•‘•‡š–”‡‘•ǡ
corrupción y medidas impositivas por los gobiernos nacionales y locales, como puede
†‘…—‡–ƒ”•‡‡‡‡–ȋʹͲͲͶȌ› ƒ”˜‡›ȋʹͲͲͷȌǤ±š‹…‘›±”‹…ƒƒ–‹ƒŠƒ•‹†‘Ž‘•
sectores más conservadores dentro del Estado los que se subordinaron a los intereses
‡‘Ž‹„‡”ƒŽ‡•ȋƒ‘•ǢʹͲͲʹǢƒš‡Ǧ ‡”ž†‡œǡʹͲͲͶȌǤ

Los acontecimientos mundiales que tuvieron repercusiones en América Latina en


Žƒƒ…‡Ž‡”ƒ…‹×†‡Žƒ‰‘–ƒ‹‡–‘†‡Žƒ•’‘ŽÀ–‹…ƒ•‡›‡•‹ƒƒ•ˆ—‡”‘ǡ‡–”‡‘–”‘•ǡ‡ŽƒŽœƒ
†‡Ž‘•’”‡…‹‘•†‡Ž’‡–”׎‡‘ƒ’ƒ”–‹”†‡Žƒ‰—‡””ƒž”ƒ„‡Ǧ‹•”ƒ‡ŽÀ†‡ͳͻ͸͹›•—’‘•–‡”‹‘”
”‡…”—†‡…‹‹‡–‘ǡŽƒ…ƒÀ†ƒ†‡Žƒ…‘˜‡”–‹„‹Ž‹†ƒ††‡Ž‘”‘ƒ—…‹ƒ†ƒ’‘”‡Ž’”‡•‹†‡–‡‹-
…Šƒ”†‹š‘‡ͳͻ͹ͳǡŽƒ†‡•‡•–ƒ„‹Ž‹œƒ…‹×†‡Žƒ…‘˜‡”–‹„‹Ž‹†ƒ††‡Žƒ•‘‡†ƒ•Ǧ‘‘„•-
–ƒ–‡Žƒ…”‡ƒ…‹×†‡Ž  ‡–ƒŽ•‡–‹†‘Ǧ›•—ϐŽ‘–ƒ…‹×ˆ”‡–‡ƒŽ†×Žƒ”Ǥ‡•‡…‘–‡š–‘
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Žƒ–‹‘ƒ‡”‹…ƒƒ•Žƒ…‘•–ƒ–‡‹ϐŽƒ…‹×›‡Žƒ†±…ƒ†ƒ†‡ͳͻͺͲǡ—ƒ†‡…Žƒ”ƒ†ƒ‡•–ƒϐŽƒ-
ción. Las ganancias de la venta de petróleo se dirigieron a los bancos norteamericanos
›‡—”‘’‡‘•›†‡ƒŽŽÀŽ‘•…ƒ’‹–ƒŽ‡•ϐŽ—›‡”‘ƒŽ‘•’ƒÀ•‡•’‘„”‡•’”‘˜‘…ƒ†‘Žƒ…”‹•‹•†‡
endeudamiento particularmente severa en América Latina. El mercado de los eurodó-
Žƒ”‡•‹†—Œ‘ŽƒŽ‹„‡”ƒŽ‹œƒ…‹×†‡Ž‘•‘˜‹‹‡–‘•†‡…ƒ’‹–ƒŽ‡•†‡•–ƒ†‘•‹†‘•Šƒ…‹ƒ
Europa, Japón y América Latina. A la “emergencia de mercados globales de productos
de consumo estandarizados a escala de inimaginable magnitud” se le llamó globali-
zación (Levitt, 1983). Entre los setentas y los noventas, el neoliberalismo promovido
por el FMI, BM y OMC se fue articulando con los gobiernos locales generando nuevas
ˆ‘”ƒ•†‡Šƒ…‡”’‘ŽÀ–‹…ƒǡ…‘‘Žƒ‰‘„‡”ƒœƒǡƒ•‘…‹ƒ…‹×’ï„Ž‹…‘Ǧ’”‹˜ƒ†ƒ‘”‹‡–ƒ†ƒƒ
‹–”‘†—…‹”Žƒ•’‘ŽÀ–‹…ƒ•†‡‡”…ƒ†‘ȋ”‡‡”›Š‡‘†‘”‡ǡʹͲͳͲȌǤ•–‘–—˜‘’”‘ˆ—†ƒ•
repercusiones, por una parte propició el distanciamiento de la producción industrial y
Žƒƒ…–‹˜‹†ƒ†ϐ‹ƒ…‹‡”ƒƒ–”ƒ˜±•†‡Žƒ‹‘˜ƒ…‹×†‡‹•–”—‡–‘•ϐ‹ƒ…‹‡”‘•’”‡•‡–‡•
en todos los procesos productivos de la vida cotidiana, tales como créditos, seguros,
ˆ—–—”‘•ǡ’ƒ‰‘•‡Ž‡…–”א‹…‘•ǡ„ƒ…ƒǡŽ‘•“—‡‡…‘Œ—–‘ŠƒŽŽ‡˜ƒ†‘ƒŽƒϐ‹ƒ…‹ƒ”‹œƒ…‹×
†‡Žƒ‡…‘‘Àƒ—†‹ƒŽǡ‹‹…‹ž†‘•‡‡Ž’‡”À‘†‘†‡‹–‡•ƒ‹–‡”…‘‡š‹×†‡…ƒ’‹–ƒŽ‡•
‘ •‘Ž‘ ˜Àƒ ‹˜‡”•‹× ‡š–‡”ƒ †‹”‡…–ƒ ȋ Ȍǡ ’‘” Žƒ —‡˜ƒ ‘”‰ƒ‹œƒ…‹× ’”‘†—…–‹˜ƒ †‡
las empresas transnacionales; sino de cartera, comercio internacional de insumos, bie-
nes y servicios entre lugares distantes, principalmente las ciudades. Desatándose una

155
ĆęėĎĈĎĆǤđĎěĊėĆ

reestructuración productiva a escala internacional basada en el avance tecnológico y


Ž‹„”‡…‘‡”…‹‘…‘Žƒ•‡‰‡–ƒ…‹×†‡Žƒ’”‘†—……‹×†‡‡”…ƒ…Àƒ•›‡Ž…‘•‹‰—‹‡–‡
”‡ƒ…‘‘†‘‡Žƒ†‹˜‹•‹×‹–‡”ƒ…‹‘ƒŽ†‡Ž–”ƒ„ƒŒ‘ǡ…‘‘†‘•‡•’‡…‹ƒŽ‹œƒ†‘•ǡ‡‘”‡•
…‘…‡–”ƒ…‹‘‡•†‡ƒ‘†‡‘„”ƒ‡š…‡†‡–‡ǡƒ•À…‘‘Žƒ‡‡”‰‡…‹ƒ†‡—‡˜ƒ•…Žƒ•‡•›
„—”‰—‡•Àƒ•ϐ‹ƒ…‹‡”ƒ•Ǥ

Por otra parte, las nuevas elites surgidas con el neoliberalismo a partir de los nego-
…‹‘•‡•’‡…—Žƒ–‹˜‘•…‘–”ƒ•–ƒ”‘…‘Žƒ’ƒ—’‡”‹œƒ…‹×†‡Žƒ•…Žƒ•‡•–”ƒ„ƒŒƒ†‘”ƒ•’‘”‡Ž
desmantelamiento de los mecanismos para la redistribución de la riqueza socialmente
’”‘†—…‹†ƒǣŽƒ•‡‰—”‹†ƒ†•‘…‹ƒŽ›Žƒ•…‘†‹…‹‘‡•†‡Ž–”ƒ„ƒŒ‘ƒ•ƒŽƒ”‹ƒ†‘‡Ž‘•’ƒÀ•‡•’‘-
„”‡•›”‡…‹‡–‡‡–‡‡Ž‘•”‹…‘•Ǥ”‡•‡–ž†‘•‡‡±š‹…‘—‡˜‘•’”‘…‡•‘•†‡‡’‘-
„”‡…‹‹‡–‘ǡ’‘Žƒ”‹œƒ…‹×•‘…‹ƒŽ›’‘ŽÀ–‹…ƒǡˆ”‡–‡ƒŽ‘•’”‹˜‹Ž‡‰‹‘•†‡…Žƒ•‡†‡’”‘’‹‡–ƒ-
rios y administradores, gerentes, brokers, CE0ǡ†‹”‹‰‡–‡•’‘ŽÀ–‹…‘•›†‡‡†‹‘•ǡŽ‘•“—‡
han concentrado grandes fortunas2. Diferencias que pretenden ocultarse o eliminarse
…‘’”‘›‡…–‘•—”„ƒ‘•‰‡–”‹ϐ‹…ƒ†‘”‡•’ƒ”ƒ‹˜‹•‹„‹Ž‹œƒ”›‡š…Ž—‹”ƒŽ‘•’‘„”‡•Ǥƒ…‹—-
†ƒ† ‡‘Ž‹„‡”ƒŽǡ …‘ ‡•–”ƒ–‡‰‹ƒ• ‡…‘×‹…‘Ǧ ’‘ŽÀ–‹…ƒ• › ϐ‹ƒ…‹‡”ƒ• Šƒ ‹–‡•‹ϐ‹…ƒ†‘ Žƒ
urbanización segregada por clase y gestionado recursos espacialmente selectivos con
la participación de desarrolladores, corporativos, gobiernos nacionales, locales y los
organismos internacionales. Lo que implica procesos de re-escalamiento de la gestión
—”„ƒƒ’ƒ”ƒŽƒ…”‡ƒ…‹×†‡‡š…‡†‡–‡•ƒ’”‘’‹ƒ†‘•’‘”ƒ‰‡–‡•‡š–”ƒǦŽ‘…ƒŽ‡•Ǥ

͎/ŶĚƵƐƚƌŝĂůŝnjĂĐŝſŶƉĞƌŝĨĠƌŝĐĂ͗ƐƵƐƚŝƚƵĐŝſŶĚĞŝŵƉŽƌƚĂĐŝŽŶĞƐŽĞdžƉĂŶƐŝſŶĚĞů
ĐĂƉŝƚĂů͍

Ž’‡”À‘†‘ƒ–‡”‹‘”ƒŽƒ‡‘Ž‹„‡”ƒŽ‹œƒ…‹×†‡Žƒ…‹—†ƒ††‡±š‹…‘…‘””‡•’‘†‡ƒŽƒ
industrialización periférica moderna de la ciudad. Desde la década de 1930 y hasta me-
diados de la década de 19703, cuatro grandes zonas industriales del centro norte del
‹•–”‹–‘ ‡†‡”ƒŽ›•‡‹•—‹…‹’‹‘•‡–”‘’‘Ž‹–ƒ‘•†‡Ž‡•–ƒ†‘†‡±š‹…‘4 alcanzaron el
ƒ›‘””‹–‘†‡…”‡…‹‹‡–‘‹†—•–”‹ƒŽ‡‡Ž’ƒÀ•›Žƒƒ›‘”…‘…‡–”ƒ…‹×†‡…ƒ’‹–ƒŽ‡•
privados y de inversión estatal en manufactura, infraestructura y servicios a los nego-
…‹‘•ǡ…‘•–‹–—›±†‘•‡Žƒ…‹—†ƒ††‡±š‹…‘›•—œ‘ƒ‡–”‘’‘Ž‹–ƒƒ5 en el gran mercado
ƒ…‹‘ƒŽ†‡’”‘†—……‹×ǡ…‘•—‘ǡŽƒ„‘”ƒŽ›‘ˆ‡”–ƒ‡†—…ƒ–‹˜ƒǡ‡‡Ž…‡–”‘†‡Ž’‘†‡”’‘ŽÀ-
–‹…‘’”‡•‹†‡…‹ƒŽ‹•–ƒ‡‡Ž”±‰‹‡†‡’ƒ”–‹†‘…‘›•‡†‡†‡Ž‘•‰”—’‘•†‡Žƒ„—”‰—‡•Àƒ
nacional.

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(Grupo Carso) y Ricardo Salinas.
ϯ
ͳͻ͹Ͳ•‡†‡…”‡–ד—‡Žƒ†‡ƒ”…ƒ…‹×†‡Žƒ…‹—†ƒ††‡±š‹…‘…‘‹…‹†‡…‘Ž‘•ŽÀ‹–‡•†‡Ž‹•–”‹–‘ ‡†‡”ƒŽǡ•‡
…”‡ƒ”‘…—ƒ–”‘†‡Ž‡‰ƒ…‹‘‡•‡Ž‘“—‡ƒ–‡”‹‘”‡–‡‡”ƒŽƒ…‹—†ƒ††‡±š‹…‘ǣ—ƒ—Š–‡‘…ǡ‹‰—‡Ž ‹†ƒŽ‰‘ǡ‡‹–‘
Juárez y Venustiano Carranza, más doce delegaciones, en total 16.
ϰ
En el Distrito Federal: Azcapozalco- norte de Cuauhtemoc- Miguel Hidalgo; al sur, Benito Juárez y Coyoacán) y
‡‡Ž‡•–ƒ†‘†‡±š‹…‘ǣƒ—…ƒŽ’ƒǦŽƒ‡’ƒ–ŽƒǦ—Ž–‹–ŽžǦ—ƒ—–‹–Žž œ…ƒŽŽ‹ǢƒŽ‘”‹‡–‡ǣ…ƒ–‡’‡…Ǧ‘•‡›‡•ƒƒœǤ
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156
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

Las condiciones internas de la industrialización se gestaron con la intervención de


‹•–‹–—…‹‘‡•‡•–ƒ–ƒŽ‡•†‡–‘†‘•Ž‘•‹˜‡Ž‡•ǡ‡–”‡‡ŽŽƒ•ƒϐ‹•ƒǡƒ‘„”ƒ•›ƒ…‘‡š–ǡ
›‡Žƒ•…‡•‘†‡Žƒ‰”ƒ„—”‰—‡•Àƒ‡š‹…ƒƒǤƒ•‹˜‡”•‹‘‡•’ï„Ž‹…ƒ••‡†‡•–‹ƒ”‘ƒŽƒ
gran infraestructura para las plantas automotrices, de alimentos, etc. Con el subsidio
ƒŽ‘•–”ƒ•’‘”–‡•ǡ‡‡”‰Àƒ›Ž‘•„‡‡ϐ‹…‹‘•ϐ‹•…ƒŽ‡•ǡŽ‘•ƒ’‘›‘•ƒ”ƒ…‡Žƒ”‹‘•›Žƒ•ˆƒ…‹Ž‹-
dades para el ingreso de trasnacionales se desató el auge de la manufactura y la alta
…‘…‡–”ƒ…‹×‹†—•–”‹ƒŽ†‡‘…Š‘”ƒƒ•‡Žƒ…‹—†ƒ††‡±š‹…‘ǣ’”‘†—…–‘•‡–žŽ‹…‘•ǡ
Š—Ž‡ǡ‹’”‡–ƒ•ǡ“—À‹…ƒǡ—‡„Ž‡•ǡƒ—–‘‘–”‹œǡƒ“—‹ƒ”‹ƒ‘‡Ž±…–”‹…ƒ›…‘•–”—……‹×
(Garza, 1985). El Estado creó las condiciones para una alta concentración de los facto-
”‡•’”‘†—…–‹˜‘•‡Žƒ…‹—†ƒ††‡±š‹…‘Ǥ‡ƒ…—‡”†‘…‘
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ƒ”œƒǡ‡Žƒ†±…ƒ†ƒ†‡
ͳͻͶͲ…‡”…ƒ†‡ŽͶͲΨ†‡ŽϐŽ—Œ‘˜‡Š‹…—Žƒ”ƒ…‹‘ƒŽ†‡’ƒ•ƒŒ‡”‘•–‡Àƒƒ‡•–ƒ…‹—†ƒ†…‘‘
centro de origen o destino y el 44% respecto a carga.

ƒ•…‘†‹…‹‘‡•‡š–‡”ƒ•“—‡’”‘’‹…‹ƒ”‘Žƒ‹†—•–”‹ƒŽ‹œƒ…‹×’‡”‹ˆ±”‹…ƒ‘†‡”ƒ†‡
Žƒ…‹—†ƒ††‡±š‹…‘•‡ƒ•‘…‹ƒ”‘–ƒ–‘…‘Žƒ‡š’ƒ•‹×†‡Ž…ƒ’‹–ƒŽ†‡‰”ƒ†‡•…‘”’‘”ƒ-
–‹˜‘•ƒ—ˆƒ…–—”‡”‘•’”‹˜ƒ†‘•‡•–ƒ†‘—‹†‡•‡•ǡ…‘‘’‘”Žƒ‡…‡•‹†ƒ††‡‡•–‡’ƒÀ•†‡
…‘–ƒ”…‘„‹‡‡•‡Žƒ„‘”ƒ†‘•‡‡Ž‡š–‡”‹‘”“—‡‰ƒ”ƒ–‹œƒ”ƒ•—‹‹•–”‘›…ƒŽ‹†ƒ†’ƒ”ƒ
Žƒ”‡…‘˜‡”•‹×†‡Žƒ’”‘†—……‹×Ž‘…ƒŽƒ•—‹†—•–”‹ƒ†‡‰—‡””ƒǤ•–‡’‡”À‘†‘†‡‘‹ƒ-
†‘‹†—•–”‹ƒŽ‹œƒ…‹×’‘”•—•–‹–—…‹×†‡‹’‘”–ƒ…‹‘‡•‡±š‹…‘6, en la segunda fase se
asoció con la entrada de la industria fordista trasnacional, en particular a la ciudad de
±š‹…‘›Žƒƒ…‹‡–‡œ‘ƒ‡–”‘’‘Ž‹–ƒƒǡ‡–‘†ƒ•Žƒ•”ƒƒ•†‡Žƒ’”‘†—……‹×ǡ’ƒ”–‹…—-
larmente bienes de capital y de consumo intermedio; su estrategia fue la diferenciación
”‡ƒŽ›ƒ”–‹ϐ‹…‹ƒŽ†‡Ž‘•’”‘†—…–‘•ǡ‡Œ‘”‡••ƒŽƒ”‹‘•ǡƒ›‘”’”‘†—…–‹˜‹†ƒ†ǡ‹˜‡”•‹×‡
‹˜‡•–‹‰ƒ…‹×›†‡•ƒ””‘ŽŽ‘ǡ‡‘”˜ƒŽ‘”ƒ‰”‡‰ƒ†‘ȋ ƒŒ•›Ž„‡”ǡͳͻ͹ͷȌǤ

En 1965 el Distrito Federal era la sede del 35% de las grandes empresas nacionales y
‡Žͷ͸Ψ†‡Žƒ‡š–”ƒŒ‡”ƒ•Ǣ‹…Ž—›‡†‘‡Žž”‡ƒ‡–”‘’‘Ž‹–ƒƒ…‘…‡–”ׇŽͶͺǡͷΨ›ͺͳǡ͵Ψ
respectivamente (Cordero, 1979). De una muestra de 502 empresas industriales esta-
†‘—‹†‡•‡•‡–‡””‹–‘”‹‘‡š‹…ƒ‘ƒϐ‹‡•†‡Ž‘••‡–‡–ƒǡ‡Žͺͳǡ͹Ψ•‡Ž‘…ƒŽ‹œƒ”‘‡
Žƒ…‹—†ƒ††‡±š‹…‘ǡ‡ŽͺǡͻΨ‡‘–‡””‡›ǡͻǡ͵Ψ‡‘–”ƒ••‡†‡•Ǥȋ‡”ƒ”†‘‡’‡†ƒǡ
1979). Las inversiones más altas en la manufactura se registraron en 1965, el 47% de la
‹˜‡”•‹×’ï„Ž‹…ƒ‹†—•–”‹ƒŽƒ‡•…ƒŽƒƒ…‹‘ƒŽ›‡Ž͸ͲΨ‡‡Ž–”ƒ•’‘”–‡ǡƒ•À…‘‘‡Žͷ͸Ψ
de las inversiones privadas a través del sistema bancario (Garza, 1985).

ƒ•„ƒ•‡•‹•–‹–—…‹‘ƒŽ‡•†‡Žƒ•’‘ŽÀ–‹…ƒ••‘…‹ƒŽ‡•›†‡„‹‡‡•–ƒ”‡±š‹…‘•‡Šƒ„Àƒ
…”‡ƒ†‘‡‡Ž’‡”À‘†‘…ƒ”†‡‹•–ƒȋͳͻ͵ͶǦͳͻͶͲȌǡ•‹‡„ƒ”‰‘Žƒƒ—•‡…‹ƒ†‡Ǽ‡•–ƒ†‘†‡
„‹‡‡•–ƒ”ǽ•‡ƒ‹ˆ‡•–×…‘Žƒ•‘„”‡‡š’Ž‘–ƒ…‹×†‡Ž‘•–”ƒ„ƒŒƒ†‘”‡•†‡Ž…ƒ’‘›…‘
la urbanización periférica, al acentuarse la proletarización con la migración intensiva
del campo a la ciudad entre las décadas de 1940 a 1970. El diseño de participación
–”‹’ƒ”–‹–ƒ’ƒ”ƒ‡Žϐ‹ƒ…‹ƒ‹‡–‘†‡Žƒ•‡‰—”‹†ƒ†•‘…‹ƒŽ›Žƒ˜‹˜‹‡†ƒȋ…—‘–ƒ•†‡Ž‡’”‡-

ϲ
ƒ•„ƒ•‡•†‡‡•–‡†‡•’‡‰—‡’—‡†‡‡…‘–”ƒ”•‡‡‡Ž’‡”À‘†‘…ƒ”†‡‹•–ƒȋͳͻ͵ͶǦͳͻͶͲȌǡ•‡…”‡×Žƒ„ƒ…ƒ†‡ƒ’‘›‘
ƒŽƒ’”‘†—……‹×ǡ•‡ƒ…‹‘ƒŽ‹œƒ”‘‡’”‡•ƒ•†‡Ž’‡–”׎‡‘ǡ–”ƒ•’‘”–‡•›‡Ž”‹‡”Žƒ‡š‡ƒŽǤ

157
ĆęėĎĈĎĆǤđĎěĊėĆ

•ƒ”‹ƒ†‘ǡ‡•–ƒ†‘›–”ƒ„ƒŒƒ†‘”‡•‡Žƒ•Ž‡›‡•†‡Ž‹••›†‡Ž‹ˆ‘ƒ˜‹–Ȍ†‡•ƒ’ƒ”‡…‹×‘ˆ—‡
ƒ‹’—Žƒ†‘†‡ƒ‡”ƒ…Ž‹‡–‡Žƒ”’ƒ”ƒ‡Žƒ‡Œ‘†‹•…”‡…‹‘ƒŽ†‡ŽÀ†‡”‡••‹†‹…ƒŽ‡•„Žƒ-
cos. Estas condiciones se agravaron desde la segunda mitad de los setentas debido a la
‡•’‹”ƒŽ†‡‹ϐŽƒ…‹×ǡ…‘…‡–”ƒ…‹×†‡Ž‹‰”‡•‘ǡˆƒŽ–ƒ†‡…‘’‡–‹–‹˜‹†ƒ††‡Žƒ‹†—•–”‹ƒ
‡š‹…ƒƒ’‘”Žƒ†‡’‡†‡…‹ƒ†‡Žƒ•‹’‘”–ƒ…‹‘‡•†‡„‹‡‡•†‡…ƒ’‹–ƒŽ›Žƒ†‡’‡†‡-
cia del petróleo como la principal fuente de divisas sustituyendo al sector primario. A
’ƒ”–‹”†‡ͳͻ͹Ͳ–‘†‘•Ž‘••‡…–‘”‡•’”‘†—…–‹˜‘•†‡Žƒ…‹—†ƒ††‡±š‹…‘†‹•‹—›‡”‘•—
crecimiento, particularmente los bienes de capital y de consumo duradero. En 1970 el
PIB de la manufactura del Distrito Federal participaba a escala nacional con el 48,6%, en
1980 con el 27% del PIB nacional, en 1993 el 21,6% y en 2008 el 16,6%. En este último
año el PIB en actividades secundarias alcanzó $310, 000 millones de dólares y el PIB de
todas las actividades terciarias sumó $1,800,000 millones de dólares (INEGI, 2008). La
concentración de la riqueza se profundizó, el 3.5% del total de unidades económicas
registradas en 2008 a escala nacional, representó el 80.6% de la producción bruta total
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(INEGI, 2009).

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Estado, eliminando el control de precios y de los subsidios. En 1982, en la segunda carta
de intención, el gobierno federal negoció un préstamo de emergencia con el sistema de
Bancos de Pagos Internacionales a cambio de la reducción del precio del petróleo y el
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pósito de frenar una crisis generalizada por endeudamiento y evitar la suspensión de
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to de 1982 la suspensión de pagos de la deuda 7Ǥ–”ƒ•…ƒ”–ƒ•†‡‹–‡…‹×•‡ϐ‹”ƒ”‘‡

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En el último informe presidencial de López Portillo, 1º de septiembre de 1982, denunció la fuga de 14,000
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de la deuda a gobiernos y bancos privados: Chase Manhattan, of America, Chemical, First National City, of Montreal,

158
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y Comercio (GATT, posteriormente OMC) para reducir y eliminar las tarifas arancela-
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ción social y la presunción del fraude electoral. El descontento se mostró con decenas
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tado se manifestó con la fractura del PRI, la fracción Corriente Democrática se escindió
y conformó el Frente Democrático Nacional›’‘•–‡”‹‘”‡–‡‡Ž’ƒ”–‹†‘ǡŒ—–‘…‘
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ba el triunfo electoral de 1988. La recomposición del estado se inició con el ascenso al
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de la neoliberalización. Estos agentes fusionaron los intereses públicos y privados de
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teriormente se plasmaron en la “Reforma de estado” y la “Reforma urbana”, entre otros
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mercado, liberalización y privatización.

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lización del capital, la apertura de fronteras al comercio e inversión, la privatización al
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el de la OPEP, por lo que se otorgó un nuevo préstamo por mil millones de dólares pero para aprobarlo se negoció el
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1987, sólo sobrepasado por Taiwán. Entre 1987 y 1992 creció al 75.42% promedio anual, ningún mercado alcanzó ese
crecimiento en tan breve lapso (Olivera, 1999).

159
ĆęėĎĈĎĆǤđĎěĊėĆ

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manifestado de manera permanente con mayor intensidad en las crisis de 1982, 1986,
1994 y 2009.

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OMC, TLCAN, OCDE, el grupo neoliberal en el poder9 promovió acuerdos bilaterales y
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…‹×Žƒˆ‘”ƒ…‹×†‡Ž‘•–”‡•‰”ƒ†‡•„Ž‘“—‡•†‡…ƒ’‹–ƒŽ‡•…‘”’‘”ƒ–‹˜‘•†‡Ž‘•’ƒÀ•‡•”‹…‘•
del norte. Siguiendo a Grinspun y Kreklewich (1995) el propósito de esos organismos
†‡Ž‹„”‡…‘‡”…‹‘ˆ—‡‰‡•–ƒ”‡±š‹…‘Žƒ•…‘†‹…‹‘‡•’ƒ”ƒŽƒ”‡‡•–”—…–—”ƒ…‹×†‡Žƒ
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’‘ŽÀ–‹…ƒ•ƒŽ‘•‹–‡”‡•‡•†‡Ž‡”…ƒ†‘—†‹ƒŽǤ‡†‹‘†‡’”‘–‡•–ƒ••‘…‹ƒŽ‡••‡‹‹…‹×
en 1994 la operación formal del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TL-
CAN), en el cual se establecieron los plazos y reglas para la liberalización del capital;
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Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE)10.

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sadas, la relocalización industrial hacia la frontera y la reestructuración productiva a
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concentración de capital en algunos corporativos, proceso denominado con el eufemis-
‘ǼŽ‹„”‡‡”…ƒ†‘ǽǤʹǤŽƒ…‹—†ƒ††‡±š‹…‘•‡…”‡×—‡”…ƒ†‘Žƒ„‘”ƒŽ’‘Žƒ”‹œƒ†‘ǡ
10% de la población ocupada en servicios profesionales y 59% en el sector informal
(INEGI, 2008), en el marco de la relocalización de procesos productivos no centrales de
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Después de la reunión en Davos, Suiza en 1990, el presidente Salinas de Gortari anunció la privatización de la
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El director actual es miembro del equipo salinista.
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de importaciones. El mayor ritmo de crecimiento ocurrió entre 1995 y 2001, en coincidencia con la profundización

160
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nológica permanente, dos rasgos estructurales de la subordinación del interés local al
trasnacional, 4. Incremento de la pobreza a partir del desmantelamiento de empresas
’ï„Ž‹…ƒ•›’”‹˜ƒ†ƒ•ǡŽƒ’±”†‹†ƒ†‡‡’Ž‡‘ˆ‘”ƒŽǡϐŽ‡š‹„‹Ž‹œƒ…‹×†‡Ž–”ƒ„ƒŒ‘ǡ‡Žƒ–‡‹-
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La Reforma del Estado emprendida por el equipo gubernamental neoliberal consi-


deró que la crisis económica era resultado de la crisis del Estado keynesiano, postu-
ra con interesado diagnóstico y estrategia. El presidente Salinas (1988- 1994) adoptó
el “liberalismo social”13ǡŒ—•–‹ϐ‹…ƒ†‘‡Ž’ƒ’‡Ž†‡Ž•–ƒ†‘ˆ”‡–‡ƒŽ‡›‡•‹ƒ‹•‘ǡ…—›‘
sentido real fue el establecimiento de una nueva relación estado y sociedad, y entre las
instituciones del propio Estado. El principal instrumento fue la privatización e impulso
†‡Ž•‡…–‘”ϐ‹ƒ…‹‡”‘…‘Žƒ‹’‘•‹…‹×†‡ŽŽ‹„‡”ƒŽ‹•‘†‡‡”…ƒ†‘ƒ•‘…‹ƒ†‘…‘Žƒ‡…‘-
‘Àƒž•’‘†‡”‘•ƒǡ14Ǥ•–ƒ•’‘ŽÀ–‹…ƒ•‘”‹‡–ƒ”‘ƒŽƒ…‹—†ƒ††‡±š‹…‘ƒˆƒ˜‘”‡…‡”
Žƒˆ—…‹×ϐ‹ƒ…‹‡”ƒ’”‹˜ƒ†ƒǡŽ‘…—ƒŽǡ‡‡Žƒ”…‘†‡Žƒ’‘ŽÀ–‹…ƒ‡‘Ž‹„‡”ƒŽ†‡‡“—‹Ž‹„”‹‘
de la balanza de pagos dentro de la liberalización y desregulación, implicó recurrir al
ƒŠ‘””‘‡š–‡”‘ǡ’‘”Ž‘…—ƒŽ•‡…‘’‡–Àƒ’‘”Žƒ‹˜‡”•‹×‡š–‡”ƒ†‹”‡…–ƒ›†‡…ƒ”–‡”ƒǤ
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Žƒ‘†‡”‹œƒ…‹×ϐ‹ƒ…‹‡”ƒǡŽƒ…—ƒŽ…‘•‹•–‹×‡ŽƒŽ‹„‡”ƒŽ‹œƒ…‹×†‡Žƒ•–ƒ•ƒ•†‡‹–‡”±•ǡ
Žƒ†‡•‹…‘”’‘”ƒ”‘Žƒ•ͳͺ‹•–‹–—…‹‘‡•†‡Žƒ„ƒ…ƒ…‘‡”…‹ƒŽǡŽƒƒ—–‘‘ÀƒƒŽ„ƒ…‘
…‡–”ƒŽǢ…‘‡•–‘•‡•‡–ƒ”‘DzŽƒ•„ƒ•‡•…‘…‡’–—ƒŽ‡•ǡŒ—”À†‹…ƒ•›‘’‡”ƒ–‹˜ƒ•†‡Ž—‡˜‘
•‹•–‡ƒϐ‹ƒ…‹‡”‘ƒ…‹‘ƒŽdzȋ”–ÀœǡͳͻͻͶǢƒ”–Àϐ‹…‡…Žƒ˜‡†‡Ž‘†‡Ž‘‡…‘×‹…‘ȌǤ

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bito urbano a partir del control de la propiedad del suelo, el impulso a las inversiones

de los diferenciales salariales, la escasa participación de insumos nacionales, dependencia de las decisiones de las
–™‹’Žƒ–•ƒŽ‘”–‡†‡Žƒˆ”‘–‡”ƒ›†‡Ž‘•…‹…Ž‘•‡…‘×‹…‘•‡•–ƒ†‘—‹†‡•‡•ǡƒ†‡ž•Žƒƒ“—‹Žƒ‘‰‡‡”ƒ‡‡Ž’ƒÀ•
innovación tecnológica, ni se articula con empresas de la industria nacional y representan capitales muy volátiles (ver
–”ƒ„ƒŒ‘•†‡‡×‡†‡•›ǡ‹–‘Ž‡‰”Àƒǡ ‘”‰‡ƒ””‹ŽŽ‘ȌǤ
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Varios autores señalan la cifra de 400,000 migrantes indocumentados hacia EUA en promedio anualmente y
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Bustamante, E. Levine, E. Portes, D. Massey.
ϭϯ
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’”‡…‹‘•ǡͶǤ‡Œ‘”ƒ‹‡–‘’”‘†—…–‹˜‘›†‡Ž‹˜‡Ž†‡˜‹†ƒǤ•–ƒ•‡–ƒ•“—‡†ƒ”‘‡‡Ž’ƒ’‡ŽǤŽ’”‹…‹’ƒŽ„‡‡ϐ‹…‹ƒ†‘ˆ—‡
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ϭϰ
Cfr. Juan Rebolledo, La Reforma del Estado, 1993, FCE, coordinador de asesores y Secretario particular de la
’”‡•‹†‡…‹ƒ ‡ ‡•‡ ’‡”À‘†‘Ǣ ‘–”‘• ƒ—–‘”‡• Žƒ”ƒ —•‹†ƒǡ ‡ϐŽ‡š‹‘‡• …‹—†ƒ†ƒƒ• •‘„”‡ Žƒ ’‘ŽÀ–‹…ƒ •‘…‹ƒŽǡ ±š‹…‘ǡ
SEDESOL, 2008).

161
ĆęėĎĈĎĆǤđĎěĊėĆ

‹‘„‹Ž‹ƒ”‹ƒ•›Žƒ‹–‡”˜‡…‹×†‹”‡…–ƒ‡Žƒ•‡‰‘…‹ƒ…‹‘‡•†‡Žƒ’‘ŽÀ–‹…ƒ’ï„Ž‹…ƒǡŽƒ•
instancias públicas y privadas crearon alianzas formales e informales. Una de ellas fue
la Reforma urbana de 1992, la cual se valió de la regulación del suelo “responsabilidad
de los gobiernos estatales y municipales, el gobierno federal participa como promotor
†‡Žƒ’‘ŽÀ–‹…ƒ‰‡‡”ƒŽ†‡Ž†‡•ƒ””‘ŽŽ‘—”„ƒ‘›”‡‰‹‘ƒŽǡ’”‡•–ƒƒ•‡•‘”Àƒǡ’‡”‘Ž‘•‰‘„‹‡”-
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planes de desarrollo urbano, la creación de reservas territoriales, vigilar la utilización
†‡Ž•—‡Ž‘dzȋ‘„‡”ƒ‡•ǡͳͻͻ͵ǣͳͳͳȌǤ–”‡Ž‘•‘„Œ‡–‹˜‘•ǡ‡•–”ƒ–‡‰‹ƒ•›ŽÀ‡ƒ•†‡ƒ……‹×†‡
la Reforma urbana destacó “ofrecer suelo urbano para vivienda a la población de esca-
•‘•”‡…—”•‘•ǡ‰ƒ”ƒ–‹œƒ”Žƒ…‘•‡”˜ƒ…‹×†‡ž”‡ƒ•ƒ–—”ƒŽ‡•dzǥDzƒ–‡‡”‡“—‹Ž‹„”‹‘‡…‘-
lógico en la ciudades”, “Promover la revitalización de los centros de las ciudades para
rescatar su imagen urbana y fortalecer la convivencia y sentido de identidad de sus
Šƒ„‹–ƒ–‡•dzǤƒ”ƒ†×Œ‹…ƒ‡–‡ǡ‡‡Ž’‡”À‘†‘ƒ–‡”‹‘”ǡ’‡”‘•‘„”‡–‘†‘‡Ž’‘•–‡”‹‘”ƒŽƒ
…”‹•‹•ϐ‹ƒ…‹‡”ƒ†‡ͳͻͻͶǡ‡Žƒ…‹—†ƒ††‡±š‹…‘†‡•’—–ƒ”‘‡Ž‡”…ƒ†‘‹‘„‹Ž‹ƒ”‹‘
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…‘–”‘Ž†‡Žƒ’”‘’‹‡†ƒ††‡Ž•—‡Ž‘’‘”‡Ž•–ƒ†‘’ƒ”ƒϐ‹‡•’”‹˜ƒ†‘•ǡŽƒƒ•‘…‹ƒ…‹×’ï„Ž‹-
…‘Ǧ’”‹˜ƒ†ƒ‡Žƒ•‡‰‘…‹ƒ…‹‘‡•†‡’‘ŽÀ–‹…ƒ’ï„Ž‹…ƒ›Ž‘•ƒ’‘›‘•†‹”‡…–‘•ƒŽ‘•‰”—’‘•
ϐ‹ƒ…‹‡”‘Ǧ‹‘„‹Ž‹ƒ”‹‘Ž‘…ƒŽ‡•›‡š–‡”‘•Ǥ

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sector privado. Ž‰”—’‘‡‘Ž‹„‡”ƒŽ‹•‡”–‘‡‡Ž‰‘„‹‡”‘†‡Žƒ…‹—†ƒ††‡±š‹…‘ˆ‘-
‡–׎ƒŽ‘…ƒŽ‹œƒ…‹×†‡‡•‘•‰”—’‘•ϐ‹ƒ…‹‡”‘•‡Žƒ…‹—†ƒ†ǡŽ‘…—ƒŽ•‡ƒ•‘…‹×ƒ’ƒ”–‹”
†‡ͳͻͺ͹…‘‡Ž‹‹…‹‘†‡Ž‘•‰”ƒ†‡•’”‘›‡…–‘•—”„ƒÀ•–‹…‘•‡‘Ž‹„‡”ƒŽ‡•›Žƒ‹–‡•ƒ
ƒ…–‹˜‹†ƒ†‹‘„‹Ž‹ƒ”‹ƒƒ’ƒ”‡Œƒ†ƒ…‘Žƒ”‡ˆ‘”ƒϐ‹•…ƒŽ‡Žƒ‡–‹†ƒ†ǡŽƒ“—‡–”‹’Ž‹…ׇŽ
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comercios, hoteles y otros servicios (Ibid:117) y entre 1993 a 1996, durante la crisis
ϐ‹ƒ…‹‡”ƒǡ—‡”‘•ƒ•‡’”‡•ƒ•…‘”’‘”ƒ–‹˜ƒ•ϐ‹ƒ…‹‡”ƒ•‡‹‘„‹Ž‹ƒ”‹ƒ•ǡ‡š‹…ƒƒ•›
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†‘”‡•›œ‘ƒ•†‡”‡–ƒ…ƒ’‹–ƒŽ‹œƒ†ƒ›’‘–‡…‹ƒŽ—›ƒŽ–ƒǤ–”‡‡ŽŽƒ•Šƒ„Àƒ‡†‹ϐ‹…ƒ…‹‘‡•
de clases medias y medias altas en cartera vencida que fueron rematadas por la banca
…‘‡”…‹ƒŽ†‡•’—±•†‡Ž…‘Žƒ’•‘ϐ‹ƒ…‹‡”‘†‡ͳͻͻͶ15. Esto dio pie a que las inmobiliarias
organizaran una bolsa de 10 millones de m2†‡…‘•–”—……‹‘‡•’ƒ”ƒ‘ϐ‹…‹ƒ•16, amplián-
†‘•‡ Žƒ …‹—†ƒ† ‹–‡”‹‘” Šƒ…‹ƒ —ƒŒ‹ƒŽ’ƒǡ Ž˜ƒ”‘ „”‡‰× › ‘›‘ƒ…žǤ •–ƒ ƒ…–‹˜‹†ƒ†
‹‘„‹Ž‹ƒ”‹ƒ…‘Žƒ‹’Ž‡‡–ƒ…‹×†‡Žƒ•”‡ˆ‘”ƒ•‡‘Ž‹„‡”ƒŽ‡•‡š’”‡•×‡Ž‹–‡”±•†‡

ϭϱ
El Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa) fue creado en 1990 por Carlos Salinas para enfrentar
’”‘„Ž‡ƒ•ϐ‹ƒ…‹‡”‘•‡š–”ƒ‘”†‹ƒ”‹‘•ǡƒ„•‘”„‡”Žƒ•†‡—†ƒ•†‡Ž‘•„ƒ…‘•ǡ…ƒ’‹–ƒŽ‹œž†‘Ž‘•›†ƒ†‘‰ƒ”ƒ–Àƒ•ƒŽ‘•
ahorradores. En 1995 se aplicó el Fobaproa, los pasivos ascendieron a al 40% del PIB de 1997, al 75% del presupuesto
†‡‡‰”‡•‘•’ƒ”ƒͳͻͻͺ›‡Ž†‘„Ž‡†‡Žƒ†‡—†ƒ’ï„Ž‹…ƒ‹–‡”ƒǤȋ”א‹…ƒŽ‡‰‹•Žƒ–‹˜ƒžƒ”ƒ†‡‹’—–ƒ†‘•ǡ‡ǣŠ––’ǣȀȀ
™™™Ǥ†‹’—–ƒ†‘•Ǥ‰‘„ǤšȀ…”‘‹…ƒͷ͹Ȁ…‘–‡‹†‘ȌǤ
ϭϲ
—•ŠƒƬƒ‡ϐ‹‡Ž†ǡ…‹–Ǥ’‘”‰‡Ž‡”…ƒ†‘ǡ”‘›‡…–‘‡–”‘ ‹•–×”‹…‘ǡ ˆ‘”‡’”‡•‡–ƒ†‘ƒŽƒ•ƒ„Ž‡ƒ†‡
representantes, 1997).

162
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

ϐ‹Œƒ”…ƒ’‹–ƒŽ‡‡Ž•‡…–‘”‹‘„‹Ž‹ƒ”‹‘‡†‹•–”‹–‘•…‘ϐ‹‰—”ƒ†‘•’ƒ”ƒŽƒƒ–”ƒ……‹×†‡‡-
’”‡•ƒ•†‡•‡”˜‹…‹‘•’”‘†—…–‹˜‘•ǡ‡–”‡‡ŽŽ‘•ǡ’”‘ˆ‡•‹‘ƒŽ‡•›ϐ‹ƒ…‹‡”‘•…‘Žƒ‡Ž‡˜ƒ…‹×
de intensidad y creación de nuevas áreas corporativas en esas nuevas centralidades de
Žƒ…‹—†ƒ††‡±š‹…‘Ǥ•–ƒˆƒ…—Ž–ƒ†Œ—”À†‹…ƒ’ƒ”ƒŽƒ”‡‰—Žƒ…‹×†‡Ž•—‡Ž‘Šƒ•‹†‘—‹•–”—-
mento fundamental para la negociación del estado con los particulares, como veremos
‡ƒ–ƒ ‡›‘”–‡†‡‘Žƒ…‘‡‡Žƒ’ƒ”–ƒ†‘ϐ‹ƒŽǡ‡Œ‡’Ž‘•‡Ž‘•“—‡•‡Šƒƒ’Ž‹ƒ†‘
el margen de acción de las inmobiliarias privadas.

ƒ–‡”…‡”ƒˆƒ•‡†‡Žƒ‡‘Ž‹„‡”ƒŽ‹œƒ…‹×‡±š‹…‘•‡‹‹…‹×…‘‡Ž–”‹—ˆ‘†‡Ž‡
2000, con lo cual se aceleró la transición de la derecha en el poder y la profundización
†‡Ž‘†‡Ž‘‡‘Ž‹„‡”ƒŽǤ‘–‹—׎ƒ…ƒÀ†ƒ†‡Žƒ•…‘†‹…‹‘‡•†‡˜‹†ƒ†‡Žƒ’‘„Žƒ…‹×ǡŽƒ
ϐŽ‡š‹„‹Ž‹œƒ…‹×›Ž‘•”‡…‘”–‡•Žƒ„‘”ƒŽ‡•‹’—‡•–‘•…‘–”ƒ–”ƒ„ƒŒƒ†‘”‡•†‡Ž •–‹–—–‘‡š‹-
…ƒ‘†‡Ž‡‰—”‘‘…‹ƒŽȋ Ȍǡ†‡Ž‹†‹…ƒ–‘ƒ…‹‘ƒŽ†‡”ƒ„ƒŒƒ†‘”‡•†‡Žƒ†—…ƒ…‹×
ȋȌǡ‹†‹…ƒ–‘‡š‹…ƒ‘†‡Ž‡…–”‹…‹•–ƒ•ȋȌǡ‡–”‡‘–”‘•ǡŽƒ…”‹‹ƒŽ‹œƒ…‹×†‡Žƒ•
luchas sociales por la tierra. A escala local y nacional se incrementó la proporción de po-
„”‡œƒ›ˆƒŽ–ƒ†‡‡’Ž‡‘ˆ‘”ƒŽǡ˜‹˜‹‡†ƒ†‹‰ƒǡƒ•À…‘‘‰ƒ”ƒ–Àƒ•’ƒ”ƒŽƒ’ƒ”–‹…‹’ƒ…‹×
’‘ŽÀ–‹…ƒ†‡‘…”ž–‹…ƒ†‡‰”—’‘••‘…‹ƒŽ‡•‹†À‰‡ƒ•ǡ–”ƒ„ƒŒƒ†‘”‡•ǡƒ‡•–”‘•ǡ’‡”‹‘†‹•–ƒ•ǡ
—Œ‡”‡•ǡŒ—„‹Žƒ†‘•ǡ‹‰”ƒ–‡•ǡ‡•–—†‹ƒ–‡•›Œ×˜‡‡••‹ƒ……‡•‘ƒ‡•…—‡Žƒ•Ǥ

…‘–”ƒ•–‡ǡ–”ƒ•˜ƒ”‹ƒ•”‡ˆ‘”ƒ•’‘ŽÀ–‹…ƒ•‡Žƒ…‹—†ƒ††‡±š‹…‘ǡ‡ͳͻͻ͹•‡”‡ƒŽ‹-
œƒ”‘Žƒ•’”‹‡”ƒ•‡Ž‡……‹‘‡•‡‡Ž‹•–”‹–‘ ‡†‡”ƒŽ†‡ŽƒŒ‡ˆƒ–—”ƒ†‡‰‘„‹‡”‘ǡ‰ƒƒ†‘
con amplio margen el Partido de la Revolución Democrática (PRD), un partido de iz-
quierdas, lo que acabó con la designación presidencial de este cargo desde 1824. Estos
triunfos marcaron el inicio de la tercera fase relativa a los cambios en la neoliberalización
†‡Žƒ…‹—†ƒ††‡±š‹…‘ǡ’‘”—ƒ’ƒ”–‡ǡ‹’Ž‹…ƒ”‘Žƒ‹–‡‰”ƒ…‹×†‡—‡˜‘•’”‘‰”ƒƒ•
sociales para el nuevo proyecto de ciudad, buscando legitimidad y representatividad
’‘ŽÀ–‹…ƒ‡–‘†ƒ•Žƒ•‡•…ƒŽƒ•ƒ†‹‹•–”ƒ–‹˜ƒ•–‡””‹–‘”‹ƒŽ‡•›Œ—”‹•†‹……‹‘ƒŽ‡•ǡ•‡‹–‡‰”ƒ-
”‘—‡˜‘•’”‘‰”ƒƒ••‘…‹ƒŽ‡•’ƒ”ƒ‰”—’‘•˜—Ž‡”ƒ„Ž‡•ǡ—Œ‡”‡•ǡ‹†À‰‡ƒ•ǡŒ—„‹Žƒ†‘•ǡ
ancianos, madres solteras. Sin embargo, paralelamente se emprendieron cuantiosos y
…‘•–‘•‘•’”‘›‡…–‘•’ï„Ž‹…‘Ǧ’”‹˜ƒ†‘•ǡ—‡”‘•ƒ•…‘…‡•‹‘‡•ƒ‡’”‡•ƒ•‡š–‡”ƒ•’ƒ”ƒ
Žƒ’”‹˜ƒ–‹œƒ…‹×†‡˜‹ƒŽ‹†ƒ†‡•ǡ‡•’ƒ…‹‘•’ï„Ž‹…‘•ǡ•‡”‡†—Œ‡”‘Ž‘•’”‘‰”ƒƒ•†‡˜‹˜‹‡-
†ƒ•‘…‹ƒŽ’ƒ”ƒŽƒ•…Žƒ•‡•ž•„ƒŒƒ•Ǥ‘–‹—ƒ”‘Ž‘•‡‰ƒ’”‘›‡…–‘•‹‘„‹Ž‹ƒ”‹‘•–—”À•-
ticos, corporativos y los programas de renovación, rehabilitación y “rescate” de nuevas
›˜‹‡Œƒ•…‡–”ƒŽ‹†ƒ†‡•—”„ƒƒ•‡‡Ž‹•–”‹–‘ ‡†‡”ƒŽǡƒ—ƒ†‘•ƒŽƒ–‡”…‡”‹œƒ…‹×’‘Žƒ”‹-
œƒ†ƒȋŽ‹˜‡”ƒǡʹͲͲ͵Ȍ˜‹…—Žƒ†ƒ…‘Žƒ”‡‡•–”—…–—”ƒ…‹×ϐ‹ƒ…‹‡”ƒǡŽƒ‡•’‡…‹ƒŽ‹œƒ…‹×‡
servicios de apoyo a la producción, la creación de un mercado de consumo productivo
›ϐ‹ƒŽ’”‘…‡†‡–‡•†‡…ƒ’‹–ƒŽ‡•‡š–‡”‘•›†‡Žƒ•…Žƒ•‡•‡†‹ƒ•‡’Ž‡ƒ†ƒ•‡‰”ƒ†‡•
corporativos, respectivamente; pero también de un sector inferior alimentado del cre-
…‹‡–‡•‡…–‘”‹ˆ‘”ƒŽ†‡”‹˜ƒ†‘†‡Ž†‡•‡’Ž‡‘ǡ•—„‡’Ž‡‘›ŽƒϐŽ‡š‹„‹Ž‹†ƒ†Žƒ„‘”ƒŽ•—ƒ
el 59% de la población ocupada (ENOE, 2012). El poder de este partido se ha fracturado
a partir de las diferencias entre los dos proyectos de ciudad: avanzar en las alternativas
para una ciudad democrática, equitativa, incluyente, productora, entre otras demandas,
fundamentada en el movimiento social por el derecho a la ciudad, y el proyecto urbano

163
ĆęėĎĈĎĆǤđĎěĊėĆ

dominante, que no abandonó la estrategia neoliberal. En el cual se han implementado


distintos instrumentos de liberalización de las inversiones, de los recursos de y para la
…‹—†ƒ†’ƒ”ƒŽƒƒ’”‘’‹ƒ…‹×ǡ†‡•’‘Œ‘›˜ƒŽ‘”‹œƒ…‹×†‡•—‡Ž‘—”„ƒ‹œƒ„Ž‡‡„‡‡ϐ‹…‹‘†‡
Ž‘•…‘”’‘”ƒ–‹˜‘•ϐ‹ƒ…‹‡”‘•‡‹‘„‹Ž‹ƒ”‹‘•Ǥ

En relación con es desarrollo de vivienda, no obstante el papel central del estado en


‡Ž…‘–”‘Ž†‡Ž•—‡Ž‘ǡ‡Ž…—ƒŽDz’‘”‡ˆ‡…–‘•†‡„‹‡‡•–ƒ”•‘…‹ƒŽdzǡ’—‡†‡‡š’”‘’‹ƒ”ǡ†‹•‡Óƒ”
•——•‘›ˆ—…‹‘‡•ǡŽ‘•‡…ƒ‹•‘•†‡ƒ……‡•‘ƒŽƒ˜‹˜‹‡†ƒ’ƒ”ƒ…Žƒ•‡•–”ƒ„ƒŒƒ†‘”ƒ•†‡
los estratos más pobres siguen estando ligados a la ganancia. El antecedente de las pro-
‘…‹‘‡•Dz•‘…‹ƒŽ‡•dzƒ’ƒ”–‹”†‡Žƒ‹–‡”˜‡…‹×†‡Žƒ…‘—†‹ƒŽ‡‡Žϐ‹ƒ…‹ƒ‹‡–‘
†‡’”‘‰”ƒƒ•†‡˜‹˜‹‡†ƒ•‡ŠƒŽŽƒ‡ͳͻͺ͸ǡ‡Ž‰‘„‹‡”‘‡š‹…ƒ‘•‘Ž‹…‹–×—…”±†‹–‘†‡
emergencia por $400 millones de dólares para la reconstrucción habitacional en la ciu-
†ƒ††‡±š‹…‘†‡„‹†‘ƒŽ‘••‹•‘•†‡•‡’–‹‡„”‡†‡ͳͻͺͷ17. En 1990 el BM autorizó un
’”±•–ƒ‘’ƒ”ƒ˜‹˜‹‡†ƒ†‡„ƒŒ‘•‹‰”‡•‘•ǡ’‘”—‘–‘†‡̈́͵ͷͲ‹ŽŽ‘‡•†‡†×Žƒ”‡•18.
Sin embargo, en 1992 el gobierno federal acogió el Programa para el Fomento y Desregu-
lación de la Vivienda‡ƒ…—‡”†‘…‘Žƒ’‘ŽÀ–‹…ƒ†‡†‹•‹—…‹×†‡Ž’ƒ’‡Ž”‡‰—Žƒ†‘”†‡Ž
estado en la promoción de la vivienda y obtuvo un préstamo por $450 millones de pe-
•‘•ǡƒ†Œ—†‹…ƒ†‘ƒ  › ȋ ˆ‘”‡•ƒ—ƒŽ‡•ƒ…‘—†‹ƒŽǡͳͻͻͲǦͳͻͻͺȌǤ•–‘•›
‘–”‘•’”±•–ƒ‘•†‡Ž’ƒ”ƒ˜‹˜‹‡†ƒǡ„‡‡ϐ‹…‹ƒ”‘ƒ‡•…ƒ•‘••‡…–‘”‡•†‡…Žƒ•‡•‡†‹ƒ•
asalariadas a través del Infonavit y Fovissste y, en último término, a sectores de ingresos
„ƒŒ‘•ǡƒ’‘›ƒ†‘•’‘” ‘Šƒ’‘Ǥ

‘•”‡…—”•‘•’ï„Ž‹…‘•ˆ—‡”‘‹•—ϐ‹…‹‡–‡•†‡„‹†‘ƒ“—‡Žƒ’”‹…‹’ƒŽ†‡ƒ†ƒ–‡†‡
•—‡Ž‘—”„ƒ‘’ƒ”ƒ˜‹˜‹‡†ƒ‡•Žƒ…Žƒ•‡–”ƒ„ƒŒƒ†‘”ƒǡƒŽ”‡†‡†‘”†‡Ž͸ͲΨ†‡Žƒ’‘„Žƒ…‹×
urbana no puede tener acceso a promociones de vivienda, los préstamos hipotecarios
solo atienden la demanda efectiva, aquella que permite la recuperación total de la in-
versión. Por lo cual desde los sesentas se incrementaron los desarrollos precarios en
el mercado informal en el Distrito Federal y la zona metropolitana en el Estado de Mé-
š‹…‘ †‘†‡ •‡ ’”‘‘˜‹‡”‘ †‡ ƒ‡”ƒ ‡•’‡…—Žƒ–‹˜ƒ ƒ•‹˜‘• …‘Œ—–‘• ‹‘„‹Ž‹ƒ”‹‘•
ƒ’”‘˜‡…Šƒ†‘‡•–ƒ†‡ƒ†ƒ†‡˜‹˜‹‡†ƒ‡‹ˆ”ƒ‡•–”—…–—”ƒ’ƒ”ƒ–”ƒ„ƒŒƒ†‘”‡•ˆ‘”ƒŽ‡•
e informales. Los mecanismos de acceso han sido predominantemente ilegales: acapa-

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Entre los préstamos más cuantiosos se hallan en 1991, el Apoyo para el pago de intereses de la deuda ($1260
‹ŽŽ‘‡•†‡†×Žƒ”‡•‡ͳͻͻͲȌǡƒ•‹‰ƒ†‘•ƒŽƒ‡…”‡–ƒ”Àƒ†‡ ƒ…‹‡†ƒ›”±†‹–‘‹…‘› ›‡ͳͻͻͷ‡Ž’”±•–ƒ‘
’ƒ”ƒŽƒ‡‡•–”—…–—”ƒ…‹×ƒŽ•‡…–‘”ϐ‹ƒ…‹‡”‘ȋ̈́ͳͲͲͲ‹ŽŽ‘‡•†‡†×Žƒ”‡•‡ͳͻͻͷȌǡƒ•‹‰ƒ†‘•ƒŽƒ‘‹•‹×ƒ…‹‘ƒŽ
Bancaria y de Valores y NAFIN).
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–”‘•’”±•–ƒ‘•†‡Ž’ƒ”ƒŽƒ‡†‹ϐ‹…ƒ…‹×†‡˜‹˜‹‡†ƒ›‡“—‹’ƒ‹‡–‘—”„ƒ‘‡±š‹…‘Šƒ‘…—””‹†‘‡ͳͻͺʹǡ
por $9.2 millones de dólares, en 1985 dos préstamos, $164 millones de dólares y $150 millones de dólares, ambos a
Banobras; en 1988 un préstamo por $300 millones de dólares otorgado al Fovi por medio de Banobras. En 1989, por
̈́͵ͷͲ‹ŽŽ‘‡•†‡†×Žƒ”‡•ǡ—‡’”±•–‹–‘’ƒ”ƒ˜‹˜‹‡†ƒ†‡„ƒŒ‘•‹‰”‡•‘•ǡˆ—‡…‘…‡”–ƒ†‘’‘”ƒ‘„”ƒ•›–”ƒ•ˆ‡”‹†‘ƒŽ
‘†‘ƒ…‹‘ƒŽ’ƒ”ƒŽƒ• ƒ„‹–ƒ…‹‘‡•‘’—Žƒ”‡•  Ǥͳͻͻͻ•‡…‘…‡”–×—ϐ‹ƒ…‹ƒ‹‡–‘’‘”̈́ͷͲͷ‹ŽŽ‘‡•
†‡†×Žƒ”‡•’ƒ”ƒ”‡‡•–”—…–—”ƒ”‡Ž  Ǥ–”‡ͳͻͺʹ›ͳͻͻͻ•‡–”ƒ•ϐ‹”‹‡”‘’”±•–ƒ‘•†‡Ž’ƒ”ƒŽƒ‡†‹ϐ‹…ƒ…‹×†‡˜‹-
˜‹‡†ƒ›‡“—‹’ƒ‹‡–‘—”„ƒ‘‡±š‹…‘’‘”̈́ͳǡͶͲͲ‹ŽŽ‘‡•†‡†×Žƒ”‡•ȋ
—‹ŽŽ‡”‘‘‹Ž•ǡʹͲͲͶȌǤ•–‘•’”‘‰”ƒƒ•†‡
ϐ‹ƒ…‹ƒ‹‡–‘†‡˜‹˜‹‡†ƒ’ƒ”ƒDz•‡…–‘”‡•„ƒŒ‘•dzƒ’‘›ƒ†‘•’‘”‡Ž‘”‡’‡”…—–‹‡”‘ˆƒ˜‘”ƒ„Ž‡‡–‡‡Ž‘••‡…–‘”‡•
ž•’‘„”‡•ǡ…‘‡š…‡’…‹×†‡Ž ‡ͳͻͺͷǤ

164
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

”ƒ‹‡–‘†‡Ž•—‡Ž‘ǡ˜‡–ƒ‹Ž‡‰ƒŽǡ‹˜ƒ•‹×†‡Ž•—‡Ž‘ǡ‡†‹ϐ‹…ƒ…‹×…‘ƒ–‡”‹ƒŽ‡•’”‡…ƒ”‹‘•
‡‹–‡”˜‡…‹×†‡Ž•–ƒ†‘ǡ•‡ƒ’ƒ”ƒŽƒ‡š’”‘’‹ƒ…‹×†‡Ž•—‡Ž‘•‹‡•–‡‡•‡Œ‹†ƒŽǡ…‘—ƒŽ‘
’”‹˜ƒ†‘Ǣ•‡ƒ’ƒ”ƒŽƒ”‡‰—Žƒ”‹œƒ…‹×Œ—”À†‹…ƒǤ•–ƒ˜ÀƒŠƒ•‹†‘—’”‘…‡•‘–‘Ž‡”ƒ†‘ǡ’‡”‹-
tido y hasta fomentado. Las organizaciones sociales del movimiento urbano popular no
son homogéneas, actúan desde una forma semi-independiente para la gestión social de
˜‹˜‹‡†ƒƒŽ–‡”ƒ–‹˜ƒǡ‘–”ƒ•ƒ„‹‡”–ƒ‡–‡†‡ƒ‡”ƒ…Ž‹‡–‡Žƒ”›—ƒ–‡”…‡”ƒ˜Àƒ’”‘…‡†‡
ƒ–”ƒ˜±•†‡‹˜ƒ•‹×›‘…—’ƒ…‹×‹Ž‡‰ƒŽǡ—‡Œ‡’Ž‘‡•Žƒ‘”‰ƒ‹œƒ…‹×–‘”…Šƒƒ’‡-
sina, vinculada al PRI19›…‘‘˜žŽ˜—Žƒ†‡‡•…ƒ’‡ƒŽ‘•…‘ϐŽ‹…–‘••‘…‹ƒŽ‡•‰‡•–ƒ†‘•’‘”
Žƒ•†‡ƒ†ƒ•‹•ƒ–‹•ˆ‡…Šƒ•†‡Ž‘•‰”—’‘••‘…‹ƒŽ‡•ž•†‡•’‘•‡À†‘•20.

ƒ’‘ŽÀ–‹…ƒ‡‘Ž‹„‡”ƒŽ’”‘’—•‘”‡˜‡”–‹”Ž‘•‡…ƒ‹•‘•†‡‹Ž‡‰ƒŽ‹†ƒ†ƒ’ƒ”–‹”†‡Žƒ
‹…‘”’‘”ƒ…‹×ƒŽ‡”…ƒ†‘‹‘„‹Ž‹ƒ”‹‘†‡Ž•—‡Ž‘‡Œ‹†ƒŽ›…‘—ƒŽǡƒ•À…‘‘Žƒ…ƒ’‹–ƒŽ‹œƒ-
…‹×†‡‡•‡‡”…ƒ†‘Ǥͳͻͻʹ•‡‘†‹ϐ‹…ׇŽƒ”–À…—Ž‘ʹ͹ι…‘•–‹–—…‹‘ƒŽ’ƒ”ƒDz†ƒ”†‘‹-
‹‘’Ž‡‘ƒ‡Œ‹†ƒ–ƒ”‹‘•›…‘—‡”‘••‘„”‡Ž‘•’”‘…‡•‘•†‡‡š’”‘’‹ƒ…‹×›”‡‰—Žƒ”‹œƒ…‹×
†‡•—•–‹‡””ƒ•dzǡ•‡…‘˜‹”–‹×ƒŽ‘•‡Œ‹†ƒ–ƒ”‹‘•›…‘—‡”‘•‡’”‘’‹‡–ƒ”‹‘•’”‹˜ƒ†‘•ƒŽ
‡•–ƒ„Ž‡…‡”•‡‡ƒ•‘…‹ƒ…‹×…‘’ƒ”–‹…—Žƒ”‡•‘…‘Ž‘•‰‘„‹‡”‘•‡•–ƒ–ƒŽ‡•›Ȁ‘—‹…‹’ƒ-
les (Soberanes, op citǣͳͳͺȌǤ•–ƒ•–‹‡””ƒ•‘‡”ƒ‘„Œ‡–‘†‡‡ƒŒ‡ƒ…‹×ǡƒ…–—ƒŽ‡–‡•‡
fomenta su incorporación al mercado inmobiliario y se establece que los bancos tienen
’Ž‡ƒ…ƒ’ƒ…‹†ƒ†’ƒ”ƒƒ†“—‹”‹”›’‘•‡‡”–‘†‘•Ž‘•„‹‡‡•”ƒÀ…‡•‡…‡•ƒ”‹‘•’ƒ”ƒ•—ƒ…–‹˜‹-
dad. El controlde los usos de suelo por el estado se estableció a partir de su regulación
–±…‹…ƒǡŒ—”À†‹…ƒ›ƒ•‹‹•‘ƒ’ƒ”–‹”†‡Žƒ’”‘’‹‡†ƒ†’ï„Ž‹…ƒ†‡‹—‡„Ž‡•Ǥ

En 2006 se transformó esta estrategia hipotecaria. Cabe destacar que desde los
‘…Š‡–ƒ• Žƒ ‡•–”—…–—”ƒ ϐ‹ƒ…‹‡”ƒ ‹–‡”ƒ…‹‘ƒŽ •‡ …ƒ”ƒ…–‡”‹œ× ’‘” Žƒ ‡Ž‡˜ƒ†ƒ Ž‹“—‹†‡œ
que permitió generar créditos baratos y fáciles lo que favoreció la desintermediación
„ƒ…ƒ”‹ƒ’ƒ”ƒ‡Žϐ‹ƒ…‹ƒ‹‡–‘’”‘†—…–‹˜‘‡Š‹’‘–‡…ƒ”‹‘ǤŽ  ›‡Ž‡ͳͻͺʹ’”‡-
•‹‘ƒ”‘ƒŽ‰‘„‹‡”‘‡š‹…ƒ‘’ƒ”ƒŽƒŽ‹„‡”ƒ…‹×†‡•—•‹•–‡ƒϐ‹ƒ…‹‡”‘›ǡ…‘‘’ƒ”–‡
†‡Ž‹‰”‡•‘ƒŽǡ‡ͳͻͻ͵•‡…”‡ƒ”‘Žƒ•‘…‹‡†ƒ†‡• ‹ƒ…‹‡”ƒ•†‡„Œ‡–‘‹‹–ƒ†‘
ȋ•‘ˆ‘Ž‡•Ȍǡ‹•–”—‡–‘•ϐ‹ƒ…‹‡”‘•‹–‡”‡†‹ƒ”‹‘•‘„ƒ…ƒ”‹‘•’ƒ”ƒ‡Ž‘–‘”‰ƒ‹‡–‘
de créditos, inversión en valores y bursatilización de cartera de activos, paralelamente
a los non bank‡š‹•–‡–‡•‡•–ƒ†‘•‹†‘•Ž‘•“—‡ϐ‹ƒ…‹ƒ”‘‡ʹͲͲ͸‡ŽͺͲΨ†‡Ž‘•
…”±†‹–‘•–‘–ƒŽ‡•‡Ǥ‡•‡ƒÓ‘Žƒ‡•–”ƒ–‡‰‹ƒϐ‹ƒ…‹‡”ƒ‹‘„‹Ž‹ƒ”‹ƒ†‡Ž‰‘„‹‡”‘
ˆ‡†‡”ƒŽ‡±š‹…‘…‘Žƒϐ‹ƒ…‹ƒ…‹×†‡Žˆ—‡Žƒ†‡•”‡‰—Žƒ…‹×†‡Žƒ…ƒ”–‡”ƒ†‡…”±-
dito hipotecaria y la creación de las Sociedades Hipotecarias Financieras (SHF) para la
ƒ’Ž‹ƒ…‹×†‡Žƒ……‡•‘ƒŽ‘••‡”˜‹…‹‘•Š‹’‘–‡…ƒ”‹‘•’”‹˜ƒ†‘•Ǥ•–ƒ•‡–‹†ƒ†‡•ϐ‹ƒ…‹‡”ƒ•
‹–‡”‡†‹ƒ”‹ƒ•’”‹˜ƒ†ƒ•‘„ƒ…ƒ”‹ƒ•‘„–‹‡‡•—ϐ‹ƒ…‹ƒ…‹×‡Ž‘•‡”…ƒ†‘•†‡…ƒ-

ϭϵ
ƒ”ƒ—ƒžŽ‹•‹•†‡Ž‘•‘˜‹‹‡–‘••‘…‹ƒŽ‡•—”„ƒ‘•‡±š‹…‘ǡ˜‡”˜ƒ”‹‘•–À–—Ž‘•†‡Ž‘•ƒ—–‘”‡•ǣŽ‘•‘ǡ ‘”‰‡Ǣ
”—œ‘†”À‰—‡œǤǤǢ—”ƒ†ǡ ‘”‰‡Ǣ ‡”ž†‡œǤ‹…ƒ”†‘ǤǢ‘…–‡œ—ƒƒ””ƒ‰žǡƒ„Ž‘Ǣ‘‰—‡Žǡ —Ž‹‘ǢƒÀ”‡œƒ‹œǡ
Juan Manuel; Tamayo, Sergio.
ϮϬ
Desde los sesentas, entre el 50% y 60% de la demanda real de vivienda para los sectores sociales de ingresos
‡‘”‡•†‡–”‡••ƒŽƒ”‹‘•À‹‘•‘ˆ—‡ƒ–‡†‹†ƒǡ‹’‘”‡Ž•‡…–‘”’ï„Ž‹…‘ǡ‹‡Ž’”‹˜ƒ†‘ǡ†‡„‹†‘ƒ“—‡Ž‘•’”±•–ƒ‘•
hipotecarios solo se dirigen a la demanda efectiva, aquella que permite la recuperación total de la inversión (para ver
‡•–‘•’”‘…‡•‘•‡Žƒ…‹—†ƒ††‡±š‹…‘ǡ˜±ƒ•‡Ǥ…Š–‡‹‰ƒ”–ǢǤ‡”Ž×Ǣ Ǥ‹ŽŽƒ˜‹…‡…‹‘ǡǤ—‡„ŽƒȌǤ

165
ĆęėĎĈĎĆǤđĎěĊėĆ

’‹–ƒŽ‡•’ƒ”ƒŽƒ…‘•–”—……‹×›ϐ‹ƒ…‹ƒ‹‡–‘Š‹’‘–‡…ƒ”‹‘†‡Žƒ”‰‘’Žƒœ‘21, por lo cual


estos créditos socializan las pérdidas y los riesgos, pues no cuentan con la regulación de
Žƒ„ƒ…ƒǡ•‘‹–‡”‡†‹ƒ”‹‘•‘„ƒ…ƒ”‹‘•‡‡Žϐ‹ƒ…‹ƒ‹‡–‘ǡ•—‡•–”—…–—”ƒ†‡˜‹‡‡
†‡Ž’”‘…‡•‘†‡†‡•”‡‰—Žƒ…‹×›Ž‹„‡”ƒŽ‹œƒ…‹×ϐ‹ƒ…‹‡”ƒ•Ǥƒ• …‘•–‹–—›‡—ƒ—‡-
˜ƒ‡–‹†ƒ††‡ϐ‹ƒ…‹ƒ‹‡–‘Š‹’‘–‡…ƒ”‹‘ǡ‡Ž‰‘„‹‡”‘‡š‹…ƒ‘–—˜‘“—‡‡š’‡”‹‡–ƒ”
…ƒ„‹‘•‡•–”—…–—”ƒŽ‡•Dz‡•—’ƒ’‡Ž†‡‘–‘”‰ƒ”ϐ‹ƒ…‹ƒ‹‡–‘’ƒ”ƒŽƒ…‘•–”—……‹×†‡
Žƒ˜‹˜‹‡†ƒǡƒŽ†‡‘ˆ”‡…‡”‰ƒ”ƒ–Àƒ•ƒŽƒ••‘…‹‡†ƒ†‡•†‡ϐ‹ƒ…‹‡”ƒ•‹–‡”‡†‹ƒ”‹ƒ•’ƒ”ƒ
“—‡±•–ƒ•’—‡†ƒ‘„–‡‡”ϐ‹ƒ…‹ƒ…‹×‡Ž‘•‡”…ƒ†‘•†‡…ƒ’‹–ƒŽ‡•’ƒ”ƒŽƒ…‘•–”—…-
…‹×›ϐ‹ƒ…‹ƒ‹‡–‘†‡Žƒ”‰‘’Žƒœ‘Š‹’‘–‡…ƒ”‹‘dzǤ22. El BM calcula una demanda anual
†‡ ͹ͲͲǡͲͲͲ ˜‹˜‹‡†ƒ• ‡ ‡Ž ’ƒÀ• › — †±ϐ‹…‹– †‡ ͶǤͲͲͲǤͲͲͲǤ •–‹ƒ “—‡ ‡Ž ͶͲΨ †‡ Ž‘•
‡š‹…ƒ‘•˜‹˜‡‡˜‹˜‹‡†ƒ•‹ˆ‘”ƒŽ‡•ǡ…‘ƒ–‡”‹ƒŽ‡•†‡…‘•–”—……‹×–‡’‘”ƒŽ‡•ǡ
carentes de servicios, inseguridad en la tenencia de del inmueble, en áreas de riesgo
(68% de los residentes afectados por desastres son pobres). A estos organismos les
preocupó en 2002 que solo el 20% de los residentes urbanos tiene acceso a servicios
Š‹’‘–‡…ƒ”‹‘•ǡŽƒ†‡—†ƒ†‡Žƒ˜‹˜‹‡†ƒϐ‹ƒ…‹ƒ†ƒ’‘”‡Ž•‡…–‘”’”‹˜ƒ†‘”‡’”‡•‡–ƒDz•‘Ž‘
el 3.1% del PIB” a diferencia de Colombia, Chile y EUA con el 12%, 15% y 68% respec-
–‹˜ƒ‡–‡ȋǡʹͲͲͶȌǤŒ‡’Ž‘’ƒ”ƒ†‹‰ž–‹…‘†‡‡•–ƒ—”„ƒ‹œƒ…‹×‡‘Ž‹„‡”ƒŽ†‡„ƒŒƒ
calidad promovido con la anuencia pública para el lucro privado es el fraccionamiento
‡š–‡•‹˜‘ ƒ —‡ƒ˜‡–—”ƒ †‡•ƒ””‘ŽŽƒ†‘ ‡ ͳͻͻ͹ ’‘” Žƒ ‹‘„‹Ž‹ƒ”‹ƒ ”ƒ ‡ ‡Ž —-
‹…‹’‹‘‡–”‘’‘Ž‹–ƒ‘†‡ š–ƒ’ƒŽ—…ƒǡ…‘ʹͲǤ͵Ͷʹ˜‹˜‹‡†ƒ•†‡Ͷͺ2 y 60m2 sobre una
•—’‡”ϐ‹…‹‡†‡ʹǤͷʹͻǤͲͲ͵‡–”‘•…—ƒ†”ƒ†‘•‡•—‡Ž‘…‘”‡…ƒ”‰ƒ†‡ƒ…—Àˆ‡”‘›‡”‹‡•‰‘
volcánico por el Popocatépetl. En entrevista de campo en 2011, la dirigente de colonos
señaló que cerca del 50% de los residentes se hallaban en cartera vencida; asimismo, in-
ˆ‘”×Žƒ‹…‹†‡…‹ƒ†‡ˆ—‡”–‡•’”‘„Ž‡ƒ••‘…‹ƒŽ‡•›ƒ„‹‡–ƒŽ‡•ǡ‡š–”‡ƒ†‹ϐ‹…—Ž–ƒ††‡
acceso y tiempo de traslado por saturación de vialidades y falta de equipamiento básico.

ƒ‡‘Ž‹„‡”ƒŽ‹œƒ…‹×†‡Žƒ…‹—†ƒ††‡±š‹…‘‡•–ž†‹”‹‰‹†ƒ’‘”Ž‘•…ƒ’‹–ƒŽ‡•ϐ‹ƒ…‹‡-
”‘•Ǧ‹‘„‹Ž‹ƒ”‹‘•ƒ†‹ˆ‡”‡…‹ƒ†‡ŽŽ‹„‡”ƒŽ‹•‘†‡Ž ‹†—•–”‹ƒŽ‡•Ǧϐ‹ƒ…‹‡”‘•ǡŽƒ•…‘-
•‡…—‡…‹ƒ•‡Žƒ•…‹—†ƒ†‡•‡š–‡†‹†ƒ•’‡”‹ˆ±”‹…ƒ•ϐ‹ƒ…‹ƒ†ƒ•…‘…ƒ’‹–ƒŽ‡•ϐ‹Ǧ‹‘„
–‹‡‡—…ƒ”ž…–‡”†‡…Žƒ•‡Ǥ’‡•ƒ”†‡Ž‘•‰”ƒ˜‡••À–‘ƒ•†‡ˆ”ƒ…ƒ•‘†‡Ž‡‘Ž‹„‡”ƒ-
Ž‹•‘ǡ‡•–ƒ•’‘ŽÀ–‹…ƒ••‡Šƒƒ–‡‹†‘‡±š‹…‘ƒ–”ƒ˜±•†‡ˆ‘”ƒ•†‹•…—”•‹˜ƒ•ǡ†‡Ž
’”ƒ‰ƒ–‹•‘’‘ŽÀ–‹…‘›†‡Žƒ•‘†ƒŽ‹†ƒ†‡•‹’‘•‹–‹˜ƒ•“—‡Šƒƒ†‘’–ƒ†‘ǡ•‘”–‡ƒ†‘
…”‡…‹‡–‡•‡š’”‡•‹‘‡•†‡†‡•…‘–‡–‘›‘˜‹Ž‹œƒ…‹×•‘…‹ƒŽǤ•–ƒ•’‘ŽÀ–‹…ƒ•–”ƒ•ˆ‘”-

Ϯϭ
•–ƒ•‡–‹†ƒ†‡•ϐ‹ƒ…‹‡”ƒ•’”‹˜ƒ†ƒ•Dz•‘ˆ‘Ž‡•dz‘–‘”‰ƒ…”±†‹–‘•Š‹’‘–‡…ƒ”‹‘•ǡƒ‰”‘‹†—•–”‹ƒŽǡ’›‡•ǡƒŽ…‘•—‘
(adquisición de automóviles), entre otras, cuyas tasas de crédito rebasan las de la banca. En 2008, la diputada perre-
†‹•–ƒƒ—”ƒ –œ‡Žƒ•–‹ŽŽ‘ǡ‡š•‡…”‡–ƒ”‹ƒ†‡‡•ƒ””‘ŽŽ‘‘…‹ƒŽ›‹˜‹‡†ƒ†‡Ž
‘„‹‡”‘†‡Ž‹•–”‹–‘ ‡†‡”ƒŽǡƒϐ‹”×“—‡
‡š‹•–‡ž•†‡‡†‹‘‹ŽŽ×†‡Œ—‹…‹‘•†‡†‡•ƒŽ‘Œ‘…‘–”ƒ’ƒ”–‹…—Žƒ”‡•’‘”…”±†‹–‘•„ƒ…ƒ”‹‘•›†‡‘ˆ‘Ž‡•ȋ‹Ž‡‹‘ǡʹ͸
†‡Œ—Ž‹‘†‡ʹͲͲͺȌǤ
ϮϮ
•–ƒ•‡–‹†ƒ†‡•ϐ‹ƒ…‹‡”ƒ•‘–‘”‰ƒ…”±†‹–‘•Š‹’‘–‡…ƒ”‹‘•ǡƒŽ…‘•—‘ǡƒ‰”‘‹†—•–”‹ƒŽǡ’›‡•ǡƒ—–‘‘–”‹œǡ‡–”‡
otras, son empresas privadas, cuyas tasas de crédito pueden rebasar las de la banca. En 2008, la diputada perredista
ƒ—”ƒ –œ‡Žƒ•–‹ŽŽ‘ǡ‡š•‡…”‡–ƒ”‹ƒ†‡‡•ƒ””‘ŽŽ‘‘…‹ƒŽ›‹˜‹‡†ƒ†‡Ž
‘„‹‡”‘†‡Ž‹•–”‹–‘ ‡†‡”ƒŽǡƒϐ‹”×“—‡‡š‹•–‡
ž•†‡‡†‹‘‹ŽŽ×†‡Œ—‹…‹‘•†‡†‡•ƒŽ‘Œ‘…‘–”ƒ’ƒ”–‹…—Žƒ”‡•’‘”…”±†‹–‘•„ƒ…ƒ”‹‘•›†‡‘ˆ‘Ž‡•ȋ‹Ž‡‹‘ǡʹ͸†‡
Œ—Ž‹‘†‡ʹͲͲͺȌǤ

166
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

ƒ”‘Žƒ‘”ˆ‘Ž‘‰Àƒ†‡Žƒ…‹—†ƒ††‡±š‹…‘›Šƒ…‘†—…‹†‘ƒ†‹˜‡”•‘•’”‘…‡•‘•†‡
‰‡–”‹ϐ‹…ƒ…‹×‡—‡˜ƒ•›˜‹‡Œƒ•…‡–”ƒŽ‹†ƒ†‡•†‡Žƒ…‹—†ƒ††‘†‡Šƒ›‡š’”‡•‹‘‡•†‡
”‡•‹•–‡…‹ƒ•—•–‡–ƒ†ƒ•‡‡Ž†‡”‡…Š‘ƒŽƒ…‹—†ƒ†ȋ˜‡”ƒ”–ƒ†‡Žƒ…‹—†ƒ††‡±š‹…‘’‘”
el Derecho a la ciudad).

ƒ•’‘ŽÀ–‹…ƒ••‘…‹ƒŽ‡•‡‘Ž‹„‡”ƒŽ‡•†‡•†‡Žƒ•‡†‹†ƒ•†‡ƒŒ—•–‡‡•–”—…–—”ƒŽƒ’Ž‹…ƒ†ƒ•
implicaron, entre otros, la reducción de recursos destinados al sistema de bienestar so-
cial, clave para crear condiciones de equidad. Con respecto a salud, el préstamo para el
programa “Seguro Popular” se reconvierte en swap, o bono de intercambio de deuda,
‡•–‡’”‘‰”ƒƒƒϐ‹”ƒ„—•…ƒ”Dz…Ž‹‡–‡•’‘–‡…‹ƒŽ‡•dz’ƒ”ƒƒ’Ž‹ƒ”Žƒ…‘„‡”–—”ƒ†‡•‡”˜‹-
…‹‘ƒŽ‘•†‡•ƒ–‡†‹†‘•‡Žƒ•œ‘ƒ•†‡‹‰”‡•‘•ž•„ƒŒ‘•›•‡‡š–‹‡†‡‡–‘†‘‡Ž’ƒÀ•
desde 2006, no obstante que en el Distrito Federal se aplica el Programa de Servicios
Médicos y Medicamentos Gratuitos †‡•†‡ʹͲͲͳǤ–”‡Žƒ•’‘ŽÀ–‹…ƒ••‘…‹ƒŽ‡•‡‘Ž‹„‡”ƒŽ‡•
del BM se pidió la eliminación de los subsidios a los bienes y servicios de consumo po-
pular y la focalización del gasto social a través de los programas federales Solidaridad
ȋ’”‹‹•–ƒȌ›’‘”–—‹†ƒ†‡•ȋ’ƒ‹•–ƒǦ’”‹‹•–ƒȌǤ‘Žƒ‡•–”ƒ–‡‰‹ƒϐ‹ƒ…‹‡”ƒ•‡’”‘’‹…‹×‡Ž
Ž‡–‘…”‡…‹‹‡–‘‹†—•–”‹ƒŽǡŽƒ…ƒÀ†ƒ†‡Ž‡’Ž‡‘ǡ†‡Ž‹‰”‡•‘’‡”…ž’‹–ƒǡ‹ˆ‘”ƒŽ‹œƒ…‹×
†‡Žƒ‡…‘‘Àƒǡ‹…”‡‡–‘†‡Žƒ’‘„”‡œƒ›ƒ—‡–‘‡Žƒ†‡•‹‰—ƒŽ†ƒ†•‘…‹ƒŽȋ”ƒ†‹ŽŽƒǡ
1990, 2009). A escala nacional el Distrito Federal es una de las pocas entidades con
’”‘‰”ƒƒ• •‘…‹ƒŽ‡• †‡ ƒ’‘›‘ ƒŽ †‡•‡’Ž‡‘ ȋƒï …—ƒ†‘ ”ƒ“—À–‹…‘ › …‘”–ƒ †—”ƒ…‹×Ȍǡ
’”‘‰”ƒƒ•†‡ƒ–‡…‹×ƒŽƒ—Œ‡”‡…‘†‹…‹×Žƒ„‘”ƒŽǡ•—Œ‡–ƒƒ†‡”‡…Š‘•†‡’”‘’‹‡†ƒ†
y salud; seguro médico a mayores de 70 años (medicinas y atención médica gratuita, no
ƒ•À‹–‡”˜‡…‹‘‡•“—‹”‹…ƒ•‹–”ƒ–ƒ‹‡–‘•’”‘Ž‘‰ƒ†‘•Ȍǡƒ’‘›‘•ƒŽƒ–‡”…‡”ƒ‡†ƒ†
(bienes de consumo, alimentos, ropa y domésticos, transporte público gratuito). Operan
†‘•’”‘‰”ƒƒ•’ƒ”ƒŒ×˜‡‡•ǡ‡’Ž‡‘–‡’‘”ƒŽ†‡ƒ’‘›‘ƒŽƒ…‘—‹†ƒ†›‡•‹–—ƒ…‹×
de riesgo; apoyo a niños en situación de calle, útiles escolares gratuitos.

'›ÄãÙ®¥®‘ƒ‘®ÌěĽƒC®ç—ƒ——›Dø®‘Ê

ƒ…‘‡š‹×‡–”‡Žƒ‡‘Ž‹„‡”ƒŽ‹œƒ…‹×›Ž‘•’”‘…‡•‘•›ˆƒ•‡•ƒ•‘…‹ƒ†ƒ•ƒŽƒ‰‡–”‹ϐ‹-
cación en la C‹—†ƒ††‡±š‹…‘’”‡•‡–ƒ—ƒ–‡’‘”ƒŽ‹†ƒ†›†‹ˆ‡”‡…‹ƒ•‡•–”—…–—”ƒŽ‡•
”‡•’‡…–‘ƒŽ‘•’”‘…‡•‘•†‡‰‡–”‹ϐ‹…ƒ…‹×‡Žƒ•…‹—†ƒ†‡•†‡†‡Ž…ƒ’‹–ƒŽ‹•‘ƒ˜ƒœƒ†‘Ǥ
Žƒ…‹—†ƒ††‡±š‹…‘•‡’”‡•‡–ƒ–”‡•ˆ‘”ƒ•ƒ•‘…‹ƒ†ƒ•ƒŽƒ‰‡–”‹ϐ‹…ƒ…‹×ǡŽƒ˜‹…—Žƒ†ƒ
ƒŽƒ’ƒ–”‹‘‹ƒŽ‹œƒ…‹×†‡Žƒ…‡–”ƒŽ‹†ƒ†–”ƒ†‹…‹‘ƒŽ—”„ƒƒ‹‹…‹ƒ†ƒ…‘Žƒ…‘ϐ‹ƒ…‹×
de un espacio para la rehabilitación de inmuebles históricos prehispánicos, virreinales
›†‡Ž•‹‰Ž‘ ǡ’‘”‘–”ƒ’ƒ”–‡Žƒ‰‡–”‹ϐ‹…ƒ…‹×ƒ•‘…‹ƒ†ƒ…‘Žƒ—‡˜ƒ‡†‹ϐ‹…ƒ…‹×‡—
entorno pauperizado en Santa Fe y la conformación de una nueva centralidad urbana y
ϐ‹ƒŽ‡–‡ǡ…‘Žƒ”‡‡•–”—…–—”ƒ…‹×‡…‘×‹…ƒ›”‡Ž‘…ƒŽ‹œƒ…‹×‹†—•–”‹ƒŽǡŽƒ‰‡–”‹ϐ‹…ƒ-
ción en áreas industriales abandonadas o en proceso y el reciclamiento de usos, que ha

167
ĆęėĎĈĎĆǤđĎěĊėĆ

implicado la destrucción de entornos patrimoniales por la transformación de desarro-


ŽŽ‘•—”„ƒ‘•‹–‡•‹˜‘•Ǥƒ‘†‹ϐ‹…ƒ…‹×†‡Žƒ‘”ˆ‘Ž‘‰Àƒ—”„ƒƒ…‘‡•–ƒ•ˆ‘”ƒ•†‡
‰‡–”‹ϐ‹…ƒ…‹×†—”ƒ–‡Žƒ‡‘Ž‹„‡”ƒŽ‹œƒ…‹×†‡Žƒ…‹—†ƒ††‡±š‹…‘•‡…ƒ”ƒ…–‡”‹œƒ’‘”
la presencia de inversiones de importantes en áreas deterioradas donde los desarro-
ŽŽƒ†‘”‡••‡ƒ’”‘’‹ƒ”‘’‘”†‹•–‹–ƒ•˜Àƒ•†‡—ƒƒŽ–ƒ”‡–ƒ†‡Ž•—‡Ž‘’‘–‡…‹ƒŽȋ‹–Šǡ
ͳͻͻ͸Ȍǡ…‘†‹…‹×’ƒ”ƒŽƒ‹–‡”˜‡…‹×†‡Ž…ƒ’‹–ƒŽ…‘˜‡–ƒŒƒ•ƒ†‹…‹‘ƒŽ‡•›’ƒ”ƒ’”‘‘-
˜‡”—•‘•›ˆ—…‹‘‡•‘†‡”ƒ•ǡ‡‡ŽŽ‡‰—ƒŒ‡‡‘Ž‹„‡”ƒŽ•‡‡š’”‡•ƒ”Àƒ…‘‘ƒ“—‡ŽŽƒ•
inversiones requeridas en áreas centrales para atraer las actividades que incrementan
“la competitividad y el ambiente de negocios de la ciudad”. Las tres zonas elegidas por
‡Ž…ƒ’‹–ƒŽϐ‹ƒ…‹‡”‘Ǧ‹‘„‹Ž‹ƒ”‹‘‡ƒ•‘…‹ƒ…‹×…‘‡Ž‡•–ƒ†‘•‘‡Ž‡–”‘ ‹•–×”‹…‘ǡ
ƒ–ƒ ‡›‡ŽDz—‡˜‘‘Žƒ…‘dz‡Žƒ…‹—†ƒ†‹–‡”‹‘”†‡Žƒ…‹—†ƒ††‡±š‹…‘Ǥƒ•†‘•’”‹-
‡”ƒ•‰‡•–‹‘‡•‘…—””‹‡”‘•‹—Ž–ž‡ƒ‡–‡ǡ’‘•–‡”‹‘”‡•ƒͳͻͺ͹ǡ‡Ž–‡”…‡”‡Œ‡’Ž‘‡•
del año 2008.

Žƒ–‡…‡†‡–‡†‡Ž’”‘…‡•‘†‡‰‡–”‹ϐ‹…ƒ…‹×‡‡Ž‡–”‘ ‹•–×”‹…‘‡‡Ž•‹‰Ž‘•‡
inició a partir de la década de 1930 con su deterioro por la ausencia de inversión, deri-
˜ƒ†ƒ†‡Žƒ‹‹‰”ƒ…‹×†‡–”ƒ„ƒŒƒ†‘”‡•†‡Ž…ƒ’‘ǡŽƒ†‡•‹ϐ‹…ƒ…‹×†‡Žƒ•˜‹˜‹‡†ƒ•‡
ƒŽ“—‹Ž‡”ǡŽƒ•ƒŽ‹†ƒ†‡Žƒ„—”‰—‡•Àƒ…‘‡”…‹ƒŽ›Žƒ•±Ž‹–‡•—”„ƒƒ•Šƒ…‹ƒ‡Ž•—”›’‘‹‡–‡Ǥ
Aunado a que entre 1942 y 1992 operó el decreto de rentas congeladas donde 50.000
viviendas pobres, con familias hacinadas en las casonas subdivididas, alquilaban por
menos de $1 dólar al mes23 un cuarto- vivienda- taller- comercio. Algunos estableci-
‹‡–‘•…‘‡”…‹ƒŽ‡•›‘ϐ‹…‹ƒ•†‡•‡”˜‹…‹‘•†‡•‘…—’ƒ†‘•ˆ—‡”‘•—•–‹–—‹†‘•’‘”…‘‡”-
cio y vivienda de peor calidad. En 1950 se inició el despoblamiento por la salida de los
–”ƒ„ƒŒƒ†‘”‡•ž•’‘„”‡•Šƒ…‹ƒŽƒ•’‡”‹ˆ‡”‹ƒ•†‡Žƒ…‹—†ƒ†›ǡž•–ƒ”†‡ǡ‡‡Ž…‘–‡š–‘†‡
la liberalización económica de los ochentas, salieron empresas de sectores atrasados,
”‡…‹…Žž†‘•‡…‘„‘†‡‰ƒ•›…‘‡”…‹‘•‡•–ƒ„Ž‡…‹†‘•›ƒ„—Žƒ–‡•Ǥ•–‡Žƒ”‰‘’‡”À‘†‘†‡
desinversión24 se combinó con el deterioro causado por los sismos de 1985 que colap-
•ƒ”‘›…ƒ—•ƒ”‘†ƒÓ‘•ƒͶͷͲ‡†‹ϐ‹…ƒ…‹‘‡•25.

ƒ’”‡•‡…‹ƒ†‡‘”‰ƒ‹œƒ…‹‘‡••‘…‹ƒŽ‡•†‡•†‡Ž‘•ƒÓ‘•˜‡‹–‡ǡƒ•‹ϐ‹…ƒ†ƒ•‡Ž‘••‡-
–‡–ƒ•›‘…Š‡–ƒ•ǡƒ†“—‹”‹‡”‘—ƒ‰”ƒ’”‡•‡…‹ƒ‡Žƒ…‹—†ƒ††‡±š‹…‘‡”‡•’—‡•–ƒ
a las prácticas públicas y privadas orientadas por los intereses de lucro, fue contundente
ƒ–‡Žƒ‡•…ƒŽƒ†ƒ†‡ƒ‡ƒœƒ•†‡†‡•ƒŽ‘Œ‘†‡Žƒ•˜‹˜‹‡†ƒ•†ƒÓƒ†ƒ•’‘”Ž‘••‹•‘•†‡
ͳͻͺͷǤ —„‘‹–‡–‘•†‡†‡•ƒŽ‘Œ‘†‡‹“—‹Ž‹‘•’‘”’ƒ”–‡†‡Ž‘•†—‡Ó‘•ǡ•‹‡„ƒ”‰‘ǡ
la movilización social nacida en esa contingencia obligó al gobierno federal a aplicar
el Programa de Renovación Habitacional Popular (PRH), el cual consistió en la aplica-

Ϯϯ
ŽʹͶ†‡Œ—Ž‹‘†‡ͳͻͶʹ‡Ž’”‡•‹†‡–‡†‡Žƒ‡’ï„Ž‹…ƒ†‡…”‡–ד—‡Dz‘’‘†”ž•‡”ƒ—‡–ƒ†ƒ•Žƒ•”‡–ƒ•’‘”‘…—-
’ƒ…‹×†‡‹—‡„Ž‡•‹‡–”ƒ•”‹ŒƒŽƒ•—•’‡•‹×†‡‰ƒ”ƒ–Àƒ•‹†‹˜‹†—ƒŽ‡•dzǤ
Ϯϰ
ƒ‹˜‡”•‹×‹’‘”–ƒ–‡ˆ—‡‡Ž‡–”‘ǡ‡ͳͻ͸ͻǡ…‘ͳʹ‡•–ƒ…‹‘‡•†‡Žƒ•ŽÀ‡ƒ•ͳǡʹ›͵Ǥ
Ϯϱ
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—‡””‡”‘›‡–”‘ ‹•–×”‹…‘ǡ‡Žƒ‡Ž‡‰ƒ…‹×—ƒ—Š–±‘…Ǥš‹•–‡—‡”‘•ƒ•‡†‹ϐ‹…ƒ…‹‘‡•ƒ„ƒ†‘ƒ†ƒ•ǡ‡•–‹ƒ†ƒ•
‡ͶͷͲǡ‡ƒŽ‰—ƒ•‡š‹•–‡‹˜ƒ•‹‘‡•Ǥ

168
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

…‹×†‡ˆ‘†‘•’ï„Ž‹…‘•ǡ†‘ƒ…‹‘‡•›’”‹˜ƒ†‘•’ƒ”ƒŽƒ‡š’”‘’‹ƒ…‹×†‡ͷǤͲͲͲ’”‡†‹‘•
con inmuebles colapsados ó dañados y la construcción de vivienda para atender a más
†‡ͳͷͲǤͲͲͲ†ƒ‹ϐ‹…ƒ†‘•26. Estos colonos organizados participaron en el diseño de las
˜‹˜‹‡†ƒ•…‘‡•’ƒ…‹‘•†‹‰‘•ǡ’‡”‹–‹‡†‘Žƒƒ†“—‹•‹…‹×ƒ’”‡…‹‘•Œ—•–‘•†‡ž•†‡
ͶͲǤͲͲͲ˜‹˜‹‡†ƒ•Ǥ•–‡Šƒ•‹†‘—‡Œ‡’Ž‘‹’‘”–ƒ–‡†‡”‡‘˜ƒ…‹×Šƒ„‹–ƒ…‹‘ƒŽ•‹
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bano popular. Otro programa alternativo fue el Plan de mejoramiento para el Barrio de
Tepito diseñado por el Arq. Pérez Rangel del Taller 5 Autogobierno de Arquitectura de
Žƒ‹˜‡”•‹†ƒ†ƒ…‹‘ƒŽ—–א‘ƒ†‡±š‹…‘ȋ†‹•’‘‹„Ž‡‡ –‡”‡–Ȍ‡…‘Žƒ„‘”ƒ…‹×
con los residentes, cuyo lema fue “Instrumento de lucha de los tepiteños para cambiar
de casa pero no de barrio: vinculación. Tepito para los tepiteños”, cancelando el proyec-
–‘ˆ—…‹‘ƒŽ‹•–ƒ†‡‰”ƒ†‡•‡†‹ϐ‹…‹‘•†‡†‡’ƒ”–ƒ‡–‘•’ƒ”ƒ‡Ž‹‹ƒ”ŽƒŠ‡””ƒ†—”ƒ†‡
tugurios contigua al Centro Histórico, lo que se percibió como la destrucción de la vida
•‘…‹‘…—Ž–—”ƒŽ†‡Ž„ƒ””‹‘›Žƒ‡š’—Ž•‹×†‡•—•”‡•‹†‡–‡•Ǥ

Por otra parte, las empresas modernas afectadas por los sismos y las reconvertidas
y trasnacionales se relocalizaron hacia el poniente de la ciudad interior, en Bosques de
Žƒ• ‘ƒ• › ƒ–ƒ ‡Ǥ Ž ‰‘„‹‡”‘ •ƒŽ‹‹•–ƒ ’Žƒ‡× ‹–‡”˜‡…‹‘‡• —”„ƒÀ•–‹…ƒ• ‡‘Ž‹-
berales en el Centro Histórico instrumentadas con la promoción pública y privada, la
”‡Šƒ„‹Ž‹–ƒ…‹×†‡‹—‡„Ž‡•…‘–ƒ„ƒ…‘Žƒ‡š‡…‹×†‡ŽͳͲͲΨ†‡Ž‹’—‡•–‘’”‡†‹ƒŽǡ†‡Ž
impuesto sobre adquisición de inmuebles, de la inscripción en el Registro Público de la
Propiedad. En 1991 el gobierno del Distrito Federal convocó a la participación de inver-
sionistas para el “rescate” del Centro Histórico27, emitió el Programa Parcial del Centro
‹•–×”‹…‘ǡ‡…—›‘•‘„Œ‡–‹˜‘•†‡•–ƒ…׎ƒ”‡…—’‡”ƒ…‹×†‡Žƒ…‡–”ƒŽ‹†ƒ†‡…‘×‹…ƒǡ•‘…‹ƒŽ
y cultural, aprovechando inmuebles abandonados de patrimonio histórico y, asimismo,
Žƒƒ–”ƒ……‹×†‡Žƒˆ—…‹×Šƒ„‹–ƒ…‹‘ƒŽ›–—”À•–‹…ƒ28, lo que elevó las rentas potenciales
del suelo. En 1997 se iniciaron las inversiones para reivindicar la “vuelta al centro” en
†‹‡…‹•‹‡–‡…ƒŽŽ‡•ǡŽƒ•ž•…‘‡”…‹ƒŽ‡•ǡ–—”À•–‹…ƒ•›•‹„׎‹…ƒ•29ǡŽƒƒ›‘”Àƒ—„‹…ƒ†‘•‡
Žƒ•…ƒŽŽ‡•†‡ƒ†‡”‘ǡͳ͸†‡‡’–‹‡„”‡ǡ‡—•–‹ƒ‘ƒ””ƒœƒǡ •ƒ„‡ŽŽƒƒ–׎‹…ƒǡ‘ŽÀ˜ƒ”
y Regina. Se movilizó capital privado y público para la realizaron obras de remodelación,
reconstrucción y demolición. Una de las inmobiliarias del grupo Carso ha renovado más
†‡͸Ͳ‡†‹ϐ‹…ƒ…‹‘‡•‡‡Ž’‡”À‡–”‘’ƒ–”‹‘‹ƒŽ†‡Žƒ…‹—†ƒ†ǡ†‡Ž‘•…—ƒŽ‡•—ƒ–‡”…‡”ƒ

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š’”‘’‹ƒ…‹×†‡…”‡–ƒ†ƒ†‡•’—±•†‡Žƒƒ”…Šƒ†‡Žʹ†‡‘…–—„”‡†‡ͳͻͺͷ†‘†‡ž•†‡͵Ͳƒ•‘…‹ƒ…‹‘‡•†‡„ƒ-
””‹‘•ƒˆ‡…–ƒ†‘•‡Žƒ‡Ž‡‰ƒ…‹×—ƒ—Š–±‘…†‡ƒ†ƒ”‘‡˜‹–ƒ”Ž‘•†‡•ƒŽ‘Œ‘•“—‡‡•–ƒ„ƒ•—ˆ”‹‡†‘’‘”’ƒ”–‡†‡Ž‘•
†—‡Ó‘•ǡŽƒ”‡…‘•–”—……‹×†‡Žƒ•˜‹˜‹‡†ƒ•ǡŽƒ‡š’”‘’‹ƒ…‹×†‡Ž‘•’”‡†‹‘•›Žƒƒ†“—‹•‹…‹×†‡Žƒ•˜‹˜‹‡†ƒ•Ǥ
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ƒ‘ƒ†‡‘—‡–‘• ‹•–×”‹…‘•ƒ„ƒ”…ƒ͸͸ͺƒœƒƒ•‡ͻǤͳ‹Ž×‡–”‘•ǡ‡Ž’‡”À‡–”‘ǣDzdz…‘’”‡†‡Žƒ
ciudad prehispánica y virreinal hasta la Guerra de Independencia y al “B” pertenecen las ampliaciones de la ciudad
Šƒ•–ƒϐ‹ƒŽ‡•†‡Ž•‹‰Ž‘ Ǥȋ‹ƒ”‹‘ϐ‹…‹ƒŽ†‡Žͳͳ†‡ƒ„”‹Ž†‡ͳͻͺͲȌǤ
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 …ƒ–ƒŽ‘‰×‡ʹͲͲͺƒ͵Ͷʹ͵‡†‹ϐ‹…ƒ…‹‘‡•ȋ‡Ž  ‡ ƒͳ͸ͲͲȌǡ…‘˜ƒŽ‘”ƒ”–À•–‹…‘‡Š‹•–×”‹…‘›ž•†‡
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 ǡʹͲͲ͵ȌǤ
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La gestión neoliberal se inició con Miguel de la Madrid, en entrevistas manifestó su intención de encarecer la
…‹—†ƒ††‡±š‹…‘’ƒ”ƒDz…ƒ„‹ƒ”†‡”ƒÀœŽ‘•’”‘„Ž‡ƒ•›ƒ–”ƒ‡”‹˜‡”•‹‘‡•dzǤ

169
ĆęėĎĈĎĆǤđĎěĊėĆ

parte corresponde a departamentos para clases medias y medias altas, cuyos precios se
han elevado entre $180.000 dólares a $470.000 dólares en Reforma y Juárez (informa-
ción de febrero 2012). Del total de inmuebles renovados, algunos con usos culturales
—›‹’‘”–ƒ–‡•ǡŽƒ‹–ƒ†ˆ—…‹‘ƒ…‘‘‘ϐ‹…‹ƒ•†‡…‘”’‘”ƒ–‹˜‘•›…‘‡”…‹‘•‘†‡”-
nos30. En la zona remodelada se mezclan nuevos y antiguos residentes, comerciantes,
’”‡•–ƒ†‘”‡•†‡•‡”˜‹…‹‘•ǡ„ƒ”‡•‘”‹‰‹ƒ”‹‘•ǡ‰‡–”‹ϐ‹…ƒ†‘”‡•Dz’‹‘‡”‘•dzǣ‡•–—†‹ƒ–‡•ǡƒ”-
tistas plásticos, fotógrafos, músicos, actores y profesionistas, incluyendo servidores pú-
„Ž‹…‘•›‡Œ‡…—–‹˜‘•‹‘„‹Ž‹ƒ”‹‘•Ǥƒ‘ˆ‡”–ƒ†‡‹—‡„Ž‡•”‡‘˜ƒ†‘•’”‡•‡–ƒ‡Ž‡‡–‘•
de segregación cultural y de clase, hacia el noroeste, al sur de La Alameda y Reforma se
—„‹…ƒ…Žƒ•‡•‡†‹ƒ•ƒŽ–ƒ•ǣ‡Œ‡…—–‹˜‘•ǡ‰‡”‡–‡•ǢƒŽ•—”›‘”–‡‡Ž‘•…‘””‡†‘”‡•…—Ž–—”ƒ-
les, los creadores, estudiantes y profesionistas; y al este, clases medias. Los principales
agentes de este proceso son el Gobierno del Distrito Federal a través del Fideicomiso
del Centro Histórico, la Asamblea Legislativa, el gobierno delegacional, el Patronato del
‡–”‘ ‹•–×”‹…‘›Žƒ —†ƒ…‹×†‡Ž‡–”‘ ‹•–×”‹…‘†‡Žƒ‹—†ƒ††‡±š‹…‘ǡ‡…‘Œ—-
…‹×…‘Žƒ•‘…‹ƒ…‹×‡š‹…ƒƒ†‡”‘ˆ‡•‹‘ƒŽ‡• ‘„‹Ž‹ƒ”‹‘•›Žƒžƒ”ƒƒ…‹‘ƒŽ†‡
Žƒ †—•–”‹ƒ†‡‡•ƒ””‘ŽŽ‘›”‘‘…‹×†‡‹˜‹‡†ƒǡƒ•À…‘‘‹‘„‹Ž‹ƒ”‹ƒ•‡š–”ƒŒ‡”ƒ•
y para segmentos sociales de menores ingresos. Las metas propuestas en el Plan de Ma-
‡Œ‘ǡʹͲͳͳ•‘ƒ–”ƒ‡”ƒ͸ͳǤͲͲͲhabitantes en el Centro Histórico, realizar acciones en los
ͻǤͲͲͲ’”‡†‹‘•ǡ…‘—•‘•Šƒ„‹–ƒ…‹‘ƒŽ‡•ǡ…‘‡”…‹‘ǡ‘ϐ‹…‹ƒ•‘‹š–‘›‡–”‡–‡‹‹‡–‘Ǥ
‘•‡–‹‡‡ƒï…—ƒ–‹ϐ‹…ƒ†ƒŽƒ’‘„Žƒ…‹×†‡•’Žƒœƒ†ƒǡ‹Ž‘•…‘‡”…‹‘•‘”‹‰‹ƒ”‹‘•“—‡
han sido sustituidos.

Por otra parte, la Reforma urbana salinista le dio importancia central a la planeación
del centro corporativo Santa Fe, fuera del Centro Histórico por su saturación y degra-
†ƒ…‹×ǡŽƒ‡š’‡”‹‡…‹ƒ†‡Žƒ‘˜‹Ž‹œƒ…‹×•‘…‹ƒŽ‡ͳͻͺͷǡ‡Ž…‘‡”…‹‘‡˜Àƒ’ï„Ž‹…ƒ›Ž‘•
…‘‡”…‹‘•–”ƒ†‹…‹‘ƒŽ‡•†‡‹’‘”–ƒ…‹ƒǡƒ•‹‹•‘Ž‘•’”‘„Ž‡ƒ•Ž‡‰ƒŽ‡•’ƒ”ƒ†‡ϐ‹‹”Žƒ
•‹–—ƒ…‹×†‡Žƒ’”‘’‹‡†ƒ††‡Žƒ•‡†‹ϐ‹…ƒ…‹‘‡•ƒ„ƒ†‘ƒ†ƒ•›…‘Žƒ’•ƒ†ƒ•Ǥ ƒ„Àƒ†‘•‘-
tivos centrales del gobierno federal y local para relocalizar y ampliar el centro de nego-
cios, se consideró fundamental fomentar las demandas del mercado inmobiliario para
†‡•ƒ””‘ŽŽƒ”Ž‘••‡”˜‹…‹‘•’ƒ”ƒŽƒ‘†‡”‹œƒ…‹×†‡Žƒ…‹—†ƒ††‡±š‹…‘‡Dz‹•‡”–ƒ”Žƒ‡
Žƒ‰Ž‘„ƒŽ‹œƒ…‹×dzǡ‡Ž•‡‰—†‘ƒ•’‡…–‘•‡”‡ϐ‹‡”‡ƒŽƒŒ—•–‹ϐ‹…ƒ…‹×•‘„”‡ŽƒŽ‘…ƒŽ‹œƒ…‹×†‡Ž
‰”ƒ’”‘›‡…–‘…‘”’‘”ƒ–‹˜‘ǡ‘–‹˜ƒ†‘’‘”Dz‡Ž”‡•…ƒ–‡†‡Ž‘•–‡””‡‘•“—‡Šƒ„Àƒ•‹†‘†‡•-
–”—‹†‘•’‘”Žƒ’”ž…–‹…ƒ†‡Žƒ‹‡”Àƒ›Ž‘•†‡’ו‹–‘•†‡†‡•‡…Š‘••×Ž‹†‘•dzǤ‘•ˆƒ…–‘”‡•
de localización del distrito corporativo más importante de la ciudad en Santa Fe fueron
†‹˜‡”•‘•ǡ‡–”‡‡ŽŽ‘•Žƒ…‡”…ƒÀƒƒ—‘†‡Ž‘•…‘””‡†‘”‡•†‡‡‰‘…‹‘•ž•ƒ–‹‰—‘•†‡Žƒ
ciudad, Paseo de la Reforma31ǡ•—…‘‡š‹×…‘œ‘ƒ•”‡•‹†‡…‹ƒŽ‡•†‡Žƒ•…Žƒ•‡•ƒŽ–ƒ•‡

ϯϬ
‡Ž‘•‡Œ‘‘•—Ž–‹˜‘†‡Ž‡–”‘ ‹•–×”‹…‘•‘‹‡„”‘•†‡Ž‘‹–±Œ‡…—–‹˜‘Ž‘•–‹–—Žƒ”‡•†‡Ž‰‘„‹‡”‘
federal, del Distrito Federal y de la “sociedad civil”: Carlos Slim. En agosto de 2001 acordaron la formación del Fideico-
miso con un fondo de $50,000,000 de pesos para iniciar las obras del “Programa para el Rescate del Centro Histórico
†‡Žƒ‹—†ƒ††‡±š‹…‘dzǤ
ϯϭ
A partir de las reformas neoliberales se construyó una decena de megaproyectos en Paseo de la Reforma, con
inversiones de $1000,000,000 de dólares, para hacer resurgir al corredor Reforma como centro de negocios y habi-

170
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

‘Žƒ…‘ǡ‘•“—‡•†‡Žƒ•‘ƒ•ǡœ‘ƒ”‡•‹†‡…‹ƒŽ†‡Ž—Œ‘‹‹…‹ƒ†ƒƒϐ‹‡•†‡Žƒ†±…ƒ†ƒ†‡
ͳͻ͹Ͳ›‘ƒ•†‡Šƒ’—Ž–‡’‡…ǡ”‡•‹†‡…‹ƒ†‡Žƒ•‡Ž‹–‡•’‘ŽÀ–‹…ƒ›„—”‰—‡•ƒž•‹’‘”-
–ƒ–‡•†‡Žƒ…‹—†ƒ†Ǣƒ•‹‹•‘Žƒ…‡”…ƒÀƒƒŽƒ‡”‘’—‡”–‘†‡‘Ž—…ƒ32Ǥƒ‡š–‡•‹×›„ƒŒ‘
precio del suelo fue importante atractivo para inmobiliarias y empresas corporativas.

La estrategia para el desarrollo de este polo de atracción se basó en el desarrollo de


—‡˜ƒ•ƒ…–‹˜‹†ƒ†‡•†‡‰”ƒ†‡•‡’”‡•ƒ•†‡•‡‰—”‘•ǡ„ƒ…‘•ǡƒ•‡•‘”Àƒ•›–‘†ƒ•ƒ“—‡ŽŽƒ•
“—‡…‘ˆ‘”ƒŽ‘•‰”—’‘•ϐ‹ƒ…‹‡”‘•ǡ‹…Ž—›‡†‘•‡”˜‹…‹‘•’”‘’‘”…‹‘ƒ†‘•’‘”…‘”’‘-
rativos industriales (Olivera, 1999)33. El proyecto incluyó el desarrollo de zonas corpo-
”ƒ–‹˜ƒ•ǡ…‘‡”…‹ƒŽ‡•ǡ†‡’ƒ”–ƒ‡–ƒŽ‡•›†‡ƒ—–‘•‡”˜‹…‹‘ǡƒ•À…‘‘†‡˜‹˜‹‡†ƒ˜‡”–‹…ƒŽ
y horizontal en condominios cerrados para clases altas y medias altas (Plan Parcial de
‡•ƒ””‘ŽŽ‘”„ƒ‘ǡͳͻͻͳȌǤ‘•†‡•ƒ””‘ŽŽ‘••‡Šƒ‡š–‡†‹†‘ˆ—‡”ƒ†‡Ž’Žƒƒ‡•–”‘‘”‹-
ginal, presionando a las localidades aledañas.

La sustitución de clases se presentó desde mediados de la década de 1980, al des-


ƒŽ‘Œƒ”ƒŽ‘•”‡•‹†‡–‡•†‡…‘Ž‘‹ƒ•†‡‡š‹‡”‘•›–”ƒ„ƒŒƒ†‘”‡•†‡Žƒ„ƒ•—”ƒǡ‡–”‡‡ŽŽƒ•
Cruz de Palo y Cruz Manca, por parte de inmobiliarias, propietarios y los gobiernos
Ž‘…ƒŽ‡•Ǥͳͻͺ͹•‡‹‹…‹ƒ”‘Žƒ•‡š’”‘’‹ƒ…‹‘‡•†‡Ž‰‘„‹‡”‘ƒ–”ƒ˜±•†‡Žƒ‡’”‡•ƒ
paraestatal Servimet, hoy privada, para el acondicionamiento, preparación y construc-
…‹×†‡Ž…‡–”‘…‘”’‘”ƒ–‹˜‘ƒ–ƒ ‡Ǥƒ‡•’‡…—Žƒ…‹×†‡Ž•—‡Ž‘•‡Šƒ‡š–‡†‹†‘›‡•–ž
‘…—””‹‡†‘‡Ž†‡•’Žƒœƒ‹‡–‘†‡Ž‘•’‘„Žƒ†‘”‡•†‡’—‡„Ž‘•ǡ‡Œ‹†‘•›ˆ”ƒ……‹‘ƒ‹‡–‘•
’‘’—Žƒ”‡•ǡƒŽ‰—‘•†‡‡ŽŽ‘•Šƒ˜‡†‹†‘•—•–‹‡””ƒ•ǡ‘–”‘•Šƒ•‹†‘†‡•’‘Œƒ†‘•†‡•—•
–‡””‡‘•„ƒŽ†À‘•‡’—‡„Ž‘•›ˆ”ƒ……‹‘ƒ‹‡–‘•ȋ‡–”‡˜‹•–ƒ•…‘…‘Ž‘‘•ǡʹͲͳͳ›ʹͲͳʹȌǤ

ƒ–‡”…‡”ƒœ‘ƒƒ•‘…‹ƒ†ƒ…‘Ž‘•’”‘…‡•‘•†‡Žƒ‰‡–”‹ϐ‹…ƒ…‹×‡‘Ž‹„‡”ƒŽ‡•ƒ†›ƒ…‡–‡
ƒ‘Žƒ…‘ǡ—„ƒ””‹‘†‡…Žƒ•‡ƒŽ–ƒ‡†‹ϐ‹…ƒ†‘’ƒ”ƒŽƒ„—”‰—‡•Àƒ…‘‡”…‹ƒŽ‡š–”ƒŒ‡”ƒƒ•‡-
–ƒ†ƒ‡±š‹…‘ǡŒ—†À‘•ǡ‡•’ƒÓ‘Ž‡•ǡŽ‹„ƒ‡•‡•ǡƒ•À…‘‘Žƒ‡Ž‹–‡Ž‘…ƒŽǤ’ƒ”–‹”†‡Žƒ†±…ƒ†ƒ
de los treinta, hacia el norte de Polanco se establecieron grandes empresas fordistas.
Žƒ†±…ƒ†ƒ†‡ͳͻ͸Ͳƒ–‡Ž‘•’”‘…‡•‘•†‡‹–‡•‹ϐ‹…ƒ…‹×†‡˜‹˜‹‡†ƒ†‡ƒŽ–‘‹‰”‡•‘ǡ
áreas comerciales y mezcla de usos en ese barrio, los residentes realizaron reuniones
mensuales convocadas evitar la alteración de los usos habitacionales, el incremento de
’‡“—‡Ó‘•…‘‡”…‹‘•ǡ‘ϐ‹…‹ƒ•†‡•‡”˜‹…‹‘•ǡ”‡•–ƒ—”ƒ–‡•ǡƒ•À…‘‘Žƒ†‡•‹ϐ‹…ƒ…‹×†‡
˜‹˜‹‡†ƒ’Ž—”‹ˆƒ‹Ž‹ƒ”ǡŽ‘“—‡‰‡‡”ƒ„ƒ…‘ϐŽ‹…–‘•›•ƒ–—”ƒ…‹×†‡˜‹ƒŽ‹†ƒ†‡•ǡ‡•’‡…‹ƒŽ-
‡–‡†‡•’—±•†‡Žƒ‡†‹ϐ‹…ƒ…‹×†‡Ž‘• ‘–‡Ž‡•”‡•‹†‡–‡ȋͳͻ͹ʹȌ›†‡Ž‹‘ȋͳͻͺ͸Ȍ
de gran turismo, en Paseo de la Reforma. A partir de la activa presencia y movilización
†‡…‘Ž‘‘•†‡…Žƒ•‡•ƒŽ–ƒ•ǡ‡ͳͻͻʹ‡Ž‰‘„‹‡”‘†‡Ž‹•–”‹–‘ ‡†‡”ƒŽ…”‡×Žƒ‘ƒ•’‡…‹ƒŽ

–ƒ…‹‘ƒŽ†‡Ž—Œ‘Ǥ
ϯϮ
‘…Ž—‹†‘‡ͳͻͺͺǡ‰‡•–‹‘ƒ†‘’‘”Ž‘•‰”—’‘•‘–‡””‡›ǡ–Žƒ…‘—Ž…‘›‡Ž‰‘„‹‡”‘†‡Ž•–ƒ†‘†‡±š‹…‘ǡ
’”‹‡”ƒ‡”‘’—‡”–‘ƒŽ–‡”‘ƒŽ†‡Žƒ…‹—†ƒ††‡±š‹…‘Ǥ
ϯϯ
•‡Ž’”‹‡”…‡–”‘…‘”’‘”ƒ–‹˜‘’Žƒ‡ƒ†‘‡Žƒ…‹—†ƒ†ǡ–‹‡‡—ƒ•—’‡”ϐ‹…‹‡†‡ͻ‹ŽŽ‘‡•†‡2, con cerca de 4
millones de m2 †‡…‘•–”—……‹‘‡•ǡŽƒ•“—‡”‡’”‡•‡–ƒ‡ŽͳͶΨ†‡Žž”‡ƒ†‡‘ϐ‹…‹ƒ•›…‘‡”…‹‘•†‡Žƒ…‹—†ƒ†Ǥ‡”‡•‹•
de Doctorado, disponible en Internet.

171
ĆęėĎĈĎĆǤđĎěĊėĆ

de Desarrollo Controlado Polanco y el Programa Parcial de Desarrollo Urbano (PPDU)34,


…‘Žƒϐ‹ƒŽ‹†ƒ††‡‘”†‡ƒ”›”‡‰—Žƒ”Ž‘•—•‘•‡‹–‡•‹†ƒ†‡•›‡˜‹–ƒ”‡Ž†‡–‡”‹‘”‘†‡Žƒ•
‡†‹ϐ‹…ƒ…‹‘‡•Ǥ

ʹͲͲͲ‡ŽŒ‡ˆ‡†‡‰‘„‹‡”‘†‡Ž‹•–”‹–‘ ‡†‡”ƒŽ’—„Ž‹…ׇŽƒ†‘ʹǡ—„”‡˜À•‹‘
†‘…—‡–‘“—‡‰‡‡”׃Ž–ƒ•‡š’‡…–ƒ–‹˜ƒ•’ƒ”ƒ‡Ž‡”…ƒ†‘‹‘„‹Ž‹ƒ”‹‘Ǥ•–‡ƒ†‘ǡ›ƒ
†‡”‘‰ƒ†‘ǡ”‡•–”‹‰Àƒ‡Ž…”‡…‹‹‡–‘Šƒ„‹–ƒ…‹‘ƒŽ›…‘‡”…‹ƒŽ‡Žƒ•‡Ž‡‰ƒ…‹‘‡•’‡”‹-
féricas y seguidamente anunciaba que “se promoverá el crecimiento poblacional en las
delegaciones centrales para aprovechar la infraestructura y servicios que actualmen-
te se encuentran sub-utilizados, considerando los últimos treinta años” aduciendo que
“han disminuido su población en un millón doscientos mil habitantes” (Gaceta de Go-
„‹‡”‘†‡Ž‹•–”‹–‘ ‡†‡”ƒŽǡ͹†‡‹…‹‡„”‡†‡ʹͲͲͲȌǤ•–‡‘”†‡ƒ‹‡–‘ƒ–”ƒŒ‘ƒ•‹˜ƒ-
‡–‡Žƒ•‹˜‡”•‹‘‡•‹‘„‹Ž‹ƒ”‹ƒ•’”‹˜ƒ†ƒ•‡Žƒ•†‡Ž‡‰ƒ…‹‘‡•…‡–”ƒŽ‡•ǡ‡ŽϐŽ—Œ‘†‡
capital en el mercado inmobiliario revaloró los espacios urbanos de las cuatro delega-
ciones centrales y prácticamente de todo el Distrito Federal. Elevándose la rentabilidad
ƒŽ–‡”…‡”•‹–‹‘‡±”‹…ƒƒ–‹ƒ•‡‰ï—•Šƒƒ†ƒ‡ϐ‹‡Ž†‡ƒŽ•–ƒ–‡ǡ„ƒ•ƒ†‘‡
Žƒ‡–”ƒ†ƒ†‡ˆ‘†‘•’ï„Ž‹…‘•ȋ˜‡”Dz‹‹‰‹
”‘™–Š‹–‹‡•ʹͲͳʹǡ†‹•’‘‹„Ž‡‡‹–‡”-
‡–ǣŠ––’ǣȀȀ™™™Ǥ…—•Š™ƒ‡Ǥ…‘ȌǤ

‡•‡…‘–‡š–‘ǡƒ—ƒ†‘ƒŽƒ…‡”…ƒÀƒ…‘‘Žƒ…‘ǡŽƒ•…‘Ž‘‹ƒ•ƒŽ‘”–‡†‡–”‘†‡Žƒ
Delegación Miguel Hidalgo viven un auge de la inversión inmobiliaria privada donde se
está sustituyendo velozmente el uso industrial por habitacional privado de alto ingreso,
áreas comerciales y de servicios. La planta armadora General Motors instalada en 1935
‡—’”‡†‹‘†‡ͳ͸ͲǤͲͲͲ‡–”‘•…—ƒ†”ƒ†‘•›Š”›•Ž‡”†‡±š‹…‘•‘„”‡—’”‡†‹‘†‡
54.000 metros cuadrados en 1938, con la reestructuración económica se desconcen-
–”ƒ”‘ǡ ‡ ʹͲͲͶ •‡ †‡‘Ž‹× Žƒ ’Žƒ–ƒ Š”›•Ž‡” ’ƒ”ƒ ‡†‹ϐ‹…ƒ” ˜‹˜‹‡†ƒ ’Ž—”‹ˆƒ‹Ž‹ƒ” ‡
condominio de 30 niveles. Actualmente los precios de cada departamento oscilan entre
̈́͵ǤͺͷͲǤͲͲͲ’‡•‘•ǡ…‘•—’‡”ϐ‹…‹‡•†‡ͳͶͳ2 y $2.450.000 pesos, en 87 m2 construidos
(información mayo de 2011).

El Programa Delegacional de Desarrollo Urbano de Miguel Hidalgo, donde se en-


cuentran estos predios, promueve el fraccionamiento de estos grandes lotes industria-
Ž‡•˜ƒ…À‘•’ƒ”ƒŽƒ”‡ƒ…–‹˜ƒ…‹×›‘†‡”‹œƒ…‹×†‡Žƒœ‘ƒǤƒ‘’‘•‹…‹×˜‡…‹ƒŽƒ‡•–‘•
proyectos de reciclamiento de usos urbanos y gran inversión es bastante diferenciada,
Žƒ’”‹…‹’ƒŽ†‡ƒ†ƒ†‡Žƒ•…Žƒ•‡•ƒŽ–ƒ••‡”‡ϐ‹‡”‡ƒŽ…‘–”‘Ž†‡Ž‘•…ƒ„‹‘•†‡—•‘†‡Ž
•—‡Ž‘›…ƒŽ‹†ƒ††‡‡†‹ϐ‹…ƒ…‹‘‡•ǡ‡…ƒ„‹‘Žƒ•…Žƒ•‡•–”ƒ„ƒŒƒ†‘”ƒ••‡‘’‘‡ƒ‡•‘•†‡-
sarrollos por las carencias que padecen por el suministro de servicios básicos y perciben
Žƒ‹˜ƒ•‹×†‡‡’”‡•ƒ•‡š–”ƒŒ‡”ƒ•Ǥ‡ƒ…—‡”†‘…‘‡Ž…‹–ƒ†‘’”‘‰”ƒƒǡ‡•–ƒ•…‘Ž‘‹ƒ•
se encuentran en las “Áreas con Potencial de Reciclamiento” y “Áreas con Potencial de
Desarrollo”ǡƒ“—‡ŽŽƒ•…‘‰”ƒ†‡•–‡””‡‘•„ƒŽ†À‘•†‡–”‘†‡Ž–‡Œ‹†‘—”„ƒ‘“—‡…—‡-
tan con accesibilidad y servicios, en los cuales “pueden llevarse a cabo los proyectos

ϯϰ

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172
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de población por medio de la inyección de inversión pública y privada, tanto para apo-
yar proyectos de vivienda, como para la generación de actividades tercerizadas”, entre
‘–”‘•‘„Œ‡–‹˜‘•Ǥ•–‘ˆ‘‡–ƒ•—”‡‹•‡”…‹×‡‡Ž‡”…ƒ†‘‹‘„‹Ž‹ƒ”‹‘ƒ–”ƒ˜±•†‡Žƒ
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servicios urbanos instalados.

En 2005 se sustituyó el predio de General Motors por el megaproyecto inmobiliario


Žƒœƒ–ƒ”ƒǡ†‹•‡Óƒ†‘’‘”‡Žƒ”“—‹–‡…–‘‡š‹…ƒ‘ ƒ˜‹‡”‘”†‘ƒ†ƒŽ‡‘‡‹ƒ—‰—”ƒ†‘
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corporativas de 29 pisos y 45.000 m2 de comercios. Al norte del anterior se encuentra
el megaproyecto Plaza Carso, desarrollado en 2008 por el Grupo Carso de Carlos Slim
Helú, con una inversión de $800.000.000 de dólares35, los departamentos tienen un pre-
cio comercial de $4.500.000 de pesos36Ǥ•—‘†‡Ž‘•†‡•ƒ””‘ŽŽ‘•†‡—•‘•‹š–‘•ž•
grandes de la ciudad e incluso de América Latina, contiguo a Polárea, Antara y cercano
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de los anteriores, forma parte de la nueva concepción de enormes desarrollos urbanos
‹–‡‰”ƒŽ‡•…‘—•‘•‹š–‘•ǡ‡†‹ϐ‹…ƒ…‹‘‡•“—‡‡˜‘…ƒ—ƒciudad dentro de un espacio
…‡””ƒ†‘’ƒ”ƒ‡•–”ƒ–‘•‡†‹‘•ƒŽ–‘•›ƒŽ–‘•ǡ†‘†‡•‡‡…—‡–”ƒ”‡•‹†‡…‹ƒ•ǡ‘ϐ‹…‹ƒ•
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pacios públicos”. La crisis económica no ha sido obstáculo para estos megadesarrollos,
de acuerdo con Slim “crecer en la crisis es cuestión de visión, inversión y generación de
‡’Ž‡‘ǡ‹˜‡”–‹”‡•Žƒ‡Œ‘”ˆ‘”ƒ†‡…‘„ƒ–‹”Žƒ’‘„”‡œƒdzȋReal State Market, 2010).
Los precios de los departamentos oscilan entre de $375.000 dólares (121 metros cua-
drados) y $585.000 dólares (207 metros cuadrados)37. Las ventas de Inmuebles Carso
alcanzaron $4.249 millones de pesos en diciembre de 2010, por rentas de los centros
comerciales, venta de locales comerciales y los departamentos de Plaza Carso (Informe,
BMV, 2010).

ϯϱ
‡…‘’‘‡†‡†‹‡œ‡†‹ϐ‹…‹‘•ǣ‡Ž—•‡‘‘—ƒ›ƒǡ‡Ž—•‡‘ —‡šǡ‡Ž‡ƒ–”‘‡”˜ƒ–‡•ǡ—…‡–”‘…‘‡”…‹ƒŽ…‘
las tiendas del grupo, hotel y entretenimiento, cuatro torres corporativas, tres torres de vivienda de 22 niveles desde
55 hasta 237 metros cuadrados.
ϯϲ
ͳʹͳ‡–”‘•…—ƒ†”ƒ†‘•ǡ–”‡•”‡…žƒ”ƒ•ǡ†‘•›‡†‹‘„ƒÓ‘•ǡ†‘•…ƒŒ‘‡•†‡‡•–ƒ…‹‘ƒ‹‡–‘ǡ˜‹‰‹Žƒ…‹ƒǡ…ƒ†ƒ–‘””‡
cuenta con alberca pequeña (Información del 2 de mayo de 2011).
ϯϳ
Información del 2 de abril de 2012.

173
ĆęėĎĈĎĆǤđĎěĊėĆ

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ŽŽƒƒ†‘•‡—ˆ‡À•–‹…ƒ‡–‡’ƒÀ•‡•‡‡”‰‡–‡•‘—‡˜ƒ•‡…‘‘Àƒ•‹†—•–”‹ƒŽ‡•ǡƒ’”‘-
vechando la crisis de endeudamiento para instaurar medidas neoliberales cuyo propó-
•‹–‘ˆ—‡Žƒ”‡Ž‘…ƒŽ‹œƒ…‹×†‡’”‘…‡•‘•’”‘†—…–‹˜‘•ǡƒ–‡‡”„ƒŒ‘•Ž‘••ƒŽƒ”‹‘•ǡ‹’‘‡”
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presas del estado, en general el desmantelamiento del llamado estado del bienestar, que
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de subsidios y en menor medida a las demandas sociales para la reproducción de la
mano de obra asalariada.

La estrategia neoliberal apoyó la movilidad del capital en áreas centrales de la ciudad


†‡±š‹…‘•‡ƒ•‘…‹ƒ…‘Ž‘•…ƒ’‹–ƒŽ‡•…‹”…—Žƒ–‡•†‡–”‘†‡Ž•‡…–‘”ϐ‹ƒ…‹‡”‘Ǧ‹‘„‹Ž‹ƒ-
rio en los noventas y dosmil, a partir de las facilidades del estado otorgadas a las gran-
†‡•‡’”‡•ƒ•’”‹˜ƒ†ƒ•ϐ‹ƒ…‹‡”ƒ•‡Š‹’‘–‡…ƒ”‹ƒ•’ƒ”ƒ‰‡‡”ƒ”‰”ƒ†‡•†‡•ƒ””‘ŽŽ‘•†‡-
tro de los mercados de residenciales para clases medias altas y altas en el área central
›†‡Ž’‘‹‡–‡†‡Žƒ…‹—†ƒ††‡±š‹…‘ǡ•—•–‹–—›‡†‘ƒ”‡•‹†‡–‡•†‡…Žƒ•‡•–”ƒ„ƒŒƒ†‘”ƒ•
y a plantas industriales relocalizadas. Los ordenamientos urbanos del gobierno local se
‘”‹‡–ƒŠƒ…‹ƒ‡Žˆ‘‡–‘†‡Žƒ†‡•‹ϐ‹…ƒ…‹×†‡—•‘•‹š–‘•”‡–ƒ„Ž‡•‡Žƒ•ž”‡ƒ•†‡
intervención del capital inmobiliario.

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partir de 1982, con la patrimonialización de los bienes arquitectónicos del Centro His-
tórico y su conversión en activos para la valorización del espacio y las ganancias, y el
ϐ‹ƒ…‹ƒ‹‡–‘’ï„Ž‹…‘Ǧ’”‹˜ƒ†‘†‡Ž‘•‰”ƒ†‡•†‡•ƒ””‘ŽŽ‘•—”„ƒ‘•‹‘„‹Ž‹ƒ”‹‘•’ƒ”ƒ
apropiarse de los espacios centrales para la circulación de capitales globales son estra-
–‡‰‹ƒ•“—‡…”‡ƒ—‡˜ƒ•†‡ƒ†ƒ•†‡…‘•—‘†‡‡•–‹Ž‘•†‡˜‹†ƒƒŒ‡‘•ƒŽƒ…‹—†ƒ††‡
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pañadas del ingreso de grandes corporativos de servicios en el cada vez más amplio
•‡…–‘”ϐ‹ƒ…‹‡”‘ǡ‹‘„‹Ž‹ƒ”‹‘ǡ–‡Ž‡…‘—‹…ƒ…‹‘‡•›–—”‹•‘ǡƒ•À…‘‘Žƒ•‡†‡†‡‘ϐ‹…‹-

174
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

nas de grandes cadenas comerciales y distribuidoras de bienes. La neoliberalización de


la ciudad para asegurar las condiciones socio-espaciales de la reproducción ampliada
requirió la articulación de los actores dominantes movilizados por las instituciones del
Estado, lo cual forma parte del proceso del constante cambio del neoliberalismo (Bren-
ner y Theodore, 2010).

En ese sentido, el papel central de la ciudad neoliberal se asocia a la competitividad,


la producción globalizada y las variadas formas del consumo, productivo y suntuario,
…—›‘•—•–‡–‘•‡‡…—‡–”ƒ‡Žƒ…‘…‡–”ƒ…‹×†‡…ƒ’‹–ƒŽϐ‹ƒ…‹‡”‘ƒ–”ƒ˜±•†‡ˆ—•‹‘-
nes, adquisiciones, como parte de la nueva estrategia de acumulación en el sector servi-
…‹‘•ǡ‡‹‡–‡‡–‡ϐ‹ƒ…‹‡”‘Ǧ‹‘„‹Ž‹ƒ”‹‘•Ǥ•–ƒ‡•–”ƒ–‡‰‹ƒ‡š’Ž‹…ƒŽƒ‹…Ž‹ƒ…‹×†‡Ž
estado hacia el empresarialismo urbano (López-Morales, 2012), la llamada planeación
‡•–”ƒ–±‰‹…ƒȋ‡‰ƒ”ƒ›‹˜ƒ•ǡʹͲͲͶȌ›Žƒ‰‘„‡”ƒœƒ—”„ƒƒ…‘‘†‡•ƒϐÀ‘ƒŽƒ†‡‘…”ƒ…‹ƒ
y para el control social (Jouve, 2005; Janoschka, 2011).

En esa estrategia el control de la propiedad del suelo por el estado y las facilidades
para la orientación de las inversiones ha sido central. Mientras se profundiza la segrega-
…‹×†‡Žƒ’‘„”‡œƒ‡Žƒ•’‡”‹ˆ‡”‹ƒ•›Žƒˆ”ƒ‰‡–ƒ…‹×•‘…‹ƒŽ‡Žƒ•ž”‡ƒ•‰‡–”‹ϐ‹…ƒ†ƒ•
caracterizadas por la reducida inversión social.

Z›¥›Ù›Ä‘®ƒÝ®½®Ê¦Ù…¥®‘ƒÝ

Ȉ ANDERSON, P.; SADER, E. y GENTILLI, P. La trama del neoliberalismo. Mercado,


…”‹•‹•›‡š…Ž—•‹×•‘…‹ƒŽǤ—‡‘•‹”‡•ǣŽƒ…•‘ǡʹͲͲ͸Ǥ

Ȉ ǡǤƬ ǡǤ‡‘Ž‹„‡”ƒŽ‹•ƒ†–Š‡—”„ƒ…‘†‹–‹‘Ǥ‘†”‡•ǣ
Routledge, 2010.

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ʹͲͲͲ‡±š‹…‘Ǥ‡”ϐ‹Ž‡•ƒ–‹‘ƒ‡”‹…ƒ‘•ǡʹͲͲʹǡιʹͲǡ’ǤͳͷʹǦͳͷ͵Ǥ

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±š‹…‘ǣ ‘†‘†‡—Ž–—”ƒ…‘×‹…ƒǡͳͻ͹ͷǤ

Ȉ FRIEDMAN, M. Capitalism and freedom. Chicago: The University Chicago Press,


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Ȉ
ǡ
ǤŽ’”‘…‡•‘†‡‹†—•–”‹ƒŽ‹œƒ…‹×‡Žƒ…‹—†ƒ††‡±š‹…‘ǡͳͺʹͳǦͳͻ͹ͲǤ
±š‹…‘ǣŽ‘Ž‡‰‹‘†‡±š‹…‘ǡͳͻͺͷǤ

175
ĆęėĎĈĎĆǤđĎěĊėĆ

Ȉ ǡ Ǥ  ”‹‡ˆ ‹•–‘”› ‘ˆ ‡‘Ž‹„‡”ƒŽ‹•Ǥ šˆ‘”†ǣ šˆ‘”† ‹˜‡”•‹–› ”‡••ǡ
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Ȉ  ǡ Ǥ


‡‘‰”ƒϐÀƒ• —”„ƒƒ• ‡ Žƒ ‡”ƒ †‡Ž ‡‘Ž‹„‡”ƒŽ‹•‘Ǥ ƒ
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‡‘‰”žϐ‹…ƒ•ǡ‘Ž‡–À†‡Ž •–‹–—–‘†‡
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Ȉ  ǡ Ǥ ‘• ‡•’ƒ…‹‘• —†‹ƒŽ‡• †‡ Žƒ ‹—†ƒ† †‡ ±š‹…‘Ǥ ǣ ǡ
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Ž‘„ƒŽ‹œƒ…‹× › Žƒ• ‡‰‹‘‡• ‡ ±š‹…‘Ǥ ƒ ‡‰‹× ‘›Ǥ  ǡ Ǥ
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Vol. 5, N° 12.

Ȉ RAMOSǡǤ
Ž‘„ƒŽ‹œƒ…‹×›‡‘Ž‹„‡”ƒŽ‹•‘Ǥ±š‹…‘ǣŽƒœƒ›ƒŽ†±•ǡʹͲͲʹǤ

Ȉ REBOLLEDOǡ Ǥƒ‡ˆ‘”ƒ†‡•–ƒ†‘Ǥ±š‹…‘ǣ ǡͳͻͻ͵Ǥ

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176
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

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177

ĊēęėĎċĎĈĆĈĎŘēĊēĊđġėĊĆĈĊēęėĆđ
ĉĊđĆĎĚĉĆĉĉĊĴĝĎĈĔǣ
ĊđĈĆĘĔĉĊđĆĈĔđĔēĎĆĔēĉĊĘĆ
Luis Alberto Salinas Arreortua1

Z›ÝçÛÄ
Las transformaciones económicas y sociales que presenta la colonia Condesa en la Ciudad
†‡±š‹…‘•‘’ƒ”–‡†‡—’”‘…‡•‘˜‹…—Žƒ†‘ƒŽƒ‹’Ž‡‡–ƒ…‹×†‡Žƒ•’‘ŽÀ–‹…ƒ•‡‘Ž‹„‡”ƒŽ‡•
en las grandes ciudades latinoamericanas. Dichas transformaciones se pueden englobar en
…ƒ„‹‘•†‡—•‘†‡•—‡Ž‘ǡ…ƒ„‹‘•‡Žƒ…‘’‘•‹…‹×•‘…‹‘†‡‘‰”žϐ‹…ƒ›†‡•’Žƒœƒ‹‡–‘•†‡
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“—‡ǡ Ž‡Œ‘• †‡ •‡” ƒ‹•Žƒ†‘ǡ —‡•–”ƒ —ƒ –‡†‡…‹ƒ †‡ –”ƒ•ˆ‘”ƒ…‹‘‡• —”„ƒƒ• “—‡ •‡ ‡•–ž
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Ýãك‘ã
The economic and social transformations that presents the Condesa neighborhood in
‡š‹…‘‹–›ƒ”‡’ƒ”–‘ˆƒ’”‘…‡••Ž‹‡†–‘–Š‡‹’Ž‡‡–ƒ–‹‘‘ˆ‡‘Ž‹„‡”ƒŽ’‘Ž‹…‹‡•‹ƒ–‹
American cities. These transformations can include changes in land use, changes in the
demographic composition and population displacement and changes in the urban image of
–Š‡ ‡‹‰Š„‘”Š‘‘†Ǥ ŽŽ –Š‡•‡ …Šƒ”ƒ…–‡”‹•–‹…• †‡ϐ‹‡ ƒ ’”‘…‡•• ‘ˆ ‰‡–”‹ϐ‹…ƒ–‹‘ ‹• Šƒ’’‡‹‰
the Condesa neighborhood. This situation, far from being isolated, showing a trend of urban
–”ƒ•ˆ‘”ƒ–‹‘•–Šƒ–ƒ”‡‘……—””‹‰‹•’‡…‹ϐ‹…‡‹‰Š„‘”Š‘‘†‹–Š‡…‡–”ƒŽƒ”‡ƒ‘ˆ–Š‡…‹–›Ǥ
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179
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’‘”•—•‡•’ƒ…‹‘•ƒ„‹‡”–‘•ǡƒ…–‹˜‹†ƒ†…‘‡”…‹ƒŽǡ‡’ƒ”–‹…—Žƒ”…ƒˆ‡–‡”Àƒ•ǡ”‡•–ƒ—”ƒ–‡•›
bares, que hacen de esta colonia una de las zonas gastronómicas más importantes de la
ciudad. Su localización y acceso repercuten en que sea un espacio muy visitado, localiza-
da en la delegación Cuauhtémoc, al poniente del centro histórico (Figura N° 1). Además,
cuenta con una gran variedad de inmuebles con valor patrimonial, cuyos diseños arqui-
tectónicos art deco y californiano •‡‡–”‡‡œ…Žƒ…‘‘†‡”ƒ•‡†‹ϐ‹…ƒ…‹‘‡•Ǥ

Figura N° 1
Colonia Condesa

Fuente: Elaboración propia con base en el Programa Delegacional de Desarrollo Urbano Cuauhtémoc, 2008.

ƒ• …ƒ”ƒ…–‡”À•–‹…ƒ• ƒ–‡”‹‘”‡–‡ ‡…‹‘ƒ†ƒ•ǡ …‘˜‹‡”–‡ ƒ ‡•–ƒ …‘Ž‘‹ƒ ‡ —ƒ


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•À–ƒ„‹±ǡŠƒ†‡•’‡”–ƒ†‘—…”‡…‹‡–‡‹–‡”±•–ƒ–‘’ƒ”ƒ—•‡…–‘”†‡Žƒ’‘„Žƒ…‹×†‡
clase media que busca residir en dicha zona, como por inversionistas privados quienes
generan una creciente dinámica económica -comercial e inmobiliaria-, lo cual ha pro-
ducido diversas transformaciones, principalmente a partir de los años noventa. Dichas
transformaciones las podemos englobar en; cambios de uso de suelo habitacional por
…‘‡”…‹ƒŽ›‘ϐ‹…‹ƒ•ǡƒ’‡”–—”ƒ†‡‡•–ƒ„Ž‡…‹‹‡–‘•‡”…ƒ–‹Ž‡•›…ƒ„‹‘•†‡‰‹”‘‡”-
cantil, incremento en los precios del suelo, de servicios básicos (luz y agua), y de renta

180
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

de locales comerciales y vivienda. Esta situación incide directamente en movimientos


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…ƒ”ƒ…–‡”‹œƒŽƒ…‘Ž‘‹ƒ‘†‡•ƒǤ•–‘ƒ’ƒ”–‹”†‡–”‡•‘„Œ‡–‹˜‘•’ƒ”–‹…—Žƒ”‡•Ǣ †‡–‹ϐ‹…ƒ”
el crecimiento de la actividad comercial: caracterizar los cambios en la composición so-
…‹‘†‡‘”‰žϐ‹…ƒ›†‡•’Žƒœƒ‹‡–‘•†‡’‘„Žƒ…‹×Ǣ›…‘‘…‡”Žƒ•…‘•‡…—‡…‹ƒ•‡…‘×‹-
…ƒ•›•‘…‹ƒŽ‡•‰‡‡”ƒ†ƒ•Ǥ’ƒ”–‹”†‡Ž‘…—ƒŽ•‡…ƒ”ƒ…–‡”‹œƒŽƒ•–”ƒ•ˆ‘”ƒ…‹‘‡•„ƒŒ‘‡Ž
…‘…‡’–‘†‡‰‡–”‹ϐ‹…ƒ…‹×Ǥ

Para apreciar el crecimiento de la actividad comercial se recurrió a solicitar informa-


ción con base en la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública del Distrito
Federal en distintas dependencias del gobierno local. Además, se realizó un levanta-
miento de uso de suelo de cada uno de los 1341 predios localizados en la colonia Con-
†‡•ƒǤƒ”ƒŽ‘•…ƒ„‹‘•‡Žƒ…‘’‘•‹…‹×•‘…‹‘†‡‘‰”žϐ‹…ƒ†‡Žƒ’‘„Žƒ…‹×•‡—–‹Ž‹œƒ”ž
los censos y conteos de población de diversos años que realiza el Instituto Nacional de
•–ƒ†À•–‹…ƒǡ
‡‘‰”ƒϐÀƒ‡ ˆ‘”ž–‹…ƒȋ 
Ȍǡ…—›‘•†ƒ–‘•Ž‘•’”‘’‘”…‹‘ƒƒ’ƒ”–‹”†‡—ƒ
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Condesa (Figura N° 2), pero resulta necesario utilizarlos para interpretar los datos de
Žƒ…‘Ž‘‹ƒ…‘ƒ›‘”‡šƒ…–‹–—†Ǥ‡•’‡…–‘ƒŽ‘•’”‹…‹’ƒŽ‡•’”‘„Ž‡ƒ••‘…‹ƒŽ‡•›‡…‘×-
micos, se obtuvo la información a partir de entrevistas semiestructuradas dirigidas a
autoridades locales, dueños y encargados de establecimientos mercantiles y vecinos de
la colonia.

181
ĚĎĘĆđĎēĆĘ

Figura N° 2
Colonia Condesa y división por Ageb.

—‡–‡ǣŽƒ„‘”ƒ…‹×’”‘’‹ƒƒ’ƒ”–‹”†‡Žƒ†‡Ž‹‹–ƒ…‹×’‘”ž”‡ƒ‰‡‘‡•–ƒ†À•–‹…ƒ„ž•‹…ƒȋƒ‰‡„Ȍǡ 
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Siendo la Condesa una colonia habitacional, no careció de todos aquellos estableci-


‹‡–‘•…‘‡”…‹ƒŽ‡•›•‡”˜‹…‹‘•“—‡•ƒ–‹•ˆƒ…ÀƒŽƒ•‡…‡•‹†ƒ†‡•‹‡†‹ƒ–ƒ•†‡Ž‘•”‡•‹-
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‡˜‡”Àƒ›’ƒ’‡Ž‡”Àƒǡ’ƒƒ†‡”Àƒǡ–‘”–‹ŽŽ‡”Àƒǡ…‘•—Ž–‘”‹‘•±†‹…‘•ǡ‡•…—‡Žƒ†‡‡†—…ƒ…‹×
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mica, en la década de los sesenta y setenta, emigran hacia colonias como Polanco, Lomas
†‡Šƒ’—Ž–‡’‡…› —‹š“—‹Ž—…ƒǡ†‡Œƒ†‘•—•‡‰‘…‹‘•‡”‡–ƒ‘–”ƒ•’ƒ•ž†‘Ž‘•ǡŽ‘“—‡
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de los ochenta.

182
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

‡•–ƒ†±…ƒ†ƒǡ‡Ž•‹•‘†‡ͳͻͺͷ‘’”‘†—Œ‘…‘•‹†‡”ƒ„Ž‡•†ƒÓ‘•ƒ–‡”‹ƒŽ‡•‡Žƒ
Condesa, sin embargo, hubo gran destrucción en zonas aledañas. Razón por la cual, mu-
cha población emigra hacia otras zonas de la ciudad e incluso fuera de la misma, cerran-
do algunos negocios e incluso abandonando viviendas, tal como nos comenta un vecino
de la colonia: “En el 85, cuando el terremoto, si es verdad que abandonan la colonia
—…Šƒ‰‡–‡ǡƒ’ƒ”–‡†‡“—‡›ƒŠƒ„Àƒ‡‹‰”ƒ†‘Ž‘•Œ—†À‘•ǤȋǥȌ‘‡ˆ—‹ǡ†‡Œ‡‹…ƒ•ƒ
ƒ„ƒ†‘ƒ†ƒ›‡ˆ—‹ƒ˜‹˜‹”ƒ
—ƒƒŒ—ƒ–‘ǤȋǥȌ•‡ƒ•—–‘Šƒ…‡“—‡—…Šƒ‰‡–‡“—‡
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partamentos, casas. El caso de esta casa, la abandonaron. (José, Residente e integrante
de la asociación Yo amo a la Condesa).

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ϐ‹ƒŽ‡•†‡Ž‘•‘…Š‡–ƒ›’”‹…‹’‹‘•†‡Ž‘•‘˜‡–ƒ•‡‡’‹‡œƒƒ‘„•‡”˜ƒ”ŽƒŽŽ‡‰ƒ†ƒ†‡ƒŽ-
‰—‘•‡‰‘…‹‘•›‘ϐ‹…‹ƒ•“—‡•‡Ž‘…ƒŽ‹œƒ„ƒ…‡”…ƒ†‡Žƒ‘†‡•ƒǡ…‘Ž‘‹ƒ—›ƒ’”‡…‹ƒ†ƒ
’‘”•—„—‡ƒƒ……‡•‹„‹Ž‹†ƒ†ǡ…‡”…ƒÀƒƒŽ…‡–”‘Š‹•–×”‹…‘ǡ‡•’ƒ…‹‘•ƒ„‹‡”–‘•‡‹—‡„Ž‡•
con valor patrimonial. Este conforma un primer momento de atracción tanto por nego-
…‹‘•›‘ϐ‹…‹ƒ•…‡”…ƒƒ•ƒŽƒ…‘Ž‘‹ƒ…‘‘’‘”—•‡…–‘”†‡Žƒ’‘„Žƒ…‹×“—‡ƒ’”‡…‹ƒŽƒ•
cualidades urbanas destacadas.

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‡–‡ƒ…–‹˜‹†ƒ†…‘‡”…‹ƒŽǤ׎‘‡š‹•–Àƒƒ“—‡ŽŽ‘•‡‰‘…‹‘•“—‡ƒ–‡†ÀƒŽƒ•†‡ƒ†ƒ•
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–À‰—‘•‡‰‘…‹‘•Ǥƒƒ’‡”–—”ƒ†‡Ž‘•†‹•–‹–‘•‡•–ƒ„Ž‡…‹‹‡–‘•…‘‡”…‹ƒŽ‡•‡Ž‘•ƒÓ‘•
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ƒ•—•˜‹˜‹‡†ƒ•“—‡Šƒ„Àƒ†‡Œƒ†‘ƒ„ƒ†‘ƒ†ƒ•‘”‡–ƒ†ƒ•Ǥ

Desde los años noventa, se destacan dos elementos que caracterizan la actividad co-
mercial en la colonia: la primera tiene que ver con el cambio de uso de suelo, apreciado
en casas cuyo uso habitacional fue cambiado por establecimientos comerciales como
‘ϐ‹…‹ƒ•ǡ…‘‡”…‹‘ƒŽ’‘”‡‘”›”‡•–ƒ—”ƒ–‡•ǢŽƒ•‡‰—†ƒ‡•‡Ž…ƒ„‹‘†‡‰‹”‘‡”…ƒ-
–‹Žǡ‡Ž…—ƒŽ‹’Ž‹…ƒ“—‡ƒ“—‡ŽŽ‘•‡•–ƒ„Ž‡…‹‹‡–‘•†‡„ƒŒ‘‹’ƒ…–‘…ƒ„‹‡•—‰‹”‘ƒƒŽ–‘
impacto, el cual comprende: impacto vecinal2 e impacto zonal3.

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 ’ƒ…–‘‡…‹ƒŽǣ•‘Žƒ•ƒ…–‹˜‹†ƒ†‡•†‡•ƒ””‘ŽŽƒ†ƒ•‡—‡•–ƒ„Ž‡…‹‹‡–‘‡”…ƒ–‹Žǡ“—‡’‘”•—•…ƒ”ƒ…–‡”À•–‹…ƒ•
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‡•–ƒ—”ƒ–‡•Ǣ Ǥ•–ƒ„Ž‡…‹‹‡–‘•†‡ ‘•’‡†ƒŒ‡Ǣ ǤŽ—„‡•”‹˜ƒ†‘•Ǣ›ǤƒŽƒ•†‡…‹‡…‘‘•‹˜‡–ƒ†‡„‡„‹†ƒ•
alcohólicas, teatros y auditorios. (Ley de Establecimientos Mercantiles del Distrito Federal, 2011:2 y 14).
ϯ
 ’ƒ…–‘‘ƒŽǣ•‘Žƒ•ƒ…–‹˜‹†ƒ†‡•†‡•ƒ””‘ŽŽƒ†ƒ•‡—‡•–ƒ„Ž‡…‹‹‡–‘‡”…ƒ–‹Ž“—‡’‘”•—•…ƒ”ƒ…–‡”À•–‹…ƒ•
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‡…‹‘ƒǤǦ‘…‘•‹†‡”ƒ†‘•†‡ ’ƒ…–‘‘ƒŽŽ‘•‡•–ƒ„Ž‡…‹‹‡–‘•‡”…ƒ–‹Ž‡•…—›‘‰‹”‘’”‹…‹’ƒŽ•‡ƒŽƒ˜‡–ƒ›Ȁ‘

183
ĚĎĘĆđĎēĆĘ

En lo que tiene que ver con cambios de uso de suelo, en la Condesa hay estableci-
‹‡–‘•…‘‡”…‹ƒŽ‡•›‘ϐ‹…‹ƒ•“—‡‡•–ž‘’‡”ƒ†‘…‘…‡”–‹ϐ‹…ƒ†‘•†‡…ƒ„‹‘†‡—•‘
†‡•—‡Ž‘‡‹–‹†‘•’‘”Žƒ‡…”‡–ƒ”Àƒ†‡‡•ƒ””‘ŽŽ‘”„ƒ‘›‹˜‹‡†ƒ†‡Ž‹•–”‹–‘ ‡†‡”ƒŽ
(SEDUVI), es decir, con legal funcionamiento. Cabe mencionar, que esta forma de cam-
bios de uso de suelo han sido pocos: de un total de 800 cambios de uso de suelo que se
dieron en el Distrito Federal de 1998 al 2012, 63 corresponden a la Delegación Cuau-
htémoc, y de estos, 11 corresponden a predios localizados en la Condesa (Figura N° 3).

‘ ‘„•–ƒ–‡ǡ –ƒ„‹± ˆ—…‹‘ƒ ƒ“—‡ŽŽ‘• ‡•–ƒ„Ž‡…‹‹‡–‘• …‘‡”…‹ƒŽ‡• › ‘ϐ‹…‹ƒ•


que han cambiado su antiguo uso habitacional, al margen de la ley4. Y su actual fun-
cionamiento es posible gracias a: “derechos adquiridos” 5, que son documentos que
†‡—‡•–”ƒ“—‡•—‡•–ƒ„Ž‡…‹‹‡–‘‡”…ƒ–‹ŽŠƒˆ—…‹‘ƒ†‘†‡•†‡ƒ–‡•†‡Žƒœ‘‹ϐ‹-
…ƒ…‹×†‡ŽŽƒƒ”…‹ƒŽ†‡‡•ƒ””‘ŽŽ‘”„ƒ‘†‡ͳͻͺʹ‘†‡Žƒ•‘†‹ϐ‹…ƒ…‹‘‡•…‘–‡-
pladas en los programas de desarrollo delegacional vigente; recurso de “amparo”, que
es un recurso emitido ante un ministerio público que posibilita su funcionamiento; y
’”ž…–‹…ƒ•†‡…‘””—’…‹×Ǥ‘”‡•–ƒ•”ƒœ‘‡•ǡŽƒœ‘‹ϐ‹…ƒ…‹×ƒ…–—ƒŽ†‡—•‘†‡•—‡Ž‘”‡ƒŽ‹-
zado por las autoridades encargadas al respecto (Figura N° 4), dista mucho del uso de
suelo real (Figura N° 5).

†‹•–”‹„—…‹×†‡„‡„‹†ƒ•ƒŽ…‘Š×Ž‹…ƒ•‡‡˜ƒ•‡ƒ„‹‡”–‘›Ȁ‘ƒŽ…‘’‡‘ǡ’ƒ”ƒ•—…‘•—‘‡‡Ž‹–‡”‹‘”Ǥ•‡‡•–ƒ„Ž‡…‡“—‡
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„‹†ƒ•ƒŽ…‘Š×Ž‹…ƒ••‡”žƒ’ƒ”–‹”†‡Žƒ•ͳͳǣͲͲŠ‘”ƒ•ƒŽƒ•ʹǣ͵ͲŠ‘”ƒ•Ǥ”–À…—Ž‘ʹ͹Ǥȋ‡›†‡•–ƒ„Ž‡…‹‹‡–‘•‡”…ƒ–‹Ž‡•
del Distrito Federal, 2011:2 y 17-18).
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ŽŽƒ
‡‡”ƒŽ†‡‡•ƒ””‘ŽŽ‘”„ƒ‘†‡Ž‹•–”‹–‘ ‡†‡”ƒŽ”‡…‘‘…‡“—‡Žƒ‹Ž‡‰ƒŽ‹†ƒ†Šƒ•‹†‘Žƒ˜Àƒž•—•ƒ†ƒ
(2003:34) en los cambios de uso de suelo.
ϱ
‡‡–‡†‡”ž’‘”‡”–‹ϐ‹…ƒ†‘†‡…”‡†‹–ƒ…‹×†‡•‘†‡Ž—‡Ž‘’‘”‡”‡…Š‘•†“—‹”‹†‘•ǡ‡Ž†‘…—‡–‘’ï„Ž‹-
…‘“—‡–‹‡‡’‘”‘„Œ‡–‘”‡…‘‘…‡”Ž‘•†‡”‡…Š‘•†‡—•‘†‡Ž•—‡Ž‘›•—’‡”ϐ‹…‹‡“—‡’‘”‡Žƒ’”‘˜‡…Šƒ‹‡–‘Ž‡‰À–‹‘›
continuo tienen los propietarios, poseedores o causahabientes de un bien inmueble, en su totalidad o en unidades
‹†‡–‹ϐ‹…ƒ„Ž‡•†‡±•–‡ǡ…‘ƒ–‡”‹‘”‹†ƒ†ƒŽƒ‡–”ƒ†ƒ‡˜‹‰‘”†‡Ž”‘‰”ƒƒ“—‡Ž‘•’”‘Š‹„‹×Ǥȋ‡›†‡‡•ƒ””‘ŽŽ‘”„ƒ‘
del Distrito Federal, 2010:35)

184
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

Figura N° 3
•‘•†‡•—‡Ž‘‡š’‡†‹†‘•’‘” ǡͷͿͿ;Ǧ͸Ͷͷ͸

—‡–‡ǣŽƒ„‘”ƒ…‹×’”‘’‹ƒ…‘†ƒ–‘•‘„–‡‹†‘•’‘”‡†‹‘†‡ϐ‹…‹ƒ†‡ ˆ‘”ƒ…‹×‹…ƒ†‡ Ǥ

Los cambios de giro mercantil responden a la mayor cantidad de transformaciones


de la actividad comercial que han impactado en las condiciones económicas y sociales
de los residentes de la Condesa6ǤŽ”‡•’‡…–‘ǡ—‹˜‡”•‹‘‹•–ƒ‡Žƒ…‘Ž‘‹ƒ‘•‡š’Ž‹…ƒ
los cambios de giro mercantil que provocaron la instauración de sus negocios comer-
…‹ƒŽ‡•ǢDz‡‰‘‡•–ƒ•‘ϐ‹…‹ƒ•ȏ‡—ƒ…ƒ•ƒȐ‡†‘†‡Šƒ‰‘’”‘›‡…–‘•ƒ”“—‹–‡…–א‹…‘•ǤǤǤǡ
›–‡‡‘•ȏ•‡”‡ϐ‹‡”‡ƒ‹–‡‰”ƒ–‡•†‡•—ˆƒ‹Ž‹ƒȐͷ”‡•–ƒ—”ƒ–‡•ǡ–‘†‘•‡Žƒ…‘†‡•ƒ
ȋǥȌǤ‘•ž•‹’‘”–ƒ–‡•‡•–ž‡‡•–ƒœ‘ƒǤ‘‡•–ƒ†‘†‡‡”ƒ—ƒ–‹–‘”‡”ÀƒŠƒ…‡ʹͲ
ƒÓ‘•ǡ‘–”‘‡”ƒ—ƒ–‹‡†‹–ƒ…‘‘‹•…‡Žž‡ƒǡ‘–”‘‡—ƒ‡”…‡”Àƒǡ‘–”‘‡”ƒŠƒ„‹–ƒ…‹‘ƒŽ
›Ž—‡‰‘ˆ—‡—ƒ’‹œœ‡”Àƒǡ›‘–”‘‡”ƒ—ƒ–‹‡†ƒ†‡”‘’ƒǤdzȋƒ˜‹†ǡ ˜‡”•‹‘‹•–ƒ‡ͷ”‡•-
taurantes). Estos cambios de giro mercantil han sido uno de los principales agravantes
que se han producido en la última década.

ϲ
Tanto los cambios de giro mercantil como los cambios de uso de suelo, dentro y fuera de la ley, han generado la
’”‡•‡…‹ƒ†‡ͳͲͲͻ‡•–ƒ„Ž‡…‹‹‡–‘•‡”…ƒ–‹Ž‡•…‘‰‹”‘†‡‘ϐ‹…‹ƒ•›Ȁ‘‡’”‡•ƒ•”‡‰‹•–”ƒ†ƒ•‡‡Žƒ†”א†‡•–ƒ„Ž‡-
cimientos Mercantiles, de las cuales 122 corresponden a giros de alto impacto. Información solicitada por el autor y re-
…‹„‹†ƒ‡Žʹʹ†‡Œ—‹‘†‡ʹͲͳͳ’‘”‡Ž ‡ˆ‡†‡‹†ƒ††‡‡’ƒ”–ƒ‡–‘†‡
‹”‘•‡”…ƒ–‹Ž‡•†‡Žƒ‡Ž‡‰ƒ…‹×—ƒ—Š–±‘…ǡ
Lic. Luis Mauricio López Ruiz.

185
ĚĎĘĆđĎēĆĘ

Figura N° 4
•‘†‡•—‡Ž‘ ǡ͸ͶͷͷǤ

—‡–‡ǣŽƒ„‘”ƒ…‹×’”‘’‹ƒ…‘„ƒ•‡‡‡Ž‹•–‡ƒ†‡ ˆ‘”ƒ…‹×
‡‘‰”žϐ‹…ƒ†‡Žƒ Ǥ

Estos cambios de uso de suelo y giro mercantil, dentro y fuera de la ley que se están
realizando en la colonia, forman parte de una visión por parte de las autoridades locales
†‡Šƒ…‡”†‡Žƒ‘†‡•ƒ—ƒ–”ƒ…–‹˜‘–—”À•–‹…‘ǡ‡š’Ž‘–ƒ†‘•—•…—ƒŽ‹†ƒ†‡•—”„ƒƒ•…‘‘
localización, accesibilidad, espacios abiertos y riqueza patrimonial; se incentiva una
creciente actividad comercial y cultural para ello. Estos cambios van a generar diversas
consecuencias económicas y sociales, entre ellas un cambio en la composición sociode-
‘‰”žϐ‹…ƒ†‡Žƒ…‘Ž‘‹ƒǡ–ƒ–‘’‘”Žƒ‡‹‰”ƒ…‹×…‘‘’‘”Žƒ‹‹‰”ƒ…‹×†‡Dz—‡˜‘•dz
residentes, la cual se presenta en la segunda mitad de la década del 2000, cuando co-
mienzan a surgir los establecimientos de impacto vecinal y de impacto zonal, localiza-
dos principalmente en la Av. Michoacán y en la Av. Tamaulipas. Además de diversos pro-
yectos inmobiliarios de varios pisos de construcción destinados para uso habitacional,
dirigidos a población de clase media – alta, algunos de los cuales hay actualmente en
construcción.

186
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Figura N° 5
Uso de suelo “actual”, 2011.

—‡–‡ǣŽƒ„‘”ƒ…‹×’”‘’‹ƒƒ’ƒ”–‹”†‡–”ƒ„ƒŒ‘†‡…ƒ’‘Ǥ

•ƒ•À…‘‘’‘†‡‘•‡…‹‘ƒ”“—‡Šƒ›†‘•‘‡–‘•‹’‘”–ƒ–‡•†‡Ž…”‡…‹‹‡-
to de establecimientos comerciales en la condesa, los cuales son: I) en los primeros años
de la década de los noventa, después de un proceso de pérdida de población y cierre de
‡•–ƒ„Ž‡…‹‹‡–‘•…‘‹‡œƒƒ‹•–ƒ—”ƒ”•‡‘ϐ‹…‹ƒ•›‡•–ƒ„Ž‡…‹‹‡–‘•†‡„ƒŒ‘‹’ƒ…–‘ǡ
que atraen nuevamente a un sector de la población vinculada a la colonia, es decir, re-
‰”‡•‘†‡ˆƒ‹Ž‹ƒ•‘Š‹Œ‘•†‡ˆƒ‹Ž‹ƒ•“—‡”‡–‘”ƒƒŽƒ‘†‡•ƒǢ› ȌŽƒ•…‘†‹…‹‘‡•†‡Žƒ
colonia en los noventas (apertura de establecimientos mercantiles, retorno de un sector
†‡Žƒ’‘„Žƒ…‹×›‡Œ‘”ƒ‹‡–‘†‡ƒŽ‰—‘•ƒ•’‡…–‘•…‘‘ƒŽ—„”ƒ†‘›•‡‰—”‹†ƒ†ȌŠ‹œ‘
’”‘’‹…‹‘ǡŒ—–‘ƒŽƒ•…—ƒŽ‹†ƒ†‡•—”„ƒƒ•†‡Žƒ‘†‡•ƒǡ“—‡‡•–ƒ…‘Ž‘‹ƒ•‡…‘ˆ‘”ƒ”ƒ
como un espacio idóneo para la llegada de establecimientos comerciales, en particuar
†‡ƒŽ–‘‹’ƒ…–‘ǡƒ•À…‘‘†‡‹˜‡”•‹×†‡‹‘„‹Ž‹ƒ”‹ƒ•’ƒ”ƒ†‡•ƒ””‘ŽŽƒ”‰”ƒ†‡•‡†‹ϐ‹-
cios para uso habitacional destinados para un sector de población de ingresos medios
›ƒŽ–‘•ǡŽ‘“—‡”‡’‡”…—–‡‡…ƒ„‹‘•‡Žƒ…‘’‘•‹…‹×•‘…‹‘†‡‘‰”žϐ‹…ƒ›‡†‡•’Žƒœƒ-
‹‡–‘•†‡’‘„Žƒ…‹×ǡ‡Ž‡‡–‘•“—‡˜ƒƒ…ƒ”ƒ…–‡”‹œƒ”Žƒ‰‡–”‹ϐ‹…ƒ…‹×‡Žƒ‘†‡•ƒǤ

187
ĚĎĘĆđĎēĆĘ

dكÄÝ¥ÊÙÑ®ÌÄÝʑ®Ê—›Ãʦم¥®‘ƒ

La colonia Condesa no escapa de la tendencia del proceso de pérdida de población


que ha venido sufriendo la ciudad central a lo largo de los últimos 40 años. Además, se
localiza en la delegación que más ha sufrido este proceso al pasar de 814.983 a 531.831
habitantes en el periodo de 1980 al 2010, lo que representa el 34,74% de pérdida de
población de toda la delegación. Según los Censos de Población y Vivienda de 1990 y
ʹͲͳͲ†‡Ž •–‹–—–‘ƒ…‹‘ƒŽ†‡•–ƒ†À•–‹…ƒǡ
‡‘‰”ƒϐÀƒ‡ ˆ‘”ž–‹…ƒȋ 
ȌǡŽƒ…‘Ž‘‹ƒ
Condesa pasó de una población de 15.916 a 11.797, es decir, una pérdida del 25.88% en
dicho periodo.

Siendo una colonia con los atributos urbanos antes mencionados, con creciente in-
versión de capital privado en comercio y del sector inmobiliario, la convierten en una
œ‘ƒƒ–”ƒ…–‹˜ƒǤ‹‡„ƒ”‰‘ǡŠƒ„”Àƒ“—‡’”‡‰—–ƒ”‘•Ǭ’ƒ”ƒ“—±•‡…–‘”‡•†‡Žƒ’‘„Žƒ-
…‹×‡’ƒ”–‹…—Žƒ””‡•—Ž–ƒƒ–”ƒ…–‹˜ƒǫǡ’—‡•–‘“—‡•‹–‘†ƒ˜Àƒ’”‡•‡–ƒ—ƒ’±”†‹†ƒ†‡’‘-
„Žƒ…‹×ǡǬ…—žŽ‡••‘Žƒ•…ƒ”ƒ…–‡”À•–‹…ƒ••‘…‹‘†‡‘‰”žϐ‹…ƒ•†‡Žƒ’‘„Žƒ…‹×‡‹‰”ƒ–‡›
’‘”“—±‡‹‰”ƒǫ›•‹†‡ŽƒÓ‘ͳͻͻͲƒŽʹͲͳͲ…‘–‹—ƒŽƒ’±”†‹†ƒ†‡’‘„Žƒ…‹×‘Šƒ†‹•‹-
—‹†‘ǡǬƒ“—±ˆƒ…–‘”‡•‘„‡†‡…‡ǫǤ

Si observamos la pérdida de población por rangos de edades encontramos que: en el


año 2000 la población de 0 a 14 años de edad era del 15,24% respecto al total del área
†‡‡•–—†‹‘ǡ›•‡”‡†—Œ‘ƒͳͲǡʹͳΨ’ƒ”ƒ‡ŽƒÓ‘ʹͲͳͲǡ•‹–—ƒ…‹×•‹‹Žƒ”•‡‘„•‡”˜ƒ…‘Ž‘•
rangos de 15 a 24 años, este grupo paso del 14,64% al 10,31%, en el mismo periodo,
razón por la cual, la reducción de la población de los 0 a los 24 años fue del 38,44% en
este periodo. De igual manera, otro rango de edad en el cual se ha visto un aumento
de la población es de 60 años y más en un 1,26%. Por otro lado, el rango de edad en el
que se muestra una tendencia contraria a la pérdida de población es de 25 a 59 años de
‡†ƒ†ǡŽƒ…—ƒŽ’ƒ•‘†‡—’‘”…‡–ƒŒ‡ͷͶǡʹͻΨƒ—͸ʹǡ͵ͻΨǡ‡–±”‹‘•ƒ„•‘Ž—–‘•’ƒ•‘†‡
7.144 a 7.360 habitantes, lo que representa un incremento del 3,02%. Razón por la cual
se intuye que la mayor cantidad de población que emigra de esta colonia se encuentra
en el rango de edad de los 0 a los 24 años, mientras que la población que permanece e
incluso la población que inmigra a la colonia se encuentra en el rango de 25 a 59 años
(Figura N° 6).

188
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

Figura N° 6
Variación de porcentajes de población respecto al total según rango de edades 2000 –
2010.

15,84 17,1

54,29

62,39

14,64

10,31

15,24
10,21

2000 2010

Población de 0 a 14 Población de 15 a 24

Población de 25 a 59 Población de 60 años y más

Fuente: Elaboración propia con datos de INEGI, Censo General del Población y Vivienda 2000 y 2010.

La pérdida de población no implica necesariamente pérdida de vivienda, puesto que


•‡‡•–ž…‘•–”—›‡†‘—‡˜‘•‡†‹ϐ‹…‹‘•Šƒ„‹–ƒ…‹‘ƒŽ‡•‡ƒ–‹‰—ƒ•…ƒ•ƒ•—‹ˆƒ‹Ž‹ƒ”‡•Ǥ
No obstante lo anterior, para el año 2010, de un total de 5.350 viviendas particulares tan
sólo 4.508 viviendas están habitadas, es decir, un 15,74% de vivienda están deshabita-

189
ĚĎĘĆđĎēĆĘ

†ƒ•‘ˆ—…‹‘ƒ…‘‘‘ϐ‹…‹ƒ•ǡ•‹‡†‘‡•–‡—‡Ž‡‡–‘“—‡…ƒ”ƒ…–‡”‹œƒ‡Ž—•‘‹””‡‰—Žƒ”
de suelo que se han propiciado en la colonia Condesa en los últimos años. Además de
Šƒ„‡”†‹•‹—‹†‘‡Ž—•‘†‡•—‡Ž‘Šƒ„‹–ƒ…‹‘ƒŽȋ‘ƒ•ÀŽƒ‘ˆ‡”–ƒ†‡˜‹˜‹‡†ƒȌ’‘”‡Ž—•‘
†‡•—‡Ž‘†‡‘ϐ‹…‹ƒǡ–ƒ„‹±Šƒ†‹•‹—‹†‘‡Žï‡”‘†‡‹–‡‰”ƒ–‡•’‘”˜‹˜‹‡†ƒǢ‡Ž
promedio de ocupantes por vivienda habitada según los censos de 1990, 2000 y 2010
ha disminuido de 3,2; 2,8 a 2,4 respectivamente.

Los cambios en la población que reside en la colonia, además de que ha disminuido


la población de los rangos de edad de 0 a 14, de 15 a 24 y de 60 años y más, y de haber
aumentado la población de entre los 25 a 59 años, se observan cambios en diversas
…ƒ”ƒ…–‡”À•–‹…ƒ• …‘‘ ƒŽˆƒ„‡–‹œƒ…‹×ǡ ‹•–”—……‹× •—’‡”‹‘” ‡ ‹‰”‡•‘•Ǥ ‘†‹…‹‘‡• “—‡
†‹•–‹‰—‡ƒ—•‡…–‘”†‡Žƒ’‘„Žƒ…‹×†‡…Žƒ•‡‡†‹ƒǡ’‘”ƒ””‹„ƒ†‡Žƒ•“—‡‡š‹•–Àƒ
hasta los años noventa. Actualmente, la Condesa es una de las colonias con los menores
’‘”…‡–ƒŒ‡•†‡ƒƒŽˆƒ„‡–‹•‘†‡Žƒ’‘„Žƒ…‹×†‡ͳͷƒÓ‘•›ž•‡Žƒ†‡Ž‡‰ƒ…‹×—ƒ—-
Š–±‘…ȋ•×Ž‘’‘”†‡„ƒŒ‘†‡Žƒ…‘Ž‘‹ƒ—ƒ—Š–±‘…›ƒƒˆƒ‡Ž“—‡’”‡•‡–ƒ‡‡ŽƒÓ‘
2005 sólo un 0,66% y 0,80% respectivamente), los cuales ha reducido en el periodo
†‡ͳͻͻͲƒʹͲͲͷƒŽ’ƒ•ƒ”†‡ͳǡͺͷΨƒͲǡͻͷΨǤ•À–ƒ„‹±ǡ‘–”‘†ƒ–‘ƒŽ”‡•’‡…–‘‡•‡Ž‹-
cremento suscitado en la población de 18 años y más con educación superior al pasar
†‡͵͹ǡ͸ͺΨƒͶͺǡͲͳΨ†‡Ž’‡”‹‘†‘†‡ͳͻͻͲƒʹͲͲͲǡ…ƒ‡–‡’‘”†‡„ƒŒ‘†‡Žƒ…‘Ž‘‹ƒ
—ž”‡œǡ “—‹‡ —‡•–”ƒ Ž‘• ƒ›‘”‡• ’‘”…‡–ƒŒ‡• †‡ ’‘„Žƒ…‹× …‘ ‡†—…ƒ…‹× •—’‡”‹‘”
en la delegación Cuauhtémoc, con 49,52%. Mientras que el grado promedio de escola-
ridad ascendió de 12,20 a 14,06 del año 2000 al 2010. Respecto a ingresos, en 1990 la
’‘„Žƒ…‹×“—‡’‡”…‹„Àƒ‡‘•†‡—•ƒŽƒ”‹‘À‹‘ȋ•Ȍ‡”ƒ†‡ͳ͹ǡͳͳΨǡ‹‡–”ƒ•“—‡
para el año 20007 dicha cifra disminuyó a 4,53%. Y donde las variaciones fueron más
acentuadas, se presenta en la población con ingresos mayores a los 5 (sm) al pasar de
ʹͷǡͷͷΨƒͷ͸ǡͳ͵Ψ‡‡Ž‹•‘’‡”‹‘†‘ȋ ‹‰—”ƒι͹ȌǡŽ‘“—‡•‹‰‹ϐ‹…ƒ“—‡‡Ž‘•‹‘•
ƒÓ‘•Šƒ›—ƒ”‡†—……‹×†‡Ž–‘–ƒŽ†‡Žƒ’‘„Žƒ…‹×“—‡’‡”…‹„Àƒ‹‰”‡•‘•‡‘”‡•ƒŽ‘•ͷ
(sm) disminuyendo de 74,44% a 43,87%.

•–‡ƒ”…ƒ†‘…”‡…‹‹‡–‘†‡Žƒ’‘„Žƒ…‹×“—‡‰ƒƒž•†‡ͷ•ƒŽƒ”‹‘•À‹‘•ƒŽ’ƒ-
sar del 25,55% al 56,13% de 1990 al año 2000, son cifras por arriba del promedio de la
población que reside en la delegación y en toda la ciudad (Cuadro N° 1). Otro elemento
“—‡‘•—‡•–”ƒŽƒ•…ƒ”ƒ…–‡”À•–‹…ƒ•†‡Žƒ’‘„Žƒ…‹×“—‡‡•–žŽŽ‡‰ƒ†‘ƒŽƒ‘†‡•ƒǤ

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Ž‡•‘†‡‘„Žƒ…‹×›‹˜‹‡†ƒ†‡ʹͲͳͲ‘ƒ‡ŒƒŽƒ˜ƒ”‹ƒ„Ž‡†‡‹‰”‡•‘•Ǥ

190
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

Figura N° 7
Percepción de ingresos, 1990 - 2000.
60,00%
56,13%

50,00%

40,00%

30,77%

30,00% 26,57% 25,55%


24,04%

20,00% 17,11%
15,30%

10,00%
4,53%

0,00%
Menos de 1 De 1 y hasta 2 De 2 y hasta 5 Más de 5 o no
especificado

1990 2000

Fuente: Elaboración propia con datos de INEGI, Censo General del Población y Vivienda 1990 y 2000.

Cuadro N° 1
Porcentaje de percepción de salarios mínimos en 2000.

Menos de 1 (%) De 1 a 2 (%) De 2 a 5 (%) Más de 5* (%)


Colonia Condesa 4.53 15.30 24.04 56.13
Delegación Cuauhtémoc 8.19 28.27 33.79 29.79
‹—†ƒ††‡±š‹…‘ 8.44 31.83 33.13 26.60

Fuente. Elaboración propia con datos de INEGI, Censo General del Población y Vivienda, 2000.
*Nota. Se consideran de los datos de la PEA ocupada aquellos que no se encuentran dentro de los rubros anteriores.

•–ƒ• …ƒ”ƒ…–‡”À•–‹…ƒ• •‘…‹‘†‡‘‰”žϐ‹…ƒ• ˜ƒ ƒ ”‡•’‘†‡” ƒ Ž‘• ‘˜‹‹‡–‘ †‡ ’‘Ǧ


blación en la Condesa, los cuales los podemos agrupar, de manera general, en dos mo-

191
ĚĎĘĆđĎēĆĘ

mentos importantes: 1) En los primeros años de la década de los noventas, al comenzar


ƒ…”‡…‡”Ž‘•‡•–ƒ„Ž‡…‹‹‡–‘•…‘‡”…‹ƒŽ‡•›‘ϐ‹…‹ƒ•ǡse aprecia un retorno de familias
‘Š‹Œ‘•†‡ˆƒ‹Ž‹ƒ•“—‡˜‹˜Àƒ‡Žƒ…‘†‡•ƒŠƒ•–ƒƒ–‡•†‡Ž•‹•‘†‡ͳͻͺͷǡ•‹–—ƒ…‹×
“—‡‘ƒŽ–‡”ƒ•‡•‹„Ž‡‡–‡Žƒ…‘†‹…‹×•‘…‹‘†‡‘‰”žϐ‹…ƒǢ›ʹȌLos primeros cambios
•‘…‹‘†‡‘‰”žϐ‹…‘•ǡ”‡Žƒ…‹‘ƒ†‘•…‘Žƒ•–”ƒ•ˆ‘”ƒ…‹‘‡•”‡…‹‡–‡•ǡ•‡‡’‹‡œƒƒ’‡”-
cibir a partir de mediados de la década del 2000, por dos razones básicamente; por un
lado un sector de la población que rentaba, al revalorizarse la colonia e incrementar las
rentas, tanto de vivienda como para establecimientos, se vieron en la necesidad de irse
ƒ‘–”‘••‹–‹‘•†‡Žƒ…‹—†ƒ†ǡ’”‹…‹’ƒŽ‡–‡—•‡…–‘”†‡Žƒ’‘„Žƒ…‹×“—‡Šƒ„ÀƒŽŽ‡‰ƒ†‘
ƒϐ‹ƒŽ‡•†‡Žƒ†±…ƒ†ƒ†‡Ž‘•‘…Š‡–ƒǤ‘”‘–”‘Žƒ†‘ǡŽƒ•’”‘„Ž‡ž–‹…ƒ•‰‡‡”ƒ†ƒ•’‘”‡Ž
…”‡…‹‹‡–‘†‡‡•–ƒ„Ž‡…‹‹‡–‘•…‘‡”…‹ƒŽ‡•›‘ϐ‹…‹ƒ•Š‹œ‘“—‡—•‡…–‘”†‡Žƒ’‘„Žƒ-
ción, dueños de vivienda, vendieran o rentaran y se fueron a vivir a otras zonas de la
…‹—†ƒ†ǡ‡•‹–‹‘•…‡”…ƒ‘•“—‡‘–—˜‹‡”ƒ‡•–‡‡š’Ž‘•‹˜‘…”‡…‹‹‡–‘…‘‡”…‹ƒŽǤ•–ƒ‡•
—ƒ–‡†‡…‹ƒ“—‡•‡’”‡˜±•—…‘–‹—ƒ…‹×•‡‰ï•‡…‘•–ƒ–ƒ‡‡Ž–”ƒ„ƒŒ‘†‡…ƒ’‘
realizado.

Respecto a la población que llega a la Condesa, se caracteriza por ser gente con ingre-
sos elevados –hasta el 2000 se incrementó la población con ingresos mayores a 5 sala-
”‹‘•À‹‘•ȂŒ×˜‡‡•’”‘ˆ‡•‹‘‹•–ƒ•†‡ž•†‡͵ͲƒÓ‘•›‡š–”ƒŒ‡”‘•“—‹‡‡•ƒ’”‡…‹ƒ
‡Žƒ…‘Ž‘‹ƒ—ƒ‘’‘”–—‹†ƒ††‡‹˜‡”•‹×ƒ•À…‘‘’‘”–”ƒ„ƒŒ‘‡‘ϐ‹…‹ƒ•‡Žƒ…‘Ž‘‹ƒ
o cercanas y que gustan del ambiente actual. Esto ha generado un cambio en la composi-
…‹×•‘…‹‘†‡‘‰”žϐ‹…ƒ†‡Žƒ…‘Ž‘‹ƒǤ‹„‹‡‡•…‹‡”–‘Žƒ…‘Ž‘‹ƒ‘†‡•ƒ•—”‰‡…‘‘—ƒ
…‘Ž‘‹ƒ†‡…Žƒ•‡‡†‹ƒǡŽƒ•…ƒ”ƒ…–‡”À•–‹…ƒ••‘…‹‘†‡‘‰”žϐ‹…ƒ•†‡Žƒ•…‘Ž‘‹ƒŠƒ‹…”‡-
mentado en diversos rubros, tales como ingresos y educación, y al mismo tiempo al ser
’‘„Žƒ…‹×†‡ž•†‡͵ͲƒÓ‘•ǡ•‹Š‹Œ‘•ǡ…‘ˆ‘”ƒŠ‘‰ƒ”‡•’‡“—‡Ó‘•ǡŽ‘“—‡…‘–”‹„—›‡
a una aparente pérdida de población.

ÊÄݛ‘ç›Ä‘®ƒÝ›‘ÊÄÌÝùÝʑ®ƒ½›Ý

Ž…”‡…‹‹‡–‘†‡Žƒƒ…–‹˜‹†ƒ†…‘‡”…‹ƒŽ›Ž‘•…ƒ„‹‘••‘…‹‘†‡‘‰”žϐ‹…‘•“—‡•‡Šƒ
presentado en la colonia han sido posibles gracias a la permisividad de las autoridades
Ž‘…ƒŽ‡•Ǥ‹„‹‡‡•…‹‡”–‘ǡ‘Šƒ‡š‹•–‹†‘—’”‘›‡…–‘†‡‹–‡”˜‡…‹×‡Žƒ„‘”ƒ†‘’‘”Žƒ•
ƒ—–‘”‹†ƒ†‡•†‡Ž‰‘„‹‡”‘†‡Žƒ‹—†ƒ††‡±š‹…‘’ƒ”ƒ†‡–‘ƒ”•—…”‡…‹‹‡–‘‡…‘×-
mico, este se ha ido construyendo desde el sector privado, poco a poco, lo que González
†‡‘‹×…‘‘Dz‘’‡”ƒ…‹×Š‘”‹‰ƒdzȋ
‘œžŽ‡œǡʹͲͲͺǣͳͻʹȌǡ”ƒœ×’‘”Žƒ…—ƒŽǡ•‡ƒϐ‹”ƒ
que la participación del gobierno en este crecimiento de la actividad comercial si bien
no ha sido de forma directa a partir de la elaboración de un proyecto, si ha desplegado
una serie de acciones para incentivar la inversión privada; como mantenimiento de es-
’ƒ…‹‘•ƒ„‹‡”–‘•ǡ‡Œ‘”ƒ‹‡–‘†‡ŽƒŽ—„”ƒ†‘’ï„Ž‹…‘ǡ†‡•’Žƒœƒ‹‡–‘†‡˜‡†‡†‘”‡•
ambulantes y fuerte presencia de seguridad pública.

192
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

El crecimiento de la actividad comercial, que hoy por hoy caracteriza a la colonia, ha


ganado mucha importancia en detrimento de la Condesa habitacional. En este sentido
las preocupaciones del gobierno de la ciudad giran en torno de las demandas del sector
privado para satisfacer solicitudes de apertura de negocios, licencias de funcionamiento
›‡Œ‘”ƒ‹‡–‘†‡•‡”˜‹…‹‘•’ï„Ž‹…‘•Ǥ†‡ž•ǡƒ—ƒ†‘ƒŽƒ•…—ƒŽ‹†ƒ†‡•—”„ƒƒ•†‡Žƒ
colonia, las autoridades destacan el crecimiento económico para hacer de esta colonia
un espacio atractivo tanto para turistas nacionales como internacionales8. Sin atender,
en muchos de los casos, las demandas de las asociaciones vecinales y vecinos de la co-
lonia.

Las autoridades locales, argumentan que la falta de atención de las demandas de los
˜‡…‹‘•ǡ‡’ƒ”–‹…—Žƒ”†‡ƒ“—‡ŽŽƒ•“—‡Œƒ•“—‡–‹‡‡“—‡˜‡”…‘Žƒ’‡”‹•‹˜‹†ƒ†Šƒ…‹ƒ
‡Ž…”‡…‹‹‡–‘†‡Žƒƒ…–‹˜‹†ƒ†…‘‡”…‹ƒŽǡ”‡•’‘†‡ƒ‹‡ϐ‹…‹‡…‹ƒ•†‡Žƒ”…‘Œ—”À†‹…‘ǤŽ
respecto, argumentan distintas autoridades:

“Lo que es una realidad es que es un fenómeno que ya se dio [habla del cre-
cimiento de establecimiento comerciales], o sea la autoridad como autoridad es
—›†‹ϐÀ…‹Ž“—‡ƒŠ‘”‹–ƒǡƒ‡•–ƒ•ƒŽ–—”ƒ•Ž‘’ƒ”‡‘Ž‘Š—„‹‡”ƒ’ƒ”ƒ†‘ƒ–‡•ǡ’‘”“—‡
son inversiones privadas y las leyes tienen márgenes y las autoridades tienen
márgenes. O sea, tú no puedes decirle a un particular, que está cumpliendo con la
ley, decirle; yo no quiero, y no lo haces, pues no, estas violentando sus derechos.
ȋǥȌ’—‡†‡•˜‹‘Ž‡–ƒ”Ž‡ƒ—’ƒ”–‹…—Žƒ”›†‡…‹”Ž‡Ǣ–—‘Ž‘Šƒ…‡•ǡ’‘”“—±ǡ
porque no quiero, pues no, eso no funciona, a veces los vecinos quisieran ver
eso, pero no lo puedes hacer como autoridad, eso es demagogia, eso es aplauso
fácil y decir no habrá ni uno más, pues de ti no depende, depende de las leyes.”
(Virginia, Jefa Delegacional 2003–2006).

DzǥƒŠ‘”ƒŠƒ›—ƒ—‡˜ƒŽ‡›ǡ†‘†‡ƒ–‡•–‡Àƒ•’ƒ”ƒƒ„”‹”ǡ–‡Àƒ•“—‡‹‰”‡•ƒ”
todos los documentos por el área de Ventanilla Única de la Delegación, ahora ya
‘‡•ƒ•ÀǡƒŠ‘”ƒ•‹’Ž‡›•‡…‹ŽŽƒ‡–‡–‡‹•…”‹„‡•’‘”‹–‡”‡–ǡ†‹…‡•Ǣ•‹–‡‰‘
todos estos papeles, le pones los números de folio, llega a la delegación a la di-
rección de gobierno y ellos lo único que pueden hacer es ver que sea cierto, au-
–‘ž–‹…ƒ‡–‡–‹‡‡•“—‡†ƒ”Ž‘ǤȋǥȌ‡”‘•‹ƒ–‹–‡‡•–ž†‹…‹‡†‘“—‡•‹–‹‡‡—•‘
de suelo, tú no puedes negar el permiso para un giro.” (Olinka, actual Directora
Territorial Roma-Condesa, 2012).

Es decir, las solicitudes de permiso de apertura o licencia de funcionamiento por


’ƒ”–‡†‡Ž‘•‹–‡”‡•ƒ†‘•“—‡†‡—‡•–”ƒ“—‡‡•ˆƒ…–‹„Ž‡‰”ƒ…‹ƒ•ƒŽ…‡”–‹ϐ‹…ƒ†‘†‡—•‘
†‡•—‡Ž‘“—‡‡š’‹†‡ ǡŽƒ†‡Ž‡‰ƒ…‹×†‡„‡‘–‘”‰ƒ”Ž‘•’‡”‹•‘•›Žƒ•Ž‹…‡…‹ƒ•ǡ

ϴ
Ž’”‡•‹†‡–‡†‡Žƒ‘…‹‡†ƒ††‡”“—‹–‡…–‘•›ƒ‹•ƒŒ‹•–ƒ•†‡±š‹…‘ǡƒ“—‹±Žƒ ‡…ƒ”‰×‡Ž”‘›‡…–‘†‡
˜Ǥ‹…Š‘ƒ…žǡ‡…‹‘ƒ“—‡–ƒ„‹±Šƒ–”ƒ„ƒŒƒ†‘…‘ŽƒDz‡…”‡–ƒ”Àƒ†‡—”‹•‘’ƒ”ƒŽƒ‹†‡ƒ†‡„ƒ””‹‘•ž‰‹…‘•
pero no ha prosperado”.

193
ĚĎĘĆđĎēĆĘ

‘ ‘„•–ƒ–‡ ›ƒ Šƒ› —ƒ …ƒ–‹†ƒ† ‡š…‡•‹˜ƒ9 de establecimientos mercantiles -según
‡…‹‘ƒŽƒ‡šǦŒ‡ˆƒ†‡Ž‡‰ƒ…‹‘ƒŽǦ’ƒ”ƒŽƒ…‘Ž‘‹ƒǤ‘”‡•–ƒ”ƒœ×ǡ—ƒ”‰—‡–‘†‡Žƒ
falta de instrumentos para controlar el crecimiento desproporcionado de estableci-
mientos comerciales se encuentra en una inadecuada planeación urbana:

Dzƒƒ•ƒ„Ž‡ƒŽ‡‰‹•Žƒ–‹˜ƒŽ‘“—‡–‡†”Àƒ“—‡Šƒ…‡”•‡”Àƒ——‡˜‘Žƒ‡-
legacional donde vecinos, asociaciones, la delegación, SEDUVI y conforme a la
‡š’‡”‹‡…‹ƒ“—‡›ƒ•‡–‹‡‡ǡ†‡…‹”Ǣ‡‡•–ƒœ‘ƒǡ’‘”†‡…‹”ǡ›ƒŠƒ›ͷͲͲ”‡•–ƒ—-
rantes, ya no puedes dar más autorización y cuando se clausura uno automá-
–‹…ƒ‡–‡‡•‡—•‘†‡•—‡Ž‘–‡†”Àƒ“—‡˜‘Ž˜‡”ƒ•‡”Šƒ„‹–ƒ…‹‘ƒŽǤ’”‡-
‰—–ƒ•“—‡Šƒ”Àƒ›‘ǡ›‘Šƒ”Àƒ‡•‘ǡ’‘”“—‡‡–‘…‡•‡’‡œƒ”Àƒ•ƒ”‡†—…‹”Ž‘•ǡ›
aquellos que no estuvieron conforme marcan las leyes, Ley ambiental, Ley de
‰‹”‘•‡”…ƒ–‹Ž‡•ǡ–‡†”Àƒ“—‡‡•–ƒ”ƒŠ‘”ƒ•‹…—ƒ†”ƒ†‹–‘•’‘”“—‡•‘’‡ƒ†‡
…Žƒ—•—”ƒǡ›…Žƒ—•—”ƒ•‹‰‹ϐ‹…ƒ”Àƒǡ‘•‡ǥƒŽƒ–‡”…‡”ƒ…Žƒ—•—”ƒ–‡“—‹–‘‡Ž—•‘†‡
suelo.” (Olinka, actual Directora Territorial Roma-Condesa, 2012).

‡‡•–ƒƒ‡”ƒǡ•‹‘‡š‹•–‡Ž‘•‹•–”—‡–‘•ƒ†‡…—ƒ†‘•†‡–”‘†‡—’Žƒ†‡†‡-
sarrollo urbano para frenar el crecimiento de la actividad comercial en la Condesa, el
‘–”‘’”‘„Ž‡ƒ‡•“—‡‘Šƒ›‡ϐ‹…‹‡…‹ƒ‡‡Ž…‘–”‘Ž†‡Žˆ—…‹‘ƒ‹‡–‘†‡Ž‘•‹•-
mos.

Esta participación de las autoridades locales ante el crecimiento comercial en la


colonia ha generado diversas consecuencias económicas y sociales, siendo una de
ellas la revalorización de los precios de renta y venta de los inmuebles tanto para uso
comercial10 como habitacional11. Los inversionistas interesados en la colonia en los
’”‹‡”‘•ƒÓ‘•†‡Ž—‡˜‘‹Ž‡‹‘ǡ–‡Àƒ’‘”Ž‘–ƒ–‘ǡ“—‡’ƒ‰ƒ”ž•’ƒ”ƒ‡•–ƒ„Ž‡…‡”•‡
en la zona, por lo cual, sus negocios, en muchos casos, responden a actividades comer-
ciales que se dirigen a una población de ingresos medios y altos, muchos de los giros
mercantiles son aquellos denominados de impacto vecinal e impacto zonal. El creci-
miento de estos establecimientos a mediados del 2000, denotó un rechazo de los mis-
mos y en particular hacia las autoridades que no hayan hecho lo necesario, siguiendo
un programa de desarrollo urbano –que las mismas autoridades han señalado sus
†‡ϐ‹…‹‡…‹ƒ•Ȃ’ƒ”ƒ…‘–”‘Žƒ”Žƒ…ƒ–‹†ƒ††‡ƒ’‡”–—”ƒ†‡‡•–ƒ„Ž‡…‹‹‡–‘•›”‡‰—Žƒ”•—

ϵ
Ž’”‡‰—–ƒ”Ž‡•‘„”‡“—±–‹’‘†‡•‘Ž‹…‹–—†‡•’”‡†‘‹ƒDz—…ŠÀ•‹ƒ•ǡŽ‘“—‡’ƒ•ƒ‡•“—‡›ƒ‘Šƒ›Ž—‰ƒ”‡•ǡ›ƒ
está copada gran parte de la colonia, ya no hay posibilidades de hacer más restaurantes. Pero las solicitudes de aper-
tura de restaurantes son permanentes, sobre todo de restaurantes. De hecho la zona donde era fundamentalmente de
restaurantes se está ampliando.” (Virginia, Jefa Delegacional 2003–2006).
ϭϬ
Dzƒ”‡–ƒ’ƒ”ƒƒ„”‹”—”‡•–ƒ—”ƒ–‡†‡ͳʹͲ;Šƒ…‡ͳͷƒÓ‘•–‡’‘†Àƒ…‘•–ƒ”ʹͲ‹Ž’‡•‘•›ƒŠ‘”‹–ƒ–‡’—‡†‡
…‘•–ƒ”ͳͷͲ‹ŽǤ‘†‘‡•–‘ǡ…‘‘†‡†‡•ƒ””‘ŽŽ‘–—”À•–‹…‘ǡ†‡‘†ƒ†‡Žƒ…‹—†ƒ†ǡ…‘„‘—–‹“—‡•ǡ”‡•–ƒ—”ƒ–‡•ǡ„ƒ”‡•ǡ•‡†ƒ
en los últimos 15 años.” (David, Inversionista en 5 restaurantes).
ϭϭ
Hay un aumento en los precios comerciales del m² de construcción para uso habitacional por arriba del prome-
dio de otras colonias cercanas, en el periodo del 2000 al 2010; mientras la colonia Condesa registra un aumento del
80,26%, la colonia Del Valle presenta un aumento del 34,06%, mientras que la colonia Polanco del 38,18%.

194
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

adecuado funcionamiento, lo que ha generado, entre otras problemáticas; falta de es-


–ƒ…‹‘ƒ‹‡–‘ǡ”—‹†‘ƒƒŽ–ƒ•Š‘”ƒ•†‡Žƒ‘…Š‡ǡ…‘‰‡•–‹‘ƒ‹‡–‘˜‹ƒŽǡ…‘ϐŽ‹…–‘•…‘
’‡”•‘ƒŽ†‡˜ƒŽ‡–’ƒ”‹‰ǡ„ƒ•—”ƒ‡˜Àƒ’ï„Ž‹…ƒǤ

Esta revalorización de la Condesa despertó también el interés por el sector inmo-


„‹Ž‹ƒ”‹‘ǡ“—‹‡‡•Šƒ…‘•–”—‹†‘†‡’ƒ”–ƒ‡–‘•‡‡†‹ϐ‹…‹‘•ǡ“—‡•‹‘Šƒ•‹†‘—-
chos en cantidad si han impactado fuertemente en la colonia12, atrayendo a un sector
de población de altos ingresos y contribuyendo a problemáticas antes mencionadas
como falta de estacionamiento y congestionamiento vial en distintas zonas de la co-
Ž‘‹ƒǤ‹‡–”ƒ•“—‡’”‘„Ž‡ž–‹…ƒ•…‘‘‡Ž”—‹†‘ƒƒŽ–ƒ•Š‘”ƒ•†‡Žƒ‘…Š‡ǡ…‘ϐŽ‹…–‘•
…‘’‡”•‘ƒŽ†‡˜ƒŽ‡–’ƒ”‹‰›„ƒ•—”ƒ‡˜Àƒ’ï„Ž‹…ƒ•‡’”‡•‡–ƒ‡’ƒ”–‹…—Žƒ”‡Žƒ
zona de restaurantes –tanto de impacto vecinal como zonal– en Av. Tamaulipas y Av.
Michoacán (Figura N° 8) que es la zona en la cual se han apreciado la mayor cantidad
de problemas sociales.

‹‰—”ƒν;
Localización de actividades económicas, 2011.

ϭϮ
Hasta el primer semestre del 2012, por diversas irregularidades, estaban suspendidas temporalmente por la
”‘…—”ƒ†—”Àƒ „‹‡–ƒŽ › †‡ ”†‡ƒ‹‡–‘ ‡””‹–‘”‹ƒŽ ȋˆ‘Ž‹‘ǣ ʹͲͳͳȀ͹ͺ͸Ȁ͵ͻͳȌ Žƒ• ‘„”ƒ• †‡ — ’”‘›‡…–‘ †‡•ƒ-
””‘ŽŽƒ†‘’‘”Žƒ ‘„‹Ž‹ƒ”‹ƒƒ‹–ƒǡ‡—ƒˆ—•‹×†‡’”‡†‹‘•Ȃ‡Žƒ•…ƒŽŽ‡•†‡ƒ‘”ƒ͹ͷ›͹͹› ‘•±ƒ•…‘…‡Ž‘•ͺͺ›
ͻʹȂ’‘”†‡•ƒ””‘ŽŽƒ”ͳͻʹ†‡’ƒ”–ƒ‡–‘•‡—ƒœ‘ƒ†‡„ƒŒƒ†‡•‹†ƒ†Ǥ

195
ĚĎĘĆđĎēĆĘ

—‡–‡ǣŽƒ„‘”ƒ…‹×’”‘’‹ƒƒ’ƒ”–‹”†‡–”ƒ„ƒŒ‘†‡…ƒ’‘Ǥ

La gran oposición y lucha vecinal se da por aquellos vecinos que han visto trans-
ˆ‘”ƒ†‘•—„ƒ””‹‘ǡ“—‹‡‡•Šƒ–”ƒ„ƒŒƒ†‘’ƒ”ƒ‡Œ‘”ƒ”Ž‘•‡•’ƒ…‹‘•ƒ„‹‡”–‘•ǡ›–‘†‘•
aquellos problemas que se han derivado en los últimos años. Esto ha propiciado que
•‡†‡–‡‰ƒǡ‡–”‡‘–”ƒ•ƒ……‹‘‡•Ǣ‹•–ƒŽƒ…‹×†‡’ƒ”“—À‡–”‘•ǡ†‡•ƒ””‘ŽŽ‘†‡‡•–ƒ…‹‘-
namientos subterráneos, el proyecto en la Av. Michoacán, regulación de franeleros por
’ƒ”–‡†‡Žƒ‡…”‡–ƒ”Àƒ†‡”ƒ„ƒŒ‘†‡Ž ǡ•‹‡„ƒ”‰‘ǡ•—‘’‘•‹…‹×›Ž—…Šƒ‡…‘–”ƒ
†‡Ž†‡•ƒ””‘ŽŽ‘†‡’”‘›‡…–‘•‹‘„‹Ž‹ƒ”‹‘•ǡ…‘‘‡†‹ϐ‹…‹‘•…‘‡Ž‡˜ƒ†‘•‹˜‡Ž‡•†‡…‘•-
trucción para vivienda y la apertura de establecimientos comerciales ha sido infructuo-
•ƒǤŽ”‡•’‡…–‘ǡŽƒ’”‡•‹†‡–ƒ†‡Žƒ•‘…‹ƒ…‹×‹‰‘•†‡Ž‘•ƒ”“—‡•±š‹…‘›•’ƒÓƒ
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intereses, pues claro, ellos tienen dinero, nosotros no tenemos dinero para hacer fotos-
táticas, tenemos que sacar de nuestro bolsillo, entonces ellos son los del dinero que son
Ž‘•“—‡†ƒƒŽƒ…‘””—’…‹×›ƒŠÀ–‹‡‡•Žƒ•‹–—ƒ…‹×Ǥdzȋƒ–‹Ž†‡ǡ”‡•‹†‡–‡›’”‡•‹†‡–ƒ
†‡Žƒ•‘…‹ƒ…‹×‹‰‘•†‡Ž‘•ƒ”“—‡•±š‹…‘›•’ƒÓƒȌǤ•–‘Šƒ…‡•—’‘‡”“—‡Žƒ•
asociaciones vecinales y los comités ciudadanos son escuchados por las autoridades
locales hasta un cierto ámbito, pero al chocar con fuertes intereses económicos, no son
–‘ƒ†‘•‡…—‡–ƒǤƒœ×’‘”Žƒ…—ƒŽǡ•‡ƒϐ‹”ƒ“—‡Ž‘•‹–‡”‡•‡•‡…‘×‹…‘••‘“—‹‡-
nes van dirigiendo las transformaciones en la colonia Condesa.

ÊÄÝ®—›Ùƒ‘®ÊěÝ¥®Äƒ½›Ý

Las transformaciones que se están produciendo en la colonia Condesa son parte de


una tendencia que se presenta en la ciudad neoliberal, cuya gestión urbana empresaria-
Ž‹•–ƒȋ ƒ”˜‡›ǡʹͲͲͳȌŠƒ„‡‡ϐ‹…‹ƒ†‘ƒŽ•‡…–‘”’”‹˜ƒ†‘Ǥƒ’ƒ”–‹…‹’ƒ…‹×†‡Žƒ•ƒ—–‘”‹†ƒ-
des locales en nuestro caso de estudio han sido: a) autorización de cambios de uso de
suelo, permisos de apertura de negocios y otorgamiento de licencias de funcionamien-
–‘•’‡”‹–‹‡†‘‡Ž…ƒ„‹‘†‡‰‹”‘‡”…ƒ–‹Ž†‡Ž‘•‡•–ƒ„Ž‡…‹‹‡–‘•…‘‡”…‹ƒŽ‡•†‡„ƒŒ‘
‹’ƒ…–‘ƒƒŽ–‘‹’ƒ…–‘Ǣ„Ȍƒ—•‡…‹ƒ†‡…‘–”‘Ž›˜‡”‹ϐ‹…ƒ…‹×†‡ˆ—…‹‘ƒ‹‡–‘ƒ…‘”†‡
a los distintos reglamentos vigentes; y c) distintas intervenciones en espacios abiertos,
como el mantenimiento del parque España y los camellones de la calle Mazatlán, me-
Œ‘”ƒ‹‡–‘†‡ŽƒŽ—„”ƒ†‘’ï„Ž‹…‘ǡ†‡•’Žƒœƒ‹‡–‘†‡˜‡†‡†‘”‡•ƒ„—Žƒ–‡•›ˆ—‡”–‡
presencia de seguridad pública.

Estas transformaciones son fomentadas por intereses económicos, en las cuales, el


discurso de la gestión urbana empresarialista se sostiene a partir de la carencia de ins-

196
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

trumentos adecuados de planeación urbana, además de una clara carencia de voluntad


’‘ŽÀ–‹…ƒ’ƒ”ƒ…‘–”‘Žƒ”›”‡‰—Žƒ”Žƒƒ…–‹˜‹†ƒ†…‘‡”…‹ƒŽ‡Žƒ…‘Ž‘‹ƒǡ‘•–”ž†‘•‡…‘-
’Žƒ…‹‡–‡•ƒŽ‘•‹–‡”‡•‡•’”‹˜ƒ†‘•Ǥ•ÀǡŽƒ‹˜‡”•‹×‡…‘×‹…ƒ•‡†‹”‹‰‡‡’ƒ”–‹…—Žƒ”ƒŽ
…ƒ„‹‘‡‡Ž—•‘ˆ—…‹‘ƒŽ†‡Ž‘•‡†‹ϐ‹…‹‘•ƒŽ’ƒ•ƒ”†‡—•‘Šƒ„‹–ƒ…‹‘ƒŽƒ—•‘…‘‡”…‹ƒŽ
›†‡‘ϐ‹…‹ƒ•ǡ…‘‹…‹†‹‡†‘…‘‡•–—†‹‘•“—‡†‡ϐ‹‡‡Ž’”‘…‡•‘†‡‰‡–”‹ϐ‹…ƒ…‹×‡…‹—-
†ƒ†‡•Žƒ–‹‘ƒ‡”‹…ƒƒ•ȋ ‘‡•Ƭƒ”Ž‡›ǡͳͻͻͶ›ͳͻͻͻǡ–‡‡ŽƬŽƒ—ˆ—•ǡʹͲͳͲȌǤ

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se caracterizan por la llegada de población de un sector mayores ingresos económicos,
Œ×˜‡‡•†‡ž•†‡͵ͲƒÓ‘•“—‡…‘ˆ‘”ƒŠ‘‰ƒ”‡•’‡“—‡Ó‘•ǦʹǤ͵Šƒ„‹–ƒ–‡•’‘”˜‹˜‹‡-
da- y gustan del ambiente generado, desplazando a dos grupos de población: a) quienes
no puede mantener los incrementos de las rentas de las viviendas y de los servicios pú-
blicos; y b) un grupo que ha visto alterada la calidad de vida en la colonia por diversas
problemáticas -en una colonia anteriormente con predominio habitacional- como falta
†‡‡•–ƒ…‹‘ƒ‹‡–‘ǡ…‘‰‡•–‹‘ƒ‹‡–‘˜‹ƒŽǡ”—‹†‘‡š…‡•‹˜‘ƒƒŽ–ƒ•Š‘”ƒ•†‡Žƒ‘…Š‡ǡ
‡š…‡•‘†‡„ƒ•—”ƒ›…‘ϐŽ‹…–‘•˜‡…‹ƒŽ‡•…‘’‡”•‘ƒŽ†‡˜ƒŽ‡–’ƒ”‹‰Ǥ

•ÀǡŽƒ•–”ƒ•ˆ‘”ƒ…‹‘‡•“—‡•‡Šƒ’”‡•‡–ƒ†‘‡Ž‘•‹‘•ƒÓ‘•‡Žƒ…‘Ž‘‹ƒ
Condesa responden a una reinversión privada principalmente a uso de suelo comercial,
‘†‹ϐ‹…ƒ†‘‡Ž’ƒ‹•ƒŒ‡—”„ƒ‘†‡Žƒ…‘Ž‘‹ƒǢ…ƒ„‹‘•‡Žƒ…‘’‘•‹…‹×•‘…‹‘†‡‘‰”ž-
ϐ‹…ƒǡ ƒ—‡–ƒ†‘ Žƒ ’‘„Žƒ…‹× …‘ ƒ›‘”‡• ‹‰”‡•‘• › ’”‘˜‘…ƒ†‘ †‡•’Žƒœƒ‹‡–‘•
de población de menores ingresos. Estos son elementos que, de acuerdo a Lees et. al.,
ȋʹͲͲͺǣͳͷͺȌǡ†‡ϐ‹‹”Àƒ‘•…‘‘‰‡–”‹ϐ‹…ƒ…‹×Ǥ

Z›¥›Ù›Ä‘®ƒÝ®½®Ê¦Ù…¥®‘ƒÝ

ͻ GACETA OFICIAL DEL DISTRITO FEDERAL. Ley de Desarrollo Urbano del Distrito
‡†‡”ƒŽǤͳͷ†‡Œ—Ž‹‘†‡ʹͲͳͲǤ‹•’‘‹„Ž‡‡‹–‡”‡–ǣŠ––’ǣȀȀ™™™ǤƒŽ†ˆǤ‰‘„ǤšȀƒ”…Š‹-
vo-2ec5c052a850fa2a8491 ca817aee8439.pdf

ͻ GACETA OFICIAL DEL DISTRITO FEDERAL. Ley de Establecimientos Mercantiles del


‹•–”‹–‘ ‡†‡”ƒŽǤʹͲ†‡‡‡”‘†‡ʹͲͳͳǤ‹•’‘‹„Ž‡‡‹–‡”‡–ǣŠ––’ǣȀȀ™™™Ǥ…‘•‡Œ‡-
”‹ƒǤ†ˆǤ‰‘„ǤšȀ—’Ž‘ƒ†•Ȁ‰ƒ…‡–ƒ•ȀͶ†͵͹„ͺ͹ʹ͹ƒƒͻͲǤ’†ˆ

ͻ GACETA OFICIAL DEL DISTRITO FEDERAL. Programa General de Desarrollo Urbano


†‡Ž‹•–”‹–‘ ‡†‡”ƒŽǡʹͲͲ͵Ǥ͵ͳ†‡†‹…‹‡„”‡†‡ʹͲͲ͵Ǥ‹•’‘‹„Ž‡‡‹–‡”‡–ǣŠ––’ǣȀȀ
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197
ĚĎĘĆđĎēĆĘ

”‹‘›’ƒ–”‹‘‹‘ǣƒ–‡”‹ƒŽ‡•†‡‹˜‡•–‹‰ƒ…‹× Ǥ±š‹…‘ǣ‹˜‡”•‹†ƒ† „‡”‘ƒ‡”‹-


cana Puebla, Universidad de Valladolid, Universidad Autónoma de Aguascalientes y
Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, 2008.

ͻ ǡǤ•’ƒ…‹‘•†‡Ž…ƒ’‹–ƒŽǤ ƒ…‹ƒ—ƒ‰‡‘‰”ƒϐÀƒ…”À–‹…ƒǤƒ†”‹†ǣƒŽǡʹͲͲͳǤ

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‡‡”ƒŽ†‡‘„Žƒ…‹×›‹˜‹‡†ƒǡͳͻͻͲǤ

ͻ INEGI. I Conteo de Población, 1995.

ͻ 
Ǥ ‡•‘
‡‡”ƒŽ†‡‘„Žƒ…‹×›‹˜‹‡†ƒǡʹͲͲͲǤ

ͻ INEGI, II Conteo de Población, 2005.

ͻ 
Ǥ ‡•‘
‡‡”ƒŽ†‡‘„Žƒ…‹×›‹˜‹‡†ƒǡʹͲͳͲǤ

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ǤƬǡǤŠ‡…‘–‡•–ˆ‘”–Š‡…‹–›…‡–”‡ǣ•–”‡‡––”ƒ†‡”•˜‡”•—•„—‹Ž-
dings. Bulletin of Latin American Research, 1994, Vol. 13, N° 1, p. 27-44.

ͻ ǡ
ǤƬǡǤŠ‡”‡…‘“—‡•–‘ˆ–Š‡Š‹•–‘”‹……‡–”‡ǣ—”„ƒ…‘•‡”˜ƒ–‹‘
ƒ†‰‡–”‹ϐ‹…ƒ–‹‘‹—‡„Žƒǡ‡š‹…‘Ǥ˜‹”‘‡–ƒ†Žƒ‹‰ǡͳͻͻͻǡ‘ŽǤ͵ͳǡι
9, p. 1547-1566.

ͻ ǡǤǢǡǤƬǡǤ
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‰”‡••Ǧ’ƒ’‡”•ȀŽƒ•ƒʹͲͳͲȀϐ‹Ž‡•ȀͳͻͻͺǤ’†ˆ

198
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ėĊĘĎĘęĊēĈĎĆĘĔĈĎĆđ
Víctor Delgadillo1

Z›ÝçÛÄ
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…‹˜‹Žǡ”‡ƒŽ‹œƒ†ƒ•ˆ”‡–‡ƒŽƒ…‘•–”—……‹×†‡‡‰ƒ’”‘›‡…–‘•—”„ƒ‘•‡Žƒ…ƒ’‹–ƒŽ‡š‹…ƒƒǤƒ
‹—†ƒ††‡±š‹…‘‡•‰‘„‡”ƒ†ƒ‹‹–‡””—’‹†ƒ‡–‡†‡•†‡ͳͻͻ͹’‘”—’ƒ”–‹†‘’‘ŽÀ–‹…‘†‡
Dz‹œ“—‹‡”†ƒdz“—‡‹’—Ž•ƒ’‘ŽÀ–‹…ƒ••‘…‹ƒŽ‡•ˆ‘…ƒŽ‹œƒ†ƒ•›†‡…‘”–‡…Ž‹‡–‡Žƒ”ǡ›’‘ŽÀ–‹…ƒ•—”„ƒƒ•
cada vez más neoliberales, que privilegian la realización de grandes negocios privados en se-
Ž‡…–‹˜‘•›”‡–ƒ„Ž‡•–‡””‹–‘”‹‘•—”„ƒ‘•ǤƒŒ‘—†‹•…—”•‘’”‘‰”‡•‹•–ƒ“—‡Šƒ„Žƒ†‡Žƒ…‘’‡–‹-
tividad urbana y de la creación de empleos y de la modernización de la ciudad, abiertamente
se promueven megaproyectos que directamente favorecen los negocios privados, generan opo-
•‹…‹×•‘…‹ƒŽ›…‘–”‹„—›‡ƒ†‹˜‹†‹”Žƒ…‹—†ƒ†‡—ƒ‡š…Ž—•‹˜ƒ’ƒ”ƒ”‹…‘•›‘–”ƒ‡š…Ž—‹†ƒ’ƒ”ƒ
pobres. Se trata de megaproyectos urbanos que han generado protestas ciudadanas y acciones
colectivas de resistencia que no han logrado articular un frente de lucha más amplio.
ƒŽƒ„”ƒ•…Žƒ˜‡ǣ‹—†ƒ††‡±š‹…‘ǡ…‹—†ƒ†‡‘Ž‹„‡”ƒŽǡ‡‰ƒ’”‘›‡…–‘•—”„ƒ‘•ǡ”‡•‹•–‡…‹ƒ
social.

Ýãك‘ã
This article reviews the most recent social turbulences and civil resistance actions, made
ƒ‰ƒ‹•– –Š‡ …‘•–”—…–‹‘ ‘ˆ —”„ƒ ‡‰ƒ’”‘Œ‡…–• ‹ ‡š‹…‘ ‹–›Ǥ ‡š‹…‘ ‹–› ‹•ǡ …‘–‹—‘—•Ž›
since 1997, governed by a “leftish” political party, who drives targeted social and clientelist
policies as well as increasingly neoliberal urban policies which privilege private business
‹ •‡Ž‡…–‹˜‡ ƒ† ’”‘ϐ‹–ƒ„Ž‡ —”„ƒ ƒ”‡ƒ•Ǥ †‡” ƒ ’”‘‰”‡••‹˜‡ †‹•…‘—”•‡ –Šƒ– •’‡ƒ• ‘ˆ —”„ƒ
…‘’‡–‹–‹˜‡‡••ǡŒ‘„…”‡ƒ–‹‘ƒ†…‹–›‘†‡”‹œƒ–‹‘ǡ–Š‡Ž‘…ƒŽ‰‘˜‡”‡–‘’‡Ž›’”‘‘–‡•
‡‰ƒ’”‘Œ‡…–•–Šƒ–†‹”‡…–Ž›•–‹—Žƒ–‡’”‹˜ƒ–‡„—•‹‡••ǡ‰‡‡”ƒ–‡•‘…‹ƒŽ‘’’‘•‹–‹‘ƒ†ˆ—”–Š‡”
†‹˜‹†‡–Š‡…‹–›‹–™‘’ƒ”–•ǡ‘‡‡š…Ž—•‹˜‡ˆ‘””‹…Šƒ†ƒ‘–Š‡”‡š…Ž—†‡†ˆ‘”’‘‘”ǤŠ‡•‡—”„ƒ
‡‰ƒ’”‘Œ‡…–• Šƒ˜‡ ‰‡‡”ƒ–‡† ’—„Ž‹… ’”‘–‡•–• ƒ† …‘ŽŽ‡…–‹˜‡ ”‡•‹•–ƒ…‡ ƒ…–‹‘• –Šƒ– Š‘™‡˜‡”
have failed to articulate a broader battlefront.
‡›™‘”†•ǣ‡š‹…‘‹–›ǡ‡‘Ž‹„‡”ƒŽ‹–›ǡ”„ƒ‡‰ƒ’”‘Œ‡…–•ǡ‘…‹ƒŽ‡•‹•–ƒ…‡Ǥ

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‘Ž‡‰‹‘†‡ —ƒ‹†ƒ†‡•›‹‡…‹ƒ•‘…‹ƒŽ‡•†‡Žƒ‹˜‡”•‹†ƒ†—–א‘ƒ†‡Žƒ‹—†ƒ††‡±š‹…‘Ǥ
Correo electrónico: victor_delgadill@hotmail.com

199
ŃĈęĔėĊđČĆĉĎđđĔ

ƒ ‹—†ƒ† †‡ ±š‹…‘ ‘ ‹•–”‹–‘ ‡†‡”ƒŽ2 (DF) es una de las urbes más habitadas del
—†‘ǡ—‡š–”ƒ‘”†‹ƒ”‹‘Žƒ„‘”ƒ–‘”‹‘—”„ƒ‘›Žƒ…ƒ’‹–ƒŽ†‡—‘†‡Ž‘•’ƒÀ•‡•ž•†‡•-
iguales, en términos socioeconómicos, y más neoliberales del planeta. Desde que la ca-
’‹–ƒŽ‡š‹…ƒƒ…‘“—‹•–×—‰‘„‹‡”‘†‡‘…”ž–‹…‘Ž‘…ƒŽǡ‡ͳͻͻ͹ǡ—’ƒ”–‹†‘†‡…‡–”‘
‹œ“—‹‡”†ƒƒ†‹‹•–”ƒ‹‹–‡””—’‹†ƒ‡–‡‡Ž …‘’‘ŽÀ–‹…ƒ••‘…‹ƒŽ‡•ˆ‘…ƒŽ‹œƒ†ƒ•ȋ“—‡
aminoran, pero no combaten la pobreza que alcanza al 50% de la población residente)
›’‘ŽÀ–‹…ƒ•—”„ƒƒ•ǡ…ƒ†ƒ˜‡œž•‡‘Ž‹„‡”ƒŽ‡•ǡ“—‡’”‹˜‹Ž‡‰‹ƒŽƒ”‡ƒŽ‹œƒ…‹×†‡‰”ƒ†‡•
negocios privados en selectivos y rentables territorios urbanos.

ƒŒ‘—†‹•…—”•‘’”‘‰”‡•‹•–ƒ›†‡Dz‹œ“—‹‡”†ƒdzǡ“—‡ƒŽ…ƒœƒŽƒϐ‹”ƒ†‡—ƒCarta por
el Derecho a la Ciudad, el Gobierno del Distrito Federal (GDF) promueve abiertamente
proyectos que directamente favorecen los negocios privados, generan oposición social y
…‘–”‹„—›‡ƒ†‹˜‹†‹”Žƒ…‹—†ƒ†ǡ‡—ƒ‡š…Ž—•‹˜ƒ’ƒ”ƒ”‹…‘•›‘–”ƒ‡š…Ž—‹†ƒ’ƒ”ƒ’‘„”‡•Ǥ
–”‡Ž‘•‡‰ƒ’”‘›‡…–‘•”‡…‹‡–‡•†‡•–ƒ…ƒŽ‘•‡‰—†‘•‹•‘•†‡’‡ƒŒ‡ƒŽƒ•’”‹…‹’ƒ-
les vialidades de la ciudad; la “recuperación” de una parte del centro histórico; el glo-
balizado centro Santa Fe; y el intento de transferencia de equipamientos comunitarios
ƒŽ•‡…–‘”’”‹˜ƒ†‘Ǥ‡–”ƒ–ƒ†‡—ƒ’‘ŽÀ–‹…ƒ†‡‘†‡”‹œƒ…‹×•‡Ž‡…–‹˜ƒ†‡Žƒ…‹—†ƒ†ǡ“—‡
destina recursos públicos para facilitar la inversión y los negocios privados, y para me-
Œ‘”ƒ”Žƒ‹ˆ”ƒ‡•–”—…–—”ƒ›‡Ž‡•’ƒ…‹‘’ï„Ž‹…‘†‡ƒŽ‰—ƒ•ž”‡ƒ•—”„ƒƒ•ǡ„ƒŒ‘‡Ž†‹•…—”•‘
de la competitividad y la generación de empleos.

ƒƒ›‘”Àƒ†‡‡•–‘•‡‰ƒ’”‘›‡…–‘•—”„ƒ‘•Šƒ‰‡‡”ƒ†‘’”‘–‡•–ƒ•†‡…‹—†ƒ†ƒ‘•
que sienten afectados sus intereses o sus derechos humanos. Se trata de movimientos
sociales y de acciones colectivas de resistencia que no han logrado articular un frente de
lucha más amplio, aunque en la delegación Azcapotzalco la movilización social consiguió
”‡˜‡”–‹”Žƒ’”‹˜ƒ–‹œƒ…‹×†‡—…‡–”‘†‡’‘”–‹˜‘Ǥ‡•–‡…‘–‡š–‘ǡ—…‘•‹†‡”ƒ„Ž‡•‡…-
–‘”†‡ŽŽŽƒƒ†‘‘˜‹‹‡–‘”„ƒ‘‘’—Žƒ”ȋȌ‘•‡ƒ‹ϐ‹‡•–ƒ•‹‘–À‹†ƒ‡–‡
ˆ”‡–‡ƒ—‰‘„‹‡”‘“—‡…‘•‹†‡”ƒ’”‘’‹‘›ƒ—’ƒ”–‹†‘’‘ŽÀ–‹…‘…‘‡Ž“—‡Šƒ–‡Œ‹†‘
—ƒ‹„”‹…ƒ†ƒ”‡††‡ƒ”–‹…—Žƒ…‹‘‡••‘…‹ƒŽ‡•›’‘ŽÀ–‹…ƒ•ȋƒ‡—†‘†‡…‘”–‡…Ž‹‡–‡Žƒ”Ȍǡ
’—‡•‹’‘”–ƒ–‡•ŽÀ†‡”‡•‡‡”‰‹†‘•†‡ŽƒŽ—…Šƒ•‘…‹ƒŽŠƒ’ƒ•ƒ†‘ƒˆ‘”ƒ”’ƒ”–‡†‡Žƒ
…Žƒ•‡’‘ŽÀ–‹…ƒǡ…‘‘†‹’—–ƒ†‘•Ž‘…ƒŽ‡•‘ˆ—…‹‘ƒ”‹‘•’ï„Ž‹…‘•†‡•‡‰—†ƒ…ƒ–‡‰‘”ÀƒǤ

•–‡ƒ”–À…—Ž‘–‹‡‡…‘‘’”‘’ו‹–‘”‡˜‹•ƒ”ƒŽ‰—ƒ•†‡Žƒ•ž•”‡…‹‡–‡•–—”„—Ž‡…‹ƒ•
sociales y acciones de resistencia civil frente a la realización de megaproyectos
‡‘Ž‹„‡”ƒŽ‡•‡‡Ž ǤŽƒ”–À…—Ž‘ƒ„‘”†ƒŽ‘••‹‰—‹‡–‡•–‡ƒ•ǣͳǤƒ„”‡˜‡†‡•…”‹’…‹×
de la metrópoli y de sus principales tendencias de desarrollo urbano, para mostrar la
‡‘”‡ …‘’Ž‡Œ‹†ƒ† †‡ —ƒ —”„‡ ‰‘„‡”ƒ†ƒ †‡ ƒ‡”ƒ ˆ”ƒ‰‡–ƒ†ƒ ’‘” †‹ˆ‡”‡–‡•
gobiernos con distintas atribuciones sobre el territorio. 2. Una reseña de las principales

Ϯ
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200
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neoliberales. Brevemente me detendré en presentar La Carta de la Ciudad de México
por el Derecho a la Ciudad (a quién sabe qué ciudad), suscrita por el GDF, en un acto de
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como estrategia para (según ellos) cambiar el estado de las cosas. 3. La presentación de
la modernización selectiva del territorio, a través de la promoción de megaproyectos
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participación ciudadana, incrementa las atribuciones discrecionales del gobierno y
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sociales realizadas desde el año 2000 en contra de la construcción de megaproyectos
urbanos en el DF. 5. El último apartado plantea una serie de interrogantes en torno a
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gestión urbana neoliberal que practican tanto el gobierno local, de centro “izquierda”, y
el gobierno federal, abiertamente conservador y ultra neoliberal.

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vestido, vivienda, salud, transporte y educación) alcanzó al 47,4% de la población, es de-
…‹”ǡͶͻǡʹ‹ŽŽ‘‡•†‡‡š‹…ƒ‘•‡•–ž•—‹†‘•‡Žƒ’‘„”‡œƒ‡—‡–‘”‘†‡‹‡“—‹†ƒ†
y de persistente disparidad de desarrollo entre regiones y grupos étnicos (CONEVAL,
2009): la décima parte de la población nacional gana más de 40% de los ingresos totales
y la décima parte de la población más pobre obtiene solo el 1,1%. En alto contraste, Mé-
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2012)3 (lo que equivale alrededor del 8,14% del Producto Interno Bruto del año 2011).
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201
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algunos poblados dispersos muy cercanos, abarcan a 16 Delegaciones del Distrito Fe-
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impresionante proceso de urbanización que incrementó su población de 344 mil habi-
tantes en 1900, a 8,8 millones de habitantes en 2010 (Cuadro Nº1).

Cuadro N° 1
Zona Metropolitana del Valle de México - Población 1950-2010

Población absoluta

Entidades 1950 1960 1970 1980 1990 2000 2010

Distrito 3,050,442 4,870,876 6,874,165 8,831,079 8,235,744 8,605,239 8,851,043


Federal
59 Munici- 472,346 807,389 2,399,039 5,609,725 7,297,758 9,745,094 11,151,276
pios Estado
†‡±š‹…‘
Tizayuca, 5,096 6,037 8,703 16,454 30,293 46,344 97,461
Estado de
Hidalgo
 3,527,884 5,684,302 9,281,907 14,457,258 15,563,795 18,396,677 20,099,780
Fuente: Elaboración propia con base a datos del INEGI.

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incrementó su población en 4.6 millones de personas, para pasar de 15,5 a 20,1 millo-
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un decrecimiento de 435.046 habitantes.

ͻ 8 Delegaciones, que contienen suelo de conservación ecológico, que


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1.050.345 habitantes.

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202
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pansión de las actividades terciarias en territorios con gran accesibilidad, los cambios
†‡—•‘†‡Ž•—‡Ž‘ȋ†‡˜‹˜‹‡†ƒƒ…‘‡”…‹‘•ǡ‘ϐ‹…‹ƒ•›„‘†‡‰ƒ•Ȍǡ‡Ž‡˜‡Œ‡…‹‹‡–‘†‡Žƒ
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“pobre”: el INEGI (2010) registró que entre 2005 y 2010 un total de 382.202 habitantes
†‡Ž •‡‡•–ƒ„Ž‡…‹‡”‘‡Ž‘•—‹…‹’‹‘•†‡Ž•–ƒ†‘†‡±š‹…‘Ǥ•–‡±š‘†‘†‡’‘„Žƒ-
ción está directamente vinculado a la vivienda, pues el DF es una ciudad muy cara para
su población, quien encuentra en los municipios periféricos una oferta de vivienda en
terrenos baratos accesible a sus ingresos. Sin embargo, el despoblamiento de las áreas
…‡–”ƒŽ‡••‡‘†‹ϐ‹…×’ƒ”…‹ƒŽ‡–‡’‘”Žƒ’‘ŽÀ–‹…ƒ’ï„Ž‹…ƒ“—‡‡Ž
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y 2006.

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ca se apoya en la descentralización de atribuciones a los municipios, la privatización
de la propiedad colectiva, la desregulación urbana y habitacional, y la mutación de los
‘”‰ƒ‹•‘•’ï„Ž‹…‘•†‡˜‹˜‹‡†ƒȋ†‡…‘•–”—…–‘”‡•ƒϐ‹ƒ…‹ƒ†‘”‡•ȌǤ•–‡‘†‡Ž‘Šƒ-
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203
ŃĈęĔėĊđČĆĉĎđđĔ

su derecho a elegir a sus gobernantes locales4. Desde entonces el DF ha sido gobernado


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concursar por esos recursos. Se trata de formas de operación dictadas
por el Banco Interamericano de Desarrollo, que indican que frente a la
†‹‡•‹×†‡Ž’”‘„Ž‡ƒ›Ž‘•ƒ‰”‘•’”‡•—’—‡•–‘•’ï„Ž‹…‘•ǣŽ‘‡Œ‘”
es “hacer más con menos”, que los pobres compitan por aplicar dichos
ˆ‘†‘•’ï„Ž‹…‘•‡•—•„ƒ””‹‘•ǡ›’”‡‹ƒ”ƒŽ‘•Dz‰ƒƒ†‘”‡•dzǤ“—À‘Šƒ›
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ϱ
A diferencia del Derecho Privado que dice que somos iguales ante la ley, los Derechos Sociales aspiran a la equi-
dad y la protección social y económica en una sociedad integrada por desiguales.

204
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

>ĂƐƵƐĐƌŝƉĐŝſŶĚĞƵŶĂĂƌƚĂƉƌŽŐƌĞƐŝƐƚĂ͕ƵŶĞũĞƌĐŝĐŝŽĚĞŵĂƌŬĞƟŶŐƉŽůşƟĐŽ

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 ›ƒŽ‰—‘•‘”‰ƒ‹•‘•…‹˜‹Ž‡•ϐ‹”ƒ”‘La Carta de la Ciudad
de México por el Derecho a la Ciudad. Se trata de una iniciativa de las organizaciones no
gubernamentales (ONG) y del MUP, que se remonta a la realización del Foro Social Mun-
†‹ƒŽ•‡……‹×±š‹…‘‡ʹͲͲͺǡƒŽƒ“—‡•‡•—ƒ”‘Žƒ‘‹•‹×†‡‡”‡…Š‘• —ƒ‘•†‡Ž
DF y otras dependencias del GDF. Esta Carta reivindica una gestión urbana democrática,
—ƒ’ƒ”–‹…‹’ƒ…‹×…‹—†ƒ†ƒƒ‡–‘†‘•Ž‘•ž„‹–‘•†‡Žƒ‰‡•–‹×›Žƒ•’‘ŽÀ–‹…ƒ•—”„ƒƒ•ǡ
›“—‡Žƒ…‹—†ƒ†‘‡•—ƒ‡”…ƒ…Àƒǡ•‹‘—‡•’ƒ…‹‘†‡†‡•ƒ””‘ŽŽ‘Š—ƒ‘†‡‹–‡”±•
…‘Ž‡…–‹˜‘›…‘—ƒˆ—…‹×•‘…‹ƒŽǤŽ‡”‡…Š‘ƒŽƒ‹—†ƒ†‡•†‡ϐ‹‹†‘ƒ“—À…‘‘ǣ—†‡-
recho colectivo de los habitantes y usuarios al usufructo equitativo de las ciudades. Sin
‡„ƒ”‰‘ǡƒ†ƒ†‡Ž‘“—‡‡•–‡–‡š–‘•‡ÓƒŽƒ•‡”‡ƒŽ‹œƒ‡Žƒ’”ž…–‹…ƒȋ‡Ž‰ƒ†‹ŽŽ‘ǡʹͲͳʹȌǤ•À
’‘”‡Œ‡’Ž‘ǣ

ͻ La Carta señala el derecho de la población a ser informada y la obligación


del gobierno para consultar a la gente en la realización de proyectos
urbanos, cosa que el GDF no tiene por costumbre hacer ni antes ni
después de la suscripción de esa Carta.

ͻ Se pretende inhibir la especulación inmobiliaria y adoptar normas


—”„ƒƒ•’ƒ”ƒ—ƒŒ—•–ƒ†‹•–”‹„—…‹×†‡Žƒ•…ƒ”‰ƒ•›„‡‡ϐ‹…‹‘•‰‡‡”ƒ†‘•
por el desarrollo urbano, pero esto no fue incluido en la Ley de Desarrollo
Urbano del DF, reformada en el mismo mes que se suscribió esta Carta
ȋŒ—Ž‹‘†‡ʹͲͳͲȌǤ•Àǡ‡Ž…‘’”‘‹•‘’‘ŽÀ–‹…‘…‘‡Ž›Žƒ•
†‹…‡
—ƒ…‘•ƒǡ’‡”‘‡Žƒ”…‘Œ—”À†‹…‘†‹…‡‘–”ƒǤ

ͻ ‡Šƒ„Žƒ†‡‹’Ž‡‡–ƒ”’‘ŽÀ–‹…ƒ•†‡”‡…—’‡”ƒ…‹×†‡‹—‡„Ž‡•‘…‹‘•‘•
para la realización de proyectos de vivienda popular y de producción
•‘…‹ƒŽ†‡ŽŠž„‹–ƒ–Ǥ‡”‘‡Žƒ’”ž…–‹…ƒ‘Šƒ›‹•–”—‡–‘•Œ—”À†‹…‘•“—‡
le den esas atribuciones al gobierno.

ͻ Se habla incluso de obligaciones y responsabilidades, de violaciones y de


‡š‹‰‹„‹Ž‹†ƒ†Œ—”À†‹…ƒǡ’‘ŽÀ–‹…ƒ›•‘…‹ƒŽ’ƒ”ƒ†‡ƒ†ƒ”‡Ž…—’Ž‹‹‡–‘†‡
esa Carta, pero ésta no es una ley.

Otras preguntas que hago al cuidadoso nombre de La Carta de la Ciudad de México


por el derecho a la ciudad•‘ǣǬ†‡“—±…‹—†ƒ†•‡Šƒ„ŽƒǫǡǬ’‘”“—±‡•ƒƒ”–ƒ‘•‡ŽŽƒƒ
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205
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ción ciudadana consignados en las legislaciones.

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los cambios en los usos de suelo (zonas habitacionales pueden ser
”ž’‹†ƒ‡–‡…‘˜‡”–‹†ƒ•‡•‹–‹‘•…‘‡”…‹ƒŽ‡•›‡†‹ϐ‹…‹‘•…‘‰”ƒ†‡•
densidades), sin necesidad de la aprobación de los residentes en las
“consultas vecinales”, pues éstas fueron derogadas

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Žƒ ˜‹•‹–ƒ › ƒ•‡•‘”Àƒ †‡Ž ‡š ƒŽ…ƒŽ†‡ †‡ —‡˜ƒ ‘” ’”‘‘–‘” †‡ Žƒ …‡”‘
tolerancia, criminaliza la pobreza y el empleo informal en los espacios
’ï„Ž‹…‘• †‡ ‰”ƒ ”‡–ƒ„‹Ž‹†ƒ†ǡ › Ž‡ ‘–‘”‰ƒ ‹•–”—‡–‘• Œ—”À†‹…‘• ƒŽ
gobierno local para eliminar las actividades indeseables (vendedores
ambulantes y servicios informales como los limpiaparabrisas y
“cuidadores” de autos) en territorios selectos.

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ca que, e—ƒ”†‡’”‘„Ž‡ƒ•—”„ƒ‘•ȋ–”žϐ‹…‘ǡ…‘–ƒ‹ƒ…‹×ǡ‹•‡‰—”‹†ƒ†’ï„Ž‹…ƒǡ
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ciudad más rentables, lo que a su vez ‰‡‡”ƒ„‡‡ϐ‹…‹‘•’ƒ”ƒ—‘•…—ƒ–‘•Ǥ

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guientes megaproyectos urbanos: remozamiento del Paseo de la Reforma; recuperación
de una pequeña parte del Centro Histórico (la misma zona “recuperada” 10 años atrás
por el gobierno del presidente Salinas); construcción de “segundos pisos” a una parte
†‡Ž‹ŽŽ‘‡”‹ˆ±”‹…‘Ǣƒ–‡Žƒ•…”À–‹…ƒ•“—‡•‡Šƒ…Àƒ’‘”’”‹˜‹Ž‡‰‹ƒ”‡Ž–”ƒ•’‘”–‡‡ƒ—–‘
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206
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

bús; se construyeron los Puentes de los Poetas para dar accesibilidad al centro Santa Fe
›•‡‹•–‹–—…‹‘ƒŽ‹œ×—ϐ‹†‡‹…‘‹•‘†‡ƒ—–‘‰‘„‹‡”‘’ƒ”ƒ‡•–‡‡š…Ž—•‹˜‘›‡š…Ž—›‡–‡
enclave urbano. Asimismo, para la recuperación del Centro Histórico se creó un Consejo
Consultivo –que a nadie consulta- presidido por el inversionista más rico del mundo,
“—‹‡”‡ƒŽ‹œƒ‡‰‘…‹‘•‹‘„‹Ž‹ƒ”‹‘•›ƒ……‹‘‡•†‡ϐ‹Žƒ–”‘’Àƒȋ“—‡‡±š‹…‘–ƒ„‹±
•‘‡‰‘…‹‘•’”‹˜ƒ†‘•Ȍǡƒ’ƒ”ƒ†‘‡‹…‡–‹˜‘•ϐ‹•…ƒŽ‡•›ƒ†‹‹•–”ƒ–‹˜‘•’ƒ”ƒŽƒ”‡…—-
peración del “patrimonio de la humanidad”.

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tinuidad y se sumaron otros: la recuperación del Centro Histórico se amplió a la zona
“—‡ …‘…‡–”ƒ …ƒ•‹ –‘†‘• Ž‘• ‘—‡–‘• Š‹•–×”‹…‘• ‡†‹ϐ‹…ƒ†‘•ǡ ƒ—“—‡ Žƒ• ƒ……‹‘‡•
continúan privilegiando la zona donde el inversionista más rico del mundo realiza sus
inversiones7ǢŽƒ…‘•–”—……‹×†‡Dz•‡‰—†‘•’‹•‘•dzȂƒŠ‘”ƒ†‡’‡ƒŒ‡›…‘…‡•‹‘ƒ†‘•ƒŽ
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ras públicas regaladas por el GDF; la construcción de la Plaza Mariana, un megaproyecto
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potzalco.

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el actual Jefe de Gobierno se desempeñaba como secretario de gobierno del entonces
Departamento del Distrito Federal, durante el gobierno neoliberal del presidente Sali-
nas. Entonces dichos proyectos no pudieron realizarse por la crisis económica o por la
oposición de los movimientos sociales. Los intelectuales y militantes de izquierda consi-
†‡”ƒ„ƒ“—‡‡•‘•’”‘›‡…–‘•’”‹˜ƒ–‹œƒ„ƒ‡Ž‡•’ƒ…‹‘’ï„Ž‹…‘›…‘–”‹„—Àƒƒ‹…”‡‡–ƒ”
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son puntuales y escasas.

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Para este pequeño territorio el GDF creó en 2007 una Autoridad del Centro Histórico. Quien preside esta “au-
toridad” se desempeñaba antes como funcionaria de la Fundación Centro Histórico, propiedad del inversionista más
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207
ŃĈęĔėĊđČĆĉĎđđĔ

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En las últimas dos décadas se han realizado muchos nuevos proyectos urbanos en
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ción de los megaproyectos urbanos chocan los diversos intereses (sociales, privados y
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público, el sector privado apoya al gobierno porque la ciudad es intransitable e inhabi-
table y la población residente ve afectados sus intereses y su patrimonio.

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Transporte Colectivo Metro (que entró en operación en noviembre de 2012) y la
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Cuatro Caminos y San Antonio9, se concesionó a la empresa española Obrascón
Huarte Lain (OHL); el “segundo piso” del Periférico Sur, entre San Jerónimo y Muyu-
guarda, se concesionó a las empresas Ingenieros Civiles y Asociados y una empresa
del Ing. Slim (ICA y Carso); y el “segundo piso” del Periférico Oriente, entre Muyu-
‰—ƒ”†ƒ›ƒ”ƒ‰‘œƒǡ•‡…‘…‡•‹‘×ƒ‡‡–‘•‡š‹…ƒ‘•ȋȌǤ‘”•—’ƒ”–‡ǡŽƒ
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–”ƒŽƒ…‘•–”—……‹×†‡—‡˜‘•‡†‹ϐ‹…‹‘•†‡†‡’ƒ”–ƒ‡–‘•ǡ’”‘†—…‹†‘•‡‡Žƒ”…‘†‡Žƒ”‡•–”‹…–‹˜ƒ’‘ŽÀ–‹…ƒ†‡†‡•ƒ””‘ŽŽ‘
urbano conocida como el Bando 2, que operó en la ciudad entre 2000 y 2006; las protestas sociales contra la construc-
…‹×†‡Žƒ‡”‹ƒŽ†‡ŽƒŽÀ‡ƒͳʹ†‡Ž‹•–‡ƒ†‡”ƒ•’‘”–‡‘Ž‡…–‹˜‘‡–”‘Ǣ‘Žƒ•’”‘–‡•–ƒ•…‘–”ƒŽƒ‹–”‘†—……‹×†‡Žƒ
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Esta obra incluye la construcción de un túnel de 9 kilómetros de Los Pinos a la Fuente de Petróleos.

208
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“—‹‡‡•’—‡†ƒ’ƒ‰ƒ”’‘”‡ŽŽ‘Ǥ•Àǡ—ƒ…‹—†ƒ†“—‡•‡ƒŠ‘‰ƒ‡—ƒ”†‡ƒ—–‘•ˆ—-
damentalmente privados (6% de la población inunda las calles con el 90% del parque
vehicular privado), condena a los pobres al congestionamiento vial (el 10% del parque
˜‡Š‹…—Žƒ”–”ƒ•’‘”–ƒƒŽͻͶΨ†‡Žƒ’‘„Žƒ…‹×‡˜‡ŠÀ…—Ž‘•†‡—•‘…‘Ž‡…–‹˜‘ȌǤ

Para el gobierno local “de ninguna manera” se trata de entregar al sector privado
un bien público para su usufructo ni de “privatizar la ciudad”, sino de la creación de
‹ˆ”ƒ‡•–”—…–—”ƒ“—‡Žƒ…‹—†ƒ†‡…‡•‹–ƒ’ƒ”ƒ‡Œ‘”ƒ”Žƒ‘˜‹Ž‹†ƒ†—”„ƒƒǤƒ•…”À–‹…ƒ•ƒ
esta obra en curso son escasas:

ͻ Algunos académicos advierten que la construcción de vialidades eleva-


†ƒ••‘—ƒˆƒŽ•ƒ•‘Ž—…‹×’ƒ”ƒ‡Œ‘”ƒ”Žƒ‘˜‹Ž‹†ƒ†—”„ƒƒǡ’‘”“—‡ƒ
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contaminación atmosférica.

ͻ Escasas organizaciones integrantes del MUP, algunas de ellas claramen-


te vinculadas con corrientes del partido que gobierna el DF, de manera
–‹„‹ƒ ”‡…Šƒœƒ”‘ Žƒ …‘•–”—……‹× †‡ ˜Àƒ• †‡ …—‘–ƒ › “—‡ Žƒ ˜‹ƒŽ‹†ƒ† •‡
considere como un negocio.

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ca-Cuernavaca, que correrá por el poniente del DF y que será concesionada a la inicia-
–‹˜ƒ’”‹˜ƒ†ƒ’‘”—’‡”À‘†‘†‡͵ͲƒÓ‘•Ǥ•–ƒ˜‹ƒŽ‹†ƒ†ƒ„ƒ”…ƒ—ƒ‡š–‡•‹×ǡ‡‡Ž ǡ†‡
35,5 kilómetros de longitud e incluye un sistema de puentes, túneles y distribuidores
viales, y la vinculación del Anillo Periférico, desde Luis Cabrera – San Jerónimo, en el
•—”’‘‹‡–‡ †‡ Žƒ …‹—†ƒ†ǡ …‘ ‡Ž ‡š…Ž—•‹˜‘ › …‘Žƒ’•ƒ†‘ ȋ‡ –±”‹‘• †‡ ƒ……‡•‹„‹Ž‹†ƒ†
vial) centro residencial y de servicios globales Santa Fe.

Esta vialidad ‡•Žƒ”‡‡†‹…‹×†‡—˜‹‡Œ‘’”‘›‡…–‘“—‡‡ͳͻͻʹˆ—‡†‡–‡‹†‘’‘”Žƒ


oposición de movimientos sociales y la crisis económica. El GDF señala que la construc-
…‹×†‡‡•–ƒ˜‹ƒŽ‹†ƒ†•‡”‡ƒŽ‹œƒ’ƒ”ƒǣ…‘‡…–ƒ””‡‰‹‘ƒŽ‡–‡ƒŽƒ‹—†ƒ††‡±š‹…‘…‘
otras poblaciones, confrontar el problema de la saturación vial, combatir la contami-
ƒ…‹×›‡Œ‘”ƒ”‡Ž‡†‹‘ƒ„‹‡–‡Ǥ•†‡…‹”ǡŽƒ‘„”ƒ•‡…‘•–”—›‡’‘”…—‡•–‹‘‡•†‡
‹–‡”±•’ï„Ž‹…‘ǡŽ‘“—‡Œ—•–‹ϐ‹…׎ƒ‡š’”‘’‹ƒ…‹×†‡ͳʹ͸‹—‡„Ž‡•ȋͷͳ‡Žƒ‡Ž‡‰ƒ…‹×
Magdalena Contreras y 75 en la Delegación Álvaro Obregón) para realizar esta vialidad
que cobrará por su uso.

209
ŃĈęĔėĊđČĆĉĎđđĔ

El proyecto vial, que nunca fue presentado a los residentes de los territorios afectados,
‰‡‡”׎ƒ‹…‘ˆ‘”‹†ƒ††‡”‡•‹†‡–‡•ǡ†‡…Žƒ•‡‡†‹ƒ›‡†‹ƒ„ƒŒƒǡ“—‡•‡‘’‘‡ƒ‡•ƒ
‘„”ƒ’‘”†‹˜‡”•‘•‘–‹˜‘•ǣŽƒ‡š’”‘’‹ƒ…‹×†‡•—•‹—‡„Ž‡•ǡŽƒ•ƒˆ‡…–ƒ…‹‘‡•†‡”‹˜ƒ†ƒ•
†‡Žƒ‘„”ƒǡ‡Ž–”žϐ‹…‘˜‡Š‹…—Žƒ”“—‡‡•–ƒ—‡˜ƒ˜Àƒ‰‡‡”ƒ”ž‘Žƒ†‡ˆ‡•ƒ†‡Žƒ•ž”‡ƒ•˜‡”†‡•Ǥ
Entre ellos están: la asociación Ciudadanos por Contreras, los vecinos de las colonias La
ƒŽ‹…Š‡›ƒ ‡”א‹‘À†‹…‡ǡƒŽ‘•“—‡•‡Šƒ•—ƒ†‘‰”—’‘•†‡‡…‘Ž‘‰‹•–ƒ•Ž‘…ƒŽ‡•›
foráneos agrupados en el Frente amplio contra la Supervía del Poniente10.

Los inconformes dicen que quieren una ciudad para peatones y ciclistas, y no una ciu-
†ƒ†…‘˜Àƒ•‡Ž‡˜ƒ†ƒ•†‡’ƒ‰ƒ“—‡ƒ—‡–‡ž•Žƒ„”‡…Šƒ‡–”‡Ž‘•“—‡–‹‡‡›Ž‘•“—‡
no tienen; quieren un gobierno que escuche a la gente y no gobernantes autoritarios que
escuchen más los intereses de los privilegiados, que la voz de sus representados. Ellos se
’”‡‰—–ƒǬ׏‘’—‡†‡•‡”†‡Dz—–‹Ž‹†ƒ†’ï„Ž‹…ƒdz—ƒ‘„”ƒ“—‡„‡‡ϐ‹…‹ƒ”Àƒƒ—’‘”…‡–ƒŒ‡
À‹‘†‡Ž‘•…‹—†ƒ†ƒ‘•“—‡•‡†‡•’Žƒœƒ‡ƒ—–‘’”‹˜ƒ†‘ǡ“—‡•‡”ž†‡’ƒ‰ƒ›„‡‡ϐ‹…‹ƒ”ž
ƒ—ƒ‹‘„‹Ž‹ƒ”‹ƒ‡•’ƒÓ‘Žƒ“—‡”‡ƒŽ‹œƒ‡‰‘…‹‘•‹‘„‹Ž‹ƒ”‹‘•‡ƒ–ƒ ‡ǫ ”‡–‡ƒ‡•–ƒ•
criticas, el GDF destaca que habrá un sistema de transporte colectivo que circulará por esa
vialidad, lo que disminuirá sus tiempos de recorridos. Durante la construcción, como una
‡š’”‡•‹×†‡”‡’—†‹‘›†‡”‡•‹•–‡…‹ƒ…‹˜‹Žƒ‡•ƒ‘„”ƒǡ‡ŽFrente amplio contra la Supervía del
Poniente mantuvo un bloqueo permanente durante poco más de dos años en un grupo de
‹—‡„Ž‡•‡š’”‘’‹ƒ†‘•›’ƒ”…‹ƒŽ‡–‡†‡‘Ž‹†‘•Ǥ‹‡„ƒ”‰‘ǡ‡Žƒƒ†”—‰ƒ†ƒ†‡Žʹ͵†‡
‘˜‹‡„”‡†‡ʹͲͳʹ‡•‡…ƒ’ƒ‡–‘‡”‡•‹•–‡…‹ƒˆ—‡†‡•ƒŽ‘Œƒ†‘‡—‘‡–‘’‘ŽÀ–‹…‘
ƒ†‡…—ƒ†‘ǡ’—‡•Šƒ„Àƒ’ƒ•ƒ†‘Žƒ•‡Ž‡……‹‘‡•ƒ…‹‘ƒŽ‡•›Ž‘…ƒŽ‡•ȋŒ—Ž‹‘†‡ʹͲͳʹȌ›ƒ—‘
ƒ•—Àƒ•—…ƒ”‰‘Žƒ•—‡˜ƒ•ƒ—–‘”‹†ƒ†‡•ȋ†‹…‹‡„”‡†‡ʹͲͳʹȌǤ

ůŵĞũŽƌĂŵŝĞŶƚŽĚĞ^ĂŶƚĂ&Ğ

Este centro residencial y de servicios globalizados goza de un estatuto especial. Es


—–‡””‹–‘”‹‘‡š…Ž—•‹˜‘›‡š…Ž—›‡–‡ȋƒ–”ƒ˜±•†‡Žƒ…‘•–”—……‹×†‡„ƒ””‡”ƒ•ϐÀ•‹…ƒ•›˜‹”-
tuales) con una autoadministración que no depende del GDF, y que tiene como huella de
‘”‹‰‡‡Ž†‡•’‘Œ‘†‡–‹‡””ƒ•ƒ’‘„Žƒ…‹×’‘„”‡“—‡Ž‡‰À–‹ƒ‡–‡‘…—’ƒ„ƒ’ƒ”–‡†‡‡•‘•
–‡””‹–‘”‹‘•ǤƒŒ‘‡Ž‘„”‡†‡Dz•‘…‹ƒ…‹×†‡‘Ž‘‘•dz‡•–ƒƒ‰”—’ƒ…‹×†‡‡’”‡•ƒ”‹‘•
y desarrolladores inmobiliarios que busca el lucro, dispone anualmente de recursos pú-
blicos (provenientes del pago de impuestos) para administrar su territorio sin rendir
cuentas públicas. Santa Fe es un enclave urbano rodeado de urbanizaciones populares
antiguas y recientes. En este territorio de “primer mundo”, en septiembre de 2010 el

ϭϬ
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‡”‡…Š‘ƒŽƒ‹—†ƒ†–À‹†ƒ‡–‡•‡ƒ‹ˆ‡•–ƒ”‘‡ŽͳʹȀͲʹȀʹͲͳͳ’ƒ”ƒ•‘Ž‹…‹–ƒ”“—‡‡Ž‰‘„‹‡”‘ƒ•—ƒŽ‘•…‘’”‘‹•‘•
ϐ‹”ƒ†‘•›“—‡‡•…—…Š‡ƒŽ‘•“—‡Œ‘•‘•Ǥ

210
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†‡ ‡Œ‘”ƒ•ǡ ‹‡–”ƒ• “—‡ ‡ Žƒ• ˜‡…‹ƒ• …‘Ž‘‹ƒ• ’‘’—Žƒ”‡• ˆƒŽ–ƒ •‡”˜‹…‹‘• —”„ƒ‘•Ǥ
Este hecho fue asumido por la población de las colonias populares como una afrenta,
mientras que el Jefe de Gobierno dice que dichas esculturas promueven la “conviviali-
†ƒ†dz›Žƒ…‘‡š‹•–‡…‹ƒ•‘…‹ƒŽǤ

njĐĂƉŽƚnjĂůĐŽ͕ƉƌŝǀĂƟnjĂĐŝſŶĨĂůůŝĚĂ

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‘•ƒƒ—ƒ‡’”‡•ƒ’”‹˜ƒ†ƒȋ’‡”ƒ†‘”ƒ†‡•’ƒ…‹‘•‡’‘”–‹˜‘•ǡϐ‹Ž‹ƒŽ†‡—ƒ‡’”‡•ƒ
de televisión), para la construcción y administración de un Foro Estadio para 55 mil
espectadores. En enero de 2011 la difusión de ese “acuerdo” generó la ira y el reclamo
de los vecinos de Azcapotzalco, quienes se opusieron a la privatización de sus espacios
colectivos. Según el GDF, se trataba de simples obras de mantenimiento en un sistema
†‡…‘‘’‡”ƒ…‹×’ï„Ž‹…‘’”‹˜ƒ†ƒ“—‡Dz„‡‡ϐ‹…‹ƒ”Àƒƒ–‘†‘•dzǣŽƒ‰‡–‡†‹•’‘†”Àƒ†‡—
‡•’ƒ…‹‘’ï„Ž‹…‘‡Œ‘”ƒ†‘›‡Ž•‡…–‘”’”‹˜ƒ†‘”‡…—’‡”ƒ”Àƒ•—‹˜‡”•‹×†‹•’‘‹‡†‘†‡
‡•‡‡•’ƒ…‹‘ʹͷ†Àƒ•ƒŽƒÓ‘Ǥ‘•‘’‘•‹–‘”‡•ƒŽƒ‘„”ƒ‘†‡•’‡”†‹…‹ƒ”‘—ƒ•‘Žƒƒ’ƒ”‹…‹×
pública del Jefe de Gobierno para manifestar su descontento y desde febrero de 2011
…‘‡œƒ”‘ƒ˜‹…—Žƒ”•‡…‘‘’‘•‹–‘”‡•ƒ‘–”‘•‡‰ƒ’”‘›‡…–‘•ǤŽ…‘ϐŽ‹…–‘‡•…ƒŽ×ƒŽ
‰”ƒ†‘†‡“—‡Žƒ’‘Ž‹…Àƒƒ’”‡Š‡†‹×ƒƒŽ‰—‘•ƒ‹ˆ‡•–ƒ–‡•›Žƒ’‘„Žƒ…‹×‡•–ƒ„Ž‡…‹×
campamentos permanentes en las calles. La organización de Pueblos, barrios y colonias
en defensa de Azcapotzalco consiguieron que el GDF cancelara la obra (de manera ver-
„ƒŽ‡ƒ„”‹Ž›†‡ƒ‡”ƒ‘ϐ‹…‹ƒŽ‡Œ—Ž‹‘†‡ʹͲͳͳȌǤ‡‰ï‹–‡‰”ƒ–‡•†‡ŽFrente Amplio
contra la Supervía del Poniente11 esto ocurrió ante la cohesión que alcanzaban diversos
movimientos sociales contra la realización de diversos megaproyectos en las Delegacio-
nes Tlalpan, Azcapotzalco y Magdalena Contreras.

ůŵĞŐĂƉƌŽLJĞĐƚŽĚĞůďĂƌƌŝŽyŽĐŽ

‡‡”‘†‡ʹͲͳʹ‹‹…‹×Žƒ’”‘–‡•–ƒ†‡‡…‹‘•†‡Ž„ƒ””‹‘†‡‘…‘ǡ‡Ž‡‰ƒ…‹×‡‹–‘
—ž”‡œǡ…‘–”ƒŽƒ…‘•–”—……‹×†‡—…‘’Ž‡Œ‘‹‘„‹Ž‹ƒ”‹‘ǡŽŽƒƒ†‘Ciudad Progresiva,
“—‡˜‹‘Žƒ”ÀƒŽƒ‘”ƒ–‹˜‹†ƒ†—”„ƒƒ†‡Ž—•‘†‡•—‡Ž‘ȋ“—‡’‡”‹–‡…‘•–”—……‹‘‡•†‡

ϭϭ
–”‡˜‹•–ƒ”‡ƒŽ‹œƒ†ƒ‡ŽͳͲ†‡ƒ”œ‘†‡ʹͲͳʹ…‘‡Ž ”‡–‡’Ž‹‘…‘–”ƒŽƒ—’‡”˜Àƒ†‡Ž‘‹‡–‡‡‡Ž…ƒ’ƒ-
‡–‘‘„Ž‘“—‡‘†‡ƒƒŽ‹…Š‡ǡŽŽƒƒ†ƒDz‘ƒ…‡”‘dz’‘”Ž‘•‘’‘•‹–‘”‡•ƒ‡•ƒ˜‹ƒŽ‹†ƒ†Ǥ

211
ŃĈęĔėĊđČĆĉĎđđĔ

Šƒ•–ƒ͸‹˜‡Ž‡•Ȍ›Šƒ†ƒÓƒ†‘•—•˜‹˜‹‡†ƒ•›•—‹‰Ž‡•‹ƒ†‡Ž•‹‰Ž‘ ǡ›“—‡ƒ†‡ž•‹…”‡-
mentará los problemas de suministro de servicios básicos y de movilidad. El proyecto
‹…Ž—›‡ǣ͹‡†‹ϐ‹…‹‘•†‡‡–”‡ͳͳ›͸Ͳ‹˜‡Ž‡•ǡ—‡•–ƒ…‹‘ƒ‹‡–‘•—„–‡””ž‡‘’ƒ”ƒͳͲ
‹Žƒ—–‘×˜‹Ž‡•ǡ—ƒ…ŽÀ‹…ƒ›Žƒ–‘””‡Dzž•‰”ƒ†‡†‡±”‹…ƒƒ–‹ƒdz…‘—ƒƒŽ–—”ƒ†‡
ʹͻͲ‡–”‘•“—‡ƒŽ„‡”‰ƒ”ž—Š‘–‡Žǡ˜‹˜‹‡†ƒ•›‘ϐ‹…‹ƒ•Ǥƒ‰‡–‡”‡…Žƒƒ“—‡…—ƒ†‘
se termine de construir la Ciudad Progresiva con sus 2,500 nuevas viviendas, comercios
y servicios, ellos tendrán menos agua, menos luz y más congestión vehicular y más trá-
ϐ‹…‘Ǥ•‹‹•‘…‘‡–ƒ“—‡’”‘„ƒ„Ž‡‡–‡•—•…ƒ•‡”À‘•ǡ•—‹‰Ž‡•‹ƒ†‡ƒ‡„ƒ•–‹ž›
su pequeño cementerio, se convertirán en ruinas y recuerdos.

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 ‹–‡”˜‹‘’ƒ”ƒ‡†‹ƒ”‡‡Ž…‘ϐŽ‹…–‘ǡ’‡”‘‘‹’‹†‹×Žƒ”‡ƒŽ‹œƒ…‹×†‡Ž‡-
gaproyecto, que de acuerdo a la autoridad, se realiza con pleno apego a la normatividad
urbana vigente12, pues el acceso a las torres será a través de vialidades primarias y no
a través de las calles del barrio. Además, la empresa realiza acciones de “mitigación ur-
„ƒƒdzǡ‡–”‡‡ŽŽƒ•ǣ‡Ž‡Œ‘”ƒ‹‡–‘†‡Ž’ƒ–‡×‡‹‰Ž‡•‹ƒǡŽƒ’‡ƒ–‘ƒŽ‹œƒ…‹×†‡ algunas
…ƒŽŽ‡•›Žƒ”‡’ƒ”ƒ…‹×†‡†ƒÓ‘•ƒŽƒ•˜‹˜‹‡†ƒ•‡‹‰Ž‡•‹ƒǡ‡…ƒ•‘†‡“—‡—’‡”‹–ƒŒ‡•‡ÓƒŽ‡
que dichos daños han sido generados por la construcción del megaproyecto. Las protes-
tas de los vecinos se han efectuado de manera intermitente durante todo el año 2012,
pero la construcción de la megaobra ha seguido su marcha también.

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Ýʑ®ƒ½›Ý

Los intentos de articulación de las protestas ciudadanas contra los megaproyectos


han sido más bien escasos y comandados por destacados militantes de diversas corrien-
–‡•†‡Ž’ƒ”–‹†‘’‘ŽÀ–‹…‘“—‡‰‘„‹‡”ƒ‡Ž ǡƒŽ‰—‘•†‡‡ŽŽ‘•Šƒ•‹†‘†‹’—–ƒ†‘•Ž‘…ƒŽ‡•
‘ˆ—…‹‘ƒ”‹‘•’ï„Ž‹…‘•‡Ž‘•–”‡•’‡”À‘†‘•†‡‰‘„‹‡”‘Ž‘…ƒŽ›Žƒ•…‹…‘Ž‡‰‹•Žƒ–—”ƒ•
–”ƒ•…—””‹†ƒ•‡–”‡ͳͻͻ͹›ʹͲͳʹǤ•À“—‡‡•–ƒ•ƒ……‹‘‡•…‘Ž‡…–‹˜ƒ••‡—‡˜‡ž•‡Žƒ
‡•ˆ‡”ƒ†‡Žƒ’ƒ”–‹…‹’ƒ…‹×’‘ŽÀ–‹…ƒȋŽƒ†‡Ž‘•’ƒ”–‹†‘•›Ž‘•‹–‡”‡•‡•’‘ŽÀ–‹…‘•ǡ‡Žƒ„ï•-
“—‡†ƒ†‡…ƒ†‹†ƒ–—”ƒ•’ƒ”ƒ‡Ž’”‘…‡•‘‡Ž‡…–‘”ƒŽǡ”‡ƒŽ‹œƒ†‘‡Œ—Ž‹‘†‡ʹͲͳʹȌǡ“—‡‡Žƒ
esfera de la participación ciudadana, la que realizan los ciudadanos con la intención de
‹ϐŽ—‹”‡Žƒ‡•ˆ‡”ƒ†‡Ž‘’ï„Ž‹…‘•‹’”‡–‡†‡”•‡”’ƒ”–‡†‡Žƒ•‡•–”—…–—”ƒ•†‡‰‘„‹‡”‘
†‡Žƒ—”„‡Ǥ•À’‘”‡Œ‡’Ž‘ǣ

ͻ En septiembre de 2010 el llamado Congreso Popular, Social y Ciudada-

ϭϮ
ƒ‡’”‡•ƒ‹‘„‹Ž‹ƒ”‹ƒ”‡…—””‹×ƒŽƒϐ‹‰—”ƒ†‡Dz‘ŽÀ‰‘‘†‡ƒ…–—ƒ…‹×dzǡ‡†‹ƒ–‡‡ŽDz‹•–‡ƒ†‡ƒ…–—ƒ…‹×
’ï„Ž‹…‘’”‹˜ƒ†‘dzǡ’ƒ”ƒ‘†‹ϐ‹…ƒ”‡Ž—•‘†‡•—‡Ž‘’‡”‹–‹†‘‡‡Ž„ƒ””‹‘†‡‘…‘Ǥ“—À•‡—•×Žƒ‡›†‡‡•ƒ””‘ŽŽ‘”„ƒ-
‘ǡ”‡ˆ‘”ƒ†ƒ‡Œ—Ž‹‘†‡ʹͲͳͲǡ“—‡†‡ˆƒ…–‘‘–‘”‰ƒ’‘†‡”†‹•…”‡…‹‘ƒŽƒŽƒƒ—–‘”‹†ƒ†Ž‘…ƒŽ’ƒ”ƒ‡ˆ‡…–—ƒ”‡•–‡–‹’‘†‡
cambios a la normatividad urbana.

212
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

‘†‡Ž‹•–”‹–‘ ‡†‡”ƒŽ”‡ƒŽ‹œ×—Dz2š‘†‘‡†‡ˆ‡•ƒ†‡ŽƒŽ’ƒ›†‡Žƒ
ciudad”, es decir, una caminata del sur del DF a la plaza principal de la
…‹—†ƒ†ǡ ŽŽƒƒ†ƒ ׅƒŽ‘ǡ ‡ ’”‘–‡•–ƒ …‘–”ƒ Ž‘• ‡‰ƒ’”‘›‡…–‘• “—‡ Dz‡Ž
…ƒ’‹–ƒŽ ˜‘”ƒœdz › ‡Ž
  “—‹‡”‡ ”‡ƒŽ‹œƒ”ǣ Žƒ —’‡”˜Àƒ †‡Ž ‘‹‡–‡ǡ Ž‘•
Dz•‡‰—†‘•’‹•‘•dzƒŽ‹ŽŽ‘‡”‹ˆ±”‹…‘ǡŽƒ…‘•–”—……‹×†‡‡†‹ϐ‹…‹‘•†‡ʹʹ
niveles en la zona Cuicuilco - San Fernando y el Proyecto Biometrópolis
(laboratorios de farmacéuticas trasnacionales, centro comercial y vi-
˜‹‡†ƒ†‡Ž—Œ‘Ȍ“—‡‘…—’ƒ”ž—ž”‡ƒ…‘ƒŽ–‘˜ƒŽ‘”ƒ„‹‡–ƒŽ‡ŽƒŽ’ƒǤ

ͻ Estas mismas organizaciones se vincularon a otras movilizaciones para


”‡ƒŽ‹œƒ”…‘Œ—–ƒ‡–‡ǡ‡–”‡ˆ‡„”‡”‘›ƒ„”‹Ž†‡ʹͲͳͳǡ†‹˜‡”•ƒ•ƒ……‹‘‡•
…‘–”ƒŽ‘•‡‰ƒ’”‘›‡…–‘•‡Žƒ‹—†ƒ††‡±š‹…‘ǣŽƒ—’‡”˜Àƒ†‡Ž‘-
niente, el Foro Estadio de Azcapotzalco, la Biometrópolis en Tlalpan, el
‡‰ƒ…—ƒ”‹‘†‡‘…Š‹‹Ž…‘ǡ‡–”‡‘–”‘•Ǥ

‘‹…‹†‹‡†‘…‘Žƒ•ƒ‹ˆ‡•–ƒ…‹‘‡•†‡ƒ„”‹Ž†‡ʹͲͳͳǡ‡Ž
 …ƒ…‡Ž×‘ϐ‹…‹ƒŽ‡–‡
la construcción del Foro Estadio en Azcapotzalco. Después ya no ha habido intentos de
articular las diversas luchas ciudadanas contra la realización de los megaproyectos ur-
„ƒ‘•‡Žƒ…ƒ’‹–ƒŽ‡š‹…ƒƒǤŽʹͲͳʹǡƒÓ‘‡“—‡–—˜‹‘•‡Ž‡……‹‘‡•†‡Žƒ•ƒ—–‘”‹†ƒ†‡•
locales y federales, transcurrió con luchas y resistencias aisladas sin conseguir revertir
†‡…‹•‹×’‘ŽÀ–‹…ƒƒŽ‰—ƒǡ‹‡–”ƒ•“—‡‡ŽŽŽƒƒ†‘‘˜‹‹‡–‘”„ƒ‘‘’—Žƒ”•‡ƒ˜‘…×
de lleno al proceso electoral, ya sea para conquistar algunos puestos de representación
’‘’—Žƒ”ǡ‘„‹‡‡ƒ’‘›‘ƒŽƒ•†‹•–‹–ƒ•…‘””‹‡–‡•’‘ŽÀ–‹…ƒ•“—‡•‡†‹•’—–ƒ”‘‡Ž’‘†‡”
federal y el poder local.

ƌŝƟĐĂĂůĂĐƵůƚƵƌĂƉŽůşƟĐĂĚĞůDŽǀŝŵŝĞŶƚŽhƌďĂŶŽWŽƉƵůĂƌ

ƒ‹—†ƒ††‡±š‹…‘‡•—ƒ…‹—†ƒ†…‘—ƒ‰”ƒ”‹“—‡œƒŠ‹•–×”‹…ƒ†‡‘˜‹‹‡–‘•
sociales que históricamente lucharon por la conquista y realización de diversos dere-
…Š‘•Š—ƒ‘•‡Žƒ…‹—†ƒ†Ǥ—’ƒ•ƒ†‘‘–ƒŽ‡Œƒ‘‡ŽŽ—…Šƒ„ƒ’‘”—ƒŽ‡‰‹•-
Žƒ…‹×Œ—•–ƒ•‘„”‡Žƒ˜‹˜‹‡†ƒ‡”±‰‹‡†‡ƒŽ“—‹Ž‡”ǡ›‡Žƒ‡”ƒ‡‘Ž‹„‡”ƒŽȋ’‘”…‘‹…‹-
dencia o convicción) se lucha por (el acceso a un crédito para acceder a una) vivienda
en régimen de propiedad privada. El MUP también ha luchado por el derecho a la libre
‡š’”‡•‹×ǡŽƒ†‡‘…”ƒ…‹ƒ’ƒ”–‹…‹’ƒ–‹˜ƒǡŽƒ…‘“—‹•–ƒ†‡—‰‘„‹‡”‘Ž‘…ƒŽǡ‡–…±–‡”ƒǤ
efecto, Žƒ‹—†ƒ††‡±š‹…‘‡•—ƒ—”„‡†‘†‡Ž‘•…‹—†ƒ†ƒ‘••‡Šƒ‘”‰ƒ‹œƒ†‘•‘Ž‹†ƒ-
riamente para: reconstruir la ciudad después del sismo de 1985, conquistar derechos
’‘ŽÀ–‹…‘•›†‡ˆ‡†‡”Žƒ†‡‘…”ƒ…‹ƒǤ

Sin embargo, desde 1997 cuando se conquistó el derecho a la elección de un go-


„‹‡”‘Ž‘…ƒŽ’”‘’‹‘›‰”ƒ…‹ƒ•ƒŽƒ’‘›‘†‡Ž‘•‘˜‹‹‡–‘••‘…‹ƒŽ‡•—’ƒ”–‹†‘’‘ŽÀ–‹…‘

213
ŃĈęĔėĊđČĆĉĎđđĔ

de “izquierda” ganó las elecciones, el MUP ha perdido presencia y fuerza pública. Las
ˆ”‘–‡”ƒ•‡–”‡Žƒ•‘…‹‡†ƒ†…‹˜‹Ž›Žƒ•‘…‹‡†ƒ†’‘ŽÀ–‹…ƒ•‡˜‘Ž˜‹‡”‘’‡”‡ƒ„Ž‡•›†‹ˆ—•ƒ•ǡ
›—…Š‘•ŽÀ†‡”‡•›”‡’”‡•‡–ƒ–‡••‘…‹ƒŽ‡•…ƒ„‹ƒ”‘‡Ž‡•…‡ƒ”‹‘†‡Ž—…Šƒǣ†‡Žƒ‡•ˆ‡”ƒ
…‹˜‹Ž•‡‹•‡”–ƒ”‘‡Žƒ‡•ˆ‡”ƒ’‘ŽÀ–‹…ƒȋŽƒ†‡Ž‘•’ƒ”–‹†‘•’‘ŽÀ–‹…‘•›‡Ž‰‘„‹‡”‘ȌǤ‡•†‡
entonces el MUP ya no se mueve mucho, como antes.

En efecto, el gobierno local liderado por el Partido de la Revolución Democrática,


que se autodesigna de “izquierda”, es asumido por el MUP como una conquista propia
y por eso no se le critica ni se le reclama públicamente por el cumplimiento de dere-
…Š‘•‘’‘”Žƒ•’‘ŽÀ–‹…ƒ•’ï„Ž‹…ƒ•ǡ’—‡••‡…‘•‹†‡”ƒ“—‡…‘‡ŽŽ‘•‡Ž‡Šƒ…‡‡ŽŒ—‡‰‘ƒŽƒ
Dz†‡”‡…ŠƒDzǤ†‡ž•ǡ†‡•†‡ϐ‹‡•†‡Žƒ†±…ƒ†ƒ†‡ͳͻͺͲ—…Š‘•†‹”‹‰‡–‡•†‡ŽŠƒ
ƒ’‘•–ƒ†‘ƒŽƒ‡•ˆ‡”ƒ’‘ŽÀ–‹…ƒȋ‡Ž‡……‹‘‡•Ȍ’ƒ”ƒ‘†‹ϐ‹…ƒ”ȋ—›’ƒ”…‹ƒŽ‡–‡Ȍ‡Ž‡•–ƒ†‘
†‡Žƒ•…‘•ƒ•Ǥ‡•†‡‡–‘…‡•ƒŽ‰—‘•ŽÀ†‡”‡•›”‡’”‡•‡–ƒ–‡••‘…‹ƒŽ‡••‡Šƒ…‘˜‡”–‹-
do en representantes populares electos (diputados) y en funcionarios públicos (gene-
”ƒŽ‡–‡†‡•‡‰—†ƒ…ƒ–‡‰‘”ÀƒȌǤ•Àǡ‡Žƒ…‹—†ƒ††‡±š‹…‘Žƒ•‘”‰ƒ‹œƒ…‹‘‡••‘…‹ƒŽ‡•
que integran el MUP mantienen una peculiar relación con el gobierno local, algunos de
•—•ŽÀ†‡”‡•Šƒ•‹†‘…‘‘’–ƒ†‘•ȋ‘‹˜‹–ƒ†‘•ǡ•‡‰ï•‡˜‡ƒȌ’‘”‡Ž‰‘„‹‡”‘Ž‘…ƒŽ‡…ƒŽ‹-
†ƒ††‡ˆ—…‹‘ƒ”‹‘•†‡•‡‰—†ƒ…ƒ–‡‰‘”ÀƒǤŽ…ƒ•‘ž•‡š–”‡‘‡•…—ƒ†‘‡ŽÀ…‘‘†‡Ž
MUP “Superbarrio Gómez“ se convirtió en el año 2000 en un subdirector del Instituto
de Vivienda del GDF13Ǥ•‹‹•‘ǡƒŽ‰—‘•…”À–‹…‘•ǡ…‘‘‡Ž•—„…‘ƒ†ƒ–‡ƒ”…‘•ǡ†‡Ž
Œ±”…‹–‘ƒ’ƒ–‹•–ƒ†‡‹„‡”ƒ…‹×ƒ…‹‘ƒŽȋŽƒ‰—‡””‹ŽŽƒ‹†À‰‡ƒ†‡Ž•—”†‡±š‹…‘Ȍǡ•‡Óƒ-
lan que el MUP perdió fuerza y de manifestarse públicamente en las calles, ahora hace
ϐ‹Žƒ•‡Žƒ•’—‡”–ƒ•†‡Žƒ•†‹•–‹–ƒ••‡…”‡–ƒ”Àƒ•†‡‰‘„‹‡”‘’ƒ”ƒ‘„–‡‡”„‡…ƒ•ǡ…”±†‹–‘•
blandos para acceder a una vivienda, o bien subsidios monetarios que combaten pero
‘ƒ›—†ƒƒ•ƒŽ‹”†‡Žƒ’‘„”‡œƒǤ‡•‡”…‹‡”–‘‡•–‘ǡŽƒ•’‘ŽÀ–‹…ƒ•…Ž‹‡–‡Žƒ”‡•ƒ’Ž‹…ƒ†ƒ•
por un gobierno de “izquierda“ consiguieron lo que los gobiernos neoliberales quisie-
”ƒǣ…‘˜‡”–‹”ŽƒŽ—…Šƒ…‹—†ƒ†ƒƒ†‡•†‡‡Ž‡•’ƒ…‹‘’ï„Ž‹…‘›Žƒ…”À–‹…ƒ’ï„Ž‹…ƒ‡ϐ‹Žƒ•†‡
…Ž‹‡–‡•“—‡‡•’‡”ƒŽƒ•†ž†‹˜ƒ•†‡Žƒ•’‘ŽÀ–‹…ƒ•ˆ‘…ƒŽ‹œƒ†ƒ•“—‡‘…‘„ƒ–‡Žƒ’‘„”‡œƒǡ
sino que sólo la alivian.

ÊÄÝ®—›Ùƒ‘®ÊěÝ¥®Äƒ½›Ý

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 –‹‡‡—ƒ†‘„Ž‡ˆ‘”ƒ†‡ƒ…–—ƒ…‹×ǣͳǤŽ‰—ƒ•’‘ŽÀ–‹…ƒ••‘…‹ƒŽ‡•ƒ–‹‡†‡
parcialmente (y a menudo clientelarmente), algunas necesidades de la población (be-
cas, subsidios monetarios a la población vulnerable, acciones habitacionales, etcétera),
pero no alcanzan para revertir la pobreza ni la segregación y fragmentación socioes-
’ƒ…‹ƒŽǤʹǤƒŒ‘—†‹•…—”•‘’”‘‰”‡•‹•–ƒ…‘Ž‡ƒ•‡‘Ž‹„‡”ƒŽ‡•ȋCiudad en Movimiento

ϭϯ
‡†‹ƒ†‘•†‡ŽʹͲͳʹDz”ƒ””‹‘
׏‡œdz˜‘Ž˜‹×ƒ‡‡”‰‡”‡ŽƒŽ—…Šƒ…‹—†ƒ†ƒƒǡ‡‡•–‡…ƒ•‘†‡Œ×Žƒˆ—…‹×
pública para reincorporarse a la lucha urbana.

214
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

y Desarrollo Urbano Competitivo, equitativo y sustentable), abiertamente se promueve


la ciudad de los negocios privados, con el argumento de la creación de empleos y de la
solución de los problemas urbanos.

Ž†‹˜‘”…‹‘‡š‹•–‡–‡‡–”‡—†‹•…—”•‘’”‘‰”‡•‹•–ƒ›†‡Dz‹œ“—‹‡”†ƒdzǡ›—ƒˆ‘”ƒ†‡
ƒ…–—ƒ…‹×…ƒ†ƒ˜‡œž•ƒ„‹‡”–ƒ‡–‡‡‘Ž‹„‡”ƒŽ•‡‡š’”‡•ƒ…Žƒ”ƒ‡–‡‡La Carta
de la Ciudad de México por el Derecho a la Ciudad y las reformas a la Ley de Desarrollo
Urbano del DFȋƒ„ƒ•ƒ’”‘„ƒ†ƒ•‡Œ—Ž‹‘†‡ʹͲͳͲȌǣŽƒ’”‹‡”ƒ‡•—ƒƒ”–ƒ˜ƒ‰—ƒ”†‹•-
ta pero por el derecho a una ciudad en lo abstracto, la segunda en cambio, es el marco
Œ—”À†‹…‘“—‡Ž‡‘–‘”‰ƒƒŽ
 Ž‡‰‹–‹‹†ƒ†›Ž‡‰ƒŽ‹†ƒ†‡Žƒ’”‘‘…‹×†‡‡‰ƒ’”‘›‡…–‘•
y negocios privados, la criminalización de la pobreza y la limitación de los ciudadanos
para interferir en la esfera de lo público. Por su parte, los nacientes movimientos socia-
Ž‡•ǡƒŽƒ”‰‡†‡Ž‹•–‹–—…‹‘ƒŽ‹œƒ†‘›†‡Ž•‹Ž‡…‹‘…”À–‹…‘†‡Žƒƒ…ƒ†‡‹ƒǡ‘…‘-
siguen articular sus estrategias de resistencia. En este sentido, la cancelación del Foro
Estadio en Azcapotzalco parece formar parte de una estrategia del gobierno, destinada
ƒ‡˜‹–ƒ”Žƒ˜‹…—Žƒ…‹×‡–”‡Ž—…Šƒ••‘…‹ƒŽ‡•†‹˜‡”•ƒ•Ǥ“—Àǡ‘•‡’—†‘‘†‡”‹œƒ”ȋ‡•
†‡…‹”ǡ’”‹˜ƒ–‹œƒ”ǡƒ•À•‡ƒDz•×Ž‘ʹͷ†Àƒ•ƒŽƒÓ‘dzȌ—…‡–”‘†‡’‘”–‹˜‘ǡ’‡”‘‡…ƒ„‹‘‘
•‡”‡–”‘…‡†‹×—•‘Ž‘…‡–À‡–”‘‡Žƒ”‡ƒŽ‹œƒ…‹×†‡Žƒ—’‡”˜Àƒ†‡Ž‘‹‡–‡‹‡Žƒ
…‘•–”—……‹×†‡Žƒ‹—†ƒ†”‘‰”‡•‹˜ƒ‘Žƒ•˜‹ƒŽ‹†ƒ†‡•‡Ž‡˜ƒ†ƒ•†‡’‡ƒŒ‡ǡ“—‡Dz…‘Ž‘…ƒƒ
Žƒ‹—†ƒ††‡±š‹…‘dz‡Žƒ˜ƒ‰—ƒ”†‹ƒŽƒ–‹‘ƒ‡”‹…ƒƒǤ

Z›¥›Ù›Ä‘®ƒÝ®½®Ê¦Ù…¥®‘ƒÝ

Ȉ CONSEJO NACIONAL DE EVALUACIÓN DE LA POLÍTICA DE DESARROLLO SOCIAL


ȋȌǤ˜‘Ž—…‹×†‡Žƒ’‘„”‡œƒ‡±š‹…‘Ǥ±š‹…‘ ǣǡʹͲͲͻǤ

Ȉ 
 ǡǤŽ†‡”‡…Š‘ƒŽƒ…‹—†ƒ†‡Žƒ‹—†ƒ††‡±š‹…‘Ǥ ͳͺǡ
2012, enero-abril, p. 117 – 139.

Ȉ Ǥ ‘‡ ƒ‰‡ ˆ‘” –Š‡ ‘”Ž†ǯ• —•‹‡•• ‡ƒ†‡”•Ǥ ʹͲͳʹǤ ‹•’‘‹„Ž‡
‡ ‹–‡”‡–ǣ Š––’ǣȀȀ™™™Ǥˆ‘”„‡•Ǥ…‘Ȁ„‹ŽŽ‹‘ƒ‹”‡•ȀŽ‹•–Ȁ͓’̴ͷ̴•̴ƒͷ̴ŽŽΨʹͲ
industries_All%20countries_All%20states_.

Ȉ INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICA, GEOGRAFÍA E INFORMÁTICA (INEGI).


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ǡʹͲͲ͹Ǥ

Ȉ INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICA, GEOGRAFÍA E INFORMÁTICA (INEGI).


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215
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Ricardo Méndez14

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de crecimiento económico, generación de empleo, atracción de inmigrantes e inversores
internacionales. Al mismo tiempo, Madrid reforzó su posición en la red de ciudades-región
‰Ž‘„ƒŽ‡•Šƒ•–ƒ•‡”…‘•‹†‡”ƒ†ƒ…‘‘…ƒ•‘†‡±š‹–‘‡‡Žƒ”…‘†‡Žƒ‰Ž‘„ƒŽ‹œƒ…‹×‡‘Ž‹„‡”ƒŽǤ‡
ignoraron, en cambio, determinadas fragilidades, apenas incorporadas a un discurso institucional
ƒ˜ƒŽƒ†‘’‘”‡š’‡”–‘•›‘”‰ƒ‹•‘•‹–‡”ƒ…‹‘ƒŽ‡•Ǥƒ…”‹•‹•‡…‘×‹…ƒ‹‹…‹ƒ†ƒ‡ʹͲͲ͹•—’—•‘
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de esa agenda neoliberal, con impactos de especial gravedad sobre el empleo, la vivienda o el
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metropolitanas en las tres últimas décadas, un análisis panorámico del proceso de auge y declive
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propuesta de una perspectiva multiescalar para la interpretación de la crisis, capaz de dotarla de
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mic growth, generating employment and attracting immigrants and international investment. At
the same time, Madrid strengthened its position within the world city-region network to the point
where it was considered a case study for success within the framework of neo-liberal globalization.
Šƒ–™ƒ•‹‰‘”‡†ǡ‘–Š‡‘–Š‡”Šƒ†ǡ™‡”‡…‡”–ƒ‹ˆ”ƒ‰‹Ž‡ƒ•’‡…–•ǡŠƒ”†Ž›‡–‹‘‡†‹–Š‡‘ˆϐ‹…‹ƒŽ
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mentation of this neo-liberal agenda, with a particularly serious impact on employment, housing
ƒ†‹…”‡ƒ•‡†•‘…‹ƒŽƒ†–‡””‹–‘”‹ƒŽ‹‡“—ƒŽ‹–›Ǥ‹–Š‹–Š‹•ˆ”ƒ‡™‘”ǡ–Š‡–‡š–•–ƒ”–•™‹–Šƒ„”‹‡ˆ
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the last thirty years, followed by a panoramic analysis of the rise and fall process in Madrid, its main
causes, characteristics and indicators, and ends with a proposal for a multi-scale perspective to in-
terpret the crisis, and provide it with a geographic dimension, underdeveloped to date.
‡›™‘”†•ǣneoliberal city, crise, uneven geographical development, Madrid.

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Correo electrónico: ricardo.mendez@cchs.csic.es

217
ĎĈĆėĉĔĴēĉĊğ

Hace algo más de tres décadas el capitalismo se encontraba sumido en una de sus
…”‹•‹•…À…Ž‹…ƒ•“—‡ǡ…‘‘‡ƒ–‡”‹‘”‡•‘…ƒ•‹‘‡•ǡ•‡•ƒŽ†×…‘—’”‘ˆ—†‘…ƒ„‹‘‡
‡Ž”±‰‹‡†‡ƒ…——Žƒ…‹×›‘–”‘’ƒ”ƒŽ‡Ž‘‡‡Ž‘†‘†‡”‡‰—Žƒ…‹×ǡŒ—–‘ƒ—‡˜ƒ•
soluciones espaciales que afectaron la lógica territorial predominante hasta entonces.

En el primero de esos aspectos, el agotamiento del fordismo dio paso a formas de


’”‘†—……‹×ϐŽ‡š‹„Ž‡•›•‡‰‡–ƒ†ƒ•ǡ…‘’ƒ–‹„Ž‡•…‘—ƒ…”‡…‹‡–‡…‘…‡–”ƒ…‹×‡-
’”‡•ƒ”‹ƒŽǡƒ•À…‘‘ƒ—ƒ’”‘‰”‡•‹˜ƒ‰Ž‘„ƒŽ‹œƒ…‹×†‡–‘†‘–‹’‘†‡‡”…ƒ†‘•ǡƒ’‘›ƒ†‘•
ambos en una paralela revolución tecnológica que también sirvió como soporte para
‡Žƒ…‡Ž‡”ƒ†‘’”‘…‡•‘†‡ϐ‹ƒ…‹ƒ”‹œƒ…‹×†‡Žƒ‡…‘‘ÀƒǤ‡Ž’Žƒ‘†‡Žƒ”‡‰—Žƒ…‹×ǡ
la crisis favoreció el asalto del pensamiento neoliberal al Estado keynesiano dominan-
te en décadas anteriores. El supuesto utópico de que los mercados abiertos y sin una
”‡‰—Žƒ…‹×…ƒ’ƒœ†‡Ž‹‹–ƒ”Žƒ…‘’‡–‡…‹ƒ‡–”‡†‡•‹‰—ƒŽ‡••‘‡Ž‡Œ‘”•‘’‘”–‡’ƒ”ƒ
promover el desarrollo económico frente a cualquier tipo de intervencionismo estatal
se fue abriendo paso con el apoyo de importantes grupos de interés que utilizaron esa
…”‹•‹•’ƒ”ƒƒŽ–‡”ƒ”Žƒ•”‡Žƒ…‹‘‡•†‡’‘†‡”Ǥ‡Ž’Žƒ‘–‡””‹–‘”‹ƒŽǡŒ—–‘ƒŽƒ’”‘ˆ—†‹œƒ-
…‹×—Ž–‹‡•…ƒŽƒ”‡Žƒ†‹˜‹•‹×‡•’ƒ…‹ƒŽ†‡Ž–”ƒ„ƒŒ‘ǡ“—‡•—’—•‘—‹…”‡‡–‘†‡Žƒ•
desigualdades tanto en términos cuantitativos como cualitativos, se asistió a la progre-
•‹˜ƒ†‡•‹ϐ‹…ƒ…‹×†‡–‘†‘–‹’‘†‡”‡†‡•’‘”Žƒ•“—‡…‹”…—ŽƒŽ‘•ϐŽ—Œ‘•‡•‡…‹ƒŽ‡•’ƒ”ƒŽƒ
reproducción del sistema, lo que acentuó el valor estratégico de las grandes ciudades-
región como nodos principales que las articulan y donde se localizan los principales
centros de decisión.

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‘•…‘…‡†‡ƒŽ‡‘Ž‹„‡”ƒŽ‹•‘…‘‘–‡‘”Àƒ›…‘‘’”ž…–‹…ƒ“—‡‡Œ‘”†‡ϐ‹‡Žƒ”‡…‹‡-
–‡ˆƒ•‡†‡†‡•ƒ””‘ŽŽ‘…ƒ’‹–ƒŽ‹•–ƒŒ—•–‹ϐ‹…ƒŽƒƒ„—†ƒ–‡„‹„Ž‹‘‰”ƒϐÀƒ†‡•–‹ƒ†ƒƒƒƒŽ‹œƒ”
•—‰±‡•‹•ǡ…‘’‘‡–‡•‡‹’ƒ…–‘•ȋ”‡‡”ƬŠ‡‘†‘”‡ǡʹͲͲʹǢ‡…ǡʹͲͲͶǢ ƒ”˜‡›ǡ
2005). También a caracterizar la llamada ciudad neoliberal, tanto en términos morfoló-
‰‹…‘•›ˆ—…‹‘ƒŽ‡•…‘‘•‘…‹ƒŽ‡•‘’‘ŽÀ–‹…‘•ȋ ƒ…™‘”–ŠǡʹͲͲ͸ǢŠ‡‘†‘”‡et al., 2009;
ƒ‘•…ŠƒǡʹͲͳͳȌǡ‹’”‡–‡†‡”—ƒ”‡˜‹•‹×’‘”‡‘”‹œƒ†ƒ›…”À–‹…ƒ†‡‡•ƒŽ‹–‡”ƒ–—”ƒǡ
ƒŒ‡ƒƒŽ‘•‘„Œ‡–‹˜‘•†‡Ž–‡š–‘ǡ•À’—‡†‡”‡…‘”†ƒ”•‡ƒŽ‰—‘•†‡Ž‘•”ƒ•‰‘•‡•‡…‹ƒŽ‡•†‡
esa nueva normalidad que ha marcado la evolución de los espacios metropolitanos en
Žƒ•‹ƒ•†±…ƒ†ƒ•ǡ“—‡•‹”˜‡’ƒ”ƒ…‘–‡š–—ƒŽ‹œƒ”‡Ž…ƒ•‘ƒƒŽ‹œƒ†‘Ǥ

ĂͿ&ŝŶĂŶĐŝĂƌŝnjĂĐŝſŶLJƉƌŽƚĂŐŽŶŝƐŵŽĚĞůĂƐŝŶǀĞƌƐŝŽŶĞƐŝŶŵŽďŝůŝĂƌŝĂƐ

La creciente movilidad del capital, favorecida por la globalización y desregulación


†‡Ž•‡…–‘”ϐ‹ƒ…‹‡”‘ǡ‰‡‡”׋’‘”–ƒ–‡•ϐŽ—Œ‘•†‡‹˜‡”•‹×“—‡–—˜‹‡”‘…‘‘’”‹…‹-

218
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

pal destino a algunas de las grandes ciudades-región. Una de sus principales manifes-
taciones fue el aumento de las inversiones inmobiliarias (De Mattos, 2007), que contri-
buyeron tanto a la aparición de burbujas especulativas y la progresiva mercantilización
del desarrollo urbano como al crecimiento de bancos, entidades de seguros y todo tipo
†‡‡’”‡•ƒ•†‡†‹…ƒ†ƒ•ƒŽƒ‹–‡”‡†‹ƒ…‹×ϐ‹ƒ…‹‡”ƒ‡—‘•‡”…ƒ†‘•„—”•ž–‹Ž‡•‡š-
pansivos. Pese a la vulnerabilidad asociada a un capital migrante caracterizado por un
ƒ…ŽƒŒ‡…ƒ†ƒ˜‡œ‡‘”ƒ–‡””‹–‘”‹‘•…‘…”‡–‘•ǡŽƒƒ–”ƒ……‹×†‡—ƒ…—‘–ƒ…”‡…‹‡–‡†‡
ese capital en circulación y del talentoƒ•‘…‹ƒ†‘ƒ’”‘ˆ‡•‹‘ƒŽ‡•†‡ƒŽ–ƒ…—ƒŽ‹ϐ‹…ƒ…‹×•‡
…‘˜‹”–‹×‡‘„Œ‡–‹˜‘†‡…Žƒ”ƒ†‘’‘”—ï‡”‘…ƒ†ƒ˜‡œƒ›‘”†‡‡•ƒ•…‹—†ƒ†‡•‰Ž‘-
„ƒŽ‡•Ǥ•‡‹•‘ƒ„‹‡–‡–ƒ„‹±Œ—•–‹ϐ‹…ׇŽƒ–”ƒ…–‹˜‘‡Œ‡”…‹†‘•‘„”‡—‡”‘•‘•‰‘-
biernos locales por los múltiples rankings—”„ƒ‘•“—‡’”‡–‡†Àƒ‡†‹”›…‘’ƒ”ƒ”•—
capacidad competitiva ante potenciales inversores.

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Las grandes ciudades y sus entornos metropolitanos transformaron su base econó-


mica en el sentido de una progresiva desmaterialización de sus actividades y empleos,
a medida que las deslocalizaciones minaban buena parte de su anterior importancia
ƒ—ˆƒ…–—”‡”ƒ‡„‡‡ϐ‹…‹‘†‡–‘†‘–‹’‘†‡•‡”˜‹…‹‘•›†‡Ž…‘•—‘ǡ…‘˜‡”–‹†‘’ƒ”ƒ
ƒŽ‰—‘• ‡ ‘–‘” ‡•‡…‹ƒŽ †‡Ž †‹ƒ‹•‘ —”„ƒ‘Ǥ ƒ ƒ…‡’–ƒ…‹× ƒ…”À–‹…ƒ †‡ Žƒ• –‡•‹•
postindustrialistas convirtió a la industria en parte del pasado, pero no del futuro de
esas áreas urbanas, desplazando el foco de atención hacia otro tipo de actividades, en
especial las integradas en la denominada economía del conocimiento ȋ‹†‡ et al.,
ʹͲͲ͹Ȍǡ‡•—ƒ›‘”Àƒ’‡”–‡‡…‹‡–‡•ƒŽ•‡…–‘”–‡”…‹ƒ”‹‘ȋ•‡”˜‹…‹‘•ƒ˜ƒœƒ†‘•ǡϐ‹ƒœƒ•
y seguros, educación e investigación, sanidad, servicios creativos). A su vez, el aumento
de la competencia reforzó las anteriores tendencias hacia una creciente especialización
›Œ‡”ƒ”“—‹œƒ…‹×‡‡Ž‹–‡”‹‘”†‡‡•‡•‹•–‡ƒ†‡…‹—†ƒ†‡•‰Ž‘„ƒŽ‡•…”‡…‹‡–‡‡–‡‹-
–‡”…‘‡…–ƒ†ƒ•›‡‘•†‡’‡†‹‡–‡•†‡•—‡–‘”‘’”ך‹‘ǡŽ‘“—‡ƒ—‡–×–ƒ„‹±
sus niveles de incertidumbre.

ĐͿDĞƌĐĂĚŽƐůŽĐĂůĞƐĚĞƚƌĂďĂũŽ͗ĞŶƚƌĞůĂŇĞdžŝďŝůŝnjĂĐŝſŶLJůĂƉƌĞĐĂƌŝnjĂĐŝſŶ

ƒ‹†‡‘Ž‘‰Àƒ‡‘Ž‹„‡”ƒŽ†‹”‹‰‹×’ƒ”–‡‹’‘”–ƒ–‡†‡•—•ƒ”‰—‡–‘•…‘–”ƒ—‘•‡”-
…ƒ†‘•†‡–”ƒ„ƒŒ‘”‡‰—Žƒ†‘•›…‘ˆ—‡”–‡’”‡•‡…‹ƒ•‹†‹…ƒŽ…‘‘…ƒ—•ƒ–‡•†‡–‘†‘–‹’‘
de rigideces que limitaban su capacidad de adaptación a un entorno cada vez más com-
petitivo y sometido a rápidos cambios tecnológicos. La intervención pública en materia

219
ĎĈĆėĉĔĴēĉĊğ

†‡•ƒŽƒ”‹‘•À‹‘•ǡ…‘†‹…‹‘‡•†‡–”ƒ„ƒŒ‘ǡ’”‘–‡……‹×ƒŽ‡’Ž‡‘›ƒŽ†‡•‡’Ž‡‘ǡ‘Žƒ
acción sindical fueron culpabilizados como principales causantes del paro pese a las nu-
merosas evidencias en su contra. La defensa de reformas estructurales tendentes a lo-
‰”ƒ”ƒ›‘”ϐŽ‡š‹„‹Ž‹†ƒ†•‹”˜‹×†‡‡š…—•ƒ’ƒ”ƒƒ–ƒ…ƒ”‡•‡•‹•–‡ƒ†‡”‡Žƒ…‹‘‡•Žƒ„‘”ƒŽ‡•
‡„‡‡ϐ‹…‹‘†‡‘–”‘…‘ƒ›‘”‡•…‘–ƒ•†‡‹‡•–ƒ„‹Ž‹†ƒ†›†‹ˆ‡”‡–‡•ˆ‘”ƒ•†‡’”‡…ƒ”‹‡-
dad. En las grandes ciudades-región, territorios donde la fuerza laboral organizada tuvo
mayor presencia y capacidad de acción durante el periodo anterior, esos cambios fueron
†‡ ‡•’‡…‹ƒŽ •‹‰‹ϐ‹…ƒ…‹×ǡ …‘•‘Ž‹†ƒ†‘ — ‡”…ƒ†‘ †‡ –”ƒ„ƒŒ‘ •‡…—†ƒ”‹‘ †‘‹ƒ†‘
por el mal llamado empleo atípico (contratos temporales, a tiempo parcial, autónomos
’”‡…ƒ”‹‘•ǡ ‡’Ž‡‘ ‹ˆ‘”ƒŽǥȌ › –”ƒ•‹–ƒ†‘ †‡ ˆ‘”ƒ ’ƒ”–‹…—Žƒ”‡–‡ ‹–‡•ƒ ’‘” Ž‘•
denominados grupos de riesgo.

ĚͿ'ŽďĞƌŶĂŶnjĂLJĞŵƉƌĞƐĂƌŝĂůŝƐŵŽĞŶůĂŐĞƐƟſŶƵƌďĂŶĂ

En el ámbito de la gestión, el progresivo sometimiento del Estado en sus múltiples


‹˜‡Ž‡•‘‡•…ƒŽƒ•†‡‰‘„‹‡”‘ƒ—ƒˆ—…‹×•—„•‹†‹ƒ”‹ƒǡ†‡•‘’‘”–‡›‡•–À—Ž‘ƒŽ…ƒ’‹–ƒŽ
privado, tuvo diversas manifestaciones. Por un lado, generalizó formas de gobernanza
público-privada dominadas por una visión empresarialista (Harvey, 2001), que centra-
”‘•—•‘„Œ‡–‹˜‘•‡‡Œ‘”ƒ”Žƒ…‘’‡–‹–‹˜‹†ƒ†›Žƒ‹ƒ‰‡‡š–‡”‹‘”‡†‹ƒ–‡‡•–”ƒ–‡‰‹ƒ•
de city-marketing, impulsar el crecimiento mediante la inversión en infraestructuras, o
lograr su posicionamiento en el mapa de ciudades globales a partir de megaproyectos,
con frecuentes impactos negativos en materia de segregación urbana (Swyngedouw et
al.ǡʹͲͲʹȌǤ‘”‘–”‘ǡ‡Ž‹‹×ˆ‘”ƒ•†‡’Žƒ‡ƒ‹‡–‘—”„ƒÀ•–‹…‘…‘•‹†‡”ƒ†ƒ•†‡ƒ•‹ƒ-
†‘”À‰‹†ƒ•’ƒ”ƒŽ‘•…ƒ„‹ƒ–‡•‹–‡”‡•‡•†‡Ž…ƒ’‹–ƒŽǡ•—•–‹–—‹†ƒ•’‘”‘–”ƒ•ž•ϐŽ‡š‹„Ž‡•
‡Žƒ•“—‡‡Ž’”‘›‡…–‘›‘–ƒ–‘‡Ž’Žƒ•‡…‘˜‹”–‹×‡Žƒˆ×”—Žƒž•‡ϐ‹…ƒœ›—–‹Ž‹œƒ†ƒǤ
‹ƒŽ‡–‡ǡ–ƒ„‹±’”‡–‡†‹×Œ—•–‹ϐ‹…ƒ”—’”‘‰”‡•‹˜‘–”ƒ•˜ƒ•‡†‡„‹‡‡•›•‡”˜‹…‹‘•
’ï„Ž‹…‘•ǡ‘•—‡š–‡”ƒŽ‹œƒ…‹×’ƒ”…‹ƒŽǡŠƒ…‹ƒ‡Ž•‡…–‘”’”‹˜ƒ†‘ƒ–‡Žƒ•—’—‡•–ƒƒ›‘”
racionalidad de una gestión basada en la lógica del mercado, ignorando la frecuente
aparición en esos sectores de situaciones oligopólicas.

ĞͿĞůĂƉŽůĂƌŝnjĂĐŝſŶƐŽĐŝĂůĂůĂƐĞŐŵĞŶƚĂĐŝſŶƚĞƌƌŝƚŽƌŝĂů

La sustitución de una lógica regulatoria y parcialmente redistributiva, derivada del


pacto fordista-keynesiano, por otra competitiva que somete las consideraciones sociales
‘ƒ„‹‡–ƒŽ‡•ƒŽƒ•‡…‘×‹…ƒ•ǡ•‡–”ƒ†—Œ‘‡—ƒ—‡–‘†‡Žƒ’‘Žƒ”‹œƒ…‹×›Žƒ•–‡•‹‘-
‡••‘…‹ƒŽ‡•ȋÀƒœ”—‡–ƒǡʹͲͲ͸ȌǤƒ‰‡‡”ƒŽ‹œƒ…‹×†‡‡•‘•daños colaterales (Bauman,

220
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

2011) multiplicó la presencia de personas y grupos vulnerables, sometidos a diferentes


–‹’‘•†‡”‹‡•‰‘•Ǥ—“—‡Žƒ‹–‡•‹ϐ‹…ƒ…‹×†‡Žƒ•†‹ˆ‡”‡…‹ƒ•‡–”‡Ž‘•‡š–”‡‘•†‡Žƒ
‡•…ƒŽƒ•‘…‹ƒŽ’‘’—Žƒ”‹œ×Žƒ‹†‡ƒ†‡—ƒ…”‡…‹‡–‡†—ƒŽ‹œƒ…‹×ǡ‡–‡””‹–‘”‹‘•…‘’Ž‡Œ‘•
como son las ciudades-región puede hablarse con más propiedad de una progresiva
segmentación socioespacial. Los precios del suelo y la vivienda actuaron como principal
factor de diferenciación entre quienes residen donde quieren y quienes lo hacen donde
pueden, ya se trate de las áreas centrales o periféricas de la aglomeración. A su vez,
aquellos espacios sometidos a procesos de marginación se convirtieron, en ocasiones,
en germen de contestación y resistencias locales al modelo de urbanización impuesto.

ĨͿdĞŶĚĞŶĐŝĂƐŐĞŶĞƌĂůĞƐǀĞƌƐƵƐƚƌĂLJĞĐƚŽƌŝĂƐůŽĐĂůĞƐ

‡•‡ƒŽƒ‡š‹•–‡…‹ƒ†‡–‡†‡…‹ƒ•‰‡‡”ƒŽ‡•“—‡”‡•’‘†‡ƒ—ƒŽ×‰‹…ƒ…‘ï›“—‡
•—’‘‡Dz—ƒ‡š’ƒ•‹×†‡Žƒ•”‡Žƒ…‹‘‡•…ƒ’‹–ƒŽ‹•–ƒ•“—‡ƒ–”ƒ˜‹‡•ƒ‡•…ƒŽƒ•ǡ–‡””‹–‘”‹‘•
y lugares concretos” (Janoschka, 2011: 119), el grado de incorporación de esta agenda
neoliberal ha estado mediatizado por la trayectoria histórica de cada área urbana. En
–ƒŽ•‡–‹†‘ǡŽ‘•’”‘‰”ƒƒ•‡‘Ž‹„‡”ƒŽ‡•Dz•‹‡’”‡•‡‹–”‘†—…‡‡…‘–‡š–‘•’‘ŽÀ–‹…‘Ǧ
‹•–‹–—…‹‘ƒŽ‡•“—‡Šƒ•‹†‘‘Ž†‡ƒ†‘••‹‰‹ϐ‹…ƒ–‹˜ƒ‡–‡’‘””‡‰—Žƒ…‹‘‡•ǡ’”ž…–‹…ƒ•
‹•–‹–—…‹‘ƒŽ‹œƒ†ƒ• › ƒ…—‡”†‘• ’‘ŽÀ–‹…‘• ‡•–ƒ„Ž‡…‹†‘• …‘ ƒ–‡”‹‘”‹†ƒ†dz ȋ”‡‡” Ƭ
Theodore, 2002: 361). Eso supone que el neoliberalismo realmente existente presenta
‡•’‡…‹ϐ‹…‹†ƒ†‡•Ž‘…ƒŽ‡•˜‹…—Žƒ†ƒ•ƒŽƒ”‡Žƒ…‹×†‡ˆ—‡”œƒ•‡–”‡Ž‘•†‹˜‡”•‘•ƒ…–‘”‡•‘ƒŽ
marco institucional consolidado en el tiempo, por lo que sus efectos serán también va-
riables según los casos. En consecuencia, si las grandes ciudades-región son lugares es-
–”ƒ–±‰‹…‘•’ƒ”ƒ‡Ž’”‘›‡…–‘‡‘Ž‹„‡”ƒŽǡ‡ŽƒžŽ‹•‹•†‡Ž‘‘…—””‹†‘‡—ƒ†‡Žƒ•“—‡‡Œ‘”
”‡ϐŽ‡Œƒ‡—”‘’ƒ‡Žƒ—‰‡›†‡…Ž‹˜‡†‡‡•–‡‘†‡Ž‘’—‡†‡•‡”˜‹”†‡„ƒ•‡ƒ…‘…Ž—•‹‘‡•
“—‡˜ƒ›ƒž•ƒŽŽž†‡•—•’”‘’‹‘•ŽÀ‹–‡•‡•’ƒ…‹‘Ǧ–‡’‘”ƒŽ‡•…‘…”‡–‘•Ǥ

Dƒ—Ù®—͕͎ÛãÙÌÖʽ®¦ƒÄƒ—Êك›Ä½ƒ¦½Êƒ½®þƒ‘®ÌÄ
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ƒ…‡ƒ’‡ƒ•…‹…‘ƒÓ‘•ǡ‡—‘†‡•—•‡•–—†‹‘•‘‘‰”žϐ‹…‘••‘„”‡”‡‰‹‘‡•‡-
–”‘’‘Ž‹–ƒƒ•ǡŽ‘•‡š’‡”–‘•†‡Žƒƒϐ‹”ƒ„ƒǣDzƒ†”‹†Šƒ…ƒ’–—”ƒ†‘Ž‘•„‡‡ϐ‹…‹‘•
de la globalización hasta convertirse en una región metropolitana de seis millones de
Šƒ„‹–ƒ–‡•“—‡ƒ–”ƒ‡‡’”‡•ƒ•›–”ƒ„ƒŒƒ†‘”‡•†‡Ž‡š–‡”‹‘”ǥŽž”‡ƒ‡–”‘’‘Ž‹–ƒƒ†‡
Madrid alcanzó un elevado nivel de internacionalización durante la pasada década. De
ser una capital con una función central en España, pero relativamente aislada del resto

221
ĎĈĆėĉĔĴēĉĊğ

de Europa, Madrid se ha convertido en un destacado centro de poder dentro de la eco-


‘Àƒ‰Ž‘„ƒŽǥŽ”‡…‹‡–‡±š‹–‘‡…‘×‹…‘†‡ƒ†”‹††‡—‡•–”ƒ“—‡ǡŒ—–‘ƒ—ˆƒ˜‘”ƒ-
ble entorno macroeconómico, la competitividad regional puede verse reforzada por la
‹’Ž‡‡–ƒ…‹×†‡’‘ŽÀ–‹…ƒ•’ï„Ž‹…ƒ•‘”‹‡–ƒ†ƒ•ƒ’‘‡”‡˜ƒŽ‘”Ž‘•”‡…—”•‘•Ž‘…ƒŽ‡•›
proporcionar bienes colectivos” (OCDE, 2007: 28-29). Un diagnóstico tan positivo, que
†‡’ƒ•‘”ƒ–‹ϐ‹…ƒ„ƒŽƒ•’‘•‹„‹Ž‹†ƒ†‡•ƒ„‹‡”–ƒ•’ƒ”ƒ—…Šƒ•‘–”ƒ•…‹—†ƒ†‡•’‘”‡Ž’”‘…‡-
so globalizador, estaba basado en indicadores múltiples que no sólo mostraban tasas
de crecimiento superiores al promedio de las metrópolis europeas, sino que también
…‘ϐ‹”ƒ”‘•—‡Œ‘”’‘•‹…‹‘ƒ‹‡–‘†‡–”‘†‡Ž•‹•–‡ƒ†‡…‹—†ƒ†‡•‰Ž‘„ƒŽ‡•ǡ…‘‘
‘”‹‰‡›Ȁ‘†‡•–‹‘†‡Ž‘•ïŽ–‹’Ž‡•ϐŽ—Œ‘•ƒ–‡”‹ƒŽ‡•‡‹ƒ–‡”‹ƒŽ‡•“—‡–‡Œ‡Žƒ†‡•ƒ
red del capitalismo global.

’”‹‡”Ž—‰ƒ”ǡƒ†”‹†”‡ƒ…–‹˜×•—…”‡…‹‹‡–‘†‡‘‰”žϐ‹…‘ǡ’—‡•Ž‘•ͷ‹ŽŽ‘‡•†‡
habitantes censados en la región metropolitana en 1991 aumentaron a 6,5 millones en
ʹͲͳͲ‰”ƒ…‹ƒ•ƒŽƒƒ–”ƒ……‹×†‡—ƒ‹‹‰”ƒ…‹×‡š–‡”‹‘”‡„—•…ƒ†‡‡’Ž‡‘“—‡…‘˜‹”-
–‹×‡—Ž–‹…—Ž–—”ƒŽŽƒ•‘…‹‡†ƒ†ƒ†”‹Ž‡ÓƒǤ‡Ž‘•͸ͲǤͳ͸͵‡š–”ƒŒ‡”‘•”‡•‹†‡–‡•‡ͳͻͻͳ
Žƒ…‹ˆ”ƒ‘ϐ‹…‹ƒŽ•‡‡Ž‡˜×Šƒ•–ƒͳǤͳͳͺǤͻͻͳ†‘•†±…ƒ†ƒ•†‡•’—±•ǡ‡Žͳ͹ǡ͵Ψ†‡Ž‘•”‡•‹†‡–‡•
‡‡Žž”‡ƒ—”„ƒƒ›—ƒ“—‹–ƒ’ƒ”–‡†‡Ž‘•“—‡˜‹˜‡‡•’ƒÓƒǤƒ†”‹†•‡…‘˜‹”–‹×ƒ•À
en un potente polo de atracción gracias a altas tasas de crecimiento económico que ge-
‡”ƒ”‘—ƒ‡Ž‡˜ƒ†ƒ‘ˆ‡”–ƒ†‡–”ƒ„ƒŒ‘ǡƒŽ•—ƒ”•‡—…‘–‡š–‘‹–‡”ƒ…‹‘ƒŽ‡š’ƒ•‹˜‘
con los efectos de la burbuja inmobiliaria‡•’ƒÓ‘Žƒ›Žƒ•˜‡–ƒŒƒ•…‘’‡–‹–‹˜ƒ•†‡—ƒ
ƒ‰Ž‘‡”ƒ…‹×‡–”‘’‘Ž‹–ƒƒ…‘—ƒƒ…——Žƒ…‹×†‡”‡…—”•‘•ϐ‹ƒ…‹‡”‘•ǡƒ–‡”‹ƒŽ‡•›
humanos. Mientras su PIB aumentó a tasas anuales acumulativas del 3,7% entre 1995
y 2008, la población ocupada pasó de 2,1 a 3,4 millones, duplicando con creces la tasa
media de la Unión Europea. Esa masiva creación de nuevos empleos permitió reducir
—ƒ–ƒ•ƒ†‡†‡•‡’Ž‡‘•‹–—ƒ†ƒ‡‡ŽʹͲǡͷΨƒŽϐ‹ƒŽ‹œƒ”ͳͻͻͷȂ”‡ϐŽ‡Œ‘†‡Žƒ…”‹•‹•˜‹˜‹†ƒ
al inicio de esa década- hasta el 6,3% tan sólo doce años después, pese al aumento de la
población activa.

‡•–ƒ‡–ƒ’ƒ‡š’ƒ•‹˜ƒƒ†”‹†”‡ˆ‘”œ×ǡ’‘”–ƒ–‘ǡ•—•‡…—Žƒ”’”‹ƒ…Àƒ…‘‘’”‹-
…‹’ƒŽ…‡–”‘†‡‘‰”žϐ‹…‘ȋͳ͵ǡ͹Ψ†‡Žƒ’‘„Žƒ…‹×ȌǡŽƒ„‘”ƒŽȋͳͶǡʹΨ†‡Ž‡’Ž‡‘Ȍ›‡…‘-
nómico (17,8% del PIB) en España, con una renta media por habitante muy superior
al promedio de las regiones españolas y europeas, lo que incrementó un consumo esti-
—Žƒ†‘–ƒ„‹±’‘”‡Ž…”±†‹–‘›Žƒ•„ƒŒƒ•–ƒ•ƒ•†‡‹–‡”±•–”ƒ•Žƒ‹…‘”’‘”ƒ…‹×ƒŽ‡—”‘Ǥ
–±”‹‘•…—ƒŽ‹–ƒ–‹˜‘•‡•ƒŠ‡‰‡‘Àƒ”‡•—Ž–ƒ„ƒƒïƒ›‘”ǡ…‘—ʹͺΨ†‡Ž‰ƒ•–‘‡•-
pañol en I+D o el 24,5% del empleo en la denominada economía del conocimiento, muy
’‘”†‡Žƒ–‡†‡ƒ”…‡Ž‘ƒȋͳ͹ǡ͸ΨȌǡ•‡‰—†ƒž”‡ƒ—”„ƒƒ†‡Ž’ƒÀ•–ƒ„‹±ƒ‡•–‘•‡ˆ‡…–‘•
(Méndez et al., 2011).

’ƒ”ƒŽ‡Ž‘ǡƒ†”‹†‡Œ‘”ו—’‘•‹…‹×‡—‡”‘•‘•rankings de ciudades, como


supuesta demostración de su carácter de territorio ganador en el marco de la globali-
œƒ…‹×›Ž—‰ƒ”ƒ–”ƒ…–‹˜‘’ƒ”ƒ—‡”‘•‘•‹˜‡”•‘”‡•‹–‡”ƒ…‹‘ƒŽ‡•Ǥ•Àǡ’‘”‡Œ‡’Ž‘ǡ
en los estudios de la red Globalization and World Cities (GaWC) llegó a ocupar el déci-
mo lugar del mundo y tercero de Europa por el número de sedes pertenecientes a las

222
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

†‘•‹Žƒ›‘”‡•ϐ‹”ƒ•–”ƒ•ƒ…‹‘ƒŽ‡•›—ƒ’‘•‹…‹×•‹‹Žƒ”ƒŽ…‘•‹†‡”ƒ”•—À†‹…‡
de conectividad, a partir del volumen y rango de los establecimientos pertenecientes
a las 175 mayores empresas transnacionales de servicios avanzados y las 75 principa-
Ž‡•‡–‹†ƒ†‡•ϐ‹ƒ…‹‡”ƒ•ȋž…Š‡œ‘”ƒŽǡʹͲͳͲȌǤ‘”‘–”ƒ’ƒ”–‡ǡ•‡‰ï‡ŽMasterCard
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‹–‡”…ƒ„‹‘•…‘‡”…‹ƒŽ‡•‹–‡”ƒ…‹‘ƒŽ‡•ǡ‹‡–”ƒ•‡Žƒ‡”‘’—‡”–‘†‡ƒ”ƒŒƒ•’ƒ•×ƒ•‡”
‡Ž“—‹–‘†‡Ž…‘–‹‡–‡’‘”–”žϐ‹…‘†‡’ƒ•ƒŒ‡”‘•…‘Ͷͺǡ͵‹ŽŽ‘‡•ȋ͵ʹǡͻ‹ŽŽ‘‡•‡
2000). Finalmente, el European Cities MonitorŽƒ•‹–—ׇʹͲͲͺ‡‡Ž•‡š–‘Ž—‰ƒ”‡–”‡Žƒ•
metrópolis europeas por su capacidad de atracción sobre inversores y empresas (17º
lugar en 1990), sin olvidar que la región localizó más de la mitad de las inversiones in-
–‡”ƒ…‹‘ƒŽ‡•†‹”‡…–ƒ•”‡…‹„‹†ƒ•‡•’ƒÓƒ†‡•†‡‡ŽƒÓ‘ʹͲͲͲ›Šƒ•–ƒ‡Žϐ‹ƒŽ†‡Ž…‹…Ž‘ǡ
Šƒ…‹±†‘Žƒ…ƒ†ƒ˜‡œž•’‡”‡ƒ„Ž‡ƒŽ‘•ϐŽ—Œ‘•ϐ‹ƒ…‹‡”‘•Ǥ

†‡ϐ‹‹–‹˜ƒǡ†‡–”‘†‡—ƒ”…‘†‘‹ƒ†‘’‘”’”‹…‹’‹‘•‡‘Ž‹„‡”ƒŽ‡•“—‡…‹ˆ”ƒ-
„ƒ ‡Ž ±š‹–‘ —”„ƒ‘ ‡ –±”‹‘• †‡ …‘’‡–‹–‹˜‹†ƒ†ǡ ‡–‡†‹†ƒ ‡š…Ž—•‹˜ƒ‡–‡ …‘‘
capacidad de crecimiento económico, buena inserción internacional e imagen capaz de
ƒ–”ƒ‡”‹˜‡”•‹‘‡•ǡ‡’”‡•ƒ•›–ƒŽ‡–‘•ǡƒ†”‹†’ƒ”‡…Àƒ…‘–ƒ”…‘—…Š‘•‡Ž‡‡–‘•
“—‡…‘†—…Àƒƒ‡•‡†‹ƒ‰×•–‹…‘Ǥ•‡‹–‡•‘’”‘…‡•‘†‡ƒ…——Žƒ…‹×ǡ“—‡•‡ƒ–—˜‘
durante más de una década resultó coherente con una rápida y profunda reestructura-
ción territorial de la que pueden recordarse algunos de sus rasgos.

—’”‹…‹’ƒŽ”‡ϐŽ‡Œ‘ˆ—‡Žƒ‹–‡•‹ϐ‹…ƒ…‹×†‡Ž”‹–‘ƒ“—‡•‡‡š’ƒ†ÀƒŽƒmancha ur-
bana, con la paralela sustitución del modelo de ciudad compacta por otro de ciudad-
”‡‰‹× ’‘Ž‹…±–”‹…ƒ “—‡ †‡•„‘”†× Ž‘• ŽÀ‹–‡• ƒ†‹‹•–”ƒ–‹˜‘• †‡ Žƒ ‘—‹†ƒ† —–×-
‘ƒǤŽ’”‘…‡•‘•—’—•‘—”ž’‹†‘…”‡…‹‹‡–‘†‡Ž’ƒ”“—‡†‡˜‹˜‹‡†ƒ•ǡ”‡ϐŽ‡Œ‘†‡—
boom‹‘„‹Ž‹ƒ”‹‘‡‡Ž“—‡Žƒ•‰”ƒ†‡•‡’”‡•ƒ•…‘•–”—…–‘”ƒ•ǡ‡Ž•‡…–‘”ϐ‹ƒ…‹‡”‘
›Žƒ•’‘ŽÀ–‹…ƒ•’ï„Ž‹…ƒ•ȋLey del Suelo†‡ͳͻͻͺǡƒ›—†ƒ•ϐ‹•…ƒŽ‡•ƒŽƒ…‘’”ƒ†‡˜‹˜‹‡†ƒǡ
…ƒŽ‹ϐ‹…ƒ…‹×ƒ•‹˜ƒ†‡•—‡Ž‘—”„ƒ‹œƒ„Ž‡‡‡Ž’Žƒ‡ƒ‹‡–‘Ȍƒ—ƒ”‘•—•‡•–”ƒ–‡‰‹ƒ•
ȋƒ”‡†‘ǡ ʹͲͲͻǢ ג‡œ › ‘†”À‰—‡œǡ ʹͲͳͲȌǤ ƒ• ͳͷǤͲͲͲ ˜‹˜‹‡†ƒ• ƒ—ƒŽ‡• …‘•–”—‹†ƒ•
en la ciudad-región en 1995 superaron las 61.000 en 2006 y en apenas dos décadas el
stock†‡˜‹˜‹‡†ƒ•ˆƒ‹Ž‹ƒ”‡•’ƒ•×†‡ͳǡͻƒʹǡͻ‹ŽŽ‘‡•ǡ†—’Ž‹…ƒ†‘ƒ•À‡Ž”‹–‘†‡…”‡-
…‹‹‡–‘’‘„Žƒ…‹‘ƒŽȋ‡ƒŽ›‘À‰—‡œǡʹͲͲͻȌǤ—“—‡Žƒ…‹—†ƒ††‡ƒ†”‹†ƒï…‘-
centra la mitad de la población y hasta el 63% del empleo, el mayor crecimiento desde
1990 correspondió a las localizadas en un radio de 20 kilómetros (35% de la población
›ʹͻΨ†‡Ž‡’Ž‡‘Ȍ‘ƒïƒƒ›‘”†‹•–ƒ…‹ƒǡ…‘ϐ‹”ƒ†‘ƒ•À—ƒ•–‡†‡…‹ƒ•†‹ˆ—•‘”ƒ•
‡„—•…ƒ†‡—‡˜‘•‡•’ƒ…‹‘•“—‡”‡–ƒ„‹Ž‹œƒ”ǤŽ†‡•ƒ””‘ŽŽ‘†‡—ƒ—”„ƒ‹œƒ…‹×†‡„ƒŒƒ
†‡•‹†ƒ†ǡ…‘ƒŽ–‘…‘•—‘†‡•—‡Ž‘ǡ’”‘˜‘…ד—‡Žƒ•—’‡”ϐ‹…‹‡ƒ”–‹ϐ‹…‹ƒŽ‹œƒ†ƒ…”‡…‹‡•‡
entre 1990 y 2006 a razón de un 5% anual.

ƒŽ…‘‘‡Ž†‘…—‡–‘†‡Žƒ‡…‹‘ƒ†‘ƒŽ‹‹…‹‘’‘Àƒ†‡ƒ‹ϐ‹‡•–‘ǡŽƒ…”‡-
…‹‡–‡…‘‹…‹†‡…‹ƒ‡–”‡Ž‘•‹–‡”‡•‡•’”‹˜ƒ†‘•›‰‘„‹‡”‘•†‡’”‘š‹‹†ƒ†ˆƒ˜‘”‡…‹×
ˆ‘”ƒ•†‡‰‘„‡”ƒœƒ‡“—‡Ž‘•‘„Œ‡–‹˜‘•†‡†‹ƒ‹œƒ…‹×‡…‘×‹…ƒ›…”‡ƒ…‹×†‡
empleo primaron sobre cualquier otra consideración. Las grandes empresas construc-
toras e inmobiliarias se constituyeron en principales agentes urbanizadores que movili-

223
ĎĈĆėĉĔĴēĉĊğ

zaron gran cantidad de suelo para su conversión en urbanizaciones o áreas empresaria-


Ž‡•ǡ‹‡–”ƒ•‡Ž•‡…–‘”ϐ‹ƒ…‹‡”‘ƒ’‘”–ׇŽ…”±†‹–‘„ƒ”ƒ–‘›ƒ„—†ƒ–‡“—‡‡”ƒ‡…‡•ƒ”‹‘
’ƒ”ƒƒŽ‹‡–ƒ”Žƒ„—”„—Œƒǡƒ…‡–—ƒ†‘‡Ž‡†‡—†ƒ‹‡–‘’”‹˜ƒ†‘ǤŽ’”‘…‡•‘…‘–×…‘
el apoyo directo del gobierno regional, de inspiración neoliberal, que evitó aprobar unas
Directrices de Ordenación Territorial“—‡’—•‹‡”ƒ–”ƒ„ƒ•ƒŽƒ—”„ƒ‹œƒ…‹×’‡”‘•À…‘-
tribuyó de forma activa a la misma mediante fuertes inversiones en infraestructuras
(ampliación de la red de metro y metro ligero, desdoblamiento de carreteras regionales
‡ƒ—–‘˜Àƒ•ǡ…‘…‡•‹×†‡ƒ—–‘’‹•–ƒ•”ƒ†‹ƒŽ‡•†‡’‡ƒŒ‡ǡ‡–…±–‡”ƒȌǡ“—‡…‘’Ž‡‡–ƒ”‘
Žƒ•”‡ƒŽ‹œƒ†ƒ•’‘”‡Ž‰‘„‹‡”‘…‡–”ƒŽȋƒ’Ž‹ƒ…‹×†‡Žƒ‡”‘’—‡”–‘ǡǡƒ—–‘˜Àƒ•”ƒ†‹ƒ-
Ž‡•ǡ ˆ‡””‘…ƒ””‹Ž‡• †‡ …‡”…ƒÀƒ•ǡ ‡–…±–‡”ƒȌǤ ‹ƒŽ‡–‡ǡ Žƒ ƒ›‘”Àƒ †‡ ‰‘„‹‡”‘• Ž‘…ƒŽ‡•
ƒ’”‘„×—’Žƒ‡ƒ‹‡–‘“—‡ƒ’Ž‹ƒ„ƒ‘–ƒ„Ž‡‡–‡Žƒ•—’‡”ϐ‹…‹‡—”„ƒ‹œƒ„Ž‡›ˆƒ˜‘-
reció una actividad constructiva fundamental para aumentar sus ingresos (licencias de
obras, venta de suelo público, impuestos sobre bienes inmuebles, etcétera). Aunque tal
ƒϐ‹”ƒ…‹×‹‰‘”ƒŽƒ•†‹ˆ‡”‡…‹ƒ•Ž‘…ƒŽ‡•ǡ‹…Ž—•‘Ž‘•›—–ƒ‹‡–‘•Ȃ•‘„”‡–‘†‘†‡Ž—”
Metropolitano- que en principio eran menos favorables al proceso acabaron integrán-
†‘•‡‡±Ž’ƒ”ƒ‘’‡”†‡”—‘•”‡…—”•‘•…‘“—‡ϐ‹ƒ…‹ƒ”•—†‡•ƒ””‘ŽŽ‘Ž‘…ƒŽǡ—Ž–‹’Ž‹-
cándose los fenómenos de corrupción para favorecer intereses privados. Se prestó, en
cambio, escasa atención por parte de los actores integrantes de las coaliciones hegemó-
nicas a toda una serie de contradicciones y costes que cuestionaban su sostenibilidad
económica, social y ambiental a medio plazo (Observatorio Metropolitano, 2009).

’”‹‡”Ž—‰ƒ”ǡ•‡’”‘†—Œ‘—ƒ‡˜‹†‡–‡†‹•–‘”•‹×†‡Žƒ‡•–”—…–—”ƒ‡…‘×‹…ƒ‡-
–”‘’‘Ž‹–ƒƒǡ…‘Žƒ’”‘‰”‡•‹˜ƒŠ‹’‡”–”‘ϐ‹ƒ†‡Ž•‡…–‘”–‡”…‹ƒ”‹‘ȋ͹ͻΨ†‡Ž‘•‘…—’ƒ†‘•‡
2007), en especial de las actividades destinadas a distribuir bienes y servicios entre
Žƒ’‘„Žƒ…‹×ȋͷͳΨȌǡ–‘†ƒ•‡ŽŽƒ•…‘„ƒŒ‘•‹˜‡Ž‡•†‡’”‘†—…–‹˜‹†ƒ†ǡˆ”‡–‡ƒŽ…‘•–ƒ–‡
retroceso de la industria (9%). El rasgo más anómalo lo supuso el rápido aumento de
la construcción, que llegó a representar el 12% de la ocupación (+50,4% en una dé-
cada), basado en un tsunami urbanizador (Fernández Durán, 2006) sin precedentes y
una elevada inversión pública en grandes infraestructuras de soporte, convirtiéndose
en base de un potente cluster compuesto por industrias (materiales de construcción,
‡•–”—…–—”ƒ•‡–žŽ‹…ƒ•ǡ…ƒ”’‹–‡”Àƒǡ‘„‹Ž‹ƒ”‹‘ǡ˜‹†”‹‘ǡ‡–…±–‡”ƒȌ›•‡”˜‹…‹‘•ȋϐ‹ƒœƒ•ǡ•‡-
guros, servicios inmobiliarios, etcétera) dependientes. Esto conllevó una elevada pre-
•‡…‹ƒ†‡‡’Ž‡‘’‘…‘…—ƒŽ‹ϐ‹…ƒ†‘›’”‡…ƒ”‹‘ǡ…‘—ƒ–ƒ•ƒ†‡–‡’‘”ƒŽ‹†ƒ†“—‡‡”ƒƒï
del 24,4% en 2007 (Méndez, 2008), sin que tampoco aumentase la proporción de los
ingresos salariales en la renta global.

–±”‹‘••‘…‹ƒŽ‡•ǡ‡Ž’”‘…‡•‘ƒ…‡–—׎ƒˆ”ƒ‰‡–ƒ…‹×›•—”‡ϐŽ‡Œ‘–‡””‹–‘”‹ƒŽǤŽ
…‘…‹‡–‡‡–”‡Ž‘•‹‰”‡•‘•†‡Ž“—‹–‹Ž…‘ƒ›‘”‡•”‡–ƒ•›Ž‘•†‡Ž‡š–”‡‘…‘–”ƒ”‹‘
pasó de 4,3 en 2000 a 5,5 en 2007, mientras la población en riesgo de pobreza (menos
del 60% de la renta mediana por habitante) se estabilizó en valores cercanos al 15%,
•‹‡Œ‘”ƒ”…‘Žƒ„‘ƒœƒ‡…‘×‹…ƒ‰‡‡”ƒŽǤŽ’”‡…‹‘†‡Žƒ˜‹˜‹‡†ƒǡ“—‡‡’”‘‡-
†‹‘’ƒ•×†‡ͳǤͲͺͳ‡—”‘•Ȁ2 (1996) a 3.001 euros (2007), favoreció una relocalización
†‡Ž‘•‰”—’‘••‘…‹ƒŽ‡•ǡŽ‘“—‡‡š’Ž‹…ƒ“—‡‡ʹͲͲͺŽƒ”‡–ƒ‡†‹ƒ’‘”Šƒ„‹–ƒ–‡‡‡Ž
sector occidental de la aglomeración alcanzase los 23.135 euros y 19.203 en el septen-

224
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

trional, frente a poco más de 13.000 en sus márgenes meridional y oriental. Dentro de
Žƒ…ƒ’‹–ƒŽȋͳͻǤ͵ͻͲ‡—”‘•Ȍ–ƒ„‹±•‡‹–‡•‹ϐ‹…ƒ”‘Ž‘•…‘–”ƒ•–‡•ǡ…‘—ƒƒ…—•ƒ†ƒ‰‡-
–”‹ϐ‹…ƒ…‹×†‡ƒŽ‰—‘•„ƒ””‹‘•Ȁ†‹•–”‹–‘•…‡–”ƒŽ‡•›•‡’–‡–”‹‘ƒŽ‡•†‡Žƒ…‹—†ƒ†ȋ‡–‹”‘ǡ
Šƒƒ”–ÀǡŠƒ„‡”Àǡ‹—†ƒ†‹‡ƒŽǥȌˆ”‡–‡ƒ’”‘…‡•‘•†‡•—•–‹–—…‹×’‘”’‘„Žƒ…‹×
inmigrante en otros (Lavapiés, Usera, Tetuán, Puente de Vallecas, etcétera). También
•‡†‹„—Œ×—ƒ—‡˜ƒ‰‡‘‰”ƒϐÀƒ‡’”‡•ƒ”‹ƒŽǡ’—‡•Žƒƒ…——Žƒ…‹×†‡…ƒ’‹–ƒŽ•‹„׎‹…‘
ƒ–—˜‘Ž‘•ƒ›‘”‡•’”‡…‹‘•’ƒ”ƒ‘ϐ‹…‹ƒ•‡‡Ž…‡–”‘†‡‡‰‘…‹‘•–”ƒ†‹…‹‘ƒŽǡ‡–‘”‘
al paseo de la Castellana, y su prolongación hacia el norte (Cuatro Torres Business Area)
y este (Aeropuerto de BarajasȌǡ‰‡‡”ƒ†‘’”‡•‹‘‡•‡•’‡…—Žƒ–‹˜ƒ•’ƒ”ƒ†‡•‹ϐ‹…ƒ”Žƒ•
ž”‡ƒ•‹†—•–”‹ƒŽ‡•‘”‡…ƒŽ‹ϐ‹…ƒ”Žƒ•’ƒ”ƒ—•‘•”‡•‹†‡…‹ƒŽ‡•ǡ—…Š‘ž•”‡–ƒ„Ž‡•’ƒ”ƒŽ‘•
promotores privados.

Dƒ—Ù®—͕—›½ƒ‘ٮݮÝ¥®ÄƒÄ‘®›Ùƒƒ½ƒ‘ٮݮÝçِƒÄƒ

”ƒ•‡•‡Žƒ”‰‘’‡”‹‘†‘†‡‡š’ƒ•‹×ǡ†‡•†‡ʹͲͲͺ‡Ž‡•–ƒŽŽ‹†‘†‡Žƒburbuja inmobi-
Ž‹ƒ”‹‘Ǧϔ‹ƒ…‹‡”ƒ…‘‡’‹…‡–”‘‡•–ƒ†‘•‹†‘•ƒŽ…ƒœ×†‡ŽŽ‡‘ƒŽƒ‡…‘‘Àƒ‡•’ƒ-
ӑŽƒǡ’”‘˜‘…ƒ†‘—„”—•…‘ϐ‹ƒŽ†‡…‹…Ž‘†‡Ž“—‡ƒï‘•‡˜‹•Ž—„”ƒŽƒ•ƒŽ‹†ƒǤ—ƒ
’”‹‡”ƒˆƒ•‡ǡŽƒ…”‹•‹•ϐ‹ƒ…‹‡”ƒ‹–‡”ƒ…‹‘ƒŽ’”‘˜‘…×—ƒˆ—‡”–‡”‡•–”‹……‹×†‡Ž…”±†‹–‘
†‹•’‘‹„Ž‡“—‡…‡””׎ƒˆ—‡–‡†‡ƒŽ‹‡–ƒ…‹×†‡Ž†‡•ƒ””‘ŽŽ‘‹‘„‹Ž‹ƒ”‹‘›•‡–”ƒ†—Œ‘
en una pérdida masiva de empleo en la construcción. En una segunda fase, el impacto
se difundió al resto de actividades económicas y al consumo interno, mientras la débil
…ƒ’ƒ…‹†ƒ†‡š’‘”–ƒ†‘”ƒ‘’‡”‹–‹×…‘’‡•ƒ”‡•ƒ…ƒÀ†ƒǤ‡•†‡ʹͲͳͲǡ‡Ž”ž’‹†‘‡†‡—-
damiento público y las medidas de austeridad impuestas por el Banco Central Europeo,
la Comisión y el FMI acabaron por provocar la recesión. La progresiva liberalización
†‡Ž‘•‡”…ƒ†‘•†‡…ƒ’‹–ƒŽǡ•—‡Ž‘›–”ƒ„ƒŒ‘ǡŒ—–‘ƒŽƒ•†±„‹Ž‡•’‘ŽÀ–‹…ƒ•‡•–”—…–—”ƒŽ‡•
‘”‹‡–ƒ†ƒ•ƒ–”ƒ•ˆ‘”ƒ”Žƒ„ƒ•‡‡…‘×‹…ƒ‡„‡‡ϐ‹…‹‘†‡ƒ…–‹˜‹†ƒ†‡•ž•‹–‡•‹˜ƒ•
‡…‘‘…‹‹‡–‘›ž••‘•–‡‹„Ž‡•ǡƒ•À…‘‘†‡—…ƒ’‹–ƒŽŠ—ƒ‘ž•…—ƒŽ‹ϐ‹…ƒ†‘›
un empleo de más calidad, agravó los efectos de la crisis internacional demostrando la
importancia de la escala estatal como marco regulatorio para la acumulación dentro del
sistema mundial (Recio, 2010).

‡”‘ǡ–ƒŽ…‘‘’Žƒ–‡ƒ ƒ†Œ‹‹…ŠƒŽ‹•ȋʹͲͳͳȌ‘ƒ”–‹ȋʹͲͳͳȌǡŽƒ‹–‡”’”‡–ƒ…‹×†‡
Žƒ•…”‹•‹•…ƒ’‹–ƒŽ‹•–ƒ•†‡„‡•‡”—Ž–‹‡•…ƒŽƒ”‡‹…Ž—‹”–ƒ„‹±Žƒ‹ϐŽ—‡…‹ƒ†‡†‡–‡”‹ƒ-
†ƒ•…ƒ”ƒ…–‡”À•–‹…ƒ•Ž‘…ƒŽ‡•“—‡ƒ›—†ƒƒ…‘’”‡†‡”•—†‹˜‡”•ƒ‹–‡•‹†ƒ†›†—”ƒ…‹×
según regiones o ciudades en función de su diferente grado de vulnerabilidad. En el caso
†‡ƒ†”‹†ǡ‡Ž‡•“—‡ƒ†‡Žƒ ‹‰—”ƒ͑ͳ’”‘’‘‡“—‡ŽƒŠ‹’‡”–”‘ϐ‹ƒ†‡Ž•‡…–‘”‹‘„‹-
Ž‹ƒ”‹‘›‡Ž†‡„‹Ž‹–ƒ‹‡–‘†‡•—„ƒ•‡’”‘†—…–‹˜ƒǡŽƒ‡š…‡•‹˜ƒ‹ϐŽ—‡…‹ƒ†‡—ƒ‹˜‡”•‹×
‡š–‡”‹‘”“—‡•‡”‡†—Œ‘†‡ˆ‘”ƒ†”ž•–‹…ƒƒŽ…ƒ„‹ƒ”Žƒ…‘›—–—”ƒ‹–‡”ƒ…‹‘ƒŽǡ‡Žˆ—‡”–‡
’‡•‘”‡Žƒ–‹˜‘†‡ƒ…–‹˜‹†ƒ†‡•…‘„ƒŒƒ’”‘†—…–‹˜‹†ƒ†ǡŽƒ‡Ž‡˜ƒ†ƒ’”‡…ƒ”‹‡†ƒ†Žƒ„‘”ƒŽǡ“—‡

225
ĎĈĆėĉĔĴēĉĊğ

•‡†‹ˆ—†‹×‹…Ž—•‘ƒ‘…—’ƒ…‹‘‡•…—ƒŽ‹ϐ‹…ƒ†ƒ•›Žƒ‹•‘•–‡‹„‹Ž‹†ƒ††‡Ž‘†‡Ž‘—”„ƒ‹œƒ-
dor fueron algunas claves de esa patente fragilidad. Las herencias del modelo neoliberal,
ahora convertidas en otras tantas debilidades, se combinaron con un régimen urbano
†‘†‡Žƒƒ……‹×’‘ŽÀ–‹…ƒ•‡ƒ–—˜‘ƒŽ‹‡ƒ†ƒ…‘Žƒ†‡Ž‘•‰”—’‘•‹‘„‹Ž‹ƒ”‹‘•›ϐ‹ƒ-
…‹‡”‘•ǡ‹–‡‰”ƒ–‡•…Žƒ˜‡ƒ—“—‡‘‡š…Ž—•‹˜‘•†‡Ž„Ž‘“—‡Š‡‰‡×‹…‘“—‡Š‹œ‘˜ƒŽ‡”•—•
‘„Œ‡–‹˜‘•‡‹–‡”‡•‡•ǡƒŽ–‹‡’‘“—‡‡Ž†‹•…—”•‘’‘•–‹†—•–”‹ƒŽ†‘‹ƒ–‡†‹‘’‘”„—‡ƒ•
‡•ƒ•–‡†‡…‹ƒ•ǡƒŽ–‹‡’‘“—‡ƒ„”ƒœƒ„ƒ–ƒ„‹±‡Ž‘„Œ‡–‹˜‘”‡–×”‹…‘†‡ƒ˜ƒœƒ”Šƒ…‹ƒŽƒ
sociedad del conocimiento sin apenas estrategias activas en esa dirección. La ausencia
†‡—’”‘›‡…–‘†‹•…—–‹†‘›À‹ƒ‡–‡…‘’ƒ”–‹†‘ƒ‡•…ƒŽƒ‡–”‘’‘Ž‹–ƒƒǡŒ—–‘ƒŽƒ
descoordinación en sentido vertical y una competencia intermunicipal causante de in-
‡ϐ‹…‹‡…‹ƒ•‡Žƒ‰‡•–‹×†‡Ž–‡””‹–‘”‹‘–ƒ„‹±’—‡†‡•‹–—ƒ”•‡‡Žƒ„ƒ•‡†‡‡•–ƒ…”‹•‹•Ǥ

La crisis urbana parece ahora el contrapunto de la etapa anterior ante la ruptura en


la tendencia seguida por muchos de los indicadores que pretendieron avalar su positiva
inserción en la globalización neoliberal. A falta de estudios más precisos sobre sus dife-
rentes impactos en el interior de la aglomeración sobre grupos sociales, actividades o
–‡””‹–‘”‹‘•›Žƒ•—‡˜ƒ•†‡•‹‰—ƒŽ†ƒ†‡•‡‡”‰‡–‡•ǡ’—‡†‡„‘•“—‡Œƒ”•‡ƒ“—ÀƒŽ‰—‘•†‡
sus trazos esenciales.

Figura N° 1
Claves de la crisis urbana en Madrid: una propuesta interpretativa.

Fuente: Elaboración propia.

226
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

Entre el cuarto trimestre de 2007 y el de 2011, la ocupación en la región metropoli-


–ƒƒ•‡”‡†—Œ‘‡͵͵ͲǤͶͲͲ–”ƒ„ƒŒƒ†‘”‡••‡‰ïŽƒEncuesta de Población Activa, (-10,7%),
con una destrucción de empleos que se prevé continuar en 2012. El incremento de la
población activa que se mantuvo en estos años por las nuevas incorporaciones al mer-
cado laboral provocó que el volumen de desempleados creciera en 413.900 personas,
multiplicando por tres su cifra inicial (de 210.000 a 623.300). De este modo, la tasa de
desempleo se elevó del 6,4% al 18,5% en tan sólo cuatro años, duplicando esa cifra
‡–”‡Ž‘•Œ×˜‡‡•‡‘”‡•†‡ʹͷƒÓ‘•ǡ‹‡–”ƒ••—’‡”ƒ‡ŽʹͷΨ‡–”‡Ž‘•‹‹‰”ƒ–‡•Ǥ

‘”•—’ƒ”–‡ǡŽƒ•…‹ˆ”ƒ•†‡Ž’ƒ”‘”‡‰‹•–”ƒ†‘‡Žƒ•‘ϐ‹…‹ƒ•†‡Ž •–‹–—–‘ƒ…‹‘ƒŽ†‡
Empleoȋ Ȍǡ“—‡…‘‡œƒ”‘›ƒƒƒ—‡–ƒ”‡ʹͲͲ͹ǡ‘Šƒ†‡Œƒ†‘†‡Šƒ…‡”Ž‘†‡•-
†‡Ž‘•ʹͳͳǤͷͷͺ‹‹…‹ƒŽ‡•Šƒ•–ƒͶͺͺǤ͹ͲͻƒŽϐ‹ƒŽ‹œƒ”ʹͲͳͳǡŽ‘“—‡ƒ‰”ƒ˜ƒ‡Ž†‡•‡’Ž‡‘†‡
Žƒ”‰ƒ†—”ƒ…‹×›‡Ž‡˜ƒ‡Žï‡”‘†‡–”ƒ„ƒŒƒ†‘”‡•“—‡Šƒƒ‰‘–ƒ†‘‡Ž•—„•‹†‹‘ǤŽ”‹–‘
de incremento resultó muy desigual según sectores, pues si bien fue muy superior al
resto en el caso de la construcción (+254,5%), para la industria se concentró en 2009 y
•‡‡•–ƒ„‹Ž‹œ×†‡•†‡‡–‘…‡•ȋΪͳͲ͸ǡ͹ΨȌǡ‹‡–”ƒ•Ž‘••‡”˜‹…‹‘•–—˜‹‡”‘—‡Œ‘”…‘-
portamiento inicial pero han seguido destruyendo empleo hasta hoy, por lo que su tasa
de aumento en el lustro (+118,5%) es ya superior a la del sector manufacturero, lo que
†‡„‡”Àƒ•—’‘‡”—ƒŽŽƒƒ†ƒ†‡ƒ–‡…‹×’ƒ”ƒŽ‘•†‹•…—”•‘•’‘•–Ǧ‹†—•–”‹ƒŽ‹•–ƒ•†‘‹-
nantes. También creció con fuerza (+126,3%) el paro que registran demandantes de
‡’Ž‡‘•‹ƒ…–‹˜‹†ƒ†ƒ–‡”‹‘”ǡ‡š’‘‡–‡†‡Žƒ•‰”ƒ˜‡•†‹ϐ‹…—Ž–ƒ†‡•†‡‹•‡”…‹×ƒ“—‡•‡
‡ˆ”‡–ƒŠ‘›—…Š‘•Œ×˜‡‡•Ǥ‡”‡‰‹•–”×–ƒ„‹±—‡Œ‘”…‘’‘”–ƒ‹‡–‘”‡Žƒ–‹˜‘
entre los residentes en la ciudad de Madrid (+115,6%) respecto a los del resto de la
región metropolitana (+145,6%), aunque aún está por hacer un análisis espacial por-
menorizado de las diferencias interurbanas.

A la destrucción de empleos se ha sumado una creciente precarización de los que


permanecen, acorde con la progresiva desregulación del sistema de relaciones labora-
Ž‡•ǡ–ƒŽ…‘‘•‡”‡ϐŽ‡Œƒ‡Ž‘•…‘–”ƒ–‘•ϐ‹”ƒ†‘•‡Žƒ…‹—†ƒ†Ǧ”‡‰‹×‡ʹͲͲ͹ǦʹͲͳͳǤƒ
…‹ˆ”ƒ–‘–ƒŽ‡‡•‘•…‹…‘ƒÓ‘•ˆ—‡†‡ͻǡͺ‹ŽŽ‘‡•ǡ…‘—žš‹‘‡ʹͲͲ͹ȋʹǡͷͷ‹ŽŽ‘-
‡•Ȍ›—ƒ…ƒÀ†ƒŠƒ•–ƒȋÀ‹‘†‡ͳǡ͸͸‹ŽŽ‘‡•‡ʹͲͲͻǡ‡•–ƒ„‹Ž‹œž†‘•‡†‡•†‡‡-
tonces (1,73 millones en 2011). En el año inicial, los contratos temporales ya represen-
taron un 80,7% del total, pero la presión a la baja que sobre las condiciones laborales
‡Œ‡”…‡Žƒ’”‘’‹ƒ…”‹•‹•‡Ž‡˜×Žƒ–‡’‘”ƒŽ‹†ƒ†Šƒ•–ƒ‡Žͺ͸ǡͶΨ‡ʹͲͳͳǤƒ‰‡‘‰”ƒϔÀƒ†‡Žƒ
precariedad ’ƒ”‡…‡–ƒ„‹±„ƒ•–ƒ–‡†‡ϐ‹‹†ƒǡ’—‡•‡–”‡Ž‘•ϐ‹”ƒ†‘•‡ʹͲͲͷǦͲͻŽƒ
–‡’‘”ƒŽ‹†ƒ†ŽŽ‡‰×ƒ’”‘’‘”…‹‘‡•žš‹ƒ•‡Ž‘•—‹…‹’‹‘•†‡Žƒ•‡‰—†ƒ›–‡”…‡”ƒ
…‘”‘ƒ•“—‡‡˜—‡Ž˜‡ƒŽƒ…‹—†ƒ††‡ƒ†”‹†ǡ…‘‘’ƒ”–‡†‡—ƒ”…‘“—‡•×Ž‘‡š…Ž—›‡ƒ
los del sector noroeste, ya señalados como los de mayor valoración social y presencia de
sectores intensivos en conocimiento.

ŽŠ—†‹‹‡–‘†‡Ž‡”…ƒ†‘‹‘„‹Ž‹ƒ”‹‘‡•‘–”‘”‡ϐŽ‡Œ‘†‡Žƒ’”‘ˆ—†‹†ƒ†“—‡ƒŽ…ƒœƒ
esta crisis. Mientras en 2006, momento culminante del auge inmobiliario, el volumen de
viviendas terminadas alcanzó las 61.620, cayó luego de forma brusca hasta las 13.332 de
2010 (-62,8%), aunque fue mucho mayor la disminución de las iniciadas anualmente (de

227
ĎĈĆėĉĔĴēĉĊğ

ͷͳǤͷͺͺƒͶǤ͹ͳ͸ǡ—ǦͻͲǡͻΨȌǡƒ–‡‡Ž‡š…‡†‡–‡ƒ…——Žƒ†‘›ŽƒˆƒŽ–ƒ‡š’‡…–ƒ–‹˜ƒ•Ǥƒ•‰”ƒ-
˜‡•†‹ϐ‹…—Ž–ƒ†‡•ƒ…–—ƒŽ‡•’ƒ”ƒ…‘•‡‰—‹”…”±†‹–‘•Š‹’‘–‡…ƒ”‹‘•’‘”’ƒ”–‡†‡Ž‘•…‘’”ƒ†‘-
”‡•’‘–‡…‹ƒŽ‡•–ƒ„‹±”‡†—Œ‡”‘Žƒ˜‡–ƒ†‡˜‹˜‹‡†ƒ•†‡•†‡ͳͲͺǤͶ͸ͺ‡ʹͲͲ͸ƒ͸ʹǤͺͲͲ
‡ʹͲͳͲȋǦͶʹǡͳΨȌǡ’‡•‡ƒ—ƒ”‡„ƒŒƒ†‡Ž’”‡…‹‘“—‡‡’”‘‡†‹‘•‡•‹–—ׇ‡Žͳ͵ǡͳΨǤ

También en este caso la crisis inmobiliaria golpeó con más fuerza a los sectores so-
ciales y urbanos más desprotegidos, tal como muestran algunas evidencias. Por un lado,
Žƒ˜‡–ƒ†‡˜‹˜‹‡†ƒ••‡”‡†—Œ‘†‡ˆ‘”ƒ‰‡‡”ƒŽǡ’‡”‘ˆ—‡‹ˆ‡”‹‘”‡Žƒ…ƒ’‹–ƒŽȋǦͶͲǡ͵ΨȌ
que en el resto de la aglomeración (-43,7%), pues los estratos de mayores precios fue-
ron los que menos se resintieron en términos relativos frente a las viviendas accesibles
a los grupos sociales de menos renta, localizadas sobre todo en el sector sureste de la
’‡”‹ˆ‡”‹ƒ‡–”‘’‘Ž‹–ƒƒǤ‘”‘–”‘ǡ‘•–”ƒ”‘–ƒ„‹±ƒ›‘””‡•‹•–‡…‹ƒƒŽƒ…ƒÀ†ƒ†‡
precios las ubicadas en las áreas de mayor valoración (<-10%) frente a las de ciudades
meridionales de la segunda corona como Parla o Pinto (>-20%), por lo que el cociente
‡–”‡Ž‘•˜ƒŽ‘”‡•‡š–”‡‘•†‡Žƒ‡•…ƒŽƒ†‡’”‡…‹‘•–ƒ„‹±ƒ—‡–×Ǥ‡”‘‡ŽŽƒ†‘ž•
oscuro de lo ocurrido en el sector inmobiliario es la multiplicación de desahucios por
impago hipotecario, que afectan tanto a nuevos compradores que pudieron acceder a
—ƒ˜‹˜‹‡†ƒƒ–‡Žƒ•ˆƒ…‹Ž‹†ƒ†‡•‘ˆ”‡…‹†ƒ•‡•—†Àƒ’‘”‡Ž•‡…–‘”ϐ‹ƒ…‹‡”‘ǡ…‘‘ƒ
familias en donde el desempleo de larga duración impide hacer frente ahora a la deuda
…‘–”ƒÀ†ƒǤ‡‰ï‡Ž‹ˆ‘”‡ƒ—ƒŽ†‡ŽConsejo General del Poder Judicial, las órdenes de
desahucio dictadas por los tribunales en Madrid entre 2008-2011 se elevaron a 27.479,
Ž‘“—‡‡“—‹˜ƒŽ‡ƒͳͻ†‡•ƒŽ‘Œ‘•†‹ƒ”‹‘•“—‡Šƒ’”‘‘˜‹†‘—ƒ…”‡…‹‡–‡‘˜‹Ž‹œƒ…‹×
social.

•–‡–‹’‘†‡†ƒ–‘•’‘‡†‡ƒ‹ϐ‹‡•–‘—ƒ†‡Žƒ•…ƒ”ƒ•ž•˜‹•‹„Ž‡•†‡Ž…”‡…‹‡–‡†±ϐ‹-
cit de cohesión social asociado al desigual reparto de los costes provocados por la crisis,
pero pueden considerarse algunos otros que aportan algunas pinceladas complemen-
tarias, aunque la información disponible sobre estas cuestiones resulta bastante escasa
cuando se pretenden análisis territoriales de cierto detalle y discontinua en el tiempo.
•Àǡ’‘”‡Œ‡’Ž‘ǡ‡Ž…‘…‹‡–‡“—‡‹†‡Žƒ†‡•‹‰—ƒŽ†ƒ††‡”‡–ƒ•‡–”‡‡Ž’”‹‡”›‹‘
quintil de la pirámide social madrileña, que era ya de 5,5 en 2007, se elevó hasta 7,8 en
ʹͲͳͲ…‘‘”‡•—Ž–ƒ†‘…‘Œ—–‘†‡Žƒ—‡–‘”‡‰‹•–”ƒ†‘’‘”‡Ž†‡•‡’Ž‡‘›Žƒ’”‡…ƒ”‹‡-
dad en el estrato inferior de la sociedad local. Al mismo tiempo, según la Red Europea
contra la PobrezaǡŽƒ’‘„Žƒ…‹×‡”‹‡•‰‘†‡’‘„”‡œƒ›‡š…Ž—•‹×•‡‡Ž‡˜×ƒŽͳͺǡͳΨ‡
2010, casi cuatro puntos por encima de la registrada al inicio de esta etapa recesiva. En
‡Ž‡š–”‡‘ž•˜—Ž‡”ƒ„Ž‡†‡Žƒ‡•–”—…–—”ƒ•‘…‹ƒŽƒ†”‹Ž‡ÓƒǡŽƒƒ•‹•–‡…‹ƒ†‹ƒ”‹ƒƒŽ‘•ͷʹ
…‡–”‘•’ƒ”ƒ’‡”•‘ƒ••‹Š‘‰ƒ”‡š‹•–‡–‡•‡Žƒ‘—‹†ƒ††‡ƒ†”‹†ȋͶʹ†‡‡ŽŽ‘•‡Žƒ
capital), que alcanzaba un promedio diario de 1.125 en 2006 (89,5% de su capacidad),
ŽŽ‡‰×ƒͳǤ͸͹ͻ‡ʹͲͳͲȋͻʹǡ͸ΨȌǡƒŽ…ƒœž†‘•‡ƒ•À—ƒ‘…—’ƒ…‹×…ƒ•‹’Ž‡ƒǡ•‡‰ïŽƒEn-
cuesta sobre Personas sin Hogar (INE). El cuestionamiento de una parte de las prestacio-
‡••‘…‹ƒŽ‡•“—‡•—’‘‡‡Ž‘„Œ‡–‹˜‘’”‹‘”‹–ƒ”‹‘†‡”‡†—……‹×†‡Ž†±ϐ‹…‹–’ï„Ž‹…‘’‘”’ƒ”–‡
de las diferentes administraciones amenaza con seguir ahondando la brecha social en el
ˆ—–—”‘‹‡†‹ƒ–‘†‡‘‡š‹•–‹”—…ƒ„‹‘†‡”—„‘”‡•’‡…–‘ƒŽƒ†‡”‹˜ƒ‹‹…‹ƒ†ƒǤ

228
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

ÊÄÝ®—›Ùƒ‘®ÊěÝ¥®Äƒ½›Ý

ƒ•…‹—†ƒ†‡•‡•’ƒÓ‘Žƒ••‡‡…—‡–”ƒ‡—ƒ‡…”—…‹Œƒ†ƒǡ…‘—‘†‡Ž‘†‡…”‡…‹-
miento agotado y un horizonte plagado de incertidumbres respecto a las alternativas
que puedan hacer viable su recuperación. La ciudad-región de Madrid, como principal
centro de poder de ese sistema urbano, reúne buena parte de los costes derivados de
‡•‡‘†‡Ž‘›–ƒ„‹±†‡Žƒ•‡š’‡…–ƒ–‹˜ƒ•†‡…ƒ„‹‘“—‡’—‡†ƒ•—’‘‡”—ƒ”—’–—”ƒ
con la trayectoria seguida en las dos últimas décadas.

Un primer problema relevante es la creciente vulnerabilidad de un capitalismo glo-


bal guiado por principios neoliberales que acentúan la competencia interterritorial y
•‘‡–‡‡Ž†‡•ƒ””‘ŽŽ‘—”„ƒ‘ƒŽƒ•’”‡•‹‘‡•†‡—…ƒ’‹–ƒŽϐ‹ƒ…‹‡”‘…”‡…‹‡–‡‡–‡
móvil. En este capitalismo del corto plazo, que normaliza la inestabilidad como constan-
–‡ǡ—ƒ›‘”±š‹–‘‡Žƒ‹–‡‰”ƒ…‹×†‡Žƒ•…‹—†ƒ†‡•†‡–”‘†‡‡•ƒȋ‹ȌŽ×‰‹…ƒ…‘’‡–‹–‹˜ƒ
no parece reducir sino, al contrario, aumentar tales incertidumbres. Madrid es un buen
‡š’‘‡–‡†‡‡•ƒˆ”ƒ‰‹Ž‹†ƒ†ǡ’—‡•—ƒ”‡‰‹×‡–”‘’‘Ž‹–ƒƒ“—‡’ƒ”‡…Àƒ‡Œ‡’Ž‹ϐ‹…ƒ”Žƒ•
virtudes de ese procesoha invertido de forma brusca esa trayectoria y hoy padece un
ƒ‰—†‘†‡…Ž‹˜‡ǡ•‹“—‡•‡ƒ–‹•„‡’‘”‡Ž‘‡–‘—ƒ‡•–”ƒ–‡‰‹ƒ†‡ϐ‹‹†ƒ†‡”‡…—’‡”ƒ…‹×Ǥ

La crisis demuestra también la necesidad de observar las dinámicas urbanas desde


una perspectiva multiescalar. Las crisis capitalistas son procesos estructurales y todas
las grandes ciudades-región se vieron sacudidas por el shockϐ‹ƒ…‹‡”‘†‡ʹͲͲͺǤ‡”‘
‡Žƒ”…‘”‡‰—Žƒ–‘”‹‘ǡŽƒ•…‘ƒŽ‹…‹‘‡•Š‡‰‡×‹…ƒ•›‡Ž–‹’‘†‡’‘ŽÀ–‹…ƒ•ƒ’Ž‹…ƒ†ƒ•‹–”‘-
†—…‡ †‹ˆ‡”‡…‹ƒ• •‹‰‹ϐ‹…ƒ–‹˜ƒ• ‡–”‡ Žƒ• ‡–”×’‘Ž‹• †‡ Ž‘• †‹ˆ‡”‡–‡• ’ƒÀ•‡•ǡ ’—‡• ‡Ž
Estado sigue siendo esencial en la estrategia de implantación de la agenda neoliberal.
La trayectoria local y el tipo de recursos, actores y formas de gobernanza presentes en
cada área urbana, que han supuesto diversos grados de incorporación de esa agenda,
…‘†‹…‹‘ƒ–ƒ„‹±•—‰”ƒ†‘†‡‡š’‘•‹…‹×ƒŽƒ…”‹•‹•ƒ…–—ƒŽǤ‘”‡•ƒ”ƒœ×ǡ—ƒžŽ‹•‹•
‰‡‘‰”žϐ‹…‘“—‡•—’‡”‡Žƒ•‹’Ž‡Ž‘…ƒŽ‹œƒ…‹×†‡Ž‘•ˆ‡×‡‘•‡‡Ž–‡””‹–‘”‹‘’—‡†‡
ƒ’‘”–ƒ”—ƒ‡Œ‘”…‘’”‡•‹×†‡‡•ƒ•…Žƒ˜‡•Ž‘…ƒŽ‡•“—‡ƒ›—†ƒƒ‡š’Ž‹…ƒ”Ž‘‘…—””‹†‘
en cada caso.

‘ƒƒŽ‹œƒ†‘‡ƒ†”‹†–ƒ„‹±’—‡†‡ƒ›—†ƒ”ƒ…‘’”‡†‡”Žƒ•†‹ϐ‹…—Ž–ƒ†‡•ƒ…–—ƒ-
les para un cambio de rumbo que transforme el modelo metropolitano heredado a favor
†‡‘–”‘ž•Œ—•–‘›•‘•–‡‹„Ž‡Ǥ‡Ž’Žƒ‘•‘…‹ƒŽǡ’‡”•‹•–‡‡Ž‹•‘„Ž‘“—‡Š‡‰‡×‹…‘
“—‡Ž‹†‡”׎ƒ‡–ƒ’ƒƒ–‡”‹‘”›“—‡’ƒ”‡…‡‡•–ƒ”ƒŽƒ‡š’‡…–ƒ–‹˜ƒ†‡“—‡•‡†‹ƒ‹…‡Žƒ
‡…‘‘Àƒ ‹–‡”ƒ…‹‘ƒŽ › •‡ ”‡…—’‡”‡ ‡Ž …”±†‹–‘ ’ƒ”ƒ ‹’—Ž•ƒ” ‡Ž ‹‹…‹‘ †‡ — —‡˜‘
…‹…Ž‘Ǥ‡Ž’Žƒ‘‡…‘×‹…‘ǡŽƒ’”‘‰”‡•‹˜ƒ†‡„‹Ž‹†ƒ††‡Žƒ‡…‘‘Àƒ’”‘†—…–‹˜ƒƒ†”‹-
Ž‡ÓƒŠƒ…‡†‹ϐÀ…‹Ž‹ƒ‰‹ƒ”“—±•‡…–‘”‡•Ž‹†‡”ƒ”ž‡•ƒ”‡…—’‡”ƒ…‹×ǡ’—‡•—ƒ’ƒ”–‡†‡Ž‘•
servicios intensivos en conocimiento han mostrado también cierta fragilidad, al tiempo

229
ĎĈĆėĉĔĴēĉĊğ

“—‡‹’‘‡”Žƒ”‡†—……‹×†‡Ž‰ƒ•–‘’ï„Ž‹…‘…‘‘‘„Œ‡–‹˜‘’”‹‘”‹–ƒ”‹‘†‡•†‡‹•–ƒ…‹ƒ•
…ƒ†ƒ˜‡œž•ƒŽ‡Œƒ†ƒ•†‡Ž‘•…‹—†ƒ†ƒ‘•ˆ”‡ƒ’‘•‹„Ž‡•‡•–”ƒ–‡‰‹ƒ•†‡…”‡…‹‹‡–‘†‡
…‘”–‡‡‘‡›‡•‹ƒ‘›ƒ”…ƒŽ‘•ŽÀ‹–‡•†‡Žƒƒ…–—ƒŽ†‡‘…”ƒ…‹ƒǤ‡Ž’Žƒ‘’‘ŽÀ–‹…‘ǡŽƒ
ƒ…–—ƒŽŠ‡‰‡‘Àƒ‡‘Ž‹„‡”ƒŽǦ…‘•‡”˜ƒ†‘”ƒ‡Ž‘•‰‘„‹‡”‘•…‡–”ƒŽ›ƒ—–‘×‹…‘ǡƒ•À
…‘‘‡Žƒƒ›‘”Àƒ†‡‰‘„‹‡”‘•Ž‘…ƒŽ‡•†‡Žƒ”‡‰‹×ǡ‡•‘–”‘ˆ”‡‘’ƒ”ƒŽƒ„ï•“—‡†ƒ†‡
soluciones distintas a las ya aplicadas y fracasadas, que sólo una movilización social más
articulada parece capaz de promover.

ƒŽ…‘‘ƒϐ‹”ƒ‡…‹‘ȋʹͲͲͻǣͳͳͶȌǡDzŽƒ’”‘ˆ—†‹†ƒ††‡Žƒ…”‹•‹•‡…‘×‹…ƒ›•—•…ƒ-
”ƒ…–‡”À•–‹…ƒ•’‘‡‡…—‡•–‹×–‘†ƒ•Žƒ•Œ—•–‹ϐ‹…ƒ…‹‘‡•†‡Ž‘†‡Ž‘‡‘Ž‹„‡”ƒŽǤ‘•×Ž‘
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†‡Ž‘•‡”…ƒ†‘•Ǥƒ…”‹•‹•ϐ‹ƒ…‹‡”ƒ…‘•–‹–—›‡—ƒ†‡Žƒ•‡Œ‘”‡•’Žƒ•ƒ…‹‘‡•†‡•—
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‹–‡”‡•‡•‡Œ—‡‰‘›‰”—’‘•†‡’‘†‡”†‡ƒ•‹ƒ†‘…‘•‘Ž‹†ƒ†‘•…‘‘’ƒ”ƒ‡•’‡”ƒ”“—‡
Žƒ• …‘•ƒ• …ƒ„‹‡ ‹–‡•ƒ‡–‡ ƒ …‘”–‘ ’Žƒœ‘dzǤ ƒ”ƒ ‡•‡ ‘„Œ‡–‹˜‘ †‡ “—‡ Ž‘• –‹‡’‘•
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necesaria construcción de futuro.

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Press, 2011.

ͻ ǡǤƬ ǡǤ’ƒ…‡•‘ˆ‡‘Ž‹„‡”ƒŽ‹•ǣ—”„ƒ”‡•–”—…–—”‹‰‹‘”-
–Š‡”‹…ƒƒ†‡•–‡”—”‘’‡Ǥ‘†”‡•ǣŽƒ…™‡ŽŽǡʹͲͲʹǤ

ͻ DE MATTOS, C. Globalización, negocios inmobiliarios y transformación urbana.


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ͻ  ǡ ǤŠ‡‡‘Ž‹„‡”ƒŽ…‹–›Ǥ
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ͻ     ǡǤ‡˜‡‰‡‘‰”ƒ’Š‹…ƒŽ†‡˜‡Ž‘’‡–ƒ†•‘…‹‘Ǧ•’ƒ–‹ƒŽŒ—•–‹…‡ƒ†

230
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

•‘Ž‹†ƒ”‹–›ǣ—”‘’‡ƒ”‡‰‹‘•ƒˆ–‡”ʹͲͲͻϐ‹ƒ…‹ƒŽ…”‹•‹•Ǥ—”‘’‡ƒ”„ƒƒ†‡‰‹‘-
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ͻ ǡǤ„”‹‡ˆŠ‹•–‘”›‘ˆ‡‘Ž‹„‡”ƒŽ‹•Ǥšˆ‘”†ǣšˆ‘”†‹˜‡”•‹–›”‡••ǡʹͲͲͷǤ

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cantes de Sueños, 2010.

ͻ  ǡǤŠ‡Ž‘…ƒŽ‰‡‘‰”ƒ’Š‹‡•‘ˆ–Š‡ϐ‹ƒ…‹ƒŽ…”‹•‹•ǣˆ”‘–Š‡Š‘—•‹‰„—„„Ž‡–‘
economic recession and beyond. Journal of Economic Geography, 2011, Vol. 11, N°
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ͻ 2ǡǤ ‹‰”ƒ…‹×›‡”…ƒ†‘•†‡–”ƒ„ƒŒ‘—”„ƒ‘•ǣ–‡†‡…‹ƒ•”‡…‹‡–‡•‡Žƒ
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Scripta_Nova_Mendez.pdf.

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ͻ Ǥ‡””‹–‘”‹ƒŽ‡˜‹‡™•Ǥƒ†”‹†ǡ’ƒ‹Ǥƒ”À•ǣǡʹͲͲ͹Ǥ

ͻ PECK, J. Geography and public policy: constructions of neoliberalism. Progress in


Human Geography, 2004, N° 28, p. 392-405.

ͻ  ǡǤƒ…”‹•‹•†‡Ž‡‘Ž‹„‡”ƒŽ‹•‘Ǥ‡˜‹•–ƒ†‡…‘‘Àƒ”À–‹…ƒǡʹͲͲͻǡι͹ǡ’Ǥ
96-117.

231
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ͻ RECIO, A. Capitalismo español: la inevitable crisis de un modelo insostenible. Revis-


–ƒ†‡…‘‘Àƒ”À–‹…ƒǡʹͲͳͲǡιͻǡ’ǤͳͻͺǦʹʹʹǤ

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317.

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2002, Vol. 34, N° 3, p. 542-577.

ͻ THEODORE, N.; PECK, J. y BRENNER, N. Urbanismo neoliberal: la ciudad y el impe-


rio de los mercados. Temas Sociales, 2009, N° 66, p. 1-11.

ͻ  ǡǤǢ
ǡǤƬǡǤ—”‘’‡ƒ…‹–‹‡•‹–Š‡‘™Ž‡†‰‡‡…‘-
nomy: towards a tipology. Urban Studies, 2007, Vol. 44, N° 3, p. 525-549.

232

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Jorge Sequera2

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Lavapiés, en el Centro Histórico de Madrid, mediante una Rehabilitación selectiva compuesta
por la concesión de subvenciones a propietarios para la renovación del parque de viviendas y la
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que aspiran a toda costa de poner la ciudad de Madrid en el centro de las ciudades globales a
través del recurso de la cultura. En segundo término, la utilización gubernamental de distintos
‡•–À—Ž‘•›†‹ž‹…ƒ•†‡Ž’”‘’‹‘Ž—‰ƒ”ǡˆƒ˜‘”‡…‹‡†‘…‹‡”–ƒ•‹‡”…‹ƒ•…—Ž–—”ƒŽ‡•“—‡†‡ϐ‹‡‡Ž
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de comunidades socialmente distintivas, multiculturales y contraculturales.
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Lavapies, located in the historical center of Madrid, with a selective rehabilitation due to grants
to homeowners for the renewal of the housing stock as well as the installation of institutions
of high culture as an appealing factor of new styles of life, work and consumption. These two
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a segregates and mercantilized space. In this chapter two gentrify devices will be studied. In
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through strategies of urban management, which last will is to place the city of Madrid in the
…‡–‡” ‘ˆ –Š‡ ‰Ž‘„ƒŽ …‹–‹‡• –Š”‘—‰Š –Š‡ …—Ž–—”ƒŽ ”‡•‘—”…‡Ǥ ‡…‘†ǡ –Š‡ ‰‘˜‡”‡–Ʋ• —•‡ ‘ˆ
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search of socially distinctive, multicultural and countercultural communities.
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cuyos comentarios y aportaciones fueron imprescindibles para formular y desarrollar algunas partes de este
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233
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centro histórico de una capital de Estado, donde las distintas Administraciones Públicas
han hecho un fuerte despliegue sobre el territorio en prácticamente todos los aspectos
de la vida cotidiana. Los Planes de Rehabilitación Pública han transformado durante
catorce años un barrio de clase obrera mediante la concesión de subvenciones directas
a propietarios para la renovación del parque de viviendas y la instalación de institucio-
‡•†‡ƒŽ–ƒ…—Ž–—”ƒ…‘‘ˆƒ…–‘”ƒ–”ƒ›‡–‡†‡—‡˜‘•‡•–‹Ž‘•†‡˜‹†ƒǡ–”ƒ„ƒŒ‘›…‘•—‘Ǥ
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capitalista de la ciudad, donde la tematización y la espectacularización (Delgado, 2008)
‡•–ž ƒŽ •‡”˜‹…‹‘ †‡ ‡•–‘• ’”‘…‡•‘• †‡ ”‡ˆ‘”ƒ —”„ƒƒ ‡•–ž –”ƒ•ˆ‘”ƒ†‘ ‡Ž ’ƒ‹•ƒŒ‡
urbano. Estos cambios conllevan la aparición de nuevos estilos de vida basados en con-
sumos distintivos (habitus) y modelos de civismo -que territorializan el espacio público
…‘…‘’‘”–ƒ‹‡–‘•›’”ž…–‹…ƒ•‡š…Ž—•‹˜ƒ•›‡š…Ž—›‡–‡•Ǧˆ‘‡–ƒ†‘•’‘”‡Ž†‡•‡-
barco de estos contenedores culturales y su comercio cultural adyacente en el barrio.

Pese a ser el barrio con mayores carencias dotacionales del centro de la ciudad y con
una alta tasa de población obrera e inmigrante, no se ha aprovechado la coyuntura de la
rehabilitación pública para incrementar el equipamiento colectivo base (centros de sa-
Ž—†ǡ‡•…—‡Žƒ•ǡ…‡–”‘•…—Ž–—”ƒŽ‡•ǡ…‡–”‘•ƒ•‹•–‡…‹ƒŽ‡•ǡ‡–”‡‘–”‘•Ȍ•—ϐ‹…‹‡–‡‡–‡ǡ‹
se ha erradicado la infravivienda proporcionando vivienda social y de calidad; en cam-
„‹‘ǡŽ‘•’”‡•—’—‡•–‘•’ƒ”ƒ‡•–ƒ‡Šƒ„‹Ž‹–ƒ…‹×Šƒ•—„˜‡…‹‘ƒ†‘Žƒ‡Œ‘”ƒ†‡˜‹˜‹‡-
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†‡ ‰”ƒ†‡• ‡“—‹’ƒ‹‡–‘• †‡ ƒ‡”ƒ ”ž’‹†ƒ › ‡ˆ‡…–‹˜ƒǣ …ƒ–‘”…‡ ‡†‹ϐ‹…ƒ…‹‘‡• †‡ ƒŽ–ƒ
cultura que han hecho del barrio de Lavapiés un enclave estratégico en Madrid y España
’ƒ”ƒ‡Ž†‡•ƒ””‘ŽŽ‘†‡—ƒ‡…‘‘Àƒ…—Ž–—”ƒŽ›†‡Ž…‘‘…‹‹‡–‘Ǥ

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En primer lugar la potenciación de la industria cultural, su capital humano y su con-
…‡–”ƒ…‹×‡•’ƒ…‹ƒŽǡ“—‡ƒŽ‹‡–ƒ’”‘…‡•‘•†‡‰‡–”‹ϐ‹…ƒ…‹×ƒŽ‰‡‡”ƒ”—ƒ•‡”‹‡†‡
Ž×‰‹…ƒ•†‡–”‘†‡Žƒ•’‘ŽÀ–‹…ƒ•—”„ƒƒ•“—‡Œ‡”ƒ”“—‹œƒŽƒ’”‡•‡…‹ƒ†‡”‡…—”•‘•‡‹-
fraestructuras concretas, como equipamientos culturales, la instalación de instituciones
universitarias, de alta formación o una oferta de mercado residencial atractivo (Méndez
et al., 2012: 14) que consolide la localización de clusters creativos. En el paso de la ciu-
dad industrial a la postindustrial, los poderes públicos han decidido apostar por un tipo
de empleo, que entre otras cosas, no sea fácilmente deslocalizable y que necesita de la
…‹—†ƒ†›•—‡–‘”‘’ƒ”ƒ‡š‹•–‹”Ǥ‡…–‘”‡•‡–”‡Ž‘•“—‡•‡‹…Ž—›‡‡•’ƒ…‹‘•…—Ž–—”ƒŽ‡•
relacionados con el patrimonio y actividades culturales tradicionales (museos, bibliote-
…ƒ•ǡˆ‡•–‹˜ƒŽ‡•ǡƒ”–‡•ƒÀƒǡ‡–…ǤȌǡŽƒ•ƒ”–‡•ȋƒ…–‹˜‹†ƒ†‡•ƒ”–À•–‹…ƒ•›‡•’‡…–ž…—Ž‘•ǡ‡Ž—†‘
del arte), los media (productos audiovisuales, libros, revistas, etc.), el diseño (software,
contenidos digitales, publicidad, arquitectura, etc.) y las ciencias (I+D+i).

234
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

•‡‰—†‘Ž—‰ƒ”ǡ“—‡”‡‘•’‘‡”‡Ž±ˆƒ•‹•‡Žƒ•’‘ŽÀ–‹…ƒ•’ï„Ž‹…ƒ•†‡ƒ–”ƒ……‹×
de este tipo de profesionales a través de estrategias de gestión urbana, que aspiran a
toda costa de poner la ciudad de Madrid en el centro de las ciudades globales: la utiliza-
…‹×†‡†‹•–‹–‘•‡•–À—Ž‘•ƒ’”‘˜‡…Šƒ†‘Žƒ•†‹ž‹…ƒ•†‡Ž’”‘’‹‘Ž—‰ƒ”›—…‘–‡š–‘
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–‘•–”ƒ„ƒŒ‘•…”‡ƒ–‹˜‘•Ǥ‘•”‡ˆ‡”‹‘•ƒ‡•ƒ•…Žƒ•‡•‡†‹ƒ•—”„ƒƒ•…‘‡•–‹Ž‘•†‡˜‹†ƒ3
concretos que resaltan por la búsqueda de comunidades socialmente distintivas, por
multiculturales y contraculturales.

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“Poner en valor el capital social, económico, espacial y simbólico del


Centro de Madrid” (Proyecto Madrid Centro)4.

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˜‡”•‹×’ï„Ž‹…ƒ‡Žƒ‡Œ‘”ƒ†‡Žƒ—”„ƒ‹œƒ…‹×›†‡Ž‘•‡“—‹’ƒ‹‡–‘•ǡ‡Žƒ’”‡•–ƒ…‹×
de servicios y en la transferencia de fuertes subsidios, que además ha contado con la
inversión privada de los propietarios inmobiliarios. En 1998 se declara al barrio como
“Área de Rehabilitación preferente”, debido al fuerte deterioro de sus viviendas (más de
8900 infraviviendas5, un 15% frente al 2% de la ciudad) e infraestructuras, su escaso
’‘–‡…‹ƒŽ…‘‡”…‹ƒŽǡŽƒ…ƒ”‡…‹ƒ–‘–ƒŽ†‡‡“—‹’ƒ‹‡–‘•—”„ƒ‘•›‡Ž‡˜‡Œ‡…‹‹‡–‘†‡
su vecindad. La Rehabilitación programada, según los distintos Planes6, ha consistido en
la recuperación de la vitalidad del barrio como enclave histórico del centro de Madrid,
‡Ž”‡ˆ‘”œƒ‹‡–‘†‡•—…ƒ”ž…–‡””‡•‹†‡…‹ƒŽ‡˜‹–ƒ†‘Žƒ‡š’—Ž•‹×†‡•—’‘„Žƒ…‹×ǡƒ•À
…‘‘Žƒ‡Œ‘”ƒǡƒ’Ž‹ƒ…‹×›…”‡ƒ…‹×†‡‡“—‹’ƒ‹‡–‘•ǡ’‘‹‡†‘‡˜ƒŽ‘”‡Ž…ƒ”ž…–‡”
cultural y recuperando su calidad e imagen urbana (Cañedo, 2006). La inversión pública

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debates sobre la “culturas del gusto”, el “consumo conspicuo” o la “estética”. No sólo clase social en cuanto al factor
transversal derivado de la posición en la cadena de producción, sino también en cuanto a la construcción de una
‹†‡–‹†ƒ†„ƒ•ƒ†ƒ‡‡Ž…‘•—‘…‘‘—ƒˆ‘”ƒ†‡‹˜‡”•‹×ǡ…‘‘•À„‘Ž‘›‡†‹‘†‡‡š’”‡•‹×Ǣ‡•†‡…‹”ǡ…‘‘Žƒ
compra de una identidad concreta.
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Las infraviviendas son viviendas muy pequeñas, de menos de 25 metros cuadrados, interiores, sin luz natural
ni ventilación, que no tienen cuarto de aseo y normalmente de menos de 2,5 metros de altura.
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‡‡”‹…‘

235
ĔėČĊĊĖĚĊėĆ

por tanto se ha centrado en intervenciones que generaran nuevas actividades socioeco-


×‹…ƒ•ǡ”‡†—…‹‡†‘Ž‘•ˆ‘…‘•†‡ƒ”‰‹ƒŽ‹†ƒ†›”‡ƒ…–‹˜ƒ†‘Žƒ‡–”ƒ†ƒ†‡Œ×˜‡‡•‡
el barrio.

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contramos que relatos como el de Romero (2006) nos acerca a un Lavapiés con una
’‘„Žƒ…‹×Œ‘˜‡ǡ’”‘ˆ‡•‹‘ƒŽǡ“—‡‡–‹‡†‡‡Ž„ƒ””‹‘…‘‘—‡•…‡ƒ”‹‘†‡—Ž–‹…—Ž–—-
ralidad y casticismo. Pérez-Agote et al. (2010: 191), revelan el papel de la cultura como
‘–‘”†‡…ƒ„‹‘ǡ†‡‰‡–”‹ϐ‹…ƒ…‹×ǡ†‡”‡˜‹–ƒŽ‹œƒ…‹×†‡Žƒ˜‹†ƒ…—Ž–—”ƒŽǡ”‡ϐŽ‡Œƒ†‘Žƒ
‹–‡”˜‡…‹×’‘ŽÀ–‹…ƒ†‡Žƒ•ƒ†‹‹•–”ƒ…‹‘‡•’ï„Ž‹…ƒ•‡Žƒ’”‘‘…‹×†‡‡•–ƒƒŽ–ƒ…—Ž-
tura y la construcción de una nueva identidad de barrio chic. A la obvia centralidad geo-
‰”žϐ‹…ƒ†‡ƒ˜ƒ’‹±•ǡ“—‡’—‡†‡•‡”—‘†‡Ž‘•‘–‹˜‘•†‡Žƒ‹•–ƒŽƒ…‹×†‡‡•–‘•…‘–‡‡-
dores culturales que presentaremos más adelante, se le suma la mezcolanza cultural de
†‹•–‹–ƒ•ƒ…‹‘ƒŽ‹†ƒ†‡•…‘˜‹˜‹‡†‘‡—‹•‘‡•’ƒ…‹‘ǡŽ‘“—‡…‘ϐ‹‰—”ƒ—‡–‘”‘
‡š×–‹…‘†‘†‡‡Ž—†‘ƒŽ–‡”ƒ–‹˜‘›ƒ”–À•–‹…‘’—‡†ƒ–‡‡”—ƒ”‡’”‡•‡–ƒ…‹×…—Ž–—”ƒŽ
globalizada. Por su parte, Barañano et al.ȋʹͲͲ͸Ȍǡƒ—–‡‹‡†‘…‘‘‘„Œ‡–‘†‡‡•–—†‹‘
Žƒ‹‹‰”ƒ…‹×–”ƒ•ƒ…‹‘ƒŽ›•—‹ϐŽ—‡…‹ƒ‡Žƒ•‹†‡–‹†ƒ†‡•„ƒ””‹ƒŽ‡•†‡ƒ˜ƒ’‹±•ǡ
–ƒ„‹±•‡ŠƒŠ‡…Š‘‡…‘†‡•—’‘•‹„Ž‡‰‡–”‹ϐ‹…ƒ…‹×Ǥ‡•–‡‡•–—†‹‘”‡•ƒŽ–ƒǡƒ†‡ž•
de la recurrente multiculturalidad (Quintana, 2010: 79), la centralidad y el cosmopoli-
tismo del barrio como un laboratorio de nuevas formas de vida, con un aire bohemio y
de “izquierdas” (Quintana, 2010: 72; Cañedo, 2006) que ha ido sobrecargando el imagi-
nario colectivo del barrio. Estos autores interpretan que tras los discursos de los “profe-
•‹‘ƒŽ‡•‡‘„Ž‡…‹†‘•›Œ×˜‡‡•dzŠƒ›†‘•˜À…—Ž‘•…‘‡Ž„ƒ””‹‘ǡ‡Ž†‡‹•–”—‡–ƒŽ‹†ƒ†
ȋ…‡–”ƒŽ‹†ƒ†ǡ‘…‹‘ǡ…—Ž–—”ƒȌ›‡Ž†‡‹†‡–‹ϐ‹…ƒ…‹×…‘‡Ž„ƒ””‹‘Ǧ—‡˜ƒ•ˆ‘”ƒ•†‡˜‹†ƒǡ
ƒ…–‹˜‹•–ƒ•’‘ŽÀ–‹…‘•ǡ…—Ž–—”ƒǡ“—‡–”ƒ‡…‘•‹‰‘•—•‘†ƒŽ‡•›‡†—…ƒ…‹×ȋ „À†ǣͳͺ͹ȌǤ

•‹‹•‘ǡ ‡ ‡•–—†‹‘• …‘‘ ‡Ž †‡ ±”‡œ —‹–ƒƒ ȋʹͲͳͲǣ ͶʹǦͶͷȌ ‘ Àƒœ ”—‡–ƒ
(2007) se observa la sensación de desamparo y olvido por parte de la Administración,
haciendo alusión a los discursos de los vecinos y organizaciones vecinales (como la Red
de Lavapiés en la primera fase de la Rehabilitación) que ven pretensiones no confesadas
†‡Ž›—–ƒ‹‡–‘ǡ…‘‘ŽƒDz‡•’‡…—Žƒ…‹×‹•–‹–—…‹‘ƒŽdzǡ‡•–”ƒ–‡‰‹ƒ•†‡‰‡–”‹ϐ‹…ƒ…‹×‘
Žƒ‡Ž‹–‹œƒ…‹×ǡ‹‡–”ƒ•Ž‘•’”‘„Ž‡ƒ•†‡ƒ”‰‹ƒ…‹×›‡š…Ž—•‹×’‡”•‹•–‡Ǥ‘”“—‡Žƒ
”‡ƒŽ‹†ƒ†˜‹˜‡…‹ƒŽ‡•“—‡ƒ—“—‡Žƒ‹ˆ”ƒ˜‹˜‹‡†ƒˆ—‡”ƒ—‘†‡Ž‘•‘„Œ‡–‹˜‘•’”‹‘”‹–ƒ”‹‘•
de la rehabilitación, la proporción de eliminadas ha sido de un escaso 3,4% (Quintana,
ʹͲͳͲȌǡ•‹‡†‘‡ŽƒžŽ‹•‹•†‡Ž†‡•’Žƒœƒ‹‡–‘†‹”‡…–‘—‘„Œ‡–‹˜‘ƒï†‹ϐÀ…‹Ž†‡…—ƒ–‹ϐ‹-
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de buenas intenciones- y aspiración real.

ϳ
ƒžŽ‹•‹•†‡‡•–ƒ•‹–—ƒ…‹×’ƒ•ƒ”Àƒ’‘”˜‡”Žƒ†‡’‡†‡…‹ƒ“—‡–‹‡‡‡Ž‡”…ƒ†‘†‡˜‹˜‹‡†ƒ•…‘‡•–‡–‹’‘†‡
•‘Ž—…‹‘‡•Šƒ„‹–ƒ…‹‘ƒŽ‡•“—‡•‘Ž‘•‘…‘•—‹†ƒ•’‘”…ƒ’ƒ••‘…‹ƒŽ‡•’‘„”‡•‘‡”‹‡•‰‘†‡‡š…Ž—•‹×Ǥ

236
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

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‘ÊÃÊ—®ÝÖÊÝ®ã®òÊݦ›ÄãÙ®¥®‘ƒ—ÊٛÝ

ƒ‡…‘‘Àƒ†‡Ž…‘‘…‹‹‡–‘•‡Šƒ…‘˜‡”–‹†‘‡Ž‘•‹‘•–‹‡’‘•‡‡Ž…ƒ’‘
de batalla entre ciudades globales. Actividades relacionadas con la cultura, el conoci-
miento y los saberes técnicos refuerzan la idea de la necesidad de nodos estratégicos
‡•’ƒ…‹ƒŽ‡•ȋƒ••‡ǡͳͻͻͻȌǡ’‘”Ž‘“—‡Žƒ†‡ƒ†ƒ†‡…ƒ’‹–ƒŽŠ—ƒ‘…—ƒŽ‹ϐ‹…ƒ†‘•‡Šƒ…‡
ž•’ƒ–‡–‡ǡˆ‘”ƒŽ‹œž†‘•‡’‘ŽÀ–‹…ƒ•†‡ƒ–”ƒ……‹×ƒŽƒ•…‹—†ƒ†‡•ƒ–”ƒ˜±•†‡Žƒ”‡˜‹-
talización de los centros urbanos. De esta forma, observamos que una de las priorida-
des actuales de estas ciudades es la de fortalecer la industria creativa, siendo Madrid la
…‹—†ƒ††‡•’ƒÓƒ“—‡…‘…‡–”ƒŽƒƒ›‘”Àƒ†‡Ž‘•–”ƒ„ƒŒ‘•›‡’”‡•ƒ•†‡‡•–‡•‡…–‘”ǡ
•—’‡”ƒ†‘Žƒ…—ƒ”–ƒ’ƒ”–‡†‡Ž‡’Ž‡‘–‘–ƒŽ†‡Ž’ƒÀ•‡ƒŽ–ƒ–‡…‘Ž‘‰ÀƒȋʹͺǡͻΨȌǡ‡•‡”˜‹-
cios intensivos en conocimiento (25,9%), en actividades culturales (27,2%), en clusters
‹‘˜ƒ†‘”‡•ȋʹ͸ǡͳΨȌǡ‡’”‡•‡…‹ƒ†‡—‹˜‡”•‹–ƒ”‹‘•ȋʹͷΨȌ›†‡’”‘ˆ‡•‹‘ƒŽ‡•…—ƒŽ‹ϐ‹…ƒ-
dos o creative class (24,3%) (Méndez et al., 2008: 130).

Porque la cultura es una de las principales fuentes de riqueza económica en las ciu-
dades occidentales, la producción cultural necesita ser entendida como uno de los mo-
delos clave de la producción capitalista. La producción de conocimiento se pone en el
centro de las dinámicas económicas urbanas por diversos motivos: para la innovación y
‡Œ‘”ƒ…‘’‡–‹–‹˜ƒ†‡Žƒ•‡’”‡•ƒ•ǡ’ƒ”ƒƒ—‡–ƒ”Žƒ…ƒ’ƒ…‹†ƒ††‡‡–”‡–‡‹‹‡–‘›
‡•’‡…–ž…—Ž‘ǡ’ƒ”ƒŽƒ’”‘‘…‹×›Žƒ‡…‘‘Àƒ–—”À•–‹…ƒ†‡Žƒ…‹—†ƒ†ǡ’ƒ”ƒŽƒƒ–”ƒ……‹×†‡
capital e inversión, como vanguardia de operaciones de especulación inmobiliaria, para
la competición internacional entre ciudades globales o, quizá, para todo ello al mismo
tiempo. Como vemos, los centros de las ciudades contemporáneas ya no compiten entre
•À’‘”–‡‡”Žƒ‡Œ‘”ˆž„”‹…ƒǡŽƒž•‰”ƒ†‡ǡŽƒž•ƒ’–ƒǡ‡ϐ‹…‹‡–‡‘Žƒž•„ƒ”ƒ–ƒǡ•‹‘
“—‡‡•Žƒ‡–”×’‘Ž‹•‡•ÀŽƒ“—‡•‡ƒ–‡’‘‡…‘‘ˆž„”‹…ƒ†‡ïŽ–‹’Ž‡•‡…‡•‹†ƒ†‡•Ǥ
‘’ƒ”‡…‡‡š‹•–‹”‘–”‘•‹–‹‘‡Œ‘”“—‡Žƒ‡–”×’‘Ž‹•’ƒ”ƒ“—‡•‡†‡•ƒ””‘ŽŽ‡Ž‘•’”‘-
cesos culturales innovadores y se conviertan con el tiempo en artes mercantilizados y
elementos de distinción. El tipo de actuaciones públicas y privadas sobre el territorio
que presentamos a continuación en el caso de Lavapiés, intervienen con más de catorce
instituciones culturales (museos de Arte, universidades, centros dramáticos, etc) en el
‡–‘”‘•‘…‹ƒŽǡ‡‡Ž…‘•—‘›‡•–‹Ž‘•†‡˜‹†ƒǡ‡Žƒ…‘ϐ‹‰—”ƒ…‹×†‡Žƒ•‹†‡–‹†ƒ†‡•
›’‘”•—’—‡•–‘‡Žƒ’‘–‡…‹ƒŽ‰‡–”‹ϐ‹…ƒ…‹×†‡Ž„ƒ””‹‘Ǥ•Àǡƒ˜ƒ’‹±••‡Šƒ…‘˜‡”–‹†‘
en el barrio de Madrid con mayor densidad de instituciones culturales de toda España
(Cuadro N° 1). Esto ha repercutido directamente en la dimensión simbólica de la segre-
gación cultural entre distinto capitales.

237
ĔėČĊĊĖĚĊėĆ

Cuadro N° 1
•–‹–—…‹‘‡•…—Ž–—”ƒŽ‡•‡ƒ˜ƒ’‹±•

INSTITUCIÓN TIPO AÑO USO

ƒŽƒ†‡‡šŠ‹„‹…‹‘‡•†‡Žƒ ‹Ž‘–‡…ƒ•’ƒÓ‘Žƒǡ
Filmoteca Nacional
actividades de divulgación: presentación de
Pública 1989
libros, seminarios, mesas redondas, coloquios,
Cine Doré
conferencias, etc.
Recuperación, investigación y conservación
Filmoteca Nacional Pública 1997 †‡Ž’ƒ–”‹‘‹‘…‹‡ƒ–‘‰”žϐ‹…‘‡•’ƒÓ‘Ž›•—
difusión.
Teatro Pavón Pública Reapertura 2001 Teatro.
Museo de Artes y Tradicio-
Pública 2012 š’‘•‹…‹‘‡•ǡ•‡‹ƒ”‹‘•ǡ…‘‰”‡•‘•ǡ–ƒŽŽ‡”‡•Ǥ
nes Populares de la UAM
•…—‡Žƒ•Àƒ• Pública 2004 Biblioteca UNED
UNED Plaza de Lavapiés Pública
Centro Sociocultural La-
Público Cursos y talleres.
vapiés
Centro Comunitario Casino Programa de intervención social comunitaria
Público 2001
de la Reina de los servicios sociales del Distrito.
Centro Nacional de Artes Proyecto (abierto para —•‡‘†‡Ž‹‡ǡ‡–”‘†‡Žƒ ‘–‘‰”ƒϐÀƒ›Žƒ
Público
Visuales ‡š’‘•‹…‹‘‡•–‡’‘”ƒŽ‡•Ȍ Imagen, Instituto de la Creación.
Es la segunda sede del Centro Dramático Na-
Centro Dramático Nacional.
Público 2006 cional, denominación del teatro nacional de
Teatro Valle-Inclán
España.
š’‘•‹…‹‘‡•†‡ƒ”–‡˜ƒ‰—ƒ”†‹•–ƒ•ǡ’”‘‰”ƒ-
La Casa Encendida Privado 2002
mación cultural y realización de cursos.
Teatro Circo Price Pública 2007 Teatro
Museo Nacional Centro de 1992-Amplicación 2005 —•‡‘‡•’ƒÓ‘Ž†‡ƒ”–‡†‡Ž•‹‰Ž‘›…‘–‡-
Pública
”–‡‡‹ƒ‘ϐÀƒ diseñada por Jean Nouvel poráneo.
Conservatorio Nacional de Enseñanzas superiores (equivalentes a uni-
Pública 1990
Música de Madrid versitarias) en música.
Ilustre Colegio de Médicos …–‹˜‹†ƒ†‡•’”‘ˆ‡•‹‘ƒŽ‡•ǡ…‹‡–Àϐ‹…ƒ•›…—Ž–—-
Pública 1970
de Madrid rales.

Fuente: Elaboración propia.

Ž•À–‘ƒ›’ƒ”ƒ†‹‰ƒ†‡‡•–ƒ•‘…‹‡†ƒ†’‘•ˆ‘”†‹•–ƒ’‘†‡‘•‡…‘–”ƒ”Ž‘’‘”Ž‘
tanto en la construcción del lugar-cultura, donde las nuevas formas de la industria
creativa y la cultura son un recurso (Yúdice, 2002) en el capitalismo contemporáneo.
Entre los múltiples usos está la de convertirse en proveedora de turismo, de desarro-
llo urbano y de crecimiento económico, siguiendo la lógica mimética de las ciudades
‰Ž‘„ƒŽ‡•‡†‹ƒ–‡•—ϐ‹ƒ…‹ƒ…‹×›ˆ‘‡–‘ȋ’”‘†—…–‹‘•ǡʹͲͲͻǣͳͳͶȌǡ–ƒŽ…‘‘•‡
apunte en el Proyecto Madrid Centro (PMC):

238
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

Dz—‡–ƒ”Žƒ–ƒ•ƒ†‡‘…—’ƒ…‹×‰‡‡”ƒŽǢ‰‡‡”ƒ”’”‘†—…–‘•–—”À•–‹…‘•…‘-
’Ž‡Œ‘•Ǣ ƒ’”‘˜‡…Šƒ” Žƒ ‡ϐ‹…‹‡…‹ƒ ‡ •‡‰‡–‘• ‡•’‡…Àϐ‹…‘•ǡ Šƒ…‹±†‘Ž‘• ž•
ƒ–”ƒ…–‹˜‘•ǢŽ‘‰”ƒ”—ƒ‹ƒ‰‡—”„ƒƒǡ’ƒ”ƒ…‘˜‡”–‹”Ž‘‡—ƒ–”ƒ…–‹˜‘–—”À•–‹…‘dz
(Proyecto Madrid Centro).

ƒ”‡…‡’‘”–ƒ–‘‡˜‹†‡–‡‡Ž’”‘…‡•‘†‡ŽŽ‡ƒ†‘…—Ž–—”ƒŽǡƒ”–À•–‹…‘ǡ…‹‡–Àϐ‹…‘—‘…‹‘•‘
que se desarrolla en las ciudades y que convierte los centros antiguos en parques temá-
ticos de la cultura (Figura N° 1) y en escenario de nuevas civilidades.

Figura N° 1
ƒ’ƒ •–‹–—…‹‘‡•…—Ž–—”ƒŽ‡•‡ƒ˜ƒ’‹±•

Fuente: ‡†‹†‘’‘”Žƒ”“—‹–‡…–ƒ —Ž‹ƒ›—•‘›”‡‡Žƒ„‘”ƒ†‘Œ—–‘…‘‡ŽŽƒǤ

La cultural economy por tanto, necesita que los centros urbanos tengan entornos
proactivos, enriquecedores, para el desarrollo de las nuevas clases medias y la
ciudad creativa. El rol que ha adquirido la producción cultural por tanto va unido
a su espectacularización y el aprovechamiento del fuerte tirón de la cultura para
redecorar ciertas partes degradadas del centro de la ciudad, estableciendo una serie

239
ĔėČĊĊĖĚĊėĆ

†‡–”ƒƒ•‡–”‡Ž‘••—Œ‡–‘•†‡Ž–‡””‹–‘”‹‘ǡ•—•‡–‹†‘ǡŽƒ…‹—†ƒ†ǡŽƒ…—Ž–—”ƒ›Žƒ’‘ŽÀ–‹…ƒǤ
‘• ”‡ˆ‡”‹‘• —‡˜ƒ‡–‡ ƒ —ƒ ‡…‘‘Àƒ ’‘ŽÀ–‹…ƒ †‡ Žƒ ”‡’”‘†—……‹× …ƒ’‹–ƒŽ‹•–ƒ
“—‡ †‡˜‹‡‡ ‡…‘‘Àƒ …—Ž–—”ƒŽǣ ’ƒ’‡Ž …‡–”ƒŽ ƒ•‹‰ƒ†‘ ƒ Žƒ …—Ž–—”ƒ ’ƒ”ƒ …‘–”‹„—‹” ƒ
Žƒ ‰‘„‡”ƒ„‹Ž‹†ƒ†Ǥ ƒ ”‡ƒŽ‹†ƒ† ‡• “—‡ —‡˜ƒ‡–‡ Žƒ• …ƒ–‡‰‘”Àƒ• Š‡‰‡×‹…ƒ• †‡ Žƒ
cultura transitarán a través de “las buenas maneras” y “el buen gusto” de las nuevas
clases medias y de la ciudad conquistada (Lees, 2008).

>ƒÝÄç›òƒÝ‘½ƒÝ›Ýۗ®ƒÝù½ÊݐƒÙÙ®Êݐƒ¹ÊÝ

“Hacer del centro de Madrid un referente internacional de la cultura,


proyectando su potencial creativo fuera de nuestras fronteras” (PMC)
“Emerge la idea del desarrollo cultural como una condición necesaria
para la calidad de vida de los madrileños. La cultura es además un factor
para el desarrollo económico del centro de Madrid” (PMC)

Estas dos sentencias resumen el recorrido de unos Planes Estratégicos que se han
‹†‘”‡…‘ϐ‹‰—”ƒ†‘ƒŽ‘Žƒ”‰‘†‡‡•–‡–‹‡’‘›“—‡Šƒ‹†‘‘Ž†‡ƒ†‘ƒ—„ƒ””‹‘…‘‘
‡Ž†‡ƒ˜ƒ’‹±•ǡ“—‡•‹„‹‡‡•…‹‡”–‘ǡ›ƒ†‡–‡–ƒ„ƒ—ƒ„ƒ•‡…—Ž–—”ƒŽ’‘–‡–‡ǡ…‘ϐ‹‰—”ƒ†ƒ
’‘”‡•‡•‡–‹”’‘’—Žƒ”“—‡Šƒ…‡†‡Ž‹•‘—„ƒ””‹‘„ƒŒ‘ǡ—ƒ””ƒ„ƒŽǡ’‡”‘“—‡ƒŽ‹•‘
–‹‡’‘‡”ƒ‡šƒ…‡”„ƒ†‘†‡ƒ‡”ƒ‘˜‡Ž‡•…ƒ…‘‘‡Ž‡’‹…‡–”‘…ƒ•–‡ŽŽƒ‘†‡Žƒ’‹…ƒ”†Àƒǡ
de lo permitido, del bullicio y la charanga. Sin embargo, lo que plantearemos a continua-
ción es cómo la cultura, en tanto recurso (Yúdice, 2002), es una de las herramientas que
Šƒ„‹Ž‹–ƒˆž…‹Ž‡–‡—…‘•‡•‘•‘…‹ƒŽ›ƒ•À•‡‡˜‹†‡…‹ƒ–”ƒ•—ƒžŽ‹•‹•†‡Žƒ•‡†‹†ƒ•›
’‘ŽÀ–‹…ƒ•‡–‘”‘ƒŽ’ƒ–”‹‘‹‘›Žƒ…—Ž–—”ƒǡŽƒ‹†‡–‹†ƒ††‡—„ƒ””‹‘›•—’ƒ•ƒ†‘Ǥ‘‘
aseguran Cosacov y Menazzi (2008: 305), este tipo de barrios se construyen como “bien
…—Ž–—”ƒŽdzǡƒ•‡–ƒ†‘••‘„”‡…‹‡”–‘•‹–‘•’ƒ•ƒ†‘ƒ•‡”‡š’Ž‘–ƒ†‘•’‘”‡Ž…ƒ’‹–ƒŽǡ’”‹˜ƒǦ
†‘‘’ï„Ž‹…‘›”‡…‘ϐ‹‰—”ƒ†‘‡Ž“—‹±›‡Ž…׏‘†‡‡•‡Ž—‰ƒ”. En ambos casos, se han
elaborado múltiples actuaciones de organismos locales, regionales y nacionales sobre el
–‡””‹–‘”‹‘“—‡Šƒ‘”‰ƒ‹œƒ†‘—’‡”ϐ‹Ž…—Ž–—”ƒŽ‹‡“—À˜‘…‘‡‡Ž„ƒ””‹‘ǡˆƒ˜‘”‡…‹‡†‘—
‡–‘”‘ƒ’”‘’‹ƒ†‘’ƒ”ƒŽƒ‹˜‡”•‹×’”‹˜ƒ†ƒ›‰‡‡”ƒ†‘—‡˜ƒ••—„Œ‡–‹˜‹†ƒ†‡•‡‡Ž
mismo. Se trata de distintos Planes, que han hecho especial hincapié en la recuperación
de la vitalidad del barrio como enclave histórico del centro de la ciudad, el reforzamien-
–‘†‡•—…ƒ”ž…–‡””‡•‹†‡…‹ƒŽǡƒ•À…‘‘Žƒ‡Œ‘”ƒǡƒ’Ž‹ƒ…‹×›…”‡ƒ…‹×†‡‡“—‹’ƒ‹‡Ǧ
tos que pongan en valor el carácter cultural, la imagen dada y los nuevos estilos de vida,
acordes con la globalización urbana que estamos viviendo.

–‘…‡•ǡǬ“—‹±—•ƒ‡•–ƒ•‹•–ƒŽƒ…‹‘‡•ǫ‘‘†‡ˆ‡†Àƒ‘•…‘ƒ–‡”‹‘”‹†ƒ†ǡ—ƒ
de las principales demandas colectivas ha sido siempre la de dotar de equipamiento
„ƒ•‡ƒŽ„ƒ””‹‘Ǥ‡”‘‡Ž—‰ƒ”†‡‡•–‘ǡŽƒ•’‘ŽÀ–‹…ƒ•“—‡Šƒ’”‹ƒ†‘Šƒ•‹†‘Žƒ•†‡ˆ‘”Ǧ
talecer el lado simbólico, patrimonial, histórico y cultural del barrio. Lo que se obtie-

240
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

‡ǡ’‘”–ƒ–‘ǡ‡•—ƒ‹Œ—•–ƒ•‡‰”‡‰ƒ…‹×‡Ž‘•—•‘•†‡Ž‘•‹•‘•ǡ›ƒ“—‡•‹„‹‡‡•
…‹‡”–‘“—‡•‘‡•—ƒ›‘”Àƒ‡†‹ϐ‹…‹‘•’ï„Ž‹…‘•ǡ‘•‘†‡—–‹Ž‹†ƒ†’ƒ”ƒ—ƒ‰”ƒ’ƒ”–‡
†‡Žƒ’‘„Žƒ…‹×Žƒ˜ƒ’‹‡•‹ƒǤ•–‘•…‘ϐŽ‹…–‘••‹„׎‹…‘••‡ƒ‹ϐ‹‡•–ƒ‡–”‡ƒ…–‘”‡•‡
principio antagónicos, como son por un lado las nuevas clases medias profesionales o
knowledge class, y una creciente clase precarizada -clases populares, inmigrantes eco-
×‹…‘•ǡ…Žƒ•‡–”ƒ„ƒŒƒ†‘”ƒǦ’‘”‡Ž‘–”‘ȋŽŽ‡ǡʹͲͲͺȌǤ‘‘˜‡‘•‡Žƒ ‹‰—”ƒιʹǡ
‡•–‘•–”ƒ„ƒŒƒ†‘”‡•†‡Ž…‘‘…‹‹‡–‘•‡Šƒ…‘˜‡”–‹†‘‡Ž‘•’”‹…‹’ƒŽ‡•’‘„Žƒ†‘”‡•
del barrio.

Figura N° 2
Población según ocupación según el CNAE93

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 '

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$$#    ! #

—‡–‡ǣŽƒ„‘”ƒ…‹×’”‘’‹ƒ‡„ƒ•‡ƒƒ…‘†‡•–ƒ†À•–‹…ƒ†‡Ž›—–ƒ‹‡–‘†‡ƒ†”‹†Ǥ

Žƒ–‡ƒ‘•“—‡Žƒ‰‡–”‹ϐ‹…ƒ…‹×‡•ž•“—‡Žƒ‡š’Ž‘–ƒ…‹×†‡—ƒ”‡–ƒ†‡‘‘’‘Ǧ
lio por parte de inversores y especuladores, ya que también comprende el monopolio
espacial por parte de una serie de capitales culturales, relacionales y simbólicos que
…‘†‹…‹‘ƒŽƒ‡ϐ‹…ƒ…‹ƒ†‡‡•–‡–‹’‘†‡’”‘…‡•‘•Ǥ‡•–‡•‡–‹†‘ǡ•‹‰—‹‡†‘Žƒ•ƒϐ‹”ƒǦ
ciones de Lees et al.ȋʹͲͲͺǣͳͷ͸ȌǡŽƒ‹˜‡•–‹‰ƒ…‹×†‡Žƒ‰‡–”‹ϐ‹…ƒ…‹×†‡„‡•‡”Ž‘•—ϐ‹Ǧ
…‹‡–‡‡–‡ϐŽ‡š‹„Ž‡‡•—•ïŽ–‹’Ž‡•’‡”•’‡…–‹˜ƒ•…‘‘’ƒ”ƒ’‘†‡””‡ϐŽ‡Œƒ”†‡ƒ‡”ƒ
–”ƒ•˜‡”•ƒŽŽƒ•—–ƒ…‹‘‡•“—‡ƒ…‘–‡…‡‡Žƒ…‹—†ƒ††‡Ž•‹‰Ž‘ Ǥ

— ƒ•Àǡ ‘ ‡•–ƒ”Àƒ‘• ƒ–‡ —ƒ• ’‘ŽÀ–‹…ƒ• †‡ ‰‡–”‹ϐ‹…ƒ…‹× •‹ ‘ •—’—•‹‡”ƒ —
proceso de revalorización capitalista del barrio y un desplazamiento paulatino de sus
pobladores. Y el resultado en el mercado inmobiliario, hasta la crisis económica que

241
ĔėČĊĊĖĚĊėĆ

…‘‹‡œƒ‡ʹͲͲͺǡƒ•ÀŽ‘‹†‹…ƒǤ‘‘•‡‘„•‡”˜ƒ‡Žƒ ‹‰—”ƒo 3, el valor del m2 en


ƒ˜ƒ’‹±•ǡ“—‡•‹‡’”‡‡•–—˜‘’‘”†‡„ƒŒ‘†‡Ž’”‡…‹‘‡†‹‘†‡Žƒ…‹—†ƒ†ǡƒ•…‹‡†‡˜‡”–‹-
ginosamente hasta que entre 2007 y 2008 supera por primera vez el precio medio del
suelo de la ciudad de Madrid, acercándose a niveles del resto de los barrios del Centro
Histórico de la ciudad. Como se puede ver posteriormente, los precios alcanzaron un
–‡…Š‘‡ʹͲͲͺǡ•‹‡†‘Žƒ…ƒÀ†ƒž•’”‘—…‹ƒ†ƒ“—‡‡Ž”‡•–‘†‡Ž’”‘‡†‹‘†‡Žƒ…‹—†ƒ†ǡ
debido a que el barrio se revalorizó aceleradamente durante los años de Rehabilitación
siguiendo el proceso que Neil Smith dio a conocer como rent gap (Smith, 1996): cuando
Ž‘•„ƒ””‹‘••—ˆ”‡†‡•‹˜‡”•‹×ǡ„ƒŒƒŽƒ”‡–ƒ†‡Ž•—‡Ž‘“—‡’—‡†‡‡š–”ƒ‡”•‡‡‡•ƒœ‘ƒǡ
descendiendo los precios de compra y alquiler de inmuebles. A medida que continúa la
desinversión, el abismo que separa la renta del suelo en esta zona de la renta del suelo
“—‡ ’‘†”Àƒ ‘„–‡‡”•‡ …”‡…‡ǡ Šƒ•–ƒ “—‡ —ƒ ”‡Šƒ„‹Ž‹–ƒ…‹× › ”‡‹˜‡”•‹×ǡ ‡ ‡•–‡ …ƒ•‘
’ï„Ž‹…‘Ȁ’”‹˜ƒ†ƒ‰‡‡”ƒƒ›‘””‡–ƒ„‹Ž‹†ƒ†ƒŽ…ƒ’‹–ƒŽǤ

Figura N° 3
Evolución del precio de venta de la vivienda de segunda mano

Fuente: Elaboración propia en base a Banco de Datos Ayuntamiento Madrid de la web www.idealista.com.

•‡‰—†‘Ž—‰ƒ”ǡ…‘‘‘…—””‡‡…—ƒŽ“—‹‡”’”‘…‡•‘†‡‰‡–”‹ϐ‹…ƒ…‹×ǡ‡Ž†‡•’Žƒœƒ-
miento (y no la sustitución) de clases populares por la entrada de estas clases medias
—”„ƒƒ•†‡Žƒ•“—‡Šƒ„Žƒ‘••‡Šƒ…‡‡˜‹†‡–‡Ǥ•Àǡ‡Žƒ• ‹‰—”ƒ•ιͶ›ιͷǡ‡Žƒ„‘”ƒ†ƒ•
a partir del padrón continuo de habitantes en la ciudad de Madrid, es posible vislumbrar
los procesos de desplazamiento que se han dado en el barrio a partir de los balances de
entrada y salida por nivel educativo y de lugar de destino.

242
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

Figura N° 4
Balance de entradas y salidas (personas) por nivel educativo en Lavapiés.

1200

1000

800

600 nivel BAJO

400 nivel ALTO


200

0
2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009

—‡–‡ǣƒ†”א…‘–‹—‘†‡Ž›—–ƒ‹‡–‘†‡ƒ†”‹†ǤŽƒ„‘”ƒ†‘›…‡†‹†‘’‘”Žƒƒ”“—‹–‡…–ƒ˜ƒ
ƒ”…Àƒ±”‡œǤ

En esta Figura resalta cómo, a partir de 2005, los sectores sociales con nivel alto de
estudios (capital cultural alto) tienen un balance positivo, mientras que aquellos con
…ƒ’‹–ƒŽ…—Ž–—”ƒŽ„ƒŒ‘•ƒŽ‡†‡Ž„ƒ””‹‘†‡ƒ˜ƒ’‹±•Ǥ‹‡„ƒ”‰‘ǡƒ‡†‹ƒ†‘•†‡ʹͲͲͺǡŽƒ
tendencia termina por invertirse. Es decir, quien se convierte en nuevo residente en el
„ƒ””‹‘–‹‡‡—’‡”ϐ‹Ž„‹‡†‹•–‹–‘†‡Ž“—‡Ž‡’”‡…‡†‡Ǣƒ•À•‡ˆ‘”ƒŽ‹œƒ…‘‘—„ƒ””‹‘
para las nuevas clases medias y desaparecen progresivamente las demás.

Figura N° 5
Balance de destino y procedencia (por cambio de residencia y domicilio)

—‡–‡ǣƒ†”א…‘–‹—‘†‡Ž›—–ƒ‹‡–‘†‡ƒ†”‹†ǤŽƒ„‘”ƒ†‘›…‡†‹†‘’‘”Žƒƒ”“—‹–‡…–ƒ˜ƒ
ƒ”…ÀƒǤ

243
ĔėČĊĊĖĚĊėĆ

‡‡•–‡‘†‘•‡”‡˜‡Žƒ“—±…‘†‹…‹×•‘…‹‘‡…‘×‹…ƒ–‹‡‡ƒ“—‡ŽŽ‘•“—‡†‡Œƒ†‡
residir en el barrio. Si reparamos en él, este balance tiene saldos muy positivos en el
caso de barrios populares de la Ciudad de Madrid, es decir, que los residentes de Lava-
piés que deciden salir del barrio se trasladan a zonas que históricamente han perteneci-
†‘ƒŽƒ…Žƒ•‡–”ƒ„ƒŒƒ†‘”ƒǡ…‘‘‹ŽŽƒ˜‡”†‡ǡ•‡”ƒǡƒŽŽ‡…ƒ•ǡƒ”ƒ„ƒ…Š‡Ž‘ƒŽƒ•ǡ–‘†ƒ•
ellas en el este y el sur de la ciudad. Además, como apreciamos, tenemos el caso de Ar-
‰ƒœ—‡Žƒǡ†‹•–”‹–‘Ž‹À–”‘ˆ‡…‘ƒ˜ƒ’‹±•ȋ‹•–”‹–‘‡–”‘Ȍǡ—„ƒ””‹‘‹†—•–”‹ƒŽ‡”‡…‘-
˜‡”•‹×›…‘’”‡…‹‘•†‡Žƒ˜‹˜‹‡†ƒž•„ƒŒ‘•‡ƒŽ‰—ƒ•ž”‡ƒ•ǡ“—‡’‘”•—’”‘š‹‹†ƒ†
se convierte en uno de los lugares elegidos para cambiar de residencia. Sin embargo,
en distritos donde viven las clases medias-altas y altas dentro de la ciudad de Madrid,
encontramos un saldo negativo, resultado de la imposibilidad de elegir como residencia
†‹•–”‹–‘•–ƒ…ƒ”‘•›‡š…Ž—•‹˜‘•…‘‘ƒŽƒƒ…ƒǡŠƒ„‡”Àǡ‘…Ž‘ƒǦ”ƒ˜ƒ…ƒ‘‹…Ž—•‘
el propio Distrito Centro.

>ƒÛþ‘½ƒÝʑ®ƒ½ù½ƒ›Ý‘›Äƒƒ½ã›Ùăã®òƒ—›½ƒ¦›ÄãÙ®¥®‘ƒ‘®ÌÄ

Una vez que hemos elaborado un breve recorrido por algunos de los rasgos distin-
–‹˜‘• †‡ Žƒ ‰‡–”‹ϐ‹…ƒ…‹× ‡ ƒ˜ƒ’‹±•ǡ –”ƒœƒ”‡‘• — …—ƒ†”‘ ƒƒŽÀ–‹…‘ †‹•–‹–‘ ƒŽ “—‡
Š‡‘• ‡š’—‡•–‘ ‡ ‡Ž ƒ’ƒ”–ƒ†‘ ƒ–‡”‹‘” ’ƒ”ƒ †‹•–‹‰—‹” ƒ†”‹† †‡ …ƒ•‘• ‹–‡”ƒ…‹‘-
ƒŽ‡•…‘‘‡ŽDzˆ‡…–‘
—‰‰‡Š‡‹dz†‡‹Ž„ƒ‘ȋ‹…ƒ”‹‘ǡƒ”–À‡œ‘Œ‡ʹͲͲ͵Ȍ‘‡Ž‘-
delo Barcelona (González, 2011). Una ciudad como Madrid, con una fuerte presencia
†‡‹‹‰”ƒ–‡•›…‘—ƒƒ””‘ŽŽƒ†‘”ƒ›…‡–”À’‡–ƒ‡•…‡ƒƒŽ–‡”ƒ–‹˜ƒ›…‘–”ƒ…—Ž–—”ƒŽǡ
debe ser analizada desde novedosos criterios que puedan observar otros dispositivos
‰‡–”‹ϐ‹…ƒ†‘”‡• “—‡ –ƒ„‹± ’—‡†‡ •‡” …‘‘’–ƒ†‘• ’‘” Žƒ ƒ“—‹ƒ”‹ƒ …ƒ’‹–ƒŽ‹•–ƒǤ ƒ
proliferación de estrategias progresistas como la mezcla social se ha convertido en otro
–‹’‘†‡‹–‡”˜‡…‹×—”„ƒƒ…‘‰”ƒ±š‹–‘’‘ŽÀ–‹…‘‡Žƒ•’‘ŽÀ–‹…ƒ•’ï„Ž‹…ƒ•Ǥ‡…‹‡–‡-
mente, autores como Mark Davidson (2008) o Loretta Lees (2008) han proporcionado
—ƒžŽ‹•‹•†‘†‡—‡•–”ƒ“—‡Žƒ•‹–‡”˜‡…‹‘‡•‡†‹ƒ–‡‡•–ƒ•’‘ŽÀ–‹…ƒ•†‡‡œ…Žƒ
social, a pesar de sus argumentos progresistas, se aplican en contra de los hogares de
menores ingresos e incrementan la tendencia hacia la segregación. Lo que ocurre es que
–”ƒ•†‹•–‹–‘•‹–‡–‘•†‡”‡†—…‹”Žƒ•–ƒ•ƒ•†‡‹‹‰”ƒ…‹×†‡–”‘†‡Ž„ƒ””‹‘ȋ‡ŒǤ–”ƒ–ƒ†‘
†‡”‡Ž‘…ƒŽ‹œƒ”ƒŽ…‘‡”…‹‘ƒ›‘”‹•–ƒ…Š‹‘ƒŽ‘•’‘ŽÀ‰‘‘•‹†—•–”‹ƒŽ‡•†‡Žƒ’‡”‹ˆ‡”‹ƒ
ƒ†”‹Ž‡ÓƒȌ•‹±š‹–‘ǡŽƒ–±…‹…ƒ–—˜‘“—‡˜ƒ”‹ƒ”Ǥ•Àǡ‡Žƒ’—‡•–ƒ’‘”Dz –‡‰”ƒ”Žƒ†‹-
versidad social de Madrid como una riqueza en términos de diversidad cultural, que
alimenta la producción y consumo de productos creativos”.

244
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

Figura N° 6
Evolución población extranjera Madrid y Lavapiés.

45%
40%
35%
30%
25% Lavapies
20% Madrid municipio
15% Madrid centro
10%
5%
0%
1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008

—‡–‡ǣƒ†”א›—–ƒ‹‡–‘†‡ƒ†”‹†ǤŽƒ„‘”ƒ†‘›…‡†‹†‘’‘”Žƒƒ”“—‹–‡…–ƒ˜ƒ
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ƒ˜ƒ’‹±•ǡ…‘‘˜‡‘•‡Žƒ ‹‰—”ƒι͸ǡ–‹‡‡—ƒ’‘„Žƒ…‹×‡š–”ƒŒ‡”ƒ•—’‡”‹‘”ƒŽ
30%8†‡•†‡’”‹…‹’‹‘•†‡Ž•‹‰Ž‘ǡŽ‘“—‡Šƒ‰‡‡”ƒ†‘—‘•”ƒ•‰‘•‹†‡–‹–ƒ”‹‘•ˆ—‡”–‡-
‡–‡ƒ”…ƒ†‘•Ǥ‘†‡‡ŽŽ‘••‡”‡ϐ‹‡”‡ƒ‡•‡Dzƒ‹”‡dz—Ž–‹…—Ž–—”ƒŽ“—‡’ƒ”‡…‡”‡•’‹”ƒ”-
se en sus calles y el arraigo del comercio étnico (Riesco, 2010). Esta multiculturalidad
‘•×Ž‘‡š‹•–‡’‘”Žƒ…‘Šƒ„‹–ƒ…‹×†‡…‹—†ƒ†ƒ‘•†‡†‹•–‹–‘•’ƒÀ•‡•ǡ•‹‘“—‡–ƒ„‹±
“—‡†ƒ†‡ϐ‹‹†ƒ’‘”—ƒ—Ž–‹’Ž‹…‹†ƒ††‡…Žƒ•‡ǡ‡—…Š‘•…ƒ•‘•†‡ϐ‹‹†ƒ’‘”…—‡•–‹‘‡•
étnicas.

Lo que nos interesa en este sentido es acercarnos a este fenómeno desde su utili-
zación como recurso estético, equivalente a los modernos melting pot propios de las
ciudades globales. Autores como Butler (1997, 2002) y Butler y Robson (2003) decidie-
”‘‹†ƒ‰ƒ”‡Žƒ…‘’Ž‡Œ‹†ƒ††‡Žƒ•†‡…‹•‹‘‡•†‡Ž‘•‰‡–”‹ϐ‹…ƒ†‘”‡•‹•‘•ǡ†‡‡•ƒ
new middle class con prácticas contraculturales, que se relaciona con barrios eclécticos.
‹“—‡”‡‘•”‘’‡”…‘‡•–ƒ†‹…‘–‘Àƒƒ‰‡…‹ƒǦ‡•–”—…–—”ƒǡŽ‘“—‡†‡„‡‘•Šƒ…‡”‡•
indagar en los dos sentidos, es decir, sobre la retroalimentación que se da entre estas
clases y el capitalismo urbano. La creación de un imaginario de “ciudad habitable” en un
mundo de ciudades globalizadas en constante competencia hace que también se vendan
barrios desfavorecidos ahora como “inclusivos”, siendo los diferentes grupos sociales,

ϴ
Entre otras, una de las razones de la persistencia de tales tasas de inmigración, debemos buscarlas en las
razones pragmáticas del propio mercado inmobiliario capitalista. Si nos detenemos a ver que el 43% de las viviendas
–‘–ƒŽ‡•†‡Ž„ƒ””‹‘’‡”–‡‡…‡ƒƒŽ‰—ƒ–‹’‘Ž‘‰Àƒ†‡‹ˆ”ƒ˜‹˜‹‡†ƒ›“—‡•‹‰—‡‡‡Ž‡”…ƒ†‘†‡Žƒ˜‹˜‹‡†ƒǡ…‘’”‡-
deremos una de las razones de peso de tal hecho.

245
ĔėČĊĊĖĚĊėĆ

culturas y estilos de vida los que generen una “ventaja competitiva”. Nuevamente, ve-
mos cómo según el PMC: “La acción prioritaria en el Área Central es la potenciación de la
diversidad social y de integración activa.”

Como resaltan Goodchild y Cole (2001), el social mixing‰‡‡”ƒ…‘ϐŽ‹…–‘•†‡„‹†‘ƒ


estas diferencias de cultura o clase y lo que realmente oculta es una estrategia de gen-
–”‹ϐ‹…ƒ…‹×ǡ—ƒŠ‹‰‹‡‹œƒ…‹×•‘…‹ƒŽ’ƒ—Žƒ–‹ƒȋ‡‡•ǡʹͲͲͺǣʹͶͷʹȌ›ƒ“—‡‡–”‡‘–”ƒ•…‘-
•ƒ•ǡ‹‰ï„ƒ””‹‘‡••‘…‹ƒŽ‡–‡Š‘‘‰±‡‘†‡ˆ‘”ƒ…‘’Ž‡–ƒǡ‡š‹•–‹‡†‘•‹‡’”‡
diferencias de renta, etnias, edades, tipos de propiedad, entre otros. Estos autores se
’”‡‰—–ƒϐ‹ƒŽ‡–‡“—±•‡’”‡–‡†‡‡Œ‘”ƒ”ǡ•‹Žƒ”‡Žƒ…‹×‡–”‡”‹…‘•›’‘„”‡•‘Žƒ
vida de los vecinos de un barrio. Lo que vemos es una mirada distante, un acercamiento
ƒŽ‘‡š×–‹…‘ǡƒ‡•ƒ’”‡•‡…‹ƒ†‡…Žƒ•‡•’‘’—Žƒ”‡•ȋ…Žƒ•‡–”ƒ„ƒŒƒ†‘”ƒ‘‹‹‰”ƒ–‡•‡…‘×-
micos) que son percibidos como una atrezo que dota de particularidad al barrio (May,
1996). Sin embargo, muchos de estos nuevos vecinos, al mismo tiempo que alardean
de poder vivir esta realidad, están separados de ella, reproduciendo nuevamente la di-
˜‹•‹×•‘…‹ƒŽ‡•–”—…–—”ƒŽȋ—–Ž‡”ǡʹͲͲ͵ȌǤŽ‘…Žƒ†›ƒ ŒȋʹͲͳͲȌŽ‘•ŽŽƒƒdiversity-
seekersǡ…‘—‡•–‹Ž‘†‡˜‹†ƒ—›…ƒ”ƒ…–‡”À•–‹…‘›—…ƒ’‹–ƒŽ…—Ž–—”ƒŽˆ—‡”–‡Ǥ ”‡…—‡–ƒ
más restaurantes y tiendas étnicas que otros grupos sociales parecidos, pero no mues-
–”ƒ—ƒ›‘”…‘’”‘‹•‘•‘…‹ƒŽ‘’‘ŽÀ–‹…‘…‘Ž‘•’”‘„Ž‡ƒ•†‡Ž‘•Dz‘–”‘•”‡•‹†‡–‡•dz
según estos autores. Como ya apuntábamos, conviven en un mismo espacio, pero se
mueven en redes sociales fragmentadas por clase, etnia o nivel educativo.

•–ƒ•ƒ—–‘”ƒ••‡…—‡•–‹‘ƒ“—±…ƒ”ƒ…–‡”À•–‹…ƒ•–‹‡‡Žƒ‰‡–‡“—‡Ž‡‰—•–ƒ˜‹˜‹”‡
Ž—‰ƒ”‡•…‘†‹…Šƒ†‹˜‡”•‹†ƒ†…—Ž–—”ƒŽǤ—“—‡ƒϐ‹”ƒ“—‡‡•–‘’—‡†‡…‘–”‹„—‹”ƒŽƒ
˜‹ƒ„‹Ž‹†ƒ††‡‡…‘‘Àƒ•Ž‘…ƒŽ‡•‘ƒŽƒ‹–‡”ƒ……‹×‡‡•’ƒ…‹‘•’ï„Ž‹…‘•ǡ‘•‹‰‹ϐ‹…ƒ‡-
…‡•ƒ”‹ƒ‡–‡“—‡•‡‡Œ‘”‡Žƒ‹–‡‰”ƒ…‹×†‡‹‘”Àƒ•±–‹…ƒ•Ǥƒ•’‘ŽÀ–‹…ƒ•’ï„Ž‹…ƒ•
buscan comunidades sostenibles y las clases medias cosmopolitas vivir en lugares cul-
turalmente diversos (Butler y Robinson, 2001; Butler 1997), pero como nos recuerdan
Carpenter y Lees (1995), buscando fortalecerse dentro de la ciudad para vivir en entor-
‘•…‘”‹‡•‰‘•ƒ‡Œƒ„Ž‡•ȋ–‹•‘ǡʹͲͲ͸Ȍǡ’‘”Ž‘“—‡•‡‰‡‡”ƒ’ƒ‹•ƒŒ‡••‘…‹ƒŽ‡•
‡š…Ž—•‹˜‘•›’‘”–ƒ–‘†‡‡š…Ž—•‹×›…‘–”‘ŽǤ

Por tanto, si miramos la imagen de la multiculturalidad o de la inmigración desde


un plano economicista, quizá sea otro recurso posible que gestiona el neoliberalismo
—”„ƒ‘Ǥ—“—‡‡‡Ž’Žƒ‘…‹‡–Àϐ‹…‘ǡ‡Ž–±”‹‘†‡—Ž–‹…—Ž–—”ƒŽ‹†ƒ†Šƒ›ƒ“—‡†ƒ†‘
’”ž…–‹…ƒ‡–‡‘„•‘Ž‡–‘ǡ‡•‘„Œ‡–‘’”‘ŽÀϐ‹…‘’ƒ”ƒŽ‘•†‹•…—”•‘•ˆ‘”ƒŽ‡•†‡Žƒ•’‘ŽÀ–‹…ƒ•
públicas urbanas. Parte de esta nomenclatura progresista liberal ha quedado totalmen-
te interiorizada tanto en su discurso como en sus prácticas, tratando de armonizar y
‰‡•–‹‘ƒ” Žƒ Dz†‹ˆ‡”‡…‹ƒdz ‡†‹ƒ–‡ †‹˜‡”•ƒ• ϐ‹‰—”ƒ• ”‡–×”‹…ƒ•ǡ …‘ˆ—†‹±†‘•‡ …‘ Žƒ•
†‹•…—–‹†ƒ•’‘ŽÀ–‹…ƒ•†‡Žƒ‹–‡‰”ƒ…‹×‘Žƒƒ•‹‹Žƒ…‹×ǤƒŒ‘‡•–‘•–±”‹‘•‘•‡‡Ž‹‹ƒ
Žƒϐ‹‰—”ƒ†‡ŽDz‘–”‘dzǡ‹•‡…‘•‹†‡”ƒŽƒ•ïŽ–‹’Ž‡•‡–‹…‹†ƒ†‡•†‡—„ƒ””‹‘…‘‘’ƒ”–‡
†‡Ž‹•‘ǡ•‹‘…‘‘”‡…—”•‘ƒ‰‡•–‹‘ƒ”ǤŽ’ƒ”ƒ†‹‰ƒ†‡Žƒ•ƒ›‘”Àƒ•ˆ—…‹‘ƒ‡
estos casos con total claridad, es por esto que siempre se habla de “autóctonos” frente a

246
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

‹‹‰”ƒ–‡•›‘†‡˜‡…‹‘•‘†‡…‹—†ƒ†ƒÀƒ‡•—…‘Œ—–‘ǤŽŒ—‡‰‘†‡Žƒ•‹†‡–‹†ƒ†‡•
se persevera desde esta visión institucional: cultura nacional frente a culturas étnicas.

Ǭ—žŽ‡•Žƒ‹–‡…‹×ǫ‘‡”‡˜ƒŽ‘”ƒƒ†”‹†”‡•ƒŽ–ƒ†‘•—‹†‡–‹†ƒ†—Ž–‹…—Ž–—-
”ƒŽǤŽ‘•‹‹‰”ƒ–‡•…‘‘•—Œ‡–‘•˜ƒŽ‹‘•‘•ǡ”‡•ƒŽ–ƒ†‘†‘•…‘†‹…‹‘‡•ǣ’”‹‡”ƒǡŽƒ†‡
•‡”•—Œ‡–‘•‡š–”ƒÓ‘•ǡ‡–ƒ–‘…‹—†ƒ†ƒ‘•‡•’‡…‹ƒŽ‡•Ǣ›•‡‰—†‘ǡŽƒ—–‹Ž‹œƒ…‹×†‡±•–‘•
…‘‘”‡…—”•‘ǡ…‘‘†‹•’‘•‹–‹˜‘“—‡ƒ‡Œƒ”Ǥƒ‘†‡„‡•‡”†‹•…‹’Ž‹ƒ†‘•ǡ•‹‘“—‡
deben ser gestionados, porque alimentan la producción y consumo de productos crea-
tivos. Por tanto, la mercantilización del espacio urbano se realiza no sólo a través del
valor de su mercado inmobiliario o del número de sedes empresariales, sino a través de
la búsqueda y creación de una identidad como ciudad.

Si relacionamos este escenario de multiculturalidad con la emergencia del interés


’‘ŽÀ–‹…‘’‘”’”‘‘…‹‘ƒ”ŽƒDz‡•…‡ƒ†‡Žƒ…—Ž–—”ƒƒŽ–‡”ƒ–‹˜ƒdz†‡Žƒ…‹—†ƒ†ǡ‡…‘–”ƒ‘•
“—‡ŽƒŽ×‰‹…ƒ†‡Ž‘•’‘ŽÀ–‹…‘•Ž‘…ƒŽ‡•‡•ƒ’”‘˜‡…Šƒ”Žƒ†‹˜‡”•‹†ƒ†…—Ž–—”ƒŽ›•—•Dz‡•–À—-
Ž‘•˜‹„”ƒ–‡•dz’ƒ”ƒ‡Ž…”‡…‹‹‡–‘‡…‘×‹…‘›‡Ž†‡•ƒ””‘ŽŽ‘†‡‡š’”‡•‹‘‡•…—Ž–—”ƒŽ‡•
diversas (Shaw, 2005). Éstas, a pesar de poder ser emancipatorias, pueden ser al mismo
–‹‡’‘‡š…Ž—•‹˜ƒ•ǡ’‘”‡†‘‰ž‹…ƒ•Ǣ›‡ƒŽ‰—‘•…ƒ•‘•‡Ž‹–‹•–ƒ•ǡ’‘”‡Ž—•‘†‡…‹‡”–‘•–‹-
’‘•†‡Ž‡‰—ƒŒ‡•›•À„‘Ž‘•ǤŠƒ™ȋʹͲͲͷǣͳͷͳȌ”‡Žƒ…‹‘ƒ‡•–‡–‹’‘†‡…‘–”ƒ…—Ž–—”ƒ…‘
‡Ž‡•’ƒ…‹‘ǡ—–‹Ž‹œƒ†‘‡Ž–±”‹‘†‡Dz‡•…‡ƒdzǡ‡–‡†‹†ƒ…‘‘Žƒ…‘‡š‹×‡–”‡†‹•–‹–ƒ•
‡š’”‡•‹‘‡•ƒ”–À•–‹…ƒ•ȋï•‹…ƒǡŽ‹–‡”ƒ–—”ƒǡ–‡ƒ–”‘ǡƒ”–‡ǡ‡–…ǤȌ“—‡•‡†ƒ‡—‹•‘Ž—-
gar. Es lo que autoras como Cañedo (2006) han dado en llamar el “ambientillo” o como
se denomina desde los ambientes militantes madrileños “el rollito”, una serie de siner-
gias que han precipitado a un barrio hacia una tendencia fuertemente marcada por el
activismo, la militancia de izquierdas y las múltiples asociaciones y okupaciones que de
—ƒ—‘–”ƒƒ‡”ƒ‹†‡–‹ϐ‹…ƒ…Žƒ”ƒ‡–‡‡ŽŽ—‰ƒ”ȋ
׏‡œǡʹͲͲ͸ȌǤ‘‘›ƒ…‘‡–ž„ƒ-
‘•…‘ƒ–‡”‹‘”‹†ƒ†ǡŽƒ•—‡˜ƒ•…Žƒ•‡•‡†‹ƒ•ǡ‡•—ƒˆž†‡ƒ—–‘Ǧ•‡‰”‡‰ƒ”•‡ǡ‹†‡–‹ϐ‹-

247
ĔėČĊĊĖĚĊėĆ

…ƒ”ž’‹†ƒ‡–‡ƒ‡•–‡„ƒ””‹‘…‘‘‡Ž„ƒ””‹‘Dz‘„”‡”‘dz›†‡Dz‹œ“—‹‡”†ƒ•dz’‘”‡š…‡Ž‡…‹ƒ
en el centro de Madrid (Figura No 7).

Figura N° 7
Mapa Entramado Cultural Alternativo

Fuente: Elaborado y cedido por la arquitecta Julia Ayuso.

Esto está sucediendo en el Centro Social La Tabacalera9, un amplio espacio cultural


cedido por el Ministerio de Cultura de España, donde se da cita la contracultura, el arte,
la vecindad y el activismo. Como producto de la falta de presupuesto del Ministerio,
‡Ž‡•’ƒ…‹‘ˆ—‡…‡†‹†‘„ƒŒ‘…‹‡”–ƒ•…‘†‹…‹‘‡•ƒ—ƒƒ•‘…‹ƒ…‹×ǡ…‘˜‹”–‹±†‘•‡‡—
ŠÀ„”‹†‘ …‘–‡’‘”ž‡‘Ǥ  ‹‘–ƒ—”‘ …‘ …ƒ„‡œƒ †‡ ‘…—’ƒ…‹× › …—‡”’‘ ‹•–‹–—…‹‘Ǧ
ƒŽǤ•‹•‡’”‡ϐ‹‡”‡ǡ…‘…‘–‹‡–‡Ž‡‰ƒŽ›—…‘–‡‹†‘ƒŽ–‡”ƒ–‹˜‘ǤƒŒ‘‡Ž’”‡–‡š–‘†‡
‹•–ƒŽƒ”—ƒ‡š’‘•‹…‹×†‡ˆ‘–‘‰”ƒϐÀƒ•ǡ“—‡‡Ž‹‹•–‡”‹‘•‘Ž‹…‹–׃ƒ”–‹•–ƒ•…‡”…ƒ‘•ƒŽƒ
‹Ž‹–ƒ…‹ƒŽƒ˜ƒ’‹‡•‹ƒǡ•‡ϐ‹”×‡Žƒ…—‡”†‘’‘”‡Ž“—‡ƒ„ƒ…ƒŽ‡”ƒƒ†Àƒ†‡Š‘›‡•—‘†‡
Ž‘•…‡–”‘••‘…‹ƒŽ‡•ǡƒ”–À•–‹…‘•›†‡‡š’‡”‹‡–ƒ…‹×ž•‹’‘”–ƒ–‡•†‡Ž•–ƒ†‘Ǥ‹

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‹•’‘‹„Ž‡‡‹–‡”‡–ǣŠ––’ǣȀȀŽƒ–ƒ„ƒ…ƒŽ‡”ƒǤ‡–Ȁ

248
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

denostar ninguna de las virtudes que este centro social y sus integrantes aportan para la
–”ƒ•ˆ‘”ƒ…‹×†‡Žƒ•‘…‹‡†ƒ†ǡƒƒ„ƒ…ƒŽ‡”ƒǡ…‘‘ŠÀ„”‹†‘’ï„Ž‹…‘Ǧ’”‹˜ƒ†‘†‡‡š’‡”‹-
‡–ƒ…‹×•‘…‹ƒŽǡ…—Ž–—”ƒŽ›’‘ŽÀ–‹…ƒ‡•Žƒƒ–‡•ƒŽƒ†‡—’ƒ”ƒ†‹‰ƒ‹†‡‘Ž×‰‹…‘“—‡†‡•†‡
Ž‘•’‘†‡”‡•’ï„Ž‹…‘••‡’”‘’ƒ‰ƒ†‡…‹—†ƒ†‡…‹—†ƒ†Ǥ‘•”‡ˆ‡”‹‘•ƒŽƒ‡šƒ…‡”„ƒ…‹×
†‡Žƒ…‹—†ƒ†…”‡ƒ–‹˜ƒ…‘‘‘†‡Ž‘…‘‡‡Ž…‡–”‘†‡Žƒ•…‹—†ƒ†‡•Ǥƒ‹•–‹ϐ‹…ƒ…‹×
de la prosa urbana institucional que idealiza lo distópico tratando de convertirlo en la
—–‘’Àƒ—”„ƒƒ†‡Ž‘‡•’ƒ…‹ƒŽ›•‘…‹ƒŽ‡–‡†‡•‡ƒ„Ž‡Ǥ”ƒ•†‡•Àǡ–‘†ƒ—ƒ•‡”‹‡†‡‹–‘•
—”„ƒ‘•…‘‘Žƒ†‹˜‡”•‹†ƒ†ǡŽƒ‹š–—”ƒ•‘…‹ƒŽǡŽƒ’ƒœ•‘…‹ƒŽǡŽƒ…—Ž–—”ƒǡŽ‘„‡ŽŽ‘ˆ”‡–‡ƒŽ‘
˜—Ž‰ƒ”ȋ‡Ž‰ƒ†‘ǡʹͲͲ͹Ȍ‘Žƒ•‡‰—”‹†ƒ†ǡ‡˜—‡Ž˜‡—ƒƒ’—‡•–ƒϐ‹”‡’‘”‰‡–”‹ϐ‹…ƒ”„ƒŒ‘
la narrativa de la ciudad creativa.

‡—–‹Ž‹œƒ…‘‘˜‡‘•ˆ‘”ƒ•ž•Žƒšƒ•†‡‰—„‡”ƒ‡–ƒŽ‹†ƒ†’ƒ”ƒ–”ƒ–ƒ”†‡…ƒ’-
–—”ƒ”…‘ž•‡ϐ‹…ƒ…‹ƒˆ‘”ƒ•†‡…”‡ƒ–‹˜‹†ƒ†•‘…‹ƒŽ“—‡•—”‰‡‡Žƒ•’”‘’‹ƒ•˜‹˜‡…‹ƒ•
urbanas. Si el barrio confeccionado se construye sobre un imaginario de lo “auténtico”,
los pobladores que lo habitarán serán los que busquen un estilo de vida genuino, esti-
mulándose de esta manera la construcción de mercados y formas de mercantilizar par-
…‡Žƒ•†‡Žƒ˜‹†ƒ“—‡Šƒ•–ƒ‡Ž‘‡–‘“—‡†ƒ„ƒƒŽƒ”‰‡Ǥƒ‘‡•—‘„Œ‡–‘“—‡Ž‘•
‰‡•–‘”‡•—”„ƒ‘•“—‹‡”ƒ†‡•‡…Šƒ”ǡ•‹‘“—‡•‡…‘˜‹‡”–‡‡‘„Œ‡–‘•†‡˜ƒŽ‘”‹œƒ…‹×
de la propia centralidad de la ciudad, a los que según el citado PMC, se debe fortalecer y
tomar como escenarios de oportunidad:

“Una nueva cultura urbana, una nueva identidad, una mayor cohesión social, un nuevo
urbanismo y el centro como activo económico”(PMC).

‡–”ƒ–ƒ†‡—‰‘„‹‡”‘”‡ϐŽ‡š‹˜‘ǡ“—‡‘‰‡•–‹‘ƒŽƒ˜‹†ƒ‘Žƒ’”‘†—……‹×†‹”‡…–ƒ-
mente, sino los dispositivos creados para gobernar estos procesos. Se producen agen-
–‡•ǡ•—„Œ‡–‹˜‹†ƒ†‡•›ˆ‘”ƒ•†‡•ƒ„‡”Ž‹‹–ž†‘•‡Ž‘•‡•…‡ƒ”‹‘•†‡”‡Žƒ…‹‘‡•’‘•‹„Ž‡•
ȋ‘•‡ǡͳͻͻ͸Ȍ‡Ž‘•‡•’ƒ…‹‘•—”„ƒ‘•Ǥ•–ƒ••—„Œ‡–‹˜‹†ƒ†‡••‘’—‡•–ƒ•ƒŽ•‡”˜‹…‹‘†‡
‡•‡Dzƒ”–‡†‡‰‘„‡”ƒ”dzǡ…ƒ’ƒœ†‡ƒ”–‹…—Žƒ”Žƒ•…‘Žƒϐ‹ƒŽ‹†ƒ††‡‡š…Ž—‹”‘–”ƒ•…‘†—…–ƒ•ǡ
entendiendo a la sociedad como “un conjunto de energías e iniciativas por facilitar y po-
tenciardzȋžœ“—‡œ
ƒ”…ÀƒǡʹͲͲͷǡʹͲͲͻȌǤ‡•–ƒ’ƒ”…‡Žƒ†‡Žƒ‡œ…Žƒ•‘…‹ƒŽ›…‘–”ƒ…—Ž-
–—”ƒ‡Žƒ“—‡•‡–”ƒ–ƒ†‡ˆ‘”Œƒ”‡•ƒ—‡˜ƒ…‹˜‹Ž‹†ƒ†ǡŽƒ•’‘ŽÀ–‹…ƒ•—”„ƒƒ•‡‘Ž‹„‡”ƒŽ‡•
‹’‘‡•—Š‡‰‡‘Àƒ‡•’ƒ…‹ƒŽ‡‡Ž…‡–”‘†‡Žƒ•…‹—†ƒ†‡•ǡ‡š–”ƒ›‡†‘•—•”‡…—”•‘•ƒ
partir de las nuevas clases medias.

Después de haber mostrado, algunos dispositivos con que se fortalece una posición
muy concreta desde los urbanistas que gestionan Madrid, esperamos, la respuesta haya
“—‡†ƒ†‘—…Š‘ž•…Žƒ”ƒǤ ƒƒ’‘•–ƒ†‘›ƒ’—‡•–ƒϐ‹”‡‡–‡’‘”—ƒ‹ƒ‰‡†‡
ciudad creativa; por priorizar las actividades, ocio y consumo de estas nuevas clases
medias urbanas, de lo que ellos denominan la “clase creativa”:

249
ĔėČĊĊĖĚĊėĆ

Dz…–‹˜‹†ƒ†‡•…”‡ƒ–‹˜ƒ•‡‹˜‡•–‹‰ƒ†‘”ƒ•ǣƒ˜ƒœƒ”Šƒ…‹ƒ’‘ŽÀ–‹…ƒ•‡•’‡…Àϐ‹…ƒ•†‡ˆ‘‡-
–‘†‡Žƒ…”‡ƒ…‹×›‡•–”ƒ–‡‰‹ƒ•’ƒ”ƒ—ƒ’‘ŽÀ–‹…ƒ…—Ž–—”ƒŽ…‘Š‡”‡–‡ȋǥȌǤ…‡–”‘ƒ†‹-
nistrativo y un centro de comunicación para la actividad creadora, y atracción de talento
’‘”’ƒ”–‡†‡Žƒ†‹‹•–”ƒ…‹×ȋǥȌǤƒ”ƒ›‘”‡•ˆƒ…‹Ž‹†ƒ†‡•’ƒ”ƒŽƒ‹’Žƒ–ƒ…‹×†‡
artistas y profesionales de la creación, mediante la adaptación de espacios a sus necesi-
dades” (PMC).

•–‡˜À…—Ž‘‡–”‡†‹•…—”•‘…‹‡–Àϐ‹…‘ȋ…‘‘Žƒ•–‡•‹•†‡ Ž‘”‹†ƒȋʹͲͳͲȌ•‘„”‡Žƒ…Žƒ•‡
creativa) y práctica social es rentabilizado por el actual modo de acumulación y repro-
†—……‹×†‡Ž…ƒ’‹–ƒŽǡ…ƒ’ƒœ†‡…‘•–”—‹”—†‹•…—”•‘“—‡‡…—„”ƒ’”‘…‡•‘•†‡‰‡–”‹ϐ‹-
cación, ya que son el correlato de un sistema de prácticas que condicionan el espacio
social y sus usos. La pretensión aparentemente aséptica de estos urbanistas, convierten
•—•‡•–—†‹‘•›‡š’Ž‹…ƒ…‹‘‡•‡’‘†‡”‘•‘•†‹•’‘•‹–‹˜‘•‰‡–”‹ϐ‹…ƒ†‘”‡•ǣ—ƒ„‹‡–‡†‡
artistas, diseñadores y otras profesiones creativas instalados en una zona en cuestión,
sumados a un área institucionalmente cargada de cultura, ocio y multiculturalidad, hará
que una rehabilitación urbana ofrezca resultados positivos sobre todo y todos. Traduci-
do: para construir una ciudad postindustrial (una ciudad creativa en términos de estos
‰‡•–‘”‡•—”„ƒ‘•Ȍ‡•’”‡…‹•‘ƒ–”ƒ‡”‹˜‡”•‹×›’ƒ”ƒ‡ŽŽ‘Žƒ‰‡–”‹ϐ‹…ƒ…‹×‡•—ƒŠ‡””ƒ-
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espacial en la ciudad neoliberal (Janoschka et al., 2013; Hackworth, 2002; Smith, 2002;
Lees, 2008; Davidson, 2008; Rousseau, 2009), por lo que la sustitución del pasado por
ƒŽ‰‘—‡˜‘‘‡••×Ž‘—ƒ…—‡•–‹×†‡Žƒ‘†‡”‹†ƒ†–ƒ”†Àƒǡ•‹‘“—‡‡•‡Œ‡”…‹†‘’‘”
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cultura están tratando de conformar un cluster creativo dentro del barrio. Hablamos de
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la cultura -basada en el arte, la contracultura, el artivismo y la multiculturalidad- como
recurso. De esta forma, se relega a un segundo plano a los pobladores del barrio con un
…ƒ’‹–ƒŽ…—Ž–—”ƒŽ„ƒŒ‘›ƒ“—‡‘•‡Ž‡•‹…Ž—›‡‡‡•–ƒ•’”‘’—‡•–ƒ•ȋ›…—ƒ†‘•‡Šƒ…‡ǡ‡•
de manera folklórica). La cultura, puesta al servicio de la producción capitalista, en el
centro de las dinámicas de la ciudad global que debe ser Madrid.

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250
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

buen favor a todo este proceso de revalorización, por una población inmigrante que no
ha disminuido, por un ciudadano-tipo que ha entrado a vivir al barrio que no tiene el
’‡”ϐ‹Ž‡•’‡”ƒ†‘’‘”Ž‘•Žƒ‡•†‡‹–‡”˜‡…‹×Ǥ„•‡”˜ƒ‘•—ƒ…‘–”ƒ…—Ž–—”ƒ“—‡‡•–ž
si cabe más arraigada al lugar, unas redes de solidaridad interétnicas más fuertes, una
potente defensa del derecho a la vivienda que se ha fortalecido tras la organización ve-
cinal surgida tras el movimiento 15M.

Dispositivos como la arquitectura, el urbanismo, los equipamientos públicos o las


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2007: 199). La regulación que se establece en el neoliberalismo –en tanto modelo de gu-
„‡”ƒ‡–ƒŽ‹†ƒ†Ȃ‡•–ž…‘•–”—‹†ƒ•‘„”‡Žƒ•”‡Žƒ…‹‘‡•’‘•‹„Ž‡•“—‡•‡†ƒ‡–”‡•—Œ‡-
tos libres (Lorey, 2008: 63-64). De esta manera es como entienden los poderes públicos
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naturales y a partir de ellos” (Foucault, 2006). La población, dirá el mismo Foucault, se
regulará sola en función de los recursos con que se les dote.

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los signos que condicionan las conductas posibles de los individuos sometidos a deter-
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–‡š–‘Ǥƒ•‡”‹‡†‡†‹•’‘•‹–‹˜‘•†‡‡•–ƒ‰‡–”‹ϔ‹…ƒ…‹×‹†—…‹†ƒ que están en funciona-
miento en el barrio de Lavapiés: la terciarización avanzada y la culturización permiten
la cooptación de la migración, la contracultura y el sabor “genuino” del barrio como
’‘–‡…‹ƒŽ‡•ˆ—‡–‡•†‡”‹“—‡œƒǤ‡‡•–ƒˆ‘”ƒǡŽƒ•†‹ˆ‡”‡–‡•†‹‡•‹‘‡•†‡Žƒ‰‡–”‹ϐ‹-
cación simbólica van más allá del hecho residencial. Si bien las formas y códigos pueden
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limitará las posibilidades de re-apropiación de los lugares centrales para una reproduc-
ción social y económica digna de los grupos sociales más débiles.

En conclusión, los rasgos que hemos querido desnaturalizar siguen la misma lógica
neoliberal, articulando el incremento del valor del capital a través de la creación de nue-
vos valores de uso, incluyendo a un ciudadano consumidor de signos multiculturales,
alternativos, creativos o bohemios. Nos referimos a la puesta en marcha de un gobier-
‘”‡ϐŽ‡š‹˜‘ǡ“—‡‘‰‡•–‹‘ƒŽƒ’”‘†—……‹×†‹”‡…–ƒ‡–‡ǡ•‹‘Ž‘•†‹•’‘•‹–‹˜‘•…”‡ƒ†‘•
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ǡ Ǥǡ   ǡ   Sǡ Ǥ ȋ†‹–‘”‡•ȌǤ ƒ””‹‘•
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255
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Jacobo Abellán1

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través su actuación en las diferentes escalas.
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This chapter focuses on the struggles for housing and against evictions carried out in Madrid
‹–Š‡…‘–‡š–‘ˆ–Š‡’ƒ‹•Š‡…‘‘‹……”‹•‹•†—”‹‰–Š‡ʹͲͳͳǦʹͲͳ͵›‡ƒ”•Ǥ ‘”†‡”–‘ƒ‡ƒ
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the movement. Subsequently, the connection of the struggle for housing in Madrid with urban
space and neighborhood will be developed. Finally, a movement analysis based on four pillars
will be presented: aims, structure, collective action and level of interaction with the territory,
through its action on different scales.
‡›™‘”†•ǣ crisis, housing, social movement, politic scales, Madrid.

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257
ĆĈĔćĔćĊđđġē

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hacer un laboratorio de desobediencia”
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La crisis económica ha abierto una nueva etapa de luchas urbanas en la ciudad de


Madrid. Desde el inicio de la crisis, pero especialmente a partir de mayo de 2011 con la
aparición del movimiento 15M y la acampada en la céntrica Puerta del Sol, han emergi-
do diferentes movimientos que tienen en el territorio y el espacio urbano su campo de
actuación y reivindicación. Estos nuevos movimientos buscan combatir, a través de dis-
cursos y formas de acción colectiva innovadoras, algunos de los efectos perniciosos del
modelo de ciudad neoliberal desarrollado durante las décadas anteriores2. Las luchas
entorno al derecho a la vivienda, contra la privatización y el encarecimiento de servicios
públicos municipales o la recuperación de espacios abandonados para uso vecinal son
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en la metrópoli madrileña (Abellán et alǤǡʹͲͳʹǢƒ”–À‡œ›
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las que cuentan con más capacidad de movilización social, las que han logrado mayor
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o con el propietario (El Diario, 2012a)3Ǥ‡•–‡…‘–‡š–‘ǡƒ’”‹…‹’‹‘•†‡ʹͲͳͳ•—”‰Àƒ‡
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teca o el alquiler de su vivienda habitual. El movimiento tomó fuerza tras el nacimiento

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Para más detalle, véase el análisis desarrollado en este libro por Ricardo Méndez sobre el modelo neoliberal
de Madrid.
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2012. En la región Metropolitana de Madrid, los procedimientos de desahucio de vivienda habitual por impago de la
deuda hipotecaria iniciados durante el año 2012 se situaron en 6.272 (Registradores, 2013).

258
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

del 15M en mayo de 2011, cuando después de una intensa actividad en la céntrica pla-
za de Puerta del Sol, este decidió descentralizarse y trasladar la actividad a los barrios
ȋƒ†”‹† ”‡‡ǡʹͲͳͳȌǤ”ƒÀœ†‡‡•–ƒ†‡•…‡–”ƒŽ‹œƒ…‹×•‡…”‡ƒ”‘comisiones de vivienda
en muchos barrios y ciudades del entorno metropolitano que buscaban principalmen-
te apoyar a vecinos que iban a ser desahuciados de sus viviendas al no poder pagar la
Š‹’‘–‡…ƒ‘‡ŽƒŽ“—‹Ž‡”Ǥ—”ƒ–‡Ž‘•‡•‡••‹‰—‹‡–‡••—”‰‹×—ƒ…‘’Ž‡Œƒ›‡š–‡•ƒ”‡†
activista compuesta por asambleas, colectivos y plataformas que centraron su actividad
en la problemática de los desahucios y reivindicar el derecho a la vivienda. Para ello
realizaban acciones de desobediencia civil destinadas a la paralización de desahucios o
las okupaciones4 de vivienda para familias y personas en situación de precariedad. Tras
dos años de actividad, esta red se ha consolidado y ampliado hasta el punto de llegar a
unos 40 grupos, entre plataformas, colectivos y asambleas de barrio, que, diseminados
por todo el territorio de la conurbación madrileña, han conseguido paralizar más de
180 desahucios y okupar†‡…‡ƒ•†‡‡†‹ϐ‹…‹‘•ȋ ƒ†”‹†ǡʹͲͳ͵Ȍ5.

Ǭ—žŽ‡• •‘ Žƒ• …ƒ”ƒ…–‡”À•–‹…ƒ• ’”‹…‹’ƒŽ‡• †‡ ‡•–ƒ• Ž—…Šƒ• ’‘” Žƒ ˜‹˜‹‡†ƒ “—‡ •‡
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bana. Las luchas por la vivienda de Madrid durante estos años presentan elementos
relevantes y novedosos que es necesario abordar desde los estudios de las resistencias
a la ciudad neoliberal y desde aquellos que analizan el impacto de la crisis económica en
Žƒ•…‹—†ƒ†‡•Ǥ –‡–ƒ†‘”‡…‘‰‡”‡•–‘•‹–‡””‘‰ƒ–‡•ǡ‡Ž‘„Œ‡–‹˜‘†‡Ž’”‡•‡–‡…ƒ’À–—Ž‘
va a ser analizar las luchas por la vivienda en el área metropolitana de Madrid tras dos
años de recorrido desde sus inicios a principios de 2011 a mediados de 2013. Para ella,
•‡‹–‡–ƒ”ž”‡ƒŽ‹œƒ”—ƒ…ƒ”ƒ…–‡”‹œƒ…‹×†‡Ž‘•’”‹…‹’ƒŽ‡•’‹Žƒ”‡•“—‡Šƒ†‡ϐ‹‹†‘ƒŽ
movimiento durante este periodo.

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ción obtenida a través de diferentes técnicas de investigación cualitativa. En primer lu-
‰ƒ”ǡ†—”ƒ–‡Ž‘•‡•‡•†‡ƒ›‘ƒŒ—Ž‹‘†‡ʹͲͳʹ•‡”‡ƒŽ‹œƒ”‘†‹‡œ‡–”‡˜‹•–ƒ•ƒ„‹‡”–ƒ•
a activistas y afectados de los diferentes colectivos y plataformas que participan en las

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tarla y vivir en ella. La okupación ha sido una herramienta de lucha empleada por los movimientos autónomos europeos
desde los años 80 para denunciar la especulación inmobiliaria y la privatización de espacios públicos y reivindicar el
†‡”‡…Š‘ƒŽƒ˜‹˜‹‡†ƒǤŽ‘Žƒ”‰‘†‡Ž…ƒ’À–—Ž‘•‡Šƒ”ž—•‘†‡‡•–‡–±”‹‘…‘ˆ”‡…—‡…‹ƒǤƒ”ƒ•ƒ„‡”ž••‘„”‡‘—’ƒ…‹×
‡•’ƒÓƒ›—”‘’ƒǡ…‘•—Ž–ƒ”ȋƒ”–À‡œʹͲͳʹƒǢʹͲͳʹ„ȌǤ
ϱ
A pesar que el presente capitulo se va a centrar en el caso de Madrid, las luchas contra los desahucios y por el dere-
cho a la vivienda se han desarrollado también en muchas otras ciudades españolas. En ciudades como Barcelona o Sevilla
Žƒ•†‹ˆ‡”‡–‡•’Žƒ–ƒˆ‘”ƒ•›…‘Ž‡…–‹˜‘•†‡˜‹˜‹‡†ƒŠƒ’ƒ”ƒŽ‹œƒ†‘†‡…‡ƒ•†‡†‡•ƒŠ—…‹‘•›‘—’ƒ†‘‡†‹ϐ‹…‹‘•†‡˜‹˜‹‡†ƒ
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259
ĆĈĔćĔćĊđđġē

luchas por la vivienda en Madrid6. En segundo lugar, se han utilizado técnicas de obser-
vación participante puestas en práctica en diferentes acciones y manifestaciones, ela-
„‘”ƒ†‘‹ˆ‘”‡•“—‡’‘•–‡”‹‘”‡–‡Šƒ•‡”˜‹†‘’ƒ”ƒ”‡ƒŽ‹œƒ”‡Žƒ”–À…—Ž‘Ǥ ‹ƒŽ‡–‡
se han analizado diversas fuentes documentales que han servido para complementar la
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„‹”žŽ‘•’”‹…‹’ƒŽ‡•‘„Œ‡–‹˜‘•†‡Žƒ•Ž—…Šƒ•’‘”Žƒ˜‹˜‹‡†ƒ‡ƒ†”‹†Ǥ‡Ž•‡‰—†‘
apartado se realizará una descripción de los principales colectivos y plataformas que
conforman el movimiento. En el tercer apartado se elaborará una caracterización de los
‡Œ‡•„ž•‹…‘•†‡‡•–ƒ•Ž—…Šƒ•ƒ–”ƒ˜±•†‡•—‹’ƒ…–‘‡Žƒ•†‹ˆ‡”‡–‡•‡•…ƒŽƒ•Ǥ ‹ƒŽ‡–‡ǡ
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los diferentes tipos de desahucios de vivienda habitual, tanto los desahucios de aquellos
ƒˆ‡…–ƒ†‘•“—‡–‹‡‡—ƒŠ‹’‘–‡…ƒ…‘ƒŽ‰—ƒ‡–‹†ƒ†ϐ‹ƒ…‹‡”ƒ…‘‘ƒ“—‡ŽŽ‘•“—‡–‹‡-
nen un alquiler público con alguna de las empresas públicas de vivienda o un alquiler
privado con un particular. En el caso de los hipotecados que ya han sido desahuciados,
–ƒ„‹±„—•…ƒƒ—Žƒ”Žƒ†‡—†ƒ“—‡Ž‡‡š‹‰‡‡Ž„ƒ…‘—ƒ˜‡œ‡–”‡‰ƒ†ƒŽƒ…ƒ•ƒ8. En

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2011-2012.
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Se han analizado noticias publicadas en medios de comunicación online sobre el movimiento ( www.elpais.es
o www.elmundo.es) y de herramientas de comunicación del propio movimiento (Š––’ǣȀȀƒ†”‹†Ǥ–‘ƒŽ‘•„ƒ””‹‘•Ǥ‡–Ȁ ,
‘ϐ‹…‹ƒ˜‹˜‹‡†ƒǤ‡–ǡŠ––’ǣȀȀƒˆ‡…–ƒ†‘•’‘”ŽƒŠ‹’‘–‡…ƒƒ†”‹†Ǥ‡–Ȁ , Š––’ǣȀȀ™‹‹ǤͳͷǤ…… )
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ƒ”ƒˆƒ…‹Ž‹–ƒ”Žƒ…‘’”‡•‹×†‡Žˆ‡×‡‘ǡ•‡’Žƒ–‡ƒ…‘˜‡‹‡–‡‹Ž—•–”ƒ”Ž‘…‘—‡Œ‡’Ž‘Ǥ—’‘‰ƒ‘•—
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banco para adquirir una vivienda en propiedad de un total de 180.000€. El banco accede a prestarles el dinero rápida-
‡–‡ǡ•‹‡š‹‰‹”Ž‡•†‡ƒ•‹ƒ†ƒ•‰ƒ”ƒ–Àƒ•ǡ›ƒ“—‡Žƒ•‡š’‡…–ƒ–‹˜ƒ•†‡…”‡…‹‹‡–‘‡…‘×‹…‘‡”ƒ—›’‘•‹–‹˜ƒ•Ǥ
ʹͲͲͺǡ…‘‡Ž‹‹…‹‘†‡Žƒ…”‹•‹•›‡Ž‡•–ƒŽŽ‹†‘†‡Žƒ„—”„—Œƒ‹‘„‹Ž‹ƒ”‹ƒǡ —ƒ’‹‡”†‡•—‡’Ž‡‘›ƒŽ’‘…‘–‹‡’‘‘Žƒ†ƒ
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’‹‘†‡ʹͲͲͻǡŽƒ’ƒ”‡Œƒ‘–‹‡‡–”ƒ„ƒŒ‘’‡”‘†‡„‡•‡‰—‹”’ƒ‰ƒ†‘ŽƒŠ‹’‘–‡…ƒ†‡•—’‹•‘Ǥ‡†‹ƒ†‘•†‡ƒÓ‘†‡Œƒ†‡
pagar las cuotas porque con los 600€ que cobra Juan del subsidio de desempleo no alcanza para pagar y sostener a
Žƒˆƒ‹Ž‹ƒǤ‘†ƒ˜Àƒ†‡„‡ͳͷͲǤͲͲͲ̀Ǥ—”ƒ–‡Ž‘•‡•‡••‹‰—‹‡–‡•Žƒ†‡—†ƒ…‘‹‡œƒƒ…”‡…‡”†‡„‹†‘ƒŽ‘•‹–‡”‡•‡•
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260
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

este sentido, la principal reivindicación del movimiento es reclamar al Gobierno espa-


ӑŽ—ƒ‘”ƒ–‘”‹ƒ‹†‡ϐ‹‹†ƒ‡Žƒ‡Œ‡…—…‹×†‡Ž‘•†‡•ƒŠ—…‹‘•›—ƒ‘†‹ϐ‹…ƒ…‹×†‡Žƒ
ley hipotecaria que incluya la dación en pago retroactiva, un mecanismo por el cual el
hipotecado cancela la deuda con el banco con la entrega de la casa, incluido aquellos que
han sido desahuciados con fecha anterior a la aprobación de la reforma. Paralelamente,
‡Ž‘˜‹‹‡–‘”‡…Žƒƒ’‘ŽÀ–‹…ƒ•›’‘‡‡ƒ”…Šƒ‡…ƒ‹•‘•’ƒ”ƒ‰ƒ”ƒ–‹œƒ”‡Ž†‡-
recho a la vivienda para aquellas personas que ya han sido desahuciadas de sus hogares
›‡‰‡‡”ƒŽ’ƒ”ƒ–‘†‘•ƒ“—‡ŽŽ‘•“—‡–‹‡‡†‹ϐ‹…—Ž–ƒ†‡•’ƒ”ƒ‡Žƒ……‡•‘ƒ—ƒ˜‹˜‹‡†ƒǤ
Para ello, demandan la creación de un parque de vivienda con alquileres sociales con
Žƒ•†‡…‡ƒ•†‡‹Ž‡•†‡‹—‡„Ž‡•˜ƒ…À‘•‡’”‘’‹‡†ƒ††‡Žƒ•‹•–‹–—…‹‘‡•ϐ‹ƒ…‹‡”ƒ•
y las grandes inmobiliarias y lleva a cabo proyectos de okupación†‡˜‹˜‹‡†ƒ•˜ƒ…Àƒ•
’”‘’‹‡†ƒ††‡‡–‹†ƒ†‡•ϐ‹ƒ…‹‡”ƒ•Ǥ

hă›ÝãÙç‘ãçك«›ã›ÙʦÄ›ƒù›Äٛ—

Ž‘˜‹‹‡–‘’‘”‡Ž†‡”‡…Š‘ƒŽƒ˜‹˜‹‡†ƒ‡ƒ†”‹†•‡…‘’‘‡†‡—ƒ…‘’Ž‡Œƒ
estructura conformada por un amplio número de colectivos, plataformas y asambleas
que interactúan y cooperan entre ellas para paralizar desahucios, presionar a las ins-
–‹–—…‹‘‡•ϐ‹ƒ…‹‡”ƒ•›‡’”‡•ƒ•’ï„Ž‹…ƒ•›–”ƒ–ƒ”†‡†‘–ƒ”•‘Ž—…‹‘‡•Šƒ„‹–ƒ…‹‘ƒŽ‡•
para aquellas personas con problemas de vivienda. A continuación se va a proceder a
realizar una descripción de los diferentes actores que componen esa red.

Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH): La PAH es una plataforma que tiene
…‘‘‘„Œ‡–‹˜‘ƒ•‡•‘”ƒ”›ƒ’‘›ƒ”ƒ’‡”•‘ƒ•“—‡ǡ†‡„‹†‘ƒ’”‘„Ž‡ƒ•‡…‘×‹…‘•ǡ‘
’—‡†‡Šƒ…‡”ˆ”‡–‡ƒŽ’ƒ‰‘†‡Žƒ†‡—†ƒ…‘–”ƒÀ†ƒ…‘—ƒ‡–‹†ƒ†ϐ‹ƒ…‹‡”ƒ’ƒ”ƒŽƒ
compra de su vivienda9ǤŽϐ‹’”‹…‹’ƒŽ†‡Žƒ ƒ‹˜‡Ž‡•–ƒ–ƒŽ‡•Žƒ‘†‹ϐ‹…ƒ…‹×†‡Žƒ

†‘•ƒÓ‘•ǡ‡ʹͲͳͳ›…‘—ƒ†‡—†ƒ†‡ͳ͹ͷǤͲͲͲ̀†‡„‹†‘ƒ“—‡Ž‘•‹’ƒ‰‘••‡’”‘Ž‘‰ƒǡ‡Ž„ƒ…‘‡Œ‡…—–ƒ‡Ž‡„ƒ”‰‘
†‡Žƒ˜‹˜‹‡†ƒǡ“—‡ƒ’ƒ”–‹”†‡‡–‘…‡•’ƒ•ƒƒ•‡”†‡•—’”‘’‹‡†ƒ†ǤŽ•‡…”‡–ƒ”‹‘Œ—†‹…‹ƒŽƒ…—†‡ƒŽƒ˜‹˜‹‡†ƒŒ—–‘…‘
Žƒ’‘Ž‹…Àƒ›Ž‡Šƒ…‡ϐ‹”ƒ”ƒŽ†‡—†‘”‡Žƒ…—‡”†‘’‘”‡Ž“—‡‡•–‡‡–”‡‰ƒ‡Ž’‹•‘ƒŽƒ‡–‹†ƒ†ϐ‹ƒ…‹‡”ƒǤ‘‘„•–ƒ–‡ǡ–”ƒ•
Žƒ‡–”‡‰ƒ†‡Žƒ…ƒ•ƒǡ —ƒ›‘Žƒ†ƒ•‹‰—‡†‡„‹‡†‘†‹‡”‘ƒŽ„ƒ…‘Ǥ‘‡Ž‡•–ƒŽŽ‹†‘†‡Žƒ„—”„—ŒƒǡŽ‘•’”‡…‹‘•†‡Žƒ
vivienda han descendido considerablemente y a mediados de 2011 su piso está tasado en 80.000 €. De esta manera,
ƒ’‡•ƒ”†‡Šƒ„‡”’‡”†‹†‘Žƒ…ƒ•ƒ›Šƒ„‡”’ƒ‰ƒ†‘͵ͲǤͲͲͲ̀†—”ƒ–‡Ž‘•ƒÓ‘•‡Ž‘•“—‡–‡Àƒ‡’Ž‡‘ǡ–‘†ƒ˜Àƒ†‡„‡
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y no disponen de otros ingresos. A mediados de 2013, cientos de miles de personas en Madrid y en resto de España se
‡…‘–”ƒ„ƒ‡‡•–ƒ•‹–—ƒ…‹×Ǥ‡”•‘ƒ•“—‡’‡”†‹‡”‘•—•‡’Ž‡‘•’‘”Žƒ…”‹•‹•‘…‘–”ƒ„ƒŒ‘•’”‡…ƒ”‹‘•“—‡•‡˜‹‡”‘
ante la imposibilidad de pagar las letras de su hipoteca y al poco tiempo se quedaron sin vivienda y con una deuda
acumulada de decenas de miles euros.
ϵ
ƒŽƒ–ƒˆ‘”ƒ†‡ˆ‡…–ƒ†‘•’‘”ŽƒŠ‹’‘–‡…ƒƒ…‡‡ƒ”…‡Ž‘ƒ‡ʹͲͲͻƒ”ƒÀœ†‡Ž‘•’”‹‡”‘•…ƒ•‘•†‡†‡•ƒŠ—…‹‘•
que comienzan a darse como consecuencia de la crisis económica. Algunos de los activistas que formaron el primer gru-
’‘’”‘˜‡Àƒ†‡Ž‘˜‹‹‡–‘Œ—˜‡‹Ž’‘”‡Ž†‡”‡…Š‘ƒŽƒ˜‹˜‹‡†ƒ“—‡•‡Šƒ„Àƒ†‡•ƒ””‘ŽŽƒ†‘–”‡•ƒÓ‘•ƒ–‡•‡†‹•–‹–ƒ•
…‹—†ƒ†‡•‡•’ƒÓ‘Žƒ•„ƒŒ‘‡Ž‘„”‡†‡†‡‹˜‹‡†ƒǤ‡†‹ƒ†‘•†‡ʹͲͳ͵ǡŽƒ …‘–ƒ„ƒ…‘ž•†‡ͳͲͲ‰”—’‘•Ž‘…ƒŽ‡•
en toda España (PAH, 2013c).

261
ĆĈĔćĔćĊđđġē

Ž‡›Š‹’‘–‡…ƒ”‹ƒ‡•’ƒÓ‘Žƒǡ›ƒ“—‡…‘•‹†‡”ƒ“—‡’‡”Œ—†‹…ƒƒŽ‘•ƒˆ‡…–ƒ†‘•‡„‡‡ϐ‹…‹‘†‡
Žƒ•‡–‹†ƒ†‡•ϐ‹ƒ…‹‡”ƒ•Ǥƒƒ…–‹˜‹†ƒ†“—‡†‡•ƒ””‘ŽŽƒŽƒ ‡ƒ†”‹†•‡…‡–”ƒˆ—-
damentalmente en asesorar a los afectados y en su caso, intentar forzar la paralización,
ƒ’Žƒœƒ‹‡–‘›•—•’‡•‹×†‡•—†‡•ƒŠ—…‹‘Ǥƒ”ƒ–ƒŽ‘„Œ‡–‹˜‘ǡŽƒŽƒ–ƒˆ‘”ƒ…—‡–ƒ…‘
Žƒ…‘Žƒ„‘”ƒ…‹×†‡Ž”‡•–‘†‡‰”—’‘•†‡˜‹˜‹‡†ƒ“—‡–”ƒ„ƒŒƒ‡ƒ†”‹†ǡ‡•’‡…‹ƒŽ‡–‡
las asambleas de los barrios y ciudades y sus comisiones de vivienda, que actúan de co-
rrea de transmisión entre la PAH y el barrio en el que habita el afectado. Tras dos años,
la PAH se ha convertido en un actor central del movimiento por la vivienda en Madrid.

Asambleas populares: Las asambleas populares de los barrios y pueblos de Madrid


son organizaciones vecinales autónomas surgidas con la descentralización del movi-
‹‡–‘ͳͷƒŽ‘•„ƒ””‹‘•›…‹—†ƒ†‡•†‡Žž”‡ƒ‡–”‘’‘Ž‹–ƒƒǡƒϐ‹ƒŽ‡•†‡ƒ›‘†‡ʹͲͳͳǤ
Al comprobar el alto número de desahucios y vecinos con problemas con la vivienda,
muchas de esas asambleas establecieron sus propias …‘‹•‹‘‡•›‘ϔ‹…‹ƒ•†‡˜‹˜‹‡†ƒ,
…‘‡Ž‘„Œ‡–‹˜‘†‡ƒ›—†ƒ”ƒŽ‘•˜‡…‹‘•†‡Ž„ƒ””‹‘‡–‡ƒ•”‡Žƒ…‹‘ƒ†‘•…‘Žƒ˜‹˜‹‡-
da, especialmente en aquellos vinculados a problemas de hipotecas, aunque también
reciben a inquilinos de vivienda pública y privada que van a ser desahuciados. Las co-
‹•‹‘‡•†‡˜‹˜‹‡†ƒ…”‡…‹‡”‘”ž’‹†ƒ‡–‡Šƒ•–ƒƒŽ…ƒœƒ”ǡƒϐ‹ƒŽ‡•†‡Ž‡•†‡ƒ”œ‘
de 2013, un total de 38 grupos diseminados por los barrios y ciudades del área metro-
’‘Ž‹–ƒƒ†‡ƒ†”‹†ȋϐ‹…‹ƒ†‡‹˜‹‡†ƒǡʹͲͳ͵ȌǤƒ•ƒ•ƒ„Ž‡ƒ•…‘•–‹–—›‡‡Ž’—–‘†‡
apoyo del afectado en su barrio, donde acude recomendado por la PAH, por las redes
vecinales o por iniciativa propia para solicitar ayuda o asesoramiento. Los grupos de
–”ƒ„ƒŒ‘†‡˜‹˜‹‡†ƒ†‡Žƒ•ƒ•ƒ„Ž‡ƒ•Œ—‡‰ƒ—’ƒ’‡Žˆ—†ƒ‡–ƒŽ‡Žƒƒ”–‹…—Žƒ…‹×†‡
las luchas por la vivienda en Madrid. Junto con la PAH, son las encargadas de apoyar a
los afectados durante el proceso de paralización del desahucio, difundiendo las convo-
catorias entre los vecinos y redes sociales, presionando a las entidades responsables y
aportando el “músculo” activista.

ϔ‹…‹ƒ†‡‹˜‹‡†ƒǣƒϐ‹…‹ƒ†‡‹˜‹‡†ƒ‡•—…‘Ž‡…–‹˜‘ˆ‘”ƒ†‘’‘”Œ×˜‡‡•ƒ…-
–‹˜‹•–ƒ•“—‡–‹‡‡…‘‘‘„Œ‡–‹˜‘ƒ•‡•‘”ƒ”ƒ’‡”•‘ƒ•…‘’”‘„Ž‡ƒ•†‡˜‹˜‹‡†ƒ’ƒ”ƒ
ƒ›—†ƒ”Ž‡•ƒ‡…‘–”ƒ”—ƒ•‘Ž—…‹×Šƒ„‹–ƒ…‹‘ƒŽǤŽƒ…‹‹‡–‘†‡Žƒϐ‹…‹ƒ†‡‹˜‹‡†ƒ
•‡’”‘†—…‡†—”ƒ–‡Žƒ‡š’‡”‹‡…‹ƒ†‡ŽHotel Madrid, un hotel abandonado cerca de la
Puerta del Sol, okupado por activistas vinculados al movimiento 15M tras la manifesta-
ción global del 15 de octubre de 2011 y que fue convertido en centro social y espacio de
”‡•‹†‡…‹ƒ’”‘˜‹•‹‘ƒŽ’ƒ”ƒ’‡”•‘ƒ•…‘†‹ϐ‹…—Ž–ƒ†‡•†‡ƒ……‡•‘ƒŽƒ˜‹˜‹‡†ƒȋ„‡ŽŽž
et. al; 2012)10Ǥ‡•†‡‡Ž‹‹…‹‘ǡŽƒϐ‹…‹ƒ†‡‹˜‹‡†ƒƒ’‘•–×’‘”Žƒƒ—–‘‰‡•–‹×ǡŽƒƒ—–‘-
‘Àƒ›‡Žƒ•ƒ„Ž‡ƒ”‹•‘…‘‘ˆ‘”ƒ†‡‘”‰ƒ‹œƒ…‹×†‡Ž…‘Ž‡…–‹˜‘Ǥ—“—‡†‡ˆ‡†Àƒ
›…‘’ƒ”–ÀƒŽƒ•†‡ƒ†ƒ•†‡Žƒ ǡ—–‹Ž‹œ×—†‹•…—”•‘ž•…‡–”ƒ†‘‡Žƒ…”À–‹…ƒƒŽƒ

ϭϬ
Durante los meses siguientes a la okupación del Hotel Madrid se realizaron en los distritos del centro de la ciudad
‡†‹ƒ†‘…‡ƒ†‡‘—’ƒ…‹‘‡•†‡‡†‹ϐ‹…‹‘•˜ƒ…À‘•‡ƒ‘•†‡‡–‹†ƒ†‡•ϐ‹ƒ…‹‡”ƒ•›‰”ƒ†‡•’”‘’‹‡†ƒ†‡•Ǥƒ•‘—’ƒ-
…‹‘‡•ˆ—‡”‘”‡ƒŽ‹œƒ†ƒ•’‘”‰”—’‘•†‡ƒϐ‹‹†ƒ†•—”‰‹†‘•†‡Ž ‘–‡Žƒ†”‹†ǡ’‡”•‘ƒ•…‘‡…‡•‹†ƒ††‡˜‹˜‹‡†ƒ›‰”—’‘•
…‡”…ƒ‘•ƒŽƒϐ‹…‹ƒ†‡‹˜‹‡†ƒǤ–‘†ƒ•Žƒ•‘—’ƒ…‹‘‡•Žƒϐ‹…‹ƒ†‡‹˜‹‡†ƒŒ—‰×—’ƒ’‡Ž†‡–‡”‹ƒ–‡…‘‘
dinamizadora y asesora (Abellán et al.;2012).

262
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

especulación inmobiliaria y a la utilización de la vivienda como un bien de mercado, de-


fendiendo la okupación como solución para acceder al derecho a la vivienda y también
…‘‘—ƒŠ‡””ƒ‹‡–ƒ’‘ŽÀ–‹…ƒ’ƒ”ƒ˜‹•‹„‹Ž‹œƒ”Žƒ…‘–”ƒ†‹……‹×“—‡—…Šƒ•’‡”•‘ƒ•
‘’‘†Àƒƒ……‡†‡”ƒ—ƒ˜‹˜‹‡†ƒ‘‡”ƒ‡š’—Ž•ƒ†ƒ•†‡•—•…ƒ•ƒ‹‡–”ƒ•‹ŽŽ‘‡•†‡
…ƒ•ƒ•’‡”ƒ‡…Àƒ˜ƒ…Àƒ•‡ƒ‘•†‡„ƒ…‘•ǡ‹‘„‹Ž‹ƒ”‹ƒ•›‰”ƒ†‡•’”‘’‹‡†ƒ†‡•Ǥ
diferencia de la PAH, que estaba especializada en atender y asesorar a desahuciados con
Š‹’‘–‡…ƒ›˜‹˜‹‡†ƒ‡’”‘’‹‡†ƒ†ǡŽƒϐ‹…‹ƒ†‡‹˜‹‡†ƒ„—•…ƒ„ƒƒ„”‹”•‡ƒ—’‡”ϐ‹Žž•
ƒ’Ž‹‘†‡ƒˆ‡…–ƒ†‘•…‘‡…‡•‹†ƒ††‡˜‹˜‹‡†ƒǡ…‘‘’”‡…ƒ”‹‘•ǡ‹“—‹Ž‹‘•ǡŒ×˜‡‡•ǡ•‹
–‡…Š‘ǥ‡•–‘‡•ǡƒ…—ƒŽ“—‹‡”ƒ“—‡‡•–—˜‹‡”ƒ‡…‡•‹–ƒ†‘†‡˜‹˜‹‡†ƒǡ‹†‡’‡†‹‡–‡‡–‡
†‡–‡‡”—ƒŠ‹’‘–‡…ƒ‘‘–‡‡”ŽƒǤƒϐ‹…‹ƒ‡•–ƒ„Ž‡…‹×—ƒ‡•–”‡…Šƒ…‘Žƒ„‘”ƒ…‹×…‘
otros colectivos y plataforma de vivienda en Madrid, especialmente con las asambleas
de barrio, aunque también con la PAH.

ϔ‹…‹ƒ†‡—’ƒ…‹×ǣƒϐ‹…‹ƒ†‡—’ƒ…‹×‡•—…‘Ž‡…–‹˜‘†‡ƒ…–‹˜‹•–ƒ•“—‡–‹‡‡
…‘‘‘„Œ‡–‹˜‘ƒ•‡•‘”ƒ”›ƒ’‘›ƒ”†‡ˆ‘”ƒ‹†‹˜‹†—ƒŽ‹œƒ†ƒƒ’‡”•‘ƒ•‹–‡”‡•ƒ†ƒ•‡Žƒ
okupación†‡—ƒ˜‹˜‹‡†ƒǤ‹‡‡•—ϐ‹…‹ƒ‡…‡–”‘••‘…‹ƒŽ‡•okupados y autogestio-
nados, donde reciben a las personas interesadas. La ϔ‹…‹ƒ†‡—’ƒ…‹× mantiene una
”‡Žƒ…‹×‡•–”‡…Šƒ…‘Žƒϐ‹…‹ƒ†‡‹˜‹‡†ƒ›‡‡‘”‡†‹†ƒǡ…‘Žƒ•ƒ•ƒ„Ž‡ƒ•†‡
„ƒ””‹‘›•—•…‘‹•‹‘‡•†‡˜‹˜‹‡†ƒǤ•–‘••—‡Ž‡ƒ…—†‹”ƒŽƒ‘ϐ‹…‹ƒ’ƒ”ƒ’‡†‹”ƒ•‡•‘”Àƒ•
en materia de okupación para algún vecino o persona afectada y también para organizar
talleres temáticos con los que formar a vecinos y activistas.

Centros sociales autogestionadosǣ—“—‡›ƒ‡š‹•–Àƒ†‹ˆ‡”‡–‡•…‡–”‘••‘…‹ƒŽ‡•ƒ—-


togestionados previos al 15M, tras la acampada de Puerta de Sol muchas asambleas
populares okuparon o liberaron—‡˜‘•‡†‹ϐ‹…‹‘•’ƒ”ƒ…”‡ƒ”…‡–”‘••‘…‹ƒŽ‡•‡•—•”‡•-
’‡…–‹˜‘•„ƒ””‹‘•…‘‡Ž‘„Œ‡–‹˜‘†‡†‘–ƒ”ƒŽƒƒ•ƒ„Ž‡ƒ†‡—‡•’ƒ…‹‘’ƒ”ƒ”‡—‹”•‡›
organizarse. Muchos de los colectivos, comisiones y plataformas de vivienda realizan
•—•ƒ•ƒ„Ž‡ƒ•ǡ‡…—‡–”‘•ǡƒ…–‹˜‹†ƒ†‡•ǡ–ƒŽŽ‡”‡•›ƒ•‡•‘”Àƒ•‡ƒŽ‰—‘†‡Ž‘•†‹ˆ‡”‡–‡•
…‡–”‘••‘…‹ƒŽ‡•‡š‹•–‡–‡•‡‡Žž”‡ƒ†‡ƒ†”‹†…‘‘el Espacio Social Liberado Eko, o el
Centro Social Okupado Autogestionado La Moradaǡ‡Šƒ„‡”Àȋ‘ǡʹͲͳ͵Ǣƒ‘”ƒ†ƒǡ
2013).

Žƒ–ƒˆ‘”ƒ†‡ƒˆ‡…–ƒ†‘•’‘”Žƒ˜‹˜‹‡†ƒ’ï„Ž‹…ƒȋ Ȍ: La Plataforma de afec-


–ƒ†‘•’‘”Žƒ˜‹˜‹‡†ƒ’ï„Ž‹…ƒ–‹‡‡‡Ž‘„Œ‡–‹˜‘†‡Ž—…Šƒ”…‘–”ƒŽƒ•ƒ…–—ƒ…‹‘‡•†‡Žƒ
Empresa Municipal de la Vivienda de Madrid, organismo público dependiente del Ayun-
tamiento de Madrid y el Instituto de la Vivienda de Madrid, perteneciente al gobierno
regional. Denuncian que estos organismos públicos están desahuciando a familias con
„ƒŒ‘•”‡…—”•‘•’‘”“—‡‘’—‡†‡’ƒ‰ƒ”Ž‘•ƒŽ“—‹Ž‡”‡•†‡„‹†‘ƒ•—’”‡…ƒ”‹ƒ•‹–—ƒ…‹×
laboral y social mientras que al mismo tiempo tapian con placas de metal las viviendas
˜ƒ…Àƒ’ƒ”ƒ‡˜‹–ƒ”okupaciones.

Coordinadora Nacional de Ecuatorianos es España (CONADEE): CONADEE es una aso-


ciación de inmigrantes ecuatorianos centrada en apoyar y asesorar a los ciudadanos
ecuatorianos que residen en España. En 2008, CONADEE fue la primera entidad que empe-

263
ĆĈĔćĔćĊđđġē

œ×ƒƒ’‘›ƒ”ƒƒˆ‡…–ƒ†‘•ǡ‡‡•–‡…ƒ•‘‡…—ƒ–‘”‹ƒ‘•ǡ“—‡–‡Àƒ’”‘„Ž‡ƒ•’ƒ”ƒ’ƒ‰ƒ”•—Š‹-
’‘–‡…ƒǡ†‡—…‹ƒ†‘’ï„Ž‹…ƒ‡–‡Žƒƒ…–‹–—††‡Žƒ•‡–‹†ƒ†‡•ϐ‹ƒ…‹‡”ƒ•ƒ–‡Ž‘“—‡…‘-
•‹†‡”ƒ„ƒ“—‡Šƒ„Àƒ•‹†‘—ƒ‡•–ƒˆƒŽ‡‰ƒŽȋǡʹͲͳͳȌǤ’ƒ”–‹”†‡ʹͲͳͳ
…‘‡œ×ƒ–”ƒ„ƒŒƒ”‡•–”‡…Šƒ‡–‡…‘Žƒ ’ƒ”ƒƒ’‘›ƒ”ƒƒˆ‡…–ƒ†‘•Š‹’‘–‡…ƒ”‹‘•ǡ…‘ϐ‹-
gurándose como una de las plataformas más activas en Madrid en la lucha antidesahucios.

Žƒ–ƒˆ‘”ƒ†‡˜‹˜‹‡†ƒ†‡Ž‘•’—‡„Ž‘•†‡Ž—”ȋ Ȍ: La plataforma de vivienda


†‡Ž‘•’—‡„Ž‘•†‡Ž—”‡•—ƒ’Žƒ–ƒˆ‘”ƒ…‘’—‡•–ƒ’‘”…‘‹•‹‘‡•›‰”—’‘•†‡–”ƒ„ƒŒ‘
de vivienda de las diferentes asambleas populares de los pueblos y ciudades del sur del
área metropolitana de Madrid, una zona especialmente castigada por la crisis, con altos
niveles de desempleo y desahucios. A falta de una plataforma de afectados por la hipo-
teca en cada una de estas ciudades, la PLAVISUR actúa cubriendo las mismas funciones
y necesidades para los pueblos del sur que la PAH realiza para la ciudad de Madrid, solo
que con una estructura más difusa y heterogénea.

Asamblea de Vivienda de Madrid: La Asamblea de Vivienda Madrid constituye un es-


’ƒ…‹‘†‡‡…—‡–”‘†‡Ž‘•†‹ˆ‡”‡–‡•…‘Ž‡…–‹˜‘•›’Žƒ–ƒˆ‘”ƒ•“—‡–”ƒ„ƒŒƒ–‡ƒ•”‡Žƒ-
cionados con vivienda en el ámbito de la ciudad de Madrid. La Asamblea actúa como es-
’ƒ…‹‘†‡…‘ϐŽ—‡…‹ƒ›…‘‘”†‹ƒ…‹×’ƒ”ƒ’‘‡”‡ƒ”…Šƒƒ……‹‘‡•ǡ‡Žƒ„‘”ƒ”†‹•…—”•‘•
…‘Œ—–‘•›…‘•‡•—ƒ”’‘•–—”ƒ•‡–”‡Žƒ•†‹ˆ‡”‡–‡••‡•‹„‹Ž‹†ƒ†‡•“—‡Ž‘…‘’‘‡Ǥ
Ž‹‰—ƒŽ“—‡Žƒϐ‹…‹ƒ†‡˜‹˜‹‡†ƒǡ–”ƒ–ƒ†‡ŽŽ‡˜ƒ”•—†‹•…—”•‘ž•ƒŽŽž†‡Ž’”‘„Ž‡ƒ†‡
Ž‘•ƒˆ‡…–ƒ†‘•’‘”ŽƒŠ‹’‘–‡…ƒ›„—•…ƒƒ‰”—’ƒ”ƒ—’‡”ϐ‹Žž•ƒ’Ž‹‘Ǥ‡–”ƒ•—†‹•…—”•‘
‡‡Ž†‡”‡…Š‘ƒŽƒ˜‹˜‹‡†ƒ›ƒ’—‡•–ƒ†‡ˆ‘”ƒ‡š’ŽÀ…‹–ƒ’‘”Žƒ‘—’ƒ…‹×…‘‘‡•–”ƒ–‡-
‰‹ƒ’‘ŽÀ–‹…ƒ›…‘‘Š‡””ƒ‹‡–ƒ†‡ƒ……‡•‘ƒŽƒ˜‹˜‹‡†ƒǤ‘•’”‹…‹’ƒŽ‡•‰”—’‘•“—‡’ƒ”-
–‹…‹’ƒ•‘‡•’‡…‹ƒŽ‡–‡Ž‘•Œ×˜‡‡•ƒ…–‹˜‹•–ƒ•’”‘˜‡‹‡–‡•†‡Žƒϐ‹…‹ƒ†‡‹˜‹‡†ƒ
›ƒ…–‹˜‹•–ƒ•†‡Ž‘•‰”—’‘•†‡˜‹˜‹‡†ƒ†‡Žƒ•ƒ•ƒ„Ž‡ƒ•†‡„ƒ””‹‘Ǥƒ ›Žƒϐ‹…‹ƒ†‡
Okupación colaboran pero de una forma menos activa.

En este apartado se han descrito los diferentes colectivos, asambleas y plataformas


que forman parte de las luchas contra los desahucios y por el derecho a la vivienda en
ƒ†”‹†Ǥ‡‹‡†‘‡…—‡–ƒ•—‰”ƒ†‘†‡‹•–‹–—…‹‘ƒŽ‹œƒ…‹×ǡ•—•‘„Œ‡–‹˜‘•ǡ›‡Ž’‡”ϐ‹Ž
de sus activistas, se puede establecer una diferenciación entre aquellos que apuestan
’‘”—ƒ˜Àƒž•Ž‡‰ƒŽ‹•–ƒ›—ƒ‘”‰ƒ‹œƒ…‹×ž•˜‡”–‹…ƒŽǡ…‘‘‡•‡Ž…ƒ•‘†‡Žƒ ǡ
›‡–”‡‘–”ƒ•“—‡„—•…ƒ—ƒ˜Àƒž•ƒ•ƒ„Ž‡ƒ”‹ƒ›ƒ—–א‘ƒǡ…‘‘‡•‡Ž…ƒ•‘†‡Žƒ
•ƒ„Ž‡ƒ†‡‹˜‹‡†ƒ†‡ƒ†”‹†›ϐ‹…‹ƒ†‡‹˜‹‡†ƒǤ‡†‹‘…ƒ‹‘‡–”‡Ž‘•†‘•
’‘Ž‘••‡‡…‘–”ƒ”ÀƒŽƒ•ƒ•ƒ„Ž‡ƒ•†‡„ƒ””‹‘ǡ“—‡•‡‘”‰ƒ‹œƒ†‡ˆ‘”ƒƒ•ƒ„Ž‡ƒ”‹ƒǡ
’‡”‘“—‡ƒ’‘•–ƒ”Àƒ’‘”Žƒ‡•–”ƒ–‡‰‹ƒ†‡ŽƒŽ—…Šƒ‹•–‹–—…‹‘ƒŽ11Ǥ‘‘„•–ƒ–‡ǡ‡Ž…‘Œ—–‘
†‡…‘Ž‡…–‹˜‘•†‡˜‹˜‹‡†ƒ…‘ˆ‘”ƒ—ƒ‡š–‡•ƒ”‡†ƒ—–‘‘”‰ƒ‹œƒ†ƒ…‘’”‡•‡…‹ƒ‡

ϭϭ
•ƒ•†‹ˆ‡”‡…‹ƒ•’‘ŽÀ–‹…ƒ•‡–”‡Ž‘•†‹ˆ‡”‡–‡•…‘Ž‡…–‹˜‘••‡Šƒ…‡‡•’‡…‹ƒŽ‡–‡˜‹•‹„Ž‡•…—ƒ†‘•‡†‡„ƒ–‡
ƒ•’‡…–‘•…‘‘Žƒ’”‘’‹‡†ƒ†’”‹˜ƒ†ƒ†‡Žƒ˜‹˜‹‡†ƒ‘Žƒ‡•–”ƒ–‡‰‹ƒ’‘ŽÀ–‹…ƒƒ•‡‰—‹”†‡Ž‘˜‹‹‡–‘Ǥ‡Ž…ƒ•‘†‡Žƒ
‡•–”ƒ–‡‰‹ƒǡŽ‘•‰”—’‘•‡–‘”‘ƒŽƒ ƒ’—‡•–ƒ’‘”ž•—ƒŽ—…Šƒ‹•–‹–—…‹‘ƒŽ’ƒ”ƒ‹–‡–ƒ”‘†‹ϐ‹…ƒ”‡Žƒ”…‘
legal mientras que los grupos cercanos a la Asamblea de Vivienda de Madrid abogan por una estrategia basada en la
†‡•‘„‡†‹‡…‹ƒ…‹˜‹Ž›Žƒ‘—’ƒ…‹×†‡˜‹˜‹‡†ƒ•˜ƒ…Àƒ•Ǥ

264
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

’”ž…–‹…ƒ‡–‡Žƒ–‘–ƒŽ‹†ƒ††‡Ž–‡””‹–‘”‹‘†‡Žž”‡ƒ‡–”‘’‘Ž‹–ƒƒǤƒƒ›‘”Àƒ†‡Ž‘•ƒ…-
–‘”‡•†‡Žƒ”‡†ƒ–‹‡‡”‡Žƒ…‹‘‡•ϐŽ—‹†ƒ•…‘‡Ž”‡•–‘†‡‰”—’‘•ǡ’”‘†—…‹±†‘•‡—ƒ
colaboración estrecha entre muchos de ellos para la realización y difusión de acciones,
talleres, encuentros o manifestaciones.

hăƒ‘‘®ÌÄ‘ʽ›‘ã®òƒÃç½ã®›Ý‘ƒ½ƒÙ

La acción colectiva de los movimientos sociales suele estar atravesada por múltiples
territorialidades y escalas (la ciudad, el Estado, el plano internacional...) que los convierten
‡ˆ‡×‡‘•…‘’Ž‡Œ‘•›Š‡–‡”‘‰±‡‘•Ǥ‘…ƒ†ƒ˜‡œƒ›‘”ˆ”‡…—‡…‹ƒǡŽ‘•‘˜‹‹‡–‘•
articulan sus demandas y desarrollan su acción colectiva en distintos niveles con tal de
’‘†‡”‹ϐŽ—‹”’‘ŽÀ–‹…ƒ‡–‡›…‘•‡‰—‹”•—•‘„Œ‡–‹˜‘•ȋ‡“—‡”ƒ› ƒ‘•…ŠƒǡʹͲͳʹȌǤ•–ƒ•
‹–‡”ƒ……‹‘‡•‡–”‡Žƒ•†‹ˆ‡”‡–‡•‡•…ƒŽƒ••‡’—‡†‡‡š’Ž‹…ƒ”ƒ–”ƒ˜±•†‡Ž…‘…‡’–‘†‡Dz’‘ŽÀ-
ticas de escala” ȋ‡Žƒ‡››‡‹–‡”ǡͳͻͻ͹Ǣ‘šǡͳͻͻͺǢ ‘‡•ǡʹͲͳͲǢ”‡‡”ǡʹͲͲͲǡŠ‡’’ƒ”†
y McMaster 2003)Ǥƒ•Ž—…Šƒ•’‘”Žƒ˜‹˜‹‡†ƒ‡ƒ†”‹†’”‡•‡–ƒ”ƒ•‰‘•›…ƒ”ƒ…–‡”À•–‹…ƒ•
…‘’Ž‡Œƒ•ǡ…‘—ƒ”‡†Š‡–‡”‘‰±‡ƒ†‡ƒ…–‘”‡•ǡ†‹ˆ‡”‡–‡•–‹’‘•†‡ƒ……‹‘‡•›†‹•–‹–‘•‹-
˜‡Ž‡•†‡ƒ…–—ƒ…‹×’‘ŽÀ–‹…ƒǤ—•ƒ……‹‘‡••‡‡ƒ”…ƒ†‡–”‘†‡Ž‡•’ƒ…‹‘†‡Ž„ƒ””‹‘›†‡
la ciudad pero también a nivel nacional e incluso supranacional. Organizan su estrategia
’‘ŽÀ–‹…ƒ›†‹”‹‰‡•—•†‡ƒ†ƒ•Šƒ…‹ƒ‹•–‹–—…‹‘‡•Ž‘…ƒŽ‡•ǡ”‡‰‹‘ƒŽ‡•ǡ‡•–ƒ–ƒŽ‡•›•—’”ƒ-
nacionales, constituyendo de esta forma un espacio multiescalar de luchas por la vivienda.
ƒ”ƒ‡š’Ž‹…ƒ”›‡–‡†‡”Žƒƒ……‹×…‘Ž‡…–‹˜ƒ†‡Ž‘˜‹‹‡–‘ǡ”‡•—Ž–ƒ‡…‡•ƒ”‹‘”‡ƒŽ‹œƒ”—
ƒžŽ‹•‹•ƒ–”ƒ˜±•†‡•—•Dz’‘ŽÀ–‹…ƒ•†‡‡•…ƒŽƒdzǡ‡•–‘‡•ǡ†‡Ž‘•†‹ˆ‡”‡–‡•‹˜‡Ž‡•›‡•…ƒŽƒ•†‡ƒ…-
–—ƒ…‹×’‘ŽÀ–‹…ƒ“—‡†‡•ƒ””‘ŽŽƒ‡Ž‘˜‹‹‡–‘ǤŽƒ•’ž‰‹ƒ••‹‰—‹‡–‡••‡˜ƒƒ†‡•ƒ””‘ŽŽƒ”
una descripción de la acción colectiva del movimiento por la vivienda de Madrid a partir de
su actuación en las escalas del barrio, ciudad, estatal y supraestatal.

ĂͿƐĐĂůĂďĂƌƌŝĂů

El primero de los espacios de lucha por la vivienda es a nivel de barrio. En este ám-
bito desarrollan su actividad principalmente las asambleas populares y sus comisiones
de vivienda de los barrios y ciudades de la ciudad metropolitana de Madrid, aunque
•—‡Ž‡…‘–ƒ”…‘Žƒ…‘Žƒ„‘”ƒ…‹×†‡Žƒ ǡ†‡Žƒϐ‹…‹ƒ†‡‹˜‹‡†ƒ›†‡Ž”‡•–‘†‡…‘-
lectivos de la red. Son varias las acciones que se desarrollan en el barrio:

Stopdesahucio: El stopdesahucio es una acción que busca la paralización y aplaza-


‹‡–‘†‡Žƒ‡Œ‡…—…‹×Š‹’‘–‡…ƒ”‹ƒ‡‡Ž‘‡–‘†‡ŽŽƒœƒ‹‡–‘ǡ‡•–‘‡•ǡ…—ƒ†‘‡Ž
•‡…”‡–ƒ”‹‘Œ—†‹…‹ƒŽƒ…—†‡’”‡•‡…‹ƒŽ‡–‡ƒŽƒ˜‹˜‹‡†ƒ†‡Žƒˆ‡…–ƒ†‘’ƒ”ƒ†‹…–ƒ”Žƒ‘”†‡

265
ĆĈĔćĔćĊđđġē

de embargo. En ese momento, los vecinos y activistas se colocan delante de la vivienda


‡‹’‹†‡‡Žƒ……‡•‘†‡Ž•‡…”‡–ƒ”‹‘›Žƒ’‘Ž‹…Àƒ“—‡Ž‡ƒ…‘’ƒÓƒǤƒƒ……‹×†‡Žstopdes-
ahucio implica un acto de desobediencia civil ya que conlleva impedir por medio de la
…‘ƒ……‹×Žƒƒ’Ž‹…ƒ…‹×†‡—ƒ‘”†‡Œ—†‹…‹ƒŽȋʹͲ‹—–‘•ǡʹͲͳ͵„ȌǤ

Acción vecinal: A parte de las relacionadas con el procedimiento de desahucio, los


activistas de la asamblea realizan otras acciones y actividades relacionadas con el tema
†‡˜‹˜‹‡†ƒǡ…‘‘•‘Œ‘”ƒ†ƒ•›–ƒŽŽ‡”‡•†‡†‹ˆ—•‹×›…‘…‹‡…‹ƒ…‹×ȋ‹—†ƒ†‹‡ƒŽ
TomalosBarrios, 2013), manifestaciones para visibilizar la problemática de la vivienda
ȋ ‘””‡†‘” ‡ƒ”‡•ǡʹͲͳ͵Ȍ‘’—–‘•†‡‹ˆ‘”ƒ…‹×’ƒ”ƒ”‡…‘‰‡”ϐ‹”ƒ•›†ƒ”‹ˆ‘”-
mación sobre vivienda y desahucios (Carabanchel Tomalosbarrios, 2013).

Okupaciones: Aunque no es una práctica generalizada entre los grupo de vivienda,


algunas asambleas de barrio han empezado a apostar por la okupación de vivienda
˜ƒ…Àƒ‡ƒ‘•†‡‡–‹†ƒ†‡•ϐ‹ƒ…‹‡”ƒ•…‘‘•‘Ž—…‹×Šƒ„‹–ƒ…‹‘ƒŽ’ƒ”ƒ˜‡…‹‘•“—‡
Šƒ•‹†‘†‡•ƒŠ—…‹ƒ†‘•›Ȁ‘…‘’”‘„Ž‡ƒ•†‡ƒ……‡•‘ƒŽƒ˜‹˜‹‡†ƒǤ‘•†‘•…ƒ•‘•ž•
•‹„׎‹…‘••‘‡Ž‡†‹ϐ‹…‹‘SEC 36 (Sebastián El Cano 36), okupado por las asambleas de
ƒ˜ƒ’‹±•›†‡”‰ƒœ—‡Žƒ‡Œ—‹‘†‡ʹͲͳʹ‡‡Žƒ”…‘†‡Žƒ…ƒ’ƒÓƒ……—’›ƒ‹ƒ
›‡Ž‡†‹ϐ‹…‹‘La Charca, okupado en marzo de 2013 por la asamblea de Carabanchel, un
barrio popular situado la periferia suroeste de Madrid.

ďͿƐĐĂůĂŵĞƚƌŽƉŽůŝƚĂŶĂ

La segunda escala de actuación del movimiento es el ámbito de la ciudad metropo-


Ž‹–ƒƒǤ‡•–‡•‡‰—†‘‹˜‡ŽŽƒ•ƒ……‹‘‡•‡•–žž•…‡–”ƒ†ƒ•‡Žƒ’”‡•‹×’‘ŽÀ–‹…ƒ‡
Ž‘•‡•’ƒ…‹‘•†‡†‡…‹•‹×†‡Žƒ•‹•–‹–—…‹‘‡•ϐ‹ƒ…‹‡”ƒ•›’‘ŽÀ–‹…ƒ•›‡Žƒ„ï•“—‡†ƒ†‡
una visibilización del movimiento ante la opinión pública. La PAH Madrid y la Asamblea
de Vivienda de Madrid son los colectivos que tienen más presencia en esta esfera. Varias
son las acciones que el movimiento lleva a cabo.

Ocupación de centros de decisión: Los diferentes grupos de afectados de la PAH y ac-


tivistas de las asambleas de barrio realizan ocupaciones en el interior o acampadas en
‡Ž‡š–‡”‹‘”‡Žƒ••‡†‡•’”‹…‹’ƒŽ‡•†‡‡–‹†ƒ†‡•’ƒ”ƒ”‡…Žƒƒ”Žƒ’ƒ”ƒŽ‹œƒ…‹×†‡Ž‘•
desahucios, las condonaciones de las deudas hipotecarias y la concesión de alquileres
•‘…‹ƒŽ‡•Ǥ—•‡š‹‰‡…‹ƒ••‘ƒ‹˜‡Ž‹†‹˜‹†—ƒŽǡ•‘„”‡‡‰‘…‹ƒ…‹×†‡…ƒ•‘•†‡‰”—’‘•†‡
ƒˆ‡…–ƒ†‘•“—‡ƒ–‹‡‡†‡—†ƒ•…‘‡•ƒ‡–‹†ƒ†’‡”‘–ƒ„‹±ƒ‹˜‡Ž’‘ŽÀ–‹…‘ǡ”‡‹˜‹-
dicando la paralización completa de los desahucios que tiene en marcha esa entidad y
‡š‹‰‹‡†‘‡Ž†‡”‡…Š‘—‹˜‡”•ƒŽƒŽƒ˜‹˜‹‡†ƒǤ‘•ƒ…–‹˜‹•–ƒ•‘…—’ƒŽƒ•‡†‡…‡–”ƒŽ†‡Ž
banco o institución pública o acampan ante la puerta durante unas horas y piden que
los directivos accedan a negociar la situación de algún afectado en particular a la vez
“—‡‡š‹‰‡Žƒ’ƒ”ƒŽ‹œƒ…‹×†‡–‘†‘•Ž‘•†‡•ƒŠ—…‹‘•“—‡‡•–žŽŽ‡˜ƒ†‘ƒ…ƒ„‘Žƒ‡–‹†ƒ†Ǥ

266
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

Campañas: Los diferentes colectivos de vivienda en Madrid ponen en marcha de for-


ƒ…‘Œ—–ƒ…ƒ’ƒÓƒ••‘„”‡†‹ˆ‡”‡–‡•–‡ž–‹…ƒ•”‡Žƒ…‹‘ƒ†ƒ•…‘Žƒ˜‹˜‹‡†ƒ’ƒ”ƒ‹-
–‡–ƒ”‹…‹†‹”‡Žƒ‘’‹‹×’ï„Ž‹…ƒ›’”‡•‹‘ƒ”ƒŽƒ•‹•–‹–—…‹‘‡•’‘ŽÀ–‹…ƒ•›ϐ‹ƒ…‹‡”ƒ•Ǥ
‘”—Žƒ†‘•‡‡…—‡–”ƒŽƒ•…ƒ’ƒÓƒ•“—‡–‹‡‡…‘‘‘„Œ‡–‹˜‘†‡—…‹ƒ”Žƒƒ…–‹–—†
†‡Žƒ•‹•–‹–—…‹‘‡•ϐ‹ƒ…‹‡”ƒ•ƒ–‡Ž‘•†‡•ƒŠ—…‹‘•Ǥ‘”‘–”‘Žƒ†‘ǡ•‡”‡ƒŽ‹œƒ…ƒ’ƒÓƒ•
›Œ‘”ƒ†ƒ•’ƒ”ƒŽƒ…‘…‹‡…‹ƒ…‹×›†‹ˆ—•‹×•‘„”‡Žƒ•Ž—…Šƒ•’‘”Žƒ˜‹˜‹‡†ƒ“—‡•‡‡•–ž
desarrollando en Madrid.

ĐͿƐĐĂůĂĞƐƚĂƚĂů

La tercera escala de actuación del movimiento por la vivienda es el ámbito estatal.


En él buscan las alianzas con otros actores y con las plataformas de otras ciudades para
†‡•ƒ””‘ŽŽƒ”—ƒ‡•–”ƒ–‡‰‹ƒ’‘ŽÀ–‹…ƒ“—‡Ž‡•’‡”‹–ƒƒ‰Ž—–‹ƒ”ˆ—‡”œƒ•’ƒ”ƒ…‘•‡‰—‹”•—•
‘„Œ‡–‹˜‘•›‘†‹ϐ‹…ƒ”‡Žƒ”…‘Ž‡‰ƒŽǤƒƒ…–—ƒ…‹×†‡Ž‘˜‹‹‡–‘‡‡•–ƒ‡•…ƒŽƒ•‡˜‹•‹-
biliza principalmente en la campaña para la aprobación de la ILP contra los desahucios
impulsada por las diferentes PAH del Estado (15MPedia, 2013a).

Campaña ILP: La ILP antidesahucios es una iniciativa legislativa ciudadana puesta en


marcha en marzo de 2011 por la PAH y diferentes organizaciones sociales y sindicales
que buscaba la tramitación y aprobación en el Congreso de los Diputados de una pro-
’—‡•–ƒŽ‡‰‹•Žƒ–‹˜ƒ“—‡‘†‹ϐ‹…ƒ”ƒŽƒŽ‡›Š‹’‘–‡…ƒ”‹ƒ‡•’ƒÓ‘ŽƒǤ12 Tras diferentes trámites
administrativos, en abril de 2012 la Junta Electoral Central autorizó que la iniciativa pu-
diera comenzar con el procedimiento para su aprobación, concediéndole nueve meses
’ƒ”ƒ”‡…‘‰‡”Žƒ•ϐ‹”ƒ•‡…‡•ƒ”‹ƒ•’ƒ”ƒ•‘Ž‹…‹–ƒ”Žƒ–”ƒ‹–ƒ…‹×’ƒ”Žƒ‡–ƒ”‹ƒǤ’ƒ”–‹”
de ese momento, diferentes colectivos y organizaciones de toda España, entre los que se
encontraba el grupo promotor de la iniciativa, asambleas de barrio de varias ciudades
y federaciones vecinales, iniciaron una campaña a nivel nacional para organizar la re-
…‘‰‹†ƒ†‡ϐ‹”ƒ•›’”‡•‹‘ƒ”ƒŽ‘•’ƒ”Žƒ‡–ƒ”‹‘•’ƒ”ƒŽ‘‰”ƒ”•—–”ƒ‹–ƒ…‹×›ƒ’”‘„ƒ-
ción13Ǥ‡Ž…ƒ•‘†‡ƒ†”‹†ǡŽƒƒ›‘”Àƒ†‡’Žƒ–ƒˆ‘”ƒ•›‰”—’‘•†‡˜‹˜‹‡†ƒƒ’‘›ƒ”‘
y colaboraron en la campaña, conformando una importante red de apoyo a la iniciativa.

ϭϮ
La iniciativa legislativa popular es un mecanismo de participación ciudadana incorporado en la Constitución Es-
’ƒÓ‘Žƒ“—‡‘–‘”‰ƒŽƒ’‘•‹„‹Ž‹†ƒ†ƒŽƒ…‹—†ƒ†ƒÀƒ†‡’”‘’‘‡”†‹”‡…–ƒ‡–‡ƒŽ‘‰”‡•‘†‡Ž‘•‹’—–ƒ†‘•Žƒ–”ƒ‹–ƒ…‹×
de una propuesta de ley. Para poder iniciar el trámite para su aprobación en el parlamento es necesario obtener un
À‹‘†‡ͷͲͲǤͲͲͲϐ‹”ƒ•‡—’Žƒœ‘‘•—’‡”‹‘”ƒ—‡˜‡‡•‡•Ǥƒ˜‡œ”‡…‘‰‹†ƒŽƒ•ϐ‹”ƒ•ǡŽƒ‡•ƒ†‡Ž‘‰”‡•‘
–‹‡‡Žƒ’‘–‡•–ƒ†’ƒ”ƒƒ†‹–‹”‘‘ƒ–”ž‹–‡Žƒ‹‹…‹ƒ–‹˜ƒǤ‹ϐ‹ƒŽ‡–‡‡•ƒ…‡’–ƒ†ƒ’‘”Žƒ‡•ƒǡŽƒ‹‹…‹ƒ–‹˜ƒ†‡„‡”ž
‘„–‡‡”‡Ž˜‘–‘ƒϐ‹”ƒ–‹˜‘†‡Žƒƒ›‘”Àƒ†‡Ž‘•†‹’—–ƒ†‘•’ƒ”ƒ•‡”ƒ’”‘„ƒ†ƒǤ
ϭϯ
ƒŒ‘‡ŽŽ‡ƒ†‡Dz ƒ›˜‹†ƒ•‡Œ—‡‰‘Ǥ •‡’—‡†‡’‡”‘“—‹‡”‡dzǡŽ‘•ƒ…–‹˜‹•–ƒ•’”‡•‹‘ƒ„ƒƒŽ‘•’ƒ”Žƒ‡-
tarios a través de la técnica del “Escrache”, una acción importada de Argentina utilizada durante los años noventa por
ƒ…–‹˜‹•–ƒ•“—‡„—•…ƒ„ƒ†‡—…‹ƒ”›˜‹•‹„‹Ž‹œƒ”‡Žƒ…ƒŽŽ‡ƒ’‡”•‘ƒ•“—‡Šƒ„Àƒ’ƒ”–‹…‹’ƒ†‘‡Žƒ”‡’”‡•‹×›†‡•ƒ’ƒ-
”‹…‹×†‡ƒ…–‹˜‹•–ƒ•’‘ŽÀ–‹…‘•†—”ƒ–‡Žƒ†‹…–ƒ†—”ƒ†‡Ž…‘”‘‡Ž‹†‡ŽƒȋŽƒÀ•ǡʹͲͳ͵†ȌǤƒ”–‹‡†‘†‡‡•–ƒ‹†‡ƒ†‡’”‡•‹×
colectiva en el espacio público, los activistas en España buscaban acosar al parlamentario en sus lugares habituales
…‘‡Ž‘„Œ‡–‹˜‘†‡‹ϐŽ—‹”Ž‡ƒŽƒŠ‘”ƒ†‡Žƒ˜‘–ƒ…‹×†‡Žƒ ȋŽƒÀ•ǡʹͲͳ͵‡ȌǤ

267
ĆĈĔćĔćĊđđġē

ĚͿƐĐĂůĂƐƵƉƌĂĞƐƚĂƚĂů

Algunas de las acciones del movimiento han ido dirigidas hacia instancias suprana-
cionales o más allá de la escala nacional. Es el caso del recurso que planteó un afectado
por la hipoteca de Barcelona ante el Tribunal Europeo de Justicia de Estrasburgo por
…‘•‹†‡”ƒ”“—‡Žƒ‡–‹†ƒ†ϐ‹ƒ…‹‡”ƒŠƒ„Àƒ˜—Ž‡”ƒ†‘•—•†‡”‡…Š‘•…‘‘…‘•—‹†‘”
al imponerle una cláusula abusiva sin su conocimiento. El tribunal falló a su favor, ar-
gumentando que la legislación hipotecaria española vulneraba la normativa europea
†‡’”‘–‡……‹×†‡Ž‘•…‘•—‹†‘”‡•›‘”†‡×ƒŽ
‘„‹‡”‘‡•’ƒÓ‘Žƒ‘†‹ϐ‹…ƒ”ŽƒŽ‡‰‹•Žƒ-
ción para adaptarla al marco europeo (El Mundo, 2013a). Por otro lado, el Gobierno de
…—ƒ†‘”ǡƒ’‡–‹…‹×†‡ǡŠƒ†‡…‹†‹†‘“—‡•—’ƒÀ•‘˜ƒƒƒ’Ž‹…ƒ”Žƒ‘”ƒ–‹˜ƒ
hipotecaria española a aquellos ciudadanos ecuatorianos que, tras seguir con deudas
hipotecarias tras haber devuelto la vivienda, decidieran volvieran a Ecuador, al conside-
”ƒ”“—‡‡•–‘•Šƒ„Àƒ‡•–ƒ†‘•‘‡–‹†‘•ƒ…Žž—•—Žƒ•ƒ„—•‹˜ƒ•ǤȋŽƒÀ•ǡʹͲͳ͵ˆǢŽ—†‘ǡ
2013b, Observatorio Inmobiliario, 2013).

268
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

Figura N° 1
Esquema movimiento por la vivienda de Madrid. Actores, escalas y objetivos.

—‡–‡ǣŽƒ„‘”ƒ…‹×’”‘’‹ƒƒ’ƒ”–‹”†‡Ž–”ƒ„ƒŒ‘‡’À”‹…‘”‡ƒŽ‹œƒ†‘Ǥ

ƒ ‹‰—”ƒιͳ‡š’”‡•ƒ†‡ˆ‘”ƒ‰”žϐ‹…ƒŽƒ”‡††‡Ž—…Šƒ’‘”Žƒ˜‹˜‹‡†ƒ‡ƒ†”‹†Ǥ
ella se aprecian las diferentes plataformas, colectivos y grupos en función de su actua-
…‹×‡Žƒ•†‹•–‹–ƒ•‡•…ƒŽƒ•–‡””‹–‘”‹ƒŽ‡•›†‡•—‡•–”ƒ–‡‰‹ƒ’‘ŽÀ–‹…ƒǡƒ•À…‘‘Žƒ•”‡Žƒ…‹‘-
‡•‡–”‡…ƒ†ƒ—‘†‡‡ŽŽ‘•ǤƒŽÀ‡ƒ‡‰”ƒ‰”—‡•ƒ—‡ƒŽ‘•ƒ…–‘”‡•…‡–”ƒŽ‡•†‡Ž‘˜‹-
‹‡–‘•‹‡–”ƒ•“—‡Žƒ•ŽÀ‡ƒ•ϐ‹ƒ•—‡ƒŽ‘•ƒ…–‘‡••‡…—†ƒ”‹‘•…‘Ž‘•…‡–”ƒŽ‡•Ǥ
‡Žƒ‹•ƒƒ‡”ƒǡ•‡ƒ’”‡…‹ƒ‡š‹•–‡…‹ƒ†‡–”‡••—„‰”—’‘•†‡Žƒ”‡†Ǥ‘”—Žƒ†‘ǡŽƒ•
plataformas entorno a la PAH, con una tonalidad más tenue, las asambleas populares,
provenientes del movimiento 15M, con una tonalidad más marcada y los grupos y colec-
tivos de naturaleza autónoma y libertaria, con un color oscuro

269
ĆĈĔćĔćĊđđġē

ÊÄÝ®—›Ùƒ‘®ÊěÝ¥®Äƒ½›Ý

ŽƒžŽ‹•‹•†‡•ƒ””‘ŽŽƒ†‘‡‡Žƒ”–À…—Ž‘‘•’‡”‹–‡•—‰‡”‹”—ƒ’”‹‡”ƒƒ’”‘š‹ƒ…‹×
al movimiento. En este sentido, a pesar de su diversidad, las luchas por la vivienda en
Madrid se caracterizan principalmente por ser un movimiento centrado en la paraliza-
ción de los desahucios de vivienda habitual, tanto de hipotecados como de inquilinos de
vivienda pública y privada. Y como se ha podido apreciar en los anteriores apartados,
’ƒ”ƒŽƒ…‘•‡…—…‹×†‡‡•–‘•‘„Œ‡–‹˜‘•’‘‡‡ƒ”…Šƒ–‘†‘—”‡’‡”–‘”‹‘†‡‡•–”ƒ–‡-
‰‹ƒ•†‡Ž—…ŠƒǤ‡•–‡•‡–‹†‘‘‡•—‘˜‹‹‡–‘“—‡”‡‹˜‹†‹“—‡‡š’ŽÀ…‹–ƒ‡–‡Žƒ
ƒ…‹‘ƒŽ‹œƒ…‹×†‡Žƒ˜‹˜‹‡†ƒ˜ƒ…Àƒ‹“—‡’‘‰ƒ‡ƒ”…Šƒ†‡ˆ‘”ƒ”‡‰—Žƒ”‘—’ƒ-
ciones públicas de vivienda. A pesar de que varios de los colectivos que integran la red
apuestan claramente por la ocupación y se hayan realizado okupaciones de inmunebles
˜ƒ…À‘•ǡ‘‡•—ƒ’”ž…–‹…ƒ•‹‰‹ϐ‹…ƒ–‹˜ƒ“—‡†‡ϐ‹ƒƒŽ‘˜‹‹‡–‘Ǥƒ’‘…‘‡•—‘˜‹-
‹‡–‘“—‡”‡‹˜‹†‹“—‡Žƒ…‘•–”—……‹×†‡ž•˜‹˜‹‡†ƒ’ï„Ž‹…ƒ›‡Œ‘”ƒ†‡˜‹˜‹‡†ƒ•
’”‡…ƒ”‹ƒ•ǡ…‘‘’‘”‡Œ‡’Ž‘ˆ—‡”‘Ž‘•‘˜‹‹‡–‘•˜‡…‹ƒŽ‡•’‘”Žƒ˜‹˜‹‡†ƒ‡•’ƒ-
ña en la década de 1970 o las luchas en algunas ciudades latinoamericanas durante los
90 y los 2000.

ƒ•Ž—…Šƒ•’‘”Žƒ˜‹˜‹‡†ƒ–ƒ„‹±•‡…ƒ”ƒ…–‡”‹œƒ’‘”…‘ˆ‘”ƒ”—ƒ…‘’Ž‡Œƒ›
Š‡–‡”‘‰±‡ƒ”‡†‡š–‡†‹†ƒ’‘”–‘†‘‡Ž–‡””‹–‘”‹‘†‡Žž”‡ƒ‡–”‘’‘Ž‹–ƒƒ†‡ƒ†”‹†Ǥƒ
”‡†‹–‡‰”ƒ†ƒ’‘”†‹˜‡”•‘•‰”—’‘•†‡’”‘…‡†‡…‹ƒ•›–”ƒ†‹…‹‘‡•’‘ŽÀ–‹…ƒ•†‹•–‹–ƒ•“—‡
…‘ϐŽ—›‡‡‹–‡”ƒ…–‡–”‡•ÀǤ‡•–‡•‡–‹†‘‡•‡…‡•ƒ”‹‘•‡ÓƒŽƒ”“—‡Žƒ•Ž—…Šƒ•’‘”
la vivienda en Madrid no constituye una suerte de “movimiento de vivienda del 15M”.
ƒ…‘’Ž‡Œ‹†ƒ††‡Ž‘˜‹‹‡–‘›Žƒ†‹˜‡”•‹†ƒ††‡•—•‹–‡‰”ƒ–‡•‹’‹†‡‡…ƒŒƒ”Ž‘†‡-
tro de una estructura previa determinada. A pesar de que las asambleas populares naci-
†ƒ•–”ƒ•‡ŽͳͷŒ—‡‰ƒ—’ƒ’‡Ž‹’‘”–ƒ–‡ǡ‡Ž‘˜‹‹‡–‘Šƒ…”‡ƒ†‘—…—‡”’‘’”‘’‹‘
a través de la interacción de los grupos y la evolución de los acontecimientos. Otra de las
…ƒ”ƒ…–‡”À•–‹…ƒ•†‡ϐ‹‹–‘”‹ƒ•†‡Ž‘˜‹‹‡–‘‡••—ƒ…–—ƒ…‹×ƒ†‹ˆ‡”‡–‡•‡•…ƒŽƒ•ǡ†‡•†‡
el nivel de barrio pasando por el espacio de la ciudad y el ámbito estatal. La naturaleza
†‡•—Ž—…ŠƒŽ‡ŠƒŽŽ‡˜ƒ†‘ƒ–‡‡”“—‡ƒ…–—ƒ”‡‡•‘•…—ƒ–”‘‹˜‡Ž‡•†‡Ž—…Šƒ’‘ŽÀ–‹…ƒǤ
‡•–‡•‡–‹†‘‡••‹‰‹ϐ‹…ƒ–‹˜ƒŽƒ‹’‘”–ƒ…‹ƒ“—‡–‹‡‡Žƒ‡•…ƒŽƒ„ƒ””‹ƒŽ›‡–”‘’‘Ž‹–ƒƒ
en el movimiento, constituyendo las principales esferas de lucha. El último rasgo carac-
–‡”À•–‹…‘†‡Žƒ•Ž—…Šƒ•’‘”Žƒ˜‹˜‹‡†ƒ‡ƒ†”‹†‡•Žƒ’—‡•–ƒ‡ƒ”…Šƒ†‡—ƒ’Ž‹‘
”‡’‡”–‘”‹‘†‡Š‡””ƒ‹‡–ƒ•†‡ƒ……‹×…‘Ž‡…–‹˜ƒ›’”‡•‹×’‘ŽÀ–‹…ƒ‹…Ž—›‡†‘†‡•†‡ƒ…-
ciones de desobediencia civil como los stopdesahucios, las okupaciones de viviendas
y ocupaciones de sedes, acciones de presión social, como la campaña del “Escrache”
hasta las estrategias más institucionales como promover la aprobación de una Iniciativa
Legislativa Popular.

270
ĆĈĎĚĉĆĉēĊĔđĎćĊėĆđ

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ͻ ǡ ǤǢ ǡ Ǥ Ƭ  ǡ Ǥ ……—’›‹‰ –Š‡ ͓ ‘–‡Žƒ†”‹†ǣ 


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’Š’ǫ‹†αǦǦͳͻͶ͸ǦʹͶͷ͵Ǥ

ͻ ȍͳͻͺͳȎǤ‡›ʹȀͳͻͺͳǡ†‡ʹͷ†‡ƒ”œ‘ǡ†‡”‡‰—Žƒ…‹×†‡Ž‡”…ƒ†‘Š‹’‘–‡…ƒ”‹‘Ǥ
Disponible en internetǣŠ––’ǣȀȀ™™™Ǥ„‘‡Ǥ‡•Ȁ„—•…ƒ”Ȁ†‘…Ǥ’Š’ǫ‹†αǦǦͳͻͺͳǦͺͷͻͺ.

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…ƒ”ƒ„ƒ…Š‡ŽǤ–‘ƒŽ‘•„ƒ””‹‘•Ǥ‡–Ȁ–ƒ‰Ȁ’—–‘Ǧ†‡Ǧ‹ˆ‘”ƒ…‹‘Ȁ

ͻ         ȑ‡ ŽÀ‡ƒȐǤ ƒ†”‹†ǣ ‹—†ƒ†Ž‹‡ƒŽ
‘ƒŽ‘•ƒ””‹‘•ǡ ʹͲͳ͵ Ǧ Ǥ —„Ž‹…ƒ…‹× ‘…ƒ•‹‘ƒŽǤ ‹•’‘‹„Ž‡ ‡ ‹–‡”‡–ǣ Š––’ǣȀȀ
…‹—†ƒ†Ž‹‡ƒŽǤ–‘ƒŽ‘•„ƒ””‹‘•Ǥ‡–Ȁǫ’αͺ͹ͶǤ

ͻ ȏ‡ŽÀ‡ƒȐǤƒ†”‹†ǣ‘ƒ†‡‡ǡʹͲͳͳǦǤ—„Ž‹…ƒ…‹×‘…ƒ•‹‘ƒŽǤ‹•’‘‹„Ž‡‡
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ͻ CORRALA LA UTOPÍA ȏ‡ ŽÀ‡ƒȐǤ ƒ†”‹†ǣ ‘””ƒŽƒ ƒ –‘’Àƒǡ ʹͲͳ͵Ǥ —„Ž‹…ƒ…‹×
ocasional. Disponible en internet:Š––’ǣȀȀ…‘””ƒŽƒ—–‘’‹ƒǤ„Ž‘‰•’‘–Ǥ…‘Ǥ‡•Ȁ

ͻ ǡ . Spaces of dependence, spaces of engagement and the politics of scale.


Political Geography, 1998, N° 17, p. 1-23.

ͻ ǡƬ ǡ . The political construction of scale. Political Geography,


1997, N° 16, p. 93-97.

ͻ ȏ‡ŽÀ‡ƒȐǤƒ†”‹†ǣ‘ǡʹͲͳ͵ǦǤ—„Ž‹…ƒ…‹×‘…ƒ•‹‘ƒŽǤ‹•’‘‹„Ž‡‡‹–‡”‡–ǣ
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ͻ JONES, R. The spatiality of boundaries. Progress in Human Geography, 2010, N° 34,


p. 263-267.

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Bilbao, 22-23 de Diciembre del 2012.

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2012b (En prensa).

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