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Un grupo de legisladores, a los que se adhirió el Defensor del Pueblo, plantearon una acción de
amparo contra los decretos 375, del 24 de abril de 1997, y 500, del 2 de junio, mediante los
cuales fue decidida la concesión de los aeropuertos nacionales e internacionales, ante el
Juzgado Nacional de primera instancia en lo contencioso administrativo federal Nº 10. Toda
vez que dicha acción fue acogida en ambas instancias ordinarias judiciales, el Poder Ejecutivo
Nacional planteó el respectivo recurso extraordinario, el que se encuentra sustanciándose en
la actualidad. Empero, “dada la necesidad y urgencia que existe en la concreción del proceso de
concesión inadmisiblemente demorado”, resolvió ratificar esos decretos, mediante el decreto
de necesidad y urgencia 842/97 dictado con fundamento en el art. 99, inc. 3º de la Constitución
Nacional. El mismo grupo de legisladores nacionales, promovió nueva instancia judicial contra
el dec. 842/97, lo que dio lugar a la formación del expediente agregado “Nieva, Alejandro y
otros c. Poder Ejecutivo Nacional –Dec. 842/97– s/ medida cautelar (autónoma)”, donde,
citado el Defensor del Pueblo por la jueza a cargo del Juzgado Nacional de primera instancia en
lo contencioso administrativo federal Nº 5, compareció a fs. 40/47 en los términos del art. 90,
inc. 2º del Cód. Procesal, adhirió a la pretensión de los actores y fue tenido por parte en esos
términos.
– Nos encontramos ante una cuestión política no justiciable, por cuanto, luego de la Reforma
Constitucional de 1994, la emisión de un decreto de necesidad y urgencia dejó de ser un acto
unilateral del Poder Ejecutivo, pues se transformó en un acto institucional complejo en el cual
también interviene el Legislativo y, mientras este proceso no esté terminado, ningún juez es
competente para entender sobre el asunto. Al respecto, la Corte Suprema ha sostenido –desde
siempre– que carece de competencia para revisar el proceso interno de formación y sanción de
las leyes
CORTE SUPREMA
– La invasión que un poder del Estado pudiera hacer respecto de la zona de reserva de
actuación de otro, importa siempre, por sí misma, una cuestión institucional de suma gravedad
que debe ser resuelta por esta Corte.
– En el caso se pretende que esta Corte intervenga en una contienda suscitada entre el Poder
Ejecutivo y algunos miembros de la Cámara de Diputados antes de que “el procedimiento
político normal tenga la oportunidad de resolver el conflicto” (Goldwater et al vs. Carter,
Presidente de los Estados Unidos, 444 US 996 y cita del considerando precedente), lo que
resulta inadmisible ya que el Poder Judicial no debe involucrarse en controversias de esta
índole, donde se lo pretende utilizar, al margen de las limitaciones previstas en el art. 116 de la
Constitución Nacional, como árbitro –prematuro– de una contienda que se desarrolla en el
seno de otro poder.
– Se decide 1º) dejar sin efecto lo resuelto por la juez a cargo del Juzgado Nacional de Primera
Instancia en lo Contenciosoadministrativo Federal Nº 5; 2º) Declarar inoficioso el tratamiento
del recurso extraordinario subsidiariamente interpuesto