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EL RENACIMIENTO

Movimiento intelectual y artístico producido en Europa desde el siglo XV. El genio de la


civilización grecolatina pareció nacer de nuevo. Los grandes intelectuales de esta época
compartían ciertas características: el cultivo de las ciencias, la filosofía y las letras clásicas. Se
les llamó humanistas.
Humanismo
 Pasión por la lectura y sed insaciable de conocimiento. Se intenta abarcar la totalidad de
la ciencia de su época.
 Estudio de las lenguas orientales que permitió la lectura de las obras griegas en las
versiones originales.
 Estudio del latín y de las obras clásicas. Se hizo una distinción entre el uso de una
lengua culta y el de las lenguas nacionales.

CONTEXTO HISTÓRICO.
La época de las invenciones y los descubrimientos. Hacia el siglo XIV, comienzan a darse en
Italia las primeras manifestaciones de lo que será ese período de cambios y renovaciones que
conocemos con el nombre genérico de Renacimiento y que implica la consolidación de una
nueva visión del mundo. En contraste con el mundo cerrado que había dado lugar a la sociedad
feudal, los nuevos tiempos están marcados por un universo de aperturas en todo orden de
ideas.
En primer lugar, las ciudades-estado Italianas, con Venecia y Florencia a la cabeza, se
convirtieron en pequeños estados mercantiles gracias a la apertura de las rutas comerciales.
Estas ciudades, ubicadas a la orilla del mar Mediterráneo, contaban con una posición
privilegiada para comerciar con los puertos de Asia Menor y del norte de África. En el siglo XIII,
el viajero italiano Marco Polo había descubierto la ruta de la seda, el camino hacia la lejana
China, y aunque su relato fuera para muchos un cuento fantástico, otros se tomaban en serio el
hecho de que al otro lado del mundo existían pueblos civilizados y grandes imperios con los
cuales era posible comerciar y enriquecerse.
Durante varios siglos, los árabes habían monopolizado el comercio y la navegación por las
costas africanas y eran los únicos que tenían acceso al mar índico. Pero en la segunda mitad
del siglo XV, los portugueses lograron doblar el Cabo de la Buena Esperanza, cruzar el índico y
fundar la primera colonia europea en la India. Un siglo más tarde, los españoles habían seguido
su ejemplo pero, en lugar de viajar al Oriente por esta ruta, optaron por explorar el Atlántico
hacia el Occidente, el cual en muchos mapas medievales aparecía adornado con dragones y
bestias leviatanes que asustaban a los marineros acostumbrados al cabotaje y muy poco a los
viajes de altura.
Aunque Colón nunca se enterara del sentido de su viaje y creyera haber llegado a Cipango (el
lejano Japón), apenas dos décadas más tarde, ya Vespucio y Magallanes habían dado el
primero nombre al Nuevo Continente, el segundo, la primera vuelta al mundo.
Hacia 1465, Gutenberg ideó un sistema de tipos móviles que facilitaba el empleo de las
planchas de impresión. Con ello, dio origen al concepto de imprenta moderna, que modificó los
conceptos de texto, lectura, libro y cultura libresca. El diario de los viajes de Colón y las crónicas
de los descubridores, además de la Biblia, fueron los primeros libros que se beneficiaron de
esta nueva herramienta de difusión de novedades.
Si bien portugueses y españoles apoyados por la Santa Sede se dividieron en dos el mundo
recién descubierto, ni franceses, ni ingleses, ni holandeses, ni alemanes se quedaron quietos.
El Nuevo Mundo presentaba tan vastas extensiones que difícilmente podían estas dos naciones
monopolizar el descubrimiento y la conquista. Por otra parte, las recién consolidadas naciones
europeas que abandonaban el esquema medieval para convertirse en estados poderosos,
regidos por un monarca absoluto, requerían de fuentes adicionales para expandirse
comercialmente.
A comienzos del siglo XVI, empiezan a darse en Europa las guerras de religión. Mientras
España se declaraba brazo armado de la Iglesia católica, apostólica y romana, en países como
Alemania, Francia, Inglaterra y Suiza prosperaba el cisma religioso. El luteranismo, en
Alemania, el protestantismo inglés, el calvinismo en Francia y Suiza eran, al mismo tiempo, una
protesta contra las pretensiones imperiales de España, un cambio de mentalidad frente al
fenómeno religioso y un método para sacudirse del poder del papa.
La pintura y la escultura italianas muestran al mundo una nueva perspectiva frente a la realidad,
una imagen del ser humano idealizado, suma de equilibro, perfección y capacidad para conocer
la naturaleza y regir el mundo. Si bien las escuelas y las universidades siguen dominadas por
los estudios en áreas como la teología, las leyes y la retórica, sabios de otra índole, como la
astronomía, la matemática y la fisiología, ponen en tela de juicio, a partir del descubrimiento del
método científico experimental, la ciencia basada sólo en axiomas y silogismos. El mundo
nuevo debe ser conocido con otros instrumentos, un novumorganum basado en la
experimentación y la observación.
Hombres como Nicolás Copérnico, Johannes Kepler, Galileo Galilei, Rene Descartes e Isaac
Newton plantean una nueva visión del mundo basada en la explicación científica que reemplaza
los fundamentos teológicos medievales. Que la Tierra era esférica y que viajando por el Oriente
se podía llegar al Occidente era algo que sabían los hombres de ciencia medievales, pero no el
gran público. A partir del siglo XVI, esta verdad es difundida en todos los órdenes y la Iglesia
debe entrar a reconsiderar su sistema cosmológico.
Para la Edad Media, según el esquema egocéntrico y teocéntrico, la Tierra estaba ubicada en la
mitad del universo y las esferas celestes giraban a su alrededor; dentro del nuevo modelo
copernicano, la Tierra es un planeta más, hace parte del sistema solar y gira alrededor del Sol.
Kepler descubre y prueba matemáticamente que los cuerpos celestes, incluyendo la Tierra, no
giran en órbitas perfectas circulares, sino describiendo elipses que se rigen por las reglas
universales del movimiento. Este hecho pone en tela de juicio el concepto de un cielo de
perfecciones absolutas.
Desde el punto de vista político, el siglo XVI, que para muchos países coincide con su propio
renacimiento artístico y literario, es el siglo de consolidación de naciones poderosas como
Inglaterra y Francia, que empiezan a disputar el poder hegemónico a España y Portugal.
En Inglaterra, los largos reinados de Enrique VIII, fundador de la Iglesia anglicana, y de Isabel
sientan las bases de una nación en expansión que abandona su aislamiento insular Emperador
Carlos v. upara comenzar a expandirse por el mundo. Francia se consolida, después de que en
el siglo XV enfrentara un período de guerras y conflictos, como una de las economías más
fuertes de Europa en torno a las figuras de sus monarcas absolutos.
España, por su parte, vive momentos de esplendor y crisis: del imperio de Carlos V, amo de
Europa y América, al reinado de Felipe II que se encierra en El Escorial, esperando que el
mundo vuelva a ser como era antes, en la Edad Media. Por su parte, los comerciantes
Holandeses y los banqueros italianos siembran la nueva moral comercial, herencia que el
mundo recibe de este período de transformaciones y que llega hasta nuestra actual sociedad
burguesa y capitalista.
CARACTERÍSTICAS

El renacimiento italiano fue sobre todo un fenómeno urbano, un producto de las ciudades que
florecieron en el centro y norte de Italia, como Florencia, Ferrara, Milán y Venecia, cuya riqueza
financió los logros culturales renacentistas. Estas mismas ciudades no eran producto del
renacimiento, sino del periodo de gran expansión económica y demográfica de los siglos XII y
XIII. Los comerciantes medievales italianos desarrollaron técnicas mercantiles y financieras
como la contabilidad o las letras de cambio. La creación de la deuda pública (concepto
desconocido en épocas pasadas) permitió a esas ciudades financiar su expansión territorial
mediante la conquista militar. Sus mercaderes controlaron el comercio y las finanzas europeas;
esta fluida sociedad mercantil contrastaba claramente con la sociedad rural de la Europa
medieval. Era una sociedad menos jerárquica y más preocupada por sus objetivos seculares.
LAS ARTES. La recuperación y estudio de los clásicos originó la aparición de nuevas
disciplinas —filología clásica, arqueología, numismática y epigrafía— y afectó críticamente al
desarrollo de las ya existentes. En el campo de las bellas artes la ruptura decisiva con la
tradición medieval tuvo lugar en Florencia en torno a 1420, cuando el arte renacentista alcanzó
el concepto científico de perspectiva lineal que hizo posible representar el espacio
tridimensional de forma convincente en una superficie plana. Las obras del arquitecto Filippo
Brunelleschi y del pintor Masaccio son deslumbrantes ejemplos del uso de esta técnica.
Donatello, considerado fundador de la escultura moderna, esculpió una estatua de David,
primer desnudo a tamaño natural desde la antigüedad. Desde mediados del siglo XV, las formas
y temas clásicos volvieron a ser utilizados: los motivos mitológicos tomados de las fuentes
literarias adornaron palacios, paredes, mobiliarios y vajillas; Pisanello retomó la antigua
costumbre de acuñar medallas para conmemorar a eminentes figuras, como el político
florentino Cosme de Medici; Piero della Francesca, Andrea Mantegna y Sandro Botticelli
pintaron retratos de personajes de la nobleza, resaltando sus características individuales. Los
ideales renacentistas de armonía y proporción culminaron en las obras de Rafael, Leonardo da
Vinci y Miguel Ángel durante el siglo XVI.
CIENCIA Y TECNOLOGÍA. También se hicieron progresos en medicina y anatomía,
especialmente tras la traducción, en los siglos XV y XVI, de numerosos trabajos de Hipócrates y
Galeno; también fueron traducidos en el siglo XVI algunos de los más avanzados tratados
griegos sobre matemáticas. Entre los avances realizados destacaron la solución de ecuaciones
cúbicas y la innovadora astronomía de Nicolás Copérnico, Tycho Brahe y Johannes Kepler. A
finales del siglo XVI, Galileo ya había dado un paso fundamental al aplicar modelos
matemáticos a la física. La geografía se transformó gracias a los conocimientos empíricos
adquiridos a través de las exploraciones y los descubrimientos de nuevos continentes y por las
primeras traducciones de las obras de Tolomeo y Estrabón.
En el campo de la tecnología, la invención de la imprenta en el siglo XV revolucionó la difusión
de los conocimientos. La imprenta incrementó el número de ejemplares, ofreció a los eruditos
textos idénticos con los que trabajar y convirtió el trabajo intelectual en una labor colectiva. El
uso de la pólvora transformó las tácticas militares entre los años 1450 y 1550, favoreciendo el
desarrollo de la artillería, que mostró sus efectos devastadores contra los muros de piedra de
castillos y ciudades. El ejército medieval, encabezado por la caballería y apoyado por arqueros,
fue reemplazado progresivamente por la infantería, provista de armas de fuego y picas; tales
fuerzas formaron los primeros ejércitos permanentes de Europa.
POLÍTICA. En el campo del derecho, se tendió a sustituir el abstracto método dialéctico de los
juristas medievales por una interpretación filológica e histórica de las fuentes del Derecho
romano. Por lo que respecta al pensamiento político, los teóricos renacentistas recusaron, pero
no anularon, la proposición medieval de que la preservación de la libertad, del derecho y de la
justicia constituía el objetivo fundamental de la vida política. Los renacentistas aseveraron que
la misión central del gobernante era mantener la seguridad y la paz. Maquiavelo sostenía que la
virtud (la fuerza creativa) del gobernante era la clave para el mantenimiento de su propia
posición y el bienestar de sus súbditos, idea consonante con la política de la época. Durante el
renacimiento, las ciudades italianas se convirtieron en estados territoriales que buscaban
expandirse a costa de otros. La unificación territorial tuvo lugar también en España, Francia e
Inglaterra, lo que condujo a la formación del Estado nacional moderno. Este proceso contó con
la ayuda de la moderna diplomacia, configurada, al tiempo que las nuevas tácticas militares,
cuando las ciudades-estado italianas establecieron embajadas permanentes en cortes
extranjeras. En el siglo XVI la institución de la embajada estable se hallaba extendida por el
norte del continente, en Francia, Inglaterra y en el Sacro Imperio Romano Germánico.
RELIGIÓN. El clero renacentista, particularmente su más alta jerarquía, ajustó su
comportamiento a la ética y costumbres de la sociedad laica. Las actividades de los papas,
cardenales y obispos apenas se diferenciaban de las usuales entre los mercaderes y políticos
de la época. Al mismo tiempo, la cristiandad se mantuvo como un elemento vital y esencial de la
cultura renacentista. Predicadores como san Bernardino de Siena y teólogos o prelados como
San Antonino de Florencia, gozaron de gran prestigio y fueron venerados. Además muchos
humanistas se preocuparon por cuestiones teológicas y aplicaron los nuevos conocimientos
filológicos e históricos para estudiar e interpretar a los Padres de la Iglesia. El acercamiento
humanista a la teología y a las Escrituras se puede observar desde el erudito y poeta italiano
Petrarca hasta el holandés Erasmo de Rotterdam, lo que tuvo un poderoso impacto sobre los
católicos y protestantes.
El Renacimiento traía consigo el resurgimiento de los modelos de la tragedia antigua. Los
dramaturgos isabelinos, inspirados en Esquilo, pero preferiblemente en las obras de Séneca y
en particular en Las vidas paralelas, escritas por Plutarco, reconstruyeron episodios de la
antigua Roma. Por ejemplo, Tito Andrónico, obra que aborda un ciclo de venganza que termina
destruyendo a dos familias; Julio César, que pone en escena la traición de Bruto, asesino del
César; Antonio y Cleopatra, que aprovecha la historia trágica de amor entre el general romano y
la legendaria reina egipcia.

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