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El cuento se relata al rededor del año 1939.

Tiene como protagonista a un hombre llamado


Juan Dahlmann, secretario de una biblioteca municipal de Buenos Aires. Cabe destacar que
Dahlmann pertenecía a dos linajes, el alemán y el Argentino. Un día, el protagonista se golpea
la cabeza y es llevado a un sanatorio. Cuando está al borde de la muerte, es cuando el autor
comienza a jugar con el tiempo y el espacio. Esto se puede denominar: Punto de quiebre, y lo
notamos cuando se dice: "A la realidad le gustan las simetrías y los leves anacronismos". En
el final del cuento, Dahlmann muere en el sur pero, sin embargo, se puede interpretar que esa
muerte no es real, que Dahlmann nunca estuvo en el sur, que permaneció en el sanatorio y
todo lo que era el sur podía ser una fantasía de él.

Por otra parte, en el cuento, aparecen dos intertextos. Estos son el Martín Fierro y Las Mil
Y Una Noches. Este último está directamente relacionado con el linaje alemán de Dahlmann
porque es una versión de Weil, un autor alemán, y el Martín fierro con su linaje argentino. En
Las Mil y Una Noches, se trata una muerte pasiva y la posibilidad de cambiar el destino a
través de la ficción. En este sentido, es similar a lo que hace Dahlmann a través del sueño. En
cambio, en el Martín Fierro, ya se trata una muerte activa que hace que Dahlmann acepte el
desafío.

“Mañana me despertaré en la estancia, pensaba, y era como si a un tiempo fuera dos hombres:
el que avanzaba por el día otoñal y por la geografía de la patria, y el otro, encarcelado en un
sanatorio y sujeto a metódicas servidumbres”

Título metafórico: el camino hacia la muerte. Han pasado 8 días, sin embargo para el
protagonista han pasado como ocho siglos.

El narrador sitúa varios espacios anacrónicos, primero evoca la ciudad y la compara con la
casa vieja en sus largos zaguanes y patios, luego busca la nueva edificación en “...el arco de la
puerta, el zaguán, el íntimo patio” (322). En estos sitios, “Dahlmann” reconoce la felicidad de
antaño, los recuerdos que van permeando el presente. “En la luz amarilla del nuevo día, todas
las cosas regresaban a él”. Comienza su búsqueda de ese patio íntimo, cruzando la calle de
Rivadavia donde comienza el Sur. La realidad se desdobla en otra dimensión. Pasando esa
calle el mundo es otro: “mundo más antiguo y más firme...”. Es decir, un espacio de antaño y
un tiempo firme, que no vacila, que no se mueve. Luego, menciona cómo “Dahlmann” busca
esos espacios añorados. Aquí, el tiempo cronológico se desdobla y aparece el tiempo del sur,
es decir, el tiempo mítico.

Emma Zunz, trabajadora de la fábrica del Sr. Loewenthal, se entera por una carta de la muerte
de su padre. Evoca y rememora los recuerdos de la infancia vividos con su padre Emmanuel
Zunz, luego Manuel Maier, cómo se lo llevaron a la cárcel por robo y la confesión que le hizo
de quién era el verdadero ladrón: Loewenthal. Al día siguiente prepara el plan de venganza y
la coartada. Concierta una entrevista con Loewenthal, el auténtico autor del robo del que
acusaron a su padre. Provoca su propia violación. Va a la casa de Loewenthal y, con el deseo
de vengar su propia violación y la muerte de su padre, le dispara tres veces. Llama por
teléfono y repite: “Me citó por lo de la huelga, abusó de mí, lo maté”. Todo lo que dice es
verdad, todo es cierto, excepto las circunstancias, la hora y algún nombre propio.

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