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PÉLAGO

REVISTA LITERARIA nº 18 – 2013


PÉLAGO nº 18

PÉLAGO. Revista literaria


Nº 18 – Año XXX – 4ª época

Dirigida por Fernando Fernández Palacios

Redacción:

C/ Sánchez Preciado 59, 4º C


28039 Madrid (España)
Tfnos.: 914596456/638121284

Dirección de correo electrónico: mbuchanscot@yahoo.com


1ª edición: 24 de junio de 2013

Colaboran literariamente en el presente número:

Alfred Ahlmann, Francisco Castro Videla, David Cortijo


Arellano, Juan Manuel González Salazar, H. R. Malkiel,
Óscar Nóbregas, Carlos Romeo, Ramiro Ropero y Fernando
Fernández Palacios

Portada: foto de Ray Bradbury (tratamiento informático a partir de una


fotografía cuyo © pertenece a Gyldendal Norsk Forlag).

Contraportada: estatua de Pío Baroja en Madrid (foto de FFP)

Logotipo de Pélago (p. 4): Miguel Ángel Fernández Palacios (1984).

Sitio de Pélago en internet:

http://www.universosparalelos.org/pelago

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PÉLAGO nº 18

ÍNDICE
Editorial 5

Acerca de Ray Bradbury (Carlos Romeo) 7


La aparición de Edgar Poe en algunas obras de Ray Bradbury (Fernando Fernández
Palacios) 9
Especial de El Taller de Martin Quatermass. Bradbury en la pantalla (Alfred Ahlmann)
17

Acuse de recibo (Carlos Romeo) 22

Al son de los tambores (Juan Manuel González Salazar) 24


La primera nieve (Carlos Romeo) 25
Ishtar (Ramiro Ropero) 26
Última anotación (Carlos Romeo) 30
Tiburón cable (David Cortijo Arellano) 32
En el museo (Carlos Romeo) 33
La otra distancia (H. R. Malkiel) 35
Camino de la cárcel (Carlos Romeo) 39
Tenían razón (Fernando Fernández Palacios) 43
Faros siniestros (Óscar Nóbregas) 49
El traidor (H. R. Malkiel) 82
No mires atrás (Carlos Romeo) 88
El alquimista (David Cortijo Arellano) 97

Final de un camino (Carlos Romeo) 100


VIII (Francisco Castro Videla) 101
Paisaje (H. R. Malkiel) 102
VI (Francisco Castro Videla) 104

3
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VI (H. R. Malkiel) 106
XXXIII. Plaza Embajada de Israel (Francisco Castro Videla) 107
V (H. R. Malkiel) 108
XXXVII. Poema de Sara (Francisco Castro Videla) 109
Desaparecido (H. R. Malkiel) 111
XXXVIII (Francisco Castro Videla) 112
X (H. R. Malkiel) 114

El taller de Martin Quattermass. Cosmopolis, Holy Motors. La burbuja que estalló en el


futuro reciente (Alfred Ahlmann) 115

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PÉLAGO nº 18

ALGUNAS NOTAS SOBRE POE


EN RAY BRADBURY
Fernando FERNÁNDEZ PALACIOS

1. Ray Douglas Bradbury (Waukegan, 22 de agosto de 1920-Los Ángeles, 5 de


junio de 2012) desde muy corta edad fue expuesto a la poderosa influencia de Edgar
Poe (Boston, 1809-Baltimore, 1849). William F. Nolan –a quien Bradbury dedicó su
libro Long after midnight de 1976 -y junto a otras personas los Cuentos espaciales de
1966- narra que, con 6 años, mientras la tía Neva leía al escritor de Waukegan los libros
de L. Frank Baum (el autor de El mago de Oz), su madre hacía lo propio con Poe «cada
noche a la luz de una vela»3. El propio Bradbury, en la introducción a los Cuentos
espaciales (1966), describe de la siguiente manera su linaje literario:

«Julio Verne fue mi padre.


H. G. Wells fue mi tío sabio.
Edgar Allan Poe era el primo con alas de murciélago que guardábamos en lo alto del
desván.
Flash Gordon y Buck Rogers fueron mis hermanos y amigos.
Ahí tenéis mi linaje.
Añadiendo, por supuesto, el hecho de que, muy probablemente, Mary Wollstonecraft
4
Shelley, la autora de Frankenstein, era mi madre» .

W. F. Nolan se hace eco del orgullo de Ray Bradbury por figurar en manuales
junto a Hemingway, Poe, Steinbeck y otros autores5. Bradbury, dejándose llevar por los
recuerdos de algunas obras de las que se sentía especialmente orgulloso, dejó anotado:

«En los últimos cuarenta años es posible que haya escrito más poemas, ensayos,
cuentos, obras teatrales y novelas sobre bibliotecas, bibliotecarios y autores que cualquier otro
escritor. He escrito poemas como Emily Dickinson, Where Are You? Hermann Melville Called
Your Name Last Night In His Sleep. Y otro reivindicando a Emily y el señor Poe como mis
padres. Y un cuento en el que Charles Dickens se muda a la buhardilla de la casa de mis abuelos
en el verano de 1932, me llama Pip, y me permite ayudarlo a terminar Historia de dos ciudades.
Finalmente, la biblioteca de La feria de las tinieblas es el punto de cita para un encuentro a

3
Nolan, 1978, 91.
4
Bradbury, 1987, 9.
5
Nolan, 1978, 89.

9
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medianoche entre el Bien y el Mal. La señora Halloway y el señor Dark. Todas las mujeres de
mi vida han sido profesoras, bibliotecarias»6.

El de Waukegan escribió que creció leyendo y amando las historias de


fantasmas de Dickens, Lovecraft y Poe, y más tarde de Kuttner, Bloch y Carl Ashton
Smith:

«Intentaba escribir historias influidas por varios de esos escritores y lograba


confeccionar pasteles de barro de cuatro capas, todos lenguaje y estilo, que negándose a flotar se
hundían sin dejar rastro. Era demasiado joven para identificar el problema; estaba demasiado
ocupado imitando»7,

y más adelante:

«A partir de los doce años escribí al menos mil palabras por día. Durante mucho tiempo
por encima del hombro la mirada de Poe, mientras por sobre el otro me observaban Wells,
Burroughs y casi todos los escritores del Astounding y Weird Tales»8.

Bradbury incluso escribió

«una historia de Máquina del Tiempo retrocediendo con ella en un zumbido para
sentarme junto a los lechos de muerte de Wilde, Melville y Poe y contarles mi amor y
9
entibiarles los huesos en las últimas horas» .

2. En el contexto descrito anteriormente, «Los Desterrados» es uno de los 18


relatos que componen El Hombre Ilustrado, libro recopilatorio que Bradbury publicó en
1951 con el propósito de explorar la naturaleza humana y mostrar cómo la tecnología
puede destruir a la Humanidad. José Luis Garci apunta que de la biblioteca de su tío
Bion alcanzó nuestro autor a leer los Cuentos de lo grotesco y arabesco de Poe y que es
en «Los Desterrados» –relato que constituye la mejor explicación de cómo fueron los
primeros años del niño Ray Bradbury- donde se rinde

«el más sincero, grande y maravilloso homenaje» al genio creador de Poe y muchos
otros autores «capaces de mantener encendida, en el hombre, la llama de la imaginación»10.

6
Bradbury, 1985, 6-7. En otro lugar Bradbury confiesa que ha escrito poemas sobre «Melville, Melville y
Emily Dickinson, Emily Dickinson y Charles Dickens, Hawthorne, Poe, Edgar Rice Burroughs»
(Bradbury, 1995, 64).
7
Bradbury, 1995, 20.
8
Bradbury, 1995, 20-1.
9
Bradbury, 1995, 64-5.
10
Garci, 1971, 30-1.

10
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En dicho relato11 Edgar Poe adquiere personalidad propia gracias a la pluma de
Ray Bradbury. Junto al de Boston, otros personajes literarios que cobran vida son
Bierce, Blackwood, Dickens, Coppard y Machen.

Edgar es el protagonista de la escena que se fija en los escritores. Él es el que


decide que hay que avisar a Dickens de que un cohete va a aterrizar en Marte, en donde
ellos habitan tras haber sucumbido en la Tierra. Bradbury nos presenta a Poe como una
persona que

«parecía el demonio de una causa perdida»,

decidido enemigo de los hombres, que

«no quieren dejar nada sin clasificar».

Para rechazar la llegada de los indeseables seres humanos, Edgar ha convocado a


todos los amigos de los escritores, es decir, a sus fantasías y retorcidas creaciones. Ante
la duda que tiene Blackwood de si serán lo bastante fuertes como para rechazar a los
hombres, Poe responde que éstos

«carecen de imaginación»,

viéndolos simplemente como seres secos y puramente científicos.

Edgar Poe pide ayuda a Dickens ante la situación en la que se encuentran, pero
el inglés no se identifica con los aficionados a lo sobrenatural. Edgar aclara que le pide
ayuda porque es un razonador convincente mientras que Poe, por su parte, se declara

«un hombre asustado y lleno de odio»,

11
Utilizo la traducción española de Francisco Abelenda (Bradbury, 1986)

11
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incluso un dios. A Edgar -en esta visión de Bradbury- no le gustan las palabras
abstractas, y no conseguirá finalmente el apoyo de Dickens porque éste no siente odio
por los humanos que quemaron sus libros sino que simplemente los considera

«unos estúpidos mal educados»12.

Hasta tal punto Edgar Poe se convierte en protagonista del capítulo que
analizamos que, cuando es rechazado por Dickens, es la persona que da órdenes y
examina los calderos para que lo siniestro acabe librándose de la invasión de ciencia de
los humanos que se aproximan en cohete a Marte. Es, asimismo, el personaje más agudo
e ingenioso al tratar de lo entrañable, como cuando se pregunta cómo será la Tierra sin
Navidad, y también es la persona más persistente, pues mientras Blackwood ve llegado
el momento de escapar en dirección a otro planeta, Poe grita:

«¿Escapar? (...) ¡Nunca!».

Cuando llega el momento decisivo, es decir, la hora del enfrentamiento –el


cohete desciende para posarse sobre Marte, último reducto de los otrora ilustres
personajes del misterio e imaginación en la Tierra-, Poe intenta usar las artimañas que
habían estado preparando, pero de nada le sirven; el último intento, ya a la desesperada,
consiste en ahogar a los invasores con los cuerpos. La orden es clara y tajante:

«¡Mátenlos!».

3. Poe aparece también en «Usher II»,

«uno de los más logrados cuentos de las Crónicas (Marcianas)»,

relato ambientado en Marte en abril del año 2005 (las crónicas marcianas van de junio
de 1999 a octubre de 2026) y que comienza y termina prácticamente con el recitado de
sendos fragmentos de La caída de la Casa Usher del autor bostoniano poco antes de

12
Cuando en Bradbury, 1995, 13 nos da una lista de sus escritores favoritos, curiosamente está presente
Dickens pero no Poe. Dicha lista está basada en las personas a las que en su opinión su trabajo les hacía
felices.

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que el arquitecto le dé las llaves de la mansión recién terminada, que no era otra que la
Casa Usher:

«La Casa Usher - dijo el señor Stendahl con satisfacción -. Proyectada, construida,
comprada, pagada. ¿El señor Poe no estaría encantado?».

El hogar tenía un color desolado y terrible, paredes lívidas y en sus cercanías


había una laguna increíblemente negra y siniestra. Se habían utilizado 10.000 toneladas
de DDT para que no hubiera por los alrededores ni un ser vivo. El arquitecto le pregunta
entonces al protagonista:

«-Ahora que mi tarea ha terminado -dijo el señor Bigelow, intranquilo-, ¿puedo


preguntarle qué va a hacer usted con todo esto?
- ¿Con Usher? ¿No lo ha adivinado?
- No.
- ¿El nombre de Usher no significa nada para usted?
- Nada.
- Bueno, ¿y este nombre: Edgar Allan Poe?

El señor Bigelow meneó la cabeza.

- Por supuesto -gruñó delicadamente el señor Stendahl, con desaliento y desprecio a la


vez-. ¿Cómo pude pensar que conoce al bendito señor Poe? Murió hace mucho tiempo,
antes que Lincoln. Quemaron todos sus libros en la Gran Hoguera. Hace ya treinta
años...
- Ali - dijo juiciosamente el señor Bigelow -. ¡Uno de aquellos!
- Sí, Bigelow, uno de aquellos. Allí ardieron Poe y Lovecraft y Hawthorne y Ambrose
Bierce, y todos los cuentos de miedo, de fantasía y de horror, y con ellos los cuentos del
futuro. Implacablemente. Se dictó una ley. Oh, no era casi nada al principio. Mil
novecientos cincuenta y mil novecientos sesenta. Primero censuraron las revistas de
historietas, las novelas policiales, y por supuesto, las películas, siempre en nombre de
algo distinto: las pasiones políticas, los prejuicios religiosos, los intereses profesionales.
Siempre había una minoría que tenía miedo de algo, y una gran mayoría que tenía
miedo de la oscuridad, miedo del futuro, miedo del presente, miedo de ellos mismos y
de las sombras de ellos mismos».

Como se puede observar, aparece aquí el mismo tema de Fahrenheit 451: la


censura y la quema de libros, todo producto del miedo. El relato continúa y una vez
despedido al arquitecto, William Stendahl exclama irritado justo antes de recibir la
visita del inspector de Climas Morales:

«- Oídme todos - les dijo a los invisibles cohetes -. Vine a Marte para alejarme de
vosotros, gente de Mente Limpia, pero llegáis en enjambres cada vez más espesos,
como moscas a la carroña. Pues bien, ha llegado mi hora. Os daré una buena lección por

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lo que le hicisteis al señor Poe en la Tierra. ¡Desde hoy, cuidado! ¡La Casa Usher está
abierta!

Y alzó al cielo un puño amenazante».

El inspector le dice:

«- Usted nos dio mucho que hacer, señor Stendahl. Consta en nuestros registros. Hace
veinte años. En la Tierra. Usted y su biblioteca.
- Sí, yo y mi biblioteca. Y unos pocos más como yo. Oh, ya nadie se acordaba de Poe,
de Oz y de los otros. Pero yo tenía mi pequeño refugio. Unos pocos ciudadanos
conservamos nuestras bibliotecas hasta que llegaron ustedes, con antorchas e
incineradores, y destrozaron y quemaron mis cincuenta mil libros. Un día atravesaron
también con un palo el corazón del día de Todos los Muertos, y les dijeron a los
productores de cine que si querían hacer algo se limitasen a repetir y a repetir, una y otra
vez, a Ernest Hemingway. ¡Dios santo, cuántas veces he visto Por quién doblan las
campanas! Treinta versiones diferentes. Todas realistas. ¡Oh, el realismo! ¡Oh el aquí,
oh el ahora, oh el infierno!
Es inútil amargarse».

El relato continúa y Stendahl, termina emparedando al inspector:

«- Ahora usted debe decir: «¡Por amor de Dios, Montresor!» - continuó Stendahl -. Y yo
contestaré: «¡Sí, por amor de Dios!». ¿No quiere usted decirlo? Vamos. Dígalo.
- Imbécil.
- ¿Tengo que repetírselo? Dígalo. Diga: «¡Por amor de Dios. Montresor!».
Garrett se sentía más despejado.
- No lo diré, idiota. Sáqueme de aquí».

Se trata, como el lector habrá sabido fácilmente, de una referencia a El barril de


amontillado de Poe. Sepamos lo que pasó a continuación:

«- ¿Garrett? - llamó Stendahl. en voz baja. Garrett calló -. ¿Sabe usted por qué le hago
esto? Porque quemó los libros del señor Poe sin haberlo leído. Le bastó la opinión de los
demás. Si hubiera leído los libros, habría adivinado lo que yo le iba a hacer, cuando
bajamos hace un momento. La ignorancia es fatal, señor Garrett».

Como señala Merelo,

«la robótica está presente en Vendrán lluvias suaves [otro relato de Crónicas
Marcianas] mediante una casa automatizada, que pese a que sus dueños la han
abandonado, se mantiene fiel a su programación hasta su caída. Probablemente es la
misma casa de Usher II que al final resulta destruida remedando el título del relato de
Poe»13.

13
Merelo, 2005.

14
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Sin embargo, hay diferencias entre Fahrenheit 451 y Las Crónicas Marcianas.
Así Alonso Rocafort señala hablando de «Usher II»:

«A Stendhal, su personaje principal, no le basta con recitar un libro, con ser un libro
para proteger la vida, como sucedía en Fahrenheit 451. Stendhal busca la venganza y,
para ello, utiliza la fantasía. Asistimos al esplendor de la mente sucia, ciega de odio, en
una perversión sólo concebible para quienes han dormido estremecidos por el sonido del
14
viento tras leer a Edgar Allan Poe» .

4. Terminaremos los presentes apuntes sobre Poe en Ray Bradbury con en el


poema de este último titulado «Tenemos el Arte para que la Verdad no nos mate», en el
que tras mencionar a Milton, Melville, Emily Dickinson y Shakespeare, habla de Poe,
de quien dice que

«construye un Arca de huesos


porque ha presentido un diluvio de sangre»,

terminando así el poema:

«Aunque el Gusano Rey nos devore el corazón


con la boca de Yorick demos gracias al Arte»15,

referencia al poema de Poe The Conqueror Worm, publicado originalmente en 1843 e


incluido en 1845 en su célebre relato Ligeia. En la contraportada de The Toynbee
Convector se podía leer que el periódico The Guardian, a propósito de la aparición de
dicha obra, había escrito:

«Ray Bradbury has a powerful and mysterious imagination which would undoubtedly
16
earn the respect of Edgar Allan Poe» .

A mí no me cabe ninguna duda de que ambos estadounidenses fueron tocados


por la genialidad y, aunque sus diferencias son muy acusadas, supieron leer entre líneas
algunas de las obsesiones y preocupaciones de su época para convertirlas en objetos de
arte.

14
Alonso Rocafort, 2007.
15
Bradbury, 1995, 142-3.
16
Bradbury, 1989.

15
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BIBLIOGRAFÍA
- Alonso Rocafort, V., 2007, «Crónicas políticas desde Marte. Una lectura teórico
política de Crónicas Marcianas, de Ray Bradbury», Alpha 24, julio, pp. 9-36.
- Bradbury, R., 1986, El Hombre Ilustrado, Barcelona (Ediciones Minotauro).
- Bradbury, R., 1987, Cuentos espaciales, Barcelona, 1987 (3ª ed., Ed. Lumen). Ed.
original: S is for space, 1966.
- Bradbury, R., 1985, Fahrenheit 451, Barcelona (editorial Orbis).
- Bradbury, R., 1989, The Toynbee Convector, Londres.
- Bradbury, R., 1995, Zen en el arte de escribir, Barcelona, 1995 (ed. original: Zen in
the Art of Writing, 1994).
- Garci, J. L., 1971, Ray Bradbury, humanista del futuro, Madrid.
- Merelo, A., 2005, «Crónicas marcianas», Vórtice, diciembre (consultado en
http://memorando.blogia.com/2006/101001-cronicas-marcianas.php)
- Nolan, W. F., 1978, «Ray Bradbury», Ferman, E. L., Lo mejor de «Fantasy & Science
Fiction». Antología del 25 aniversario, Barcelona, pp. 87-105. (Ed. original: The best
from Fantasy and Science Fiction, 1962). Ω

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