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ESPAÑA DURANTE EL
FRANQUISMO
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1. El manifiesto de Lausana
“Desde abril de 1931, cuando el Rey, mi padre, decidió dejar en suspenso sus prerrogativas,
España ha atravesado uno de los períodos más trágicos de su Historia. En el transcurso de
cinco años de República, el estado de inseguridad y de anarquía a que habían dado lugar los
innumerables atentados, huelgas y toda clase de desórdenes, provocó la guerra civil que
durante tres años ha ensangrentado nuestra patria. El generoso sacrificio del Rey de
abandonar el territorio nacional, a fin de evitar la efusión de sangre, fue inútil.
Españoles: Conozco vuestra dolorosa desilusión y comparto vuestro temores. Acaso lo sienta
más en carne viva que vosotros, ya que, en el libre ambiente de esta atalaya centroeuropea,
donde la voluntad de Dios me ha situado, no pesan sobre mi espíritu ni vendas ni mordazas. A
diario puedo escuchar y meditar lo que se dice sobre España. Hoy, seis años después del final
de la guerra civil, el régimen establecido por el general Franco, inspirado en los sistemas
totalitarios de las potencias del eje, tan contrario por otra parte al carácter y a la tradición de un
pueblo como el nuestro, es fundamentalmente incompatible con las circunstancias que la
presente guerra mundial ha creado en el mundo. La política exterior seguida por el régimen
compromete también el porvenir de la nación. Corre España el riesgo de verse arrastrada a
una nueva lucha fratricida y de encontrarse totalmente aislada del mundo.
Sólo la monarquía tradicional puede llegar a ser instrumento de paz y de concordia para
reconciliar a los españoles. Sólo ella puede obtener el respeto del exterior sobre la base de un
auténtico estado de derecho. Cuando en 1941, después de la muerte de mi padre, Alfonso XIII,
Yo asumí los derechos vinculados a la corona de España no tardé en mostrar mi desacuerdo
con la política interior y exterior seguida por el general Franco. Por estas razones me decido a
hacer oír mi voz y pedir solemnemente al general Franco que abandone el poder y deje vía
libre a la restauración del régimen tradicional de España. Por estas razones, me resuelvo, para
descargar mi conciencia del agobio cada día más apremiante de la responsabilidad que me
incumbe, a levantar mi voz y requerir solemnemente al general Franco para que, reconociendo
el fracaso de su concepción totalitaria del Estado, abandone el Poder y dé libre paso a la
restauración del régimen tradicional de España, única capaz de garantizar la Religión, el Orden
y la Libertad. Bajo la Monarquía – reconciliadora, justiciera y tolerante – caben cuantas
reformas demande el interés de la Nación. (…)”
Don Juan de Borbón, 19 de marzo de 1945.
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Primero: desde 1941 hasta 1945 la División Azul española, los voluntarios de la Legión y la
escuadrilla de aviación “Salvador” combatieron contra la Unión Soviética en el frente oriental.
Segundo: en la primavera de 1940 España se apoderó de Tánger, infringiendo el estatuto
internacional.
La Asamblea General, convencida de que el gobierno fascista de Franco en España no
representa al pueblo español, recomienda que se prohíba al gobierno de Franco pertenecer a los
organismos internacionales creados por las Naciones Unidas o relacionados con ellas, hasta que
se forme en España un gobierno nuevo.
Asimismo, la Asamblea recomienda que todos los Estados miembros de las naciones unidas
retiren inmediatamente los embajadores y ministros plenipotenciarios que tienen acreditados en
Madrid.”
Asamblea General de la ONU, 12 de diciembre de 1946.
5. Concordato de 1953
“La Santa Sede Apostólica y el Estado español (…) han determinado estipular un Concordato que
(…) constituya la norma que ha de regular las recíprocas relaciones de las Altas Partes
contratantes, en conformidad con la Ley de Dios y la tradición católica de la Nación española.
Art. I. La Religión Católica, Apostólica, Romana sigue siendo la única de la Nación española y
gozará de los derechos y de las prerrogativas que le corresponden en conformidad con la Ley
Divina y el Derecho Canónico.
Art. VI. (…) los sacerdotes españoles diariamente elevarán preces por España y por el Jefe del
Estado, según la fórmula tradicional y las prescripciones de la Sagrada Liturgia.
Art. XIX. 1. La Iglesia y el Estado estudiarán, de común acuerdo, la creación de un adecuado
patrimonio eclesiástico que asegure una congrua dotación del culto y del clero. (…)
Art. XXVI. En todos los centros docentes de cualquier orden y grado, sean estatales o no
estatales, la enseñanza se ajustará a los principios del Dogma y de la Moral de la Iglesia Católica.
Los Ordinarios ejercerán libremente su misión de vigilancia sobre dichos centros docentes en lo
que concierne a la pureza de la Fe, las buenas costumbres y la educación religiosa. (…)
Art. XXIX. El Estado cuidará de que en las instituciones y servicios de formación de la opinión
pública, en particular en los programas de radiodifusión y televisión, se dé el conveniente puesto
a la exposición y defensa de la verdad religiosa por medio de sacerdotes y religiosos designados
de acuerdo con el respectivo Ordinario.
Ciudad de El Vaticano, 27 de agosto de 1953. Firman: Domenico Tardini, Alberto Martín Artajo y
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Fernando María Castiella.
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régimen en su hora naciente.
Si otra y venturosamente distinta es la sociedad a la que servimos, otros han de ser el talante y
los modos con los que el poder ha de encarar sus exigencias. La más exacta y cabal
manifestación de lealtad consiste en saber actualizar la vigencia de unos Principios
Fundamentales permanentes, buscando su traducción exacta a las demandas de una sociedad
cambiante; (…) nada conviene menos con la profunda realidad histórica del régimen y con el
perfil de estadista del Jefe del Estado que el reproche del inmovilismo. (…)
Derecho de asociación:
Cuarto. El estudio y redacción de un estatuto del derecho de asociación para promover la
ordenada concurrencia de criterios, conforme a los principios y normas de nuestras Leyes
Fundamentales. (…) Es deseo del Gobierno que las entidades asociativas reconocidas y
reguladas por aquel Estatuto pueda comparecer, sin tardanza, en la vida política nacional.”
Discurso del presidente del gobierno, Arias Navarro. 12 de febrero de 1974.
9. El Congreso de Múnich
“El Congreso del Movimiento Europeo, reunido en Múnich, estima que la integración, ya en forma
de adhesión, ya de asociación de todo país a Europa, exige de cada uno de ellos instituciones
democráticas, lo que significa en el caso de España, de acuerdo con la Convención Europea de
los Derechos del Hombre y la Carta Social Europea, lo siguiente:
1. La instauración de instituciones auténticamente representativas y democráticas que
garanticen que el gobierno se basa en el consentimiento de los gobernados.
2. La efectiva garantía de todos los derechos de la persona humana, en especial los de
libertad personal y de expresión, con supresión de la censura gubernativa.
3. El reconocimiento de la personalidad de las distintas comunidades naturales.
4. El ejercicio de las libertades sindicales sobre bases democráticas y de la defensa por los
trabajadores de sus derechos fundamentales, entre otros medios por el de la huelga.
5. La posibilidad de organización de corrientes de opinión y de partidos políticos con el
reconocimiento de los derechos de la oposición.
El Congreso tiene la fundada esperanza de que la evolución con arreglo a las anteriores
bases permitirá la incorporación de España a Europa, de la que es un elemento esencial; y toma
nota de que todos los delegados españoles, presentes en el Congreso, expresan su firme
convencimiento de que la inmensa mayoría de esos españoles desean que esa evolución se lleve
a cabo de acuerdo con las normas de la prudencia política, con el ritmo más rápido que las
circunstancias permitan, con sinceridad por parte de todos y con el compromiso de renunciar a
toda violencia activa o pasiva antes, durante y después del proceso evolutivo.”
Resolución del Movimiento Europeo a propuesta de los delegados españoles, Múnich, 8 de junio
de 1962.