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Prof. Arq.

Luz Ayala Urbieta


Las catacumbas son unas galerías
subterráneas que algunas
civilizaciones mediterráneas
antiguas construyeron y utilizaron
como lugar de enterramiento. Las
más conocidas y las mejor
estudiadas son las catacumbas de la
ciudad de Roma.
Las catacumbas de San Calixto son
un cementerio que se encuentran
al oeste de la Via Appia Antica.

Por lo general el espacio consta


de diversos núcleos, dispuestos
en pisos, casi siempre excavados
en distintas épocas. Cada piso
tenía su entrada propia hasta que
con el tiempo se fueron
comunicando hasta quedar
reunidos.
En ellas se enterraron a
decenas de mártires,
16 pontífices y
muchísimos
fieles cristianos.

En las catacumbas podemos distinguir varias partes: un trazado laberíntico de galerías


denominado «criptas», las cuales a veces se ensanchan formando una especie de cámaras
poligonales llamadas «cubículos», donde se enterraban los muertos por martirio. Es
frecuente que estos cubículos estén decorados con pintura mural al fresco.
El cristianismo fue oficialmente
reconocido en 313, cuando
Constantino I, Emperador de
Roma, promulgó el Edicto de Milán.
Para el año 326 se había convertido
en la religión oficial del Imperio
Romano.
La religión emergente necesitaba
una nueva arquitectura, por lo que
adoptó una de las tipologías
romanas más características: la
basílica un salón de asambleas que
podía servir como cualquier cosa,
desde mercado hasta corte de
justicia.
Al ser un estilo arquitectónico oficial y público, sin asociaciones
paganas, era adecuado para adaptarlo a las necesidades cristianas.
La basílica un recinto
rectangular con varias naves
y escalonado en altura, era
en la antigüedad edificio
jurídico, sala de recepción o
salón del trono, entre otros
usos.
Santa Sabina, Siglo IV, Roma
Santa Sabina transmite con
fidelidad la imagen de la
arquitectura paleocristiana. La
basílica. dividida en tres naves
por columnas y carente de
transepto, orienta la atención
hacia el ábside, con altar y
mosaico. 20 columnas corintias
expoliadas de un edificio
imperial soportan un muro
provisto de una larga hilera de
ventanas de arco de medio
punto. Como era habitual, un
techo plano de madera cubre la
nave central.
San Paolo Extramuros, siglo IV, Roma
Interiores paleocristianos
En contraste con sus sencillos
exteriores, los interiores de
las iglesias paleocristianas
eran espléndidos y
fusionaban el color, la luz y
los materiales preciosos.
Cada superficie estaba
cubierta de una rica
decoración: revestimientos
de mármol, frescos y
mosaicos en las paredes.

El ábside articulado con un arco de triunfo estaba cubierto con una media cúpula
revestida con un gran fresco o mosaico, a menudo de Cristo y los profetas.
Plantas
basilicales

7- Nártex 8- Torres
Atrio
Los tejados eran habitualmente de madera lisa o artesonada. Los muros solían ser
de ladrillo o de hormigón chapado en piedra.
San Apolinar en
Rávena, siglo VI
Hacia el año 320 DC comenzó la construcción dela Basílica de San Pedro,
erigida sobre la tumba del príncipe de los apóstoles. El Cristianismo, que
hasta entonces había sido clandestino, con reuniones en las catacumbas
y otros lugares secretos, salió a la luz tras siglos de persecución.
En Ravena las
proporciones son
totalmente distintas:
los arcos de medio
punto del interior
tienen un empuje
claramente ascendente
y sobre ellos se eleva la
cúpula iluminada por 8
ventanas.

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