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AÑO II, Nº 40 - 28 de diciembre de 2012

Artículo de Investigación

“¿Tiene el Cuerpo algo que decir?”


Autor:
Gabriel Gerardo Di Deo
Magister en Educación
Universidad Católica de Salta
E-mail: gabrieldideo@yahoo.com.ar

Abstract

“La expresión de las emociones en el hombre y los animales” (1872) quiere aportar una prueba más
a su teoría de la evolución, demostrando, en primer lugar, que la expresión de las emociones elementales
se realiza contrayendo los mismos músculos en los hombres y los monos, y además que ciertas expresiones
y ciertos gestos humanos no son sino vestigios de actos animales antaños adoptados o reforzados mediante
la asociación de hábitos útiles. De este modo, inaugura la psicología comparada hombre-animal, después
la etología, y hace que se admita que las expresiones o los gestos no deben ser estudiados ya por lo que son
en sí mismos o por “lo que quieren” decir, sino como una expresión física de procesos psíquicos
subyacentes: las emociones.
Palabras Claves: Cuerpo mensaje - Emoción - Danza

Introducción

¿Cuál es ese código secreto y complicado, en lugar de escrito, pero que todos comprendemos?
Aristóteles e Hipócrates se ocupaban ya del asunto, y después de ellos, se hablará de fisiognomía o de
quiromancia. Autores como Della Porta (1650) o Lavater (1806) intentaron en vano convertirlas en ciencias.
Fueron Darwin y Freud quienes las encaminaron por el camino de la Ciencia, aunque dando unos
curiosos rodeos. Ambos rechazan atacar el problema de frente y renuncian a decir lo que el cuerpo es en
sí mismo, pero descubren los distintos aspectos de las emociones o de los gestos.
Al principio, sólo existía una sensibilidad hacia el otro discurso del cuerpo. Este parecía la verdad
profunda “el cuerpo nunca miente” y era a través de él como se intentaba captar la intención secreta. La
violencia de las palabras se ve atenuada por una sonrisa irónica o bien unas palabras amistosas pueden ser
contradichas por una sonrisa helada hasta por un rictus.
Posteriormente, con el desarrollo de la semiología medica, llegamos al cuerpo como síntoma. Aquí
es el cuerpo en su construcción y por sí mismo el que materializa el inconsciente.
Existe la sonrisa desincronizada del delirante, la mirada huidiza del artista o la mirada perdida del
estupor.
La tercera dirección de la investigación es la psicología experimental, que la podemos retrotraer
hasta Wundt (1886). El cuerpo se considera aquí como partícipe de las actividades de representación
mental.
No se trata ya de descubrir la otra serie de mensajes ocultos enviados por el cuerpo, sino de captar
cómo refleja éste los procesos cognoscitivos.
Por esta vía es por la que se ha desarrollado principalmente la psicología de los gestos. Las
numerosas experiencias que se han podido realizar en este campo desde 1945 muestran hasta qué punto el
análisis experimental del cuerpo es la principal vía de investigación científica.

Desarrollo

El cuerpo tiene, en efecto, dos maneras de expresarse: la espontánea y la intencionada. Estos


distintos actos de expresión sólo pueden convertirse en lenguaje si existe un sistema de comunicación, es
decir, un código, y ese código se ha perdido y luego reencontrado gracias a los trabajos de la etología y la
zoo-semiótica realizados por Sebeok (1964), Hediper (1950) y Lorenz (1969).
Así, pues, podemos considerar expresión a todo lo que produce un cuerpo cuando está solo (tose,
bosteza, se estira) y comunicación a lo que se produce en presencia de los demás (toser puede tomar el
sentido de desaprobación, bostezar el de aburrimiento), sobre todo lo que sólo se produce en presencia de
otros (una pequeña tos irónica, ahogar un bostezo). Un segundo grado de distinción se encuentra en la
ritualización y la codificación. Esta es particularmente visible entre los animales.
Por último, el tercer nivel es el de la intención, que hace que se pase de la expresión al signo. El
bebé comienza por llorar cuando tiene hambre, lo que hace que su madre acuda; después, gracias a las
repeticiones, acaba gritando para llamar a su madre: el grito se ha convertido en una llamada, que abarca
ya la noción de signo. La comunicación supone un intercambio de informaciones entre dos o varios
individuos que desempeñan, por turnos, el papel de receptor y de informador. El concepto de retroacción
(feedback) o de circuito de interacción resulta aquí esencial.
“Los psiquiatras reconocen desde hace mucho tiempo que la forma de moverse de un individuo
proporciona datos ciertos sobre su carácter, sus emociones y las relaciones hacia la gente que lo rodea”.
“Estudios recientes sobre la comunicación humana han examinado la postura en cuanto expresa las
actitudes de un hombre y sus sentimientos hacia las personas que lo acompañan”.
“Cuando se reúnen cuatro o más personas es común descubrir varios grupos de posturas distintas.
Rápidamente nos daremos cuenta de que esto no es una mera coincidencia… Si una de las personas
reacomoda la posición de su cuerpo, los otros miembros del grupo la imitarán hasta que todas las
posiciones resulten congruentes. Si escuchamos la conversación nos daremos cuenta de que los que opinan
igual sobre el tema también se sientan de igual modo”.
“Cuando discutan dos viejos amigos pueden mantener posturas congruentes durante todo el tiempo
que dura la discusión como para hacer resaltar el hecho de que su amistad no varía aunque difieran en la
opinión”.
“La postura no es solamente una clave acerca del carácter; también es una expresión de la actitud.
En efecto, muchos de los estudios psicológicos realizados sobre la postura la analizan según lo que revela
acerca de los sentimientos de un individuo con respecto a las personas que los rodean.
Durante el juicio a los 7 de Chicago, el abogado defensor, Williams Kunstler, hizo una protesta
formal en cuanto a la postura del juez. Señaló que durante el alegato del fiscal, el juez Julius Hoffman se
inclinaba hacia adelante sumamente atento, pero mientras actuaba la defensa, se inclinaba hacia atrás en
el asiento de tal manera que parecía estar durmiendo. La protesta fue denegada.
En nuestra cultura, existen posturas consideradas socialmente adecuadas y otras que no lo son. Uno
no se recuesta durante una reunión de negocios, ni pone los pies sobre la mesa mientras cena.
Una persona puede dejar transcurrir un mensaje asumiendo una postura inadecuada a la situación.
Entre los norteamericanos, la postura puede ser un indicio no sólo de status relativo, sino del
agrado o desagrado que dos personas sienten entre sí”.
“Los especialistas en cinesis comenzaron a examinar las posturas dentro de un contexto amplio y
nuevo: al estudiar las películas filmadas en lugares públicos, las calles de una pequeña ciudad donde la
gente se reúne para un desfile, para un almuerzo al aire libre o el campo de una Universidad. Hasta la
fecha, sus descubrimientos han probado que los que se mantienen fuera de la acción, parados en la
periferia de un grupo o escudriñando desde la distancia, colocan sus cuerpos de manera levemente distinta
a los que están dentro del grupo”.
“Los especialistas en Ciencias Sociales han investigado también la orientación, es decir, el grado en
que dos personas se encuentran frente a frente. Entre los primates no humanos, que por supuesto no
hablan, esto es una importante clave vital acerca de las intenciones del animal. Un chimpancé indica que
está prestando atención mediante la dirección hacia donde orienta su cuerpo y el lugar hacia el que dirige
su mirada. Los hombres hacen lo mismo aunque de manera más sutil.
Un individuo puede enfrentar a otro en forma firme con todo su cuerpo o sólo con la cabeza, o con
la parte superior del cuerpo o las piernas. La orientación es difícil de estudiar y los resultados han sido
ambiguos, pero es probable que la firmeza con la que se enfrenta a otra persona indique el grado de
atención que se le está prestando. Si se enfrenta totalmente, o si se gira el cuerpo hacia otro lado y uno se
conecta con ello ocasionalmente, volviendo la cabeza, ‘el impacto emocional es completamente
distinto’”.
“En cierto modo, es bastante molesto saber que algunos movimientos corporales que efectuamos
bastante seguido son tan circunscriptos y predecibles que revelan nuestra personalidad, pero por otra
parte es muy agradable saber que todo nuestro cuerpo responde en forma continua ante el desarrollo de
un encuentro con otro Ser Humano”.
El lenguaje vivo existe mucho antes que el lenguaje verbal. Lo vivo se expresa en movimiento.
El termino expresión significa “tiende hacia afuera” y en consecuencia se mueve.
El significado literario de emoción es “mover hacia afuera”, que equivale al movimiento expresivo.
Lo vivo funciona no antes y mas allá del lenguaje verbal; más aun, tiene sus propias formas
especificas de expresión, que no pueden ponerse en palabras.
El lenguaje verbal funciona muy a menudo también como una defensa; el lenguaje verbal oscurece
el lenguaje expresivo del núcleo biológico.
La expresión emocional puede variar sobremanera de un individuo a otro. No existen dos individuos
que presenten exactamente la misma manera de hablar, el mismo bloqueo respiratorio y la misma manera
de caminar.
Existen dos puntos de caracteres de diferenciación general: el neurótico (el organismo está
dominado por una coraza rígida que el individuo no puede modificar o variar) y el genital (el individuo
reacciona biológicamente de acuerdo a la situación en la que se encuentra).
La expresión total del individuo acorazado es de retención: hombros echados hacia atrás, el tórax
hacia arriba, el mentón rígido, la respiración superficial, la parte de la espalda arqueada, la pelvis retraída
y “muerta”, las piernas estiradas rígidamente o carentes de expresión.
Sin comunicación no puede hablarse de enseñanza, ya que todos nos comunicamos siempre y sin
cesar. La comunicación es un hecho total y absoluto.
Es universal. Hasta tal punto es esencial, que este comportamiento no tiene contrario. La prueba
es que cuando no se quiere comunicar, más hay que comunicar que no se quiere comunicar más.
Esto resulta obvio, lo que no resulta tan obvio es establecer las líneas de acción, las directrices para
una comunicación docente-alumno a niveles de máxima eficiencia.
Nuestra capacidad de comunicación se encuentra mediatizada a efectos prácticos por canales de
comunicación que disponemos para la acción, fundamentalmente el visual, auditivo, kinestésico, táctil.
El canal visual constituye -en el caso que nos ocupa, de la enseñanza de movimientos- un medio
rápido y directo para dar información, ya que ofrece la posibilidad de presentar “imagen de la acción” de
forma inmediata. Es una forma de comunicación no verbal, y además tiene la ventaja de que su capacidad
de conducir información es alrededor de mil veces mayor que la del canal auditivo. Por lo tanto, en
igualdad de tiempo, la información que se puede dar en forma verbal es una cantidad muy inferior a
aquella que puede darse en forma visual. Dentro de la información transmitida a través del canal visual
podemos distinguir las formas fundamentales de expresión de los mensajes docentes: demostraciones,
ayuda visual, medios visuales auxiliares, etc.
Con respecto al canal auditivo, generalmente, en la enseñanza se utiliza prioritaria y
mayoritariamente con un contenido verbal; los meros estímulos sonoros son algo que si bien se emplea de
una manera muy específica en la enseñanza de determinados tipos de tareas, no tiene una aplicación
extensiva desde un punto de vista general. Analizando, en primer lugar, las formas de comunicación con el
canal auditivo con contenido verbal, podemos encontrar las siguientes formas: descripciones,
explicaciones, ayuda sonora.
Por el lado del canal kinestésico-táctil, gran parte de esta información puede resultar relevante
para la ejecución de la tarea motriz, teniendo un carácter vivencial propio y que, por lo tanto, el docente
poco o nada puede hacer directamente para proporcionarla, ya que el propio movimiento va a generarlo.
Las formas de expresión que pueden ser empleadas en este canal son fundamentalmente las
siguientes: ayuda manual, ayuda automática.
“Cada uno de nosotros habla, se mueve, piensa y siente en forma distinta, de acuerdo, en cada
caso, con la imagen de sí mismo que ha construido con los años. Para modificar nuestra manera de actuar
debemos modificar la imagen de nosotros mismos que llevamos dentro. Esto implica, desde luego, cambiar
las dinámicas de nuestras reacciones, no el mero reemplazo de una acción por otra. Tal proceso supone no
sólo cambiar nuestra autoimagen, sino también la índole de nuestras motivaciones, y movilizar además
todas las partes del cuerpo interesadas en ello.
Esos cambios determinan las notables diferencias en la forma en que cada individuo ejecuta
acciones similares, por ejemplo, escribir a mano y pronunciar”.
Los cuatro componentes de la acción: “Nuestra autoimagen consiste en los cuatro componentes que
intervienen en toda la acción: movimiento, sensación, sentimiento, pensamiento. El aporte de cada uno de
ellos a una acción particular varía, tal como difieren las personas que la ejecutan, pero en cualquier acción
estará presente, en alguna medida, cada uno de los componentes”.
Todo movimiento modifica el esquema corporal. El esquema precedente subsiste en un plano
posterior y sobre esa trama se elabora un nuevo esquema.
El movimiento se elabora a partir de una figura primaria relativamente rígida. Esta se disuelve y el
cuerpo se reinscribe en una de sus actitudes primarias. La danza es un medio para disolver o alivianar la
rigidez del modelo postural del cuerpo. El movimiento, en este caso, utiliza reflejos posturales que no son
plenamente conscientes. Fenomenológicamente, la danza es un cambio de la imagen corporal,
modificando su rigidez. Modifica la relación de la vestimenta con el cuerpo y, de ese modo, acrecienta la
vivencia de liberación del peso y de la cohesión rígida del modelo postural del cuerpo
La relajación, el aflojamiento de ese modelo, determina una actitud psíquica particular. En ese
sentido, el movimiento influye sobre la imagen corporal y permite la transformación de la imagen del
cuerpo-cambio en la actitud psíquica.
Nettl afirma: “La danza, en tanto que es movimiento ordenado del cuerpo, introduce sus raíces en
las condiciones biológicas del organismo humano y animal. La inspiración y la espiración de aire, los latidos
del corazón, la estructura dualista del cuerpo humano constituyen el fundamento original del movimiento
de los hombres”.
La danza, lenguaje del cuerpo, es una actividad psicomotriz; pero la danza es un arte porque
combina en forma armoniosa los movimientos ininterrumpidos en el espacio, creados y ordenados por la
audición musical.
La danza es una actividad terapéutica privilegiada. Constituye una de las expresiones corporales
más perfecta y más elaborada, ya que existe un acuerdo entre el espacio y el tiempo; traduce y simboliza
con el mínimo de elementos necesarios, ya que el cuerpo es el único instrumento, y el máximo de
intensidad, las emociones, las sensaciones, los actos más diversos, el erotismo que se desprende de la
danza forma parte de su esencia misma.
El cuerpo en la danza es instrumento de placer. También el lenguaje de la danza es simbólico: cada
posición, cada desplazamiento, tiene una significación precisa; es el cuerpo todo el que se pliega, se
despliega, se estira, se extiende, se curva, se enrolla, se desplaza, se eleva, se inmoviliza en el espacio.
Todas las razones señaladas permiten utilizar esta técnica en el tratamiento de pacientes cuya vida interior
se ha empobrecido.
En el juego de la improvisación se deja a un lado la función intelectual para permitir que la acción
y los sentimientos se desarrollen y se expresen.
Es posible vivenciarlos sin recurrir al pensamiento. Cuando éste es introducido en la improvisación
a través del lenguaje, es tan solo como soporte, como medio de expresión del sentimiento.
El empleo de un punto de concentración, al focalizar la atención, ayuda a estabilizar el
pensamiento. Las otras acciones pueden manifestarse más claramente entonces y ponerse en marcha
desde el subconsciente.
Al principio, se puede tomar como punto de concentración un objeto físico con el cual el cuerpo
entra en contacto. Luego, se puede recurrir a las reserva de memoria sensorial para reemplazar al objeto
real (imágenes, sonidos, olores, contacto, gustos). Las sensaciones del pasado pueden ser registradas y
revocadas. Pueden ser elegidas voluntariamente y transformarse en el extremo de un hilo del que se tira
hasta lograr, a partir del subconsciente, una serie de experiencias sensoriales. Junto a esta variedad de
asociaciones, materia prima de la improvisación, subsiste un elemento para profundizar, dado por la
fidelidad a un punto de concentración único alrededor del cual se organizan.
Más tarde, el punto de concentración puede pasar del objeto a una sensación física y después a un
objetivo preciso y concreto: la acción.
En este desarrollo, la atención, que primero se vuelca a un punto de concentración exterior, se
transfiere progresivamente a un punto de concentración interior, a la conciencia de sí mismo.
Para comprender claramente lo que puede significar el juego, debemos retroceder a los estadios
primitivos del desarrollo motor del niño, estadios en los que el juego implica la acción mediatizada por un
objeto.
El tomar un objeto es la primera manifestación de un ser que se afirma como sujeto. Es la elección,
el nacimiento de un pensamiento consciente, no formulado verbalmente pero expresado en un acto. Es el
descubrimiento del poder sobre los objetos, sobre el mundo, sobre el otro, poder que se ejerce por
intermedio del poder sobre el cuerpo.
El descubrimiento de ese “poder actuar”, asociado al “poder sentir”, otorga una nueva dimensión
al placer primitivo del movimiento. Es el placer de la acción, el placer de tomar al objeto, de darle
movimiento, de desplazarlo, de lanzarlo, de modificar su forma.
A través de este juego con los objetos, y en un intercambio permanente entre el yo y el mundo, el
niño descubre su cuerpo que se transforma en un medio para la acción, en un intermediario obligado entre
él y el mundo. Descubre así el placer de jugar con sus manos, con sus pies, con todos sus segmentos, el
placer de modificar la forma de su cuerpo y luego desplazarlo. Es el placer de vivir su cuerpo, es
esencialmente el placer del movimiento por sí mismo, sin finalidad aparente. Es el aprendizaje progresivo
del dominio del cuerpo a través del juego corporal.
Es a este nivel que se va establecer el contacto con el adulto, si se le permite que regrese a este
tipo de actividad. A través de él, se puede lograr el reencuentro con el placer del cuerpo en movimiento,
proyectándolo en el espacio y en el volumen. Ir hacia el objeto, manipularlo, desplazarlo, implica una
apropiación del espacio y del mundo. Más allá de estas dos dimensiones complementarias, existe la
dimensión de la apertura al mundo, como proyección centrífuga, fuera de sí mismo, la expansión más allá
de los límites corporales.
A través de todas estas actividades, se logra la exploración de los aspectos sensoriales y afectivos
del ser humano. El trabajo a partir del cuerpo para liberarlo en la acción y en la expresión tiene un efecto
directo sobre la vida afectiva. La liberación del cuerpo en movimiento desencadena siempre un efecto de
liberación afectiva. Permite a los impulsos, a los afectos y a las cualidades personales expresarse más
claramente.
En última instancia, se realiza una actividad creativa, una toma de conciencia y un desarrollo
indirecto de la personalidad.
El lenguaje del cuerpo puede dividirse en dos partes. Una trata las señales y expresiones corporales
que proporcionan información sobre el individuo; la segunda, las expresiones verbales basadas en las
funciones del cuerpo.
La comunicación es ante todo participación de experiencias, que a su vez es reacción corporal a las
situaciones y acontecimientos.
El canal principal de comunicación del corazón es la garganta y la boca. En el beso hemos
conservado nuestra conciencia de los movimientos en una expresión de amor.
Una garganta cerrada y un cuello rígido pueden bloquear el paso de cualquier emoción.
El segundo canal son los brazos y las manos que se acercan para tocar.
El tercer canal de comunicación del corazón con el mundo está abajo y pasa por la cintura y la
pelvis hasta los órganos genitales.
Uno de los trastornos más comunes del Ser Humano es la disociación de la parte superior del cuerpo
con respecto a la parte inferior.
Nuestro lenguaje corporal está lleno de expresiones que derivan del conocimiento propioceptivo de
sus funciones. Estas expresiones son tan ricas en imágenes y en significado, que ningún estudioso de la
personalidad humana puede ignorarlas.
La cara expresa en parte el ego “como imagen del individuo”, por ejemplo: dar la cara a
determinadas situaciones expresa un ego enérgico. Pone de manifiesto gran parte de quiénes somos y qué
sentimos: hay rostros sonrientes, deprimidos, radiantes, tristes, etc. “Cada parte y rasgo de la fisonomía
tiene su propio lenguaje corporal”.
Los niños entienden mejor el Lenguaje del Cuerpo que los adultos, a quienes se les ha enseñado a
lo largo de muchos años a prestar atención a las palabras, sin fijarse en las expresiones corporales.
Por la expresión corporal en una persona decidimos muchas veces si nos podemos fiar de ella o no.
La gente joven de nuestros días habla de las vibraciones buenas o malas de un individuo en función
de la impresión que les produce el cuerpo, o de la manera en que los afecta.
Las expresiones subjetivas que se obtienen de las expresiones del paciente constituyen
particularmente en psiquiatría los datos más importantes para empezar a operar.
Hay pocos individuos en nuestra cultura que estén libres de tensiones musculares, las cuales
estructuran sus reacciones y determinan los papeles que van a desempeñar en la vida.
Estos tipos de tensiones reflejan los traumas que los sujetos hubieron de experimentar durante el
proceso de su crecimiento, a saber, sentirse rechazados, privados, seducidos, reprimidos y frustrados.
Nuestro cuerpo es nosotros mismos. Él es nuestra única realidad aprehensible. No se opone a la
inteligencia, a los sentimientos, al alma; los incluye y los alberga.
Tomar conciencia del propio cuerpo significa abrirse el acceso a la totalidad del Ser, porque cuerpo
y espíritu, lo psíquico y lo físico, incluso la fuerza y la debilidad, representan, no la dualidad del Ser, sino
su unidad.
Es imposible que un individuo no se comunique. Incluso el silencio total nos dice algo sobre una
persona y sobre el modo en el que aborda al mundo.
El primer criterio científico que fundamentó la importancia esencial de la comunicación no verbal
fue el de Charles Darwin. Él dijo: los movimientos expresivos del rostro y del cuerpo tienen gran
importancia para nuestro bienestar. Son los primeros medios de comunicación entre la madre y el niño.
Los movimientos expresivos dan vivacidad y energía a las palabras pronunciadas. La expresión libre
de una emoción se intensifica por medio de signos externos.

Consideraciones finales

Entendiendo que somos Profesionales de lo corporal y que nuestra intervención pedagógica está
íntimamente ligada a la construcción social, vincular, emocional, afectiva, contextual y humana de
nuestros alumnos, es importante destacar que deberíamos ampliar nuestra sensibilidad a las expresiones y
comunicaciones que nuestros alumnos emiten para, así, poder encarar nuestras intervenciones desde un
lugar más efectivo en las necesidades demandadas en cada clase.
Y como un Profesor en mi etapa de formación una vez me dijo: “Di Deo, el día que usted quiera
comprender a una persona y saber si le miente o no, no la escuche tanto…. Mírela… su cuerpo no miente”.

Bibliografía

Davis, F. (1992). El lenguaje de los gestos. Buenos Aires: Emece.


Descamps, M. (1992). El lenguaje del cuerpo y la comunicación. España: Deusto.
Le Boulch, J. (1985). Hacia una ciencia del movimiento humano. Buenos Aires: Paidos.
Lowen, A. (1994). La espiritualidad del cuerpo. España: Paidos.
Reich, W. (1988). La función del orgasmo. México: Paidos.
Vayer, P. (1995). El diálogo corporal. México: Universidad Autónoma de Puebla.

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