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ssa Ole ieniers migas En un hermoso prado, un toro y tres} ccabras jugaban muy contentos y se hicieron| buenos amigos, Aolojos, eran observads por un pero va- _gabundo, que ne alcanzaba a comprendery pens: —Que have ese robusta y enorme toro, Viviendo con esas cabras, tan facas yfeas coma unesterén, Un dia, que eltoro se encontraba solo Perro le hize conocer lo que pensaba y le aio: Td, tan fuorta, al lado de esas flacas ccabras, cteerén los demas que tu eras débil Rellexionando ol tor, 8 aloé de sus ami- ‘98s. Pasando argo tempo en soledad, cj para: —Siyo con ellas tanto me dvertia, zpor ‘qué hice caso a un eucio y envidioso perro, a ‘Quien no conocia? ‘Asi pudo reencontrarse con sus amigas. A dis- Culparse, les prometi una etema amistad, Ala amistad Ia aloja, quien con envidia acons ers denam iat Dos avestnices, en tierras ejanas, se hicieron amigas y no podian pasar ia una sin la otra, Mas un negro nubarrén atent6 contra su amistad —Hoy jugaremos a lo que yo quiera —dijo una de elas, mien- tras que la otra replics: Te equivocas, e800 determinaré solamente yo. ‘Ambas se amurallaron en sus caprichos y todo terminé en sia hasta que se reconciiaron. Una mafiana, pactada la paz, una de ollas manifest: —Dejemos los juegos por hoy. Es necesario que encontre mos otra sala. ‘As un dla, dlogando, so pusieron de acuerdo: cada una, a: temando, indicaria el juego del dia, Desde entonces, no hubo mas rfias y conservaron mutua ‘amistad hasta la muere. La amistad no probada, nies amistad nies nada. neni ka hechicera fringes eect) eetedc tere ates cathistana rmcue atesecimeney seuaeetes de Sa. Gracias a ello ganaba mucho dinero engatusando @ muchos tontos: —Yo consigo apartar la mala ventura de los hombres y de ‘sus casas —decia para llamar a sus clientes, ‘Acusada, sin embargo, de hechiceria, fue juzgada pore trbu- ‘nal condendndola a muerte. Uno que la io lcgaral sup, ldo: =£Cémo es que ti dectas que podias apartr lara de os soso, y no has podido apartar de tila cdlera dels jueces? ‘Alo que a bruja respondi: Es que los jueces no son tontos, amigo mio. Por mas que uses las manas, al inteligente no engarias Ga mona y la zorra Gierta mona, descontenta con la pequefia cola que recibid de su madre, pidié a la zorra —que descomunal cola lucia le diera parte de ella para alargar la suya. —Mira, amiga —le dijo la mone—,tiones demasiada cola, mien- tras que yo soy infeliz con la mia que as carta, Lazorra se eché a oir al ofrtal disparate y replied ala mona: —Aunque mi cola fuese cien veces més larga y la arrastrase porel odo y entre las zarzas, note cederfa el pedaze que ctees nece- Sitar. (Animo, pues amiga, y busca ty felicidad en otros designios! ‘86 fellz con 0 que tienes, no aspires ajenos blenes. Olvieney laBaa Lana, por efecto del fuego, 50 conv en una arciente bra- say llamé en su auxlo al viento para no perecer. mio, por favor, haz algo... calor me esté matandoyy pronto me convertré en ceniza, El viento, apladado dela lena, dijo al momento: —iAllé voy, amiga lefial Soplaré para apagarte, no te- ‘Soploy s0p16 yo nico que consiqui6 fue que la llama se hicie- ramas va. —|Tenes que soplar mais terte © ne duraré un momento mas! —gomia ala. ‘Tanto resopi el vento para socorrer, que pronto no era sino un poco de ceniza en ol suelo, ¥ al vionto ¢0 alei6 pensando que ha hecho al paciente mas ao que el propio mal Todo le pasa ai rovés, lescichado os Ol atGBhiperro y LRM, CCaminaban penosamente bajo el Sol, un asno con su carga y el amo saguido del pert. LLlegados @ la pradera, el amo cansado se eché a dormir; el burro, entonces, se puso a pacer ibremente y $010 el perro quedo en aor estado que cuando andaba, —Compaero, amigo —le dio al asno— :por qué no mehaces un espacio para tomar algo de la cesta? El burro responds, — por ‘qué no te esperas un poquito a que despierte el amo y te sinvala merionda? De repente, varié la situacién por completo, pues un lobo, que ‘acechaba al grupo, se arrojo sabre el cuello del aso —|Socéreme, compafiero —ataba ol buToen suagonia—,perool compariero: perro, contemplando la essena desce ina altura, reise: {por que na te ‘espera un poquito a que despierte el amo y ie soco1ra? ‘Sino das oportuna ayuda, no espores quo ésiaa tiacuda.

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