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Elemento químico, sustancia que no puede ser descompuesta o dividida en sustancias más simples
por medios químicos ordinarios. Antiguamente, los elementos se consideraban sustancias
fundamentales, pero hoy se sabe que consisten en una variedad de partículas elementales:
electrones, protones y neutrones.
Se conocen más de 100 elementos químicos en el Universo. Aunque varios de ellos, los llamados
elementos transuránicos, no se encuentran en la naturaleza, han sido producidos artificialmente
bombardeando núcleos atómicos de otros elementos con núcleos cargados o con partículas
nucleares. Dicho bombardeo puede tener lugar en un acelerador de partículas (como el ciclotrón),
en un reactor nuclear o en una explosión nuclear.
Los elementos químicos se clasifican en metales y no metales. Los átomos de los metales son
electropositivos y combinan fácilmente con los átomos electronegativos de los no metales. Existe
un grupo de elementos llamados metaloides, que tiene propiedades intermedias entre los metales y
los no metales, y que se considera a veces como una clase separada. Cuando los elementos están
ordenados por orden de número atómico (número de cargas positivas existentes en el núcleo de un
átomo de un elemento), se repiten a intervalos específicos elementos con propiedades físicas y
químicas semejantes (ver Sistema periódico). Esos grupos de elementos con propiedades físicas y
químicas similares se llaman familias, por ejemplo: los metales alcalinotérreos, los lantánidos, los
halógenos y los gases nobles.
La unidad de masa atómica de los elementos es un doceavo de la masa del átomo de carbono 12
(establecida arbitrariamente en 12). El número atómico, la masa atómica y el símbolo químico de
cada uno de los elementos conocidos vienen dados en el sistema periódico o tabla periódica. Ver
artículos sobre cada elemento por separado.
Cuando dos átomos tienen el mismo número atómico, pero diferentes números másicos, se llaman
isótopos. Algunos elementos tienen varios isótopos naturales, mientras que otros sólo existen en una
forma isotópica. Se han producido cientos de isótopos sintéticos. Varios isótopos naturales y
algunos sintéticos son inestables.
Los elementos transuránicos pesados producidos en el laboratorio son radiactivos y tienen vidas
muy cortas. Algunos físicos especulan sobre la existencia de un número de elementos superpesados
estables, elementos con números atómicos de 114 o superiores; los datos obtenidos a raíz de la
creación de los últimos elementos químicos del sistema periódico parecen confirmar esta “isla de
estabilidad”
Elementos en el cuerpo humano
Los cuatro elementos químicos más abundantes en el cuerpo humano son el oxígeno, el
carbono, el hidrógeno y el nitrógeno, que constituyen el 96% de la masa corporal. Además del
calcio (2%), elementos como el fósforo, el potasio, el azufre y el sodio, entre otros, forman
también parte del cuerpo humano, aunque en un porcentaje mucho menor.
Las células tienen también muchos otros tipos de moléculas. Estos compuestos
desempeñan funciones muy diversas, como el transporte de energía desde una
zona de la célula a otra, el aprovechamiento de la energía solar para conducir
reacciones químicas, y como moléculas colaboradoras (cofactores) en las
acciones enzimáticas. Todas éstas, y la misma célula, se hallan en un estado de
variación constante. De hecho, una célula no puede mantenerse viva a menos
que esté continuamente formando y rompiendo proteínas, hidratos de carbono
y lípidos; reparando los ácidos nucleicos dañados y utilizando y almacenando
energía. El conjunto de estos procesos activos y dependientes de la energía se
denomina metabolismo. Uno de los objetivos principales de la bioquímica es
conocer el metabolismo lo suficiente como para predecir y controlar los
cambios celulares. Los estudios bioquímicos han permitido avances en el
tratamiento de muchas enfermedades metabólicas, en el desarrollo de
antibióticos para combatir las bacterias, y en métodos para incrementar la
productividad industrial y agrícola. Estos logros han aumentado en los últimos
años con el uso de técnicas de ingeniería genética.
Composición química
En los organismos vivos no hay nada que contradiga las leyes de la química y
la física. El 99% del peso de una célula está dominado por 6 elementos
químicos: carbono, hidrógeno, nitrógeno, oxígeno, fósforo y azufre. El agua
representa el 70% del peso de una célula, y gran parte de las reacciones
intracelulares tienen lugar en el medio acuoso y en un intervalo de
temperaturas pequeño. La química de los seres vivos, objeto de estudio de la
bioquímica, está dominada por moléculas de carbono. La química de los
organismos vivos es muy compleja, más que la de cualquier otro sistema
químico conocido. Está dominada y coordinada por polímeros de gran tamaño
(macromoléculas), moléculas formadas por encadenamiento de moléculas
orgánicas pequeñas que se encuentran libres en el citoplasma celular. En una
célula existen 4 familias de moléculas orgánicas pequeñas: azúcares
(monosacáridos), aminoácidos, ácidos grasos y nucleótidos. Los tipos
principales de macromoléculas son las proteínas, formadas por cadenas
lineales de aminoácidos; los ácidos nucleicos, ADN y ARN, formados por
nucleótidos, y los oligosacáridos y polisacáridos, formados por subunidades de
monosacáridos. Los ácidos grasos, al margen de suponer una importante
fuente alimenticia para la célula, son los principales componentes de la
membrana celular. Las propiedades únicas de todos estos compuestos
permiten a células y organismos alimentarse, crecer y reproducirse.
QUÍMICA DEL SUELO
Las plantas obtienen nutrientes de los coloides del suelo, partículas diminutas
parecidas a la arcilla que se mezclan con el agua, aunque no se disuelven en
ella. Se forman como producto de la meteorización física y química de
minerales primarios. Consisten en cantidades variables de óxidos hidratados de
hierro, aluminio y silicio y de minerales cristalinos secundarios como la
caolinita y la montmorillonita.
AGUA
Agua, nombre común que se aplica al estado líquido del compuesto de
hidrógeno y oxígeno H2O. Los antiguos filósofos consideraban el agua como un
elemento básico que representaba a todas las sustancias líquidas. Los
científicos no descartaron esta idea hasta la última mitad del siglo XVIII. En
1781 el químico británico Henry Cavendish sintetizó agua detonando una
mezcla de hidrógeno y aire. Sin embargo, los resultados de este experimento
no fueron interpretados claramente hasta dos años más tarde, cuando el
químico francés Antoine Laurent de Lavoisier propuso que el agua no era un
elemento sino un compuesto de oxígeno e hidrógeno. En un documento
científico presentado en 1804, el químico francés Joseph Louis Gay-Lussac y el
naturalista alemán Alexander von Humboldt demostraron conjuntamente que
el agua consistía en dos volúmenes de hidrógeno y uno de oxígeno, tal como
se expresa en la fórmula actual H2O.
Casi todo el hidrógeno del agua tiene una masa atómica de 1. El químico
estadounidense Harold Clayton Urey descubrió en 1932 la presencia en el agua
de una pequeña cantidad (1 parte por 6.000) de lo que se denomina agua
pesada u óxido de deuterio (D2O); el deuterio es el isótopo del hidrógeno con
masa atómica 2. En 1951 el químico estadounidense Aristid Grosse descubrió
que el agua existente en la naturaleza contiene también cantidades mínimas
de óxido de tritio (T2O); el tritio es el isótopo del hidrógeno con masa atómica
3. Ver Átomo.
Molécula de agua
Una molécula de agua consiste en un átomo de oxígeno y dos átomos de
hidrógeno, unidos formando un ángulo de 105°. Al estar unido cada átomo de
hidrógeno con un elemento muy electronegativo como el oxígeno, el par de
electrones del enlace estará muy atraído por éste. Estos electrones forman una
región de carga negativa, que polariza eléctricamente a toda la molécula. Esta
cualidad polar explica el fuerte enlace entre las moléculas, así como ciertas
propiedades del agua poco comunes, por ejemplo, el hecho de que se expande
al solidificarse.
Las células tienen también muchos otros tipos de moléculas. Estos compuestos
desempeñan funciones muy diversas, como el transporte de energía desde una
zona de la célula a otra, el aprovechamiento de la energía solar para conducir
reacciones químicas, y como moléculas colaboradoras (cofactores) en las
acciones enzimáticas. Todas éstas, y la misma célula, se hallan en un estado de
variación constante. De hecho, una célula no puede mantenerse viva a menos
que esté continuamente formando y rompiendo proteínas, hidratos de carbono
y lípidos; reparando los ácidos nucleicos dañados y utilizando y almacenando
energía. El conjunto de estos procesos activos y dependientes de la energía se
denomina metabolismo. Uno de los objetivos principales de la bioquímica es
conocer el metabolismo lo suficiente como para predecir y controlar los
cambios celulares. Los estudios bioquímicos han permitido avances en el
tratamiento de muchas enfermedades metabólicas, en el desarrollo de
antibióticos para combatir las bacterias, y en métodos para incrementar la
productividad industrial y agrícola. Estos logros han aumentado en los últimos
años con el uso de técnicas de ingeniería genética