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Portada. Figu rín de barro del estilo Valencia.

Arquealagia
Uenezolona
por ..,
?

lruing ruuse & iasí m cruHenl

Traducido dehinglés por Erika Wagner

Edición española, editada bajo los ausp1c1os del


Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas,
de la versión original en inglés publicada por YALE
UNIVERSITY PRESS, NEW-HAVEN y LONDRES,
1963.
A ALFREDO BOULTON
Academia de la Hi.storia de Venezuela

Y A EDWARD S. DEEVEY Y Ml."'VZE STUIVER


Laboratorio Geocronométrico de la Universidad
de Yale.

en aprecio por su colaboración en la


realización de este volumen. ·
PREFACIO

E ste volu1nen es el re81.lltad-O de d·ieciséis años


de colaboracwn que los autores del presente trabajo
han dedicado al estudio de la arqueología venezolana,
ba.io el patrocinio co1nbinado de la Universidad de
Yale, el Peabody Museu1n de Yale, la Uni'versidad
Central de Venezuela, el 1l1useo de Ciencias Natura-
les, y, recientemente, el Instituto Venezolano de Inves-
tigaciones Científicas (I. V. l . C.) . La Unión Paname-
ricana ha pubz.icado un informe técnico de nuestro
trabajo para nuestros colegas profesionales, bajo el
título de "A rqueología Cronológica de Venezuela"
(Cruxent y R o'llSe, 1958-59, 1961). Aquí presentare-
mos !.-Os res·ultados en una f or1na más simplificada
para el beneficio de los no especialistas y para el
lego interesado en la arqueol.-Ogía venezolana.
H emos omitido gran parte de los detalles y mu-
chas de las di{erencias de interpretación que el espe-
cialista necesita conocer. T ambién resuniimos l.a bi-
bliografía incluyendo estudios detallados representa-
tivos. Tr aba jos como el presente están destinados a
servir como esbozo general de la materia.
Sin embargo, hicinios una excepción con respec-
to al tr abajo llevado a cabo recientemente, es deci-r·
después de la publicación de nuestro inforrne técnico
en 1957, incluímos nuestra investigación confu.n ta
?'ealizada en V enezuela durante los últi?nos dos vera-
nos. Nos pareció apropwdo presentar los resultados
de esta investigación en una forma. ·u n poco más
detallada, de 1nanera que el libro si1·va también como
informe progresivo.
VIII Arqueología Venezolana
,
El libro tiene otro propósito aún. La experien-
cia n-0s ha mostrado que la arqueología venezolana
se toma en cuenta muy poco en obras generales dedi- I~DI CE

cadas al estudi-0 de antigüedades y el arte aborigen


del Nuevo Mundo. Consecuentemente, hemos incluído
una cantidad considerable de láminas para modtrar PREFACIO VII
que Venezuela ha producid.o artefactos dignos de más
atención de la que se les ha 'P'testado. 1. INTRODUCCION
Aprovechanws la oportunidad para expresar nues- A . Orígen y desarrollo del indio americano 1
B . Lugar que ocupa Venezuela en la prehistoria
tro agradecimiento a todos aquellos que nos han pa- americana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4
trocinado o asistido en el presente trabaio: a las C. Venezuela y sus restos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8
instituciones arriba mencionadas, a la Wenner-Gren 2. E~FOQUE PARA LA ARQUEOLOGIA
Foundation para ln 1·estigación Antropológica, W. cual VENEZOLAKA
nos ha proporcionado fondos, a l-0 ?Vational Science A . Desarrollo de la arqueología venezolana 15
B. Tribus versus culturas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18
Foundation, que ha patrocinado .el último víaie de
C. Cronología . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22
Rouse a Venezuela, y a la Guggenheim Foundation, D . Series . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28
de quien Cruxent obtuvo una beca para continuar sus 3. EPOCA PALEO-INDIA 33
estudios Paleo-Indios en los Estados Unidos. Igual- A . Serie Joboide ........................... , . . 34
mente, estamos agradecidos al Laboratorio Geocrono- B. Otros hallazgos ...................... . ..... 40
métrico de la Unit•ersidad de Yale y , a sus directores, 4 . EPOCA MESO-INDIA 46
A . Sobrevivientes Paleo-Indios . . . . . . . . . . . . . . . . . 51
Edward S . Dee-vey y Minze Stuivet, por analizar la B . Serie Manicuaroide . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53
mayoría de nuestras miiestras de radio-carbono. Agra- C. Otros hallazgos no-cerámicos . ...... . .... ... 56
decemos especialmente a Alfredo Boulton y a Bela D. Comienzo de la Serie Dabajuroide . . . . . . . . . . . 58
Szik/,ay por haber tornado la mayoría de las fo to gra- E. Otros hallazgos cerámicos. . . . . . . . . . . . . . . . . . 60
fías reproditcidas en este volumen, y a las se·iioras 5. EPOCA NEO-INDIA 62
A . Divisiones de la Cultura Neo-India . ........ 65
Shirley Hartman y Dragoslava de Díaz por los dibujos
B . Sobrevivientes )leso-Indios: Venezuela occiden-
realizados. Las otras personas que han colaborado son dental y central . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 68
demasiado numerosas para ser mencionadas aquí; sus C. Sobrevivientes Meso-Indios: Venezuela oriental 69
nombres aparecen en nuestra monografía técnica. 6. EPOCA NEO·Il\DIA: VENEZUELA
OCCIDENTAL 73
Para Juan Calzadilla por su valiosa comboraci6n A. Serie Dabajuroide .. .. ............... .. .... 74
en W. Corrección del estilo de /,a versión castellana de B . Serie Tocuyanoide ......................... 82
este libro, todo nuestro agradecimiento. C. Sel'ie Tierroide . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 86
D . Otros estilos .... ...... ......... ..... . ..... 91
Caracas, Venezuela, junio 1962.
IRVING ROUSE IX
JOSE J\!. CRUXENT
X A rqueoL-Ogia v enezotana
ILUST RACIONES
~
1. EPOCA !\EO-IN'DIA; VENEZUELA CENTRAL 98 Láminas
A. Sel'ie Banancoide ..... ... .. ...... ......... . 99 l. Mataderos de Taima-Taima y Muaco.
R. Serie Arau()uinoide .......... . ............. 110 2. Campamento de la Serie J oboide.
C. Serie ValeTicioide ................... , ..... ll 7 3. Artefactos líticos t ípicos de la época Paleo-I ndia.
D. Serie Ocumaroide .. , .............. . .. .. . . 124 4. H uesos f ósiles incisos de Muaco.
E . Serie Memoirle ... . .... .... . . . . .. . . . ....... 130 5. Conchero y urna f unera r ia de Ja época Meso-I ndia.
F . Estilo Río Guapo .... .... ... .. .... ....... 133 6 . Artefactos líticos tallados del complejo Canaima.
8. EPOCA !\'EO-INDIA: VENEZCELA ORIE~TAL 136 7. Manufactu ra de artefactos de concha, complejo Manicuare.
A . Serie Salaloide .. .... .. ............. .. , .. . 137 8. Ar~factos de los complejos Manicuare y El Heneal.
B. Se1·ie Gua}•abitoide ............ .. .... .. ... 153 9. Cerámica del estilo Ranc ho Peludo.
C. Estilo Cabi·antica .......... . ... .... .. .... 155 10. Const1·ucciones y sitios de piedra, época I\"eo-l ndia.
9. EPOCA INDO-HISPANA 158 11. Calza.da.~ y montículo.~, época Neo-I ndia.
A. Nueva Cádiz ................. . ........... 162 12. Cerámica del estilo Dabajuro.
B . l\laurica . ........ .. ... ..... ... . ..... ...... 168 13. Cerámica del estilo Tocuyano.
10. RESUME N Y CONCLUSIONES 170 14. Cerámica del estilo Tocuyano.
LA MI KAS 185 15. Cerámica del estilo Tocuyano.
APE~DICE: FECHAS DE CARBONO C ATORCE 16. Cerámica del estilo Tocuyano.
DE VENEZUELA 187 17. Cerámica del estilo T iena de los Indios.
BIBLIOGRAFIA 193 18. Cerámica del estilo Tierra de los I ndios.
NOTAS 201 19. Cerámica del estilo Tierra de los I ndios.
20. Cerámica del estilo Santa Ana.
21. Cerámica de varios estilos, T r ujillo.
22. Cerámica de varios estilos, T r ujillo.
23. Cerámica del estilo Betijoque.
24. Figurín de barro del estilo Santa Ana.
25. Figurín de bano del estilo Betijoque.
26. Figurín de bar ro de estilo no determinado, Trujillo.
27. Figurín de barro de estilo no determinado, Trujillo.
28. Figurines de piedra, Tr ujillo.
29. Trabajo ornamental en piedra, T r ujillo.
30. Figuras de azabache y metal, Venezuela occidental.
31. Cerámica de los estilos La Cabrera y Barrancas.
32. Cerámica de los estilos Los Barrancos y Ba rrancas.
33. Cerámica del estilo Los Barrancos.
34. Cerámica del estilo Los Barrancos.
35. Cerámica y pipas de barro de los estilos Los Barrancos y
El Palito.
36. Majadero de piedra y pipa de barro de los estilos El Pa-
lito y La Cabrera.

XI
LAMl~AS XIII
XII Arqueología Venezolana
16. Cerámica del estilo Santa Ana.
37. Figurín de barro del estilo Los Barrancos. 17. Cronología de la serie Barrancoide.
38. Flauta de hueso, estilo La Cabrera y pintaderas de barro 18. Cerámica del estilo Barrancas.
de Los Llanos. 19. Cronología de la serie Arauquinoide.
39. Cerámica del estilo Valencia. 20. Cerámica del estilo Arauquln.
40. Cerámica del estilo Valencia. 21. Cronología de Ja serie Valencioide.
41. Figurines de barro del estilo Valencia. 22. Cerámica del estilo Valencia.
42. Figurines de barro del estilo Valencia. 23. Cro nología de la serie Ocumaroide.
43. Figurines de barro del estilo Valencia. 24. Cerámica del estilo Ocumare.
44. Figurines de barro del estilo Valencia. 25. Cronología de la serie Memoide.
45. Pipa de barro del estilo Valencia. 26. Cerámica del estilo Memo.
46. Pendiente de concha, Venezuela central y cerámica del 27. Cerámica del estilo Río Guapo.
estilo E l Agu.a . 28. Cronología de la serie Saladoide.
47. Cerámica del estilo El Mayal. 29. Cerámica del estilo Salade1·0.
48. Ruinas de Nueva Cádiz. 30. Cerámica del estilo El :\layal.
49. Entierro en Nueva Cádiz. 31. Etapas del desarrollo de la serie Saladoide.
50. Cerámica de Nueva Cádiz. 32. Cl'onología de la serie Guayabitoide.
51. Cerámica de Nueva Cádiz. 33. Cerámica del estilo Guaya.bita.
52. Cerámica de Nueva Cádiz. 34. Cerámica del estilo Cabrantica.
53. Sellos de plomo y barro de Nueva Cádiz.
54. Escultura de piedra de Nueva Cádiz. Tablas
55. Escultura de piedra de Nueva Cádiz. l. Fechas absolutas de las épocas.
1. Fechas de la dispersión Saladoide hacia las Antillas.
Figuras del Texto
t. Areas de desarrollo cultural en América t ropical
2. Regiones topográficas y áreas arqueológicas en Venezuela.
3. Cronología relativa de las costa oriental y occidental de
Venezuela.
4. Cronología de Ja seri~ Joboide.
5. Artefactos del complejo El J obo y uso de lanza arrojadiza.
6. Cronología de Ja serie Manicuai'Oide.
7. Artefactos del complejo :\1:anicuare y p1-obable enmanga-
miento de una punta ósea.
8. Cerámica del estilo Rancho Peludo.
9. Cronología de Ja serie Dabajuroide.
10. Cerámica del estilo Dabajuro.
11. Cronología de la serie Tocuyanoide.
12. Cerámica del estilo Tocuyano.
13. Cronología de Ja serie Tierroide.
14. Cerámica del estilo Tierra de los Indios.
15. Cerámica del estilo La Pitia .
1. / ,\TTRODUCCION

A. ORIGE~ Y DESARROLLO DEL Il\"DIO AMERI CANO

Generalmente se está de acuerdo en que el Indio


Americano entró al Nuevo 1.1undo desde Asia. Atra-
vesó al Estrecho de Behring y llegó a Alaska du1·ante
la última Edad de Hielo, cuando el ma1· se encontraba
a un nivel más bajo que hoy día y el estrecho posible-
mente estaba seco. Avanzando primero hacia el Este,
el Indio Americano se dirigió luego al Sur, r umbo a
las llanuras centrales de Norteamérica, para lo cual
atravesó la brecha que existía entonces en las capas de
hielo que cubrían gran parte de Canadá. Luego se dis-
persó por el territorio de los Estados Unidos, siguió
a México y Centroamérica y, finalmente, se expandió
por Suramérica.
Aunque estos sucesos comenzaron probablemente
hace unos 40.000 años A. C., es p()co lo que sabemos
sobre ellos antes del advenimiento de la llamada época
Paleo-India, alrededor de 15.000 años A. C. En esta
época los indios parecen haber vivido principalmente
en el interior de ~orte y Sur América, donde subsistían
de la caza de enormes mamíferos terrestres, hoy ex-
tinguidos, pero que abundaban por entonces, tales co-
mo el mamut, el caballo americano y el camello. Son
muy característicos los mataderos, en donde estos ani-
males eran sacrificados. Los implementos principales
consistían en puntas de proyectil no pulimentadas que
indudablemente estaban sujetas a una especie de fle-
cha de madel'a y usadas con un propulsor. Los Paleo-
Indios vivían a veces en cuevas, pero comúnmente ha-
1
Introducción 3
2 Arqueología Venezolana
cían sus campamentos en las llanuras abiertas donde Tanto las formas de vida Paleo-India como la
cazaban (l ) . Meso-India sobrevivieron en las regiones más remotas
Al finaliz ar Ja Edad del Hielo, alrededor del año de América hasta la llegada de los Europeos, pero en
8.000 A. C. los indios comenzaron a modificar su cul- la mayor parte del Nuevo Mundo los indios entrar<in
t ura como respuesta a un clima más cálido. Conti- en una nueva época, la Neo-India, alrededor del
nuaron la caza de grandes mamíferos terrestres sola- 1.000 A. C. y continuaron hasta que la llegada de los
mente en las regiones que hoy corresponden a las lla- Europeos puso fin a ella alrededor de 1.500 D. C.
nuras centrales de Estados Unidos y la A1·gentina. La forma básica de subsistencia es ahora la agricul-
En otros lugares, comenzaron a fiarse más de otros tura, la cual anteriormente había sido tan ineficaz
medios de subsistencia, como la pesca, a lo largo de que contribuyó relativamente poco a la dieta. Su ere·
las costas marinas y riberas fluviales, la recolección ciente eficacia permitió la existencia de una población
de vegetales silvestres en el interior y, fina 1mente, co- más numerosa y sedentaria, que vivió en poblados
mienza la agricultura. Podemos refel·irnos a la época compuestos de casas más estables. México y Perú,
que presenció estos eventos como a la época Meso-In- finalmente, se convirtieron en grandes aglomeracio-
dia, la cual duró ap1·oximadamente de 5.000-1.000 A. C. nes, después en ciudades que se1·vían de centros admi-
· Restos de esta época se encuentran con mayor nistrativos, comerciales y religiosos a los reinos e
frecuencia en las islas -incluyendo Jas Antillas- inclusive a imperios. Pero en otras áreas los Neo-In-
que fueron colonizadas por primera vez en esta época dios no alcanzaron tal grado de civilización. En todas
a lo largo de las costas marinas y riberas fluviales, partes, sin embargo, la creciente eficacia de la agri-
en donde los Meso-Indios han dejado restos de s u co- cultura permitió más tiempo libre para el desarrollo
mida en concheros que consisten en montones de del arte y la religión. México, en particular, akanz6
conchas y huesos de peces. E stos concheros también gi·an destreza en la escritura, astronomía y matemá-
contienen fogones y ocasionaJmente entierros. Tierra ticas, mientras que Jos indios peruanos y sus vecinos
adentro no encontramos concheros; allí debemos bus- se hicieron hábiles en la metalurgia y el tejido, en los
car solamente fogones acompañados de depósitos dis- cuales sobrepasaron eh ciertos aspectos a sus contem-
persos de implementos y huesos de animales, en laa poráneos del Viejo Mundo (3).
cuevas o al aire libre. Ahora hay una vaTiedad más Los materiales del período N'eo-Indio son ricos y
grande de implementos que en los depósitos Paleo- variados. No só1o incluyen restos de comida, fogones
Indios, incluyendo piedras pulidas y no pulimentadas. y entierros, sino también construcciones religiosas y
Lo más típico son morteros o piedras de moler; fue- residenciales, algunas veces levantadas sob1·e montícu-
ron usados primero para tTiturar los vegetales silves- los o pirámides. La cerámica está presente en todas
tres comestibles y más tarde también para preparar )Jartes, excepto en los sobrevivientes Pa!eo y Meso-In-
las primeras plantas cultivadas. La cerámica igual- dios. Otros materiales, tales como hueso, concha, algo-
mente hace su aparición en los sitios Meso-Indios más dón e inclusive metales, son usados frecuentemente
tardíos de Centro y Suramérica, pero no se encuentra para hacer artefactos. El inventario de imp~ementos,
en épocas anteriores (2).
4 A 'rqueología V enezol.ana lntrod1wción
antes esencialmente utilitarios, incluye ahora muchas tribalEs: ( 4) Venezuela constituye el enlace entre est~s
clases de objetos ceremoniales y "problemáticos", así dos partes mayores del Nuevo Mundo, y el conoci-
como también adornos que se encuentran frecuente- miento de su arquelogía es por ello esencial para en-.
mente en tumbas. tender los desarrollos ocurridos en cada una de
Cuando hablemos de la A1·queología Venezolana
estas áreas.
tendremos la oportunidad de referirnos también a una Los arqueólogos dividen ahora a la América Nu-
época Indo-Hispana, ya que . lus indios locales han so- clear en tres áreas mayores de desarrollo ( Fig. 1) :
brevivido en cierto número desde la época de Ja lle-
gada de los españoles, alrededor de 1.500 D. C. hasta FIG. l.
el presente. Los sitios de esta época que han sido
estudiados incluyen no sólo poblados indígenas, sino
también misiones y otros asentamientos españoles en
los cuales se encuentran artefactos indígenas.

B. LUGAR QUE OCUPA VENEZUELA EN LA PREHISTORIA


AMERICA!\TA
..•
1

''
\.,,
Los restos Paleo y Meso-Indios en Venezuela son MES°b-Af!IERICA
tan ricos como los hallados en otras partes del Nuevo .......................
Mundo; sin embargo, el país se quedó rezagado du- ·--..',
{
rante la época Neo-India y sus aborígenes nunca al- AREA 1

canzaron la etapa de civilización lograda en México INTER~:;ltAR~:,/


y Perú. No desarrollaron los aborígenes venezolanos
•' 11
una arquitectura monumental, ciudades, escritura, \ \
metalurgia nj el tejido excelente que caracterizaron ANDES CENTRALE~
\ \
a los indios más civilizados de América. Sin embargo, ' \
produjeron una cantidad resp€table de formas de arte, ARE~S DE DESARROLLO CULTURAL EN
especialmente de cerámica, y sus objebs ceremoniales
AMERICA TROPICAL
son dignos también de estudio, como trataremos de
demostrarlo en este libro.
Venezuela atrajo cierta atención debido a su ubi-
cación geográfica en medio de la América Nuclear, l. Meso-América: Incluye las dos terceras par-
esto es, entre las áreas occidentales donde se des- tes septentrionales de México y la mitad i:o:;~eña. ?e
arrolló la civilización, y las áreas menos civilizadas Centroamérica, y fué el asiento de la civ1hzac10n
de América Latina Oriental, que sólo tenían culturas indígena mexicana. .
2. Los Andes centrales: Comprende las pa_rtes
6 Arqueologí~ Venezolana
Introducción 7
costeñas y andinas de Per ú, j unto con las montañas
de Ecuador y la parte noroccidental de Bolivia, en India. Desde princ1p1os de la Era Cl"istiana el maíz
donde la segunda serie de civilizaciones indígenas constituía el medio básico de subsistencia en Meso-
se desarrolló durante los tiempQs prehistóricos. américa, Los Andes Centrales y el Area Intermedia,
3. El Area Intermedia: Esta es Ja vasta re- incluyendo el occidente de Venezuela ( 5).
gión entre Mesoamérica y Los Andes centrales que Según Sauer ( 6) , la yuca fué domesticada prime-
t iene por centro Colombia e incluye además 1a par- ramente en Venezuela, pero este hecho es menos pro-
te sur de Centroamérica, las costas de Ecuador y bable que el origen mesoamericano del maíz. Al co-
occidente de Venezuela. Por alguna causa desco- mienzo de la época Neo-India el maíz era probable-
nocida, sus habitantes no lograron una civilización, mente el alimento p1·imordial en el oriente venezo-
no obstante los contactos que t uvieron con sus ve- lano, y en los comienzos de la Era Cristiana se dif un-
cinos civilizados del Norte y el Sur. d ió por el resto de las áreas Caribe y Amazonia (7).
En la América Latina Oriental, podemos distin- Otros elementos culturales muestran una dicoto-
guir dos áreas básicas de desarrollo cultural que son mía similar. Como lo va a ilustrar este volumen, la
de interés para Venezuela (Fig. 1) : cerámica del occidente de Venezuela está relacionada
l. El Area Caribe: Incluye las Indias Occi- con Ja cerámica del i·esto del Area Intermedia, espe-
dentales, la mitad oriental de Venezuela y la mitad cialmente con la cerámica de Colombia y América
meridional de las Guayanas. Central, mientras que la cerámica del este venezolano
2. Amazonia: Comprende la cuenca del Ama- se relaciona con la del resto, del área CaTibe, inclu-
zonas en Brasil y los países vecinos, entre ellos el yendo las Indias Occidentales y la Guayana Británica.
sur de Venezuela. De modo similar, el occidente de Venezuela comparte
Una dife1·encia básica entre América ~uclear y la un número de tipos de figurines, amuletos y otros
parte oriental de América Latina consiste en que el objetos ce1·emoniales con el Area Intermedia, pero ta-
maíz fué el producto agrícola básico en el oeste (junto les objetos están prácticamente ausentes en el orien-
con la papa, en las partes elevadas de Los Andes), te del país.
mientras que la yuca era el artículo alimenticio p1·in - Osgood (8) ha comparado esta situación a la for-
cipal en el este. Esta distinción es acertada y valedera ma de la letra H. La parte izqu ierda simboliza Amé-
para Venezuela. La parte occidental del país que per- rica Nuclear (México y Perú ) con su desa1-rollo ba-
tenecía al Area Intermedia cultivó preferentemente sado en la agricultura del maíz. La parte derecha r e-
el maíz, mientras que la parte oriental y sur de Vene- presenta el este de Latinoamérica, en donde el ali-
zuela, que corresponde al área Caribe y Amazónica res- mento básico fué la yuca. Venezuela rep1·esenta el seg-
pectivamente, cultivó Ja yuca. mento intermedio que conecta estas dos líneas de des-
Se ha aceptado que la verdadera agricultura a arrollo y así su arqueología se presenta como un enla-
base del cultivo del maíz tuvo sus orígenes en Meso- ce positivo para determinar las relaciones entre aque-
América y que ,expandiéndose hacia el Sur, llegó al llas dos zonas. Los puntos donde el segmento interme-
occidente de Suramérica a comienzos de la época N'eo- dio se une a los segmentos perpendiculares, tanto en el
8 Arqueología Venezol.ana l ntroducción
este como en el oeste Venezolano, corresponden a los grupos han ofrecido mate1·ial arqueológico: los Ro-
lugares donde el país ha contribuido positivamente a ques, en la costa central ; y Margarita, Cubagua y
las dos líneas de desarrollo. Hemos visto que la do- Coche, que forman un grupo en la costa oriental.
mesticación de la yuca pudo haber sido tal contri- Nos referiremos a las últimas como p2rtenecientes
bución. Intentaremos demostrar otras contribuciones al área de Porlamar, según el nombre de su centro
en el ti·anscurso del presente volumen. poblado actual (Fig. 2).
2. La Costa: Debido a que la mayor paTte de
C. VENEZUELA Y SUS RESTOS nuestro trabajo conjun:o se concentró en la zona
costera, el mayor número de áreas (diez en total)
Venezuela tiene una topografía diversificada (9). fu e localizado en esta zona. Estas áreas han sido
Se pueden distinguir cinco regiones principales: las denominadas según los centros poblados, desde Ma-
islas, la costa, las montañas, los llanos y el río Orino- racaibo, en la hoya del mismo nombre, en la fron-
co (Fig. 2). Idealmente también deberíamos incluir tera colombiana, hasta Güiria, en la Península de
la parte venezolana de Guayana y Amazonia cono- Paria, opuesta a la isla de Trinidad. Una tercera
c~das como Guayana y Territorio Amazonas, 'respec- área de importancia es Puerto Cabello, en el centro
tivamente; sin emba1·go, estas dos regiones son muy del país, de más fácil acceso a las montañas.
poco conocidas desde el punto de vista arqueológico. 3. Las Montañas: Estas no sólo comprenden
Dentro de estas cinco regiones, los sitios arqueo- la parte venezolana de Los Andes, que se extienden
lógicos tienden a encontrarse agrupados. Esto se debe en dirección noroeste, desde la frontera de Colombia
en parte al hecho de que la investigación arqueológica hasta la costa central, sino también la Cordillera
se ha realizado más intensamente en algunas áreas del Caribe, paralela a la costa central. La Cordillera
que en otras, pero aparentemente refleja también la Oriental, a lo largo de la costa oriental, es muy poco
tendencia de los indios a concentrarse en estos luga- conocida para se1· descrita aquí. Se pueden distin-
res. Es más, hay cierta correspondencia entre los cen- guir tres áreas en el sur de Los Andes, dos en Los
tros poblados actuales y los habitados por los aborí- Andes bajos y pie de monte hacia el norte y este,
genes. Siendo este el caso, es conveniente usar los y tres en la cordillera del Caribe. El área más im-
nombres de los centros poblados modernos para las portante es la de Valencia, que comprende la hoya
áreas locales en donde se han encontrado sitios ar- del mismo nombre, sit uada en el punto en donde Los
queológicos. Se conocen diversas áreas de concentl'a- Andes se unen a la Cordillera del Caribe, detrás del
ción en cada una de las cinco regiones (Fig. 2) : ái·ea costeña de Puerto Cabello.
1. Las 1slas: Estas incluyen las islas venezo- 4. Los Llanos: Los Llanos se extienden al es-
lanas situadas a · lo largo de la Costa del Caribe te y sur de las montañas hasta las márgenes del
comprendiendo desde las islas de Aruba, Curaza~ Orinoco. Relativamente escasas investigaciones ar-
Y Donaire al oeste, hasta las islas británicas de Tri- queológicas se han realizado allí, y sólo podemos dis-
nidad y Tobago, al este. Hasta ahora dos de estos tinguir hes áreas: Barinas en el oeste, San Fer-
nando y Valle de la Pascua en el centro. Hasta aho-
10 A rquaología Venezolana Introducción 11

ra han sido poco afortunados los esfuerz'.)s para en- rrancas en la baja (Fig. 2). El último ha sido estu-
contrar sitios arqueológicos importantes. diado con más intensidad debido a su aparente co-
5. El Orinoco: E l Orinoco generalmente es di- nexión con las Indias Occidentales y la Guayana
vidido en tres pa1·tes: Alto, Medio y Bajo Orino- Británica.
Volviendo ahora a los tipos de restos que se en-
Fl G. 2 .
cuentran en estas regiones, podemos notar primera-
IJIUIA
~ MAR CAR I BE mente la presencia de varios mataderos donde los Pa-
leo-Indios sacrificaban sus presas (lámina 1). El res-
¿j-BARUDOS to de los sitios Paleo-Indios consiste en pequ eños dep6-
sitos de piedras frabajadas o sin trabajar que se en-
cuentran en Ja superficie y que ca1·ecen totalmente de
restos de comida. Estos sitios pueden haber sido cam-
pamentos o talleres (lámina 2)-
La gran mayor ía de los yacimientos Meso y Neo-
Indios son lugares de habitación. Algunos son tan pe-
queños y tan superficiales que pudieron haber servido
de campamentos, pero los más son lo suficientemente
COLO MBI A profundos y grandes para indicar la presencia de pue-
blos más o menos permanentes (láminas 5, A). Todos
contienen fragmentos de implementos y de utensilios
y la mayoría t ienen además restos de comida que con-
sisten principalmente en conchas y huesos de peces
(a lo largo de la costa y en las islas) y de restos de
9RAZI L animales (en el interior). Fogones y entierros se en-
cuentran tanto en los desperdicios de Ja costa del país
como en el interior. Estos entierros contienen excep-
cionalmente objetos funerarios.
El único ti po de yacimiento común a ambos, co-
mún tanto a sitios Meso como a sitios N ~o-Indíos, es el
REGIONES TOPOGRAFICAS Y AREAS ARQUEOLOGtCAS petroglifo o grabado en rocas (lámina 11, A). Tam-
DE VENEZUELA bién a veces hay diseños pintados sobre las paredes de
co. (10) Aquí distinguiremos cuatro concentracio- cuevas o en abrigos rocosos (lámina 11, B) .
nes de sitios, denominados de acuerd'.:> a los cuatro Los tiPos de los sitios restantes se limitan a las
asient-Os mode1·nos de San Fe1·nando y Puerto Aya- épocas Neo-India .e Indo-Hispana. Tanto en la hoya
cucho en Ja parte alta, Parmana en la media y Ba- de Valencia, en las montañas centrales, como en los
llanos occidentales y centrales, hay montículos de tie-
12 Arqueología Venezolana lntrodncción 13

rra, conocidos localmente como médanos {lámina 10, rios ornamentos, casi siempre pendientes en forma
C). No todos ellos son resultados de la acumulación de de murciélagos hechos de piedra y de concha ( !á-
desperdicios, tal como fue el caso de los concheros; mina 28, B).
algunos fueron levantados intencionalmente por los Los españoles introdujeron verdaderas construc-
indios para elevar sus casas y entierros por encima ciones de albañilería, que han sido bien estudiadas en
de las inundaciones que prevalecían en los Llanos du- el sitio de Nueva Cádiz, en la Isla de Cubagua, que
Tante la época de lluvias. Restos de un palafito fue- fue Ja primera ciudad establecida por los europeos en
ron hallados en un montículo. Probablemente los in- Suramérica (lámina 48). Var ias murallas burdas de
dios habían cubierto los montículos con basura para piedra, especialmente en Vigirima, en la hoya de Va-
levantar el fondo al nivel de sus casas (11). lencia, se cree fueron levantadas por los indios, pero
Largos caminos de tierra, llamados calzadas se su uso es aún desconocido.
conocen en el área de Barinas en la parte occidental Como nuestras excavaciones se realizaron más en
de los Llanos (láminas 10, A, B). Estos fueron cons- i·estos de habitación que en construcciones elaboradas,
truidos presumiblemente para servir de caminos cuan- como las descritas arriba, sería conveniente por razo-
do los llanos circundantes eran inundados durante la nes que luego expondremos, decir algo sobre los
estación de lluvias (12). Zanjas aborígenes y marmi- artefactos contenidos en los depósitos con desper-
tas artificiales, cuyo significado se desconoce, se loca- dicios que se han hallado en Venezuela. ' Los sitios ar-
lizaron al sur del país (lámina 11, F.). J\iJorteros y queológicos de difen~ntP.s épocas varían mucho. Los
cuencas para afilar hachas se encuentran en la super- yacimientos Paleo-Indios han producido un número
fic ie rocosa como resultado del trabajo de amolar considerable de a1·tefactos líticos (lámina 3), inclu-
instrumentos. yendo puntas de proyectil, cuchillos, raspadores y ha-
Muchos de los campos de cultivo nivelados en Los chas de mano para machacar (15). Huesos rayados
Andes, rodeados por montículos de piedra fueron cons- también aparecieron en un sitio (lámina 4), pero no
truidos por los indios; estos montículos han sido de- se encontraron artefactos de barro o concha n i obje-
nominados poyos ( 13). Los indios andinos también tos de arte. /
cavaron 'l'nintoyes, pozos delineados por piedras que En contraste, en los concheros Meso-Indios los
contienen una cámara que se extiende a un lado de artefactos son escasos y es necesario excavar bastante
la base (lámina 11, C). Estos fueron usados como para obtener una muestra adecuada de éstos. Sin em-
graneros, para almacenar papas y como tumbas. Los bargo, hay más variedad que en Jos sitios Paleo-Indios,
indios depositaron en ellos vasijas de cerámica, figu- incluyendo no sólo lascas, que pudieron ser usadas co-
rines y pendientes junto con los cadáveres (14). El mo cuchillos y raspadores, sino también puntas de pro-
t érmino mintoy, así como el de santuario, también se yectil, la gubia de concha, pendientes, artefactos de
aplica a ciertas cuevas de Los Andes, que los indios piedra de dos puntas, etc. (láminas 7, 8). Puntas de
usaron para ceremonias o para entierros. De ellos se proyectil líticas casi no existen en los concheros de la
obtuvo una rica cosecha de vasijas de cerámica, ídolos costa, pero éstas se han encontrado en un sitio Meso-
hechos de piedra o barro en forma de figurinas y va- Indio, tierra adentro, en la parte oriental del país
14 Arqueowgía Venezolana
(lámina 6). Vasijas de ce1·ámica también son cono-
cidas en un solo sitio del interior, en el occidente.
Los desperdicios Neo-Indios son sumamente ricos
en cerámica, de gran variedad y complejidad; pero
otros tipos de implementos, son aún más difíciles de
encontrar en estos yacimientos que en los Meso-Indios.
Hay variedad de hachas líticas y de concha, cuentas
de collar de piedra y pendientes, puntas de hueso, pe-
ro en número tan escaso que la arqueología Neo-India
se tiene que limitar casi exclusivamente a la cerá-
mica (láminas 12-47).

2. ENFOQUE PARA . LA ARQUEOLOGIA


VENEZOLANA

A. DESARROLLO DE LA ARQUEOLOGIA VENEZOLANA

En este resumen nos limitaremos a mencionar


algunas de las .personas que han practicado la A1·-
queología en Venezuela y para una información más
detallada remitimos al lector a nuestra monogrf1.fía
técnica (16). Los pioneros en este campo fueron Adol-
fo Ernst y Vicente Marcano. Ernst fue el primer di-
rector del Museo. de Ciencias en los años ochenta del
siglo pasado y, . como sus contemporáneos en otros paí-
ses, se dedicó a todas .las facetas de la historia natural,
· incluyendo la Art¡ueología. Publicó estudios descrip-
tivos de las colecciones que se estaban f ormando1 esp2-
cialmente de Los Andes (17).
Vicente :Marcano fue el primero en realizar exca-
vaciones sistemáticas en Venezuela. En 1887 excavó
varios montículos en el exfremo oriental del Lago de
Valencia, en la Cordillera del Caribe. El informe sobre
15
Arqueología V cnezolana Enfoque para la Arqueología Venezolana 11

su trabajo fue escrito por su hermano Gaspar Mar- trabajo de campo, en 1933 y 1934 ( 25). Estos arqueó-
cano en 1889 (18). logos introdujeron la técnica de estratigrafía artifi-
Tulio Febres Cordero ( 19) y Mario Briceño ll'a- cial que había sido desarrollada en los Estados Unidos
gorry (20) continuaron Ja labor de Ernst, y estu- duraut~ la década anterior. Ellos no sólo excavaron
diaron colecciones arqueológicas. Ambos se interesa- para obtener especímenes sino también para distin-
ron por la historia y trataron de identificar los arte- guir las diferencias culturales y fechar los sitios des-
factos con las tribus que Jos hicieron, mencionadas en cubiertos en base a estas diferencias.
las fuentes históricas. Osgood volvió a Venezuela en 1941 junto con el
Luis R. Oramas (21) y Alfredo Jahn (22) fue- argentino George D. Howard, quien entonces era estu-
ron los principales excavadores durante Jos primeros diante en Ja Universidad de Yale. Ambos realizaron
decenios del siglo veinte. Comenzando con los montícu- una exploración sistemática de la arqueología del país
los de la hoya del Lago de Valencia, ambos desple- e hicie1·on excavaciones de sondeo en cuatro de las
garon su trabajo hacia el este y oeste de las montañas. cinco regiones topográficas, esto es, en la costa, en las
Oramas también excavó en los llanos occidentales. montañas, en los llanos, y en la región del Orinoco.
Igual que Marcano, su propósito básico era recolectar Su publicación suministró la primera versión global
artefactos e identificarlos con los indios que Jos de la arqueología venezolana (26). Posteriormente,
hicieron. Howard continuó este trabajo y excavó intensiva-
En 1930, el doctor Rafael Requena comenzó a inte- mente en Ronquín, en el Orinoco medio (27).
resarse por los montículos del Lago de Valencia y en- En 1945, 'Valter Dupouy, Antonio Requena y
cargó al profesor Ma1·io del Castillo de las excava- Cruxent realizaron un número semejante de excava-
ciones. Más tarde describió el material hallado en su ciones intensivas en el entonces recién descubierto si-
libro Vestigios de la Atlántida (23), el cual, a pesar tio de El Palito, en la costa central. Esta fue la prime-
de sus especulaciones fantásticas, atrajo mucha aten- ra vez que el método estratigráfico fue aplicado por ar-
ción y estimuló enormemente el desarrollo de la ar- queólogos venezolanos y los resultados demostraron
queología venezolana. Su hijo, Antonio Requena (24), la importancia que este suceso tuvo para el estableci-
ha continuado su actividad en este campo. Invitó tam- miento de una c1·onología en Venezuela.
bién Rafael Rcquena a tres destacados arqueólogos El trabajo conjunto que dio por resultado el pre-
norteamericanos pa1·a r ealizar excavaciones en Vene- sente volumen, comenzó durante el verano de 1946,
zuela. En respuesta a su petición, Wendell C. Bennett, cuando Rouse hizo escala en Caracas en un viaje a
del Museo de Historia Natural de Nueva York, exca- Trinidad. En ese entonces recolectamos material en va-
vó uno de los montículos de Valencia en 1932, Cor- rios sitios de los alrededores de la ciudad de Caracas.
nelius Osgood, de la liniv~rsidad de Yale, excavó otro Rouse volvió en 1950 y entonces, los dos excavamos
en 1933 y Alfred Kidder 11, de la Universidad de Har- intensivamente usando el método estratigráfico· en
vard, trabajó en la hoya del Lago de Valencia, así c0- Manicuare, en la costa oriental, Barrancas, en el bajo
mo también en Los Andes, en sucesivas temporadas de Orinoco y cerca de Barquisimeto en el occidente. La
idea de escribfr una monografía general sobre arqueo-
18 Arqueología Venezolana Enfoque para la Arqueología Venewlana 19
logía venezolana destinada a poner al día el estudio de grupos étnicos que ocuparon un sitio determinado.
Osgood y Howard y de establecer una cronología gene- El método de identificación tribal ha mostrado
ral para el país cristalizó durante una visita ulterior ser por varias razones poco satisfactorio. Las fuentes
de Cruxent a los Estados Unidos y fue llevada a la son generalmente tan imprecisas que sólo permit€n
práctica durante los ti·es viajes adicionales de Rouse a hacer identificaciones contradictorias. Por ejemplo,
Venezuela en 1955, 1956 y 1957. En estos lapsos reali- un congreso l'eciente sobre arqueología de las Antillas
zamos trabajos complementarios de campo para llenar Menores (28), terminó en completo desacuerdo en re-
los vacío.s en materia de conocimiento, confrontar pun- lación a si los restos arqueológicos de esta región fue -
tos dudosos y particularmente obtener carbón para los ron producidos por los Arawacos isleños o si fueron
análisis de carbono catorce (C 14) en el Laboratorio hechos por los Caribes isleños. Más aún, el método
Geocronométrico de la Universidad de Yale. Rouse sólo es aplicable a la época Indo-Hispana, a la cual
volvió a Venezuela nuevamente en 1961 y 1962 para las fuentes hacen referencia. Cuando uno retrocede en
colaborar en el presente volumen y realizar trabajos el tiempo a las épocas Keo, Meso y Paleo-India, el
de campo complementarios. método se hace más y más difícil en su aplicación
Antes de finalizar queremos mencionar la visita debido a que las tribus y los grupos lingüísticos se
a Venezuela de Clifford Evans y Betty J. Meggers, diferenciaban considerablemente de aquellos que exis-
del U. S. National Museum, quienes por invitación de tieron durante los tiempos históricos. En r ealidad es
Cruxent excavaron junto con éste durante el invierno prácticamente imposible reconocer las tribus y los len-
de 1957 para continuar los descubrimientos que él guajes que existieron durante la épocas Paleo y
había hecho en el área de San Fernando, en el alto Meso-India; consecuentemente con el descubrimiento
Orinoco y su afluente el Ventuari (28). Este trabajo de los restos de estas épocas en Venezuela, el método
nos suministra el primer conocimiento de la arqueo- de identificación tribal se ha vuelto poco aplicable.
logía del sur de Venezuela, y amplía la investigación E11- su lugar, los arqueólogos europeos y ameri-
conjunta de los autores del presente ensayo. canos acostumbran establecer únicamente unidades
culturales arqueológicas (29). Pa1·a este enfoque es
B. TRIBUS VERSUS CULTURAS recomendable limitarse a los restos de comunidades
prehistóricas y en particular a los restos de habitación
Como en las otras partes del mundo, el enfoque dejados por cada comunidad capaz de proveer más
de la arqueoiogía venezolana ha cambiado radical- información sobre las actividades de ésta que, pon·
mente durante los últimos años. Hasta los años trein- gamos por caso, un peb·oglifo o un altar, en una
ta, como hemos visto, la Arqueología se realizaba en cueva. E l problema consiste en extraer de los restos
base a la recolección indi scriminada de especímenes y dejados por cada comunidad c1·iterios que permitan
en la consiguiente identificación de las tribus que los agrupar las comunidades en unidades susceptibles de
produjeron a través de las referencias dadas en las sustituir a las tribus etnológicas.
fuentes históricas. La tendencia moderna consiste en Para lograr esto uno debe excavar estratigráfica-
excavar, y luego determinar las culturas, esto es, los mente los restos. es decir. dividiendo las excavaciones
20 Arqueología Venezolana Enfoqu.e para la A ·rqueología Venezolana 21

en secciones y niveles arbitrarios. Luego los materia- · los arqueólogos Paleo-Indios prefieren usar el términ')
les de cada sección y nivel pueden ser comparados pa- complejo porque indica que ellos han definido su cul-
ra determinar si el sitio ha sido ocupado por una sola tura en base a una combinación de tipos de implemen-
comunidad o por var ias comunidades sucesivas, cada mentos que se repiten de un sitio a otro., Los arqueó-
una con su cultura característica. Uno puede encon- logos paleolíticos franceses prefie1·en usar el término
trar, por ejemplo, que el nivel más bajo de un sitio "industria", basándose en los métodos de manufactura.
representa una comunidad diferente a la del nivel más En nuestra monografía técnica y también en este
alto, o también que las secciones de un extremo del si- volumen usamos el término "complejo" para las uni-
tio fueron ocupadas por una comunidad posteriormen- dades Paleo y :Yieso-Indias por las 1·azones antes men-
te al tiempo en que fueron ocupadas las secciones del cionadas. Pero usamos el término "estilo" para las
otro extremo del sitio, o que cada una de estas comu- culturas Neo-Indias e Indo-Hispanas para indicar que
nidades tuvo una cultura diferente. aquellas unidades están definidas principalmente a
Comparando comunidades en diferentes sitios partir de rasgos cerámicos. Habría sido para nosotros
que han sido identificadas en esta forma, los arqueó- prácticamente imposible emplear otros criterios ya
logos descubren que muchas de ellas comparten o par- que, como hemos dicho, hay muy poco material no-ce-
ticipan de la misma cultura, esto es, que ellos tenían rámico en los sitios Neo-Indios e Indo-Hispanos. En
la misma clase de artefactos y utensilios, los mismos efecto, cada complejo Paleo y Meso-Indio consiste en
medios de subsistencia, los mismos patrones de asen- una combinación particular de tipos de implementos
tamiento, los mismos utensilios religiosos, etc. Pode- que sé repiten de un "componente" a otro, esto es, en
mos decir que tales comunidades constituyen una sola diferentes comunidades y que, en consecuencia, nos
"cultura" y, en consecuencia, denominarlas según un permiten identifica1· a los componentes y, a través de
sitio característico ya sea por el lugar donde la cul- ellos, a las comunidades como una sola unidad. Cada
tura fue encontrada primero o por otro donde ésta estilo, asimismo consiste en una combinación recu-
esté mejor representada. (30). nente de rasgos cerámicos, ya sea de material, de
Los a1·queólogos usan casi siempre diferentes tér- forma o de decoración, estilo que constituye la base
minos técnicos para refeJ"irse a las unidades arriba para una agrupación semejante de componentes Neo-
mencionadas. En los Estados Unidos, por ejemplo, se Indios o Indo-Hispanos y, por ende, la base de las
acostumbra denominar a las comunidades definidas comunidades.
arqueológicamente como "componentes". La cultura Recientemente \Vatson Smith (32) ha propuesto
compartida por un grupo de comunidades es conocida el término "escuela" en lugar de "estilo". Tiene la ven-
como "complejo", "foco", "fase", "estilo", o "indus- taja de poner énfasis en la gente que fabricó la cerá-
tria" (31). mica, o sea en Ja comunidad que, como hemos visto,
Esta última divergencia en terminología refle- es básica para el concepto de estilo. Sin embargo, aquí
ja en cierto modo las diferencias en los criterios que seguimos usando el término "estilo" porque podría
los arqueólogos han mantenido para agrupar a los confundirse e1 lector si usásemos términos diferentes
"componentes" dentro de las culturas. Por ejemplo, a los empleados en nuestra monoS},Tafía técnica. (33)
22 Arqueología V enezol.ana
Enfoque pa.r a la A rqueologf.a, Venezolana 28
Debe notarse que el concepto complejo o estilo
reemplaza al término tribu, que fue usado en la Ar- que se formaron cuando, poster iormente, las aguas
queología venezolana en tiempos anteriores. Es más, bajaron, por lo que podemos confirmar que el estilo
estos dos conceptos son sinónimos : una tribu consiste La Cabrera antecede al estilo Valencia (34) .
simplemente en una serie de comunidades históricas En ausencia de estratigrafía o de la posibilidad
que comparten costumbres similares, una lengua co- de relacionar los hallazgos arqueológicos con sucesos
mún, Y frecuentemente un sólo gobierno, asimismo un geológicos o históricos, el arqueólogo debe recurrfr
complejo o un estilo se refiere a una serie de comu- a la técnica conocida como "seriación". En el sentido
nidades prehistóricas (componentes) que comparten más amplio, seriación signi fica colocar un número de
muchas costumbres (tipos de artefactos, patrones de componentes (y a través de ellos a sus complejos o
asentamiento, etc.) aunque no necesariamente el mis- estilos) en un orden lógico. Por ejemplo, uno puede
mo lenguaje o gobierno. encontrar los restos del estilo A en un extremo del
sitio y los del estilo B en el otro con poca o ninguna
C. CRONOLOGIA mezcla, en cuyo caso puede decirse que las gentes de
los estilos A y B ocuparon el sitio en diferentes épo-
Es fácil determinar la existencia de ciertas tribus cas. Sin embargo, no se puede saber si el estilo A
cuando se leen las fechas que las fuentes históricas ocurrió primero o no, a menos que se sea capaz de
les han asignado, pero uno no puede fechar los com- r elacionarlo con otro fenómeno que ha sido fechado.
plejos o estilos de la misma manera, a menos que se Si, poi· ejemplo, se encuentran obj etos de comercio
tenga la suerte de poder identificar un sitio Indo-His- asociados con el estilo A pero no con el B, entonces
pano que esté mencionado en las fu entes. De lo con- puede decirse que el estilo B antecede al estilo A, en
trario, uno debe usar únicamente métodos arqueoló- aquel sitio.
gicos para establecer una cronología. La técnica de la seriación es aplicable en su me-
La mejor forma de hacer esto consiste en encon- jor forma a sitios individuales, como en el ejemplo
trar un "componente" que caractehce un complejo o que acabamos de cita1·, porque es poco probable que
estilo hallado debajo de un componente de otra cul- diferentes componentes pudiesen haber coexistido en
t ura, en cuyo caso uno puede concluir que la cultura el mismo sitio. Si se aplica la técnica en forma más
del componente más bajo es anterio1· a la del compo- amplia a una serie de sitios vecinos, como lo hacemos
nente que se encuentra más arriba. También es posi- en el presente volumen, hay que contar con la posi-
ble relaciona1· los restos de varios complejos o estilos bilidad de coexistencia y por consiguiente la técnica
con hechos geológicos conocidos que han tenido lugar no puede ser usada más allá de los límites de una
en diferentes épocas. Por ejemplo, Kidder pudo corre- localidad restringida.
lacionar el estilo La Cabrera con un periodo en el Una forma especial de seriación ha sido des-
cual el Lago de Valencia estaba subiendo de nivel· a arrollada en los Estados Unidos por James A. Ford
su vez el estilo Valencia se encuentra sobre terr~as (35), por la cual la cerámica se clasifica primeramen-
te en unidades conocidas como tipos. Se realiza en

1
24 Arquaología Venezol.ana Enfoque para /.a Arqueología Venezo/.a-na 25
base al material empleado para poder utilizar tiestos nombre, y El Heneal en la costa central, los cuales
lisos o simples, así como también aquéllos que mues- están asociados con un período en que el nivel del
tran huellas de forma o decoración. El arqueó'ogo de- mar estaba por lo menos 50 cm. más bajo que hoy
termina entonces la popularidad relativa de los varios día y, en consecuencia, podemos decir que son, aproxi-
tipos en cada uno de sus componentes en orden de madamente, contemporáneos.
popularidad creciente o decreciente de los tipos e ilus- La mejor forma de expresar la edad i·elativa de
trando los porcentajes componentes por componentes, los complejos y estilos consiste en escribirlos en un
en un gi·áfico (36). Este método ha mostrado ser muy mapa cronológico. Se traza una columna vertical pa-
útil para practicar divisiones temporales dentro de es- ra cada una de las secuencias locales y se desplazan
tilos individuales o dentro de series de estilos i·ela- los complejos hacia arriba y abajo en las columnas
cionados. Pero como aquí estamos interesados en In hasta que estén en sus niveles adPc11acios para indicar
definición de estilos y en sus interrelaciones en gran la contemporaneidad y la diferencia en edad. Nuestra
escala, no hemos utilizado el método en nuestros es- monografía técnica contiene cinco de estos mapas pa-
tudios. Su aplicación vendrá más ta1·de en la próxima ra las islas venezolanas, la rosta, las montañas, los
etapa de la arqueología venezolana, cuando pasemos llanos y el Orinoco, respectivamente. (37) La figura 3
de las correlaciones de largo alcance a los detalles de
las secuencias, en cada área local.
Usando estos métodos que acabamos de describir, rlG. !i.

el arqueólogo está capacitado para elaborar una se-


cuencia de complejos y estilos dentro de cada loca-
lidad, secuencia que se extiende desde los comienzos rm--
de su ocupación por el hombre hasta el presente. El
arqueólogo entonces debe sincronizar las secuencias de .......
1-....,. . .
diferentes áreas comparando sus complejos y estilos •ro-
.,.,. ~.,.e,.,,.,..,.
para determinar cuáles son contemporáneos. Si un
par de estas culturas ocurre en la misma posición
relativa en dos secuencias locales, si ellas comparten
O-·--
i·asgos que posiblemente pudieron haberSP expanrlirlo l .... _._,.
de una cultura a otra y especialmente si una contiene
objetos que pudieron ser resultados del comercio con
la otra localidad, entonces el arqueólogo puede concluir CAOHOl.Oe14 llll.ATI~ DI: LU COSTAi IMllUTAl.U Y

diciendo que las culturas son contemporáneas. Algu- OCClllOTAl.ES OI VIUlllUILA

nas veces es capaz de comprobar sus sincronizacíones


al correlacionarlas con sucesos históricos o geológicos,
como sucede, por ejemplo, en dos de nuestros com- ilustra el método y representa una vers1on revisada
plejos Meso-Indios, Cubagua, en la isla del mismo de los extremos orientales y occidentales del mapa
26 Arqueowgía Venezolana Enfoque para la Arqueología Venezolana 27
costeño, en donde nuestra investigación ha producido lado experimentalmente y comprobada al estimar ob-
cambios significativos desde la época en que la mono- jetos fechados históricamente como, por ejemplo, las
grafía técnica fue publicada. momias egipcias. Para determinar cuánto tiempo tie-
A ambos lados de la figura 3 hay una sucesión ne que haber transcurrido desde que un organismo
de cinco números romanos, que se refieren a una se- ha muerto, lo único que hay que hacer es extraer su
rie de períodos arbitrarios que hemos establecido pa- carbón, medir el porcentaje de carbono 14 que con-
ra expresar las edades relativas de los varios comple- tiene, restar éste del porcentaje contenido en orga-
jos 1 estilos. Ellos nos permiten decir, por ejemplo, nismos vivientes y dividir el resultado por el porcen-
que dos estilos coexisten en el período lI o que un es- taje del Carbono 14 que se descompone cada año (38).
tilo dado persiste del período JI al III. En efecto, Gracias a Ja colaboración del Laboratorio Geo-
esta es la forma en que el arqueólogo puede decir que cronométrico de la Universidad de Yale, que ha ana-
una cierta tribu vivió durante los siglos XVIII y XIX; lizado la mayoría de nuestras muestras, tenemos aho-
método que provee al arqueólogo de una escala rela- ra una serie de 57 fechas para Venezuela, que se enu-
tiva de tiempo que reemplaza al calendario cristiano. meran en el apéndice. Estas fechas permiten asignar
Las cuatro grandes épocas de ocupación indígena valores absolutos a los períodos relativos, como se
en el Nuevo Mundo, resumidas al comienzo de este indica en la tabla l.
libro, pueden ahora ser fechadas en base a nuestra
escala temporal relativa. Como mostramos en la fi-
gura 3, la época Paleo-India carece de un período co- TABLA 1. FECHAS ABSOLUTAS DE LAS EPOCAS
rrespondiente porque no se había descubierto aún en E POCAS PERIODOS FECHA AISOLVTA .
el tiempo que elaboramos la escala temporal. La época
· PALEO-INDIO 1e.ooo - e. ooo A.C . ('?l i
Meso-India corresponde al Período 1, la época Neo-In- MESO -I NDIO l 11. 000 - 1 000 A. C.
dia a los períodos II-IV y la Indo-Hispana al pe- NEO-INDIO u 1.000 A .e - 300 o.e.
ríodo V. • • ur 300 - 1 000 D. C.
Hasta hace poco no disponíamos de un medio •
" IV 1. 000 - 1.eoo o .e.
adecuado para convertir la escala relativa al calen- INDO HISPANO V 1.eoo o .e AL PRESENTE.
dario cristiano, aunque habíamos probado varios me-
dios de estimación que no se necesita explicar aquí.
Hoy, el método de fechar con Carbono 14 ha resulta- 1 El tiempo ocupado por la época Paleo-India es
dos m ejores. En el transcurso de las investigaciones considerado dudoso porque está basado sólo en tres
atómicas, Jos químicos han descubierto que toda ma- a,nálisis y uno de ellos está muy pobremente asociado
teria orgánica contiene una forma de carbono cono- con aquella época.1 Las fechas subsiguientes son tanto
cida como Carbono 14. Mientras los 01·ganismos están más probables cuánto más nos acercamos a la época
vivos, ellos mantienen la misma cantidad relativa de Indo-Hispana.
carbono 14, y cuando mueren el carbono se descom-
pone a una proporción constante, la cual se ha calcu- •
28 Arqueología Venezolana Enfoque para la Arqueología Y enezolana 2!l
Como lo ilustra el apéndice de este libro, las fe- arqueólogos cal ificaban tales s.ecuencias como "tradi-
chas están dadas con un margen de error señalado ciones" ( 40). También hemos notado casos en que un
por el símbolo más o menos. Esto refleja el hecho de complejo o estilo en un área· dada parece haber dado
que las fechas fueron obtenidas por contaje de la ra- origen a una cultura semejante en otra área; esta se-
dioactividad de las muestras y están, por lo tanto, gunda cultura, a su vez, a una nueva en una te1·cera
sujetas a fas imprecisiones inherentes a cualquier pr(l- área; etc. Los arqueólogos dan el nombre de "hori-
ceso de contaje. Ciertamente sólo hay dos probabili- zontes" a tal proceso ( 41). En nuestra monografía.
dades de error en cada tres fechas, pero hay cinco pro- técnica y en este volumen usamos el término "seria-
babilidades contra seis de que la fecha caiga dentro ción" para abarcar ambos tipos di:! hechos ya que en
de un margen doble al anterior. En consecuencia, al- nuestra opinión ellos son aspectos del mismo f enó-
gunos arqueólogos prefieren doblar el margen de meno: en ambos casos un número de complejos o esti-
error dado por los laboratorios. los han persistido a través del tiempo, o aquellas ca-
Las fechas contenidas en el apéndice también es- racterísticas se han dispersado de un lugar a otro a
tán sujetas a fallas que existen en la naturaleza de la través del espacio.
muestra misma. Cualquier materia orgánica es utiH- Siete de estas series están indicadas en el mapa
zable pero el carbón es el que probablemente ha estado cronológico ( 42), y se pueden ver por las diferentes
menos sujeto a contaminación por sustancias químicas formas de sombreado. Como se ílustrá allí, hemos de-
en el suelo y, por consiguiente nos hemos limitado a nominado cada serie, seleccionando un complejo típico
esta substancia. Hay además problemas cuando se i·e- o fase y agregando el sufijo "oide" al nombre. Por
lacionan las muestras de carbón con el material cul- ejempló, la serie Joboide está compuesta de los com-
tural propiamente dicho; ello será tratado oportuna- plejos Camare, Las Lagunas, El Jobo y Las Casitas,
mente en este libro (39). En vista de todas estas que se sucedieron gradualmente en el área de Coro
posibilidades de error, es poco probable que las fechas (esta es la única serie que está incluida en la figura 3,
de carbono 14 reemplacen a los períodos relativos en las restantes se extienden a áreas no tratadas allí).
la arqueología prehistórica. Tenemos que seguir utili- La figura 3 también ilustra el hecho de que no todos
zando los dos métodos simultáneamente y depender los complejos y estilos pueden ser asigna,dos a series.
más de los períodos relativos que de las fechas Eventualmente se podrá llegar a hacer eso, pero hasta
absolutas. ahora la arqueología venezolana no ha alcanzado aún
esta etapa de desarrollo.
D. SERIES Es fácil con~ebir cómo una serie puede haberse
originado dentro de una área dete1·minada, como su-
Cuando establecimos nuestros mapas cronológicos cede en la secuencia de El Jobo. El complejo o estilo
encontramos muchos casos en los cuales un complejo original se habría transformado paulatinamente has-
o estilo parecía haberse transformado en un segundo ta constituirse en un estilo nuevo, reteniendo sólo una
estilo y éste en uno tercero y así sucesivamente. Los porción de sus rasgos originales, y el mismo proceso
30 Arqueología Venezolana Enfoque para la Arqueología Venezolana 31
se habría repetido continuamente. El proceso proba- tloitles aunque muestnm fuertes semejanzas con la se-
blemente fue acelerado en muchos casos por la adop- rie Barrancoide. Ejemplos de las otras dos alterna-
ción de rasgos nuevos de otras áreas que sustituye1·on tivas se darán más adelante en el volumen (43).
a los que existían previamente en el área local. Establecida una serie en varias áreas diferentes,
La dispersión de una serie de un área a otra es puede suceder que en aquella áreas persistan por un
un proceso más complicado. Pudo haber resultado de tiempo considerable, especialmente si sus poseedores
una migración, por ejemplo, de gente local que se mantienen ~ontacto y son capaces de intercambiar
movió en masa de la primera área a una nueva, en cu- ideas Y costumbres. Aún cuando el contacto se haya
yo caso los complejos y estilos, de las dos regiones roto, ellos pueden continuar desarrollando costumbres
serían muy similares, si no idénticas. Por otro lado, similares, ya que su trasfondo común tenderá a cana-
rasgos de la primera cultura pudie1·on dispersarse ha- lizar los cambios en la misma dirección. Eventual-
cia la segunda con poco o ningún acompañamiento de mente, sin embargo, ellos divergirán y de este modo
gente, caso en el cual las dos culturas no serían tan formarán nuevas seTies ( 44).
semejantes. Cuando descubren semejanzas culturales entre
Algunas veces la difusión de rasgos de un á1·ea a dos o más áreas, tales como las presentadas por nues-
otra y con frecuencia inclusive a una tercera y cuarta tras series, algunos arqueólogos prefieren explicar es-
área, sería lo suficientemente fu erte como para haber tas semejanzas basándose en la teoría del desarrollo
causado una ruptura pronunciada entre la cultura re- paralelo que se acaba de describir. Otros arqueólogos
ceptora y su predecesora. En otros casos, la influen- explican las similitudes proponiendo la existencia de
cia sería más débil, con el resultado de que la cultura una migración de un área a otra (45). Hemos evitado
receptora mostraría una mezcla de rasgos de la cul- estos extremos y tratado de interpretar cada una de
tura original con rasgos que han sobrevivido de su nuestras series sin favorecer ninguna teoría y he-
propia predecesora en el área local. En tales casos, mos considerado todas las otras explicaciones posi-
podemos decir que ha habido una fusión de las series bles para las semejanzas, tales como difusión de ras-
previamente existentes en el área local con las series gos individuales de una cultura a otra sin movimiento
que se han difundido en aquella área. de gente, como se explicó más arriba.
Los estilos- que resu ltan de la f usión de series son También tomamos en consideración las semejan-
a veces difíciles de clasifica1·. Hay b·es posibilidades: zas que pudieron surgir sin contacto alguno entre las
l) si los rasgos de la serie local continúan predomi- culturas, ya sea porque dos grupos de gente alcan-
nando podemos asignar el estilo a aquella serie; 2) si zaron la misma etapa de desarrollo cultm·al, ya sea
rasgos de series intrusivas se vuelven predominantes, porque se han adaptado en la misma forma a medios
el estilo debe referirse a aquella serie; 3) si predomi- similares, o porque hayan hecho la misma selección
nan nuevos rasgos que resulten de la fusión, entonces de entre un conjunto de soluciones posibles limitada."
una nueva ser ie ha surgido. Los estilos Chuare e Ira- a un problema cultural que ha surgido dentro de sus
pa, de la figura 3 ponen de manifiesto que son Sala- respectivas cultu1·as. Esta es otra razón por la cual
.. es difícil trazar la prehistoria de tribus o grupos lin-
32 Arqueología Venezolana
güísticos en base a los restos arqueológicos ; las seme-
janzas en los restos no indican necesariamente la mi-
gración de una tribu o grupo de un área. hacia otra, o
su persistencia de un período a otro.
En el caso de algunas series nuestras hemos deci-
dido no hacer una escogencia entre las varias explica-
ciones posibles de semejanza cultural, porque no tene-
mos datos suficientes para hacerlo en forma apro-
piada. Particularmente preferimos no proponer mi- EPOCA PALEO-INDIA
graciones en gran escala cuando no las podemos basar
en una serie más o menos continua de complejos y
estilos que cubrieran la extensión de la _presunta
migración.
Hemos discutido las series con cierto detaUe, por-
que ellas serán la unidad básica de la arqueología ve- ,, La época Paleo-India que p1·ecede al Período I
nezolana a que nos reíeriremos más adelante. En un de nuestra cronología relativa, ha sido identificada
resumen como el presente, no podemos entrar en los mediante el C 14 como perteneciente a las fechas
detalles de los complejos y estilos individuales. Sólo 14.920, 12.780 y 12.380 A. C., respectivamente, fe-
podemos discutir e ilustrar las series básicas y los chas que determinan que su comienzo sea alrededor
complejos y estilos más importantes. de 15.000 A. C.
..-Los Paleo-Indios vivieron en condiciones clima-
tológicas muy dif e1·entes a las que prevalecen hoy
día. La temperatura fué un poco más baja, pero no
llegó a ser tan baja como en ~ orteamérica, donde
la última capa de hielo cubría una gran parte del
continente (46) ~' En consecuencia, las áreas de nieve
de las cumbres montañosas de la Sierra Nevada de
:Mérida, en los Andes Venezolanos actuales, se exten-
dieron hacia latitudes más bajas que hoy día; y exis-
tieron glaciales en las cumbres montañosas más eleva-
das ' incluyendo algunas situadas
. en los alrededore')
de Caracas ( 47). Sin emba1·go, ' la temperatura al ni-
vel del mar era todavía templada. ,
,, En aquella época, el mar se hallaba a un nivel
más bajo, ya que gran pal'te de sus aguas permanecían
33
34 A rqueologúi Venezolana Epoca Paleo-India 35

sobre la tierra en forma de capas de hielo, en el extensiones selváticas separadas por pastos. Mamí-
hemisfel'io norte.; El Golfo de Paria, que separa ahora feros grandes, tales como el mastodonte, debieron
la isla de Trinidad de Venezuela oriental, estaba seco abundar en tales climas y el hombre tiene que haberse
en gran parte y la isla estaba adherida a tierra firme, acercado allí pa1·a cazar a los mamíferos.
y el Orinoco, desembocaba únicamente por la parte Esto lo demuestra el número de restos descubier-
Sur de su delta actual ( 48). tos por Cruxent. En el valle del Río Pedregal, en un
Durante las edades de hielo, áreas tropicales ta- área de unos 1.000 kilómetros cuadrados, Cruxent lo-
les como el territorio venezolano, estuvieron a veces calizó más de 45 sitios y ha colectado unos 20.000 arte-
sometidas a una pluviosidad mayor que en el pre- factos. Estos se encontraban aflorados en la super-
sente, esto es, se encontraban en una etapa climática ficie y yacían concentrados en pequeñas áreas, cada
pluvial ( 49). Las selvas cubría n áreas más extensas una de las cuales pudo haber sido el sitio de un cam-
que en la actualidad e inclus o las áreas que ahora son pamento o un taller (52). No había huellas de entie-
áridas debían haber sido s elváticas, con mezcla de sa- rros ni de restos de animales, excepto dos pedazos de
banas_,- La existencia de tales condiciones ha sido de- hueso no identificables.
mostrada por estudios de huesos fósiles y de polen En un solo sitio halló Cruxent restos debajo de la
fós il en el yacimiento Paleo-Indio de Muaco, del área superficie. Ello ocurrió en Sanjón Malo, en el fondo
de Coro, en el occidente de Venezuela (50). del valle, en un lugar donde el río había depositado
Por las selvas y sabanas correteaban muchas es- artefactos arrastrados de las cabeceras. Excavando
pecies de mamíferos enormes que se extingu ieron des- allí, Cruxent encontró artefactos hasta una profun-
de entonces, tales como el mastodonte, el megaterio didad de 1, 75 metros.
(una pereza gigante) y el caballo. Seguramente estos El geólogo Wolf Petzall, de la Creole Petroleum
animales suplieron el alimento básico a los Paleo-In- Corporation y de la Universidad Central de Venezue-
dios. Es probable que el Paleo-Indio comiera plantas la, ha colaborado en el estudio de las estaciones de
silvestres, pero no hay evidencia alguna de si pes- El Jobo. Cree Petzall que las tenazas del Río Pedregal
caba o no,,. ofrecen la mejor oportunidad para determinar Ja edad
relativa del complejo, ya que existen cinco o seis de
A. SERIE JOBOIDE estas terrazas y todas contienen a1'tef actos. En cuanto
a Ja edad absoluta del complejo, después de examina1·
Hasta ahora, Ja única serie Paleo-India que ha las excavaciones de Cruxent y el material redeposi-
sido definida es la descubierta por Cruxent en 1956 bdo por el río en Sanjón Malo, fechado en el período
en El Jobo, en el interior del Estado Falcón, esto es, medio de la formación de la terraza, Petzall sostuvo
en el área de Coro ( 51). La región es árida en la ac- que el proceso de redeposición tiene que haber reque-
tualidad, pero, como hemos visto, parece haber sido rido miles de años y, "posiblemente, más de 10.000
una zona húmeda durante la época Paleo-India. uno años" (53).
puede imaginarse que en aquella época hubo vastas Cruxent recolectó dos muestras de carbono en los
sitios de El Jobo, que fueron analizadas por el Labo-
36 A-rqueologia Venezolana Epoca Piileo-india 37
rator io Geocronométrico de la Universidad de Yale.
Desgraciadamente, ambas resultaron ser modernas en Fl6 . 4 .

edad, presumiblemente f ueron depQsitadas por los ha- ..


e & §• •e
.... .. ....
bitantes actuales del área. u
o o ... U~ C O"O ¡¡
e !
Al estudiar detalladamente los artefactos, inten- r
tando desari-ollar una clasificación precisa y correla- INOO•
V
........o V
cionar los materiales con el sistema de terrazas del rtoo -
Río Ped1·egal, de acuerdo con las sugerencias de "º
Petzall, Cruxent llegó a agrupar los sitos en cuat ro IV IV
complejos sucesivos: Camare, Las Lagunas, El J obo
,.
1000 -
AO.
y Las Casitas, limitados a las tarrazas más a lta (y llEO-
111
INOIO
por consiguiente, la más vieja), Ja alta media, baja 100 -
media y más baja, respectivamente. En conjunto, es- u.
11 11
tos cuatro complejos forman la serie Joboide (fi-
1000 -
gura 4). &C.
llUO·
Artefactos cortantes, toscos, que se obtenían litOIO 1 1
golpeando un pedazo de cuarcita con una piedra a fin 1000 -
-- ~- ~~- t .C
de desprender lascas empicadas luego por el filo de la PALCO-
-- --------- -- --
EL J C>eo
lNOIO u au-u
piedra, característica de toda la serie J oboide (figu1·a Ci.toiiir - 11000

5, A). También fuero n usadas lascas más grandes CltOfllOLO.IA M L A Sf:ltll .IOIOIDI
desprendidas de los guijarros después de haberles
dado la forma, los más gruesos como raspadores
(figura 5, B) y los más delgados, probablemente 3, A) . Loe artefacto. del complejo Laa Lagunas son
como cuchillos (figura 5, C). Casi siempre, los ras- más pequeños e incluyen un nuevo tipo : hojas elabo-
padores tienen forma plano-eonvexa, siendo su super- radas bifacialmente, que pudieron haber sido usadas
ficie superior convexa; tienen marcas inegulares, a como hachas de mano o cuchillos o si no, pudieron
consecuencia de retoques. Artefactos de hueso y haber sido enmangados en forma de dardo de propul-
concha están totalmente ausentes. sor (lámina 3, B, C).
Los complejos Camare y Las Lagunas, de las te- Puntas de proyectil líticas comienzan a aparecer
rrazas superiores, ca recen de puntas de proyectil lí- con el complejo de E l Jobo. Están hechas casi total-
ticas. Probablemente los indios de estos complejos hi- mente de cuaxcita, son lanceoladas, en forma len-
cieron sus lanzas enteramente de maderas duras tro- ticular en corte t ransversal y tienen una base circular
picales, afilando las puntas con sus raspador es y tal o redondeada (figu ra 5, D). Sus superficies están des-
vez endureciéndolas en el fuego. Los sitios del com- bastadas toscamente, pero a las puntas se les dio fi-
plejo Camare han p1·oducido solamente grandes nalmente una forma; éstas son a veces dentadas ( lá-
artefactos cortantes, raspadores y cuchillos (lámina mina 3, D, E) . Ocasionalmente las bases son planas
38 Arqueol.ogía Venezolana
o cóncavas en vez de circulares.
Testimonios de la cueva de Gypsum, en la parte
occidental de los Estados Unidos, en donde los arte-
factos se conservaron bajo condiciones de extrema
aridez, indican que las puntas de proyectil Paleo-In-
dias estaban fijadas en mangos de madera (chuzos o
veradas) formando dardos o lanzas arrojadizas (54).
En Norteamérica al menos, éstos eran usados con una
lanza ari·ojadiza que consistía en un mango que podía
ser enganchado en el extremo de una lanza, como se
muestra en la figu ra 5, E. En efecto, este mecanismo
permitía al cazador extender su brazo para mejorar
la exactitud y fuerza de su lanzamiento.
El tipo de puntas de El Jobo se encuentra tam-
bién en el complejo Las Casitas, en las terrazas más
bajas, pero a éste se añade otro tipo de punta que tie-
ne una hoja triangular y un pedúnculo en su base, por
medio del cual permanece fijada al mango (lámina
3,F). Este nuevo tipo de punta se halla en menor
proporción.
La secuencia J oboide concuerda con los últimos
descubrimientos, tanto en Norteamérica como en la
parte meridional de Suramérica, en donde · también
una etapa carente de puntas de proyectil precede pro-
bablemente, la etapa de puntas lícitas ( 55). Algunos
arqueólogos (56) han sugerido que la recolección de
vegetales silvestres comestibles fue la fuente básica
de subsistencia en la etapa que precede a la aparición
de puntas líticas, pero nosotros pensamos que es más
probable que los indios Joboides elaboraran sus pun-
tas de proyectil con un material perecedero, por ejem-
plo, madera, y que ellos dependieran de la caza al
igual que los Indios posteriores, que po3eían puntas
líticas. Como ya se ha indicado, los raspadores de los
complejos J oboides ante1·iores pueden interpretarse
como implementos que se1·vían para trabajar la ma-
E
5. Artefactos del complejo E l Jobo y uso de lanza. arrojadiza..
40 A rqueol.ogía Venezolana Epoca P aleo-I ndia 41
dera, esto es, para hacer lanzas; son demasiado gran- tencia de puntas pedunculadas, cerca de los raudales
des y burdos como para haber sido usados como r as- de Atm·es, en el Territorio Amazonas, al sur de Vene-
padores de pieles. zuela, acompañadas por un número de tiestos de cerá-
Las puntas lanceoladas del complejo El Jobo son mica de un est ilo no identificado.
muy similares a los especímenes hallados j unto con un Siguiendo la teoría de Schobinger, sostenemos a
mamuth en Santa Isabel Ixtapán, en el Valle de Mé- manera de conclusión que solamente las puntas lan-
xico (57). Material comparable también se halla en ceoladas --del tipo El J obo- son ca racter ísticas en
los Estados Unidos; por ejemplo, Alex Krieger (co- la época Paleo-India de Venezuela y que las puntas
municación personal) nos informa que el sitio de Wei- pedunculadas triangulares representan una supervi-
ser River, en el oeste del E stado de Idaho, "tiene casi vencia de la fo1·ma de vida Paleo-India du1·ante la épo-
todos los rasgos que posee El Jobo, inclusive las f or- ca Meso-India. Desde este punto de vista, las pocas
mas específicas de los raspadores y puntas de pro- puntas pedunculadas que Cruxent encontró en el com-
yect il. . . ". En la dirección opuesta Krieger nota que plejo Las Casitas, en las terrazas más bajas del Río
"las formas específicas del tipo de punta de E l Jobo Pedregal, acompañadas por un número mucho más
y las formas específicas de raspadores hallados en grande de puntas lanceoladas, r epresentarían el final
El J obo también abundan a lo largo de los territorios de la época Paleo-India y el comienzo de una t ransi-
de Argentina y Chile". El tipo de punta es común, por ción a la época Meso-India, en la cual las puntas pe-
ejemplo, en el complejo I de Ayarnpitín, de Argen- dunculadas llegaron gradualmente a predominar.
tina central, que t iene una fecha de carbono 14 de
7970 ± 100 años antes de la fecha actual ( 58) . Debe- B. OTROS HALLAZGOS
rnos esperar los descubrimientos futuros en las áreas
intermedias antes de poder hablar acer ca del signifi- 1
Desde la fecha de la preparación de nuesb·a mo-
cado de estas semejanzas. nografía técnica, se han descubierto cuatro depósitos
Las puntas pedenculadas del complejo Las Ca- Paleo-Indios adicionales en Muaco, Taima-Taima,
sitas, finalmente pueden ser comparadas a las del Manzanillo y Rancho Peludo. Sólo podemos comentar
complejo II de Ayarnpitín, de Argent ina central (59). estos hallazgos en una forma muy preliminar debido
Schobinger (60) ha sugerido que las puntas pedencu- a que se encuentran todavía baj o estudio. También
ladas pudieron haber sobrevivido en Argentina hasta hay un quinto yacimiento, Canaima, pero las consi-
la aparición de la cerámica. No nos so1·prendería si es- deraciones sobre éste se trata1·án en el capítulo Meso-
to también hubiese ocurrido en Venezuela, ya que en- Indio, a causa de que sólo ha producido puntas pe-
contramos una punta pedunculada en nuestras exca- dunculadas, y que, por lo tanto, según nuestra hipó-
vaciones de Punta Gorda en la Isla de Cubagua, en el tesis, representa una supervivencia de Ja forma
área de Porlamar, cuya fecha se remonta a la segunda de vida Paleo·India en la época posterior .
mitad del Período II y que coincide con la aparición Muaco. Desde 1952 hasta su muerte en 1961, el
de la primera cerámica en la isla (61). Además, Cru- geológo J osé Royo Gómez de la Universidad Cent ral
xent ha descubierto un taller que demuestra la. exis- ( 62) est udió un depósito de fósiles vertebrados en
42 Arqueología Venezolana Epoca Paleo-India 43
Muaco, cerca de la Vela de Coro, situado algo hacia otros testimonios de actividades Paleo-Indias ( 66).
el este de la boca del Río Pedregal, en cuya parte su- Algunos huesos de animales extinguidos fueron rotos
perior fueron realizados los hallazgos Joboides. El para extraer el tuétano, o los sesos en el caso de Jos
sitio se encuentra alrededor de un manantial que as- cráneos. Muchos huesos habían sido quemados. Otros
ciende en forma de canal a través de un depósito de poseen muescas como si hubiesen sido cortados por
sedimento fangoso, de dos a tres metros de espesor. el hombre (lámina 4, A), y algunos inclusive mues-
En el fango hay huesos de animales extinguidos que tran rastros de haber servido como yunques (lá-
aparentemente iban al manantial a beber agua y mu- mina 4, B, C).
rieron allí (lámina 1, B). Reptiles, pájaros y mamí- Un fragmento de punta lanceolada del tipo El Jo-
feros se hallan representados, y entre ellos hay formas bo fue obtenido in situ, mezclado con huesos de mamí-
extinguidas como lo son el mastodonte, el megaterio feros extinguidos, y otra punta completa se encontró
y el caballo americano salvaje. Los animales est.aban en la superficie del depósito. Había también in situ
adaptados a un clima húmedo; y la flora de la época un pedazo de raspador plano-convexo, parecido a
sólo podría prosperar bajo aquellas condiciones de aquellos encontrados en todos los complejos Joboides,
humedad, según los estudios de polen realizados por un probable cuchillo y algunos martillos líticos.
E. Medina y S. Steinhold. Tales condiciones no han Este es un típico matadero, ya que Jos animales
existido desde los tiempos de la última glaciación podían ser cercados más fácilmente mientras estaban
pleistocena, y por consiguiente Royo Gómez ( 63) atri- bebiendo que en otras oportunidades. Presumiblemen-
buye el depósito al Pleistoceno tardío. te, las puntas de proyectil fu eron usadas para matar
La parte superior del depósito, a una profundi- a los animales, luego éstos e1·an descuartizados con
dad de 0,5 metros, se ha erosionado fuertemente y un cuchillo; la piel y los huesos se limpiaron con un
desgastado por la acción atmosférica (64). Aquí y en raspador y los huesos eran rotos con los partidores.
el propio manantial, se encuentran huesos de anima- Los huesos g1·andes, que muestran señales de cor-
les modernos y restos de a.i·tefactos europeos, como taduras, pudieron haber servido de bases de apoyo,
botellas de vidrio, a causa de que el manantial toda- sobre las cuales la carne se colocaba para ser tasajeada.
vía suple con agua potable a los habitantes actuales Como es corriente en mataderos, no hay rasti·os de
de los alrededores. Pero la mayor parte del depósito habitación, los indios, aparentemente, cortaban la car-
parece haber permanecido inalterada desde el final ne en pedazos para transportarla con mayor facilidad
de la época glacial. a sus campamentos, que estaban situados en otros
Leyendo un informe anterior de Royo Gómez lugares.
( 65), Cruxent se enteró del sitio y decidió excavarlo Por medio de la Creole Petroleum Corporation,
con la esperanza de hallar huellas de restos humanos fueron analizados fragmentos de huesos quemados en
muy antiguos. En 1959, Cruxent excavó una trinche- el laboratorio de la Humble Oil Company, afiliada a
ra de 20 x 12 metros de profundidad de 2,5 metros aquella. Ellos dieron una fecha de 14.920 A. C. (67,A)
en una parte del sitio que no había sido alterada y Posteriormente, otros huesos del mismo yacimiento
tuvo la suerte de hallar artefactos así como también f ueron fechados por el laboratorio de la Universidad
44 Arqueología Venezolana Epoca Paleo-India 4;,¡

de Michigan y dieron una fecha de 12.780 A. C. (67, sus ex-alumnos, Eddie Romero, encontró madera fósil
B), como se indicó al comienzo del presente capítulo. en Manzanillo, un suburbio de Maracaibo. Allí, Cru-
A primera vista parece que las fechas se pueden xent (68) descubrió implementos de madera fósil y
relacionar al complejo El Jobo debido a que todos los piedras sin trabajar afloradas en la superficie, en un
rasgos diagnósticos de aquel complejo fueron hallados área limitada. No había huesos ni conchas; tampoco
en Muaco. Sin embargo, hay otra alternativa posible, puntas de proyectil. Los artefactos consistían en al-
y es que los Indios del complejo de Carnare y El Jobo • gunos implementos cortantes y un gran número de
debieron visitar sucesivamente el sitio y que, por lo raspadores, todos hechos de madera fósil. E3 digno
tanto, las fechas apuntan al primer complejo más bien de notar que los artefactos muesb·an poca regularidad
que al último. Es imposible decidir entre estas dos en cuanto a sus formas (lámina 3,G). Presumiblemente
alternativas porque los artefactos se mantienen ines- están asociados en un sentido general, al complejo
tablemente en los depósitos de fango, como lo es Mua- Camare (figura 3).
co, y no se puede esta1· seguro sob1·e si las fechas de Ranch-0 Peludo. En Rancho Peludo, al noroeste
carbono 14 se refie1·en o no a los dos fragmentos de de Maracaibo, los autores hallaTon cuatro implementos
puntas de proyectil. del tipo Manzanillo, aflorados a la orilla del Río Gua-
Taima-Taima. Durante marzo de 1962, Cruxent sare, debajo del depósito cerámico que será tratado
descubrió otro sitio similar a Muaco en Taima-Taima, en capítulos posteriores ( 69) . Aquí sólo es necesario
a unos 1.750 metros al este de Muaco. Las excavacio- decir que una muestra de carbono de la base del de-
nes en este sitio sólo comenzaron recientemente (lá- pósito cerámico, dio una fecha de 12.380 A. C. (70) .
mina 1,A) ; pero ya se han encontrado huesos de ani- Desde que esto cae dentro de la variación de la época
males extinguidos, rotos por el hombre, varios yun- Paleo-India, dudamos que pertenezca al depósito cerá-
ques y una serie de piedras que pudieron haber sido mico. En su lugar, esta muestra puede haber sido
usadas como percutores. Las puntas muestran hue- traida al sitio donde la encontramos por indios cerá-
llas de golpes, aunque no existe en esto mucha evi- micos, que excaban entierros (71). Para comprobar
dencia de manufactura. Cruxent también obtuvo un esta posibilidad se han planeado excavaciones adicio-
raspador crudo, diferente a los de El Jobo. Encontró nales en Rancho Peludo.
una concentración de material que parecía ser carbón
de leña, pero que después de ser analizado mostró
ser carbón de piedra (Apéndice, Y-1199).
Manzanillo. Con anterioridad Cruxent se ente1·ó
de la existencia de depósitos de madera fósil en la
Península de la Guajira, al norte de la ciudad de
Maracaibo (figura 2). El intentó proseguir este in-
forme con la idea en mente de que los Paleo-Indios
habrían adoptado el uso de madera fósil para sus
artefactos, pero no tuvo éxito sino hasta que uno de
Epoca Meso-India 47
La fusión de los glaciares en el hemisferío norte
cau;Só un levantamiento del nivel del mar. Este se
hallaba aún por debajo del nivel actual durante la
primera parte de aquella época, ya que los desperdi-
cios de nuestros sitios más antiguos: Cerro Iguanas
y El Heneal, en el área de Tucacas, y Punta Gorda y
4. EPOCA J1ESO-INDJA La Aduana, en la Isla de Cubagua se sitúan a una
profundidad máxima de 50 cm. debajo del nivel ac-
tual. Hay evidencia de que posteriormente, cuando el
agua hubo ascendido, Cerro Iguanas se convirtió en
una laguna costera separada del mar por una franja
La época Meso-India equivale al Período I de de arena. Aún más tarde, durante la época Neo-India,
nuestra cronología relativa. Para esta época tenemos la laguna se volvió cenagosa convirtiéndose en un
en Venezuela ocho fechas de carbono 14, de las cuales pantano de manglares (75).
las más antiguas se elevan a los años 3.800, 3.770 y Debe notarse, sin embargo, que la subida del
3.400 A.C. y provienen de Cerro Iguanas, en el área de nivel del mar no fue el único factor que afectó la
Tucacas, en la costa occidental; y 2.375 A.C., que pro- línea costera. La costa venezolana al oeste de Río Chi-
cede del sitio de Punta Gorda, en la Isla de Cubagua, co se estaba levantando gradualmente en aquel tiempo
en el áerea de Por lamar (72). Estas fechas coinciden :nientras la costa oeste se hundía (76). Asimismo,las
con una de 5.060 A.C. proveniente de Cerro Mangote, islas de Cubagua y Margarita se iban levantando.
un sitio Meso-Indio, en Panamá (73). Consecuencial- Estos cambios tienen que haber anulado gradual-
mente atribuídos hoy el comienzo de la época Meso- mente el efecto de elevación del nivel del mar en Cerro
India al año 5.000 A.C., aunque posiblemente pudo Iguanas. El Heneal, Punta Gorda y La Aduana.
haber comenzado antes. Esta época finalizó alrededor Hacia el E ste, el Golfo de Paria casi llegó a al-
del año 1.000 A.C. con la aparición de la agricultura canzar sus dimensiones actuales como consecuencia
intensiva en Venezuela, por primera vez. del levantamiento del nivel del mar, y retroceso en
Alrededor de 5.000 A.C., las condiciones glaciales la tierra. Trinidad se separó de tierra firme, pero
Y pluviales de la é-poca Paleo-India dieron orígen a el Orinoco continuó desaguando solamente a través de
un cJima muy semejante al actual. La temperatura sus bocas septentrionales y sin desaguar en el Golfo
tal vez fue un poco más cálida que hoy hoy en día, de Paria, por lo que las aguas de éste eran todavía
en cuyo caso, la zona de demarcación de la nieve considerablemente más salinas que en la época
habría estado un poco más alta de como está es la adual (77).
actualidad en los declives de la Sierra Nevada de El mastodonte y los otros grandes mamíferos
Mérida (7 4) . La pluviosidad fue probablemente simi pleistocenos se habían extinguido para la época, f or-
lar a la actual. zando así a los Meso-Indios a buscar otras fuentes
4'6 de alimentación. Indudablemente, el Meso-Indio con-
48 Arqueowgía Venezolana Epoca Meso-India 49
tinuó la caza de animales más ~queños que habían so- Tierra adentro, excepto en ]as á1·eas en donde
brevivido, pero éstos no proveían suficiente comida sobrevivieron los Paleo-Indios, es probable que los
para servir como fuente básica de subsistencia, ex- Meso-Indios dependiesen más de vegetales silvestres
cepto en áreas limitadas de1 interior, a juzgar por la que de la caza o de mariscos, juzgando por la situa-
desaparición de puntas de proyectil en la mayoría ción en otras partes de América que tienen un medio
de la.s regiones del país. Sólo encontramos puntas de similar, como por ejemplo, el valle de Tehuacán en
proyectil líticas en la Guayana venezolana en el sitio México (78). Desgraciadamente, restos de esta forma
de Canaima mencionado en el capítulo anterior y en de vida son muy difíciles de encontrar debido a la
suficiente cantidad como para mostrar la sobrevi- ausencia de conchas marinas. Conocemos sólo dos si-
vencia de la forma de vida PaJeo-India. tios eventuales: Miche1ena, en la hoya del Lago de
En la costa, los Meso-Indios cambiaron la forma Valencia, donde se hallaron majaderos y una piedra
de vida Pa1eo-India en una forma de alimentación ba- de moler asociada con huellas de habitación; el otro
sada en mariscos y como resultado han dejado grandes sitio es Capacho, en el área de San Cristóbal en los
concheros o montones de desperdicios que consisten Andes, en donde se encontraron, debajo del depósito
principalmente en conchas marinas, huesos de peces cerámico, desperdicios no cerámicos (79).
y restos de equinodermos. Puntas de proyectil líticas La transición de la recolección de plantas silves-
están prácticamente ausentes y en su lugar hay pun- tres a su domesticación es muy leve. Las excavaciones
tas de hueso que probablemente fueron usadas como de Mac Neish (80) en el valle de Tehuacán han demos-
partes de flechas o anzuelos para pescar. Los gran- trado que e] maíz, así como otras plantas, habían sido
des concheros se encuentran con facilidad y como re- domesticadas en p!ena época Meso-India. De Huaca
sultado hemos sido capaces de aprender bastante Prieta y otros sitios relacionados, se ha acumulado
sobre los Meso-Indios de la costa. Podemos distinguir evidencia de qu~ la agricultura había llegado al Perú
una serie de complejos, la serie Manicuaroide y cono- alrededor de 2.500 A.C. (81).
cemos otro número de complejos que aún no pueden Debe destacarse, sin embargo que los sitios men-
ser asignados a las series. El énfasis en la pesca, a lo cionados sólo tenían una forma rudimentaria de agri-
la1·go de la costa, tuvo una consecuencia importante. cu1tura. La pToducción de la cosecha probablemente
Hizo que los Meso-Indios que vivían allí se fa_miliari- no fue muy gJ·ande debido a los esfuerzos requeridos
zaran con el mar y adquirieran aparentemente la y así podemos affrmar que las plantas silvestres se-
habilidad de navegar, lo cual les permitió por primera guían siendo la fuente básica de alimentación, com-
vez colonizar las islas cercanas a la costa. Los prime- plementada por la caza y la pesca. Los arqueólogos
ros hallazgos, no solamente en Jas islas venezo1anas, llaman esta forma primitiva de agricultura "agricul-
sino también en las Indias Occidentales, datan de esta tura incipiente" para distinguir]a de la agricultura
época y hay indicios que permiten estab1ecer que Jos intensiva, que prevaJeció durante la época Neo-In-
indios que produjeron estos restos provinieron prin- dia (82).
cipalmente de la costa venezolana, Jo cual será discu- Teóricamente, los indios de Venezuela que vivie-
tido más adelante. 1·on alejados de la costa y que subsistían principalmen-
50 Arqueología Venezolana Epoca Meso-India 51
te de Ja recolección de vegetales silvestres, debieron costeños, recolectores de tien-a adentro y agriculto.req
adquirir la agricultura incipiente antes de terminar incipientes. Trataremos acerca de estos tipos :i
la época Meso-India. Hay dos fuentes probables: 1) continuación.
Maíz y productos asociados que pueden haberse pro-
pagado en el occidente de Venezuela, desde sitios más A. SOBREVIVIENTES PALEO-INDIOS
al oeste de Suramérica, en donde, como hemos visto,
estos productos agrícolas se difundieron en una época El sitio de Canaima está ubicado en una sabana
relativamente temprana. 2) Los Meso-Indios de Ve- al oeste de Salto de Hacha, a unos 4 kilómetros de
nezuela oriental pudieron haber domesticado la yuca Canaima, en el Estado Bolívar (figura 2). Por estar
como lo ha sugerido Sauer (83). localizado en la Guayana venezolana queda realmente
La cerámica está presente en la mayoría de los fuera de los límites geográficos del presente trabaJo,
sitios donde encontramos agricultura incipiente todo pero lo incluiremos de todos modos debido a que P~ el
lo cual se ha estudiado en la parte occidental de Lati- único ejemplo claro de sobreviviencia de la forma de
noamérica a través de los hallazgos de Tehuacán, el vida Paleo-India en la época Meso-India.
complejo de Monagrillo en Panamá, Barlovento y El sitio fue estudiado por Cruxent en octubre
Puerto Hormiga en Colombia y el complejo Valdivia de 1959. Es un sitio de campamento o un taller <le
en Ecuador; pero está ausente en los complejos de trabajo semejante a los de El Jobo, y sus artefactos
caza pura, pesca y recolección (84). Estos yacimien- están h echos casi exclusivamente de jaspe, material
tos tienen fechas de carbono 14 que oscilan de 3.000 que abunda en Ja región. Los artefactos incluyen pun-
a 2.000 años A. C. (85). Por lo tanto, si queremos tas de proyectil triangulares con pedúnculos y aletas,
encontrar los restos de agricultores Meso-Indios en raspadores y martillos de piedra. Las puntas de p1·0-
Venezuela, debemos investigar sitios que posean cerá- yectil se parecen a la mayoría de las halladas en la
mica que date de 2.000 A. C. en los cuales no existe terraza más baja de El Jobo y los raspadores son pla-
evidencia de que la agricultura fuera la fuente básica no-convexos, como en este sitio (lámina 6). No en-
de subsistencia. En la época en que escribíamos nues- contramos artefactos de hueso, concha o cerámica.
tra monografía técnica no conocíamos ninguno de estos Es de suponer que las puntas pedunculadas esta-
restos. Desde entonces, Cruxent descubrió y, juntos ban enmangadas para lograr dardos similares a los
excavamos el sitio cerámico de Rancho.. Peludo, en el de Ja época Paleo-India, ya que estas puntas son con-
interior del área de Maracaibo, que cumple con esto~ siderablemente más grandes que las puntas de flecha
requisitos; Gallagher (86) cree haber encontrado un modernas. Son aún más numerosas que las puntas de
depósito similar en la base de un conchero en La Pitfa, proyectil en El Jobo, y de este hecho deducimos que
no muy alejado de Rancho Peludo ( Fig. 3). Como re- los Indios de Canaima subsistieron esencia!m!:nte de
sultado, poseemos ahora por primera vez evidenci-t la caza de pequeñas presas que habitaron la sabana.
de los cuatro patrones de vida que supuestamentP La edad del complejo se desconoce. Ya hemos
existieron en Venezuela dm·ante la época Meso-India, expuesto nuestras razones por las cuales atribuimos
esto es, de los sobrevivientes Paleo-Indios, pescadores este complejo a la época Meso-India : debido a que
52 Arqueología Venezolana Epoca Meso-!ndia 53
las puntas pedunculadas comenzaron a aparecer ha- subsisten básicamente de Ja caza. Desafortunadamen-
cia fines de lá supuesta secuencia de El Jobo (una te, no conocernos hasta ahora nada acerca de los an~
sola punta pedunculada fue ha11ada en el sitio Meso- tepasados de estas tribus. Nuestro conocimiento ar-
Indio de Punta Gorda) y en particular debido a que queológico de la gente cazadora termina con el com-
puntas pedunculadas fueron encontradas mezcladas plejo de Canaima.
con cerámica Meso o Neo-India en los raudales de
Atures, en el Territorio Amazonas. B. SERIE MANICUAROIDE
El complejo de Canaima probablemente se difun- Volviendo ahora a nuevas formas de vida que se
dió por todas las Guayanas ya que se han hecho ha- desarrollaron durante la época Meso-India, conside1·a-
llazgos aislados de puntas pedunculadas en varios si- remos primero a los pescadores costeños. Aquí hemos
tios, tanto en la Guayana venezolana como en la bri- podido distinguir una sola serie, que consiste en cua-
tánica (87). N'o sabemos cuánto tiempo duró, pero tro complejos: Cubagua, Manicuare, Punta Gorda y
eventualmente la lanza o dardo dio paso al arco Y Carúpano. Sólo se conocen bien la costa oriental y las
Ja flecha y a la cerbatana y con esto la forma de vi- islas adyacentes (figura 6). Debido a que este com-
da Paleo-India, como la definimos nosotros, llegó a plejo se concentra en las islas y en la península de
flG . 6 Araya, la cual igualmente se halla a 10 largo de la
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§ ..·- costa, tuvo que haber una fuerte actividad marítima.
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. 7· Artefactos del complejo Manicuare y probable enmanga-
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miento de una punta ósea.
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Los sitios de la serie Manicuaroide consisten de
su fin. Sin embargo, la caza no cesó, ya que hay tri- enormes montones de conchas y otros restos de co-
bus a lo largo del Alto Orinoco y de sus afluentes que mida marina. En uno de estos concheros se halló un
54 A rqueowgia Venezolana Epoca Meso-India 55

entierro humano el cual carecía de objetos funera- consiste en la forma de emplear conchas para la ma-
rios. Los artefactos más característicos de la serie nufactura de artefactos. El complejo Cubagua sólo
Manicuaroide son puntas de proyectil de hueso, que presenta copas o conos (figura 7, F), ma1'tillos y un
se cree fueron enmangadas en flechas parecidas a disco de concha. A esto se suman, en el complejo Ma-
las que todavía se elaboran a lo largo del Alto Ori- nicuare, gubias de concha, que consisten en st?gmen-
noco (figura 7). Posiblemente se usaron en la pesca tos de la espiral exterior de la caracola que ha sido
y también en la caza. Igualmente hay piedras pe- biselada f 01·mando un borde cortante sin que el resto
queñas de dos puntas que pudieron ser utilizadas en de la concha haya sido tratada (figura 7, B; lámina
la caza, ya sea como hondas o como parte de bolas, 7, A) ; cuentas de concha y colgantes de concha (figu-
otra alternativa es que pudieron haber tenido alguna ra 7,D), elaboradas típicamente en forma de dientes
función ceremonial (figura 7). Finalmente, la serie se incisivos (figura 7, E; lámina 7, C). En el complejo
caracteriza por poseer piedras de moler planas, que de Punta Gorda, también hay puntas de proyectil de
bien pudieron servir para machacar el maguey, pues concha hechas como las puntas de hueso, hachas de
esta planta es todavía hoy día la fuente alimenticia concha y una f01·ma más elaborada de pendientes. Una
básica de los pobladores. sola punta lítica fue encontrada aquí, como ya dijimos
La serie recibió su nombre del sitio de Manicua- (90), la cual puede ser considerada intrusiva y pro-
re, en la península de Araya, al otro lado. de la ciudad viene posiblemente del complejo de Canaima.
de Cumaná, donde excavamos por primera vez en 1950. El hecho de que la gubia de concha se agregue
Sin embargo, se conoce mejor por el inmenso conchero ahora al inventario de artefactos, nos parece particu-
de Punta Gorda en la Isla de Cubagua, en donde una larmente significativo. El complejo original de Cu-
de nuestra excavaciones en 1956-57 alcanzó una pro- bagua no contiene artefactos que pudieran haber sido
f undidad de cuatro meti·os (lámina 5, A). Encontra- usados en la hechura de canoas monóxilas, de lo cual
mos el complejo Cubagua en el fondo del conchero, deducimos que los indios debieron navegar desde tierra
el complejo M:anicuare en la pa1·te media y el com- firme a las islas en balsas. La adición de la gubia al
plejo P unta Gorda en la parte alta. El complejo C~­ complejo Manicuare tuvo que haber posibilitado la
bagua dio una fecha de carbono 14, de 2.325 A. C., manufactura de canoas monóxilas de interior vaciado,
y el complejo Manicuare data de 1.730 y 1.190 A. C. lo que constituiría una gran ventaja para un pue-
(88) .El complejo Punta Gorda no fue fechado direc- blo marítimo.
tamente, pero contiene c~rámica obtenida por true- Poco se conoce acerca del cuarto complejo de la
que del estilo El Mayal, que es de 100 a.ños D. C. (89). serie Manicuaroide, el complejo Carúpano. Fue encon-
Este dato sirve para ubicar el complejo en nuestro trado debajo de Jos estilos cerámicos en nuestras exca-
Período II y, consiguientemente, en Ja época Neo-In- vaciones de 1955 y 1957, en El Mayal l, sitio que se
dia, antes que en la Meso-India, pero lo discutiremos halla en el á1·ea de Carúpano a lo largo de la costa
aquí de todos modos, ya que representa una sobrevi- oriental (figura 3). Lo incluimos en la serie Mani-
vencia de la forma de vida Meso-India en la N eo-lndia. cuaroide principalmente a causa de la presencia de
La diferencia básica entre estos tres complejos gubias de concha. La serie ::\fanicuaroide parece haber
56 Arqueología Venezolana Epoca Meso-India 57
sido un desarrollo local. Ilustra claramente el movi- rias piedras de moler. En Cerro Iguanas la producción
mi ento Meso-Indio de la costa venezolana hacia las fue mayor, incluyendo hachas líticas burdas y un lar-
islas contiguas (figura 6). Si esta migración conti- go alfiler de hueso (lámina 8A, B). Una muestra de
nuó hacia las 1ndias Occidentales o no, es discutible. carbono de El Heneal y tres de Cerro Iguanas han si-
Hasta ahora no se han hallado sitios Meso-Indios en do analizadas por el laboratorio de Yale, dando fe-
las Antillas :Menores. Se encuentran en las Islas Vír- chas de 1.550, 3.770, 3.400 y 3.800 A. C., respectiva-
genes, Puerto Rico, la República Dominicana y Haití, mente (93).
pero contienen artefactos diferentes a los de la ser ie PiedTas de moler semejantes a los del complejo
Manicuaroide. Sólo cuando lleguemos a Cuba, la isla El Heneal, se encontraron en los concheros de Cerro
más a lejada de Venezuela (figura 1), encontraremos Mangote, en Panamá, y debajo de niveles que con-
nuevamente gubias de concha y otros artefactos seme- t enían cerámica, en la cueva de Loiza, en Puerto Ri-
jantes a los de Manicuare. Es probable que hallazgos co. En Cerro Mangote alcanzan una fecha de car-
similares aparezcan eventualmente en la región inter- bono 14 de 5.060 A. C. El significado de estas ana-
media. Como una alternativa posible, Rouse (91) ha logías se desconoce.
sugerido que los indios Manicuaroides pudieron haber Ha-llazgos de Tierra Adentro. El complejo Mi-
sido arrojados accidentalmente a la isla de Cuba por chelena, ya mencionado, consiste en un fragmento de
tormentas, y que de allí saltaron a las islas interme- una piedra de moler, dos majaderos, dos hachas líti-
dias. Otros arqueólogos (92) prefieren hacer deTivar cas acanaladas y una piedra-ma1-tillo, todos los cua-
a los Meso-Indios como provenientes de Florida, en Jes fueron hallados en un teneno cubierto de ceniza
donde se han encontrado artefactos un tanto idénticos. donde se construía una fábrica, en un barrio indus-
trial de la ciudad de Valencia (figuTa 2). Ko poseemos
C. OTROS HALLAZGOS NO CERA.MICOS evidencia sobre la edad de este material; lo ubicamos
en el Período I, porque deduj imos que precede a la
Complejos costeños. Hay dos complejos coste- aparición de la ce1·ámica en Venezuela.
ños adicionales de la ser ie Manicuaroide que se cree En Capacho, estación cabecera del estilo del mis-
datan del Período I: Cabo Blanco, en el área de La mo nombre, en el área de San Cristóbal, en Los Andes
Guaira, y El Heneal, en el área de Tucacas, ambos a (94), Helmuth Fuchs (95) del Museo de Ciencias
una distancia considerable hacia el oeste a lo }argo de Naturales de Caracas, halló recientemente un depósito
la costa (figura 2) . Cabo Blanco es muy poco cono- no cerámico que consistió fundamentalmente en con-
cido para ser discutido aquí. En la otra dirección, chas terrestres situado debajo del nivel cerámico. Es-
Cruxent excavó extensivamente dos s itios del comple- te depósito fue excavado posteriormente poi· Cruxent,
jo El Heneal, el yacimiento cabecero, y un conchero Fuchs y E1·ika \Vagner, pero el material aún no ha
grande en Cerro Iguanas, un poco más hacia el oeste. sido estudiado. Lo ubicamos provisionalmente en el
En El Heneal los resultados fueron decepcionantes en Período I, bajo Ja suposición de que puede remontarse
lo referente a los a1·tefactos encontrados; Cruxent só- a una fecha anterior a la aparición de cerámica en
lo obtuvo algunos martillos lít icos, un yunque y va- Venezuela occidental.
58 A rqueowgía V enezolana Epoca Meso-India 59
D. COMIENZO DE LA SERIE DABAJUROIDE lámina 9, E-G). Algunas vasijas tenían bases circu-
lares y otras anulares altas y abiertas que ocasional-
Cruxent (96) descubrió un extenso sitio de habi- mente estaban perforadas (lámina 9, A). La super-
tación en Rancho Peludo, en el Río Guasare, en la ba- fi cies exteriores de las partes bajas de las vasijas fre-
se de la Península Guajfra, en el extremo occidental cuentemente aparecían coarrugadas por efecto de la
de Venezuela (figura 3). Como ya hemos señalado, impresión de tejidos o por el frotamiento de los de-
puede existir un depósito Paleo-Indio más antiguo en dos sobre el barro húmedo (figura 8, B; lámina 8, E) .
este sitio, pero por ahora nos limitaremos a la ocupa- Los cuellos llevan a veces una o dos franjas dejadas
ción cerámica subsiguiente. por el lomo que se forma en la unión de los anillos
Entierros de urnas, tiestos de cerámica y otros de barro que constituyen la pared de la vasija (Figu-
desperdicios afloraron en la bari·anca fluvial a una ra 8, B; lámina 8, E). Fuera de esto, la ÚI].ica deco-
profundidad de 1 - 3,3 metros por debajo de la super- ración consistía de tiras o protuberancias de barro
ficie. Excavando allí en 1957, Cruxent observó car- aplicadas a las supe1·ficies, o de punteado hecho al
bono que el laboratorio de Yale fechó en 2.820 años imprimir alguna herramienta en el barro húmedo. La
A. C. (97) Como en aquel entonces ésta era la mayoría de los diseños son geométricos (figura 8, e;
fecha más antigua de cerámica en el Nuevo Mundo, lámina 9, C, D) pero algunos se presentan en forma
pareció prudente chequear esto y así Cruxent, Rouse de cabezas humanas (láminas, 5, B; 9, B).
y Maruja Rolando de Roche reexcavaron el sitio, en Encontramos fragmentos de budare parecidos a
1961, obteniendo doce muestras adicionales de carbo- los más recientes budares Neo-Indios del oriente de
no 14, de las cuales seis han sido analizadas por el Venezuela que fueron usados para hacer pan. Esto
laboratorio de Yale (98). Las dos fechas más anti-
guas parecen pertenecer al depósito Paleo-Indio. El
resto oscila entre 2.668 a 363 A.C., por lo cual se pre-
sume que esta sea la fecha en que los Meso-Indios
habían comenzado a hacer cerámica ( 99).
La cerámica pertenece a una serie que nosotros
denominamos Dabajuroide, la cual se difundió a tra-
vés de la Hoya del Lago de Valencia y a lo largo de
la costa Caribe, en la época Neo-India. Dos estilos de
esta serie están representados en este sitio, pero aquí
sólo trataremos el primero de ellos, o sea el llamado
Rancho Peludo (figura 9). Sus tiestos son algo grue-
sos y ásperos, con desengrasante de arena y provie-
nen de bols con bordes contraídos o también de ollas
con cuellos que llevan el borde saliente (figura 8, A;

Fig. 8. Cerámica del estilo Rancho Peludo.


60 A rqueowgia Venezolana Epoca Meso-India 61
sugiere que los habitantes de Rancho Peludo ya ha-
bían comenzado a cultivar yuca, de cuyas raíces se dios más antiguos. Esto igualaría a nuestro descubri-
miento cerámico de Ja serie Dabajuroide en Rancho
obtenía harina para el cocido del pan, aunque tam- Peludo.
bién es posible que ellos se limitaran a recolectar yuca
silvestTe. En todo caso, ponemos en duda que esta
planta constituyese la f uente básica de alimentación
ya que los budares son mucho menos frecuentes que
en los otros sitios Neo-Indios. Los indios de Rancho
Peludo probablemente dependían mucho más de la ca-
za y de las plantas silvestres, como ha propuesto \Vi-
11ey (100) refiriéndose a Jos alfareros de Monagrillo,
en Panamá y a Jos de Valdivia, en Ecuador.
E. OTROS HALLAZGOS CERA:.\!ICOS

Otro probable depósito cerámico Meso-Indio se


acaba de identificar. Se halla al fondo de un enorme
conchero en La Pitía cerca de la base de la Península
de la Guajira (101). En un inform_e preliminar sobre
sus excavaciones en La Pitia, Gallagher ( 102) nos
informa que no pudo enconti·ar huellas de agricultura
en los restos más profundos, pero al mismo tiempo
compara sus hallazgos con los sitios cerámicos Meso:-
Indios de Colombia y Panamá, de lo cual inferimos
que pudo haberse practicado una forma rudimentaria
de horticultura. Gallagher no ha descrito aún la cerá-
mica y por consiguiente no la podemos discutfr aql!lí.
Podemos anticipar que ocasionalmente irán apa-
reciendo otros estilos cerámicos Meso-Indios, tanto en
el oriente como en el occidente de Venezuela, ya que
la cerámica Neo-India, primera en ambas parte~ del
país, es tan variada y está tan bien hecha y decorada
que tiene que haber tenido una la1·ga historia de rl e~­
arrollo durante la época Meso-India. Predecimos en
particular, que algunos sitios Meso-Indios se hallarán
en la cuenca del Orinoco con cerámica del comienzo de
las series Saladoide y Barrancoide, los sitios Neo-In-
Epoca N eo-lndia : lntroducci.ón 63
Cabrera ha dado evidencia de que el nivel del lago
fue subiendo durante los Períodos II y III presumi-
blemente porque un aumento de las lluvias trajo como
resultado más agua de la que se evaporaba.- Hacia
fines del Período 111, el lago subió a tal punto que
sobrepasó su desaguadero natural y por un tiempo
no determinado se derramó en la hoya del Orinoco.
5. EPOCA NEO-INDIA: Tiempo después, probablemente al comienzo del Pe-
INTRODUCCION ríodo IV, comenzó a descender, volvió a su desagüe
interno, trazando de esta manera una serie de cua-
tro t errazas en sus orillas antes de alcanzar el nivel
actual (105). Esta baja de nivel se cree f ue debido
El año 1.000 A. C. marca el comienzo de la época principalmente a una disminución de las lluvias, aun-
Neo-India, siendo ésta la fecha más antigua que po- que pueden señalarse otros factores como son la dc-
seemos para la agricultura intensiva, asociada al es- f orestación de las la~eras montañosas, causada por
tilo cerámico de Saladero en el Bajo Orinoco (103). los indios y por los fenómenos geológicos que pudie-
La época Neo-India termina con la llegada de los ron haber reducido la cantidad de tierra que se sedi-
europeos alrededor de 1.500 D. C. . mentaba en el lago.
La cerámica constituye un indicador cronológico La otra modificación del medio ambiente que nos
relativamente sensible y al estudiarla nos fue posible interesa se relaciona con cambios en el nivel del mar.
dividir la época Keo-India en tres pa1·tes, que corn· Según Andel y Postma (106) el agua en el Golfo de
prenden los períodos II, III y IV de nuestra cronología Paria había alcanzado su nivel actual en el Período II.
relativa. Estos tres períodos son completamente arbi- Bajó levemente en el Período III pero volvió a subir a
trarios, los límites entre ello~ se han establecido cuan- su altura actual en el Período IV. Poco después delco-
do encontrábamos una ruptura en nuestra cronología mienzo del Período IV, el Orinoco se abrió paso a
relativa y en la secuencia de carbono 14, esto es, en los través de Boca Bagre y se vertió por primera vez al
añ.os 300 y 1.000 D. C., respectivamente. Golfo de Paria, exterminando a las colonias de corales
El clima era igual al que poseemos hoy día que vivían allí y que no pudieron sobrevivir debido a
en Venezuela, exceptuando tal vez leves variaciones que las aguas del Orinoco disminuyeron la salinidad
en la pluviosidad, indicadas por cambios de nivel en del Golfo. Andel y Postma afirmaron que hubo una
el lago de Valencia. Hoy dia el lago se está desecando, destrucción similar de las colonias de mariscos en el
esto es, el agua que fluye a él se evapora tan rápida- Golfo, pero nuestras excavaciones indican que sólo
mente que no es capaz de ascender lo suficiente como ciertas especies, tales como el mytilus edulis, se extin-
para derramarse a través de su desaguadero natural guieron, pues encontramos conchas de muchas otras
de la hoya del lago y de allí hacia los Llanos y luego especies en los concheros del Período IV y los habi-
al Orinoco (104). Pe10 el sitio arqueológico de La " tantes actuales nos informaron sobre la existencia de
64 Arqueología Venezolana Epoca N eo-lndia : Introducción 65

ciertas colonias en particular de ostras, a lo largo de (mintoyes).


la Península de Paria, especialmente durante la épo- Podemos ahora identificar diez series de estilos
ca de sequía, cuando la salinidad aumenta a causa del Keo-Indios, a través de los cuales nos formaremos
poco caudal del Orinoco (107). una idea relacionada con el movimiento de gente y
No sabemos si la forma de vida Paleo-India so- con las interrelaciones culturales que hubo en la épo-
brevivió en esta época en aquellas partes de Vene- ca. Las series proveen respuestas parciales a una se-
zuela que hemos considerado aquí. De todos modos rie de preguntas. ¿En qué partes del país surgió poi·
debe haber desaparecido antes de finalizar esta épo- prime1·a vez la forma de vida Neo-India? ¿Cómo y
ca, ya que no es mencionada €n la época histórica. cuándo se expandió al resto del país, desplazando así
Los Paleo-Indios posiblemente migraron hacia el sur a los complejos Paleo y Meso-Indios previamente exis-
de Ja Guayana y al Territorio Amazonas, en donde tentes? ¿Cuándo surgió la división cultural entre Ve-
aún hay algunas tribus cazadoras como, por ejem- nezuela oriental y occidental? ¿Cuáles fueron las re-
plo, los Guaica. laciones entre estas dos divisiones y entre cada una de
La forma de vida Meso-India sobrevivió en toda ellas y las culturas de los países vecinos? El resto del
esta época y los primeros exploradores europ€os to- libro está dirigido a enfocar estas interrogantes.
davía hallaron Meso-Indios que vivían en regiones
alejadas, como lo demuestran los Paraujanos, que ha- A. DIVISIONES DE LA CULTURA NEO-INDIA
bitan aún palafitos en el lago de Maracaibo (108), y
los Guaraúno, en el Delta del Orinoco (109). Trata- Hemos dicho que el cultivo de la yuca se desarro-
remos de la arqueología de estos sobrevivientes Me· lló en toda Venezuela durante la época Meso-India,
so-Indios en las páginas siguientes. aunque sólo tenemos prueba de ello en el sitio de
La gran mayoría de los habitantes de Venezuela Rancho Peludo. En ese yacimiento fueron reemplaza-
había alcanzado la etapa de desarrollo Neo-India en dos los budares, que atestiguan el cultivo de la yuca
esta época. Su agricultura había mejorado a tal gra- durante la primera pa1-te de la época Neo-India, por
do que llegó a ser la forma básica de subsistencia, metates y manos de moler que presumiblemente siT-
mientras que Ja caza, pesca y recolección ocuparon vieron para pilar el maíz, como aún sucede actual-
una posición secundaria. Los asentamientos eran más mente. Este mismo cambio fue observado por Reichel-
grandes y estables, la. cerámica mejor elaborada y ha- Dolmatoff (110) en el sitio de Momil, en el norte de
bía una cantidad considerable de artefactos líticos pu- Colombia, lugar que data aproximadamente de la mis-
lidos, como hachas, que los Meso-Indios n.o fueron ca- ma fecha de Rancho Peludo. Igualmente, sostenemos
paces de fabricar. Los Neo-Indios construyeron mon- que en Venezuela occidental, así como en Colombia, el
tículos, obras de tierras y piedra (calzadas y poyos) maíz llegó a ser la cosecha básica durante la primera
y, especialmente en el occidente de Venezuela, produ- parte de la época Neo-India. Probablement~ desde Me-
jeron una serie de objetos ceremoniales, tales como so-América, donde fue domesticado inicialmente, se di-
figurinas y amuletos de piedra, hueso y concha que fundió a Colombia primero y, luego, al occidente de
se encuentran frecue1 temente en tumbas y cuevas Venezuela (111).
66 Arqueología Venezolana Epoca Neo-India: lntroducci6n 67
Por otra parte, los budares son característicos de occidente construían montículos y otras obras de tie-
sitios Neo-Indios de Venezuela oriental (y siguen rra como calzadas y mintoyes, mientras que los in-
usándose hoy día, aunque actualmente son hechos en dios orientales carecían de ello. Los restos occidentales
hierro) para Ja preparación de casabe. Ko existen en incluyen gran variedad de parafernalia ceremonial,
la parte oriental manos y metates que difieran de las como figurinas de ba1·ro, incensarios, pendientes escul-
piedras de moler y amoladores más rudimentarios de pidos en forma de amúletós, objetos estos casi ausen-
la serie .Manicuaroide (112). Concluimos de estos he- tes en el oriente, en donde los artefactos cerámicos
chos que mientras el maíz llegó a ser la fuente básica eran más utilitarios; en el este los tipos básicos son
de alimentación en el occidente de Venezuela, la yuca las tapias o soportes de vasijas y pintadexas. Las cue·
sobrevivió en oriente convirtiéndose en su alimento vas servían de santuarios en el oeste, lo cual no ocu-
principal. rrió en el este.
Claro está que esta es una conclusión poco firme, Estos hechos sugieren que la cultura Neo-India
ya que está basada en una evidencia indirecta. Sin tuvo un desarrollo diferente en Venezuela oriental y
embargo, como ya hemos indicado (113). hay otra occidental. Aún no podemos fijar con exactitud los
prueba más evidente sobre la dicotomía entre Vene- orígenes de los dos desarrollos, tampoco sabemos
zuela oriental y occidental, en la cultura ~eo-India. hasta qué grado han sido resultado de influencias ex-
Las dos regiones difieren marcadamente en su cerá- ternas. Lo único que podemos decir es que los restos
mica. Venezuela occidental tiene vasijas multípodas y Neo-Indios más antiguos i·evelan la completa dicoto-
bases anulares altas, caladas, una p1·oporción más mía entre ambos.
grande de ollas y jarras, bordes lisos y ocasionalmente Pero la línea divisoria entre estos dos desarrollos
bordes huecos, asas horizontales t ubulares, incisiones no es muy rígida. Hay una zona de transición en el
sin modelado y pintura roja y negra sobre blanco. La centro del país, la cual conserva rasgos del oeste y del
cerámica oriental posee bases anulares simples, cortas este. En la discusión a seguir, distingufremos una di-
y sólidas, hay predominio de boles abiertos, bo1·des visión central, así como una occidental y oriental de la
de pestaña, protuberancias, asas acintadas ve1·ticales, arqueología ~eo-India.
apéndices modelados e incisiones y figuras sobre la Deberíamos hacer notar de paso que es posible
panza de las vasijas pintadas en blanco sobre rojo. distinguir una cuarta división en las alturas andinas.
Los diseños occidentales pintados son complejos, in- La cosecha básica en esa región no fue el maíz ni la
cluyendo motivos, tales como grecas o líneas gxuesas, yuca, sino la papa. Algunos otros rasgos como 103 po-
mientras que los diseños incisos son mucho más sim- yo'J, mintoyes, altares en las cuevas, recuerdan las sec-
ples en el occidente que en el oriente. Otros aspectos ciones andinas de Colombia. Sin embargo, la cerámica
culturales apoyan esta dicotomía. Los entierros en el de Los Andes altos se relaciona y parece derivarse de
oeste se hacián en mintoyes y urnas, acompañados por la cerámica del resto de Venezuela occidental y así
objetos votivos, mientras que en el este el cadáver se preferimos incluir a Los Andes altos en aqueJla
colocaba simplemente en el suelo, a menudo sin obje- división.
tos funerarios que lo acompañaran. Los indios en el Estas tres divisiones se tratarán en los capítulos
68 Arqueología Venezolana Epoca N eo-lndia : lntroducci6n 69
siguientes. En cada capítulo discutiremos sólo aque- ca anterior.
llas series que parecen ser autóctonas u originales
dentro de la división que se estudie, igno1·aremos las C. SOBREVIVIENTES MESO-lNDIOS:
series intrusivas. El capítulo sobre Venezuela occi- VENEZUELA ORIENTAL
dental tratará sobre tres series: Debajuroide, Tocu-
yanoide y Tierroide; el capítulo sobre Venezuela cen- Venezuela oriental ha dado una información mu-
tral tratará sobre cinco series: Barrancoide, Arauqui- cho más completa. Aquí hay p1·ueba de que desde los
noide, Valencioide, Ocumaroide y Memqide, y el capí- comienzos de la época Neo-India los indios de la serie
tulo sobre Venezuela oriental sólo sobre dos: Saladoide Manicuaroide y de oti·os complejos Meso-Indios sobre-
y Guayabitoide. Sin embargo, es necesario considerar vivieron a lo largo de la costa y en las islas y que los
primero a los sobrevivientes Meso-Indios con los cua- Neo-Indios de la serie Barrancoide y Saladoide se ha-
les estas diversas series mantuvieron contacto. bían adueñado de los llanos y del valle del Orinoco,
respectivamente. Al tratar estos hechos será conve-
B. SOBREVIVlENTES MESO-lNDIOS: VENEZUELA niente considerar primero el área más occidental, Bai·-
OCCIDENTAL Y CENTRAL celona, y examinar luego las cuatro áreas restantes
más hacia el este: Porlamar, Cumaná, Carúpano y
En toda Venezuela occidental y central hemos en- Güiria (figura 2).
contrado hasta ahora un solo sitio, que se extiende Area de Barceuma: En 1955 y 1957 localizamos
desde la época Meso-India a la Neo-India. Este yaci- y excavamos un núme1·0 de concheros pequeños en las
miento es Rancho Peludo, cerca de la frontera con Co- islas situadas en la laguna costera, al este de la ciu-
lombia, donde el estilo Rancho Peludo, posiblemente dad de Barcelona, concheros que agrupamos bajo el
caracterizado por el cultivo incipiente de la yuca, fue nombre de complejo de Pedro García. Obtuvimos una
reemplazado por el estilo Guasare, el cual presumible- variedad de tipos de artefactos que incluían puntas de
mente estaba acompañado por el cultivo intensivo del hueso, un pulidor, un m01·tero cónico, varias gubias
maíz, poco después del año 445 A. C., a juzgar por de concha, piedras de moler y una serie de lascas Jíti-
nuestra última fecha. de carbono 14 para el complejo cas. Esto indica que existieron contactos con todos Jos
de Rancho Peludo (114). Ambos estilos pertenecen a otros complejos no cerámicos de Venezuela, pero la
la serie Dabaju1·oide. naturaleza de estas relaciones no es conocida, ya que
Salvo esta excepción, no conocemos absoluta- Jos diversos tipos de artefactos se hallan en diferentes
mente nada sobre el primer milenio de la época Neo- sitios y pueden no pertenecer todos al mismo complejo.
India, tanto en Venezuela occidental como en el cen- Todos Jos sitios excavados produjeron cerámica,
tro. No tenemos antes de la era cristiana una prueba pero en cantidades tan pequeñas que pensamos se tra-
satisfactoria. Falta por determinar si los Meso-Indios tó de comercio obtenido por trueque y no man ufac-
habitaron las dos divisiones o si habían sido susti- turada localmente. Hay tan poca cerámica que es im-
t uidos parcial o totalmente por Neo-Indios en una épo- posible hacer la identificación estilística, pe1·0 varios
de sus rasgos son reminescentes de la serie Barran-
70 Arqueowgía Venezolana
coide. No hay fragmentos de budare, lo cual indica Epoca N eo-lndia : Introducción 71
que carecían de agricultura, y dudamos que ésta f uese to con los Neo-Indios, aunque se extienden en parte
posible en este ambiente lacustre. hasta la aparición de los Neo-Indios, en el área que
una muestra de carbono del yacimiento cabe- queda al sur del Orinoco. Contrastando con lo antes
cero de Pedro García fue fechada en el año 570 A. C. dicho, algunos tiestos de origen Neo-Indio se locali-
por el laboratorio de Yate (115). Por ello hemos colo- zaron en los niveles de Punta Gorda, en la isla de
cado el complejo en la primera parte del Período II, Cubagua. Estos tiestos parecen ser el resultado de
pero lo extendemos a través del Período III, ya que la comercio con gente de El Mayal, de la serie Saladoide,
gran variedad del complejo revela que éste tuvo al aunque siguió viviendo en las islas. Con anterioridad
parecer una larga duración (116). al comienzo del Período III, posiblemente la gente
La presencia de rasgos Barrancoides en la pre- Saladoide se hallaba viviendo en las islas, y desplazó
sunta cerámica de comercio es de interés, pues funda- a la gente Manícuaroide o se fundió con eUa ( f i-
menta la hipótesis presentada más adelante (117) en gura 6, 28).
el sentido de que Ja gente Barrancoide ya se encon- Esta conclusión es apoyada por los testimonios
traba en los llanos durante la primera parte del P~ más limitados provenientes de los sitios Meso-Indios,
ríodo 11. De allí, pudieron fáci lmente haber practicarlo que quedan más hacia el este, a lo largo de la costa.
actividades comerciales con el norte, con los sobrevi- En el Peñón, al este de Cumaná, y en el Conchero, en
vientes Meso-Indios del área de Barcelona, la cual no la Península de Paria en el área de Güiria (figura 2),
estaba separada de los llanos por las montañas, al hemos descubierto varios sitios que no han producido
encontrarse situada al término de un sector sin acci- artefactos salvo una gi·an cantidad de lascas de pie-
dentes geográficos entre las tierras bajas del llano dra, algunas i·elativamente pequeñas. Tales lascas
y la costa. también son caracte1·ísticas del complejo Ortoire de
Porlam.ar - Cumaná - Carúpano - Güir·ia. En to- Trinidad, que tiene fechas de carbono 14 de 880 y
das estas áreas sobrevivieron miembros de la Serie 890 A. C. (119), y posteriormente ubicamos El Peñón
Manicuaroide, como ya hemos expuesto ( 118). Si y El Conchero en la primera mitad del Período II
nuestra cronología es correcta, entonces Manicuare, el (figura 3) . Ni en El Peñón, El Conchero, ni en los
segundo complejo de la serie, comenzó en las áreas da dos sitios del complejo de Ortoire que han sido exca-
Porlamar y Cumaná durante la segunda mitad de la vados en T1·inidad ( Ortoire y St. JohTt), hay evi-
época Meso-India, esto es, en el Período I, y continuó dencia de contacto Neo-Indio. Por lo tanto, los Neo-
a la primera mitad del Período 11 (figura 6). El com- Indios no pudieron haber llegado a Trinidad antes de
plejo Carúpano se cree fue contemporáneo de Mani- la mitad del Período Il.
cuare. El complejo Carúpano, de la serie Punta Gor- ¿Cuál es la causa por la cual la penetración Neo-
da, en la isla de Cubagua, está fechado en la última India de Venezuela nororiental se hubo reta1·dado has-
mitad del Período II y así cae completamente dentro ta la segunda mitad del Período 11 en la costa y hasta
de la época Neo-India. Ni el complejo Manicuare, ni el Períod!) III en las islas adyacentes? Como se expli-
el de Carúpano p1·esentan evidencia alguna de contac- cará en un capítulo posterior (120), los Neo-Indios
que entraron con la Serie Saladoide se hallaban emi-
72 Arqueología Venezolana
grando hacia el ÜTinoco. Pudieron haberse detenido
en la desembocadura a causa de que Jos canales del
Delta del Orinoco, que ahora se abren al Golfo dP. Pl't-
ria, estaban cerrados en aquella época. Después de al- 6. EPOCA NEO-fl\DIA:
canzar Trinidad y la Península de Paria, fueron dete- 'ENEZUELA OCCIDENTAL
nidos por la barrera que les presentó la cordillera
oriental. Estas montañas habrían sido difíciles de pe-
netrar por un pueblo fluvial; a través de Ja parte nor-
te de la Península de Paria llegaron directamente a Ja
costa sin necesidad de desplazarse por tierra bordean-
do la playa. En consecuencia podrían haber evitado Venezuela occidental comprende la hoya del La-
las áreas de Porlamar, Cumaná y Carúpano, lugares go de Ma1·acaibo, el sector montañoso que queda al
donde sobrevivieron en aislamiento, mientras los Neo- sur y este del lago y la costa hacía el norte, que se ex-
Indios se expandían por el resto del país. tiende desde Ja Península de la Guajira, al oeste, has-
ta el área de Coro al Este (figura 2). Igualmente,
incluye los Llanos occidentales. Las tres series: Daba-
juroide, Tocuyanoide y Tierroide parecen haberse ori-
ginado y centralizado en dicha área, aunque no están
limitndas únicamente a esta región. Como veremos
más adelante, las tres se expandieron más allá de la
zona mencionada hasta el centro de Venezuela, y, en
el caso de la serie Dabajuroide, se extendieron por
el oriente de Venezuela, así como también por las islas
holandesas de A1·uba, Curazao y Bonaire.
Es de suponer que el desarrollo de la cultura Neo-
India en esta región fue posible por la dispersión del
cultivo intensivo del maíz proveniente de Colombia y,
en último término, de Meso-América ( 121) . En nues-
tra monografía técnica sostuvimos que el maíz entró
al país hncia fines del primer milenio D. C. con la se-
rie Tocuyanoide. El descubrimiento del sitio de Ran-
cho Peludo ofrece ahora otra alternativa posible: la
difusión de maíz desde Colombia hacia la gente Daba-
juroide durante los comienzos del primer milenio. Aún
no poseemos suficiente información que nos permita
73
74 Arqueowgia Venezolana
decidir entre estas alternativas y por ahora tendre-
mos que considerarlas a ambas. El hecho de que co-
mencemos con la serie Dabaju roide no significa que
estamos a favor de ella, sino simplemente que po-
seemos de ésta fechas más antiguas. 1 1 1 1

Se1·íe Dabajuroide: Sabemos ahora que la se- ....


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rie Dabaj uToide consta de dos aspectos: 1) L'n des- IOOOWk > ' ~ -1-
arrollo local (ti·adición) dentro de las áreas costeras ~
de Maracaibo y Coro, y 2) Un horizonte que se di- ~ "
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fundió de una fase final de la tradición local en dos ~-------

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direcciones: a) Hacia el sur, a través del Lago de ¡.. 1
Maracaibo y luego hacia el área de San Cristóbal, en ---·---··
Los Andes, y b) Hacia el este, a lo largo de la costa,
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a través de Puerto Cabello, Barcelona y Cumaná y
después hacia las islas y el área de Porlama1· ( figu- i
~
ra 2). Los estilos que pertenecen a estas divisiones •eo
son los siguientes: 1) Rancho Peludo, Guasare y Da- ...
bajuro; 2, a) Capacho y La Muiera, y 2, b) Cumarebo, ¡
e_,
Guaraguaro, Punta Al·enas y Playa Guacuco (figu-
ra 9). La cerámica tardía de las islas holandesas de e
Aruba, Curazao y Bonaire también pertenece a la se- •
o
~
rie Dabajuroide (122). a
o
La inf ormación relacionada con estos estilos que • o ~
se posee es desigual. Conocemos los estilos más anti- !!
guos de Rancho Peludo y Guasare solamente por las
excavaciones de Cruxent de 1957 y de nuestras exca-
vaciones conjuntas en el sitio de Rancho Peludo, en e i o '
"' 1 ¡¡
1961, que ya han sido discutidas. Dabajuro, el yaci-
miento cabecero, está estudiado principalmente me-
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diante excavaciones de sondeo, realizadas por Osgood


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y Howard (123), en las áreas de Maracaibo y Coro ~ t'f~1 • o 5o


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y en las extensas colecciones de superficie obtenidas ~ '-----'-------'-----~~~------'----------
por Cruxent en los alrededores del propio Dabajuro.
Los sitios de Capacho y La :\fulera fue1·on excavados
por Cruxent en 1956; el estilo de Cumarebo se basa
en otra colección de superficie ; el estilo Guaraguaro,
76 11rqueología V enezol.ana
Epoca Neo-India : Venezuela Occidental 77
en excavaciones de sondeo realizadas por Osgood y
Howard (124) y también en varias colecciones de su- la distribución tempÚral es tan asombrosamente enor-
perficie; Punta Arenas, en excavaciones hechas por me que Rouse tuvo dudas para aceptar la fecha ori-
los autores del presente libro en 1950, y Playa Guacu- ginal de 2.820 A. C. para Rancho Peludo, el primer
co, en excavaciones realizadas por Cruxent y Alfredo estilo de la serie, fecha fundamentada en las excava-
Boulton en 1949 (125). ciones de Cruxent realizadas en 1957 (129). Cruxent
Sin lugar a duda, la serie Dabajuroide ocupa la por el contrario argumentaba que la fecha era acep-
máxima extensión, t anto en espacio como en tiempo, table debido a que el estilo de Rancho Peludo es mucho
de todas las series venezolanas (figura 9). Según más simple que los miembros subsiguientes de la se-
nuestras fechas de carbono radioactivo de Rancho Pe- rie. Con el fin de resolver esta diferencia de opinión,
ludo ( 126), ella comenzó como una h·adición local en los dos re-excavamos Rancho Peludo en 1961 y obtu-
Ja hoya del Lago de Maracaibo durante el tercer vimos una serie de 12 muestras adicionales de car-
milenio A. C. y sobrevivió allí hasta tiempos hi~tó­ bono, seis de las cuales han sido analizadas por el la-
ricos, como lo indica la presencia de objetos come1·- boratol'io de Yale ( 130). Como hemos visto, las dos
ciales europeos en los sitios más tardíos del estilo Da- fechas más antiguas que se obtuvieron parecen perte-
bajuro, en la península de Paraguaná. (Tiestos del necer a una más antigua ocupación Paleo-India del
estilo Dabajuro también se han encontrado en Nue·;a sitio, pero las cuatro restantes sirven de aPoYO a la
1
Cádiz, el primer asiento español en la América del fecha original de 2.820 A. C. (131). Falta, sin em-
Sur, que será tratado en un capítulo posterior, y en el bargo, un p1·oblema por resolver: no pudimos obte-
sitio de Santa María A1·enales, en el área de Barqui- n.er .i:iuestras de carbón para el estilo Guasare, que
simeto ( 127). Así, la serie perduró durante cuatro s1gu10 al de Rancho Peludo, en el mismo sitio, y debido
milenios, desde la época Meso-India a través de toda a esto no estamos seguros si aquel estilo pertenece al
la época Neo-India y hasta tiempos Indo-Hispánicos. final del Período II y /o al período III. Espe1·amos po-
Durante el Período IV de la época Neo-India se ex- der i·esolver esta alternativa en una expedición futura
pandió desde la hoya de Maracaibo y el área de Coro, al sitio para completar nuestra secuencia de fechas.
en Ja costa, hacia otras regiones topográficas de Ve- En tanto, nos ari·iesgamos a colocar el estilo Guasare
nezuela, como las montañas y las islas a lo largo de tentativamente en el Período III.
la costa. Entre sus dos puntos más distantes, el área Se puede decir que los rasgos del estilo original
de San Cristóbal en Los Andes y la isla de Margarita de Rancho Peludo (el cual tratamos en el capítulo 4
en el área de Porlamar, la serie Dabajuroide cubrió de este libro), caracterizan a la serie Dabajuroide.
una distancia aproximada de 1.300 Km. siguiendo Ja Para dar más detalles, estos i·asgos comprenden : des-
línea de la costa . engrasante arenoso, construcción de las vasijas por
Esta distribución geográfica es probable si se medio de la técnica del enrollado, acabado de Ja base
compara con la forma de disb'ibución de series análo- de la vasija mediante impresión de tejidos o coarru-
gas en otras partes del Nuevo Mundo, como los "esti- g~do de la super ficie con las manos (una técnica que
los horizontes" de Los Andes Centrales (128), pero aun se emplea en la cerámica folklórica de Los An-
des), bases anulares caladas, boles con lados encorva-
Epoca Neo-India : Venezuela Occidental 79
78 ATqueología Venezolana
otra dirección, el estilo de Punta Arenas ubicado
dos, ollas con cuellos que frec uentemente son acinta-
más hacia el este, posee patas y diseños e~ tres co-
dos, pequeñas asas con rasgos aplicados, un diseño
lores.
geométrico elemental punteado y en técnica de apli-
Todos los yacimientos Dabajuroides contienen
cado (figura 10) . Además de estos 1·asgos, el estilo
principalmente desperdicios y de éstos los que se en-
Guasare presenta cintas más complejas en el cuello
cuentran en la costa contienen gran cantidad de con-
de la vasija, a manera de pliegues, diseños punteados
chas. Los entierros se encuentran dentro de los des-
y en aplicado más complejos, incisiones y diseños en
perdicios, o, en el caso de la mayoría de los estilos
rojo. El estilo Dabajuro también posee desengrasantc
de conchas, patas gruesas huecas, ocasionalmente con
apéndices superpuestos, formas más complejas, tales
como botellas con vertederos dobles, varios tipos de
asas tubulares y acintadas, una gran variedad de
asas geométricas y zoomorficas, siendo frecuente el
ojo grano-de-café y diseños complejos pintados en ne-
gro y / o rojo sobre blanco (lámina 12). Los diseños
no sólo incluy€n motivos en línEa l'ecta paralela, rec-
tangular y triangular, sino también figuras curvilí-
neas. Grecas, trazados lineales y líneas que rematan
en bordes triangulares o motivos claviformes se cuen-
tan entre los rasgos más característicos (lámina 12, C;
figura 10, D).
Todos los estilos de este horizonte, tan difundido
durante el Período IV, son parecidos al estilo Daba-
juro, pero en general, mientras más a lejados se en-
cuentran del sitio de Dabajuro, más sencillos se vuel-
ven. La cerámica de las islas holandesas que se en-
cuentran más próximas al lugar de origen del estilo
Dabajuro, es bastante compleja (132). En los Andes
igualmente, el estilo Capacho está relativamente bien
desanollado, pero el estilo subsecuente de La Mulera
es más simple, tanto en formas como en ornamenta-
ción. Asimismo la serie f ue perdiendo rasgos mien-
tras se iba expandiendo hacia el Este a lo largo de la Fig. 10. Cerámica del estilo Dabajuro.
costa; por ejemplo, el estilo Guaraguaro carece de
bases anulares caladas, patas y bordes huecos, así
como también diseños pintados en tres colores. En
80 Arqueología Venezolana Epoca Neo-India: Venezuela Occidental 81

occidentales, en urnas. No hay estructuras de ninguna a considerar a los otros elementos venezolanos esto
especie, ni siquiera hay prueba de manifestación r e- es, las series Tierroide y Ocumaroide (137). '
ligiosa alguna, excepto cuando se trata ocasionalmen- Volviendo al problema propuesto al comienzo de
te de figuras de barro encontradas en el occidente. este capítulo, pode.mos preguntarnos cuándo comenzó
Son frecuentes las hachuelas líticas trapezoides, co- el cultivo intensivo del maíz en la ¡;erie Dabajuroide.
mo también los metates y las manos, Amuletos de La respuesta más simple sería decir que llegó con las
piedra y majaderos líticos tallados que se relacionan influencias de Colombia y América Central que acaba-
con el estilo Dabajuro, y gubias de concha relaciona- mos de describir, vale decir, durante el período IV.
das con el estilo Guaragua1·0. Sin embargo, la dirección en que estas influencias se
En nuestra monografía técnica (133), sugeri- desplazaron -ya sea desde o hacia Venezuela- no·
mos que la serie Dabajuroide se desarrolló a partir result:i clara (esto será discutido más adelante) (138).
de un trasfondo Tocuyanoide. El descubrimiento de Es probable que ellas se difundieran desde Venezuela
la secuencia de Rancho Peludo hace esto improbable, a Colombia e inclusive también a Centroamérica. Aún
ya que la serie Dabajuroide parece ser más antigua más, el Período IV es probablemente demasiado ta-r-
que la Tocuyanoide. Ko conocemos el origen del es- dío, ya que la agricultura intensiva parece haber exis-
tilo Dabajuroide más antiguo. La transición de éste tido con anterioridad en la serie Tocuyanoide, en la
al estilo Guasare tiene que considerarse · como un segunda mitad del Período II ( 139). Nosotros, senci-
desarrollo local, debido a que hay escasas pruebas de llamente, no sabemos cuando apareció por primera
influencia extranjera. El cambio de Guasare a Da- vez la agricultura intensiva en la serie Dabajuroide.
bajuro, por el contrario, puede deberse a difusión. Tal vez lleguemos a sabe1· algo al respecto en el fu-
Ciertos rasgos, tales como patas huecas y figurine;; turo cuando reanudemos el trabajo en Rancho P e-
son derivables de la serie Tocuyanoide, pero los diseños ludo, esto es, obteniendo una muestra más completa
pintados, en particular, apuntan hacia otras direc- de budares, metates y manos de moler que nos per-
ciones. Elementos tales como trazados lineales y pa- mitan determinar cuando la yuca dio paso al maíz.
ralelas rectas relacionan a Dabajuro, por un lado con Finalmente, unas palabras relacionadas con la di-
la serie Tierroide de Venezuela occidental y la se- fusión del horizonte desde la cuenca del Lago de Ma-
rie Ocumaroide de Venezuela central, y, por el ob·o racaibo durante el Período IV. ~osotros vemos esto
lado, con el Segundo Horizonte Pintado de Colombia como el resultado de la migración más bien que de
noroccidental ( 134), y en un grado menor con la la difusión de rasgos cerámicos, porque la serie apa-
cerámica Chibcha de las alturas colombianas ( 135) rece relativamente pura en todas sus apariciones y
y con Coclé en Panamá (136). Grecas y líneas con muestra muy poca mezcla con rasgos locales. Es más,
triángulos y figurines claviformes por los bordes la serie tuvo fuertes influencias sobre varios estilos
también forman parte de este horizonte ampliamen- locales, especialmente sobre los de la serie Ocuma-
te difundido, aunque su existencia es más esporádi- roide, de que se tratará más adelante.
ca. Sería mejor posponer la discusión acerca del ori- . . Es digno de recordar que budares de barro que
gen del horizonte hasta el momento en que entremos md1can el cultivo de la yuca, están prácticamente
82 Arqueología Venezolana Epoca Neo-India: Venezuela Occidental 83
ausentes, inclusive en los estilos más orientales de Ceno Machado es el único estilo adicional basado
la serie Dabajuroide, aunque son corrientes en los en excavaciones. El yacimiento que lleva este nombre
sitios cercanos a los estilos locales. De esto se infiere fue excavado por Cruxent en 1956 cuando había indi-
que la gente Dabajuroide trajo consigo la agricultura
del maíz y que a medida que se iba desplazando hacia
el este, lo introducía en el área del cultivo de la yuca. FIG 11 .

Este factor puede considerarse como otra prueba de .. .


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que la expansión de la serie por el este fue resultado o
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de una migración y no de la difusión de rasgos


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B. SERIE TOCUYANOIDE IV N

La serie Tocuyanoide tiene una distribución mu- NEO•


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cho más sencilla. Consta solamente de cinco estilos:
Tocuyano y Sarare, en el área de Barquisimeto; Aero-
dromo, en el área montañoso de San Felipe ; Agua 11
_,. aol~; TOCUYAhO :
. ACJltOOltOlllO
F-- 11 .....
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..._ - 1000 -
Blanca, en el área adyacente de los Llanos de Bari- W(SO•
l .C.

nas, y Cerro Machado en el área costera de La Guaira ~CHO 1 1


(figura 2). Todos estos estilos excepto Sarare, datan ,.LEO
- -sooo-
l.C
de la segunda mitad del Período II; este último ubi- INDIO -- --
cado en el Período III (figura 11) . l!.000

CllOfllOL091A 0€ LA IEJUf; TOCUYAfllOIOf:


Cruxent advirtió el yacimiento cabecero de Tocu-
yano a comienzos de 1950 mientras iba manejando
a lo largo de la carretera que había sido abierta a caciones de que el sitio iba a ser destruido para le-
través del yacimiento, y lo excavamos a mitad de vantar una urbanización residencial. La posición cro-
año. Yacía a dos metros bajo un suelo estéril que ha- nológica está basada en la seriación del área local, así
bían removido los tractores. En vista de que existían como también en una fecha de carbono 14 de 40 A. C.
en la superficie cercana, un yacimiento del estilo de (138). Los tres estilos restantes solo se conocen a
Tierra de los Jndios, que data del Período IV, la depo- través de colecciones de superficies hechas por vaTias
sición del terreno de dos metros hace suponer que personas (139).
debió pasar algún tiempo para su formación. El fi nal Los tiestos que fueron obtenidos en Tocuyano son
del Período II no parece ser una edad improbable pa- de una finura mediana y tienen deseng1·asante are-
ra el depósito Tocuyano. La edad se ha confirmado noso. Las bases son anulares, planas y consisten en
posteriormente por una fecha de carbono 14 de patas, ocasionalmente descansan sobre anillos. Lo más
295 A. C. (137). distintivo son las patas, que tienden a ser huecas, bu!-
84 Arqueowgía Venezolana Epoca N eo-l ndia : Venezuela Occidental 85
bosas y atraviesan el costado rlP. la vasija, casi hasta en varios respectos. Posee una forma nueva de vasija
el borde (lámina 13, B). Bols así como también ja- con lados altos que se tuercen o inclinan ligeramente
rras son corrientes. Tienen bordes sencillos y ocasio- hacia adentro, y sus diseños pintados se hallan direc-
nalmente huecos y están decorados en las superficies tamente sobre el barro sin tene1· un engobe blanco
externas con diseños curvilíneos, geométricos comple- de fondo.
jos, incisos o pintados en rojo y /o negro sobre blanco Todos los yacimientos Tocuyanoides son lugares
(figura 12; láminas 14, 15). Sobre la pared de la de habitación, excepto Agua Blar:ca, que es una cueva
funeraria. No se hallaron huesos humanos en los si-
tios de desperdicios, pe1·0 esto no es un resultado
concluyente debido a que las excavaciones tuvieron P:>·
ca duración. En realidad no conocemos prácticamente
nada sobre la serie Tocuyanoide, a excepción de su
cerámica.
Como la cerámica Tocuyanoide es compleja y
altamente estilizada, tiene que haber tenido una his-
toria anterior muy larga. En nuestra monografía téc-
nica sugerimos que pudo haberse derivado del Primer
Horizonte Pintado de Colombia, un estilo similar al
Tocuyano y el cual parece haber sido contemporáneo
de éste (140). La Pitía, un estilo independiente en
el área de M:aracaibo (figura 3), podría haber sido
un intermediario entre aquellos dos (141).
Hay suficiente diferencias entre el P1·imer Hori-
zonte Pintado y La Pitía, por un lado, y la serie To-
cuyanoide por el otro, como para sugerir que están
relacionados más bien por la difusión de rasgos que
por migración. El cultivo del maíz es por supuesto
Fig. u. Cerámica del estilo Tocuyano. uno de los rasgos (o aún mejor complejo de rasgos)
que pudo haberse difundido, aunque no estamos segu-
vasija hay culebras y caras humanas que están mode- ros de ello. El sitio de Tocuyano no contenía metates
ladas y pintadas (láminas 13 - 15), pero las asas son ni manos de moler, pero esto tampoco es concluyente
raras. Obtuvimos muy pocos artefactos adicionales ya que nuestra excavación f ue limitada. Se encon-
en nuestras excavaciones limitadas. traron manos de moler en Cerro Machado.
Cerro Machado, Aerocfromo y Agua Blanca son A primera vista, el área de Barquisimeto parece
semejantes a Tocuyano, pero no tan complejos. A Sa- haber sido el lugar de origen de la serie, porque está
rare favorece su posición cronológica tardía y difiere cerca del centro de distribución, su estilo Tocuyano
86 A rquaología Venezolana
Epoca Neo-India : V enezuela Occidental 87
es el más complejo, y el sitio de Tocuyano dio la f echa
más viej a de carbono 14. Sin embargo, la serie es
todavía tan poco conocida que estos datos tienen poco
significado, sería prematuro pretender sacar conclu-
siones en base solo a dos fechas de carbono 14 (142).
Si la serie se deriva del Primer Horizonte Pintado Y
FIG . 13.
de La Pitía, las vías más probables de difusión se-
rían un posible lugar de origen para la serie, ya que .,"eo
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la t opografía ofrece una entrada por la costa hacia .... ~ª ,.,_ .....
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el área de Barquisimeto por la ruta del valle de Tocu- "o
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yo o de Yaracuy (figura 2). Nos aventuramos a pre-
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decir que cuando se localice en el área de Tucacas
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material arqueológico que date de la segunda mitad IV t A.tfO
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Tocuyanoide. 111 111
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C. SERIE TIERROIDE
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La serie final del occidente de Venezuela en el lllESO-
e.e
área montañosa de Barquisimeto tomó el nombre del MIOIO 1 1
,._ - •ooo-
yacimiento y por el estilo Tierra de los Indios, (figu- e.e.
ra 2). Hay cuatro estilos adicionales fuera del yaci-
PAL.f~

111010
-- --
•1.000
miento cabecero: Chipepe, Mirinday y San Pablo en
CftONOL.OQIA DE Lll IEftlE TIERROIDE
las partes adyacentes de las montañas, en las áreas
de Mérida, Ti·ujillo y San F elipe respectivamente; y
Caño del Oso en el área de los Llanos de Ba.l'inas. El
estilo San Pablo también se extiende por el á1·ea de
Puerto Cabello, en la costa. Así vemos que la serie
Tierroide tiene Ja misma distribución geog1'áfica que
la serie Tocuyanoide precedente, excepto que se en-
cuentra en una zona un poco más hacia el oeste de la El estilo Tierra de los Indios se conoce princi-
costa y se extiende también un poco más hacia Jas palmente por las excavaciones de Osgood y Howard
montañas. Está limitada en tiempo a los Períodos IV (143) realizadas en el yacimiento cabecero y por el
y V, siguiendo de inmediato al último estilo de la se- Hno. Nectario María, acerca de Guadalupe. Kilder
1·ie Tocuyanoide (figura 13). (144) excavó en Mirinday en 1943. Cruxent también
examinó los yacimientos cabeceros de Chipepe y Ca-
88 Arqueología Venezolana E poca Neo-India : Venez·uela Occidental 89

Pablo ( 145).
La cronología de estos yacimientos está basada
en difru·entes lín€as de evidencia. Primero hay estrati-
gi·afía en el sitio Tocuyano, a Ja cual ya se ha hecho
r eferencia (146). En segundo lugar estamos en capa-
cidad de seriar Tocuyano, Sarare y Tierra de Jos In-
dios, en el área de Barquisimeto, de manera que Tie-
rra de los Indios deben ser el último estilo. Tercero:
poseemos una fecha de carbono 14 de 1.350 D. C. para
el sitio de Mirinday (147). Finalmente, se ha encon-
b·ado c€rámica del estilo de Tierra de los Indios aso-
ciada con artefactos españoles en un cementerio indí-
gena en Guadalupe y en el sitio de Ja Misión española
de Santa María Arenales y San Javier d~ Agua Cu-
Jeb1·a. Tiestos del estilo de San Pablo también fueron
hallados en el último sitio mencionado (148).
Aunque los tiestos del estilo Tierra de los In-
dios va1·ían considerablemente, algunos de ellos son
de los mejor elaborados que se han encontrado en Ve-
nezuela; son delgados, finos y duros. Tienen arena
muy fina como desengrasante. Ocasionalmente llevan
una cinta en el cuello como en la serie Dabajuroide,
pero de resto no presentan ninguna aspereza en las
sunerficias como es el caso Dabajuroide. Por el con-

fi~. 14. Cerámica del estilo Tierra de los Indios.

ño del Oso en 1948 y 1949 respectivamente. De resto,


los diferentes estilos están basados en colecciones de
superficie, las cuales son bastante extensas y provie-
nen hasta de once sitios, en el caso del estilo de San
90 A rqueol-0gía Venezolana Epoca Neo-India : Venezut>l.a Occidental 91
trario, las superficies Tierroides son lisas y pulidas. Estas incluyen calzadas que en los Llanos van acom-
Bols y jarras son comunes, estando provistas fre- pañadas de montículos y que pertenecen al estilo Ca-
cuentemente de patas o bases anulares (figura 14). ño del Oso (lámina 10, A, B); los mintoyes y poyos
Las patas no llegan a alcanzar el borde superior de de Los Andes los cuales probablemente se pueden
la vasija como ocurre con las patas de la serie Tocu- correlaciona1· con el estilo Chipepe (lámina 11, S) ;
yanoide, y tienen como características asas superiores y las cuevas de sacrificios, que se asocian al estilo
al igual que en la serie Dabajuroide (lámina 17). Asas Mirinday. La cerámica de Tierra de los Indios se
tubulares horizontales también son sintomáticas, al- encuentra también en los montículos, pero esta aso-
gunas brotan en el ensanchamiento de la vasija. El ciación es dudosa. Incensarios, figurines de bari·o
trabajo en aplicado, modelado e incisión se emplea- y de piedra, pendientes con alas de murciélago se p1·e-
ron poco, posiblemente a causa de que deformarían sentan junto con la cerámica de Mirinday (lámi-
las superficies lisas de las vasijas. En su lugar, la nas 28, 29) ; y figurines de barro que también se re-
forma predominante de decoración es el pintado. Es- lacionan con la mayoría de los estilos (láminas 24 - 27).
tá realizado en combinaciones de rojo, negro y blan- No hay dudas con respecto al origen de esta se-
co, aunque el fon do blanco es menos común que en rie. Es casi cierto que se desa1·rolló de la serie Tocu-
cualquiera de las series Tocuyanoides (lámina 18). yanoide precedente. Como hemos visto, comparte tam-
Los diseños también son menos complicados, por ejem- bién varias similitudes con la serie Dabajuroide, se-
plo las grecas y líneas, que llevan en los bo1·des fi- mejanzas en las formas de las patas, en la presencia
guras clavifo1·mes de la serie Dabajuroide, no existen de cintas en los cuellos, y en ciertos diseños pintados.
(figura 14). La espiral es un motivo cor1·iente y oca- Si estos rasgos pasaron de la serie Dabajui·oide a Ja
sionalmente se ven pájaros (láminas 17-19). Tierroide o viceve1·sa es dudoso; nuestra cronología no
Otra vez, la cerámica se torna más sencilla a es lo suficientemente exacta como para determinar
medida que se aleja del yacimiento cabecero. Mienti·as cuál de las series apareció primero.
más se penetra en las altu:ras andinas, esto es, hacia Este problema se relaciona con otro, y es el rela-
los estilos de Mirinday y Chipepe, por ejemplo, más tivo a si las semejanzas entre las series Tierroide,
tosca se vuelve la cerámica, las formas se hacen más la Dabajuroide tardía y la Ocumaroide, por un lado,
simples y el número de los colo1·es del diseño dismi- y el Segundo Horizonte Pintado, por el ob·o, se de-
nuye más y más. Chipepe por ejemplo, ca1·ece de pa- ben a la difusión de Colombia a Venezuela o de Vene-
tas y bases anulares y los diseños están todos pintados zuela a Colombia (149). De ser cierto lo último, en-
de rojo sobre blanco. La cerámica de San Pablo y Ca- tonces los i·asgos en cuestión probablemente, se des-
ño del Oso es también más tosca, pero conserva las arrollaron primero en la serie Ocumaroide debido a
patas, incluyendo una forma sólida distintiva y con que estos rasgos se presentan primero aquí ( 150).
más combinaciones de colores que los estilos de las
alturas andinas. D. OTROS ESTlLOS
La mayoría de las construcciones de tierra y pie-
dra de Venezuela están asociadas a la serie TieTroide.
92 Arqueología Venezolana
Epoca N eo-lndia : Venezuela Occidental 93
La mayo1·ía de los estilos no clasificables apa-
recen en el occidente de Venezuela, lo cual posible-
mente es debido a que esta parte del país ha sido me-
nos estudiada que el resto de Venezuela. Dos de ellos
parecen ser dignos de atención, a causa de que pare-
cen estar relacionados en una f 01·ma u otra con la se-
rie Tocuyanoide.
El esti/.o La Pitia. Como hemos visto (151), La
Pitía provee un posible lazo de unión entre la serie
Tocuyanoide y el Primer Horizonte Pintado del nor-
este de Colombia. Se conoce del yacimiento cabecero
casi exclusivamente, un conchero extenso en la Pe-
nínsula de la Guajira, al norte de la ciudad de Mara-
caibo (figura 2). El sitio salió a la luz en 1953 cuan-
do un grupo de obreros removían conchas para usar-
las en la construcción de la carretera. Atraídos por
las noticias al respecto los profesores Miguel Acosta
Saignes y Ba1·bosa de la Tone, de la Universidad
Central y del Zulia respectivamente recolectaron cerá-
mica aquí luego de haber pasado los tractores en 1953,
y Cruxent hizo lo mismo en 1954. Patrick Gallaghe1·
(152) realizó excavaciones intensivas en los restos del
conchero en 1960, cuando era estudiante graduado
en la Universidad de Yale. Como todavía no ha con-
cluído el estudio de este mate1·ial, los siguientes co-
mentarios se basan primariamente en el trabajo rea-
lizado con anterioridad en el yacimiento.
El mate1·ial es tan variado que debe cubrir un
largo lapso de tiempo, y abarca posiblemente varios
estilos sucesivos, que se espera Gallagher clarificará.
En tanto, sólo podemos referirnos a la colección ente-
ra como una unidad; no podemos siquiera separar el Fig. 15. Cerámica del estilo La Pitía .
material del fondo del depósito que fue discutido en
relación con la época Meso-India (capítulo 4, E). La
cerámica compart€ muchos rasgos con la serie Tocu- yanoide y con Ja cerámica Dabajuroide. Por Jo tanto,
extendemos el estilo actual sin dividirlo desde fines
94 Arqueología Venezolana Epoca Neo-India: Venezuela Occidental 95
del Período I hasta el Período 1V (figura 3). Ga- la serie Dabajuroide, está a menos de 50 kilómetros
Jlagher ha obtenido una sola fecha de carbono 14 de de distancia de La Pitia. Tan sólo podemos afirmar
1O A. C., paTa el fondo del conchero ( 153) . que no es la p1·imera vez que hemos encontrado dos o
Lo que más ha llamado la atención son las seme- más estilos que existen uno al lado del otro, en el mis-
janzas con la serie Tocuyanoide. Estas incluyen patas ~º á1·ea Y. con influencias mutuas poco evident es (por
huecas, incisión curvilinear de anchas líneas, rojo y eJemplo, figura 3). Se puede sugerir que en esta época
negro pintado sobre blanco, y un motivo distintivo la serie Dabajuroide se limitaba principalmente al in-
parecido a un peine (figura 15). Pero La Pitia com- terio1· Y que las influencias colombianas, si es, que és-
parte estos mismos rasgos con el Primer Horizonte tos se presentaron, se extendieron a lo largo de
Pintado, con el cual tiene semejanzas adicionales co- la costa.
mo poi· ejemplo en Ja cerámica incisa negra y figu- Estilo Santa Ana. El material que se Tecolectó
ri nes femeninos. Por lo tanto, debe considerarse este
estilo más cercano a la cerámica de Colombia que a la
serie Tocuyanoide.
El Prime1· Horizonte Pintado está, limitado al
noreste de Colombia. Nada semejante a ésta se cono-
ce en el noreste de aquel país, pero hay cerámica po-
lícroma similar -incluyendo por ejemplo el motivo
parecido al peine- en Panamá, Costa Rica y el resto
de América Central extendiéndose hasta el área
Maya. Basándose en que las fechas de carbono 14 para
esta cerámica en Centro Amé1·ica son aproximada- e
mente del año 200 D. C; varios siglos más tarde que
las fechas más antiguas para Venezuela, Coe (154),
ha adelantado que la cerámica políc1·oma se difundió
de sur a norte, comenzando en el occidente de Vene-
zuela y terminando en Meso-América. Por el otro
lado, en nuestra monografía técnica {155) soste-
níamos que la difusión se verificó en una dirección
opuesta, o sea, de Colombia a Venezuela. Probable-
mente la cerámica se originó en Colombia y se exten-
dió en ambas direcciones. F
Si la ce1·ámica polícroma se difundió desde Co-
lombia a la serie Tocuyanoide a través de La Pitía,
Fig. 16. Cerámica del estilo Santa Ana.
podemos preguntarnos si esta difusión no afectó a la
serie Dabajuroide. Rancho Peludo, el primer sitio de
96 Arqueología V enezol.ana Epoca Neo-India : Venezuela Occidental 97
en las cuevas Cuchillo y Santo Domingo, en el á1·ea de Con dos excepciones, los otros artefactos ilustra-
Trujillo, pertenece a otro estilo, el cual tiene interés dos en estas láminas provienen de cuevas funerarias
por sus rasgos reminiscentes tanto de la serie Tocu- y forman parte de un complejo ce:remonial caracte-
yanoide como de la Barrancoide, es decir, de a~bas rístico de los Andes Venezolanos. Las dos excepciones
series de cerámica del occidente y centro respectiva- son la figura de oro y la figura de azabache en la lá-
mente. Las patas y la pintura se inclinan a la primera mina 30, A, B). La figura de oro que es única puede
mientras que un número de asas modeladas e incisas considerarse como una impo1·tación de Colombia, pe-
y figuras sobre la panza de las vasijas guardan seme- ro la última es distintivamente venezolana, habiéndose
janzas con la serie Barrancoide (figura 16). Un fi- encontrado varios ejemplares más de ésta en los Llanos.
gurín sentado sobre una banqueta recuerda a la cerá-
mica colombiana (lámina 24).
No es posible adelantar mucho a través de estas
semejanzas. El material proviene de cuevas fune-
rarias y poi· consiguiente es tal vez atípico. Se ignora
su edad. Mencionamos aquí las semejanzas en virtud
de que parecen ser significativas. Como se notará en
el capítulo VII, A. Willey (156) ha sugerido que la
serie Barrancoide tuvo su origen en la primera cerá-
mica Meso-India de Panamá y Colombia, pero no pu-
do citar algún lazo que conectara a Colombia Y el
centro de Venezuela, lugar de origen de la se1·ie Ba-
rrancoide. El estilo Santa Ana podría proveer este
lazo si este estilo o uno anterior pudiese servir para
dem'ostrar que se remontaban a una fecha anterior
a la época Meso-India. -
Artefactos mi.sccláneos. En las láminas 21-23 Y
25-30, ilustramos una serie de artefactos misceláneos
de cerámica, piedra y otros materiales. Ellos están
destinados a mostrar la gran variedad artística de
los artefactos del occidente de Venezuela, aunque al
menos no tengan hoy mucha significación en lo que
se refiere a la historia cultm·al de Venezuela. Tan
sólo un estilo el Betijoque, ha sido reconocido, pero
no se puede fechar en forma adecuada. Presumi~le­
mente fue un desarrollo local en los Estados TruJ11lo
y Lara (Venezuela), tal vez de Ja serie Tocuyanoide.
Epoca Neo-India: Venezuela Central 99
te al final de una pendiente, que aunque más larga, es
más accesible, desde las montañas occidentales vinien-
do del valle de Yaracuy. En esta área existen mues-
tras de la influencia, como lo vevela la intrusión de
la serie Tocuyanoide (157). Cuando se añade a esto
7. EPOCA 1vEO-INDIA: la posibilidad de contactos entre oriente y occidente
a lo largo de la costa, sin excluir las islas costeñas de
FENEZUELA CENTRAL lo cual da pruebas la difusión de la serie Dabajuroi-
de, (158) se comprende que el problema del área de
Puerto Cabello es el más complejo en todo Venezuela.
Debimos distinguir allí cuatro estilos más o menos
contemporáneos, solamente durante el Período IV
Pasaremos ahora a la reg1on central del país, o (159).
sea a las islas de Los Roques, a la costa del área des- La parte sureña del triángulo, o sea, el área de
de Tucacas hasta Río Chico, a las montañas desde San Fernando, también es importante debido a que
el Valle de Valencia al Valle de Caracas, y a las áreas es el lugar en donde se fundieron tres probables rutas
de San Fernando de Apure y Valle de Ja Pascua, en de difusión: una que baja del Orinoco, desde Amazo-
Jos Llanos Centrales (figura 2). Esta región tiene la nia, la segunda que baja del río Apure, proveniente
forma aproximada de un triángulo invertido que se de los Andes, y la tercera que sube por el Portuguesa
extiende hasta Ja desembocadura del río Apure en y Pao a la hoya del lago de Valencia. La última es la
el Orinoco. ruta a través de la cual las aguas del lago de Valen-
La geografía de Venezuela central es de una for- cia se vertieron al Orinoco durante el Período III
ma tal que la esquina noroccidental del triángulo ocu- (160).
pa una posición clave. Esta es Ja parte en la cual las La difusión en las direcciones antes indicadas
montañas, arrancando desde un punto occidental se dio a Venezuela Central una variedad extraordina1·ia
enfilan en dirección no1·este, alcanzando la costa pa- de culturas ~eo-Indias, que participan tanto de los
ra formar luego la cordillera de la Costa. Al dar el desa1-rollos occidentales así como también de los
círculo, ellas encierran el fértil valle de la hoya del orientales. Hemos podido distinguir cuatro se1·ies lo-
Lago de Valencia, que fuera durante la época Neo- cales (más de las que corresponden para el occiden-
India un centro de habitación y agricultura, en la te y el oriente), y por otra parte todas las series occi-
forma como lo es actualmente. Hay poca distancia dentales se propagaron a esta región.
del Valle de Valencia al área costeña de Puerto Cabe- A. SERIE BARRANCOIDE
llo y ambas regiones evidencian que hubo influencias Como la serie Ba.rta.ncoide consta de dos grupos
mutuas durante la época Neo-India. de estilos, uno ubicado en el centro de Venezuela, y
El área de Puerto Cabello está ubicada igualmen- el otro en el este, podríamos discutirla en relación a
98 cualquiera de las dos regiones. Nuestras fechas más
100 Arqueología Venezolana Epoca Neo-India: Venezu-ela Central 101

antiguas las tenemos para el este, aunque la ser ie pa- ()sgood y !Howard ( 164) , iniciaron las excavacio-
rece haber sido intrusiva allí, por lo cual la discutire- nes en la parte este de la serie al excavar en 1941 en
mos en el capítulo sobre Venezuela Central. Los Barrancos, el yacimiento cabece!'O del sitio del
Hay tres estilos en la parte central de la serie: mismo nombre. Nosotros hallamos la secuencia en-
La Cabrera, El Palito y Taborda, el primero en la tera de estos estilos en nuestras excavaciones, en el
hoya del lago de Valencia y los otros dos en el ár ea sitio de Saladero, en 1950. Este mismo año llevamos
adyacente de Puerto Cabello en la costa, y dos estilos a cabo un sondeo en el propio pueblo de Barrancas,
en el oriente: Barrancas y Los Barrancos en el Bajo que es el yacimiento cabecero del estilo que lleva ese
Orinoco (figura 2). Los Barrancos se convirtió en un nombre. Volvimos en 1955 para obtener otra mues-
tercer estilo, Guarguapo, el cual se prestaría a ser tra de carbono 14 del sitio de Saladero, y nuevamen-
incluído aquí porque conserva muchos i·asgos Bar1·an- te en 1957 cua ndo trabajamos en Guarguapo, el yaci-
coides, si no fuera porque tiene más rasgos de la se- miento cabecero de este estilo.
rie Arauquinoide, la cual aparentemente se difundió Durante el transcurso de nuestros diversos via-
río abaJo del Orinoco :Medio ( 161). Aún así, discuti- jes al área de Barrancas también hicimos un sondeo
remos aquí el trabajo realizado sobre el estilo Guar- a la región circundante que es de interés debido a
guapo y su cronología, ya que están íntimamente re- que revelan que la población del lugar se expandió
lacionados con nuestra investigación sobre los esti- con frecuencia. Tenemos noticias sólo de cinco sitios
los Ba1·rancoides locales. en los cuales predomina la cerámica del estilo de Ba-
El Profesor Mario del Castillo fué el p1·imero rrancas incluyendo uno en Puerto Ordaz, la ciudad
que investigó un sitio de la serie Barrancoide, cuan- del hierro, situada a cierta distancia río arriba. Ce-
do excavó en Los Tamarindos, el yacimiento cabecero rámica del estilo Los Barrancos se obtuvo en 9 si-
del esti lo La Cabrera en 1930-32. Fué seguido en tios en cantidad apreciable, uno de los cuales se en-
1933-34 por Alfred Kidder II ( 162), quien realizó nu- cuentra en Tucupita, dentro del delta del río; y ce-
merosas excavaciones estratigráficas en Los Tama- rámica del est ilo Guarguapo se obtuvo en trece si-
rindos. En 1945, Antonio Requena, ~'alter Dupoy Y tios (165).
Cruxent llevaron a cabo excavaciones estratig1·áficas La clave para la cronología del grupo central de
similares de un alcanze mayor, en El Palito y en estilos la constituye Los Tamarindos. Aquí, Kidder,
Trompis, yacimientos éstos pertenecientes al estilo (166) halló dos series de estratos, uno bajo que con-
costeño de El Palito (163). Cruxent y sus alumnos de tenía arena y arenisca evidentemente depositados por
la Universidad Central continuaron estas excavacio- el lago cuando este alcanzó su nivel máximo, esto
nes en 1957, excavando en dos sitios adicionales del es, durante el Período III; (167) y uno más alto
estilo El Palito, o sea en Aserradero y P laya Ocuma- compuesto principalmente por humus formado des·
re. El otro estilo costeño, Taborda, se conoce sólo a pués de que el lago había bajado nuevamente, o sea,
través de excavaciones de sondeo realizadas por Cru- durante el Período IV. El estrato más bajo contenía
xent en el yacimiento cabecero en 1957. cerámica del estilo de La Cabrera y el más alto ce-
rámica del estilo de Valencia. de acuerdo con la ero-
102 Arqueología Venezolana Epoca Neo-India: Venez·uela Central 103
IV en parte porque está influído f uertemente por
FIG.17 .
... otros estilos de aquel períono y en parte por la pre-
. sencia de un tiesto de comtrcio del estilo Valencia.
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• COITAI llllONÜ.AI O"INOCO •ez:
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..... ,.. :: La sub-serie Orinoquense se basa principalmen-
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'1'0. CAllU.O VAl.l,.CtA L
te en la secuencia que obtuvimos en el sitio de Sala-
ftilOO·-
V V dero. Como se notará más adelante, (170) encontra-
-""'º ~
,__ - 1100- mos desperdicios del estilo Saladero precedente en
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1
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Los tiestos de los estilos Barrancas, Los Barrancos, Y
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Guarguapo, llegaron a predominar sucesivamente_ ~n
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111 111 el estrato más grueso que quedaba en la su_perf1c1e
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.....,._......
---------..____ ~ IOO -

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(171). Obtuvimos cinco fechas de carbono 14 válidas
11 11 para estos estilos, (172) que son: Estilo Barrancas:
¡- ~ · ooo
a.e
- 985, 955 y 930 A. C. ; ( 173) Estilo Los Barrancos:
MlSO
lllfDlO 1 1 510 D.C.; (174) y Estilo Guarguapo: 1640 D.C. (175)
1 - - t-tooo- Esto confirma la estratigrafía practicada en la
a.c.
Pit.LIO-
-- - "
parte más alta del sitio, pero no la sucesión del estilo
'"°'º ... 15.000 Saladero y la cerámica Barrancoide, porque las fechas
CftOllOL.OllA K L.A •11t1r IAMAllCOIDI: del estilo de Barrancas abarcan parcialmente las del
estilo de Saladero, las cuales varían de 1010 a 700 A. C.
nología expuesta en la figura 17. (176) Sin embargo, colocamos a Saladero en el primer
El estilo El Palito es contemporáneo del de La cuarto del Período II y Barrancas en el segundo cuarto
Cabrera ya que los dos son tan semejantes, lo cual (figuras 28 y 17), porque se debe dar preferencia a
ha sido confirmado por dos fechas de carbono 14 de la estratigrafía y no a las fechas de carbono 14, en
260 y 290 D.C. para el sitio de Aserradero (16~). tanto que las otl·as condiciones permanezcan iguales
Sostenemos que ambos estilos se originaron con prio- (177). Varios hallazgos de tiestos de comercio, que al
ridad, hacia fines del Período II, por la presencia en comprobar la contemporaneidad del estilo Barrancoide
El Palito de tiestos comerciales de Saladero, algunos con relación a otros estilos, que n o necesitan ser deta-
de ellos decorados con diseños rayados o en rejilla que llados aquí.
como veremos (169) son indicadores para ese sub- Lógicamente deberíamos comenzar por describir
período. El sitio de El Palito también contenía tiestos la cerámica de los estilos del Centro de Venezuela ya
de comercio del estilo de Los Barrancos del Bajo Ori- que la serie tiene más probabilidad de ser originaria
noco, del estilo Ocumare en el área local, así como tam- de esa parte del país. Pero, siendo posteriores, los esti-
bién de Aroa, y de un estilo Dabajuroide occidental, to- los Centrales Venezolanos muestran más influencias
dos los cuales concuerdan con la cronología dada en la de otras series, y por consiguiente, se puede obtener
figura 17. Colocamos al estilo Taborda en el Período una mejor impresión de la serie Barrancoide si se
104 Arqueología Venezolana Epoca Neo-India: 'Ven ezuela Central 105

estudian plimero sus miembros Orinoquenses. chicha durante las festividades, como lo informan los
primeros exploradores de la hoya del Orinoco (178).
La decoración Barrancoide se caracteriza por una
combinación de modelado e incisión, ya sea sobre las
panzas de las vasijas, sobre rebordes, o sobre el cuello
o sobre los apéndices de la vasija. Ocasionalmente, las
panzas están decoradas con grandes rostros humanos
(lámina 32,B), pero de modo más frecuente las pan-
zas así como también los bordes llevan figuras geomé-
tricas, tales como puntos, espirales, y motivos en forma
de miembros o patas (figura 18,D). Los apéndices y
las figuras sobre los cuellos son característicamente
p1·ismáticos en su forma, y representan cabezas hu-
manas o de animales. Los ojos y las ventanas de la
nariz en forma de roscas con incisión y círculos y es-
pirales son típicos (lámina 31,A). Otras figuras son
incisas, sobr~ la parez de la vasija llevan de vez en
cuando punteados, audaces y relativamente sencillos
(figura 18,B).
Barrancas posee también rasgos que se pueden
atribuir a infruencias Saladoides: asas acintadas ver-
ticales (lámina l ,B) ; engobe rojo, negro o amarillo,
Fig. i8. Cerámica del estilo Barrancas. que cubre zonas demarcadas por líneas incisas (figu-
ra 18,A), y menos frecuentemente con di8eños pinta-
Los tiestos del estilo de Bar rancas son frecuente- dos en blanco sobre rojo (los cuales se hallan sobre
mente gruesos, pesados y toscos, aunque sus superfi- tiestos del estilo Barrancas y por lo cual no deben
cies son lisas y finas. Siempre llevan desengrasante considerarse como artículos de comercio). Tanto las
arenoso y provienen poi· vía arquetípica de bols con asas acintadas como los diseños pintados en blanco
bases anu l ar~s cortas y sólidas, lados verticales, y sobre rojo aparecen como f uera de lugar, ya que, como
rebordes horizontales salientes alrededor de la aber- sucede en la cerámica Saladoide, se encuentran en una
tura (figura 18). Son frecu entes botellas con verte· proporción relativamente pequeña que contrasta fuer-
deros dobles conectados por asas acintadas (lámina temente con la impresión masiva, audad, global del
31,A) . Algunas vasijas parecen haber sido aún más resto de la decoración.
grandes que las urnas f unerarias Dabajuroides, pero La cerámica de Los Barrancos carece de Ja mayo-
hasta donde sepamos no fueron usadas para entierros. ría de estos rasgos Saladoides, y da la impresión de
Más bien pudieron haber servido como envases para que los alfareros Barrancoides hubiesen vuelto a un
106 Arqueología Venezolana Epoca Neo-India: Venezuela Central 10';'

estilo de decoración más acorde con su espíritu. La y cadenetas en aplicación, frecuentemente decorados
cerámica es un tanto más delgada y fina que en el en punteado. E sto apunta hacia la dirección del estilo
período precedente de Barrancas y sus superficies siguiente, el de Valencia (180).
están más pulidas, algunas veces sólo en zonas res- La cerámica cost eña de El Palito es muy similar
tringidas (lámina 33) . La cerámica negra es más a la cerámica de La Cabrera, pa1·ticularmente en sus
corriente aquí. Las vasijas de vertedero doble desapa- apéndices y en la presencia de pipas de alfarería (lá-
recen. Los apéndices cefálicos, los diseños incisos so- mina 35,B), pero también posee varios rasgos adi-
bre la pared de la vasija, y las figuras inciso-mode- cionales : apéndices t ubulares incisos, bordes multi-
ladas sobre las panzas son todos más complejos (lámi- acintados y patas. Estos rasgos pueden ser atribuidos
nas 32,A; 33; 34; 35,A). Aparece por primera vez a una difusión a lo largo de la costa, en dos direcciones:
una técnica nueva, de excisión, esto es, zonas en re- una proveniente del Río Guapo y de la serie Saladoide
lieve sobre la superficie de la vasija, y las líneas ( 181), y otra y de la serie Ocumaroide de los alrede-
rematan frecuentemente en puntos. En general, Jos dores (182). El estilo Taborda revela una infruencia
diseños dan más la impresión de una apariencia más aún más fuerte de la serie Ocumaroide, especialmente
complicada . hay interés en detalles y estilización que en los diseños pintados, como es de esperarse dado su
contrasta marcadamente con la audacia, simpleza y • larga y continua etapa de contacto.
apariencia masiva de los diseños Banancoides. Así, la Las excavaciones en los sitios Barrancoides han
cerámica de Los Barrancos es clásica de la serie. sido lo bastante extensas como para producir una
Aunque el estilo Guarguapo es Barrancoide, se variedad relativamente grande de otros tipos de arte-
puede considerar como una degeneración de la cerá- factos, de la cual sólo una parte se pueden citar aquí.
mica clásica. Su modelado e incisión son más simples, Abundan los fragmentos de budares, pero no se ha-
descuidados y menos estilizados, como si los alfare ros llaron metates con la excepción de uno que proviene
hubiesen perdido interés en los diseños originales. de El Palito. Son también comunes las topias. En el
Posiblemente, estos alfareros en su mayoría adopta- Orinoco se han encontrado pesas de rueca de barro,
ron los i·asgos de una nueva serie, la Arauquino- y en El Palito morteros líticos (lámina 36,A). La Ca-
de (179). brera ha producido una flauta de hueso tallada con
Generalmente, la cerámica de La Cabrera, de la diseños Barrancoides (lámina 38,B). Puntas de hueso
hoya del lago de Valencia, se asemeja al material del tipo Manicuaroide se hallaron en asociación con
de Valencia, en especial en sus cabezas modeladas e estilos Orinoquenses.
incisas, sobre los apéndices y los cuellos y en este La complejidad de la decoración Barrancoide es
último caso también sobre pipas de alfarería (lámi- de una característica tal que sugiere alguna forma de
na 36,B). Por otro lado, La Cabrera carece de los desarrollo ceremonial, aunque hay poca evidencia de
diseños modelado-incisos complejos del Orinoco (lá- esto. Todos los sitios constan simplemente de desper-
mina 31,C), y tiene un número de rasgos occidentales dicios, casi siempre sin artefactos f unerarios. Los f i-
y sureños, especialmente bases anulares perforadas, gurines son más bien la excepción ; sabemos de uno
asas tubulares, diseños incisos rectilineos y punteados, sólo, no obstante la gran cantidad de excavaciones y
1os A rqueol-Ogía Venezolana Epoca Neo-India: V enezue/,a Central 109
recolecciones que se han hecho (lámina 37). Sólo La tran algún indicio de que la gente Barrancoide se ha-
Cabrera y El Palito han producido amuletos, y éstos llaba en alguna parte de los Llanos alrededor de 500
también son 1·aros. Las pipas de La Cabrera y de A.C. (185).
El Palito pueden ser consideradas por supuesto co- También debemos buscar material aún más an-
mo objetos cer·emoniales y también abundan con tiguo de la época Meso-India (Período 1) , para así
frecuencia. determinar el verdadero origen de la serie. Cuando
En nuestra monografía técnica ( 183) sostenía- comenzamos a excavar el material, estuvimos muy
mos que la parte Orinoquense de la serie había dado impresionados por su semejanza con el estilo horizonte
lugar al segmento del centro de Venezuela, debido a de Chavín, del Perú (186), pero el trabajo realizado
que la parte Orinoquense era más antigua que el últi- posteriormente en Amazonia no mostró evidencia
mo. Sin embargo, no tomamos en consideración el alguna de conexión entre ambos estilos durante
hecho de que la serie Barrancoide es intrusiva en la la época Meso-India. \.Villey (187) ha sugeddo
hoya del Orinoco, lo cual sólo cristalizó después de que puede de1·ivarse de la cerámica Meso-India más
nuestro trabajo posterior en la Península de Paria antigua de Colombia y Panamá, que también es incisa
(figu1·a 31). Por consiguiente, debemos buscar un y en algunos casos modelada, esto es, la cerámica de
origen diferente para la serie. Barlovento y Puerto Hormiga de Colombia, y la de
Hay dos posibilidades: (1) la serie se pudo ha- Monagrillo de Panamá. Esta es una hipótesis más
ber difundido en la dirección opuesta, esto es, de la razonable actualmente, en especial si se toma en cuen-
hoya de Valencia al Bajo Orinoco, o (2) pudo haberse ta el hecho de que Reichel-Dolmatoff (188) obtuvo
difundido a ambas áreas desde un tercer lugar, más recientemente una fecha de carbono 14 de 2913
posiblemente del área de San Fernando de Apure, en A. C; para Puerto Hormiga, pero estas pruebas no
los llanos centrales, en donde existen buenas vías de son convincentes hasta que no hallemos cerámica
difusión, subiendo por el Portuguesa y Apure hacia la Meso-India similar en Venezuela (189).
hoya del Lago de Valencia y bajando el Apure y Ori- Volviendo a la serie Barrancoide se observa que
noco a través de Ronquín y de aquí hasta Barrancas después de propagarse por la hoya de Valencia y por
(figura 2). Nos inclinamos a favorecer la segunda el Bajo Orinoco se localiza en terrenos más firmes.
alternativa, principalmente por considerar que los es- La serie claramente se expandió de la hoya de Va-
tilos más tardíos del área de San Fernando, poseen lencia al área de Puerto Cabello, en la costa, ya que
un modelado e incisión más elaborados de los estilos es intrusiva en esta región (190). En la hoya de Va-
que se encuentran en la hoya de Valencia (194). Pero lencia dio lugar al estilo Valencia al final del Perío-
ambas regiones necesitan ser investigadas y hay que do III, pero persistió en la costa durante el Período
localizar el material que date de la primera mitad del IV bajo la forma del estilo Taborda.
Período II, susceptible de anojar luces sobre este pro- En el Bajo Orinoco, como hemos visto, el estilo
blema. En los momentos actuales sólo tenemos unos Los Barrancos se convirtió hacia fines del Período
pocos tiestos de comercio de los yacimientos Meso-In- III en el estilo Guarguapo, que es más Arauquinoide
dios del complejo Pedro García, los cuales suminis- que Barrancoide, reflejando así influencias proceden-
llO Arqueología Venezolana Epoca Neo-India: Venezuela Central 111
tes de río arriba. Entretanto, durante el Período III, o por nosotros en 1950 y 1957.
con anterioridad a éste, la serie se extendió a la Gua- Las excavaciones de Camoruco y Guarguapo se
yana Británica en donde dio origen a uno o más estilos discutirán en conexión con las series Saladoide y Ba-
nuevos, llamados por Evans y Meggers (191) por el n·ancoide i·espectivamente debido a que produjeron
nombre de Mabaruma. También se difundió durante principalmente material de estas dos series. (198)
la parte final del Período III en la isla de Trinidad, Basta resaltar aquí que los despe1·dicios del estilo
en donde se conoce como el estilo Erin (192). Camoruco ("Ronquín Tardío" por Howard) (199) ,
En nuestra monografía técnica ( 193) , notamos se hallaba sobre un depósito mucho más grueso de
que ciertos rasgos Barrancoides se difundieron igual- desperdicios del estilo de Ronquín, mientras que la
mente por las Antillas Mayores, durante el Perío- cerámica de Gua1·guapo se hallaba sobre el estilo Los
do III, rasgos que fueron parcialmente causantes del Barrancos, en los yacimientos de Saladero y Guar-
surgimiento de una nueva serie, la serie Chicoide, en guapo. Tanto Ronquín como Los Barrancos datan del
aquel área durante el Período IV (194). Podemos afir- Período III, por lo cual podemos coloca1· a Camoruco
mar ahora con más énfasis, como resultado del aná- y Guarguapo en el .Período IV (figu ra 19). Guarguapo
lisis que daremos en el próximo capítulo (195) que se extiende al Período V debido a la presencia de
la g,ente Salaloide habia adquirido estos rasgos de la tiestos de comercio europeos y por una f echa de car-
serie Barrancoide cuando se encontraban en tierra bono 14 de 1640 D. C. (200).
firme de donde los llevaron consigo a las islas. En otras Los estilos de Arauquín y Matraquero se han
palabras, no hubo contacto directo entre las series colocado igualmente en el Período IV, aunque esto
Barrancoide y Chicoide durante la época en que esta sea sólo por sus semejanzas estilísticas con Camoruco
última serie comenzó a dif undirse por las Antillas y Ronquín, así como también con Valencia, que es un
Mayores. La serie Barrancoide se había extinguido estilo del Período IV en la hoya del Lago de Va-
en el Orinoco. lencia (201) . Arauquín también posee apéndices si
milares a los del estilo Los Ba1·rancos, que nos pe1·-
B. SERIE ARAUQUINOIDE miten situar el estilo Arauquín más atrás, o sea en
Cuatro estilos constituyen la serie Arauquinoide: la segunda mitad del Período III, transformándolo así
Arauquín y Matraquero en los llanos centrales cerca en el primero de los estilos Arauquinoides (figura
de San Fernando de Apure, Camoruco, en el Orinoco 19). Presumiblemente es la fuente de los pocos ties-
Medio cerca de Parmana, y Guarguapo en el Bajo tos Arauquinoides que se han hallado en asociación
Orinoco, en Barrancas (Figura 2). Los dos primeros con los estilos Ronquín y Los Barrancos y con el esti-
se conocen solamente por colecciones de superficie lo Cotúa de río ar riba (202). Mucho más lejos en una
obtenidas por Vicente Petrullo (196) en 1934 y por extensión no considerada en el presente volumen la
habitantes de la región, en 1956-57 respectivamente. "fase" de Nericagua, de Evans, Meggers y Crux'ent
El resto ha sido excavado meticulosamente, el estilo (203), indica una relación con la serie Arauquinoide,
Camoruco por Howard (197) en 1941 y Guarguapo pero la naturaleza exacta de esta relación no se cono-
cerá hasta que el material hallado de Kericagua se
112 A ·rqueow.Qía Venezolana Epoca N eo-lndia : V enezuel.a Central 113
FIG .1 9 .

LLANOS OR INOCO en 0
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B.C.
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5000-
Fig. 20 Cerámica del estilo Arauqufn.
8.C.
PALEO-

INDIO
-- -- observable al microscopio. Este desengrasante le da
15.000
un color gris característico y la hace suave al tacto.
También son características las botijas y botellas glo-
CRONOLOGIA DE LA SERIE ARAUOUINOIDE bulares con cuellos y rostros humanos y con un aplica
do en el cuello. Los rostros tienen cejas pronunciadas
hava estudiado en más detalle. Aquí sólo podernos de
y ojos grano-de-café, al igual que en el occidente de
ci; que se han obtenido diez fechas de carbono 14
Venezuela (Figura 20,A). Además existen bols con
para Nericagua que oscilan entre 650 y 1390 D. C.
lados convexos, que llevan frecue ntemente una franja
(204) Estas fechas concuerdan con nuestra ubicación
ancha dentro de los bordes de la abertura, los cuales
de la serie Arauquinoide en los Períodos III y IV.
tienen diseños incisos. (Figura 20,E ). Estos bols re-
La cerámica de esta serie es fácil de distinguir
cuerdan a la cerámica Barrancoide de Venezuela
porque tiene desengrasante de esponja de agua dulce
oriental, aunque están incisos de manera más fuerte
114 Arqueología Venezolana Epoca Neo-India : Venezuela Central 115

y profunda. tambien en un montículo, locali:t.ado a cierta distancia


Los diseños varían de estilo a estilo. Fundamen- del río. De lo contrario, es de suponer que los indios
talmente consisten en líneas paralelas, en direcciones del Orinoco :.VIedio y Bajo vivieron más bien en las
alternas, limitadas en la parte alta y en la base por secciones elevadas de las riberas fluviales, convertidas
líneas horizontales. En el estilo Arauquín las líneas en islas cuando el nivel es más bajo. No hay infor-
curvas Y rectas los diseños son bastante complejos. mación acerca de las costumbres funerarias.
Los espacios entre un motivo y otro son frecuente- Son corrientes los fragmentos de budare en todas
mente excisos, y en menor gTado punteados (figu- las colecciones, excepto en las de Vincenzo Petrullo,
ra 20). Los diseños M:atraqueros son más simples y quien tal vez no se molestó en recolectarlos. Pinta-
las áreas libres entre las líneas están a menudo pro- deras cilíndricas de barro se conocen en Arauquín,
vistas de punteado antes que con excisiones. Camo- Matraquero y Camoruco y figurines en los dos p1·ime-
ruco es similar, pero carece totalmente de las líneas ros sitios. Topias y volantes de huso de barro se en-
curvas y casi no tiene excisiones. De todos los dise- cuentran ampliamente difundidas. También hay al-
ños los más simples y burdos son los de Guarguapo. gunas hachas líticas, martillos, martillos-morteros y
Los bols de uno y otro estilo están decorados con metates y manos de moler.
apéndices. Tienen características del aplicado, como Debido a que el estilo de Arauquín es el primero
son rostros sobre los cuellos, que incluyen los ojos de acuerdo a nuestro conocimiento actual, los otros
grano-de-café. El estilo Arauquín también tiene apén- estilos pudieron haberse originado de él, es decir, que
dices cefálicos inciso-modelados según la tradición la se1·ie pudo haberse difundido Orinoco abajo. La
Barrancoide, (205) con ojos en forma de roscas, simplificación progresiva de los estilos a medida que
en lugar de grano-de-café (figura 20,B,D,). La cerá- se desciende el río favorece tal conclusión así como
mica de Guarguapo está provista de ápendices simila- también la favorece el hecho de que la serie Arau-
res mejo1· elaborados, con diseños modelados-incisos quinoide haya reemplazado a las series Saladoide y
en las panzas de las vasijas. Todos los estilos tienen Barrancoide en las partes media y baja del valle, res-
también cadenetas con aplicado sob1·e la panza, las pectivamente. La serie pudo haber sido llevada al Ori-
cuales están frecuentemente situados transversalmen- noco Medio por migración, ya que los estilos Ronquín
te. No hay pintado, exceptuando algunos tiestos con Y Camoruco están separados por una línea muy pro·
engobe rojo al estilo Arauquín. funda. Por el otro lado, su expansión hacia el valle
La naturaleza de los sitios Arauquinoides se des- más bajo tiene que haber sido cuestión de difusión,
conoce. Se ha dicho que los yacimientos :Matraqueros pues el estilo Guarguapo conserva muchos rasgos del
son médanos o montículos de tierra construidos por precedente estilo Los Barrancos, todo lo cual ha he-
los indios para elevar el nivel de sus construcciones cho difícil decidir si incluir este último estilo en la
por encima del nivel de las aguas inundantes. Se ha- serie Arauquinoide o en la Barrancoide.
cían necesarios en los Llanos Bajos, donde hay más En cuanto al origen de la serie, aventuramos
inundaciones que en los Llanos Altos, en el norte. proponer que se extendió al área de San Fernando
El sitio de Camoruco, en el Orinoco Medio consiste de Apure, o sea, a lo largo de la curvatura del 01·inoco
1l G A rqueowgía Venezolana
Epoca Neo-India : Venezuela Central 117
originándose en un estilo Barrancoide aún no descu-
bierto. Tal estilo también serviría para testimoniar arriba a la fase Nericagua y luego bajando por la
sobre el origen de la serie Barrancoide. (206). hoya Amazónica, esto es, el bien conocido estilo San-
Si esta teoría es correcta, la práctica de un bise- tarem en la boca del Río Tapajós. Ellos emplean la
lado inciso en los bordes interiores de la abertm·a de frase "estilo horizonte inciso-punteado" para esta ex-
la cerámica Arauquin-oide se puede affrmar que se pansión. Sin embargo, Linné (210) había postulado
desarrolló a partir de la práctica que consistía en una difusión contraria, desde el Bajo Amazonas de
hacer incisos los rebordes de la cerámica Banancoide, la técnica del desengrasante de esponja, y nosotros
de donde se originó luego el procedimiento de supri- no excluiríamos la posibilidad de que otros rasgos
mir los rebordes para elaborar los diseños dentro de de la serie Arauquinoide también pudieron haberse
la boca del borde de la vasija. Los apéndices cefálicos dispersado desde Amazonia a la hoya del Orinoco.
inciso-modelados del estilo Arauquinoide se derivarían
también de este supuesto estilo Banancoide anterior. C. SERIE VALENCWIDE
Los propios diseños y la técnica de excisión que Esta serie recibe su nombre del estilo, de la ho-
se empleaban de vez en cuando, en su elaboración, no ya, Y del lago de Valencia, en las montañas centrales
son Barrancoides. Posiblemente los diseños ·se deri- de Venezuela (figura 2). También incluye los estilos
varon de la decoración rectilínea pintada de las series de Las Minas y El Pinar en los alrededores de Los
occidental y norteña, Tier1·oide y Memoide, respec- Teques y Caracas, i·espectivamente; también los es-
tivamente. tilos de Topo y Río Chico, el primero de La Guaira
Las jarras de cuello decorado con rostros huma- Y,. el segundo de_ los alrededores de la costa, y el estilo
nos y el aplicado Testante debieron habeT tenido un Krasky en las islas de Los Roques en el área de La
origen diferente. Están difundidos ampliamente en Guaira. También hay un estilo Cementerio de Tu-
Colombia y hemos sugerido en otra pa1·te que se ex- cacas, algo hacia el oeste a lo largo de la costa. La se-
pandieron bajando por el Meta desde aquel país (207). rie comienza al final del Período III y se extiende a
Pudieron darse acompañados por la práctica de ha- través del Período IV al V, (figura 21).
cer impresiones sobre el barro (lámina 38,A), y si no, La cerámica de Valencia ha llegado a ser la me-
también por figurin es y otros rasgos occidentales, ta- jor conocida en Venezuela como resultado de las exca-
les como el juego de pelota y el cultivo del maíz, los vaciones pioneras de Ernst, Marcano, Oramas, Jahn,
cuales fu C'ron practicados por los indios Otomaco de Requ~na, Bennett, Osgood y Kidder, quienes han sido
la región de San Fernando de Apure, en los tiempos mencionados en un capítulo anterior (210). La mayo-
históricos (208). ría de estos hombres excavaron en los montículos de
l\foggers y Evans (209), han concluido que mu- La Mata, en el extremo oriental del Lago de Valencia
chos de los rasgos decorativos que acabamos de exa- pero Kidder en su lugar, trabajó en el sitio de Lo~
minar se desmembraron de la serie Arauquinoide en Tamarindos en la península de La Cabrera. Cruxent
dos direcciones: 1) río abajo hacia la cerámica tardía también hizo sondeos en varios sitios del estilo Valen-
de Mabaruma ('n la Guayana Británica; y 2) Orinoco cia, en fecha más reciente en 1958, obtuvo material
para el análisis de dos muestras de ca1·bono 14 del
us Arqueología Venezolana Epoca Neo-India: V enezuela Central 11!)

montículo de La Mata. En total se han investigado La razón primo1·dial por la cual colocamos el
unos trece sitios del estilo (211). estilo Valencia en el P eríodo IV reside en la estrati-
E l estilo Topo es el que sigue en segundo lugar grafía hallada por Kidder en sus excavaciones en
como mejor conocido, un número considerable de yaci- Los Tamarindos, en donde desperdicios del estilo de
mientos han sido inspeccionados por Oramas en los Valencia yacían sobTe el estilo de La Cabrera (213)
años 30 y por Cruxent y Dupouy en los años 40. El de los Períodos II-111 (214) .Kidder también fue ca-
paz de co1·relacionar su estratigrafía de Valencia con
flG 21
el descenso del nivel del Lago de Valencia luego de
.. . que éste había alcanzado su altura máxima durante
.......,.. ..
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~·\o.O i..o.-- 1 ~ el período llJ. (215). Una comprobación adicional de
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-· c..w esto la dan tres fechas de carbono 14 de los afios 920,
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.....,..."'º V
V 940 y 920 D. C. (216). Estas _fechas son anteriores ·al
'' '' :
1100 -
u
comienzo del Período IV pero no lo suficientemente
IV \illltil.LllC.. :L.U ... u o.. """"" :'
""" 1111 O CM1CO KMS«'f
IV como para que se justifique la ubicación del estilo
. ¡ !' Valencia en el Período IIL El estilo sigue durante el
~CIH:llfTll'tlO ....
0000 -

11110 •
111
TUCN;'.41
111 Período V a juzgar por la presencia de tiestos del
l.fllOtO

'-- - L.,_
...
100 - estilo Valencia en la ciudad hispana de Nueva Cádiz.
11 ll Fechamos el estilo Topo en el Período IV porque
- está seriado al fin de la secuencia en el área de La
1111110--
L-
....
•ooo -
Guaira, y en el PeTíodo V debido a que fué hallado
1 1
"'°'º un tiesto de come1·cio español en uno de los sitios.
,._
N I.ro..
--
'--- ~ 1 000-

--
.. Los estilos restantes están ubicados en el Período IV
11.000 sólo en base a sus semejanzas tipológicas con los esti-
CllONOLOelA 01: LA 91:1111 llALHCIOIOI: los de Valencia y Topo.
La cerámica de Valencia es tosca, con desengra-
sante arenoso y de mica y con la superfici e más bien
Estilo Las Minas se basa en excavaciones de sondeo áspera. Las vasijas tienden a ser bols u ollas globu-
practicadas en ires sitios, los dos primeros por Du- lares simples. Lo:::; bols a veces tienen bases anulares
pouy y Cruxent, en 1944 y el tercero por Cruxent, perforadas, las ollas frecuentemente rematan en cue-
en 1955. El estilo Río Chico fue excavado por Acosta Hos decorados con rostros humanos, aplicados (lá-
Saignes, de Al·mas Chitty y Cruxent, en 1949; y el minas 39, 40).
estilo Krasky por Pedro Jam y Alberto Méndez, de Los rostTos tienen ojos grano-de-caí é y frentes
la Sociedad de Ciencias Natu1·ales de La Salle, en 1950. elevadas y arqueadas. Pegados a la pared de la vasija
El Cemente1·io de Tucacas y la cerámica de El Pinar, hay brazos y manos humanos y cadenetas verticales
se descubrieron durante la construcción de carreteras simples; ocasionalmente las cadenetas están puntea-
y casas (212).
120 Arqueología Venezolana
das (lámina 39,C) . Son características del estilo apén-
dices simples con rasgos minuciosos en fo1·ma de ani-
males o cabezas humanas (lámina 39,B). Estas últi-
mas tienden a ser grandes, planas y con formas de
canoa, y también con ojos grano-de-café. La incisión
consiste básicamente de líneas paralelas rectas incisas
en direcciones opuestas y separadas por punteados
(figura 22 ). ~o hay pintado, a excepción de un engo-
be i·ojo generalizado. ~

Los estilos restantes son semejantes a la cerá- \ l"


\.
mica de Valencia en lo que concierne al material y las
formas (aunque carecen de cuellos) y especialmente
por sus apéndices. Ninguno de éstos tiene los rostros
del estilo de Valencia o su incisión. En el estilo Topo,
por el otro lado hay corrugaciones y pintado rojo-y-
negro sobre blanco, que se puede atribuir tanto a la
influencia Dabajuroide como a la Ocumaroide.
Bennett (217), obtuvo en sus excavaciones del
montículo de La Mata la evidencia de que los indios
vivieron allí p1·imero en palafitos construidos sobr e el
lago. Subsiguientemente ellos trajeron tierra para
proveerse de una base seca para sus casas y los des-
perdicios se acumularon sobre esta base, completando
así la construcción del montículo. Osgood (218) con-
cluyó que el montículo que fué excabado por él, fué
construido originalmente para fines f unerarios, pero
que posteriormente vivieron sobre él y depositaron
restos allí, debido a que la superficie se encontraba
sobre el nivel de las aguas inundantes. Montículos de
este tipo no aparecen asociados con los otros estilos
de la serie. Las urnas f unerarias no sólo son corrien-
tes en los montículos de Valencia sino que también
aparecen en los estilos de Las :Minas y Río Chico. Fig. 22. Cerámica del estilo Valencia.
Los figurines de cerámica del estilo Valencia son
bien conocidos. La mayo1·ía representan mujeres, ya
sea de pie o sentadas, y también animales (láminas
122 A rqueologia Venezolana Epoca Neo-India: Venezuela Central 123

41-44). Poseen los mismos rasgos de aplicado que Jos apéndices, y las vasijas tienen forma de canoa. Tam-
bién tienen semejanza con los r ostros que se encuen-
tran en los cuellos de las vasijas, por sus ojos grano-
de-café y por 1as cejas arqueadas. Ninguno de los
otros estilos tiene figurines, excepto tal vez Topo.
Los budares abundan en todos Jos sitios. Una pi-
pa de barro (lámina 45), un taburete de barro en
miniatm·a, manos de moler y metates, piedras puli-
das, Jos pendientes líticos r ectangulares con forma de
ala de murciélago, cuentas de concha, anillos y col-
gantes de concha son igualmente objetos que han sido
descritos, provenientes de los montículos de Valencia.
Los sitios de Topo han producido hachas de piedra y
de concha, martillos líticos, metates, manos de moler
y morteros; cuentas de piedra y concha y colgantes
líticos. Es de presumir, en consecuencia, que la gente
Valencioide practicó tanto el cultivo de la yuca como
también del maíz.
La serie puede ser considerada más bien como un
desarrollo local dentro de la hoya de Valencia. "Cn
número de rasgos del estilo anterior de La Cabrera
simbolizan este desarrollo: bases anulares perforadas,
diseños 1·ectilíneos incisos y punteados y cadenetas en
aplicado. Además, la se1·ie tiene que haber sido in-
fluida fuertemente por Ja cerámica Arauquinoide de
los Llanos, con la cual comparte rasgos semejantes, ta-
les como cuellos, rostros con ojos grano-de-café, cejas
22-H arqueadas y apéndices pequeños con señales de mues-
cas. El acabado tosco de Jos t iestos podría ser una re-
miniscencia de la serie Arauquinoide y no de Ja cerá-
mica venezolana occidental y norteña, en donde el
p1·edominio de pintado llevó a los alfa.i·eros a poner
énfasis en el alisamiento de las superficies de la va-
sija. La construcción de montículos es otro rasgo que
124 Arqueología Venezolana Epoca Neo-India: Venezuela Central 125
pudo haberse difundido hacia el norte, procediendo de Consta sólo de cuatro estilos : Aroa, en el área de
los Llanos del centro-sur en dirección de la hoya de Tucacas, Ocumare y Palmasola, en el de Puerto Ca-
Valencia, tal vez por el curso de los ríos Portuguesa bello, Y Boca Tacagua en el de La Guaira. La serie
y Pao. Hemos visto que el montículo estuvo muy di- comienza durante el Período III y termina en el IV
fundido en los Llanos Bajos como una forma de ele- (figura 23).
var las casas por encima de las inundaciones que cu- • La serie apareció por primera vez a raíz de que
brían el área durante la estación de las lluvias (219). los autores i·ecolectaron cerámica en Boca Tacagua,
La serie Valencioide conti·asta agudamente con en 1946. Cruxent excavó allí posteriormente, hallando
las otras series tardías del occidente y del centro-nor- cuatro entierros en los concheros. Excavó, en 1952, en
te de Venezuela, esto es, las series Dabajuroide, Me- el sitio de Aroa con la ayuda de Miguel Schon y Pedro
moide, Ocumaroide y Tierroide. Es la única entre és- Jam, y, en 1957, en Ocumal'e, con la ayuda de estu-
tas que carece de pliegues, de diseños pintados de cual- diantes de la Universidad Central. El cuarto estilo,
quier tipo, y la única que, a excepción de la )femoide, Palmasola, sólo se conoce por colecciones de super-
carece de patas. Por el otro lado, sus figurines, la ficie que fueron igualmente obtenidas por Cruxent
banqueta en miniatura y los amuletos de piedra y con- en 1954 (220).
cha que están asociados con el estilo de Valencia, rela- La cronología de la serie Ocumaroide es la más
cionan a éste con el occidente de Venezuela. Lo mismo incompleta de todas. Ninguno de sus estilos se ha
sucede con las urnas funerarias.
La serie alcanzó su desal'rollo máximo en la ho- FIG 2~

ya de Valencia y se f ué tornando más simple en la ... . COITAS

. .... .. ..~
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medida en que se alejaba de ésta. No se ha aclarado o 2
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si hubo un movimiento de gente o simplemente una
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difusión de rasgos cerámicos. Se ha contprobado una INOO •
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migración en el caso del estilo Topo, por el hecho de 1$00

que sus sitios todos se hallan sob1·e las laderas de las ••


IV IV
sierras, a alguna distancia de la costa, mientras que
la gente anterior de Cerro Machado y Boca Tacagua ..... -.. .,
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INOIO 111 tAC.á~á 111
vivió más cerca de la costa. Esto sugiere un despla-
zamiento de individuos que salió del valle de Caracas ....
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11 11
y bajó hasta el área de La Guaira. Como hemos visto,
la gente de Topo estuvo influida de varias maneras lllEIO•
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por las tradiciones ce1·ámicas costeñas.


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D. SERIE OCUMAROIDE ...,.º


1$ 000

Esta serie está limitada a tres áreas de la costa : CRON0~061A OE LA SERIE OCUMAROIOE
Tucacas, Puerto Cabello y La Guaira (figura 2).
126 Arqueología Venezolana Epoca Neo-India: Venezuela Centi·al 127
encontrado en posición estratigráfica, ni tampoco po-
seemos fechas de carbono 14 para ellos. Nos hemos
vilsto obligados a depende1· de dos líneas indirectas de
evidencia: l) de la seriación de los estilos en el área
de La Guaira y, 2) de la sincronización por medio de
tiestos de comercio, de los cuales, existe afortunada-
mente un número apreciable, debido a la co-existen-
cia de varios estilos en el área de Puerto Cabello. Por
ejemplo, se han hallado tiestos del estilo de Ocumare
en las excavaciones de El Palito (Barrancoides) y re-
cíprocamente se obtuvieron en Ocumare dos pipas de
El Palito, estableciéndose así la co-existencia de aque-
llos dos estilos. Como El Palito ha sido fechado por
el carbono 14 alrededor de los comienzos del Período
III (221), podemos asignar la misma edad relativa
al estilo de Ocumare.
Los tiestos de este estilo son de regular grosor, y
tienen desengrasante arenoso. Son comunes ollas y
bols globulares, que presentan frecuentemente bases
anulares o bases anulares perforadas, y, menos co-
múnmente patas como las que se hallan en el occi-
dente venezolano. La ausencia de asas y el predo-
minio de pintado en rojo y negro sobre blanco también
apuntan hacia el oeste, y posiblemente, hacia la serie
Tocuyanoide, aunque en los diseños predominan más
bien líneas rectas paralelas, triángulos y figuras en
forma de escaleras, que contrastan con Jos diseños
curvilíneos de la serie Tocuyanoide (figura 24- A. C).
Pliegues que se hallan en las superficies exteriores
Fig. 14 Cerámica del estilo Ocumare.
cerca del borde de la vasija, son otro rasgo típica-
mente occidental (figura 24,E) . Poi· el otro lado, tam-
bién hay algunos rasgos locales, que incluyen rebor-
des, incisión y apéndices modelados en forma simple
(figura 24,D,F,G). E stos pueden derivarse de la se- El estilo Aroa, más hacia el occidente, tiene esen-
rie Barrancoide, que también estuvo presente en el cialmente las mismas características, pero se Je añade
área local. la impresión de tejidos, que es otro rasgo occidental, y
Epoca Neo-India: Venezuel.a Central 12!>
128 Arqueología V enezol.ana
tes a los de la serie Barrancoide, a pesa1· de que am-
asas verticales acintadas, un rasgo oriental. Boca Ta- bos son contemporáneos en el área de Puerto Cabello.
cagua, al otro lado de Ocumare, tiene más semejanzas El último hecho indica que la serie Ocumaroide no
con el este, y está favorecido por su ubicación. Estas se puede derivar de la serie Barrancoide y, en conse-
semejanzas incluyen bordes, rebordes, asas acintadas cuencia, la última debe ser intrusiva en el área de
verticales y pintado en rojo, este último, puesto por Puerto Cabello.
zonas, en vez de líneas. Todo ello sugiere influencias Como hemos visto (223), la serie Tocuyanoide
Saladoides (222). La forma dominante de pintado es occidental, estuvo en la región de La Guaira y, tal
característica como en el resto de la serie Ocumaroide. vez también, en el centro restante de Venezuela, en
Tal vez valga la pena mencionar la presencia de un una época anterior a la serie Barrancoide. Sugerimos
punteado lineal ampliamente difun di do en el occi- que la serie Ocumaroide, se desarrolló a partir de esta
dente de Venezuela. ocupación Tocuyanoide más antigua como resultado
El último estilo, el de Palmasola, que sucedió al de recibir influencias no sólo de la serie Barrancoide,
de Ocumare, en el área de Puerto Cabello, durante el sino también de la Saladoide. La primera pudo haber
Período IV, muestTa más semejanzas con el oeste, sido causante de la introducción del cultivo de la yuca,
reflejando con ello, probablemente la difusión de la y la última más bien pudo haber estimulado el des-
serie Dabajuroide, hacia el este, en aquella época. arrollo de la decoración pintada típicamente Ocuma-
Aparece un número de rasgos Dabajuroides, inclu- roide, ya que también incluye pintado, en tanto que
yendo impresión de tejidos, asas acintadas horizonta- la serie Barrancoide carece de ello.
les ·Y apéndices con ojos grano-de-café. No se debe olvidar, sin embargo, que la serie
Todos Jos sitios contienen desperdicios de concha. Ocumaroide compartió Jos rasgos generales de la de-
Fueron cuatro los únicos entierros localizados direc- coración pintada que prevaleció en el occidente vene-
tamente en los desperdicios de Boca Tacagua. Budares zolano durante el Período IV, así como también el
de barro eran comunes en todos Jos sitios, excepto en énfasis en las líneas paralelas y una tendencia hacia
el más occidental, o sea Aroa, lo cual indica que el lo anguloso. Estos rasgos se desarrollaron en Ja serie
cultivo de Ja yuca caracteriza a la se1·ie, a pesar de las Ocumaroide menos que en la Dabajuroide o Tierroide
semejanzas con el oeste. (un solo diseño en greca del estilo Palmasola es la
La serie Ocumaroide se puede interpretar mejor excepción) ( 224}. Sin embargo, los rasgos apar1:1cen
como el resultado de un desarrollo local, cuyo curso con anterio1·idad en la serie Ocumaroide, al menos lo
fue moldeado por varias influencias de las cuales ya indica así los testimonios que poseemos, y tal vez pudo
hemos hablado. Pero, ¿fueron la gente Ocumaroide, haberse originado allí. De ser así, la serie Ocumaroide
básicamente occidentales los que adoptaron rasgos dio origen a la forma de decoración que se expandió
orientales, o por el contrario, fueron eUos orientales por toda Venezuela occidental, y hacia el Segundo Ho-
con influencias tomadas del oeste? Nos inclinamos ha- rizonte Pintado del noroeste de Colombia, y posible-
cia la primera alternativa, primero, porque la cerá- mente, aún más allá (225).
mica Ocumaroide es básicamente occidental y, lo que
es más importante aún, porque sus sitios son dif eren-
130 Arqueología l-' enezolana
Epoca N eo-Ind·ia : Venezuela Central J31
E. SERIE MEMOIDE
La serie Memoide tiene una distribución aún más Debemos el descubrimiento de la serie Memoide
limitada que la serie Ocumaroide. En la actualidad se al auge de la construcción de carreteras en los Llanos
conocen solamente dos estilos en el área de los Llanos, después de la Segunda Guerra Mundial. El sitio d~
cerca de Valle de la Pascua: Memo y Guaribe, y el Memo, po1· ejemplo, llegó a conoce1·se como resultado
estilo La América, en el área de Río Chico, que es la del Ie.vantami~nto de un puente, en la carretera que
parte en donde los Llanos se extienden hasta la costa atraviesa al no Memo, en 1947. Los ingenieros llama-
(figura 2). La serie se extiende del Período IV al ron a Cruxent qu ien excavó allí intensamente. En 1948
V (figura 25). de.scubrió y excavó el sitio de Guaribe, en el pueblo aei
mismo nombre y recolectó abundantemente en otro
FIG.25 .
sitio ~el mismo estilo, en Aserradero. En 1955, ambos
..,e ., LL ANOS COSTAS ., ., obtu"'.1~os mate1·ial adicional de estos dos estilos, y
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(J tamb1en recolectamos en tres otros sitios que contie-
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.... VALLE DE
RIO CHICO ....a: ....... nen cerámica del estilo Guaribe. Del estilo La Amé-
~ LA PASCUA ~

rica, finalmente, sólo se conoce una vieja colección


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1 e del Museo de Ciencias Naturales de Caracas (226).
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CRONOLOGIA DE LA SERIE MEMOIDE


Fig. 26. Cerámica del estilo Memo.
132 11rqueología Venezolana Epoca Neo-India : Ven ezuela Central 133
Los estilos Memo y Guaribe se ubican en el Pe- tidad de ,lascas de calcedonia, una pintadera de arcilla,
ríodo IV, principalmente debido a su semejanza con la un punzon de hueso y una cuenta de concha.
Serie Tierroide y Dabajuroide, y en el Pe1·íodo V, de- La serie Memoide es el equivalente Llanero de la
bido a que se han hallado tiestos Memoides en la ciu- serie costeña Ocuma1·oide. Corno en el caso de la últi-
dad españo!a de Nueva Cádiz (227). La contempo- ma, su cerámica es básicamente occidental, parecién-
raneidad de los dos estilos está demostrada por la dose a la serie Tierroide, en su pintado y a la serie
presencia de tiestos Memoides en sitios Guaribes y Dabajuroide en la aspereza de las superficies, pero
viceversa. La colección de La América se ubica en el su agricultura al contrario es del tipo oriental y su
Período V, debido a la presencia de cerámica española. carencia de atavíos ceremoniales también lo relacio-
Los tiestos Memoides son delgados, finos y llevan nan con el oriente. Puede por consigu iente, haberse
arena como desengrasante. Provienen de vasijas glo- originado en la misma forma que la serie Ocumaroide,
bulares simples, con bases y bordes planos caracterís- esto es, como proveniente de la serie Tocuyanoide, que
ticos. Algunos tiestos están decorados con cadenetas y se encontró en los Llanos centrales, así como también
puntos de barro aplicados a la superficie. Ob·os son en la costa central con el estilo de Agua Blanca ( fi-
rugosos debido a incisiones, rayados o punteados, y gura 11).
otros están deco1·ados con rojo (o a veces con negro)
sobre diseños pintados en blanco (figura 26). Los di- F. ESTILO ruo GUAPO
seños consisten en líneas delgadas paralelas colocadas Un estilo conocido como el estilo Río Guapo pre-
en forma de triángulos o diamantes, muy semejantes cede al estilo Río Chico de la serie Valencioide, en la
a algunos de los diseños de Ocumare (figura 24). parte costeña hacia el este de Caracas (figura 2). Se
Los tiestos Guaribes son más gruesos y burdos. conoce un solo yacimiento; un depósito que está al des-
Las formas de las vasijas son las mismas pero el apli- cubierto en la orilla del Río Guapo a una profundidad
cado y el pintado no se presentan en la decoración. de 4,5 metros. Este depósito es difícil de investigar
La aspereza de las superficies está lograda con más por estar cubierto por el cauce del río, excepto cuando
elaboración que en el estilo de Memo, e incluye plie- sus aguas están más bajas durante la sequía. El pro-
gues e impresión de tejidos, y también de los dedos, fesor Miguel Acosta Saignes, de la Universidad Cen-
además del rayado y punteado. La colección de La tral, y luego Cruxent, excavaron una tri nchera allí en
América se ha incluido en la serie Memoide princi- 19 49 y Cruxcnt volvío, en l 960, a fin de recojer una
palmente a causa de que lleva el típico trabajo de muestra de carb<Sn para el análisis.
aplicado. Río Guapo llama la atención porque es el único
Hasta donde sepamos, todos los yacimientos es- estilo, en el centro de Venezuela, que está Telacionado
taban formados por simples lugares de habitación. C'strccharnentc con la serie Saladoide de Venezuela
Fragmentos de budares de barro son comunes en to- oriental. (228) Se asemeja a la última en su desen-
dos ellos. Otros artefactos comprenden hachas, ma1·ti- grasante arenoso fino, en sus bols de forma campa-
llos, morteros, y una cuenta de piedra, una gran can- noide y también en los rebordes delgados; en ]as asas
acintadas verticales, en los apéndices inciso-modela-
134 A rquaología Venezolana
Epoca Neo-India: l'eneziwla Central 135
Anteriormente al análisis de la muestra de car-
bono 14, vacilábamos en considerar o no al estilo Río
Guapo como fuente de la serie Saladoíde. La fecha de
carbono 14 sugiere lo último, por ser del año 270 D. C.,
o sea, más de un milenio posterior al estal51ecimiento
de los primeros miembros de la serie: Saladoide en el
río Orínoco (229). En nuestra opinión . Río. Guapo
debe ser considerado, por ahora, ·como resultado de
una expansión de la ser ie .Saladoide que se =dirigío ha-
cia el oeste a lo largo de la costa, poco después de
la era cristiana (230).
Como ya hemos notado, el estilo Río Guapo pue-
de ser causante de ciertos objetos de comercio que se
han rescatado de sitios Barrancoides en Ja costa cen-
tral. Ciertamente, el efecto de su comercio pudo ha-
berse sentido aún más hacia el oeste, ya que unos po-
cos tiestos en rejilla se han encontrado en la superfi-
cie de un conchero Meso-Indio en Cerro Iguanas en el
área de Tucacas (231), y en la isla de Aruba, en las
Indias Occidentales Holandesas (232). También es
probable que el estilo Río Guapo sirviera de interme-
diario en la transmisión de rasgos Saladoides de Boca
Tacagua, en la serie Ocumaroide:
' ..

Fig. 27. Cerámica del estilo Río Guapo.

dos ,ahuecados, apéndi~e.s tabulares y diseños incisos


simples, que incluyen las características zonas raya-
das (figura 27). Ciertamente, la única razón por la
cual el estilo Río Guapo no está incluido en la serie
Saladoide es porque carece del pintado, lo cual es un
rasgo diagnóstico de aquella serie.
Epoca N eo-lndia : Venezuela Oriental 137

Desconocemos el origen de la cultura Neo-India,


pero sostenemos tentativamente que se desarrolló in
situ derivándose de las culturas alfareras Meso-Indias
hipotéticas que están aún por descubrirse y que fue-
ron propuestas en el capítulo 4,E. La domesticación
8 EPOCA NEO-INDIA: i\ de la yuca fué presumiblemente una parte importante
de este proceso de desarrollo, de acuerdo con la teoría
VENEZUELA ORIENTAL de Sauer. Lamentablemente nuestro hallazgo de este
desarrollo sucede, cuando la cerámica se encuentra
técnicamente en el punto más alto de la perfección, y
la yuca ya ha llegado a ser la fuente básica de alimen-
tación en el área, a juzgar por el gran número de bu-
dares de barro que se han encontrado en los yacimien
Venezuela oriental comprende las islas del área tos. Las etapas anteriores a este desarrollo constituyen
de Porlamar, la costa este de Barcelona y la boca del la laguna más grande en nuestro conocimiento sobre
Orinoco, las montañas y los Llanos orientales y las la arqueología venezolana actual.
regiones del Orinoco Medio y Bajo, desde Parmana
hacia el este hasta el Delta del Orinoco (figura 2). La A·-SERIE SALADOIDE
región tiene la forma de un trapezoide; su lado más
corto está formado por las islas orientales y la costa, En vista de que la intención original de Rouse con
y el más largo por el Orinoco Medio y Bajo. Estas son respecto a su viaje a Venezuela fué investigar las fuen-
las únicas seccíones importantes; las montañas, los tes de la cultura Neo-India de las Antillas, y en vista
llanos y los pantanos del Golfo de Paria y Delta del de que la serie Saladoide es la clave del problema, he-
Orinoco estuvieron poco poblados de acuer<lo con nues- mos trabajado más con la serie Saladoide que con cual-
tros conocimientos actuales. quier otra, por lo cual es la que conocemos mejor. Po-
Al comienzo de la época Meso-India, como hemos demos distinguir ahora siete estilos para Venezuela:
visto (233), los Meso-Indios aún ocupaban las islas y Cotúa, Ronquín y el propio Saladero en el Orinoco;
la costa, mientras que los Neo-Indios ya se encontra- !rapa, El Mayal y Chuare en la costa; y El Agua, en
ban en el Orinoco. Gradualmente, los Neo-Indios con- la Isla Margarita (figura 2). Fuera de eso, la serie
quistaron a los Meso-Indios hasta que los oprimieron, se extiende hacia las Indias Occidentales a través de
de manera que en la época histórica estos últimos so- los estilos de Cedros y Palo Seco, en Trinidad, y un
brevivieron en los Jugares menos favorables, como es número de estilos insuficientemente descritos en las
el caso con los indios Guaraúno, del Delta riel Orinoco. Antillas Menores y que se relacionan con Jos estilos de
El siguiente esbozo de las series N"eo-Indias documen- Hacienda Grande y Cuevas en Puerto Rico (234).
tará este proceso de intrusión. Se debe a Theodor de Booy (235), el descubrí-
1ll6
1:38 Arqueología Venezolana Epoca Neo-India: Venezuela Oriental 139
miento de la serie, a través de sus excavaciones en El Mayal 1, en 1955, y de El Mayal 4 y 6, en 1957. Fi-
Güire Güire, en la isla Margarita, en 1915. Howard nalmente, El Agua, el estilo más occident al, en la isla
( 236), excavó un yacimiento más puro en Ronquín en Ma rgarita, en el área de Porlamar, se conoce por las ex-
el Orinoco Medio, en 194L El resto de las excavacio- cavaciones de de Booy en Güire Güire, ya mencionadas,
nes fué realizado por los autores y sus asociados. por el trabajo realizado por Cruxent y Alfredo Boul-
Saladero está considerado como el yacimiento y ton en el mismo sit io en 1948, y por una trinchera
como el "estilo tipo", ya que la serie se ha encontrado excavada en El Agua, el yacimiento cabecero, alrede-
allí en forma más pura y cronológicamente hablando, dor de 1960.
más antigua, hasta donde es posible juzgar. Hemos La cronología de la serie Saladoide está bien es-
hecho excavaciones extensivas en este yacimiento que tablecida, tanto por su estratigrafía como por las fe-
se encuentra cerca de Barrancas, en el Bajo Orinoco, chas de carbono 14 (figura 28). Desperdicios o restos
en 1950. Río arriba, conocemos el estilo Ronquín por del yacimiento cabecero yacen bajo toda la sección
las excavaciones de Howard ya mencionadas, que fue- local de la serie Barrancoide, en el yacimiento cabe-
ron mayores que la nuestra en Saladero, y a través de cero; el componente Ronquinoide está debajo del miem-
pequeñas colecciones de superficie de otros sitios (237). bro local de la serie Arauquinoide en el sitio de Ron-
El estilo Cotúa en el área de Puerto Ayacucho, se basa quín, y el estilo de Irapa fué hallado en el estrato más
en tiestos recolectados por Cruxent, a fines de los años bajo en el sitio de Cabrantica, en la Península de Pa-
40 (238). ria, hallándose bajo un estilo local llamado con el nom-
En otra dirección, en el área de Güiria, Península bre de ese sitio. En la isla de Trinidad la combinación
de Pa1·ia, debe mencionarse que Cruxent recolectó ce- de estudios estratigráficos y de seriación ha demos-
rámica en una excavación en la carretera de Irapa, en trado igualmente que un grupo de estilos Saladoides
1951. Estimando de que esto podría ser una región Cedros · y Palo Seco, anteceden al estilo de Erín, que
clave para la distribución de la serie, intentamos rea- es Barrancoide (41).
lizar trabajos complementarios allí en 1955, pero no En lo que se refiere a las fechas de carbono 14,
pudimos ir lo suficientemente cerca de la península a el estilo de Saladero se ha fechado en 1010, 830 y 700
causa de la creciente de Jos ríos que teníamos que atra- A. C.; E l Mayal, en 100 y 300 D. C.; lrapá, en 220, 325
vesar. Regresamos nuevamente acompañados por Ma- y 570 D. C., y Chuare, en 550 D. C. (242) Estas fechas,
ruja Rolando dE¡ Roche, y descubrimos y excavamos combinadas con la estratigrafía y con ciertas tenden-
seis sitios adicionales del estilo de Irapa (239). cias tipológicas, que serán discutidas más adelante~
El Mayal, el estilo anterior en el área de Carúpa- nos han llevado a ubicar al estilo Saladero en la pri-
no está ubicado más hacia el oeste a lo largo de la cos- mera mitad del Período 11; El Mayal e l:tapa, en la
ta, y es conocido por nuestras excavaciones en el sitio segunda mitad del Período II, Irapa se extiende al
de El Mayal 2,. en 1955, y por las excávaciones realiza- Período III; Chuare en el Período III. Los estilos res-
das por Erika .vVagner y Cruxent en La Cucaracha en tantes han sido comparados con fechas relativas, como
1960 (240) ; Chuare, el estilo más reciente en aquel se muestra en la figura 28.
área fué hallado poi· nosotros en las excavaciones de Esta cronología comprueba la teoría que hemos
Arqueowgía i1 enezolana Epoca Neo-India : Venezuela Oriental 14 l
140
cos supervivientes Manicuaroides de las islas cerca-
FlG.21

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ORINOtO COSTAi 11\.41
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nas los cuales desconocían la fabricación de cerá-
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!! mica (244) .
¿Cuál fu é la causa que hizo que la gente Saladoide
,_. V <le se moviera hacia la costa? La llegada de la gente
HtlH-trtO V

IV
-
IV
....
1- ISO<> -
Barrancoide al Bajo Orinoco pudo haber tenido que
ver algo en ello, como lo indicará una compa1·ación de
'-- .: .: ....
IOOO - las figuras 17 y 28. Si estas cronologías son correctas,
..o. J atUAll:f: ! C. &•UA 111 la gente del estilo Saladoide ocupó las partes medias v
111
::-----··-i bajas del Orinoco durante el primer cuarto del p¡_
tflotO I RAPA
COTtJ 4
! •;¡ 300 -
A.D.
o ¡EL NATAL
11 •o 11 ríodo ll. Durante el segundo cuarto, la gente Barran-
" ,IALAH11tOl 1-- -tOOO - coide se apode1·ó de la parte baja del Orinoco. Se pue-
• o;.
1111110-
1 1 de suponer que estos nuevos inmigrantes Barrancoi-
'"°'° 1-- _,ooo- des desplaza1·on a la gente Saladoide por el Delta del
LC.
P.tl.&O•
-- -- Orinoco a Trinidad y la Península de Paria, motivan-
""'º 1$ ,000 do un desplazamiento de esta gente hacia la costa e
CRONOt.OtlA 11€ LA SENE SALADOIK islas. Desafortunad amente, nuestras excavaciones en
Trinidad y Paria no nos han permitido ir lo suficiente-
presentado en el capítulo 5, C, de que la gente Sala- mente atrás en el tiempo como para comprobar esta
doide se movió gradualmente Orinoco abajo hacia la suposición (figura 28).
costa y luego hacia las islas durante la segunda mitad De todas maneras es claro que la invasión Barran-
del Período lI y la primera mitad del Período III, coide dividió a la se1·ie Saladoide en dos partes, una
usurpando los habitantes Meso-Indios anteriores en la correspondiendo al Orinoco Medio que se dispersó más
costa e islas mientras ellos abandonaban el área, ya tarde río arriba a Cotúa, y la otra, a la costa e islas
que el estilo se vuelve más y más reciente mientras que se expandió hacia el oeste llegando hasta la isla
más nos acercamos río abajo a la costa e islas. Se de- de :Margarita y hacia el norte hasta Puert o Rico. Am-
ben citar dos hechos estratigráficos adicionales en fa- bas series sobrevivieron intactas durante la última
vor de esta teoría. Primero, se hallaron desperdicios mitad del Período II y todo el Período Ill antes de
del estilo Chuare encima de restos del complejo de dar paso a las otras series : la Arauquinoide en el Ori-
Carúpano, que es un miembro de la serie Manicuaroi- noco Medio y la Guayabitoide en la costa e islas ad-
de, en el sitio de E l Mayal I, y segundo, unos pocos yacentes (figura 28).
tiestos Saladoides se hallaron entre los restos del com- Volvamos ahora a las características tipológicas
plejo de Punta G<>rda, el último de la serie Manicuaroi- de la serie. Los tiestos de la serie Saladoide son fáciles
de en la isla de Cubagua (243). Parece que después de diferenciar de la cerámica de los estilos Barran-
de que la gente Saladoide alcanz·Ó la costa a fines del c?ides posteriores del Bajo Orinoco, porque son muy
Período II, ellos comerciaron con cerámica con los po- fmos Y delgados. Contienen desengrasante arenoso
142 A rque~logía Venezolana Epoca Neo-India: Venezuela Oriental 143
tido real de la palabra, lo mismo ocurre con el puntea-
do y la incisión, con la excepción de unos cuantos dise-
ños simples formados por líneas paralelas arqueadas
(figura 29, C, H). El rasgo más distintivo de decora-
ción es el pintado. Está hecho en 1·ojo o en fondo sim-
ple, así como en fondo blanco sobre rojo (figura 29,
A, B, D y F). Los diseños rojos consisten básicamen-
te de rayados y los diseños en blanco-sob1·e-rojo, con
sisten en áreas curvas que llevan líneas delgadas en Los
bordes. En vez de estar supe1·puestas las zonas blancas
sobre las rojas en los diseños, estas zonas se encuen-
tran yuxtapuestas. Algunos diseños también han sido
producidos al borrarles el rojo y dejando al descubier-
to el color natural del barro de fondo.
Cuando Howard (245), escribió sobre sus excava-
ciones en Ronquín en el Orinoco '.Medio, consideró toda
su cerámica Saladoide como una sola unidad (que él
llamó "Ronquín Temprano" para diferenciarla de la
cerámica Arauquinoide que se encontraba en el estra-
to superior). Nuestros hallazgos nos llevaron a re-
examinar sus conclusiones. Hicimos una inspección
superfi cial de una parte de su colección, que debe ser
confirmado si es posible, con un estudio más detallado,
y encontramos que la ce1·ámica de los niveles más bajos
es muy similar a nuestra cerámica Saladoide pero se
Fig. 29. Cerámica del estilo Saladet'Q. diferencia tanto más cuanto más se llega a los niveles
más altos. Los tiestos se vuelven más gruesos y toscos.
y constituyen principa\mente bols de boca muy abierta Se añaden rebordes o pestañas a los bordes, aparecen
con bases planas. Los Íados de las vasijas tienden apéndices inciso-modelados, los diseños incisos se vuel-
a curvearse graciosamente hacia afuera en form a ven más complicados y se agrega también el punteado.
de una campana invertida. Los bordes son lisos Todos estos son rasgos de la serie Barrancoide, aunque
o a bisel, pero nunca Uegan a tener rebordes o pesta- la forma en que están trabajados en la cerámica de
ñas. Hay muchas asas . tubulares cubiertas por apén- Ronquín no es siempre la misma, y ellos indican que
dices formados por protuberancias toscas (figura 29, la gente de Ronquín Hegó a estar bajo Ja influencia de
1). También se hallan apéndices tabulares simples en los invasores Barrancoides del Bajo Orinoco.
los bordes (figura 29, G). No hay modelado en el sen-
144 Arqueología Venezolana Epoca N eo-lndia : Venezuela 01·iental 14.j

La parte costeña de la serie Saladoide apunta a hemos hallado que los estilos costeños tienen ciertos
una dirección similar : mientras más reciente la cerá- rasgos que no están presentes en el Orinoco y que no
mica, más rasgos Barrancoides posee. Por ejemplo, pueden ser derivados de la serie Barrancoide. Estos
los estilos de la cerámica más antigua de Irapa Y El incluyen una forma de apéndice inciso-modelada más
Mayal carecen de pestañas, mientras que el más recien- bien simple, con la parte posterior hueca y un nuevo
te de los estilos los tiene, así como también poseen tipo de incisión, mediante la cual ciertas zonas de la
estos rasgos los estilos de Chuare y El Agua. Los apén- superficie de la vasija, aparecen rayadas por medio
dices son más toscos y los diseños incisos menos com- de líneas finas de incisión, incisiones éstas que con-
plejos en los primeros estilos que en los últimos. Los trastan con las líneas anchas de la serie Barrancoide
diseños incisos están dispersos por todas las paredes (figura 30).
de las vasijas, en el caso de los primeros estilos, en Se desconoce el origen de estos rasgos, pero se
tanto que tienden a concentrarse en las pestañas de pueden sugerir dos posibilidades:
las vasijas de los últimos estilos. Finalmente, los ties- 1. Los 1·asgos pueden haberse difundido hacia
tos de los primeros estilos son más finos y mejor ela- el este a lo largo de la costa hacia la serie Saladoide.
borados que los de los últimos, aunque ésto no se debe Esta posibilidad está comprobada por el hecho de que
necesariamente a la influencia Barrancoide. Todos ambos rasgos son característicos de Río Guapo, un
estos cambios corresponden a direcciones que hemos estilo que no es ni Saladoide ni Barrancoide, que está
comp1·obado en el estilo de Ronquín en el Orinoco Me- situado en el área de Río Chico, en la costa central
dio, y también se hallan en el estilo Cotúa en el Alto (247). Unos pocos tiestos rayados también se encuen-
Orinoco. tran en fo rma intrusiva en El Palito (Barrancoide)
De paso se debe notar que Evans y Meggers (246), en el área de Puerto Cabello (figura 17). Finalmente,
han agrupado tentativamente al estilo Cotúa oon su el rayado en zona es característico de los valles del
cerámica de .Kericagua que se encuentra Orinoco arri- Magdalena y Sinú en Colombia nor-occidental, y su
ba, y con varias formas de cerámica Amazónica en presencia en la cultura de Momíl, en el último valle,
un "estilo horizonte de bordes incisos". .Ko estamos parece ser aproximadamente contemporánea con su
de acuerdo con esta agrupación, ya que de todos los aparición en Venezuela (248).
estilos mencionados, solamente Cotúa posee tales ras- Cuando discutimos esta distribución en nuestra
gos Saladoides como el pintado de blanco-sobre-rojo y monografía técnica (249), nos inclinábamos a Techa-
diseños incisos sobre las pestañas. Evans y Meggers zar la posibilidad de tina conexión entre el rayado por
han confundido aparentemente el estilo de Cotúa con zonas de Colombia y el de Venezuela porque había
algunos de los tiestos Arauquinoides que también apa- demasiada diferencia en los diseños de las dos áreas
recieron en el sitio de Cot úa, y es el estilo Arauqui- y una distancia enorme que las separaba. Pero esta
noide más bien que el de Cotúa, quien está relacionado laguna ha sido en parte cubierta por el descubrimien-
ia. su "estilo horizonte de bordes incisos ". to de unos cuantos tiestos rayados, en la superficie del
Volviendo a la naturaleza de la serie Saladoide, conchero Meso-Indio de Cerro Iguanas, en el área de
Tucacas (250), y también notamos de que hay algunos
146 A rqueolcgía Venezolana Epoca N eo-lndia : Venezuela Oriental 147
copiaron los diseños pintados en la técnica de incisión,
posiblemente bajo la influencia Barrancoide, lo cual
lograron al ti·azar con líneas incisas anchas las áreas
que ordinariamente estaban pintadas. Generalmente
dejaban esas áreas sin decoración alguna pero a veces
las llenaban con rayado fino que recuerda el rayado
8 pintado que ellos habían producido en el Orinoco (fi-
guras 29 y 30). En consecuencia, presumiblemente
pudieron originar un rayado inciso pa1·a sustituir un
pintado, en vez de adquirirlo por difusión desde el
oeste.
Si esta hipótesis es correcta, el estilo Río Guapo
debe ser considerado como una derivación de la serie
Salacloide, resultado de una difusión occidental. Los
pücos tiestos rayados de El Palito, Cerro Iguanas y de
la Isla de Aruba, serían entonces tiestos de comercio
del este, como sucede ciertamente con un número de
tiestos pintados en blanco-sobre-rojo, igualmente ha-
llados en El Palito (252). De este modo no tendría-
mos que proponer una conexión con Colombia.
El laboratorio Geocronométrico de Yale acaba de
Fig. 30. Cerámica del estilo El Mayal. completar el análisis de una muestra de carbono 14 del
sitio de Río Guapü, que arroja luces sobre este proble-
de estos tiestos en las colecciones reunidas por J oselin ma. Su fecha de 270 D. C. (253), es posterior a las
de Jong en la isla holandesa de Aruba (251). En am- fechas más antiguas de El Mayal e !rapa en las áreas
bos casos es posible que se trate de tiestos de comer- de Carúpano y Güiria más hacia el este, y que son del
cio como' en el caso de El Palito. Sin embargo, los año 100 y 220 D. C., respectivamente, indicando así
nuevos hallazgos debilitan la Posibilidad de atribuir una difusión hacia el oeste más bien que hacia el este.
el ,rayado por zonas desde Colombia. . Sin embargo, como hemos dicho antes (254), sería
2. La otra Posibilidad es que los mismos alfare- prematuro trazar una conclusión definitiva cuando se
ros Saladoidcs hayan desar rollado el rayado, así corno posee una sola fecha de carbono 14, por ejemplo nues-
los apéndice.s ahuecados, luego de hab~r alcanzad~ la tra fecha puede provenir de la parte final del período
costa; pero bajo la influencia de la ser~e Barranco1de. en que existía el estilo Río Guapo.
Resulta que los-diseños incisos Barranco1des, se parecen La segunda alternativa tiene la ventaja de que es
en su concepción a los diséños pintados Sa!adoide. De más elemental y proporciona una mejor explicación
esto puecte deducirse que Jos alfareros simplemente de las relaciones estilísticas en discusión. La técnica
148
Arqueología Venezolana Epoca N eo-lndia : Venezuela Oriental 149
del rayado por zonas pa1·ece haberse inventado ~nde­ nivel medio, en el cual termina la cerámica Saladoide
pendientemente en Ja hoya Amazónica (2?5) ; Y s1 ello inicial. (El nivel superior ha producido un estilo pos-
ocurrió allí, pudo igualmente haberse mventado en terior). Similarmente, la muestra Y-1233 procede del
Venezuela. fondo del sitio de Loiza y la muestra Y-1232 de la su-
Por un motivo desconocido, el rayado en zonas Y perficie. En consecuencia, estas muestras marcan el
las asas ahuecadas no sobrevivieron por mucho tiempo comienzo y el fin de la época de la expansión Saladoide
en los estilos Saladoides. En todas partes estos rasgos hacia Puerto Rico, alrededor de 50 y 550 D. C., res-
están restringidos a Ja segunda pa1·te del período II pectivamente.
y a los comienzos del Período III. ~os proveen d~ un La uniformidad de la cerámica Saladoide en las
buen "indicador cronológico" para la segunda mitad Antillas :Menores y en Puerto Rico fue interrumpida
del Período II, apa1·ecen combinados con una extra- después de 550 D. C., determinando el desarrollo de una
ordinaria calidad de los tiestos y, en los sitios del P e- serie de estilos locales. Al mismo tiempo ocurrió una
ríodo II, con la carencia de pestañas. expansión adicional por el resto de las Antillas Mayo-
Concluímos tentativamente afirmando que los al- res, la cual perjudicó a los :Meso-Indios p1·ecedentes,
fareros Saladoides que migraron del Orinoco a la costa obligados a retroceder hacia regiones periféricas en
desarrollaron ciertos rasgos que estaban ausentes en la península sm·occidental de Haití y hacia las partes
el Orinoco. La gente Saladoide que siguió hacia 1as occidentales y sur de Cuba, en donde f ue1·on encontra-
Antillas llevo estos rasgos consigo ya que la cerámica dos por los p1·imeros españoles (257). Esto, sin embar-
más antigua que alcanzó hasta Puerto Rico, se go, está fuera del alcanze del presente libro.
carazteriza no sólo por el pintado de blanco-sobre-
rojo, que es predominante en la serie Saladoide, sino
TABLA-2~ FECHAS PARA EL ESPARctMIENTO
también por el rayado en zonas y por las asas ahueca- SALADOIDE A LAS ANTILLAS
das en el dorso. Al igual que en t ierra fii·me, los últi- MUDTRA ISLA SITIO ESTILO HCHA AllT[S FECH" CRISTIANA
mos rasgos sobrevivieron solamente un tiempo corto, llA DE. l'IUSEJllTE (D. C)
Y- 1111 MAllTINICA LA SAL.LE ±
de manera que proporcionan un buen "marcador de ho- y - 1151 GUADALUPE MOflEL
INDErlNIOO 1770 10 lllO
INDEFINIDO IH O %100 550
rizonte" para el movimiento que llegó hasta Puerto y - 1157 GUADALUPE MOR EL INDE,.INIDO 1721 :t: 70 170

Rico. v-uu IUAD"LUPI! MOflEL INOEFINIDO 170tl :t: 100 190

Un proyecto que persigue el análisis de carbono y -1252 PUBITO flltCO LOIZA HACIEllOA
QllAllOI 15'0 :1:: llO 370
14 pai·a controlar este movimiento está ahora en vías Y - IUS l'IJOITO lllCO LOIU HACIENDA
de realizarse. Ha producido las fechas presentadas en llll"NDE IUO :1:: 80 120

la Tabla 2, las cuales en su totalidad se refieren a ce-


rámica que posee los rasgos arriba mencionados (256) . Por algún tiempo se tuvo la certeza de que los Neo-
Indios migra1·on desde Venezuela hacia las Antillas
Las muesh·as Y-1137 e Y-1138 provienen del ni- obligando a los Meso-Indios a retroceder. Nuestras
vel del fondo de Morel y la muestra Y-1136 proviene del investigaciones han arrojado nuevas luces en rela-
ción a los orígenes de esta migración hacia Venezuela.
Epoca Neo-India : V enezuela Oriental 151
150 Arqueología Venezolana ma más directa: atravesó por tres etapas de desarro-
Fué parte del movimiento de gente Saladoide desde llo, la segunda y tercera de las cuales pueden dividirse
el Orinoco Bajo que resultó de la llegada de la en dos partes, una ubicada por encima de la inb·usión
gente Barrancoide en la última área. Como hemos vis- Barrancoide, en el Orinoco Medio y Alto, y la otra por
to, estos refugiados Saladoides migraron pdmero a la debajo de la intrusión, en la costa oriental y en las is-
Península de Pa1·ia y allí se dividieron: una parte de las. La primera etapa comprende el estilo Saladero y
ellos se dirigió al oeste hacia la costa Venezolana e is- posiblemente la cerámica tardía del estilo de Ronquín;
la.S, y el resto siguió al norte, a las Antillas. Ambos la segunda a) es la cerámica intermedia de Ronquín;
grupos hallaron a los :Meso-Indios que habían sobrevi- la segunda b) comprende los estilos de Irapa }' El Ma-
vido en masa eP Venezuela no1·-oriental y en las Anti- yal; la terce1·a a) el estilo de Cotúa y, posiblemente,
llas por más tiempo que en las otras áreas del Caribe, la cerámica tardía del estilo de Ronquín, y la tercera
presumiblemente porque aquellas dos regiones f ueron b) los estilos de Chuare y El Agua (figura 28). Las
las más aisladas, y ambos grupos empujaron a los Me- relaciones entre estos grupos están ilustradas en la
so-Indios hacia atrás a las regiones periféricas, esto figura 31. Las tendencias generales pueden resumirse
es, hacia el Delta del Orinoco y las partes remotas de de la siguiente forma :
Haití y Cuba. l. La cerámica del primer grupo es delgada y fi-
Volviendo a la naturaleza de la cerámica Saladoi- na; la del segundo a) y b) menos fina; y del tercer
de, vamos a desc1·ibir los rasgos de la serie en la f or- a) y b) relativamente gruesa y tosca.
2. Los bordes son simples o biselados hacia aden-
Orinoco Medio Bajo Orinoco Islas Costeras tro en el primero, mientras que se añaden pestañas en
3~ 3~ la última etapa del segundo b) y en 3, a), b) ; 2, a) ;
~ 2,b), y 3, a), también desarrol1a1·on un tipo caracte-
o
..... rístico de borde con pliegues.
o
ü
3. Los apéndices del primero eran simples y geo-
z métricos. En 2, a) y 3, a) éstos aparentemente se
~ transformaron bajo la influencia Ba1·rancoide en cabe-
zas humanas y de animales, de forma redondeada y
ei::
<
~
provistos de rasgos simples inciso-modelados. Apéndi-
ces un tanto similares aparecieron en 2, b) y 3, b), pe-
z
o...... rc son más variados. En 2, b), tiene una forma ca1·ac-
00 terística ahuecada en el dorso.
< , . 4. La primera etapa sólo tenía incisión simple,
z>
- bp1camente Saladoide. Esto persistío y se hizo más
complejo, probablemente bajo la influencia Barrancoi-
de en 2, a) y 3, a). La incisión de 2, b) y 3, b) se des-
arrolló en un sentido diferente, aunque supuestamente
1
Fig. 31. Etapas del desarrollo de la serie Salaloide ..
152 Arqueol-Ogía V enezol.ana Epoca N eo-Ináia : Venezuela Oriental 1.53

bajo la misma influencia Barrancoide, al imitar los di- La cerámica Saladoide sólo p1·oviene de restos de
seños pintados en blanco-sobre-rojo. La segunda b) habitación, que contienen muchos huesos de pescado
también tiene rejilla por zonas, que hemos inte1·preta- y, en la costa, conchas. Esto indica que los mariscos
do como un substituto po1· el pintado poi· zonas. y productos fluviales constituyeron parte importante
5. Los diseños típicamente Barrancoides fueron de la dieta de esa gente. Fragmentos de budares son
usados para decorar los bordes en 3, a) y 3, b). corrientes en todos los sitios, lo cual atestigua la im-
6. Los diseños rojos sobre un fondo simple des- portancia de la yuca en la dieta. Kos extraña la esca-
aparecieron al final de la primera etapa Fig. 31. sez de otras clases de artefactos- En Saladero, por
A pesar de estos cambios hay un número de ras- ejemplo, sólo encontramos restos de topia, lascas cal-
gos que persistieron a través de todas las etapas y en cedonia cuentas cilíndricas de piedra y un punzon de
ambas ramas de .la serie son los siguientes: hueso. No existen objetos ceremoniales.
l. El bol abierto con base plana y lados que se B.-SERIE GUAYABITOIDE.
abren hacia afuera. Falta por discutir la serie Guayabitoide que su-
2. Bordes biselados. cede a la serie Saladoide en la costa oriental. Consiste
3. Asas acintadas verticales, frecuentemente con de dos estilos venezolanos: el propio Guayabita cerca
apéndices superpuestos. de Güiria, en la Península de Paria, y El Morro, en
4. Apéndices planos, tabulares pegados al borde. el área de Carúpano más hacia el oeste (figura 32).
5. El uso de pintura roja para cubrir zonas mar- El estilo de Bontour, de Trinidad, también pertenece a
cadas en la superficie de la vasija. esta serie (259).
6. Diseños pintados en blanco-sobre-rojo que con- Osgood y Howard (260) abrieron una trinchera
sisten principalmente en zonas limitadas por líneas en el sitio de Guayabita en 1941 y nosotros excavamos
delgadas. tres sitios adicionales de este estilo en 1961. Inspeccio-
En estas persistencias y cambios podemos ver la namos tres sitios del estilo El Morro en 1955, en uno
gran diferenciación y divergencias de los dos grupos de ellos había restos de El Morro sobre Jos restos del
de estilos dentro de la serie Saladoide. Si el grupo ter- estilo de Chuare, un miembro del período III de la se-
cero a), no hubiese dejado de existir en la fase de la rie Saladoide. Esto nos lleva a colocar a la serie Gua-
expansión Arauquinoide al final del Período 111, po- yabitoide en el Período IV, que es una ubicación con-
dría haber sucedido que los rasgos Saladoides más ca- firmada por fechas de carbono 14 del año de 1240 D. C.,
racterísticos se hubiesen seguido perdiendo y modifi- para el estilo de Guayabita y 1210 para El :Morro. Una
cando a tal punto que se hubiese convertido en una se- segunda fecha de 1640 D. C. para El M01·ro indica pol'
rie completamente diferente. Esto ocurrió en la cos- lo menos que este estilo sobrevivió el Período V. (261)
ta con la aparición de la serie Guayabitoide que salió Ambos estilos son simples. Están compuestos por
de la tercera etapa b) , y de las Antillas Mayores, en ollas con bases planas o anulares, (figura 33, e), bordes
donde, el estilo Saladoide último, el Cuevas dio origen lisos, y apéndices prismáticos triangulares o cilíndri-
al estilo Ostiones, el cual finalmente se convirtió en cos. La cerámica de Guayabita también posee diseños
una nueva serie, conocida como la Chicoide. (258) en aplicado e incisión toscos (figura 33, b). El estilo
154 Arqueología Venezolana Epoca N eo-lndia : Venezuela Oriental l!i!i

FIG . 32.
mimos que la serie se originó en la penínsulade Paria
y se dispersó de allí hacia el este a T1·inidad a través
.,, .,,o COSTAS
.,,o .,, del estilo de Bontour, y hacia el oeste al área de Carú-
< o o CI
()
o o AREA AREA
o %
() pano a través del estilo El Morro. Estas dispersiones
it
Q.
...
ii
"'
l&J
....
"' Q. CARÚPANO GUiRiA Q.

INDO
HISPANO
V V
EL MORRO 1 1500 -
A.O.
: GUAYABITA
1
IV 1
IV
1
1
1
1 1 1000 -
A.O.
NEO
INDIO 111 111
- 300 -
A.O.

11 11
1000 -
a.c.
MESO -
INDIO 1 1
sooo-
a.c. Fig. 33· Cerámica del estilo Guayabita.
PALEO-

I NDIO
-- --
15.000
pueden deberse a migTación, ya que no se conocen
formas tradicionales en Trinidad ni en el área de
CRONOLOGIA DE LA SERIE OUAYAllTOIDE Carúpano.
C.-ESTILO CABRANTICA.
Bontour, que predominó en Trinidad durante el Perío- Durante nuestras excavaciones de 1961 en la pe-
do IV es bastante similar. nínsula de Paria descubrimos un estilo nuevo de cerá-
En Irapa, el estilo Saladoide precedente en la mica que es el estilo de Cabrantica, hacia el este de
Península de Paria, muestra una transición hacia Gua- Güiria (figura 2). Sus restos cubren al estilo de Ira-
yabita por medio de un proceso de simplificación, pa, del cual obtuvimos una fecha de carbono 14 del
poseyendo sus sitios posteriores cada vez menos deco- año 570 D. C. (261) ; y se ha fechado a través de tiestos
ración que los sitios anteriores. En consecuencia, asu- de comercio de los estilos tardíos en el sitio de Cabran-
156 Arqueolog-ía Venezolana Epoca N eo-lndia : Venezuela Oriental 157
tica y tiestos de este último en el sitio de Guayabita. hecho de partículas de cuarzo. Provienen de bols y ollas
con bases planas y, ocasionalmente, con bordes ahue-
cados. Hay asas horizontales y verticales, tanto tubu-
lares como acintadas y apéndices simples, principal-
palmente de forma tabular y diseño geométrico. La
incisión y el aplicado están pintados, siendo esto la
principal forma de decoración. Los diseños son recti-
líneos y están hechos en rojo y /o negro sobre un fondo
blanco (figura 34).
La pintura de Cabrantica llama la atención por-
Paria. Su hallazgo más próximo se halla en el estilo
de Punta Arenas en el área de Cumaná (figura 2), que
Ocumaroide como a la Dabajudoire. Falta determinar
que es occidental; podría pertenecer tanto a la serie
Los aborígenes le informaron que había placeres de
es un miembro de la serie Dabajuroide; pero Punta
cómo esta forma de pintado alcanzó la Península de
Arenas tiene muchos rasgos que faltan en Cabrantica,
tales como los p1iegues de los bordes, patas ahuecadas,
y diseños curvilíneos. A falta de estos rasgos, no puede
colocarse Cabrantica en la serie Dabajuroide. Sin em-
bargo, debe considerarse como la expansión más orien-
tal de una forma de pintado occidental.

34. Cerámica del estilo Cabrantica.

Por consiguiente, colocamos al estilo de Cabrantica en


la última parte del Período III en el Período IV (fi-
gura 3).
Los tiestos llevan un desengrasante muy fuerte
Epoca Indo-Hispana 159
contraba Alonso de Ojeda y Américo Vespucio visitó
Pa1·ia y Margarita, antes de continuar viaje por la cos-
ta occidental de Venezuela {263). Es muy probable
9.-EPOCA INDO-HISPANA que se hubiesen efectuado viajes anteriores desde San-
to Domingo, Que no están registrados históricamente.
Los viajeros descubrieron muy pronto que las
pesquerías más importantes de perlas se encontraban
Cuando Cristóbal Colón se embarcó para su ter- en la Isla de Cubagua. No hay información sobre Jos
cer viaje, en 1498, tomó rumbo para Suramérica y, el primeros contactos de los españoles con los indígenas
30 de Junio de aquel año, descubrió una isla que él de- de la isla pero es de suponer que casi inmediatamente
nominó Trinidad. Divisó tierra más hacia el oeste y surgiera un intenso comercio de perlas. Guillermo Mo-
creyó que se trataba de una isla que bautizó con el rón dice: " ... además de los conocidos y autorizados ( via-
nombre de Isla de Gracia, pero en realidad se trataba jes) era posible que se realizaran otros sin conoci-
de la Península de Paria. Luego exploró el Golfo de miento oficial, con puro afán lucrativo y acaso con ca-
Paria, atravesó la Boca de Dragos, entre Trinidad y rácter de espionaje; pero en todo caso hubo viajes que
Pa1·ia, y luego, guiado por los vientos y las corrientes no son conocidos hoy por falta de documentación ...
marítimas, fue hacia el oeste, a lo largo de la costa. y estos viajes sin historia conocida no serán solamente
perlas en los alrededores, pero a pesar de la importan- de españoles, sino de otras nacionalidades, como aquel
cia que t enían para España estas noticias, y aunque de ingleses fropezados por Ojeda en su primer via-
estaba ansioso por llevar a cabo el descubrimiento de je". . . (264).
estas nuevas fuentes de riqueza, no se detuvo a inves- Los prime1·os colonizadores europeos vinieron a
tigarlas debido a que los ojos le estaban causando mo- la isla de Cubagua desde Santo Domingo, poco después
lestias, y porque además estaba deseoso de llegar a de los comienzos del siglo XV I. Ellos también fu eron
Santo Domingo. El día 15 de agosto se hallaba a una atraídos por la pesca de pel']as y así construyeron un
distancia visual de la isla de Margarita que él Hamo pueblo desde el cual hicieron el comercio de las perlas.
Asunción, y luego tomó i·umbo hacia el norte atrave- La ciudad ele Nueva Cádiz, fué la primera edificada
sando el Ma1· Caribe (262). poi· europeos en Amér ica del Sur, y entonces la tierra
Es de supone1· que la noticia sobre la pesca de firme estaba aún habitada únicamente por aborígenes.
perlas tiene que haber causado sensación en Santo Fué una ciudad próspera durante varias décadas en las
Domingo y, eventualmente, en España. Ciertamente es- cuales los españoles traje1·on indios de todas partes del
timuló una serie de viajes de explorado1·es interesados continente, así como también negros de A.frica para
en el comercio de la perla, y así al año siguiente, en que trabajaran como esclavos en las pesquerías. La
1499 un grupo de navegantes, entre los cuales se en- ciudad aumentó de tamaño y la gente más acomodada
158 comenzó a edificar construcciones sólidas y con miras
defensivas. En cierto momento las pesquerías se ago-
taron Y Nueva Cádiz fué abandonada a mediados del
160 Arqueología Venezolana Epoca lnd<>-Hi,spa.na 101
mismo siglo. Los primeros colonizadores venían acompañados
Mientras tanto, Trinidad, Ma1·garita y Cumaná por sacerdotes, los cuales se esforzaron en convertir a
en tierra firme estaban siendo colonizadas desde Cu- los indios, pero no fué sino a mediados del siglo XVII
bagua, con mayor o menor éxito. En el occidente las cuando se llevó a cabo sistemáticamente una penetra-
islas holandesas de Curazao y Bonaire servían igual- ción de las misiones. Las misiones fueron más nume-
mente de bases para el establecimiento en tierra firme rosas en los Llanos, en donde funcionaban a manera
de ciudades tales como Coro, Maracaibo y El Tocuyo. de fincas de ganado. Los misioneros visitaban periódi-
No todas las ciudades nuevas tenían el tipo de construc- camente a los indios que habían sobrevivido para so-
ción permanente de Nueva Cádiz. Los asentamientos meterlos a las misiones. Una vez allí, los indios vivían
menos prósperos como San Cristóbal de los Cumanago- a sus propias expensas, produciendo sus alimentos, pe-
tos en Maurica, cerca de Barcelona, sólo poseían techos ro además tenían que poner su mano de obra al ser-
de paja u hojas de palmera del tipo indígena. vicio de las misiones a cuyas leyes que controlaban sus
Desde las mencionadas ciudades se enviaban expe- vidas minuciosamente quedaban sujetos; y esto trajo
diciones con el fin de explorar el resto del país, y en como consecuencia que perdieran gradualmente su cul-
consecuencia, hubo encuentros en todas partes entre tura aborigen.
europeos e indios, durante el siglo XVI. ~uestros sitios Las misiones decayeron durante el siglo XVIII y
arqueológicos suministran evidencia de estos contac- las guerras de Independencia acabaron finalmente con
tos a través de objetos de comercio europeos, especial- ellas. Desde entonces los únicos indios no asimilados
mente loza europea y mayólica, artefactos que han son los que han vivido lejos de los asientos europeos,
servido para fechar los sitios y los estilos de cerámica especialmente los indios del Delta del Orinoco, la Gua-
aborigen que co-existieron con la cerámica española, yana Venezolana, Amazonas y los que se encuentran a
en esos lugares. lo la1·go de la frontera con Colombia, todos los cuales
La población europea continuó expandiéndose. La aún conservan su cultura aborigen.
hoya de Valencia fué colonizada en 1547, Caracas en Ciertos rasgos de la cultura aborigen sobreviven
1567, Barcelona en 1637. Mientras las tierras eran co- en las costumbres f olklóricas de varias regiones del
lonizadas, los indios que las habitaban originalmente país. EntTe Jos rasgos más interesantes se halla la
fueron sometidos y reducidos a las encomiendas y prác- alfarería. La calidad de la cerámica indígena impidió
ticamente obligados a trabajar como esclavos para los que los métodos de manufactura europeos tales como
colonizadores. El sistema de las encomiendas fué abolí- el uso del torno sólo llegaran a difundfr.se lentamente
do hacia fines del siglo XVI y posteriotmente los in- en el interior, y en la actualidad hallamos aún sobre-
dios tuvieron libertad de movimiento. En los alrede- vivencias aborígenes en la alfarería, incluso entre ar-
dores de los asentamientos españoles i·ápidamente fue- tesanos venezolanos de origen europeo, como po1· ejem-
ron asimilados contribuyendo de este modo al proceso plo se ha observado en ManicuaTe cerca de Cumaná
de transculturación con el cual tomaron parte las cul- (265).
turas Occidental, Af1·icana e India para formar la ci- De este breve resumen de la historia de los con-
vilización Americana moderna. tactos Indo-Hispanos se desprende que debie1·an exis-
Epoca Indo-Hispana 163
l62 Arqueologfo Venezolana bahareque y paja. Tuvieron que abandonar el asiento
tir sitios de diferentes clases de la época Indo-Hispa- en 1520, debido a una rebelión de los indios de Cumaná
na: i·uinas de las primeras fundaciones europeas que y sus aledaños. Los colonos de Cubagua temían el ata-
contenían artefactos de los encomende1·os, i·estos de que de estos indígenas y por otra parte dependían de
asientos indígenas, que incluyen objetos de comercio tierra firme para el suministro de agua dulce y otras
europeos, y sitios de misiones. También se encuentran provisiones (266) .
restos de asientos completamente europeos aunque esos La construcción de una fortaleza en Cumaná, en
no se tratan en este estudio. 1523, dio a los españoles el control sobre los indios
Los sitios específicamente indígenas, donde se en- comenzando la tercera fase de la ocupación de la
cuentran objetos de comercio obtenidos de los europeos isla, o sea, la fase más p1·oductiva. Entonces se cons-
no requieren ser discutidos aquí ya que no difieren en truyeron edificaciones más permanentes, y en 1528 el
forma notoria de los restos de la época Neo-India des- poblado recibió el nombre oficial de Nueva Cádiz. Al-
c1·itos. Aún no se han excavado sitios de misiones, aun- canzó el apogeo de su desarrollo entre 1530 y 1535, épo-
que poseemos colecciones de superficie de varias de ca en que se calcula pudo haber tenido una población
ellas. Nos quedan entonces tan sólo los asientos Indo- de 1.500 habitantés. Posteriormente, declinó en forma
Hispanos que como Nueva Cádiz y Maurica ilustran la rápida cuando se agotaron las pesquerías de perlas.
arqueología de la época. Huracanes y posiblemente ataques de los piratas pre-
cipitaron el fin y, en 15GO, el silio fué abandonado
A.-NUEVA CADIZ. (267).
En el apogeo, Nueva Cádiz no sólo albergó espa-
Se dijo con anterioridad que Nueva Cádiz fué la ñoles y algunos esclavos negros, sino también un gran
primera ciudad española fundada en Sur-América. Se número de esclavos indígenas traídos de diversas re-
encuentra en la isla de Cubagua en la cual sucedió a la giones del Cru:ibe para trabajar en las pesquerías de
larga serie de asientos :\'leso-y Neo-Indios que hemos perlas. Se obtuvo gran cantidad de perlas y la ciudad
tratado en capítulos anteriores. Como hemos visto, los se enriqueció. Se convirtió en importante centro co-
Neo-Indios solían pescar perlas lo cual atrajo a los es- mercial que no sólo traficaba con otros asientos espa-
pañoles poco tiempo después de los comienzos del si- ñoles sino también con los ind]genas de tierra firme.
glo XVI. Con el tiempo logró un control político sobre Cumaná
El yacimiento pasó por tres etapas. Los españoles y sobre la isla de Margarita. Pero éstas eran funciones
llega1·on a llí por primera vez desde Santo Domingo secundarias, cuando las pesquerías de perlas declina-
para b·aficar con perlas. No establecieron asientos ron, Nueva Cádiz no pudo sob1·evivir debido a la esca-
permanentes sino que hicieron campamentos tempora- sez de víveres y agua suficiente para un medio tan
les en la isla para pasar tres o cuatro meses durante árido.
el año, mientras se dedicaban al comercio. En diciembre de 1954, John M. Goggin, de la Uni-
Poco a poco iban esclavizando a los indios y adue- versidad de Florida, y Cruxent visitaron Nueva Cádiz
ñándose de las pesquerías de perlas. En esta fase se para recolectar cerámica española con el fin de com-
establecieron y construyeron chozas muy simples de
164 Arqueolog-ía V enezolana Epoca Indo-Hispana 165
pararla con el material que ellos habían excavado en de tierra y los techos planos de cañas encaladas cu-
otros sitios contemporáneos. Ellos excavaron en ~l biertos con barro.
piso de una casa y corrieron con la suerte de descubrir Las casas estaban dispuestas rectangularmente y
una olla llena de per las que aparentemente había sido consistían también en bloques rectangulares. Las ca-
almacenada allí por algún colono español. Las perlas sas más grandes y lujosas se encuentran en el lado
estaban tan deterioradas que habían perdido todo su sureste en donde los vientos alisios refrescan más la
valor comercial. El trabajo arqueológico se llevó a ca- atmósfera. Hay también una iglesia en esta sección.
bo en forma continuada desde 1955 hasta 1961, y gran Un monasterio se halla en una calle transversal, en la
parte de las ruinas fueron descubiertas y estabilizadas periferia de la ciudad, y aislada hacia barlovento, es-
(Lámina 48, A). Se planeó asimismo la construcción taba una ermita.
de un pequeño museo en el lugar para fomenta1· el in- La estructura más grande e interesante es el mo-
terés turístico (268). nasterio. Su frente estaba formada por una larga ha-
Al comienzo de las excavaciones el yacimiento bitación rectangular, que posiblemente era la iglesia,
constaba de una se1·ie de pequeños montículos de tie- al final de este local se encuentran varias t umbas, una
rra, separados de la costa por enormes concheros c~n­ de ellas cubierta con ladrillos y tiene una canaladura
secuencia de las pesquerías pe1·líferas. Las excavacio- en su alrededor que demuestra que existió un sarcó-
nes no evidenciaron la existencia de construcciones en fago de madera con argollas de hierro. La iglesia co-
piedra hacia la parte baja de los desperdicios, que se munica con otros cuartos. Tiene tres puertas, una co-
depositaron aparentemente durante las primeras dos munica con el exterior, otra con el patio interno y la
fases de ocupación mencionadas arriba. Cerca de la tercera con la sacristía, donde de inmediato salía la
superficie se hallaron restos de paredes construidas escalera para la torre o campanario. El convento tiene
durante la tercera fase de ocupación. Estas se encuen- otras dependencias que sirvieron posiblemente de lu-
tran limitadas al área de barlovento en la isla, Y se gares de habitación y uno más grande· ha sido identi-
extienden a lo largo de dos líneas que se interceptan fi cado como cocina. La construcción posee dos patios,
en un punto hasta formar la letra L. Lejos de la costa, siendo uno de ellos bastante grande que pudo servir
aún los restos más superficiales no tienen pa1·edes. Se de ergástu la. También se presume, existió un segundo
cree que esta parte del sitio estuvo habitada por escla- piso.
vos indígenas y negros, que habrían ocupado construc- Se encuentran en Nueva Cádiz esculturas de pie-
ciones menos firmes. En todo el yacimiento se encuen- dra, la mayor parte provienen del monasterio. Com-
tran entierros (lámina 49). prenden varias gárgolas esculpidas en forma muy ela-
En la sección española de la ciudad, las paredes borada (láminas 54, A; 55), una columna (lámina
fueron contruidas con piedras que están sin labrar, 54, B) y varios escudos (lámi na 54, C). Uno de éstos
provenienes del interior de la isla (lámina 48,B). E s- representa el emblema del escudo de armas Francisca-
tas fueron rellenadas con barro y cubiertas con cal, la no, hecho que conclujo a la identificación de la estruc-
cual se obtenía de coral pulverizado. Ocasionalmente tunt como monastl'l'io de San Francisco (269) . El ma-
también se emplearon ladrillos de barro. Los pisos eran terial de las esculturas no se encontraba en la locali-
166 Arqueología Venezolana Epoca Indo-Hispana un
dad, por lo cual se cree que fue traído de la Península mesticados t~les como el venado y el conejo y finalmen-
de Araya, y esculpido in situ, aunque algunos propo- te aves (pelícano, zote, corvejón, pato etc. Los anima-
nen que las esculturas fueron importadas de Europa. les domésticos eran los más escasos, lo cual no es de
Posteriormente los análisis de la calidad de la piedra extrañar <lebi<lo a la aridez del clima. Sólo eran
han demostrado que su origen es de Araya. corrientes los cochinos y los pollos.
Las casas miran directamente a Ja calle y se entra Cerámica no aborigen abunda en Nueva Cádiz.
a ellas por puertas frontales. La casa característica Incluye mayólica (lámina 50, B) , varias clases de cris-
consta de cuatro cuartos, una sala y dormitorios en la tal (lámina 50, A), jarros de aceitunas, (láminas 51,
parte delantera, y un depósito o almacén y una cocina :32, A, B, y porcelana china. También hay sellos, la-
en el fondo. Hay un gran patio ( er,qástul.a) con muros drillos, azulejos y gárgolas de barro (lámina 53). Se
al fondo, pero es más pequeño que el patio del monas- encontraron restos ele copas y cuentas de vidrio utili-
terio. En estos patios se encerraban los esclavos. zados en el comercio con los indios; hieno para hacer
Algunas casas poseen escaleras que conducían a cuchillos y otros utensilios, y cobre empleado en gran
un segundo piso. Hay también compartimientos más variedad de ornamentos, agujas, dedales, hebillas y
pequeños que pudieron haber servido de depósitos. Las conteras.
puertas giraban a base de dos ejes que descansaban so- La cerámica indígena se clasificó en dos grupos.
bre dos ladrillos con una depresión lo que permitía la En prime1· lugar la cerámica de estilos excSticos, que
acción semicircular del cierre y abre de las hojas. Al- lo::> indios trajeron consigo de diferentes partes del Ca-
gunos portones tenían quicios, probablemente para que ribe cuando fueron esclavizados. Esto incluye algún
no entrara el viento y la arena durante la noche. Se material aún sin identificar de las Anti11as Mayores, y
encontró una cocina de bano y ladrillos, elevada a unos segundo, ejemplares de todas las series Neo-Indias
50 cm. sobre el piso. tardías de Venezuela: Arauquinoide, Dabajuroide,
En los patios de las casas, Cruxent halló una serie Memoide, Tierroide y Valencioide.
de excavaciones en las cuales se obtuvo barro para la También hay un estilo nuevo que los indios des-
construcción de los muros de las casas. Estas estaban arrollaron presumiblemente después de que llegaron a
llenas de desperdicios y una de ellas había sido rodeada Nueva Cádiz y el cual hemos denominado por el sitio
con piedra pudiendo haber servido como cámara sub- estilo Nueva Cádiz. Los tiestos son crudos, con desen-
terránea para almacenamiento. Había varios pozos grasante pesado de roca y concha, las formas se re-
cerca de allí que eran más pequeños. También había ducen a simples bols y jarras, y están decoradas con
un área circular de piedras y madréporas quemadas a algunas asas tubulares y con diseños i·ectilíneos en ro-
mane1·a de horno de cal. jo, blanco, amarillo y negro. El estilo de Nueva Cádiz
Los desperdicios contenían unfl cantidad aprecia- marca el comienzo de un proceso de simplificación que
ble de huesos de animales. Su estudio realizado por está presente en todos los estilos indígenas históricos
\l\ling (269), demostró que los habitantes dependían tardíos de Venezuela ol'iental, esto es: Tras la Vela en
básicamente de mariscos, incluyendo tortugas y pes- la Península de Araya y que ha culminado en la alfa-
cado (pargo, siluro, raya). Le siguen animales no do- rería folklórica moderna de Manicuare en la misma
168 A ?'Queología V enezol.ana Epoca Indo-Hispana 169
península (270). ción personal del Señor Salomón de Lima). Esto es
confirmado por el estudio de los restos cerámicos y de
B.-MAURICA. mayólica arqueológicos. El lugar ilustraría el proceso
de fusión de los dos grupos, proceso que condujo a la
Un análisis de Maurica a continuación de Nueva integración de los indios con la población española que
Cádiz es contraproducente debido a que estuvo mucho se encuentra en todo el territorio venezolano.
menos desarrollado. Sin embargo, servirá para ilus-
trar un período más tardío y una forma de vida de
contacto indo-hispano más caracte1·ístico, sin estar
afectada por las pesquerías perlíferas ni por la gran
masa de esclavos. Maurica está ubicada cerca de la
ciudad de Barcelona, algo al oeste de la boca del río
Neverí (figura 2). Consiste de una serie de pequeños
montículos, que llegan a tener un metro de altura. Los
autores descubrieron este yacimiento en 1955 y exca-
vamos una trinchera de sondeo en el Jugar. Cruxent
hizo una segunda excavación más intensiva postel'ior-
mente.
Los únicos indicios de construcción en Maurica
los constituyen unos fragmentos de ladrillos. Sin em-
bargo, artefactos españoles son abundantes como en
Nueva Cádiz, incluyendo cerámica, obj etos de vidrio,
y varios tipos de artefactos de metal. La escoria de
hierro es corriente lo que indica que hubieron herre-
ros en el lugar y también se hallaron muchos huesos
de animales domésticos. La cerámica indígena es igual-
mente común, se parece en gran parte al estilo de
Nueva Cádiz pero conserva algunos rasgos locales ta-
les como impresión de tejidos y cuellos multiacintados.
:Maurica se encuentra en la Sabana de los Cuma-
nagotos y la tradición local explica que el sitio fu é
ocupado al comienzo de la época colonial por los indios
Cumanagotos. El sitio puede ídentif icarse como San
Cristóbal de los Cumanagotos que fue habitado hacia
fines del siglo XVI y comienzos del si glo XVII por un
grupo de mestizos de españoles e ind ios (comunica-
Resumen y Conclusiones 171
Muaco cerca de Ja dudad de Coro en la costa occiden-
tal. .Muaco consiste en un manantial a donde venían a
beber los animales de los alrededores. El hombre los
acechaba allí, los mataba y comía como lo prueba el
hallazgo de huesos cortados y quemados y la presencia
de implementos Paleo-Indios que se hallan en los des-
perdicios que rodean el manantial (Lám. 4). Dos de los
10 RESUMEN Y CONCLUSIONES huesos quemados han p1·oducido fechas de e 14 de los
años 14.920 y 12.780 A. C. respectivamente. Muchos
de los huesos provienen de animales ahora extintos,
tales como el mastodonte, la pereza gigante y el caba-
llo americano, lo cual ya de por sí es prueba de gran
antigüedad.
El sitio de Muaco puede ubicarse en nuestra pri-
Se han expuesto en este estudio dos enfoques en mera serie conocida, la se1·ie J oboide, aunque ·no nos
relación con la Arqueología venezolana. Uno es crono- dice mucho acerca de ~a naturaleza de esta serie, ya
lógico; hemos logrado distinguir una sucesión de cua- que los indios no vivían en el lugar. Hemos definido
tro épocas e identificado los restos arqueológicos ha· la serie en base a los hallazgos de Cruxent en la re-
Hados a estas épocas por medio de la estratigrafía, el gión de El Jobo, situada hacia el interior de Muaco.
análisis de Carbono catorce y otras técnicas. Al segun- Allí vivía la gente Joboide en una serie de terrazas
do enfoque lo pod1·íamos denominar étnico; hemos sucesivas formadas por el Río Pedregal. La primera
identificado un número considel'able de complejos o gente que ocupó las terrazas superiores sólo elaboró
estilos y, hasta donde ha sido posible, los hemos agru- cuchillos ( choppers) y raspadores burdos de cuarcita
pado en doce series, cada una de las cuales representa que pudieron haber sido usados pa1·a la fabricación de
un grupo separado de gente que posee rasgos cultura- lanzas de madera. A esto se añadió una sucesión de
les distintivos. Al resumir las épocas y se1·ies tratare- tipos nuevos de artefactos en las terrazas más bajas
mos más ampliamente sobre los principales logros cul- y, consecuentemente más recientes: en primer lugar
turales alcanzados por cada uno de ellos. hojas trabajadas bifacialmente que podían haber es-
Epoca Paleo-India. Se cree que los Paleo-Indios tado enmangadas en las lanzas o haber sido usadas co-
entraron a) Nuevo Mundo desde Siberia por Alaska y
el centro de Canadá, siguieron hacia el sur atra-
vesando los Estados Unidos y América Central,
siguiendo a Suramérica. Hemos estimado que lle-
¡ mo hachas o cuchillos; luego, puntas de proyectil lan-
zeoladas, posiblemente pa1·a disparar dardos y final-
mente algunas puntas de proyectil pedunculadas (Lám.
3). Se cree que las lanzas fueron usadas para cazar
garon a Venezuela alrededor del año 15.000 A. C., la mamíferos del tipo hallado en Muaco, aunque no se
evidencia proviene principalmente del yacimiento de enconb·aron huesos en los yacimientos Joboides. No
170 sería de extTañar si la gente Joboide también cazó
172 Arqueología Venezolana Resumen y Conclusiones 173

animales más pequeños y recolectó plantas comesti- pués de la era Cristiana, a juzgar por la presencia de
bles silvestres, a pesar de que también carecemos de cerámica de comercio en los estratos superiores del
prueba de ésto. yacimiento. Sitios adicionales de la serie Manicuaroide
Epoca Meso-India. Alrededor del año 5000 A. C. se han hallado a lo largo de la región contigua, en
o sea al iniciarse Ja época Meso-India, los grandes tien-a firme, y en la isla de Margarita, y la gente Ma-
animales que constituyeron el alimento básico de los nicuaroide también pudo haber jugado algún papel en
Paleo-Indios se habían extinguido. Sin embargo, algu- la colonización de las Indias Occidentales, aunque este
nos de los Meso-Indios continuaron la caza, como lo es un punto aún muy discutible.
comprueba la difundida aparición de puntas de pro- Los indios :\lanicuaroides usaron puntas de pro-
yectil a través de la Guayana Venezolana, lo cual es yectil de hueso en lugar de las puntas líticas de los
especialmente notable en el yacimiento del campamen- indios Joboides. Ellos fabricaron pequeñas piedras de
to de Canaima (Lámina 6). Estas puntas son del mis- dos puntas que tal vez se usaron con hondas e imple-
mo tipo pedunculado de las que aparecieron por pri- mentos de concha que se hicieron más complejos en la
mera vez en las terrazas más recientes de la región de medida en que la serie se iba desarrollando. A media-
El Jobo, y que por lo tanto se pueden considerar como ,. dos de la evolución de la serie aparecie1·on gubias he-
una supervivencia de la tradición Joboide de trabajo chas con la espiral exterior de Ja concha (lámina 7,A),
en piedra durante la época Meso-India. las cuales muy bien pudieron haberse usado en el va-
En otros sitios los Meso-Indios dejaron de elabo- ciado de las canoas monóxilas, en las cuales viajaron
rar puntas de piedra y llegaron a depender de nuevas de la costa a las islas. Son dignos también de mencio-
fuentes de alimentación. A lo largo de la costa, prac- nar los pendientes, de concha, hechos en forma de dien-
ticaron la pesca de peces y moluscos, desarrollando así tes incisos, y también fué hallado un petrogÚfo tosco
habilidades marítimas que los capacitaron para colo- (láminas 7, C; 8, C). Los entierros se encontraron di-
nizar por primera vez las islas cercanas. Tanto en tie- rectamente en los desperdicios y cai-ecían de objetos
rra firme como en las islas, los lugares de habitación funei-ar ios.
de los Meso-Indios están marcados por largos montícu- Una fo rma distinta de desarrollo parece haber
los de conchas que muestran claramente su relación tenido lugar en el interior de Venezuela durante la épo-
con alimentos marítimos. ca Meso-India. Apenas hemos obtenido las primeras
Posiblemente se encuentran representadas varias evidencias de este desarrollo, en el sitio de Rancho Pe-
series diferentes en estos concheros, pero hasta ahora ludo, en la hoya del Lago de Maracaibo, no muy lejos
sólo hemos reconocido una sola, que hemos denominado de la frontera con Colombia, por lo que hemos tenido
serie Manicuaroide, Ja cual está mejor conocida por que llenar las lagunas a través del conocimiento que
nuestras . excavaciones en Punta Gorda, en la isla de tenemos de sitios similares en otras pai-tes del mundo.
Cubagua, cerca de Cumaná, en el oriente venezolano. Como Rancho Peludo se encuentra en el interior, sus
El poblamiento comenzó allí alrededor de 2325 A. C., habitantes no pudieron depender de una subsistencia
de acuerdo con una f ccha de Ca1·bono catorce obtenida marítima luego de haberse extinguido la fauna Pleis-
en el fondo del sitio, el cual siguió habitado hasta des- tocena. En su lugar, posiblemente comenzaron a depen-
174 Arqueología Ve·1iezolana Resumen y Conclusiones 175

der de frutas y vegetales silvestres. De allí sólo hay La forma de vida Meso-India sobrevivió por un
un paso corto para el cultivo de frutas y vegetales, tiempo en ciertas áreas, especialmente en Ja costa
esto, es, para el comienzo de la agricultura. Sin em- oriental e islas adyacentes. Efectivamente, algunos
bargo, es poco probable que Ja agricultura en sus co- grupos de gente como los indios Guaraúnos del Delta
mienzos fuese muy eficaz, las cosechas y las técnicas del Orinoco, continuaron como Meso-Indios en la épo-
necesarias para su producción indudablemente f ueron ca Indo-Hispana, pero la mayoría asimiló la nueva
demasiado rudimentarias para no ser sino un comple- forma de vida, adoptando no sólo la agricultura, sino
mento en la i·ecolección de frutas y vegetales silves- también la cerámica, salvo en casos como en Rancho
tres. Peludo, que ya la poseían.
Hay pruebas de agricultura en Rancho Peludo por El nuevo énfasis en la agricultura no ocasionó
la presencia de torteros de barro similares a los buda- que los Neo-Indios abandonaran sus medios de subsis-
res que aún se usan en muchas partes de Venezuela tencia previamente existentes. Sus asientos costeños
pa1·a hacer casabe. También se encuentran por prime- están llenos de conchas, lo que indica que siguieron con-
ra vez vasijas de cerámica, las cuales incluyen bols sumiendo productos marinos. Pero la agricu ltura Jos
simples o jarras con bases simples o anulares, super- capacitó aparentemente para desarrollar comunidades
ficies con impresión de tejidos y decoración en aplica- más extensas -poblaciones más que campamentos-
do burdo (lámina 9). La cerámica fué usada tanto en formas más elaboradas de organización social y polí-
objetos utilitarios así como también en urnas fun era- tica, arte y religión. Desafortunadamente hay muy po-
rias que, para nuestra sorpresa f ueron hechas en for- cas huellas sobrevivientes que puedan ser empleadas
ma muy elaborada, si tomamos en cuenta su temprana como base para identificar grupos de Neo-Jndios. He-
aparición, esto es, entre 2820 y 445 A. C., a juzgar mos distinguido un número considerable de estilos lo-
por nuestras fechas de carbono catorce. cales Y agrupado en diez series, cada una de las cuales
Epoca Neo-India. El comienzo de la época Neo- representa un grupo diferente de Neo-Indios, en Ja
India se ha fij ado en una época en la cual la agricul- forma siguiente:
tura se había desarrollado lo suficiente para reempla- l . La serie Dabajm·oide parece haber tenido su
zar la caza, la pesca y la recolección, como medio bá- origen en la cerámica de Rancho Peludo, ya descrita
sico de subsistencia. Esto ocurrió alrededor del año en relación con la época Meso-India. Continuó existien-
l 000 A. C. en Venezuela oriental, pero pudo haberse do en la misma región, esto es, dentro de Ja hoya del
originado más ta1·de en el occidente a juzgar por nues- lago de Maracaibo, a través de la época Neo-India y a
tras fechas de ca1·bono catorce de Rancho Peludo. En partir del año 1000 D. C. aproximadamente también
Venezuela oriental la yuca continuó sie:ido el produc- se dispersó hacia el sur a los Andes Venezolanos, ha-
to básico pero en el occidente los Neo-Indios parecen cia el norte a las actuales islas holandesas de Aruba v
haber prefe1·ido el maíz, el cual de acuerdo con la teo- Curazao y hacia el este a lo largo de la costa llegand~
ría más aceptada fue domesticado en América Central hasta Cumaná en el oriente de Venezuela (figura 9).
desde donde se dispersó hacia el sur y el este y de allí Se ca1·acteriza por bases anulares perforadas, impre-
a Colombia. sión de tejidos en el cuello, trabajo de aplicado; y en
176 Arqueología Venezolana R esumen y Conclusiones 177

los estilos tardíos aparecen patas ahuecadas abomba- queológicos más complejos de Venezuela, las calzadas
das y diseños complejos y pintado en negro y /o i·ojo (caminos de tiel'l'a) en los Llanos y los mintoyes en
sobre un fondo blanco (lámina 12) . Estos rasgos tar- los Andes, y así mismo la gente Tierroide (o sus ve-
díos pudieron haberlos obtenido de la serie Tocuya- cinos) produjeron la máxima variedad de objetos ce-
noide. (2) Continuaron los entierros en urnas prove- remoniales incluyendo incensarios, amuletos y figuri-
nientes del período previo y la presencia de figurines nes de varias clases (láminas 26-29).
también atestigua un cierto desarrollo religioso. 4. La serie Ocumaroide sucede a la Tocuya-
2. La serie Tocuyanoide tiene su centro alrede- noide en la parte costeña ocupada por la anterior se-
dor de Quíbor cerca de Barquisimeto en el pie de mon- rie, esto es, la región que se extiende desde Tucacas a
te andino, de donde obtuvimos una fecha de carbono La Guaira. Comenzó alrededor de 500 D. C. y algunos
catorce de 295 A. C. De allí se difundió aparentemente de sus estilos sobrevivieron hasta la llegada de los
hacia el sureste a los llanos y al noreste y a lo europeos (figura 23). Combina la forma de pintado
largo de la costa, llegando hasta el aeropuerto capita- Tocuyanoide con rasgos de otras dos series que toca-
lino de Maiquetía (figura 11). Entre los años 300 y 1·on aquella parte de la costa, la Dabajuroide (1) y la
1000 D. C. dio origen a dos series relacionadas: la Barrancoi<le (5) . Por epemplo, posee coarrugación y
ser ie Tierroide (3) y la Ocumaroide (4). Desde sus trabajo en aplicado que son reminiscentes de la sel'ie
comienzos esta se1·ie tenía patas huecas abombadas, Dabajuroide y algún modelado e incisión característi-
complejos diseños curvilíneos que llevaban incisión o co de la Barrancoide (figura 24). A pesar de esta ri-
estaban pintadas en rojo y negro sobre un fondo blan- queza en ce1·ámica, la gente Ocumaroide no produjo
co y pintado de culebras y rostros humanos así como monumentos de ninguna clase, sólo dejó depósitos de
también modelado simple (láminas 13-16). Muchos de desperdicios, lo cual no quiere decir que estos monu-
estos rasgos también se pueden encontrar en la cerá- mentos estén ausentes por completo, ya que se han rea-
mica del n oreste de Colombia y América Central y lizado pocas excavaciones.
creemos que originalmente se difundieron a Venezue- 5. La serie Barrancoide se encuentra en dos re-
la desde aquella dirección. Sabemos muy poco sobre giones más bien distantes entre sí, una parte se haUa
esta serie como para discutir sus aspectos no-cerámi- en la hoya del Lago de Valencia y en Ja costa adyacen-
cos. te y la otra alrededor del Delta del Orinoco (figura
3. La serie Tierroide al igual que la Tocuyanoi- 17). ~uestra fecha de carbono catorce, que correspon-
de se centra en la región vecina de Barquisimeto ba- de a la parte central de la serie, es de 260 D. C. y para
jando de allí a los Llanos occidentales y subiendo por la pa1·te Orinoquense tenemos una fecha de 985 A. c.
los Andes de Trujillo y Mérida (figura 13). Se ha Ambas se caracterizan por bases anulares sólidas, pes-
fechado entre 1000 y 1500 D. C. Su cerámica mantie- tañas adheridas a los bordes e incisión con diseños cur-
ne el énfasis Tocuyanoide puesto en las patas ahueca- vilíneos y figurines inciso-modelados muy bien acaba-
das abombadas y pintura polícroma, pero ca1·ece de dos sobre la panza de la vasija o sobre apéndices pe-
incisión y modelado (láminas 17-19) . La gente Tie- gados a los bordes (láminas 31-35). Las pipas de ba-
rroide fué responsable de los tipos de monumentos ar- 1-ro que llevan decoración similar ocurren en asocia-
178 Arqueología V enezolana Resumen y Conclusiones 179
ción con Ja parte central de la serie, presumiblemente 7. La serie Valencioide como lo indica su nom-
éstas poseían un significado religioso, como entre los bre se concentra alrededor de la hoya del Lago de
indios norteamericanos. La serie Barrancoide ha lla- Valencia, extendiéndose hacia el este a través de la
mado la atención de los arqueólogos por lo caracterís- montaña, llegando hasta Caracas, bajando por la cos-
tico y complejo de su decoración, hemos expuesto con ta en las áreas de La Guaira y Río Chico, y subiendo a
anterioridad, para explicar su origen, va1·ias teorías las islas de Los Roques, en la ce1·canía de La Guaira.
que quedan aún en el campo de la especulación. Ni si- Se ha fechado entre los años 1000 y 1600 D.C. (figura
quiera sabemos como estuvieron relacionados los dos 21). Las excavaciones de Requena (1932), Bennett
segmentos de la serie, sólo podemos exponer que am- (1937), Osgood (1943), y Kidder (1944) en los mon-
bas se derivan de un tercer segmento aún desconocido tículos de los alrededores del Lago de Valencia han da-
en los Llanos de Apure, desde donde la serie pudo ha-· do origen a que esta cerámica sea la mejor conocida de·
berse difun di do hacia el norte a través de los ríos Por- Venezuela a pesar de ser relativamente simple. Consiste
tuguesa y Pao hacia la hoya del Lago de Valencia, la de bols con apéndices biomorfos y botijas con cuellos
costa y el este, bajando por el Río Orinoco a la región que llevan rosti·os. Los rasgos de estos artefactos están
de Barrancas, a Trinidad y el noroeste a la Guayana hechos en trabajo de aplicado, de los cuales es típico
Británica. el ojo grano-de-café. No hay pintado y muy poca in-
6. Si realmente existió un segmento de la serie cisión. Figurines, amuletos y urnas funerarias se han
Barrancoide en los Llanos de Apure. éste pudo haber hallado también en los montículos de Valencia (lámi-
sido ancestral a la serie Arauquinoide que surgió allí nas 39-46). La serie Valencioide presumiblemente es
durante el final del primer milenio D. C. y en conse- una degeneración de la Barrancoide ( 5), a la cual se
cuencia se difundió bajando po1· el río Orinoco, dando han añadido algunos rasgos de la serie Arauquinoi-
fin al segmento Orinoquense de la tradición Barran- de (6).
coide, alrededor del año 1000 D. C. (figura 19). La 8. La serie Memoide se conoce en los Llanos del
serie Arauquinoide retiene ciertos rasgos Barrancoi- centro norte que se encuentran al sur de Caracas y en
des tales como apéndices inciso-modelados, pero se la costa alrededor de Río Chico. Existió durante tiem-
diferencia por el uso de espigas de esponja como ma- pos proto-históricos y al comienzo de los históricos.
terial de desengrasante, por bols alargados con cue- La aspereza de sus vasijas globulares simples se debía
llos o pequeños apéndices decorados de aplicado, y por a técnicas tales como coarrugación, incisión, rayado,
bordes biselados que llevan diseños incisos y excisos. punteado, la adición de pequeños pedazos de barro o
La incisión y la excisión también se usaban en la pro- la impresión de dedos o tejidos en el barro húmedo.
ducción de pintaderas cilíndricas de barro (lámina 38, Los yacimientos son igualmente simples, hallándose en
A). La gente Arauquinoide construyó montículos de ellos sólo artefactos utilitarios.
tierra como medio de levantar sus casas por encima de 9. La se1·ie Saladoide surgió por p1·imera vez en
las inundaciones que invadían los llanos durante las el Orinoco Medio y Bajo alrededor del año 1000 A. C.
estaciones de lluvia y algunos de ellos también produ- de una fuente aún sin determinar. Poco después de
jeron figurines. 1000 A. C. el movimiento de la gente Barrancoide a la
1so A rqueowgía Venezolana R esiwien y Conclusiones 181
parte baja del Orinoco dividió a la gente Saladoide en sector oriental del país. Debe notarse que todas las
dos. Un grupo permaneció en el 01·inoco Medio (271), series occidentales con la probable excepción de la To-
mientras que el otro gi·upo salió por el Delta hacia la cuyanoide (2) poseen en alguna medida atavíos cere-
cosla noreste de Venezuela, Margarita, Trinidad y de moniales, como figurines y amuletos, y muchos tam-
allí al resto de las Indias Occidentales dominando a los bién tienen formas elaboradas de entierros tales como
habitantes Meso-Indios de aquellas áreas (figu1·a 28). mintoyes o urnas. Varias series centrales igualmente
Los dos grupos persistieron en Venezuela más o me- poseen este tipo de restos, pero las dos series orienta-
nos hasta el año 1000 D. C. cuando el grupo su1·eño se les ,la Saladoide y la Guayabitoide (10), carecen de
aculturó a la serie Arauquinoide (6) y el norteño fué ellos.
transformado en va1·iantes locales, incluyendo la serie Hay una distribución similar con respecto al arte
Guayabitoide (10), en Venezuela nororiental y la serie como Jo ilustrarán las láminas. Sólo en Venezuela Oc-
Chicoide de las Antillas Mayores. En su forma pura, cidental y Central y en el segmento de la serie Ba-
la serie Saladoide se caracteriza por bordes planos, rrancoide (5), que se supone fué intrusivo en el cen-
bols en forma de campana invertida, asas verticales tro y en el este, hay un poderoso desarrollo artístico.
acintadas y diseños pintados en blanco sobre rojo. A Esto lo constatamos cuando escogimos el material pa-
esto se sumaron muchos rasgos Barrancoides después ra las láminas. Después de concluido éste nos dimos
que los indios de este último grupo migraron al Bajo cuenta de que habíamos seleccionado el mayor número
Orinoco (figuras 29, 30). No hay huellas de actividad de artefactos de series cerámicas occidentales; un nú-
ceremonial alguna, los entienos son simples y casi mero considerable de series pertenecían a la parte
todos carecen de objetos ceremoniales. central del país, ningunas procedían de las series Sa-
10 . La serie Guayabitoide se puede considerar ladoide y Guayabitoide del oriente. Posteriormente,
como una degeneración de la serie Saladoide en la cual añadimos varios especímenes de la serie Saladoide (lá-
la olla llega a ser la forma predominante, las asas y minas 46, B; 47), pero aún estos deben considerarse
el pintado dejaron de existir, los apéndices tabulares principalmente como pertenecientes al centro de Ve-
fueron simplificados y el modelado-incisión fué re- nezuela, ya que reflejan influencias de la serie Ba-
emplazado por diseños burdos incisos y de aplicado rrancoide. Concluimos, en consecuencia, que Venezuela
(figura 33}. Nuevamente hay carencia de manifesta- oriental no tuvo una forma de a1·te indígena suscepti-
ciones ceremoniales. Fué la gente Guayabitoide a quien ble de mencionarse.
Colón encontró cuando descubrió las costas de Trini- Como se recordará, la costa oriental quedó reza-
dad y Paria en 1498. gada con respecto al resto del país al comienzo de la
En el resumen que acabamos de bosquejar nos época Neo-India, permaneciendo en un nivel de desa-
hemos ocupado de las diez series Neo-Indias, aproxi- rrollo Meso-Indio durante muchos siglos antes de que
madamente en el orden en que fueron discutidas en el los Neo-Indios de la serie Saladoide abrieron paso a
texto, considerando primero las series qtte parecen través de los pantanos del Delta del Orinoco y la costa
haberse originado en Venezuela occidental, luego las de Paria. El atraso de los Neo-Indios orientales en
series centrales y finalmente aquellas autóctonas del cuanto a religión, entierros y el arte puede considerar-
182 Arqueolooía Venezolana R esumen y Conclusiones 183

se como una repetición del mismo fenómeno, es decir, Dabajuroide tiene que haber hablado lenguas caribes,
un retraso con respecto a la evolución del resto del pero otros hablaban arawaco, lo mismo pudo haber
país. Este segundo rezago es especialmente evidente ocurrido con la gente Saladoide como hemos indicado
hacia fines de la época Neo-India luego que la serie antes ( 273) .
Saladoide degeneró convirtiéndose en la Guayabitoide. Epoca Indo-Hispana. Los europeos colonizaron
¿Cuál fué la causa de esta retardación ? Hacia fi- a las islas de Cubagua y Margarita a lo largo de la
nes de la época ~eo-India las tierras que se enconti·a- costa oriental de Venezuela y posteriormente se ex-
ban alrededor del Delta del Orinoco se hallaban entre pandieron por tierra firme, adueñándose gradualmen-
dos regiones que presentaban un desarrollo ceremonial te de la costa, las montañas y los llanos que anterior-
y artístico mucho más importante, estas regiones son mente estaban ocupadas por los indios. A diferencia
Venezuela centro-occidental, por un lado, y las Antillas de los ingleses en Norte-América, ellos tendían a asi-
Mayores, por el otro (272). Nos inclinamos a atribuii· milar a los indios, incorporándolos a sus pueblos y mi-
este atraso relativo al aislamiento. Se enconb·aba muy siones, casándose con ellos y en general, aculturándolos
distante del área Intermedia para ser afectado por el a la forma de vida europea. Como consecuencia las
desarrollo de esta área que se dispersó por Venezuela tribus indígenas de Venezuela han conservado su iden-
occidental y central, y demasiado lejos de Meso-Amé- tidad en las regiones más remotas como en las zonas
rica para estar influida por ésta, como pudo haber su- de la Guayana y Amazonia, a lo largo de Ja frontera
cedido en el caso de Jas Antillas .Mayores. Así quedó Colombiana y el Delta del Orinoco. Este proceso de
estancada en tanto que el occidente y el centro fueron aculturación está documentado de la mejor manera ar-
evolucionando en i·eligión, prácticas de entierro y ar- queológicamente hablando en el sitio de Nueva Cádiz,
te, durante el final de la época Neo-India. en la isla de Cubagua.
Finalmente, es de inte1·és notar que dos de las Las excavaciones pusieron al descubierto allí no
series ,la Dabajudoire (1) y la Saladoide (9) están sólo artefactos españoles, sino también cerámica indí-
ampliamente distribuidas a lo largo de la costa e islas gena de estilos originales de varias áreas del Caribe
como para evidenciar habilidades ma1·ítimas notables. que sirven como testigo p·a1'a mostrar de qué distancia
La gente Dabajuroide y Saladoide parece haber des- fueron traídos los obreros a Jas pesquerías perlíferas.
arrollado esta habilidad en las dos regiones de Vene- Hay prueba de que estos peones pronto abandonaron
zuela que poseen aguas abrigadas, que son el Lago de estos estilos y desa1·rollaron una forma nueva de ce-
Maracaibo y el Golfo de Venezuela en una región, y rámica local. Esta a su vez sobrevive, con escasas mo-
los Golfos de Cariaco y Paria en la otra, desde donde dificaciones a través de la época Indo-Hispana y
se expandieron a las costas abiertas y a las islas. Se aún existe como cerámica rural en el pueblo de Mani-
está inclinado de correlacionar estas dos series con los cuare, en la Península de Araya. Se trata por supues-
dos grupos más importantes de indios marítimos en to, de una de las tantas contribuciones que los indios
los tiempos de Colón, los "Caribes" y los "Araucos" han hecho a la cultura moderna de Venezuela.
respectivamente, pero esto sería un error. A juzgar
por la distribución de estos dos grupos, alguna gente
LAMINAS
Lámina I. Sitios de matanza de Taima-Taima (A) y .l\fuaco (B). El
material fue hallado en el pantano 1·odeando un manantial al cual
hombres y animales fueron atraídos.

IB
arriba Lámitia .2. Yacimiento de campamento de la serie j oboide. L ámina J· Artefactos líticos tipicos de la época Paleo-India: A, her-
El material sale erodado de la superficie pero se encuentra aun en ramientas, complejo Manzanillo; B, instrumento cortante, complejo
posición original. Camare; C, D, cuchillos, complejo Las lAgunas; E, F, puntas de pro-
yectil, complejo El Jobo; G, punta de proyectil, complejo Las Casitas.

;D JE

,:
..'·- -- ~
Lámina 4. Huesos incisos fósiles de Muaco: A , hueso con mciswn in- Lámina 5. Conchero y entierro en urna de la época Meso-India: A,
tencional; B, detalle del empleo del hueso como yunque; C, yunqtu excavación en el conchero de Punta Gorda; B, urna conteniendo utl
dseo. entierro secundario, Rancho Peludo.
6A

Lámina 6. Artefactos liticos desbastados del complejo Canaima: A, Lámina 7. Manufactura de artefactos de concha, complejo Manicuare:
puntas de proyectil; B, raspadores plano-convexos; C, artefactos mis- A, etapas en la manufactura de una gubia de concha; B, etapas en la
celáneos. manufactura de un martillo de concha y recipientes de concha: C, etapas
en la manufactura de u11 pe11ditt11te de concha.

6B 7B

6C

o
~
IO zo so
,-----1
eo IO•m.
l

8A 8B

Lámina 8. Artefactos de los complejos El Heneal (A, B) y Manicuare Lámina 9. Cerámica del ntilo Rancho Peilldo: A, bol con base anular,
(C): A , martillos líticos y piedra con muescas; B, ocre rojo, concha que contiene un e11tierro secundario de un infante; B, rostro humano;
trabajada y aguja ósea; e, petrnglifo, piedra de moler, y martíllos líticos. C, D, tiestos decorados con trabajo en appliqué; E , olla con btrse de
impresi6n de tejidos; F, bol simple; G, jarra simple.

8C
/

10A. 10D

Lamina 10. Sitios de mampostería y de rocas de la época Neo-India: Lamina 10. D, mintoy, Mucuchíes, Mérida; E, bateita de Aguirre,
A, petroglifo, Quebrada Tusmare, Miranda; B, pin.tu_r~ rupestre, Pe- Carabobo; F, morteros de roca y acanaladura para afilar hachas, Ven-
nínsula de la Cuajir11, Zulia; C, muralla de piedras, V1gmma, Carabobo; tuari, Amazonas.

wB TOE

JO C roF
Lámina n. Calzadas y montículo, época Neo-India: A , vista aerea de
la calzada de Pdez, Barfoas; B , calzada de Páez, Barinas; C, montículo Lámina I:J. Cerámica del estilo Dabajuro de Falcón; A, tiesto de bQTde
en Tocorón, l.ago de Valencia. corrugado; B, apéndice de barro pintado en negro sobre blanco; C,
vasija pintada en negro sobre blanco, Sabaneta .

u B nB

rr e
T2 C
13 A

Lámina 13. Cerámica del estilo Tocuyano de Tocuyano: A, tiestos Lámina 14. Cerámica del estilo Tocuyano de Toci,yano: A, asas de
pintados en rojo y negro sobre blanco; B, vaso tetrápode, pintado negro barro en forma de rostro humano, pintadas en negro sobre blanco;
sobre blanco. B, fragmento de vasija con borde hueco, pintado en rojo y negro sobre
blanco; e, bol pintado en negro sobre blanco.
16 A

Lámina 15. Cerámica del estilo Tocuya110 de Tocuyano: A, jarra. con Lámina 16. Cerámica del estilo Tocuyano: A, jarra con diserio de
rostro y dise1io d.e .serpiente; B, jarra con di.rt:ño gcomiftrico. serpiente; B , pintada en rojo y n egro sobre blanco dt: Tocuyano.

16B
I 7 ¡f

Lámina 17. Vasijas trípodes del estilo Tierra de los Indios, pintadas Lámina 18. Cerámica del estilo Tierra de los Indios de Guadalupe,
en rojo y negro sobre blanco, de la region de Quíbor, Lara. Lara: A, bol sin pintura; B, farra pintada en negro sobre un fondo
simple pseudo-negativo.

I8 A
zoA

izquierda Lámina 19. Jarra con base anular abierta, del estilo Tierra
de lo.s Indios, pintada en negro sobre blanco, Guadalupe, Lara.

derecha Lámina 20. Cerámica del estilo Santa Ana: A, B, bols tetrá-
podes, cueva de Santo Domingo, Trujillo.

zoB
.n A
Ldmina 22. Cerámica de varios estilos de Trujillo: A , vasija con anillo
Ldmina 2r. Cerámica de varios estilos de Trujillo: A , bol tripode de y pata de base, estilo Santa A na, cuevas de T rujillo; B, vasi1a tetrápode,
estilo indeterminado, cuevas de Trujillo; B , vasija incensaria de estilo estilo Santa Ana, pintada en negro sobre blanco, cueva de Santo Do-
indeterminado, cuevas de Tru jillo; C, bols del estilo de Santa Ana, mingo; C (izquierda) tiesto del estilo de Betijoque, pintado en 11egro
cueva de Santo Domingo; D, bol con anillo y pata de base, estilo de sobre blanco, Betijoque; C (cemro), bol con anillo y pata de base, estilo
Santa Ana, pintado en negro sobre blanco, cueva de San to Domirigo. indeterminado, pintado en negro sobre blanco, Tuname, fajó; C
(derecha), figurines de barro, estilo indeterminado, pintado en negro
sobre blanco, Niquitao, Boconó.
:u e 22B

:uD 22 e
izquierda L ámina 23. Cerámica del estilo de Betijoque de Be tijoque:
A, B, vasijas con bases anulares abiertas, pintadas en n egro sobre blanco;
C, vasija con anillo y base de pata, pintada en n egro .sobre blanco.

derecha Lámina 24. Figurín d e barro del estilo de B etijoque, pintada


en negro sobre blanco, de Betijoque.
izquierda Lámi11a 25. Figurín de barro del estilo de Santa Ana, pin-
tado en negro sobre blanco, de la ctuva de Santo Domingo, Trujillo.
derecha Lámina 26. Figurín de barro de estilo indeterminado, visto
de frente y lado posterior, pintado en negro sobre blanco, de Bocono,
Trujillo.
arriba Lámina 27. Figurín de barro sin pintar de estilo indetermi-
nado, área de Trujillo, localidad de.vconocida. Lámina 29. Trabajo lítico ornamental de varias áreas, Tru.jillo: A,
amuletos labrados; B, pectoral en ala de murciélago.
abajo Ldmina 28. Figurínes líticos, de varias localidades, Trujillo.
Lámina ;r. Cerámica de los estilos de La Cabrera y Barrancas: A, bol
Lámina ;o. Figuras de resina y de metal, Venezuela occidental: A, del estilo de La Cabrera hallado en las aguas del lago de Valencia,
figura de resina de Betijoque, Trujillo; B, figurín de aleación de oro, .-fragua; B, parte superior de una vasija de doble vet·tedor, estilo Bar·
hallado en la Península de la Guajira, Zulia. rancas, Saladero, Monagas; C, bol del estilo de Barrancas, Barrancas,
Monagas.
;oB 31 e
JJA

Lamina 32. Cerdmica de los estilos Los Barrancos y Barrancas, de Lámina )]· Cerámica del estilo Los Barrancos de Saladero, M onagas,
Barrancas, Monagos: A , apéndice de rostro humano, estilo Los Bar· A, C, tiestos incisos p intados en rojo en las dreas opacas y altamente
rancos; B, cuello de una botija, estilo Barrancas. pulidos en las áreas oscuras; B, fragmento de vasija modelado e inciso.

)2 .H
35A

l.dmina 3.¡. Cerámica del estilo Los Barrancos de Saladero, Monagas: Lámina 35. Pipas de barro y cerámica de los estilos de El Palito y
A , B, apéndices modelados-incisos. Los Barrancos; A, pipas de barro (izquierda )' derecha) y apéndices de
cerámica (centro), El Palito, Carabobo; vasija y apéndice, estilo Los
.Barrancos, Saladero, Monagas.
36A

izquierda Lámina 36. A, mortero lítico, estilo El Palito, Aserradero,


Carabobo; B, pipa de barro, estilo La Cabrera, Península de La Cabrera,
A ragua.
derecha Lámina 3¡. Figurín de barro del estilo Los Barrancos, de
Barrancas, Monag.as.
;8 A ;8 R

Ldmina 38. Flauta ósea, estilo La Cabrera y sello Lámina 39. Cerámica del estilo Valencia: A, bol, hoya de Valencia;
de barro de los Llanos: A, flauta ósea de la hoya de B, C, bols con bases anulares abiertas, Petiínsula de La Cabrera, Aragua;
Valencia; B, sellos cilíndricos de barro. D, E, botellas, hoya de Valencia.
'fOB

Lámina 40. Cerámica del estilo Valencia, de la hoya de Valencia: A, C,


jarras decoradas con rostros humanos; B , bo!.
Lámina 41. Figurín de barro d.-l estilo Valencia, de la hoya de Ldmina 4:J. Figurín de brirro del estilo Valencia, de la hoya de
Valencia. Valencia.
Lámina 43. Figurín de barro del estilo Valencia, de la Península de
la Cabrera.
arriba Lámina 45. Pipa de barro del estilo Valencia, de la Península
Ldmina 44. Figurines de barro del estilo Valencia, de la hoya de
Valencia. de la Cabrera, Aragua.
abaf~>,Ldmina 46. Pendiente de concha, J!enezuela Central, y ce-
rámica del estilo El Agua: A, pendiente de concha, Los Teques, M i·
randa; B, apéndice de cerámica de Giiire-Güire, Nueva Esparta.
47 A-D

Lámina 47. Cerámica del estilo El Mayal, de La Cucaracha, Carúpano, G-J, cerámica modelada-incisa.
Sucre: A- D , tiestos pintados blanco-sobre-rojo; E, F, tiestos incisos en
rejilla;

47 J
48A

izquierda Lámina 48. Ruinas de Nueva Cádiz: A, vista aérea; IJ,


restos de las paredes de las casas.

derecha Lámina 49. Entierro en Nueva Cddiz.

48B
JI A

Lámina 50. Cerámica de Nueva Cádiz: A, bol de ensalada; B, plato. Lámina 51. Cerámica de Nueva Cádiz: A, botijuela; B, fragmento de
una botijuela.

pB
Ldmina 52. Cerdmica de Nueva Cddiz: A, tiesto con la fecha de manu-
factura grabada; B, C, botijuelas.
Lámina 53. Sellos de barro y plomo de Nueva Cádiz: A, sello de barro
con el emblema real de Fernando e Isabel para sellar cartas; B, sello
de plomo con motivo religioso, probablemente para diseñar telas.

53B
Lámina 54. Escu.lturas de piedra de Nueva Cádiz: A, gárgola con Lámina 55. Escultura de piedra de Nueva Cádiz: A, gárgola perforada
artesa para que el agua pueda descender por la parte posterior; B, con un hueco para dejar escapar el agua por la boca (el rostro barbu.<lo
columna de piedra, descansando sobre una acumulacion de conchas de de un español es visible de perfil); B, escu.do.
las pesquerías perlíferas; C, fragmento de un escudo espariol.
APENDICE

FECHAS DE CARBONO CATORCE EN


VENEZUELA

La siguiente lista incluye todas las fechas de C-14


conocidas para Venezuela, de éstas, 52 parecen ser
válidas y 5 son obviamente incorrectas. Se ha aña-
dido una serie de comentarios con la finalidad de
explicar las f echas incorrectas.
Las fechas están numeradas en el orden de las
letras y de los números de las muestras. Las letras
se refieren a los laboratorios que realizaron los aná-
lisis: M, Universidad de l\1ichigan; O, Humble Oil
Company; P, Universidad de Pennsylvania; e :Y, Uni-
versidad de Yale. Como los laboratorios asignan los
números en el orden de llegada de la muestra, los
números m~ bajos indican que la muestra fué cata-
logada (en la mayoría de los casos) Y analizada antes
que la muestra marcada con números más altos. En
otras palabras, una muestra con un número bajo no
se benefició de las refinaciones de la técnica que fue
aplicada a las muestras que poseen números más altos.
187
188 A?·queología Venezolana Apéndice: Fechas de C14 en Venezuela 189
La descripción de cada muestra se limita al sitio tido las fechas de A.P. en A.C., restándole 1950 a
del cual procede, al complejo o estilo al cual estaba la f echa de A.P. Esto se hizo de acuerdo a prácticas
asociada y al período del estilo al cual corresponde anteriores. Según éstas, se restaba el año del aná-
según n uestra cronología relativa. Información adi- lisis, y esto se sigue haciendo según las recomenda-
cional con respecto a la naturaleza de la muestr a Y ciones recientes hechas por autoridades del C-14 (Flint
detalles adicionales acerca de sus asociaciones se pue- y Deevey, 1959-62, vol. 4, p. v). Estr ictamente ha-
den obtener al consultar las listas oficiales de fechas blando, la cifra de 1950 se debería aplicar sólo a las
de los varios laboratorios que han sido publicadas en fechas obtenidas desde 1958, cuando el ácido oxálico
Science antes de 1959, y en Radiocarbón (Flint Y fue adoptado como un standard de radio carbono.
Deevey, 1959-62). Sin embargo, el uso de esta cifra para las fechas an-
teriores no puede causar un error mayor de cinco
Las fechas en sí se expresan en dos formas: A.P. años. Esto es insignificante en relación a los errores
(antes del presente), y A.C. (antes de Cristo) en intrínsecos del propio proceso de fechar, y así nos
término de nuestro calendario cristiano. Las fechas pareció mejor emplear la cifra de 1~50 todo el tiempo
A.P. son cifras definitivas, que fuel'on publicadas en para fines de consistencia.
las listas oficiales de fechas y usadas en nuestra mo-
nografía técnica ( Cruxent y Rouse, 1958-59, 1961). Todas las fechas han sido redondeadas a O y
Lns fechas del calendario cristiano son modificaciones algunas a 5 años. Esto se hizo para hacer resaltar la
de las fechas 01·iginales con el propósito de hacer naturaleza aproximada de las fechas. Cada una re-
las fechas originales más comprehensibles a los lec- presenta una probabilidad estadística en vez del tiem-
tores de este volumen. Por consiguiente, no son com- po dado para la ocurrencia de un hecho dado.
parables a las cifras oficiales y no deberán citarse
como tales.
Antes de convertir cada fecha de A.P. en A.C.
las hemos aumentado en un 3 por ciento para corregir
las re-determinaciones recientes de la "mitad de vida"
(half life) de C-14 del U.S. Bureau of Standards. Esta
corrección es provisional. Aún se está investigando
"la mitad de vida"; y ese aumento se ·ha hecho de
todos modos, para darle al lector una idea mejor de
las magnitudes reales de las fechas, de acuerdo con
las recomendaciones que resultaron de la conferencia
sobre radio carbono en 1962 en Cambridge, Inglate-
rra (Godwin, 1962).
Después de hacer las correcciones, hemos conver-
Mueetra Complejo Fecha
I\• Sitio o .t:11llo Pe1·lodo l'•ch& A.P. cristiana

li!-!o? Tocuyuo Toeuyano 11 Z180:t SOO 29ó A.C.


M.· 1008 Muac» El Jo~ ( ? ) 14,300.: 500 1%,180 A.C.
0 -999 Mu•co El J~ (!) 16,376=400 ! UZO A.C.
P-160 AM-2, Net·ica.rua. N ericagua l ll ll899 : 93 125 o.e.
P-161 AM-2, ~ e ~·Jcagua. Nericacua l ll 1159±122 700 D.C.
P-162 A M-4 1 Jlartí ne.& Ne~ a. IV 619± 103 1320 D.C.
P -163 AM ..c, Martinea Ne rica.Ju• IV óU±l13 1390 o.e.
P-164 AM·1, C•r-..ara\•tn Nt rf<a«ua IV 686± 93 1350 D.C.
P -165 AM ...;, Can&ra.ven Nerlcarua IV e~' "' 93 12so o.e.
P-166
P -169
AM . .8, M.01i1!0
Alf..9 , Minisla V ieja
Nericagua.
t-:érica.,ua
IV
IV
ª'ª :1: 96
SóO± 95
1oso o.e.
1010 o.e.
P -261 A M-4, l b 1'tlnn l\ertu¡ua n1 1253"' 54 650 o.e.
P-262 A.ll-'I, Martlr n Nerica¡ua DI 10!!: 54 890 O.C'.
Y-38-39 Saladero Guarguapo V 300 :: 50 1640 D.C.
Y· 40 Salade1-o Barrancas ll 2860± 120 985 A.C.
Y-41 Saladero Rarrancaa 11 6250:t: 3SO \'ea máa adclant.e
y~ Sa.l• dero Sala.de ro 11 :870 "' 180 1010 A.C.
Y-'3 S.l1dtro Saladero 11 2700= 130 830 A.C.
Y..W SI ladero Saladero 11 2570 :1: 130 700 A.C.
y .290 l i•apa trapa llI IMO : 40 325 D.c.
Y·:IH Sala.-dcto 8&1"l"a1tcas ll 2800± 150 980 A.C.
y.~5 La Aduana lfanlcuar-e I 3570 "'130 17#0 A.C.
Y-me l .a A dWUll Manicuatt 1 3060± 80 1190 A.C.
Y-m El M1)-al 2 t i Mayal n 17»± 80 100 D.C.
Y·298 El Morro El Morro IV 7 16;t 70 1210 o.e.
Y·299 Calk! de Ja Ma1 lnn. El Mol'ro V 290:1: 70 tG5Q o.e.
Y-800 E l Mayal 1 Chuare 111 13ti5± so ;so o.e.
Y-816 Slladero Barrar:.caa JI 2820± 80 955 A.C.
Y·'88 E l Jobo El J o'bo Vea 2 11 fJ na.J
y .439 El Jo'bo RI J obo \'ea 2 al f 1naJ
y . 454 Mfrindáy Mirinday IV 1)80"' 50 1sso o.e.
Y~G El Hcneal E l Heneal 1 3400±120 1550 A.C.
Y...(6' Pedro Ga>'d1 PMro Carcí'a 1 !460± 90 5i0 A.C.
Y-457 C~m> Mtu:hado CttTO ~hedo ll 1930= 70 40 A.C.
Y-497 Punta Gorda Cubagua 1 4160± 80 23!$ A.C.
Y...(99 Loa Bttrrancoa l..01 B&rrancoa 111 1370: 90 510 D.C.
Y-678 Raneho r~ludo Rancho PcJudo I ' 63 o"' l liO 2820 A.C.
Y-679 A•rroden El P alito u 16CO:1:120 UO D.C.
Y-680 Aoerraden> El P afüo a lltl 5± l20 290 D.C.
Y-630 l .a Mata Valencia ll l 1000 :1: 70 920 D.C.
Y-681 La Mato Vale:ncia lll 980 ±110 9co o.e.
Y-632 La .Mata Ve.lencia 111 1000±100 920 o.e.
Y-852 Cetro Iguana• El Hencal 1 GG&O±lOO 8770 A.C.
y~ C.rro lguan11 El Ht neal l 6190± 120 3.400 A.C.
Y-BM Ctrro lguana1 El Htneal 1 ~ ± 160 3800 A.C.
Y-865 La Pit!a Hokomo 11 1880±110 10 A.C.
Y·ll08-I Rancho Peludo Rancho Pelurlo 11 2326"' so 44¡¡ A.C.
Y·llOJHI Rancho Peludo R..ncho Peludo 11 USO± 90 810 A.C.
Y-1108-III Rancho Peludo RaM ho P eludo 11 6190± 90 Vea 3 al (Jnal
Y·llOll-IV Rancho Peludo- l!amanlllo ( ! ) 1 13,916 "' 200 IZ,390 A.C.
Y-1109 Rancho Peludo Roncho P • ludo I 3760 : 80 1910 A.C.
Y-1110 Rancho Peludo Rancho Peludo 1 3810 :1: 8ll 1970 A.C.
Y-1111 Amacuro Gua)1abita IV 690: 70 1240 D.C.
Y-1112 Cabra_nt?ea trapa 111 1820"' 95 570 D.C.
Y -111 8 Punta de Pltdl'1l1 lrapa n IUO± 85 220 D.C.
Y-1199 Taima-Taima T•ima·Taima. 41,00 Vea 4 al final
Y-1280 La Cucaracha El M&yal II l 800:t:l00 300 D.C.
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poca radioactividad para ser analizada. Esto dio origen a la ~anta Isabel Iztapan, México, y artefactos asociados.
duda de si realmente e ra carbón de leña, como se había pensa- Instituto Nacional de .4ntropologfa e Hisú:Yria, Dirección de
do, o si más bien era una substancia inorgánica. La muestra Prehistoria, Publicaciones, num. l. México.
tenía un leve aspecto de carbón de piedra ; descubrimos que ha- Bennett, Wendell C., 1937 Excavations at La Mat a, Maracay,
bía minas de carbón de piedra conteniendo azufre en los alre- Venezuela. Anthropological Papers of the American .llfu-
dedores. El análisis de la muestra reveló que tenia una propo1·- seu.m of Natural History, 36, pte. 2. Nueva York.
ción de azufre similar. Por consiguiente, Ja muestra Y-1199 Bennett, Wendell C., y .Tunius Bird, 1960. Andean Culture His-
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(118) Capítulo 4,B.
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(90) Vea capítuo 3-B. (119) Rouse, l. 1960, op. cit., págs. 10-12.
(91) Rouse, l., 1960, op. cit. págs. 23-24. (120) Capítulo 8A.
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(162) Kidder, 1944, op. cit. (194) op. cit., figura 4.
(163) Vea Capítulo 2, A. (195) Capítulo 8, A.
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(165) Cruxent y Rouse, 1958-59, op. cit. págs. 223-233. Hureau of A merican l!.'llmotogy, Hulletin, no. 123. págs.
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(167) Vea más aniba, capítulo 5. (197) Howard, G. D., 1943, 07>. cit.
(168) Apéndice, Y-579; Y-580. (198) Capítulos, 8, A; 7, A.
(169) Capítulo 7, F; 8, A. (199) Howard, G. D., 07>. cit.
.·''/olas 211
210 Arqueología Venezolana
(227) Capítulo ~1. A .
(200) A,péndice, Y-38-39. (228) Capitulo 8, A.
(201) Vea la sección siguiente. ( 22!)) .". p~ndice, Y-1.
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(212) Cruxent y Rouse, 1958-59, op. cit. (249) Cruxent y Rouse, 19ií8-59, op. cit., p. 37.
(213) Kidder clasifica esta última como "fase". (250) Capítulo 4, C.
(214) Vea capítulo 7, A. (2:Sl) Du ~hy y Van Heekcren, 1960, op. cit., pp. 88-9.
(215) Capítulo 5. (252) Capitulo 7, A, F.
(216) Apéndice Y-630 a Y-632. (253) Apéndice, Y-1231.
(217) Bennett, W. C., 1937, op. cit. (254) Capítulos 2, C; 6, B.
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(260) Osgood y Howard, l!.>43, 011. cit.
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