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Un fertilizante o abono es cualquier tipo de sustancia orgánica o inorgánica que contiene

nutrientes en formas asimilables por las plantas, para mantener o incrementar el


contenido de estos elementos en el suelo, mejorar la calidad del sustrato a nivel
nutricional, estimular el crecimiento vegetativo de las plantas, etc. Ejemplos naturales o
ecológicos de abono se encuentran tanto en el clásico estiércol, mezclado con los
desechos de la agricultura como el forraje, o en el guano formado por los excrementos
de las aves (por ejemplo de corral, como el de la gallina).

Estiércol empleado como abono.


Las plantas no necesitan compuestos complejos del tipo de las vitaminas o los
aminoácidos, esenciales en la nutrición humana, pues sintetizan todo lo que precisan;
solo exigen una docena de elementos químicos que deben presentarse en una forma
que la planta pueda absorber. Dentro de esta limitación, el nitrógeno, por ejemplo, puede
administrarse con igual eficiencia en forma de urea, nitratos, compuestos de amonio o
amoníaco puro.

La definición de abono según el reglamento de abonos de la Unión Europea es "material


cuya función principal es proporcionar elementos nutrientes a las plantas"

La acción consistente en aportar un abono se llama fertilización. Los abonos, junto a las
enmiendas, forman parte de los productos fertilizantes.

Los abonos han sido utilizados desde la Antigüedad, cuando se añadían al suelo, de
manera empírica, los fosfatos de los huesos (calcinados o no), el nitrógeno de las
deyecciones animales y humanas o el potasio de las cenizas.

Es por esto que la fertilización de las plantas, es algo indispensable para que estas
puedan recibir y tener los nutrientes necesarios para desarrollarse en las mejores
condiciones posibles.
Es importante tener en cuenta que, los principales nutrientes se encuentran en los
abonos que les apliquemos, sobretodos aquellos ricos en fósforo, nitrógeno, potasio,
calcio, magnesio, cobre, entre otros. De igual forma, dependiendo del tipo de planta que
tengas y el objetivo que tengas con cada uno, tendrás que utilizar un abono u otro.
Si por ejemplo necesitas un fertilizante que actué de manera inmediata, lo mejor será
que utilices abonos químicos, mientras que si estás buscando uno que actué a largo
plazo y de manera progresiva, lo más recomendable son los abonos orgánicos como el
mantillo, la turba y el estiércol. Recuerda que los abonos orgánicos deberían ser la
primera opción, ya que tienen muchos beneficios, como mejorar la porosidad del suelo
y la capacidad de retención del agua.
Es importante que tengas en cuenta muchas cosas a la hora de fertilizar tus plantas,
como por ejemplo la temporada, las dosis, y el tipo de abono, ya que si no lo realizas de
manera correcta, puede afectar al desarrollo y al crecimiento de la planta, o en peores
situaciones afectar negativamente la salud de la misma.

OBJETIVOS DE LA APLICACIÓN DE LOS FERTILIZANTES


-Maximizar la eficiencia de uso de los fertilizantes (Obtener el máximo rendimiento con la
menor dosis de fertilizante).

-Minimizar el impacto ambiental. Preservar la calidad del ambiente, produciendo rendimientos


óptimos de los cultivos

-Reducir el tiempo y necesidades de energía en las aplicaciones.

Las formas de aplicación de fertilizantes pueden ser:

 Al suelo
 Al follaje (foliares)
 Con el agua de riego: fertirriego

La forma de aplicación de fertilizantes al suelo comprende dos aspectos:

Forma de aplicación propiamente dicha:

 Localizadas
 No localizadas (al voleo)
 Momento de aplicación: antes de la siembra, a la siembra, posterior a la siembra.

¿Qué es un fertilizante?

Son compuestos de origen natural o sintético (artificial), que proveen a las plantas uno o más
nutrientes necesarios para su desarrollo, crecimiento, reproducción u otros procesos.

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