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TOLTECAS

Ubicación geográfica

Los toltecas fueron inicialmente un pueblo nómada. Iniciaron su peregrinación dejando atrás un sitio llamado
Huehuetlapallan o “Vieja tierra roja”, y erraron durante casi 104 años hasta asentarse en el territorio hoy perteneciente
a los estados mexicanos de Zacatecas, Hidalgo y parte de Jalisco.

Las fronteras de su imperio fueron extensas, y su influencia se extendió hasta el sureste de la península de Yucatán, y
fueron influyentes de cara a las otras culturas de la época, como los mayas, según se evidencia por la arquitectura y
representaciones toltecas presentes en Chichen Itzá.

Organización sociopolítica

Como se ha dicho, los toltecas obedecían a una monarquía de corte militarista, que imponía una sociedad de castas: la
guerrera en primer término junto con los funcionarios, sacerdotes y jerarcas, encargados de la conducción, del
calendario y de las funciones rituales.

Luego la clase servil, integrada por los trabajadores agrícolas, artesanos, alfareros, carpinteros, hilanderos, pintores,
lapidarios y albañiles, etc. Finalmente estaban los esclavos, a menudo capturados de otras culturas vecinas.

Economía

La economía tolteca se sostenía en la agricultura, a partir del cultivo de amplios campos irrigados por un sistema
complejo de canales, en donde se daba el maíz, los frijoles y el amaranto. También el trabajo de metales, piedras y un
vasto sistema de recolección de tributos.

El resto de la materia prima podía obtenerse mediante el comercio o la guerra con otras culturas vecinas.

Arte y artesanía

La artesanía tolteca y sus representaciones artísticas o rituales estaban muy vinculadas, y en ellas abunda la cerámica, el
tallado en piedra, la pintura y los murales.

Son célebres los guerreros de piedra o “atlantes” que aún permanecen en la ciudad de Tula, y que habrían estado
decorados con mosaicos y plumas. También se conocen las representaciones de corte claramente tolteca del dios
Quetzalcóatl en el Chichen Itzá.

Arquitectura

Los toltecas fueron una cultura de importancia para la arquitectura mesoamericana precolombina, ya que introdujeron
el trabajo artístico de las columnas que sostienen el techo, ya sea en forma antropomorfa o de serpiente emplumada.

Destaca la Pirámide B en Tula, ciudad que se estima albergaba a 30.000 habitantes en largas edificaciones de una planta
con techo plano, elaboradas con tierra y piedras y acabados de adobe. Se distinguía entre los grupos de casas, las
unidades residenciales y las residencias palaciegas de la élite.

Alimentación
Los estudios indican que el amaranto era un alimento clave en la dieta tolteca, rasgo que compartía con muchas
poblaciones distintas mesoamericanas y que hoy en día perdura en la elaboración de las “alegrías” mexicanas, mezclado
con miel, maní y pasas.

El amaranto también podría tener usos rituales y comerciales, ya que es posible almacenarlo por mucho más tiempo que
el maíz y los frijoles, otros productos centrales en la dieta tolteca.

Monarcas

Los monarcas toltecas eran conocidos como tlahtoques y ocupaban un cargo vitalicio. Se conoce a ocho distintos
gobernantes durante el apogeo de la cultura tolteca:

Chalchiutlanetzin, gobernante entre 667 y 719 d.C.

Ixtlicuechahuac, gobernante entre 719 y 771 d.C.

Huetzin, gobernante entre 771 y 823 d.C.

Totepeuh, gobernante entre 823 y 875 d.C.

Nacaxoc, gobernante entre 875 y 927 d.C.

Mitl, gobernante entre 927 y 976 d.C.

Xiuhtzatzin, reina que gobernó entre 979 y 1031, pues murió a los 4 años de reinado y la nobleza ocupó su lugar por 48
años.

Tōpīltzin, gobernante entre 1031 y 1052 d.C.

Mitología

La mitología tolteca se conoce mayormente por las adaptaciones que de ella hicieron las culturas posteriores, dada
además su influencia en los pueblos aborígenes vecinos. Su religión y cosmovisión contemplaba una serie de dioses
centrales como Quetzalcóatl, Tláloc, Centéotl, Itzlacoliuhque y Tezcatlipoca, a quienes rendían culto y ofrecían sacrificios
humanos.

Suyo es el origen del mito de Quetzalcóatl, heredado por otras culturas y distorsionado hasta convertirse en una
multiplicidad de versiones. En casi todas, no obstante, se observa la caída del dios por haber cedido a sus pasiones
carnales.

Decadencia

La decadencia del imperio tolteca tuvo lugar en el período posclásico, aproximadamente hacia el año 1300 d.C. Su caída
marca el inicio de la era de los aztecas.

Toltequidad

Existe hoy en día un interés renovado por la cultura tolteca y por recuperar algunos de sus sentidos culturales y
religiosos, considerados herencia perdida de los pueblos mesoamericanos. Sin embargo, existen tantas discrepancias
respecto a la interpretación de los mitos y los códices conservados, de la ubicación exacta de las ciudades toltecas y tal
disparidad de versiones de sus mitos fundacionales, que este término y estas pretensiones son tenidas con recelo por los
especialistas y académicos.
MEXICAS

Nombre

El término “azteca” es de uso muy posterior al fin de la civilización mexica, que jamás se llamó a sí misma de dicha
manera. Éste proviene del nombre mítico de procedencia de los pioneros chichimecas que se asentaron en la región, de
los cuales los mexicas provenían. Dicho lugar se llamaba Aztlán y está contemplado en los restos de su tradición como
una isla originaria.

Orígenes

La propia tradición mexica acusaba su origen como el resultado de una gran migración hacia el altiplano
mesoamericano, en busca del lugar designado para establecerse. Éste, de acuerdo a los relatos aztecas, se ubicó en un
islote del lago de Texcoco en el que había restos de antiguos pobladores y asentamientos, y en donde presenciaron la
señal otorgada por sus dioses: un águila devorando a una serpiente sobre un nopal (símbolo que está en la bandera
actual mexicana). Allí los mexicas fundaron México-Tenochtitlán en 1325.

Ubicación geográfica

La extensión del territorio dominado por los aztecas corresponde hoy día a la mayor parte del centro y sur de México,
sobre todo en el correspondiente a la Cuenca de México, ubicada en el Altiplano Central cuyo clima, para la época, era
templado y húmedo a pesar de estar ubicado en el trópico.

Organización política

Inicialmente, la ciudad de Tenochtitlán se organizaba en torno a su altar, dado que la azteca era una sociedad
profundamente religiosa. De hecho, la ciudad era regentada por su tlatoani, es decir, su orador, máxima autoridad en los
asuntos citadinos.

En el posterior Imperio azteca, llamado por sus súbditos la Triple alianza, supuso la unión política de las ciudades
mexicas de Texcoco, Tlacopán y Tenochtitlán, cuyos tlatoani gobernaban juntos. Eso hasta que la creciente influencia de
la última ciudad ocasionó que el regidor de ésta fuese considerado huëy tlahtoani o gran orador, cargo que los invasores
europeos bautizarían en sus crónicas como “emperador mexica”, ya que era básicamente un monarca (huëy tlatoque,
“gran jefe”) elegido por un concejo nobiliario.

Organización social

La sociedad mexica se componía de castas, encabezadas por una nobleza militar, dirigente de la clase guerrera
sumamente activa. Luego estaban los sacerdotes y encargados del culto, y luego los plebeyos (macehualtin), encargados
de las labores agrícolas y de ingeniería.

Educación

Los aztecas tenían un sistema educativo basado en dos etapas:

Una primera de tipo obligatorio, en mano de los padres hasta los catorce años de edad, supervisada por las autoridades
del calpulli. En esta etapa se aprendían los huëhuetlátolli (“dichos de los ancianos”) en los cuales se representaba el
ideario azteca.

Luego había dos modos formales de escuela: telpochcalli, para el aprendizaje de asuntos prácticos y militares; y
calmecác, para el estudio de la escritura, la astronomía, la teología y el liderazgo.
Los calpulli

Los mexicas llamaban calpulli (“casa grande”) a una unidad social compleja, común a las diversas comunidades nahuas
conocidas, y que consistía en varios linajes emparentados por un antepasado común de origen más o menos divino, y
cuyos integrantes podían compartir cierto tipo de actividad económica, sobre todo cuando se organizaban varios calpulli
en barrios enteros.

Religión

Los aztecas tenían una religiosidad sincrética, que unificaba diversas creencias mesoamericanas originarias, muy
vinculada a la lluvia y a la agricultura. Algunos de sus dioses, de hecho, eran muy anteriores a su propia existencia, como
la serpiente emplumada Quetzalcóatl, del cual existían diversas interpretaciones mitológicas.

La religión azteca, fundamentalmente guerrera, exigía sacrificios humanos para satisfacer la voluntad divina, que
llevaban a cabo con prisioneros de guerra y esclavos capturados de las poblaciones vecinas. Estos sacrificios se llevaban
a cabo en los templos y jugaron un rol importante en la justificación de la conquista ante los ojos europeos, que vieron
en semejantes prácticas la confirmación de la inhumanidad o influencia satánica de los aborígenes.

Astronomía

Los mexicas prestaban especial atención al Sol, la Luna y a Venus, los cuales jugaban un rol importante en su mitología.
Sin embargo, ya distinguían y reconocían diversas constelaciones, entre ellas las pléyades y la osa mayor, en las cuales se
basaban muchos de sus ciclos temporales. Para los aztecas los astros se dividían en dos grupos opuestos: Centzon
Mimixcoa (“cuatrocientas serpientes de nubes”) al Norte; y Centzon Huitznáhuac (“cuatrocientos meridionales”) al Sur.

Lengua

La lengua de los mexicas era el náhuatl clásico, hoy en día la lengua originaria con más presencia en las comunidades
indígenas mexicanas. Se estima que este idioma surgiera alrededor del siglo V, fruto de protolenguas anteriores.

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