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Psicothema

ISSN: 0214-9915
psicothema@cop.es
Universidad de Oviedo
España

Yela García, Carlos


Curso temporal de los componentes básicos del amor a lo largo de la relación de pareja
Psicothema, vol. 9, núm. 1, 1997, pp. 1-15
Universidad de Oviedo
Oviedo, España

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=72790101

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Psicothema, 1997. Vol. 9, nº 1, pp. 1-15
ISSN 0214 - 9915 CODEN PSOTEG

CURSO TEMPORAL DE LOS COMPONENTES


BÁSICOS DEL AMOR A LO LARGO DE LA
RELACIÓN DE PAREJA
Carlos Yela García
Universidad Complutense de Madrid

En un trabajo reciente (C.Yela, en prensa) se puso a prueba un modelo teórico es-


tructural del amor, fruto de la introducción de ciertas matizaciones en el modelo de Stern-
berg (1986), verificando empíricamente cuatro dimensiones básicas: Pasión Erótica, Pa-
sión Romántica, Intimidad y Compromiso. En éste, contrastamos la parte dinámica del
modelo, es decir, el curso temporal de dichos componentes a lo largo de la relación de pa-
reja. Para ello aplicamos las mismas escalas (con ítems de Sternberg y otros autores) a una
muestra de 412 sujetos. El análisis de los datos confirmó en buena medida las hipótesis
planteadas aunque también obtuvimos algunos resultados inesperados, de los que ofrece-
mos distintas alternativas de explicación. El análisis global de los componentes parece su-
gerir la existencia de tres fases fundamentales en la evolución del amor: “enamoramien-
to”, “amor pasional” y “amor compañero”. Finalmente, se recuerdan algunas limitaciones
del estudio, así como posibles sugerencias de cara a investigaciones futuras.

Temporal course of basic components of love along the couple relationship. In a re-
cent work (C.Yela, in press) a structural theoric model of love was proposed, introducing so-
me variations on Sternberg’s model (1986), verifying four basic dimensions: Erotic Passion,
Romantic Passion, Intimacy and Commitment. In this work, we try to test the dinamic side
of the model, that is, the temporal course of the components along the couple relationship.
So we applied the same scales (including ítems from Sternberg and other authors) to a sam-
ple of 412 subjects. Data analysis confirmed in a considerable degree the hypothesis deve-
loped acording to the specialized literature. Nevertheless we obtained some unexpected re-
sults for which we offer different explanations. Global analysis of components evolution se-
ems to suggest the existence of three main stages on loving relationships: “Being in love”,
“Passional love” and “Companionate love”. Finally, we pay attention to some limitations and
consequences of our study, making some suggestions for further research on future.

En un reciente trabajo (C. Yela, en pren- 1988), e incorporando en ella ciertos mati-
sa) formulamos un modelo teórico sobre las ces, entre los que destaca la doble dimen-
dimensiones básicas del amor basándonos sión del componente pasional, expuesta pre-
en la Teoría Triangular de Sternberg (1986; viamente con mayor o menor énfasis por
muy diversos autores, desde los tratados
clásicos sobre el tema (p.ej. Rougemont,
Correspondencia: Carlos Yela García 1938) hasta los investigadores actuales
Facultad de Psicología. Dpcho. 2.316
Campus Somosaguas
(p.ej. Carreño, 1991 o Fraia, 1991). De es-
28223 Madrid (Spain) te modo postulamos la existencia de cuatro

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CURSO TEMPORAL DE LOS COMPONENTES BÁSICOS DEL AMOR A LO LARGO DE LA RELACIÓN DE PAREJA

componentes fundamentales, que denomi- mos asociados con esas respuestas de


nábamos Compromiso, Intimidad, Pasión atracción física, activación fisiológica y ex-
Erótica y Pasión Romántica, obteniendo citación erótica. Pronto alcanza su nivel
apoyo empírico a la estructura del “nuevo” máximo, para comenzar a descender sin de-
modelo mediante análisis factorial. De este mora, en virtud de fenómenos psico-bioló-
modo, tratábamos de superar las contradic- gicos como el del proceso oponente (Solo-
ciones en las que incurría el modelo original mon, 1980) o el denominado efecto “Coo-
de Sternberg, entre la definición, evaluación lidge” (preferencia por estímulos sexuales
y evolución temporal de los componentes novedosos; Wilson y Nias, 1976; Dewsbury,
postulados por el psicólogo norteamericano. 1981; Wilson, 1981; Liebowitz, 1983; Cáce-
Una vez contrastada la estructura del mo- res, 1986; Fisher, 1992; Buss y Schmitt,
delo es el momento de tratar de contrastar 1993), y debido a ciertos procesos relacio-
empíricamente su dinámica, es decir, la fluc- nados con leyes generales del aprendizaje
tuación de los componentes con el paso del como la habituación y la saciación (Skin-
tiempo. Ciertamente, los intentos por elabo- ner, 1953), tal y como explica contundente-
rar un modelo teórico sistemático sobre el mente la ley de la ganancia-pérdida (Aron-
amor que incorpore la absolutamente esencial son y Linder, 1965) -que los alumnos del
dimensión temporal no son muy abundantes. primero rebautizaron agudamente como la
Lo más parecido a ello son los trabajos de ley de la infidelidad-.
Kerckhoff y Davis (1962), Levinger y Snoek El factor que denominamos como “Pa-
(1972), Altman y Taylor (1973), o Murstein sión Romántica” (PR) agrupaba un conjunto
(1977), aunque ninguno de ellos evalúa espe- de ideas y actitudes vehementes sobre la pa-
cíficamente los cambios en la intensidad de reja (propias del estereotipo del romanticis-
los componentes amorosos (postulados como mo de nuestra cultura, sobre el que volvere-
modelo teórico y verificados previamente de mos en un trabajo posterior): pensamientos
forma empírica) a lo largo de la relación. intrusivos, idealización (del otro y de la rela-
ción), creencia en algo “mágico” en la rela-
Hipótesis ción, identificación de la pareja con el ideal
romántico, creencia en la omnipotencia del
Una revisión extensa de la literatura espe- amor (como vehículo que debe conducir ine-
cializada permite conferir una base teórica xorablemente a la felicidad)...etc.
más detallada (y confiamos en que más sóli- La PR tendría un crecimiento algo más
da) a las hipótesis sobre la evolución de los prolongado que la PE (aunque más breve en
componentes amorosos que la ofrecida por comparación con los componentes no pasio-
Sternberg (1988). En el mencionado trabajo nales). En su surgimiento jugarían un im-
(C.Yela, en prensa), obtuvimos un factor que portante papel: la atribución de la activa-
etiquetamos como “Pasión Erótica” (PE a ción fisiológica y/o de la atracción física
partir de ahora), cuya estructura factorial y sentida hacia el otro (generalmente incons-
contenido aparecían como nítida y fuerte- ciente, y que ocupa un papel central en las
mente diferenciados de la “Pasión Románti- primeras etapas de la relación -como pone
ca”, y que se refería a la dimensión física-fi- de relieve la Teoría Bifactorial de Berscheid
siológica del amor: activación general, de- y Walster, 1978-), la atracción personal (in-
seo sexual, taquicardia, atracción física...etc. centivada por la similaridad, la obtención de
Dicha PE crecería rápidamente ante los refuerzos, el efecto halo...etc; Byrne, 1971;
estímulos que, tanto de forma innata como Dion, Berscheid y Walster, 1972; Wilson y
aprendida durante la socialización, tene- Nias, 1976; Cook y McHenry, 1978; Griffitt,

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1979...), y nuestras propias expectativas ro- ceptual y empíricamente distinto del otro
mánticas (generalmente asumidas de forma componente no pasional (la I), tenderá a ma-
inconsciente durante el proceso de sociali- nifestar un crecimiento más demorado y
zación; Averill, 1975; Good, 1976; Averill y paulatino, a medida que va creciendo pro-
Boothroyd, 1977; Iglesias de Ussel, 1987; gresivamente la interdependencia -tanto per-
Simon, Eder y Evans, 1992...). sonal como material- entre uno y otro miem-
Su disminución, más leve y paulatina que bro (Levinger y Snoek, 1972; Altman y Tay-
la de la PE, será debida básicamente a la lor, 1973), sobre lo cual tienen no poca im-
convivencia en pareja, que supone la pro- portancia las normas y presiones sociales.
gresiva reducción de incertidumbre y de la Su alto nivel asintótico, ya sea como re-
atención selectiva (Berscheid, 1983), au- sultado positivo del balance costos/recom-
mentando los efectos de la habituación-sa- pensas (Levinger, 1979) -en otras palabras,
ciación (Skinner, 1953), la ley de la ganan- de la satisfacción en la relación-, o por in-
cia-pérdida (Aronson y Linder, 1965), la ley fluencia de procesos como la disonancia
del cambio de las emociones (Frijda, 1988), cognitiva (Festinger, 1957), el nivel de com-
la atracción por lo novedoso y los deseos de paración de alternativas (Thibaut y Kelley,
seducir y ser seducido. 1959), o la autopercepción atributiva (Bem,
Por otro lado, el factor al que llamamos 1972), va a ser el principal responsable de
“Intimidad” (I), agrupaba aspectos recípro- que la relación se mantenga (aunque ésta
cos relativos a un “vínculo especial de unión bien pudiera permanecer en ausencia de un
afectiva” (C.Yela, en prensa) como apoyo C amoroso, por motivos de otra índole: los
afectivo, comprensión, comunicación, con- hijos, la dependencia económica, el temor a
fianza, autorrevelaciones, seguridad y com- la soledad, al “qué dirán”, la falta de fuerzas
fort junto a la pareja...etc. Tal factor I tende- para empezar otra vez “de cero”...etc).
rá a crecer con la convivencia y el discurrir Lo veremos más claro en la siguiente fi-
del tiempo, fundamentalmente debido al au- gura, que resume nuestras hipótesis res-
mento continuo de la reciprocidad de autore- pecto de la evolución de los componentes
velaciones y del número de episodios, metas, amorosos básicos a lo largo de la relación
amistades, emociones, lugares...etc compar- amorosa (gráfica de la evolución conjunta,
tidos (Rubin, 1973; Levinger, 1988, Stern- que no ofrece Sternberg ni ninguno de los
berg, 1988...), tendiendo a estabilizarse en su autores que han tratado de contrastar em-
punto máximo en una hipotética asíntota. píricamente su modelo: Carreño, 1991;
(No hace falta insistir en que estamos ha- Fraia, 1991; Acker y Davis, 1992).
blando del amor romántico normativo en la
cultura occidental del s.XX, y no de otros es-
tilos de otras culturas o épocas históricas -co- C

mo el amor lúdico, o el pragmático-, donde


posiblemente no exista esa reciprocidad de
autorrevelaciones, ni en general el curso de
los acontecimientos que aquí se describen). PR

Finalmente el factor que designamos co-


mo “Compromiso” (C), aludía a la decisión
PE
de mantener la relación por encima de los
problemas que pudiera conllevar, debido a la
importancia especial conferida a la otra per- Figura 1. Curso temporal del amor según nuestra
sona y a la propia relación. Este factor, con- modificación del modelo de Sternberg.

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CURSO TEMPORAL DE LOS COMPONENTES BÁSICOS DEL AMOR A LO LARGO DE LA RELACIÓN DE PAREJA

Trataremos de verificar hasta qué punto entre t2 y t4-, de amor pasional (I + PR + PE,
la gráfica de la evolución temporal de los con un C creciente), y finalmente una terce-
componentes amorosos obtenida empíri- ra fase -desde t4 en adelante-, más duradera,
camente se ajusta a la propuesta teórica- de amor compañero (I + C; con un nivel mo-
mente, así como determinar las cifras nu- derado de PR y bajo de PE). En términos de
méricas concretas que se corresponden la que es sin duda la más citada tipología
con los puntos de inflexión tanto en el eje amorosa (Lee, 1973, 1976), esta evolución se
de abscisas (duración de la relación; medi- correspondería con el paso del estilo Eros al
da en años) como en el de ordenadas (in- estilo Storge, pasando por el que denomina
tensidad de los componentes amorosos). “Storgic Eros” (aunque la fase de enamora-
En otras palabras, entre qué valores de in- miento también tiene ciertas similitudes con
tensidad amorosa oscilan los distintos el estilo que Lee denomina “Manía”).
componentes a lo largo de la relación, y A partir de aquí, la relación podría esta-
cuáles son los momentos temporales en bilizarse en ese amor compañero, o de-
los que se produce un cambio, ya sea au- sembocar en lo que podría llamarse un
mento, estabilización, o disminución, en la “amor amistoso” (I + C, sin ningún grado
evolución de cada componente. Nuestra de ningún tipo de P), o convertirse en una
revisión de la literatura especializada nos simple relación de conveniencia -por los
permite afirmar, con la reserva lógica que motivos anteriormente esbozados- (solo
implica toda aseveración de este tipo, que C), o acabar produciéndose la ruptura de
dicho análisis es inédito hasta la fecha, no la relación (donde desaparece también el
solo en nuestro país sino también allende C). Estas últimas etapas corresponderían
nuestras fronteras. más bien al fenómeno del “desamor”,
Por otra parte, en lo que se refiere al complementario del estudio del enamora-
análisis global de todos los componentes, miento y el amor, y que trataremos de
cabe postular la existencia sucesiva de abordar en posteriores investigaciones.
tres fases principales, paulatinamente más En definitiva, pues, vamos a tratar de po-
largas, en las relaciones amorosas, siendo ner a prueba la dinámica del modelo pro-
conscientes de que dicha evolución de- puesto, contrastando si el curso temporal de
penderá, además, de un numeroso conjun- los componentes básicos del amor se co-
to de variables biológicas, histórico-cultu- rresponde con el que suponen nuestras hi-
rales, sociológicas, demográficas, inter- pótesis, y conforman las 3 fases principales,
personales, y psicológicas, que acabarán anteriormente reseñadas. Es evidente que la
haciendo que, strictu sensu, cada pareja metodología empleada (muestra, diseño...)
sea diferente (pero lo que la Ciencia Psi- obligan a ser extremadamente prudentes
cológica busca es precisamente captar cualesquiera que sean los resultados. Sirva
ciertas regularidades en la conducta huma- el presente trabajo como un primer paso en
na, por encima de pequeñas o grandes va- el camino apuntado.
riaciones, que nos puedan ayudar a com-
prenderla mejor -y en el mejor de los casos Método
a poder aplicar ese conocimiento para la
mejora del bienestar y la satisfacción en Sujetos
nuestras relaciones-):
Una primera fase de enamoramiento -des- La muestra está compuesta por 412 per-
de el inicio hasta t2 en la figura 1- (funda- sonas que en el momento de recoger los da-
mentalmente PE + PR), una segunda fase - tos estaban implicados en una relación

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CARLOS YELA GARCÍA

amorosa (del tipo y duración que fuere). Se Psicología y Trabajo Social de la U.C.M.
trata de una muestra bastante equilibrada El investigador se aseguró de que todos
según el género (54 % de mujeres) y com- los sujetos comprendieran las instruccio-
puesta en su gran mayoría por universita- nes de cumplimentación, trabajaran sin
rios, menores de 25 años (con una media de prisa, y no comentaran sus respuestas con
22.9 años), de clase media (91 %), solteros otros compañeros, asegurando asímismo
(92 %), que llevan un promedio de 2.9 años el anonimato.
con su pareja, no viven con ella (88 %), no
son económicamente independientes (casi Técnicas de análisis de los datos
un 68 %), y no tienen hijos (97%).
Qué duda cabe que para contrastar un
Instrumentos modelo que incluya la dimensión temporal
lo más pertinente sería contar con una es-
Las variables evaluadas fueron las si- trategia longitudinal, que abarcase dece-
guientes: nas de años, pero, como sucede en no po-
– Existencia de relación amorosa (con- cas ocasiones, dados los medios disponi-
dición necesaria para formar parte de la bles ello no fue posible en esta ocasión
muestra) (esperamos poder realizarlo en un futuro).
– Duración de la relación (en años y Ello habrá de ser tenido en cuenta a la ho-
meses) ra de analizar el alcance de los resultados.
– Componentes básicos del amor: Pa- Con un diseño transversal, pues, estable-
sión Erótica, Pasión Romántica, Intimidad cimos determinados “cortes” en la variable
y Compromiso “duración de la relación”, y calculamos y
– Variables socio-demográficas (las construimos las gráficas de la evolución
mencionadas al describir la muestra) temporal mediante la combinación del su-
Para la evaluación de los componentes programa “Graph del SPSS for Windows”
amorosos se emplearon escalas tipo Li- (versión 6.12) y el programa “Harvard
kert, de 15 ítems por cada componente, Graphics” (versión 2.3). Calculamos, así
con 5 alternativas de respuesta, en función mismo, el análisis de la varianza, el ajuste o
del grado de acuerdo-desacuerdo con el desviación de la linearidad de las curvas de
enunciado del item. Las escalas emplea- cada componente, y el estadístico de corre-
das, las mismas que empleamos para con- lación apropiado en cada caso (r para las co-
trastar la estructura del modelo (C.Yela, en rrelaciones lineales y η para las curvilíneas)
prensa), fueron elaboradas al efecto con que nos indicará si la relación entre las va-
ítems de las escalas de Sternberg (1988) y riables (componente amoroso y duración de
de otros autores (Hatfield y Sprecher, la relación) que refleja cada curva es o no
1985; Critelli, Myers y Loos, 1986; y estadísticamente significativa (siempre con
Fraia, 1991). Los índices de fiabilidad de un N.C. del 99 %, representado con un aste-
las subescalas (consistencia interna me- risco).
diante el índice α de Cronbach) oscilan, en
nuestra muestra, entre el .89 y el .93. Resultados

Procedimiento Los valores de la variable “duración de


la relación amorosa” oscilaban desde ape-
Los cuestionarios fueron cumplimenta- nas unos días hasta 34 años. En la tabla I
dos, de forma voluntaria, por alumnos de figuran los estadísticos descriptivos de di-

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CURSO TEMPORAL DE LOS COMPONENTES BÁSICOS DEL AMOR A LO LARGO DE LA RELACIÓN DE PAREJA

cha variable según los “cortes temporales” Tabla 2


aplicados para realizar los análisis. Resultados de los análisis sobre la evolución
temporal de los componentes del amor

Tabla 1 Componente F Anova F desviación Relación con t


Indices descriptivos de la duración de la linearidad
relación según los cortes temporales aplicados (curva cuadrática)

Media (aprox.) Porcentaje Media C 12.69* 8.17* η = .37*


Categoría Duración Frecuencia Porcentaje acumulado de edad I 4.79* 3.26* η = .24*
Menos de PR 4.26* 4.27* η = .23*
2 meses 1 mes 30 7.3 7.3 20.7 PE No signif. No signif. r = –.20*

Entre 2 meses
y 1 año 0.5 años 99 24.0 31.3 21.2
Entre 1 y 3 Discusión y conclusiones
años 2 años 145 35.2 66.5 22.1
Entre 3 y 5 Evolución de cada componente
años 4 años 70 17.0 83.5 23.3
Entre 5 y 7 A primera vista llama la atención el con-
años 6 años 34 8.3 91.7 25.9
siderable parecido existente entre las curvas
Más de 7
años 10 años 34 8.3 100.0 29.0
predichas y las obtenidas, siendo la diferen-
cia más destacada un menor descenso de la
Media= 2.91; Desviación típica= 2.94 PE. Por otro lado, vemos que los promedios
de los valores reales oscilan entre 3.24 (en
el C al mes de relación) y 4.41 (en la I a los
Teniendo en cuenta esos cortes tempo- 10 años de relación). Quizá no resulte sor-
rales en la duración de la relación en el eje prendente ya que se trataba de personas im-
de abscisas (que, conviene resaltar, varían plicadas de hecho en una relación amorosa,
en duración, por lo que no forman una es- y cabe suponer que si las puntuaciones estu-
cala uniforme), y la intensidad de los com- vieran muy por debajo del 3 -el punto me-
ponentes amorosos (con rango 1-5) en el dio- la relación tendería a disolverse (ello,
de ordenadas, veamos cuáles fueron las por cierto, podría ser materia de una próxi-
curvas obtenidas empíricamente (figura ma investigación). Quizá también la juven-
2), así como los resultados de los distintos tud de la muestra, y el hecho de contar con
tipos de análisis (tabla II): pocos sujetos en etapas ya tardías de la rela-
ción pueden haber contribuido a esos altos
promedios, en general. Pero vayamos punto
C
por punto:
La curva del C es muy similar a la espe-
rada. Por un lado, las diferencias entre los
PR grupos son significativas (F = 12.69 *). Por
PE otro, el análisis del ajuste de la curva revela
que también resulta significativa la desvia-
ción de la linearidad (F = 8.17 *) -aparece
un componente cuadrático -indicando que
hay, en este caso, dos períodos de evolu-
Figura 2. Curso temporal del amor: resultados empí- ción: uno de crecimiento continuado, hasta
ricos. (aproximadamente) los 4 años; y otro de es-

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CARLOS YELA GARCÍA

tabilización, a partir de ese momento. Por plicación que nos parece bastante plausible
otro lado, la correlación curvilínea también estriba en que la condición necesaria para
resulta significativa (η = .37 *) confirman- formar parte de la muestra era precisamente
do la significación estadística de la relación estar ya implicado en una relación amorosa,
entre ambas variables (es decir, de la evolu- con lo que los sujetos ya habrán establecido
ción del C a través de la duración de la rela- una cierta intimidad con su pareja, en lugar
ción amorosa). de partir de cero (como se partiría en el in-
Vemos que el C es el componente menos tervalo que va desde que la persona se ena-
importante al principio, y que paulatina- mora de otra hasta que establece -si puede-
mente va aumentando su intensidad, incluso una relación amorosa con ella). Futuras in-
más rápidamente de lo esperado (extremo vestigaciones, empleando muestras repre-
que habrá que contrastar en próximos estu- sentativas e incluyendo personas que se au-
dios, tratando de seleccionar una muestra tocalifiquen como “enamoradas” pero aún
representativa de la población española), no implicadas en una relación de hecho, po-
hasta estabilizarse -hacia el cuarto año apro- drán apuntar cuál explicación resulta co-
ximadamente- en un nivel de notable mag- rrecta (o cuáles).
nitud. La curva de la PR también se asemeja a
La curva de la I, en nuestra muestra, tam- la curva predicha. Resulta también de carác-
bién es bastante similar a la predicha. Como ter cuadrático (F = 4.27 *), manteniendo
en el caso anterior, resultan significativas una relación sistemática con la variable “du-
las diferencias entre los grupos (F = 4.79 *), ración de la relación” (η = .23 *), y estable-
la desviación de la linearidad o componente ciendo diferencias significativas entre los
cuadrático (F = 3.26 *), y la correlación cur- distintos momentos temporales (F = 4.26 *).
vilínea (η = .24 *). Hay, como puede apre- Como se observa, al principio la PR crece
ciarse, una primera etapa de crecimiento rá- paulatinamente y continúa aumentando pro-
pido y continuado (también hasta los 4 años gresivamente hasta mucho después de que
aproximadamente), y una segunda etapa de la PE haya alcanzado su máximo -sobre los
crecimiento leve y estabilización -a partir de 4 años la PR y hacia el medio año la PE, lo
esos momentos-. cual, de paso, constituye una razón más pa-
Llama la atención, como ocurría en me- ra diferenciar entre ambos tipos de pasión,
nor medida con el C, que el crecimiento de como indica el modelo teórico del que par-
la I es más brusco del esperado en los pri- timos, contrastado empíricamente con an-
meros momentos de la relación. Es posible terioridad (C.Yela, en prensa)-. El descenso
que tal resultado se deba a un rápido esta- de la PR no alcanza valores tan bajos como
blecimiento de la percepción de reciproci- el de la PE. Todo ello se ajusta, bastante
dad de autorrevelaciones y de un gran nú- aproximadamente, a lo que predice el mo-
mero de experiencias compartidas (factores delo.
responsables del crecimiento de la I, según Sin embargo, un dato que discrepa de los
el modelo), o bien a cuestiones metodológi- resultados esperados es el menor crecimien-
cas, como determinadas características de la to de la PR en las primeras fases de la rela-
muestra (p.ej. su juventud o escasa duración ción. Quizá se deba a que, en términos com-
de la relación en promedio) y/o sesgos del parativos, el nivel de la I manifestado en di-
autoinforme (es más fácil y seguro para la chas fases es mayor de lo esperado por los
propia autoestima pensar/decir que todo va motivos aducidos anteriormente, o a deter-
muy bien, y que uno ha logrado un estrecho minados sesgos metodológicos -caracterís-
vínculo con la pareja muy pronto). Otra ex- ticas de la muestra o del instrumento de re-

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CURSO TEMPORAL DE LOS COMPONENTES BÁSICOS DEL AMOR A LO LARGO DE LA RELACIÓN DE PAREJA

cogida de datos-, o a que, efectivamente, la disminución mucho más suave en nuestro


PR se establezca progresivamente, de forma estudio? Las respuestas pueden ser varias:
más pausada en los primeros meses de la re- Por un lado, puede deberse a la influen-
lación (extremo éste que nos resulta menos cia de ciertas características de nuestra
plausible, pero que hay que considerar tam- muestra, como su excesiva juventud (más
bién). Como en los casos anteriores, resulta- del 90 % de la muestra es menor de 30
ría extraordinariamente interesante compro- años), el hecho de que más de un 90 % sean
bar qué niveles medios alcanzaría la PR tan- solteros, y que cerca de un 90 % no convive
to antes de establecerse la relación (enamo- con su pareja. Estos factores, que caracteri-
ramiento no consumado o no correspondi- zan al 90 % de nuestra muestra -aproxima-
do) como a partir de los 7 años en adelante. damente- son buenos predictores de la PE,
Será materia de posteriores estudios. en contraste con sus contrarios: mayor edad,
Finalmente, la curva de la PE, por con- convivencia en pareja, y estar casado, rela-
tra, es la que peor se ajusta a las hipótesis cionados inversamente con la PE, como he-
formuladas, no ofreciendo el análisis de la mos podido comprobar en nuestra propia in-
varianza resultados estadísticamente signifi- vestigación (la edad con p < .01, la convi-
cativos (con ese N.C. del 99 %), aunque sí vencia con p < .05, y el estado civil con p <
una correlación lineal (ya que no resulta sig- .10). Parece que estas características de la
nificativo tampoco el componente cuadráti- muestra constituyen motivos suficientes pa-
co -aunque se intuye dicha tendencia-) ne- ra explicar ese inesperado resultado.
gativa y significativa (r = -.20 *), que apun- Pero además, poco sabemos sobre lo que
ta a la paulatina reducción de este compo- sucede a partir de los 6 o 7 años de relación,
nente pasional. ya que en nuestra muestra hay pocos sujetos
Efectivamente, constatamos cómo en las en los grupos de larga duración (y, no me-
primeras fases de la relación la PE se dispa- nos importante, todos ellos jóvenes), frente
ra por encima de la PR y del C, según lo es- a los numerosos sujetos y subdivisiones re-
perado, pero no por encima de la I (quizá alizadas en los intervalos de menor tiempo
por los motivos sugeridos sobre ese mayor de relación. Es posible que la curva conti-
valor de la I inicial). Tal y como se predijo, núe descendiendo en esas etapas más tardí-
la PE alcanza su nivel máximo relativamen- as. Ello será materia también de una próxi-
te pronto -alrededor del medio año-, pero ma investigación.
luego no se produce el drástico descenso es- Por otro lado, la constatación de unos va-
perado sino una fase de estabilización, se- lores de PE mayores de los esperados en
guida de un descenso leve aunque continuo, etapas avanzadas de la relación, en nuestra
aproximadamente hacia los 4 años (son va- muestra, puede deberse también a la in-
rios los autores que coindicen en señalar esa fluencia de una serie de sesgos en las res-
fecha como la del inicio notable del descen- puestas, como el de “defensividad del yo”:
so de la pasión amorosa; p.ej. Fisher, 1992). mucha gente se niega a reconocer ese des-
De inmediato surge la pregunta: si los censo de la PE sentida hacia su pareja, o al
fundamentos teóricos para predecir la nota- menos le cuesta mucho aceptarlo (por la
ble disminución de la PE -ya sea hacia los 4 existencia de ciertos mitos románticos, en-
años, o más temprano- son tan aparente- tre los cuales no es el menos importante el
mente sólidos como los expuestos en el de la creencia de que la pasión debe perdu-
apartado de las hipótesis (Aronson y Linder, rar “si el amor es verdadero”), y no parece
1965; Solomon, 1980; Wilson, 1981; Liebo- precisamente un cuestionario la mejor técni-
witz, 1983...etc) ¿por qué se ha obtenido una ca para detectar dicho descenso. Otros ses-

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gos que pueden estar influyendo en esa ma- gura 2, son los 6 meses (0.5 años) y los 4
yor evaluación de la PE son el de “deseabi- años (siempre de forma aproximada, por su-
lidad social” (dado que lo normativo tácita- puesto). Veamos algo más detenidamente
mente -y en ocasiones no tan tácitamente- cada una de las fases:
es sentir “eternamente” la misma pasión que La 1ª fase comprendería los primeros
el primer día), la influencia de la “disonan- meses de la relación; en nuestra muestra,
cia cognitiva” (evaluación positiva en todos aproximadamente, hasta el medio año. La
los sentidos, de algo que se ha elegido “li- denominaremos, como es sólito en la litera-
bremente” y supone un considerable esfuer- tura especializada, “Enamoramiento” (un
zo conseguir y mantener), o el propio sesgo enamoramiento recíproco, ya que, insisti-
de “aquiescencia” (la evaluación positiva mos, con nuestra muestra no podemos co-
de los ítems relativos a la I y el C, entre los nocer la intensidad de los componentes
cuales se sitúan los de PE, puede contribuir amorosos desde el enamoramiento unilate-
al mantenimiento de ese patrón de respues- ral hasta el establecimiento de la relación,
ta en los ítems correspondientes a la PE). momento en que empieza propiamente esta
Cualquiera de las razones mencionadas, fase de enamoramiento recíproco). Es un
o posiblemente la combinación de varias de período relativamente breve en que se pro-
ellas (o quizá de todas), podría dar respues- duce un vertiginoso aumento de todos los
ta a esa discrepancia entre los resultados componentes amorosos, especialmente de la
predichos y los obtenidos, respecto al des- PE, que llega a alcanzar su punto máximo, y
censo de la PE. Desde luego, siempre cabe de la I, lo que indica que la persona se ve
la posibilidad de que -en último término- to- envuelta en un cúmulo de emociones nue-
dos nuestros presupuestos teóricos sobre el vas e intensas hacia el otro, tanto de activa-
descenso acusado de la PE sean falsos, pero ción fisiológica general y sexual, como de
esa nos parece la alternativa más inverosí- deseos paulatinamente satisfechos de esta-
mil e imprudente en este caso. Como suele blecer un vínculo afectivo especial con di-
ser habitual en nuestra disciplina científica, cha persona. En este período el componente
hemos de esperar -como hemos señalado re- de menor importancia es el C, especialmen-
petidamente- que posteriores investigacio- te en los primeros meses.
nes arrojen algo de luz sobre estas cuestio- La 2ª fase, etapa intermedia entre el ena-
nes1 (ver nota al final del artículo). moramiento y el la larga fase ulterior, com-
prende en nuestra muestra desde los 0.5
Evolución conjunta de los componentes: años hasta los 4 años aproximadamente. La
etapas de la relación amorosa llamaremos fase de “Amor Pasional” dado
que durante este período oscila la PE alre-
Una lectura muy interesante de los resul- dedor de su punto máximo, y continúa au-
tados empíricos proviene del análisis global mentando paulatinamente la PR. Se diferen-
de la gráfica. Los resultados obtenidos en cia del enamoramiento principalmente en
nuestra muestra parecen conferir cierto apo- que, junto a esos componentes pasionales
yo a la hipótesis de las 3 fases principales cobran mucha mayor importancia el C y la
en las relaciones amorosas: una fase inicial I, que continúan aumentando paulatinamen-
y breve de “enamoramiento”, una posterior te.
de “amor pasional”, y la más larga fase de Finalmente, en nuestra muestra la 3ª fase
“amor compañero”. En nuestra investiga- comienza alrededor de los 4 años, cuando
ción, los momentos concretos que delimitan empiezan a descender ambos componentes
esas fases, como puede apreciarse en la fi- pasionales. La designaremos como “Amor

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CURSO TEMPORAL DE LOS COMPONENTES BÁSICOS DEL AMOR A LO LARGO DE LA RELACIÓN DE PAREJA

Compañero”, término que emplean, entre las características concretas de la muestra


otros, Berscheid y Walster (1978), Duck (juventud, escaso tiempo emparejados...), y
(1983), y el propio Sternberg (1986, 1988), el hecho de no contar con un diseño longi-
para sustituir al clásico término de “amor tudinal hacen que el apoyo empírico al mo-
conyugal” que implica una unión matrimo- delo sea escaso e incierto. Pero constituye
nial que no tiene necesariamente por qué un primer paso. La confirmación de dicho
acontecer (aunque en nuestra sociedad siga modelo en posteriores estudios, con mues-
siendo, con mucho, lo más frecuente). Du- tras representativas y diseños longitudina-
rante esta fase, alcanzan su nivel máximo la les, contribuiría a una mejor comprensión,
I y el C, y descienden paulatinamente la PR, explicación, e incluso -en alguna medida-
y más aún la PE. predicción del fenómeno amoroso.
Como hemos comentado anteriormente, Por otro lado, además de sus consecuen-
en nuestra investigación tan solo un 8 % de cias respecto a la comprensión y explica-
los sujetos llevaban más de 7 años de rela- ción teórica del fenómeno amoroso, la con-
ción (un total de 34 sujetos, con un prome- firmación del modelo en posteriores estu-
dio de aproximadamente 10 años de dura- dios, y la relación del mismo con una serie
ción), con lo cual a partir de esas fechas no de variables relevantes (celos, fidelidad-in-
podemos afirmar nada con suficientes ga- fidelidad, atractivo físico, diferencias entre
rantías. Ya hemos señalado en nuestras hi- hombres y mujeres, satisfacción amorosa y
pótesis las posibles alternativas teóricas de sexual...) podría suponer cuando menos po-
las relaciones a muy largo plazo. Sería de tenciales aplicaciones prácticas, tanto en el
gran interés tratar de verificar, en una próxi- amplio campo de las terapias de pareja, co-
ma investigación, la incidencia diferencial mo mediante una “simple” función divulga-
de dichas alternativas, e indagar qué facto- tiva.
res son los principales responsables de que Si buena parte de los problemas en las re-
la relación amorosa transcurra por uno y laciones amorosas y sexuales tienen su pri-
otro camino (a saber, a grandes rasgos: la mer origen en la ignorancia y en falsas cre-
estabilización en la fase de “amor compañe- encias (que provocan decepciones, frustra-
ro” -con un mayor o menor descenso paula- ciones y desengaños), seguramente el cono-
tino de los componentes pasionales- o el de- cimiento de qué es lo que suele acontecer en
terioro hacia una fase de “desamor” -con o esas relaciones amorosas, y por qué, tende-
sin ruptura final, en función de variables de rá a provocar un cuestionamiento de esas
otra índole-). viejas creencias erróneas, y tenderá a contri-
buir, previsiblemente, a un aumento en la
Consecuencias satisfacción en las mismas (o a una reduc-
ción de la insatisfacción, según se mire).
Entre las consecuencias teóricas de la Si la gente (en general; o la pareja que
presente investigación se cuenta el ofrecer acude a terapia) reconoce que en una rela-
un cierto apoyo empírico al modelo pro- ción amorosa existen distintos tipos de fac-
puesto (basado en la introducción de ciertas tores, unos pasionales y otros no, y que en
matizaciones en el modelo de Sternberg, función de muchas variables (tanto internas
1986, 1988), que trata de dar cuenta de la a la relación como externas a ella) éstos va-
estructura (dimensiones básicas -C.Yela, en riarán en intensidad, quizá esté en mejores
prensa-) y dinámica (evolución temporal - condiciones para afrontar esos cambios.
en el presente trabajo-) del fenómeno amo- Si la gente (en general; o la pareja que
roso. La falta de representatividad muestral, acude a terapia) aprende que la intensidad

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de los distintos componentes amorosos tien- inicial. Somos conscientes de que tal conse-
de, en general, a fluctuar de una determina- cuencia atenta contra las creencias tradicio-
da manera a lo largo de la relación amorosa, nales de la inmensa mayoría de la población
dando lugar a tres fases principales (una fa- sobre el amor romántico-pasional como base
se de amor romántico precedida por una del matrimonio, pero también lo somos de
breve fase de enamoramiento pasional, y se- los enormes sufrimientos que muchas de
guida por una larga fase de amor compañe- esas creencias producen, como la creencia
ro no pasional -pero de máxima Intimidad y comentada, de fundamentar el matrimonio -
Compromiso-), quizá no se produzcan o la unión estable- en el enamoramiento pa-
tantas expectativas incumplidas, ni se viva sional, inevitablemente fugaz, paradoja que
con gran pesar y decepción lo que son pro- han reflejado con mayor o menor énfasis
cesos absolutamente normales (como, p.ej. muy distintos autores (Ortega, 1917, Rouge-
el deterioro progresivo de la pasión sentida mont, 1938; Wilson y Nias, 1976; Kinget,
los primeros meses -o años-). 1979; Masters, Johnson y Kolodny, 1982;
Si la gente (en general; o la pareja que Liebowitz, 1983; Simpson, Campbell y Bers-
acude a terapia) aprende a reconocer que la cheid, 1986; Iglesias de Ussel, 1987; CIRES,
reducción de la pasión es algo natural e ine- 1992; Hendrick y Hendrick, 1992...).
vitable, y que posteriormente la relación
amorosa entra en otra fase en que esa pasión Limitaciones
(aunque quizá no desaparece totalmente) es
sustituida por otra serie de factores positi- Como en toda investigación, existen en
vos que no existían antes o existían con me- nuestro estudio ciertas limitaciones básicas.
nor intensidad (sentimiento de unidad y vín- Además de otras más o menos puntuales, es
culo estable, confianza en la disponibilidad importante subrayar tres principales: por un
del otro, comprensión mutua, compromiso lado, y como ya se ha apuntado repetida-
de apoyo incondicional, entrega total, com- mente a lo largo del trabajo, las caracterís-
penetración máxima, conocimiento profun- ticas de la muestra -incidental y no repre-
do, apertura total, muchas experiencias sentativa de la población española- van a
compartidas...), entonces no debería ator- suponer un fuerte freno en la generalización
mentarse -como suele acontecer- al compro- de los resultados (tal y como sucede, por
bar que después de “x” años (2, 5, o 28) ya otra parte, en la gran mayoría de las investi-
no siente la pasión desenfrenada del primer gaciones en nuestra disciplina).
día, ni deducir de ello -como también es ha- Por otro lado, como también hemos seña-
bitual- que ya no “se quiere” a la pareja, y lado, una limitación importante dentro del
que se debe terminar la relación, puesto que análisis del curso temporal de los componen-
no hay “verdadero amor”. tes amorosos a lo largo de la relación, con-
Por idénticos motivos, si se es consciente siste en la utilización de un diseño transver-
de la fugacidad del enamoramiento y de la sal en lugar de un diseño longitudinal, más
pasión (que no del amor), es de suponer que apropiado para ese objetivo. Desgraciada-
no se debería establecer una unión estable (el mente esta limitación también es muy común
matrimonio o la convivencia) sobre ese ena- en las investigaciones psicosociales -y psico-
moramiento pasional (pasajero por naturale- lógicas en general- debido a la escasez de re-
za), sino esperar a que la relación amorosa cursos (tanto económicos como temporales).
haya entrado en una fase más sólida y esta- Por último, hemos de tener en cuenta las
ble, para evitar los tan frecuentes desengaños limitaciones de la técnica del autoinforme (a
que se producen una vez remitida la pasión pesar de sus múltiples ventajas) frente a

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CURSO TEMPORAL DE LOS COMPONENTES BÁSICOS DEL AMOR A LO LARGO DE LA RELACIÓN DE PAREJA

otras técnicas de recogida de datos, que se ca en la recogida de datos: con algo de ima-
basan sobre todo en que lo que se evalúa no ginación (desde luego, supeditada al rigor
es propiamente la conducta de los sujetos si- del método científico), y siempre que se sal-
no la opinión de éstos sobre su conducta (ya ven los imponderables éticos y técnicos, es
externa o interna), con el posible sesgo que posible elaborar diseños experimentales
ello supone. Dentro de las técnicas de au- que, aunque de alcance muy limitado y du-
toinforme, la utilización de un cuestionario, dosa validez ecológica (como siempre, nos
supone también ciertas limitaciones (a pe- veremos enfrentados a la tensión entre vali-
sar, nuevamente, de sus múltiples ventajas): dez interna y externa), supongan un avance
una menor profundidad que otro tipo de ins- firme en la obtención de relaciones causales
trumentos (como la entrevista), la incerti- entre variables; ejemplos insignes de ello
dumbre acerca de la motivación y la since- son las investigaciones de Dutton y Aron
ridad de los sujetos, la duda sobre si el suje- (1974), Dermer y Pyszczynski (1978), Fis-
to entiende cada item de la forma en que el her y Byrne (1978), o Clark y Hatfield
investigador ha previsto, así como la posi- (1989). Otras posibilidades, no excluyentes
ble influencia de ciertos sesgos de respuesta entre sí, son la realización de una observa-
(de deseabilidad social, defensividad del yo, ción sistemática (p.ej. en un pub, en una dis-
disonancia cognitiva, aquiescencia ...). coteca, en una fiesta... -aunque es obvio que
determinadas conductas íntimas de la inte-
Sugerencias racción de pareja no serán accesibles al in-
vestigador-), el registro de respuestas psico-
No queremos concluir sin apuntar, si- fisiológicas, las entrevistas en profundidad,
quiera brevemente, algunas sugerencias que y el uso del análisis de documentos (cartas
se desprenden directamente de nuestro estu- románticas, diarios íntimos -lógicamente,
dio, de cara a investigaciones futuras. con el consentimiento de los implicados-,
Quizá la tarea más importante sea la de “spots” publicitarios, letras de las canciones
seleccionar una muestra representativa de más populares...etc).
la población española, sobre la cual obtener Otra tarea a realizar es la mejora de las
resultados fiables y generalizables a toda la características psicométricas de las escalas
población. Esta es una asignatura pendiente de los componentes amorosos: por ejemplo,
en la investigación sobre el comportamien- reducir el número de ítems de cada subesca-
to amoroso en nuestro país. Por otro lado, la la manteniendo la fiabilidad, mayor validez
inclusión en la muestra de ambos miembros de constructo y validez predictiva, depura-
de cada pareja (tal y como hacen, p.ej. Se- ción de las escalas -obtención de ítems con
rrano y Carreño, 1993) permitiría contras- mayor saturación en su factor y menor en el
tar todas aquellas hipótesis sobre la preva- resto-...etc.
lencia e importancia de la similaridad a lo Por otro lado, resultará de especial inte-
largo de la relación amorosa. rés tratar de constatar si se verifican o no
Así mismo, sería especialmente deseable los resultados no esperados de nuestro estu-
emplear un diseño longitudinal a la hora de dio, fundamentalmente la mayor intensidad
evaluar la evolución de los componentes de lo esperado en los componentes no pa-
amorosos a lo largo de la relación, para tra- sionales (especialmente la I) en las primeras
tar de eliminar los posibles sesgos de los etapa de la relación, la menor intensidad de
consabidos “efectos de cohorte”. la PR en esa misma etapa, y los menores
Otra sugerencia interesante consistiría en descensos de lo esperado en los componen-
la tan solicitada estrategia multimetodológi- tes pasionales (especialmente de la PE) du-

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rante fases ya avanzadas de la relación. En En último término, creemos que hay ra-
este sentido, convendría, como ha quedado zones de peso para afirmar que la famosa
dicho, incluir en la muestra: sentencia de Harlow en su alocución presi-
1) personas enamoradas pero que no ha- dencial de la American Psychological Asso-
yan establecido aún una relación amorosa, ciation, hace ya varias décadas, quizá no
para verificar si, como se deduce de nues- tenga ya tanta validez: “En lo que al amor se
tros presupuestos teóricos, presentan mayo- refiere los psicólogos han fracasado en su
res niveles de ambos tipos de Pasión (espe- misión. Lo poco que conocemos sobre él no
cialmente de PE) que de I. va más allá de la simple observación, y lo
2) un grupo numeroso de personas que poco que escribimos sobre él ha sido escri-
lleven 5, 10, 15, 20 y más años de relación, to mejor por novelistas y poetas” (Harlow,
con el objeto de verificar si, como se dedu- 1958; pág. 673). Por nuestra parte, conside-
ce de nuestros presupuestos teóricos, conti- ramos que a lo largo de las últimas décadas
núan reduciéndose paulatinamente los com- de investigación hemos aprendido algo, más
ponentes pasionales (y en qué medida lo ha- allá de la mera reflexión personal, de lo ob-
cen, y cuándo tienden a estabilizarse). vio, del sentido común, y de la simple ob-
y 3) personas que acaben de sufrir la rup- servación asistemática. Esperamos ir contri-
tura de su relación, con el propósito de veri- buyendo en alguna medida a ello.
ficar si, como se deduce de nuestros presu-
puestos teóricos, ello está relacionado con el Agradecimientos
descenso del C, y/o con el descenso de al-
gún componente (y de cuál) por debajo del Deseo agradecer a D. Mariano Yela (†), Dña.
nivel de intensidad medio (que en nuestra Rosario Martínez Arias, D. Amalio Blanco y D.
escala Likert, con rango 1-5, era como es Florencio Jiménez Burillo su generosa ayuda a lo
obvio de 3). largo de los años que duró la investigación.
Finalmente, resultaría de gran interés in-
dagar el impacto recíproco de determina-
das variables sobre la intensidad de cada Nota final (ver pág. 9):
componente amoroso (satisfacción -amo-
rosa, sexual y general-, atractivo físico - Recientemente hemos obtenido los primeros
propio y de la pareja-, fidelidad -actitud y datos de una investigación en el que el autor ha
conducta-, celos, permisividad sexual, cre- colaborado junto a otros miembros del Departa-
encia en los mitos románticos, deseo de mento de Psicología Social de la U.C.M., me-
promiscuidad, autoestima, vinculación diante la aplicación de una encuesta a nivel na-
amor-sexo...etc), así como si existen dife- cional con una muestra representativa de la po-
rencias entre hombres y mujeres tanto en la blación española menor de 65 años, en los que
estructura como en la dinámica de la rela- aparece un claro y paulatino declive de la Pasión
ción amorosa (y en caso afirmativo tratar Erótica con el paso del tiempo, descendiendo in-
de explicar a qué pueden deberse). Todo cluso por debajo de ese punto intermedio (3,00)
ello reclama trabajos independientes, para y alcanzando niveles inferiores al 2,5 en etapas
lo cual consideramos necesario verificar muy tardías (a partir de 20 y más aún a partir de
previamente el modelo teórico propuesto los 35 años de relación). En el momento actual
sobre la estructura y dinámica de las rela- estamos terminando de realizar los análisis y
ciones amorosas, tal y como hemos reali- preparando la pertinente publicación de los re-
zado en este y el anterior trabajo citado sultados (Jiménez Burillo, Sangrador, Barrón,
(C.Yela, en prensa). De Paúl, y C.Yela; en preparación).

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CURSO TEMPORAL DE LOS COMPONENTES BÁSICOS DEL AMOR A LO LARGO DE LA RELACIÓN DE PAREJA

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