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Cultura Escolar

William Sewell define la cultura como un “comportamiento aprendido que se


abstrae de otros submundos culturales que son entregadas tanto por las
instituciones (escuelas, universidades, etc.) como aquellos símbolos y
significados que recogemos del entorno social”. La cultura puede ser
modificada, no es algo estático que se adquiere y se queda tal cual para
siempre. Es el conjunto de elementos que forman la identidad de los sujetos.

A pesar de todo lo dicho anteriormente, existen actores culturales quienes


intentan ordenar los significados, hegemonizar a los sujetos y normalización de
la población para establecer un orden.

La escuela, inserta en un contexto determinado, se considera como actor


cultural encargado de transmitir elementos socio-culturales que aportan a la
construcción de identidad de los sujetos (estudiantes) a partir de la abstracción.

La cultura escolar adquiere especial relevancia en este contenido transversal,


dado que transmite una serie de aprendizajes referidos al tipo de convivencia
que propone y reproduce la escuela en sus prácticas cotidianas (formas de
comportamiento, normas de conducta, valores aceptados o rechazados, etc.).
Mucho de lo que sucede en el espacio escolar no está escrito (como los
conflictos, diferencias, etc.), y puede realizarse sin la reflexión necesaria,
considerando las implicancias que tiene en el proceso formativo, por lo que se
hace necesario que estos conocimientos, habilidades y actitudes, que se
transmiten de un modo más bien mecánico, sean identificadas para evaluar e
intencionar su coherencia con los aprendizajes en convivencia escolar.

Cuando se refiere a la cultura como un contenido transversal, da a entender a


la formación del SER, EL SABER Y EL SABER HACER, no solo desde una
determinada asignatura o área del conocimiento, sino de competencias que se
adquieren transversalmente, tanto en el espacio escolar como en la familia y el
medio donde el estudiante se desenvuelve.

Dentro del marco del poder que ejerce una cultura determinada, el
funcionamiento del poder en la sociedad considera que “cada época cultural,
posee un código fundamental, un orden o configuración que adopta el saber,
llamado episteme. Los que se dice y se calla en cualquier cultura y sobre cuyo
fondo se elaboran, piensan e interpretan los objetos” (Conceptos de Poder,
Foucault).

A partir de estos aportes podemos incorporar en un entramado de cultura


escolar, algunos patrones de significado en que ciertas dinámicas de relación
entre el la convivencia, disciplina y el aprendizaje dentro de la escuela, da
surgimiento a un tipo de estudiante que tiende a responder a las exigencias del
establecimiento de manera mecanizada, acatando el reglamento y órdenes que
se emiten en verticalidad desde la cúspide jerárquica de la organización de la
escuela hacia la base (alumnos/as) y, con un fin “lograr niveles de excelencia
académica y valórica, en un ambiente que educa en el rigor, una labor bien
desarrollada y el valor del esfuerzo, con la finalidad que nuestros estudiantes
sean personas que aporten al mejoramiento de la sociedad”(PEI Colegio Hnos.
Carrera de Maipú).

El Proyecto Educativo Institucional es parte importante en la conformación de


una cultura dentro del establecimiento, ya que en dicho documento se plasman
las metas e ideales a seguir para “formar personas competentes, considerando
a cada uno de sus estudiante como seres íntegros, con la finalidad de
desarrollar en plenitud sus conocimientos, habilidades y actitudes apuntando a
la realización personal, siendo la familia el apoyo indispensable para una
formación de excelencia”. Como podemos ver, el colegio busca una identidad
y que se hace presente en cada una de las actividades, además de la “creación
de aprendizajes, y todo esto gracias a la relación de colegio, familia y sociedad”
(PEI Colegio Hermanos Carrera de Maipú, 2017), es por esto que cada una de
las acciones que se observen en el periodo de práctica, es fundamental para
verificar si este recurso da una guía a lo que busca en cada uno de los
estudiantes.
Liderazgo

Para poder hablar de convivencia escolar se debe considerar la cultura que


caracteriza a la comunidad educativa y el clima que se genera al interior del
establecimiento. También analizar las relaciones entre el equipo de gestión,
profesores, alumnos, apoderados y asistentes de la educación, la cual debe
contar con fluidez comunicacional para desarrollar acciones que mejoren la
convivencia escolar y la calidad del rendimiento académico.

Con el fin de reflexionar sobre cada uno de los aspectos que encierra la
Convivencia escolar dentro de un marco nacional y llevándolo en especial al
centro de práctica, es oportuno iniciar con la siguiente cita que describe la
cultura como “una organización jerárquica de valores, accesibles a todo el
mundo, pero al mismo tiempo es un mecanismo de selección y exclusión”
(Foucault).

Para explicar mejor, el liderazgo es uno de los aspectos importantes en la


creación de una cultura determinada y en especial de la escolar, donde los que
tienen una clase de jerarquía como los docentes, son los que mantienen activa
la institución y que son verdaderos transmisores de valores hacia los y las
estudiantes, pero como dice también, es un mecanismo de selección y de
exclusión. Si lo llevamos al aspecto disciplinario, un claro ejemplo es esperar
que una fila del aula esté ordenada para poder opinar o participar de la clase,
quienes no acaten las órdenes no se considerarán. Como se ve, se está
excluyendo a aquellos estudiantes que se mantienen en el desorden y solo se
toma en cuenta a aquellos que guardan silencio, sin embargo, también es una
técnica que da resultados, permitiendo así que el clima de la sala sea
adecuado y se generen actitudes de escucha y respeto de turnos de habla,
logrando una dinámica de aprendizaje participativa y que invita a los excluidos
a comportarse para ser escuchados al momento de opinar en la clase.

Muchas de las técnicas empleadas por los profesores de la escuela al ejecutar


enseñanza, se generan en base a las normas y la disciplina. Dentro de la
escuela en cuestión, dichas normas y disciplinamientos son acatados por
estudiantes dando resultados positivos para el orden y también para el
aprendizaje, pues esto último se refleja en los resultados SIMCE 2016.

Con la creación de un clima óptimo para el aprendizaje, es importante


mencionar que en ambientes ordenados se logra la comprensión de lo que se
enseña y quienes enseñan obtienen satisfacción por los resultados obtenidos.

“En un ambiente con una ideología organizacional fuerte, participación


compartida, liderazgo marcado, los profesores experimentaron una mayor
satisfacción en su labor y una productividad mejorada”(Ying Cheong Cheng
1993), las dinámicas de disciplina mejoran cada uno de los aspectos
actitudinales de los estudiantes, permitiéndoles relacionarse en base al
respeto, la escucha, el diálogo como medio de resolución de conflictos frente a
desacuerdos y trabajo colaborativo generado gracias a la gestión para la
convivencia escolar, siendo aportados claramente por la cultura que rodea el
aprendizaje de los estudiantes y guiados por quienes desempeñan roles de
liderazgo dentro de la institución.

Política de Convivencia Escolar

Dentro de la evolución que va adhiriendo la educación nacional y el convivir


con el otro por parte del Gobierno de Chile, existen instancias que permiten a
los actores de la comunidad educativa informarse sobre los diferentes
documentos que se van actualizando y que permiten el relacionarse con los
otros es por esto que las Políticas de Convivencia Escolar son importantes para
crear vínculos permanentes con los actores de la comunidad y su
responsabilidad con la convivencia escolar, participando desde la animación,
generando compromiso para la construcción de la convivencia escolar donde
todos se sientan bien, se hagan diferencias ni se llegue al punto de la
discriminación, llegando al respeto y que cada uno dentro de la escuela sienta
que es parte de ese lugar.

“Aprender a vivir juntos” es el núcleo de la convivencia social y escolar, es una


parte importante del proceso de formación personal y social de cada persona.
Aprender a convivir supone, también, adquirir una serie de conocimientos que
ayudan a entender y transitar por el mundo donde se encuentra un sujeto; por
otra parte supone el desarrollo de habilidades (cognitivas y sociales) para
poder establecer relaciones permanentes, confiables y sinceras con otras
personas e implica afianzar las actitudes, tales como la de respeto, tolerancia,
aceptación de las diferencias, no discriminar, etc. El desarrollo conjunto de
conocimientos habilidades, actitudes y valores, nos permite vivir en sociedad.

La educación en convivencia escolar adquiere especial relevancia ya que son


las niñas, niños y jóvenes son quienes los que deben desarrollar, en su
trayectoria escolar, un conjunto de competencias ciudadanas que les permita
desenvolverse y participar activamente en la sociedad, llegar a ser agentes de
cambio y de trasformación y además de ser capaces de establecer relaciones
interpersonales respetuosa para contribuir a la construcción de una sociedad
más justa, equitativa y tolerante. Aprender a convivir (vivir – con – otros) implica
una práctica cotidiana.

Debemos entender que la convivencia escolar va evolucionando a través de la


comprensión de la convivencia escolar es por esto que para poder lograr esta
evolución de lo que es aprender a convivir junto es que existen puntos
importantes que debemos considerar y son los siguientes:

 Énfasis: En la formación del sujeto permite ampliar la comprensión de la


Convivencia Escolar superando el reducirla exclusivamente al ámbito de
resolución de conflictos o control de la indisciplina. Centrarnos en la
formación del sujeto implica colocar el foco de atención en los
aprendizajes de los/as estudiantes, considerando el proceso
pedagógico-curricular de los objetivos de aprendizaje y la vivencia
cotidiana de aprender en y para la convivencia social.
 Enfoque: En la labor formativa exige una mirada integral de los/as
estudiantes, donde no solo se aprecian factores o condiciones sociales
y/o psicológicas, sino que además reconoce que la interacción educativa
es un fenómeno social sistemático, complejo, contextual, histórico y
multidimensional en función del proceso de enseñanza y de aprendizaje
social, cultural, intelectual y ético de los sujetos. Así, lo “psicosocial” se
entiende y aborda desde lo pedagógico, entendido como una relación
dialéctica entre los procesos individuales y sociales, por tanto, como
ámbito de formación y responsabilidad de los docentes.

 Responsabilidad: Para toda la comunidad respecto de la Convivencia


Escolar, comprendiéndola como una construcción colectiva y dinámica,
interrelacionada y dependiente de cada integrante de la comunidad
educativa.

 Comprensión: De la Convivencia Escolar como un logro o resultado de


un estado situacional estático, rígido y permanente de la manera de
relacionarse de un grupo de personas, a la comprensión de la
Convivencia Escolar como una construcción dinámica, que centra la
atención en los procesos, en la reflexión crítica de la práctica y quehacer
de la convivencia cotidiana en un continuo de mejoramiento, donde
importa más el proceso que el resultado.

Convivencia Escolar

Según la Ley sobre la Violencia Escolar, entiende la buena Convivencia


Escolar “la coexistencia pacífica de los miembros de la comunidad educativa,
que supone una interrelación positiva entre ellos y permite el adecuado
cumplimiento de los objetivos educativos en un clima que propicia el desarrollo
integral de los estudiantes” (LVE Art 16º letra A).

Convivencia es la interrelación que se produce entre las personas, sustentada


en la capacidad que tiene los seres humanos de vivir con otros en un marco de
respeto mutuo y de solidaridad reciproca. En la institución escolar, la
convivencia se expresa en la interrelación armoniosa y sin violencia entre los
diferentes actores de la comunidad educativa.

Podemos decir entonces que la Convivencia Escolar es un conjunto de


aprendizajes que tienen como base un enfoque formativo. Esto quiere decir
que todas las personas deben aprender a desenvolverse respetando al otro,
siendo tolerantes y solidarias.
Es una actividad pedagógica y es parte constructiva, en el cual engloba las
relaciones sociales que son parte de espacio educativos, entre los diferentes
actores de la comunidad es por esto que se puede definir “La convivencia no es
algo estático, sino que es una construcción colectiva y dinámica, sujeta a
modificaciones conforme varían las interrelaciones de los actores en el tiempo”
Banz, Cecilia (2008) convivencia escolar Valoras – UC., Santiago. Es decir, no
puede ser entendida como algo inmóvil, estático, ni como un ideal a lograr. “La
Convivencia Escolar constituye una compleja red de relaciones sociales, que
se desarrollan, mueven y mutan cotidianamente” Ortega, Raul (2012).
“Convivencia Escolar. Dimisiones y Abordajes Núcleo educativo. Depto.
Sociología U de Chile”.

La Política de Convivencia Escolar, actualizada el 2015, se afirma en 6 ejes


esenciales para la comprensión y la gestión de la Convivencia Escolar y lo
podemos enfocar directamente con el Énfasis de las Políticas de la
Convivencia Escolar:

1. Enfoque Formativo de la Convivencia Escolar: Implica comprender y


relevar que se puede aprender y enseñar a convivir con los demás, a
través de la propia experiencia de vínculo con otras personas
2. Enfoque de Derecho: Considera a cada uno de los actores de la
comunidad educativa como sujetos de derechos, que pueden y deben
ejercerse de acuerdo a la legalidad vigente. Este enfoque considera a
cada sujeto como un ser humano único y valioso, con derecho no solo a
la vida y a la supervivencia, sino también a desarrollar en plenitud todo
su potencial; reconoce también que cada ser humano tiene experiencias
esenciales que ofrecer y que requiere que sus intereses sean
considerados.
3. Enfoque de Género: Busca resguardar en todas las personas ,
independiente de su identidad de género, el derecho a ser tratados con
el mismo respeto y valoración, reconociendo que todas y todos tienen
las mismas capacidades, derechos y responsabilidades, por lo que se
debe asegurar que tengan las mismas oportunidades de aprendizaje .
4. Enfoque de Gestión Territorial: Reconoce la diversidad las realidades
y dinámicas de interrelación de lo social, lo cultural y lo político
institucional que existe en el territorio, valorando y movilizando los
recursos territoriales, es decir, el capital humano (capacidad de las
personas), capital económico y capital social (relaciones y redes que
facilitan y potencian la gestión).
5. Enfoque Participativo: Proceso de cooperación mediante el cual la
escuela/liceo y los actores de la comunidad educativa identifican,
deliberan y deciden conjuntamente acerca del quehacer educativo, con
metodologías y herramientas que fomenten la creación de espacios de
reflexión y de diálogos colectivos, encaminados a la participación activa
de acuerdo a sus roles y atribuciones, para contribuir a la formación
integral de los y las estudiantes.
6. Enfoque Inclusivo: Supone transformaciones profundas en la cultura
escolar y en su quehacer pedagógico e institucional, valora y respeta a
cada uno/a tal y como es, reconociendo a la persona con sus
características individuales sin tratar de acercarlas a un modelo de ser,
actuar o pensar “normalizado”. Reconoce y valora la riqueza de la
diversidad, sin intentar de corregir o cambiar la diferencia, y permite
asumir e intencionar cambios estructurales en el sistema escolar que
acojan la diversidad, sin pretender que sean los sujetos quienes deban
“adaptarse” a un entorno que no les ofrece oportunidades reales de
aprendizaje.

Resolución de Conflictos

Uno de los propósitos que busca esta investigación es encontrar como los
conflictos son parte de la vida de la comunidad escolar y/o contar con
mecanismos para resolver situaciones de crisis. Por lo general, los conflictos en
el ámbito escolar se asocian con faltas o transgresiones de normas, las que
son sancionadas por la autoridad.

Sin embargo, no siempre es así; muchas veces los problemas surgen de la


relación entre dos o más actores educativos y no siempre procede sancionar,
sino generar condiciones para aclarar el conflicto y luego resolverlo.

Frente a una situación de conflicto, son varias las habilidades que se ponen en
juego: la autorregulación, el control, el diálogo, la escucha, la empatía, la
creatividad, entre otras. Las habilidades, actitudes, comportamientos y valores
que se sustentan en el respeto por sí mismo y por los demás, constituyen un
elemento vital para superar situaciones conflictivas. En esta línea se han
desarrollado interesantes iniciativas de Mediación Escolar entre pares en
diversas escuelas y liceos del país. Los conflictos son inevitables, pero la gran
mayoría se pueden administrar y resolver.

¿Qué se entiende por resolución pacífica de conflictos?

En síntesis, es la intención y voluntad de las personas por resolver los


conflictos, lo que implica:

 Hacerlos visibles en la interacción interpersonal y/o grupal.


 Considerar los intereses de las partes involucradas.
 Disposición a ceder para llegar a una salida que beneficie a los
involucrados.
 El proceso de resolución pacífica de conflictos involucra reconocer
igualdad de derechos y oportunidades entre las partes en la búsqueda
de solución, restablecer la relación y posibilitar la reparación, si fuera
necesario.

¿Cuáles son los elementos del conflicto?

Respecto a los protagonistas de un conflicto, entre otros, se pueden distinguir


los siguientes elementos:

 Los protagonistas y las personas secundarias, es decir, a quienes son


protagonistas directos y aquellos que se sienten vinculados a la
situación de manera indirecta.
 La relación de poder existente entre las partes, que puede ser de iguales
o de subordinación, lo que puede requerir de un tercero que colabore en
la resolución.
 La percepción que tiene cada protagonista del problema.
 Las emociones y sentimientos de las partes, los que muchas veces no
son claros y reconocibles a simple vista.
 Los intereses y necesidades reclamadas por cada parte (interés:
queremos postergación de la prueba; necesidad: más tiempo para
prepararse).

Mediación

La mediación es un proceso de resolución de conflictos en el que las dos


partes enfrentadas recurren de forma voluntaria a una tercera persona, el
mediador, para llegar a un acuerdo satisfactorio. Dentro del ámbito escolar es
importante destacar cuales con los medios en que los actores de la comunidad
educativa son parte de una resolución de conflictos mediante la mediación de
diversas situaciones que pasan a menudo dentro del espacio educativo.

La mediación como estrategia de resolución de conflictos la podemos situar


entre el compromiso y la colaboración. La finalidad consiste en pasar de estilos
más individualistas a modos más evolucionados de resolución de conflictos,
como son los de colaboración y compromiso. En los conflictos cotidianos nos
situamos ante diversos estilos de afrontamiento: evitamos, nos acomodamos,
competimos, etc.

Modalidades de mediación

En un estudio llevado a cabo por Becker-Haven a principio de los años ochenta


y citado por Taylor (1997), se agruparon los roles y modelos seguidos por los
mediadores en cuatro modalidades:
1. Modalidad educativa. El objetivo de la mediación de los seguidores de este
modelo de intervención es el de facilitar a los sujetos de información objetiva
sobre temas legales, educativos, psicológicos, de negociación, etc., para que
las partes que acuden a la mediación, con el bagaje que les aporta una
información que los dos quieren simultáneamente, negocien sus propios
acuerdos.

2. Modalidad racional-analítica. En este modelo, el proceso mediador, muy


pautado y basado en protocolos de negociación asistida, va conduciendo a los
sujetos desde el primer punto en que se encuentra su negociación hasta el
punto final de plasmación de un acuerdo satisfactorio. El mismo modelo es
aplicado tanto a temas de custodia de hijos como a negociaciones sobre la
distribución de bienes o la utilización de la vivienda conyugal.

3. Modalidad terapéutica. El tema emocional no es pasado por alto a lo largo de


las sesiones de mediación, sino que se abordan las emociones y los
sentimientos (positivos, negativos, complejos…) como parte de la intervención
mediadora, con el objetivo de que no sean un obstáculo para llegar a acuerdos
o, simplemente, como parte integrante del proceso mediador.

4. Modalidad normativo-evaluativa. El rol del mediador en este modelo es


claramente directivo. El mediador es consciente de que su control del proceso
está influyendo claramente en el contenido de la mediación. Los mediadores
que utilizan este modelo se sienten legitimados para seguirlo, porque creen que
sólo con este rol pueden ayudar a que se logre el «mejor beneficio» de sus
clientes. Siguen este modelo porque, en su opinión, les ayuda a cumplir el
requisito ético de intentar un equilibrio de poder entre las partes o porque,
simplemente, les permite responder a las demandas de los clientes

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