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Valentina León

31.01.2018
Fe y compromiso

Lo profundo

‘’ ¿Por qué los hombres han preguntado siempre por la verdad?


Porque quedaron decepcionados de la superficie y porque conocieron que la verdad que no
nos engaña, se esconde bajo el aspecto exterior, en lo hondo de la profundidad. ’’

Paul Tillich.
Sobre la profundidad.

Somos seres curiosos y hambrientos de conocimiento. Estamos en constante movimiento,


yendo para acá y para allá. Partimos de un punto, mirando hacia el horizonte, ansiosos por
llegar al límite de nuestra mirada, aquel lugar en que el mundo parece cortarse. Pisada tras
pisada, recorremos un camino largo y pedregoso pero nunca solitario. En cada avance nos
topamos con una nueva persona, al verla nuestra mente realiza cierto análisis, intentando
leer su rostro, sus expresiones, su color de piel, su forma de vestir, reír y oler. Una
apariencia, una determinada forma de mostrarse al mundo, una cubierta. Todos estamos
encerrados en un cuerpo, miramos al exterior y lo detallamos, pero pocas personas son
capaces de hacer lo mismo con nosotros, son escasos aquellos valientes que se atreven a
romper esa superficie, esa primera capa que nos protege del entorno. Excavar un poco más
allá, ver nuestro interior y lograr entender, más que nuestra apariencia, nuestra esencia.
La profundidad es aquello que mantenemos oculto, y a su vez, aquello que buscamos. La
superficie es fácil de encontrar y entender, es engañosa; y por eso es opuesta a la
profundidad, porque esta es verdadera, difícil y complicada. A veces, cuando creemos estar
en el punto más profundo de la vida, del mundo o de nosotros mismos, una nueva grieta
aparece en las paredes de la superficie engañosa que nos rodea, una fisura que nos indica el
descubrimiento de un lugar más profundo y desconocido. Es así como el camino se queda
sin salida. Pero ¿existe alguna salida? ¿Cuál es? Después de tanto explorar y atravesar
superficies, el entendimiento abarca cada vez más nuestro mundo, cada profundidad
recorrida no es más que un paso que nos acerca a aquella profundidad infinita.
Una profundidad infinita está ligada a las carcajadas, las sonrisas y ese inexplicable pero
complaciente sentimiento de alegría. Aquel sentimiento que llena y es capaz de abrir paso a
la salida, de mostrar el final de la profundidad, de llevar a la luz la verdad. Sintetizando la
profundidad infinita, verdad y alegría en solo una palabra, y que a su vez defina el
propósito de recorrer aquel camino, esa sería Dios.

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