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UNIVERSIDAD PERUANA LOS ANDES

FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD


ESCUELA PROFESIONAL DE NUTRICIÓN HUMANA

Carátula

MONOGRAFÍA

TRASTORNOS ALIMENTICIOS EN NIÑOS Y


ADOLESCENTES

PRESENTADO POR:

- Camacllanqui Araujo, Alvaro

- Cardernad Pariona, Stefany

- Solano Arenales, Jhordan

- Rodríguez Ávila, Rosario

HUANCAYO – DICIEMBRE
2017

1
DEDICATORIA:

A los profesionales que día a día se


esfuerzan por ser mejores personas,
para alcanzar el éxito, para el orgullo de
su familia.

LAS ESTUDIANTES

2
INTRODUCCIÓN

El presente trabajo monográfico lleva por título: “Trastornos alimenticios en niños y


adolescentes”.

El trabajo monográfico se realizó con el objetivo de dar a conocer la importancia


que posee en la actualidad el presente tema, toda vez que existen actualmente muchos
niños y adolescentes con este problema.

Los desórdenes alimenticios son muy comunes en la actualidad en todo tiempo de


personas pero sobre todo en niños y adolescentes. Un desorden alimenticio implica más
que simplemente hacer dieta para perder peso o hacer ejercicios todos los días, se trata
de comportamientos alimentarios extremos, dietas que nunca terminan y que
gradualmente se vuelven más estrictas, diversos factores que lo ocasionan y las crueles
consecuencias que estos provocan, como enfermedades que con el paso del tiempo
conllevan a la muerte.

Con respecto a la familia, en su mayoría los pacientes con trastornos


alimentarios, presentan una falta de vínculo con la misma, sobre todo cuando son
adolescentes, hay falta de comunicación, una mala educación alimentaria, y ponen sus
expectativas en falsos tratamientos. Por otro lado otra característica es que en
la familia haya personas obesas, padres opresivos o con desórdenes alimenticios,
alcoholismo o con adicciones a sustancias tóxicas.

Por otro lado la publicidad y los medios de comunicación, constantemente


muestran modelos y prototipos perfectos de belleza tanto para la mujer como para el
hombre, en donde la delgadez es el común denominador, lo que en parte hace una
gran responsabilidad, sobre aquellos que padecen éste tipo de trastornos. La exhibición
de cuerpos extremadamente magros, van asociados con el éxito, lo cual repercute
cuando hay falta de autoestima en los pacientes y al mismo tiempo, la gran
contradicción, de empresas de comidas rápidas y poco saludables hacen que se fomente
mucho más los desórdenes y trastornos alimentarios. Para llevar una alimentación
saludable y adecuada, ya sea para perder peso o mantenerlo, siempre es necesario
consultar con un especialista.

LAS ESTUDIANTES

3
ÍNDICE
Carátula ............................................................................................................................... 1
Dedicatoria .......................................................................................................................... 2
Introducción ......................................................................................................................... 3
CAPÍTULO I
TRASTORNOS ALIMENTICIOS EN NIÑOS
1.1. Antecedentes: ......................................................................................................... 5
1.2. Factores etiológicos involucrados ........................................................................... 6
1.3. Adecuada transición a la alimentación complementaria ......................................... 7
1.4. Desórdenes alimenticios en los niños: .................................................................... 8
1.5. Consejos para una alimentación sana en la infancia.............................................. 8
1.6. Trastornos alimentarios en niños ............................................................................ 8
1.6.1. Anorexia: ................................................................................................... 9
1.6.2. Bulimia: ...................................................................................................... 9
1.6.3. Obesidad: .................................................................................................. 9
1.7. Niños que padecen trastornos de alimentación .................................................... 10
1.8. Pautas para enseñar a los niños buenos hábitos de alimentación....................... 11
1.9. Señales que alertan sobre un trastorno alimenticio en niños ............................... 11
1.10. Finger foods ........................................................................................................... 12
1.11. Elección de texturas adecuadas: ........................................................................... 12
1.12. La influencia de los padres en sus niños ............................................................... 13
CAPÍTULO II
DESÓRDENES ALIMENTICIOS EN ADOLESCENTES
2.1. Trastorno alimenticio en adolescentes: ................................................................ 15
2.2. Indicios de trastorno alimenticio en adolescentes: ............................................... 15
2.3. Síntomas de desórdenes alimenticios: ................................................................. 16
2.4. Clases de desórdenes alimenticios: ..................................................................... 16
2.4.1. Anorexia nerviosa en adolescentes ........................................................ 16
2.4.2. Bulimia en adolescentes: ........................................................................ 18
2.5. Tratamiento farmacológico: ................................................................................... 18
2.5.1. Anorexia nerviosa. ................................................................................... 18
2.5.2. Bulimia nerviosa. ..................................................................................... 19
CONCLUSIONES ............................................................................................................. 21
BIBLIOGRAFÍA ................................................................................................................. 22
ANEXOS ........................................................................................................................... 24

4
CAPÍTULO I
TRASTORNOS ALIMENTICIOS EN NIÑOS

1.1. Antecedentes:

Pese a las alarmantes cifras de obesidad en niños chilenos, siendo éstas de


10,6% en niños en el grupo etario de 2 a 5 años1 , el nivel de consulta de
lactantes y preescolares con dificultades para alimentarse parece permanecer
estable tanto en policlínicos de nutrición infantil como en los de pediatría general.

La exacta incidencia de este heterogéneo problema es difícil de precisar en


nuestro medio y a nivel mundial, debido a que no se cuenta con una clara
definición del problema. Se estima que hasta un 25% de niños de otra manera
sanos y un 80% de aquellos con necesidades especiales, sufren de algún
trastorno de la alimentación infantil, ocurriendo con mayor frecuencia en el rango
de edad entre los 7 y 11 meses, probablemente por coincidir con el inicio y
establecimiento de la alimentación complementaria. (1)

Es así como podemos encontrar a estos pacientes bajo el nombre de


“anorexia infantil”, “trastorno alimentario” o “trastorno del apetito”. Siendo éste
frecuentemente descrito en el mundo anglosajón como “picky eater”, definido
como la presencia de alguna de las siguientes conductas: 1) No come suficiente;
2) Frecuentemente es muy selectivo; 3) Usualmente come muy lento.

En 1994 el Manual Diagnóstico y Estadístico de Enfermedades Mentales


(DSM-IV)3 introdujo el término: “Trastornos de la alimentación”, definiéndolo como
un disturbio para alimentarse manifestado por una persistente dificultad para

5
comer adecuadamente, asociado a dificultad para ganar peso o la pérdida de peso
significativa por al menos un mes, que se inicia antes de los 6 años de edad. Por
otro lado, Chatoor4 junto a un grupo de expertos propuso una clasificación con
seis subtipos de este trastorno, los cuales no necesariamente son excluyentes y
que se describen en la tabla 1. Recientemente, Levy y cols6 , realizaron un
análisis discriminativo entre 21 variables clínicas, evaluando tanto a niños menores
de seis años, con síntomas y signos de presentación antes de los dos años, como
a sus padres, con el objeto de discriminar con mayor precisión aquellos trastornos
alimentarios de origen conductual. (2)

Es así como los Criterios de Wolfson demostraron tener un 98% de


sensibilidad para determinar el origen conductual del trastorno, habiéndose usado
los criterios de DSM-IV como la referencia estándar. Estos criterios comprenden:
1) Rechazo alimentario por más de un mes; 2) Ausencia de enfermedad orgánica;
3) Edad de comienzo de algunos signos o síntomas antes de los 2 años y edad de
presentación antes de los seis años; 4) Presencia de alimentación patológica y/o
vómitos anticipatorios.

Algunos ejemplos de alimentación patológica son: Alimentación nocturna,


múltiples intentos, en lugares y horarios inhabituales por parte de los padres para
alimentar al niño, alimentación forzada, alimentación mecanizada, alimentación
con distracción, entre otros. Todas las anteriores representan estrategias
desesperadas del adulto que alimenta al niño pero que lamentablemente, no
respetan la sensación de hambre o saciedad del infante.

1.2. Factores etiológicos involucrados

Los trastornos alimentarios en los niños no tienen una sola etiología


determinada, al hacer una evaluación detallada se pueden encontrar involucrados
factores genéticos, ambientales, conductuales, emocionales y orgánicos
(gastrointestinal, neurológico, cardiológico, respiratorio, endocrinológico,
nefrourológico, psiquiátrico, entre otros).

La persistencia de estos trastornos y su coexistencia con altas cifras de


malnutrición por exceso en la población infantil, sugiere que nuestro actual estilo
de vida está influyendo en el comportamiento de nuestros niños y en su relación
con la comida, teniendo responsabilidades tanto en la avidez como en el rechazo
a ésta.

La rápida transición nutricional chilena que dejó atrás las altas cifras de
desnutrición infantil en los años 70, llevándonos hacia un fuerte predominio del

6
sobrepeso y obesidad desde la década del noventa, puede explicar en parte este
fenómeno. Hoy en día nos enfrentamos diariamente a una mayor oferta de
alimentos de menor valor nutricional y alta densidad energética.

Asociado a lo anterior, el acelerado estilo de vida actual, con cada vez


menos tiempo para la preparación de comidas caseras, el compartir las comidas
en familia y modelar conductas alimentarias saludables son factores importantes
de considerar. En este contexto, el factor ambiental parece contribuir
prácticamente en todos los subtipos de estos trastornos en diferente proporción.
Varios factores en el desarrollo del niño tienden a converger en la mayor o menor
conexión que éste tiene con las sensaciones de hambre y saciedad.
Afortunadamente estos factores son susceptibles de modificar a lo largo de la vida
del niño se pueden observar graficados algunos de ellos) (3).

Restricciones dietarias de la madre durante la lactancia Las características


positivas de la leche humana son universalmente conocidas. Una de las menos
difundidas es la capacidad de traspasar al feto una variedad de sabores derivados
de los alimentos consumidos por su madre. Esta cualidad refuerza la superioridad
de la leche humana frente a fórmulas lácteas, sobre todo considerando el
monótono sabor de estas últimas.

En consecuencia la leche humana proporciona a los lactantes una


oportunidad de aprender a degustar variados sabores, lo cual facilitará la
introducción de nuevos alimentos durante el segundo semestre de la vida. Por lo
anterior, evitar las múltiples restricciones alimentarias a la nodriza podría
teóricamente mejorar la aceptabilidad de nuevos alimentos durante la infancia (4).

1.3. Adecuada transición a la alimentación complementaria

Es sabido que lactantes expuestos a una mayor variedad de alimentos


aceptan más rápidamente nuevas comidas, incluso aquellos alimentos
frecuentemente rechazados en los inicios, como los vegetales verdes, son
aceptados después de una exposición repetida.

Por otro lado, la textura de los alimentos empieza a ser un problema al


intentar cambiar la consistencia tipo puré por comidas con doble consistencia,
siendo éste el momento de mayor dificultad pues el niño no estará preparado para
manejar dos o más consistencias dentro de un medio líquido en forma eficiente,
provocando muchas veces la perpetuación de los purés hasta edad avanzada.
Varias de nuestras comidas típicas son preparadas mezclando múltiples alimentos
de distintas texturas y sabores en un solo plato y en un medio líquido, lo que suele

7
causar confusión y rechazo en el niño. En general, los niños pequeños
responderán mejor ante la presentación de alimentos claramente individualizados
en el plato.

1.4. Desórdenes alimenticios en los niños:

Los desórdenes alimenticios son cada vez más frecuentes a edades más
tempranas, y, como padres, debemos estar alerta y ser capaces de detectar
signos que nos alerten sobre su posible aparición.

Y es que, un trastorno alimenticio en niños viene acompañado de ciertos


signos que nos alertan sobre lo que está ocurriendo. En Guiainfantil.com te
ayudamos a detectar estas señales que indican que el niño está sufriendo un
desorden relacionado con la alimentación.

Se culpa de una manera general a los medios de comunicación y a la presión


social a la que están sometidos los niños y jóvenes de hoy en día para mantener
un aspecto físico concreto de ser los responsables de ciertos trastornos
alimenticios. (5)

Sin embargo, el problema es probablemente mucho más complejo de lo que


parece, con factores biológicos, genéticos y medioambientales que, combinados
en un momento concreto, desencadenan el desorden alimenticio, y el conjunto es
algo muy difícil de controlar (6).

1.5. Consejos para una alimentación sana en la infancia

En nuestra sociedad, la delgadez es un valor; y la obesidad, un fracaso.


Incluso desde la infancia: hay niños de entre 6 y 11 años que llegan a rechazar a
sus compañeros obesos. En este contexto, aparecen los trastornos de la
alimentación (anorexia, bulimia y obesidad), y conviene saber qué factores pueden
predisponer a los niños a sufrirlos más adelante.

1.6. Trastornos alimentarios en niños


Un trastorno hace referencia a un conjunto de síntomas, conductas de riesgo y
signos que puede presentarse en diferentes entidades clínicas y con distintos
niveles de severidad; no se refiere a un síntoma aislado ni a una entidad
específica claramente establecida.

Los trastornos alimenticios se presentan cuando una persona no recibe la


ingesta calórica que su cuerpo requiere para funcionar de acuerdo con su edad,
estatura, ritmo de vida, etcétera. Los principales trastornos alimenticios son la

8
anorexia, la bulimia y la compulsión para comer, del que no hablaremos mucho
aquí.

1.6.1. Anorexia:
Se caracteriza por la necesidad de controlar el peso y por un miedo
intenso a engordar y a perder el dominio de lo que se come, que lleva a la
restricción paulatina de alimento. Se acompaña de un trastorno en la
percepción de la imagen corporal. El control de la comida pasa a ser el eje
en torno al cual gira la vida.

Asimismo la anorexia se caracteriza por una gran reducción de la


ingesta de alimentos indicada para el individuo en relación con su edad,
estatura y necesidades vitales. Esta disminución no responde a una falta
de apetito, sino a una resistencia a comer, motivada por la preocupación
excesiva por no subir de peso o por reducirlo. (7)

1.6.2. Bulimia:
La bulimia consiste en la ingestión incontrolada de grandes
cantidades de alimento, seguida de vómitos provocados y de sentimientos
de culpa y desprecio, unidos a la pérdida de control sobre la alimentación,
una preocupación excesiva por la figura y miedo a engordar.

En la bulimia el consumo de alimento se hace en forma de atracón,


durante el cual se ingiere una gran cantidad de alimento con la sensación
de pérdida de control. Son episodios de voracidad que van seguidos de un
fuerte sentimiento de culpa, por lo que se recurre a medidas
compensatorias inadecuadas como la autoinducción del vómito, el
consumo abusivo de laxantes, diuréticos o enemas, el ejercicio excesivo y
el ayuno prolongado.

1.6.3. Obesidad:
La obesidad se diferencia de la bulimia en que los «atracones» no
son seguidos de vómitos provocados. El régimen de alimentación es
igualmente desordenado.
En la compulsión para comer se presenta el síntoma del atracón sin
la conducta compensatoria. Por ello, quien lo padece puede presentar
sobrepeso. Quienes presentan anorexia o bulimia piensan casi
exclusivamente en cuánto y cómo comen o en dejar de hacerlo, y están
pendientes de su imagen de manera obsesiva, piensan mucho en cómo y
en cómo son vistos por los otros. Detrás de estos comportamientos hay

9
una preocupación absoluta por el peso, por no engordar, por mantener
una delgadez extrema o conseguir una mayor.
La imagen corporal de sí mismo está distorsionada y no corresponde
a la realidad. Una misma persona puede presentar diversos
comportamientos y en muchos casos es frecuente encontrar las conductas
alternadamente por periodos de tiempo específicos; la mayor
incorporación de comportamientos patógenos puede indicar el avance del
padecimiento.

1.7. Niños que padecen trastornos de alimentación


Existen características personales que protegen de los trastornos de la
alimentación y que también se pueden aprender, como son la habilidad para
entender y resolver problemas, la flexibilidad cognitiva, cierta aptitud para las
relaciones interpersonales o la percepción positiva de la vida.

Pero también existen factores personales que pueden predisponer a los trastornos
de la alimentación. Por ejemplo:
1. Rasgos del temperamento. El perfeccionismo, la rigidez y la intolerancia a
los errores son característicos de la anorexia nerviosa y de la bulimia.
La ansiedad por la separación de los padres durante la pubertad también se
relaciona con la preocupación excesiva por la comida. La timidez y la
inhibición ante las relaciones sociales y personales y la necesidad de
autocontrol son características de la anorexia nerviosa. Las dificultades de
control y organización, la impulsividad, la actividad y la inmadurez afectiva son
típicas de la bulimia.
2. La negativa a comer, así como las conductas fóbicas frente a algunos
alimentos o el rechazo de nuevos sabores.
3. Los problemas emocionales durante la infancia.
4. Las actitudes familiares y sociales frente al peso y la imagen corporal, que
influyen en el proceso de elaboración de la imagen corporal de los niños.
5. Los estilos educativos de la familia. El control y la organización excesivos
forman parte del medio familiar de muchos pacientes anoréxicos, mientras que
el descontrol y el ambiente cargado de críticas son típicos de la bulimia. La
actitud frente a la comida y los hábitos de alimentación dependen de factores
genéticos y educativos.

Los trastornos de la alimentación afectan más a determinadas familias, dado


que los modos de comer y la relación con la comida se aprenden. La madre

10
transmite al hijo el concepto de alimentos «buenos» y «malos», de «buen» y
«mal» sabor, el momento de comer y las cantidades razonables. Es frecuente que
comer se convierta en un modo de compensación de las frustraciones y adquiera
un contenido emocional en la vida de la persona. La manera de comer es, para el
niño, un modo de relacionarse con la madre. Comer, conocer y querer van muy
unidos (8).

1.8. Pautas para enseñar a los niños buenos hábitos de


alimentación
- No utilizar la comida como premio o castigo. No convertir el momento de la
comida en un momento de conflicto, de lucha por el poder.
- Distribuir el aporte calórico en 5 comidas para evitar los atracones y la
obesidad.
- Enseñar al niño a comer de todo y en cantidades razonables.

1.9. Señales que alertan sobre un trastorno alimenticio en niños


1- Pérdida de peso pronunciada y extraña. Obsesión extrema por el peso de
otras personas, sobre todo por aquellas que tienen un peso normal,
tratándolas de gordas, y rechazando la delgadez como un problema.
2- Cambio de hábitos alimentarios, desinterés por la comida en general o por
algunas en particular, como los carbohidratos o las grasas. La desaparición de
grandes cantidades de comida de la nevera puede alertarnos sobre una
posible bulimia.
3- Evitan las horas de la comida, el sentarse a la mesa con el resto de la familia o
simplemente el comer con otras personas. Si no hay nadie no tienen que
disimular y pueden directamente no comer.
4- Las visitas frecuentes al baño, sobre todo tras las comidas y el uso de chicles
o colutorios bucales de forma indiscriminada pueden relacionarse con la
bulimia.
5- Cambio en la forma de vestir, utilizando ropas amplias para evitar enseñar la
figura.
6- Opiniones extremas sobre las calorías, el peso o un especial interés que no
existía con anterioridad sobre las dietas o hacer dieta. Dureza
desproporcionada al opinar sobre el aspecto propio, viendo exceso de
peso donde no lo hay.
7- Ejercicio en exceso, o un aumento del que se realizaba de forma habitual.

11
8- En el caso de la bulimia es fácil detectar marcas en las manos, los dedos o los
nudillos al utilizar la mano para provocarse el vómito. También, pueden
observarse falsas quejas de estreñimiento, en un intento de justificar el uso de
laxantes.

Lamentablemente, los niños que sufren trastornos de la alimentación se


convierten en expertas a la hora de esconder los signos que pueden alertar a los
que están a su alrededor, por lo que, como padres, debemos estar muy atentos,
aunque nunca culparnos si no somos capaces de detectar las señales, y ante
cualquier duda, intentar no perder la confianza de nuestro hijo pero consultar
rápidamente al especialista (9).

1.10. Finger foods

El uso de alimentos y sus presentaciones de manera tal que sean fáciles de


explorar y manipular por el niño, favorece la aceptación de una mayor variedad de
alimentos además de fomentar la autoalimentación precoz.

La introducción de diferentes alimentos de todos los grupos alimentarios, de


textura suave, fáciles de masticar o bien crujientes y disolvibles, estimulan la
alimentación independiente y ayudan al niño a conectarse precozmente con su
percepción de hambre y saciedad. Muchas veces pretendemos pasar
bruscamente desde la fase en la cual el niño es alimentado pasivamente a, la del
uso de los utensilios, sin permitirle tocar o manipular los alimentos, con la
consiguiente dificultad, frustrando tanto al padre como al niño, y regresando
muchas veces a la etapa del puré (10).

1.11. Elección de texturas adecuadas:

La textura de los alimentos presentados a lactantes y preescolares debiera


ser cuidadosamente graduada de acuerdo al estado de desarrollo motriz oral de
cada niño. Habitualmente a la edad de 7-8 meses los movimientos verticales de la
mandíbula y lengua (arriba/abajo) son los predominantes. Alrededor de los 12
meses se adquieren movimientos rotatorios muy rudimentarios, siendo el niño aún
ineficiente en los movimientos de lateralización de la comida con su lengua (11).

Recién entre los 15 y 18 meses el niño logra una masticación rotatoria


madura, con movimientos verticales, horizontales y oblicuos. Antes de esto, es
recomendable pedir a los padres que prueben masticar sólo con movimientos
verticales de la mandíbula cada alimento previo a ofrecérselo al niño con el objeto

12
de testear si dicho alimento es adecuado para la etapa de desarrollo en que se
encuentra el niño.

Además del riesgo de asfixia (chocking) que tiene el uso de texturas


inadecuadas, el niño puede frustrarse, cansarse y rechazar nuevos alimentos. Por
otro lado, el mantener texturas tipo puré más allá de la etapa recomendable puede
alterar el normal desarrollo motor oral (12).

1.12. La influencia de los padres en sus niños

Estudios observacionales han mostrado que los niños aprenden a aceptar


ciertos alimentos por observación directa de personas cercanas. El rol modelador
de la familia es clave. Actualmente, es cada vez menos frecuente que el lactante
y/o preescolar participe diariamente en la mesa familiar, lugar en donde debiera
tener la oportunidad de interactuar con sus padres y/o hermanos y de adquirir
hábitos saludables (13).

Sánchez y cols, analizaron 34 casos de trastornos de alimentación de origen


conductual, provenientes del servicio de salud público y privado de Santiago,
observando que éstos fueron más frecuentemente alimentados en forma separada
del grupo familiar, comparados con un grupo control (p = 0,01). Así mismo, la
influencia de otros cuidadores como educadores y asesoras domésticas también
tiene un rol importante como modelo. Hughes y cols, mostraron la influencia en el
desarrollo de conductas saludables y no saludables que ejercieron 50 educadores
de jardines infantiles sobre 549 niños en EEUU.

Los efectos de los trastornos alimenticios no se s limitan a una sola esfera de


la vida de la persona que los padece y no sólo ella se ve afectada, sino que su
entorno familiar resiente también las consecuencias. Para poder hacer frente a los
diferentes aspectos que se ven involucrados, el tratamiento de los trastornos debe
hacerse desde diversos flancos; las respuestas que exigen los problemas que
plantean los trastornos alimenticios sólo pueden ser tan complejas como el
trastorno mismo. Lo mismo puede decirse respecto de la prevención. Por un lado,
la multicausalidad de los trastornos alimenticios implica que la prevención, para
ser útil, tendría que hacerse en más de un ámbito y en niveles muy profundos:
modificar patrones culturales, estructuras familiares anquilosadas y demás (14).

Por el otro, la preeminencia de estos trastornos en edades tempranas puede


conducir a la implantación de algunos programas educativos en el ámbito escolar
que pudieran resultar efectivos;6 en ellos el objetivo estaría encaminado al
fortalecimiento del carácter de las jóvenes para que puedan hacer frente al

13
impacto de influencias nocivas externas; sin embargo, las mayores dificultades
están en la posibilidad de enfrentar a los conflictos internos, las influencias que,
desde dentro de cada persona, derivan en un trastorno alimenticio. En este
sentido, la difusión de información veraz no es suficiente y la verdadera prevención
del trastorno, así como su tratamiento, debe ubicarse en un nivel de trabajo más
afectivo.

14
CAPÍTULO II

DESÓRDENES ALIMENTICIOS EN ADOLESCENTES

2.1. Trastorno alimenticio en adolescentes:


Los trastornos alimenticios con frecuencia se desarrollan durante la etapa de la
adolescencia o a inicios de la edad adulta. Son más comunes entre las
adolescentes pero puede afectar a los muchachos también. Estos pueden ser muy
estresantes y dañinos para el bienestar general de un adolescente. Los efectos
sociales incluyen baja autoestima y aislamiento. Los trastornos alimenticios
pueden provocar graves problemas de salud que pueden convertirse en una
amenaza para la vida.

2.2. Indicios de trastorno alimenticio en adolescentes:


No es inusual que los adolescentes cambien sus hábitos alimenticios de vez en
cuando. Algunos adolescentes experimentan con un estilo alimenticio diferente
(por ejemplo, una dieta vegetariana) o inician una dieta para bajar de peso. Ellos
ocasionalmente pueden omitir alguna comida. Con frecuencia, estos cambios
pasan rápidamente. Observe el comportamiento de su adolescente y los patrones
alimenticios atentamente para que pueda ver la diferencia entre dieta ocasional y
un trastorno alimenticio.
Existen varios indicios y síntomas diferentes de los trastornos alimenticios.
Algunas veces son obvios, pero no siempre. Con frecuencia, una persona se
esforzará por ocultar un trastorno alimenticio.
El siguiente cuadro enumera algunos indicios y síntomas del trastorno
alimenticio de atracones, la bulimia y anorexia. Si observa alguno de estos indicios
y síntomas, hable con el médico de su adolescente. Él o ella pueden ayudar a

15
evaluar los síntomas específicos de su adolescente y recomendarle la mejor
manera de ayudarlo.

2.3. Síntomas de desórdenes alimenticios:


Los síntomas e indicios de peligro de la anorexia nervosa y de la bulimia incluyen
lo siguiente:
a) El adolescente con anorexia nervosa es típicamente un perfeccionista que
saca muy buenas calificaciones en la escuela. Al mismo tiempo, se subestima,
cree irracionalmente que está gruesa aun cuando se pone muy delgada.
Necesita desesperadamente sentirse en control de su propia vida y cree estar
en control solamente cuando le dice no a la demanda por la comida que
necesita su cuerpo. En su afán por adelgazar, la joven se está matando
debido a su régimen de hambre. Esto llega al punto de hacerle un daño muy
serio a su cuerpo y en ocasiones hasta puede llevar a la muerte.
b) Los síntomas de la bulimia son diferentes a los de la anorexia nervosa. El
paciente ingiere grandes cantidades de comida de altas calorías y/o luego se
purga de estas calorías haciéndose vomitar y a menudo usando laxantes.
Estas comelatas pueden alternarse con dietas extremas que resultan en
fluctuaciones de peso dramáticas. Los adolescentes tratan de ocultar las
vomiteras haciendo correr el agua mientras están encerrados por largos
períodos de tiempo en el baño. Las purgas de la bulimia presentan un peligro
muy serio a la salud física del paciente, incluyendo la deshidratación, el
desequilibrio hormonal, el agotamiento de minerales importantes y el daño a
los órganos vitales.

2.4. Clases de desórdenes alimenticios:


2.4.1. Anorexia nerviosa en adolescentes

La anorexia nerviosa se caracteriza por una reducción en la ingesta


calórica que no responde a una falta de apetito sino a una resistencia a
comer, consecuencia de un miedo excesivo al aumento de peso o a un
deseo de reducirlo.
Estos/as adolescentes suelen perseguir un ideal de belleza
caracterizado por la delgadez extrema y asocian la felicidad y el éxito a
ese modelo. Reciben una imagen de sí mismos en el espejo que no
concuerda con el ideal que anhelan. (15)
Las sociedades actuales transitan tiempos donde los referentes de
belleza son mujeres con una delgadez extrema y las chicas y chicos
adolescentes buscan identificarse con ellos. Es una etapa en la que

16
resulta difícil aceptar los cambios físicos propios de la etapa que viven,
donde se da un aumento de grasa corporal.

Y es por estas razones que la actitud de los padres cumple un rol


muy importante en el desarrollo de estas enfermedades. Muchas veces
son las amistades quienes detectan un cambio en el comportamiento
alimentario y alertan a la familia (16).

Además de la delgadez extrema, otros signos son propios de la falta


de nutrientes y energía en personas con esta enfermedad: caída de
cabello, pérdida del esmalte dental, uñas quebradizas, debilidad, palidez
o piel amarillenta, boca seca, pérdida de fortaleza ósea, descenso de
masa muscular, disminución de la respuesta inmune y desaparición del
ciclo menstrual. Además, la falta de minerales importantes puede
desencadenar arritmias que pueden poner en peligro la vida (17).

Es importante detectar la enfermedad a tiempo para poder intervenir


y comenzar un tratamiento multi e interdiscipliario de manera oportuna.
Siendo estos las principales características:
A. Miedo intenso a engordar, que no disminuye con la pérdida de peso.
B. Alteración de la silueta corporal, exagerando su importancia en la
autoevaluación y negando los peligros que provoca la disminución de
peso.
C. Pérdida de por lo menos 25% del peso original. En menores de 18
años de edad debe añadirse al peso inicial el que correspondería
aumentar de acuerdo con el proceso de crecimiento y considerando
que, una reducción de peso cercana a 15% es valorada como riesgo
médico.
D. Negativa a mantener el peso corporal por encima del mínimo, según
edad y estatura. A estos criterios pueden agregarse los siguientes:
• Pérdida de peso autoinducida por conductas compensatorias:
vómitos, laxantes, diuréticos y exceso de actividad física.
• Retraso en el desarrollo puberal: falta de crecimiento de los
senos, amenorrea primaria o secundaria. En los varones, los
genitales no se desarrollan y hay pérdida del interés y de la
potencia sexual.

17
Se especifican dos tipos de anorexia:

• Tipo restrictivo: la pérdida de peso se obtiene haciendo dietas,


ayunos o ejercicio excesivo. No se recurre a atracones ni a
purgas.
• Tipo compulsivo-purgativo: se recurre regularmente a medidas
purgatorias como inducción al vómito, uso de laxantes, diuréticos
y enemas.

2.4.2. Bulimia en adolescentes:


A. Episodios recurrentes de voracidad:
- Comer en corto período de tiempo gran cantidad de alimentos.
- Falta de control sobre la alimentación durante el episodio.
B. Promedio de dos episodios de voracidad semanales durante tres
meses.
C. Autoevaluación “indebidamente” influida por la forma y el peso
corporales.
D. Conducta compensatoria:
- Purgativa: vómitos autoinducidos, laxantes, diuréticos.
- No purgativa: ayuno, ejercicios físicos extenuantes.

2.5. Tratamiento farmacológico:


2.5.1. Anorexia nerviosa.
El tratamiento de la anorexia nerviosa debe buscar la funcionalidad
física y mental del individuo: la restauración del peso corporal con todas sus
correcciones sistémicas, disminución de los sentimientos de tristeza,
ansiedad e impulsividad, la alteración de los sintonías afectivos y motores y
hacer remisión total de la distorsión de la imagen corporal.

Actualmente, ningún medicamento está aprobado por la FDA para el


tratamiento de la anorexia nerviosa por sí misma. Se ha descrito que las
evidencias médica y epidemiológica acerca de la efectividad de la
farmacoterapia como primera línea para el tratamiento de restauración del
peso en pacientes con anorexia nerviosa son muy escasas (18).

En estudios realizados sobre la eficacia del manejo psicofarmacológico


con medicamentos tipo antipsicóticos, benzodiacepinas (lorazepam y
clonazepam, principalmente) y otros medicamentos derivados no
anfetamínicos (pimozide y sulpiride), se ha encontrado que estos, en

18
primera instancia, pueden contribuir al aumento de peso de los pacientes y
al alivio de la sintomatología ansiosa e impulsiva, pero a largo plazo no
contribuyen con una mejoría definitiva, a diferencia del enfoque
psicoterapéutico cognitivo conductual (19).

Dado que los pacientes con AN presentan una frecuencia


comorbilidades como síntomas obsesivo-compulsivos, depresivos y de
ansiedad, se ha explorado el papel de los antidepresivos, especialmente,
los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (1SRS).

Los hallazgos sugieren que la actividad serotoninérgica es reducida,


pues la restricción alimentaria disminuye la disponibilidad del triptófano
(precursor en la producción de serotonina) en pacientes con TCA tipo AN.
Dado este déficit, los ISRS no serían eficaces para el manejo de los
síntomas depresivos en pacientes con AN. Sin embargo, a pesar de las
pruebas biológicas de la disfunción serotoninérgica en la etiología de la AN,
el uso terapéutico de los ISRS sigue siendo controvertido. Se han publicado
estudios clínicos sobre el uso de fluoxetina, en los que se sugiere el uso de
ISRS para la restauración del peso, pero aclarando que debe sumarse a
una psicoterapia cognitivo conductual y no pretender un control aislado de
forma farmacológica.

Lo indicado es iniciar el tratamiento con ISRS después de la mejora


nutricional para restablecer la disponibilidad del triptófano y restablecer la
densidad de los receptores serotoninérgicos en el cerebro (que se
encuentran regulados a la baja en el curso de la restricción dietaria) (20).

Durante el tratamiento adjunto que se propone para la anorexia


nerviosa se describen otros medicamentos dirigidos hacia la modulación
sintomática, entre los que se encuentran la metoclopramida (para el manejo
de náuseas y el reflujo secundarios a la realimentación) '' y los suplementos
de calcio y vitamina D para el manejo de la baja densidad ósea desarrollada
en excurso de trastorno.

2.5.2. Bulimia nerviosa.


A diferencia de la AN, se han encontrado varios medicamentos que
tienen mayor eficacia que el placebo en el tratamiento de BN, como los
antidepresivos triciclitos (ADT), los ISRS, los inhibidores de recaptación de
serotonina y noradrenalina (ISRSN), y otros medicamentos antidepresivos.

19
La eficacia de los antidepresivos en la BN es atribuible a la reducción
de los síntomas principales de la ingesta y el vómito y a la mejoría del
humor y la ansiedad. La eficacia de los antidepresivos se ha demostrado en
diversos estudios doble ciego aleatorizados controlados con placebo. Es
recomendado que los pacientes sigan el tratamiento antidepresivo durante
al menos 9 meses a 1 año.

Los ISRS han demostrado su eficacia en el tratamiento de la BN, y la


FDA aprueba la indicación del uso de la fluoxetina en este trastorno pues
goza de un buen perfil en cuanto a efectos secundarios ha demostrado
interrumpir el ciclo compulsivo/purgativo; además, es el medicamento más
rigurosamente estudiado para el tratamiento de la bulimia nervosa (21).

La dosis de fluoxetina que demostró ser superior al placebo y mejor


tolerado con efectos secundarios mínimos (en un ensayo controlado con la
participación de 387 pacientes) es de 60 mg/día. Algunos de los efectos
secundarios comunes que pueden ocurrir a dosis altas de ISRS incluyen
insomnio, náuseas, astenia y los efectos secundarios sexuales. Sin
embrago, se han realizado estudios sobre la combinación de la psicoterapia
y la fluoxetina para el tratamiento de pacientes con BN, la mayoría de
estos controlados con placebo.

20
CONCLUSIONES

1. Desde muy jóvenes las representantes del sexo femenino están sometidas a una
gran presión para satisfacer cierto ideal de belleza que el mismo impone con rigor
y sin consideraciones. Para los varones esto ocurre en menor medida". Esta
especie de dictadura de la moda exige máxima delgadez, la cual debe ser
alcanzada sin reparar en los costos. Desde la pantalla y las revistas desfilan
diariamente los máximos exponentes del "genero".
2. Los trastornos de ansiedad son muy comunes en la anorexia y la bulimia. Las
fobias y el trastorno obsesivo-compulsivo preceden por lo general el inicio del
trastorno del comer, y así mismo el trastorno de pánico tiende a seguir. Las fobias
sociales, en las cuales una persona tiene miedo de ser públicamente humillada,
son comunes en ambos trastornos del comer.
3. Las personas con anorexia, sin embargo, están especialmente propensas al
trastorno obsesivo-compulsivo. Las obsesiones son imágenes, pensamientos o
ideas mentales recurrentes o persistentes que pueden resultar en comportamiento
compulsivo rutinas repetitivas, rígidas y auto prescritas cuyo propósito es prevenir
la manifestación de la obsesión. Las mujeres con anorexia pueden volverse
obsesivas con el ejercicio, la dieta y la comida.
4. Finalmente concluimos que los desórdenes alimenticios provocan diversos tipos
de enfermedades, unas más comunes que las otras, pero muchas de estas
pueden provocar la muerte al paso de los años, entre las enfermedades podemos
encontrar: Anorexia, consiste en un trastorno de la conducta alimentaria que
supone una pérdida de peso provocada por el propio enfermo y lleva a un estado
de inanición. La anorexia se caracteriza por el temor a aumentar de peso, y por
una percepción distorsionada y delirante del propio cuerpo que hace se vea gordo
aun cuando u peso se encuentra por debajo de lo recomendado.

21
BIBLIOGRAFÍA

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ANEXOS

Figura N° 1. Anorexia en adolescentes

Fuente:
www.google.com.pe/search?q=trastornos+alimenticios+en+los+adolescen
tes

Figura N° 2. Anorexia en niños

Fuente: www.google.com.pe/search?dcr=1&biw=1024&bih=662&tbm=isc

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