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LA BIBLIOTECA

N° 4-5 | Verano 2006

ÍNDICE

3 Editorial

La imaginación crítica
12 • Borges y Perón. Por Antonio J. Cairo
16 • Productividad de la crítica. Por Noé Jitrik
26 • Josefina Ludmer: “Algunas ‘nuevas escrituras’ borran fronteras”. Por Susana Haydu
32 • La ficción proletaria. Por Nicolás Rosa
52 • Rojas, Viñas y yo (Narración crítica de la literatura argentina). Por Jorge Panesi
60 • Una profesión de fe. Por Alberto Giordano
74 • Crítica de la crítica (Negatividad y mimetismo). Por Juan Bautista Ritvo

Nombres, linajes y recorridos


84 • Poéticas de inventario. Fuera de serie: Eva Perón. Por Daniel Link
96 • Enrique Pezzoni: sigilo y espectáculo. Por Jorge Monteleone
104 • Ana María Barrenechea, la descifradora. Por Jorge Monteleone
110 • La traducción entre forma y fantasma: el escritor-crítico-traductor en el cruce de
horizontes culturales. Por Delfina Muschietti
122 • Juan José Saer: una crítica sin atributos. Por Susana Cella
134 • Héctor Libertella: la pasión hermética del crítico a destiempo. Por Martín Kohan
146 • Bianco, lector de Proust. Por Guillermo David
160 • Un problema crítico: la historia de la literatura argentina. Por Horacio González
174 • Jaime Rest, hacia la reafirmación del hecho literario. Por Pablo De Santis
180 • La crítica de Masotta sobre Arlt: entre la conciencia y el destino. Por Silvio Mattoni
188 • La crítica a principios del siglo XX: Roberto Fernando Giusti. Por Verónica Delgado

Trazos malditos
200 • Retrato de un pensador materialista. Por Adrián Cangi
210 • Lectores argentinos de Manuel Puig. Por Ariel Schettini
216 • Ecos lejanos, voces tenues: apuntes para la crítica de H. A. Murena. Por Diego Poggiese
226 • Matar o morir. Murena y la transfiguración del espíritu. Por Luciano Carniglia
234 • Carácter y destino: en busca del modo de leer a Victoria Ocampo. Por María Celia Vázquez

Ficciones Críticas
244 • Crítica y hospitalidad. Marta Riquelme de Martínez Estrada: genealogías, lina-
jes e intertextos. Por Susana Romano Sued
260 • Diversos ejercicios de la crítica cultural argentina. Por Tomás de Tomatis
276 • ¿Borges crítico? Por Sergio Pastormerlo
284 • El viaje circular. Por Carlos Bernatek
290 • La creación es el verdadero poder. César Aira y la tenacidad de lo imposible.
Por Evelyn Galiazo
306 • Crítica interpretativa según el pensamiento de Paul Ricœur en la obra de
Alejandra Pizarnik. Por Ana María Rodríguez Francia
312 • Crítica y ficción: otra literatura. Por Carolina Orlando

Reflexiones sobre la condición intelectual


318 • Reflexiones sobre el intelectual crítico. Por Miguel Vedda
328 • Libros sin crítica. Por Jorge Dubatti
336 • El escritor como crítico. Por Mario Goloboff

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Editorial
Redundancia e innovación
344 • La crítica literaria y el problema de los intertextos. Por Alba Omil La Revista La Biblioteca ofrece con tranquilidad algunas redundancias. Una
muy notoria. Toma el mismo nombre de la institución que la edita. Además,
Groussaquianas ya se dijo, actúa nomás como continuidad con la revista similar que publicara
352 • La modernidad latinoamericana y el debate entre Rubén Darío y Paul Groussac. Paul Groussac al cerrarse el siglo XIX. Agrega así un eslabón más a la serie
Por Mariano Siskind histórica. Las otras redundancias son menos evidentes y hay que verlas por el
364 • Sobre una tesis que falla por la tesis. “Paul Groussac: un estratega intelectual”. revés. Redunda en querer tener una escritura del máximo nivel de independen-
Por Marta Elena Groussac cia intelectual, a pesar de ser una revista contenida en los pliegues públicos,
proveniente del arcano estatal. No es fácil recordar publicaciones en el área
Tribunas literarias, memoria editorial pública que superen el mero cariz propagandístico y el dictum complaciente
390 • Contorno y alrededores: sucesiones, herencia y desvíos en 50 años de crítica del funcionario del momento.
argentina. Por Marcela Croce Esta revista habla sola, por su propia voz, es libre. Redunda así por el lado opuesto.
402 • Claridad o la cultura a granel. Por Juliana Cedro Cuando se esperaba el ditirambo, elige excederse por su reverso. Transita por ese
408 • La revista Martín Fierro de Alberto Ghiraldo o un anarquismo (casi) nacional territorio de las revistas vocacionales, las del llamado a la idea crítica. Una crítica
y popular. Por Juan Navarro autonomista parecería inadecuada en el lugar de donde sale esta revista, pues si la
416 • Las armas y las letras. Un recorrido por las ediciones anarquistas. Por Pablo M. crítica es el momento de debilidad de las cosas, la Institución Pública no toleraría
Pérez, Hernán Villasenín y Liliana Jofre saber o conocer su propia trama de fragilidad.
428 • Breve historia de Ediciones de la Flor. Editar en la Argentina: ¿un oficio insalubre? Pero la institución pública suele ser más débil que lo que sus simulacros
Por Daniel Divinsky administrativos permiten pensar. Muchas veces, una revista intelectual libre que
452 • Gregorio Weimberg y la edición. Estampa de un fundador de la biblioteca lanza las novedades de lenguaje que los públicos esperan, quiere postular menos
argentina. Por Gustavo Sorá su propia debilidad –es sólida, segura de sí, véase la Martín Fierro de Borges y
472 • Breve historia de la Editorial Universitaria de Buenos Aires (EUDEBA). Por Girondo, en los 20, o Contorno en los 50, de los Viñas, Rozitchner y Masotta–,
Leandro de Sagastizábal que su concisa capacidad de crear culturas autónomas.
482 • La editorial Jorge Álvarez, cenáculo de los sesenta. Por Ana Mosqueda En cambio, revistas como ésta –La Biblioteca– respiran inesperadamente por su
490 • “Todo está en el catálogo”. Notas sobre Arnaldo Orfila Reynal y Siglo XXI fractura esencial, su origen sospechado, su voz presuntamente ronca con vaho a
Editores. Por Carlos E. Díaz y Alejandro Dujovne bóveda estatal. ¿Pero no fue Borges, aventurero intelectual de los 20, de los 30,
y, aún adentrado mucho más el siglo, también atrevido director de la Biblioteca
Labor bibliotecológica Nacional? No atrevido por sus gestas administrativas –aunque firmaba documentos
502 • La Biblioteca Nacional. Aportes para una estrategia de fortalecimiento. Por oficinescos, incluso tenemos a la vista cierto apercibimiento de rutina a algún
Luis Herrera empleado que ahora puede exhibirlo no como demérito sino casi como gloria–;
524 • La imagen de Raymond Foulché-Delbosc en Argentina. Por Hebe Carmen Pelosi atrevido por su concepción bibliotecaria, una concepción geométrica, ficcional y
532 • El período incunable entre Bernard von Mallinckrot y Philippe Labbé. Por a la vez técnica, pues si la biblioteca era el mundo, era también sus deficiencias y
MarioTesler sus escatologías, sus fuerzas automatizadas y sus recodos más azarosos. Basta leer
538 • La música y el largo derrotero de su preservación. Por Silvia Glocer Tlön, Uqbar... para percibir cómo está pensando el desdoblamiento del mundo a
542 • Para una genealogía del discurso bibliotecario. Comisión Permanente de Homenaje través de un juego de espejos entre lo real y lo virtual.
a Bibliotecarios y Trabajadores de Bibliotecas Desaparecidos y Asesinados por el Es que el autor de El Informe de Brodie estaba dentro de la civilización y dentro
Terrorismo de Estado de la barbarie, como lo está toda literatura merecida. Las revistas que surgen
546 • La fototeca de la Biblioteca Nacional: un proyecto en marcha. Por Graciela I. dentro de la institución pública no están obligadas a ser ditirámbicas, pero sí
Funes y Clara Guareschi intimadas a reflejar el sorprendente espejo de todo lo que no se les atribuiría:
redundantes con lo otro que no se espera de ellas. Así deben ser. Redundantes
552 Semblanzas con lo que sordamente no es el Estado.
Este número de La Biblioteca sobre la crítica literaria argentina –y la historia
editorial– es redundante de lo que no formaría parte de una revista nacida de
la institución pública nacional. Se trata del aroma libertario que funda nuestra
vida, que no siempre puede decirse, pero que alguna vez –ésta, quizás–, puede
confesarse dentro del círculo de nuestros aprecios. Se place pues en ser reiterativa
de lo mejor del revisterío nacional, mezcla de la primigenia La Biblioteca y La

 

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Montaña de Ingenieros y Lugones. Y además, es voluminosa, orgullosamente histórico se pondrían a disposición de una brusca reconversión del conocer a
ostentosa, pero casi se autofinancia, como testimonio de que puede entrar en meros emblemas de señalización compendiada y a la vez perpetua, que encarnaría
el circuito del don, que es el del lector libre y real, interesado en sufragar por una nueva ontología de lo social. Lo social como una arcadia de transparencia
ella, más allá de siglas estatales y jergas institucionales, que por supuesto no son comunicativa, lo que le daría a la sociedad de conocimiento el destino de ser una
solamente las del Estado, sino que abarcan toda pedagogía y toda comunicación interpretación lacónica de procesos más vastos y aún impredecibles, surgidos de
por espontánea que parezca. la revolución en la propia idea de signo. El signo de lo que llaman sociedad del
Pero una cuestión más difícil debemos tratar en este prólogo. Ya que de crítica conocimiento es plano, binario, lineal. El conocimiento, en cambio, es denso,
hablamos, se trata de criticar el concepto de sociedad de conocimiento o gestión derivativo y entrecortado.
de conocimiento que se encuentra difundido en muy diversas esferas y grupos Ciertamente, las realidades del mundo digital nos ponen frente a una dimensión
intelectuales. Al parecer, se trataría de formular una visión optimista del crucial de la historia humana. Estamos inmersos en ella de una manera inocente
conocimiento y su proceso interno, pero no basado en el legado de la episteme o y feliz, lo que siempre ocurre en los primeros tramos de las grandes y necesarias
la gnosis clásica. No se trata ahora de que el conocimiento sea la rareza o la escasez mutaciones tecnológicas.
de lo que también genera –el sujeto, el individuo, el lenguaje, la conciencia de Falta sin embargo otra colección de signos que ponga esta transformación vital
sí en todos sus capítulos de construcción, negatividad y olvido–, sino un plano del uso del lenguaje simbólico en términos más amigables con el conocimiento
exterior, meramente resultante del modo en que actúan los signos informáticos y recibido a lo largo de las edades históricas (y del largo ciclo en el cual se habló
de reproducción virtual del encadenamiento del saber. de trabajo manual y de trabajo intelectual), para que la conciencia lingüística
Aunque por otro lado con gestión del conocimiento, a veces se alude al de las tecnociencias no desactive erradamente la conciencia histórica. Por eso
reaprovechamiento de la intuición, el saber espontáneo y la experiencia de el empleo de la palabra “sociedad” para acoplarla a “conocimiento ” –sociedad
vida de las personas, como ilusión institucional de que no estamos ante la es una expresión esencial del siglo XIX, o no muy anterior a él–, nos pone ante
pura regla, el puro reglamento. No parece esta idea más que una derivación de la idea de que las tramas sociales sólo lo serían si se producen en un mundo
las técnicas de adecuación laboral bajo la ilusión de la experiencia individual de articulaciones simbólicas virtuales, lo que apuntaría al último reduccionismo
creadora, en la era en la que el libre albedrío de los trabajadores llega a un posible en la historia del conocimiento humano.
punto de oclusión, de máxima intensidad. Este reduccionismo proviene de un pensar rápido que toda revolución técnica
¿Qué habría de nuevo en esta concepción de la sociedad del conocimiento que carga consigo misma, y que no la favorece para que ella misma derrame sus frutos
no lo tuvieran los tiempos de Kant, a fines del siglo XVIII, o los tiempos irreversibles y creativos en la historia del trabajo humano. Estamos aún en el
de Husserl, a comienzos del siglo XX? Era en la que está de por medio la momento en que las tecnologías crean su propio lenguaje absorbente, como pasó
revolución digital, informática o tecnotrónica –que busca su alianza con la en las primeras décadas de la imprenta, del motor a explosión o de los métodos
sabiduría espontánea de las gentes–, según el nombre que desee utilizarse o la de cirugía anestésica. Estarían en el momento equivalente al que, como en la
hipérbole que cada uno quiera sostener. filosofía, pueden surgir conceptos como “sustancia extensa y sustancia pensante”,
La primera crítica que cabría sería la de postular que se emplee otro nombre para “juicio sintético a priori” o “lo concreto es síntesis de muchas determinaciones”.
las nuevas realidades generadas por esta teoría de los signos, pues así como está, ¿Pero están acertando las tecnociencias con su lenguaje? ¿Tienen su nomenclatura
no puede hacerse cargo de todas las modalidades del conocimiento, tampoco denominativa a la altura de la importancia de sus logros? Una revolución técnica
puede arrogarse la redefinición completa de todos los horizontes de lo social. Ya como la que vivimos, sólo en una etapa posterior –que ya presentimos–, realiza
se empleó en el pasado inmediato el concepto de “sociedad de la información”, el potente ejercicio de plasmar el legado completo de la civilización en el seno de
que si se quiere tenía un poder de yuxtaposición menor con todo el conocimiento su sumario, aunque vistoso cuerpo de lenguaje, con el que surge a la admiración
existente en la historia social e intelectual de la humanidad. Se sugeriría, a través garantida de sus contemporáneos.
de estas elaboraciones, que estamos ante una posibilidad doble, la de pasar en Las metáforas informáticas –migrar, exportar, virus, navegar, amigable, soporte, red,
limpio toda la cultura heredada a nuevos símbolos de almacenamiento, y que cortar, pegar, ver, insertar, herramientas, ventana, “analfabetismo” informático–, son la
del conocimiento así entendido (como planicie intelectual infinita y sin relieves) más poderosa construcción idiomática que ha acompañado a un descubrimiento
puede extraerse sin más una idea completa de sociedad sin conflictos, autoeducada tecnológico. Se dirá que no ha generado estos conceptos, tomándolos de todo el
en una felicidad comunicacional abstracta. orden del conocimiento humano, pero con este gesto también señala sus virtudes
Pero en verdad, la teoría de la “sociedad del conocimiento” es estrecha en relación apropiativas, y en el límite, expropiatorias. La retórica revolucionaria sale a luz con
a las posibilidades que abre el desarrollo de la red electrónica y sus derivados. ropajes ajenos, los toma de prestado sin rigor crítico pero con evidente imaginación.
Ninguna evolución en el lenguaje, en la época de los grandes cambios técnicos, Esta fuerza expropiativa del lenguaje, en toda revolución técnica se ha realizado
debe implicar una reducción a insignias de codificación fijas. Sin embargo, con la tomando también los lenguajes preexistentes, revelando que estaba vacante de
hipótesis de la sociedad del conocimiento, todos los bajorrelieves del conocimiento nombres (homenaje implícito a los que ya existían), pero mostrando asimismo

 

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un ánimo sustitucionista respecto a la total experiencia humana en materia de del mundo del trabajo, la producción y el arte. Nuevos maestros nos sacarán de
nombres, símbolos y lenguajes. Por eso se entiende el concepto de “sociedad de nuestra condición ágrafa, aunque hayamos compartido largamente el fruto de las
conocimiento” vista la gran operación de embargo de las culturas previas. Lo culturas. El alfabetizador informático es el fruto notorio, educacional, surgido
que nos pone frente al problema mayor de la civilización contemporánea: surge del seno de las utopías tecnológicas del siglo XX, como la reflexión moral es el
un nuevo tipo de experiencia comunicativa, pero el lenguaje (lo inherente a la fruto de utopías como las de Tomás Moro.
comunicación) puede quedar lesionado. Pero sus resultados no son meramente utópicos, sino que intervienen de un modo
Saludamos nosotros a la red con todas sus acciones cognoscitivas –es elocuente el excesivamente banalizador en la discusión sobre las instituciones pedagógicas y
nombre de documento y archivo que poseen sus acciones básicas– y no vemos en las decisiones sobre las redes escolares. Cuando éstas cumplan con su deseo real de
ella más que una gran oportunidad creadora a escala de la historia de la ciencia estar interligadas al cuerpo de la red virtual –lo que es también nuestra postura–,
y de la cultura. Y al mismo tiempo, nos preocupamos que de ella no surja una una efectiva revolución pedagógica sólo ocurrirá por el diálogo con las fuentes de
deficiente filosofía desatenta con la realidad de los conflictos históricos y la situación la práctica cultural que unen las generaciones pasadas a las actuales. Se precisará
experiencial del trabajo y del lenguaje como forma de existencia colectiva. entonces de la filosofía y la literatura clásicas –y de la ciencia y técnica no como
Este rico orden metafórico de la lengua informática no es asumido como ideología sino como conocimiento liberado– antes que de conceptos surgidos
tal, sino como un apresurado gesto, aunque no exento de gracia, para tomar del marketing superficial de la revolución tecnológica. A ésta la queremos sin sus
precipitadamente palabras de la naútica, de la economía o de la medicina. Pero ideologías triviales ni sus implícitos mitos de dominio.
es un atrevimiento distraído. Habilita a creer que un ciclo del conocimiento ya Sino, un nuevo saintsimonismo de los savants, con su ingenuo evangelio
se ha cancelado y todo puede resumirse en una retórica aglutinadora universal, social de los industriales, avanzaría sobre los nuevos descubrimientos con un
como quería Gorgias en su controversia con Sócrates. A la manera de una última monolingüismo abstracto, en un momento en que la humanidad sigue con
y radical fenomenología del espíritu, las formas compendiadas que llevan a ganar sus guerras, demoliciones y saqueos, precisamente de los bienes preservados
tiempo, espacio y capacidad de síntesis, van señalando el periplo de la misma por generaciones anteriores, y todo como prueba de la marcha sacrificial de
historia humana hacia el saber condensado y al mismo tiempo ramificado según la especie humana, que el archivismo puntual no logrará detener. Pensar el
la lógica del hipertexto. Así vistas las cosas, es necesario un concepto rápido, de conocimiento es también pensar el saqueo y la pérdida. Las nuevas consignas
circunstancias, meramente plano e inelocuente: la sociedad del conocimiento. de la informatización han generado un poderoso lenguaje que, de un modo
Él dará cuenta del movimiento de anexión de lenguajes. Se convierte así en una virtual, absorbe todos los movimientos que las filosofías de la acción y del
neo-retórica al paso, una mera ideología de la ciencia y la técnica, como en los conocer desde antiguo habían explorado. El dudoso concepto de sociedad de
años 60 bien supo criticar el joven Habermas. conocimiento proviene de ahí, incapaz de pensar adecuadamente las novedades
La materia cultural anterior se tornará entonces en un “tesoro” encerrado en que él mismo contiene, la gran reduplicación del signo real de la vida en formas
la caverna platónica y sus copias con distintos grados de verdad serán apenas electrónicas y micro-compendiadas de la memoria.
el mundo de ideas que verán los ojos de las generaciones futuras. El archivista Ningún lenguaje surgido de las metáforas de la técnica puede encargarse de la
adquirirá un carácter sacerdotal, y de este modo, una formidable vena de los totalidad del conocimiento humano, como el de sociedad de conocimiento, a
inventos de la humanidad (digamos, la lanzadera mecánica, la caldera ferroviaria, riesgo de que haga peligrar lo único que puede resguardar la presencia efectiva
la electricidad o la telegrafía) puede presentarse como discontinuidad antes que de la técnica en las sociedades, el conocimiento filosófico como autonomía del
como continuidad –cierto que repleta de desvíos y opacidades–, con las fuerzas sujeto y del concepto. Más que sociedad del conocimiento (idea que cierra el
cognoscitivas reticulares de la época. saber sobre una variante del progreso técnico) hay conocimiento de la sociedad
De ahí la formidable utopía de la sociedad de la información o del conocimiento (forma abierta del saber que alienta nuevos descubrimientos técnicos).
como llamado a romper la continuidad de la historia del trabajo humano frente Por eso, el error del concepto de “sociedad del conocimiento” proviene de la
a la naturaleza y a la vida colectiva. Vastos sectores del movimiento cultural en confusión que introduce con la historia de las civilizaciones. ¿Qué sociedad
todo el mundo emplean ese concepto un tanto ingenuamente, pensando que no sería del conocimiento? ¿Excluiríamos las cavernas de Altamira, los indios
compran así su billete hacia el progreso técnico. Debemos decir que el progreso Caduveo, la corte de Luis XVI, una asamblea jacobina, la China imperial, el
técnico es demasiado delicado, importante y esencial como para que quede en sur norteamericano de las novelas de Faulkner? El concepto de sociedad ya es
manos de conceptos que no realizan enteramente la misión de comprenderlo el de conocimiento. Sea en la alta Edad Media o en la Nueva York de Woody
en sus significaciones últimas. Allen. La aparente ambigüedad del concepto solo querría decir que con los
La hipótesis del nuevo alfabetizador nos dice que hay brechas digitales, indicando signos de la sociedad informática recién podemos entrar a un conocimiento
la necesaria cruzada para rescatar del analfabetismo de nuevo tipo a millones de universal y democrático. Desde luego, es necesario afirmar que la convicción
seres humanos. Se trata de una nueva partición en la sociedad que se sobrepone que une tecnología a democracia –derivada de la idea de democracia industrial
a las clásicas líneas de fractura social, provenientes de diferentes interpretaciones del pragmatismo norteamericano, que un digno hombre, John Dewey, intentó

 

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descifrar adecuadamente antes que se convirtiera en credo de las muchedumbres la brecha entre ciencias de la cultura y ciencias de la naturaleza. Y así, toda
solitarias–, precisa de más resguardos para no perder poder explicativo. tecnología es también un elemento conceptual no neutro. El lenguaje con la
Admitamos que buena parte del cuerpo tecnológico en uso real por las sociedades que hable o se la hable no debe ser segregado por su retórica sustractiva de
tiene valores neutros en cuanto a su verdad. Eso no nos exime de preguntarnos términos de la cultura anterior, apagándoles su condición metafórica. Debe
por las posibilidades del uso inadecuado de los medios técnicos. Se dirá: los ser continuidad problemática con las formas del conocimiento antepasadas,
jueces se reservan la aplicación de la figura contemporánea de la mala praxis. a las que no se les debe un mero homenaje, sino que si no se las mencionara,
¿Y la sociedad del trabajo, la idea misma de trabajo? Los teóricos le reservan un sucumbiría la fuerza misma de los nuevos artefactos semióticos y su propuesta
destino adecuado, como los que en los últimos años difundieron Toni Negri y de recolocar el archivo en el centro del tejido cultural.
Michael Hardt, indicando que este problema –las tecnologías “inmateriales” y La incorporación más lograda de las tecnologías del signo a la vida humana
su relación con el trabajo real–, se relacionaba con una nuevo tipo de política proviene de dos terrenos específicos. De a) que no sea un axioma el que toda
mundial en la era del “imperio y las multitudes”. revolución técnica hable con el lenguaje precario inventado por ella, en su
En el debatido libro Imperio, Negri y Hardt hablan de una “intelectualidad primera presentación mundana. Su orden metafórico puede tener alternativas
de masas”, de “trabajo inmaterial”, y de “intelecto general”, tomado esto incluso mejores para su propio crecimiento, que la que surge a veces de la modesta
último de un pequeño fragmento de las obras de Marx, para decirnos que poética copiativa de sus inventores. Y de b) que junto a la no neutralidad de la
al trabajo fabril debe vérselo cada vez más reemplazado por una fuerza técnica –lo que no sólo no la obstruye, sino que la obliga a pensar caminos no
laboral intelectual, inmaterial y comunicativa, surgida de la fuerza tecno- obligatorios y aún de mayor inventiva–, se debe pensar en el constante repique
comunicacional del capitalismo informático. Todo ello exigiría desarrollar del mundo virtual con la presencia experiencial, activa y práctica del orden de
una nueva teoría política del valor y una nueva subjetividad que vea en esa objetos que son de rigurosa convivencia para el juego humano.
inmaterialidad del trabajo las nuevas formas de acumulación económica o en Un mundo con hombres activos y objetos vivos es lo que corresponde para la
su defecto, los síntomas de una nueva liberación. prosecución empírica y simbólica de la especie humana. A nadie le conviene –a
Se reclama por parte de estos autores una nueva teoría del valor que la ciencia no lo conviene, a las tecnologías no les conviene– un empobrecimiento
debería encarar nuevos descubrimientos de la “subjetividad”, esta vez con del mundo táctil, visual, auditivo, lectural, objetual que la humanidad recorrió
sus dimensiones ligadas al conocimiento, la comunicación y el lenguaje. durante siglos. Del interior de las Bibliotecas suele surgir una voz profunda
¿Y si este refinamiento de la idea de sociedad de conocimiento –lejana a los que parece advertirnos de esto. Habíamos dicho que en esta revista veíamos
enfoques simplificadores que acostumbramos a escuchar–, también cerrara la una sugestiva redundancia. La redundancia de la libertad. Y allí donde vemos
construcción del conocimiento, simbólico o lingüístico, al universo exclusivo innovación, también queremos verla con la cautela de quien dialoga con las
de la “fuerza laboral inmaterial”, dislocando de un modo drástico y pifiado antiguas persistencias del legado.
todo el orden real a la trama comunicacional?
No desvalorizamos estas expresiones de Toni Negri; con respeto vemos sus Di­rec­ción de la Bi­blio­te­ca Na­cio­nal
dificultades. Y las declaramos aquí porque estamos en una Biblioteca Nacional.
No deja de ser atractiva la idea de “trabajo inmaterial” –es, al cabo, el pensamiento
mismo–, pero a condición de que no se alce con todo el embalaje de la historia
simbólica de las sociedades, los usos materiales del habla, las formas de las luchas
políticas en la polis, y el realismo crítico –la “cautela del salvaje”, como dice
Diego Tatián–, que es el tejido oscuro del que sale la imaginación técnica y su
utopía: tanto la reconversión del pensamiento humano de un modo arrollador, o
la regulación del ingenio técnico que se acopla y dialoga con todos los lenguajes
conocidos sin pretender resumirlos en una cartilla totalista.
Una Biblioteca es el campo de este debate y a la vez el modo de resolverlo
adecuadamente. Por un lado, las tranformaciones en la reproducción técnica,
la reduplicación inmaterial, la catalogación en red, la preservación en digital,
el continuum del dato que nace sin referente real –los metadatos–, producirán
más efectos civilizatorios en la medida que no se desliguen de ninguna teoría
de la cultura. Puesto que toda tecnología es legado que no se puede no emplear,
no se puede no interrogar, no se puede no adaptar. Y todo ello con “cauta
simpatía”, como dice Paolo Virno, a fin de considerarla capaz de superar

 

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La crítica literaria en la Kant, Hegel, Freud, Marx y Nietzsche abren el espacio para la pre-
Argentina concedió estilos per- sencia del sujeto crítico en la historia. Sus aportes ofrecen la posibili-
sonales bien reconocibles. En dad de ser retomados a partir de las grietas que han provocado y de
realidad, puede decirse que la sus nuevos enunciados, productores de nuevas legitimidades.
crítica comienza a serlo cuando En un diálogo intenso, Josefina Ludmer traza las derivas de su
se manifiesta como estilo perso- itinerario personal, pensándolas a partir de las mutaciones en
nal. Ciertamente, siempre hay las formas de dominio contemporáneas. Un recorrido que va del
La imaginación un estilo, pero no hay crítico
si no se comienza a reflexionar
análisis elaborado al interior del campo literario hacia otros modos
de producción crítica que desafíen las “verdades del sistema” que
sobre un estilo, es decir, sobre conquistan y renuevan las posibilidades de escritura.
crítica el absurdo del yo. Arriesgamos Nicolás Rosa nos dejó este texto en el que compara el “folletín” con
un pensamiento: sería posible la alta literatura, a menudo conectados por hilos no siempre reco-
incluso definir que en las tra- nocidos. De hecho, la literatura menor se sirvió de los materiales y
diciones novelísticas hay menos las formas de la literatura universalmente consagrada. Esta hibri-
variedad de estilos que en los dación convierte la literatura de los bajos fondos urbanos –realista
empeños y ejercicios de la críti- y romántica– en un “género mixto” capaz de componer la crítica
ca. La crítica se inicia con una disconformidad, con una abjuración social con los estilos literarios dominantes.
entre el yo y el no yo, y con este parecer homenajeamos ahora a Nicolás A partir de un reciente ensayo publicado por Martín Prieto, Jorge
Rosa. Se equivocan pues los que suponen que se trata de recrear un Panesi se interroga por el tipo de autor que hay detrás de todo
texto o de someterlo al cotejo con sus antecedentes y proyecciones. Se crítico. Encuentra en este texto un conjunto de preocupaciones
trata de atacarlo, zaherirlo, combatirlo. De obtener sobre las ruinas de –literarias, críticas, pero también existenciales– que emergen de
lo criticado otro texto que a su vez espere su propia ruina. Esa espera es la capacidad de no ajustarse a pretensiones totalizadoras, o a los
un logro del estilo sin el cual es difícil el arte crítico, es decir, el arte de formatos estandarizados de la academia.
actuar con serenidad en un intervalo entre dos ruinas. En esta sección Alberto Giordano encuentra en el relato, el ensayo y la autobiogra-
tenemos un conjunto de escritos que nos comunican esa posibilidad, fía, formas de escritura que permiten compensar los sinsabores de
que, sin mayores esfuerzos, denominamos imaginación crítica. un cotidiano abrumador. Estos géneros –si pudiesen ser llamados
En 1981, Antonio J. Cairo –seudónimo escogido por David Viñas– así– ofrecen posibilidades de imaginar nuevas formas de vida. La
escribió un artículo alarmante: una comparación entre Borges y Perón. crítica como una perspectiva ética que no se deja apresar por las
Lo que inquieta aquí no es el planteo de sus diferencias, obvias y reco- modas banalizantes y que nos predispone al desafío de desconstruir
nocibles. Se trata de una lógica que actúa por debajo de ellas y permite las certidumbres para quedar disponibles ante encuentros que con-
equipararlos cuando el crítico los piensa. El triunfo de un esquema muevan nuestra existencia y nos rehagan en esa sorpresa.
vertical que excluye toda relación de reciprocidad consagrándolos como Juan Ritvo cuestiona las formas en que el periodismo cultural modela la
los “burgueses más célebres”, capaces de concluir el proyecto político y crítica a partir de un estilo pedagógico que oficia como mediador entre
literario del siglo XIX. El sitio donde estas afirmaciones vibran: Les los “espectadores” y la “obra”. Recuperar la sensibilidad kantiana en tanto
Tempes Modernes, la mítica revista que dirigió Jean Paul Sartre. examen no para comunicar una obra, sino para ofrecer aquello que de
Noé Jitrik traza una genealogía de las actitudes críticas que, en cada incomunicable tiene toda creación, la negación no en tanto mimesis,
momento, ponen en crisis las discursividades dominantes. Descartes, sino como rasgo de excepcionalidad, secreto íntimo de toda obra.

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Borges y Perón(*) Sus diferencias son conocidas. Por eso


mismo yo querría destacar sus pare-
cidos; en sus escritos creo que podría
tudes en virtud de una cronología
“generacional” previsible, de climas
familiares comparables y de una his-
encontrarse, en principio, una misma toria compartida desde la Semana
Por Antonio J. Cairo exclusión de la historia, que se mani- Trágica de Buenos Aires en 1919 hasta
fiesta mediante la negación de la lucha los años de la Década Infame (1933-
de clases en Perón y en una literatura 1943). Verdadera matriz que confor-
analgésica en Borges. En uno y en otro mó a los dos hombres en el período
se asiste a una evacuación del sufri- que precedió a su eclosión respectiva,
miento y del drama inherentes a la sobre todo si se tiene en cuenta la
vida cotidiana: evacuación que resulta, influencia decisiva de la presidencia
En el año 1981, la legendaria revista francesa Les en el texto borgesiano, de su oposición del general Justo (1932-1938), “tío”
Tempes Modernes que dirigió Jean Paul Sartre, con- al “Centro” trágico y deslumbrante, de Perón y mecenas de Borges.
sagró su número 420/421 a la Argentina con el títu- y en los documentos de Perón, de Pero en realidad es el parentesco de
lo “Argentina entre populismo y militarismo”. Allí su necesidad de borrar todo lo que símbolos entre Borges y Perón lo que
implica un cuestionamiento. Porque me interesa particularmente. Símbolos
escribieron César Fernández Moreno, Juan Carlos si los escritos de Borges no reconocen poderosos: con-
Portantiero, Osvaldo Bayer, León Rozitchner, a sus lectores sino que los inmovilizan, centración de la
Noé Jitrik, Julio Cortázar, Juan Gelman, Tununa el discurso de Perón no incorpora a línea elitista-libe-
Mercado y Juan José Saer entre otros. sus mejores colaboradores sino que ral en Borges,
los fija. Y si el movimiento esencial encarnación de la
Antonio J. Cairo es el seudónimo escogido de Borges se orienta hacia el ruego, el corriente nacio-
por David Viñas para ofrendar una reflexión de Perón se especializa en las órdenes. nal-populista
inquietante. Se trata, ni más ni menos, de una Uno y otro, me parece, instauran un en Perón. Sobre
comparación entre Borges y Perón cuyas dife- espacio vertical, de arriba hacia abajo todo en relación
rencias evidentes a menudo oscurecen sus pun- y a la inversa, que poco a poco excluye con los dos secto-
toda dimensión horizontal: incapaz res de Argentina:
tos de contacto, según sugiere el autor. Ambas de hacer que una comunidad se res- la clase media
figuras nos ofrecen, a través de su literatura, pete incluso después de haber visto liberal y la clase
un modelo vertical que excluye la disidencia y sus propias miserias, ambos prefieren media populista,
el reconocimiento de sus próximos (sean estos –cada uno según los valores y con un cuyas connota-
objetivo diferentes– que esta comuni- ciones preferidas
lectores condenados a la pasividad o colabora- dad continúe ignorándolos. son el doctor
dores confinados al servilismo). Así, el triunfo En otro aspecto –el empleo de las Houssay, el hom-
de este esquema por sobre una posible relación palabras– me parece útil establecer sus bre que habló en
horizontal, de reciprocidad, consagra a Borges y lazos de parentesco recíprocos con el La Sorbona y polo sacralizado por la
Leopoldo Lugones de los años veinte: tendencia liberal-elitista, y el tango
a Perón como los dos “burgueses más célebres” cuando Perón dice “muchachos”, está trivializado, el Viejo Vizcacha y un
de la Argentina, cuyas figuras que promueven la impregnado del Elogio de la espada Gardel de opereta para la franja nacio-
adhesión santificada, expresan la conclusión de pronunciado por Lugones en 1924 nal-populista. Dos sectores que, si se
un modelo literario y político emanado del siglo en ocasión del centenario de la batalla enfrentan en su adhesión, uno a Borges,
XIX. Por la firmeza polémica, y por su capacidad de Ayacucho; cada vez que Borges otro a Perón, a menudo se intersectan y
emplea el término peyorativo “mucha- se ponen de acuerdo: en especial cuan-
de expresar el valor de la crítica, hemos decidido chones”, está retomando los semitonos do se trata de exaltar el símbolo de una
recuperar y traducir este valioso texto a modo de del Lugones de La Patria fuerte. vieja Argentina de virtudes patriarcales
reconocimiento de un itinerario anómalo. Podrían incluso establecerse simili- tranquilizadoras y estereotipadas.

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Sucede que el verticalismo al que dado que Perón y Borges –a pesar (y


me refería –tanto el de Perón como a causa) de sus contradicciones y sus
el de Borges– acarrea, tanto en los matices– son la concreción perfecta de
liberales-elitistas como en los nacio- esta conciencia posible.
nalistas-populistas, una adhesión Lo que quiero decir es que las variantes
exenta de crítica, a las que puede llegar el pensamiento
Dos sectores que, si se enfren- incondicional en burgués son infinitas. Infinitas sus
tan en su adhesión, uno a la mayoría de los posibilidades de combinación, pero
Borges, otro a Perón, a menu- casos; eclesiásti- finitos los ingredientes a partir de los
do se intersectan y se ponen ca, diría. Y con cuales han sido formuladas la teoría y
de acuerdo: en especial cuan- ella todo lo que la proposición programática; y, lo que
do se trata de exaltar el sím- suponen el star hoy me preocupa, agotadas. Porque si
bolo de una vieja Argentina system y el star sus combinaciones pueden hacerse en
de virtudes patriarcales tran- cult: filisteísmo, un espacio imaginario (sea Madrid o
quilizadoras y estereotipadas. i d e n t i f i c a c i ó n un relato), su finitud y su agotamien-
y proyección to eclosionan en un espacio histórico
inmovilizadoras, autosatisfacción, concreto: la Argentina actual.
incondicionalidad. Herencia a lo Es por eso que estos grandes símbolos
sumo, no apuesta. que son Borges y Perón ya no consti-
Podría decirse, para intentar compren- tuyen hoy (justificando, realimentan-
der un poco mejor, que Borges y Perón do y, si puede decirse, mitificando)
“son dos burgueses”. Dos grandes bur- sino un movimiento circular, del que
gueses. Y si se quiere, los dos burgue- por cierto no se escapará utilizando los
ses más célebres que haya producido recursos del collage.
Argentina. Que con ellos culminan la
literatura y la política concebidas en el (*) Retraducción de la versión francesa
núcleo programático inicial de 1845, por José Luis Moure.

David Viñas

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Productividad de la crítica Hay tres modos, o ámbitos, de entrar


a discurrir acerca de la crítica. El
primero tiene que ver con una tra-
cer, en relación con la forma de la ac-
titud crítica, una historia que transcu-
rriría por tres carriles. Uno, la determi-
dición filosófica que tiene una pri- nación de los mo­mentos históricos en
Por Noé Jitrik mera formulación enceguecedora con los que tiene presencia, fuerza y defini­
Descartes y culmina, sin concluir, en ción y, correlativamente, de sus lapsos
Kant; no ignoro, por supuesto, lo que o ausencias –lo que estable­cería quizás
implica en esta línea el pensamiento un ritmo entre presencia y ausencia–,
de Hegel, de Marx, de Nietzsche, de con la co­rrespondiente explicación
Freud, de Wittgenstein, de Habermas acerca de las causas que motivan am-
y todo el resto. El segundo se vincula bos fe­nóme­nos (en las sociedades teo-
con una actitud que halla su funda­ lógicas o muy jerar­qui­za­das la actitud
mento, sin saberlo, en la mayor parte crítica se ausenta o es reprimida, da
de los usos, en diver­sas coagulaciones igual, mientras que en las de tenden-
de aquella tradición. El tercero afecta cia democrática parece más facti­ble).
a una práctica particular y concreta Dos, el desarrollo probable, en el cur-
que tiene, aparentemente, un objeto so histórico, de
particular y concreto sobre el cual la actitud críti­ca, Por “actitud crítica” puede enten-
ejercerse, la litera­tura y el arte. No me su eventual ge- derse, ante todo, aquella exigen-
La crítica ha ganado su lugar en la modernidad voy a ocupar ahora de lo que atañe a la neralización y cia que los sujetos pueden tener
historia filosófica del concepto ni a su perfeccionamien­ respecto de afirmaciones o de
a través de sucesivas y originales intervenciones situación en la refle­xión contemporá- to (la forma que hechos que intentan imponer-
que la fueron configurando como una práctica nea; sí, en cambio, haré algún deslinde adquiere en un se, por la argumentación o por
capaz de interpelar los lenguajes dominantes. en rela­ción con lo que llamo “actitud momento consti- la fuerza. No por ello tiene un
Diferentes estilos de pensamiento y escritura crítica” para, por fin, centrarme en la tuye el punto de alcance negativo aunque esto es
han constituido un legado rico en tradiciones y posición o situación o ubicación de par­tida para un lo que resulta en términos genera-
la práctica específica, vinculada ante ejercicio más am- les de su consecuente aplicación;
linajes variados. Hoy se nos ofrecen como posi- todo con los objetos literarios. plio y difundido lo fundamental es que lo que se
bles hitos en los que reconocer el ejercicio de la en el momento si­ dice o se presenta ante los ojos es
crítica, como aquellas elaboraciones susceptibles 1. Por “actitud crítica” puede enten- guiente), y tres, la sometido a un examen que des-
de ser retomadas en su espíritu fundante que se derse, ante todo, aquella exigencia que relación de la for- cansa, a su vez, en supuestos apa-
los sujetos pueden tener respecto de ma que adopta en ratos coherentes que responden a
abre paso, procesando sus rupturas y formulan- afirmaciones o de hechos que intentan cada mo­mento fines de los que, hipotéticamente,
do nuevas legitimidades, desde las que producir imponerse, por la argumentación o por con una base filo- se puede dar cuenta.
sus propios procedimientos discursivos. la fuerza. No por ello tiene un alcance sófica establecida
Noé Jitrik, con una clara vocación emancipa- negativo aunque esto es lo que resulta por su lado, con sus propios alcances
en términos generales de su consecuen- críticos (no es ningún secreto que el
toria, traza una genealogía de estas actitudes te aplica­ción; lo fundamental es que lo escepti­cismo alimentó una actitud crí-
críticas que al enunciar nuevos relatos ponen en que se dice o se presenta ante los ojos es tica, tanto que parece indisociable de
crisis los supuestos del pensamiento existente. sometido a un examen que descansa, a ella y hasta, en los tiempos que corren,
Descartes, Kant, Hegel, Freud, Marx y Nietzsche su vez, en supuestos aparatos coheren- vulgar, así como las diversas filoso­fías
sientan las bases, según el autor, de la presencia tes que responden a fines de los que, modernas, mencionadas al comien-
hipotética­mente, se puede dar cuenta. zo: el mar­xismo y el psico­análisis, por
del sujeto crítico en la historia, encontrando en De esta expresión genérica se pueden ejemplo, sostienen lo que se llamó la
esta irrupción, el fundamento de la propia pro- desprender diversas líneas de reflexión. “era de la sospecha”, expresión que
ductividad de la actividad crítica. En primer lugar, sería posible estable- alude sin duda a esta dimensión).

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En segundo lugar, la actitud crítica orden de las simples relaciones socia- ticos; a­vanzado este siglo y a partir del impor­tante: el discurso político parece
que, acaso sin saberlo, “actúa” la crí- les, desde las privadas –valga como surgimiento de la noción de “pú­blico”, haber perdido incidencia y capacidad
tica, posee un triple alcance. Por un ejemplo la conversación (piénsese en que hace retroceder la de “ciudadano”, de penetración; el del periodismo y
lado tiene una aspiración descriptiva la incidencia del psicoanálisis como avanza la información y la actitud crí- los medios, en cam­bio, en especial la
y heurística, intenta saber “cómo son filosofía fundante en las interacciones tica se recluye en las entrelíneas, en la televisión, parecen haberlas ganado.
realmente las cosas” o “qué se ocul- interindividuales)– a las públicas (por sintaxis periodística y en la elección, Falta­ría, por lo tanto, determinar en
ta en las declaraciones”, siempre, ejemplo en los esquemas de trans- u omisión, de los nú­cleos semánticos este discurso en qué consisten y cuáles
desde luego, a partir de los mencio- misión del saber), pero también en informables. Es muy probable que son los fundamentos de la actitud crí-
nados respaldos, determinadas prácticas que parecen estas idas y venidas tengan alguna rela- tica que parece ser­les la propia.
En la medida en que todo dis- so­ciales y filosó- no sólo exigirla sino que la tendrían ción con los avatares de la democracia Para concluir con este punto, quiero
curso político –que carga con ficos. Por el otro, como punto de partida y principio y su teleología, siempre en definición: volver a una zona anun­ciada y dejada
el peso de la práctica política y al describir sacu- rector: la política sobre todo y, tam- si la democracia es la posibilidad de de lado al comenzar a discurrir sobre
se confunde con ella– muestra de la inmovi­lidad bién en el último siglo, el periodismo una acción colectiva, la “actitud crí- la “actitud crítica”; me refiero a las
su sentido y opera su función de lo fáctico o el y los medios en gene­ral. tica” reapare­ce por sus fueros puesto relaciones sociales simples de las cua­les
ordenadora y garantizadora del peso de las afir- Vale la pena detenerse un instante en que los destinatarios son considerados puse como ejemplo la conversación.
quehacer social por su carácter maciones y pone este último punto. La política, tanto ciudadanos libres; si, en cambio, se Desde una perspectiva lingüística, se
crítico, lo que llamamos “acti- en evi­dencia que en su aspecto de articulación de la define sólo como el derecho al acceso diría que la conversa­ción es algo así
tud crítica” pasa de lo volitivo “están en crisis”, vida social como en el de propuesta de toda clase de bienes, incluso sim- como la culminación de la dimensión
a ser marca constituyente, casi o bien, al forzar- de modificación, se constituye desde bólicos, predomina la información, es del habla; es el lugar en el que se ponen
condición de su especificidad y las a reconside­rar una actitud crítica, lo que se pone en ese punto en el que la noción de a prueba todas las capacidades pragmá-
aun de su existencia. el dominio que sobre todo en evidencia en el discurso “público” se impone. ticas de la lengua y de los hablantes y, al
pretenden, las de oposición, pero también, aun- A veces, como ocurre en la actuali- mismo tiempo, es el campo en el que las
hace “entrar en crisis” con la fi­nalidad que intentando disminuir su carácter dad, hay una conciliación entre ambas finalidades dan sentido a la situación;
de lograr una modificación, tanto de vistiéndose de una objetividad que marcas: se trata de informar para en la conversación se trata de comuni-
lo que se entiende acerca de ellas –si trata de confun­dirse con la necesidad que el público opte pero, al mismo cación, de intercambio, de interacción
se trata de cosas, y, por lo tanto, de lo social satisfecha, en el del poder. Es tiempo, se le proporcionan los ele- y, por lo tanto, los actos conversaciona-
que podría ser eso que se denomina la más, en la medida en que todo dis- mentos como para que pueda hacerlo les están saturados de condiciones para
“realidad”– como de lo que se busca curso político –que carga con el peso ejerciendo al mismo tiempo su propia estimarlos exitosos, o sea, en el pleno
si se trata de discursos. La actitud de la práctica política y se confunde “actitud crítica”, aunque en los hechos alcance de tales finalidades.
crítica tiene que ver, por lo tanto, con con ella– muestra su sentido y opera eso es una ilusión porque en verdad lo En tal sentido, existe una historia de
una ética, sean cuales fueren sus fines su función ordenadora y garantizado- que se intenta es inducirlo a seguir un las formas que adoptó la conversación
y sus fundamentos. Pero, y por fin, ra del que­hacer social por su carácter solo camino. Por lo general, la actitud en diversos momentos de la historia de
para ejecutarse no le basta a la actitud crítico, lo que llamamos “actitud crítica, en este caso, reviste el carácter la humani­dad; podríamos afirmar que
crítica con dejar que la recorran las crítica” pasa de lo volitivo a ser marca de “opinión” y aunque se supone –y ninguna de esas formas ha desapareci-
diversas savias que la alimentan, le constituyente, casi condición de su sobre esa suposición se constru­ye– que do y que todas conviven o, al menos,
es preciso concentrar todo eso en un especificidad y aun de su existencia. posee una autorización mayor así sea que sus restos pueden ser reco­nocidos
mecanismo o aparato que podemos En cuanto al periodismo y los medios, porque está escrita, dis­fraza en nues- en las formas actuales.
designar como “interpretativo”: de la “actitud crítica” comparte con la tros tiempos su poder mediante una
aquí se desprende un rasgo que pare- “información” lo esencial de su discur- argumentación tan abundan­te y a 2. Si, como parece, la crítica actúa en
ce muy propio de la actitud crítica, so, son las dos “marcas” predominan- veces tan eficaz que sustituye de mane- la filosofía hasta el punto de alimentar
la “opinión”, que remite a su vez al tes de su identidad. Es evidente que ra con­vincente a un discurso político lo que llamamos “actitud crítica” y pro-
orden de la libertad o la subjetividad, tam­bién en este campo hay una his- que arrastra su decadencia hasta el veerla de los instrumentos para ponerse
que es donde la ética, precisamente, toria de alzas y bajas de una marca en punto de la disolución de su sintaxis. a prueba en cada instancia de las rela-
dirime su mayor combate. relación con la otra; la prensa del siglo Asistimos pues, en el orden de las prác- ciones sociales, estos dos campos poseen
En tercer lugar, la actitud crítica pasado era eminente­mente crítica, e ticas ordenadas por el principio de la cierta universa­lidad y están presentes,
se ejerce, cuando ello ocurre, en el iba en paralelo con los discursos polí- “actitud crítica”, a un desnivelamiento de manera directa o por mediacio­nes,

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en esa actividad específica, consagrada estabilidad de su desarrollo, al estable­cer que hay algo más, acaso también no los campos. Así, por ejemplo, si lo
con el nombre de “crítica” y que, a causa preceptivas que por supuesto se codifi­ evaluable, pero huidizo: el efecto de que la crítica histórica o sociológica ha
de los objetos también específicos sobre can en retóricas, se pierde algo de teoría lleno signi­fi­cante, también considera- ayudado a buscar y a seguir buscando
los que ac­túa, ha logrado el privilegio y se gana en crítica, en la medida en que do como la trascendencia de un texto, es el referente, o sea lo que consideran
de recibir adjetivos que la distin­guen. se debe considerar una obediencia y un respecto de lo cual la adjudicación de la rea­lidad en la representación, no otra
A uno de ellos, “crítica literaria”, quiero cumplimiento de tales retóricas. La críti- valor no puede sino ser adjetiva dada cosa persigue la crítica es­tructu­ra­lista
referirme en adelante, en el entendido ca, de este modo, adquiere una función la índole misma de esta cualidad. en su empeño por describir la organi-
de que ha logrado tal grado de autono­ de control que encarna el control que Es muy posible que todas estas líneas de zación semánti­ca de los textos; quizá se
mía que, a su vez, atrae otros adjetivos las sociedades intentan ejercer sobre el acción se hayan conjugado en las ope- desplaza hacia la representa­ción, donde
origina­dos en los instrumentos de los fluyente universo simbólico. raciones críticas más famosas; algunas implí­citamente reconoce un valor, en
que se vale para llevar a cabo su acción: En el proceso de configuración del con- predominan y otras se oscurecen pero detrimento de lo representado, pe­ro el
“críti­ca históri­ca”, “crítica socio­lógica”, cepto moderno de crítica, ese cambio suelen no desaparecer: en lo que va de campo es el mismo. ¿Y no es esto acaso
“crítica psicoanalítica”, “crítica para- es importante y da lugar a una nueva la crítica romántica a la estructuralista, lo que ocurre entre la crítica romántica,
digmática”, “crítica filosófica”, etcétera. conver­sión: el cumplimiento de las si ese arco traza una evolución “moder- que trata de hallar en los textos persona­
Puedo, de igual modo, consignar, en un normas por parte de las obras es consi- na”, se puede ver de qué modo to­das lida­des excepcionales, y la estilís­tica que
desplazamiento importante –la conver- derado fuente de un “valor”; reconocer- es­tas marcas se entretejen, resaltan de inten­ta encontrar rasgos personales en
sión del sustantivo, “críti­ca”, en adjetivo, lo define la posición del discurso de la pronto más algunas en de­trimento de las inflexiones textuales? La diferencia
junto a un sustantivo que adquiriría por crítica y, en consecuencia, el poder del otras pero están todas, unas y otras, y consiste en que para una todo está
eso más relieve, “trabajo”–, un intento crí­tico, sancionador, corrector, admoni- lo que cam­bia son las vías de acceso, fuera del texto y el texto es un mero
de rescatar lo esencial de la crítica lite- torio, en la medida en que puede decir
raria como discurso para potenciarla y respecto de un texto que es “sublime”
clarifi­car una función o una posición o “nefasto”. Ha de ser obvio, sin duda,
llena de ambigüedades, en perma­nente que la idea de valor tiene algo que ver
búsqueda de una definición imposible. con el predominio que va adquiriendo
Si nos remitimos, así sea vagamente, al el discurso económico en la constitu-
origen, podríamos decir que la “crítica ción de la modernidad; ese “algo que
literaria” se constituye a causa del interés ver” no me parece que sea un efecto de
que tienen en general los objetos simbó- sobredeterminación sino que se sitúa
licos y, dentro de ellos, en un proceso, en una red interdiscursiva que ilumina
por más primitivo y embrionario que procesos aparentemente alejados en su
sea, de laicización de las sociedades, los semiosis unos de otros.
que se sustentan en elementos sensibles Apegado a las reglas y los códigos de
y logran encarnar representaciones sig- composición, a los que los textos se
nificativas de imaginarios sedientos y atienen, el crítico halla el valor en su
hambrientos. Por eso, porque alcanzan observan­cia pero ese campo de acción
esa dimensión, son enigmáticos y para crítica se modifica en el momento
esclarecer ese enigma, toma forma y en que los textos se rebelan contra
consistencia un discurso que aspira ante el dominio de la retórica y si­túan su
todo a describirlos. Podemos llamar a imagina­ción productora en otro u
ese discurso “crítica literaria” o, puesto otros lugares, el refe­rente y la perso-
que se hace preguntas en general acerca nalidad. La virtud de los textos se des-
de la consistencia de esos objetos, “teoría plaza, pues, hacia el llamado “creador”
literaria”. En una instancia posterior, y hacia la realidad referenciada y en el
pero muy cercana en el tiempo, y como modo eficiente de presentarse uno y
habiendo comprendido que describir de presentar la otra, el crítico opera, El fantasma de Marx,
actividad tan importante no garantiza la juzga y consagra o jerarquiza. Se diría por Juan Rearte

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receptáculo o un medio y, para la otra, por cómo son generados o por el lugar En cuanto al modo de exposición pro- en límites impuestos por la transmisión
todo está dentro del texto que, por que ocupan junto a otros objetos so­ciales, pio de la crítica litera­ria, a la forma que cultural o por la costum­bre o por el
lo tanto, debe ser tenido en cuenta, simbólicos o materiales. adopta para presentarse, existen varios interés; en todo caso, se trata de un
es donde se debe trabajar. El va­lor, Y, hablando de la crítica en la moder- re­gistros que mantienen, tal vez, rela- apartarse de todos ellos pero, al mismo
pues, sea cual fuere el lugar en que se nidad, quizás al mismo tiempo se pro- ciones secretas entre ellos. La opinión o tiempo, ello indica la proliferación de
lo sitúa, define la duce otro desplazamiento: empieza a el comentario de tipo periodístico, por tales mo­dos de una práctica que, no
En cuanto al modo de exposición función principal interesar más el crítico que la crítica, ejem­plo, que afecta el distraído aire de obstante, no encuentra recompensas a
propio de la crítica literaria, a la de la crítica, pero lo que quiere decir la función o la res- no deberle nada a nadie, sal­vo a los desin- sus desvelos, suele ser menospreciada y
forma que adopta para presen- no la única. ponsabilidad de aquél, frente a la so- formados lectores, depende por un lado disminuida en sus funcio­nes, puesta en
tarse, existen varios registros que Los textos, como ciedad, desde luego, lo que es también del dis­cur­so perio­dístico general, infor- un lugar de servicio a discursos que son,
mantienen, tal vez, relaciones se sabe, tienen un decir los lectores y la opinión, antes mativo e interpretativo y, por el otro, no per se, enaltecidos aun sin la interven-
secretas entre ellos. La opinión proceso de produc- que la configu­ración y la legitimidad o puede no dejar entrar en su pretensión ción de la crítica y con más razón cuan-
o el comentario de tipo perio- ción que los lleva el perfil de su discurso en relación con descripti­va y valorativa los grandes vien- do ésta, en cualquiera de sus modos, se
dístico, por ejemplo, que afecta a ser lo que son, los otros discursos y, en especial, con el tos que soplan en el ambiente filosó­fico ocupa de ellos.
el distraído aire de no deberle mínima fenome- discurso que im­plican los textos. y lite­rario; ni vale la pena apuntar que
nada a nadie, salvo a los desin- nología supongo De ese giro salen ideas bastante difun­ suele ser extrema­damente sen­sible a los 3. Si los textos, como obje­tos, son un
formados lectores, depende por que indiscutible; didas y populares acerca de la crítica, intereses económicos que importan para enigma, la crítica literaria, en todas sus
un lado del discurso periodístico pero, además, son como por ejemplo que su fun­ción la lectura, porque eso no se ignora y versiones y tentativas, no ha superado
general, informativo e interpre- objeto de comu- consiste en ponerse entre los textos y es trivial gastar energías en repetir­lo. A por lo general –hay excepciones extraor-
tativo y, por el otro, no puede nicación, entra- los lectores para a­yudar a éstos a com- su vez, y en el polo opuesto, la crítica dinarias– el estadio del acer­camiento
no dejar entrar en su preten- ñan mensajes, son prender mejor lo que por sí solos no llamada académica recoge la herencia de avizor; gira en torno de ellos, está atraída
sión descriptiva y valorativa los actos de habla compren­den; o bien entre los autores la filología y se protege en la exhaustivi­ por ellos pero no les llega, se queda al
grandes vientos que soplan en el que intentan, a su y los lectores para contri­buir a que esas dad sistémica: su principal problema margen, contemplándolos absorta o,
ambiente filosófico y literario; ni modo, incidir en per­sonalidades se conozcan mejor; o es encontrar el refugio de un método a en un gesto de rebeldía, reduciendo su
vale la pena apuntar que suele ser los actos huma- bien entre lo ficticio e ideali­za­do y la cuyos méritos adhiere y del que trata de misterio a explicaciones externas, sobre
extremadamente sensible a los nos, morales, polí- realidad para iluminar mejor su senti- mostrar su productividad; como tributa- todo las ligadas a la mecánica de la auto-
intereses económicos que impor- ticos, cognoscen- do; o bien entre los mensajes que no rio de la nostalgia filoló­gica su dis­curso ría, la representación o la comunicación.
tan para la lectura. tes, etcétera. Por pueden faltar en los textos, en tanto trata de ser demostrativo y científico. Eso no quiere decir que nada de lo que
esa razón, entran entida­des de orden comunicativo, y Se di­ría, en una exagerada simplifica- constitu­ye la tradición crítica sea inváli-
en circulación: aquí es donde desempe- la sociedad que puede extraer alguna ción, que entre ambos términos hay do, desechable y engañoso; sólo quiere
ña un papel la noción de público que, lección de ellos. Esa idea de respon- una gama muy extensa de compromisos decir que haciendo eso la crítica –los
como vimos, también tiene que ver con sabilidad conduce por vía di­recta al expositivos: el más acre­dita­do es el del críticos– suele renunciar a la posibilidad
las modalidades de consumo de objetos orden de lo político y se transfiere a ensayo que, en sus formulaciones más de constituirse como discurso autóno­
simbólicos, aunque en las operaciones lo político de los textos, por lo general exito­sas, se valida tra­tando de establecer mo, en situación de horizontal­idad res-
concretas frente a textos concretos esa declarado en los mismos términos, no puentes diversos entre diversos modos pecto de y junto a los otros discur­sos,
noción se precisa adjetivándose; se habla, necesariamente a su politicidad, que del discurso: dar a conocer, interpretar, en especial los literarios, para admitirse
entonces, de “público lector”, lo que puede residir en lugares textuales que vincu­lar, juz­gar, apoyarse en la objetivi- como dependiente y subordinada y, por
da origen a dos categorías, que atraen el crítico o quienes esperan sus ilumi­ dad y dar cauce a lo subjeti­vo, recu­rrir lo tanto, sin esperanzas de lograr una
mucho a la crítica en varias de sus vertien- naciones a veces no logran imaginar: al modelo científico y también al de posi­ción similar a la que ocupan otros
tes, la de “lectura” y la de “recepción”. La si no lo determina y no establece un divulgación, apelar al capricho poéti­co y discursos en el espacio social.
crítica se hace cargo de ello y se descentra, juicio de acuerdo con cánones más o confesional, descubrir elementos inter- Pero, como no se trata de decir “discurso
en el sentido de que da por obvios los menos autoriza­dos por un sa­ber po- nos y responder a exi­gen­cias externas autónomo” para que éste se constituya,
momentos de producción, se desentiende lítico corriente es que está querien­do de recepción. El ensayo intenta reunir, es preciso, ante todo, tomar distancia
de ellos y atiende sólo a los posteriores, y situar­se en un te­rreno neu­tral, intenta como se infiere de esta enumeración, res­pecto de la crítica literaria y reformular
aun “entiende” los tex­tos por cómo pre- no tomar partido, es cómplice de las resultados de plura­les modos de ejercer algunos puntos que, por cierto, recogen,
suntamente son leídos y/o recibidos, no per­ver­sida­des que los textos alber­gan. la crítica, disociados o aislados, recluidos como lo anuncié, elementos de la tradi­

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N° 4-5 | Verano 2006 La imaginación crítica La imaginación crítica N° 4-5 | Verano 2006

ción crítica. Partamos del desplazamiento posición de vecindad respecto de su problema de la metodología que, en una genotextualidad a la que rearma y
de sustantivo a adjeti­vo acerca del cual texto-objeto, y no más de subordina- esta pers­pectiva, ya no podrá ser un reformula hasta darle un nuevo y recono-
hice un anticipo al comienzo; resumiendo ción o de seguimiento. útil de aplicación sino una mediación cible carácter, siendo tal genotextualidad
o reiterando, el sustantivo “crítica” pasa a Encaradas las cosas así es preciso necesa­ria entre texto, empíricamente un universo de saberes –de experiencia,
ser adjetivo de otro sustantivo, “trabajo”, poseer una teoría acerca del texto, no considerado, en su singula­ridad signi- de imaginación, de juicio–, el texto que
de donde resulta el sin­tagma “trabajo se lo puede tomar como un “estar ya ficante, como solicitud o demanda de puede constituir el acto crítico sólo difiere
crítico”. Esta idea surge del hecho sim- ahí”, pura pre­sencia inefable y aislada una acción sobre él –lo que en térmi- en el hecho de que su genotextualidad
ple de que si un en su propia esfera, sino como un obje­ nos generales se incluye en el efecto está ya configurada, tanto en lo que hace
También hay que configurar texto es lo que está to sometido a miradas que podrían de lec­tura– y teoría del trabajo crítico, al objeto que considera como a los sabe-
una teoría del “trabajo crítico” escrito más todo desgarrar los velos que lo cu­bren. como campo en el que toman forma res teóricos que le permi­ten considerarlo.
mismo, que al operar sobre los lo que se ha dicho Esa teoría preconiza que, siendo los miradas que percibirán lo que están Si es así, se trata, por lo tanto, de nuevos
textos debe dar cuenta tanto de sobre él, lo que, textos objetos signi­fican­tes, lo que los en condiciones de per­cibir de acuerdo modos de es­critura que no tienen por
ellos como de su propia iden- en consecuencia, caracteriza, lo esencial a ellos, es su pro­ con los elementos que las preparan. qué recaer en los discursos críticos tradi­
tidad. Se trata, por lo tanto, lo modifica, tal ceso de producción de significación, Éstos son los elementos centrales de cio­nales; su desafío es el de toda escritura
de establecer algunas hipóte- modifi­cación no objetos semióticos pues, y, como tales, una variante sobre el concepto en curso que busca las marcas de su identidad.
sis con sus correspondientes sólo está implica- resultado de múltiples operaciones de crítica literaria. Se ven, creo, las En ese sentido, si el “ensayo”, tal como
condiciones epistemológicas. da en el acto crí- transformativas que se realizan en dife­rencias: ya no se trata de juicio ni fue descrito, pro­ponía una variante de
Se diría que, al menos en esta tico, como siem- diversos planos, desde el de la materia de valor sino de significa­ción como escritura en la medida en que absorbía
formulación, hay tres: una, el pre ocurrió, sino sobre la que actúan hasta los imagina- tendencia que, metonímicamente, se mu­chos registros que aparecían en el
movimiento de constitución que debe ser una rios de quienes las emprenden y aun vincula con el orden del sentido. Esto horizonte de la crítica por separa­do, yo
del acto crítico debe ser homó- dimensión asumi- del mundo que incide en ellos y en el permite múltiples redefini­ciones de las me estoy inclinando por dejar entrar
logo del movimiento de cons- da y sistematiza­da. modo de tales operacio­nes. relaciones entre textos como produc- la narración en el texto/metatexto que
titución del texto-objeto; dos, Si, entonces, se Pero también hay que configurar una ción y en su circulación. También, resulte del acto crítico. Dicho de otro
el acto crítico debe poder pro- admite este carác- teoría del “trabajo crí­tico” mismo, que al los discursos producidos desde este modo, intento contar el acto crítico
ducir un modelo de texto que ter del acto crítico operar sobre los textos debe dar cuenta lugar teórico pueden correr una suer- para que salga a la luz, en forma de
atienda a su carácter de objeto y la operación que tanto de ellos como de su propia identi- te menos humillante de oscura ser­ relato, cubriendo otras dimensiones de
semiótico; tres, el discurso del se realiza modifica dad. Se trata, por lo tanto, de es­tablecer vicialidad y pueden, quizás, entrando a la escritura, un nuevo texto que pueda
acto crítico debe ponerse en el objeto sobre el algunas hipótesis con sus correspondien- formar parte de una nueva textualidad, ser consi­derado junto a los textos que le
condiciones de interactuar con que se realiza, va tes condicio­nes epistemológicas. Se diría integrar el elenco de los discursos socia- dan origen, haciéndolos conocer, desde
otros discursos sociales. de suyo que se trata que, al menos en esta formulación, hay les decisi­vos, en posibilidad de nuevas luego, pero dando paso a una dimen-
de un trabajo que, tres: una, el movimiento de constitución formas de diálogo interdiscursivo. sión comunica­tiva a que todo discurso
como todo trabajo, obedece a leyes que, del acto crítico debe ser homólogo del Una última acotación. En un momento autónomo tiene derecho a aspirar.
a su turno, necesitan de un funda­mento movimiento de constitución del texto- de la formación de este concepto postulé No puedo decir qué vaya a salir de ello;
sobre el que apoyarse, o sea una teoría del objeto; dos, el acto crítico debe poder que el discurso del trabajo crítico debía sí que un intento semejante choca contra
texto pero también de sí mismo. producir un modelo de texto que atien- decla­rar, así como lo hacen los textos, los estilos muy arraigados e institucionalmen­
Dicho de otro modo, se trata de da a su carácter de objeto semiótico; tres, principios y los elementos que lo rigen; se te garantizadores de la práctica crítica.
hacer algo en y con el tex­to. ¿En el discurso del acto crí­tico debe ponerse trataba de “poner sobre la mesa” el modo Lo que puedo decir, en cambio, es que
qué consiste? Ese hacer tiene una en condiciones de interactuar con otros del trabajo a fin de desideologizarlo, o es probable que tal modo de discurso
primera instancia mo­dal, hacer para dis­cur­sos sociales. sea de quitarlo del circuito de la natu- provoque sorpresas de lectura con el
hacer cono­cer, y otra también irre­ Sobre estos puntos de partida se abre ralización. Desde el punto de vista de la consiguiente efecto de ampliación. El
nunciable: en ese hacer se hace cono- una doble avenida; por un lado, se trata comunicación existía el riesgo del exceso objetivo final, en todo caso, es generar
cer, al mismo tiempo, el discurso de consolidar esta teoría que abarca, al de sistema, el discurso crítico po­día volver nuevos textos, obviamen­te de alcances y
que lo lleva a ca­bo. En esa doble ins- mismo tiempo, los dos órdenes, el a encerrarse en su propia ética y asfixiar, repercusiones diversas, que, junto a los
tancia, el discurso que se consti­tu­ye textual y el metatextual; por el o­tro, se de este modo, sus alcances. La posibilidad otros, integren un universo en el que
puede aspirar a una autonomía como trata de hacerla producir en acciones de neutralizar este riesgo venía en la teoría sensibilidad e inteligencia convo­quen
discurso singular y específi­co, en una concretas, lo cual pone en escena el misma: si un texto se constituye desde por igual a la creatividad de la lectura.

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Entrevista (*) –¿ Cómo te definirías hoy y cómo ha tivo de “un autor”. Es decir, partí de
cambiado tu percepción crítica a lo las categorías puramente literarias de

Josefina Ludmer: largo de tus trayectos?


Soy una extraterritorial: dejé Argentina
en 1992 para ir a Yale, y volví a
“texto” y “autor”: de sus objetos de
culto y sus principios metodológicos.
Después pasé a configuraciones cultu-
“Algunas ‘nuevas escrituras’ Argentina en 2005. Soy una fóbica
en fuga perpetua... No soy ni estoy en
rales más complejas, no dadas como
un libro o un autor, sino construidas:
borran fronteras” ninguna parte y por lo tanto mi posi-
ción es de una exterioridad radical,
redes, cadenas, corpus. Me puse en
un lugar trans o post o pre literario y
siempre veo y pienso cada lugar desde ahora trabajo con
Por Susana Haydu el otro, cada libro desde otro y cada superposiciones e ... el deseo ahora no es enten-
lengua desde la otra. interrelaciones der o inventar el sistema de
La vejez es una forma de locura. Con múltiples. Con un texto o el sistema de un
La conversación mantenida con Josefina Ludmer, los años se me acentúan las fobias instrumentos de autor, y ni siquiera el de un
en mayo de 2005 por Susana Haydú para el espa- y también la paranoia. Mi ambición lectura [como género. Ahora es la ambición
actual es entender El Sistema: descu- el delito, el pre- desmedida y final de poseer
cio Ciberletras, revela aspectos profundos de una brir el funcionamiento de eso que nos sente] que son “la verdad del sistema” en el
singular trayectoria que intenta reelaborar las envuelve y es destino. Y creo que no soy nociones articu- presente: de ver funcionar en
derivas personales que la autora no cesa de explo- la única que está imaginando o que- ladoras abstractas “tiempo presente” la máquina
rar críticamente: desde sus puntos de partida –el riendo entender el funcionamiento del y concretas a la de producción de realidad.
sistema: en películas como The Matrix vez, y atraviesan
campo literario como un sitio de análisis textual [la máquina de producción de realidad todos los campos [cultural, político,
y las estrategias narrativas de diferentes auto- de un sistema] o El señor de los anillos económico]. Y, sobre todo, trabajo
res– hacia otro tipo de configuraciones sociales [la máquina de producción de mitos hoy con métodos provisorios. También
que expresan mutaciones profundas de la lite- de un sistema] se despliega un universo pasé de una posición de lectura fija en
ratura, capaces de desbordar su propia historia. complejo y perfecto donde viven los los primeros trabajos, a la movilidad
seres humanos: uno está “en futuro”, de puntos de vista y a la proliferación
Ludmer enuncia como desafío la necesidad de y el otro en “un pasado lejano”. En ese de posiciones imaginarias de lectura.
comprender “las verdades del sistema” que una delirio sistemático estoy metida siem- En síntesis: ha cambiado mi idea de
y otra vez, incesantemente, renuevan –al tiempo pre, pero el deseo ahora no es entender la literatura y de la crítica. Y aunque
que conquistan– las posibilidades de la escritura. o inventar el sistema de un texto o el puedo leer con mucho placer ensayos
sistema de un autor, y ni siquiera el de o crítica “puramente literaria” [de autor
Un presente redefinido por la pérdida de unidad un género. Ahora es la ambición des- y/o texto], ya no practico esas formas.
y autonomía de la literatura, y por la dispersión medida y final de poseer “la verdad del Por eso en este momento tengo una
de los “lectores-espectadores” que hacen prolife- sistema” en el presente: de ver funcio- relación ambigua [para llamarla de
rar los estilos fusionándose con otras imágenes nar en “tiempo presente” la máquina de algún modo] con la literatura. Trabajo
producción de realidad. y no trabajo con y en la literatura o con
y prácticas que no provienen estrictamente de lo Como ves, el sistema se me fue la lógica de “la literatura”. Mi lugar de
que se ha conocido como “campo” de la literatura. ampliando cada vez más, por eso mi lectura o mi campo, lo que conozco
El desafío –propone Ludmer– es pensar las resis- percepción crítica ha cambiado y se mejor, de un modo más sistemático
tencias a partir de la intuición de que no existe ha dislocado. En los años 70 partí [ese lugar donde fui formada y por lo
un afuera capaz de reservar un territorio liberado de un campo predominantemente tanto donde puedo ver cosas que no veo
literario para intentar una forma de en los otros campos], sigue siendo la
para la crítica. Se trata, en suma, de potenciar las lo que entonces se llamaba “análi- literatura argentina y latinoamericana.
significaciones resistentes en este nuevo territorio: sis interno” [o “textual”]. Y también Trabajo con literatura y en Argentina
la ambivalente imaginación colectiva. partí del análisis del universo narra- y América Latina pero no quiero leer

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“literatura nacional”, y tampoco, quizá, –¿Qué influencia ha tenido en tu Margins [una revista bilingüe, una límites, las islas. Los lugares donde
“literatura”. La literatura me sirve para trabajo crítico el hecho de haber colaboración entre Argentina y Brasil] la imaginación pública pone cuerpos
pensar el Sistema o el Mundo: desde vivido fuera de Argentina durante sobre las temporalidades del presente. y comunidades.
allí puedo ver algo de la cultura, del los últimos años? Parto de la premisa de que un presente
derecho, de la economía, la política y La decisión de ir a enseñar a Estados es una acumulación-superposición de –Así que, en un sentido, éste es
hasta de la sexualidad. Unidos fue una aventura y una apues- temporalidades públicas, y analizo las un trabajo sobre “nuevas escritu-
Por eso para mí, hoy, no hay litera- ta: quise ir a ver cuánto podía dar en temporalidades [es decir, las configu- ras”. ¿Podrías caracterizarlas? ¿Hay
tura buena o mala. La tomo como condiciones óptimas para la investiga- raciones entre pasado, presente y futu- algún rasgo específico que veas
“un medio”. Leo todo lo que “me ción. ¿Cómo será pensar y escribir sin ro, las figuras que forman] de algunas como central?
divierte” o “entretiene”, y considero carencia, sin represión, sin obstáculos de las ficciones que aparecieron en Un rasgo que me parece importan-
“literatura” todo políticos y económicos? El resultado el año 2000 en Argentina. Ese corte te es que algunas “nuevas escrituras”
Las “literaturas” formarían lo que se produ- más visible de mis años en EE.UU. en el año frontera 2000 [un año que borran fronteras, borran las divisiones
parte de un campo mucho ce como tal, sin es El cuerpo del delito, que apareció en fue postulado como el futuro por el
mayor, real-virtual, el de la niveles altos ni 1999. Es mi libro de Yale, una ficción pasado] me permite analizar, siempre
imaginación pública: todo lo bajos [me inte- crítica con y en la biblioteca de Yale: en las ficciones, las diferentes tempo-
que se produce y circula, y nos resa tanto Isabel un trabajo pensado e investigado en ralidades que constituyen, habitan y
penetra y es social y privado y Allende como condiciones de libertad y abundan- producen “presente” y le dan forma: la
público y “real”; todo lo que César Aira]. cia. Creo que uno de los elementos temporalidad de la memoria y la de la
vemos y recibimos y nos rodea y Porque creo que importantes de ese libro “norteame- historia de la nación [que son políticas
se hace destino: ideas, ficciones, eso es lo que ocu- ricano”, por lo menos para mí, es el y nacionales], la temporalidad de la
imágenes, memoria, aconteci- rre en el presen- humor. La idea era poner humor en utopía y la de la ciencia ficción [que
mientos. Es allí, en el campo de te: la literatura los estudios literarios, tan solemnes y son formales y se inscriben fuera de la
la imaginación pública, donde pierde su unidad pretenciosos: descontracturarlos. Ese nación]. Esas diferentes temporalida-
puedo leer la literatura como y su autonomía humor crítico está influido por la cul- des están superpuestas, son simultá-
fabricadora o productora de y, como las salas tura popular norteamericana y por su neas, están “en sincro” y “en fusión”,
modos de imaginar, de decir y de cine, se pone espíritu “playful”. Hoy, ese ciclo de la y son uno de los modos de “construir
pensar, y sobre todo de signifi- en el shopping, universidad americana y la vida en una presente” o “realidad”.
car, que producen presente. se pluraliza, se ciudad universitaria, se cierran para El de las temporalidades es un tra-
fragmenta, se mí. Me retiré en 2005 y vuelvo a vivir bajo que sigo escribiendo. También
dispersa según diversos espectadores- y a enseñar en Buenos Aires. Ya siento sigo con la otra parte del libro,
lectores, y se fusiona, por así decirlo, una enorme nostalgia por esos años “Territorios del presente”: una ver-
con otras imágenes y prácticas. Las tan productivos, pero también estoy sión inicial apareció en diciembre
“literaturas” formarían parte de un muy entusiasmada con la enseñanza y 2004 en la revista Confines de Buenos
campo mucho mayor, real-virtual, el la diversión “nacional”. Aires. Se trata de otro tipo de corte,
de la imaginación pública: todo lo porque leo ficciones de casi toda entre géneros literarios, entre literatu-
que se produce y circula, y nos pene- –¿En qué estás trabajando en este América Latina desde 1990 hasta ra urbana y rural, fantástica y realista,
tra y es social y privado y público y momento? hoy. En ese campo “latinoamerica- nacional y cosmopolita, “literatura
“real”; todo lo que vemos y recibimos Como te digo, el libro que estoy no” trato de ver ciertos territorios pura” y “literatura social”, y hasta
y nos rodea y se hace destino: ideas, escribiendo [una serie de notas, o un que producen constantemente “rea- borran la separación entre realidad y
ficciones, imágenes, memoria, acon- libro hecho de notas, o un diario] lidad” y “sentido”: “la Exposición ficción. Pero una de las características
tecimientos. Es allí, en el campo de versa sobre el presente, como noción y Universal”, la ciudad, y la isla urba- del presente es que esas escrituras [esas
la imaginación pública, donde puedo como categoría, y sobre la “producción na, que aparecen no solamente en prácticas desdiferenciantes o desdife-
leer la literatura como fabricadora o de presente”. Por ahora está dividido la literatura sino en el cine, la TV renciadoras] conviven, por así decirlo,
productora de modos de imaginar, de en ”Temporalidades del presente” y y en casi todos los medios. Me con las anteriores, las que siguen las
decir y pensar, y sobre todo de signifi- “Territorios del presente”. En 2002 interesan los regímenes territoriales divisiones clásicas. Quiero decir que
car, que producen presente. publiqué un artículo en Márgenes/ de significación: las divisiones, los lo que me interesa de este presente es

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que, para decirlo de un modo gráfico, colonial, lo muestra claramente. Las zos del siglo XXI es todavía válida que disputar el poder es imposible.
“el antes” está en “el ahora”, en synchro culturas marginales [o poscoloniales, esa aseveración y hasta qué punto? Yo entiendo la resistencia como un
y en fusión. Las nuevas escrituras pon- o periféricas] se legitiman o adquie- ¿Cómo afecta este hecho tu labor? juego semiótico, un juego de códigos,
drían un personaje de Rulfo en el DF. ren autoridad por una exhibición Ya no hablaría hoy de “la función del un juego con el sentido. Y también
“excesiva” de cultura libresca, de crítico”; ya no creo en eso, si es que entiendo la resistencia como una
–¿Existe en el siglo XXI una divi- dominio de la cultura occidental [y a alguna vez creí. El problema actual práctica estratégica: la idea es que si
sión entre cultura de elite y cultura veces desde su origen, como el Ulises sería para mí cómo hacer resisten- podemos entender o conocer/cap-
popular? ¿Cómo se manifiesta esto de Joyce, otro marginal de imperio].
en la literatura? Se definen con cantidades de citas y
En El cuerpo del delito creí que el sur- referencias universales que pueden
gimiento de la cultura “aristocrática” llegar hasta la Enciclopedia misma,
latinoamericana era obra de la coa- como ocurre en Borges. Es una
lición cultural del estado liberal de exhibición de la cultura entendida
1880. O sea que esa cultura de elite como libro, biblioteca y dominio de
se funda junto con el establecimiento lenguas extranjeras: ésa era “la alta
del estado moderno en Argentina. La cultura”, aristocrática, argentina y
cultura alta tendría, según mi hipóte- una de las culturas latinoamericanas.
sis, una tradición o una marca cons- Los márgenes culturales se esfuerzan
titutiva, que es cierta combinación por mostrar saber (y “poder”) en el
de “la enciclopedia universal” con un campo cultural y lingüístico.
elemento “criollo”: enciclopédica y La combinación entre elemento
montonera, como quería Borges, esa criollo y enciclopedia fue, entonces,
combinación, que aparece claramente una de las marcas de lo que fue la
en las escrituras de la “generación del alta cultura argentina, cuyo ciclo
80”, sería un modo de definirse como histórico se estrecha y desaparece,
Josefina Ludmer
una cultura auténticamente argentina como todas las altas culturas hoy:
y a la vez “occidental” y “europea”. las fronteras entre niveles culturales
En Estados se van mezclando o borrando. Ya no cia con y en una crítica que ya no tar el funcionamiento de El sistema
En Estados Unidos descubrí lo Unidos descubrí diría entonces que esa marca defi- sería solamente “literaria”. La idea del Presente, si podemos entender
que me faltaba: que el “deseo lo que me falta- ne la alta cultura argentina actual de resistencia es útil hoy porque no los regímenes de significación que
enciclopédico” de la literatura ba: que el “deseo porque eso ya no existe. Todavía quedan espacios donde uno se podría constituyen la imaginación pública,
de elite argentina sería una enciclopédico” hay una división entre best-sellers refugiar. El sistema [la globalización, podemos practicar su crítica más
marca de marginalidad. La de de la literatura y lo que podría llamarse “literatura las políticas liberales e imperiales, radical. Trabajo con la vieja idea de
la Enciclopedia es una figura de elite argen- seria” o “culta”, pero la pluralización los estados nacionales reducidos a la ambivalencia y no ya con la idea
imperial [porque es un intento tina sería una y disgregación del público tiende a administración de la pobreza] pare- de indecidibilidad del sentido. Creo
de unificación del saber] que marca de margi- borrar esos niveles: culto o de elite, ce no tener “afueras” y no permitir que el funcionamiento del sistema
traza márgenes internaciona- nalidad. La de la y popular. Pienso el acontecimiento escapes: ésa es la idea de “pensamien- de producción de realidad es ambi-
les, nacionales, sociales. Enciclopedia es de la entrada de Paulo Coelho a la to único”. Estamos adentro, en un valente y podría darse vuelta. Como
una figura impe- Academia de Letras de Brasil como mundo sin zonas liberadas. dice Santiago López Petit: hay que
rial [porque es un intento de unifi- esa borradura “en acción”. Por eso, creo que la definición de orientar el proceso en otra dirección
cación del saber] que traza márgenes “resistencia” es una de las claves del o en “la otra dirección”.
internacionales, nacionales, sociales. –En Los libros dijiste una vez que el presente. Foucault la puso frente al
A veces define culturas de provincia crítico argentino debe tomar concien- poder, como la práctica que, del otro (*) Publicada en Ciberletras, Revista
en relación con la cultura de la capital cia de que en una sociedad depen- lado, le corresponde. Es una práctica de crítica literaria y de cultura N° 13,
o metrópoli. El caso de Sarmiento, diente del imperialismo la función de larga duración, de sobrevivencia, julio 2005 (http://www.lehman.cuny.
un provinciano en la Argentina pos- del crítico es limitada. ¿A comien- que implica no confrontación, por- edu/ciberletras).

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La ficción proletaria La historia de la pobreza y sus fenó-


menos coalescentes –hambre, miseria,
desclasamiento, descalificación social–
ciones, más allá de sus vinculaciones
genéricas: habría un “espíritu folleti-
nesco” en la modernidad romántica,
y en la vertiente opuesta, pietismo, una forma “rocambolesca” y “aventu-
Por Nicolás Rosa motivos de proselitismo, preocupa- rera” que restringe y por momentos
ciones filantrópicas, enunciados polí- rechaza las pruebas racionales y de
ticos y religiosos, tuvieron un espacio juicio de la alta literatura.
relevante desde su nacimiento en la Dentro del campo literario, estas pro-
segunda mitad del siglo XIX hasta ducciones reproducen ciertas expe-
bien entrado el siglo XX. La otra riencias, significaciones y valores que
variante narrativa y literaria –el mise- no pueden ser sustantivamente veri-
rabilismo y su expresión folletines- ficados –por prohibiciones, censuras
ca– no tuvo el mismo eco. Si bien es o represiones– en la cultura domi-
La distancia que separa al “folletín” o la litera- cierto que en la literatura italiana y nante, hecho que produce el traslado
tura elaborada en los márgenes, respecto de la sobre todo en la francesa del perio- hacia los márgenes de la esfera pública
do ocuparon un espacio considerable, y sus sistemas de representaciones.
“alta” literatura, no debería impedir encontrar siempre fueron un campo de reflexión Raymond Williams llama a esto “lo
sus conexiones. Nicolás Rosa elabora un exhaus- subsidiario; la “gran literatura” ocupó residual” nosotros, intentando carac-
tivo análisis de las formas en las que las literatu- el espacio mayoritario en los estudios terizarlo en el registro de lo humano,
ras menores se sirvieron de los procedimientos literarios, renovados ahora por la repo- lo llamamos la “resaca social”, impreg-
sición de los niveles “bajo” y “alto” nados de la novela de Gómez Bas
de la literatura universalmente consagrada, con- de la producción literaria, salvo en la titulada La Resaca.
virtiéndolas en un “genero mixto”. Tanto en sus concepción de Gramsci. Los “dramas de vida” de la narración
temas, marcados por un fuerte realismo misera- En la reflexión moderna, las tesis de del siglo XIX, cuyos temas familiares
bilista que propone una profunda imaginación Marx y Engels sobre Eugene Sué, más frecuentes eran la constitución
sobre las formas urbanas bajas, como en la ape- retomadas por Umberto Eco, eleva- de la familia ilegitima, el hijo de
ron el folletín a objeto de estudio, padre desconocido, la madre soltera,
lación –para sus clasificaciones descriptivas– a delineando las primeras producciones matrimonio desigual, divorcio, adul-
los métodos propios de la ciencia actual. De folletinescas en el área social e históri- terio y en casos extremos, el incesto
esta manera, el romanticismo moderno aparece ca, desde la Revolución de 1848 hasta –recordemos que el folletín es siem-
asociado a profusas taxonomías de las nuevas la IIIa República, sobre las formas del pre, en todas sus variantes, un “texto
melodrama y las variaciones folleti- moral”– producen sobre estos enun-
figuras erráticas de una Buenos Aires heterogé- nescas –sentimentales, de aventuras, ciados narremas que constituyen la
nea, consideradas bajo el prisma de la psicopa- históricos y pseudohistóricos– etc. trama folletinesca: la novela de la
tología. Hombres del conventillo, munidos de Los sucesores de esta materia escri- víctima, la novela del sacrificio, la
un difuso cocoliche porteño y en “estado larva- turaria y su presentación retórica novela de la madre soltera, engañada,
tuvieron en nuestro país un impacto rescatada abandonada, la novela del
rio” –tal como proponía Castelnuovo– dibujan poderoso en la literatura, la radio (la hijo perdido y reencontrado que se
los contornos de una realidad social agobiante. novela radioteatral), el cine de melo- fundamenta en su núcleo narrativo de
Unas veces con tonalidad nihilista, otras con drama, con estrellas de fuerte brillo relevancia en el folletín del siglo XIX
impregnaciones cristianas y otras tantas con una como Delia Garcés y Zully Moreno, y de la telenovela actual y que hemos
carga emancipatoria redentora de las injusticias y la televisión (la telenovela con denominado como “anagnoris” folle-
Celia Alcántara, Abel Santa Cruz; tinesca. En la literatura argentina, las
padecidas que lograban unir la literatura a vin- Nené Cascallar o Alberto Migré), que formas de la novela popular se organi-
dicaciones románticas del bandolerismo o a la construyeron la estructura mental e zan en dos secuencias: el teatro de la
promesa y la agitación política. histórica que sostiene a estas produc- “miseria laica” proletaria, relación del

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asalariado y del patrón y las formas garrones la potencia del descaro social. pan (la hambruna) y al vino vino (la risotada del Comisario. Personajes que
reivindicativas del paro, la huelga y en Hormiga Negra de Eduardo Gutiérrez, borrachera). El peligro es la metáfora. han “caído” como la sombra bíblica
las formas relevantes pero poco evi- comienza en la cárcel; escuela de vicios El presidio es una entidad militar que del ángel caído, y allí radica su des-
dentes, de la insurrección, y la “miseria que anuncia el reformatorio de Larvas en Hormiga Negra se confunde con la ventura, descienden del rango social
cristiana” (el miserabilismo erístico de de Elías Castelnuovo. El lugar de exigencia de la leva, lo que lo vincula que en algún momento tuvieron. Por
Elías Castelnuovo o el misionerismo la des-humanización, de regresión a con el Martín Fierro y los separa abier- el contrario, los
de Almafuerte). En última instancia, las formas larvarias de vida, de los tamente de Estanislao del Campo. El “pobres de siem- ... Personajes que han “caído”
estas operaciones son formas de escri- escombros, medidos por el fracaso. En gaucho Hormiga Negra es un facine- pre” es un esta- como la sombra bíblica del
tura paralelas pero opuestas en sus su densidad articulada por la acción roso y asesino llamado por el reclamo do crónico de la ángel caído, y allí radica su des-
intenciones: alienación, desalineación, continua de la pobreza; el referente de la sangre. La gauchesca proba es sociedad de cla- ventura, descienden del rango
conversión y proselitismo, es decir, de inmediato y angustioso es el hambre, la puesta en escena del valor y de la ses, imperturba- social que en algún momen-
los desharrapados, de los harapientos, como tema fundamental del cuento moral gauchesca; la gauchesca asesina ble a los avances to tuvieron. Por el contrario,
de lo que hemos llamado “andrajos La miseria permanente y se instala dise- no es vindicativa, es sólo criminal, se de la distribución los “pobres de siempre” es un
sociales”, de los marginados y mise- minada en los cuentos miserabilistas mata como se dice, por matar. Es un de la riqueza, y es estado crónico de la sociedad
rables, de los ex convictos y la cárcel de Castelnuovo (Cf. Tinieblas, y en régimen de castigo que en la perspec- uno de los siste- de clases, imperturbable a los
es simultáneamente lugar de reclusión particular el relato “De Profundis”). tiva del común social es una “sociedad mas más fuertes avances de la distribución de
–el presidio– y de la participación de Detrás de esta vivencia literaria, en de anómalos”, que repite por inversión de la organiza- la riqueza, y es uno de los sis-
la “comunidad de excluidos” donde el caso de Tuñón está la lectura de la las leyes ciudadanas y por ende es la ción capitalista, temas más fuertes de la orga-
se concentran la artería del ladrón y novela de Knut Hamsun, Hambre; prueba del espejo, el hombre libre ve que se traduce nización capitalista, que se
el resarcimiento asesino del criminal. detrás de la lectura de Castelnuovo allí reflejados su truhanería y su trai- cruelmente en la traduce cruelmente en la cris-
Quizá como venganza o como repa- está la vivencia real de la experiencia ción, la venganza, el robo y la ignomi- cristalización lin- talización lingüística: “pobres
ración social. Actualmente la unifor- humillante de la penuria. La encar- nia de todos los días. ¿Es la purgación güística: “pobres habrá siempre”.
midad de la ropa hace que la pobreza nación sistemática de este tema lo de los pecados sociales o la celebración habrá siempre”.
se disimule en los estratos bajos o se separan de la picaresca criolla, aquí no de los grupos del lumpenaje? Es el Hormiga Negra, en sus reglados y
revierta en moda de lo rotoso y des- hay pícaros ni artimañas, ni política de fundamento de las legalidades sociales consecutivos episodios integra una
gastado que lo convierte en una plus- sobrevivencia, sólo aparece el hambre que sólo se logra por la violencia y novela de aventuras homicidas, es una
valía de la vestimenta en las socieda- de los desterrados como un golpe en la exacción. La penitenciaría –lugar “novela criminal”, la novela de Tuñón
des de exclusión. el estómago. ¿Cómo encarnar esta de penitentes– donde impera la ley Camas desde un peso es una novela
¿Cómo encarnar esta experien- “La miseria del experiencia en la letra?, es la difícil del llamado, precisamente, Derecho por retazos, marcada por la crónica
cia en la letra?, es la difícil tarea plato de sopa se tarea de la escritura; si el hambre Penal, lugar de los crímenes confe- y el episodio. La crónica –le viene
de la escritura; si el hambre es oculta, la miseria es dentro de nuestra perspectiva un sados, un lugar cuasi religioso de la de su trabajo periodístico en Noticias
dentro de nuestra perspectiva un de la ropa no”, “inenarrable” debemos aceptar que el confesión y la prueba, un lugar de Gráficas y en Crónica, se formula a
“inenarrable” debemos aceptar dice González miserabilismo como pretensión litera- expiación. Es el espacio de la comuni- partir del criterio de “verdad narrati-
que el miserabilismo como pre- Tuñón y quizá ria se ve obligado a describir panes de dad de excluidos y lugar de enseñanza va”. Lo que se cuenta tiene su correla-
tensión literaria se ve obligado a esté recitando la papel que no podrán nunca saciar la vicaría del delito, mientras que la to en lo “real” absoluto de la realidad,
describir panes de papel que no lógica unitaria de hambruna de los pueblos. Si los pue- cárcel es una entidad civil que preten- mientras que el episodio es la sustrac-
podrán nunca saciar la hambru- Kropotkin (Cf. blos están ahítos, ¿puede escribirse la de reformar al delincuente, lugar de ción temporal del “efecto de realidad”
na de los pueblos. El vestido en La saciedad? quizás en prosas voluptuosas arresto y por ende de control social y para mostrarse como una “lógica de
conquista del pan. generando una profusión barroca de se asimila al reformatorio y al asilaria- las acciones” encaminadas. Una apela
Rosario, Kolectivo Editorial, 2004), los organismos de la lengua, quizá to. Hormiga Negra es producto de un a la realización de lo verdadero real, la
la miseria del vestido es ostentosa, la realizando una prosa golosa de los matonaje militar y entra a degüello y otra a una lógica de la verdad. Ambas
del hambre puede ocultarse; ello no enunciados lingüísticos. No hay una cuchillo; los personajes de Tuñón –los dos, por la potencia de la narración
implica que a la postre, el “harapo” lengua pobre ni mucho menos eso que cinco casos que habitan la pensión– asesina y su proliferación en Hormiga
muestre simultáneamente el hambre y la doxa dice como “pobreza del len- son ladrones, cafishos, morfinómanos, Negra, y por sucesión de ejemplos en
la pobreza. El “harapo” no tiene valor guaje”, hay una lengua denotativa que desharrapados que no merecen el pre- Camas desde un peso (1932), se defi-
de ocultamiento, muestra en sus des- pretende decir sin discreción: al pan sidio, sólo la cárcel y por horas, bajo la nen por una “serialidad”, ambos dos

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son la marca del folletín. En el caso la profecía. En nuestra perspectiva, y en menor medida de la psiquiatría nóstico pero también el pronóstico de
de Castelnuovo cobra un claro senti- nos interesa señalar en ambos textos que sostiene la prevención asistencial la vida que compartirían Cervantes
do diagnóstico seudo psiquiátrico: el –el prefacio y la novela– la presencia que provenía de la generación anterior y Dostoievski, en donde los estigmas
loquero, el reformatorio, la variedad de dos elementos propios quizá del y de la contemporánea (Ramos Mejía, de la locura afectaban tanto a los
zoológica de los sujetos. estilo de época pero constitutivos de Ingenieros) determina este tipo de personajes como a los autores. La des-
En el relato “De Profundis” de la novela popular, más evidente en la descripción: “Era un muchacho cen- cripción de la “pobreza digna” sobre
Castelnuovo, la comunidad de ani- ficción proletaria, desde la perspectiva ceño, de incisivos ojos leales, tranqui- el enunciado paradigmático “pobres
males integrada por monos, una de los novelistas de izquierda: el apoyo lo, dolicocéfalo y pálido”, en donde pero limpios” referido a Cervantes, se
serpiente y un ratón, en donde el de la descripción con elementos técni- se mezclan Lombroso y Mesmer, la pliega por un proceso de incremento
elemento humano el protagonista cos provenientes de la “gran novela” fisonomía y la figsionómica, el retrato, adictivo en Dostoievski “pobres pero
queda asimilado al conjunto animal como si ese tipo de narración no
por su interacción lingüística, habla, pudiese encontrar sus propios medios
discute, pelea con sus “congéneres”, de expresión sino en la desmesura y
posee todas las características de un exageración de esas mismas técnicas, y
colectivo animal donde el hombre el intento de “mostrar” la realidad en
se ha mimetizado por incorporación su excesos –la enfermedad, la locura,
y adhesión. Pero en realidad, no se la exclusión, el estigma– renegando
trata de la equiparación del colec- de la demostración argumentativa.
tivo animal y humano como ocurre Estos elementos si reales deben ser
en la gauchesca fúnebre y en la sutilizados. La novela de lo real es
gauchesca bufa, sino de una mezcla una novela que apela a ciertos ins-
dentro de la banda animal donde trumentos elementales: la intriga sin
el humano queda absorbido por el reglas fijas y por momentos contra-
elemento animal, como miembro de dictorias, la temporalidad propia del
la “familia doméstica”, como núcleo diarismo desde donde surgió el folle-
heterogéneo, en donde el instinto tín, la inverosimilitud psicológica, la
y su aprendizaje son certeros: el rapidez de las secuencias propias de
animal debe enseñar al hombre su la proliferación de personajes y sobre
propia animalidad (instinto) pero todo el contraste rígido de los senti- Nicolás Rosa
también su propia humanidad (sus mientos relatados; lo que interesa es
sentimientos, su afectividad). El el tema –la riqueza y la pobreza, la el cráneo y el espíritu que lo anima humillados”. La humillación era el
propio personaje dice: “sentí deseos aventura o la desventura, la buena o (Hegel). El rasgo del cráneo alargado producto de la asunción manifiesta de
animales de lanzarme sobre la olla mala fortuna– es lo que permite su potencia su inteligencia y lo vincula su propia sumisión y de la aceptación
y devorarme todo lo que en ella casuística y la despega del fundamento a un rasgo de locura inspiradora. El cristiana de su propio abatimiento.
había con fruición, gruñendo como de la periodicidad. El folletín emigra tema de la locura como genialidad La humillación producida por efec-
una bestia y restregando mi hocico como emigran los personajes, salvo viene del romanticismo fúnebre y de tos de la denigración social conduce
diabólicamente...”, el hambre reúne en la novela pobre porque narra las la novela gótica presidida por Poe y a la conformidad o a la rebelión. El
rigurosamente a la bestia y a la bestia desventuras de los pobres y es pobre Baudelaire, que encarnaron las tinie- anarquismo en su variante social e
humana. (Cf. Elías Castelnuovo, “De en sus recursos narrativos, por eso dis- blas del sol negro de la melancolía y insurreccional nunca fue asumido por
Profundis”. En Tinieblas, Librería trae pero también atrapa (Cf. Nicolás la tristeza. En otro nivel pero coales- la escritura argentina. Las variantes
Histórica, Buenos Aires 2003). Rosa, “El folletín: historial clínico”, cente, la relación tan marcada entre van desde el revolucionarismo letrado
El prólogo de César Tiempo que pre- En Moral y enfermedad, Rosario, Ed. alienismo y literatura organiza los (César Tiempo, González Martínez,
side la primera edición de Camas desde Laborde, 2004). sistemas retóricos de la descripción. Si Gerchunoff ) y el anarquismo cristico
un peso es un texto de compañero y de El apoyo de la descripción sobre tér- los signos de la locura, en Tuñón indi- –Almafuerte, Castelnuovo– sobre la
amigo tutelar sin recaer en la melo- minos técnicos y científicos prove- cados por las “sienes ligeramente hun- fórmula “anarquismo gracias a Dios”.
sidad paternal, aunque no desdeñe nientes de la biología, de la medicina, didas”, eran simultáneamente el diag- Los registros de la novela popular en

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estos escritores de tendencia izquier- Tuñón puede y no deja de hacerlo, obreros– y en profundidad la doble las crueldades sociales narradas en su
dista, comunistas en su mayoría y espigar en el diccionario y encontrar migración de los recursos de la novela conformación de grupos y clases con
en menor medida anarquistas; y en palabras como “andábata” o como alta hacia los estratos inferiores y de descripciones que emplea un lenguaje
el caso de Tuñón anarquista y luego “zahurda”. La convención más que la técnica narrativa de los folletines castizo pero altamente eficaz que nos
comunista en su virulenta clasificación erudita es didáctica y explicativa y hacia la “gran” literatura. En Balzac, retrotrae al folletín español de Escrich.
de Trotski puede rastrearse en su decla- proviene del reservorio lingüístico de en Zola, los elementos folletinescos De las fórmulas empleadas en la alta
ra admiración por los escritores rusos la tradición española mezclada con el tienen una relevancia fundamental, y sociedad integrada por burgueses enri-
y en su procaz provocación al enigmá- lenguaje de observación médica. La de los sucesivos misterios de la vida quecidos con estratagemas inconfesa-
tico Lugones (La primera proviene del criollismo culto, ciudadana, los de Sarmiento, los de bles constituidas por “forzados, trabu-
En el magma social de la hora de la espa- por ejemplo “Zogoibi” de Larreta, la primitiva novela policial argentina, cadores de caminantes”, “aventureros
época, la sólida creación de da), produce una la otra del sanitarismo social y de la digamos la de Eduardo Holmberg, los de toda laya”, una “caterva de depor-
los movimientos de derecha y mezcla de sibari- ergástula carcelaria. La inclusión de de la radionovela y de la telenovela tistas del robo y del crimen” pasamos
simultáneamente la insurgen- tismo lingüístico la lengua del conventillo, de la len- vuelven, a veces sin transformación a los inmigrantes como inmigrantes
cia del comunismo efectivo en donde convi- gua lumpen, el tango, y de la lengua en la alta literatura. Este “desplaza- negros o estafadores de la baratija, el
producto de la revolución del ven hipercultis- delincuencial del primitivo lunfardo miento” todavía opera en los escritores último hálito de la Ley de inmigra-
17 y de movimientos anar- mos y termino- que cubre todo el dominio delictivo argentinos más allá de sus propuestas ción y de la acerba argumentación
quistas románticos inspirados logía proveniente más que el sexual, se sobrepone impe- explicitas, la adhesión a una literatura crítica que funda la Ley de Expulsión
en la lectura de Bakunin pero de la ciencia. La riosamente a este fondo, pues organiza realista –cualquiera fuese el sentido de Extranjeros justificada por Miguel
también de Max Stiner (El i m p o n d e r a b l e los ideologemas de la narración. Si se que le otorguemos a este término– Cané. (Cf. Nicolás Rosa, “Una teo-
único y su propiedad) revelan melancolía de proponía como una vanguardia polí- exige conscientemente –en contra de ría del naufragio”. En Relatos críticos.
un marcado desplazamiento Tuñon, según tica y regeneradora –y en realidad lo la equívoca fábula balzaciana– una Cosas animales discursos. Buenos Aires,
de las conductas sociales, de César Tiempo, era– tenía que atacar y desplazar las relación estricta con el fenómeno de Santiago Arcos, 2006.) La discusión
la lucha por el régimen de se balancea entre lenguas de las vanguardias artísticas y transposición: revolución permanente política entre un anarquista reforma-
poder de los instrumentos de el “nefebilata” el primer libro de Castelnuovo así fue o lucha de clases que sobredetermina do –la reforma social pero también
la letra –leer y escribir– y de y el “tracista”, entendido. Éste es el núcleo que funda encubiertamente la naturaleza de las la reforma religiosa– (Don Álvaro) y
producción literaria. es decir, entre la oposición entre Florida y Boedo, relaciones humanas. del comunista revolucionario (Bartolo
el soñador y el política y las políticas de la lengua. Cuando el texto de Camas desde un el Pelirrojo) produce un principio
inventivo e idealista, donde el moder- ¿Arlt queda exento? peso dice “la historia de algunas fortu- de desajuste en la organización de la
nismo lingüístico de Darío funda y En el magma social de la época, la sólida nas horroriza”, y más sofisticadamente trama, pasamos de la novela de aven-
afirma la terminología técnica de la creación de los movimientos de dere- “El Gotha se inicia en galeras”, la turas folletinescas hacia una novela
descripción “Muchacho de la cabeza cha y simultáneamente la insurgencia novela regresa a sus fuentes sobre todo de tesis, hecho que fue predominante
aquilina”, es decir de nariz y rostro del comunismo efectivo producto de al Pére Goriot de Balzac pero también en aquellos textos que pretendieron
delgado y por momentos macilento la revolución del 17 y de movimientos a La Bolsa de Martel; esta duplicación ilustrar y convencer de las que hemos
que refleja la combustión de las ideas y anarquistas románticos inspirados en de las fuentes proviene en el folletín llamado “novelas del hambre”, una
del fervor de los sentimientos propios la lectura de Bakunin pero también de argentino de los años veinte. La novela verdadera alteración narrativa, aunque
de la “divina locura”. Por momentos, Max Stiner (El único y su propiedad) deja la narración y se convierte en un estos procedimientos no entren en esta
este registro diccionario obstaculiza, revelan un marcado desplazamiento panfleto político y por momentos por topología difusa de la narración. El
para el lector contemporáneo, la com- de las conductas sociales, de la lucha su exaltación en un manifiesto y por discurso entimemático que sobrelleva
presión, y sobre todo tiene un efecto por el régimen de poder de los instru- su proselitismo moral en una requisi- un régimen sapiencial en la forma de
contrapuesto en el estilo: estilo de mentos de la letra –leer y escribir– y toria. A medida que avanza esta zona combate que mezcla, en este caso, la
historial cínico y estilo ilustrado que de producción literaria. El folletín del texto centrada en el capítulo “La injuria y el aforismo satírico es la base
atenta contra el protocolo del lenguaje no tuvo prestigio letrado como en miseria permanente” se va elaborando sobre la que se edifica un ideologema
popular que emplea el folletín. Y si Francia, de inspiración socialista y de una sociología de los efectos del ham- y en última instancia una ideología.
el protagonista dice “tenía una dica- recursos retóricos “bajos”, pero signifi- bre que se extiende a toda Sudamérica. Tarde o temprano, la formación folle-
ción armada de espolones” para decir có la incorporación de nuevos sectores La proliferación de sustantivos que tinesca de la realidad lo convierte en
que tenía una mordacidad ingeniosa, –mujeres, niños y en menor medida se convierte en la adjetivación de una visión crepuscular del mundo.

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Simultáneamente, se va construyendo el hambre suicida con las hipótesis de penso. El folletín americano de la mafia finanzas y sus exutorios: empresas, fon-
una “filosofía casera” de los componen- Clausewitz sobre la guerra. Estamos china o el folletín de amores contraria- dos de capitalización, bancos, dieron
tes raciales y nacionales de la pobla- muy lejos de la fuerte impostación ale- dos o el folletín sentimental no alcanzan una motivación fuerte para la novela
ción sudamericana. El condimento górica del anarquismo del Astrólogo a cubrir la contundencia de la “novela social y sobre todo en sus estruendo-
racial es relevante en la constitución de Arlt y mucho más cerca de una for- del hambre”. Si sostenemos que desde sos deterioros, el remate, la quiebra,
de los personajes como la única mane- mulación escolástica de las doctrinas el punto de vista genérico el folletín la bancarrota, el embargo de bienes
ra de elaborar una efigie y un modo (el políticas de la época. Luego la novela es el cruce de todas estas sustancias y el descrédito financiero y moral. La
sainete llevó este hecho a su máxima vuelve a su cauce: a la miseria, al narrativas y por ende es transgenérico, novela realista, en especial Balzac, Zola
explotación, el cocoliche, el tano, el hambre, al prostíbulo (recordemos la no las emplea metanarrativamente, no y Maupassant
negro, el provinciano, el turco). La asunción de una fórmula repetida en es un metarelato, es una infracción a toman cuenta de La miseria de los hombres sin
filosofía de vida de las naciones veci- la época respecto a una figura literaria las leyes éticas del género. La novela este hecho social Dios es inocente, la miseria de los
nas, uruguayos, bolivianos, brasileños relevante en ese momento, la prostitu- policial debe descubrir y castigar al ase- y lo llevan al hombres sin pan es malvada, y al
en particular, permiten la organiza- ta, “el prostíbulo es el caño maestro de sino o al ladrón. La novela sentimental plano novelísti- nivel histórico, la contravención
ción de una psicología aventurera y la sociedad”) a la mendicidad y nueva- puede inclinarse por la buena o mala co pues ofrecían absoluta del contrato social.
grotesca de las naciones adyacentes. mente al hambre como escena capital conclusión, por el casamiento final de elementos fuer-
Por supuesto que esta presunta elabo- de las formas miserabilistas. La habita- la “engañada” o por la condena de la temente dramáticos que exaltaban la
ración de tendencias ideo1ógicas está ción humana para estos deshabitados “desgraciada” ya sea por la reclusión crítica social. Los elementos dramá-
llena de contradicciones lógicas y casi se mitiga por un peso, la prostituta en los bajos fondos prostibularios o en ticos se convirtieron en “narremas”
afectivas pues el sentimiento y en este y el hambre –deseos de una satisfac- la superación religiosa de su “pecado”, consistentes para mostrar el “ascenso
caso la sentimentalidad, es siempre ción eternamente intermitente– por encomendándose a la protección de la y descenso de las grandes fortunas” y
molar, va en bloque, el enunciado se dos pesos, una economía procaz de Virgen como un gesto de solidaridad luego del deterioro y humillación de
ama o se odia puede contradecirse la promiscuidad callejera. Carriego, femenina. La “novela del hambre” y las clases bajas. El folletín encontró en
sentimentalmente –amar a quien se en su variante redentorista, se aleja el “folletín proletario” sólo se redimen este drama social como en los flagelos
odia y odiar a quien se ama– pero no de Tuñón y se acerca a Castelnuovo, por una intertextualidad utópica –la de la enfermedad por su solidaridad
lógicamente. La historia política y su cuya demostración mayor está en la revolución, la rebelión, el exceso– o con la proyección del descrédito, la
lógica adyacente dicen: no se puede desposesión territorial –choza, tugurio por una renuncia al mundo que lo bancarrota efectiva, como las enferme-
discutir la quiebra del capitalismo, o rancho– y el hambre de la ciudad marca sutilmente como misantropía dades venéreas, a todo un sector de la
como lo dice el optimismo de Bartolo, [pensión barrial, fondín, cuchitril]. social, o al perdón de los pecados, en población propias de las ciudades de
pero nunca podrá modificar la esencia Hay pobres de ciudad y pobres de este caso, “capitalistas”. Aquí ya no fin de siglo. Las enfermedades llama-
malvada del hombre, como lo sugiere campo y este nivel narrativo se refleja se trata de la “pobreza de espíritu” de das sociales eran propias del contacto,
el pesimismo que lo embarga. Tarde o en dos instancias que se perfilan cla- ciertos pensadores de la época, ni del de la aglomeración, en última instan-
temprano el recurso a cierto pietismo ramente: el hambre en (la) ciudad y “espíritu de pobreza” franciscano sino cia de la promiscuidad. Al lado de este
intentará resolver la contradicción de el hambre en (el) campo. La miseria del maleficio de la pobreza de los cuer- fenómeno como residuo del roman-
las conductas pero no de las políticas. ciudadana se disfraza por el hábito, pos que merodean en los habitáculos ticismo pero como fenómeno espec-
Estamos frente al fracaso de la acción ¿no se dice el hábito hace al monje?, ciudadanos. La miseria de los hombres tacular, las crisis, las neuropatías, la
como a la frustración de las palabras mientras que la miseria campesina se sin Dios es inocente, la miseria de los histeria (el arco reflejo), la mostración
que nos lleva a un horizonte religioso revela en el rictus amargo y desviado hombres sin pan es malvada, y al nivel de casos, se convirtieron en el teatro
donde la compasión y la misericordia de la hambruna y su relación estoma- histórico, la contravención absoluta del de los locos. El suicidio del espíritu, la
intentan paliar la afrenta social del cal: la notoriedad del hambre es que contrato social. locura, la vesanía, las locuras razonan-
hambre y la desesperanza. Y la razón pega en el estómago. tes, mostraban el lado oculto del hom-
rabiosa pero más cruel la esgrime el Lo ruin, lo sórdido, cobran una prestan- bre, la insensatez, y ponían en tela de
desilusionado Don Álvaro: una epi- cia narrativa fundamental que centrifu- La industrialización del deseo juicio el racionalismo. En la faz cor-
demia o una guerra para clarificar la ga toda otra perspectiva de la narración poral pero sin entrar en contradicción
estructura social con un enfoque en y esto permite ciertas desinencias, la La industrialización del deseo es pro- y mostrando la fragilidad del ámbito
donde se entremezclan las visiones novela de aventuras, el folletín de capa pia de la última etapa del capitalismo corporal, las locuras alcohólicas atra-
malthusianas para reducir la pobreza y y espada, la narración policial de sus- financiero y la creación de las altas vesaban la distinción entre el cuerpo

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y el alma; el cólera, la lepra, la fiebre orden legal –la trata de blancas– ni romanas que rompían su votos de casti- Soy al lujo insultante de las damas, ni a
amarilla, la sífilis, la tuberculosis, son en el orden societario, en la secuen- dad, la prostitución reglamentada de la las promesas infames del capataz, ni a las
enfermedades que culminan literaria- cia semióticamente degradante que Suburra de Petronio, la demi-mondain monedas criminales del burgués, ni a las
mente en el siglo XIX para avanzar, va desde la “garconiére”, casa de citas, de la novela francesa del siglo XIX, y inmundas babas del señorío que forcejea
ya afianzadas, hacia el siglo XX espe- lenocinio, prostíbulo, burdel, lupanar la prostitución mucho más degradante en su cuarto... ¡La justicia primero; luego
rando a las vacunas, pero también al y quilombo –y la novela de Tuñón por la pobreza en Zola, se reemplaza en los vicios de los explotadores y de la aris-
cáncer y al sida. Sintomáticamente lo revela como prostíbulo– sino que el folletín por el exutorio de la forma tocracia degradada, y por fin, la usura del
estas descripciones operan una distin- repone la oposición retórica entre el del capitalismo monetario. El capita- proletario y del agenciero! (Patricio Tovar.
ción entre las enfermedades mentales “pecado” y la “redención” sobre el lismo de producción y de intercambio La Protesta, primera quincena de julio
y las corporales y fomentan la división orden folletinesco “caída” (seducción), rige la contratación tanto de bienes de 1908. Santiago de Chile).
entre enfermedades intelectuales –y condena (expiación), castigo (reden- como de mujeres: la trata de blancas,
la locura lo es– y ción) y triunfo (de la “virtud repa- como la de los negros se rige por la La segunda dice:
El sistema de explotación de las enfermeda- rada”), con un estereotipo religioso moral de intercambio, se intercambian
la mano de obra barata se des corporales, que, en la novela realista básicamen- mercaderías, sujetos y prostitutas. El Esta noche no faltará pan aunque para
extiende a la mujer obrera del las enfermeda- te desacralizada, desaparece para ser valor sagrado del cuerpo humano esta ello tenga necesidad de vender mi honra,
sexo. El sucesivo grado de la des vinculadas al reemplazado por el castigo somático regido, en los países periféricos, y con yo si quiero tengo derecho a dejarme morir
manumisión de la mujer debió régimen social, (locura, tuberculosos, sífilis). El triun- mayor insistencia en los países del de hambre, pero no lo tengo de dejar a mi
esperar mucho tiempo para enfermedades de fo de la Muerte es al mismo tiempo Tercer Mundo, por una interferencia madre enferma y a mis hermanos chicos
que el sexo se convirtiera en los ricos y enfer- castigo secular y reparación social. en la organización disciplinaria del que lo sufran... Así que a cualquier pre-
una transacción imaginaria de medades de los (Cf. Donna Guy. El sexo peligroso. La encierro, la cárcel de mujeres; el encie- cio tendrán un pan. (Manuel Lourido.
iguales. Lo que se discutía y pobres. El de- prostitución legal en Buenos Aires 1875- rro a medias disciplinario y profesional Suplemento de La Protesta, Buenos Aires
se ocultaba detrás del velo de sarreglo del meta- 1955, Ed. Sudamericana, 1991.) del Buen Pastor y la organización de 1909.) Un poco de tiempo más, y no
una moralidad social, era la bolismo corporal En la misma época en que Carriego controles, control de la sanidad públi- mucho, aparecerá en la escena folletinesca
“propiedad de los cuerpos”, repite el metabo- arrastra su mistagogia barrial de ori- ca, control de la marginación, control nuestra famosa “costurerita”, aquella que
¿propiedad privada, personal, lismo social. La gen salvacionista, como un refina- de la moral societaria. La prostitución, “dio el mal paso”.
propiedad familiar, doméstica, prostitución para miento del discurso misionerista de más que la delincuencia, afecta todos
o el conflicto entre propiedad Lombroso es una Almafuerte, Manuel Gálvez escribe su los órdenes de las sociedades capitalis-
publica o propiedad privada enfermedad gené- brevísima pero reveladora tesis sobre tas porque pone en evidencia el sistema Ergástula prostibularia
que fantasmáticamente repro- tica y hereditaria la “trata de blancas” que, más allá de de contratación de desiguales generado
ducía la propiedad de la mer- vinculada a las la retórica de las tesis, tuvo también por la misma sociedad –todo el folletín La diversidad pero no el enfrenta-
cancía y su cortocircuito? formas externas una función redentorista. El misticis- y sobre todo el folletín vindicativo de miento es evidente en los sistemas de
de la morbilidad, mo larvado de Carriego desaparece clase obrera y de la mujer sostiene este nomenclatura que sugieren los textos
las prostitutas asesinas, propias de en el discurso legislativo de Gálvez, punto con rebeldía y rabia anarquis- en el drama de la prostitución como
la degeneración genética, enfermedad condimentado por el proselitismo reli- ta– y lo marca como “lacra social”. Esto “drama social” vinculado al folletín
hereditaria. El tema de la prostitución gioso que le rendía buenos frutos en señala una forma diversa de procesar la social, el rótulo es la “prostitución”
en el folletín novelesco sentimental, su narrativa (por ejemplo, en Nacha figura de la mujer en el folletín prole- como insignia del hecho social de
novelesco amoroso, por momentos Regules, La maestra normal, Historia tario y el folletín sentimental, entre la la presencia de una anomalía dentro
vagamente erótico, el erotismo y más de Arrabal). La meretricia, sustantivo reivindicación y la compasión. El sis- de la circulación de los sujetos y de
crudamente la pornografía aunque descriptivo hiperculto empleado por tema de explotación de la mano obrera la interrupción de la justicia social.
puede ser organizado con técnicas Lugones en El payador, según recuerda se extiende a la mujer; la reivindicación En el folletín de orden sentimental,
folletinescas rechaza la sustancia del Borges en su trabajo sobre Carriego, social del proletariado obrero pasa ser la enajenación corporal es un hecho
folletín que es básicamente ideali- para designar la “profesión mas vieja un reclamo humanitarista de la “obre- individual, producto de la miseria y
zante o miserabilista. Uno condena del mundo”, haciéndose cargo de este rita del barrio”. La primera dice: de hambre, pero no revela las urgen-
el sexo como pecado, el otro como estereotipo, existió desde siempre desde cias de la reivindicación. Es un hecho
humillación degradante, no recrea el las hetairas griegas recordadas por Safo, ¡Soy la que todavía no ha pactado con el doméstico producto de los grupos
tratamiento de la prostitución en el las prostitución sagrada de las vestales cabrón comerciante de carne humana...! mal avenidos y de la desintegración

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familiar. La organización en el rela- matriz original. Los problemas de luego el campo. La muerte está fuera familiar, como sistema de atracción
to y luego en el análisis del mismo orden histórico que esto plantea se del ejido de la ciudad, el cementerio de entidades subjetivas y familiares, y
permite el despeje de dos “locus”, resuelven, como es nuestro caso, des- de los pobres está siempre ubicado en su propia desintegración, es un géne-
el locus familiar y el locus social pojando a las estructuras folletinescas las afueras, como los prostíbulos de la ro anarquista. En todo conventillo,
que entran en diversas combinacio- de su condición genérica llevándo- época, donde se reúnen sexo y muerte aparte de los pobres, habrá siempre
nes en la materia lo hacia un formato itinerante que proletaria. La ruptura de los lazos algunos que no son “trigo limpio”,
La ruptura del tejido familiar narrativa pero migra entre la literatura alta y la baja, familiares genera la población narra- como dice la doxa barrial, una pros-
las llamadas “novelas de fami- que al mismo entre las formas de la novela psicoló- tiva del folletín, su drama y la loca- tituta y un sospechado de anarquis-
lia” desciende de la novela bur- tiempo permite gica y la novela de aventuras, entre el lización demográfica de este drama, mo. Si tomamos como ejemplo El
guesa (celos, amantes, com- señalar sus zonas suceso y el acontecimiento histórico orfandad, hambre, relaciones sexuales conventillo, folletín de Elan Ravel, es
promisos de dinero o de joyas de congruencia y seudohistórico que aparece en las perversas son localizadas narrativa- el “locus” espacial de reunión y de
robadas y embargadas como en y sus zonas de novelas de capa y espada francesa mente en tugurios, covachas, ranchos, conflictos domésticos, oficios y demo-
algunos relatos de Dumas o de disparidad. En el pero también argentina (recordemos verdaderos antros de la miseria. El grafías inestables: “sastres” (profesión
Maupassant) la novela realista, “locus familiar” los embozados que circulan entre sistema de explotación de la mano masculina de tareas femeninas: corte
la naturalista, tanto la francesa aparecen clara- las sombras nocturnas de la asonada de obra barata se extiende a la mujer y confección, y en el renglón superior
como la argentina, son siempre mente la ruptu- revolucionaria de Myriam, la conspi- obrera del sexo. El sucesivo grado de la la “tallerista” y la “oficiala”), zapate-
novelas del dinero acumulado, ra del contrato radora de Hugo Wast). La ruptura del manumisión de la mujer debió esperar ros (progenie anarquista), vendedores
heredado, dilapidado, robado, afectivo entre tejido familiar en las llamadas “nove- mucho tiempo para que el sexo se ambulantes (el “mercerito”, el “turco”
esquilmado, novelas de bancos los miembros del las de familia” desciende de la novela convirtiera en una transacción ima- jabón jaboneta), las planchadoras y
y bancarrotas que ilustran la grupo al mismo burguesa (celos, amantes, compro- ginaria de iguales. Lo que se discutía lavanderas (tareas de fémina como la
forma fiduciaria de la circula- tiempo y en otro misos de dinero o de joyas robadas y se ocultaba detrás del velo de una “costurerita”), y lugar de la “criolla” de
ción (pagarés, fondo de comer- nivel la desin- y embargadas como en algunos rela- moralidad social era la “propiedad de golosas carnes, bocado de proxeneta
cio, letras de cambio, etc.). El tegración de las tos de Dumas o de Maupassant), la los cuerpos”, ¿propiedad privada, per- que traba amistad con la “galleguita”
folletín es un género capitalista. identificaciones, novela realista, la naturalista, tanto la sonal, propiedad familiar, doméstica, inocente. Esta demografía del conven-
y en el caso más francesa como la argentina, son siem- o el conflicto entre propiedad pública tillo, recreada simultáneamente por
extremo la imposibilidad del mismo pre novelas del dinero acumulado, o propiedad privada que fantasmáti- el sainete, luego fue recuperada por
generando un lugar de perversión, heredado, dilapidado, robado, esquil- camente reproducía la propiedad de la el radioteatro (Juan Carlos Pulido,
como podría afirmarse en el caso de mado, novelas de bancos y bancarro- mercancía y su cortocircuito? En una Arsenio Mármol, el folletín rosista del
O. Lamborghini. Las solidaridades tas que ilustran la forma fiduciaria novela que supera el período conside- radioteatro Lux, etc.).
se rompen salvo las “fraternales” que de la circulación (pagarés, fondo de rado, Oro bajo de Gómez Bas, publi- Hemos descendido del drama al melo-
direccionarán al folletín hacia otras comercio, letras de cambio, etc.). El cada en 1957, reaparecen todos los drama, desde el destino trágico de los
instancias. Todo lleva en la familia folletín es un género capitalista. estigmas prostibularios y repite como Atridas hasta el El conventillo de la
folletinesca a la ruptura del lazo El “locus social” hace del folletín un marca de género el universo concen- paloma. En el descenso se han produ-
familiar. Pareciera que el folletín no género ciudadano, organiza y recorre tracionario del folletín: el conventillo. cido no sólo una destitución genérica,
reflejase el orden social sino que todas las formas de la ciudad y marca El conventillo es el foco de irradiación sino que el género se ha corrompido,
impone su propia matriz al hecho las características genéricas del mismo. de aspectos sociales, individuales, pri- es un género sucio. Desde el punto de
social. Una crítica de las llamadas Circula entre los barrios pobres y los vados. En el régimen genérico difrac- vista de su producción, es escrito por
comprometidas no podría sostener barrios ricos, entre los barrios con- tan todas las características del género, miembros de la clase alta o por inte-
esta inversión de las precedencias en sumidores (generalmente la periferia la novela sentimental, la novela de lectuales comprometidos que no han
la constitución de las formaciones de la ciudad que acoge tanto a las suspenso, la novela delincuencial y sufrido la experiencia de la pobreza.
folletinescas, pero lo que se intenta residencias como a los ranchos de paja en su máxima exposición, la novela El máximo exponente del folletín de
señalar es la presión que ejerce la en un primer tiempo y luego de lata), proletaria –siempre habrá un obrero aventuras rocambolescas, Ponson du
materia narrativa, después de haberse los extramuros, la barriada y luego o familia de obrero en el conventi- Terrail, era un noble de provincias,
solidificado y la arquitectura formal miserias del arrabal, el muchacho de llo–, y la novelización de lo político; pero noble al fin; Eugène Sué, autor
del folletín es una sustancia que no arrabal, la arrabalera, y en última en ese sentido, el folletín que toma de Los misterios de París, burgués y
se puede modificar sin modificar su instancia y a los lejos el camposanto y como unidad de lugar el melodrama socialista, y Alejandro Dumas, hijo del

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general Alexandre Davy de la Palléterie Todavía hoy el proxenetismo existe hecho habitual en el folletín argenti- de la literatura. Los escritores anar-
y el escritor más prolífico del folletín amparado por el silencio y el anoni- no, la predilección aguda y marcada quistas se nutren de los escritores
de orden histórico, que permitió en mato de Internet, cuyas figuras son por las relaciones entre hermana y propios de la ideología que intentan
sus encarnizados lectores generar la mudas y exentas de la mano de la hermano), viven en ciudades populo- representar, autores que no están res-
idea y por momentos el verosímil de justicia. Cuando Gálvez describe la sas y un hacinamiento en los grandes paldados por la confirmación de la
que la historia francesa era un pro- situación de la prostituta vacila entre centros manufactureros, la caída de la cultura “bella”, quieren consumir para
blema de hermandades (los famosos la responsabilidad del Estado (leyes, ingenua obrerita pero al mismo tiem- transmitir pocas y precisas ideas. El
tres), de intrigas palaciegas (El collar educación pública, educación feme- po levemente el conflicto social –lo lector ilustrado se apropia de la Gran
de la reina) o de amores secretos (“La nina, protección de menores abando- que se llamó “la cuestión social”– de Biblioteca de los Grandes Autores
torre de Neslé), novelas que gustaron nados) y la constitución de la forma la etapa de la industrialización que y genera un lector universal para la
tanto a las clases altas como a las bajas. ideológica de la mujer pública. El peso aparece notoriamente en Zola y en constitución de una comunidad de
El folletín argentino, escrito por una de la larga tradición cristiana, repudio la que según Dumas “la promiscui- lectores internacionales. Son lectores
variedad de escritores provenientes de la mancha de sangre de tradición dad era tan grande y el libertinaje que escriben. Citan sus lecturas en sus
de distintos estratos sociales, Stella judía (la menarca), y de la bíblica precoz”. La prueba literaria, después textos narrativos generando una trans-
de César Duayen, Hugo Wast, o de mujer adúltera, revisadas por hipótesis de haber bebido en las aguas pesti- fusión genérica que reenvía el texto a
diversas ideo1ogías como es el caso de positivistas lo lleva a una condimen- lentes de la realidad, confirma que lo un testimonio de orden subjetivo: son
Tuñón o César Tiempo, o de escritores tación cuasi literaria de la descripción real textual opera como modelo de sus apetencias, sus fraternidades lite-
anarquistas como Alberto Ghiraido, que inunda el escenario del prostíbu- los comportamientos de los hombres rarias, sus autoridades narrativas. En
Pedro Pico o Manuel Lourido, desco- lo: Las mujeres que allí ingresan –el reales, la literatura no sólo confirma el caso de Tuñón, se cita y se comenta
nocidos de la historia literaria argen- notorio tráfico que se analiza en la especularmente la realidad, sino qu a Oscar Wilde en su ocaso como
tina, que mamaron al folletín como tesis de las falsas polacas que, en prin- enfrentada al lado oscuro y opaco del hombre y como autor, a Schnizteler,
fenómeno de protesta y reivindica- cipio, eran todas judías y en término espejo, la crea. La literatura realista se pero también a Alphonse Daudet, y
ción, nunca fue escrito por obreros. genérico, eslavas y la creación de Zwy nutre de casos; la literatura naturalista más allá de las variantes visibles entre
Este hecho indica por lo menos dos Migdal – vienen de todos los oficios de ejemplos del zoológico humano, el estos autores, podría pensarse que es
fenómenos: uno social, los obreros del y regiones. Son amantes abandonadas folletín de series. Entre casos y series se avidez de lectura pero también una
momento eran generalmente iletra- (aquí se elabora un “topos” común al desarrolla la historia heterogénea del mezcolanza propia del desenfado de
dos, pero otro más complejo, integra- sencillismo regenetivo de Carriego), folletín que corroe su homogeneidad los Lamborghini. Y por momentos,
ron la masa de lectores creando una que en su sensualismo de histéricas genérica. La otra, la prueba científica como cita de autoridad y ya no de
diferencia que remite a la historia de sentimentales, esta caracterización; es la verdad autorizada la que conven- lectura a Proust y Joyce, una verdadera
esa fórmula: la escritura reenvía una desde el punto psiquiátrico es impre- ce y previene salutariamente como maestría. Las citas implícitas bordan el
forma activa de la praxis de escritura, cisa sino falsa, pero podemos suponer una diagnosis y curación. Pero la ver- texto, lo transforman en un recorrido
mientras la lectura a una acción pasiva que se intenta apelar a una impresión dad del folletín no está en la ciencia de aparición y ocultamiento pero no
de la recepción. Es evidente que estas imaginaria ligada a los fantasmas mas- psiquiátrica como lo analiza Gálvez, son una señal para advertencia del
posiciones pueden intercambiarse y culinos marcados por una regresión a que emplea como cita la autoridad del lector o para sortear su competencia
modificarse históricamente, pero vin- situaciones angustiosa de la infancia, Esquirol, para dar cuenta del liberti- de lectura, sino es la suma de una
culadas a la forma de la expresión, la la importación de mujeres blancas –el naje precoz y asesino de una niña de erudición de la alta literatura, un ver-
novela folletinesca por su dispositivo elemento nativo no es bien conside- cuatro años, reverso de la “perversa dadero asalto a la gran literatura. Los
accional implica una temporalidad rado, es decir, “no era bien pagado”–, precoz” preciosista de Rachilde, rareza héroes de la gran literatura son golosos
extensiva que fuese recurrente, mien- y muy jóvenes, nacidas en tugurios que impresionó a Darío. y tenaces lectores, como los de Balzac,
tras que los lectores como ideogramas donde quizás el propio hermano les como los de Proust, hicieron de mues-
propios de la ideología de izquierda reveló el sexo (este señalamiento marca tra de los escritores comunistas como
convertidos en escritores apelarán a un incesto habitual en el conjunto de El folletín proletario ejemplo de esa misma literatura. Los
formas rápidas contundentes, formas la agrupación familiar, a veces conver- semianalfabetos de la literatura anar-
lingüísticas y semióticamente breves: tido en incesto paterno y muy ajeno al Los autores de procedencia comunista quistas –autores y personajes– leen
panfleto, sátira, invectiva, una litera- sofisticado incesto materno –la madre agrupados alrededor de Boedo son para aprender y sus citas, que son de
tura de persuasión. santa y virgencita– pero apunta a un lectores de la gran cultura universal una proliferación limitada, en especial

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Bakunin y Kropotkin –en un orden el reducto del conventillo, espacio de probable de la serie, pero en sí misma en la gauchesca florida, “los mellizos
didáctico y de convencimiento revolu- convergencias y disensiones. la serie es infinita. Es una serialidad de la flor”, y en los “hijos, hermanos
cionario y por sobre todo en protesta La literatura copia la realidad, la lite- suspendida pero prorrogable, formu- y enfrentados” de Hormiga Negra y
por el orden admitido. El auditorio de ratura copia un reflejo de la realidad, lada por la deducción y sólo detenida como dice el narrador, “tenía otras
obreros, de mujeres y desocupados, lo la literatura copia la literatura, ¿la por el descubrimiento del asesino. cosas en común, siendo la principal de
vincula con los gauchos y criollos de literatura nunca deja de copiar aunque Pero si los asesinos son múltiples, todas ellas, tal vez, la similitud de sus
los primeros lectores de la gauchesca. fuese la vida; para crear lo real? En la la serie de asesinatos sería una serie orígenes incestuosos”. La reprobación
Era una lectura al “servicio del lector”, ciudad de Rosario existía una pensión infinita. Es la base de una prueba del incesto como relación biológi-
y cuando en las Memorias del ver- que reunía mendigos disfrazados de deductiva. En el folletín, la serie de ca se complementa con el vituperio
dulero ignorante trabajadores y estudiantes disfrazados casos es del orden de la prueba y por por su presencia social. El folletín de
La literatura copia la realidad, de Castelnuovo, de eternos doctores, que era llamada ende encadenado a la medicina, a lo Castelnuovo se mueve siempre entre
la literatura copia un reflejo de que “recitaba” y “La Albóndiga Embrujada” por la taxonómico, al orden social; no es lo fisiológico hereditario y la fisiología
la realidad, la literatura copia la no “leía”, “Las dificultad de encontrar esa suculenta del orden del continuo potencial sino social. Estos personajes con arreglo a
literatura, ¿la literatura nunca aventuras de bola de carne en el “menjunje” gra- de la “mostración de casos” como en la ficha individual del reformatorio
deja de copiar aunque fuese la Rocambole”, el soso del licuado guiso carcelario. En la psiquiatría; como la taxonomía de son catalogados fisiopatológicamente
vida; para crear lo real? folletín dirigido la novela de Tuñón, la pensión se la clasificación de los casos –idiocia, como gemelos univitelinos epilépti-
a un auditorio llama “El puchero misterioso”. Más oligofrénica, neurastenia, paranoia o cos, pues en efecto habían sido conce-
analfabeto, por un lado recordaba a allá del misterio del madrileño cocido, locura, para usar términos de la época– bidos por el padre y su hija.
los payadores y guitarristas de la gau- esas pensiones lóbregas convertidas como certeza diagnóstica, la marca de Su procedencia uterina figuraba
chesca del matonaje criollo, y por el en “paradores de pobres”, verdaderos identidad del registro de la sucesión de siempre en un lugar destacado en la
otro era el “servicio de lectura” para los focos de la realidad del referente. anomalías sociales. No es deducible, ficha de la cabecera de la cama, una
obreros sin calificación. La letra como Todos sabemos que la palabra “comi- es verificable. En los relatos de Larvas, máquina tenebrosa consagrada a la
asunción de la literatura burguesa o da” no alimenta al hambriento, pero Castelnuovo organiza un catalogo de marca de fábrica, haciendo congruir
la letra como testimonio resistencial también sabemos que al enunciar la la morbidez social. Repite, como una dos fenómenos capitales del folletín:
en el anarquismo y como ofertorio de palabra “guiso” se nos hace, como autodescripción de los mismos, una fábrica y registro, uno como espacio
la humillación del miserabilismo. ¿Se dice la doxa infringiendo la gramática, serie de manera de organizar el relato fabril de las “fabriqueras” y el otro
leían libros o folletos? Los libros son agua la boca. por casos, retórica propia del folletín como registro y sitio de una con-
para ilustración de los revolucionarios, En Castelnouvo, en la década del siniestro que alcanza también al nove- gregación humana de imprevisib1es
los folletos como arma de combate 30 –y la organización temporal de lón criollista. En el relato “Mandinga” consecuencias. En otro registro, la
para anarquistas. El folleto pasa de sus novelas y relatos deben ser leídos –cuya titulación aparece también en importancia que el folletín obrero le
ser una entidad cuantitativa –breve, como una anterioridad temporal más Hormiga Negra como invocación al da a una serie lingüística de registros
de pocas páginas– a multiplicarse en allá de la fecha de su producción y éste ángel de las tinieblas–, se expresa una idiomáticos vinculados a la produc-
páginas, en extensión, en continuidad, es el marco donde debe leerse toda su notoriedad extraña al género. El inces- ción y en particular a la fabricación:
en series, en folletín. Castelnuovo es obra– aparecen condensadas todas las to, más allá de la patología familiar la industria textil, la industria de los
un ensayista consumado, en sus nove- formas temáticas del folletín tenebro- que se intenta marcar en este caso, alimentos enlatados, la proyección de
las es expositor de casos y de series so, con un rasgo de experimentación reúne la familiaridad paternal que sor- las vías de comunicación, sobre todo
verificada en la suma y procesión de sociológica. El discurso, desprendido prende en el folletín: los gemelos, los el símbolo mágico del ferrocarril, que
los pobres y humillados. Un lugar del personaje e incluso del narrador, hermanos, la relación hermano-her- en Zola aparece como una máquina
para aprender, el otro para sufrir. Los quiere aparecer como un “muestrario” mana, una forma de enmarcar insó- monstruosa y en el folletín argentino
antagonismos entre ricos y pobres, el de las lacras sociales. En la novela poli- litamente, en una sustancia narrática, como creadora de un nuevo espacio de
burgués y el proletariado, el patrón y cial, que no es el contrafáctico de la la prueba de “amistad fraternal” tanto encuentro donde viajeros, paseantes,
el obrero, remiten a otro tipo de enti- realidad pero que tampoco es la ima- en Tuñón como en Evaristo Carriego: circulantes, maringotes, prostitutas,
dades, la del inmigrante, la del campe- gen de la realidad y por ende nunca la comunidad de la fratría. El folletín generaron un espacio de aventuras y
sino iletrado, a una “realidad criolla” será una “novela social”, en las novelas francés, Alejandro Dumas, la gauches- de rigores de la clase humilde, niños,
que itinera de la gauchesca al folletín de “crímenes en serie” el caso está ca culta, “los hermanos sean unidos pobres, mendigos, conscriptos, sujetos
y sus sucesores, todos agrupados en organizado a partir de la suspensión y los consejos del Viejo Vizcacha”, de la vida errante.

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La familia, la cárcel, el presidio, el hos- un punto máximo de saturación y mente por las sucesivas generaciones no normativas ni legalidades y se pro-
picio, el orfanato, el asilo, el reforma- proporciona el modelo del desequili- en donde se mezclan diacronía (niños, yecta en su discurso hacia la revolución
torio, más allá de sus determinaciones brio de las otras agrupaciones, espacio jóvenes, adultos, viejos) y genealogías: futura, es básicamente producto de las
específicas, son la certificación, admi- propicio para el folletín: la familia. En la tradición familiar, las sucesivas his- instancias progresivas de la sociedad
nistración y legislación de los espacios el folletín de orden político, no es la torias de los inmigrantes en donde el y, por ende, como lo proponían Marx
de encierro. Estos espacios, algunos llamada “célula básica de la sociedad” lenguaje coloquial se mixturaba con y Engels, un folletín capitalista. El
de ellos de larga tradición, como el sino es el muestrario indigno de todas el “cocoliche”, la leve epicidad del folletín de reivindicación social, de
hospital y la reclusión de ancianos, las bajezas humanas. La familia es el “tiempo de los abuelos” contrarrestada “reinvención” de la ciudad futura sin
débiles mentales y menesterosos que sistema integral de la domesticidad por los que “se quedaron” y los “que se leyes ni constricciones, de nihilismo
dependía de las órdenes religiosas, en burguesa, lugar de los afectos más fueron” dentro del marco de la situa- social pero de lucha libertaria de la
la proximidad y a profundos y de las sevicias más extre- ción económica y social del grupo, el servidumbre humana, es un folletín
El folletín proletario recuerda veces en el recin- mas. Por su posición central se rela- mundo de las familias desintegradas y anarquista. Este doble movimiento
costumbres pero no normativas to conventual, ciona con los otros espacios –escuela, el mundo proletario. En el relato “La puede ser pensado como integración
ni legalidades y se proyecta en fueron reclama- internado, partidos y agrupaciones costurerita” de Josué Quesada (Cf. narrativa y como efracción de las leyes
su discurso hacia la revolución dos por el folle- políticas–, espacios reservados para La novela semanal 1917-1926. Ed. de propiedad, de las costumbres, hábi-
futura, es básicamente produc- tín como materia la confraternidad. Simultáneamente, Universidad de Quilmes, Margarita tos, incluso del “placer “y del “lujo”
to de las instancias progresivas novelesca para la aparece como un espacio de reclusión Pierini, S/N), enmarcada por los ver- como lo pensaba Kropotkin, que se
de la sociedad y, por ende, como organización de del maternazgo –en el folletín los sos de Evaristo Carriego, se organiza manifiestan en la mixtura del género
lo proponían Marx y Engels, “grupos narra- padres están ausentes– y de la fratría, narrativamente una confluencia del como de los sentimientos y pasiones
un folletín capitalista. tivos” propicios espacios explotados tanto por el melo- folletín sentimental y el folletín prole- que se representan en el espacio narra-
para mostrar la drama, el miserabilismo y el relato tario. Del primer elemento aparecen la tivo. Así como los subterfugios de los
endogamia de estas agrupaciones de obrero, no tanto en relación a la “cues- demografía habitual (obrera, talleris- temas de las intrigas rocambolescas, de
atracción y rechazo frente a los circui- tión social” de la época, sino como el ta), sus hábitos diarios: recorridos por las aventuras melodramáticas, hacen
tos externos vinculados con el espacio núcleo básico de la ficción proletaria. la ciudad, amistad femenina con com- del folletín una sustancia transgenéri-
exterior. Los “asilados” en esta ordena- La diferencia, que en realidad no es pañeras de trabajo, el amor callejero y ca, la combustión de las ideas políticas
ción espacial entre el afuera y el aden- tal, sino un espacio de relación, de por supuesto la sucesión estereotipada lo constituyen en un género mixto. Si
tro, toda forma de asilariato es, entre vinculación, consiste en que el “espa- de noviazgo, seducción, embarazo, las acciones de los hombres pueden
otras cosas, un intento de controlar cio familiar” es endogámico y el de la traición y la intensidad melodramática ser heroicas o cobardes, siempre serán
la juntura de estos dos espacios y su fábrica es centrífugo por su atracción del suicidio. Del otro, aparece la lucha acciones políticas. El folletín es simul-
regulación social: ¿estos “anormales” hacia el espacio público (asambleas, ideológica entre la estructura familiar táneamente un género sentimental
pueden vivir en relación con el espacio corporaciones, agremiaciones, sindi- y el hermano social-anarquista como y un género de aventuras, familiar y
del común social referido como nor- catos y en su faz reivindicativa, mitin, complemento de la tragedia familiar colectivo, de quietismo social y de
mal? Las sociedades de encierro son paro, huelga). En este sentido, el folle- y la reubicación del anarquismo en la revoluciones comunistas, es también y
sociedades de punición, las de control tín era el espacio de exposición de los democracia parlamentaria. El folletín al mismo tiempo, un género capitalis-
son reglamentaristas, definen la ubica- conflictos gremiales y su formulación proletario recuerda costumbres pero ta y un género anarquista.
ción de los sujetos en el espacio social. reivindicatoria lo separa del espacio
En esta conformación, ¿cuál es el lugar familiar, lugar de atracción y concen-
del obrero, la posición del cuerpo tración, es un espacio edípico, como
del obrero? ¿Y cómo es representada el espacio del gremio es un espacio
esa posición en el folletín obrero? La de conflictividad paranoica contra el
sociedad de reglamentación elabora otro social. La familia del folletín está
simultáneamente las zonas de exclu- a mitad de camino entre las sociedades
sión y las formas de reparación social, de encierro y las sociedades heterogé-
desde la mendicidad hasta los proyec- neas de participación. Como grupo
tos de legislación obrera. La densidad nuclear y reducido, características del
de estas agrupaciones sociales tiene siglo XIX, está centralizada temporal-

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Rojas, Viñas y yo Sabrán, o ya lo habrán adivinado,


que el “yo”, puesto en serie con
Rojas y con Viñas en el título de mi
extendido desde lo inmemorial hacia
un futuro radicalmente incognoscible.
En este caso, un diálogo manteni-
(Narración crítica de la literatura argentina) intervención, no se refiere a mí, sino
a Martín Prieto, el autor de Breve
do desde una “Zona” específica, el
Litoral, Santa Fe, Rosario, y que pre-
historia de la literatura argentina, tende conversar con toda la literatura
Por Jorge Panesi aparecida este año. Si de mí algo tiene argentina. Ligeramente desplazado de
ese yo, es el resabio de una intuición, un supuesto centro, pero con la certe-
el relumbrón de una certeza1. Que za de que en ese desfasaje leve, en la
no es, precisamente, querer fabricar corrección necesaria de ese desplaza-
una ironía con el “yo” de Martín miento, puede dar mejor cuenta de la
Prieto, por la cual se denunciaría conversación interminable.
un gesto abarcador y pretencioso Los críticos argentinos, decía yo en esos
A partir del recientemente publicado ensayo –refundar, volver a narrar la historia trabajos, exhiben
Breve historia de la literatura argentina, de de la literatura argentina después de un pathos muy ... el autor crítico de una histo-
las marcas fundadoras del iniciador, intenso y contor- ria de la literatura argentina es
Martín Prieto, Jorge Panesi se pregunta por el y de las que todavía están vigentes nista cuando se aquel que sólo con su nombre
tipo de autor que se expresa en la crítica. En este en el gesto contornista de Literatura trata de la histo- se hace cargo de un diálogo, o
sentido, lejos de las pretensiones totalizadoras o argentina y realidad política–, ni tam- ria de la literatura si se prefiere, es el transcrip-
estandarizadas que presentan los estudios acadé- poco censurar lo aparente, necesaria argentina. Pero tor de un diálogo incesante y
y subjetivamente caprichoso que se no hasta el punto extendido desde lo inmemo-
micos, encuentra en la obra de Prieto una inda- encontraría en alguien que con su de comprometer rial hacia un futuro radical-
gación situada desde la cual entabla un diálogo firma, con su yo y con su nombre su yo –agrego mente incognoscible.
con la historia de la literatura. Conversación que va a hacerse cargo de narrar toda la ahora– firman-
se desarrolla a partir de una selección que, lejos literatura argentina. Además, supon- do la entera historia de la literatura
de representar corrientes y linajes, escoge –de sus go con buenas razones de lectura, argentina. Ese “yo” de Prieto en la
Martín Prieto sólo aceptaría figurar breve serie de mi título está, en rigor,
distintas estaciones– aquellas reverberaciones en una serie encabezada por Rojas, precedido solamente por el nombre
textuales que respiran en las indagaciones del y después de algún otro nombre, de Rojas. Rojas sólo, el nombre de
propio autor. Situado en la periferia litoraleña, más bien colectivo, “Contorno”, por Rojas solamente, exceptuado Viñas,
Prieto construye su punto de perspectiva a partir ejemplo, o “la Zona”, o “el Litoral”, que mostró apuntes luego repetidos
o “Rosario”. Porque es cosa pesada por casi todos los críticos, pero que no
de enlazar sus interrogaciones a la del lector y hacerse cargo con su nombre solo del firmó con su nombre todo un relato
sus derivas, comprometiendo en ello su propia entramado evidente y a la vez enig- integral sobre la literatura argentina, o
existencia y llevando el saber de la academia más mático de toda una literatura. exceptuado también el de Noé Jitrik,
allá de sí mismo y sus límites para vincularlo a En algún trabajo anterior, rastreando que como Rafael Arrieta, repartió su
los derroteros de la crítica argentina, nombre y el relato de su historia entre
la vitalidad que brota de las lecturas contem- me preguntaba qué cosa es para un muchos colaboradores.
poráneas. De allí que sus preocupaciones se crítico convertirse en autor, o qué Siempre creí que la crítica literaria,
concentren en la literatura, en sus lectores, pero clase de autor es el crítico. Martín entre otras cosas, debía ser útil, nece-
también en el aura mitológica que la rodea. Prieto me ofrece ahora la evidencia: saria. Mirado desde este ángulo, el
Panesi, quien se interesa muy especialmente en el el autor crítico de una historia de “yo” de Martín Prieto, el yo delegado
la literatura argentina es aquel que de Martín Prieto, era un necesario
desafío de Prieto, encuentra en el estilo irónico de solo con su nombre se hace cargo integrante de la lista. ¿Por qué? Por
su trama narrativa la condición propia de la bús- de un diálogo, o si se prefiere, es el una necesidad casi historiográfica:
queda antes que un método que ofrezca garantías. transcriptor de un diálogo incesante y en una época como la nuestra, en la

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que se ha revalorado el poder cog- que imprima su color y su acento en el archivo académico, puede ensayarse démicas, como surgen de los protoco-
noscitivo y conformador del relato, las mismas arias que el público sabe una historia que respete –como hace los de Prieto) hacen avanzar el relato,
era esperada y necesaria la aparición de memoria; es por ello riesgoso, por Prieto– las discusiones y sedimenta- la Breve historia no mezcla los criterios
de un narrador que más que totalizar el exigente público atento al error y al ciones académicas, que las contenga como cree Lojo, sino que los sopesa
a la manera de las historias acadé- falsete, pero también porque ese acen- y a la vez que se sitúe más allá de los en función de las piezas capitales de su
micas (la de Jitrik, la de Arrieta), y to que parece muy poco en la historia estrictos protocolos universitarios, o narración. Algo que cualquier historia
las académicas de divulgación (las del canto, también afecta la historia de más allá también de sus púdicas y ver- académica o no (si es que pudiera hoy
dos de Capítulo), la partitura misma. gonzosas restricciones. Lo que permite concebirse una
Los defensores del bel canto aca- se centrara en Los defensores del bel canto aca- realizar esta operación no es el falso obra semejan- ... me parece que la apuesta a
démico, o lo que es lo mismo, el lector y en el démico, o lo que es lo mismo, los desenfado académico (un rasgo teatral te) se encargaría contrapelo de Prieto es a favor
los defensores del decoro esta- diálogo de lec- defensores del decoro establecido muy notorio en algunos universita- escrupulosamen- de una historia literaria de la
blecido por una encorsetada turas, aquellas por una encorsetada ética y estéti- rios), sino la consideración o el deseo te de realizar. literatura (no sociológica, o
ética y estética académica, han que verdadera- ca académica, han mostrado ya su por el lector, por el lector presente y A Lojo no le política, o cultural), lo más
mostrado ya su medrosa indig- mente tejen la medrosa indignación por el libro por el lector futuro. molesta el estilo desnuda posible de injerencias,
nación por el libro de Prieto. mutable vigen- de Prieto. María Rosa Lojo, desde Oigamos los criterios de Lojo que por momentos lo más desnuda y sola posible
cia de los tex- La Nación2, encuentra en él una suscribe esperanzada los vaivenes favo- irónico y festi- en su propio terreno. ¿Es esto
tos. Imaginemos un lector que como “exasperación individualista” que rables del marketing académico: vo, humorístico, posible? Por supuesto que no;
ustedes o como yo, más que una haría caer a su autor en un infier- de Prieto (final- poco hay de propio en el poro-
consulta sesgada y especializada –ésa no: tal subjetivismo –dice– “afronta La Historia de una pasión argentina de mente, es una so terreno de la literatura.
es una lectura casi rutinaria, obligada, incluso el riesgo de caer fuera del Mallea sigue siendo un libro clave para tonalidad que el
en nuestra profesión– quisiéramos ámbito académico”, porque Prieto cualquier estudio de la sensibilidad y las académico puede permitirse si es que
por fin, al fin, una narración en la es profesor de Literatura Argentina, ideas en la Argentina y, mal que le pese se ciñe a la ley del decoro universita-
que el volumen fuera tan importante y lo que hace está bien para cons- a Prieto, se reedita. Mujica Lainez (en rio, nos dice Lojo, haciendo gala de
como el detalle, en la que el diseño truirse una imagen de autor pro- opinión del autor, representante de la tolerancia). Pero lo que Lojo no lee en
del tejido fuera tan determinante vocativo, como Aira, pero no para oligarquía, anacrónico y manierista que el libro, es que estos efectos de ironía
como la estructura de sus hebras. Por escribir una historia que debe regirse ha licuado todos los riesgos artísticos del no son solamente un rasgo perdonable
fin, al fin, una historia de la literatura por los criterios de objetividad y modernismo en una prosa de supuesta de estilo, sino que forman parte de la
argentina pensada para lectores, para neutralidad en la valoración, crite- “calidad”) o Sabato (según Prieto, ale- disposición misma del material, del
lectores críticos de la literatura argen- rios que, según Lojo, deberían ser górico, pomposo y grandilocuente) son entramado narrativo que es dispuesto
tina, que no son los críticos de la lite- “universales, atemporales y unáni- objeto de interés no sólo para muchos lec- y expuesto en un encadenamiento
ratura argentina, o son algo así como mes”. Debo decir que comparto los tores, sino para la comunidad académica irónico. Y este sentido irónico que
los mismos críticos en un estado “descartes” y las valoraciones de la internacional. Sus obras pronto se incor- surge de la cadena expositiva; es qui-
ideal de vacaciones. Y a ellos, a esos Breve historia que molestan tanto a porarán a la exigente colección Archivos zás, el componente de Breve historia
lectores, es a quienes Prieto dedica Lojo: no dedicarle demasiado espa- de la Unesco. que ha podido irritarla más, pues las
su libro: “A los lectores de literatura cio a las escritoras del siglo XIX conexiones inesperadas o desatendidas
argentina, mis hermanos.” (Juana Manuela Gorriti, Eduarda Señalemos al pasar que la pretendida que pueblan el discurso, o que son
“Desafíos” llama María Teresa Mansilla...), y a otras del siglo XX división entre una crítica periodística provocadas por su dispositio, suponen
Gramuglio a la imaginaria trastienda (Jorgelina Loubet, Luisa Valenzuela, y otra académica, es cosa del pasado un pensamiento que maneja, más allá
intelectual con la que Prieto ha debi- Sara Gallardo, Alicia Steimberg), o y que, entre otras cosas, el periódico de las apariencias consabidas, grandes
do lidiar. Las ideas recibidas sobre la reprobación del enfático y mayús- es hoy una continuación por otros masas textuales que se sujetan a la
cómo es la historia de la literatura culo estilo de Sabato, o la lectura medios de las reyertas académicas y suprema ironía del tiempo, ese tiempo
argentina, o cómo debería ser su relato imposible de Mallea, o considerar de sus internas fragmentaciones en que en esta historia muy bien puede
–imagino– no es uno de los menores. a Manuel Mujica Lainez como una pugna por el acceso a un misterioso llamarse “la ironía del tiempo de la
Escribir una historia de la literatura es derivación apoltronada y sin riesgos público más amplio. lectura”, y que Prieto revela casi siem-
como ser un cantante de ópera: nadie del modernismo. Entendida como un diálogo en el que pre con objetiva e impiadosa gracia.
espera que rehaga la partitura, sino Sólo académicamente, con el saber y las discusiones (mayoritariamente aca- Porque me parece que la apuesta a

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contrapelo de Prieto es a favor de una versitarios llamamos “diletantismo”. crítico estableciera un nuevo orden Esta lógica asincrónica de “destiempos
historia literaria de la literatura (no La seguridad del método, más allá de de textos y autores”4. Como si Prieto y desencuentros” funciona a la manera
sociológica, o política, o cultural), lo los resultados o de los pensamientos. dijera: ya sé que la teoría pensó la his- de “Kafka y sus precursores”, tiene
más desnuda posible de injerencias, ¿Prieto esconde, como suelen hacer los toricidad literaria, pero prefiero que un funcionamiento borgeano, como
lo más desnuda y sola posible en su diletantes literarios, sus herramientas? la literatura o los poetas la piensen. cuando Prieto observa que en los poe-
propio terreno. ¿Es esto posible? Por No. Pero tampoco las exhibe como ¿Y cómo la piensa Prieto? Sin excluir mas de Macedonio Fernández
supuesto que no; poco hay de propio garantía ante una aventura riesgosa la innegable relación, la cada vez
en el poroso terreno de la literatura. Si en la que compromete, ante todo, nueva relación entre literatura y cul- los entusiastas martinfierristas encontra-
hay que buscar esa pureza imposible su nombre propio. Dos pistas ante tura, o entre literatura y orden social ron, retroactivamente, el germen invo-
en algún lugar no menos incierto, pero el recato literario de Prieto, que no u orden político, que encontramos luntario del ultraísmo.7
que puede dar algún indicio plausible, quiere deliberadamente escudarse en siempre precisada; lo determinante
la tranquilidad del método o la teoría. de esta historia será la relación pro- Prieto está atento a lo que no es un
Una me la da María Teresa Gramuglio ductiva que se establece entre unos accidente de la lectura, sino parte
en su título que menta la Breve historia textos y sus lecturas. Proteica y móvil, constitutiva de su estructura histórica:
entre comillas, “La historia de la lite- esta relación despliega en el tiempo en esta asincronía fundamental, leer
ratura como desafío”, vale decir, con una lógica situada, paradójica y sor- es también des-
un giro de Hans Robert Jauss. Pero prendente en la que se cifraría la par- leer, no leer, no La lógica asincrónica se reve-
el concepto de lectura o de historia ticular historicidad de la literatura. poder leer, dejar la no como la desnudez pura
literaria que pone a prueba Prieto no “Efectos de acronicidad radical” po- ilegible. En este de la literatura, sino como el
es el de la teoría de Jauss, o no lo es dríamos llamar a esta forma temporal sentido, su histo- componente más poroso y
completamente. La segunda me la da de la lectura que devela Prieto bajo la ria de la litera- abierto al devenir social, cul-
Prieto cuando recuerda que el proyec- forma de ironías narrativas. Acronici- tura hace posible tural y político.
to de Ricardo Rojas es contemporáneo dad, pues el tiempo de la lectura tiene comprender esta
del formalismo ruso, que luego de varias dimensiones: sobre todo, la re- parte esencial del proceso de his-
una “poblada experiencia” –dice– “ha troactiva y la prospectiva, que jamás torización literaria para la literatura
convertido en incómoda cualquier hacen coincidir del todo el tiempo argentina. Es, consecuentemente, una
tentativa de pensar en una historia de lector con el presente histórico. Lea- parte mayor en la figura narrativa que
la literatura”3. Pero si hay algo central mos algunos ejemplos: si Marechal logra trazar, y uno de los méritos del
en el formalismo más acabado, es el quiere enterrar su pasado vanguar- recorrido de inteligibilidad del relato.
pensar la literatura, la literariedad de dista, Adán Buenosayres permitió, Por lo tanto, la lógica asincrónica se
la literatura como sujeta a la historia, a –apunta Prieto– a finales de los años revela no como la desnudez pura de la
su propia historia, si es que hay (y por cuarenta, una impensada y muy viva literatura, sino como el componente
cierto, no hay) tal desnudez de una resurrección del martinfierrismo5. más poroso y abierto al devenir social,
historia exclusivamente intra-literaria. En la lógica a-crónica de la lectura, cultural y político. Es lo que subraya
ese lugar es el del tiempo y el de la lec- Más que un método, se trata de una los entierros queridos pueden equi- Prieto cuando analiza la poesía de
tura. El tiempo de la lectura, de donde guía que permanece en ese hori- valer a resurrecciones impensadas. Y Juana Bignozzi en los contextos de los
habría que arrancar, como hace Prieto, zonte de incomodidad crítica y que es Martín Prieto quien utiliza, a pro- años sesenta y ochenta:
la desnuda historicidad de la literatu- se advierte por la adhesión a un pósito de la bífida alabanza borgeana
ra. ¿Cuál es entonces el instrumento, vocabulario: la expresión (la cómo- a la poesía de Martínez Estrada, el ... mal leída, o directamente no leída
el método, la herramienta? da expresión) “sistema literario” que vocablo “asincronía”, y agrega que esa durante muchos años, Bignozzi encontró
Esta última pregunta es lo que un encontramos en muchos momentos lectura (junto a la de César Fernández una franja entusiasta de lectores y críticos
crítico, un historiador o un teórico de la Breve historia, o la palabra Moreno) funcionan como señales que y su obra empezó a influir en los nuevos
exigirían que se contestase primero: “serie”. Claro que la breve referencia anuncian esa suerte de destiempos y des- poetas argentinos, recién a partir de los
el marco o la concepción teórica, a de la introducción queda contrarres- encuentros que condenaron durante casi años ochenta, cuando la extremadamente
la que el libro debiera sujetarse para tada o limpiada con una cita de Eliot: medio siglo la obra de Martínez Estrada referencial poesía de sus contemporáneos
no caer en ese vértigo que los uni- “Es deseable que cada tanto un nuevo a la excentricidad.6 envejecía junto con sus asuntos.8

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Siguiendo a Rojas, Prieto se enfrenta a lectura y de la narración es “la produc- con una anécdota, que luego se revela primer término, muchas ganas de
un modo de funcionamiento de la lec- tividad”: se analizan textos, personas y en el desarrollo de la exposición como narrar, de narrar literariamente, esto
tura literaria que llamaríamos “trans- lecturas a la escucha de las reverberacio- un irónico condensador semántico: es, con las armas desnudas de la lite-
fronterizo” o quizá, también, “mun- nes que unos textos forman sobre otros; Sabato habla en Mendoza sobre el ratura; segundo, cierta perspectiva y
dializador”: en el plano de la escritura, lo esencial es que esas reverberaciones humanismo en Madame Bovary, y uno cierto gesto seguro que no excluye la
los textos escritos en otro idioma forman un tejido histórico. Puede obje- de sus escuchas, Antonio di Benedetto incomodidad que experimentan los
(Hudson, Wilcock, Gombrowicz), sin tarse la ejecución de ese principio o prepara un texto que contradice tal buenos críticos. Seguridad y pers-
embargo, en el plano de la lectura es cómo se adecua a cada emergencia, a humanismo; Borges conversa con pectiva: la perspectiva segura desde
donde la aparente paradoja insiste a cada retrospección o adelanto, pero en César Fernández Moreno sobre la la que escribe Prieto es la del litoral,
través de las traducciones. La litera- sí es un principio de objetividad inob- imposibilidad de que surgiese un buen que supone un fuerte linaje literario
tura, como cualquier otra índole de jetable. La productividad que ejercen poema que reivindicara el peronismo, (Mateo Booz, Carlos Mastronardi,
fenómenos en los que el texto es el los textos, y también la productividad y Prieto agrega: Juan L. Ortiz, Saer, entre otros), pero
centro, nace bajo la protección nacio- de la lectura de esos textos, pareciera también toda una tradición de críti-
nalista (la lengua, el territorio, la san- subsumir la narración de Breve historia ese poema… ya lo estaba escribiendo ca académica (Adolfo Prieto, María
gre, la fratría, la cultura), pero tiende, en el exclusivo campo de la textualidad. desde la década del cincuenta Leónidas Teresa Gramuglio, Nicolás Rosa,
como en un gesto de subsistencia cuasi No es así, tanto por razones narrativas Lamborghini.11 Josefina Ludmer, Sandra Contreras,
imperialista, a abandonar su morada. y de declarado destinatario (ese lector Alberto Giordano) con la cual Prieto
Y es en el plano de la lectura en el no especializado que imagina o desea ¿Qué se necesita para escribir una dialoga incesantemente, y no desde
que esta mundialización o internacio- Prieto). Ya he apuntado que la apuesta historia de la literatura argentina? los bordes de ningún centro, pues
nalización se produce: un lector que o el desafío de la Breve historia pasa por Martín Prieto nos da la receta: en estos nombres son el centro.
sólo leyese su literatura nacional, no el relato, por su fuerza cognoscitiva y
leería literatura. Es la incorporación persuasiva, y agrego ahora que hay en
de Borges a la literatura mundial que el relato no sólo textos y lecturas, sino
Prieto recoge de las observaciones de también un espacio para los susurros
Beatriz Sarlo, o el caso de la traduc- mitológicos que rodean a la literatura,
ción porteña de Gombrowicz, un caso que hasta cierto punto modulan su efi-
que no lo entusiasma demasiado: cacia social. Por esa eficacia a contrapelo
de los doctos, el libro consigna y repite
queda como un enigma a resolver – con irónico encantamiento los sonso-
dice– “un extraño y acotado lugar en la netes popularizados: “Juventud, divino
historia de la literatura naciona”.9 tesoro...”, “La costurerita que dio el
mal paso”, “Setenta balcones y ninguna
No es un mérito menor que en este flor”. Prieto declara en un reportaje:
contexto de proyecciones mundiales,
la Breve historia se preocupe por la Todo gran autor y todo gran texto genera
relación con la literatura latinoame- una mitología a su alrededor y muchas
ricana, y no solamente cuando narra veces el relato de esa mitología, que es NOTAS
el famoso boom de los años sesenta, más primario, tiene mayor y mejor cir-
1. Martín Prieto, Breve historia de la literatura argentina, Buenos Aires, Taurus, 2006.
sino a propósito de Darío como per- culación que la obra misma. Sucede, sí, 2. María Rosa Lojo, “Historiar las letras argentinas”, La Nación, domingo 28 de mayo de 2006.
sonaje protagónico del relato nacional. con Borges y Cortázar como sucede con 3. Martín Prieto, op. cit., p. 9.
Sucede que –y Prieto estaría, supongo, El Quijote.10 4. Martín Prieto, op. cit., p. 10.
5. Martín Prieto, op. cit., p.
de acuerdo– Darío, más que un perso- 6. Martín Prieto, op. cit., p. 293.
naje, es un acontecimiento de la len- Por eficacia narrativa, la Breve historia 7. Martín Prieto, op. cit., pp. 229-230.
gua y, como tal, y como toda lengua, no desdeña la anécdota, pero hace un 8. Martín Prieto, op. cit., p. 426.
9. Martín Prieto, op. cit., pp. 184 y 185.
tiende a trascender sus fronteras. uso esclarecedor de ella. Prieto suele 10. Hoy digital, viernes 23 de junio de 2006, en www.hoy.com.do
El criterio rector de esta teoría de la introducir los apartados de la historia 11. Martín Prieto, op. cit., pp. 346 y 384.

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Una profesión de fe Como no podía escribir por falta de


tema (apenas comenzaba a imaginar
el desarrollo de un ensayo, enseguida
que, como algunos sueños, terminan
imponiéndose como más reales que la
misma realidad. Como los diarios de
descubría que no tenía nada intere- escritores son, por estos días, el tema
Por Alberto Giordano (*) sante para decir sobre el autor o el de una investigación que enmascara
libro elegidos), me pasé las últimas dos de sistematicidad mis siempre frag-
semanas leyendo continua y desorde- mentarios ejercicios críticos, leí La
nadamente lo que me fue saliendo al edad de la franqueza de P. D. James,
paso. Leí la primera novela de Romina que en realidad son unas memorias a
Relato, ensayo y autobiografía son formas lite- Paula, ¿Vos me querés a mí?, porque las que la autora les dio, por conve-
me atrajo el título y porque le oí decir niencia retórica, la forma de un diario
rarias que se cruzan en un punto donde el au- a alguien que se podían encontrar que recoge sucesos y vivencias de un
tor presiente que su abrumadora cotidianeidad huellas del arte de Puig en la forma en único año que casi siempre sirven
puede ser compensada con la posibilidad de que están narradas algunas conversa- como pretexto para que emerjan los
otros modos de vida, quizá menos castigados por ciones entre amigas. Leí Infancias de recuerdos (la traducción de Ernesto
François Dolto, porque me gustó la Montequin es excelente: un ejem-
la pérdida de la sorpresa ante la frecuencia con idea de que el relato autobiográfico de plo más de la mítica superioridad de
que se replican los hechos propios de la propia una madre se sostuviera en un diálogo los traductores argentinos sobre sus
biografía. Giordano confiesa no escribir más que tramado por la curiosidad y el amor colegas de habla hispana). Por pura
acerca de aquello que estimula la configuración de la hija (y porque cuando lo hojeé casualidad, después de La edad de la
en la librería me pareció que el tono franqueza leí Con toda intención de
de sus intereses estéticos, pero sobre todo, aque- de la rememoración era de una alegría C. E. Feiling, que alguna vez escribió
llos problemas que son capaces de conmover o y una falta de resentimientos encan- que P. D. James “está entre las mejores
suscitar pasiones y desvelamientos. En ese senti- tadores). Aunque no me habían gus- novelistas contemporáneas”, segura-
do, se propone asumir el riesgo inmanente a tal tado demasiado algunos de sus libros mente porque lo creía, pero también
propensión selectiva, aún cuando esto pudiera anteriores, leí Mi oído en su corazón para sacudir un poco a la pretenciosa
de Hanif Kureishi porque desde que intelectualidad porteña de fines de los
comportar un recorte significativo de las posibi- papá tuvo el accidente que lo redujo ochenta, a la que imaginaba, con una
lidades de escritura respecto a la variedad infinita casi a una sombra de quién era me maledicencia casi infantil, sometida
que ofrece la ficción como potencialidad. aficioné a las narraciones del género a una dieta hipocalórica a base de
Si la crítica, lejos de toda moda actual y sus “mi padre y yo”, y también porque sé películas de Godard y disonancias
que la mezcla de relato, ensayo y auto- de Coltrane. Bajo el insidioso signo
reconocimientos académicos, consiste en el desa- biografía es una de las formas literarias de la rivalidad, leí esta recopilación
rrollo de una perspectiva ética antes que una que con más fuerza pueden apartar- de ensayos, crónicas y reseñas menos
línea teórica o metodológica, es necesario –para me del mundo y dejarme presentir, por curiosidad que por un afán de
el autor– continuar la indagación trazada por incluso en la mía, tan pobre como comprobación, para verificar si, como
la de cualquiera, la posibilidad de lo recordaba, esa lograda combinación
aquellos puntos capaces de conmover y resonar otras vidas. Leí, en horrible traducción de sentido común y sofisticación, de
con las propias búsquedas. Para ello, hace falta española, las cuatro novelas de Philip sensatez y arbitrariedad, con la que
componer todas las intensidades, las emociones Roth reunidas en Zuckerman desenca- Feiling construye su figura de críti-
y la imaginación, aún cuando esto signifique denado, porque los escritores son mis co, antes de ser un legado inglés, es
“despedirse” de lo que uno mismo ha hecho y personajes de ficción favoritos; las leí una herencia directa de los ensayos
convencido de que en cada una hay un del joven Borges. Finalmente, leí tres
enfrentar la incertidumbre que propone el desa- sustrato autobiográfico muy amplio o cuatro entrevistas a Derrida que
fío de la crítica, cuando esta es capaz de vincular- sobre el que se asienta la imaginación encontré en un sitio de la web dedi-
se al propio desarrollo de la existencia. para fabular excesos y deformidades cado a su divulgación en castellano;

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en un adormecimiento casi total de la que constase casi exclusivamente de que me embargó de inmediato para hago como crítico, no tanto mientras
voluntad de comprensión, las leí por escrituras autobiográficas. El “casi” no poder seguir leyendo luego sin perder lo hago como cuando me sorprende lo
encima, para ver si encontraba, como es aquí más que una concesión a las el interés. Es cierto que a veces, después que escriben colegas más inteligentes,
otras veces, anécdotas o digresiones convenciones culturales que establecen de atravesar la decepción (donde, ima- o más talentosos, o más sabios, enton-
referidas a los aspectos privados de su la diferencia entre ficción y autobiogra- gino, otros lectores dieron un salto que ces sí puede ser que dude de la conve-
práctica profesio- fía, porque en verdad hasta la novela ni siquiera notaron), por una metamor- niencia de insistir sobre algunos pocos
No es que no sepa que la ficción nal de ensayista y de Romina Paula la leí creyendo en fosis cuya lógica se me escapa, el interés problemas que, aunque me siguen
se construye deformando vio- docente universi- la identidad entre narrador, autor y se volvió más fuerte. interesando viva-
lentamente la realidad y que de tario, esa prácti- protagonista. Desde la primera réplica Me confieso prisionero de una supers- mente, acaso Me confieso prisionero de una
esa violencia depende en buena ca que, pasando del primer diálogo, Inesia tuvo para tición autobiográfica, cuando no un respondan a una superstición autobiográfica,
medida el efecto de realidad por alto obvias mí un rostro bien definido, el que lector interesado casi exclusivamente íntima voluntad cuando no un lector interesa-
autobiográfica al que soy tan diferencias, es reproduce la fotografía en la solapa de en las “escrituras del yo”. Tengo que de redundan- do casi exclusivamente en las
sensible, pero tiendo a olvidar- la mía. (De esta ¿Vos me querés a mí?, un rostro hermoso confesarlo porque pesa sobre mi con- cia o resistencia “escrituras del yo”. Tengo que
lo, porque así disfruto más. modorra nar- que, transpuesto al de la protagonista, ciencia la duda de si aquella inclina- que empobrece confesarlo porque pesa sobre mi
cisista me sacó, impregnó de belleza la trivialidad de ción y esta preferencia no entrañan mis lecturas, que conciencia la duda de si aquella
parcialmente, “Estoy en guerra contra algunas conversaciones, la obvia com- una limitación. Cuando me digo, y reduce las posibi- inclinación y esta preferencia no
mí mismo”, la entrevista que Derrida plejidad de algunos gestos (sería injus- después escribo, que John Cheever lidades de que lo entrañan una limitación.
dio un par de meses antes de morir to si no reconociese que a veces es la y Julio Ramón Ribeyro son todavía que leo me con-
y que, por ser la última que refrendó escritura de Paula la que consigue esos más interesantes como diaristas que mueva. Una vez más la deliberación
para su publicación, se lee como un efectos de intensificación de lo conven- como narradores, ¿le hago justicia a sobre las limitaciones y las potencias
involuntario y conmovedor testamen- cional, como cuando Inita se subleva la excepcionalidad de una obra que de la crítica se me presenta desde un
to intelectual. Enfermo de muerte, y se enternece por el dolor y el desam- podría considerarse menor o nada más punto de vista ético, antes que en tér-
esboza una teoría de la vida como paro que sufre la abuela que tuvieron me dejo llevar por un interés personal minos teóricos o metodológicos.
supervivencia, una teoría según la cual que dejar en un geriátrico, y el amor y en el que acaso se manifiesta una difi- En los últimos años escribí una serie
sólo el sobreviviente está en condicio- la furia resuenan en su voz). Supongo cultad para tratar con la ambigüedad de trabajos que sirvieron para que
nes de afirmar el proceso de vivir, que que para cualquier lector Zuckerman irreductible de la ficción? Tengo la pudiese reeditar, ampliando el índice
dice, en la lengua de los conceptos, es un alter ego de Roth, pero en mi caso fortuna de ser un crítico que casi no y desplazando un poco la perspectiva,
algo muy semejante a lo que sugieren tengo que confesar una disposición casi escribe más que sobre lo que le gusta, mi primer libro, Modos del ensayo, y
las narraciones de Tununa Mercado y ilimitada a tomar por efectivamente sobre lo que interpela sus emociones también, más o menos simultánea-
Un año sin amor de Pablo Pérez.) ocurridas y protagonizadas por el autor y sus formas de pensar. Por eso me mente, un libro dedicado casi por
Con la sola excepción del libro de las historias, a veces de una extrava- preocupa a veces que las obvias limita- completo a escrituras autobiográficas
Feiling, leí todo esto sin interés de gancia inaudita, del personaje. No es ciones de mi curiosidad lectora empo- al que esta confesión, deliberación o
encontrar algo sobre lo que pudiese que no sepa que la ficción se construye brezcan mi labor profesional. Si en una declaración de principios –ya veremos
escribir, para distraerme del malestar deformando violentamente la realidad librería o en la biblioteca de un amigo en qué termina– podría servir como
y el desasosiego que me provocaban y que de esa violencia depende en compruebo la presencia silenciosa de epílogo. En los modos del ensayo,
la inactividad más que para forzar una buena medida el efecto de realidad tantos relatos fantásticos, tantas nove- en algunas escrituras íntimas (cartas,
posibilidad de superarlos. Ayer le con- autobiográfica al que soy tan sensible, las históricas o de ciencia ficción que diarios, memorias) y en narraciones
taba de este nuevo bloqueo a una amiga pero tiendo a olvidarlo, porque así difícilmente leeré, ni me inquieto ni modeladas por las retóricas del ensayo
con la que me reúno periódicamente disfruto más. Cada vez que advertí que me siento en falta: hace tiempo apren- y la autobiografía descubrí o busqué
para “ponernos al tanto” (sin perder el el devenir de la trama rozaba el deli- dí –es uno de los privilegios de la las formas en que ciertas experiencias
gusto por la ironía, trató de consolarme rio y se enrarecía la identificación del madurez– que los límites de nuestros impersonales (la del amor, la de la
argumentando que no poder escribir es escritor ficticio con el verdadero (eso mundos imaginarios no se miden en enfermedad, la de la infancia) desvían,
también la prueba de que uno se con- ocurre sobre todo en la tercera novela términos de extensión sino de intensi- descomponen o suspenden los juegos
virtió en escritor), y al confrontar con del ciclo, La lección de anatomía, tal dad y que siempre es bueno perseverar de autofiguración en los que se sostie-
la suya la lista de mis lecturas desde el vez la mejor), tuve que poder procesar en la exploración de la propia rareza. ne el diálogo de los escritores con las
último encuentro, le llamó la atención primero el sentimiento de decepción Pero cuando reflexiono sobre lo que expectativas culturales que orientan

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la valoración social de sus obras. No “arbitrario” del acto de composición. me forzó a plantear el conjunto de una amistad con Carlos Monsiváis (“Con
creo que mis “objetos” y mis temas Si fuese un novelista y no careciese lectura crítica desde una perspectiva Monsiváis, el joven”) y las entradas
sean menos relevantes que otros: sé de imaginación creadora, supone que explícitamente autobiográfica.) Como de diario íntimo que registran lo que
que las relaciones entre fuerzas inter difícilmente podría usarla ya que hay Pizarnik, entiendo que las obras de pasaba por sus días (lecturas, tra-
y transubjetivas en la escritura de un algo intratable en las profundidades imaginación son más reales que las bajos, pasatiempos, encuentros con
diario pueden ser tan interesantes y de su naturaleza que se rebela con- que, de uno u otro modo, se sostienen amigos y episodios de la vida literaria,
dar tanto para pensar como las luchas tra toda forma de transposición. Sin en el pensamiento y en la facultad de anhelos, frustraciones) mientras vivió
por la legitimidad en el campo lite- proponérselo, la falta de creencia en reflexionar, que es necesario dar el en Barcelona a fines de los sesenta
rario argentino de la posdictadura o la verdad de la ficción reduciría sus salto al vacío de la imaginación, y des- (“Diario de Escudilliers”); si es seguro
las representaciones del mundo del tentativas novelescas “ya a la estricta prenderse de las identificaciones y del que volveré a alguno de estos textos, o
trabajo en la literatura argentina de autobiografía, ya a la obra con clave”2. poder de valorar, para experimentar la al ensayo sobre la contemporaneidad
“nuestro fin de siglo”. Como dije, las No es raro que a Pizarnik la fastidien realidad como una fuerza impersonal de Chéjov, antes de recorrer cualquie-
limitaciones que a veces temo no con- estos razonamientos en los que adivi- que nos atrae vertiginosamente hacia ra de sus novelas, es porque en ellos
ciernen a la mayor o menor extensión na una forma elegante de enmascarar lo desconocido3. Aunque el curso encuentro resonancias o alusiones a
del corpus textual sobre el que me inhibiciones. Su apuesta a la imagina- que tomó esta digresión podría darlo las cosas de la vida de escritor que me
aplico. Lo que me inquieta, desde el ción es tan genuina y absoluta como a entender, imaginación e impulso ilusionan o me obseden. Como lector
corazón secreto de lo que hago, tiene para que se le planteen reservas incluso autobiográfico o ensayístico no son, y escritor de mis lecturas me parezco
que ver con el presentimiento de que frente a una obra profunda y exquisita estrictamente, alternativas contrapues- bastante al viajero enamorado de la
tanto interés puesto en lo que pasa a –los epítetos le pertenecen– como la tas. (La intimidad a la que alude el repetición, e indiferente a los encan-
través de las escrituras autorreflexivas de Proust. Por la misma época en la título de la novela de Appratto es una tos de lo absolutamente nuevo, que
podría estar funcionando como una que registra las impresiones que le dimensión desconocida del vínculo también soy: antes que conocer otras,
coartada, muy productiva por cierto, dejó la lectura de Du Bos, anota en su filial que la narración bordea o señala volvería siempre a las tres o cuatro
para que pueda desentenderme sin diario el descontento que le provoca desde lejos gracias a la potencia de la ciudades extranjeras en las que, sin
conflictos de la exigencia, a la que mi saber que el mundo de la Recherche imaginación autobiográfica.) Si así lo perder la sensación de extrañeza, pre-
“formación” teórica me volvió tan sen- remite en su mayor parte a una rea- expuse, a través del diálogo desigual sentí que podría vivir. Me exalta esa
sible, de responder activamente desde lidad documental: si hubiese salido entre Du Bos y Pizarnik, fue tal vez mezcla de extranjería y familiaridad,
la crítica a la afirmación intransitiva por completo de la imaginación de su para dramatizar la tensión que agita estar de nuevo en un bar que podría
de la ficción, esa afirmación que ano- autor, le gustaría más. Como Du Bos, desde dentro mi escritura crítica y ser el de todas las mañanas y que al
nada hasta las certidumbres retóricas y sé que sólo puedo narrar a partir de un que me lleva a sospechar a veces que mismo tiempo conserva el atractivo de
(auto)referenciales con las que operan referente autobiográfico preciso y que podría no estar haciendo lo que sé lo distante e irreal. Supongo que hay
las “escrituras del yo”. me gustan mucho (y me gusta mucho –digo y hasta enseño– que hay que algo infantil en esto. Si lo miro con los
A veces siento que me alcanzan las escribir sobre) las novelas que trans- hacer si se quiere participar de la afir- ojos de un viajero menos previsible,
reservas y el menosprecio con el que ponen el universo privado y público mación de la experiencia literaria. limitarse de este modo podría pasar
Alejandra Pizarnik juzga en su diario la del autor. (Desde hace algún tiempo Esa sospecha puede agravarse cuando por la manifestación de alguna inhibi-
“impotencia creadora” de Charles Du barajo, con bastante seriedad, la posi- reparo en que la voluntad de identifi- ción muy fuerte (algo que quizá tam-
Bos, la suposición de que la confesada bilidad de escribir un libro sobre los cación que me atrae hacia las formas bién sea). Pero si lo miro con mis ojos,
imposibilidad del crítico de componer últimos días que pasamos juntos con autobiográficas me orienta todavía los de la madurez como fidelidad a lo
obras absolutamente imaginarias es papá antes de su accidente, y en todos con más fuerza en la búsqueda de que retorna de la mirada infantil para
síntoma de “una gran desconfianza en los esbozos se cruzan indefectiblemen- narraciones, ensayos o diarios que intensificar la percepción, descubro
sí mismo”1. Du Bos dedicó una exten- te los caminos de la narración con los exponen vidas en las que se refle- que cualquier viaje es una aventura,
sa entrada de su propio diario al exa- del ensayo. Querría escribir algo seme- jan más o menos directamente las no importa cuán –o cuán poco– sor-
men de esta imposibilidad en la que jante a Íntima de Roberto Appratto, la fantasías y los fantasmas que inquie- prendente sea el destino, si el que viaja
conjetura que un “exceso de vanidad” novela de otro hijo escritor fascinado tan la mía. Si todavía no leí ningún pasa en algún momento por la zona
y una “concepción bastante literal de por la excepcionalidad del padre, que relato de Sergio Pitol pero releí un de ambigüedad en la que lo próximo
la sinceridad” podrían estar en la base es al mismo tiempo una de las mejores par de veces El arte de la fuga, sobre y lo lejano, lo familiar y lo extranjero,
del rechazo que le despierta el carácter que leí en estos años y la primera que todo las memorias fragmentarias de su dejan de oponerse.

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Si aceptamos como cierto el lugar con la rivalidad, la enemistad y otras hasta ese momento sólo estaba seguro giana de no dejar pasar ningún juicio
común que identifica lectura, escri- miserias mayores). ¿En qué ficción de que algunos de los gestos en los que intelectual o estético que circule como
tura y viaje (y el ejercicio de la crítica podía encontrar un personaje que me había sorprendido a Rama, agitado interpretación dominante sin someter
con las memorias y los diarios de un resultase igual de atractivo? En ningu- al mismo tiempo por una necesidad sus criterios de valoración a un rápido
viajero), ¿no sería conveniente que, en na, por lo mismo por lo que el diarista exorbitante de reconocimiento y una e inflexible trata-
lugar de someterlas al juicio de una se convirtió casi inmediatamente en exigencia de objetividad acorde con miento impugna- Las limitaciones de la enseñan-
razón demasiado preocupada por su un personaje novelesco, en una figu- su rol de intelectual, habían termi- dor. Para definir za de la literatura y de la inves-
apariencia, expusiese mis limitaciones, ra que manifestaba una ambigüedad nado remitiéndome a otros deseos una posición de tigación y la crítica literaria
con inocente responsabilidad, ante esa discreta pero potente. La forma y el y otras exigencias cruzados, los que lucha que pudie- que se practican en nuestras
mirada que puede vislumbrar la aper- tono con los que Rama registró el sospechaba en el origen de algunos ra ser tomada universidades son obvias y ya
tura a lo desconocido en un desplaza- proceso de su vida, en contacto con “malentendidos” profesionales en los como un foco de fueron señaladas, en ocasiones
miento sin demasiadas novedades ni mi disposición a creer que la inteli- que a veces quedaba entrampado. Al resistencia a la con más perspicacia que la que
sorpresas? Al fin de cuentas, se pueden gencia a veces se mueve por impulsos Diario de Rama le debo la revelación pretenciosa bana- se desprende de las ironías de
ampliar indefinidamente los límites de que prefiere desconocer, intensificaron de que esa forma de escritura autobio- lidad de algunos Feiling, por ensayos escritos en
lo que conocemos, pero nadie puede el rapto identificatorio hasta conver- gráfica puede ser la más auténtica de hábitos cultura- los límites del orden académi-
experimentar más que lo desconocido tirlo en otra cosa. Cuando después todas, porque presenta la vida como les prestigiosos, co, ensayos que se propusieron,
de sí mismo, y esto vale tanto para el escribí un ensayo para disponer de las un proceso que está siempre in medias juega con inteli- y a veces lograron, explorar las
que se aventura al descubrimiento de impresiones que me dejó esa lectura res. Le debo también el descubrimien- gencia y elegan- tensiones entre conocimiento
mundos lejanos y diferentes, como para organizarlas bajo la forma de to de que lo que me atrae con más cia al anglófilo y saber, entre método y escritu-
para el que prefiere darle otra vuelta al argumentos críticos, varias veces noté fuerza en los gestos reflexivos con los exasperado por la ra, hasta el límite de sus posi-
mundo de lo familiar. que la identificación había terminado que me identifico es la posibilidad de falta de sensatez bilidades. Por supuesto que no
Cuando me enteré, gracias al entu- disolviéndose en una relación menos encontrar en ellos, sólo en ellos, la y sentido común tendríamos por qué pedirles a
siasmo de dos amigos escritores, que cierta, en un diálogo cuerpo a cuerpo afirmación secreta de alguna otra cosa de la francofilia las reseñas y las notas de un
se había publicado el Diario de Ángel con las fuerzas impersonales que se que conmueve mi intimidad. Ése es reinante. Como escritor que se hiciesen cargo
Rama y que, más allá de su múltiple enmascaran de moralidad en los gestos desde que lo leí mi predicamento crí- el joven Borges, de semejante empresa.
valor testimonial, la calidad literaria del crítico y que, sin que él lo sepa, sin tico, ahora que puedo formularlo. que a despecho
de este libro póstumo era sorpren- que pueda nombrarlas directamente Este elogio solapado y tendencioso de de su manifiesta ignorancia de la obra
dente, de inmediato supe que se iba en las anotaciones diarias, lo sostienen lo que tal vez habría que seguir consi- freudiana gastaba ironías contra el
a convertir en uno de los libros de mi en tensión hasta en los momentos derando limitaciones, puede comple- psicoanálisis, al que consideraba poco
vida. Aunque una cierta resistencia a más dramáticos, cuando parece que mentarse con otro que supongo más más que una superstición, Feiling ejer-
la sociología literaria (en estos casos van a derrumbarlo. Una vez presenté convincente y fácil de exponer: un ce la superioridad de su escepticis-
pienso que no se trata sólo de falta este ensayo en un congreso y después elogio de la teoría literaria como pers- mo contra los cultores vernáculos del
de interés) me había mantenido hasta de la lectura se me acercó alguien que pectiva y lengua convenientes para el “irracionalismo” que propaga, cual
entonces más o menos lejos de la había sido colaborador de Rama en ejercicio de una crítica afirmativa. Me epidemia, la obra de Foucault. El
mayor parte de la obra de Rama, esos Venezuela para asegurarme, con la dieron ganas de escribirlo mientras enemigo de todas sus escaramuzas es
fragmentos autobiográficos que me autoridad que confieren “lo visto y lo leía Con toda intención, al advertir que el “gusto medio intelectual”, o el “pro-
decían estaban tan bien escritos me vivido”, que el retrato espiritual que lo que en un principio había tomado gresismo ilustrado”, un punto de vista
interesaban como nada desde antes de había esbozado a fuerza de conjeturas como saludables ironías destinadas fraudulento que encarnan bien las
leerlos porque correspondían a episo- guardaba notables semejanzas con lo a desenmascarar las imposturas del figuras del profesor y el becario aliena-
dios de la vida de un crítico apasio- que recordaba como el rostro verdade- orden académico se iban volviendo, a dos por la “industria de las tesis de
nado e inteligente que transitó por el ro del original. Me alegré tanto como fuerza de repetición, gestos obsesivos. doctorado”, o la no menos embrutece-
mundo académico, ese mundo por el sentí frustrado. (Mi amiga, la que Con una franqueza y un coraje poco dora “industria de las Introducciones a
que pasan las pasiones, alegres y tristes, gusta ironizar, diría que esta ambigüe- habituales entre quienes practican la la Teoría Literaria”.
que tienen que ver en mi vida con el dad prueba que ser crítico no siempre crítica literaria dentro de los suple- Las limitaciones de la enseñanza de la
trabajo, la amistad, el compañerismo, significa haber renunciado al deseo mentos y las revistas culturales, Feiling literatura y de la investigación y la crí-
e incluso con el amor (también, claro, de escribir ficción.) Lo cierto es que repite a fines de los 80 la estrategia bor- tica literaria que se practican en nues-

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tras universidades son obvias y ya fue- repitiendo la lección o desea progresar antiacademicismo muchas veces banal de la intimidación teórica imaginen
ron señaladas, en ocasiones con más en el mundo académico”. Las supers- de otros críticos y escritores, desper- posibilidades de distanciarse ligera-
perspicacia que la que se desprende ticiones de la historia literaria que se taron en mí un impulso encomiástico mente de sí mismos para ver qué pasa,
de las ironías de Feiling, por ensayos enseña en las universidades modelan que puede prescindir muy bien, de qué se puede saber y escribir a través
escritos en los límites del orden aca- las preferencias de los lectores que ahora en más, de las gesticulaciones de ese intervalo.
démico, ensayos que se propusieron, ignoran su propia convicción y su pro- polémicas. (Después de haber escrito Una colega a la que me unen lazos
y a veces lograron, explorar las tensio- pia emoción (otra lección borgiana). varias veces sobre las virtudes éticas del más fuertes que los que los que
nes entre conoci- Pero a veces su obsesión por lo que arte de polemizar, acuerdo finalmente promueve la solidaridad teórica me
¿Por qué herida sangra el crí- miento y saber, considera el “autoritarismo” propio con el muy razonable y sensato punto puso en contacto hace algunos años
tico cuando, para subrayar la entre método y de la teoría literaria lo somete a una de vista foucaultiano, según el cual con un libro extraordinario de José
supuesta excepcionalidad de escritura, hasta retórica manifiestamente falaz, que nunca “sea ha visto surgir una idea Luis Pardo llamado La intimidad. Es
su gusto por las novelas a la el límite de sus sirve para que el rechazo se disfrace nueva de la polémica”5.) Si definimos curioso que nuestro muy informado
manera decimonónica, mete p o s i b i l i d a d e s . de afectación de sensatez (en toda la teoría literaria como una de las len- medio intelectual, que tanto interés
nada menos que a Barthes den- Por supuesto que repetición obsesiva se puede adivinar guas de saber que usan los “especialis- viene prestando a las prácticas y los
tro de la bolsa de los teóricos no tendríamos la huella de algún resentimiento). ¿Por tas” para conversar entre colegas sobre géneros identificados con la “esfera”
que desprestigian el realismo por qué pedirles qué herida sangra el crítico cuando, literatura, el interés y la eficacia de los de lo íntimo, no registre su existen-
por considerarlo un discurso a las reseñas y para subrayar la supuesta excepcio- ensayos que discurren entre conceptos cia. Esto se debe seguramente a que
ideologizante que no promue- las notas de un nalidad de su gusto por las novelas a y argumentos teóricos dependen de el sentido del concepto de intimidad
ve entre los lectores más que escritor que se la manera decimonónica, mete nada los usos que el crítico sepa o pueda que propone Pardo no se deja pensar
hábitos de consumo? hiciesen cargo menos que a Barthes dentro de la darles a esos artefactos retóricos. Hay desde un punto de vista sociológico y
de semejante bolsa de los teóricos que desprestigian quien los usa para autorizar la repro- a que presupone modos de existencia
empresa. Agradezcámosles, en todo el realismo por considerarlo un dis- ducción de un pensamiento y hay que tienen que ver con lo imperso-
caso, con una elegancia que sirva no curso ideologizante que no promueve quien los usa para tratar de pensar. nal, lo imperceptible y lo imposible
sólo para disimular el rencor, sino entre los lectores más que hábitos Digamos que el autoritarismo tiene de decir directamente. Lo íntimo no
también para transmutarlo en otra de consumo?4 Supongo que Feiling que ver con uno de estos usos posibles, sería tanto “una sutil gradación de lo
cosa, que al violentar nuestra autoes- habrá escuchado más de una vez, en tal vez más extendido entre profesores privado”6, como una dimensión irre-
tima nos impongan la necesidad de sus años de estudiante o en los que y becarios de lo que querría reconocer, presentable de la subjetividad, una
volver a pensar con cierta distancia las dedicó a la enseñanza de la literatura, pero poco, según mi experiencia, con reserva de indeterminación que esca-
condiciones y los alcances de nuestros a algún profesor y algunos estudiantes lo que transmite el estilo barthesiano: pa a la dialéctica simple en la que lo
actos. Se los agradezco, pero prefiero seducidos por su vanguardismo repetir la exigencia y el deseo de que los con- privado y lo público se oponen para
dejar para otra ocasión ese necesario esa cantinela seudoteórica. Lo raro es ceptos, que son lugares comunes pero poder complementarse. Tiene que ver
autoexamen y avanzar en la exposi- que, a despecho de su inteligencia, también gestos enunciativos, nos ayu- con la manifestación de una distancia
ción de las razones que me llevaron haya preferido tomar por enunciados den a imaginar por qué una realidad indecible que impide tanto identi-
a suponer que esta profesión de fe de Barthes esa forma reductora, y cier- cultural específica, un hecho verbal ficarse, apropiarse sin restos de uno
podía ser también un buen lugar para tamente autoritaria, de usarlo. que por su construcción y sus fuerzas mismo, como ser identificado; una
el elogio de la teoría literaria (no de la Barthes es mi valor. Barthes, las tensio- pragmáticas vale lo mismo que otros, distancia que fuerza la enunciación,
disciplina, claro, de la que sé más bien nes e incluso las contradicciones que puede imponerse a nuestra sensibili- hace hablar o escribir, y transforma
poco, sino de un modo de argumentar recorren su escritura ensayística, repre- dad como un acontecimiento único secretamente cualquier performance
que se vale de conceptos y tiende a la senta la figura del crítico que querría sin imponernos nada. Como cualquier autobiográfica en una experiencia de
generalización, al que los otros, para ser. Aunque es probable que pocos lo lengua, porque todas se definen como la propia ajenidad. Esta otra versión
ejercer su voluntad de identificación o hayan leído, el librito que le dediqué una trama de estereotipos, la teoría de la intimidad, que habla de lo ínti-
de rechazo, llaman “teórico”). hace más de diez años me exime de la literaria sirve para que algunos reali- mamente desconocido que “aparece
Feiling tiene algunas ocurrencias bri- necesidad de exponer aquí las razones cen su voluntad de imponerse a la de en el lenguaje como lo que el lengua-
llantes, como cuando sospecha que de esta apuesta excesiva que desborda otros, dominarla o inhibirla. Puede je no puede (sino que quiere) decir”,
si alguien dice que prefiere leer a la simple identificación. Los prejuicios servir también para que esos mismos está siempre ligada según Pardo al
Sarmiento que a Mansilla o “está de Feiling, en los que reconozco el que padecen y reproducen los poderes arte de contar la vida, a la posibilidad

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que tienen las palabras de suspender cirla demasiado, la ambigüedad de los ciones (Lluvia de Simenon, en primer atención a los agradecimientos por-
su significación para transmitir sen- afectos que transmiten algunas formas lugar), el recuerdo de anécdotas que que aparecía mencionado (como si le
timientos y emociones “en estado autobiográficas: la retórica epistolar me hicieron lamentar no llevar un hubiese dicho que no hacía falta que
afectivamente puro”7. de un hijo que busca aproximarse diario en el que pudiese conservarlas y lo leyese porque seguía usando ejem-
No cuesta mucho imaginar los usos para conservar la distancia, el entra- algunas cartas. (Escribo como amigo, plos). Él también tenía un regalo, esta
autoritarios que se le podrían dar a este mado insidioso de los recuerdos en las no como lector, por eso no agradez- vez para mi hija que iba a cumplir un
concepto de intimidad tan diferente memorias de un donjuán decadente co también su literatura.) Cuando año. Algunos días después, el lunes 13
de otros, tan interesado en afirmar su decidido a olvidar, o los ejercicios todavía no habíamos accedido al uso de agosto de 2001, recibí este mail:
diferencia. Como nadie puede leerse espirituales de un diarista que cuida del correo electrónico, más o menos
desde un lugar distinto al que supone de cerca su enfermedad para que no se a mediados de los noventa, Aira me Mon cher Alberto:
que escribió, no tiene sentido que debiliten sus peligros. escribió tres o cuatro cartas muy perdón por no escribir-
remita a alguno de mis ensayos sobre La teoría literaria, cuando los que la extensas, verdaderos ensayos epistola- te hasta ahora (de paso, feliz cumpleaños
las experiencias íntimas que recorren practican creen en el valor de un saber res dedicados a “refutar” mis planteos atrasado a Emilita) pero quería termi-
y desdoblan las escrituras autobio- sobre la literatura que no participa críticos de entonces. Recuerdo bien nar tu Puig, cosa que hice anoche. Es
gráficas como prueba inequívoca de de algún modo de sus misterios y sus una “refutación”, así las llama él, excelente. Tu mejor libro. Lo leí palabra
que son posibles otros usos menos encantos, puede servir para que algún de “Tontas ocurrencias”, mi primer por palabra, “giro del pensamiento” por
reprochables. Al margen de cualquier profesor pedante y autoritario encause ensayo sobre Felisberto Hernández, “giro del pensamiento”, y era como si lo
voluntad de confrontación, si fuese sus risibles apetencias de dominación. y otra de “La supersticiosa ética del estuviera escribiendo yo. Identificación
una posibilidad de los humanos des- La teoría literaria que me gusta pensar lector”, uno de mis caballitos en las total. Se me ocurre que tiene algo de
plazarnos hacia tales márgenes, quiero es la que aprendí y enseño, sirve para batallas metacríticas. Aunque tomaba “último libro”, como si fuera tu despe-
recordar que la lectura del libro de que en los críticos académicos se des- esa correspondencia como una espe- dida de la ortopedia de la literatura
Pardo fue para mí la ocasión de volver pierte una sensibilidad de ensayista: cie de privilegio, casi siempre queda- y ahora salieras a una temática más
a aprender algunas cosas que ya había los fuerza a no desconocer, no tanto ba decepcionado, no tanto porque amplia. Como si tu etapa de crítico
descubierto en Barthes o Blanchot: porque las reconozcan como porque esperara un improbable asentimiento, literario hubiera sido un aprendizaje,
que lo más potente de la literatura quieran escribir a partir de ellas, las como porque el argumento refutador como en tu querido Barthes cuando se
tiene que ver con que presenta sin razones íntimas de su identificación giraba invariablemente alrededor del puso a escribir sobre el amor, la fotogra-
dar y que los conceptos que piensan con algunos conceptos y con el estilo lugar común aireano, al que yo sus- fía, él mismo, la civilización. Este libro
lo paradójico de ese acontecimiento de argumentación que le imponen. cribía con entusiasmo, de que no mismo, si lo sacás a Puig, la excusa de
se escriben con sutileza. Lo volví a La intimidad de un crítico… ¿a quién conviene usar ejemplos para explicar Puig, ya es uno de esos tratados del alma
aprender, y no es lo mismo que haber- puede importarle? A otro crítico, a la literatura, porque la lógica del que escribían los moralistas franceses,
lo reconocido, cuando el concepto de uno de esos que mientras escribe se ejemplo es refractaria a la apreciación de La Bruyére a Stendhal, persiguiendo
intimidad sirvió para darles una forma imagina un personaje de novela. de particularidades absolutas. ¿No era sutilezas y repliegues de los secretos de
problemática a los argumentos críticos eso lo que yo trataba de demostrar? nuestras vidas. (Entre paréntesis, ¡qué
que se me iban ocurriendo mientras Después de que el juego de las refu- realista genial fue Puig! ¡Qué salto en el
leía las cartas familiares de Puig, las Addenda taciones se interrumpió, me seguí concepto de realismo. No hay nada ni
memorias de Bioy Casares o los diarios ocupando de que le llegasen mis libros remotamente parecido en la literatura
de John Cheever y sentía que a través A veces los críticos se transforman apenas publicados, sobre todo porque argentina.) (...)
de los gestos privados y los ademanes en personajes de novela fuera de su cada vez que nos veíamos él me rega-
públicos pasaban otras cosas menos escritura. Una vez me pasó y puedo laba el último suyo, pero por años Cualquiera que conozca a Aira de
reconocibles, cosas que proyectaban asegurar que no tiene nada que ver evité que el tema de nuestras con- cerca sabe que el fantasma de la ironía
inmediatamente esas escrituras no lite- con la muy discreta experiencia a la versaciones volviese a ser mi trabajo. acecha en los énfasis que desequilibran
rarias hacia los dominios de la ficción. que alude esta profesión de fe cuando Durante el coloquio sobre políticas del sus elogios. Igual acepté como ciertos
Lo que en sus usos se define como la trata “lo novelesco de la crítica”. Le ensayo que hicimos en Rosario en los los que le dedicó a mi libro pensan-
potencia teórica de este concepto tiene debo ese sobresalto a la amistad con primeros días de agoto de 2001, le di do en que esa improbable y excesiva
que ver, según mi experiencia, con que César Aira. No sé si lo compensa, un ejemplar de Manuel Puig, la con- “identificación total” remitía tal vez a
abre posibilidades de pensar, sin redu- pero le debo también varias revela- versación infinita y le pedí que prestase una vivencia de lectura auténtica. Sin

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reconocerse, Aira podría haber recono- articula el saber con ciertas experiencias Alentado por el tono de sus comen- plazándose hacia sus bordes exterio-
cido como genuinamente interesante subjetivas que desbordan lo concep- tarios al libro sobre Puig, alguna vez res, me inquieta porque lo reconozco
mi sostenido esfuerzo por desarrollar, tual, pero algo se resiste a que pueda le volví a mandar a Aira lo que estaba como propio en la medida en que no
a través de conceptos y estrategias crí- identificar como propio ese deseo de escribiendo para que me contase qué puedo atribuir las expectativas de Aira
ticas, la ambigüedad y la clarividencia una existencia radicalmente distinta y le parecía. Actué con esa peligrosa nada más que a un capricho de su
que transmiten las intuiciones de sus lo devuelve convertido en un mandato necedad infantil que hace que todavía extravagancia generosa y destructiva.
dos ensayos sobre Puig. Como sea, lo pesado. Debes volverte escritor, porque nos ilusione lo que ya sabemos que ¿De dónde sale si no el proyecto, que
que impactó con más fuerza sobre mi parece que así lo quieres, desprendiéndote es imposible que pueda ocurrir. Para seguramente no voy a realizar, pero
conciencia, después de rebotar contra de la “ortopedia” literaria. No es que crea que viese cuánto había progresado quién sabe, de narrar los últimos días
lo que imagino es un anudamiento imposible, ni siquiera extremadamente en el estudio de las sutilezas y los que pasamos juntos con papá, entre
íntimo de anhelos y temores, fue la idea difícil, pasar de la crítica a la narrativa repliegues del alma humana (la iden- General Villegas y Rosario, antes de
fascinante, pero difícil de sostener para o la poesía, si sólo se tratase de sustituir tificación con los moralistas fran- su accidente? No tengo escrita ni una
alguien que se define como un profesor una retórica por otra. (Todos conoce- ceses, aunque excesiva, me pareció palabra, pero varias veces comencé a
que escribe, de que La conversación infi- mos poetas que se volvieron tales frente apropiada), le recomendé sobre todo recorrer imaginariamente los caminos
nita transmite un deseo de abandonar a la recurrente imposibilidad de redac- la lectura de “Unos días en la vida de la rememoración y si en todos la
la crítica y pasar a otra cosa en la que tar una ponencia para algún congreso.) de Ángel Rama”. Demoró mucho literatura de un modo u otro estuvo
el encuentro de escritura y vida pudiera El problema es que supongo que cual- la respuesta y cuando finalmente presente –porque estuvimos juntos
darse con tanta intensidad como en los quiera de esos cambios de registro me nos reunimos me dijo que sí, que el en unas jornadas sobre Puig, porque
últimos ensayos de Barthes, los más llevaría más lejos de la literatura que lo ensayo estaba bien escrito, pero que conversamos con Aira en un bar de
extraordinarios de una obra extraordi- que estoy en este momento, mientras no me había podido encontrar en él, Villegas, porque en el viaje de vuelta
naria. Enseguida entendí y acepté el reflexiono sobre, y acaso en, los límites y pasó rápidamente a otra cosa para leí La experiencia sensible–, nunca la
mensaje (el que me llegaba desde el de mi condición de crítico. A lo que se no abrumarme con su decepción. necesité como soporte “ortopédico”
libro a través de la recensión privada refiere el mensaje de Aira es a la posi- ¿Estoy o no en lo que escribí sobre la para poder moverme.
de Aira): si quería volverme como mi bilidad de dar un salto desde la crítica, intimidad del otro crítico? Sé que sí, Hasta aquí llego. No sé si para salir del
“querido” Barthes, tendría que olvidar- que no importa con cuanta ironía se pero temo que no. Y el temor hace vacío de escritura en el que voy a caer
me también de él, de la identificación la practique siempre queda pegada a evidente que la pregunta apunta a la después de terminar esta profesión de
con la figura del crítico-ensayista que imposturas metalingüísticas, hacia la posibilidad de aparecer, no sólo indi- fe, tendré que encontrarle otra vuelta
responde activamente a la afirmación invención de una forma ensayística que rectamente, sino bajo las condiciones a la retórica del ensayo crítico (parece
de lo intratable de la literatura; tendría pueda desenvolverse según impulsos de una transformación radical: en el tan agotada), o si finalmente me voy a
que olvidarme hasta de la idea de la inmanentes, que prescinda incluso de olvido de mi identidad como crítico. probar como narrador y autobiógrafo.
crítica como conversación con la lite- los usos más interesantes de la teoría, Aunque se trata de un problema que No lo sé. No lo puedo saber.
ratura aunque todavía fuese mi norte de su tendencia a la generalización. no podría resolverse desde dentro del
y nunca la hubiese encarnado. ¿A qué Para dar ese salto no hacen falta com- ejercicio de la crítica, ni siquiera des- (*) CONICET
otra cosa podía invitarme el “mons- petencia ni talento, sólo convicción. Si
truo” de Flores si no a una fuga hacia de veras creyese que lo que me salió al
adelante? Hasta el fondo de lo desconoci- paso como la afirmación de un valor
do para alcanzar por fin lo novelesco, ya también es un llamado desde lo desco- NOTAS
no de la crítica, sino del crítico. nocido que habla de la posibilidad de
1. Alejandra Pizarnik, Diarios, Barcelona, Lumen, 2003, p. 123.
Desde un principio traté de acordar con una vida más fuerte, le respondería con 2. Charles Du Bos, Extractos de un diario 1908-1928, Buenos Aires, Emecé, 1947, pp. 246-247.
las impresiones de Aira sobre La conver- decisión. Pero como sigo creyendo que 3. ¿Es necesario volver a recordar que lo que en contextos como éste llamamos “lo desconocido” no se confunde
sación infinita sin tener que hacerme literatura es lo que escriben otros, aun- con lo que no se conoce o falta conocer en general, sino que remite a la puntual desaparición de las condiciones
que hacen posible el conocimiento en una ocasión irrepetible?
cargo de lo que me parecía y todavía me que no sé si esa creencia se sostiene en 4. Cfr. “Un novelista de otro siglo”, en Con toda intención, Buenos Aires, Sudamericana, 2006, p. 182.
parece una exigencia excesiva. Me gusta lo que quiero o en su negación, todavía 5. Michel Foucault: “Polémica, política y problematizaciones”, en Estética, ética y hermenéutica, Obras esencia-
pensar que, como los buenos libros de prefiero las imposturas menores de la les, Volumen III, Barcelona, Paidós, 1999, p. 354.
6. Leonor Arfuch: “Cronotopías de la intimidad”, en Leonor Arfuch (compiladora): Pensar este tiempo. Espacios,
crítica, el mío sobre Puig manifiesta crítica a la más pretenciosa de actuar afectos, pertenencias, Buenos Aires, Paidós, 2005, p. 239.
sus deseos de volverse literatura porque como si fuese un escritor. 7. José Luis Pardo: La intimidad, Valencia, Pre-Textos, 1996, p. 55.

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Crítica de la crítica 1 La crítica, si queremos recuperar las


resonancias kantianas del término, si
queremos, ante todo, despojarla de
Lo que llamamos obra no es o no
coincide con lo que empíricamente
se denomina así; en todo caso, esta
(Negatividad y mimetismo) ese sentido banal que el periodismo
cultural ha sedimentado para signi-
última es precisamente la realidad en
el sentido cristalizado del término.
ficar pedagogía, mediación entre el Realidad de las jergas, de las influen-
Por Juan Bautista Ritvo público supuestamente ávido y la obra cias, de los gustos, de las canoniza-
supuestamente encerrada en su altiva ciones y de las
aristocracia, comentario altivo, ama- d e g r a d a c i o n e s No hay crítica sin negativi-
ble, erudito, resentido ante la obra o al de las jerarquías, dad y la negatividad empieza
revés, comentario sabio o displicente, realidad de un por constituirse contra la rea-
educativo o hermético, mas en cual- marco institu- lidad, contra la realidad cuyo
quier caso comentario, es decir, algo cional sin el cual, producto censura la actividad
En los últimos tiempos, la crítica ha sido mode- en definitiva prescindible luego de ser no obstante, la desgarrada, antagónica, con-
lada por las formas del periodismo cultural. usado como corresponde, aunque la obra no podría trastante y contradictoria que
infatuación lo eleve a la categoría de surgir y subsis- lo ha constituido, que lo está
Este hecho, según Juan Ritvo, la convierte en un ciencia, atiborrándolo de jergas técni- tir en tanto que constituyendo, que lo habrá
ejercicio banal dotado de cuestionables modos cas tomadas de las más diversas disci- tal, en tanto que de constituir en un futuro
pedagógicos y funciones mediadoras entre un plinas à la page, la crítica, entonces, si ideal que es pre- que repetirá las vacilaciones,
público expectante y una obra cuya interioridad merece este nombre que refiere a exa- ciso reconstruir los azares, los repliegues y las
men (y antes que nada examen de las y que jamás será heridas del presente; es decir,
queda reducida a rasgos aristocráticos, lejanos de condiciones de posibilidad), división, dado, como no del ahora inaudito.
las apetencias del nuevo mercado cultural. Esta apartamiento, debe, antes que nada, es dada ninguna
situación coloca al pretendido crítico en funcio- antes que comunicar a la misma obra ejecución perfecta de una partitura
nes de comentarista de las obras, a menudo ador- literaria con el público, comunicar a la musical, y no por razones misteriosas
nado de jergas técnicas interdisciplinarias capa- obra con lo que ella tiene de extrema e que harían de la partitura la encarna-
indecidiblemente incomunicable. ción de vaya a saberse qué universo
ces de otorgarle status académico. Pero Ritvo No hay crítica sin negatividad y la celeste, sino porque cada ejecución
insiste en recuperar la sensibilidad kantiana de la negatividad empieza por constituirse gira en torno a un centro ausente,
crítica en cuanto examen cuya práctica, lejos de contra la realidad2, contra la realidad pero no abstracto, porque siempre
comunicar la obra con sus expectantes lectores, cuyo producto censura la actividad está atravesado por las huellas que
desgarrada, antagónica, contrastante dejan allí la multiplicidad de ejecu-
intenta “comunicar” aquello que de “incomuni- y contradictoria que lo ha constitui- ciones, sobre todo las que son a la vez
cable” hay en toda obra que se precie de tal. Para do, que lo está constituyendo, que lo excepcionales y extremas.
ello, es necesario retomar la negación como fun- habrá de constituir en un futuro que (Toda obra, si merece el nombre de tal,
damento (anterior a toda mímesis), despoján- repetirá las vacilaciones, los azares, los si su realidad no se consuma en la rea-
repliegues y las heridas del presente; es lidad del libro, es excepcional –fuera
dola del carácter de la dialéctica hegeliana, para decir, del ahora inaudito. de clase –y extrema– le es inherente no
detectar en la obra su “excepcionalidad extrema” (Podríamos decir, con y contra Hegel, diré representar sino expresar lo que se
antes que su realidad cristalizada. Negación que que el resultado arroja de sí y sin acerca, de ambos lados de la infinitud,
queda destruida en el momento en el que logra retorno, buena parte del proceso que infinitud intensiva e infinitud exten-
esa comunicación con el corazón secreto de la hasta él llegó, casi como un corredor siva, al límite de la composición, allí
exhausto que alcanza, por fin, la meta. donde el saber se descompone.)
obra, cuya fascinación mágica logra vislumbrar- Por eso el ejercicio de la negatividad Pero no hablo de la negación en cuan-
se en la agonía, y en cuyas evocaciones, los pade- tiene un carácter más simple, más to tal, que Hegel tiene razón, es la
cimientos colectivos dejan de ser tales. ascético que en Hegel.) abstracción carente de forma, sino de

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la negación determinada, determinada del genio (en el sentido que el siglo damente adecuada puede mostrarse, no Murena en el comienzo de su “Retrato
y a la vez afirmada. XVIII podía asignarle a ese voca- decirse; obviamente uso estos términos del poeta”6, cuando encabeza la serie
Es la negación que en la superficie blo, que designa menos a la persona en el sentido de Wittgenstein: con “IMAGÍNENSELO”, así, con
de la comunicación comunica con lo supuestamente genial que a la brusca no mostramos lo que se da a ver, sino que mayúsculas: no escribe “Imaginen” ni
incomunicable, hace de lo inconmen- iluminación del espíritu, alcanzado mostramos lo que se sustrae de la visión tampoco “Imagínenlo”; el uso enclíti-
surable la medida imposible de toda por el rayo del dios), evoca con una en la visión misma, aunque deje su hue- co del poema tiene ese doble aspecto,
medida. Al comunicar con lo inco- sabiduría sin saber, con un artificio lla, su ceniza, esa ceniza que indagamos el “lo” remite al objeto, el “se” al sujeto
municable, la negación pierde toda refinado y no obstante inocente, con un antes de que el viento la disperse. convocado a memorar, a inventar; hay
dimensión dialéctica, ya no puede sufrimiento deslumbrado y deslumbran- como un imperativo deíctico orien-
encarnar la nega- te y por eso mismo la evoca con un sufri- Al igual que la intuición de algo no tado por la escena y el escenario del
Es la negación que en la super- ción de la nega- miento que ya no es sufrimiento. intuible que gusta mencionar Adorno, poeta de la patria, José Hernández,
ficie de la comunicación comu- ción: se ha comu- Ha dicho Valéry: “Lo bello tal vez la obra debe librar ese momento dis- tomados ambos, poeta y patria, en su
nica con lo incomunicable, nicado con algo exija la imitación servil de lo que es cordante que la habita y que hace que desnudez esencial; el poeta derribado
hace de lo inconmensurable que la destruye indefinible en las cosas”5. ella se edifique tan sólo para que el por la tristeza y el corazón que fallaba,
la medida imposible de toda y que a la vez Esta agudeza, que posee el encanto de rayo de la fascinación irrumpa con y la patria cifra casi borrada del cenota-
medida. Al comunicar con lo descubre lo que la paradoja, es absolutamente verdade- por los medios más sutiles del proce- fio del padre.
incomunicable, la negación obra en la obra; ra; y sin embargo uno no puede evitar dimiento artístico. Transcribo la última estrofa –la última
pierde toda dimensión dialéc- es la fuerza de la la pregunta: ¿cómo la forma puede imi- (“Tan sólo…” es una restricción adver- escena– del poema:
tica, ya no puede encarnar la mímesis, en el tar lo informe? bial no demasiado conveniente: es que
negación de la negación: se ha sentido que recu- En este punto la mímesis según el rayo aparece fugazmente y no por- Imagínenselo ahora,
comunicado con algo que la pera Adorno3, Caillois, la mimesis cuyo sentido reto- que se oculte: no tiene otra realidad Mercaderes, capitanes, políticos,
destruye y que a la vez descu- desviándolo del ma Adorno, quien adrede ha citado que esa fugacidad evocada por medios hombres eminentes y hombres oscuros,
bre lo que obra en la obra; es uso antiguo e esta frase de Valéry, adquiere su esta- diligentes, laboriosos, distribuidos por almas enfermas de un tiempo
la fuerza de la mimesis, en el incluso del uso tuto singular. El ojo (o falso ojo, más etapas y por medio de la conjetura que perdió el futuro, imaginémoslo,
sentido que recupera Adorno. clásico o neoclá- bien) del ala de la mariposa es un dise- más experimental que pueda conce- Su corazón late todavía
sico, gracias a lo ño preciso que al tomar contacto con birse: nada puede ni podrá reunir en en el vivo viento de las tardes claras,
que Caillois ha captado no en el arte el organismo hechizado se difunde y una misma unidad temporal el rayo toquémoslo con el sentimiento y la
sino en la naturaleza y en las activi- se vierte por todos lados como halo y el trueno; la fascinación consiste mente:
dades rituales o mágicas del hombre; sombrío y no obstante luminoso, halo [ahora sí] sólo en eso: se ve el fulgurar será como si nos purificáramos.
la máscara del brujo, el falso ojo de de muerte, en definitiva; es algo seme- que se nos escapa, se escucha lo que
las alas de las mariposas –el denomi- jante al vértigo del alpinista atraído nos sacude antes de que podamos ubi- Al finalizar la tercera parte del primer
nado ocelo–, el travestismo animal, por el fondo, allá al pie de la montaña; carlo con precisión.) volumen de En busca del tiempo perdi-
el disfraz, la actividad intimidatoria y también es algo que evoca, a través La actividad negatriz debe primero do, Proust recuerda:
que simula un poder que no se posee de la máscara del hechicero, repug- sustraerse a ese empuje mimético para
pero que no cesa de provocar estupor nante y vil, que arteramente succiona luego entregarse a él; pero en la sus- Esta complejidad del Bois de Boulogne,
o espanto, son actividades en las cua- y abate la resistencia de la criatura, el tracción sigue operando la fuerza irra- que lo convierte en un lugar facticio
les la semejanza, sin duda existente, pavor del que despierta sin cesar para cional y en la entrega el abandono y, en el sentido zoológico o mitológico
es perfectamente secundaria4, porque no cesar de estar incluido en la asfixia está lejos de ser relajación; siempre de la palabra, en un jardín, la he
lo que allí se pone en acción, es un del dormir ciego. conserva el tenor de la atención, en el vuelto a encontrar este año cuando lo
modo, pasivo o activo, intencional o Sin embargo, la forma que atrae lo sentido kafkiano del vocablo. atravesaba, para ir a Trianon, una
no, de convocar la fuerza de la fascina- sin forma, debe tener algo adecuado, A veces, la irrupción del momento de esas primeras mañanas de este mes
ción, ese elemento irracional presente precisamente adecuado, insustituible, mimético puede provenir de una sola de noviembre al que, en París, en las
en la magia, en el amor, en las pasio- conforme incluso con aquello que palabra, con la condición de que con- casas, la proximidad y la privación
nes colectivas, en esos momentos en rechaza cualquier conformidad, para dense de modo extremo (otra vez el del espectáculo del otoño, que termina
que todo parece irse a pique; y que la poder generar pavor, temor, reveren- extremo) el conjunto del escrito. tan pronto y sin que uno asista a él,
obra literaria, si aspira a la dimensión cia. Sólo que esa adecuación inadecua- Por ejemplo, la invocación que hace confieren una nostalgia, una verdadera

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fiebre de hojas muertas que puede llegar facticio y tembloroso contorno. Cuando en claro, de sendero en sendero, cier- montaje de esos contrastes extremos
hasta no dejarnos dormir. En mi cuarto un rayo de sol doraba las ramas más tos intervalos que permiten ordenar, que son el armazón vivo de la obra,
cerrado se interponían desde hacía un altas, éstas parecían, impregnadas de provisoriamente, una forma, una dis- a trenzar, es el verbo que usa Proust
mes, evocadas por mi deseo de verlas, una humedad refulgente, emerger solas posición, que luego el ritmo y la –tresser, junto a retrancher, aquí ver-
entre mi pensamiento y cualquier otro de la atmósfera líquida, color de esme- textura de la prosa, el ondular espe- tido como “recortar”–, la luz y la
objeto al que me aplicaba, arremoli- ralda, en que la arboleda entera estaba jeante del juego metafórico, llevan a oscuridad, el fulgor y la tiniebla, a
nándose como esas manchas amarillas sumergida, como en el mar.7 su culminación que es su combustión establecer una columna de sombra
que a veces, adonde quiera que mire- y que, lejos de apagarse, se prolonga rodeada de luz o, en inversión simétri-
mos, bailan ante nuestros ojos. Y esa “Facticio” (factice8) es uno de los voca- en la configuración del texto: combus- ca, un fantasma de claridad que cierne
mañana, al no oír más la lluvia que blos claves de este fragmento textual. tión de segundo grado, combustión el contorno facticio, cuyo temblor
caía como los días anteriores, al ver el Es, sin duda, lo artificial, opuesto en incombustible, luz que se opaca y per- denuncia lo negro.
buen tiempo que sonreía en los ángulos toda la línea a lo así llamado natural. manece, no obstante, indeleble. Dos elementos
de las cortinas cerradas, como las comi- Pero la acepción proustiana de “natu- ¿Qué es lo inimitable? No cabe aquí polares que se En todas las articulaciones
suras de una boca cerrada que deja ral” tiene otra extensión que la habi- establecer una duplicidad estática y trenzan (se com- posibles de la crítica y de la
escapar el secreto de su felicidad, sentí tual: aunque se presente en primer simple que opondría lo simplemente binan) en dos mímesis, Proust es constante-
que podría mirar esas hojas amarillas, plano el tiempo en que el narrador imitable a lo igual y simplemente formas simétri- mente ejemplar, al igual que,
atravesadas por la luz, en su suprema atraviesa el Bois para ir a Trianon, el inimitable; la imitación (la antigua, cas y en posición en otro campo y con otros
belleza: y no pudiendo contener ya el tiempo de la narración es el momento que no es tan distinta de la moderna, inversa la una registros, lo es Kafka.
deseo de ir a ver los árboles, del mismo del “cuarto cerrado”, la temporaliza- salvo porque ésta revela –lo que no es con respecto a la
modo que antes no podía, cuando el ción extática del recuerdo que vaga poco– lo que la primera oculta) busca otra; no se podría, en verdad, pedir
viento soplaba fuerte en mi chimenea, y divaga desde el mar espectral de y se esfuerza por adoptar un perfil mayor sencillez estructural; y, sin
dejar de ir a la orilla del mar, salí su propio cuarto. Todo lo que no es isomórfico, pero el mismo término de embargo, ese mismo dispositivo es ya
camino de Trianon atravesando el Bois este cuarto, todo lo que no pertenece comparación se evade, se difumina y la magia que fascina, la causa eficien-
de Boulogne... una doble hilera de a la red metafórica del encierro y del como el objeto de la ciencia infusa, se te que hechiza y desborda por todos
castaños arananjados parecía, como repliegue nostálgico hacia el interior, pierde dejando tras sí algunas briznas lados los contornos de la forma,
en un cuadro apenas iniciado, haber hacia el alma intermitente, todo eso elementales de incógnita. en la misma medida en que lo sin
sido pintada por un decorador que no pertenece a lo “natural”, la naturaleza Así prepara el terreno en el cual estaba medida no es sombra, no es luz, es
había puesto color en el resto…Y el Bois salvaje, la cultivada y aun la historia. situada desde antes y sin saberlo: ya no ambigüedad cuyos términos se alejan
tenía el aspecto provisorio y facticio Pero a la inversa, ese exceso de artifi- hay fenómeno que imitar, ya no hay el uno del otro, el uno en el otro;
(...) en el crepúsculo que se inicia, se cialidad, ese exceso de convención que tampoco esencia alguna que capturar ambigüedad extrema y suprema que
ilumina como una lámpara, proyecta a aparentemente se desprende de la mate- con el esfuerzo de la inteligencia: lo convoca sin poder nombrarlos a esos
distancia sobre el follaje un reflejo arti- rialidad, por una torsión que le es propia inimitable (que, es importante, nunca términos extremos que son los míti-
ficial y cálido y hace llamear las hojas alcanza, en última instancia, algo incon- se reduce a una pura generalidad, por- cos alfa y omega; alfa sin alfa, omega
superiores de un árbol que sigue siendo mensurable, algo no facticio. que continúa siendo este inimitable, el sin omega.
el candelabro incombustible y opaco de Como en tantos momentos de Proust, inimitable singular de una imitación En todas las articulaciones posibles
su cúspide incendiada. (...) Iba hacia la mímesis imita lo radicalmente ini- fallida y singular) se torna poso y pozo de la crítica y de la mímesis, Proust
el paseo de las Acacias... La luz atraía mitable y fracasa triunfando, y no por de un remolino de manchas amarillas es constantemente ejemplar, al igual
diestramente a dos árboles y, utilizando rehusarse a imitar; por el contrario, y que bailan ante nuestros ojos, rehu- que, en otro campo y con otros regis-
el cincel poderoso del rayo de la sombra, acusadamente en esta escena del Bois, sándose a fijarse en una imagen cen- tros, lo es Kafka.
recortaba a cada cual una mitad de sus los códigos paisajísticos, botánicos, trada, nítida, espesa, inmóvil. La multiplicación sutil de los códigos,
troncos y sus ramas y, trenzando las dos escultóricos, pictóricos que siempre Nos introducimos en lo informe que la ironía que lo muestra solidario
mitades que quedaban, las convertía convoca para apresar a su objeto (obje- yace en la travesía de la forma, en el con rituales, valoraciones, ideales, de
en una sola columna de sombra que to construido y jamás dado, como vértigo que captura un movimiento los que no ignora sus límites y hasta
delimitaba la iluminación de alrede- ocurre en toda obra, mas aquí con del alma que, más allá de la nostalgia, sus profundas miserias, la inteligencia
dor, o un único fantasma de claridad plena conciencia de ello) atraviesan, su causa ocasional, alcanza, con el formal que puede urdir frases serpen-
cuya red de sombra negra cernía el de plantación en plantación, de claro cincel del rayo y de la sombra, con el teantes y larguísimas, en apariencia

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invertebradas que, pese a lo cual, son ausencia de trascendencia, o que ins-


efectiva, profundamente vertebradas, taura (lo que viene a ser lo mismo)
se disponen en abanico, y así multipli- una suerte de trascendencia blanca:
cación, inteligencia, ironía, acabarán otro de los nombres de la legendaria
por cerrarse, postreramente, sobre el mímesis que nos acosa de maneras que
misterio cuyo torbellino es clara y remiten a un imposible foco de iden-
ardientemente (claridad y ardor que tidad que sólo apreciamos caso por
desarman, sin duda) el punto último caso, oportunidad por oportunidad;
del silencio, el punto último de la como quien dice, en cada ocasión.

NOTAS

1. Este texto está inspirado en “Acerca de la crítica”, de Maurice Blanchot, que figura como prefacio a su Sade
y Lautréamont, Buenos Aires, Ediciones del Mediodía, 1967.
2. Hegel, G. W. F., Ciencia de la lógica, Buenos Aires, Hachette, 1956, T. I, pp. 146/7.
3. Adorno, Th. W., Teoría estética, Obra completa, vol. 7, Madrid, Akal, 2004, pp. 156/8.
4. Caillois, R, Medusa y Cia. Barcelona, Seix Barral, 1968.
5. Cit. en p. 102 del texto mencionado en la nota 3.
6. Murena, H. A., Visiones de Babel, Buenos Aires, FCE, pp. 482/3.
7. Cito según la versión de Estela Canto, con algunas correcciones: Proust, M. Del lado de Swann, Buenos
Aires, Losada, 2000, pp.440/2; Proust, M. Du côté de chez Swann, Paris, Folio Classique, 2001, pp. 414/6.
8. En la versión de Estela Canto y en varias oportunidades se vierte factice “ficción o ficticio” lo cual es un
despropósito; ambos vocablos conservan la connotación de “engaño” pero el primero apunta a lo “artificial” y
se opone así a lo “espontáneo”; el segundo opone lo “imaginario” a lo “real”. Habría que preguntarse si buena
parte de lo que llamamos ficción, no merecería mejor ser llamado “género facticio”; El realismo corriente es
indiscutiblemente ficticio, pero en modo alguno facticio –o si lo es–, lo es a pesar suyo. Franz Kafka

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Un crítico se mide frente a Delfina Muschietti piensa el problema de la traducción en la poe-
su motivo inspirador, que fre- sía. Un arte que no consiste meramente en el pasaje de una lengua
cuentemente es un nombre, a otra, sino que requiere de una sensibilidad capaz de acompañar
otro nombre. Es usual escribir las respiraciones y cadencias del texto. Con estas premisas, compara
bajo el dulce dictamen de un el trabajo de traducción de Amelia Roselli y Silvina Ocampo.
nombre que se quiere –es el Susana Cella analiza las formas de la escritura de Juan José Saer.
caso de los ensayos críticos de Textos que escapan de las vocaciones explicativas y representativas
Nombres, linajes esta sección– pero nada impide
que ellos nos hagan recordar
para sumergirse en una indagación de otro orden: nuestro ser en
el mundo que despliega una perspectiva desde la que valorar el
el movimiento contrario. El sentido de la crítica.
y recorridos del escritor por la antípoda. Martín Kohan realiza una audaz meditación sobre Héctor
En el célebre ensayo proustiano Libertella –recientemente fallecido– de quien rescata su apuesta
Contra Sainte-Beuve se dice a partir del desarrollo de un lenguaje que roza con lo ilegible y
que este crítico no distingue que resiste, por esta vía, a la lógica comunicativa mercantil. Una
entre ocupación literaria y con- apuesta que elude la complacencia instrumental para adentrarse
versación. Siendo el periodismo en el mundo de los sobrevivientes.
el resultado de la conversación, se pierde el elemento distanciador que, Guillermo David descubre a un Bianco, lector de Proust, siem-
previo a la amistad, es el fundamento de la crítica. Pero agreguemos: pre en fuga, queriendo escapar de la obra para poder inspirarse
no la mera distancia, sino el pathos de la distancia, que en realidad en ella. Un rescate paradojal en el que está en juego un vínculo
consiste en pensar frente al abismo, o frente a la irresoluble disparidad narrativo y existencial.
entre las cosas. Así considerada, esa distancia es la crítica. Sería bueno Horacio González encuentra en los estilos de los críticos argentinos
preguntarse si ese distanciamiento no estaría también presente en las las claves para pensar el devenir de una práctica que, errante, se
celebraciones críticas, cuando éstas festejan y se satisfacen con su objeto. erigió a través de un dilema constituyente: las pretensiones totali-
Allí es la amistad la que se ejerce como una invisible forma de distan- zadoras de la literatura y las invenciones singulares como polos de
cia. Estos artículos lo demuestran, pues sostienen la amistad a la vez un murmullo crítico que persevera en su dificultad.
que la desesperación de no ser materia homóloga de lo que se habla. Pablo De Santis evoca a Jaime Rest, amable prologuista, que bus-
Daniel Link propone pensar el archivo como serie que emerge de caba un público lector que escapara de la pretensión especialista
la falla que toda colección ofrece. En ese vacío se inscribe la obra y encasilladora de la literatura para rescatarla en sus intentos de
de Copi, Eva Perón, cuya pretensión busca reparar la ausencia que “aferrarse a la vida” que ella misma es capaz de producir.
había alrededor de esta figura en la producción literaria. Silvio Mattoni retoma una recurrente relación: pensarse en
Jorge Monteleone nos ofrece dos intervenciones en las que visita otro, como Oscar Masotta se pensó en Roberto Arlt. Un sugesti-
dos estilos de la crítica literaria. Ana Barrenechea es considerada a vo modo de abordar los misterios de los personajes arltianos que
partir de las obsesiones que constituyeron sus búsquedas: descifrar los (im)posibilitan la libertad.
enigmas, los secretos virtuales, de la obra borgeana en una empresa Polemista firme respecto a la constitución de la identidad nacio-
tan infinita como el autor. En la figura de Enrique Pezzoni –a nal, el recorrido de Roberto Giusti –didáctico y con pretensiones
quien extraña y recrea– halla los rasgos de un habla literaria que, modernizadoras– es reconstruido por Verónica Delgado, quien
oscilante y sigilosa, busca las señales en las “voces de los textos”. evoca la ingenuidad de aquella vocación fundacional.

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Nombres, linajes y recorridos N° 4-5 | Verano 2006

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Poéticas de inventario En un pasaje justamente célebre de


su busca de tiempos perdidos, Marcel
Proust ha proporcionado una imagen
forma que está ya allí, pero incom-
pleta. Incompleta, en primer lugar,
porque responde a la dinámica de
Fuera de serie: Eva Perón 1 definitiva del conflicto entre anes-
tesia e hiperestesia que atraviesa la
serie (en el caso concreto de Proust y
su novela, se trata de una doble serie
modernidad y todavía nos alcanza. tournoyant:3 helicoidal, y hundida
Por Daniel Link (*) Me refiero al episodio en el cual el en el tiempo), antes que a la de la
narrador refiere todo lo que le viene colección de recuerdos y, en segundo
de una taza de tilo que le ha ofrecido término, porque a la serie virtual le
A través de Proust, de Agamben y de Foucault, la madre y, antes, su Tante Leonie. Si falta el catalizador que la revele como
Daniel Link nos incita a repensar algunos de los tantas veces se ha señalado el equívoco tal y no como mera colección.
de leer como texto memorialístico uno La lista o colección que interpela
conceptos a los que apelamos para (re)construir esa que no lo es en nada, es porque se pasa al narrador y lo
sustancia resbalosa y efímera que constituye el pasa- por alto algo en ese episodio que grita arrastra hacia ella ... en el hueco de esa falla (en
do. Memoria e historia son puestas en tela de juicio con toda su fuerza: lo que la memoria (“todas las flores la marca de esa ausencia) es
cuando se trata de reflexionar sobre el sentido del involuntaria introduce como un rayo de nuestro jardín donde el narrador cae (debe
en la conciencia del narrador llega y las del parque caer) para que se reconozcan
término archivo: no lista sino serie; no colección como “un décor de théâtre”. Todo del señor Swann las formas en lo informe, los
(como conjunto azaroso) sino sistema gobernado sucede como en: y las ninfeas del planos de composición o de
por cierta lógica. Como consecuencia de ello, el Vivonne”), “todo inmanencia que atraviesan el
ce jeu où les Japonais s’amusent à eso”, en su infi- caos, la serie en la lista, el
archivo reclama un operador que introduzca deter- tremper dans un bol de porcelaine nitud, se mues- archivo en la colección.
minado criterio entre los documentos para que rempli d’eau, de petits morceaux de tra incompleto y
éstos se revelen como posibles fabulaciones a partir papier jusque-là indistincts qui, à fallado: en el hueco de esa falla (en
peine y sont-ils plongéss’étirent, se con- la marca de esa ausencia) es donde el
de la falla que toda colección presenta.
tournent, se colorent, se différencient, narrador cae (debe caer) para que se
Hasta la década del 70 –sostiene Link– nuestro país deviennent desfleurs, des maisons, des reconozcan las formas en lo informe,
adolecía de un vacío en la serie de figuras de Evita personnages consistants et reconnais- los planos de composición o de inma-
que había inventariado la literatura. Copi denuncia sables, de même maintenant toutes les nencia que atraviesan el caos, la serie
fleurs de notre jardin et celles du parc en la lista, el archivo en la colección.
esta ausencia que, con su obra de teatro Eva Perón, de M. Swann, et les nymphéas de la No es tanto que lo Imaginario interpe-
pretende saldar. Precisamente, Evita y Eva Perón Vivonne, et les bonnes gens du village le al sujeto (como podría sostener una
proponen el desdoblamiento de la identidad entre et leurs petits logis et l’église et tout lectura memorialista del fragmento
Combray et ses environs, tout cela qui proustiano) y lo arrastre en el pozo
la mujer de Estado y aquella mujer de las tareas prend forme et solidité, est sorti, ville sin fondo del recuerdo, sino que, al
políticas con un pasado ligado al espectáculo, más et jardins, de ma tasse de thé.2 hacerlo, permite una revelación (en el
próxima al imaginario popular. Así, Copi logra sentido óptico, no trascendental). Es
sustraerse respecto al par memoria-olvido, logran- En lo aparentemente informe, dice el pasaje de la colección a la serie pero,
Proust, hay una forma secreta pero sobre todo, de la lista a la serie, o de la
do mostrar de qué modo ambas mujeres coexisten, consistente (funciona, de hecho, en colección al archivo.
una como sombra de la otra. un plano de consistencia que corta Antes de la articulación entre el sujeto
Desgarrada por fuerzas antagónicas, la valoración de el caos: es una poiesis y no una mera y la colección o la serie todo es del
referencia). No se trata de una forma orden de lo Imaginario (y, por lo tanto,
Copi fue, con el tiempo, tan exaltada como reproba- oculta y acechante que la conciencia de la máquina binaria trascendental de
da. Así suele ocurrir con pensadores inclasificables, metódica podría llegar a describir las identificaciones especulares: “me
pensadores fuera de serie que convocan extremos. con paciencia y suplicio sino de una gusta”/“no me gusta”). Postular una

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disciplina de lo Imaginario (una ana- Leo, en la novela proustiana, ese “sis- Me propongo, pues, abrir ante ustedes el hervidero de agua. Salgo por fin a la
lítica del polvillo de sentido o del tema de relaciones entre lo no dicho” el archivo Copi, sobre quien Foucault calle. Estoy en París, es mayo.12
rumor de la historia), como en su y lo dicho en el momento en que planeaba un libro que no terminó de
momento lo hizo Roland Barthes,4 alguien sin nombre dice yo. Así, no es escribir y cuya dirección desconoce- “Estoy en París, es mayo” aclara, hacia
sólo sería posible en la medida en que la palabra “invertido” (repetida hasta mos de acuerdo con severas restric- el final de un fragmento narrativo que
el sujeto opere en esa dimensión para la náusea a lo largo de su novela) ni ciones testamentarias. Más allá (o más mucho le debe a (y que puede com-
transformarla en otra cosa. la palabra “homosexual” (que Proust acá) de las fabulosas hipótesis que petir con) los mejores momentos de
Lo que nos enseña el narrador de la consideraba germánica y pedante) la sobre esas páginas podríamos sostener, Salambó de Flaubert, el Copi del rela-
novela proustia- que hiere la memoria del narrador abro el archivo Copi por la página to. Sabemos que la escena responde a
Nada menos historicista que el na es que se llega para transformarla en otra cosa, sino donde se toca con el archivo Foucault. las alarmas del Dr. Michel Foucault
goce del archivista, cuya única al archivo (no al la palabra Tante (que Proust envi- En la novela Le bal des folles (1978), el
función es operar como revela- recuerdo), sólo en diaba del estilo vulgar de Balzac). narrador (un escritor llamado Copi),
dor de una serie que lo incluye el momento en El archivo proustiano se abre por el hace estallar las calderas de los Baños
y lo arrastra en su singulari- que se encuentra lado de la Tante (su posición a la vez Continental, en Place de l’Opera,
dad, lo hace devenir con él. el lugar (vacío, interior y exterior, su hiperestesia, su donde ha ido a refugiarse después de
fallado) en una punto de vista).7 Y el archivo supone haber cometido varios asesinatos:
colección o una lista y cuando ese lugar la identificación de esa dimensión no
es el lugar de la propia inscripción en semántica del lenguaje.8 Pongo el termostato a cien, subo las
tanto operador en relación con ella. Las listas y las colecciones organizan escaleras lo más aprisa que puedo
Tiene razón Giorgio Agamben cuan- documentos. El archivo y la serie cons- (...), y apenas he salido de las calderas
do señala que lo que Foucault llama tituyen monumentos que, por su pro- cuando ya oigo la explosión. Al llegar
archivo no corresponde al archivo en pia consistencia, se sustraen tanto a la al pasillo de las cabinas la puerta de
sentido estricto –es decir, al depósi- memoria como al olvido. Nada menos vapor ya se ha venido abajo, y sale de
to que cataloga las huellas de lo ya historicista que el goce del archivista,9 ella un vapor tan espeso que apenas se
dicho para consignarlas a la memoria cuya única función es operar como ve nada: se oyen gritos, hay heridos con
futura– ni a la babélica biblioteca que revelador de una serie que lo incluye y quemaduras graves. Yo avanzo lo más
recoge el polvo de los enunciados para lo arrastra en su singularidad, lo hace rápido que puedo hacia la piscina, el
permitir su resurrección bajo la mira- devenir con él: “Un monumento no agua hirviendo empieza a desbordar-
da del historiador.5 conmemora, no honra algo que ocurrió, se. Al poner el pie en el primer escalón
El archivo es, para Foucault y también sino que susurra al oído del porvenir las de salida, el agua ya me llega a la
para Agamben (a quien cito): sensaciones persistentes que encarna el suela del zapato. Varias locas descalzas
acontecimiento”, puntualizaron Deleuze empiezan a gritar. Algunas me ade-
la masa de lo no semántico inscripta en y Guattari.10 “El acto del monumento lantan por la escalera, con sus capu-
cada discurso significante como función no es la memoria, sino la fabulación.”11 chas aún en la cabeza, pero no más
de su enunciación, el margen oscuro que El archivo es como esas papirolas evo- de una docena, las demás todavía no
circunda y delimita cada toma concreta cadas por Proust, que se abren no para se han dado cuenta del peligro. Subo
de palabra. Entre la memoria obsesiva revelar las vicisitudes de un mundo las escaleras de dos en dos, perseguido
de la tradición, que conoce sólo lo ya muerto sino un acontecimiento que por el agua hirviendo. Veo a una loca quien, en esos mismos baños, hacia Copi, por Juan Rearte
dicho, y la excesiva desenvoltura del retorna, sucede todo el tiempo y en esa que nada tras de mí, dando grandes mediados de la década del setenta,
olvido, que se entrega en exclusiva a lo persistencia nos arrastra. chillidos, logra agarrarse a la rampa habría comentado con el autor la posi-
nunca dicho, el archivo es lo no dicho o Es inútil, pues, interrogar al monu- de la escalera, y yo le doy la mano para bilidad de un accidente semejante.13
lo decible que está inscripto en todo lo mento buscando el sentido de lo dicho ayudarla a subir, está tan caliente que Copi hace el relato de la experiencia
dicho por el simple hecho de haber sido porque él es la encarnación de lo decible, estoy a punto de quemarme, pero poco (imaginaria) que Foucault le transmite
enunciado, el fragmento de memoria que queda no dicho en el acto mismo de importa, cuando la atraigo hacia mí (como una peste) y es esa articulación
que queda olvidado en cada momento decirlo: el afuera del lenguaje, el hecho me doy cuenta de que ya está muerta. de dos archivos lo que permite com-
en el acto de decir yo.6 bruto de su existencia como acto. La suelto, y el cadáver cae de nuevo en prender la lógica de Copi, cuyo arte,

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todavía no muy bien comprendido, es Creo haber ahogado todos mis tangos en De modo que durante 1969, todavía metralleta en las manos no hay tiempo
la aplicación literal (la puesta en mar- las arenas movedizas del olvido durante bajo los efectos del Mayo francés, tal para pensar en la felicidad, y cuando
cha hasta sus últimas consecuencias) de los quince años en que fui bastante mal vez del Cordobazo y, sin duda alguna, se muere a los 33 años con un imperio
unidades (móviles) de lo Imaginario. visto en los medios intelectuales, por un en relación con el ánimo que la clausu- que se escapa de las manos, tampoco se
Uno de sus más agudos comentado- lado por culpa de una obra de teatro ra de la muestra argentina “Tucumán tiene tiempo de pensar en la felicidad.
res, César Aira, ha insistido en que “el representada en París en 1969, en la que arde” pudo haber provocado en sus
tránsito de Copi hacia la imagen (...) la prensa argentina creyó apropiado y útil amigos que en ella intervinieron (esos Copi: ¿Qué tono desearía usted qué
es un aumento leer un insulto a la memoria de la señora “fantasmas demasiado urgentes” que le dé a la pieza?
Se trata, una vez más, de rozar de las velocida- Eva Perón, mal visto, por otra parte, por ha evocado Jorge Monteleone20), Copi Eva: El más atroz.
lo Imaginario e ir más allá, sólo des, hasta rozar el poder de aquel momento, como por diseña un dispositivo para ahogar sus Lo que sorpren- En la entrevista, Copi (que ya
que, en este caso, Copi decide lo Imaginario, y todos mis hermanos, dos de los cuales tangos en las arenas del olvido, una de de del texto es había terminado de escribir la
atravesar (herir de muerte) dos más allá.”14 Es viven hoy en París y otro en México.17 cuyas primeras piezas (y una de las más su inexactitud pieza) entrega una imagen de
Imaginarios: la novela familiar ese más allá de importantes) es el acontecimiento Eva como presenta- Eva Perón que (más aun que
y el imaginario político que, en lo Imaginario Nacido en el seno de una familia mí- Perón: una obra de teatro “de título ción de una obra en la pieza de teatro), “tiene
su perspectiva (como en la de lo que constitu- tica en la historia cultural argentina, redundante”, un atentado pirómano y en la cual Eva mucho de parecido con la
Borges, la de Victoria Ocampo ye lo propio del para Copi el asunto “Eva Perón” es un “un lugar respetable en los periódicos Perón no sólo no ópera-rock de Webber y Rice”,
o la de Gertrude Stein), se archivo Copi (de episodio de la memoria familiar: del mundo entero”. muere, sino que pero que no desdeña el papel
intersectan todo el tiempo. todo archivo): el El 24 de febrero de 1970, pocos días declara a la enfer- de capitana armada de una
momento en que El día mismo en que [mi hermano me- antes del estreno de la pieza, Copi pu- medad como una Revolución. La metralleta y el
la imaginación abandona los terrores nor Juan Carlos] llegó de la clínica en blicó en Le Figaro (el mismo diario que, artimaña política tip-tap, al mismo tiempo.
y los anhelos de las identificaciones brazos de mi madre, la policía invadió hasta el affaire Dreyfus, había cobijado para preservar el
especulares y se vuelve acto (de escri- la casa y mi padre logró huir. Yo tenía los desvaríos diletantes de Proust) una régimen. El cadáver no será el de la
tura y de ascesis): transformación del seis años. Mi madre, mis dos hermanitos breve entrevista a Eva Perón: propia Eva sino el de la enfermera a
yo y, con ella, la doble implicación: la y yo nos exiliamos en Montevideo pocos la que ella misma asesina, en un rapto
puesta en movimiento de la serie, su días antes del 17 de octubre de 1945, fe- Copi: ¿Cómo debería contarse la de “frenesí isabelino” (las palabras son
aparición como una forma. cha de la Revolución Peronista, cuya vio- historia de Eva Perón? de Beatriz Sarlo21), antes de vestir-
En marzo de 1970, algunos años antes lencia se desató en parte contra el diario Eva: Quiero que cuente todo: mis la con su vestido “presidencial”. Por
de ese encuentro entre dos celebridades radical de mi familia, Crítica.18 comienzos difíciles, mi carrera de supuesto, la obra tampoco tiene tres
de la intelligentzia parisina post 68, star en las pantallas latinoamericanas, actos sino sólo uno y se desentiende
Copi había estrenado la obra de teatro Se trata, una vez más, de rozar lo Ima- mi llegada triunfal a Hollywood. En completamente del progreso artístico-
Eva Perón,15 dirigida por Alfredo Arias ginario e ir más allá, sólo que, en este el segundo acto, el regreso a mi pa- político de Eva Duarte, a la que se ve
y protagonizada por Facundo Bo, para caso, Copi decide atravesar (herir de tria para ponerme al frente del mo- ya convertida en mito inasible: una
escándalo de sus contemporáneos, que muerte) dos Imaginarios: la novela fa- vimiento de los pobres. En el tercer unidad del Imaginario político pero
a uno y otro lado del Atlántico saluda- miliar y el imaginario político que, en acto logro la gloria, me enfermo, pero también de la novela familiar.
ron el acontecimiento con amenazas de su perspectiva (como en la de Borges, la antes de morir logro salvar a América En Eva Perón no hay números musica-
muerte. Mientras en el teatro l’Épée de de Victoria Ocampo o la de Gertrude Latina del imperialismo americano y les pero sobre todo está ausente la Evita
Bois, en cuyas paredes apareció la leyen- Stein), se intersectan todo el tiempo: del totalitarismo ruso. En cuanto al montonera que la entrevista parece
da Vive le Justicialisme,16 se provocó un estilo, me gusta el melodrama, pero evocar. No se equivoca Beatriz Sarlo
incendio durante una representación, El Argentino, para quien la Historia es desearía algunos números musicales cuando insiste en que “atribuir a Copi
la familia de Copi tuvo que abandonar contemporánea de la novela, se compla- para poder mostrar mi experiencia en una virulencia política en línea con las
precipitadamente Buenos Aires. En un ce recortándola en capítulos precisos de el tip-tap. Desearía un melodrama sin ideologías setentistas es colocarlo en
texto autobiográfico, el mismo Copi títulos redundantes como Eva Perón, las exageraciones, para no ofender a la un lugar donde él no se coloca”22 y en
se ha referido a ese acontecimiento en Madres de Desaparecidos, la Guerra crítica vanguardista. que “su materia es la leyenda negra del
relación con la escena familiar, sin la de Malvinas, que siempre les deparan, evitismo, no su leyenda revoluciona-
cual no se entiende cabalmente la expe- de año en año, un lugar respetable en los Copi: ¿Ha sido usted feliz? ria”23, pero esa sentencia pierde consis-
riencia que Copi está haciendo: periódicos del mundo entero.19 Eva: Cuando se llega al poder con una tencia si se piensa, más allá de la pieza

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teatral, en el acontecimiento complejo Salvo excepciones, la crítica especia- Perón había firmado duchampiana- al propio lenguaje y al sujeto en cuanto
del que forma parte. Copi convoca lizada ha aceptado con unanimidad mente, ya enferma, con el título La puro semblante.30 Hay una falla de las
imaginarios completos (incluso el de burocrática26 esa nómina de textos razón de mi vida (1951). Allí Eva Perón identidades, cada una de las cuales
la Revolución) para transformarlos y de la que falta, sin embargo, lo que explica la razón de la serie (es decir, lo supone un más allá del nombre:
transformarse en otra cosa. revele su forma. infinito de lo finito, lo que ordenará
En la entrevista, Copi (que ya había En la pieza de Copi, ha señalado para siempre la serie y el archivo): Los hombres de gobierno, los dirigentes
terminado de escribir la pieza) entrega César Aira: políticos, los embajadores, los hombres de
una imagen de Eva Perón que (más A la doble personalidad de Perón debía empresa, profesionales, intelectuales, etc.,
aun que en la pieza de teatro), “tiene Evita travesti, el sueño del mito, sobre- corresponder una doble personalidad que me visitan suelen llamarme “Señora”;
mucho de parecido con la ópera-rock vive para difundirse por el mundo como en mí: una, la de Eva Perón, mujer y algunos incluso me dicen públicamente
de Webber y Rice”24, pero que no imagen. Ésta es la primera profecía que del Presidente, cuyo trabajo es sencillo y “Excelentísima o Dignísima Señora” y
desdeña el papel de capitana armada contiene la pieza: porque efectivamente agradable, trabajo de los días de fiesta, aun, a veces, “Señora Presidenta”.
de una Revolución. La metralleta y el a partir de ella sobrevino la moda Evita, de recibir honores, de funciones de gala;
tip-tap, al mismo tiempo. la comedia musical, etcétera.27 y otra, la de Evita, mujer del Líder de Hasta la intervención de Copi en
Ahora bien, lo que presentan en común un pueblo que ha depositado en él toda el memorial literario de Eva Perón,
las dos Evas de Copi es que ambas están, Eso hace Copi, arranca una unidad su fe, toda su esperanza y todo su amor. nadie la había
en 1970, vivas y sueltas por el mundo. del imaginario peronista (no impor- Unos pocos días al año represento el pa- llamado de ese Se trata de una mujer que repre-
No habitan el depósito que cataloga las ta si su posición es properonista o pel de Eva Perón; y en ese papel creo que modo, desaten- senta el papel de Eva Perón:
huellas de lo ya dicho ni el polvo de antiperonista, porque el imaginario me desempeño cada vez mejor, pues no diendo la razón una personalidad escindida, un
los enunciados pasados. Eva Perón es político completo de los argentinos es me parece difícil ni desagradable. de la serie. Antes cuerpo doble que es, con dife-
convocada para que diga en nombre de peronista) y de la novela familiar (por- La inmensa mayoría de los días soy en que Copi, Borges rentes nombres, ya Aparato de
Copi lo que de sí se sustrae, al mismo que el imaginario peronista le llega cambio Evita, puente tendido entre las había escrito “Eva Estado, ya parte del imaginario
tiempo, a la memoria y al olvido, al por vía paterna y porque el imaginario esperanzas del pueblo y las manos rea- Duarte” y “la popular y, lo que es de capi-
silencio y al ruido. Copi se abre a la peronista es patriarcal) y la proyecta lizadoras de Perón, primera peronista muñeca rubia” tal importancia, una parte no
memoria de Eva Perón para encontrar hacia el futuro: hacia la comedia musi- argentina, y éste sí que me resulta papel (la niña y el cadá- coincide con la otra.
allí los trajes que vestirá mañana. cal (como observan con perspicacia difícil, y en el que nunca estoy totalmen- ver). Antes y des-
En su “Nota sobre la traducción” de Aira y Sarlo), hacia la acción política te contenta de mí. pués que Borges, Juan Carlos Onetti,
Eva Perón, Jorge Monteleone (a quien (como casi nadie parece querer notar De Eva Perón no interesa que hablemos. David Viñas y Rodolfo Walsh optaron
Beatriz Sarlo corrige25) incluye la pieza de la pieza de Copi), que supone una Lo que ella hace aparece demasiado por el no-nombre: “Ella”, “esa mujer”,
de Copi en una “serie” de textos más revolución, si no montonera28, segura- profusamente en los diarios y revistas de “la señora.”31 Néstor Perlongher la
o menos canónicos de la literatura mente antropológica. todas partes29. llama “Evita”, retomando la desig-
argentina. La hipotética serie es, en Varias, diríamos, son las piezas que nación propia de los evitólatras, y
realidad, una lista, cuyos primeros faltan para que la lista se comporte Y sin embargo esa Eva Perón, capaz Beatriz Sarlo analiza los procesos de
términos (cronológicos) son: como serie: una de ellas, natural- de ocupar “un lugar respetable en los construcción de la soberanía política
“Ella” (1953) de Juan Carlos Onetti mente, es el propio Copi, que se deja periódicos del mundo entero” vuelve, a partir de su imagen designándola
“Ella”, objeto de necrofilia popular arrastrar por una marea de la ima- con Copi, para decir lo mismo y otra como “Eva” (la primera mujer, la res-
“El simulacro” (1960) de Borges “La ginación con la elegancia de quien cosa. Se trata de una mujer que repre- ponsable de la caída).
muñeca rubia”, “Eva Duarte” sabe que sólo así podrá ahogar todos senta el papel de Eva Perón: una per- Copi es el primero que nombra lo
“La señora muerta” (1963) de David sus tangos y que, al hacerlo, revela la sonalidad escindida, un cuerpo doble innombrable: la relación de “esa mujer”,
Viñas “La señora”, “la yegua ésa” forma de lo informe. que es, con diferentes nombres, ya de “la señora” con el Estado. Por eso,
“Esa mujer” (1965) de Rodolfo Walsh Las otras son la pieza Evita (1976) de Aparato de Estado, ya parte del ima- su pieza se llama Eva Perón, aunque su
“Esa mujer”, objeto de deseo necrofílico Webber y Rice (el Bildungsroman pop ginario popular y, lo que es de capital personaje habla bajo la máscara de Evita
“Eva Perón (1969-1970) de Copi que toma como fuente la diatriba The importancia, una parte no coincide con (y en esa distancia se cifra el secreto de
“Eva Perón” Woman with the Whip [1952] de Mary la otra. Como sombra de la sombra, la historia). Por eso, es imposible con-
“Evita vive” (1975) de Néstor Main [María Flores], otra de las piezas tales imágenes revelan la distancia de signar en el archivo Copi la pieza teatral
Perlongher “Evita” faltantes) y la autobiografía que Eva sí consigo misma que resulta inherente llamada Eva Perón y desasignarla de la

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entrevista en la que hace hablar a Eva: las para componer un personaje que con- nada”, habría dicho Eva a su marido (decorativa) de Evitas literarias y se
dos, caras de la misma moneda. fundiera a los oficiales de aduana según el alucinado relato de Damonte inscribe en relación con ella para
Esa figura doble, prevista por un per- que conocían bien su foto), sino que (padre). Como señala Beatriz Sarlo, hacer que la serie funcione pero,
sonaje psicosomático en un texto que comenta con apatía la adecuación de Copi trabaja a partir de esos “discursos sobre todo, para sacar a Eva Perón
es a la vez su memoria y su testamento, ese relato al Imaginario paterno: “Lo de infancia”: convoca una “imagen de del armario en que se ha encerrado,
irrumpe con toda su fuerza para desba- vi más distendido que nunca, casi Perón con migraña, enfermedad feme- presa ella también del Imaginario de
ratar la novela familiar: no se trata de triunfal”. Es ese triunfo del Imaginario nina”35 como continuación del Perón los otros. La Madre dice: “Se ence-
oponerse a ese relato sino de llevarlo patriarcal lo que Copi convoca para afeminado que su padre había diseña- rró en el placard y no quiere salir”.
hasta sus últimas consecuencias. formar parte de su dispositivo. do para divertimento de sus vástagos Concebido como armario, placard o
¿Qué esperaba Raúl Damonte, el padre Es verdad que Copi decide no llevar (ya que no había forma de incluirlos closet, el archivo sólo puede esperar
de Copi (que se llamaba como él y como el nombre del padre (Raúl Damonte en la política parlamentaria). a sus asesinos. De lo que se trata es
su abuelo mater- es lo que Copi no quiere ni puede ser) No es que Copi retome y desarrolle de re-usar lo que
Esa figura doble, prevista por no: Raúl Natalio pero, al mismo tiempo, es evidente la voz del padre y la someta a “un el archivo con- También en esto las enseñan-
un personaje psicosomático Damonte Botana), que decide repetir su intensa relación giro paródico, pero no para el lado tiene y seguir zas de Proust y de Copi se
en un texto que es a la vez la quinta pieza que con el acontecimiento peronista, jugar de la revolución política sino hacia el juego de las parecen. Para postular una
su memoria y su testamento, hay que incorpo- el mismo juego. el lado de un populismo negro que voces previas. teoría completa y radical de la
irrumpe con toda su fuerza rar a la lista para Aquel que años después, en su autobio- dice: pues bien, en la Rosada hay Copi lo hizo y, al transexualidad como la que en
para desbaratar la novela fami- que la serie fun- grafía, habría de reflexionar sobre el exi- una puta vestida por Dior, ¿y qué?”36. hacerlo, profanó sus obras se deja leer hay que
liar: no se trata de oponerse a cione (hable) por lio paterno en los siguientes términos: Nada más lejano a Copi que el deseo la novela familiar profanar lo sagrado. Proust
ese relato sino de llevarlo hasta sí misma?: de parodiar al padre. Nada más ajeno y el Imaginario llamaba sadismo a esa relación.
sus últimas consecuencias. Mi padre, que tenía el hábito del exilio, al dispositivo de Copi que la parodia peronista (es Copi, sencillamente, teatro.
Su ilusión de ayu- lo consideraba como el período de la vida de discursos. Más bien se trata de decir: político).
darme a emprender a su imagen una en que los hombres se abren a la libertad. seguirlo, de repetir sus pasos, hasta También en esto las enseñanzas de
carrera política en Argentina (eso para Pero mi madre y nosotros, niños, aun la extenuación. Si Evita, puta, vestía Proust y de Copi se parecen. Para
lo cual me habían concebido) había fra- cuando comprendíamos que habíamos Dior en la sede de la soberanía, lo postular una teoría completa y radi-
casado al primer intento, como sucedió escapado de la muerte o de algo parecido, mismo hará Copi en muchas de sus cal de la transexualidad como la que
también con mis dos hermanos.32 sabíamos también que una vida –la que puestas. No tanto un giro paródico en sus obras se deja leer hay que
hubiéramos vivido en Argentina– se nos como una revolución antropológica; profanar lo sagrado.38 Proust llamaba
Llevamos en nosotros la perplejidad escaparía para siempre. He experimenta- jugar el juego del padre como forma sadismo a esa relación. Copi, sencilla-
de haber sido concebidos. Copi sabía do con frecuencia ese sentimiento, a veces de profanación: mente, teatro.
(o quiso creer) que había sido conce- de manera dolorosa y en circunstancias En ese teatro de la transexualidad,
bido para la política (parlamentaria). muy distintas, como la que se siente en El pasaje de lo sagrado a lo profano puede, se llega al archivo (se sale del recuer-
Puesto a examinar ese destino previsto el escenario de un teatro en el momento de hecho, darse también a través de un do), sólo en el momento en que
por el imaginario de su padre, se topa de los aplausos,33 ese mismo, en 1970, uso (o, más bien, un reuso) completamen- se encuentra el propio lugar (vacío,
fatalmente con la figura de Eva Perón obligó a su familia a un segundo exilio te incongruente de lo sagrado. Se trata del fallado) en una lista, en el momento
que, por todas partes, interpela y des- (y éste, definitivo). juego. (…) El juego no sólo proviene de la en que se aísla un elemento (digamos:
barata su novela familiar. esfera de lo sagrado, sino que representa de Eva Perón) de la serie y se lo pone a
En su autobiografía, Copi no sólo Copi escribe Eva Perón con las pala- algún modo su inversión.37 funcionar en otra: “Mediante la tran-
repite la historia completamente falsa bras del padre, que había ficcionali- sexualidad generalizada, lo humano se
que le llega de la fuga de su padre en zado diálogos entre Perón y Eva en Todos los personajes de Eva Perón ha vuelto imagen.”39
1945 (haber tenido que cruzar el Río uno de sus libros,34 en el que se lee juegan el mismo juego: cajas, baú- He abierto por ahí (y para mí, y ante
de la Plata tendido en el fondo de por ejemplo, que en los momentos les, cofres, maletines, puertas que ustedes) el archivo Copi. Me extraña-
un barco de contrabandistas, haber previos al 17 de octubre de 1945, ante se abren y se cierran, cuyas llaves y ría si algún día se cerrara.
cambiado varias veces de pasaporte los titubeos del líder, “Eva lo mira con números de combinación se buscan,
durante el viaje, usar un bigote falso lástima” y “le escupe”: “sos un cagón”. se encuentran y se pierden. (*) Universidad de Buenos Aires
que guardaba en el bolsillito del saco “Levantate marica, que no te va a pasar Copi llega a la colección literaria daniel.link@gmail.com

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NOTAS

1. Leído en el Seminario Internacional “Poéticas do Inventàrio: coleções, listas, séries e arquivos” organizado
por la Casa de Rui Barbosa, a Universidade Federal de Minas Gerais y la Stanford University (Río de Janeiro,
29 de mayo al 2 de junio de 2006).
2. Du Côté de chez Swann. París, Nouvelle Revue Française,1919.
3. “Ces évocations tournoyantes et confuses ne duraient jamais que quelques secondes.”
4. “El mito es un habla” en Mitologías. Madrid, Siglo XXI, 1980.
5. Agamben, Giorgio, Lo que queda de Auschwitz. El archivo y el testigo (Homo Sacer III). Valencia, Pre-textos, 2000, p. 150.
6. Op. cit. p. 150-151.
7. En Contre Sainte-Beuve, la rememoración provocada por la taza de té arrastra al narrador al recuerdo de su
abuelo. Uno de los fragmentos del libro lleva por título “La race des tantes”.
8. Agamben. op. cit. p. 144.
9. Véase, una vez más, Raúl Antelo. op. cit.
10. Qué es la filosofía. Barcelona, Anagrama, 1993, p. 178.
11. Op. cit. p. 169.
12. Copi, El baile de las locas. Barcelona, Anagrama, 2000, cap. IX, pp. 119-120. Tr. Alberto Cardín y Biel Mesquida.
13. Raúl Escari (comunicación personal).
14. Aira. Copi. Rosario, Beatriz Viterbo, 1991, p. 108.
15. Copi. Eva Peron [sic]. París, Christian Bourgois, 1969.
16. Raúl Escari (comunicación personal), Alfredo Arias (comunicación personal).
17. “Copi en Copi”, incluido en Copi (textes rassemblés par Jorge Damonte; photos, Jorge Damonte). Paris,
Christian Burgois editeur, 1990, p. 81.
18. Op. cit., p. 85.
19. Op. cit., p. 84.
20. Copi. Eva Perón. Buenos Aires, Adriana Hidalgo, 2000, p. 14. Tr. Jorge Monteleone. Sobre la muestra
colectiva “Tucumán arde” puede consultarse con provecho Giunta, Andrea, Vanguardia, internacionalismo y
política. Arte argentino en los años sesenta. Buenos Aires, Paidós, 2001.
21. Sarlo, Beatriz, La pasión y la excepción. Buenos Aires, Siglo XXI, 2003, p. 236.
22. Op. cit. p. 236.
23. Op. cit. p. 17.
24. Sarlo, op. cit. p. 18.
25. Op. cit. p. 236.
26. Además del monumental siempre creciente estudio de Gabriela Sontag: Eva Perón: Books, Articles and Other Sources of
Study: An Annotated Bibliography (Madison, Wisconsin, 1983), pueden consultarse: Navarro, Marysa (comp.), Evita. Mitos y
representaciones. Buenos Aires, FCE, 2002; Tello, Nerio y Santoro, Daniel, Eva Perón para principiantes. Buenos Aires, Errepar,
2002; Cortés Rocca, Paola y Kohan, Martín, Imágenes de vida, relatos de muerte. Eva Perón: cuerpo y política. Rosario, Beatriz
Viterbo, 1998; y Soria, Claudia, Los cuerpos de Eva. Anatomía del deseo femenino. Rosario, Beatriz Viterbo, 2005.
27. Op. cit., p. 109.
28. Según Tomás Eloy Martínez, los montoneros (todavía desconocidos para el gran público pero incluso para
los personajes principales del drama peronista) se habrían presentado a Perón para solicitarle permiso para
ejecutar a Copi, a lo que el ex presidente se habría negado (Raúl Escari: comunicación personal).
29. Perón, Eva, La razón de mi vida. Buenos Aires, Peuser, 1951.
30. Antelo, Raúl, op. cit., pp. 115-116.
31. Viñas es, en todo caso, el único que acepta uno de los designadores previstos en la constelación de nombres
diseñada por Eva Perón respecto de las funciones del Estado.
32. Op. cit. p. 85.
33. Op. cit.
34. ¿A dónde va Perón?: de Berlín a Wall Street. Montevideo, Ediciones de la Resistencia Revolucionaria Argentina, 1955.
35. Op. cit. p. 236.
36. Sarlo, op. cit. p. 235.
37. Agamben, Giorgio, “Elogio de la profanación” en Profanaciones. Buenos Aires, Adriana Hidalgo, 2005, p. 100.
38. Raúl Antelo sugiere que “el reportaje de Giselle Freund, defensora de la reproducción como lógica de la imagen, sobre Eva para
Life profana el mito y funciona como bastidor de un circo: muestra cómo se monta la drag-queen” (comunicación personal).
39. Cfr. Aira, op. cit. p. 108. Y también: “Evita es un travesti; no hay nada en la obra que lo diga explícitamente,
como no sea el hecho de que en la primera representación el papel fue interpretado por un hombre. Pero su tra-
vestismo se sostiene en el sistema mismo: si no es la Santa de los Humildes, la Abanderada de los Trabajadores (y
esta Evita harto demuestra no serlo) tampoco necesita ser una mujer. La representación de la mujer es una mentira.
Luego, tampoco necesita morir como estaba programado en su mito. Se hace inmortal como imagen” (p. 107).

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Enrique Pezzoni: Es probable que para hablar sobre


Enrique Pezzoni sea ineludible la
anécdota o la confesión. Él habría
nalista traductor es un escándalo.
Pero Enrique Pezzoni era alguien
así: una especie de nominalista, cuya
sigilo y espectáculo sonreído al prever el artificio retóri-
co de la intimidad, habría ironizado
desconfianza en la palabra constituía
una fe, una fidelidad hacia lo irreal
sobre el apurado matiz, que reduce a del nombre. Por eso se situaba siem-
Por Jorge Monteleone (*) un hombre a dos o tres episodios que pre en el intersti-
impresionaron la memoria. Esto sig- cio, nos hablaba Una anécdota no puede reite-
nifica, además, que para hablar sobre desde el lugar rar un hecho, una confesión
Enrique Pezzoni no podamos dejar de mismo del des- no es la intimidad, un maestro
imaginar qué habría dicho él acerca ajuste entre pala- no señala la verdad. Pero en
de lo que decimos: es la prerrogativa bra y mundo, la retórica del relato, en las
de los maestros. Ironía y enseñanza o, entre sentido e inflexiones subjetivas de la con-
mejor dicho, ironía en la enseñanza. interpretación, fesión y en las interpretaciones
Una anécdota no puede reiterar un en el vertiginoso relativas de la verdad es posible
hecho, una confesión no es la intimi- deslizamiento de que algo aparezca, que algo se
dad, un maestro no señala la verdad. las mediaciones. actualice, que algo actúe. Tal
Pero en la retórica del relato, en las Todos recorda- vez, al pensar en su enseñanza y
El modo de evocación centrado en las anécdotas inflexiones subjetivas de la confesión mos cómo ape- al evocar los gestos cotidianos,
capaces de detectar los estilos personales, tiene la y en las interpretaciones relativas de laba a vocablos no podemos no recordar que
la verdad es posible que algo aparezca, extranjeros para algo aparecía, algo inadvertida-
capacidad de actualizar algo de lo existencial que que algo se actualice, que algo actúe. hacerse entender mente se volvía cercano cuando
una determinada figura, y su experiencia vital, Tal vez, al pensar en su enseñanza y al mejor. No era un Enrique Pezzoni actuaba.
dejaron como marca. Así, Jorge Monteleone se evocar los gestos cotidianos, no pode- afectado perso-
propone recordar, extrañando y recreando, la mos no recordar que algo aparecía, naje de Henry James el que hablaba,
figura de Enrique Pezzoni, su vocación profeso- algo inadvertidamente se volvía cerca- sino alguien que súbitamente des-
no cuando Enrique Pezzoni actuaba. esperaba del idioma. “En realidad,
ral pero, sobre todo, el modo en que la seducción Había, por un lado, la seducción, la todos somos traductores –escribió–.
de un habla se situaba en los puntos de conflicto risa, la voz, la mirada, la vestimenta, Vivir en contacto con el mundo y
entre “la palabra y el mundo”. Traductor, pero la cortesía, la broma; por otro, el len- con el mundo del arte es actividad
no como actividad reproductiva, sino como acto guaje, el comentario, la pregunta, la de traducción permanente.” La frase
duda, la evidencia, el recelo de quien pertenece a su artículo “Malraux: el
de innovación que logra deslizar sentidos entre no afirma sino en el rodeo. Pero aque- gran traductor.”2 Porque la traduc-
los textos y sus transfiguraciones de contexto. llo que comunicaba comprendía la ción no era para Pezzoni una mera
Monteleone recorre el vaivén en el que oscila reunión de ambos aspectos, la puesta transposición lingüística, ni siquiera
Pezzoni: entre la escenificación espectacular de en escena de un habla. Y lo comuni- una sabia recreación. Cumplidos la
cado era, precisamente, aquello que pericia y el arte, la traducción era
un habla literaria, –agónica, merodeante y por escapa a las reglas de la comunicación. una metáfora que daba cuenta de
momentos crispada–, y el sigilo de quién no cesa Acaso lo comunicado era que la mate- una subjetividad transformándose en
de traer sus preocupaciones pretéritas, siempre ria imposible de la literatura, aquello sucesivos cambios, por los cuales, a la
irresueltas y perseverantes. De allí la madurez del que apenas podría traducir el gesto o vez, se posee a sí misma y se entrega
autor de El texto y sus voces: negarse a sí mismo el balbuceo, es lo incomunicable1. en otra. La traducción concebida
Si, para un nominalista lo real está como orden existencial, como posi-
como modo de rejuvenecer en cada acto. Ahí, en siempre más allá de la palabra, qué bilidad de metamorfosis, como con-
ese ir y venir, donde sus alumnos van a buscarlo hiato insuperable no hallará entre jura del suceder. “No sucesión –escri-
cuando van a buscarse. una palabra y otra. Por eso, un nomi- bió– pero sí metamorfosis continua:

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traducción de mi yo efímero a otros modo de tejer en el hueco de la incer- escenario luminoso donde las palabras donde los lugares del sujeto, que se
no menos fugaces pero que afirman tidumbre acerca del sentido textual. entran, se pulverizan y se disparan. En sabe momentáneo simulacro, se hallan
siempre la permanencia del traspaso” Habla sigilosa, pero también espectá- sus clases, Pezzoni dudaba en infinitos interceptados por el referente de la
(p. 134). Lo que podría denominarse culo: representación del habla. Sigilo y merodeos y sutilezas y humoradas crítica. Podrían hallarse atisbos de ese
un “sistema de la traducción” explica- espectáculo son vocablos muy propios repentinas, pero en ese delicado labe- “limo elemental” del Yo, por ejemplo,
ba todas sus actividades y sus mutuas de Pezzoni pero, en general, tienden a rinto de su conversación lo que hacía en el modo de articular dicotomías:
repercusiones. Porque en la enseñan- eliminarse mutuamente: se refieren a era obliterar, con la inmediata pasión norma y transgresión, saturación y
za, el sujeto tra- modos discursivos donde, si uno ocu- de su cuerpo afectivo, aquella imposi- vaciamiento, plenitud y carencia,
En sus clases, Pezzoni dudaba duce y se traduce rre, el otro desaparece. Por ejemplo, en bilidad radical de la que está hecha la
en infinitos merodeos y suti- al intercambiar “La revuelta sigilosa” se lee: literatura. Un movimiento afín al que
lezas y humoradas repentinas, los códigos y describió en Eduardo Wilde:
pero en ese delicado laberinto valores de con- Borges avanza: inicia una nueva derrota
de su conversación lo que hacía textos diversos y fingiendo reescribirse sin reinterpretar, ... en el deseo mismo de convencer, de
era obliterar, con la inmediata de experiencias como asumiendo una antirrevuelta que, seducir al lector con la gracia de su hablar
pasión de su cuerpo afectivo, distintas. Del en verdad, es una revuelta sigilosa, una conversado, siempre es inminente en Wilde
aquella imposibilidad radical de mismo modo, suerte de alzamiento contra sí mismo. el momento en que la realidad se declara
la que está hecha la literatura. la interpreta- Si algo niega a sus contemporáneos es el inabordable por las palabras que podrían
ción crítica es un espectáculo de esa revuelta (p. 62). transmitirla. (...) Acusar de incapacidad
modo de traducción entre saberes y al lenguaje es, contrario sensu, exaltarlo,
también una traducción del sujeto Pero en Enrique Pezzoni, de un modo incitarlo a decir (p. 261).
interpretante en la particular visión muy afín a su pensamiento móvil,
de su objeto. Sin embargo, en este sigilo y espectáculo podían convivir. Con su habitual perspicacia, Sylvia
tránsito diferencial siempre se pro- Por una parte, su lección del maestro Molloy notó que las referencias de
duce el hiato, la inadecuación, la consistió en ser un artífice del decoro: Pezzoni a Wilde, o a Pizarnik, o a
grieta. Una interrupción de la total el que susurra en los entresijos de la Borges o a Capote podrían entenderse
inteligibilidad que permite, a la vez, palabra autorizada, el que cuestiona la como una forma lateral de la confesión,
la tensión y el movimiento del sen- monolítica certeza de un Orden neu- toda vez que se abjurase de una obje-
tido. Pezzoni interrogaba esa zona tro y feroz. Presencia intersticial de su tividad presunta, para conformarse,
casi indiscernible de los contrarios palabra suspendida, presencia lateral y en cambio, como una red personal de
incomunicables y su discurso crítico pudorosa: el relato de las lecturas críti- elecciones y de preferencias.3 En esto
y su discurso pedagógico la reco- cas como pudor de lo autobiográfico; mismo consiste el programa crítico de
rrían como una lanzadera que viene la escritura que se entreteje con la de Pezzoni en esa nota, breve y magistral,
y va. Laborioso de tejido que aspira otro como pudor de la traducción; que precede El texto y sus voces:
a cubrir la intemperie, laborioso de la desplegada respuesta del alumno a
trama que se desteje y se rehace, su demanda como pudor de la sabi- La crítica literaria: biografía, autobio-
laborioso de cada voz hilada, había duría. Pero al evocar esa presencia grafía. (...) El crítico compone la bio-
elegido para sí un seudónimo justí- reaparece, también, la experiencia de grafía de la literatura, que es su autobio-
simo cuando firmó la traducción de su dramaturgia, la puesta en escena grafía. Historia de sus modos de acceso,
Lolita, de Nabokov, publicada por de la pedagogía. Las frases de puntua- cartografía de los rumbos que lo llevan a
Sur en 1959: Enrique Tejedor. ción nerviosa, la bondadosa malicia, encontrar / producir el sentido. Revelar ofrecimiento y rechazo, infracción y
Podía discurrir sobre la retórica de el discurso que elude toda aserción y ser revelado. Desplegar el juego de las contrato. Juego dicotómico, siempre
la emoción, sobre la mascarada del exclusiva y se colma de paréntesis, creencias, las convicciones, los modos de diferencial y de pleno diferimiento,
sujeto que se brinda y se sustrae o de acotaciones y de citas. Esa ago- percibir. Ser en y por el texto (p. 7). que no es una mera alternancia, sino
sobre el soliloquio del amor, sobre nística elegante de la seducción, esa un vaivén. La ida abre una vuelta dis-
todos aquellos restos que son litera- avidez apasionada de un cuerpo, era En El texto y sus voces es posible tinta que lleva a otro sitio desde donde
tura. Pero hablaba y esta habla era su en verdad un teatro de lo literario: el seguir las líneas de un autorretrato, se vuelve a otro lugar. Movimiento

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típico de la escritura de Pezzoni: el En esta serie, el espectáculo corres- o realizan programas estéticos. Todo 1969, el destino corresponde a la ten-
vaivén, el avance y retroceso sobre ponde a los objetos críticos, a los esto es visible y puede rastrearse en sión dialéctica entre vida y literatura.
el límite significante de la literatura, textos y a los saberes que organizan los ensayos de El texto y sus voces: es su Si el hombre asiste a su propia degra-
para desbaratar y modificar el marco. su lectura. Es posible seguir allí un espectáculo. Pero hay otro recorrido dación en la temporalidad padecida,
Un sujeto en la permanencia del irse a itinerario cambiante donde el texto se posible que corresponde al sigilo del si se halla exiliado en la dualidad de
otra parte, como escribía de Truman atestigua como caso y donde el saber sujeto que se sustrae en esa muestra y, materia y espíritu y su conciencia no
Capote: ... ir hacia ese otro que él se enrarece en la singularidad. En esa al mismo tiempo, va dejando huellas puede restaurar la distancia entre pala-
desearía ser, hacia otra forma posible de continuidad, sin embargo, los textos irreductibles, gestos que en su insis- bra y mundo, si lo puramente huma-
respuesta (p. 300). se modifican y prolongan sin cerrarse tencia reconocemos a través de sus
Y en esto consistía la madurez de en una verdad única, mientras los definidas máscaras. Esto se vuelve más
Pezzoni: no en perfeccionar sus ges- saberes entran en constante colisión. preciso si leemos El texto y sus voces
tos críticos de Cuanto más distanciados en el tiempo de otro modo, es decir, si leemos los
Si el hombre asiste a su propia antaño, sino en se hallan los ensayos, tanto más se ensayos del libro cronológicamente.
degradación en la temporali- negarse, rejuve- advierten estos rasgos. En su sola dis- Hallaríamos entonces cuestiones deci-
dad padecida, si se halla exi- necer median- posición en el volumen se exaltan sus sivas que no se abandonan a lo largo
liado en la dualidad de materia te la infalible diferencias o, para decirlo con pala- del tiempo sino que, más bien, se
y espíritu y su conciencia no d e p r e c i a c i ó n bras de Pezzoni, la mutación teórica problematizan y retornan con mayor
puede restaurar la distancia del Yo anterior. se “espectaculariza”. Por ejemplo, en complejidad. Cuestiones que, en una
entre palabra y mundo, si lo “Pero entonces “Felisberto Hernández, parábola del lectura inmediata, más atenta a los
puramente humano consiste –nos dijo en una desquite”, que data del año 1982, hay brillos de la prosa y a los meandros de
en situarse en esa encrucijada clase– antes no una concepción de lo fantástico, sus- la reflexión, pueden pasar desapercibi-
donde los contrarios no pue- éramos más que pendido entre lo trivial y lo inexplica- dos en su carácter de obsesión central,
den conciliarse, entonces la unos miserables ble, referida a códigos socioculturales, en su apasionada recurrencia. Son el
vida sólo tiene sentido organi- f o r m a l i s t a s . ” así como la descripción del Yo felisber- dibujo en el tapiz. Una de ellas, por
zada como lectura de la vida, Nos sorpren- tiano en co-oposición con el Otro que ejemplo, corresponde a la noción de
como proposición acerca de día siempre con bordea el paradigma psicoanalítico. En destino. Es evidente en el texto sobre
la vida. Una construcción que la humildad de “Adversos milagros”, sobre la narrativa Alejandra Pizarnik –”La poesía como
colme el vacío y que, a la vez, una cambiante de Adolfo Bioy Casares, que data de destino”– pero no ha sido abandonada
sea ella misma un vacío. En y falible sabidu- 1969, el debate sobre la literatura fan- en toda la trayectoria. En la nota sobre
este punto, destino se vuelve ría: aquella que tástica responde al problema del realis- Henry James, de 1950, ya leemos esta
anagrama de sentido. no reclama la mo y la narración se ordena en torno frase: “Pues aun el ser de existencia más
novedad como del personaje y sus niveles de lengua. frívola va impulsado por un designio:
distracción vanidosa, sino que asume En Pezzoni podemos seguir con cierta cumplir cabalmente sus posibilidades
lo nuevo como una forma suprema claridad las capas superpuestas de los y modelar el destino a que está condi-
de autocrítica. Así se explica la dispo- paradigmas teóricos que atravesaron cionado, clave única para poder gustar
sición de los ensayos de El texto y sus la crítica argentina entre 1950 y 1990, con plena conciencia “el sabor verda-
voces, al margen de la obvia división en uno de sus usos más originales y dero de la vida”(p. 285). En el ensayo
temática. Me refiero al contrapunto deslumbrantes. Podríamos, también, sobre Pizarnik el destino consiste en
de escritos de épocas diversas, de verificar las diversas formaciones cul- singularizarse a partir de una cadena
modo que al Enrique de 50 años turales que pudo, que puede integrar de instantes en los que el sujeto se
precede el de 25 y sigue el de 40: ese un intelectual argentino y sus correla- da plenamente, como una experien- no consiste en situarse en esa encruci-
constante ir y venir por una memoria tivos medios de expresión. Podríamos, cia viva de autorrepresentación. Entre jada donde los contrarios no pueden
crítica que salta en el tiempo, convie- en fin, asistir a las variables relecturas uno y otro ensayo, el destino va de conciliarse, entonces la vida sólo tiene
ne a una inteligencia que de continuo de textos y su resignificación en la la experiencia vivida a la experiencia sentido organizada como lectura de la
reniega de sí misma y se desvía hacia crítica, textos que entran en nuevos imaginaria, de la existencia al texto. vida, como proposición acerca de la
otra posibilidad de presentarse. cánones, abandonan zonas de sombra En el ensayo sobre Alberto Girri, de vida. Una construcción que colme el

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vacío y que, a la vez, sea ella misma un ser reencontrado en el cruce con el instante en el que el capitán Ahab, ardua travesía, dan con el sitio donde
vacío. En este punto, destino se vuelve nuestra propia experiencia afectiva. izándose al palo mayor del Pequod, hubo un Nacimiento, el nacimiento
anagrama de sentido. Una noche ya extraviada, en la pre- divisa el fúlgido chorro vaporoso de y la amarga angustia de la muerte del
Derrotero, sucesión y, a la vez, burla sentación de uno de sus libros de la ballena blanca; el instante en el que poema de Eliot. Muchos vivimos esos
del suceder en un contrapunto de poesía, Tamara Kamenszain recono- Malraux descubre el aspecto sencillo momentos porque Enrique, al tradu-
negaciones. Como toda revuelta –escri- ció: “cómo seguimos dedicándole los de Mao, vestido de azul y con zapa- cirlos, los reescribió.
be Pezzoni en 1982– la de Borges es un libros a Enrique, cómo esperamos tos marrones, convenciéndolo de que Y allí volví a buscarlo y volveré.
movimiento que parte en un sentido, lo todavía sus lecturas”. Todos busca- luchara contra el Japón; el instante en
abandona y vuelve a él. Borges se con- mos a Pezzoni de ese modo, y quizá el que los Reyes Magos, luego de la (*) CONICET
tradice, o se reitera para contradecirse lo buscamos al azar. Por mi parte,
(p. 63). En este movimiento aparecen busqué a Enrique en esa fotografía del
todas las figuras de un Yo atravesado libro Atlas, de Borges, con él mismo
por la oscilación, la ambigüedad, la sonriente, sentado a la mesa junto a
dispersión, en un desplazamiento que Girri distraído, a María Kodama, a
altera siempre su derrotero. Sentido Borges que, sobre aquella cena que
indecidible, fijación y vértigo. Así apa- prefiguraba su viaje, escribió allí:
recen en los ensayos de Pezzoni formas
de la subjetividad transformadas en En un restaurante japonés nos reuni-
una cadena de dualidades. De nuevo, el mos María Kodama, Alberto Girri,
vaivén, a través de figuras con las cuales Enrique Pezzoni y yo. La comida era
describe sus objetos críticos: en el acto una antología de sabores fugaces que
de vaciarse y a la vez colmarse, en el nos llegaban de Oriente.4
acumular descartando, en la expansión
y el replegamiento, en la inscripción O en esa carta de Victoria Ocampo
del uno en el otro y de lo otro en uno. escrita en París hacia 1951, dirigida
Parábola que va del destino al sentido. a Enrique con la curiosa inscripción
Es decir, del destino mortal a la bús- “Mi querido Facaldo” y donde le decía
queda de un sentido y, en un segundo “siento mucha ternura por lo que hay
movimiento, del vacío de significación en vos de juventud y de avidez (esta-
a la muerte como límite de todo sen- dos que conocí tan bien). Más que
tido posible. En estas huellas sigilosas, ternura es como un enternecimiento.
como en los textos de Silvina Ocampo ¿Comprendés? El mismo enterneci-
o como en otros textos donde el sujeto miento que siento ante los niños.”5 O NOTAS
deriva, se propone la existencia de un Yo en su firma garabateada y angulosa,
1. La primera versión de este ensayo, con algunas variantes, fue publicado en Filología, XXIX, 1-2, Instituto
central que aguarda el momento en que con tinta negra. O en la mirada risue- de Filología y Literaturas Hispánicas, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, 1996, pp.
será conocido, pero siempre reconocido ña con que recibió a un compañero 157-162. He preferido no reescribirlo ni ampliarlo, ya que en ese caso sería un texto distinto, que evocaría otras
como ausencia, como carencia radical. del seminario, que en la clase anterior cuestiones complementarias y debería considerar, además, los textos críticos publicados después sobre Enrique
Seducción constante de un vacío que se había adoptado un tono teórico levan- Pezzoni (entre los cuales se cuentan, entre otros, los de Jorge Panesi, Sergio Chejfec, Laura Estrín, Alberto Gior-
dano, Patricia Willson). De todos modos, quisiera mencionar otro libro fundamental para su conocimiento.
colma con fugaces simulacros de plenitud. tisco y a quien asombró con la frase: Me refiero a la compilación realizada por Annick Louis de algunas de sus clases sobre Borges: Enrique Pezzoni,
Y rechazo obstinado de esas plenitudes “¡Aquí llega el maula!”. O quizá lo lector de Borges. Lecciones de literatura 1984-1988, Buenos Aires, Sudamericana, 1999. Annick Louis señala allí
que se muestran como modos de ofus- busqué en el instante en que Humbert algo que se sugiere en este ensayo bajo las nociones de sigilo y espectáculo: en Pezzoni, la oralidad es la tierra de
la libertad y la escritura era el territorio de la contención. Sus clases son sistemas no menos rigurosos que sus textos,
cación, de ficción, de doble sentido de Humbert acaricia la espalda marfileña pero trabajan de otra manera con la situación y el contexto en que se despliegan, (p. 13).
invención y mentira (p. 188). Una espe- de Lolita; el instante en el cual el joven 2. Enrique Pezzoni, El texto y sus voces, Buenos Aires, Sudamericana, 1986, p. 312. En adelante señalaré entre
cie de permanencia en la desaparición, angélico de Teorema lee un pequeño paréntesis el número de página al que pertenezca la cita.
3. Sylvia Molloy, “1926-1989”, en Babel, a. IV, N°. 22, pp. 26-27.
el juego del sigilo en el espectáculo. volumen de Rimbaud, iluminado por 4. Jorge Luis Borges, Atlas, Buenos Aires, Sudamericana, 1984, p. 84.
Pero ese Yo elusivo siempre puede el sol oblicuo que ilumina el jardín; 5. Victoria Ocampo, Correspondencia. Sur, N° 347, Buenos Aires, julio/diciembre 1989, p. 159.

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Ana María Barrenechea, Para Anita, por su incesante generosidad.

Nunca me cansaré de citarlo; cada vez


Borges y otros ensayos, acaso permita
entrever la imagen que propone, el
autorretrato de la crítica.3 No para leer
la descifradora(*) que una persona lidia con el enigma
de una literatura, cada vez que alguien
a Borges, o acaso sí, acaso para leerlo
de un modo casi definitivo, acucioso,
lee y escribe la historia de su atención, monumental en este volumen, para
Por Jorge Monteleone (**) lo recuerdo: “El escritor escribe la bio- leerlo del mismo
grafía de la literatura –apuntó Enrique modo en que se La crítica no propone sólo el
Pezzoni– que es su autobiografía.”1 Lo leen ciertas ver- despliegue de una intuición, el
cual a su vez es una reformulación de siones críticas de ejercicio de un saber, la racio-
Oscar Wilde, que escribió: los objetos litera- nalidad de un método, el espec-
rios historizados. táculo de una teoría literaria,
[la crítica] es la única forma civilizada de Aun parcialmen- sino también las intermitencias
autobiografía, ya que se trata, no de los te, aun ignorán- imaginarias de una conciencia
Todo texto crítico no sólo ofrece la posibilidad de acontecimientos, sino de los pensamientos dolos, aun en las que aquí o allá, en una “red
de la propia vida; no de los accidentes físi- antípodas de su humoral”, traza en su escritura.
ver en él los rasgos autobiográficos de su autor, cos de los actos o las circunstancias, sino esbozo, la ima-
sino también una operación capaz de componer de los estados espirituales y las pasiones gen histórica de ciertos libros está
imágenes sobre la literatura, sobre el ejercicio imaginativas del espíritu.2 indisolublemente ligada a lo que se
de la crítica, y sobre el crítico mismo, sus lec- escribió sobre ellos, como si esos
Desde entonces no puedo leer la crí- libros no hubieran alcanzado en el
turas y obsesiones. Tales obsesiones son las que tica sin pensar, siquiera por un mo- momento de su aparición su entero
desvelan a Ana María Barrenechea en su intento mento, en la desplazada autobiografía cumplimiento, porque entonces no
por descifrar los enigmas que, incesantemente, que su forma disemina aquí o allá, en eran, de ningún modo, lo que ahora
ofrece la literatura borgeana. Así describe Jorge la insistencia de sus elecciones, en ese son para nosotros. Nuestra imagen
Monteleone el esfuerzo de Barrenechea a partir autorretrato a contraluz que oculta del Martín Fierro, nuestra imagen
su nombre y sin embargo resplande- cultural, está unida, siquiera parcial-
del libro que consagró al estudio de la obra del ce como conciencia alerta. Todo texto mente, al pensamiento desvelado de
escritor de infinitudes y eternidades: La expre- crítico no sólo compone la imagen de Ezequiel Martínez Estrada; el Ulysses
sión de la irrealidad en la obra de Jorge Luis una escritura, de un autor, de una lite- a la arquitectura de Stuart Gilbert; la
Borges y otros ensayos. En él, la autora se pregun- ratura ajena, sino también la imagen Fábula de Polifemo y Galatea al dédalo
propia del crítico, a través de aquello de Dámaso Alonso. Y en Shakespeare
ta por los sentidos ocultos, virtuales, escondidos que ha elegido como espacio propicio está Samuel Johnson, y Francesco de
en cada realización ofrecida en la literatura bor- de su experiencia fundamental, que es Santis en Dante, y Jean-Paul Sartre en
geana, volviéndose –aquellas enigmáticas posibi- la lectura. La crítica no propone sólo el Flaubert y Octavio Paz en Sor Juana
lidades– materia perturbadora e incesante, capaz despliegue de una intuición, el ejerci- Inés de la Cruz. La primera imagen
cio de un saber, la racionalidad de un coherente de la literatura de Borges,
de relativizar cualquier intento de juicio sobre método, el espectáculo de una teoría la primera relación sistemática de la
la escritura de Borges. Todo podría ser otra cosa literaria, sino también las intermiten- negatividad borgeana, de su potencia
de lo que es, y allí anida el “secreto fugitivo” que cias imaginarias de una conciencia que imaginaria en la disolución de todas
escapa sin cesar a todo intento revelador. Es por aquí o allá, en una “red humoral”, tra- las nociones identitarias, la prime-
ello, y tras esa huella perdida, que Barrenechea za en su escritura. ra representación vertiginosa de sus
La relectura de las cuatrocientas pági- “orbes afantasmados” fue escrita por
–nos dice Monteleone– sigue los pasos de ese nas de un libro fundamental de Ana Ana María Barrenechea en su tesis
deseo descifrador que nunca podrá alcanzarse María Barrenechea, La expresión de doctoral, hacia 1955, y está en este
plenamente, de una vez y para siempre. la irrealidad en la obra de Jorge Luis libro. La primera digo, pero como se

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verá, esa primera vez no es un origen, a vivir junto a la tribu elegida, para se que no hay ensayo que, explícita o define a sí mismo sino en la refor-
sino un comenzar destituido por la conocer sus ritos y su magia. Con el implícitamente, no aluda a esa frase mulación, que pudo haber nacido,
interminable pasión por descifrar el tiempo soñó en un idioma distinto al extraordinaria del texto de Borges “La incluso, en cierta ilusión esencialista
enigma. Es decir, aquello que define de sus padres, olvidó sus costumbres, muralla y los libros”. Dice así: como horizonte incumplido de un
el afán mismo de la crítica Ana María comenzó a pensar de un modo que celo arquetípico: “es indudable –escri-
Barrenechea. No es esa imagen de su anterior lógica rechazaba. Al cabo Ya Pater, en 1877, afirmó que todas las be Barrenechea– que cuando volvemos
Borges la que quiero entrever ahora, de dos años, cuando en las noches artes aspiran a la condición de la mú- a la lectura de [las] obras [de Borges]
sino la de la crítica, el espejo en cla- de luna llena soñaba con bisontes, el sica, que no es otra cosa que forma. La sentimos la obligación de revisar nues-
roscuro de su celo y de su deseo en la sacerdote le reveló su doctrina secreta. música, los estados de felicidad, la mito- tros primeros juicios, aunque ambi-
escritura sobre otro autor. Al regresar a su universidad Murdock logía, las caras trabajadas por el tiempo, cionábamos en una etapa anterior
Comenzaré por el final, por el último le reveló a su profesor que conocía el ciertos crepúsculos y ciertos lugares quie- alcanzar la definición de lo borgeano
ensayo, aparecido allí por primera secreto, que podría enunciarlo de cien ren decirnos algo, o algo dijeron que no esencial (por lo menos yo siempre
vez. Se llama “El hacedor de tramas modos distintos y aun contradicto- hubiéramos debido perder, o están por siento la obligación de re-pensarlos en
secretas”. Ese título es sintomático y rios, pero no pensaba revelarlo. “El decirnos algo; esta inminencia de una cada momento)” (p. 324).
nos acerca a una doble valencia: por secreto –dijo– no vale lo que valen revelación, que no se produce, es, quizás,
una parte está el hacedor, el poeta, los caminos que me condujeron a él. el hecho estético. Pero ese modelo de escritura crítica,
el monstrorum artifex, el constructor Esos caminos hay que andarlos.” De como observa Barrenechea en Borges,
desvelado que es, al mismo tiempo, ese relato, Barrenechea observa que, al La dilatada construcción de los ensa- muestra en filigrana las líneas primor-
el hombre mortal, cargado de penas mismo tiempo que refiere una “reve- yos borgeanos de Barrenechea se sitúa diales que propone y basa su eficacia
y de días; por otra, está la trama que, lación recibida y en el fondo trans- en esa apertura del sentido que en su en la tensión entre sus diversas ma-
como la figura en el tapiz de James, misible como acontecimiento lineal”, misma realización se sustrae, y por ello nifestaciones. Ese modelo, como en
posee un dibujo suspende su sentido al final, para mismo es virtualmente inconclusa, no abismo, postula su propia historia
La dilatada construcción de secreto, un sen- ser interrogado incesantemente por el jerárquica, lejos de toda definición y en el comienzo del ensayo “Borges
los ensayos borgeanos de tido enigmático lector, que así regresa una y otra vez al de toda aserción autoritaria: porque su entre la eternidad y la historia” y el
Barrenechea se sitúa en esa que las innume- comienzo de su enigma. En esa fábu- atención es incesantemente llamada a lector puede seguir su cronología en
apertura del sentido que en su rables líneas de la crítica ya podemos reconocer una revelar el secreto fugitivo, el imposible este libro. Podría afirmarse que en su
misma realización se sustrae, su diseño ocultan imagen de Ana María Barrenechea, enigma, la ignorada laguna. Ese mode- propia formulación el modelo posee,
y por ello mismo es virtual- en su desnuda es decir, en la incesancia del descifra- lo crítico es a la vez: como ejercicio de un saber deceptivo,
mente inconclusa, no jerár- aparición y en miento. Como si toda su crítica fuera a) exhaustivo, con esa exhaustividad que la misma estructura lacunar que alien-
quica, lejos de toda definición un simulacro de arrebatada por el deseo de un sentido le legaron los maestros de la estilística tan los relatos borgeanos. Es decir, el
y de toda aserción autoritaria: eternidad. Esa secreto, constantemente diferido y, en la persecución de los vocablos pulu- deseo del desciframiento siempre ha-
porque su atención es incesan- confluencia entre además, como si toda la literatura lantes, las articulaciones y modos en los lla un orden provisorio del que sólo
temente llamada a revelar el el secreto que borgeana fuera una criptografía que cuales una conciencia literaria distribu- dan cuenta ciertos eslabones y asiste
secreto fugitivo, el imposible pertenece a un se abre en multiplicidad de caminos ye sus huellas en la escritura; siempre a la postergación y renova-
enigma, la ignorada laguna. tiempo indefini- significantes y se cierra sobre sí en b) estructurante, con esa estructura- ción de su propio enigma, incluso a
do e inalcanzable un significado penúltimo, elusivo y ción en ciernes que dispusieron todos partir de revelaciones parciales. Barre-
y el artista cercado por el tiempo desviado. Barrenechea es así la desci- los formalismos, donde un elemento nechea señala al comienzo de ese en-
se halla en todas las indagaciones fradora de tramas secretas y a la vez la unitario es al mismo tiempo un eje de sayo que, para formular su argumen-
borgeanas de Barrenechea. El breve más perfecta hilandera de su enigma, relaciones en un conjunto dinámico; tación, debe relatar el camino que he
relato ejemplar de Borges que eligió porque lo potencia en la minuciosidad c) abierto, con esa apertura que asimi- seguido durante años en las lecturas y
allí es “El etnógrafo”, prosa recogida del tejido, en súbitos dibujos, en los ló en la genética textual, donde una relecturas de sus textos (p. 303). En la
en Elogio de la sombra (1969). Es la nudos inextricables del revés. escritura es menos una cristalización sucesión de los diversos ensayos per-
historia de un hombre llamado Fred En ese deseo del desciframiento se definitiva que la momentánea fijeza cibe, entonces, ampliaciones cualita-
Murdock al cual en la universidad le inscribe la cita de Borges que en este de reescrituras en el tiempo, versiones tivas de su interpretación crítica. Así
aconsejan emprender el estudio de las libro aparece con frecuencia y que se mutables y metamorfosis; refiere que en 1957 juzgó que la clave
lenguas indígenas. El hombre se fue refiere al hecho estético. Podría decir- d) autoengendrado, porque nunca se borgeana se hallaba en la proyección

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de un orbe literario que obliteraba el lateral de su busca cuando dice: “me No sólo álgebra sino también fuego busca descifrar ambos enigmas o,
tiempo, el espacio y el yo en su bo- atrevo a sugerir que [el modelo] es –escribe Barrenechea–. Fuego en el mejor dicho, busca el segundo enigma
rramiento y a la vez en su presencia. la empresa eterna, siempre fracasada intenso pavor ante el don del amor, un en el esplendor del primero, agota
Hacia 1975, Barrenechea advertía y siempre renovada, de la búsqueda amor físico insoportable, temido y deso- la exégesis de sus representaciones y
que aquella expresión de la irrealidad de un modelo?” (p. 259). Y reaparece lado (p. 339). desvíos y los reinstituye otra vez, como
correspondía, aquí aquella definición del modelo formas nuevas del álgebra para verifi-
La crítica de Ana María además, al cues- lacunar, que “hace suponer que hay Porque esas formas del orden del se- car el secreto del fuego. Allí radica su
Barrenechea [...] agota la exé- tionamiento del un sentido aún no captado e inci- creto son asimismo una ilusoria re- deseo descifrador, ese interminable,
gesis de sus representaciones lenguaje y de la ta también al desciframiento y que presentación de lo eterno en medio indefinido, terrenal deseo de revelar
y desvíos y los reinstituye otra literatura, para recrea un núcleo semántico que el de todas las servidumbres, “formas en aquello que se halla, como el secreto
vez, como formas nuevas del lo cual configu- lector no debe perder” (p. 255). Y la sustancia de una patética aventura mismo de lo humano, en el Otro. De
álgebra para verificar el secre- raba un referente así el lector-crítico, recibe señales humana”. Formas, al fin, de la ilu- eso mismo hablaba Enrique Pezzoni
to del fuego. Allí radica su diverso, imagina- dispersas y crecientes en el texto, sión, que, en su capacidad de ofrecer sobre ella, cuando se refería al “mode-
deseo descifrador, ese inter- rio, que el autor que lo llevan a una exigencia de des- el enigma, no agotan el celo inagota- lo llamado Anita”. Decía: “Anita sigue
minable, indefinido, terrenal introducía en el ciframiento cada vez más abstracta, ble de buscar un sentido. En esa ten- la marcha de ese aprendizaje inter-
deseo de revelar aquello que mundo. Al año más elusiva y más compleja. Y en eso sión contradictoria que oscila entre la minable que (...) es el de un yo que
se halla, como el secreto. siguiente perci- consiste también la indecibilidad de eternidad y la historia, “entre los mo- sigue las revoluciones del deseo. Es la
bía que aquellas la crítica interpretativa. delos abstractos y el concreto indivi- imagen del deseo que la proyecta hacia
oposiciones entre lo imaginario y lo De aquí se deriva asimismo cierta duo carnal”, afirma Barrenechea que el lenguaje, hacia el hablar con el otro
real, de fundamento lingüístico y lite- ética de la crítica literaria en ese celo ha encontrado la voz de Borges. Pero y del otro. Eso, sobre todo le agrade-
rario, correspondían en verdad a una descifrador, que podríamos reconocer lo dice así: “Pienso ahora (no sé si lo cemos: la generosidad de un deseo que
lógica general de los opuestos, la cual a partir de una de las dicotomías bor- pensaré mañana) que he encontrado la constituye y nos constituye en el
configuraba una disyunción que era a geanas preferidas por Barrenechea: la voz de Borges”. Y en este punto diálogo con ella.”4
la vez una conjunción: A o no A es “álgebra y fuego, formas eternas y toda la ficción borgeana se vuelve ella
igual a A y no A. Más tarde, afirmó humanidad concreta”. En el ensayo misma un objeto enigmático, como (*) La primera versión de este ensayo fue
que esa misma serie de oposiciones re- “Borges: álgebra y fuego”, que abrió las piedras azules que se multiplican leída en la presentación de La expresión
tornaba sobre una dualidad borgeana el año del centenario borgeano en a sí mismas en un número indefinido. de la irrealidad en la obra de Jorge Luis
que reside en lo que llamó “la diversa Venecia, 1999, Barrenechea revisa Y también se vuelve el espacio contra- Borges y otros ensayos, junto a Ricardo
entonación (sudamericana) de algu- aquellos extraños objetos imposibles dictorio, irresuelto, demasiado huma- Piglia, en el Instituto de Cooperación
nas metáforas (universales)”, donde que cifran el universo y se imponen no, que hace señales precisas desde el Iberoamericana, Buenos Aires, el 13 de
mediante mestizajes literarios entre a lo real: los discos, las monedas, las horizonte de sus magias parciales. septiembre de 2000.
arquetipos míticos y encarnaciones esferas, los anillos, aquellas cosas que La crítica de Ana María Barrenechea (**) CONICET
locales, Borges realizaba un trabajo responden a un imaginario borgeano
constante de dispersión de aquellas de circularidad, un imaginario more
oposiciones, dado que “establece dis- geometrico que encarna, en el seno
tinciones y luego las anula para volver mismo de lo físico, el mundo de los NOTAS
a oponerlas haciéndolas más comple- arquetipos y esplendores. Ese otro
jas y perturbadoras” (p. 250). mundo secreto, de “vacío o plenitud 1. Pezzoni, Enrique, El texto y sus voces, Buenos Aires, Sudamericana, 1986, p. 7.
2. Wilde, Oscar, “The critic as artist”, en Intentions, Works, Collins, London & Glasgow, 1954, p. 966. Me
¿Pero acaso no es esto último lo que simbólica”, postula una totalidad y refiero a estas mismas citas de Pezzoni y Wilde en un ensayo sobre esta cuestión específica en: “Crítica y
sugiere el deseo descifrador de la a la vez oculta su imposible verdad autobiografía”, en: Ana Porrúa (comp.), La escritura y los críticos, Facultad de Humanidades, Universidad
propia Ana María Barrenechea en su en lo limitado del mundo cotidiano. Nacional de Mar del Plata, 2001, pp. 103-112.
3. Barrenechea, Ana María, La expresión de la irrealidad en la obra de Jorge Luis Borges y otros ensayos, Buenos
modelo dinámico de pasajes entre Formas residentes en su eternidad, Aires, Ediciones del Cifrado, 2000. El volumen recoge la reedición del texto clásico de Barrenechea, La expresión
uno y otro estrato hacia la revelación múltiples y perfectas, que se cruzan de la irrealidad en la obra de Jorge Luis Borges (México, El Colegio de México, 1957), con el agregado de otros
de un enigma que no se revela? ¿No con el tiempo de los hombres, el catorce ensayos que la autora dedicó a Borges, entre 1953 y 2000. El último, “El hacedor de tramas secretas”,
era inédito. En adelante señalaré entre paréntesis el número de página al que pertenece la cita.
es acaso su propia descripción del barro del yo personal, el fuego de la 4. Pezzoni, Enrique, “Imagen de Ana María Barrenechea”, en VV. AA., Homenaje a Ana María Barrenechea,
modelo borgeano una formulación afección y la desgracia: Buenos Aires, Ministerio de Educación y Justicia, 1987, p. 26.

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La traducción entre forma y Este trabajo se inscribe en el proyec-


to de fundación de una Escuela de
Traducción Poética, en la que nos
adiestrarnos en la lectura de la forma
particular del poema para analizar lue-
go los modos en que se relacionan len-
fantasma: el escritor-crítico-traductor proponemos pensar y practicar nue-
vos criterios específicos para traducir
gua primera y segunda con el canon
de la época para una y otra, las fuerzas
en el cruce de horizontes culturales 1 poesía. Las premisas teóricas de Gior-
gio Agamben y Walter Benjamin2 nos
de hospitalidad y hostilidad que allí se
imbrican. En el acto de traducir poesía
sirven para pensar nuestra tarea como se cruzarían, según nuestra propuesta,
Por Delfina Muschietti una Nueva Filología. Será fundamen- las siguientes posiciones y momentos,
tal en ella el estudio interdisciplinario siempre móviles, nunca fijos:
en el que confluyen filosofía, historia,
psicoanálisis, estética y teoría literaria.
La tarea de la traducción de una obra poética es un Una filología absorta en la facticidad y 1.
asunto delicado. Tal es así que Delfina Muschietti la devoción mágica por los particulares,
propone el nacimiento de una nueva filología poé- por el detalle, que Agamben destaca Ocupamos el lugar de lectores-críti-
como fundamentales en Benjamin. El cos. Nos enfrentamos a una forma,
tica capaz de desarrollar una devota vocación por poema es una caja de resonancia y des- que remite a un estado de la lengua
escuchar las respiraciones originales de la poesía. Su de ella el sentido estalla, viaja, difiere. original, la del poema. Estado de la
singularidad, tramada de ritmos y tonalidades, revela El poema parte las palabras, se parte, lengua, estado de la norma literaria
la intensidad sólo en la forma espectral de una poten- arma y desarma melodías, tonalidades, y poética, relaciones contiguas con
e insiste en la repetición como técnica contextos sociales y culturales que
cia elevada a la forma. Si nada se sabe respecto a las clave del ritmo, que desde Tinianov en involucran cuerpos, géneros, subje-
intenciones previas al poema, el lector crítico debe adelante, se sabe principio construc- tividades, memoria individual y co-
entregarse a las formas captando lo que, en su repeti- tivo, procedimiento dominante en el lectiva. Sólo la lengua del poema nos
ción, permite anudar sonido, sentido y grafema. No poema. Para traducir un poema hay provee de modos de acercamientos a
se trata de una equivalencia en el pasaje de una len- que estar atentos a esas intensidades ese previo al poema. Del texto y sus
que llegan precisamente de esa forma intensidades localizadas en la repe-
gua a otra sino, y de ahí la maestría del traductor, de singular. Hay que estar atentos como tición de la palabra, parten envíos
recomponer ese fantasma para indagar el por qué una lectores a ese juego de la repetición que nos llevan a esa trama previa a
palabra ha sido escogida entre otras tantas posibles. sonora o de sentido, desmontarla, ha- la que nunca llegaremos en verdad, a
Así, el desafío, consiste en volverse un investigador de cerla hablar. Traducir el poema será, la que nunca conoceremos a ciencia
entonces, hallar una nueva forma que, cierta, como no podremos nunca sa-
la propia lengua evitando los peligros del “traductor como afirma Benjamin, debe capturar ber intenciones o propósitos previos
narcisista” que sobre la dificultad que presenta el el modo-de-decir del original, o po- al poema. Tampoco son importantes
texto original produce una invención para escuchar dríamos decir, el modo de repetir del de frente a lo dado. Sólo tenemos esa
su propia voz, y el “traductor explicador” quien se original. Como lectores-receptores, forma, esos envíos disparados por las
debemos aguzar nuestra capacidad palabras y la repetición, ese esqueleto
propone salvar la dificultad neutralizando el lengua- para leer dicha singularidad. Caja de fantasmático y a la vez pura potencia
je para hacer de su enigmática presencia algo “com- resonancia, dijimos, intensidades de la que se eleva de la forma. El traductor
prensible”. Bajo esta particular óptica, Muschietti repetición. Formas del fantasma que tiene que detenerse allí para dejarse
revisa las traducciones de la obra de Emily Dickinson van y vienen entre posiciones móviles tomar por esa voz, por esa respiración,
elaboradas en nuestro país por Amelia Roselli y por (la del poeta, la del crítico-traductor- por ese estado de la lengua, esos con-
escritor) que se intersectan y ponen en textos que llegan aletargados en los
Silvina Ocampo. Del juego de sus diferencias se contacto diferentes horizontes cultura- envíos del poema. En ese lugar, espía
deducen sensibilidades diferentes para captar aquello les y diferentes tendencias frente a la también los pre-textos, juega a tomar
que habla en el habla de Dickinson. lengua. Para traducir no podemos sino el lugar del poeta de frente a ciertos

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materiales. Pero sólo es un modo de que radica su singularidad. Habrá que nas como un temblor: esa levedad está guas. Paradójicamente, la renuncia del
la especulación, porque el poema ya darle nueva forma en la lengua de lle- sustentada, sin embargo, por intensas traductor de poesía implica nunca re-
ha sido escrito y ahora se trata, como gada. Sólo que se trata, como bien dice investigaciones de las formas de la len- nunciar ante el desafío de la dificultad.
bien dice Benjamin en clave forma- Benjamin una vez más, de una forma gua, trabajo con diccionarios múltiples, Los defensores del traductor-explicador
lista, de una relación entre lenguas. derivada o segunda, lo cual para nada despliegue de posibilidades. Por allí, se preferirán antes que la extrañeza ambi-
A partir de allí, indica una sacralización del original en cuela también la renuncia que está en el gua que el original propone, una forma
Porque la maestría del traduc- claramente, está desmedro de la traducción, como algu- original alemán del título del texto de neutralizada, “comprensible” y com-
tor reside en un trabajo sutil: la información nas malas lecturas de Benjamin insis- Benjamin “La tarea del traductor”. Es puesta en “buen español”. Si un sentido
recomponer el fantasma de la bibliográfica e ten en señalar3. Porque la maestría del lo que nos advierte dice Paul de Man nunca es trasladable, como nos enseña
repetición, y allí tornarse invisi- histórica, otros traductor reside en un trabajo sutil: re- en su artículo...4 O sea que al traducir Derrida5, menos aun en la forma de la
ble. Dejarse tomar por la forma textos, otros poe- componer el fantasma de la repetición, “tarea” perdemos la línea que en alemán poesía, cuya singularidad implica atar
primera y su lengua, ahuecar la mas de la misma y allí tornarse invisible. Dejarse tomar se tiende hacia el campo semántico de sonido a sentido, a grafema, y volver el
propia, alojando ese fantasma firma o no, que por la forma primera y su lengua, ahue- la renuncia, del rendirse. ¿Ante qué? sentido indecidi-
desprendido de la repetición se cruzan con esa car la propia, alojando ese fantasma Ante la evidencia de que no hay equi- ble, en constante Si la tarea del traductor respon-
primera. Un fantasma que (…) forma a traducir, desprendido de la repetición primera. valencia entre las lenguas, que sólo vale fuga. Mantener de a determinadas elecciones,
es pura potencia y espera reen- eso que llama- Un fantasma, que como dijimos, es en la traducción de poesía, trasladar el esa indecibilidad en esta posición tercera podre-
carnar en otra lengua. mos original, es- pura potencia y espera reencarnar en fantasma de la repetición a la lengua de es el desafío del mos apreciar los modos en que
crito en la lengua otra lengua. Porque en la posición de llegada. Rendirse también ante el fin traductor. Y no el horizonte cultural y retórico
1, o lengua de partida. Primero, en- traductores hay que volver a repetir. del traductor-narcisista que hace escu- escribir en “buen de cada escritor-traductor (esto
tonces, habría que detenerse a escu- Componer una misma forma pero otra, char su voz en lugar de la respiración español” porque es, su forma de leer, su orien-
char, a leer, a componer el fantasma en la economía de la repetición, como del original. Por el contrario, el traduc- el poema que tación en el campo estético e
de la repetición antes de partir de la quería Deleuze: economía del robo y la tor-invisible trabaja minuciosamente traduce no fue es- intelectual al que pertenece) ha
lengua de partida. Y por sobre todo, diferencia, por oposición a la economía para respetar una forma hallada, ser fiel crito en español, velado ciertas intensidades del
escuchar la extrañeza que se pega y de la equivalencia o del intercambio. a una respiración fantasma. Y esa tarea- ni responde al original, y ha guiado en otra
se desprende de cada momento de la Como se sabe no hay equivalencias en- traslado implica opciones, elecciones en estado de la len- dirección las elecciones en el
repetición. Foucault ya nos enseñaba tre las lenguas, hay cercanías oblicuas, el elenco de palabras y giros sintácticos gua del traductor. momento de traducir.
en Arquelogía del saber la importancia choques, expansión de connotaciones que la lengua 2 o de llegada ofrece. Es Hay intercambio
de leer lo que esta allí de hecho en que se irradian casi sin querer por fuera así como el traductor se vuelve inves- y violencia mutua entre los estados de
un discurso y preguntarse por qué esa del radio del original, y que el traductor tigador de su propia lengua. Traducir las lenguas, alojos y desalojos. Por eso
palabra, esa lengua allí y no otra entre debe controlar. Es allí donde el traduc- poesía especialmente, nos obliga a ale- el español del traductor debe ser el más
las muchas posibles. Preguntar al dato tor se vuelve equilibrista, minucioso jarnos de nuestra lengua, para mirarla, neutro y universal posible –como el
inmanente de la forma para construir técnico de la repetición. Es allí cuando escucharla como extraños a ella, y poder mismo Borges lo admitía al final de su
los sentidos y los desvíos que llevan al gana y cuando pierde. Un luminoso así calibrar, medir las diferentes opcio- carrera, luego de tantas idas y vueltas
contexto. No se trata, entonces, de ser fracaso, sabido de antemano y que igual nes a la hora de traducir. Un momento al respecto6– para que en él pueda ins-
o no literales. Se trata de ser fiel a esa no obstaculiza el afán de traducir. Y en más en el que el traductor se toca con el cribirse como en juego de veladuras y
extrañeza que deriva de la repetición. tanto el traductor mantenga la decisión creador: volverse extraños en la propia transparencias, como quería Genette7.
de no neutralizar el texto de partida, res- lengua, como quería Rilke, para luego
petar ambigüedades e impactos, llegará empezar a escribir. Y en un momento
2. al objetivo deseado: mantener abierta propio e inherente a la tarea de traducir, 3.
la más abierta de las formas que es la alojar la lengua del original y dejar que
Nos movemos de lectores-críticos a la poesía. Igualmente, la traducción en ésta violente la lengua propia. Los de- Cuando comparamos traducciones,
de escritores dadores de forma. De la tanto implica una lectura del original, fensores de la traducción-narcisista pre- pasamos a una posición tercera, otra
potente materialidad del poema, sólo forma parte de su crítica y es una ex- ferirán que éste invente sobre las dificul- vez en el lugar de lectores-críticos. Si
nos queda un fantasma en el oído, el pansión de la obra (Benjamin, otra vez) tades del original, en lugar de aceptar el la tarea del traductor responde a deter-
fantasma de su repetición, esa que anu- y de algún modo, la cierra. El desafío desafío que la forma de éste le ofrece a minadas elecciones, en esta posición
da sonido, sentido y grafema; esa en la del traductor es que ese cierre sea ape- la investigación y el detalle de las len- tercera podremos apreciar los modos

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en que el horizonte cultural y retóri- Paul Ricoeur ha dicho en su libro So- 1976 en el diario La Stampa, con el no se encuentra ninguna de esas mayús-
co de cada escritor-traductor (esto es, bre la traducción8, aparecido reciente- título “Emily escribe al mundo”9. culas, rasgo que se va afianzando a me-
su forma de leer, su orientación en el mente, que no se pueden establecer Por un lado, hay que destacar la impor- dida que llegan los poemas de madurez.
campo estético e intelectual al que per- criterios para traducir, y que por ende tancia del esfuerzo de ambas por tradu- Los contemporáneos abominaron de ese
tenece) ha velado ciertas intensidades sólo se puede decir que una traducción cir a una de las poetas más grandes de rasgo, así como la sobrina de Dickin-
del original, y ha guiado en otra direc- es buena o mala, o una es mejor que habla inglesa. Dickinson es una de las son, que en su edición, las elimina por
ción las elecciones en el momento de otra, e incluso tratar de mejorar a la voces, junto a Rimbaud y Mallarmé, completo. Rasgo especial, si notamos,
traducir. Particularmente reveladores más pobre. Pero, ¿cómo establecer una que abre las puertas de la poesía moder- que Dickinson pone mayúsculas a pa-
los casos de Silvina Ocampo y Amelia gradación de valor entre traducciones? na, cuyo eje es la experimentación con labras que designan objetos comunes y
Rosselli leyendo a Emily Dickinson y ¿Sobre qué bases juzgar buena o mala la lengua. Poesía difícil y desconcertan- animales, y en especial partes del cuerpo
traduciéndola casi simultáneamente: una traducción, sobre qué bases actuar te, que implica todo un desafío para el o prendas del vestido femenino, palabras
para mejorar la mejorable? Es obvio traductor. Traductora, diremos en este de uso muy cotidiano (Shoes, Dog, Heel,
que el juicio de valoración siempre caso, porque en la elección de Dickin- Ankle, Boddice, Belt, Hat, Gown), y las
subyace en una serie de criterios que se son no se halla ausente una apuesta de mezcla con otras de registro muy dife-
consideran válidos. Nadie puede pen- género: hacerle justicia a esta poeta en rente (God, Science, Surgery, Senses, Soul,
sar que sólo se trata de conocer más o el ámbito de la poesía europea y lati- Cathedral), de una manera muy poco
menos la lengua del original. Tampoco noamericana, cuando no en su propio convencional para una mujer escritora
basta conocer la lengua del original y país. Muchas veces las traducciones (ella es en realidad casi la única) de fi-
ser poeta, como queda demostrado, a repercuten en los campos intelectuales nes de 1800 en Estados Unidos. Otro
pesar del lugar común, que Benjamin de origen de los poetas traducidos para rasgo fundamental son los guiones que
desmiente con su habitual lucidez. efectuar una reconsideración de sus cortan, también de manera arbitraria, la
Además hace falta capacidad crítica y figuras dentro del canon. En nuestro sintaxis del verso, la suspenden y ambi-
analítica, paciencia, devoción fáctica país, por ejemplo, tanto Alfonsina Stor- guan, muy en clave mallarmeana. Am-
por los particulares, y por esa singular ni como Alejandra Pizarnik obtuvieron bos rasgos irán a la escritura también de
forma que es el poema, como decía- reconocimiento en la Academia norte- ruptura de Sylvia Plath (otra poeta tra-
mos en un principio. Amelia Rosselli americana y en las europeas (y fueron ducida por Rosselli). En cuanto al rasgo-
y Silvina Ocampo, ambas poetas, de- traducidas en ese ámbito) antes que en guión, tanto Rosselli como Ocampo lo
dicaron tiempo y esfuerzo a la lectu- la Academia Argentina. respetan. Con lo cual, podríamos decir,
ra y a la traducción de los poemas de Tomamos ahora algunos ejemplos de Ocampo se queda a medio camino en el
Emily Dickinson, con resultados disí- comparación de traducciones paralelas, seguimiento de la ruptura propuesta por
miles. Ambas trabajaron en períodos y de ciertas pautas que guían los traba- Dickinson, que incide en su respiración
cercanos. Rosselli se suicida en 1996 jos de una y otra. Los más evidentes, que y ritmo cortante. Las mayúsculas y los
en Roma, Silvina Ocampo muere en saltan al ojo porque se trata de una cues- guiones repiten e insisten en el corte de
Buenos Aires en 1993. Las traduccio- tión gráfica, con sus implicancias, por su- la respiración del flujo gráfico y sonoro.
nes de Rosselli fueron recogidas en el puesto. Dickinson utiliza las mayúsculas Son formas de indicar voces en alto y
tomo Tutte le poesie de ED editado por de una manera aparentemente arbitraria, silencios. Las mayúsculas también dibu-
Mondadori, a cargo de Marisa Bulghe- no al menos según las reglas de la gramá- jan con su repetición de letras, insisten
roni en 1975. Las de Silvina Ocampo tica inglesa, salpicando el poema aquí y en la materialidad de la palabra, sonido
aparecieron en Tusquets, Barcelona, allá, a veces de manera muy apretada, de o grafema. Del mismo modo, los versos
en 1985. Se sabe por testimonios que esos cortes tipográficos de las mayúscu- de Dickinson insisten en un ritmo corto
Silvina Ocampo ¿qué forma de respiración nos llega en ambas dedicaron mucho tiempo a leer las elevándose en medio del verso breve. (6 ó 7 sílabas son sus preferidos), a veces
las traducciones de cada una?, ¿cuál de y a traducir a Dickinson. Rosselli logra Rosselli las respeta en casi todos los ca- combinados con otros muy largos que se
esas formas captura la dicción Dickin- y publica once poemas, Ocampo más sos; Ocampo, nunca. Éste es un rasgo de cortan con guiones. Ocampo no respeta
son, el tono de su poesía como un fan- de 600. De Rosselli se conoce además estilo relevante, y que implica un quan- esa dicción, Rosselli tiene más cuidado.
tasma en la fuga de la pérdida? un breve pero interesante análisis de tum formal de ruptura. Tanto es así que Ocampo se deja llevar sin más por las
la lectura de Dickinson publicado en en los primeros poemas de Dickinson dimensiones de las palabras en español.

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Veamos el comienzo del poema 443. invenciones de parte de Ocampo10. tre doveri (masculino plural) - piccolo fueran infinitas –para mí–
¿Se trata, entonces, sólo de poco tra- (masculino-singular). Al aparecer en
I tie my Hat - I crease my Shawl - bajo? Se podría elegir “tarea” en lugar singular y luego ligado a infinito, pier- Rosselli escucha mejor, creemos, la res-
Life’s little duties do - precisely - de “obligaciones”, que es mucho más de por completo la relación de concor- piración de la forma Dickinson y dice
As the very least corto y da un sentido muy similar, dancia con doveri, y como parece jugar Fosse –per me– un infinito.
Were infinite - to me - e insiste en el sonido fuerte T como el poema de Dickinson, abrirse a otras Aunque agrega el artículo “un” y, sin
en Dickinson. Igualmente “hago” en especulaciones filosóficas. Sin embar- necesidad, altera el orden de las pa-
Primer verso: Ocampo pone un Me el lugar de “cumplo”, no dicho en el go, con estas elecciones Rosselli repite labras. El final del verso, como bien
inicial, muy español, que puede evitarse texto y que agrega más peso a “duties” dos veces el mismo adjetivo piccolo, re- señalaba Tinianov, es una posición
y que da lugar a un equívoco, casi como que el que el texto pone. Del mismo petición que no está en Dickinson. evidenciada, de gran intensidad en el
si la mujer estuviera aprontándose para modo el adverbio en mente, que vuelve Ocampo, en cambio, sigue con el gé- verso, y ese –to me– entre guiones es
salir (como es el caso del 520), y quita el verso en su conjunto en español in- nero y el número que llegan arrastrados sumamente significativo.
las mayúsculas de Hat-Shawl: acabable. Rosselli en cambio dice: desde “obligaciones”, con lo cual cierra Nosotros proponemos:
el ámbito a lo femenino y plural, y des-
Me ato el sombrero - cruzo mi chal - I piccoli doveri della vita eseguo con precisione virtúa el salto a la reflexión mayor. Fuera infinito –para mí–
Rosselli, más fiel al espíritu escueto de
Dickinson dice Nosotros proponemos cortar el verso como si las más ínfimas más, ínfimo, infinito y para mí esta-
Annodo il mio Capello - cencico il en dos en español blecen conexiones fónicas como least,
mio Sciallo Y agrega además una carga especial, un infinite y to me.
Las pequeñas tareas de la vida hago - con poco despectiva a ese femenino, con la
Nosotros proponemos, siguiéndola precisión elección de la palabra “ínfimas” para Ato mi Sombrero –doblo mi Chal–
traducir lo que en inglés se dice en sin- Las pequeñas tareas de la vida hago
Ato mi Sombrero - doblo mi chal - No sólo para acortar el verso, sino para gular como the very least. –con precisión–
evitar esa rima en ión tan fuerte y pesa- Nosotros proponemos Como si lo más ínfimo
Con lo cual se imponen acciones se- da al final de un verso largo. Al partirse Como si lo más mínimo
cas en primeras personas, y el posesivo el verso, se aligera la rima, queda más Como si lo más ínfimo Fuera infinito –para mí–
mi-mi junto a cada prenda. Importan- escondida.
te también el hecho de que “crease” Mantenemos “ínfimo” pero al desligar- Ocampo logra una melodía seguramente
aunque muy parecido fónicamente a Tercer verso: Aquí aparece un proble- lo de las tareas en femenino y ponerlo mucho más cercana a lo que el oído del
“cruzo”, se refiere a la acción de doblar ma recurrente en las traducciones del en neutro, le damos otro estatuto, ge- hablante español está acostumbrado pero
una tela, con lo cual estamos en las inglés: la cuestión del género. Grave neral, más apropiado para la remisión no es ésta precisamente la que resuena en
“ínfimas tareas” del verso siguiente, y problema, porque el inglés no des- al contraste con el infinito que sigue en las repeticiones, cortes y contrastes que
no en el apronte para salir que sugiere ambigua lo que el español hace conti- el verso siguiente. Contraste que es muy establece Dickinson. En el mismo poema
la traducción de Ocampo. nuamente al cerrar las opciones en la frecuente en el universo Dickinson. Por algunas otras notas son inexplicables
polaridad excluyente o-a. Con lo cual, otro lado, la F así como la I acentuada de
Segundo verso: Ocampo convierte un si no se es muy atento, como traducto- la esdrújula, obtienen una carga sonora Too telescopic eyes
verso muy breve en uno larguísimo: res nos vemos arrastrados a posiciones similar al tono del original, más breve y
o afirmaciones de sexo-género que no con carga acentuada en el sonido fuerte Traducido como “a telescópicos ojos”
las pequeñas obligaciones de la vida están en el original, y que la firma en T ligado al suave S (en español lo suave con preposición “a” en lugar del adver-
cumplo meticulosamente femenino Emily Dickinson parece le- lo pone la M, lo fuerte la F). bio “demasiado” (largo sí pero inevi-
gitimar en una lectura apresurada. El table en el sentido de exceso de vigi-
¿Podría ser éste un ejemplo para la guión que cierra y aísla el verso anterior Cuarto verso: Ocampo continúa con lancia de la ciencia sobre el cuerpo en
acusación de “literalidad” que Borges del tercero, en cambio, presenta a éste el arraste de género y número desde el que el poema se extiende), además
deja caer para la traducción de Ocam- último como una isla que Rosselli ve “obligaciones”, dándole al verso una usado otra vez para lograr una cohe-
po? Sin embargo, otros ejemplos, des- bien Come se il più piccolo. cohesión sintáctica que la estrofa de sión sintáctica que el poema no tiene,
mienten esa presunción, con literales Dice cortando la concordancia en- Dickinson se empeña en negar es decir, normalizando lo que el origi-

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nal presenta como extrañeza. Y convir- E chiedermi come si sentano le dita reseña el estudio minucioso de Guido mismo tiempo que nos señala esa repe-
tiendo el adverbio too en proposición I cui rari - celestiali-movimento Errante. Rosselli lo sigue e indica que tición como una insistencia particular a
de lugar hacia, como si el poema dijera Evocano un così dolce Tormento - muy pocos son los poemas de amor tener en cuenta? Ese fantasma muestra
to. Rosselli en cambio prefiere E così suntuosa - Disperazione - de E. D., en contraste con los muchos un desvío de la dicción Dickinson, ¿qué
dedicados a la naturaleza, al proce- la origina? ¿Qué presiones discursivas
Occhi troppo Telescopici Rosselli se acerca más al sentido físi- so fisico de corrupción del cuerpo, a del contexto cultural, de la posición de
co de stir con movimenti, sin embargo la disquisición intelectual-filosófica. Ocampo en el campo intelectual pueden
Nosotros proponemos esta palabra junto a “celestiales” da una Destaca Rosselli: actuar allí para que no escuche el fantas-
Ojos demasiado Telescópicos conjunción más convencional que la ma de la repetición de Dickinson, y lo
El acento esdrújulo y la rima interna del original inglés. Mucho más insis- En el cuidado prefacio de Guido Errante, vele con otro fantasma? Podemos anotar
os-os de principio y final nos ayudan a tente en el movmimiento físico. único estudioso de los poemas y cartas di- que no es un detalle a ignorar cuáles son
acortar el verso. ckinsonianos, se hace mención del hecho las figuras masculinas tutelares para am-
Otra nota interesante para destacar en Stir: 1 a: to cause an especially slight de que el vocabulario de Dickinson está bas poetas traductoras, las firmas de va-
Ocampo es la elección de palabras que movement or change of position of b: to constituido por más de 7.000 palabras; rón que han significado en su carrera una
hacen virar el campo semántico hacia la disturb the quiet of: agitate. y que una comparación entre éstas y las forma de alianza y salvoconducto. La fi-
emoción, cuando en el original dickin- palabras usadas por Keats, Emerson y gura de Pier Paolo Pasolini para Rosselli,
soniano se mantiene ambiguo: Según testimonios de hablantes nativos: Lander, muestra que hay cerca de 2.400 su primer lector y crítico elogioso; la de
Estamos en el poema 505. es la palabra que designa el movimiento palabras utilizadas por ella y no por Jorge Luis Borges para Ocampo, el que
de revolver la sopa, por ejemplo. los otros, entre los que prevalecen los legitima su posición por primera vez en-
And wonder how the fingers feel Nosotros proponemos: términos técnicos y aquellos de origen tre los poetas argentinos en su Antología
Whose rare - celestial - stir - anglosajón. Ciento cincuenta vocablos publicada en 194113. Mientras Pasolini
Evokes so sweet a Torment - Y averiguar cómo sienten los dedos no se encuentran en los diccionarios de la se deleita con las búsquedas vanguardis-
Such sumptuous - Despair - Cuyo raro - celestial - remover época y son en general palabras compues- tas de Variazioni Belliche, aparecido en
Evoca tan dulce un Tormento tas, formadas con prefijos y sufijos. 1964, y define el procedimiento rosse-
Ocampo elige traducir stir como emo- Tal suntuosa - Desesperación En los adjetivos la proporción entre los lliniano como lapsus, Borges antologiza
ción, dejándose atrapar por las fuertes concretos y los abstractos es de 4 a 2; los a Ocampo, poniendo énfasis en el dul-
palabras que le siguen al final de verso en El paso de stir a “emoción” es sólo un verbos más frecuentes expresan cualida- zón y sentimental “Enumeración de la
la estrofa Torment - Despair. Y en lugar ejemplo de tantos en los que la elec- des físicas; los nombres abstractos son Patria”. Será que Borges persistía, desde
de hablar de los movimientos del pincel ción de Ocampo lleva el original desde llevados a representar acciones concretas. la ya famosa reseña del libro de Nydia
como parece sugerir el original, dice: lo concreto-físico al ámbito o esfera de El sustantivo love, uno de los más usados Lamarque, en destinar los libros de las
lo emocional-sentimental. ¿Cuál es el entre cientos de poetas ingleses y ameri- muchachas a ocuparse “de la espera del
y averiguar cómo los dedos sienten fantasma que se levanta en la repeti- canos entre 1540 y 1940, no es usado querer, la víspera segura del corazón y de
la rara - celeste - emoción - ción de dichas elecciones? Lacan nos por Dickinson más que 90 veces; y la las luces sabatinas encendidas aguardan-
que evoca tan dulce tormento - dice, leyendo siempre a Freud, que la palabra ocupa uno de los últimos lugares do la fiesta”. Definía así Borges el “suje-
tan suntuosa - desesperación - repetición es evitamiento y llamada, en la lista de sus preferidas12. to” del libro de N. Lamarque y agregaba:
oculta y devela al mismo tiempo11. “Es el idéntico sujeto que hay en La Ca-
Cayendo así en la rima ión-ión de fi- Esa duplicidad fantasmática percibe Esta importancia de lo técnico, físico y lle de la Tarde por Norah Lange”. En el
nal de verso, la misma de la que hacía claramente al observar las repeticiones concreto (y cotidiano, agregaríamos no- prólogo al libro de Norah, Borges vuelve
burla Oliverio Girondo en el poema de las elecciones de Ocampo. ¿Sobre sotros) en combinación con la disquisi- a enfatizar sobre el territorio estético-re-
“Espantapájaros” de 1932, y de la que qué llaman la atención y qué evitan ción filosófica, junto a la experimenta- tórico destinado a las mujeres:
se burlaba también Alfonsina en “Li- decir esas repeticiones de Ocampo? ción lingüísitica (¡150 neologismos!) son
gadura Humana” en 1920, llamándola Los pasajes que realiza de lo concreto a los rasgos formal-semánticos más rele- El tema es el amor: la expectativa ahon-
“pesado moscardón”. emotivo-sentimental, por ejemplo, se vantes de la obra de Dickinson. Rosselli dada del sentir que hace de nuestras al-
Rosselli, en cambio, advierte la dife- vuelven aun más llamativos y arbitra- parece escucharlos mejor que Ocampo mas cosas desgarradas y ansiosas, como los
rencia entre too adverbio y to preposi- rios cuando leemos el artículo escrito a la hora de traducir. ¿Qué oculta este dardos en el aire, ávidos de su herida (p.
ción, y dice: de Rosselli, en el que sumariza en su fantasma de la repetición de Ocampo, al 101, op. cit.).

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Y nada mejor que esos trebejos del senti- este volumen, tenemos las palabras Que oprime como el Peso película por TV ayer.) Además por qué
miento que se acomodan al verso de las originales en el mismo orden. De los Cantos de Iglesia (Margarita colocar “Himnos” que es una palabra
muchachas, por oposición al del varón No es cotidiano el hecho de un poe- Ardanaz en Madrid, Cátedra, 1997) más solemne, y que Dickinson usa
“obligado al verso pensativo”14. Lejos ta traducido por otro poeta. Silvina en otros poemas (cfr.) para traducir
estaba Emily Dickinson de responder Ocampo es, fuera de duda, la máxima Que oprime como la Carga Tunes, que está efectivamente allí en el
a ese deslinde genérico de territorios. poeta argentina; la cadencia, la ento- De Himnos, Catedrales (Nicole original y es mucho más simple, más
Pero Ocampo no pudo saltar ese cerco nación, la pudorosa complejidad de D’Amonville) coloquial... Dejo algunas posibilidades
de la poesía sentenciado como campo Emily Dickinson aguardan al lector de para ser trabajadas.
de exclusión estético-sentimental para estas páginas, en una suerte de ventu- Lo de Ocampo es directamente una Que oprime como el Peso (7 sílabas
la mujer. Con una mirada bizca, mi- rosa transmigración. metáfora inventada, una interpreta- como el original, heft=weight en el
tad hacia la convención normalizadora, Con la ambivalencia que lo caracteri- ción que cierra el sentido del texto, lo diccionario)
mitad abierta a percibir el cambio, se za a la hora de hablar de traducción, clausura en una posibilidad otra vez de Catedral Acordes (7 sílabas)
asoma a la obra de Dickinson, que le Borges parece elogiar la literalidad en llevando el plano de lo concreto (Peso- de Catedral Tonos The decisión day
atrae con su fuerza gravitatoria, pero el trabajo de Ocampo, y cuando da las Catedral-Tonos) al de lo abstracto; y de Catedral Melodías
que no es suficiente para hacerle desatar causas del elogio, se halla muy cerca de además invierte las palabras de lugar... Ambos versos tienen 7 sílabas como el
las fuertes alianzas de clase social y esté- nuestro argumento del fantasma. Ha- cosa que no hace D’Amoville, Carrión original, y “Catedral” se convierte en
ticas que la tenían apresada al escribir bla de “venturosa transmigración” de dice que así atiende a la violencia de una palabra oscilando entre sustantivo
poesía, y que sí quizá pudo derribar en un ritmo, el de Dickinson que Ocam- la sintaxis en el inglés pero ésta añade, y adjetivo, entre espacio concreto y
otro género, la narrativa. En poesía no po parecería trasladar con minucia li- pienso, más extrañeza que la que la cualidad. Sería interesante, entonces,
pudo abandonar al patrón Borges, y teral. Sin embargo, ese plan de trabajo expresión en inglés tiene y la saca de definir qué se entiende por literalidad.
surge en su traducción de una poeta tan trazado por Borges parece más bien foco. (The decision day, escuché en una Pero eso queda para otro trabajo.
revulsiva como Dickinson, aquietando una sentencia irónica porque precisa-
sus aguas, atemperando su tendencia a mente no es el seguido por Ocampo
lo físico y a lo concreto, haciéndolo fu- como hemos intentado demostrar. A
gar hacia la emoción, cuando el poema nuestros ejemplos quiero sumar otro, NOTAS
de Dickinson se aparta expresamente para terminar, aportado por Jorge Ca-
de ese campo, para construir otro. En el rrión en la reseña a Emily Dickinson, 1. Ponencia leída en el VI Congreso Internacional Orbis Tertius de Teoría y Crítica Literaria “Las tradiciones
prólogo al libro de las traducciones de 71 poemas, (Barcelona, Lumen, 2003, críticas” realizado por la Universidad de La Plata en mayo de 2006.
2. Walter Benjamin en La tarea del traductor, de 1923; Giorgio Agamben en Infancia e historia, de 1978, con
Ocampo, Borges vuelve a insistir. De trad. de Nicole D’Amonville). Ca- traducción al español publicada en Buenos Aires por Adriana Hidalgo, 2001.
Dickinson destaca, además de su deseo rrión critica una de las traducciones de 3. Cfr. Waisman, Sergio, Borges y la traducción, Buenos Aires, Adriana Hidalgo, 2005.
de no publicar y de la intensidad de sus Ocampo, la del poema 258, que muy 4. “Conclusiones: La tarea del traductor de Walter Benjamin” en Resistencia a la teoría. Madrid, Visor, 1990.
5. Ver especialmente “Firma, acontecimiento y contexto”.
versos. “No hay, que yo sepa, una vida lejos está de la presunción de literali- 6. “Pero creo que se comete un error cuando se insiste en las palabras vernáculas. Yo mismo lo he cometido.
más apasionada y más solitaria que la de dad. Traduce Ocampo: Creo que un idioma de una extensión tan vasta como el español, es una ventaja y hay que insistir en lo que
esa mujer. Prefirió soñar el amor y acaso es universal y no local.” “Problemas de la traducción” en La Opinión Cultural, 21/9/1975, luego recogido en
Textos recobrados, Buenos Aires, Emecé, 1997.
imaginarlo y temerlo”. De la traducción Hay un cierto sesgo de luz, 7. Citado por Eco en Dire quas la stessa cosa. Milano, Bonpiani, 2003.
de Ocampo, además de señalarla como en las tardes de invierno - 8. Ricoeur, Paul, Sobre la traducción, Buenos Aires, Paidós, 2005.
una gran poeta, hace pesar la acusación que oprime, como 9. Todas las citas de este artículo son traducción mía.
de literalidad, cuando en otros textos la profundidad de las catedrales - 10. El caso del poema 258.
11. Mariscal, José Naranjo, “La repetición en Freud y Lacan”. Instituto del Campo Freudiano. Sección Clínica
parece desmerecer ese criterio15. El final de la estrofa decía en el original: de Barcelona, en http://www.scb-icf.net/nodus/default.htm
He sospechado que el concepto de ver- 12. “Emily escribe al mundo”(tomado de La Stampa, 6 de febrero de 1976, reproducido en Transparenze,17-
sión literal, desconocido para los anti- That opresses, like the Heft 19, Génova, San Marco dei Giustiniani, 2003). Mi traducción.
13. Antología poética argentina, Buenos Aires, Sudamericana, 1941.
guos, procede de los fieles que no se Of Cathedral Tunes 14. Borges deslinda así la literatura escrita por varones de la literatura sentimental destinada a las mujeres
atrevían a cambiar una palabra dictada Que oprime como el peso que florecen en las “quintas”: allí se destaca por oposición la disonante poesía de Alfonsina, a la que destina
por el Espíritu. Emily Dickinson pare- de los acordes de la Catedral (el matri- la ya famosa frase descalificadora: “...sin incurrir ni en las borrosidades ni en las chillonerías que suele infe-
rirnos la Storni”. He trabajado en detalle estas demarcaciones en “Borges y Storni: la vanguardia en disputa”,
ce haber inspirado a Silvina Ocampo monio Domechina y Champourcin; Hyspamérica, N° 95, University of Maryland.
un respeto análogo. Casi siempre, en México, 1946) 15. Ver “La música de las palabras y la traducción” en Arte poética, Barcelona, Crítica, 2001.

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Juan José Saer: En la enumeración de la vasta obra de


Juan José Saer, aquellas que aparece
definida como ensayo –El concepto de
con un fervor de contendiente y con
una sensibilidad capaz de ofrecer, en la
belleza de algunas de las imágenes dise-
una crítica sin atributos ficción, La narración-objeto, Trabajos–
no es sino un conjunto de textos escri-
ñadas a partir del despliegue sensorial, el
dibujo concreto de este suelo y su deve-
tos en un lapso de casi tres décadas y nir. Saer consigue hacer del libro que le
Por Susana Cella en forma paralela o simultánea, o la encomendaron parte de un proyecto
que se lista como narración; recopila- editorial por el cual se convocó a varios
ciones por tanto, y en cierto sentido, escritores a escribir sobre grandes ríos
algo así como fragmentos, cuyo carác- –el Danubio, entre otros– un “objeto
ter misceláneo es menos verdadero que que apunte a aquello que especialistas y
aparente, porque aunque se trate de legos tiene en común: en eso se resume
apuntes, artículos para alguna revista o la función de la literatura” (Saer, 1991,
períodico, conferencia, etc., la unidad 218), es decir,
de lugar, para usar una expresión del apelar a lo que Saer incursiona, podría decirse,
autor, está dada precisamente, por una cada lector, desde en la Argentina, o tal vez en
Los textos de Juan José Saer no adoptan su perspectiva que más allá de variantes su experiencia, el litoral como sinécdoque de
forma crítica en función de la confirmación de de época, es su carácter más profundo puede percibir, un país cuya historia, literatura
una teoría previa. Su método –sostiene Susana y parece ser una invariante, en tanto sentir y pensar, no y sociedad no deja de escrutar
Cella– que aparece en sus ensayos como frag- ya sea que esté tratando una cuestión mediante genera- simultáneamente con un fervor
sociológica, una obra literaria, algún lizaciones o abs- de contendiente y con una sen-
mentos paralelos a su narrativa, consiste en tipo de concepto, un autor, una teoría, tracciones, sino, sibilidad capaz de ofrecer, en la
desarrollar un estilo personal que no pretende etc., habría como un método –sin que paradójicamente, belleza de algunas de las imáge-
representar la realidad sino desarrollar una voz este término haga pensar en el cumpli- por acentuar los nes diseñadas a partir del desplie-
que habla a título personal. Despojado de inten- miento de una serie de pasos ordena- detalles que apa- gue sensorial, el dibujo concreto
ciones explicativas a las que considera redun- dos, o algo así–, o mejor, un modo –y recen como la de este suelo y su devenir.
modo hay que entenderlo como una contrapartida de
dantes, Saer se propone deconstruir ilusiones a forma, una actitud, un proceder, un lo estereotipado. Es así que la pampa
partir de una indagación de carácter antropo- estilo y hasta una costumbre (todos y su río principal (en este caso menos
lógico: se trata de la pregunta por nuestro ser estos sinónimos de la palabra)– que que sin orillas, de una sola, ya que se
en el mundo impregnada por el aire litoraleño muestra en la heterogeneidad, la insis- refiere a la costa argentina y remonta
tencia de lo homogéneo. hasta el Paraná) se tornan evidentes,
que recorre toda su literatura. La crítica como Sin embargo, además de los tres men- inmediatos, y al mismo tiempo mues-
el despliegue de un punto de vista valorativo cionados, El río sin orillas también cali- tran su particularidad y la pertenencia
compuesto de afectos y rechazos, huidizo de fica entre los ensayos, y casi se diría que a un orden mayor que los abarca, el
lógicas mercantiles y estandarizadas propias de a la inversa de los otros, en que al tratar del mundo. Es así que en el asado
diversos temas, se percibe el núcleo –tema sobradamente mencionado en
los estereotipos y las imposturas que inundan el fundamental dador de sentido; en éste Saer– convergen el orden universal y
mercado cultural. Difícil de encasillar, crítico de es un tema, el río, y el de la Plata, ese lugar “único también, a causa de
modas y banalidades académicas o provenientes específicamente, el motivo desencade- unos azares llamados historia, geografía
del mundo periodístico, Saer invoca una escri- nante, y como si se tratara de un viaje y civilización” (Saer, 1991, 250).
tura afirmativa de sentidos como modo de deve- en el espacio-tiempo, Saer incursiona, Estas inferencias intentan subrayar que,
podría decirse, en la Argentina, o tal además de la teoría implícita o incorpo-
lar los desafíos que nos impone la cotidianeidad vez en el litoral como sinécdoque de un rada en cuentos y novelas, Saer escribió
de la existencia, resistiendo a la invariantes que país cuya historia, literatura y sociedad una cantidad de textos –de exten-
ofrecen los géneros literarios. no deja de escrutar simultáneamente sión variable y muchas veces, como él

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mismo destaca con cierta ironía “por Escritos en una prosa donde el distin- que nunca aparece en Saer es lo que que Saer va incorporando, su sentido,
encargo”– que, genéricamente, se ads- tivo estilo que da a la narrativa de Saer bajo el rótulo de crítica, no es más que no de acto en un momento de crisis,
criben a una zona ensayística, en dis- su calidad y altura, y en el permanente mera descripción o un tipo de lectura ya que como afirma, la idea de crisis
tintas entonaciones e inflexiones pero y nunca abandonado ejercicio de la que utiliza el texto para mostrarlo señalaría un momento pasajero, en
siempre en torno de lo que han sido sus sutileza, rigor y sensibilidad que acerca como confirmación de una teoría, de cambio, el contexto, claramente pre-
recurrentes y constantes preocupacio- estos textos a sus relatos, y con ellos, modo que reducido así a ejemplo ilus- sente en todos los ensayos, es el de un
nes acerca de la escritura, la que, ubi- a la breve pero magnífica producción trativo, el texto estaría perdiendo su mundo en el que la persistencia y la
cada en una dimensión antropológica, lírica, los ensayos tienen, sin embar- razón de ser. Justamente cuando Saer intensificación de un ordenamiento
alcanza el carácter abarcativo de una go, su especificidad. Desde luego, no plantea la unicidad de la obra de arte, social que sustenta y promueve un
reflexión sobre nuestra razón de ser en se trata de algo así como apostillas la singularidad de cada texto artístico, imaginario de adaptación y repro-
el mundo, cuya vía regia es la literatura. o explicaciones a su obra, lo que el su capacidad de plantear su propio ducción indefinida de la mercancía
Por otra parte, señala Saer, “el ensayo propio Saer rechazaría porque sería sistema, no es simplemente que esté cultural que trata de ahogar o neu-
en tanto que forma literaria, es, antes según su implacable mirada, o bien citando a Theodor Adorno –aunque tralizar todo lo que intente cuestionar
que nada, la consideración fragmen- una falla en ese otro texto, o una mera lo cite, y varias veces, sobre todo en esta dominación. Por tanto la crítica
taria e individual de un tema dado, y redundancia, innecesaria en tanto la cuanto a la irreductibilidad de la obra no aparece como emergente de un
la actitud previa del ensayista es jus- obra literaria, como la concibe, funda de arte– sino que está estableciendo momento excepcional, sino de un
tamente la de hablar a título personal un mundo y establece sus reglas en una categoría valorativa, y con eso estado permanente o por lo menos
y no adjudicarse un conjunto autónomo. Es, más bien, afirmando no ya la pertinencia de la prolongado. Aun cuando haga esta
Cuando Saer plantea la unici- ninguna represen- la incursión por otra modalidad de dimensión valorativa, sino más bien la distinción, su crítica remite al gesto
dad de la obra de arte, la sin- tatividad” (Saer, escritura para ejercer, algo que ha sido imposibilidad de que esté ausente en propio de los momentos históricos en
gularidad de cada texto artís- 1997, 124). Es práctica constante en los relatos, una la crítica. Lo que nos lleva a considerar que el cuestionamiento de lo estable-
tico, su capacidad de plantear por tanto una voz mirada que intenta deshacerse de lo que toda pretensión de asepsia es o cido es más alto; es decir, Saer con-
su propio sistema, no es sim- cuyo peso se sos- engañoso, lo aparente, que se opone bien una suerte de actitud maquinal servaría esa actitud a pesar del clima
plemente que esté citando a tiene en su propia con vehemencia a lo dado por cierto ante un texto o un engaño. Un texto adaptativo o de las derivaciones acríti-
Theodor Adorno –aunque lo consistencia, no o convenido, desmontando precisa- –y digamos nada– se contempla o cas de la crítica, de ahí esa afirmación
cite, y varias veces, sobre todo en algún tipo de mente el mecanismo por el cual tales mira, o describe o analiza desprendido en el prólogo a La narración-objeto,
en cuanto a la irreductibilidad instancia o tari- ilusiones funcionan. En este sentido, del sujeto que se enfrenta a ese obje- “renunciar a la crítica es dejarles el
de la obra de arte– sino que ma desde la que los textos ostentan, indiscutiblemente, to; una de las cosas que se destaca en campo libre a los vándalos que, al final
está estableciendo una catego- alguien enuncie la categoría de crítica. Ahora, cuando estos ensayos es precisamente, y casi del segundo milenio de nuestra era,
ría valorativa, y con eso afir- en una preten- esa actitud crítica hace centro en la se diría al contrario de una especie pretenden reducir el arte a su valor
mando no ya la pertinencia de sión de autoridad, literatura, vale preguntarse qué está de imparcialidad, la pasión puesta en comercial” (Saer, 1999, 12). Un poco
la dimensión valorativa, sino emparejada a las diciendo a y sobre la crítica, y sobre la vindicaciones y afectos no menos que más adelante, en el mismo prólogo,
más bien, la imposibilidad de maniobras por literatura (y desde luego ese qué está en rechazos y denostaciones. Desde y podría decirse, filiándose en una
que esté ausente, en la crítica. las cuales se fijan indisolublemente ligado al cómo), o, luego la presencia del sentimiento, o tradición, presenta otra faceta y otra
de antemano las dicho de otro modo, qué aporta a la la pasión, no significa la defensa de justificación para la crítica:
pautas de lo que debe escribirse o leer- crítica literaria en varios aspectos. una lectura meramente impresionista
se, sea por el mercado o la academia, No es cuestión menor, entonces, lo o caprichosa, la argumentación que la La crítica es una forma superior de lectu-
los resultados son similares: que gira en torno de cómo encarar sostiene disipa tal postura. Y cuando ra, más alerta y más activa, y que, en sus
una escritura crítica, en este aspecto el la argumentación es fuerte, firme, por grandes momentos es capaz de dar páginas
Los novelistas ya no necesitan buscar ensayo de Saer cobraría un sesgo parti- la potencia del razonamiento y porque magistrales de literatura (Saer, 1999,13).
nuevos caminos formales o una visión cular, en lo que concierne a la reflexión está habitada por esa misma pasión,
inédita del mundo para ejercer su arte, del escritor sobre el propio trabajo. y se realiza con las afinadas armas Cuando quien enuncia ya no es algu-
sino que les basta con limitartse a repro- Pero también aparece en la forma de del lenguaje, con sus varios registros, no de sus narradores, que bien pue-
ducir la ideología, los valores y la situa- análisis de textos de otros escritores, surge una intervención crítica. den ocuparse de hacer crítica literaria
ción social, étnica o cultural de su públi- que viene a ser el concepto más acep- La trajinada y repetida palabra va –pienso por ejemplo en el Tomatis de
co” (Saer, 2006, 11-12). tado de crítica literaria. En este caso lo adquiriendo, mediante las acotaciones Lo imborrable–, sino que la voz nos

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remite a la instancia del autor, al escri- muestran, como reacción en cadena, res, pero siempre para iluminar algún muchas veces no cedió a la convenien-
tor Saer, es posible destacar su lugar sus efectos en el imaginario social, lo punto diferente, en esa lógica entre lo cia de “alabar” una obra, si con esto
como lector, con una salvedad que que a su vez se vincula con las tácticas igual y lo distinto –sobre todo en tanto tenía que ceder a sus convicciones. La
vale destacar. Para Saer: de dominio y opresión. coloratura tinte–; en el ensayo, y por ética mencionada por Saer se nota en
Siendo precisamente el amplio campo tanto en los pliegues y repligues de su este tipo de elecciones, que, manteni-
La lectura pone en movimiento todos de lo imaginario donde se desarrolla pensamiento, hay un recorrido similar. das consecuentemente implican el ries-
nuestros componentes, sumergiéndonos la existencia humana, y el magma Las recurrencias, sucesivas vueltas sobre go de un aparta-
en un entresueño que es de índole pul- del que surgen las obras artísticas, la “lo mismo” (eso que no desconoce la miento absoluto A la literatura, recurren una y
sional, y en el que la razón interviene de actitud crítica surge en las modula- heterogeneidad pero, a su vez, percibe (Saer, 1999, 97). otra vez, los mismos autores,
cuando en cuando, y de un modo dife- ciones –como tonos de voz, como lo sustancial), no son sino el intento de Tal vez sea impor- precisamente esos cuya obra
rente cada vez (Saer, 1997, 103). ritmos– que asumen sus fervores y aproximarse a lo que en su misterio, en tante señalar que y proyecto responde a esta
las refutaciones, cuyo denominador su carácter de vedado, incognoscible, la actitud de Saer, exigencia de calidad, esmera-
Tal lectura es capaz de suscitar lo que común es la posición de irreductibili- puede ser atisbado por el arte, en este sus afirmaciones, da elaboración, inclaudicable
se puede llamar el arte de la crítica, dad frente a varios de los componentes caso, el arte de la palabra, reconocien- no se relacionan fidelidad y consecuencia con
arte por el cual los textos no sólo son de ese imaginario que son atacados, do esa dimensión por la indisoluble con una especie el proyecto sin resultados cal-
el resultado del examen de una cues- como el prejuicio, el estereotipo y las relación de lectura/escritura. La recu- de virtuosa mar- culados de antemano.
tión sino también, y de ahí su pro- impostaciones. Esto arma un sistema rrencia es entonces la manera de explo- ginalidad, como
fundidad, su penetración, resultado de valores que trascienden la crítica rar según lo que sería una lógica de coartada que estaría ocultando la falta
de una disposición especial según la aunque la incluyan, y en la literatura, repetición/diferencia, entendida, desde de respuesta –o la respuesta negati-
cual las palabras demuestran su ade- específicamente, lleva a una decidi- luego, la primera no como reproduc- va– ante un texto no precisamente
cuación y su fuerza, como núcleos de da disquisición con afirmaciones en ción, sino más bien, en tanto retorno por sus valores, sino por la falta de
irradiación de sentido. Nada más lejos general contundentes. de algo que para nada es aleatorio, y la éstos. Saer no se negó a publicar en
entonces de lo anodino de un paper Desechado cuanto se propone como segunda, como los modos en que ese los períodicos pese a sus fulminantes
rezumante de citas y referencias, sin reproducción de un orden que Saer retorno se manifiesta. críticas al periodismo como parte de la
salir, como cualquier género literario define como democratismo posmoder- Y entonces a la literatura recurren una maquinaria de simplificación propia de
–que Saer no se cansa de denostar no –lo que de paso tiene la venta- y otra vez los mismos autores, pre- la industria cultural; tampoco rechazó
como premoldeados para la fabrica- ja de que simultáneamente vincula cisamente esos cuya obra y proyecto participar en jurados o congresos, ni
ción en serie– de las convenciones, y ideología, política y arte, así como responden a esta exigencia de calidad, se refugió en alguna editorial inde-
por tanto, meras reproducciones. Vale el cuestionamiento de “un concepto esmerada elaboración, inclaudicable pendiente. No sin un largo período de
entonces tener en cuenta ese grado de blando”, el de posmodernidad–, la fidelidad y consecuencia con el proyecto paciencia, comenzó a publicar en sellos
responsabilidad al asumir la crítica, atención está puesta en todo aquello sin resultados calculados de antemano. como Alianza y Seix Barral, pero sin
incluso cuando sea el artista quien la que signifique una forma de oposición No es extraño entonces que pueda citar que esto significara “adaptar” su obra
ejerce, Saer la reafirma contra algo así y simultáneamente la búsqueda que da la fórmula joyceana “soledad, exilio y a las exigencias temáticas, de lenguaje,
como una tolerancia que se tendría sentido, porque es capaz de producirlo astucia”, aunque no dejen de resultarle género, etc. del mercado. Es decir,
ante tal tipo de figura a la que se le y porque en su radicalidad se valida. Así problemáticas, sobre todo la última, debió ser considerado también por esa
permitiría, por el valor de su obra, como en la escritura de Saer observa- pero sin embargo, incidentes. De la maquinaria que, asimismo, publica la
cualquier extravagancia o necedad, mos esos movimientos envolventes de soledad y el exilio no faltan reflexiones obra completa de Theodor Adorno.
que en más de un caso serían más frases, que van desgranando a medida desde el comienzo, la otra quizá quede Con todo, cabe señalar que jamás se
bien formas de –para usar una palabra que se discurre por ellas la captación de como el interrogante que, para Saer, convirtió en un best-seller, y que en
que Saer repite– “inepcia”. En varias un aspecto no percibido antes, por un Joyce deja planteado. En el ejercicio algunos casos fue una temporada en
ocasiones se dedica a mostrar que es detalle, por la combinatoria de las pala- de la que llama “verdadera crítica” (lo el infierno de las modas académicas.
precisamente esa inepcia la coartada bras, por la demora en las parentéticas, cual deja entrever la existencia de otra Desde luego que nada de esto incide
de muchas actitudes no sólo frente por la suerte de suspenso que supone u otras) los términos saerianos son en una obra cimentada sobre una base
a la literatura, sino también en los el tramo final, que remata una frase y muy concretos: análisis, distinciones, mucho más resistente y duradera, del
comportamientos sociales. La inepcia van dibujándose zonas que, de algún rigor intelectual y ética (Saer, 1999, tipo de las que define, por ejemplo, en
adquiere toda su gravedad cuando se modo, giran sobre los mismos luga- 12). Joyce también escribió crítica, y La narración objeto:

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...podríamos dar el ejemplo de cier- momento decisivo, más elevado y pri- texto, si por esto entendemos el tono y modo en que vuelve una y otra vez
tas narraciones que, partiendo de un mordial, en comparación con otros, y modo de argumentar que presenta. sobre ciertos autores entraña, desde
mismo elemento constructivo, por la nunca se trata de un parricidio ni nada El cuidado examen sobre Borges, pue- luego, la valoración vinculada con la
inclusión de abundantes figuraciones por el estilo– además de afinadas ob- de contrastarse con el texto dedicado defensa de la cualidad artística capaz
particulares, llegan a obtener ese estatu- servaciones acerca de la ideología po- a Vladimir Nabokov, cuyo título es de ofrecer un ensanchamiento de la
to de objeto único que es el de la obra de lítica de Borges, manifiesta para Saer un indicio de lo que viene, “Sobre un experiencia humana, y una referencia.
arte, de narración-objeto que se basta mucho antes de que alcanzara mayor pavo real” (Saer, 2005, 101), donde Como soportes, como ejemplos de lo
a sí misma y que, dentro de los límites difusión y mayor oposición. La ve en Saer, muestra nuevamente que no hay que sostiene, recurren en los ensayos
que se ha impuesto por sus principios un temprano escrito de Borges: para él vacas sagradas y desenmasca-
de construcción soberana, es un mundo ra la campaña de autopromoción de
propio, un verdadero cosmos dentro del La lógica de las declaraciones que treinta Nabokov, sus frivolidades, mezquin-
otro (Saer, 1999, 26). años más tarde causarían tanto escánda- dades, autoelogios, desprecio por la
lo ya estaba inscripta en la concepción mejor literatura. Apela en este caso a
La distinción que reclama en el ejer- de Occidente que tenía en 1944 (Saer, otro tono, menos un paciente análisis
cicio de la crítica arremete contra las 1999, 123). que una suerte de desenmascaramien-
etiquetas del mercado que promueven to severo. Las frases irónicas adquieren
las serializaciones; así Saer puede de- La crítica en Saer suele ser perentoria, a veces un cierto matiz cómico, las
cir que, según tal lógica, Juan Carlos si bien hace algunos reparos en ocasio- afirmaciones son palmarias y demos-
Onetti e Isabel Allende son novelistas, nes, y que en general tienen el sentido trativas de las zonas de la escritura en-
pero además esta falta de valoración de mostrar las diversas facetas intervi- sayística de Saer que, con vehemencia,
estética también es percibida en la ac- nientes en una cuestión, predomina la declara su oposición a las imposturas,
tividad crítica, digamos, especializada. forma asertiva por sobre el terreno más refiere así respecto de Nabokov:
Así refiere Saer (Saer, 1999, 125): bien conjetural y vago de los subjun-
tivos y condicionales. Es precisamente la primera afirmación de su libro es
A menudo he podido observar que una en ese mismo ensayo sobre el problema ‘pienso como un genio’, sin que en las
estimación estética correcta no siempre Borges, que Saer, al tiempo que se ocu- trescientas setenta páginas siguientes se
sugiere la elección de los textos estudiados pa del tema, asienta algunas distincio- obtenga la menor prueba que justifique
y que su valor específicamente literario nes –una de las condiciones de la críti- esa afirmación (Saer, 2005,103).
no parece ser tenido en cuenta por quie- ca, sostiene– como la diferencia entre
nes se interesan en ellos” (en “Borges el crítico y el polemista: “Para el verda- Para quien lleva a un grado extre-
como problema”, Saer, 1999, 115). dero crítico todo debe ser sometido a mo el cuidado en la palabra, cada Cervantes, Borges, William Faulkner,
examen, tanto los argumentos propios matiz que van asumiendo es cosa Macedonio Fernández, Juan L. Ortiz,
Justamente este ensayo no sólo con- como los ajenos; para el polemista en fundamental, y la elección de tonos, Kafka, Musil, Onetti, el Nouveau
tiende con afirmaciones de Borges, cambio, el asunto consiste únicamen- consecuentemente se relaciona con el Roman, Proust, Flaubert, entre los
sino que también se dedica a hacer un te en ganar la discusión” (Saer, 1999, tipo de intervención que realiza. En la principales. El carácter de referencia,
examen de esa escritura e ideología, sin 116). Al mismo tiempo que califica comparación citada anteriormente el de modelos, si se quiere, de estos escri-
el temor reverencial que precisamente a Borges de polemista, no deja de se- contraste es palpable, contra la entro- tores, lo lleva a considerar también
Saer critica. No es, claro, la actitud ñalar que tal distinción es de “orden nización de la falsedad aguza el tono, el tema de las influencias, y lo hace
de un provocador ni de un iconoclas- moral o intelectual y no estético”, bas- incrementa la ironía. La ilación la cuando está refiriéndose a Faulkner
ta, esto último porque está tomando ta un ejemplo: “Kafka, que nunca se provee el apasionamiento por aquello (Saer, 1999, 17). El modo de abordar
aquello que analiza despojado de todo peleó con nadie, es infinitamente me- que, visto en el instante de peligro, el tema, de introducirlo y desarrollarlo
prejuicio, incluido el de una vene- jor escritor que André Breton, que sin desea preservar, y que no es otra cosa tampoco es cuestión menor en la ensa-
ración incondicional, y tampoco lo embargo escribió algunos magníficos que la literatura como arte de la pala- yística, y en el caso de Saer, el hecho
anterior, porque la argumentación va panfletos”. La perspectiva que adopta bra, en sus mayores representantes y de apelar a diferentes recursos, como
ajustando las distintas consideraciones Saer es la del crítico y por tanto está textos (de ahí la reiterada mención de el relato de la experiencia personal,
sobre la obra borgiana –señalando su ahí asentada la orientación que tiene el ciertos nombres paradigmáticos). El lejos de quitarle lo que podría pensarse

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como cierto distanciamiento “crítico”, Cuando cierto escritor caribeño preten- mente del nombre que las engloba, de habría que deshacerse. Los parámetros
como prevención contra el desborde de que si su obra y la de Faulkner se ahí que considere a la novela –que es que preestablecen definiciones tales
subjetivo, le confiere a lo que dice una parecen es porque Colombia y el deep la categoría en cuestión– un episodio tendrían, entre sus varias consecuen-
nitidez mayor, que se valida no en el south son lugares muy parecidos, y por- de un conjunto mayor, que sería el de cias negativas, el de establecer algo así
antojo sino que acude a la prueba de que Faulkner es un escritor latinoame- la narración. Así como en la tradición como regulaciones que influyen sobre
la experiencia (“como cualquier lec- ricano avant la lettre, no nos queda más literaria mucho se trató el paso de la quienes escriben y sobre quienes leen.
tor”), y por tanto a todo lo que entra remedio que pensar que esa influencia epopeya a la novela, Saer considera Es decir, se trata de la enunciación,
en juego –inteligencia y afectos– en es superficial, y que por su carácter ver- que esta última tiene fechas bastan- por sofisticada que quiera aparecer, de
la lectura, como más de una vez lo gonzante proyecta más resentimiento te precisas, que corresponden a un prejuicios, cuyos orígenes pueden ser
reafirma o lo observa al considerar que admiración sobre el modelo. período histórico bien definido –no diversos, pero en todo caso apuntan
otras escrituras. sin que recuerde en cierto sentido a a un establecimiento de lugares de
A partir de la imborrable marca de Ya en un texto de 1980, “Una literatura Lukács, mencionado por otra parte, autoridad que coartan justamente la
una primera lectura de Faulkner en sin atributos”, Saer había manifestado con las previsibles discrepancias, pero experiencia estética como la entiende
una etapa temprana de la vida se su oposición a una denominación tal con el respeto acordado a su capacidad Saer, en tanto ejercicio de libertad. De
desliza hacia la obra del autor, a como “literatura latinoamericana”, no intelectual–: la novela correspondería ahí que le sirva la frase de Musil, “sin
la recepción e influencia que tuvo como designación sino en la ideologi- al momento de la narración de la atributos”, para aplicarla al escritor,
en otros. Es ahí, donde, según su zación del término –fuerza, inocencia época burguesa. Dos textos marcan el hombre sin atributos que no se somete
estilo de incluir en el desarrollo de estética, sano primitivismo, compro- itinerario: desde el Quijote a Bouvard a los múltiples modos que asumen las
un tema algún aspecto importante miso político– que condicionaría de y Pecouchet que son por otra parte, en coerciones institucionales.
o la reflexión sobre algún tipo de antemano al escritor, y alimentaría una su siempre valorado rescate de la tra-
problema atinente a la materia que producción en serie, donde lo esen- dición literaria, constante referencia y La ortodoxia estética, que es producto
trata, se refiere, ya no a la influencia cial de cada escritor, su peculiaridad objeto también de análisis. de una intoxicación crítica, implica por
de Faulkner, retomada luego, sino al e irreductibilidad (que ve en autores Pero la ruptura con las convencio- otra parte, un voluntarismo: las van-
“problema bastante complicado” de latinoamericanos como Darío, Vallejo, nes de la novela, que observa en el guardias se manejan con manifiestos,
la influencia a secas, para señalar lo Neruda, Felisberto Hernández, Borges, siglo XX, promueve la idea de que con programas. Desgraciadamente, el
que advierte, en algunos casos, como por ejemplo) quedaría opacado o sos- se trata de textos menos adscribibles tiempo parece ensañarse muy especial-
mera afectación: layado. Es una vez más, la constante a tal nombre que al desarrollo de mente con los manifiestos y los progra-
postulación saeriana de que lo que ver- otros caminos de la narración. Es mas (Saer, 1997, 221).
... cuando tal o cual escritor pretende daderamente vale en literatura es aque- esta búsqueda la que otorga valor a
que Flaubert, por ejemplo, es el autor llo que según una figuración única, se quienes la emprendieron según sus Hablar de realismo, desde luego
que más admira, el lector de-salentado constituye en un objeto nuevo capaz de propios caminos. Si se quisiera empa- implica, y Saer lo hace, ir al meollo
preferiría que en la obra y el compor- “transfigurar” la percepción del mundo rentar esto con ese conocido gesto de de la cuestión, y hablar acerca del
tamiento de ese escritor haya de tanto y ofrecer “su aura viviente y generosa” rechazo a todo lo que se denominó concepto de representación para seña-
en tanto algún signo que demuestre esa (Saer, 1997, 275). realismo, Saer adopta aquí, una vez lar su no inmutabilidad, y no por el
supuesta admiración (Saer, 1999, 76). Entre autores varios, va a aparecer más, una actitud diferente. En uno contrario, su variabilidad histórica.
otro de los núcleos recurrentes en la de los varios ensayos donde se ocupa Como cita inapelable menciona –no
La cuestión parece apuntar a ciertos crítica de Saer, y que tiene que ver del Nouveau Roman, que retoma a lo es la única vez– el espléndido texto de
comportamientos del campo literario con el tipo de textualidad a la que se largo de su ensayística en modos dife- Erich Auerbach, Mímesis: la realidad
consistentes en filiarse en un linaje abocó fundamentalmente, la narra- rentes, desde discutir algunas de sus en la literatura. Pero además, agregará
prestigioso para validar una obra, o ción. Su modo de distinguir eso que teorías hasta analizar magníficamente luego, lo que se olvida frecuentemente
maniobras similares. Sin embargo, un quedaría uniformado en la masa de algunas de sus obras, Saer discute, en en los ataques inconsistentes es que
poco más adelante, la observación narraciones –de narraciones valoradas, 1973, con una formulación posterior- “la representación es inherente al len-
apunta a un solo individuo, y cabe no de simples nominaciones mercan- mente banalizada y despojada de la guaje”. En definitiva, lo que deshace
decir que no es sólo aquí donde Saer tiles– donde indistintamente cabrían consistencia teórica que pudo tener es la pareja convertida en insepara-
muestra hacia García Márquez, algo tanto Rojo y negro como el Ulysses, es al comienzo, según la cual el realismo ble entre representación (cierto tipo
cercano a la aversión: mediante el cuestionamiento, precisa- sería algo así como un lastre del que de representación) y realismo (como

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escuela literaria decimonónica). Y para lleva a considerar algunas subespecies época, con la pretensión de fidelidad, la credibilidad del relato y su razón de ser
mostrar la transformación operada, narrativas –además de la novela de que Saer se pronuncia, y habría que peligran si el autor abandona el plano de
desde, por ejemplo, Rastignac a Molly aventuras y la psicológica cuando exa- decir que, de algún modo, esta idea lo verificable (Saer, 1997, 11).
Bloom, acude a la categoría de perso- mina las posiciones de Borges al res- no deja de entrar en sintonía, o por lo
naje. Esta consideración no es poco pecto– tal vez por la difusión de tales menos de rozarse en algún punto, con La combinación entre lo empírico y
significativa, ya que el personaje como géneros. Ya en El concepto de ficción la del “anacronismo necesario” de que lo imaginario iría a favor de un grado
uno de los constituyentes narrativos (225) habló de los límites de lo fantás- hablaba, precisamente, el inventor de mayor de verdad en la ampliación de
es primordial, y la reaparición de un tico y su ejemplo fue Lovecraft, a quien tal categoría, el propio Lukács. horizontes que postula.
mismo personaje en distintas novelas menos como valor literario consideró En el último libro, Trabajos, hay un Saer habla de “modelar” lo que se
que, según Saer, Michel Butor señala como muestra perfecta de los alcances ensayo donde retoma el tema del canto presenta en el conflicto entre verdad y
como rasgo fundamental en Balzac, de la literatura fantástica, género con- de las sirenas, ya no para mencionar a falsedad, y aunque dicha al pasar, esa
llevaría a asociarlo con su poética siderado en otro lugar, estrictamente Kafka y el silencio, sino para contrapo- palabra, nos remite a una etimología
realista. Entre las muchas diferencias acotado, para mostrar que lo fantás- ner dos posibles finales junto con las que ya había visto Auerbach cuando en
que va a observar entre la novela deci- tico opera en par indiscernible con la varias interpretaciones que ha tenido Figura, dice que deriva del verbo latino
monónica y la del siglo XX, un rasgo realidad: “que sin la contraparte de lo el texto homérico. Lo que interesa aquí fingere, precisamente modelar, plasmar.
común sería, según Saer, la inclusión real el mundo de la literatura fantás- son esos finales: Ulises logró llegar a La defensa de la ficción de Saer no deja
de lo que la convención considera- tica se borra, no sólo como literatura, Ítaca, la versión optimista, o la contra- de mantener en vilo la oposición, es
ría “no novelable” (Saer, 1997, 130). sino también como creación imagi- ria: Ulises pereció sin poder llegar a su decir, no resuelve la cuestión diciendo
Aunque Saer señale al pasar que toma naria”. Pero fue el género policial el hogar, perdido por querer escuchar el sencillamente que todo es ficción, ya
la categoría de personaje porque le que ocupó más su atención, y no sólo canto prohibido. Saer considera que que no es en ese tipo de teorización
resulta más cómodo, sin embargo, se porque el fantástico goce actualmente una y otra versión son correctas, ya en que se encuentra, sino en una
puede inferir algo más, y que es la de mucha menos presencia que el que lo que es permanente, verdadero, consideración más inmediata de los
persistencia y reaparición del persona- otro, sino porque intenta ver qué par- es que hubo un instante en que oyó fenómenos y las teorías aledañas. Por
je no sólo en un autor como Faulkner, ticular inflexión se produce respecto el canto, instante que se hace evidente eso va a pronunciarse también contra la
sino también en la propia novelística de la cuestión en autores que valora, en el relato, las consecuencias son “un otra pretensión: y aquí es Eco el blanco
de Saer, que, como bien se sabe, ha como Dashiell Hammet o Ricardo persistente enigma” (Saer, 2005, 100). de su crítica, en tanto defensor de “lo
girado siempre sobre un conjunto Piglia, hasta el punto de que encaró De algún modo, esto nos devuelve a falso” como puro artificio que elimina
reconocible y bien definido. Se trata en su propia narrativa –La pesquisa– el la frase inicial del primer ensayo de El ese grado de ambigüedad sin el cual la
más bien de inscribir ese componente género (como problema, desde luego, concepto de ficción, “Nunca sabremos obra literaria pierde su núcleo de pro-
en otra estructura narrativa, obvia- no como premoldeado). Por más que cómo fue James Joyce” (Saer, 1997, 9), ducción de sentido, capaz de persistir
mente no preexistente sino concebida considere que “la novela negra está el instante de evidencia, la verdad del en el tiempo.
según cada escritor, siempre según la definitivamente muerta” (Saer, 1999, texto, no se adscribe a un género, sea Con igual precisión que cada una de
idea de que las novelas no serían “un 159), ve la posibilidad, y en esto no este la biografía, la autobiografía o la sus narraciones, los ensayos de Saer
receptáculo de forma más o menos diverge de otras modalidades narra- non fiction, en tanto: aportan no respuestas –término que
invariable, llenas de un contenido tivas –así la utilización por parte de seguramente rechazaría– sino más bien
inteligible conocido de antemano”. Faulkner de procedimientos tomados todo lo que es verificable en este tipo de indicios como un desafío, para encarar
En el tenaz antagonismo contra lo del Quijote– de que esa suerte de relatos [lo que sería la verdad objetiva] es con igual lucidez, varias cuestiones que
prefabricado, que iría en contra de estructura se incorpore, es decir, sea en general anecdótico y secundario, pero diariamente nos desvelan.
toda posible modificación que diera asimilada y por tanto transformada en
cuenta de la variedad, complejidad y un “sistema narrativo personal”. Del
opacidad de cuanto lo circunda en el mismo modo que respecto de los otros
BIBLIOGRAFÍA
tiempo y el espacio, en la existencia, la subgéneros acomete contra la novela
oposición de Saer a los géneros como histórica –y esto particularmente a Saer, Juan José:
invariantes es, digamos, habitual. “La propósito de tal atribución a Zama • El río sin orillas, Buenos Aires, Alianza Editorial, 1991.
• El concepto de ficción, Buenos Aires, Ariel, 1997.
tiranía del género, la rutina repetitiva de Antonio Di Benedetto– es contra • La narración-objeto, Buenos Aires, Seix Barral, 1999.
de los géneros” (Saer, 1999, 26, 27) lo la idea de una reconstrucción de una • Trabajos, Buenos Aires, Seix Barral, 2005.

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Héctor Libertella: la pasión Para Rafael Cippolini tal del contemporáneo. Y lo mismo
se percibe cuando Libertella presta
atención (y en el hecho mismo de que
hermética del crítico a destiempo I. generosamente preste tanta atención)
al futuro literario de esa contempo-
“La desgracia de los sincrónicos –de- raneidad cronológica: a César Aira
Por Martín Kohan fine, sereno, Héctor Libertella–. Vivir (pero ya desde Moreira, ya en 1975),
el presente” (ECH, pág. 191). ¿Acaso y luego a Daniel Guebel o a Sergio
se podrían leer los distintos momentos Bizzio, y luego a Marcelo Damiani o
de su obra crítica (hasta donde quepa a Damián Tabarovsky, hasta hoy.
separarla, aunque sea provisoriamen- Esta expansión gozosa de la contem-
La crítica siempre logró desplegarse en las resis- te, de su obra narrativa) bajo el signo poraneidad es precisamente aquello
tencias. Resistencia contra los poderes y las perseverante de la neutralización de que termina por liquidarla. Libertella
obviedades de cada época. Héctor Libertella ha esa desgracia? Un prolongado esfuer- se apoya en cierta premisa que deja
desarrollado una notable y singular resisten- zo literario para acabar con la sincro- sentada justamente en el prólogo a la
nía. Llama la atención, sin embargo, antología de Literal: “El tiempo en
cia despojada de toda connotación épica. Con el fuerte sentido de la contempora- literatura es otro” (L, pág. 8). Al am-
una clara vocación por el “destiempo” capaz neidad que exhibe Libertella. Cuan- paro, o al desamparo, de esta cualidad
de trastocar las temporalidades sincrónicas que do escribe sobre Osvaldo Lamborghi- diferencial, Libertella ensaya el juego
confunden y homologan como conjunto a los ni, sobre Luis Gusmán, cuando cita a artificioso de extender y contraer esa
Germán García, cuando cita a Josefi- condición de contemporáneo, sabien-
contemporáneos, Libertella resistía desde una na Ludmer, vale decir cuando visita – do que así, con la evidencia del artifi-
literatura a la que reservaba otros tiempos. Sus y prologa y antologa– el mundo de la cio, la vacía como dato real. Es el tra-
trazos, que bordeaban el hermetismo y la opa- revista Literal, que es el suyo, exhibe yecto exactamente opuesto al del salto
cidad, eran reivindicados frente a las formas la plena decisión de ser un contem- a la clasicidad, que en su pretensión de
utilitarias de un lenguaje ligado a la sociedad poráneo de sus contemporáneos (que suprahistoria se especializa en ser ubi-
sean sus contemporáneos es un hecho cua. Libertella va justo al revés: apren-
comunicativa y mercantil que reclama para sí objetivo, pero que él también lo sea de a desfasarse, se ejercita para ser un
una escritura normativa, comprensible y expli- de ellos, es un acto de voluntad). Cla- experto en el destiempo.
cativa. No se trata de una resistencia ideológica ro que, en cuanto Libertella desplaza Al comenzar “La leyenda de Jorge Bo-
puesto que el mercado actúa en niveles de mayor su enfoque crítico en el tiempo, ese nino”, por excepción admite: “Preciso
efecto de contemporaneidad no se las fechas; las necesito para no perder-
concretitud: tiene siempre un lugar acechante en diluye, y hasta podría decirse que, ya me” (¡C!, pág. 51). La regla de esta ex-
el que cobijar al crítico. Otro tipo de resistencia como artificio, por el contrario, hasta cepción, sin embargo, lo libera de la
ligada a la supervivencia, a una guerra incesante se intensifica. Cuando se ocupa, por precisión y del precisar, y revela por
donde la astucia es la condición para transitar caso, de Manuel Puig o de Saer, o de contraste la despreocupación de per-
Borges o de Mujica Lainez, o si se derse. La vocación del desfasaje exige
un desfiladero estrecho sin despeñarse en él. El va hasta Macedonio Fernández, o si, tanto esmero como la puntualidad o
método: un hermetismo capaz de fundar inte- más aun, se retira hacia el siglo XIX y la sintonía. El narrador de Memorias
rioridades donde el sigilo devenga capacidad de se sitúa en los días del Salón Literario de un semidiós lanza la pregunta decisi-
desplazamiento en esa intemperie, del mismo de Marcos Sastre, se vislumbra siem- va: “¿Cuánto tiempo es necesario para
modo que –compara Martín Kohan en esta pro- pre un mismo arrimarse confiado y a llegar tarde?” (MS, pág. 83). Tenía
la vez cuidadoso, un aire similar de que ser Libertella, a quien el recono-
funda evocación– lo imaginaba Rodolfo Fogwill familiaridad general matizado con un cimiento como escritor le llegó bien
para los combatientes, habitantes de las cuevas soplo (o un suspiro) de cierta reserva, pronto (Premio Paidós en 1968, Pre-
subterráneas, de la guerra de Malvinas. que expresa la condición fundamen- mio Monte Ávila en 1971), quien con-

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cibiera este afán por retardarse. Llegar Roland Barthes) o literaria (descen- pura superficie sin volumen y sin rio (en especial entre la ficción y la
temprano o llegar tarde, pero nunca trados: Enrique Lihn, Salvador Eli- adentro; la proliferación, el descen- teoría: la crítica lírica, la literatura
llegar a tiempo, es la gracia que revier- zondo), hay en Libertella al menos tramiento, el desvío; el énfasis en lo crítica) y la de la reescritura (Liber-
te la desgracia de los sincrónicos. dos momentos en los que el foco se parcial y el descreimiento del todo; tella inscribe, heráldicamente, el lema
La laboriosa extemporaneidad de Li- pone sobre la cultura popular. En la impregnación intertextual: la paro- de su método de obstinación crítica:
bertella (laboriosa y larga: le llevó su uno se refiere al fútbol de la Selección dia, el pastiche, la postulación de que “Volveremos con variaciones sobre lo
tiempo) se irradia sobre su manera uruguaya: su estilo cansino, demasia- “la literatura es un papel que viene de mismo” (LSE, pág. 21).
entera de pensar a la literatura. Para do reposado, su parsimonia ancestral, otros papeles” (LSE, pág. 92 y EPRH, Si hay algo que sin dudas puede de-
pensarla como él lo hace, se vuelve su desafío abdominal a la fina línea pág. 79/80), de que “lo escrito pro- cirse de este universo de categorías y
indispensable dislocar determinadas atlética (ver PPC, pág. 60). En vez del viene de lo escrito” (LSE, pág. 10); el aun de este índi-
premisas y coordenadas temporales Uruguay campeón del mundo, el del erotismo del texto: el goce o la perver- ce onomástico, es
(quien sabe si las cosas no ocurrieron treinta o el del cincuenta, Libertella se sión; la diferencia (Pierre Menard: la que está nítida-
a la inversa: a fuerza de sabotear tem- fascina con el Uruguay del Mundial diferencia en lo mismo de lo mismo). mente fechado.
poralidades, acabó por desfasarse él 70: el que queda, ya para siempre, Dichos o implícitos, Roland Barthes, Entre el final de
mismo). La consigna teórica de “des- fuera de época, desfasado, obcecado Julia Kristeva, Jacques Derrida, Mau- los años sesenta
baratar la ilusión de progreso” (LSE, por nobleza con un fútbol ya extin- rice Blanchot, Gilles Deleuze, Geor- y el comienzo
pág. 195) se multiplica en una saga de guido. En otro momento, Libertella ges Bataille, Michel Foucault, Mijaíl de los años se-
desbaratamientos cronológicos en se- se ocupa de Roberto Goyeneche, del Bajtin y algunos otros, rondan o ha- tenta, se verifica
rie: decir que “el futuro ya fue” (EAS, canto de Goyeneche, de su pronun- bitan los textos de Libertella. Tam- su afirmación;
pág. 43), y después preguntarlo: “¿El ciación; no es su edad de oro la que bién funciona una tradición, la de los en los setenta y
futuro ya fue?” (EAS, pág. 99); decir lo convoca, no es el Goyeneche en es- formalistas rusos; la noble fidelidad a comienzos de
que hay que hacer “de pasado presen- plendor de Troilo o de Salgán, sino el del arte como artificio, la práctica los ochenta, su
te” (EAS, pág. 44) (¿y eso qué viene último, el habitualmente disminuido continua de la desnaturalización, la expansión y su
a ser? ¿sincronía o asincronía?); pro- Goyeneche del final. A Libertella le atención puesta en los procedimien- esplendor; de ahí
poner “una memoria retrospectiva de interesa éste y no otro, para Liberte- tos, la insistencia aforística en que en más, su reduc-
lo que vendrá” (EAS, pág. 99); definir lla la culminación se verifica ahí, en “la literatura no es un pensamiento” ción a vulgata y
lo posmoderno como “aquello muy el fraseo fantasmático del que canta (EPRH, pág. 97; EAS, pág. 56; LSE, su domesticación
muy antiguo que se pone en choque desde otro tiempo, para Libertella ésa pág. 103 –sólo que aquí el sujeto es como moda. Héctor Libertella, con- Héctor Libertella
eléctrico con aquello muy muy del es la gracia, ése es el don, el arte de in- “escritura”–; LLA, pág. 70). En el temporáneo, vive el presente y se afilia
futuro” (LSE, pág. 108); entender ventar ruinas, el arte de hacer de pa- mismo orden de puesta al día en la a sus lecturas; pero Héctor Libertella,
a las vanguardias no como anticipa- sado presente, con el futuro ya sido, teoría literaria, se destaca en Liber- extemporáneo, saturado de contem-
ción, sino como lo más ancestral (el para habitar ese presente en estado de tella el énfasis aplicado a la noción poraneidades, despega de ese presen-
pictograma); establecer, en el prólogo asincronía, y en la ilusión consecuen- de escritura. La escritura se subraya te hacia un pasado (en su interés por
a una antología de la nueva narrativa te de la contemporaneidad total. como objeto privilegiado (y allí otra la etimología, en su gusto por la letra
argentina, que hay un “arte de inven- vez Barthes, allí otra vez Derrida); la antigua) y hacia un futuro (¿cuánto
tar ruinas” (NRA, pág. 8). De este escritura es abordada en términos de tiempo es necesario para llegar tarde,
modo, con futuros ya pasados, con II. producción (y allí otra vez Kristeva, para que se haga tarde?), y entonces
pasados presentes, con vanguardias pero también Pierre Macherey, y tam- zafa. Y por eso hay siempre un plus
ancestrales, con las ruinas del ahora, La actualidad que se procura Héctor bién, desde otro tiempo, Bertolt Bre- en Libertella. Por ejemplo: disuelve el
Libertella elabora su enciclopedia del Libertella es ante todo teórica. Sus cht); la escritura es vista como trazo yo, pero lo hace mediante una capta-
destiempo y cultiva su propia entrada lecturas críticas se escriben siempre material, como dibujo, como marca ción genial: que, en castellano, “yo” se
en esa misma enciclopedia. con las categorías de vigencia más tipográfica (“algo físico tiene que apa- compone de “y” (conjunción) y de “o”
Si bien su interés crítico privilegia los probada: el borramiento del yo y su recer cuando el que escribe escribe” (disyunción), una letra que une y otra
objetos de cierta sofisticación artísti- reinscripción en el nombre propio; (EPRH, pág. 37). Y desde esta noción que separa (EAS, pág. 45; LSE, pág.
ca (Jorge Bonino del Di Tella a París; el juego literario en su inutilidad y de escritura, se abren dos prácticas o 11). O se tienta con la idea de que lo
Mirtha Dermisache comentada por como derroche; el privilegio de una dos pasiones: la del cruce disciplina- más extremo es el Centro, porque el

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Centro es lo que “toca todos los extre- (ver EPRH, pág. 6)]. Libertella dice capitalismo” (NEL, pág. 16). Esa nor- el barroquismo y el neobarroco, la ex-
mos a la vez” (EPRH, pág. 22) o con bien, que le interesan los efectos par- mativización de un estilo económico y trañeza, la letra como cosa concreta, los
esta otra idea: que “la verdad de la red ciales y no las obras completas, y antes sencillo, que favorece su consumo, pre- textos que reescriben textos: todo eso
es puro agujero” (EAS, pág. 98). Por que el palabreo, el silabeo (el silabeo: tende hacer de la literatura un elemen- va permitiendo la enhebración de otro
lo demás, Libertella no incurre en la otra vez Goyeneche, el último Goye- to de comunicación. La red hermética corpus, uno donde están Macedonio
tendencia tantas veces vista de impos- neche); y su lectura efectivamente asti- viene por su parte a contrarrestar esta Fernández, Lezama Lima, Severo Sar-
tar el encomio de lla y opera con una moral de la esquir- “ideología específica de la comunica- duy, Salvador Elizondo, Osvaldo Lam-
Libertella es, inseparable- la proliferación la. Libertella reescribe, una y otra vez, ción” (NEL, pág. 107), esta “histeria borghini, Reinaldo Arenas, Manuel
mente, un teórico y un escri- descentrada, pero y en esas reescrituras, en las que tantas de la transparencia” (LSE, pág. 147). Puig, Augusto Roa Bastos, Augusto de
tor, y como escritor hace eso haciéndolo desde veces habla de la diferencia, produce En su lugar activa la práctica de una Campos, Enrique Lihn.
que como teórico dice. Su un discurso per- diferencia. Se puede tomar por caso escritura oscura, incomprensible, ile- La vuelta de tuerca que aplica Liber-
escritura habla de prolifera- fectamente esta- su consideración sobre Pierre Menard: gible, de puro idiolecto; un registro de tella consiste en admitir, y más que
ciones, y ella misma prolifera; ble y sosegado; que Pierre Menard produce una dife- escritura que es social, pero no por eso en admitir en propiciar, una impron-
se deslumbra con opacidades, no trajina la jerga rencia en lo mismo de lo mismo. Pero sociable. De Jorge Bonino le interesa ta patológica para la pasión del juego
y ella misma sabe opacarse; de la diferencia como el propio Libertella reitera esta a Libertella que se mantuviese indife- hermético. Él mismo delinea la cadena
dice el desvío, y ella misma se pero con pala- idea, y la reescribe, y no la reescribe rente al hecho de que lo entendieran de asociación del pathos: pasión, pade-
desvía; postula que lo escri- bras de comple- siempre igual, termina produciendo, o que no lo entendieran, con lo que el cimiento, patología; para desembocar
to viene de lo escrito, y ella ta identidad; no también él, en lo mismo de lo mismo, problema del sentido iba a parar a las resueltamente en la figura radical del
misma va y viene de escritu- cuestiona la escri- una diferencia. rajaduras del sistema, a los confines de patógrafo Libertella se aboca, con un
ra en escritura. Menciona el tura instrumental la comunicabilidad. De Mirtha Der- espíritu completamente dichoso y para
goce y es gozosa; y hablando pero con una misache le interesa su trabajo con lo nada clínico, a considerar cada “pato-
de perversiones, se pervierte. escritura instru- III. concreto del lenguaje, porque lo con- logía literaria” (LSE, pág. 17/8). En los
Ve en la letra un dibujo, y mental; no habla creto le ofrece resistencias al sentido. bordes del hermetismo está la afasia, en
además de eso dibuja. de goce literario Hay un dato que proporciona la mito- Libertella sueña un sueño de Roland los bordes del hermetismo está el au-
pero con pala- logía griega y que mereció, de parte de Barthes (y lo cita): el de un mundo tismo; el idiolecto se resuelve como es-
bras anodinas; no exalta la opacidad Libertella, tanto su notación como su exento de sentido. Y también propone critura enferma o desviada, y acaba ga-
pero desde un texto que aspira a la reescritura. Ese dato dice que Hermes, una imagen: la de unas piedras opacas nada por (pero ganando a) toda la serie
transparencia; no repite la prédica del el dios de lo secreto, era también el dios tiradas contra el vidrio transparente de de los trastornos verbales. “La lengua
fragmento pero para integrar un todo; de las comunicaciones y del comercio. la comunicación. Y agrega esta otra: desvaría”, constata Libertella (EPRH,
no se planta en la crítica literaria más Si hay un credo en el proyecto crítico la de la pena capital, una condena a pág. 94); y es esa constatación la que
tradicional pero pretendiendo estar de Héctor Libertella, es el del herme- la muerte lingüística, aplicada por la le permite formularse una pregunta
en un cruce de disciplinas. Libertella tismo (credo proferido, pero también comunidad bienhablante y bienpen- decisiva, cargada de tentación antes
es, inseparablemente, un teórico y un practicado, porque la escritura de Li- sante contra todos los que hablan un que de inquietud: “¿los locos son her-
escritor, y como escritor hace eso que bertella no favorece, y hasta incluso lenguaje desviado. méticos?” (EPRH, pág. 12; LSE, pág.
como teórico dice. Su escritura habla repele, el sosiego de la comprensión La red hermética (y en la red, sus agu- 246). La pregunta queda suspendida,
de proliferaciones, y ella misma pro- más clara y más lineal). El hermetis- jeros) da lugar a otro tipo de mapa li- vale decir sin respuesta; lo que solicita,
lifera; se deslumbra con opacidades, mo desaloja ese orden de certezas que terario. Ese mapa quiebra felizmente en todo caso, antes que ser contestada,
y ella misma sabe opacarse; dice el procura la interpretación clásica, con ciertos hábitos de autosuficiencia ar- es ser invertida. Formularla en sentido
desvío, y ella misma se desvía; postula la promesa de aquietarse en un sentido gentinista, y se instala con claridad en la opuesto y preguntarse, también sin es-
que lo escrito viene de lo escrito, y ella único y final. En su lugar, y en su re- dimensión de la cultura latinoamerica- perar respuesta, si acaso los herméticos
misma va y viene de escritura en escri- emplazo, el hermetismo instaura otro na (fuertemente recortada por Liberte- en cierta manera son locos.
tura. Menciona el goce y es gozosa; y mapa literario y otra tradición literaria, lla del colonialismo de Estados Unidos, No se trata, aun así, de concebir una his-
hablando de perversiones, se pervierte. que resisten por definición ese modelo país donde él daba clases en los años se- toria de la literatura como si pudiese ser
Ve en la letra un dibujo, y además de de lenguaje útil, práctico, entendible, tenta). El hermetismo, la artificialidad, una historia de la locura. La patografía
eso dibuja [Eduardo Stupía, nada me- transparente, esos modelos de escritu- la ruptura de linealidades, la muestra traza una línea demasiado irregular, de-
nos, le da una mano, la de su mano ra eficiente que son “prescriptos por el de la mecánica de producción textual, masiado inconstante y demasiado sinuo-

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sa como para pensarla como una línea vas, sino desvíos, desvaríos, extrañezas, bien dispuesta a comunicar, que cuen- letra del loco no genera dinero” (EAS,
histórica, o incluso para pensarla tan hermetismos, su propia alienación lin- ta con un “rol oficial” (NEL, pág. 41) pág. 85). Por otro lado, no obstante,
siquiera como una línea. Es otra cosa, güística, su propia perdición. ya programado y para la que el mer- las vanguardias de los años veinte se
que Libertella podría señalar mediante Para Libertella, así es como funciona cado reserva un determinado circuito. reconocen en el mercado, y allí se pre-
su propia versión de la operación Me- Borges respecto de Macedonio Fer- No por eso, sin embargo, se pliega sin vé igualmente una circulación para las
nard. Libertella concibe a un Cervantes nández: “Literatura versus patografía más a la conclusión resignada de que nuevas vanguardias, y aun para el es-
que contuviese dentro de sí a un Lewis en la Argentina” (LSE, pág. 222). Las a toda vanguardia le espera un destino critor hermético
Carroll. Entonces habría que decir que, palabras locales, enfermas de incomu- de museo o de mercantilización, y en existe un mercado No es el éxito lo que introduce
así como al nicación, se curan en Borges. Y enton- el desplazamiento “de la vanguardia al epigonal (el de su el mercado, no son las ventas
Quijote se le ces, ya curadas, transparentes, se hacen centro” (LLA, pág. 80), que señala en cofradía). Enton- cuantiosas, ni la figuración, ni
secó el seso de centro y se internacionalizan. Borges lo que va de Macedonio a Borges, no ces Libertella se la masividad: es la superviven-
tanto leer, hay es el síntoma de esa enfermedad, la de detecta un trayecto inexorable. decide y enfatiza: cia. El artista del hambre es
patógrafos que la oscuridad del idiolecto, y por eso La alteración medular de las proporcio- el mercado –dice– aquí una referencia no dicha
de tanto se- mismo permite la curación. Desde nes cronológicas altera necesariamente determina el lugar pero perceptible. Lo que hace
cárseles el seso esta perspectiva, la literatura argentina los términos en los que puede darse un que le conviene el escritor en el mercado no es
se pusieron se sana en Borges, porque Borges es su sostenimiento teórico del afán de las a la literatura en ni triunfar ni renunciar, sino
a escribir. Y padre sanador. vanguardias. Para Libertella, la vanguar- cada momento, sobrevivir. Y lo que Libertella
escriben justa- dia ya no es “lo que está más adelante”, en toda obra hay considera entonces son “las
mente desde el sino “lo que está más íntimo” (NEL, una apuesta mar- posibles estrategias literarias
trastorno ver- IV. pág. 34); y ya no es la anticipación, sino cada en la mesa para sobrevivir en el mercado”
bal de sus sesos “lo más ancestral” (EPRH, pág. 35) (el de intercambios (un poco en él, un poco contra
ya secados. Una de las líneas de tensión más tiran- pictograma, la vuelta al grafismo rupes- y toda escritura él, un poco gracias a él), la
Es evidente tes de los debates estéticos del siglo XX tre; pero también por caso una vuelta puede ser vista astucia para hacer el propio
que una his- –el que ubica en un polo a las vanguar- al antiguo español, o al barroco, o a la como pura estra- negocio en un campo de posi-
toria literaria dias y en el otro polo al mercado– no gauchesca). Es una lectura activa de la tegia de mercado. bles negocios, la perspicacia
no se escribe puede no verse alterada bajo los térmi- tradición, reconociendo allí los proce- Plegándose a esa para detectar qué vías de esca-
desde ahí, que nos críticos de las lecturas de Liberte- dimientos que sobreviven como ruinas; resistencia a cual- pe ofrece el mercado para sus
ningún ca- lla. Las cosas se plantean en sus textos es saber apoderarse de una tradición, quier conciliación escritores desviados.
non literario necesariamente de otro modo, toda como hace Lezama, pero sin renunciar que de por sí pre-
puede esta- vez que la idea misma de evolución es a la propia patología. supone toda escritura hermética en su
bilizarse por cuestionada (entonces la vanguardia ya La idea de que “el mercado explica a las proclividad a lo ilegible, y plegándose
este medio. Frente al desvarío de estos no es, ya no puede ser, lo que está más vanguardias mejor que las ideologías incluso a ciertas resonancias de las ve-
lenguajes, frente a las patologías de los adelante) y toda vez que el mercado re- y creencias que ellas simulen asumir” hemencias de los vanguardistas (ya sea
patógrafos, es el Sentido el que define gula incluso sus desvíos radicales. (NEL, pág. 38) expresa hasta qué pun- retrospectivamente o ya sea en la con-
lo que es la salud, y la salud no supone Se percibe en Libertella un acento des- to, para Libertella, lo que tantas veces temporaneidad del Di Tella), Libertella
otra cosa que represión (por eso Liber- creído respecto de la potencia corro- se dispuso como un drástico antago- podría haber despachado la cuestión del
tella deja otra pregunta más, también siva de las vanguardias que ya fueron nismo admite ahora cierta clase de re- mercado en los términos más esperables
sin contestar: “¿El canon reprime?” (como si prefiriese seguir el consejo formulación. Por una parte, no deja de del liso rechazo y la completa exteriori-
(LLA, pág. 77). Ese sistema de Salud que registra en una de sus novelas: “Un ser cierto que el mercado es un espacio dad. Pero hace otra cosa, más compleja
Pública (que Libertella atribuye, por poco de atención a retaguardia” (PPC, al que se combate, pero por otra parte y más interesante: advierte que el mer-
ejemplo, al boom) fija y estabiliza y pág. 87). Los límites de las antiguas debe notarse que el mercado es también cado es atacado idealmente pero actúa
esclarece sanidades, allí reposa el buen vanguardias, y aun cierta esterilidad un espacio en el que se combate. Así, en lo más concreto. Y en consecuencia
decir, allí habita el buen sentido. La en la recurrencia del vanguardismo, por un lado, el mercado es el ámbito atiende, escrupuloso, a las vicisitudes de
patografía no le opone otro canon ni promueven en Libertella un tono más de la comunicación generalizada, el que esa concreción, porque también en ese
otra historia (por lo demás, no po- bien reticente en la constatación de que desea ante todo una escritura limpia y sentido un texto asume una presencia
dría). No le opone rectitudes alternati- hay también una vanguardia sociable, transparente, el que evidencia que “la material.

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Al hacerlo, Libertella se precave con de la literatura no es menos significati- bién sobre este imaginario espacial se del escritor en la literatura rioplatense,
un ajuste de términos y de conceptos vo que lo que hace con los tiempos. Su arroja una pregunta sin respuesta, y se Libertella propone un cuadro donde la
que resulta fundamental. No es el éxi- imaginación, de hecho, y por lo tanto la deja colgando. Dice así: “Una escri- interioridad es muy lábil o es nula del
to lo que introduce el mercado, no son su repertorio metafórico, es predomi- tura que se desplaza, ¿hacia dónde?” todo: una toldería a la intemperie. En
las ventas cuantiosas, ni la figuración, nantemente espacial. Libertella conci- (NEL, pág. 110). ese espacio y en esa difícil interioridad,
ni la masividad: es la supervivencia. El be lugares, y sólo así alcanza a plantear Esta pasión planométrica de Liberte- resume la situación del escritor aisla-
artista del hambre es aquí una referen- cuáles son sus ideas de lo que sucede lla reitera, si se la sigue con cuidado, do, desprotegido por el estado, librado
cia no dicha pero perceptible. Lo que con la literatura. No se trata de espa- siempre un mismo gesto de insistente a una extraterritorialidad que es ya su
hace el escritor en el mercado no es ni cialidades teóricas (como el espacio creación espacial: la definición variada hábitat. La intemperie es así la cifra del
triunfar ni renunciar, sino sobrevivir. literario de Blanchot o el campo litera- de distintos interiores. Su mirada críti- abandono. No hay resistencia, según
Y lo que Libertella considera enton- rio de Bourdieu), sino de lugares con- ca procede de ese modo, concibiendo parece, si no existe algún interior.
ces son “las posibles estrategias lite- cretos que le permiten figurar una ma- interioridades, y son esos espacios in- Sobre la imaginación espacial así trama-
rarias para sobrevivir en el mercado” nera de existir de la literatura. Cuando teriores los que irradian sobre sus lec- da en la escritura crítica, Libertella des-
(EPRH, pág. 14) (un poco en él, un se plantea la definición de la literatura turas ese aire de furtividad conspirati- pliega su propia versión de la impronta
poco contra él, un poco gracias a él), latinoamericana como objeto, por lo va que tantas veces introduce para dar agonística de la literatura. Porque queda
la astucia para hacer el propio negocio pronto, la plantea como espacialidad: cuenta de lo que cierta literatura hace. claro que su enfoque recupera, en este
en un campo de posibles negocios, la como la fundación de un Continente ¿Qué otra cosa es una jaula herméti- sentido, la tradición vanguardista del
perspicacia para detectar qué vías de mediante la fabricación de un cierto ca, sino un puro adentro? ¿Qué otra arte como campo de luchas. Hereda esa
escape ofrece el mercado para sus es- espacio. La geografía es una suma de cosa está marcando Libertella cuando visión y hereda sus palabras: combate,
critores desviados. inscripciones y el estilo es un signo fí- dice que la vanguardia no es lo que estrategia, táctica, ataque y resistencia,
En El árbol de Saussure, donde se habla sico en el mapa. Cuando, en otro mo- está más adelante, sino lo que es más atentado, enemigo, aliado, y por su-
de “los días de mercado” (EAS, pág. mento, toma como referencia al Salón íntimo? ¿Qué clase de noción corpo- puesto la noción misma de vanguardia,
19) en una acepción eminentemente Literario de 1837, lo hace subrayando ral está activando cuando imagina a con su consabida inspiración militar.
barrial, Libertella distingue con ab- lo que ese sitio define como ámbito: la un Miguel de Cervantes con un Lewis Claro que, signa-
soluta precisión cuál es el aspecto del literatura fundada en un salón, anida- Carroll dentro? Libertella habla de un da notoriamente Héctor Libertella hace de la
que es preciso recelar: la exigencia, o la da en un salón. gueto, y después habla del baño de ese por la imagina- literatura un arte del sigilo
ambición, de masividad; la imposición La imaginación topográfica de Héctor gueto (para ver si tiene inscripciones o ción espacial de y de la lucha silenciosa. Una
intrusiva del criterio de lo cuantioso. Libertella multiplica sus variantes a no). Habla de una librería, y después Libertella, esta di- consecuencia, tal vez impen-
Como antídoto, y no como plan de partir de esos orígenes así localizados. habla de la trastienda de esa librería. mensión agonís- sada pero nada menor, del
fuga, Libertella luminosamente estipu- Habla entonces, con insistencia, de un Habla de un barco, y después habla de tica de conflicto trastrocamiento crítico de las
la que, allí donde hay un interlocutor, gueto literario; concibe la geografía ar- la bodega de ese barco, que es el lugar o de guerra asu- cronologías y del desafío a la
hay un mercado. Recurso al menudeo, gentina como una isla lejana; a la lite- donde se lee y es su “cueva de resonan- me características noción de progreso, es que
microfísica de la distribución literaria, ratura establecida la ve estancada en un cia” (LLA, pág.17). Libertella se vale particulares. El este combate carece de de-
es la admisión –también barrial– del foso; para pensar la sedimentación de antes que nada de una cartografía, con combate se define senlace. Al igual que el puro
diminutivo: el mercadito, el negocito. una tradición habla de la acumulación la que consigue espacializar a la litera- menos como un posicionamiento, que le da su
No se vive ni se muere en el mercado, subterránea de “napas críticas” (NEL, tura, pero en cada ocasión encuentra cierto suceder que tono, su destino es cambiar y
se sobrevive, y la manera es más ajena pág. 17). En El árbol de Saussure dis- el modo de suscitar, en cada espacio, como un cierto es también permanecer.
al modelo de la difusión masiva que a cierne lugares diversos: la barra del bar, la interioridad correspondiente: baño, posicionarse. El
la clásica tutela de un Mecenas (“Tal la plaza y su árbol, el gueto otra vez, jaula, bodega, cueva, caverna, trastien- título de una de sus novelas lo resume
vez sólo Mecenas podría ser todo el la aldea global. Por fin habla también da, sótano. En Las sagradas escrituras lo bien: Personas en pose de combate. Toda
mercado” (LLA, pág. 111). de un barco, de la Librería Argentina explicita: “una escritura de los interio- guerra es para Libertella una guerra de
Los artistas, dice Libertella, son “po- y de los cuchicheos de palacio, y para res (adentro)” (LSA, pág. 187). Esos posiciones y para resolverse o decidirse
bres posicionales” (EAS, págs. 85 expresar como topología la determina- interiores proporcionan por lo menos le basta con la pose. Así es que impe-
y 86). Su arte, incluso si rentado, es ción de no ser transparente, piensa en dos cosas: la posibilidad del sigilo, y el ra el espacio. Para la escritura se pun-
siempre gratuito. una “jaula hermética” (¡C!, pág. 192. efecto de resonancia. Para entregar una tualiza que toda táctica es sintáctica, y
Lo que hace Libertella con los espacios La piensa para Jorge Bonino). Tam- visión definitiva de la desprotección la sintaxis no es otra cosa –lo dice la

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etimología– que “el arte de disponer” minante de su dispositivo espacial: su Combate de camuflaje, pura táctica y y de la lucha silenciosa. Una conse-
(por ejemplo en LSE, pág. 46). Esta capacidad de producir interioridades. no estrategia, destreza para la varia- cuencia, tal vez impensada pero nada
belicosidad aquietada, esta belicosidad Porque así se activa un aspecto defini- ción coyuntural, para la adaptación menor, del trastrocamiento crítico
suspendida en la paciencia, deja a Li- torio de este combate posicional. “In- a cada circunstancia y a cada mo- de las cronologías y del desafío a la
bertella más cerca de Sun Tzu que de ternalizar la voz del enemigo” (EPRH, mento. Significativamente, la pose noción de progreso, es que este com-
pág. 89), para el caso, es un recurso de combate se desliza entonces hacia bate carece de desenlace. Al igual
ciertamente destacado. Y lo es también la guerra de guerrillas (y de Sun Tzu que el puro posicionamiento, que le
este otro: el que pergeña Libertella al al Che Guevara). Héctor Libertella da su tono, su destino es cambiar y
postular que hay una vanguardia evo- hace de la literatura un arte del sigilo es también permanecer.
lutiva y detectada, pero hay otra que
simula y disimula escondida en un
caballo de Troya. La pose de combate
obtiene así, del nutrido sistema de in-
terioridades espaciales, su estratagema
y su chance, su sigiloso crédito para
una victoria secreta. No hay guerra sin
la cavidad de este caballo y no la hay
sin las cuevas subterráneas: la perspec-
tiva crítica de Libertella va desde Ho-
mero hasta Los pichiciegos de Fogwill
(cuya versión de la guerra de Malvinas
privilegia igualmente lo que es la pura
supervivencia). Guerra de astucia, de
máscara y de disfraz, una clave de su
transcurso radica en la multiplicación
inestable de las tácticas a emplear. Por
Maquiavelo o de Von Clausewitz. La eso especula Libertella con la pluride-
fijación territorial habilita un modelo terminación del que escribe. El objeti-
de hostigamiento inmóvil. Esta guerra vo no es único ni es siempre el mismo.
se libra en estado de detención; con la No tiene por qué serlo siempre el sen-
pose de combate es suficiente, porque tido clásico, pero tampoco tiene por
se trata de un combate en pose o de un qué serlo siempre la ruptura. La van-
combate de poses. Así concibe entonces guardia, por ejemplo, también puede
Libertella al escritor: “inmóvil o fijo en ejercer cínicamente la prosa transpa-
su sitio, pero todo el tiempo fuera de sí” rente y comunicativa. La eficacia pue-
(EPRH, pág. 36). Y entonces piensa así de medirse en el uso de lo transparente
a esa cárcel del lenguaje que desplega- o en el uso de lo opaco, puede ser ope- ABREVIATURAS Y REFERENCIAS DE LOS TEXTOS CITADOS
ra Fredric Jameson (o a su propia jaula rativo oscurecer pero también puede
ECH: El camino de los hiperbóreos, Paidós, Buenos Aires, 1968.
hermética): como la posibilidad de “de- serlo explicitar. Lo evidente es que se PPC: Personas en pose de combate, Corregidor, Buenos Aires, 1975.
cirlo todo sin moverse de los límites de puede prescindir de propuestas y es- NEL: Nueva escritura en Latinoamérica, Monte Ávila, Buenos Aires, 1977.
su propia materia” (LSE, pág. 75). trategias fijas y simplemente funcio- ¡C!: ¡Cavernícolas!, Per Abbat, Buenos Aires, 1985.
EPRH: Ensayos o pruebas sobre una red hermética, Grupo Editor Latinoamericano, Buenos Aires, 1990.
Para entender del todo la escena bélica nar, y que no hay que hacer siempre lo LSE: Las sagradas escrituras, Sudamericana, Buenos Aires, 1993.
que despliega Libertella (hasta donde mismo (como se afirma en Personas en NRA: “Prólogo. ¿Hay fantasmas en la Biblioteca de Babel?”, en El nuevo relato argentino, Monte Ávila, Caracas, 1996.
“entender del todo” es posible, o inclu- pose de combate: “Pronto se acabarán MS: Memorias de un semidiós, Perfil, Buenos Aires, 1998.
EAS: El árbol de Saussure. Una utopía, Adriana Hidalgo, Buenos Aires, 2000.
so pertinente, cuando se trata de él), los esteticismos y habrá que cambiar L: “Prólogo. La propuesta y sus extremos”, en Literal 1973-1977, Santiago Arcos, Buenos Aires, 2002.
es preciso recuperar esa cualidad deter- las tácticas” (PPC, pág. 87). LLA: La Librería Argentina, Alción, Córdoba, 2003.

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Bianco, lector de Proust Sucedido en el período de entreguerras,


el diálogo crítico con la obra de Marcel
Proust en Argentina fue acompañado
nada por el yo narrante; ese yo que es
siempre otro, un otro próximo y distin-
to. Al recorrer sus relatos se tiene la sen-
desde los primeros momentos por una sación, lograda pocas veces incluso por
Por Guillermo David vocación narrativa epigonal. Baste ver aquellos autores que se propusieron con
las obras de Manuel Gálvez1, Roberto deliberación alevo-
Mariani2, Max Dickmann3, Enrique sa aparecer como Al recorrer sus relatos se tiene la
Anderson Imbert4 y Juan Pablo Ramos5 émulos declara- sensación, lograda pocas veces,
(y obsérvese el arco ideológico que cu- dos, de que se está incluso por aquellos autores
bre ese espectro, que va desde la derecha leyendo, aun, pá- que se propusieron con delibe-
nacionalista católica al izquierdismo so- ginas que podrían ración alevosa aparecer como
cialista pasando por el fascismo y el van- haber sido escritas émulos declarados, de que se
guardismo social) para corroborar en sus por el mismísimo está leyendo, aun, páginas que
ensayos de aproximación al texto prous- Proust si éste hu- podrían haber sido escritas
tiano el paralelo con sus emulaciones fic- biera poseído el por el mismísimo Proust si
cionales. José Bianco no constituye una español –y vivido éste hubiera poseído el espa-
excepción a esta experiencia de abordaje. en Argentina–, o ñol –y vivido en Argentina–, o
Quien estaría destinado a ser uno de los que podrían in- que podrían incluirse entre sus
más finos escritores argentinos y alma cluirse entre sus papeles como una prolonga-
secreta del grupo Sur publicará en su ju- papeles como una ción letánica y apócrifa, com-
ventud –apenas a los 24 años– un libro prolongación le- puesta con restos autónomos
La propia soberanía de la crítica, defendida de exquisitos relatos, algunos de los cua- tánica y apócrifa, expurgados de sus novelas.
por Bianco, se deconstruye en función de un les anticipara en La Nación, titulado “La compuesta con
gran desplazamiento de razonamientos: desde pequeña Gyaros”, texto con que daba restos autónomos expurgados de sus
la novela a la vida y desde la vida a la moral, inicio a su larga y prolífica relación con novelas. Situación que, desde ya, por sí
representando la hoja de ruta de los extravíos el autor francés. Compuesto por seis na- misma desmerecería los resultados –y
rraciones cuya atmósfera común remeda de hecho lo hace con no pocos de los
implícitos en una vocación epigonal por la obra el tono de sociedad declinante propio de escritores que habrían de proponerse el
proustiana. Ella se lee en Bianco a partir de com- las invenciones de Proust (aunque por desafío de respaldar su prosa en la de
ponentes introspectivos, demarcatorios de zonas diversos motivos –el primero de ellos: Proust– al imponer su condición subsi-
cuyo alcance escapa a la vocación de ambos el formato breve que les conferirá–, los diaria, supérstite, como vicio de origen.
textos del volumen recuerdan más bien a Pero que en el caso de Bianco, y he aquí
autores. Esos componentes revelan, al menos, Los placeres y los días, así como La pérdida su mérito, a mi entender único entre
restos de diálogos presentes en la escritura de del reino, su gran novela de la madurez, quienes se mantuvieron apegados al es-
Bianco, quizá como el efecto menos deseado de remitirá a En busca del tiempo perdido en píritu proustiano en su narrativa, triunfa
su propia búsqueda. más de un sentido), la presencia en ellos de su propia vocación epigonal6.
de un narrador que permanece como un Acompasando esta incursión narrativa,
Guillermo David descubre un poco conocido espectador solitario más o menos pasivo, el joven Bianco escribirá uno de sus
lector de Proust en fuga, como lo fue el joven ingenuo y espantado, oscilando entre la primeros ensayos críticos destinado a la
Bianco. Acaso Bianco, acaso el propio David, apatía y el solaz apaciguado por el lugar prensa titulado Stendhal y Proust, editado
desean transmitirnos que a la obra de Proust de testigo incómodo que se adjudica, en La Nación de Buenos Aires el 9 abril
sólo se llega queriendo escapar de ella, como si propone –demanda– la complicidad de de 1933. Denotaba así, con ese emparde
un lector específicamente proustiano. y mutua contaminación entre crítica y
las biografías literarias tuvieran que transitar Esto es, un lector que acepte esa condi- ficción, sus operaciones de lectura del
esta paradoja para poder ensayar inspiradoras ción de espectador incluido en la trama, texto proustiano a través de las cuales
modalidades del vínculo narrativo y vital. inclusiva y a la vez distanciadora, propi- se autorizaba y constituía escritor. Todas

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sus mitologías personales se pondrían en la plétora de su universo subjetivo le logo con la obra de Marcel Proust. oscurecimiento, de mistificación, sino
juego en estos textos primeros. resulta insuficiente placebo a su dolor El año 38 Bianco accede a la secretaría de verdad, pero recuerda la afirmación
Las “mismas deficiencias que Proust sim- existencial. Esa naturaleza excepcional... de redacción de Sur, transformándose de Arnaud Dandieu8 mediante la que
plemente anota y Stendhal censura” son en una figura clave del campo cultural aclara que en el autor de la Recherche la
el punto de sutura en que la comparación se halla sometida a los complejos fan- argentino en la medida en que funcionó metáfora conserva el carácter religioso
entre la relación de cada uno de estos tasmas que logró rescatar del caos de como promotor de lo mejor de nues- de las fórmulas primitivas.
autores con su época le sugiere a Bianco la inconciencia, merced a su agudeza tras letras. Transcurridas dos décadas de
un lazo. Si –aduce–, la obra de Beyle privilegiada, y que ahora han crecido sus primeras aportaciones a la crítica Ha dejado de ser una figura retórica,
parece insinuarle a Proust el carácter de desmesuradamente hasta hacer un escla- proustiana, sucedido el peronismo, que es un angustioso intento de yuxtaponer
una dudosa confidencia, de un simulacro vo de quien los liberó. fue bastante más que una incomodidad el pasado al presente, de convertir la
de despreocupación en el que se mostra- expresiva para Bianco y su grupo de rela- reminiscencia en
ba “lo que era, y, sobre todo, lo que anhe- La relación secreta entre las cosas le ciones, excusándose en la aparición de la presencia –cita–. Acota Bianco “la debilidad
laba ser”, la hondura del compromiso del ofrecerá un aspecto penumbroso por Correspondencia de Proust con su madre7, Aunque va dirigi- irreparable de la metáfora
autor de la Recherche con la escritura (no el que se resiste a ser descifrada; el escribió un trabajo en el que aborda do contra el tiem- constituye su grandeza”. La
por escéptico menos apegado a la vida, vano deseo de aprehenderlo todo, ciertos tópicos de la personalidad de su po y el espacio, calidad estética estriba allí, en
sin ilusiones trascendentales que lo guíen según Bianco, nacerá allí para Proust. admirado escritor. La muerte de la madre continúa situado su incompletud, en su radical
o entorpezcan; “en vano Mauriac deduce No lo guía ningún propósito ulterior a en 1905 significó para Proust dos décadas en el tiempo y el imposibilidad. Algo similar
a Dios de las páginas de Proust precisa- su tarea de novelista. Lo vemos, en su de semiclausura “y la Summa novelística espacio. ocurre en la propia vida de
mente por su ausencia”, escribe Bianco), lucha contra el tiempo, dedicado a im- más admirable que se haya producido Proust, quien sólo al perder
hace de él un traidor inevitable de su pedir que transcurra sin haber aprisio- en Francia” –escribe. “Nadie mejor que Por lo que tanto la figura de la madre, contra-
propio ámbito existencial. Los seres que nado, en sus redadas, la cantidad más Proust ha demostrado el beneficio espi- la memoria invo- riamente a lo que pensaba,
en el ciclo proustiano actúan “sometidos abundante de minucias impalpables, de ritual del sufrimiento”– sostiene Bianco, luntaria como su puede dar con su destino.
a las artimañas de este sutil ilusionista, sensaciones fugitivas y evanescentes. para quien “este recurso por excelencia forma, la metáfo-
se van desposeyendo poco a poco de Por su parte Stendhal, para el crítico de las personas poco inteligentes” ha sido ra, constituyen intentos frustrados:
su encanto”. “La tarea demoledora que argentino, interpela a una humanidad explotado por Proust con infinita inspi-
Proust ejecuta”, sostiene: futura; es vigoroso y lozano incluso en ración poética merced a la cual el escritor la correspondencia entre sensación y recuer-
su prurito moralista acomodado a un descubre en sí mismo verdades que de do o entre objetos dispares no conduce a la
de acuerdo con su estrategia, cuando ya statu quo al que fustiga, pero en el que otro modo permanecerían ocultas. Las unidad ni tampoco a la identidad, sólo
ha derrumbado mentalmente el artificioso se apoltrona con fruición. “enseñanzas implacables del dolor” son puede expresarse por una analogía.
andamiaje que levantaban sus deseos –vale escuela proustiana de conocimiento, de
decir, en lugar de rechazar las cosas una vez Stendhal sigue un procedimiento inverso ascesis. El “precioso desgarramiento que Pero, acota Bianco, “la debilidad irre-
que ha observado sus defectos, se percata de al de Proust. En cada capítulo tiende un llamamos desgracia” es la puerta de ingre- parable de la metáfora constituye su
ellos y reemplaza los valores desmesurados lazo al lector y lo sorprende a cada página. so; “las tristezas son servidores oscuros, grandeza”. La calidad estética estriba
y ficticios que les asignaba por sus valores Proust prescinde del lector y le exige, desde aborrecibles”, que conducen a la verdad allí, en su incompletud, en su radical
reales, cuando ya las cosas no le interesan– un principio, el máximum de esfuerzo. y a la muerte. Pero todo, incluso el dolor, imposibilidad. Algo similar ocurre en
adquiere su potencia máxima al socavar la Las sorpresas que prepara son lentas, se desvanece: Bianco leerá en términos la propia vida de Proust, quien sólo al
coronación del edificio francés. laboriosas. Se requieren varios tomos para éticos su apuesta literaria. Pese a su per- perder la figura de la madre, contra-
que desanude del cuello de sus personajes manente proclamación de un laicismo riamente a lo que pensaba, puede dar
Pero esa operación no es sino a costa la máscara que llevan y frecuentemente, radical para la literatura, a la que preten- con su destino.
de un inmenso gasto: al caer ésta, nos encontramos con otra de autónoma de todos los órdenes que Resulta interesante enfatizar este corri-
máscara, tan ficticia como la primera, tientan heteronomizarla, la dimensión miento hacia la lectura alegorista que
de espaldas al mundo exterior, Proust más desconcertante aun. ética de los textos y su entramado con termina apresando sus razonamientos
se envuelve en una telaraña refulgente el mundo vital será una constante en sus críticos: Bianco, que anhela la soberanía
de placeres, inquietudes, angustias, afa- En este estudio veremos cómo el paso abordajes críticos. de la crítica como género, de continuo
nes inextinguibles: justificativos de vivir de los años incitó a José Bianco a ir Leyendo la Correspondencia sostiene pasa de la novela a la vida y de ésta a
extraídos de sí mismo; dando diversas modulaciones a su diá- que no hay en Proust voluntad de la moral, perdiendo su radicalidad tex-

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tual. Vale decir: es un moderno cabal, quien según el argentino se ciñe de conti- se dan en formas ejemplares; aquellas en de bondad y perversión una ocasión de
un lector decimonono. Lo cual desde nuo al concepto de justo castigo, daría en las cuales el problema moral se plantea superación. El placer es sacrílego, un
los años setenta, con el giro estructural la escritura con la práctica curativa de su en toda su intensidad, acaso por horror privilegio de los malos, sostiene, conse-
y textualista hegemónico, rápidamente mal existencial. Así, algo del orden de la a ese mismo mal cuyo poder de atracción cuentemente proustiano.
daría pie a su exclusión del gremio por verdad reveladora alumbra en la palabra. han comprobado tan a menudo.
los críticos que se postulan autárquicos, Mme. Vinteuil es buena: no a la manera
encastrados en la costumbre de la sumi- Una mujer es de mayor utilidad en nues- Un maridaje con el mal que funciona de Odette, la ex cocotte, con una bondad
sión a la materialidad de la letra que tra vida si en vez de ser un elemento de como principio dinamizador, como visceral, fisiológica, sino con una bon-
prescinde de las felicidad es un instrumento de tristeza, “energía que fecunda la imaginación”, dad humana, inteligente, hostigadora;
[Bianco] es un moderno cabal, otras dimensiones porque no hay amor que no nos sea tan sostiene Bianco, permite a personajes esta bondad le exige un esfuerzo de crea-
un lector decimonono. Lo cual en las que inter- precioso como las verdades que nos descu- como Bergotte y Elstir ser “eficazmen- ción que no tiene la energía de realizar.
desde los años setenta, con viene la literatura bre cuando lo perdemos. te buenos”. A su vez, la imaginación Entonces sucumbe a los reproches de su
el giro estructural y textualis- a su paso por el es condición de la bondad; allí nace la propia bondad, se deja aturdir, ensor-
ta hegemónico, rápidamente mundo9. En el episodio de la muerte de la abuela relación al otro, el sentimiento moral. decer por ellos. El fatalismo romántico
daría pie a su exclusión del Centrado en la en la Recherche, supone Bianco, Proust El ejercicio del arte, como en Elstir, que la induce a creerse un monstruo le
gremio por los críticos que se relación vida/obra, ha ficcionalizado la muerte de la madre: redime, ennoblece las almas. impide, al mismo tiempo, ver claro en
postulan autárquicos, encas- Bianco puntúa en En este punto el crítico, como res- su naturaleza, aceptar su desequilibrio
trados en la costumbre de la la Correspondencia Antes de morir Proust, ya en los últimos puesta al pedagogismo moral en el sexual, sobrellevar sus limitaciones, y
sumisión a la materialidad de la figura de Mme. volúmenes de esas memorias ejemplarmen- que el personaje proustiano deriva tras después luchar con ellas, y después ven-
la letra que prescinde de las Weil –la abuela de te noveladas, muere su madre por segunda la depuración de sus maldades por la cerlas, trascenderlas, operar la síntesis
otras dimensiones en las que Proust, incitadora vez, irrevocablemente. Proust, junto con él vía del arte, supone –construye– un creadora de sus virtudes y de sus vicios,
interviene la literatura a su e iniciadora en las mismo, la ha sacrificado a su obra. diálogo entre el pintor y el narrador. Es síntesis propia del hombre, que no es ni
paso por el mundo. percepciones esté- decir, se coloca en la posición del autor. ángel ni bestia.
ticas del nieto, a la La verdad es superior a la muerte y al Elstir ha de corregirle al narrador las
que sigue en su variada peripecia–, y de amor, que se desvanece mediante la sospechas sobre su bondad adquirida, Esta doxa que matiza el maniqueísmo
la madre, colaboradora y protectora de palabra escrita. Ese credo ético, apre- antes impensable debido a la mediocri- moral y le abre las compuertas de la legi-
aquel; así como detalla los momentos de hendido en la lectura de Proust, será dad de los ambientes que frecuentaba: timidad a la transgresión, a la manera de
las cartas que traspasarán transmutados a la clave de su mirada crítica sobre la es un momento extraordinario de la un Bataille criollo10, será una constante
la obra del petit Marcel. Pero el núcleo de literatura y su ligazón con la vida. crítica, que súbitamente vuelve al texto en la obra ficcional de Bianco, y tiñe
su artículo es la auspiciosa catástrofe que Pocos años después, en 1959, Bianco ficcional, en el que el artilugio de un sus apreciaciones críticas de una cierta
significaría en la vida de Proust la muer- brindará en la Sociedad Hebraica una personaje que interviene la andadura pertinencia filosófica. Escribe:
te de la madre, de quien dependía de clase sobre “El sentido del mal en la de una pesquisa moral del autor es
modo excesivo hasta en los más mínimos obra de Proust”, luego editada en la tomado como voz reflexiva propia. Para Mme. Vinteuil, buena, inteligente, sen-
detalles de la vida cotidiana, al punto de revista La Torre de San Juan de Puerto Bianco, como para Proust –tal es su sible, habría podido ser, si no una gran
no poder llevar a cabo su proyecto nove- Rico. Su lectura recorre En búsqueda epigonismo– el camino de la sabiduría artista, pongamos por caso, como ese pa-
lístico, fallido tras dos intentos –el Jean del tiempo perdido puntuando la impo- no admite atajos de la experiencia, que dre a quien tanto se parece, una artista
Santeuil y el Contra Sainte-Beuve– sino sibilidad de asignar a los caracteres de sólo revela la verdad a costa de dolor decorosa. En vez de una artista, se resig-
hasta su desaparición. El “desamparo la novela valores absolutos: y desazón. Sacar del mal un partido nó a ser una sádica. O, como dice Proust,
afectivo, moral, espiritual, intelectual y benéfico es la lección que proponen las una artista del mal.
material” en que lo sume la muerte de en Proust, los llamados monstruos no vidas ejemplares de Bergotte y Elstir,
Mme. Adrien Proust –sostiene– “indu- carecen de sensibilidad, de imagina- que metaforizan las del propio Proust. Por su parte, en Charlus (sobre cuyo
ce al escritor al abandono de la vida ción, de inteligencia (...) las naturalezas En este punto el amor homosexual da modelo real, el conde de Montesquiou,
mundana y le insta a una reclusión cuasi proustianas atormentadas por el mal son ingreso al mal en las consideraciones del Bianco traza pinceladas precisas), que
monástica”. “Ha comenzado la expiación aquellas en las cuales los sentimientos argentino: Mme. Vinteuil y Charlus, ha convertido en “una especie de
de Marcel”, escribe Bianco, postulando más nobles – la generosidad, la solidari- sádicos y homosexuales, se estancan en poesía” la estupidez del ambiente aris-
una idea salvífica de la literatura; Proust, dad, la piedad, la delicadeza, la ternura- el mal por no saber hacer de la mezcla tocrático dando cabida a un “delicado

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mito”, señala su bondad como reverso te lo contrario de lo que se esperaba de tes de ella, tan pronto un narrador en te– fueron inhumando con el tiempo,
complementario de su sadismo. Su ellos”. La mirada displicente que echa contacto permanente con la realidad, y dio con una carta de Proust a un
ociosidad “lo hunde en la tristeza, y, sobre el por entonces ya impresionante que extrae de la observación sus mejores amigo de Henri de Regnier –quien
de rebote, en los abismos del mal que corpus crítico que ha levigado en torno hallazgos. Proust es ambas cosas. Su obra estaba en relación
lo seducen con todo el falso esplendor de nuestro autor, lo lleva a describir fundamenta todas las admiraciones, to- con Lèautaud– de
del vicio”. Concluye: “estas enseñanzas una deriva tendiente a revalorar lo que das las indagaciones. ¿Puede pedirse una fecha tan tem-
morales (...) han sido inferidas por aparece entramado en la sola ficción, más justa sobrevivencia? prana como
Proust de su propia naturaleza, que punto de sutura y condensación de los 1907, en la que
quizá, o sin quizá, debió de sentirse diversos registros –históricos, biográfi- Al año siguiente Bianco volvería sobre el futuro autor de
terriblemente atraído por el mal”. Su cos, sociológicos, filosóficos, etc.– que su autor favorito con un ensayo magis- la Recherche abo-
grandeza es acorde a esa atracción y al convocan a los críticos. tral, que obtendrá varios galardones, el mina con furia
poder de resistencia que supo oponer- La obra de Proust suscita a través de cual funcionará como adecuado acom- y asco inusuales
le con su alquimia creadora: “la capa- los años las más dispares reacciones, pañamiento para su novela, La pérdida del comentaris-
cidad de asimilarlo para transmutarlo argumenta Bianco, pero la más perdu- del reino (la cual, tras editar en La Na- ta, cuyos libros
en bien que le permitió escribir En rable estriba en el conjunto de múlti- ción un fragmento bajo el título Trelles autobiográfi-
busca del tiempo perdido”. ples sentidos que admite y propone. en 1953, se había visto interrumpida en cos conoce. Y es
1955 hasta ser retomada por esta fecha, que en ellos Paul
Años más tarde, insistiría tanto en Según Revel, Proust confunde amistad “por puro aburrimiento”). En su ensayo Lèautaud ha refe-
sus textos críticos como en su novela con brillar en la conversación, aunque El ángel de las tinieblas, de 1972, Bianco rido la peculiar
sobre esta valuación moral del texto se diga poco y nada. Pero brillar en la contrapone dos impedidas amistades li- historia de su vida
proustiano, en la que ampararía sus conversación es un sacrificio que Proust terarias que no llegaron a tales más que amorosa, pletórica
José Bianco
propias opciones. hace en aras de la amistad y que res- en su propio deseo personal: la de Paul en irregularidades de todo tipo, siendo
La percepción acabada que posee ponde a una inclinación profunda de su Lèautaud y Marcel Proust. En uno de el incesto consumado con su madre la
Proust de la distancia entre el yo públi- naturaleza: tratar de seducir, llevado por los volúmenes sucesivos de sus Diarios, no menos atendible de ellas; una vida
co y la personalidad más íntima del au- la necesidad de apoderarse del prójimo. refiere Bianco, el singular crítico teatral familiar que, como dice Bianco, evocan-
tor hace a su oposición a Sainte-Beuve, Con los años, ese prójimo será el próji- de la NRF, mientras declara su volun- do irónico a Lévi-Strauss, “no encuadra
sostiene Bianco una década más tarde mo, en la acepción más amplia de la pa- taria ignorancia de la obra de Proust no dentro de las tradicionales estructuras
en El Centenario de Proust; texto ela- labra, el interlocutor por antonomasia, vacila en proclamar su admiración al leer del parentesco”. A Proust, cuyo ferviente
borado en el ánimo de descreer de la el lector, y entonces, a través de su obra, el número de homenaje que la revista laicismo sólo se ve atenuado por una
prolífica producción exegética sobre su a ese hombre silencioso le transmitirá su dedicó a su muerte –y que, al postergar pasión cuasi mística por su madre, se
vida y su obra para reivindicar la sobe- pensamiento metódicamente, sin caer en el hecho la publicación de su crítica se- le antoja tan deleznable semejante per-
ranía de la ficción. “¿Qué puede impor- equívocos de ninguna clase. manal le cuesta, según apunta con sor- sonaje que lo conducirá a equipararlo
tarnos que Montesquiou sea Charlus? na, 250 francos: “una buena corona”. con el Mal, y, en una muestra más de
Charlus es mucho más que Montes- Nuevamente, aquí la ética que asume “Siento también, por instantes, cuántas sus melindres, a no atreverse a revelar
quiou” –escribe–. “En la novela, todos al otro como condición del propio de- cosas deben disminuir de interés al lado esta opinión, “... Pues me parece que
los seres que la han conformado, dejan cir. Sólo que en Bianco esta dimensión de la obra de Proust”, exclama, tras ha- tendría que batirme con el ángel de
de existir.” A quien por entonces, ya en aparece resistiendo al abordaje crítico, ber recorrido sólo un par de páginas –y las tinieblas”, según augura. Pero “no
el ocaso de la vida, se encontraba dan- desfundándolo subrepticiamente. “Sin- haberse bastado con ellas: será todo lo soy bastante puro para esperar vencer”,
do coronación a su propia experiencia gular destino el de Proust”, concluye. que en su vida leerá de él– de la novela, agrega. Bianco otorgará a esta última
narrativa y vivencial proustiana con su allí reproducidas. Hasta ahí Lèautaud, su afirmación poco menos que el rango
novela La pérdida del reino, los perso- Tan pronto han visto en él una especie de acentuada reticencia admirativa del au- de una confesión, una declaración de
najes de la Recherche se le antojan po- filósofo visionario, metafórico, que se ha tor de Les plaisirs et les jours. paridad moral con Lèautaud, cuando,
bres peleles despojados de historicidad elevado por encima de la observación y Bianco ha rastreado en la Correspondencia merced a las investigaciones realizadas
en manos de un Mefistófeles perverso ha hecho el proceso del realismo, volcan- rescatada, es decir, no enviada o que por Maurice Sachs –que, por lo demás,
que, como declarara el propio Proust, do en su novela un mundo de imágenes quedó en estado de borrador y que los el mismo Bianco intentará corrobo-
“en la segunda parte harán exactamen- previas a su experiencia e independien- especialistas –Phillip Kolb, centralmen- rar infructuosamente en la Francia de

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posguerra, entrevistando a sus apócri- o más bien la dolorosa liberación que estilísticas –que Borges llamara “invi- modesto escritor que ha resuelto con-
fos cómplices–, sean reveladas ciertas supondrá, recuerda Bianco, le permitirá sibles”– y en la construcción de sus fiarla, inconclusa, al cuidado de otro
costumbres del petit Marcel no menos a Proust ficcionalizar lo que ingresará sin delicados argumentos. Antecedida en que no lo es menos, en un clima social
perversas que las que trazaron el destino contención en su vida: sadismo, maso- varias décadas por sus escuetos rela- ligado a los sectores de una vetusta
de su abominado admirador, que inclu- quismo, homosexualidad. Facetas todas tos de La pequeña Gyaros (1932), Las aristocracia liberal que ya roza su
yen escenas de profanación erótica de la que aparecen en su texto de modo tras- ratas (1943), y Sombras suele vestir decadencia, en un Buenos Aires –por
imagen materna y cruentos sacrificios de polado con sorprendente fidelidad, con (1944), textos todos de una tersura lo demás, apenas sugerido y por ello
animales. (Esto último, anota Bianco, escasos enmascaramientos. Pero dado que torna prácticamente imperceptible mismo reconocible–, que remite sin
sin duda hubiera suscitado un previsible que es el problema de la salvación por su laboreo de la lengua, La pérdida del ambages al universo social y cultural
odio ilevantable en Lèautaud, que en las obras, de la purificación por la lite- reino (1972) es sin duda la mayor de de Sur. El trabajoso e intangible tono
su isla del Sena criaba a centenares de ratura lo que le interesa destacar como las novelas argentinas que, recostadas neutro, deliberado, con que Bianco
perros y gatos.) Y tratará de explicar central en la –su– lectura de Proust, esta en este sesgo de lectura de la obra de teje su trama, continuamente deja
el encono de Proust precisamente por presencia inalienable del mal –volun- Proust, se cobijan para realizar sus pre- adivinar, promete, anuncia enclaves
esa secreta afinidad electiva que los taria u ocasional– en la obra de ambos guntas a lo real. Y Bianco lo hará de un dramáticos, pero esta alternativa espe-
emparda a ambos, y que supondrá una le induce a preguntarse si, como en los modo conmovedor, un modo del que, rada jamás sucede en el relato; apenas
cifra moral profunda, radical, cuando su ambiguos personajes de A la Recherche sabedor de los maltratos que el aconte- se trasluce a través de lo insulso, de
pasaje a través de la experiencia de la lite- du Temps Perdu –como Charlus o Mlle. cer prodiga a una vida, no excluirá lo lo trivial del devenir cotidiano cierto
ratura adquiera ribetes de ordalía de la Vinteuil–, que acaban redimiéndose al patético sino que más bien lo compren- desmayado hálito melancólico que
cual saldrán, autor y lector, más sabios11. encontrar un sentido estético a sus actos derá dramáticamente, lo incluirá entre enrarece y a la vez presenta en su
Venciendo su costumbre, ese infatigable más abyectos, en sus textos no habría las inflexiones ineludibles de un desti- más palmaria y perceptible objetivi-
proustiano que fue José Bianco, ampa- una oportunidad de comprensión mati- no. Como una especie de prolongación dad la sorda tragedia amorosa que
rará en profusas zada de los dilemas éticos que atosigan extenuada de la idea que Proust baraja anuda los destinos de los personajes.
El trabajoso e intangible tono citas su operación nuestra época. Citará a Gide: “No hay en su estudio sobre El estilo de Flaubert, Finalmente, el lector entiende que es
neutro, deliberado, con que h e r m e n é u t i c a . obra de arte sin la colaboración del mediante la cual concibe a La educación su propia subjetividad la invocada,
Bianco teje su trama, conti- “Gilles Deleuze demonio”. Y agregará: “El demonio sentimental como “un largo informe de la involucrada involuntaria en una
nuamente deja adivinar, pro- –en su Proust et ha colaborado en las obras de Proust y toda una vida sin que los personajes trama en la que se opera un juego de
mete, anuncia enclaves dra- les signes– hace Lèautaud, pero esas obras están del lado tomen, por decirlo de alguna manera, ocultamientos y develaciones; y en
máticos, pero esta alternativa notar que la pro- de Dios”. “Porque es fácil hablar de la parte activa en la acción” –premisa el pendular del cual se acabará por
esperada jamás sucede en el fanación, junto malevolencia, del cinismo, del impudor, que, como lo ha sospechado Ortega entregar, merced a su colaboración
relato; apenas se trasluce a tra- con el secuestro y de los sarcasmos de Lèautaud: la vida y Gasset, bien podría considerarse un –en la espesura de lo que el bergso-
vés de lo insulso, de lo trivial el voyeurisme, son de ese loco, e insisto en ella porque declarado principio metodológico que nismo, tan vinculado a la impronta
del devenir cotidiano cierto medios de cono- Lèautaud nos cuenta su vida en casi rige la construcción de la Recherche–, proustiana en torno del Tiempo, el
desmayado hálito melancólico cimiento para un todos sus libros (...) hace pensar por Bianco ha entregado su indagación gran protagonista velado y eminente
que enrarece y a la vez presenta amante celoso: al momentos en la vida de un santo.” Pero, del lacio declinar de un mundo urba- del texto proustiano, llamó la durée–,
en su más palmaria y percep- Narrador le per- agrega, “... También es fácil decir que no íntimo con serenidad técnica y el secreto de una vida carente de secre-
tible objetividad la sorda tra- miten descubrir, Proust ha comunicado los gérmenes que precisión estilística en el seno de una tos. La historia de Rufino Velásquez,
gedia amorosa que anuda los traducir, encon- lo infectan a todo un mundo novelesco: arquitectura prosaica impecable, de un la narración de su vida y de su muerte,
destinos de los personajes. trar el sentido del en ese mundo novelesco resplandece modo que bien podría resumirse en la construida con nudos de tensiones
signo”, escribe. la verdad”. Y concluye: “En resumen, palabra mesura. sutiles entre fuerzas sensibles más que
“La verdad no se entrega, se traiciona; Proust y Lèautaud obedecen a una La novela refiere la vida –o, más bien, con las fáciles y reconocibles peripe-
no se comunica, se interpreta, no es deli- moral y persiguen un bien, para suerte habría que decir la historia de cómo cias de la experiencia, toma su poderío
berada, es involuntaria”, cita. Y colige: del lector, muy distintos de la moral y el se construye una sensibilidad a partir precisamente de su simpleza, de su
“En suma, para decirlo con palabras de bien convencionales. No son, ni uno ni del sufrimiento y de su gobierno o engañosa simpleza, en la que intuimos
Lévi-Strauss, la naturaleza de lo verdade- otros, el ángel de las tinieblas”. modulación morigerada por medio la tersura de lo que Nietzsche llamó
ro resplandece en el cuidado que se pone Esa moral es la que Bianco tratará de de la literatura, tema filosófico que “la inocencia del devenir” y que acuna
en ocultarlo. La muerte de su madre, construir en sus demoradas estrategias torsiona la propia Recherche–, de un en su vientre lo trágico y lo terrible.

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Presumiblemente el mismo Bianco to de reflexión, transformándose él leerlo”. En este punto el ensayo asume muestra de un modo ciertamente
ha contado, como Proust, su propia mismo (pero hay que ver de qué sí el tono de un relato autobiográfico. paradigmático, aparecen resumidos
búsqueda del tiempo perdido en esta mismo hablamos) en espectáculo”. Un verano, cuando contaba apenas en la observación del crítico:
novela, que demoró un cuarto de siglo Se trata del ensayo Proust a los sesenta 17 años –refiere–, sucedió su fracaso
en escribir; en ella asistimos a la narra- años de su muerte, escrito en 1982 y inicial en el abordaje de A l’ombre des Mientras que el lector lo único que
ción de sí misma, recogido en el volumen antológico jeunes filles en fleurs. Nótese: se trata hace y quiere es leer, el ensayista quie-
y a Bianco, en el Ficción y reflexión, texto que el crítico de un adolescente de 16 años que en re saber por qué al leer ocurren ciertas
meditado torbe- rosarino calificará como una “teoría 1925 lee con displicencia las revistas cosas. A veces, por querer saber y escri-
llino de la crea- en acto de la escritura ensayística”. francesas, y se atreve con Proust. bir sus hallazgos, transforma esas cosas
ción de un desti- “¿Qué impresión tendrán las genera- (“Había visto fragmentos de sus obras inciertas, esos afectos innombrables, en
no, escribiéndose ciones actuales que leen por primera póstumas que aparecían por entregas valores y se olvida de sí mismo como
a sí mismo en el vez a Marcel Proust?”, se interroga en la N.R.F.”, escribe; como en otras lector para representarse como crítico.
ventriloquismo Bianco en la apertura de su ensayo, en ocasiones Bianco asume un tono de Otras veces la fuerza de la pasión que
de una interpósi- el que tratará de reconstruir las condi- esforzada modestia con el cual tratará lo liga a una obra resiste el olvido, se
ta personae. Y sos- ciones de su primera recepción, medio de mitigar su íntima vanagloria no sin apodera de su voluntad de conocimien-
pechamos, como siglo atrás. El “asombro mágico” ante apelar a cierta clave de parodia ante to y escritura, y lo hace entredecir, más
en el texto prous- el hecho de verse “transportados a la propia imposibilidad de compren- acá de cualquier protocolo o estrategia,
tiano, como en una realidad análoga a la realidad en der el texto en su primera lectura.) la rareza y ambigüedad de su sensibi-
la propia trama que vivimos pero más compleja, más Poco después, refiere, “un amigo de lidad y de lo que la conmueve.
de La pérdida del rica, más ambigua y perfectamente Córdoba, que ahora es sacerdote”, el
reino, que sólo la inteligible”, se vería corroborado en enigmático Fray Mario Agustín X13, le El texto de Bianco se cierra con la actua-
muerte segará la el influjo que las “verdades psicoló- habría guiado al indicarle que tratara lización de aquella experiencia inicial:
novela. Mas tam- gicas y metafísicas descubiertas por de ingresar en Proust por Un amour
Marcel Proust bién, al finalizar el libro, la certeza de Proust” tendrían sobre el mundo. “El de Swann. Allí se produjo entonces Siempre recordaré la impresión que me
que el autor –y nosotros, lectores, con espíritu de muchos novelistas poste- el milagroso deslumbramiento, para- hizo Un amour de Swann. Impresión
él– ha triunfado de la muerte por la riores a Proust, su manera de ver y dójico por demás: “¿cómo era posible que redundaba en beneficio de uno
resurrección que le provee el arte –y sentir las cosas, su punto de vista, se que un libro poblado de seres tan mismo, porque llegamos a olvidar la
he aquí un dilecto motivo redencio- ha modificado. Y sus lectores están poco atractivos, un libro en que no existencia del novelista. Éste, al prestar-
nista, subrepticio, en Proust–, cobra la leyendo vicariamente a Proust”, afir- sucedía nada, o casi nada, pudiera nos su mirada, conseguía desaparecer,
fuerza de una verdad, de una eviden- ma. Destino que, dirá siguiendo al ser de un interés tan vertiginoso?” se y uno creía estar descubriendo las cosas
cia incontrastable. Y es ése, sin duda, Borges de Kafka y sus precursores, pregunta mientras con perplejidad da por cuenta propia. [...] Por momentos
el mayor indicio de que Bianco ha alteraría nuestra percepción de sus cuenta de todo aquello que distinguía olvidaba que estaba leyendo”,
hecho suya la lección del maestro12. antecesores impensados. “Me ha ocu- aquel texto de la tradición literaria
Una larga y dolorosa década transcu- rrido no hace mucho releer el primer preexistente y lo incitaba a tratar de recuerda, hasta que la grandiosidad de
rriría antes de que el antiguo secreta- tomo de las Memorias de ultratumba ubicar la especificidad de la novedad un ciclo sintáctico nos advertía que
rio de redacción de Sur nos entregase de Chateaubriand”, confiesa, no sin proustiana. Es decir, como apunta con estábamos viendo la realidad a través de
la que sería su postrera y más perso- experimentar claras reminiscencias agudeza Giordano, Bianco muestra un gran novelista y sentíamos hacia él
nal meditación sobre Proust. “Como proustianas. Pero aquella percepción en su racconto un desplazamiento del tanta gratitud que cerrábamos el libro y
si hubiese sabido que era la última adquirida por su generación, por la lugar de lector al del ensayista con la por unos minutos dejábamos de leer.
ocasión en la que daba testimonio misma existencia del texto proustia- construcción de un espacio de valores Bianco concluirá con una fórmula
del vínculo dichoso que lo unió a no en la literatura universal, se ha –una moral de lectura–, vecino pero en que condensa su credo literario,
Proust por más de medio siglo”, escri- enriquecido para los mejor posiciona- distante de los ademanes de la crítica. y el de Proust: “Construir con mate-
be Alberto Giordano en Imágenes de dos lectores actuales, reflexiona. “Han Todos los movimientos que hemos riales efímeros una obra perdurable
José Bianco ensayista, “se despide de pasado el difícil aprendizaje que exige mostrado a lo largo de otro estudio que justifique [la vida] es el único
su obra de una manera proustiana, su lectura”, lo cual “no sucedía en sobre la relación con Proust en nues- medio que un escritor tiene a su
tomándose a sí mismo como obje- Europa ni en América cuando intenté tro país, y que la deriva de Bianco alcance para salvarse”, escribe.

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NOTAS

1. Cfr., por ejemplo, El cántico espiritual (Agencia general de librería y publicaciones. Bs. As, 1923), que
puede ser leído en contrapunto con La literatura y el conocimiento: A propósito de Marcel Proust (El espíritu de
aristocracia y otros ensayos. Buenos Aires, Agencia general de librería y publicaciones, 1924).
2. Cuentos de la oficina. Claridad, Bs. As. 1925, que hace juego con Introducción a Marcel Proust. Nosotros a. 21,
vol. 56, N° 215, pp. 16-23, abril 1927.
3. Los cuentos de Europa (Bs. As. Palacio del Libro, 1930) y la novela Gente (La Plata, 1936), fueron precedi-
dos por el ensayo Por el camino de Proust (Nosotros a. 21, vol. 56, N° 215, pp. 24-42, abril 1927).
4. Abocado desde 1931 a “difundir a Proust en la clase obrera” Anderson Imbert ofreció su primer abordaje
crítico en “Retrospectiva de la creación literaria” (La Vanguardia. Bs. As., 14 de marzo de 1937).
5. Su conferencia Una lectura de Proust. (Verbum. Bs. As., septiembre de 1926. Anales del Instituto Popular de
Conferencias. T. 12. Bs. As., 1926) y su ensayo Marcel Proust (La Prensa. Bs. As., 1° de mayo de 1926), acom-
pasan la escritura de La vuelta de las horas (Bs. As., Viau y Zona. 1933).
6. Mas ello no se dio sin vacilaciones, sin tentativas iniciales frustradas. Restos desvaídos de un primer intento de cons-
trucción epigonal son dos fragmentos titulados Siete años, editados en noviembre de 1935 por la revista Sur (n° 14 y n°
15), presentados como el inicio de una narración autobiográfica, la cual fue malograda por carecer, a mi entender, de
la distancia y la experiencia necesarias para llevarla a cabo. Un mimetismo vital involuntario con el propio Proust, en
todo caso, es lo que ha efectuado Bianco, quien sólo tres décadas más tarde, con La pérdida del reino, podrá llevar a buen
término esta intención primitiva, impedida incluso en los años cincuenta tras un fallido recomienzo en su narración
Trelles. Pero para que ello fuese posible habría de construir primero un espacio de enunciación análogo al del Narrador
proustiano a fin de dotar de autonomía al yo narrativo y conferirle mayor verosimilitud y presteza al discurso. Es decir,
recorrer la distancia que en Proust va del Jean Santeuil a la Recherche, pasando incluso por el Contre Sainte-Beuve.
7. “Proust y su madre”. La Nación. Bs. As., 3 de junio de 1956. Ficción y realidad, y Homenaje a Marcel Proust.
8. “Marcel Proust: su revelación psicológica”. Sur. N° 24. Bs. As., septiembre de 1936; N° 25, octubre de 1936;
N° 26. noviembre de 1936; N° 27, diciembre de 1936.
9. En relación a la entonces reciente edición del Jean Santeuil, Bianco se mostrará remiso: considera “censu-
rable que manos extrañas se hayan permitido reconstruir originales que Proust desechó por no considerarlos
dignos de su talento, máxime tratándose de un escritor que nos ha dejado una obra tan laboriosamente con-
certada”. Proust lamentaba obras imperfectas –recuerda– como las del “pobre Peguy, que busca su camino a la
vista del lector...”, e imagina a Proust cayendo en una de sus terribles crisis si le fuera dado conocer su destino
póstumo, escarbadas sus intimidades por “piadosos y minuciosos admiradores”. Posición ésta de literato, de
escritor, sin duda, que desdeña los menesteres de la filología y la crítica.
10. Amigo, traductor y editor de Roger Caillois, Bianco será responsable de la aparición de El erotismo, el
primer texto de George Bataille en castellano en la editorial Sur.
11. Hugo Beccacece, persistente cronista proustiano, ha dicho de Bianco que su aproximación a Proust nace de “esa
especie de eticidad de la expresión que ambos aprecian, del hecho de que una frase bien dicha, un pensamiento bien
expresado, un aspecto bien analizado de la naturaleza humana, por más siniestros que resulten, son precisamente un
bien. Todo lo humano debe ser dicho, porque nadie debe avergonzarse de la propia condición, sino de la mentira, del
ocultamiento”. Eugenio Montejo: Recuerdos de José Bianco. Vuelta Sudamericana. A. I, N° 5. Bs. As., diciembre 1986.
12. Son múltiples los guiños encapsulados en el texto que Bianco le envía al lector proustiano: un personaje lateral lleva
por nombre Marcel; el narrador/protagonista va decidiendo su vocación tardíamente tras un peregrinar estéril por los
salones en los que descree de las pretensiones de los escritores y demás figuras sociales que juzga fatuas; finalmente, en
un impasse de la trama, mientras da una clase sobre literatura francesa, el narrador despliega una larga explicación sobre
la memoria: “Entonces, con motivo de ese presente que es al mismo tiempo pasado y porvenir, sensación y movimiento,
habló de las dos formas de memoria que discierne Bergson. La primera, conquistada por el esfuerzo, dependiente de
nuestra voluntad, y la segunda, espontánea, caprichosa, que le muestra a la primera las imágenes que han precedido
o son consecuencia de situaciones análogas y que permiten la asociación de ideas. De allí, insensiblemente, pasó a la
memoria afectiva de Proust. Para que lo entendieran mejor, les contó el episodio de la magdalena. Los alumnos escu-
chaban con interés, algunos tomaban nota”. Sin embargo, a Bianco esa notoria relación con el universo proustiano lo
incomodaba en la medida que lo ponía bajo el estigma de la angustia de las influencias. En un reportaje concedido a
Beccacece en 1982, expresaba: “No sé por qué [a La pérdida del reino] la asocian con Proust. Hasta han llegado a decir
que es un relato muy proustiano. Hablando de eso con Victoria [Ocampo], ella me dijo: los que dicen eso no han leído a
Proust. El libro de Proust se propone la recuperación del tiempo perdido, como señala su título; el mío tiene más que ver
con la búsqueda de una identidad”. Denegación deliciosa que no hace más que confirmar cuánto la sombra del maestro
les pesaba a los dos referentes centrales del grupo Sur, y, por extensión, a buena parte de la literatura argentina.
13. Para Giordano, verosímilmente, el paradójico gesto de omitir un apellido por discreción y reconocer esa
omisión indica un voluntario énfasis a develar: se trataría no sólo de una iniciación literaria sino amorosa la
revivida medio siglo después por el autor de La pérdida del reino.

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Un problema crítico: la historia En la Historia de la literatura argenti-


na de Ricardo Rojas hay un apartado
donde se estudia la oratoria, único
viaje europeo y que tantas críticas le
habían atraído de quienes vieron en él
a un restaurador nacionalista, a pesar
de la literatura argentina género literario en el cual el autor es
vehículo de su obra. No es la única
de que Jean Jaurés y Enrico Ferri ase-
guraran, luego de apreciar los textos
originalidad de esta extensa historia, de Rojas, que también para el socialis-
Por Horacio González denostada ligeramente por quienes mo europeo era más que justificable la
no se han tomado el trabajo, sino de cuestión de la nacionalidad.
leerla, por lo menos de comprender Con la gauchesca, a la que se le
La historia de la crítica literaria argentina puede qué significaría para la fundación de dedica uno de los
la crítica literaria en la Argentina. volúmenes, Rojas De algunos cenáculos satíricos
encontrar sus orígenes en un intento –vano y persis- Por ejemplo, uno de los héroes polí- arriesga que los surgió la expresión de que los
tente al mismo tiempo– que mereció la reprobación tico-literarios de Rojas, Avellaneda, es gauchos son los volúmenes de Rojas compo-
de sus contemporáneos. Se trata de la Historia de definido en tanto orador a través de protagonistas de nían una escena más larga que
la literatura argentina, cuya pretensión fundacional un elegante escorzo: “nuestra historia la de la propia literatura argen-
interna”, trama tina. Aún hoy se suele citar esta
considera a la nación como un cuerpo material defi- la adocenada compostura de los predi- íntima colecti- chanza injusta y perezosa. ¿Es
nido por su literatura, en la que el gaucho es el sujeto cadores virreynales y la desmelenada va que para él obligatorio entonces ser mini-
de una historia que se despliega albergando, en sus espontaneidad de los tribunos demagógi- equivale a una malista, como se dice, o bien
secretos y tradiciones, la emancipación de la concien- cos, quedaron extrañas a sus gustos. historia literaria. huir de los grandes frisos y
Y siguiendo este panoramas en nombre de algu-
cia estética nacional. La ironía borgeana respecto a la Imaginar la oratoria como uno de los rumbo imanen- na investigación específica?
confusión de Rojas entre una habla real gauchesca, de carriles de la literatura, destacar con tista de la litera-
carácter esencial, y una literatura gauchesca (“género refinado gesto un caso actual en con- tura como figura inherente a la propia
como cualquier otro”) forjada en las plumas urbanas traposición al fastidioso pasado, habla nacionalidad, declara a la gauchesca
que hablaban en su nombre, sitúa un segundo pelda- del propósito totalista que abrigaba como “forma de la vida mental argen-
Rojas, que muy de inmediato fue cri- tina” y lleva la cuestión un poco más
ño en la historia crítica literaria, una crítica de la críti- ticado por sus contemporáneos. allá al proclamar que ella, si es estu-
ca. Pero –analiza Horacio González– el propio Borges De algunos cenáculos satíricos surgió diada con un canon o reglas propias,
no estaba a salvo en sus aspiraciones universalistas. Él la expresión de que los volúmenes puede ser útil en lo futuro como emanci-
mismo escucha las voces de un pasado legendario en de Rojas componían una escena más pación de nuestra conciencia estética.
larga que la de la propia literatura De todos modos, con cierta convicción
cuya tradición se inscribe. argentina. Aún hoy se suele citar esta evolucionista, escribe que los gauches-
El dilema entre las pretensiones totalizadoras de la chanza injusta y perezosa. ¿Es obliga- cos son “nuestros primitivos”, lo que
literatura y las invenciones singulares, parece recorrer torio entonces ser minimalista, como lo pone cerca de una elaboración de la
la historia de la crítica en sus distintas estaciones. Así, se dice, o bien huir de los grandes fri- conciencia colectiva en la que se des-
sos y panoramas en nombre de alguna glosarían una serie de eslabones que
González repasa estilos de escritura que conformaron investigación específica? en lírica culta irían a perfeccionar la
este laborioso terreno: Enrique Pezzoni; Nicolás Rosa; Lo cierto es que el intento de tomar el primera figuración tosca pero esencial
las series viñescas; Beatriz Sarlo; Josefina Ludmer; cuerpo nacional como definido por la de la mentalidad nacional. La idea de
Ricardo Piglia; Noé Jitrik y Martín Prieto son pen- literatura y a la vez ésta recibiendo el una kultur getschichte opera aquí con
sados minuciosamente. Sus señas, la cadencia de sus encargo de ampliar las fronteras men- toda su fuerza, y motiva las respuestas
tales de la nación, son los fundamen- desconfiadas que hasta hoy se escucha-
lenguajes, los trazos y ademanes personales van con- tos que esgrime Rojas a partir de su rían, comenzando por la muy notoria
figurando la materia literaria sobre la que se talla la visión de la historia cultural, la ciencia de Borges, que la escribirá en El escri-
perseverante trama de la crítica. alemana que había aprendido en su tor argentino y la tradición.

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En ese perdurable ensayo borgeano se y la creación poética que la dispo- ble historia de la literatura argentina, sin soñador” Borges podría conjugar
lee que Ricardo Rojas comete la “astu- ne como obra. Ésta no podría ya se habría basado en la genealogía de una realidad de sangre y vindicta –el
cia” –hay desdén aquí–, de presentar la postular una referencia en el mapa un Enrique Banchs o en la onírica íntimo cuchillo que obliga a describir
poesía de los gauchos o de los payado- previamente experimentado de una colecta de un indiferenciado “orbe un destino sudamericano– con una
res como la derivación de una preexis- lengua. Segundo, la crítica entendida de símbolos”, en la que igualmente realidad de la temporalidad –la visión
tente raíz esencial que la poesía de los como mordacidad, al señalar en Rojas imaginaría tardíamente un Lugones, que obliga a refutar el tiempo a pesar
autores gauchescos recogería en forma ese “hábil error”, con lo cual elige un precisamenente como aquel al que de lo imposible que resultaría–, lo que
literal. Así, serían elaboradas sobre acto sobrador para referirse al autor de “le hubiera gustado que le gustara un le daría un poder inusitado respecto
métricas y presu- Historia de la literatura argentina. Era trabajo mío”, es decir, un trabajo de a la literatura historicista y al lirismo
Borges [...] imaginaría tardía- posiciones lexi- el “arte de injuriar” a través de sutiles Borges, confundidos ambos en (nue- de “los raros” del período anterior.
mente un Lugones, precisame- cales que gene- construcciones retóricas –en este caso, vamente) la cronología, reconciliados Arrasaría a ambos.
nente como aquel al que “le rarían el artificio la bofetada selecta de un oxímoron–, en la eternidad. Pero esta historia de En aquellos momentos, la rareza era
hubiera gustado que le gustara del “color local”. que recorrió un largo camino en el la eternidad no podría ser nunca una cierta apología de la locura simbolis-
un trabajo mío”, es decir, un Sin embargo, ejercicio de la crítica al que Borges se historia de la literatura, salvo que ta, pero se estaba lejos de sospechar la
trabajo de Borges, confundi- embate Borges, aplicó con entusiasmo. la practicase el propio Borges inclu- manera borgeana en la cual el tiempo Ricardo Rojas,
dos ambos en (nuevamente) la solo es posible Pero en su propia opción universalista, yendo a Coleridge, Carriego, Keats, pampeano se convertiría en eternidad por Juan Rearte

cronología, reconciliados en la considerar la en apariencia tan alejada de la historia Sarmiento y Whitman, todos nadan-
eternidad. Pero esta historia de gauchesca como de la conciencia literaria nacional, do en el mismo vapor hipnotizado de
la eternidad no podría ser nunca “género como Borges va a intercalar subrepticios las ruinas circulares.
una historia de la literatura, cualquier otro”. elementos del “carácter nacional”. No Pero es lógico que Borges postulara
salvo que la practicase el propio Es que su base solamente porque acepta que un encla- al mismo tiempo una línea de sangre
Borges incluyendo a Coleridge, paradojal sería la ve nacional como argentina, relativa- legendaria y un sueño de eternidad.
Carriego, Keats, Sarmiento y exacerbación de mente periférico de Occidente, pueda De ninguna de las dos formas –por
Whitman, todos nadando en el criollismos saca- recoger todos los afluentes del legado, exceso y por carencia–, hubiera llega-
mismo vapor hipnotizado de las dos de un ficti- sin prejuicios ni desagrados. También do a comprender los probablemente
ruinas circulares. cio diccionario por las menciones que hace al pudor modestos propósitos que embargaban
ad-hoc. Ricardo argentino, la reticencia argentina, ade- al hacedor de una historia de la litera-
Rojas, que postulaba la creación de más de afirmar que la historia argen- tura nacional, sobre todo si ésta debe
una “filología argentina”, había come- tina por la cronología y la sangre está acercarse a ciertos conceptos como
tido entonces “hábiles errores” al con- muy cerca de nosotros”. No hay duda el de conciencia estética colectiva.
fundir la lengua real de los gauchos de que Borges reintroduce aquí los Lugones sólo hubiera entrado en el
con las poesías de escritores urbanos componentes particularistas y raigales parnaso de Borges cuando mañana yo
que pretendían exponer sus versifica- que de otra manera su escrito intenta también habré muerto y se confundan
ciones no espontáneas como emana- anonadar. Si el pudor, la sangre, el nuestros tiempos y la cronología se per-
ción del habla gauchesca. tiempo, no son ingredientes abisales derá en un orbe de símbolos.1
Esta burla de Borges (terrible: elogiar del ser, sería muy difícil encontrar Lo que en Rojas era una colección
a alguien por sus imaginadas deficien- otros, lo que hace que Borges, criti- de obras que remitían a una historia
cias) tendrá largas consecuencias. En cando al pobre Rojas por creer que cultural situada y concisa, en Borges
primer lugar, el establecimiento de los la gauchesca es un localismo o una los autores son un diálogo en sueños
fundamentos del género gauchesco coloración inherente a la médula y la frente a la perennidad literaria. Pero
como una invención autónoma de sus grafía nacional, incurra luego en una no por eso dejaría de ser una historia
actos dialogales efectivos, supuesta- mucho más embarazosa apología de la literaria homogénea, dependiendo de
mente originados en la carne misma heráldica nacional (el linaje, la familia, qué amplitud tuviese la capacidad
del habla cotidiana. Esto es, una crí- las batallas, el sentimiento aristocráti- soñadora de su autor. Es claro que
tica al continuum entre la materia co de recato, etc.). en ese sitial onírico de “percibidor
empírica de la práctica conversacional Si Borges hubiera escrito una imposi- abstracto del universo” o de “un sueño

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del mismo modo que una eternidad mencionarse a Hudson aunque no a lo que responden Enrique Pezzoni y Prieto procede desde la urdimbre críti-
percibida en la campiña inglesa –por Bianciotti. Pero para Prieto es el caso Nicolás Rosa”. Con esto consigue eva- co-literaria en la que cada obra suscita
ejemplo, en El jardín de senderos Gombrowicz el que abre una relevan- dirse de lo que en Rojas es el llamado a sobre sí otra malla de enjuiciamientos
que se bifurcan–, podría operar los te cuestión respecto a la condición la construcción del cenotafio nacional que se enfrentan. No necesariamente
mismos trazos de abstracción que nacional de su obra, que él ve con por la vía de condecoraciones que sólo para contradecirse, aunque mutuamente
un suburbio porteño de 1929. Este escepticismo prudente, aunque una daría la historia literaria emanada del se encaran, como cuando a propósito
alegorismo radical, como veremos, lectura menos indulgente que inte- cuerpo precursor de la lengua. de La traición de Rita Hayworth de
deja un sendero abierto, libremente resada, no tanto de Ferdydurke como Porque Ricardo Rojas atribuía por Puig se compone
bifurcado a los intentos actuales de del Diario argentino, arrojaría resulta- doquier títulos nobiliarios o simple- una escena, una ... Prieto asienta en primer térmi-
escribir una historia verosímil y críti- dos aceptables para la hipótesis de la mente condescendientes –como el que asamblea imagi- no aquella pregunta de Lezama
ca de la literatura argentina. “argentinización” de Gombrowicz, no otorga a Vicente Quesada, notoria- naria donde opi- Lima sobre Cortázar, respecto
De ahí que el crítico Martín Prieto sólo porque la literatura y la política mente reticente, que reza “ciudadano nan Juan Carlos a si éste finaliza o inaugura un
pueda seguir otro partido en su recien- argentinas del siglo XX serían coteja- virtuoso y útil historiador”–, no sin Onetti, Ricardo período literario caracteriza-
te Breve historia de la literatura argenti- bles en ciertos aspectos con el roman- ponerlo en un complejo sistema de Piglia y Alberto do por formas vanguardistas,
na2. Hay en él una importante alusión ticismo polaco del siglo XIX. Lo cierto medidas y valoraciones que, aunque Giordano, en a lo que Pezzoni responde que
a Rojas, que se proyecta sobre muchos es que Rojas, para Prieto, merece una no lo favorecen, lo reinscriben en la diferentes épocas y Rayuela culmina las operacio-
tramos de su libro y en los propios consideración mayor que lo que prefi- colectiva trama previa de cualquier estilos, como por nes de la vanguardia –a dife-
preludios de los capítulos. Pero sobre guraba la mojiganga de señoritos zahi- instancia literaria3. Prieto, cuando si acaso también rencia de lo que dice Ana María
todo en el intento de interrogarse que rientes y divertidos –como Groussac hace lo mismo –crea tramas con nom- hubiera una “his- Barrenechea– y Nicolás Rosa, a
habría que incluir o excluir hoy para y Borges–, y lo muestra escribiendo bres a los que les solicita compare- toria de la eterni- su vez, propone que no estamos
seguir “el mapa de Rojas”. buenamente su propia, denostada his- cer ante un mismo interrogante–, no dad” para enfocar ante una novela de vanguardia
Sin duda, en el problema de Rojas, toria de la literatura argentina. pretende más que agrupar un núcleo las novelas y sus sino de descubrimiento de cier-
hay un tema que en mucho evoca las Prieto festeja en Rojas las argucias de problemático dado, que finalmente rupturismos. tos misterios vitales.
disquisiciones de Adorno en su Teoría la periodización, ciertas postulaciones expande a lo largo del tiempo como Ha mencionado
estética –ni más ni menos–, respecto al sobre la gauchesca y el atinado trata- un artilugio válido para debilitar el Prieto a Enrique Pezzoni. Es evidente
peso de la obra en la definición de la miento de las fuentes, pero a cambio peso de la explicación histórica y pro- que este crítico ineludible y sutil no
unidad del arte. Si no hay tal unidad, de la idea de nacionalidad cultural poner, más que otra cosa, un conjunto se habría de proponer escribir una
es porque las obras actúan como “si que mantiene el autor de Eurindia, de voces de críticos –en gran medida, crítica argentina, pues su estilo rehuye
fueran enemigas unas de otras”. Pero al es partidario del concepto de nación de la generación del propio Prieto–, el mundo de la cultura histórica –pero
mismo tiempo, hay un hilo conductor como una “construcción”, aunque sin intentando lo que probablemente le véase como lo adopta momentánea-
que las trasciende, por lo menos en los gritería ni exhibición de jergas; no interesa por encima de cualquier otra mente en el reconocimiento que hace
métodos o materiales que les son inhe- recaerá desde luego en las monsergas cuestión, una historia de la literatura de las apreciaciones de Murena sobre
rentes. Prieto comprende estrictamen- extraídas de los cultural studies con las argentina a través de una historia de la Borges4– sino que busca una secreta
te este dilema –que es el de Rojas–, y que el tema se munió en los últimos crítica literaria argentina. teoría estética en Borges a través de
lo proyecta de un modo interesante a tiempos. También romperá las marcas Entonces, Prieto asienta en primer tér- finas cosechas de texto, dándole real
la consideración de qué sería hoy una más rudas de historicidad, yendo y mino aquella pregunta de Lezama Lima importancia al ideal borgeano de la
valoración respecto a autores y obras viniendo del pasado a la actualidad, y sobre Cortázar, respecto a si éste finaliza “inminencia de una revelación”. Desea
argentinas que escriben argentinos en propondrá, Prieto, de un modo indi- o inaugura un período literario carac- Pezzoni fijar allí la radicalidad del yo y
otro idioma o que escriben o traducen recto pero visible, una certera revisión terizado por formas vanguardistas, a del propio mundo borgeano, mezcla de
extranjeros en lengua nacional. de la historia de la crítica literaria en lo que Pezzoni responde que Rayuela enigma y develamiento que su prosa,
Así, si se hiciera el balance de lo que la Argentina. Por ejemplo, en las sinté- culmina las operaciones de la vanguardia con interna alegría y sin rastro de ser-
se incluiría o excluiría hoy de la lite- ticas entradas que preceden cada capí- –a diferencia de lo que dice Ana María vidumbre, evoca también. Nombrar,
ratura argentina siguiendo el criterio tulo, se ocupa de anticipar los temas Barrenechea– y Nicolás Rosa, a su vez, denominar un libro El texto y sus voces
de intensidad idiomática más allá de tratados con algunos cebos dirigidos al propone que no estamos ante una nove- parecería cierta concesión a una cono-
lo que circunscribe el territorio y lector, como éste que alude a Cortázar: la de vanguardia sino de descubrimiento cida modalidad de la crítica de los
una nacionalidad, ya fijada, debería “Lo que se pregunta Lezama Lima y de ciertos misterios vitales. Como se ve, años 80, pero revelaba los alcances del

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proceder de Pezzoni, ya desde los años ratura argentina, que –recuérdese– es el entre ingredientes de la naturaleza y físicos” que sustentarían la verdadera
50, en el sentido de ir desprendiendo tema programático del cual, a la mane- corrientes estéticas son tratadas por crítica de la literatura en cuanto a que
ocultos titubeos de todo escrito y rozar- ra de reflexión por el absurdo, partimos Rosa con una irradiación terminológi- sus fundamentos últimos serían las
los apenas con tímidos, en apariencia en este artículo. Entonces, poner tan ca en la que surgen expresiones como sensaciones, la percepción encarnada
reticentes añadidos personales. alto y espectacular propósito indiviso “farfulleo protoglótico” o “glotología en los sentidos que adhieren a los
Al afianzar ese como meta actual, no deja de ofrecer obscena”, todas formas del conoci- sujetos al acto vital. La literatura no es
diálogo, el críti- un gran contraste con la crítica verda- miento que acentúan en acto el modo inocente, dice Viñas, y en esa capaci-
co es y no es ese dera que se hace entre nosotros, que en que los materiales se retuercen en dad de decir lo que al mismo tiempo
texto, y cuando no suele procurar proyectos engloban- su letra, formando hule o baba. percibe que dice, está su compromiso
captura sus voces tes, aunque además del propósito de La materia se hace grasienta, untuosa, con las luchas históricas, lo que quizá
las devuelve pres- Martín Prieto, ya tendremos ocasión, debe aceptar que al ser mencionada quedaría mejor garantizado cuando
to, pero deján- con la brevedad del caso, de referirnos como letra, lo es también como flui- las metáforas corporales se funden en
dolas resonar en a los proyectos explícitos de historia do, como escatología o sexualidad, el volumen de la escritura, aludiendo
su propio escri- literaria de Viñas y de Jitrik. con lo que surge no sólo una “lengua a un sensorialismo que puede ser bur-
to. Este método Nicolás Rosa ha escrito sobre Sarmiento soez”, sino en lo que atinamos a inter- gués, como en Sarmiento o Mansilla,
incon-sútil no –sobre el linaje de los Oro– tanto pretar de ese movimiento que Rosa pero endosa un acceso a la verdad.
sólo era el menos como sobre Néstor Perlongher. Ese denomina de “carie del significante”, Viñas es un materialista del estilo, es
apto para una his- arco que va de Facundo a Cadáveres sería un intento de hacer de la escri- decir, un estilista de la expresión sen-
toria completa de podría reunir un propósito totaliza- tura un acto simultáneamente creador sual. Su fisicalismo sensorial admite
la literatura; tam- dor, al sabor de aquella invitación de repugnancia física. Llamar a esa en evocación lejana una encrucijada
bién la insinuaba viñesca que propone de Sarmiento a repugnancia una forma poética supone estilística en la que cruzan sus voces
por su reverso Cortázar, jugando con una secuencia también conjugar el verbo de la physis Jauretche y Roland Barthes, el yri-
como proyecto armoniosa que luego se deshace como y del eros con la materia escatológica goyenismo y Sartre, Mansilla y Rosa
supremo tendido ilusión necesaria, pues simplemente de la vida. El estudio de esas trans- Luxemburgo. No hay acercamiento a
sobre el vacío, aludía al concepto de serie, que en figuraciones, para Rosa, debe contar lo verdadero si no
pues en la recu- Viñas es esencial, y es evidente que no con un lenguaje crítico mimético, que hay una media- La literatura no es inocente,
Ricardo Piglia peración de una frase, una “voz”, hay goza del favor de Rosa. en su extremo las reproduzca como ción de estilo, dice Viñas, y en esa capacidad
insinuaciones que nos dejan cerca de En efecto, Rosa labora con el reco- una parodia de la parodia, o como un un complejo sis- de decir lo que al mismo tiem-
una valoración total de la obra. Pero nocimiento de materias pringosas del “fulgor del simulacro”, que para el caso, tema de signos po percibe que dice, está su
a través de una distracción, quizás un texto, como si fuera un alquímico que es título rosiano que reproduce en una que destilan las compromiso con las luchas his-
deliberado descuido, que deja huecos sopesara en un balancín traductoral las asombración barroca de la crítica5, formas de vida y tóricas, lo que quizá quedaría
o vacíos de los que empieza luego un espesuras de un escrito con sus expre- lo que para Pezzoni era lo que más las paralizan en mejor garantizado cuando las
nuevo escrito, esfuerzo de fingida dife- siones equivalentes en sustancias de la sosegadamente podía decirse como el su momento de metáforas corporales se funden
renciación que sin embargo abre una naturaleza. No hay cosa tal en Pezzoni, “texto y sus voces”. mayor fulgor. en el volumen de la escritura,
distancia decisiva entre texto y texto, aunque de alguna manera Viñas repo- David Viñas, por su parte, ha hecho Una semiolo- aludiendo a un sensorialismo
entre voces y voces. Esa distancia hace ne la cuestión de las sustancias reales, del movimiento corporal un fastuoso gía iconoclasta y que puede ser burgués, como
de cada texto no una continuidad pero a propósito de su idea de cuerpo. paralelismo con las voces del texto. Su montaraz, que en en Sarmiento o Mansilla, pero
en la historia de la cultura, sino una Nicolás Rosa, decimos, al emprender léxico cuenta desde hace mucho tiem- su último extre- endosa un acceso a la verdad.
discordia que debe fundar despiadada- la tarea de ver, por ejemplo, el mate- po con conceptos como respiración, mo lleva a con-
mente su propia singularidad, su vida rial perlongheriano, adopta un análisis codeo, ademán, y otros que hacen de traponer las “fachadas” que quieren ser
excluyente y caprichosa. sobre el modo en que se comportan la crítica un recuento de las posibili- interpretadas y la vida en su capacidad
Había vinculado también Prieto a las superficies físicas, en cuanto a su dades del cuerpo, de lo que un cuerpo de recuperar sus ademanes más verídi-
Nicolás Rosa en las propias voces enla- “lisura”, sus “limaduras fractales”, las puede. Quizá no se sepa hasta qué cos, es decir, aquello que conduce al
zadas de su texto. Este último crítico “materias algodonosas o vaporosas”, punto llega la corporeidad encarnan- honor. El hombre de honor, en Viñas,
lógicamente no tiene en su disposición que le parecen al crítico que son de do un pensamiento, pero en Viñas hay es el crítico que toma a su cargo todo
declarada escribir una historia de la lite- tradición barroca. Estas equivalencias una búsqueda de “materiales” y “actos contenido cultural o social como un

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trazo de estilo. El honor sería el alma Versalles, empieza a exasperarse en surge será el emblema de un reconoci- considera el problema de la relación
inversa del sudor, pero no cuando un Acción (1924), a través del impacto miento de las fuerzas (la clase social y el Borges/Rojas en cuanto señala la vir-
sudor prorrumpe egregio del cuerpo. de Mussolini, se demora en el fracaso estilo, que a la larga serían lo mismo), tualidad de un debate sobre la misma
Ahí complementa. novelístico de El ángel de la sombra que atrapan o encarcelan al escritor. fundación de la literatura nacional,
Se piensa y actúa dentro de las com- (1926), hasta tensarse definitivamente Escribir, género no inocente, supo- en principio ordenado bajo la contra-
pulsiones de una clase social, pero se en La patria fuerte y La grande argen- ne así la búsqueda libertaria de una posición fragmentarismo/monumen-
lo hace a través del estilo, modo singu- tina, ya en las cercanías de 1930”. Se salida de esas prisiones. El burgués talidad. Desde luego, Borges intenta
lar, biográfico, modo del fingimiento percibe en este párrafo la organización vehemente también lo intenta –la crí- escribir otra versión de la historia de
sintomático que torna imposible que física y temporal que adquiere la mira- tica de Viñas lo reconoce, en primer la literatura argentina, y como crítico
ninguna vida se disuelva sin más en da crítica. Precisamente, Viñas alude a lugar en Sarmiento, quién escribirá –Borges es un crítico7–, a partir de su
la totalidad social. Al contrario, ésta un imaginario instrumento de obser- palabras “como quien pega obleas en reelaboración de la gauchesca, donde
actúa estilísticamente en los sujetos vación óptico que se acerca o aleja del un vidrio”– y queda así pendiente la fulgura su diferendo con Rojas, el
literarios, y ese estilo será la verdad bio- objeto como una cámara de cine o un utópica construcción del legado de un reaprovechamiento mítico de los detri-
gráfica con la que cada vida se situará aparato radiográfico (a veces, el lapso escritor con ética de izquierda, pero tus de una historia nacional “monto-
en la urdimbre de lo histórico-social. de fraseo es cifrado con los movimien- con hipótesis de conocimiento basa- nera” y la traducción alegorizada de
La crítica de Viñas, a partir de la idea tos de otro instrumento: “apretando das en el honor y en el héroe sacrifica- la literatura universal a un lengua-
de “que toda estética implica una el bandoneón”). Las estaciones del vía do. Se trata del programa de la crítica je criollista severamente enrarecido
moral”, adquiere el poderoso aparejo crucis lugoniano se espacializan (es viñesca que tanto se parece al intento por una lengua artificial evocativa, en
del develamiento: develar, en el estilo, una franja, otras veces dirá zona) y se de romper ese mismo dilema por parte cuyo destino debía escucharse tanto
las morales ambientes, historizadas. mueven a través de metáforas de articu- del Lukács de los años 20, aunque la el grito del asesinado Laprida como
En el proyecto de Viñas de historia lación de pasaje o convulsión (enhebrar, mittel-Europa de los años soviéticos no el punto final del Martín Fierro que a
de la literatura argentina, que toma exasperación), para concluir en las trage- compone la misma figura de la larga Hernández no le era dado escribir.
el siglo XX y que recoge trabajos de dias personales del sujeto involucrado agonía de la Argentina yrigoyenista, El trabajo de Montaldo pertenece a
diversos autores6, ya su título supone (Lugones fracasa, se tensa, etc). que en Viñas debe pensarse mucho un estado del uso del lenguaje de la
un compromiso con la conciencia En Viñas hay, pues, una serie. Un más allá de los episódicos nombres crítica, que madura –con éste y otros
histórica: Yrigoyen entre Borges y Arlt. intento de serializar en el espacio y en posteriores que la reemplazan en la trabajos– hacia el final de los años 80.
Y comienza allí donde Rojas concluye. el tiempo un derrotero existencial. En insidiosa serie –a veces el peronismo, Por ese mismo tiempo, se publica uno
Pero no hay aquí ningún despliegue el párrafo citado dice una “serie insi- a veces el tragicismo de izquierda, de los más importantes libros de críti-
de la conciencia colectiva sosteniendo diosa”, que de algún modo recuerda que son sinónimos de un Yrigoyen ca de Beatriz Sarlo, Una modernidad
cada obra, sino que flota muy eviden- la “malvada serie” borgeana. En el pri- “entre Borges y Arlt”, es decir, un periférica: Buenos Aires 1920 y 1930.
temente el tipo de examen de ruptu- vilegio de la sensorialidad en la crítica caudillo comediante y mártir, escrito Pero este libro pertenece en verdad a
rismos e historias en discontinuidad viñesca, esto significa una visión de la por otros mientras él escribe en ellos. uno de los momentos altos de la socio-
que los climas de los años 80 aconse- verdad surgida de una lucha de due- Llegamos entonces a cruzar el fin de logía cultural practicada en el mundo
jaban, y quizá reclamaban. listas (individuos que tienen la verdad siglo con Tartabul, novela con las universitario argentino8. El período
Ya desde el escrito inicial de Yrigoyen porque sobreviven, no al revés). Y sig- voces superpuestas de todos los planos analizado por Sarlo es el mismo que
entre Borges y Arlt, David Viñas describe nifica también una literatura de acción heridos y monologales del crítico. En interrogan Viñas y sus colaboradores
de esta manera el periplo de Leopoldo que debe preguntarse si el burgués la novela Tartabul se hace manifiesto en Yrigoyen entre Borges y Arlt, y parte
Lugones: “Se trata, mirando de más conquistador (Mansilla, Sarmiento) todo lo escuchado –en una lengua de utilizar un acervo terminológico
cerca, de una serie insidiosa que, en la derivará hacia un escritor recio, de rota– mientras el país se cuartea- en el orbe de la crítica, que roza por
franja de la producción lugoniana, va hombría y regusto épico garantizado, ba. Máximo de criticismo, máximo momentos el mismo vocabulario del
enhebrando el Rubén Darío de 1916 capaz de actuar entre los herederos de de novela, máximo de hermetismo área viñesca. En la terminología, hay
como homenaje al cierre más concreto la revolución del siglo XX. Pide Viñas en clave doliente. Vía crucis viñesco, “zonas”, desde luego, pero en Sarlo
del modernismo finisecular; y que si vehemencia (es su palabra para asociar retórica cifrada de una hermandad de se extreman estas dicciones con las
se prolonga en La torre de Casandra, frenesí y praxis) en el intento de trasla- almas en desvarío. sombras proyectadas del lenguaje, más
explicitación de su desaliento ante los dar el esgrimista-dandy al proletario de En el mismo volumen de Yrigoyen que de otros, de un Bourdieu, como
infortunios del presidente Wilson en la Semana Trágica. La crítica que de allí entre Borges y Arlt, Graciela Montaldo en el caso de las “fracciones del campo

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intelectual” y otras mensuras semejan- pia paradoja o contraposicón. Dicho conceptos aparecían erráticamente, lengua, al mismo tiempo tomada por
tes, propias del deseo de poseer una con un tecnicismo: el oxímoron. pero con una fuerza que desde los los escritores cultos que habían leído
lengua crítica que sopesa atributos, En un momento de su libro, Sarlo imaginables prontuarios viñescos en a Sade, Freud o Bataille. Las guerras
los mezcla con fruición, pero de todos juzga la poesía de Norah Lange con un mucho recordaban los más célebres del siglo XIX en las del siglo XX, al
modos quiere hacerlos parte de un movedizo acicate crítico, no sin con- barroquismos americanos. promediar los años sesenta.
diccionario de ideas críticas momen- cluir que las vacilaciones de la poeta Josefina Ludmer, ante el desafío de No existe aquí la hipótesis de las
táneamente bien “exhiben las marcas de una construc- escribir una historia de la literatura culturas híbridas, sino al contrario,
Josefina Ludmer, ante el desafío establecido. ción oximorónica”. Este sonoro fraseo, argentina, que no sea la de las men- la idea de que en la sustracción de
de escribir una historia de la Es así que en que la crítica tamizaría, en sus futuros talidades histórico-literarias de Rojas, la experiencia real para embarcarla
literatura argentina, que no sea Sarlo las palabras textos, con tiradas de economía glacial ni la de las series viñescas, inventa una en los modos de un género, sólo
la de las mentalidades históri- críticas se exte- y sentenciosidad minuciosa, aunque lengua que cumple funciones de pure- puede existir la nitidez de una gran
co-literarias de Rojas ni la de núan, pero no ceñidas, sin sobras, no pocas veces de za retórica entre la lengua real hablada colisión. Encuentro violento, sí, pero
las series viñescas, inventa una cobran un valor un charol despectivo, pertenecía a la y la ley de formación de los cuerpos entre fuerzas diáfanas. Su único final
lengua que cumple funciones de e s c e n o g r á f i c o , selecta colección de ideogramas de políticos. De alguna manera, su libro sólo podría escribirse desde el género
pureza retórica entre la lengua un tanto nove- aquel recordable momento de la críti- sobre la gauchesca9 es la extremidad de la barbarie literaria. Precisamente,
real hablada y la ley de forma- lero como en el ca nacional. Aún pervive esa palabra, del desafío de Borges respecto a que Ricardo Piglia había abierto en 1980
ción de los cuerpos políticos. caso de Viñas, oxímoron, sin duda inquietante, pero ella “es un género como cualquier con Respiración artificial –hace 26
que lanza con- cuyo uso por parte del parnaso crítico otro”, y trata el concepto de Patria años–, estos problemas de la histo-
ceptos como salidos de una fragua local hablaba del tenue atrevimiento como una construcción absoluta que ria literaria nacional. Veamos lo que
retórica en actividad volcánica, entre- al que se había llegado –en una crítica se da en el dominio de un poder ahora parece obvio, pero no lo fue en
sacando vocablos de muchas obras convertida en sociología cultural–, con lingüístico en el que la alianza entre ese momento.
pero ya digeridos y lanzados como logros tales como “modernidad perifé- la voz sin escritura y la palabra letrada Escuchemos cómo hablaban los perso-
parte de una convulsión personal que rica”, oxímoron, o “criollismo urbano se constituye con la guerra. Se trata de najes de esa novela:
no obedece a rangos de citación ni de vanguardia”, otra vez, oxímoron. un esfuerzo por escribir la historia de
a ponderaciones del “colectivo críti- Esta crítica sociológica, con todo, la literatura argentina examinando las Para nosotros, decía Borges, vos te debés
co”, sino a las estocadas personales revelaba hasta qué punto la sombra fuerzas violentas que componen tal acordar, Marconi, dice Renzi, para noso-
y biográficas del agonista literario. del crítico Borges sobrevolaba sobre concepto, tal como el uso de la voz tros, se arrepiente ahora Borges, escribir
Sarlo, en cambio, no puede evitar ella, pues sin decirlo con repertorio y la incesante reversión de opuestos bien quería decir escribir como Lugones.
una designación para ese movimiento alguno, todo borgismo no dejaba entre el género y el antigénero (la vida El estilo de Lugones se construye ardua-
retórico, al que le saca desasosiego y de ser una serie salvaje de figuras brutal en un mundo hostil). mente y con el diccionario, ha dicho
incitación. Llama a su “modernidad retorizadas y a la vez encubiertas en De este modo, una guerra literaria también Borges. Es un estilo destinado
periférica” un libro de mezcla, para tanto tales: oxímoros ocultos, reglas que se mueve en el lenguaje vigilando a borrar cualquier rastro del impacto, o
analizar lo que asimismo se le aparece secretas para el uso de la metáfo- su empleo práctico para identificar mejor, de la mezcolanza, que la inmi-
como mezcla en la cultura argentina. ra, inversión de opuestos, desprecio la ley, ser la ley o encarnar la antiley, gración produjo en la lengua nacional.
Este concepto que la sociología cul- imperceptible, además de metoni- lleva a Josefina Ludmer a escribir su Porque este buen estilo le tiene horror a
tural de fines del siglo XX llevara al mias sofocadas y risueñas a modo de historia literaria argentina sin Rojas la mezcla. Arlt, está claro, trabaja en el
paroxismo –y que no es otra cosa burla del escritor consigo mismo. La ni Viñas –aunque con un Borges que sentido opuesto. Por de pronto, maneja
que una matización o rebajamien- teoría de la mezcla, de la hibridez, parecería leído por Lévi-Strauss y sus lo que queda y se sedimenta en el len-
to del que en los años de Lezama llevaba en Sarlo al reconocimiento cadenas de simetrías opuestas– bus- guaje, trabaja con los restos, los fragmen-
Lima se llamó curiosidad barroca, es de estas mismas figuras dentro del cando un punto tiránico y vacío que tos, la mezcla, o sea, trabaja con lo que
decir, mezcla, pero a través de choques “campo intelectual”, lo que las politi- llamará fiord al aleph, y finalmente realmente es una lengua nacional.
energéticos, fluidos contrapuestos en zaba en una lucha por predominios y verá ahí –en el El fiord de Osvaldo
colisión incandescente–, no nos deja recepción de influencias, rompiendo Lamborghini–, todo lo que conduciría En primer lugar, este parlamento
entre manos más que una idea de con el legado de Viñas sólo desde la a contar la gauchesca y “los desafíos entrecruza los nombres de Borges,
contraposición de sabor borgeano: un dimensión más establecida de la crí- de la guerra del género” en el interior Renzi, Marconi, todos ellos persona-
campo lineal que se escinde en su pro- tica, pues del otro lado, esos mismos de una misma voz espontánea de la jes ficcionales (aunque Borges desde

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su nombre y existencia real) de una les que hagan del idioma una mezcla las–, sea también el destino de toda que descubren de repente el alma uni-
discusión metacrítica en el seno de –un hibridismo, sí–, pero en el tras- historia literaria que apunta a recrear versal, nominalista de los relatos.
una novela. El habla se encadena fondo de una historia posible de la un sentido de máxima abarcabilidad, Borges, así, sobrepondría el poder de
en citas eslabonadas, una ristra de literatura nacional. No son los tiem- aun sin postular como en Rojas una su práctica crítica encima de lo literal
voces que se apoyan unas a otras de pos de Ricardo Rojas, esa historia no estética secreta de la nación, y que y evolucionista de la historia de Rojas.
modo fantasmal: podría ser una viga coherente que en algún momento percibe que esa Pero éste no admite cualquier refu-
Respiración artificial es una alguien dice lo emane de una voluntad colectiva, a totalidad es un espejismo que debe tación, y por eso mismo, como tota-
novela que pone una teoría en que otro dice en la manera gramsciana. Pero tampoco atenderse con un colectivo histórico lidad desarrollada, como mito moral
estado de ficción, y los hablan- un abstracto pre- un renunciamiento tan irreversible de convertido en sueño, por lo tanto, en colectivo ninguna imputación de su
tes aparecen como espectrales sente que borra la historia que luego sea sólo posible un juego de irrealidad donde quede la probable y molesto fárrago alcanzará
soportes de una invocación his- los planos ante- pensar en la literatura a partir de la disparidad de nombres y circunstan- para suprimir el gusto por las leyen-
tórica basada en aquellos restos riores del habla. ilusión de un punctum que atraviesa cias, ya sea para dejar que éstas sean das. Ellas son la literatura hablando de
idiomáticos. Piglia, al formular La novela reside todas las épocas, sea la gauchesca o verdaderas y aquéllos falsos, o para la literatura, lo que a veces llamamos
duraderamente el problema de en un complejo un borgesismo que le pone a la crítica que aquéllos sean banderas localistas crítica, con palabra próspera y audaz.
que una novela es un hablar modo de escu- la camisa de fuerza del célebre escrito
crítico sobre los propios estilos char todo lo que El escritor argentino y la tradición.
ficcionales, tiene que postular se dice. Lo dicho Noé Jitrik, en un temprano trabajo
una lengua mezclada, revuelta son las acciones. crítico10, citaba a Maurice Blanchot
en sus propios escombros. Por eso se respi- circunscribiendo aspectos de la poesía
ra allí artificial- de René Char.
mente. Es una forma de significar
lo artificioso del descubrimiento fic- La búsqueda de la totalidad, en cual-
cional de Borges, aunque el tema sea quiera de sus formas, es la pretensión
la alquimia del verbo arltiano, ese poética por excelencia, una pretensión
trabajo con los restos que fundan la en la que está incluida, como su con-
realidad de una lengua nacional. dición, la imposibilidad de su cumpli-
Respiración artificial es una novela miento, de modo tal que si llega alguna
que pone una teoría en estado de fic- vez a cumplirse, es en tanto ello no es NOTAS

ción, y los hablantes aparecen como posible y porque el poema pretende eng- 1. Borges, Jorge Luis, El Hacedor (1960).
espectrales soportes de una invo- lobar en su existencia su imposibilidad 2. Prieto, Martín, Breve historia de la literatura argentina (2006). Este libro, que fue festejado por el reseñismo
cación histórica basada en aquellos y su irrealización. periodístico como una afectación del “canon”, en la medida que hace intervenir un juicio continuo y relevante
sobre los poetas, no innova en eso, pues lo toma del modelo que trata con atinado criterio a la vez que lo revisa
restos idiomáticos. Piglia, al formular esencialmente (Ricardo Rojas). Su valor reside en que los panoramas de conjunto que releva nunca son supe-
duraderamente el problema de que Más de cuarenta años después, como riores al peso que tienen las obras y los problemas que plantean. Escribe así una historia de problemas –por lo
una novela es un hablar crítico sobre director de una Historia crítica de la tanto una historia de la crítica reciente–, y un parecer sobre las obras que surgen de su lectura de primera mano,
y a un tiempo, habitando ya en las críticas que las envuelven como si ya fueran carne de la propia obra.
los propios estilos ficcionales, tiene literatura argentina –obra de largo 3. Por ejemplo, escribe Rojas de Vicente Quesada: Aun como publicista, no tiene la inquietud fecundadora de Echeve-
que postular una lengua mezclada, aliento que está en curso11–, Jitrik rría, ni la pintoresca elocuencia de Sarmiento, ni el método objetivo de Mitre, ni la combativa dialéctica de Alberdi.
revuelta en sus propios escombros. Si vuelve a enfrentarse al problema de 4. Pezzoni, Enrique, El texto y sus voces, Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 1986.
Viñas constituye el habla en sus nove- la totalidad postulando el deseo de 5. Rosa, Nicolás, Fulgores del simulacro, edición de la Universidad del Litoral, 1988.
6. Viñas, David (director), Montaldo, Graciela (compiladora), Yrigoyen entre Borges y Arlt (1916-1930), Litera-
las como un ejercicio críptico, alusivo que esos volúmenes de historia crítica tura argentina siglo XX. Paradiso-Fundación Crónica General. 2006 (primera edición 1988).
a diálogos ocurridos en un panteón se conviertan en una obra colectiva, 7. Montaldo, Graciela, “Borges: una vanguardia criolla”, en Yrigoyen entre Borges y Arlt. Este artículo considera
nacional derruido, Piglia hace hablar preservando su unidad de dicción y de con gran propiedad el tema de la ruptura borgeana en el ciclo de la historización de la literatura nacional, y en
gran medida, a partir de una verdadera perla –la apreciación de Inquisiones de Borges por Valéry-Larbaud en
a funámbulos que intentan definir el prosodia sin perderse el énfasis de cada 1925–, elabora un amplio panorama de la ubicación disolvente con la que el programa borgeano se sitúa ante
idioma nacional para que se escriban autor que contribuye a la obra. Tal vez la tradicional disyuntiva entre nacional y cosmopolita.
novelas en las que puedan hablar esa observación de Blanchot sobre una 8. Sarlo, Beatriz, Una modernidad periférica: Buenos Aires 1920 y 1930. Ediciones Nueva Visión, 1988.
9. Ludmer, Josefina, El género gauchesco, un tratado sobre la patria, Buenos Aires, Sudamericana, 1988.
normalmente, no con “respiración totalidad deseada pero imposible –que 10. Jitrik, Noé, Lugones, mito nacional, Editorial Palestra, 1960.
artificial”, sino con planos tempora- Jitrik procura en sus ensayos y nove- 11. Jitrik, Noé, director, Historia crítica de la literatura argentina, Buenos Aires, Emecé, 2000.

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Jaime Rest, hacia la reafirmación De todas las formas de la crítica,


hay una que prefiero porque alcanza
un equilibrio justo entre autoridad y
en Literatura Europea Septentrional.
Entre 1956 y 1963 compartió la cáte-
dra de Literatura Inglesa con Jorge
del hecho literario timidez: es el prólogo. Esta introduc-
ción se justifica cuando hay alguna
Luis Borges, a cuya obra y sus cruces
con la filosofía dedicó uno de los tex-
distancia entre el texto y el lector; el tos fundamentales de la bibliografía
Por Pablo De Santis prólogo se convierte en mensajero borgeana: El laberinto del universo.
entre ese reino todavía brumoso y el Borges y el pensamiento nominalista
lector. Se dice que los libros se bas- (1976). También fue profesor en la
tan a sí mismos, que toda intención Universidad Nacional del Sur, en
pedagógica debe ser extirpada, que el Bahía Blanca. Literatura y cultura de
texto es real, el autor no, y el prolo- masas (1966), Tres autores prohibi-
guista menos: pero me agrada el gesto dos (1968), Novela, cuento y teatro
de amabilidad que significa el prólo- (1971), Conceptos de literatura moder-
Ausente de las rememoraciones más frecuentes, go. La soledad esencial de la lectura na (1979), Mundos de la imaginación
tiene su contraparte en la comunidad (1979) y El cuarto en el recoveco (1982)
Jaime Rest solía definir un sujeto para su escri- que formamos con aquellos a quienes completan su obra. Rest estuvo a cargo
tura, que además de expresarse en sus libros comentamos un libro recordado, un de la supervisión de la nunca superada
orgánicos a menudo obraba con la “amabilidad” descubrimiento, aun el despertar de enciclopedia Capítulo de la Literatura
del prologuista: se trata de un lector “enterado una aversión; el prólogo anticipa la Universal, que publicó el Centro Editor
aspiración a esa concepción utópica de de América Latina. La editorial de la
pero no especializado”. Este tipo de utopía lec- la lectura, que no acepta como única librería Fausto lo tuvo como asesor:
tora buscaba preservar el hecho literario de sus condición la soledad. su catálogo ofreció ediciones exqui-
expropiaciones más frecuentes: tanto las ten- Jaime Rest fue un maestro del pró- sitas de Henry James, Italo Calvino,
dencias clasificatorias del campo cultural, en las logo, y aunque escribió varios libros Joris-Karl Huysmans, Matthew Lewis
cuales sobresalía un vigoroso estructuralismo al orgánicos, en todos mantuvo la acti- o Joseph Conrad. Un ataque al cora-
tud amable de quien organiza las zón lo derribó el
que denominaba “budinera” capaz de moldear expectativas del lector frente a un 8 de noviembre El rastreo de la obra de Rest no
la escritura, como cierta tendencia marxista a la texto futuro. Sus propios libros son de 1979, cuando permite advertir ninguna afi-
atribución sociológica en la que la literatura se casi imposibles de conseguir (en el visitaba la redac- ción a la polémica, pero al final
derivaría de las pertenencias a las clases sociales. fondo de alguna librería de Avenida de ción de una revis- de su vida arremete (...) contra
Mayo sobrevive algún ejemplar, entre ta que funcionaba la tendencia de la crítica litera-
Es por ello que –señala Pablo De Santis– el ensa- restos de las colecciones del Centro en la Universidad ria argentina a convertirse en
yo, sea en su forma ficcional o fantástica, es el esti- Editor de América Latina); pero los de Belgrano. Su una sociología de la literatura
lo que conmovía a Rest en la medida de saberse lectores consecuentes han de encon- viuda, Virginia de inspiración marxista.
capaz de guardar cierta distancia con las formas trar una y otra vez su nombre en el Erhart, debió
umbral de libros ajenos. En Conceptos poner en orden el original de El cuarto
más organizadas del pensamiento y como modo de literatura moderna (Centro Editor en el recoveco, que recogía un ciclo de
de mantener viva esa tensión heredada del siglo de América Latina, 1979) definió a conferencias que Rest había dado en la
XIX entre el racionalismo y el misticismo. quien estaba destinado su libro, y Sociedad Argentina de Escritores entre
Autónoma de las pretensiones encasilladoras, la podemos decir, todos sus libros: el lec- septiembre y octubre de 1978. Rest era
literatura siempre logra fundar un orden en el tor enterado, pero no especializado. un conferenciante experto, capaz de
Rest nació en Buenos Aires en 1927. transmitir su conocimiento inclusive a
vacío moviéndose entre los límites que impone En 1953 completó la licenciatu- un público masivo: dio varias charlas
la realidad, pero produciendo en ellos distintos ra en Letras en la Universidad de por Radio Nacional. El escritor Carlos
estilos de “aferrarse a la vida”. Buenos Aires, con la especialización Gardini, que estuvo entre sus alumnos

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y que fue luego su amigo, lo recuerda ralistas están en su mira. Escribe Rest: y después del affaire Sokal (y de su ocupa por cruzar las diferentes definicio-
como “un magnífico profesor, por su continuación, el demoledor libro de nes del ensayo –que lo delimitan a través
ironía, su buen humor, su clarísima El objeto del crítico consiste en relacio- Jacques Bouveresse, Prodigios y vérti- de la imprecisión, y lo objetivan a través
dicción, su voz vibrante”. nar explícita y esclarecedoramente al gos de la analogía) nadie le firma un de la subjetividad– para luego vincular
La obra de Rest mantuvo un carácter artista con el mundo que elige o en que cheque en blanco a los herederos del ese juego de contradicciones con la obra
disperso, no sólo porque gran parte de se inserta, y comprenderlo en función de estructuralismo; sin embargo la tenta- de autores como Sarmiento, Martínez
sus textos, publicados en revistas, nunca esa compleja circunstancia; ese mundo ción a preferir unos textos sobre otros Estrada, Borges, Arlt en primer plano,
fueron recogidos puede ser real o fantástico, social o reli- debido a su adecuación a la teoría que pero también con
en libro, sino por gioso, social y religioso, y cuantas varian- debe interpretarlos, o a la capacidad Mansilla, Lugones A Rest le interesa el ensayo no
la variedad misma tes y combinaciones se puedan concebir. para convocar a ciertos fenómenos y Mallea. Rest por su oposición a la ficción,
de sus intereses. Lo importante es establecer de qué modo sociales o políticos, sigue distrayendo encara los temas sino por la distancia que man-
Y sin embargo, cada autor ha satisfecho plenamente su a la crítica del fenómeno estético. Por nacionales desde tiene con los tratados, con las
sus dos últimos propósito en el ámbito que escogió. Lo poner un solo ejemplo, La fiesta del una mirada uni- formas de pensamiento clara-
libros, Mundos contrario, que supone fatigarse buscan- monstruo, de Borges y Bioy Casares, es versal: El Facundo, mente organizadas. Lo carac-
de la imagina- do métodos o escuelas antes de saber a citado con harta frecuencia en papers nos dice, es nues- terístico del ensayo es la dispo-
ción y El cuarto qué o a quién se los aplicará, consiste y artículos, mientras un lector fiel a tro Moby Dick. El sición de los materiales detrás
en el recoveco, nos en fabricar budineras en los que los más cualquiera de los dos autores (enterado texto comienza de la búsqueda de un efecto.
tientan a leer un variados propósitos artísticos se evalúan pero no especializado, como definiría con la metáfora
deliberado balan- con un solo molde. Rest) no habrá de darle, imaginamos, inolvidable que da título al libro:
ce de las pre- la menor importancia.
ocupaciones que El rastreo de la obra de Rest no En cuanto a El cuarto en el recoveco, Quienes han frecuentado la mansión de
habían agitado permite advertir ninguna afición a su tema es el ensayo. Este interés de la literatura saben que ésta posee mul-
su pensamiento la polémica, pero al final de su vida Rest hay que situarlo dentro de su titud de aposentos. Algunos se muestran
durante toda su arremete por igual, como vimos, con- curiosidad hacia todas las otras formas espaciosos, brillantes, activos, y en ellos
vida. En todo se tra los fabricantes de budineras (fun- no consagradas de la literatura (par- se exhibe cuidadosamente alineada y
complementan: damentalmente los estructuralistas), ticularmente la literatura de género). clasificada una diversidad casi infinita
uno es un volumen de 350 páginas; el pero también contra la tendencia de la No en vano, entre los textos que elige de objetos denominados poemas, dramas
otro, un libro muy breve. Uno recopila crítica literaria argentina a convertirse (el Facundo, los “ensayos de interpre- o novelas. Otros, en cambio, revelan
artículos publicados a lo largo de un en una sociología de la literatura de tación nacional” de Martínez Estrada, empañado su pretérito esplendor y desde
cuarto de siglo; el otro, una serie de inspiración marxista. los artículos que Borges dedica a la hace tiempo permanecen casi olvida-
conferencias que abarcan poco más de Opino que la crítica ha insistido exce- filosofía) incluye las Aguafuertes porte- dos y en penumbras, mientras el polvo
un mes. Uno está dedicado a la ficción, sivamente en consideraciones sobre la ñas de Roberto Arlt. A Rest le interesa se acumula sobre composiciones que
en especial en lengua inglesa; el otro, misión social y moral de la literatura, lo el ensayo no por su oposición a la a menudo son sólo completo desorden
al ensayo argentino. Pero en los dos cual significa –no nos engañemos– que ficción, sino por la distancia que man- de nuevos materiales de la especie más
libros, Rest –quizás impresionado por a los valores poéticos se les ha conferi- tiene con los tratados, con las formas dispar, habitualmente marginados y des-
haber atravesado la barrera del medio do, sin eufemismos, una importancia de pensamiento claramente organiza- cuidados por los críticos o estudiosos cuya
siglo– detalla concepciones personales, relativa y puramente secundaria, como das. Lo característico del ensayo es la tarea consiste en mantener la pulcritud
su biografía intelectual, los maestros meros ornamentos destinados a decorar disposición de los materiales detrás de y organización de todo el edificio. Éste
que lo formaron (José Luis Romero, formas de militancia y compulsión. la búsqueda de un efecto: es el sitio que se reserva al ensayo, cuya
Ángel Battistesa, el profesor de estética La autonomía del hecho literario está naturaleza, variedades y dimensiones
Luis Juan Guerrero, Jorge Luis Borges), en el centro de las preocupaciones de Sean cuales fueren el tono y la dimensión parecen imposibles de ser determinadas
su modo de entender la crítica. Rest, que veía con disgusto el uso de del ensayo, éste debe resultar persuasivo, a causa de la abundancia y anarquía
En el prólogo de Mundos de la ima- la literatura para la justificación de las y ha de crear en torno del lector una es- con que tales obras se han ido acumu-
ginación, Rest se desentiende de toda más diversas disciplinas. Hoy ya nadie pecie de sortilegio verbal. lando, provocan un interés erudito o
idea de “aplicación de un método a la habla de “compromiso”, la lectura psi- arqueológico, tal como suele ocurrir con
crítica literaria”. Los excesos estructu- coanalítica ha perdido toda autoridad, En El cuarto en el recoveco, Rest se pre- la habitación reservada a la épica. Pero

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en algún recoveco hay un cuarto muy autores como Elvio Gandolfo y Carlos poético declara una manera de aferrarse riencia para la cual nuestra lengua
activo, en el que sin cesar se amontonan Gardini (también notables narradores a la vida; su ausencia, en cambio, no es no tiene palabras. Todos los ensayos
en completo desorden nuevos materiales y traductores), que escribieron prólo- más que un circunloquio de que se vale de Rest parten de una doble y secreta
de la especie más dispar, habitualmente gos de tantas antologías; a estos auto- la muerte –el anonadamiento– para intención: por un lado, la de explicar
marginados y descuidados por los crí- res agregaría, en el terreno de la ciencia anunciarse en nosotros. el funcionamiento de la máquina
ficción, el nombre de Pablo Capanna. literaria, de todo aquello que se deja
Rest concibe al género fantástico, la El pensamiento de Rest no está lejos ver a la luz de la lectura; y por otro,
ciencia ficción y el policial como hijos del Steiner de Presencias reales, aun- señalar aquellas zonas de indetermi-
de un conflicto de la cultura del siglo que desde luego, Mundos de la ima- nación, de silencio, donde la literatu-
XIX: la dificultad de conciliar el racio- ginación es muy anterior. En cuanto ra dice sin decir. La literatura es una
nalismo científico con los elementos al silencio (“el vértigo que produce el fe compartida: las preocupaciones de
sobrenaturales del romanticismo. Los silencio”), ha estado en el centro de Rest por la mística nos permiten leer
tres géneros fueron diferentes modos la poética de Rest: silencio y noche, “fe” como una mera confianza, pero
de reunir la razón y el fondo oscuro de nos advierte, son los términos que también como un reflejo o metáfora
lo inexplicable, a través de la ruptura aparecen una y otra vez en la historia de la fe verdadera, una nostalgia de
de la realidad, la alucinación de la de la mística, para describir, a través la presencia real.
ciencia o la irrupción del crimen. de la negación, el acceso a una expe-
Una cita larga puede ser indicio de
pereza, pero tal vez se nos perdone la
extensión de la que sigue (del prólogo
de Mundos de la imaginación) porque
resume espléndidamente el credo lite-
rario de Rest:

Por último he de confesar que, para mí,


la literatura, aun la más trivial, es una
especie de fe que deben compartir escri-
tor y lector. Nada en ella es gratuito,
todo es intento de capturar un sínto-
ma, afán de escapar al naufragio. La
ticos o estudiosos cuya tarea consiste en obra literaria siempre posee un margen
mantener la pulcritud y la organización de juego, de instauración de un orden
de todo el edificio. Éste es el sitio que arbitrario que se constituye en el vacío;
se reserva al ensayo, cuya naturaleza, sin embargo esta construcción tiene que
variedades y dimensiones parecen impo- cumplirse dentro de ciertos límites nece-
sibles de ser determinadas a causa de la sarios, dentro de las exigencias rigurosas
abundancia y anarquía con que tales que impone la vigencia o la crisis de
obras se han ido acumulando. una concepción de la realidad, dentro
del conjunto de ideas que los hombres
Rest dio cabal importancia a la lite- comparten a lo largo de la historia o en
ratura de género: la literatura fantás- un determinado período para disimular
tica, el policial, la ciencia ficción, la el vértigo que produce el silencio. Aun
historieta, el ensayo, aun la literatura contra toda ilusión, contra toda certeza,
infantil. El género fantástico le debe hasta la literatura más nihilista mani-
páginas fundamentales, que se com- fiesta una desesperada voluntad de creer
pletan con la labor persistente de en sus propios enunciados. Cada texto

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La crítica de Masotta sobre Arlt: Es sabido que Masotta presentó su


libro Sexo y traición en Roberto Arlt
ocho años después de haberlo escri-
Sin embargo, podríamos decir –el
mismo Masotta lo dice– que todo
estaba allí antes de la reflexión sobre lo
entre la conciencia y el destino to. Entonces, un tanto alejado ya
de las descripciones sartreanas de la
hecho y lo escrito. Es decir que el paso
de las descripciones de conciencia, de
conciencia de clase y de aquel modo la fenomenología de las decisiones, las
Por Silvio Mattoni en que podía leerse la literatura voluntades, a lo que no puede decidir-
como intuición de una estructura se, a lo indescriptible de un destino,
social estratificada y como revela- ya estaba dado en Sexo y traición. Allí
ción de lo que las coberturas ideo- veríamos cómo un intelectual, alguien
lógicas escondían, Masotta describe que habla y en el mejor de los casos
la experiencia subjetiva desde la cual piensa, se convierte en escritor, un
pudo escribir su ensayo sobre Arlt. espacio donde las palabras reflejan y
Pero el problema había dejado de refractan el mundo incluyendo a las
ser cómo descifrar el nudo de rela- palabras adentro.
ciones sociales atado alrededor de Así, desde un principio, Masotta señala
la literatura y se había vuelto lo que que el hombre de Arlt, que surge de la
en aquella revisión ulterior llama- masa, no apunta a la clase social, sino
ría el problema del destino. Parece a la excepción, lo cual sería política-
preguntarse: ¿cómo escribí lo que mente incorrecto desde una perspectiva
escribí? O bien: ¿cómo llegué a ser lo ingenua de izquierda, aunque desde un
Buena parte de los misterios que sigue entra- que soy? Sin embargo, no se trata de punto de vista literario no habría nove-
ñando la figura de Oscar Masotta, reside en un interrogantes líricos, que apelarían a las sin esa excep-
trastrocamiento en el que los nombres circulan una intimidad, una fuente interior cionalidad. Pero El paso de las descripciones
y se confunden para poder pensar un problema del sentido. Lo que ocurre, lo que si la literatura dice de conciencia, de la fenome-
común que los atrae. De este modo, el dile- pasa, lo que se escribe se presenta la excepción, ¿de nología de las decisiones, las
en el yo. El nombre de Masotta es dónde proviene? voluntades, a lo que no puede
ma sartreano entre determinación y libertad, el lugar donde se produjo un libro y Lo político, que decidirse, a lo indescriptible de
entre voluntad y destino, es repensado a partir también la reflexión sobre ese libro. incluye obvia- un destino, ya estaba dado en
de los nombres que acuden a su convocatoria. Y ese lugar está sujeto a causalidades mente la moral Sexo y traición. Allí veríamos
En Masotta el nombre propio se intercambia externas e internas, aunque sólo en y la economía, cómo un intelectual, alguien
apariencia, porque el sujeto precisa- puede explicar que habla y en el mejor de los
con otro (Roberto Arlt, yo mismo) para poder mente se define por un pliegue de lo las determinacio- casos piensa, se convierte en
pensar el sí mismo en el otro. La búsqueda por exterior que simula una interioridad nes de un sujeto, escritor, un espacio donde las
desprenderse de las marcas de origen y producir hecha de palabras. Las determina- pero no su singu- palabras reflejan y refractan el
la propia singularidad, se ve paradojalmente ciones sociales, de clase, de ideo- laridad. ¿Cómo mundo incluyendo a las pala-
logía, los saberes pueden reducirse se desprende lo bras adentro.
señalada en Arlt y sus personajes que expresan a eso que constituye lo más ajeno, excepcional de
la (im)posibilidad de la libertad. Silvio Mattoni lo más externo, el lenguaje, pero una generalidad que sin embargo está
indaga en esta operación de pensarse en otro que en su distancia de superficie en su origen? No es posible separar lo
como otras inspiraciones también lo hicieron: refractaria también da toda la vuelta interior de lo exterior, que la novela
Masotta se piensa en Arlt como Sartre en Genet, y forma el interior de un volumen disocia en razón de su mismo procedi-
horadado. Masotta analizará pues, miento, es decir: por un lado la prosa
a fin de poder develar el dilema existencial que a posteriori, las causas de su libro a de las relaciones sociales, por el otro la
oscila entre la búsqueda de lucidez y la banali- partir de consecuencias vitales que poesía de los sentimientos o las con-
dad reinante en los personajes arltianos. exceden cualquier libro. ciencias. Masotta aclara:

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No hay política y economía por un lado Arlt o son las de Masotta? ¿Cómo es otros van a suponer que le correspon- de Masotta, justamente porque no
y arte, vida y sociedad por el otro. Sólo que lo determinante encuentra su crí- de. Así la clase se vuelve un destino, el era una decisión, indica esa posibili-
hay un todo indiscernible: vida, política y tica en una conciencia que supera su movimiento de un péndulo que oscila dad de dejar de ser lo que se es que
arte a la vez; economía y vida a la vez. origen aunque no pueda dejar de con- sin descanso entre el resentimiento y sobrevuela como promesa o amenaza
servarlo dentro de sí? En el momento el esnobismo. las condiciones materiales de un inte-
No obstante, las condiciones generales de escribir su libro, Masotta todavía El mismo Masotta, en esa revisión lectual. Pero la locura, que tiene más
de la clase, o aun de la masa, no expli- cree en la posibilidad de modificacio- autobiográfica que se titula “Roberto lógica que la racionalidad cotidiana,
can lo particular. Lo que sucede es lo nes, en una especie de progresismo de Arlt, yo mismo”, hablará de la angus-
contrario, lo particular habrá de expli- la lucidez, de tal manera que escribe: tia por escapar de una fijación de
car lo general. En cierto modo, todo “Para cambiar es necesario comenzar clase, por dejar de ser lo que un ori-
sujeto, al leerse en el personaje nove- por no ser lo que se es y llevar en sí gen podía determinar, y que acaba-
lesco, contempla su propia excepcio- la posibilidad de convertirse en lo rá retornando como síntoma, como
nalidad. Si bien el hombre, según una que no se es”. Por consiguiente, para derrumbe cuando el padre traiciona-
frase de Marx que comenta Masotta, que existiera esa posibilidad debería do ya no pueda seguirlo siendo. Pero
es el “producto” de sus condiciones haber un momento puramente nega- antes también los personajes de Arlt
económicas, también sobrepasa “en tivo en la conciencia, que se negaría luchaban en vano contra lo que eran,
mucho” esas condiciones. ¿Qué sería a sí misma y se volvería otra. Dicho contra lo que pareciera un dictado
ese exceso del producto sobre sus con- instante de autonomía, instante crí- social. Entre el individuo excepcional
diciones, que Marx indica como un tico, es el fundamento de la libertad y el destino siempre se juega una
punto ciego donde los determinismos que Sartre no podía dejar de salvar. tragedia. Aunque en este caso, el del
se suspenderían? Pero lo que expresan los personajes de enloquecido personaje de clase media,
Arlt sería el carácter ilusorio de toda del apremiado escritor de clase media,
Frase difícil –interpreta Masotta– en libertad, debido a que las causas de los del crítico revolucionario de clase
la que el hombre es pensado como abso- actos resultan demasiado complejas o media, el destino asume la forma de
lutamente libre y como absolutamente se han sustraído de la conciencia. Así, lo banal: las condiciones, los empleos
determinado a la vez. Erdosain, por ejemplo, es lo que es, no y oficios, la escasez que impulsa hacia
puede cambiar, ha padecido un origen adelante una fuerza cuya merma todo
Y justamente Masotta va a leer en Arlt que no se revela y que nunca deja de el tiempo se anuncia. Sin embargo, diría que el cambio es imposible. Se
el despliegue de esta contradicción volver. Aunque Masotta descarta rápi- en el acto crucial se asoma un rayo de había creído alcanzar algo, cometer
entre libertad y determinación, entre damente el lado subjetivo, la infancia soberanía. “Arlt encuentra en la prác- un delito absurdo, cuya pura gratui-
voluntad y destino. Sólo que este apa- escondida del personaje, y piensa lo tica de la maldad un hálito de sobera- dad se elevaría a la trascendencia por
rente conflicto ideal se impregnaría traumático desde una óptica social, de nía”, escribe Masotta. ¿Y qué actos se consagrar la excepción del sujeto, o
de realismo debido a que las volun- clases. Si Erdosain parece tener una incluirían en esa práctica? “Inventar, bien realizar una obra, escribir o pen-
tades están circunscriptas, de alguna ventaja sobre los otros miembros de su crear, robar, imaginar, soñar, mentir, sar, pero enseguida ese acto revela su
manera encerradas por lo patológico, comunidad secreta, porque pertenece delatar”, ¿puede decirse que estos ver- escasa significación. Hay condiciones
por un origen traumático y olvidado a la clase media y desde allí contempla bos designan cierto espacio de la lite- que faltaron y siempre van a faltar.
que impide decidirse en el mismo a esa banda de marginales, no obs- ratura? Se trata de detener el tiempo No se tiene un talento absoluto, una
momento en que fuerza la decisión, tante padece la máxima humillación social, cortarlo con el abandono de inteligencia absoluta, una maldad sin
mientras que el destino está marcado porque su conciencia está fijada por el la clase, sea con la rebeldía, la revo- bordes. El acto, la obra o la crítica
por una estructura económica, el ori- valor de las clases altas. En ascenso o lución o la simple lucidez que revela recuperan un sentido relativo, social,
gen de clase. El principal hallazgo del en descenso, esa conciencia no puede sus contradicciones, pero también, y terminan comunicando algo, no se
libro de Masotta consistirá en leer la desprenderse de lo que es, y por otro sobre todo, se trataría de interrumpir aislan en tanto que siguen siendo
unidad de ambos factores: el trauma lado, no tiene lugar propio, siempre el lenguaje que instaura esa ilusión de palabras, actos como palabras. El
sexual y la conducta de clase, el dine- se ubica un poco más abajo de lo que tiempo, cortar con el plan escrito y sueño –para usar la retórica senti-
ro y la traición. supone que le corresponde y aspira a hablado de una vida, no salir del pre- mental que aparece y desaparece en la
Pero esas determinaciones, ¿son las de estar más arriba de lo que sabe que los sente en cada episodio. El derrumbe cabeza de los personajes de Arlt– sería

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inventar lo absolutamente nuevo, nocimiento, para ocurrir, exige que parece decirnos: probablemente haya juvenil de la ficción, su naufragio en
quebrar el tiempo, salir del mundo y la excepcionalidad no sea absoluta. que decir otra cosa, el exceso mismo el proyecto de novela, dice:
ser un nombre que no se repetirá. Tampoco el mal de las tentativas que nos haría excepcionales, pero no
Ese aura de trascendencia, por otro de Silvio Astier puede ser absoluto es posible hacerlo si se olvida este Lo que ocurría era que mi fe en la lite-
lado imposible y atada a las mismas en tanto depende de su visibili- sombrío acompañamiento, eso que ratura se iba deteriorando. Quiero decir:
condiciones que la imposibilitan ya dad, incluso de un desdoblamiento impide decir tanto y que fuerza a lo que se deterioraba era la aceptación
que ha surgido de su negación, es des- dentro de sí que solidariza imagi- decir tanto, eso que somos para cual- de la mala fe necesaria para creer en la
cripta así por Masotta: nariamente al autor y al espectador quiera, para una simple mirada ajena. palabra escrita.
del acto. En el mismo sueño de la Es decir, cito a Masotta:
El sentimiento de una carencia interna, obra trascendental, se sabe, anida la Y aquello que se deteriora debe ser
de algo que le falta a su ser y que él debe pesadilla prosaica de la impotencia. la clase cuya condición de superviven- como apuntalado por el pensamiento.
lograr para sí, es el móvil que lo arran- Porque justamente la negación de lo cia parece ser la confusión del valor de La reflexión crítica repite la obra en
ca hacia esos actos malos que debieran que se es por la vía trascendental no la persona con lo que exteriormente se otro lugar, y en tal sentido dismi-
servirle de ascesis: en medio de las calles hace más que traducir esa superación ve de ella. nuye lo inaceptable de su gratuidad.
oscuras y tristes un pequeño fogonazo, del origen que lo conserva como Si Masotta planteaba la alternativa
una llamarada de maldad recortaría ideal. El acto absoluto es una forma Sólo que esta clase tal vez sea la única “violencia o comunicación” cada vez
a la figura de su autor, un joven que de elevar al nivel de la escritura lo posible, ¿o habrá acaso un valor que que uno escribe o actúa, “para no
un instante antes que el resentimiento y el esnobismo no pueda confundirse con lo apa- confundirse con un ángel”, según
Esa confusión entre valor y permanecía acha- expresarían en el nivel del habla, que rente? La misma escritura puede, y decía, podríamos agregar que la críti-
visibilidad impulsa a escribir tado por las tinie- a su vez es el nivel de la concien- acaso deba, adquirir los trazos de la ca transforma parcialmente la violen-
y a leer, tratando de incremen- blas de la noche. cia. ¿Sería ésa una manera en que impostura. Y tal vez Masotta estaba cia de la literatura, su soberanía, en
tar imaginariamente un valor el personaje, el escritor, el crítico en este punto confundiendo la since- comunicación. Pero justamente en la
que no podía permanecer en ¿No es acaso explican su posición a la vez interior ridad ingenua, proclamada por Arlt, crítica de Masotta sobre Arlt lo que
la intimidad del sujeto a ries- este flâneur una y exterior respecto de un conjunto con su necesidad crítica de veracidad se comunicaba era un saber elegido,
go de dejar de existir. Por lo figura típica del dado? Porque si Astier y Erdosain social, de significaciones literarias admirado, por ende siempre superfi-
cual el incremento del valor, escritor? Pero al son de clase media, y también Arlt como intuiciones de las contradic- cial, apariencia y representación para
lo que excede las condiciones, mismo tiempo, y Masotta, no todos los sujetos de ciones de clase. Pero también esa un público selecto: hablar de Arlt pen-
lo excepcional debe dar signos, ¿no encierra la clase media cometen esos actos, esas confusión entre valor y visibilidad sando en Genet leído por Sartre, apli-
hacer señas, en suma, escribir- imposibilidad obras. Así el exceso de alguien, con impulsa a escribir y a leer, tratando car los conceptos de Sartre intentando
se. Y llegamos otra vez al ins- de escribir y respecto a sus condiciones, llegaría de incrementar imaginariamente un escribir a la manera fenomenológica y
tante del acto, vale decir, a la hasta de pensar? a cristalizarse en un objeto o un valor que no podía permanecer en la refinada de Merleau-Ponty. Es lo que
actuación. La farsa a la que se El fogonazo, la hecho, llegaría a escribirse de algu- intimidad del sujeto a riesgo de dejar se “elegía” leer en aquellos años para
entregan los personajes de Arlt aureola súbita- na manera contra el flujo del habla de existir. Por lo cual el incremento “ser” un crítico, pero eran los dispo-
sin llegar a estar nunca conven- mente adquiri- social que todo lo borra. del valor, lo que excede las condicio- sitivos de un sujeto, no su condición
cidos, esos actos que caen en el da por un acto Nuevamente la negación, la barre- nes, lo excepcional debe dar signos, de posibilidad. De hecho, Masotta
desencanto apenas se cometen, o una obra no ra, son las figuras para escribir y hacer señas, en suma, escribirse. Y los cambia después por Lévi-Strauss y
¿no representan la ficción, pero hace más que pensar. Pero, ¿pensar y escribir qué llegamos otra vez al instante del acto, Lacan. En todo crítico se da ese círcu-
también la crítica, la fe y la falta confirmar el cír- cosa? ¿Hay algo que decir? ¿Hay un vale decir, a la actuación. La farsa a la lo de cambios, de saberes mudables.
de fe que les son inherentes? culo de las tinie- momento afirmativo de la crítica? Tal que se entregan los personajes de Arlt Lo que no se podía elegir, aquello que
blas, porque vez sea, como dice Masotta después sin llegar a estar nunca convencidos, alguien “era” o sigue siendo, delataba
finalmente habría que proyectar esa de su libro, su postración y su retorno esos actos que caen en el desencanto precisamente la negación originaria
llamarada hacia el resto, habría que a la escena pública, “una banalidad”, apenas se cometen, ¿no representan la escondida en todas las elecciones de
comunicar, de otro modo, ¿quién pero esa banalidad lo había acompa- ficción, pero también la crítica, la fe objetos y posiciones. La confesión de
reconocería la excepcionalidad del ñado desde el nacimiento, como un y la falta de fe que les son inherentes? ese vacío en el saber y en el placer de
acto? Y aun podemos bajar un cír- origen espurio, semiconsciente y por Cuando Masotta cuenta, en aquella la lectura como lo único que puede
culo más, ya que ese mismo reco- ello, aun más determinante. Masotta mirada retrospectiva, su abandono saberse, o sea que el saber siempre se

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supone pero no existe, implicará para de otro modo quedarían confinadas en Las hijas de tenderos estudian literatura que afirmarse con la mayor intensidad
Masotta una posibilidad de relatar la su interioridad. Y esos actos de liber- futurista en la Facultad de Filosofía y antes de desaparecer, aun cuando para
angustia subsiguiente, anunciada, tras tad que se engarzan y exteriorizan la Letras, y se avergüenzan de sus padres. hacerlo requiera un largo pasaje por la
determinación, ¿no son precisamente negación de lo que es, de lo que cree
puro efecto, pura reacción, salvo por ¿No estaba entonces ya todo ahí? Si así ser y de lo que quiere hacer creer.
el hecho de que muestran el origen y fuera, escribir sería imposible. La impostura de Masotta se resuelve
el destino en su cumplimiento más Si bien las ansiedades literarias, por en la imposibilidad de volver a escri-
lúcido, más autoconsciente? Curiosa así decir, parecieran la contrapartida bir sobre Arlt, años después, y en la
libertad, la de saber que no se puede exacta de una cadena económica, y el imposibilidad de seguir creyendo en
actuar de otro modo. Aunque en acto espiritual de un personaje o de aquella especie de libertad compro-
verdad se trataría de no saber lo que un escritor le contesta a un efectivo metida. Pero toda crítica no es más
resulta necesario y escribir el compro- sometimiento en el mundo dado, aun que eso: un saber que se supone para
miso del cuerpo en un tiempo que así, la respuesta, lo escrito excede en poder leer la verdad en la literatura,
lo desgasta y en un lenguaje que lo alguna medida toda determinación que no existe. Salvo que exista una
ocupa y lo hace visible o decible. En pensable. Igualmente, lo que supues- verdad propia, para cada cual, única,
el delirio pueril, en las imágenes de tamente se sabe sobre el mundo debe cuyo brillo sólo sería perceptible a
la angustia que caen como la sombra ser excedido para que en lo impro- lo lejos, desde otra mirada, desde
del destino y fijan en veredas dema- bable, en lo incierto de esos objetos otro, como un pálido reflejo de la
siado creíbles, rotas, la figura de los y esos seres que lo atraviesan se abra única experiencia imposible que el
pasos que se dan, está el origen. No algo. Porque uno está condenado a ser lenguaje sin embargo anuncia: la
obstante, antes que una economía, lo que es, pero el que es no puede más propia muerte.
ese origen será siempre una moral, es
decir, una forma de pensar en el sexo:
origen de esas estúpidas repugnancias
que yacen en el fondo de nuestras histo-
rias y que no dejan de determinarnos,
escribía Masotta.
Para el origen, los ascos y la codicia
que no pueden dejar de impulsarnos,
da lo mismo tratar de ser un espíri-
tu, un agente del pensamiento, que
una conciencia, un agente de cambio
Roberto Arlt el goce de la crítica comprometida. social. Para responder por el origen
Porque el problema de un destino habría que volver a lo negado, al
que parece cumplirse, no por fuera punto de partida improbable, inalcan-
del sujeto sino en sí mismo, en la apa- zable, donde el asco ante el nombre
riencia de una libertad que siempre se propio se convirtió en fetichismo.
expresa como exteriorización de con- “Arlt”, una vocal y tres consonantes.
diciones, ya aparece en la supuesta ¿Qué hacer con eso y con lo que BIBLIOGRAFÍA
materialidad de la lectura de las signi- delata? “Masotta”, la doble “t” de un
ficaciones sociológicas de ciertas esce- inmigrante. Cuando el resentimiento • Masotta, Oscar,tt Sexo y traición en Roberto Arlt, Corregidor, Buenos Aires, 1998.
• Masotta, Oscar, “Roberto Arlt, yo mismo”, en Conciencia y estructura, Corregidor, Buenos Aires, 1990.
nas. A la vez objeto del determinismo le impide repetir sus anteriores des- Anteriormente le he dedicado a Masotta un par de ensayos que no necesariamente coinciden con lo arriba
social, escribe Masotta, ahí mismo el cubrimientos novelescos en El amor expuesto; cfr. Silvio Mattoni, Las formas del ensayo en la Argentina de los años 50, Facultad de Filosofía y
héroe se engarza en esa cadena causal brujo, Arlt hará explícito ese núcleo Humanidades, Universidad Nacional de Córdoba, 2003, el capítulo titulado “Masotta: ensayo, delación y
clase media”, que manifiesta su deuda con el libro de Alberto Giordano, Modos del ensayo, Beatriz Viterbo,
por su voluntad libre de convertirse en opaco, casi fuera de toda literatura Rosario, 2005 (nueva edición ampliada); cfr. también mi artículo “Estilos soberanos”, en Boletín 8 del Centro
efecto y de exteriorizar esas causas que posible. Y Masotta lo cita: de Estudios de Teoría y Crítica Literaria de la UNR, Rosario, octubre de 2000.

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La crítica a principios del siglo XX: 1. En 1965, en la colección “Cristal del


tiempo” de editorial Losada se publicó
Visto y vivido, anécdotas, semblanzas,
Nuestros poetas jóvenes. Revista crítica
del actual movimiento poético argen-
tino (1911) y de Crítica y polémica.
Roberto Fernando Giusti confesiones y batallas1, libro en el que su
autor, Roberto Fernando Giusti (Luca,
Primera serie (1917). El análisis de esas
primeras intervenciones entre 1907 y
1887, Buenos Aires, 1978) organizaba 1913 en Nosotros muestra un momen-
Por Verónica Delgado gran parte de la memoria común del to decisivo de la historia de la crítica
colectivo cultural al que perteneció, argentina, género
de un modo menos autorreferente, que no siempre Se vuelve evidente la importan-
aunque también menos detallado, del tuvo su sede en el cia de las revistas como espacio
que lo había hecho hasta ese mismo soporte material de configuración de un saber
año Manuel Gálvez en los cuatro del libro. En ese específico sobre la literatura,
tomos de sus Recuerdos de la vida lite- sentido, se vuel- en el contexto de una moder-
raria, de Hachette. Inmediatamente ve evidente la nización cultural respecto de
después de la “Justificación” con que importancia de la cual las mismas fueron vehí-
se abrían estas memorias y en la que las revistas como culo y encarnación.
se señalaban los problemas vinculados espacio de confi-
Desde la redacción de la revista Nosotros –espa- con la verdad que pudieran encerrar guración de un saber específico sobre
cio de difusión de las letras argentinas que junto las evocaciones de ese género dudoso, la literatura, en el contexto de una
a Alfredo Bianchi dirigió entre 1907 y 1943– a veces testimonio, otras casi novela, modernización cultural respecto de
Giusti afirmaba: “Mi mayor virtud ha la que las mismas fueron vehículo y
Roberto Giusti desempeñó un papel fundamen- sido durar”. Esa frase que podría leerse encarnación. De esta evidencia dieron
tal en la producción cultural de nuestro país. como guía de un pensamiento resig- cuenta quienes las hacían y coinci-
En un contexto general de modernización, nado y conformista, resaltaba un valor dieron en traer a un primer plano la
Giusti participó activamente en las polémicas asociado al modo de intervención reflexión sobre las revistas que, como
contemporáneas, fundamentalmente en aque- intelectual y literario que definió los productos culturales propios de una
anhelos de muchos de los miembros fase del desarrollo de la vida inte-
llas vinculadas al debate acerca de la constitu- de un mundo cultural en emergen- lectual y artística, eran consideradas
ción de una identidad nacional. Para Giusti, cia en el pasaje del siglo XIX al XX. como su medio inherente de manifes-
fervoroso creyente del rol del intelectual, la Actualizado en la realización de una tación. Esta apreciación no era nueva
intervención de los críticos era decisiva para lle- empresa de cultura como lo fue la y en ella coincidieron miembros de la
revista Nosotros que entre 1907 y 1943 fracción intelectual de la elite liberal
var a cabo esa empresa modernizadora. Por eso dirigió junto con Alfredo Bianchi, (Ernesto Quesada, en su ya clásico “El
hacía oír su voz en distintos medios que, repro- dicho valor se tradujo en rasgo de movimiento intelectual argentino” de
duciendo el eco de sus enseñanzas, transmi- longevidad un tanto accidentada, que 18822, Paul Groussac en “La biblioteca
tían a los lectores una concepción de la crítica por momentos, hizo posible pensar de Buenos Aires”, 1896)3, los moder-
en Nosotros como una sobreviviente, nistas (Rubén Darío, Ricardo Jaimes
entendida sobre todo como una manifestación si se la compara con otras numerosas Freyre, Luis Berisso, etc.) y los jóvenes
didáctica. Verónica Delgado nos invita a reme- revistas anteriores y contemporáneas. de principio de siglo XX. En algunos
morar ese momento adánico y optimista –quizá, Fue en las páginas de su revista donde casos dentro de los que debe incluirse
por eso mismo, de cierta ingenuidad propia de Giusti reflexionó acerca de las atri- a La Revista de América de Darío y
toda vocación fundacional– en el cual, investi- buciones de la crítica en el ejercicio Jaimes Freyre (Buenos Aires,1894),
sistemático de una labor que llevó El Mercurio de América (1898-1900)
dos de un deber, los críticos asumían el desafío adelante principalmente desde la sec- dirigida por Eugenio Díaz Romero,
de educar a una nación joven y de moldear sus ción “Letras argentinas”, algunas de Ideas (1903-1905) fundada en 1903
preferencias estéticas. cuyas notas luego formarían parte de por Manuel Gálvez y Ricardo Olivera,

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y Nosotros4, el énfasis se concretó en en un mundillo literario de dimen- una crítica que se decía imparcial y a Naturalidad, belleza, serenidad, sen-
la presencia de secciones destinadas a siones todavía exiguas, pero que se la que se observaba siempre dispuesta cillez, concisión, fuerza, originalidad,
dar cuenta de las revistas editadas no ampliaba y a la vez se democrati- a no escatimar el elogio cuando lo sabor castizo y riqueza del léxico,
sólo en el país y en el continente ame- zaba por –entre otras razones– la consideraba merecido. En ese sentido claridad, rasgos todos ellos contrarios
ricano sino también en las metrópolis acción de la institución universitaria, los términos crítica y polémica, con los de “la afectación
de Europa, que funcionaron como en cuyo ámbito Giusti se había for- que más tarde –y a partir de 1917– dio y la retórica”10,
modelos indudables para las capita- mado7 y donde ubicaba el comienzo nombre a los cuatro volúmenes de la se constituyeron
les latinoamericanas. En ese sentido, de Nosotros, y se encontraba el públi- serie (1917, 1924, 1927, 1930), no en evaluacio-
las revistas como productos cultura- co preferencial de sus artículos. Esa guardaron una relación de implicación nes recurrentes
les modernos llevaron adelante una insistencia estuvo acompañada de un invariable, así como tampoco designa- y positivas, casi
tarea de importación y difusión de la imperativo indeclinable de actualidad ron operaciones e “intenciones” presen- cristalizadas, que
modernidad cultural europea, de la que testimonian sus notas en Nosotros tes en un mismo discurso en las mismas Giusti reconocía
cual muchos de los escritores latinoa- y su primer libro, Nuestros poetas jóve- dosis. La crítica tomó en ocasiones como cualidades
mericanos formaron parte en su cali- nes de 1911, publicado a la edad de 25 una forma más cercana al consejo o la deseables y que
dad de viajeros, residentes o cronistas años8. Giusti fue pródigo en los gestos reconvención; otras, al elogio reticente prescribía para
y ejercieron la crítica en los géneros de una sociabilidad literaria en la que o la disputa atemperada; otras veces, la la literatura y los
asociados a la prensa periódica como sin duda se asentaron los valores de su confrontación directa. escritores. De ese
los relatos de viaje o las crónicas. Aquel acción intelectual a la que otorgaba un modo, y al refe-
afán de difusión era una prueba efec- alcance no circunscripto a cuestiones 2. Entre 1907 y fines de 1913 rirse a sí mismo,
tiva de lo que Ángel Rama denominó exclusivamente disciplinares, sino que, Roberto Giusti colaboró en distin- Giusti hablaría
“un cierto isocronismo”, al que señaló inserto en la discusión dominante tas secciones de Nosotros. Estuvo a satisfecho de lo
como característico de la transforma- sobre la identidad nacional y como cargo de “Letras argentinas” hasta que algunos crí-
ción de la literatura latinoamericana5. sería común a muchos otros jóvenes el número 28, en que lo reemplazó ticos señalaran
Definido como el grado de proximi- –como Rojas– otorgaba a la crítica, Álvaro Melián Lafinur. Antes y des- de su estilo escri-
dad con que desde Hispanoamérica a la literatura, a los intelectuales y a pués escribió también sobre literatura turario definido
se siguió la producción de las grandes los escritores un papel preponderante argentina por fuera de la sección, como prosa “relativamente limpia y
capitales culturales, tal isocronismo en la construcción de dicha identidad para dedicar artículos más exten- significativa”11. La preferencia por
en los primeros años de Nosotros tuvo nacional a la que entendía en términos sos que las reseñas a determinadas una literatura de corte realista se erige
como referencia a Madrid, antes que culturales. Así afirmaba: obras como El imperio jesuítico (N° en parámetro de juicio tanto para la
París. Como partícipes de una moder- 10-11, mayo-junio, 1908, segunda obra como para el autor elegidos y
nización marcada por el internaciona- [Nosotros] somos todos quienes creemos edición), Lunario sentimental (22-23, orienta la construcción de una ima-
lismo6 y, como hacedores de revistas que a la patria se la sirve tanto con la julio-agosto 1909), La restauración gen autoral marcada por los rasgos
en las que no sólo informaban sobre labor intelectual como con el esfuerzo nacionalista (de 1909, N° 26, febrero, de la salud, la fuerza, el esfuerzo
las obras recientemente publicadas o material (…) Nuestra aspiración no es 1910), Leopoldo Lugones y su obra de continuado, la serenidad, señalando
daban a conocer textos inéditos, sino la de dormir gloriosamente en las biblio- Juan Más y Pí (N° 27, abril 1911), una distancia explícita con los atri-
también en su tarea fundamental de tecas del futuro; es la de vivir, y muy o a autores como Enrique Banchs o butos de cierta imagen estereotipada
traductores, los críticos mostraron al despiertos, la vida del día, con todos sus Ernesto Mario Barreda (N° 33, octu- y residual del escritor tardomoder-
público literaturas, autores y movi- afanes, sus contratiempos, sus satisfaccio- bre de 1911). En todas estas interven- nista y decadente, principalmente
mientos hasta entonces escasamente nes morales”9. ciones es posible leer la construcción aquel que Giusti caracterizó como el
conocidos para el espacio nacional en del conjunto de valores en los que se caso del escritor que se “encasti(lla)
el que intervenían. Inclusión, camaradería, comunión, fra- fundamenta su práctica; éstos se ligan en sí mismo”12. Del mismo modo,
En el desempeño de una función ternidad, hermandad, solidaridad, son fuertemente con el señalamiento de esas notas dan cuenta de la figura
crítica que no eximió de cierto peda- términos definitorios de un tipo de una estética capaz de actualizarlos a del crítico como especialista –más
gogismo a sus escritos, Roberto Giusti vínculo entre escritores que desde su la que se proyecta o transfiere sobre semejante al docente que al escritor o
insistió en la necesidad de la crítica revista no dejó de promover y que de la figura del escritor, el lenguaje poeta con los cuales no establece una
como discurso disciplinar y específico, algún modo afectaron los modales de de la obra y el discurso del crítico. identificación 13– que se distingue de

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lo que podría denominarse crítico- más tarde Giusti denominó “pasión de la poesía francesa (simbolista), y a contenían –sobre todo si se trataba de
artista más ligado a algunos moder- comunicativa”, “anhelo de compren- Manuel Gálvez, a quien, dicho sea de autores noveles– una especie de coda
nistas argentinos, uno de cuyos casos der y explicar”19. En Visto y vivido paso, fustigaría una y otra vez, no sólo en la que Giusti, desde su propia poé-
paradigmáticos fue Luis Berisso14. afirmaría que la crítica, en tanto en las páginas de Nosotros23: tica crítica, aconsejaba abiertamente o
En un mundo literario en el que los “historia del espíritu, es creación Otro libro más, El enigma interior, solicitaba a los escritores la depuración
pocos libros de crítica no eran pensa- de valores: descubre, fija, revisa”20. impregnado todo él de una indefinible de la lengua literaria o el abandono
dos como obras orgánicas sino que, Asimismo, y según se planteaba en las melancolía. Diríase llegado del boule- de ciertos tópicos. Verdaderos actos
tributarios del modo de producción páginas de Nosotros, la crítica debía vard. Podrá haber en ello un motivo de habla, estos envíos, explicitaban
periodística se acompañar en una misión estratégica de censura, pero ésta no ha de ser sino un tipo de valoración que franqueaba
Según se planteaba en las formaban como las obras de valor a la vez que debía relativa. Cierto es que esos versos suenan los límites del gusto y del saber litera-
páginas de Nosotros, la críti- re co pi lac io ne s establecer criterios específicos para su extrañamente en nuestro idioma, porque, rios. Así, por ejemplo, en relación con
ca debía acompañar en una –tal el caso de legitimación, y realizar aquello que en verdad, a pesar de toda nuestra buena Enrique Banchs, cuyo descubrimiento
misión estratégica las obras Burbujas de vida en palabras de Álvaro Melián Lafinur voluntad por imitar a los demás –a los como poeta nunca dejaría de enorgu-
de valor a la vez que debía o de Las nuevas –otro crítico de Nosotros– constituía noruegos, a los rusos, a los japoneses, ¡qué llecerlo25, Giusti anticipaba:
establecer criterios específicos tendencias litera- el “ideal de cultura y difusión literaria sé yo!– y por dejar de ser americanos,
para su legitimación, y reali- rias de Manuel y artística”21. Para Giusti dicho valor aún no hemos logrado acostumbrarnos a Si a su imagina- También, opinaba (pedía o
zar aquello que en palabras de Ugarte15 y, en dependía y debía medirse según las ese parisienismo excesivo. (…) ción desbordante, recomendaba) sobre la con-
Álvaro Melián Lafinur cons- parte también, el propias condiciones de producción El defecto fundamental de El enigma a su potente ins- veniencia de que narradores
tituía el “ideal de cultura y de Nuestros poe- inherentes al estado del mundo cul- interior es su carencia de originalidad. piración, compa- y poetas cultivaran determi-
difusión literaria y artística”. tas jóvenes–, un tural. Así, en 1907 podía escribir: Verlaine sobre todo –dejo de lado otras rables con las de nadas temáticas en desmedro
mundo en el cual visibles influencias– pesa sobre este libro. los más grandes de otras. La explicación que
ensayo y crítica, constituían según Por más que el mérito de tal o cual libro Pero Gálvez es sincero consigo mismo. Él poetas, une, como Giusti no daba, había que bus-
Giusti y en ese momento, géneros sólo sea escaso, sin embargo se impone siente a sus poetas predilectos, con ellos se parece que está en carla no solamente en cuestio-
exóticos16, es decir, ausentes, el crítico en estas notas bibliográficas el elogio, la ha compenetrado y como ellos se expresa. camino de hacerlo, nes propias de la lógica de fun-
debía plantear su tarea como estudio frase de aliento para su autor, si es que En sus versos se advierte la sinceridad de el estudio, un arte cionamiento del mundo lite-
riguroso y extenso. La aparición de el libro, en su valor meramente relativo, los sentimientos que canta. No es, pues, refinado, la niti- rario que mostraban la decli-
Almafuerte o de Ideaciones de Juan revela un digno esfuerzo o una sana as- un vulgar imitador. dez en todo, sin nación del modernismo, sino
Más y Pí, libro este último a pro- piración de arte. Y la razón es obvia. Mas, dejo ya de hacer hincapié en este concesión alguna además en una concepción de
pósito del cual reflexionaba sobre el Nuestra literatura –si es que existe– no lamentable defecto de El enigma inte- al desgano inte- la literatura y de la cultura de
descuido y desinterés por parte de tiene sino un valor relativo. Por lo tanto rior, para pasar a considerarlo desde lectual, Banchs no signo clásico, a las que recono-
los críticos nacionales, de los estudios no se puede usar a su respecto el mismo otros puntos de vista más interesantes. tardará en ser un cía un papel básico, formativo,
“de aliento” dedicados a escritores criterio que se emplearía al juzgar la li- Es un libro delicado y a ratos intenso. poeta completo. modelador de la sociedad a la
o temáticas particulares17, así como teratura europea22. Rasgos hay en él que revelan toda un que pertenecían.
las opiniones sobre la severa edu- alma de artista. Pero es un libro des- También, opina-
cación literaria de Rojas y su labor Se trataba entonces de una crítica que igual. Felices expresiones, bellos versos, ba (pedía o recomendaba) sobre la con-
sostenida, mostraban ese imperativo. sin dejar de polemizar mostraba su codéanse en él con tropiezos verdadera- veniencia de que narradores y poetas
Encuadrada en un marco de “ampli- carácter estratégico, augurando porve- mente lastimosos. cultivaran determinadas temáticas en
tud y tolerancia” y la “más estricta nires “fecundos” cifrados en las correc- desmedro de otras. La explicación que
neutralidad acerca de lo que en ella ciones de los errores del presente, o En general, luego de los análisis sobre Giusti no daba, había que buscarla no
[la revista Nosotros] se piensa y se que apuntando al futuro promisorio aspectos disciplinares, como podían solamente en cuestiones propias de la
dice”18, la crítica era entendida como de algún escritor, se detenía en el juicio serlo la cuestión del verso libre a pro- lógica de funcionamiento del mundo
afirmación de tales valores y como sobre sus “intenciones” y sus caracte- pósito de El enigma interior de Manuel literario que mostraban la declinación
discurso eficaz en la educación del rísticas morales. Así, por ejemplo, en Gálvez24, el uso o la elección del epíteto del modernismo, sino además en una
gusto literario a través de un discurso un gesto ambivalente (y burlón) Giusti en Las Barcas de Banchs, o la realización concepción de la literatura y de la cul-
especializado, entre cuyas premisas se refirió a El enigma interior, libro a veces defectuosa del soneto en Joyeles tura de signo clásico, a las que reconocía
básicas se pudo contar aquello que marcado por la experiencia modernista de Juan Aymerich, muchas de las notas un papel básico, formativo, modelador

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de la sociedad a la que pertenecían; al Este Borderland es una flor extraña: es cultores del cuento modernista, remi- la plaza” del N° 12, todos de Banchs,
mismo tiempo, estas peticiones podían un libro demasiado doloroso. Sobre sus tían al gusto por lo raro, la alucinación, dan cuenta de esto. La joven tísica de
vincularse con una creencia aún arraiga- páginas se cierne una atmósfera mal- la locura, los sueños, los personajes que “Bajo la angustia”, la costurera decente
da –más allá de los matices e incluso de sana. Por eso, expresando una opinión mezclan lo demoníaco con lo patológi- y trabajadora de “Al pasar” (N° 5) y
las contradicciones– en un evolucionis- puramente personal, sin pretensiones de co30; el de Gálvez, y en la reseña citada, la escena de “El camino de nuestra
mo optimista de base científica, a partir despacharla como receta, gustaríame que a la influencia dominante de la poesía casa” (N° 31) de Carriego se leen en
del cual era posible pensar la literatura el señor Chiappori se apartara desde ya francesa a la que Giusti se oponía tanto el mismo sentido. Finalmente, a estas
como una forma más o menos directa de esta literatura anormal, y nos diera en esta mala realización como en “las figuras habría que agregar al menos
de conocimiento26. con su estilo tan propio, tan inconfun- estimables aplicaciones” de Lugones otras dos, cuya presencia en Nosotros
dible, algún otro libro –¿cómo decirlo?– en Los crepúsculos del jardín31. Por fue central en los años que analizamos,
más sano, más humano...” (pág. 333). su parte, Banchs y Carriego además tanto por razones estéticas como por
de encarnar una lengua literaria del el tipo de subjetividad que represen-
Si en relación con Horacio Quiroga, gusto de Giusti, indicaban en poesía taron. Ellas son: Florencio Sánchez
Giusti elogiaba la sencillez de la histo- la preferencia por las geografías y per- para el teatro, y, sobre todo, Roberto J.
ria de Historia de un amor turbio, que sonajes urbanos contemporáneos. Los Payró, quien para Giusti personificaba
su autor “desarrolla con sólida lógica poemas “El café”, “Rincón de patio”, con su “vida de trabajo” y con su vasta
y sana naturalidad” y consideraba a “El Cristo del juzgado” y “Bajo la llu- obra “inspirad(a) en la realidad” una
esta novela digna de alabanza por el via”, publicados en el primer número literatura destinada a “exponer, criticar
“noble verismo que sinteti[za] las reali- de Nosotros, al igual que “Hombre de y remediar”32.
dades de la vida interior o exterior”29,
no sucedía lo mismo con respecto al
relato “Los perseguidos” por su “índo-
le patológica, sobre la cual Quiroga
tiene especial dominio” (pág. 316). El
NOTAS
párrafo final, y aun habiendo recono-
cido la pericia escritural de Quiroga, 1. En 1994 la obra fue reeditada por la Secretaría de Cultura de la Nación junto con Ediciones Theoría, con
reiteraba el consejo para demandar a prólogo de Alberto Perrone.
la literatura la inclusión de personajes 2. Según Ernesto Quesada, a la prensa diaria “(n)o se le puede pedir que lleve a cabo una empresa que no entra
evidentemente en sus fines, la de llevar adelante una labor crítica –la “sana crítica”- que inculque en el público
y el cultivo de una temática tributa- el gusto por las letras (p. 125)”, Reseñas y críticas, Buenos Aires, Félix Lajouane editor, 1895, pp. 119-141.
rios de los parámetros de normalidad 3. Nosotros, Año I, T. 1, julio de 1896, pp. 161-193.
A propósito de Misas herejes de Evaristo de la psiquiatría, que confirmaban 4. La sección en Nosotros se llamó “Revista de revistas” y su encargado fue Alfredo Costa Rubert. Si bien fue
anunciada desde el primer número, su aparición tuvo un carácter errático.
Carriego, Giusti decía: algunos otros pasajes de la nota sobre 5. Rama, Ángel, Rubén Darío y el modernismo, Caracas-Barcelona, Alfadil ediciones, 1985, p. 36.
Nuestros poetas de América deben pro- Borderland (N° 5). 6. Dentro de lo que llama modernización, Rama plantea la existencia de un macroperíodo al que denomina de
ponerse el apostolado de una poesía sen- la cultura modernizada internacionalista que se extiende desde 1870 a 1910, año en que se inicia otro macro-
período, el de la cultura modernizada nacionalista. Dentro del primer macroperíodo 1870-1910, distingue
cilla, honda y, no de enfermizos credos, Y si al terminar me permitiera hacerle tres momentos: el de la cultura ilustrada (1870-1890), el de la cultura democratizada (1890-1900) y el de la
flores de un día regadas con ajenjo. Lo a Quiroga una indicación (siempre es cultura prenacionalista (1900-1910). Rama, Ángel, Las máscaras democráticas del modernismo, Montevideo,
cual no significa que hayan de cantar conveniente dar consejos para mantener Fundación Internacional Ángel Rama.
eternamente la patria, la bandera, los alto el prestigio de la crítica) le diría que, 7. Giusti había ingresado en 1904 y concluyó sus estudios ocho años después.
8. En esta revisión crítica de la producción “actual” y joven se ocupa, sorprendentemente, de Carlos Guido
Andes o Manco-Capac27. ya que se ha revelado maestro en ambas y Spano, Rafael Obligado, Calixto Oyuela, Martín Coronado, Leopoldo Díaz, Enrique Rivarola, Joaquín
psicologías, la normal y la mórbida, re- Castellanos. Como se ve, bajo el nombre de “La Vieja Guardia” aparecen escritores ya reconocidos de distintas
La misma situación se registraba al ocu- sultarían sin duda más simpáticos sus escuelas. En ese mismo capítulo y con otro criterio de agrupamiento –no solo cronológico–, hace referencia
a aquellos poetas consagrados “por el favor popular y las antologías”. En tal grupo reúne a Diego Fernández
parse de los cuentos de Atilio Chiappori, libros si se inclinara con preferencia por Espiro, Francisco Soto y Calvo, Pedro J. Naón, Osvaldo Magnasco, Alberto del Solar, y a los uruguayos Victo-
en la que además, se ponía de manifies- la primera... riano Montes y Víctor Arreguine. Entre los más jóvenes objeto de su interés se encuentra, en primer término,
to el valor del humanismo que también Leopoldo Lugones a quien dedica tres escritos (el segundo capítulo y los dos artículos del Apéndice). Luego, en
el capítulo que da nombre al libro, “Nuestros poetas jóvenes”, Giusti realiza un catálogo crítico del conjunto
podía funcionar como un elemento po- Como es evidente, los nombres (y esos de poetas, principalmente argentinos, en el que incluye a algunos hispanoamericanos. La lista es abultada y
sitivo a verificar en los textos28: textos) de Chiappori o Quiroga, dos casi todos ellos han sido publicados en la revista Nosotros: Ernesto Mario Barreda, Enrique Banchs, Eugenio

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Díaz Romero, Luis Doello, Ángel de Estrada, Ricardo Rojas, Evaristo Carriego, Rafael Arrieta, Edmundo
Montagne, Ricardo Jaimes Freyre, Alberto Ghiraldo, José Maturana, Manuel Ugarte, Domingo Robatto, Ale-
jandro Sux, Federico Gutiérrez, Mario Bravo, Carlos F. Melo, Luis María Jordán, Juan Aymerich, Juan Julián
Lastra, Gustavo Caraballo, Tomás Allende Iragorri, Carlos Alberto Leumann, Leopoldo Velasco, Arturo Ponto
Esaclier, Ernesto Turini, Manuel Gálvez, Álvaro Melián Lafinur, Fernán Félix de Amador, Eduardo Talero, Luis
Reyna Almandos, Daniel Elías, Salvador Debenedetti, Luis González Calderón.
En la primera serie de Crítica y polémica escribe sobre José E. Rodó, Giovanni Pascoli, Carducci, Unamuno,
Gálvez, Fernández Moreno, Luis Ipiña, Juan Más y Pí, Florencio Sánchez, Belisario Roldán, Rojas, Ernesto
Mario Barreda, y en relación problemas como la enseñanza y la metáfora.
9. Nosotros, Año IV, N° 27, abril, 1911.
10. A propósito de El libro de los elogios de Enrique Banchs, Nosotros, N° 15, p. 102.
11. Visto y vivido, p. 26.
12. Nosotros, N° 6-7, enero-febrero, 1908, pp. 5-6.
13. Giusti mismo realiza esta distinción en “Generalidades”, en Nuestros poetas jóvenes, p. 9.
14. Fue justamente sobre Luis Berisso que Víctor Pérez Petit en el prólogo a El pensamiento de América del
mismo Berisso afirmó que se trataba de “uno de esos caballeros medievales, esclavos de su lema, completamente
extranjeros en nuestras civilizaciones modernas”, Buenos Aires, Félix Lajouane, 1898, p. XII.
15. Tanto en la reseña de Burbujas de vida como en la nota sobre Las nuevas tendencias literarias, que son
elogiosas, Giusti hacía referencia negativa al modo en que se concebían los libros de crítica en el país. Cfr. las
secciones de “Letras argentinas” de Nosotros de abril de 1908 y enero-febrero de 1909, respectivamente.
16. Visto y vivido, p. 93.
17. Nosotros, Año I, T. 1, N° 5, diciembre, 1907, p. 333.
18. Año V, T. VI, N° 32, septiembre, 1911.
19. En el prólogo de la segunda serie de Crítica y polémica (1924) Giusti había definido la extensión de su
práctica y su concepción de la literatura: “Crítica, si no siempre de libros, siempre de ideas, sentimientos y
costumbres que encuentran su expresión en la obra literaria” (p. 5).
20. Visto y vivido, p. 28. Cursivas mías.
21. Melián Lafinur, Álvaro. Nosotros, Año V, N° 41, pp. 153-154. Con estas palabras establece la continuidad
entre su labor y la de Giusti, a quien reemplaza en la sección de “Letras argentinas”.
22. Año I, N° 4, noviembre, 1907, p. 264.
23. En P. B. T. escribió sobre “El mal metafísico”; el artículo apareció después en la primera serie de Crítica y polémica.
24. “Una cuestión que este libro levanta es la del verso libre, cuestión que ya desde el prólogo el poeta se
apresura a plantear y discutir brevemente. No es éste el lugar para volver sobre tan debatido asunto, cuya
discusión requeriría una amplitud que no puedo darle aquí. Pero es el caso de observar, muy a la ligera, muy
dogmáticamente si se quiere, puesto que a continuación va sin pruebas, que hay composiciones en verso libre
en El enigma interior y en otros libros, nuestros y extranjeros, que, a pesar de todos los artificios tipográficos
no pasan de estar en prosa, en sencillísima prosa. Esa cuestión del ritmo interno es cosa muy delicada y que
nos se resuelve con meras palabras preliminares”, pp. 119-120.
25. En realidad lo había descubierto Bianchi, aunque Giusti llevó adelante su campaña de legitimación desde la
revista. En la primera crítica Giusti lo compara con Almafuerte y Lugones. Sus dos primeros libros Las Barcas
(1907) y El libro de los elogios (1908), fueron publicados por la editorial de la revista Nosotros.
26. Según Giusti, este pensamiento encontraba en Ameghino su figura más representativa.
27. Nosotros, Año II, T. 3, agosto-septiembre, N° 13-14, 1908, pp. 114-116.
28. Giusti se refirió retrospectivamente a este humanismo: “Sin duda la cálida onda de humanismo que circuló
por las venas del Ochocientos, la que incendió en individuos y pueblos el sentimiento de la libertad, impulsó
las revoluciones redentoras de las nacionalidades y los movimientos emancipadores del proletariado, avivó la
exaltación poética del romanticismo y renovó la fe en la fraternidad pacífica de los hombres, esa onda llegaba
ya a nosotros, jóvenes argentinos de principios del Novecientos, lenta, enturbiada y tibia; pero (...) aquella má-
gica fuente de energía espiritual todavía alcanzaba a calentarnos la fantasía y el corazón” (p. 347). Las palabras
pertenecen a “Una generación juvenil de hace cuarenta años”, escrito en 1942 con motivo de la muerte de
Alfredo Bianchi, y reproducido en 1946 en Siglos, escuelas y autores y en Visto y vivido bajo el título levemente
modificado de “Una generación juvenil de comienzos del siglo”.
29. Cursivas mías.
30. A esta mezcla se refiere Guillermo Ara, en su breve presentación del relato “La corbata azul” de Chiappori,
perteneciente a Borderland. Cfr. La prosa modernista. Antología, CEAL, 1980.
31. Año I, T. 1, N° 2, septiembre, 1907, pp. 119-120.
32. Giusti, Roberto F., “La obra literaria de Roberto Payró”, Crítica polémica. Segunda serie, Buenos Aires,
Cooperativa Editorial Limitada Buenos Aires, Agencia General de Librería y Publicaciones, 1924, pp. 9-36. El
artículo se publicó por primera vez en La Nación en octubre de 1917.

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Trazos malditos

Como cualquier otra denominación, lo maldito es una suprema arbi- lecturas y de los trabajos más destacados que sobre él se han escrito.
trariedad. Todo nombre es maldito. Pero sólo por convención, y por Desde las más diversas perspectivas concluye que siempre hay un
respeto a Baudelaire –no a muchos más que a él– decimos maldito Puig disponible para las más diversas propensiones hermenéuticas.
como pronombre personal. Pero si lo maldito nos emociona, es por el Lectores críticos que rehacen la obra agregando interpretaciones
instante de peligro que atravesamos cuando ese concepto se nos cruza desde las que siempre se parte cuando se explora un autor.
como una centella venida del pasado. Luego, al mirar lo que ha sido Ambigua y polémica, tanto por sus lecturas explícitas como por sus
tocado por ese nombre, percibimos que era un objeto o una persona omisiones recurrentes, la obra de Héctor Murena recibió reproba-
apacible, placentera. Lo maldito, así, es lo que nos toca y pasa, cual- ciones frecuentes. Su inclinación hacia un anacronismo que eludía
quiera sea la superficie rozada. Estos artículos persiguen lo maldito tratar los problemas que la hora reclamaba con urgencia suscitaba
en la acción de ese toque fugaz, en un Murena, un Perlongher, un la desaprobación de la crítica. Así, concluye Diego Poggiese, desa-
Puig, una Victoria Ocampo. Los malditos siempre precisan de un no rrolló un pensamiento que admitía sus propias contradicciones y,
maldito, una no maldita para mostrar que no se trata de una elección sobre ellas, una persistente búsqueda de absolutos.
permanente, sino de una promesa luctuosa que flota encima de todos Su prolífera obra es retomada por Luciano Carniglia, quien ana-
y a todos alcanza sin haber hecho nada para ganarlo. liza el filo punzante de sus aseveraciones polémicas, a menudo
Adrián Cangi dibuja los contornos de Néstor Perlongher, una apocalípticas, que luchaban por restituir un sentido sacro para
biografía que obra por oscilaciones bruscas. Mutaciones corpo- una América secularizada.
rales tramadas de afectos y preceptos que no cesan de interrogar María Celia Vázquez repasa la particular lectura que Victoria
las posibilidades materiales de afirmar la vida. Una cuerda Ocampo desarrolló sobre la obra de Virginia Woolf. Una curiosa vin-
deseante que vibra al ritmo del “autoexilio erótico” que practica culación a partir de la cual se pueden desentrañar los misterios que
en su experiencia brasilera, persiguiendo el destino de construir rondan las biografías literarias. Afinidades electivas entre un autor y
una “comunidad emocional”. un lector que componen una geografía común desde la que pensar las
Ariel Schettini recupera la obra de Manuel Puig a partir de sus atmósferas como paisajes que prolongan el sí mismo del escritor.

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Retrato de un pensador 1. Cuerpo

Este retrato es obra del trazo o de la man-


dades en las localidades singulares. El
cuerpo es la gran razón que formula los
conceptos. Es el que impulsa a pensar por
materialista cha de color. Se propone un movimien-
to motivado por toda clase de espacios
percepciones o por afectos. ¿Qué es aque-
llo común a los que enaltecen el cuerpo?
empíricos que hacen real una presencia Parten por interrogar la teatralización de
Por Adrián Cangi corporal. Se trata de una impresión deter- la carne y la herida como azar configu-
minada por el motivo obsesivo que la rante de la expre-
anima. La intención última de un retrato sión. El retrato Entre el linaje de nuestros
es hacer ver, trazar una silueta, ensayar un del cuerpo es una pensadores materialistas qui-
contorno, definir un ritmo. Entre el lina- cicatriz del alma. siera detenerme en Néstor
Situado entre aquellas vertiginosas páginas literarias je de nuestros pensadores materialistas Un sustrato, resto Perlongher y en las relacio-
y la invención de estilos de vida, Néstor Perlongher quisiera detenerme en Néstor Perlongher o color que impul- nes que traza con otros escri-
procede por oscilaciones, brusquedades y muta- y en las relaciones que traza con otros sa las potencias de tores. En nuestras tierras al
ciones. Un “pensamiento materialista” que no se escritores. En nuestras tierras al pensador creación. Un cata- pensador materialista hay
materialista hay que buscarlo entre las lizador que trans- que buscarlo entre las pági-
interroga sobre las finalidades de su acción, sino páginas literarias y la invención de estilos forma la carne en nas literarias y la invención
que da cuenta de las errancias corporales lanzadas de vida. Aquello que lo define, en una verbo y donde por de estilos de vida. Aquello
a la búsqueda de nuevas intensidades. Cuerpos que pincelada gruesa, es la preferencia por el su intermedio se que lo define, en una pince-
piensan por percepciones y afectos y que no cesan cuerpo y el tránsito. Su movimiento no opera la inversión lada gruesa, es la preferencia
pregunta por el punto de partida o por de los valores. El por el cuerpo y el tránsito.
de impedir, una y otra vez, quedar atrapados en el el fin. Su naturaleza y carácter es conflic- cuerpo duda entre
dualismo cuerpo-mente. Una escritura compulsiva tivo. Se encuentra dispuesto a cambiar de la dureza del cristal geométricamente
que expresa el mundo tal y como queda expuesto rumbo y a transformarse. Sus prácticas ordenado y la fluidez de las molécu-
en la carne, en sus marcas y pliegues que atraviesan se abren a la irrupción de lo otro, de lo las blandas y deslizantes. Se dice como
sus líneas. Cuerpos que intentan extraer de sus extraño. Sus modos buscan las lindes y material intermedio, como envoltura que
las discrepancias de valor. Evoca lo múl- evoca superficies planas o alabeadas en
vidas existencias singulares, desplegándose sobre tiple, habita entre tierras diversas, afirma el espacio. Por ello, Perlongher puede
un fondo común, su poder creativo. Adrián Cangi la oscilación sin fin. Siempre a mitad de predicar como tarea de la literatura un
analiza las “operaciones gramaticales” que desvane- camino destila afiebrado una experimen- escribir/inscribir en los cuerpos. Como si
cen los sustantivos a partir de una poética sensual tación como potencia activa y selectiva. dura y suave, resistente y blanda, la carne
Reconoce que lo experimentable es una dudase entre fluido y sólido.
que reconstruye las escenas, explorando las fuerzas vida y nada más… pero cada vida tiene Tanto la piel como el soporte de la
que se expresan en ellas. Una descomposición de la su ritmo y modo de modificarse, su dura- escritura son tejidos. Superficies, al fin,
sintaxis que revela la intimidad de los más remotos ción y poder. Dice en la escansión de su en las que se inscribe el tatuaje o el tajo
rincones corporales. escritura que una vida es el camino de sí como presión de un objeto punzante.
misma y que su esplendor se debe a su En el germen de una forma hay una
El “autoexilio erótico” que Perlongher profesa en su potencia expresiva, a su estilo. marca de pluma o de puñal. Los cami-
experiencia brasilera bajo el influjo del tropicalismo, Para el pensador materialista todos son nos del pensamiento y de la existencia
le permite lograr un nivel de conexión con un social cuerpos. Cuerpos enmarañados, náufra- son trazados e inscriptos en la carne.
deseante que vibra como fondo de sus prácticas esté- gos, abandonados, desdichados, gloriosos La carne es la potencialidad de la exis-
ticas. Una auténtica “comunidad emocional” capaz e incluso siempre pudriéndose, siempre tencia, la condición de posibilidad de
derrumbándose. Cuerpos que habitan las cualidades del mundo, la materia
de obrar como materia inspiradora de una resisten- en tránsito como frágiles pero insistentes cargada de una intensidad apasionada
cia donde la calle y los submundos carnavalescos proyectos de piltrafa. Cuerpos que deam- e igualmente intelectual. En el movi-
destilan los sabores de la creación. bulan erráticamente buscando intensi- miento de su obra, Perlongher no evoca

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el término carne en sentido directo unidad y el detalle, la macroscopía y no existe necesidad de mediación entre espacios, en la descomposición de la
sino que propone un procedimiento la microscopía de las fuerzas. Por un lo trascendente y lo inmanente sino sintaxis para alcanzar la intimidad de
para desollar y extender los órganos lado, se evalúa lo social maximizando una estrecha complementariedad. Si hay los recovecos. El cambio que profesa
del cuerpo. Como si el término cuerpo las propiedades como acumulación y trascendencia es sólo inmanente y ésta Perlongher en el pensamiento materia-
resultara insuficiente por estar aprisiona- riqueza, stock y flujo, circulación y capi- se dice como exterioridad del ser, como lista es político al nivel de las fuerzas y
do en el funcionamiento jerárquico de tal; por otro, se avanza minorizando en potencias del cuerpo. ¿Cómo afecta este no lógico al nivel de las esencias.
los órganos y de la conciencia. Se trata el análisis del átomo y el clinamen, de la pensamiento a los procedimientos de
primero, de desollar el cuerpo prisionero mónada y el pliegue, del individuo y el expresión? Perlongher encarnó en los
del dualismo “mente/cuerpo”. Luego, se fractal. Las dos caras del materialismo sucesos en nombre de la mutación cor- 2. Tránsitos
trata de extender los órganos allí donde parten del cuerpo y permiten trazar dos poral del deseo, imprimiendo en la Encarnación
la realidad y la apariencia se confunden, series diversas. Está la que se desarrolla escritura una zona de mezclas e impreci-
donde la profundidad y la superficie se por un movimiento dialéctico distribu- siones. Instaló operaciones gramaticales Los relatos de tránsitos que evocan el
mezclan. Carne es el nombre de una yendo identidades y funcionando por que concretan la subjetividad política nombre Brasil funcionan como crónicas
profundidad superficial, de una aparien- contradicciones lógicas y la que lo hace creadora de estilos de vida con la materia de una experiencia tanto mental como
cia real de la existencia. El mundo existe sabiendo que todo se repite y que no preindividual. Sintácticamente utilizó corporal. Se producen como prácticas
irremediablemente expuesto en la carne. existe más que afirmación como repe- nexos disyuntivos y formas pronomina- de un ir hacia el otro y entretejen sen-
En la exposición erótica de ésta los lími- tición diferencial. En ambas series lo les neutras como el ni, el se y el lo, que saciones donde la motivación última es
tes y discontinuidades entre el sí mismo primero que encontramos son cuerpos y atraviesan su poética en tanto rasgos una voluntad de encarnación entre los
y el otro son traspasados. El yo es vacia- efracción, pensamiento y violencia bajo de estilo que afirman procesos imper- cuerpos y una mutación física y moral de
do y abandonado anónimamente como el imperativo del cambio. Hay un mate- sonales y mutantes. Lo indecidible se la experiencia. Será con los viajes de auto-
carne. Este abandono del cuerpo como rialismo dialéctico y también hay un inscribe en la gramática como un des- exilio erótico o de iniciación deseante que
materia indiferente pone en movimien- materialismo aleatorio. Perlongher cree vanecimiento de los sustantivos y una el movimiento hacia el otro alcance el
to una anomalía salvaje. La de multipli- en este segundo como aquel que puede oscilación de los pronombres personales fondo sensible de lo social. Carella, Puig
cación de zonas erógenas y modos de comprender la violencia de la carne hasta fundirse en lo neutro. Perlongher y Perlongher en las décadas del sesenta y
intensidad que estallan en la superficie como intensidad y alegría trágicas, como busca en la escritura un teatro de fuerzas ochenta alcanzarán en el tránsito un des-
entre los cuerpos. La carne expuesta el que puede extraer de la vida el poder en pura exterioridad que no cesa de vío de los fines, donde resultaba posible
como materia indiferente niega las reglas de creación, como el que puede trans- afirmar el acontecimiento como heri- el encuentro de la libido con la energía
de la propiedad privada del cuerpo y formar el resentimiento en potencia da en la carne. Sus procedimientos de social. El otro asegura los márgenes y tran-
abre en la búsqueda de continuidad vital. Por ello, su gesto indica una doble escritura y de crítica son evaluaciones siciones en el mundo, la expresión de un
de la vida, lo sustracción: del examen de las verdades inmanentes de experiencias vividas. Del mundo posible. En los grandes tránsitos
Perlongher busca en la escritu- común. La como forma del juicio y de las lógicas mismo modo que dice “yo creo que los todo se expresa en la carne. Encarnación
ra un teatro de fuerzas en pura c o m u n i d a d de la identidad como presencia de uni- espacios están dados para que vos entres significa que la unicidad absoluta del ser
exterioridad que no cesa de de la carne dad. Intuye que el movimiento se dice en las leyes del mercado sexual o para coincide con el constante devenir de todas
afirmar el acontecimiento como expuesta. La como imagen del pensamiento y como que los uses para crear nuevas formas de las modalidades de la existencia. Carella,
herida en la carne. Sus procedi- carne, para materia del ser. Que todo es siempre la nomadización” definiendo un modo y Puig y Perlongher parten de un estado de
mientos de escritura y de crítica Pe r l o n g h e r, misma cosa y que no hay más que un una orientación de la práctica política, agobio al que resisten, pasan por puntos
son evaluaciones inmanentes es la super- solo y mismo fondo. Que todo se distin- afirma que la tarea de la escritura poéti- críticos y terminan descubriendo en el
de experiencias vividas. ficie donde gue por el grado y difiere por la manera ca consiste “simplemente en reinventar tránsito la fusión con los cuerpos en la
se raspa o se en la superficie de los cuerpos. ¿Qué es escenas tratando de captar lo que había efervescencia social. Estos tránsitos no
tajea. Superficie plegable, desgarrable, lo que evalúa el materialismo aleatorio por abajo o por adentro” definiendo un son huidas o evasiones sino actos de
extensible que duda entre el líquido en la materia? Que no existe una esencia modo del teatro de las fuerzas. En las creación de sí. No se satisfacen en lo
y el sólido. La duda del cuerpo entre ontológica que se encuentre mas allá prácticas políticas crea tensiones al nivel imaginario, se alcanzan en una transfor-
dureza y fluencia lo es también entre la del mundo sino que todo se expresa del deseo, en la poesía hace del poema mación real. Pueden ser pensados como
masa inmensa y el movimiento de los completamente en la carne. Que la con- un cuerpo. Las experiencias vividas son impulsos para crear mundos posibles o
átomos. El materialismo de Perlongher dición de posibilidad del ser se afirma en épicas sensuales que insisten en la crea- posibilidades de vida. Los aprendizajes
se debate entre la masa y el pliegue, la la superficie material reivindicando que ción de formas, en la multiplicación de que prometen son experimentaciones de

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un camino que se aparta del camino, de busca transformar el encierro, entre beato rece suas filhas. Êles querem a carne nova, El tacto vibra y busca. Describe trayec-
una bifurcación o extravío, de un éxodo y puerco, de una Buenos Aires descripta desconhecida, que lhes proporcionará um tos en una danza bajo la ley del cuer-
o una anábasis. El rodeo y el detalle, las por Arlt como la “gusanera humana”. prazer estranho. Lúcio pensa com melan- po mestizo. Incesantemente expuesto,
estupefacciones y los descubrimientos se El amor y la sexualidad dejan de ser colia que não é um Mensageiro. siempre desviado en el lugar, Lúcio
extraen de un paisaje donde se han mez- una “cosa negra” y una práctica repug- descubre el nexo que une lo íntimo a lo
clado mundo y cuerpo, verbo y carne. nante. Descubre una vitalidad eléctrica El tránsito imprime la plenitud de una colectivo. “Uma excitação sexual se apo-
Brasil se transforma en una comunidad que toma los cuerpos y los envuelve en carne radiante y nueva que mueve pode-
emocional y una nebulosa de afectos flujos e intensidades. Practica las mezclas rosas intensidades. La curiosidad de la
llamada por Carella: “Estados Unidos do de la carne y acepta la impureza de los carne es táctil pois tocam em suas roupas
Fogo”; por Puig: “Siete pecados tropicales” deseos sin represiones. Quedan atrás las para certificarem-se que tecido é, e sua
y por Perlongher: “Paraíso”. João Silverio conductas descoloridas de la “gente fati- carne, como se fôsse por descuido... Lúcio
Trevisan, autor de Devassos no paraíso, gada, fantasmas apenas despiertos que imagina que debe haber pocos extran-
comparaba en su apestaban la tierra con su grávida som- jeros para que él atraiga tanta atención.
Entre la brisa marítima, el olor primera edición nolencia, como en las primeras edades Todo parece invitar al contacto.
a miel en el aire y el calor que los tránsitos eróti- los monstruos perezosos y gigantescos”,
diluye la sangre, un cráneo de cos de Carella y narrados por Arlt en Los siete locos (1929) A franela não é desconhecida aquí, pensa
color impone una fuerza eró- Perlongher. Carella y Los lanzallamas (1931). Un delirio Lúcio. E não pensa mais porque um
tica y un contacto corporal. Se a comienzos de afirmativo toma el cuerpo y exalta la jovenzinho literalmente cai em cima dêle,
trata de la sustancia vital de los los sesenta había personalidad. Bajo la luz del trópico los apalpando-o como se fôsse uma mercado-
trópicos, la misma que confun- dejado registro en cuerpos revelan su forma inocente y bes- ria à venda. É negro, é lindo e em silêncio
de pasión con pecado en Puig. un diario de viaje tial al mismo tiempo. Lúcio, el personaje toma-lhe a mão entre as suas. A chuva
ficcionalizado titu- de Orgía, circula por Recife como en una que volta a cair quebra o contacto e o
lado Orgía (1968) de su paso por Brasil. Sodoma tropical y siente que como entre jovenzinho desaparece no tumulto.
Inédito aún en español, Orgía alcanza los pájaros, “el macho es más atractivo”.
una inmersión en una centralidad subte- Entre la brisa marítima, el olor a miel en Los encuentros del trópico se mueven
rránea para un especialista en picarescas el aire y el calor que diluye la sangre, un al ritmo de la lluvia y del tacto como si
porteñas, autor de Tango, mito y esencia cráneo de color impone una fuerza eróti- la geografía fuera tanto una experiencia
(1956) y de Antología del sainete criollo ca y un contacto corporal. Se trata de la mental como corporal. Lúcio descubre
(1957). Movido por potencias deseantes sustancia vital de los trópicos, la misma que el medio lo implica en el ritmo de
y a la búsqueda de una intensificación, que confunde pasión con pecado en una experimentación proxémica. El espa-
Carella conoce el extravío de los juegos Puig. Fascinado por los “sararás” (negros cio subjetivo se habita afectivamente al
de la pasión y el acuerdo “simpático” con rubios del nordeste caracterizados por ritmo del tacto y un enigma del tiempo
el genio colectivo del pueblo brasileño. una ausencia de pigmentación), Lúcio se abre en el resplandor de los cuerpos. El
El dramaturgo no llegaba como Puig a termina agotadoras caminatas en la des- encanto reside en una cotidianidad donde
Río de Janeiro o como Perlongher a São nudez de su cuarto, después de haberse el movimiento y el contacto van creando
Paulo, sino al nordeste brasileño para perdido prisionero de atractivos nunca una propensión al acontecimiento.
cumplir un contrato como profesor de antes imaginados. En las calles siente que
Dirección y Escenografía en la Escuela de las personas lo miran, lo abordan Agora, Lúcio sente que uma mão se apóia
Teatro de la Universidad local. El encuen- con propuestas, lo siguen en un em suas cadeiras. Será casualidade? Veste
tro entre él y Recife está atravesado por movimiento expectante. uniforme e olha para o outro lado.
una mezcla de sensaciones sin matices: Hàbilmente maneja as mãos que traz
gestos de miseria y lujuria conviven con E de repente surge uma nítida imagem metidas nos bolsos. Chega até mesmo a dera de todos...”, la fuerza vibratoria del Néstor Perlongher
un atisbo de promesa de transformación em sua mente: dois forasteiros chegam a beliscar Lúcio, suavemente. Também é medio vence las desconfianzas y crea un
social. Aquello que lo conmociona son las Sodoma e pedem hopedagem a Lot. Os negro e, ao sentir-se observado, fica quie- clima alucinatorio. Lúcio arde de vida
costumbres de los cuerpos. El tránsito del sodomitas, acossados pela luxúria, que- to. Depois, olha sua prêsa, sorri e diz-lhe mezclado en un espacio inexplorado que
autor de la Farsa de don Basilio mal casado rem gozá-los. É em vão que Lot lhes ofe- que é quentinho, e que o deseja... da lugar a la preposición “entre”. En el

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“país da brasa”, envuelto en las “poten- se pierden en la naturaleza de fuerzas un tránsito de implicación, donde un A todo esto, dijiste que había cosas muy
cias do fogo” practica la conversión y la misteriosas como sutiles inflexiones de vendedor ambulante o un muchacho picantes que me iban a escandalizar. Yo
encarnación. Conversión de las calles una vivacidad fisiológica. Recife encarna que pinta muebles serían los lazos con estoy esperando y todavía de picante no
de Sodoma en las veredas del Paraíso. a Carella rodeado de un deseo festivo la creencia amorosa y con un dejarse hubo nada.
Encarnación en los giros por las calles, e incesante. Aunque terminara preso y estar. El impulso de agregación resulta
en los baños de los bares, en las decla- sospechado de traficar armas a Cuba contrariado en la continuidad amorosa Las hermanas conversan en el exilio
raciones de amor susurradas. Como si para miembros de las Ligas campesinas pero festejado en la superficie de la donde Río y Buenos Aires son compa-
viviera sobre un balancín, Lúcio vence de Pernambuco, requisado policialmente cartografía de los cuerpos. Puig busca radas en sus contrastes gruesos. Nidia
las melancolías de sus recuerdos y afirma en su propiedad, incluso en su diario, y en lo semejante y lo cercano, lo lejano y le pregunta a su hermana:
que “viver não era apenas uma frase”. En chantajeado por la institución escolar, lo diferente. Busca en los garotos, divas
un vagabundeo erótico consumado son Carella prefigura la escena del deseo y galanes de celuloide. Descubre en los ¿ella por qué se vino a Rio?
las flexiones o declinaciones del cuerpo como la captura de acontecimientos lapsos de lo cotidiano lo extraño y lo
las que se registran fugaces e instantáneos y registra atisbos exótico. Los lugares comunes de una Luci responde:
Escribir se asemeja a una cami- como crónicas en de un movimiento de mutación. voz de mujer carioca son la materia
nata que salmodia el cuerpo. la gramática. El prima de una tolerancia que el pro- Ya te dije, por amenazas de las tres A, ¿te
Testimonio de un vértigo corpo- “entre” que João Declinación pio narrador dice no haber encontrado acordás?, la Triple A.
ral y de un pasaje continuo de un Cabral de Melo nunca en otros sitios. “De alguna mane-
estado de equilibrio hacia otro Neto alcanzara en El Brasil mítico de los años ochenta ra nadie te ve ni te observa. La mirada O la referencia al clima:
estado paradojal y refinado. El perro sin plu- con sus carnavales que emulsionan una carioca es otra cosa, no es crítica pero
mas (1950) en las eclosión de sensaciones e intensifican jamás es indiferente.” En esta mirada ¡Qué feo vivir en un país frío, ya me
sección IV “Discurso del Capibaribe” una multiplicación de simulaciones practica un “estar ahí” y un “pasaje acostumbré al calor de acá.
(“viver / é ir entre o que vive / O que permite ver una cadena de imágenes de hacia el exterior”. Habita “a través de” la A nuestra edad eso no tiene precio, un
vive / incomoda de vida...”); Carella cuerpos vibrantes. Liberación sexual del mirada, en la “chatura” de la lengua y en lugar donde nunca llega el invierno.
lo descubre en Orgía (O clima moral “desbunde”, travestis, taxiboys y noches la superficie de los cuerpos. Habita un No sabés cómo sufro cuando vuelvo a
de Pernambuco é particularmente turbu- interminables del Baixo Leblon conju- umbral que nombra al mismo tiempo la Argentina.
lento, o meio destaca-se pela sensualidad gan alcohol, trips y lujuria. Río “libera- el estar “adentro-afuera” y el tránsito
brutal). Como en las narraciones de do” adonde llegaron tantos argentinos y mismo. Busca sustantivos y verbos que Y la distinción entre bares que tampo-
Reinaldo Arenas la voracidad sexual de latinoamericanos escapando de los años le devuelvan zonas semánticas estables y co escapa a la mirada de las señoras:
Lúcio supera todos los prejuicios, repre- de plomo y represión. Contra la postal encuentra flexiones gramaticales como
siones y prohibiciones. de morros y costa, en un crisol de gen- expresiones elásticas e inestables. Como Yo te llevo a un bar, pero no es lo mismo
tes, descubrimos a Puig viviendo su pro- lo es un encuentro entre un pederasta y que en Buenos Aires. Acá son mas para
Todos êsses rapazes... dispõem de uma pio exilio mientras escribe en “letra de un revolucionario que sólo puede sos- tomar cerveza, y por eso es toda juven-
liberdade que de outro modo não teriam. mujer” Cae la noche tropical (1988). Su tenerse en las declinaciones del detalle. tud, o si no hombres solos. Pero señoras
camisa colorida se deja ver entre putos y Puig encuentra en Río de Janeiro un no van, y es un bochinche loco. Río no
El calor afrodisíaco diluye la sangre y poetas en el arrastre de las conversacio- vivir presente que sostiene el continuo es para gente mayor, ya viste que en la
propicia las mezclas. El tacto toma y nes sin rumbo. Nadando por las maña- con sus amores cinematográficos. El playa somos nosotras las únicas.
crea libertad como una fuerza persuasiva. nas y caminando atardeceres aplaca su tránsito oblicuo conquista el recorrido
Descubrimos que el “entre” tiene nombre soledad. Vive amores a los que desea general donde el engendramiento de las Siempre en la búsqueda del hombre
de “sarará”, forma de sensualidad brutal perdurables, aunque pasen fugaces por- mezclas descubre las miniaturas singu- verdadero y del amor durable, Puig es
y es práctica de una libertad sexual sin tando como todo “garoto de programa” lares. Tan singulares porque alcanzan el movido por la melodía “senda florida” de
frenos. La promiscuidad va haciendo del una única filosofía: apenas una buena humus cotidiano en la fidelidad a una Gardel, uma lembrança (1987):
deseo una mezcla que da nacimiento a apariencia. Puig vive en Río, pasados mirada caleidoscópica y banal. Como
un tercero, a un nosotros. Carella, Puig los 50 años, el amor y el sexo pasional en las conversaciones de dos hermanas Un muchacho solo y extraviado / que
y Perlongher descubren a “Urano en las mientras registra la íntima consistencia que en el crepúsculo de sus vidas viven también está buscando / la vuelta hacia
esquinas” y alcanzan el residuo emocional de la vida en las conversaciones con sus de prestado la historia de amor de una el hogar / (...) / El destino.../ era adver-
en el callejeo. Y es en éste que también amantes. El entredecir doméstico revela vecina más joven: so... / mas nos sonreirá.../.

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Camino sobre un ritmo cuya inclinación callejas estrechas. Hay cierta vocación de está puesto en la válvula de escape de cercano lo más extraño, así como las
se eleva suavemente y conserva la ilusión monumentalidad: la ciudad presume de las regiones morales, en los territorios naturalistas hacen de lo lejano y lo
de los placeres efímeros de la sensualidad: ser la Nueva York de Sudamérica. Desde donde se juegan los pactos de carne diferente lo exótico. Para Perlongher
(...) había imaginado que en ese paseo lo alto de sus súper vigilados bunkers, una y las “condensaciones instantáneas”. el tránsito es una experimentación de
él podía desvestirla para verla a la luz clase media observa y teme a un pueblo en “Lo primero que se ve son cuerpos los cuerpos como mezcla y del espacio
de la luna, ella se moría de ganas de andrajos, marginalizado pero no melan- provocativamente machos: ciñe un blue como secreto singular donde reside lo
ver si quedaba mejor, más fresca, más cólico. Este abismo social guarda un dejo jean gastado la escultura de esa teatra- vivo. Si consideramos que lo infinito
joven, con la piel imperial: el esclavismo derogado en títulos lidad del virilismo; telas rústicas, antes vive en lo finito en un atomismo del
Si el funcionamiento social iluminada por esa se ostenta en las ropas y en las pieles. Todo opacas que brillosas, que se adhieren deseo, esto confunde las fronteras entre
expulsa al deseo y condena el famosa luz platea- ello en una heterogeneidad abigarrada. viscosamente, a una protuberancia que clases de tránsitos y tipos de viajeros.
afecto a la privacidad, los tra- da de la luna (...) Así, en el centro de São Paulo, familias destacan: hay en esos cuerpos sobre- Los geógrafos y los antropólogos son
yectos del deseo descolocan y american way coexisten con putas, lúmpe- expuestos toda una escenificación de cartógrafos y topólogos especialistas
conectan zonas de circulación Escribir se asemeja nes, conejeras de inmigrantes nordestinos, la rigidez, de los varios sentidos de la en espacios y en trayectos. Si la noción
pulsional. Evocar el tránsito es a una caminata que tugurios de travestis... dureza.” Una etnografía urbana que de espacio vincula trayectorias geomé-
experimentarlo en una multi- salmodia el cuerpo. capte los tránsitos vibratorios es una tricas a procesos vitales, la noción de
plicidad de fugas donde deseo Testimonio de un Perlongher describe los medios y la erótica que se desplaza del “yo” al tránsito despliega topologías dinámicas
y violencia conviven. vértigo corporal y escena donde el deseo parece contener “nosotros”. Las relaciones y posiciones complejas con un número variable
de un pasaje conti- una prefiguración que se actualiza en son el principio óptico de la intensi- de dimensiones. Todo viajero extrema
nuo de un estado de equilibrio hacia otro la captura del acontecimiento instan- dad que irá a fundirse en el afecto de una experimentación posicional y rela-
estado paradojal y refinado. Puig escribe táneo. O negocio do Michê (1987), las mezclas. Recuperar el afecto en el cional que pasa “por”, “en” y “entre”
tránsitos que son hábitos complejos del Territorios Marginais (1988) y Poética tránsito es una de las motivaciones de los cuerpos. Para describirlos hay que
cuerpo en los que encuentra la embria- urbana (1989) suman una trilogía de Perlongher porque los climas afectivos decir que son los que viven “a través
guez del amante. Cae la noche tropical textos donde los medios y la escena y sensuales permiten que “cada instante de”, expresiones preposicionales mas
es sensualidad y vértigo en la flexión y permiten alcanzar las nociones de vida sea más de lo que es”. Si el funciona- que zonas semánticas estables. Como
declinación del cuerpo. El vértigo funcio- e invención. “Vivir la ciudad es sentirla miento social expulsa al deseo y con- en Carella y en Puig, las flexiones y
na como una atracción cuyo primer efec- y en ese sentimiento inventarla.” Se dena el afecto a la privacidad, los tra- declinaciones del cuerpo se correspon-
to abruma al instinto de conservación. trataría de una invención que conecta yectos del deseo descolocan y conectan den en Perlongher con expresiones
Destruye la autonomía del ser y abre la lo individual con lo colectivo: la ciu- zonas de circulación pulsional. Evocar preposicionales. La crónica ficcional, la
experiencia del abismo. El gusto por el dad vivida es imaginada e imaginante. el tránsito es experimentarlo en una novela o el ensayo se traman de restos
fondo secreto trama una complicidad Aquello que interesó a Perlongher es multiplicidad de fugas donde deseo y y excedentes que tratan a la posición y
íntima e implacable. Descubrimos que el un desplazamiento de la óptica de violencia conviven. La violencia festiva la relación como un ensanchamiento
paraíso también es el infierno donde no los territorios, monumentos y espacios es la que pone en peligro y exige la de la ficcionalidad de la ley. Los exilios
hay tránsito real sin las violencias irrepara- físicos a las comunidades que ellos superación de sí mismo. Todo aconte- forzosos y las girias carcelarias se despla-
bles del cuerpo. Perlongher cartografió las viven. A estas comunidades las llamó cimiento en el tránsito es topográfico zan de un lado a otro de las fronteras.
calles, plazas, saunas, zaguanes de los bajos “itinerantes” y procuró sus tránsitos porque en el “aquí” se abre la singu- El habitar turbulento enhebrado de
fondos, guaridas clandestinas, discotecas, implicándose en las líneas de deseo que laridad de un mundo y de un cuerpo. traiciones crea el sedimento de los res-
pensiones de mala muerte, experimen- describen. Estas líneas pueden ser pen- Describir procesos y movimientos pro- tos donde lenguajes carcelarios se unen
tando ceremoniales sórdidos, esporádicos sadas por sus códigos de funcionamien- duce una mezcla entre lo semejante y lo a viajes lúmpenes y la indistinción es la
y brutales del deseo. Visión del paraíso to, a través de una economía del deseo diferente, entre lo cercano y lo lejano. única fidelidad. Caprichos, desvíos y
(1984) presentaba a São Paulo como y de una cartografía y topología de sus La intersección de estas dimensiones errores de los lenguajes transmutan las
peripecias como de la producción de define una cartografía de los cuerpos o miserias cotidianas. El tránsito afirma
un sistema de laberintos propicios para subjetividad que crean. Los tránsitos una “corpografía”. Para los viajeros fan- el desliz y la mezcla, la indistinción y el
las aventuras eróticas (...) ciudad decidi- describen espacios de transición en los tásticos, el viaje es una declinación de error de los lenguajes a la deriva que no
damente fea. Arroja un efecto de sordidez que Perlongher alcanza la noción de lugares quiméricos; para los naturalistas respetan a los idiomas estabilizados. La
quizás atribuible a un ruidoso urbanismo “comunidad sensorial” y la trama de lo es de lugares físicos. Las cartografías literatura siempre ha vivido de los res-
que acumulaba automóviles veloces en sus lazos secretos. El ojo del etnólogo fantásticas hacen de lo semejante y lo tos y saca partido de las declinaciones.

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Lectores argentinos de La primera escena de la historia de las


lecturas de la obra de Manuel Puig es
un relato que se transformó en una
en un punto de inflexión de la litera-
tura después del cual no hay retorno.
Casi inmediatamente después de ese
Manuel Puig leyenda y es, al mismo tiempo, el lugar
común del joven escritor postergado
episodio (en 1969, 1971 y 1972)
aparecen tres lecturas que sellan por
por el establishment. En 1968, el largo tiempo el destino de la lectura
Por Ariel Schettini jurado del concurso de novela de la de Manuel Puig.
revista Primera Plana se divide entre Héctor Schmucler, Josefina Ludmer y
Severo Sarduy (que defiende Boquitas Ricardo Piglia, respectivamente, cons-
pintadas como la ganadora) y Mario truyen no sola-
Vargas Llosa y Juan Carlos Onetti que mente los mar- Héctor Schmucler, Josefina
la desestiman. Finalmente, se dice que cos dentro de los Ludmer y Ricardo Piglia, res-
Onetti dio el veredicto final: la voz del cuales se leerá la pectivamente, construyen no
Toda obra literaria es también un conjunto de escritor estaba tan fundida con la de novela de Puig solamente los marcos dentro
lecturas y discusiones que se suscitan alrededor sus personajes que se corría el riesgo sino que le dan la de los cuales se leerá la nove-
de que el escritor mismo tuviera el legitimidad de un la de Puig sino que le dan la
de ella. De este modo, Ariel Schettini valora la registro verbal de sus personajes. objeto inteligible legitimidad de un objeto inte-
escritura de Manuel Puig recuperando la histo- por la academia. ligible por la academia.
ria de sus lecturas, a partir de las más importan- Cuando la presenté a un concurso de En el caso de
tes tesis que en nuestro país se elaboraron sobre novela en Buenos Aires, Juan Carlos Schmucler2 se trata de leer en Boquitas
Onetti no quiso darme el premio porque pintadas una estrategia del leguaje que
el escritor. Aquellas que reconstruyeron su dijo que yo copiaba a tal punto la cul- implica a los sujetos en un lenguaje
objeto levantando las armas de la crítica cultu- tura popular que no se podía saber cómo alienado (la clase y las construcciones
ral del marxismo, y aquellas otras que vieron en era mi verdadera escritura.1 simbólicas de la clase) que impide
el autor de El beso... una construcción de obje- hablar a los sujetos y hace que siem-
tos narrativos exteriores a la propia cultura lite- La historia o el mito quieren que ese pre “sean hablados”. Piglia3 lee en La
juicio del máximo escritor rioplatense traición de Rita Hayworth y en Boquitas
raria; a menudo fetichizada y autorreferencial. del momento selle el destino de la pintadas un destino de la burguesía
Escritor que liga determinadas prácticas sexua- obra de Puig. En ese juicio oral, que nacional que niega, rechaza y oculta
les con valores sociales específicos; adscripto al está a mitad de camino entre la valora- todos los gestos que impliquen al cuer-
universo del cine, el musical y las demás artes ción estética y el comentario insidioso, po y sus estrategias de placer. La novela
Onetti se convierte en un personaje de de Puig se trata, entonces, de un debate
visuales; o como erudito de la cultura pop, Puig para mostrar el desprecio sobre en el interior de la cultura en la cual
siempre hay un Puig que, a través de las más una obra en ciernes del mismo modo el libro mismo, en tanto memoria del
diversas máquinas hermenéuticas, se fragmenta en que previsiblemente, un personaje pasado y reconstrucción de los hechos,
y se disuelve precisamente para ser reconstrui- de Puig tendría dificultades en enten- no es sino la traición imaginaria a una
der La traición de Rita Hayworth como ley irrecusable. En ambos casos se trata
do. Héctor Schmucler, Ricardo Piglia, José literatura y, mucho menos, como la de usar los instrumentos de la crítica
Amícola, Alberto Giordano, Jorge Panesi, Alan gran literatura argentina del siglo XX. cultural del marxismo para ponerlos en
Pauls, Graciela Speranza, César Aira y Daniel La novela es recompensada con la pri- una escena nacional.
Link son los nombres que Schettini nomina mera mención… Ya David Viñas en 19694 había ade-
a la hora de recortar un conjunto de lectores Pero aun cuando el mismo Puig no lantado en un artículo sobre la nueva
perdió oportunidad para lamentarse narrativa argentina el lugar de Puig
críticos. Lectores que rehacen la propia obra al por el tibio reconocimiento que tenía como uno de los epígonos de Cortázar,
agregar capas interpretativas luego de las cuales su obra en Argentina, lo cierto es que cuyo valor residía en un tipo de uso y
ninguna escritura vuelve a ser la misma. la crítica no cesó (no cesa) de ubicarlo sustracción del cuerpo mediante la

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técnica cinematográfica. En esa lectura con su tesis, la obra de Puig se lee a la sexualidad. Desde la crítica de güística) y la conversación de los per-
precursora Puig es un nuevo momento desde la crítica social de Roberto Arlt Piglia, las diversas aproximaciones a sonajes sólo trata de desidentificar o de
de la construcción de la vida íntima y las experimentaciones vanguardistas la sexualidad como problema no han desmarcar un campo minado. En ese
moderna en Argentina. de Julio Cortázar. Los tres casos son dejado de ser un asunto recurrente de contexto y a partir del modo en el que
Josefina Ludmer5 es la primera lecto- una serie de exposición de los idea- la crítica. En 1983 Jorge Panesi7 cons- Puig se acerca a nombrar las sexualida-
ra que hace de Puig un escritor que les pequeñoburgueses (del lado de la truyó el espacio de debate sobre lo que des, Link encuentra una nueva familia
reflexiona sobre su propio trabajo y su crítica social) y una continuidad de sería el tema de la crítica que explora de autores para comprender su obra: su
propia escritura: Boquitas pintadas es exploraciones sobre los géneros (del el mundo de los sexos y los géneros rasgo distintivo
una colección de tipos de narrador y lado de la construcción literaria). en la obra de Puig. Lo masculino y lo sería la subversión En uno de los trabajos más
de estilos de escritura. Según Ludmer, Esa tesis de Amícola es impugnada femenino es entonces una guerra que de todo aparato minuciosos de análisis sobre una
en los intercambios de cuerpo y len- por Giordano desde la distancia de se combate en los espacios ocupados identificador, de obra de Puig, Alan Pauls analiza
guaje se cuelan dos formas correlativas los escritores frente a sus propias tex- por los personajes (la familia, la cárcel toda posición de La traición de Rita Hayworth
y alternativas de leer a Puig: la lectura tualidades. Para Giordano, no se trata y otras instituciones de control), en clase y del siste- con todos los instrumentos de
del folletín y la lectura camp de la de apenas “representar” el discurso del el vocabulario de los géneros y en los ma de represen- la crítica cinematográfica: lee la
cultura. Josefina Ludmer repone sobre folletín o del cine o de la burguesía: se campos de batalla elegidos por ambos tación. Puig pone novela como si se tratara de una
la obra de Puig aquello que aparece trata de poner la mirada en un punto bandos. Desde El beso de la mujer en escena la voz película que mira al cine.
nombrado como el primer escándalo crítico, de hacer de esos géneros no sólo araña, un texto donde claramente de Arlt, podría-
de su obra: las novelas de Puig no instrumentos de representación sino, Puig toma posición con respecto a los mos decir siguiendo a Link, para cons-
fetichizan la literatura del modo en el también, instrumentos de la crítica de debates sobre el género, el tema de truir un nuevo desmoronamiento del
que lo habían hecho los grupos alre- los espacios culturales que ocupan esas la homosexualidad no ha cesado de lenguaje y una renovada crítica del dis-
dedor de las revistas Sur y Contorno. representaciones y el modo irónico, formar parte de un una discusión tan curso que impugna toda clasificación y
Sus objetos narrativos son exteriores paródico o abiertamente crítico con el ardiente como equívoca. toda mirada ordenadora de la identidad
a la literatura y sus debates no tienen que se construyen las lecturas. José Amícola8 lee en el discurso de la social y de las prácticas sociales. Ahora
la cultura letrada europea como su En ambos casos los críticos tratan de homosexualidad el primer discurso se trata de leer a Puig junto a Walsh y
centro de focalización. Y aun así, es darle a Puig un contexto y un modo modernizador de la literatura de Puig: junto a Lamborghini.
narración (que habla sobre los modos de valorar el contexto dentro del cual un nuevo tipo social y un nuevo modo En uno de los trabajos más minucio-
de narrar) al mismo tiempo que es jui- se pueden leer sus obras. Más allá de de evaluación de ese tipo social. Pero sos de análisis sobre una obra de Puig,
cio y valoración (que pone los juicios y la polémica, los trabajos de Amícola también encuentra en las notas al pie Alan Pauls10 analiza La traición de Rita
los valores en escena). y Giordano tienen un valor funda- una verdad “científica” del narrador y Hayworth con todos los instrumentos
A partir de estas lecturas, se puede mental en la historia de las lecturas de una toma de posición didáctica que de la crítica cinematográfica: lee la
decir que esa doble mirada de y sobre Puig. Son las primeras tesis que ponen interviene sobre el vínculo entre prác- novela como si se tratara de una pelí-
Puig se sostuvo casi de modo constan- sobre la obra de Puig una lectura ticas sexuales y valores sociales. cula que mira al cine. Planos, encua-
te: la crítica no ha cesado de pensar el ordenadora, comprensiva y detallada Años después, Daniel Link9 hará del dres, secuencias, montajes y continui-
modo en el que aparece el valor en las sobre la obra completa. Establecen, en tema de la sexualidad un problema de dades narrativas le permiten a Pauls
novelas de Puig. sus dos estilos divergentes, el marco construcción desestabilizarte del len- señalar el lugar donde Puig, entonces,
De hecho, dos de las tesis más impor- de lectura de una obra que se ofrece guaje: ni Molina ni Valentín tienen se vuelve, como si no hubiera sido un
tantes que se escribieron sobre la obra para el estudio. Colmado de legitima- una identidad per se (el homosexual o escándalo su gesto pulverizador de la
completa del autor, las de José Amícola ciones teóricas y filosóficas en el caso el terrorista finalmente son modos de literatura, un erudito y un coleccionis-
y las de Alberto Giordano6, polemizan de Amícola o releyendo, revisando y la clasificación y siempre es “otro” el ta de cine. Pauls ubica a Puig en una
y luchan por el lugar exacto donde apa- poniendo al día la bibliografía sobre el que los nombra). Ambas nominaciones galería del consumo cultural moder-
rece el juicio de valor en las novelas. autor, en el caso de Giordano, ambas no son sino nuevas “cárceles” para dos no: el cine de Joseph von Stemberg, la
Amícola fue acaso el primer crítico en obras son ineludibles para el estableci- tipos de subjetividad que sobrellevan filosofía de Benjamin sobre la repro-
construir para Puig un linaje y una miento completo de la obra de Puig. su nombre. De modo que la cárcel no ductibilidad técnica o la filosofía de
serie de precursores en la historia de la Si el valor ético y estético de las nove- es sino una metáfora de los modos de los planos y las secuencias de Deleuze.
literatura, ubicándolo en una historia las de Puig es un problema para la crí- identificar (las voces de la ciencia en Esa nueva erudición de Puig, leída
de la heterodoxia literaria. De acuerdo tica, también lo son los acercamientos notas al pie no son sino otra cárcel lin- por otro erudito del arte, le permite a

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Pauls descubrir en Puig una máquina noamericano que ocupando su lugar pasado y le da un lugar híper literario.
narrativa como nunca antes se conoció magistral no puede ver el canon del Entre lo insuficiente y el exceso, la obra
en la cultura argentina. Una máquina futuro. Muchos años después, el nuevo de Puig perdura como objeto inagota-
que involucra al cine de Hollywood, escritor canónico le rinde el homenaje ble y consecuentemente magnético, de
tanto desde la revisión de géneros necesario y lo convierte, entonces, en la literatura argentina. Nunca en el cen-
discursivos en el policial y el chisme, el héroe de toda la literatura; pero ese tro ni en la proporción exacta; siempre
en el diario íntimo y las cartas, como espacio de “indiscutible consagrado” una fuerza desequilibrante y una prosa
en el modo de construir personajes y Manuel Puig no lo ocupó jamás. fluctuante entre el objeto vacío y la
la construcción de un star system y sus César Aira hace de Puig un escritor exuberancia de identificación; aquello
mitologías que discuten el límite entre clásico12. Sea bajo la forma de la que los lectores no han dejado, desde
la vida privada y la vida pública. representación de la escena originaria la primera vez, de puntualizar con sus
De esa adscripción del universo de de la literatura y la muerte en “El lecturas: desasosiego y felicidad.
Puig a las artes visuales y a las for- sultán” (El beso de la mujer araña
mas modernas de reproducción es vendría a reponer el vínculo mortí-
de donde parte la tesis de Graciela fero entre Sherezada y el Sultán, el
Speranza para repensar la obra “des- intercambio de narración que pone
pués del fin de la literatura”11. en juego la vida) o bajo la forma de
Speranza pone el foco en ese aspecto una figura retórica (La prosopopeya)
de la obra de Puig que había sido sos- que le sirve a Puig para hacer hablar
layado: lo lee como un erudito de la a una cultura (y al universo moral de
cultura pop. Puig es entonces el más esa cultura): el mundo visto a través
conspicuo representante de un nuevo de los ojos de la madre joven o, mejor
modo crítico de evaluar la cultura que dicho, del universo simbólico que
puede releer toda la literatura y todo rodea a la madre joven. La obra de
el arte desde nuevas tecnologías. Pero Puig es un ejercicio de justicia poéti-
tomar en cuenta el nuevo universo ca en la que el mundo de los objetos
de la tecnología pone, entonces, a los sale a contar historias para impartir
autores en una una moral sobre los personajes y una Manuel Puig,
por Juan Rearte
Al final del siglo y después del nueva instancia moraleja sobre las narraciones.
fin de las novelas de Puig, Aira política. La cul- Como si se tratara entonces de un puro
lo condena a ser un clásico: tura pop mezcla acto de magia, la literatura de Puig
NOTAS
ahora es demasiada literatura. y rechaza cate- encuentra ahora su “modo de ser” en la
Aira lo remite a una cultura gorías como las historia de la cultura occidental. Aira lo 1. Almada Roche, Armando, Buenos Aires, cuándo será el día que me quieras, Buenos Aires, Editorial
del pasado y le da un lugar de lo alto y bajo, compara con Diderot (Jaques el fatalista Vinciguerra, 1992.
híper literario. lee el psicoanáli- y El sobrino de Rameau), con Las mil y 2. Schmucler, Héctor, “Los silencios significativos”, Revista Los libros N° 4.
3. Piglia, Ricardo, ”Clase media cuerpo y destino” en Nueva Novela Latinoamericana (Jorge Lafforgue comp.)
sis como una de una noches, con Kafka, con el Quijote y Buenos Aires, Paidós. T. II.
las formas del melodrama y disuelve con el Tristram Shandy de Sterne. 4. Viñas, David, “Después de Cortázar: historia y privatización” en Cuadernos Hispanoamericanos, N° 234,
mediante el pastiche las fronteras entre Cuando Puig comenzó a escribir, Madrid, junio 1969.
5. Ludmer, Josefina, “Boquitas Pintadas, siete recorridos” en Actual. Revista de la Universidad de Los Andes,
la cultura popular y la cultura de elites. Onetti lo condenó por haber cons- enero-diciembre de 1971, Año II, N° 8/9.
El gesto hace de Puig un autor con un truido un objeto dudosamente litera- 6. Ver Amícola, José, Manuel Puig y la tela que atrapa al lector. Buenos Aires, Centro Editor de América Latina,
sello personal y un estilo propio de las rio... como si hubiera padecido de un 1992; y Giordano, Alberto, Manuel Puig. La conversación infinita. Rosario, Beatriz Viterbo Editora, 2001.
7. Panesi, Jorge, “Manuel Puig, las relaciones peligrosas” en Críticas, Buenos Aires, Norma Grupo Editorial, 2000.
dimensiones de Borges en la literatura déficit de literatura. 8. Amícola Ibíd.
argentina. Después de su obra sólo se Al final del siglo y después del fin de 9. Link, Daniel, Clases. Literatura y disidencia. Buenos Aires, Norma Grupo Editorial, 2005, Parte 4, cap. 1973.
puede pegar un salto hacia adelante. las novelas de Puig, Aira lo condena a 10. Pauls, Alan, Manuel Puig: La traición de Rita Hayworth. Buenos Aires, Hachette, 1986.
11. Speranza, Graciela, Manuel Puig. Después del fin de la literatura. Buenos Aires, Norma Grupo Editorial, 2000.
Cuando Onetti descartó la novela de ser un clásico: ahora es demasiada lite- 12. Aira, César, “La prosopopeya”, 1994, en www.beatrizviterbo.com.ar/ineditos; Aira, César, “El sultán”, en
Puig, se trataba del gran escritor lati- ratura. Aira lo remite a una cultura del Revista Paradoxa, 1991, VI, 6, pp. 27-29.

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Ecos lejanos, voces tenues: apuntes El arte devuelve la angustia


a la boca de los hombres,
toda obra (incluso maestra)
olvidado o silenciado. Otras, se per-
mite la canonización de una obra
postergada. Otras más, la domestica-
para la crítica de H. A. Murena desalienta al autor,
humilla a quien la prueba,
ción de una obra revulsiva en la con-
sagración de un museo escolarizado.
pues estanca el río del tiempo En los vaivenes del paso del tiempo,
Por Diego Poggiese mediante la implacable forma podríamos leer las preguntas que
que es del tiempo atraviesan la historia de las lecturas
miedo. críticas de la literatura argentina:
“¿Y ahora, por qué leo esto?”
H. A. Murena “Toda obra, toda vida” Nos permitimos una reflexión imper-
F. G. Un bárbaro entre la belleza tinente, que supone extender a la críti-
ca las inquietudes
A veces, la crítica literaria tiene que nos interpe- El tiempo le da al lenguaje críti-
A menudo la crítica literaria evidencia cierta pe- en el tiempo un aliado que corroe lan sólo a veces, co el espacio necesario para que
como un ácido: su decurso pone al en el encuen- la voz se torne audible; le da a
reza cuando evita formularse sus preguntas fun- descubierto una mayor cantidad de tro con algunas la obra la distancia para que se
damentales: por qué leer a algún autor, y por qué elementos de juicio, de apreciación, manifestaciones ilumine desde una perspectiva
hacerlo en el momento en el que el crítico lo recla- para interpelar una obra; y al mismo puntuales de la reveladora o, al menos, justa; le
ma. Diego Poggiese nos recuerda la importancia tiempo modera las voces que se con- literatura. Tal da a los escritores involucrados
vocan en esa lectura. El paso de los es el caso de la un desfasaje que los libera de
de estas preguntas cuando él mismo se pregunta años amplifica los ecos, vuelve más obra de Héctor urgencias y contingencias.
por el sentido de retomar una obra ambigua y sutiles los efectos, modera las pasio- Álvarez Murena.
polémica, tanto por sus lecturas explícitas como nes y los disgustos, puede explicar Escritor argentino que transitó con
por sus omisiones recurrentes. Se trata de Héctor mejor. Hasta cuenta con algunas suerte dispar las décadas que van
Murena, cuyas provocadoras voluntades incita- muertes, otras vejeces e incluso, desde mediados de los cuarenta hasta
en contados casos, mejores y más mediados de los setenta en que murió,
ron impugnaciones sesentistas, reprobatorias de confortables condiciones de vida y y cuya tenue pervivencia se dio en un
su manifiesto gusto por el “anacronismo”, que de trabajo que asordinan los chirri- sentido más o menos similar. La pre-
eludía pronunciarse sobre el tratamiento de los dos que suponen la tensión entre la gunta “quién es Murena” aún es más
problemas que la época reclamaba con urgencia. subjetividad de un lector crispado y o menos pertinente, aunque durante
una obra polémica, o bien explican un tiempo fue casi indispensable en el
Murena también despertó silencios en los seten- el enmudecimiento y la torpeza de inicio de cualquier lectura, ya que sus
ta, quizá por su intolerable pesimismo capaz de un lector fascinado frente a la obra libros no se reeditaron durante más
sospechar del socialismo, al que equiparaba con que lo desborda. El tiempo le da al de dos décadas1, y las referencias al
el capitalismo tardío, como un designio fatalista lenguaje crítico el espacio necesario escritor aparecían ensombrecidas por
para que la voz se torne audible; le el recelo o el misterio. Hugo Savino2
de la razón instrumental de occidente. La indi- da a la obra la distancia para que se da cuenta de este silencio, con un
ferencia de los ochenta tampoco pudo encontrar ilumine desde una perspectiva reve- enunciado provocador:
allí un estímulo inspirador en un pensamiento ladora o, al menos, justa; le da a los
que procede por sus propias contradicciones, escritores involucrados un desfasaje Murena murió en 1975 –en mayo–.
torsionándose sobre sí mismo y obsesivo por los que los libera de urgencias y con- No sé si hartó de ver. (...) Nadie lo cita.
tingencias. Algunas veces el ejercicio A los diez años de su muerte sólo leí un
efectos polémicos de los que emergerían verdades de la crítica encuentra en estas con- breve y bello artículo de Juan Liscano.
en un improbable, aunque empecinado, camino diciones las posibilidades de rescate No lo citan pero tampoco lo olvidan.
hacia la búsqueda de absolutos. para un autor maldito, injustamente (Savino, pág. 158)

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Hay diferentes maneras de presentar ra de una verdad agobiante e inalcan- que trasciende ese resto que nos deja De manera tácita queda en estos diálogos
a Murena como escritor. Una posible zable. Américo Cristófalo6 señala su en libros. Recientemente la editorial también aquello que el oyente de radio
es seguir progresivamente (el término llegada tardía a Murena en relación con Ópera Prima publicó una compilación no suele adivinar: la tempestad silencio-
es injusto con el autor, por más que las condiciones de recepción en que se de escritos de diversos escritores cuyo sa que a veces los acompañaba, hecha de
intente remedar la idea de currículo) encontraba su obra: punto en común es el final de sus vidas ademanes vehementes, de gestos de nega-
el recorrido de su obra. En estos tér- en un suicidio8. Sin detenernos en lo ción o afirmación por parte de Murena;
minos podemos sintetizar su produc- Los jóvenes del setenta no alcanzamos complejo del criterio (por arbitrario y de pausados movimientos de cabeza,
ción en el cruce, más o menos arbi- a leerlo. Murena había dicho cosas por lo que debería deducirse de él), y de un fruncir de
trario, de un criterio genérico y otro insoportables que no leímos a su tiempo. en la discutible decisión de incluir a ojos, de un son-
temporal. Murena publicó cuentos, Estuvo ostensiblemente fuera del campo Murena en la selección, nos detene- reír por parte de
novelas, ensayos, poesía y una obra de de lecturas de esos años. O en todo caso mos en la breve reseña biográfica que Vogelmann. Y
teatro3 en las casi tres décadas en que fue leído en una clave esotérico –román- se agrega al final del volumen: las risas, a veces
se dedicó a escribir. Su labor puede tica que lo deformó y lo situó al borde mudas, a veces
seguirse en la vinculación con diver- del absurdo. Nada más antirreligioso Héctor Álvarez Murena (1923-1975) abiertas.
sas revistas y editoriales, desde una que el teísmo sin nombre de Murena, Este poeta, dramaturgo y novelista fue un Está aquí esa res-
celebrada participación en la revista nadie más despojado de fórmulas y cultos gran conocedor de la realidad argentina piración que es el
Verbum4 o el fallido intento de su pro- de idolatría. Si es fácil entender por qué a la que criticó con pesimismo. Trabajó ir venir de un diá-
pia revista Las ciento y una5, hasta los el clima político cultural de los sesenta como gerente de la editorial Sur y fue logo de dos ami-
años en que participó activamente en y setenta le fue hostil, que la generación colaborador del diario La Nación tras gos... (pág. 7-8).
Sur (en la revista como colaborador de Contorno lo impugnara y viera en realizar estudios de ingeniería y filosofía.
al principio, más tarde en la editorial) él una polémica inadecuación con el Con fama de huraño y trato difícil, veía Las dos afirma-
y La Nación o en Cuadernos, Mundo espíritu de la época, es en cambio más la vida con una sensibilidad poco frecuen- ciones de quien
Nuevo y editorial Monte Ávila, ya en extraño, en cierto modo más perturba- te. En 1975 se halló su cuerpo sin vida en fue la mujer de
la década del sesenta. Recibió algunos dor, que hacia mediados de la década su cuarto de baño, acompañado de un Murena sitúan
premios por sus textos y hasta fue del ochenta, los dueños de Benjamin en número considerable de botellas de vino. otras preguntas
bien recibido por el público. la Argentina, no lo leyeran, no vieran Su propia mujer le dedicó la siguiente respecto de su
Una segunda forma de presentarlo es la a quien “en más de un sentido –como nota necrológica: “Personaje absurdo, casi obra: “por qué
de recuperar sus efectos de lectura. Esto señala Schmucler– repitió a Benjamin fuera de nuestra época, interesado por las leerlo (ahora)”
es bastante frecuente en los ensayos en América Latina” (pág. 105). ciencias esotéricas, dotado de una memo- y “cómo leerlo
que, a partir de la muerte de Murena, ria prodigiosa y de una extraordinaria (ahora que, quizás, irrite menos)”. Al
propusieron más o menos periódica- El destiempo, la llegada tardía, el cultura, por señales para otros inadverti- menos son las formas en que podemos
mente una recuperación y un ajuste anacronismo pueden ser una tercera das logra captar la realidad que lo circun- sintetizar las inquietudes que surgen
de sus lecturas. Durante las décadas en manera de presentarlo. Es cierto que da con admirable exactitud”. desde Cristófalo, en la medida en que
que su obra apareció más escuetamente la inadecuación con las urgencias de se supone que ahora sí sabríamos cómo
mencionada, muchos de los ensayos la época era una de las premisas desde La referencia nos interesa tanto por lo leerlo. Algunas lecturas intentan regis-
más lúcidos sobre su obra recurrieron a las que Murena desarrolla su obra, y que aporta como por el enunciador: trar las muestras de esa sensibilidad
este hecho para iniciar sus lecturas. Las la plantea desde sus primeros ensayos. Sara Gallardo introduce y reedita el sobre la realidad que el paso del tiem-
razones por las cuales fue incomprendi- El anacronismo de un escritor que lee último libro de Murena, que consiste po permite observar con la distancia
do, los modos en que fue injustamente y piensa la obra de Walter Benjamin en la transcripción de los diálogos de necesaria. Otras encuentran las sutiles
leído, los aspectos de su obra que fue- desde sus primeros ensayos, es una Murena con D. J. Vogelmann en Radio marcas de singular mirada de la cultura
ron dejados de lado en función de una línea de lectura interesante y que Municipal, en un espacio que tuvieron americana y occidental de fin de siglo.
lectura apresurada o mezquina, son permitiría explicar gran parte de sus entre 1971 y 19729. El libro ve la luz en Otras más pueden revisar de qué mane-
suficientes como para que a partir de decisiones de escritura7. Nos intere- 1977, cuando ambos habían muerto, y ra introduce y comprende lecturas que
ellos pueda remontarse una lectura que san, sin embargo, dos lecturas más el prólogo, breve, se centra en lo más tardarían años y hasta décadas en ingre-
dé cuenta de la riqueza y coherencia de cercanas al escritor, que conducen anacrónico para esa circunstancia: la sar en los espacios de saber, los debates,
esa obra, de esa búsqueda en la escritu- este anacronismo a un espacio vital respiración de ese diálogo. discusiones culturales en Argentina.

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Para decirlo en términos más precisos, Martin Heidegger o Lewis Mumford17, el más persistente, aunque sus mani- de verdad o la valentía para enfrentar,
podemos mencionar algunos ejemplos. cubren explicativamente afirmaciones festaciones a veces se reduzcan a un sin autocomplacencias, las limitaciones
Así, en relación con la contingencia, de Murena que, en su momento fue- enunciado en un prólogo, una nota, de la razón frente a una realidad que
podemos leer las observaciones que ron incomprendidas por arbitrarias, un excursus18 en una recopilación. Dos la desborda. La otra, la que no interesa
hace sobre las recurrentes revoluciones anacrónicas o descentradas respecto de de esas notas nos sirven como medida en tanto marca la audibilidad de esa
cada vez más violentas, y los cambios de las cuestiones que estaban en discusión. de ese proyecto que pone la profesión respiración del pensamiento, es la de
signo político que no modifican dema- Cualquiera de estas lecturas cuenta con del hombre de letras como un acto de aceptar que un proyecto así resulta
siado el destino, aparentemente inevita- la colaboración del paso del tiempo, fe destinado a una subversión perma- intolerable: o mejor, debería resultarlo
ble, de un país como Argentina10, dejan que permite trazar perspectivas con nente de los valores culturales contra para saber que se va por buen camino.
de ser de un “pesimista, determinista, corroboraciones más certeras. los que se recorta. El primero tiene En su libro Ensayos sobre subversión,
denuncialista sin voluntad de cam- De todos modos, el punto de mayor que ver con uno de sus primeros tex- Murena presenta más claramente esta
bio”11 para transformarse retrospecti- coincidencia entre sus lectores más tos, un diario que publicó entre 1949 idea en un ensayo completo: “La
vamente, en las sutiles inflexiones de lúcidos está en su voluntad de pro- y 1950 en Sur y que tituló “Los penúl- subversión necesaria”19. Allí recurre a
una voz casi profética. En otro sentido, vocación como modo de interpelar timos días”. En la primera anotación una metáfora, la del portero que mira
en relación con un espacio por resquicios incorrectos. del diario anuncia un proyecto de desde atrás del vidrio las figuras que
Pueden desprenderse dos ideas su filiación polí- Para ser más precisos, nuevamente, difícil concreción, que se va a extender pasan por la calle y evalúa desde allí
que recurrentemente afirma tica, es necesario señalan su capacidad para serlo. Y, en al resto de su obra: su grado de amenaza, para explicar el
Murena. Una es la idea de des- desbrozar la des- ese sentido, el paso del tiempo juega rol del hombre de letras en una socie-
plegar un pensamiento que a apasionada des- un papel diferente. La posibilidad de Abril 4. Todo verdadero diario se escribe dad deshumanizada. Entonces, dice,
fuerza de contradecir(se) en cripción que hace provocar, de irritar, de generar una con decisión de criminal y con íntima misión es la de provocar, aguijonear,
absolutos pueda irritar o caer del capitalismo discusión o una inquietud inesperada, voluntad de santo. Es una repetición de punzar las cristalizaciones y barrer con
en su propia negación, pero tardío, el comu- de despertar reacciones ambivalentes, los propios asesinatos no exenta de so- todo lo muerto que ellas generan, y
también hacer aparecer un nismo y la iglesia tiene dos planos. Por un lado, en la berbia, pero disparada –misteriosamen- eso debe conseguirlo a partir de una
grano de verdad o la valentía como formas de concordancia entre su proyecto de te– hacia la humildad y la perfección. escritura que no le reditúa ningún
para enfrentar, sin autocom- opresión en un escritura y los efectos que genera entre Escribirlos es la valentía de afrontarlos y beneficio, ya que, si alguna vez logra
placencias, las limitaciones de punto homolo- sus contemporáneos. Por otro, en la aceptarlos como culpa; interpretarlos sig- imponer sus ideas, tiene que enfren-
la razón frente a una realidad gables12, ponen relación a establecer entre ese mismo nifica esforzarse por hacer desaparecer la tarse inmediatamente con ellas. Llevar
que la desborda. en evidencia su proyecto y la pérdida que puede supo- fuente de la culpa. Intento una experien- adelante un proyecto así, con un tem-
compromiso con ner para él una explicación que lo cia que puede resultar provechosa: apli- peramento que conspira contra las
la indagación de la realidad antes que vuelva menos irritante. car este espíritu a la consideración de los posibilidades de éxito (un horizonte
cualquier componenda o adscripción Vamos por partes. En primer lugar, acontecimientos públicos más que a los que se manifiesta deseado y se resuelve
con lo que él llamaba las “facciones de existen en la obra de Murena una privados con la convicción de que todos como si se despreciara), le hace anun-
poder”13. En términos de la afección serie de tópicos recurrentes y pre- somos igualmente responsables por todo ciar en el prólogo de ese volumen su
que supone ponerle el cuerpo a la inda- ocupaciones que se mantienen, más lo que ocurre. La duda: respecto al grado misión como escritor:
gación de una realidad que lo desborda, o menos constantes, a lo largo de su en que ello podrá resultar tolerable para
podemos leer la convicción de hacerse obra. Uno, la perspectiva metafísica los partidistas de cualquier orden, para Este temperamento es además responsa-
cargo de las limitaciones de su intelecto sobre el ser americano, sostenida en los que creen que la verdad está sólo en ble de algunos de los defectos que el lector
y su saber al desplegar como premisa la idea de que el destierro original del alguna de las facciones de la vida. hallará sin tardanza en el libro: repeti-
sus “ejercicios de contradicción consigo americano se constituye en una culpa, ciones, contradicciones aparentes entre lo
mismo”14. Finalmente, es posible recos- un pecado original, que determina su De la propuesta pueden desprenderse que se dice en una página y otra respecto
tar su obra contra voces con capacidad destino. Otro, la condición secular y dos ideas que recurrentemente afirma al mismo asunto, etc. El autor ofrece a
de legitimación, y entonces el pensa- desacralizada del mundo occidental, Murena. Una es la idea de desple- las críticas un blanco fácil y lo sabe. No
miento de Adorno en relación con la tecnificado y deshumanizado de la gar un pensamiento que a fuerza de obstante, ha dejado que así fuese. Tiene
idea de industria cultural 15, los postula- segunda mitad del siglo XX. Un ter- contradecir(se) en absolutos pueda la esperanza de que sus hipótesis –aun-
dos lingüísticos de Walter Benjamin16 o cero, la función del hombre de letras irritar o caer en su propia negación, que cuestionables en los detalles– encie-
la mirada sobre la técnica y la ciudad de en la sociedad. Este último es quizás pero también hacer aparecer un grano rren en el fondo un adarme de alguna

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indiscutible verdad. Y, como autor, está fin de los tiempos una forma de com- que hacer de Murena un criminal ni marxismo clásico, la política leninista y
persuadido de que la misión de los auto- prensión consensuada sería un hori- un santo, tampoco es necesario for- la forma histórica del socialismo soviéti-
res, más que la de tiranos que dentro del zonte deseado para esa obra), cómo zarlo a ser más justo ni certero de lo co: esa articulación fue naturalmente
espacio impreso que ocupan procuran legitimarlo sin congelarlo (si eso fuera que se propone y puede ser. Murena ofensiva para la cultura de izquierda
hipnotizar y maniatar al lector, debe necesario, a riesgo de que se transfor- inscribe su actividad intelectual en el de los años sesenta y setenta. A su vez, el
consistir en provocar a éste a costa de me en una excéntrica pieza de museo). terreno de la búsqueda de absolutos énfasis con que incriminó las creaciones
disensiones. Por lo menos, lectores capa- Es cierto que las discusiones en las que sabiendo el riesgo del fracaso que del liberalismo democrático, las formas
ces de disentir son los únicos que busca el intervenía Murena eran anacrónicas en entraña y con la vacilación propia de culturales del capitalismo central, las
autor de este libro (pág. 12). su momento y deben ser reconstruidas quien es consciente de ese riesgo. Y derivaciones nacionalistas y totalitarias
para que esas intervenciones cobren consecuentemente con esa decisión, de la política moderna, tenían natu-
Éste es el punto de mayor continuidad sentido. Y también es cierto que con los ensayos críticos más lúcidos sobre ralmente que afectar el gusto de la
en la obra de Murena: un pensamiento el paso del tiempo y los cambios en Murena, que lo mantuvieron más o ruda derecha argentina e incomodarla.
que se construye a fuerza de torsionar- las condiciones de recepción, la obra menos dentro del campo de lectura No decimos esto a favor de esa débil
se sobre sí mismo, una interlocución de este escritor moderadamente mal- (un lugar marginal, pero al menos un comodidad intermedia con que tres
que contempla como inicio el desen- dito, puede ser mejor comprendida, lugar) encontraron que más allá de la décadas más tarde se redefinen los
cuentro. Escribir para ser discutido explicada, justificada en sus puntos posibilidad de rescatar sus sutilezas o revolucionarios de entonces y, los
y que en esa discusión aparezca una más difíciles de sostener. Y entonces, aciertos debían ahondarse en el riesgo otros, tullidos doctores, juristas cóm-
verdad, en lugar ahora que su obra parece entrar defini- de reposicionarlo con enunciados con- plices. Murena no escribió para nin-
de pretender sos- tivamente en el campo de lecturas que densados y provocadores. Así pode- guna iglesia (Cristófalo, pág. 101).
tener a cualquier se le había negado ostensiblemente20 mos leer tres diferentes, de distintos
costo una verdad en los sesenta, ahora que el paso del períodos21, que tienen la capacidad de Los resaltados son nuestros, y preten-
indiscutible. tiempo parece haber propiciado la abrir discusiones a partir de su obra: den señalar, no más, aquellos puntos
La crítica sobre la recepción, parece que esas capacidades en que el tono de la afirmación con-
obra de Murena de irritación corren riesgo. Tampoco se fascinó con el chuf-chuf de tinúa aquella persecución del enun-
encuentra aquí la La provocación en Murena puede Saadi-Carnot. Ni con las conversacio- ciado condensado y provocador. En
posibilidad de un tener diferentes planos en el orden de nes de escritores. Ni con las incursio- la escritura de sus críticos más lúcidos
punto ciego. Es las preocupaciones, tópicos o apuestas nes en el género chico. Ninguna ambi- se prolonga esa voluntad de jugar con
decir, si Murena estéticas: algunos de ellos son irrepe- ción por fundar la esperanza. Nada de los absolutos, ese ejercicio de riesgo
proclama que tibles fuera del contexto histórico de andar por los escenarios. (...) Todos que pone la escritura al borde de la
la misión de un publicación, otros son directamente van y vienen y nadie se olvida de él. arbitrariedad, la desmesura y el error,
intelectual es irrecuperables. La apuesta por remon- Es lógico. Uno que logró escapar en “el pero que también ataca la ausencia de
la de subvertir tar el ejercicio de la contradicción crisol de la metáfora”. Uno que no se discusiones, busca la ebullición en las
un conjunto de entraña el riesgo de la incompatibi- hizo escritor para gozar sino por aparentemente tranquilas aguas de la
valores vigentes, lidad con un ejercicio de discurso mandato, por interés. Y no parece conversación académica, revuelve con
sean éstos los que crítico que sostiene sobre una lógica que entre sus intereses estuviera el voluntad de polémica. Seguramente
sean, por el hecho demostrativa. Sin embargo hay, al de rendir cuentas al género humano no son justas las diatribas de Savino
de que allí gene- menos, un plano retórico en el que la (Savino, pág. 166). contra el campo de los escritores, pro-
rará ese disenso obra de Murena parece configurar su [Murena] en más de un sentido, repitió bablemente es desmesurada la posi-
necesario para crítica y dispararla en el mismo sentido a Benjamin en América Latina (...) bilidad de repetir nada menos que
que una cultura se mantenga viva, la en que ella podría haberse proyectado. no eludió la pobreza ni la soledad. Fue a Benjamin, y es irritante el juicio
pregunta es cómo leerlo. Mejor dicho, La comprensión de un pensamiento a un hombre de coraje: se obstinó en generalizado que descerraja Cristófalo.
cómo leerlo sin aplanarlo sobre saberes veces supone la voluntad de captar su atravesar los cantos de sirena sin Pero no hay por qué ser ecuánime,
legitimados (con lo que podría ser un respiración, el horizonte incierto hacia atarse a ningún mástil, como Ulises desapasionado ni bienintencionado en
mero importador de discursos, algo el que se dirige, el sonido desacompa- para evitar los peligros de su encanto la lectura de una obra que no pretende
torpe, algo ecléctico) y cómo leerlo sado de una marcha que no tiene por (Schmucler, pág. 8). concesiones y pone en duda las certe-
sin domesticarlo (imaginando que al qué ser lineal y progresiva. Si no hay Describe allí un nexo lógico entre el zas de un pensamiento sin fisuras.

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(...) he tratado de mostrar momentos Como una descarga eléctrica residual que
distintos de su pensamiento, diverso y vulnera el apaciguamiento de los años,
uno. Intolerable para un tiempo donde también en la escritura de algunos de
todo parece ser comprendido para ser sus críticos, la obra se prolonga para que
tolerado, consensuado; donde todo es el “por qué ahora”, “por qué esto”, que
negociable. He intentado mostrar lo sostiene cada nueva lectura, mantenga
que podrían ser las llaves de entrada la capacidad de dar sentido resistiendo la
para leer su obra. Tal vez sea nuestra corrosión adormilante del tiempo que a
tarea más relevante: leer a Murena veces canoniza y ordena las voces, como
(Schmucler, pág. 9). mariposas pinchadas en un telgopor.

NOTAS

1. Recién en los últimos años se reeditó más de la mitad de su obra, a saber:


El águila que desaparece. Revista Nombres, N° 7, abril-junio, 1996;
OBRAS DEL AUTOR Folisofía, EUDEBA, Buenos Aires, 1998;
Ensayos sobre subversión (seguido de “El nombre secreto”), Octaedro, Barcelona, 2002;
CUENTO El pecado original de América Latina, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2006;
• Primer testamento, Buenos Aires, Sudamericana, 1946. Visiones de Babel, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2002 (compilación al cuidado de Guillermo
• El centro del infierno, Buenos Aires, Sur, 1956. Piro, que incluye la novela Caína muerte, el relato Primer testamento, una serie de cuentos, los libros de ensayos
• El coronel de caballería y otros cuentos, Buenos Aires, Tiempo Nuevo, 1971. La cárcel de la mente y La metáfora y lo sagrado y una selección poética).
2. Savino, Hugo, “Murena. La palabra injusta”, Innombrable, N° 1, 1985. Publicado en la edición de EUDEBA
NOVELA de la novela Folisofía. Las referencias pertenecen a esta última edición.
(Serie “Historia de un día”) 3. Para la obra de Murena agregamos una lista de sus libros publicados al final del artículo.
• La fatalidad de los cuerpos, Buenos Aires, Sur, 1955. 4. “Reflexiones sobre el pecado original de América”, Verbum, N° 90, 1948.
• Las leyes de la noche, Buenos Aires, Sur, 1958. 5. Único número en 1953.
• Los herederos de la promesa, Buenos Aires, Sur, 1965. 6. Cristófalo, Américo, “Murena, un crítico en soledad” en Jitrik, Noé (dir.), Historia crítica de la literatura
(Serie “El sueño de la razón”) argentina. vol. X. La irrupción de la crítica, Buenos Aires, Emecé, 1999.
• Epitalámica, Buenos Aires, Sudamericana, 1969. 7. En ese sentido, cf. Schmucler, Héctor, “H. A. Murena”, La Caja. Revista de ensayo negro. N° 10 noviembre-
• Polispuercón, Buenos Aires, Sudamericana, 1970. diciembre, 1994.
• Caína muerte, Buenos Aires, Sudamericana, 1971. 8. A. A. V. V. Suicidas. Antología / Prólogo de Benjamín Prado. Madrid. Ópera prima. 2003.
• Folisofía, Caracas, Monte Ávila, 1976 (reed, Buenos Aires, EUDEBA, 1998). 9. El secreto claro (diálogos con V. J. Vogelmann), Buenos Aires, Fraterna, 1979.
10. “Notas sobre la crisis argentina”, Sur, N° 248, septiembre-octubre de 1957.
POESÍA 11. Y con eso, cómplice: Afrontarse explícitamente con los adversarios me parece mucho mejor que confrontarme secreta-
• La vida nueva, Buenos Aires, Sudamericana, 1951. mente conmigo mismo. Al fin de cuentas ‘el argentino silencioso’ de Mallea o el ‘teatro del silencio’ de Murena responden
• El círculo de los paraísos, Buenos Aires, Sudamericana, 1958. a la misma coartada que los ‘silencios decretados’ por los Mitre. Viñas, David, El grillo de papel, N° 2, 1960.
• El escándalo y el fuego, Buenos Aires, Sudamericana, 1959. 12. Nos referimos a lo que llama “la parábola del soldado” en “El estridor del conformismo”, Ensayos sobre
• Relámpago de la duración, Buenos Aires, Losada, 1962. subversión, Buenos Aires, Sur, 1962.
• El demonio de la armonía, Buenos Aires, Sur, 1964. 13. “Ensayos sobre subversión”, “Los penúltimos días” Sur N° 175, mayo de 1949; N° 176, junio de 1949; N°
• F. G.: un bárbaro entre la belleza, Buenos Aires, Tiempo Nuevo, 1972. 177, julio de 1949; N° 178, agosto de 1949; N° 179, septiembre de 1949; N° 181, noviembre de 1949; N°
• El águila que desaparece, Buenos Aires, Alfa Argentina, 1975. (reed, Revista Nombres, N° 7, abril-junio, 1996). 183, enero de 1950 y N° 186, abril de 1950.
14. Prólogo a El pecado original de América.
ENSAYO 15. “El espíritu hacia las catacumbas”, Cuadernos N° 76, septiembre 1963.
• El pecado original de América Latina, Buenos Aires, Sur, 1954 (reed. Buenos Aires, Sudamericana, 1965). 16. “Sobre la naturaleza del verbo”.
• Homo Atomicus, Buenos Aires, Sur, 1961. 17. En este sentido es interesante el dossier dedicado a Murena en la revista Artefacto. Pensamientos sobre la
• Ensayos sobre subversión, Buenos Aires, Sur, 1962. técnica, N° 4, octubre 2001, pp. 97-129.
• El nombre secreto, Caracas, Monte Ávila, 1969. 18. La cárcel de la mente es una recopilación que hace Murena de sus propios ensayos en la década en que no
• La cárcel de la mente, Buenos Aires, Emecé, 1971. publica nuevos de ensayos, sólo reedita ensayos ya publicados (El pecado original de América, El nombre secreto,
• La metáfora y lo sagrado, Buenos Aires, Tiempo Nuevo, 1973. La cárcel de la mente). El período va de 1962 a 1973. Este volumen en particular se caracteriza por poner la
escritura en una serie de pequeños prólogos a cada ensayo, que van formando una escritura paralela que traza
TEATRO una especie de autobiografía intelectual del escritor.
• El juez, Buenos Aires, Sudamericana, 1953. 19. Op. cit., pp. 14-48.
20. Cristófalo, p. 105.
DIÁLOGOS 21. Hasta el artículo de Cristófalo los ensayos y artículos acerca de la obra de Murena son espaciados, relativa-
• El secreto claro (diálogos con V. J. Vogelmann), Buenos Aires, Fraterna, 1979. mente pocos y, en general, parecen dialogar entre sí, formando un corpus bastante particular.

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Matar o morir. Murena y la Extraña figura dentro de la historia


intelectual argentina, la obra de Héctor
Álvarez Murena portó desde sus comien-
pero que laten contra esta creación”4.
Señalando, de este modo, un punto
ciego en los alcances explicativos de
transfiguración del espíritu zos la atracción y el estigma de lo incla-
sificable. Desarrollada a lo largo de tres
la discursividad científica imperante,
legitima su incursión en el ámbito lite-
décadas, sus incursiones en la novela, la rario como espacio de manifestación
Por Luciano Carniglia poesía y el género ensayístico lo llevarán privilegiado “de las fuerzas humanas y
al ejercicio de una crítica lúcida, involu- sobrehumanas que hacen que el trozo
crada en el marco mayor de las cuestio- de orbe llamado América milagrosa-
nes relevantes a su propia época. mente ande y que su andar sea a la vez
Siendo América su foco de atención tan extraño y dificultoso”5.
predominante, la apropiación crítica que El recorrido que iremos trazando visi-
Murena realiza de ciertos autores america- ta las estaciones principales de un
nos reproduce o más bien prefigura, con peculiar ejercicio crítico del abordaje
algunos matices, la actitud fundamental literario que, en su andar, desembo-
que el crítico Emir Rodríguez Monegal cará en una interesante elucidación
atribuía, allí por los años cincuenta, a la en torno al arte, la literatura y al rol
generación de los contornistas: que juegan en la gesta de una nueva
Traductor, editor de libros y revistas dispares, espiritualidad americana.
novelista, poeta, ensayista y hasta conductor de Ese análisis, esa demolición, presuponen
algo más que el mero ejercicio de la crítica I. En El pecado original de América Latina,
radio, Héctor Murena desempeñó un papel deci- literaria. Y en realidad, quienes la practi- libro de 1954 reeditado en el 65 por
sivo en la cultura argentina de los años cincuenta. can suelen ser más creadores que críticos1. Sudamericana y que recién ahora vuelve a
Tanto, que se recurrió a su nombre para rotular estar disponible en una tercera reedición6,
cierta corriente de pensamiento forjada en el exi- En el caso de Murena, dado que “las encontramos un primer artículo dedica-
lio del aplauso: el murenismo, que buscó restituir figuras que un artista forja expresan a do a la obra de Edgar Allan Poe.
la vez en la forma más secreta y más Titulado Los parricidas, introduce de
el destino sagrado de América en un mundo cada clara los términos decisivos del pro- lleno al lector en la incursión mureniana
vez más orientado hacia la secularización. Con blema que su existencia afronta”2, la dentro del ensayo de interpretación de la
una clara vocación fiscalizadora de lo existente, literatura será el ámbito propicio para realidad argentina y americana. De este
Murena hace del anatema su recurso principal. desarrollar una búsqueda articulada en modo, se inscribe en la serie de debates y
clave metafísica, pujante por esclarecer discusiones en torno a la profunda crisis
Luciano Carniglia da cuenta de los bordes pun- la posición y el destino del hombre de valores de posguerra que reconfigura
zantes de sus juicios, que hallaban en la revela- americano. Tales interrogantes lo lle- el ámbito en el que se batalla por una
ción apocalíptica una profecía de la tan anhelada varán a desvincularse de especialidades definición de lo nacional.
conciliación. Analizando la apropiación crítica aisladas como la política, la economía En la lectura de Murena, la escritura
o la sociología, en tanto discursos de Poe irrumpe en la escena americana
que Murena hace de Poe, de Martínez Estrada y estructurados a partir de la categoría como un grito que demanda una restitu-
de Roberto Arlt, Carniglia repone el movimien- de totalidad3, ilusoria pretensión de ción. La de la historia que le fue ampu-
to mureniano que sienta las bases para el surgi- lo que denominará “pensar titáni- tada a todo el grupo humano que emigra
miento de una hermenéutica argentina y ameri- co”, el cual, mediante rígidos sistemas hacia inhóspitas tierras americanas.
cana. En el transcurso de estas páginas, el afán explicativos, sume al hombre en el
anonimato existencial no resignándose Poe es la voz de ese misterioso drama del
disruptivo de Murena se revela como exhortación a admitir que “la creación entera se alma occidental, el de toda vida huma-
a crear, por sobre la cartografía heredada, nuevos halla envuelta en los paréntesis de un na que tiene que avanzar de lo histórico
horizontes para las fuerzas vernáculas. misterio que el hombre no franqueará hacia lo ahistórico.

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Compartiendo el exilio humano del Voz que anuncia la declinación del histórico-cultural, en la tierra sin nombres horrendo mundo, a recoger en sus ojos las
Paraíso, América es culpable de un espíritu de Europa, era de esperarse ni tradiciones, ajena al “solar originario de imágenes hirientes, a pensar.10
segundo pecado. Los americanos viven que la obra de Poe fuera recibida la cultura”. Imposibles de compensar, las
en su continente un nuevo destierro, por aquellos europeos exiliados en la desventajas y el tiempo perdido, el plagio Como escribe Américo Cristófalo,
el espiritual. Europa, reino de la histo- propia tierra. Baudelaire, Mallarmé y la repetición se erguían como destino “Murena reconoce en Martínez Estrada
ria, ha quedado atrás condenándolos y Rimbaud simbolizan la aversión al inevitable para la intelectualidad ame- la génesis de una conciencia en torno
a poblar un mundo ahistórico, un propio padre; el violento aflorar del ricana. La vedada originalidad tornaba del mal, de un método, “el virus contra
destino ajeno al cobijo espiritual de la cansancio por la historia y la declina- imposible un capítulo vernáculo como el virus”, y de un horizonte: “la obra
humanidad y al de sus grandes tradi- ción europea de la idea de progreso. continuación de la tradición cultural eu- de Martínez Estrada (...) es de natu-
ciones culturales. Para Murena: Murena cifra en el escritor norteameri- ropea. Para Murena, este panorama abría raleza profética”11. En efecto, su voz
cano esa tarea negativa y necesaria que dos caminos posibles y humillantes: asestará el primer duro golpe al mal y a
Las figuras de Poe componen en total un abrirá juego a una afirmación. Asesinar la pestilencia que
monólogo de lucidez delirante pronuncia- al padre para poder vivir; destruir la proseguir leyendo, manipulando lo tri- aquejan a todo Para Murena, este panorama
do desde el mirador de los expulsados (...) patria cultural europea como desautori- llado o precipitarse en la trivialidad, americano y, bajo abría dos caminos posibles y
Significan estrictamente los estados que zación espiritual y búsqueda del punto en el dinero” y conseguir así el olvido de la forma de una humillantes: proseguir leyen-
padece el alma europea en el destierro”7. de partida a partir del cual enarbolar la aquel fervoroso trance de la juventud. El pormenorizada do, manipulando lo trillado o
propia palabra. No otra será la lección miedo a la orfandad sumía la vida cul- descripción desde precipitarse en la trivialidad,
Los frecuentes emparedamientos vivos fundamental que emerge de la obra y tural americana en la compulsión enfer- el punto de vista en el dinero y conseguir así el
y los casos de catalepsia serán repre- figura de Edgar Allan Poe. miza por tragar pensamientos “ya hechos de un observador olvido de aquel fervoroso tran-
sentaciones del sentimiento de muerte y olvidar la inaudita valentía que signi- interno, constitui- ce de la juventud. El miedo a la
en vida que el espíritu experimenta II. Pero si Poe representa el alma ficaba pensar por uno mismo9. rá el tan necesario orfandad sumía la vida cultural
“entre las rejas del mundo brutal y europea que “refluye sobre sí misma primer paso hacia americana en la compulsión
ahistórico del exilio”. Así también, la para minar y romper la vieja residen- Pero la acumulación frenética de cono- la apertura de la enfermiza por tragar pensa-
culpa “constante, encubierta e inexpli- cia”, Martínez Estrada será esa voz cimientos dista de aquello que Murena posibilidad de una mientos “ya hechos y olvidar la
cable” que atraviesa todos los relatos y que entre nosotros vuelca sobre sí una entiende por cultura. “Ésta es para el cultura propia. inaudita valentía que significa-
que el destierro obliga a presuponer. aguzada facultad interpretativa. hombre el título que lo declara amo de Proféticamente ba pensar por uno mismo”.
Pero será sólo a fuerza de reconducir la Como un nuevo jirón dentro de la crí- la realidad”, un pensar sobre las cosas “anuncia con ana-
escritura de Poe al corazón de una her- tica a la que Murena somete la cultura tan necesario a él como su alimento. De temas el advenimiento de un orden supe-
menéutica americana, es decir, desde la americana, Martínez Estrada conden- su falta brotan la ilegitimidad, la angus- rior”. Sin tapujos, la obra de Martínez
óptica de los desterrados, que Murena sa ejemplarmente la extenuación y el tia por la erudición, el vivir pendientes Estrada simboliza para Murena “el surgi-
hará brotar el gesto íntimo, el sentido clima intelectual de los años treinta. de lo que “se dice acerca de”. Esta acu- miento de la conciencia americana”.
profundo y verdaderamente disrupti- El hombre que había escrito esas páginas mulación irreflexiva de conocimientos
vo de sus narraciones. Bajo esta luz, había sufrido también las devastadoras es precisamente el vicio, la enfermedad Se dice que su obra es de carácter socioló-
su obra simbolizará una voluntad de experiencias que nosotros acabábamos de los desposeídos de la cultura. gico, se dice que la vigencia de su palabra
parricidio espiritual, histórico, de ani- de pasar. ¡Pero qué revelaciones había sa- esta limitada a este país. (...) No y no. Los
quilación de la paterna Europa. bido arrancarle a su propia destrucción!, Sobre la conciencia de ese vicio se alza libros de Martínez Estrada no son de índo-
dirá Murena, tras el encuentro con dos la obra de Martínez Estrada –escribe le sociológica, sino ontológica. Pues no se
[Pues] cuando el parricidio no se ejecu- de los principales textos del conspicuo Murena en La lección de los desposeídos– refieren a una accidental situación por la
ta, es porque algún resorte decisivo se ha miembro de Sur: Radiografía de la Pam- . (...) Advertir que el eclecticismo era un que atraviesa una comunidad, sino a una
quebrado, es porque los hijos llevarán una pa y La cabeza de Goliat. Era la afamada vicio, vislumbrar a través de él la parali- instancia de ser o no ser, a un problema de
vida frustrada e impersonal a la sombra de Década Infame; los años en que un joven zante verdad de la desposesión, y aceptar- vida o muerte, a una deuda que hay que
los padres o porque los padres están muertos y compungido Murena experimenta esa la: entender que la cultura viva, la tan pagar antes de arribar a lo universal.12
de antemano. Todo el que quiere vivir nulidad e “inexistencia espiritual” ante la necesitada cultura, es el fuego que se ini-
tiene que matar, y sólo después del asesina- imposibilidad de suplir la falta que repre- cia con la chispa de un acto de valentía, Casi pregonando una filosofía trascen-
to podrá reconciliarse con los muertos (…) sentaba, para todo joven aspirante a hom- del acto que cumplió el primer hombre dental, Murena recupera la palabra pro-
Matar o morir, no hay otra alternativa8. me de lettres, el haber nacido en el exilio cuando se irguió y se atrevió a mirar el fética de aquellas escrituras que, como

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él mismo dirá, hicieron posible el hecho III. Son estas últimas, precisamente, tas de la Antigüedad y que consiste en nos comporta el haber sido culpables de
de escribir entre nosotros. Martínez las palabras elegidas por Murena para “tener siempre presente la idea de que un segundo pecado original. Pero éste no
Estrada, Jorge Luis Borges, Eduardo delinear la característica más destacada la creación puede acabar en cualquier es un destino exclusivo de los americanos.
Mallea y Leopoldo Marechal, “estos de Roberto Arlt. Lo hará en un bre- instante”19, abre para Murena una puerta “Cada tierra guarda en sí un mandato de
hombres son los que han tenido la vísimo pero esclarecedor ensayo titu- al misterio, a la libertad de lo divino y, Dios.”21 Preguntará, entonces, Murena:
valentía de desplazar nuestra actividad lado El sacrificio del intelecto, donde dando cuenta de su profunda vocación ¿qué sentido parece tener el de la nuestra?
espiritual hacia las bases inquietantes y el autor de las Aguafuertes porteñas es antitotalitaria, hiende en el cuerpo sólido Sólo resta al hombre presumirlo. Pero,
exigentes pero por primera vez fértiles presentado como un héroe, un héroe del sistema una fractura sólo subsanable en todo caso, de la privación espiritual,
y verdaderas. Es por eso que se han mártir, un héroe del fracaso. por un ininterrumpido ejercicio de la vio- del descendimiento que reviste el carácter
convertido en nuestros padres. Nuestros lencia20. Ni el relato histórico, ni la expli- pecaminoso del sino americano, bien vale
primeros padres”13. Constituirán aquel Héroe y mártir constituyen las dos caras cación sociológica podrán dar cuenta de recordar el dinamismo que ha ocupado el
espacio mítico, el panteón patrio sobre de una misma aspiración: la de ser más la no pequeña medida en que los hechos mal como motor del universo, allí donde
el cual comenzar a erigir, para América hombre, la de cumplir al extremo el son símbolos de lo sobrenatural; ni tam- el hombre ha emprendido todas sus cons-
toda, una verdadera cultura literaria. mandato que la vida significa.17 poco del carácter de destino, llamado o trucciones. Así, “nuestra situación peca-
Héroes y profetas como Poe y Martínez misión que para América y los america- minosa parecería indicar una elección de
Estrada, la lectura martirológica de Arlt La obra de Arlt es leída por Murena
y Horacio Quiroga trazan, en la ensayís- como aquella que apuesta a inventar en
tica de Murena, ese espacio fundamental el espacio abierto por el reconocimien-
sometido a profunda controversia. to de la desposesión y el mentado parri-
Pero el don de la profecía entraña cidio, al tiempo que asume la necesidad
asimismo el peso de una condena. de aceptar la enfermedad, de “perma-
Y esta también tendrá su cumpli- necer en ella y no pretender evitarla
miento en Martínez Estrada. Pues si con la fuga o la destrucción”, ni, como
“el profeta, para poder anunciar un Martínez Estrada, renegarla buscando
nuevo espíritu, debe tornarse un poco refugio en la zona celestial, neutra, de
extraño, un poco ajeno a su gente y a la naturaleza y la universalidad.
su tierra”, esta ascensión, este escape La Novela arltiana con mayúscula, ese
al refugio prístino de la zona celestial conjunto de narraciones que profética-
tomará la forma, en Martínez Estrada, mente Murena identificará como uno de
de un pronunciado desdén hacia los los antecedentes principales de la novela
“seres apestados que somos nosotros”. argentina, es planteada como crítica al
Se resguardará en una idea de salud realismo, como recuperación de la esencia
imposible, sin ver cómo ella es otro del género novelesco. Pues si ésta consiste
brote del mismo padecimiento. en tornar verosímil un hecho que rompe
Murena se separará entonces de su el orden vulgar, maravilloso, su inversión,
maestro, consciente de “que vivir es el relato realista, al buscar exponer lo
aceptar la enfermedad14. Que para salvar maravilloso que hay en lo vulgar recu-
a Jerusalén hay que permanecer en ella rriendo a la psicología, la caracterología y
y no pretender evitarla con la fuga o la la verdad, logra naturalmente plausibles
destrucción”15. Y si el mal consiste en la resultados sociales, descriptivos, filosófi-
adopción acrítica de una cultura ajena, cos, pero ahoga la imaginación en lo real,
si nuestro vicio radica en la renuncia de ocluye, según Murena, la “irrupción de lo
un pensamiento autónomo y autocons- profético en lo cotidiano, de lo fabuloso y
ciente, batallar por una cultura legítima- distinto de la imaginación del hombre”18.
mente americana consistirá en un osado Recuperar la “mirada apocalíptica”, aque- H. A. Murena,
ejercicio de la invención16. lla que hizo estremecer a los cronis- por Juan Rearte

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índole positiva, señalaría aparentemente A “golpe de mazo”, escribirá Murena, infinito, Dios.”27 En Murena, lo sagrado no definitivo de su dependencia cul-
una batalla de importancia a librar. Pero, consuma Arlt ese impulso profético como sustracción, conjura la pretensión tural y, finalmente, matar, acometer el
¿qué batalla, en qué campo?”22. Pues como artesanía de la lengua. Golpeando aniquiladora de “encarnar lo absoluto parricidio e inaugurar nuevos horizon-
bien, la batalla deberá librarse en el sobre las viejas palabras, forjará el “len- en fuerzas terrenales”. De este modo, tes interpretativos al calor de los cuales
campo del espíritu, y la lucha será por guaje de un nuevo espíritu”. Mezquinas, la literatura, como arte de la palabra, consumar la osadía, como invención
una nueva forma de la espiritualidad; por entonces, serán aquellas críticas por las “viene a cambiar todos los lugares y las creadora, que Murena leía en la obra de
la posibilidad del trance en que la articu- cuales su escritura fue denostada. “Son criaturas del mundo, para que cada cosa Roberto Arlt. “Ser más, tener que ser lo
lación de la propia palabra forje una más esos viriles errores los que constituirán en viviente, al comprender que no es lo que que se debe, comprender que no se es lo
plena humanidad. el futuro la base para los aciertos de otros creía, pueda ser más, pueda ser cualquier que se creía”, son quizá las más preciosas
Casi en diálogo con este último ensayo novelistas.”24 Pero no todos supieron ver otra cosa, todo lo que se debe. El arte enseñanzas e invalorables exhortaciones
del libro, cuyo título da nombre a todo la novedad espiritual que entrañaban las viene a salvar al mundo”28. Así, para los que, al cerrar las páginas de su obra ensa-
El pecado original de América Latina, páginas del escritor de Boedo. Y porque americanos, la metaforicidad del ámbito yística, persisten como legado singular
podríamos pro- “un nuevo espíritu se paga caro”, Roberto literario les permitirá entrever el carácter en la escritura de Héctor A. Murena.
Así, para los americanos, la bablemente cifrar Arlt, dirá Murena, recogerá sobre su ros-
metaforicidad del ámbito lite- la apropiación tro “las flagelaciones de la duda respecto NOTAS

rario, les permitirá entrever crítica que en El de sí, los golpes, las bofetadas del fracaso, 1. El juicio de los parricidas, Buenos Aires, Deucalión, 1956, p. 83.
el carácter no definitivo de su sacrificio del inte- el intolerable desconcierto ante la tarea 2. Murena, Héctor A., El pecado original de América Latina, Buenos Aires, Sur, 1954, p. 19.
dependencia cultural y, final- lecto Murena rea- de recomenzar; en fin, las graves ense- 3. Cfr. Djament, Leonora, “El intelectual ultranihilista: H. A. Murena, antisociólogo”, en Historia crítica de la
sociología argentina, Buenos Aires, Colihue, 2000, p. 473.
mente, matar, acometer el parri- liza de la escritura ñanzas del silencio de los que deberían 4. Murena, Héctor A., El pecado, pp. 172-173.
cidio e inaugurar nuevos hori- de Roberto Arlt. entenderlo”25. Mártir, “héroe del fracaso”, 5. Murena, Héctor A., El pecado, p. 11.
zontes interpretativos al calor de Pues si el pecado Arlt logrará, justamente por eso, alcanzar 6. Editado recientemente por el Fondo de Cultura Económica.
7. Murena, Héctor A., El pecado, p. 19.
los cuales consumar la osadía, y la desposesión “el sabor de cada calle de Buenos Aires, el 8. Murena, Héctor A., El pecado, p. 24.
como invención creadora. son tantos otros gesto íntimo de cualquier porteño, el ros- 9. Murena, Héctor A., El pecado, p. 121.
nombres para un tro de la ciudad entera, ese rostro secreto 10. Murena, Héctor A., El pecado, pp. 122-123.
11. Cristófalo, Américo, “Murena: un crítico en soledad”, en Historia crítica de la literatura argentina (La
llamamiento, el de América a gestarse que la ciudad alza de noche en alguna irrupción de la crítica), vol. 10, Buenos Aires, Emecé, 1999, p. 114.
un lugar en la historia espiritual de la parte para decir con palabras próximas a 12. Murena, Héctor A., El pecado, p. 125.
humanidad, el mismo Murena encon- él: Señor, Dios, dame fuerzas para poder 13. Murena, Héctor A., El pecado, p. 126.
trará en Arlt un adalid de esta batalla. seguir sufriendo, haz que no evite con 14. Cf. Murena, Héctor A., Ensayos sobre subversión, Buenos Aires, Sur, 1962, p. 70. Permanecer en lo enfermo
y hacerlo estallar desde sus adentros será aquello que Murena denominará, con inconfundible sabor nietzs-
engaños el dolor, para que pueda ser más, cheano, ultranihilismo: “asunción voluntaria del nihilismo ambiente para promover una reforma vertical de la
Porque el arte, desde lo cómico hasta lo para que pueda ser lo que debo”26. sociedad”. Sobre las influencias nietzscheanas en la obra de H. A. Murena ver Galiazo, Evelyn, “Siempre en el
trágico, es la alegría por el triunfo de la límite”, en Instantes y azares. Escrituras nietzscheanas 2, Buenos Aires, EUDEBA, 2003, pp. 199-212.
15. Murena, Héctor A., El pecado, p. 128.
invención sobre lo natural, por el desago- IV. Si la literatura fue en la obra de 16. Murena, Héctor A., El pecado, p. 100.
tamiento del dolor del hombre a través de Murena el ámbito privilegiado para el 17. Murena, Héctor A., El pecado, p. 100.
las formas que impone en el caos mecá- despliegue de una profunda vocación 18. Murena, Héctor A., El pecado, pp. 100-101.
19. Murena, Héctor A., El pecado, p. 173.
nico de las cosas en bruto. Y esa prueba disruptiva, hacia el final de su obra 20. Cf. García, Luis Ignacio, Murena, el aguafiestas, 2005 (inédito). En esta indagación esclarecedora en torno
de fuego de la alegría la pasa Arlt a cada ensayística, en el contexto de una crí- al vínculo entre violencia y política en la obra de H. A. Murena, García suma sus esfuerzos a aquellos que en
momento, porque sus patéticas y truculen- tica al arte en general (La metáfora y lo nuestro país, y como él mismo afirmará, “reconducen el pensamiento a su vibrante dramatismo histórico”.
tas historias están siempre aureoladas por sagrado), dicho impulso se consumará 21. Murena, Héctor A., El pecado, p. 178.
22. Murena, Héctor A., El pecado, p. 178.
el contagioso entusiasmo de una energía como irrupción de lo Divino. Pues el 23. Murena, Héctor A., El pecado, p. 102.
en marcha, pero más que nada salva esa arte, mediante el transporte metafórico, 24. Murena, Héctor A., El pecado, p. 102.
prueba porque él fue el extrañísimo hom- disloca la osificación del ser, lo cuestiona 25. Murena, Héctor A., El pecado, p. 103.
26. Murena, Héctor A., El pecado, p. 103.
bre capaz de exclamar entre nosotros a un poniéndolo ante la posibilidad de su 27. Murena, Héctor A., “La metáfora y lo Sagrado”, en Visiones de Babel, México, 2002, p. 440.
camarada, en un subterráneo atestado, ser-otro, de su no-ser. “La metáfora deja 28. Murena, Héctor A., “La metáfora y lo Sagrado”, en Visiones de Babel, México, 2002, p. 441. Ver también
con humilde maravilla: “¡Qué suerte la ver que no existen ni la materia ni la Murena, Héctor A. y Vogelmann, D. J., El secreto claro, Córdoba, Alción, 2005, p. 58. En estos entrañables
diálogos, Murena ejemplifica el carácter redentor del arte con la escritura de Kafka: me parece que es la única
nuestra, hermano! Nosotros somos crea- metáfora, muestra la posibilidad general respuesta (...) a la catástrofe religiosa de los seres humanos en el sentido de que procura que la figura de sus narraciones
dores, inventamos cosas”.23 de la no existencia, lo no existente, lo sea polivalente, metafórica, tratando de abarcar al mundo y de salvarlo.

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Carácter y destino: en busca del Voy a hablarles como una lectora común.
No esperen ustedes oír crítica literaria
pura; se decepcionarían, nos advierte
de Arabia), una puesta en valor de sus
ensayos demuestra el interés que tiene
el modo en que Victoria lee la relación
modo de leer de Victoria Ocampo Victoria Ocampo al comienzo de una
conferencia sobre la vida y la obra
entre el escritor, la vida y la literatura,
para explorar, en torno a la subjeti-
de Virginia Woolf. Aunque suenen vidad y la experiencia, cuestiones de
Por María Celia Vázquez (*) a retórica, a declaración “cumplida” las que se han ocupado en el campo
de falsa modestia, estas palabras, en de la teoría, autores como Barthes,
verdad, encierran una declaración Benjamin, Deleuze, entre otros.
de principios a favor de una lectura Sin duda la relación entre la literatu-
gobernada exclusivamente por el pla- ra, el escritor y la vida constituye un
cer y completamente desentendida de factor clave en la definición de la pe-
la preocupación de tener que transmi- culiaridad del modo de leer de Ocam-
tir conocimientos. En efecto, Victoria po, más específicamente la manera
Ocampo es una lectora común, en el que tiene de comprender la vida en el
sentido en que piensa Woolf a esta marco de esta relación. Para empezar,
figura para distinguirla de la del crítico en sus lecturas la dimensión biográfi-
y del erudito, ya que su modo de leer ca, como sabemos, predomina sobre
se caracteriza por no tener “un método la estética, y sobre la base de este pre-
sino una pasión: la lectura”, en virtud dominio se define su particular con-
de la cual las conmociones del cuerpo cepción de la literatura y, además, se
Lecturas gobernadas por el placer. Pasiones y están presentes, mezcladas, enredadas: configura la forma del ensayo literario
conmociones corporales que rehuyen del méto- la fascinación, el dolor, la voluptuosi- como una ceñida trama en la que se
do y de la erudición, son los rasgos que distin- dad” (Barthes, 1987: 46). “El campo entretejen las minucias del relato bio-
guen a Victoria Ocampo en su voraz indagación de la lectura, dice Barthes (refirién- gráfico con los comentarios de la obra;
de Emily Brontë y Virginia Woolf. Una curiosi- dose a la experiencia de leer), es el de casi a la manera positivista, Victoria
la absoluta subjetividad: toda lectura comienza con la descripción de la épo-
dad –sugiere María Celia Vázquez– que intenta procede de un sujeto” del que no se ca, sigue con la biografía del escritor y
desentrañar el misterio del carácter del escritor separa “más que por mediaciones esca- finalmente se ocupa del comentario de
en su relación con el destino inexorable que rige sas y tenues, por ejemplo, el aprendi- las obras (“Virginia Woolf, Orlando y
las biografías literarias. Desde una geografía co- zaje de las letras, unos cuantos proto- Cía” aporta un ejemplo paradigmáti-
colos retóricos” (Barthes, 1987: 49). co de esta estructura de cajas chinas).
mún, desde el paisaje como prolongación del ser Sin duda la afición de Victoria por los Una interpretación apresurada de esta
del autor, puede hallarse una experiencia enrai- libros siempre la lleva a fascinarse con constatación, sin embargo, podría lle-
zada en “afinidades electivas”, en la subjetividad la literatura, a leer con voracidad, sin varnos al doble equívoco de asimilar
de escritor y lector. En esas atmósferas, que tanto embargo, a veces sus lecturas parecen su modo de leer al método biográfico,
no encerrar nada “fuera de sus gustos, y de confundir el sentido de la vida
fascinaban a Ocampo, se despliegan las intensi- sus inclinaciones y sus instintos”, por con el de la biografía del escritor. La
dades capaces de liberar a los personajes noveles- lo que pueden resultar “insustanciales crítica de Victoria, al contrario de lo
cos de sus aprisionadas formas estáticas. y por demás discretas”, para usar los que podría suponerse, se desvía de la
Inspirada en la inhóspita monotonía pampeana, adjetivos que Aira dedica a los tomos estela de Sainte-Beuve. De la misma
Victoria Ocampo encuentra su verdad perdién- de su Autobiografía. Más allá de estas manera, dista de los postulados posi-
objeciones, y también de los casos tivistas que exigen establecer correla-
dose en las sensaciones de alguien que no cesa de excepcionales en los que resplande- ciones entre la biografía y el “medio”
explorar las posibilidades de imaginar una rela- cen brillantes intuiciones (pienso, por entendido como un conjunto de de-
ción virtuosa entre literatura y vida. ejemplo, en el libro sobre Lawrence terminaciones (la raza, la lengua, el

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género). Aunque con frecuencia alude y la subjetividad, en una dirección que palmas de la mano, para que Victoria y destino, y en este sentido, podríamos
a diversas circunstancias que podrían la lleva a creer en una fuerza natural, a descifre los signos del destino a través decir que para Victoria, igual que para
resumirse bajo el denominador común la que llamaremos destino, en relación de un arte quiromántico algo paradó- Nietzsche, “quien tiene carácter tiene
de factores sociales, éstas no aportan con la cual, para Ocampo, se define lo jico, ya que en lugar de predecir lo que también una experiencia que siempre
datos concluyentes ni son primordia- singular de la vida y de la obra. vendrá, adivina retrospectivamente el vuelve”. En el caso de Emily Brontë,
les para su lectura. Victoria no en- El destino es la fuerza que gobierna los destino ya cumplido: “Cuando Emily “la experiencia que siempre vuelve” se
cuentra en la matriz histórica y social acontecimientos de la vida y, además, a los nueve años elige para reino suyo relaciona con la naturaleza, más preci-
el que influye en la configuración del una isla que es pura roca soberbia azo- samente, consiste en la experiencia vital
modo específico de reaccionar, que tada por las olas y los vientos, ya ensa- de una geografía peculiar, como es el
identifica el carácter de una persona. ya la escena, el drama, para los cuales páramo, que posee todos los atributos
Ambos conceptos, carácter y destino, ha venido al mundo” (pág. 116). Si la del paisaje sublime. Sin duda Victoria
son piezas claves para comprender en elección infantil de esta isla imagina- siente una particular fascinación por los
qué consiste la relación que establece ria “pura roca soberbia azotada por las paisajes sublimes y en todos los casos,
Ocampo entre la literatura y la vida; a olas y los vientos” encierra, para Victo- desde su perspectiva, éstos forman par-
partir de ellos se hace evidente que esta- ria, la cifra de la vida futura de Emily, te de una experiencia vital vinculada al
blecer una correlación entre la biografía es porque ella puede ver, del mismo destino y al carácter de quienes lo ex-
y la obra no es el objetivo primordial de modo que Benjamin, la tensión dia- perimentan. Pensemos, por ejemplo,
sus comentarios, sino que dicha corre- léctica entre el presente y el futuro que en el desierto para Lawrence de Arabia,
lación está al servicio de aportar pistas está implícita en los signos del desti- o en la pampa para la propia Ocampo.
que permitan localizar, en el bosque de no, en tanto es imposible que éstos no Por otra parte, es la experiencia de la
signos, cuáles son los que encierran las “estén ya en su lugar” antes de que el pampa como un paisaje sublime, enor-
cifras del destino y cuáles los que insi- futuro acontezca: “quien pretende pre- me, vacío, infinitamente repetido en su
núan el carácter del escritor. decir a los hombres su destino, sobre la monotonía, lo que le permite establecer
base de determinados signos, sostiene vasos comunicantes entre su subjetivi-
El destino, como el carácter (advierte la tesis de que ese destino, para quien dad como lectora y la subjetividad del
Benjamin), puede ser observado sólo a sepa ver (para quien tenga ya en sí una autor. Esta suerte de diálogo entre dos
través de signos, no en sí mismo –pese noción inmediata del destino en gene- subjetividades mancomunadas por la
a que este o aquel rasgo de carácter, este ral), está ya de alguna forma presente, experiencia de una geografía común,
o aquel encadenamiento del destino, o dicho con más cautela, está ya en su tan sublime como inhóspita, garantiza,
puedan ser inmediatamente visibles–, lugar” (Benjamin, 1999: 131). a su juicio, una verdadera comprensión
porque la conexión indicada por estos La idea de destino, para Victoria (no basada en las afinidades electivas: “nos
conceptos no está nunca presente más para Benjamin), connota fatalidad en hemos encontrado (se refiere a Lawren-
que en los signos, debido a que se halla el sentido del cumplimiento de una ley ce de Arabia) en los libros, en la música
por encima de lo inmediatamente visible inexorable que rige el curso de la vida; que prefería, pero sobre todo en la lla-
(Benjamin,1999: 131). el destino como la ley, sabemos, se fun- nura, en esa llanura donde él se perdía
da en el principio de regularidad: “Cada y se buscaba y que pronto se convirtió
Así es como la lectura de Victoria –por ser lleva dentro de sí la misma escena, el para él en desierto” (Ocampo 1944:
focalizar en los conceptos de destino y mismo drama desde que nace a la con- 15). En idéntico sentido, hay que leer
Victoria Ocampo su clave de interpretación; no es que de carácter– “queda ligada a una prác- ciencia y por todo el resto de su vida; y la escena repetida con la que se abre y
ignore o desconozca las consecuencias tica hermenéutica no ajena por com- representa su escena, su drama, cuales- se cierra, dibujando un círculo, el en-
que tienen, por ejemplo, las restriccio- pleto a las artes adivinatorias” (Benja- quiera que sean los acontecimientos o sayo “Terra incógnita (Emily Brontë)”
nes que impone el medio social en las min, 1999: 135). En el ensayo que le los personajes que le salgan al paso hasta (en la primera escena aparece Victoria
condiciones de posibilidad de la lite- dedica a la autora de Cumbres borrasco- dar con su acontecimiento, su persona- “inclinada sobre un mapa de Inglaterra”
ratura (ella misma, en tanto mujer, las sas, “Terra incógnita (Emily Brontë)”1, je” (Ocampo, 115). Pensar en la repeti- buscando las referencias de las peque-
ha padecido), sino que el norte de la pareciera que la escritora inglesa le ción de una única escena a lo largo de ñas aldeas donde nació y murió la auto-
lectura se orienta hacia la experiencia tiende la obra y la biografía, como las la vida lleva a hacer coincidir carácter ra de Cumbres borrascosas; en la última

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se imagina a ésta buscando la pampa en Cumbres borrascosas (Williams,1997: alcanza el rango de obra excepcional. encantamos –en el sentido de vivir un
un viejo atlas). La repetición de la es- 71) constituye un elemento vital para Aunque en su lectura, Victoria incor- encantamiento– como los niños con
cena sugiere una sensibilidad compar- la conformación de la atmósfera junto pore datos e indicios del contexto social los libros y por un momento ponemos
tida entre las dos mujeres en torno al al acento con el que se narra “esta in- y de la biografía, y aun cuando los re- entre paréntesis el mundo externo y,
espacio vital, a la vez, el parecido entre tensidad del sentimiento, llamada pa- lacione con elementos de la obra, éstos por consiguiente, la literatura como
el páramo y la pampa las aúna, aunque sión”, un tono tan intenso como som- no son decisivos para su interpretación, documento social. Justamente, la ima-
la tierra de cada una resulte distante y brío, tan desolado como furioso. En la como tampoco lo eran para la autora de gen que Victoria rescata del personaje
misteriosa para la otra. En este esque- peculiaridad del tono que caracteriza a Cumbres borrascosas quien, como dice Orlando2, quien “al leer, se quedaba
ma, la subjetividad se funde en el sen- esta novela, por lo demás, peculiarísi- Woolf, posee “el más raro” de todos los solo, desnudo” como un “evadido del
tido de fusionarse con la naturaleza, así ma, “sin historia: sin antecedentes ni dones, el que le permite “liberar la vida tiempo, evadido de los sexos, evadido
como el carácter y el destino (de nuevo descendientes”, según Williams, se vis- de su sujeción a los hechos”, o como de la carne”, alegoriza al lector que
Benjamin) son fuerzas naturales en el lumbra como un espejismo el carácter dice Victoria “sus manos rápidas ama- experimenta la lectura. Aunque sin
sentido en que conciernen a la condi- de quien narra, “esa mezcla de infierno san como un nuevo pan para el mundo, llegar a evadirse
ción natural del hombre, o a la natura- y de cielo”, como resume Victoria al lo conocido y lo desconocido; lo que ha por completo del Aunque sin llegar a evadirse
leza en el hombre. conjunto de rasgos disímiles (la aus- visto y lo que imagina; lo que ha sen- tiempo, ni del por completo del tiempo, ni del
De aquí, entonces, el enorme poten- teridad, la pasión, la desnudez), que tido y lo que presiente; lo que sabe y sexo, ni del cuer- sexo, ni del cuerpo como hace
cial simbólico que adquiere el páramo conforman la subjetividad de Emily lo que adivina; lo que posee y lo que po como hace Orlando, Victoria, cuando lee la
en la interpretación de Ocampo: el es- marcada a fuego por la experiencia del nunca le será cedido” (pág. 140). Orlando, Victo- obra de Woolf, no circunscribe
pacio natural, la geografía de Brontë, páramo y sus formas de habitarlo. Podríamos decir que el modo de leer ria, cuando lee la ni reduce el valor de la literatura
y las formas que tiene de habitarla, se Esos páramos, como nuestra pampa, son de Ocampo comparte ese raro don de obra de Woolf, a la problemática de género, sin
transforman en la metáfora de su ex- un paisaje monótono, aburrido y repeti- liberar la vida de su sujeción a los he- no circunscribe que por eso deje de reparar con
periencia vital y literaria: “ese páramo do, pobre de pintoresco para quien no chos, que elogia Woolf en la literatu- ni reduce el valor cierta insistencia en los guiños
que ella conoce, en el cual vive, en que los lleva en sus entrañas. La imaginación ra de Brontë, y al que Proust, por su de la literatura a que hace la novela acerca de la
ha crecido como los brezos, en que el capaz de complacerse en él no puede ser parte, incluye entre los placeres que la problemática situación de la mujer.
viento ha gemido y ha aullado al uní- de tipo “suave paloma”, asegura Char- procura la experiencia de la lectura. de género, sin
sono de su corazón. Ese páramo no es lotte, sino más bien del tipo “cuervo Decimos que cuando lee Victoria libe- que por eso deje de reparar con cierta
para ella un paisaje, (...) sino una pro- amante de la soledad”. Emily va a nu- ra la vida de su sujeción a los hechos, insistencia en los guiños que hace la
longación de sí misma que es impres- trirse de este paisaje, a identificarse con porque cuando se pregunta por la in- novela acerca de la situación de la mu-
cindible expresar” (pág. 141). Victoria este paisaje de tal modo que ya no podrá tensidad inusual de la novela, piensa jer. El “polvo de arco iris” que se des-
identifica, reconoce esa “prolongación prescindir de él (pág. 117). en la atmósfera más que en los perso- prende de los materiales de los que está
de sí misma que (según ella, para Emi- El carácter superlativo que le asigna a najes, la trama, el argumento. Las at- hecha la literatura de Woolf, creando
ly) es imprescindible expresar” en una la experiencia del paisaje natural en re- mósferas que fascinan a Victoria en los una atmósfera etérea, casi impercep-
atmósfera, en el clima de violencia y lación con la cual se juega el destino de libros no son algo distinto a “la esencia tible, la fascina tanto, o quizá más,
aspereza continuas en el que viven los la literatura y la vida, hace que el clima misma de esta cosa, de alguna manera, que los avatares a través del tiempo
protagonistas de esa pasión tan intensa social en el que le tocó vivir y escribir sin espesor –espejismo detenido sobre del personaje andrógino de la novela,
como inusitada, cuya irrupción repre- a Brontë, ese mundo de estricta moral una tela– que constituye una visión” aun cuando muchas de las vicisitudes
senta “algo muy nuevo en la novela y de fuertes restricciones para la mujer, de la que habla Proust, “La bruma que que le acontecen en su fase de mujer
inglesa” (Williams, 1997: 71), y por quede relegado a un segundo plano. Si nuestros ojos ávidos quisieran pene- poseen evidentes resonancias autobio-
la que Dante tendría que inventar un bien repara en el papel que juegan la trar” (Proust, 2000: 44). Ella, como él, gráficas. En el mismo sentido, prefiere
nuevo círculo si quisiera condenar a familia y la época victoriana en el des- quisiera penetrar la bruma de ese espe- como metáfora de Cumbres borrascosas,
estos amantes al infierno. Sin duda “el tino literario de Emily, estos factores jismo detenido sobre una tela, o lo que la imagen del páramo antes que la de
acento puesto en la intensidad del sen- sociohistóricos le resultan insuficientes es lo mismo, ese “poco de espuma, de la jaula. La diferencia entre estas dos
timiento, en una suerte de compromi- para explicar la atmósfera de emociones imperceptible espuma” a la que se re- imágenes se refiere a la oposición na-
so hacia lo que, directamente, podría- e intensidades afectivas, la que, como fiere a propósito de la novela Orlando turaleza/cultura en relación con la cual
mos denominar pasión”, al que alude vimos, representa lo más característico de Virginia Woolf. Es que una atmós- la metáfora del páramo explota su cau-
Raymond Williams a propósito de de la novela, y es la razón por la que fera sólo puede cautivarnos cuando nos dal simbólico. Mientras la jaula como

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imagen, en tanto objeto fabricado vidad, la composición singular, una ciende en nosotros cuando nuestros ojos, pasado queda fuera de su control y de
por los hombres, está mediada por la idiosincrasia” (Deleuze,1996: 167). cerrados o abiertos, se vuelven ciegos a su poder, “el pasado está en cualquier
cultura, y por ende, sugiere las deter- La imagen del páramo, porque “lleva cuanto los rodea. (Ocampo, 1944: 11) objeto material (o en la sensación que
minaciones histórico-sociales (la falta consigo como un reflejo imperceptible tal objeto provoca en nosotros)” (Benja-
de libertad que padecen las mujeres la impresión que el genio le propor- Kafka dice: mis historias son una forma min, 1999: 9). Memoria íntima, expe-
en la época victoriana), el páramo, en cionó” como dice Proust, connota la de cerrar los ojos. Y Barthes aclara: riencia, son palabras afines al mundo de
cambio, identifica la subjetividad con idiosincrasia (la aspereza del carácter, la lectura en el caso de Victoria Ocam-
un elemento de la naturaleza, el paisa- el deseo desenfrenado de libertad, el la subjetividad absoluta sólo se consigue po, quien para conocer la realidad inte-
je natural con el que aparece consus- ansia infinita de soledad), es decir, la mediante un estado, un esfuerzo de silen- rior no necesita datos nuevos (como lo
tanciada. La identificación entre sub- naturaleza esencial de Emily, en la que cio (cerrar los ojos es hacer hablar la ima- demuestra la fascinación por el pupitre
jetividad y naturaleza sobre la que se se encierra toda la fuerza espiritual. De gen en silencio (Barthes, 1999: 104). de Emily), ni tampoco cuadernos de
apoya la metáfora del páramo alude a este modo se produce un movimiento notas, ni cámaras ni anteojos, ni mé-
la existencia de rasgos comunes al pai- circular entre la literatura (la obra) y la En la patria de Proust, la lectura (el todos experimentales ni artilugios, más
saje y al carácter, y además sugiere que vida (el carácter), según el cual el pá- modo de leer) de Ocampo liga expe- bien, sensibilidad, sensaciones, porque,
estos rasgos son naturales en el sentido ramo del mundo exterior es arrastrado riencia con memoria cuando intuye como dijimos al comienzo con Barthes,
de esenciales. El carácter (al que Victo- al espacio interior y el mundo interior que el pupitre de Emily, un objeto el campo de la lectura es el de la absolu-
ria denomina temperamento y alma) se exterioriza. Las emociones y las in- cualquiera de la vida cotidiana, conser- ta subjetividad. La ética de la lectura, de
se define a partir de rasgos que son tensidades afectivas en torno a la sole- va las huellas del pasado y de la expe- su experiencia, incita al lector a encon-
constantes, inmutables, fijos, como las dad y la libertad habitan un páramo riencia mejor que toda su bibliografía: trar la verdad, su verdad, que no tiene
rocas. “El concepto de carácter deberá íntimo que se aplica al paisaje exterior, nada de conceptual, de moral, porque
estar referido a su vez a una esfera na- y que proyecta en él imágenes a través No me proporcionaría datos nuevos, es enteramente sensación vivida. Por
tural y deberá tener tan poco que ver de los cuerpos, los brezos, el viento. En desde luego; pero me daría un modo de eso, cuando Victoria encuentra la suya,
con la ética o con la moral como el des- definitiva, el enorme potencial simbó- emoción, semejante al de una repentina se queda “ciega y sorda a todo lo de-
tino con la religión” (Benjamin, 1999: lico del páramo se explica porque para y muda presencia (pág. 96). más”, “anonadada de felicidad durante
135). Cuando Victoria compara el ca- Victoria, como para Proust, “la reali- días enteros”.
rácter de Brontë con la naturaleza del dad verdadera es interior”; Adorno le- Según Benjamin, en Proust el azar go-
páramo, no se refiere a la “vida interior yendo a Proust advierte: bierna la memoria, por consiguiente, el (*) Universidad Nacional del Sur
empíricamente hablando”, es decir, al
objeto de la psicología, porque lo que el mundo es arrastrado a ese espacio in-
le interesa es subrayar la corresponden- terior, y lo que ocurre en el exterior se BIBLIOGRAFÍA
cia entre lo arisco de su temperamento presenta como un trozo de interioridad
• Adorno, Theodor W., “La posición del narrador en la novela contemporánea”, en: Notas sobre literatura.
y lo desértico del paisaje y no indagar (Adorno, 2003: 45). Madrid, Akal, 2003, pp. 42-48.
la trama psicológica compleja de la • Barthes, Roland, La cámara lúcida, Notas sobre la fotografía. Barcelona, Paidós. 1990.
personalidad. “El carácter se despliega La fascinación que siente Victoria por •Barthes, Roland, “Sobre la lectura”, en: El susurro del lenguaje. Más allá de la palabra y la escritura. Barcelona,
Paidós; 1987, pp. 39-49.
luminosamente en el esplendor de su el páramo (“el hechizo que tienen para • Benjamin, Walter, “Carácter y destino”, en: Ensayos escogidos. México, Ediciones Coyoacán, 1999, pp. 131-137.
único rasgo, que no permite subsistir nosotros ciertos lugares”) no proviene • Benjamin, Walter, “ Sobre algunos temas en Baudelaire”, en: Ensayos escogidos. México: Ediciones Coyoacán,
a ningún otro visible junto a sí, sino de la hermosura o de su riqueza, sino 1999, pp. 7-41.
que lo anula con su luz” (Benjamin, de “una misteriosa relación”, que no • Deleuze, Gilles, Crítica y clínica. Barcelona, Anagrama, 1996.
• Ocampo, Victoria, Testimonios. Segunda Serie. Buenos Aires, Sur. 1941.
1999: 136). Victoria no busca iden- es otra que la que se establece entre • Proust, Marcel, Sobre la lectura. Buenos Aires, Leviatán, 2000.
tificar en la obra la proyección de la el trozo de interioridad de Emily y el • Williams, Raymond, Solos en la ciudad. La novela inglesa de Dickens a D. H. Lawrence. Madrid, Debate, 1997.
personalidad de la autora en términos paisaje, y entre éste y la subjetividad
psicológicos (es archiconocida su aver- de la lectora: NOTAS
sión por las teorías psicoanalíticas),
sino descifrar los signos del carácter, El carácter, las dimensiones que hallamos 1. “Terra incógnita (Emily Brontë)”, en: Testimonios. Segunda serie. Buenos Aires, Sur, 1941, pp. 95-165.
Citamos por esta edición.
al que Deleuze define como “esa cifra en ellos (se refiere a los lugares) son como 2. Nos referimos al ensayo “Virginia Woolf, Orlando y Cía”, en: Testimonios. Segunda serie. Buenos Aires, Sur,
secreta en lo profundo de la subjeti- el reflejo del paisaje interior que se en- 1941; pp. 13-93.

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Suele afirmarse, con cierta de sus nombres e invenciones singulares. Las distintas figuras se
seguridad, que todo escritor precipitan en un encadenamiento infinito en el que reaparecen las
es al mismo tiempo un crí- preocupaciones que animaron a los críticos y sus influencias capaces
Ficciones críticas tico. Podríamos tomar este
enunciado y trocarlo dicien-
de exceder el estricto campo literario.
Sergio Pastormerlo recuerda la felicidad experimentada por Borges
do, con algo de pudor, que cuando interrumpía su trabajo crítico frente a la sorprendente
todo crítico es también un irrupción del impulso narrativo. A partir de ello, piensa la ruptura
escritor. La crítica alcanza de las fronteras rígidas entre crítica y ficción que el autor transgre-
tal pretensión al realizar un día sistemáticamente, volviendo indistinguibles ambos géneros.
ejercicio de ficción. El crítico atribuye preocupaciones, compara Carlos Bernatek compara las peripecias vivenciales de Conrad y
y asocia estilos, deslinda tradiciones, analiza y establece géneros, Dal Masetto desde un dilema común: la adopción de una lengua
pero sobre todo imagina al escritor. Y al hacerlo, se imagina a sí que interrumpe el habla original y el viaje como un campo de
mismo en el acechante mundo que lo perturba. La crítica es una experimentación que confunde ambas biografías desde el recono-
inquieta búsqueda que, por esta vía, desarrolla formas de escritura cimiento de haber sido encontrados por el horror en dos tiempos
ficcional; siempre que logre evadir la tentación de repetir modelos y lugares diferentes.
estandarizados. Un acto de escritura que, al interrogar otras escri- Evelyn Galiazo analiza la obra de César Aira en tanto crítico litera-
turas, propone un texto en el que fluyen virtuosas las potencias del rio. Evasivo de los consensos tranquilizadores que ese mundo ofrece,
ensayo –polémico, pero también solidario– en el que sus personajes el autor habita un cotidiano imperceptible que sólo es desbordado
son protagonistas imprescindibles del diálogo literario. Esta sección cuando la irrupción de violentas afirmaciones visibilizan su existen-
presenta un conjunto de escritos que indagan esos nombres, los cia. Crítico de sus contemporáneos, también piensa a los clásicos por
valoran y examinan, estableciendo alrededor de ellos meditaciones sus afinidades con las corrientes de la historia literaria.
que componen verdaderas ficciones críticas. Ana María Rodríguez Francia adopta como metodología el enfo-
Susana Romano Sued se pregunta por las formas en que la escritura que propuesto por Paul Ricœur para estudiar la tensión entre la
acude al auxilio de otros textos. No sólo este reconocimiento se da a obra poética de Alejandra Pizarnik y su biografía. Una relación
través de un uso instrumental (la cita como autoridad), sino tam- que no logra armonizar la presencia de los signos del mundo y los
bién –y esto interesa especialmente a la autora– bajo la modalidad intentos descifradores de la poeta.
de la hospitalidad y reciprocidad que desgarra el continuo cronoló- Carolina Orlando sitúa su interés en reflexionar sobre aquellos
gico. Bajo esta intuición, analiza la presencia de Marta Riquelme, autores que se mantuvieron en el terreno ficcional sin sostener su
de Martínez Estrada, precursora de Rayuela de Cortázar. producción en ambiciosos proyectos narrativos. Un conjunto de
Tomás de Tomatis intenta explorar una vía imposible: la de esta- autores es agrupado y reflexionado en plumas que hacen hablar a
blecer una relación entre los diversos estilos de la crítica a partir sus personajes el tono de la crítica.

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Ficciones críticas N° 4-5 | Verano 2006

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Crítica y hospitalidad. 0. Hospitalidad versus tolerancia

Otros títulos posibles del presente traba-


abordar el fenómeno literario acumula,
desde el siglo XX, un sinnúmero de
esquematismos, casi siempre intolerantes
Marta Riquelme de Martínez Estrada: jo podrían haber sido: desmoronamien-
to o destitución irónica de los conceptos
por su tendencia a la imposición de lo
homogéneo, eso que detestaban tanto

genealogías, linajes e intertextos de la crítica, “teoría fragmentaria de la


escritura vacante”, reducción al absurdo
Adorno como Mukarovsky y Bajtin1.
La hospitalidad, por el contrario, alberga
del género de las Memoires por oposi- sin prevenciones lo que llega inesperado,
Por Susana Romano Sued (*) ción a las operaciones de memorización hace lugar sin cita previa; es utópica y por
o mnemotecnias; declive de la ilación eso su misma existencia corroe los casille-
narrativa; humillación de las categorías y ros fijos del canon, prefiere la Banda de
las preceptivas de la narratología; fracaso Moebius a la planilla excel, o al cuadrado
de la ordenación enunciativa; estallido y semiótico, o al listado infinito de Figures
anulación de la función autor; crispación palimpsestuosas de Genette, y las exégesis
Las formas en las que la escritura usualmente destituyente de la dupla textual enun- clasificatorias de todo método que se
ciador-enunciatario. Con ello estaría yo quiera exhaustivo, captor del Todo.
acude a otros textos suele estar acompañada haciendo de la negatividad una materia La hospitalidad la podemos encontrar
por vocaciones instrumentales: la cita como la de consistencia, al modo del enunciado dentro de los textos2, bajo el término-saco
alusión que persigue un gesto de autoridad. Sin de Deleuze en Diferencia y repetición. (escaso de todos modos) de la intertextex-
embargo, estas remisiones pueden ser pensadas Preferí pensar la crítica como el gesto tualidad, y de las peripecias de las diégesis
amigable, la seña que puede hacerse al y lepsis, en las heteroglosias triunfantes
bajo otras modalidades más próximas a la reci- visitante inesperado, para que el relato sobre las actancias modales de los ritos
procidad y la hospitalidad que nos permiten, en que puse bajo mi mirada se hospedara interpretativos de la academia. La hos-
el acto literario, alojar en un texto otras presen- en el presente ensayo de una manera pitalidad se promete, para mí, ni más ni
cias que obraron como precursoras inspiraciones casi irrestricta. He aquí entonces lo menos que en la crítica; aquella crítica
o contemporáneas interlocuciones. Textos que que entiendo junto con Derrida como que restaña las heridas discriminatorias
hospitalidad. Pero sobre todo junto causadas por el canon. Es la que me alien-
nacen de otros textos, presencias centelleantes con Martínez Estrada, hospitalario, ta a la exposición presente. Y es la crítica
que no son derivables de un continuo cronológi- anfitrión por excelencia de la literatu- que acoge la vacilación entre lo clasifica-
co, estallidos capaces de desarreglar la sucesión ra, y anticipador eficiente de los apara- ble y el borde; que capta lo discontinuo
del tiempo. Disrupciones fechadas en las que tos críticos al uso académico de hoy. para que haya serie.
Es el momento de enunciar la noción de
Susana Romano Sued piensa para ubicar zonas hospitalidad, su alcance, y distinguirla
de eclipse de nuestra literatura. de la tolerancia, siguiendo los pasos del 1. De autorías y precursoriedades
Marta Riquelme, nouvelle de Martínez Estrada, pensamiento derridiano. La tolerancia
de órdenes confusos e ilegibles, fue predecesora supone un otro radicalmente diferente, ... el objetivo no es recobrar, sino com-
a quien consentiríamos su existencia, a binar, mezclar y construir otros cuerpos
de Rayuela en la prolífica década del 50 que pesar de lo que es, forzando una acepta- y otros acontecimientos, las operaciones
alberga una buena parte de la obra del autor de ción de aquello que jamás seríamos. esperan que nuevos y diversos sentidos
Radiografía de la Pampa. Pero ¿cuál de ambas Hay muchas variantes de este concepto, conlleven la memoria y la invención de
novelas sería el borrador y cuál la versión defi- que van desde lo religioso incluido el las andaduras 3.
nitiva en una relación que se escurre a la lineali- derecho canónico, hasta lo más cotidiano,
pasando por los sistemas categoriales de la El discurso paradójico habita lo corporal,
dad narrativa? Tal es el dilema que brota de una crítica literaria, es decir lo que en ella se es huésped, y distribuye los sentidos,
imposibilidad de establecer secuencias en un denomina justamente canon. Es así que impugnando la sucesión, el origen, la
horizonte esquivo a la comprensión lógica. la fijación de términos y conceptos para propiedad sobre los textos. Es un discurso

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que no se capta de un solo golpe, requiere que se supiera cómo una hace luz a la que conjunta la noción proveniente de naje central de la nouvelle de M. E., el
de la intelección imaginativa, del desen- otra, es decir revelando cómo trabaja la la física, “campo”6, y de “posibilidad” nombre de la autora, doncella cautiva
trenamiento de molicies canónicas. literatura: a relámpagos de iluminaciones que proviene de la filosofía; la primera de unas Memorias escandalosas sobre su
La precursoriedad de los textos, la ori- que no hacen caso de la cronología. ya institucionalizada en la crítica literaria propia familia, escritas desde su puber-
ginalidad de las ideas, han sido temas Eliseo Verón es quien tuvo el mérito y sobreentiende una renovada visión de las tad y durante casi una década. Son
propios de la discusión moderna (para de explicar de una manera didáctica (es relaciones clásicas de causa y efecto unívoca unas memorias cifradas, en las que se
algunos “posmoderna”), con sus hete- como nombro a la transferencia de cono- y unilateralmente entendidas implicando muestra y se oculta al mismo tiempo
rotopismos, teorías de la cita, de la cimientos en el circuito del lazo social) ahora una constelación de acontecimien- la peripecia atroz y candorosa, perversa
intertextualidad, a veces empleados cómo son en determinados momentos tos; la segunda, indica el abandono de las e inocente de las figuras familiares. El
como eufemismos del plagio. de una cultura, las miradas y los pensa- visiones estáticas y hace lugar a las decisio- manuscrito, comentado largamente en
El plagio en sí, mientos en torno de una obra o conjunto nes individuales, subjetivas, ligadas a sus el prólogo –que es en sí mismo la nouve-
La precursoriedad de los tex- tomado desde una de obras, en lo que él llama la dialéctica circunstancias históricas e historizadas de lle de Martínez Estrada– es declarado
tos, la originalidad de las perspectiva cínica, entre los textos fundadores y las gramáti- los valores que la atraviesan7. ilegible por el enunciador (“Martínez
ideas, han sido temas propios es consentido de cas de reconocimiento, esa incesante pro- Estrada”, narrador protagonista, quien
de la discusión moderna (para una manera ale- ducción de sentido en la semiosis social4. La tradición es, sin embargo, más vieja: tiene el rol de editor de las Memorias,
algunos “posmoderna”), con gre: Foucault ins- Cualquiera sea el instante de suspensión hago una caótica genealogía y recuerdo en cumplimiento de un encargo de
sus heterotopismos, teorías taura en 1967 un del flujo discursivo que elegimos para que Schleiermacher, José Hernández, “Orfila Reynal”). Las memorias tienen
de la cita, de la intertextuali- lugar legalizado prestar atención a un texto, instauramos los epitafios de la Antigüedad clásica, casi dos mil páginas, pero la numera-
dad, a veces empleados como para la remisión de inmediato el orden aludido, efectua- interpelaban desde hace mucho a los ción es caótica, arbitraria, su orden es
eufemismos del plagio. a otro texto, un mos un reconocimiento en pleno ejerci- lectores, al viator, a la audiencia. La cita pesadillesco: faltan párrafos y páginas,
gesto de auctori- cio de la gramática; de modo que hacia del texto mesiánico, su injerto en los otros se duplican o triplican; la caligrafía
tas, en este caso realizando el ademán atrás (nachträglich), y hacia adelante se pasajes bíblicos de Lucas o de Hechos es confusa e ilegible; todo lo cual obsta-
eficaz de doble consagración, la propia despliega un recorrido, una lógica. del Nuevo Testamento8, podrían ser culiza la laboriosa y agobiante tarea del
y la de Borges, en las palabras y las Todo este prolegómeno para introducir considerados una forma primitiva con- editor y sus compañeros de descifrado,
cosas. Y así se inscribe también como mi comentario sobre la lectura de un sagratoria de la intertextualidad precur- quienes deciden cada vez la movida-
eslabón en la larga cadena de los legados relato, una nouvelle acaso, de Ezequiel sora y avant-la-lettre. Con lo cual –y significado de las piezas-escrituras en
intelectuales, disciplinares de la cultura Martínez Estrada, Marta Riquelme5, que vuelve, en la repetición, Borges– todo simultáneas partidas de ajedrez, modelo
occidental. Este libro nace de un texto aspira a ser tratado según las inteligencias lo que hay sería un aprés-la-lettre. de las combinatorias de los significantes.
de Borges, se nos dice en la obra men- con que años después Kristeva empeza- Suscribo la hipótesis de Verón antes cita- Más de tres años lleva la tarea del grupo
cionada. Su inclusión allí aparece luego ría a nombrar a los textos literarios o del da: deberíamos decir que nos hallamos para establecer el manuscrito, ahora per-
como salvoconducto del desorden, o del tipo: “mosaico”, “lugar de encuentro”, en el momento gramatical de reconoci- dido en algún recoveco absurdo de la
desarreglo fantástico que instituye una “de cita”, de varios y variados textos, y miento de M. E., dada la efemérides típi- imprenta. La edición de la obra, enton-
dimensión –u orden otro– al tiempo que más tarde Genette organizaría como camente funeraria acaecida en su ápice en ces, debe hacerse a partir del registro
que la figura de autor, convertida luego sistema teórico-metodológico. el año 2004, al cumplirse las cuatro déca- mnemotécnico perfecto que ha hecho
en muerto carnal pero resucitado como Mosaicos, injertos, repeticiones, rizo- das desde su fallecimiento. Pero es una “Martínez Estrada”, para dar cumpli-
pliegue de discurso, participa de la para- máticas, linajes, parásitos imagológicos: gramática fallida, en vista de la llamativa miento al encargo y también hacer lugar
dójica condición de ser consentido y una vitrina para el goloso lector, mode- escasa voluntad de internarse en la narra- al vaticinio que la propia autora de las
expulsado de la escritura, por efecto de lizado ya desde las inquietantes máqui- tiva de M. E. –ni hablar de su poesía– y Memorias ha formulado en sus páginas:
la alocada enumeración wilkinsoniana y nas con las que Umberto Eco empezó a su canonización en el no poco restaurado “comprendo, por mi destino, que este libro
de la enciclopedia china. hostigarnos, para sacarnos del ocio o la honor del género ensayo. nunca se publicará” (M. E., 1956, 10).
La precursoriedad, sin embargo, ya nos la pereza, y hacernos entrar de un saque a Así, el prólogo –anuncio permanente de
había presentado y destituido el mismo la interactividad con los textos. una inminencia suspendida– imbrica los
Borges cuando, en “Kafka y sus pre- Me autorizo, entonces, a situarme en 2. Síntesis argumental contenidos del relato y las vicisitudes de
cursores”, su ensayo trajinado, colocaba la instancia de abrir la obra, en el la imposible existencia de los sentidos
en la misma (a)- posición a Kafka y a campo de posibilidad; al respecto Eco Marta Riquelme, figura ambigua, equí- infinitamente probables de las páginas,
Browning, mejor dicho a sus obras, para nos dice que se trata de una expresión voca e inquietante, es el título y perso- y se instala en el discurso paradojal. La

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historia de la familia transcurre en una período en que se produjo la expansión mientos, por la índole de las personas y por el lector y el escritor, revelando y pro-
casa monstruosa figurada cual laberinto del psicoanálisis y su absorción en la mil detalles que se precipitan en la lectura, piciando un deseo fundamentalmente
en el tronco central de un enorme árbol, literatura11. Estas décadas albergan una el tiempo no tiene ninguna importancia. lúdico. Se habilita de este modo la com-
un magnolio, que multiplica y mezcla buena parte de lo que llamaríamos la Tampoco la tiene el lugar. Creo que el plicidad del lector para el engaño, el pla-
espacios y miembros de la familia en tér- producción literaria de Martínez Estrada, pueblo de Bolívar es apacible y de pobla- cer, la hospitalidad, el entretenimiento.
minos de crímenes, incestos, suicidios. para distinguirla mínimamente de su ción no muy grande; pero si uno olvida He mencionado el término umbral pues-
Pero nada ha quedado del manuscrito; ensayística, haciéndome perfectamente que esos hechos ocurrieron allí y en nuestro to que es así como
sólo unas huellas que, como las huellas cargo de que los ensayólogos airados dis- tiempo, podría caer en la falsa idea de que titula Genette, en Macedonio, Borges, Eco y
mnésicas de Freud, deben atravesar cutirán esta categorización. Ojalá. se trata de una ciudad inmensa y de tiem- francés, su estudio Genette se han ocupado de
sucesivas barreras Es decir que Marta Riquelme es muchos pos muy lejanos (M. R., 21). teórico sobre los prólogos y de sus teorías más
Así, el prólogo –anuncio per- para su estable- años anterior a Rayuela12, novela esta prólogos: Seuils. La o menos explícitas: su discurrir
manente de una inminencia cimiento como última constituida para la crítica en ¿Cuál de ambas novelas sería el borra- utilidad de conser- instaura una relación privile-
suspendida– imbrica los conte- recuerdo autori- signo mayor y modelo de la destitución dor, y cuál la versión definitiva? var ambos térmi- giada entre el lector y el escri-
nidos del relato y las vicisitudes zado en la con- del continuum narrativo y del formato Tanto da, si vamos a pensar con el nos para mi pro- tor, revelando y propiciando un
de la imposible existencia de los ciencia, ordenán- convencional de libro. Señalo que ambas maestro Borges, que no hay razón para pósito de abordar deseo fundamentalmente lúdi-
sentidos infinitamente proba- dose en dirección novelas no hacen sino habitar el mismo suponer que el borrador H es mejor M. R., se puede co. Se habilita de este modo la
bles de las páginas, y se instala a un sentido. horizonte en el cual el proceso de des- o más correcto que el 9 en el infinito ver de inmediato complicidad del lector para el
en el discurso paradojal. Hago mío el escritura de la herencia decimonónica fluir de las versiones –que así llama él en la siguiente cita engaño, el placer, la hospitali-
enunciado de de la narratividad llega a su apogeo, y a la literatura–, según se nos aclara en –primer párrafo– dad, el entretenimiento.
Camblong referido al prologuismo que por lo que conocemos como efectos el ensayo “Las versiones homéricas”. del libro:
de Macedonio Fernández, canjeando de la larga duración, es un proceso que Esto atañe a críticos, teóricos, traduc-
el nombre de Macedonio por el de no puede fecharse a modo de efeméri- tores, en el incesante traducirse de los La obra inédita de M. R. –el nombre me
Martínez Estrada: des13. La tematización metadiscursiva textos, unos a otros14. Los exégetas de era conocido, hasta familiar, no recuerdo
de tiempo y espacio como dimensiones las memorias de M. R., han hecho lo por qué lecturas– que el lector encontrará
Si se instala la máquina de leer en estos sui generis de la ficción del relato con sus que se hace normalmente para traducir a continuación fielmente reproducida y
mundos prologantes, es factible relevar responsabilidades en la construcción de un original lejano: el establecimiento de que por este prólogo se le presenta, ha sido
diversas configuraciones discursivas que van la historia y sus personajes, proporcio- un texto15. Han procedido a su desci- escrita por su autora con la intención de
armando los complejos teóricos del universo nan en M. R. un testimonio de dicho frado palabra por palabra incluso con que llegara a conocimiento de muchas
estradiano. Por lo pronto cabe reiterar que proceso, según puede apreciarse en este la ayuda de un perito calígrafo, y gra- personas. Quiero decir, que se publicara,
el pensamiento paradojal no acata las dife- párrafo, anticipatorio a su vez de teoriza- fólogo para más (el señor Limperalta), y es lo que hago yo ahora obediente a su
rencias ni la dialéctica de los contrarios; los ciones de la disciplina: figura a través de la cual se hace hablar voluntad y al interés del relato. Pero debo
principios de identidad, contradicción y ter- la doxa psicológica y psicologista ingre- advertir que M. R. no es una escritora.
cero excluso, no lo rigen, ni lo determinan. Hago esta advertencia porque la sensación sada en forma masiva en la cultura por- Hasta diría que casi no sabe escribir.
Dicho de otra manera, la discursividad del tiempo en la novela es falaz. Un autor teña, en la misma década en cuestión16. Los originales me fueron entregados por
paradojal hace juegos alternativos, no inten- poco avezado en estas cuestiones podría Como se ve hay aquí una teoría de la el Dr. Arnaldo Orfila Reynal, quien los
ta ni refutar ni contradecir, su sentido se suponer que abarcan medio siglo y por lo traducción, entre las muchas metatex- obtuvo a su vez de un amigo de la autora
orienta a problematizar, poner en crisis 9. que cuenta ella en muchas de sus páginas, tualidades o metapoéticas que como un con recomendación de que los revisase y
que la autora ha llegado a la ancianidad. doppelgänger, desfilan por la nouvelle17. que, en caso de encontrarlos de interés los
No es así. Pero esto tampoco quiere indi- publicara con un prólogo que es el que
3. Marta Riquelme, precursora car que esos ocho años no equivalgan, no estoy escribiendo (M. R., 1956, 9).
a medio siglo, sino a un siglo entero, por 4. De prólogos y umbrales
Marta Riquelme fue publicada primero la intensidad con que ha vivido su vida ya Se nos introduce en el umbral de un re-
en 1949 y luego en 1956 en la editorial saboreándola minuciosamente, ya como si Macedonio, Borges, Eco y Genette se lato, el prólogo, que nunca será abando-
Nova10. Estamos en los prolíficos años cerrara los ojos en un vértigo. Si el lector han ocupado de prólogos y de sus teo- nado en cuanto tal. Radicado al modo
40 y 50 que cobijaron tantos proyec- observa cuidadosamente advertirá tam- rías más o menos explícitas: su discurrir de un atractor extraño, centrípeto, ab-
tos ejemplares de la cultura argentina, bién que por la naturaleza de los aconteci- instaura una relación privilegiada entre sorbe toda la narración, y cumple al

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mismo tiempo la función que Borges el límite entre ficción y realidad, entre nos sugiere Eco en su relectura de Peirce, aventura de su descifrado por parte de los
signó para el género prólogo. Pues hace narración e imposibilidad de narración, para quienes la captura del sentido de un verosímiles descifradores de la caligrafía,
posible la buena relación entre su objeto entre escritura y su negación, entre enun- texto seguiría por los senderos detectives- de los sentidos, del orden, los establece-
y su receptor: las apelaciones continuas ciación y enunciado, entre registro escrito cos de Sherlock Holmes) y/o del rastreo dores de la compaginación. Del jurado,
al lector, sea en términos de una incre- y memorización, entre diégesis y mundo, abductivo de un Freud tras los dichos de en seminario, que capitulando, capitula
pación directa, “tú”, sea en la condición entre manuscrito y libro, entre paratexto la subjetividad inconsciente. ante el sinsentido de la historia.
neutral de la tercera “sepa el lector”18; y texto. Las puestas en abismo acosan al
y porque establece las pautas a las que lector, lo intranquilizan; haciéndolo en- En tanto continúo diligencias para resca- Otro aspecto interesante de esta aventura
todo prólogo debe ajustarse. trar y salir fatigosamente de los circuitos tar el original de sus indignos poseedores... es la de descifrar el manuscrito, y todo es
de estas dimensiones que acabo de enu- Fui la semana pasada repetidas veces a la tan endiablado en ella que hasta el papel
merar en forma de pares. En fin, que la casa editora y de allí a la imprenta, sin y la tinta parecería
fusión y fisión de los mundos intra y extra poder dar con la copia dactilografiada que se hubiesen Allí es por donde el narra-
textuales, ponen en escena la confusión: y corregida por última vez en jurado puesto al servicio dor busca: por los laberintos
reunido en pleno, para evitar lapsus (que de los demonios. kafkianos de depósitos y ofi-
Debo advertir que M. R. no es una escritora. aparecieron a pesar de todo demasiado El trabajo de des- cinas, como un detective iría
Hasta diría que casi no sabe escribir (9). numerosos por desgracia). En la editorial cifrar la letra o los tras el autor de un delito (de
daban a entender que no tenían la más logogrifos de ese acuerdo a lo que nos sugiere
A partir de estas primeras marcas para- remota idea del libro... (Ibíd). manuscrito de cer- Eco en su relectura de Peirce,
textuales –en las que lo extra e intratex- ca de dos mil pá- para quienes la captura del
tual se conectan como por una banda Nadie tenía conocimiento de las ginas ha sido una sentido de un texto seguiría
de Moebius–, se desencadena la nouvelle Memorias de Marta Riquelme, ni de tarea superior a las por los senderos detectives-
de Martínez Estrada atravesada por la libro ninguno de la índole del que yo les fuerzas humanas, cos de Sherlock Holmes), y/o
imposibilidad “extra” e “intratextual”: explicaba (Ibíd,11). y yo no hubiera del rastreo abductivo de un
podido realizarla Freud tras los dichos de la
se diría que Marta Riquelme previó tan- –Discúlpeme –le dije– ... Necesito cote- sin el auxilio y la subjetividad inconsciente.
tas dificultades en un estado de clarivi- jar algunos pasajes del libro de Marta colaboración de
Julio Cortázar En concreto, tanto desde el punto de dencia profética... Aunque éste es episodio Riquelme, Memorias de mi vida, de la un grupo de amigos que, interesados pro-
vista de los contenidos como de la extraño al texto, no lo es en cuanto coin- Editorial Tierra Purpúrea. Es estúpido fundamente, tanto en el contenido del
forma, este prólogo performativiza las cide en su semántica con el destino de la que me lo oculten a mí, desde que yo soy manuscrito como en el ejercicio de la pa-
funciones a las que todo prólogo debe autora y aún refleja una faceta pavorosa el verdadero editor responsable (11). ciencia que significaba ir descifrándolo,
aspirar, y los compromisos que todo de su misteriosa existencia (Ibíd 10). no me hubiesen ayudado. Su colabora-
prólogo debe contraer. Habría enton- Se trata del mundo que va a contener (o ción ha sido heroica (17).
ces aquí una estética del prólogo, una De lo que está consignado como extra- des-contener) lo intratextual, el texto,
poética, que a su vez vuelve a hacer textual por el narrador, sus estrategias el manuscrito perdido, extraviado en La historia contenida en esas monstruo-
vivo, presente, el linaje que comen- de verosimilización, señalo el mundo todos los sentidos de la palabra; un sas memorias nos introduce en el mundo
zaría con el Museo de la novela de la editorial, con sus etiquetas semánticas, extravío signado por la contradicción: de la familia, de sus vicisitudes siniestras,
Eterna19. Allí como aquí, en la dimen- sus espacios, sus funcionarios, con nom- pues por una parte los manuscritos ambiguas, inquietantes, en la que abun-
sión para y metatextual, se trata de una bres propios, parlantes y enciclopédicos ya han sido un libro¸ ahora perdido, dan incestos, seducciones, suicidios, ro-
función literaria y normativa, práctica (“Martínez Estrada”, el editor-prolo- extraviado, lo mismo que el destino de bos, estafas, según uno de los derroteros
y teórica, en tanto el prólogo-nouvelle, guista; “Finderalte”, en alemán “el viejo extravío que acusa la memoriosa autora significantes atribuibles al escrito.
se constituye en un paradigma de crea- encontrador”; “Orfila Reynal”, editor por de las Memorias y sus personajes.
ción, de teoría y de crítica literarias. excelencia; el linotipista, el gerente, etc.). Mundo a su vez que contiene la multi- Durante tres años nos hemos reunido casi
Después de la presentación de ese um- Allí es por donde el narrador busca: por plicidad equívoca de los entramados y diariamente para realizar en comisión,
bral, todo lo que sigue en el relato es la los laberintos kafkianos de depósitos y peripecias oscuras de sus vidas, enlazadas o mejor dicho en seminario, ese trabajo.
construcción paradójica de un discurso oficinas, como un detective iría tras el al tronco memorioso de la escritura de Aunque a la verdad, muchísimas de esas
que oscila en el vacío: se vuelve difuso autor de un delito (de acuerdo a lo que la autora. Mundo textual que enlaza la noches la tarea, que se prolongaba hasta el

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amanecer, giraba más bien que sobre el tex- de éxtasis, sin decir palabra, horas enteras, go una instrucción para su lectura que el texto concierta perfectamente también
to sobre alguna interpretación o comentario rumiando una frase aparentemente absur- está construida sobre la pura paradoja; con lo que sigue en el párrafo sucesivo. Pero
que se nos ocurría y que nos llevaba hasta da pero que prometía, una vez captada a es decir la imposibilidad de articular un con esta diferencia: donde está, significa que
los mismos lindes de la metafísica (17). fondo, revelaciones que compensaran tanta sentido que permita la pacificación ima- el hurto de la billetera debe atribuirse a
cavilación (17-18). ginativa del lector desplazándose por un que Florindo era jugador, había contraído
La caligrafía, ilegible, y causa de la camino que empieza, sigue, y concluye. deudas y no encontró mejor recurso que
intervención del grafólogo, origina la Si bien el tablero de M. R. es una figura penetrar de noche en la habitación de D.
situación de enigma, de secreto, que 5. Marta Riquelme-Rayuela: material que podría organizar, estruc- Indalecio y sustraerle la cartera donde guar-
queda, sin embargo, irresuelto en el versiones intertextuales turar, por el contrario empuja al lector daba el sueldo y los ahorros; en la página
plano del verosímil, aunque justifica- hacia el delirio, tomando el término en 422 indicaría que Florindo, al jugar al
do en el de la ficción, explícitamente Según otra de las posibles lecturas alen- su significado literal: apartamiento del poker en un garito habría ganado la for-
enunciada en la siguiente cita: tadas por el mismo texto, ahora estable- camino. Llevando al extremo la bifurca- tuna de que lo vemos poseedor, no se sabe
cido, nada de eso ocurre y se trata más ción borgeana, e iconizando los senderos cómo, en ese pasaje; en la página 105, que
Era una letra imposible, y de ahí que haya bien de las peripecias de una familia de la memoria, M. E. hace del tablero fue el quien pudo salvar, mediante el socorro
anticipado que la autora no sabía escribir. de un barrio de Buenos Aires que son una multifurcación infinita de los senti- en dinero, a la pobre muchacha que fue a
No solamente su letra representaba grafoló- pura inocencia carente de toda perver- dos-senderos de la obra de M. R. pedir un préstamo de urgencia para evitar
gicamente las infinitas complicaciones del sión o tinte sexual. Todo depende de que remataran un campo del padre, y en la
laberinto de su alma, una de las más com- qué parte del manuscrito se coloca o se El lector habrá caído en la cuenta –des- página 14, sería simplemente un episodio
plejas y diabólicas de las que se conocen en la inserta junto a qué otra para ser leído pués de tener presente la integridad del en la vida del joven disipado, pero que
historia de la literatura, sino que las grafías en algún sentido según un probable –o texto–, que según el sitio en que se la tanto podría ser Florindo, como se colige
amontonadas y en trazos muy personales, di- improbable– “tablero de dirección”. intercale altera inclusive el sentido de la que es, como Mario. Y con eso variaría por
ficultaban la tarea hasta convertirla en una historia que se refiere al personaje de que completo el concepto que se nos da de él en el
solución de acertijos. La f, por ejemplo, la g Lo cierto es que muchas noches las hemos trata. La supresión era inacatable, por resto del manuscrito.(M. R., 33-34).
y la p están escritas con un trazo tan seme- perdido jugando al ajedrez. Porque cuan- tratarse del pasaje de mayor inspiración,
jante que si se las considera aisladamente, no do ya nos fatigaba el trabajo de clasificar y por decirlo así, dentro de la veracidad Rayuela por su parte propone una diso-
podrían ser discernidas. Y lo grave fue que descifrar, tomábamos el tablero y los trebe- del tema. Mas, adviértase, por sí misma lución de las causalidades narrativas y de
en muchas ocasiones confundir una con otra jos para alejarnos de nuestras preocupacio- esa página no dice nada –no aclara los dispositivos del género, aunque acom-
letra significaba alterar por completo tanto nes más que para distraernos. Y así ocurría nada–, y sin embargo, ¡cuan profundo paña al lector en el diseño de dos caminos
la palabra como el que, al mover una pieza, en vez de anun- es el trastorno que provoca según el lugar posibles, lo que se ve claramente en este
La novela M. R. propone en su sentido total de la ciar el jaque dijéramos: “Debemos enten- en que se la lea! Podría decirse que más paratexto, la contratapa del libro:
prólogo una instrucción para frase. Por lo demás es der hebilla en vez de temblaba”; a lo que que altera, perturba el sentido de uno de
su lectura que está construida una “letra fingida”, el otro le respondía, cubriendo el jaque con los “destinos”, como Marta dice, de ese La clave de su ruptura con el orden clá-
sobre la pura paradoja; es decir acaso trazada con un alfil: “Yo estaba pensando en trastorna- personaje tan atrayente (M. R. 35). sico del relato radica en la postulación
la imposibilidad de articular un la mano izquierda da; tiene más sentido” (M. R. 34). de una estructura inorgánica y lúdica
sentido que permita la pacifica- o con el deliberado De esta manera se instituye el tamba- en la que el lector juega un papel de
ción imaginativa del lector des- propósito de enre- Para no abusar de una causalidad genealó- leo delirante del sentido y se pone en primera importancia20.
plazándose por un camino que dar la interpreta- gica entre una y otra novela, propongo esta- cuestión toda coherencia narrativa en
empieza, sigue, y concluye. ción, dificultando blecer un sitio para hacer dialogar a ambas la que podría refugiarse el lector ha- Sin embargo, el enunciado “estructura
la lectura con lapsus obras apelando a ciertas analogías y a cier- ciendo uso de sus competencias para inorgánica” no equivale estrictamente
y ambigüedades que ponían en los pasajes tas discrepancias. Por ejemplo, el principio andar por un camino indicado: a una inorganicidad tal que el lector
decisivos una insalvable alternativa. Sin de incertidumbre y de indeterminación pudiera quedar confundido, total-
contar las páginas sin numerar, sueltas, que presente en ambas obras, es decir su condi- Haga la prueba el lector, leyéndola prime- mente despistado. Se añade además:
pueden ser colocadas en diferentes lugares ción de abiertas, constaría, sin embargo, de ro donde va inserta y después leyéndola a
sin alterar el orden lógico del discurso, pero distintas salidas que a mi juicio terminan continuación de la línea 6 de la página Este espacio abierto a las sugerencias y reso-
sí el sentido, y esto de modo fundamental. oponiéndose o bien divergiendo. 422; de la línea 26 de la página 105; de la nancias internas de la novela, a la búsqueda
Otras veces, nos deteníamos en una especie La novela M. R. propone en su prólo- línea 9 de la página 14. En todos los casos de la complicidad de quien recorre sus

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páginas, está configurado por los materiales se van contando hasta formar una tela- Cabe recordar que Hudson fue una figura Para documentar la pertinencia de ese
mismos con que se construye la obra y por la raña de indicios y huellas que son justa- señera en la hospitalidad crítica del mismo antecedente, cabe recordar que la antino-
reflexión del autor acerca de la novela en sí y mente lo que compone el tejido siempre Martínez Estrada, que lo inmortalizó en vela de Macedonio, la de la Eterna, opera
de la relación del arte con la vida21. actualizable de la memoria. el clásico ensayo El mundo maravilloso de sobre la incesante injerencia de la voz
Tejido que se arma con la inteligible Guillermo Enrique Hudson (1941). La autorial, que se ocupa de la postergación
Es decir que las variantes en Rayuela creatividad de los actores del campo de repetición del nombre para dos historias continua, a través de sus 56 prólogos, de
están predeterminadas puesto que la la recepción, en tanto asumen su con- muy diversas, aunque emparentadas, rati- la “verdadera” narración, así como de las
invitación al diseño de un itinerario dición de buscadores-detectives en los fica el enunciado de Deleuze, de que el reflexiones, antes mencionadas, metatex-
“direccionado” permite sostener un laberintos del texto. ejercicio de la repetición genera la diferen- tuales, metaficcionales. Vías por medio
campo relativamente acotado de posi- Es la condición de obra abierta cons- cia. La repetición idéntica rehace asimismo de las cuales quedan al descubierto los
bilidades para los senderos de la narra- tatada ya: en el caso de M. R. en tanto el gesto borgeano de “Pierre Menard, artificios, los dispositivos narrativos, abis-
ción. Los “muchos” posibles se pre- precursora de la teoría de Eco, y en el autor del Quijote”, personaje que ejecuta- mados, desarticulados.
determinan como “dos”, y se habilita caso de Rayuela porque manifiesta el re- ría la traducción de la obra de Cervantes Dice Macedonio:
la pacificación de clamo cortazariano del lector cómplice, mediante la repetición palabra por palabra
Es decir que las variantes en la lectura sin por dispuesto a la interactividad. En ambos del original24. En un mismo gesto M. E. ... tú lector, que
Rayuela están predetermina- ello disminuir el casos queda evidente la filiación borgea- reúne a un antepasado y a un contempo- podrías ahora ente-
das puesto que la invitación al entusiasmo lúdi- na y macedoniana, en la medida en que ráneo en un hospitalario recinto como es rarte en mis pági-
diseño de un itinerario “direc- co del receptor. por la vía del humor y de la discursividad la novela. El mencionado estudio sobre nas, perderte del ser
cionado” permite sostener un paradójica la ficción se vuelve para el lec- Hudson, si bien está referido al género y librarte de la rea-
campo relativamente acota- A su manera este tor una práctica conjetural de interpre- ensayo, hace visible el diseño de una escri- lidad y de estos pro-
do de posibilidades para los libro es muchos taciones, de confrontaciones y sorteos tura cuya estructura sería la digresión: blema (...) –Autor:
senderos de la narración. Los libros pero sobre con trampas que confunden, mezclan y No debo decirle al
“muchos” posibles se predeter- todo es dos libros. tornan inciertos los límites entre verdad (Hudson) siempre hace incursiones lector : “Éntrese a mi
minan como “dos”, y se habili- El lector queda y mentira, entre ficción y realidad, entre digresivas... tal como al pensamiento se novela”, sino indi-
ta la pacificación de la lectura invitado a elegir intra y extra textualidad. le ocurren aún en la labor más ceñida a rectamente salvarlo
sin por ello disminuir el entu- una de las dos un propósito concreto, y como acontece de la vida. Yo busco
siasmo lúdico del receptor. posibilidades ... sin excepción al que camina de un lugar que cada lector
el primer libro se 6. Tradición, linajes, descendencias a otro cuando no duerme en el trayecto entre y se pierda a sí
deja leer en la forma corriente, y termina sino que procura observar cuanto hay de mismo en mi nove-
en el capítulo 56, al pie del cual hay tres Marta Riquelme es el título de un rela- interesante y de novedoso en la ruta (M. la, ésta irá asilando,
vistosas estrellitas que equivalen a la pala- to de Guillermo Enrique Hudson. Ya E., 1941, 307)25. encantando lectores,
bra fin. Por consiguiente, el lector prescin- hemos visto antes cómo la existencia de vaciándolos.26
dirá sin remordimientos de lo que sigue. un libro llamado Memorias de Marta
Ezequiel Martínez Estrada
El segundo libro se deja leer empezando Riquelme, editado por Tierra Purpúrea, 7. El eterno novelista Macedonio
por el capítulo 73 y siguiendo luego en el descoloca el extravío de la obra, por una 8. Constelaciones psíquicas:
orden que se indica al pie de cada capítu- parte, y por otra parte y al mismo tiem- Vemos aquí la indiscutida filiación que mujeres, familias y memorias
lo. En caso de confusión u olvido bastará po, intertextualiza sus contenidos en liga a Hudson y M. E., articulados
consultar la lista siguiente22. cuanto a la condición de cautiva que la ambos en la genealogía establecida con Las constelaciones psíquicas, en especial
doncella-protagonista de nuestra nouve- Macedonio (y con Borges), especialmen- las referentes a la construcción de “la
Junto con el desarrollo fragmentario o lle, remite a aquella Marta Riquelme te con respecto a la destitución del orden mujer”, evidencian la circulación de las
continuado de sendas historias, se discu- hudsoniana, una muchacha que fuera clásico para el argumento, la dispositio, tesis freudianas en el horizonte cultural
rre sobre distintos aspectos de la teoría cautiva de los indios, y que muriera el continuum. El desvío arborescente argentino de la época, establecen los
de la literatura, la narratividad misma, la presa de la locura o de un hechizo, con- de la digresión, propio de los discursos vínculos literarios legitimando los linajes
función autor, la función lector, discursos vertida en el bicho monstruoso de cuyo paradójicos ya apuntados, constituye el y sus extensiones hacia los parentescos.
de la cultura que duplican, en muchos nombre, “kakué” según leyenda, deriva- hilo de sangre que emparienta a estos Los personajes protagónicos femeninos
casos fantasmáticamente, las historias que ría el nombre de la provincia Jujuy23. hacedores de nuestra literatura. son todos “cautivos”, particularmente

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de sus mundos psíquicos, expuestos al una catalogación, tributaria también de la recobra, vuelve a renacer en ella esa ello hace más que coincidencias, una
“diagnóstico” de la locura. la inestabilidad de la narración: tranquila bondad que todo lo ilumina premonición y hasta un prototipo de la
He acatado las indicaciones detectivescas a su arededor. Tampoco debemos pensar obra del colombiano? 27
del enunciador y reconstruyendo a par- Ya sé que ése es un tercer aspecto en que en nada freudiano. Es una hipótesis que
tir de las pistas textuales que el narrador puede abarcarse la obra, “una tercera después de obsesionarnos más de un año, Y dejo al lector las pistas abiertas para
nos proporciona, fui tras las huellas de lectura” y hasta la más interesante; mas todos desechamos avergonzados y resuel- ulteriores o anteriores parentescos, pues
otra mujer de existencia histórica, María ello obligaría a representarnos a Marta tos. A no ser que pudiéramos admitir
Bashkirtseff, introducida como “referen- como a una histérica –o una perverti- que, en conocimiento de las obras mismas “Todo lo que sigue es sencillamente estu-
te” en el relato. El narrador rebate una da–, lo cual es casi un sacrilegio frente a de Freud, Marta hubiese construido una pendo” (M. R., 45)28.
hipótesis del calígrafo Limperalta que su luminosa figura angelical (44). formidable e inaudita fantasía de su
ayudó a establecer el manuscrito: vida, mistificando con alusiones de doble
Esta cita nos lleva irremediablemente y hasta de triple sentido lo más sagrado y 9. Breve comentario-huésped-con-
Las constelaciones psíquicas, Debo advertir a los dichos que el narrador de la lo más vil. (M. E., M. R., 43-44). clusión
en especial las referentes a la que, a mi juicio, Marta Riquelme de Hudson enuncia
construcción de “la mujer”, estaba equivo- en su relato; primero en relación con La descendencia en la estirpe literaria que Concluyo que Marta Riquelme de
evidencian la circulación cado en su hipó- su propio manuscrito (memorias), y estoy proponiendo podría llevarnos a una Martínez Estrada puede entenderse
de las tesis freudianas en el tesis arbitraria, luego en relación con la figura equívo- interminable reticulación. Antes de caer en como un homenaje múltiple a la línea
horizonte cultural argentino al suponer que ca de su personaje Marta Riquelme. esa afiebrada tentación y salirme del espa- genealógica, a la estirpe que se inau-
de la época, establecen los se trataba de un cio, hospitalario, que se me ha ofrecido guraría con Hudson, pasando por sus
vínculos literarios legitiman- caso de reencar- Y si yo asentara en esta relación cualquier en esta publicación, extiendo la referencia contemporáneos, que son los nuestros,
do los linajes y sus exten- nación de María cosa que pudiera perjudicar a nuestra a otro monumento de la literatura, Cien como Macedonio, Borges. Quiero pen-
siones hacia los parentescos. Bashkirtseff. Un santa Religión, debido a nuestro pobre años de soledad. Esta vez, haciendo lugar a sar la nouvelle como una precursora
Los personajes protagónicos absurdo descomu- entendimiento y nuestra poca fe, ruego la palabra crítica de un “latinoamericanis- botella al mar de
femeninos son todos “cauti- nal. No logrará que el pecado que cometo en ignorancia ta”, Ernesto Volkening, de quien tomo en sus descendien- Quiero pensar la nouvelle
vos”, particularmente de sus aclarar nada de se me perdone, y que este manuscrito forma textual el siguiente comentario: tes, pródigos como una precursora bote-
mundos psíquicos, expuestos este misterio, estoy perezca milagrosamente sin que nadie lo también, como lla al mar de sus descendien-
al “diagnóstico” de la locura. seguro (13). haya leído (Hudson, Marta Riquelme, Hay muchas luces que pueden iluminar Cortázar, García tes, pródigos también, como
www.elaleph.com, 3-4). las posibles genealogías o parentescos en Márquez y tantos Cortázar, García Márquez y
Según datos verificados, esta mujer, una (Marta) a veces trataba de ayudar en los los que se inscriben obras excepcionales. otros que tal vez tantos otros que tal vez hoy no
joven rusa nacida en la segunda mitad quehaceres de la casa… pero de repente, Un conocedor de la cuentística de nues- hoy no notemos notemos pero que asomarán
del siglo XIX, escribió un diario íntimo en medio de lo que estaba haciendo, deja- tro Martínez Estrada, ¿cómo se podría pero que asoma- a la ventura crítica por mor
a lo largo de doce años, cuya edición ba caer el atado de leña y, arrojándose en sustraer a la tentación de relacionar rán a la ventura de alguna otra hospitalidad.
sufrió varias peripecias escandalosas, así el suelo, prorrumpía en los gritos y lamen- Cien años de soledad con el relato que crítica por mor de Y preparan, de algún modo,
como sus traducciones al francés en tos más desgarradores... (Ibíd, 19). nos ocupa y del que se podría decir que alguna otra hos- la teoría crítica, que induce
las que hubo supresiones, omisiones, es una variación anticipada? ¿No es pitalidad. Y pre- sus parámetros, sus modelos,
disimulos, críticas negativas, denuncias. La sintomatología histérica, los dichos su tema la historia de la familia (no paran, de algún de estas propuestas anticipa-
María Bashkirtseff fantaseó, como nues- acerca del “método” interpretativo de la nuclear) Riquelme; el ambiente sórdido modo, la teoría torias que la genialidad del
tra Marta Riquelme, en el destino que psicología, circulan en el caso de la nouve- de una casa que en sí misma conforma crítica, que indu- creador entrega para su eluci-
tendría su diario pensando en los lecto- lle de M. E. con una explicitud extrema: un pueblo llamado Bolívar; el símbolo ce sus paráme- dación a los estudiosos.
res, y también como la primera Marta de una dinastía, un árbol centenario tros, sus modelos,
Riquelme de Hudson fue sospechada de Para juzgar del alma de Marta Riquelme, (la magnolia); el manuscrito donde se de estas propuestas anticipatorias que la
locura, perversión sexual y otras patolo- resulta un auxiliar útil el examen de sus cifra toda la estirpe con caracteres ilegi- genialidad del creador entrega para su
gías. La locura femenina, las histéricas de emociones tal como lo haría un psicólogo, bles, las relaciones sexuales situadas en elucidación a los estudiosos.
Freud están aquí representadas en el dis- siempre tan espontáneas y generosas. Todo la zona del incesto y la promiscuidad, el
curso estradiano, en el cual lleva al extre- la conmueve y la inclina al amor. Tras peso específico de la gran familia donde (*) Universidad Nacional de Córdoba,
mo de la ironía el recurso psicologista de la avalancha que a veces la hace girar y la mujer constituye el eje vital? Todo CONICET

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NOTAS

1. Véase Romano Sued, “Crítica y traducción: el sujeto y el otro en la periferia”, Nomos Verlagsgesellschaft, Baden
Baden, 2000, y Jean Mukarovsky y la fundación de una nueva estética, Epoké, Córdoba, 2001.
2. Véase mi extenso estudio sobre el acogimiento de las autorías, entre ellas la de Martínez Estrada: Romano
Sued, Susana “Retóricas de la resistencia y mitos de la nación: Restos pampeanos de Horacio González”, en AA.
VV., Umbrales y catástrofes: literatura argentina de los 90, Epoké, Córdoba, 2003, pp. 47-112.
3. Camblong, Ana, Macedonio. Retórica y política de los discursos paradójicos. EUDEBA, Buenos Aires, 2003, p. 115.
4. Recuérdese que la localización histórica de una fundación es en sí misma un producto del proceso del reconocimien-
to, una fundación es inseparable del reconocimiento retroactivo del hecho de que efectivamente, ocurrió. siempre
se reconoce después. Véase Verón, Eliseo, La semiosis social, Gedisa, Buenos Aires, 1987 pp. 36-37 y 73-79.
5. En adelante M. R.
6. No me ocupo aquí de la extensión concentracionaria de la semántica de “campo”.
7. Eco, Umberto, Obra Abierta, Seix Barral, Barcelona, 1965, p. 92
8. Véase Preveraro, Octavio, “Escritura y camino”, revista Anatellei, Buenos Aires, 2006.
9. Camblong, Ana, Macedonio. Retórica y política de los discursos paradójicos. EUDEBA, Buenos Aires, 2003, p. 132.
10. Se trata de la edición con la que estoy trabajando y que incluye un segundo relato titulado “Examen sin conciencia”
11. Véase Ben Plotkin, Mariano, Freud en las Pampas, Sudamericana, Buenos Aires, 2003.
12. Publicada en 1962.
13. En los 50, el semiolvidado Carlos Mastronardi reconocía los desmoronamientos ejercidos por Valéry en sus
lógicas escriturales y metódicas: un atajo hacia afuera de la tradición francesa. Véase de Mastronardi: Valéry o
la infinitud del método, Raigal, Buenos Aires, 1955. También en esa década Sabato planeaba minuciosamente
destituciones de los planos narrativos y discursos psicologizantes en Sobre héroes y tumbas.
14. Véanse, Romano Sued, Susana, La escritura en la diáspora, poéticas de traducción, Narvaja Editor, Córdoba,
1998, y “Mundos, textos, lenguas: identidad latinoamericana y traducción”, revista Estudios, Vol. 14, Universi-
dad Nacional de Córdoba, Primavera 2003, pp. 77-90.
15. Y si así pensamos, el manuscrito, la copia mecanografiada tras el establecimiento exegético, o el libro supues-
tamente editado por Tierra Purpúrea, o finalmente la versión transcripta de memoria de las memorias gracias
a la extraordinaria capacidad de memoria del prologuista, serían todos originales, todos borradores, o todos
versiones del discurrir de M. R. Véase al respecto, Sued, Susana Romano, “Cantos Paralelos”, en El hilo de la
fábula, revista de la Universidad del Litoral, N° 5, Santa Fe, 2006, pp. 79-86.
16. Véase nota 11, y más adelante, las consideraciones del apartado 8: Constelaciones psíquicas.
17. Véase Romano Sued, Susana, Consuelo de lenguaje, Ferreyra Editor, Córdoba, 2005.
18. Resulta, además, evidente la figura del lector previsto, tematizado hasta el cansancio en las diversas teorías
de la recepción y del lector implícito que arrancan con Jauss y Eco, pasando por Iser, Link, Schmidt, acogidas
ampliamente por la crítica vernácula desde el último cuarto del siglo XX.
19. Véase más adelante en el apartado 7 las observaciones sobre Macedonio.
20. Texto de contratapa de Rayuela de la edición de Bruguera, Barcelona 1981.
21. Ibíd. Nota 12.
22. Del “Tablero de dirección”, Julio Cortázar, Rayuela op. cit., p. 5.
23. Tierra Purpúrea, es a su vez otra novela de Hudson, escrita originalmente en inglés a fines del siglo XIX,
traducida luego al castellano en Argentina.
24. Véase Romano Sued, Susana, (ed.) Borgesíada, TopGrafía, Córdoba, 1999; asimismo, “Duelo y melancolía en
la traducción: La busca de Averroes, ficción y metatextualidad”, en Docta, Revista de Psicoanálisis, N° 1, A. P. A.
ediciones, Córdoba, 2003.
25. Eco al referirse a Mallarmé con su Livre nos recuerda que éste “debía ser un monumento móvil… donde
gramática, sintaxis, y disposición tipográfica del texto introducían una poliforme pluralidad de elementos en
relación no determinada. En el Livre las mismas páginas no habrían debido seguir un orden fijo: habrían de-
bido ser relacionables en órdenes de diversos según leyes de permutación” (Eco O. A. 1965, 42-42); y continúa
“Abriendo el Livre a una serie amplísima de órdenes a elegir... /que/ el autor tendía a proponer al /lector/ a tra-
vés de ofrecimientos de ciertos elementos verbales y de la indicación de sus posibles continuaciones”. (Ibíd).
26. Museo de la novela de la eterna, Corregidor, Buenos Aires, 1975, pp. 180-181.
27. Juan Guillermo Gómez García, Los pasos perdidos de Ernesto Volkening, http://www.lablaa.org/blaavirtual/
publicacionesbanrep/boletin/boleti1/bol40/bol40tres.htm*
28. Con esta frase termina la nouvelle.

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Diversos ejercicios de la crítica No es tan vieja la noción de crítica cul-


tural, pero en ella se reconoce el anti-
guo sesgo de la historia cultural o de la
como un tejido de conocimientos
astillados, como un sueño cercano
a la pesadilla, que introduce lógicas
cultural argentina historia intelectual, a la que luego –con
digno fervor faccioso– se le adjuntará
de miedo, hipocresía o fraude en
la conciencia colectiva. La “época”,
un condimento adicional, lo crítico o entonces, no será otra cosa que una
Por Tomás de Tomatis la crítica, con esa vieja palabra severa y forma de la razón quebrada, equi-
prestigiosa. La cultura, sí, pero corroída valente al mismo sujeto envuelto en
por dentro por el bacilo de la crítica. una reproducción degradada de valo-
Estaríamos entonces en el ámbito cer- res ya anulados pero formalmente
cano al de la historia de las ideas –para vigentes. A ese sujeto sólo le queda,
decirlo con otro nombre–, pero mati- para Casullo, la descripción sarcástica
zado con un impulso de intranquili- de su entorno cultural vaciado.
dad sobre las épocas o los tiempos, lo La obra crítica de Casullo se expone
La crítica cultural no cesa de reaparecer como que Sartre denominó “el gusano de especialmente en la revista Pensamiento
la Nada”, para averiguar de ese modo de los confines, que dirige, la que exa-
una noción inevitable emanada de una singular los resultados reales de la práctica mina con preferencia las formas que
combinatoria. Una convocatoria tramada de una humana en el seno de toda estructura una época adquiere en la subjetiviza-
pluralidad de afluentes –literarios, filosóficos, estable, cuyo destino es la verdad de ción colectiva, bajo el amplio lienzo
antropológicos, psicoanalíticos y sociológicos– su inconsistencia. Toda época trazaría de las fuertes evocaciones críticas que
un horizonte de angustia o de sorpresa provienen de lecturas del romanticis-
que acuden, precipitándose, a la invitación que por sus novedades no necesariamente mo alemán, de la crítica religiosa a la
el crítico les formula. Ella respira al ritmo de apropiadas al curso de la civilización, religión, de una sociología de los sen-
estilos portadores de nombres propios con los lo que habilitaría el espíritu de incer- tidos o del gusto, de una reubicación
que pueden identificarse. tidumbre o de pesar. De ahí la crítica, de las filosofías del mal o sobre el mal,
Tomás de Tomatis traza un recorrido exhausti- exploración de ese desconsuelo. de una problematización del concepto
Pero si el pesimismo cultural –más de época que menos proviene de las
vo, urdido de una meditación refinada y atenta aun si dicho con la devota expresión “epistemes” de raíz francesa que de un
sobre los modos que destilan esos nombres de la kulturpessimismus– suele cargar con magma conceptual en que se traducen
crítica. Una paciente revisión de los ademanes y la mayor posibilidad de ser el sello formas que van del sujeto heroico –a la
las lenguas que inventaron formas de percibir la de una hipótesis recurrente, la crítica manera de momentos sociales épicos,
cultural que percibe que todo movi- como los 70 argentinos–, hacia una
realidad a partir de aquello que se les escurría y miento moral, espiritual o intelec- razón simbólica o a una filiación de lo
amenazaba con corroer sus propias certidum- tual introduce sacudidas colectivas, no “sagrado social”. Ambas ideas, sin men-
bres. Un mosaico heterogéneo que se compone necesariamente es hija de las teorías cionárselas más que quedamente, son
de ritmos, problemas y apuestas existenciales, del colapso civilizatorio. el cierne de la reflexión más elocuente
Nicolás Casullo ronda, con todo, esos de lo que sin duda –y no hace falta
unas veces rozando el pesimismo, otras la ironía pretiles. Ha apuntado con una escri- evocar a Bataille o a Goethe, entre tan-
y otras tantas imaginando promesas redentoras. tura rica en alegorías y recursos expre- tos– sería el aproximado sinónimo de
De Tomatis reconoce lo absurdo de su empresa: sivos, hacia una gran investigación de la idea de “pensar en los confines”.
intentar recomponer la crítica cultural a partir las lógicas bajo las que se produce y En ese marco, escritos y obras como
de evocaciones que se eslabonan en una infinita reproduce una época. En efecto, la las de Ricardo Forster y Alejandro
noción de época es fundamental en Kauffman revelan lo fructuoso del
cadena de ensayos desde los que pensar el oficio los ensayos de Casullo, pero no la ve método de la sacralidad como napa
del crítico como vocación emancipatoria, pero como una determinación final en el interna del pensar; en el primero, con
también como errante persistencia. crisol de los sujetos culturales, sino amplias reflexiones –con prosa cauta-

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mente redentista– en torno a una laica reparación. Quizá cuando la crítica cante se vacía para convertirse en un contemporánea, en la cual inspira sus
religiosidad del existir, con las figuras cultural huye hacia el famoso abismo, equivalente general de la cultura, lo obras (novelas y ensayos críticos). En
de la reparación moral, el sufrir como el crítico literario que subyace en todo que de inmediato lleva a explorar el ellas se notan las marcas de frecuentar
pensar y el mal como síntoma obstrui- crítico cultural intenta el salvataje. crimen como fundación social y la extensas bibliotecas y de un uso pica-
do de la historia; y en el segundo, con A propósito de uno de estos salva- guerra como contrapunto exquisito resco de la teoría, cuyo tema final es
meditaciones que buscan el reverso de tajes, véanse como ejemplo los tra- de la ley, del texto y de la voz. Este el mundo intelectual haciendo gala de
toda frase cultural para reescribirla en bajos de Josefina Ludmer. El punto realismo discursivista que busca la fac- malos, pasables
el idioma del sufrimiento humano y de partida es este cruce ineluctable ticidad última en los textos no deja de o a veces inte-
de la crítica a los procedimientos de entre crítica literaria y análisis de asemejarse a la empresa retórico-lógica resantes intentos
sujeción y humillación de personas. la fuerza discusiva de los mundos de Ernesto Laclau en el seno de las tra- de dialogar con
No se trata en culturales. En algún punto de esa diciones políticas clásicas y modernas. el legado univer-
La crítica cultural, sea éste un estos trabajos de encrucijada, Ludmer lleva hasta las Y por un flanco inesperado, recuerda sal, traerlo a estas
buen nombre o no, es una mix- mentar al colap- últimas consecuencias la idea del “fin los trabajos de Nicolás Rosa –tan dis- playas y hacerlo
tura que desea ser de naturale- so civilizatorio, de la escritura de estilo”, en nom- tantes de los de Ludmer en su manera objeto de recep-
za fina, entre la crítica literaria sino de tomar bre de un abandono de su primer escrita–, que se acercan en el hecho de ciones no vica-
y la teoría de las civilizaciones. las esquirlas de macedonismo (el lúdico estilo del ver en el espejo de la metáfora y los rias ni apocadas
El colapso seduce y vierte miel un fracaso que escribir sustrayendo el motivo literal vocablos científicos todo el andar de en el intento de
en el pensar. La mejor crítica flotan en el aire de la escritura). Correspondiendo a la crítica literaria. medrar con el
cultural se hace con un oído y detallarlas en ciertos movimientos en la literatura Dígase que Ludmer quiso forjar un prestigio ajeno.
en el colapso, el Gran Hotel una escritura que de ficción hecha en Argentina desde gran contrapunto a los recuerdos de Urticante críti-
del Abismo del que habló el apela a imágenes los 80 –Piglia y Puig simulando vas- sus comienzos en la revista Literal, ca la de Germán
Lukács joven. Pero resta el otro complejas capa- tas planicies de escritura en donde donde el macedonismo estaba elo- García, un psi-
oído para un saber de repara- ces de referir el sólo se trataría de realizar informes cuentemente despierto, o siempre por coanálisis críti-
ción. Quizá cuando la crítica espectáculo de la objetivos de situación, descripciones despertar. No es posible afirmar que las co de la cultura
cultural huye hacia el famoso razón en crisis. de apariencia indiferente o burocrá- complejas combinaciones de oposicio- progresista, sin
abismo, el crítico literario que En verdad, la tica, mientras en la piel interna de nes simétricas a las que ahora apela en rastros reduc-
subyace en todo crítico cultu- idea de colapso lo escrito rebulle la tragedia–, los sus ejercicios críticos más avanzados, cionistas ni de
ral intenta el salvataje. cultural –esencial últimos libros de Josefina Ludmer, El no sean retraducciones macedonianas improvisación; con rápidas metáfo- Aníbal Ford
en varias de las género gauchesco y El cuerpo del delito en un nivel aun más abstracto, y desde ras freudianas, sino con la angustia
direcciones de la crítica que estare- –de gran repercusión en los medios luego, fuertemente enigmático a pesar efectiva del pensar (aunque en este
mos considerando– cruza la actuali- de la crítica argentina y latinoameri- de sus diáfanas estructuras de sostén. autor, la angustia viene combinada
dad intelectual argentina. Si tomamos cana–, muestran cierta revalorización El macedonismo no se ha extinguido. con la risa hedónica del mundo).
ese concepto con la amplitud retros- ironista de los idiomas científicos y Hasta hoy, la obra y los ensayos perio- Otros autores de la veta psicoanalíti-
pectiva de varias décadas, podemos matemáticos, cierta reescritura fis- dísticos de Noé Jitrik lo recuerdan en ca en su intervención decisiva junto
reconocer la crítica cultural (que de sional de universos geométricos del la cita o en el tono. Una crítica a lo a la cultura contemporánea, Juan
él se ocupa) como colindante con la pensar, y en general, el juego con un Macedonio, en Jitrik, sigue la senda Ritvo, Jorge Jenkins o Luis Gusmán,
crítica literaria. La crítica cultural, sea extraño renunciamiento a la escritura de tomar como objeto irónico el pro- dejan percibir el nivel que alcanzó en
éste un buen nombre o no, es una llamémosla así, literaria. pio ejercicio de la crítica y al “lector Argentina una de las grandes vertien-
mixtura que desea ser de naturaleza Esos libros exhiben los poderes del salteado” como un espectro que vuela tes de la crítica y el análisis de sig-
fina, entre la crítica literaria y la teoría texto dentro de un sistema de opo- encima de todo escrito. Entretanto, nificados culturales. El primero con
de las civilizaciones. El colapso seduce siciones invertidas y metáforas que la obra de Germán Leopoldo García apuestas a una escritura espesa, con
y vierte miel en el pensar. La mejor aluden a simetrías y continuidades en sirve también para verificar que no se planos que van de una estética deli-
crítica cultural se hace con un oído en un conjunto nomológico que pare- ha agotado el resuello macedoniano. cada del pensar al modismo coloquial
el colapso, el Gran Hotel del Abismo ce traernos un cuadro cientista para Este autor posee una erudición de de deliberada brusquedad; el segundo
del que habló el Lukács joven. Pero interpretar los textos, pero en verdad gran amplitud que abarca todo el lega- con hallazgos de escritura y reflexión
resta el otro oído para un saber de dejan la impresión de que el signifi- do del psicoanálisis y de la literatura de refinado polemismo, y el tercero

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con un ensayismo sutil que en nada David Viñas, gemas persistentes de “dos paños”, el de la política y la litera- más o menos hegeliano, reluctante a
va a la zaga de sus grandes novelas, la herencia crítica argentina a las que tura. Esto es, los paños de la aventura pasar sin más a las filas del estructura-
fruto de un trabajo celoso y recatado, se vuelve una y otra vez. Es lástima en el choque interpersonal y el de las lismo althusseriano u otros similares.
en medio de sus temas ligados a lo que Jorge Abelardo Ramos, dota- poéticas, un poco lugoniano en esto, Su propensión al humor –entendido
espeluznante del existir. do de una perspicacia sobradora y pero con punzadas libertarias y de un como una manera irónica de ver el
Visto de este modo, encontraríamos penetrante, haya preferido en Crisis y etéreo anarquismo yigoyeniano, que mundo y declararlo inestable o cómi-
en la crítica cultural un vasto rol de resurrección de la literaura argentina, a da un lado (un “fleco”) insurrecto a su co, en el sentido de Bajtin–, lo llevó
autores y publicaciones ante los cuales mediados de los 50, dejar una colec- coloquialismo desafiante, duelístico. a un cambio de frente filosófico, en
el reseñista vacila como todo lector ción de risueños denuestos contra De ahí la inmersión de Viñas en una consonancia con los reclamos de aper-
en las puertas de Martínez Estrada y Borges, en vez de memoria arcaica que nunca aparece tura de conciencia que se originaban
... Martínez Estrada sí hubiera una interminable desviar esa crítica que no estaba des- completa sino a través de diálogos en las movilizaciones políticas de los
desdeñado la incorporación de hemeroteca de pojada de intuiciones válidas, hacia partidos, frases espectrales, mascullos años 70. Volcado luego al examen de
su obra a la especie de la críti- babel. Nada de una nueva perspectiva en la relación que extraviaron su hablante, detri- los medios de comunicación desde un
ca cultural, aunque no debería esto es de extra- entre literatura y política, que no tus perdidos de formas de vida, que punto de vista que mucho le debía a
ser su Análisis funcional de la ñar en el país del abusara del papirotazo condenatorio, tienen una sobrecogedora expresión sus atentas lecturas de Merleau-Ponty,
cultura un mal programa para Facundo, texto propicio para forjar genéricos con- en Tartabul, resumen probable de su se especializó en el estudio antropoló-
ella en Argentina. Corrían los de crítica cultu- ceptos, como colonialismo pedagógico linaje crítico existencialista y de su gico de la mirada y en una interpre-
años 60 y ese mohíno autor, ral si es que este (tomado de Spranger), que plancha- politicismo épico con no muy distante tación existencial de los mas antiguos
bajo aquel título, escribe lo anacronismo no ban los dramáticos bajorrelieves que sabor jauretcheano, y de su monolo- legados retóricos de la humanidad.
que quizá sea una de las insi- lo hubiera extra- poseían las escrituras de los autores guismo atormentado, inspirado en la Su perspectiva interesó y fue manantial
nuaciones reflexivas más rele- ñado –aunque que se enviaba al patíbulo. gran novela del siglo XX que a falta de conflictos: a muchos no les parecía
vantes al estado del mundo quizá nunca Precisamente, Viñas poseía esas nuevas de nombre mejor, muchas veces se la que la ambiciosa expresión crítica cul-
regido por el descubrimiento encolerizado– a perspectivas. Puede ser considerado el consideró como instrumento del “río tural debiera refugiar, como acaso lo
y la praxis técnica. su propio autor. gran maestro de la crítica cultural –ori- de la conciencia”. hacía Landi, una visión auspiciosa
Desde luego, ginador de corrientes interpretativas, María Pía López retomará un lega- de los medios de comunicación. Pero
Martínez Estrada sí hubiera desde- estilos de trabajo y nuevas vocaciones do crítico desde una ecuación donde él, sin perder el sentido de lo cómico
ñado la incorporación de su obra a la intelectuales–, aunque no es autor que el ensayismo adelantado convive con que albergaba su fenomenología de la
especie de la crítica cultural, aunque reclame o acepte rótulos para comen- un modelo de lectura e investigación percepción, al estudiar los síntomas
no debería ser su Análisis funcional tar su actividad, o como suele decir, su de más en más riguroso –su Lugones de precariedad existencial del mundo
de la cultura un mal programa para “faena”. Escritura con una teatraliza- es mostración de eso–, y del mismo televisivo, no sólo no se situaba frente
ella en Argentina. Corrían los años ción de la voluntad de escribir, fuerte- modo, Eduardo Rinesi, quizá como a ellos de manera apologética, sino que
60 y ese mohíno autor, bajo aquel mente monologante, y con implícitos sino de nuevas voces, configurará el deseaba hacerlos un capítulo avanzado
título, escribe lo que quizá sea una que son cada vez más abundantes a relevante cauce teorizador en que está de lo que sus autores favoritos habían
de las insinuaciones reflexivas más medida que Viñas va escribiendo a empeñado, con fintas expositivas en las llamado una “ontología salvaje”.
relevantes al estado del mundo regido través de severos recuerdos de su escri- que el teórico convive con una secreta En su momento, Beatriz Sarlo cuestio-
por el descubrimiento y la praxis téc- tura anterior, gloriosamente astillados. comicidad intelectual –a veces con nó la evolución de Oscar Landi desde
nica. No en vano la revista Contorno Viñas fusionará finalmente su retórica logros expresivos únicos–, que coloca la filosofía crítica hacia el análisis
hereda bajo ese influjo un estilo de agitadora (que surge de su práctica el espíritu y la crítica ante dimensiones optimista de los medios, señalando
crítica que muy bien puede acompa- agónica, cuestionadora) y su semióti- operativas insospechadas. Todo lo cual que el pasaje del legado cultural a la
sarse a la que aquí llamamos “cultu- ca poderosa (fruto de su observación nos conduce hacia la obra que dejó era de la televisión tuvo un poder de
ral”, representada tanto por artículos entre scalabriniana y barthesiana de inconclusa Oscar Landi. shock –o de desbarate–, que el pasaje
como el de Oscar Masotta, Sur o el la ciudad de Buenos Aires). Todo No hubiera vacilado Oscar Landi en a la imprenta no había tenido, pues
antiperonismo colonialista, el de León Viñas es la expresión de un proyecto considerar su trabajo como apto para ésta mantenía continuidades ostensi-
Rozitchner, Comunicación y servidum- inconcluso de hablar de una sola vez serle adjudicado a los anaqueles de la bles con la cultura anterior mientras
bre (una penetrante crítica a Mallea), y en un único cuerpo de afirmaciones, crítica cultural. Landi había comen- aquella interfería con un caudal de
y Los dos ojos de Martínez Estrada, de a través del manejo simultáneo de los zado en los dominios del marxismo invenciones retóricas desmantelado-

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ras. En esta polémica, todos han ido teóricas–, sea para llamar a un oublier del siglo XIX. Estas investigaciones y Martínez Estrada (éste, el implícito
y venido con afirmaciones de condena Benjamin o para afirmar las diversas recordables y permanentemente con- maestro del primero), surgen obras
a los mídia, luego ultramatizadas al maneras por las cuales se debe relati- sultadas hoy, establecen un horizonte como las de Héctor Agosti, que en
punto de aceptarlos en pars o toto. vizar el testimonio personal en la elabo- que no es fácil de superar en mate- su defensa del realismo logra dar una
Hay que reconocer que los medios ración del sentido de una época y su ria del uso y la interrogación de los versión más amena de las doctrinas ofi-
comunicativos circundan desde siem- verdad profunda. “documentos de cultura”. ciales del arte en
pre la actividad intelectual como con- La influencia de Sarlo, notoria en el A su vez, Jaime Rest consigue dar un los ámbitos de la
ciencia segunda, o segunda naturaleza, actual common sense intelectual, se Borges notable con su ensayo sobre el izquierda, y con-
si se puede decir así. Por eso, una crí- expresa en el giro a veces apresurado nominalismo, que de un modo inicial sigue con Nación
tica cultural asentada firmemente, no que adquieren ciertos trabajos de este liga a Borges con las tendencias filóso- y cultura una
tiene otro tema que ése, y no sólo se momento académico argentino, que fícas que lo acompañan y lo sostienen, pieza mayor que
abre polémica a diario respecto a qué se decidían en primera instancia a aunque sea a fuer de una interpretación no pasaría inad-
porción de la conciencia intelectual entonar un cántico hacia la memoria irónica por parte del propio Borges. vertida al pro-
está inducida por los medios, sino qué como sujeto sin más, en virtud del Que Jaime Rest hubiera llamado la pio Hernández
parte se le “regala” y cuál debe oponér- rehacimiento de la verdad social, atención sobre la potencialidad del Arregui, siempre
sele como última pizca de autenticidad para pasar ahora a relativizarla como concepto de nominalismo –tan arcai- reacio a brindar
de la palabra viva remanente. un orden testimonial o experiencial co y tan moderno en Borges– es una reconocimientos y elogios, sobre todo Beatríz Sarlo,
por Paola Rizzi
Se notan estas oscilaciones en la auto- fundado frágil y meramente en la pedrería perdurable de la reflexión a escritores provenientes de trincheras
ra antes mencionada, simultáneas o “primera persona o en el recuerdo de intelectual en los dominios de la políticas que cuestionaba. Pero de este
extensivas en el tiempo, lo que lejos de lo vivido”. Con estas acepciones, se cultura crítica argentina. Murena, el último, es obligación caballeresca –si
quitarle agudeza, entiende que finalmente –es lo que gran antagonista de Contorno, por la no fuera reclamo del verdadero abanico
La crítica cultural de raíz rea- la convierte en queríamos decir– aquella polémica misma época, o quizás un poco antes de la crítica argentina–, no dejar caer la
lista y dialéctica, decimos, tiene uno de los terre- con Landi no fuera enteramente algo que Rest, no hacía más que demos- reflexión sobre sus grandes escritos, La
un sesgo meduloso en Agosti. nos más relevan- referido al papel que éste hacía cum- trar que las observaciones de cuño formación de la conciencia nacional o
Ayudado por lo que serían las tes –en su tex- plir a ciertos comediantes de la tele- ensayístico respecto a lo sagrado, el Imperialismo y cultura.
primeras lecturas argentinas de tualidad y en sus visión en la elaboración del momento nombre secreto, el pecado original La crítica cultural de raíz realista y dia-
Gramsci, que también en sus inter venciones incierto del vivir, sino que era una rigiendo la historia de los pueblos o léctica, decimos, tiene un sesgo medu-
discípulos –como Juan Carlos públicas– para confrontación en ciernes sobre la el peligro de las tecnologías sin raí- loso en Agosti. Ayudado por lo que
Portantiero, autor temprano de observar la cons- consideración de lo “vivido” –Landi ces culturales, eran el complemento serían las primeras lecturas argentinas
Realismo y realidad en la narra- trucción de una apreciaba ese concepto y su raíz filo- remoto –pero que una generación de Gramsci, que también en sus discí-
tiva argentina, publicado alre- escritura ascética sófica–, en el armazón entero de la después se apreciaría– entre la crítica pulos –como Juan Carlos Portantiero,
dedor de 1960– darían algunas y enjuta. La reali- vida humana, colectiva o social. histórico-política que Viñas, Jitrik, autor temprano de Realismo y realidad
evidencias de que ése podía ser dad epigramática Otros rumbos de la crítica cultural no Masotta o Rozitchner invocarían – en la narrativa argentina, publicado
un camino fructífero –antes que de Sarlo, la breve se presentan tan hurgados por el afán con mayor o menos adscripción a los alrededor de 1960– darían algunas
la sociología cultural sin más– extensión de su polemista. Investigativa, erudita y atil- lenguajes filosóficos, o en su defecto, evidencias de que ése podía ser un
para justipreciar la novela rea- fraseo, sucinta dada es la obra de Adolfo Prieto, con con una fuerte readaptación argentina camino fructífero –antes que la socio-
lista argentina en el clima vital en la definición sus indagaciones cuidadosas y medita- del lenguaje existencialista–, y la crí- logía cultural sin más– para justipre-
de los compromisos sociales de punzante de un das –lindantes con la sociología cultu- tica al mundo de dominación inhu- ciar la novela realista argentina en el
mediados del siglo XX. problema, a la ral, pero menos gárrula y más rigurosa mana implicado en la razón vacía y clima vital de los compromisos socia-
manera de una que ésta–, entre las que encontramos meramente planificadora, que con el les de mediados del siglo XX.
abreviatura o una cifra brevemente su trabajo pionero sobre el público pretexto de apaciguar la temporalidad Por otro lado, la vía de una crítica
revelada, son artificios álgidos con de arte, en 1955; sobre el criollismo inquieta, intentaría cuadricularla con adusta de la obra de Martínez Estrada
los que se lanza a un polemismo que –realizado mediante lecturas de las fórmulas econométricas como “corto, –cierto que no implacable ni arbi-
elige cuidadosamente sus blancos –no colecciones de Lehman-Nitsche exis- largo y mediano plazo”, etc. traria–, como la de Bernardo Canal
sin una llamativa dureza en la expre- tentes en el Instituto Iberoamericano En este mismo camino, alumbrado por Feijóo, demostraría que también con
sión de sus aversiones personales o de Berlín– y sobre los viajeros ingleses las críticas “materialistas” a Murena la antropología profesional era posible

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obtener obras más atractivas y con- caminos para la escritura basada en la cultural argentino surgido de las vetas que subyacen en el mundo revisteril
movedoras –como el ya clásico Burla, crisis de la conciencia moral, y en este masivas y populares, siempre aledañas –sobre todo de principios del siglo
culpa y credo en la creación anónima–, rumbo vemos la obra, fruto de déca- a los modos finalmente eruditos de XX–, en el cine, en el cancionero
explorando el camino siempre abierto das de labor, de Héctor Schmucler, la cultura popular. Tal parece ser el popular, en las literaturas nativistas,
de la coalición entre ensayismo pene- que vinculada formalmente a una fino hilo paradojal –erudición y cul- en el efecto de la televisión sobre el
trante e investigación académica. Es interpretación auspiciosa de las cien- turalismo del pueblo– que conduce habla popular, en las letras de tango,
que Martínez Estrada es el confín, cias de la comunicación (que no se exploraciones decisivas hechas por estos en fin, en la obra de narradores como
y no tiene claros herederos –quizá verificó necesariamente en las fun- investigadores, que recopilaron sus tra- Arlt o Borges. Sus trabajos constantes
no debería tenerlos–, salvo el breve dadas carreras que con ese nombre bajos en un recordable libro en común y eruditos combinan detalladas des-
intento de Murena y los destellos de la crecieron luego de los años 80), des- –Cultura popular y comunicación de cripciones de su objeto de estudio y
pluma cincelada por silenciosas orfe- plegó finas consideraciones sobre las masas, editorial Legasa, a mediados de conclusiones que surgen armoniosa-
brerías de Christian Ferrer, repleta de escenas de dominación cultural, inte- los años 80–, y en sus obras personales mente del material consultado.
hallazgos de un alegorismo que pone rrogándose por las secretas y oscu- prosiguieron indagando los distintos Aníbal Ford, a su vez, se destaca en
a los objetos del mundo en un museo ras potencialidades de la memoria ramales de esta veta. Un verdadero la investigación del poder oclusivo de
imaginario, en un devocionario hip- reconstructiva del vivir común. programa de acción, investigación y los medios de comunicación, las redes
nótico. Canal Feijóo mantendría hasta Para Schmucler el sujeto se funda en crítica cultural. telemáticas y las manifestaciones de
hoy su legibilidad –aun entre el breve una iluminación radical de su propia Jorge Rivera, recientemente fallecido, las tecnologías de información en la
puñado de curiosos activos que nunca precariedad (y por tanto, el ejercicio se destacó como conocedor profundo creación de nuevos sujetos lacrados
de la violencia es retráctil, puede agra- de todo el ciclo de las culturas popula- por cartillas virtuales de consumo
var la interinidad del vivir sin presen- res del siglo XX en el Río de la Plata, cultural. Ford ha escrito varias novelas
tar anuncios del mundo nuevo). La dueño de una inalcanzable erudición, en las que reivindica una voz narrativa
tarea intelectual es cargar con el peso de la que obtenía resultados de valiosa que sostiene un viaje mágico por el
de este dilema. La crítica cultural que originalidad, al exponer las infinitas territorio para extraer significaciones
de aquí emerge, entonces deberá ver ramificaciones del periodismo con la culturales nostálgicas, que a su vez
el conjunto de la urdimbre mundial crítica, de la crítica con el ensayo social, reapropian adecuadamente las tecno-
como si fuera ésta la encarnación del ensayo de denuncia con sutiles logías. Semejantes experiencias etno-
de un sujeto individual en peligro. autores olvidados, de los autores secre- gráficas y etnometodológicas le sirven
Sujeto ampliado ante un abismo, tos y poetas menores con la historia para estudiar la vinculación entre la
tentando en penumbras por un modo editorial del país, de la historia editorial trama comunicacional y los sujetos
de recuperación de la raíz humana con los suplementos culturales y de las que ven atomizados sus relatos vitales.
del existir, que pendula en Schmucler biografías marginales con los grandes El modo crítico de Ford parte de la
entre un cauto salvacionismo lúcido panoramas de las ideologías de época descripción de los elementos de estas
y la refundación realista de los estilos (y sus autores canónicos). Rivera fue nuevas culturas (“la marca de la bes-
comunicacionales de la humanidad. un investigador del inagotable folletín tia”), pero deja que el lector obtenga
En el terreno abierto por la reflexión en popular en su relación con todas las conclusiones que no se hallan espe-
los medios de comunicación –sus posi- formas de cultura, y su tarea logró ser cialmente inducidas por un proyecto
bilidades para la expansión del sentido más elocuente gracias a la fina ironía crítico específico.
de lo popular y también sus fórmulas que desplegaba al comentar los modos En un sentido semejante, los trabajos
Noé Jitrik decaen– es cierto que por su estilo inhibitorias para que lo popular des- en que la cultura se modifica a sí misma de Jorge Lafforgue aceptan la veta del
abierto y libre, atento al psicoanálisis pliegue su capacidad autorreflexiva–, recorriendo tanto máscaras sublimes interés por los géneros populares, al
tanto como en Martínez Estrada, y se sitúan las obras de Jorge B. Rivera, como grotescas, en un sinfín que – que le dedicó decisivos estudios, pero
al igual que ése, su criticado, lleno de Eduardo Romano y Aníbal Ford, que como gran promesa teórica– Rivera se pasados por los anteriores signos de
alternativas de escritura y de impa- de alguna manera retoman experien- lanzó a detectar. la preocupación de este autor, asenta-
ciencia por comprender la vida en un cias notables de la revista Crisis y del Eduardo Romano, por su parte, se dos en discusiones filosóficas que en
cosmos social festivo y doliente. Centro Editor de América Latina, inte- ha especializado en investigaciones su momento tuvieron expresión en
Murena ha dejado temas y abonado rrogando con agudeza el patrimonio culturales de las poéticas argentinas revistas como Cuestiones de filosofía,

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dirigida por Eliseo Verón, también un muestran una versión de la semiología y fue desde la crítica a los “asaltantes de En el fraseo de Grüner, amante del
expresivo crítico cultural –no acep- que atinadamente no se ha desasido de la razón” hacia una complaciente visión jazz, se mantiene un juego de impro-
taría tampoco este rótulo–, que se originarios parajes literarios, por más de las fuerzas del neoliberalismo que visación y variaciones, de fina erudi-
elevó a las cumbres de la semiología remotos que sean. caracterizaron el pensamiento político ción y de una elegante consideración
y del análisis del discurso, adaptando Rodolfo Enrique Fogwill, precisamente de los 90. Nada de esto puede ser visto en el momento en que incluso se
la teoría del soporte subyacente en la un lector atento de Verón, plasma en sus como un malbaratamiento del pensar, pone la pica de la refutación en el
revolución informática. novelas un estilo encubierto de crítica como muchos dijeron, sino como un cuerpo del adversario teórico, como
Si es para decir algo muy breve sobre cultural, una sociología al revés, que dificultoso intento de presentar una sus recordadas impugnaciones de los
Verón, se puede observar un refina- ve a los sujetos inermes en sus cápsulas herencia intelectual junto a la lógi- cultural studies. Sin ceder en nada
miento extremo de las teorías de la lingüísticas, intentando realizar inútil- ca expositiva reclamada por grandes su apresto crítico, la escritura de
enunciación hasta llegar a un deslum- mente una teoría de la enunciación que públicos producidos por la televisión. Grüner expone sus citas desde el
brante análisis de los “contratos de lec- les devuelva la libertad que les sacó el Creemos que ese intento ha fracasado enorme cofre de la filosofía moder-
tura”, que pretende, sin que su logro lenguaje. Este autor es fundamental por en él y en tantos que se lo propusie- na: también Sartre, pero pasado por
quede enteramente a la vista, sustituir su crítica desgarradora al acto mismo ron, pero la valoración de este magno Adorno, y éste por Jameson, y éste a
las antiguas teorías contractualistas del habla, buscando en la abyección una y chasqueado encuentro entre los su vez por Benjamin, y donde todo
de la política por un nominalismo (el verdad poética que al emerger, cautiva y medios de comunicación (y su tempo puede resolverse en las colinas de una
“soporte”: la materialidad del discuso) ofende, agasaja e irrita. específico) y las filosofías de época bibliografía antropológíca, que va
que linda con- En las áreas no estructuralistas de la más ambiciosas (las que precisamente desde Clifford Geertz hasta Dumezil,
En las áreas no estructuralistas subsumir toda cultura crítica argentina, sigamos ahora refundaron la idea de temporalidad), sin abandonar del todo a Martínez
de la cultura crítica argentina, la realidad a lo brevemente el estallido del planeta puede valorarse como parte de una Estrada. Un caldero del que Grüner
sigamos ahora brevemente el que llama “efec- Contorno –en el que pudo convivir un polémica nunca enteramente dada, extrae galantemente sus delicias, sin
estallido del planeta Contorno tos de agenda”, es sutil y retirante Rodolfo Kusch– que nos y en el caso de Sebreli, con el sesgo excesos ni superposiciones.
[...] que nos deja advertir la cri- decir, la realidad deja advertir la criticada obra de Juan adicional de que su lengua cortante Grüner está elaborando una teoría
ticada obra de Juan José Sebreli, tomada por el José Sebreli, que se inició en el seno de colabora para mantener el interés de política contemporánea en tanto crí-
que se inició en el seno de las discurso del dis- las “cuestiones de método sartreanas” y sus últimas publicaciones memoria- tico cultural y literario: la llamará
“cuestiones de método sartrea- curso, una forma en verdad abandonó la tradición dialéc- listas y testimoniales, en particular, antropología crítica o como fuere,
nas” y en verdad abandonó la más cruda de la tica, lo que le permitió elaborar un sen- su autobiografía, no necesariamente en donde los ritos de violencia, la
tradición dialéctica, lo que le hegemonía de lo cillismo de gran repercusión consistente absorbida por la lógica inmediata de violencia ritual o la violencia a secas
permitió elaborar un sencillis- que se estudiaba en postular una crítica al irracionalismo sus intervenciones públicas. aparecen dando una inquietante voz
mo de gran repercusión consis- desde el realismo cultural en cuyo concepto pudo alojar Otra perspectiva ofrece la obra de interna a toda la construcción social.
tente en postular una crítica al maquiaveliano sucesivamente a la obra de Martínez Eduardo Grüner, escrita desde un yo Detectar ese hilo interno y a veces
irracionalismo cultural en cuyo con los impor- Estrada, a la política militarizada de cier- ensayístico que recuerda las grandes secreto de la vida colectiva exige una
concepto pudo alojar sucesi- tantes conceptos tas facciones del peronismo, a las van- jornadas de este género de promo- reflexión sobre los ritos de fundación,
vamente a la obra de Martínez renovadores de guardias artísticas del siglo XX o al ideal ción de ideas, desde un sujeto que la extrema simbolización de los pensa-
Estrada, a la política militari- Croce-Gramsci, tecermundista que sacudió la mitad de saca fuerzas de su fragilidad política. mientos, y Grüner se lanza a ella con
zada de ciertas facciones del como el de “hege- ese mismo siglo. Su obra se halla entre la A la Montaigne. Los movimientos lo que precisamente podríamos llamar
peronismo, a las vanguardias monía”. Sin dejar divulgación mediática y la filosofía que de la escritura de Grüner retroceden un alto ritual de escritura. Escribir
artísticas del siglo XX o al ideal la temible apa- preserva, sino su lenguaje estricto, por lo morosamente hacia lo ya escrito en para Grüner es la observancia de un
tercermundista... riencia, como en menos un aproximado vocabulario. El un momento anterior de su propio rito donde cada enunciado, cada esto-
Verón, de que las lenguaje de Sebreli conservó una dicción texto y matizan con un remoquete cada pertenece a la cartilla literaria
teorías de la enunciación que se des- evocativa y sumaria, pero eficaz, la que la frase apenas antepasada, sea para del gentleman polemista, que no por
criben constituyen por entero la realidad había obtenido en sus años sartrismo, agregar una meditación última sobre mantener elevadas manners deja de
efectiva que se despliega ante nosotros corriente que siempre expuso en dimen- lo aparentemente ya dicho, sea para decir lo que conviene al régimen del
(un kantismo y un hegelianismo sin siones públicas sus descubrimientos. relativizar una afirmación fuerte ante- duelismo intelectual.
sujeto, estado o sociedad), los trabajos Sebreli adecuó la frase y el argumento rior injertándole un coloquialismo o Otro costado, en cuanto a las men-
de Oscar Steinberg y Oscar Traversa a las necesidades de un público amplio un petit sarcasme, nunca rudos. cionadas manners, ofrece la obra y el

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estilo de participación pública de Tomás Es la querella que zahiere, como con su genio”. Pero es un genio de algu- de vacío operativo, sino a la ironía de
Abraham. Así como Carlos Altamirano forma de despertar el pensamiento, na manera clonesco. Cuando encuentra la escritura, en el interior de su propio
aparece con su estilo exacto y cultivado sacudir a los adormecidos con el el hito de su dentellada, olvida el cuida- bastidor de lógicas contrastantes. La
por toques últimos de una casi imper- impulso de un epíteto destempla- do de las manners, a pesar de que toda ironía conduce entonces a una teoría
ceptible ironía, donde el foro o rasgo do, un verdadero cogito depretiatoris. su obra es un llanto por un paraíso cor- del obstáculo de la teoría. La teoría
polémico de sus escritos recién aparece Este modo filosófico, desde luego, tés estallado, como revela en el fondo existe sólo bajo el obstáculo metafórico
al final, luego de recorrerse ámbitos de no cuenta con muchos cultores en el su gran novela malvinera. Ejemplo: de su imposibilidad creadora. Con estos
modo polémico nacional y son mayo- cierta vez, escuchando que un “pane- utensilios, recrea De Ípola, como en
ría los que no le ven consistencia filo- lista” que le precedía en el uso de la una alucinación teórica extraordinaria,
sófica. Es nuestro deber decir que la palabra recordó el ejemplo de Carlos V los comienzos mismos del pensamiento
tiene, sin por ello recomendar su uso. alcanzándole el pincel caído a Tiziano, social general y de una no asumida,
Pero quisimos relevar aquí los estilos esgrimió a su vez el no menos apócrifo pero efectiva, crítica cultural.
de la crítica cultural argentina, y no incidente de Menem alcanzándole un Para terminar, la crítica cultural argen-
podía dejar de mencionarse el estilo chorizo al Soldado Chamamé, en un tina –con o sin ese nombre: sabemos
Abraham, que de su filosofar a mano asado en la Quinta de Olivos. El arte que si se lo saca, todo este artículo
alzada hasta su estilística para la liber- de la injuria así practicado no se dete- cae irrisoriamente, pero fue bueno
tad de despreciar, no deja de señalar nía ante nada, en la confianza de que ponerlo–, mucho le debe a la mirada
severas cuestiones de un orden moral descubría un mundo sarcástico, de que juguetona y trágica de María Moreno,
e intelectual en ruinas, tanto de indi- ejercía cabalmente el desprecio y de en la que luce una opción fuerte por
viduos como de sociedades. que sería perdonado. De esas tres cosas, la picaresca de las márgenes sociales, la
Del mismo modo, Fogwill –novelista se dice que todas están por ocurrir, sin filigrana que tuerce el texto hacia un
y poeta, claro, pero abrupto opinador que especialmente ocurran nunca. La tierno ridículo del existir y el escorzo
en cuestiones básicas del orden cultu- esencia de su novelística y de su críti- que redime a vidas golpeadas, en las
Jorge B. Rivera, ral–, persigue una tesis sobre el poder ca cultural es agarrar distraídas a sus que un sublime gesto de risa lleva a
por Ernesto Monteavaro desencarnado y desnudo, pero lo ve en víctimas y luego advertir –en secreta descubrirles, en el subsuelo, una sabi-
las instituciones productivas, en los asen- religiosidad del lírico apenado– que es duría enigmática y profunda.
fina artesanía en la escritura y en la cita tamientos tecnológicos y en los infi- necesario absolver(lo). En el número anterior de esta revista,
–sea meramente cortés, sea obtenida nitos modos en que se superponen en A diferencia de estos derramamientos Tomás Abraham –tocayo nuestro: casi
como perla decisiva en la economía del el hablante los planos de lenguaje. ¿Es irrefrenables del ser angustiado, Emilio sólo en eso coincidimos– imaginó un
razonamiento–, Tomás Abraham con- posible llegar a la verdad con el lenguaje de Ípola maneja la comicidad teóri- recorrido de un alter ego suyo, el filó-
vierte la filosofía en un ejercicio práctico y la técnica? Tal el problema de Fogwill, ca como un modo crítico que parte sofo N. E. Perdomo, a fin de retratar
en pos de construir un arte de imputa- lo que lo lleva a una anti-crítica cultural, de una complacencia con el mundo las mecas filosóficas que debían ser
ción. En Abraham, todo problema –el pues condena con ingeniosas razones –su gran teoría reza sobre las creencias, visitadas a fin de una buena formación
fútbol o una discusión filosófica sobre el armazón intelectual culto, o el culto como si dijera: sería bueno poder creer, en el mundo esquivo de la filosofía.
la muerte– exige lenguajes de irritación. a las armazones intelectuales, pero su si los lazos socialmente construidos Este artículo, en cambio, tomó otro
Como si el cogito cartesiano por fin crítica vive de la irreparable duda –y de nos dejaran, y a fe que nos impulsan rumbo, aunque ha hecho sus visitas.
pudiera ser reemplazado por un pensa- ahí también su interés– sobre si hay que hacia ello–, para luego descubrirnos las Pero no las apimentó con ningu-
miento que sin perder su proveniencia conciliar con ese mundo de sustentáculos fisuras del mundo, tanto en todo texto na prevención o reparo. Convocó a
encumbrada debiese poner la consigna intelectuales, o destrozarlo al mostrarle como en el orden inventado por los muchos, olvidó seguramente a unos
de un nuevo método querellante. Hay el espejo de sus omisiones en cuanto al hombres para convivir en sociedad. tantos –el tema de siempre, ante la
Nietzsche, Foucault y Sartre masticados íncubo que regula la vida, los hipnóticos La obra de De Ípola se halla adentrada omisión, perdón–, y realizó un tableau
como finas hierbas ya digeridas, macera- empirismos del dinero, de la técnica o del en ejercicios retóricos heredados de la descriptivo, casi pintoresco, convi-
das sin regurgitar en el estomago filosófi- sexo. Ante la duda, Fogwill realiza ambos postulación de estructuras enunciativas viente, sereno. En verdad, cercano a
co de Abraham, de donde salen fustazos movimientos, a veces simultáneamente, que recaen en la vivacidad del “signifi- una ecuanimidad gallarda, al útil dic-
que no necesariamente están previstos de integración y de denuncia. cante”. En este caso, para trasladar al cionario civilmente respetuoso. Por el
en la lengua de esos autores. El modo crítico fogwilliano “no puede significante no tanto hacia un estatuto honor de los De Tomatis.

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PROYECTO LAS HERAS
Construcciones del Bicentenario
El “Proyecto Las Heras” significa, en primer término, la efectiva finalización de las obras de la
Biblioteca Nacional, de acuerdo a como fueran esbozadas en sus trazos originales. El diseño de
este espacio cultural, largamente demorado e incluso por momentos desviado de su curso inicial,
plantea una mayor integración de la Biblioteca a la trama urbana, orientándose hacia el sur de
la ciudad, a través de su proyección sobre la Avenida Las Heras. Un proyecto cuya demorada
concreción hace de aquellas postergaciones y dificultades un desafío fundamental. Se trata de
reanimar el complejo arquitectónico y cultural de la Biblioteca Nacional de cara a su principal tica restrictiva y mercantil del espacio público, poniéndola nuevamente a disposición de la visita
necesidad: producir sus propios lectores y acudir a la imaginación intelectual y crítica para re- curiosa de este fundamental testimonio del movimiento muralista argentino.
construir la cultura del libro y los legados culturales pretéritos que la animan y que reclaman ser El nuevo espacio pretende producir un aporte cultural innovador ofreciendo una aproximación
reavivados por una nueva interrogación contemporánea. a la historia del libro; la lengua, la escritura y la imprenta, a través de diversos métodos y desde
Luego de efectuar la demolición por medios mecánicos y manuales –minimizando cualquier per- diferentes puntos de vista.
turbación ambiental– de los edificios hoy degradados e irrecuperables que se encuentran entre las Con estas obras y proyectos, la Biblioteca expresa una voluntad constructiva y esperanzada, que se articu-
calles Austria y Agüero, los arquitectos Clorindo Testa y Francisco Bullrich, autores del proyecto la con otros esfuerzos de recuperación de su acervo; la adopción de una nueva perspectiva organizativa y
original, estarán a cargo de la nueva edificación permitiendo de ese modo, una continuidad con- bibliotecológica y la ampliación, en un sentido profundamente democrático, de su
ceptual y estética con el edificio principal de la Biblioteca. disposición a reencontrarse con el mundo lector y cultural
La nueva construcción, que contará con un espacio para la reflexión sobre la historia de la escritu- en las vísperas del bicentenario.
ra, el libro y la imprenta, albergará un templete donde se exhibirán al público las lunetas murales
provenientes de las Galerías Pacífico – actualmente en restauración– de autoría de los pintores
Demetrio Urruchúa, Manuel Colmeiro, Juan Carlos Castagnino y Lino Enea Spilimbergo. Así, se
consumará el rescate de una obra artística de importancia, interrumpiendo un
largo período de descuido y deterioro fruto de una polí-

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¿Borges crítico? Como sucede siempre en la definición


de un género, trazar los límites de la
crítica borgeana es una cuestión de
más de mil textos. Un tercer argumen-
to podría sostener que, en el marco
de su literatura (que hablaba incesan-
verdad y a la vez una cuestión de deci- temente sobre la literatura misma),
Por Sergio Pastormerlo sión. Uso las palabras “crítica borgeana” la crítica funcionó como un género
para referirme a sus ensayos literarios, dominante que invadía el territorio de
reseñas, prólogos y conferencias edita- otros géneros. Siempre se ha repetido
das. No excluyo las ficciones críticas, que en Borges se esfumaban las fron-
como “El acercamiento a Almotásim” teras entre la ficción y la crítica, entre
(1935), ni los textos escritos en colabo- la narración y el ensayo, pero ese cruce
ración. Así definida, la crítica borgeana de géneros tuvo, por así decirlo, un
comprende una amplia serie de tex- punto de partida y una dirección: del
tos heterogéneos en su forma, algunos ensayo a la narración, de la crítica a la
muy breves, como las notas publicadas ficción. Cuando
en la revista El Hogar, y otros con la abandonó la poe- Defender la tesis de que Borges
extensión de libros, como Leopoldo sía alrededor de fue un crítico parece, en reali-
Lugones (1955) o Literaturas germánicas 1930, se inició dad, la mejor manera indi-
A Borges le gustaba recordar una anécdota en la medievales (1966). en la narración a recta de cuestionarla. Quizá
que Hudson confesaba haber emprendido muchas Defender la tesis de que Borges fue un partir del único convenga probar, aunque sólo
veces el estudio de la metafísica y haber sido inte- crítico parece, en realidad, la mejor género conserva- sea a modo de ensayo, una
manera indirecta de cuestionarla. Qui- do del período tesis más fuerte: una tesis que
rrumpido, en cada ocasión, por el imprevisto de zá convenga probar, aunque sólo sea a anterior. Aquel afirme que Borges fue, ante
la felicidad. Críticos y analistas de variadas pers- modo de ensayo, una tesis más fuerte: Borges fue un crí- todo, un crítico, y que la poe-
pectivas han percibido que el propio Borges tuvo una tesis que afirme que Borges fue, tico que narraba sía y la narración ocuparon
una ocurrencia similar. Dedicado durante toda ante todo, un crítico, y que la poesía y y ficcionalizaba. un lugar relativamente lateral
su vida a la tarea del crítico, solía ser sorprendido la narración ocuparon un lugar relati- Los ocho textos en su literatura.
vamente lateral en su literatura. No la de El jardín de
súbitamente por el fervor narrativo, a cuyo impul- planteo para argumentar a su favor o senderos que se bifurcan (1941), su pri-
so cedía una y otra vez. en su contra, sino para poner a prueba mer libro de ficciones si dejamos a un
Sergio Pastormerlo recrea el camino borgeano su verosimilitud e imaginar qué razo- lado las reescrituras de Historia univer-
que va de un género al otro y el espacio que en nes emplearía, en esa discusión estéril, sal de la infamia (también moldeadas
un defensor de la tesis. por la distancia propia del discurso
este recorrido cifra ambos conceptos: “crítica” y La crítica fue el único género presente crítico), fueron la obra de un escritor
“ficción” como zonas permeables, de difícil deli- en todas las etapas de su producción que, al pasar de la crítica a la ficción
mitación, que escapan a todo afán clasificatorio. literaria: Borges no siempre fue un narrativa, se detuvo en el límite entre
Borges era un especialista en diluir sus fronteras. narrador (década del 20), no siempre esas formas. Por último, cabría soste-
fue un poeta (décadas del 30 y del ner que la vasta gravitación de Borges
Los bordes y las orillas constituían su pasión. 40), pero siempre fue un crítico. Más sobre la literatura argentina procedió
Desde estas periferias supo construir un singular allá del anecdotario infantil, el primer fundamentalmente de esa zona de su
punto de vista crítico y una posición política que texto publicado por Borges fue una obra, la crítica. Voy a retomar este
evitaba complacencias y convocaba perturbacio- reseña1, y su muerte interrumpió la posible argumento más adelante.
nes. Como él solía meditar, los hechos políticos escritura de la serie de prólogos de Algunos críticos se preguntaron por
la “Biblioteca personal”. Otro argu- qué la crítica borgeana recibió menos
proceden de especulaciones anteriores, mientras mento podría referirse, sin escrúpulos atención que sus cuentos y poemas2.
que la llamada realidad candente no es otra cosa aritméticos, a las dimensiones de la La pregunta no es interesante porque
que la coagulación de viejas discusiones. crítica borgeana, integrada por algo conocemos la respuesta de antemano.

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La crítica prefiere no adoptar como por la negativa a reeditar los primeros los años 40 (la mayoría de los textos dirigida por Susana Zanetti. El nombre
objeto otro discurso crítico: el hecho de libros de ensayos o por haber excluido de Otras inquisiciones fue redactada en de Borges no aparecía entre los muchos
que sus relatos hayan sido más comen- de los siguientes muchos de sus textos esa década) se había ido acentuando críticos considerados, pero en la intro-
tados que sus reseñas no constituye críticos, sino también por el desdén una tendencia borgeana que alcanza- ducción Rosa reconocía enfáticamente
una anomalía y no parece necesario, que no pocas veces exhibió contra la ría su culminación en libros como el su difusa gravitación en el espacio de la
por lo tanto, buscar una explicación. crítica, definiéndola como un obstá- Manual de zoología fantástica (1957): crítica argentina:
La pregunta que quisiera considerar es culo entre los lectores y la literatura. Borges se transformaba, cada vez más,
otra: ¿por qué Borges terminó por ser Esta opinión, sin embargo, sólo figura en un coleccionista de curiosidades Si bien el campo es heterogéneo y complejo,
un crítico sin imagen de crítico? En los en el último Borges y es el reverso de literarias, pequeñas rarezas y erudicio- hay una presencia que, en mayor o en me-
estudios generales sobre su literatura, lo que escribió y practicó durante toda nes superfluas. nor grado, se hace sentir en toda la crítica
ese tercer género recibió casi invariable- su trayectoria anterior. Una cuarta Borges y la nueva generación8, en tanto contemporánea: la obra de Borges, leída
mente la denominación de “ensayo”. Y parte de las reseñas que publicó en El primer libro dedicado a su obra, supu- globalmente como un tratado de retórica y
en algunos de los trabajos dedicados Hogar estuvieron dedicadas a textos so un acto crucial de consagración. Al como una crítica de la literatura...
específicamente a esa zona de su obra de crítica. Su introducción a la Divina mismo tiempo, el libro quería conde-
fue notable la voluntad de eludir el Comedia (1949) terminaba con estas nar enteramente la literatura borgeana. Los límites del mapa de la crítica
término “crítica”. Rodolfo Borello, para palabras: “Bárbaramente se repite que Al examinar a Borges como crítico, literaria en Argentina parecen haber Jorge Luis Borges
no llamarlo “crítico” ni repetir dema- los comentadores se interponen entre Adolfo Prieto se concentró en el análisis
siado las palabras “ensayista” y “lec- el lector y el libro, dislate que no de Otras inquisiciones, el libro que más
tor”, apeló a circunloquios tan insóli- merece refutación”5. Aunque admira- se apartaba de las normas exigidas al
tos como “juzgador de la literatura”, ba, desde luego, el poema de Dante, discurso crítico. Prieto veía en Borges
“gustador de la literatura” o “pensador no deja de resultar sorprendente cuán- un crítico literario, y veía, también,
relacionado con to lo seducían y qué especial placer de un mal crítico. Dos o tres décadas más
El propio Borges contribuyó a la literatura”3. lectura le proporcionaban los comen- tarde, estas miradas llegaron a invertir-
debilitar su imagen de crítico, Hasta su muerte, tarios de las numerosas ediciones ano- se. Por un lado, se produjo una fuerte
no sólo por la negativa a reedi- la mayor parte tadas que consultó. Lo admitió en revalorización de la crítica borgeana.
tar los primeros libros de ensa- de los textos crí- muchas oportunidades: al leer por Sin perder los atributos de “capricho-
yos o por haber excluido de los ticos borgeanos primera vez la Divina Comedia, en la so”, “fragmentario”, “impresionista”,
siguientes muchos de sus textos permaneció dis- versión de Longfellow, comenzó por “asistemático” o “arbitrario”, que se
críticos, sino también por el des- persa en diarios las notas6. También Otras inquisiciones iban volviendo más aceptables, Borges
dén que no pocas veces exhibió y revistas. Borges (1952) vino a atenuar su imagen de pasó a ser considerado un notable anti-
contra la crítica, definiéndola nunca permitió, crítico, porque muchos de sus ensayos cipador de algunos de los caminos que
como un obstáculo entre los como es sabido, ignoraban con ostentación la volun- la crítica y la teoría literaria recorrerían
lectores y la literatura. que se reeditaran tad de verdad atribuida a la crítica. muchos años después. Su condición
sus tres primeros Como lo advirtieron enseguida quie- misma de crítico, sin embargo, comen-
libros de ensayos. Es cierto, también, nes reseñaron el libro, estos ensayos zó a resultar menos evidente.
que fuimos lectores intempestivos de la proponían una especie de pasión pura La Historia de la literatura argentina
literatura borgeana: para sus contem- por las ideas y una indiferencia por las dirigida por Rafael Arrieta incluía un
poráneos, lectores ocasionales de sus realidades que esas ideas representa- capítulo titulado “La crítica y el ensa-
frecuentes colaboraciones y testigos de ban7. Borges, experto en adelantarse yo”9. El capítulo estaba dividido en dos
una obra inicial predominantemente a las objeciones, fue el primero que partes: el nombre de Borges, ausente en
ensayística (a fines de la década del 30 lo señaló: en el epílogo afirmaba que la primera (“La crítica”), figuraba en la
llevaba publicados seis libros de ensa- al corregir las pruebas había notado segunda (“El ensayo”). Veinte años más
yos, tres de poesía y uno de relatos4), una tendencia a considerar las ideas, tarde, Nicolás Rosa escribió el capítulo
su crítica literaria pudo resultar más escépticamente, “por su valor estético, “La crítica literaria contemporánea”10
visible. El propio Borges contribuyó a y aun por lo que encierran de singular para la segunda Historia de la literatura
debilitar su imagen de crítico, no sólo y maravilloso”. Por otra parte, durante argentina editada por Centro Editor y

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quedado demarcados por figuras como Una revalorización de la crítica bor- ficación, que es entretenida, ¿no equi- argentino y la tradición”? ¿Qué estuvo
Jaime Rest o Enrique Pezzoni: críti- geana que al mismo tiempo borra su vale a decir, reiteradamente, que es un haciendo Borges, al escribir su litera-
cos universitarios que retuvieron, quizá carácter de crítica; un homenaje, como negativo de la crítica académica? tura, con la literatura argentina?
conflictivamente, algo de la figura tra- el de Nicolás Rosa, que compensa Las objeciones que Adolfo Prieto formu- Se ha dicho que al escribir su literatura
dicional del hombre de letras. Se los una exclusión; una promoción, que es ló contra la crítica borgeana procedían Borges estaba escribiendo una versión
suele retratar como críticos de dos también un destierro, de la crítica de de una concepción universitaria de la en miniatura de la literatura argen-
caras: una de ellas mira hacia la acade- Borges a la categoría, más distinguida, crítica. Borges era un mal crítico porque tina en la que sus principales líneas
mia; la otra, hacia del ensayo literario; y el roce de las desconocía las normas que regulaban la aparecían reproducidas. La tensión
Para Borges la crítica fue un el ensayo, hacia citas y las alusiones, que confirman su producción crítica universitaria. Se lo conflictiva propia de nuestra tradición
lugar de intervenciones, y los Sur, hacia Borges. autoridad mediante un reconocimiento acusaba de tomar sólo aspectos aislados cultural entre lo criollo y lo europeo
cambios que introdujo en la Si esta dualidad tan constante como elusivo. ¿Se celebró y hasta marginales de los textos, de aparecería en Borges, por ejemplo,
literatura argentina no hubie- los ubica cerca del la crítica de Borges para no otorgarle practicar una crítica gobernada por el como una oposición que divide su
ran sido posibles sin la violen- borde de la crítica, credencial de crítico? hedonismo, de formular observaciones propia obra. Según lo señaló Piglia,
cia de la polémica. como figuras más Imaginar a Borges como crítico exige puramente retóricas, de usar los textos la literatura borgeana se bifurca en
o menos excéntri- recordar otra tradición de la crítica: como pretextos. El libro de Prieto, aun- dos series de textos que corresponden,
cas, a Borges parece corresponderle el la de los “críticos practicantes”, como que Prieto se haya arrepentido de su tanto en el plano temático como for-
otro lado del borde11. los llamó Eliot, la de los “escritores escritura, es uno de los mejores estudios mal, a aquellas dos líneas antagónicas:
Quizá sea ocioso discutir qué nombre críticos”, como los llamó Todorov, o existentes sobre la crítica de Borges: no la serie de los textos como “Hombre
resulta más adecuado para ese tercer simplemente “la crítica de los escri- es fácil compartir sus valoraciones, pero de la esquina rosada” (la oralidad, el
género borgeano, pero parece induda- tores”, como la llamó Piglia. Su per- desde un punto de vista descriptivo las culto del coraje, la gauchesca) y la serie
ble que el prestigio del género ensayo tenencia a esta tradición se advier- acusaciones siempre aciertan. Cuando de los textos como “Pierre Menard”
ayudó a disolver la imagen de Borges te en los nombres preferentemente desaprobaba sus “observaciones pura- (la lectura y la
como crítico. Casi la totalidad de sus citados por su crítica: Poe, Arnold, mente retóricas”, por ejemplo, captaba escritura, el culto El hecho de que hoy sólo poda-
ensayos son ensayos de crítica literaria. Swinburne, Chesterton, Valéry, Eliot. una característica importante de la críti- de los libros, la mos intentar imaginar el sobre-
Menos específico, el rótulo “ensayo” Todos sus ensayos sobre la gauchesca ca borgeana, su interés por los procedi- erudición enci- salto con que en 1939 algu-
no compensa esa menor especificidad o el Martín Fierro dialogan con Rojas, mientos. Cuando le reprochaba su voca- clopédica)12. La nos lectores leyeron “Pierre
con una mayor amplitud. Aunque Lugones y Martínez Estrada. Quizás ción polémica, iluminaba otro rasgo elección borgea- Menard” en las páginas de Sur,
parece más comprensivo, dirige nues- el mejor texto para ver en qué espacio significativo y relativamente común en na de las orillas indica hasta qué punto modi-
tra atención hacia textos como los de de la crítica se movía Borges sea su la crítica de los escritores. Para Borges la de Buenos Aires ficó un sistema de creencias y
Otras inquisiciones, y en la práctica Introducción a la literatura inglesa: la crítica fue un lugar de intervenciones, y recibió una lec- valoraciones. Lo más raro es
resulta inaplicable, por ejemplo, a mayoría de los comentarios ajenos los cambios que introdujo en la literatu- tura similar. Al que llevó adelante estas ruptu-
las brevísimas notas publicadas en citados proceden de los mismos escri- ra argentina no hubieran sido posibles ubicar su litera- ras sin el gesto de la ruptura:
Síntesis, Selección o El Hogar. tores allí comentados. sin la violencia de la polémica. tura en esa zona sin énfasis ni reticencias, sin
Aunque la crítica argentina emplea Es difícil describir la crítica borgeana Quizá lo más interesante de la crítica intermedia entre vacilaciones ni aclaraciones.
abusivamente la crítica borgeana, se sin confrontarla con las modalidades sobre Borges de las últimas décadas se el campo y la ciu-
trata de un abuso distanciado, el de más académicas de la crítica universi- encuentre en los textos que lo abor- dad, Borges elegía un espacio simbóli-
las citas y las alusiones. Son muchas taria. Decir que no disimula las huellas daron desde esta perspectiva, ubicán- co entre el criollismo y el europeísmo.
las fórmulas borgeanas que circulan de la subjetividad, que está escrita en dolo en la trama de relaciones de la Y al mismo tiempo, su literatura ori-
como refranes, pero utilizar la crítica una primera persona de autobiografía, literatura argentina contemporánea y llera era una imagen de la literatura
de Borges como un repertorio de que expone las valoraciones de una analizando sus textos como interven- argentina, ella misma periférica13.
citas aisladas puede ser una forma de manera bien directa, que se desen- ciones. Esta forma de leerlo se deja El primer Borges y el Borges clásico
olvidar la existencia de principios que tiende de los aparatos conceptuales resumir en una pregunta: ¿qué opera- intervinieron en casi todos los debates
articulen el conjunto de sus textos y le de época y los circuitos de lecturas ciones estaba llevando a cabo Borges relevantes para la literatura argentina
otorguen consistencia a su crítica. obligatorias, que sus argumentaciones sobre la literatura argentina mientras del siglo XX y sus intervenciones tuvie-
¿En todos los ejemplos hasta aquí refe- avanzan rápidamente, que está regida escribía Evaristo Carriego, el prólogo ron efectos decisivos. Con “El escritor
ridos no ocurre básicamente lo mismo? por el arte de la brevedad y la simpli- a La invención de Morel o “El escritor argentino y la tradición” (1951), para

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volver a uno de los ejemplos mejor gratitud, pero estaba avalada por el la psicológica y valoraba el cine de ría una compleja serie de cambios,
recordados, torció un largo debate cul- ejemplo de su propia literatura. Las Hollywood. El hecho de que hoy sólo muchos de ellos anteriores a 1920.
tural. En lugar de añadir una participa- opiniones que allí se ridiculizaban no podamos intentar imaginar el sobre- Para comprender el lugar que ocupó
ción más, tomó el debate mismo como parecen repuestas, y las paradojas que salto con que en 1939 algunos lec- en esa historia fue necesario analizar
objeto y lo redujo a un simulacro, en su lugar proponía Borges parecen tores leyeron “Pierre Menard” en las sus estrategias, sus apropiaciones, sus
como si desatara un nudo imaginario. haberse vuelto transparentes. páginas de Sur, indica hasta qué punto manifiestos, sus polémicas, los efectos
La transformación de una condición Cuando se introdujo en la narración, modificó un sistema de creencias y de sus trabajos editoriales, su relectura
impuesta y restrictiva (la marginali- a principios de la década de 1930, lo valoraciones. Lo más raro es que llevó de la gauchesca, su intervención en
dad de la literatura argentina) en una hizo con una poética que entonces adelante estas rupturas sin el gesto de debates como el de “El idioma de los
elección y una libertad podría haber parecía el atajo más corto al fracaso, la ruptura: sin énfasis ni reticencias, argentinos”, sus reordenamientos de
sido percibida como un soborno a la y que hoy resulta familiar. Atacaba lo sin vacilaciones ni aclaraciones. las tradiciones y las jerarquías. La gra-
inatacable y defendía lo indefendible. Cuando se lo lee a partir de la pregun- vitación de Borges sobre la literatura
Afirmaba que el gran género, la nove- ta ¿qué hizo Borges, al escribir su lite- argentina, escribí antes, procede prin-
la, era una superstición de época. Se ratura, con la literatura argentina?, se cipalmente de su crítica, ese espacio de
aburría con Proust, mientras festejaba presupone que la literatura argentina, intervenciones desde el cual llevó ade-
a Ellery Queen. Despreciaba la nove- tal como la concebimos hoy, es una lante sus operaciones y rupturas. No
invención en la que Borges participó leer a Borges es un buen método para
crucialmente. Si se lo quitara de esa no entender la literatura argentina, y
historia, quedaría el vacío dejado por en esta afirmación “Borges” significa,
sus textos, pero también se produci- antes que nada, Borges crítico.

NOTAS

1. “Chronique des lettres espagnoles. Trois nouveaux livres”, en La Feuille. Journal d’Idées d’Avant-Garde, II,
306, Ginebra, 20 agosto, 1919, p. 6.
2. Hart Jr., Thomas, “The literary criticism of Jorge Luis Borges”, en Modern Languaje Notes, LXXVIII, Balti-
more, diciembre 1963; Rodríguez Monegal, Emir, “Borges como crítico literario”, en La palabra y el hombre,
N° 31, Veracruz, julio-agosto 1964; Alazraki, Jaime, “Borges: una nueva técnica ensayística”, en El ensayo y la
crítica literaria en Iberoamérica, Toronto, Universidad de Toronto, 1970.
3. Borello, Rodolfo, “Borges, lector de las letras argentinas”, en Cuadernos Hispanoamericanos, N° 505-507,
Madrid, julio-septiembre 1992.
4. La primera edición del Quién es quién en Argentina. Biografías contemporáneas, aparecida en 1939, lo definía
así: “Borges, Jorge Luis: escritor (especialidad: Crítica Literaria)...”. Tomo la referencia de Annick Louis, Jorge
Luis Borges: oeuvre et manoevres, Paris, L’Harmattan, 1997, p. 67.
5. Estudio preliminar a Dante Alighieri, la Divina Comedia, Clásicos Jackson, v. 31, Buenos Aires, Jackson, 1949.
6. “Quienes me acusan de pedantería comprenderán que no se equivocan si les confieso que, antes de entrar en
el poema, leí con deleite las notas.” (“Mi primer encuentro con Dante”, en Quaderni italiani di Buenos Aires,
a. 1-2, vol. 1, Buenos Aires, 1961.)
7. Jitrik, Noé, “Otras inquisiciones, Jorge Luis Borges”, en Centro, a. 2, N° 4, Buenos Aires, diciembre 1952.
8. Prieto, Adolfo, Borges y la nueva generación, Buenos Aires, Letras universitarias, 1954.
9. Giusti, Roberto, “La crítica y el ensayo”, en Rafael Arrieta (dir.), Historia de la literatura argentina, Buenos
Aires, Peuser, 1959.
10. Rosa, Nicolás, “La crítica literaria contemporánea”, en Susana Zanetti (dir.), Historia de la literatura argen-
tina, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1980.
11. Bardauil, Pablo, “El excéntrico Jaime Rest” y Estrin, Laura, “Enrique Pezzoni: la lectura, un ejercicio de in-
tensidad”, en Nicolás Rosa (ed.), Políticas de la crítica. Historia de la crítica literaria en la Argentina, Buenos Aires,
Biblos, 1999; Panesi, Jorge, “Enrique Pezzoni: profesor de literatura”, en Críticas, Buenos Aires, Norma, 2000.
12. Piglia, Ricardo, “Ideología y ficción”, en Punto de vista, a. II, N° 5, Buenos Aires, marzo 1979.
Borges en el sótano de El 13. Sarlo, Beatriz, “Borges y la literatura argentina”, en Punto de vista, a. XII, N° 34, Buenos Aires, julio-sep-
Aleph, por Juan Rearte tiembre 1989.

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El viaje circular Si Conrad anduvo en barcos aventure-


ros por el mundo, donde aprendía el
inglés, en tanto habitaba los horizon-
ra en Dal Masetto, ofrecen a priori
una vista escenográfica. Francis Ford
Coppola pudo trasladar en el film
tes literarios de Kipling, de Stevenson, Apocalypse now el paisaje de Conrad a
Por Carlos Bernatek virando hacia mundos más oscuros, Vietnam, sin alterar el sentido “odisei-
Antonio Dal Masetto, muchos años co” del viaje, porque el exotismo en el
más tarde, se detuvo en esos mismos texto no vertebra la historia de Marlow
patrones textuales, y en Salgari, y en y Mr. Kurtz, sino que el ámbito donde
Verne, en una biblioteca de Salto, en la se desarrolla la trama refiere a lo des-
provincia de Buenos Aires, para zarpar conocido para las culturas centrales, a
desde la lengua italiana hasta aprender ese sector del mundo donde la norma
el idioma argentino. El idioma y todo “civilizada” pierde toda validez y sen-
lo que connotaba ese aprendizaje. tido de referencia. Los horrores que el
Pero, ¿qué pueden tener en común propio Conrad presenció hacia 1890
estos autores, aparentemente inconci- como oficial de marina mercante en la
liables, extemporáneos? En principio, antigua Leopolville, constituyen una
Los universos vivenciales de Joseph Conrad y no sólo la adopción literaria de una visión cruda e
Antonio Dal Masetto padecen recíprocas usurpa- lengua distinta de la de origen. Se me impiadosa sobre Dal Masetto, en pasajes pre-
ciones cuando se conforma un paralelismo otorga- ocurren ciertas cuestiones vinculadas la deshumaniza- cisos del relato, instala a
do por la lectura de Carlos Bernatek, quien rastrea al itinerario, al tránsito, y en particu- ción en los bor- los personajes en la deriva.
lar al rumbo, específicamente en El des mismos en Puntualmente, la “nave” es
con una curiosidad minuciosa, los entornos de El corazón de las tinieblas del polaco, y en que lo real tiende aquí un Citröen destartalado,
corazón de las tinieblas y Fuego a discreción. Fuego a discreción de Dal Masetto. al derrame. Y la una amenaza en sí mismo por
La renuncia a la lengua dada es un litigio con No son muchos los casos de aprehen- palabra “horror”, su estado, en lo específico, por
el origen que no puede ser ignorado en ambos siones literarias significativas, en ese tanto en el libro un particular agujero en el
escritores. Instituye una intuición que posi- aspecto fundante que convierte la len- como en la pos- piso –que se torna casi metafí-
gua en herramienta, en instrumento terior película sico– amenazando “tragar” al
bilita proyectar la idea de viaje. Experiencia dúctil. Podríamos considerar, respecto m e n c i o n a d a , pasajero hacia el asfalto. Esa
iniciática y destino forzoso, territorios reales e de ese viaje simbólico, a una etapa ini- no es un simple chapa podrida que permite ver
intangibles se confunden en una circularidad cial del periplo que va de una lengua a adjetivo; en reali- el camino desplazándose por
inmanente que recorre un itinerario que va de otra, a esa adquisición forzosa o deli- dad constituye el debajo, juega con el riesgo de
berada que no se limita en estos casos verbo que articu- perder pie, como una metáfora
una lengua a otra. Un tránsito –en la compa- al habla, sino que traza un objetivo la la acción. de un río que traga cuerpos.
ración amistosa que traza Bernatek– entre el más ambicioso: el empleo literario de En Fuego a dis-
Congo Belga (la selva conradiana profanada un código y una construcción cultural creción de Dal Masetto, el horror no
por la civilización) y una Buenos Aires dictato- ajenas. Los modelos prestigiosos –ade- se menciona con esas características,
más de Conrad, Nabokov y Beckett pero planea sobre la escena temporal
rial (acechada por espectros insoportables sobre por caso, o el modo revertido en –innominado como el protagonis-
una aparente superficie calma). Wilcock– dan cuenta de que el cambio ta– en un vagabundeo errático. No
Trayectos que modifican las perspectivas pre- de idioma acarrea, paralelamente, una es aquí el río Congo y su vegetación
téritas en sus encuentros con el horror. Marcas modificación de perspectivas referidas salvaje, ni un barco remontando la
sobre el cuerpo que se verifican en un regreso al pasado que señalan un contraban- corriente hacia un destino incierto
deo, y quizás, una forzosa traición. donde se halla el protonazi Kurtz. El
despojado de todo aquello que quedó atrás pero El antiguo Congo Belga –actual Zaire– horror porteño y suburbano en este
persevera desarreglando las coordenadas que para Joseph Conrad o la Buenos Aires caso toma la peculiaridad tácita de
“nos mantenían a flote”. dilatada en el suburbio de la dictadu- la escena de la dictadura: aquélla en

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la cual las cosas discurren por debajo El protagonista de Dal Masetto riendo a tempestades tropicales, a fie- Me encontré vagando por tierras tor-
de lo cotidiano aparentemente habi- comienza su periplo en Santa Fe y bres, a junglas brutales, malarias, ríos mentosas, entre ruinas, muros de historia
tual, de cierta armonía ritualizada en Coronel Díaz. En ambos casos se trata cenagosos o puertos amenazantes. antigua, grietas de epopeyas, marcas de
la superficie, que encubre la temida de sitios “centrales”, enclaves urbanos Siempre es mucho más grave y temi- algún tiempo heroico, cuyo polvo arras-
y fantasmal escena oculta. Emerge la lejanos de cualquier barbarie ulte- ble –por analogía– la sombra que se trado por el viento ocultaba turbulencias
consecuencia –los desaparecidos– en rior. “Lo civilizado”, en este punto, despliega en los entresijos de sus per- de relinchos y golpear de cascos. Me perdí
tanto el horror reviste la condición demarca una primera frontera con lo sonajes3, ese entramado de la lobre- entre columnas de templos custodiados
de lo innombrable. que va a ocurrir, cuando aparezca la guez interior que sólo admite la refe- por efigies de dioses o demonios y descen-
Dal Masetto, en pasajes precisos del zona más sombría (interior/exterior) rencia sesgada. Acorde con ello, viene dí a galerías cuyos
relato, instala a los personajes en la y marginal de los agonistas. al caso la anécdota de filmación de la ecos seguían repro- El protagonista de Dal Masetto
deriva. Puntualmente, la “nave” es El texto de Dal Masetto está en pri- película de Francis Ford Coppola. El duciendo fórmulas también se transforma y se des-
aquí un Citröen destartalado, una mera persona; el de Conrad en tercera, actor Martin Sheen había padecido mágicas de ritos y poja. Lo que Conrad se propo-
amenaza en sí mismo por su estado, pero el modo de relato a que refería- hasta físicamente –tuvo un infarto– conjuros, sacrificios ne es infundir a su protagonista
en lo específico, mos (Marlow contando), remeda en la las alternativas del rodaje en Filipinas humanos, mutila- la complejidad moral a la que
por un particular práctica la primera persona. –muy accidentado–, particularmente ciones, ceremonias está sometido. Así, la materia
agujero en el piso Mr. Kurtz es un agente del monarca por la construcción emotiva de su de sangre4. fluvial y aventurera entorna
–que se torna casi belga, una bestia temible que esclaviza personaje de Marlow –en el film, el al laberinto de Marlow con el
metafísico– ame- y tortura a los nativos, que expone Capitán Benjamin L. Willard–. La Lo que no parece pathos de la tragedia griega,
nazando “tragar” sus cadáveres empalados para el escar- escena opresiva con que abre la pelí- muy distante a: donde el destino y la suerte, se
al pasajero hacia miento público. Ha acumulado una cula, transcurre en una habitación relativizan.
el asfalto. Esa gran fortuna mediante la explotación de hotel, con Martin Sheen ebrio, Una sombra insa-
chapa podrida del marfil, lo que le concede una elo- que rompe un espejo y se lasti- ciable de apariencia espléndida, de reali-
que permite ver cuente autonomía feudal. Dal Masetto ma la mano. Ésta fue una situación dad terrible, una sombra más oscura que
el camino des- prescinde de esta figura “del mal”: no real, incorporada a la película por las sombras de la noche [...] la multitud
plazándose por personaliza al sistema quizá por su el director, que subraya aquello que salvaje de obedientes adoradores, la oscu-
debajo, juega omnipresencia en el contexto de la apuntábamos sobre las características ridad de la selva, el brillo de la lejanía
con el riesgo de época. Eso ya existe por fuera del texto, del personaje. La interpretación de entre los lóbregos recodos, el redoble de
perder pie, como donde cualquiera podría referenciar la transformación que sufre Willard/ tambores, regular y apagado como el
una metáfora de fácilmente la figura de Kurtz en los Marlow/Sheen cuando remonta el río latido de un corazón…el corazón de las
un río que traga siniestros y paradigmáticos personajes nos hace comprender el cariz del viaje tinieblas vencedoras.5
cuerpos. En esa de la dictadura, con el agravante de su emprendido. Esa escena intramuros,
ciudad los nazis concreta realidad. Narra Dal Masetto: curiosamente, podría corresponder El periplo heroico clásico, en estas y
no se muestran, a la lógica del personaje que narra otras novelas, suele señalar una cir-
sobrevuelan el Calles sin fondo, destellos cegadores, Fuego a discreción. cularidad. Historias blancas o negras,
fuera de escena (por consiguiente, asfalto humeante, señales de una civi- El protagonista de Dal Masetto tam- respetan ese itinerario elíptico de los
embozados en el adentro), en un lización condenada [...] los pequeños bién se transforma y se despoja. Lo personajes con diferentes matices de
todo monolítico que conforma la desechos de los hombres, cosas inútiles, que Conrad se propone es infundir a tránsito y distintas posibilidades de
imagen estética de la dictadura como vergüenzas, también aquella sangre que su protagonista la complejidad moral salida del dédalo trazado. Todas las
urdimbre del mal. había buscado el declive en las baldosas a la que está sometido. Así, la materia alternativas ofrecen, de algún modo,
Conrad inicia la obra en un crepúscu- acanaladas y se estaba secando al sol 2. fluvial y aventurera entorna al labe- una forma de medir el tiempo y el espa-
lo en la desembocadura del Támesis, rinto de Marlow con el pathos de la cio. Aun la ruptura temporal o espacial,
sitio en el cual Charlie Marlow cuenta Ésta es “su” selva conradiana. tragedia griega, donde el destino y la al plantear una lógica propia de men-
la historia del viaje a unos compañe- En ambos textos la penumbra –men- suerte se relativizan. sura, considera como parámetro –por
ros: “Y también éste –dijo de pronto cionada o sugerida– supera la escala Ambos textos parecen confluir en oposición– a la norma clásica que nos
Marlow– ha sido uno de los lugares de la anotación. Cuando Conrad ciertas imágenes comunes. Dice Dal dejara Homero. Y los protagonistas de
oscuros de la tierra”1. remite a “oscuridades” no se está refi- Masetto: estos dos textos regresan transmutados

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por el despojamiento que el viaje les ha la cabeza de uno contra los pies del
impuesto a modo de cicatriz indeleble. siguiente ¿tiene idea de qué distancia
Respecto de la medida, al modo arbi- podrían llegar a cubrir? 6
trario y al recur-
so de mensurar La línea comienza en la Casa de
lo humano en Gobierno y atraviesa paulatinamen-
la literatura –y te la ciudad, hasta excederla brutal-
para proseguir mente. La dilución de un horizonte
con Antonio Dal visible, de la noción de límite, vuel-
Masetto– cabe ve más ominosa la cuantificación
mencionar en par- de la muerte. Los cuerpos, en tanto
ticular al cuento medida de lo humano, fracturan la
titulado: “Tema: geografía de la ciudad en ese trazado.
la muerte”. Se El “paisaje” cae en un irremediable
trata de un diálo- segundo plano abstracto, se objetivi-
go sencillo de bar, za y se resume en el simple hito refe-
donde uno de rencial ante la visión de esa humani-
los personajes se dad violada. Nuevamente la imagen
propone graficar connota al itinerario, al punto de
la magnitud de la partida y al destino.
muerte a través La lengua de origen y la adquiri-
de la referencia da aluden al viaje iniciático que la
a los cuerpos de narrativa posterior va a apostrofar.
los desaparecidos. El descubrimiento discurre así desde
Toma aleatoriamente la cifra estimativa el territorio real hacia otro intangi-
del Nunca más: unos nueve mil, para ble que percibimos al comprobar la
hacer la imagen más elocuente: ruptura del marco de referencia, esa
línea del horizonte que nos mantenía
Trate de pensar 9.000 cuerpos acostados a flote y que, de pronto, se vuelve
en el suelo, uno a continuación del otro, errática en su circularidad.

NOTAS

1. Conrad, Joseph, El corazón de las tinieblas, Ediciones del Sur, 2004, p. 8.


2. Dal Masetto, Fuego a discreción, Editorial Planeta, 1997, p. 182.
3. Conrad, Joseph, ...para él (Marlow) la importancia de un relato no estaba dentro de la nuez sino afuera, envol-
viendo la anécdota de la misma manera que el resplandor circunda la luz.... p. 9, op. cit.
4. Dal Masetto, op. cit., p. 197.
5. Conrad, Joseph, op. cit., p. 126.
6. Dal Masetto, El padre y otras historias, Editorial Sudamericana, 2002. p. 140.

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La creación es el verdadero poder. Independientemente de aquello a lo


que en particular se dedique, todo
escritor es de alguna manera un críti-
a su talento, e incluso en algunos cír-
culos especializados llegó a afirmarse
que guardaba escritos en un cajón.
César Aira y la tenacidad co. Sea cual sea su métier, la escritura,
esa pulsión por transmitir la sutileza Junto a Laiseca, Peyceré y Zelarayán

de lo imposible que cada cosa oculta, dejará traslucir,


más o menos explícitamente, tanto los
era parte de un submundo de las letras
que brillaba en la oscuridad”, cuenta
juicios del autor sobre otros escritores, Abraham1. A la seducción que ejerce
Por Evelyn Galiazo sobre la literatura y su función, como la clandestinidad se le agregó después
sobre la crítica misma. En el caso de otro entusiasmo: el de la indignación.
César Aira no es necesario tomarse el Cada vez que aparecía un artículo suyo
trabajo de rastrear estas concepciones rodaban unas cuantas cabezas. En una
en el apabullante volumen de su obra; nota de 1981 donde esboza el mapa
al margen de que también se hallan de la narrativa argentina contemporá-
dispersas en todas sus novelas y rela- nea, descalifica en un solo movimiento
tos, sus postulados críticos aparecen a Luisa Valenzuela, Rodolfo Rabanal,
delineados con nitidez en el conjunto Juan Martín Real, Jorge Asís y Ricardo
de ensayos que desde fines de los 80 Piglia. Según su diagnóstico, nuestra
Si en todo escritor hay un crítico que destila viene publicando. Entre la experiencia novelística es en términos generales, “una
valoraciones y relee desde su propia escritura de la lectura y la práctica de la crítica especie raquítica y malograda2.
fue conformándose una constelación
las obras que dialogan con él, es posible –como de reflexiones literarias que aparecieron Las voces críticas que por aquella
propone Evelyn Galiazo– considerar la obra de y siguen apareciendo en suplementos época comenzaron a hacerse oír fue-
César Aira bajo el prisma de un crítico. culturales, revistas especializadas, libros ron efecto de estas características, ya
Enigmático y sustraído de las visibilidades públi- de otros autores –a modo de introduc- que buscaban develar el misterio de
cas cuando éstas reclamaban exceder la propia ción–, y en forma separada, como el Aira, corregir sus injusticias, o ambas
temprano Copi o el más reciente Las cosas a la vez. Más o menos obnubi-
escritura, Aira evadía su inscripción en los tran- tres fechas, donde expone un personal y lada por sus encantos, escandalizada
quilizadores consensos del mundo literario ali- novedoso método de análisis. en mayor o menor medida, del lado
mentando un aura misteriosa sobre sus silencios, La mayoría de estos textos abundan de la aprobación o del reproche, la
sólo interrumpidos para emprender violentos en declaraciones terminantes: Aira es bibliografía que hasta la actualidad
incisivo, polémico y muchas veces continúa circulando se congrega en
juicios sobre la obra de escritores argentinos enigmático. Quizás, éste haya sido uno torno a una cuestión respecto de la
contemporáneos. Pero sus reflexiones también de los motivos por los que se puso de que hay consenso: las vanguardias his-
orillaban los clásicos a quienes examinaba por moda. En uno de sus últimos libros, tóricas constituyen la clave interpre-
su afinidad con las vanguardias: Pizarnik leída Tomás Abraham destaca esa relación tativa con la que el prolífico escritor
inversamente proporcional que se da lee. Resultaría difícil negarlo porque
desde el surrealismo, Arlt desde el expresionismo entre su producción escrita y su ima- un primer acercamiento a los tex-
y Kafka desde Duchamp y el exotismo. gen mediática. La desaparición supo tos corrobora esta afirmación como
El escritor reúne un conjunto de fugaces pen- ser una de las principales característi- cierta y evidente: para Aira, Pizarnik
samientos. Emite una mirada dispersa sobre los cas del escritor, que se mantuvo oculto se comprende desde el surrealismo,
hechos que en su dinámica van diluyendo los hasta la década del 90. No se dejaba Arlt desde el expresionismo, Kafka
ver ni daba entrevistas, era casi un desde Duchamp, y el exotismo, desde
significados en procura de nuevos símbolos. Una desconocido. Esta evasiva estimuló el Raymond Russell y la lógica del ready-
mirada que, cuando rebasa los límites de la ima- surgimiento de un mito: comenzaron made. Entender por qué las vanguar-
ginación, otorga vida a la experiencia. a propagarse ciertos rumores en torno dias se le imponen como necesidad

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requiere, en cambio, encarar un rodeo mos una gran injusticia contra esa obra. dencia del realismo burgués está lejos de funcionar como tal. “Una vez que la
que reponga el circuito a través del que Referirse a las peripecias del ingenioso de revelar el fin de la literatura; más escurridera firmada ha sido aceptada en
Aira considera la historia de la litera- hidalgo de la Mancha como a una bien anuncia la irrupción de una nueva los museos, la provocación pierde senti-
tura en general, y particularmente, la novela implica sacarlas de contexto y realidad, sustentada por las vanguar- do, se convierte en lo contrario”, resume
de nuestro país. Una fugaz genealogía ubicarlas en la estantería del museo o dias. Al cuestionarse el agotamiento del Bürger8. Del mismo modo, Aira denun-
de lo que esta impronta vanguardista del supermercado. género la institución literaria gira sobre cia: por más subversivos que sean los
implica en su pensamiento permitirá, su propio eje y da otra vuelta de tuerca enunciados, la Historia se encargará de
a su vez, dar cuenta del aparato crítico El Quijote –afirma– no es una novela a la maquinaria combinatoria de las asimilarlos serenamente, ya que en eso
que Aira establece a la hora de enfren- entre otras sino el fenómeno único e irre- posibilidades narrativas. Y del colapso consiste su ser: la historia [de la literatu-
tarse no sólo con la tradición sino petible (...) del que deriva la definición de una forma se alimentan otras, como ra] es una acumulación apabullante de
también con sus contemporáneos y de la palabra ‘novela’.”4 quien hace leña del árbol caído, o en enunciados des-
simultáneamente, atisbar el alcance de términos de Aira, como quien aprove- provistos de todo Por otro, cuando la vanguar-
la controvertida discusión que estable- Convertirse en clásico consiste, enton- cha el reloj de un pariente difunto6. poder subversivo dia se canoniza, es decir, cuan-
ce con ellos. ces, en superar al género desde el cual Las vanguardias históricas se abren o innovador9. do la institución flexibiliza y
se escribe. De este modo, la relación paso fagocitando la crisis del realismo Su lectura de modifica su propia identidad
entre género y clásico se asemeja a la y de sus pretensiones representativas. Alejandra Pizarnik hasta el punto de absorber la
1. Un hábito crepuscular que establece un buen discípulo con El movimiento vanguardista hace de la es consecuencia protesta e incorporarla a su
su maestro: para corroborar el talento reacción estética y política su programa. de esta perspecti- seno, el gesto vanguardista
Belleza, ¿por qué todo es tan cálido del segundo, el primero tiene que trai- Repudia el estilo individual, la obra y va aparentemente deja de funcionar como tal.
cuando está perdido? cionarlo, porque los mejores epígonos la autonomía artística; desacraliza la desalentadora.
¿Por qué seremos nosotros tan de último son siempre apóstatas. Es probable esfera del arte; lleva sus convenciones Para Pizarnik, la calidad es un mandato.
momento? que tengan razón quienes afirman que al absurdo y, parodiadas, las transfor- Este requisito cualitativo determina la
Ariel Schettini el don de la imaginación proviene de ma en literatura de último momento. selección del tono, de las palabras, y de
la perversidad del espíritu. Si es así, Pero, al mismo tiempo, transgrede los los temas con los que la poeta ensayará
La creación es todo, y más que todo por- el laberinto viviente de la literatura antiguos interdictos en pos de la utopía sus inquietudes. Construida exclusiva-
que es la fuente de la que mana todo. se levanta sobre las ruinas de todos de decirlo todo: su proyecto también mente de términos elevados, su poesía
César Aira los impulsos generosos. Ya lo decía supuso enunciar el inconsciente y el trata siempre de la noche o el amor, de
Aira: de los buenos discípulos nunca sueño (tentativa surrealista), el sin sen- las sombras o la muerte. En vano rastrea-
Convertirse en clásico con- Adorno seña- podrán surgir buenas novelas.5 tido y la locura (tentativa de Artaud), remos en sus versos la presencia de un
siste, entonces, en superar al la que una obra Por otra parte, cada género tienen su la imposibilidad y la nada (tentativa de colectivo, un cigarrillo o un desayuno. Ni
género desde el cual se escribe. forma parte del historia particular; un devenir que obe- Beckett y de Blanchot). una sola trivialidad en su discurso, que
De este modo, la relación entre canon cuando dece tanto al momento concreto en el A esta altura de las circunstancias parece sólo admite intensidades.
género y clásico se asemeja a la no es reconocida que los textos se producen como aquel que no quedara nada en pie ni nada por Para Alejandra, el trabajo poético era
que establece un buen discípu- como pertene- en el que se leen. Durante el siglo XIX, decir. Amanece entonces la pregunta: una búsqueda, y estaba convencida
lo con su maestro: para corro- ciente a un género la novela alcanza su forma plena y en el ¿cómo seguir escribiendo después del de que buscar no es un verbo sino un
borar el talento del segundo, el determinado y a XX da un paso más en esa misma direc- final? Por un lado, ante la magnitud de la vértigo, un arrebato peligroso que no
primero tiene que traicionarlo, la inversa, porque ción. Con Flaubert –esa mano profesio- biblioteca surge la melancólica sospecha puede ni debe ser empobrecido por la
porque los mejores epígonos canon y género nal que pule perseverante las perlas del de que ya todo está escrito, inmejora- inercia opaca y el aburrimiento de la
son siempre apóstatas. suponen aparatos estilo– la novela realista arriba al cenit blemente escrito. “Algunos de los auto- vida cotidiana. Derivadas de la temáti-
de lectura dife- de la literatura. Pero sigue avanzando. res canónicos son desalentadores –dice ca nocturna y angustiada, tales restric-
rentes . Borges no debe ser considerado
3
¿Hacia dónde? Hacia su propio abismo, Aira–. Son casi demasiado buenos”7. Por ciones imponen una práctica basada
cuentista ni Shakespeare dramaturgo, evidenciando que todo punto cúlmine otro, cuando la vanguardia se canoniza, en la constante reescritura, es decir,
porque no sólo son mucho más que eso suele ser, también y simultáneamente, es decir, cuando la institución flexibiliza en la reaparición de los bosques, los
sino que son algo distinto de eso. Según un punto culminante. y modifica su propia identidad hasta el muros y los ojos tatuados, que vuelven
Aira, si al hablar de novelas menciona- Sin embargo, lo que ha muerto no es la punto de absorber la protesta e incorpo- en distintas configuraciones una y otra
mos como ejemplo al Quijote, comete- novela sino su forma clásica. La deca- rarla a su seno, el gesto vanguardista deja vez. Limitándose a un número acotado

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de términos, la combinatoria opera La palabra que viene a cubrirla la evangelistas de una fe inexplorada, los tiguan nuestra persistencia y no la suya”17.
teniendo ante la vista el horizonte de su transforma en ‘poesía’. Pero cuando la portavoces de la mejor de las noticias: Después de todo, anacrónica no sólo es
agotamiento, se llena de oscuros presa- palabra cese, cuando la poesía se agote, “el triunfo del arte sobre la mezquin- Alejandra sino toda la literatura18. Pero
gios que conjuran tanto la clausura de al retirase dejará a la vista no ya a la dad mercantil de la obra de arte. La no hay que rasgarse las vestiduras ni
la obra como la muerte de la poeta10. vida, sino a la muerte.11 victoria del proceso sobre el resultado. ponerse de luto sino más bien todo lo
A su vez, el repertorio garantiza la cons- (...) La Buena Nueva no es un ejem- contrario. A la luz de esta verdad se des-
trucción de un mito personal que con- El análisis enfatiza la condición póstu- plo, sino que es el procedimiento en sí vanece como
diciona, desde ma de la poeta, aquello que le permite para crear historias”13. un espejismo ... aunque la Historia se apro-
el principio, escribir desde su propia posteridad. Aira no deja de advertir que si bien el el encandila- pie de los enunciados, aunque
el conteni- Como la ardiente enamorada del viento, surrealismo empezó siendo puro proce- miento que congele el instante de arreba-
do de toda la a quien tanto admiraba, Aira pertenece so –un presente absoluto que se mante- generaban los to y momifique los versos más
obra, acabada a esa clase de escritores tardíos, que nía siempre en el grado cero del senti- colosos y resur- lábiles cosificando su sentido,
ya desde antes aparecen cuando no quedan ni espa- do–, “Breton terminó dando el mayor ge la posibili- lo que no puede ni podrá
de tomar la cios vírgenes ni caminos por descubrir, precio a la frase objetivada, (...) es decir, dad de escribir. nunca asimilar es el gesto ina-
palabra. El y más que conocer esta condición, la al resultado”14. Sin embargo, aunque la Con el destino sible de su enunciación. La
mito funciona viven, sintiendo como un imperativo la Historia se apropie de los enunciados, de grandeza enunciación es la intensidad,
como síntesis necesidad de empezar de nuevo. aunque congele el instante de arrebato de la novela el entrecruzamiento de las
biobibliográ- Así lo entiende Sandra Contreras, y momifique los versos más lábiles cosi- cae la autoexi- fuerzas en fuga, y el enuncia-
fica: condensa para quien el rasgo distintivo del lugar ficando su sentido, lo que no puede ni gencia y nace do, su mera representación. La
una imagen de que fue ganando Aira en la literatura podrá nunca asimilar es el gesto inasible la libertad, la enunciación es lo que permite
sí y coagula un argentina es lo que llama la vuelta al de su enunciación. La enunciación es plena liber- transmitir lo único que vale la
destino tanto y del relato. Vuelta al relato después la intensidad, el entrecruzamiento de tad de escribir pena de ser comunicado: eso
para la poeta de la parálisis y la saturación de sus las fuerzas en fuga, y el enunciado, su cualquier cosa. que se expresa en el lenguaje,
como para procedimientos, y vuelta del relato, mera representación. La enunciación Si los muertos pero que nosotros no pode-
su poesía. La en tanto periódica insistencia del acto es lo que permite transmitir lo único se llevaron el mos expresar mediante él.
pequeña viaje- narrativo, en tanto proliferación12. La que vale la pena de ser comunicado: eso genio, los vivos
ra con pies de piedra fundamental sobre la que se que se expresa en el lenguaje, pero que podemos jugar a inventar historias; pode-
pájaro perma- sustenta dicho regreso es un proyecto nosotros no podemos expresar mediante mos experimentar con las formas, crearlas
necerá siem- de signo positivo: la promoción de él. Por lo tanto, no importa que Breton y destruirlas siguiendo únicamente la
pre fiel a este una potencia soberana: el supremo se volviera archivista en la estela de rutina de nuestro capricho, sin más cen-
precepto pesimista y vampírico. A lo poder de la invención. Plasmada tanto Dadá. Instrumentalizar el legado de una sura que la que nos impongan los límites
largo de toda su existencia, Alejandra no en su literatura como en su pro- escuela muerta sigue siendo una fértil de nuestra propia fantasía. Despojado de
hará otra cosa que revivir ese momento ducción crítica, la posición de Aira posibilidad. “Desvanecida la ideología la misión sublime que había heredado de
adánico en el que, seleccionando sus instaura una dimensión plenamente del procedimiento, la mecánica de éste la tradición, el escritor recupera la esencia
materiales de trabajo, se crea a sí misma. afirmativa. Sus textos defienden cierto puede servir para nuevas creaciones”, lúdica e infantil del arte. Como señala
Su vida será la repetición constante de su optimismo inherente a la escritura, sentencia Aira15. Todos los recursos valen Abraham, “muerta la obra de arte nace
propio mito de origen. La atracción del una suerte de euforia que destila la para llegar lo antes posible a ese estado el artista niño que hace masitas de arena
origen se identificará con la fascinación narración. Pero el relato ¿no estaba de resurrección en vida que es condición en el borde del mar”19.
que provoca la infancia, cuyo reflejo muerto, acaso? En esta instancia surge para hacer poesía una vez que toda la
especular invertido es el vacío que ven- la necesidad de asumir nuevamente la poesía ya ha sido escrita.16 Luego de Balzac y Flaubert, de Proust y
drá después –la muerte–, incorporado a mirada de las vanguardias, cuyo méri- Harold Bloom sostiene: de Joyce, cualquier pretensión de exce-
sus poemas. Cito a Aira: to consistió en rehabilitar el conjunto lencia se vuelve irrisoria; la seriedad se
de técnicas artísticas, obturadas por su los muertos poderosos retornan (...) con transmuta en ridiculez y la frustración
El origen actúa como pulsión de muer- automatización. John Cage y el surrea- nuestros colores y hablando en nuestras en oportunidad. En este contexto, “el
te. (...) Primero, ‘antes’, está ‘la vida’, lismo, Duchamp y Raymond Russell, voces, al menos parcialmente, al menos pesimismo es inconducente. (...) Lo
desnuda, animal, edénica, infantil. el constructivismo ruso y Dadá son los en ciertos momentos, momentos que ates- que importa es hacerlo”20. Porque nos

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encontramos en el punto de inflexión virtud de los espíritus poderosos, por hice monja: de un discurso que no se que transmuta los venenos en bálsa-
entre los dos epígrafes propuestos al lo que sabe intuitivamente que existe desentiende de sus debilidades sino mos. Por un lado, lo nuevo radica en
principio. El pasaje del primero al otra alternativa: treparse al muro y que se aprovecha de ellas, para vol- lo ya hecho. Según Aira, la novedad
segundo se corresponde con el momen- usarlo como medio para contemplar verlas a su favor. Eso es tener, desde es el ready-made y “no hay que pre-
to en que la tristeza por haber llegado el mundo. Hay un universo posible en la suprema impotencia, firmemente ocuparse por la originalidad porque
tan tarde se convierte en esa alegría el que esta niña existe. Y aunque habla dominadas las riendas de lo impo- sería virtualmente imposible que no la
implacable que emana de la creación. de sí misma en femenino responde al sible. Algo que sólo podría ocurrir haya”.28 Por otro, allí donde el lenguaje
La creación llegaba hecha Literatura nombre de César. Lo que parece difí- en el lenguaje, a través del lenguaje; se manifiesta como límite insuperable,
(...) Era ella, la Reina del Mundo, mi cil es en realidad muy fácil para ella; esa suerte de no-lugar donde [no] es ahí mismo se evidencia también como
Reina personal intransferible. (...) No puede lograrlo en una sola frase, una [im]posible que cohabiten “los anima- única salida. Este secreto de alquimista
necesitaba lujos porque Ella es el lujo frase que dice simplemente: les (...) a) pertenecientes al emperador, lo aprendió de Russell, a quien también
de mi vida. Es el lujo del mundo21. b) embalsamados, c) amaestrados, d) tenía el vicio
La literatura como lujo. ¿Habrá leído desde mi suprema impotencia tenía lechones, e) sirenas, f ) fabulosos, g) de leer y quien Lo viejo, lo que ya fue inven-
Aira el hermoso libro de Bataille que firmemente dominadas las riendas de perros sueltos, h) incluidos en esta le transmitió tado, es, paradójicamente, lo
lleva ese nombre? Curiosamente, el texto lo imposible24. colección, i) que se agitan como locos, esa maravillo- que permite inventarlo todo.
comienza diciendo: j) innumerables, k) dibujados con un sa propiedad Quizás por eso (Aira) a la hora
pincel finísimo”25. El insólito encuen- que tiene el de empezar, sintiendo el reto
todo aquello que es humanamente posible 2. Una política del humor argentino tro da cabida a toda clase de libros lenguaje de de hacerse un lugar en la his-
se debe intentar, merece la pena hacerlo y (según Aira: catálogos, epistolarios, enriquecerse toria de la literatura argentina,
se puede lograr con éxito22. Las interpretaciones no serán lecturas manuales, ilustrados, de tapa dura, con su propia encaró lo que ya había sido un
hermenéuticas sino interpretaciones polí- de veinte páginas, de mil setecientas, miseria. De destino para otros.
La máxima de Bataille nos recuerda a ticas en reescritura política del texto y su apasionantes, para niños, de poesía, transformar la
Aira porque parece surgida del mismo destinación. Así ha sido siempre. de viajes, best-sellers, técnicos, troque- impotencia suprema en total potestad.
vigor optimista que anima toda su poé- Jacques Derrida lados, clásicos, en chino, en papel de En un ensayo de 1995 leemos:
tica. Pero si esta perspectiva afirmativa y arroz)26 cuya escritura hace estallar el
vitalista es la marca característica de Aira, Se trata, entonces, de pensar cómo es mundo de la representación. En su El ready-made es la mejor solución para
¿cómo se concilia con la visión de las van- posible algo así como Aira en la litera- sitio aparece ese espacio siempre vacío encontrar lo Nuevo, que por definición
guardias, que se definen como poéticas tura argentina. Adelantémonos: Aira que no hemos sabido llamar de otro es algo que no puede buscarse porque ya
de la ruptura y de la negatividad? Para es imposible. O mejor dicho, ¿queda modo que literatura. Porque todas se ha encontrado29.
lograrlo es preciso llevar a cabo una trans- otro modo de concebir lo imposible estas cosas “¿en qué lugar podrían
mutación de carácter nietzscheano; una mismo que no sea leyendo a Aira? encontrarse, a no ser en la voz inmate- Lo viejo, lo que ya fue inventado,
metamorfosis que, progresiva y subrepti- La imposibilidad es también su punto rial que pronuncia su enumeración, a es, paradójicamente, lo que permite
ciamente, contamine la negatividad con de partida. Como decíamos antes, las no ser en la página que la transcribe? inventarlo todo. Quizá por eso a la
el germen de lo positivo hasta convertirla producciones literarias posteriores a la ¿Dónde podrían yuxtaponerse a no ser hora de empezar, sintiendo el reto de
en absoluta afirmación. No invertir sino caída del realismo dan cuenta de dis- en el no-lugar del lenguaje? Pero éste, hacerse un lugar en la historia de la
más pervertir, porque –como sostiene tintos aspectos de esta imposibilidad. al desplegarlos, no abre nunca sino un literatura argentina, encaró lo que ya
Contreras– no se trata, simplemente, de Uno de ellos alude a lo imposible de la espacio impensable”27. había sido un destino para otros. Ema,
afirmar en lugar de negar, sino de elevar representación. Siempre habrá que dar A través de Borges, Aira consigue ren- la cautiva y Moreira, El vestido rosa y
la negación más allá de sí misma, hasta cuenta de una ineludible ausencia, de dir homenaje a otro de sus favoritos: La liebre, evocan relatos nacionales,
alcanzar el poder de la afirmación23. un resto en fuga que se sustrae a todo Lautréamont, el gran promotor de la convocan viejos estereotipos y rein-
Un desafío inquietante para quienes intento codificador. exaltación que provoca juntar un para- ventan la tradición30.
no se dejan intimidar por los obstá- Aira responde a esta situación desde guas y una máquina de coser sobre la Esta operación de reciclaje define una
culos. Imaginemos a una niña que, la misma forma. Su narrativa se frag- mesa de vivisección. Su apología de lo política de sentido específica en relación
detenida frente a una pared, desea menta y se disuelve precisamente para imposible se apoya en dos lógicas: la al problema de la literatura nacional.
con fervor divisar el horizonte. Podría ser construida. De eso nos hablaba la reescritura como principio constructi- Más allá de los distintos objetivos que
resignarse, pero la sumisión no es la niña-Aira, protagonista de Cómo me vo de lo nuevo y un artificio mágico le atribuye la crítica, su reescritura busca

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encontrar un tono nacional auténtico. repudio contra los escritores argentinos dad. Cuesta sangre, sudor y lágrimas mos en una postura: siempre seremos
Para gozar de cierta calidad genuina, que según él apuestan por la negación: volver a reincidir sabiendo que, como juzgados por el mínimo opuesto. Por
dicho tono debe evadir la representación todos los mencionados al principio Aquiles contra la tortuga, volveremos eso, con el menor gesto encomiable
de lo obscenamente autóctono. En “El –esos nombres centrales de nuestro a perder la carrera. Aunque odia los el marido malo brilla como un sol.
escritor argentino y la tradición” Borges sistema literario– pero principalmente ejemplos, Aira se sirve de uno en este Mientras que la idea del Bien paraliza,
señala que la ausencia de camellos en el Piglia y Saer, dupla que según su lec- caso: el matrimonio, cuya exposición, el mal permite que la vida siga, devalúa
Corán constituye tura simboliza el más ferviente derro- no podemos pasar por alto: las supuestas jerarquías de importancia,
Inventar el dispositivo pero la prueba máxima tismo. Ambos son responsables de una da la medida justa
no cualquiera, sino uno por el de su proceden- doble culpa: la de instalar al impulso El marido bueno complace a su mujer en de la banalidad
que valga la pena reivindicarse cia árabe. De esa negativo en primer plano y la de com- todo. La rodea de comodidades, de con- necesaria para que
argentino. Aira nos interpela indicación se des- prender a la praxis narrativa como un sideraciones, de gentilezas, la escucha, la el hombre recorra
desde una ética de la escritura. prende que no se mero ejercicio de oposición. comprende, hace las camas, cocina, lava su camino en el
Su axiología narrativa pauta lo trata de representar Si Piglia piensa la novela como utopía los platos, plancha, paga las cuentas, la mundo. Empezar
que se debe y lo que no se debe sino de presentar o negativa que se sustrae a las presiones lleva de vacaciones, se ocupa de los chicos, a ser malo equiva-
hacer con palabras; para qué y construir una len- del mercado y disputa con las enve- cambia los cueritos de las canillas. Su le a entrar, ni más
de qué modo, recalcando todo gua. Dice Aira: jecidas tradiciones dominantes, Aira mujer vive descontenta, se queja, se pre- ni menos, al fin,
el tiempo que lo importante rechaza la utopía deconstruyendo los gunta por qué cometió el error de casarse en la realidad34.
es insistir, hacerlo. Una y otra La literatura es el supuestos sobre los que se apoya. La con un hombre al que no puede querer ni Por otra parte,
vez regresa, con Aira, la fuerza medio (…) para utopía es la descripción de una socie- respetar. Y si no lo dice por un sentido de insistiendo en el
avasallante de la creación; el que el Brasil se dad imaginaria que surge de la críti- la justicia que le pesa como una conde- fracaso del empe-
optimismo como mandato y transforme en el ca a la realidad vigente. Su carácter na, basta que el infeliz cometa el menor ño narrativo, Saer
tracción en virtud de la cual Brasil, para que la ideal se complementa con un programa desliz (que se le rompa un plato mientras declara:
avanza el texto. Argentina llegue a de acción concreta. La manifestación lo lava) para que en ella estalle toda la
ser la Argentina. del desacuerdo subyacente para con amargura contenida en un torrente de El único modo
(...) La autenticidad no es un valor que la actual conformación del mundo se injurias. (...) En cambio el marido malo posible [que tiene]
esté dado de antemano, esperando a un inscribe en la visión alternativa que somete a su pareja a toda clase de malos el novelista argen-
individuo que lo ocupe. Por el contrario, la literatura opone a dicho estado de tratos y humillaciones. Tiene amantes, se tino para rescatar
es una construcción como lo es el destino, o cosas. A este supuesto se debe aspirar emborracha, le grita insultos soeces, se va la novela consiste
el estilo. No se trata sólo de ser argentino o ya que, sin la intención utópica, el de viaje con excusas increíbles, se juega el en abstenerse de
brasileño sino de inventar el dispositivo por pensamiento que la configura resultaría sueldo de él y lo que puede echar mano del escribirlas35.
el que valga la pena serlo31. estéril. Pero, la negación de la época en de ella, le hace ascos descaradamente a la
nombre de un futuro feliz se identifica, comida, contrae deudas, deja que la casa Esta sentencia es ineconomizable en
Inventar el dispositivo pero no cual- al menos en parte, con la proyección de se venga abajo. Y la esposa no se queja; el sistema de Aira, que se hace monja,
quiera, sino uno por el que valga la historia concebida como el continuo ¿de qué serviría? Ya agotó su provisión niña de ocho años, chica moderna o
la pena reivindicarse argentino. Aira rechazo del presente. En el impulso de llanto, y además él no se lo permite: mosca violada sólo para poder seguir
nos interpela desde una ética de la utópico, la utopía negativa “se concreta no le presta atención o se la presta para contando. Los personajes de ese cor-
escritura. Su axiología narrativa pauta con mayor precisión (...) en la negación gritarle, y hasta podría darle un sopapo. pus amorfo que llamamos literatura
lo que se debe y lo que no se debe de lo que no quiere”32. Ella lo quiere y lo respeta (...) porque él aireana podrán desarmarse en torbe-
hacer con palabras; para qué y de qué El problema del pensamiento utópico le hace vivir intensamente el drama del llinos de incertidumbre pero nunca se
modo, recalcando todo el tiempo que se desprende de la presión alienante matrimonio y de la vida en general33. callarán. Sus voces son como fuerzas
lo importante es insistir, hacerlo. Una que ejerce. Al negar la realidad nos centrífugas de la dispersión; se afirman
y otra vez regresa, con Aira, la fuerza somete al yugo de la necesidad teó- Las intenciones del marido bueno no camufladas, valiéndose de la reptante
avasallante de la creación; el optimis- rica, a la perpetua búsqueda de una dejan de naufragar porque la perfec- relación que en los textos de Aira se da
mo como mandato y tracción en vir- virtud que se nos escapa porque, como ción nos está vedada por naturaleza. entre los cuerpos y los discursos. A esas
tud de la cual avanza el texto. denuncia Aira, siempre estaremos Adorarla es un vicio del pensamiento. voces, que convertidas en mil gotas de
De este enfoque afirmativo surge el cayendo en desfallecimientos de bon- Y no importa cuánto nos mantenga- óleo ruedan libres por el mundo, les

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repugnan el compromiso negativo de Los ‘premios’ al cabo de una vida dedica- A la teoría que formula para pensar dad que le sirve, a su vez, para leer –con
la noción de estética y la moral de la da a la literatura son bastante incoheren- la figura del buen artista, la vida le una suerte de alegría violenta– todo el
frustración que de él se desprende. Su tes, casi surrealistas. Nunca se parecen a responde con una recompensa no tan espectro de la literatura nacional en el
protector, Aira, es demasiado nietzs- lo que habría podido esperar en términos surrealista como pretende. Si ser un que se inserta. Si las instancias media-
cheano para tolerarlo. ¿Cómo alguien razonables. Por lo pronto, no he ganado escritor comprometido consiste en doras de narrador y mediador son
puede postular plata. En ese rubro sigo donde estaba a jugarse por el Arte-impulso sacrifican- máscaras de una subjetividad que por
A la teoría que formula para una poética de los veinte años, es decir en cero37. do los resultados, la obra y la fama, medio de la crí-
pensar la figura del buen artis- la negatividad entonces por más apasionada que sea, tica literaria reve- Si las instancias mediadoras de
ta, la vida le responde con una sin enfermar- El héroe que reclama Aira coincide será una vocación trágica. Para su la sus filiaciones narrador y mediador son más-
recompensa no tan surrealista se o deprimirse con sus propios rasgos. Los reproches sorpresa, la justicia poética consiste en y rechazos más caras de una subjetividad que
como pretende. Si ser un escri- horriblemente? que le endosa a Saer y a Piglia tienen el reconocimiento de la crítica. Dice ocultos, entonces por medio de la crítica literaria
tor comprometido consiste en ¿Y qué clase de como reverso la apología de su propia Daniel Link: es cierto que dicha revela sus filiaciones y rechazos
jugarse por el Arte-impulso obra resulta de política: Saer es el escritor bienin- práctica encarna más ocultos, entonces es cier-
sacrificando los resultados, la esa enfermedad tencionado y hacendoso que trabaja Aira es el escritor argentino por excelen- el devenir de la to que dicha práctica encarna
obra y la fama, entonces por del alma? La bilis incansablemente sobre el texto persi- cia, como antes lo fueron (sólo) Borges, autobiografía. La el devenir de la autobiografía.
más apasionada que sea, será negra no sirve guiendo la perfección38; él, su contra- Cortázar, Puig41. dificultad a la que El inconveniente al que debe
una vocación trágica. para nada bueno. cara: el escritor alegre que se sacrifica debe enfrentarse enfrentarse dicho género es que
Pero hay más: el no por las obras concretas sino por el El mecanismo de lectura que le per- dicho género es nadie puede ser objetivo respec-
pretendido compromiso para con la Arte en sí, en cuanto pulsión. El que mite a Daniel Link incluir a Aira en que nadie puede to de su propia persona, porque
sociedad oculta un interés personal. escribe desaforadamente, el que no la lista de clásicos parte de Cómo me ser objetivo res- el aparato perceptivo gira en
Aira necesita descargar toda su arti- corrige y publica sin filtros todo lo que hice monja. Link se pregunta cómo pecto de su propia falso cuando intenta convertirse
llería contra Piglia. Declara entonces produce, el que rescata de su parálisis leer esa novela que desde el título persona. El apara- en su propio objeto de estudio.
que el escritor comprometido no es la verdadera esencia del arte, que es promete una historia de revelaciones to perceptivo gira
simplemente el que denuncia los per- acción e invención. Y que a nadie se trascendentales, pero que luego, en su en falso cuando intenta convertirse en
versos mecanismos de poder, porque le ocurra pensar que esta aceleración desarrollo, traiciona todas las expecta- su propio objeto de estudio. Aira lo
no alcanza con atestar los argumentos vertiginosa redundará en el beneficio tivas canjeando la asunción de votos sabe bien y lo reconoce cuando afirma
de guerrilleros en desgracia como si de su carrera porque no es algo que por una muerte. Para dotar de sentido que los ojos nunca podrán mirarse a sí
fueran parte del decorado. No es cues- Aira tenga en mente cuando escribe. al título, Link apela al habla popular mismos42. Pero tomar la distancia nece-
tión de apropiarse del material mítico “No tengo una sola célula de oportu- rioplatense. Uno de los recursos más saria (la mínima distancia que garantice
que aportó la dictadura para asegurar- nista”, se queja39. No obstante, repetir empleados por dicha estructura léxica visibilidad) exige un verdadero sacrifi-
se unos cuantos lectores. La causa es la en cada entrevista que escribe mal por es el famoso vesre según el cual monja cio: “para crearse como mito el escritor
literatura misma y hay que inmolarse amor a la literatura podría desper- es sinónimo de jamón, y éste, en tanto debe morir”43.
por ella; hay que sacrificar el éxito, tar cierta desconfianza en sus lectores. fiambre, significa muerto o cadáver.
e incluso la obra, para que triunfe el Primero, porque lo desmiente la des- El truco de la novela se cifra en este
proceso, siempre. Sin embargo, se treza inocente y perversa de su estilo, demencial sistema de equivalencias. 3. Qué es la crítica, qué es la litera-
necesita un santo para crearlo.36 En y segundo, porque la mayoría de las Descubrirlas –hallazgo accesible úni- tura, qué es la realidad
términos de Aira, un santo es el que no veces, el mismo intento de aclarar, camente para quienes dominen el
usufructúa sus circunstancias sino que oscurece. Al reivindicarse como modelo horizonte de nuestra cultura popu- Escarbando en la osamenta del aire, la
se deja llevar por el puro devenir de la pierde un poco de esa ironía que suele lar– permite comprender el título no mosca, las nupcias de la mosca y el perro.
escritura, sin corregir, aunque el resul- desbordarlo. El sarcasmo que tonifica como historia hagiográfica sino como Todo el verosímil caía estrepitosamente.
tado sea necesariamente un fracaso. El sus palabras cede entonces su espacio a simple juego de palabras. Por culpa del lenguaje, de los códigos
fracaso se refiere tanto a la calidad de la seriedad, y ésta termina afirmando lo Según Link, Aira consigue construir el empleados.
los textos (consecuentemente despro- mismo contra lo que en un principio dispositivo por el que vale la pena ser Dante y Reina
lijos, descuidados, monstruosos, casi peleaba. Porque, como señala Barthes, argentino. Se trata de un artefacto sen-
deformes), como a los beneficios que “el acto último de todas las objetivacio- sible, semejante al que Aira le atribuye Los que seguimos y perseguimos el
el escritor obtiene: nes [es] la destrucción”40. a Copi: un cierto realismo de la felici- sinuoso itinerario de Aira nos enfren-

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tamos una y otra vez con el mismo En la narrativa aireana conviven al Sólo su predisposición al disparate podrá toda la estabilidad que se puede esperar.
interrogante: ¿qué es la realidad? Su menos dos miradas acerca de lo real. librarnos de convertir a la crítica en una La indolencia con la que se contempla es
insistencia en el tema ya no despierta Una de ellas se despliega en La liebre. mera repetición de lo ya dicho. Siempre también el impulso por el que se cuestio-
ningún asombro. Sí, en cambio, el Hay en esta novela “un regocijo escan- que el ensayista se someta a aquello que na sobre la [in]trascendencia de ese “gran
modo en que todas las veces elude dar daloso de lo imposible”. Literalmente, lee, y en nombre de la verdad o el autor acto indiferente que es la existencia”52:
una definición definitiva. Semejante a “el escándalo estaba en que, como todo tolere con docilidad los límites que éste
un concepto fino visto de perfil, la rea- el mundo sabe, lo imposible es lo pri- le impone, sucederá exclusivamente lo La vida casi nunca tiene momentos úni-
lidad –dirá– “siempre es ligeramente mero en hacerse real”46. En su incesante previsible, es decir, lo que menos intere- cos, sino que presenta sus desarrollos como
más extraña de lo que uno espera”44. e infinito desarrollo, la realidad se está sa. Si el objetivo de la escritura consiste una perpetua combinatoria, demasiado
Como si se tratara de una cuestión de constituyendo todo el tiempo. Avanza en dinamizar anquilosadas estructuras y amplia como para suscitar la peculiar
palabras para la que no hay palabras sin cesar y “en su cascada cava una hacerlas fluir en una operación sin fin, concentración del espanto. (...) Pensaba
adecuadas, la realidad es una materia eternidad cada segundo”47, haciendo el de la crítica no puede ser estancarse que la vida era una gran molicie, aun
resbalosa, un problema de leyes incom- que cualquier cosa pueda pasar. Por en los textos. La lectura, o es transfor- para los más acti-
prensibles e inexpresables. Podemos eso, únicamente podemos esperar lo madora, o clausura el proceso del que lo vos. No había Para Aira, el escritor no es
postular su posibilidad pero no su exis- insospechable. Desde esta perspectiva, escrito nace. Lamentablemente –se queja nada que hacer.53 más que el escenario de los
tencia. En síntesis, lo real es una mera la realidad manifiesta su perfil más Aira– ése suele ser “el resultado corriente pensamientos, su lugar de
hipótesis de trabajo. Dice Aira: absurdo y su rostro nos parece un ver- de críticos que pese a las mejores inten- En su inocente fri- aparición, y no quien decide
dadero descaro literario, tan poco pre- ciones parecen empeñados en congelar volidad, Reynaldo cuándo se presentarán. Las
La falta de relato, la emergencia desnuda visible como el casamiento de la mosca la literatura en objetos”50. Sin imprevisto tiene claro que la ideas que valen la pena no
y fulminante de la imagen o la realidad violada con el perro que la agredió. no hay sorpresa, y sin sorpresa, no hay existencia es efí- pueden perseguirse: irrum-
[...] asquea. Antes Como bien dice Daniel Molina, Dante pensamiento. Alan Pauls comenta en un mera y que la clave pen como los relámpagos.
El mundo es un delirio y su de la emergencia de y Reina nos enfrenta sin anestesia a “la artículo delicioso que tiempo atrás Aira, de la vida nos la
consecuencia principal, la con- cualquier resultado pura realidad en estado bruto, (...) tal excusándose, le dijo: “disculpame, lo que da su fugacidad. Lo único importante
junción caprichosa de circuns- artístico debe haber como la percibimos cotidianamente pasa es que cuando yo quiero pensar, no son las experiencias, cuyo valor depende
tancias incoherentes, disloca- un relato como pro- durante una millonésima de segundo, pienso. Y a veces, en cambio, me sucede de su carácter excepcional e irrepetible,
das e incluso contradictorias; cedimiento45. antes de hacer el infame esfuerzo por pensar”51. Para Aira, el escritor no es más pero éstas se desvanecen en el aire si
la suma mayor de todos los des- ficcionalizarla, por agregarle siglos de que el escenario de los pensamientos, su nadie las registra. De las meditaciones
varíos. Enfrentarlo (soportarlo Si la realidad es olvido al instante”48. lugar de aparición, y no quien decide de Reynaldo, que demora sus cigarrillos
y sobrevivirlo) exige vocación enceguecedora, cuándo se presentarán. Las ideas que viendo amanecer, inferimos que a la
literaria, precisamente porque urge mediatizar En tanto fuerza surrealista, la realidad valen la pena no pueden perseguirse: conciencia de esta verdad no se accede
la fuerza de lo imposible funda la relación que se es una hiperimaginación de poderes tan irrumpen como los relámpagos. sin una cuota de melancolía:
lo literario por excelencia. establece con ella. exacerbados, que ninguna imaginación A esta visión exaltada de lo real, la lite-
Esta relación de individual podría siquiera soñar con ratura y la crítica, Aira opone la letárgica Un caracol en la jaula de vidrio deja su
carácter hermenéutico es un relato. Sin hacerle competencia49. mirada que textualiza La luz argentina. rastro plateado, y el hombre que ha pasa-
embargo, la realidad no supone ninguna La novela narra las peripecias de una do su vida estudiándolo mira con cierta
clase de prioridad ontológica respecto El mundo es un delirio y su conse- pareja singular durante la época en la nostalgia esa huella magnífica de la nada
de su representación; ambas instancias cuencia principal, la conjunción capri- que nuestro país sufría periódicos cortes de la existencia; después de todo, puede
se constituyen juntas en un vínculo de chosa de circunstancias incoherentes, de energía eléctrica. A lo largo de sus decirse, ya sabía eso, y en consecuencia lo
mutua dependencia. Por eso, lo mismo dislocadas e incluso contradictorias; páginas Aira bordea constantemente esa sabía todo. Pues la variedad del mundo
da preguntarse por una o por la otra. la suma mayor de todos los desvaríos. disciplina sinuosa que los académicos se ha reducido, al fin, a un toque único,
Llevando el análisis a sus últimas conse- Enfrentarlo (soportarlo y sobrevivirlo) llaman metafísica. Reynaldo, el protago- instantáneo. Y sin embargo, la molicie
cuencias, obtendremos en ambos casos exige vocación literaria, precisamente nista, lleva una vida liviana y monótona, increíble de la vida (...) exige siempre
idéntica respuesta. Pero como sólo se porque la fuerza de lo imposible funda una vida que día tras día sigue su curso una mirada más: porque si la mirada no
puede hablar de realidad especulando lo literario por excelencia. incesante sin antes ni después. Con su cruza el momento preciso nunca tendrá
sobre la literatura, hagamos un rápido Esta imaginación literaria debe poner- trabajo rutinario, su matrimonio tran- lugar, (...) la jaula se cubrirá de moho,
intento a través de sus novelas. se al servicio de la erudición teórica. quilo, su buen pasar económico, goza de (y) los animalitos presos morirán54.

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Siguiendo el evanescente derrotero de historia de su familia, los avatares de


16. Aira, César, Alejandra Pizarnik, p.72.
esos pequeños seres, toda acción muere sus antepasados, y todo el microscó- 17. Bloom, Harold, La angustia de las influencias, Caracas, Monte Ávila, 1991.
en el momento justo en que su energía pico entramado de causas que lo con- 18. “Se diría que el anacronismo es lo que pone en hora a la literatura” dice en Las tres fechas, p. 55. “La lite-
se pone en juego. El rescate salvífico ducen a estar donde está, se condensa ratura ha muerto y yo soy la prueba viviente” había declarado antes (ver Aira, César, “El último escritor” en El
Banquete, No 1, 1997). También recrea esta idea en El juego de los mundos. La novela ficcionaliza el mundo del
lo aporta la mirada; es la mirada que para hacer realidad ese momento en el futuro, en el que la literatura corresponde al pasado.
reconstruye los acontecimientos y les que lee que lee mientras se lo devoran 19. Abraham, Tomás, Fricciones, p. 138.
da sentido, revelando que el relato, las hormigas. El misterio se disipa y, 20. Aira, César, La trompeta, pp. 20-23.
incluso en sus detalles más triviales, simultáneamente, adviene la catástrofe 21. Aira, César, “Introducción y ensayo” en La trompeta, p. 83.
22. Bataille, Georges, La literatura como lujo, Madrid, Cátedra, 1993, p. 35.
no tiene otro objeto que la misma que precipita el desenlace. Por fin todo 23. Cfr. Contreras, Sandra, Las vueltas de César Aira, p. 22.
reconstrucción, y está dictado retros- termina; dentro del círculo quedan 24. Aira, César, Cómo me hice monja, Rosario, Beatriz Viterbo, 1993, p. 15.
pectivamente por ella. La misión de la una novela y cien años de soledad. 25. Borges, Jorge Luis, “El idioma analítico de John Wilkins”, en Otras inquisiciones, Buenos Aires, Emecé, 1983, p. 2.
26. Aira, César, “La trompeta de mimbre”, en La trompeta, p. 132.
literatura consiste en materializarla. Me pregunto qué diferencias hay entre 27. Foucault, Michel, Las palabras y las cosas, Madrid, Siglo XXI, p. 3.
No consigo evitar que las ensoñacio- los caracoles y las estirpes condenadas 28. Aira, César, La trompeta, p. 132.
nes de Reynaldo dejen de remitirme a a la desaparición. Creo que pocas o 29. Aira, César, “La innovación” en Boletín/4 del Centro de Estudios de Teoría y Crítica Literaria, Rosario, 1995, p. 28.
30. Nicolás Rosa, por ejemplo, se pregunta si vale la pena analizar La cautiva, sin remitirse a las cartas que
un país encantado en el que, luego de ninguna. Dicen que Aira detesta a Mansilla publicó un volumen con el título de Una excursión a los indios ranqueles. Cfr. Rosa, Nicolás, Críticas de
un siglo de aventuras, una estirpe de- García Márquez y seguramente así la crítica, Buenos Aires, Biblos, p. 15. Del mismo modo, Sandra Contreras afirma que La liebre “reescribe una
saparece de la faz de la tierra. El ciclo sea. Incluso podría presentarse el fábula de identidad nacional, el cuento clásico del viaje de la civilización a la barbarie”. Ver Contreras, Sandra,
se cierra cuando el último descen- mismo Aira y decirme que no debería Las vueltas de César Aira, p. 55.
31. Aira, César, “Exotismo” en Boletín/3, Rosario, septiembre 1993, p. 74.
diente descifra el manuscrito mágico haber desempolvado esa novela, que 32. Neusüss, Arnhelm, Utopía, Barcelona, Seix Barral, 1971, p. 25. Los análisis en los que Piglia aborda la
que predecía ese final. El relato entero estoy radicalmente equivocada. Poco cuestión de la novela como utopía negativa pueden leerse especialmente en Piglia, Ricardo, Crítica y ficción,
depende de ese momento en el que se importa si soy impertinente al evo- Buenos Aires, Siglo XX, 1993.
33. Aira, César, “Diario de un demonio” en La trompeta, pp. 64-65.
revela el significado de los antiguos carla. Como él, yo también prefiero 34. Cfr. Aira, César “Diario de un demonio”, en La trompeta, pp. 65. Yendo un poco más lejos, Aira dirá
pergaminos, porque lo que se narra la crítica impresionista y la intro- que negar el mal implica negarlo todo: la realidad pero también el pensamiento. No en vano denuncia que, a
es la historia de su desciframiento. En yección feliz de lo imaginario, a la pesar de que se plantearon todas las utopías imaginables, positivas y negativas, realizables e irrealizables, jamás
se planteó una sociedad en la que todos fueran ricos. No se la postuló ni se la postulará jamás porque “ahí la
ese instante crucial el personaje lee hacendosa y consecuente proyección utopía encuentra su límite infranqueable. Y basta pensar que el límite infranqueable de la utopía es también
exactamente lo que está ocurriendo: la de lo simbólico. la realidad, y sumar dos más dos, para sospechar que en esta utopía imposible e impensable está el puente,
quizás el único puente, que une el pensamiento y lo real”. Igual que la realidad, la utopía es tan buena para
unos como mala para otros, “siempre hay alguien que cae bajo el golpe implacable del Bien”. Cfr. Aira, César,
“Introducción y ensayo”, en La trompeta, pp. 84-85.
35. Saer, Juan José, “La novela” en El concepto de ficción, Buenos Aires, Ariel, 1997, p. 130.
36. Aira, César, La trompeta, p. 80.
37. Aira, César, La trompeta, pp. 143-144.
NOTAS 38. En un artículo publicado en El Porteño lo acusa, por ejemplo, de aplicado y escolar. Cfr. Aira, César, “Zona
peligrosa”, en El Porteño, abril de 1987.
1. Cfr. Abraham, Tomás, “Aira y Piglia” en Fricciones, Buenos Aires, Sudamericana, 2004, pp. 11, 135 y 137. 39. Aira, César, “Introducción y ensayo”, en La trompeta, p. 88.
2. Aira, César, “Novela argentina: nada más que una idea” en Vigencia Nº 51, Buenos Aires, agosto de 1981, p. 12. 40. Barthes, Roland, “Prólogo” a El grado cero de la escritura seguido de Nuevos ensayos críticos; México, Siglo
2. Cfr. Adorno, Theodor, Teoría estética, Madrid, Akal, 2004, pp. 265 y ss. XXI, 1996, pp. 11-12.
4. Aira, César, “La nueva escritura” en Boletín/8 del Centro de Estudios de Teoría y Crítica Literaria, Rosario, 41. Link, Daniel, “Introducción” a La Chancha con cadenas. Doce ensayos de literatura argentina, Buenos Aires,
octubre de 2000, p. 22. Ediciones del Eclipse, 1994, p. 10.
5. Aira, La luz argentina, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1983, p. 80. 42. Aira, César. Las tres fechas, p. 63.
6. Aira, César, Alejandra Pizarnik, Rosario, Beatriz Viterbo, 1998, p. 14. 43. Aira, César. “Arlt”, en Paradoxa No 7, Rosario, Beatriz Viterbo, 1997.
7. Aira, César, Alejandra Pizarnik, pp. 45-46. 44. Aira, César, “Las dos muñecas”, en La trompeta, p. 152.
8. Bürger, Peter, Teoría de la vanguardia, Barcelona, Península, 1987. 45. Aira, César, Copi, Rosario, Beatriz Viterbo, 1991, pp. 13-15.
9. Cfr. Aira, César, Alejandra Pizarnik, p. 62-63. 46. Aira, César, La liebre, Buenos Aires, Emecé, 1991, p. 19.
10. La equivalencia (o coincidencia) entre la muerte y el fin de la escritura se desprende de otra premisa surrea- 47. Aira, César, La trompeta, p.12.
lista: la fusión entre vida y poesía, que según Aira constituye el objetivo de los verdaderos artistas. Al respecto 48. Molina, Daniel, “Zoo/surrealismo”, en La Gandhi, No 1, 1997, subraya el autor.
puede consultarse Aira, César, Las tres fechas, Rosario, Beatriz Viterbo, 2001, pp. 49 y ss. 49. Aira, César, La trompeta, p. 8.
11. Aira, César, Alejandra Pizarnik, p. 44. 50. Aira, César, Alejandra Pizarnik, pp. 9-10.
12. Contreras, Sandra, Las vueltas de César Aira, Rosario, Beatriz Viterbo, 2002. 51. Pauls, Alan, “En el cuarto de las herramientas”, Página/12.
13. Aira, César, La trompeta de mimbre, Rosario, Beatriz Viterbo, p. 80. 52. Aira, César, La luz argentina, p. 8.
14. Aira, César, Alejandra Pizarnik, p. 29. 53. Aira, César, La luz argentina, p. 12 y p. 38.
15. Aira, César, Alejandra Pizarnik, p.14. 54. Aira, César, La luz argentina, p. 12.

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Crítica interpretativa según el Introducción a la problemática

Dentro de la relación literatura-inti-


desde el romanticismo aparece como
un jeroglífico y el poeta como “traduc-
tor” o “descifrador” del fondo analógi-
pensamiento de Paul Ricœur en la midad se observa la vinculación que
algunos poetas, ligados al surrealismo
co universal, que califica de “inagota-
ble”. (El símbolo, 14).

obra de Alejandra Pizarnik en su actitud “en presencia de lo huma-


no” (Breton, Manifestes, 169), asumen
El texto pizarnikiano expresa:

respecto de la unión vida-literatura. Tal Ni luz ni sombra. Una ausencia total.


Por Ana María Rodríguez Francia (*) el caso, en la literatura Argentina, de Esta creencia de que escribiendo veré
Alejandra Pizarnik quien manifiesta: una señal, algo con qué seguir. Nostalgia
pura, en estado de fuerza apremiante.
La vida perdida para la literatura por (Semblanza, 255).
culpa de la literatura. Por hacer de mí
un personaje literario en la vida real “Mi búsqueda del lenguaje ‘puro’ es una
fracaso en mi intento de hacer literatura prueba de mi impotencia” (Ibíd., 270).
con mi vida real pues ésta no existe: es
literatura. (Semblanza, 253). Esta inquietud deslumbró a los poetas
franceses, los malditos, algunos de los
Si observamos con atención, notamos cuales también entrevieron la posibi-
La relación entre literatura y vida ha sido plan- que el texto presenta cierto antagonis- lidad de la pérdida de la vida en esta
mo entre vida y literatura. Al menos, batalla, pienso en Rimbaud, y otros
teada por el surrealismo como unidad capaz se trata de una oscilación, producto que concretamente la perdieron, como
de indagar en ella la “presencia de lo humano” de cierta dificultad en la visión. La es el caso de nuestra poeta.
que obra como materialidad de este vínculo. hablante no distingue, contradictoria- Pensando entonces en el rol del críti-
Literatura y vida como los términos que suelen mente, tal oscilación que ella misma co literario que, como se ha definido,
acompañar la crítica literaria son problemati- explicita. Y se transforma a sí misma en cierto modo
en una voz que no tiene lugar en la corresponde a una En esta fusión vida-literatura
zados bajo el esquema metodológico de Paul intemperie de la vida y el mundo. suerte de copilo- se visualiza un elemento pri-
Ricœur, que nos ofrece la posibilidad de escindir Así, en esta fusión vida-literatura se to del escritor, mordial de escollo para que la
ambos términos de la relación. Tal es el enfo- visualiza un elemento primordial de he reflexionado palabra poética pueda trans-
que que escoge Ana María Rodríguez Francia escollo para que la palabra poética largamente en mutar esa vida que la tras-
pueda transmutar esa vida que la tras- búsqueda de la ciende y compromete: esto se
para analizar la obra de Alejandra Pizarnik a ciende y compromete: esto se eviden- aproximación a un evidencia en el acto mismo
partir del desdoblamiento entre comprensión e cia en el acto mismo de escribir poéti- acierto metodoló- de escribir poéticamente; y a
interpretación que el propio Ricœur propone camente; y a la vez le cierra el camino gico, para encarar la vez le cierra el camino de
siguiendo la pista heiddegeriana y distanciándo- de apertura al mundo, anulando la el estudio de la apertura al mundo, anulando
propia noción de mundo. obra de una poeta la propia noción de mundo.
se de la perspectiva fenomenológica de Husserl. Más hondo se presenta el escollo cuando como Pizarnik,
De este modo, los hilos que conectan la escritura en su poesía se observa que tal hablante inmersa en esta problemática, creyendo
de Pizarnik con su propia biografía son resque- pretende alcanzar lo prístino del lengua- haber hallado una vía satisfactoria, que
brajados en la tensión entre poesía (que se cierra je, y nos preguntamos si aposentando en paso a explicar a continuación.
a la apertura) y mundo que suele aparecer como el ámbito de aquello que ya está dado
(pensamos en el positum husserliano),
jeroglífico a ser develado por el poeta, pero que anterior a toda facticidad estética. En el enclave de una metodología
en el caso de Pizarnik no encuentra posibilida- María Rosa Lojo, comentando a
des de experimentar una relación virtuosa. Baudelaire, define que el mundo, ya Entendiendo que un paradigma es

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un marco teórico de referencia más expresado que tal biografismo ha sido evidencia que se explicita y una expli- ser mediada por una interpretación.
amplio, Mignolo señala cuatro para- favorecedor de una crítica romántica, citación que se torna evidencia. De Se trata, en todo caso, del juego de la
digmas como elementos rectores de los demasiado subjetiva entre la alabanza esto se trata la experiencia fenome- pregunta y la respuesta, por la que los
estudios literarios: el semiológico, el y la conmiseración, convirtiéndose en nológica, y es de esta manera como la interlocutores determinan los valores
fenomenológico, una suerte de voz de sonoridad uni- fenomenología no puede efectuarse contextuales, que estructuran un diá-
La temática vida-literatu- el sociológico y el valente, definitivamente empobreci- más que como hermenéutica. logo; diálogo que sólo es un segmento
ra ha conducido, respecto de psicoanalítico. da (Rodríguez Francia, La disolución, De aquí se desprenden las tres opera- dentro de toda una tradición cultural.
Pizarnik, en el marco de la Dentro del ele- 364-365/infra). La segunda, relacio- ciones a través de las cuales el método Recordemos que Ricœur asume esta posi-
crítica argentina, al planteo de mento fenomeno- nada con lo anterior, y teniendo en se vehicula, a saber:
un problema teórico específico lógico, se generan cuenta que fenomenología en Ricœur
como es el del biografismo, dos tipos de teo- significa permanencia dentro de los 1. De la pertenencia
diferente de lo que sería la rías basadas, res- límites de una actitud “neutra” regu- La noción de pertenencia está ligada,
consideración del texto por el pectivamente, en lada por la epojé, puesta entre parén- para Ricœur, irrecusablemente a la no-
texto mismo. Por mi parte, he la fenomenología tesis de la realidad absoluta y de toda ción de finitud de conocer (leemos aquí
expresado que tal biografismo de Husserl (que cuestión concerniente a lo absoluto, su oposición al sujeto trascendental de
ha sido favorecedor de una a su vez com- entendí que este método podía brin- Husserl). Y formula con Heidegger la
crítica romántica, demasiado prende las teo- dar herramientas singularmente útiles, noción de ser-en-el-mundo y horizonte
subjetiva entre la alabanza y rías de estructura a fin de adentrarme exclusivamente en propio, relacionado con la fusión hori-
la conmiseración, convirtién- ontológica de la los textos y aprehender el sentido de zóntica de Gadamer (Verdad y método,
dose en una suerte de voz de obra literaria), y los mismos sin influencias subjetivas. 372 ss.). La posición de esfuerzo de
sonoridad univalente, definiti- en la de Martín Así, en mi ensayo La disolución en la obra ser-en-el-mundo instaura significacio-
vamente empobrecida. Heidegger o teo- de Alejandra Pizarnik. Ensombrecimiento nes que reclaman interpretación y han
rías de la recep- de la existencia y ocultamiento del ser1, de constituir una hermenéutica. Esta
ción, cuya base se halla en El ser y el me guío por este método fenomenoló- es la raíz última del problema, porque
tiempo, donde comprensión-interpre- gico interpretativo, al que he de referir- en ella reside la conexión primitiva en-
tación funcionan en lo que Mignolo me de inmediato. tre el acto de existir y los signos que
califica como doble operación. Y hace desplegamos en nuestras obras. Justa-
alusión a Paul Ricœur expresando: mente la reflexión debe transformarse
El método fenomenológico-inter- en interpretación, porque no se puede
que en Ricœur se encuentra un fuer- pretativo de Paul Ricœur aprehender el acto de existir, sino en
te desarrollo del segundo aspecto, el los signos dispersos por el mundo (Ri-
de la interpretación, o descripción Con sólido basamento que, como coeur, Le conflit, 325).
fenomenológica de la comprensión. aludimos antes, afinca en el pensa- Resulta entonces invalorable, en esta
Alejandra Pizarnik
(Comprensión, 29). miento de Martín Heidegger, Ricœur etapa, a través de una exhaustiva pro- ción, frente a textos tan antiguos como la
establece la posición de la interpre- fundización semiótica, compenetrar- Biblia y el estudio de mitos ancestrales.
Puesta entonces a la consideración tación como relativa al sujeto empí- se con la cosa o mundo del texto, con Entonces, como toda comprensión
metodológica, me pareció que el enfo- rico productor de textos, frente a todos sus alcances estructurales, por debe ser mediada por una interpre-
que crítico ricœuriano convenía por la fenomenología husserliana, que medio de una suspensión total de toda tación, tal mediación, en el contexto
dos razones: la primera, porque la sostiene la teoría del sujeto tras- función referencial, exterior al texto. referencial que venimos desarrollan-
temática vida-literatura ha conduci- cendental, fundante del saber sin do, la puesta en distancia opera en el
do, respecto de Pizarnik, en el marco supuestos (Ricœur, Phénoménologie et 2. De la puesta en distancia sitio donde se ubica el texto, expresión
de la crítica argentina, al planteo de herméneutique, 31-75). Una vez efectuado ese paso, hallamos que fija la escritura, texto autónomo
un problema teórico específico como No entraremos aquí en pormenores que el segundo, la puesta en distan- que corresponde a la intención de un
es el del biografismo, diferente de lo acerca de la discusión ricœuriana cia, es dialécticamente solidario con autor y a una situación de discurso en
que sería la consideración del texto respecto de Husserl. Sólo digamos respecto al primero (Phénoménologie, relación con un primer destinatario.
por el texto mismo. Por mi parte, he que Ricœur sostiene que hay una 40). Porque toda comprensión ha de Es el momento de la exégesis, en el

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que se abren posibilidades múltiples. jetividad del interpretante, significa tan mentado suicidio en la vida de visita de Pizarnik al entonces llamado
Porque el texto abre múltiples propo- comprenderse delante del texto. Alejandra, respecto de los textos, no es Muséee des Thermes de l’Hôtel de
siciones de sentido. Porque apropiar remite a que lo menos “real” que su escritura desde la Cluny de París, hoy Musée National
Interesa muy especialmente el desarro- que era ajeno se torne propio y esto muerte, como se aprecia en Extracción du Moyen Age, que consta en una
llo que Ricœur, a continuación des- es la cosa del texto. Esto no puede de la piedra de locura que tanto nos fotografía con Olga Orozco en el
pliega respecto de los textos literarios, suceder si no me desapropio de mí hace pensar en Igitur o la locura de patio del museo, me ha permitido,
en especial la poesía. mismo, para dejar que sea la cosa Elbhénnon de Mallarmé. En última visitando el lugar, vincular la poética
La poesía parece abolir toda referencia del texto. Esta operación significa instancia, el suicidio real, puesto que pizarnikiana con el arte de los tapices
a la realidad cotidiana, a tal punto cambiar el “yo, maestro de sí mismo” lo haya sido, pertenece a la vida de la del siglo XV –aludido en los textos–,
que el lenguaje contra el “sí, discípulo del texto” autora. A los críticos, creo, nos cabe intitulados “La dame à la licorne”.
El suicidio real, puesto que lo mismo se proyec- (Phénoménologie, 51). afincar en la revelación de los textos, Pero el considerar huellas, en el marco
haya sido, pertenece a la vida ta como suprema sobre todo. /Supra/ de suspensión que el método crítico
de la autora. A los críticos, dignidad, glorifi- No obstante estos desarrollos, no de- propuesto impone, reclama del inves-
creo, nos cabe afincar en la cándose a costa A manera de conclusión sestimo la consideración de ciertas tigador y crítico especialísima cautela.
revelación de los textos de la función huellas autoriales, cuando se trata,
referencial de Remitiéndome entonces a los pre- como en nuestro caso, de un poeta (*) Centro de Investigaciones de la Facultad
primer grado, que “pone al descubier- supuestos metodológicos enunciados, o escritor cercano en el tiempo y en de Filosofía y Humanidades (CIFF y H)
to” una referencia de segundo grado. y al puntual encuadre dentro de los la distancia. Tales huellas, como la Universidad Nacional de Córdoba.
En el sitio de la poesía, el mundo mismos, escuchando atentamente los
se manifiesta no ya como conjunto textos pizarnikianos y su entramado
de objetos manipulables, sino como en relación con la vida de la autora,
mundo de la vida, es decir, como ser- pero intentando a cada paso “suspen-
en-el-mundo. Lo que hay que inter- der” esta valencia, creo que me ha sido
pretar es la proposición y el proyecto posible iluminar de un modo original,
de mundo donde yo podría habitar y todo lo que en mi ensayo /supra/
donde podría proyectar mis posibles integro dentro del ítem: “Nuevas pro-
más propios. puestas de lectura”.
El desarrollo de la estrategia metodo- Así, he evaluado el alcance que en
lógica que estamos explicando con- la lírica argentina obtiene con esta
ducirá al interpretante hacia la última poeta ese género distinto, al decir de
categoría del proceso, vale decir, la de Bernard (Le poème, 408) que es el
la apropiación. poema en prosa.
Por otra parte, y seguro se trata de BIBLIOGRAFÍA
3. De la apropiación lo más meduloso, he podido llegar
• Pizarnik, A., Obras completas, Buenos Aires, Corregidor, 1991 y 1993.
La instancia de la apropiación respon- a descubrir, también de la mano • ... , Prosa completa, Barcelona, Lumen, 2003.
de, sobre todo, a la cosa del texto, vale de Bajtín, que esos extraños textos, • ... , Semblanza, Frank Graciano (introducción y compilación), México. FCE, 1984.
decir, a las proposiciones de sentido Los poseídos entre lilas y La bucanera • Breton, A., Manifestes du surréalisme, París, Gallimard, 1962, 1992.
desplegadas por el texto; y funciona de Pernambuco o Hilda la polígrafa, • Bernard, S., Le poème en prose. De Baudelaire jusqu’ à nos jours, París, A-G Nizet, 1959, 1994.
• Gadamer, H. G., Verdad y método. Fundamentos de una hermenéutica filosófica, trad. de Ana Agud Aparicio
como contrapartida, a su vez, de la donde el biografismo leyó sólo una y Rafael de Agapito, Salamanca, Sígueme, 1984.
otra puesta en distancia por la cual destrucción lingüística en razón del • Lojo, M. R., El símbolo: poéticas, teóricas, metatextos, México, Universidad Autónoma de México, 1997.
el nuevo ser-en-el-mundo proyectado estado mental de la autora, constitu- • Ricœur, P., “Phénoménologie et herméneutique”, en Phànomenologie heute, Freiburg / München, Alber, 1976.
• ... Le conflit des interprétetions. Essais d’ herméneutique, París, Seuil, 1969.
por el texto, se sustrae a las falsas yen auténticas menipeas en el marco • Mignolo, W., “Comprensión hermenéutica y comprensión teórica”, en: Separata de Revista de Literatura, T.
evidencias de la realidad cotidiana. La de la literatura argentina. XLV, 90 (julio-diciembre, 1983).
apropiación es la respuesta a esta doble Más allá de estos ejemplos, que sólo
NOTAS
puesta en distancia y, relativo a la sub- son algunos, poder distinguir que el
1. De la existencia y ocultamiento del ser, Corregidor, Buenos Aires, 2003.

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Crítica y ficción: [La escritura] se desarrolla como un


germen y no como una línea, manifiesta
una esencia y amenaza con un secreto1
sociales, funcionamientos del lenguaje
dependiendo de esas relaciones. Por
medio de la ficción entenderá lo real
otra literatura de otro modo. Hará crítica en un es-
pacio distinto: desde dentro del texto,
Todo texto está compuesto por un agazapada en las tensiones, tajante en
Por Carolina Orlando juego profundamente razonado con el las discusiones, atemperada en las des-
lenguaje. La combinación acertada de cripciones, abierta, múltiple. La meta-
palabras, oraciones, párrafos, ritmo son crítica aporta esa apertura por dialéc-
sólo algunas substancias de ese acaecer tica. Porque son los personajes los que
lúdico. Por sobre esos aspectos visibles y hablan, la situación la que transmite,
audibles del relato, existe una coordina- la voz del escritor la que nos murmura
ción armónica de elementos interpues- y es ese murmullo, oculto en los már-
tos que lo hacen único. Son una serie de genes, lo que hace que el texto cambie,
reflexiones e ideas personales del autor se desarrolle, adquiera una forma.
integradas por vivencias, creencias, per- Esta relación incestuosa entre espe-
cepciones, hipótesis. cies de la misma familia –hablamos
Todo ese bagaje es captado por cier- aquí de entrecruzamiento de géneros:
to lector: uno que lee con suspicacia, uno rígido, estructurado, verídico; el
que entra en diálogo con el autor, que otro, maravillosamente falso–, hace
sospecha, que discute, que se apasio- que la rigurosidad del ensayo crítico
El conjunto de escritores que sustentan el edifi- na. Ese lector entiende, consciente o gane flexibilidad. Ese intercambio con
cio de sus ficciones sobre la base firme de un pro- inconscientemente, que el texto es los aspectos fictivos de un relato lo
yecto narrativo ensayístico es inconmensurable. sólo un embrión, el germen del que refundan desembalado de la envoltura
Sin embargo, no son menos los que prefieren nos habla Barthes, al que hay que dar- impermeable. La novela, el cuento, la
revelar sus reflexiones literarias sin abandonar le vida. El autor y el lector entran en poesía suman estructuras verdaderas
un diálogo íntimo para desarrollar el de apoyo, se fortifican.
el terreno dúctil de lo ficticio. Carolina Orlando proyecto vivífico. Muchos son los ejemplos en la
se ocupa aquí de este último grupo, en el que Ahora bien: si quien lee es, además, Literatura Hispana. El caso de Yo
ubica a Sarmiento, José Hernández, Macedonio, escritor, esa relación dialéctica no el Supremo de Augusto Roa Bastos,
Borges, Cortázar, Arlt y Arturo Carrera. Quienes muere con el final del libro o con la como modelo al caso, es pura ficción
resolución del secreto. Esa lectura crí- crítica. Allí se integran todas las lectu-
sepan leer entrelíneas descubrirán en las páginas tica reaparecerá en cada momento de ras previas del autor desde la voz de un
de todos ellos la huella de un pacto referencial escritura de quien lee porque, y es personaje totalmente antagónico en
que se camufla: esas verdades acerca del mundo indefectible abreviar, en ese escritor cuanto a ideología y accionar. El autor
o la literatura que los autores ponen en boca de comprometidamente activo como lec- nos maravilla desde la negación como
tor existe, inherente, un escritor acti- método crítico para entender desde
sus narradores y de sus personajes. La crítica, esa vamente crítico. ese otro lado sus hipótesis literarias,
otra literatura, resulta entonces del entrecruza- Es entonces cuando la literatura se genealógicas, de relaciones entre las
miento de géneros permeables que se alimentan convierte en un laboratorio donde crí- estructuras sociales.
unos de otros. De este análisis se desprende que tica y ficción se transfunden creando La Literatura Argentina, particular-
situarse entre la experiencia de la lectura y la “otra literatura”. La escritura será un mente, está dotada de una vasta tra-
campo de experimentación. El autor dición metacrítica. Desde el Facundo,
producción literaria tal vez sea el modo en que creará personajes aptos para la dis- Sarmiento aclama sus verdades y
el discurso crítico asume su condición de cons- cusión, escenas útiles al fin, escogerá disertaciones políticas. Hernández
trucción ficcional. palabras simples, entenderá relaciones somete a Martín Fierro a su rebelión.

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Macedonio Fernández encauza sus Quisiera un castillo sangriento, había Actualmente, e intentando un amplio mediador entre la “buena” literatura y
teorías de avanzada en la escritura de dicho el comensal gordo. surtido de ejemplos, la poesía de la sociedad, sin compromisos. No es su
ficción. Y un Borges que, inquisiti- ¿Por qué entré en el restaurante Polidor? Arturo Carrera posee, como pocas, la objetivo pontificar o defenestrar.
vamente, desarrolla esta “otra-litera- ¿Por qué, puesto a hacer esa clase de capacidad de asimilar diversas corrien- Recordemos, además, que en el con-
tura” como género en sí. En su libro preguntas, compré un libro que proba- tes del arte poética. junto de la Literatura Latinoamericana,
titulado Ficciones, y por ello ejemplo blemente no habría de leer? (El adver- En todos estos casos, prosapia lite- el exilio, la persecución opresiva de
paradójico, se descifra un círculo ana- bio era ya una zancadilla, porque más raria y autobiografía se conjugan en intelectuales, el silenciamiento obli-
lítico de amplia construcción reflexiva de una vez me había ocurrido comprar secreto con el relato, pues su aparición gado de vastos escritores, la necesidad
y el propósito de resolver con astucia libros con la certidumbre tácita de que tácita negaría el carácter fictivo de la de transmitir una opinión cuando, de
vastas complejidades críticas. se perderían para siempre en la biblio- obra. El valor autónomo de verdad otra manera, esa opinión sería sega-
También encontramos en Julio teca, y sin embargo los había compra- literaria permanece intacto y es de su da por voces ocultas, han aportado
Cortázar esa relación de ficción-crí- do; el enigma estaba en comprarlos, en análisis que podrán deducirse todos potencia al desarrollo de esta modali-
tica. En todas sus novelas nos guía, la razón que podía exigir esa posesión los elementos latentes. Estos autores dad de escritura.
nos conduce hacia su bagaje textual inútil.) Y ya en la cadena de pregun- –y otros– pusieron en práctica sus Ignorar el mundo del mercado y el
para que podamos entender la obra tas: ¿Por qué después de entrar en el hipótesis para discutirlas y abrieron el intento de una revolución desde dentro
a su manera. Cortázar, a diferencia restaurante Polidor fui a sentarme en juego a sus lectores para que siguieran del texto son aspectos que condicen la
de Borges que utiliza la imitación la mesa del fondo, de frente al gran con el examen. No se encorsetaron en idea de que esta “otra literatura” es una
como base intertextual, alude. Desde espejo que duplicaba precariamente la el lenguaje del ensayo crítico, llega- de riesgo. Y el riesgo es elemento esen-
el comienzo, Los Premios, como pri- desteñida desolación de la sala? Y otro ron a un público más amplio con su cial en todo escritor experimental.
mer ejemplo, nos advierte un devenir eslabón a ubicar: ¿Por qué pedí una manera de decir, de escribir. En fin, el escritor que arriesga, que
propio del entorno vanguardista del botella de Sylvaner?3 En esta “otra literatura” encontramos experimenta, que critica, que dialoga,
momento. El personaje intelectual, a autores negados, a literatura injus- está guiado por una ética de inter-
Carlos López, dice: “La marquesa Aquí Cortázar nos entrega, aunque tamente olvidada. El escritor como cambio magistral. De ahí que sus tex-
salió a las cinco. ¿Dónde diablos subliminalmente, los materiales nece- crítico no tiene la necesidad de criticar tos merezcan ser recordados, leídos,
he leído eso?”2. Pues lo ha leído en sarios para entender la novela o, al dependiendo de la economía de mer- analizados, multiplicados. De ahí que
Valéry quien, por medio de esta menos, para entender hacia dónde cado o la obligación de escribir atado llamemos al escritor-crítico, al hacedor
frase, se excusaba de escribir novelas quiere dirigirse él, hacia dónde nos al discurso socialmente aceptado, no se de esta “otra literatura”, al que germina
y los novelistas franceses la evocaban quiere conducir y qué es lo que limita al listado Best Seller. Actúa como letras y esconde secretos, Maestro.
en sus anti-novelas. Nos conduce, quiere que leamos. En este primer
entonces, a su intento de ruptura con párrafo aparece el castillo sangriento
la novela tradicional. Siguiendo el de Csejthe, donde habitó Ezebeth
camino novelístico cortazariano lle- Bathory, más conocida como “La
gamos a Rayuela y con ella, a Morelli. condesa sangrienta”; John William
Un crítico de existencia ficticia que, Polidori, amigo de Lord Byron, autor
creado en la falsedad, desarrolla ideas, de El Vampiro; una Transilvania difu-
plantea hipótesis reales sobre lengua- sa en Sylvaner; y una crítica atenta al
je, estilo y literatura. comportamiento de la sociedad con
Cortázar, habiendo percibido el no respecto al objeto libro.
logro de esa ruptura, llega a 62/modelo En Arlt, en cambio, descubrimos una
para Armar con el objetivo de armar, ficcionalización de la crítica audaz,
esta vez desde adentro, su hipótesis independiente, apasionada; llevada
literaria. Esta novela, que también hasta el límite de la discusión, hasta NOTAS
comienza preguntando –la pregunta los trasfondos de la realidad social. Una
es inicio repetido y conductor de crítica hábilmente atemperada por la 1. Barthes, Roland, “Escrituras políticas”, El grado cero de la escritura seguido de nuevos ensayos críticos, Siglo
XXI Editores, 1997.
todas sus novelas– también alude. ficción, sabiamente descentralizadora 2. Cortázar, Julio, “Prólogo” en Los Premios, Editorial Sudamericana: duodécima edición, 1972, p. 11.
Recordemos el primer párrafo: de los cauces literarios de la época. 3. Cortázar, Julio, 62/ modelo para armar, Buenos Aires, Alfaguara S.A., 1995.

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Reflexiones sobre la
condición intelectual

Los devenires de la aventura intelectual están asociados a la Jorge Dubatti valora la importancia de que el texto teatral haya
vocación crítica. Una incomodidad con la contemporaneidad dejado su posición marginal en el terreno de la crítica y haya
de la experiencia en la que el intelectual crítico asumió los alcanzado la dignidad de su reconocimiento como un terreno
riesgos de una empresa, unas veces solitaria y otras en compañía fértil desde el cual pensar la sociedad. Aunque advierte sobre los
amistosa, que se situó en los márgenes de lo pensable en cada riesgos de que su potencialidad sea obturada por los más habitua-
época. Una actitud que no sólo consistió en repensar las formas les estereotipos de la literatura, augura un porvenir promisorio
de vida, sino que acompañó las luchas sociales, cuestionando para la dramaturgia.
banalidades y asumiendo compromisos emancipatorios. Sin Mario Goloboff analiza los riesgos que corre el pensamiento crítico
embargo, las modalidades mercantiles actuales han aprendido frente a la homologación que realiza el pensamiento publicitario.
de la crítica. Adaptaron sus formas y toleran la disidencia; Abrirse a las rectificaciones de la práctica literaria puede resultar
es más, la incitan para luego ofrecerle un lugar reconocido un buen antídoto para un autor que no deja de vivir su práctica
y confortable desde el que seguir produciendo sus textos. La como frágil y provisoria.
denuncia, aspecto fundamental de la historia intelectual, deja Miguel Vedda denuncia una creciente academización del pensa-
entonces de ser algo inadmisible y censurable para pasar a for- miento, perdiendo con ello su filo crítico. Esta situación hace de
mar parte del mercado discursivo. ¿Cómo no recordar entonces la crítica un ejercicio minoritario que resiste a su conquista, al
las invocaciones sartreanas a implicarse con la realidad de tiempo que advierte la declinación de un modelo: el intelectual que
los sufrientes? ¿Qué nos queda de aquel espíritu intelectual? juzga los acontecimientos de su época.
Indudablemente, la práctica del pensamiento debe encontrar Alba Omil indaga en las nociones de intertexto, pacto, plagio,
nuevas imágenes del compromiso capaces de pensar un mundo deuda e imitación para pensar en los modos en que ciertos auto-
de innovaciones tecnológicas, bélicas y de dominio que desafíen res son retomados para –luego– deshacer su peso en las rúbricas
las propias posibilidades de la vida. posteriores. Una estrategia de reconocimiento que aliviana el peso
Esta sección ofrece un abanico de textos que abordan esta cuestión. original de la producción literaria.

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Reflexiones sobre la condición intelectual N° 4-5 | Verano 2006

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Reflexiones sobre el I

A menudo se ha señalado y discuti-


II

Hablar del intelectual crítico mo-


intelectual crítico do que en las últimas décadas (y, en
especial, a partir de los años setenta),
derno implica invocar una figura
que tuvo su primera manifesta­ción
la crítica ha abandonado sus ámbitos destacada en Europa en la era na-
Por Miguel Vedda (*) tradicionales de circulación para refu- poleónica y, sobre todo, durante la
giarse en las universidades. En 1984 Restauración. Situada en los um-
escribió Terry Eagleton: brales de la modernidad, enfrentada
con la desintegración efectiva de las
La crítica carece hoy de toda función culturas tradicionales y con el avan-
social sustantiva. Es parte de la rama de ce del capitalismo, pero emplazada
relaciones públicas de la industria litera- también en un mundo en el que la
¿Es la crítica un hábito crepuscular? Tal como la ria o una cuestión totalmente interna a historia había dejado de ser materia
entomología o la caza de halcones, la crítica ha las academias1. de erudición para ingresar en la vida
cotidiana, la intelligentsia del perío-
devenido en un hábito minoritario. Mediante De un modo más lúcido y preciso do sintió agudamente la necesidad de
un recorrido que resalta momentos claves de la señaló Russel Jacoby, en 1982, que los abandonar la perspectiva del especta-
historia de esta praxis, Miguel Vedda reconstruye críticos más recientes ya no necesitan dor del mundo para tomar posición
este diagnóstico, denunciando que la academi- ni buscan un público amplio, ya que: ante la realidad contemporánea; y
este vuelco súbito de la contempla-
zación de la crítica es correlativa a la declinación [...] son casi exclusivamente profesores. ción a la acción se constata tanto en
de un modelo: el del intelectual que juzga los Los campus son sus hogares; los colegas, progresistas como en conservadores.
acontecimientos de su tiempo. Vivimos en un su audiencia; monografías y periódicos Así, en el ámbito cultural alemán, el
mundo donde el artista ha dejado de ser bohe- especializados, sus medios. [...] Sus tra- proceso de politización de la literatu-
mio y el marxista, revolucionario; el primero se bajos, su progreso y sus salarios dependen ra que comenzó a cobrar intensidad
de la evaluación de especialistas, y esta a partir de la invasión napoleónica, y
convirtió en investigador subvencionado y el dependencia afecta las cuestiones expues- que se prolongó durante toda la pri-
segundo, en profesor de filosofía política. A tra- tas y el lenguaje empleado. [...] Los mera mitad del siglo XIX, no sólo se
vés de Heine, Marx, Bloch, Benjamin, Brecht, profesores comparten un idioma y una expresó a través de la lírica y el ensa-
y Marcuse entre otros, Vedda advierte que los disciplina. Reuniéndose en conferencias yo comprometidos de los Revoluzzer,
anuales para comparar notas, consti- sino también en la obra literaria y
momentos de mayor fervor crítico se desencade- tuyen su propio universo. Un sociólogo publicística de la segunda generación
nan en el marco de diversas crisis. Estos autores o un historiador del arte “famoso” es romántica, que fue aproximándose
perciben el perfume apocalíptico que emana de famoso para otros sociólogos o historiado- paulatinamente al realismo estético
la coyuntura crítica en la que producen sin dejar res del arte, no para alguien más2. y al político. La convicción de que
se había cerrado una etapa marcada
de reconocer en ella cierto potencial liberador. Cabe añadir que la academización de por el alejamiento idealista respec-
Porque en el peligro propio de toda crisis se ins- la crítica a la que aquí se alude es inse- to del mundo –acrecentada a partir
cribe también la oportunidad que representa la parable del correlativo desvanecimiento de la muerte de Hegel (1831) y de
inminencia de lo nuevo. Apropiarse de esta posi- de un modelo: el del intelectual crítico. Goethe (1832)– ayudó a propagar la
bilidad es, según la lectura de Miguel Vedda, el Imposible discutir aquí en profundidad sensación de que se había entrado en
todo el complejo de cuestiones; estas la era de la crítica. En 1833 escribía
futuro de una crítica genuina, símbolo de una notas –dispersas y tentativas– aspiran Heinrich Laube:
cultura en la que intelectual deja de ser sinóni- sólo a presentar algunas reflexiones en
mo de espectador pasivo. torno al problema. Vivimos en una época crítica, todo es

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puesto en cuestión, hace ya mucho tiem- La intelectualidad crítica que nace colocado en un punto de transición Pero también se siente desgarrado
po que ha comenzado el gran examen de esta crisis histórica antepone su entre la sociedad feudal y la burguesa, Heine entre el riguroso cultivo del
del mundo. Se despliega ahora un mun- propio parecer subjetivo al marco y entre el mecenazgo y el mercado, oficio de escritor y la necesidad de
do en devenir; su bandera es la prueba; orientador que proveen las institucio- tensionado entre la autonomía litera- rebasar los límites del propio métier
su cetro, el juicio. En un período evo- nes. En su tesis de doctorado (1840), ria y la literatura de tendencia, Heine a fin de comprometerse con la reali-
lutivo tal, rara vez se muestra el cálido Marx cotejó su época con la antigüe- aparece como el escritor representati- dad contemporánea; es sugestivo que
sol; todo busca la guía de la luna, es dad tardía: el pasaje desde la época vo de una etapa de desgarramientos el escritor no sólo haya sido blanco
decir: de la crítica3. de Goethe y Hegel a la suya propia que constituyó la prehistoria de la predilecto de la ofensiva conservado-
era cotejable, en muchos aspectos, modernidad. Heine escribió: ra a raíz de su radicalismo político,
Laube pensaba que en una era crítica con el que lleva desde la “serenidad sino, además, cuestionado por algunos
el intelectual tiene que verse privado teórica” de los dioses representados El carácter general de la literatura moder- revolucionarios –ante todo, Ludwig
de los parámetros por Homero y los escultores grie- na consiste en que en ella predominan Börne– que encontraban inadmisi-
Enfrentado con las tendencias fijos de orienta- gos al intenso dinamismo –al bellum la individualidad y el escepticismo. Las ble el culto de la perfección artística
antitéticas de restauración y ción que carac- omnium contra omnes– que cobra autoridades se han derrumbado; la razón practicado por el autor de los Cuadros
revolución, colocado en un terizan las épo- vida en la filosofía de Epicuro o en es la única lámpara del hombre y su de viaje. Pero Heine también ha sido
punto de transición entre la cas dogmáticas. la poesía de Lucrecio; en el atomis- conciencia, su único bastón en los oscuros hostigado por no colocar su crítica al
sociedad feudal y la burguesa, Entre estas últi- mo de estos se expresa la decadencia meandros de esta vida. [...] La poesía servicio de un partido y preservar su
y entre el mecenazgo y el mer- mas se encuen- del mundo antiguo, pero también la ahora ya no es objetiva, épica e ingenua, autonomía en tanto intelectual inde-
cado, tensionado entre la auto- tra la “época de exhortación para que la humanidad sino subjetiva, lírica y reflexiva6. pendiente. Perspicazmente anticipaba
nomía literaria y la literatura Goethe”, y no es se emancipe de las cadenas impuestas Heine uno de los grandes dilemas que
de tendencia, Heine aparece fortuito que el por la tradición y abra los espacios Es revelador que la palabra desgarra- habría de enfrentar el intelectual críti-
como el escritor representativo autor de Fausto para la espontaneidad individual. miento [Zerrissenheit] sea un término co a lo largo del siglo XX: la dificultad
de una etapa de desgarramien- resulte cuestio- Relacionado de manera crítica con las representativo de la vida y la obra de y, a la par, la necesidad de mantener
tos que constituyó la prehisto- nado desde el instituciones de su tiempo, el intelec- Heine, y la marca de un período de la posición lúcida del Einzelgänger y
ria de la modernidad. punto de vista de tual de la época de la Restauración transición. Dividido entre principios de sostener, sin embargo, un com-
un presente que tenía que experimentar vivamente la contrapuestos –una verdadera con- promiso inclaudicable con la realidad
acepta sacrificar la pasiva seguridad de alienación social y proclamarla en sus ciencia desgarrada–, Heine se sentía, a política y social.
un sistema normativo a fin de ampliar obras. Como un anuncio de esta rela- la vez, alienado de todos los órdenes
los espacios para la espontaneidad ción con las instituciones nos suena sociales. Gerhard Höhn, quien recla-
subjetiva. La objetividad goetheana aquel punto de la Fenomenología del mó para Heine la condición de primer III
cede su lugar al subjetivismo de un espíritu (1807) en que Hegel con- intelectual moderno, caracterizó el des-
Heinrich Heine: trapone la conciencia noble [edel- garramiento en estos términos: Al margen de las ostensibles dife-
mütiges Bewußtsein] del pasado con rencias, la situación de la crítica
El joven Heine es el más subjetivo; la conciencia vil [niedertrachtiges Judío en Alemania, alemán en Francia, en Alemania durante las primeras
Goethe –más viejo– es el más objetivo Bewußtsein] del mundo moderno; ha debido “pagar” la introyección del décadas del siglo XX presenta mar-
de los poetas. Aquel descubre, revela sin es decir, con una conciencia “que ve desgarramiento [...] con la ruptura o cadas semejanzas con lo señalado a
miramientos su interior, como quie- en el poder soberano una cadena y alienación respecto de todas las vincula- propósito de la “era de Heine”7. Una
ra que este se vea –lo más íntimo del una presión del ser para sí, y por ello ciones orgánicas con la vieja y la nueva generación de intelectuales –Siegfried
hombre, su sentimiento [...] es siempre odia al soberano, sólo lo obedece con sociedad: con su familia “opulenta”, con Kracauer, Ernst Bloch, Walter
poético–; todo es poético, lo único que perfidia, y está siempre al borde de la su comunidad religiosa, con la sociedad Benjamin, Bertolt Brecht, Herbert
importa es la mirada que se orienta en rebelión”5. Una disposición tal podría burguesa (carrera), con la patria atrasa- Marcuse, entre otros– sintió, como
esa dirección. Así habla aquel partido. atribuirse al escritor y crítico literario da y [...] con el país de acogida burguesa, Heine, la necesidad de encontrar un
Este, el objetivo, nunca abre el pecho; alemán más importante del período, hasta ser exiliado del lenguaje alemán. camino que permitiera eludir tanto la
solo presenta el sentimiento una vez que es decir, al ya mencionado Heine. ¿No escribió en 1840 [...] que “También reclusión en la torre de marfil como
este ha sido sustentado y ordenado por Enfrentado con las tendencias anti- mis ideas se encuentran exiliadas, exilia- los zigzagueos determinados por los
una mano ordenadora4. téticas de restauración y revolución, das en un lenguaje extranjero?” cambios de orientación en la línea

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partidaria. La Zerrissenheit volvió a reformulase enteramente su campo “Declinación de la crítica literaria años sesenta, parece haber sido arti-
ser estigma de una intelectualidad de reflexión “en una crisis permanen- en Alemania”–, atravesaban sus ensa- ficiosamente recompuesto durante el
que, resuelta a cuestionar la tradición te; es decir, que concibiera la época yos como un hilo rojo, como señala último tercio del siglo XX. En 1966,
anterior y dramáticamente enfrentada como una ‘época crítica’, en el doble Momme Brodersen, las “reflexiones Sartre señaló que “bajo la influencia
con una realidad signada por la crisis, sentido”8. En Benjamin la concien- sobre la posición social, la importan- de ideas norteamericanas” los intelec-
decidió indagar a fondo los presu- cia de vivir en una época crítica era cia y la tarea del intelectual”9. Le inte- tuales estaban desapareciendo: “los
puestos de su propia labor. El título igualmente clara; lo testimonia ya resaba entonces encontrar respuesta a progresos de la ciencia harán que
propuesto por Benjamin y Brecht nítidamente el “Anuncio de la revista: las preguntas por “dónde se sitúa el estos universalistas sean reemplaza-
para una revista que, finalmente, Angelus Novus” (1922); y, hacia fines intelectual, qué papel e importancia dos por equipos de investigadores
no llegó a editarse –Krise und Kritik de la década del veinte y comienzos le caben en la sociedad, qué tareas rigurosamente especializados”11. La
[Crisis y crítica]– es en sí elocuente: de la del treinta –cuando planeaba tiene que buscar para sí mismo”10. El industria capitalista, opina Sartre,
se trataba de impulsar una crítica que escribir un artículo con el título: principio de Gründlichkeit, es decir: busca “meter mano en la universidad
el imperativo de orientar el pro- para obligar a
Goethe, pio pensamiento hacia los problemas ésta a abandonar “Hoy la mayoría de los jóvenes
por Juan Rearte
fundamentales de la crítica, antes el viejo humanis- ambiciosos y talentosos, dentro
que hacia las cuestiones superficiales mo perimido y a de la academia literaria, publi-
y de acuerdo con la terminología à la reemplazarlo por ca sólo en revistas leídas por sus
mode, fue decisivo para los intelectua- disciplinas espe- colegas, y parece encontrar que
les de esta generación. La confluencia cializadas, desti- ésta es una condición acepta-
–sólo en apariencia paradójica– de nadas a dar a las ble, e incluso normal.”
una atención escrupulosa a los pro- empresas admi-
blemas del presente y de una deter- nistradores de tests, cuadros secunda-
minación enérgica de sustraerse a las rios, public relations, etc.”12. Lo que
modas pasajeras en materia teórica y aquí se lamenta, pues, es la extinción
crítica se produce primordialmente de aquellos pensadores que abusan
en un grupo de intelectuales que se de su fama “y critican la sociedad y
ven a sí mismos desde un comienzo, los poderes establecidos en nombre
pero todavía más a partir de la viven- de una concepción global y dogmá-
cia del exilio, como marginales. Karl tica [...] del hombre”13. El modelo
Mannheim acuñó la expresión polé- impusado es el de una envilecida
mica de “intelligentsia flotante” [freis- conciencia noble, o –en términos sar-
chwebende Intelligenz] para designar a treanos– el del falso intelectual.
los intelectuales modernos; Kracauer
solía hablar de sí mismo como de un
extraterritorial, y Benjamin presen- IV
tó al autor de Los empleados como
la encarnación misma del solitario Que nos encontramos ante un fenó-
[Außenseiter], pero no sin ver, al meno más complejo de lo que se sos-
mismo tiempo, en ese ensayo de tiene en la “Defensa de los intelectua-
Kracauer un paso decisivo hacia la les”, es algo que queda demostrado
politización de la intelligentsia. por el empeño de Sartre en cerrar el
Este desgarramiento que atravesó la desgarramiento que él mismo había
conciencia y la praxis de los intelectua- experimentado durante la mayor
les críticos durante la primera mitad parte de su vida. Hasta finales de los
del siglo XX, y que volvió a hacerse sesenta había concebido al intelectual
transitoriamente visible durante los “como un ‘técnico del saber práctico’

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al que desgarraba la contradicción revistas leídas por sus colegas, y pare- inexistencia de notas es la real garan- ner trivialidades, o que desarrolla
entre la universalidad del saber y el ce encontrar que ésta es una condi- tía de la calidad del análisis. aventuradas tesis para las cuales no
particularismo de la clase dominante ción aceptable, e incluso normal”17. es posible hallar un fundamento ni
de la que era producto; así encarnaba Pero la universalidad del fenómeno en las obras literarias analizadas, ni
la conciencia desventurada, tal como debería desalentar cualquier tentativa V en el mundo real. A esta ostentación
la definió Hegel”14; los acontecimien- para hacer depender la “declinación de desdén hacia la inmanencia de las
tos del 68 lo convencieron de la nece- de la crítica literaria” contemporánea Hablamos más arriba sobre la obras –en la que Marx veía un corre-
sidad de contraponer al intelectual tan sólo de la determinación indi- Restauración como momento de sur- lato inmediato de la indiferencia
clásico con el nuevo intelectual que vidual de los autores. Afirmar esto gimiento de la intelligentsia moder- idealista frente al mundo material–
busca fusionarse con la masa al riesgo equivaldría a desdeñar de manera na. Es característico que la palabra suele aproximarse la crítica acadé-
de renunciar, por ello, a la condi- voluntarista –o, incluso, moraliza- crítica haya sido uno de los términos mica contemporánea, empeñada en
ción de intelectual. Las generaciones dora– las condiciones materiales que clave de esa época; un ejemplo de convertir la propia metodología en
posteriores procuraron borrar el des- provocaron la academización de la ello lo ofrece la obra de Marx, algu- un Juggernaut encaminado a triturar
garramiento en un sentido diverso: crítica. De ahí que el afán senti- nos de cuyos títulos son: Para una las obras. Los efectos de este proceso
cortando los vínculos con la praxis y mental de recuperar la ingenuidad crítica de la filosofía del derecho de pueden verse en el obsesivo interés
con los problemas del mundo social; del pasado suela resultar tan abs- Hegel, Fundamentos para una crítica en construir modelos aplicables a
adaptándose, al mismo tiempo, a tractamente utópica (y, por ende, de la economía política, Contribución cualquier contexto, de modo que
un dócil institucionalismo. En tal inofensiva) como la añoranza conser- a una crítica de la economía políti- los esquemas teóricos y críticos sean
sentido pudo hablar acertadamente vadora de un mundo preindustrial. ca, Crítica del programa de Gotha. extraídos de sus condiciones histó-
Edward Said de una nueva trahison Cuestionar la crítica académica no Algunos subtítulos no son menos ricas de surgimiento, y de su enlace
des clercs, quienes dejaron a los ciu- supone adoptar la cómoda postura elocuentes; así, el de La ideología ale- con un corpus específico de obras
dadanos de la sociedad moderna en del alma bella, sino buscar otra forma mana (“Crítica de la filosofía alema- para transmutarse en esquemas eter-
manos de las fuerzas del mercado, de extraterritorialidad: adoptar una na más reciente”), o el de El capital nos, que han de funcionar como res-
las corporaciones internacionales, las perspectiva que cuestione el statu (“Crítica de la economía política”). puestas definitivas a los problemas
manipulaciones de los apetitos de quo sin ignorarlo. La crítica de las La insistencia sobre el término dela- que plantean las obras literarias.
los consumidores15; en lo que atañe condiciones vigentes no puede limi- ta una estrategia recurrente en Marx, Como en otros planos, también en
a la crítica literaria, ésta sustentó su tarse a su mero rechazo ideológico; el a saber: la que consiste en partir el de la crítica reveló nuestro medio
especialización en la “no interferen- compromiso genuino no consiste en del punto de vista de la ciencia y la su distintiva propensión a importar
cia con lo que Vico llama el mundo situarse fuera de la historia, sino en filosofía más avanzadas de su tiem- productos prefabricados –con fre-
de las naciones, pero que prosaica- rastrear las posibilidades innovadoras po para luego adoptar, respecto de cuencia: de los ámbitos académicos
mente podría igualmente llamarse den­tro de aquella realidad que se tiene él, una posición superadora. En La norteamericanos– sin presentar la
‘el mundo’”16. Said relacionó esta en vista modificar. Sagrada Familia (1845) –la primera menor resistencia. En las antípodas
inflexión de la crítica con una serie Con excesiva frecuencia, el anhelo obra escrita en colaboración por de semejante claudicación teórica se
de fenómenos políticos asociados con nostálgico y voluntarista de cultivar Marx y Engels; una obra cuyo subtí- encuentra la mejor crítica literaria
el ascenso de Reagan; fenómenos modelos de crítica anteriores a los tulo es, significativamente, “Crítica latinoamericana; un ejemplo destaca-
que hoy, desde una perspectiva más que caracterizan a nuestra época, de la crítica crítica”– desarrolla Marx do de esta lo ofrece una figura como
amplia, podemos identificar como haciendo abstracción de las actuales su estudio literario más exhaustivo: la de Antonio Candido, en quien la
rasgos definitorios del neoliberalis- condiciones socioculturales, se pone un análisis sutilmente irónico de la apertura hacia las teorías europeas
mo. Todos estos cambios contribu- al servicio de una justificación de la reseña que uno de los colaboradores no conduce jamás a la parálisis críti-
yeron a que la intelligentsia dejara pereza intelectual, de la vaguedad de la Allgemeine Literatur-Zeitung ca. Roberto Schwarz ha indicado en
de flotar libremente para arraigarse teórica, del reemplazo del análisis por había dedicado a los Misterios de qué medida el proceder de Candido
–de ser posible– en las universidades, una serie de afirmaciones generales y París, la popular novela por entregas se sitúa “en la contracorriente de la
de modo que, como sostuvo Irving bombásticas. Por cierto que el mérito de Eugène Sue. Este análisis le brin- especialización universitaria común”;
Howe, “hoy la mayoría de los jóvenes de un estudio crítico no se deriva dó a Marx la ocasión de cuestionar ajenos a todo mecanicismo, los aná-
ambiciosos y talentosos, dentro de directamente de la cantidad de notas aquella crítica literaria que recurre a lisis del autor de Formação da litera-
la academia literaria, publica sólo en al pie, pero es pueril pensar que la un lenguaje abstruso a fin de expo- tura brasileira (1957) no se proponen

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“la reducción de una estructura a mercado posee para la complejidad


otra, sino la reflexión histórica sobre de la poesía de Baudelaire”18. Nada
la constelación que ellas forman. de esto impide que Antonio Candido
Estamos en la línea de la mirada sea, en el sentido más pleno de la
estereoscópica de Walter Benjamin, expresión, un intelectual crítico.
con su acuidad, por ejemplo, para
la importancia que el mecanismo de (*) Facultad de Filosofía y Letras, UBA.

NOTAS

1. Eagleton, T., The Function of Criticism, Londres, Verso, 1984, p. 7. Las traducciones son mías.
2. Jacoby, R., The last intellectuals. American culture in the age of academe, Nueva York, Basic Books, 1987, pp. 6-7.
3. Laube, H., “Die neue Kritik”, en Hermand, J. (ed.), Das Junge Deutschland. Texte und Dokumente, Stuttgart,
Philipp Reclam, 1972, pp. 102-197, p. 102.
4. Ibíd., p. 107.
5. Hegel, G. W. F., Phänomenologie des Geistes, en: Hauptwerke in sechs Bänden, Darmstadt, Wissenschaftliche
Buchgesellschaft, 1999, p. 273.
6. Heine, H., Zur Geschichte der Religion und Philosophie in Deutschland, en –, Heines Werke. Ausg. und eingel.
von H. Holtzhauer, Weimar, Aufbau,1956, vol. 5, p. 54.
7. Razones de espacio nos impiden considerar aquí la importancia que tuvo la figura del intelectual crítico a
finales del siglo XIX, ante todo en el contexto del affaire Dreyfus, durante el cual, como se sabe, se empleó por
primera vez como sustantivo la palabra intellectuel.
8. Brecht, B., “Entwurf zu einer Zeitschrift Kritische Blätter”, en Gesammelte Werke in 20 Bänden, Frankfurt
a/M, Suhrkamp, 1967, vol. 18, pp. 85-6.
9. Brodersen, M., Spinne im eigenen Netz. Walter Benjamin: Leben und Werk, Bühl-Moos, Elster, 1990, p. 197.
10. Ibíd., p. 198.
11. Sartre, J.-P., “Plaidoyer pour les intelectuels”, en Situations philosophiques, París, Gallimard, 1990, p. 221.
12. Ibíd., p. 229.
13. Ibíd., p. 221.
14. de Beauvoir, S., La céremonie des adieux. Suivi de Entretiens avec Jean-Paul Sartre août-septembre 1974, París,
Gallimard, 1981, p. 13.
15. Said, E., “Secular Criticism”, en The World, the text, and the critic, Cambridge, Massachusetts, Harvard U.P., 1983, p. 4.
16. Ibíd., p. 2.
17. Howe, I., “The Common Reader”, en A Critic’s Notebook, San Diego, etc., Harcourt Brace & Company,
1994, pp. 117-130, aquí, p. 125.
18. Schwarz, R., “Adequação nacional e originalidade crítica”, en Seqüências brasileiras: ensaios, San Pablo,
Companhia das Letras, 1999, pp. 24-45; aquí, p. 28.

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Libros sin crítica Argentina tiene una rica historia en


materia de edición de libros de tea-
tro, sostenida con intensa regulari-
combinatorias3. Los nuevos criterios
han modificado los hábitos de edi-
ción: no sólo se publican los textos de
dad ya desde fines del siglo XIX. Si Florencio Sánchez y Alberto Adellach
Por Jorge Dubatti hasta la década del setenta nuestro –en tanto exponentes de la drama-
país fue considerado uno de los cen- turgia de autor–, sino también los de
tros de mayor producción editorial Ricardo Bartís (Cancha con niebla),
de Hispanoamérica, la dictadura de Alejandro Urdapilleta (Vagones trans-
1976-1983 produjo un vaciamiento portan humo) o Los Macocos (Teatro
del que aún hoy se pelea por salir, deshecho I), ejemplos –respectivamen-
aunque en los últimos quince años te– de dramaturgia de director, de actor
se han observado nítidas señales de y de creación grupal. También se editan
Una copiosa tradición editorial respecto de la reconstitución, especialmente en can- con mayor fluidez textos de narradores
crítica literaria teatral antecede al fenómeno tidad de títulos. La literatura teatral se orales, de titiriteros, de teatro infantil/
devastador que tuvo la dictadura sobre esta ha abierto caminos de publicación ya adolescente y de danza-teatro. De esta
sea a través de las colecciones de los manera, en los últimos años el libro
producción. Sin embargo, un lento proceso de grandes sellos editoriales o de aquellas de teatro ha ampliado su registro y,
reconstitución, anuncia Jorge Dubatti, viene solventadas en forma independiente; en consecuencia, la composición y los
desplegándose desde la posdictadura, volviéndo- están también las series diseñadas por intereses de su lectorado.
se más intenso en la actualidad, aunque la ausen- instituciones oficiales y por las univer- Sólo en 2004-2005, de acuerdo con
sidades, o las planeadas con un criterio los datos del Anuario bibliográfico del
cia de una bibliografía capaz de compendiar el masivo (como en el caso de las revis- teatro en la Argentina (véase nota 2),
conjunto de publicaciones teatrales no permita tas-libro Bambalinas o La Escena)1. se publicaron en nuestro país más
tener una valoración adecuada de las dimensio- Buenos Aires fue siempre, claramente, de un centenar de volúmenes que
nes que ha alcanzado la dramaturgia. Aun así, es el centro principal de la actividad edi- recogen piezas teatrales nacionales o
posible, para el autor, reconocer un avance “epis- torial, pero no deben desatenderse las extranjeras. Sin embargo, ese movi-
publicaciones teatrales de las provin- miento editorial no está acompañado
temológico” en la medida en que el texto teatral cias, valiosas en número y calidad. Si por una producción de discurso crí-
deja su posición marginal en el terreno de la crí- bien existen trabajos de investigación tico que dé cuenta de él ni siquiera
tica para situarse en una posición que reconoce parciales sobre esta historia, aún no se mínimamente. Los libros de teatro no
la dignidad de su labor, tanto como la narrativa ha escrito un libro completo sobre el tienen crítica, salvo muy esporádicas
tema. Aprovechamos este espacio para excepciones. El balance de cada año
y el ensayo. Sin embargo, su potencia a menudo recordar lo que está pendiente: una permite sumar escasos comentarios.
se ve obturada por imágenes generadas desde la Bibliografía del teatro en la Argentina, El tema es complejo. Los directo-
propia literatura: “el escritor fracasado” de Arlt que incluya un apartado especial dedi- res y coordinadores de suplementos
o “el perseguidor” de Cortázar proporcionan cado al relevamiento de ediciones de culturales y revistas literarias, en los
textos dramáticos, ya sea de autores que escriben críticos especializados,
modelos que encorsetan la capacidad creativa. nacionales o extranjeros2. consideran la dramaturgia un género
Dubatti confiesa su espíritu utópico a partir del La posdictadura ha sido escenario de marginal y se centran en el ensayo y
cual enuncia los “principios del crítico”. No teme una auténtica conquista epistemológi- la narrativa, algo menos en la poesía.
glosar los elementos que componen el “deber ca en lo que a la definición de “texto Suplementos y revistas sólo registran
ser” del crítico y observa la distancia entre estos teatral” respecta: en los últimos veinte los nombres excepcionales del teatro
años el concepto de dramaturgia se ha mundial: Harold Pinter, Arthur Miller
“axiomas” y las prácticas contemporáneas de la ampliado, han empezado a reconocerse o Tennessee Williams, y los clásicos
crítica signadas por el devenir del mundo perio- dramaturgia(s) de autor, de actor, de contemporáneos: Eduardo Pavlovsky,
dístico y publicitario. director, de grupo, con sus múltiples Griselda Gambaro o Roberto Cossa.

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Todo el resto –muchísimo...– queda mayor: la pauperización del espacio Debe establecer conexiones del teatro de la verdad, como dice Said, “decirle
al margen: los nuevos exponentes, los del teatro en los medios masivos, la con la cultura más allá de lo artístico. la verdad al poder”7. Debe ser cons-
menos consagrados, los latinoamerica- consecuente pauperización de la crí- Debe cuidar su carácter de escritor ciente de la propia tarea, reflexionar
nos, los clásicos no contemporáneos, tica especializada en materia teatral. y su uso de la lengua, privilegiando sobre ella y convertirse, por nece-
los no occidentales, el teatro infantil... Las revistas y suplementos ayudan a la comunicación y la transparencia sidad, en una suerte de teórico o
Pero también ignoran estos libros los leer cuando dan cabida en sus páginas expresiva sin perder la especificidad filósofo de la práctica teatral. Debe
críticos especializados de los suple- al ejercicio de la crítica. ¿Quién es del lenguaje técnico de su materia, la
mentos y revistas de espectáculos, que el crítico que extrañamos? ¿A quién estética y la poética literaria. El dis-
consideran al tea- estamos dispuestos a llamar crítico? A curso del crítico sigue siendo, según
El crítico brinda mucho más tro un aconteci- un constructor de lecturas. El crítico Marcel Reich-Ranicki, “hasta hoy
que información. No hay nada miento escénico brinda mucho más que información. sobre todo una mezcla de periodismo
que ayude tanto a aprender a y la lectura litera- No hay nada que ayude tanto a apren- y ciencia. Ambos componentes están
leer como ver leer a otros. El ria, su desnatura- der a leer como ver leer a otros. El crí- distribuidos por igual tan pocas veces
crítico tiene una formación pri- lización. De esta tico tiene una formación privilegiada: como ninguna, cada uno de ellos exige
vilegiada: ha leído muchísimo manera la dra- ha leído muchísimo teatro, conoce la un espacio mayor o menor, pero no se
teatro, conoce la historia del maturgia trans- historia del teatro y a quienes la han puede renunciar a ninguno de ellos.
teatro y a quienes la han hecho curre entre dos hecho y la hacen, tiene una sensibili- Pues la ciencia sin el periodismo, en la
y la hacen, tiene una sensibi- ausencias, entre dad amasada por el ejercicio sostenido crítica, es superflua… y el periodismo,
lidad amasada por el ejercicio dos vacíos. Hay, de la lectura. Sabe que “para conocer sin unos fundamentos científicos, es
sostenido de la lectura. sin embargo, un bien una literatura es preciso conocer francamente dañino”5. Aunque, como
amplio público lo mejor posible la mayor cantidad agrega Reich-Ranicki, no se le exige
que compra esos libros, aunque según posible de literaturas. Y otras cosas” calidad literaria extremada:
los cálculos de los editores, es mar- (Laura Cerrato)4. Su experiencia en el
cadamente inferior al que consume campo literario-teatral debería darle ¿Necesita la crítica esa calidad, debe ser
novelas. El libro de teatro es doble- autoridad para producir un pensa- literatura ella misma, la crítica de la
mente liminal: está en la periferia miento elaborado y complejo sobre literatura? No, no necesariamente. Por
de la literatura y en la periferia de la dicho campo, que lo libere de las sos- lo menos no se trata de eso. Que la prosa
práctica escénica. pechas y ataques a que se lo ha some- crítico-literaria de un Schiller, de un
Algunas revistas especializadas en acti- tido desde hace décadas: la imagen Heine, de un Thomas Mann, tanto si los
vidad escénica –Teatro del Complejo del “eunuco” de Oliverio Girondo, autores lo quisieron como si no, es litera- profundizar en el reconocimiento de
Teatral Buenos Aires, Teatro XXI de la la del “escritor fracasado” de Roberto tura de la más alta categoría, es algo que su subjetividad y trabajar equilibra-
UBA, Palos y Piedras del Centro Cultural Arlt (en el cuento homónimo), la del cae por su peso (op. cit., pág. 71). damente desde dicha subjetividad,
de la Cooperación– poseen secciones de “suicida” de Manuel Mujica Lainez consciente de que esa categoría es su
reseñas, pero su frecuencia de salida o (en el cuento “Las alas”), la del “perse- El crítico debe tener conocimiento instrumento más preciado. El crítico
su discontinuidad hacen que sólo den guidor” de Julio Cortázar. de un vasto corpus, debe manejar el vale más por su subjetividad que
cuenta de unos pocos libros. Se opta en El crítico debe ofrecer visiones de con- teatro en escena y literatura como por su objetividad, en términos de
general por nombrar los textos publica- junto del campo literario-teatral, y es superposición de mapas de las téc- Charles Baudelaire, quien reflexiona
dos, sin crítica. Son en realidad espacios conciente de su marco axiológico, de nicas, de las poéticas, de los artistas, en torno de la crítica de arte:
de información sobre la existencia de su escala de valores, que muchas veces de los públicos, en su campo teatral
esos libros, pero no análisis o discusión, explicita. Sabe que cuanto analiza, y en el extranjero. Debe superar las Creo sinceramente que la mejor crítica es
menos todavía de tendencia. interpreta y juzga debe ser argumen- “trampas” de la crítica (como dice la divertida y poética; no esa otra, fría y
tado rigurosamente, y que para ello Anne Ubersfeld6): el horror del cliché algébrica que, bajo pretexto de explicarlo
debe formarse todo el tiempo. No hay lingüístico, el sentido común raso, el todo, carece de odio y de amor, se despoja
¿Quién es el crítico? descanso para el crítico. Debe otorgar capricho del gusto. Debe prestigiar y voluntariamente de todo temperamento;
dignidad intelectual a su práctica, a defender la profesión con una ética siendo un hermoso cuadro la naturaleza
A estas variables se suma un problema partir de la densidad de pensamiento. intachable y estar siempre al servicio reflejada por un artista, debe ser ese

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cuadro reflejado por un espíritu inteli- despeña– en ella. Se tiende, en todos los mayores posibilidades de las revistas de esas condiciones de producción–,
gente y sensible. Así, el mejor modo de campos, a la homogeneización, la inme- y especialmente de la web10. pero que orienta permanentemente las
dar cuenta de un cuadro podría ser un diatez y la simplificación, a través de la Creo en la crítica como una práctica opciones, criterios y luchas –metas por
soneto o una elegía8. trivialización de la imagen visual. En no abstracta sino histórica (forman lograr– en materia de discurso crítico.
este paisaje, el periodismo que sostenía parte de su actividad saber dónde En el marco de las condiciones institu-
Y también debe reunirse a dialogar e que hay distintos públicos para diversos escribir, cómo escribir) y en el con-
intercambiar su pensamiento sobre el asuntos –que creía en la inteligencia y cepto de profesionalización (como un
teatro y la litera- la disponibilidad de un público para la trabajo estable y remunerado, realiza-
En la gran lucha entre los deseos tura teatral con difusión y la discusión, en términos espe- do como especialización). En la gran
del crítico y las condiciones de otros críticos, con cíficos, de la actualidad cultural–, ese lucha entre los deseos del crítico y las
posibilidad del medio, hay que los artistas y con periodismo carece de espacio; casi podría condiciones de posibilidad del medio,
capitalizar los pasos anteriores los lectores. De decirse que no ocurre9. hay que capitalizar los pasos anteriores
de su institucionalización, su allí la necesidad de su institucionalización, su grado
grado histórico de desarrollo de crear espacios Frente a estas nuevas condiciones, histórico de desarrollo para seguir
para seguir construyendo, a de encuentro hay críticos que resisten, tratando de construyendo, a partir de lo ya con-
partir de lo ya conquistado, convivial, de pre- preservar el prestigio intelectual tra- quistado, y no permitirse la pérdida de
y no permitirse la pérdida de sencia, de perso- dicional del oficio. Son pocos, cada espacio y especificidad.
espacio y especificidad. na a persona. vez menos. No sólo entonces libros
En Argentina la sin crítica, también libros sin críticos.
crítica literaria-teatral ha tenido por Por eso, tal vez hoy, la verdadera ins- Un discurso presionado.
tradición una gran influencia en la titución que mueve al lector a buscar
sociedad. Sin embargo, en los últimos un libro de teatro no son los críticos La crítica como género11 debe definir-
veinticinco años se ha pauperizado, sino el “boca a boca” de los lectores: el se por sus condiciones de producción, T. S. Eliot
fundamentalmente por los condicio- “Leelo sin falta”, el “No gastes la plata ya que en el texto están inscriptas las
namientos de las nuevas normas de en eso”, de un lector a otro.   marcas de su elaboración. Se trata de cionales de la poética crítica de libros,
los medios masivos. Ahora “hay que” La crítica es además una poética his- un género presionado por distintas recorto mi utopía crítica.
usar un lenguaje poco técnico, y “se tórica, situada en un contexto y un tensiones, a saber: el centimetraje, la Toda crítica debería tener capacidad
cuenta” con escaso espacio para los proceso histórico de desarrollo. No ilustración, el “reflejo” de actualidad, de producción de pensamiento. Se
libros; “hay que” resumir las notas con se puede pensar la crítica sin pensar la situación del área en el diario o trata de otorgar dignidad intelec-
recuadros e íconos de calificación que la realidad cultural. Todo crítico debe la revista, el estilo de redacción, las tual a la práctica crítica. Capacidad
dispensen al público de leer la nota; saber dónde está parado: cuáles son medidas del título y los cortes que de articular pensamientos amplios y
“hay que” soportar la presión de la las condiciones culturales del pre- obligan a recurrir a prioridades, a la complejos. Ideas, mucho pensamien-
publicidad y la reducción de personal sente en las que están inmersos él y brevedad y la síntesis para dar cuen- to e hipótesis.
especializado. Guillermo Saavedra ha los lectores. La tarea del crítico debe ta de un objeto complejo. La crítica Debería establecer conexiones con la
expresado inmejorablemente las nue- poseer el rasgo de la contemporanei- literaria-teatral es, por lo tanto, un cultura, es decir, con la vida, la polí-
vas condiciones de trabajo y su impac- dad, es decir, el crítico atravesado discurso presionado y el producto de tica, la historia, la existencia integral
to en el discurso crítico: por la situación histórica. Una de un emisor complejo. En el producto del hombre. Conectar la obra con los
las formas de esa contemporaneidad final han intervenido diversos sujetos: grandes debates de la cultura actual.
Desde aquellos años próximos [se refiere la imponen las limitaciones institu- redactor, editor, diagramador, a su vez Toda crítica debería evidenciar un alto
a su tarea en La Razón, 1985] y a la cionales que determina el medio. El influidos por intermediarios como los grado de elaboración. Se trata de pro-
vez, lejanos, el periodismo devino cada crítico debe saber que trabajar hoy jefes de prensa, los departamentos de cesar los materiales con la mayor labo-
vez más espectacular, autorreferencial en los medios significa luchar contra publicidad, la dirección. riosidad posible, en contra de la crítica
y oportunista. Sin duda acompaña el la pauperización y estar atento a los Quiero, entonces, proponer un mode- del apuro o el desentendimiento.
pulso de un estado de cosas más amplio, fenómenos de reacomodamiento y lo ideal o utópico de una crítica lite- Además, el crítico debería tener un
cuyo riñón es la vida política y el modo desvíos del discurso crítico, del achi- raria-teatral plena, que muchas veces amplio conocimiento de la bibliogra-
cómo la sociedad se desempeña –o se camiento de los suplementos a las no se resuelve en la práctica –víctima fía anterior al texto que está leyendo.

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No se trata de ostentar erudición, establecer relaciones y de leer ten- laciones editoriales o comerciales de a leer cuando sus críticos fundan con
sino más bien de descubrir la utilidad dencias, fenómenos amplios, no sólo los libros. Contra el mero negocio, sus lecturas nuevas territorialidades
que se le puede dar a la bibliografía particulares. A estos aspectos hay que contra el mero mercado. Contra el de subjetividad. Expuesta en estos
previa. Esto implica una formación sumarle: la lucha contra las precon- negocio de los editores, contra el términos, la crítica de libros de teatro
permanente del crítico. cepciones, los prejuicios y clichés, la negocio del medio, contra el negocio es hoy en Argentina, salvo contadí-
Debe transmitir pasión, predicar con superación de los lugares comunes y del crítico o de la “banda” de amigos simas y honrosas excepciones, una
los clichés, los prejuicios y los pre- a la que el crítico pertenece. materia en retroceso, una ausencia. Y
conceptos estéticos e ideológicos. El Las revistas y los suplementos ayudan un deseo que permanece.
crítico como un “laboratorio de per-
cepción y autopercepción”, según las
acertadas palabras de la crítica mexi-
cana Luz Emilia Aguilar.
Y practicar la reflexión epistemológi-
ca, pensar cuáles son las condiciones
de posibilidad de su discurso. ¿Cómo
piensa la literatura? ¿Cuál es para él su
rol de mediador? ¿Qué logros y nove-
dades puede aportar desde la cons-
trucción de su lectura? ¿Desde dónde
lee, con qué posibilidades y límites? NOTAS
Y evitar las tautologías, no descubrir
1. Destaquemos entre los grandes sellos editoriales la labor de Losada, Sudamericana. Emecé, Losange,
lo ya descubierto, no repetir lo ya EUDEBA, Nueva Visión, Centro Editor de América Latina, Corregidor, De la flor y Colihue, entre otros.
muy conocido. Dar entidad a nuevos Claridad, Talía, Atuel, Artes del Sur, Adriana Hidalgo, Nueva Generación, Teatro Vivo, son algunos de los
corpus/nuevos planteos. Favorecer la independientes. En materia de instituciones oficiales, han publicado teatro de la Academia Argentina de
Letras, el Fondo Nacional de las Artes, el Teatro San Martín, y especialmente el Instituto Nacional de Teatro
circulación, el movimiento y la recep- (fundado en 1997). En cuanto a las universidades, es sobresaliente el trabajo de los Institutos de Literatura
ción de los libros. Cumplir una fun- Argentina y de Filosofía Hispánica y del Centro Cultural Ricardo Rojas de la UBA.
ción organizadora: construir mapas o 2. Algunos de los trabajos ya realizados, primeras contribuciones a materia tan vasta y que debe enfrentar un
imágenes de la literatura de una épo- equipo de investigadores, son: Pepe, Luz, y María Luisa Punte, La crítica teatral argentina (1880-1962), Buenos
Aires, Fondo Nacional de las Artes, 1965 (Serie Bibliografía Argentina de Artes y Letras, Compilaciones espe-
T. S. Eliot ca, un país o el mundo, diseñar ór- ciales, N° 27-28); Zayas de Lima, Perla, Contribución bibliográfica al estudio del teatro argentino, Buenos Aires,
denes múltiples a partir de jerarquías Asociación Argentina de Actores, l985; Mazziotti, Nora, “Bambalinas: el auge de una modalidad teatral perio-
el ejemplo, conmover. Invitar a la dis- en las que lo guían básicamente “las dística”, en Diego Armus (comp.), Mundo urbano y cultura popular. Estudios de Historia Social Argentina, Buenos
Aires, Sudamericana, 1990, pp. 69-89; Dubatti, Jorge, Bibliografía sobre teatro argentino, Informe CONICET,
cusión, al rechazo, al placer. preguntas: ¿qué es la poesía? ¿es éste 1995 (inédito); Maunás, Delia, Boris Spivacow. Memoria de un sueño argentino, Buenos Aires, Colihue, 1995;
El ideal lingüístico del crítico debería un buen poema?, [que] constituyen Sabsay, Fernando, Sin telón. Losange Teatro, Buenos Aires, Ciudad Abierta, 2003; Dubatti, Jorge (dir.), Anuario
ser el de la transparencia, precisión las dos metas teóricas de toda labor bibliográfico del teatro en la Argentina, dos tomos correspondientes a 2004 y 2005 (inéditos).
3. Sobre la distinción conceptual de diversos tipos de dramaturgias (de autor, de dirección, de actor, etc.), véase
técnica y alto grado de comunica- crítica” (T. S. Eliot)12. Dubatti, Jorge, “La escritura teatral: ampliación y cuestionamiento”, Nuevo teatro argentino (antología), Buenos
bilidad. Una crítica debería tener al Debería entablar estrecho contacto Aires, Interzona, 2003, pp. 5-18.
menos transparencia expresiva, preci- con el campo literario-teatral, frecuen- 4. Cerrato, Laura, “La vuelta a la literatura”, en su Doce vueltas a la literatura, Buenos Aires, Botella al Mar, 1992, p. 9.
sión y concisión en un equilibrio entre tar a los artistas y las instituciones del 5. Reich-Ranicki, Marcel, “La doble óptica de la crítica. Discurso de agradecimiento con motivo de la conce-
sión del Premio Ludwig Börne”, Humboldt, a. 38, N° 117 (1996), pp. 71-73.
términos del habla común y términos campo, “vivir” dentro de él. 6. Ubersfeld, Anne, “Las trampas de la crítica teatral”, Teatro/Celcit, a. 1, N° 1 (1990), pp. 62-63.
técnicos debidamente explicados. Hay Finalmente, asumir un rol intelec- 7. Said, Edward, Representaciones de intelectual, Barcelona, Paidós, 1996, p. 17.
que defender un lenguaje técnico espe- tual: decirle la verdad al poder. El 8. Baudelaire, Charles, “¿Para qué sirve la crítica? Fragmentos del Salón de 1846”, en su Pequeños poemas en
prosa, Crítica de arte, Buenos Aires, Espasa-Calpe Argentina, 1948, p. 147.
cífico, que diferencia la crítica literaria crítico de literatura debería cumplir, 9. Saavedra, Guillermo, “Sobre el periodismo cultural”, en Jorge B. Rivera, El periodismo cultural, Buenos Aires,
de otras formas del periodismo, como en tanto intelectual, una función Paidós, 1995, pp. 210-211.
la crónica de deportes o el artículo de en la sociedad en la que vive: estar 10. Dubatti, Jorge, “El teatro frágil. Procesos de pauperización y de cambio en el teatro argentino actual”, en su
El teatro laberinto. Ensayos sobre teatro argentino, Buenos Aires, Atuel, 1999, pp. 25-40.
fondo sobre economía. atento a los manejos del poder, 11. Nos referimos aquí tanto a la crítica literaria como a la teatral.
El crítico debe tener la capacidad de estar en guardia contra las manipu- 12. Eliot, T. S., “Introducción” en su Función de la poesía y función de la crítica, Barcelona, Tusquets Editores, 1999, p. 44.

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El escritor como crítico El escritor es siempre un crítico.


Del mundo, de la realidad, de los sis-
temas, de los gobiernos, de las socie-
En sustancia –apuntaba Cesare Pavese–
¿por qué deseamos ser grandes, ser genios
creadores? ¿Para la posteridad? No. ¿Para
dades que eligen y/o aceptan a éstos, circular entre la multitud, y que ésta nos
Por Mario Goloboff de los demás hombres y mujeres que señale con el dedo? No. Para sostenernos
conviven con él. en la fatiga cotidiana, en la certeza de
Del mundo, porque, si no, no dedica- que vale la pena cuanto hacemos, de que
ría su actividad a crear otros mundos, es algo único. Por el presente, no por la
a llevarlos durante mucho tiempo en eternidad.
su cabeza, a componerlos y a recom-
ponerlos según sus deseos, según sus Sí: escribir supone una disconformidad
insatisfacciones frente al mundo real. profunda con el mundo en que se vive;
De la realidad, porque, si no, no esta- sin embargo, el pasaje del campo de ese
ría creando otras realidades, imaginan- desacuerdo a la mesa y la lámpara está
do otras realidades, futuras, irreales (o sujeto a muy complejas mediaciones.
irreales para aquellos según los cuales la Cuando Juan Carlos Onetti firmaba
realidad tiene una precisión y una limi- notas en Marcha bajo el seudónimo de
tación acorde con los postulados del “Periquito el aguador”, escribió estos
racionalismo y de la lógica kantiana). todavía desoídos consejos:
De los sistemas imperantes y de los go-
biernos, porque el escritor es un des- Que cada uno busque dentro de sí
Las motivaciones que subyacen en la compul- contento radical, para quien todo or- mismo, que es el único lugar donde
sión crítica se nutren de diversas anomalías del den, toda coerción, toda sujeción a la puede encontrarse la verdad y todo ese
espíritu. La disconformidad con la realidad que libertad individual cercena los poderes montón de cosas cuya persecución, fra-
vive el escritor, en tanto crítico potencial, suele de la mente y, por ende, de la produc- casada siempre, produce la obra de arte.
expresarse a partir de manifestaciones estéticas ción estética, literaria.
Esto no quiere decir que el escri- Como en tantos otros casos semejan-
no siempre toleradas e incluso en ocasiones con- tor, para quien la literatura es sólo tes, las posturas civiles de este escri-
denadas. De este modo es difícil superar el pen- fuente de más trabajo y de pasión tor y sus textos
samiento uniforme (publicitario) que homologa (aquel que, naturalmente, se sitúa demuestran hasta Sí: escribir supone una dis-
y subsume la diferencia. fuera de los vaivenes del mercado y qué punto es conformidad profunda con
de la publicidad), escriba porque sepa innecesario que el mundo en que se vive; sin
Diversas acciones, solapadas o explícitas, soporta como ningún otro de dónde viene la literatura tenga embargo, el pasaje del campo
la propensión literaria y su obra. Reacciones que y hacia dónde va; escriba porque que estar, casi de ese desacuerdo a la mesa y
a la vez sustentan los textos enfrentados, no en tenga, como se pretende, un mensaje constantemente, la lámpara está sujeto a muy
tanto objetos sino más bien como destinos, con claro, algo que enseñar, que “decir” a justificándose. complejas mediaciones.
los demás. Por el contrario, lo hace, De ahí también
los preceptos que enmarcan lo establecido en la justamente, porque su mensaje no que se transformen en dudosos, en
práctica social. Conciente de estas adversidades, termina en él, porque sus textos contradictorios, en inconstantes, tanto
Mario Goloboff sugiere intentar un reconoci- son una apelación hacia los otros el estatuto que nuestras sociedades
miento de esta convergencia entre escritura y crí- para encontrar todo lo que le falta. reconocen a la literatura como las fun-
tica que encuentra al autor encausando su texto Y, fundamentalmente, porque siente ciones que, a veces, ella misma se asig-
que tiene algo que hacer; que hay un na. Vilipendiada y temida, silenciada
a partir de inevitables y sucesivas rectificaciones. impulso interior irresistible alojado y usada, halagada, cortejada, destrui-
Ellas, después de todo, son capaces de desentrañar en la delgada sombra que todavía lo da, manoseada, incendiada, ella vacila
la naturaleza cuestionadora de su pensamiento. separa de la muerte. entre tanta ausencia y tanta presencia,

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y no acaba por encontrar su verdade- los de un Boris Pasternak, un Heberto mundo donde las normas, las consig- la falta de ellos) que hagan más feliz
ro sitio, mientras nuevos y refinados Padilla, un Breyten Breytenbach o un nas, las leyes, importan por lo que no la vida del hombre sobre la tierra.
sistemas se combinan para mantenerla Salman Rushdie. importa, pueden por lo que no puede, Pero, de todas las utopías conocidas,
en una incómoda ambigüedad. Las (Sería motivo de otras conjeturas el hacen “contar” lo que no cuenta? la de fundar un nuevo lenguaje es la
“ilusiones literarias” retroceden día hecho, históricamente probado, de ¿Acaso porque, liberada de las com- mayor y la más radical porque, siendo
a día ante la indiferencia creciente que el carácter bárbaro de ciertos pulsiones de “lo real”, la ficción pone la que da origen a las otras, está tam-
de quienes necesitan y recompensan regímenes haya comenzado a mani- en tela de juicio, desde el más alejado bién en su fin:
las cosas concretas, palpables, efica- festarse, casi constantemente, por su polo, las condiciones de producción y sólo hablándose
ces, evaluables. Pero también avanzan velocidad y dureza en la represión de de reproducción de todo “lo real”? de otro modo,
bajo las catacumbas de los hospita- manifestaciones estéticas, ratificando El escritor es también, y quizá sobre escuchándose y
les psiquiátricos y de las antiguas y de tal modo interesantes hipótesis todo, un crítico del lenguaje. Porque entendiéndose de
renovadas prisiones, descubriendo qué sobre los componentes tan peculiares está sometido a la extraña paradoja otros modos, se
magnos rencores concita, qué altas de esta actividad humana.) de tener que manejarse con la lengua realizará la frater-
potestades hiere. (Y, aun, de otras conjeturas más, el corriente, con la lengua de la comu- nidad. Y puesto
Lo cierto es que sólo poquísimas hecho, en apariencia paradójico, de nicación, para expresar aquello que él que no otra cosa
democracias actuales toleran (y el uso que los regímenes llamados socialistas imagina, que él está produciendo, y es la literatu-
casi habitual de este verbo es de por sí hayan alentado durante su vigencia para lo que no alcanza con la lengua ra, un lenguaje
harto significativo) el ejercicio irres- un arte obediente, compuesto y orde- de la comunicación. nuevo, una per-
tricto de la libertad de escribir y de nado, temiendo toda prolongación El escritor es el único artista que debe manente creación
publicar. Pero, hasta en ellas, sectores de los desarreglos y utopías vanguar- vivir en medio de esta contradictoria de lenguaje, una
muy importantes del poder social (y, distas que, en sus orígenes, habían ambigüedad: servirse de un lenguaje invención que
en oportunidades, del oficial) inhi- inspirado y acompañado las luchas que, aparentemente, ya existía antes, cada gran escri-
ben, perturban, atacan o impiden revolucionarias.) independientemente de su arte (lo tor recrea perso-
el conocimien- Los dilemas están entre los tantos que no sucede ni con la música ni con nalmente ¿cómo
El escritor es también, y quizá to y la difusión (no los más graves, probablemente; la pintura ni con la escultura ni con no habría de ser
sobre todo, un crítico del len- de determinadas sin embargo, significativos) que la la arquitectura), el lenguaje que todos transgresora?
guaje. Porque está sometido a obras o textos. época de las computadoras, el con- sus congéneres usan para la comuni- Los malos enten-
la extraña paradoja de tener que Hay también una trol de cuerpos y de cerebros, y la cación, y escribir, supuestamente, en didos son nume-
manejarse con la lengua corrien- censura (unas uniformidad en cadena, plantean al la lengua corriente entre sus conciu- rosos, pero (si
te, con la lengua de la comunica- veces larvada, mínimo hombre. Pero así como éste dadanos y contemporáneos, cuando la simplificación me es permitida)
ción, para expresar aquello que él otras evidente, siente que su trabajo, en medio del en realidad está recreando esa lengua, podrían ser reducidos a uno: desde
imagina, que él está producien- otras que, afortu- intrincado mundo, parece no valer distorsionándola, transformándola, ópticas a menudo distintas se ha tra-
do, y para lo que no alcanza con nadamente, que- nada (y constituye, no obstante, la inventando otra lengua en la que, tado siempre de establecer una suerte
la lengua de la comunicación. dan como inten- base y el alimento de todo), otros como dice en uno de sus magníficos de acuerdo entre literatura y moral. Y
tos) en distintos tan comunes y tan problematizados epigramas Ernesto Cardenal, quizá la primera, como no podía ser de otra
canales de exposición o de comuni- individuos, dedicados en este caso a purifique en sus poemas el lengua- forma, se ha resistido a lo largo de los
cación, que evita o demora el conoci- una práctica social específica, pueden je del pueblo “en el que un día se siglos. Simplemente, porque las leyes
miento de ciertas creaciones literarias, llegar a sentir que si sus menguados escribirán los tratados de comercio, que gobiernan la actividad estética y
o que, desde el origen, es decir en la movimientos ciertas veces alcanzan a la Constitución, las cartas de amor, y literaria no son las mismas que rigen
producción, mediante la presión eco- irritar de ese magnífico modo, quizás los decretos”. el comportamiento social. O, en todo
nómico-financiera, paraliza o coarta la alberguen en su propia textura, en su No hay probablemente nada que aten- caso, determinados comportamientos
libre expresión artística. propia conformación, tal vez en su te más contra un orden establecido, y del presente. Ésos que condenan a
Pese a todo, en dichos regímenes demo- propio ejercicio, insufribles datos de bien o mal defendido, que la utopía: Sade, a Flaubert, a Michelet, en fun-
cráticos nos encontramos, evidentemen- una tarea de remoción del presente, su empecinado horizonte es el de ción de principios consagrados, fun-
te, lejos de fenómenos del tipo de la cen- huellas insoportables de un porvenir. fundar nuevos mundos, nuevas reglas damentos contra los cuales, es cierto,
sura nazi o franquista, o de “casos” como ¿Acaso porque la ficción dibuja un (o la falta de ellas), nuevos órdenes (o atenta la obra, que es, casi siempre,

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una apelación al futuro, quizás a una sura y la trascendencia no es sólo “la palabra; Rulfo, cuyos murmullos valen arte” o “crítica literaria”, se vincularía
nueva conducta moral. búsqueda sollozante” de un Baudelaire más que los gritos en la gran memoria, más bien con la vilipendiada crítica del
En muchísimas ocasiones se ha ha- (quien, dicho sea no de paso, señaló, en la gran vigilia literaria. gusto, y con una rama de la psicología
blado sobre el tema, pero en pocas se a mediados del siglo XIX, que es un Finalmente, y como no podía dejar fantástica que alimenta cursos de liceos
han explorado las razones que llevan pobre escritor aquel que no tiene un de serlo, el escritor es un crítico de y universidades, y hasta columnas de
al artista y su obra, poco menos que crítico dentro); no es sólo, tampoco, los textos de otros. Entre los dudosos revistas y diarios especializados, en los
necesariamente, a tal encrucijada. ¿Por “el desorden de los sentidos” de un descubrimientos teóricos del siglo li- que profesores,
qué el arte y la literatura tienen que Rimbaud; también el racionalismo de terario pasado (descubrimientos o in- alumnos e inves- ... me parece que, del mismo
terminar revistiendo, en casos de gran- un Rousseau, cuando emprende sus venciones que, además, poco a poco tigadores siguen modo que tratamos de leer las
des creadores, ese carácter transgresor, Confesiones, lo conduce a la desespe- se han ido transformando en trivia- empeñándose en significaciones de un relato o de
impío, profanatorio? ración en la empresa: “Para lo que yo lidades), se hallan los de afirmar que revelar “qué ha- un poema en los elementos y en
Por el momento, pienso que la única tengo que decir –asienta– se necesi- todo escritor es ya un crítico literario, brá querido decir los procesos que los constitu-
respuesta interna que puede ensayarse taría inventar un lenguaje nuevo, tan o que todo escritor es el primer lector el autor”. yen, más allá de lo dicho y de las
(al menos, en literatura) surge de su nuevo como mi proyecto”. y, por ende, juez de su obra, o que en Sería preferible referencias, podríamos buscar
ejercicio mismo. Y en el núcleo más La legalidad, los sistemas, las religio- la plasmación de la propia obra en- dedicarse a los en esos mismos trazos las hue-
concreto: la lengua. Es como si el pro- nes, los (y las) órdenes, el pensamiento tran obligatoriamente consideracio- textos (esos la- llas de una actividad crítica.
pio lenguaje, el totalitario, han creído encontrar reme- nes críticas que el autor se ha formu- boratorios, esas
Finalmente, y como no podía trabajo con él, su dio para tales violaciones: éste sería el lado sobre la obra de los otros. máquinas del inconsciente en los que
dejar de serlo, el escritor es un exploración hasta del fuego purificador. Desde que ha No sé de dónde exactamente proceden tantas veces se escribe más y otra cosa
crítico de los textos de otros. el límite y más habido libros, vienen incendiándose estas leyendas, tan fascinantes como que lo que se dice y, aun, que lo que se
Entre los dudosos descubri- allá de los límites las bibliotecas y quemándose textos, inciertas. Quizá, para ser tales, de al- quiere decir). Y luego, si perseguimos
mientos teóricos del siglo litera- condujeran ine- real o metafóricamente, hasta hacerse gunos dichos de aedos sobre sus con- las significaciones en lo que es el tex-
rio pasado (descubrimientos o vitablemente a la carne en la historia de la cultura la idea temporáneos y competidores, de más to, no en lo que se dice que es, habría
invenciones que, además, poco subversión, al en- de que la amenaza específica contra la de un sobreentendido rabelesiano, que preguntarse dónde puede verse,
a poco se han ido transforman- frentamiento, al transgresión literaria es ígnea. de la implacable quema que efectúan dónde puede registrarse, reconocerse,
do en trivialidades), se hallan escarnio. Como No es casual que sea en Viena, y en el barbero y el cura en El Quijote... una auténtica actividad crítica, radical,
los de afirmar que todo escritor si la invención de pleno desarrollo del nazismo, donde o, más cerca de nuestro espacio, de profunda, no siempre programática,
es ya un crítico literario, o que realidades verbales Elías Canetti concibe su primera no- las disputas sobre Descubrimiento y pero tampoco del todo espontánea;
todo escritor es el primer lector supusiera el obli- vela, Auto de fe, o que en Fahrenheit Conquista entre cronistas (que jamás una actividad crítica que acompañe a
y, por ende, juez de su obra, gatorio ataque a 451 Ray Bradbury ilustre el avance dejan de ser narradores y rivales). O la actividad creativa.
o que en la plasmación de la la realidad vigen- totalitario con su empecinamiento por tal vez, más cerca todavía en el espa- Es cierto que hay autores con alta con-
propia obra entran obligatoria- te, la violación de quemar lo escrito. Y su fracaso. Porque cio, el tiempo y la veneración folkló- ciencia y alto ejercicio de ambas prácti-
mente consideraciones críticas ciertos principios, no basta con borrarlo, ya que lo que ha rica, de aquel que “ha visto muchos cas, pero es también verdad que casos
que el autor se ha formulado la destrucción de entrado por la letra en la memoria de cantores” que “se cansaron en parti- como el de un Henry James, un Ezra
sobre la obra de los otros. todo dogma. En los hombres, no sale jamás. das” aun antes de largar. Pound, un Paul Valéry o un Jorge Luis
suma, una agre- En nuestra América, Juan Rulfo, no Conferir categoría crítica a esos arre- Borges no son tan comunes, y aun en
sión insoportable para cualquier auto- menos impuro, ni menos transgre- glos de cuentas entre colegas (algunas estos excepcionales ejemplos habría que
ridad que se precie de serlo. (Si no fuese sor, también interiorizó en sus tex- veces, justos; siempre subjetivos e ines- determinar en qué medida se cubre, se
así, no se comprendería la similitud en tos tamaños pecados y tales castigos. tables), parece un exceso y una desvia- edulcora, se transforma, se traiciona
las reacciones de tan diferentes regíme- Sabiendo cuánto infringía con su obra, ción del lenguaje, y tiene menos que (hasta sin desearlo), se falsea, en fin, el
nes políticos, iglesias, credos.) colocó sobre las llamas al Llano, y en ver con una tarea intelectual, reflexiva, relato de los antecedentes, los motivos,
Todo hombre que escribe, siente, en su única, breve e infinita novela Pedro reposada y ecuánime que con amista- las intenciones, los procesos que lleva-
algún momento de su vida, que las Páramo designó Comala al pueblo de des y enemistades cuyos motivos gene- ron a la constitución de un texto.
palabras conocidas no le alcanzan, los grandes pecados y la dudosa puri- ralmente desconocemos los de afuera. Por eso, me parece que, del mismo
que debe buscar, descubrir o inventar ficación. Rulfo, justamente, que supo En todo caso, si esta práctica roza lo modo que tratamos de leer las signi-
otras nuevas. Lo que exige la desme- trabajar más con el silencio que con la que llamamos “crítica” o “crítica de ficaciones de un relato o de un poema

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en los elementos y en los procesos que o salvable, qué ha querido inscribir de-
los constituyen, más allá de lo dicho y finitivamente y qué, criticándolo, ha
de las referencias, podríamos buscar en decidido suprimir como si se tratara
esos mismos trazos las huellas de una de las huellas de la imperfección.
actividad crítica. Claude Simon, el enorme narrador
Pienso que la primera, la más material francés, ignorado premio Nobel, sos-
de todas, la que además se asienta no tuvo al recibirlo en 1985:
en vagas ideas u opiniones sino en el
elemento irreemplazable de la lengua, y Puesto que finalmente se ha denunciado
por otra parte la que más profundamen- tanto, aquí y allá, el egoísmo y la vana
te tiene que ver con la crítica literaria gratuidad de eso que se llama ‘el arte por
porque comienza con el texto propio, el arte’, no es para mí una recompensa
es el trabajo de los borradores, la correc- menor ver mis escritos, que no tenían
ción que hacemos de nuestras primeras más ambición que la de izarse a ese ni-
versiones, la tachadura, el borrón, la de- vel, catalogados ahora entre los instru-
puración, el pulido del original. mentos de una acción revolucionaria y
Y que probablemente en esas marcas y desestabilizadora.
en los signos de esas operaciones pue-
dan verse, antes o después, los núcleos Por eso es que en todos los sentidos que
ideológicos de una auténtica actividad he venido tratando, pienso que la me-
crítica. No probablemente del mismo jor crítica que puede hacer un escritor
nivel, ni con las mismas apoyaturas al mundo, a los sistemas y gobiernos,
teóricas que sustentan la crítica lite- a las sociedades que eligen y/o aceptan
raria o el trabajo crítico, pero sí quizá a éstos, a los demás hombres y muje-
como una tarea coadyuvante y, en todo res que conviven con él, al lenguaje, a
caso, útil de dilucidar para saber lo que la cultura y a la literatura misma es su
un escritor ha considerado desechable propia obra de escritor.

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La crítica literaria y el problema ¿Cómo encarar la crítica literaria


en el caso de una relación evidente
de co-presencia entre dos o más
les, uno de los materiales empleados
para levantar un edificio estético. Lo
esencial es estudiar qué es lo que el
de los intertextos textos? A veces la situación puede
volverse problemática y hasta llegar
nuevo autor ha hecho con sus fuentes
acarreadas [...] cosa de abejas, no de
a los estrados tribunalicios... Acaba cornejas. Averiguar qué nueva esencia
Por Alba Omil (*) de pasar un caso así, de gran reper- ha obtenido el poeta con sus viejos
cusión en este mundo globalizado. materiales ajenos, o contemplar cómo
Bueno es, pues, reflexionar un poco con la nueva forma se refleja la índole
sobre este tema. poética del autor-deudor con tanta
Gerard Genette llama hipertexto a eficacia como con la forma vieja, la
todo texto (B) derivado de otro ante- índole del autor creador.
rior (A), hipotexto, por transforma-
ción o por imitación. Podemos retornar a la Divina Comedia
A esta terminología nos ajustaremos. para verlo.
Veamos un caso paradigmático, la Tomemos el caso del ”Poema conje-
Commedia, de Dante Alighieri tural” (monólogo de conciencia de
¿Cuántas transformaciones diferentes Francisco Narciso Laprida antes de
Victor Sklovsky sostenía que “las imágenes son ha sufrido este poema a lo largo de morir) donde Borges reelabora un frag-
Dios”. Con esta frase, el formalista aludía a cierto los siglos? ¿Y no es la Commedia, a su mento del canto V del Purgatorio.
vez, una transformación? ¿Hubiera Toma la figura de Buonconte de
problema tan antiguo como la literatura misma: existido sin la Eneida? ¿Y la Eneida Montefeltro, personaje fugaz, que sale
el de la originalidad, la propiedad y la apropia- sin la Odisea? al cruce de Dante y de Virgilio, y cuenta
ción. Según Sklovsky, Dios es el único capaz de Renglón aparte para las leyendas algunos hechos de su vida: su nombre,
crear ex nihilo imágenes verdaderamente nuevas. cristianas medievales por un lado, su lucha armada, la garganta herida, su
El resto serán meras reescrituras, mejores o peo- y por otro para las leyendas musul- fuga, su persecución y su muerte.
manas derivadas del Alcorán (Asín Todos estos elementos se reelabo-
res variaciones en torno a un mismo tema. Alba Palacios, M., 1943) y su presencia ran (y se recrean admirablemente)
Omil indaga esta cuestión tal como se manifiesta en la Divina Comedia. en el Poema conjetural, aunque no
en el presente, analizando los conceptos de inter- El hipotexto (llamado tradicional- hay comillas ni cursiva, ni nota de
texto, pacto, plagio, deuda e imitación. Si bien la mente “fuente”) suele ser citado entre pie de página, ni forma exterior de
comillas, en nota de pie de página relieve alguna que remita a la Divina
autora analiza distintas versiones argentinas del o en epígrafe. O no citado. Y no es Comedia. Veamos:
Canto V del Purgatorio (como las de Leopoldo infrecuente oír hablar de plagio, de
Marechal, Manuel Mujica Láinez y Victoria imitación, de deuda. 81 Corsi al palude, e le cannucce e il brago
Ocampo), se detiene principalmente en la reela- A propósito de esto recordamos un 83 m’ impigliar si, ch’ io caddi; e li vid’ io
admirable artículo de Amado Alonso 84 delle mie farsi in terra lago.
boración que hace Borges del material dantesco. (1965), maestro de la crítica, más allá de 94 ... A pie del Casentino
Su Poema conjetural da cuenta de cómo el estra- cualquier moda, quien señalaba acerca 95 traversa un acqua ch’ ha nome
tega de la palabra es diestro en eludir el peso de los préstamos y de las fuentes: l’Archiano,
apabullante de sus precursores. Porque el verda- 96 che soura l’Ermo nasce in Appennino
dero poeta es aquel que no se deja perturbar por Con mucha frecuencia el descubri- 97 dove il vocabol suo diventa vano
miento de una fuente se ha presentado 98 Arriva’ io, forato nella gola,
las influencias, aquel que, rindiéndoles tácito y recibido como un hecho de policía 99 f uggendo a piede e sanguinando
homenaje, las rubrica con el sello intransferible literaria, un robo o una ratería [...] il piano.
y único de su estilo. las fuentes no son más que materia- 100 quivi perdei la vista, e la parola.

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(82 Corrí al pantano, mas el cieno aciago más allá de la circunstancia de Laprida, y Crea un clima sombrío, premonitorio trabajado años en la obra de Dante y
83 y las cañas me hicieron caer al suelo participar con él, con Borges, del disfru- y evocador, que no se advierte en el que respalda cada aserto con los textos
94 ... Al pie del Casentino te secreto de evocar la Divina Comedia. episodio dantesco y donde va agigan- correspondientes. Pero, no obstante
95 un agua pasa que se llama tándose la imagen de la muerte: esos paralelismos, la Commedia no
Arquiano ¿Qué ha hecho Borges con los mate- refleja el espíritu musulmán, ni el
96 y nace en Erno, cabe el Apenino riales acarreados? Zumban las balas en la tarde última. mundo musulmán, ni la cosmovisión
97 adonde su vocablo se hace vano Ha hecho una transferencia importante Hay viento y hay cenizas en el viento. musulmana. No. Refleja el espíritu del
98 llegué con la garganta traspasada y ampliatoria: ha sobrepuesto la figura medioevo que se va alejando, y el del
99 huyendo a pie y ensangrentando de Francisco Narciso de Laprida en la de Inscribe su propia historia personal, Renacimiento que irrumpe con vio-
el llano. Buonconte de Montefeltro, y ha agre- ligada a la historia de la patria, un lencia, y sus respectivos valores.
100 Allí perdí la vista...) gado otro elemento, que no figura en el fragmento de su pasado, de su sangre, Refleja también el alma y la sabiduría de
poema dantesco: “Como aquel capitán y con eso rinde su culto al coraje y Dante Alighieri. Expresa su experiencia
del Purgatorio” (aquí, para el lector com- a sus antepasados, entre los que se vital, su credo, su dolor y sus pasiones, la
Poema conjetural petente, ya está plena la referencia), pero encontraba Laprida: violencia de su ánimo, su destierro.
Borges ha salido del texto dantesco para El sistema expresivo de la Divina
Como aquel capitán del purgatorio escarbar en la historia: Buonconte capita- ... los pretéritos nombres de mi sangre: Comedia nada tiene que ver con las
Huyendo a pie y ensangrentando el llano neó a los guerreros gibelinos de Arezzo, Laprida, Cabrera, Soler, Suárez. fuentes musulmanas. El mundo que
Fui cegado y tumbado por la muerte contra los Güelfos de Florencia en 1268. ha creado Dante es único, es dantes-
Donde un oscuro río pierde el nombre. Murió en esa batalla entre cuyos vence- Expone su propio sistema expresivo, co. El deleite estético que provoca, no
La noche lateral de los pantanos dores figuraba Dante (Crespo, Á. 1977, conocido por todos. lo producen las leyendas derivadas del
p. 237. Nota). Alcorán; tampoco las leyendas cristianas
En estos versos está reproducido el Amplía la figura y su espacio y la revis- Volviendo al tema de las fuentes y de medievales de viajes al otro mundo.
citado fragmento de la Commedia, casi te de una suerte de ironía trágica: los préstamos, no podemos elidir el Hay en la literatura argentina diver-
en su totalidad, por lo que habría que nombre de Miguel Asín Palacios, de la sos hipertextos de la Divina Comedia
formularse dos preguntas: Yo que estudié las leyes y los cánones, Real Academia Española (1943) quien, donde pueden advertirse recreaciones
¿Cuáles son las razones de Borges para Yo, Francisco Narciso de Laprida en un libro memorable manifiesta: con muy distintos sistemas expresivos:
omitir la referencia? Cuya voz declaró la independencia... Leopoldo Marechal, Manuel Mujica
¿Qué ha hecho con estos materiales Nuestra patria tendría el derecho de rei- Láinez, Victoria Ocampo.
de acarreo? ... Yo que anhelé ser otro, ser un hombre vindicar, para algunos de sus pensadores Es muy cercano el parentesco de la
El lector común no advierte la trans- de sentencias, de libros, de dictámenes musulmanes, una parte no exigua de ciudad de Cacodelphia (Marechal,
ferencia, quizás porque no ha leído la cielo abierto yaceré entre ciénagas. los timbres de gloria con que la crítica L.1948) con el infierno de Dante.
Divina Comedia, o porque nada sabe universal ha decorado la obra inmortal Sin embargo en Cacodelphia late el
de Buonconte de Montefeltro ni de su Laprida, hombre de leyes y de cáno- de Dante Alighieri. espíritu zumbón de su autor, su con-
vida ni de su muerte, o porque disfruta nes, es asesinado por los montoneros cepción del mundo y su concepto de
del poema de otra manera y sólo ve a de Aldao, figuras que en la memoria Claro que luego reconoce, apoyándose la literatura. Refleja también su propio
Laprida en su huida hasta el triste final. de los argentinos evocan el desorden en los críticos del siglo XIX, el rasgo contexto, la ciudad de Buenos Aires,
Posiblemente a Borges no le inte- y el desconocimiento de la ley, y tam- esencial del genio no es la novedad u sus figuras y su idiosincrasia.
resaba mucho este tipo de lector bién la barbarie. originalidad absoluta de la obra de arte, Cacodelphia es a la vez que un símil en
(acaso ningún otro y sólo el disfrute Inscribe en las entrelíneas una advertencia ni puede consistir en la facultad exclusi- solfa del infierno dantesco, una gran
de escribir el poema, goce íntimo sobre el peligro de esa barbarie, y al pro- va de Dios, de crear de la nada, así la metáfora entre sarcástica y risueña,
e intransferible) aunque tal vez sí, yectarla en el poema, advierte que podrìa forma como la materia (p. 14). dolorosa y lírica de la ciudad donde
podía gustarle este tipo de lectura, no proyectarse también hacia el futuro: Asín Palacios analiza los paralelismos Marechal vive, ama, sufre, crea y da
crítica sino hedónica. del poema dantesco con las leyendas vida a sus criaturas literarias.
O acaso le hacía un guiño a un lec- Vencen los bárbaros, los gauchos vencen. derivadas de un versículo del Alcorán. Adán Buenosayres tiene, sin duda,
tor competente que en el “Poema Cambia el contexto: es América en Paralelismos innegables, encarados muchos materiales provistos por la
Conjetural” pudiera sobreleer otra cosa, su guerra civil. con seriedad por un estudioso que ha Divina Comedia; también por la

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Eneida ( Sibila de Cumas-Doña Tecla, de investigación, con una tesis muy


p. ej.), pero con esos materiales, el original, minucioso, denso, serio, bien
argentino levanta un edificio diferen- escrito, bien traducido, perfectamente
te, nacional y personal. estructurado y con una formidable
Otro tanto podría decirse del infierno documentación y del que no se da
de Mujica Láinez (1974) en El viaje de ninguna referencia en el intertexto en
los siete demonios que de a ratos hace cuestión: El código Da Vinci
reír a carcajadas y que, en la hora de la Hace dos años, una lectora del común
lectura crítica, demuestra que le debe nos comentaba, no sin cierto embeleso,
mucho a Dante. Pero su obra elaborada el Código, que ya estaba de moda...
con tanto material prestado –no sólo de A medida que avanzaban la conversa-
Dante– no pierde un miligramo de su ción y el comentario, más nos embar-
originalidad ni sus sabrosos condimen- gaba la imagen del Enigma Sagrado,
tos políticos argentinos ni el poderoso siempre vivo en nuestro recuerdo,
sistema expresivo de su autor. renovado por los vívidos paralelismos.
Victoria Ocampo (1983) hace su pro- Después seguimos a través de los medios
pia interpretación tanto del poema de comunicación el curso del juicio por
dantesco como de dos de sus figuras: plagio, al mismo tiempo que la desme-
Beatriz y Francesca de Rímini. surada carrera del Código hacia el éxito.
Si salimos del ámbito de la literatura Finalmente terminamos por aceptar
argentina, y de la Divina Comedia, en –aunque sin mucho convencimiento–
este a veces vidrioso papel de la crítica que el Código es una novela elaborada
frente al problema de los intertextos, no con materiales ajenos, pero con su
podemos dejar de referirnos a un caso propia estructura, su propio ritmo y
actual, muy sonado: El código da Vinci su propia y formidable buena suerte.
(Brawn, Dan, 2003) que llegó hasta un Pero al mismo tiempo, llegamos a la
juicio por plagio, dirimido finalmente conclusión de que este problema de
a favor del autor norteamericano. los intertextos tiene sus matices y exige
Hace más de veinte años leíamos sus justificaciones.
–y releíamos con pasión– El enigma
sagrado (Baigent, M. et al, 1985), libro * Universidad Nacional de Tucumán

BIBLIOGRAFÍA

• Alonso, Amado : Materia y forma en poesía. Madrid, Gredos. 1965


• Asín Palacios, Miguel: La escatología musulmana en la Divina Comedia. Madrid-Granada. 1943
• Baigent, Michael; Leigh, Richard; Lincoln, Henry : El enigma sagrado. Traduccion de Jordi Beltrán.
Barcelona, Martínez Roca.1985
• Brown, Dan El código da Vinci. Trad. de Juanjo Estrella. Barcelona, Circulo de lectores. 2003
• Crespo, Ángel. Nota para su edición y traducción de la Divina Comedia. Barcelona, Planeta. 1977
• Marechal, Leopoldo, Adánbuenosayres. Buenos Aires, Sudamericana. 1948
• Mujica Láinez, Manuel El viaje de los siete demonios. Buenos Aires, Sudamericana, 1983
• Ocampo, Victoria, De Francesca a Beatrice. Bs. Aires, Sur. 1983

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Groussaquianas De origen francés, luego radi-
cado en el país, Paul Groussac
tro del debate científico, literario e histórico de la argentina de
aquellos cuarenta años. A tal punto, que la dirección de Groussac
se transformó en un contro- trascendió cambios gubernamentales y procesos políticos de signo
vertido intelectual argentino. diverso, sobreviviendo a las convulsiones sociales y políticas desde
Llegó a dirigir los destinos su trinchera bibliotecaria.
de la Biblioteca Nacional Los artículos que presentamos en esta sección varían mucho entre
durante cuarenta años, desde donde libró grandes polémicas sí. Expresan distintos tipos de escritura y diferentes preocupaciones
acerca de la historia –en buena medida hecha sobre los propios respecto a Paul Groussac. Uno, escrito por un joven estudiante, se
fondos bibliográficos de la Biblioteca Nacional– y del origen de concentra en la historia y sus polémicas. El otro trae esa misma
ciertos escritos fundantes de la Nación, como la autoría del Plan historia como refutación de investigaciones recientes con las que
de Operaciones de Moreno. Un filoso duelista que, desde las rivaliza desde la memoria familiar que busca resguardar.
páginas de la revista La Biblioteca que él mismo había creado Mariano Siskind trabaja sobre la polémica entre Paul Groussac y
y cuyo nombre tomamos prestado, se convirtió en un personaje Rubén Darío que comienza con la reseña crítica en La Biblioteca,
central de la política y la cultura argentina del período. del entonces reciente editado Los Raros del poeta nicaragüense.
Un modernista ilustrado con fuertes inspiraciones europeas, que Distintas sensibilidades estéticas y apuestas ideológicas intervenían
compartió el espíritu de la generación del 80. Un pensador oficial en una clave discusión del momento: el destino de América Latina
que, aun en esa condición elaboró un pensamiento de tono crítico, y su relación con el proyecto civilizatorio emanado de las revueltas
hecho desde los mismos pliegues de un Estado, que no se caracteri- revolucionarias europeas. La relación entre la universalidad euro-
zaba por aceptar el disenso. pea y la particularidad latinoamericana y desde dónde interrogar-
Su incontrolable pulsión polémica le trajo sinsabores en su tarea la era el centro de esta polémica que el autor piensa y rescata.
como director de la Biblioteca, a la que modernizó dotándola de Marta Elena Groussac reacciona contra la reciente publicación
nuevos sistemas de catalogación y de un relevo inédito de sus volú- de un ensayo biográfico sobre Paul Groussac, publicado por Paula
menes hecho a partir del Catálogo Metódico. Bruno. Cuestiona el punto de partida de la autora por considerar
Su figura solía suscitar adhesiones y rechazos igualmente inten- la hipótesis como una confirmación de una presunción original.
sos. Llegó a ser un emblema de la cultura de la elite dominante. Así, un Groussac estratega que rivalizaba con los más destacados
Desde los salones del nuevo edificio que él mismo inauguró en intelectuales en función de lograr notoriedad es rescatado de esa
la calle Méjico, la institución que dirigía pasó a adquirir un atribución instrumental por alguien que profesa la “admiración de
carácter especial: la Biblioteca Nacional se transformó en el cen- nieta” al buscar restituir el honor mancillado de Paul Groussac.

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La modernidad latinoamericana En noviembre de 1896, pocos meses


después de fundar la revista La Biblioteca,
Paul Groussac publicó una reseña muy
sunto espíritu moderno autóctono, sino
–como señala Ángel Rama en Las más-
caras democráticas del modernismo– por la
y el debate entre crítica de Los raros, que Rubén Darío
acababa de editar en Buenos Aires. Los
inscripción de las aspiraciones modernas
de la región en el mapa mundial de la

Rubén Darío y Paul Groussac raros estaba compuesto de una serie de


retratos literarios que ya habían apa-
modernidad, cuya configuración espacial
estaba determinada en buena medida por
recido en La Nación, a través de los la hegemonía global de la cultura de la
Por Mariano Siskind (*) que Darío –a la manera de Borges en burguesía europea1. El desacuerdo entre
“Kafka y sus precursores”– proponía Darío y Groussac consistía en la modali-
una tradición estética simbolista y deca- dad diferencial que esa inscripción debía
dentista, en la que pretendía inscribir su adoptar para que el resultado final fuese
En el año 1896 Paul Groussac creó la revista La propia intervención cultural. La crítica una modernidad específicamente latinoa-
Biblioteca. Un emprendimiento editorial marca- de Groussac era demoledora y Darío mericana, y no una modernidad europea
do por un fuerte estilo personal –el de su direc- utilizó el espacio privilegiado del que en América Latina. Pero, ¿cuál era la
disponía en La Nación, para responder naturaleza de la particularidad cultural
tor– que a menudo obraba como tribuna desde la con una defensa de su propuesta poética y social latinoamericana que supondría
que Groussac, implacable polemista, lanzaba sus en un artículo que tituló “Los colores una inscripción particular de la región
diatribas. En noviembre de ese año, publica una del estandarte”, y que constituye, junto en las premisas universales sobre las que
reseña crítica de Los Raros, obra del poeta Rubén con las “Palabras liminares” de Prosas se recorta el mapa global de la moderni-
profanas y el “Prefacio” de Cantos de vida dad? El modernismo se constituyó como
Darío que contestó desde el diario La Nación, y esperanza, un verdadero manifiesto una instancia fundacional de la cultura
siendo replicado nuevamente desde las páginas cultural y estético de su modernismo. moderna latinoamericana, precisamente,
de La Biblioteca. Poco tiempo después, estas Dos meses más tarde, en enero de 1897, al provocar este debate.
querellas fueron recogidas por la revista Nosotros. en el siguiente número de La Biblioteca, La escena intelectual hispanoamericana
La discusión revela una densa trama política y Groussac insistió con su crítica a la del siglo XIX nació atravesada por el
poesía de Darío y sus contemporáneos deseo de la modernidad. Las elites crio-
cultural que adoptaba la forma de una polémica en una reseña del tercer volumen de llas, cuya subjetividad burguesa se erigía
estética. Uno francés y el otro nicaragüense dis- poemas del nicaragüense, Prosas profanas en un espacio indecidible entre la presun-
cutían sobre las posibilidades de América Latina. (que había aparecido casi en simultáneo ta universalidad de la cultura europea y
El desacuerdo entre contendientes de sensibilida- con Los raros), al que Darío, satisfecho la particularidad de las tradiciones locales
con la elocuencia de “Los colores del (populares o indígenas), estaban consti-
des estéticas y perspectivas ideológicas diferentes estandarte”, ya no respondió. tuidas por el deseo de una modernidad
consistía en la modalidad concreta bajo la que Estos tres textos le dan sustento material americana que fuera capaz de conciliar
asumir la modernidad: para Darío desde una a un debate que condensa varios de los esos dos polos en tensión. El deseo de
particularidad que traduzca a los signos parti- núcleos problemáticos más importantes modernidad era la intersección simbólica
de los discursos sobre la modernidad del proceso político de organización de
culares ese universo fundado por la Revolución articulados por las elites latinoamericanas territorios y poblaciones en estados nacio-
Francesa, mientras que para Groussac se trataba hacia fines del siglo XIX. Aunque el deba- nales, y de proyectos estéticos y culturales
de inscribirse en esa corriente mundial sin esfor- te entre Darío y Groussac es una puesta que buscaban, a la vez, la especificidad
zarse en banales imitaciones que nos condenaran en escena de sensibilidades estéticas y pers- que reforzara la ruptura con España, y un
a la marginalidad. Mariano Siskind encuentra en pectivas ideológicas radicalmente diferen- efecto modernizador que los colocara en el
tes, éste es posible en función de una corazón de la historia universal, cuyos flu-
este debate un momento fundante de la cultura convicción compartida: la realización de jos globales emanaban desde París. París
moderna del continente, cuyos ecos no cesaron de un proyecto moderno en América Latina era, para estas elites intelectuales, uno de
ser interrogados en los años posteriores. no pasaba por la actualización de un pre- los referentes privilegiados alrededor del

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cual se articulaban proyectos moderni- convertirse, veinte años más tarde, en el se articula a partir de dos movimientos: 1) es el desafío que enfrenta el modernis-
zadores dispares. Pero estos discursos no árbitro estético y la instancia legitimadora el reconocimiento de una especificidad la- mo: producir una identidad que pudiera
aludían necesariamente a la materialidad de la cultura argentina, en buena medida tinoamericana en el teatro mundial de la inscribirse, desde la particularidad lati-
específica de París o de la cultura francesa; en función del prestigio que le daba su modernidad, que es conceptualizada en tér- noamericana, en el mapa global organi-
se trataba más bien de la invocación de condición de francés. El campo cultural minos de marginalidad; y 2) la articulación zado por la universalidad hegemónica
lo que Ernesto Laclau y Chantal Mouffe percibía el origen francés de Groussac del deseo moderno con la pregunta por la de la cultura europea, la realización de
llaman un significante vacío al que los en términos de lo que Derrida llamó identidad: si nuestra situación histórica es la trayectoria hegeliana que supone la
intelectuales latinoamericanos le asigna- la metafísica de la presencia: el origen evidentemente diferente de la de Europa actualización de lo universal en lo parti-
ban el contenido de “Lo Moderno”. En como la cifra de la esencia que determi- (y/o Estados Unidos), ¿cómo podemos cular y la reconciliación de las exclusiones
otras palabras, la construcción de París y na un privilegio ontológico4. En los 25 ser modernos, cómo podemos darnos una
la cultura francesa, como corporización años que van desde su nombramiento al subjetividad moderna si nuestra particula-
de las premisas universales de la moder- frente de la Biblioteca Nacional hasta el ridad social está, en principio, excluida de
nidad; París como concepto universal Centenario, cuando la xenofobia era qui- la hegemonía global a partir de la que ellos
en relación con el que América Latina zás el único elemento aglutinante de la construyen su identidad como encarna-
produciría su particularidad moderna. elite argentina, Groussac rara vez fue rele- ción de esa universalidad? Formulada des-
París, Francia, o mejor, la modernidad a gado por su condición de extranjero5; por de los márgenes del universal, la pregunta
la que se aspira, encarnada en un ideal el contrario, sus conferencias sobre histo- por la modernidad es una pregunta sobre
francés sobrevuela el debate entre Darío ria y literatura nacional fueron recibidas el estatuto de nuestra diferencia.
y Groussac, porque sus deseos modernos como verdades reveladas, precisamente, Para Darío, la inteligibilidad de su deseo
de ninguna manera son vagos y abstractos en función de su origen europeo6. Un moderno dependía del reconocimiento
sino que tienen a la cultura francesa como representante de la modernidad europea de la relación asimétrica que determina-
referente. En función de esto, propongo en un país en franco crecimiento, deseoso ba la marginalidad de América Latina;
leer este debate sobre la posibilidad de de legitimación moderna, Groussac fue la conceptualizada como marginalidad, la
producir una identidad cultural y estética encarnación de la mission civilisatrice que diferencia de la región potencialmente
moderna en América Latina alrededor la elite argentina abrazó como la realiza- ofrecía, para la mirada optimista del nica-
del problema de cómo relacionarse con la ción de una promesa sarmientina7. ragüense, la posibilidad de una moder-
hegemonía global de la cultura europea, Por último, y antes de ingresar al aná- nidad original, propia. Así, el utópico
en especial, la francesa2. lisis concreto del debate, una breve proyecto modernista de Darío comienza
Darío nunca dudó en admitir su “gali- reflexión sobre la forma que adquie- con el reconocimiento de que el deseo
cismo mental” (“Los colores del estan- re el debate sobre el discurso de la latinoamericano de ser modernos no
darte”, 162), y confiesa abiertamente el modernidad de Darío, y en especial tiene por objeto a los enunciados eman-
sacrosanto status que París tiene en la sobre sus reflexiones sobre la políti- cipatorios universales del discurso de la
configuración de su subjetividad moder- ca cultural del modernismo. Mi hi- modernidad francesa (cuyo sujeto es la
nista: “Yo soñaba con París desde niño, pótesis es que las intervenciones de humanidad toda), sino una modernidad
a punto de que cuando hacía mis ora- Darío apuntan a la construcción de marginal que tiene que dar cuenta de los
ciones rogaba a Dios que no me dejase una identidad moderna para América problemas derivados del desarrollo des-
morir sin conocer París. París era para mí Latina; o para decirlo de otro modo, igual de América Latina. Mi propuesta históricas que marcan la marginalidad de Paul Groussac

como un paraíso en donde se respirase la que en América Latina –y en térmi- es leer el modernismo de Darío como el América Latina en una totalidad dentro
esencia de la felicidad sobre la tierra... E nos más generales en los márgenes del proyecto cultural y político de construir de la que la particularidad de la región
iba yo a conocer París, a realizar la mayor mundo–, el problema de la construc- una subjetividad a la vez universal y par- y la universalidad del espíritu moderno
ansia de mi vida. Y cuando en la estación ción de un proyecto moderno propio ticular, capaz de participar de las mismas fueran indistinguibles una de otra.
de Saint-Lazaire pisé tierra parisiense, se articula en términos identitarios. experiencias temporales y espaciales que A finales del siglo XIX, el contenido his-
creí hallar suelo sagrado”3. Por su parte, En el contexto del modernismo (pero tam- Darío consideraba naturales para los suje- tórico de estos términos era –tanto para
Groussac, que nació en Francia y emigró bién, en alguna medida, durante buena tos europeos modernos de fin de siglo, Darío como para Groussac– definitiva-
a Argentina a los 18 años, en 1866, sin parte del siglo XX), el deseo de una mo- sin resignar la particularidad cultural y mente concreto. La presunta universali-
acreditación intelectual alguna, llegó a dernidad específicamente latinoamericana estética de su latinoamericanismo. Éste dad de la estética moderna de la poesía

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que Darío admiraba y pretendía emular latinoamericana? Creo que éstos son los resulta fundamental para entender las ginales carecen de genio (la manifes-
resultaba de una operación hegemónica, problemas que están en juego en el debate políticas culturales del modernismo. tación de una originalidad ontológica,
que consistía en la universalización de la entre Darío y Groussac. Lo que Darío y Groussac discuten allí es esencial), si son incapaces de expresar
particularidad burguesa del simbolismo En febrero de 1916, como homenaje a la posibilidad o imposibilidad de articular su particularidad cultural a través de
y/o del decadentismo, y así, un poeta Darío que acababa de morir, la revista el deseo de ser modernos como la cultura formas culturales modernas, civilizadas,
como Verlaine escribía, a los ojos de Nosotros, que dirigía Roberto F. Giusti europea, participar de la universalidad entonces la identidad moderna a la que
Darío, con la confianza de saber que la en Buenos Aires, dedicó el número de la que ella es parte, pero sin resignar pueden acceder es de segundo grado: una
especificidad de su escritura era idéntica completo al poeta modernista. En esa la aspiración de ser originales: diferente modernidad mimética e impura. Para
a la realización global del ideal estético ocasión, frente al pedido de un artículo en su particularidad y así, particular- Groussac, la marginalidad de América
moderno. Éste era el desafío que Darío se recordatorio de su antiguo antagonista, mente latinoamericanos. La posición de Latina no supone la posibilidad de una
impuso: ser moderno, a pesar de que la Groussac envió una carta excusándose: Groussac en el debate tiene momentos modernidad diferente, específicamente
particularidad cultural de su latinoameri- contradictorios, lo que vuelve necesario latinoamericana, sino degradada y ajena
canismo no fuera inmediatamente idén- En las circunstancias presentes, me sería leer con atención las variaciones de los a la racionalidad civilizada de Francia.
tica a la universalidad hegemónica de la imposible escribir una página de arte conceptos de “imitación” y “originali- En el caso de Groussac, la deformidad
cultura moderna de Francia8. puro. Por lo demás, en los años a que dad”. Por un lado, reconoce la relación de la identidad moderna que construi-
En el intercambio entre Darío y Grou- usted se refiere, expresé, sobre Darío y asimétrica que el país en el que reside ría el modernismo estaría reforzada por
ssac, el intento de articular lo universal y su talento juvenil, en mi Biblioteca establece con el país en el que nació y, en la –para él– desafortunada elección de
lo particular que está en el centro de las (números noviembre 96 y enero 97), lo función de este orden cultural jerárquico, los modelos a imitar, especialmente en
discusiones sobre que sinceramente sentía, y por falta de afirma que la imitación es el único cami- el caso de los simbolistas, “innovadores
Aunque el debate entre Darío la posibilidad de lecturas posteriores, no sabría modificar. no que tienen los márgenes para darse franceses, fruits secs universitarios en su
y Groussac es una puesta en una modernidad Puede usted reproducir de dichos artícu- una identidad cultural moderna: mayoría” (155), en desmedro de ideales
escena de sensibilidades esté- latinoamericana los –sin gran valor– lo que convenga a estético-ontológicos más valiosos como
ticas y perspectivas ideológi- está formulado en sus propósitos, si es que algo le conviene. Me resigno sin esfuerzo a envejecer lejos “el prerrafaelismo o espiritualismo inglés...
cas radicalmente diferentes, términos de “ori- Darío contestó a mi primer artículo del foco de toda civilización, en estas que se ha preocupado mucho menos de
éste es posible en función de ginalidad” e “imi- en La Nación del 27 de noviembre de tierras nuevas, por ahora condenadas a los detalles exteriores que de la esencia
una convicción compartida: tación”: ¿podemos 1896. Creo que nunca reprodujo dicho reflejarla con más o menos fidelidad. Es, artística” (153). Pero Groussac insiste en
la realización de un proyecto construir una iden- artículo en sus volúmenes de crítica, por pues, necesario partir del postulado que, que el modelo simbolista y decadentista
moderno en América Latina tidad moderna haberle pedido yo que no lo precedie- así en el norte como en el sud, durante elegido no empeora la situación, sino que
no pasaba por la actualiza- imitando a Fran- ra del mío, por su escasa importancia un período todavía indefinido, cuanto viene a reforzar un problema intrínseco a
ción de un presunto espíri- cia? Si nuestra mo- (Nosotros, febrero 1916, 150). se intente en el dominio del arte es y será la condición marginal de América Latina,
tu moderno autóctono, sino dernidad resulta imitación. Por lo demás, hay muy poca la certeza de que a la modernidad sólo
(...) por la inscripción de las de una imitación, El tono despectivo de la respuesta de originalidad en el mundo: el genio es una puede llegarse a través de la imitación del
aspiraciones modernas de la ¿podemos consi- Groussac muestra que, a pesar de que cristalización del espíritu tan misteriosa y ser social y cultural de un otro:
región en el mapa mundial de derar que esta mo- habían pasado 20 años desde la polé- rara como la del carbono puro... el genio
la modernidad, cuya configu- dernidad mimética mica que había sostenido con Darío, es la fuerza en la originalidad, toda Dado el resultado mediocre del decaden-
ración espacial estaba determi- cumple con nues- su opinión del modernismo no había hibridación es negativa del genio, puesto tismo francés, es permitido preguntarse:
nada en buena medida por la tras aspiraciones cambiado y seguía considerándolo que importa una mezcla, o sea un desalo- ¿qué podría valer su brusca inoculación
hegemonía global de la cultura modernas/eman- una moda superficial y juvenil, carente jo parcial de las energías atávicas por la a la literatura española, que no ha sufri-
de la burguesía europea. cipatorias? O, para de trascendencia estética e histórica. intrusión de elementos extraños, es decir, do las diez evoluciones anteriores de la
plantearlo en otros Nosotros decidió publicar el intercambio un debilitamiento; ahora bien, la presente francesa y vive todavía poco menos que
términos: si nuestra potencial identidad entre Darío y Groussac completo, y así, civilización americana, por inoculación e de imitaciones y reflejos, ya propios, ya
moderna es el resultado de una imitación con esa primera yuxtaposición y compi- injerto de la europea, es una verdadera extraños? (156).
de la universalidad de la modernidad, lación de los tres artículos, transformó lo hibridación. Et voilá pourquoi votre
¿esta identidad mimética nos vuelve suje- que hasta ese momento había sido per- fille est muette (Nosotros, 158).9 Ambos antagonistas coinciden en que la
tos universales o, por el contrario, acentúa cibido como un mero intercambio en imitación, como principio constructivo
la marginalidad de nuestra particularidad una polémica que (retrospectivamente) Así, para Groussac, si las culturas mar- de las culturas marginales está directa-

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mente relacionado con su “atraso”. El Y, finalmente, faltaría después averiguar les, atribuyen la utilización retórica de intento de subvertir o rearticular esta
director de La Biblioteca tiene una pers- si la imitación del neo-bizantinismo la frase de Copée directamente a Darío, relación jerárquica entre lo universal
pectiva historicista que lo lleva a pen- europeo puede entrañar promesa alguna pasando por alto el hecho de que es y lo particular), para Darío va a ser la
sar que la utilización de procedimientos para el arte nuevo americano, cuya poe- Groussac quien hace ingresar la famosa piedra de toque para la postulación de
miméticos para la producción cultural sía tiene que ser, como la de Whitman, cita al debate, un descuido que puede la posibilidad de una modernidad cul-
tiene que ver con la juventud de una la expresión viva y potente de un mundo leerse como síntoma del ninguneo que tural latinoamericana. Apropiándose
cultura latinoamericana que “no ha sufri- virgen... El arte americano será original ha sufrido Groussac en la historia inte- de la frase de Copée como un estan-
do las diez evoluciones anteriores de la o no será. ¿Piensa el señor Darío que su lectual del modernismo, como figura darte modernista, Darío toma el con-
francesa” (156), y entonces está “por literatura alcanzará dicha virtud con ser antagonista clave para la escritura de un cepto esencialista de “originalidad”
ahora condenada[s] a reflejarla con más o el eco servil de rapsodias parisienses, y texto programático como “Los colores con el que Groussac lo reprende,
menos fidelidad” (158). En este sentido, tomar por divisa la pregunta ingenua de del estandarte”11. Darío absorbe la ironía para resignificarlo definiéndolo como
la intervención de Groussac condena Copée? Qui pourrais-je imiter pour être de Groussac y la adopta como una des- una imitación creativa, proactiva. Ser
los intentos de imitativos de Darío y el original? (156). cripción del giro estético modernista. moderno, dice Darío, es modular el
modernismo, no por recurrir a la copia Tal como aparece articulado en esta Darío toma como punto de partida carácter universal de la cultura euro-
(cosa que justificaría si eligieran mode- cita, el concepto de originalidad es precisamente la premisa central del pea (que él no desmiente) en nuestra
los más favorables), sino por su nociva muy problemático. La perspectiva de razonamiento de Groussac: reafirma propia lengua, en función de la histo-
aspiración a la originalidad, a producir Groussac es profundamente fatalista: el el privilegio ontológico moderno de la ricidad de nuestra particularidad cul-
una cultura moderna (es decir, universal) arte en América Latina está condenado cultura europea (de Francia especial- tural. En “Los colores del estandarte”
y específicamente, latinoamericana (es (“por ahora”, 158) a la imitación porque mente) que la vuelve un modelo a imi- Darío lo expresa explícitamente:
decir, particular), moderna y original: la originalidad no es una opción para la tar para una América Latina deseante.
poesía hispanoamericana. Los poetas Pero si para Groussac esta convicción Mi éxito –sería ridículo no confesarlo– se
Siendo, pues, un hecho de evidencia que norteamericanos como Whitman pue- resulta en una separación radical de la ha debido a la novedad: la novedad
la América colonizada no debe pretender den buscar la originalidad (aunque esa cultura que es percibida como univer- ¿cuál ha sido? El sonado galicismo mental.
por ahora la originalidad intelectual, se originalidad sea inferior a la de Europa sal y aquella que se representa como Cuando leía a Groussac no sabía que fuera
comete un abuso de doctrina al formu- en función de su distancia o proximi- una singularidad pura e irreductible un francés que escribiese en castellano, pero Paul Groussac dictando
lar en absoluto el reproche de imita- dad a la esencia de la civilización)10, (y él se ocupará de sancionar cualquier él me eseñó a pensar en francés: después, una conferencia
ción europea, contra culaquier escritor o pero Darío y los modernistas están
artista nacido en este continente (158). condenados a constituir su identidad
estética y cultural como un mero “eco
En su rol institucional de árbritro estético servil” de la modernidad europea. Y,
del campo cultural, Groussac dictamina, entonces, si la originalidad no es posi-
para cerrar su reseña de Los raros, que ble (una vez más: “por ahora”, 158) y
para ser verdaderamente modernos, los “[e]l arte americano será original o no
modernistas debían imitar a Whitman. será” (156), Groussac le niega a la poe-
Para él, Whitman era el único poeta de sía latinoamericana toda posibilidad de
este lado de Europa que comprendió ser, esto es, de constituirse como poesía
que la originalidad americana reside en en función de su especificidad cultural,
la naturaleza entendida como ausen- de inscribir su particularidad en la his-
cia de cultura (por cierto, una lectura toria universal que es la temporalidad
muy sesgada de Whitman que pasa de la modernidad.
por alto su canto a la democracia como Es interesante notar que Groussac con-
construcción política, especialmente en cluye su reseña preguntándole, sarcásti-
Leaves of Grass y Democratic Vistas), y co, a Darío si cree que exista la posibi-
no, como pretendían los modernistas, lidad de la originalidad en la imitación.
en un espacio atiborrado de referencias Casi todos los críticos que analizaron el
culturales heterógeneas, impuras: intercambio entre estos dos intelectua-

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mi alma gozosa y joven conquistó la ciu- que, para ambos, es propio de la región, de “originalidad” como una imitación que él percibe como una realidad pal-
dadanía de Galia... Al penetrar en ciertos porque la subjetividad modernista se creativa, como traducción y como apro- pable en su propia subjetividad moder-
secretos de armonía, de matiz, de sugestión constituye en la interrupción y la crítica piación: pensar en francés, escribir poesía nista (y más aun: la idea de la imitación
que hay en la lengua de Francia, fué [sic] de aquello que se presenta, a priori, simbolista y decadentista en castellano, creativa entendida como traducción
mi pensamiento descubrirlos en el español, como particularmente latinoamericano: no son gestos miméticos y ciertamente y apropiación puede servir como una
o aplicarlos… Y he aquí como, pensando un estado pre-cultural del ser social. El no resultan en una identidad moderna clave interpreta-
en francés y escribiendo en castellano que proyecto, en cambio, era ser original en degradada; por el contrario, suponen la tiva para enten- La reformulación de la imi-
alabaran por castizo académicos de la la construcción de un espacio cultural realización, en la imaginación estética de der la naturaleza tación como traducción y
Española, publiqué el pequeño libro que saturado de citas universales entonadas Darío, de la utopía moderna hegeliana cosmopolita del apropiación es la especificidad
iniciaría el actual movimiento literario en una lengua propia y resignificadas en la que lo universal y lo particular se modernismo). necesaria de las modernidades
Americano... El Azul es un libro parnasia- en función del contexto local: parti- encuentran en una totalidad reconcilia- La traducción, marginales. Si en el contex-
no, y por lo tanto, francés. En él aparecen cularizar la universalidad de la cultura da y homogénea. Es un error pensar la entonces, es la to de la modernidad original
por primera vez en nuestra lengua, el francesa y universalizar la particularidad operación de Darío y el modernismo –tal solución que y verdadera que Groussac y
‘cuento’ parisiense, la adjetivación fran- latinoamericana. O dicho de otra forma, como lo hace Groussac– como una mera Darío propone Darío reconocen en Francia,
cesa, el giro galo injertado en el párrafo Darío explica que, para ser modernos y imitación que denigra y refuerza la sub- para el proble- la identidad de lo universal y
castellano... Qui pourrais-je imiter pour originales, los latinoamericanos deben alternidad latinoamericana; aun cuando ma que presenta lo particular se da de manera
être original? me ser franceses, como su libro Azul es éste sea el efecto final, no es el resultado el deseo de ser natural e inmediata, la espe-
Darío explica que, para ser decía yo. Pues a francés (“Azul es un libro parnasiano, que orienta la traducción modernista que, modernos en los cificidad marginal de América
moderna y a la vez original, todos. A cada cual y por lo tanto, francés”, 163). Darío por el contrario, busca afirmar una iden- márgenes lati- Latina requiere que esa articu-
América Latina no podía limi- le aprendía lo que no piensa que Azul sea literalmente un tidad emancipada a partir de la traduc- noamericanos de lación de lo moderno y lo lati-
tarse a expresar su propia par- me agradaba, lo libro francés; Azul es francés porque es ción. No se trata de imitar a Francia en la universalidad. noamericano [...] sea elabora-
ticularidad cultural, porque que cuadraba a moderno, porque realiza la universali- sí misma, copiar la materialidad concreta Si en el uso que da política y estéticamente.
Darío compartía, hasta cierto mi sed de novedad dad moderna mejor que ningún otro de su constitución cultural de Francia; se hace Groussac de
punto, la idea de Groussac y a mi delirio de artefacto de la cultura latinoamericana trata, por el contrario, de traducir el atri- los conceptos de originalidad e imita-
cuando definía la especificidad manifestación indi- que le es contemporánea (y en este senti- buto moderno de la cultura francesa, los ción, la posibilidad de construir una
(la “originalidad”) de América vidual. Y el caso es do podría haber escrito, aun más provo- procedimientos y dispositivos históricos, cultura moderna desde y para América
como carencia y negación de la que resulté original cador, que “Azul es el único libro francés a partir de los cuales construye su univer- Latina es impensable (al menos “por
civilización burguesa europea (162-163). de la literatura hispanoamericana”). Pero salidad hegemónica. ahora”), Darío entiende que no hay
que ellos imaginan idéntica a con eso solamente no alcanza. Para ser La reformulación de la imitación como que lamentarse por la imposibilidad
la naturaleza humana. Darío explica que, modernos y originales hay que ser fran- traducción y apropiación es la espe- de ser europeos, y en cambio abo-
para ser moderna ceses, pero también latinoamericanos, cificidad necesaria de las modernida- carse a la empresa cultural y estética
y a la vez original, América Latina no latinoamericanos como Darío concibe des marginales. Si en el contexto de de ser modernos como Europa. La
podía limitarse a expresar su propia su latinoamericanismo: un ser en traduc- la modernidad original y verdadera operación de traducción creativa y
particularidad cultural, porque Darío ción; una subjetividad que se constituye que Groussac y Darío reconocen en apropiación de Darío –al fin y al
compartía, hasta cierto punto, la idea en el acto de traducir lo universal, que Francia, la identidad de lo universal y cabo, un poeta– se vuelve visible en la
de Groussac cuando definía la especi- se reconoce como ajeno a códigos cul- lo particular se da de manera natural presencia retórica del como; establecer
ficidad (la “originalidad”) de América turales propios. Porque ésa es la condi- e inmediata, la especificidad marginal una relación metafórica con Europa,
como carencia y negación de la civili- ción histórica de exclusión del margen, de América Latina requiere que esa ser modernos, sin dejar de ser latinoa-
zación burguesa europea que ellos ima- cuyo deseo de ser universal y particular, articulación de lo moderno y lo latino- mericanos, ser universales por traducir
ginan idéntica a la naturaleza humana. moderno y latinoamericano resulta de americano (ya sea definido en términos la modernidad a nuestra particulari-
Para ser moderna y original, América “el giro galo injertado en el párrafo esenciales o históricos y materiales) sea dad; apropiarnos de la modernidad, o
Latina debía traducir la universalidad castellano” (163), de la producción de elaborada política y estéticamente. El parafraseando las “Palabras liminares”
de la cultura francesa a los términos una contigüidad e inmediatez artificiosa optimismo y la soberbia de Darío se de Prosas profanas, volver a la moder-
de su propia particularidad cultural. El (modernista) entre lo moderno/universal basan en la confianza que le inspira la nidad nuestra en nosotros.
mandato modernista era ser original, y lo latinoamericano/particular. traducción como principio constructivo
aunque no en el estado de naturaleza Darío redefine el sentido del concepto de una identidad cultural emancipada, (*) Harvard University

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NOTAS

1. Rama explica que para el modernismo “el problema consistía en su inscripción cultural dentro del vasto
texto universal al que habían sido arrojados y que ya no abandonaría el continente, sabedores de que esa
inscripción no transitaba por el localismo romántico sino que debía funcionar en un nivel superior” (Rama,
Ángel, Las máscaras democráticas del modernismo. Montevideo, Arca editorial, 1985, p. 173).
2. Digo que propongo leer este debate articulado alrededor de este eje porque no todas las discusiones y planteos sobre las formas
concretas de la modernidad en América Latina que tuvieron lugar a fines del siglo dicienueve y principios del siglo XX estuvie-
ron organizados alrededor de la relación específica de la región con la expansión global de la modernidad europea.
3. Darío, Rubén, Autobiografía. Madrid, Mondadori, 1990, p. 69. Las referencias a Francia en toda la obra de Darío
son tantas que resultaría imposible hacer un catálogo medianamente completo de ellas. Una de las operaciones más
interesantes en relación con la centralidad de la cultura francesa para el proyecto de una modernidad latinoamericana
puede leerse en el poema “France-Amérique” (publicado en Canto a la Argentina y otros poemas), escrito en francés y que
ya desde el título sugiere que una identidad marginal moderna depende de la resignificación de la relación jerárquica con
Francia, para poder pensar en la posibilidad de una modernidad propia, producida mediante procesos de traducción.
4. Para una descripción del concepto de “metafísica de la presencia”, ver el artículo fundacional de la filosofía
de la deconstrucción, Derrida, Jacques, “Structure, sign and play in the social sciences”, Writing and Difference.
Trans. Alan Bass. Chicago, University of Chicago Press, 1978.
5. En un libro reciente que analiza la tarea de Groussac al frente de la Biblioteca Nacional durante más de cuatro décadas,
el historiador Mario Tesler revela, en una investigación cuidadosa, las resistencias que generó la designación de Groussac
en 1885. La lógica de las reacciones, en general tuvo que ver con las disputas de poder del campo intelectual (por ejem-
plo, la del anciano Sarmiento), sin embargo no faltaron aisladas reacciones marcadamente xenófobas, como por ejem-
plo, dos editoriales del diario porteño El Nacional que impugnaban la elección de Groussac por haber llegado a ese cargo
“saltando por encima de muchos argentinos que tienen sobrados títulos para desempeñarlo con más competencia”. Ver
Tesler, Mario, Paul Groussac en la Biblioteca Nacional. Buenos Aires, Ediciones de la Biblioteca Nacional, 2006.
6. Así también lo describió Borges en el artículo que publicó en la revista Nosotros en 1929, en ocasión de la muerte del director
de la Biblioteca Nacional; Borges escribió que Groussac siempre se consideró a sí mismo “un misionero de Voltaire en medio
del mulataje” (Borges, Jorge Luis, “Paul Groussac”. Discusión. Obras Completas. Buenos Aires, Emecé, 1974, p. 233).
7. Alejandro Eujanián sees the enterprise of La Biblioteca as that of imparting civilization within a genealogy that goes all
the way back to Sarmiento: “La apelación a la ciencia... expresará la pretendida soberanía de la razón de la cual estos inte-
lectuales se creían portadores... En dicho marco, la revista La Biblioteca será el último eslabón de un proceso que se inicia
a mediados del siglo XIX, ofreciendo un espacio propicio para la difusión de un ideario reformista, planteándose como
función principal la de llevar a cabo a través de sus páginas una ‘empresa civilizadora’, respecto de la cultura argentina de fin
de siglo”. Groussac quiso “convertir a la revista en una ‘empresa civilizadora’, tendiente al progreso cultural de un país cuyo
desarrollo cultural consideraba inferior a esa civilización europea de la cual se sentía su máximo representante, mereciendo,
en este sentido, el reconocimiento por parte de sus contemporáneos” (Eujanián, Alejandro, “Paul Groussac y una empresa
cultural de fines de siglo XIX. La revista La Biblioteca, 1896-1898”, Historia de revistas argentinas. Buenos Aires, Asociación
Argentina de Editores de Revistas, 1995, pp. 27-30). Para Paula Bruno, por otra parte, Groussac siempre “se autopercibió
como pedagogo portador de una misión: puso en marcha múltiples estrategias que lo posicionaron en un lugar central en
el ámbito de la cultura” [Bruno, Paula G., “Paul Groussac y La Biblioteca (1896-1898)”, Hispamérica. Revista de Literatura,
2003, pp. 32, 88, 94]. Es interesante pensar, a partir de la relación neocolonial (mission civilisatrice) que las prácticas de
Groussac producen, en términos de una infantilización de los actores del campo argentino que deben ser educados por un
francés, a la manera de las institutrices que abundaban en las familias de la elite local.
8. Las referencias en la obra de Darío a su voluntad de filiar su proyecto estético en la especicifidad de la cultura latinoamericana
son muchas. Por ejemplo, en Historia de mis libros confiesa: “En el fondo de mi espíritu, a pesar de mis vistas cosmopolitas, existe
el inarrancable filón de la raza; mi pensar y mi sentir continúan un proceso histórico y tradicional; mas de la capital del arte y de
la gracia, de la elegancia, de la claridad y del buen gusto, habría que tomar lo que atribuyese a embellecer y decorar mis eclosiones
autóctonas. Tal día entender” (Darío, Rubén, Historia de mis libros. Managua, Editorial Nueva Nicaragua, 1988, p. 124).
9. Tomo las citas de los textos del debate, entonces, de su publicación conjunta en la revista Nosotros.
10. Es interesante anotar que Groussac dedica buena parte de sus energías a criticar a Mallarmé (y más veladamente a
Verlaine), pero no hace ninguna referencia a Baudelaire, quien (como Mallarmé) construyó su estética traduciendo (y,
entonces, en un sentido laxo “imitando”) a Edgar Allan Poe, una operación a todas luces improcedente en función de las
jerarquías culturales y ontológicas respecto de las que Groussac arma el mapa transoceánico de la modernidad.
11. En su artículo “En torno a Los raros. Darío y su campaña intelectual en Buenos Aires”, Beatriz Colombi presta atención
a los temas más salientes del debate y aunque no profundiza en él porque el centro de su texto es el contexto de producción y
recepción de Prosas profanas y Los raros (Colombi, Beatriz. “En torno a Los Raros. Darío y su campaña intelectual en Buenos
Aires”, Rubén Darío en La Nación de Buenos Aires. 1892-1916. Ed., Susana Zanetti. Buenos Aires, EUDEBA, 2004). Además,
en su libro Viaje intelectual. Migraciones y desplazamientos en América Latina (1880-1915) (Rosario, Beatriz Viterbo Editora,
2004), Colombi es una de las pocas críticas contemporáneas que leen la figura de Paul Groussac desde los estudios literarios.

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Sobre una tesis que falla por la tesis Introducción

El planteo está claro: nuestra nota será


cesa hay orden de disparar sobre el
pianista de un piano-bar nocturno,
personaje protagonizado por Charles
“Paul Groussac: un estratega una crítica a un ensayo crítico. Recor-
damos que la crítica literaria soporta
Aznavour. Su director: François Tru-
ffaut. Su título: Tirez sur le pianiste:

intelectual” distintas formas de abordaje. El mío de


hoy partirá de pedirle al estudio crítico
(“Disparen sobre el pianista”). En
efecto, casi a la madrugada, se abren
que vamos a enfocar, una mecánica de violentamente las puertas del local y
Por Marta Elena Groussac trabajo inevitable pero simple, de sólo Aznavour cae sobre el piano, abatido
dos pasos: por una ráfaga de metralla.
En el caso que nos ocupa, el de Paul
1°) Reunir material básico, firme, sin Groussac, yo es-
fisuras. pero, y casi me La tesis que se intentó demos-
Recientemente Paula Bruno ha publicado un 2°) Derivar una tesis sin prejuicios arriesgaría a de- trar es que la carrera intelectual
ensayo sobre Paul Groussac. De estilo prolija- ni tendencias, apoyada objetivamente cir, que Groussac de Groussac fue una escala-
sobre ese material reunido. no caerá abatido. da logrera, trepadora, al calor
mente académico, el texto realiza una amplia En el libro de la Prof. Paula Bruno No lo permiti- del poder representado por sus
investigación sobre las distintas “estrategias me he encontrado con una mecánica remos, porque amigos, interesadamente bus-
de posicionamiento” de Groussac en el campo equivocada, por la interferencia de un cubriremos su fi- cados y frecuentados por el
cultural argentino que articulaban –según la prejuicio que hay que sostener a raja gura y su memo- intelectual. Por eso nos habla
tabla, aunque caiga resquebrajada la ria con el chaleco constantemente de sus “manio-
autora– dos modalidades. Por un lado gran- verdad y, en consecuencia, se desmo- antibalas de la bras de posicionamiento”.
jearse amistades en los circuitos de poder, y por rone toda la construcción. verdad: la verdad
otro, seleccionar figuras prestigiosas del mundo No estamos, pues, ante una tesis que que surge, por una parte, paso a paso,
intelectual con las que establecer litigios que le se resquebraja por su base sino, curio- de las dignísimas y probas acciones que
procuraran renombre. Marta Elena Groussac, samente para mí, ante el sorprendente jalonaron su vida en la patria argenti-
caso de una tesis que falla por la tesis, na. Y por otra parte, la verdad que sur-
quien profesa una “admiración de nieta” replica casi como lo ocurrido con las torres ge de las evidencias que han quedado
el estudio de Bruno criticando fuertemente la gemelas de Manhattan, derrumbadas sólidamente asentadas en su obra, sin
tesis que confiere una voluntad instrumental a de arriba hacia abajo. duda argentina.
los episodios más resonantes de la vida de Paul Sobre el tema, y por invitación de la Pero el hecho es que, parecido a
Asociación Amigos de la Biblioteca lo que sucedía con el pianista, de
Groussac. Entre el encono y la ironía, Marta Nacional, pronuncié en el mes de di- pronto abrieron la puerta de su
Elena Groussac se propone demostrar la “falla ciembre pasado y en la Sala Cortázar descanso y su memoria, y tiraron a
de la tesis” sospechando de su propia construc- de la Biblioteca, una conferencia que dos manos. Con dos libros de apari-
ción: el prejuicio que Bruno se dedica a soste- ahora aquí reproduzco textual, más ción relativamente reciente. Uno en
algún agregado que estimé de utili- diciembre de 2004: “Travesías inte-
ner durante toda la investigación. Unas veces dad aclaratoria. La presenté bajo el lectuales de Paul Groussac”; y el otro
denuncia inexactitudes, otras critica el lenguaje, siguiente título: “Disparen sobre Paul en febrero de 2005, “Paul Groussac:
pero sobre todo responde con virulencia al espí- Groussac. Su probidad ante el poder: un estratega intelectual”.
ritu de linchamiento que atribuye a la autora. ni ‘estratega’ ni ‘piola’. Esto decía: Me ocuparé casi exclusivamente de
Dos estilos enfrentados, uno académico y otro este segundo, pues el otro es una se-
lección de textos de nuestro pianista,
que busca preservar la memoria familiar de Texto de la conferencia presentada con un prólogo que, en
interpretaciones “malintencionadas” alrededor forma abreviada, repite todo lo desa-
de la figura de Groussac. En una vieja película policial fran- rrollado en el primero. La autora de

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los disparos, a dos manos, es una joven to”. Y algo más: a lo largo de las 260 cultural argentino de fines del siglo XIX los jóvenes que hacia 1910 confor-
profesora de Historia, egresada de la páginas del libro, casi en un 90% el y comienzos del XX. maron la Nueva Escuela Histórica,
UBA, y graduada con un master en la escritor no es nombrado por su ape- cuyas más destacadas figuras fueron
Universidad de San Andrés, con una llido sino como “el francés”; y a veces, los historiadores Diego Luis Molinari,
tesis después editada por el FCE, que aunque menos, como “el personaje”. Y El ataque a Groussac. Antecedentes Emilio Ravignani y Rómulo Carbia,
hoy nos ocuparemos en rebatir. Me calculo que sólo en un 10% de las veces si bien Carbia, unos años después, en
refiero a la Prof. Paula Bruno. Esta es- se lo nombra Grou-ssac. Por ejemplo: El ataque no es novedoso. Aun en cierta manera se retracta, modificando
tudiosa, sobresaliente en cuanto a ras- “el período en que se desempeña el vida del escritor las primeras obje- en parte su pensamiento anterior.
treo bibliográfico, reúne y conoce un francés” (pág. 20); “el trabajo del fran- ciones las activaron Calixto Oyue- A mí, personalmente, no me molestan
muy completo aparato erudito sobre cés” (pág. 27); “el francés rememoraba” la y Manuel Láinez, en ocasión del para nada los ataques de Molinari, ni
Groussac, aunque con algunos errores (pág. 29); “el instrumento predilecto nombramiento de Groussac como de Ravignani, ni de Carbia, pues fue-
que ya señalaremos: del francés” (pág. 199); “las actitudes director de la Biblioteca Pública de ron basados y dirigidos a problemas del
• Equivoca el apellido de la madre desplegadas por el francés”, ya en casi Buenos Aires, que después sería la campo técnico: a la metodología de los
de Groussac, que ella da como Deval, las últimas páginas del libro. Biblioteca Nacional. Y lo hicieron estudios históricos. Pero sucede que de
cuando su nombre completo es Podría ser comprensible y acepta- argumentando que se ponía al frente este grupo parte el ataque más virulen-
Catherine Piquemal. ble que pensara a Groussac como “el de la institución a un extranjero. El to y vil contra Paul Groussac: el del Sr.
• Se equivoca en cuanto a la nacio- francés”, en los primeros tiempos de tiempo supo decir si la elección fue Roberto Levillier, en un artículo pu-
nalización de Groussac, insistiendo su vida en el país. Él mismo, en una desacertada o no. La labor de Grous- blicado en la revista Nosotros, en el N°
no sólo en que nunca ocurrió, sino breve autobiografía, se describe como sac, cuarenta y cuatro años al frente 86, del año 1916: “El aspecto moral de
afirmando rotundamente que jamás “el muchacho pobre, extranjero y des- de la BN, da un mentís rotundo al la obra del Sr. Groussac”. Y lo he cali-
la solicitó. Y no es así: en el libro de conocido” que el ministro Avellaneda, chauvinista argumento de los dos ficado de ataque vil, por cuanto no se
feliz reciente aparición del historiador para conocerlo, hizo llamar a su despa- opositores. En estas funciones, bás- dirige a discutir la obra historiográfica
Carlos Páez de la Torre La cólera de la cho en 1871: habían transcurrido sólo tenos recordar que a él se debe el ha- de Groussac, sino a su persona, su mo-
inteligencia. Una vida de Paul Groussac cinco años desde su llegada al país un ber obtenido, para la nueva sede, el ral intelectual y sus móviles, dudando
(Bs. As., Emecé, 2005) se da la fide- 1° de febrero de 1866. Pero es inacep- entonces excelente edificio de la calle de la dignidad de su carrera. En el se-
digna información y la fuente, que table que en el recorrido sobre toda su México que se destinaba a la Lote- rio estudio de Páez de la Torre, al que
explican su naturalización. vida, todavía al final (pág. 225) la au- ría. Consigue, pues, Groussac, que el acabo de referirme –estudio sin fisuras,
• No llega a conocer a fondo el epi- tora continúe apresada, estereotipada presidente, el general Julio A. Roca, fruto de más de treinta años de lectura
sodio de Roberto Levillier sobre un y congelada en el concepto de “el fran- cambie de destino el edificio y lo y relecturas de la obra de Groussac, y
no concretado duelo con mi padre, cés”. En definitiva, y en contra de la asigne como sede de la BN La insti- de investigación sobre su vida–, allí el
Carlos Groussac. veracidad y objetividad de su tesis, esa tución se ahogaba en el ya precario y historiador escribe, refiriéndose al ata-
obstinación ya demuestra una terri- raquítico edificio de Perú y Moreno, que del Sr. Levillier:
¡Qué pena que semejante esfuerzo se ble, y temible, distorsión de su óptica, con los libros y revistas arrumbados
haya malogrado por el obsesivo propó- pues Groussac bien pronto dejó seña- por falta de espacio. Groussac, pues, denigraba toda su tarea... le atribuía
sito de perseguir la demostración de un les como para pasar a ser considerado logra el edificio. Se cumple el trasla- frustradas ambiciones de ser ministro de
extraño prejuicio, que encontramos ya argentino, desde el momento mismo do del material bibliográfico, y así, el Sáenz Peña.
desde el título del libro: Paul Groussac: en que empiezan sus primeras acciones flamante bibliotecario se aboca al ci-
un estratega intelectual. al servicio del país. clópeo ordenamiento y catalogación Como vemos, el atrevimiento del Sr.
Pues sí, señores. La tesis que se intentó Así que ya estamos ante el identikit del del fondo recibido, participando, Levillier se adentraba en siniestras y si-
demostrar es que la carrera intelectual pianista que ahora hay que ametrallar. ya como mariscal de la empresa, ya nuosas suposiciones sobre los móviles
de Groussac fue una escalada logrera, El perfil del escritor a abatir, según la como soldado amanuense: todavía y sentimientos íntimos de Groussac.
trepadora, al calor del poder represen- Prof. Paula Bruno dixit, es éste: hoy los viejos ficheros conservan tar- Comparando los prejuicios de este li-
tado por sus amigos, interesadamente jetas manuscritas con su inconfundi- bro actual con el atrevimiento de hace
buscados y frecuentados por el intelec- un francés, estratega intelectual, prolijo ble letra apretada y minúscula. noventa años del Sr. Levillier, la mecá-
tual. Por eso nos habla constantemente administrador de sus maniobras de posi- Un segundo momento de quienes se nica del prejuicio, en ambos agresores,
de sus “maniobras de posicionamien- cionamiento ascendente, en el escenario opusieron a Groussac lo constituyen luce tan parecida que casi podríamos

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decir que, en estos vericuetos del pre- sable y florete, derrotando y relegan- Ahora no hay armas, no hay sable ni y leche hervida (me han dicho que lo
juzgar, la Prof. Bruno parece no haber do al segundo lugar, a subcampeón, al florete ni pistola, ni remota posibili- que se hereda no se hurta) traté de so-
aprendido nada nuevo ni, lo que es equipo integrado por cuatro oficiales dad de duelo entre dos señoras. Tam- segarme y equilibrarme, y enfriarme y
peor, olvidado nada de lo viejo. de nuestro ejército. Y mi padre era, bién ha muerto hace ya largos años su parar la pelota. Pero al releer el libro
Al decir lo viejo lo hacemos en un por otra parte, un muy buen tirador campeón: Carlos, el hijo mayor y mi mi primer impacto se confirmaba.
sentido cronológico, refiriéndonos al de pistola “a voz de mando”. Y destaco padre. Hoy, pues, reacciono yo. También me respaldaron en mi eva-
artículo de Levillier, a quien la Prof. como detalle notable, que practicaba, Hago un paréntesis para disculparme luación algunos de mis amigos, crí-
Bruno admira, tal vez por aquello de tanto la esgrima como el tiro, con su ante ustedes por mi presentación con ticos y especialistas en Groussac. Me
las “afinidades electivas” de que nos mano derecha, pese a que le faltaban el pronombre “yo”. Les revelo aquí mis limito a nombrar solamente a dos:
hablara Goethe. Y considera ella que dos dedos, perdidos en un accidente. dos fobias, en este campo de las mane- Carlos Páez de la Torre y León Bena-
aquel, su temerario antecesor fue, en En casa todavía conservo alguna copa ras en sociedad: rós. Mis dudas, que ya se habían di-
sus juicios sobre Groussac “su más ganada en el Tiro Federal. Y medallas • Odio el encubridor “nosotros”, ese sipado casi por completo, fueron por
agudo crítico”. Se lo escuchamos en obtenidas como integrante del equipo plural mayestático, que no es otra cosa fin totalmente aventadas por la evo-
noviembre de 2004 en una conferen- del Jockey Club, campeón nacional que disimulo y falsa modestia. cación del aserto evangélico: por sus
cia dada en el Centro de Científicos y de esgrima, como acabo de decirles. • Odio la modestia, que generalmente frutos lo conoceréis. Dijo Jesús: “El
Técnicos Argentino-Francés (CeCTAF) Lo cierto es que el Sr. Levillier se avino es falsa. árbol malvado lleva malos frutos...
sobre Groussac y las revistas que diri- inmediatamente a presentar sus excu- así que por sus frutos lo conoceréis”
gió: La Biblioteca y los Anales. sas, desde luego por mediación de sus Retomo aquí el hilo medular que me (Mateo, cap. VII, v. 15 al 20).
Como en Levillier, esta tesis no dis- padrinos, manifestando que jamás ha- propuse para esta charla. Les decía que En efecto, Paula Bruno no está sola. Su
cute posiciones académicas, sino que, bía querido ofender a Paul Groussac. ante este nuevo ataque a Paul Grous- árbol ha empezado a dar los primeros
por todas las formas posibles, trata de El lance Carlos Groussac-Roberto Le- sac, reacciono yo. Traté de analizar por frutos perversos. Es cuando surge la
descubrir y demostrar las siniestras, y villier está referido en el libro de César qué lo hacía: si en carácter de nieta; o segunda balacera de la escalada, en la
aquí leo textualmente, maniobras de Viale Jurisprudencia caballeresca ar- como lectora y enamorada admirado- reseña sobre el mismo libro de la Prof.
posicionamiento por parte del francés. gentina (Bs. As., 1937). Dispongo de ra de la vida y obra de Groussac. Pues Bruno, publicada en el suplemento
Diré a ustedes cómo evoluciona y se la correspondiente copia, oportuna- bien, pensé que lo hacía por este último Radar de Página 12 (17/07/05). El pe-
resuelve el caso Levillier. En 1916, mente enviada desde Tucumán por mi motivo: como lectora y enamorada ad- riodista firmante, Rogelio Demarchi,
Grou-ssac tenía a la sazón 68 años, y amigo Carlos Páez de la Torre. En las miradora de la vida y obra de Groussac. en el título se pregunta: “¿Estratega o
ya lo aquejaban las serias dificultades páginas correspondientes a este duelo Pero reconozco que es difícil separar los ‘piola’?”. La pregunta no parece since-
en su visión que, desafortunadamen- constan los antecedentes, la actuación tantos. Me circula, seguramente, un ra: funciona para acentuar el heroico
te, lo llevarían a la ceguera total. Se- de los padrinos y el acta de termina- buen porcentaje de afinidad sanguínea. e ingenioso hallazgo, que es, precisa-
gún lo que autorizaba el código de ho- ción del lance. De modo que la vil bra- De modo que, tal vez, más justo sería mente, el adjetivo con que califica a
nor, Paul Groussac delega su defensa vata del ofensor se autodisipó, tal vez ubicarme como “admiradora-nieta”. Paul Groussac: “piola”. Tal es su he-
en el brazo de su hijo mayor, Carlos, ante la firme presencia de un eximio De todas formas he procurado en todo roísmo y su trouvaille lingüística. La
mi padre, quien envía una severa car- esgrimista y diestro tirador. momento mantener la objetividad de la pregunta enmascara una duda que no
ta al Sr. Levillier. Hay encuentro de Confieso que yo ignoraba todo lo refe- crítica, tratando de contener mi indig- es tal: es evidente que está afirmando
padrinos, que son, por parte de Car- rente a este duelo, ya que mi padre –ca- nación ante el ataque, injusto y equivo- “la piolada” de Groussac. Se ve que
los Groussac, el Dr. Carlos Rodríguez ballero cabal y, por lo tanto, la antítesis cado, a la figura de Groussac. al periodista no le cuesta descender,
Egaña y el Dr. Francisco J. Beazley; y del “miles gloriosus”– jamás habló de con su grosero vocabulario, a zonas
por parte del Sr. Levillier, el general este episodio en nuestra bendita y hoy muy inferiores, muy bajas, a las cua-
José Félix Uriburu y el Dr. José Igna- añorada sobremesa, la mejor y más cá- El ataque a Groussac. Los malos frutos les pretende arrastrar la dignidad de
cio Llobet. Bueno, yo creo que al me- lida base de datos donde abrevábamos, Groussac. Pero ya hemos dicho que
nos el gral. Uriburu no podía ignorar con mi hermano, la tradición de los Confieso que al tomar contacto con ni el árbol, ni este fruto ya pasado de
que Carlos Groussac era un eximio mejores recuerdos del país, de nuestros este libro quedé tan sorprendida que maduro, prevalecerán.
esgrimista, por cuanto integraba el mayores y de nuestros padres. hasta dudé y me pregunté si no sería Habíamos dicho que lo cubriríamos de
equipo del Jockey Club, que en algún Ya han transcurrido setenta y seis años yo quien interpretaba mal esta tesis. la balacera con el chaleco antibalas de la
momento fue campeón nacional en desde la muerte de Paul Groussac. Como me conozco bastante polvorilla verdad que surge de su vida y de su obra,

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para lo cual, y dentro de los límites de con una prejuiciosa aseveración, sin la ahorrar a ustedes –al menos por ahora– Dos actitudes heroicas, no valoradas
tiempo de una conferencia, recorreremos menor señal dubitativa de su parte. Sin el martirio de escucharlos, y, créanme, por la tesis
a vuelo de pájaro su vida, deteniéndonos prudencia, esto es “sin sabiduría”, dis- encima, quedarse sin entenderlos.
en los hitos que lo muestran siempre para sus tiros diciendo: “con el fin de ¡Ay, Papá Paul! Parece que a setenta y Nuestro aspirante a trepador no duda
digno, ajeno a todo “cálculo”, “estrate- justificar su posicionamiento, Groussac cinco años de tu muerte te ha venido en arriesgar su vida en dos ocasiones
gia” o “piolada”, animándose a enfrentar partía de una premisa”. Pero nosotros a salir en Buenos Aires, egresada nada notables, ambas referidas a su inter-
el poder, cuando la defensa de sus ideas y decimos que la tal premisa, en realidad, menos que de la facultad de Filoso- vención heroica –sí, heroica– durante
sus sentimientos se lo exigirían. es hija del estado de sospecha, y de ob- fía y Letras de la UBA (cuyo Consejo dos epidemias que azotaron a Buenos
sesivo prejuzgamiento serial con que se Académico también integraste), una Aires: la del cólera (1868) y la de la
maneja esta tesis, pues tal premisa nun- nueva cultora del “floripondio”; un re- fiebre amarilla (1871).
Los pasajes más incisivos del ataque ca fue declarada ni propuesta por nues- brote del vicio, de la frase complicada Conducta heroica: así también la han
tro ametrallado pianista. que tanto te empeñaste en desterrar de calificado Benarós y Páez de la Torre.
Pero antes, a mucho más vuelo de pájaro, Veamos lo que este libro hace perma- nuestra lengua. Y bueno, parece que te Por supuesto, la tesis permanece insen-
debo señalarles en este nuevo agravio, los nentemente, como hilo conductor. Y falló el herbicida y perduran algunas sible, y con opinión mezquina se limi-
pasajes que han generado mi reacción. Se lo haremos con las palabras textuales malas hierbas que han logrado rebro- ta a decir que es Groussac quien narra
entiende que el agravio parte, ya, desde de la autora: “se presenta la reconstruc- tar entre nosotros, porque te cuento el episodio con tono heroico.
el título: “estratega intelectual”. ción del itinerario vital de Groussac”, que no es éste el único caso de mala Conviene aquí recordar que, casi re-
Y ya adentrándonos en el libro, extrai- frase que yo he traducido para mí, y lengua idiomática que nos invade. cién desembarcado, el joven había tra-
go algunas de las constantes referen- ahora para ustedes: “se presenta la vida bajado como peón ovejero en San An-
cias prejuiciosas con que se presenta a de Groussac”. Bueno, me adelanto a tonio de Areco, pasantía que le da dos
Groussac como un calculador de mo- decirles que la autora se expresa siem- Los fundamentos de nuestra defensa llaves importantes para el aquerencia-
vimientos y posiciones: pre con una frase lo más complicada mento del futuro argentino: empieza
• “Puso en práctica múltiples estrate- posible. Y digo yo: si la podés hacer Para rebatir la óptica de esta tesis, vamos el aprendizaje del idioma, aun “entre
gias que terminaron por otorgarle una difícil, ¿para qué la vas a hacer fácil? ahora a ir viendo la conducta de “nuestro vascos y paisanos”. Y aprende a mon-
preeminencia indiscutida” (pág. 62). Al respecto, permítanme Uds. una estratega escalador de posiciones”. tar a caballo, transporte en aquellos
• “Ciertas ideas y acciones del perso- digresión, que introduzco aquí para En primer lugar nos referiremos a esas tiempos imprescindible para quien,
naje nos permiten tipificarlo como un mostrarles cómo ha sido juzgada “la dos acciones de Paul Groussac que la después, recorrerá el país a caballo o
estratega intelectual, en la medida en mala prosa de la autora”. Y para que tesis presenta como “maniobras de po- a lomo de mula, como “Inspector de
que sistemáticamente diseñó y ejecutó así ya quede este punto debidamente sicionamiento”. Son las que se refieren: Enseñanza Secundaria”. Bien se ha di-
diversas operaciones destinadas a mo- anudado con un ejemplo. Al respecto, 1°) al uso de sus amistades; cho que la patria se hizo a caballo.
dificar la dinámica de la esfera cultural les decía yo, esta oscuridad, este defec- 2°) a la artificial generación de polémicas.
en la que estuvo inmerso” (pág. 64). to de expresión, ya ha sido subrayado
• “Centramos nuestra atención en en otra reseña sobre el libro, publicada Nos parece estar de nuevo ante “la gran Epidemia de cólera (1868)
algunas estrategias articuladas por el en el suplemento Cultura del diario La Levillier”. El fantasma de quien en su
personaje que nos ocupa” (pág. 67). Prensa, en el mes de abril de este año. momento debió replegarse ante el so- En esos días vive en una finca del oes-
Inicialada G. B., corresponde a Gui- nar de sables, floretes y pistolas, para te, posiblemente Morón, contratado
Veremos que con frecuencia suele re- llermo Belcore, quien parece crisparse terminar allanándose en forma incon- como preceptor para los tres hijos de
aparecer lo que llamaríamos “la gran ante, y les leo textualmente: dicional y retirar la ofensa, parece hoy un rico comerciante francés. Y simul-
Levillier”. Y esto, ahora, por la atribu- sobrevolar en estas páginas de la Prof. táneamente, todos los días que tiene
ción que se hace de móviles íntimos. la cacofónica jerga de los claustros... y los Bruno, por la manera en que se atreve clase viene al centro, al Colegio Nacio-
Leemos en la pág. 67: “Con el fin de ripios narrativos en que incurre la mala ella a adentrarse en el terreno moral, nal (después el Buenos Aires) donde
justificar su posicionamiento excepcio- prosa de la autora. juzgando íntimos móviles. Repito: dicta Matemáticas, aun careciendo de
nal Groussac partía de una premisa”. 1°) los móviles por los que Groussac título. Sucede que antes de aventurarse
Acá le están atribuyendo fines no expre- A veces nos encontramos ante parrafadas construía sus amistades; a su viaje a Buenos Aires, a los 17 años
sados por el escritor. La autora sospe- realmente intransitables. Yo he separado 2°) los móviles con que generaba artifi- acababa de aprobar el ingreso, severísi-
cha, y se atreve a exhibir su sospecha, frecuentes ejemplos; pero hoy les voy a ciales polémicas. mo, a la Escuela Naval de Brest, con tal

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nivel en su estudio de las Matemáticas de Miguel Navarro Viola. Avellaneda, 23 años, secundando a Lewis, se inter- Buenos Aires”, para cobrar notoriedad.
que, en verdad, estaba intelectualmen- ministro de Instrucción Pública de Sar- na en los conventillos hasta que contrae A ambos ítems nos referiremos ahora.
te habilitado para enseñarlas. miento, lo hace llamar a su despacho la enfermedad, que le produce severa
Volvemos a Morón. Uno de los chicos para conocerlo. Al encuentro concurre cefalea y afasia. El rector Cosson lo
enferma de cólera (1868) y el joven acompañado por el rector del colegio, envía al campo, a Morón, donde, muy Su relación con el poder
Groussac, ante la huida de todo el per- el profesor Alfredo Cosson. Ante una bien atendido, logra recuperarse. Sobre
sonal de servicio, permanece y colabo- pregunta del ministro, el joven francés la fiebre amarilla nos ha dejado una de En el prólogo a la selección de la Prof.
ra sin desmayo responde que ya está dispuesto a regre- las páginas más impactantes de su prosa Bruno titulada Travesías intelectuales...,
Ante una pregunta del minis- junto al enfer- sar a Francia. Avellaneda se interpone evocativa, en el capítulo dedicado a su leemos en la pág. 62: “su explícito ga-
tro, el joven francés (Groussac) mo. Aquí tiene en la decisión, proponiéndole que an- amigo José Manuel Estrada, en Los que lanteo con los hombres del poder”.
responde que ya está dispuesto oportunidad de tes conozca el Jardín de la República. pasaban. Es en verdad una página de ¡Ay!, nos reaparece el fantasma del Sr.
a regresar a Francia. Avellaneda aplicar su destre- Le ofrece horas como profesor del antología que se conoce, precisamente, Levillier que, en el artículo ya men-
se interpone en la decisión, pro- za de jinete, ensi- Colegio Nacional de Tucumán, que como “el cuadro de la fiebre amarilla”. cionado, se animó a querer presentar
poniéndole que antes conozca el llando y volando el joven acepta. Ninguno de los dos Vimos cómo ya en dos oportunidades a Groussac como un cortesano, con
Jardín de la República. Le ofrece al pueblo a bus- escalones fueron premeditados por nuestro joven escalador de posiciones estas textuales palabras: “supo hacer su
horas como profesor del Colegio car los remedios Groussac: ni la entrevista, que nació desdeña conservarse sano, intacto y corte, como privado del rey”.
Nacional de Tucumán, que el que el médico va por iniciativa del ministro; ni el nom- con vida para, en cambio, precisamente La sospecha, el infundio y la difama-
joven acepta. Ninguno de los prescribiendo, en bramiento de profesor en Tucumán, arriesgar su vida en contacto con tan gra- ción, en definitiva, son las mismas en
dos escalones fueron premedita- sucesivas visitas. que tuvo el mismo origen. ves enfermedades infecto-contagiosas: el el artículo de ayer y en la tesis de hoy:
dos por Groussac: ni la entrevis- Felizmente el chi- A todo esto, nuestro joven “escalador”, cólera y la fiebre amarilla. ¿Qué pasó por decir “privado del rey” es como atri-
ta, que nació por iniciativa del quilín se recupera, en vez de esforzarse por prolongar la su cabeza? ¿No calculó? ¿Nuestro espe- buirle “galanteo con el poder”.
ministro; ni el nombramiento y, gracias a Dios, visita al riñón del poder, según él mis- culador dejó de especular por un tiem- Es verdad que gran parte de sus ami-
de profesor en Tucumán, que el joven preceptor mo nos cuenta en Los que pasaban, po y no midió el peligro? Dejamos las gos fueron ministros, ministeriables,
tuvo el mismo origen. no se contagia. literalmente no ve la hora de que Ave- preguntas abiertas. ¿O acaso contraer la presidentes y presidenciables. Pero no
Y pregunto yo: llaneda “la corte” –diríamos hoy– de fiebre amarilla habría sido también una porque Groussac los buscara. Tanto
esta acción de haberse expuesto a caer una buena vez y lo largue, pues para él juvenil maniobra especulativa? Respon- Avellaneda como Pellegrini, son ellos
él también alcanzado por el cólera, ¿no es mucho más importante volar al en- demos: posponer el apego a la propia los que piden conocerlo.
habría sido un primer peldaño de la es- cuentro de una joven, con quien tiene vida, para en cambio arriesgarla en dos Tampoco todos sus amigos fueron ex-
calera a la fama? Ahora me hacen dudar. cita apalabrada en la Recoleta. ¡Vaya, actitudes de solidaridad social, no parece clusivamente de tan importante nivel
Bromas aparte, digamos que desde en- pues, con el estratega alpinista, urgido una conducta propia de un hombre con de poder como pretende la tesis. Por
tonces los dueños de casa lo presentarán por dejar rápido al ministro para po- pasta y fibras de calculador. ejemplo, los Estrada, destacadísimos
a sus amigos con esta frase invariable: der llegar a tiempo a su cita! en el mundo cultural y social de la épo-
“Es de la familia”. ca, no eran la encarnación del poder
Las maniobras de posicionamiento político, ni mucho menos: ni Ángel,
De nuevo heroico. La fiebre amarilla (según la tesis) ni Santiago, ni José Manuel. De haber
Lo convoca Avellaneda sido así, a José Manuel no lo hubieran
Bueno, entramos ya al episodio de la Ya habíamos adelantado las dos princi- dejado cesante de sus cátedras en la
Pero antes del caso de la fiebre ama- fiebre amarilla. Nuestro “trepador” deja pales “maniobras de posicionamiento” Facultad de Derecho. Aquella cesantía
rilla, cronológicamente, nuestro joven la escalera a un costado y colabora con que esta tesis le inventa a Groussac. Re- que generará el emotivo despedirse de
“trepador”, por entonces profesor de su amigo y colega del Colegio Nacio- cordamos que son –su relacionarse con el sus alumnos, con estas bellísimas pa-
matemáticas en el Colegio Nacional, nal, el médico inglés David Lewis, que poder, buscando calculadamente amigos labras, pronunciadas por el brillante
se encuentra con el ministro Avella- acaba de ser nombrado inspector de en esa esfera– la generación de sus céle- orador que fue este Estrada:
neda. El joven “escalador” acaba de higiene de Catedral al Sur. “Groussac bres polémicas. Así dice la Prof. Bruno:
publicar su primer trabajo literario aceptó sin vacilar –nos dice Páez de la “salir al ruedo provocando a personajes De las astillas de las cátedras destrozadas
(su ya famoso estudio sobre José de Torre– la función que lo ponía en ries- conspicuos de la intelectualidad porteña por el despotismo haremos tribunas para
Espronceda) en la Revista Argentina go de contagio” (pág. 37). El joven de en los periódicos de mayor difusión de enseñar la justicia y predicar la libertad.

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Tampoco fue poder el arquitecto fran- este último [Guillermo Wilde] dictaba apoyar al candidato que él simplemente tor de la Biblioteca Nacional. También
cés Ulric Courtois, otro íntimo, quien Álgebra ‘con indolencia y falta de méto- juzgaba como la mejor opción para los aquí seguimos a Páez de la Torre que,
proyectó y dirigió la construcción de la do’. Groussac lo comprobó en la mesa exa- destinos del país. Tal vez en esto, hoy, desde luego, se basa en las afirmacio-
basílica de Luján; y fue administrador minadora: sólo media docena de alumnos nosotros, con el diario del lunes –es de- nes de Groussac en Los que pasaban.
de Le Courrier Français. Ni fueron poder logró la nota mínima. El inspector pidió cir, juzgando ex-post– nosotros, pues,
Enrique Larreta ni Jorge Lavalle Cobo, al ministro –y lo obtuvo– la separación de analizando el desastre financiero, po- En mayo y junio, Groussac pasa una
sus entrañables, hasta el punto de haber Guillermo, ‘por más Wilde que fuera’. lítico y social que se desató durante el temporada en la estancia santiagueña
sido, hacia 1916, Enrique Larreta –por ¿Qué pasó, Papá Paul? ¿Te olvidaste la gobierno del candidato triunfante, Juá- Lomitas, de sus suegros. La salida al
entonces embajador argentino en Pa- escalera en Buenos Aires? ¿ Te pusiste rez Celman, tenemos que percibir que campo le viene bien. Su vida de funcio-
rís– con su mujer Josefina Anchorena, a enfrentar al ministro, pidiendo la ce- Groussac y Delfín Gallo habían optado nario es cada vez más difícil. Según su
los encargados de traer con ellos a Bue- santía de su pariente? Efectivamente, no por lo más poderoso sino por lo más testimonio, durante toda la presidencia
nos Aires a Taita, la hija de Groussac que Wilde se la concede y deja cesante a su saludable para el país. de Juárez Celman fue ‘tratado como
estaba en el noviciado del Sacré Coeur, propio primo.
y cuyo regreso reclamaba su padre, con
motivo de la guerra del 14.
Y en el caso de Lavalle Cobo, el amigo Otros enfrentamientos con el poder
de doble visita diaria, por la mañana (1885)
y por la tarde, en el Hotel Lutétia de
París, durante el postoperatorio que Nuestro defendido empieza a enhebrar,
llevaría a Groussac a la ceguera defi- uno tras otro, episodios no de galanteo
nitiva. A pedido de su oculista, el Dr. con el poder, sino, por el contrario, de
Poulard, es Lavalle Cobo el encargado enfrentamiento con el mismo. Pero
de darle a Groussac la mala noticia debemos aclarar que no son enfrenta-
sobre lo irreversible de su ceguera. El mientos gratuitos ni caprichosos, sino
incapacitado le pide que le procure actitudes bien fundadas, que respon-
un revólver: “¡Yo no viviré así!” Y el den a reacciones de honorabilidad y
noble amigo será quien encuentre las dignidad. Tal es el caso, en 1885, de su
palabras justas que darán a Groussac la alejamiento, junto con Delfín Gallo,
fortaleza moral para reaccionar y aban- del diario Sud América, cuya dirección
donar su funesta determinación. ejercía el ya director de la Biblioteca
Ni puede decirse que otros entrañables Pública de Buenos Aires.
Groussac durante una
como Carlos Ibarguren o el Coronel Na- Es el tema de la sucesión presidencial, reunión en su homenaje
poleón Uriburu hayan sido poderosos. que divide a los cinco socios: Pellegri-
ni, Lucio López y Roque Sáenz Peña Y pregunto una vez más en dónde está, enemigo’. Al punto que ‘esperaba siem-
apoyan a Miguel Juárez Celman. Gallo pues, “el galanteo con el poder” que pre ser destituido’, medida que inclusive
Los profesores Wilde (1884) y Groussac prefieren a Bernardo de Iri- intenta demostrarnos esta “tesis que profetizaba el oficialista Sud América.
goyen. Y yo me animo a pensar que su falla por la tesis”. Esta tesis que busca, Pero él se mantenía ‘sin hacer una visita
Cronológicamente nos toca referirnos opción por Bernardo de Yrigoyen con- con compulsión serial, presentarnos a privada al presidente ni a sus ministros’.
al caso de los profesores Wilde. En tra Juárez Celman (el caballo del comi- un Groussac cortesano y trepador, y lo (pág. 142)
1884, Groussac viaja a Salta en sus sario, ya que era concuñado de Roca, hace deformando la verdad, al menos
funciones de Inspector Nacional de el presidente en ejercicio) no se debió a por omisión, ya que olvida poner en la Y pensamos nosotros: hubiera podido ha-
Enseñanza. El ministro Wilde había falta de olfato y de sensibilidad política balanza, bien sopesados, bien destaca- cerla –sin necesidad de practicar una, en
ubicado en el Colegio Nacional a sus de Groussac, a no haber vislumbrado dos, sus inconfundibles gestos de dig- él, inimaginable adulonería– ya que jamás
parientes Alfredo y Guillermo Wilde. de qué lado caería la suerte. Pienso, en nidad. Efectivamente, este no apoyo al tuvo cerradas las puertas de la Presidencia,
Y seguiremos aquí a Páez de la Torre: cambio, que fue otro acto de su probidad candidato Juárez Celman le acarrea el tal era entonces el peso de la personalidad
y honradez intelectual lo que lo llevó a decreto de su destitución como direc- del Director de nuestra BN.

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Una cesantía evaporada gringo que lo estrecha sobre su pecho”. rola en la leyenda del “ogro de Perú y a quien no habíamos visto nunca y a
Lo que hará decir a Paul Groussac, al Moreno”. Por nuestra parte aclaramos quien, por supuesto, tampoco habíamos
Retomamos a Páez de la Torre: evocarlo años después, y ya muerto que el mote de “ogro” fue puesto como leído... El amor por su obra nació, en
Pellegrini: “quedé imantado para siem- chanza y no como agresión por parte algunos, varios años después; y recién
Llegó así el mes de julio. ‘El ministerio pre”. Y después también dirá: el hom- de Ángel Estrada, un entrañable amigo. entonces descubrimos la magnitud de la
me envió una comunicación que juzgué bre que más he amado en esta tierra. Aunque enseguida lo cazaron al vuelo impostura que se nos había inculcado...
inconveniente: respondí y ahora de bon- Cómo habrá sido la amistad con Pelle- quienes estaban, ya desde entonces, al
ne encre1, como debía. Hubo reunión de grini que, cuando se casó María Grous- acecho de algo que pudiera servirles A Palacio (nacido en 1900) hay que
gabinete –la última del período– y fue sac, la hija mayor (que después con su para denigrar y desvalorar a Groussac; y ubicarlo como un
resuelta mi destitución’. Pero el ministro marido Esteban Macías serán mis pa- le pusieron al mote vidrio de aumento, joven de la gene- La profesora Bruno en nada
Roque Sáenz Peña consiguió que la me- drinos), justo en ese día su padre sufre y lo repitieron y repitieron hasta con- ración del 22 (la valora la decisión de Groussac
dida definitiva sobre el director de la Bi- una indisposición y la novia es llevada solidar el prefabricado mito. Pero no de Borges). Sería (el cierre de la revista) como
blioteca se postergara por unos días. Fue al altar por Carlos Pellegrini. debemos olvidar la explicación de la una segunda ge- un acto de dignidad y valen-
suficiente: ‘me desperté a la mañana por Les cuento estas anécdotas porque quie- leyenda, que ha dejado el historiador neración posterior tía ante su superior. Ella no
los cañonazos del Parque, y mi destitución nes me distinguieron invitándome para Ernesto Palacio, confeso nacionalis- a la de Groussac: lo ve así y se limita a inter-
fue arrastrada junto con los destituidores’. esta charla, me sugirieron que espera- ta católico, es decir, desde una vereda la del 80. pretarlo como un gesto tem-
ban estos matices de cálida intimidad. ideológicamente opuesta a la de Grous- A este mentís a la peramental del director.
sac. En su artículo “La herencia de leyenda, no está
Los hombres del poder Groussac”, publicado en la revista cató- de más sumar el testimonio de Geor-
El cierre de la revista La Biblioteca lica Criterio, inmediatamente después ges Clemenceau. Durante su estada en
En cuanto a su proximidad a los hom- (1898) de la muerte (en junio de 1929) escribe Buenos Aires para el Centenario visita a
bres del poder, el hecho se dio por la Palacio (agosto de 1929): Groussac en la Biblioteca, temiendo el
coincidencia de que los espíritus más Retomamos el hilo cronológico de las riesgoso encuentro con el “ogro”. Algu-
distinguidos del momento estrechan actitudes de dignidad de nuestro de- Como todas las personalidades vigorosas nos repetidores de fábulas, que tal vez
vínculos con este otro finísimo espíritu fendido: ni “estratega” ni “piola”. y combativas que no temen alborotar las ni habían tenido la experiencia de en-
que fue Paul Groussac. Y esos hombres No podemos pasar por alto (1898) el pasiones del clan, Paul Groussac sintió contrarse frente a un Groussac manso
son quienes en esos tiempos adminis- enfrentamiento con el ministro de Ins- formarse a su alrededor, desde temprano, ni a un Groussac “ogro”, sin embargo
tran los destinos de la nación. trucción Pública, Dr. Luis Beláuste- una leyenda. El odio y la envidia tejie- se habían encargado de anticipar, al fu-
En cuanto a los dos presidentes, Ave- gui, a causa del choque Paul Groussac- ron, con sus manos hábiles, la espesa tra- turo presidente de Francia, una imagen
llaneda y Pellegrini, ambos de su ma- Norberto Piñero sobre el Plan de Ope- ma de esa versión mentirosa cuyo objeto áspera y agria del bibliotecario. En pa-
yor intimidad, no fue Groussac quien raciones atribuido por éste a Mariano inconfesado era disimular, a los ojos del labras claras y actuales: “ le habían he-
buscó acercarse a ellos, sino todo lo Moreno, y cuya autoría es negada por mundo, la verdadera fisonomía del noble cho el bocho a Clemenceau”. Pero esto
contrario. Ya vimos cómo fue el mi- el director de la revista La Biblioteca. escritor que acaba de morir. A través de dejaría escrito en sus Notas de viaje por
nistro Avellaneda quien lo hizo llamar Ante una nota de apercibimiento del dicha leyenda, Paul Groussac aparecía la América del Sud:
al muchachito escritor para conocerlo. ministro, que es su superior jerárqui- como un hombre irascible y malvado,
En cuanto a Pellegrini, Groussac cuen- co, Groussac responde en forma escue- incapaz de simpatía, despreciador de Me arriesgué en el antro donde el mons-
ta en Los que pasaban su primer en- ta que la revista no volverá a salir. su patria de adopción, profesional de la truo más afable y sonriente me acogió a
cuentro. En un banquete de homenaje La profesora Bruno en nada valora la diatriba interesada, vaso de hiel y de so- patas abiertas, con colmillos de azúcar y
a Pellegrini, el amigo común de am- decisión de Groussac como un acto de berbia. Con el andar del tiempo, el mito uñas de terciopelo. De esta manera que-
bos, Julián Martínez –“ese gran zurci- dignidad y valentía ante su superior. fabricado por la vileza profesional de los dé prisionero de la amable fiera (...)
dor de amistades”– se acerca a Grous- Ella no lo ve así y se limita a inter- literatos aborígenes, se fue sustituyendo
sac con estas palabras: “Dice el gringo pretarlo como un gesto temperamen- paulatinamente a la personalidad real
que quiere conocerlo”. Así Martínez tal del director. En la conferencia en en la mente de las nuevas generaciones. Groussac y su visión de la Unión Cí-
los presenta, y la inclinación del salu- CeCTAF dijo: “nos muestra un poquito Todos nosotros alentamos, durante nues- vica (1919)
do protocolar por parte de Groussac cómo era de carácter”. tros balbuceos literarios, una decidida
queda desarticulada por “el zarpazo del Es evidente que así, la profesora se en- antipatía por el “ogro de la Biblioteca”, Les traigo otra prueba contundente

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sobre la falacia y la calumnia de la des- en un vasto complot civil y militar, cuyo Si Groussac hubiera querido ser ustedes y yo, estimados amigos que
plomada “tesis que falla por la tesis”. bárbaro programa no era otro, según el “un cortesano o privado del rey” han venido a acompañarme, en este
Si hubiera sido un cortesano, nuestro nuevo decreto declaratorio del estado de (Levillier) o hubiera practicado “su diríamos estercolero que me he vis-
ametrallado escritor hubiera cortejado sitio, que la sustitución violenta de los explícito galanteo con los hombres to obligada a enfocar para limpiar la
a los presidentes radicales: a Hipólito gobernantes y principales jefes del ejérci- del poder” (Paula Bruno) se hubie- memoria y figura de mi abuelo, po-
Yrigoyen y a Marcelo T. de Alvear, to por una dictadura surgida del crimen ra hecho masón. Nada se lo hubiera niendo las cosas en su lugar.
Nada de eso ocurre. Por el contrario en y la anarquía (pág. 237). impedido: ni su propio pensamien- Sólo recordaremos que, en el terreno
1919, en pleno gobierno de Yrigoyen, to liberal, en un momento casi ateo de la historia argentina, las más famo-
publica Los que pasaban, que incluye la Groussac en esto coincide con el escritor (ver su testamento filosófico en el sas fueron las que
crónica evocativa sobre la revolución y periodista Roberto Payró quien, en su prólogo a Los que pasaban) ni lo hu- cruzó con Vicen- Nos quedaría referirnos a la
del 90, y sobre el nacimiento y evolu- obra Pago Chico, que trata ese momen- bieran rechazado los miembros de te Fidel López descortesía y destrato hacia
ción de la Unión Cívica. to político, al referirse a los radicales la masonería que por entonces ad- y con el general nuestro escritor. En la tesis,
Yo extraje algunas frases para que vean opina: su único programa de gobierno es ministraban la conducción del país, Mitre. Groussac casi no es Groussac:
hasta qué punto él no fue un cortesa- el ‘Quítate para que yo me ponga’. y que dispensaban a Groussac alta Ya habíamos anti- en un 90 % es “el francés”; o,
no del poder sino que arriesgó nueva- consideración y respeto algunos, cipado el otro de en las demás menciones, “el
mente su cargo en la Biblioteca Na- Y seguimos con los últimos párrafos verdadera amistad los otros. los móviles que personaje”.
cional, enfrentando la posibilidad de extractados: De modo que, pregunto yo: ¿dónde la fallida tesis le
ser dejado cesante por el radicalismo. estuvo el galanteo cortesano perver- inventa y atribuye a Groussac. Se pre-
Voy a leerles estas palabras y, si entre Por cierto que los incorregibles sembrado- samente atribuido a Paul Groussac? Y tende presentarlo como un desespera-
nosotros hay algún simpatizante del res de revueltas –que habían de cosecharse contesto: falacia pura del artículo Le- do buscador de imagen, un generador
partido radical, me adelanto a pedir en 1893– pertenecían a la fracción radi- villier y de la tesis Bruno. de polémicas artificiales que llamen la
excusas porque traigo estos ejemplos cal de la Unión Cívica, de cuyas filas se Acabemos ya, pues, con estas defor- atención sobre su persona.
con intención únicamente de ser clara había separado, en junio del 91 , el grupo maciones prejuiciosas de “estratega” Para disipar los turbios humos de
y objetiva en mi defensa. nacionalista y mitrista (pág. 238). y de “piola”. Acabemos con esta mala esta patraña, básteme recordarles la
Groussac escribe: jugada, que parecería no inocente, de firmeza con la que Groussac pierde,
Fiel a su doctrina jacobina, el partido ra- haber armado una tesis falsa y de ha- “con las botas puestas”, nada menos
Harto conocida es la evolución de ese dical no podía conformarse decentemente ber buscado demostrarla omitiendo que la vidriera del diario La Nación.
curioso engendro político, que ha vivi- con una solución pacífica (pág. 238). presentar y subrayar los hechos con- Invitado en 1896, por el adminis-
do veinte años sin más doctrina que la tundentes de la vida de Groussac que trador Enrique Nicolás de Vedia, a
revolución como programa, con la cons- Creo que para muestra ya bastan varios apuntalaron su conducta de hombre e retomar sus críticas de teatro y de
piración como instrumento eficaz para botones. Hemos traído estas palabras intelectual sano. música, por su parte Groussac fija
cumplirlo (pp. 226, 227). para recordar hasta qué punto se jugó tan exigentes condiciones que, en
Groussac por sus ideas, sin silencios definitiva, le impedirán acordar con
Las fuerzas crecientes de la Unión Cí- estratégicos ni retaceos “piolas”. Polémicas artificiales para buscar el diario el desempeño de esas nue-
vica, sólo disciplinadas para el desorden notoriedad vas funciones. No las aceptará a cual-
(pág. 228). quier precio, sacrificando sus prin-
La última prueba: su no adhesión a Tenemos ahora que referirnos al tema cipios con tal de tener exhibición.
Por declaración del mismo Del Valle, la la masonería de las “Polémicas artificiales”. Les Exige lo suyo, aún sospechando su
propaganda cívica no tendió en ningún confieso que a esta altura de la char- costo. Ésa es su honradez. Y en esta
momento a la inscripción de sus partida- La prueba es, para mí, la definitiva y su- la que, por la necesidad de ofrecer presentación de las polémicas como
rios para el triunfo electoral sino al en- ficiente, ya que aunque no hubieran ocu- pruebas ha resultado por demás ex- modo de atraer notoriedad, la tesis
grosamiento de las bandas armadas para rrido las situaciones que acabo de expo- tensa, el punto de las polémicas pre- está de nuevo avanzando a prejuzgar
un programa de revolución (pág. 228). ner, esta última bastaría para interpretar a fabricadas me desborda. Es superior a móviles íntimos. Una vez más, pare-
Groussac como el hombre y el intelectual mis fuerzas, hasta para rebatirlas. Me ce haber retomado la posta de aquel
Siguieron otras tentativas de disturbios, independiente y fiel a sus principios que niego a entrar en el Reino de “Doña frustrado duelista del que ya nos he-
hasta rematar, menos de un año después, siempre fue, sin renuncios ni desmayos. Disparate” y me resisto a continuar, mos ocupado.

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El francés y el personaje El francés fiende su pertenencia argentina. Por • Como Inspector y Director de Enseñan-
ejemplo, en Del Plata al Niágara, re- za de las provincias, con sede en Tucumán.
Nos quedaría referirnos a la descortesía Es, pues, “el personaje”. O si no, la firiéndose a los pueblos hispanoameri- • Como participante del Congreso
y destrato hacia nuestro escritor. En la mayoría de las veces, es “el francés”, canos, nos dice: Pedagógico (1882).
tesis, Groussac casi no es Groussac: en nominación con que se le aplica una • Como Director de Enseñanza
un 90% es “el francés”; o, en las demás anacrónica y extemporánea ley de “ex- Sólo para con uno de ellos tengo que lle- Secundaria e Inspector de Colegios
menciones, “el personaje”. pulsión de extranjeros”. (Entre parénte- nar una misión y cumplir un deber... a Nacionales y Escuelas Normales,
sis, pienso que algunas casualidades no éste de quien soy, puesto que es suyo todo recorriendo el país a lomo de mula
son casuales. Mi padre, el campeón de lo mío, dedico este libro. cuando le fue necesario para no de-
El personaje aquel lance caballeresco con Levillier, se jar sin control y consejo ni a la últi-
había doctorado en Leyes con su tesis Y en otra página –cuya ubicación, por el ma escuela, la más inhóspita, la más
Parece que Groussac fuera un mu- “Expulsión de extranjeros”, apadrinado momento, me reservo– dirá: el buen ar- incomunicada, la de más difícil ac-
ñeco tomado para estudio, destripa- por Juan Agustín García (h)). gentino que soy y el buen francés que yo era. ceso, en fin, esas “cabañas cerradas
do con cuchillo de matarife y pasea- Así pues, se le aplica a lo largo de todo ¡Qué atrevido y temerario resulta se- al aire y abiertas a la lluvia” que pre-
do por un microscopio con lente de el libro, con la sola denominación ob- guir machacando con el estribillo de senta en sus informes. En ellos, pese
pobrísimo aumento, que impide a sesivamente serial de “el francés”, una “el francés”, a lo largo de todo el libro! a la lógica frialdad profesional de la
¡Atrevido, temerario y equivocado! radiografía, deja traslucir la sensibi-
EXPULSADO EN LO NACIONAL, a pesar de lidad del hombre, del viejo profesor
ser totalmente argentino por su obra y de colegios de ciudad, que se con-
por su lengua. duele ante las duras circunstancias
del hábitat educacional que ahora le
toca conocer, y en consecuencia ale-
Argentino por su obra ga por la corrección de ese desorden
y esa injusticia.
Debe considerárselo argentino, por • Como comisionado (con Estrada y
sus servicios al país, que enumeraré Goyena) por el ministro de Instrucción
someramente: Pública don Juan Carballido (1891)
• Por su obra de investigación y difu- para formular el nuevo plan para la
sión de un panorama casi completo de enseñanza secundaria, que dice: “final-
Paul Groussac expone la historia argentina. mente redacté solo”.
ante el gabinete del
presidente J. A. Roca • Por su defensa irrebatible de los dere- • Como miembro del Consejo Acadé-
chos argentinos a Malvinas (la primera mico de la Facultad de Filosofía y Letras,
la autora ver con exactitud los per- retrógrada ley de “expulsión de extran- defensa bien fundada, y publicada en desde su fundación en febrero de 1896.
files de nuestro escritor y la verdad jeros”. Y se lo expulsa en lo civil y per- momentos cruciales para el conflicto). • Siempre, en toda su actuación do-
de su vida. Por eso a veces es “el sonal; y en lo nacional. • Por su dirección y organización de cente, la concepción pedagógica es na-
personaje”, el títere innominado, EXPULSADO EN LO CIVIL. Recordare- la Biblioteca Nacional. cional y humanística.
menos aun que el afortunado Pul- mos que formó hogar argentino: casa- • Y argentino, hasta como asesor le- • Bástenos, por ejemplo, destacar que
chinela napolitano, que siempre era do con argentina de antiquísima raíz, gislativo, ya que es el autor del pro- en sus ponencias al Congreso Pedagó-
reconocido por su nombre y por su Cornelia Beltrán Alcorta. Ella des- yecto de la primera ley de Propiedad gico (1882), “el francés”:
inequívoca nacionalidad. Groussac, cendía directamente de Lino Beltrán, Intelectual que tuvo el país. • Aconseja descartar las comparaciones con
en cambio, anónimo y con naciona- un pionero poblador de Santiago, ya Por el ejercicio práctico y teórico de su otros países y centrarse en el caso argentino.
lidad equivocada (no le es recono- presente junto a Diego de Rojas en carrera docente: • Pide 10.000 escuelas, después de
cida la argentina: la de su arraigo y el acto de fundación de la Madre de • Como profesor de matemáticas en denunciar las “cabañas cerradas al aire
adopción), es “el personaje” exhibi- Ciudades. Padre, además, de siete hi- el Colegio Nacional. y abiertas a la lluvia” que conoció en
do en distorsión, como ante un es- jos argentinos. • Como profesor de matemáticas en sus funciones de inspector, desde su
pejo de parque de diversiones. Por eso en varias oportunidades él de- la Escuela Normal de Tucumán. base en Tucumán.

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• Confía en que “los educadores ha- gos de los personajes tucumanos de ¿Habrá alguien que aún se atreva a acu- Lucio V. López en su crítica a Fruto
rán la democracia sentando al pobre al Fruto Vedado; o de los porteños de sar a Groussac de un imaginario delito vedado (La Prensa, 10/10/1884). Es la
lado del rico”. la La divisa punzó. de porfiada extranjería? lengua absorbida en la sala de profe-
Y ver también los dichos francos y sen- sores del Colegio Nacional; en las ter-
Y asimismo, sus ponencias y planes se cillos que toma, con naturalidad, de la Y sí, amigo León Benarós, aquí tienes tulias de su intermedio tucumano; en
asientan siem- sociedad argentina de su tiempo: esa a una joven profesora que da el mal la redacción del Sud América; en los
En cuanto al tema de la len- pre, por encima soltura descontracturada y ese señorío paso –no como la costurerita de Ca- salones del Club y del Círculo; y en
gua, la tesis de la Prof. Bruno de todo, en el que encontramos también en lo más rriego pero mal paso al fin– y pretende las prolongadas caminatas nocturnas
nos guarda todavía algunas sor- respeto al hom- sabroso de la generación del 80: desde aplicarle a Groussac una retrógrada, con Goyena, casi interminables, por-
presas, pero todas concentra- bre, al agente de luego en Mansilla, en Cané, en Lucio anacrónica y trasnochada ley de expul- que después de haber comido juntos
das en torno a su extravío ini- la educación, en López, todos, sus amigos. sión de extranjeros, escamoteando su se acompañan varias veces uno a otro
cial: su empeño en ver, en todo tiempos en que Por eso preguntamos, haciendo un nombre y apellido, para nombrarlo, (como unos cuarenta años después
Groussac, únicamente “móviles” todavía no se lo poco de literatura comparada: ¿a como ya vimos, casi en forma exclu- lo harían Borges y Bioy Casares), sin
y “estrategias de posicionamien- computaba “re- quién se le ocurriría hoy pensar que yente, “el francés”. decidir despedirse, para inquietud de
to”. Esto nos dice: Podemos pen- curso humano” Joseph Conrad, orgullo de la lite- los serenos de fin de siglo, que los ven
sar en algunos móviles que con- como ahora, en ratura inglesa, es un autor polaco, pasar y pasar, deteniéndose a discutir
dicionaron la adopción groussa- que se lo piensa según la ascendencia de su familia, Otras sorpresas de la tesis en algún umbral.
quiana del castellano casi como casi como mer- aunque transitoriamente exiliada ¿Otra sorpresa más? ¡Ay, no, por favor,
primera lengua. cantil elemento en Ucrania? ¿O que Wladimir Na- En cuanto al tema de la lengua, la tesis señora! No se me siga desbarrancando,
de producción y bokov es un escritor ruso y no in- de la Prof. Bruno nos guarda todavía carcomiendo sus propios cimientos.
consumo, casi un commodity, pero un glés, como la lengua adoptada? ¿O algunas sorpresas, pero todas concen- Por favor, sosiéguese, que esto ya va
commodity estimado en menos que el que Kazuo Ishiguro es un escritor tradas en torno a su extravío inicial: para demasiado:
barril de crudo, en menos que el mi- japonés? La lengua es la patria del su empeño en ver, en todo Groussac,
ligramo de uranio, en menos que el escritor y es la prueba de su radica- únicamente “móviles” y “estrategias de ... cuando escribía en francés, lo hacía
bushel de soja, su unidad de medida ción y ciudadanía. posicionamiento”. Esto nos dice: con el objeto de obtener ciertos reconoci-
en el mercado de granos de Chicago. ¿En qué libro de literatura inglesa se mientos internacionales... (pág. 163).
Por eso él repetía: El mejor Plan Pedagó- hablaría del polaco-ucraniano Con- Podemos pensar en algunos móviles que
gico es un maestro inteligente, respetando rad, o del ruso Nabokov, o del japonés condicionaron la adopción groussaquia- ¿Otra vez, señora, le inventa objetivos?
al hombre por encima de todo, al indi- Ishiguro, el magnifico novelista de The na del castellano casi como primera len- ¿Otra vez “la gran Levillier”, el tic de
viduo por encima de los corsets parali- remains of the day? gua (pág 163). su venerado antecesor?
zantes de los planes sobreactuados. Y ya en el terreno militar, ¿quién po- Pues le recuerdo que, salvo Les Iles Ma-
dría pensar que el almirante Brown es Pienso que no es así. Groussac adopta louines y Une énigme littéraire, lo escri-
un prócer inglés? ¿O que el barón de el castellano pero no “casi” como pri- to por Groussac en francés es menor,
Argentino por su lengua Holmberg, brillante oficial del ejér- mera lengua. Lo adopta abiertamente, en cantidad y en importancia.
cito de Belgrano, es un prócer pru- como primera lengua, sin “casi”. Lo importantísimo fue, sí, Les Iles
Dijimos también que es argentino por siano? Sus espadas estuvieron al ser- ¿Qué puede haber de más natural Malouines, magnífica defensa de los
su lengua. Pero no por la belleza difí- vicio de nuestra nación y por eso son que el haber asumido absolutamen- derechos argentinos, que escribe y
cil de igualar de su estilo, como lo han próceres argentinos. Como la pluma te la lengua de la patria adoptiva? Es publica en francés (1910) porque el
manifestado Rubén Darío, Alfonso y la inteligencia y el corazón de Paul la lengua tradicional de su esposa y libro desarrolla los fundamentos de
Reyes y Jorge Luis Borges, entre otros. Groussac estuvieron al servicio de su de sus siete hijos argentinos. Y es la nuestros derechos, con destino al
Aludíamos a su lengua en español, patria adoptiva. Debe, pues, ser con- lengua de la charla cotidiana con sus mundo internacional de la diploma-
pero no peninsular, porque en ella siderado totalmente argentino. amigos, de quienes absorbe lo me- cia, que se manejaba en esa lengua.
fluyen, bien asimilados, voces y di- Por eso, León Benarós pregunta, en dular argentino, lo que lo vivifica y Pero de ninguna manera, en francés,
chos típicos del habla de los argen- su medular estudio sobre Groussac colorea su lenguaje con la frase... con como búsqueda de un “reconoci-
tinos. Ver, y sólo como un mínimo (“Paul Groussac en el Archivo Gene- que a cada rato salpicamos nuestra con- miento internacional” para sí, sino
y aquí provisorio ejemplo, los diálo- ral de la Nación”): versación... como tan bien lo señaló como un nuevo servicio a la patria

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adoptiva, como dice en la hermosa meras ediciones, salidas de Jesús Me- tiempo habría dejado de interesar. solamente “cargando” un poco a Paul
dedicatoria: A la República Argenti- néndez o Emilio Coni. Por supuesto Pero diremos que, en verdad, el ol- Groussac: la paciencia de Groussac y
na, ofrece esta evidencia de sus dere- que no se llegaba a ningún acuerdo y vido habría sido momentáneo (si de sus admiradores. Tomaremos, pues,
chos, un hijo adoptivo. los libros seguían agotados, durmien- bien por un largo momento de unos el intento como una broma, una hu-
Lea bien el prólogo y va a encontrar do el sueño de los injustos. treinta años). Casi a partir del año morada, casi como una chacota.
el objetivo real. Y no necesitará in- Y hasta recuerdo, como otra situación 2000, en que vencieron los derechos Pero ¡ay, Papá Paul! Los argentinos ya
ventarle a Groussac falsos objetivos y similar, que estuvieron en casa el di- de autor, en un lapso de unos cinco teníamos bastante con la interna de
móviles aviesos, como su tesis viene rector de cine Eduardo de Zavalía y su años, se suceden Fruto vedado (Siglo River-Boca y ahora venimos a reavivar
haciendo en todo el libro, con una esposa Delia Garcés, solicitando auto- XXI), el Liniers (Elefante Blanco), las brasas de tu propia interna: estrate-
insistente obsesión serial. rización para llevar al cine La Divisa Los que pasaban (Taurus), El viaje in- ga-piola u hombre de bien; francés o
Punzó en la cual, desde luego, la Gar- telectual (Simurg), La Divisa Punzó argentino; personaje o persona.
cés sería Manuelita Rosas. Imaginen (Quadrata). Y se rumorea el interés Yo espero ante ustedes haber po-
Dos observaciones curiosas ustedes cómo habrían sido las condi- por otras reediciones en fecha muy dido poner las cosas en su quicio,
ciones de los herederos, que todo que- próxima. Parecería, pues, haberse señalando los errores de esta tesis
En efecto, me quedan por desarrollar dó en la nada. tratado de un eclipse parcial, que re- desquiciada. Y rescatando así del
dos curiosidades. Como buena (o mala) chiquilla mete- afirma el juicio de Borges: “Groussac agravio, de la extranjería y del des-
1) Sobre este tratamiento de “el francés” rete, yo fui muda testigo de aquellas no puede no quedar”, cita con que trato –o diríamos abiertamente del
y “el personaje”. Confrontando la doble frustradas tratativas. Y de otros episo- comienza la agresiva tesis de Bruno, maltrato– la limpia figura y la me-
postura de la autora entre esta tesis y la dios similares. Más tarde –ya falleci- y que se contradice con la posterior moria de Groussac: ni estratega, ni
conferencia en el CeCTAF –cuyo texto do mi padre– y ya egresada yo de mi suposición de la autora: la posibili- piola, ni el francés, ni el personaje.
guardo grabado en casete– no deja de amada Facultad de Filosofía y Letras, dad de que Groussac no despertó de-
llamarme la atención que, en este acto y en contacto con destacados hom- masiado interés.
–al que habíamos asistido invitados va- bres de la cultura como Juan Carlos Dos sugerencias
rios descendientes de Groussac– jamás Ghiano, Gregorio Weinberg y Raúl
la profesora se refirió a “el francés” y Castagnino, me tocó ser intermediaria El desenlace de la película Me dirijo, para finalizar, a la Prof. Pau-
mucho menos a “el personaje”. de otros proyectos entre editores (Ha- la Bruno:
Ante nosotros siempre lo nombró por su chette-Weinberg, por ejemplo) y mis La película Disparen sobre el pianista 1) en cuanto a su modo de trabajo;
apellido. Pregunto: ¿un doble discurso? tías. Proyectos entonces fracasados, termina con que se cumple la con- 2) en cuanto a su expresión:
2) Sobre el eclipse transitorio de su “porque papá no necesita ni prólogos signa: los mercenarios irrumpen en el a. Modo de trabajo: le espera una in-
obra. Antes de acabar su libro la au- ni notas” (sic). piano-bar y ametrallan al pianista, que teresante carrera. Está dotada de un
tora se acercó a entrevistarme y natu- Me resulta curioso que la autora no en ese momento ejecutaba una can- importante radar para el rastreo de do-
ralmente salió el tema de la, hasta ese haya recogido mi opinión, ni para re- ción. Es decir que los malos van por el cumentos y fuentes. Pero estaría mejor
momento, escasa difusión de la obra batirla. Desarrolla su propia idea, cul- muchacho y se lo cargan. que se sosegara y no se lanzara a trazar
de Groussac. Yo le expresé mi opi- pando a la obra misma de Groussac Con el caso que nos ocupa, del ata- líneas dictadas por sus propios prejui-
nión: lo atribuía (y lo atribuiré para como carente de interés: que a Groussac, hay una diferencia. A cios que, esta vez, no la han llevado a
siempre) a la inconsciente e involun- Groussac es difícil que se lo carguen. buen puerto. Ni la llevarán mañana, si
taria traba que ponían los herederos La escasa difusión y reedición de sus Yo diría que es imposible, ni entre dos, insiste en violentar la verdad para res-
(mi padre y dos hermanas en repre- obras es un hecho que insinúa la po- ni entre varios. Porque en la historia paldar temerarios prejuicios;
sentación de los otros cuatro herma- sibilidad de que Groussac no despertó de la cultura argentina Groussac es un b. Su expresión: convendría que me-
nos) para autorizar la edición, sin me- demasiado interés. peso demasiado pesado para que se lo jorara su prosa, por momentos intran-
dir las consecuencias que esta actitud puedan cargar dos peso pluma. Más sitable. Y aquí volvemos al crítico del
traería para la difusión de la obra de Tiende, pues, a presentar la obra de bien vamos a pensar, recurriendo a diario La Prensa, que le señaló: “La
su padre. En los 40, exigían ellos que Groussac como sin eco ni resonancia, un vocabulario argentino y hasta con cacofónica lengua de los claustros” y
la obra fuera impresa en papel de la condenada al olvido, a la penumbra y cierto matiz lunfardo, que, con esta es- “los ripios en que incurre la mala pro-
misma calidad (Holanda o Japón) al eclipse, situación que considera in- calada que han disparado los malos, al sa de la autora.”
con que habían sido hechas las pri- trínseca a la propia obra, que con el final resultaron no cargándoselo, pero Para no quedar nosotros como invento-

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res de falsas atribuciones, nos sentimos Cierre de la conferencia


en la obligación de dar aunque sea un
ejemplo de alguno de estos galimatías, Para quienes todavía se animen a acom-
trabalenguas, y/o trabapensamientos: pañarme pasado mañana, les anticipo
que la próxima charla será más light,
A pesar de este vigor natural y como con- más descafeinada: les contaré anéc-
secuencia de la falta de una administra- dotas curiosas de la vida de Groussac,
ción de fuerzas instituidas que habilitara que confirmarían aquello que tanto se
una circulación articulada de los esfuer- repite: no hay casualidades, sino cau-
zos individuales en un espacio cultural salidades. Es decir, relaciones causa-
eficazmente vertebrado... (pág 156). efecto, en la vida de los hombres.

BIBLIOGRAFÍA

De Paul Groussac:
• Archivo Paul Groussac (1874-1929) en Archivo General de la Nación (donación de la familia).
• Fruto vedado. Costumbres argentinas (1a ed., M. Biedma, Bs. As., 1884).
• Les iles malouines, París, 1910.
• Del Plata al Niágara, Administración de la Biblioteca, Bs. As., 1897.
• Los que pasaban, (1a ed., Jesús Menéndez, Bs. As., 1919). Para las citas se siguió la ed. de Librería Huemul, Bs. As., 1972.
• La divisa punzó, Jesús Menéndez, Bs. As., 1923.

Sobre Paul Groussac:


• Belcore, Guillermo, “Aquel ogro de Perú y Moreno. Paul Groussac” por Paula Bruno, La Prensa,
Cultura, 17/04/2005.
• Benarós, León, Paul Groussac en el A. G. N., A.G.N., Bs. As. 1998.
• Borges, J. L., Lo mejor de Paul Groussac, Fraterna, Bs. As., 1981.
• Bruno, Paula, “Paul Groussac y las revistas La Biblioteca y Anales”, conferencia en CeCTAF, Bs. As., noviembre de 2004.
• Bruno, Paula, Travesías intelectuales de Paul Groussac, Universidad N. de Quilmes, Bernal, 2004.
• Bruno, Paula, Paul Groussac: un estratega intelectual, FCE, Bs. As., 2005.
• Cánter, Juan, Contribución a la bibliografía de Paul Groussac, El Ateneo, Bs. As., 1930.
• Clemenceau, Georges, Notes de voyage dans l’ Amérique du Sud... Hachette, París, 1911.
• Cuffia, Raquel, ¿Conoces a Paul Groussac?, De Los Cuatro Vientos Editorial, Bs. As., 2001.
• Demarchi, Rogelio, “¿Estratega o ‘piola’?”, Página 12, 17/07/05.
• Lavalle Cobo, Jorge, “La ceguera de Groussac”, en El Centenario de Groussac, Coni, Bs. As. 1949.
• Levillier, Roberto, “El aspecto moral de la obra del señor Groussac”, en Nosotros, N° 86, 1916.
• López, Lucio V., nota sobre Fruto Vedado, La Prensa, 10/10/1884.
• Páez de la Torre, Carlos, La cólera de la inteligencia. Una vida de Paul Groussac, Emecé, Bs. As., 2005.
• Palacio, Ernesto, “La herencia de Paul Groussac”, en Criterio, Agosto de 1929.
• Viale, César, Jurisprudencia caballeresca argentina, Bs. As., 1937.

OTRA BIBLIOGRAFÍA

• Cambridge International Dictionary of English, Cambridge University Press, 1996.


• Diccionario de la Real Academia Española, vigésima edición, 1984.
• Evangelio de San Mateo (Cap. VII, volúmenes 15 al 20).
• Nouveau Larousse Illustré, Paris, Librairie Larousse (sans date).
• Payró, Roberto J., Pago Chico..., Losada (6a ed.) Bs. As., 1953.
• Rattjer, Anibal Atilio, La masonería en la Argentina y en el mundo, Editorial Nuevo Orden, 6a edición,
Buenos Aires, 1983.
• www.martaelenagroussac.com.ar

NOTAS

1. “De bonne encre”: de manera clara y frontal, sin ahorrar palabras. [La traducción es nuestra.]

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Cada voz que emergió de la protagonizado por los nuevos habitantes –nativos e inmigrantes– de
crítica necesitó sus propias una ciudad que asistía absorta a esas mutaciones poblacionales.
herramientas para poder ser Pablo Pérez, Hernán Villasenín y Liliana Jofre intentan pensar
dicha. Así, la historia de los rasgos más destacados de las publicaciones anarquistas, de gran
la crítica es inseparable de difusión en las primeras décadas del siglo XX. Un pensamiento
la historia de sus revistas y alternativo que podía leerse en sus páginas, dotado de proposiciones
editoriales que posibilitaron infrecuentes y un animado espíritu libertario.
Tribunas literarias, la existencia de esas voces.
Traduciendo autores, intro-
Daniel Divinsky recuerda los orígenes y el recorrido de Ediciones
de la Flor. Un relato que arroja luz sobre los dilemas y las con-
duciendo lecturas, constitu- tingencias de una editorial cuya consistencia actual impide ver la
memoria editorial yendo colectivos editoriales precariedad de sus impulsos iniciales.
y visibilizando autores des- En una extensa entrevista a Gregorio Weimberg, realizada antes
preciados por las elites litera- de su fallecimiento, Gustavo Sorá compara sus esfuerzos editoriales
rias, estos emprendimientos con los de Coni y Mitre. Una serie en la que cada uno intentó
–frágiles pero entusiastas– se definir lecturas “argentinianas”, definidas por aquellos libros más
fueron abriendo camino en importantes del país que todo lector debía leer. La colección Pasado
medio de una compleja realidad política y social. Conocieron Argentino que dirigió Weimberg y su breve paso por la dirección de
la censura y la persecución, las dificultades económicas y los la Biblioteca Nacional asociaron su destino a la cultura del libro.
desgarros que, en sus propias experiencias, originaban las des- Leandro de Sagastizábal hace un raconto del zigzagueante camino
avenencias políticas recurrentes. Revistas y editoriales que no sólo que siguió Eudeba. La editorial universitaria que nació con vigorosas
configuraban medios de expresión, sino públicos que descubrían pretensiones, bajo la dirección de Boris Spivacow, fue fundamental
el poder de la crítica. Varias generaciones de lectores se formaron en la masiva difusión de pensadores e investigadores universitarios.
en sus pliegues. Las páginas más bellas del pensamiento circula- Su errante historia bajo gobiernos de signo golpista puede homolo-
ron por sus volúmenes. garse al destino de la universidad que impulsó la iniciativa.
Marcela Croce realiza un minucioso recorrido por la mítica revista Ana Mosqueda resume el itinerario de la editorial Jorge Álvarez
Contorno. Repasa todos sus números, las discusiones que los anima- en su rasgo más destacado: la redefinición de un nuevo tipo de
ron y las influencias de un colectivo compuesto por relevantes nombres relación entre autor, editor y lector que su editorial logró construir.
de la cultura argentina a los que alude con valoraciones polémicas. Un Una apertura a la narrativa latinoamericana y a autores locales
hito ineludible para el pensamiento crítico argentino. poco conocidos mostró una sensibilidad especial a la hora de con-
Juliana Cedro analiza el contexto de entreguerras del que surge el formar un ecléctico catálogo.
proyecto editorial Claridad. La edición de novelas, románticas y Quizá una biografía paradigmática de la relación entre el mundo
clásicas, colecciones científicas, y una revista de fuerte tono anti- editorial y las revueltas políticas del continente sea la de Arnaldo
belicista, sus logros más destacados en ediciones económicas que Orfila Reynal, quien desarrolla una intensa labor en Argentina y
perseguían objetivos democratizadores. México, donde dirigió el Fondo de Cultura Económica primero, y
Juan Navarro recuerda el modo en que el editorialismo se erigía Siglo XXI luego. Desde las jornadas estudiantiles hasta la revolu-
como respuesta discursiva a las restricciones del Estado elitista ema- ción cubana, la edición se transformó en una herramienta política,
nado de la generación del 80, en un período de conflictividad social tal como afirman Carlos Díaz y Alejandro Dujovne.

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Contorno y alrededores: Que una revista que tiraba apenas un


centenar de ejemplares con la irregu-
laridad de diez números en seis años
serán los colaboradores más constantes
de la revista. Aislados de este aparente
núcleo, Francisco J. Solero y Rodolfo
sucesiones, herencia y desvíos en se haya convertido en un mito de la
crítica tiene varias explicaciones posibles
Kusch recordaban un proyecto de
revista clausurado abruptamente en

50 años de crítica argentina(*) pero no todas igualmente relevantes.


Sospecho que una de las causas que
ese mismo 1953 en que se inicia
Contorno: Las Ciento y Una, bajo la
contribuyeron a la leyenda fue la pre- dirección contradictoria de Viñas y
Por Marcela Croce sencia de David Viñas –luego novelista Héctor A. Murena. El título sarmien-
y crítico dominante en la producción tino parecía anunciar el distancia-
intelectual argentina de los años 50 y miento entre ambos y la bifurcación
60–, o tal vez la conjunción inespera- consiguiente: mientras David le daba
La mítica experiencia de la revista Contorno da de autores tan diversos como Juan nombre a Contorno, Murena nutría las
ofrece para Marcela Croce un conjunto de enig- José Sebreli, Rodolfo Kusch y Ramón páginas de Sur y trocaba el materialis-
mas. Una publicación de escasa circulación, con Alcalde. Contorno, iniciada bajo los aus- mo a ultranza que reclamaba el con-
picios de Ismael Viñas –en cuyo estudio tornismo por un acendrado espiritua-
una duración de una decena de números que, jurídico de Diagonal Norte se instaló la lismo que impregna las intuiciones de
pese a ello, constituye una referencia ineludible redacción–, representó en la Argentina El pecado original de América Latina.
a la hora de pensar en los debates de aquellos de las postrimerías del peronismo una Con mayor capacidad de supervi-
años. La presencia de un puñado de nombres por derivación, por afinidad ideológica antes vencia en medios diversos, Juan José
que por vocación programática, de lo Sebreli daba a un mismo tiempo
aquella iniciativa político-cultural, puede ofre- que en el campo intelectual francés se para dos rivales: mientras en Sur
cer alguna respuesta, aunque quien emprende un desarrolló a partir de la resistencia de la procuraba desarticular el maniqueís-
proyecto nunca pueda prever sus repercusiones rive gauche y, fundamentalmente, de las mo de “Celeste y colorado” que rige
posteriores. De este modo, los hermanos Ismael tesis de Jean-Paul Sartre sobre el com- la cultura argentina, en Contorno
y David Viñas, Ramón Alcalde, Juan José Sebreli, promiso intelectual. pretendía descifrar los parentescos
La “situación en el mundo” que recla- entre el grupo de los años 50 y el
Rodolfo Kusch, León Rozitchner, Adelaida Gigli, maba la fenomenología como punto de modelo vanguardista de los 20 en el
Noé Jitrik, Oscar Masotta, Adolfo Prieto y Carlos arranque tiene su traducción local en el manifiesto titulado “Los martinfie-
Correas entre otros nombres de Contorno se lan- título de la revista editada entre 1953 y rristas, su tiempo y el nuestro” con
zaron a un desafío complejo: fundar una nueva 1959, que si en un principio se dedicó que se abre el N° 1. A partir de allí,
a un panorama de la literatura argen- todo serán disidencias: al encarniza-
figura del intelectual comprometido, de inspira- tina o se especializó en algunas figu- do enfrentamiento de Contorno con
ción sartreana, que no se ajustara ni al peronis- ras –Roberto Arlt, Ezequiel Martínez el gobierno le responderá con una
mo acrítico ni al “antiperonismo colonialista” Estrada–, en los últimos números dobles clara simpatía peronista que llegará
que profesaban –según sus integrantes– los inte- se empeñó en cuestiones políticas como incluso a proponer –en términos
el análisis del fenómeno peronista y la similares a los que Sartre dedicaba
lectuales de la revista Sur. autocrítica de la adhesión frondizista, a Jean Genet– un análisis de Eva
Historia, literatura y política son compo- luego de que uno de los Cuadernos de Perón como “¿aventurera o militan-
nentes fundamentales de cada número de Contorno que se anexaron a los volú- te?”; a la reivindicación de Martínez
Contorno que la autora repasa con minuciosi- menes esporádicos se esforzó en hacer Estrada por su condición denuncia-
dad. Examina obras y trayectorias, señala afini- campaña al programa desarrollista que lista le dedicará la defenestración de
aparecía a fines de los 50 como un Martínez Estrada: una rebelión inútil,
dades y distancias a partir de lo que considera impulso a la industria nacional. y a la voluntad filosófica y literaria de
el alejamiento de algunos miembros de los León Rozitchner, Adolfo Prieto, Ade­ la mayoría de los artículos le opondrá
propósitos originales del proyecto. laida Gigli, Noé Jitrik y Oscar Masotta una ambigua empiria sociológica que

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una década después domina en libros redacción de la revista Imago Mundi pequeñoburgueses– se define la reno- responde a las alternativas políticas del
como Buenos Aires, vida cotidiana y dirigida por el inminente interventor vación crítica que establece la revista. país y repercute tanto en la postula-
alienación (1964) y Mar del Plata: de la Universidad de Buenos Aires, Son inevitables, en esta voluntad de ción de una historia literaria –que para
el ocio represivo (1970). En los 90 José Luis Romero. Pese a la serie de ajuste metodológico, ciertas vacilacio- David comienza con la generación
se convertirá en figura estelar de La coincidencias, la politización creciente nes: en términos puramente teóricos, del 37 mientras Ismael se centra en
Nación, donde abandonará defini- de Contorno la va distanciando de las que conducen del marxismo al el Centenario– como en la reacción a
tivamente los escarceos peronistas Centro, más proclive a los análisis lite- existencialismo que se verifica en las situaciones políticas inmediatas.
para pronunciarse por un liberalismo rarios –como el que destila Rozitchner alternativas del concepto de “comu- Si la “comunicación” permite carac-
derechizante que le permite respal- sobre el drama El juez de Murena– o a nicación”, dominante en el análisis de terizaciones teóricas, es en función de
dar la candidatura presidencial de los relato; será el caso de “La narración Rozitchner sobre una de las bêtes noires ciertas “cuestiones de método” entre
Ricardo López Murphy en 2003 y de la historia”, cuento que relata un del grupo: Mallea (“Comunicación y las que resuenan como dogmas el con-
cantar su voto por Patricia Bullrich episodio homosexual que logrará la servidumbre: Mallea”). En términos cepto de totalización y la exigencia
en las elecciones legislativas de 2005. clausura de la revista y una causa judi- políticos, antes que la nomenclatura dialéctica que revelan la adhesión tácita
El caso de Prieto es el de un crítico cial para el autor y para el presidente o la ideología lo que resulta puesto a un Lukács poco citado pero evidente-
que si incurre en la polémica pretende del Centro, Jorge Lafforgue. en cuestión es una periodización que mente conocido, y la cercanía explícita
fundamentarse desde la academia: la pri- La indiferenciación que practica y
mera verificación de esa insistencia es su promueve Contorno en­tre el plano
libro sobre Borges1 seguido por su labor político y el cultural es un principio
en la sede rosarina de la Universidad de renovación crítica que, conjuga-
Na­cional del Litoral, donde se dedica da con el “intelectual comprometi-
tanto a la revisión de su propia práctica do” impregna los sucesivos números
dirigiendo la encuesta La crítica literaria con una serie de matices que pasan
en la Argentina (1963) como a la revisión del profeta denunciante que campea
histórica en el seminario Proyecciones del en los ensayos de Martínez Estrada,
rosismo en la literatura argentina (1959). Si al porteño angustiado que revela las
en este trabajo coincide con David Viñas mise­rias de la pequeña burguesía en
en que “la literatura argentina empieza los textos de Arlt, hasta recalar en el
con Rosas”2, en el libro sobre Borges estrabismo desde el cual Echeverría
discrepa con todos sus compañeros, nin- inaugura la literatura argentina.
guno de los cuales suscribe que se trate El sartrismo de Contorno es ante todo
de un autor de “evasión” ni promueve su un método para el estudio de los
condena intelectual por no dedicarse a textos más preciso que las difusas pro-
la “literatura social”. Menos aun cuando puestas marxistas en el plano estético.
Sartre publica en Les Temps Modernes los El marxismo opera como divisoria
relatos de Ficciones y El Aleph. de aguas confirmada como tal por
Oscar Masotta cuando dogmatiza que
“quien dice filosofía ajena al marxismo
Parentescos y afinidades electivas dice, en nuestro país, filosofía univer-
sitaria”. Contra esa universidad de la
La revista más próxima a Contorno que intentan desprenderse (aunque
es Centro, órgano del Centro de se mantienen en sus claustros y hacen
Estudiantes de la Facultad de Filosofía circular sus publicaciones entre sus
y Letras en la cual casi todos los estudiantes) con la misma vehemencia
contornistas estudian o desempeñan con la que convocan a desgarrarse de
alguna actividad, como ocurre con la propia clase –conservando el len-
Ramón Alcalde en la secretaría de guaje y las expectativas de intelectuales

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a un Sartre que derivará hacia 1960 en errante Martínez Estrada y al liberal de los contornistas de plegarse al len- ciar y, por sobre todo, romper con una
la Crítica de la razón dialéctica. –de arraigo radical– José Bianco, a guaje alambicado desplegado por Sur, era de silencio, epidermis de una realidad
Inconformismo con método, entonces, quien su participación como jurado uno de cuyos íconos es precisamente informe sobre la que no se aventura la
que continúa en publicaciones poste- de Casa de las Américas en 1962 le la figura de Mallea. El conflicto con más mínima interpretación. ‘Quién hay
riores insistiendo en la necesidad de costó la secretaría de redacción de Sur el peronismo que sostiene la izquierda que por lo menos denuncie ya que no
ajustes en ese terreno: en el caso del que ejercía desde 1937. nacional en que se empecina la revista modifica’, se escribió sintetizando lo más
cuarteto reunido en Córdoba en Pasado Totalización y dialéctica descartan las juvenil, arraiga en parte en la volun- importante de la postura de la revista”6.
y Presente (1962) –José Aricó, Oscar del aproximaciones inmanentes a los tex- tad de captación de las masas para un La historia sometida a una revisión que
Barco, Héctor Schmucler y Juan Carlos tos y reclaman un contexto que elude programa político que no se resuel- rechaza la indulgencia y las justifica-
Portantiero– se postula la introducción la especialización. Por eso la historia va en populismo benefactor sino en ciones, tal como se instala en el inicial
del pensamiento gramsciano en el país, de la literatura que esboza Contorno revolución efectiva. Y aunque algunos “Los martinfierristas, su tiempo y el
prosiguiendo y exacerbando la línea en el N° 5/6 está regida por la política miembros de Contorno se entusiasmen nuestro”, tiene su continuidad lógica en
abierta por Héctor Agosti con la tra- antes que por un estado de lengua con un efímero revanchismo –Ismael “La traición de los hombres honestos”
ducción de los Cuadernos de la cárcel, –como pretendía la filología spitze- Viñas se siente aliviado por la ausencia de I. Viñas en la que alcanza resonancia
con el riesgo certero de exoneración riana–, por una cronología estrecha del jefe de manzana del régimen pero el título de Julien Benda La trahisson
por parte del Partido Comunista; en –que confiaba en que los siglos (o a no se inquieta por la presencia de los des clercs cuando las secuelas del caso
el caso de Los Libros (1969), la revista lo sumo las generaciones) y los textos militares en el poder–, ninguno de Dreyfus reclamaban una impugnación
conducida por Schmucler dará paso a se correspondían y se explicaban en ellos admite acercarse al “antipero- por parte de la intelectualidad francesa.
la crítica psicoanalítica hasta el desbor- forma mutua y transparente– o por nismo colonialista” con que Masotta En el manifiesto, Sebreli ofrece los argu-
de político a partir de 1971, cuando una sucesión de nombres. etiqueta a las huestes de la Ocampo4. mentos sobre los cuales Emir Rodríguez
los números comienzan a organizarse Sin postular una confusa “tercera posi- Monegal calificará a los contornistas de
alrededor de un país –preferentemente ción” sino intentando aplicar el méto- “generación parricida”7, justificando la
lati­noamericano– donde la revolución Intelectuales: orgánicos y do dialéctico a su propia “situación en empresa alrededor de grandes axiomas
es posible, antes del bochornoso final comprometidos el mundo”, Contorno procura definir tales como “la juventud es ante todo la
en el cual los directores Beatriz Sarlo y y legitimar al intelectual de izquierda, edad del resentimiento”. Los jóvenes se
Carlos Altamirano defienden el gobier- Con la caída de ese enemigo común distante –sería excesivo decir equi- oponen no a los hombres maduros sino
no de Isabel Perón y exaltan la figu- que fue para la intelectualidad argen- distante– tanto del inmanentismo de a los “hombres honestos” que estigmati-
ra del siniestro ministro de Bienestar tina el gobierno peronista, Sur con- Sur como del intelectual oficial que el zará I. Viñas con la generación formada
Social, José López Rega3. voca a un frente amplio en el N° 237 peronismo instaló en la Universidad durante la Década Infame, rechazados
Acaso la segunda etapa de Los Libros que expone un ambicioso programa y que exasperó sus rasgos en la figu- como modelo por quienes condenan
esté más vinculada con la orientación de “reconstrucción nacional” reducido ra del ministro de Educación Oscar toda etapa militar como “renuncia”.
final de Contorno: no es ilegítimo a título rimbombante y a invitación Ivanisevich. La legitimación de este Los contornistas, situados en la década
especular que, después del N° 7/8 victoriana. Masotta rechaza el convite nuevo tipo de intelectual debe superar de 1950, no son –que no pueden ser,
dedicado al peronismo y del N° 9/10 y condena las prácticas de la direc- la tensión entre dos alternativas, la sar- por sus orígenes de clase (sumados a la
destinado al análisis del frondizismo, tora de la revista y de sus seguidores. treana y la gramsciana: el intelectual tradición radical en el caso de los Viñas)
un eventual N° 11, ya en la década Contra la imposi­ción de la realidad que burgués que se desprende de su clase y y por su condición histórica de estu-
del 60, podría haberse ocupado de proclama la filosofía materialista que el intelectual orgánico que establece y diantes de una universidad controlada
–e incluso acaso se hubiera enrolado rige Contorno, Sur es vituperada como difunde la ideología de su clase5. por el régimen– la generación peronis-
en–la Revolución Cubana, que por refugio espiritualista y albergue contra La historia le permitirá a la revista plan- ta, sino la que reclama un movimiento
esos años atraía por igual a la juventud la realidad; contra la adecuación del tear la función de los intelectuales. Una crítico paralelo al de la Generación del
latinoamericana (para cuya prevención método marxista al estudio de textos y historia crítica, signada por la denuncia. 37 cuyo objetivo dominante era lograr
el presidente Kennedy creó la Alianza autores, Sur reclama un inmanentismo Así la reconocía Masotta indagando la en el plano cultural la misma indepen-
para el Progreso, cuyos coletazos cons- ecuménico y una política gandhiana. efímera Las Ciento y Una, desaparecida dencia que en el plano político. Una
tituyen en la actualidad las becas y No sólo no hay punto de acuerdo tras el primer número que “con artículos insistencia performativa, hegemónica
las ofertas laborales de las universida- entre concepciones tan diversas, sino cortos, nerviosos, algunos grandilocuentes, en el artículo de I. Viñas, exige acciones
des latinoamericanas), al anárquico y que tampoco existe voluntad por parte responde a una necesidad: repasar, enjui- que desecha a los pasivos y define la

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línea política de la revista exonerando 70. La contracara del homenaje a Arlt cer la denuncia”. Contorno elige a un culo inicial en el índice y central por su
la torre de marfil –la “especificidad” del –rescatado por el lenguaje porteño, la escritor vivo contra los muertos ilustres ubicación fundadora es el paradigma de
escritor– que los “hombres honestos” angustia del ciudadano, la voluntad que se van alineando en los homenajes la nueva fase en la que ingresa Contorno
reivindicaban en su aséptico retiro. de un teatro popular– es la resistencia institucionales y en las historias de la con los números dobles. La fama que
Hombres honestos y mujeres distinguidas al estilo tortuoso y churrigueresco del literatura más o menos oficializadas. barniza hoy al texto responde al menos
son los adversarios ideológicos, clasistas y que abusa Mallea. Dos concepciones a tres motivos: primero, porque desde
culturales que identifica Contorno. El de la literatura exponen su mutuo la firma de Raquel Weinbaum pasa-
correlato de los planteos de I. Viñas es el rechazo: una de desborde estilístico Literatura argentina y juicio político rá a integrar luego –con el mínimo
artículo de Adelaida Gigli sobre Victoria que encuentra cobijo en Sur; la otra, agregado del nombre de Mármol en
Ocampo, en cuyo despliegue encuentra de énfasis comunicativo, exigida por Si la historia de la literatura que se per- el título– esa historia literaria políti-
tres operaciones dominantes: la inscrip- las adhesiones fenomenológicas de fila desde la revista se va liberando de co-crítica que David Viñas designará
ción de su propia literatura desde un Contorno. Sobre la imposible con- los errores de sus antecesores es poque Literatura argentina y realidad política.
modelo prestigioso (“De Francesca a fluencia de ambas tendencias se expe- los parricidas acentúan su condición Segundo, porque el sintagma “los dos
Beatrice, que es dirá Rozitchner en “Comunicación y en la resistencia a todo lo que presente ojos” –utilizado por primera vez para
rondar a los gran- servidumbre: Mallea” (N° 5/6). visos de procerato, santidad y academia Martínez Estrada en el N° 4– es recogi-
des, seguir los La revisión contornista de Martínez y ejercita cierto afán de presentimiento do por Beatriz Sarlo a la hora de definir
ecos de voces defi- Estrada, efectuada en diciembre de del futuro a través de la revisión del la revista8. Tercero, porque traza el
nitivas, y lo hará 1954, incluye todos los textos del ensa- pasado, no sobre la sospecha conser- sistema de referencias del que se nutre
parangonándose yista hasta la fecha, sin prever en la exal- vadora de que la historia se repite sino no solamente una discursividad pre-
humildemente, tación de la figura denunciante e indig- sobre la convicción de que Argentina ponderante en Contorno sino también
orgullosamente”), nada su posterior inclinación hacia una responde a ciertos modelos que pautan el método dialéctico al que ajusta sus
la colocación de alternativa radical en el viraje hacia la sus posibilidades. La revista no cesa de enunciados más provocativos.
su propia vida Revolución Cubana. Figura polémica, la publicar –con diversas vehemencias– Los “dos ojos” confirman el maniqueís-
como valor que suya convoca una disputa hasta enton- esos presentimientos, sin pretensiones mo romántico como manifestación de
la empresa cultu- ces impensable; entre Sur y Contorno mánticas sino con denuncias precisas la dialéctica histórico-política –y en tal
ral está obligada a se verifica un tensión por la proximi- que encuentran comprobación en los sentido habilita la figura retórica como
exaltar (“No hará dad con el profeta pampeano: mientras textos. La denuncia es el fundamento esquema metodológico para una his-
literatura, sino los espiritualistas enfilados tras Victoria de Contorno: la verbalización más ajus- toria política de la literatura– en la
Victoria Ocampo. Ocampo se lo apropian desde sus ideas tada del compromiso. cual la única alternativa válida frente al
Los Testimonios deterministas –algunas de ellas apren- El N° 5/6, dedicado a la novela argen- enemigo es enfrentarlo constantemente.
serán su espejo, didas en el Conde de Keyserling– y sus tina, despliega en sucesión histórica el La bipartición aquí/allá que domina la
una manera de recaídas intemperantes, los jóvenes de propósito de la revista: el nucleamiento descripción en Amalia no se limita a dar
sobrevivir, de estar Contorno reclaman su actitud de incon- de revolución y cultura hasta enton- cuenta de los respectivos dominios de la
presente”) y, final y confirmatoriamente, formismo intransigente. ces inédito en Argentina, sostenido denotación y la connotación sino que
volver admirable todo lo que ingresa en su Contra una planificación que centra- en una comunidad de prácticas y de también repercute en otros planos: por
discurso (“¿Cómo no hablar de América, lizaba lo mayúsculo y se sostenía en el programas (“No nos oponemos absolu- ejemplo, en la diferencia entre adjetivo y
de moral, de arquitectura, de música, de maniqueísmo (“el reino de los Santos tamente a la violencia. Algo de ánimo sustantivo, entre la indagatoria abusiva y
cine, de buen gusto, de Mussolini, de... si frente al de los Abyectos”), Viñas for- guerrero puede ser saludable en nuestra agobiante y la penetración que se resiste
todas estas cosas son admirables?”). mula una historia de la literatura donde alta cultura”) que formula la historia a una saturación de la pura superficie.
En el otro extremo aparecen las rei- son las prácticas individuales –inserta- desde el presente. El cierre del texto de La retórica típica de Viñas se revela ya
vindicaciones. El N° 2 de marzo de das, sartreanamente, en las filiaciones apertura que oscila retórica y práctica- en este texto temprano, borrando las
1954 sale bajo los auspicios del nom- grupales– las que sobresalen. En el mente entre el panfleto, la defensa y el distinciones que hasta los números pre-
bre de Roberto Arlt, figura que en la caso de Martínez Estrada, su rescate editorial, insiste en reclamar un inter- vios todavía podían sostenerse entre los
década del 50 ni siquiera rozaba la responde a su pertenencia a “la línea locutor con cuya coherencia ideológica artículos firmados con su propio nom-
atención desmedida y la proliferación de escritores que en nuestro país asu- sea posible entablar el diálogo. bre y aquellos cuya responsabilidad era
crítica que alcanzaría a partir de los mieron la dramática ocupación de ejer- “Los dos ojos del romanticismo”, artí- atribuida a cualquier combinación de

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la colección de seudónimos (Juan José autor que se estrena en esta oportuni- El texto analiza el papel que le toca la disyuntiva que trastorna al Masotta
Gorini, Diego Sánchez Cortés). dad –aunque reincidirá en el N° 9/10–, cumplir a la izquierda comprometien- de fines de los 60, fascinado con el
La prosecución de estos planteos tiene Tulio Halperin Donghi. do en la generalidad del “nosotros” a estructuralismo inmanentista después
forma libresca: se efectiviza en el pasaje La entrega se inicia con una extensa todos los colaboradores de Contorno, de haber predicado el compromiso,
a Literatura argentina y realidad política y cita de Alberdi que inscribe al número quienes confiesan –en tanto grupo “¿conciencia o estructura?”– repone
luego a su primera revisión, De Sarmiento en la línea en que Sebreli ofrecía a Sur suficientemente estrecho como para en el texto la dogmática marxista,
a Cortázar: “La literatura argentina empie- “Celeste y colorado”. La reunión de lite- justificar los alcances del pronombre momentáneamente desplazada para
za con Rosas”, enuncia Viñas en su opera ratura y política es convocada desde la pero sobre cuya homogeneidad no beneficiar el desarrollo de la cuestión
prima, antes de la precisión que alcanza frase inicial del fragmento, de la cual se existen precisiones–: nacional. Este recurso revela que fren-
en 1971 al reconocer a El matadero desprende una serie de interrogantes que te a un fenómeno de difícil caracte-
–desplazando categóricamente la Ojeada la toma de posición contornista procu- Nos sentimos tentados de establecer que rización lo más seguro es apelar a la
retrospectiva– como texto fundacional del rará responder al menos momentánea- durante todos los años del peronismo no doctrina aceptada como confiable.
estrabismo cultural: mente, antes de que tanto Rozitchner nos habíamos entregado. Rozitchner, en “Experiencia proletaria
como Sebreli se aboquen a ensayos más y experiencia burguesa”, conjuga las
La literatura argentina emerge alrededor pormenorizados sobre el peronismo. La Para Contorno, resistente a las consig- dos posibilidades que acosan al inte-
de una metáfora mayor: la violación. inserción de Alberdi comporta un com- nas peronistas tradicionales, es obvio lectual marxista, como si el peronismo
promiso mucho más próximo que el de que la única verdad no es la realidad, pudiera reducirse a tales categorías. El
Mientras Viñas prefiere la metáfora los enunciados sartreanos al abundar en como lo confirma la concepción del proletariado que ve Rozitchner está
para plasmar en la escritura la dialéctica, los fundamentos de los partidos locales. realismo desde la cual habían sido reclamando un guía y un vocero de sus
Ramón Alcalde optará por la polémica. La segunda parte de la cita retrotrae nue- estudiados Manuel Gálvez y Benito posiciones –situación de protagonismo
En el cierre del N° 5/6 la emprende contra vamente a las convicciones ya expuestas Lynch en el N° 5/6. La verdad se que desvirtúa la explicación pretendi-
Jorge Abelardo Ramos en “Imperialismo, por Sebreli, no solamente en el artículo deposita en un lenguaje cuya crudeza damente sociológica de Gino Germani
Cultura y Literatura Nacional”, el más de Sur sino también en la inauguración es la medida de su heterodoxia con que atribuía el fenómeno a la captación
riguroso de todos los trabajos aparecidos de Contorno. La flexión frondizista se respecto al régimen hegemónico. de “masas en disponibilidad”9–, fun-
en Contorno que se obstina en exponer vislumbra en la adhesión a estos princi- ción que Contorno se atribuye aunque
una posición eludiendo las reducciones pios entre los que se recomienda al país: sin evaluar su éxito. La única comu-
maniqueas. Es la primera intervención Hacia la teoría de la revolución nidad con un proletariado separado
de Alcalde en la revista y será suficiente Cuide de no confiar la menor de sus ten- de la pequeña burguesía mediante un
para marcar la ruptura irreconciliable tativas de regeneración a hombres que no La función del intelectual sigue ocu- “abismo” es la confianza en la revo-
de Contorno con la fracción cultural harán sino malograrlas, porque han per- pando el primer lugar en el orden de lución como modo de liquidar a la
más cercana al régimen peronista en los dido la fe y la disposición al sacrificio, y los cuestionamientos. En la serie de clase que los asfixia, en un caso por
umbrales de su caída. Y sobre todo: es han cesado, sobre todo, de comprender los artículos que componen el número 7/8 explotación y en el otro por exigencias
la descalificación más convincente de instintos y los medios de acción de nues- Contorno esgrime sus desacuerdos con internas. Llegada la revolución, el pro-
esa protoizquierda nacional de la cual la tras masas: han pasado como su tiempo. todos aquellos que de un modo u otro letariado abandonaría su condición de
revista necesitaba despegarse para ofrecer- han colaborado con alguna de las fac- dominado mientras los intelectuales de
se como alternativa eficaz. En la serie contornista, este último ciones en pugna en vez de proponer una izquierda perderían su ambigüedad, ese
Parece legítimo que la continuación de párrafo adquiere carácter de acusación vía alternativa. En tales condiciones, ni vaivén malsano entre las convicciones
este artículo, el Nº 7/8 de julio de 1956, y no de análisis objetivo y equilibrado, la burguesía consciente ni el proletaria- marxistas y los estigmas de formación.
desplace la crítica literaria –excepto en y del mismo modo procederá la revista do engañado son opciones valederas; Halperin Donghi opta por abordar la
la sección final “De las obras y los hom- con todo el fenómeno populista. mucho menos el recogimiento en la relación fascismo/peronismo con los
bres”– y se dedique a analizar el fenóme- El editorial del N° 7/8 responde a la torre de marfil empeñada en desconocer recaudos que comporta en un histo-
no peronista como núcleo catalizador de disyuntiva establecida por Masotta: todo lo que no se restrinja a ese espacio riador riguroso toda importación de
la historia argentina, cuyos efectos en el recolecto y ambiguamente protector. modelos, sin detenerse demasiado en
plano cultural inquietan especialmente Sur o el antiperonismo colonialista” da la La dicotomía burguesía/proletaria- la comparación con las revoluciones
al mismo comité de redacción respon- clave de la opción que rige “Peronismo... do que centraliza Osiris Troiani en latinoamericanas –cosa que hará unas
sable del N° 5/6, como también a un ¿y lo otro?”. “Examen de conciencia” –anticipando décadas después, en Historia contem-

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poránea de América Latina– convoca- en identificar las fracciones en las cuales otras situaciones del pasado local. Y boca de los dominados pero contradi-
das para contextualizar el fenómeno conviene buscar apoyos para un candi- añade que ese desvío era previsible ciendo sus elecciones políticas y des-
local. Eximido de las tesis extremistas dato que se presenta como garantía para desde el comienzo, confirmándose baratándolas en una compleja opera-
de Martínez Estrada –y también de los intelectuales, cuyos desvelos más per- como representante de la burguesía ción retórico-ideológica de la cual los
la brillantez de su prosa–, Halperin sistentes quedan plasmados en la novela profética satisfecha de asistir a la com- “hablados” no podían sino mantenerse
señala cómo Argentina incorpora de de Viñas Dar la cara (1962). Pese a los probación de sus anuncios, más allá ajenos. Creyeron en la práctica como
manera ridícula lo que para Europa deslices antiperonistas, Alcalde cierra el de las consecuencias que los mismos confirmación de los valores que defen-
revestía el carácter de la amenaza. El artículo con un reclamo de superación acarreen. Lamentablemente, su hallaz- dían pero cuando se aproximaron a ella
corolario es que el peronismo está más dialéctica condicionado: go es demasiado tardío como para que fracasaron menos por incapacidad que
cerca del oportunismo que del vertica- sea creíble atribuirle la función que le por el horror de encontrarse con “las
lismo fascista; es más proclive a explo- La superación del peronismo no llegará asigna retrospectivamente. manos sucias” de las que prevenía Sar-
tar las coincidencias que a exaltar las desde el ‘nacionalismo’. Porque la única Corolario de la revista, el N° 9/10 mues- tre. Intentaron promover necesidades
diferencias, salvo en los momentos en superación posible consiste en poner en el tra las consecuencias de haber desplazado intelectuales y convertir a la revista en
que siente debilitarse su propio poder camino del poder real a los que lo ejercita- el fundamento político de la crítica lite- un instrumento para efectivizarlas pero
y no vacila en recurrir a una retórica ron sólo vicaria o imaginariamente. raria a finalidad exclusiva del proyecto. dejaron trunca esta posibilidad en la
terrorista que por un lado le garantiza Previniendo sobre los presupuestos de adhesión a un programa político que
los apoyos tradicionales y por el otro Clausura del texto que coincide con la la crítica que desarrollará desde los 60 terminaría defraudándolos.
logra amedrentar a los enemigos. del número, y partida de defunción, David Viñas, en Contorno la literatura es En el saldo positivo es insoslayable que
“Aventura y revolución peronista”, frag- simultáneamente, de una “izquierda considerada la sede más apropiada para instalaron a la crítica, más que como
mento del libro de Sebreli todavía en nacional” que confiaba en poder des- leer la política, y no una práctica autó- una práctica efectiva o un performativo
prensa –como advierte una nota acla- ligarse de ataduras partidarias y de noma que procure hacer de ese rasgo un denunciante, como una posición inde-
ratoria–, abunda en la fenomenología respaldos a programas y figuras que no fundamento recoleto. Tratando de abrir clinable, reinsertándola en la filosofía,
introducida por Masotta a las considera- provinieran del estricto círculo de los una vía de comunicación alternativa a en procura de un fundamento para una
ciones de este número doble. Con pre- intelectuales “comprometidos”. la académica, la revista terminó cayendo historia de la literatura que tuviera a la
tensión testimonial, Sebreli apunta a la Y que se ratifica permanentemente en el en la restricción inmovilizante de utilizar política como fundamento de validez y
combinación de psicología y marxismo mea culpa del número doble final de la un lenguaje demasiado complejo –teori- simultáneamente como juicio de valor.
que la fenomenología erige en método, revista, ya desde esa especie de editorial zante y doctrinario, por momentos– para
pero no por esas adhesiones teóricas que denuncia el error de confianza depo- apelar a un público que sólo podía ser (*) La primera versión de este ensayo fue
renuncia a elementos literarios: así, por sitado en el frondizismo como posibilidad reducido al pequeño círculo que usu- leída en la presentación de La expresión de
ejemplo, el melodrama acude a explicar extraordinaria tras la desazón peronista. fructuaba ese instrumental, acrecentando la irrealidad en la obra de Jorge Luis Borges
el efecto de Eva Perón sobre las masas e Rozitchner aporta el análisis más riguroso así la distancia con el proletariado cuya y otros ensayos, junto a Ricardo Piglia, en el
introduce la posibilidad –tan burguesa en “Un paso adelante, dos atrás”, donde vocería pretendió ejercer. Instituto de Cooperación Iberoamericana,
y tan remanida en la literatura argenti- la resonancia leninista se pone al servi- Los contornistas quisieron hablar por Buenos Aires, el 13 de setiembre de 2000.
na, desde “Casa tomada” de Cortázar cio de la demostración –sin entonación
hasta “Cabecita negra” de Germán lamentosa– de la supresión política de la NOTAS
Rozenmacher– de que el peronismo voluntad que ha operado exitosamente
sea una venganza; desde esa perspecti- el peronismo. El “compromiso” exige en 1. Pezzoni, Enrique, El texto y sus voces, Buenos Aires, Sudamericana, 1986, p. 7.
va, tendería a otorgarle fundamento al este punto el arrepentimiento: se perfila 2. Viñas, David, Literatura argentina y realidad política, Buenos Aires, Jorge Álvarez, 1964.
3. Sarlo, B. y Altamirano, C., “Editorial”, en Los Libros N° 44. Buenos Aires, agosto de 1975.
“resentimiento” que se le atribuye. un “compromiso moral” que Rozitchner 4. Masotta, Oscar, “Sur o el antiperonismo colonialista”, en Conciencia y estructura. Buenos Aires, Tiempo
Por su parte, Alcalde se va afianzando: a no abandonará en las páginas de Contorno Contemporáneo, 1968.
su estreno combativo frente a Abelardo sino que proseguirá como presupuesto en 5. Gramsci, Antonio, Los intelectuales y la organización de la cultura - Cuadernos de la cárcel 2. México, Juan
Pablos, 1975. Cfr. también Sartre, Jean-Paul, ¿Qué es la literatura? Buenos Aires, Losada, 1992.
Ramos le sigue la discusión con Ayer, Moral burguesa y revolución. 6. En Centro N° 6, septiembre de 1953.
hoy y mañana del nacionalista de dere- La clausura de la revista compete 7. Rodríguez Monegal, Emir, en los números correspondientes al 30/12/55, 13/1/56, 27/1/56 y 10/2/56 del
cha Mario Amadeo, que si por un lado a Halperin Donghi. El oficio –y la periódico montevideano Marcha.
8. Sarlo, Beatriz: “Los dos ojos de Contorno”, en Revista Iberoamericana N° 125 dedicada a Literatura argentina.
revisa las posibilidades de triunfo que memoria– de historiador le recuerda Los últimos diez años, coordinada por Sylvia Molloy. Pittsburgh, 1983.
tiene la UCRI, por el otro se esfuerza que la “traición” de Frondizi reitera 9. Germani, Gino, Política y sociedad en una época de transición. Buenos Aires, Paidós, 1966.

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Claridad o la cultura a granel Siempre que salgo de Buenos Aires me


hago un tiempo, en general más largo
del que había planeado, para hurgar en
convirtió en una particular empresa cul-
tural de notable vocación pedagógica.
El proyecto nace en febrero de 1922
las librerías de usados con la ilusión de cuando el primer número de la revis-
Por Juliana Cedro encontrar algo interesante, algo raro; ta-libro Los pensadores sale a la venta.
en fin, algo. El año pasado, durante Según cuenta E. Corbière, en el ya
una corta estancia en Rosario, encon- clásico número especial que la revista
tré en una de estas librerías un viejo Todo es Historia2 dedicó a Claridad
ejemplar de El origen de la familia y el y a su editor Antonio Zamora, éste
estado, de F. Engels, editado por Clari- trabajaba en el diario Crítica cuando
dad1; naturalmente lo compré. Una vez tuvo la idea de editar obras selectas
en Buenos Aires, mientras le contaba de la literatura en un formato que le
a un amigo mis hallazgos literarios, él permitiera su venta a un precio muy
me mostró, a su vez, un estropeado vo- inferior al de un libro y utilizando el
lumen de Nietzsche, también de Cla- amplio circuito de venta de los diarios
ridad, que había rescatado de la basura y folletines de entrega semanal.
luego de la muerte de su dueño. Y es Edita entonces, en este novedo-
El proyecto editorial de Claridad fue un efecto que basta con comenzar a prestar aten- so formato, Jerónimo Crainqueville
surgente en el contexto de las grandes mutacio- ción para que la imagen de El pensador de Anatole France bajo el sello
nes experimentadas en el tejido social urbano a de Rodin, figura emblemática del sello “Cooperativa Editorial Claridad”.
editorial de Claridad, se multiplique Con una frecuencia quincenal apare-
partir de la década del 20. Con vocación socialis- ante nuestra vista aún hoy... sesenta y cieron en esta colección cien títulos
ta y democrática, fue ganando terreno a partir de cinco años después de su cierre. entre los que se cuentan obras tan
sus ediciones económicas que podían hallarse en Cualquiera que revise la biblioteca de heterogéneas como El ABC del comu-
los anaqueles de una biblioteca o de un conventi- un viejo tío socialista encontrará en nismo de Bujarin; Imperialismo, última
llo. Novelas románticas y clásicas, publicaciones ella un sinnúmero de libros con el se- etapa del capitalismo de Lenin; La
llo de Claridad. Dado el perfil de su moral religiosa de Voltaire; Idilios y fan-
antibelicistas, colecciones científicas y de pensa- catálogo este dato tal vez no sorpren- tasías de Pío Baroja y Misas herejes de
dores; y una revista que luego adopta el nombre da a nadie; pero cuando el hallazgo Carriego. No fueron pocos los títulos
de la editorial, van configurando esta experiencia se repite en la biblioteca de un maes- que se agotaron velozmente. La idea
capaz de conmover las ideas del período. tro jubilado, en la pieza de obrero había sido exitosa.
de un antiguo conventillo, e incluso El precio del papel era muy bajo en
El objetivo de sus editores tuvo una amplia recep- en librerías de usados de numerosas Buenos Aires en aquel momento, y
ción, que permite confrontar dos etapas muy dife- capitales latinoamericanas, debemos esto ayudó a que la experiencia de la
rentes en su aspiración por democratizar la cultu- preguntarnos cuáles fueron las con- Cooperativa Editorial Claridad no
ra: la primera es aquella época en la cual se impo- diciones culturales y materiales que fuera un fenómeno solitario dentro
posibilitaron tamaña difusión en una del escenario cultural que se configu-
nía una nítida tendencia a restringir, o al menos época en que las comunicaciones no ró en Buenos Aires durante el perío-
apaciguar, el germen de un pensamiento crítico a conocían las maravillas de velocidad do transcurrido entre las dos guerras
través de publicaciones vacías de sentido, tenden- y el bajo costo actual. mundiales. El nuevo campo cultural
cia que subsiste más o menos marginalmente; y la porteño estuvo atravesado por nume-
segunda etapa en la que resaltan grandes necesida- rosas revistas y empresas editoriales,
Una empresa cultural pero a juzgar por sus huellas, Clari-
des de pensar a la lectura y al conocimiento como dad debe haber sido la de mayor al-
factores de una contra-hegemonía social ligada a Permítanme contarles de qué se trató cance y circulación.
una vocación emancipatoria. este proyecto de Claridad y cómo se Su éxito parece ser fruto, en principio,

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de dos características distintivas de la todos los quioscos y librerías y contra el se convirtió en un medio orgánico del La elección de cada libro del catálo-
empresa. En primer lugar el hecho mil cual no se toman medidas de ninguna partido. Puede decirse que se mantuvo go estuvo orientada a generar en los
veces resaltado de lo económico de sus naturaleza. Es un veneno que corroe fiel a su titulo como una tribuna del lectores el conocido sopor romántico
publicaciones. Es conocida la com- el alma del pueblo, que degenera al pensamiento izquierdista dando lugar que lo aleja de los problemas cotidia-
paración del costo de un ejemplar de hombre, lo embrutece y lo aniquila. Es en sus páginas a representantes de las nos, conciencia sobre las injusticias de
Claridad con los $ 0,20 que salía un la literatura populachera. Esa literatura más variadas vertientes del socialismo,
“completo” –café con leche con pan que hacen los idiotas mentales para sus anarquismo, comunismo, americanis-
y manteca3– en colegas analfabetos (...) Hay literatura mo. La propuesta para las páginas
... la Cooperativa (Editorial cualquier bar de de este género para niños, para viejos de la nueva revista queda claramente
Claridad) propuso un discurso Buenos Aires. verdes y para señoritas. Cada edad y expuesta en este primer número:
basado en una gran cantidad En segundo cada sexo tiene su publicación especial.
de traducciones de textos, tanto lugar, menos El veneno alcanza a todos6. GUÍA DE LECTURA
políticos como literarios, que m e n c i o n a d o Los Pensadores, de acuerdo con el
desde la perspectiva del proyec- pero no por eso En su lugar, la Cooperativa propuso un propósito cultural que viene sostenien-
to se consideran fundamentales menos impor- discurso basado en una gran cantidad de do desde su fundación, consagrará este
para “educar” a la nueva socie- tante, el hecho traducciones de textos, tanto políticos espacio para recomendar a sus lectores
dad e ilustrarla en las experien- de que, desde sus como literarios, que desde la perspectiva el trato con determinados libros. (...)
cias de cambio y progreso que inicios, tanto la del proyecto se consideran fundamenta- En todas partes hay bibliotecas públicas
estaban teniendo lugar. política editorial les para “educar” a la nueva sociedad e llenas de libros que no se leen; es preciso
–esto es la selec- ilustrarla en las experiencias de cambio y aprovecharlos leyéndolos y recomendan-
ción de temas y autores que se edita- progreso que estaban teniendo lugar. do su lectura a los demás.
rían– como la comercial estuvieron La selección de obras con alto grado de Es con este criterio que aparecerá esta guía
destinadas a un público masivo que, crítica social en su contenido, de jóve- en todos los números de Los Pensadores7.
aunque recientemente alfabetizado, nes escritores de la vanguardia latinoa-
no era ajeno al hábito de la lectura. El mericana, balanceaba el catálogo. No es lugar éste para dar cuenta de
fenómeno de las novelas por entregas, Pero estos libros no hubiesen gozado de la inmensidad de títulos publicados
entre 1917 y 1927, que ha sido tan tan grande aceptación de no haber esta- por Claridad, pero por lo que pudo la nueva sociedad que se estaba ges-
bien analizado por Beatriz Sarlo en do acompañados por un proyecto peda- reconstruirse de su catálogo, el crite- tando, sobre los horrores de la guerra,
su libro El imperio de los sentimientos4, gógico que, con el soporte de la revista rio de selección de las obras a editar sobre los problemas del mundo labo-
ayudó a crear en aquél el hábito de la que el grupo siguió editando periódica- siguió siempre una clara línea política. ral y las heridas de América Latina y
lectura en el tiempo libre. El objetivo mente, con los cambios que veremos, ¿No editaron novelas entonces? Claro el colonialismo.
de Claridad era ahora poblar las pri- permitió a los compradores aprehender que sí, ¿cómo ignorar los gustos de las En julio de 1926 la revista cambia su
meras bibliotecas de ese público que y comprender los libros ofrecidos. románticas jovencitas... o no tanto? Ya nombre por Claridad en un explícito
no estaba invitado a las librerías del Las publicaciones se agotaban alen- en el temprano 1926 llamaron a una homenaje al grupo francés Clarté de
Centro5, circuito de distribución por tando la expansión del proyecto. En de sus colecciones “Clásicos de amor”, Barbusse, Rolland y France; y los
excelencia de la cultura letrada. diciembre de 1924, mientras los libros pero la selección de autores y títulos deseos del grupo fueron nuevamente
El tipo de literatura que el grupo de comienzan a editarse ordenados en consagrados por la literatura universal publicados en el breve editorial que
Claridad deseaba divulgar no tenía pródigas y pedagógicas colecciones, y considerados, tal como indica el inaugura la nueva etapa:
nada en común con el difundido por Los pensadores deja de entregar una nombre de la colección, “Clásicos”,
las sentimentales entregas semanales; obra literaria completa para conver- marcó una gran diferencia con los Claridad aspira a ser una revista en
es más, desde las páginas de la revista tirse en una revista con diferentes sec- folletines por entregas. La colección cuyas páginas se reflejen las inquietudes
opinaban sobre esa clase de publica- ciones: literatura, arte, política nacio- no fue tan prolífera como otras –“La del pensamiento izquierdista en todas
ciones cosas como ésta: nal e internacional. Aunque tanto biblioteca científica” o “Contra la gue- sus manifestaciones. Deseamos estar más
Zamora como muchos de sus cola- rra”– pero contó entre sus títulos, con cerca de las luchas sociales que de las
... hay un veneno más terrible que la boradores cercanos pertenecieron al obras como El arte de amar de Ovidio manifestaciones puramente literarias.
morfina que se expende libremente en Partido Socialista, esta revista nunca o Así pasó el amor de Turgueniev. Creemos de más utilidad para la huma-

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nidad del porvenir las luchas sociales cambia su clásico epígrafe por el de Pero, a pesar de todo, no es fácil la pena. Éste fue el camino abierto en
que las grescas literarias...8. “Tribuna del Pensamiento Libre”. Y pensar en quiénes fueron los lec- la historiografía argentina por trabajos
es que las aguas estaban ahora divi- tores de este material: los datos de como los de Adolfo Prieto12, Beatriz
En esta línea se continuaron editando didas por el apoyo o no a las fuerzas consumos culturales son muy esqui- Sarlo13, Luis Alberto Romero, Leandro
libros como Pasos en la sombra de J. Salas democráticas del mundo frente al fas- vos, ¿Cómo reconstruir la circulación Gutiérrez14. Han pasado veinte años
Subirat o Cómo educa el Estado a tu hijo, cismo, que es considerado el mayor de una revista entre un círculo de desde aquellos estudios pioneros, y
del maestro anarquista Julio Barcos. de los males. En el número 308 de amigos? ¿Cómo descubrir las lecturas seguramente quedan muchas pregun-
Y las prensas seguían funcionando sin la revista, publicado en diciembre de múltiples y los sentidos que se les tas por contestar y muchas fuentes
descanso. Para dar 1936, la tapa ilustrada con el rostro otorgaron? Imposible. Sin embargo, por indagar con el objetivo, siempre
Casi veinte años de historia, una idea, sólo en de Roosevelt da inicio a esta nueva los textos con que la revista divulga renovado, de profundizar y analizar
cientos de números de la revis- 1926 aparecieron época en la que tambien se editará, los libros publicados, los comentarios en toda su complejidad los violen-
ta editados y miles de libros más de cincuen- por ejemplo, la vida de este presidente bibliográficos, muchas de la notas, tos cambios culturales sufridos por la
que circularon por todo el ta títulos nuevos, y varios títulos sobre los regímenes nos permiten bosquejar algunas res- sociedad porteña durante el período
continente, hablan, sin duda, ¡además de las fre- totalitarios, por ejemplo: Mussolini, puestas, y el esfuerzo, sin duda, vale de entreguerras.
de un público receptor de cuentes reedicio- gran actor de Beneri.
cuyos intereses y posiciones nes y la revista! Pero en 1937 comienzan a aumentar
cambiantes podemos encon- Tanto funciona- los precio. La revista duplica su valor
trar reflejos en estas fuentes. ban que en sep- y pasa a costar $ 0,40. Empiezan
tiembre de 1927, también las quejas por el aumento
Zamora considera rentable comprar del papel que, según las palabras de la
la imprenta propia, que permitirá revista, aumenta de precio más que el
abastecer la gran demanda que sus oro. Sin embargo, durante ese mismo
publicaciones tienen. El anuncio en la año el grupo celebra los 16 de obra y
revista fue un grito de victoria: no parecen verse en el horizonte nubes
de cierre: en el balance de 1937 publi-
Ampliaremos nuestro radio de acción en can orgullosos el alcance de la revista
todo lo que esté a nuestro alcance, siempre en América, detallando en el listado
encaminados hacia la misma finalidad de canje con otras publicaciones del
de hacer una vasta obra de difusión cul- continente un total de 293 revistas y NOTAS
tural con lo más selecto que ha producido 66 periódicos de 21 países, cifra que
y produce el espíritu humano9. enorgullecería a los encargados de 1. Engels, F., El origen de la familia y el estado, Buenos Aires, Claridad, 1957.
2. AA.VV., Revista Todo es Historia, N° 172, Buenos Aires, 1981.
prensa de cualquier editorial actual11. 3. Esta comparación es mencionada en el citado número de Todo es Historia. Beatriz Sarlo menciona además
Siguiendo esta consigna, las activida- En 1940 los aumentos del papel hacen que las ediciones de una editorial tan popular como Tor tenían un precio de venta que iba de $ 1 a $ 2, mientras
des del grupo intentaron ir más allá insostenible el precio de venta de los que las novelas por entregas mantuvieron un precio estable durante el período de $ 0,10 en Beatriz Sarlo, El
imperio de los sentimientos, Norma, Buenos Aires, 2000.
de la edición y distribución de libros: ejemplares y la base del proyecto se vie- 4. Sarlo, Beatriz, op. cit.
en mayo de 1929, considerando que ne abajo. Zamora sigue editando libros, 5. Beatriz Sarlo ofrece una excelente descripción de este circuito que puede parecernos tan extraño en estos días
la hora actual de la civilización – básicamente de derecho, pero bajo su en que las librerías están ordenadas cada vez más de forma que facilite el autoservicio.
fecunda en inquietudes espirituales e propio sello editorial; el proyecto de 6. AA.VV., editorial en: Los pensadores, año IV N° 107, Buenos Aires, 10 de marzo de 1925.
7. Nota al final de la sección “Bibliografía” en Los pensadores N° 101, Buenos Aires, diciembre de 1924.
intelectuales– necesita de un órgano Claridad había llegado a su fin. 8. Claridad N° 1, Buenos Aires, julio de 1926.
vital que las reproduzca, refleje y Casi veinte años de historia, cientos de 9. Claridad NM° 145, Buenos Aires, septiembre de 1927.
debata, ampliando su radio de acción números de la revista editados y miles 10. Propósitos del Ateneo Claridad publicados en: Claridad, Nº 183, Buenos Aires, mayo de 1929.
11. Síntesis de la obra de Claridad al cumplir una nueva etapa de su vida en: AA.VV., Claridad N° 322,
y agitación ideológica10, inaugura el de libros que circularon por todo Buenos Aires 1937.
Ateneo Claridad. el continente hablan, sin duda, de 12. Prieto, Adolfo, El discurso criollista en la formación de la Argentina moderna, Sudamericana, Buenos Aires,
A mediados de la década siguiente, un público receptor de cuyos intere- 1986. (Existe edición 2006 de Siglo XXI Editores Argentina.)
13. Sarlo, Beatriz, op. cit.
y acorde a los vientos que corrían en ses y posiciones cambiantes podemos 14. Gutierrez, Leandro y Romero, Luis Alberto, Sectores populares. Cultura y política, Buenos Aires, Editorial
la izquierda internacional, la revista encontrar reflejos en estas fuentes. Sudamericana, 1995.

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La revista Martín Fierro de Por cierto, poner la atención en lo episó-


dico no tiene como objeto
proponer la elaboración de pequeñas
tal burocrático y, en consecuencia, una
expresión contrahegemónica al proce-
so de modernización. Es decir, si bien
Alberto Ghiraldo o un anarquismo historias, sino que apunta a
desentrañar una racionalidad que no es
comienza a delinearse una escisión
entre lo político y lo literario, coexiste

(casi) nacional y popular la vigente y avanzar desde


ella hacia un discurso de intención per-
un conjunto de prácticas estético-polí-
ticas, en las que el editorialismo pro-
formativa que nos ponga más gramático afianza la filiación política /
Por Juan Navarro claramente en el camino de la cultura. En este marco, el movimiento
humanización. anarquista está
Arturo Andrés Roig inserto plena- La explosión de la prensa
mente en este escrita, y en especial del perio-
Previo a la conformación de los esta- cruce estético- dismo de ideas, no sólo es un
dos nacionales, praxis política y prác- político y es una comienzo de consolidación del
ticas discursivas estaban profunda- manifestación de campo literario sino que tam-
mente imbricadas. Existía una tenue aquella filiación. bién constituye un espacio de
separación entre establecimiento de A partir de El discusión programática de los
La instalación de un paradigma de nación des- leyes, administración del poder y legi- Descamisado en nuevos actores sociales ajenos
de ámbitos con propensión excluyente, obligó a timación en las letras; es decir, en 1870, primer al aparato estatal burocrático
redefinir la práctica de los actores culturales en un contexto donde las letras eran la registro de publi- y, en consecuencia, una expre-
política, quien tenía la palabra, tenía cación ácrata, la sión contrahegemónica al pro-
las últimas décadas del siglo XIX; tal replanteo la autoridad. La creciente construc- prensa libertaria ceso de modernización.
condujo a la bifurcación entre praxis política y ción y autonomía del aparato estatal inicia una pro-
vocaciones literarias. Desde esa reconstrucción, irá conformando un discurso político lífica actividad: revistas, periódicos,
el editorialismo argentino se erige como base de específico y su diferenciación del dis- folletos, en castellano, en lengua
operaciones contra-discursivas frente a la segre- curso literario. Una vez establecidos materna de las comunidades de inmi-
como campos distintos, los intelectua- grantes, fugaces, con mayor perio-
gación institucionalizada que comenzaba a des- les encontrarán en la literatura “una dicidad, de gran tiraje, perdidos, de
garrar el magma social heterogéneo, hecho de forma de praxis política separada –más rotundo fracaso y un largo etcétera.
flujos migratorios y mayorías excluidas, que ha bien opuesta– respecto a la esfera polí- Recién en la década de 1890 logran
sido reflejado en las inquietudes literarias de la tico-estatal”1, ante la imposibilidad de cierta estabilidad y continuidad: El
una inserción real en la dirección del Perseguido alcanza a editar 102 núme-
época. Multitudes capaces de despertar secretas incipiente proceso de modernización. ros consecutivos y así “se convirtió
pasiones que oscilaban entre la clasificación (ape- El itinerario de conformación de ese en el primer periódico relativamente
lando a los más variados recursos de la ciencia) y campo cultural está determinado por regular de esa tendencia”2.
una épica redentora. una serie de instancias (entre ellas las Ahora bien, dentro de esta corriente
tertulias, las compañías filodramáticas, contradiscursiva que es el anarquismo
Sucesivas publicaciones fueron marcando la ruta centros de estudios, bibliotecas) en las emerge una publicación soslayada: la
de los enfrentamientos con el modelo erigido que el editorialismo es la de mayor revista semanal Martín Fierro, apare-
como parámetro de la argentinidad. El segui- visibilidad. La explosión de la prensa cida entre marzo de 1904 y febrero
miento de ese recorrido no sólo revela la lucha escrita, y en especial del periodismo del año siguiente. Sin duda opacada
por la producción de enunciados alternativos, de ideas, no sólo es un comienzo de por la posterior recuperación de Evar
consolidación del campo literario sino Méndez en 1919, y su segunda época
sino también la constitución de un inevitable di- que también constituye un espacio de erigida (como ícono del vanguardismo
senso en la producción de un discurso contesta- discusión programática de los nuevos literario) entre 1924-1927, la inicial
tario, animador de revueltas incesantes. actores sociales ajenos al aparato esta- Martín Fierro se prolongó a lo largo de

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48 números. Cumpliendo con la cons- Tres años más tarde, con 23 de edad,
tante de las publicaciones del momen- funda la revista El Sol (semanario
to, la revista gira en torno a la figura 1898-1903), donde colaboran su
del creador-director: Alberto Ghiraldo amigo Florencio Sánchez, Roberto
(Mercedes, 1875, Santiago de Chile, J. Payró, José Ingenieros, su maestro
1946), quien ya era en cierta medi- Almafuerte, el propio Rubén Darío,
da reconocido en el campo literario. Pietro Gori, que define en cierto
Iniciado en las letras desde el periodis- modo el ideario del semanario, y
mo, a los 20 años funda la hoja pro- Alfredo Palacios, luego primer diputa-
letaria El Obrero (1896-1897, diario) do socialista, lo que marca la apertura
y colabora esporádicamente en El año de pensamiento de Ghiraldo en la
literario; luego continúa por esta senda lucha proletaria. Desde esta publica-
a través de la poesía, el teatro, el ensayo ción libertaria se levantó una de las
y la novela, combinando siempre la primeras voces en contra de la ley
literatura con la actividad militante y 4144 de “extrañamiento de extran-
el tono de la denuncia periodística. El jeros”, creada por Miguel Cané, por
propio Ghiraldo, en uno de sus manus- la que se permitía la deportación de
critos inéditos que sirvieron de prólogo inmigrantes, incluso de los naciona-
de la recopilación de su producción lizados, a raíz del conflicto origina-
teatral editada por América Lee, relata do por las huelgas generales. Escribe
su llegada a la literatura: Ghiraldo al respecto:

Yo nací a la vida literaria –¡oh poder Ayer el gobierno tenía miedo. Y fue en
incontenible de la soberbia!– creyéndome un momento de pánico que dictó leyes
algo así como un ungido de Dios, si en él brutales, leyes que lo amparan para
pensara; como un ser providencial adveni- realizar actos de represión y castigo. En
do en la tierra con misión redentora (...) horas, en minutos, hizo reunir un con-
Después me sentí poeta y luchador. Me greso de hábitos lacayunos, y es claro, las
creí Prometeo, y el símbolo esquiliano de leyes fueron; y la paz reinó en el mercan-
rebeldía me sedujo al extremo de sentirme til emporio. Vino el estado de sitio con su
capaz de ir a robar de nuevo el fuego celeste corte de abusos y calamidades; la censura
para alumbrar con él la libertad de los periodística se levantó enseguida sobre
hombres. (...) Para mí la poesía ha sido aquellos mismos que fueron los asesores
algo consustancial con la acción3. e indicadores de las autoridades... todo
este cuarto de infamia fue admitido con
En 1895 publica Fibras, su primer la complicidad de las altas clases sociales,
libro, y consigue que prologue su poe- por cuanto el abuso, la barbaridad se
mario un escritor nicaragüense que ejercitaban contra los pobres pero altivos
se desempeñaba como corresponsal trabajadores que volvían por sobre sus
del diario La Nación: se trataba de derechos hollados4.
Rubén Darío. A pesar de la relación
de amistad que logra establecer con el Aquella denuncia y arenga tienen un
autor de Azul, Ghiraldo se siente here- resultado previsible: en febrero de
dero más bien del romanticismo de 1903 es cerrada la redacción de El Sol
Campoamor y de Almafuerte, antes y su director inaugura una larga serie
que de los modernistas. de detenciones.

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Al año siguiente, Martín Fierro, aparecida dicotomía civilización y barbarie, y en los sugestivos seudónimos, frecuentes en (Pedro A. Zaballa) las que cumplen
con el subtítulo de Revista popular ilustra- donde esta última está cargada de una la prensa anarquista, de los cuales no se la función de crítica (tanto en Los
da de crítica y arte, marca la continuidad negatividad absoluta, Ghiraldo elige tienen certezas; entre ellos, Juan Pueblo, Figurones como en Conflictos y armo-
de su tarea editorial donde introduce dos rescatar el valor que significó la obra de Juanita Fierro, Jack the Ripper, X, Juan nías). Así se encarga de los políticos
giros destacables. Por un lado, la edi- José Hernández, y del resto de la poesía Alzao, Roca Vieja, El Infractor, Brocha (el presidente Manuel Quintana cari-
ción de una revis- gauchesca, en cuanto a la incorpora- Gorda, Río Claro, Alaricus, Camilucho caturizado en el N° 1), la democracia
... este vínculo con lo popular, ta exclusivamente ción de lo popular en la literatura. Tresmarías, Roque Palos, Luis Bonaparte, formal (–Ciudadano! Un votito, por
y en especial con la literatura cultural, desde Veamos ahora el contenido de la revista Pastor Trébol, entre otros. favor. –Yo no doy limosna, en el N°
gauchesca, da lugar a la temati- donde planteará a partir de cuatro núcleos básicos10: los En cuanto a las secciones fijas, lo gau- 1), la oligarquía (en las portadas de
zación de lo nacional, en oposi- un nuevo concep- géneros utilizados, el personal perma- chesco está presente, en primer lugar, la revista desde el N° 5) y, particular-
ción a ciertas líneas dentro del to de arte como nente, los colaboradores ocasionales y las en “Clásicos criollos” (en la totalidad de mente, la iglesia y los sacerdotes (por
anarquismo internacionalista, factor necesario secciones. En cuanto al primero de estos los números) donde se publican frag- ejemplo en el N° 4, del 24/3/04).
tal como puede leerse en el para el desarrollo elementos debemos mencionar que se mentos de las obras de José Hernández,
editorial del primer número: de la sociedad, un mantiene a lo largo de toda su existencia Estanislao del Campo, Hilario Ascasubi, –Dicen, Padre, que con dos pesos se salva
Abrimos nuestras columnas al arte “que se vuel- la presencia de poemas, narraciones, ensa- Rafael Obligado, Esteban Echeverría, el alma.
pensamiento nacional, enten- que al pueblo, es yos y, a partir del décimo número, inclu- Bartolomé Hidalgo, Florencio Balcarce, –Sí, hermanita mía.
diendo que a él puede aportar decir, a la vida”5; so textos teatrales (Sobre las ruinas, de Adolfo Lamarque y Olegario V. de –Bueno, tome dos por mí y dos por mi
su concurso todo el que habite por otro lado, a Payró, o Los isotas, de Alberto Castro, en Andrade. En segundo lugar, en la lectura hermano que es... socialista.
en esta tierra. partir de la con- el N° 46) y textos científicos (“El radium, de la realidad política en Crónica gaucha, –Ah, no hermanita, si es socialista, no
cepción sostenida Dos explicaciones de su energía”, N° 9). de Camilucho Tresmarías, (el país anda puedo... por menos dé cuatro. ¡Y si es
por el anarquismo de la categoría pueblo6, Cuenta con los aportes permanentes de, pior que mancarrón ciego. Güelta pa’cá, anarquista ocho!
la correlación histórica de su opresión por supuesto, Alberto Ghiraldo (quien güelta pa’yá, rueda, se alza, costala á juer-
y su lucha, la conexión explícita con la también escribe bajo el seudónimo de za é’caída acabará por tumbarse en cual- Desde septiembre de 1904 Alberto
cultura popular, aunque con una con- Marco Nereo), Roberto J. Payró, Carlos quier charco, N° 3, 17/3/04), diferente Ghiraldo ejerce la dirección del perió-
cepción instrumental de esta última ya de Soussens, Camilo de Coussandier, a la columna de Juanita Fierro donde, dico La Protesta hasta su clausura
“que en ningún momento se cuidarán José Cibils, Arturo Reynal O’Connor, si el tema central también gira en torno en febrero del año siguiente y, para
de ocultar, pero también es cierta la valo- Víctor Arregini, Alberto Castro, Osvaldo al gaucho, el tipo de escritura de esta alcanzar una mayor difusión, la revis-
ración que ahí se produce”7. Es así que Saavedra, Ángel E. Blanco, Julio Molina última no es coloquial. ta Martín Fierro queda incorporada
este vínculo con lo popular, y en especial y Vedia, Blanco Bombona, Manuel A partir del N° 11 se suma, de una como suplemento semanal del diario
con la literatura gauchesca, da lugar a la María Oliver, Manuel Ugarte, Francisco manera más definida, la crítica ya anarquista (N° 32 del 17/10/04). El
tematización de lo nacional, en oposición Latzina, Félix Basterra, Jaime Freires, sea literaria o teatral; y en el N° fin de esta revista está marcado por la
a ciertas líneas dentro del anarquismo Juan Más y Pi, y María Julia Ghiraldo, 13 (2/6/04), a través de la sección clausura del periódico como represalia
internacionalista, tal como puede leerse entre otros. Asimismo recibe las colabora- “Lecturas”, se incorporan pasajes de por el levantamiento radical, aunque
en el editorial del primer número: ciones más esporádicas y de mayor reper- obras de autores extranjeros como los anarquistas no hubiesen participa-
cusión para nosotros en la actualidad, de Pi y Margall, Victor Hugo, Émile do en él. En el boletín del 1° de febre-
Abrimos nuestras columnas al pensa- José Ingenieros, Macedonio Fernández Zola, Tolstoi, Ibsen, Reclus, Bakunin, ro, Ghiraldo anuncia en las páginas de
miento nacional, entendiendo que a él (N° 36, “La tarde”), Evaristo Carriego Proudhon, Spencer, Stendhal, Pérez La Protesta la revolución de Hipólito
puede aportar su concurso todo el que (N° 36, “De la vida”; N° 42, “Cantares Galdós, Goethe, entre otros. Yrigoyen de esta manera:
habite en esta tierra8. a Agustina”), Alfredo L. Palacios (N° 8, Por último, las ilustraciones11 cuentan
“Libertad individual. A propósito de la con varias secciones, presentes en la ¿Estamos en estado de sitio? Sí. Estado de
El propio título de la revista alude Ley de Residencia”), Agustín Álvarez totalidad de los números. Aquí debe- sitio quiere decir, entre nosotros, estado de
inevitablemente a esta asunción de lo (N°9, fragmentos de “Adónde vamos”; mos marcar una diferencia ya que, si barbarie. Barbarie radical, por un lado,
popular y a la posición contrahegemó- N° 19, “El sentimiento de la justicia”), bien los dibujos de MF y Barrabás manifestada en el levantamiento sin ideal
nica. En un universo discursivo9, dis- José Rodó (N° 13, “La vida nueva”), acompañan los textos (en la sección y sin bandera, con un solo fin: el de arre-
cursivo pero que encierra también una Almafuerte y Rubén Darío (N° 2, “A “Diálogos criollos” o en las narra- batar el mendrugo político al adversario,
praxis política que gira en torno a la Colón”). Y a éstos debemos sumarles ciones), son las caricaturas de Pelele más bien dicho al rival que la usufructúa

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sin tasa, para someterlo, a su tiempo, en –Escriba usted que me niego a suminis- 9. Hablamos de universo discursivo en la “medida en que todo texto encierra de modo directo o velado el mundo de las
voces sobre la cual el escritor enunció su propia voz”. Roig, Arturo Andrés, Rostro y filosofía de América Latina, p. 32.
provecho propio, único, personal; barbarie trar dato alguno sobre otra persona que 10. En cuanto a propuestas metodológicas para el análisis de revistas como fuentes historiográficas véase a Beigel,
gubernativa en frente, de parte de la autori- no sea la mía. Fernanda, “Las revistas como documento de cultura”, en Utopía y praxis latinoamericana, 21, Universidad de
dad bellaca, que aprovecha el momento, sin –¿De modo que interrumpe usted el Zulía, 2003 y Ferreira, Florencia Las publicaciones periódicas y los problemas de su estudio, en III Simposio de
Epistemología y Metodología en Ciencias Humanas y Sociales, Mendoza, ASAEM, 1997.
un solo átomo de vergüenza, para afirmar interrogatorio?
11. A esto debemos sumarle la historieta (“Juan Lanas entra al ejército”, N° 47), por cierto inconclusa ya que
su predominio sobre el pastel en peligro de –Así sea... el número siguiente es el último de Martín Fierro.
ser devorado por mandíbulas ajenas12. –¿Terminantemente? 12. En Ghiraldo, Alberto, La tiranía del frac, p. 9.
–Sí, hombre; está dicho. (Al rato, insis- 13. Ghiraldo, Alberto, Crónicas argentinas, p. 15.

Finalmente el levantamiento se pro- tiendo).


duce la madrugada del 4 de febrero. –¿Quiere usted decirme qué vinculación BIBLIOGRAFÍA
La Protesta desobedece el decreto lo une con tal persona? (aquí el nombre
• Beigel, Fernanda, “El editorialismo programático” en Biagini, Hugo y Roig, Arturo (directores). El pensamiento alternativo
firmado por el presidente Manuel de un conocido caudillo radical). en la Argentina del siglo XX. Tomo I Identidad Utopía, integración (1900-1930), Buenos Aires, 2004, Editorial Biblos.
Quintana y las recomendaciones del –No quiero. • Castagnino, Raúl, Sociología del teatro, Buenos Aires, 1973, Ediciones Nova.
jefe de policía Rosendo Fraga de no –Este preso al número 413. • Ghiraldo, Alberto, Crónicas Argentinas, Buenos Aires, 1912, Ediciones Malena.
• Ghiraldo, Alberto, La tiranía del frac, Buenos Aires, 1972, Centro Editor de América Latina.
informar sobre los acontecimientos.
• Ghiraldo, Alberto, Teatro Completo, Buenos Aires, 1946, América Lee.
El resultado es otra vez previsible: De este modo, Martín Fierro desapare- • Martín Barbero, Jesús, De los medios a las mediaciones. México, 1987, Gustavo Gili.
otra clausura al diario y otro febrero ce del campo literario para ser recupe- • Roig, Arturo Andrés, Rostro y filosofía de América Latina. Mendoza, 1993, EDIUNC.
de encierro a Ghiraldo. rada casi quince años más tarde desde • Suriano, Juan, Anarquistas. Cultura y política libertaria en Buenos Aires 1890-1910, Buenos Aires, 2001,
Ediciones Manantial.
El propio autor relata cómo el una posición absolutamente distinta.
Departamento de Policía irrumpe en Ghiraldo, espíritu inquieto al fin, con-
su casa a las 9 de la mañana para lle- tinuará su tarea editorialista con la
varlo a declarar. Una vez en la comisa- revista semanal Ideas y Figuras (1909-
ría lo interrogan: 1916 y su segunda etapa en Madrid
1918-1920), nueve obras teatrales, seis
–¿Qué puesto ocupa usted en “La libros más de poemas, relatos y novelas
Protesta”? y, algo por recuperar e investigar toda-
–El de director. vía, la tarea de recopilación y edición de
–¿Qué color político tiene su diario? las obras de José Martí, Rubén Darío y
–El que reflejan sus páginas. Benito Pérez Galdós, en lo que marca el
–¿Qué puesto ocupa en el mismo Fulano tránsito desde el anarcosindicalismo a
de Tal? un editorialismo latinoamericanista.

NOTAS

1. Beigel, Fernanda, “El editorialismo programático” en Biagini, Hugo y Roig, Arturo (directores). El pensa-
miento alternativo en la Argentina del siglo XX. Tomo I Identidad Utopía, integración (1900-1930), p. 446.
2. Suriano, Juan. Anarquistas. Cultura y política libertaria en Buenos Aires 1890-1910, p. 186.
3. Ghiraldo, Alberto, Teatro Completo, p. 4.
4. Castagnino, Raúl, Sociología del teatro, p. 181.
5. “El arte para el pueblo”, en revista Martín Fierro, N° 7, 14 de abril de 1904. Al respecto, Ghiraldo volverá a
plantear el tema en los artículos “Credo estético” (“al pueblo, pues, la palabra”) y “Regionalismo en el arte”, apare-
cidos en Crónicas Argentinas y en lo que denominamos “el programa poético de dar al pueblo la palabra”.
6. El concepto de pueblo está determinado por su enfrentamiento con la burguesía, no utilizan el término
proletariado ya que la lucha no es una determinada relación con los medios de producción, sino su relación
con la opresión en todas sus formas. Pese a la divergencia al interior del anarquismo de tematizar lo nacional,
mantiene el esquema del discurso ácrata de fuerte oposición al capitalismo y al Estado, anticlerical, antimilitar
y, a diferencia del socialismo, de rechazo del sistema electoral.
7. Martín Barbero, Jesús, De los medios a las mediaciones, p. 23.
8. Revista Martín Fierro, N° 1, 3 de marzo de 1904.

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Las armas y las letras. I.

Resulta imposible analizar la realidad


a la sexualidad, el amor libre, la libera-
ción de la mujer y el naturismo, hasta las
luchas obreras y la acción directa.
Un recorrido por las ediciones política y social de las primeras déca-
das del siglo XX en Argentina sin ha-
Pero las ediciones anarquistas no se
han destacado por sus innovaciones

anarquistas cer mención al movimiento anarquis-


ta. Los estudios sobre el mundo obrero
estéticas (aunque, en algunos mo-
mentos, se puede comprobar cier-
lo ubican como la principal fuerza por ta porosidad hacia las vanguardias
Por Pablo M. Pérez, Hernán Villasenín y Liliana Jofre lo menos hasta 1915 y destacan la im- artísticas del momento), ni por sus
portancia de su organización sindical, descubrimientos
la FORA (Federación Obrera Regional teóricos (aunque La fe en la ciencia, uno de
Argentina), como también la de sus in- anticiparon la los tópicos principales de las
numerables ateneos, núcleos culturales burocratización publicaciones anarquistas, por
y agrupaciones, donde las ediciones de de los regímenes ejemplo, no se relacionaba con
periódicos, revistas, libros y folletos socialistas y la el hallazgo de una “teoría” que
cumplían un papel fundamental. importancia del demostraría el camino inevita-
La larga empresa editorial mantenida poder jerárquico ble de la humanidad hacia la
por los anarquistas debe ser vista a la como constante “anarquía”, sino que era vista
luz del interrogante sobre el papel que histórica y fuen- como una luz liberadora de
juega la cultura en su pensamiento. En te de iniquidad prejuicios, que desnaturaliza-
este camino nos hallaremos con que la –un aporte nada ría las normas sociales y abri-
educación, el conocimiento y la ciencia menor, por cier- ría el camino para descubrir
eran considerados como herramientas to–); su valor re- posibilidades de cambios pro-
Con una marcada fe en la ciencia, capaz de libe- para la liberación, en un doble sentido. side más bien en fundos y revolucionarios.
rar a la humanidad del oscurantismo sombrío, el Si por un lado podían ser utilizadas en condensar ejer-
anarquismo se asumía como una respuesta a la la lucha contra los enemigos de “cla- cicios, de divulgación y de creación
se”1, por otro lado, y en forma indivi- colectiva, en un diálogo fluido con
opresión, ofreciendo posibilidades de pensar la sible, el conocimiento era vivido como su práctica. Su riqueza se encuentra
emancipación a través del desarrollo de formas cul- un ejercicio de autoemancipación. allí donde es difícil medirla, en la
turales que impregnaron la fluencia de ese podero- La fe en la ciencia, uno de los tópicos interacción con el receptor y en el
so movimiento hacia principios del siglo XX. principales de las publicaciones anar- proceso de creación. Una caracterís-
quistas, por ejemplo, no se relaciona- tica distintiva del anarquismo reside
Los periódicos y las editoriales anarquistas con- ba con el hallazgo de una “teoría” que en la gran creatividad desarrollada
formaron un pensamiento alternativo dotado de demostraría el camino inevitable de la en sus modos de subjetivación. Al
lenguajes y proposiciones poco frecuentes, en el humanidad hacia la “anarquía”, sino no considerar una teoría histórica
momento en que la llamada Generación del 80 que era vista como una luz liberado- como herramienta de su quehacer
ra de prejuicios, que desnaturalizaría político (rasgo que ha sido criticado
proponía (propuesta que se confunde con una las normas sociales y abriría el camino por irracional, pero que es su verda-
imposición) un modelo de nación instalado desde para descubrir posibilidades de cam- dero aporte), intenta, aquí y ahora,
una elite. Frente a ese Estado (de cosas) los anar- bios profundos y revolucionarios. construir las formas de ser de la so-
quistas unieron la pluma a la acción, a tal punto El conocimiento era visto como la ven- ciedad futura2. Si pudiera resumirse,
que convencieron a Borges (a cuyo pensamiento tana para asomarse mas allá de las posi- entonces, un ideal en las ediciones
bilidades del presente y poder transfor- anarquistas, éste consistiría en que
político se le atribuyeron posiciones ciertamente marlo, en lo cotidiano y en lo general; y cada lector pueda convertirse en
conservadoras) de que “algún día mereceríamos todas las empresas editoriales ácratas via- escritor, y que a partir de allí nadie
no tener gobierno”. jaron bajo este signo, desde las dedicadas delegue su pluma. La importancia

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del autodidactismo en las filas anar- consultadas en el Instituto Internacio- En 1903 pasó a denominarse simple- ataque siguiente se produce al finalizar
quistas da cuenta de lo anterior, y nal de Historia Social de Amsterdam3, mente La Protesta y en 1904 comenzó la década, en enero de 1919, ante la
debe ser entendido como parte de su mientras las bibliotecas y archivos a editarse en forma diaria, en imprenta huelga general por la Semana Trágica,
esencia política. anarquistas como la Biblioteca Archi- propia. En 1907 inaugura una sección cuando es asaltada por la policía y la
Un recorrido por las ediciones anar- vo de Estudios Libertarios (Bael), de en italiano y en 1908 otra en yiddish. Liga Patriótica, y es suspendido. En la
quistas argentinas desde el siglo XIX la Federación Libertaria Argentina, y Dada la potencia que había adquirido, década de 1920 se suceden secuestros
hasta nuestros días implica atravesar la Biblioteca Popular José Ingenieros el grupo editor decide sacar una doble del diario, y deben permanecer en la
los periódicos de hacen esfuerzos para preservar el ma- edición diaria, y así nace La Batalla, clandestinidad desde julio de 1920 has-
El primer inconveniente que gran tirada como terial, editar catálogos y hacerlo acce- el vespertino de La Protesta. Para esa ta agosto de 1921. Y en 1930, luego del
encontramos al intentar recons- La Protesta, has- sible al público. La pérdida es enorme, fecha se había llegado a una tirada ré- golpe militar que derroca a Yrigoyen, es
truir la actividad editorial ta los de menor sólo cabe recordar que no existe en el cord de más de 16.000 ejemplares y suspendido hasta 1932.
anarquista es el hallazgo de circulación per- país una colección completa del diario había producido un hecho único en A esta reseña de persecuciones debe
las fuentes. El resultado de la tenecientes a pe- La Protesta, la publicación de mayor el mundo hasta ese momento: la exis- añadirse una característica de todas
persecución constante, la clan- queños círculos, tirada y una fuente ineludible para tencia de dos diarios anarquistas en un las publicaciones ácratas: la falta de
destinidad, el allanamiento de p u b l i c a c i o n e s cualquier investigación sobre el tema4. mismo país y una misma ciudad. espíritu de lucro (con los consiguien-
las imprentas y los locales, el de combate y Aquí sólo hablaremos de algunas em- La gran represión vivida por el movi- tes problemas económicos que esto
secuestro de las ediciones, junto revistas cultu- presas editoriales, un recorte mezqui- miento, unida a las transformaciones conlleva), así como también la volun-
al retraimiento del movimiento, rales; libros por no que nos permite una primera vi- políticas y sociales que redujeron al tad de no ceder en sus principios para
llevó a que gran cantidad de entregas y folle- sualización, y que implica inevitable- anarquismo, no han impedido que adaptarse a un mayor auditorio. Por
publicaciones desaparecieran o tos incendiarios; mente dejar afuera una gran cantidad La Protesta continúa editándose hasta consiguiente su crecimiento dependía
sean prácticamente inhallables. suplementos de de material que contribuyó al campo la actualidad, aunque ya sin la rique- del retraimiento o ensanchamiento del
arte y revistas de editorial ácrata. za que produce la interpelación de un movimiento anarquista, con el cual
ciencia; manifiestos y fanzines. Todos A su vez, si bien nos referiremos a las gran auditorio militante. Más de un si- contribuyó mediante una extensa ac-
han compuesto y construido la tex- editoriales en cuanto a la publicación de glo de ediciones denota un ímpetu de tividad que excedió al diario y que dio
tualidad anarquista, que comprende libros y folletos, no podemos dejar de raíces profundas, fertilizadas en las pri- nacimiento a la editorial La Protesta.
un gran abanico difícil de encuadrar, considerar su producción de periódicos meras décadas del siglo XX y en com- Su producción abarcó la edición de fo-
pero que contienen los valores enun- y revistas, ya que en su mayoría han co- bate con incontables contrariedades. lletos, libros y suplementos culturales
ciados en el transcurso de este texto. menzado por estas publicaciones, y más El diario sufrió múltiples clausuras a lo con una precisa línea editorial que da
La heterogeneidad de la producción tarde o simultáneamente han incluido largo de su existencia: en 1902 y 1903 cuenta de sus características:
resulta una constante, pero ésta nunca y acrecentado su trabajo militante con fue cerrado bajo el estado de sitio; en
prescinde de un discurso que rechaza la edición de libros y folletos. 1905 fue clausurado tras el levanta- La Protesta se distingue fundamental-
la existencia de jerarquías, toda forma miento radical, y de nuevo en octubre mente de todas las editoriales del sistema
de opresión y que emprende una bús- de ese año, otra vez por estado de sitio. capitalista:
queda por la emancipación humana. II. La Protesta En 1909, luego del atentado realizado 1º - Porque no es una empresa comercial
El primer inconveniente que encon- por Simón Radowitzky contra el jefe de ni está inspirada por el atractivo de la
tramos al intentar reconstruir la activi- La Protesta fue la publicación de ma- Policía Ramón Falcón en respuesta a la ganancia.
dad editorial anarquista es el hallazgo yor peso dentro del anarquismo argen- represión sanguinaria al acto del 1° de 2º - Porque no publica sino aquellas
de las fuentes. El resultado de la per- tino. Su relación estrecha con el movi- Mayo, padece la destrucción del local obras que merecen recomendarse a la
secución constante, la clandestinidad, miento obrero encarnado en la FORA por fuerzas civiles nacionalistas y poli- atención de los trabajadores revolucio-
el allanamiento de las imprentas y los (si bien ésta tenía su propio periódico: cías de civil. Poco más tarde, en mayo narios.
locales, el secuestro de las ediciones, Organización Obrera) le otorgó un lu- de 1910, bajo la Ley de Defensa So- 3º - Porque no subordina sus ediciones a
junto al retraimiento del movimiento, gar privilegiado y un público potencial cial, es clausurado hasta 1912, aunque fines bastardos, ni desnaturaliza o recor-
llevó a que gran cantidad de publica- de gran envergadura. en 1911 comienza a editarse en Mon- ta las obras para ajustarlas a las conve-
ciones desaparecieran o sean práctica- Nace como La Protesta Humana el 13 tevideo e ingresa clandestinamente a niencias tipográficas y comerciales5.
mente inhallables. Muchas de ellas ya de junio de 1897, primero en forma Buenos Aires, con una tirada de 7.000
no se encuentran en el país y deben ser quincenal y luego semanal hasta 1904. a 10.000 ejemplares diarios. El gran Resulta interesante recorrer los títulos

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que publicó la editorial y visualizar el 1904 y 1906 y dirigido por Alberto sintetizan el interés de los anarquistas El periódico La Pampa Libre es una
amplio espectro de temas y debates Ghiraldo; el suplemento mensual de por el desarrollo cultural a la vez que clara expresión del anarquismo en el
que se desplegaron en sus ediciones. 1908; la publicación La Obra de 1915, combinan su acción con otras activi- campo y nos permite ver su raigambre,
Por un lado tenemos, previsiblemen- y el suplemento semanal en forma de dades militantes, un rasgo que rodeó a así como las contradicciones con los
te, ediciones económicas de los clási- revista desde 1922 hasta 1926, conver- todas las empresas editoriales ácratas. planteos anarquistas de la urbe. Nació
cos del pensamiento anarquista: las tido en quincenal hasta 1930. La Protesta fue fruto de la dinámica como periódico quincenal, “Órgano
Obras Completas de Bakunin, textos La propuesta de la editorial logró abar- anarquista, del despliegue de sus prin- de la Federación Obrera Comarcal”, en
de Malatesta, Kropotkin, Proudhon, car un amplio espectro y se constituyó cipios, como también presa de sus con- General Pico,
etc. Por otro lado aparecían también en uno de los pilares de la construcción tradicciones. Por su vida pasaron todos La Pampa, ... en Argentina, puede cons-
las producciones contemporáneas y los de una cultura alternativa. Pero su ac- los debates y tensiones del movimiento en agosto de tatarse que el desarrollo del
debates sobre la realidad del momen- tividad sólo puede ser entendida como libertario argentino, reflejados en los 1922 y su anarquismo se efectuó en los
to en las plumas de Luigi Fabbri, Ru- parte de este contexto, que incluía di- cambios de los grupos de redacción, presencia se sectores más dinámicos de la
dolf Rocker, Max versas actividades culturales y recreati- la muerte de su director en 1929, así extendió hasta economía y en las ciudades
Tal vez en La Protesta aparezca Nettlau, Rafael vas, como obras de teatro, veladas de como los avatares de su acercamiento 1930, cuando mas desarrolladas e industria-
sintetizada una de las caracte- Barret, Sebastian canto, pic-nics, la edición de coleccio- y sus diferencias con la FORA. Reco- se produjo su lizadas, como Buenos Aires y
rísticas más importantes de las Faure, Ricardo nes de novelas populares, lecturas gru- rrerla nos sumerge en un mundo que allanamiento Rosario, y todavía queda por
empresas editoriales anarquis- Mella, Diego pales, escuelas y ateneos. Tal vez en La no se limita al trabajo periodístico ni a y clausura. visualizarse el ascendiente que
tas: su estrecha relación con su Abad de Santi- Protesta aparezca sintetizada una de las la edición de libros, sino que se expan- Su primer logró en las zonas rurales. Si el
receptor, a través de una canti- llán, Anselmo características más importantes de las de hacia múltiples actividades cultura- director fue trabajo de reconstrucción del
dad de actividades que la rodean Lorenzo, etc. empresas editoriales anarquistas: su es- les que comprenden la construcción Juan Stieben, mapa libertario resulta difícil
y que no son simples anuncios Podemos des- trecha relación con su receptor, a través de una sociabilidad alternativa. un ferviente en las zonas urbanas, mayor
en sus páginas, sino una parte tacar las edicio- de una cantidad de actividades que la impulsor de dificultad presenta el hallaz-
constitutiva de su ser. nes de literatura rodean y que no son simples anuncios la educación go de fuentes del interior del
utópica, desde el en sus páginas, sino una parte constitu- III. La pampa libre racionalista país, pero resulta claro que su
clásico Noticias de Ninguna Parte, de tiva de su ser. Toda edición militante y que buscaba extensión no se limitó a nin-
William Morris hasta la original La política posee alguna de estas caracte- Ha existido sobre el anarquismo una la obtención guna de las dos áreas.
ciudad anarquista americana de Pie- rísticas, pero lo que confiere un parti- imagen superficial, proveniente pro- de fondos
rre Quiroule, pasando por la extraña cular énfasis a las ediciones anarquistas bablemente del marxismo, que lo hace mediante la organización de eventos
El humanisferio: utopía anárquica, de es su impronta antijerárquica. De aquí portador de un escaso desarrollo teó- culturales, a la vez que promovía el
Joseph Dejacque. También se publi- la particular relación del movimiento rico poblado de irracionalidad, cuyo encuentro y la difusión de las ideas
caban textos sobre sexualidad, amor anarquista con los intelectuales, ya que discurso lo convierte en el portavoz de a través de obras de teatro, música y
libre, control de natalidad, en abierta aunque es una de las corrientes de pen- los sectores obreros más atrasados. Sin oratoria. Desde sus páginas se difunde
contradicción con la moral burguesa samiento menos antiintelectualistas, lu- embargo, en Argentina puede consta- la actividad de bibliotecas, se promue-
y religiosa, como los del anarquista cha sin embargo contra la división entre tarse que el desarrollo del anarquismo ven obras de literatura gauchesca, se
belga Jean Marestan. La edición de trabajo manual e intelectual y la cons- se efectuó en los sectores más dinámi- publicitan actos y se informa sobre la
libros se complementó con la de fo- titución de jerarquías en torno al saber. cos de la economía y en las ciudades situación sindical.
lletos, que permitían la llegada a un Sólo recordemos que el primer director más desarrolladas e industrializadas, Al igual que muchos periódicos anar-
público mas amplio y muchas veces de La Protesta fue el carpintero Grego- como Buenos Aires y Rosario, y todavía quistas que lograban sostenerse en el
en forma gratuita, como por ejemplo rio Inglán Lafarga, o que Severino Di queda por visualizarse el ascendiente tiempo y acrecentar su auditorio, La
La carta gaucha de Juan Crusao (una Giovanni, encuadrado en otro sector que logró en las zonas rurales. Si el Pampa Libre emprendió la publicación
exposición de las ideas anarquistas en del anarquismo y más conocido por su trabajo de reconstrucción del mapa de folletos, ampliando su actividad
lengua “gauchesca”) impresa por miles violencia, dedicó gran parte de su vida a libertario resulta difícil en las zonas editorial. Entre los folletos editados se
a principios de la década de 1920. A realizar ediciones y fue atrapado en una urbanas, mayor dificultad presenta el encuentra también “La Carta Gaucha”
esto deben sumarse los suplementos imprenta cuando estaba preparando la hallazgo de fuentes del interior del país, de Juan Crusao, extendiendo su popu-
culturales del diario, entre los que se edición de las obras de Eliseo Reclus. pero resulta claro que su extensión no laridad hacia la zona pampeana y
destaca Martín Fierro, editado entre Ambos, con características distintas, se limitó a ninguna de las dos áreas. sumándose a la divulgación de obras

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gauchescas, como el Martín Fierro, el FORA y con La Protesta radicaban no consintiéndoles injerencia en los gentina gozó de una posición mayori-
Fausto criollo y Juan Moreira. La utili- en la forma a adoptar para propagar organismos federados y retirándoles taria hasta por lo menos 1915; a partir
zación de la figura del gaucho dentro las ideas y en el tipo de organización todo concurso material y moral. De de allí las modificaciones en las condi-
del anarquismo se remonta al siglo sindical de la región. La organización esta forma el 4 de agosto de 1924 la ciones políticas y sociales permitieron
XIX y su expresión mayor se alcanza sindical propuesta por la FORA se editorial cambió de sede y el periódi- el avance de las tácticas sindicalistas,
con el suplemento ilustrado Martín hacía difícil en el área rural. Los tra- co pasó a llamarse Pampa Libre. socialistas y más tarde comunistas. El
Fierro de La Protesta, editado entre bajadores rurales, especialmente los Las discusiones violentas y los proble- anarquismo, en franco retroceso en
1904 y 1906. Por este camino puede estibadores, eran obreros golondrinas mas que suponía el alejamiento de la el campo sindical (aunque la FORA
vislumbrarse un intento de interpelar cuya movilidad producía la pérdida FORA no impidieron que Pampa Libre supo protagonizar algunas acciones en
a un sujeto autóctono para ligarlo a automática de las conquistas obteni- continuara funcionando y creciendo. la década de 1930), comenzó a variar
las prácticas ácratas. Este trabajo con das, con la llegada de los nuevos a la Hacia el año 1926 realizó un cambio su composición y a buscar nuevas for-
el localismo, a través de la temática región, poniendo al descubierto las en el diseño e incluyó nuevas secciones mas que pudieran nuclear a sus mili-
gaucha, es un ejemplo interesante falencias en la forma de organización que incluían una página literaria, otra tantes e impulsar una construcción
pero al mismo tiempo infrecuente en y crecimiento. La Pampa Libre, junto dedicada a la prisión de Sierra Chica, renovadora. La cárcel de Villa Devo-
un movimiento fiel a una concepción a otras editoriales anarquistas como una sección sobre federaciones, otra to, en 1931, fue el lugar que ofreció
internacionalista, que lo hizo muy La Antorcha, Ideas y Brazo y Cerebro, sobre Latinoamérica, una más dedica- el marco para realizar un congreso de
vulnerable a los embates recibidos resaltaron este problema y apostaron da al antimilitarismo, llamada “Abajo militantes (presos tras el golpe militar
desde el Estado, a otras formas de organización y pro- las armas”, y un suplemento en italia- de 1930) de diferentes vertientes, para
Si bien la línea expresada por sobre todo a par- paganda. Si bien la línea expresada no: “L’Aura dei Liberi”. revitalizar el movimiento. Como re-
estas publicaciones (La Antorcha, tir de la campa- por estas publicaciones rechazó el Complementando la tarea del perió- sultado nació el Comité Regional de
Ideas y Brazo y Cerebro) rechazó ña de argentini- “antiorganizacionismo” tanto como dico la editorial publicó, en 1924, La Relaciones Anarquistas (CRRA) cuyo
el “antiorganizacionismo” tanto zación acelerada el “individualismo”6 y no negó la Anarquía de Enrrico Malatesta; en trabajo produjo, tras varios años, el
como el “individualismo” y no en la década de lucha y la organización sindical, creyó 1927, El evangelio de la hora, de Pablo congreso a partir del cual se formó la
negó la lucha y la organización 1910, en torno a que estas últimas podían conducir Berthelot y en 1929, El ideal humano Federación Anarco Comunista Argen-
sindical, creyó que éstas últimas los festejos por el sólo al mejoramiento económico y el de Luis (sic) Fabbri, entre otros. tina (FACA), en octubre de 1935.
podían conducir sólo al mejora- Centenario. ascenso social, pero no a la emanci- Tomar a Pampa Libre nos otorga, La FACA fue la primera organización
miento económico y el ascenso Resulta difícil pación. La verdadera emancipación entonces, la posibilidad de ver el arrai- específica anarquista argentina, y se
social, pero no a la emancipación. conocer el alcan- revolucionaria sería resultado de una go del anarquismo en el interior, así constituyó en una nueva expresión del
La verdadera emancipación revo- ce real de este transformación más compleja en los como también la riqueza de sus varian- movimiento, tras varios años de debate
lucionaria sería resultado de una grupo en la zona, individuos y los grupos, para lo cual tes. Pero es una pequeña muestra de entre los detractores y los defensores del
transformación más compleja en aunque sabemos la propaganda cobraba una impor- un gran abanico de editoriales que “especifismo”7. Esta polémica se suma
los individuos y los grupos, para que el periódico, tancia fundamental. Estas diferencias deben ser recuperadas y estudiadas, a las complejidades del pensamiento
lo cual la propaganda cobraba al año de haber se verán reflejadas también en las dis- para poder recomponer un entramado ácrata, sus variantes y posibilidades y
una importancia fundamental. salido, tenía una tintas empresas editoriales. Toda esta de ideas, que fueron muchas veces nos alerta del error que podemos co-
tirada de 1.000 discusión, que en apariencia puede ignoradas o simplificadas. meter con una mirada simplificadora
ejemplares de cuatro páginas. Pero parecer menor, remite a discrepancias y superficial del mismo.
ese mismo año decide separarse de la importantes y constitutivas de las dis- La FACA comienza una intensa acti-
Federación Obrera Comarcal adhe- tintas corrientes del anarquismo, que IV. Editorial Reconstruir vidad que abarca desde campañas por
rida a la FORA debido a diferencias merecerían todo un apartado. los presos políticos (como el caso de
importantes en la forma de construc- Como resultado de las discrepan- Durante más de 150 años las ideas los presos de Bragado), ayuda a la Re-
ción. De esta forma La Pampa Libre cias, La Protesta anunció en 1924 anarquistas fueron constituyendo di- volución Española, hasta la formación
nos permite visualizar no sólo el des- su decisión de romper toda clase de ferentes vertientes que interpelaron la de una corriente sindical. En el campo
pliegue del movimiento anarquista relaciones con estas publicaciones, realidad con mayor o menor acogida. editorial, que es el que nos ocupa, creó
en el interior del país, sino también y en septiembre del mismo año la La corriente sindical y el anarcosindi- el periódico Acción Libertaria como su
un debate importante dentro del FORA resolvió en reunión de delega- calismo fueron la expresión de amplios órgano, que perduró hasta 1971; y en
anarquismo. Las disidencias con la dos aislar a los grupos de esos medios, sectores obreros en el mundo. En Ar- junio de 1946 impulsó la edición del

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periódico Reconstruir, que se transfor- tores obreros y populares, hacia la ralista en la crisis histórica argentina costumbres y tradiciones que parecían
mó en revista bimestral en agosto de segunda mitad del siglo pasado su de Juan Lazarte, etc. Una lectura so- inamovibles, sino también a modificar
1959 y que llegó hasta abril de 1976. repercusión quedó acotada a sectores bre momentos de la historia argentina aquellas actitudes mentales que no son
La revista fue impulsada por Fernando minoritarios de la escena política. Lo aparecen en El otro Rosas y en Antes y compatibles con las soluciones más racio-
Quesada, sindicalista y periodista de cierto es que esta nueva etapa, de leja- después de Caseros de Luis Franco, o en nales, tanto en lo cultural como en lo po-
formación autodidacta, como muchos nía con un gran auditorio, le imprime una biografía de Alejandro Korn escri- lítico, social y económico. Nuestra revista
anarquistas, que llegó a fundar el sin- especiales características, teñidas por ta por Francisco Romero. También se no desea más que contribuir a esa tarea,
dicato de artes gráficas y que trabajó en el peso del pasado y con la dificultad editaron libros cuyos autores, sin ser dentro de sus posibilidades9.
medios como Clarín, Primera Plana y de articular un aparato reflexivo y exactamente anarquistas, se acercan a
Todo es Historia. El cuerpo de redac- constructivo que amplíe su inserción miradas libertarias, como Homenaje a Reconstruir, con varias décadas de tra-
tores y la administración estuvieron en el presente. Si bien sus planteos Cataluña de George Orwell y Ni vícti- bajo, es la expresión de una parte del
integrados por reconocidos militantes sobre la libertad y la igualdad, como mas ni verdugos de Albert Camus. En anarquismo, que –aunque dado ya por
libertarios como Gerardo Andujar, su cuestionamiento al ordenamiento una etapa más avanzada comienzan a muerto por muchos historiadores y
Jacobo Prince (delegado de la FACA jerárquico como fuente de iniquidad, aparecer, con la Colección Perfiles y la estudiosos– persistió en la reflexión y
durante la Guerra Civil Española y di- siguieron siendo aportes incuestiona- Colección Testimonio, las memorias y recuperación de las ideas y las prácti-
rector del diario Solidaridad Obrera), bles, sus ecos no resonaban en una biografías de quienes fueron militantes cas generadas durante más de un siglo,
Jorge Ballesteros, Carlos de la Reta, Argentina que sintonizaba mejor con significativos como Fernando Quesa- con el convencimiento de su riqueza
Roberto Cúneo, Manuel Carreira y la ola de los movimientos de libera- da, Jacobo Maguid, Jacobo Prince, y su utilidad para una transformación
más tarde Dardo Batuecas, Fernando ción nacional, y que se sumergía en la Luis Danussi, Ángel Borda, y relatos profunda de la realidad social.
Bertral y Oscar Pereyra. La revista lle- militarización casi forzada. sobre las vivencias en la Revolución Es-
gó a tirar más de dos mil ejemplares, La editorial Reconstruir no hizo hin- pañola o procesos carcelarios como El
con setecientos suscriptores fijos. capié en la reedición de los clásicos proceso de Bragado por Pascual Vuotto. V.
Como en el caso de las otras dos edi- del anarquismo sino que recogió re- Otra colección iniciada recientemente,
toriales que trata- flexiones teóricas contemporáneas Archivo, publica libros de carácter téc- Hasta aquí hemos realizado un so-
Reconstruir, con varias déca- mos anteriormen- sobre temas ideológicos o políticos. nico y de consulta, como los catálogos mero recorrido por algunas empresas
das de trabajo, es la expresión te, Reconstruir En esta vertiente podemos ubicar li- elaborados por la Biblioteca Archivo editoriales anarquistas. Nuestro recor-
de una parte del anarquis- nace como perió- bros como El anarquismo mas allá de de Estudios Libertarios (Bael). te intentó abarcar la editorial más im-
mo, que –aunque dado ya por dico y amplía su la democracia de Luce Fabbri, Bolche- La revista Reconstruir merecería una in- portante de una época del anarquismo
muerto por muchos historia- tarea hasta cons- viquismo y anarquismo; La voluntad vestigación aparte que escapa a las posi- como La Protesta, dar una imagen de
dores y estudiosos– persistió tituirse en una de poder como factor histórico y Artis- bilidades de este artículo, ya que en sus la existencia de emprendimientos en
en la reflexión y recuperación editorial. En este tas y rebeldes, todos del historiador y 101 números bimestrales desde 1959 la zona rural pampeana mediante La
de las ideas y las prácticas caso, la desa-pari- teórico anarquista Rudolf Rocker; hasta 1976 retrata las intenciones y de- Pampa Libre y avanzar en el tiempo
generadas durante más de un ción del periódico Arte, poesía y anarquismo, del escritor rroteros de este sector del movimiento hacia la segunda mitad del siglo XX,
siglo, con el convencimiento y la revista Recons- y teórico del arte Herbert Read, Ca- anarquista. La nota editorial aparecida cuando para la mayoría de los inves-
de su riqueza y su utilidad truir no produjo pitalismo, democracia y socialismo liber- en el primer número da cuenta de un tigadores el anarquismo resulta inexis-
para una transformación pro- la disolución de tario, de Agustín Souchy, La ideología objetivo central que es la búsqueda de tente, mediante Reconstruir.
funda de la realidad social. la editorial, que anarquista del filósofo argentino Án- nuevas respuestas, desde el campo li- Pero como dijimos al comienzo, éste
pasó a convertirse gel Cappelletti, entre otros. También bertario, para una realidad que había es un recorte mezquino, al que ha-
en el sello de la Federación Libertaria se buscó abordar temáticas actuales de cambiado profundamente desde los co- bría que sumar muchos otros grupos
Argentina8 hasta nuestros días. cada período. Aquí podemos ubicar mienzos del movimiento local: editoriales que merecen un estudio
La mirada sobre la editorial Recons- textos como Testimonios de la revolu- profundo, para poder así conformar
truir nos ubica en otro momento del ción cubana, de Agustín Souchy, en El Grupo Editor rehusa los repositorios un verdadero mapa. Una rápida enu-
movimiento anarquista, muy distinto 1960, La revolución popular húngara: doctrinarios, sobre los cuales mucha meración nos retrotrae a las primeras
a las primeras décadas del siglo XX. hechos y documentos (compilación de gente descansa indefinidamente. Los décadas del siglo XX con las ediciones
Si en sus comienzos pudo perfilarse artículos sobre la revolución húngara nuevos tiempos y –sobre todo– los que se de Bautista Fueyo, las publicaciones
como una expresión de amplios sec- publicada en 1957); La solución fede- avecinan, obligan no sólo a modernizar de la Liga de Educación Racionalista,

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la Editorial Argonauta, La Antorcha, dos por muchos periódicos a lo largo


Nervio, La Palestra, etc. Pero siguen de todo el siglo y no sólo en Buenos
quedando muchos trabajos editoria- Aires, la producción editorial alter-
les afuera ya que el mundo libertario nativa en formato de fanzine y en la
implica una cantidad de prácticas actualidad la colección Utopía Liber-
descentradas, esporádicas y disconti- taria, con catorce títulos publicados
nuas, que producen la imagen de un en los últimos tres años, son partes
movimiento dispuesto a desaparecer, diferentes de este mundo libertario
pero que retorna desde diferentes pe- que intentamos describir, y que segu-
riferias. Las ediciones de Severino Di ramente merece una mirada cuya de-
Giovanni, los libros y folletos edita- volución resultará enriquecedora.

NOTAS

1. El concepto de clase en el pensamiento anarquista contiene connotaciones particulares. Si bien algunas co-
rrientes se aproximan a una concepción clasista, ésta no es la característica principal de la idea. El anarquismo
no otorga una esencialidad a la clase obrera, ya sea como sujeto histórico de redención o vanguardia portadora
de valores universales; por el contrario, se piensa a sí mismo como una respuesta humana contra toda forma de
jerarquía y opresión. A este respecto Suriano, por ejemplo, habla de heterodoxia clasista, donde se interpela al
conjunto de los pobres y desposeídos (los oprimidos) sin distinción de clase. Suriano, Juan, Anarquistas. Cultu-
ra y política libertaria en Buenos Aires. 1890-1910. Buenos Aires, ediciones Manantial, 2001, p. 21.
2. De modo que, a los efectos prácticos, el anarquismo no constituyó un modo de pensar la sociedad de la dominación.
En la idea de libertad del anarquismo no estaba contenido únicamente un ideal, sino también distintas prácticas éti-
cas, o sea, correas de transmisión entre la actualidad de la persona y la realización del porvenir anunciado. Christian
Ferrer, “Átomos sueltos. Vidas refractarias” en Cabezas de tormenta, Buenos Aires, Anarres, 2004. p. 19.
3. La sección sobre anarquismo del Instituto de Amsterdam está formada fundamentalmente por la colección que
cedió el historiador anarquista Max Nettlau en 1937. El trabajo de recolección de Nettlau abarcó periódicos, folletos,
volantes, carteles, revistas, libros y documentos anarquistas de todo el mundo, que suman más de 40.000 impresos.
4. La Biblioteca Nacional y el Cedinci guardan microfilmada una parte de La Protesta, mientras la Federación
Libertaria Argentina y la Biblioteca José Ingenieros contienen muchos originales. Pero en ningún lugar se
resguarda una colección completa original.
5. Guillaume, James, Miguel Bakunin. Noticia Biográfica. Editorial La Protesta, Bs. As. 1924. Nota editorial.
(Original en archivo BAEL)
6. El antiorganizacionismo y el individualismo son otras expresiones del movimiento anarquista que habían
alcanzado una mayor importancia hasta fines del siglo XIX.
7. El debate sobre la construcción de una organización específica anarquista ronda en torno a si son los sin-
dicatos la forma más cercana al ideal ácrata, o bien los grupos ideológicos. Tuvo un antecedente en el Primer
Congreso Regional anarquista en Buenos Aires, en 1922, aunque no llegó a concretarse la formación de una
organización y la FORA siguió siendo el canal de expresión más importante del anarquismo local. La referencia
más fuerte a una organización específica en el mundo seguramente es la Federación Anarquista Ibérica (FAI).
8. La Federación Anarco-Comunista Argentina (FACA) cambia de nombre por Federación Libertaria Argenti-
na (FLA) en el cuarto Congreso Ordinario de febrero de 1955.
9. “Editorial” en Reconstruir, Buenos Aires, año 1, N° 1, agosto de 1959, p. 3.

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Breve historia de Ediciones de la Flor. Los comienzos

El título de la primera parte de este


la conflictividad permanente que
constituye el centro de la actividad del
abogado pleitista.
Editar en la Argentina: texto también podría ser “De cómo
la Revolución Argentina descubre una
No sabía que esa salida duraría poco:
una de las primeras medidas de la

¿un oficio insalubre? vocación oculta”, pero eso requeriría


varias explicaciones.
dictadura militar encabezada por
Onganía sería la violenta intervención
En 1966 yo era abogado y trabajaba a la Universidad de Buenos Aires
Por Daniel Divinsky como tal con las limitaciones que materializada en la recordada “Noche
impone la clientela de los jóvenes de los Bastones Largos”. Los profeso-
profesionales. El estudio jurídico que res con quienes estudiaba renunciaron
manteníamos con un socio, igual- o fueron cesanteados y terminó para
mente novato, nos suministraba lo mí el estudio formal de la Sociología.
necesario para la subsistencia “super- En mi época de estudiante de Derecho,
flua”, siendo que lo esencial –casa y por razones totalmente extrajurídicas
comida– seguía a cargo de nuestras me proveía de libros de texto en el
familias. Y hasta la atención a la local de Depalma, una editorial y
salud: los padres de ambos “letrados” librería del ramo que estaba instalada
Las formas en las que se presenta habitualmente ejercían la medicina. en Lavalle y Talcahuano, frente a
una editorial esconden en su ser objetivado la fra- Mis inquietudes intelectuales intenta- Tribunales. Como muy aficionado al
ron ubicarse en otro ámbito: comencé cine “de arte”, había ingresado al Cine
gilidad de la propia experiencia. De este modo, un curso para graduados de Sociología Club Núcleo, donde entre mis conso-
las editoriales suelen valorarse por sus catálogos, que ya habían culminado otros cole- cios estaba Jorge Álvarez, por enton-
por su influencia en el campo cultural y por el gas con tan poca vocación como ces empleado de Depalma, que me
tipo de lecturas que promueve o introduce. yo por el Derecho. Se dictaba en beneficiaba con descuentos especia-
Daniel Divinsky narra las peripecias que confor- el Departamento de Sociología de les. Cuando Álvarez decide indepen-
Filosofía y Letras en el vetusto edificio dizarse y establecerse como librero y
maron la propia historia de Ediciones de la Flor de la calle Independencia, y constaba editor en un local vecino, recurre a la
que acompañó los vaivenes de la historia política de diez materias. Yo tenía 24 años (“... colaboración –honoraria, por supues-
argentina. Abogado de profesión y editor voca- y no permitiré que nadie diga que to– de todos sus amigos. Como dijo
cional, el relato va repasando minuciosamente es la edad más hermosa de la vida”, alguien, se convierte en cafishio de
completaba Paul Nizan la muy cita- nuestras veleidades intelectuales, lo
los detalles de esta empresa, desde el nombre has- da primera frase de su Adén-Arabia, que aceptamos de muy buen grado y
ta las anécdotas que recorrieron la edición de sus que aludía a los 20, momento en que con placer. Traduje del inglés para él
principales títulos en un emprendimiento que, decide emprender su búsqueda en el uno de los cuadernos de la colección
nacido en las entrañas de la noche de los basto- Yemen: este libro habría de ser uno de de Monthly Review (Reflexiones sobre
los primeros de Ediciones de la Flor) y la Revolución Cubana, de Paul Baran),
nes largos, supo de censuras, cárceles y exilios. volver a la Universidad, codearme con corregí pruebas, tuve a mi cuidado
La flor, cuya denominación sintetizaba el espíri- compañeras y compañeros bastante las ediciones del Diccionario de los
tu de la época –el flower power del movimientos menores, recibir clases de profesores lugares comunes, de Flaubert, y del
hippies– articulado a la picaresca argentina –sim- brillantes (Tulio Halperin Donghi, Diccionario del Diablo, de Ambrose
bolizada en el truco– y al irónico espíritu funda- Hugo Calello, Miguel Murmis, Eliseo Bierce, traducidos con precisión y
Verón, Silvia Sigal, Analía Kornblit...) belleza por Alberto Ciria y Rodolfo
cional –“flor de editorial”– logró abrirse un lu- infundió tonicidad compensatoria de Walsh respectivamente, y un libro de
gar destacado, cuyo impacto puede corroborarse la atención a demandantes o deman- textos sobre Bertolt Brecht compila-
en sus célebres ediciones de Mafalda. dados, la árida recorrida de Tribunales, do también por Ciria.

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No era precisamente mi debut en ínfimo capital del que disponíamos 3) La compra de derechos de traduc- el muy poblado mercado editorial,
faenas editoriales. En la Facultad de con mi socio nos impidió instalar ción de tres libros: el ya mencionado con mi socio pergeñamos una anto-
Derecho me hice cargo, primero como una librería como había sido nuestra Adén Arabia, de Paul Nizan, con pró- logía de cuentos sobre Buenos Aires
subdirector y luego como director, de idea inicial, inspirada por Álvarez, no logo de Sartre; una Antología poética de ambientados en diversas épocas. Con
una colección que había creado Rafael fue extraño que nos pareciera formi- Georges Brassens –dos títulos nunca ayuda de muchos amigos recolectamos
Saiegh: los “Cuadernos del Centro de dable la idea de lanzar una editorial. antes publicados en castellano– y, por material poco
Derecho y Ciencias Sociales”. Jorge Álvarez aportaría el crédito –que sabio consejo de Álvarez, uno poco conocido u olvi-
Eran unos libros breves, cuya publi- todavía tenía– en imprentas y papele- imaginable en el proyecto editorial dado; le pedimos
cación financiaba Emilio Perrot –un ras, más la logística y administración original: Cuatro teorías sobre la prensa, a Cortázar algún
editor jurídico que tenía una librería a cargo de su personal; y nosotros, de los norteamericanos Fred Siebert y texto inédito y
dentro de la Facultad–, escritos por módicos 300 dólares –donación pater- Theodore Peterson. nos envió desde
profesores a quienes les interesaba na por partes iguales–, todo el trabajo La hipótesis de Jorge era que si se París, genero-
en especial algún tema de su materia de organización, constitución de la publicaba en los comienzos de la samente y con
–sobre el que generalmente interroga- sociedad, dirección literaria, prensa, actividad de una editorial un libro de buenos deseos,
ban en los exámenes– pero que toda- publicidad y lo que cuadrara. En un autores de Estados Unidos, se entra- uno que habría
vía no habían encarado la redacción brainstorming (literalmente, “tormenta ba, a los ojos del USIS (el Servicio de aparecer más
de un tratado o volumen más exten- de cerebros”, algo usual en la actividad de Informaciones de Estados Unidos, tarde en La
so. Como se tornaban imprescindi- publicitaria de la época) que se hizo con sede por esa época en la Biblioteca vuelta al día en
bles para aprobar sus asignaturas, se en nuestro bufete, con varios amigos Lincoln) en la categoría que se podría ochenta mundos;
vendían mucho: Perrot entregaba un y la conducción orientativa de la bri- haber llamado US friendly y, en con- y encomenda-
porcentaje al Centro de Estudiantes llante Pirí Lugones, se llegó a decidir, secuencia el escrutinio del Hermano mos a David
y admitía que cada cierto número de luego de desechar los apellidos de los Grande sobre las ulteriores publica- Viñas un cuen-
títulos de ese tipo se intercalara alguno socios por difíciles, y otras propuestas ciones debería ser menos severo. No to para el cierre.
no jurídico, de contenido ideológico vagamente poéticas, que se llamaría hay que olvidar que por entonces la Escribió así un
progresista, acorde con la orientación Ediciones de la Flor. Guerra Fría se desarrollaba en escala delirante “Sábado de Gloria en la
de la directiva estudiantil. Confluyeron la idea del flower power planetaria y la Argentina del ongania- Capital (socialista) de América latina”,
En ese trabajo –junto con quien (el poder de la flor de los hippies to era un terreno muy abierto para el ambientado en un futuro indetermi-
luego sería mi socio abogadil, Oscar en boga), la suerte del truco con campo pro norteamericano. nado, un relato de política ficción en
Finkelberg, que había devenido sub- tres cartas del mismo palo y cierta Pero como también era conveniente el que las masas revolucionarias con-
director de la colección cuando pasé a idea elitista que al parecer teníamos: nutrir el catálogo de autores argen- vergían sobre el Obelisco cantando
dirigirla– me tocó corregir pruebas de hacer una “flor de editorial” con tinos contemporáneos importantes poemas de Tejada Gómez.
galera, oler por primera vez el plomo nombres de primera línea y cierta –la década del 60 había despertado el El libro es, posiblemente, el más lon-
caliente de las linotipias, el seductor exquisitez literaria. interés por su lectura– y era imposible gevo de la historia editorial argentina:
perfume de la tinta de imprenta y el La inversión original se dedicó a pagos competir con los grandes sellos (por en la última Feria del Libro de Buenos
menos atractivo de la cola de encua- muy concretos e identificables: entonces nacionales), para contratar Aires –mayo de 2006– se vendieron,
dernación. Pero también tratar con los 1) El diseño del logotipo, que se le sus obras más recientes adquirimos, a precio de oferta, 11 ejemplares.
profesores como autores y controlar encomendó al luego muy laurea- con módicos anticipos, los derechos Y todavía deben quedar algunos en
la tirada: para esto, en el sótano de do Ronald Shakespear, quien no ha de publicación de Los años despiadados, el depósito. ¡TREINTA Y NUEVE AÑOS
lo que hoy es la Librería Histórica, cesado –durante casi tres décadas– de una novela de David Viñas bastante DESPUÉS DE SU APARICIÓN!
de Azcuénaga casi Las Heras, frente a proponer modificarlo sin cargo, por- anterior a su consagración con Los No se trató de un fracaso editorial, sino
Ingeniería, entonces Librería Perrot, que había dejado de gustarle; ama- dueños de la tierra, y Vacaciones, una de un error de cálculo de Álvarez, que
firmábamos uno por uno los ejem- ble oferta desechada, porque hubiera nouvelle de Bernardo Verbitsky, quien era nuestro consejero experto en mate-
plares entregados por la imprenta, en sido como renunciar a la camiseta del en esos años habría de deslumbrar con ria de tiradas. La primera –y única–
agobiantes tardes de sábado. equipo amado. Villa Miseria también es América. edición, constó de 10.000 ejemplares,
De modo que, cuando la dictadura 2) La impresión de la papelería Como ninguno de esos títulos per- un número razonable entonces para
frustró mi proyecto académico y el imprescindible. mitía una aparición impetuosa en un libro de éxito publicado por una

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editorial conocida, pero desmesurado que habrían escrito entre los años 481 y la Flor con Librería del Colegio –que Bob Dylan, selección y traducción
para una debutante. Aunque se deben 221 antes de Cristo, y que podía leerse había sido adquirida por Editorial de Marcelo Covián; El conferencian-
haber vendido en su momento unos como una metáfora de la heroica lucha Sudamericana para asumir bajo ese te muerto, de LeRoi Jones –quien
6.000 –¡muchísimo!–, eso implicó que de los vietnamitas contra el Imperio, nombre la venta a librerías de sus luego de su conversión a la fe musul-
quedaran 4.000 –¡muchísimos!– para era obra del propio Rodolfo. Pero estu- propios títulos y los de otros sellos–, mana cambiaría su nombre–; En el
tratar de seguir vendiéndolos a lo largo dios académicos recientes ubicaron el ocultaban a mis ojos aún no exper- invierno de las ciudades, de Tennessee
de casi cuatro décadas. cuento y hacen pensar que era efectiva- tos que el déficit crecía mes a mes. Williams; Últimos poemas de amor, de
Una genial intuición de Pirí Lugones mente auténtico. Sudamericana compraba en firme el Paul Éluard, en traducción de César
–nuevamente ella– gestó el otro título Muchos años después, cuando vivía 25 por ciento de la tirada que hacía- Fernández Moreno, que obtendría
del lanzamiento. Convencida de que en Caracas, le recordé a Borges –que mos de cada novedad, pagando esa un premio de la Fundación Éluard.
nos sería muy difícil conseguir textos estaba de visita y firmaba sus obras en compra con pagarés a largo plazo. Con También se editaron poetas argenti-
originales de los grandes escritores una librería–, que yo era el incipiente el manejo financiero de esos docu- nos, comenzando por una Antología
argentinos del momento, pero tam- editor que le había pedido su parti- mentos –que era impensable descon- de Leopoldo Marechal, preparada por
bién de que el tamaño de sus egos cipación en este libro. “¿Qué elegí tar en bancos, por lo cual caíamos en Alfredo Andrés (cuya elaboración me
les impediría rehusarse a lo que les yo?”, preguntó. Se lo dije y siguió: “¿Y manos de la usura más despiadada– se permitió inolvidables tardes en la casa
propondríamos, “inventó” El libro de Sabato?”. Tras mi respuesta, reflexio- cubrían los costos de los nuevos libros de Marechal y su mujer, la menta-
los autores. Para armarlo, les pedimos a nó: “El mío era mejor...”. y los gastos generales, que eran muy dísima Elbiamor); Mate pastor, de
Borges, Sabato, Mujica Lainez, Viñas, ¿Cómo podía marcar su entrada al pocos. Pero rara vez Del Colegio hacía Horacio Salas; El solicitante descoloca-
Abelardo Castillo y Rodolfo Walsh mundo una editorial sin dinero? un pedido ulterior de ejemplares, por do, de Leónidas Lamborghini.
que eligieran su cuento favorito en la Descartada la idea de una fiesta, una lo cual la empresa sobrevivía como un El libro de Brassens nos dio una lec-
literatura universal y escribieran un vez más fue Pirí quien encontró la enfermo mantenido a suero: no moría, ción acerca del mercado. Como los
pequeño prólogo explicando las razo- solución. Encomendamos la elabora- pero tampoco adquiría fuerza. textos se componían en plomo, una
nes de su elección. ción artesanal de unas hermosas cajas Con Los años despiadados, la novela de vez impreso el
No falló. Borges eligió “Wakefield” forradas en papel blanco suntuoso Viñas, aprendimos una lección: nunca libro el material Con Los años despiadados, la
de Hawthorne. Sabato, “Bartleby” de de verdad, con el logotipo de la edi- se debe dar a un autor para revisar volvía a fundir- novela de Viñas, aprendimos
Melville. Mujica Lainez, “El horror torial impreso en dos colores, en las las pruebas de un libro escrito por él se, excepto que, una lección: nunca se debe dar
de Dunwich” de Lovecraft, un cuento que cabían ajustadamente esos pri- mucho tiempo atrás, porque quien lo previendo una a un autor para revisar las prue-
que no estaba publicado en castellano meros dos títulos, y se las enviamos a corrige no es la misma persona que lo reedición muy bas de un libro escrito por él
y cuya traducción asumí, con la pre- doscientas personas entre periodistas, escribió, algo que Heráclito ya había inmediata, se le mucho tiempo atrás, porque
ocupación de que la versión debía ser escritores y gente del medio que podía anticipado sin saberlo. Como la edi- pagara a la lino- quien lo corrige no es la misma
aprobada por Manucho antes de publi- dar eco a nuestro nacimiento. La lista ción original era de 1956, Viñas agre- tipia para que lo persona que lo escribió, algo
carse. El mundo del Necronómicon básica nos había sido suministrada gó en las galeras, para esta reedición conservara por que Heráclito ya había anticipa-
me asedió durante semanas y llegué a por nuestro amigo Miguel Brascó, de 1967, todas las “malas palabras” un tiempo. Los do sin saberlo. Como la edición
soñar con los chotacabras, el nombre por entonces hombre de prensa y rela- que no resultaban aceptables doce 3.000 ejemplares original era de 1956, Viñas agre-
de diccionario que debí elegir para las ciones públicas de una gran empresa, años antes. El resultado fue que hubo de la primera edi- gó en las galeras, para esta ree-
aves a las que Lovecraft hacía graznar en la que tenía azorados a sus jefes, que componer el libro –en linotipo, ción del poeta del dición de 1967, todas las “malas
desenfrenadamente a cada momento. sentado a su escritorio con una bufan- recuérdese– prácticamente de nuevo, arrabal parisiense palabras” que no resultaban
David Viñas estuvo nacionalista: eligió da anudada al cuello. Corría julio de con el costo consiguiente. Las pruebas se vendieron en aceptables doce años antes.
“El matadero”, de Echeverría. Castillo, 1967 y Ediciones de la Flor exhibía su corregidas con la trabajosa caligrafía pocos días, lo que
clásico: “La sirenita”, de Andersen. Y partida de nacimiento. del autor se conservaron como “prue- nos impulsó a imprimir otros 3.000
Walsh creó un enigma: por muchos ba”, precisamente, de los cambios en para aprovechar la tipografía guarda-
años sospechamos que “La cólera de un las costumbres y normas sociales. da. Parece que había 3.000 adictos a
particular”, presentado por él como de 1967-1970: la etapa amateur Aparecieron entonces los primeros Brassens, pero no 3.001: la segunda
autor chino anónimo y cuya proceden- títulos de poesía traducida: la ya men- edición duró en nuestro depósito más
cia ubicaba en una recopilación fran- Los términos del contrato de distri- cionada Antología poética de Brassens; de veinte años...
cesa de relatos de autores de ese origen bución celebrado por Álvarez para De Nueva poesía USA: de Ezra Pound a También un poeta y, como se comen-

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zó a decir tiempo después, “cantau- del Brasil, con un éxito enorme y la años, periodistas y escritores evocaron ral de Fondo de Cultura Económica
tor”, integró el catálogo inicial. En consiguiente repercusión en las ventas esa reunión donde se festejaba... haber en México. Entre los cuatro hacíamos
enero de 1967, antes de que aparecie- del libro, que seguimos reeditando publicado “ya”... 30 títulos. TODO lo que se hace en una editorial.
ran los primeros títulos, durante unas aún hoy. El acto de presentación se En algún momento, Finkelberg vende
vacaciones en la feria judicial pasadas hizo en el Instituto de Directores de sus cuotas sociales, que, tras pasar por
en el Brasil con un amigo, conseguí Arte, un instituto de enseñanza de la Llegan Mafalda... y Kuki Miler varias otras manos, terminarán en las
contactar por teléfono a Vinicius de calle Florida, con Vinicius cantando de Kuki Miler.
Moraes, cuya obra todavía no se había y diciendo sus versos; tanta gente se Ese año basal para la etapa “profesio- Ya con la nueva composición social,
publicado en castellano. Ya famoso apiñaba alrededor, que Miguel Brascó nal” de la editorial está marcado por la aparece Paradiso
mundialmente a partir del premio tuvo que pedir espacio con una diver- irrupción de dos mujeres. Casi simultá- de José Lezama ... aparece Paradiso de José
que había obtenido en el Festival de tida intervención: esbozó una teoría neamente. En julio comenzamos la con- Lima, cuya pri- Lezama Lima, cuya primera
Cannes Orfeo Negro, la película de acerca de la cantidad de aire que nece- vivencia con mi pareja, Ana María Mi- mera edición edición fuera de Cuba publi-
Marcel Camus basada en su pieza sitaba un brasileño para respirar. ler, conocida por todos desde siempre fuera de Cuba camos, reproduciendo la
teatral Orfeo de la Concepción, había Corresponden también a esa época como Kuki, una licenciada en Econo- p u b l i c a m o s , original cubana, plagada de
abandonado la carrera diplomática y otros títulos de “larga duración”: un mía Política mendocina, quien también reproduciendo erratas, en virtud de la auto-
se dedicaba a escribir y a cantar en libro de poemas estilo haiku, de Yoko había vivido en San Luis y en Santiago la original cuba- rización genérica concedida
público las composiciones que com- Ono, la famosa compañera de John de Chile. Y en octubre aparece por pri- na, plagada de por la Revolución, cuando se
partía principalmente con Jobim, de Lennon (que lo presentaba con el mera vez con el sello de De la Flor un erratas, en vir- declaró que, así como ellos
las que Garota de Ipanema, ahora casi prólogo más escueto que haya existido tomo de la ya entonces mítica Mafalda, tud de la auto- no respetarían la propiedad
un lugar común musical (no por eso nunca: “Hola. Soy John. Les presento el número 6. Doscientos mil ejemplares rización genérica privada de los derechos inte-
menos bella), era la más conocida. a Yoko”), titulado Pomelo (Grapefruit vendidos en dos días dan testimonio de concedida por lectuales, aceptaban que se
Me citó en el bar del hotel Copacabana en inglés). A pesar del gancho que lo acertado de la incorporación, debi- la Revolución, reprodujeran libremente los
Palace, acordamos rápidamente las significaba el nombre del “prologuis- da a litigios del autor con su anterior cuando se decla- títulos de autores cubanos.
condiciones de un contrato –¡la auda- ta” en la época de auge de los Beatles, editor, Jorge Álvarez, para enfrentar los ró que, así como
cia del poeta le hacía confiar en una el libro no tuvo mayor éxito. Siguió cuales Quino recurrió a los servicios ellos no respetarían la propiedad pri-
editorial todavía prácticamente nona- vendiéndose, en su primera y única profesionales de los abogados Divinsky vada de los derechos intelectuales,
ta!– sin anticipo y con la única pre- edición, hasta hace un par de años, y Finkelberg, en ese momento socios aceptaban que se reprodujeran libre-
tensión de un porcentaje de derechos pero ya ahora buscado como joya para de la editorial. Álvarez había cedido sus mente los títulos de autores cubanos.
algo mayor al usual. Dos serían los coleccionistas. También se publica, cuotas sociales un año antes. Nadie podría haber previsto que, a
libros de Vinicius que publicaríamos pero sí con muy buenas ventas y reedi- De la Flor había funcionado hasta ese partir de la recomendación entusiasta
inicialmente: una Antología poética, ción inmediata, La guerrilla tupamara, momento mezclada con el estudio hecha por Cortázar (“Paradiso es como
siguiendo una selección preparada por de la periodista y abogada uruguaya jurídico de sus dueños; después, en el mar”) y su referencia a que debía
él mismo y ya aparecida en Brasil, y María Esther Gilio, que había ganado el entrepiso prestado de un comercio ser abordada por lectores “machos”,
Para vivir un gran amor, que alternaba el premio de Casa de las Américas de mayorista de sombreros para damas y dada su complejidad, pero sobre todo
poemas y crónicas. La Habana en una nueva categoría, accesorios de moda, propiedad de unos del reportaje al autor realizado por
Encomendamos la traducción de este “Testimonio”, creada en 1970. tíos míos, y por fin se instaló en una Tomás Eloy Martínez para la entonces
último a dos escritores diferentes: Tal vez la culminación de esa etapa minioficina de escasos doce metros todopoderosa Primera Plana que fue
Mario Trejo se encargaría de la poesía; loca y divertida –y poco racional, cuadrados en la zona de Tribunales, anunciado como un logro periodístico
René Palacios More, de las crónicas. hay que decirlo, si el plan era seguir que había sido originalmente el pri- sin precedentes, la primera edición
El libro apareció en 1968 y su presen- editando– fue una fiesta con decenas mer bufete que compartimos con mi se vendería... en una sola tarde. Para
tación, apoteótica, coincidió con una de invitados y servicio de la confitería asociado. Allí comienza a trabajar un reportear al hasta entonces misterioso
visita de Vinicius a Buenos Aires, para “Los Dos Chinos”, que organizó Pirí pequeño equipo formado por dos poeta y narrador, Tomás viajó a Cuba
actuar en el Ópera junto a Dorival Lugones en la confitería del Jardín amigos históricos, que hoy lo siguen vía Praga, tras ser alertado por el edi-
Caimmy, Oscar Castro Neves, el fabu- Zoológico a la que se convocó con una siendo: Susana Appel, en la actualidad tor Eduardo Stilman de la inminente
loso Baden Powell y el Cuarteto em tarjeta que rezaba: “No deje que los psicóloga, y Ricardo Nudelman, que aparición del libro. Convinimos, eso
Cy en un show patrocinado por el café animales sean más”. Durante muchos se desempeña hoy como gerente gene- sí, en demorar el lanzamiento hasta su

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regreso. La dilación fue bien recom- la posibilidad de comprar pasajes, factores (“Argentina, ámela o déjela”) recer frente a la misma cámara que
pensada: la nota fue tapa del número con gran descuento, en la compa- reproducida en miles de calcomanías manejaba. La combinación resultó
de la revista, con una caricatura de ñía Ecuatoriana de Aviación. Como que los taxistas, fieles portadores, en imbatible. Pero Las tumbas también
Lezama, creo que obra de Sábat, y Ecuatoriana no llegaba a Buenos general, de ese tipo de mensajes, lleva- se publicó en Brasil y se vendieron
se la anunció con bombos y platillos Aires, los boletos incluían el tramo ban adheridas a sus parabrisas, los derechos de edición en italiano
en la publicidad radial. La influencia hasta Lima, adonde sí llegaba, por otra Imbuido de fe en la justicia, y patro- a Bompiani (que finalmente no la
de Primera Plana podía determinar línea y un par de noches de hotel en cinado por un experto en derecho editó). Y el autor, que había enviado
la suerte de cualquier producto de la esta ciudad para el trasbordo, cuyos administrativo, presenté un recurso un enorme ramo de flores a su editora
industria cultural. días aprovechamos para conocer y contra el decreto de prohibición: el con su agradecimiento, y a quien le
El 16 de diciembre de 1970 se había visitar clientes. Luego hicimos escalas sistema jurídico funcionaba, porque habíamos aumentado el porcentaje
producido en Buenos Aires el primer en Guayaquil y Quito, para terminar el mismo Poder Ejecutivo de la dicta- de derechos que tenía convenido en
secuestro seguido de asesinato por en México y regresar. dura, ya en su última etapa anterior su contrato por la sola voluntad de la
motivos políticos, atribuible presumi- En realidad, por el lado comercial a las elecciones de 1973, revocó por editorial, premiando sus buenas ven-
blemente a comandos parapoliciales: simplemente cultivamos las librerías contrario imperio el decreto, aco- tas, fantaseó que se le mentía en las
el abogado Néstor Martins, defensor que ya vendían módicamente nuestro giendo nuestros argumentos. liquidaciones y promovió un juicio...
de presos políticos y de militantes catálogo a través de un legendario que no terminó bien para él.
gremiales y un cliente suyo, Nildo vendedor viajero que trabajaba para También en 1972 comienza la publi-
Zenteno, que lo acompañaba circuns- varias editoriales: Elcano Sidelnick, Mudanza y crecimiento cación de la colección infantil “Libros
tancialmente, fueron secuestrados en la que tenía una vasta red latinoame- de la Florcita”, a cargo de Kuki y de
zona de Tribunales y no volvió a saber- ricana de amigos a los que, además, En 1972 nos trasladamos a oficinas Amelia Hannois: libros de grandes
se nada de ellos. El poeta Vicente Zito les tomaba pedidos. De uno de esos más amplias, también en la zona de autores “para adultos” que habían
Lema escribió una violenta diatriba libreros paradigmáticos, el alemán Tribunales: en el señorial edificio, algo incurrido ocasionalmente en este
en verso y prosa, Blues largo y violento Bucholz de Bogotá, recibí uno de los decaído, de Uruguay 252, ocupamos género. En la lista están Ray Bradbury,
en memoria de Néstor Martins, que más duros golpes iniciales a mi orgu- parte del primer piso, con chimenea Umberto Eco –que en esa época sólo
publicamos en noviembre de 1971. llo de editor de “exquisiteces”. “Los a leña y balcones a la calle. Aparece era conocido como semiólogo, mucho
Todavía se podía protestar virulenta- suyos son libgos de capgicho”, me Las tumbas, de Enrique Medina, un antes de su irrupción en la narrativa
mente en un libro por la desaparición dijo en su castellano de fuerte acento. joven autor que había elaborado una con El nombre de la rosa–, Silvina
de dos ciudadanos, sin que eso genera- “Si los tengo, los vendo, pego si no los novela atrapante en la que se des- Ocampo, Ionesco, etc. Los ilustra
ra una cadena de ulteriores desgracias. tengo, vendo otgos.” cribía con mucho realismo la vida un joven plástico argentino, Juan
También editamos Estancia modelo, la Ese mismo año, el insólito éxito de en las cárceles para niños y jóvenes. Marchesi, quien crea un estilo. Es tal
primera novela del cantautor brasileño una novela de título fuerte: Me tenés Originalmente se llamaba Las marcas la carrera comercial de estos libros,
Chico Buarque, una fábula satírica podrido, Argentina, de Alfredo Grassi, del frío –un título que el autor cambió derivada de su calidad y originalidad,
sobre las dictaduras militares, que terminará en una prohibición del libro a sugerencia mía– y estaba muy mal que siguen reeditándose más de trein-
trasladaba al reino animal, como en por la dictadura militar, con confusa escrita, lo que fue subsanado por la ta años después, levemente aggiorna-
la famosa Rebelión en la granja, de fundamentación en un decreto ley de acción de un eficacísimo editor: Luis dos en su colorido.
Orwell, el autoritarismo del régimen represión del comunismo, una ideolo- Gregorich. Las tumbas vendió muchas Otros títulos significativos:
que gobernaba Brasil, perfectamente gía que no tenían ni el autor ni los edi- ediciones no sólo por su fuerza y sus Fatras, un libro rarísimo de Jacques
equiparable al argentino. tores. En realidad, la novela se centra- valores literarios: el autor trabajaba Prévert (se optó por conservar el títu-
En 1971 partimos con Kuki en un ba en episodios ocurridos durante el como cameraman de TV y, entre los lo en francés, en lugar de traducir-
viaje de exploración latinoamerica- gobierno democrático de Arturo Illia, programas que enfocaba estaba el de lo, como hubiera correspondido, por
na que combinaba lo turístico y lo que eran de público conocimiento; lo la señora Valentina, en ese momento, fárrago, una palabra que sonaba anti-
comercial. Habíamos publicado una que desató las iras uniformadas fue el muy popular conductora. Ella no pática), que reúne poemas y collages
novela y una colección de poemas del título, desencadenado por el hastío dejaba de proclamar las virtudes del fotográficos del autor de Paroles. A
ecuatoriano Alfonso Barrera Valverde, que había producido en el autor y en libro y recordar lo desgraciada que pedido del autor, a quien Picasso le
embajador de su país en Buenos Aires, muchos otros ciudadanos una campa- había sido la vida de su protagonista- había dicho que la traducción castella-
y su agradecimiento se tradujo en ña patriotera de una fábrica de cale- autor, a quien convocaba para apa- na de este libro publicada por Fabril

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Editora era superior al original, se le hermano Ramón), el Diario de una ticas por sus valores literarios. Esto La primavera de Buenos Aires o se
encomienda la versión a Juan José desintoxicación, escrito y dibujado por determina que el fiscal se abstenga cierne la tormenta
Ceselli, estupendo poeta surrealista, quien había sido opiómano, además de acusar: el proceso termina con un
con gran dominio del verso... pero de poeta, autor teatral y téorico de la sobreseimiento definitivo decretado a Con 60 nuevos libros, 1974 será
poco del francés: elaboramos la ver- estética. La autorización para publicar regañadientes por el juez, que, según el año de mayor producción de la
sión definitiva a cuatro manos en su el prólogo la concedió la viuda de confesión de un funcionario del juz- editorial, una hiperactividad alenta-
extraña casa del Pasaje La Selva 4040 Ramón, la escritora argentina Luisa gado, se había excitado mucho con la da por los desarrollos políticos y la
(La Selva 4040 fue el título de uno Sofovich, a quien visité con unción lectura. Si bien los buenos comentarios relativa bonanza económica del país,
de sus poemarios, asociando una refe- en la casa donde había vivido con ese bibliográficos no hicieron que el libro que continuará en el año siguiente.
rencia cabalística a lo que sólo era un escritor extraño, al que yo admiraba. se vendiera, fueron útiles para mante- Aparecen textos transgresores para la
domicilio...). Este libro, impecablemente impreso ner limpio el prontuario del editor. época, como el Diario de un educastra-
En octubre de en papel ilustración, cuya tapa de Ese mismo año se produce mi definiti- dor, de Jules Celma (un maestro que
1972 ve la luz color plata había costado muchísimo va profesionalización como editor: de fue enjuiciado en Francia por haber
nuestra edición realizar, recibió el premio al libro común acuerdo con mi compañera y permitido a sus alumnos la libertad
de La Inmaculada mejor editado del año en su categoría, socia, abandono el ejercicio de la abo- total en clase, incluso para las aproxi-
Concepción de otorgado por la Fundación Gutenberg, gacía y viajo por primera vez a la Feria maciones sexuales); el Diario de un
André Breton e inició una serie de distinciones de Internacional del Libro de Frankfurt, homosexual, de Giacomo Dacquino y
y Paul Éluard, ese tipo que obtendría la Editorial más lo que sería el bautismo de fuego para Aprendamos a hacer el amor, el famoso
un texto clave adelante, ya con la Cámara Argentina esta actividad. Mi presencia allí, se “folleto del Dr. Carpentier”, un breví-
de los popes del de Publicaciones como continuado- supo después, habría de tener serias simo texto dedicado a los muy jóvenes
surrealismo que ra del certamen: Podría ser yo, de consecuencias en nuestra vida perso- por el cual, también en Francia, fue
tradujo magistral- Elizabeth Jelin y Alicia D’Amico; nal y en la de la editorial. procesado su editor original. Eso dio
mente Alejandra Recontrapoder, de Luis Felipe Noé y Fontanarrosa era conocido en ese origen a una edición “colectiva” en
Pizarnik. Una Nahuel Rando y, en junio de 2006, momento principalmente por sus lec- la que muchos editores franceses se
prosa poética la edición del Martín Fierro ilustrado tores rosarinos y los de la fundacional corresponsabilizaron por el libro. Ya
lindante con el por Fontanarrosa. revista de humor cordobesa Hortensia. en 1973 habíamos publicado un libro
delirio en la que En 1973, Orilla de los recuerdos, una Pero tomamos contacto con él a partir precursor de un tema que ni siquiera
incluyeron hasta novela del brasileño Hermilo Borba de sus colaboraciones en la revista se debatía en público en Argentina:
juegos de simu- Filho, primera parte de una tetralogía política Desacuerdo, que dirigía nues- Aborto. ¿Derecho de las mujeres?, de
lación de varias titulada “Recuerdos de un caballero de tro amigo Ricardo Nudelman, quien, Diane Schulder y Florynce Kennedy,
enfermedades mentales. La edición la segunda decadencia”, que habíamos como se dijo, trabajaba en De la Flor. dos abogadas de Nueva York que
tendría consecuencias casi igualmente publicado por consejo de Bernardo La revista se titulaba así porque entre defendieron a mujeres incriminadas
surrealistas: la familia de Bretón protes- Kordon, amigo del autor, despierta sus posiciones estaba la de oponerse a por haber abortado en Estados Unidos
tó por carta, quejándose por el audaz el “interés” de la División Moralidad la convocatoria que había hecho –con violando las leyes que lo castigaban.
diseño de la tapa, puramente surrealis- de la Policía Federal, que secuestra escasa acogida– el gobierno dictato- Esto en la línea “educación, amor
ta, obra de Oscar Smoje, y porque en ejemplares en los kioscos –un distri- rial del general Lanusse al peronismo y sexo”. Porque en la línea política
ella, sin respetar el orden alfabético, se buidor había comprado los saldos de para un “Gran Acuerdo Nacional”. imperaba un eclecticismo que debería
incluía en primer término el nombre de la edición y los había lanzado a la calle Y el libro de Fontanarrosa se llamó haber desorientado a los represores.
Éluard (algo que decidimos por consi- con una faja que la proclamaba “Joya ¿Quién es Fontanarrosa?, aludiendo En etapas previas habían coexistido en
derarlo más conocido por los lectores). de la literatura erótica”– y promueve la a lo poco conocido que el Negro el catálogo El recuerdo y las cárceles, las
Evidentemente la vena transgresora no iniciación de un proceso por infracción era en ese momento. Posteriormente, deliciosas memorias de Rodolfo Aráoz
era hereditaria... al artículo 128 del Código Penal, que la colección de humor gráfico tituló Alfaro –un exquisito aristócrata que
También publicamos Opio, de Jean reprime las “publicaciones obscenas”. con la misma pregunta las primeras había sido por muchos años apodera-
Cocteau (en traducción de Julio La novela, un crudo relato autobio- recopilaciones del cordobés, Crist, de do del Partido Comunista y que estuvo
Gómez de la Serna y, como pró- gráfico ambientado en el Nordeste de Limura, del mexicano Carlos Dzib, preso muchísimas veces porque, como
logo, un texto de su incomparable Brasil, había obtenido excelentes crí- del venezolano Zapata, etc. bromeaba, hasta las razzias políticas

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comenzaban por orden alfabético, y último período del líder político en Aires en la que participamos con un libros: Eduardo Velázquez, que había
eso lo condenaba a ser de los prime- el país. Siguió con Multinacionales y pintoresco stand, que tiene su historia. ingresado también como cadete a fines
ros–, con Falsos pasaportes, de Charles Derecho, en el que dos prestigiosos Cuando visitamos el predio en el que de la década del 70, ya recibido de
Plisnier, un trotskista belga que había abogados, Corti y Martínez de Sucre, se realizaría la Feria –el municipal lin- veterinario, investigador en su especia-
obtenido el premio Goncourt de analizaron el fallo de la Suprema Corte dero a la Facultad de Derecho, donde lidad y profesor universitario, deja de
Literatura en 1938 por esos relatos de 1973-1974 en el que se conside- hoy se realiza, entre otras exposiciones, lado sus tareas profesionales cada año
en los que biografiaba a los militan- ró que las compañías transnacionales la Feria del Libro Infantil– vimos que en la época de la Feria para ayudarnos
tes reprimidos y encarcelados en la radicadas en el país no podían incluir tenía un piso adoquinado, plagado de en la atención al público.
URSS y perseguidos por toda Europa como costo los royalties que pagaban a manchas provenientes de innumera- La muy ecléctica línea editorial provo-
por los comunistas. En ese momento sus casas centrales. bles muestras industriales. Esto hacía có confusiones que resultarían peligro-
publicábamos casi simultáneamente La ola de exiliados expulsados por el imprescindible una tarima alfombrada sas poco después. Así como un libro
La sociedad del espectáculo, del líder de golpe de Pinochet aporta a nuestro catá- que lo ocultara, algo que estaba total- siniestro titulado La red y la tijera,
la Internacional Situacionista, de difí- logo Ensayos quemados en Chile y Patos, mente fuera de nuestro presupuesto. cuyo autor yace en el olvido, nos
cil encuadramiento ideológico, Guy elefantes y héroes, de Ariel Dorfman Por eso imaginamos que, dado que el incluía entre las editoriales subordi-
Débord –aún hoy , mucho después de (nacido en Argentina, pero que se piso semejaba una calle, había que uti- nadas al Servicio de Informaciones de
su suicidio, reivindicado como contes- reivindica como chileno); Periodismo lizar algo que pudiera estar en la calle: Estados Unidos, otro mamotreto no
tatario con ideas vigentes–; Notas revo- y lucha de clases, de Camilo Taufic, y alquilamos un kiosco de diarios usado menos siniestro, de Roberto Aizcorbe,
lucionarias, de Julius Lester, un can- los esclarecidos análisis de Chile ¿sí? a una fábrica que los proveía a los nos incluía entre los sellos vinculados
tante de blues representante un tanto del boliviano Ted Córdova-Claure, que canillitas y donde nuestro pedido fue al aparato comunicacional del Partido
folklórico del Poder Negro, y Sobre también venía de vivir en ese país. recibido con enorme extrañeza. No Comunista Argentino. En un repor-
el trotskismo, de Kostas Mavrakis, un Pero eso no era todo: los Poemas de imaginábamos que trasladar el kiosco, taje radial que me hizo en esa época
maoísta griego residente en Francia, amor y sexo del dominicano Manuel pesadísimo como para aguantar la Odile Baron Supervielle, a la pregunta
que contenía una complejísima crítica del Cabral y Todos los poemas de intemperie y hacerlo casi imposible de acerca de qué relacionaba libros tan
teórica a las ideas de Trotski. Estos Paco Urondo enriquecen la colec- movilizar fácilmente, sería una tarea diferentes en orientaciones políticas
dos últimos libros habrían de traer ción de poesía y Kuki inaugura una ímproba: de todos modos se hizo y el y estéticas, con ingenuidad y cuan-
cola pocos años después... Como tam- nueva colección infantil, “El Libro kiosco de De la Flor se convirtió por do la palabra no tenía connotaciones
bién la traería Cuba, vida cotidiana y en Flor”, con obras muy ilustradas años en una especie de documento de incriminantes, contesté, simplemente,
Revolución, una recopilación de cró- de escaso o ningún texto, destinadas identidad en la Feria, muy imitado que todos nos habían gustado y que
nicas de viaje del periodista Enrique a los más chiquitos, que todavía no posteriormente... eran todos “subversivos”. También el
Raab, tiempo después “desaparecido”, leen. Primer título: Los botones del Seguimos con los kioscos, cada vez presidente de la Cámara Argentina del
publicadas originalmente en el diario elefante, de la japonesa Noriko Ueno. mayores porque el espacio rentado Libro en 1977, un brigadier retirado,
La Opinión: desencadenó un juicio Para aumentar el número de lectores en la Feria se ampliaba, hasta 1997, nos contó con aire falsamente com-
penal contra nosotros que terminó de la colección, aportamos uno: en cuando decidimos renovar el diseño, pungido en la Feria de Frankfurt, que
en sobreseimiento. Antes, en 1972, diciembre de 1974 nace nuestro hijo dentro de una estética que tuvie- las discretas gestiones emprendidas,
Angela Davis habla, que reunía textos Emilio, quien se dedicará a la música ra reminiscencias de lo callejero –y según él, por esa institución cuando
de la doctora en Filosofía y militan- desde su adolescencia. siguiera sin tener alfombra ni tarima– estábamos presos, tropezaban con el
te negra que fue juzgada y estuvo a El contrato de edición del libro de pero que se adecuara a las nuevas obstáculo de que, al no detectársenos
punto de ser condenada a muerte en Paco Urondo fue tipeado en mi vieja posibilidades de la editorial. El nuevo ninguna militancia política... se sospe-
Estados Unidos, y otros sobre ella y máquina portátil Olivetti Lettera, y stand lo diseñó y construyó el arqui- chaba que podíamos ser “ideólogos de
su lucha en defensa del Poder Negro, lo firmamos en París, donde Antonio tecto José María Caula, nada ajeno a la guerrilla” (sic).
vendió dos ediciones. Seguí, el pintor cordobés radicado allí la historia de De la Flor: había sido
Rodolfo Terragno dirige la colección desde mucho antes, pintó un carica- nuestro primer cadete casi 30 años
“Cuestionario”, que también era el turesco retrato del autor que fue la antes. Y ese año obtuvimos el premio 1976 y después: ya nada será igual
título de su excelente revista mensual. ilustración de la tapa. al mejor de la Feria en su categoría.
Se inaugura con Los 400 días de Perón, En 1975 se realiza la primera Feria El de Caula no es el único caso de El golpe del 24 de marzo, que des-
del propio Terragno, que resume el Internacional del Libro de Buenos fidelidad a la empresa por amor a los encadenaría la tragedia represiva más

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tremenda de la historia argentina, me editorial. Incluso hubo que discutir Colectivo de Libros para Niños de como lo había hecho en 1972, pero no
encontró fuera del país: había parti- con un autor que, asustado por la lec- Berlín. Habíamos adquirido sus dere- tuve en cuenta que las circunstancias
do en la minuciosa gira de ventas y tura militar que pudiera tener su ori- chos en la Feria de Frankfurt de 1973. políticas eran otras, algo que debí haber
cobranzas que emprendía cada año y, ginal novela Joe Penas en Necroburgo, Según el decreto 269/77, era “un sospechado cuando el abogado especia-
comenzando en Nueva York, imponía rogó que no fuera publicada (y acata- cuento destinado al público infantil lizado en Derecho administrativo que
escalas en Miami, San Juan de Puerto mos su pánico). con una finalidad de adoctrinamien- me había acompa-
Rico, México y muchas otras ciudades Aparece La guaracha del Macho to que resulta preparatoria a la tarea ñado con su firma
del continente. Comencé a enterarme Camacho, de Luis Rafael Sánchez, una de capacitación ideológica propia del la vez anterior se
de lo que sucedía por los diarios de estupenda novela con la que comienza accionar subversivo”. disculpó por no
Miami en el atardecer del 23, y el 24 la publicación de autores de Puerto En realidad, la prohibición no me hacerlo ahora. La
me despertó en Puerto Rico una lla- Rico. Se convertirá en un éxito, cono- tomó de sorpresa: en octubre de inmediata reac-
mada de Augusto “el Nene” Bonardo, cerá ediciones para su venta en España 1976, en un cuarto del modesto hotel ción de la dicta-
un conocido periodista argentino de y en Cuba y será traducida al francés, Zentrum en el que me alojé nuevamen- dura fue decretar
radio y TV radicado allí. Me confirmó inglés y portugués. Al cabo de los te para la Feria de Frankfurt, Osvaldo la detención a
que el golpe ya se había producido y años –hoy– sigue reeditándose y es Bayer, que había partido al exilio disposición del
me pidió al aire mi punto de vista. uno de los títulos que se estudian en hacia la Alemania de sus ancestros, Poder Ejecutivo
Adormilado, pero sobre todo con- la carrera de Letras. Ante esa repercu- me había advertido que el funcionario de tres personas:
fundido, no fui lo suficientemente sión, llueven las propuestas de autores de la SIDE que, por agradecimiento a Kuki Miler y yo,
condenatorio: nunca imaginé las con- puertorriqueños: Pasión de historia (y alguna gestión previa, le había avisado y también Amelia
secuencias que tendría para mi vida otras historias de pasión), un libro de que debía dejar el país sin demora, Hannois, quien
personal y familiar y la del país. cuentos de Ana Lydia Vega, será otro le mostró con indignación el libro, por entonces ya
Poco después del 24 debía comenzar de los de muy buena repercusión, que como ejemplo de los extremos a los residía en Francia
en Buenos Aires la 2ª Feria del Libro: “siguen en cartel” todavía. que podía llegar el “accionar subver- con su compañe-
dos días antes de Pero la represión se va agudizando y se sivo”. Lamentablemente, subestimé la ro, Augusto Roa Bastos.
En ese clima (el de abril de su inauguración, prohiben muchos libros por resolucio- advertencia: ducho –creía– en repre- Nuestra captura fue “legal” y no
1976), agravado por la clau- Kuki y Ricardo nes de diverso nivel o simplemente de siones, le dije: “Bueno, lo prohibirán violenta: si bien los policías que la
sura de la editorial Siglo Nudelman, junto hecho. Ordenanzas municipales van a y listo”. Craso error. hicieron efectiva el 16 de febrero
XXI, la detención del editor a muchos colegas, prohibir o restringir la exhibición de El cuento no era sino una versión no estaban uniformados, y nos lle-
Alberto Díaz, y todo lo que debieron enfren- títulos por razones de “moralidad”. moderna de la fábula según la cual varon desde la oficina de la editorial
sucedía fuera del ámbito del tar la inspección En esta categoría, sin posibilidad de “la unión hace la fuerza”. Los cinco a la Superintendencia de Seguridad
libro, se desarrolló esa Feria. de los stands por recurso alguno, nos incluyen El gato dedos de una mano –roja–, desuni- Federal de la calle Moreno en un
Y sólo era el comienzo. misteriosos –o tal en la sartén, una brillante primera dos, son perseguidos y maltratados Falcon algo destartalado y sin placas,
vez no– funcio- novela de Mónica Muller (y brillante por otra mano –verde–; cuando des- en medio de todo lo que sucedía a
narios, uniformados por sus anteojos no sólo porque su tapa reproducía la cubren que cinco dedos bien unidos nuestro alrededor podía considerárse-
oscuros, acompañados por los direc- publicidad de un polvo limpiador, forman un buen puño, se defienden nos afortunados. Fue registrado nues-
tivos de la Feria. Ellos señalaban qué aludido en el título, en la que un gato y triunfan sobre la mano castigadora. tro ingreso y, al informar que éramos
libros no podían exhibirse y, por lo se espantaba al ver muy nítido su Si bien podía llegar a pensarse en una marido y mujer –en realidad, concubi-
tanto, venderse. ¿En virtud de qué propio reflejo en el utensilio citado), interpretación amenazadora del puño nos–, nos alojaron en la misma celda,
leyes? No lo aclararon. y Feiguele y otras mujeres, un excelente rojo triunfante en alto al final de la y fuimos convocados por un oficial del
En ese clima, agravado por la clausura de libro de relatos de Cecilia Absatz. historia, que el color verde de la mano Ejército, quien, en el marco de mesas
la editorial Siglo XXI, la detención del A comienzos de febrero de 1977 un derrotada fuera visto como el del uni- repletas de armamento supuestamente
editor Alberto Díaz, y todo lo que suce- decreto del Poder Ejecutivo Nacional, forme de fajina del Ejército argentino secuestrado en otros procedimientos,
día fuera del ámbito del libro, se desarro- leído con inusual frecuencia por radio sólo cabía en la paranoia interpretativa se limitó a notificarnos severamente
lló esa Feria. Y sólo era el comienzo. y televisión, prohibe la circulación militar del momento. que estábamos detenidos en cumpli-
Ediciones de la Flor mantuvo, por de Cinco dedos, un título de la colec- Por eso opté por presentar un recurso miento del decreto ya mencionado.
obcecación o ingenuidad, su plan ción “El Libro en Flor” creado por el de reconsideración de la medida, tal Un lujo jurídico para ese año...

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Nuestra detención, en diversas depen- la editorial participó en la Feria de pueden encontrarlo en la revista Xul, dato patético, luego de tomarme
dencias policiales y establecimien- Buenos Aires y siguió funcionando que lo publicó íntegro). El abogado declaración el oficial de policía debía
tos carcelarios, sin los malos tratos dentro de lo posible. Otro decreto, que contestó la acción en represen- comunicarse con el juzgado en La
“especiales” que la época deparaba dictado en abril, prohibe la nove- tación del Estado sostuvo que debía Plata para saber qué hacer conmigo:
a los detenidos políticos, habría de la Ganarse la muerte de Griselda rechazarse dado que el libro había durante minutos interminables –para
prolongarse 127 días, y su relato cir- Gambaro, y establece la clausura de sido prohibido en virtud de la vigen- mí–, trató de establecer la llamada sin
cunstanciado daría lugar a otro texto. la editorial por 30 días, por ser “con- cia del estado de sitio, por lo cual, conseguirlo. Tras dudar un momen-
El hecho es que se desencadenó una tumaz en la publicación de obras de levantado éste, no era precisa una to, me dijo que me fuera, que si el
intensa campaña de solidaridad entre este tipo”. En sus fundamentos se dice declaración judicial dejando sin efecto juez disponía que debían mantenerme
los colegas editores de todo el mundo que la novela es “nihilista y contraria la prohibición. Para nuestra sorpresa, detenido me irían a buscar...
–instada por amigos desde Buenos a los valores familiares”. A la autora se era el mismo Dr. Bargalló Beade que
Aires, y coordinada magníficamente le “sugiere”, por otras vías, la “conve- había elaborado el dictamen previo:
por Rogelio García Lupo–: las nume- niencia” de abandonar el país: con su la permanencia en sus cargos de los Telecomando en tiempos sin e-mail
rosas firmas estaban encabezadas por familia, se instala en Barcelona. funcionarios menos notorios de la dic-
la del mítico Claude Gallimard. En el Esa clausura nunca se hará efectiva, tadura fue un fenómeno generalizado. Los boletos aéreos que había enviado
país, el miedo morigeró la reacción: pero de todos modos, Elisa de Miler, El amparo se rechazó, pero se impu- Frankfurt fueron desdoblados: como
un escrito prudente reclamando nues- la madre de Kuki que había ingresado sieron las “costas por su orden” (cada faltaba mucho para la Feria deci-
tra libertad que circuló entre los escri- como voluntaria a la empresa tiempo parte debía pagar sus gastos judiciales dimos hacer juntos –hijo chiquito
tores durante la 3ª Feria del Libro, antes para cumplir algunas tareas y honorarios) porque se consideró que incluido– el periplo latinoamericano
sólo comenzó a recoger firmas cuan- administrativas, toma el comando había razones para dudar acerca de que ya era casi rutina, comenzando
do lo suscribieron Silvina Ocampo de hecho y, ante la amenaza, opta la cuestión. Y la historia de nuestra por Guayaquil. El relato de este
y Eduardo Gudiño Kieffer, como si por rescatar chequeras y documentos edición de Ganarse la muerte tuvo viaje, que terminaría con la radi-
su prestigio y su posición ideológica y se autoimpone un cierre por ese un grato episodio final: por decisión cación en Caracas a comienzos de
cobijaran a los firmantes ulteriores y período. Antes y después, con un de su director, el librero Elvio Vitali, 1978, también sería materia de otro
les dieran su protección. equipo mínimo y a fuerza de imagi- la Biblioteca Nacional incorporó en texto que tuviera que ver con nuestra
La Feria de Frankfurt contribuyó sig- nación y coraje, consigue mantener 2004 un ejemplar a su Tesoro, en un historia personal, pero aquí me ciño
nificativamente a la presión interna- la actividad a flote. Cuenta con la acto cargado de significados para la a la de la editorial.
cional: nos designó “representantes colaboración de Norma Vich –una autora y sus editores. Con algunos cambios, el reducido
de la Argentina” para la Feria de ese estudiante de cine que había ingre- Antes de partir, hubo que enfrentar equipo que la había sostenido siguió
año, situó dos pasajes a nuestro nom- sado a la firma como recepcionista otra instancia policial: pocos días des- manejándola, orientado dentro de
bre en la oficina local de Lufthansa, hacía poco– y Susana Appel, que se pués de nuestra liberación debí pre- lo posible por nosotros al ritmo de
e hizo saber esa circunstancia al ocupaba de prensa y producción. Ese sentarme a declarar en la Delegación nerviosas llamadas telefónicas –en
Secretario General de la Presidencia mismo elenco, con ingresos y egre- Ezeiza de la Policía Federal, que obra- Caracas, como en muchas otras ciuda-
de la Nación, aclarando que, aunque sos, habría de mantener a De la Flor ba como instancia de instrucción en des latinoamericanas, no existía toda-
la Feria comenzaba en octubre, los viva durante los siguientes seis años, los procesos penales en la provincia de vía el discado directo internacional, y
“invitados” podíamos partir hacia porque una vez en libertad, partimos Buenos Aires: se nos había iniciado un comunicarse a través de las operadoras
allí cuando lo consideráramos con- al exilio con nuestro hijo, sin saber proceso penal tras el secuestro de dos del 122 requería una paciencia infi-
veniente, haciéndose ellos cargo de todavía dónde nos radicaríamos. títulos incluidos en un pedido que nita– y cartas llevadas por el correo,
nuestra estadía. El 23 de junio, la Restaurada la democracia, en 1984 debía salir del aeropuerto con destino que se tomaba su tiempo, aun para las
confluencia de estas gestiones con promovimos un recurso de amparo a El Salvador: los ya mencionados aéreas. El fax no estaba al alcance de
la inexistencia de antecedentes polí- para que se levantara la prohibición Sobre el trotskismo de Mavrakis y las casi nadie: cuando se experimentó con
ticos nuestros, excepto mi módica decretada sobre el libro de Griselda Notas revolucionarias de Julius Lester. un aparato en El Diario de Caracas, en
militancia universitaria en el refor- Gambaro (quienes quieran conocer Como dato pintoresco, el envío iba el que trabajábamos Kuki y yo, toda
mismo de la Facultad de Derecho, el expediente completo de la SIDE destinado a una librería cuyas propie- la redacción se reunió expectante para
determinaría nuestra liberación. que desembocó en la prohibición, una tarias eran monjas, y habían ordenado ver salir la primera hoja enviada por
En ese lapso de más de cuatro meses, joya de la reflexión política paranoica, esos libros entre muchos otros. Como un corresponsal en Nueva York.

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Felizmente, todos nuestros trabajos en co y en el que la malvinización había libre. El secretario del juzgado, tal vez te, Escrito en la Feria, y la selección
el exilio tuvieron que ver con los libros calado hasta en insospechables amigos imbuido del nuevo espíritu, comentó: de las frases a incluir y su armado, un
y el papel impreso, en tareas editoria- nuestros, para asistir a la muy afectada “¡Qué barbaridad! Dictar una orden de trabajo infernal, que requería minu-
les o paraeditoriales o en el periodismo Feria del Libro de ese año. Luego el captura por unos libros...”. ciosidad y criterio, fue obra de Marta
o vendiendo libros, como lo hice para mío, llegando al país tras el infausto Hacia fines de año el grupo familiar Merkin, quien, provista de resaltador
varios sellos argentinos y españoles. debut de la Selección de fútbol en el viajó a Buenos Aires de visita, y volví y tijera, dedicó horas a revisar los cen-
Entre tanto, desde Buenos Aires – Mundial de España y en vísperas de la a venir yo solo para la Feria de 1983, tenares de folios.
donde al elenco se habían incorporado rendición en las islas, para presenciar en la que comprobé en qué medida Esto sería el prólogo de nuestro regre-
Ivonne Gachet, sucediendo a Norma la súbita reapertura de la actividad la dictadura se había instalado en las so, que se produjo en septiembre
Vich, que había optado por regresar a política, que volvía a ser legal. mentes, incluso (¿especialmente?) en de 1983 para mí y al mes siguiente,
su Córdoba, y Ricardo Perugorría en La mejor prueba de la obsesión que el gremio del libro. después de las elecciones, para Kuki y
el lugar de Susana Appel– nos envia- tenía por el regreso es que lo empren- Como la inminente apertura electoral nuestro hijo.
ban los manus- dí aun afrontando el riesgo de ser ya estaba en el aire, decoramos el stand
critos para leer, detenido a mi arribo: la causa judicial con graffiti pintados por la propia
los bocetos de penal en la que había prestado decla- gente de la editorial, provocando la La felicidad es un viaje de vuelta
tapas para deci- ración en Ezeiza antes de partir, en reacción natural de lo que por enton-
dir, nos consul- 1977, seguía abierta y, al no haberme ces se llamaba “Comisión de Ética” de Cuando regresé me senté en el mismo
taban acerca de presentado ante sucesivas citaciones se la Feria, que consideró que las leyen- sillón ante el mismo escritorio que
las reediciones y había dispuesto mi captura, cursan- das podían resultar ofensivas, y nos ocupaba seis años antes, para encon-
de la situación de do la orden incluso a Interpol (una citó para recibir –a Feria cerrada– a sus trar hasta los mismos papeles en los
los autores: era averiguación oportuna me permitió miembros, que seguramente exigirían cajones; si bien la oficina de la edito-
como estar sin saber que Interpol la había desecha- su eliminación. Con diversas añagazas rial era distinta, sentí que me calzaba
estar, porque lo do por no ser de su competencia los conseguí estar acompañado en ese como un guante y que había vuelto a
que decidiéramos asuntos de contenido político). Esto momento por el fotógrafo de una mi lugar. Las finanzas estaban sanísi-
era aplicado por Elisa e Ivonne según hizo que viajara vía Montevideo para revista semanal y un escribano amigo: mas, y empecé a actuar como si nunca
lo que las circunstancias, y las posibili- llegar en barco, lo que se me ocurrió el denuedo represor de la Comisión me hubiera ido. El primer original que
dades económicas aconsejaran. generaba menor peligro. El proyecto no se atrevió a desafiar su puesta en leí me entusiasmó y decidí publicarlo
La lealtad mantenida por Quino –cuyos debió ser desechado: los dos “vapores evidencia pública y certificada: los de inmediato con la temeridad del
libros lideraban absolutamente las ven- de la carrera” no estaban circulando cambios políticos se aproximaban. Los recién desembarcado proveniente de
tas– y Fontanarrosa, ya en un firme porque uno había trasladado peregri- graffiti quedaron en su lugar y para un país democrático. Era Los pichy-
segundo lugar en ese aspecto, fue, junto nos uruguayos para la visita papal y completar el reto, instalamos durante cyegos, de Rodolfo Enrique Fogwill,
con la eficacia y prudencia en el manejo otro oficiaba de buque hospital para la Feria un atril con grandes hojas de una excelente novela, la primera inspi-
de la empresa, el secreto de la subsisten- los heridos de Malvinas. Por eso viajé papel y lápices, marcadores y bolígra- rada en Malvinas, de fuerte contenido
cia en un contexto francamente desfa- en avión al Aeroparque, portando el fos, instando al público a escribir lo satírico, que muy posiblemente otros
vorable, no sólo por el ficticio mante- “bolsito del preso” –toalla, jabón, de- que quisiera, a hacerse “escritores por editores habrían dudado en lanzar al
nimiento de la cotización de la moneda sodorante, papel higiénico, mudas de un ratito”. Los directivos de la Feria mundo en las postrimerías del régi-
nacional que alentaba las importaciones, ropa– por lo que putas pudiere... se escandalizaron, arguyendo que la men militar, diciembre de 1983. El
sino por las condiciones muy gravosas No fue necesario usarlo: o los funcio- gente “podía escribir cualquier cosa”... libro se vendió poco, lo que el autor
del crédito, del cual Elisa, con gran sabi- narios de Migraciones se distrajeron y eso era lo que queríamos. atribuyó a que la tapa era poco atracti-
duría, optó por prescindir. comentando la derrota ante Bélgica o La iniciativa se transformó en uno de va, y volvió a editarlo varias veces años
Antes de emprender el regreso defi- la orden de captura había dejado de los grandes hechos “paralelos” de la más adelante, cada vez en una edito-
nitivo, cuando la situación política estar vigente. Pero a los dos días viajé a Feria y 7.000 personas se acercaron rial diferente, con el título modificado
argentina parecía descomprimirse La Plata con mi defensor –un abogado a cumplir la propuesta, que incluía la en su grafía, mientras él iba perdiendo
hicimos varios aterrizajes de prueba. penalista a quien no conocía y que se edición de un libro con las mejores sus nombres de pila...
El primero fue de Kuki, nada menos había ocupado de casos similares–, pres- contribuciones para la 10ª Feria, la Tras la asunción del gobierno por el
que en abril de 1982, en un país béli- té declaración y se dispuso que siguiera siguiente. El libro se tituló, obviamen- doctor Alfonsín, me proponen dirigir

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Radio Belgrano, una de las emisoras del propio stand, lo que limitó sus stand con los materiales que les sumi- do Griselda adolescente, una deslum-
estatales, y me entrego en cuerpo y movimientos a unos pocos metros. nistramos y el jurado, integrado por brante historia contada en delicadísi-
alma a lo que sentía era contribuir a No sería éste ni el primero ni el último Augusto Roa Bastos, Juan Marchesi mos dibujos por Renata Schussheim:
la reconstrucción del espíritu demo- de los encontronazos que mantuvi- –ilustrador oficial y único de esos el libro fue impreso con clisés, como
crático. ¿Y la editorial? Recae total- mos con las rígidas autoridades de libros– y Kuki, “sesionaron” en nues- correspondía a la época, sobre un
mente sobre los hombros de Kuki, la Feria, imbuidas de un militarismo tra casa hasta la madrugada, con las papel gofrado de origen argelino de
con quien solamente puedo colabo- que hizo que, durante mucho tiempo, obras desparramadas por el piso para gran calidad, cada dibujo rodeado
rar –poco– a la hora del almuerzo en los actos inaugurales se escuchara arribar a la difícil decisión. de un marco rosado. En 1971, Una
y durante algún fin de semana. Es el Himno Nacional tocado por la En otra oportunidad fue un cuestio- sociedad colonial avanzada, del artista
mérito absoluto de ella la nueva banda del Regimiento de Granaderos, nario –“Qué sabe Ud. de Mafalda”– plástico Luis Felipe Noé, una colec-
puesta en el mundo de De la Flor. y que, todavía en los primeros años de y en otra, una ruleta literaria –la ción de aforismos irónicos sobre la
Mi experiencia en la comunicación masi- democracia, bandas militares ejecuta- “Rulite”–, ambos inventos de nuestro condición de nuestro país, ilustra-
va dura hasta septiembre de 1985: una ran música marcial (que, como dijo hijo. La inmensa rueda de madera dos por avisos publicitarios, dibujos
vez más, sería tema para otro artículo. alguien, es a la música lo mismo que que tendría que haber llevado como humorísticos y collages de la época.
A partir de ese momento se reedi- la justicia militar es a la justicia) a la contribución a una kermesse de su Contratado con otro sello que no
tan títulos agotados largo tiempo –y entrada de la exposición. escuela, se convirtió, pegándole tapas se atrevió a publicarlo, Noé nos lo
prohibidos, como Operación Masacre, Una vez intentamos presentar Sobras de los libros que se regalarían, en un derivó y... nos atrevimos. (En 2003,
de Rodolfo Walsh– y se recuperan de arte, un curioso y original conjunto atractivo juego que congregó colas Asunto Impreso lanzó una nueva
derechos que habían estado a punto de poemas y collages obra de Paul Kon enormes: hubo que limitar a diez edición, como homenaje y prueba
de perderse durante nuestro exilio. y Martín Kovensky, con un happening minutos por hora los sorteos. de su vigencia.) También de Noé y
En 1984, con el primer tomo de lo protagonizado por los autores en el también en esa época, Códice rompe-
que será el Teatro completo de Griselda propio stand: emergiendo de tachos cabezas sobre Recontrapoder en cajón
Gambaro, se inaugura una colección de basura con uniformes de recolec- Seguimos... desastre, una especie de novela llena
dedicada al teatro argentino y latino- tores, recitaban sus versos. El reclamo de claves, que habríamos de reeditar
americano, donde luego se incluirán de una visitante por alguna palabra En 1986 comienza su ciclo, que sería en 2004 devenida novela gráfica: una
autores como Roberto Cossa, Carlos que juzgó soez desembocó, como breve, la colección “Los Nuevos”, des- especie de historieta con dibujos de
Gorostiza, Juan Carlos Gené, Ariel siempre, en prohibición. tinada a primeras novelas de autores Noé intervenidos por un joven artis-
Dorfman y Eduardo Rovner. Durante otra feria instalamos en el casi desconocidos. Sólo incluyó cuatro ta, Nahuel Rando, y simplificado su
En diciembre de 1985, ante el anun- stand al conocido organillero de la calle títulos, en una modesta presentación título como Recontrapoder.
ciado inminente paso del cometa Florida, con su lorito “sacando la suer- (las tapas reproducían las de las carpe- Un libro de recetas de cocina para
Halley a una distancia de la Tierra te”. También alguien se quejó de que tas en las que habitualmente nos traían preparar muy sencillamente con pro-
que lo haría visible, publicamos El el sonido sobrepasaba los límites y nos los originales), pero sus autores harían ductos enlatados (y con paltas, consi-
Libro Oficial del Cometa Halley de obligaron a que se fuera con la música a buenas carreras: Góndolas, de Gabriel deradas como latas), fue el aporte de
Brian Harpur, un serio y ameno otra parte. En cambio nadie se atrevió, Báñez; El palacio de la noche, de Pablo mi amigo, el escenógrafo y director de
trabajo de divulgación científica. años después, a cuestionar al Irán de los de Santis –reeditada en 2002–; Arnulfo arte Aldo Guglielmone, a mi inepcia
Para promoverlo, durante la Feria de ayatolás, que difundía letanías presumi- o los infortunios de la gloria, de Daniel culinaria: Viva la lata fue ilustrado
1986, un actor aficionado, vestido de blemente religiosas a alto volumen (y Guebel, y No velas a tus muertos, de por Quino, que dibujó sobre platos
cometa por la imaginación voladora los teníamos de vecinos). Martín Caparrós (una primera nove- soperos a sus personajes. El inmenso
de Renata Schussheim, debía transi- Siempre en las ferias, y cuando todavía la que aparecía luego de la segunda, trabajo que esto le demandó fue poco
tar los pasillos del predio ferial con no había en el país más concursos que publicada por Ada Korn), reeditada visible: la impresión con clisés hizo
un cartel de propaganda. Finalmente, gente, organizamos varios bastante más tarde, ya en otra colección. aparecer el fondo como dos círculos
ni el cometa fue visible, por facto- originales. Antes del exilio fue uno de Esta vocación por el riesgo, susten- concéntricos planos.
res climatológicos, ni el personaje dibujos infantiles inspirados en títu- tada en la solidez que le daban a la Sin perder la dimensión artesanal
pudo circular por la Feria: los celosos los de la colección “De la Florcita”. editorial sus “autores estrella”, no y nuestra conducción personal, la
“comisarios” de ésta resolvieron que Decenas de participantes dibujaron comenzaba ni terminaría allí. En editorial crece y se comienzan nue-
no se podía hacer publicidad fuera sentados o tirados en el suelo del diciembre de 1969 habíamos publica- vas colecciones: psicoanálisis, ensayo,

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historia y biografías. A los nuevos antología “consultada” de la obra de Ariel Dorfman, Raúl Alfonsín, To- Esto no es todo
títulos de humor gráfico de Quino, Quino: Esto no es todo. más Eloy Martínez y Antonio Skár-
Fontanarrosa y Caloi se suman los de En noviembre de 1994 nos mudamos meta entre muchas otras, pasando, Este subtítulo, que cita el nombre
dibujantes más recientes y en ascen- a las oficinas de Gorriti al 3600, don- obviamente por autores “nuestros” con que bautizamos, de acuerdo con
so, como Sendra, Rep, Daniel Paz de esto se está escribiendo. En 1995 como Quino, Fontanarrosa, Hora- el autor, la extensa antología de Qui-
(en colaboración con Rudy, que no incurrimos, con poco éxito, junto a cio Salas, Luisa Valenzuela y Liliana no publicada por la editorial, sinte-
dibuja), Nik y Maitena, cuyo primer dos socios colegas, en el ramo librero, Lukin. La cronología histórica de tiza la situación actual. Se inspiró,
libro, Y en este rincón las mujeres..., con Librerío, en la avenida Cabildo. Ediciones de la Flor fue escrita por contradiciéndola, en la frase con la
publica De la Flor. En noviembre de 1996 lloramos la Carlos Ulanovsky, y en ella ha abre- que terminaban los dibujos animados
Nuestro homenaje a Les Luthiers se muerte de Elisa Miler, la madre de vado sin remilgos el texto que están de Terrytoons, que, sustituyendo al
traduce en un libro muy ilustrado, de Kuki, una mujer inteligente y decidi- leyendo: hay muchas frases repeti- clásico The End, decía That’s all folks
gran formato: Les Luthiers de la L a la da, querida por todos, y a cuya eficaz das textualmente, con su permiso, (Esto es todo, gente).
S, de Daniel Samper Pisano. acción se debió la supervivencia de evitando, también con permiso, las Con una creciente nueva colección,
En 1992 celebramos los 25 años de la empresa durante nuestra prisión y molestas comillas. “Manuales”, comenzada hace dos
la editorial, pero también nuestro exilio. Un dibujo que Quino le dedi- En 1999 publicamos las muy atrac- años con Cómo se escribe un guión
regreso a la Argentina y la reinstala- có exalta su importancia y nos la re- tivas Memorias de un alemán atípi- cinematográfico vendible, de Christo-
ción de la democracia con una enor- cuerda todos los días desde la pared co, subtituladas Los años de forma- pher Keane, que incluye libros
me y divertida fiesta cuyos invitados que lo ostenta. ción de un manager de la cultura, de aprendizaje sobre escenografía
evocan todavía. La Feria Internacional del Libro de de Peter Weidhaas, el director de (Héctor Calmet), periodismo (Julio
En 1993, con la conformidad de Guadalajara, organizada por la Uni- la Feria de Frankfurt que había dis- Orione) y animación cinematográfi-
Quino, decidimos reunir en un versidad de esa bella ciudad de Jalis- puesto invitarnos en 1977, y con ca (Rodolfo Sáenz Valiente); con la
único volumen, encuadernado con co, México, que inauguró la primera quien luego cultivamos una estre- incorporación de nuevos humoristas
tapa dura, no sólo todas las tiras de Maestría en Edición en Latinoaméri- cha amistad. Quedan muchos auto- gráficos como el ascendente Liniers
Mafalda incluidas en los ya clásicos ca, había comenzado en 1993 a dis- res y títulos significativos por citar. de Macanudo; con la serie de “Clá-
libritos, sino toda la restante produc- tinguir a un editor por su trayectoria Así como Jorge Herralde, el editor sicos Reilustrados” inau-gurada por
ción del autor en la que aparecía el como tal. El homenaje consistía en español de Anagrama, dice que el el Martín Fierro ilustrado por Fon-
personaje: libros nunca reeditados la edición de un libro con testimo- libro de un editor es su catálogo, tanarrosa, al que siguieron el Fausto
–como Al fin solos, Y digo yo y Adón- nios sobre la tarea profesional y la puede afirmarse que la mejor histo- con los dibujos de Oscar Grillo y un
de vamos a parar–, dibujos hechos persona del agasajado que se entre- ria de Ediciones de la Flor surgiría Pequeño Quijote Ilustrado (Luis Sca-
para campañas de bien público, para gaba cada año en la Feria. En 1993 de una lectura comentada del que fati) a los que se sumará El corazón
ilustrar la Declaración Universal de fue Arnaldo Orfila Reynal, el editor se fue formando durante 39 años. de las tinieblas de Conrad, por Crist;
los Derechos del Niño o para invi- argentino que, radicado en México, Pero repasándolo velozmente, hay con diez títulos nuevos publicados
taciones o despedidas de amigos. El creó primero Fondo de Cultura Eco- dos autores que no querría omitir en abril de 2006 para la Feria y la
gordísimo volumen, Toda Mafalda, nómica y luego Siglo XXI Editores. ya sobre el final de este texto: Alber- reedición constante de muchos títu-
prologado por el colombiano Daniel En el 94, Joaquín Mortiz (nombre to Ciria y Homero Alsina Thevenet. los del fondo, nadie nos cuestionará
Samper Pisano (el mismo de Les Lu- con el que actuaba profesionalmente A ambos los considero mis maestros que, a punto de cumplir 40 años en
thiers...), mafaldólogo reconocido, Joaquín Diezcanedo); en el 95, Neus en sentido estricto –y no en el in- esta riesgosa profesión, en este com-
tuvo una exitosísima carrera y en Espresate, la editora de origen cata- discriminadamente ampliado con plicado país nuestro, afirmemos que
2006 aparece su 19ª edición. Sería lán que había creado Ediciones Era que hoy se prodiga el término–. Por todavía se pueden esperar noveda-
el primero de una serie que incluye en México; en el 96, Jack McCle- la vastedad de la cultura de ambos, des, tratándose de Ediciones de la
hasta ahora, en similar presentación, lland, un canadiense. por su precisión, por la agudeza y el Flor. O sea, que, una vez más, esto
20 años con Inodoro Pereyra y Todo En 1997 fuimos distinguidos Kuki sentido del humor, por su exquisito no es todo...
Boogie, el Aceitoso, de Fontanarrosa; y yo, y el conmovedor –para noso- uso de todo el idioma, por su exi-
La historieta argentina, una enciclo- tros– volumen, titulado Libros, per- gencia, aprendí muchísimo de ellos
pedia sobre ese género, de Judith sonas, vida, contó con contribucio- y me enorgullece que varios libros
Gociol y Diego Rosemberg, y una nes de firmas como las de Sabato, de su autoría integren nuestra lista.

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Gregorio Weimberg y la edición. Las metáforas de la escritura, del libro


y de los espacios que organizan esa
herramienta del intelecto y ese objeto
y bibliotecas, pocos individuos, muy
pocos, han dejado huellas indelebles
para articular la historia colectiva:
Estampa de un fundador de la cultural, como la librería o la biblio-
teca, han acompañado la imaginación
el francés P. Coni en el siglo XIX,
Mitre y la Biblioteca La Nación a

biblioteca argentina de las comunidades morales desde la


Antigüedad. Hasta fines del siglo XIX
inicios del siglo XX, Ingenieros y
Rojas con sus colecciones de los años
se hablaba de la biblioteca y de la libre- 10 y 20, Gregorio Weimberg con su
Por Gustavo Sorá (*) ría francesa o española para verificar colección el Pasado Argentino, edi-
el universo de textos escritos en esas tada por Hachette en los 50, luego
lenguas y de los escritos en otras pero como colección Dimensión Argentina
traducidos, domesticados y difundi- por su sello Solar,
Si la escritura y el libro fueron las formas predo- dos por las instituciones de esos impe- relanzada a fines Gregorio Weimberg es uno de
minantes de la producción del intelecto en la mo- rios nacionales1. La extensión de ese de la década de los fundadores de la biblioteca
dernidad, tal como afirma Gustavo Sorá, puede dominio intelectual entre los centros 1990 por Taurus, argentina. Fundadores en el
metropolitanos y los territorios de como Nueva sentido que Foucault da a los
considerarse la construcción de bibliotecas y co- ultramar era una manifestación de la D i m e n s i ó n “fundadores de discursividad”:
lecciones como el modo en que se organizó la pro- universalidad del genio nacional parti- Argentina4. En si bien muchos escriben textos,
liferación de las discursividades. De ahí que la fun- cular. En Argentina no se hallan refe- “nuestro diccio- pocos autores consiguen impo-
ción de editor adquiera notoriedad, organizando rencias nítidas de esa forma de imagi- nario” nos faltaría ner formas de pensamiento que
nación de la cultura nacional. Borges, una palabra para se tornan categorías de todos,
nociones, introduciendo lecturas y promoviendo se sabe, se sumergió como pocos en concebir todo lo que se diluyen en un incons-
miradas sobre el pasado cultural que logran esta- las metáforas del libro y la biblioteca. que representan ciente cultural colectivo.
blecer linajes y campos de discusiones. Pero lo hizo de un modo trascendente, esos esfuerzos
Gregorio Weimberg, recientemente fallecido, sin raigambre histórica necesaria. Este intelectuales y materiales, al modo
recupera esa tradición que se inauguró con el panorama invita a recorrer el camino como se usa Brasilianas en “el Brasil
inverso y complementario: alimentar intelectual”5. Allí, desde la fundación
francés Coni en el siglo XIX, con Mitre en la bi- con esas metáforas la imaginación del Imperio la palabra “brasiliana”
blioteca La Nación a principios del siglo XX y de la cultura para hallar dimensiones designa todo conjunto de libros indis-
luego fue retomada por Ingenieros y Rojas en las históricas y sociales del pensamiento pensables para conocer el país. Hasta
primeras décadas de aquel siglo. Su labor como nacional; para iluminar a individuos 1930, la brasiliana era el sector más
y grupos, instituciones, comercios y noble de la biblioteca de los bibliófilos.
pensador de series y colecciones de distintas edi- empresas que han balizado la historia Ese año apareció la colección Brasiliana
toriales y su breve paso como director de la Bi- del libro en Argentina2. dirigida por Fernando de Azevedo y
blioteca Nacional permiten asociar su biografía a Gregorio Weimberg es uno de los editada por la Companhia Editora
la cultura del libro y a sus derivas históricas. Su fundadores de la biblioteca argenti- Nacional de São Paulo y en 1935
na. Fundadores en el sentido que la colección Documentos Brasileiros
colección Pasado Argentino, nos permite encon- Foucault da a los “fundadores de dirigida por Gilberto Freyre y publi-
trar un modo original en el que se logra articular discursividad”: si bien muchos escri- cada por la Livraria José Olympio de
una mirada capaz de definir un conjunto de lec- ben textos, pocos autores consiguen Río de Janeiro. Estas “bibliotecas” per-
turas nacionales indispensables para conocer el imponer formas de pensamiento que mitieron que el público lector general
país: lecturas “argentinianas” que componen un se tornan categorías de todos, que se que se estaba gestando a partir de las
diluyen en un inconsciente cultural políticas educativas, pudiera leer inter-
entramado complejo que, sin aportes como los colectivo3. Del mismo modo podemos pretaciones sobre el país de autores de
de Weimberg –tal como surge de esta entrevis- pensar que si bien muchos han edi- vanguardia de la época y retratos de
ta– verían dificultadas sus posibilidades. tado libros, han dirigido colecciones Brasil escritos por viajantes extranjeros

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y polígrafos del pasado, piezas hasta en esta entrevista. Una colección que caminadas, yendo de un lado al otro W: Si. Nos reuníamos, conversába-
entonces atesoradas en algunas biblio- precedió a El Pasado Argentino, que de la casa, de un tramo al otro de su mos, hablábamos de que tal libro no
tecas públicas y particulares6. la abarca y manifiesta el horizonte biblioteca, en busca de sus libros. El era tan importante, que tal otro sí,
La colección El Pasado Argentino sería de referencias universales con las que andar perjudicaba la captura de audio etc. Francisco Romero fue muy gene-
una de las “argentinianas”, de esas cuatro habría que fundir el pensamiento de la y advertía sobre la importancia de roso. Un día nos dijo: “Yo en Losada
o cinco bibliotecas fundadoras de una cultura y la sociedad argentinas. describir ese escenario. Era como si tengo muchos libros de filosofía que
cultura argentina impresa. Este núcleo Aquí se presenta una edición de dos sólo la interpretación del orden de esos no puedo publicar. Si alguno de uste-
de la obra de Weimberg representa entrevistas realizadas con Gregorio estantes permitiera llegar a conocer la des se anima a publicarlos, yo les doy
el último proyecto editorial capaz de Weimberg en torno a sus actividades diversidad de proyectos pedagógicos, ideas”. Él alentaba a todo el mundo.
hacerse un lugar en el linaje de las como editor y a sus experiencias en el editoriales y de investigación del men-
bibliotecas de Ingenieros y de Rojas: medio editorial7. Retratan apenas un tor de la biblioteca. Su casa, como la S: ¿Cómo fue-
La Cultura Argentina y La Biblioteca aspecto de su obra. Pero la edición se nación en su colección, se sintetizaba ron sus primeras
Argentina. Han sido muchos los intelec- trata de una actividad cuyas huellas no en libros. Las experiencias con libros incursiones en el
tuales que, como Gálvez y Quiroga con son evidentes; una práctica compleja de personas como Gregorio Weimberg medio editorial?
la Cooperativa de Buenos Aires, crearon y específica cuyo conocimiento aún nos muestran los riesgos de limitar la W: Bueno yo
colecciones o editoriales para enlazar no ha forjado un campo de especia- idea de biblioteca, de texto, de traduc- me presenté a la
sus libros entre otros que no tuvieran listas entre las ciencias sociales en ción, de archivo a meras metáforas. En editorial Lautaro
cabida en el mercado del libro. Pero, en Argentina. En su origen fueron entre- ellos esas palabras se consuman y abar- allá por el 44 o el
estos casos, pocos han conseguido equi- vistas de investigación; destinadas no a can todas las relaciones elementales de 45. Ellos habían
librar una permanente actividad como la edición como tales, sino a sumar evi- una cultura universal en la cual el resto comenzado a
editores y como productores intelec- dencias para la historia del campo edi- sólo participamos tan limitadamente. publicar una
tuales. Lafforgue, torial, de la traducción y publicación colección donde
La edición se trata de una acti- Schmucler y otros de ciencias sociales y de otros temas Sorá: Usted trabajó en un amplio apareció un libro
vidad cuyas huellas no son evi- pocos pueden tes- conexos. Pero en este momento críti- espectro de las ciencias humanas. sobre Belgrano,
dentes; una práctica compleja timoniar al respec- co, la figura de Gregorio Weimberg se ¿Cuál fue su formación universitaria? luego otro sobre
y específica cuyo conocimiento to. En esta clase revela única e indispensable para pen- Weimberg: Yo estudié derecho. Sarmiento, etc.
aún no ha forjado un campo de intelectuales, sar que su obra continuará presente Yo fui así nomás
de especialistas entre las cien- el conocimiento en alguno de los pliegues de nuestro S: ¿Entre qué años? y les ofrecí un
de sus obras no pensamiento colectivo, en la filigrana W: Y... en el 38, 39. Después me Monteagudo.
cias sociales en Argentina.
puede limitarse de los cientos de libros en los que dediqué a la filosofía. Derecho no Así se publicó mi
apenas a lo escrito, su nombre no aparece impreso pero terminé. primer librito: El
a los textos firmados. Las marcas mate- que salieron al público gracias a sus pensamiento de Monteagudo. Después
riales de su labor se sumergen por detrás proyectos intelectuales. En esas horas S: ¿A quiénes recuerda de Filosofía quedé vinculado a ellos como asesor
de todos los textos de otros autores que nos damos cuenta de que se ha tenido y Letras? literario y empecé a hacer una colec-
hicieron públicos, razón de la edición. el privilegio de escuchar una historia W: Antes que nadie a Francisco ción de clásicos de la filosofía. No
El Pasado Argentino es una de las piezas profunda que vale la pena compartir. Romero. sé si la conoce Ése es mi orgullo. En
reconocidas de la obra de Weimberg, Pero la entrevista publicada se reduce la colección Tratados Fundamentales
es decir, una de aquellas que la buena por su edición, permanecerá apenas S: ¿De ahí en más siempre estuvo publicamos por primera vez La men-
historia cultural retiene como cuadro como un texto. Sólo el acompañamien- ligado a la Universidad? talidad primitiva de Lévy-Bruhl, que
para una memoria colectiva. Pero las to de imágenes permitiría dar densidad W: Siempre estuve ligado a la yo traduje8. Fueron muchos libros:
realizaciones de Gregorio Weimberg etnográfica a las charlas con Gregorio Universidad y en la época del eclip- Teoría General del Cielo y El sistema de
van mucho más allá. Entre sus legados Weimberg. Todos los ambientes de su se de la Universidad, participé del la naturaleza de Kant; El existencialis-
que han caído en el olvido sobresale casa de Remedios de Escalada al 800 Colegio Libre de Estudios Superiores. mo de Lefebvre; el ensayo de Bacon9;
la colección Tratados Fundamentales están abarrotados de libros. Para cada S: ¿Y usted alimentaba sus proyectos La sociedad primitiva de Morgan; el
editada en los años 40 por la editorial afirmación Gregorio tenía una eviden- editoriales en función de sus proyec- Tratado teológico-político de Spinoza;
Lautaro: “ése es mi orgullo”, nos dice cia material impresa. Eran entrevistas tos pedagógicos? Discurso preliminar de D’Alembert;

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las Cartas filosóficas de Voltaire; La S: ¿Y el dueño de la empresa quién era? se trasladó a la calle Sarmiento y final- que así Lautaro se debilitaría. La divi-
docta ignorancia de Nicolás de Cusa; W: La dueña era Sara Mariana de mente estuvo en la calle José Evaristo sión no se hizo y se perdió todo.
Averroes y el averroísmo de Ernest Jorge. El padre de ella era el abogado Uriburu 1225. Ahí sufrió sucesivas
Renan. Aparecieron libros de Boas, de Gath & Chavez, un abogado de clausuras. Ahí yo ya no estaba, pero S: Y al cerrar, ¿qué pasó con los
de León Brunschvicg10. Después en mucho prestigio que había recogido igual me dolía, ¿no? directores, con los empleados de
una serie menor aparecieron Gordon capitales del grupo pro-aliado. Lautaro? ¿Partieron para otros pro-
Childe, Magia y sacrificio en la histo- S: Y de un modo general, ¿cómo era yectos en el mundo de la edición?
ria de las religiones de Huber y Mauss, S: ¿Ella era académica, literaria? el control político en el mercado del W: Sarita Jorge se
que creo que es una de las primeras W: No. Aunque era una muchacha libro durante el peronismo? retiró. Me acuer- Hubo censura, persecuciones,
ediciones en castellano sobre el tema muy culta. Era la mujer de Faustino W: Hubo censura, persecuciones, do de un chico clausura de editoriales, de dia-
desde un punto de vista no religioso. Jorge, no sé si le dice algo. clausura de editoriales, de diarios, de que había empe- rios, de revistas. A mí me detu-
revistas. A mí me detuvieron por el zado como cade- vieron por el libro La docta
S: ¿Y qué otras líneas tenía el catálo- libro La docta ignorancia del cardenal te con nosotros y ignorancia del cardenal Nicolás
La editorial Lautaro y la colección go de Lautaro? Nicolás de Cusa11. Fue en el momento después se dedicó de Cusa. Fue en el momen-
Tratados Fundamentales W: El catálogo llegó a ser bastan- cuando Perón parecía que renunciaba a la comercializa- to cuando Perón parecía que
te heterogéneo. Después vinieron los a la reelección y que apoyaría a Alóe. ción. Él se fue a renunciaba a la reelección y
S: Y Lautaro, ¿cómo era?, ¿cuándo surgió? Pingüinos. Se firmó un convenio con Como sobre Alóe se hacían muchos vivir a Chile y se que apoyaría a Alóe. Como
W: Lautaro surgió durante la guerra Penguin de Londres e hicimos un chistes en los que se lo trataba como convirtió en un sobre Alóe se hacían muchos
mundial como una respuesta, digamos, pequeño comité con María Rosa Oliver. un bruto, entonces creyeron que el buen distribuidor. chistes en los que se lo trata-
progresista. Después fue caracterizada Ella participaba por Penguin y yo por libro era una tomada de pelo. Estuve Cuando se cerró ba como un bruto, entonces
políticamente. Fue la obra de un grupo Lautaro. Don Pedro Henríquez Ureña unas 48 horas detenido en la famosa Lautaro a mi creyeron que el libro era una
de personas. Participó un señor llama- actuaba de árbitro en el caso de que seccional especial en la calle Urquiza. Y me dieron como tomada de pelo. (Weimberg)
do Dreyfuss que trabajó como gerente, hubiera desacuerdos. Ahí se publicaron yo me gastaba en explicarles: “Miren, indemnización los
luego estaba el señor José Iturrac, que Penguin literarios, científicos, técnicos, el señor Nicolás de Cusa es un carde- derechos de autor de varios libros. Entre
era exportador de papel, gente que no publicamos una historia de la ópera, nal del siglo XV...”. Después me pusie- otros Qué sucedió en la Historia. Yo se los
era exactamente de izquierda, pero sí una historia del ballet, un libro sobre ron en libertad. Imagínese que Casirer vendí a Siglo XXI y ellos lo reeditaron
era pro-aliada. Había socialistas, capi- arte primitivo. Todos a dos pesos. en su libro sobre historia del proble- muchas veces. La mentalidad primitiva
talistas, estaba Saslasky, que era gerente ma del conocimiento, cuatro tomos pasó a publicarlo Siglo XX y así.
general de Bunge & Born, estaba Sarita S: ¿El formato era parecido a los que publicó el Fondo de Cultura,
Jorge, etc. El primer libro que se publi- Penguin ingleses? comienza el pensamiento moderno S: ¿O sea que hasta allí toda la obra de
có y que fue presentado en una feria W: Sí, con otras tapa, claro. Fueron con Nicolás de Cusa. ¡Esos brutos cre- Lautaro se hizo en sólo cuatro años?
del libro, fue requisado por la policía. los primeros libros de bolsillo que se yeron que era una impostura! W: Nada más. Después Lautaro reabrió
Se llamó Las estrellas miran hacia abajo. empezaron a sacar de modo sistemáti- pero yo me alejé por motivos persona-
Era un alegato a favor de Inglaterra co. Algunos títulos tuvieron tiradas de S: ¿Y Lautaro cuándo cerró? les. Empezaron a publicar clásicos del
durante los bombardeos. Como le dije, 10.000 ejemplares. Además le dimos W: Cuando se puso un poco espesa la marxismo y la editorial quedó marcada.
yo me acerqué a ellos para ofrecerles mi un color local. Por ejemplo lo reivin- situación política durante el peronismo, Aunque mi problema no era la orienta-
libro sobre Monteagudo y enseguida dicamos a Horacio Quiroga. Nos har- yo le dije a Sarita Jorge: “Dividamos la ción política. Entre otras cosas inéditas
me encomendaron algunas cosas. Poco tamos de vender Cuentos de la selva. editorial porque la están persiguien- que yo publiqué en Lautaro estuvo la
tiempo después con Manuel Sadosky do”. Yo les había propuesto dividir traducción de Cartas de la cárcel de
les propusimos la colección Tratados S: ¿Lautaro llegó a ser una empresa la editorial en la parte vulnerable y la Antonio Gramsci, fue la primera tra-
Fundamentales y quedé incorporado mediana, con muchos empleados? parte no vulnerable. Yo me quedaría ducción en otra lengua. ¡Apareció antes
al trabajo de la editorial. Para sorpresa W: No. Lautaro era pequeñita. con los Tratados Fundamentales y con que en francés, antes que en inglés!
de todo el mundo, con la colección los Penguin y que ella siguiera con los
de filosofía nos fue muy, muy bien. S: ¿Dónde funcionaba? libros de política, los libros de función S: Un injusto olvido de la historia
Fue una de las primeras colecciones de W: Funcionaba inicialmente en la calle política pro-aliada, sobre revolución cultural, ¿no es cierto?
Lautaro. Alsina, creo que en el 1949. Después española, todas esas cosas. Ella creyó W: Sí. Yo creo que injustamente. En

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ese sentido se me viene a la cabeza de antropología cultural, porque mi discípulos, podrían preocuparse de cárcel en Argentina tuvieron ocho
un recuerdo de Rex González, quien gran objetivo era publicar el otro. En hacer un inventario de las traduccio- ediciones; La lógica de Hegel tuvo
para mí es un patriarca. El año pasado fin... me reconfortó el recuerdo de Rex nes que se hicieron cuando España seis, Gordon Childe ocho. A medida
–1999– hicimos un curso al que yo lo González sobre la presencia de Boas, no podía publicarlas. Nosotros publi- que uno se iba metiendo descubría
invité y habló del papel que desempe- de Gordon Childe y todos esos libros camos el Tractatus teológico-político que en la historia de la filosofía falta-
ñaron los libros que yo publiqué. Por como una bocanada de aire. de Spinoza, por ejemplo, y la censura ban grandes libros. La lógica de Hegel
española rechazó su circulación13. no estaba traducido, el Ensayo sobre el
S: En síntesis, ¿cuál fue la apuesta entendimiento humano tampoco. Se
intelectual de la colección Tratados S: ¿Y cómo llegó usted a la lectura tradujo, y cuando la edición crítica
Fundamentales? de estos autores, cómo se interesó estaba a punto de ir a imprenta apare-
W: A mí desde entonces lo que me por ellos? ció la edición de Sudamericana.
interesa son las nociones de tiempo y W: El debate estaba en el ambiente.
espacio. A pesar de las críticas que reci- ¿Condillac, dónde estaba? En Hegel. S: ¿Quiénes hacían las traducciones?
bió el libro de Lévy-Bruhl por basarse en ¿Platón?, en Schuhl. También esta- W: La de Locke la hizo Hernán
fuentes de misioneros, lo que a mi juicio ba Mondolfo, después publiqué a Rodríguez, un gran traductor que ya
es más importante en él es haber proba- Farrington14. falleció. Murió en Ginebra, donde se
do la historicidad de las categorías. Y eso había ido a trabajar.
yo lo dejé aclarado en una nota al pie de S: ¿Y cuántos libros llegó a editar
Las funciones mentales. Sobre el tiempo por Lautaro? S: ¿Eran filósofos?
y el espacio yo después escribí Tiempo, W: Casi un centenar. Ahora (2005) W: Estudiantes de filosofía.
destiempo y contratiempo. Primero salió estoy publicando en Santillana una
como un ensayo en un libro de home- nueva colección, que de cierto modo S: ¿Y cómo sustentaban económica-
naje a José Luis Romero. Después lo es continuación de aquélla. mente esos trabajos?
ejemplo el libro de Boas. En la época convertí en libro12. Aunque no refleja W: Aunque a usted le parezca extra-
del predominio de Imbelloni, Boas era todo lo que yo pensaba. S: Usted me dijo que esas referen- ño, estos libros se vendían muy bien.
exactamente lo contrario. cias flotaban en el ambiente de dis- Era la época en que no llegaban libros
S: ¿Y usted traducía los volúmenes? cusión. Pero, por ejemplo, ¿quién de Europa y por entonces existía algo
S: Cuestiones fundamentales de W: Traduje los libros de Lévy-Bruhl, introdujo la lectura de Franz Boas que se llamaba “servicio de noveda-
antropología cultural. Me acuerdo también el discurso preliminar de la en Argentina? des”: las librerías conocían esta colec-
que lo compré cuando estaba en Enciclopedia y un libro de Condillac. W: Resultaban de las conversacio- ción y decían “Bueno, del próximo
cuarto año de la secundaria por Fueron todas traducciones pioneras. nes en nuestro grupo, con Manuel título vamos a encargar 200”, sin
sugerencia de un profesor de histo- Una vez tuve un disgusto. Un amigo Sadosky y nuestros amigos con quie- preguntar cuál sería.
ria del arte. encontró en una librería el libro Qué nes nos veíamos cada tanto. Además
W: También publiqué un libro de Gordon sucedió en la historia, que yo publiqué leíamos las revistas francesas que llega- S ¿Y cómo era la publicidad del
Childe que fue muy importante. por entonces. Esa edición de 2002 ban, como Les Temps Modernes. servicio de novedades? ¿Aparecía en
tiene un prólogo de Josep Fontana, los diarios?
S: Para el campo académico argenti- que es un gran historiador. Del prólo- S: ¿Y cómo conseguían los libros W: No, se enviaban cartas, a Colombia,
no, sin duda, eran la izquierda. go se deduce que es uno de los libros originales? ¿Los traían cuando viaja- Perú, a todos lados.
W: Sí, exactamente a la izquierda de más importantes del siglo XX, pero ban al exterior?
lo que se estaba haciendo. Lo mismo da la impresión de que lo descubrie- W: Sí. Algunos fueron difíciles de S: ¿De cuántos ejemplares eran las
podría decirse de la función que cum- ron ese año, cuando en realidad yo conseguir. Gramsci, por ejemplo, que tiradas de cada título?
plió la edición de Lévy-Bruhl. Con lo publiqué en 1950. Yo le mandé yo lo publiqué por primera vez en W: Eran de 3.000 ejemplares.
el libro de Boas me acuerdo que tuve una carta a Fontana diciéndole que castellano, mejor dicho por primera
muchos problemas. Boas tiene un libro lo admiro como historiador pero que vez en otra lengua que el italiano, S: A los ojos de las actuales divisio-
que se llama Raza, lenguaje y cultura. A desde el punto de vista académico me lo trajo Berman. Y como premio, nes disciplinares, usted hizo algo
éste yo le puse Cuestiones fundamentales cometió un grave error. Si él tiene le di el prólogo. Los cuadernos de la único: combinó la publicación de

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antropólogos y filósofos. No creo usted tenía que comprar los dere- sus inclinaciones, hay que considerar ros libros –puedo mostrarle alguno–,
que hoy en día los filósofos lean a chos a Félix Alcan, por ejemplo? que Francisco Romero trabajaba con tenían al final unas hojitas pidiendo la
Boas o a Mauss. W: Eran sumas muy escasas. Si hoy Losada. Y Losada era una editorial opinión del lector, sugerencias, noticias
W: En cierto modo, para mí ese con- en día en términos de derechos de mayúscula. Tenía un equipo de gente biográficas y bibliográficas. Él publica
junto de libros se alineaba como una edición se habla de miles de dólares, fantástico. Y don Gonzalo era muy clásicos en traducción, pero lo más
reivindicación del racionalismo. Con en esa época eran cientos. inteligente, muy intuitivo. importante, es que comienza a publi-
esta colección introduje autores abso- car autores latinoamericanos. En su
lutamente desconocidos o totalmente S: ¿Y antes de sus Tratados colección aparecen Risieri Frondizi,
olvidados como Nicolás de Cusa, a Fundamentales y de la Biblioteca Losada en el centro del Wagner de la Reyna, Emilio Oribe, Vaz
quien hoy se considera como uno de los Filosófica que dirigía Francisco campo editorial Ferreira; un montón de latinoamerica-
precursores del Renacimiento. Cuando Romero en Losada, ¿en Argentina nos al lado de Kant, de Leibniz. Había
salió, en una publicación marxista dije- hubo alguna otra colección de S: ¿Se puede decir que con la colec- que ser corajudo para publicar así en
ron “¡Cómo es posible que se publiquen filosofía? ción Tratados Fundamentales usted aquella época. Y más corajudo todavía
cardenales del siglo XV, habiendo tanta W: No creo. Hubo tres bibliotecas hizo punta en la edición de filosofía porque publicó dos libros que todavía
gente importante acá!”. Pobres, no tie- filosóficas: la mía, combinada con y ciencias sociales en Argentina? no terminan de causarme sorpresa. Dos
nen la menor idea de que se trata de uno antropología, la de Francisco Romero W: Puede ser. Pero, a mi juicio, pri- libros de Guillermo Francovich: uno se
de los padres de la dialéctica. y la de Pucciarelli. mero hay que hablar de Losada. llamaba La filosofía en Bolivia (1945)
Losada nace a fines de los años 30 y otro Filósofos brasileños (1943). Hoy
S: Su afinidad con los filósofos es S: ¿La de Pucciarelli cuándo se inició? como una industria de sustitución en Argentina no hay ningún editor que
natural por su formación. ¿Pero W: Apareció por la editorial Nova, de importaciones. En los primordios sea capaz de publicar un libro sobre la
cómo se dio su aproximación a los unos años después. de la industria editorial, los libros filosofía en Bolivia. Eso le da una idea
antropólogos? se mandaban hacer a Europa. Eran de la amplitud de horizontes culturales
W: Tenía amistad con Márquez S: ¿Cuál era el horizonte intelec- españoles y muchos también existían de Losada, una empresa cuyo objetivo
Miranda y con Rex González. Pero tual de la colección dirigida por gracias a la actividad de impresores y no era mercantil. El libro de Alberto
en esos años no creo que hayan teni- Pucciarelli? libreros franceses. A diferencia de las Wagner de la Reyna sobre Heidegger,
do influencia. A Fernando Márquez W: Difícil de definir. Publicó Simmel15, editoriales anteriores, Losada crece no me atrevo a decirle categóricamente,
Miranda le publiqué un libro en publicó Scheller, una historia del rápidamente y se latinoamericaniza. pero debe haber sido si no el primero,
Hachette: Siete arqueólogos, siete cul- humanismo. Porque en esos años los otros países uno de los primeros trabajos sobre
turas. Es un librazo sobre siete cultu- estaban en condiciones inferiores a Heidegger en lengua castellana16.
ras clásicas. Él me había prometido S: ¿Y cómo era la coexistencia de su las nuestras. Pero hay que considerar, Sigamos con el tema de Losada.
escribir otro sobre siete culturas de proyecto con la Biblioteca Filosófica como aspecto más sobresaliente, que Hago una apología de Losada por-
América, pero murió cuando lo estaba de Losada? en Losada trabajaban Guillermo de que se la merece. La colección que
escribiendo. Los libros yo los cono- W: Romero tenía una orientación más Torre, Pedro Henríquez Ureña, Luis dirigía Amado Alonso era de lingüís-
cía estudiando y conversando con germánica. También más contemporá- Ginés de Azúa, Felipe Ginés de Azúa, tica. La lingüística sólo estuvo de
la gente. Buscando un proceso no nea, aunque publicó un Bacon. Francisco Romero, Amado Alonso, moda mucho después. Su colección
convencional. Por ejemplo, el caso Lorenzo Luzuriaga, y se me escapan se publicó en los años 40 y 50. A mí
de Hegel: yo quería algún libro de S: ¿Y cómo era su relación con varios nombres importantes. Eso le da me parece impresionante. Igual en la
filosofía importante, alguno de los Francisco Romero y Losada? la pauta del nivel que alcanzaron las colección que dirigió Felipe Ginés de
libros de primera magnitud, como la W: Muy buena. Él me prologó el libro colecciones dirigidas por ellos. Azúa, que se llamaba Ciencia y Vida.
Metafísica de Aristóteles, santo Tomás de Voltaire, Ensayo de las costumbres. En ese cuadro Francisco Romero hace la Allí se publicó Einstein sobre la teo-
de Aquino, Kant, Hegel y no sé qué También llegamos a pensar en hacer primera colección orgánica de filosofía. ría de la relatividad, la evolución de
más. Hegel y Locke no estaban, y alguna cosa conjunta. Ciertos títu- Lo hace con un criterio muy amplio y Huxley, un libro sobre la inteligencia
entonces decidimos publicarlos. los que yo pensaba que encuadraban muy inteligente. Don Francisco publi- artificial, una historia de la química
mejor en su colección se los propo- có libros que hoy ninguna editorial y cosas así. Además hacían alardes de
S: ¿Y de algunos de los autores más nía y él también me sugirió alguna publicaría; lo hacía, además, con un la presentación de los libros. No sé si
contemporáneos como Lévy-Bruhl, cosa. Además de su trayectoria y de sentido de función cultural. Los prime- usted alcanzó a conocer la Colección

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Pajarita Papel. Los libros eran de una clima de la realidad cultural, un cam- los asesores, ni incursionó en tantos plares de París Match por semana; ade-
confección de alto padrón. Incluso en bio de sensibilidad. Y luego, no hay campos, no llegó a editar libros de más de todos los diarios. Al tiempo yo
las ediciones comunes hacían alarde de que olvidarlo, él lo bancó a Neruda derecho, de divulgación científica de les hice la propuesta de la colección El
calidad. Lo tenían a Atilio Rossi, un cuando estuvo escondido muchos alto nivel, de lingüística y demás. No Pasado Argentino. Una propuesta que
italiano que trabajaba como diagrama- años. Era una persona muy generosa. sabría como calificarla. Yo le diría no aceptaron con mucho entusiasmo.
dor y se preocupaba por hacer libros Losada apostó fuerte y abrió sucursales que era la industria pesada. Santiago Pero los convencí utilizando un argu-
lindos, libros nobles. Gonzalo Losada, en el resto de los países de América. Rueda, por su lado, era una especie mento un poco ilegítimo. Les dije:
no lo olvidemos, publicó a Neruda. Cuando se instaló en Chile me dijo: de desprendimiento de El Ateneo. “Miren, estamos viviendo la época de
Yo recuerdo haber leído un aviso “Si yo me instalo en Chile tengo que Su creador era cuñado de los García. Perón, un nacionalismo excesivo. Y
comercial de Losada que decía más o publicar un autor chileno que sea A diferencia de las otras editoriales, además fíjense ustedes que hay cierta
menos así: “Esta editorial publicó a una tarjeta de presentación”. Todos le Losada y Sudamericana se arraigaron actitud xenófoba. Hay problemas de
los siguientes autores antes que se les habían sugerido un poeta famoso: G. y se universalizaron. divisas y algún día les van a decir:
haya adjudicado el Premio Nobel”. Santa María. Pero él optó por Neruda. ‘¿Cómo es? ¿Ustedes no hacen nada
Creo que eran diez: Gabriela Mistral, En cada una de las sucursales estable- S: ¿Losada tuvo talleres de impresión? por la cultura argentina? Siguen tra-
Neruda, Asturias, Sartre, Camus... Era cía contactos con autores importantes. W: No. Ellos siempre traían a cola- yendo más libros franceses, revistas
un justo alarde: “Yo los publiqué Lo importante de señalar es que él ción recuerdos de España y alega- francesas’”. ¡Eran cajones y cajones!
antes, no después del Premio Nobel”. fue detectando autores de cada uno ban que a todas las editoriales –entre Bueno, ese argumento fue el que me
Y... el editor de literatura no era otro de esos países o regiones. Así fue que ellas Espasa-Calpe– que habían puesto permitió iniciar la colección El Pasado
sino Guillermo de Torre. pasó a publicar a Arciniegas, a Miguel talleres propios para ahorrar costos, les Argentino en el año 54, 55, antes
Ángel Asturias, a Carpentier. Yo el había ido mal. Porque el problema de de la caída de Perón. Los primeros
S: ¿Usted lo conoció personalmente primer libro de Carpentier que leí, lo la imprenta es que las máquinas no libros fueron Cafulcurá, con prólogo
a Gonzalo Losada? leí por Losada. En España, claro, tuvo dejen de trabajar. Entonces cuando el de Giusti –que me lo acaban de robar
W: Yo era asesor literario de Lautaro y problemas con la censura. Con Franco editor es dueño de la imprenta dice: en la editorial Elefante Blanco con
la gerente de Lautaro era muy amiga no podía meter a Sartre, a Camus “Bueno, mañana entra mi libro, espe- prólogo y todo–, y luego el del Perito
de Don Gonzalo. Nos hicimos muy nada de eso. Los autores prohibidos en remos... o suspendo tal libro”, inter- Moreno. Luego sacamos Mis memorias
amigos con él. Yo lo quería mucho y España, Losada los publicaba acá. ¡Fue ferencias que perjudican la produc- de Mansilla y Las ruinas de Tiahuanaco
él me apreciaba también. Me acuerdo la editorial de García Lorca! tividad. Hoy ninguna gran editorial de Mitre. Para sorpresa de todos tuvie-
un día en el que él hizo una fiesta para tiene su propia imprenta; juegan con ron un gran éxito. Entonces ahí a los
festejar –valga la redundancia–, no sé S: ¿Y las editoriales que compe- distintas imprentas, distintas oportu- de Hachette ya les interesó y conti-
si el ejemplar 500.000 o un millón tían con Losada? Sudamericana, por nidades, máquinas, formatos, etc. nuamos la colección. Mi función era
de Veinte poemas de amor de Neruda. ejemplo. la de un asesor literario: la colección
Una cosa increíble para la literatu- W: Con Julián Urrugoiti y Don Antonio salía bajo mi nombre y mi responsabi-
ra en castellano de aquel entonces, López Llausás, Sudamericana empezó a La biblioteca nacional de una edito- lidad. En Hachette además hice otras
¿no? En ese momento yo le pregunté: publicar novelística europea en una línea rial extranjera: Hachette y la colec- cosas; publiqué un montón de libros.
“Gonzalo, explíqueme una cosa que bien orientada por Victoria Ocampo ción “El Pasado Argentino” Participé en la publicación de La vida
a mí me interesa desde un punto de al comienzo, por Enrique Pezzoni des- cotidiana, no sé si usted conoce esos
vista sociocultural: ¿cómo puede usted pués… Pero tengo la impresión de que S: Una vez que usted se alejó de libros, ahora se los voy a mostrar.
explicar que se hayan vendido cien- Sudamericana no tuvo esa actitud de Lautaro, ¿inmediatamente creó Después publiqué una gran Historia
tos de miles de ejemplares de Veinte apertura hacia los escritores, tratar de otros proyectos editoriales? de la filosofía de Lamanna en seis
poemas de amor de Neruda?” “Fíjate conseguírselos, de hacerlos de la casa. W: Hice algunas cositas que no tienen tomos. Lindísima edición, a la que yo
Gregorio (imitando la tonada españo- importancia, en editoriales con las que le puse la bibliografía castellana17.
la de Losada). Es muy sencillo: antes S: También estaban Claridad, no me fue bien. Después entré como
el muchacho le regalaba a la mina Santiago Rueda. asesor literario de Hachette. Hachette S: Era como retomar el proyecto de los
las rimas de Bécquer y hoy le regala W: Claridad estaba un poco más era importadora de las publicacio- Tratados Fundamentales de Lautaro o
Neruda.” ¡Me pareció una observa- confinada por el aspecto político. No nes francesas, por supuesto. En un la obra de Romero en Losada.
ción agudísima! Él notó un cambio de tenía el cuero que tenía Losada, ni momento llegó a traer 10.000 ejem- W: En cierta manera sí18.

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S: Eran libros de alto padrón gráfico. miedo al entusiasmo pasajero. Palasi Emecé le pidió los derechos a Mr. Aztecas, Los Mayas y alguno más.
W: Y eso que mezquinaban muchísimo. iba y venía, miraba ese libro y no me Smith. Él se los dio y lo tradujo un tal Cuando vino, primero decidió que
Era difícil convencerlos de invertir en hablaba. Y un día me llama el agente Visio. Después yo le dije a Mr. Smith: no se encuadernaran y después que
estas obras culturales. Lo hicieron cuan- literario, el señor Lawrence Smith, que “Mire una cosa: Emecé tiene los dere- no se ilustraran. Cuando le dije que
do verificaron que andaban. Publicar un era un caballero, un agente literario chos. Según las normas durante un año editemos Grecia en la época de Pericles
libro sobre Tupac Amaru con 800 pági- inglés correctísimo porque cuando él tiene que publicarlo si no los pierde. me dijo: “¿Para qué, si ya tenemos a
nas de documentos antiguos me costó ofrecía un libro a alguien no lo sabía ¿Por qué no me da la primera opción? Homero?” No había con quién hablar.
sangre, sudor y lágrimas. nadie. Es decir que actuaba como un Anótelo en su libro. Yo le pido la pri- Le ha hecho tanto daño a Hachette.
verdadero profesional del libro. Me mera opción para hacerlo porque tengo Cuando la editorial francesa anduvo
S: ¿Quién dirigía Hachette? llama y me dice: “Mire, Don Gregorio: el presentimiento de que Emecé no lo mal se la vendieron a él, que terminó
W: La dirigía un señor llamado Palasi. Emecé me pide el libro y usted tiene va a hacer”. Y se dio así. Le compramos de fundirla del todo. Yo ni quise saber
la preferencia porque lo tiene hace la traducción a Emecé, se publicó y cómo terminó todo.
S: ¿Francés? tres meses. Si usted no se decide, se tuvo un éxito enorme; ya es un clásico.
W: Era español, aragonés. Palasi era lo voy a tener que dar a Emecé”. Y Ése era el clima de trabajo. S: ¿En qué otras colecciones trabajó
una bellísima persona, pero era un entonces le digo: “Mire señor Smith, usted, además de La Vida Cotidiana?
contador. Él lo que quería era mandar llámelo a Palasi directamente y dígale S: ¿En los 50 Hachette era una W: En Hachette hicimos muchas
el balance mensual a París con saldo en lo que me está diciendo a mí. Hágame empresa de porte? cosas. De ciencias humanas y sociales
caja. Nosotros le decíamos: “Pero fíjese caso. Después me cuenta el resultado”. W: Sí, tenía más de cincuenta emplea- no era muy sim-
señor Palasi, fíjese la inflación...”. Era Inmediatamente lo llama. A los cinco dos. Tenían los libros franceses para los ple sacar libros.
muy difícil. Le puedo contar veinte minutos viene Palasi hecho una furia, colegios franceses, libros de idioma, de Publicamos un
anécdotas de él. Así y todo yo pude y me dice: “¡Ah!, pero Don Gregorio, texto, las revistas. Traían revistas desde Schuhl sobre
seguir bastante con mi colección El con estas indecisiones vamos a perder géneros como la filatelia hasta la moda, Platón 19, un
Pasado Argentino, que creo que hoy todos los libros. ¡Hay que tomar deci- pasando por el automovilismo. En esa par de libros de
en día tiene alrededor de 120 títulos. siones! ¡Emecé no nos puede tomar la época no había revistas de moda nacio- Mondolfo, y
Para que se haga una idea del clima de delantera!”. Otro caso similar fue con nales. El edificio era fabuloso. algún libro de
trabajo le cuento la historia de la publi- la edición de Friends: Gran Bretaña y Labrousse sobre la
cación de un título. En Estados Unidos Argentina, un libro muy importante S: ¿Dónde estaba la sede? democracia. Para
se había publicado Aspectos económicos del cual se tiraron cinco ediciones. W: Estaba en Maipú 49 y después se publicar a Hegel,
del federalismo argentino. Se me escapa Tuvo una enorme repercusión porque mudó a Rivadavia al 749. que la primera
hoy en día el nombre del autor; un es una visión sobre las relaciones ingle- edición salió con
polaco exiliado en los Estados Unidos. sas y argentinas desde la mirada de un S: ¿Y usted iba regularmente? Hachette, tuvi-
Un libro importantísimo. Yo me enteré inglés. Lo escribió un señor ingenuo, W: Todos los días, tenía oficina allí. mos largas peleas.
por las revistas de historia y lo pedí a cándido, que no conocía la historia Me decían “Un
través de un agente literario, como se argentina. Nunca había estado acá pero S: ¿Cuándo cerró Hachette en libro de mil pági-
hacía entonces. Me llegó el ejemplar dice la verdad de los documentos que Argentina? nas...”. Sobre el
en inglés y yo lo tenía en mi escritorio. encuentra. El episodio fue así: se publi- W: Vino un tal Musset de Francia libro de historia
Palasi era muy simpático y todos los có en La Nación un largo artículo en y la fundió. Era hijo del director me decían: “¿Por qué lo vamos a
días venía a verme. Un día le comento: el que se decía: “Acaba de aparecer un de uno de los grandes diarios de publicar si hay tantas historias?”
“Estoy leyendo este libro y me parece libro sensacional de un profesor de Francia. Llegó con mucha soberbia,
extraordinario. Sobre el federalismo la Universidad de Edimburgo sobre se llevaba a todo el mundo por delan-
argentino, no hay nada mejor, salvo el las relaciones entre Gran Bretaña y te, pero era un ignorante. Teníamos Después del 66: Dimensión
libro de Juan Álvarez, que es otra cosa”. Argentina...” Allí aborda los negociados colecciones como La Vida Cotidiana, Argentina, Solar, CEPAL
“¿Quién es el autor?” “Es un pola- que hubo entre empresas y muchos que eran propiedad de Hachette de
co emigrado que se doctoró con este nombres patricios metidos en coimas. París. Publicamos cinco o seis tomos S: ¿Usted cuántos años trabajó en
libro.” “¡No, cómo vamos a publicar Ahí le dije a Palasi: “¿Vamos?” “No, sobre Egipto, Grecia en la Época de Hachette?
estas cosas!” Él siempre desalentaba por deben ser muy caros los derechos.” Homero, en la Época de Pericles, Los W: Cuando vino la caída de Perón, ahí

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ya empecé a distanciarme de Hachette. ra ganancias, no hay ganancias para ción, para ir a imprentas, etc. Cuando inmigratorio, del conventillo, de su
Yo me metí en la Universidad en el nadie”. La colección hasta entonces se venía de Santiago elegía las tapas. idioma... Y algunos de los sainetes son
56, participé de los cursos de ingreso llamaba El Pasado Argentino. Como Publicábamos poco. una belleza”. Al Velorio del angelito
y pasé a dirigir la colección desde estaba registrada por Hachette y no yo lo imaginaba casi como un ballet:
afuera. De ahí en más mi actividad nos quisieron dar el nombre, pasé a S: ¿Qué promedio anual? los compadritos que entran y salen.
editorial prácticamente se limitó a mi llamarla Dimensión Argentina. Seguía W: Cuatro o cinco títulos nada más. Digamos que tuve mis disgustos tam-
colección. En la Facultad de Filosofía con el mismo diseño de tapas y todo. Claro que después había algunas ree- bién con el ambiente que no tenía sen-
y Letras empecé a dictar cursos de Lo que hicimos fue hacer un convenio diciones. El libro de Busaniche llegó sibilidad para entender que Sarmiento
ingreso, de nivelación, y después tam- con Hachette, por el cual ellos se com- a tener ocho ediciones. En algunos podía estar al lado del sainete.
bién lo hice para Arquitectura. prometían a comprar 500 ejemplares casos como ese, un libro muy volu-
En el 66, con el golpe de Onganía a cambio de la distribución exclusiva. minoso, eran inversiones muy gran- S: Y también alternaba obras del
nos echaron a todos y yo me quedé Nosotros lográbamos continuidad y des. También se reeditaron muchas pasado con muchas investigaciones
en la vía. Entonces Eustacio García y ellos también podían exhibirse. Fue así veces el libro de Spencer, la Historia contemporáneas.
Pedrito García, de El Ateneo, me lla- que los libros pasaron a tener el sello de la ganadería de Giberti, la Historia W: Sí, historia de la industria, historia
maron y me preguntaron si yo quería Solar-Hachette. del trigo de Scobie. Es decir que de la ganadería, historia de la agricul-
o si necesitaba hacer algún trabajo. teníamos que conciliar las reediciones tura, etc.
Nunca me voy a olvidar de ese gesto. S: ¿Y por qué Solar? que reclamaba el mercado con libros
Entonces yo les propuse una pavada: W: Nos independizamos. Teníamos nuevos. Después apareció la fotoco- S: ¿En algunos casos usted encargó
una obra de filosofía plurilingüe, una que tener un nombre y Solar era un pia, el robo de ediciones... estudios?
curiosidad increíble. Lo hicimos con nombre que tenía una cierta tradición. W: En muy pocos casos.
el profesor Caletti y con eso pudimos Había sido el de una pequeña editorial S: Habrá influido el hecho de que
sobrevivir a la crisis del 66. Tiempo de Busaniche, un historiador argenti- muchos de esos títulos formaban S: ¿Y qué antecedentes reconoce de
después le dije a Pedrito: “¿Por qué no no muy importante. A Busaniche le parte de la bibliografía en cátedras este perfil de colección?
lo reeditamos?” “¡No, no! ¿Usted sabe compramos la marca y las traduccio- universitarias. ¿Y usted nunca esta- W: José Ingenieros y Ricardo Rojas20.
la locura que hicimos? Un libro con nes de viajeros ingleses. Después le bleció líneas por género: biografía, Con otras características. Es decir,
tantos idiomas, fue complicadísimo.” publicamos su historia de Formosa. viajeros, etc.? todos mis libros tienen prólogos,
Después me fui a trabajar a la CEPAL W: No, todo lo contrario; después todos. Estudios hechos ex profeso por
en Chile. Ahí estuve casi diez años. S: O sea que Solar como sello pre- le voy a mostrar un cataloguito que especialistas de tendencias distintas.
Me tocó vivir en Chile aquel paso de existía. ¿Desde hacía mucho tiempo? tengo donde se expone la filosofía de Yo les decía que tenían la más amplia
gobierno de Frei a Allende y la caída W: No, diez años, quince. En ese tiempo la colección. Yo quería dar una imagen libertad para expresar sus puntos de
de Allende con Pinochet. En esos años habría publicado 4 ó 5 libros nada más, del país plural: historia, literatura, vista, pero el único compromiso era
Hachette consideró que mi colección pero preciosos, muy bien hechitos. antropología, viajeros, conquista del que le dijesen al lector por qué diablos
ya no era negocio. Ahí un amigo mío desierto, crónicas provinciales, todo se publicaba ese libro. Por ejemplo,
muy querido me dijo: “Mire, yo pongo S: ¿Cuál era la tirada media de los ese panorama. Y también publiqué por qué se publicaba un libro de hace
unos pesos y sigamos la colección”. Yo libros de su colección? una cantidad de libros que se salían un cien, ciento cincuenta años. Las colec-
estaba en Chile, habíamos puesto un W: Casi siempre 3.000. Era un pro- poquito de las pautas convencionales. ciones de José Ingenieros y Ricardo
empleado y yo venía más o menos una medio ajustado a la composición en Por ejemplo, publiqué por primera Rojas tenían un trasfondo más bien
vez al mes para acá. Nos comunicába- linotipo. No se olvide que el país vez en forma de libro el sainete crio- político. Yo les quise dar la impronta
mos por teléfono y se pudo continuar quedó aislado durante la guerra y des- llo. Un eminente crítico argentino social, la económica, las costumbres.
así con la colección. pués hubo una legislación pésima que me llamó y me dijo: “Gregorio, no
impidió traer máquinas usadas. puede ser, usted publica a Sarmiento, S: ¿En ningún momento usted tuvo
S: ¿Quién era ese amigo? a Payró, no puede publicar sainete”. intención de darles un tinte político
W: L. Schwartz, un importador, un S: ¿Cómo era la selección de títulos? Yo le respondí: “Mire: yo no tengo a sus colecciones?
hombre cultísimo que ayudó a mucha W: La hacía yo. Era una empresa particular gusto por el sainete. Pero el W: No, no. Yo quería dar una imagen
gente. Él me dijo: “Mire, yo le doy estos unipersonal. Tenía un empleado al sainete es el más lindo testimonio de compleja del país. Mire, acá tengo
pesos y hagamos la editorial, nadie reti- que le tenía confianza para la correc- sociabilidad en tiempos del impacto un cataloguito que hice de la colec-

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ción donde se expresa mi filosofía. S: ¿Y eran rentables esas colecciones? quien me llamó fue Ginés de los Ríos S: ¿Y estuvo mucho tiempo en el
Leámoslo: “La empresa ha sido enca- W: Dimensión Argentina sí, aunque que estaba con Prebisch. Ellos querían CONICET?
rada con sentido moderno, dejando hoy ya no lo es. Lo sería si pudiera que yo me quede, pero me fui a los W: Estuve en el directorio hasta que
de lado valoraciones prejuiciosas o dis- hacerla en escala artesanal, porque esos diez años. En el 83 ya había decidi- subió Menem.
criminaciones sectarias. Sólo con esta libros ni siquiera se pueden exhibir en do venir para acá, cuando me llamó
amplitud a cuyo servicio hemos puesto las librerías. Las grandes empresas mi señora a Santiago para decirme S: ¿Y en la Universidad de Buenos Aires?
un redoblado espíritu crítico, puede compran las mesas de exhibición, las que había escuchado en la radio que W: Yo seguí hasta los 65 años. Siempre en
lograrse un interesante y útil conjunto vidrieras, compran todo. Es increíble. me habían designado director de la las cátedras de Historia de la Educación
de libros que den presencia a ese pasa- Biblioteca Nacional. Nadie me con- Argentina y Latinoamericana e
do, estructure sus más diversos elemen- S: ¿Y esto usted lo va fogueando solo? sultó. Yo no lo sabía. Después pasé Historia del Pensamiento Argentino y
tos de manera orgánica, ensamblando W: Solo. Hace un año que publiqué al CONICET. Fui el primer vicepre- Latinoamericano.
asuntos dispares y significativos. Sólo el de De Angelis y después no pude sidente de formación humanística. Y
así puede obtenerse una imagen de la hacer más nada. ahora a los 80 años de edad todavía no S: ¿Y por intermedio de la
tradición mucho más rica y sugestiva conseguí jubilación. Universidad no participó de proyec-
de lo que pudiera aparecer. Cada uno S: ¿No tiene la colaboración finan- tos editoriales?
de los tomos tiene –por razones que el ciera de algún editor? S: ¿Y en Chile llegó a hacer trabajos W: Si, me ofrecieron EUDEBA pero a
lector advertirá enseguida–, su impor- W: No, varios se interesaron y yo les editoriales paralelos? mi no me interesó.
tancia intrínseca. Mas su valor se ve dije que no aceptaba. Hubo un señor W: No. En Chile los años que me Las cuestiones que se desgajan de esta
acrecentado muy sensiblemente por que manifestó interés en el perfil, tocó vivir fueron años muy duros. entrevista son diversas. Su edición com-
el conjunto, pues se iluminan sectores pero quería publicar un libro de él. Vivíamos prácticamente enclaus- pleta busca motivar la multiplicación
desde distintos ángulos y géneros (...) Yo le dije que no. Otros los copian trados, en un microclima. Éramos de diálogos a través de la experiencia de
El Pasado Argentino, como biblioteca sin consultar. unos cuantos cientos de funcionarios. Gregorio Weimberg. Un trabajo sobre
y como programa, revela el comple- Estaban Celso Furtado, Fernando su trayectoria, posición y proyección
jo espectro del país, coloreando sus S: ¿Y después de Hachette, quien Henrique Cardoso, con quien yo me en distintos momentos de la historia
dimensiones espirituales y materiales. pasó a distribuir la colección? di mucho, con Weffort, que ahora cultural argentina y latinoamericana
Su aportación esencial es la de expresar W: Catálogos y después Zabalía. es ministro de Cultura, con Aníbal obliga a una investigación mucho más
los elementos indispensables para que Pinto, María da Conceição Tavares. extensa. Sólo me gustaría subrayar la
se perfile con nitidez un mapa plu- S: ¿Cuándo apareció el último título? Se trató de una experiencia notable importancia de las prácticas editoriales
ridimensional que brinde al hombre W: El año pasado (1999): Juan B. Justo. para el continente. Pero era una vida y de las consecuencias de la materiali-
argentino una imagen fiel (...). dura, la época de Pinochet. Siempre dad de los objetos impresos en la confi-
S: ¿Juan B. Justo fue qué número en nos visitábamos entre nosotros, era un guración de las posibilidades culturales
S: ¿Y modelos del exterior? Para hacer la colección? microclima. Contacto con la sociedad, de un lugar y tiempo determinados.
una biblioteca sobre la vida cultural W: No, no estaban numerados. muy poco. Así tal vez vayamos al encuentro de la
argentina, ¿usted se inspiró en algu- insistencia de Gregorio en la historici-
na biblioteca similar en otro país? S: ¿Cuántos ejemplares se tiraron de S: ¿Qué lugar le atribuye a su paso dad de las categorías tiempo y espacio.
W: No, no. Yo lo que empecé a hacer a raíz Juan B. Justo? por la Biblioteca Nacional? La experiencia que Gregorio Weimberg
del éxito de Dimensión Argentina, fue W: Creo que también 3.000. W: Estuve poco tiempo, un año y nos relata más allá de sus textos, contri-
una colección que se llamó Dimensión después pasé al CONICET. En la buye a reformular las formas de pensar
Americana. Ahí publiqué a Josué de S: ¿Y en la CEPAL qué función Biblioteca Nacional me tocó la época nuestro legado cultural. La simbiosis
Castro, varios libros de CEPAL, libros desempeñó? de la hiperinflación. La Biblioteca se entre filosofía y antropología en un
de Medina Echavarría. Hay clásicos de W: Yo estaba con Prebisch como edi- estaba construyendo, no encontré el momento genético de la diferenciación
Ecuador, de Venezuela, de Colombia, de tor de las revistas21. apoyo económico para terminar la obra universitaria de las ciencias sociales en
Perú. Una colección así hoy no podría y tuve muchas dificultades de toda Argentina, por ejemplo, manifiesta un
competir ni con España ni con México, S: ¿Prebisch lo llamó para cumplir índole. Entonces Alfonsín me pidió horizonte de pensamiento y de bús-
imposible. La tapa de esa colección tenía esa función? que me pasara al Consejo Nacional de quedas intelectuales que hoy no tiene
una imagen de América. W: Yo lo conocía a Prebisch; pero Investigaciones Científicas y Técnicas. equivalentes ni condiciones de “reedi-

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ción”. ¿Qué poderes, temores y peligros de todos los individuos que al tradu- exactitud a las referencias bibliográfica que realiza Gregorio Weimberg en esta entrevista, a casi medio siglo de
esconden la historia de las ideas, de las cir, editar y diseminar los libros hacen editados los libros que menciona, se advierte al lector que aquí sólo hemos hecho algunos avances en el chequeo
teorías, de la cultura al insistir en el posible la cultura impresa? ¿Quiénes, y corrección de tales referencias. La reconstrucción y estudio de las series completas de cada colección es una
tarea por hacer, indispensable para penetrar en el conocimiento de muchos aspectos del estado del campo de
recorte de disciplinas, de autores y de además de Gregorio Weimberg, están las ciencias humanas y sociales en la Argentina de las décadas de 1940 y 1950.
categorías de pensamiento atomizadas, presentes en todas nuestras bibliotecas, 11. Este libro fue reeditado por Aguilar (Buenos Aires) en 1957, con traducción directa del latín, prólogo y
sin historia, sin reflexión sobre el lugar no como autores sino como estantes notas de Manuel Fuentes Benot.
preciso en el que un autor del pasado de la totalidad de los cuadernos de la 12. Weimberg, Gregorio, Tiempo, destiempo y contratiempo, Buenos Aires, Leviatán, 1993.
13. Spinoza, Tratado teológico-político, Buenos Aires, Lautaro, 1946, 329 p. Prólogo de León Dujovne, traduc-
está presente y se pone en juego? ¿Por cultura local, nacional, universal? ción de Julián de Vergas y Antonio Zozaya. Más tarde G. Weimberg fue el encargado de publicar las Obras
qué demora tanto en llamar la atención completas de Spinoza en 5 volúmenes.
la reconstrucción del conjunto de refe- (*) Investigador de CONICET. Museo 14. Farrington, Benjamín, Ciencia griega, Buenos Aires, Hachette, 1957. Nota preliminar de Hernán Rodríguez.
15. Entre 1949 y 1950, Nova publicó cuatro títulos de Georg Simmel. A partir de entonces aumenta consi-
rencias de una colección de libros o de de Antropología de la Universidad derablemente la presencia de las ediciones de Nova en el género filosofía. A diferencia de la acción editorial de
un programa de cátedra, de la acción Nacional de Córdoba. Gregorio Weimberg, no se observa un similar trabajo de Pucciarelli como “editor” en el sentido restringido del
término, es decir interviniendo como traductor, prefaciador, en la adaptación de repertorios bibliográficos, etc.
Igual diferencia podría establecerse frente al trabajo editorial de Francisco Romero.
NOTAS 16. Wagner de la Reyna, Alberto, La ontología de Heidegger: su motivo y significación, Buenos Aires, Losada,
Biblioteca Filosófica, nota preliminar de Francisco Romero, 2ª edición 1945.
1. El primer jalón de este uso fue registrado en Francia hacia 1664 y en España hacia 1696: Sorel, Charles, La 17. Lamanna, Paolo, Historia de la filosofía, Buenos Aires, Hachette, 1957.Traducción de Oberdan Caletti,
Bibliothèque Françoise. Ou le choix et l’examen des Livres François qui traitent de l’Eloquence, de la Philosophie, de la prólogo de Rodolfo Mondolfo.
Dévotion et de la Conduite des Mœurs. Et de ceux qui contiennent des Harangues, des Lettres, des Œuvres méslées, des 18. Aparte del citado título de Benjamín Farrington y de Spinoza, entre otros libros de filosofía publicados por
Histoires, des Romans, des Poésies, des Traductions, et qui ont servy au Progrès de nostre Langue. Avec un Traité parti- Gregorio Weimberg en Hachette se puede mencionar Ciencia de la lógica de W. F. Hegel en dos volúmenes
culier, où se trouvent l’Ordre, le Choix et l’Examen des Histoires de France. París, Compagnie des Libraires du Palais, que suman mil páginas. Se trató de una edición traducida y presentada por Augusto y Rodolfo Mondolfo, que
1664. Por otra parte, en 1696 aparece en Roma la Bibliotheca Hispana realizada por Nicolao Antonio. Véase, por fue reeditada cuatro veces. Por Hachette también salieron libros de filosofía, como Historia y solución de los
ejemplo, Botrel, Jean-François, “Exportation des livres et modèles éditoriaux français en Espagne et en Amérique problemas metafísicos de Charles Renouvier en 1950 y Filosofía de la felicidad de Josiah Royce. Este último en
Latine (1814-1914)”, en Jacques Michon y Jean-Yves Mollier (dirs.) Les mutations du livre et de l’édition dans le traducción y con nota preliminar de Vicente Quintero.
monde du XVIIIe siècle à l’an 2000. Québec - París, Les Presses Universitaires de Laval - L’Harmattan, 2001, pp. 19. Schuhl, Pierre-Maxime, La obra de Platón, Hachette, 1956, 255 p. La traducción la realizó Amparo Albajar.
219-240, y “La librairie ‘espagnole’ en France au XIXe siècle”. Le commerce de la librairie en France au XIXe siècle Esta versión tiene una nota sobre las traducciones de Platón en español y adiciones bibliográficas hechas por
(1789-1914). París, IMEC - Éditions de la Maison des Sciences de l’Homme, 1997. Gregorio Weimberg.
2. Con esta intención de conocimiento no hago más que apropiarme de los proyectos de quienes, como Gre- 20. Gregorio Weimberg realizó el índice analítico del V° volumen de las Obras completas de José Ingenieros
gorio Weimberg en Argentina o Luiz de Castro Faria en Brasil, impulsaron los estudios sobre “pensamiento publicado en 1957 por la editorial Elmer de Buenos Aires.
social”. También de la perspectiva de investigaciones sociales e históricas abierta por Roger Chartier a partir de 21. Posteriormente, Gregorio Weimberg fue responsable de la edición de las Obras completas 1919-1948 de
la obra de Foucault (véase, por ejemplo, Chartier, Roger, El orden de los libros, Barcelona, Gedisa 1994-1998). Raúl Prebisch en 4 volúmenes.
Este texto es la mejor oportunidad para hacer recordar que cuando fue director de CONICET Gregorio Weim-
berg propuso el concurso de un subsidio especial para estudiar la edición en Argentina.
3. Foucault, Michel, L’ordre du discours, París, Gallimard, 1971 y O que é um autor?, Lisboa, Passagem, 1992.
Para un uso ejemplar de Foucault en torno a “los fundadores de discursividad”, véase de Castro Faria, Luiz,
Oliveira Vianna. De Saquarema à Alameda São Boaventura 41 - Niterói. O autor, os livros, a obra. Río de Janeiro,
Relume & Dumará, 2002.
4. La lista ciertamente abarcaría a otros como Aricó, Schmucler y los que hicieron los Cuadernos de Pasado y
Presente y gravitaron en la editorial Siglo XXI.
5. Cfr. Sorá, Gustavo, Traducir el Brasil. Una antropología de la circulación internacional de ideas, Buenos Aires,
Libros del Zorzal, 2003 y “A arte da amizade. José Olympio, o campo de poder e a edição dos livros autênti-
camente brasileiros”. www.livroehistoriaeditorial.pro.br, 2005.
6. Pontes, Heloisa, “Retratos do Brasil: um estudo dos editores, das editoras e das ‘Coleções Brasilianas’, nas
décadas de 1930, 40 e 50”, en BIB - Anpocs, N° 26, 1988, pp. 56-80.
7. Las entrevistas fueron realizadas en la casa de Gregorio Weimberg, Buenos Aires, el 23 de febrero del año
2000 y el 30 de septiembre de 2005. Vivir siempre lejos de Buenos Aires me impidió regresar a la casa de Gre-
gorio para retocar las entrevistas, para “negociar” lo decible y verificar la incomprensión de nombres propios
o de expresiones enteras. Anticipo disculpas al lector por los posibles errores o malentendidos que puedan
persistir por no haber concluido el proceso dialógico de las entrevistas.
8. De Levy-Bruhl la colección también incluyó Las funciones mentales en las sociedades inferiores, libro con
traducción y prólogo de Gregorio Weimberg, 365 p.
9. De Francis Bacon, en realidad Weimberg publicó por los Tratados Fundamentales de Lautaro el libro Del
adelanto y progreso de la ciencia divina y humana en 1947. El Ensayo sobre moral y política de Bacon lo había
publicado en 1946 por la editorial Futuro. Para este libro, G. Weimberg, escribió la nota preliminar.
10. De León Brunschvicg, Gregorio Weimberg editó por Hachette en 1955 Las edades de la inteligencia. Este li-
bro fue traducido por Amparo Albajar y G. Weimberg le añadió notas y adiciones bibliográficas. Sin demandar

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Breve historia de la Editorial Introducción

Historiar la editorial de la Universidad


empresa que se manejó según las
variables políticas, y que dejó como
resultado importantes colecciones de
Universitaria de Buenos Aires de Buenos Aires (EUDEBA) es quizá
la manera más clara de sintetizar lo
libros, verdaderos aportes a la vida cul-
tural del país, junto a otras ediciones

(EUDEBA) que ha sucedido en nuestro país en los


últimos 50 años, ya que es una empresa
que no contemplaron ese propósito.
En países como el nuestro, EUDEBA
de cultura que sufrió los vaivenes de la demuestra cuán importantes son las
Por Leandro de Sagastizábal política y de los diferentes protagonis- convicciones personales, pero también
tas de la vida social de este país. Pero es y al mismo tiem-
la tipicidad de su actividad dentro de la po, lo esencial de ... esta editorial es una empresa
cultura la que convierte a esta empresa contar con sóli- que se manejó según las varia-
en un interesante objeto de estudio, dos profesionales bles políticas, y que dejó como
ya que sus productos son los libros, y del área de la edi- resultado importantes coleccio-
los pensamientos su materia esencial, ción en los car- nes de libros, verdaderos apor-
algo que ha sido alentado, sospechado gos directivos. La tes a la vida cultural del país,
o erradicado según las distintas épocas actividad de editar junto a otras ediciones que no
y en casi todas las sociedades de este requiere de espe- contemplaron ese propósito.
mundo. Así, entonces, también este cíficos criterios
Quizá EUDEBA sea la editorial más influida por artículo se ocupará de los distintos profesionales que contemplen, entre
aspectos o características que diferen- otros muchos aspectos, la construcción
los avatares históricos y políticos de nuestro país. cian una empresa como la editorial de de un mercado de lectores. Para ello
Esas marcas ingénitas la convierten en emblema otras ocupadas en transmitir o difundir es fundamental que el catálogo sea
de empresa cultural argentina, capaz de desbor- otra clase de productos culturales. pensado para superar el corto plazo, las
dar las formas de producción académica, en la Para ilustrar esta y otras características coyunturas o las modas imperantes.
medida en que logró expresar un proyecto ema- de la editorial universitaria nos valdre-
mos de algunos documentos. Entre
nado de una universidad democrática, atenta a ellos el catálogo es uno que permite el Los inicios
los destinos colectivos y sus pulsiones vitales. análisis desde diversos ángulos. Refleja
Creada por Risieri Frondizi en 1958 y conducida de manera contundente las distintas Se hace necesario entonces analizar
–hasta el golpe de Onganía– por la singular figu- conducciones que tuvo desde su fun- el contexto histórico en el que fue
dación. De modo que al analizarlo fundada y estudiar los primeros linea-
ra de Boris Spivacow, EUDEBA logró construir se ve con claridad qué tipos de libros mientos del proyecto.
un estilo propio y novedoso dentro del panora- se publicaron en democracia o bajo Con relación a lo primero hay que
ma editorial argentino, interrumpido por las su- gobiernos autoritarios; da cuenta de señalar algunas condiciones que se
cesivas imposiciones militares. Aun así –sugiere lo que fue la ampliación y democra- fueron dando desde el final de la
tización del acceso al conocimiento, Segunda Guerra Mundial, especial-
Leandro de Sagastizábal– ha dejado un testimo- así como también cuando la censura mente aquellas referidas al aumento de
nio original capaz de interpelar el mercado edi- imperó. El catálogo como documento la inversión extranjera en los países de
torial a partir de la democratización de la lectura; es útil, igualmente, al momento de América Latina y que buscaban supe-
un rasgo que no cesa de ser explorado en recien- evaluar la idoneidad profesional de sus rar los problemas de comunicaciones y
tes estudios. Repensar el itinerario de EUDEBA directivos y empleados o, en su defec- los de la producción de energía.
to, la corrupción y las acciones que Algunos organismos destinados a
es también interrogar críticamente a una univer- el Estado implementó para imponer tales financiamientos como el Banco
sidad pública que no consigue producir sentidos determinados criterios sobre otros. Mundial, el Fondo Monetario
superadores de sus internas y marchitas rutinas. En definitiva, esta editorial es una Internacional o el Banco Interamericano

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de Desarrollo, comenzaron a otorgar Esta relación entre calidad cientí- presidido por José Babini, se aprobó Pero si la calidad y continuidad han
créditos a los diferentes Estados. fico técnica, desarrollo y eficiencia el nombramiento de Boris Spivacow, sido dos características importantes de
En 1961, la Alianza para el Progreso incorporó un elemento nuevo en un hombre que reunía una doble ese primer período, lo que sorprende
explicitaba claramente los objetivos la manera de hacer política, ya que condición fundamental para el cargo. además es su dinámica editorial.
de los mismos: las explicaciones tecnocráticas para Era un graduado universitario de la En 1961 ya se editaban 106 noveda-
• Priorizar el adelanto tecnológico de describir la realidad se utilizaron a facultad de Ciencias Exactas de la des y 25 reimpresiones, las que pocos
los países. menudo. Esto se refleja en términos Universidad de Buenos Aires y tenía años después habían aumentado a 203
• Posibilitar la creación de un Centro editoriales. Muchas de las publicacio- experiencia como editor, por lo que títulos nuevos y 80 reimpresiones.
de Investigación Tecnológica en nes se refieren a esas temáticas. conocía muy bien el ambiente edito-
América Latina. En abril de 1958, el Consejo Superior rial y cultural argentino.
• Fomentar la investigación en las de la Universidad de Buenos Aires La editorial nació como empresa de
universidades. facultó quien era Rector de la insti- economía mixta y así se mantiene
Estas medidas, entre otras, proponían el tución en ese momento, el Dr. Risieri hasta la fecha. El capital aportado
desarrollo como una vía para el sostén Frondizi para que designara a un por la Universidad para su funciona-
de la democracia, directorio para dirigir la editorial de la miento fue de 160.000 pesos sobre
La metodología para iniciar el de allí que no es UBA que se creaba en ese momento. los 164.100 con los que contó en sus
proyecto EUDEBA fue enton- de extrañar que El proyecto, y aquí ya hay un elemento inicios. En pocos años el éxito con-
ces la de partir de un dise- en nuestro país a tener muy presente para comprender seguido por las ventas había modi-
ño profesional realizado por surgiera un pro- la solidez de la empresa durante los ficado sustancialmente esa relación.
alguien con sobrada experien- yecto de filiación años posteriores a su creación, fue Cinco años más tarde, de 287.420
cia en el ámbito editorial, que desarrollista. encomendado a uno de los hombres pesos, 100.360 ya provenían de uti-
incluso definiría las colecciones En el marco más importantes del mundo de la lidades de las ventas, 158.070 eran
que se podrían desarrollar. específico de la edición en esos días: Arnaldo Orfila capital y trabajo, 11.570 de proce-
Universidad de Reynal; un argentino que se encontra- dencias varias y únicamente 8.420 los
Buenos Aires, en el año 1958, se ba desde unos años antes dirigiendo el aportaba la UBA.
aprobó un nuevo estatuto que propu- Fondo de Cultura Económica, edito- El período en que estuvo a cargo Boris
so una serie de reformas para impul- rial del Estado mexicano, fundada en Spivacow duró desde su fundación
sar la investigación y la capacitación 1934 y quizás una de las empresas de hasta el golpe militar de Onganía en
docente. Algunos pocos datos extraí- cultura más importante que existe en 1966, a pesar de que se sucedieron tres
dos de cualquier libro de historia de América Latina. gestiones diferentes en el rectorado de
la Universidad muestran la amplia- Orfila Reynal se había encargado ya la UBA. A Risieri Frondizi lo siguió
ción de las becas de estudio (seis de organizar y abrir la filial del FCE en Julio Olivera y luego J. Fernández
en 1957 y más de mil en 1960), la Argentina en 1945, y era reconocida Long. Es importante remarcar este
creación de nuevas carreras como las su solvencia como editor, responsable segundo elemento para comprender la
de Farmacia y Bioquímica, la consti- de la creación en la casa matriz de vigencia exitosa de un proyecto como
tución de institutos de investigación, esa editorial de colecciones como los el de EUDEBA. En una empresa
la aparición de departamentos desti- famosos Breviarios. donde luego se sucederían muchos
nados a la pedagogía, la creación del La metodología para iniciar el pro- directivos que incluso llegarían a per- Luego de ese momento de auge de Boris Spivacow

Centro del Cálculo en la Facultad de yecto EUDEBA fue entonces la de manecer tan sólo dos meses o un año la editorial, también la reversión fue
Ciencias Exactas y Naturales. partir de un diseño profesional rea- y medio como máximo, la gestión visible en este plano. En el año 1971,
Esto ejemplifica que el papel de la lizado por alguien con sobrada expe- de Spivacow, respetada por sus cua- se editaban únicamente 40 títulos
investigación adquirió mayor impor- riencia en el ámbito editorial, que lidades profesionales y no por sus nuevos al año. También fue notable el
tancia en el diseño del perfil docente, incluso definiría las colecciones que adhesiones políticas a lo largo de ocho cambio en la cantidad de ejemplares
que se afianzó como estrategia cuando se podrían desarrollar. años, es una característica importante de cada uno. Si en el primer período
se aumentaron las partidas asignadas En el mes de junio, en la primera para pensar en aquella época de la el promedio de tirada era de10.000
para contar con profesores full time. reunión del Directorio, que estuvo Universidad de Buenos Aires. ejemplares, luego del golpe militar se

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estableció en 3.000. La deducción que la editorial se distinguió por publicar información sobre la importancia de Títulos como Historia de Egipto de
podemos hacer de este dato es simple: todo tipo de materiales sin orientación los proyectos, menciono las principa- Driotón - J. Vandier; Biología de
se iba pasando de un proyecto de difu- ideológica alguna –los libros podían les colecciones: Villee, Introducción a la lógica de J.
sión cultural masivo a uno selectivo y provenir tanto de universidades ru- Copi, Geología estructural de M. P.
de libros que no tenían mercado. sas como haber sido contratados con Los fundamentales Billing, etc.
La lógica de la editorial transitaba Prentice Hall de EE.UU.–, a partir de Colección dirigida por Rodolfo
de un proyecto de difusión cultural ese año, cada momento político del Mondolfo que consistía en excelentes La escuela en el tiempo
amplio, destinado a la sociedad, a país tiene un correlato inmediato en traducciones de trabajos clásicos de Biblioteca dedicada a la educación
otro de matriz fuertemente ideológi- las publicaciones de la editorial. filosofía realizadas por especialistas en primaria y secundaria e integrada
ca que publicaría, salvo excepciones El proyecto inicial tuvo un indudable griego y otras lenguas. Integraban esa por colecciones de diferente carácter.
que podrían contarse con los dedos propósito de Libros para todos, una de colección libros como La República de Textos, divulgación destinada a profe-
de una mano, los las consignas más descriptivas de la Platón, traducido por A. Camarero; sores, maestras y estudiantes, y libros
El proyecto inicial tuvo un indu- malos libros de intencionalidad del proyecto. El pro- Apología de Sócrates de Platón, traduci- de consulta. La dirigía la educadora
dable propósito de Libros para los amigos polí- yecto editorial se sostenía, además, en do por Conrado Eggers Lang; El men- bonaerense Delia Etcheverry. Algunos
todos, una de las consignas más ticos de turno. una innovadora modalidad comercial. sajero de los astros de Galileo Galilei, títulos fueron El lenguaje y la lectura en
descriptivas de la intencionali- A partir de 1966 Los libros eran vendidos básicamente traducido por José Babini, etcétera. el primer grado de O. Cosettini, Títeres
dad del proyecto. El proyecto y luego de la en kioscos que EUDEBA distribuía y niños de M. Bernardo, La biblioteca
editorial se sostenía, además, conocida Noche en puntos neurálgicos, pero también Cuadernos escolar de I. N Yuspa.
en una innovadora modalidad de los Bastones en lugares donde no existían locales Concebida como una suerte de enci-
comercial. Los libros eran ven- Largos, que fechó de librerías. clopedia universitaria para estudiantes Colección Temas
didos básicamente en kioscos el momento de Por lo menos dos generaciones de universitarios y público en general con Obras de consulta y cultura pedagógi-
que EUDEBA distribuía en intervención mili- habitantes de Buenos Aires tuvieron cierto nivel cultural. Muchos de los títu- ca para maestros y padres.
puntos neurálgicos, pero tam- tar de la univer- como costumbre acercarse a los kios- los eran seleccionados de la colección Algunos títulos: El dibujo de los niños
bién en lugares donde no exis- sidad, la historia cos de EUDEBA para buscar las nove- Que sais-je? De Press Universitaires de de A. Mura, Juegos y juguetes de R. Neri,
tían locales de librerías. entonces fue otra dades. Algunos de los consignatarios Francia. En esa colección se publicó el El niño y el folklore de M. Sciacca, La
en todo sentido. de los mismos recordaban en alguna primer libro de EUDEBA que conoció preparación musical de los más pequeños
No solamente se sucedieron gestiones entrevista realizada por el autor de esta el público: Las bases físicas y químicas de de E. Wilems, El niño y el teatro de M.
de todo tipo: políticas, corruptas, nota, las colas cuando se publicó una la herencia de G. Breadle. La tirada ini- Signorelli, etcétera.
ineficaces, sino que las profesiones edición especial del Martín Fierro de cial fue de 7.500 ejemplares, cifra que
de las personas elegidas para ejercer Hernández del que se vendieron más en el mercado local se consideraba una Ciencia Joven
la dirección de la editorial fueron de de un millón de ejemplares, o a las locura. Salió a fines de 1959 y hacia Libros de bolsillo sobre la apasionante
una enorme diversidad y sólo ocasio- personalidades célebres, por ejemplo mediados de 1966 había llegado a su aventura de la ciencia moderna. De
nalmente contemplaron la importan- el escritor Mujica Lainez, que com- quinta edición. interés para estudiantes secundarios de
cia de que contaran con las idonei- praba libros en el kiosco ubicado en los últimos años, universitarios y profe-
dades editoriales necesarias. Pasaron Juramento y Cabildo. Lectores sionales. Títulos como ¿Qué edad tiene
por EUDEBA coroneles, generales, Un proyecto de divulgación científica, la tierra? de P. Hurley; El átomo inquieto
contadores, escritores, abogados, pro- artística y técnica destinada a todo de A. Romer; Gravedad de Gamow;
fesores de geografía, periodistas y Las colecciones público culto. Algunos de los títulos Historia del neutrón de Hughes.
únicamente en ocasiones muy aisla- principales fueron El siglo de Augusto
das, personas que tenían experiencia El catálogo de EUDEBA estaba orga- de Pierre Grimal, El barroco de V. L. Biblioteca del hombre y su sombra
en el mundo de la edición. nizado en base a colecciones. Cada Tapie, Los orígenes del pensamiento Historia y funciones de la ciencia, la
Tal vez el signo más evidente que ca- una tenía un objetivo explícito y un griego de J. P. Vernant, etc. técnica y la filosofía en la evolución
racterizó al período posterior a 1966 tipo de libro que la integraba, con del pensamiento humano. Los sonám-
fue la subordinación de la editorial un formato, cantidad de páginas y Manuales bulos de A. Koestler, El teatro ruso de
a la política de turno. Si en los años una temática claramente estableci- Libros destinados al uso en los cursos M. Slonim, Historia del cine mudo de
que fue dirigida por Boris Spivacow da. Solamente para presentar alguna de la universidad. R. Paolella, entre otros.

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Libros del Tiempo Nuevo Proust, Gide par Gide). Los escrito- o ex oficiales de las Fuerzas Armadas. Otro mecanismo habitual fue la res-
Eran libros destinados a analizar los res vistos a través de su escritura. La También en algunas colecciones se cisión de contratos. En 1978, a sólo
problemas de América, de su cultu- colección, dirigida por José Bianco, introdujeron autores ligados a los dos meses de haberse hecho cargo el
ra, sus religiones, su economía. Vida reflejaba la vida, la obra y la imagen militares, como monseñor Derisi, y general de Brigada que entonces la
de José Ingenieros de Sergio Bagú, de cada uno de los grandes escritores se escribieron memorias sobre perso- dirigía, propuso en una reunión del
El desarrollo agrario argentino de H. de América Latina. Contenía cada najes menores de la literatura, pero directorio rescindir 200 contratos por
Giberti, Sociología del Uruguay de ensayo una biografía, fotografías, una con lazos estrechos con las Fuerzas diversos motivos. Entre ellos, en el
Carlos Rama. bibliografía completa y fragmentos de Armadas. En la colección Genio y ítem b), los que
la obra del escritor en cuestión. Figura se incluyó la biografía de Hugo se referían a obras Editado bajo el título de Los
Serie del Siglo y Medio Genio y figura de Jorge Luis Borges Wast y entre las ilustraciones referidas que no habían libros son tuyos por la misma
Fue imaginada como homenaje al fue escrito por Alicia Jurado; el de a la vida del protagonista (que era la sido autorizadas editorial en el año 2005, se
sesquicentenario de la Revolución de Alfonsina Storni por Conrado Nalé característica de la colección) aparecía por el Ejército, puede vislumbrar claramente el
Mayo. Era una Roxlo; el de Lucio V. Mansilla por como cierre una del escritor con sus que incluía sistemático plan cultural que se
El golpe militar de 1966 intro- colección popu- J. L. Lanuza; el de Gabriela Mistral dos hijos, uno general y el otro como- autores como puso en ejecución. No solamen-
dujo una serie de modalidades lar que incluía por F. Alegría. doro Martínez Zuviría, en un acto de Torrijos, Muraro, te se secuestraron libros y per-
que luego se mantendrían. En autores del perío- El golpe militar de 1966 introdujo neto corte castrense. Puiggrós, Cafiero, sonas de esa editorial, sino que
primer lugar, subordinaría el do 1810 a 1960 una serie de modalidades que luego Pero fue sin duda la dictadura mili- Galasso, etcétera. se firmaron contratos entre el
proyecto editorial a la política y que reflejaba la se mantendrían. En primer lugar, tar iniciada en 1976 la que modificó La presenta- Ministerio del Interior y la edi-
de turno. No hay más que com- vida nacional con subordinaría el proyecto editorial a todos los parámetros y las intensida- ción del libro de torial para realizar ediciones.
parar las temáticas y los años una visión amplia. la política de turno. No hay más que des en cuanto a la intervención de la Hernán Invernizzi
de publicación de los libros Se trataba de comparar las temáticas y los años de política en la editorial. El pormenori- en el mismo lugar donde fueron secues-
con los respectivos contextos libros de escrito- publicación de los libros con los res- zado estudio recientemente publicado trados más de 100.000 ejemplares, el
para encontrar una relación res clásicos argen- pectivos contextos para encontrar una por Hernán Invernizzi, referido a la depósito de la editorial, en la calle
directa con las distintas etapas tinos prologados relación directa con las distintas etapas censura y el secuestro de libros en Rivadavia al 1500, con la presencia de
políticas de la Argentina. por especialistas políticas de Argentina. EUDEBA, nos exime de tener que funcionarios de organismos de Derechos
en literatura. Las En segundo lugar, se desestimó la describir en detalle tan triste etapa Humanos como Alicia Pierini y del
tapas eran creaciones especiales de los profesionalización en las conduccio- de la editorial. Editado bajo el título Rector de la Universidad de Buenos
principales pintores (Soldi, Castagnino, nes y se profundizaron las disconti- de Los libros son tuyos por la misma Aires, Dr. Guillermo Jaim Etcheverry es
Urruchua, Alonso, Berni). nuidades en ella. editorial en el año 2005, se puede una excelente metáfora de cómo revertir
La serie dirigida por Horacio Achával Finalmente, la ideología del proyec- vislumbrar claramente el sistemático la historia trágica pasada.
se vendía exclusivamente en el stand to después del golpe militar produjo plan cultural que se puso en ejecución. Con la restauración democrática se
de EUDEBA en paquetes de cuatro un cambio importantísimo: se ele- No solamente se secuestraron libros y mantuvieron muchas de las distor-
títulos identificados con nombres crio- girían otros destinatarios antes que personas de esa editorial, sino que se siones inducidas luego del golpe de
llos como Mangrullo, Aljibe, Aguatero, los profesores, docentes o alumnos firmaron contratos entre el Ministerio 1966. La editorial siguió siendo un
Candil, etcétera. de la universidad. del Interior y la editorial para rea- premio para políticos amigos de los
Existieron muchas otras coleccio- También fueron otros los autores. Así lizar ediciones. También se fijaron gobiernos de turno, ya en el Estado,
nes como Arte para todos, Tratados, por ejemplo, en 1970 se publicó el La determinados criterios para incorporar ya en la Universidad. También fue
Biblioteca de Asia y África, Guías, del conquista del desierto, cuyo autor era libros afines a las prácticas en curso espacio para múltiples negocios que
Caminante, por nombrar sólo algunas un oficial del Ejército (Juan Carlos instauradas por los militares. Fue tan incluso han originado querellas y
de ellas. Pero tal vez una de las más Walter), profesor de la Escuela de precisa y deliberada la planificación en juicios penales y civiles posteriores a
importantes, y por eso nos detendre- Gendarmería y del Colegio Militar. este sentido, que incluso en una de las algunos de sus directivos. Las diferen-
mos brevemente en su descripción, Esta temática, bajo el nombre de cláusulas del convenio se establecían tes gestiones en el período democrá-
fue Genio y Figura. Colección de Lucha y frontera contra los mejores mecanismos para la incor- tico hicieron del financiamiento de
El antecedente de la misma era la colec- el indio, tendría continuidad luego poración de los libros que aludían a las ediciones por parte de los autores
ción francesa Les ecribains d’aujourd de 1976 con la publicación de 23 las prácticas militares, produciendo y la publicación de libros solamente
hui, de la editorial Seuil (Proust par trabajos de autores que eran oficiales de esta forma una mímesis deliberada. originados por la demanda de merca-

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dos masivos como el CBC, una prác- fesional y democrática, a cargo del
tica común. La calidad y el proyecto licenciado Luis Quevedo, han con-
editorial quedaron subordinados a la seguido en los últimos dos años, por
lógica de conseguir recursos econó- primera vez en su historia, obtener re-
micos para financiar la editorial. En sultados positivos en los balances, algo
el año 2002, el entonces recién desig- que no se había logrado incluso en su
nado rector de la Universidad, doctor época fundacional.
Jaim Etcheverry, eligió el mismo ca- EUDEBA fue y debe seguir siendo un
mino que al fundar la editorial esta- orgullo para quienes tenemos algún
bleció Risieri Frondizi: confiar a un vínculo con la cultura de este país. Fue
profesional de la edición la dirección la editorial que incorporó al mercado
de la misma y designar a un directo- de lectores a millones de personas y
rio de personas de intachable trayec- permitió escribir y publicar a cientos
toria profesional en la Universidad de de intelectuales. Es un deber de todos
Buenos Aires. ayudar a que siga siendo una editorial
Ese directorio y la gestión actual, pro- principalísima de nuestro país.

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La editorial Jorge Álvarez, Introducción

Intentar construir la historia de la


de sólida formación y gran capacidad
intelectual, se interesaban por la historia
y la política argentinas (también latinoa-
cenáculo de los sesenta edición de un país significa aden-
trarse en un itinerario cultural, social
mericanas) y se volcaban con fruición a
la lectura de los autores nacionales, hasta
y político que se abre en múltiples entonces frecuentemente menosprecia-
Por Ana Mosqueda (*) bifurcaciones, pues la edición refleja dos por las elites culturales.
tal vez como ninguna otra industria Por su parte, editores y medios de
cultural las circunstancias de su tiem- comunicación (principalmente la
po. Pero la tarea puede ser encarada de prensa gráfica) contribuían a la expan-
diversas formas, desde el análisis de la sión del mercado,
dimensión económica de la actividad, al utilizar nove- Cuando alguien rememora la
a partir de datos de producción, hasta dosas estrategias década del sesenta, dispara en
el estudio de las políticas públicas que de captación de aquellos que de alguna manera
favorecieron o perjudicaron en cada público, como los la transitaron o que conocen
momento la publicación de libros. reportajes a escri- su significación histórica, una
Una modesta contribución puede tores, en los que serie de imágenes relacionadas
hacerse, emulando en ínfima medida eran interrogados con el pop, la transgresión y la
a Carlo Ginzburg1, si se focaliza la acerca de cues- rebeldía, pero al mismo tiem-
Si bien la década del 60, período de rebeldías mirada en la historia de una editorial tiones políticas y po evoca un período de pasión
que plasme la relación lector-editor- sociales, además desbordante por los libros.
inquietantes, marcó a la editorial Jorge Álvarez, autor en un determinado momento y de literarias, y la
recíprocamente el mundo cultural de esos años lugar. Tal es la forma elegida para este organización de presentaciones y lan-
lleva su sello impuesto con un sesgo que suele artículo y la editorial es Jorge Álvarez. zamientos de libros, coloquios, firma
impregnarse de nostalgia cuando esta editorial es Me baso para ello en la memoria y el de ejemplares, mini-ferias, etcétera.
rememorada en nuestros tiempos. testimonio de aquellos que trabajaron Las editoriales que se orientaban al
en la empresa editorial y conocieron a polo cultural (como Jorge Álvarez
Álvarez fue un activo constructor de un perfil de su fundador, Jorge Álvarez2. –en adelante, JA–, Losada, Emecé,
lector y de una específica relación autor-editor- Sudamericana, EUDEBA, Compañía
lector que redefinió los temas de lectura al calor General Fabril Editora, De la Flor,
de la publicación de autores argentinos –fre- Los sesenta Galerna) daban cuenta en sus catálo-
gos de las nuevas tendencias y apro-
cuentemente despreciados por las elites tradi- Cuando alguien rememora la década del vechaban los canales de difusión y
cionales– y de la expansión de la narrativa lati- sesenta, dispara en aquellos que de algu- promoción cultural que les ofrecían
noamericana. Fue un curioso explorador de tex- na manera la transitaron o que conocen los medios gráficos, entre ellos espe-
tos a los que rescató de la invisibilidad. Impuso su significación histórica, una serie de cialmente las revistas culturales y los
imágenes relacionadas con el pop, la semanarios. El nuevo público, siem-
un estilo de editor infrecuente y conformó –tal transgresión y la rebeldía, pero al mismo pre en la búsqueda de las novedades,
como indica Ana Mosqueda– un catálogo ecléc- tiempo evoca un período de pasión des- descubría que la “actualidad” incluía
tico y ambicioso aun cuando esas obras tuvieran bordante por los libros. Una pujante e también a los libros3 y encontraba
la prohibición como un destino insospechado. inquieta clase media “ilustrada”, cada vez una guía cultural en semanarios como
Jorge Álvarez editaba cuando esa pulsión com- más numerosa, construía, en la medida Primera Plana y Confirmado.
de sus posibilidades, una biblioteca en En un proceso que abarca aproximada-
prometía los azares de la individualidad bajo la la que no podían faltar ciertos libros mente de 1962 a 1968 y que algunos
mirada atenta de despachos oficiales que anun- clave para estar a tono con los tiempos. denominaron el boom del libro argenti-
ciaban un momento de peligro. Los nuevos lectores, muchos de ellos no (que por otra parte acompañó a otro

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discutido boom, el de la novela latinoa- letras. Allí, en Talcahuano 485, fundó Álvarez daba a cada uno de sus cola- y requerido por los escritores. Un
mericana), la industria del libro “se repo- Jorge Álvarez en 1963 su librería-edi- boradores completa autonomía en su príncipe del Renacimiento, lo llama
ne de su caída entre 1954 y 1958 y crece torial. Luego de haber trabajado como área, pero al mismo tiempo decidía Julia Constela, quien además de ase-
notablemente”4. Es en esos años que “se empleado en la librería jurídica De acerca de todo “con absoluta arbitra- sora fue directora, entre 1963 y 1964,
da el segundo y último período favorable Palma, Álvarez se relacionó con abo- riedad”, como dice Julia Constela. de la más afamada colección de la
para la edición, sustentado en la difusión gados y editores de revistas de derecho En un principio editó a Germán editorial, las “Crónicas”, que revelan
de la literatura hispanoamericana”5. Las a los que convocó para su proyecto Rozenmacher y a Dalmiro Sáenz, y “al la impronta moderna que Álvarez le
editoriales ya establecidas en el mer- editorial, entre ellos Alberto Ciria y año de sus primeros títulos, la mejor dio a sus publicaciones. En este punto
cado (Emecé, Losada, Sudamericana) Jorge López. Pronto se sumó un grupo literatura del momento ya tenía algu- es preciso recordar que el cuento o
prosperaron y al margen de ellas sur- de gente de enorme talento que lo na que otra representación en el catá- relato breve tuvo
gieron otras, de menor envergadura, asesoró en las distintas áreas: Susana logo”9. Escritores consagrados junto un papel rele-
“que dieron cabi- “Pirí” Lugones y Rodolfo Walsh (hoy con desconocidos que “morían” por vante dentro del
Álvarez daba a cada uno de sus da a escritores desaparecidos, asesores literarios), Julia ser publicados y cuya valía el tiempo “boom” latino-
colaboradores completa auto- que representaban Constela (directora de la famosa colec- terminó confirmando, tanto como la americano12, de
nomía en su área, pero al mismo temáticas más afi- ción “Crónicas”), Rogelio García Lupo agudeza del editor. manera que la
tiempo decidía acerca de todo nes a la proble- (asesor, junto con Ciria, en el área de ¿Qué distingue a Jorge Álvarez de otros editorial acompa-
“con absoluta arbitrariedad”, mática nacional”6. política), Guillermo Harrison, Daniel editores argentinos de la época? Sergio ñaba una moda-
como dice Julia Constela. De este modo se Divinsky, Jacobo Capelluto –conta- Pujol caracteriza a estos editores como lidad que otras
incorporaron al dor–, Juan José Lecuona (el librero intelectuales más o menos progresistas, editoriales más
espacio socio-cultural nuevos autores, más educado de Buenos Aires, según el que pasaron de tener un puñado de títu- grandes, como
a la vez que cobraron renovada fuer- propio dueño de la editorial). Rogelio los en prensa a convertirse en produc- EUDEBA, tam-
za otros ya reconocidos, cuyas prime- García Lupo, por ejemplo, fue asesor tores casi masivos de libros10. Aunque bién adoptaron.
ras obras fueron reeditadas. Entre estas durante toda la existencia de la edi- certera, esta definición no es suficiente Sin embargo, en
pequeñas empresas se encuentra JA, torial. En 1962 había escrito y edi- cuando se aplica a Álvarez y se puede el caso de JA, la
que nació tan sólo un año después de la tado por su cuenta La rebelión de los decir que le resta mérito. Una mezcla clásica antología
aparición del semanario Primera Plana generales, un libro acerca de la crisis de creatividad, perspicacia y savoir faire fue reemplazada
(1962), fecha que Silvia Sigal establece del gobierno de Arturo Frondizi y el envuelve a este “personaje surgido de un por una selección
como un mojón de “la instalación de los golpe militar. A dos semanas de su cuento de Scott Fitzgerald”11. El agen- de distintos auto-
nuevos tiempos”7. aparición, el libro fue prohibido por el te literario Guillermo Schavelzon, que res con unidad temática: eran crónicas
Ministerio del Interior del gobierno de comenzó a trabajar en JA a los 19 años, del pasado, del amor, de la burguesía,
José María Guido mediante un decreto asegura que fue Álvarez quien moderni- de Buenos Aires, del sexo, etcétera.
El editor en su laberinto del Poder Ejecutivo. En una época de zó la edición en los sesenta y se anticipó Constela escribía los prólogos y las
tanto interés por los acontecimientos al “editor” como figura casi pública biografías de los autores, que resulta-
[...] Me alegro de que Álvarez publique contemporáneos, la prohibición dio (en el sentido del publisher). Inventaba ban “muy insolentes –según su auto-
Reunión; ya es tiempo de que Dios lugar a que se vendiera toda la edición libros (por ejemplo, cuando se le ocu- ra– porque los tomaban un poco en
empiece a reconocer a los suyos. (Julio que “como era lógico”8 se comercializa- rrió reunir las tiras semanales de Quino broma”. Por otro lado, la directora de
Cortázar, “Carta a Francisco Porrúa”, ba por debajo del mostrador. Y uno de en un libro), hacía encargos a algunos la colección tenía libertad para escoger
30 de noviembre de 1964). los que más lo vendió fue Jorge Álvarez autores (lo que no estaba permitido por los autores, y lo hacía de manera que
en la librería De Palma. Así fue como ciertos códigos éticos) o les pagaba a hubiera en cada una de las Crónicas
Una planta baja angosta y larga con un se conocieron. Más tarde, García Lupo otros una cuota mensual por escribir. un autor de mucha fama y recono-
entrepiso no muy grande, un amplio llevó a la editorial a Rodolfo Puiggrós y Intuición para crear un catálogo ecléc- cimiento, otros menos conocidos y
subsuelo destinado a la administración a Ricardo Rojo, este último autor de un tico que atrajera al nuevo público no alguno nuevo; en la primera, por
y el depósito constituyen el sugestivo gran éxito, Mi amigo el Che, del que se le faltaba, pero además, Álvarez tuvo ejemplo, las Crónicas del pasado, el eje
espacio en el que se movía lo mejor vendieron 30.000 ejemplares. El libro la capacidad de interpretar el espíri- de atracción fue Ernesto Sabato, quien
de la intelectualidad argentina de la fue publicado en 1968, poco tiempo tu de la época, de convertirse en un por otra parte publicó aquí su único
década, la flor y nata de las artes y las después de la muerte del Che. editor-faro seguido por sus lectores cuento. En ese volumen también se

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publica el célebre cuento “Esa mujer” Martínez, jefe de redacción de la revis- de ediciones baratas, de bolsillo. Su en los que pagó mal o directamente
de Rodolfo Walsh. La primera tirada ta entre 1962 y 1969, considera que originalidad, según el diseñador grá- no pagó a los autores, sobre todo en la
fue de 3.000 ejemplares; la segunda, JA tenía una propuesta novedosa para fico Rubén Fontana, no tenía que ver última etapa de la editorial, cuando sus
de 5.000; era común que tuvieran que el mercado argentino, ya que no sólo con la definición de una línea gráfica intereses cambiaron diametralmente.
ser reeditadas en un mismo año. publicaba libros inusuales como La de trabajo para la editorial (que no la En general, esta circunstancia dependía
Gran parte del éxito de las “Crónicas” traición de Rita Hayworth de Manuel tenía), sino con la certera elección de de su talante y de la relación que tenía
Puig o Nanina de Germán García, jóvenes y talentosos diseñadores gráfi- en cada caso con el autor.
sino que traducía policiales norteame- cos, algunos de ellos hoy reconocidos Para mediados de la década, la librería
Una anécdota ricanos trasladando el slang americano profesionales, como el propio Fontana se había convertido en un centro cul-
al argot porteño, algo absolutamente o Ronald Shakespear. Otorgaba a los tural donde confluían escritores, músi-
“Jorge Álvarez se había entusiasmado mucho con el infrecuente para las editoriales argen- diseñadores libertad de trabajo, pero cos, cineastas. Al decir de Constela,
libro Peligroso a cualquier velocidad de Ralph Meyer, tinas, que generalmente traducían en luego de la presentación de boce- “todo lo que importaba intelectual,
porque había salido en la tapa del New York Times un español neutro. Por esos años, tos –reuniones muy simples, en las cultural y artísticamente en Buenos
y tenía mucha difusión en Estados Unidos. Es por Primera Plana acostumbraba a reseñar que diseñador y editor hablaban de Aires, pasaba por lo de Jorge Álvarez”.
eso que en 1967 pagó un anticipo importante, cerca libros de una editorial grande, que pie, uno a cada lado del mostrador–, Arturo Jauretche, Ismael y David
de 3.000 o 4.000 dólares, por los derechos de publi- podía ser por ejemplo Sudamericana, Álvarez tomaba la decisión final. Es Viñas, Augusto Roa Bastos, Mario
cación. Se hizo aquí una edición de más de 10.000 y de dos más pequeñas, que por conveniente aclarar, como lo hace Vargas Llosa, Beatriz Guido, Leopoldo
ejemplares, con un gran lanzamiento, pero no pasó lo general eran Brújula, de Eduardo Fontana, que no existía la sofisticación Torre Nilsson eran algunos de los que
nada. En el libro, Ralph Meyer denunciaba que los Stilman, y JA. Asimismo, los títulos actual de diseñar el interior del libro: visitaban asiduamente la librería. Uno
autos producidos por los norteamericanos tenían de JA figuraban con frecuencia en el diseño pasaba principalmente por sabía que si pasaba por allí se encon-
defectos de fabricación; no fallas técnicas, sino la lista de best-sellers de la revista. las tapas; el interior era estándar, de traría con gente conocida, comenta el
defectos en los planos, que los hacían proclives a Sin embargo, el semanario nunca le texto corrido. Otro punto que mereció crítico literario Jorge Lafforgue.
los accidentes. En Estados Unidos se había vendido dedicó una tapa, lo que sí hizo en el la preocupación estética de Álvarez fue Pero el carácter voluble de Álvarez y su
aproximadamente un millón y medio de ejemplares, caso de escritores de editoriales más el logo de la editorial, que modificó incesante búsqueda de nuevos caminos
era un best-seller absoluto, pero aquí no se vendió. importantes, como Jorge Luis Borges por lo menos un par de veces durante determinaron que dejara de interesarse
Un asiduo visitante de la editorial, Arturo Jauretche, (de Emecé), Julio Cortázar, Leopoldo la corta vida de su empresa. En 1964, en los libros para inclinarse por la cultu-
que tenía la sagacidad propia de un sociólogo, leyó el Marechal y Gabriel García Márquez JA tenía un logo formado por las dos ra del rock, fundando hacia el final de la
libro y llegó a una conclusión acertadísima, respecto (de Sudamericana). Cuando pensaba iniciales, de líneas geométricas, que década el sello discográfico Mandioca,
de la diferente acogida del libro en Estados Unidos dedicarle una tapa a la editorial desta- cambió hacia 1966 por otro de rasgos en el que editaron sus discos, entre
y en Argentina: dijo que mientras que en el país del cándola como un fenómeno cultural, más relacionados con la estética pop. otros, el trío Manal y Miguel Abuelo.
Norte la gente compraba autos para transportarse de la relación se enfrió. El distancia- JA publicó hasta diez títulos por mes, El entrecruzamiento entre literatura y
un lugar a otro y por tanto le interesa muchísimo miento se produjo a raíz del plagio y las tiradas se acercaron a las de las música fue su última “aventura cultural
la seguridad, aquí todavía [hablamos de los años de las reseñas de Primera Plana que grandes editoriales. Las ganancias de y comercial”13 en Argentina, y la que lo
sesenta] buena parte de la gente lo compraba para un autor mexicano realizaba en forma la editorial se acrecentaron, pero no llevó a radicarse en España. El cambio
que se supiera que tenía el dinero suficiente como sistemática y que aparecían en un era ésa la principal preocupación de fue traumático, porque Álvarez descuidó
para viajar en auto, ‘salir a paquetear’ y mostrarse, lo periódico de México. El autor, que Álvarez, que ganaba dinero por el sim- la editorial y dejó muchos acreedores
único que no querían que les recordaran era que se había publicado una novela en JA, fue ple hecho de que lo necesitaba para entre sus colaboradores y autores, como
podían matar...” (contada por Jorge Lafforgue). defendido por Álvarez, ante el estupor seguir editando libros. En cuanto al García Lupo y Quino.
y la indignación de Primera Plana, que pago de derechos a los autores, en los De JA hoy no queda mucho. La libre-
difundió una aclaración sobre el tema. sesenta las editoriales no tenían como ría de Talcahuano sigue existiendo,
se debió a Primera Plana, una revista Fue por ese motivo que finalmente JA “costumbre de la casa” la de liquidar con el nombre de Platero, pero ya
liberal muy progresista. Como comen- se quedó sin tapa. derechos. Por un lado, Álvarez pagó no convoca a intelectuales y artistas,
ta el periodista y escritor Rogelio La editorial era un “emporio de creati- derechos a los autores de las “Crónicas” tal vez porque son los medios de
García Lupo, “el semanario que estaba vidad”. Además del contenido, Álvarez y de otras antologías y, como se dijo comunicación los que más los atraen.
de moda, a su vez promovía a la edito- era un innovador en la forma que antes, hizo adelantos por obras no Los libros, hoy de colección, están
rial que se puso de moda”. Tomás Eloy daba a sus libros, a pesar de tratarse escritas. Por otro, hubo muchos casos dispersos en algunas librerías de viejo

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de Buenos Aires y se cotizan a altos todos los que nos vinculamos con el • Jitrik, Noé, El 80 y su mundo
precios por Internet. Sin embargo, libro, sólo que no es posible soslayar • Ciria, A. y Sanguinetti, H., Los reformistas
muchos de los que aprendieron con el hecho de que, en los sesenta, las • Navarro Gerassi, Marisa, Los nacionalistas
Álvarez continuaron su camino como calles estaban pobladas de “lectores • Luna, Félix, El 45. Crónica de un año decisivo

reconocidos escritores, críticos o dise- ansiosos por develar (...) el secreto de Colección Política concentrada
ñadores. Y también como editores, en nuestra realidad”. Trabajemos para
el caso de Daniel Divinsky, el dueño que nuevamente así sea. • Fascismo y marxismo
• Ejército y revolución industrial
de la prestigiosa editorial De la Flor. • Galeano, Eduardo, China 1964
Si, como dice Claudia Gilman, el (*) Licenciada en Letras y editora (UBA). • García Lupo, Rogelio, ¿A qué viene De Gaulle?
objetivo de los sesenta fue “sacar el Docente de la carrera de Edición (FFyL,
libro a la calle”14, JA lo cumplió con UBA). Editora científica de la revista
NOTAS
creces. Ése debería ser el propósito de Páginas de Guarda.
1. Ginzburg, Carlo, El queso y los gusanos, Barcelona, Península, 2001.
2. Agradezco infinitamente los testimonios de Abelardo Castillo, Julia Constela, Rubén Fontana, Rogelio Gar-
cía Lupo, Jorge Lafforgue, Jorge López, Tomás Eloy Martínez, Guillermo Schavelzon y Ronald Shakespear.
ALGUNAS OBRAS DEL CATÁLOGO DE JORGE ÁLVAREZ 3. Rama, Ángel, “El ‘boom’ en perspectiva”, en Rama, Ángel (comp.), Más allá del boom. Literatura y mercado,
Buenos Aires, Folios, 1983, pp. 56-57.
Colección Narradores 4. Rivera, Jorge, El escritor y la industria cultural, Buenos Aires, Atuel, 1998, p. 134.
5. Aguado, Amelia, “1956-1975. La consolidación del mercado interno”, en De Diego, José Luis (dir.), Editores
• Batista, Vicente, Los muertos (cuentos) y políticas editoriales en Argentina, 1880-2000, México, Libraria-FCE, 2006, p. 130.
• Benedetti, M., Bullrich, S. y otros, Los diez mandamientos (cuentos) 6. Ibíd., p. 131.
• Bierce, Ambrose, El club de los parricidas 7. Sigal, Silvia, Intelectuales y poder en la década del sesenta, Buenos Aires, Puntosur, 1991, p. 193.
• Borges, J. L., Bioy Casares, A., Walsh, R. y otros, Cuentos de crimen y misterio 8. Según palabras de García Lupo.
• Carpentier, Alejo, El acoso (novela) 9. Pujol, Sergio, La década rebelde. Los años 60 en la Argentina, Buenos Aires, Emecé, 2002, p. 107.
• Castillo, Abelardo, Cuentos crueles 10. Ibíd., pp. 106-107.
• García, Germán, Nanina (novela) 11. Lafforgue, Jorge, Cartografía personal, Buenos Aires, Taurus, 2005, p. 84.
• Guido B., Marechal, L., Mujica Láinez y otros, Memorias de infancia (cuentos) 12. “Prólogo” de El cuento argentino 1959-1970 (antología), Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, p. 1.
• Heker, Liliana, Los que vieron la zarza (cuentos) 13. Pujol, op. cit., p. 249.
• Kordon, Bernardo, Reina del Plata (novela) 14. Gilman, Claudia, Entre la pluma y el fusil. Debates y dilemas del escritor revolucionario en América Latina,
• Mercado, Tununa, Festejar a una mujer como una Pascua (cuentos) Buenos Aires, Siglo XXI, p. 88.
• Orgambide, Pedro, Historias cotidianas y fantásticas (cuentos)
• Piglia, Ricardo, La invasión (cuentos)
• Puig, Manuel, La traición de Rita Hayworth (novela)
• Rozenmacher, Germán, Cabecita negra (cuentos)
• Sáenz, Dalmiro, Hay hambre dentro de tu pan (novela)
• Saer, Juan José, Responso (novela)
• Urondo, Francisco, Todo eso (cuentos)
• Vargas Llosa, Mario, Los jefes (cuentos)
• Viñas, David, Cayó sobre su rostro (novela)
• Walsh, Rodolfo, Los oficios terrestres (cuentos)

Colección Crónicas: de amor, del pasado, de la burguesía, de América, de Buenos Aires, bastante extrañas, del sexo.

Colección Arte y realidad

• Barthes, Roland, El grado cero de la escritura


• Masotta, Oscar, Happenings
• Prieto, Adolfo, Literatura autobiográfica argentina
• Sebreli, Juan José, Martínez Estrada, una rebelión inútil
• Trotski, León, Literatura y revolución
• Viñas, David, Literatura argentina y realidad política

Colección Los argentinos

• Luna, Félix, Los caudillos


• Silberstein, Enrique, Los economistas

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“Todo está en el catálogo” Si a principios de 1965 algún joven lati-


noamericano aspirante a escritor, poeta,
científico social, antropólogo o filósofo
y la dedicación desplegados por su amigo
argentino en la actividad cultural, decide
convocarlo en 1945 para abrir una sede
Notas sobre Arnaldo Orfila hubiese preguntado por aquel editor de
discreta pero insoslayable presencia en el
de la editorial en Argentina. Tres años
después la convocatoria se repite, pero

Reynal y Siglo XXI Editores mundo cultural de entonces, seguramen-


te las respuestas obtenidas lo hubiesen
esta vez para ofrecerle un reemplazo pro-
visorio de la dirección de la editorial en
sorprendido. Sesenta y siete años después México. Esa deci-
Por Carlos E. Díaz y Alejandro Dujovne de su nacimiento en la ciudad de La Pla- sión se debió, en Cosío Villegas no se equivoca:
ta, México cobijaba a un hombre cuya in- palabras de Carlos a lo largo del período Orfila no
tensa vida imponía admiración y respeto: Monsiváis, a que sólo consolida la tarea de su pre-
la trayectoria de Arnaldo Orfila Reynal Cosío Villegas decesor sino que lleva a la edito-
era, sin lugar a dudas, fascinante. Sin em- “toma en cuenta rial a un sitio antes impensado.
No podría haber previsto un joven egresado de bargo, poco menos de un año después, las cualidades de Su labor no pasa inadvertida
la Universidad de La Plata, participante de las él mismo se encargaría de demostrar que Orfila: trabajo sis- para el proyecto modernizador
todavía había mucho por delante. temático, visión de la ciencia y la cultura argen-
jornadas universitarias del 18, que su biografía La temprana pasión y el compromiso de conjunto, tinas que comienza a tomar
no se desprendería de esa marca. Arnaldo Orfila político de Orfila Reynal tienen en conocimiento de forma luego del derrocamiento
Reynal viajó a un congreso estudiantil en México la Reforma Universitaria de 1918 un la realidad latinoa- de Perón y adquiere toda su
respirando el clima de las convulsiones intelec- punto de inflexión. Al ser elegido delega- mericana.” El pro- fuerza durante la presidencia
do por la Universidad de La Plata, viaja visorio reemplazo de Arturo Frondizi.
tuales latinoamericanas que se intensificarían a junto a otros cuatro argentinos al Primer se torna definitivo
partir de la revolución cubana. Allí trabó amistad Congreso Internacional de Estudiantes y se extiende hasta 1965.
con jóvenes que luego conformarían el núcleo realizado en México en 1921. Durante Cosío Villegas no se equivoca: a lo largo
activo de las nuevas corrientes del pensamiento aquella visita traba fundamentales rela- del período Orfila no sólo consolida la
mexicano y del continente. Esos encuentros fue- ciones de amistad con destacados inte- tarea de su predecesor sino que lleva a
lectuales y con jóvenes de promisorio la editorial a un sitio antes impensado.
ron decisivos en su convocatoria a formar parte futuro dentro de la escena cultural lati- Su labor no pasa inadvertida para el
del Fondo de Cultura Económica, empresa estatal noamericana. Pocos años después de proyecto modernizador de la ciencia y
mexicana que lo invita a abrir una sede en Bue- aquel viaje que, para fortuna del grupo la cultura argentinas que comienza a
nos Aires primero, y luego a hacerse cargo de la argentino, se extiende por varios meses, tomar forma luego del derrocamien-
obtiene el doctorado en química, profe- to de Perón y adquiere toda su fuer-
editorial en México hasta la destitución de todo sión que apenas ejerce y que una y otra za durante la presidencia de Arturo
el equipo en 1965. A partir de ese entonces, y en vez minimiza frente a la más importante Frondizi. Risieri Frondizi, rector de la
medio de las conmoción que el episodio generó, actividad cultural y política que desplie- Universidad de Buenos Aires y hermano
voces solidarias propusieron la creación de una ga a lo largo de su vida. del Presidente de la Nación, lo convoca
En efecto, son las múltiples iniciativas en 1958 para que diseñe el proyecto de
nueva editorial –Siglo Veintiuno– que continua- culturales y diversas experiencias políti- la editorial universitaria. Luego de for-
rá el camino trazado por Orfila Reynal, a quien cas las que forjan su trayectoria. Daniel mulado el marco inicial de EUDEBA y
proponen como director. Cosío Villegas, a quien Orfila Reynal de recomendar a Boris Spivacow para la
Carlos Díaz y Alejandro Dujovne recuerdan esta conoce en el Congreso de 1921, es, dirección, Orfila retorna a México.
imprescindible experiencia que se hizo eco de las desde su fundación en 1934, el director Ahora bien, si la invitación de 1948 para
de la editorial estatal Fondo de Cultura hacerse cargo de la dirección de FCE en
luchas y debates en una época que reclamaba el Económica de México (FCE). Este des- México y el llamado de Risieri Frondizi
compromiso de pensar en clave de una emanci- tacado intelectual mexicano, en recono- para organizar EUDEBA una década
pación latinoamericana. cimiento del entusiasmo, el compromiso después reflejan el reconocimiento de su

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prestigio y capacidad como editor, los crear una editorial...”1. Durante el en- Gabriel Mancera número 65, en una fesionales, sino también ideas y un cierto
acontecimientos inmediatamente poste- cuentro y luego del consenso acerca de la casa prestada por Elena Poniatowska. perfil editorial. Según el actual director de
riores a su destitución de la dirección del nueva editorial, Orfila recuerda: Aun cuando Orfila Reynal se erige en la Siglo XXI de México, Jaime Labastida,
Fondo el 7 de noviembre de 1965 revelan figura central e indiscutida de ese nuevo este proyecto es en buena medida ...una
aun con más fuerza la dimensión de su Enrique González Pedrero propone que se proyecto –al punto de llegar a confun- editorial hermana o paralela del FCE (...)
figura. La publicación de Escucha Yanki llame Editorial Orfila, algunos discuten y dirse el hombre y la editorial–, sería un Muchos de nuestros
de Charles Wright Mills y Los Hijos de dicen algo; entonces intervine para decir- error reducir la presencia de escritores, autores también son ... la iniciativa movilizó y cris-
Sánchez de Oscar Lewis con el sello de les que yo tenía pensado hacer una revista académicos y experimentados profesio- autores del FCE; talizó a su alrededor una cons-
FCE molestó fuertemente a las autorida- el año que viene y había pensado llamarla nales del mundo de la edición a un mero muchas de nuestras telación de individuos, rela-
des mexicanas. El temor a que el primero Siglo XXI, no sé que opinan de llamar así apoyo inicial. Muy por el contrario, la colecciones tienen ciones sociales y saberes que
fuera interpretado como una afrenta a a la editorial. Pues muy bien, les gustó a iniciativa movilizó y cristalizó a su alre- semejanzas con las contribuyeron desde la funda-
Estados Unidos y la sensación de que el todos el nombre y le pusieron Siglo XXI2. dedor una constelación de individuos, de allá. Tampoco se ción al crecimiento y desarro-
segundo pudiera atentar contra la imagen relaciones sociales y saberes que con- puede inventar el llo de la editorial. Así, Siglo
que el propio gobierno pretendía ofrecer No obstante, tal emprendimiento nece- tribuyeron desde la fundación al creci- hilo negro4. XXI contó como socios funda-
de su país empujan a un grupo de fun- sitaba de algo más que un nombre apro- miento y desarrollo de la editorial. Así, De esa manera, dores y luego como miembros
cionarios a pedir la destitución de Orfi- piado y buenas intenciones; necesitaba Siglo XXI contó como socios fundadores y a diferencia de de su dirección a reconocidos
la. A la luz de los hechos posteriores, esa financiarse, hallar un lugar donde fun- y luego como miembros de su dirección los particulares y intelectuales mexicanos.
sorpresiva actitud será luego interpretada cionar y un equipo de trabajo. Aunque a reconocidos intelectuales mexicanos. a veces penosos
como la primera señal del espíritu autori- los primeros aportes llegaron de amigos Al importante volumen de capital sim- avatares por los cuales una editorial re-
tario del nuevo gobierno mexicano. y del propio Orfila –que destinó toda la bólico y social que la presencia de estos cién fundada debe atravesar para crecer
La reacción de indemnización recibida por su despido– intelectuales otorga a la recién nacida y obtener reconocimiento, Siglo XXI
... tal emprendimiento necesi- parte importante fue necesario convocar a una gran cena editorial, se añade la incorporación del moviliza e incorpora desde su funda-
taba de algo más que un nom- del mundo inte- para recaudar el monto inicial. La míti- saber profesional. En ese sentido Martí ción una serie de importantes capitales
bre apropiado y buenas inten- lectual mexicano ca cena, a la vez de desagravio a Orfila Soler señala: que le posibilitan un veloz posiciona-
ciones; necesitaba financiarse, de entonces es Reynal y fundación del nuevo proyecto, miento y reconocimiento dentro del
hallar un lugar donde funcio- contundente. Las contó con alrededor de quinientos co- ... asombra la facilidad con que Orfila campo de la cultura latinoamericana.
nar y un equipo de trabajo. visitas de grandes mensales. Tomaron la palabra Jesús Sil- logra conformar un equipo a su alrede- En efecto, la experiencia y prestigio de
Aunque los primeros aportes personalidades a va Herzog, Guillermo Haro, Fernando dor, que sigue con pasión la nueva ta- Orfila, el profesionalismo del equipo
llegaron de amigos y del pro- la casa de Orfila se Benítez y en representación de los ami- rea, que entiende sin más, que su com- que abandona FCE para aventurarse
pio Orfila –que destinó toda suceden una tras gos argentinos, José Luis Romero, quien promiso no es tan sólo con aquél que la en el nuevo proyecto, el apoyo público
la indemnización recibida por otra. La inicial in- había viajado especialmente para la oca- instituyó, sino que va mucho más allá. y las relaciones sociales de los intelec-
su despido– fue necesario con- dignación se con- sión. El historiador argentino dirá: Ahí estábamos Concepción Zea en la tuales que acompañan y participan de
vocar a una gran cena para vierte rápidamente administración, Rodrigo Asturias en la manera activa en la editorial, sumado al
recaudar el monto inicial. en la necesidad de Arnaldo Orfila Reynal es el signo visible venta, Federico Mijangos en el almacén capital económico obtenido para lanzar
lanzar un nuevo de la más extraordinaria aventura de la y yo en la producción. Todos habíamos el proyecto, convergen en la conforma-
emprendimiento, una empresa cultural cultura que conoce América Latina, de la dejado de ser empleados del FCE y lle- ción de Siglo XXI y explican su sólida y
amplia, abierta, que pueda dar cabida a más fructífera experiencia de acercamiento gamos dispuestos a enfrentar el reto. Un veloz ubicación dentro del mundo de la
aquello que rechaza un gobierno cada vez entre los países latinoamericanos: él era el equipo, un cuadro compacto que conti- edición en particular y de la cultura de
más autoritario. El intelectual mexicano signo visible del FCE, a través de cuya obra nuaba una tradición a la que se quiso América Latina en general.
Fernando Solana recuerda: “Lo primero la conciencia latinoamericana comenzó a decapitar. Una tradición que se resu-
que hice fue llamar a Orfila y no me con- adquirir una imagen real, una forma pre- me en aquella frase que se convertiría
testó el teléfono, así es que fui a su casa. cisa, un empuje proporcional a la fuerza en lema: Siglo XXI es una editorial de Un catálogo, una época
Cuando llegué vi que no respondía por- –a veces dormida– que hay en nosotros. México para América Latina3.
que estaba rodeado de gente que había Recorrer la historia de Siglo XXI y com-
llegado espontáneamente. Yo creo que Así nace Siglo Veintiuno Editores. Sus De FCE no sólo migran hacia el nuevo prender su lugar dentro del campo cultu-
éramos cincuenta personas, y decidimos primeros años de vida transcurrirán en proyecto su director y un equipo de pro- ral exige observar su catálogo a la luz de

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los momentos históricos durante los que nuevo, ejercen un efecto arrollador sobre naba encontrando trabas naturales o datos cada uno de esos autores publicadas por
desplegó su labor. Si bien una aproxima- la cultura y la política. Así, cuando los metafísicos que no lo eran menos8. la editorial no eran ni muchas ni las más
ción exhaustiva en ese sentido requiere escritores latinoamericanos comienzan a reconocidas e importantes. En el catálo-
de un análisis histórico que contemple desafiar sus tradiciones literarias nacio- Si bien las relaciones entre el escritor go figuran, entre otros, Mario Benedet-
las relaciones de diferenciación y oposi- nales con arriesgadas rupturas estéticas y o el cientista social y la política, o bien ti, José Bianco, Jorge Luis Borges, Julio
ción que esta empresa cultural estableció a desbordar las fronteras para asumirse entre el ahora intelectual y la idea de Cortázar, Juan Carlos Onetti, Alejandra
con el resto de las editoriales dentro del como parte de un mismo universo, la revolución, distan de ser lineales y fáci- Pizarnik, Juan José Saer, David Viñas,
campo de la edición, nos limitaremos Revolución Cubana emerge como un les a lo largo del período considerado, Juan Gelman, Roberto Fernández Reta-
aquí a mencionar algunas claves que polo magnético en torno al cual empie- como contribución a la comprensión mar, Ernesto Cardenal, Manuel Scorza,
consideramos fundamentales para un za a ser repensada la noción de América del catálogo de la editorial y mediante Ariel Dorfman, Antonio Skármeta, Car-
primer acercamiento a la comprensión Latina, el sentido de la política, y el lugar él a la del lugar ocupado por Siglo XXI, los Fuentes, Carlos Monsiváis y Octavio
del catálogo de Siglo XXI. de los escritores y la escritura dentro de nos basta con señalar la existencia de Paz. Pero también hay considerables
La editorial nace en México en 1965. ese nuevo contexto. estos procesos. Analicemos entonces excepciones a esa generalidad: Eduardo
Esto es, aparece en el seno de un perío- Un proceso similar puede señalarse den- algunas de las colecciones de la vasta Galeano publica nueve libros, entre los
do singularmente apasionante y com- tro del campo de las ciencias sociales. De producción de Siglo XXI a lo largo del que se encuentran Las venas abiertas de
plejo para América Latina. Desde fines manera dispar a lo largo de la región, las período 1965-1995. América Latina y
de la década del 50 y hasta bien entrada ciencias sociales atraviesan durante la pri- El libro de los abra- Siglo XXI no sólo nace dentro
la del 70, se produce la convergencia y mera parte de esa época por un intenso zos; y Augusto Roa de una época donde los con-
el mutuo reforzamiento de ciertos he- proceso de modernización que supone Siglo XXI, una editorial de México Bastos lanza Yo tornos simbólicos de América
chos y procesos significativos: la intensa la incorporación de corrientes teóricas y para América Latina el Supremo. Asi- cuestionan la relevancia de
modernización de las ciencias sociales metodológicas, nuevas prácticas y la re- mismo, podrían las fronteras nacionales, sino
y de la literatura, la influencia política consideración de la agenda de investiga- Siglo XXI no sólo nace dentro de una añadirse la publi- que, más aún, participa acti-
y cultural de la Revolución Cubana, la ción así como la redefinición del lugar de época donde los contornos simbólicos cación de las obras vamente en la construcción de
conversión de Latinoamérica en marco sus propias realidades nacionales dentro de América cuestionan la relevancia de completas de Ale- esta representación.
simbólico de referencia para el pensa- de América Latina y de la región den- las fronteras nacionales, sino que, más jo Carpentier y de
miento y la acción de escritores, cientis- tro del orden mundial. Al igual que en aun, participa activamente en la cons- Felisberto Hernández, el libro con los
tas sociales y agentes políticos. el caso de los escritores, el foco cubano trucción de esta representación. Esta trabajos literarios completos de Rodolfo
El período que va de 1959 a mediados incide en la reformulación del naciente labor se desplegó en al menos dos direc- Walsh, y la célebre antología de la poesía
de la década de 1970 puede ser inter- campo de las ciencias sociales. No obs- ciones distintas pero convergentes. Por mexicana organizada por Octavio Paz,
pretado bajo la noción de “época”, en- tante, a diferencia del caso anterior, la una parte, abrió casas o representacio- José Emilio Pacheco, Alí Chumacero y
tendiendo a ésta como el campo de po- radicalización ideológica y política es re- nes en los mercados más importantes Homero Aridjis, Poesía en movimiento.
sibilidad de existencia de un sistema de forzada por las intervenciones y contro- de América Latina y España, garanti- México: 1915-1966.
creencias, de circulación de discursos y de les que las dictaduras militares y algunos zando así una excelente circulación de Dentro de lo que genéricamente se
intervenciones5. La singularidad de esta gobiernos civiles ejercen sobre las univer- los libros publicados. La otra dirección denomina no ficción encontramos un
época radica en la existencia de una per- sidades, ámbito natural de desarrollo de es definida por el recorte temático y los primer recorte que prioriza el criterio
cepción compartida de la transformación estas disciplinas7. Tal como explica Silvia autores editados, tanto en las obras de temático-regional por sobre la naciona-
inevitable y deseada del universo de las Sigal para el caso argentino: ficción como en las de no ficción. lidad de los autores. En efecto, un am-
instituciones, la subjetividad, el arte y la En el caso de la narrativa hay una apues- plio abanico de traducciones y obras en
cultura, percepción bajo la que se inter- Más allá de sus profundas divergencias, jó- ta explícita por la edición de autores la- español converge en torno a una mirada
pretaron acontecimientos verdaderamente venes escritores, intelectuales comunistas e tinoamericanos. A pesar de que un nú- crítica sobre las distintas problemáticas
inaugurales, como la Revolución Cubana, investigadores en ciencias sociales coinciden mero significativo de los escritores publi- de América Latina. Al menos tres de las
no sólo para América Latina sino para el en un punto: hay que ‘estudiar la realidad cados participan de una u otra manera cuatro subcolecciones específicas que
mundo entero6. En efecto, el triunfo de la nacional’. Como en el resto de América La- de la vanguardia del mundo de las letras integran la colección América nuestra
guerrilla y la instauración de un régimen tina, la tarea consiste en repensar el país, americanas, Siglo XXI no es recordada dan inmediata cuenta de esta línea:
que promete no sólo una sociedad más abandonando el ensayismo sombrío que, por ello. Tal vez parte de esto pueda ex- América colonizada, Caminos de libe-
justa sino el nacimiento de un hombre buscando las raíces del ser nacional, termi- plicarse por el hecho de que las obras de ración y Los hombres y las ideas.

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Sin embargo, la intervención no se tronco marxista. Orfila, aun cuando en México. En 1971 se suman al pro- Luego, la clausura impuesta por la
agota en esta primera delimitación. cercano en las ideas y la amistad a la yecto de Siglo XXI la editorial Signos y dictadura militar en 1976 así como el
Tal vez lo más perdurable de la tarea Revolución Cubana, aclara en una en- algunos miembros de Pasado y Presen- exilio de los miembros del núcleo de
de modernización cultural emprendi- trevista en 1982 el lugar del marxismo te. La editorial llega a contar con sesen- Pasado y Presente, obligará a que los
da por Siglo XXI se halle en la intro- dentro de Siglo XXI: ta empleados y publica un promedio de siguientes volúmenes sean editados en
ducción y difusión de autores centra- 70 libros por año, considerando aquí México también por Siglo XXI.
les, en su mayoría europeos, que desde ... [la editorial nace como] un proyecto sólo las primeras ediciones. Después de terminada la segunda etapa
la especificidad de su pensamiento y de tarea cultural y política a través del Signos estaba conformada por los histo- de la revista y en paralelo a la publicación
disciplinas contribuyeron al enriqueci- libro, política con mayúscula, vale de- riadores Enrique Tandeter y Juan Carlos de los Cuadernos, José Aricó da inicio a
miento y la complejización del análisis cir que nos interesaba difundir ciertas Garavaglia; por el lado de la revista Pasado un extenuante pero fundamental pro-
de los problemas sociales y políticos orientaciones del pensamiento, no es- y Presente estaban José Aricó, Héctor Sch- yecto que consolidaría la propuesta edi-
regionales. Dentro de la extensa lista trictamente marxista como mucha gente mucler y Santiago Funes. La convergencia torial nacida en Siglo XXI Argentina: la
de nombres se encuentran Louis Al- cree, que somos una editorial puramen- e inclusión de estos intelectuales, portado- traducción y edición de los Gründrisse
thusser, Perry Anderson, Roland Bar- te marxista. No lo es, sino que creemos res de capitales culturales y profesionales (Elementos fundamentales de la crítica de
thes, Pierre Bourdieu, Jacques Derri- que el marxismo es una de las grandes específicos así como el significativo fondo la economía política) y una nueva traduc-
da, Michel Foucault, Eric Hobsbawm, corrientes que la cultura contemporánea editorial acumulado a lo largo del tiempo ción y edición crítica en ocho volúmenes
Jacques Lacan, Paul Ricœur, Claude debe examinar, estudiar, penetrar para en los respectivos proyectos editoriales, de El capital. La intención tras esta idea
Lévi-Strauss y Tzvetan Todorov. A pe- aplicarla al proceso social del mundo9. le aportarán al catálogo general de Siglo era superar las deficiencias resultantes de
sar de situarse dentro de Latinoaméri- XXI un mayor grado de sofisticación. traducciones condicionadas por los inte-
ca, vale sumar a esta enumeración la Nacido con la Revolución Cubana de Entre 1963 y 1965 se publica en Cór- reses y necesidades del mundo político
traducción de la obra de Paulo Freire y 1959, el proceso de radicalización, frag- doba la primera etapa de la revista gra- comunista. Ambos textos fueron inclui-
la de Dependencia y desarrollo en Amé- mentación y crecimiento de las nuevas msciana Pasado y Presente. En 1965 José dos en la colección
rica Latina, de Cardoso y Faletto. expresiones políticas de izquierda a lo Aricó es nombrado gerente editorial de Biblioteca del Pen- A partir de la relación entre la
largo de las décadas de 1960 y 1970 ero- la recién creada editorial de la Universi- samiento Socialis- época, la línea de publicaciones
siona el monopolio ideológico de los an- dad Nacional de Córdoba, EUDECOR. ta, que dirigía José de la editorial, y el importante
El Capítulo Argentino tiguos partidos socialistas y comunistas Luego de la disolución de ésta en 1968, Arico. La misma lugar ocupado por ésta den-
latinoamericanos y abre el espacio a nue- algunos miembros de ese grupo lanzan puede compren- tro del espacio de la política y
El acta constitutiva de la nueva editorial, vas formas de apropiación de las fuentes su propio emprendimiento, la Editorial derse como com- la cultura latinoamericanas, es
firmada en marzo de 1966, señalaba: teóricas marxistas. Siglo XXI juega un Pasado y Presente, que comienza a pu- plemento y con- posible, al menos como hipó-
rol específico en la apertura del debate blicar los célebres Cuadernos. La publi- solidación del pro- tesis tentativa, pensar a Siglo
Declaran los comparecientes que, con el teórico marxista. En este sentido, Juan cación a lo largo de quince años de un yecto de los Cua- XXI como un proyecto cultural
propósito de impulsar la cultura a través Carlos Portantiero la recordará como amplio y heterogéneo abanico de obras dernos. Con poco y político que logró desplegar
de una labor editorial, han convenido en “una empresa emblemática para la po- marxistas hizo de los 98 números de los menos de sesenta un doble papel: por una parte
constituir una sociedad anónima que se lémica de izquierda” de esos años10. En Cuadernos de Pasado y Presente una títulos, la Bibliote- la creación de un público y
inspirará en los principios de libertad de términos cuantitativos, las considerables apuesta política e ideológica de vanguar- ca editó obras del por otro la oferta para una
pensamiento y de expresión, y dentro de la ventas de los libros de Louis Althusser dia. En consecuencia, en el momento marxismo clásico y demanda preexistente. Papeles
máxima excelencia y calidad intelectua- y Marta Harnecker son un claro signo mismo de su fundación, Siglo XXI de de una serie de au- que, difíciles de distinguir en la
les acogerá las corrientes del pensamiento de esa presencia. Sin embargo, es con la Argentina recibe un fondo editorial inte- tores contemporá- práctica, se potencian entre sí.
y las tendencias de carácter científico y fundación de la editorial en Argentina grado, primordialmente, por los más de neos, entre los que
social; pero sin tomar parte en las acti- que la presencia del marxismo en su ca- veinte títulos que ya formaban parte de se hallan Louis Althusser, Enrique Dussel
vidades de grupos militantes en política, tálogo adquiere volumen y riqueza. los Cuadernos. La casa argentina reedi- y Michael Löwy. Al igual que con el pro-
aun cuando tales actividades se apoyen El mismo año de su fundación en Méxi- tará la mayoría de ellos y continuará pu- yecto de los Cuadernos y la traducción
en aquellas corrientes o tendencias. co, Orfila decide abrir una sucursal en blicando los nuevos hasta el número 65. de El capital, Aricó comenzó con la di-
Buenos Aires. En una primera etapa Lo mismo sucederá con la segunda etapa rección de la colección en Argentina para
Las corrientes de pensamiento aludi- (1966-1971) se dedicará básicamente a de la revista Pasado y Presente, publicada continuarla en México luego del cierre de
das en esa instancia eran las nacidas del la distribución de los libros publicados entre abril y diciembre de 197311. la casa local.

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Sin embargo, el grado de sofisticación que dentro del espacio de la política y la


el capítulo argentino aportó al conjunto cultura latinoamericanas, es posible,
de la editorial no se agota en la ampliación al menos como hipótesis tentativa,
del debate marxista. Por el contrario, Siglo pensar a Siglo XXI como un proyecto
XXI de Argentina contrata y traduce, en- cultural y político que logró desple-
tre muchos otros, títulos de autores como gar un doble papel: por una parte la
Roland Barthes, Jacques Derrida, Ariel creación de un público y por otro la
Dorfman, Paulo Freire, Eric Hobsbawm, oferta para una demanda preexistente.
Armand Mattelart y Tzvetan Todorov. Papeles que, difíciles de distinguir en
Imposible no mencionar la publicación la práctica, se potencian entre sí.
del célebre Estudios sobre los orígenes del Arnaldo Orfila Reynal muere en Méxi-
peronismo de Miguel Murmis y Juan Car- co el 13 de enero de 1998 a la edad de
los Portatiero en 1971, obra central de la 100 años. Se abre aquí una nueva etapa
sociología argentina que cambió la forma en la historia de Siglo XXI y se plantea
de analizar el fenómeno peronista. el desafío de continuar el proyecto sin
esta figura convocante y aglutinante,
que lo forjó con sus propias manos,
Epílogo que le transmitió su identidad hasta el
punto de (con)fundir su persona con
A partir de la relación entre la época, la el proyecto. En el año 2000 Siglo XXI
línea de publicaciones de la editorial, y volvió a Argentina después de veinti-
el importante lugar ocupado por ésta cuatro años de ausencia.

NOTAS

1. Entrevista a Fernando Solana por Alejandro Cruz Atienza, en Hoja por Hoja, año 9, nº 102, México, 2005.
2. En Arnaldo Orfila Reynal: la pasión por los libros, México, Universidad de Guadalajara, 1993, p. 63.
3. Ídem, p. 15.
4. Ruiz Mondragón, A. , “Cuatro décadas de Siglo XXI”, La Insignia, México, octubre de 2005, www.lainsignia.org
5. Gilman, Claudia, Entre la pluma y el fusil. Debates y dilemas del escritor revolucionario en América. Latina,
Buenos Aires, Siglo XXI de Argentina Editores, 2003, p. 19.
6. Ídem, p. 33.
7. Las ciencias sociales argentinas, en particular la sociología, consolidaban ya su proceso de modernización.
Para el momento de la fundación de Siglo XXI la “sociología científica” ya había legitimado su dominio por
oposición a la antigua “sociología de cátedra” o sociología “precientífica”. Sin embargo, aquélla se enfrentaba
también a otros contendientes que disputaban la legitimidad y los espacios institucionales: la “sociología mar-
xista” y las “cátedras nacionales”. Este escenario exhibe una complejización y diversificación de los problemas,
intereses y perspectivas sociológicas, generando un público más rico y demandante de obras.
Luego del golpe militar que derroca a Perón en 1955, Argentina vive un intenso proceso de modernización cultu-
ral, aunque desigual en el ritmo de desarrollo de las distintas áreas. La Universidad va a ser uno de los ámbitos de
mayor dinamismo modernizador. Nuevos cargos de dedicación exclusiva, nuevas carreras y un número creciente
de estudiantes pusieron a la Universidad a la cabeza de ese proceso de modernización cultural. Silvia Sigal señala
dos datos significativos. El primero de ellos resulta del contraste con el resto de los países de la región: Argentina
poseía el número más elevado de estudiantes universitarios. El segundo refiere a la heterogénea inscripción de
acuerdo a las carreras universitarias: el mayor crecimiento proporcional se produjo en las carreras nuevas, asociadas
al proceso de modernización: ciencias exactas, sociología, ciencias de la educación y psicología.
8. Sigal, Silvia, “Intelectuales y poder en la Argentina. La década del sesenta”, Buenos Aires, Siglo XXI de Argen-
tina Editores, 2002, p. 92.
9. Entrevista realizada por Guillermo Schavelzon en La Habana en 1982.
10. Portantiero, Juan Carlos, “Las desventuras del marxismo latinoamericano”, en Aricó, José, La Hipótesis de
Justo. Escritos sobre el socialismo en América Latina, Buenos Aires, Sudamericana, 1999.
11. Véase Burgos, Raúl, Los gramscianos argentinos. Cultura y política en la experiencia de Pasado y Presente,
Buenos Aires, Siglo XXI de Argentina Editores, 2004.

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Desde sus orígenes, ligados a Luis Herrera participa de las discusiones tendientes a reelaborar las
la reproducción tipográfica, condiciones en que la Biblioteca Nacional presta sus servicios. En
hasta nuestros días, el arte de este sentido, realiza aportes que tienden a conciliar las necesidades
cuidar los libros ha conocido informáticas y bibliotecológicas de la institución, con los saberes
recurrentes innovaciones que y realidades que la atraviesan. Diagnostica y rediseña procesos,
rehicieron su labor. Avances combinando los logros del Proyecto Inventario con las necesidades
en materia de clasificación de desarrollo de un nuevo software que optimice el funcionamiento
Labor que reorientaron la práctica
bibliotecológica dotándola de
de la tarea cotidiana.
Hebe Pelosi nos lleva a la historia de Raymond Foulché-Delbosc,
nuevos saberes en el orde- bibliófilo hispanista francés que logró acopiar valiosísimas coleccio-
bibliotecológica namiento y catalogación del nes, de las que una parte significativa constituye los fondos biblio-
Saber. Hoy, sin embargo, el gráficos más valiosos que atesora la Biblioteca Nacional.
trabajo bibliotecario enfren- Mario Tesler revisa las polémicas que se desarrollaron alrededor del
ta desafíos para los que no concepto de incunable, tan caro a la tradición bibliotecaria. Desde
estaba preparado hasta hace la aparición de la imprenta, el uso privativo y jerárquico del libro
pocos años. Las modificacio- comienza a ser revertido, asignado ese término a los libros produ-
nes técnicas ligadas al mundo de la digitalización proponen una cidos hasta el año 1500.
nueva relación con el libro y la lectura impensada tiempo atrás. Silvia Glocer traza una genealogía de la reproducción musical a
Un nuevo contexto que, en tanta modificación radical, pone en propósito del desarrollo del Programa Inventario de Partituras,
peligro el universo bibliotecario. Esto no significa un desconoci- del cual participa en tanto musicóloga. Cerca de trescientas mil
miento de las nuevas tecnologías, sino un prudente acercamien- partituras –fundamentalmente de autores argentinos– esperan ser
to capaz de interrogarlas desde los legados culturales, evitando inventariadas, lo que permitiría reconstruir una historia de la
–así– la automatización en la que la proliferación de saberes y sus música argentina.
intensidades queda reducida a mera información. Una apuesta a En marzo de este año, la Comisión de Homenaje a los
favor de recuperar este don milenario, en diálogo con las muta- Trabajadores Bibliotecarios Desaparecidos junto a la CONABIP
ciones contemporáneas que portan consigo tanto posibilidades (Comisión Nacional Protectora de Bibliotecas Populares) colo-
democratizadoras, como reducciones empobrecedoras. No se trata caron una placa recordatoria de los veinticuatro bibliotecarios
de resistirse al cambio inevitable y deseable, por cierto, sino de desaparecidos. Allí se leyó un texto que aquí reproducimos, donde
interrogarlo críticamente para actuar en él recuperando los valores se cuestiona el rumbo de la profesión asociada al capitalismo con-
a los que siempre estuvo asociada la empresa bibliotecaria. Ella temporáneo, como producto de los efectos del terrorismo de Estado
nació de la lucha emancipatoria y debe acompañar sus promesas y en ese rediseño global.
frustraciones, creando lectores y asumiendo un papel activo en la Por último, el equipo de Fototeca de la Biblioteca Nacional ela-
reconstrucción cultural de una sociedad que así lo reclama. bora un informe sobre todo el trabajo que realizó a lo largo del
En esta sección se articulan estas sensibilidades. Por un lado, se último año y que ha permitido la reapertura de la sala para poder
efectúan revisiones de la historia del quehacer bibliotecario, y por consultar el valioso material de imágenes fotográficas que allí se
otro se proponen proyectos para revitalizar la institución y moder- encuentran a resguardo.
nizar sus procedimientos laborales.

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La Biblioteca Nacional. Introducción

Lo que sigue puede ser un aporte para


Scolnik (teóricos y bibliotecológicos) se
constituyan en mundos paralelos orien-
tados a resolver la pregunta planteada,
Aportes para una estrategia una etapa de modernización que está
afrontando la Biblioteca Nacional. La
es decir, distintos colectivos pensantes
pueden contribuir a la respuesta. Es sa-

de fortalecimiento sensibilidad hacia los fenómenos de


dispersión social de nuestros tiempos
bido que las bibliotecas se constituyen
en grandes esfuerzos por referenciar el
habrá de ser también registrada y vivi- pasado escrito con fidelidad. En estos
Por Luis Herrera (*) da en el minuto a minuto de la BN de días, la comunidad profesional biblio-
hoy, para que esa experiencia de mu- tecaria admite su dispersión y fragmen-
danza nos permita aprender y recrear tación sobre los criterios y aspectos téc-
diariamente el significado de nuestros nicos del registro bibliográfico2 (entre
La Biblioteca Nacional se encuentra en un proceso anaqueles, de los distintos espacios de otros asuntos). Para que los archivos no
intenso de discusión y de elaboración de proyec- nuestra sociedad y del sentido mismo callen, éstos deberán tener la capacidad
tos. Tanto sobre la necesidad de modernizar sus de la labor de la biblioteca. de reflejar la historia, la herencia que
Se pregunta Sebastián Scolnik en “Lo teóricos y bibliotecarios pueden juntos
procedimientos laborales, como sobre la renova- que callan los archivos”1: “¿Qué es lo rescatar y debatir.
ción de su disponibilidad tecnológica. Un debate que debe hacer una biblioteca nacio- La BN debe, ciertamente constituir-
destinado a recrear nuevos vínculos, entre sus tra- nal como la nuestra en este contexto?” se en el organismo referente de estas
bajadores y el público lector que cotidianamente Dicho contexto muestra, en referencia cuestiones. Su rol en las discusiones y
a la BN, y cito textualmente: debates actuales sobre nuestra cultura
asiste a sus salas fundando, en ese mismo acto, las debe ser primordial. Tal como registra
expectativas del cambio en marcha. Luis Herrera, Mucho se ha hablado de sus crisis. Pro- el evangelista Mateo en el Nuevo Tes-
quien junto con el Consejo Asesor Biblioteco- blemas presupuestarios, organizaciona- tamento, citando las graves palabras de
lógico y las demás autoridades de la institución les, de burocracia, etc. No es que estos Jesús a los fariseos: “... esto era necesa-
animan estas discusiones –sintetizando en ellas problemas no sean ciertos –al menos en rio hacer, sin dejar de hacer aquello”3.
parte– sino que a veces resultan un im- Haciendo referencia a la “semejante in-
aportes provenientes del mundo informático y pedimento para poder pensar su sentido certidumbre” es inevitable reflexionar
bibliotecológico, y combinándolos con saberes y social en épocas de fragmentación social... justamente sobre el principio de incerti-
necesidades específicas de la biblioteca– propone No se trata de echar por la borda toda dumbre propuesto por Werner Heisem-
aquí una serie de criterios que a su juicio resultan la experiencia histórica, la producción berg, quien observó que era imposible
teórica y documental, sino poner entre conocer en forma simultánea la posición
indispensables para encarar esta tarea. paréntesis las representaciones heredadas de una partícula subatómica y su canti-
Con lenguajes que en ocasiones acuden a la so- respecto al sentido de una institución dad de movimiento (u otras magnitu-
ciología de las organizaciones y otras al mundo como la nuestra, para poder pensarla des conjugadas). Cualquier intento de
de la digitalización informática, Herrera propo- en su novedad. Tarea que requiere de realizar mediciones interferiría sobre el
colectivos pensantes, capaces de asumir fenómeno. Se concluyó que este princi-
ne un “abordaje estratégico” que parte de formu- semejante incertidumbre y releer esos sa- pio no cuestionaba en sí las mediciones,
lar un diagnóstico de la institución, sus desafíos beres –teóricos y bibliotecológicos– desde sino que reflexionaba sobre la naturaleza
y sus posibles reorganizaciones que, a través de la perspectiva actual, para lo que es ne- intrínseca de las partículas. ¿Se aplicarán
un complejo de cuadros y flujos, proponen un cesario que la Biblioteca se ponga como estas ecuaciones a los saberes teóricos y
ensamblaje del circuito laboral en el que el in- recurso para el pensamiento y las nuevas bibliotecológicos (como magnitudes
experiencias que buscan refundar lo co- conjugadas de una ecuación social) a que
ventario y la adopción de un sistema informático mún cuando ha estallado. se refiere Scolnik?
–prefiriendo el de “código abierto” que ofrece el El descubrimiento de Heisemberg,
software libre– devienen fundamentales. Es posible que los saberes a que alude que le valió el Premio Nobel de Física

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(1932) dio fundamento a los conceptos Por otro lado, por su naturaleza de b) Prestar un servicio público de consul- directivos que han re-editado el con-
de la física atómica en términos cuánti- nacional es necesario que se considere ta a los usuarios, con las características cepto adaptándolo a las circunstancias
cos, los cuales requieren la idea de pro- su presencia en el concierto mundial que determine su reglamento interno. de sus épocas o necesidades propias y
babilidades. No existen hoy sistemas de en relación con su saber, su quehacer, c) Participar en la formación especiali- aun de índole personal. A esto hay que
información que no estén basados en la sus significados. Por supuesto, implica zada y perfeccionamiento de recursos agregar que en estos tiempos, la infor-
idea de probabilidad e incertidumbre. además que todo este organismo vivo humanos en materia bibliotecológica mación digital se escurre por la gran
Sin embargo, en este trabajo se entien- extienda sus latidos, sus flujos de infor- y disciplinas conexas. red de Internet sin que tenga la for-
de que es necesario que en esta etapa mación a cada rincón de nuestra tierra. d) Realizar y fomentar toda otra activi- ma de impreso tradicional. Esta rea-
de modernización –salto cuántico, ya En ese sentido también es única y es dad cultural que se considere pertinente, lidad crea espacios para que la BN se
que estamos– la BN preste muy seria entonces portadora de esa gran carga acorde a los objetivos de la institución. manifieste acompañando los tiempos
atención al espejo que es hoy la socie- de la memoria de la cultura argentina. y buscando su lugar en esta telaraña
dad que tiene ante sí, haciendo jus- Además, y no por mencionarse al final En estos objetivos se puede leer también multidimensional.
tamente las cosas que hasta ahora no es de menor importancia, la comuni- la visión de los fundadores de la BN, Todas estas reflexiones pueden y quizá
hizo, lo nuevo, incorporando la tec- dad profesional bibliotecaria del país que le asignan prioridades a la herencia merecen una urgente discusión y reno-
nología como su aliado y entrelazando ha depositado un cúmulo de expecta- cultural del país asociada a la educación vada crítica, ya que ese tejido de valo-
los saberes de otras disciplinas. tivas en relación con la profesión mis- continua del soberano. La palabra “cul- res refleja a una sociedad no como una
En este sentido, la Biblioteca Nacional ma, su lugar en la sociedad, su trascen- tura” define según la Real Academia instantánea sino que se trata más bien
argentina es única. Se podría aventurar dencia en la emisión estándares y la Española5 a: “1. Conjunto de conoci- de una película que se filma y registra
que se trata de una primera edición, con recurrente propuesta de que la Biblio- mientos que permite a alguien desarro- en cada instante.
algunas correcciones. Su historia es la teca Nacional debe emitir un conjunto llar su juicio crítico” y “2. Conjunto de Mientras esto se discute propongo que
historia de nuestro país, no solamente de opiniones, normativas y propuestas modos de vida y costumbres, conoci- fundados en la normativa vigente, se
en su cronología sino en los diversos y de mejores prácticas relativas a todas mientos y grado de desarrollo artísti- impulsen y fortalezcan acciones que
notorios progresos, desencuentros, frus- esas cuestiones de índole técnica. Esto co, científico, industrial, en una época, afirmen las bases institucionales para
traciones, avances, retrocesos, violencias, debe además acompañarse por una grupo social, etc.”. lograr los objetivos fijados por el de-
esperanzas. De al- mejor comprensión de los fenómenos Acotar los alcances de las acciones de creto, que identifica a un conjunto de
guna manera esto y pulsos de nuestra sociedad. una biblioteca nacional a la voz sonora prioridades de índole bibliotecológica,
Acotar los alcances de las accio- envuelve a todo La Secretaría de Cultura de la de los tiempos de los fundadores visio- pero que habrán de hacerse en conjun-
nes de una biblioteca nacional lo que representa Presidencia de la Nación establece narios quizá nos despoje involuntaria- to con los sectores de la sociedad com-
a la voz sonora de los tiempos la memoria del mediante el Decreto 1386/96, del mente de los sucesivos momentos de prometidos. Esto intenta reparar una
de los fundadores visionarios país. Su existencia 29/11/96 4, un régimen legal y admi- nuestra historia que fueron testigos deuda de casi 200 años.
quizá nos despoje involuntaria- está metida en la nistrativo que contempla en sus con- de los aportes de sus respectivos pro-
mente de los sucesivos momen- trama cultural del siderandos, en relación a la Biblioteca tagonistas. Por eso, la BN se re-funda
tos de nuestra historia que país como lo hace Nacional, “... se dota a una de las ins- muchas veces. Hoy existen en nuestro Abordaje estratégico
fueron testigos de los aportes el mismo fútbol, tituciones de mayor arraigo histórico país instituciones que han logrado cre-
de sus respectivos protagonis- que se cuela en y tradición cultural del país, del ins- cer a partir de su fundación. Y crecer, La cuestión del planeamiento estraté-
tas. Por eso, la BN se re-funda los rincones más trumento más adecuado para obtener mejorar –en síntesis: cambiar– es una gico ha sido tratada con diversos én-
muchas veces. Hoy existen en insospechados de en la etapa de modernización que está manera de re-fundarse. fasis, generalmente orientados a maxi-
nuestro país instituciones que nuestras vidas. Es afrontando, el logro de sus objetivos”, Además del alcance y significado que mizar objetivos de desempeño en una
han logrado crecer a partir de lugar común que explícitos en ese decreto como sigue: encierra lo que el Decreto 1386/96 lla- determinada organización con fines
su fundación. Y crecer, mejorar en una charla de ma “la memoria impresa de la cultura” de lucro. Se habla en ese contexto de
–en síntesis: cambiar– es una café, junto a nues- a) Custodiar, acrecentar, preservar, en esta noble institución, el tejido de objetivos de venta, de “penetración del
manera de re-fundarse. tros conciudada- conservar, registrar y difundir la me- información se compone de ciertos mercado”, etc. La BN, en general, no
nos nos apasio- moria impresa de la cultura, con prio- elementos ocasionalmente intangibles posee este tipo de objetivos en el mar-
nemos y opinemos con fuerza, aun sin ridad en lo que hace a la herencia cul- como resultan las acciones que nunca co de la jurisdicción de una Secretaría
conocer, porque se trata de la BN, que es tural del país, recogida sobre cualquier recibieron la atención de la imprenta del Estado Nacional y la normativa
de todos, como lo es el fútbol. soporte permanente de información. y que provienen de la galería de sus que desde allí se emite.

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Los valores sobre los que la BN enfoca el a todos los aspectos esenciales del fun- tener como filtro principal el valor o las capacidades de procesamiento in-
logro de sus objetivos, si bien abstractos y cionamiento de la organización, bási- conjunto de valores de la organización terno de la organización (Cuadro 2) y
correspondientes a la “herencia cultural” y camente sustentada en un abordaje so- que se constituye entonces en la visión las demandas de los usuarios/lectores
la “memoria de la Nación”, se encuentran, ciológico. Fue desarrollada por Robert de la organización. Los objetivos y mi- (Cuadro 3), cualquiera que sea el “pro-
desde lo bibliotecológico, representados Kaplan y David Norton, y publicada en sión, para el caso de la Biblioteca Na- ducto” o “servicio” que está en juego
por las colecciones bibliográficas que se la Harvard Business Review en 19926 y cional ya fueron explicitados. entre el usuario y la organización.
alojan en sus estanterías y depósitos. Las se conoce como Tablero de Comandos El cuadro central de este gráfico asigna Ambas visiones en los extremos horizon-
colecciones adquieren un valor infinito y o Balanced Score Card. a la visión central de la organización tales de esta figura deben buscar el equi-
quienes trabajamos aquí debemos com- El alcance de este trabajo admite la un foco residente en los valores antes librio. Cada extremo horizontal de esa
Tabla 1. La satisfacción del
partir esta visión de los valores de nuestra utilización de esta herramienta como mencionados. El concepto de este mé- figura requiere acciones con objetivos usuario/lector y los
identidad y ser nacional. marco de análisis, potencialmente útil todo es que se busque equilibrio entre asociados, e indicadores mensurables. procesos internos
Para analizar este abordaje estratégico para concretar una gestión abocada a
se recurre, en general, a dos tipos de la modernización de la BN.
herramientas de la gestión de organi- Se parte de representar de una manera
zaciones (management) que son: gráfica los cuatro elementos principales
1. Abordaje de las organizaciones de sobre los que se sustentan las acciones
tipo industrial. de una organización cuya visión de tra-
2. Abordaje de índole sociológico. ma social ha logrado identificar clara-
mente los valores que la sostienen. La
La herramienta que propongo analizar a identificación de ese valor o conjunto
Fig. 1. El Tablero de
Comandos (Balanced continuación tiene elementos que pro- de valores es central en este abordaje.
Score Card) curan facilitar una mirada equilibrada Todo lo que se analice después debe

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El Cuadro 4, constituido por: usuarios de BN y la organización, con


a) Organizaciones “externas” a la BN y sus procesos internos. Esto tiene rele-
que apoyan, fiscalizan y auditan su ac- vancia toda vez que sea mirado a través
cionar dentro del Estado. La Secretaría del significado de “ser custodios de la
de la Gestión Pública, los programas herencia cultural”.
de mejora de la calidad, como la Car- Ese mensaje puede tener diversas for-
ta Compromiso, que sirven de apoyo mas de ser comunicado: folletería dis- Tabla 3. Resultados
para la gestión de la organización. ponible; personal amable y capacitado; El inventario El ingreso de los lectores/usuarios al esperados en los nuevos

b) Organizaciones pares, potenciales o servicios pautados en cada etapa de su edificio de la BN inventarios

reales socios en el logro de los objetivos y prestación: búsquedas de información La realización del Inventario 2005-
el cumplimiento de la misión de la BN. confiable, orientación y referencia, 2006 (a punto de finalizar) constituye Todos los lectores y concurrentes a
c) Los consejos consultivos biblioteca- ágil entrega de los materiales en condi- un enorme avance en el logro de ob- las actividades culturales realizadas en
rios y de investigadores. ciones de ser utilizados, servicios con jetivos de procesamiento interno (Fig. la BN acceden por un único lugar: la
d) Los organismos que financian el apoyo tecnológico, atención persona- 1. - Cuadro 2) que indican a grandes Planta Baja. Desde hace unas pocas se-
presupuesto y otros que realizan apor- lizada, investigación asistida, bases de rasgos los siguientes datos: manas se inició el registro informatizado
tes y donaciones. datos confiables, tiempos de respuesta Éste es un poderoso mensaje que cla- de los lectores y ya se han incorporado
aceptables, sistemas que evolucionan y rifica que quienes son honrados con a la base de datos unos 1.300 registros
El Cuadro 5 contiene el conjunto de se adaptan, etc. la función que les toca cumplir en la correspondientes a los datos personales
acciones concretas de aprendizaje in- Este mensaje está representado por las Biblioteca Nacional asignan enorme de quienes acceden a la BN.
dividual y organizacional, todas las flechas que conectan los cuadros 2 y 3 valor a lo que realizan y a los ele- Estas primeras acciones serán conti-
actividades de capacitación y reflexión de la Fig. 1. La representación gráfica mentos y personas con los que tra- nuadas mediante la producción de una
sobre la tarea y la participación activa de esta relación entre usuarios y proce- bajan. Cuando se tomó la decisión credencial que acredita la identifica-
de la BN en las organizaciones de bi- sos internos no es caprichosa y es evi- de realizar un inventario, reclamado ción personalizada de cada lector. Esto
bliotecas y otras. dente que busca incluir a la visión y los por todos y también criticado por- permitirá agilizar el trámite de ingreso,
El eje vertical del Tablero pretende valores que son centrales en esa figura. que los pasantes y otro personal de la circulación en el edificio y las áreas
buscar relaciones de equilibrio entre Además, cada uno de los cuadros del supervisión fueron estudiantes uni- de colecciones especiales y el uso de las
quienes pueden aportar desde lo exter- esquema (2 a 5) Tablero de Comandos, versitarios y no personal de la BN, colecciones que cada lector realice.
no y los esfuerzos que se pueden reali- trabaja con indicadores internos, que se se comprendía con claridad que el Estas primeras acciones deben fortalecer
zar, orientados a mejoras en las capaci- relacionan entre sí permitiendo conocer logro de estos resultados no hubiera el mensaje para el lector de que en la BN
dades para el cambio y el aprendizaje. el estado individual de cada elemento, sido posible sin la participación y or- se valoran: a) las colecciones y b) los lec-
La organización Biblioteca Nacional, grupo de elementos de un cuadro y la ganización que se utilizó. tores/usuarios que se acercan a ella.
como tal, debe emitir un mensaje con- magnitud de su impacto en los elemen- La Prof. Ana M. Sanllorenti ha des-
tinuo sobre los valores que rigen sus ac- tos de los otros cuadros. La selección de cripto los detalles del inventario en
ciones. La idea de comunicación como estos indicadores es la clave para la uti- el último número de la revista La Bi- El proyecto Padrinazgo Editorial y
fenómeno social adquiere una enorme lización de esta herramienta. blioteca8. Ahora quedan por realizarse la bibliografía nacional
dimensión que habla del prestigio, la La tabla 1 relaciona algunas de las di- los inventarios de revistas (hemero-
calidad, la eficiencia, la confiabilidad, mensiones posibles de la satisfacción teca: ya en tareas de pre-inventario), Ahora que el inventario realizado per-
como valores que edifiquen y sosten- del lector/usuario con los procesos in- tesoro y partituras (a punto de co- mite que se identifique a todos los
Tabla 2. 14 meses del
inventario de libros gan la mejor relación posible entre los ternos que debe realizar la BN. menzar) (Tabla 3). Se ha previsto la libros que tiene la BN, también será
participación de todo el personal de posible identificar lo que la Biblioteca
la Biblioteca Nacional y los pasantes Nacional no tiene en su patrimonio
y supervisores que colaboraron en el bibliográfico. Merced a los contactos
inventario de libros. realizados por el Dr. Horacio Paglio-
Se esperan estos resultados al finalizar ne7, las editoriales colaborarán con la
estos nuevos inventarios. BN en el logro del objetivo de comple-
tar las colecciones. Nuestro ejercicio de

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la imaginación nos permitirá ensayar tas dos operaciones permitirán clarificar


la idea de que entre las editoriales y la los esfuerzos técnicos y presupuestarios
Biblioteca Nacional será posible crear necesarios para una clara definición de
una nueva relación de confianza capaz política de adquisiciones y criterios de
de cristalizar ese sueño de la bibliogra- desarrollo de las colecciones.
fía nacional, tan impecablemente tra- Por lo pronto, sobre todo el material
tado por la Prof. Susana Romanos en que ingrese a la BN deben aplicarse
su artículo en La Biblioteca9. criterios de selección que tendrán por
En la Fig. 1 - Cuadro 2: se ilustra una objetivo ajustar el ingreso al concepto
gran variedad y cantidad de procesos de “herencia cultural”, y dimensionar-
internos que podrán garantizar, a su fi- lo según las capacidades reales de pro-
nalización, que la BN valora sus colec- cesamiento, registro y conservación
ciones, es decir, la herencia cultural que disponibles actualmente y los planes
se le ha confiado, y está haciendo todos que desarrolla la BN.
los esfuerzos para que a la brevedad es- Se ha estimado que deberían ingresar a Figura 2. Bosquejo de
tén disponibles para su utilización. la BN alrededor de 110.000 piezas bi- propuesta del circuito
Asociado a estas acciones será impor- bliográficas por año y ello equivale a un de ingreso de materiales
bibliográficos
tante crear una comisión de valuación promedio de alrededor de 500 piezas
del patrimonio bibliográfico. Recien- diarias. Sin dudas, deberán ajustarse las
temente, una experta ha valuado una capacidades para seleccionar, inventa- 1. Materiales de autores argentinos - el estudio teórico de los fenómenos
de las obras que se encuentra en el Te- riar, catalogar y clasificar rápidamente No más de 4 ejemplares. de la recuperación de información
soro de la BN en una suma superior a este material para que esté disponible 2. Materiales sobre Argentina - No surgen en el siglo XIX, cuando se de-
los 100.000 dólares. Esta experiencia para el préstamo al lector. Trabajar para más de 4 ejemplares. tectó que la cantidad de información
debe hacer que la BN reflexione sobre el logro de este objetivo redundará en 3. Materiales sobre Argentina y de au- impresa podría representar un desafío
los aspectos de seguridad y custodia, una mayor satisfacción para el lector. tores argentinos en otros idiomas - No de dimensiones importantes. Luego, el
así como los criterios de desarrollo de Además, será importante fortalecer más de 2 ejemplares. agregado de un nuevo escenario tecno-
las colecciones. Una rigurosa actividad estas capacidades para sustentar el cré- 4. Otros materiales - No más de 2 lógico, ya cerca del final del Siglo XX,
de capacitación conducida por esta dito de confianza que hoy goza la BN. ejemplares. planteó nuevos desafíos.
experta puede dar comienzo a crear la Será necesario aplicar una tecnología Los objetivos de los sistemas diseñados
conciencia y establecer mejoras en el que facilite el rápido procesamiento de Será factible considerar otros crite- para la recuperación de la información
tratamiento de las colecciones, la re- estos materiales. Quienes donan ma- rios, a saber: incremento del número –eje de la profesión bibliotecaria–,
cepción de donaciones y la selección teriales deberán conocer cuáles son las de ejemplares en función de la posible fueron estudiados por Thomas Hyde10,
de los materiales bibliográficos. piezas que la BN (y sus lectores) acep- demanda, pero nunca más de 8 ejem- Antonio Panizzi11, Charles Cutter12,
tarán, los tiempos de procesamiento plares, reservando uno siempre para S. R. Ranganathan13, Seymour Lu-
y el tratamiento general que recibirán preservación. betzky14 y más recientemente, como
Ingreso unificado de materiales a la sus donaciones. El proceso de selec- Parece factible considerar un circuito cuerpo profesional internacional, la
BN. Políticas de adquisición, canje y ción que se aplicará a los materiales de ingreso de los materiales según se IFLA15 o International Federation of
donaciones que ingresan facilitará mejoras en la detalla en la Figura 2. Library Associations and Institutions.
logística de conservación y preserva- Hyde en 1674 dejó claro la diferen-
La misión de la BN como recopiladora ción y de la planificación de compra y cia entre el concepto de información y
de toda la producción literaria nacional la ocupación de las estanterías. Sistematización de la información aquellos documentos que la contienen,
exige la instrumentación de rigurosas En el momento del ingreso de los mate- catalogación + clasificación + siste- en su prefacio al Catalogue for the Bo-
medidas para el logro de su cumpli- riales, en forma unificada, se aplicarán cri- mas informáticos dleian Library. Panizzi recibió el encargo
miento. Será importantísima la aten- terios de selección alineados con los con- de proponer una manera de preparar el
ción que se preste a la evaluación de las ceptos contenidos en los objetivos de la Si bien las bibliotecas han existido du- catálogo del British Museum en 1850.
donaciones y las acciones de canje. Es- BN. Se proponen estos criterios básicos: rante siglos, las preocupaciones por Ranganathan, matemático hindú con-

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siderado por muchos como el padre de b) el título lectual de la información que representa alternativas que la BN asuma el lugar
la bibliotecología, elaboró las siguien- c) el tema cada pieza bibliográfica se realiza en las que le corresponde y sea el referente
tes “leyes” de la bibliotecología: 2. mostrar lo que la biblioteca tiene bibliotecas desde todos los tiempos me- en las cuestiones relativas a la adop-
1. Los libros existen para ser utilizados. a) de un autor diante la catalogación y la clasificación. ción del estándar MARC21 (Machine
2. A cada libro le corresponde un lector. b) sobre un determinado tema Estas operaciones bibliotecarias per- Readeable Cataloging) y las reglas de
3. A cada lector le corresponde un libro. c) sobre un tipo dado de literatura miten que el lector (remoto o local) catalogación anglo americanas. Si aún
4. Se debe ahorrar tiempo al lector. 3. ayudar al lector a seleccionar libros identifique eficazmente a una deter- no se ha reflexionado lo suficiente so-
5. La biblioteca es un organismo en a) entre varias ediciones minada pieza bibliográfica, aliviando bre estos asuntos que hacen que hoy
crecimiento. b) según su carácter literario o te- la angustia de la ambigüedad e inten- las bibliotecas de nuestro país se en-
Michael Gorman16, presidente de la mático tando reducir la necesaria incertidum- cuentren en su gran mayoría aisladas
American Library Association en el pe- Los conceptos arriba señalados están bre. La tecnología informática, con su y sumergidas en marañas de informa-
ríodo 2005-2006, junto a Crawford, muy bien desarrollados en el libro de complejidad a escondidas, provee los ción sin procesar y brindando servicios
propuso las mismas leyes de Rangana- Elaine Svenonius titulado The intellec- medios rápidos, gráficos y amigables precarios, llegó el momento de decidir
than con una visión quizás un tanto tual foundation of information organi- que buscan la satisfacción del lector. y continuar aprendiendo mientras se
más amplia y actual: zation, editado por MIT Press, Cam- La sofisticación ha logrado que los sis- hace el camino.
bridge, 200117. temas propongan a quienes los consul- MARC21 se ha constituido actualmen-
1. Las bibliotecas sirven a toda la Baste este breve resumen para destacar tan algunas alternativas para lograr los te en el estándar para la catalogación.
humanidad. los fundamentos sobre los cuales la BN mejores resultados. En lenguaje simple, es un formato o
2. Se deben respetar todas las formas deberá construir las respuestas que bus- Tanto los esfuerzos bibliotecarios conjunto de casilleros en los cuales se
en las que el conocimiento humano es can los lectores en función de los nue- como los informáticos son tibios, colocará información descriptiva o re-
transmitido. vos escenarios y su probable evolución. pero ciertamente positivos, intentos presentativa del documento a catalo-
3. Se debe utilizar la tecnología de forma Se puede decir que si la BN no alcanza por reducir la incertidumbre innata gar. Esta estructura ha adoptado la ca-
inteligente para mejorar los servicios. estos objetivos, no podrá asumir como frente a un catálogo. lidad de estándar internacional como
4. Se debe proteger el libre acceso al modelo de biblioteca en Argentina. A pesar de esto, no hay un sustituto norma ISO 2709. La manera en que se
conocimiento. Este apartado merece un tratamiento mejor que la reducción del problema registra la información dentro de esos
5. Se debe respetar el pasado y crear especial porque combina las clásicas de la recuperación de la información casilleros está totalmente desarrollada
el futuro. operaciones bibliotecarias por exce- que proviene tanto de la biblioteco- (y en constante evolución) gracias al
lencia (catalogación y clasificación) y logía como de la informática. Se dice establecimiento de reglas de catalo-
Otro aporte de Ranganathan debe los sistemas informáticos que brindan que es el desafío de esta época. gación. Se ha reconocido a las Reglas
destacarse: se refirió a una obra cuando apoyo a esa tarea. En la actualidad, es- Lo que resulta inevitable es que la BN Angloamericanas como el estándar
se trataba de un pensamiento o idea, tos asuntos determinan la calidad de tome decisiones inmediatas respec- para este registro.
mientras que su incorporación era, los servicios a los que el lector (usuario, to de ambos asuntos, porque prime- Es importante mencionar que la es-
en su lenguaje, un documento. Por su en general) de la BN puede acceder. ramente existe un gran conjunto de tructura de registros MARC21 a su vez
parte, Lubetzky distinguió a una obra Por su calidad de nacional la BN de- lectores que esperan que estas cuestio- tiene los siguientes tipos de registros:
como (1) información, (2) el conteni- berá aceptar que sus lectores y usuarios nes se resuelvan y porque cada día de
do sin cuerpo de un mensaje o (3) un son muchos más que los que acuden a postergación hace más difícil que se Registros de autoridades (nombres per-
pensamiento expresado. Un libro sería sus salas de lectura. Existe un impor- resuelvan. En otro artículo de mi au- sonales, institucionales y temáticos).
por tanto un objeto físico que incor- tante conjunto de potenciales lectores toría, presento para el debate la idea de Registros bibliográficos (incluye todo
pora o manifiesta a una obra. de sus colecciones que denominare- que según consideraciones puramente tipo de sustratos o soportes).
Cutter, en 1876, explicitó por primera mos remotos (se encuentran a una dis- económicas, es urgente y necesario Registros de clasificación.
vez los objetivos de un sistema biblio- tancia física de los servicios que ofrece adoptar MARC21 como estándar para Registros de información para la
gráfico de la siguiente manera: la BN). También se incluyen aquí a los la catalogación en Argentina18. comunidad.
lectores de otros países. Con respecto a las cuestiones biblio- Registros sobre existencias (de ejem-
1. Ayudar a un lector a encontrar un La tecnología interviene entonces para tecarias sobre las cuales la comunidad plares, fascículos, etc.).
libro del cual se conoce: facilitar el acceso a la información dispo- bibliotecaria también espera que la Retomando lo indicado arriba respec-
a) el autor nible en la BN. El procesamiento inte- BN tome decisiones, no quedan más to a los procesos internos, esto signifi-

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ca replantear toda la concepción de los Esta última reflexión nos lleva a plan-
procesos técnicos de la BN, pensando tear la necesidad de contar con todo
a los mismos como Procesos Técnicos lo necesario para tener una sola base
Integrados. Será necesario integrar de datos con los contenidos revisados
todo el procesamiento básico de libros, y normalizados, con los controles de
revistas y otros soportes al mismo pro- calidad conocidos y aplicados en las
ceso de inventariado. Esto permitirá mejores bibliotecas.
disponer rápidamente el material para
su utilización, provocando un gran
impacto en el lector. Luego el material Sistemas informáticos
se procesará con mayor profundidad
según criterios de prioridad. La Biblioteca Nacional se enfrenta al
El esquema de la página anterior ilus- desafío de profundizar los esfuerzos para
tra la propuesta. una utilización de las tecnologías de la
Las descripciones del significado de información. Para ello, es necesario repa-
MARC21 como estándar han sido sar la situación de dos aspectos determi-
objeto de estudio detallado en muchos nantes para el éxito en este desafío:
cursos, talleres, publicaciones de dis-
tinto alcance, nacional e internacional. a) los recursos humanos.
Solo resta tomar las decisiones que los b) el software de aplicación; el concep-
profesionales asumirán, con todo lo que to de Código Abierto (Open Source).
ello implica. Es necesario admitir que en
estas cosas hace falta experiencia que será Sobre el primer punto, se puede afir-
necesario construir. Hacerse cargo de mar que de las 16 personas que compo-
esta necesidad nos lleva a admitir que en nen el equipo del área de Informática,
el mundo de la catalogación, donde esta entre 4 y 6 de ellas realizan hoy tareas
BN debe tener presencia, la adopción que pueden calificarse de desarrollo y
de estos estándares lleva a pensar en los mantenimiento de aplicaciones. Estas
Programas de Catalogación Cooperativa tareas se distinguen del mantenimien-
(PCC o Program for Cooperative to físico de la red, del mantenimiento
Cataloging) en los cuales participan de los equipos y del mantenimiento de
bibliotecas que reconocen la importan- software para oficinas.
cia de compartir y cooperar. Todas las tareas que se realizan den-
Tanto el formato MARC21 como las tro de cualquier institución, y en el
reglas de catalogación anglo america- caso de una biblioteca, el desarrollo y
nas constituyen para la BN los están- mantenimiento de aplicaciones para la
dares para la catalogación de todo tipo gestión administrativa y bibliotecoló-
de material bibliográfico. gica de la Biblioteca Nacional requiere
La falta de estandarización verificada a de un equipo humano que esté en
la fecha redunda en que la BN no tenga condiciones de realizar programación
una única base de datos con todos los en lenguajes actuales aptos para los
materiales debidamente ordenados, tal ambientes web y en un contexto de
como alguna vez se enorgulleció de grandes bases de datos. Además, los
poseer un fichero único y completo contenidos de esas bases de datos
con toda la información, ahora total- deben ser utilizados por una diversidad
mente desactualizado. de usuarios del país y del exterior.

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Este hecho puede ser útil para asignar diseño de esa herramienta. Para tener Su desarrollo ha sido probado inten- 2. La formación de un equipo de
prioridades de índole política al desarro- en la actualidad una funcionalidad sivamente desde hace tres años en la trabajo con los contratados y parte
llo del área de soporte tecnológico a la determinada, será necesario volver a Biblioteca Central de la Universidad del personal de Informática cuyo
labor de la Biblioteca Nacional. Todos pagar el precio para un nuevo diseño. Nacional del Sur y se han migrado las objetivo principal será asegurar la
los quehaceres de la Biblioteca son La opción b) en la actualidad podría bases de datos que se encontraban en transferencia de los conocimientos y
importantes. Sólo parece que importa haber provisto soluciones al problema otro formato. Las tareas de migración la experiencia obtenida por los con-
responder de manera contundente a la de actualización, ya que se contaba con de datos a MARC21 fueron realiza- tratados. Esto fortalecerá la incipiente
necesidad de la comunidad de lectores, el código de programación y con el per- das en conjunto por Gómez y otro experiencia de desarrollo de software
investigadores y otras incumbencias. sonal formado para encarar un proyecto personal de la Universidad Nacional que tiene el personal de informática
En el informe recibido recientemente de mejora, adaptación o nuevo diseño. del Sur, conformándose un equipo de la Biblioteca Nacional.
de la Unidad de Auditoría Interna y No existe en la Biblioteca Nacional el de trabajo que ha llevado adelante En estos asuntos es evidente que
de la SIGEN se presenta como un conocimiento ni la experiencia para desde hace más de tres años una tarea se deberá iniciar un fuerte proceso
hallazgo importante el hecho de “no desarrollar una aplicación adaptable muy intensa en el diseño y prueba de de aprendizaje, ya que la opción de
contar con un sistema informático a las necesidades propias del registro prototipos de módulos que se pueden Open Source requiere formación de
integral e integrado que permita reali- bibliográfico en ese estándar interna- acoplar al desarrollo de base. La adap- personal, la adopción de nuevas he-
zar el control y seguimiento de todos cional. Esta carencia puede abordarse tación de este software para trabajar rramientas y fortalecer la práctica de
los movimientos del material biblio- de al menos dos maneras: sobre un servidor Linux fue realizada desarrollos y el trabajo en equipo.
gráfico de la Biblioteca Nacional”. en conjunto y se han realizado pruebas Ésta es, además, la única opción que
Existen al menos dos opciones en el Es en esta etapa donde ante la carencia de integrar bases de datos de distintas permite que la Biblioteca Nacional al-
mercado de provisión de software de recursos humanos y (probablemen- bibliotecas ya que el haber adoptado el cance dentro de plazos manejables de
actualmente: te) materiales, se ilustra con claridad la formato MARC21 –reconocido están- tiempo, la madurez hacia la autosufi-
visión del Fig. 1 - Cuadro 5, titulado dar– facilita enormemente esa tarea. ciencia en esta área estratégica.
a) se diseña y encarga a un proveedor Visión económico-financiera y de ges- La existencia de este equipo de desa-
el software y la capacitación que la tión. Esta visión agrupa a entidades ex- rrolladores y de un producto específico
institución necesita; ternas a la organización, que en el caso de reconocida calidad en el ambiente Un escenario tecnológico posible en
b) se diseña, se programa, se prueba, de la Biblioteca Nacional incluye a va- Open Source sugieren a este director la el corto plazo. La biblioteca digital
se instala y capacita a los usuarios del rios organismos que evalúan y apoyan la posibilidad de contratar a estos profe-
software producido con el personal de gestión. No se trata entonces solamente sionales y resolver dos temas pendien- Los principios enunciados por Charles
la propia institución. del apoyo económico-financiero. tes de la Biblioteca Nacional: Cutter en 1876 tienen aún vigencia
La ONTI (Oficina Nacional de Tecno- 1. La adopción definitiva del formato para los catálogos de una biblioteca, ya
La Biblioteca Nacional puede adoptar logías de la Información), organismo estándar MARC21 mediante la utili- sean catálogos o ficheros manuales o Tabla 4. Opciones de
el camino indicado en a). Esto implica dependiente de la Secretaría de la Ges- zación del software Catalis. catálogos en línea y de acceso público adquisición de software
contar con los fondos necesarios para tión Pública, impulsa la adopción de
ello y contemplar el mantenimiento, Software de Código Abierto o Software
la actualización y el soporte técnico Libre, en idioma inglés Open Source, en
necesarios para que la decisión sea el ámbito de la Administración Pública.
sostenible. Al día de la fecha, las En este contexto, se propone el uso del
decisiones asumidas sobre este parti- software Catalis19, que consiste en una
cular revelan la siguiente situación: se interfaz de catalogación en formato
asumió el costo de encargar a un pro- MARC21, distribuido gratuitamente
veedor de software, pero no es posible y en el marco del nuevo paradigma del
ahora actualizar la funcionalidad de Software Libre (en inglés, Open Source,
la herramienta ni se cuenta con los que significa “de código abierto”).
recursos humanos con la preparación Este software ha sido desarrollado
necesaria para realizar las modificacio- mayormente por un profesional del
nes, o simplemente plantear un nuevo CONICET, el Lic. Fernando Gómez.

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(OPAC: Online Public Access Catalog). la posibilidad de un intercambio más utilizar para ejecutar implementaciones ambas tareas hasta concluirlas repa-
La adopción del formato MARC21, ágil, mediante el uso del lenguaje XML de “razonamiento automatizado”. sando a toda la colección. Estas ope-
las reglas de catalogación anglo ame- (eXtensible Markup Language). El estándar MARC21 se encuentra en raciones deben encararse inicialmente
ricanas y la definición de criterios de Un ejemplo sencillo de las ventajas de constante evolución. La presencia de orientadas a cubrir todo documento
prioridad y contenido deben consti- esta tecnología es el que utilizan los la tecnología web ha traído consigo los argentino o sobre Argentina.
tuir la base del catálogo de la BN. Esto periódicos más conocidos (Clarín, La conceptos de integración de recursos y Todo esto debe dar lugar a la construcción
es factible en el corto plazo. Nación, etc.) y que se conoce como el trabajo cooperativo y colaborativo. de un catálogo y portal de la BN, desde el
Al considerar la idea de biblioteca di- RSS (Really Simple Syndication). Las herramientas como el XML han cual se permita la consulta al público lector
gital, la BN debe iniciar estos caminos Consiste, en el caso de los periódicos, mejorado considerablemente la capa- y usuario de los servicios de la BN.
con firmeza y vocación de cambio y en la transmisión automática a sus cidad de fluidez de los datos y la infor-
aprendizaje. Este aprendizaje de todos suscriptores, de las noticias a medida mación entre distintos sistemas. La
los sectores de la BN debe concretar- que éstas se registran. En una biblio- iniciativa MODS (Metadata Object Conclusión
se con prioridad en entender que la teca, se transmiten por ejemplo, los Description Schema), desarrollada por
institución, justamente, por tratarse registros bibliográficos de los libros a la Library of Congress simplifica el La BN será biblioteca en el lenguaje téc-
de una biblioteca en el siglo XXI, no medida que éstos van ingresando o de manejo de MARC21. Se trata de una nico cuando pueda ser referente en las
puede ser un conjunto de islas de un los eventos culturales que también se iniciativa que aún se debe desarrollar cuestiones técnicas arriba mencionadas,
gran archipiélago. Se trata más bien de registran como parte de la memoria en idioma español. superficialmente discutidas aquí.
un cuerpo, con sistemas y órganos que de la biblioteca. La capacidad de los En lo relativo a metadatos ya exis- Ni hablar de la necesidad de que se
desempeñan cada uno sus funciones sistemas de contar con registros clasifi- ten numerosas implementaciones de discutan los componentes de la histo-
eficientemente y hacen del todo un cados facilita al lector la posibilidad de estructuras aptas para la catalogación ria, la herencia cultural, convocando a
cuerpo sano, vivo, feliz, en crecimien- seleccionar los asuntos sobre los que de mapas, información para el ciu- todos los que somos hoy responsables
to y por tanto, consciente de su lugar desea estar actualizado. dadano, información para el estado, de construir este día a día, de nuestra
en el Estado y en la sociedad. Por todo También, los sistemas ONIX (Online control de autoridades de nombres biblioteca y de nuestra sociedad.
esto, el desafío será aprender a trabajar Information Exchange), que incor- personales, institucionales y temáticas, Faltarán los elementos de la experiencia,
en equipos hacia adentro. poran la tecnología XML facilita el citas bibliográficas, imágenes, etc. de lo que al menos ha sido documenta-
Otro componente importante y necesa- intercambio de información de la La BN debe asumir los procesos de do, para construir a partir de allí todo
rio de una biblioteca digital es la norma- Biblioteca con las editoriales, median- aprendizaje que involucran este “salto lo que requiere este país (y esta biblio-
tiva o estándares cuyo alcance ya supera te los anuncios de pre-publicación. cuántico” en la bibliotecología. teca). Sin esas experiencias habremos de
cualquier frontera real o imaginaria. Se han desarrollado marcos de tra- repetir los mismos errores, que son los
La BN debe asumir, para sí y para las bajo (frameworks) que facilitan los errores que los lectores logran disimular
bibliotecas del país, el rol de liderazgo. intercambios en redes formalizadas de La preservación de documentos con benebolencia. La acción de disi-
Entonces, recién entonces, tendrá rele- instituciones, como podría ser el caso mular, sin embargo, genera tensiones e
vancia el manejo de los conceptos de ABINIA. En el RDF (Resource Asociado a estas tecnologías, el traba- impaciencia. Se trata de la impaciencia
y herramientas como los metadatos Description Framework) se renueva la jo de preservación debe apoyarse en de quien no encuentra el documento
porque éstos fueron creados a partir idea de la web semántica, propuesta la tecnología de la microfilmación y que busca para sostener sus críticas y
de la noción de compartir recursos de inicialmente por el creador de la web, digitalización, en un plan en el cual aportes al necesario fortalecimiento de
información y datos, espíritu que se Tim Berners-Lee, en 1997. La web durante las 24 horas del día se realicen nuestra dolida sociedad.
materializa en la red de redes: Internet. semántica pretende brindar a la web
A partir de la adopción de MARC21 un tipo de estructura que permita que NOTAS
se dice que la institución se encuentra las computadoras traten a los conte-
en condiciones de compartir registros nidos de maneras más significativas 1. Scolnik, Sebastián. “Lo que callan los archivos”, La Biblioteca, N° 1, verano de 2004/5.
2. Spedalieri, Graciela, “Encuesta sobre catálogos y catalogación” y “Resultados de la encuesta sobre catálogos y
bibliográficos. Esto se puede realizar para los usuarios, una estructura que catalogación en las bibliotecas argentinas participantes del Simposio Electrónico” La catalogación en Argentina,
de manera directa, mediante el uso del facilite la desambiguación mejorando Sociedad Argentina de Información, 18 de mayo al 16 de junio de 1998. Publicado en Revista Argentina de
estándar ISO 2709, tanto para enviar la posibilidad de compartir y procesar Bibliotecología. vol. 2, pp. 20-29.
3. Santa Biblia, Evangelio según San Mateo, cap. 23, ver. 23.
como para recibir un registro bibliográ- automáticamente mediante un conjun- 4. Argentina. Leyes. Decreto 1386/96, del 29/11/96, http://www.infoleg.gov.ar/infolegInternet/mostrarBusqueda-
fico. La tecnología web admite ahora to de reglas de inferencia que se puedan Normas.doc [Consultado 23 de junio de 2006]

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5. Diccionario de la Real Academia Española, 22a Edición, 2a tirada, http://buscon.rae.es/draeI [Consultado 23 Anexo I • en primer lugar, velando por el cum-
de junio de 2006]
6. Norton D. and Kaplan, R., “The balanced scorecard: measures that drive performance”, Harvard Business
plimiento de la ley de depósito legal,
Review, p. 70 (1), 1992. Reproducido con permiso del Dr. para que, de ahora en más, todo libro
7. Paglione, Horacio. Texto inédito. Ver Anexo I. Horacio Paglione. editado en territorio argentino ingrese
8. Sanllorenti, Ana María, “Libros de la Biblioteca Nacional: cimientos de nuestra comunidad”, La Biblioteca
debidamente a la BN;
N° 2-3, Edición doble, invierno de 2005.
9. Romanos de Tiratel, Susana, “La bibliografía nacional: una deuda pendiente”, La Biblioteca N° 1, verano PROYECTO DE RECUPERACIÓN • en segundo lugar, solicitando a las
de 2004/5. PATRIMONIAL DE LA BIBLIO- editoriales argentinas que apadrinen
10. Hyde, Thomas. Citado en Peete, Julia (1936) “The development of authorship entry and the formation TECA NACIONAL a la BN, donando –por medio del
of authorship rules as found in the anglo-american code”, Library Quarterly 6: pp. 270-290. Reimpreso en
Foundations of Cataloging: a Source Book, editado por Michael Carpenter y Elaine Svenonius, pp. 172-189. presente Proyecto de Recuperación
Littleton, Colo., Libraries Unlimited, 1985. Patrimonial– los libros faltantes en
11. Panizzi, Anthony (1850), “Mr. Panizzi to the Right Hon. The earl of Ellesmere. British Museum, January Fundamentos y objetivos su patrimonio que todavía posean
29th, 1828.” Citado en: Appendix to the Report of the Commissioners Appointed to Inquire into the Constitution
and Management of the British Museum, 378-395. London, HMSO. Reimpreso en Foundations of Cataloging:
en catálogo;
a Source Book, editado por Michael Carpenter y Elaine Svenonius, pp. 172-189. Littleton, Colo., Libraries Es misión de la Biblioteca Nacional • en tercer lugar, dándose la BN una
Unlimited, 1985. registrar, preservar, custodiar, acre- política sistemática de compras en li-
12. Cutter, Charles A. (1876), “Library Catalogues”. En Public Libraries in the United States of America: their
centar y difundir la memoria publi- brerías de libros antiguos y agotados de
history, condition and management. Special Report. Part 1, pp. 526-575. Bureau of education. Reimpreso en
Monograph Series, N° 4, Urbana: University of Illinois, Graduate School of Library Science. cada de la cultura del país. Sin em- todos aquellos ejemplares faltantes de
13. Ranganathan, Shiyali Ramanrita (1965), The Colon Classification. Rutgers Series on Systems for the bargo, reiterados diagnósticos han edición argentina que, o bien las casas
Intellectual Organization of Information, New Brunswick, NJ. Rutgers. editoriales no pueden donar porque
14. Lubetzky, Seymour (1969), Principles of Cataloging. Final Report. Phase I. Descriptive Cataloging. Los
indicado que –ya sea por diversas fa-
Angeles, University of California, Institute of Library Research. lencias en su propio funcionamiento los tienen agotados, o bien se trata de
15. IFLA - International Federation of Library Asociations and Institutions (1962), Report: “Proceedings of o en el cumplimiento efectivo de la obras publicadas por editoriales que
the International Conference on Cataloging Principles”, Paris, 9-18 October, 1961. London: IFLA; y otros ley depósito legal– la Biblioteca Na- ya no existen.
informes más recientes. IFLA (1998) Functional Requirements for Bibliographic Records. Final Report:
UBCIM Publications. New Series vol. 19. Munich. K. G. Saur y actualizaciones en el sitio web de IFLA. cional no cuenta en su patrimonio
16. Crawford, Walter, Gorman, Michael, Updated Laws of Library Science. Future Libraries: Dreams, Madness con la totalidad de lo editado en el
and Reality, Chicago, American Library Association, 1995. país a lo largo de su historia. El Pro- Lema
17. Svenonius, Elaine (2000), The intellectual foundation of Information Organization. Digital Libraries and
Electronic publishing series. MIT Press. Cambridge, Massachusetts.
yecto de Recuperación Patrimonial
18. Herrera, Luis, MARC21 y conceptos de economía en las decisiones bibliotecarias. Información, cultura y de la BN se propone, entonces, como El lema del Proyecto será:
sociedad, N° 13, pp. 101-114, 2005. una herramienta que contribuya a la “Todo libro de edición argentina se
19. htttp://inmabb.criba.edu.ar/catalis [Consultado el 22 de Julio de 2006]. encuentra en la Biblioteca Nacional”.
transformación de esta situación, bre-
gando para que todo libro de edición
argentina esté en la BN.
Atendiendo a las posibilidades que Padrinazgo editorial
inaugura la culminación del Proyec-
to Inventario de Libros, este nuevo El Proyecto de Recuperación Patrimo-
Proyecto de Recuperación Patrimo- nial comienza con una convocatoria
nial de la BN se propone encarar en pública a todas las editoriales argenti-
forma sistemática y planificada un nas invitándolas a apadrinar a la BN.
trabajo encaminado a completar las El apadrinamiento consistirá en un
colecciones de libros que forman parte acuerdo público entre la BN y la edi-
de su patrimonio. torial que la apadrine.
Procura identificar aquellos libros que Por dicho acuerdo, la editorial se com-
deberían estar en la BN pero que, por promete a entregar en concepto de do-
distintos motivos, actualmente no se nación un ejemplar de cada libro de su
encuentran allí o nunca se incorpo- catálogo que falte en la BN.
raron. La identificación de este vacío Por su parte, la BN responderá di-
patrimonial puede ser subsanada de fundiendo el padrinazgo en su página
tres modos: web, en su boletín electrónico y por

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otros medios a su alcance, y realizan- b. Solicitar a las casas editoras que Recursos humanos Por una parte, serán necesarios un
do, al finalizar el Proyecto, un acto adhieran al Proyecto sus catálogos bibliotecario y un pasante/data entry
público en la Sala Borges, en agrade- informatizados o, en su defecto, sus La sede logística del Proyecto se radi- capacitados para el cotejo de los catá-
cimiento a la colaboración prestada catálogos impresos; apuntando no ca en la Subdirección de la Biblioteca logos editoriales con los resultados del
para comenzar a integrar las coleccio- sólo al catálogo “vivo” (lo que actual- Nacional, abocándose a su dirección Inventario de Libros.
nes de libros. mente la editorial ofrece en libre- y a su seguimiento el subdirector y su Por otra parte, será necesario afectar
rías), sino al catálogo “histórico” (a equipo de trabajo (Lic. Claudia Bacci, dos empleados del área depósito y/o
todo lo que dicha editorial publicó a Lic. Mariana Canavese, Jorge Ríos). mantenimiento capacitados para la
Objetivos derivados del Proyecto lo largo de su historia). El equipo operativo de trabajo previs- búsqueda de los materiales en los de-
c. Identificar y definir qué libros fal- to para llevar adelante el Proyecto es de pósitos de las editoriales y el traslado
El Proyecto de Recuperación Patrimo- tan de cada editorial en la BN, cote- cuatro personas. de los mismos a la BN.
nial abona el camino para la consecu- jando los resultados del Inventario de
ción de otros objetivos caros a la BN, Libros con los catálogos editoriales
tales como: antes solicitados.
d. Contactar a las editoriales para ve-
• la puesta en marcha de un Proyecto rificar las existencias en depósito de
de Bibliografía Nacional; dichos materiales.
• la implementación de activas políti- e. Retirar los ejemplares de las edito-
cas en canjes y donaciones; riales y proceder de acuerdo con las
• el sondeo de las causas por las cua- pautas vigentes en ese momento para
les muchos libros que deberían haber el ingreso del libro en la BN.
ingresado por depósito legal no están f. Listar aquellos ejemplares que –por
hoy disponibles en la BN, contribu- los motivos que se indiquen, falta de
yendo así al rediseño del sistema de stock, libros de publicación reciente,
ingreso de libros. etc.– no serán donados para definir,
entonces, por parte de la BN, una
Es por ello que el Proyecto de Re- política de compras.
cuperación Patrimonial se inscribe g. Esta política de compras deberá
dentro de un programa más amplio, contemplar la adquisición a las pro-
relacionado con el rediseño del De- pias editoriales que apadrinaron a la
partamento de Procesos Técnicos y BN con descuentos especiales (alrede-
con la integración informática con la dor del 50%) así como la convocatoria
Cámara Argentina del Libro del in- a librerías de libros antiguos, agotados
greso de libros a la BN, que facilitará y de saldo.
las tareas de carga de datos, permitirá
llevar un registro de lo que se transfie-
re de un área a otra y evitará la pérdi- Duración
da de materiales.
El Proyecto de Recuperación Patri-
monial de la Biblioteca Nacional se
Tareas a realizar inscribe dentro de las tareas que si-
guen a la finalización del Inventario
a. Convocar a los editores de libros en de Libros, prevista para fines de julio
el país a fin de invitarlos a participar de 2006. El Proyecto se inicia, pues,
en el Programa de Padrinazgo Edito- el 1° de agosto de 2006 y se extiende
rial de la BN. hasta el 31 de julio de 2007.

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La imagen de Raymond La lengua francesa adquirió en Latino-


américa el rango de lengua de civiliza-
ción; para las elites del continente del
París era la feria de los placeres... en
medio de las risas y los suspiros del
frenesí universal estaban los ascetas del
Foulché-Delbosc en Argentina siglo XIX el francés era la Koiné intelec-
tual europea, el admirable vehículo ver-
estudio, los monjes de la creación litera-
ria, que repudiaban todo lo que podía
bal que les aportaba, al mismo tiempo distraerlos de su pasión superior2.
Por Hebe Carmen Pelosi que las obras maestras clásicas, románti-
cas, simbolistas, todas las corrientes filo- El Comité France-Amérique, fundado
sóficas y estéticas del Viejo Mundo1. en 1909 por Gabriel Hanotaux, minis-
Pero el movimiento cultural era en un tro de Relaciones Exteriores francés, y
solo sentido, unilateral. Mientras Fran- asiduo colaborador de La Prensa de
cia ofrecía una cultura rica de varios Buenos Aires, se fijó como progra-
siglos y múltiples influencias, Améri- ma ”hacer conocer mejor América a
ca no contaba, por el momento, con Francia y Francia a América”; era un
una cultura que pudiera vanagloriarse objetivo de colaboración, de acuerdo,
de movimientos, cenáculos y grandes “no de penetración o expansión”, sino
figuras. Los hombres de pensamiento de poner fin al mutuo desconocimien-
ocupados en construir la propia patria, to. Se implementó una política de
Entre los múltiples intercambios que se produ- encontraban su lugar tanto en el cam- intercambios culturales y económicos,
cían entre la intelligentzia latinoamericana y po del pensamiento como en el de la y resultó ser un lugar de encuen-
acción: Sarmiento, Bello, Montalvo, tro para los hispanoamericanos, las
francesa –que generaba la admiración de los pri- Hostos, González Prada, Martí, Rodó. reuniones sociales acercaban a las per-
meros– en los umbrales del siglo XX, la relación Los contactos literarios se afirmaron sonalidades políticas francesas a la
con Raymond Foulché-Delbosc tuvo especial re- gracias a los contactos personales entre colonia de hispanoamericanos3.
levancia. Entre sus interlocutores más frecuentes, los escritores de América hispánica y sus El hispanismo francés reconoce como
tanto en visitas al viejo continente, como en co- colegas franceses. Los viajes a Francia se “década decisiva” el período entre
hicieron más y más frecuentes, la pre- 1894 a 1904, en el que un grupo
rrespondencias sostenidas a lo largo del tiempo, sencia de escritores hispanoamericanos de profesores universitarios franceses:
estaban el mexicano Alfonso Reyes y Paul Grous- en el país galo hizo más por su obra Ernest Merinée, Antoine Morel-Fatio,
sac, director de la Biblioteca Nacional. que la lectura de sus textos. La colonia Paulin Gris y George Radet, investi-
Foulché-Delbosc fue convirtiéndose en el hispa- hispanoamericana en la París de la Belle gan sobre las lenguas neolatinas tanto
époque estaba formada por literatos, en París como en provincia. Larreta,
nista francés más destacado, componiendo en el periodistas, diplomáticos. Algunos de así como también Alfonso Reyes y
tiempo una valiosísima colección a partir de su ellos se establecieron definitivamente, Paul Groussac sentían una profunda
gusto por los libros viejos. Tras su muerte, seña- otros retornaron a sus patrias, también veneración por Raymond Foulché-
la Hebe Pelosi en esta reconstrucción biográfica, realizaban visitas periódicas miembros Delbosc, el más destacado entre los
de las altas clases sociales del continente hispanista franceses. La fundación de
la colección es rematada y una parte significativa o vivían allí una parte del año. la Revue Hispanique por Raymond
de ella es comprada por la Biblioteca Nacional, El conjunto de los diplomáticos latinoa- Foulché-Delbosc en 1894 está ligada
por encargo de su director de entonces, Gustavo mericanos formaba en París un equipo a la difusión del hispanismo.
Martínez Zuviría y por medio del representan- brillante y destacado. Lo integraban el Raymond Foulché-Delbosc (1864-
te gubernamental del país en Francia, Tomás Le argentino Enrique Larreta, el boliviano 1929)4 nació en Toulouse en una
Alcides Arguedas, el brasileño Souza familia cuyo padre era funcionario del
Bretón. Sus libros, alojados en la Sala del Tesoro, Dantas. América Latina confiaba sus estado. A los 6 años la familia se tras-
componen las piezas más valiosas de los fondos legaciones a sus escritores renombrados, lada a París donde nuestro biografiado
bibliográficos de nuestra institución. así París cumplía la función de crisol. estudia primero en el Lycée Condorcet

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y luego de un paso por provincia, a su vocación de hispanista, publi- y a las bibliotecas, la dirección de la mo de Rubén Darío reabrió el interés
recala en el Licée Louis-Le-Grand. ca una Gramática española, traduce revista –algún número fue redactado por Góngora, en alguna oportunidad
Su primera inclinación es hacia la un volumen de Contes espagnols, y en enteramente por él y las notas firma- Reyes le insiste a su interlocutor para
medicina, una vez finalizada la escuela 1891 obtiene una beca para estudiar en das con seudónimos– y las investiga- que termine la edición que proyectaba
media con el título de bachiller visita Madrid los manuscritos de la Guerra ciones, ocupan enteramente su vida. de la obra del poeta cordobés.
Londres. Allí renuncia a la posibilidad de Granada. Desde entonces hará suce- Aunque su actividad se desarrolla al En efecto, el profesor francés retoma
de estudiar medicina y se inscribe en la sivas estancias en la capital españo- margen de la vida académica france- la investigación y la realiza en cola-
Facultad de Derecho. Mientras tanto la, prácticamente todos los años, para sa, Foulché-Delbosc ocupa un primer boración con Reyes, cuando éste se
estudia árabe y asiste a algunas clases dedicarse a los estudios hispanistas. puesto en el hispanismo francés de su traslada a Madrid. Durante su estadía
de español en la École de Hautes En 1892 gana el concurso de profesor tiempo por la calidad de sus escritos. en la capital de
Études. Obtiene el título en Derecho de lengua española en la École des El hispanista francés estuvo siempre España, el ilustre (Alfonso) Reyes admiró la
al mismo tiempo que se diploma en la Hautes Études Commerciales donde abierto a recibir, ayudar y comunicar mexicano trabaja biblioteca hispánica del maes-
École des langues orientales gracias a permanece hasta 1905, cargo que sus conocimientos a los hispanoame- en la Biblioteca tro, una de las más bellas del
su conocimiento del árabe dialectal, el le permite subsistir. En 1894 funda ricanos que lo frecuentaban, entre Nacional en mundo, cuando parte de ella
persa y el turco. Para ese entonces pen- la Revue Hispanique, recueil consacré ellos, Enrique Larreta, Paul Groussac, el manuscrito fue comprada por la Biblioteca
saba abrazar la carrera diplomática. à l’étude des langues, des lettératu- Rufino José Cuervo, con quien man- Chacón “como Nacional de Argentina. Duran-
En 1886 realiza un viaje a España res et de l’histoire des pays castillans, tuvo una larga amistad. El epistolario humilde albañil te su estadía en el país como
visitando sus principales ciudades y se catalans et portugais a la que dedica con el literato colombiano da cuenta en la soberbia edi- embajador de México volvió a
entusiasma con el país y su lengua. A su todos sus afanes. Entiende que no se de ello, aunque los dos habitan en ción gongorina de ver con emoción algunos volú-
regreso sigue las podía estudiar el español sin tener en París, las cartas retoman temas de las Foulché-Delbosc menes que eran para él viejos
El hispanista francés estuvo clases de Antoine cuenta esos tres componentes, pero conversaciones y reflexiones poste- hace varios lustros amigos, y que más de una vez
siempre abierto a recibir, ayu- Morel-Fatio y su esta iniciativa lo margina del hispa- riores, son una continuación de los esperada”, desde había hojeado en compañía de
dar y comunicar sus conoci- vocación se defi- nismo académico ya que su revista encuentros en un tono cortés y de 1916 hasta 1921 Foulché-Delbosc.
mientos a los hispanoamerica- ne. Sus intereses se opone al Bulletin Hispanique y a gran calor humano. señala Reyes: “el
nos que lo frecuentaban, entre muestran pre- la Universidad de Toulouse, centro Alfonso Reyes lo visita no bien llega [hispanista francés] dirigía desde París
ellos, Enrique Larreta, Paul ferencia por la de los estudios superiores del caste- a París en agosto de 1913, su conoci- y yo ejecutaba en Madrid a la vista del
Groussac, Rufino José Cuervo, filología, la crí- llano en Francia y al talentoso rival miento provenía del grupo de Ateneo precioso códice”. De los estudios del
con el que mantuvo una larga tica literaria, la Morel-Fatio. El director del Bulletin, de la Juventud mexicano que man- profesor francés resultó un fundamen-
amistad. El epistolario con el crítica textual, la E. Merimée, reconoce que la Revue tenía asidua relación con el profesor tal trabajo sobre Góngora que renovó la
literato colombiano da cuenta bibliografía y las “bajo la activa dirección de Foulché- francés. Reyes se encuentra con un materia del gongorismo, única edición
de ello, aunque los dos habi- traducciones. Delbosc, ha probado que una revista hombre que, según su propia decla- que posee autoridad crítica7.
tan en París, las cartas reto- Se presenta a de erudición puramente española y ración, habla el español mejor que él, Reyes admiró la biblioteca hispánica
man temas de las conversacio- oposiciones a portuguesa podía encontrar un públi- era uno de esos monjes de la creación del maestro, una de las más bellas
nes y reflexiones posteriores, una cátedra de co en Francia, ha agrupado alrededor literaria a los cuales aludía Larreta. del mundo, cuando parte de ella fue
son una continuación de los castellano en la de ella a un número de especialistas”5 Salía sólo una vez por semana cuando comprada por la Biblioteca Nacional
encuentros en un tono cortés que es rechazado que se ocupan de una rama descuida- enseñaba y vivía solitario en su depar- de Argentina. Durante su estadía en el
y de gran calor humano. por un profesor da de los estudios filológicos. tamento del boulevard Malesherbes, país como embajador de México vol-
con un deficien- La amistad con R. Huntington, que lleno de libros hasta tal punto que vió a ver con emoción algunos volú-
te español. Foulché-Delbosc deci- funda la Hispanic Society en Nueva compra una casa aledaña para ubicar- menes que eran para él viejos amigos,
de entonces publicar los errores de York, le significa un sostén económico los, vive sin relojes porque tiene una y que más de una vez había hojeado en
redacción del miembro del tribunal para la revista que corría peligro de infalible intuición del tiempo6. compañía de Foulché-Delbosc.
que lo ha suspendido, lo que produ- naufragar. A partir de entonces, 1905, El literato mexicano lo visita una vez El escritor mexicano regresa a París en
ce un enorme escándalo en la época, abandona la enseñanza y se dedica por semana y recuerda que una de 1924 como embajador de México, sus
y finalmente en 1890 el tribunal le exclusivamente a la revista hasta su las conversaciones sostenidas con el actividades diplomáticas le dejan poco
otorga la cátedra que merece. muerte en 1929. Las visitas a librerías hispanista francés es sobre el estado de tiempo para visitar al maestro a quien
Desde entonces se dedica enteramente para obtener libros antiguos y raros los estudios gongorinos. El modernis- respeta y admira. Nos refiere que éste

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se había mudado al boulevard Saint de la muerte de Foulché-Delbosc, sabio por razones de salud13. Sin embargo el Universidad de Berkeley, en su visita a
Germain, “se casó con una anglo-ca- hispanista francés, director de la Revue hispanista francés permanecería entre la Biblioteca encontraron en la sala del
nadiense, Isabel, que se asoció a sus Hispanique, manifestó su interés por nosotros, si no lo era por su presencia Tesoro varias fichas con la indicación
trabajos”8. El amigo francés le regala- América con cuyos escritores mantuvo física lo sería por su biblioteca, su FD. Se toma nota del hallazgo y se deci-
ba, de tanto en tanto, ejemplares repe- constantes e intensas relaciones, organi- excepcional colección de libros. de que, para que el fondo se actualice
tidos de ediciones raras, un obsequio zando y publicando en su autorizada La biblioteca de Foulché-Delbosc es de acuerdo a las
cuasi principesco para un amante de revista una serie de monografías sobre subastada después de su muerte, en normas de filo- Queremos destacar la impor-
los libros como era Reyes. las literaturas de nuestros países. Maes- octubre de 1936 en el Hotel Drouot logía electrónica, tancia de la colección que posee
Foulché le explica sus métodos de cla- tro consumado en asuntos de bibliografía de París bajo la asistencia del experto debe firmarse un la Biblioteca Nacional de la
sificación, y Reyes se inspira en ellos supo sacar la mayor cantidad posible de Georges Adrieux; el catálogo había acuerdo bilateral Argentina, “revela un acerta-
para realizar el suyo propio9, para lo influencias espirituales de sólo los datos sido publicado14. El entonces director de cooperación do criterio de compra” como
cual encarga cajas de cartón sobre el materiales de un libro considerado como de la Biblioteca Nacional, Gustavo cultural entre señalan las investigadoras del
modelo de las que empleaba el profe- objeto físico. Sus trabajos sobre Góngora Martínez Zuviría, inicia los contactos la República proyecto conjunto, la catalo-
sor francés, éstas se encuentran en un le dieron renombre. Era un hombre de con el ministro argentino en Francia Argentina y gación, presentación electró-
placard del Institut Hispanic de París una laboriosidad infatigable. Deja una Tomás Le Bretón para comprarla, España con el nica y estudio que finalmen-
donde fueron remitidos los fondos de las mejores bibliotecas hispánicas del quien le envía en septiembre de 1936 objeto de reali- te conforma el Catálogo del
Foulché-Delbosc. mundo12. Su nombre estuvo propuesto el valor de la colección tasada en zar una catalo- Fondo Foulché-Delbosc en la
Para Reyes el hispanista francés fue para integrar el profesorado de la Escuela 400.000 francos y le transmite la posi- gación, presenta- Sala del tesoro de la Biblioteca
siempre el amigo delicado, “el per- Normal de Buenos Aires. No era la pri- bilidad de una venta particular. ción electrónica Nacional Argentina.
fecto hombre honesto”, que encar- mera vez que se buscaba su participación Los numerosos interesados en los y estudio de la
naba las mejores tradiciones fran- en el plantel de profesores de Buenos Ai- libros, en razón de la importancia de colección Foulché-Delbosc. El pro-
cesas. Foulché-Delbosc tomaba sus res, como él mismo manifiesta el pedido las primeras ediciones de algunas obras yecto es dirigido por Marcos Marín
vacaciones en Bourron, cerca de no le resulta extraño ya que “hace algún hispanas, impiden la venta particular, y colaboran en él Georgina Olivetto
Fontainebleau, lugar favorito del escri- tiempo el Director de la Biblioteca Na- en especial los libreros Maggs Brothers y Victoria Zumárraga. El proyecto de
tor inglés Robert Louis Stevenson. Un cional Sr. Groussac le había hecho una que representaban a clientes ingleses y cooperación bilateral se realizó entre
día invita a Reyes a gozar de un día de insinuación en ese sentido”. norteamericanos. Martínez Zuviría da el Ministerio de Educación y Cultura
campo. El profesor francés resulta un precisas instrucciones para la compra de España, la Secretaría de Cultura
infatigable caminador que le muestra El Ministerio de Instrucción Pública en el remate de las mejores piezas y de la Nación de la Argentina y la
las diferentes perspectivas del paisaje quería contar con profesores especia- la tarea es encomendada al académico Universidad Autónoma de Madrid, y
y evoca la obra del literato inglés10. lizados para la enseñanza, para ello Jorge Max Rhode15. tuvo como resultado el establecimien-
Reyes colabora con algunos artículos encarga al ministro Ernesto Bosch La Biblioteca Nacional Argentina to de un catálogo electrónico con una
en la Revue Hispanique cuyos temas proponer como profesor a Foulché- adquirió una excelente selección de descripción científica, con datos que
son discutidos con el maestro francés. Delbosc, y luego de un cambio de manuscritos, impresos antiguos, libros no figuraban en el catálogo de 1936
La bibliografía de Foulché-Delbosc notas, se firma el contrato por el cual de bibliografía y obras posteriores en cuyo objeto era comercial.
cuenta con 454 entradas, comprende el profesor francés enseñaría durante un total de 1.281, por 283.631 fran- Queremos destacar la importancia de
filología, textos publicados, biblio- tres años en la escuela Normal, con un cos, que salen de Francia en diciem- la colección que posee la Biblioteca
grafía; fue realizada por J. Puyol11. máximo de seis horas por semana, los bre de 1936 y se incorporan al año Nacional de Argentina, “revela un
La Hispanic Society de Nueva York gastos de viaje corrían por cuenta del siguiente a la sección Reservados de la acertado criterio de compra” como
lo honró colocando un cuadro suyo Ministerio. El profesor francés acepta; Biblioteca Nacional, tal como lo con- señalan las investigadoras del proyec-
realizado por Madrazo en la galería de su estado de salud no era satisfactorio, signa la Memoria, redactada de mano to conjunto, la catalogación, presen-
escritores ilustres. razón por la cual solicitó que en el del propio director16. tación electrónica y estudio que final-
A su muerte, escriben en Buenos Aires los contrato constara que “se le facultara a La colección fue citada en varias mente conforma el Catálogo del Fondo
directores de la revista Libra, Francisco rescindirlo después del primer año en oportunidades; cuando la Biblioteca Foulché-Delbosc en la Sala del tesoro
Luis Bernárdez y Leopoldo Marechal: caso que el clima de Buenos Aires no Nacional se muda a la calle Agüero, de la Biblioteca Nacional Argentina.
le fuera favorable”. Finalmente pocos dos investigadores americanos, Marcos Marín señala la importancia
Recogemos con profunda pena la noticia días antes de partir desiste del viaje Arthur Askins y Harvey Sharrer de la de algunos manuscritos con textos de

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Quevedo que se encuentran en dicha a través de la difusión electrónica y


colección17, otro tanto destacan las evita el uso innecesario de los docu-
investigadoras acerca de primeras edi- mentos con el consiguiente desgaste y
ciones recuperadas, así como también peligro de destrucción, sin merma del
los ejemplares de La Celestina que servicio al investigador.
forman parte del catálogo electrónico La colección fue presentada en un acto
y sus correspondientes marcos de público en la Biblioteca Nacional en
investigación. La nueva catalogación agosto de 1999, y puede accederse a
facilita la información a los usuarios ella en www.bibnal.edu.ar

NOTAS

1. Larbaud, Valery, “Notre Amérique”, Nouvelle Revue Francaise 1° de abril de 1935.


2. Larreta, Enrique, Temps iluminés, Buenos Aires, 1941, p. 71.
3. Cfr. Pelosi, Hebe Carmen, Argentinos en Francia, franceses en Argentina. Una biografía colectiva, Buenos Aires 1999, p. 54.
4. Los datos biográficos están tomados de Epistolario de Rufino José Cuervo y Raymond Foulché-Delbosc. Edición,
introducción y notas de Charles Leselbaum, Bogotá 1997, Diccionario Espasa Calpe y Alfonso Reyes, Obras
Completas, México, 1956, 25 volúmenes.
5. Merimée, E., “El Bulletin Hispanique”, Bulletin Hispanique, año I, N° 1, 1899, p. 4.
6. Reyes, Alfonso, Obras Completas, México, T. XII, 1956.
7. Reyes, Alfonso, O. C., T. VII, pp. 220 y 85.
8. Reyes, Alfonso, O. C., T. XII, p. 233.
9. Patout, Paulette, Alfonso Reyes et la France, Lille, 1981, p. 87.
10. Reyes, Alfonso, O. C., T. IV, p. 233.
11. Revue Hispanique, T. LXXXI, 1933.
12. Libra, N° 1, 1929.
13. Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores, Francia, Sección Consular, Caja 1186, 1910, París, 15
de enero de 1910; E. Bosch a Victorino de la Plaza, Buenos Aires, 25 de octubre de 1910; Rómulo S. Naón
a Victorino de la Plaza, en que fija las condiciones del contrato para ejercer la cátedra, en el legajo figura una
nota del Encargado de negocios argentino en Francia, Carlos Zavalía, que comunica la renuncia del hispanista
francés, que no se encuentra en la documentación.
14. “El catálogo, publicado en Mayenne, Imprimerie Foch, 1936, tenía como antececedente una publicación
previa: catalogue de la Bibliotéque Hispanique de M. R. Foulché-Delbosc, Abbeville, Imprimerie F. Paillart,
1920, (...) Isabel Jones había anotado en su ejemplar del Catálogo de la subasta quienes eran los compradores
de los libros”, Francisco Marcos Marín, “La recuperación de la colección Foulché-Delbosc de la Biblioteca Na-
cional de Argentina y una referencia a manuscritos de Quevedo”, Cf. Estudios de filología y retórica en homenaje
a Luis López Grigera, Bilbao, 2000, p. 312, N° 3.
15. Max Rhode era un estudioso del Dante, vicepresidente de la Sociedad Argentina de Estudios Dantescos,
miembro de la Academia Argentina de Letras, publicó libros de poesía desde cantos en 1918, obras de críticas
y viajes como Carlos Obligado en el recuerdo, Lorenzo el Magnífico, Viaje al Japón, Diario de un testigo de guerra
entre otros. Su contribución más importante al conocimiento y comprensión de la literatura argentina ha sido:
Ideas estéticas en la literatura argentina, 4 volúmenes.
16. Datos tomados de Georgina Olivetto y Verónica Zumárraga, “El fondo medieval de la colección Foulché-
Delbosc”, ponencia presentada en las VI Jornadas.
17. Marcos Marín, Francisco, “Libros de contenido lingüístico en la colección Raymond Foulché- Delbosc de la
Biblioteca Nacional de la República Argentina”, en La Gramática. Modelos, enseñanza, historia, coord. H. Albano,
L. Ferrari, M. Giammatteo, Universidad de Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras, Instituto de Lingüística,
pp. 71-95, 2001 y “Presente y futuro de la filología electrónica en la recuperación de la colección Foulché-Delbosc
de la Biblioteca Nacional Argentina”, Boletín de la Academia Argentina de Letras, LXIII, 1998, pp. 15-52.

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El período incunable entre En Europa, al igual que los antiguos y


los medievales, también los exponentes
del Humanismo pensaban que todo
mán, de 4 a 5% oscilaban los impresos
en francés, y tan sólo 1% en flamen-
co. Cabe agregar que, en proporción
Bernard von Mallinckrot y aquello merecedor de perdurabilidad
debía ser escrito en griego o en latín
menos significativa, también las hubo
en idioma catalán e inglés y con carac-

Philippe Labbé(*) clásico, el llamado sermo urbanus sobre


lo cual recuerdo haber leído algo en una
teres en hebreo y cirílico.
Luego, mediante una presentación
obra de Ramón Menéndez Pidal y del capaz de confundir el impreso con una
Por Mario Tesler (**) cual nos habla Guillermo Díaz Plaja copia manuscrita, trataban de man-
en su Historia del español, a través de la tener el posible mercado adquisidor.
imagen y el ejemplo. Es decir que la irrup- Para lograr este propósito, a los ejem-
ción de este movimiento en el Medioevo plares que primeramente se impri-
solamente buscó un re-florecimiento del mieron se les fueron agregando notas
Con la aparición de la imprenta comienza a saber con sentido esotérico; todos los marginales manuscritas con letras de
revertirse el uso privativo del texto reservado caminos del conocimiento continuaron la época, grandes iniciales miniatu-
limitados a una reducida proporción en radas y abreviaturas en el texto. En
para la consulta de los estamentos dominantes donde los más no ingresaron. cuanto a la omisión del colofón, el
del medioevo. Incluso sus movimientos críticos Tal concepción fue invariablemen- título del libro escrito en los cantos,
iniciales no reformularon su relación con la te respetada mientras persistieron las la ausencia del índice, de capítulos y
circulación restrictiva en función de la promesa multiplicaciones de copias caligráficas, párrafos y otras imperfecciones, aun-
brillantemente enriquecidas con or- que decisivas para el camuflaje en la
que traía la apertura del saber. La perdurabilidad namentos, y condenadas casi al sueño comercialización, fueron también el
de los textos era garantizada por el sistema de eterno en palacios y monasterios; esta- resultado del período de prueba por el
copia manuscrita que configuraba colecciones do que era alterado a veces, pero tan que transitaron todos los talleres tipo-
artesanales hechas sobre la base de caligrafías sólo cuando se trasladaban las copias gráficos europeos. De aquellos libros,
ornamentales. La innovación de Gutemberg que para engrosar otras colecciones. No era los ejemplares que llegaron a nuestros
ésta la razón de su existir pensada por días evidencian que las distintas fun-
trajo consigo los tipos móviles posibilitaba la los autores, pero sí la consecuencia im- ciones en esos talleres tipográficos
reproducción a escala ampliada de los textos. Sin puesta por la realidad de la época. eran desempeñadas por todos. Fue el
embargo, esa disponibilidad técnica no cambió la La aparición del libro impreso con el período de los practicantes.
situación. La restricción de las tiradas en peque- empleo de tipos móviles, al suplantar Esta tendencia necesariamente enga-
el viejo sistema de copias manuscritas, ñosa en los impresores se mantuvo
ñas colecciones seriadas, reproducían la situa- inicialmente no alteró tal situación. hasta tanto las clientelas, entonces in-
ción de exclusividad del período anterior. Hubo Por el contrario, se procuró man- tegradas por los señores de la nobleza y
que esperar hasta el año 1500 para que la edición tenerla. Los impresores al constatar de las jerarquías eclesiásticas, advirtie-
masiva democratizara el acceso a la lectura. Todo que los grandes señores se oponían a ron el engaño. Después, el consecuen-
ingresar en sus bibliotecas el produc- te fracaso comercial que sobrevino
libro comprendido hasta la fecha mencionada to de este nuevo arte, al que llamaron determinó la búsqueda de un mercado
recibe la denominación de incunable, en alusión arte bastardo, restringieron el número nuevo, para lo cual ya no fue necesario
al estado (en la cuna) de la profesión tipográfica. de ejemplares de cada edición, la sino el permanente esfuerzo en el per-
Mario Tesler, riguroso seguidor de los temas de tirada rara vez excedía la cantidad de feccionamiento del arte tipográfico,
la archivística y la bibliotecología, reconstruye la tres centenares. salir de la cuna, de la etapa de inicio.
De estas ediciones, calcularon estima- Por aquel entonces el Viejo Mundo
historia de la edición impresa bajo el particular tivamente Lucien Febvre y Henri-Jean comenzaba a convulsionarse por un
dominio de esta palabra, recusada por algunos al Martin, el 77% estaba en latín, un 7 movimiento de carácter religioso, con
considerarla eurocéntrica: el incunable. % en italiano, entre un 5 y 6% en ale- el acompañamiento de un sustancio-

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so sustrato económico, me refiero a en su cuna. Con algún margen de Española de la Lengua no es tan la mitad la vida de algunas de sus más
la Reforma que también impulsó el excepción, coincidimos con Hugo estricta y prefiere hacer extensiva tal grandes personalidades.
deseo de saber, incorporando sectores Acevedo que, en su Incunables de la denominación a las ediciones hechas Otros estudiosos aportan más razones.
hasta entonces no incluidos. Biblioteca Nacional (Argentina) juzga desde la invención de la imprenta Es decir que se coincide en rechazar
Cuanto se diga sobre la primera que se mantiene esta consideración hasta principios del siglo XVI. Las la delimitación tajante del período
época de los impresos producidos con con criterio insalvablemente eurocen- voces disidentes golpearon y fueron y, además, se aportan más argumen-
el empleo de tipos móviles, no nece- trista. Los historiadores del arte tipo- tenidas en cuenta. La Academia por tos. En su Orígenes del arte tipográ-
gráfico, en conjunto casi monocorde, su condición de tal es conservadora y fico en América, especialmente en la
no aceptan que en otros continentes -hasta no hace mucho tiempo- poco República Argentina, que vio la luz en
hubo también una etapa previa a revisionista, pero los fundamentos 1947, Guillermo Furlong, dice que
la madurez en el desarrollo del arte expuestos por quienes no acepta- Konrad Haebler,
tipográfico: en Hispanoamérica esto ron el criterio tradicional llegaron a en The study of En relación con el origen de los
es demostrable. conmoverla, optó por no finalizar la Incunabula, edi- impresos realizados empleando
Este criterio terminante y eurocen- etapa de incunable en el último día tado en Nueva tipos móviles, la palabra incu-
trista, es el sustentado en diccionarios del mes de diciembre de 1500, sino York en 1933, nable fue inicialmente utiliza-
y enciclopedias, a los cuales acude co- a principios del siglo XVI, sin precisar con sobrada razón, da en las primeras décadas del
múnmente y en principio toda perso- hasta cuándo llega para ella el prin- señala límite siglo XVII por Bernard von
na con avidez por saber el significado cipio del siglo o cuándo la imprenta diverso [del perío- Mallinckrot. Catorce años des-
de este vocablo. En general, también dejó de estar en pañales. do incunable] pués es Philippe Labbé quien
los estudiosos acatan la definición Cuando se habla de las edades en la para las diversas tiene en su haber el establecer el
que se impuso, aunque algunas voces historia, de sus períodos, todos par- imprentas, ya que concepto arbitrario que llega a
disidentes se alzaron fundamentando timos del supuesto de que se trata unas, antes que nuestros días para determinar si
su discrepancia. de una división convencional. Pero otras, adquirieron un impreso es o no incunable.
Agustín Millares Carlo, ya por el año llegado el caso no siempre se tiene su madurez, con
1924, en su trabajo sobre Los incu- en cuenta que éstas son arbitrarias. anterioridad a 1500. Venecia, por ejem-
nables de la Biblioteca Universitaria No tanto en lo que se refiere a la plo, había ya industrializado su produc-
de La Plata, publicado en la revista caracterización del período como a ción tipográfica hacia el año 1480, de
Humanidades de esa universidad, afir- la ausencia de tiempos intermedios: suerte que las publicaciones posteriores a
maba de manera terminante, y sin nadie se acostó en la Edad Media para esa fecha carecen de las características de
margen de concesión, que incunables despertar a la mañana siguiente en la los legítimos incunables.
en sentido estricto, son únicamente las Edad Moderna. En realidad esta palabra se empleó
[ediciones] anteriores a 1501. Al tratar El período de los incunables, S. originariamente en relación con la
Enrique Sparn, otro especialista en H. Steinberg en su obra Five hundred primera etapa, posterior a los im-
el estudio de la historia del libro y years of printing, que llegó a nosotros presos iniciales de Johann Guten-
autor de una obra dedicada a por- traducida al castellano por Raimundo berg, pero sin ánimo de establecer
menorizar la distribución geográfica Portella en la década del 60, afirma con ella un período para toda Eu-
de los incunables y cuales son las que pocas de estas divisiones arbitrarias ropa, enmarcado en el tiempo y sin
Portada de la obra De sariamente está referido con exclusi- bibliotecas que poseen más de cien han sido tan perjudiciales para la real excepciones, haciendo caso omiso a
Ortu et progressu artis
typographicæ. Arriba, en el
vidad al libro, como erróneamente se ejemplares, editado por la Academia comprensión de un sector importante los diferentes grados de evolución
óvalo, el autor suele interpretar. Desde la puesta en Nacional de Ciencias (de Córdoba), del progreso humano como la restricción que se operó en cada región.
marcha de la imprenta europea hasta advierte en 1927 que es imperativo del término incunabula a la época que En relación con el origen de los im-
el año 1500 inclusive, a todo cuanto para una obra que se apellide incuna- transcurre entre la primera producción presos realizados empleando tipos
de ella salió le fue dada la denomi- ble haber sido impresa en el siglo XV de Gutenberg y el día 31 de diciembre móviles, la palabra incunable fue ini-
nación de incunable, precisamente (el año 1500 incluso), fuere en donde de 1500. Esta fecha -explica Steinberg- cialmente utilizada en las primeras dé-
porque eran trabajos que aparecie- fuere y por quién fuere. se encuentra situada en medio del perío- cadas del siglo XVII por Bernard von
ron cuando el arte tipográfico estaba Sin embargo la Real Academia do más fértil del nuevo arte, y parte por Mallinckrot. Catorce años después es

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Philippe Labbé quien tiene en su ha- absoluto latín acuñaron el singular inku- pués fueron valorados como tesoros más de cien ejemplares en cada una.
ber el establecer el concepto arbitrario nabel, incunable o incunabulum, para sumamente apreciados por las gran- A esto podríamos sumar algunas con
que llega a nuestros días para determi- designar el ejemplar surgido de las prensas des bibliotecas; más tarde surgirá una inferior cantidad. Esto da una idea de
nar si un impreso es o no incunable. de imprimir del siglo XV. irresistible apetencia por ellos. Esos las escasas posibilidades de adquirirlos
Bernard von Mallinckrot, deán de viejos y a veces pesados ejemplares en el mercado librero y anticuario y,
la catedral de Münster, publicó un Con el tiempo, los argumentos de par- encuadernados, con tientos resisten- también, de su costo. En este último
folleto titulado De ortu et progres- te de aquellos que no comparten la de- tes y gruesas tapas de madera forradas aspecto la digitalización, al saciar el
su artis typographicae en Colonia, finición dada por Labbé indican algo con piel labrada y reforzadas con bro- interés de los estudiosos y popularizar
allá por el año más que una actitud de simple desa- ches cantoneras de bronce, se fueron la obtención de reproducciones, limita
En los países nórdicos, donde la 1639. Con este cuerdo. Es cierto que entre quienes transformando en objeto codiciado el interés por estos impresos exclusiva-
imprenta se inició hacia fines trabajo su autor aceptan el criterio tradicional se en- por eruditos, instituciones, coleccio- mente a los coleccionistas.
del siglo XV, se consideraban no pretendió cuentra el mayor peso, numéricamen- nistas, libreros y anticuarios. Desde entonces, las muchas guerras
incunables los libros impresos más que aportar te hablando, pero hasta el presente la A tal punto se llegó a sobrevalorar ocurridas y los numerosos hechos de
hasta el año 1550. (Víctor Nep) una contribu- bibliografía por ellos producida carece estos primeros impresos, editados en carácter político, económico, delicti-
Por el costoso proceso sufri- ción al segundo de fundamentos para sustentar la defi- las cinco primeras décadas después vo, sin excluir los siniestros, variaron
do en el quehacer tipográfico y centenario de nición del término incunable, que es- de la invención en Occidente de los lo registrado en este cuadro: si en al-
por cuánto demoró la introduc- la invención de tablece para el arte tipográfico un pe- tipos móviles, que para bien concep- gunas bibliotecas mermó la cantidad,
ción con carácter permanente Gutenberg. Sin ríodo de 50 años, que va desde 1450 a tuar cualitativamente una biblioteca en otras se incrementaó. No obstante
de la imprenta en muchas de las embargo éste un día antes de iniciarse el 1501. se solía exigirle a ésta poseer aunque lo advertido, éste era el detalle por
importantes ciudades europeas, aporte con el Para los heterodoxos en el tema, una más no fuera un incunable. Sin él, aquellos años de los países, las biblio-
debiera aceptarse incluir en el tiempo adqui- imprenta que no llegó a alcanzar el recuerda Raúl Mario Rosarivo en su tecas, y en qué cantidad se encontra-
período de la cuna la primera rió celebridad, grado de desarrollo y perfecciona- Historia general del libro, debía com- ban distribuidos.
mitad del siglo XVI. pues es este au- miento, como para ser considerada parársela con un camino sin punto de Respecto al resto de ejemplares incu-
tor quien al des- en una etapa superior, produjo im- partida o un silogismo al que le faltaba nables, que entonces se encontraban
cribir el período que va del célebre presos incunables aunque su fecha su premisa mayor. repartidos en colecciones privadas,
invento de los tipos móviles hasta el de edición sea posterior al año 1500. La imprenta europea y los impresos de pasaron a ser objetos de persecución
año 1500 se refirió a él adjetivándo- Agreguemos a esto la noticia que trae esa media centuria merecieron de los por parte de bibliófilos y particular-
lo con un término hasta entonces no Víctor Nep en su Historia gráfica del estudiosos especial dedicación. Milla- mente por los bibliómanos, prove-
empleado. Von Mallinckrot dijo que libro y de la imprenta: res Carlo afirma que las publicaciones nientes de las nuevas clases sociales en
se trataba de la prima typographicae consagradas a este solo aspecto de la his- ascenso. Este entusiasmo por los incu-
incunabula, es decir la época en que En los países nórdicos, donde la imprenta toria del arte tipográfico son numerosí- nables tomó gran incremento en el
la tipografía estaba en pañales. se inició hacia fines del siglo XV, se con- simas. Este interés en los estudiosos se siglo XIX y continuó durante el siglo
Años después, en 1653, el sacerdote sideraban incunables los libros impresos ha visto facilitado por la gran cantidad XX con el concurso de los comercian-
jesuita francés Philippe Labbé, en su hasta el año 1550. de ejemplares incunables custodiados tes de antigüedades.
Nova bibliotheca librorum manuscrip- en bibliotecas públicas. El Viejo Mun-
torum empleó la palabra incunabula Por el costoso proceso sufrido en el do posee la mayor cantidad. Le siguen (*) Sobre incunables el autor ha publi-
como equivalente a período de la im- quehacer tipográfico y por lo que de- Estados Unidos, pero en un muy dis- cado otros estudios en: Revista de la
prenta primitiva, hasta 1500, es decir moró la introducción con carácter tante segundo lugar. Un reducido nú- Facultad de Lenguas Modernas [de la]
que ya la empleó equivocadamente. permanente de la imprenta en mu- mero se halla en otros países. Universidad Ricardo Palma (Lima-Perú)
Partiendo de lo sostenido por Labbé, chas de las importantes ciudades eu- Sobre el particular, de acuerdo con un p. 199-204, noviembre 2004; Desarrollo
entiende Steinberg: ropeas, debería aceptarse incluir en el voluminoso ensayo, publicado en Ar- Indoamericano (Barranquilla, Colombia)
período de la cuna la primera mitad gentina durante las primeras décadas a. 37 N° 115 p. 58-61, julio 2003; Historia
Hombres cuyo latín era considerablemente del siglo XVI. del siglo XX, de los aproximadamente (Buenos Aires, Argentina) a. 23 N° 90 p.
deficiente aplicaron el término a los libros A partir de la segunda mitad del si- 450.000 ejemplares incunables, en- 46-69, junio-agosto 2003.
impresos durante este período, y varios es- glo XVII se comenzaron a estudiar tonces existentes en el mundo, cerca
critores del siglo XIX, que no sabían en los libros incunables y mucho des- de 360.000 estaban en bibliotecas con (**) mariotesler@yahoo.com.ar

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La música y el largo derrotero Las clasificaciones no merecen ni grandes elogios ni especial desdén.
Una clasificación puede ser buena o mala; las clasificaciones en general,
son simplemente necesarias.
de su preservación Las críticas no han conseguido hacer
al clasificador digno de la cárcel. Hombre en libertad, su renovado embate
contra el inocente desorden colma densos capítulos en
Por Silvia Glocer la historia de todas las ciencias.
Carlos Vega

La música de tradición oral, transmi- Sin embargo –y aunque en la actua-


tida con sabiduría de generación en lidad se cuenta con alrededor de cua-
generación, o la improvisación realiza- renta ejemplos de música griega– la
da con virtuosismo en el momento de historia de la música occidental se inicia
la interpretación, han corrido siempre con la de la litur-
el riesgo de perderse en el viento. gia de la Iglesia ... la historia de la música occi-
La música, desde que se descubrió el sonido, siem- Tal vez por eso, desde pasados remotos cristiana, en el dental se inicia con la de la
pre estuvo en riesgo. Cada ejecución estaba some- el hombre hizo intentos por conser- Medioevo, cuan- liturgia de la iglesia cristiana,
tida a la pérdida frente a la imposibilidad de su var para la posteridad este arte que do los sistemas en el Medioevo, cuando los
discurre en el tiempo. La escritura para plasmarla en sistemas para plasmarla en el
reproductibilidad. La escritura musical introdujo
musical fue durante siglos su gran y el papel comien- papel comienzan a desarro-
la posibilidad de reencontrarse con las virtudes única herramienta. Piedras talladas, zan a desarrollarse llarse en forma notable. Este
de una ejecución que ya no desaparecería fugaz- letras griegas, papiros, tetragramas y en forma notable. acontecimiento, crucial, que
mente, pese a que algo de ese ejercicio es único. pentagramas, todo fue útil para poder Este aconteci- marca una suerte de pasaje
La imagen sonora permitió representar las melo- preservar un arte volátil e irrepetible miento, crucial, desde la prehistoria a la histo-
en su práctica de ejecución. que marca una ria musical, liberó a la música
días a través de procedimientos –desde la piedra Durante la Edad Media, quienes bus- suerte de pasaje de la dependencia exclusiva de
tallada al pentagrama y el lenguaje propio de la caban inspiración en diversos campos desde la prehis- la transmisión oral.
notación musical– que liberaron a la música de de la Antigüedad –como en la litera- toria a la historia
su dependencia oral. Los libros musicales, hechos tura– contaban con la gran ventaja de musical, liberó a la música de la depen-
poseer las obras de los clásicos y poder dencia exclusiva de la transmisión oral.
por copistas, miniaturistas y grabadores hasta la leer a Virgilio o a Horacio tan sólo con Así aparece el sistema neumático, basa-
invención del procedimiento tipográfico, reúnen la dificultad misma que le deparara el do en la escritura de algunos signos –los
la historia de la música hasta la aparición de otras poema. En cambio, la tarea era más neumas– que guardaban relación entre
formas de reproducción sonora. Silvia Glocer no difícil para quienes querían crearse la altura del sonido y la dirección del
una imagen sonora de aquella época. garabato: si el sonido era agudo el trazo
sólo nos introduce en la genealogía de la grafía
Fue en el Renacimiento cuando se era ascendente, y si era grave el trazo era
musical sino que anticipa las modalidades que identificaron algunas realizaciones del descendente. Fue así que se registraron
tendrá el Programa Inventario de Partituras que período clásico, como los fragmen- imprecisamente los movimientos de las
la Biblioteca Nacional ha encarado a fin de relevar tos en papiro, del coro que escribió melodías. La inexactitud de este método
las casi trescientas mil partituras de las que dispo- Eurípides para su tragedia Orestes, o el forzó la aparición de una línea de refe-
epitafio con inscripciones musicales, rencia que representaba un determinado
ne. Documentos únicos e imprescindibles para la del siglo I d. C., hallado en una colum- sonido y los demás se situaban a mayor
historia de la música argentina, puesto que la ma- na de mármol de una tumba, en Trelles, o menor distancia en relación a éste.
yoría de las piezas que componen esta colección Asia Menor, que Seikilos había hecho El sistema de notación musical, de a
pertenecen a compositores nacionales. construir en homenaje a su mujer. poco fue buscando la perfección.

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Contribuyeron en la creación de esta Los esfuerzos de conservación de la planificado, en el marco del inventario co, las más antiguas, las que presenten
–para muchos– enigmática escritura música siguieron su camino. En la general de todo su patrimonio, inven- mayor estado de deterioro, las de uso
personas como el monje italiano Güido búsqueda de otros medios, siglos más tariar este material específico. frecuente o aquellas cuyo valor patri-
de Arezzo, quien describió un sistema de tarde, aparece el fonógrafo de cilindros El Programa Inventario de Partituras monial lo justifique, se digitalizarán y
cuatro líneas que permitía una notación de Edison que hizo posible, en 1889, está concebido como la primera etapa se enviarán al Tesoro.
más exacta facilitando la lectura de la grabar por primera vez los primeros de catalogación y puesta en disponibi- El programa ha fijado como objetivo a
melodías, o, más adelante, el sistema de archivos de música de tradición oral. lidad del fondo de partituras de la BN. largo plazo brindar también un servicio
notación rítmica de la Escuela de Notre Las nuevas y sofisticadas herramientas Se trata de un inventario ampliado (o de consulta y envío a través de la red,
Dame, o la ajustada manera de medir de preservación llegaron para la música precatálogo) para el que se utilizará de partituras digitalizadas a demanda.
la música en el Ars cantus mensurabilis, de la mano de la posibilidad de hacer un conjunto reducido de campos, Para todo esto, se ha formado un equi-
atribuida a Franco di Colonia, en 1250. eterno el momento de la ejecución: con vistas a su posterior ampliación. po interdisciplinario constituido por
Las bibliotecas de los monasterios eran la grabación en todas sus mejoradas e A tal fin, se trabajará bajo el formato bibliotecólogos, bibliotecarios y auxi-
los principales centros de acopio de libros infinitas posibilidades. Marc que ya está en uso en la BN y liares, asesorado por primera vez por
musicales. En la elaboración de los enor- que permitirá facilitar el intercambio especialistas en musicología convocados
mes manuscritos colaboraba una cantidad internacional de registros. por la Dirección de Música y Danza de
de copistas, miniaturistas y grabadores. Acerca del Programa Inventario de Parafraseando al musicólogo argentino la Secretaría de Cultura de la Nación.
Monjes artesanos iluminaban los grandes Partituras de la Biblioteca Nacional Carlos Vega, pensamos que este inventario En forma paralela
libros sofisticándolos con oro y colores. tendrá “los inconvenientes y las ventajas al inventario, se Sin el transcurrir del tiempo no
Este preciosismo implicó una división La Biblioteca Nacional, atenta a este de la brevedad. Insuficiente para quienes realizan diversas habría música. Ella sólo existe
del trabajo: había expertos para elaborar relato y marcando un gran aconteci- desean agotar el tema, sobreabundará para actividades cultu- cuando suena. Y aunque sabe-
los bordes de las hojas, otros decoraban miento en su historia, ha dispuesto un los que piden información sumaria”. rales con el obje- mos que puede vivir perfecta-
iniciales, otros pintaban imágenes y otros programa para inventariar las partitu- Por eso la BN pretende inventariar to de crear una mente sin su escritura especí-
más aplicaban la hoja dorada. ras y de esta manera poner al alcance cada partitura en un registro auto- dinámica en el fica, también sabemos que sin
La historia de la conservación se une a de todos el valioso material musical matizado, describiéndola con los uso del material ella gran parte del acervo de la
la de la difusión y vuelve a dar un gran que alguna vez albergó el edificio de la datos bibliográficos mínimos y los y de esta manera cultura musical universal no
salto cuando el 15 de mayo de 1501, en calle México, y que desde hace años se patrimoniales necesarios, para posi- darlo a conocer: hubiera podido sobrevivir.
Venecia, Ottavio Petrucci se convierte encuentra archivado en el edificio de bilitar el acceso y búsquedas en dicha ciclos de concier-
en el primer editor de música publi- Recoleta, sin acceso al público. base de datos. Esta base funcionará tos, conferencias, exhibiciones de por-
cando una colección de canciones: el Este corpus, constituido en gran parte como catálogo provisorio hasta tanto tadas de antiguas partituras con un
Harmonice Musices Odhecaton. Petrucci con donaciones y material procedente del cada registro pueda ser completado especial valor para las artes visuales.
produjo una innovación al introducir en Depósito Legal, contiene una colección en forma más exhaustiva. Además se Sin el transcurrir del tiempo no habría
la imprenta el procedimiento tipográfi- de 300.000 obras, entre piezas sueltas y determinará el estado de conservación música. Ella sólo existe cuando suena. Y
co. De esta novedosa manera, la página encuadernadas que, en su gran mayoría, de cada ejemplar, a los efectos de su aunque sabemos que puede vivir perfec-
se imprimía en tres tiempos. En primer pertenecen a compositores argentinos o derivación al área de restauración. tamente sin su escritura específica, tam-
lugar los pentagramas, luego las notas y son composiciones de música argentina. Las partituras se almacenarán correla- bién sabemos que sin ella, gran parte del
por último el texto. Este nuevo procedi- Siguiendo el espíritu de los objetivos tivamente en cajas y estanterías espe- acervo de la cultura musical universal no
miento reemplazaba a las antiguas técni- esenciales de la BN, que son los de ciales, para una mejor consulta del hubiera podido sobrevivir.
cas de copia manuscrita e impresión de “custodiar, acrecentar, preservar, regis- usuario, y contarán con las medidas de La partitura pudo atrapar –con limitacio-
una matriz única en madera o metal. trar y difundir la memoria impresa seguridad y preservación bajo las con- nes– a la música en el papel y preservarla
El Odhecaton contiene 96 fragmentos de la cultura, con prioridad en lo que diciones de temperatura y humedad del viento. El compromiso de la Biblioteca
musicales entre los que predominan hace a la herencia cultural del país, correspondientes. Nacional es cuidar este patrimonio y pre-
las chansons francesas de autores como recogida sobre cualquier soporte per- Para ayudar a construir una memoria servarlo del vendaval del olvido.
Alexander Agricola, Loyset Compère, manente de información”, como así musical nacional, se le dará prioridad Intérpretes, musicólogos, investigado-
Jacobus Obrecht, Heinrich Isaak y también “prestar un servicio público a la música argentina y rioplatense. res de diversas especialidades, usuarios
otros compositores de la escuela fran- de consulta a los usuarios, tanto pre- Con ella comenzará el trabajo. amantes de la música, tendrán a dis-
co-flamenca renacentista. senciales como a distancia”, la BN ha Las partituras de mayor valor históri- posición todo ese material, en breve.

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Para una genealogía denomina de primera generación, y


En homenaje a los bibliotecarios y traba-
jadores de bibliotecas desaparecidos y ase- que tuvieron como principal objetivo
sinados por el terrorismo de Estado (*) la universalización del acceso a los sabe-
del discurso bibliotecario En el último número de la revista La
res, mucho antes que la conservación
de la producción editorial del país.
Biblioteca que reeditara la Biblioteca En oposición a ese discurso bibliotecario
Comisión Permanente de Homenaje a Bibliotecarios y Trabajadores de Nacional, se trata de responder a una nacional, las bibliotecas que ALA llama
Bibliotecas Desaparecidos y Asesinados por el Terrorismo de Estado pregunta inquietante y que nos provoca de segunda generación, no solamente se
a pensar: “¿Existe una filosofía argenti- diferencian de las de la primera gene-
na?”. Esta pregunta fundamental, que ración porque se
no podría ser otra después del 19/20 de corresponden a Para Foucault, en la medida en
diciembre del 2001; en los años noventa una etapa poste- que existo como sujeto diferen-
se hubiera planteado en los términos de rior en una línea ciado del discurso institucional
“¿Dónde está el intelectual orgánico?”. temporal, además, que modela mi cuerpo, puedo
¿Por dónde empezar entonces a tratar la Revolución pensar. Es decir, existo como
de responderla, hoy, aquí, frente a esta que las creó fue ser singular, entonces irrumpe
lista de nombres de bibliotecarios y una revolución de en mí el pensamiento singular,
trabajadores de bibliotecas desapareci- independencia, y activo; las instituciones repro-
dos por la última dictadura? no solamente una ducen un discurso reactivo.
Nietzsche decía que el cuerpo es un revolución de una
campo de fuerzas, donde unas fuerzas son burguesía creciente frente a una aristocra-
activas y otras son fuerzas reactivas, y que cia real. La Biblioteca Nacional Argentina
En conmemoración de los treinta años del golpe si bien las activas pueden convertirse en surge entonces al calor de este nuevo pen-
militar de 1976, en el mes de marzo del 2006, reactivas y viceversa, las que retornan son samiento bibliotecario independentista.
la Comisión de Homenaje a los Trabajadores exclusivamente las fuerzas activas. Manuel Moreno, primer director laico
El pensamiento filosófico francés de Mi- de la Biblioteca Nacional (entonces
Bibliotecarios Desaparecidos y Asesinados por chel Foucault que pensó a estas fuerzas Biblioteca Pública de Buenos Aires),
el Terrorismo de Estado junto con la CONABIP, como prácticas discursivas que se ejercen político e intelectual, biógrafo de su her-
descubrió una placa en el hall de la Biblioteca sobre los cuerpos en una red de dispo- mano mayor, Mariano, revolucionario
Nacional. En el acto se leyó un texto que los sitivos institucionales, invirtió también como él, y comandante de varias milicias
recuerda preguntándose por el significado de con Nietzsche la fórmula trascendental populares que lucharon en las Invasiones
cartesiana del pienso luego existo. Para Inglesas y que lo llevaron a ser uno de los
una profesión nacida de las revoluciones inde- Foucault, en la medida en que existo primeros que plantó la bandera de la
pendentistas. Desde su vocación inicial, ten- como sujeto diferenciado del discurso soberanía de Malvinas frente al imperio
diente a universalizar los saberes, a su definición institucional que modela mi cuerpo, colonial como embajador en Londres,
posterior de conservar la producción editorial puedo pensar. Es decir, existo como ser retorna entonces también como una
singular, entonces irrumpe en mí el pen- fuerza activa hoy aquí, junto a estos 24
de un país, el bibliotecario fue una pieza activa samiento singular, activo; las institucio- nombres de bibliotecarios y trabajadores
de las luchas por la libertad. Luego, asimilado nes reproducen un discurso reactivo. de bibliotecas desaparecidos y asesinados
–según propone el texto– por una modernidad Así es como Ann Marie Chartier sostie- por el terrorismo de Estado.
disciplinaria de su espíritu emancipador a partir ne que los discursos bibliotecarios sur- La modernidad que la literatura de
gen con la expropiación de las bibliote- Kafka describiera como pocos, se encar-
de la conversión de su proceder en rutina repeti- cas privadas que la Revolución Francesa gó de someter, asimilar y disciplinar los
tiva y, más recientemente, en un engranaje de la realizó, para que irrumpan entonces las discursos bibliotecarios independentis-
“sociedad de la información” que mercantiliza el biblioteca nacionales, que la Asociación tas. En el prólogo al tomo 4 de los rela-
acto cultural de la lectura. Americana de Bibliotecarios (ALA) tos completos que reeditara Página/12

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recientemente, hay una maravillosa el estado de excepción de la época de Estos 24 bibliotecarios desaparecidos que te a eventuales legislaciones que: limiten el
reflexión de Juan Forn que aunque un las soberanías europeas anteriores a la homenajeamos aquí, son en este sentido, préstamo público de libros en las Unidades
poco extensa, traigo aquí pensando en Revolución Francesa, y en sintonía con antes que las víctimas de una profesión de Información, o cuestionen la defensa
su importancia, en tanto que –como el pensamiento que Forn nos propone arriesgada, como lo fueron los abogados de los datos personales de los usuarios,
bien podría haber dicho Deleuze– las seguir en la literatura de Kafka, hoy que defendieron a presos políticos o los o violenten los intentos que realicen los
fuerzas activas que retornan lo hacen en podríamos decir también que gracias a periodistas que denunciaron el terro- bibliotecarios por salvar de la destrucción
la forma de expresiones artísticas. Juan Kafka sabemos que el lenguaje entendi- rismo de Estado; son también víctimas el patrimonio cultural, frente a las políticas
Forn dice entonces respecto a este siglo do maquínicamente, da como resulta- inconscientes de una transformación eco- de control o represión del Estado y de la
XX que, gracias a Kafka, hoy sabemos do el procesamiento de la información nómico-política. Inconscientes no por- libre competencia
que la ley entendida como maquinaria da (máquina de control) y que del proce- que no supieran los términos de la lucha de mercado. Vale recordar una cita [...] que
como resultado la burocracia (la máquina samiento de la información entendido de fuerzas y de los desafíos políticos que Recuperando el Nietzsche escribiera en 1874
de tramitar); que el orden entendido como como maquinaria resulta el control se enfrentaban, y que mayoritariamente sentido que estos diciendo: Lo que ahora me
maquinaria da como resultado el Estado social (máquina de control social). conocían profundamente, sino porque 24 bibliotecarios importa es algo muy compren-
policíaco (la máquina de reprimir); que El peligro que nos crea entonces a los eran inconscientes políticos de la institu- nos dejan desde su sible, a saber, cómo nos pode-
el dinero entendido como maquinaria bibliotecarios y trabajadores de la informa- ción “nueva economía global posfordista” experiencia política mos formar todos nosotros con-
da como resultado la Bolsa (la máquina ción esta sociedad posmoderna que en la que el mundo comenzaba a producir, y y desde su profun- tra nuestra época.
de cotizar); que la ambición entendida década del noventa clientelizó el servicio porque la desmaterialización de la eco- do deseo incons-
como maquinaria da como resultado la al usuario, al mismo tiempo que (y en la nomía se hizo primero sobre sus propios ciente de difusión del conocimiento, en
política (máquina de someter); que la medida en que el Estado se vaporizó de cuerpos, al hacerlos desaparecer. términos de actualidad, y para terminar,
mentira entendida como maquinaria da sus funciones disciplinarias) transformó a También en oposición a estos disciplina- vale recordar una cita de Nietzsche, que
como resultado la publicidad (la máquina los niños en usuarios de información –que mientos de los saberes independientes, creo que es importante para nosotros los
de falsear); que la distracción entendida hasta entonces habían sido meros recep- universales, pensantes y ético-políticos bibliotecarios más que para ningún otro
como maquinaria da como resultado la tores de saberes–, y mientras la Biblioteca por los que los cuerpos y las afecciones oficio o profesión hoy, y que Jorge Larrosa
televisión (máquina de enajenar); que Nacional les devolvía a los jesuitas los políticas de estos 24 bibliotecarios fue- recoge en sus “La experiencia de la lectura:
el capricho entendido como maquinaria libros que la Revolución de Mayo les había ron tantas veces castigados, asesinados estudios sobre literatura y formación” del
da como resultado el consumismo (la expropiado; el peligro –decimos– es y desaparecidos, se puede leer también “Schopenhauer educador” que Nietzsche
máquina de acumular). Y nos provoca a que una fuerza reactiva corporativa nos en el copyright de un libro recientemente escribiera en 1874 diciendo:
pensar a los bibliotecarios cuando con- encuentre sin defensas políticas frente a las publicado por Giorgio Agamben:
tinúa diciendo “Y la lista podría seguir nuevas estrategias de la sociedad de control Lo que ahora me importa es algo muy com-
interminablemente”. que por ejemplo, en EE.UU., con el Acta Se permite su reproducción total o parcial en prensible, a saber, como nos podemos formar
La dictadura argentina de 1976, en tanto Patriótica, viene a penalizar a los bibliote- esta etapa de la subsunción real del capital. todos nosotros contra nuestra época.
fuerza reactiva, inició un proyecto de carios que le avisan al usuario que el FBI
desmaterialización de la producción que está pidiendo informes sobre sus lecturas; Contagiándonos de esa vitalidad que el Comisión Permanente de Homenaje
la modernidad había impuesto como o en Europa establece en el copyright que cuerpo resistente de estos 24 bibliotecarios a Bibliotecarios y Trabajadores de
producción material, haciendo desapare- el préstamo público de los libros está desaparecidos actualizan en nosotros, sería Bibliotecas Desaparecidos y Asesinados
cer primero a 30.000 cuerpos de trabaja- penalizado. Es decir, no podemos pensar importante que la Biblioteca Nacional, por el Terrorismo de Estado.
dores, estudiantes y militantes políticos, la tarea bibliotecaria hoy despojada de una así como la CONABIP (así como la
al tiempo que comenzó un proceso cre- reflexión política, cuando menos sobre la Biblioteca de la Legislatura, el Instituto de (*) Texto del discurso que se leyó en el
ciente de rentabilidad de la información posmodernidad, y por eso es tan impor- la Memoria y la Defensoría del Pueblo) hall central de la Biblioteca Nacional,
convertida desde entonces en un bien tante homenajear a estos 24 bibliotecarios pudieran enviar respectivas cartas a la el 7/12/05, en oportunidad del descu-
económicamente gananciable del primer desaparecidos. Por eso, sus nombres no senadora Graciela Bar que presentó el brimiento de la placa recordatoria de
orden, primero por intermedio de la son hoy, y aquí, invocados solamente proyecto del Estatuto y Colegiatura de los 24 bibliotecarios y trabajadores de
picana y el golpe, y luego por sutiles for- desde la memoria, tampoco desde un los Bibliotecarios en el Congreso de la bibliotecas desaparecidos y asesinados
mas de captura de la subjetividad social. monumento; su vida, su militancia, se nos Nación, para que se incluya en el mismo por el terrorismo de Estado, convocado
En oposición a ese proceso terrorífico, hace presente contra esta sociedad de la proyecto de ley, un artículo que expresa- por la Biblioteca Nacional, CONABIP y
que Agamben sostiene que se funda en información de pensamiento binario. mente despenalice a los bibliotecarios fren- la Comisión de Homenaje.

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La fototeca de la Un nuevo repositorio

Para tener una descripción de los


“Remitido por orden de S. E. el Señor
Gobernador, para que se conserve en
la Biblioteca. Junio 30 de 1864. Félix
Biblioteca Nacional: fondos de nuestra fototeca, diremos
que los mismos están compuestos por
J. González. Oficial 1°”.

un proyecto en marcha obras originales correspondientes a


los siglos XIX y XX, tanto en fotogra- Organización del archivo
fías sueltas como en una diversidad
Por Graciela I. Funes y Clara Guareschi de álbumes de la época. Fue en el año 1994 y a partir de un
Se cuenta con positivos en papel albu- seminario realizado en el Convento de
minado, cianotipos, fotografía estereos- San Carlos en la provincia de Santa Fe
cópica, gelatino-bromuros de plata, fo- –organizado y dirigido por la conser-
totipias, postales fotográficas y postales vadora Susana Medem– que se realizó
de impresión fotomecánica, toda una una intervención sobre los positivos
amplia variedad de álbumes fotoim- con la confección de una ficha de
presos; también se conservan distintas diagnóstico donde constan todos los
colecciones de negativos sobre soporte datos sobre la obra, técnica fotográfica
de vidrio y flexibles, así como transpa- y estado de conservación. Luego se
rencias de proyección (lantern slides) realizó la limpieza mecánica y con-
educativas, tanto sobre la República fección de cajas y estuches artesanales
Argentina como del resto del mundo. en distintos materiales libres de ácido.
Este fondo se fue conformando con el Esta tarea fue encarada por la licencia-
sucesivo aporte de diversas donaciones, da Ercilia Gallusi, el Departamento de
tanto desde las instituciones guberna- Preservación de la Biblioteca Nacional
mentales como de entidades privadas, y voluntarios externos, más la ayuda en
La imagen fotográfica, mientras capta en su fuga- así como numerosas donaciones parti- materiales aportados por la Asociación
culares. La colección se vio incrementa- Protectores de la Biblioteca Nacional.
cidad un fragmento del tiempo, lo devuelve a la da por la entrega de obras originales de En la década de 1980, con el aseso-
historia como suceso pretérito. Un acontecimien- autores que querían acogerse a la pro- ramiento de Luis Priamo y aporte de
to acaecido que puede ser encontrado por un pre- tección gubernamental sobre sus dere- materiales realizado por la Fundación
sente curioso e inquieto al que la imagen registra- chos de autor, en especial de fotógrafos Antorchas y con la colaboración desinte-
y editores de postales fotográficas resada de dos conservadoras especializa-
da ofrenda un conjunto de rasgos que posibilitan La fototeca cuenta, probablemente, das en el manejo de negativos, se realizó
el ejercicio interpretativo. A veces como recuerdo, con la donación pública más antigua la limpieza, identificación y ubicación
y a veces como nostalgia, la foto adviene frente a de una obra fotográfica en el país, se en sobres libres de ácido y en cajas de
nuestros ojos como experiencia vivida que busca trata del álbum Recuerdos de Buenos polipropileno de las distintas coleccio-
Ayres editado por el francés Esteban nes de negativos de vidrio y flexibles.
huir del olvido de sus no contemporáneos. Gonnet, obra compuesta por vein- En el año 2001 se aprobó el proyecto
El cuidado de las fotografías, tarea que demanda te albúminas. Son las primeras vistas para la creación del “Primer centro
procedimientos específicos, es un desafío que ha de Buenos Aires realizadas a través de materiales fotográficos antiguos
encarado el equipo que trabaja en la fototeca de la del nuevo sistema fotográfico negati- digitalizados” cuya finalidad fue la
Biblioteca Nacional. Un trabajo esmerado que no vo-positivo; lo interesante del caso es de preservar las obras fotográficas
que la obra fue donada a la antigua originales que, como sabemos, son
sólo recupera ese conjunto de imágenes y lo pone Biblioteca Pública de Buenos Aires el de una gran fragilidad por el paso del
a resguardo de su deterioro irreversible, sino que mismo año de su edición y todavía tiempo, pero ante la firme convicción
lo ofrece a la atenta mirada del visitante. se conserva la leyenda de su ingreso: de que estos fondos deben estar al

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servicio de investigadores y público dpi en JPG para la visualización en Biblioteca y hemeroteca Otros ingresos bibliográficos se pro-
en general, se tomó el compromiso la Web. Todo el material fotográfico ducen automáticamente por el régi-
de colocar este acervo a la consulta a digitalizado se guarda en un servidor Se suma al área un importante fondo men de depósito legal.
partir de la digitalización y carga en especial en el área de Informática de biblio-hemerográfico especializado en Este servicio reabrió sus puertas en el
una base de datos con imágenes. la Biblioteca Nacional y se realiza un historia, técnica y fotografía artística; mes de septiembre del corriente año,
Actualmente la fototeca que llevará back up de seguridad en CD y DVD esta biblioteca fotográfica de estan- con un horario de lunes a viernes de
el nombre de Benito Panunzi está que se guardan en los archivos de esta tería abierta y de consulta pública y 9 a 16 horas.
dirigida por la bibliotecaria Graciela sala. Hasta el presente se ha escaneado gratuita –una de las pocas existentes
I. Funes –responsable también de aproximadamente el 50% del fondo y en el país– cuenta con un fondo de
la mapoteca–, la tarea fotográfica se se continúa con la tarea. mas de 1.300 publicaciones. Exposiciones históricas
encuentra a cargo de las fotógrafas Paralelamente se está trabajando en Debemos señalar que este fondo
Clara Guareschi y Viviana Azar. Ligia la carga de una base catalográfica biblio-hemerografico surgió en el En el mes de septiembre con la exposi-
Castellvi realiza los ingresos bibliográ- sobre WinIsis en formato MARC que año 1996 a partir de una importante ción fotográfica “Por la fuerza del tra-
ficos y fotográficos, mientras que Abel acompañará a las imágenes. El público donación de libros y revistas sobre bajo” se inició un ciclo anual de expo-
Alexander se desempeña como asesor podrá acceder a la imagen deseada a fotografía, efectuada por intermedio siciones en el ámbito de la Biblioteca
histórico-fotográfico. partir de diferentes entradas, como de Marcelo Brodsky, de la Fundación Nacional con imágenes exclusivas de
por ejemplo: autor, título, fecha o Latin Focus. Desde ese entonces se ha la Fototeca “Benito Panunzi”. Para
tema. Conseguida la imagen deseada estado incrementando el número de esta primera muestra se trabajó con la
Actualizando tecnologías podrá hacerse una copia en papel publicaciones, en especial por las dona- colaboración de Abel Alexander quien
fotográfico o imagen de consulta en ciones realizadas por la Universidad de es el curador de la misma.
Con respecto a la digitalización, dire- papel común, variando la calidad y Salamanca, la Xunta de Galicia y la Es interesante señalar que la dirección
mos que ésta está siendo realizada por los costos de este servicio. Todas las New York University, entre otras ins- de la Biblioteca Nacional ha dispues-
el personal profesional (fotógrafos) con imágenes mostrarán los originales en tituciones. Paralelamente la Biblioteca to con destino a este nuevo ciclo de
una cámara Cannon D 70 profesional, su estado actual (hongos, roturas, etc.) Fotográfica esta siendo incrementada exposiciones anuales la compra de 50
mediante una mesa de reproducción pero si el usuario desea obtener una gracias a una política de reubicación marcos de aluminio de 40 x 50 cm.
y con un escáner Epson Expression copia sin estas imperfecciones o con generada por la fototeca que rescata especiales para fotografía, los cuales
10.000 XL, de tamaño oficio, el cual un reencuadre especial, a su pedido se de los Depósitos Generales estas obras serán utilizados en las futuras exposi-
sirve para escaneo de positivos en papel, podrán realizar estas modificaciones a especiales con destino a nuestra área. ciones de esta división.
así como también de transparencias través del programa Photoshop.
positivas y negativas en gran formato; Los precios de estos servicios serán
este escáner de alto valor y de última accesibles para los investigadores y el
generación fue recientemente adqui- público en general, y con otras tarifas
rido por la Dirección de la Biblioteca cuando estas imágenes sean utilizadas
con destino a este proyecto. para fines comerciales. En realidad,
Actualmente se está digitalizando todo los fondos recaudados se destinarán
el archivo, dándole prioridad a las íntegramente al mantenimiento de los
obras más antiguas, empezando por equipos técnicos, tonners y otros insu-
Argentina y continuando por otros mos indispensables. Este servicio está
países. Esta digitalización se rige por proyectado para ser inaugurado en el
las pautas utilizadas actualmente en segundo semestre del año 2007.
diversos museos y archivos, básica- El área contará con un archivo histórico-
mente se trabaja en tres resoluciones fotográfico abierto a la consulta de los
300 dpi en TIF para la guarda defi- investigadores, tanto con relación a las
nitiva, en 150 dpi en JPG para la imágenes fotográficas solicitadas, como a la
visualización en monitores y la impre- de sus autores fotográficos, con un amplio Benito Panunzi
Plaza de la Victoria
sión de copias para el público y en 72 horario de consulta de 9 a 16 horas. Año 1865. Albúmina

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Programa de radio ca que incluyan archivos y bibliogra-


fía especializada en la temática que
La fototeca también está presente en sean accesibles libre y gratuitamente,
la persona de Abel Alexander, en un con la ventaja de una ubicación cén-
micro semanal titulado “Queridas fo- trica en la ciudad de Buenos Aires
tos viejas” dentro del programa radial y con fácil acceso a todos nuestros
Manchas de tinta producido por la Bi- servicios fotográficos.
blioteca Nacional, que se emite por Ra- Es intención de nuestra fotote-
dio Nacional Clásica (FM 96.7 Mhz.) ca incrementar considerablemente,
los días jueves de 14 a 15 horas. tanto el patrimonio fotográfico de los
siglos XIX y XX, como el caudal de
libros y revistas fotográficas, argenti-
Nueva política nas como extranjeras, también inte-
resan los álbumes fotoimpresos y las
Por iniciativa del director de la postales fotográficas sobre Argentina.
Biblioteca Nacional, licenciado La Biblioteca Nacional agradece las
Horacio González, se han tomado generosas donaciones que se puedan
las disposiciones necesarias para que realizar en tal sentido.
los fondos fotográficos puedan estar a Es de pública notoriedad el sostenido
disposición de la consulta pública. crecimiento que se viene producien-
La presente dirección ha dispuesto do con relación a los estudios sobre
una política de adquisición de obras la historia de la fotografía argentina,
fundamentales en la historia de la esta tendencia que se puede observar
fotografía argentina; en tal senti- en los dinámicos museos fotográficos,
do recientemente se adquirió una en las múltiples exposiciones fotográ-
albúmina original del reconocido ficas, en los seminarios y congresos
fotógrafo italiano Benito Panunzi, especializados como el presente, nos
titulada “Plaza de la Victoria” corres- invita a reflexionar que nuestro país
pondiente al año 1865. puede y debe contar con institucio-
La Fototeca de la Biblioteca Nacional nes donde los investigadores puedan
constituye un departamento espe- trabajar con la facilidad de todos los
cializado en fotografía único en su elementos necesarios y en tal sentido
género, ya que la ciudad carece de la Biblioteca Nacional se presenta
centros de documentación fotográfi- ahora como una nueva alternativa.

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Héctor Libertella
El fallecimiento de Héctor Libertella nos lleva a pensar, nuevamente, en el des-
tino de la escritura de los escritores que dejan interrumpida su obra. Estaba com-
pleta, sin duda, su novela El camino de los hiperbóreos, ¿pero no hay siempre una
ilusión de que en vida un autor siga escribiendo una página más, aún con otras
perspectivas, aún bajo el pretexto de otros libros? Estaba completo el libro El paseo
internacional del perverso, ¿pero no esperamos alguna vez que el escritor que
nunca considera cerrada una novela le agregara los párrafos que él, no nosotros,
notaba que aún restaban escribir? ¡Cavernícolas! estaba terminada, ¿pero no era
legítimo decir que el escritor seguía meditando sobre ese libro y ese nombre y sus
lectores aún esperábamos encontrar en otro lugar esas meditaciones continuadas
por él mismo? Las sagradas escrituras y Memorias de un semidiós ya estaban
entregadas a imprenta, publicadas ¿pero no es lógico que el lector sea aquel que le
pide a un escritor que siga extendiendo en su cuerpo las premisas de escritura que
parecen definitivas aunque podrían ser un infinito preámbulo o un borrador? La
muerte de Libertella hace cesar lo que prometían esas preguntas y nos devuelve
el peso entero de su extraña y magnífica obra. Con estas palabras la Biblioteca
Nacional quería pronunciar el recuerdo y el nombre de Héctor Libertella.

Nicolás Rosa
El fallecimiento de Nicolás Rosa no nos privará de su obra, que perdurará en la
memoria de sus amigos y alumnos, pero nos despojará de un pensamiento en
acto sobre la voz y a partir de la voz. Nicolás Rosa trabajaba con una cortina
de murmullos y los combinaba con repentinas y escuetas altisonancias. Esa
combinación de emisiones era su marca registrada. Maestro en el teatro de la
voz, en sus exposiciones podía subrayar con mayor vehemencia algún fragmento
que no necesariamente era más relevante que aquellos otros sostenidos en voz
queda, apenas pronunciada. La crítica literaria que se hace en Argentina va a
extrañarlo; va a extrañar sus operaciones únicas con lo espumoso y lo grave del
lenguaje material, y con el grano de ese lenguaje, como hubiera dicho uno de
sus maestros, Roland Barthes. Su modo de ser crítico era su modo de usar la
palabra expositiva, su oratoria confidencial, con un ligero tinte de desesperación
y una exquisita elegancia. Preparó para el uso de su propia voz un conjunto de
conceptos movedizos, inesperados, un léxico tenuemente alterado, que hacía de
la lengua un torrente ilimitado de cosas y relaciones. Ponía a la ciencia como
proveedora de terminología literaria volátil –llegó a hablar de una centellografía
literaria– y a la literatura, en estado de logos sensorial. Extrañar a Nicolás Rosa
podrá ser, hasta donde alcance el recuerdo, evocar esas inflexiones, esos corpús-
culos de arena que a lo largo de estos tiempos le fuéramos escuchando.

Dirección de la Biblioteca Nacional

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