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Las técnicas de fotointerpretación pueden utilizarse para hacer una primera

clasificación de los suelos. En el término suelo se incluye a todo material rocoso


suelto y alterado, aumentado en superficie por capas de humus.
La identificación y análisis de suelos utilizando los métodos de interpretación de
fotografías áreas de basan en dos principios: Suelos parecidos, depositados por las
mismas fuerzas, toman aspectos parecidos y suelos distintos, o que fueron
depositados por fuerzas distintas, toman aspectos distintos.
Si los suelos adoptan aspectos semejantes puede suponerse que: los suelos se
formaron a partir de un mismo tipo de roca original, fueron depositados de la misma
manera o fueron depositados bajo las mismas condiciones ambientales. Esto es
válido si se utilizó la misma combinación de película y filtro en las fotografías áreas.
Uno de los métodos más sencillos para la clasificación de los suelos, se basa en
subdivisiones naturales: tipo, serie y fase del suelo. El tipo se basa en la textura del
suelo. Para la descripción de la fase de un suelo deben incluirse muchos factores
que son: pendientes, infiltración, escorrentía, indicios de erosión, humedad,
cantidad de sales o bases, cantidad de bloques, cantidad de afloramientos de rocas
y acidez.
I. Análisis de barrancos.
El abarrancamiento es la evidencia de la erosión por el agua. Los barrancos se
forman cuando el agua no pude penetrar en el suelo. El exceso de agua se reúne y
fluye en pequeños arroyos por la superficie del terreno. Los surcos que abren estos
pequeños arroyos toman normalmente formas peculiares según el material que
estén erosionando. Las formas de abarrancamiento se definen por la forma de la
sección transversal y el gradiente.
Algunas formas específicas de barrancos son: barrancos en suelos con arcilla,
barrancos en arcillas arenosas, barrancos en limos y barrancos en arenas.
II. Clasificación genética del suelo.
Los suelos pueden clasificarse como transportados o como residuales. Los suelos
transportados son suelos formados en otros lugares y que fueron trasladados hasta
su localización por el viento, el agua o el hielo. A los suelos transportados por el
viento se les llama suelos eólicos, estos suelos son de arena fina o loess.
Los suelos aluviales (transportados por el agua) varían en el tamaño de las
partículas de arcilla coloidal hasta grandes bloques.
Los suelos residuales son aquellos que se desarrollaron “in situ” por la
descomposición de la roca que forma el sustrato.

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