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de
Velázquez
Violencia y transiciones políticas a finales del siglo XX
| Sophie Baby, Olivier Compagnon, Eduardo González Calleja
Violencia política y
transiciones a la
democracia
Chile y España
Resumen
La violencia política estuvo presente en ambas transiciones, aunque
tanto su intensidad como el tipo de violencia fueron muy diferentes.
En Chile desde el plebiscito (octubre de 1988) hasta la toma de
posesión de Patricio Aylwin (marzo de 1990), la dictadura continuó
violando sistemáticamente los derechos humanos, a la vez que
actuaban los grupos armados (MIR, MAPU-Lautaro y FPMR). Con la
llegada de Aylwin a la presidencia disminuyeron drásticamente las
violaciones de derechos humanos, pero continuaron las acciones
terroristas, que comenzaron a declinar tras el asesinato del senador
Jaime Guzmán. A partir de dicho momento, la violencia política fue
residual, mientras que se conocía parte de la «verdad» de lo sucedido
durante la dictadura (Informe Rettig). En España, la violencia
terrorista fue una constante, en especial la del grupo ETA. Los casos
de violencia del Estado fueron escasos y se dirigieron especialmente
contra ETA, pero la escasa preparación de los Cuerpos de Seguridad
para la disuasión fue un obstáculo a la hora de que españoles hiciera
uso de sus derechos democráticos. Por último, a diferencia de Chile,
no hubo ningún intento destacable de conocer lo sucedido durante la
dictadura
La violence politique fut présente dans les deux transitions, bien que
d’une intensité et d’un type bien différents. Au Chili, depuis le
plébiscite (octobre 1988) jusqu’à l’arrivée au pouvoir de Patricio
Aylwin (mars 1990), la dictature a continué de violer
systématiquement les droits de l’homme, tandis qu’agissaient les
groupes armés (MIR, MAPU-Lautaro et FPMR). Avec l’arrivée d’Aylwin
à la présidence, les violations des droits de l’homme diminuèrent
drastiquement, mais les actions terroristes persistèrent, celles-ci ne
commençant à décliner qu’après l’assassinat du sénateur Jaime
Guzmán. Dès lors, la violence politique fut résiduelle, et l’on
commença à découvrir une partie de la « vérité » de ce qui s’était
passé pendant la dictature (rapport Rettig). En Espagne, la violence
terroriste fut une constante, en particulier celle de l’ETA. Les cas de
violence d’État furent peu nombreux et étaient dirigés surtout contre
l’ETA, mais la faible préparation des forces de sécurité à la dissuasion
fut un obstacle au moment où les Espagnols commencèrent à exercer
leurs droits démocratiques. Enfin, à la différence du Chili, il n’y eut
aucune tentative notable de mettre au jour ce qui s’était passé sous la
dictature
Texto completo
1 Las transiciones a la democracia son procesos de
naturaleza política que suponen el abandono del régimen
autoritario y del Estado con Derecho y el establecimiento
de un sistema democrático y del Estado de Derecho. En
todas las transiciones políticas conviven elementos
autoritarios y democráticos, y en el transcurso de las
mismas el gobierno autoritario es sustituido por otro
democrático. Se reemplaza un régimen político carente de
legitimidad democrática por otro que se sustenta en esta
última, donde el Estado es el único poseedor legítimo en
el uso de la violencia.
2 Los procesos de transición heredan entre otras cuestiones
las violaciones de los derechos humanos, los
comportamientos violentos por parte de las Fuerzas
Armadas y de Seguridad y los grupos armados que se
organizaron para luchar contra la dictadura, o ya existían
con anterioridad.
3 Nuestro objetivo es mostrar la existencia de ciertos
puntos en común entre Chile y España, aunque los
resultados finales fueron diferentes. Mientras que en
Chile la desaparición de los grupos terroristas fue un
hecho, en España se mantuvieron, constituyéndose en
una permanente amenaza para el sistema democrático.
En los dos países existió una «estrategia de la tensión»
desarrollada desde la derecha y desde ciertos sectores de
las Fuerzas Armadas y los cuerpos de seguridad.
Continuaron las torturas en las comisarías, la «guerra
sucia» o las amenazas involucionistas, que se
materializaron en el golpe de Estado fracasado del 23-F en
España, y en las demostraciones de fuerza del Ejército
chileno, algunas de ellas con resultados muy positivos
para sus inductores, como fue el caso del denominado
1
«boinazo» , realizado a finales de mayo y principios de
junio de 1993. Por último, en Chile se buscó respecto a las
políticas del pasado la verdad, la justicia «en la medida de
2
lo posible» , el perdón y la reconciliación, mientras que en
3
España se apostaba por el olvido y la reconciliación , lo
que sin duda puso de manifiesto la superioridad moral de
los chilenos a la hora de afrontar un tema tan complejo y
doloroso.
4 El espació histórico al que nos vamos a referir es la
transición política, que cronológicamente se inicia en
Chile el 5 de octubre de 1988, día en la que la mayoría de
los ciudadanos, inscriptos en los registros electorales,
4
votan contra la dictadura , y finaliza el 16 de octubre de
1998 cuando se produce la detención en Londres de
5
Augusto Pinochet . En el caso español, la transición va
desde la muerte del dictador (20 de noviembre de 1975)
hasta finales de 1982.
5 El criterio que debe tenerse en cuenta a la hora de
establecer la cronología en los procesos de transición es la
persistencia o no de incertidumbres sobre el sistema
6
político , incertidumbres que pueden poner en peligro la
viabilidad del mismo.
6 En Chile la principal incertidumbre fue la presencia de
Pinochet, primero como presidente de la República, luego
como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas y, por
último, como senador vitalicio. A lo largo de la transición
el general Pinochet fue condicionando la vida política, y
una vez que adquirió la condición de senador vitalicio
ejerció cierta tutela sobre el Ejército que tendería
paulatinamente a disminuir, para convertirse en
testimonial y nostálgica tras su detención. Este último
hecho supuso el fin de la impunidad y la caída simbólica
del poder que había detentado. La incertidumbre había
sido despejada.
7 En España, las principales incertidumbres fueron: la
articulación del sistema de partidos, el involucionismo
militar, y la organización territorial del Estado. Podemos
considerar que dichas incertidumbres se encontraban
despejadas a finales de 1982. Ello coincidió en el tiempo
con la victoria electoral del Partido Socialista Obrero
Español (PSOE), que abrió una nueva etapa en la que los
retos principales de la vida política se centraron en
consolidar y desarrollar la democracia.
8 La violencia política estuvo presente en ambas
transiciones, siendo responsabilidad de grupos
«revolucionarios», como los Grupos de Resistencia
Antifascista Primero de Octubre (GRAPO) en España, y el
Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), el Frente
Patriótico Manuel Rodríguez-Autónomo (FPMR-A) y el
MAPU-Lautaro en Chile, a los que habría que añadir el
terrorismo «nacionalista», protagonizado por Euskadi ta
7
Askatasuna (ETA) .
9 También hubo violencia por parte de las Fuerzas
Armadas y los cuerpos de seguridad, ya que hubo rechazo
y dificultades para adaptarse a una etapa de libertad.
10 Las diferencias más significativas entre ambos países
fueron que en Chile no existía terrorismo nacionalista,
mientras que en España el terrorismo nacionalista se
convirtió con el tiempo en el mayor problema,
especialmente en el País Vasco, donde contaba con apoyos
sociales. La intensidad de las acciones terroristas, así
como su dureza, fueron muy distintas, siendo mucho
mayor en el caso español. Se puede afirmar además que
durante la presidencia de Patricio Aylwin se puso fin a la
actividad terrorista en Chile, mientras que en España fue
un grave problema durante la transición y lo siguió
siendo en la democracia. En el caso español, hubo una
instrumentalización policial de los GRAPO.
11 En cambio, existen similitudes: los gobernantes durante la
transición tuvieron la esperanza (o mejor dicho, el deseo)
de acabar con el terrorismo, por entender que era un
problema ligado a la existencia de la dictadura, pero en
ambos países se equivocaron. Por otro lado, el apoyo a los
grupos terroristas «revolucionarios» era muy minoritario,
y en algunos de ellos procedía de sectores marginales
(GRAPO y el MAPU-Lautaro). Los gobiernos democráticos
tuvieron capacidad para acabar con los grupos terroristas
«revolucionarios», fundamentalmente a través de la vía
policial, pero también creando las condiciones objetivas
para anular sus argumentos políticos, como acabar con la
existencia de los presos políticos. En ambos países, las
actividades terroristas fueron utilizadas por sectores
militares para chantajear a las autoridades elegidas e
incentivar la «estrategia de la tensión». Esta última se hizo
presente de forma permanente en declaraciones políticas
desestabilizadoras, actos de insubordinación de las
Fuerzas Armadas y utilización de la «guerra sucia». Para
finalizar, se siguieron practicando torturas y fue muy
lenta la adecuación de las actuaciones de los cuerpos de
seguridad a la democracia.
ESTRATEGIA DE LA TENSIÓN
28 En ambas transiciones la violencia se hizo más
transparente, más evidente. Una paulatina pérdida del
miedo y una cierta sensación de impunidad favorecieron
el incremento de la violencia, lo cual facilitó la puesta en
marcha de la denominada «estrategia de la tensión» que
respondía a un plan preconcebido destinado a destruir las
instituciones democráticas, amparándose en un conjunto
escalonado de conflictos. Con ello trataban de crear una
sensación de inseguridad, que justificara una posterior
intervención de las FAS.
29 En España se encontraron inmersos en esta estrategia los
representantes de los partidos y organizaciones de la
extrema derecha, que no dudaron en atentar cuando lo
consideraban conveniente, los sectores del Ejército
vinculados a estas formaciones y diversos órganos de
prensa (El Alcázar, Fuerza Nueva, El Imparcial,
Reconquista o el Heraldo Español). Existen varios ejemplos
como el ocurrido en «Montejurra 76», con tres muertos y
31
varios heridos de bala ; la tensión creada en torno a la
legalización de la ikurriña el 19 de enero de 1977; las
manifestaciones convocadas por la oposición rupturista
aprovechadas para que la extrema derecha apalease o
asesinase a algún manifestante (asesinato de Arturo Ruiz
en Madrid el 23 de enero); la actuación directa de los
asesinos fascistas, como la matanza de Atocha con cinco
muertos en enero de 1977; o algunas declaraciones
habidas tras la legalización del PCE, como las de Manuel
Fraga, el cual declaró que «la legalización del Partido
Comunista es un verdadero golpe de Estado, que ha
transformado la reforma en ruptura y ha quebrado a la
vez legalidad y la legitimidad», mientras que Falange
Española afirmó en un comunicado: «tal reconocimiento
constituye un fraude histórico, político y jurídico […] pone
en gravísimo peligro la convivencia nacional y la paz
entre los españoles».
30 El 3 de enero de 1979 fue asesinado por ETA el
gobernador militar de Madrid, el general Constantino
Ortín Gil. Tras el funeral, un numeroso grupo de militares
profirieron gritos e insultos contra las autoridades
llegando a agredir físicamente al general Gutiérrez
Mellado, en aquel momento ministro de Defensa.
Inmediatamente después, un grupo de militares y civiles
sacaron el féretro a hombros y marcharon en
manifestación hasta la plaza de Cibeles y la calle de
Alcalá. Los gritos de los manifestantes fueron: «¡Gobierno
asesino!»; «¡Ejército al poder!» y «¡Golpe de Estado!». A
ello se debe de añadir un discurso continuado mostrando
la debilidad del Gobierno ante los presos comunes y
responsabilizándole del incremento de la delincuencia.
En suma, bajo la consigna «¡No podemos seguir así!», se
alentaba la violencia y la involución.
31 En Chile la «estrategia de la tensión», fue promovida por
los grupos de extrema derecha, que tenían escasa
incidencia, y por dirigentes políticos de la derecha, tanto
pertenecientes a la Unión Democrática Independiente
(UDI) como a Renovación Nacional (RN), así como por
algunos miembros de las FAS, en activo o en situación de
retiro. Entre la campaña del plebiscito y la llegada a la
presidencia de Patricio Aylwin hubo algunas actuaciones
de la extrema derecha contra partidarios del «NO», o
contra los funcionarios de la Vicaría de la Solidaridad,
como las realizadas por la Acción Chilena Anticomunista;
también hubo otras de carácter ultraconservador como
los ataques realizados por Tradición, Familia y Propiedad
contra el cardenal Silva Henríquez. Tras la llegada al
gobierno de Aylwin, el Consejo Coordinador de Seguridad
Pública, recogía hasta julio de 1992, diversas acciones de
la extrema derecha realizadas por: Comando 11 de
Septiembre, asalto y sabotaje; Patria y Libertad, asaltos a
empresas; Movimiento Nacionalista Revolucionario,
asaltos y atentado frustrado con explosivos; y de otros
grupos como el Movimiento Neo Nazi y la Unión Fascista.
32 Mayor importancia tuvieron las declaraciones políticas de
los dos principales partidos de la oposición, en los que se
ponía en cuestión la capacidad del gobierno para
mantener el orden, frenar la delincuencia o hacer frente
al terrorismo. Tras el asesinato de Jaime Guzmán, José
Piñera que había sido ministro durante la dictadura
declaró:
Nunca la gente tuvo tanta inseguridad, violencia y
terrorismo. Un terrorismo que por primera vez, asesinó a
un senador y en menos de un mes atentó nuevamente
contra un senador de la UDI. ¿Qué ganó la gente? Cuando
no se puede transitar tranquilamente por las calles,
cuando los trabajadores deben pagar peaje para llegar a
su hogar, cuando el gobierno es incapaz de poner freno a
la violencia y el terrorismo […] las autoridades están
esperando que siga corriendo sangre con gente inocente
para «ponerse los pantalones»32.
33 En un documento de la UDI, de 30 de abril de 1992
(Seguridad ciudadana, seguridad nacional y conducción
política) se afirmaba:
La responsabilidad prioritaria de garantizar la seguridad
recae sobre el Gobierno, por mandato constitucional. En
consecuencia, el aumento alarmante de la delincuencia
común y terrorista constituye un fracaso palpable del
actual Gobierno […], la delincuencia se haya enseñoreado
en nuestra sociedad.
Notas
1. Existe una amplia información sobre el tema en «Ministerio
Secretaría General del Gobierno. Tensiones cívico-militares.
Recapitulación de hechos y opiniones. 28 de mayo al 3 de junio de
1993», en Corporación Justicia y Democracia-Archivo período
Presidencial (en adelante, CJD-APP), documento 008385.
2. Aunque en el programa de la Concertación de los Partidos por la
Democracia, se hablaba de «el esclarecimiento de la verdad y la
justicia en materia de derechos humanos», una vez que Patricio
Aylwin ocupó la presidencia de la República, rebajó sus pretensiones
con la célebre fórmula de «verdad y justicia en la medida de lo
posible», lo que implicaba un reconocimientos de los límites de las
políticas sobre derechos humanos.
3. P. AGUILAR FERNÁNDEZ, Memoria y olvido de la Guerra Civil española,
pp. 261-273 y «La amnesia y la memoria: las movilizaciones por la
amnistía en la transición a la democracia».
4. El resultado del plebiscito fue: la opción por el NO obtuvo 3.967.579
votos (54,7 por ciento) y la opción por el SÍ, 3.119.110 (43%).
5. La importancia de la fecha de la detención de Pinochet para Chile
se pone de manifiesto en el artículo «El emperador desnudo», La
Nación, 12 de octubre de 2003, pp. 16-19.
6. La aplicación de dicho criterio para España se encuentra en Á. SOTO,
Transición y cambio en España, 1975-1996, pp. 33-36.
7. Se debe de consultar el libro coordinado por A. ELORZA et alii, La
historia de ETA. También tiene interés el artículo de F. REINARES,
«Democratización y terrorismo en el caso español».
8. El «MIR-Comisión Militar, sobre el cual parece existir acuerdo en
que presenta niveles muy deficientes de capacidad política y militar»,
en Ministerio Secretaría General de la Presidencia, Informe Especial.
La ultra izquierda en Chile, 11 de abril de 1991, CJD-APP, documento
002567.
9. La Época, 14 de diciembre de 1992.
10. Los datos se encuentran en F. REINARES, «Sociogénesis y evolución
del terrorismo en España», p. 390 y L E. ALONSO y F. REINARES,
«Conflictividad», p. 70.
11. «Entrevista a un militante de ETA (p-m)», en F. REINARES, Patriotas
de la muerte. Quiénes han militado en ETA y por qué, p. 91.
12. La Segunda, 21 de marzo de 1990.
13. La Época, 23 de marzo de 1990.
14. «… debido a que no habríamos, según la oposición, considerado el
peligro terrorista en nuestro programa de Gobierno, en la creencia
que la democracia, por sí misma, solucionaría el problema del
terrorismo» («Intervención del Ministro Sr. René Abeliuk», en Acta de
Consejo de Gabinete, 11 de abril de 1991, p. 4, CJD-APP, documento
001016).
15. Análisis, 24 a 30 de septiembre de 1990, pp. 15 y 16.
16. Para Manuel Antonio Garretón los enclaves autoritarios son
aquellos elementos normativos, constitucionales y legislativos que
impiden o limitan el ejercicio de la voluntad popular, el principio de
representación y el gobierno efectivo de las mayorías, y la
subordinación plena de las Fuerzas Armadas al poder político
eliminando sus prerrogativas políticas. M. A. GARRETÓN, Hacia una
nueva era política. Estudios sobre las democratizaciones, p. 109.
17. El incumplimiento del programa electoral en materia económica y
social se muestra en el libro de H. FAZIO, El programa abandonado.
Balance económico social del gobierno Aylwin; y las críticas al «modelo
económico» se encuentran en X. ARRIZABALO, Milagro o quimera: La
economía chilena durante la dictadura, y en T. MOULIAN, Chile actual.
Anatomía de un mito.
18. E. BOENINGER, Democracia en Chile. Lecciones para la gobernabilidad,
p. 426.
19. J. AVILÉS, «El terrorismo en la España democrática», pp. 635 y 636.
20. C. LAIZ, La lucha final, pp. 274-276 y 300-301.
21. Véase en este sentido el ilustrativo título de la declaración
conjunta de las comisiones ejecutivas del PSOE y de la UGT tras el
asesinato del Presidente de Gobierno en diciembre de 1973: «Ante la
ejecución de Carrero Blanco», en El Socialista, tercera época, nº 14,
segunda quincena de enero de 1974, p. 1.
22. El País, 7 de febrero de 1981.
23. El País, 6 de mayo de 1982.
24. Tanto en el caso de los GRAPO como de ETA, sus actividades se
describen en S. BELLOCH, Interior, pp. 59-117.
25. En 1976, el dirigente soviético Leonid Brézhnev realizó una
alusión directa a la situación de Chile durante el XXVI Congreso del
PCUS, al señalar, refiriéndose a la derrota de la Unidad Popular, que
las revoluciones deben de defenderse; es decir, ésta no sólo había
sido una derrota política, sino también militar para la causa
proletaria. En 1980, Luis Corvalán anunciaba una nueva etapa en la
lucha contra la dictadura: «Se entra en una nueva fase. El espíritu de
rebelión se va haciendo carne de las masas. Vendrán todavía días
difíciles, pero el porvenir es nuestro. Con la razón o la fuerza,
Venceremos». Y agregaba: «Esto significa que cuando no bastan las
razones o éstas no se escuchan, hay que recurrir a la fuerza». Citado
en C. BASCUÑÁN, La izquierda sin Allende, p. 49.
26. Inició su actividad el 13 de diciembre de 1983 con el «solemne
apagón nacional». El FPMR era el «brazo armado del pueblo», en R.
PALMA, Una larga cola de acero (Historia del FPMR 1984-1988).
27. Ministerio Secretaria General de la Presidencia, Informe Especial.
La ultra izquierda en Chile, 11 de abril de 1991, CJD-APP, documento
002567.
28. PAL-Corporación Tiempo 2000, Análisis de Actualidad, nº 47, 27 de
julio de 1992, p. 5.
29. Ministerio Secretaria General de la Presidencia, Informe Especial.
La ultra izquierda en Chile, 11 de abril de 1991, CJD-APP, documento
002567.
30. Apsi, 350, 23 de mayo a 5 de junio de 1990, p. 19.
31. El Alcázar, 11 de mayo de 1978, p. 1.
32. El Mercurio, 28 de abril de 1991.
33. «Presentación del Comandante en Jefe del Ejército al Consejo de
Seguridad Nacional. Santiago, 17 de diciembre de 1991», pp. 1 y 2,
CJD-APP, documento 007215.
34. «Carta de Patricio Aylwin Azocar al Sr. Almirante D. Jorge
Martínez Busch Comandante en Jefe de la Armada. Santiago, 1 de
marzo de 1991», CJD-APP, documento 007120.
35. E. BOENINGER, Democracia en Chile. Lecciones para la gobernabilidad,
p. 378.
36. La Segunda, 2 de febrero de 1999.
37. Declaraciones de Augusto Pinochet a la revista Qué Pasa, 14 de
octubre de 1989.
38. El Mercurio, 4 de septiembre de 1991.
39. La Época, 26 de marzo de 1991.
40. Las Últimas Noticias, 27 de febrero de 1991.
41. El Mercurio, 1 de febrero de 1992.
42. «Carabineros Chile. Dirección General. Planteamiento de
Carabineros de Chile ante el Consejo de Seguridad Nacional»,
Santiago, 27 de marzo de 1991, CJD-APP, documento 007152.
43. «Barricadas y manisfestaciones en Madrid tras la muerte de dos
estudiantes por disparos de la policía», El País, 15 de diciembre de
1979, pp. 8 y 11-14.
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