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No es ignorado por los colegas que los inicios de la especialidad en la República Argentina, están ligados en forma directa a los desarrollos de la Criminología. Desde
1907, cuando José Ingenieros introduce el método psicoanalítico, que estaba en auge en Europa, a partir de la publicación del Psicoanálisis de los Sueños" de 1905,
por el Dr. Freud, -y trata de utilizar éste moderno método para el estudio de las personalidades delincuentes (lo cual, cabe mencionar, fue un fracaso, pues en ese
momento el estudio criminológico estaba impregnado de criterios positivistas, y el método psicoanalítico lo que menos tenía era influencia de esa Escuela), y es de
esta manera como se produce el entrecruzamiento de la ciencia psicológica con la ciencia jurídica en nuestro país, que da origen a la implementación de una
rudimentaria Psicología Forense. Y comienza a gestarse una estrecha relación entre las profesiones clínicas y el derecho, a partir de comenzar a observar los
fenómenos socio-delincuenciales, no sólo desde la óptica de la justicia sino además desde la óptica social-comunitaria, y como primer marco de observación: la
Psiquiatría, que nace, no como instrumento de cura, sino como elemento de observación, separación y organización.
Como dato estadístico es interesante recordar que entre los años 1918 y 1930, el 80% de las tesis de graduación en la especialidad Psiquiatría, versaban sobre temas
criminológicos.
La primera mitad del siglo XX propicio un intercambio de posturas Jurídicas y Médico-Psiquiátricas que fue brindando conocimientos y posturas teóricas que
cimentaron esta unión.
Como ejemplo de estas conjunciones, vasta citar el famoso Artículo 34º Inc. 1º del Código Penal Argentino, sancionado en el año 1921, que dice: "Aquel que, por
alteración morbosa de las facultades mentales, estados de inconciencia o insuficiencia de las mismas, no pudiere, en el momento del hecho, comprender la
criminalidad del acto y dirigir sus acciones". Incluso hubo proyectos que paradójicamente estaban impulsados por Médicos y no por Abogados, que intentaban
impulsar la inimputabilidad relativa (dicho en otra palabras: que el sujeto sea "algo" culpable y "algo" inocente), postura muy difícil de sostener por cualquier
fundamento jurídico serio.
No escapará al entendimiento del lector que se trata de una fórmula jurídica de neta influencia psiquiátrica, pues el criterio de peligrosidad, fundada en la
característica de alineación, sostenía éste enunciado. Nótese que los síndromes psiquiátricos contemplados como "alteración morbosa (patológica) de las
facultades" eran : los Delirios, las Demencias y las Psicosis; las insuficiencias, se referían básicamente a las debilidades mentales profundas (por ejemplo: ideosia e
imbecilidad), y los estados de inconciencia patológica, cuyo más sobresaliente ejemplo es la Epilepsia. Como pueden ver la influencia marcada de la psiquiatría,
delimito este artículo, el cual, hoy en día mantiene para muchos la interpretación del contenido clásico.
Si bien, en la actualidad, la concepción ha cambiado, pues la clínica a evolucionado, y las nosografías clásicas no pueden sostenerse desde criterios científicos serios,
aún hoy se continúa dejando fuera de las concepciones de inimputabilidad a más actuales cuadros: como son las comúnmente llamadas psicopatías (que encierran
muchos sub-cuadros complejos, pero que a los fines del presente escrito, no es menester su enunciación), las caracteropatías, las sociopatías, los denominados
"fronterizos", y así, muchos otros, dejando sentada la salvedad que, no serían inimputables por el hecho de sufrir esas patologías (o imputables por el hecho de no
sufrirlas), sino; básica y primordialmente, por el hecho de no comprender la criminalidad del acto y dirigir sus acciones, y, si así fuera, allí se analizaría la causa, es
decir , NO el cuadro que sufriera, sino las características del mismo, razón por la cual no pudo comprender y dirigir. Prueba de ello es que la preocupación jurídica, Y
POR ENDE SU INTERNACIÓN, O SOMETIMIENTO A UNA "Medida de Seguridad" no estaba centrada en la CURA del sujeto, sino en que DESAPAREZCAN LAS CAUSALES
QUE LO HACEN PELIGROSO PARA SÍ Y/O PARA TERCEROS.
Como el lector podrá apreciar, por estos años en concepto de Salud Mental, solo tenia algo que decirle al Derecho, la Ciencia Médica, a través de la Psiquiatría. Pero
también existía otra razón fáctica, no existían profesionales psicólogos con el título y la versación de tales (quienes practicaban la psicología, por aquellos tiempos,
eran filósofos con orientación en psicología, y sus prácticas estaban circunscriptas al terreno experimental y conductista).
La carrera de Psicología, recién se pone en marcha en la República Argentina en el año 1957, en la Ciudad de Rosario, al año siguiente en Buenos Aires, lo que
hace que el grueso de los profesionales orientados específicamente en esa disciplina, recién comiencen a aparecer a partir de 1963 (con pequeñas excepciones en
los años 1961 y 1962).
Así pues, algunos de estos colegas profesionales comenzaron a trabajar en ámbitos específicos, en calidad de "testistas", que fue una forma de denominar a
quienes proporcionaban la aplicación e interpretación de pruebas psicológicas, cuyos informes eran enviados a los médicos psiquiatras, quienes se encargaban de
confeccionar los informes que luego serían remitidos a los jueces, de acuerdo a sus requerimientos. Como pueden apreciar, una clara tarea auxiliar, pero no del
Derecho, sino de la Medicina Especializada.
Esta historia de la especialidad, no está, ni mucho menos, alejada de las peripecias y vicisitudes protagonizadas por la Psicología en la República Argentina. Algunos,
entre los cuales me incluyo, pensamos que, de no haber sido por el ingreso del Psicoanálisis y su apropiación generalizada como práctica, a cargo de los Psicólogos,
no se hubiera podido proporcionar a la disciplina de un arma de insustituible poder, para enfrentar la batalla sindico-gremial que se avecinaba.
Así pues, a medida que los interrogantes jurídicos se multiplicaban, y con ellos, las preguntas que se le hacían, desde esta ciencia a la Medicina Especializada, y la
imposibilidad de estas de dar respuestas adecuadas y, -lo que es más importante-, útiles, la Psicología comenzó a crecer y brindar un alternativa de explicación sobre
éstos fenómenos. Por supuesto, esto comenzó a producir enfrentamientos, que más parecían luchas de poder corporativos, que verdaderos duelos intelectuales en
la búsqueda del saber.
Estos enfrentamientos llevaron a que, aprovechando los cambios de poder Cívico-Militares que sufriera alternativamente la República Argentina, que hacia que se
alternaran breves períodos democráticos, con verdaderas tiranías dictatoriales militares, aquellos que simpatizaban con el poder de turno, gozaran de las
prerrogativas que les brindaba ese poder. De tal forma, en el año 1967 se sancionó la Ley nº 17.132, llamada: "Ley del Ejercicio de las Profesiones del Arte de
Curar y Profesiones Auxiliares", en la cual, en su Art. 9º se determinaba que los psicólogos solo podían ejercer su profesión bajo el control y supervisión del
Médico Psiquiatra, y en su Art. 91º, se prohibía expresamente la práctica de psicoanálisis al psicólogo. Era paradójico observar como distinguidos profesores
dictaban clases en la Universidad Nacional y explicaban la técnica y la teoría y práctica del Psicoanálisis, y esto mismos profesionales, firmaban solicitadas y
apoyaban legislaciones que prohibían a los mismo que ellos habían capacitado, a la práctica del psicoanálisis realmente patético.
A partir de aquí comenzó una persecución sobre aquellos colegas que practicaban la profesión en forma independiente, y, por supuesto, no escapamos a esto
quienes practicábamos la especialidad en Psicología Jurídica y Forense. No sólo se practicaba la censura sobre la práctica, sino sobre los contenidos. Fue lo que
denominé como: "EPOCA OSCURA DE LA PSICOLOGÍA JURÍDICA", que se mantuvo hasta 1985, con un breve período de lucha –esto cabe mencionarlo-, entre los
años 1973 y principio de 1976.
Y éste resurgimiento, se produjo, paradójicamente, cuando la Psicología, como ciencia autónoma, estuvo a punto de desaparecer, fue un período que tiene su
inicio en 1975, cuando se cerró la carrera de Psicología en Buenos Aires, y a partir de su posterior apertura en 1976, se comenzó un paulatino y sostenido "PLAN
DSE DESGUACE", que se plasmo en palabras, con el discurso del Ministro de Educación de la Dictadura Militar de 1980, Llerena Amadeo, queriendo cerrar la
carrera y trasladarla como especialidades o materias a otras carreras, por ejemplo: la psicología jurídica, como materia de la curricula del grado en Derecho, y
como dato incontrastable de la realidad: la actual carrera de Ciencias Médicas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, sigue contando entre
sus materias obligatorias de grado a la Psicología Médica, que, si bien existía como materia desde antes de éste proceso, su objetivo era capacitar a los futuros
médicos en esta disciplina.
También es interesante citar que, existiendo la carrera de pos-grado en Criminología, dependiente de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires,
cuya dirección era ejercida por el tristemente célebre Dr. La Plaza, ésta solamente podía ser cursada por Médicos, Abogados y hasta Odontólogos, pero no así por
Psicólogos. Y que habiendo sido aprobada la carrera de Licenciado en Criminología que se dictaba en la Facultad de Ciencias Forenses de la Universidad Del
Salvador, y si bien está sí podía ser cursada por Psicólogos, la misma no había sido implementada en la convicción de que los colegas podían y debían capacitarse
en este estudio multidisciplinario, sino por un enfrentamiento personal entre el director de la carrera en la UBA y su director en la Universidad del Salvador.
Pero, afortunadamente para nosotros, la caída de la dictadura militar en el año 1983, propició un redireccionamiento de la disciplina, recuperándose la
especialidad. Así pues, la resolución de incumbencias nº 2447 del 20 de Septiembre de 1985 emitida por el Ministerio de Educación, establecía las incumbencias
de los Títulos de Psicólogo y de Licenciado en Psicología, en su inc. 16: "Realizar asesoramiento y asistencia psicológica en Instituciones de Derecho Público,
pericias, rehabilitaciópn del penado, tutelado, liberado y sus familiares", en el inc. 17: "Realizar asesoramiento y asistencia psicológica en el ámbito del Derecho
Privado, adopción, tenencia de hijos, discernimientos de tutelas, guardas, separación y situaciones derivadas del Derecho de Familia", en su inc. 18: "Realizar
acciones tendientes a promover la vigencia de los derechos humanos y a efectuar estudios, asesorar y operar sobre las repercusiones psicológicas derivadas de la
violación de los mismos", y en su inc. 20: "Asesorar desde la perspectiva psicológica, en la elaboración de normas jurídicas relacionadas con las distintas áreas y
campos de la psicología", a más de habilitar a los colegas en la determinación de daño psíquico y daño psicológico en las personas que sufran accidentes o en
Derecho Laboral.
Esto fue refrendado, una semana después, al ser sancionada la Ley 23.277 del 27 de Septiembre de 1985, promulgada el 06 de Noviembre de 1985, y reglamentada
por Decreto nº 905 del 11 de Noviembre de 1995 (diez años después de sancionada) denominada: Normas para el Ejercicio Profesional de la Psicología. En ella se
consagra la práctica legal de la profesión y en su Art. 10º se derogan expresamente los Art. 9º y 91º de la norma de facto nº 17.132, y toda otra disposición que se
oponga a los contenidos de la referida Ley.
También es justo mencionar que, con fecha 22 de Septiembre de 1985 (en la misma semana que se sancionó la reglamentación de incumbencias y se sancionó la
Ley del Ejercicio Profesional de la Psicología), el Ministerio de Salud de la Nación, emitió la resolución 1112, que entre sus enunciados, establecía que sólo podrían
desempeñar tareas de Jefatura de Servicio del salud mental y la Dirección de establecimientos de psicopatología, aquellos que posean los títulos de médicos, y las
especializaciones en psiquiatría. Como ven, el enfrentamiento corporativo no se había terminado, ni mucho menos, pero si se había abierto una gran brecha en el
ámbito legal, que permitiría a la psicología iniciar una capacitación científica sistemática y sostenida que nos llevaría a alcanzar posiciones de vanguardia en la
disciplina.
También es necesario mencionar que a partir de la nuevas reglamentaciones, se formaron, en el territorio de las Provincias de la Nación (menos en la Ciudad de
Buenos Aires), los Colegio Profesionales, cuya principal función es realizar el otorgamiento y control de la matrícula y la práctica profesional, por lo cual son los
Colegios los encargados de brindar el reconocimiento a las especialidades, (aunque no de dictarlas, esto solo atañe a las Universidades, por ello muchos colegios
auspician a través de Universidades las especialidades).
Aquí fue el momento en que se abre el camino a la capacitación universitaria, que fue invitada a iniciarlo a partir la sanción de la resolución de Incumbencias y la Ley
del Ejercicio profesional, y éstas no desaprovecharon el desafío.
Pero justo es mencionarlo, por un lado, el Prof. Dr. Plácido Horas, quien se convirtió en el pionero de la enseñanza de la Psicología Jurídica en el país, que se
mantuvo al frente de la cátedra de la especialidad en la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de San Luis, haciendo de esta unidad académica, la más
antigua. Y del Prof. Dr. Miguel Herrera Figueroa, Magnífico Rector de la Universidad Argentina "John F. Kennedy", quien en el año 1955, ya publicara un libro
sobre "Psicosociología Jurídica y Política", en cuyas páginas plasmara la evolución de la Ciencia Jurídica y su imbricación con la Psicología Jurídica, augurando una
amplio desarrollo de la especialidad. Y los Profesores Isidoro De Benedetti y Elías neuman, quienes, a través de sus enseñanzas me inculcaron un espíritu científico
crítico para abordar las problemáticas que integran la especialidad. Sirvan estas páginas como mi homenaje y admiración hacia los que fueron mis maestros.
Y continuando con este derrotero, pasaré ahora a enunciar los enormes avances que se han producido en la especialidad, a partir de su implementación como
asignatura de grado a nivel universitario. Esto se produce a partir de 1985 con la modificación en el plan de estudios de la Carrera que incorpora a la Psicología
Forense como asignatura obligatoria en su curricula. La misma comienza a dictarse en el año 1987, y en el año 1988 se consolida con la apertura de la Segunda
Cátedra de la especialidad, la cual tuve el honor de estar a cargo, desde ese año a la actualidad, y quedando a cargo del Prof. Lic. Alfredo J. Sarmiento la
Titularidad del la Primera Cátedra desde el año 2002 a la actualidad. Desde mis inicios en el área, por allá por el año 1977, plantee la especialidad como un
entrecruzamiento de dos discursos, el psicológico y el jurídico, y la enseñanza como una suerte de constructo teórico-práctico, en el cual, cada uno aportaba lo
suyo, desde un estricto plano de igualdad. No es este un trabajo que merezca describir contenidos, por lo que solo haré referencia a la forma de enseñarlos, y por
ello, paralelamente con la enseñanza de formación teórica, se aprobó la asignatura de práctica, la cual se llevaba a cabo en las instituciones del quehacer
psicológico-forense, por un tiempo máximo de un cuatrimestre (aproximadamente 32 reuniones de 3 horas de duración cada una, en las cuales el alumno,
mediante el cumplimiento de un programa específico, que tenía en cuenta los contenidos aprendidos por el alumno durante el cursado teórico, los ponía en
práctica en la institución en la cuales cumpliría sus funciones profesionales en el futuro, en caso de orientarse hacia esta especialidad. De tal forma que las
instituciones convocadas fueron: Tribunales Judiciales, Defensorías, Unidades Carcelarias, Establecimientos de Alojamiento de Menores en Conflicto con la Ley
penal, Centros de Asistencia a las Víctimas del Delito, Centro de Atención de Droga-dependientes, Hospitales de Salud Mental, Clínicas Psiquiátricas, Direcciones
de Criminología a nivel Ministerial, etc.
Propiciando también las prestaciones comunitarias se abrió, dependiente de la Secretaría de Extensión Universitaria de la Facultad de Psicología de la UBA, el
Gabinete Pericial Psicológico Forense, que se encarga de recibir los estudios periciales solicitados por los magistrados, entrevistar a los autores, confeccionar el
correspondiente informe y entregarlo a los solicitantes, todo ello de manera gratuita, estando dirigido por mi persona y las de los Profs. Héctor Roberto Alvarez y
Alfredo J. Sarmiento, y coordinado por las Lics. Susana Battafarano, y Mara Suarez Orozco, quien a la vez es el tutor encargado de coordinar la práctica de los
alumnos que asisten al Gabinete Pericial como institución de Pasantía.
También, a nivel de grado se abrieron diversas opciones de orientación para el alumnado interesado, con la habilitación de varias asignaturas electivas, ellas son:
Criminología, a cargo del Prof. Dr. Eugenio Raúl Zaffaroni, distinguido jurista miembro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación Argentina, Victimología, a cargo
del Prof. Dr. Emilio García Mendez, especialista de UNICEF y Diputado de la Nación, Práctica Pericial Forense, a cargo de la Lic. Stella Maris Puhl, Técnicas
Psicológicas aplicadas al ámbito Jurídico, a cargo de la Lic. Beatriz Nora Regueiro, Intervenciones Psicológico Forenses en Familia y Pareja, a cargo del Prof. Lic.
Héctor R. Alvarez, Psicología del Delito y del Delincuente, a cargo del Lic. Roberto Vanerio, y Niños y Adolescentes en Conflicto con la Ley penal, a cargo del Prof.
Lic. Alfredo J. Sarmiento. También se completa en el nivel del grado la asignatura de Horas de Investigación en el área, que se encuentra a cargo de la Lic. Matilde
De La Iglesia, que trabaja sobre los proyectos UBACyT que poseen los integrantes de la Cátedras, y plantea su desarrollo con la colaboración de los alumnos que
se inscriben, interesados por la tarea. También en el Nivel de Extensión Universitaria, se dictan cursos de capacitación y actualización, sobre temas de la
especialidad a cargo de los Lics. Satella Maris Puhl, María de los Angeles Izcurdia y Luis Di Santo.
Completando estas alternativas de formación, se ha habilitado recientemente la Especialización en Psicología Forense, dependiente de la Secretaría de Posgrado
de la Facultad de Psicología de la UBA, bajo la dirección del Prof. Psicólogo Juan Carlos Domínguez Lostaló, especialista en el área y Profesor Titular de la
asignatura en la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de La Plata, e integrada por distinguidos especialistas en la materia como los Prof. Hilda
Marchiori de Córdoba, Mirta Medina de Tucumán, Estela Ocaña de Cuyo, Hugo Lupiañez de Mendoza, y María Loisio de San Luis entre otros.
También debo hacer mención que en la actualidad, todas las Universidades del país, ya sea estatales o privadas, poseen la asignatura en cuestión entre sus materias
obligatorias, habiendo tenido el honor de ser el primer profesor titular de Psicología Forense en la Carre ade Psicologíad e la Universidad de
Humanidades de la Universidad de Belgrano, y desempeñar en la actualidad la Titularidad de la materia en las Carrera de Psicologíade las Universidades: "John F.
Kennedy", Adventista del Plata, UFLO, y Universidad Católica de Santa Fe.
Pero no sólo este desarrollo se dio a nivel de claustros, sinó también en la organización de eventos, como fueron los ya clásicos Encuentros Nacionales en la
Especialidad que organizo la Universidad de Buenos Aires, en los años 1988, 1991 y 1993, los cuales tuve el honor de presidir, habiéndose integrado en el último la
Asociación Iberoamericana de Psicología Jurídica, que organizó los Congresos Iberoamericanos de Chile, en 1995, Cuba, en 1997, Brasil, en 1999, España, en 2001,
nuevamente en Chile, en 2003, y pautada la organización en Colombia, para el mes de Noviembre de 2006. También se llevan organizadas cuatro Jornadas en la
Universidad de Buenos Aires, sobre temáticas de la especialidad, 1998, 2001, 2003 y 2005, las cuales, conjuntamente con las Jornadas que realiza anualmente la
tradicional Asociación de Psicólogos Forenses de la República Argentina –A.P.F.R.A.-, son las más importantes de la especialidad que se realizan en la república
Argentina.
En la actualidad, se ha logrado imponer en el ámbito, el reconocimiento de la especialidad y la clara función que desarrolla la psicología forense, en su
entrecruzamiento con la ciencia del Derecho. Esto posibilito una sostenida incorporación de colegas psicólogos especializados en el área, en organismo judiciales,
penitenciarios, minoriles, hospitalarios, prevencionales y criminológicos, con las más variadas especificidades.
También es cierto que las diferencias corporativas no se han terminado, ni mucho menos, un ejemplo de esto fue la Ley de Salud Mental de la Ciudad de Buenos
Aires, que otorgaba a los profesionales de la Salud Mental, la posibilidad de concursar por los cargo de Jefaturas de Servicios y Hospitales de Salud Mental,
situación que provocó una sistemática resistencia que impidío hasta la actualidad, un reconocimiento automático de la función, por parte de los psicólogos que
triunfaron en sus respectivos concursos, obligando a que estos realicen presentaciones ante la justicia para que sea ésta las que les reconozca la legitimidad de su
reclamo.
Por supuesto que el proceso ya no es reversible, no tiene vuelta atrás, tomará más o menos tiempo, pero la legalidad del reclamo ya está planteada, y es "cosa
juzgada".
Pero aún con esto, solo se logra comenzar a edificar una especialidad, la cual está en ciernes, la mayor parte del recorrido está sin transitar, y solo se recorre con
el motor del conocimiento y la experiencia, y eso solo se consigue con el trabajo diario. En estos últimos 20 años, también se han logrado importantes avances en
el material bibliográfico, se han publicado más de 30 obras en la especialidad, que abordan las más variadas problemáticas de ésta, y que constituyen el pilar
fundamental en el cual se apoya el aprendizaje a nivel del grado y de la especialidad doctoral.
Pero creo que el mayor desafío está por llegar y viene de la mano de las concepciones éticas, el logro de un código, plantará la raíces comunes que tenemos que
tener todos aquellos que trabajamos en la especialidad. No es una tarea fácil, ni rápida, necesitará de mucho esfuerzo y tiempo, pero también de acuerdos y buena
voluntad de los diferentes actores, y cuando esto suceda, a no dudar, habremos alcanzado la tan ansiada ESPECIALIZACIÓN INTERNACIONAL.
BOLETÍN OFICIAL 25.806 - BUENOS AIRES, VIERNES 15 DE NOVIEMBRE DE 1985. "BICENTENARIO DEL
NACIMIENTO DEL GENERAL MARTÍN MIGUEL DE GÜEMES. 1785-1985
1
EL SENADO Y LA CÁMARA DE DIPUTADOS DE LA NACIÓN ARGENTINA
REUNIDOS EN CONGRESO ETC. SANCIONAN CON FUERZA DE LEY:
TITULO I
Del ejercicio profesional. Ambito y autoridad de aplicación.
TITULO II
De las condiciones para el ejercicio de la profesión.
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2. Posean título otorgado por universidades extranjeras que haya sido
revalidado en el país.
3. Tengan título otorgado por universidades extranjeras que en virtud de
tratados internacionales en vigencia haya sido habilitado por universidad
nacional.
4. También podrán ejercer la profesión:
a) Los extranjeros con título equivalente, que estuviesen en tránsito en el
país y fueran oficialmente requeridos en consulta para asuntos de su
especialidad. La autorización para el ejercicio profesional será concedida
por un periodo de seis meses, pudiendo prorrogarse.
b) Los profesionales extranjeros contratados por instituciones públicas o
privadas con fines de investigación, docencia y asesoramiento. Esta
habilitación no autoriza al profesional extranjero para el ejercicio
independiente de su profesión, debiendo limitarse a la actividad para la
que ha sido requerido.
TITULO III
Inhabilidades e incompatibilidades.
TITULO IV
De los derechos y obligaciones
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aquellas personas que atiendan y que por los trastornos de su conducta
signifiquen un peligro para sí o para terceros, así como su posterior
externación.
2. Proteger a los examinados asegurándoles que las pruebas y resultados
que obtenga se utilizarán de acuerdo a normas éticas y profesionales.
3. Prestar la colaboración que le sea requerida por las autoridades
sanitarias en caso de emergencias.
4. Guardar el más riguroso secreto profesional sobre cualquier prescripción
o acto que realizare en cumplimiento de sus tareas especificas, así como de
los datos o hechos que se les comunicare en razón de su actividad
profesional sobre aspectos físicos, psicológicos o ideológicos de las
personas.
5. Fijar domicilio profesional dentro del territorio de la Capital Federal,
Tierra del Fuego e Islas del Atlántico Sur.
TITULO V
De las prohibiciones
··························································································
J.C. Pugliese - E. Otero - C.A. Bravo - A. J. Macris.
4
CODIGO DE ETICA
de la
Federación de Psicólogos de la República Argentina
(Fe.P.R.A.)
Aprobado por la Asamblea del 10/4/1999
INTRODUCCION
Si el Código de Etica establece un principio superior al exigido por la ley o a las que
pudieran emanar de Instituciones en las que presta sus servicios, los psicólogos
deben cumplir con el principio ético más elevado
En caso de contradicción, aun parcial, entre dos bienes protegidos los psicólogos
procederán siempre según el criterio ético de optar por el que ocupe el lugar más
alto en la escala valorativa. Si una cuestión no puede ser resuelta por el presente
Código, ni por el Código de Etica del Colegio o Asociación a que pertenecen, los
psicólogos deberán considerar otras instancias de consulta específicamente
idóneas y representativas.
1
Si bien este Código no sustituye a los Códigos de Etica de las Organizaciones
nucleadas en la Federación, se entiende que es apropiado que en el caso de que un
psicólogo sea sancionado por faltas éticas en la Organización a la que pertenece, la
sanción sea comunicada, para que las mismas tomen conocimiento y actúen según
los principios que emanan del presente código.
Para la redacción se tuvieron como documentos base los Códigos de Etica de los Colegios
provinciales el de la Asociación de Psicólogos de la Ciudad de Buenos Aires. Se consultaron
también los Códigos de los psicólogos de Chile, Brasil y E.E.U.U., el anteproyecto del
Código de Etica de los psicólogos de Perú y el Código Deontológico de los psicólogos
españoles.
PREAMBULO
Propician para el ser humano y para la sociedad en que están inmersos y participan,
la vigencia plena de los Derechos Humanos, la defensa del sistema democrático, la
búsqueda permanente de la libertad, la justicia social y la dignidad, como valores
fundamentales que se traduzcan en un hombre y una sociedad protagonista, crítica y
solidaria.
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DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS
B. Competencia
D. Integridad
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sumamente prudentes frente a nociones que degeneren en rotulaciones
devaluadoras o discriminatorias.
Asimismo, se empeñarán en ser conscientes de sus sistemas de creencias, valores,
necesidades y limitaciones y del efecto que estos tienen sobre su trabajo.
En su accionar científico profesional clarificarán a las partes acerca de los roles que
están desempeñando y funcionarán según esos mismos roles.
E. Responsabilidad social
NORMAS DEONTOLOGICAS
Las siguientes son reglas que los psicólogos deberán observar en relación con:
1.1.- Los psicólogos deben obtener consentimiento válido tanto de las personas que
participan como sujetos voluntarios en proyectos de investigación como de aquellas
con las que trabajan en su práctica profesional. La obligación de obtener el
consentimiento da sustento al respeto por la autonomía de las personas,
entendiendo que dicho consentimiento es válido cuando la persona que lo brinda lo
hace voluntariamente y con capacidad para comprender los alcances de su acto; lo
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que implica capacidad legal para consentir, libertad de decisión e información
suficiente sobre la práctica de la que participará, incluyendo datos sobre naturaleza,
duración, objetivos, métodos, alternativas posibles y riesgos potenciales de tal
participación. Se entiende que dicho consentimiento podrá ser retirado si considera
que median razones para hacerlo.
1.5.- En los casos en los que la práctica profesional deba ser efectuada sin el
consentimiento de la persona involucrada, como puede ser el caso de algunas
intervenciones periciales o internaciones compulsivas, los psicólogos se asegurarán
de obtener la autorización legal pertinente y restringirán la información al mínimo
necesario.
2.2- Los informes escritos o verbales sobre personas, instituciones o grupos deberán
excluir aquellos antecedentes entregados al amparo del secreto profesional y ellos
se proporcionarán sólo en los casos necesarios cuando, según estricto criterio del
profesional interviniente constituyan elementos ineludibles para configurar el informe;
en el caso de que puedan trascender a organismos donde no sea posible cautelar la
privacidad, deberán adoptarse las precauciones necesarias para no generar
perjuicios a las personas involucradas.
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2.3- La información que se da a padres y/o demás responsables de menores de
edad o incapaces y a las instituciones que la hubieran requerido, debe realizarse
de manera que no condicione el futuro de los mismos y que no pueda ser utilizada
en su perjuicio.
.
2.4.- Los psicólogos no deben intervenir en asuntos que puedan obligarlos a revelar
conocimientos amparados por el secreto profesional. Tampoco les esta permitido
usar en provecho propio las confidencias recibidas en el ejercicio de su profesión.
2.6.- Cuando los psicólogos comparten información confidencial como resultado del
trabajo en equipo o por características de la Institución en que se desempeñan, la
obligación de guardar secreto se extiende a todos los profesionales participantes.
2.8.1.1.- cuando así lo exija el bien del propio consultante, debido a que este,
por causas de su estado, presumiblemente haya de causarse un daño o causarlo a
otros.
2.8.1.2.- cuando se trate de evitar la comisión de un delito o prevenir los
daños que pudieran derivar del mismo.
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3.1.2.- Siempre establecerán las relaciones profesionales sobre la base de los
principios éticos y la responsabilidad profesional., absteniéndose de satisfacer
intereses personales en detrimento de los objetivos por los cuales han sido
requeridos sus servicios.
3.1.3.- Los psicólogos evitarán establecer relaciones que desvíen o interfieran los
objetivos por los que fueran requeridos sus servicios.
3.1.4.- Los psicólogos no recibirán otra retribución por su práctica más que sus
honorarios. No buscarán otras gratificaciones de índole material o afectiva, ni
deberán hacer uso de la relación profesional para el logro de fines ajenos a la
misma.
3.1.5.- Los psicólogos no iniciarán ninguna relación profesional con sus familiares,
amigos, colaboradores cercanos u otros cuando esto pudiera evitarse. Si por
razones especiales (como las que pudieran resultar de la urgencia o de que no
hubiera otros psicólogos en la región) la intervención profesional no pudiera
delegarse, se reducirá al mínimo necesario y sólo hasta poder efectuar la derivación
conveniente.
3.1.7.- Los psicólogos no aceptarán como consultantes a personas con las cuales
han mantenido vínculos sexuales, afectivos, comerciales, laborales o de otra índole
que pudieran afectar de manera negativa el objetivo primordial de su práctica.
3.2.1.- Los psicólogos mantendrán sus vínculos con colegas siempre dentro del
respeto mutuo y sin intromisión en los límites de la especialidad ajena. Las
divergencias que pudieran surgir deberán ser tratadas por medios coherentes con la
competencia científica y la responsabilidad profesional.
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cesanteados, suspendidos o disminuidos en categoría sin los requisitos del sumario
previo, cesantía justificada o exoneración ajustada a la ley.
3.2.7.- Los psicólogos no colaborarán con colegas que resulten sancionados por los
órganos disciplinarios colegiales (con suspensión o cese de matrícula); mientras se
mantenga dicha situación.
3.2.11.- Los psicólogos no se vincularán con personas asistidas por colegas salvo
en los siguientes casos.
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3.3.1.- En tanto que profesionales los psicólogos deberán armonizar los intereses
propios con el bien común, reconocer a la comunidad como destinataria legítima de
sus servicios profesionales, propender al desarrollo científico y profesional de la
psicología y conducirse siempre de manera coherente con los Principios que este
código indica.
3.3.3.- Los psicólogos deberán conducirse de forma proba, con firme sentido del
honor en el ejercicio de su profesión. Cooperarán con su formación y actualización
continua en el avance de su práctica profesional y en el beneficio de la comunidad.
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3.3.11.- Los psicólogos prestarán la colaboración que le sea requerida por las
autoridades en caso de epidemia, desastres y otras emergencias.
4.- Investigación
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4.6.- No se llevarán adelante proyectos de investigación que impliquen
consecuencias desagradables o riesgo de ellas para los sujetos participantes.
4.7.- Se deberá informar a los sujetos sobre el modo de comunicarse, una vez
finalizada la investigación, con el psicólogo responsable de la misma para el caso en
que pudieran aparecer, a posteriori, consecuencias indeseadas.
5.- Docencia
5.1.5.- Mantendrán buenas relaciones con los alumnos sobre la base de un nivel
adecuado de exigencia y del respeto mutuo.
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forma directa o de manera implícita por haber sido informados de que la institución
en la que se los atiende tiene convenios para la formación de alumnos de grado.
5.1.8.- En el empleo que los psicólogos hacen de casos como material ilustrativo se
extremarán los cuidados necesarios para mantener la reserva sobre los datos que
pudieran identificar a los involucrados..
6.1.- Publicidad
6.1.1.1- Los psicólogos que publicitan sus servicios deberán anteponer siempre las
normas profesionales a sus intereses comerciales. Cuando en la creación o
colocación de esa publicidad participen otras personas, los psicólogos asumirán la
responsabilidad por los mismos.
6.2.- Divulgación
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6.2.3.- Cuando los psicólogos expresen opiniones o comentarios a través de
cualquier medio, directo o indirecto, de divulgación tomarán precauciones razonables
para asegurar que las declaraciones estén basadas en la práctica y la bibliografía
psicológica apropiada.
6.3.- Publicaciones
6.3.5.- Los Psicólogos deberán obtener autorización expresa de los autores cuando
se utiliza información de fuentes particulares que no han sido publicadas.
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6.3.6.- En todas sus publicaciones los psicólogos omitirán y/o alterarán cualquier
dato que pueda conducir a la identificación de las personas y/o instituciones
involucradas.
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