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Pregunta: ¿Cuáles son los motivos por las que Arequipa se siente superior al resto del Perú?
El historiador tacneño Jorge Basadre Grohmann (1903-1980) afirmó con agudeza que la
ciudad blanca era “una pistola que apuntaba al corazón de lima”, como cuando, a mediados
del siglo XIX, los arequipeños se rebelaron debido a los errores del caudillo de Ramón
Castilla, provocando la guerra civil peruana de 1856-1858 la más violenta de nuestra historia,
también conocida como la Revolución de Arequipa.
Ya todos sabemos que a Arequipa la llaman la ciudad blanca, ¿el motivo? Algunos creen que
se debe al sillar, piedra volcánica que confiere un color particular a las más hermosas a
construcciones del casco histórico de la ciudad (declarado patrimonio cultural de la
humanidad por la UNESCO en noviembre de 2000)
Otros, en cambio, con una seguridad a veces no exenta de cierto racismo arguyen convencidos
que el apelativo de Ciudad Blanca se debe a la gente de la piel blanca que se asentó al pie del
volcán Misti desde su fundación, es decir, españoles en su gran mayoría.
Este asunto es, huelga decirlo, motivo de ardorosos desencuentros, pues, el arequipeño más
conservador y trasnochado, considera que su ciudad se ha visto invadida por hordas de
migrantes (provenientes sobre todo de Puno y Cuzco) que han convertido a su tierra nívea, en
poco menos que un muladar en donde para encontrar un arequipeño de verdad ahora hay que
buscar con lupa.
Hay que decir, de una vez, que el arequipeño es quizá el más orgulloso y el más regionalista
del Perú (por su genuino y descomunal amor a su tierra, por considerar que nacer en Arequipa
es un privilegio insondable).
No obstante esto también tiene sus lastres: es una de las ciudades más racistas y clasistas del
Perú.
Por otra parte, el limeño, por lo general cae en el ombliguimo: creemos que Lima es el Perú,
el centro del mundo. Por eso es muy conocida la frase capitalina “hoy no atiendo a provincia”.
Pero el arequipeño no se considera un provinciano. No, de ninguna manera. Es más, apela a la
historia para ratificar su carácter de república independiente. Por ejemplo, durante la guerra
del pacifico, cuando los chilenos invadieron lima, se decidió que, dada su posición
estratégica, Arequipa fuera la momentánea capital de la república.
El pueblo insiste declarando, que su cuna es recinto de guerreros y poetas que supieron tejer
juntas la lira y las bayonetas. Aquí asoma la figura pletórica de Mariano Lorenzo Melgar
Valdivieso, poeta y revolucionario independentista
Con todo lo antes visto el arequipeño esta fascinado con su historia, y completamente
convencido que no necesita ni de Lima ni del resto del Perú, así mismo, de su tierra han salido
los hombre más brillantes de todo el país, no en vano se nace al pie de un volcán