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La infección de la herida quirúrgica (IHQ) y las complicaciones que de ella se derivan han
constituido un hecho inseparable a la práctica quirúrgica desde sus rudimentarios
comienzos hasta la actualidad. Las primeras medidas activas para luchar contra las
infecciones asociadas a la cirugía se deben a Holmes y Semmelweis en 1846, que
estudiaron la alta mortalidad de las mujeres hospitalizadas con fiebre puerperal en las
maternidades de Viena. A raíz de la muerte de un colega tras participar en la necropsia de
una paciente infectada, postularon que la infección se trasmitía de una manera directa e
instauraron el uso obligatorio de guantes y el cambio de ropa, lo que redujo la mortalidad
materna de un 11,4% en 1846 a un 1,3% en 1848. Más adelante, tras el descubrimiento de
las bacterias por Pasteur, Lister en1867 publica Principios de antisepsia, que revolucionó
la práctica de la cirugía. La aplicación de técnicas de asepsia permitió disminuir la tasa de
infecciones en cirugía electiva del 90 al 10%. Otros autores como Holmes, Kocher y Halsted
también fueron precursores cuyos trabajos permitieron, junto con el desarrollo del
tratamiento antibiótico, establecer las bases de las actuales técnicas de asepsia y
antisepsia.
A pesar de los avances aparecidos en las técnicas, los materiales quirúrgicos, los
antibióticos y los métodos de esterilización, un número importante de procedimientos
quirúrgicos desembocan en este tipo de complicación. Entre las causas que motivan esto
se postulan el aumento global de la actividad quirúrgica (en Estados Unidos se estima que
al día se realizan más de un millón de procedimientos quirúrgicos), la creciente resistencia
antibiótica, la extensión del espectro de población operable a pacientes cada vez más
seniles y con pluripatología, y la realización de procedimientos más complejos, como
trasplantes, prótesis, etcétera.
La cirugía que involucra un corte (incisión) en la piel
puede llevar a una infección en la herida tras la operación.
La mayoría de las infecciones por heridas quirúrgicas se
presentan en los primeros 30 días luego de la cirugía.
CAUSAS
Las heridas quirúrgicas pueden infectarse por:
MEDIOS DE DIAGNOSTICOS
KOH - prueba rápida para detectar hongos en una muestra. La muestra se trata con
una solución especial, se coloca sobre un portaobjetos y se examina al microscopio
Cultivo de hongos - se solicita cuando se sospecha infección fúngica. Muchos
hongos son de crecimiento lento y los resultados pueden tardar semanas
Cultivo de micobacterias - se solicita cuando se sospecha infección por
micobacterias. Son microorganismos de crecimiento lento y pueden tardar semanas
en ser identificados
Hemocultivo - se solicita cuando se sospecha que la infección de la herida se ha
extendido a la sangre (septicemia)
Pruebas moleculares para la detección de material genético de un microorganismo
concreto
Otras pruebas de laboratorio - para detectar causas subyacentes que pueden afectar al
proceso de curación de la herida, por ejemplo, la glucosa para detectar una posible
diabetes
DIAGNOSTICOS
En la actualidad el diagnóstico etiológico puede apoyarse en gran medida en las pruebas
de imagen, pero en la mayoría de los casos la anamnesis, la exploración física y la analítica
de urgencias suelen ser suficientes para el diagnóstico de sospecha, y así iniciar con
prontitud el tratamiento.
En la mayoría de los casos los signos locales de dolor, hinchazón, eritema y drenaje
purulento proporcionan el diagnóstico más certero de IHQ. Sin embargo, en pacientes con
obesidad mórbida o en heridas multicapa, como después de una toracotomía, los signos
externos pueden estar retrasados.
En cuanto a la fiebre, muchos pacientes con un IHQ la desarrollarán, pero por lo general no
ocurre inmediatamente después de la intervención quirúrgica, de hecho, la mayoría de las
fiebres postoperatorias (dentro de las primeras 48 horas) no están asociadas con una IHQ.
Tras 48 horas, la IHQ es la causa más común de fiebre. Cuatro días después de la
intervención quirúrgica, es igual de probable que la fiebre sea causada por el sitio quirúrgico
que por otra infección.
El diagnóstico microbiológico debe iniciarse a la vez que el clínico, a partir de muestras
tomadas de la lesión y de los hemocultivos. Las muestras obtenidas mediante punción-
aspiración o biopsia son preferibles a los frotis superficiales realizados con torundas o
hisopos. En la celulitis, la punción-aspiración con aguja fina tiene un rendimiento
diagnóstico bajo (20%), que aumenta si se realiza en el borde eritematoso de la lesión o en
el punto de máxima inflamación. En algunos casos, un frotis nasal puede identificar a
portadores de SARM y ayudar en la elección del tratamiento antibiótico empírico inicial.
TRATAMIENTO
Los antibióticos se utilizan para tratar la mayoría de las infecciones de heridas. En
ocasiones también puede necesitar cirugía para tratar la infección.
1) ANTIBIÓTICOS
El pus de su herida se puede examinar para averiguar cuál es el mejor antibiótico. Algunas
heridas se infectan con Staphylococcus aureus resistente a la meticilina (SARM), que es
resistente a antibióticos de uso común. Una infección con SARM requerirá un antibiótico
específico para tratarla.
No tocar directamente las heridas, salvo si se tienen puestos los guantes estériles o
se utiliza técnica que descarta la manipulación
Los vendajes sobre las heridas cerradas deben retirarse y/o cambiarse cuando
estén húmedos o el paciente tenga signos y síntomas que hagan pensar en una
infección, por ejemplo, fiebre, dolor muscular, etc. Cuando se quite el vendaje se
examinará la herida en busca de signos de infección
Si la herida supura, recoger cultivos de exudado
Vigilar complicaciones
Cuidados de la herida y drenajes.
Administración de medicación.
Inmovilización.
Manejo de la nutrición.
Manejo de líquidos y electrolitos.
Precauciones circulatorias.
Protección contra las infecciones.
Vigilancia de la piel.
Manejo de las inmunizaciones y vacunaciones.
Protección contra las infecciones.
Interpretación de datos de laboratorio.
Monitorización de los signos vitales.
Baño.
Cuidados de las úlceras por presión
PREVENCION
Las Infección Herida operatoria son un problema frecuente (5%) potencialmente letal que
supone un aumento importante de la morbilidad, el coste y la estancia hospitalaria.
Se debe realizar una vigilancia activa de las IHQ en el postoperatorio que permita un
diagnóstico y un tratamiento tempranos de éstas.
La prevención de la aparición de IHQ debe ser una actitud activa, continua y primordial para
todo el personal implicado en el preoperatorio, el perioperatorio y postoperatorio.
Desde el punto de vista del cirujano, el lavado y sobre todo la técnica quirúrgica depurada
son las formas de prevención más importantes.
http://www.elsevier.es/es-revista-clinica-e-investigacion-ginecologia-obstetricia-7-articulo-
infeccion-herida-quirurgica-prevencion-tratamiento-13110137
http://www.cuidados-intensivos-sedar.es/manual-cuidados-intensivos/manejo-de-las-
infecciones-de-la-herida-quirurgica
http://sisbib.unmsm.edu.pe/bibvirtual/libros/medicina/cirugia/tomo_i/Cap_02_Infecciones%
20quirurgicas.htm
https://encolombia.com/medicina/revistas-medicas/cirugia/vc-161/cirugia16101-programa/