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alimentos como las tortillas, las galletas y las tostadas. Aunque también se encuentran en
otros alimentos como verduras, frutas, leche y leguminosas.
Durante la digestión y otros procesos del metabolismo, los carbohidratos que ingerimos se
convierten en una molécula mucho más pequeña llamada glucosa. Esta es fundamental para
el funcionamiento del cuerpo y principalmente del cerebro, ya que es casi la única fuente de
energía que es capaz de utilizar.
Triglicéridos
También conocidos como grasas o aceites, están formados por un molécula de glicerol; un
alcohol soluble en agua y tres moléculas de ácidos grasos. Se componen básicamente de
carbono, hidrógeno y oxígeno. Los triglicéridos están presentes en nuestro cuerpo
(aproximadamente el 90% de la grasa coporal son triglicéridos) y también en los alimentos.
Tipos de ácidos grasos: Los hay de varios tipos en función de su estructura química, lo que
también determina sus funciones o efectos sobre la salud.
Ácidos grasos saturados. Si se consumen en exceso, tienden a elevar los niveles o tasas
de colesterol y triglicéridos en sangre. Algunos ejemplos son laúrico, mirístico, palmítico y
esteárico. Este tipo de ácidos grasos predomina en los alimentos de origen animal como
carnes, vísceras y derivados (embutidos, patés, manteca, tocino, etc.), lácteos completos
y grasas lácteas (nata y mantequilla), huevos y productos alimenticios que contengan los
alimentos mecionados. También están presentes en el aceite de coco y palma y
productos que contienen grasas hidrogenadas (snacks, productos de repostería
industrial, etc.).
Ácidos grasos poliinsaturados. En este grupo se encuentran los ácidos grasos omega-6
(linoleico, esencial) y omega-3, estos ultimos característicos de la grasa del pescado azul
-EPA y DHA (ácido eicosapentanoico y docosahexanoico), pero en los que también se
incluye el ácido graso linolénico, al igual que el linoleico esencial, y a partir del cual en
nuestro organismo se sintetizan los ácidos grasos EPA y DHA. El término esencial hace
referencia a que nuestro organismo no lo puede producir por sí sólo y que por tanto debe
ingerir junto con los alimentos que conforman la dieta. Las grasas poliinsaturadas
reducen el colesterol total y los niveles de triglicéridos en sangre y tienen una acción
antiagregante plaquetaria (reducen el riesgo de formación de trombos o coágulos). Son
fuente de este tipo de grasas: aceites de semillas (girasol, maíz, soja), margarinas
vegetales, frutos secos grasos u oleaginosos (en especial, nueces y almendras) y aceite
de hígado de bacalao.
Las grasas saturadas deben suponer menos del 10% de las calorías de la dieta cotidiana,
las monoinsaturadas un 15-20% y las poliinsaturadas, menos del 7%.
Fosfolípidos
Tal y como su nombre indica, son grasas o lípidos que contienen ácido fosfórico. Los
fosfolípidos más importantes presentes en nuestro organismo son: fosfatidilcolina (lecitina)
y fosfatidilserina o etanolamina (fosfolípidos presentes en las membranas celulares), las
esfingomielinas (en neuronas) y las cardiolipinas (en células del músculo cardiaco). Los
fosfolípidos no son especialmente abundantes en la dieta, sin bien se encuentran en
alimentos tales como el hígado, los sesos, el corazón y la yema de huevo. Eso sí, se
comercializan en catidades significativas como aditivos emulsionantes para la fabricación
de margarinas, quesos y otros alimentos.
Colesterol
Es un componente estructural de las membranas celulares de nuestro cuerpo (les cofiere
estabilidad) y también es precursor de otras moléculas de gran importancia: vitamina D,
hormonas esteroideas (adrenales, sexuales y placentarias) y ácidos biliares de la bilis
(relacionados con la eliminación del colesterol, la predisposición o no a piedras en la
vesícula biliar y con la absorción de sustancias grasas).
Existe por tanto un colesterol endógeno; el que produce nuestro organismo y un colesterol
exógeno; de los alimentos que ingerimos.
En nuestro cuerpo el colesterol se transporta en sangre unido a proteínas (apoproteínas) y
a otras grasas (triglicéridos, fosfolípidos...) formando las denominadas lipoproteínas. Las
más importantes son:
LDL: transportan sobre todo colesterol y fosfolípidos por los vasos sanguíneos.
HDL: transportan el colesterol desde las células periféricas al hígado, evtando que se
acumule en las paredes de los vasos sanguíneos.
El colesterol de la dieta sólo se encuentra en alimentos de origen animal, entre los que
destacan: vísceras, carnes y embutidos, nata y mantequilla, bollería y pastelería... Según
las recomendaciones de los expertos hay que limitar la ingesta de colesterol a menos de
300 mg/día. Otras veces las recomendaciones máximas diarias de colesterol se expresan
en 100 mg/1000 Kcal.
Digestión y absorción
La digestión de las grasas se inicia en la boca. Las partículas de alimento se disgregan en
otras más pequeñas mediante la masticación y actúa una enzima, la lipasa lingual, que
comienza la ruptura de los triglicéridos en otras sustancias más sencillas (diglicéridos;
molécula de glicerol unida a dos ácidos grasos).
En el estómago actúa la lipasa gástrica y en él se absorben algunos ácidos grasos de
cadena corta y media (en relación con el número de carbonos de los ácidos grasos; 4-6 y
8-10 respectivamente). A nivel de duodeno y yeyuno, porciones del intestino delgado,
gracias a la colecistokinina, que hace que la vesícula biliar se contraiga y libere bilis, se
produce la emulsión de las grasas facilitada por los movimientos peristáticos. También
actúa la enzima lipasa pancreática y se obtienen finalmente monoglicéridos (una molécula
de glicerol unida a un ácido graso) y ácidos grasos, así como glicerol libre y colesterol. Los
ácidos grasos de cadena corta y media y el glicerol, se absorben y pasan hacia la sangre y
son transportados hacia el hígado. Los ácidos grasos de cadena larga (de más de 12
carbonos) se absorben y se resintetizan en triglicéridos en el enterocito (células del epitelio
o revestimiento del intestino delgado), formándose los quilimicrones, que también
transportan una parte de fosfolípidos y colesterol. A través del sistema linfático los
quilomicrones pasan al torrente sanguíneo. El 97% del total de la grasa de la dieta es
absorbida y el resto se espulsa junto con las heces. Las grasas absorbidas serán
transportadas en sangre en forma de lipoproteínas.
Metabolismo
Depués de comer, es decir, en situación postprandial, la grasas se emplean como
combustible energético o se almacenan en el tejido adiposo o graso o bien pasan a formar
parte de membranas celulares.
En situación interdigestiva o de ayuno, se produce la movilización de las grasas desde el
tejido adiposo, dando lugar a ácidos grasos, los cuales puede tener distintos destinos
metabólicos: ser empleados como fuente de energía en los tejidos en general, en
presencia de oxígeno dar lugar a unos compuestos llamados cuerpos cetónicos (en
situación de ayuno y falta de glucosa como sustrato energético) o bien pasar a formar
parte de membranas de celulares.
Enfermedades y consumo de grasas
Hipercolesterolemia, hipertrigliceridemia, pancreatitis, obesidad, colelitiasis o piedras en la
vesícula biliar, enfermedades metabólicas (jarabe de arce), hiperuricemia, etc. En
cualquiera de estas situaciones se precisa de una dieta específica elaborada por expertos
en Nutrición, Dietistas-Nutricionistas o médicos especializados.
Hoy día estamos en una sociedad anti-grasa y existe una auténtica fobia ante el colesterol,
los triglicéridos.... Estas sustancias son necesarias para la vida, forman parte de nuestro
organismo cumpliendo funciones vitales importantes. Lo que debemos tener siempre
presente es llevar a cabo una alimentación equilibrada e individualizada, cada persona es
distinta y no todos tenemos las mismas necesidades ni tenemos porqué restringir ciertos
alimentos de nuestra dieta si estamos sanos y tenemos un buen estado nutritivo. Se suele
referir a la grasa mala atendiendo a su capacidad para elevar el nivel de colesterol en
sangre. Esta grasa es la llamada grasa saturada, que a pesar de todo, debe estar presente
en nuestra dieta diaria, eso si en las cantidades adecuadas, sin exceso ni defecto. La
llamada grasa buena se encuentra principalmente en alimentos de origen vegetal, si bien
lo que realmente importa es el total de grasa de la dieta cotidiana (debe suponer un 30-
35% de las calorías totales, siempre que el margen aumente por un mayor consumo de
aceite de oliva) y su calidad, la cual viene determinada por la proporción de los distintos
ácidos grasos, insaturados y saturados.
Enlaces de interés:
revista.consumer.es:Dieta equilibrada
Enlaces de interés:
revista.consumer.es:Alimentos saludables para el corazón
Enlaces de interés:
revista.consumer.es:Aceites: de oliva, de girasol, de soja, de maíz...
Enlaces de interés:
revista.consumer.es:Frutos secos y frutas desecadas
Enlaces de interés:
revista.consumer.es:Pescado azul
ETIQUETAS:
El agua forma parte del 70 % del peso del cuerpo humano, y no es de extrañar, que una
persona que no beba agua, pueda morir en unos pocos días.
En condiciones normales, un ser humano cada día pierde unos dos litros de agua entre el
sudor, la respiración, la orina y las defecaciones, y estos dos litros deben ser recuperados
cada día, ya sea ingiriendo agua, refrescos, fruta, alimentos acuosos, etc. Lo lamentable
y triste es que al gua está al alcance de nuestra mano, en cada una de las casas, siempre
existe un grifo del que poder beber, pero aun así, la mayoría de las personas del primer
mundo, sufren de lo que se suele denominar “deshidratación crónica” ya que no beben el
líquido suficiente, y luego se quejan de cansancio general. Tan solo bebiendo un poco
más de agua cada día podría solucionarse.
Cuando una persona no acostumbra a beber todo el agua que necesita, el agua se aleja de
las articulaciones para regar otras zonas del cuerpo más importantes, dejando una mayor
fricción que puede ser causa de dolor y conducir a lesiones y a artritis.
Los ojos también, necesitan una continua hidratación a través de los parpados, y es por
ello que parpadeamos una media de entre 15 y 20 veces por minuto, para tener el ojo bien
lubricado.
Las células del organismo necesitan permanecer siempre a una temperatura constante, de
unos 36 a 37 grados. Por encima de los 40 grados, puede aparecer lo que se conoce como
golpe de calor, el hipotálamo sufre un colapso, y puede ocasionar incluso la muerte.
Precisamente, es esta glándula la que regula el calor en el interior del organismo.
A modo de anécdota, cabe citar que los perros no tienen glándulas sudoríparas, por lo que
regulan su temperatura mediante la saliva de la boca. Es común por tanto ver los días de
calor a los perros con la boca abierta. Los elefantes, en cambio, utilizan la gran capilaridad
de sus orejas, para circular por allí la sangre y enfriar su cuerpo.
Una buena regla para consumir agua es dividir el peso entre 10. Si usted pesa 70 kilos, se
aconseja beber 7 vasos de agua diarios. También es conveniente controlar el color de la
orina, buscando un tono amarillo claro. en caso de observar una orina oscura, significa
que necesitamos beber mas agua.
El agua recomendada para eliminar toxinas es el agua pura, que tiene tendencia a
asociarse y combinar con otros elementos, aunque también podría hacer perder valiosos
minerales corporales, por lo que no se aconseja beber durante un largo tiempo el agua
pura, ya sea destilada, de nieve o de lluvia.
Los egipcios y los romanos utilizaban el agua congelada de nieve con fines terapéuticos,
para conservar carnes y pescados, refrescar bebidas, tomar helados, y como
recomendación esencial en muchos preparados medicinales antiguos.
Dado que el agua es un componente tan importante para nuestra fisiología, debemos tener
en cuenta tanto la cantidad como la calidad del agua que tomamos. El agua debe ser
siempre potable, limpia, libre de contaminantes. Pero no todo es beber agua, recuerde que
para mejorar su salud, conviene el ejercicio regular, una alimentación equilibrada y una
actitud positiva ante la vida. Se sorprendería de la propia capacidad natural que tiene el
ser humano para curarse a sí mismo, así que ayúdele y ahora mismo bébase un vaso de
agua.
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El cuerpo es una máquina maravillosa, de eso no hay ninguna duda. Pero para que todo
funcione a la perfección, es necesario que mantengamos unos hábitos saludables y una
correcta alimentación que nos brinde los nutrientes imprescindibles. Hoy queremos
explicarte la función de las sales minerales en el organismo. ¿Quieres conocerlas?
Las sales minerales son las encargadas de la formación de los tejidos del cuerpo
humano, la elaboración de hormonas y sirven igualmente como controladoras de
funciones orgánicas a través de una acción de regulación. También son las encargadas
de mover el agua en el cuerpo, y un papel en la excitabilidad neuromuscular.
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Protegen de ciertas sustancias tóxicas, y algunas tienen una acción antioxidante que
permite combatir el envejecimiento.
El hierro es muy importante porque ayuda a respirar a todas las células. Garantiza el
transporte de oxígeno desde los pulmones hacia los otros órganos y almacena el oxígeno
en los músculos. El hierro es raro en la alimentación y se absorbe mal por el organismo.
Normalmente se encuentra en la casquería, el cacao, los mariscos, la yema de huevo, las
legumbres, los frutos secos o la mayoría de los cereales del desayuno. La necesidad es
más importante en las mujeres por culpa de las pérdidas de sangre con las reglas
mensuales o el embarazo.
JACKF/ISTOCK/THINKSTOCK
Las necesidades en sales minerales son cotidianas y deben ser aportadas por la
alimentación. Al igual que las vitaminas, el organismo no puede fabricar por sí mismo
las sales minerales, y el excedente se elimina a través de los riñones. Las necesidades
varían en función de las personas, de su actividad física e intelectual, de su estado de
salud, de los hábitos alimenticios y del consumo de medicamentos, tabaco, café o
alcohol.