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Capitulo VIL Palabra y masica en la Contrarreforma . La comprensién de los textos y la armonia La exigencia de encontrar un sistema més sencillo y racional con el '2 la mtsica se habia manifestado, de forma muy wpedido a es hallar una solucién Al término del Cinguecento, un problema de tal envergadura ’ los teéricos de una’ otra tendencia, sino tambié ‘an, verdaderamente, como un problema dramét digno den a. Por su trascendencia, dicho pro- blema acabé por por el més. ampli , due aspiraba a un retorno a la claridad clésica que el entrete aba_en Condiciones de ofrecer, al menos mientras las palabras que aqué- problema de segunda parte [...] se ha dicho que la in, armonia_y mimero y que, al pa- fas cosas, dentro de la composicién, es més importante ‘in embargo, [dentro de la melodia] se instala 1a ora- 139 40 Enrico Fubiai cin como cosa principal y las otras dos como cosas que estén al servicio de la oracién [...] Por este motivo, si no es licito entre los poetas com. poner una comedia a base de versos’trégicos, tampoco es del miisico que una cosa se acompatie por la otra, es decir, la armonia por las palabras, fuera de todo propésito. No conviene entonces que, en rela. cién con una materia de cardcter alegre, usemos una armor re y nie ni que, en relacién con und materia de cardcter finebre ¥ que igtimas, usemos una atmonia alegre y niimeros ligetos 0 velo- es. Es necesario, por el contratio, hacer uso de las armontas alegres y de 3s miimeros veloces para las materias alegres, asi como de las armonias ites y de los mimeros graves para las materias t I objeto de que cada cosa se haga coir la debida proporcién. Pienso que cada uno sabré hacerlo éptimamente cuando tenga en cuenta lo que yo he esctito en la ter- naturaleza especifica del modo musical sobre de aor sxprese aspereza, di Ja armonia debe expresat un lar: debe ser algo dura y aspera, aunque sin llegat a hacet cuando alguna palabra exprese llanto, dol Y cosas. parecid >". Zarlino esboza una est miisico que pretenda componer de , sin crear contradicciones irracionales. Pot ido. precisamente en est los primeros misicos 88, Pero que apenas es esbozado por Perfecionando poco a poco, hasta finales del teorfa de los afectos, que represents el presupu de dicho vocal ee Vale la pena citar otro pasaje de Zatl n el que se taza, pr mente, el camino a seguir por el mtisico que pretenda dar un acompaiia. miento adecuado a cualquier texto: para expresar —por ejemplo— pecs. dumbre y dolor «establecerd las partes de la can procedan, diante movimient de tono y los de di cima mayor mas grave [ n los que no se no *, haciendo oft a sexta oi son pot naturaleza algo ésperas, por encima de la cuerda 1) Mas se debe advertir que el motivo de expresar efectos a de atribuirse solamente a las mencionadas consonancias 10 & los movimientos que hacen cantando las tas partes. Estos movimientos son de dos clases: naturales y les; los naturales son aquellos que tienen lugar entre las cuerdas naturales ca di dos tonoe (SEIT Palabra y misica en la Contarreforms (s vitiles que los que se efectéan con el aus , que se sefializan con los signos # y b y que, al ser nen algo de languidos; de éstos nacen, por segundos Jo?, Zarlino prosigue haciendo indicacién, con cierto detalle, del significado que encierra cada tipo de interv cada intervalo y cada sucesién melédica (cantilena); pone ast los cimientos de lo gue podria denominarse, usando términos modernos, una teoria seméntica de la misica, basada en las propiedades naturales de los sonidos y de los intervalos. Leyendo los escritos de Zarlino, aparecidos al antes de que nazca el melodrama, se aprecia claramente cémo la semanticidad de la musi- ca asume una funcién ransformacién y cbmo dicho tebtico disefia un modelo de lenguaje musical, con una gramdtica y un voca bul 3s, del que se servirin los autores de melodramas, quienes, dia cenrigueciendo y perfeccionando més. A su vez, esta setnan 4 —como era de espe- . La «Camerata» de los Bardi y la teoria de los afectos El problema que se hacia cada ver més urgente en orden a su s fie, eza el de la tela pero decla- 5 galimatias. ios y los senciller de los antiguos, como s de los modernos. Nicola Vicentino, ted- rico y misico, disefpulo de Willaert, en su tratado La antigua msica redw- cida a la moderna préctica, del afo 1555, aspira a ese retorno, por conside y Ia teoria de los griegos, con sus modos cror ico remedio posible de adoptar contra tanto dose a Platén y 2 los demés filésofos griegos, 142 Enrico Fubini afirma la supremacia de la ps se daba otro paso més en relacién con Ja nueva concepci6n, erse, de la miisica como monodia acompafiada, a fe su formmulacién tedrica més desarrollada los’ misicos tes de la Camerata de los Bardi. El verdadero ani rario-musical del Renacimi conde Bardi, el logo de la miisica antigua y de la moderna (15 damentales por los que se regiria el nuevo estilo music 1 al compararla con la miisica. Con esto, jue acabarfa habrfan a la misica, visidn que casi adqy al término del siglo xvi. Los griegos —afirma Galilei— cultivaton y rin- dieron grandes honores 2 la musica, «clasificada entre las artes que se de- rnominaban liberales», Sin embargo, de rumbo hacia el polo opuesto: «en lineas geners po, durante el Imperi legado a acumular]»*. Después de los griegos y de los romanos, que se ocuparon de la misica sobre todo specto al teatro, se abre, en opinién de Galilei, de decadencia, a causa’de las im Tealia grandes nes de los birbaros_por largo smpo, lleg6 a consumirse cualquier vestigio de ciencia y, como sorprendidos de pronto por un grave letargo de ign eron sin ningiin deseo de saber; de la miisica se tenfan las vveraron hasta que, prim Zatlino, comenzaron a ica yo fgacisn diferente del fendmeno a is dindmica que lo env ms tents. (N, del Palabra y misica en la Contrarreforma 13 En materia de misica, este esquema se traduce en Ia identificacién de la barbarie gética con Ia polifonia contrapuntistics, esquema repetido mil veces hasta lo para los miisicos y los teéricos de la Epoca, la nueva mn se recobraba a partir de la tradicién mds genuina representada por la miisica sviega, acerca de la cual se albergaba la creencia de que habria sido a una sola voz o al unisono. Asimismo, la teoria griega que reconocia un ethos ‘musical especifico a cada modo parecia estar de acuerdo con la idea de que de ls polifonia— era absurda no sélo por Ia confusién én por el hecho de que mezcla poner esclas de dstntogenero , como consecuencia, uso 0 contradictorio el efecto que producfa retorno idea e de los sonidos y las rel del oyente. Asi pues, el misico renunciaba conscientemente a todos les con el fin de retomar la més antigua y val iracional € ; te oscuros. A pesar de cuanto se acaba de expo- net, lo que mas interés contiene es comprobar como, por primera vez, las exigencias y aspiraciones de misicos y tesricos se insertan en un horizonte al més vasto, asi como que aflora una nueva concepciGn de la misica due se va perfilando con éxitos, aungue se trate de éxitos, de una manera o de otta, muy diversos e imprevisibles con respecto a los intentos que lle- vvaran a cabo los reformadores. Ahora bien, el hecho de que est dores apelaran a la misica griega y, en particular, se pensaba que reinarfa entre misica y palabra en la Antigtiedad clésica, se traduce positivamente, por un lado, en un juicio critico muy sagaz en los enfrentamientos que tienen lugar con la misica polifénica y, por otro, en tuna nueva y fevolucionaria forma de concebir el uso que se hace del len- ‘guaje musical. 3. Lamisica, conforme a la naturaleza Ya se ha hablado a menudo de racionalismo abstracto a propésito de las concepciones que de la mtsica imperaron durante la Edad Media; la nueva We Enrico Fubiai cestética musical, la que nace con Ja monodia acompafiada y con la _polémica relativa a los eotejos que se efectiian entre ésta y el contrapunto, se puede definir atin como una concepcién de indole racionalista, aunque el raciona- lismo implicito en la misma sea de tipo muy diferente al vigente en las concepciones medi mentalidad renacentista, junto con el fomento adquirido pot la ciencia mo- conduce 1a misica hacia una progresiva racionalizacién del lenguaje racionalisimo medieval habia favorecido el desarrollo de una rincamientos, completamente somento, ast como de las exigencias oyente, el ejecutante y el compositor; por el 10 que instaura el Renacimiento se mueve en precedente. La se rover los afectos, exige w lo, simple y racional, del cual son buenos 1odia acompafiada, al esbozar dentro de su obra un ica, da pie a la aspera polémica ‘un pasado mas @ menos remot edoni ue surge fundada en dos acusaciones mt iones a la concepcién ido en medieval de la misica. Sin embargo, el di ‘o mejor dicho la disputa, a el Cinguecento, los te6 y se ensafiaban en polémicas los unos con los otzos, mientras 0s continuaban, sin que se les molestara, ejeciendo su cambio, Vincenzo Galilei, misico, é hacer como de concebir la misica. Debido a esto, el corrillo que habfa do- minado la situacién durante la época anterior se deshace; dos mundos que se habian hallado privados de comunicacién, el que agrupaba a los teéricos os que saben— y el que agrupaba a los ‘mtsicas —los que lo hacen—, eentran bruscamente en contacto por primera vez. Como consecuencia de este encuentro, emergen concept po, se embotan las viejas empetios de antafio, y los viejos problemas pierden de golpe su raz6n de ser. La nueva concepcién racionalista de ica nace gracias a Galilei, no ya de cons € histéricas, sobre el substrato aportada La mono: s verdadera que la px hubieran adoptado en su dia, sino, sobre corde Aretino’ —afir- ia se pretendiera extraer luz de Ia virtud y, particularmente, de la misica regulada; ocurria que entre los Palabra y msi en la Conteareforma hombres habia dejado de practicarse aquella forma de cantar que, ipio del mundo, se habia adquirido de modo naturil, De la misma es cuando cultivaban los campos y los pastores SQ uso de aquella forma d& de expulsar de sus corazones el ss petsistentes y pesadas fatigas. Esta clase de i de Estos asta nuestros empos 29 propio mundo» a que se le brinda a la misica, en cuanto que ¢s it este motivo, eterna e inmut leyes de ésta por parte de todos los teéricos que sucedan a Desde esta perspectiva, el intervalo se convierte en el tun eonjunto con- se volverin. nulos Conelaye, pues, Galilei: «Tan confusa y ‘no puede producir efecto alguno en quien la con la propiedad singular de causar Jo que no se da, de ningtin modo, fen la moderna prictica contrap , que confunde nas partes, [musi cales] con las otras e impide las operaciones naturales». El hecho de pi al iotereal meléi al eoijarlo con el aco de varios. sonidos significa que Galilei funda la pos! je una unién entre misica y pa- Jabra en principios clas y racionales. Cada palabra o grupo de palabras cexpresa un concepto o un sentimiento que se corresponde con determinados intervalos melédicos, Sin embargo, si se yuxtaponen diferentes melo ‘unién de éstas con las palabras devendré un fenémeno itzad ‘que ya no se hallaré regulado por una motivacién fatima, La préctice polifé- perpone diversas palabras y melodias «sin una de esas partes ci mello o has del tad o 1a conc! 5 Ibid, pp. 5657. bid, B16 bid p73. e Enxico Fubint hay, asta en el abismo. Dicen que esto esté bien hecho por (llevar a cabo Ia Titactn de los concepts, de las plabresy de as pares, aranréndone con mucha frecuencia una de las silabes (de lo largo de veinte notas diferentes o aun jaros y en otras el gafido de’los perros, Esto es cause de y Je roba tanta fuerza a la expresién del afecto, en ‘conmoverse cuando eee it de alegar razones [que justifiquen lo expucsto]» 5 veces durante aquellos 10 también en los misi composiciones de caso del Contr de la Iglesia cat ridad y, sobre todo, ia necesidad nuevo espectéculo melodram: contra la polifonia se sedimen farro ue deja I progrsiva rao 10 también sobre el rastro que deja la concepcion gu feneraliza de la misica como algo antihedonista y racionalista, La fase a Ja que se recutre tan a menudo en los tratados de la época: «la expresiGn de los afectos», no es més que la alternativa que se contrapone a la con- cepcidn de la misica como deleite auditivo, concepcién encarnada hasta en- toners por Ja pict plifnca, en la que ls palabras —el sustenante © al expresivo perseguido— se sofocaban y ane- aban en un mar de sonidos y de armonias de sino diverso, «Deb puto placer que los acordes de nadie que no juzgue [las por su variedad, saan sin embargo, por lo que cncirne a Ia ex resin conceptual son pestiferas, ya que no resultan aptas para otra cosa ue no sea hacer del concierto aigo variado, Io que no siempre, sino iis bien nunca, conviene a la expresién de concepto alguno, tanto’ del poeta n particular), la ba- lei y de la Camerata de los Bardi se dirige contra el hedonis- Palabra y misica en la Contarreforma “7 que no sea sélo placer sensitivo sino, de los afectos; a pesar de esto, que se desenvuelve, dicha batalla la negacién de la autonomia de la ‘iisica en pro de una subordinacién de significado y a la légica del Tenguaje verbal. La pol jue se suscita con respecto al contrapunto ‘recuentemente en Galilei un doble aspecto: el de una polémica el enredo polifénico de las voces, que contrasta con la seneillez y la 1d musicales que conlleva la melodia tnica, y el de una polémica contra del proceso musical que consiste en anteponer la misica ala pa labra, al reivindicarse por parte de Galilei la independencia y la dignidad de la primera con respecto a la segunda. «No tiene nada de ingenioso y de curio- so el contrapunto modemno —afirma G eardcter] vvago y gracioso [que contienen] las consonancias, ast como el uso [que se hace] de las disonancias, siempre que estas sacomoden a los recut- s08 oportunos y se resuelvan conforme a un criterio justo, A efectos de expre far conceptos que se graben en los afectos del oyente, unas y otras repre- sentan, ademds de un enorme impedimento, un venen Ja delicadeza continua [que aporta] Ta abundancia de acordes, mezclada con Ia aspereza y el amargor de di Superfluas maneras de artificio en las que con tanta destreza investigan los contrapuntistas de nuestro tiempo, con el fin de halagar los ofdos, repre- Senta, como he dicho, un enorme impedimento al objeto de conmover el fimo, el cual, ocupado y més o menos atrapado en las redes del placer, tno dispone de tiempo para entender ni tomar en considerecién las palabras ‘mal pronunciadas» " 4. La misica y Ia Contrarreforma catélica tanto del lenguaje dicha, inde- fie a Esta; apelacién que se hace a Ja pureza y oa ama_barroct por un teatro gtiego conduce al fastuoso otro, las exigencias que plantean los papas tren! del guehacer polifénico la barbaric, la obscenida 1 Tbid pp. 140-41 148 Enrico Fubini considerado superfluo, conduce, a su ver, Ja Contrarreforma: la ¢ se transforma shora de ira del nuevo racionalis- subyacente, sobre todo en el campo laico como basicamente, desde el se produce ent que no depen- 6 lenguajes, ya habia sido entrevisto por los te6- embargo, no habia madurado todavia dentro del » el fundamento mo- talista-acionalista no perdi6 importancia dentro del contexto barroco cat6- lico y contrarrefoi dicho fundai diferente uso ahora de un campo de aplicacién completamente le antalio. Moralismo y racionalismo representaron, pues, dos laves sobre los que arraigé, conceprualmente, el melodrama ba- exigencias de reforma que caracterizé entonces @ la planteamiento, ampliamente compartido por una buena parte de a oficial dura iquecento, no se encontré con demasiada comprobar que ideas andlogas a las de Gi erdi se hallen esbozad miento de causa, no precisamente en ti , sino —por ejem- plo— en textos’ propiament como acontece con El Cortesano de Baltasar Castiglione, editado en el aflo 1528, Ademés de los elogios que hace de la mésica, arte que considera indispensable en el buen «Cé Castiglione emite juicios mucho més notables: «Bella musica —afirma el sefior Fedetico, uno de los interlocutores del di 1e parece [que depara el hecho de] cantar bien con libro, de maneta segura y armoniosa, Pero atin més cantat con viola, puesto que toda la dulzuta consiste préct igi Caccini © incluso Palabra y mvisica en Ja Contearreforma, 49 6 escuchan el en un solo, y con mayor atencién se perciben y se Yl no hallarse ocupados los bidos més que en una wor, 10 que nos permite distinguir cualquier pequeiio error; esto no sll camo se catia en compat, dado ue uno ayuda sto, Ahora ien, sobre todo me parece muy grato cantar con viola cuando se re« jue aporta tanta hermosura y efic: an maravillas ", Sorprende cémo este rel i es : a de la Camerata de los Bardi. En det aiete es del panorama cultural del Renacimiento tat miso Y icc Giovnt jen se hizo fam , mds que, Por eae ‘de las mismas, man- Fo con Monseverdis Los st ratado Imperfecciones de la mm una oa pion 10 teverdi —como con frecuencia se ha c Una de las pocas voces que di >—; son, en parte, los ar -mpos pasados. jentos presenta mas allé de las habi ies de su tiempo. En contra as deformaciones mu moderna, es decir, por miisicos como Ga ooertn «ator 3c funda, ane todo, eyes que aquél considera inheretes ala naturlea dela fe innovaciones arbitrarias que, entre otras cosas, 2 re oe itorentca oposcin de Artsi «la nu dia acompafiada, se funda en la absol va tendencia de la mtsica que co asumiendo, por consi lidad de cada cua los contrapuntos dobl fo ido, Ia polémica de Art Praia een alee El iy gue te hag to de as nooacens ern seperti 9, no se ditige solamente contra las armonia, sino que a alcanzar el fin primario que se propusiera M ‘No iego “firma Vario, uno de Ios interlocutor del inventar cosas nuevas no esté bier decidme: ga qué se debe que querdis que se oigan de modo manific gpor qué no las us Oslando di Lasso, teslocutor,responde! «To dernos] estd encaminado a s endo la polémica contra io y de Tolomeo, Luca digan, ‘con saber ensartar los solfas a su manera y con ensefiar a cantar sus cantilenas a los can movimientos corporales, aguéllos se comportan como rndo en esto la perfeccién de Ia a la vor de tal forma que al final pareciera, justamente, que se murieran, a (de los misicos moder- la que se hace a los autores de los que encuentra su jus- sicales por las que se ya tradicional, de los grandes polemica contta‘clhabito de complace el sen palabra y misica en ln Contrarrforma cuenta la razén — Ge ofensa contra el tyalezca Ia expresi Jes al vecitar cantando, pot e fas «buenas reglas» de la poli [Los términos en que se estal en le segunda parte de ‘en cl afio 1605, en rn ‘con un personaje no i thjco, el cual, no obstante, «exa hombre d war defensor de los modernos. E] Obtuso, fructores de dijo alabs “sta forma de modul conciertos y nuevos afec de al la mnisica moderna, pensamien- 10 Acadé ‘antiguas tradiciones [repre *n complicados r2z0namientos, At- tsi pretende demostra puede ai debe produ Ue ony nocror ae ‘alejindose de la trad conc e Jay elo golpearé dspera y duramenter, «[.-,] estropeando, 7 © to de bueno y bello tiene 1a misica» ®, Los «nuevos con Zonstituyen ef nuevo mundo que se abre a los Sjeal del teatro melodramético, com in pot explorar y por © ‘nuevos instrumentos nuevas exigencias expresivas ym ica de Artusi no parece 4 tadas por] excel ato sigui responde, con un Primer con un Segundo discurso ano Giulio sin embargo, personalizard en tal vez seudénimo de Art (606) hoy perdido y, poste defensa que el mismo Montever fntepuso ala publieacién del libro V de s como la a consiguiente No se puede hablar de 10 de dicho madrigal— jo una parte de cuantas cién sea la patrona de & Artusi de juzgat los pasajes as, Las innovaciones en el plano roa —afrma G. Cesare fin adesgarrar» su entramado, si madrigal.. Monteverdi Ja armonia y no cen cuestion sin tener en cuenta las pi Ibid 6 Thid. eee

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