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Mary Parker Follet (1868-1933) hizo notables aportes al

pensamiento administrativo, donde se le ubica en la rama


conocida como Escuela de las Relaciones Humanas, al poner
la mira en la participación de los trabajadores en la
organización y en las metas comunes con los ejecutivos o lo
que se ha dado en llamar Gerencia Participativa.

De acuerdo con Daft (p.45) la señora Follet estudió filosofía y


ciencias políticas cultivando muchas disciplinas, entre ellas la
psicología social y la administración. Expuso la importancia de
las metas superordenadas comunes para reducir el conflicto en
las empresas. Su trabajo tuvo gran aceptación entre los
hombres de negocios de su época, pero los especialistas no le
concedieron la debida importancia. Sus ideas contrastan con
las de la administración científica y hoy recobran su utilidad
para los gerentes que enfrentan cambios rápidos en un
ambiente global. En el liderazgo subraya la importancia de las
personas sobre las técnicas de ingeniería. Hizo una
advertencia concisa “no se encariñe con sus proyectos” y
analizó la dinámica de la interacción entre administradores y
empresa. Abordó problemas muy actuales: la ética, el poder y
la forma de dirigir para que los empleados hagan su mejor
esfuerzo. Los trabajos de Chester Barnard y otros abrieron
nuevas áreas de estudio teórico gracias a los conceptos
de empowerment, de facilitar en vez de controlar a los
empleados y de permitirles actuar según la autoridad de la
situación. Follet y Barnard fueron los primeros defensores de
una teoría más humanista, que daba prioridad al conocimiento
de la conducta, de las necesidades y actitudes en el lugar de
trabajo, así como a las interacciones sociales y procesos de
grupo.

Explica Maqueda (p.77) que a Mary Parker Follet le debemos la


formulación del principio de integración para hacer coincidir los
intereses del grupo y del individuo. Como subraya Dimitri Wiss
(1998) “Ella ha sido hasta nuestros días el autor más olvidado
entre los autores más importantes y precoces de la gestión”. En
los textos de Mary Parker Follet podemos encontrar la mayor
parte de las ideas modernas que pueden agruparse bajo el
vocablo de gestión participativa: decisiones descentralizadas,
rol integrador de los grupos, autoridad de competencia, control
jerárquico sustituido por la confianza y la comunicación, “lógica
de la responsabilidad más bien que lógica de la obediencia”.

Según Jones y George (p.55), Follet afirmaba que si los


trabajadores poseen los conocimientos pertinentes entonces
deberían tener el control del proceso de trabajo y los gerentes
deberían comportarse como instructores y facilitadores , no
como vigilantes ni supervisores. También propuso las
funciones cruzadas, es decir, que miembros de distintos
departamentos colaboraran en equipos multidisciplinares para
cumplir con los proyectos. Con estos postulados Follet se
adelantó a los actuales empowerment y equipos
autodirigidos.

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La Señora Follet logró reducir la brecha entre el enfoque


mecanicista de Taylor y el enfoque contemporáneo que
enfatiza el comportamiento humano. A ella se le debe, más
que a ninguna otra persona, el unir la administración científica
con el enfoque de grupo o de sistemas a la solución de
problemas administrativos.

Estaba convencida de que ninguna persona podría sentirse


completa a no ser que formara parte de un grupo y que los
humanos crecían gracias a sus relaciones con otros miembros
de las organizaciones. De hecho, afirmaba que la
administración era “el arte de hacer las cosas mediante
personas”. Partía de la premisa de Taylor, en el sentido de que
los obreros y los patrones compartían un fin común como
miembros de la misma organización, pero pensaba que la
diferencia artificial entre gerentes y subordinados oscurecía su
asociación natural. Es por esta razón que su “poder con” en
lugar del “poder sobre” se constituye en la base para la
gerencia participativa.

Creía firmemente en la fuerza de grupo, en el cual los


individuos podían combinar sus diversos talentos para lograr
algo mayor. Es más, su modelo de control “holístico” no sólo
tomaba en cuenta a las personas y los grupos, sino también las
consecuencias de factores del entorno, como la política, la
economía y la biología.

Su modelo fue un importante antecedente del concepto de que


la administración significa algo más que lo que ocurre en una
organización cualquiera, incluyó explícitamente el entorno de la
organización en su serie más amplia de relaciones, algunas
dentro de la organización y otras más allá de sus fronteras.

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