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TRAUMATISMOS DEL RAQUIS

Los traumatismos raquídeos tienen importancia no sólo por las lesiones óseas o ligamentosas
de sus elementos, sino también por la posible lesión de los elementos nerviosos (médula espinal
y raíces) o los trastornos vasculares que puede originar el propio traumatismo con sus posibles
consecuencias óseas y neurológicas.

Los dos problemas con los que se enfrenta el médico ante un traumatismo raquídeo son la
estabilidad de la fractura y el tratamiento de la misma, cerrado o quirúrgico.

Las fracturas predominan en el sexo masculino y pacientes jóvenes como resultado de


accidentes de tráfico o caídas desde altura. Con la edad la frecuencia se invierte en razón a que
la osteoporosis es mayor en la mujer.

RECUERDO ANATOMICO Y FUNCIONAL

Las funciones principales del raquis son:

1) Transmitir y amortiguar las cargas

2) Permitir ciertos grados de movilidad sobre todo en sus segmentos cervical y lumbar

3) Protección de las estructuras neurales

La unidad funcional del raquis la constituyen dos vértebras, los ligamentos que las unen, carillas
articulares y disco intervertebral.

Los somas vertebrales son los encargados de transmitir y amortiguar las cargas por ello están
constituidos por tejido cortical en la periferia y en su interior un hueso trabecular. El contenido
acuoso del anulus y disco intervertebral contribuyen a la amortiguación hidráulica de las cargas.

Los arcos posteriores están sometidos a tensión y facilitan y controlan la movilidad


intersegmentaria, como consecuencia la movilidad global del raquis, participando la orientación
de sus carillas articulares, la cual va a ser distinta según el segmento vertebral, al igual que los
elementos ligamentosos. En el raquis torácico al ser muy limitada su movilidad se orientan en el
plano coronal contribuyendo a esta estabilidad las costillas. Las zonas más móviles del raquis
son en la columna cervical el nivel C5-C6 y en la lumbar los segmentos Th12-L1 y L5-S1.

CONCEPTO DE INESTABILIDAD

Un raquis es estable cuando puede soportar fuerzas de compresión anterior a través de los
somas vertebrales, fuerzas de tensión en los elementos posteriores del arco y fuerzas de
rotación por la integridad de sus carillas y aparato ligamentoso. Si no cumple estas condiciones
se le considera inestable. La inestabilidad clínica puede ser, aguda cuando una lesión es capaz
de provocar un desplazamiento y pueden aparecer inmediatamente lesiones neurológicas, o
crónica por una lesión evolutiva.

Actualmente se sigue para valorar la inestabilidad el concepto mecánico de DENIS con su teoría
de las 3 columnas:

- Columna anterior, formada por el ligamento vertebral anterior, mitad anterior del cuerpo
vertebral y la porción anterior del anulus fibroso.

- Columna media, constituida por el ligamento vertebral posterior, mitad posterior del cuerpo
vertebral y la porción posterior del anulus fibroso.
- Columna posterior, formada por el arco neural, ligamento amarillo, ligamentos capsulares
facetarios y ligamento interespinoso.

Básicamente la estabilidad depende de la integridad de la columna media o complejo osteo-


ligamentoso.

El grado de inestabilidad sirve para clasificar las fracturas vertebrales:

1. Lesiones estables. Serían las fracturas por compresión del cuerpo con afectación leve de la
columna anterior. La columna media no está lesionada.

2. Lesiones inestables mecánicas. Aparecen cuando dos de las columnas están lesionadas,
permitiendo movilidad anormal, pudiendo aparecer dolor pero sin afectación neurológica.
Serían las fracturas que afectan a la columna media y posterior.

3. Lesiones inestables neurológicas. Aparece cuando existe estallido en la porción anterior


somática y afectación con desplazamiento de la columna media que lo haría hacia detrás
invadiendo el canal raquídeo y amenazando la médula espinal. Habría lesión grave de las
columnas, anterior y media.

4. Lesiones combinadas. Son las lesiones mecánicas y neurológicas que se presentan en


fracturas-luxaciones con afectación de las tres columnas con posible daño en médula espinal y
raíces.

ETIOLOGÍA y PATOGENIA

Las zonas del raquis más móviles son las que presentan mayor riesgo para sufrir fracturas y
luxaciones. Esto ocurre especialmente en segmento occipito-atlas-axis, raquis cervical C5-C6 y
segmento dorsolumbar a nivel de T11-T12 y L1. Se producen a cualquier edad, pero son más
frecuentes en el adulto por accidentes de tráfico o caídas desde altura y en el anciano por la
osteoporosis.

Existen algunos factores que predisponen a las lesiones vertebrales y entre ellos:

1) Artrosis vertebral, especialmente del disco intervertebral que al provocar rigidez segmentaria
y osteoporosis puede ser especialmente afecto en el raquis cervical.

2) Malformaciones congénitas, algunas de ellas como las estenosis del canal raquídeo,
sinostosis vertebrales y la hipoplasia de odontoides, puede que un traumatismo provoque
lesiones en estas zonas.

3) Enfermedades generales que afectan al raquis, como la artritis reumática, metástasis óseas,
infecciones raquídeas.

4) Iatrogénicas, que son las postquirúrgicas, por ejemplo laminectomías amplias, intervenciones
quirúrgicas estabilizadoras de raquis.

HOLSWORTH en 1970 relacionó el mecanismo causal con el tipo de fractura que se producía
realizando una clasificación que tiene interés para el pronóstico y el tratamiento. En ella se da
gran importancia a la inestabilidad de los segmentos afectos. Existen cinco grupos de lesiones:

Lesiones por flexión. Se produce una fractura con hundimiento anterior del cuerpo vertebral
que casi siempre es estable. Suelen estar indemnes los platillos vertebrales.
Lesiones por flexión y rotación. Se produce una fractura-luxación inestable por rotura
ligamentosa del complejo posterior, separación entre apófisis espinosas, fractura en rebanada
del borde superior del soma inferior y luxación de carillas articulares o su fractura.

Lesiones por extensión. Con este mecanismo se lesiona el disco intervertebral y ligamento
longitudinal anterior produciéndose también un arrancamiento del borde de la vértebra luxada.
Sería lesión estable cuando se inmoviliza en flexión.

Lesiones por compresión. Se produce el estallido del soma vertebral. Se fractura el platillo
vertebral y el núcleo pulposo es forzado al interior del soma fracturado. Los fragmentos se
desplazan de forma excéntrica pero los ligamentos permanecen íntegros y por tanto son
lesiones estables, aunque al romperse la columna media hay autores que la consideran
inestable.

Lesiones por distracción. Es la lesión causada por el cinturón de seguridad del automóvil cuando
se sufre un choque frontal y se escapa del cuerpo el amarre del hombro sufriendo una brusca
flexión el raquis con lesión posterior por la apófisis espinosa y cuerpo vertebral. Se denomina
fractura de CHANCE. Cuando en lugar de fracturas la apófisis espinosa rompe los ligamentos
posteriores la fractura puede considerarse inestable.

Lesiones por cizallamiento. Se produce el desplazamiento hacia delante de un soma vertebral


con fracturas en sus carillas articulares y las láminas. Es fractura inestable.

CLÍNICA

Es importante para llegar a un diagnóstico correcto tras un traumatismo el seguir una pauta
sistematizada que comienza con la anamnesis y sigue con la exploración general y de las posibles
complicaciones que pueden ir asociadas a la fractura. El diagnóstico tardío es del 20-30% en las
fracturas del segmento cervical y del 5% en el lumbar. Además al ser muchos de ellos accidentes
de tráfico hace que puedan producirse otras fracturas en otras localizaciones en el 40-50% de
los casos.

La presencia de un dolor localizado espontáneo que se agudiza con los intentos de movilización,
posiciones anómalas del cuello o tronco, así como la presencia de parestesias, disestesias,
paresia o parálisis en miembros debe hacernos pensar en la existencia de fractura y pasar a una
inmovilización de urgencia y traslado del paciente para su diagnóstico y tratamiento definitivo.
La palpación sobre las apófisis espinosas puede indicarnos el nivel de la lesión.

Se debe explorar la función motora, reflejos osteotendinosos y contracción voluntaria de grupos


musculares, tanto del miembro superior como del inferior. De esta forma es posible averiguar
el nivel de lesión neurológica si existe. Igualmente se debe explorar la sensibilidad y función
refleja.

En ocasiones el traumatismo provoca un shock medular que consiste en la supresión transitoria


de la función medular provocado por el edema y a su vez este por el traumatismo. La reaparición
del reflejo bulbo-cavernoso a las 24 horas señala el final de esta fase y su recuperación. Si a las
48 horas aún con tratamiento adecuado no aparece se considera lesión irreversible.

Pueden aparecer otros cuadros neurológicos como sección medular completa, síndrome de
hemisección medular (Brown-Sequard), síndrome radicular o síndromes medulares anterior,
medio o posterior. Por lo cual la exploración neurológica ante todo traumatismo raquídeo es
fundamental.
DIAGNÓSTICO

En las primeras fases de atención a un paciente con lesión raquimedular puede ser necesario
prestar atención a la lesión de otras estructuras más vitales como un neumotórax a tensión,
hemoperitoneo con lesión visceral o una rotura de aorta., Una vez estable bajo el punto de vista
hemodinámico el paciente debe procederse a realizar:

1) Radiografías simples, en proyección lateral y anteroposterior del segmento lesionado


completo, incluyendo todas sus vértebras.

En la región craneo-raquídea de los tres primeros segmentos cervicales deben hacerse


proyección anteroposterior con la boca abierta para valorar correctamente la conjunción atlo-
axoidea. Siempre es aconsejable realizar radiografías de raquis cervical a todo traumatismo
craneoencefálico importante.

Debe siempre comprobarse la altura y el alineamiento de los somas vertebrales en la proyección


anteroposterior y perfil, comprobando cualquier desplazamiento rotatorio.

Las fracturas del arco neural son difíciles de valorar en una radiografía simple. Solamente los
pedículos y láminas pueden observarse en proyecciones oblicuas.

2) Radiografías dinámicas. No se recomiendan en lesiones agudas ya que pueden causar


desplazamiento y daño sobre estructuras neurales. En las lesiones crónicas es una valiosa
exploración para valorar inestabilidades segmentarias.

3) Tomografía axial computarizada. Constituye el método diagnóstico de elección para valorar


traumatismos raquídeos ya que permite el estudio transverso de las vértebras así como planos
frontal, sagital y oblicuo. Permite detectar fracturas que no se observan en la radiografía simple,
detecta fragmentos desplazados en el canal medular y pone en evidencia las alteraciones
medulares y hematomas. Es exploración a realizar siempre tras las radiografías simples.

4) Resonancia Magnética. Es el método de elección para valorar a un paciente con un daño


medular o radicular. Tiene el inconveniente muchas veces de su difícil aplicación de entrada, no
sólo por su disponibilidad sino además por las interferencias que puedan originar los métodos
de inmovilización.

TRATAMIENTO

Los objetivos primarios a conseguir en el tratamiento son:

1) Proteger a la médula de una lesión ulterior al traumatismo. Esto supone el evitar daños
adicionales durante la manipulación de estos pacientes. Se calcula que un 10% de los
traumatismos de raquis cervical sufre agravación de sus lesiones neurológicas por
manipulaciones incorrectas. Para ello debe inmovilizarse la columna de forma adecuada.

2) Tratar los problemas vitales. Al ser muchos pacientes politraumatrizados se requiere diferir
el tratamiento definitivo de una lesión y tras inmovilizarla debe focalizarse la atención en
posibles lesiones vitales, tal como traumatismos craneoencefálicos o viscerales.

3) Tratar el edema medular. Hay muchos métodos pero el más práctico es la administración de
esteroides. En lesiones medulares incompletas se administran 10-20 mgr de Dexametasona por
vía intravenosa en el mismo momento del ingreso del paciente, seguida de 4-6 mgr. Cada 6 horas
por vía intravenosa y a los 5 días se va reduciendo la dosis. Cuando la lesión medular es completa
se trata con una pauta de 3 días de duración, y si el paciente responde clínicamente se prolonga
durante 10 días.

4) Corregir la deformidad raquídea. En la región cervical el método empleado más seguro de


reducción es la tracción craneal mediante compás craneal. Para evitar el encajamiento también
puede utilizarse la tracción mediante halo craneal unido a una ortesis tipo chaleco. Cuando la
fractura es muy conminuta y afecta a las tres columnas está contraindicada la tracción. Se
aplican unos 5 Kgr de peso más 2,5 kgr por espacio discal. En las fracturas toracolumbares es
difícil el reducirlas mediante tracción o corsés y en ellas la reposición es eminentemente
quirúrgica utilizando una técnica instrumental.

5) Descompresión de la médula. Cuando hay edema medular no está indicada la laminectomía


ya que el tratamiento correcto es administrar corticoides. La descompresión estará indicada
cuando existe compresión medular por fragmentos desplazados desde un soma en sentido
posterior, fractura de láminas o carillas articulares con fragmentos desplazados, hematoma
epidural compresivo, o bien proyectiles de arma de fuego alojados en el canal medular. En la
columna cervical se realiza desde vía anterior seguido de injerto óseo y osteosíntesis. En la
columna dorsal se hace realizando toracotomía y costotransversectomía y en la toracolumbar
se utiliza o bien por vía posterior a través de un pedículo o por vía anterolateral. La laminectomía
estaría contraindicada porque aumentaría la inestabilidad de los segmentos afectados.

6) Mantener la estabilidad del segmento lesionado. Tiene como fin el evitar lesiones
neurológicas o no agravarlas. Para ello las fracturas de raquis estables solamente precisan
inmovilización mediante corsés ortopédicos u ortesis. En el raquis cervical se utilizan sistemas
desde más rigidez a menor según el tipo de lesión, así el halo-chaleco, collaretes rígidos o
blandos. En el dorsal y dorsolumbar se utilizan corsés tipo Jewet Las inestables necesitan todas
ellas de la estabilización quirúrgica.

La estabilización quirúrgica tiene una serie de ventajas:

- Permite una mejor reducción de la fractura

- Recupera la columna con sus curvaturas fisiológicas

- Permite liberar de fragmentos el canal medular y evitar complicaciones

- Permite la movilización precoz del paciente

LESIONES ESPECÍFICAS

Las fracturas raquídeas varían en sus tipos y tratamiento según su localización por lo cual
expondremos los tipos más frecuentes en cada una de las localizaciones.

RAQUIS CERVICAL

Las fracturas del raquis cervical son importantes porque muchas de ellas son inestables y
provocan lesión medular con sus graves consecuencias.

1) Fracturas de Atlas

Es región con especial vulnerabilidad por su gran movilidad y servir de unión entre el cráneo y
axis, puede sufrir lesión en accidentes de tráfico y caídas desde altura. Su frecuencia es el 5% de
las fracturas de raquis.

Hay tres tipos de fractura:


- Fractura del arco posterior del atlas ( producida por inflexión) y que es la más frecuente

- Fractura que atraviesa la masa lateral de un lado

- Fractura por estallido (Fractura de JEFFERSON, 1920)

La clínica se manifiesta por dolor en región suboccipital y rigidez del cuello con importante
limitación de la movilidad. Es poco frecuente la afectación medular. El diagnóstico radiográfico
no es fácil y por tanto para su correcta valoración se requiere el realizar una tomografía axial
computarizada además de radiografía anteroposterior con boca abierta. En la radiografía simple
se debe sospechar siempre que se observa la tumefacción de partes blandas retrofaríngeas en
la proyección de perfil.

El tratamiento de las fracturas del arco posterior cura bien con una inmovilización simple con
collarete cervical. En los otros dos tipos se requiere estabilizarlas mediante tracción con halo
durante 6-8 semanas. En los casos de que persista la inestabilidad se recurre a la fusión C1-C2.

2) Fractura del Axis

En esta vértebra las fracturas son las de la apófisis odontoides que se producen en el 10% de las
fracturas del raquis cervical. ANDERSON y ALONZO en 1974 las clasificaron en tres tipos:

- Tipo I. Fractura por avulsión de la punta por un ligamento alar

- Tipo II. Fractura en la unión de la apófisis con el cuerpo (75% de ellas)

- Tipo III. Fractura que afecta al cuerpo y afecta a las dos carillas articulares

Son fracturas que consolidan con dificultad. El tratamiento de las del tipo III consiste en tracción
craneal con compás durante 2 semanas y posterior inmovilización en una ortesis hasta los 3
meses o bien utilizar un halo y posterior ortesis rígida. En las del tipo II debido a las dificultades
para su consolidación y estabilización es recomendable la utilización del tratamiento quirúrgico
mediante osteosíntesis anterior.

Existe un tipo de fractura de esta vértebra llamada “Hangman’s fracture” o fractura del ahorcado
que consiste en la fractura del arco posterior asociada a otras fracturas de localización más baja,
generalmente de apófisis espinosas. Su tratamiento es un collarete rígido durante 2-3 semanas.

3) Fracturas y fracturas-luxaciones desde C3 a C7

Son frecuente causa de incapacidad grave y muerte. Los objetivos para su tratamiento ya vimos
que son la descompresión medular y la estabilización de la fractura. Son más frecuentes en el
segmento más móvil de esta zona que es a nivel de C5-C6.

Clasificación.

Puede hacerse en:

a) Fracturas por aceleración-deceleración, efecto latigazo (“Whitplash”). Producidas en


accidentes de coche cuando hay una colisión por detrás. Primero hay un movimiento de
hiperextensión apareciendo las siguientes posibles lesiones: musculatura anterior del cuello
como son escalenos y esternocleiodomastoideo, rotura del ligamento vertebral anterior,
protusión anterior del disco intervertebral. Al desplazarse luego la cabeza hacia delante en
hiperflexión lo hacen los ligamentos interespinosos.
La clínica se caracteriza porque además de la sintomatología cervical dolorosa aparecen otros
síntomas por espasmo de la arteria vertebral, como sensación vertiginosa, zumbidos de oídos y
visión borrosa. La radiografía practicada no presenta alteración alguna en etapas precoces y
disminución tardía en la altura del disco intervertebral.

El tratamiento es muy variable según las lesiones. Debe inmovilizarse con un collarete cervical y
administrar analgésicos y relajantes musculares durante unas semanas.

b) Lesiones por extensión. Provocan lesiones similares a las anteriores, según la intensidad de
la fuerza traumática, con desgarro del ligamento longitudinal anterior que puede arrancar una
porción o vértice de algún soma, desgarro discal, fractura por aplastamiento de carillas
articulares, fractura de pedículos con desplazamiento hacia atrás de la vértebra correspondiente
produciéndose una luxación o subluxación vertebral. Su tratamiento es simple ya que suelen ser
fracturas estables y quedan reducidas inmovilizando el cuello en flexión con una ortesis.

c) Lesiones por flexión. Típica lesión que puede producirse al lanzarse en una piscina en la que
no hay bastante profundidad. Al producirse la hiperflexión brusca del cuello existen como
lesiones: arrancamiento de las apófisis espinosas (“Enfermedad de los paleros”), aumento del
espacio interespinoso, fractura en cuña anterior del soma con estallido a veces del mismo al
combinarse con compresión y que constituye la llamada fractura en “tear-drop” o fractura en
lágrima. Puede existir cierto desplazamiento anterior por Subluxación de carillas articulares.

d) Extensión y rotación. Por impacto desde una vertiente lateral de la cabeza produciéndose un
componente de compresión axial sobre la vertiente contraria que recibió el impacto y que hace
que puedan lesionarse las carillas articulares, pedículos o láminas de dicho lado.

e) Flexión y rotación. Similar al que hemos visto para la flexión pero el componente rotatorio
hace que pueda aparecer: luxación unilateral de una carilla articular o fractura por hundimiento
de la carilla articular y pedículo.

f) Lateroflexión. Es lesión propia de niños. Son las menos frecuentes y se produce el


acuñamiento lateral de un soma.

Tratamiento.

Debe conseguirse la estabilidad del segmento lesionado y evitar el daño radiculomedular. Las
roturas del ligamento interespinoso se diagnostican difícilmente y lo mejor es realizar una
radiografía aplicando peso de 10 a 15 kgr. Es necesario el análisis de las tres columnas de Denis
y aplicar el tratamiento adecuado con un collarete rígido, tracción con halo o bien compás de
tracción y posterior tratamiento quirúrgico.

El tratamiento quirúrgico depende de la lesión. Cuando exista rotura del complejo ligamentoso
posterior e inestabilidad debe hacerse la fusión posterior. Si existen fracturas conminutas del
cuerpo sin inestabilidad posterior o en caso de fracturas inveteradas con riesgo de lesión
radicular, debe hacerse una fusión anterior con osteosíntesis e injerto.

RAQUIS DORSAL

Comprenden aquéllas lesiones desde la vértebra torácica primera hasta la décima. Es de escasa
frecuencia. Las características de esta región raquídea es su escasa movilidad, espacios discales
disminuidos y canal raquídeo muy ajustado con gran riesgo para la lesión medular. Es zona
donde algunos factores predisponentes hacen que puedan aparecer fracturas como la
osteoporosis postmenopaúsica y las metástasis de carcinomas.
Dada la cifosis fisiológica del raquis en esta zona, el mecanismo traumático más frecuente va a
ser el de flexión.

Tipos anatomopatológicos.- Van a ser en orden de frecuencia:

- Fractura por acuñamiento del soma. Lesión por flexión brusca y que serán estables.

- Fractura por estallido. Son lesiones graves, inestables y que comportan lesión medular

-Fracturas luxaciones. Son muy poco frecuentes por la estabilidad intrínseca de esta zona
raquídea.

Clínica.

El dolor es muy variable desde severo hasta ausente en algunos casos y que sólo aparece con
los movimientos. Pueden acompañarse de problemas respiratorios y entonces hay que
sospechar que sea lesión grave e inestable.

Tratamiento.

Las fracturas estables como son las fracturas por acuñamiento leves pueden tratarse mediante
reposo en cama durante 3 semanas y luego colocación de un corsé ortopédico. Si es por
osteoporosis debe tratarse la misma con medicación.

Las fracturas con acuñamientos graves o estallidos deben tratarse mediante reposo en cama,
corsé ortopédico y cirugía mediante abordaje transtorácico, reducción e instrumentación con
artrodesis.

RAQUIS DORSOLUMBAR

Comprende los segmentos T12-L1 y L2. Esta zona tiene especial dedicación por ser la parte más
móvil de este segmento raquídeo y por la frecuencia de sus fracturas, que se caracterizan por
ser vulnerables a las fuerzas de rotación, ser fracturas inestables y estar localizada en su canal
medular la cola de caballo y raíces. Los segmentos medulares lumbares se encuentran entre T10
a T12 y el cono medular finaliza en el borde inferior de L1. Las causas más frecuentes son las
caídas y los accidentes de tráfico.

Mecanismo. Holdsworth las clasificó en:

- Fracturas por flexión. Provocan fracturas con acuñamiento del soma y complejo ligamentoso
posterior íntegro.

- Fracturas por flexión y rotación. En estas se rompe el complejo ligamentoso posterior y


pueden fracturarse las carillas articulares produciéndose una fractura-luxación. Puede
producirse una fractura en rebanada en el cuerpo de la vértebra inferior. Esta última fractura
tiene especial predilección por la zona dorsolumbar.

- Fracturas por compresión. Provoca fracturas del platillo vertebral con extrusión del disco
intervertebral al cuerpo vertebral. Puede provocar el estallido del soma vertebral

Clasificación.

Con la llegada de la TAC, Denis describió la teoría de las tres columnas que expusimos
anteriormente y su concepto de estabilidad, recayendo en esta zona raquídea en la columna
media. Lo hizo en cuatro grupos:
Fracturas por compresión: es un fallo en la columna anterior pero con la columna media íntegra
lo cual supone estabilidad.

Fracturas por estallido: en la cual falla la columna anterior y media. Puede afectar a ambos
platillos vertebrales, sólo al platillo vertebral superior, inferior, estallido completo o
aplastamiento asimétrico. Provoca inestabilidad mecánica

Lesiones del cinturón de seguridad: Esta lesión representa un fallo en las columnas posterior y
media por fuerzas de distensión creadas por el mecanismo de flexión. Un tipo peculiar típico de
esta lesión es la fractura de Chance cuando el trazo de fractura pasa por la apófisis espinosa
resistiendo los ligamentos interespinosos y fractura el soma hasta el ligamento vertebral
anterior.

Fracturas-luxaciones: Es la más grave de todas y fracasan las tres columnas de Denis. Se produce
el desplazamiento de una vértebra sobre la otra. Se producen por flexión-rotación, cizallamiento
o flexión-distracción.

Clínica.

El signo más llamativo es el dolor con posible aparición de tumefacción local y deformidad, pero
el síntoma más llamativo es la pérdida de movimiento con o sin sensación de acorchamiento en
las piernas. Puede haber síntomas abdominales por un íleo paralítico producido por el
hematoma retroperitoneal.

La exploración neurológica es fundamental pudiendo aparecer:

1) Shock medular que se recupera con tratamiento con Dexametasona en 24 horas

2) Síndrome medular con lesión de mielómeros lumbosacros

3) Síndrome radicular con lesiones de raíces sensitivas y motoras y que puede ser recuperable

Tratamiento.

La elección del tratamiento depende del tipo de fractura, grado de lesión neurológica y nivel de
lesión esquelética. Puede ser ortopédico o quirúrgico.

Tratamiento ortopédico: consiste en la reducción postural de la fractura y posterior


inmovilización con una ortesis. Se puede conseguir una reducción de la fractura y remodelación
tardía del canal medular pero el período de recuperación es largo y con resultados inferiores al
tratamiento quirúrgico.

Tratamiento quirúrgico: según el tipo y nivel de lesión se puede realizar:

- En las lesiones tipo Chance y lesión ligamentosa posterior se realiza una instrumentación
posterior.

- En las lesiones inestables con estallido y paraplejia incompleta con estenosis del canal, se
realiza una descompresión anterolateral.

- En caso de estallidos y grados menores de estenosis de canal se realiza una instrumentación


por vía posterior para reducir y estabilizar la fractura.
RAQUIS LUMBAR

Abarca desde L2 a L5. En esta porción del raquis los somas son de gran tamaño, su movilidad es
fundamentalmente flexo-extensora y en el canal medular únicamente existen raíces nerviosas.

Mecanismos.

Son producidas por fuerzas de:

Flexión y compresión: es frecuente en la L2, L3 y L4 provocando un acuñamiento somático. Son


estables cuando dicho acuñamiento es inferior al 50% de la altura del soma.

Compresión pura: provoca dos tipos de lesiones: estallido vertebral y la llamada vértebra
bicóncava. Se suelen localizar en las dos primeras vértebras lumbares.

Cizallamiento: Provoca una grave lesión del complejo ligamentoso con luxación vertebral. Es
lesión inestable.

Flexión-distracción: provoca mismo tipo de fractura que las vistas para la zona dorsolumbar.

Contracción muscular: provoca la fractura de apófisis transversas. Es fractura por arrancamiento


del cuadrado lumbar.

Clínica y tratamiento.- La clínica es la de dolor localizado en la zona afecta y cuando existe daño
neurológico se trata de una parálisis por afectación radicular. En este caso se requiere la
exploración mediante TAC y RM para valorar el desplazamiento de fragmentos en el canal
medular y el daño neurológico.

Cuando el acuñamiento es mayor del 50% de la altura del cuerpo vertebral hay que prestar
atención al aparato ligamentoso posterior. Si no hay lesión puede tratarse con inmovilización en
corsé ortopédico. Igualmente en la fractura estallido pero que es estable.

En el caso de fracturas de las apófisis transversas basta colocar un soporte lumbosacro y


medicación antiinflamatoria durante unos días.

En fracturas inestables con lesiones ligamentosas, luxaciones o acuñamientos mayores del 50%
se recomienda el tratamiento quirúrgico con instrumentación posterior y fijación con tornillos
transpediculares.

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