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Javier Llorente
INTRODUCCIÓN
Hemos de hacer un viaje a finales del siglo XVII y contemplar como el
desarrollo de la máquina de vapor supuso un cambio tecnológico, económico
y social sin precedentes. Curiosamente, los ingenieros de la época fueron
perfeccionando las máquinas de vapor, haciéndolas cada vez más eficientes
pero, nadie sabía a ciencia cierta qué principios físicos se daban en este tipo
de máquinas e incluso, no se tenía muy claro el concepto de calor. A
mediados del siglo XIX, algunas de estas preguntas encontraron respuestas
que, a día de hoy, son tomadas como verdades absolutas gracias a científicos
como James Prescott Joule y William Thompson quienes algunos autores
denominan, de una manera un tanto poética, como los descubridores de la
energía.
A lo largo de las siguientes líneas se va a profundizar un poco en lo que he
decidido denominar como “breve historia de la termodinámica”.
EVOLUCIÓN DE LA TERMODINÁMICA
Pero, después de este repaso histórico, seguimos sin saber cuál es la verdadera
naturaleza del calor. Volvamos a la historia pues. Al principio, la
termodinámica sólo se dedicaba a las magnitudes que se podían medir y las
relaciones que guardaban entre ellas. Pues bien, en este aspecto, Joule había
avanzado un poquito más lejos: retomó la idea del Conde de Rumford que
decía que el calor no era más que el movimiento de las partículas en el
interior de un cuerpo. Esa idea le obsesionó durante toda su vida pero,
después de tantos estudios y los avances hechos por otros científicos, lo tenía
claro: tenía que ser así. Varias décadas después, los científicos acabarían
demostrando que tanto Rumford como Joule, tenían razón.
Joule y Thomson forjaron una profunda amistad teniendo la ciencia como
nexo común. Realizaron numerosos experimentos. Uno de ellos consistía en
intentar saber qué pasaba con la temperatura de un determinado gas en un
recipiente, al modificar la presión sobre sobre él. Estos experimentos fueron
apoyados por el Gobierno Británico, quién les financió en gran medida.
Descubrieron lo que hoy se conoce como efecto Joule-Thomson. Este hace
referencia al proceso en el cual la temperatura de un sistema disminuye o
aumenta al permitir que el sistema se expanda libremente manteniendo la
entalpía constante. Aunque este efecto, en sus experimentos, era muy
pequeño, tendría gran importancia.
A finales del siglo XIX, Carl Von Linden, aplicó el efecto Joule-Thomson
reiteradamente en un experimento, hasta conseguir llevar el aire a una
temperatura tan baja, que se volvió líquido. Este procedimiento que a priori
puede que no nos llame excesivamente la atención, se usa hoy en día para
convertir en líquido diferentes gases y poder almacenarlos en tanques o
botellas.
Las aportaciones de numerosos científicos pero, especialmente las de
Thompson y Joule, fueron responsables de que hoy estemos estudiando la
termodinámica como disciplina dentro de las ciencias físicas.
Lamentablemente, ambos científicos no tuvieron el mismo final. Thomson,
triunfó en el ámbito académico y recibió por parte de la reina, el título de Lord
Kelvin mientras que Joule, pasó sus últimos años con una modesta pensión
que también le concedió la Reina por sus descubrimientos.
BIBLIOGRAFÍA
Bryson, Bill (2006): “Una breve historia de casi todo”. Primera edición.
Editorial Océano.
Typler, Paul A. & Mosca, Gene (2010): “Física para la Ciencia y la
Tecnología”. Sexta Edición. Editorial Reverté.
Revista Investigación y Ciencia, número especial (2016): “Fronteras de la
Física Cuántica”.
http://es.gizmodo.com/la-nasa-reconoce-que-el-motor-imposible-emdrive-
funcion-1789206658
https://elobservatoriodeltiempo.wordpress.com/2012/11/22/el-
investigador-venezolano-luis-solorzano-tumba-la-segunda-ley-de-la-
termodinamica/