68 Vida Silvestre · 98 | Fundación Vida Silvestre Argentina

Entrevista Entrevista por Lorena López

Pastor Arenas
Su trabajo consiste en rescatar el conocimiento tradicional de co-
munidades indígenas y considera que las diferencias son las que
hacen más interesante al mundo. Sostiene que la desaparición de
la naturaleza hará que la humanidad tome matices imprevisibles. En
esta ocasión, Vida Silvestre entrevistó a Pastor Arenas, de profe-
sión etnobotánico.

“¿Qué va a pasar cuando todo sea un shopping?”

Vida Silvestre: ¿Qué es la etnobiología? V.S.: ¿Cómo cuáles?

Pastor Arenas: Esta especialidad abarca
tanto el estudio de las plantas como de los
animales y el prefijo “etno” significa que
mediante esta disciplina, el investigador
trata de acercarse a la visión que tiene una
sociedad determinada del mundo viviente
que lo rodea. En este marco, la etnobotánica
estudia de qué forma dicha sociedad conci-
be, percibe y utiliza su mundo vegetal.
V.S.: ¿Con qué fin se realizan estos estudios?
P.A.: En la actualidad el más importante es
rescatar el conocimiento tradicional de pue-
blos cazadores, recolectores y agricultores
que están siendo avasallados por el bom-
bardeo de datos que provienen de los me-
dios de comunicación. A esto se le suma un
número elevado de información que llega a
través del conocimiento científico y divulga-
tivo, que estos pueblos van incorporando y
que van tapando sus conocimientos tradi-
cionales, algo de lo que ellos mismos son
conscientes. Pero la investigación también
tiene otros fines...
P.A.: Finalidades más prácticas, para que
el Estado cuente con elementos confiables
y pueda repensar planes de desarrollo, sa-
nitarios y/o educativos para niños en sus
propias lenguas. Por ejemplo, para que
estudien las plantas de su propio entorno
en vez de recurrir a especies europeas que
vienen en libros de texto foráneos. También
hay quienes realizan trabajos de etnobotá-
nica para la búsqueda de nuevas drogas y
de principios activos para incorporar a la
medicina... en fin, la gama de intereses es
muy variada.
V.S.: ¿Y el suyo cuál es?
P.A.: Mi objetivo es rescatar el conocimien-
to tradicional de ciertas comunidades para
que tenga una proyección a futuro en sus
propios jóvenes.
V.S.: ¿Dónde ha trabajado?
P.A.: Básicamente, mis investigaciones tra-
tan sobre indígenas de la Argentina, en la
zona del Chaco, de Salta y Formosa. Aunque

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 también trabajé con comunidades del cha-
co paraguayo, como los lengua-maskoy, los
choroti, y maká.

V.S.: ¿Cómo lo reciben las comunidades?

P.A.: Siempre me ha ido bien, nunca he

sentido reticencias... pero cuando era muy
joven yo notaba que había ciertas cosas que
no querían hablar conmigo, pues no sabían
si yo iba a entender. Ellos tienen miedo a
la tergiversación de sus conocimientos, al
lucro, a la mala interpretación. Hay muchos
casos en que el investigador va a la comuni-
dad y luego desaparece, no se sabe nada
de él, y finalmente publica en revistas in-
ternacionales o en un lenguaje tan complejo
como incomprensible. Eso molesta mucho
a los indígenas, pues ellos quieren tener
acceso a lo elaborado. A veces la gente les
manda una separata de artículos que están
en inglés u otra lengua extranjera y que ni
siquiera pueden leer.

V.S.: ¿Y qué cosa les serviría?

P.A.: Trabajos escritos de una manera sen-

cilla, que puedan entender. Lo que sucede
es que hay una gran distancia entre los
intereses de las instituciones que nos sol-
ventan las investigaciones y los intereses
de los indígenas. Nosotros tenemos que
publicar en revistas de impacto y en inglés,
que ni siquiera llegan al país, mientras que
la gente de campo necesita tener elementos
para transmitir información a sus hijos, o
las escuelas algo para leer sobre su propia
cultura, que se está perdiendo. Ante esta
situación, a veces ellos no entienden lo que
nosotros queremos y se oponen. Por otro
lado, también hay gente de mala fe, ajena
a la comunidad (organizaciones, vecinos,
etc.) que genera intrigas contra el investi-
gador o que piensa que vamos a lucrar con
la información obtenida. Por eso una de las
claves para este trabajo es explicarle a la
comunidad cuál es el fin de la investigación
que uno está haciendo y no prometer nunca
absolutamente nada que no se puede cum-
plir, porque la gente muchas veces piensa
que uno, como viene de la ciudad, es la
solución para todos sus problemas, porque
imaginan que uno tiene contacto con “altas
esferas”, mientras que la realidad es que a
duras penas podemos resolver nuestro pro-

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pio financiamiento... En fin, lo ideal sería
tener un material intermedio, algo que nos
sirva a nosotros y a ellos.
V.S.: ¿Se siente solo haciendo este trabajo?
P.A.: No, años atrás estaba bastante solo,
pero ahora tengo muchos alumnos y hay
numerosos equipos de trabajo en el país. El
panorama es muy promisorio.
V.S.: ¿A qué se debe este cambio?
P.A.: Supongo que es porque la gente se fue
enterando más del tema. Hoy se viaja más
al interior y se está más en contacto con las
comunidades indígenas, también hay mayor
acceso a la información.
V.S.: ¿Este interés también se ve en la me-
dicina científica respecto de las plantas me-
dicinales?
P.A.: Hay médicos que se interesan por las
plantas tradicionales, pero desde el pun-
to de vista de la historia de la medicina o
por las plantas tóxicas en relación a cómo
encontrar antídotos. En general, en otros
países de Latinoamérica hay más médicos
interesados por esta clase de plantas, pero
en la Argentina los profesionales universi-
tarios tienen una actitud desconfiada con
las medicinas naturales. También hay una
influencia muy grande de tipo académica
en la opinión pública, que tiene incorpora-
do el pensamiento científico respecto de la
salud y la alimentación. Esto es siempre en
el plano de los medicamentos, porque en lo
que son las medicinas alternativas, el inte-
rés por otras búsquedas para “estar bien”
es tan parecido al que se da en un remoto
poblado indígena como en una ciudad como
Buenos Aires.
V.S.: Usted hablaba de la importancia de
que no se pierdan los conocimientos tradi-
cionales de una comunidad. ¿Qué pasa si
desaparece un ambiente que contiene a una
cultura?
P.A.: Es que todo está desapareciendo.
Está desapareciendo el bosque y el monte,
y cuando desaparecen algunas especies,
también dejan de tener nombre, dejan de
tener presencia y se convierten en la nada.
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Primero desaparece la planta o el animal y Pastor Arenas es investigador del CONICET,
su función, y luego los recuerdos vinculados
con ellos. La desaparición de la naturaleza y se dedica a la etnobotánica y trabajó prin-
de los conocimientos hará que la humanidad
tome matices imprevisibles. Seguramente cipalmente con indígenas del Gran Chaco.
en las próximas décadas, todo va a ser lo
mismo, totalmente homogéneo. Entre sus contribuciones científicas se des-
V.S.: ¿Y qué consecuencias traerá esta ho- tacan los libros de su autoría Etnobotánica
mogeneidad?
Lengua-Maskoy y Etnografía y alimentación
P.A.: No sé, hasta hora vemos que la dife-
rencia es lo que hace más interesante al co- entre los toba-ñachilamole#ek y wichí-
nocimiento de la humanidad y del mundo.
Cuando viajamos al Noroeste tratamos de lhuku’tas del Chaco Central (Argentina). En
leer los restos de lo que fue la cultura del
lugar, tratamos de encontrar mercados típi- la actualidad se encuentra trabajando junto
cos... ¿qué va a pasar cuando todo sea un
shopping? Pensemos lo que eran las arte- con un zoólogo en un libro sobre etno-orni-
sanías en Buenos Aires hace 30 años: eran
obras auténticas de artesanos. Ahora uno tología toba.
va a cualquier mercado de cualquier lugar
y son todas las mismas cosas, con una alta
preponderancia de artículos industrializa-
dos. Hay una tendencia a la homologación,
a la despersonalización. Todos los aero-
puertos son iguales, todos los shoppings
son iguales y esto va llegando poco a po-
co a los lugares más apartados, donde el
campesino o el indígena trata de evitar su
propia marginalidad o diferencia. Uno ve a
los niños cartoneros que son muy diferentes
en sus posibilidades educativas, sociales y
económicas, a cualquiera de nosotros. Pero
una vez que dejan de cartonear seguro se
visten más o menos igual que un chico que
va a la escuela, y a lo mejor hasta tienen un
celular y todos los elementos que tiene cual-
quier chico, porque de alguna manera tratan
de evitar su marginalidad dando una ima-
gen más semejante a los otros. Por ejemplo,
los indígenas están todos vestidos y tratan
de comer lo mismo que los blancos porque
lo otro es “comida de indio”...
V.S.: ¿Se avergüenzan de ser indígenas?
P.A.: Es que aunque no tengan vergüenza de
su condición de indígena tienen que tratar
de manifestarse de otra manera para evitar
la exclusión. Porque nadie quiere ser margi-
nado ni tener menos posibilidades.
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